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Testimonios de personas que han participado en el tratamiento para manejar el miedo a conducir o amax Escrito por david Domingo, 20 de Enero de 2013 20:06 -
Maria Rosa Muñoz López "En el verano de 1998 sufrí un atropello por un vehículo que se subió a la acera. Ví como el coche venía directo hacia mí, y a pesar de intentar huir, me alcanzó dándome un golpe en la cadera, caí al suelo, y éste me pasó por encima de las piernas, provocando que perdiera el conocimiento. Acto seguido fuí sacada de debajo del auto, no sufrí aparentemente mayores daños que unos rasguños y contusiones. No obstante, con el tiempo se pudo comporbar que no fue así, además de aparecer consecuencias físicas, aparecieron otras mucho peores, las psicológicas. Tras el atropello pasé un tiempo andando con muletas, y a raíz de esa situación empecé a delegar en otros la conducción, no me encontraba segura al volante, cada vez que subía al coche en mi cabeza se volvía a repetir la imagen de aquél que venía hacia mí y pensaba que se iba a producir otro accidente. Poco a poco, el dejar que otros condujeran también se convirtió en un problema añadido, porque no confiaba en su capacidad para hacer frente a la situación a la que me exponían y seguía pensando en que se repetiría el mismo suceso. Con los años el pánico comenzó a aparecer asociado al hecho de tener que subir en un coche, y dependiendo del conductor, la ansiedad era aún mayor. Lo cual iba unido con que me veía completamente limitada en mis actividades, ya que cada vez que quería ir a algún lugar necesitaba que otra persona me llevara, por lo tanto o me veía obligada a depender del transporte público, aunque en tiempo me supusiera muchísimo mas que yendo en vehículo particular, o bien a depender de algún familiar, en general mi hermana pequeña o mi marido, para que me llevaran a cualquier sitio. En verano de 2011 decicí poner solución a esta situación, ya que solo el hecho de pensar que tenía que subirme en un coche, aunque fuera unas horas o días más tarde, suponía que tuviera ataques de ansiedad, taquicardias, dolores de cabeza, e incluso llegar a llorar en el momento de entrar en el habitáculo, y en viajes largos tuve que recurrir ocasionalmente a tomar tranquilizantes para poder soportarlo. Entendí que lo que tenía era un miedo atroz al coche y todo lo que representaba, y buscando en internet localicé cercana a mi domicilio una autoescuela especializada en el tratamiento de esta fobia. Es muy grato encontrar gente que entiende que algo que para la mayoría es un hecho simple y generalizado, para una minoría puede suponer un esfuerzo excepcional, y allí pude encontrar un equipo más que cualificado que me ayudó a poder hacer frente al miedo que sufría. Con unas sesiones de tratamiento psicologico, unidas a prácticas de conducción, conseguí ponerme al frente de un volante e ir reduciendo los grados de ansiedad hasta casi extinguirlos en determinados momentos. A día de hoy conduzco sin problemas por las zonas que conozco, no me da miedo, ni tengo que mentalizarme para coger el coche, y soy capaz de ir con mis hijos en el vehículo sin estremecerme por su seguridad. Sé que aún me queda camino para terminar de superar mi miedo, conocido como Amaxofobia,
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por ejemplo no soy capaz de salir sola a carreteras nacionales. Pero teniendo en cuenta que partí de no poder subir a un coche, sé que conseguiré la plena autonomía, y todo gracias a aquellos que me han apoyado, familiares, amigos y, cómo no, los profesionales de la autoescuela: Encarni y Miguel. Muchas gracias a todos, y animo a aquellos que sufren una situación similar. El trabajo a realizar para superarlo es duro, pero la recompensa es grande.
