PERSPECTIVA HISTORICA DE LA INVERSION EXTRANJERA DIRECTA EN NICARAGUA

PERSPECTIVA HISTORICA DE LA INVERSION EXTRANJERA DIRECTA EN NICARAGUA Parece que la estrategia orientada hacia el exterior ha tenido éxito en lo que r

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PERSPECTIVA HISTORICA DE LA INVERSION EXTRANJERA DIRECTA EN NICARAGUA Parece que la estrategia orientada hacia el exterior ha tenido éxito en lo que respecta a la atracción de inversión extranjera directa. La misma ha pasado de US$ 241.1 Millones en 2005 (4.9% del PIB y 20% de la inversión privada)) a US$ 968 Millones (13.7% del PIB y 63% de la inversión privada) en 2011, un nivel histórico record. Aunque también se han incrementado de manera sensible las remesas de beneficios al exterior.

Cuando uno aprecia los destinos de la IED por sectores, puede verse que los sectores de mas peso han sido las inversiones en a) energía, en donde, además de las plantas térmicas de Venezuela, se están efectuando inversiones en energía geotérmica, eólica e hidroeléctrica, b) en zonas francas, atraídas por un costo de la fuerza de trabajo extremadamente bajo, que es casi la mitad del de Honduras, c) en minería, como respuesta a los extraordinarios precios del oro y las condiciones ventajosas en que puede extraerse y exportarse el mismo en Nicaragua. También se destacan d) las inversiones en telecomunicaciones y comercio, en respuesta al crecimiento del ingreso percapita del país, y a la creciente demanda de la población por dispositivos electrónicos de comunicación. Por lo demás, el partir de un stock acumulado previo de IED inferior al del resto de países de la región, donde gran parte de las oportunidades de inversión ya han sido aprovechadas, permite que dicho stock pueda crecer mas rápidamente en Nicaragua que en los demás países. En lo que se refiere al impacto de la Inversión Extranjera Directa sobre la creación de empleos, suele destacarse el incremento de los empleos en zonas francas. En términos de promedios anuales, entre 2005 y 2011 se habrían creado 21,199 nuevos empleos directos en las empresas de zonas francas, al pasar el número de empleos generados por estas empresas de 69,820 empleos promedio anual en 2005 a 91,019 promedio anual en 2011.

FUENTE: BCN

Cabe recordar por otra parte que, con la excepción de la inversión en zonas francas, la inversión extranjera directa se concentra en los sectores que ya son los de mayor productividad (minería, comunicaciones, energía) y precisamente por ello, muestran la menor contribución a la creación de empleo. Así, en el INSS aparecen registrados solo 4,000 trabajadores en la minería. En energía hay afiliados 7,000. En transporte y comunicaciones 19,000 (la mayor parte en transporte). Pero incluso las zonas francas no absorben mas allá del 3.4% de la PEA, que ya representa casi 3 millones de personas. Llama la atención también el limitado efecto en términos de crecimiento económico que tiene el crecimiento sin precedentes de la IED, aun acompañado por niveles históricos también record de las exportaciones. En los años 60-70, tasas de crecimiento exportador similares, y tasas de IED muy inferiores, producían tasas de crecimiento económico mucho mas elevadas - un promedio del 7% anual - que las observadas actualmente. Esto puede obedecer a que los sectores hacia los que se orienta la IED se caracterizan por limitados encadenamientos intersectoriales, y por tanto no generan efectos multiplicadores significativos. Del mismo modo, la creciente apertura a las importaciones hace que la demanda interna se oriente cada vez mas hacia bienes importados, limitando fuertemente el crecimiento de la producción doméstica. Por otra parte, en términos de los incentivos tributarios para atraer la inversión, quizá la enseñanza sea que el tipo de incentivos generalizados que se otorgan no garantizan siempre flujos de capital en inversiones de alto valor agregado, sino que han servido para atraer, en una medida importante, inversiones dirigidas a la explotación ¨minera¨ de los recursos naturales, o al aprovechamiento de una fuerza de trabajo en extremo barata. Este esquema de incentivos para atraer inversión extranjera parte del criterio de que, para lograrlo, se debe ofrecer al capital externo la posibilidad de obtener una elevada rentabilidad en base a ventajas absolutas de costos: acceso fácil y a costo mínimo a la explotación de los recursos naturales, y una oferta abundante de fuerza de trabajo poco calificada y muy barata - mucho mas barata que los países vecinos -. Para preservar indefinidamente este esquema de competitividad en base a ventajas absolutas de costos para atraer a la inversión extranjera, debe

evitarse a toda costa que aumente el costo de los recursos naturales y la fuerza de trabajo1/ para los inversionistas, y ofrecerles como incentivo adicional todo tipo de incentivos, bajo la forma de subsidios tributarios (que según estimaciones de Artana (2004) terminan financiando un porcentaje apreciable de la inversión). La atracción de inversiones de alto valor agregado y con externalidades positivas importantes, que contribuyan al esfuerzo del país por generar ventajas comparativas dinámicas, como lo han hecho los países que se han insertado de manera exitosa y dinámica en el mercado internacional, requerirá, por el contrario, no solo un esfuerzo de coordinación de decisiones e inversiones orientadas a este propósito, sino también características específicas como el nivel educativo de la fuerza de trabajo, generar capacidad nacional para asimilar, adaptar y desarrollar conocimiento y tecnología, y la disponibilidad de infraestructura adecuada, el desarrollo de las cuales requiere de inversiones que no 1

