UNIVERSIDAD DE COSTA RICA SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO

UNIVERSIDAD DE COSTA RICA SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO ANÁLISIS PRAGMÁTICO DE LOS APELATIVOS EMPLEADOS POR JÓVENES UNIVERSITARIOS EN EL ESPAÑOL DE

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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO

ANÁLISIS PRAGMÁTICO DE LOS APELATIVOS EMPLEADOS POR JÓVENES UNIVERSITARIOS EN EL ESPAÑOL DE COSTA RICA

Tesis sometida a la consideración de la Comisión del Programa de Estudios de Posgrado en Lingüística para optar al grado y título de Maestría Académica en Lingüística

MARIANELA CAMACHO ALFARO

2011

Dedicatoria

Me gustaría dedicar esta tesis a toda mi familia.

Para mis padres Flory y Gerardo, por su comprensión y ayuda en momentos malos y menos malos. Juntos me enseñaron a encarar las adversidades sin perder nunca la dignidad ni desfallecer en el intento. Me han dado todo lo que soy como persona, mis valores, mis principios, mi perseverancia y mi empeño, y todo ello con una gran dosis de amor y sin pedir nunca nada a cambio.

Para mis hermanos, sobrinos y amigos, por su paciencia, por su comprensión, por su empeño, por su fuerza, por su amor... Porque los quiero.

 

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Agradecimientos

Dos tipos de deuda he contraído en el tiempo que ha durado la realización de esta investigación; una de tipo científico y otra de tipo afectivo. En el primer caso, debo agradecer al Dr. Jorge Murillo Medrano su valioso apoyo, instrucción y exigencia. Igualmente, a la Dra. Annette Calvo Shadid y a M.A. Ximena del Río Urrutia, asesoras del Comité de Tesis. De ahí parte este trabajo y el éxito que a su fin pudiera tener. En el aspecto afectivo, desde luego, mi familia y mis amigos han sido un apoyo en todo momento, siempre. Con mis padres, hermanos, sobrinos, amigos y demás familiares mantendré hasta el fin un débito infinitamente hermoso.

 

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“Esta tesis fue aceptada por la Comisión del Programa de Estudios de Posgrado en Lingüística de la Universidad de Costa Rica como requisito parcial para optar al grado y título de Maestría Académica en Lingüística”.

_____________________________ M.L. Anita Arrieta Espinoza Representante de la Decana Sistema de Estudios de Posgrado

_____________________________ Dr. Jorge Murillo Medrano Director de Tesis

_____________________________ Dra. Annette Calvo Shadid Asesora

_____________________________ M.A. Ximena del Río Urrutia Asesora

_____________________________ Dr. Jorge Antonio Leoni de León Director Programa de Posgrado en Lingüística

_____________________________ Marianela Camacho Alfaro Candidata

 

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Resumen

Este trabajo de tesis se realizó con el objetivo de analizar los apelativos empleados por una muestra estadísticamente representativa de jóvenes universitarios en el español de Costa Rica como estrategia de cortesía verbal. La investigación se caracteriza por enfocarse desde una perspectiva descriptiva-explicativa y exploratoria del objeto lingüístico en estudio. El punto de partida es el marco teórico de la Pragmática, así como los estudios de cortesía verbal. El análisis de los apelativos se realizó desde la valoración lingüística de la diversidad y no desde la comparación con la variedad estándar o norma culta, esto es, desde la adecuación discursiva frente a la corrección gramatical. Con este análisis encontramos que se construye una identidad lingüística juvenil, personal y grupal, y es desde ella que se debe entender la actuación lingüística y las estrategias de cortesía empleadas en el acto comunicativo por los jóvenes universitarios costarricenses.

