SISTEMATIZACIÓN PROYECTO MUJERES GESTORAS DE PAZ. LINEA DE PEDAGOGÍA. MUSEO CASA DE LA MEMORIA INFORME DE RESULTADOS. Instituciones LÍDERES

SISTEMATIZACIÓN PROYECTO MUJERES GESTORAS DE PAZ. LINEA DE PEDAGOGÍA. MUSEO CASA DE LA MEMORIA INFORME DE RESULTADOS. Instituciones LÍDERES. MUSEO CA

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SISTEMATIZACIÓN PROYECTO MUJERES GESTORAS DE PAZ. LINEA DE PEDAGOGÍA. MUSEO CASA DE LA MEMORIA INFORME DE RESULTADOS.

Instituciones LÍDERES. MUSEO CASA DE LA MEMORIA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL PARA LAS MIGRACIONES. AGENCIA COLOMBIANA PARA LA REINTEGRACIÓN.

INSTITUCIONES ALIADAS. ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (MAPP- OEA) SECRETARÍA DE LA MUJER DEL MUNICIPIO DE MEDELLÍN. COORDINADORA. ASTRID YOHANA PARRA OSPINA. PROFESIONAL DE APOYO. DANA MARÍA ALZATE CORTEZ.

MEDELLÍN. 2015.

Contenido MUJERES GESTORAS DE PAZ ...................................................................................................................3 (Sistematización de la experiencia) ...................................................................................................3 ANTECEDENTES .........................................................................................................................................5 QUIÉNES SON LAS MUJERES GESTORAS DE PAZ ..................................................................................6 Agenda Desarrollada en los encuentros. .......................................................................................... 7 LAS MEMORIAS: CARTOGRAFÍAS PARA APARECER EN EL MUNDO. ..............................................10 LOS CUERPOS DE LAS MUJERES, BOTINES DE GUERRA. ....................................................................12 MI CUERPO, TU CUERPO: ESPEJOS DE DOLOR. ..................................................................................15 TERRITORIOS: ESPACIOS DE SENTIDO. .................................................................................................22 EL PERDÓN Y LA RECONCILIACIÓN UNA APUESTA VITAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ. ..................................................................................................................................................................24 LA PAZ, UN RETORNO AL RECONOCIMIENTO DEL OTRO. ................................................................31 LA FAMILIA, ESCENARIO DONDE NACE LA PAZ. ...............................................................................37 SER PROFESIONAL REINTEGRADOR, UNA APUESTA FRENTE A LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ. 39 EL ARTE UN RECURSO FUNDAMENTAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD POLITICA CON MUJERES EXCOMBATIENTES DEL CONFLICTO ARMADO. .......................................................43 LOGROS DEL PROYECTO. ......................................................................................................................46 RECOMENDACIONES PARA PRÓXIMAS EXPERIENCIAS CON MUJERES EX COMBATIENTES......50 Bibliografía. .............................................................................................................................................56

MUJERES GESTORAS DE PAZ (Sistematización de la experiencia) PRESENTACIÓN

La sistematización para nuestros propósitos pretende no solo aportar conceptualmente sino generar transformaciones significativas, a nivel social y a nivel de prácticas educativas y estatales con población excombatiente. Por otra parte se pretende develar, resaltar una serie de actores y experiencias ocultas de aquella población a la cual no se le había dado una voz, ya que debido a la hegemonía del conocimiento y a los preconceptos sociales, que aún sigue siendo prevalentes, son omitidas e invisibilizadas. Para finalizar diremos que la propuesta de sistematizar esta experiencia será un aporte para reconfigurar procesos, reelaborar el conocimiento, repensarlo y validarlo e invalidarlo. Basaremos el análisis sobre la acción y a su vez profundizaremos en las intersubjetividades y dinámicas propias de los participantes del proyecto. NUESTROS ALIADOS

El proyecto fue un trabajo de cooperación interinstitucional, liderado desde el Museo Casa de la Memoria y que contó con la participación de: Agencia Colombina para la Reintegración (ACR), Programa Paz y Reconciliación (Secretaria de Gobierno, Alcaldía de Medellín), Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (Mapp- OEA), Secretaría de las Mujeres (Alcaldía de Medellín) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

ANTECEDENTES El proyecto Mujeres Gestoras de Paz, nace de una iniciativa anterior denominada “Paz palabra de Mujer”, con el fin de incidir en la agenda de Paz desde la perspectiva de las Mujeres en Proceso de Reintegración. Así, varias instituciones1 a nivel regional y nacional asumieron el reto de incluir la voz de aquellas mujeres que en algún momento hicieron parte de los grupos armados ilegales y se encuentran en proceso de reintegración a la vida civil. Con el propósito de acercarse a los retos particulares que ellas viven y propiciar su reconocimiento como mujeres y ciudadanas en ejercicio, que le aportan significativamente a la construcción de una convivencia armónica y de Paz en Colombia, se desarrolló el encuentro denominado "Paz Palabra de Mujer: la voz de las mujeres en proceso de reintegración".

Encuentro que pretendió específicamente abordar ciertas actividades claves, como: 1. Acercamiento institucional a las múltiples realidades de las mujeres desmovilizadas de Antioquia y Medellín en sus procesos de reintegración a la vida civil.

1 Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín, la Secretaría de Equidad de Género de la Gobernación de Antioquia, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (MAPP-OEA), la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) y el Museo Casa de la Memoria de Medellín,

2. El desarrollo de un trabajo pedagógico acerca del proceso de diálogos que se está efectuando en La Habana, con miras a proveer elementos básicos de conocimiento sobre el mismo. 3. La recopilación de las experiencias vividas por ellas, para documentarlas y extraer las lecciones aprendidas y la visibilización de la palabra de estas mujeres sobre la Paz, como insumo a ser incorporado en la construcción de una Agenda de Paz de las Mujeres del departamento y la ciudad. 4. Se planteó también difundir la palabra que sobre la construcción de la Paz tienen estas mujeres, como estrategia para ir abriendo espacios de encuentro con otros sectores de mujeres. Dada la experiencia tan significativa y analizando el impacto que tuvo tanto en las mujeres participantes como en las organizaciones e instituciones que la gestaron, se proyecta en las conclusiones la posibilidad de financiación para crear un proyecto más duradero y con alcances a largo plazo para su implementación que termina por materializarse a través del proyecto denominado: MUJERES GESTORAS DE PAZ.

QUIÉNES SON LAS MUJERES GESTORAS DE PAZ Las participantes del proyecto, son mujeres entre los 32 y los 58 años de edad. Pertenecientes a varias regiones del país: Antioquia, (Amalfi, Apartadó, Briceño, Caucasia, El Bagre, Guintar, Anzá, Medellín, Necoclí, Puerto Berrio, Puerto Triunfo, Santa Fé de Antioquia y Urrao), Caldas (Samaná), Santander, (Barrancabermeja), Valle del Cauca (Dagua), Risaralda (Pereira), Sucre (Corozal) y Yopal (Aguazul). Las participantes fueron mujeres combatientes que pertenecieron a grupos armados insurgentes como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de

Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP), Ejército de Liberación Nacional (ELN) y Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). La mayoría de las participantes permanecieron dentro de estas estructurales ilegales en un lapso de 7 y 12 años. Actualmente y luego de haber pasado por el proceso de reintegración con la ACR, se desempeñan en diferentes oficios: vendedoras informales, promotoras

de

la

ACR2,

proyectos

agropecuarios,

sociales

y

de

emprendimiento empresarial. Por otro lado, vienen desempeñando un trabajo de liderazgo comunitario en sus territorios sin ánimo de lucro. Allí trabajan con diferentes poblaciones como niños y niñas, jóvenes, adultos mayores, y víctimas del conflicto armado realizando acompañamientos desde la implementación de talleres con temáticas relacionadas a los derechos humanos, formación ciudadana, talleres de lúdica y el juego para la construcción de la paz, formación en competencias laborales, etc.

Agenda Desarrollada en los encuentros.

A continuación se describe la ruta metodológica que se realizó en cada uno de los cuatro encuentros, con el fin de poder tener un panorama general sobre la implementación del proyecto.

2 Figura de trabajo instaurada por la ACR para la promoción de la reintegración con diferentes actores.

Encuentro 1.

DÍA

MOMENTO

Jueves 27 de Agosto.

Bienvenida Refrigerio

DÍA Viernes 28 de Agosto.

MOMENTO Desayuno. Taller “Lenguajes Expresivos Yohana Parra. Refrigerio Taller “Cartografía Social” Yohana Parra. Almuerzo Conversatorio “Memoria” Lucía Gonzalez.

Socialización del Proyecto. Taller “Mi cuerpo mi historia” Yohana Parra. Almuerzo Salida al Teatro Lido Documental de Héctor Abad Gómez “Carta a una Sombra” Refrigerio. Recorrido por el Museo Casa de la Memoria.

