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SILOE: Una colina de pueblo y agua Cali es Cali, desde la orilla del Cauca hasta la cima de la cordillera Occidental, incluyendo los Farallones; en la falda oriental de esta cordillera están ubicados los sectores ladera de la ciudad (Comunas 1-2-18-20). La Comuna 20 está coronada en su parte más alta por una estrella que sus propios habitantes construyeron para hacer brillar su presencia en cada fin de año; de las alturas de su suelo invisible brota una pequeña estrella fluvial, aguas cristalinas que bajan entre casas, bajo el pavimento o simplemente por angostos caños, las que llegan al río Cañaveralejo negras y putrefactas. El alcantarillado en este sector fue construido con más ingenio que ingeniería por los pobladores, con sus propios recursos, en la medida en que se extendían los asentamientos, vertiendo muchas veces las excretas a las siete quebradas que surcan el suelo de Siloé (Guarrús, Quebrada Isabel Pérez, La Mina, Gómez, Pila Seca y El Indio) y una
cantidad de ojos de agua que fluyen por casi todo el territorio; si se juntaran todas estas aguas y el acueducto de La Reforma, se pudiera abastecer totalmente a esta población. Como la mayoría de los barrios de las grandes ciudades, el diseño, la arquitectura, el urbanismo, no son producto de una planificación ni de una adecuación de la infraestructura necesaria para garantizar, por parte del Estado, vida digna a las personas que viven allí. Sus laberintos de pasillos, sus casas de tres y más pisos sobre las quebradas, son expresión de la errónea distribución de los espacios para la vivienda, sin tener en cuenta lo ambiental y lo público. No hay espacios amplios para la cultura, la recreación y el deporte. Sus calles y sus andenes son estrechos, muy pequeñas las vías, contaminadas por basuras y escombros las pocas zonas verdes. Después de Aguablanca, el sector popular de más rápida expansión es la ladera al occidente de la ciudad. Con características muy particulares, la Comuna 20 es la más tradicional, identificada por el sector de Siloé, asentamiento de mineros y
campesinos procedentes en los 50 del siglo pasado del Eje Cafetero (de Marmato), del Cauca y Nariño. Radiografía La Comuna la conforman 14 barrios (Belén, Belisario Caicedo, Brisas de Mayo, Cementerio Carabineros, Cortijo, La Estrella, La Nave, Los Mangos, Lleras Camargo, Pueblo Joven, Mónaco-La Sultana, Siloé, Tierra Blanca, Venezuela). También allí sobreviven desplazados de otros departamentos e inmigrantes de la ciudad, a quienes los altos costos de arrendamiento y servicios públicos les obligan subir de estrato geológico. En 2005, contaba con 65,440 habitantes de estrato 1 (83,4%) y 2, con una densidad de 268,25 habitantes por kilómetro cuadrado (la más alta de todas las comunas). Más del 60 por ciento de la población es menor de 40 años. “El 39,7 por ciento de las viviendas tiene problemas de hacinamiento. Aunque predomina un solo hogar por vivienda, para el Sisben hay 962 viviendas que albergan a dos hogares, 184 que albergan 3, y 14 con cuatro y cinco hogares”.