 

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Índice de contenidos Dedicatoria……………………………………………………………………………...……………………………ii   Agradecimientos……………………………………………………………………….………………………….iii Hoja de aprobación…………………………………………………………………….…………………………iv Resumen……………………………………………………………………………….…………………………..ix Índice de cuadros…….…………………………………………………………………………………………..…x Índice de gráficos…….……………………………………………………………….…………………………xiii Capítulo I. Introducción y objetivos……..………………………….……………………….………..…1 1. Introducción……..…………………………………………………….………….….…………………………..2 1.1. Justificación……..…………………….…………………………….………….….………………………….5 1.1.1. Limitaciones……..…………………….………………………….………….….…………………………6 1.2. Objetivos….……..…………………….…………………………….………….….………………………….7 1.2.1. Objetivos específicos……..…..……….………………………….………….….………………………7 Capítulo II. Estado de la cuestión………..………………………….………………..…………………...8 2. Estado de la cuestión..…………...…………………………………….………….….……………………….9 2.1. Estudios pragmáticos……..………………...……………………….………….….………………………9   2.2. Estudios sobre cortesía verbal……..………………...…..………….…………….…………………..11   2.3. Estudios sociolingüísticos……..………………...…..………….…………….………………………..13   2.4. Estudios lexicográficos……..………………...…..…………….…………….…………………………16   2.5. A modo de resumen……..………………...…..……….……….…………….…………………………..20  

 

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Capítulo III. Marco teórico………..……………………………….………………..…………………….23 3. Marco teórico……....…………...…………………………………….…...…….….………………………24 3.1. Pragmática: la lengua en uso……..………………...……………………………..…………………...24   3.1.1. Aproximación al fenómeno de la deíxis……..…..……….………………….………………….26 3.1.2. Estudios de cortesía verbal…………….……..…..……….………………….…………………29 3.2. Lenguaje y género……..………………...………………………………………..………………………37   3.5. A modo de resumen……..………………...…..……….……….…………….…………………………..39   Capítulo IV. Metodología………..…………………………...…….………………..……………………..41 4. Metodología……....…………...………………………………..…….…...…….….……………………….42 4.1. Tipo de investigación……..………………...………………………………...…..………………….…..42   4.2. Variable social……..……..………………...………………………………...…..………………………42   4.3. Fuente de datos: población y muestra……..………………...………………..………………….…43   4.3.1. Recolección de datos……………………………..……….………………….………………………..44 4.3.2. Instrumento de investigación………………………….….………………….……………………...45 4.4. Tabulación o interpretación de los datos……..………………...………………...………………..47   4.5. Sobre la escogencia de las lexías del cuestionario……..………………...…….....……………48   Capítulo V. Análisis de los datos………..…………………………...…….………..…………………...50 5. Análisis de los datos……....…………...………………………………..……….….…………………….51 5.1. Análisis cuantitativo de los apelativos por frecuencia de uso y situación comunicativa……………………………………………………………………………..51

 

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5.1.1. Situación 1a: Usted conversando con un amigo íntimo a solas……..…….....………….52 5.1.2. Situación 1b: Usted conversando con una amiga íntima a solas……..…….....………...56 5.1.3. Situación 2a: Usted conversando con un grupo de amigos en su propia casa………59 5.1.4. Situación 2b: Usted conversando con un grupo de amigas en su propia casa………62 5.1.5. Situación 3a: Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas…………………………………………..………………………..66 5.1.6. Situación 3b: Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas…………………………………………..………………………..69 5.1.7. Situación 4a: Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una edad similar a la suya)….………………………………………..………………72 5.1.8. Situación 4b: Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una edad similar a la suya) ….………………………………………..……………...75 5.1.9. Situación 5: Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas….………………………………………..……………………………….……79 5.1.10. Situación 6a: Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una edad similar a la suya)…….………………………………………..………………..82 5.1.11. Situación 6b: Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una edad similar a la suya) ….………………………………………..…….……………85 5.1.12. Síntesis de las situaciones de uso y la mayor frecuencia de uso de ciertos apelativos….………………………………………..……………………………………87 5.2. Análisis del nivel morfoléxico-semántico…………………………………………..92

 