Refrigerio Socialización y evaluación

Encuentro 2.

DÍA

MOMENTO

Jueves 24 de Septiembre

Bienvenida

Encuentro 3.

DÍA Viernes 26 de Septiembre

MOMENTO Desayuno.

Socialización Cartografías y fotos- Refrigerio. Yohana Parra y Marleny Foronda Conversatorio Luz Maria (Enfoque de Género)

Taller “Construcción de Guía Metodológica” Yohana Parra.

Conversatorio Reconciliación y Justicia transicional. Marleny Foronda – Dana Alzate. Almuerzo Actividad “Un rostro detrás de la máscara” Yohana Parra. Recorrido por el Museo Casa de la Memoria. Actividad “Ojo de Dios” Facilitadora Yohana Parra. Obra de teatro. Pequeño Teatro.

Taller “Un rostro tras la máscara “ Yohana Parra.

Refrigerio

Almuerzo Taller con la Artísta “María Paulina” Refrigerio Socialización y evaluación

Jueves octubre

29

de

MOMENTO

Viernes 30 de Octubre

Salida al Museo Casa de la Memoria

Desayuno.

Taller “Nuevas Masculinidades” Tallerista. Refrigerio

Bienvenida Consentimientos informados y Socialización Guías metodológicas

Taller “Trabajo con la Artísta María Paulina restrepo“

Refrigerio Almuerzo Recorrido Exposición “Quisiera decir” “Paz creer para ver” Conversatorio Cultura de paz. Yohana Parra. Salida para Pasionistas.

Taller con la Artísta “María Paulina” Refrigerio

Almuerzo

Taller con la Artísta “María Paulina” Socialización y evaluación

Taller de Clown John Noreña y Yohana Parra. Refrigerio Actividad Ritual “Desaprendiendo la Mirada, un retorno al ser” Yohana Parra. Comida Noche bohemia.

Encuentro 4.

DÍA Jueves 26 Noviembre.

MOMENTO de

Taller Manuel Zuñiga

DÍA Viernes 27 de Noviembre.

MOMENTO Desayuno. Metodologías diferencial. Refrigerio

con

enfoque

Refrigerio

Taller Manuel Zuñiga Almuerzo Taller Manuel Zuñiga

Refrigerio Cierre del proceso y entrega de certificados Museo Casa de la Memoria. Taller Manuel Zuñiga Taller Manuel Zuñiga Comida

Ritual de Agradecimiento “Mandála” Almuerzo Evaluación del proyecto Mujeres Gestoras de Paz. Capsulas. Refrigerio Cierre del proyecto Mujeres Gestoras de Paz.

LAS MEMORIAS: CARTOGRAFÍAS PARA APARECER EN EL MUNDO.

Haciendo un retorno sobre la misma metáfora de la cartografía y entendiéndola como una serie de puntos y miradas subjetivas que se conectan en el amplio mundo de los mapas, podemos encontrar unas historias emergentes de las participantes del proyecto Mujeres gestoras de Paz que forman líneas y trazos en común. Como sus lugares de procedencia, donde la mayoría vivían en zonas aisladas y rurales del país cuando decidieron irse a la guerra, muchas por falta de sustento económico, otras reclutadas a la fuerza, algunas por querer vengar las pérdidas que les ocasionó otros grupos armados y algunas pocas por hacer una labor social e ideológica considerando que allí podía radicar el cambio para el país. Pero también hay historias que parecen arrancadas de las páginas de un libro de narrativas épicas, como es el caso de una mujer que se entregó al

grupo para buscar a sus hijas que habían sido reclutadas dos años atrás, tardó 6 años en encontrarlas para posteriormente darse a la fuga con ellas, o aquellas mujeres que siendo abusadas sexualmente huyen del grupo para poder dar a luz a sus hijos. Pareciera en el hilo conductor de los relatos en el proceso, que estuviéramos hablando de víctimas, pero si algo dejó este análisis es que la frontera entre ser víctima y victimaria, está llena de opacidades grises y degradadas donde no es claro cuándo comienza una y termina la otra. Hay una serie de sometimientos, abusos, dolores, heridas y marcas que les deja el conflicto armado y que se pueden comprender más adelante. De igual modo, también aparece la pregunta por la cultura y los preconceptos que han llevado a los hombres a enfrentar el paradigma de ser sujetos aptos para la guerra y a las mujeres a ocupar el espacio del hogar por su don como dadoras de vida y cuidadoras, de ese modo la función vinculada a la guerra por parte de las mujeres siempre ha sido rechazada culturalmente.

Es así, como estos son patrones que aparecen en los

enfoques de género y que con este proceso se ratifican desde los relatos de las participantes, las cuales expresan que luego de haber dejado el grupo armado, para las personas cercanas a su esfera social y familiar parecería ser imperdonable que hubiesen dejado a su familia para enfilarse en la guerra. Por otro lado, hay una profunda reflexión y arrepentimiento por las acciones de dolor que causaron a otros, como extorsiones, muertes, curar las heridas de quienes luego iban a enfrentarse en los campos de batalla, cocinar para quienes perpetraban el sufrimiento en los territorios, incluso tener que ser el instrumento sexual obligado de muchos de sus compañeros del grupo por miedo a ser castigadas.

Aparecer frente al otro solo lo posibilita la mirada, mirar radica en escuchar, en sentir, en oler, en tocar, en reconocer a ese sujeto que se muestra desde el relato, desde la narrativa que emerge cuando se le permite contar su historia, su experiencia. De ese modo la memoria es una herramienta para que las voces que han sido juzgadas, silenciadas y/o estigmatizadas puedan visibilizarse en un país que hoy debe escuchar para poder reconciliarse, perdonarse y aprender a convivir con el otro. Así el ejercicio cartográfico que evoca la memoria nos va conduciendo a un mar de verdades emergentes, donde podemos sumergirnos, bucear entre los conflictos para entender lo que sucede en nuestro país, y precisamente esto fue lo que posibilito el ejercicio con el proyecto Mujeres Gestoras de Paz.

LOS CUERPOS DE LAS MUJERES, BOTINES DE GUERRA.

La cartografía es una herramienta que posibilita recoger desde el relato escrito y audiovisual auto-referencias subjetivas sobre la realidad. La cartografía genera mapas que permiten trazar la existencia, que permiten aparecer frente a los ojos del otro. De ese modo, estos mapas empezaron a generar una serie de sentidos que las mujeres iban entrecruzando a partir de las historias.

Todas estas experiencias se hicieron visibles desde un ejercicio cartográfico sobre el aparecer frente a ellas mismas y la sociedad en su condición de mujeres excombatientes, donde lograron mapear una serie de relatos, de emociones, percepciones, reflexiones, que hablaban de culpas, heridas,

cicatrices, amores, encuentros y desencuentros vividos antes y después de la guerra.

“Yo recuerdo para no morir, Para no olvidar, Para que no me olviden tampoco, Yo quiero que mi Memoria siga intacta aunque duela, Aunque yo sangre…”

Así comienza el relato de una de las Mujeres Gestoras de Paz frente a lo que para ella es la Memoria que se gestó antes y después de su participación en la guerra.

Y es que son muchas las historias de dolor, las marcas violentas del cuerpo y del alma, las pérdidas y las ausencias, que han afectado a las mujeres que acompañaron esta experiencia, pero también los aprendizajes, los regalos como ellas mismas lo nombran, los valores y potencialidades adquiridos en medio del conflicto.

Uno de estos sentidos, fue darse cuenta que el cuerpo era un habitáculo de la historia, que allí reposaban los más profundos afectos humanos pero también las más profundas cicatrices. “Mi cicatriz es lo más doloroso,

es una cicatriz que tengo en el cuerpo pero también en el alma, es lo peor que me ha pasado como mujer, pero también es lo que más amo, porque fui abusada por un comandante en el grupo y de ahí salió mi hija, que es hermosa y es lo que más amo, es mi fuerza y a pesar de la humillación yo decidí tenerla y ahora ella es todo para mi” (Mujer participante 28 años)

La guerra también está atravesada por la cultura y en ella al igual que en otras prácticas sociales, las mujeres aparecen en el lugar de subordinación frente a los hombres. El sometimiento, la crueldad y la explotación, sobre ellas, sus cuerpos y su dignidad, es emergente e inevitable cuando de evocar su paso por la guerra se pretendía.

MI CUERPO, TU CUERPO: ESPEJOS DE DOLOR.

Uno de los Talleristas le propone a una mujer participante, abrazarla para reconciliarse con esa masculinidad que le causo tanto dolor.