/ Como se evidencia en un documento publicado por el FMI, y en el denominado Programa Economico Financiero (PEF) del Gobierno de Nicaragua, en el cual se baso el Programa con el FMI 2007-2011, la razón fundamental para establecer como condicionalidad el virtual congelamiento de la masa salarial de maestros, trabajadores de la salud y policías - que representan cerca del 80% del empleo del gobierno -ya sea en términos reales o como % del PIB, estriba en la preocupación del FMI - compartida por el Gobierno de Nicaragua- acerca del “efecto demostración” que nuevos aumentos en el salario real del sector publico, principalmente en educación y salud, podrían tener sobre los trabajadores del sector privado, y por esta vía sobre la “competitividad salarial” del país, particularmente en lo que respecta a la maquila. Como se sabe, el salario real de los maestros representa apenas el equivalente al 58% del salario rel promedio nacional. Esta estructura de salarios relativos, en que una persona relativamente calificada puede ganar casi el doble o mas dedicándose a cualquier otra actividad que a la profesión docente, representa un enorme sesgo perverso en contra la educación, y contra la profesión docente.. Sin embargo, de acuerdo al FMI y al gobierno, mayores incrementos en los salarios reales en los sectores de la salud y educacion publicas, podrían dar lugar a un “efecto demostración” sobre los trabajadores del sector formal privado, los cuales podrían entusiasmarse e iniciar también su propia pugna por demandas salariales. Si estas demandas de los trabajadores del sector privado formal (dentro del cual se incluyen las empresas maquiladoras) resultan exitosas, se elevaría el costo promedio de la fuerza de trabajo en el país, y de acuerdo al FMI, Nicaragua perdería el principal “atractivo” que tiene para atraer el tipo de inversiones que son “atraídas” por la existencia, en nuestro país, de niveles salariales míseros, inferiores a los de los países vecinos. “...remuneraciones crecientes en el sector público arriesgan tener efectos negativos en la competitividad. La mayoría de las inversiones directas extranjeras (FDI) son atraídas al sector formal, incluyendo las operaciones de las mas grandes firmas exportadoras. Como el gobierno continua siendo un empleador importante del sector formal, el crecimiento en los salarios reales del sector público muy por encima del sector privado, arriesga con eventualmente llegar a presionar sobre los costos de la fuerza de trabajo en el sector formal. Esto pondría en riesgo la competitividad del sector exportador formal, y socavaría el atractivo de Nicaragua como localidad para invertir, con respecto a los países vecinos” (IMF Country Report No. 06/173 Nicaragua: Selected Issues”).

podrán efectuarse si la recaudación se encuentra limitada por el tipo de incentivos masivos y generalizados que se han descrito. Se requerirá también de instituciones financieras de desarrollo que canalicen el ahorro financiero hacia la inversión en la restructuración eficiente del aparato productivo. Es posible levantar además serios interrogantes sobre la eficacia del diseño de estos incentivos tributarios. En el enfoque neoclásico, la tributación influye en el costo del capital y éste es el principal determinante del nivel de inversiones. De acuerdo con este enfoque, disminuir el costo del capital —a través, por ejemplo, de beneficios tributarios sobre la inversión — implicaría un incremento de la inversión, dada la elasticidad de la misma respecto al costo del capital. De este enfoque se desprende que los beneficios tributarios más efectivos serían aquellos que directamente reducen el costo de invertir (costo del capital) – deducciones por inversión, créditos fiscales por inversión y depreciación acelerada—, los cuales predominan en los países desarrollados, y que resultarían superiores a la simple exoneración del impuesto sobre la renta, que constituye el tipo de incentivo predominante en América Latina (Roca, 2010). Por otra parte, la justificación de los beneficios tributarios suele ser la internalización de las externalidades positivas o derrames (spillovers) que estarían asociadas a la nueva inversión como, por ejemplo, inversiones en investigación y desarrollo, transferencias de tecnología a otros sectores de la economía y aumento de la calidad de la fuerza de trabajo. Sin embargo, los sectores hacia los que se orientan estos beneficios se caracterizan por limitados encadenamientos intersectoriales, y por tanto no generan efectos multiplicadores significativos, y se caracterizan por la limitada generación de externalidades tecnológicas. Si estas últimas existiesen, por lo demás, su materialización requeriría la existencia de una fuerza de trabajo suficientemente calificada, capaz de asimilar el conocimiento y la tecnología, y resulta obvio que en condiciones de una casi total ausencia de tributación de los sectores más redituables y dinámicos, no será posible efectuar las inversiones necesarias para desarrollar esta capacidad. Se suele mencionar además dentro de estas externalidades positivas la creación de empleo (los salarios pagados por los inversores favorecidos), las compras locales, los intereses pagados en moneda local y las divisas generadas (exportaciones). Sin embargo, los salarios y las compras locales son, por el contrario, costos del proyecto, porque utilizan recursos

reales. Afirmar que son beneficios equivale a suponer que en el corto plazo no habría demanda para ellos, lo cual no es correcto cuando se está evaluando proyectos que reciben beneficios tributarios por varios años (10 y más). También equivale a suponer que el precio social del trabajo y de las materias primas es cero (Roca, 2010). Por lo demás, como indica Artana (2004) ¨La experiencia internacional es

bastante concluyente: en el caso de los estados americanos, aquellos que optaron por promover el desarrollo fomentando la educación y las obras de infraestructura crecieron más y generaron más puestos de trabajo que aquellos que optaron por las desgravaciones impositivas. Resultados similares se obtuvieron al analizar las políticas de subsidios en la Unión Europea para las zonas más desfavorables¨..

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