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5.2.1. Sufijación………………………………………………………………………….93 5.2.2. Truncamiento léxico………………………………………………………………95 5.2.3. Disfemismo………………………………………………………………………..96 5.2.4. Préstamos (anglicismos)…………………………………………………………..98 5.2.5. Valores semánticos……………………………………………………………..…99 5.3. Análisis del nivel pragmático……………………………………………………....102 5.3.1. Función fática de los apelativos y deíxis………………………………………...102 5.3.2. Las situaciones de habla y el lenguaje coloquial………………………………...104 5.3.3. Estrategias de cortesía y uso de los apelativos…………………………………..107 5.3.3.1. Variables de contextualización: poder vs. solidaridad…………………………108 5.3.3.2. Cortesía positiva y cortesía negativa…………………………………………...109 5.3.3.3. Imagen social: autonomía y afiliación…………………………………………111 5.3.3.4. Lenguaje juvenil: descortesía o anticortesía…………………………………...115 5.3.3.5. Imágenes de roles y género…………………………………………………….118 5.3.3.6. Premisas socioculturales de la imagen básica de los jóvenes costarricenses…..120 Capítulo VI. Conclusiones…………...…..…………………………...…….…..…..……………………123 6. Conclusiones……....………….....……………………………..…………...….….……………………...124 Bibliografía……....………….....……………………………..…………...….……...………………………..138 Anexos……....………….....……………………………..…………...….……..........…………………………145 Anexo 1……....………….....……………………………..…………...….…….........………………………..146 Anexo 2……....………….....……………………………..…………...….…….........………………………..147

 

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Anexo 3……....………….....……………………………..…………...….…….........………………………..152 Anexo 4……....………….....……………………………..…………...….…….........………………………..153

 

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Índice de cuadros Cuadro 1 Constitución del universo relativo ……………………………….……….......................…42   Cuadro 2 Constitución del universo relativo por centro de estudio ..……….………...………..43   Cuadro 3 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas……………………………………………………………….……….………...……….50   Cuadro 4 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas……………………………………………………………….……….………...……….51   Cuadro 5 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con una amiga íntima a solas……………………………………………………………….……..…...…….52   Cuadro 6 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con una amiga íntima a solas……………………………………………………………….……….………...……….54   Cuadro 7 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de amigos en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….55   Cuadro 8 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de amigos en su propia casa………………………..………………………….……..….......…56   Cuadro 9 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de amigas en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….58   Cuadro 10 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de amigas en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….59   Cuadro 11 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeros de trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...…….61  

 

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Cuadro 12 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeros de trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...……..62   Cuadro 13 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeras de trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...……..64   Cuadro 14 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeras de trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...…….65   Cuadro 15 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo………………………..………….………...…...…..66   Cuadro 16 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo………………………..………….………...…...…..68   Cuadro 17 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermana/prima………………………..………….………...…...…...69   Cuadro 18 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermana/prima………………………..………….………...…...…...71   Cuadro 19 Apelativos utilizados por los hombres cuando conversa con su novia en compañía de personas conocidas………………………..………….…………….…...…...72   Cuadro 20 Apelativos utilizados por las mujeres cuando conversa con su novio en compañía de personas conocidas………………………..………….…………….…...…..72   Cuadro 21 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido…….………………………..………….…………….…...…..75  

 

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Cuadro 22 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido…….………………………..………….…………….…...…..75   Cuadro 23 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocida…….………………………..………….…………….…...…...78   Cuadro 24 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocida…….………………………..………….…………….…...…...79   Cuadro 25 Corpus completo de apelativos clasificado según los papeles de hablantedestinatario y género……….………………………………………………….……....………………………..80   Cuadro 26 Frecuencia relativa de los apelativos más empleados por hombres, según género………………………………………………………………….…….……………...…81   Cuadro 27 Frecuencia relativa de los apelativos más empleados por mujeres, según género………………………………………………………………….…….………...………82   Cuadro 28 Rasgos secundarios en relación con las situaciones de habla del cuestionario……………………………………………………….…….………..........………..96   Cuadro 29 Comparación de uso de apelativoscon mayor frecuencia de uso en general frente a los de la situación 6a y 6b, según género………………………………........…101   Cuadro 30 Uso de apelativos y afiliación de grupo por género……………….…......……….104   Cuadro 31 Apelativos del corpus clasificados según impliquen actos corteses o actos anticorteses……….…………………………………………………………..……....………………………….107    

 

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Índice de gráficos Gráfico 1 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas……………………………………………………………….……….………...……….50   Gráfico 2 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas……………………………………………………………….……….………...……….52   Gráfico 3 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con una amiga íntima a solas……………………………………………………………….……..…...…….53   Gráfico 4 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con una amiga íntima a solas……………………………………………………………….……….………...……….54   Gráfico 5 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de amigos en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….56   Gráfico 6 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de amigos en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….57   Gráfico 7 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de amigas en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….59   Gráfico 8 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de amigas en su propia casa………………………..………………………….……..…...……60   Gráfico 9 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeros de trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...……61   Gráfico 10 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeros de trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...……63  