“Yo tengo una cicatriz en la cabeza, porque yo por dentro tengo esquirlas de bala de fusil de una explosión y siempre que hay luna llena a mí me da mucho dolor de cabeza, yo me mantengo llena de dolores y eso es algo con lo que tendré que vivir toda la vida. Me quieren operar, pero yo tengo ubicada esa esquirla cerca de una parte muy delicada de la cabeza y a mí me iban a operar este fin de semana, pero yo llame para que me atrasaran eso, porque yo quería estar aquí con ustedes” (Mujer participante 52 años) Las Memorias del cuerpo de cada una de las mujeres entraron en resonancia las unas con las otras, fueron narrativas que parecían ser espejos, ecos unísonos que les permitió reconocerse desde las similitudes de sus caminos.

A pesar de que en algún momento pertenecieron a bandos opuestos dentro de los grupos armados ilegales, y que en años anteriores luchaban

para aniquilarse mutuamente desde diferentes frentes, hoy se miraban distinto.

El ejercicio de la Memoria había posibilitado el encuentro de las voces que por mucho tiempo habían estado acalladas. Por ejemplo, otro de los hallazgos más significativos era la perpetración violenta del cuerpo de la mujer por parte del sujeto masculino en el grupo.

“Las marcas que me dejo la guerra son imborrables, pero definitivamente la más difícil si es el abuso sexual a mí y luego a mis dos hijas” (Mujer participante 42 años) “Las huellas de dolor están en mis ojos y mi corazón, porque me tocaron, me ensuciaron y yo no puedo borrar eso de ahí” (Mujer participante 33 años) “Es increíble darnos cuenta que son más las mujeres colombianas que hemos sido abusadas de alguna manera y yo quisiera transformar esto” (Mujer participante 42 años) La violación sexual perpetrada en contra de las mujeres, no solo dentro de los grupos armados sino en los núcleos familiares y comunitarios es altísimo. El 90% de las mujeres del proyecto expresaron haber sido abusadas, incluso tres de ellas, con hijos e hijas productos de estos abusos.

Las cartografías, delineaban una serie de cicatrices relacionadas con las violencias patriarcales sobre los cuerpos, casos de diferencias de género en los cuales, los perpetradores quedaban sin castigo, ya que muchas veces eran los mismos comandantes quienes incurrían en estos actos.

Dentro de las narrativas, estas son prácticas que en el marco del conflicto armado se han naturalizado, y que aún hoy en día sigue siendo una práctica común en todo el mundo. Por otro lado, el sometimiento a roles tipificados como cocinar, asear, y sanar, eran comunes en las prácticas de supervivencia de las mujeres en el grupo.

Este tipo de situaciones para muchas terminaron siendo aprendizajes pues descubrieron que los grupos organizados al margen de la ley replican a su escala las situaciones de inequidad y abuso, es decir, si al inicio consideraban que desde allí se gestaba el cambio, descubrían que esa utopía e ideal no era más que eso un discurso, unas palabras que no comulgaban con la realidad.

La cartografía posibilitó evidenciar que el ser mujer las había colocado en lugares supeditados a los mandatos patriarcales de quienes eran sus mandos superiores:

“A mí siempre me tocaba cocinar, limpiar, hacer de enfermera o ir hacer mandados, cuando cogí un arma, me tocó volverme muy malgeniada hasta hacer que me tuvieran miedo, para que me pudieran respetar” (Participante 35 años)

Sin embargo los mapas también dieron cuenta de algo muy importante y es que en muchos de esos cuerpos, las cicatrices se habían endurecido y

hoy eran superficies fuertes que permitían crear puntos de fuga, de vitalidad, de transformación. De este modo varias participantes expresaron que su gran cualidad como mujeres radicaba en la resiliencia: “Para mí, mi gran fortaleza como mujer, es la Resiliencia, porque a pesar de todo lo que yo he sufrido en la vida y todo el dolor que llevo dentro, yo he sabido cómo superarme, como salir adelante, yo pienso que tengo mucha fortaleza” Se podía observar y escuchar como algunas de las reflexiones estaban relacionadas con una mirada esperanzadora sobre lo aprendido, que focalizaba el deseo en los trabajos sociales que todas tienen en sus territorios. Para las mujeres el proceso de reintegración su trabajo comunitario ha sido un aliciente que les permitió abrir su mirada frente a una sociedad que padece los resultados de sus acciones y que hoy necesitan ser reparadas y sanadas. De ese modo, las dimensiones trabajadas dentro de la ruta para la reintegración de la ACR, que abarcan un acompañamiento desde las dimensiones del desarrollo humano (personal, familiar, salud, jurídica, productiva, habitabilidad, formativa, ciudadana), ha sido un medio para que las mujeres desearan emprender acciones sociales que mejoraran su relación directa con la comunidad. Así, la mayoría de mujeres realizan labores como lideresas partiendo de una necesidad en sus territorios, dado que, al retornar a sus lugares de origen pudieron darse cuenta de las fracturas inminentes en el tejido social por causa del conflicto armado, de ese modo generar proyectos y ayudas desde diferentes frentes sociales se convirtió en un modo de reparar el vínculo que habían escindido.

“Quiero borrar la guerra y transformar esta sociedad, porque esta sociedad es muy bonita, nosotras como desmovilizadas tenemos muchos valores, el respeto, la dignidad, la unión, el trabajo en equipo, porque si una comunidad no trabaja en equipo uno no es capaz de salir adelante” “Yo aprendí a ser más fuerte, a valorar mucho más a mi familia y a valorar la vida” “Aprendí que no todo es blanco o negro, aprendí a escuchar y a comprender al otro aun así no esté de acuerdo con él, aprendí a no juzgar a nadie, a solo ver, escuchar y comprender” “Yo aprendí a ser una mujer fuerte e independiente, gané valor pero perdí muchos amigos”

La Memoria desde la voz de las mujeres excombatientes permite reconstruir acontecimientos de la vida cotidiana en la guerra que vista a los ojos de la sociedad tal vez permita generar una empatía con sus procesos de vida y así posibilitar caminos hacia la Reconciliación. La cartografía como escenario para aparecer frente al mundo, frente a los ojos de los otros, se convierte en un espacio para sostener con mayor potencialidad la vida misma a partir de lo narrado, lo que quiere decir: es la reflexión sobre la experiencia misma lo que conlleva al cartógrafo a reconocerse desde la voluntad de acción y de cambio. Las Memorias son sentidos que al re-significarse tienen el poder de mutar, o sea de cambiar donde va emergiendo otra forma de pensar y de concebirse frente a otro que escucha y que también puede reconocerte.

TERRITORIOS: ESPACIOS DE SENTIDO.

(Foto de una de las mujeres participantes con los niños y niñas con quienes tiene un semillero de paz)

El territorio, para las mujeres es el lugar de la familia, el lugar en donde se construyen afectos y comunidad. El territorio está lleno de Memorias cargadas de olores, de sonrisas, de redes sociales que constituyen la base de su cotidianidad. “El territorio, es algo que uno siente como propio, como mío y la gente que tiene que dejarlo nunca se ubica, porque es algo que le quitan de esa persona, algo que la complementa” (participante 28 años) Para muchas de ellas, el territorio también es símbolo de dolor y de pérdida, por haber pertenecido al grupo armado algunas no pudieron retornar a sus lugares de nacimiento.

Mientras otras manifiestan haber recibido el perdón de la comunidad, aferrándose más que nunca al territorio con el anhelo de no volverse a marchar. “El lugar del amor es mi familia, ellos me han apoyado mucho. Por otro lado yo quiero mucho al pueblo de donde yo soy, yo jamás quisiera tener que volverme a ir de allí” (participante 50 años) El territorio ahora se ha vuelto un escenario para sanar las heridas, para pedir perdón y volver a construir el vínculo social que en algún momento rompieron. El retorno se ha vuelto una excusa para devolverle a la sociedad algo que ellas siente le quitaron, y fue la tranquilidad. La reparación simbólica, abre un proceso subjetivo, un trabajo de simbolización y creación, que en la singularidad de las víctimas remodelará al símbolo, la asignará un sentido, lo transformará (Dayeh, 2004).3 De ahí la importancia para ellas de depositar en sus acciones el camino para la reconciliación y el perdón. De entenderse en un camino de labor social que las libera y las transforma aportándoles a su sanación y a la reconstrucción de su auto concepto. “Como mujer yo transformo el territorio desde el diálogo desde la misma comunidad, con la alcaldía y organizaciones y sobre todo hablando” (participante de 54 años)

3 Tomado de - DAYEH, C. (2004) ¿De qué simbolización hablamos? Trabajo presentado en el Colegio de

Psicoanalistas, Bs.As.