(Fuente: DAPM). Realmente, la vivienda es uno de los principales problemas, pues, aunque en su mayoría las viviendas están construidas en ladrillo y cemento, con piso de concreto, hay más de 1.000 en bahareque, guadua, cartón, latas y madera. El alto porcentaje de hacinamiento exige la realización de un plan de construcción y mejoramiento de vivienda (que la propia comunidad puede diseñar y ejecutar con aportes y asesoría de la administración municipal), como también la reubicación de las familias que construyeron sobre las quebradas. Esta comunidad, en varios momentos, ha sido autónoma en la búsqueda de mejorar sus condiciones de vida. Con sus propios esfuerzos y recursos, sus moradores construyeron la mayor parte de la infraestructura de sus barrios: acueducto, pavimento, andenes, gradas, la mayoría de las escuelas, hasta sus propios monumentos. “En los años 80, la presencia del M19 contribuyó a que la comunidad se organizara y varias de estas obras se ejecutaran”, cuenta uno
de sus viejos habitantes. Sin embargo, los politiqueros han manipulado e introducido la corrupción entre algunos líderes, que trabajan para la oligarquía, con promesas y deficientes programas de asistencia, sin aportar reales soluciones a los graves problemas que sufre la comunidad, tratando de convertir a la gente en mendiga para mantener sus feudos electorales. La mayor presencia del Estado es en seguridad, con la Estación de policía Siloé, la Subestación la Sultana, la Escuela de Carabineros, el Bloque de Búsqueda. No hay una clínica o un hospital, y los centros educacionales son insuficientes, están en mal estado, les faltan dotación y mantenimiento, y la educación es de baja calidad (incluso en la sede Multipropósitos); los índices de escolaridad son muy bajos, pocos universitarios, pocos profesionales; no hay institutos técnicos o tecnológicos ni universidad pública. “La Comuna 20, en su mayoría, está compuesta por personas cuyo máximo nivel educativo alcanzado es básica primaria (44,3% de la población), seguido por personas con básica
secundaria (completa e incompleta) con un 35,6. Gran parte de dicha composición conformada por mujeres sólo se presenta un caso, la media técnica en la cual la asistencia de las mujeres es inferior a la de los hombres; el 49,7 por ciento son mujeres”. Fuente: Dane. •En educación preescolar hay 22 establecimientos, con una capacidad de 696 cupos y una demanda de 2.733, una cobertura de apenas el 25 por ciento. •En educación primaria hay 44 establecimientos, con una capacidad de 7.325 cupos y una demanda de 8.679, una cobertura del 84 por ciento. •En educación secundaria hay cuatro establecimientos que cubren a 162 jóvenes entre los 13 y los 18 años que habitan en la Comuna, donde la demanda real es de 8.003 cupos, con una cobertura de sólo un 2 por ciento. •La tasa de analfabetismo en la Comuna es la más alta de Cali: un 10,3 por ciento. La de Cali es del 6,8. Fuente: Alcaldía de Santiago de Cali. Multiculturalidad
Siloé ha sido por tradición territorio de culturas. Sin embargo, carece de espacios amplios para la actividad cultural, lo mismo que de salas de cine, teatro o exposiciones. Aunque la población negra es predominante en el conjunto de la ciudad, en la Comuna es bastante reducida, lo que no quiere decir que falten expresiones afro. Es ésta la comuna con mayor número de personas que se reconocen como indígenas. La cultura es una preocupación permanente de sus habitantes. Desde sus comienzos, Siloé cuenta con grupos de jóvenes y viejos (hombres y mujeres) que han desarrollado, mantenido y recreado en diferentes disciplinas la visión lúdica y estética de su propia realidad. En la parte alta, sobre las fachadas de las casas, un artista nativo (Lomerito) ha dibujado diferentes momentos de la historia de su comuna, y la gente de estas viviendas está orgullosa de tener tales obras. No obstante la falta de espacios culturales, la Casa Cultural de la Comuna, situada en el barrio Brisas de Mayo, muestra gran actividad social, educativa, formativa de la comunidad, donde se reúnen grupos de artes plásticas, danza, teatro, música y ambientales de
todas las edades. Este centro comunitario, construido por exigencia de los habitantes mismos, inaugurado en el año 2000, cuenta con teatrino y bibliotecas, y con Estrellita, la biblioyegua que, gracias a un entusiasta lector (Gaston), recorre las calles empinadas para compartir la lectura de maravillosos libros con niños, jóvenes y adultos que los esperan en las esquinas, las escuelas y los colegios de la Comuna. La cultura no se reduce a expresiones o disciplinas artísticas. Entre los habitantes de la Comuna 20 se encuentran algunos rasgos característicos de la gente de la ladera, como marginales al desarrollo de la ciudad; incluso muchas personas pasan años sin ir al centro de Cali porque viven, trabajan, se divierten en la Comuna, y mueren y los entierran en el cementerio de Siloé. Casi todo lo que necesitan lo encuentran allí, excepto bancos, que por los bajos ingrsos de la mayoría de los pobladores son utilizados por muy pocos. Algunas familias de la parte alta conservan tradiciones campesinas, como cultivar en mínima escala