 

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Gráfico 11 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeras de trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...…….64   Gráfico 12 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeras de trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...…….66   Gráfico 13 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo………………………..………….………...…...…..67   Gráfico 14 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo………………………..………….………...…...…..69   Gráfico 15 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermana/prima………………………..………….………...…...…..70   Gráfico 16 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermana/prima………………………..………….………...…...…..71   Gráfico 17 Apelativos utilizados por los hombres cuando conversa con su novia en compañía de personas conocidas………………………..………….…………….…...…..73   Gráfico 18 Apelativos utilizados por las mujeres cuando conversa con su novio en compañía de personas conocidas………………………..………….…………….…...…..74   Gráfico 19 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido…….………………………..………….…………….…...…..76   Gráfico 20 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido…….………………………..………….…………….…...…..77  

 

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Gráfico 21 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocida…….………………………..………….…………….…...…..78   Gráfico 22 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocida…….………………………..………….…………….…...…..80  

 

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CAPÍTULO I INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS

1. INTRODUCCIÓN La lengua, concebida desde disciplinas como la Pragmática y la Sociolingüística, se define como un instrumento de interacción social, cuyo propósito o función principal es propiciar la comunicación entre los individuos que componen una comunidad de habla. Así pues, se estudia el lenguaje como un fenómeno sociocultural y su análisis se realiza tomando en consideración el contexto social específico en el cual se desarrollan las diversas estructuras lingüísticas correlacionado con la intención (fines u objetivos comunicativos) expresada por el hablante en un determinado enunciado.1 Desde este paradigma, se puntualiza la interdependencia que existe entre la cultura, la sociedad y el lenguaje, pues, por ejemplo, la lengua posibilita reflejar la cohesión de una comunidad y su identidad, su visión de mundo, lo que constituye su “realidad”, sentimientos de pertenencia a un grupo, su experiencia, entre otros elementos. No obstante, la forma como se interpreta la relación entre la sociedad y el lenguaje difiere en virtud de la ciencia, marco teórico o disciplina desde la que se plantee, pues como afirma Moreno (1998: 67) “los diferentes modos de entender la organización y el funcionamiento de la sociedad, así como las diversas formas de interpretar la lengua, llevan, lógicamente, a formas distintas de concebir las relaciones entre estructuras sociales y estructuras lingüísticas”. Fue así como la necesidad e inquietud de relacionar hechos sociales con los lingüísticos –estudios de aspectos del código lingüístico en relación con los hablantes y su papel en el proceso de comunicación– promovió el surgimiento, en primera instancia, de la Sociolingüística y, luego, de la Pragmática. Ahora bien, tanto dentro de los estudios sociolingüísticos como dentro de los pragmáticos, ocupa un lugar destacado el análisis de los tratamientos (también llamados vocativos o fórmulas de tratamiento), los cuales sirven para apelar al interlocutor y, por ello, evidencian los diversos tipos de relaciones establecidas por los hablantes. Las fórmulas de tratamiento son, entonces, “todas aquellas estructuras

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Para una referencia más detallada de la conceptualización de la Pragmática y la Sociolingüística, así como de la relación lenguacultura-sociedad, ver Hernández y Almeida (2005), Bravo y Briz (2004), Escandell (2004), Escavy (2004) y Moreno (1998).

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basadas en la combinación de elementos léxicos y gramaticales que los hablantes de una determinada lengua utilizan para apelar a sus semejantes” (Molina 2002: 97). En español, el sistema de tratamientos o vocativos se clasifica en fórmulas de tratamiento pronominal, con un paradigma cerrado: usted, tú y vos, y fórmulas de tratamiento nominal o apelativos, cuyas formas representan un paradigma abierto con un amplio inventario y diferentes tipos de elementos. En esta investigación, el análisis se centrará concretamente en los apelativos como objeto lingüístico de estudio, producidos en situaciones coloquiales informales. Estos se analizarán desde la perspectiva teórica de la pragmática (que incluye la teoría de la cortesía verbal,2 esta última definida por Diana Bravo (1999 y 2003) como un fenómeno sociocultural pues enfoca las relaciones del lenguaje con la sociedad). En el español de Costa Rica, encontramos, dentro de los vocativos referidos al interlocutor que se emplean en la conversación, ejemplos como compa, corazón, mae, cariño, bróder, amigo, jefe, etc. Levinson (1989) señala que estos son “sintagmas nominales que se refieren al destinatario” (63), esto es, expresiones de función fática que refuerzan el contacto entre los hablantes, empleados por estos para denotar y connotar determinados tipos de relaciones interpersonales. Dado que los apelativos son los que nos interesan en esta investigación, debemos aclarar que se caracterizan por aparecer “naturalmente” al principio del enunciado y, por lo regular, por iniciar la conversación; aunque también se presentan en otras posiciones; de acuerdo con Leech (citado por Jørgensen 2008: 393), se clasifican de la siguiente manera:

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Moreno (1998: 149) señala con respecto a la viabilidad de aplicar el análisis de la cortesía a los apelativos que “Formas de tratamiento y cortesía son nociones que se exigen mutuamente y que, por lo tanto, no pueden explicarse de forma independiente”.

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Función de los apelativos según su posición en el enunciado Inicial

Media

Final

1. Llamar la atención

2. Identificar al apelado

2. Identificar al apelado

2. Identificar al apelado

3. Mantener y reforzar las

3. Mantener y reforzar

relaciones sociales

las relaciones sociales

Además, los apelativos son constituyentes típicamente extraoracionales, es decir, que no se encuentran sintáctica o semánticamente incorporados con los argumentos de un predicado. En consecuencia, al ser los vocativos fórmulas empleadas por los hablantes para iniciar un diálogo o para establecer contacto con el interlocutor, se caracterizan por evidenciar comportamientos sociales (como ser cortés, adecuado, apropiado, oportuno y sus contrapartes), por lo cual son distintos en las diferentes culturas; además, existe un alto grado de variación en lo que respecta a las estrategias utilizadas por los hablantes en la interacción verbal, dada a la variabilidad en lo que respecta a los recursos lingüísticos empleados. De ahí, la importancia de estudiarlos desde el marco de la pragmática para describir sus funciones, contextos de uso, entre otros. Ahora bien, desde este enfoque de análisis, estas formas lingüísticas se pueden analizar como elementos representativos de las relaciones interpersonales establecidas entre los hablantes, pues como señala Moreno con respecto a las formas de tratamiento en general, dentro de las cuales se incluyen los apelativos, estas

(…) se usan de acuerdo con sistemas que a veces encierran una gran complejidad, derivada, en primer lugar, de las diversas clases de vínculos personales que se pueden establecer, en segundo lugar de la posibilidad de que las formas de tratamiento no sean recíprocas y, por último, de la convivencia de sistemas de tratamiento diferentes dentro de una misma comunidad (1998: 151).

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De tal modo, podría afirmarse que, a la luz del análisis de los usos de ciertos elementos lingüísticos –como los apelativos– y a partir de un marco teórico interdisciplinario como el propuesto por la pragmática y la cortesía verbal, se puede vislumbrar o intentar (re)construir los componentes básicos de la imagen social3 que tiene el costarricense y cómo se evidencia dicha imagen en una parcela del español de Costa Rica, esto es, en el lenguaje juvenil4 empleado por una muestra representativa de estudiantes universitarios costarricenses.

1.1. Justificación El análisis de la correspondencia existente entre la estructura lingüística y la estructura social se debe a la interacción de valoraciones sociales con las estructuras lingüísticas (Labov 1983). De esta manera, la lengua forma parte de un complejo sistema cultural, el cual mantiene una estrecha relación con la organización social, las relaciones sociales funcionales, los valores, las creencias y las pautas de conducta y conocimiento que se transmiten de generación en generación, a través de procesos de socialización y culturización (Moreno 1998: 201). De este modo, un marco teórico como la pragmática, dentro del cual se incluyen los estudios de cortesía verbal (descortesía y anticortesía), ofrece herramientas de análisis propicias para dilucidar la concordancia antes expuesta entre la lengua y la sociedad. Así, en términos generales, esta teoría presupone y al mismo tiempo permite corroborar que en el uso de ciertas formas lingüísticas y en la escogencia de diferentes estrategias discursivas –empleadas por lo hablantes de una determinada lengua–