EL PERDÓN Y LA RECONCILIACIÓN UNA APUESTA VITAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ. “Los relatos del mal pueden producir el bien” Todorov

Las mujeres realizan sus máscaras para la actividad de perdón y reconciliación Las mujeres entienden la Reconciliación como el paso último dentro del largo proceso que emprendieron cuando se desmovilizaron. Todas plantean sus acciones de reparación como un puente entre ellas y la sociedad, sobre el que día a día construyen para volver a generar confianza con la comunidad que afectaron. “La Reconciliación para mí es un tejido, como el ojo de Dios que hicimos, yo le estoy demostrando al otro, que yo realmente quiero cambiar, que a mí me duele lo que yo hice, que de verdad yo quiero que me perdone” (Participante 30 años) Ese puente, son los procesos de liderazgo social que cada una lleva al interior de sus comunidades, sentir que están ejerciendo una acción política para los otros las ubica en el lugar del perdón.

Para Hannah Arendt, el perdón es una capacidad de acción que poseen los individuos y si bien hacerlo no permite la reversibilidad de los actos, si es un medio que nos permite liberarnos, despojarnos de las cargas, de aquellos actos de horror, mientras que la venganza nos permite por el contrario seguir conectado a ellos. En sus palabras “La posible redención del predicamento de irreversibilidad —de ser incapaz de deshacer lo hecho aunque no se supiera, ni pudiera saberse, lo que se estaba haciendo— es la facultad de perdonar. El remedio de la imposibilidad de predecir, de la caótica inseguridad del futuro, se halla en la facultad de hacer y mantener las promesas”4. En este caso las promesas como capacidad de acción de las mujeres excombatientes radica en sus proyectos en comunidad y en las garantías de No repetición que día a día afirman desde las acciones de reparación. “Yo soy una mujer que se equivocó, y pido perdón por eso, y asumo mis errores. Pero también quiero que sepan que yo hoy soy una mujer transformada dispuesta a dar lo mejor de mí para sanar a la sociedad que ayude a enfermar” (Participante 36 años) Uno de los ejercicios más significativos de la experiencia, radicó en la construcción de una máscara teatral, que las puso en un lugar de distanciamiento entre lo que son ahora y lo que fueron. Así cada una, a partir de la herramienta plástica (la máscara) y de un relato escrito,

4 Tomado de Hannah Arendt, La condición humana, p. 256. En (file:///C:/Users/usuario/Downloads/Dialnet-

LaReversibilidadDelTiempoElPerdonYLaPromesaEnHanna-4846527.pdf)

construyó de nuevo el personaje que habían asumido en la guerra, con su alias y la carga de acción del pasado. En medio de la construcción de las narrativas de las participantes a partir del personaje se pudo evidenciar varias cosas: La primera de ellas fue una gran necesidad de reconocimiento por parte de la comunidad, por ello pedir perdón se hacía fundamental para entender que hay una voluntad de transformación. El perdón para ellas es una herramienta de liberación y acompañado de la verdad al poder nombrar los actos de perpetración de dolor, la descarga emocional se vuelve catarsis que permite la sanación. “Yo quiero que me perdonen el sufrimiento que le hice pasar a mi familia y el daño a la comunidad, y el maltrato físico y verbal que luego di a mi hijo mayor y a mi madre” “Le pido perdón a todas esas familias que fueron víctimas del bloque Nutibara y que yo extorsioné y a los campesinos que les hice daño también les pido perdón” (participante 50 años) “Por haber pertenecido a un grupo que contribuyo a la guerra eso me obliga a pedir perdón así no hubiera matado a nadie” (participante 32 años). La segunda es que para las Mujeres en proceso de reintegración, hay un alto sentido de corresponsabilidad, de confrontarse con sus propios errores, aceptando la responsabilidad de los actos cometidos en la guerra. Hay una posición ética y política al querer hacer un ejercicio de memoria que les permita expresar la verdad de cara al perdón para ser

perdonadas. “El objetivo de la memoria no es detectar las culpas de las distintas partes de la sociedad sino describir las condiciones socioeconómicas, políticas, legales, culturales, que llevaron a la gente a actuar de una determinada manera (…) cada uno de nosotros puede ser víctima y puede ser verdugo, lo que depende en cierta medida de las condiciones desde las cuales se actuó.”5 Esto nos lleva a la reflexión que en algún momento realizó Hannah Arendt, en la cual planteaba que nuestra condición humana, tiene que ver con todas las pasiones que la comprenden tanto negativas como positivas, así el mal no siempre tenía cara de villano, el mal también se da por quien no tiene capacidad de cuestionamiento frente a las órdenes impartidas, frente a lo que se supone es la verdad y la ley. Por tanto se hace fundamental cultivar la compasión por el otro, la empatía y el amor que puede despertar el colocarse en el lugar del otro.6 “Yo pido perdón por mis acciones de llevar correspondencia de extorsiones. Pido perdón a los dueños de Camisas Primavera, y Saludcoop, y Camisas Monarca por el dolor y las pérdidas en plata que les cause” (participante 51 años) “Pido perdón y me hago responsable de haber pertenecido al grupo, pero sobre todo de haber curado gente que luego sana se iba a matar a otros” (participante 44 años)

5 Tomado de http://www.reintegracion.gov.co/es/la-reintegracion/centro-de-

documentacion/Documentos/Memorias%20III%20Congreso%20de%20Responsabilidad%20Social,%20Justici a%20Transicional%20y%20Escenarios%20de%20Reconciliaci%C3%B3n.pdf. Página 112. Medellín 2 de diciembre 2015. 12:02 pm. 6 Hannah Arend, Eichmann en Jerusalén, Un estudio sobre la

banalidad del Mal, Editorial Lumen, S. A., 1999.

Así, el nombrar los actos de dolor que hicieron a otros y otras, pedir perdón por medio de la metáfora de la máscara, posibilitó un descargarse del recuerdo, permitió conmemorar la existencia, la huella de esas personas extintas y posibilitar la aparición de nuevo en el mundo. El juego de representatividad que dio el ejercicio teatral, las coloca en un lugar de separación entre el sujeto de antes y el sujeto del ahora. Les permitió comprenderse desde los múltiples roles que asumimos en el escenario de lo humano, donde siempre estamos desempeñando diferentes papeles de acuerdo a las circunstancias de cada conflicto. “Yo maté a cuatro compañeros cuando era comandante porque se volaron, yo quisiera ahora poder saber quiénes son sus familias para decirles donde están enterrados, porque a mí me duele mucho eso” (participante 36 años) Por otra parte, la reparación entendida como acción de sanación física y simbólica, hace referencia al trabajo con sus comunidades. Este accionar para el otro, es lo que cada día según ellas, les permite sanar y sanarse. Ahora, se evidencia un gran sentimiento de esperanza y de oportunidad que apuntan al futuro, como por ejemplo estudiar, capacitarse y formarse como Gestoras de Paz. El arrepentimiento será un estado de permanencia que vivirá con ellas siempre, y que a su vez es el motor que las impulsa a continuar adelante en proyectos sociales. Una de las apuestas fundamentales que también acompañó siempre la propuesta y que se especifica más adelante, estuvo alrededor de cómo generar capacidad instalada y permitir la continuidad de los trabajos que

dentro de este ejercicio resultarán. Fue así como surgió la idea de vincular al equipo de profesionales reintegradores en esta exploración y pilotaje. Permitiendo también comprender detrás de esas funciones técnicas que se asignan.

Un ser

en construcción, en evaluación y aprendizaje

constante, con quien también nos atrevemos a proponer y reconocer acciones que contribuyen a la paz, al perdón y a la reconciliación. Modificar el rol de acompañar a permitirse ser acompañado, tuvo como resultado no sólo que el proceso de formar a Mujeres Gestoras de Paz, pasará por lo institucional sino en especial para el caso del equipo profesional de la ACR, dar la oportunidad de dimensionar los efectos del trabajo que realizan, las semillas que multiplican y con ello comprender el papel tan importante desde el quehacer profesional en la construcción de la Paz. Los testimonios de las mujeres participantes son un espejo de esas acciones sembradas: “Ahora yo doy mucho amor, escucho con humildad, dando todo lo que tengo de mí a los jóvenes con los que trabajo” (participante 48) “Mi acción de reparación es educando a los niños para que la guerra no se repita” (participante 53 años)

Mujer excombatiente mirando su máscara de la guerra, y su texto sobre las acciones por las cuales pide perdón. “”En este momento yo trabajo por los niños y las niñas de mi comunidad, yo les enseño lo malo de la guerra, también ayudo a los viejitos sacándoles documentos, llevándoles alimentos a su casa, les colaboro cuando están enfermos, y gestiono ayudas” (Participante 50 años) “Ahora yo lucho incansablemente por sacar adelante a una población que fue humillada y atropellada por la guerra, ahora puedo reivindicarme conmigo misma y con la sociedad y estoy viendo como las cosas que estoy haciendo si tienen un real resultado en mi comunidad” (Participante 38 años)

LA PAZ, UN RETORNO AL RECONOCIMIENTO DEL OTRO.

