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Alpha Centauri Alpha Centauri, también llamada Rigil Kentarus, es un sistema de tres estrellas en la constelación de Centauro. A simple vista, Alpha Centauri aparece como una única estrella con una magnitud aparente de −0,1, que la convierte en la tercera estrella más brillante del cielo. Cuando se observa a través de un telescopio se advierte que las dos estrellas más brillantes, Alpha Centauri A y B, tienen magnitudes aparentes de −0,01 y 1,33 y giran una alrededor de la otra en un periodo de 80 años. La estrella más débil, Alpha Centauri C, tiene una magnitud aparente de 11,05 y gira alrededor de sus compañeras durante un periodo aproximado de un millón de años. Alpha Centauri C también recibe el nombre de Próxima Centauri, ya que es la estrella más cercana al Sistema Solar, a una distancia de 4.3 años luz. EL SOL, NUESTRA ESTRELLA Descendiente de estrellas, el hombre ha aspirado siempre a las estrellas, algún día, su esfuerzo le permitirá abandonar su sistema planetario y realizar viajes prolongados por el espacio hacia otros astros. Unos de los objetivos de los vuelos espaciales será encontrar planetas alrededor de otras estrellas, planetas en los que los seres humanos puedan vivir o encontrar otros seres. Ya que la estrella más próxima al hombre en el espacio sideral es Alfa Centauri y que todo parece indicar que por lo menos un planeta gira alrededor de ella, quizá sea este otro sistema planetario al primero que llegue; podrá entonces contemplar desde allí nuevamente el Universo. Las distancias siderales y la dimensión del tiempo son difíciles de concebir; Alfa Centauri está a cuarenta millones de años de kilómetros de nosotros. Para recorrer esta distancia, la luz tarda cuatro años y tres meses viajando a una velocidad de trescientos mil kilómetros por segundo. Habitante recién llegado al planeta similar al suyo, en el sistema planetario de otra estrella, un viajero contemplaría en su cielo no uno sino dos soles. Alfa Centauri es en realidad un sistema de tres estrellas. Por su peso, su brillo y su temperatura, la más luminosa de las tres una estrella común. La compañera menos brillante es más fría y menos masiva. Hay además una débil estrella cuyo brillo es quince mil veces menor que el de las otras dos y que esta muy alejada de ellas; sin embargo, forman un sistema triple, ya que realizan el mismo movimiento en el espacio. Desde el planeta Alfa Centauri, todo el cielo será igual que desde la tierra para el observador En la tierra, el cielo nocturno ha sido contemplado por todos los hombres de todos los pueblos, durante la existencia toda de la humanidad. Las estrellas han influido en el pensamiento del hombre desde las épocas más remotas; las más brillantes y los conjuntos de estrellas más notables guiaron desde entonces los ojos y la mente, sirvieron para orientar a los viajeros y se utilizaron sus posiciones, siempre repetidas, para marcar los cielos de los que dependía de las siembras y cosechas. La imaginación del hombre pobló el financiamiento cosas y dibujo en el cielo a sus dioses y a sus héroes tales dibujos llamados constelaciones, agrupan arbitrariamente a las estrellas y cambian de un pueblo a otro. Las cinco estrellas que los griegos llamaron Casiopea, para los siberianos son cinco renos. Observada desde el planeta de Alfa Centauri por nuestro viajero. Casiopea aparecerá formada por seis estrellas en lugar de cinco Esta sexta estrella, de color amarillo, es una estrella común y corriente, no es ni gigante ni enana, ni muy fría ni muy caliente, ni muy reciente ni, muy antigua; es parecida a millones de estrellas más y brilla como el resto, a consecuencia de las reacciones termonucleares que ocurren en su interior. Sin embargo, entre los millones de billones de estrellas que existen, está es la más importante para nosotros, pues de ella depende nuestra vida. Esta estrella amarilla es la más próxima a nuestro planeta; es el 1
Sol. Durante el viaje de regreso a su mundo, después de iniciar la exploración directa del Universo, al acercarse al sistema planetario de su estrella, el viajero comprobará que esta formado por minadas de astros. Los mayores, aparte del Sol, son lo planetas, entre ellos el nuestro; hay también satélites naturales y satélites artificiales, miles asteroides y cometas y verdaderos enjambres de meteoritos. Los planetas, los asteroides y los cometas giran alrededor de sus propios ejes. Planetas y satélites no posen luz propia como las estrellas; sólo reflejan los rayos solares que inciden en su superficie. El sistema es una asociación armónica de astros, en cuya estructura hay diversas regularidades que indican que todo el conjunto surgió de la evolución de un mismo medio interestelar. Nuestra existencia transcurre en la superficie de un astro, la Tierra, que es uno de los mas incontables millones de astros diferentes que forman el