alimentos para autoconsumo. Es un ambiente de pueblo, como son los barrios y los sectores populares en las grandes ciudades. Los fines de semana, las calles y las discotecas se llenan de jóvenes y adultos que bajan a su „zona rosa‟ (zona comercial de la Comuna) a rumbiar. A pesar del MIO (transporte masivo), por las vías principales, entre jeeps, suben mulas y caballos cargados con alimentos y materiales de construcción. Economía El sector económico que genera más empleo en la Comuna 20 es el comercio, con el 66,8 por ciento. Para el total de la ciudad, el sector arroja el 36,4; el sector servicios, el 28,5 de los trabajos, y la industria sólo produce el 4,7. (Fuente: Censo Económico 2005/Dane). Estos datos no tienen en cuenta el rebusque y el subempleo, pero los incluye como informal, micro y familiar. En realidad, en la Comuna 20 son pocas las medianas y grandes empresas, a excepción de la Empresa de Transporte Gris San Fernando, los cementerios y algún supermercado de cadena, que utilizan poca mano de obra del sector, lo cual indica que el
desempleo en la Comuna puede estar en más del 20 por ciento, siendo para los jóvenes de ambos sexos cercano al 30. La mayoría del empleo es autogenerado (reciclaje, comercio, galería); el resto pertenece a empleados, obreros, vigilantes y servicio doméstico, que prestan sus servicios en diferentes sectores de la ciudad. Pero es una economía dinámica que se asienta en la parte baja, en las vías principales. En los últimos 15 años, los políticos, los empresarios y los administradores de Cali definen a la ciudad como de vocación turística, que enfoca el desarrollo urbanístico y de infraestructura hacia el embellecimiento y la dotación de escenarios y servicios que la hagan atractiva nacional e internacionalmente. Por ello las megaobras, la imagen de ciudad cívica y amable que la Alcaldía promueve, la promoción y la realización de eventos artísticos y culturales. Este viraje se da porque ya no hay industria y el gran comercio no logra sus metas; además, por los mandatos de organismos financieros internacionales (FMI, BM, BID). Parte de este plan es el transporte masivo, en especial Miocable, que se empezó a construir. Este sistema
de transporte llegará a la cima de Siloé (quizás hasta el cerro de Cristo Rey), con paradas en su trayecto desde la Calle 5 con Carrera 52. Lo anterior permitirá un desplazamiento rápido de los habitantes de la parte alta, y a los turistas, desde y hacia el centro de la ciudad. La obra tiene implicaciones sociales: saldrán de circulación más de 150 jeeps, se destruirán 72 viviendas para instalar soportes y paradas. Además, se requiere mejorar la infraestructura para centros de atención, locales comerciales, vías. Tales obras, a la vez que son fuente de empleo temporal, exigen una inversión social que mejore la situación socioeconómica de los habitantes mediante empleo y actividad que generen ingresos permanentes, sobre todo para los afectados directos. Se debe modernizar el sistema de alcantarillado, rescatando las principales quebradas para propiciar un mejor ambiente, dotando de hospital a la Comuna, construyendo escenarios deportivos y culturales, localizando una sede de Univalle y otra del Sena, optimizando la educación básica, media y pedagógica. Si no se tiene en cuenta lo social, esta megaobra sólo beneficiará al sector privado,
en tanto que la comunidad continuará en peores condiciones. La comunidad de Siloé siempre se moviliza por sus necesidades, participa en procesos de unidad popular, es solidaria con otros sectores populares; de sus luchas surgen grandes dirigentes comprometidos con los intereses populares. No es casual, por tanto, que Siloé sea estigmatizada por quienes la excluyen y defienden intereses egoístas, elitistas; por quienes en los sectores pobres de las ciudades ven focos de delincuencia, ignorancia e ineptitud. Pero la violencia que se vive en Siloé, así como en la mayoría de los barrios y comunas de Cali y del conjunto nacional, tiene origen muy profundo en la historia del país; tiene que ver con la formación económica, social y política de nuestra sociedad; con la violencia ejercida por las clases dominantes, inicialmente en los campos, que desplaza a millones de campesinos, a quienes las ciudades les niegan el derecho a vivir dignamente, a educación, trabajo, recreación, salud. Los jóvenes que se mueven entre pandillas, sicarios, paracos, drogas,
milicias y mafiosos, que les sirven a los poderosos legales e ilegales para mantener y aumentar su poder, son producto de la injusticia y la ignominia que sectores como la Comuna 20 han soportado por generaciones. Es claro que estos problemas no se solucionan estigmatizando, excluyendo, exprimiendo o negando, sino con una verdadera democracia que garantice participación decisoria y acceso a oportunidades relativas al desarrollo social, o sea, distribuyendo equitativamente la riqueza, construyendo autonomía política y económica para las propias comunidades. Esto es lo que requieren la Comuna 20 o Siloé y todo el pueblo colombiano para su verdadero progreso.