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América: revoluciones y América: revoluciones y contracultura contracultura

Semana 14

Semana 14

Estamos llegando al final de nuestro recorrido por la primera mitad del Siglo XX. Nuevas propuestas políticas, sociales y culturales surgen en la década de los sesenta y setenta. Te invitamos a conocerlas cultivando siempre un pensamiento crítico que te lleve a: formular problemas y preguntas con claridad y precisión, y a buscar información que te permita tomar decisiones después de evaluar entre varias posibilidades, con mente abierta, prefiriendo siempre soluciones que contribuyan a cambios profundos de situaciones que favorezcan también a las personas que te rodean. ¡Ánimo!

1. Al sacerdote católico Pedro Casáldaliga, teólogo de la liberación, le preguntaron una vez qué significaba “descolonizar”. Lee a continuación lo que él respondió y señala por lo menos tres ideas principales que este sacerdote asocia a ese término. En tu opinión, ¿en qué se diferencia del proceso de independencia vivido por la mayoría de los países latinoamericanos en el siglo XIX? Descolonizar significaría: volver a las fuentes de la identidad latinoamericana, dejar que América Latina sea lo que originalmente es, permitir que se realice como un continente de todos, fraterno, con una unidad radical, indígena, negra, criolla... Descolonizar significa permitir al pueblo latinoamericano que pueda expresarse en el concierto de las naciones del mundo como otro, como diferente, a mi modo de ver con una identidad que en cierta medida unifica a todos estos pueblos y que permite que se hable muy legítimamente de la «Patria Grande»: América Latina entera y el Caribe simultáneamente... “. 2. Ali Primera, en su canción Yo no sé filosofar (disponible en el CD multimedia), intenta explicarle a una persona las razones por las cuales ha tomado una decisión. ¿Quién puede ser un interlocutor?, ¿cuáles son sus argumentos?, ¿en qué consiste su decisión? Imagina otras alternativas ante su situación.

Yo no sé filosofar Perdona don yo no sé filosofar pero lo que sé me sobra me basta para pensar que me tiene joroba’o ya de tanto trabajar usted me perdona don yo no sé filosofar.

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América: revoluciones y contracultura Yo soy quien levanta el sol yo soy quien acuesta el sol yo lo soporto en el lomo pa’ que usted viva mejor usted me perdona don yo no sé filosofar. Trabajar y trabajar y no me alcanza ni pa’l sudor de tanto tragar el humo tengo humo en el corazón usted me perdona don y su alta sociedad yo me voy con los muchachos carajo a hacer la revolución usted me perdona don yo no sé filosofar.

Las alternativas revolucionarias en América Latina La mayoría de los países latinoamericanos optaron por un desarrollo económico sin poner en cuestionamiento su alianza con la sociedad tradicional, representada por el latifundio, promoviendo el capitalismo al reconocer la propiedad privada de los bienes de producción como algo positivo. En este panorama, la experiencia de la Revolución Cubana surge como algo diferente. Esta Revolución se desarrolló en tres etapas: la primera, de 1956 a 1959, es la lucha guerrillera que culmina con el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista; la segunda, que va de 1959 a 1961, en la que se transita de una propuesta democrática-burguesa a la declaración oficial del socialismo como horizonte definitivo; la tercera, que comienza en 1961, da inicio a la construcción del socialismo en Cuba. La experiencia de la primera etapa le permite al Che Guevara, de origen argentino, que acompañó a Fidel Castro en su lucha, desarrollar la teoría según la cual la guerrilla desplegaría las condiciones subjetivas de la Revolución con el objetivo de que la experiencia cubana pueda generalizarse en América Latina. Para el Che Guevara no había que esperar que se dieran todas las condiciones necesarias para una revolución: la violencia es la partera de las sociedades nuevas, pero esta violencia debe desatarse en el momento preciso en que los que conducen al pueblo encuentren las condiciones favorables. Para ello, los revolucionarios cubanos postulan que hay que esforzarse por crear estas condiciones. Sin embargo, este voluntarismo no resultó cuando el Che Guevara condujo la experiencia guerrillera en Bolivia, pues los campesinos no se sumaron a la guerrilla, entonces fracasó el esfuerzo por crear una situación revolucionaria y el Che Guevara fue asesinado en octubre de 1967.