universo. Como todos los cuerpos celestes, nuestro planeta se mueve en el espacio a velocidades que acaso no podemos imaginar, ya que nosotros, con ella, participamos de sus movimientos los cuales nos resultan, por lo tanto, imperceptibles, no sólo podemos distinguirlos cuando observamos la posición de otros astros. El Sol, la Tierra y nosotros participamos de la dinámica del Universo y obedecemos a las mismas leyes que todos los cuerpos celestes. La naturaleza es, en su esencia, la misma en cualquier parte del Universo. Ya en la Tierra, Casiopea se nos presenta nuevamente formada por las cinco estrellas que tan bien le conocemos. Estamos otra vez en nuestro planeta, entre todos, el cuerpo celeste más importante para nosotros. Pero no podemos dejar de considerar que no sólo esa importancia, sino la Tierra misma, pasaría desapercibida para un observador de Alfa Centauri. Incandescente en un cielo de oro. El Sol crea el amanecer de un nuevo día sobre la Tierra envuelta suavemente en brumas. Así, como lo ha hecho desde el principio del tiempo, la estrella de la Tierra renueva su regalo de luz, calor y vida. Todos tomamos con naturalidad su existencia, olvidando qué tan completamente dependemos de su cálido fluir. Los rayos solares traen la luz y el calor a nuestro planeta. La luz diurna, la vegetación, la propia vida en la Tierra, existen gracias a la luminosidad de esta estrella. Directa o indirecta, el sol es la fuente de todas las formas de energía que el hombre consume. La energía del Sol se manifiesta en todo lo que nos rodea, los alimentos son fuente de energía para nuestro organismo, gracias a que contienen luz del Sol transformada y almacenada. El poder del Sol rebasa nuestra imaginación. En un segundo esta estrella emite más energía que la que el hombre haya consumido desde el principio de su historia. La luz que entra por una ventana durante el día escapó de la superficie del Sol ocho minutos antes pero su energía fue liberada muy profundamente dentro del horno solar mucho antes del principio de la civilización en la tierra. El Sol es una estrella variable, sus emisiones cambian con un periodo de once años. Desde que el hombre empezó a pensar y a registran sus conocimientos en beneficio del hombre mismo, ha aprendido mucho acerca del Sol. Sabe que es una esfera incandescente que despide torrentes de luz y de calor. La superficie de este hirviente horno nunca esta en reposo; es como un revuelto mar en el que se producen tormentas de una violencia casi inimaginable para el hombre Ráfagas gigantes que podrían rodear instantáneamente la Tierra completa llegan a veces a millones de kilómetros de distancia de su superficie de altura ondulan, se expanden y se separan de ella como olas gigantes. Algunas veces, inmensas manchas oscuras aparecen inexplicablemente y permanecen visibles durante días y aún durante meses, antes de desaparecer tan abruptamente como se iniciaron. Las manchas solares nos sirven como mancas en el claro disco del Sol y nos muestran que el globo gira de Este a Oeste de una manera peculiar, ya que las zonas ecuatoriales, rotan más aprisa que los polos. El Sol es la estrella que podemos observar y estudian con más detalle mayor que la Tierra más de un millón trescientas mil veces, tiene una temperatura superficial de seis mil grados centígrados. El centro del Sol debe 2
estar a una temperatura de dieciséis millones de grados centígrados. ¿Qué tan caliente está? Un pedacito de material del tamaño de una cabeza de alfiler, calentado a la temperatura a que se encuentra el centro del Sol, despedirá tanto calor que mataría a un hombre alejado él ciento cincuenta kilómetros. Un hombre en el Sol pesaría cerca de dos toneladas. La altura del Sol sobre el horizonte indica la edad del día, sus movimientos aparentes son las unidades naturales con las que se mide el transcurrir del tiempo. Vivimos en el fondo de un océano de aire que nos envuelve. La luz del Sol, difundida por la atmósfera, da al cielo diurno un color azul tan, brillante que nos impide ver las estrellas. Al finalizar el día o antes de iniciarse éste, se producen los crepúsculos, o sea, la claridad que se observa en el cielo cuando se ha puesto el Sol o antes de su salida. Este fenómeno se debe a qué el Sol, situado bajo el horizonte, ilumina una parte de la atmósfera que difunde la luz en todas las direcciones. El Sol hace erupción a veces con tremenda energía, entonces, torrentes de radiación invisible y nubes inmensas de gas solar chocan con la alta atmósfera terrestre sobre nosotros. Escudados pon una cobija de aire, nuestros sentidos no perciben ninguna señal de la tormenta que ocurre arriba; peno su poder se muestra en una serie de misteriosas perturbaciones terrestres, magnéticas; eventos que alteran las comunicaciones terrestres, desorientan las agujas de las brújulas y crean el espectáculo de las auroras polares. La belleza extraterrestre