Participantes haciendo un pájaro en origami donde consignaron sus apuestas para la construcción de la paz. La Paz, para las mujeres es un camino inacabado, un eterno accionar de la experiencia humana, en la cual se está todo el tiempo en estado de aprendizaje constante y de comprensión de la complejidad humana. Muchas de ellas comprendieron que no se trataba de acabar con el conflicto sino de aprender a solucionar de forma pacífica y dialogada los desacuerdos: “Aprendí que no puedo decidir quitarle la vida a nadie, porque cuando yo me quite el camuflado yo me di cuenta que sin eso todos éramos iguales” (Participante 34 años) Por otra parte, hay una dimensión del desarrollo humano que emerge en las mujeres desde la construcción de su subjetividad política donde los recursos personales aprendidos en la guerra se convierten en herramientas que permiten poder enseñar a otros para que no repitan su misma historia,

poder construir con el otro una mirada distinta sobre los estereotipos que se tienen sobre los excombatientes. Hacer de la experiencia de guerra una oportunidad de aprendizaje ha sido una apuesta central dentro del proyecto. Creer para ver, ha sido una premisa del Museo y esa convicción cobija también a quienes una vez hicieron el papel de villanos, convencidos que ellos y ellas son un cúmulo de experiencia para la paz, dimos voz a su experiencia, reconocimos sus rostros y nos aventuramos a explorar sus aportes, hicimos con ellos y ellas memorias para resignificar, para transformar y para movilizar.

A

continuación algunas de las formas como consideran ellas que hacen posible la paz y las garantías de no repetición. “Mi contribución a la Paz… es aportar todo lo bueno que soy y que tengo, ayudando a otras personas a que también contribuyan a la Paz, inculcándoles todo lo bueno que hay en mí, mis principios, mis valores. Todo lo que hago y principalmente todo lo que hago con el corazón, con amor y lo más satisfactorio es cuando vemos los resultados de todo. Ver como otros aprenden con amor lo enseñado y que nosotras también aprendemos para Contribuir a la Paz!” (Participante 53 años) Otros de los hallazgos frente a la construcción de subjetividades de las mujeres tienen que ver con la relación tan fuerte que establecieron con la naturaleza durante la pertenencia al grupo armado. Los días de eterno silencio posibilitaron el desarrollo del sentido político por la apropiación, el cuidado y el reconocimiento por otras especies de vida. “Mi contribución a la Paz es lo que hago en mi comunidad con los niños donde les enseño a amar y respetar a la naturaleza porque es donde está la vida de cada uno de nosotros, parte el aire, el agua, la alimentación, medicina, salud y tranquilidad, por eso tenemos que quererla mucho sin

tener que dañarla, ella es sabia y hermosa y nos enseña muchas cosas…” (Participante 55 años)

“Mi contribución para la Paz es enseñar a todas las personas a sembrar, a aportarle a la naturaleza energía así dar de nosotros mismos de lo que ella nos da a diario. Ofrecerle a la naturaleza respeto, amor y así poder tener voz para decirle al mundo: la naturaleza es Paz, ayudemos a ayudarla.” (Participante 29 años) “Mi contribución a la Paz es: enseñarle a mi familia, mis hijos el respeto por la naturaleza, el valor que la naturaleza representa para que haya Paz.” (Participante 36 años) Ahora bien, como parte de la contribución a la Paz el empoderamiento del rol que tienen como mujeres, después de los diferentes abusos que han sufrido en diferentes espacios, hoy son conscientes de su poder femenino y luchan por ganarse un espacio en las instituciones y sectores comunitarios.

“Contribuyo a la Paz desde varios ámbitos en los cuales me muevo como mujer y como persona. El primero es como mujer cuando reflexiono sobre las cosas que vivo y busco responder de manera acertada y con amor, así evito estar en conflicto conmigo misma y con los demás. Como madre y esposa

busco

dar

ejemplo

y

fortalecer

nuestra

relación,

nuestra

comunicación y el amor que nos une cada día. Trato de fortalecer la importancia de la unión y el amor a Dios. Como profesional busco que las personas que atiendo encuentren lo mejor de sí mismos y que todo siempre será mejor. Busco que ellos siempre encuentren lo mejor en el otro, se les ayuda a tener una mirada diferente de lo que sucede a su alrededor. Anhelo trabajar con niños, jóvenes, y adulto mayor para resignificar las experiencias y secuelas que ha dejado el conflicto armado en los lugares donde me encuentro laborando.” (Participante 26 años) “Mi contribución a la Paz es la toma de conciencia de mis pensamientos, mis palabras y mis actos como acciones directas creadoras de Paz y Armonía como mujer empoderada haciendo que me reconozcan como lo que soy.” (Participante 29 años) El perdón y la Reconciliación como se menciona anteriormente son indispensables para la construcción de la Paz, por eso plantean como prioridad lograr una armonía con la comunidad, pero también con los dolores que les causaron a sus familias. Ahora se desea inclusive hacer un cambio dentro de las prácticas de crianza puesto que se considera que mucha de las causas de esta guerra es la falta de educación para tolerar a otro diferentes. “Mi contribución a la Paz es brindar perdón y estar abierta a perdonar. Escuchar, orientar y servir

a quien pueda necesitarlo en mi contexto

laboral, es decir con las Personas en Proceso de Reintegración y familias con las que trabajo, pero también con mi familia, amigos, etc. Mi

contribución a la Paz es buscar a Dios y procurar el bien.” (Participante 25 años) “Perdonar los que un día me ofendieron y ayudarlos por nuestra comunidad para demostrarles que somos nuevas personas y que nuestro único propósito es construir la Paz en nuestra comunidad de la mano de todos aquellos que quieran ayudarnos con esta gran labor.” (Participante 30 años)

LA FAMILIA, ESCENARIO DONDE NACE LA PAZ.

Bitácora de una de las participantes donde muestra a sus compañeras lo más importante en su vida, que es su familia y lo que más le ha dolido que fue la desaparición de su padre)

La familia, es un factor fundamental para las mujeres, es la base para la construcción de la Paz. Tanto desde la crianza como desde los vínculos afectivos, es clave el acompañamiento y la unión que debe de existir al interior de las familias, esto inclusive es garante dentro de la ruta de reintegración como un aliciente a las garantías de no repetición.

La familia, como núcleo primario de socialización del sujeto, como el lugar donde se desarrollan los primeros lazos filiales, donde se crean los sentidos, las prácticas y las significaciones sobre el mundo, donde se gesta la educación y los más importantes aprendizajes sobre las relaciones humanas, debe ser el centro de intervención cultural y pedagógica en la sociedad. De este modo, las mujeres buscan desarrollar prácticas en el hogar, que les permita garantizar una educación que apunte al respeto, a la aceptación de las diferencias, al amor y reconocimiento del otro, es decir, a la construcción de la paz. “Mi Contribución a la Paz es desde casa.” (Participante 52 años) “Mi contribución es formar una familia con las mejores bases de convivencia y amor por los demás. Me estoy formando yo sin rencores, sin odio, sanando mis heridas y dando calma dentro de mi vida. Perdonando de corazón y olvidando el odio y el rencor y así poder vivir en Paz con mi alrededor y conmigo misma.” (Participante 33 años) La familia se vuelve el medio para reconstruir eso que en algún momento perdieron, de ahí la importancia de tener núcleos filiares sólidos, que les de la confianza, el apoyo y el garante de querer seguir trabajando por un país mejor. Los vínculos afectivos, entre parejas o de padres y madres a hijas(os), hermanas(os) abuelas(os), tíos(as), primas(as) etc. Son necesarios para seguir fortaleciendo la vida de las mujeres excombatientes, porque siempre será la familia la esfera más importante de todo individuo en esa medida contribuir a su permanencia se hace fundamental. El vínculo que con la familia se crea, sirve para hacer esa conexión con ese mundo que resulta sagrado, que se salvaguarda y protege. Reconocer la familia como escenario de paz, reconocer la familia del otro, es reconocer también a otro que como sujeto, ama y lo aman, les permite además

conectarse de manera directa con rostros, voces y vidas que no quieren dañar ni que les dañen. De ahí que el trabajo familiar resulte tan potente en tanto permite crear un entorno protector frente al conflicto armado y la guerra. “Mi contribución a la Paz formando a mis hijos para que sean personas de valores.