José Antonio La amaxofobia se puede superar, y esto os lo cuenta alguien que pensó que tendría que dejar de conducir. Después de conducir durante 30 años sin ningún tipo de problema, una noche (probablemente debido al alto nivel de estrés que soportaba en mi vida diaria) mientras conducía por una autovía, sufrí un ataque de pánico. A partir de ese momento y cada vez más, intentaba evitar conducir, primero por autorías, después por carreteras secundarias, túneles, puentes etc. Mi problema era que tenía miedo a volver a sufrí otro ataque, perder el control del vehículo y tener un accidente. Y así durante 3 años, cada vez peor, cada vez más limitado. Hace unos meses, después de informarme sobre el problema que padecía, decidí ponerme en contacto con la autoescuela Chaparral de Madrid, en la que un grupo de profesionales tratan a personas que sufren de amaxofobia. Lo cierto es que todo ha ido mucho mejor de lo que esperaba, ya que después de unas charlas con la psicóloga del centro y de varias clases de coche en las que me exponía a las situaciones de conducción que intentaba evitar, he comprobado que mis miedos se pueden superar, pues solo son eso," miedos". Muchas gracias a Encarni y a Miguel por su ayuda.
Sandra C. “No te preocupes, si todo el mundo conduce, por qué tu no lo vas a hacer. Solo tienes que tener práctica y ya verás, como en unos meses…. “ Y pasaron los meses y esa frase me martilleaba la moral y mi autoestima” . La gente me intentaba ayudar, pero cada vez que cogía el coche, esa frase era un castigo y una espada de Damocles apuntando a mi cabeza. Yo pensaba “¿por qué todo el mundo puede y yo no? Y cada vez me veía más pequeña en la carretera, más grandes los coches de alrededor, más estrecho mi carril y más incapaz de conducir. Todo el mundo me intentaba ayudar y pensaban que mi problema era normal, por haber dejado de conducir durante mucho tiempo desde que me saqué el carnet. La gente no lo considera un problema grave y aunque muchas veces se ponen en tu lugar, no llegan a entender hasta qué punto, el miedo a conducir se convierte en tu peor pesadilla y más trabajando en un sector relacionado con los coches, como es mi caso. Pero yo veía que lo mío no era, simplemente, respeto al coche y a la conducción, sino que era algo más. Era pánico a llegar a una rotonda,
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era que las pulsaciones se triplicaban al adelantar en autopista, que sudaba sin parar al intentar cambiarme de carril, era que mi cuerpo temblaba al ponerme a la altura de un camión, horror a que cambiara el semáforo en una zona de cuesta. Todo era un mundo y los nervios y el MIEDO me comían y veía que no avanzaba sino que cada vez estaba más atenazada. Por eso, decidí entrar en Internet y poner en el buscador la frase que me atormentaba “miedo a conducir “y … bingo. Salió la palabra mágica. AMAXOFOBIA Y aquello de “mal de mucho consuelo de tontos” a mí me dio la vida, porque cuando descubres que hay más gente como tú, que existe una palabra con la que te sientes identificada y ves que hay estudios sobre tu problema en cuestión, es cuando empiezas a ver la luz. Pero desde luego, el descubrir esa palabra y comenzar a intentar solucionar el problema, era solo el primer paso para salir del pozo en el que me veía hundida, el camino es duro y hacerle frente a tus miedos no es tarea fácil. El hablar con la psicóloga, buscar el por qué de lo que me estaba pasando y encarar mis propios pánicos sin darme por vencida, me ayudo a recuperar la confianza en mí misma y darme cuenta de que la persistencia es la clave y aún hoy por hoy gracias a ella, intento superar mi problema definitivamente!!!!! Sandra C.