de una aurora polar es un espectáculo frecuente en las regiones situadas dentro de unos dos mil cuatrocientos kilómetros a partir de los polos que producen, al recombinarse, la emisión de luz de la aurora. Las auroras se producen a diferentes alturas y, en ocasiones, abarcan extensiones hasta de varios millares de kilómetros. Nosotros vemos al Sol girar a nuestro alrededor, y además sabemos que los planetas giran alrededor de él. Estos movimientos superpuestos ocasionan que, con respecto a la Tierra, los planetas recorran las órbitas aparentemente caprichosas que aquí se muestran. Podemos aprecian la magnitud y complejidad que para los astrónomos antiguos presentaba el problema de los movimientos de los astros. Todos ellos parecían girar alrededor de la Tierna, algunos recorriendo simples círculos, otros realizando complicados movimientos en el cielo avanzando y retrocediendo de una manera aparentemente azarosa. Miran a todos los cuerpos celestes girando a su alrededor, indujo a los antiguos a suponen a la tierra inmóvil y centro de todos los movimientos, centro del Universo y astro favorecido por los dioses. Así pues, las teorías astronómicas antiguas culminan con una concepción geocéntrica del Universo. Fue Claudio Ptolomeo quien llevó a un grado notable de refinamiento. Estas ideas prevalecieron por más de mil cuatrocientos años como el único sistema que representaba una solución al problema de los movimientos de los astros. Muchos siglos antes de Ptolomeo, tal vez en uno de los destellos más brillantes de la cultura griega, los pensadores Heráclides de Ponto y Aristarco de Samos hablan propuesto por primera vez la idea que explica que la Tierra gira sobre su propio eje y que todos los movimientos planetarios podían ser representados por órbitas circulares alrededor del Sol. Esta idea fue violentamente impugnada durante dos mil años. Nicolás Copérnico la revivió en el Siglo XVI, cuando ya las teorías de Ptolomeo habían sido puestas a prueba por los astrónomos del Oriente y mostraban grandes defectos. Copérnico crea un nuevo modelo del Universo que explica con más sencillez y mayor precisión el movimiento de los cuerpos celestes; pone a la tierra en movimiento, primero a'rededor de su eje, siguiendo las ideas de Heráclides y argumentando en contra de las ideas de Ptolomeo. Ya con la Tierra girando era más fácil pensar que podía también trasladarse alrededor del Sol. Los días del geocentrismo habían terminado. Más tarde, siguiendo esta línea de pensamiento, se demuestra que la Tierra era únicamente uno como entre muchos planetas similares, las estrellas como otros soles. Fue Giordano Bruno contemporáneo de Galileo, 3
quien llevó la astronomía fuera del Sistema Solar al identificar las estrellas con el Sol y esparcidas por todo el Universo, hasta entonces se consideraba a las estrellas fijas a una esfera que giraba completa alrededor de la Tierra Se abrieron nuevos caminos al pensamiento. Con enorme porfiado esfuerzo, la humanidad reorientó sus conceptos acerca del mundo. Copérnico mueve la Tierra y, desde entonces toda la tendencia de la humanidad está dirigida contra la idea de que él hombre ocupa una posición de preferencia en el Universo físico. Al igual que la Tierra había sido destronada de su posición central en el Sistema Solar, mucho tiempo después sé pensó también que no había razón para que el Sol fuese el centro de la Galaxia. En los últimos años se ha aceptado una ubicación teórica del Sol con la Tierra y el resto de los planetas, desde un lugar central, e incluso importante, hasta un lugar insignificante en un brazo espiral de una galaxia común. Está hipótesis galactocéntrica coloca a la Tierra y a la vida terrestre en el borde externo de nuestra galaxia, en un universo de millones de galaxias. La importancia del Sol es conocida desde tiempos muy remotos; por ello, no tiene nada de extraño que en la antigüedad cuando los hombres no sabían lo que esta estrella es, la divinizarán y erigierán templos en su honor. El Sol es un tema constante en el arte universal. Durante los milenios que se han necesitado para comprender un poco el Universo, éste ha cambiado Muchas de las estrellas más brillantes de nuestro cielo nacieron después de haber desaparecido en la Tierra los grandes dinosaurios del Mesozoico. La historia de las estrellas es en cierta forma, la historia de la materia; es la historia de los átomos, y por ello, está en última instancia relacionada con la historia de la vida. Los mismos elementos que forman el cuerpo humano se encuentran en la corteza terrestre, y la mayoría han sido identificados en la atmósfera del Sol y de las estrellas. Se sabe que todos los elementos químicos que existen en el universo se producen en el interior de las estrellas. No ha sido hallada en los cuerpos animales, vegetales o microbios ninguna especie atómica que no sea bien conocida en el ambiente inorgánico. Evidentemente, el