Ayudando en la comunidad

para que

haya una

sana

convivencia. Con los niños del colegio para que tengan una formación integral. Ser una Persona que se ama para poder amar a los demás. Le apuesto todo a la formación de seres íntegros para un futuro maravilloso”. (Participante 46 años) Es así como la construcción de la Paz gira alrededor de aspectos como la familia, la conexión con la naturaleza, el reconocimiento de las comunidades a los excombatientes por sus transformaciones, el perdón y la Reconciliación y el empoderamiento del ser mujer. Así, hay múltiples paces que se pueden entender en el entramado de deseos de cada participante, es decir, cuando nos referimos a múltiples paces son todos aquellos estados de bienestar que pueden estar incluidos en varios escenarios íntimos y públicos, la paz no es solo ausencia de guerra, es también poder garantizar el desarrollo de los sujetos en sus múltiples dimensiones.

SER PROFESIONAL REINTEGRADOR, UNA APUESTA FRENTE A LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ.

Profesional Reintegrador, realiza la cartografía personal. La participación de los y las profesionales reintegradores de la Agencia Colombiana de la Reintegración en el proyecto Mujeres Gestoras de Paz, fue un componente fundamental para todo el proceso. Desde el comienzo se determinó con las instituciones operantes que su rol se focalizaría no sólo en dejar capacidad instalada desde los temas de memoria,

paz

y

reconciliación,

sino

que

pudieran

realizar

un

acompañamiento a cada una de las mujeres desde la implementación de la propuesta en sus territorios, el apoyo en la elaboración de las guías metodológicas, el trabajo con las cartografías territoriales y en resolver dudas de carácter conceptual. Sin embargo, fue tan significativo desde el orden emocional los encuentros, que los profesionales empezaron a vincularse desde el ser, asumiendo el proyecto de forma más íntima y personal. Así, su rol se vio enfocado en dos tareas fundamentales: aprender y acompañar, lo que les permitió establecer unos vínculos participantes.

más

cercanos

con

las

mujeres

Venciendo el temor o la barrera que impone el mundo

profesional para encontrarse en el plano de lo humano, develar la humanidad ante otros, darse el permiso de reconocer ante las mujeres que su condición de profesional reintegrador no los exime de las emociones, limitaciones y creencias que se conjugan alrededor del conflicto armado. Las profesionales reintegradores fueron 17 en total, 16 mujeres y un hombre. Quienes al igual que las mujeres pertenecen a varios departamentos. Convergen en este equipo diferentes profesiones desde el área de las ciencias sociales hasta el campo de la administración. Sus edades oscilan entre los 28 y los 42 años de edad. Y realizan acompañamiento en diferentes territorios de todo el país a hombres y mujeres en proceso de reintegración. Para su elección en el proceso la ACR tuvo en cuenta su liderazgo y sensibilidad frente a los procesos de los participantes, por tanto se logró conformar un excelente equipo de acompañamiento que se integró y se apropió del proyecto. Hay

que

resaltar

que

siendo

este

un

proyecto,

especialmente

transversalizado por el enfoque de género, la mirada de un hombre en todo el proceso fue un aporte muy significativo para las mujeres. Y es el caso de un profesional reintegrador quien desde su mirada, sus aportes y acompañamiento a todas las mujeres, enriqueció enormemente los procesos de socialización y de discusión de los temas trabajados en los encuentros. Así mismo esto permitió que las mujeres lograran transformar muchos de sus sentidos frente a los hombres, creando un vínculo de reconocimiento de otras formas de ser desde la masculinidad. Al finalizar el proceso, el profesional reintegrador compone musicaliza y escribe una canción a las participantes recogiendo todos esas experiencias de las mujeres en el proceso7.

7 Al finalizar esta la canción compuesta por el profesional Reintegrador.

Por su parte, las profesionales reintegradoras tienen claro que su apuesta política radica en las trasformaciones que logran al interior de cada persona que acogen y acompañan en el proceso de reintegración. Plantean que el ejercicio les permitió profundizar desde muchos aspectos de su ser mujer, posibilitó cuestionamientos frente a los roles profesionales que establecen a la hora de relacionarse con los participantes8 y que poder hacerle una escisión a esos protocolos profesionales acercándose un poco más a las historias de vida de las participantes, les abre un horizonte de reconocimiento por ellas y ellos. Logrando un mayor compromiso con sus procesos. Hoy, se sienten más conmovidas por entender los caminos que las mujeres excombatientes han tenido que trasegar para llegar a donde están hoy. “Soy una mujer, soñadora llena de deseos y de incertidumbre, pienso que cada una de las mujeres y hombre participantes de la ACR me han enseñado a valorar mucho más mi vida y mi familia. Cada día aprendo más de ellos y ellos de mí. Me siento muy feliz de estar contribuyendo a la Paz del país y a su transformación” (Profesional Reintegradora 31 años) El arte les posibilitó encontrarse con un horizonte de sentidos sobre sí mismas, reflexionar en torno a su práctica profesional también como un camino para el aprendizaje en la dimensión espiritual y social. Hay un empoderamiento del discurso frente al género, porque también les regala otras formas de abarcar el trabajo en comunidad. “Soy una mujer activa, propositiva, llena de luz, sensible, lideresa en espacios sociales, familiares y laborarles. Soy una mujer conciliadora y que apunta su proyecto de vida hacia la independencia” (participante 34 años)

8 Entiéndase Personas en Proceso de Reintegración

Estos espacios de socialización sensible entre profesionales y mujeres en proceso de reintegración abren otro escenario para mejorar los sentidos y las prácticas dentro de la ruta de reintegración: generar procesos de cercanía y reconocimiento ético frente al otro, potencia mucho más los procesos. “Como profesional reintegradora siento que la Agencia Colombiana para la Reintegración ha sido una gran escuela, me ha sensibilizado más con mi propia vida, y con la de los demás, ahora puedo colocarme más fácilmente en el lugar del otro” (participante 26 años)

EL ARTE UN RECURSO FUNDAMENTAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD POLITICA CON MUJERES EXCOMBATIENTES DEL CONFLICTO ARMADO.

Participante pintando su máscara.

El arte, como eje metodológico que atravesó la propuesta de formación en el proyecto Mujeres Gestoras de Paz, fue un recurso que permitió la construcción de subjetividades políticas en las participantes9, permitiendo la transformación de sus imaginarios, la re-significación de su mirada frente aspectos del orden personal, el cambio de perspectiva frente a su sentir como mujeres dentro de los patrones de orden cultural, el fomento a la creación de vínculos y redes para la construcción de acciones sociales colectivas

que

permitan

cambios

significativos

al

interior

de

las

comunidades, por otro lado en el reconocimiento de un sí mismo con potencialidades y limitaciones que revierten en la construcción de la otredad, o sea de ese otro distinto con el cual puedo convivir así pensemos diferente. Es justamente, en esa sensibilidad que produce el arte, en la cual las mujeres se dieron a la tarea de metaforizar por medio de los gestos estéticos, relatos, significados y miradas frente a ese mundo llenos de aristas, de estrías, de desniveles, de ruidos, sin embargo es la complejidad de la realidad que vivieron la que hoy se vuelve un punto de fuga para la transformación de su ser y estar en el mundo.

El arte no salva, pero sí es un medio para entender lo abstracto de la mismidad, de la realidad y de la otredad, permitiendo así modos de encontrarse de subjetivarse y concientizarse.

9 La construcción de subjetividades, tiene que ver con los imaginarios, representaciones y patrones de valor cultural, ético y político que inciden en la construcción de acción social colectiva así se posibilita la des-institucionalización e institucionalización de sentidos prácticas hacia la configuración de lo público, la democracia, la construcción de paz, la memoria y la ciudadanía

El arte, permite que lo subalterno haga real su testimonio, entendiendo lo subalterno como los no lugares, como aquellas existencias opacadas por el sistema social; en este caso las personas excombatientes, de este modo el arte le posibilita al sujeto hablar y pedir la palabra para narrarse, para aparecer frente a un otro que me desconoce. Para tener una mirada más amplia frente a los fue el proceso a continuación se describe los ejercicios que se realizaron desde el Arte. El primero de ellos fue crear una apuesta integral en los encuentros desde una pedagogía experiencial y estética que les permitiera a las integrantes desde los talleres, no solo conceptualizar frente a las temáticas de memoria, reconciliación y construcción de paz, si no vivenciarlo desde el cuerpo a través de acciones simbólicas propiciadas desde los recursos que otorga el arte. Una de estas acciones fueron las cartografías corporales, donde se profundizo sobre los temas de afectividad, guerra, herida, huella y deseo, lo que las llevo a colocar su cuerpo como eje de la reflexión frente a un contexto histórico en el cual se desarrolló su accionar en la guerra. Posteriormente se realizaron acciones performaticas desde el arte-ritual, donde

por

medio

de

diferentes

objetos

simbólicos

se

resinificaban

y

transformaban algunas nociones y sentidos sobre el significado de paces múltiples. Para encarar el tema de reconciliación y perdón se propuso un ejercicio de creación de máscaras donde cada participante debía de recrear el personaje

asumido

en

la

Guerra,

allí

lograron

hacer

una

acción

de

distanciamiento donde se responsabilizaron de sus prácticas en la Guerra, las nombraron y pidieron perdón. Por otro lado, se trabajó el teatro desde el Clown como una apuesta por encontrar en la risa una forma de potenciar la resiliencia en cada una de las participantes. El teatro, permitió volver a encontrarse con su niña interior, con los sueños y perspectivas de vida que se tenían antes de entrar en el conflicto armado para posteriormente construir desde la escena las apuestas actuales por recuperar sus vidas y hacer tangibles esos deseos. Lo anteriormente descrito se profundiza en los informes específicos de cada encuentro.

