Regiones naturales y Comarcas de la provincia de León

MARIANO D. BERRUETA Regiones naturales y Comarcas de la provincia de León 0) V ' U- Ó LEON IMPRENTA CATOLICA 19 5 2 MARIANO D . BERRUETA REG
Author:  Luz Maestre Luna

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MARIANO

D.

BERRUETA

Regiones naturales y Comarcas de la provincia de León

0) V '

U-

Ó

LEON IMPRENTA CATOLICA 19 5 2

MARIANO D . BERRUETA

REGIONES Y

NATURALES

COMARCAS

DE L A

P R O V I N C I A DE L E O N

Imp. Católica-León.

R e g i o n e s * N a t u r a l e s y C o m a r c a * «le la P r o v i n c i a d e L e é m

Regiones noturalss y comarcas de la provincia de León COMARCAS Y REGIONES NATURALES S o n necesarias unas palabras preliminares para demarcar claramente los límites y s i t u a c i ó n de este estudio y su u b i c a c i ó n en el extenso campo de l a geografía física y p o l í t i c a de E s p a ñ a , L a amplitud del tema requiere, por su parte, un deslinde analítico de materias y alguna clasificac i ó n razonada, sin lo cual se corre siempre el peligro de confusionismo en l a c o m p r e n s i ó n del tema y d i v a g a c i ó n en su desarrollo. Los libros de Geografía atienden a una muy vaga clasificación de regiones naturales por c a r a c t e r í s ticas generales de geología y geografía física—mont a ñ a y m e s e t a - o a lo m á s algo de geografía humana de u t i l i z a c i ó n de productos naturales; es evidente que todo eso, por su m i s m a generalidad, no ataca el tema a fondo n i abarca las diferenciales m á s interesantes de l a r e g i ó n . Esos conceptos, amplios y difusos, no sirven m á s que para un primer encuadramiento que hay que integrar c o n

otros factores que son precisamente los que m a n tienen vivo y vigente, en las provincias e s p a ñ o l a s , los nombres imborrables de las regiones naturales. Estas regiones tienen t a l arraigo en el campo e s p a ñ o l que no es posible prescindir de ellas, y de tal manera se imponen, en su vigencia efectiva, que aun no constando en actuales demarcaciones territoriales, con los antiguos nombres siguen design á n d o s e y esos nombres c o n t i n ú a n figurando en contratos legales, como en l a p l á t i c a corriente en que cada uno «habla a su vecino», según decía el buen don G o n z a l o de Berceo, Y o soy argollano, yo soy cepedano, yo maragato, yo de l a Sobarriba, yo de l a ribera de Gradefes, yo de l a H o j a de Camposagrado, yo del B i e r z o bajo, yo de tierra de C a m p o s , yo de C a m p a z a s , yo del valle de B u r ó n , yo de l a Valderia, yo del P á r a m o , yo de l a Babias, yo de P r i o r a t o , yo de l a C a b r e r a alta, yo lacianiego, yo del Condado... y las gentes se entienden en una nomenclatura que no encont r a r é i s en ninguna geografía de E s p a ñ a y que, sin embargo, e s t á viva en l a biología de l a p r o v i n c i a de León. E l N o m e n c l á t o r oficial no registra estos nombres, como el D i c c i o n a r i o de l a Lengua no registra tantas palabras en uso y c i r c u l a c i ó n . Tiene verdadero i n t e r é s el estpdio de estas regiones naturales, por su n o t o r i a realidad en el país y porque se conservan por t r a d i c i ó n oral sin vigencia oficial alguna y, por tanto, con cierto peligro de desaparecer o por lo menos de sufrir a l t e r a c i ó n .

Sobre el i n t e r é s científico de todo estudio de usos y costumbres del pueblo e s p a ñ o l , tiene este tema l a i m p o r t a n c i a de conocer una geografía tra^ d i c i o n a l de tan profundas r a í c e s en el a l m a y en l a v i d a r e g i o n a l — n ú c l e o de l a vida nacional—que perdura a t r a v é s de todas las vicisitudes legislativas y de todas las evoluciones p o l í t i c a s en prueba de l a perennidad de las cosas creadas por el pueblo m i s m o sin el p a t r ó n de criterios doctrinales n i n o r m a s u n i í i c a d o r a s que destruyen l a bella variedad de l a vida española. P a s a c o n esto algo de l o que ocurre con el muy científico sistema m é t r i c o decimal: l a gente sigue comprando y vendiendo y hablando de cargas de trigo, de heminas y c á n t a r a s , de leguas de a n d a d u ras y de pies de terreno y cuartales y azumbres... y en los anuncios de subastas o en los documentos notariales se ve c o n frecuencia una m e d i c i ó n en unidades m é t r i c a s oficiales y su « t r a d u c c i ó n » a las medidas usuales del p a í s , para que l a gente las entienda.