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La noción de imagen social (face) fue, en primera instancia, propuesta y conceptualizada por Goffman (1977), quien señala a partir de este concepto la importancia de las reglas sociales y de las relaciones entre los participantes en la interacción verbal, pues básicamente face se refiere a las percepciones de los otros acerca del hablante. Posteriormente, Brown y Levinson retoman dicho concepto para plantear su modelo de cortesía verbal. Bravo (1999) amplia y sistematiza el concepto de imagen social (face) para proponer la existencia de una imagen básica que resulta ser una especie de “personalidad social ideal” con la que los hablantes de una comunidad sociocultural de identifican (para más detalles ver el apartado 3.1.2.). 4 El término lenguaje juvenil “designa un conjunto de rasgos lingüísticos presentes en las manifestaciones lingüísticas de los jóvenes, producidas de forma oral (o por escrito como reflejo de lo oral), en situaciones coloquiales informales” (Guerrero 2002: 68). Asimismo, el ser joven se relaciona con el concepto de edad social (“clase de edad”: niñez, juventud, adultez, vejez), que se entiende, desde la sociología, como el papel que cumplen en la sociedad las personas según condiciones típicas asociadas a la edad. Cabe aclarar que dichas condiciones varían históricamente, están definidas por las actividades, intereses, formas de actuar de los individuos y “reflejan los efectos de las normas que rigen [sus] comportamientos” (Palazzo 2005: 17).

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concurren condiciones de producción de sentido (semiosis) relacionadas directa o indirectamente con representaciones o fenómenos sociales. Así pues, el estudio de los apelativos cobra gran importancia debido a las distintas valoraciones pragmáticas que reciben estos elementos lingüísticos. En consecuencia, con este estudio se pretende realizar un aporte en la investigación lingüística al aplicar e implementar un enfoque pragmático a una dimensión del español de Costa Rica –los apelativos– que aún no ha sido estudiada ni desde estas perspectivas teóricas ni desde otras. Finalmente, el estudio del lenguaje juvenil también constituye una contribución a los estudios lingüísticos costarricenses, especialmente si se toma en cuenta el hecho de que el estudio de este sociolecto se llevará a cabo desde la valoración lingüística de la diversidad y de sus características disímiles frente a la variedad estándar de la lengua, en oposición a los estudios tradicionales que comparan ambas variedades –juvenil y estándar– para establecer normas adecuadas o de corrección de uso del lenguaje; en otras palabras, en esta investigación se promueve el análisis de los apelativos empleados por los jóvenes universitarios desde la perspectiva de la adecuación discursiva frente a la corrección gramatical (Rodríguez 2002). En definitiva, es importante destacar que al constituirse esta en una investigación pionera sobre el uso de los apelativos en el lenguaje juvenil y en relación con los estudios de cortesía verbal y de género, en el ámbito lingüístico puede emplearse como un marco base para desarrollar investigaciones similares en nuestro país y para desarrollar estudios comparativos con otras variedades del español; además, en el ámbito social, como un instrumento complementario del análisis sobre la composición de la imagen social de los jóvenes universitarios costarricenses, así como de los estudios de género. 1.1.1. Limitaciones Dentro de las principales limitaciones, se debe señalar que no es factible realizar un análisis de los apelativos según la posición que ocupan en el enunciado, porque el instrumento empleado para recopilar los datos, descrito en el apartado de la metodología, no aporta ese tipo de información.

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Del mismo modo, los apelativos recopilados constituyen un corpus limitado y los datos extraídos – en el análisis– no cubren, en su totalidad, los fenómenos lingüísticos relacionados, por lo cual no se pretende aquí desarrollar un estudio exhaustivo del que se puedan extraer conclusiones generales, pero sí es una muestra representativa que permite delimitar algunas particularidades del uso de los apelativos en el lenguaje coloquial de los jóvenes universitarios costarricenses, en correlación con la variable género y en el marco de los estudios de cortesía verbal.

1.2. Objetivos 1.2.1. General: Analizar los apelativos empleados por una muestra estadísticamente representativa de jóvenes universitarios en el español de Costa Rica como estrategia de cortesía verbal. 1.2.2. Específicos: •

Recopilar un corpus, a partir de un cuestionario, de los apelativos empleados por jóvenes universitarios en la interacción verbal en el español de Costa Rica.



Analizar la frecuencia de uso de los apelativos y los procesos léxico-semánticos presentes en su formación.