De este modo el arte fue fundamental para generar en las y los participantes un reconocimiento profundo por la urgencia del perdón y la reconciliación, crear gestos estéticos y sensibles permitió repensar muchos aspectos frente a su rol en la guerra, frente a sus auto conceptos y frente a la importancia de aportar a la construcción de la Paz. Así el arte liberó y agenció los deseos propios de cambio.

LOGROS DEL PROYECTO. 1. El proyecto Mujeres Gestoras de Paz, como prueba piloto que pretendió fortalecer los procesos de 21 mujeres en proceso de reintegración y las cuales actualmente desarrollan proyectos como lideresas en sus comunidades, logró darle una voz y un rostro a quienes por diferentes circunstancias de la vida fueron agentes activos en la guerra y que hoy tienen la oportunidad de regresar a la vida ciudadana. Lo que quiere decir que este espacio sirvió como un escenario y un medio para facilitar el proceso de reconstrucción de las Memorias desde los mismos actores, permitiendo ahondar sobre las esferas íntimas, sociales y políticas, tramitando las experiencias desde ejercicios de subjetivación a través del arte, la conceptualización y la pedagogía experiencial, lo que las llevó a reflexiones que apuntaban al perdón, la reconciliación y la construcción de la paz. 2. Se logró crear e implementar una metodología que abarcó varias dimensiones del ser y que a su vez garantizó el éxito de la apropiación y posterior ejecución de los temas ejes de la propuesta.

Así, desde lo metodológico, lo conceptual y lo actitudinal, las participantes lograron cambios significativos desde la apropiación de los temas y desde las ejecuciones y creaciones de nuevas guías metodológicas en sus comunidades. 3. El arte desde los lenguajes expresivos, la pedagogía experiencial, las reflexiones teóricas desde diversas miradas epistemológicas que tiene el Museo Casa de la Memoria frente a los temas de memorias, construcción de paz y reconciliación y el trabajo de la dimensión del ser

por

medio

de

rituales

y

acciones,

potenció

aspectos

fundamentales entre las mujeres del proyecto. Por tanto, esta experiencia se volvió para ellos un modo de mostrarse, de develarse frente al otro, pero al tiempo enriqueció sus apuestas

politicas y

ciudadanas dentro de las acciones de reparación. 4. Realizar un acercamiento al contexto de las mujeres, a través de las cartografías sociales y las entrevistas personalizadas, sirvió como insumo para comprender la relación que con los territorios establecen

las mujeres ex combatientes en sus trabajos como

lideresas en la comunidad. De ese modo, se pudo determinar cuáles eran

las

poblaciones

más

urgentes

para

comenzar

el

acompañamiento y las visitas en territorio fortaleciendo los proyectos desde asesorías metodológicas, procedimentales, pero sobre todo la creación de redes de apoyo con la misma comunidad. 5. Fortalecer

algunos

procesos

frente

a la reconciliación

y la

construcción de paz en las comunidades de las participantes, generando una mayor apropiación conceptual y metodológica por parte de las Mujeres en proceso de reintegración permitiéndoles empoderarse del proceso y a su vez gestar vínculos más estrechos con la comunidad. Así se abrió diferentes caminos que pueden

ayudar a superar falencias y problemáticas existentes de exclusión hacia los ex combatientes, generando mayores dinámicas de reconocimiento y empatía. 6. Consideramos que este fue un importante ejercicio que permitió aportar elementos para la comprensión de las comunidades que conviven con personas excombatientes. Entre ellas la apreciación por el territorio, por la reparación y por el perdón tanto de algunas comunidades como de las participantes. 7. Desde el enfoque que transversalizó la propuesta se logró entender como la mujer incluso en la guerra, ha sufrido la violencia de género. De este modo, el proceso permitió re-significar y ampliar la comprensión de las participantes frente al cuerpo, la guerra, la familia y a la apropiación de su identidad femenina. El cuerpo como un lugar en el cual habita nuestra historia “la memoria” desde las heridas, las cicatrices, pero también el cuerpo como el lugar de acción y de empoderamiento de la realidad. En esa medida se logró ampliar la conciencia frente a la importancia de la voluntad y de los propósitos después del proceso de reintegración. Surge la urgencia para la participantes de sanar lo femenino y lo masculino visto desde las significaciones construidas para la guerra. 8. Articular dos roles aparentemente ubicadas en diferentes espacios de acción, como lo son las Profesionales reintegradoras y las mujeres en proceso de reintegración. Sin embargo, en el transcurso del proceso empezaron a aparecer similitudes que las ubicaba en un mismo lugar, la primera de ellas que eran mujeres y la segunda que ambos grupos trabajaban por la construcción de una paz duradera. De este modo Mujeres Gestoras de Paz, fue un escenario abierto y plural donde se gestaron acciones de RECONOCIMIENTO, donde los

profesionales fueron reconocidos por el acompañamiento y apoyo que realizaron en territorio con las participantes y a su vez por parte de las profesionales se logró que pudieran acercarse a la comprensión de las miradas más profundas de las PPR10 con las que trabajan, así generar acciones más conscientes frente a la importancia de su labor profesional. Por otro lado se generó gran EMPATÍA entre ambos grupos, y esto se alcanza a la posibilidad que tuvieron de colocarse en el lugar del otro y de ese modo poder comprender ese infinito mundo que compone al otro. 9. Como parte de las estrategias de socialización, y teniendo como

objetivo construir un relato en primera persona y por lo tanto legítimo, que nos permite acercar la vida y voz de los ex combatientes a la ciudadanía en general, y así contribuir a la reconciliación. se logró crear una propuesta expositiva de una obra plástica, que la artista María Paulina Restrepo desarrollo y que se denominó “+QUE DOS” y la cual se convirtió en una exposición itinerante que podrá llegar a diferentes lugares del país dando cuenta de los proyectos Memorias para la Reconciliación y Mujeres Gestoras de Paz realizadas con hombre y mujeres excombatientes pertenecientes a la ruta de reintegración. Es así, que gracias a la Organización Internacional para las Migraciones -OIM, y al Museo Casa de la Memoria fue posible visibilizar por medio de los lenguajes del arte una herramienta que servirá para acercar a la sociedad a otra mirada sobre la guerra desde las personas en proceso de reintegración. 10. Reconocimiento de las mujeres participantes desde su rol como lideresas frente a la sociedad. Parte de las estrategias de 10 Personas en proceso de reintegración.

socialización del proyecto también consistió en la creación de 12 herramientas audiovisuales (“cápsulas”) que sirven como insumo para visibilizar en diferentes espacios de socialización las apuestas que

se

están

haciendo

desde

diferentes

instituciones

gubernamentales o no gubernamentales para trabajar el tema de memoria con personas ex combatientes, acercando así a las comunidades hacia el perdón y la reconciliación. De este modo el impacto generado en las mujeres se centró en el reconocimiento y visibilidad que sintieron en las cápsulas desde sus historias de vida. Frente a toda la des-legitimización que sufren aun por ser mujeres excombatientes en la sociedad, ahora ven reflejadas sus voces como un aporte a la construcción de la memoria en el país.