SENTIDO REAL Y EFECTIVO DE LA REGION Y LA COMARCA EN LA PROVINCIA DE LEÓN N u e s t r o trabajo quiere ser m á s realista que científico y d i d á c t i c o . E l concepto aceptado de «región», c o m o unidad formada por tierras y pueblos de a n á l o g a s caracter í s t i c a s geográficas, g e o l ó g i c a s , c l i m a t o l ó g i c a s , — 7—

etc., etc., no nos sirve para comprender todo ese complejo que es, en realidad, l a región. Y es que a m á s de todo eso intervienen los factores esenciales de t o d o lo que es popular: la historia, l a t r a d i c i ó n , fuerzas morales y sociales m á s poderosas, como aglutinante, que l a tierra, el aire y el agua, aun siendo é s t a s tan esenciales para la m i s m a vida. V a l g a n para aclarar esto y demostrarlo unos pocos ejemplos. A l norte del partido de L a V e c i l l a , l i n d a n d o c o n A s t u r i a s , hay regiones comarcales con iguales car a c t e r í s t i c a s , L a Tercia, L a Mediana, Los Pontedos, y ésta,s, recaban su personalidad por otras razones m á s valiosas en el concepto p ú b l i c o ; en cambio, un monasterio h i s t ó r i c o dió para siempre su nombre a toda la ribera de Gradefes sin que valga para nada el nombre del r í o que l a c r e ó . L o s geógrafos o los naturalistas tienen sus razones para encasillar a los pueblos o a los hombres en clasificaciones s i s t e m á t i c a s , pero los pueblos y los hombres tienen t a m b i é n sus razones para escoger sus agrupaciones, que por estas tierras leonesas se l l a m a n hermandades, merindades, regiones, comarcas..., y en ellas se enrolan según sus preferencias o según las preferencias de sus antepasados, que ellos conservan c o n aire familiar en el a r c ó n de sus recuerdos. Y en las cosas de pueblos es el pueblo quien manda con imperio absoluto, a cuyas consignas es menester acomodarse, y quien escribe estas cuar-

tillas se a c o m o d a c o n m u c h o m á s placer que a las consignas de orden científico m á s amplias, m á s g e n é r i c a s y abstractas, pero menos « h u m a n a s * . N o se asombre, pues, el lector por el muy relativo v a l o r que hemos de dar a los t é r m i n o s de nuestra c l a s i f i c a c i ó n — q u e es l a vigente en los pueb l o s — j no achaque a irreverencia e m p í r i c a y anticientífica nuestro criterio, basado fundamentalmente en un sentido que podríamos llamar «aldeano». ¡En algo hemos de ser d e m ó c r a t a s de una sana y genuina democracia! A^sí, p u é s , s i n prescindir en n i n g ú n momento del concepto c l á s i c o de las regiones naturales, por las c a r a c t e r í s t i c a s g e o g r á f i c a s , vamos entrando en materia adhiriendo a aquella idea b á s i c a los d e m á s factores que permiten a m p l i a r el concepto con otras c a r a c t e r í s t i c a s m á s humanas y concretar, « l o c a l i z á n d o l o » , el s e n t i d o que en l a realidad tienen esas regiones en una geografía que pud i é r a m o s llamar « p r o v i n c i a l » y en nuestro caso «leonesa». E n algún tratado de G e o g r a f í a de E s p a ñ a - y bien hecho, por cierto—de Leonardo E c h e v e r r í a , hay una clasificación r e g i o n a l de la provincia de L e ó n en l a que admite l a meseta, l a m o n t a ñ a y c o m o a ñ a d i d u r a , evidentemente artificiosa, el B i e r z o y l a Cabrera baja; n i el B i e r z o es distinto, en su geografía, de l a m e s e t a o submeseta, n i l a Cabrera se distingue de l a m o n t a ñ a m á s á s p e r a .