Estudiar la función y las estrategias de cortesía verbal presentes en el uso de los apelativos, al tomar en consideración los factores que determinan su empleo en correlación con la situación comunicativa y el contexto.



Describir e interpretar la variabilidad en la selección y uso de los apelativos, desde la perspectiva de género.



Contribuir, a partir del estudio específico de los apelativos, a la definición de los componentes básicos de la imagen social de los jóvenes universitarios costarricenses.

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CAPÍTULO II ESTADO DE LA CUESTIÓN

2. ESTADO DE LA CUESTIÓN Debido a que el enfoque de esta investigación es pragmático y que esta es una disciplina lingüística relativamente reciente, solo se encuentra una tesis y un artículo de revista realizados en nuestro país que analizan los pronombres de tratamiento (voseo, tuteo y ustedeo) y algunas formas nominales de tratamiento, e implican además, de alguna manera, el análisis de la cortesía verbal. No obstante, también se revisaron investigaciones sociolingüísticas que ofrecieran datos relevantes sobre las formas de tratamiento. 2.1. Estudios pragmáticos Leyla Hasbún Hasbún (2003) investiga en el artículo “¿Qué le vendemos, reina? El uso de vocativos en la Feria del Agricultor” el uso “no recíproco de vocativos cariñosos entre extraños en lugares públicos” (201), para lo cual se grabó un total de 99 transacciones en una Feria del Agricultor en San José con el fin de determinar el uso y la frecuencia de estos vocativos supra mencionados. Los resultados obtenidos por Hasbún Hasbún indican que casi en la mitad de los diálogos no se usó ningún vocativo, mientras en la otra mitad “hubo aproximadamente el mismo número de diálogos donde se usaron vocativos de respeto o deferencia que de diálogos donde se utilizaron vocativos cariñosos” (208). Esta investigación propone posibles motivos subyacentes al uso de los vocativos cariñosos entre extraños; por ejemplo, el hecho de que el hablante desea congraciarse con su interlocutor para realzar su imagen social positiva y cumplir con un fin comunicativo de persuasión; igualmente, se explica dicho empleo como una simple muletilla:

(…) supuestamente esta vinculación hará que la transacción sea exitosa: que el cliente compre sus frutas y verduras porque se siente bien. Igualmente podemos plantear la hipótesis de que el vendedor utiliza vocativos cariñosos como muletilla y que no hay motivo ulterior, no hay propósito definido [en su uso] (210).

Además, se concluye en este artículo que los datos revelan el uso de tres tipos de tratamiento para “una compradora de mediana edad” en las transacciones comerciales examinadas: “la ausencia de

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vocativo, el uso de vocativos de deferencia y el uso de vocativos que tradicionalmente han sido asociados con relaciones de intimidad” (Ídem). Con respecto a este último caso, Hasbún señala que a la compradora se le asigna automáticamente un estatus social más alto; no obstante, los interlocutores también emplean en muchos casos formas de tratamiento que no reflejan distancia social. En virtud de lo anterior, la autora refiere como principal conclusión que el empleo de estos apelativos cariñosos puede ser considerado, a partir de la teoría propuesta por Brown y Levinson, como cortesía positiva o, en su defecto, como una imposición o abuso por parte del vendedor. En cuanto a la tesis, Carolina Arias (2002) realizó una investigación sociopragmática del uso de tratamientos en el área metropolitana de San José. Para ello diseñó una encuesta a partir de un corpus de 40 lexemas aportados por la misma investigadora y recogió datos de 30 personas de tres generaciones diferentes. Para el análisis del corpus, se tomaron como parámetros sociolingüísticos el sexo y la edad y como parámetro pragmático el tipo de relación que se establece entre el hablante y el oyente (simétrica, formal, de poder). En esta tesis se presentan datos de muy diversa índole; por ejemplo, se mencionan algunos vocativos dirigidos hacia personas que prestan servicios, conocidos, desconocidos y a su interlocutor. Arias establece dos dimensiones en cuanto al tipo de relación social: la de solidaridad y la de poder. En la primera analiza formas de tratamiento dirigidas a hermanos (a), hijos (a), novio (a), esposo (a), el/la mejor amigo (a), compañero (a) de estudio y trabajo, las cuales representan relaciones de cercanía o confianza. Dentro del análisis de esta dimensión, se establece la siguiente consideración con respecto a la variable género y la variedad de uso de las formas de tratamiento:

Aunque las mujeres señalaron más variedad de uso, esto no significa que usen más formas que los hombres, sino que, mientras ellos son más estandarizados y repetitivos en cuanto a ciertas formas específicas, ellas varían los términos usados; no obstante en porcentajes bajos (…) las mujeres establecen tratos más neutros con sus interlocutores de confianza, pues privilegia el uso del nombre [por encima de vocativos] (Arias 2002: 71) (El subrayado es nuestro).