nombre está hecho de materia de estrellas Nuestro cuerpo es un trozo de la naturaleza que está en acción recíproca e ininterrumpida con el medio , circundante. Tal influencia se manifiesta constantemente sobre nu6stra vida, ya que determina nuestra alimentación, nuestro vestido y nuestro comportamiento. Nos fuerza a llevar determinadas actividades, sea de confinamiento o de vida al aire libre; determina la salud o enfermedades de muy distinto carácter. Clima, tiempo, suelo y paisaje influyen inmediatamente sobre nuestro organismo y que en ningún momento podemos sustraernos a este contorno, o sea el que fuera el sitio que habitemos, notamos si el tiempo cambia rápidamente y frecuentemente, si es agradable o inhospitalario, soleado o nuboso; vemos montañas y llanuras, ríos y orillas; descubrimos primavera o invierno en las imágenes que se ofrecen a nuestros ojos. La vida es determinada y modificada por la naturaleza. Las fuerzas que nos rodean modelan la dúctil masa heredada de la atmósfera y crea los fenómenos meteorológicos y el clima; hace que las aguas se evaporen y que caiga la lluvia, la nieve o el granizo. De hecho, es el Sol el responsable de todas las variaciones del tiempo y el clima en la tierra. Desde ciento cincuenta millones de kilómetros, el sol baña a la Tierra con rayos cósmicos y radiaciones electromagnéticas tales como rayos gamma, rayos X, luz ultravioleta, luz visible, rayos Infrarrojos y ondas de radio de diferente longitud. Las informaciones que nos llegan del espacio cósmico vienen cifradas en mensajes constituidos por dichas radiaciones. Afortunadamente la atmósfera terrestre bloquea los rayos de alta energía más peligrosos y deja pasar la luz y parte de las radiaciones infrarrojas. Los rayos del ultravioleta cercano, que causa las quemaduras de la piel, pasan también, igual que las ondas de radio más cortas. En 1666, los experimentos de Newton con prismas de vidrio y luz solar demostraron que la luz esta impuesta de todos los colores y que cada color sufre a través del prisma una desviación característica. Como los rayos del Sol se descomponen al pasar por las gotas de lluvia para dar lugar al arco iris, así la luz nos llega del Universo descompuesta por los espectroscopios de los astrónomos. Los colores obtenidos permiten averiguar 4
composición química, temperatura, densidad, campos electromagnéticos, velocidad de rotación y trasladación y otras características de los astros que emiten la luz así estudiada. Gran parte de nuestro conocimiento del Universo ha sido obtenida gracias a los espectros de las estrellas. El estudio del espectro solar, por ejemplo, ha permitido determinar la presencia en nuestro Sol de más de sesenta de los elementos conocidos en la Tierra. La luz del Sol crea los colores del mundo. Cada segundo el Sol emite cuatro millones de toneladas de su materia convertidos en luz y calor. Algún día, dentro de varios millones de años en el núcleo del Sol se agotará el hidrogeno, por lo que las reacciones termonucleares se extenderán hacia las capas exteriores en donde aún exista ese elemento. El tremendo calor del núcleo se trasladará entonces hacia afuera y forzara al Sol a expandirse. La cantidad total de calor y luz irradiados aumentará espectacularmente el Sol se convertirá en una gigante roja; una esfera gigantesca de gases enrarecidos muy calientes de tamaño tal que engullirá a Mercurio, a Venus, a la Tierra y a Marte. Cuando todo el hidrogeno se haya convertido en helio, nuestro Sol se enfriará, sé reducirá hasta un tamaño no mayor que el de la Tierra y su sustancia será tan densa que pesará varias toneladas por centímetro cúbico. Mientras tanto, el Sol seguirá siendo nuestro puente a las estrellas. El hombre ha recorrido largo camino que lo ha llevado al conocimiento científico de nuestra estrella y de su influencia sobre nuestro planeta, estamos ahora en el umbral de una era nueva y excitante. El futuro más cercano puede traernos una verdadera revolución en la comprensión del Sol y de millones de estrellas más allá de nuestro sistema planetario. El firmamento es uno de los más bellos espectáculos que pueden contemplarse; cautiva nuestra mirada y despierta la curiosidad de nuestra mente. El diario contemplar de ese espectáculo ha ido sujetando los fenómenos celestes al invencible pensamiento del hombre Al apasionado y cuidadoso trabajo de los hombres, su razonamiento agudo y sistemático han producido un esquema más apegado a la realidad para el universo del que formamos parte. Descendiente de estrellas, hemos aspirado siempre a las estrellas, a la Astronomía, la más antigua a la vez que la más joven de las ciencias, nos ha permitido ya abandonar los estrechos limites de nuestros laboratorios terrestres para proyectar hacia los infinitos laboratorios del Cosmos. Lo que se logre con ello está en las manos de los hombres.
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