E l acceso al pueblo de O e n c i a , vaya el caso, es mucho m á s difícil que a lo m á s duro del pueblo de C a í n , en el puerto de V a l d e ó n . Y en pobreza de p r o d u c c i ó n y de vida, y en aislamiento y costumbres, allá se van los pueblos de esta Cabrera con l o s de R e d i e z m o , en el alto de V i l l a m a n í n . Es c r i t e r i o algo inseguro el de buscar, en l a provincia de León, las diferenciales t í p i c a s de m o n t a ñ a y meseta si no hemos de l i m i tarnos a estudiar los l í m i t e s de l a p r o v i n c i a c o n las vecinas de Asturias, Santander, G a l i c i a y algo de F a l e n c i a ; eso si es l a m o n t a ñ a solemne, la gran cordillera que bajando a la tierra llana a ú n dibuja sus gigantescos escorzos en las maravillosas hoces de Vegacervera, Valdelugueros, las conjas de P r i o r o y los famosos puertos tan c o n o c i d o s y admirados por turistas, alpinistas, cazadores, artistas y pastores. Y para descanso de los r í o s que de los puertos bajan cantarines y b u l l i c i o s o s , los valles a m p l i o s que a veces dan el nombre a l a región, Valdelugueros, V a l d e ó n , Valdeteja,, , cuando no son los mismos r í o s los que caracterizan aquélla d e n o m i n á n d o l a ribera del Esla. del Cea, del O r b i g o , del L u n a , del O m a ñ a , del D u e r n a , del T o r i o , del Bernesga, del S i l , del C u r u e ñ o , del P o r m a . Es decir, una extensa zona de m ó n t a ñ a y un pastizal a sus pies, Y como complemento una zona de tierra de Campos, llana y oreada por aires de C a s t i l l a , — 10 —

y otra parecida y de v i ñ e d o s y cereales, a l acercarse nuestros r í o s a l padre Duero, H a s t a l a literatura clásica e s p a ñ o l a , en dos obras cumbres, consagra las dos grandes regiones naturales de l a tierra leonesa: montes y prados. S o n Cervantes y Lope de Vega los dos grandes s e ñ o r e s que de esto hablan: Cervantes al situar el lugar del nacimiento del C a u t i v o en los «Montes de León», y Lope de Vega al escribir su o b r a «Los prados de L e ó n » . C o n esto hemos rendido todos los honores a l a clásica clasificación geográfica de las regiones naturales, y vamos a seguir nuestro c a m i n o en l a i n v e s t i g a c i ó n de nuestras regiones que el asenso popular ha p r o c l a m a d o y en las cuales, en su diferenciación y matices, e s t á n las verdaderas c a r a c t e r í s t i c a s de las tradicionales regiones, de perenne vitalidad en el a l m a leonesa. P o r ú l t i m o , bueno s e r á hacer una a c l a r a c i ó n de términos. Algunas de las regiones que ya hemos enumerado es cierto que no deben a l a naturaleza su origen, y en tal sentido no son naturales, pero l o deben a otras c a r a c t e r í s t i c a s vitales y h a n sido nombradas y admitidas y creadas por el pueblo que las habita y éste ha tenido sus razones « h u m a n a s » , m á s interesantes acaso que los episodios geológicos que hendieron l a tierra en las hondas simas de los Beyos o alzaron en el pico Espigúete, dominando los horizontes de Santander y L e ó n . — 11 —

E n cambio, ha bastado el curso de un r í o , unos m i s m o s sistemas de riego y de cultivo, un i m p l í cito acuerdo para una intensa p r o d u c c i ó n , un acuerdo explícito para l a r e g u l a c i ó n de los mercados y una t r a d i c i ó n que llegó hasta tener representantes y capitalidad en Benavides, para formar una efectiva y poderosa región en l a «ribera de Orbigo». E n este caso concreto se unen los dos elementos, el de l a naturaleza determinado por un r i o , y el de los factores de la espiritualidad coa una u n i ó n de voluntades e intereses, de mutua convivencia bien entendida, en cuya f o r m a c i ó n tuvo no escasa influencia el s e ñ o r í o de l a ilustre familia de los Q u i ñ o n e s de León, cuyos blasones c a m pean en toda la ribera, en su casa solariega de Palazuelo de O r b i g o , y c o n l a b r i l l a n t í s i m a culm i n a c i ó n h i s t ó r c a y r o m á n t i c a del paso honroso de don Suero de Q u i ñ o n e s , que en a ñ o 1534, por los días del A p ó s t o l Santiago, en a ñ o de « p e r d o n a n z a s » , realizó en el puente de O r b i g o l a m á s famosa aventura caballeresca, que m e r e c i ó del i n m o r t a l Cervantes, en su Ingenioso H i d a l g o , el siguiente comentario: «Digan que fueron burlas las justas de Suero de Q u i ñ o n e s del P a s o . » («El Ingenioso Hidalgo D o n Quijote de l a M a n c h a » , í, cap. X I X . ) Estas y otras razones, unas de orden b i o l ó g i c o y otras de alcurnia espiritual, actuando separada o s i m u l t á n e a m e n t e , han creado una geografía — 12 —