Isabel Vázquez Yo comencé con mi problema hace unos 14 años, a raíz de un pequeño incidente, “que no accidente” que tuve con el coche cuando iba a mi trabajo. Tuve, como un pequeño desvanecimiento, y me vi en el arcén. Al momento rectifiqué y seguí con la marcha. A partir de ese momento, mi cabeza hizo el resto. Cada vez sentía más miedo a marearme cuando estaba conduciendo, miedo a la velocidad. Me fui quitando poco a poco de conducir, progresivamente, y al final sólo lo hacía por mi ciudad, donde la velocidad es menor. Me aterrorizaba el hecho de tener que coger el coche por la autovía, con tantos coches a mi alrededor y que iban a gran velocidad (desde mi punto de vista, claro). Un día decidí, que todo este problema me limitaba mucho mi vida y que tenía que ponerle solución. Fui a una autoescuela especializada en casos de este tipo: amaxofobia es el nombre. Me explicaron lo que me sucedía, y que no era un bicho raro, sino que a mucha gente le pasaba lo mismo que a mí. Eso ya te tranquiliza... Tomé clases prácticas con un profesor especializado en este tipo de casos y conté con apoyo psicológico en todo momento. También tuve que hacer mis “deberes” semanales, que consistían en hacer salidas con mi coche por mi cuenta.
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No es algo fácil, al fin y al cabo, consiste en enfrentarte a tu miedo y ...superarlo. Confieso que lo pasé muy mal en muchas ocasiones, de tener que salir de la autovía y ponerme a llorar. Poco a poco, fui cogiendo confianza, a fuerza de constancia, con la ayuda de mi marido, que me acompañaba en mis salidas y que me animaba cuando algún día tenía “bajón”. También con la ayuda de mi profesor y de mi psicóloga... Cuando acabé el tratamiento en sí de la autoescuela, me tocaba a mí seguir... para continuar avanzando sobre mi miedo. He ido conduciendo, de vez en cuando, cogiendo el coche cuando tenía ocasión, haciendo el esfuerzo de salir por que sí, de ir con mi marido, de ir sola. Todavía no he llegado a tener el 100% de seguridad, ni el 0% de ansiedad, al coger el coche en autovía, pero el avance esta ahí, y para mi es todo un logro. Lo importante, no cesar en el empeño y continuar , siempre continuar, conduciendo...no dejarlo.. Y mi experiencia es que se puede lograr. Las fobias se pueden superar.
L.G. (EEUU) - TRATAMIENTO ON-LINE – Pues aquí sigo, luchando contra esto. Si que he notado mejoría desde que hice el tratamiento. Ya no me pongo tan histérica. Antes era saber que tenía que coger el coche y ponerme mala. Ahora me sigo poniendo nerviosa pero lo controlo más. Todavía tengo recaídas, sobre todo a las noches. Me pongo a pensar si al día siguiente tengo que conducir en situaciones de peligro en la carretera. Aunque se que es parte de la fobia, que es irracional pensar en esas situaciones. Es como si pensara que cada vez que voy a salir a la calle, me puede caer una maceta en la cabeza no? Algo así. De esta forma intentó superar el miedo. Aunque aún esta conmigo.
Mª Jesús "Después de llevar unos años conduciendo, un día tuve una mala experiencia al volante. Saliendo de un túnel de una carretera nacional se me taponaron los oídos y cuando salí del túnel tuve una sensación de vértigo que no me permitió continuar al viaje. La carretera se había convertido en doble de ancha y mi velocidad de 100 km/h era ahora como de 200 km/h además de sentir que en cualquier momento me salía de la carretera. Pensé que era algo pasajero, pero cuando se repitió en más de ocasión y cada vez que necesitaba coger el coche me entraba un ataque de pánico, sabía que había un problema. Al principio creía que era un problema de visión, de cervicales... pero una vez que te dicen los médicos que está todo bien, me di cuenta que era un tema psicológico. Después de muchos años evitando coger el coche, poniendo excusas o sabiendo que siempre alguien te llevaba, me di cuenta que este problema me limitaba en mi vida diaria: cuando llevas a tus hijos al colegio, ir a trabajar, si alguien de tu familia enferma... Para afrontar el tema me puse en manos de una psicóloga, que me enseño a
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manejar la situación: técnicas de respiración, motivación emocional y volver a la autoescuela a dar alguna que otra clase, pero sobre todo procuro seguir su consejo: conducir, conducir y conducir. Después de un año aun no he conseguido todas mis metas, pero sí que he vuelto a coger el coche y me siento muy orgullosa de mis progresos".
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