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Muchos autores coinciden en que al principio, la Revolución Cubana no tenía carácter socialista. En 1959, Fidel Castro la caracterizaba como una revolución humanista en la que se intenta combinar justicia social con libertad y derechos humanos. Poco a poco, el grupo revolucionario vio la necesidad de mantenerse en el poder sin convocar elecciones generales, para sacar al país del tradicionalismo y para responder al

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ataque de las grandes potencias. En esta perspectiva, no sólo le toca a Cuba llevar a cabo la lucha antiimperialista, sino a toda América Latina librar una batalla contra el nuevo coloniaje que intenta imponer Estados Unidos. Toda la economía de la isla dependía de los Estados Unidos porque era el destinatario principal de sus exportaciones, así como el dueño mayoritario de las propiedades de la isla. Castro y Guevara proponen la construcción de un hombre nuevo que encuentra en la lucha revolucionaria la oportunidad para graduarse como hombre. Mientras se construye el socialismo, hay que ir construyendo este hombre nuevo, que debe adquirir conciencia de la necesidad de incorporarse a la sociedad, porque la sociedad es el prisma a través del cual debe verse todo, no sólo los problemas sociales y económicos, sino también los valores culturales. Por ello, la sociedad en su conjunto se convierte en una gran escuela, pero la vinculación social debe ir más allá de los lazos políticos y económicos, debe estar guiada por sentimientos de amor. En palabras del Che Guevara, “…todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplos, de movilización.” Este proceso no fue aprobado por otros países latinoamericanos que insistían en la vigencia de la democracia representativa. Rómulo Betancourt proponía otra salida, al afirmar: “nuestro país no puede saltar la etapa del desarrollo capitalista de su economía. El estadio que atravesamos se emparenta más con la revolución democráticaburguesa que con la revolución socialista”. Pero ante las grandes desigualdades sociales en el continente surgen otras propuestas revolucionarias: en Colombia, el sacerdote católico Camilo Torres incorpora el cristianismo al concepto de revolución, entendida como revolución violenta. Camilo Torres se opone al arreglo de conservadores y liberales por el que se alternan en el poder monopolizándolo, conservando así las estructuras sociopolíticas tradicionales, y sus intereses se van distanciando claramente de las mayorías populares. Torres plantea que “los sacerdotes deberíamos trabajar con los pobres, no para los pobres, a fin de que estos sean los que realicen sus conquistas por organización y por presión”. Este pensamiento no está muy lejos de otros sacerdotes que hicieron sentir su voz en el Concilio Vaticano II (1962-1965) promovido por el Papa Juan XXIIII, en el que se llevó a cabo una autocrítica a la fidelidad con que la Iglesia había llevado adelante hasta entonces el mandato de Cristo en el mundo. En sus conclusiones hubo un reconocimiento explícito de las profundas injusticias sociales que predominaban con el orden capitalista, y el creciente interés de la juventud por doctrinas y ordenes políticos alternativos. Estas ideas estimularon a cristianos de América Latina a promover entre los cristianos el compromiso con la transformación social. Otra forma de comprender la revolución socialista es la que adelanta Chile. A finales de 1970 Salvador Allende, político de filiación socialista llegó a la presidencia por la vía electoral. Para Allende una revolución “es el paso del poder de una clase minoritaria a una clase mayoritaria” creando un gobierno democrático, nacional, revolucionario popular que abrirá el camino al socialismo. Los procesos de Chile y Cuba en la década de los setenta muestran el gran dilema de las profundas transformaciones políticas: apostar por la democracia representativa es aceptar compartir el poder, evitar personalismos, caudillismos, el culto a la personalidad, pero el poder se comparte con grupos que quieren cambios profundos y grupos que se oponen a ellos. Por otra parte, la experiencia cubana incurre en un estilo de poder personal que ya lo hemos vivido en América Latina desde el siglo XIX con largos períodos dominados por caudillos (Villegas, 1977).

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Saber más Para saber más acerca del Padre Pedro Casáldaliga, visita la siguiente dirección web: http://www.servicioskoinonia.org/Casaldaliga Sobre la CEPAL consulta: http://www.eclac.org/ Conoce más sobre Salvador Allende, visitando: http://www.fundacionsalvadorallende.cl/somos.php

1. La desigualdad social y la pobreza han sido los principales motores de las revoluciones socialistas. ¿Cómo puede medirse la desigualdad social? Una de las formas en que se muestra habitualmente la desigualdad social es comparando la participación de distintos grupos de hogares en los ingresos totales de un país. En una distribución del ingreso equitativa, cada grupo debiera recibir una cantidad de ingresos proporcional a su participación en la población, por lo que la discrepancia entre ambos valores da cuenta del grado de concentración de los recursos. Una clasificación conveniente consiste en utilizar cuatro grupos, de tamaño 40%, 30%, 20% y 10% respectivamente, de los hogares de cada país ordenados de manera ascendente según su ingreso per cápita. A continuación en la tabla 10, puedes observar y analizar los datos de siete país latinoamericanos obtenidos del Informe “Panorama Social de América Latina 2009” de la CEPAL. a) ¿Qué países han logrado una distribución de ingresos más equitativa entre el 40% de la población más pobre? b) ¿Existe algún país que haya logrado una distribución equitativa de ingreso entre el 10% de la población más rica? c) ¿En qué países el 10% de los ricos recibe más del 40% de los ingresos? d) Explica con tus propias palabras por qué se afirma que América Latina es la región donde existe mayor desigualdad social y la riqueza se concentra en poca gente. Ilustra con ejemplos. Tabla 10 Distribución de ingresos en América Latina País

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40% más pobre

10% más rico

Argentina

10,8

35,0

Bolivia

11,2

35,4

Brasil

12,1

43,4

Colombia

12,2

41,1

Honduras

10,1

36,9

Uruguay

21,2

27,0

Venezuela

19,2

24,8

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2. En la lectura se menciona una secuencia de hechos, ubica en la tabla 11 la fecha de algunos de ellos y colócalos en orden cronológico. Tabla 11 Sucesos

Fecha

Muerte del Che Guevara en Bolivia Derrocamiento de Fulgencio Batista Allende es elegido presidente de Chile Concilio Vaticano II 3. Pedro Casáldaliga nos ha dado su definición de descolonización. ¿Qué elementos nuevos se añaden a partir de los procesos revolucionarios estudiados?