RECOMENDACIONES PARA PRÓXIMAS EXPERIENCIAS CON MUJERES EX COMBATIENTES. 1. Como recomendación de orden metodológico y procedimental se sugiere que las herramientas usadas para los procesos de formación con personas en proceso de reintegración, sean del orden sensible, ritual y académico. Permitiendo así, hacer una apuesta más completa para permear varias esferas del desarrollo humano. Desde El ser: Esta es una esfera que trabaja aspectos íntimos del ser, lo que permite poder converger la emocionalidad y los sentimientos con aspectos de orden personal, familiar y social. De este modo para trabajar con poblaciones que han pasado por procesos dolorosos y traumáticos como la guerra, se hace necesario abarcar

dimensiones mucho más subjetivas desde la experiencia de vida para poder entrar a generar cambios, transformaciones y acciones de empoderamiento sobre la realidad. Es así como el arte no solo es estrategia y juego para la comprensión conceptual, sino también un medio que en este caso permitió a las mujeres abordar su esfera sensible, logrando profundizar sobre aspectos psicológicos, kinésicos y emocionales que se hacen de vital importancia no solo para la reintegración a la sociedad sino para entenderse como sujetos políticos. Desde el hacer: El ritual también es un medio fundamental para poderse

acercar

a

las

compresiones

intersubjetivas

de

las

poblaciones con las cuales se trabaja en este caso mujeres excombatientes y profesionales reintegradoras. Por otro lado, el ritual es un ejercicio de interiorización y de declaración. La declaración como un acto de voluntad y de poder, que se determina por iniciativa propia. Así, incorporar en la metodología acciones que propusieran valores simbólicos, garantizaba un acercamiento mucho más profundo y verdadero que apuntaba a las creencias de las mujeres y a una dimensión que es fundamental y es la espiritual. Entendiendo

la

espiritualidad

no

desde

la

religiosidad

y

adoctrinamiento, si no como una creencia que propicia accionar desde un propósito. Y el propósito es un ejercicio de determinación que apunta a un objetivo, que en este caso estaba atravesado por la memoria, el perdón, la reconciliación y la construcción de la paz. Desde el saber: Lo académico como marco conceptual que envuelve

la

propuesta,

permite

entender

los

horizontes

epistemológicos por los cuales se está llevando la ruta teórica a tratar. En este caso la memoria, la reconciliación y la paz, debía abordarse desde unos presupuestos teóricos que permitieran la

apertura, la inclusión y la reflexión. De este modo se propone que estos enfoques se puedan ir ampliando, investigando y construyendo desde la misma practica del proyecto. 2. Es preciso que frente a los temas de Memoria, estos puedan ser incluidos en la ruta para la reintegración, como un aporte a la dimensión ciudadana y personal, ya que reconstruir la memoria y el tejido social debe hacerse de manera multidireccional. De este modo se propone realizar una revisión sobre este aspecto que apunte a analizar la disposición y voluntad nacional de la ACR frente al tema, las capacidades de orden operativo y financiero para dicha construcción dentro de la ruta y sus ocho dimensiones, y pensar

cómo

articularse

desde

las

diferentes

instituciones

gubernamentales y no gubernamentales para dicho objetivo. Por consiguiente, es fundamental que la ACR pueda contribuir desde la comprensión del papel de la Memoria no solo a la verdad y la reparación, si no a la recuperación de las otras voces que también fueron actores de la guerra, como los son hombre y mujeres en proceso de reintegración logrando visibilizar y reconocer desde la pluralidad las apuestas éticas y políticas que están reconstruyendo por medio de la reintegración a la sociedad. Hay que entender que no se trata de REINTEGRACIÓN si no de una apuesta para la CONSTRUCCIÓN DE PAZ. 3. El proyecto también dio muestra de la importancia de profundizar el enfoque de género desde el ser mujer y frente a la construcción de nuevas masculinidades. Para las mujeres muchos de los sentidos y las prácticas que se han construido alrededor de la guerra han tenido que ver con la mirada diferenciada frente a cada género.

Desde

las

nuevas

masculinidades

es

importante

trabajar

el

patriarcado desde sus lógicas imperantes en la sociedad y los discursos de la guerra. Indagar por las identidades masculinas que han vivenciado el conflicto, tanto desde quién lo ejecuta y desde quien se resiste. Las mujeres desmovilizadas expresaron tener un enorme dolor con la masculinidad, una herida que parece no cerrar, los abusos sexuales y físicos, el maltrato, la falta de acompañamiento en los roles familiares han hecho una brecha grande frente a ellos. Por tanto, se propone seguir consolidando espacios en los cuales uno de los temas trasversales puedan ser las reflexiones frente a las prácticas de crianza, las prácticas culturales y sociales que siguen abriendo una brecha pre-conceptual frente a la guerra y la violencia, permitiendo así la reconciliación y concientización de los discursos y prácticas de poder de cada género. 4. Se recomienda que en una segunda fase de implementación de la propuesta se puedan propiciar espacios en los cuales se realicen talleres conjuntamente con víctimas del conflicto armado, para crear escenarios de reconciliación y de perdón. Por otro lado, este apunta al segundo enfoque de la ruta para la reintegración contemplado en el CONPES 3554, el cual plantea la necesidad de crear espacios de comunicación entre las comunidades receptoras y los desmovilizados que faciliten su adaptación a la vida civil y social, mediante estrategias de convivencia, construcción de ciudadanía, reconciliación y reactivación socioeconómica de las comunidades afectadas por la violencia (Seguir con los consentimientos informados, ver anexo)

5. Se sugiere que los y las Profesionales Reintegradores también puedan capacitarse y formarse en temas de Memoria, el cual pueden trabajar de manera transversal a los demás temas de Reconciliación, Reintegración, y Cultura de Paz. Este proyecto evidenció desde la experiencia de las profesionales que muchas veces pueden entrarse a operativizar y tecnificar la ruta, por tanto permitirles estos espacios de formación y sensibilización, les abre un panorama más amplio metodológica y conceptualmente dándoles mayor apropiación frente a la reintegración y la construcción de paz. 6. Teniendo en cuenta esta prueba piloto, se recomienda que los encuentros con las mujeres participantes puedan tener una más larga periodicidad en el tiempo. Se propone procesos más completos que puedan dar cuenta de rutas de acompañamiento en territorio, donde se logre hacer procesos técnicos de validación en el trabajo comunitario de las participantes. Para próximos proyectos se pueden ampliar las fases de ejecución de la propuesta incluyendo una de seguimiento, acompañamiento, capacitación en territorio para fortalecer sus procesos como lideresas sociales y propiciar acciones de reconciliación y perdón. El acompañamiento también puede darse desde las y los profesionales reintegradores. 7. De este modo se sugiere de manera directa, que para garantizar la prolongación de sus acciones comunitarias como lideresas en el territorio y para continuar con el fortalecimiento de los aprendizajes entre pares, se debe gestionar con varias organizaciones la posibilidad de dar a las participantes un apoyo económico que

contemple la dotación de algunos materiales para la réplica de la experiencia, incentivos para transporte, refrigerios etc. Ya que dentro de lo analizado en territorio, el proyecto se dio cuenta de la difícil situación por la que pasan algunas de las participantes que no tienen redes de apoyo en sus comunidades y terminan colocando todos

los

insumos

acompañamiento

para

su

periódico

realización. de

la

De

este

institucionalidad

modo se

el

hace

necesario para garantizar su ejecución a largo plazo.

8. Frente a las dispensas dadas para los profesionales reintegradores se sugiere que tengan en cuenta el tiempo del proyecto y además se les amplié el rubro en la medida que ellas y ellos puedan garantizar su participación logrando quedarse hasta finalizar los encuentros. Es muy importante que esto permita ampliar la conciencia institucional que implico el ejercicio del proyecto y lo que acarrea para un futuro una mayor voluntad frente los recursos que se deben de invertir. 9. Se propone destinar un profesional de apoyo no solo administrativo sino además contar con un profesional psicosocial clínico que pueda acompañar los encuentros para hacer contención frente a las posibles crisis o estados emocionales alterados que pueda despertar algunos ejercicios catárticos. 10. Tener presupuesto para un acto cultural en cada encuentro. Ya que desde la experiencia se pudo demostrar que el contacto con el arte, la literatura, el cine, el teatro, los lleva a otras reflexiones y lugares de acción, donde pueden aprender otro mundo más allá de la guerra.

11. Es muy importante que se puedan generar un proceso de socialización del ejercicio con otros grupos territoriales de la Agencia Colombiana para la Reintegración y los aliados estratégicos. 12. Se propone articular a las temáticas otros ejes transversales como puede ser la dimensión familiar, afectiva, el autocuidado, la ampliación del círculo ético, las nuevas ciudadanías, cultura de la legalidad etc. Todos estos temas también ayudan a la consolidación de herramientas conceptuales que les puede servir en territorio y que además apuntan a diversas poblaciones. 13. Para las organizaciones promotoras del proyecto como La Agencia Colombiana para la Reintegración, La Organización Internacional para las Migraciones, La Organización de los Estados Americanos y el Museo Casa de la Memoria, seguir aunando esfuerzos para darle continuidad

al

proyecto,

extender

sus

fases

de

ejecución

fortaleciendo de este modo acciones reales de construcción de paz. De este modo también se sugiere buscar otros socios estratégicos como lo pueden ser los gobiernos locales y departamentales, la empresa privada y la academia con grupos de investigación que puedan ampliar a horizontes teóricos la experiencia.

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 Todorov, Y. La memoria un remedio en contra del mal. Tomado de https://humanidades1historia.files.wordpress.com/2013/08/tzvetantodorov-la-memoria-un-remedio-contra-el-mal.pdf. Medellín 2 de diciembre 2015. 2:00 pm.

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