especial, ad usum populí, como han creado también los trajes, las costumbres, los bailes y canciones regionales, museo de belleza t í p i c a , de nobles tradiciones, de riqueza a r t í s t i c a , de colorido e s p a ñ o l , tanto m á s admirable cuanto mayor es su variedad, inadaptable a c á n o n e s y p r a c m á ticas de l a s i s t e m a t i z a c i ó n o del tecnicismo. C o n estas normas, acaso algo a n á r q u i c a s , hemos emprendido este estudio, fruto de mucho tiempo dedicado, en andanzas pueblerinas—por d e l e c t a c i ó n propia, que es como se deben hacer estos y otros estudios— en l a p r o v i n c i a m á s c o m pleta y variada de E s p a ñ a , l a p r o v i n c i a que abarca regiones de nieves perpetuas en una buena parte leonesa de los P i c o s de Europa, en V a l d e ó n , hasta l a región del olivo y del naranjo en el B í e r z o bajo, en G o r u l l ó n ; y entre ambos extremos c l i m a t o l ó g i c o s , campos de cereales, de v i ñ a s , de fértiles riberas y huertas de frutas y prados y montes de hayas y tejo y nogal y roble y amplia g a n a d e r í a famosa, tan famosa que dicen las tradiciones m o n t a ñ o s a s que en los prados de R i o s o l , allá en R i a ñ o , se crió el caballo que montado por M i ó C i d iba ensanchando C a s t i l l a Cuencas mineras de gran e x p l o t a c i ó n , tres fábricas de a z ú c a r abastecidas con remolacha de l a provincia, vegas de p l a n t a c i ó n de tabaco, saltos de agua, patatas y alubias para media España..,, paisajes de alto alpinismo en el extenso frente asturiano, en los puertos de G a l i c i a y en los l i n — 13 —

deros con Santander, y ancha meseta en tierra de C a m p o s y en las afluencias de nuestros r í o s a l padre Duero, U n o s veinte r í o s fecundan l a tierra leonesa: E s l a , S i l , Cea, Bernesga, O m a ñ a , L u n a , O r b i g o , T o r i o , Tuerto, C u r u e ñ o , P o r m a , Tuejar, Valderaduey, Valcarce, C u a , B u r b i a , Tremor, Duerna, el Yuso, Valdellorma. ¿Sería posible, ante esta variedad de campo y de v i d a aldeana, encuadrar los pueblos en el casillero científico a que hemos aludido? Desgajamientos y ramificaciones de l a gran m o n t a ñ a irrumpen en l a tierra baja: el Teleno dom i n a A s t o r g a , los montes A g ü i a n o s a P o n f e r r a d a , el puerto de l a Magdalena, los saltos de M a t a l l a n a e s t á n a pocos k i l ó m e t r o s de l a vega de L e ó n , l a Cabrera de Truchas se eleva sobre los campos de l a B a ñ e z a ; hasta l a dulce G a l i c i a se despide de n o s o t r o s en á s p e r o s puertos que fueron siglos y siglos penoso camino de peregrinos a C o m p o s tela... Los de región m o n t a ñ o s o y r e g i ó n meseta e s t á n a q u í , como se ve, desdibujados y confusos para hacer una clasificación al modo c l á s i c o . Ensayemos, pues, nuestra clasificación a l modo r ú s t i c o , l l a m a n d o a las comarcas y regiones p o r los nombres a ú n en vigor en esta tierra.

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ÍB. p r o v i n c i a

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