La contracultura en la década de los sesenta Los sesenta fueron años de una intensa agitación política. Mientras en América Latina se experimentaban procesos de cambio social, también en Estados Unidos y en algunos países de Europa, sucedieron movimientos sociales que hicieron visibles las contradicciones de un sistema mundo que basaba su legitimidad en la universalidad de sus principios, pero que en realidad se imponía la mirada del varón blanco de clase media; es decir, de un sistema que era “sexista, racista, clasista e imperialista”. Es en la década de los sesenta cuando surge lo que más tarde se llamó la Nueva Izquierda y diversos movimientos sociales radicales como el movimiento de liberación femenina, antirracista, el estudiantil, el pacifista. La característica distintiva de todos ellos fue su marcado carácter contracultural: no estaban interesados en la política reformista de los grandes partidos, sino en forjar nuevas formas de vida –que prefigurasen la utopía comunitaria de un futuro que divisaban a la vuelta de la esquina– y, también al “hombre nuevo”. Continúa esta lectura en el CD multimedia del IRFA de este semestre o en la siguiente dirección web: http://es.wikipedia.org/wiki/Contracultura#La_contracultura_de_ los_a.C3.B1os_cincuenta_y_sesenta

1. La revolución cubana ha sido inspiración para otros movimientos de resistencia en América Latina. Indaga sobre esto y lleva a cabo un debate con tus compañeros y compañeras del CCA. 2. Busca canciones de la década de los sesenta, transcribe la letra y revisa si su contenido hace alusión a movimientos contraculturales que se desarrollaron en la época. 3. En las últimas semanas hemos venido reflexionando sobre la relación entre “Sociedad y tecnología”. A continuación, podrás leer unas palabras que pronun-

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ció Salvador Allende en un discurso en 1972 (Intervención en la III UNCTAD, 13 de abril de 1972) sobre el problema de la tecnología en el Tercer Mundo, Luego de leerlo, participa en un debate con las compañeras y compañeros; subraya las ideas principales, ¿siguen vigentes estas palabras?, ¿hemos logrado superar la dependencia tecnológica? “La industrialización, como parte fundamental del proceso global de desarrollo, está en íntima relación con la capacidad nacional de creación científica y tecnológica para una industrialización adecuada a las características reales de cada región, cualquiera que sea su grado de evolución actual. Hoy, nuestra capacidad de creación tecnológica es muy insuficiente, como resultado de un histórico proceso de dependencia. Así, nuestras investigaciones siguen modelos teóricos del mundo industrializado. Se inspiran más en las realidades y necesidades de este último que en las nuestras. Y, cada vez con mayor frecuencia, miles de científicos y profesionales abandonan sus patrias para servir en los países opulentos; exportamos ideas y personas capacitadas; importamos tecnología y dependencia. Atender este problema, que nos permitiría terminar con la subordinación tecnológica, es difícil, costoso y lento. Nos quedan dos posibilidades. Por una parte, podemos seguir industrializándonos con inversiones y tecnología extranjeras, agudizando cada vez más la dependencia que amenaza con recolonizarnos… La otra posibilidad consiste en crear o reforzar nuestra capacidad científico-tecnológica, recurriendo entretanto a una transferencia de conocimientos y medios, apoyada decididamente por la comunidad internacional e inspirada en una filosofía humanista que tenga al hombre como su principal objetivo. En la actualidad, esta transferencia se traduce en el comercio de una mercancía que aparece bajo distintas formas: asistencia técnica, equipos, procesos de producción y otras. Este comercio ocurre bajo ciertas condiciones explícitas e implícitas extremadamente desfavorables para el país comprador, sobre todo si éste es subdesarrollado. Recordemos que en 1968 América Latina desembolsó más de 500 millones de dólares sólo por concepto de adquisición de tecnología. Estas condiciones deben desaparecer. Debemos poder seleccionar la tecnología en función de nuestras necesidades y nuestros planes de desarrollo”.

Recuperar la palabra para los sectores populares es un desafío que han asumido las radios populares comunitarias. Lo “popular” debemos comprenderlo como un concepto político; es el lugar donde se sitúa nuestro discurso; donde nos paramos. Lo popular –el pueblo– son los trabajadores, los explotados, los excluidos. Lo comunitario connota participación, horizontalidad, cercanía... 338

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