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Con respecto a la otra dimensión citada, en esta tesis se analizan tratamientos para el jefe (a), chofer de bus, desconocido en el bus, vendedor (a) de tienda, mesero (a) de restaurante, señor (a) mayor en la calle, las cuales representan relaciones distantes. Ahora bien, este análisis le permite afirmar a la investigadora, en oposición, por ejemplo, a lo señalado por Haverkate (1994), que no es cierto que los hablantes sean más corteses dentro de la dimensión del poder, pues en sus resultados se verifica “que los hablantes se preocupan por ser tan corteses en un contexto como en otro, aunque con intenciones distintas cada dimensión tiene, entonces, sus propias formas de cortesía” (Arias 2002: 74). Por otro lado, en lo referido a algunas de sus conclusiones, Arias considera que todas las formas de tratamiento “están directamente relacionadas con la imagen y la cortesía positivas, pues (…) la mayoría de ellos busca que el interlocutor se sienta bien, apreciado por el hablante” (2002: 20). Además, estima que todos los vocativos cariñosos reportados son manifestaciones de cortesía, pues los califica como formas empleadas para congraciarse con personas del sexo opuesto. 2.2. Estudios sobre cortesía verbal A continuación, se reseñarán dos artículos investigativos sobre la cortesía verbal en el español de Costa Rica escritos por Jorge Murillo Medrano. En primer lugar, “La cortesía verbal en el español de Costa Rica”, publicado en la revista Káñina. Este artículo es un primer estudio general sobre la pragmática en el español del Valle Central, en el cual se elabora una breve reseña de los estudios pragmáticos más importantes realizados en el extranjero. Además, resume algunos de los conceptos más relevantes del marco teórico de esta disciplina lingüística que se relacionan con la cortesía verbal y, finalmente, analiza someramente algunos ejemplos de cortesía verbal en el uso de las formas de tratamiento, la atenuación y en el empleo de los diminutivos en el español vallecentraleño. Inclusive, Murillo (2002: 113) señala con respecto a los apelativos que estos, usados deícticamente, evidencian una relación social entre hablante y oyente y, al mismo tiempo, “codifican información relevante para el análisis de la cortesía verbal, pues se

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convierten en estrategias que los hablantes usamos para lograr ciertos propósitos”. Asimismo, emite las siguientes conclusiones sobre el aporte de la disciplina pragmática al estudio del español de Costa Rica:

Los conceptos de imagen social y de cortesía verbal (…) pueden arrojar resultados satisfactorios para el estudio del español de Costa Rica, especialmente en aspectos no tratados, poco estudiados o no muy bien explicados por otros marcos teóricos. (…) se evidencia, en el español de Costa Rica, una inclinación de los hablantes por la filiación y la solidaridad, la cual se manifiesta en estrategias de cortesía que tienden a fortalecer la imagen social de los hablantes en la interacción verbal. (…) Acercarse al estudio del español de Costa Rica desde esta perspectiva abre una veta de estudio riquísima, totalmente inexplorada [la cual] posibilitaría el comprender parte de nuestra identidad manifestada en los comportamientos verbales (…) (Murillo 2002: 115-116).

En segundo lugar, en las actas del Primer Coloquio del Programa EDICE se publica la ponencia “La cortesía verbal en situaciones de habla en Costa Rica: hacia la comprensión de la imagen social en su contexto sociocultural”. Resulta relevante mencionar que en dicho artículo primero se problematiza acerca de la constitución del marco teórico de la cortesía verbal. Así, se explicita el modelo de Brown y Levinson –pionero en esta área– y posteriores estudios que cuestionan aspectos constitutivos de este modelo. Luego, a partir de las propuestas de Diana Bravo, Murillo Medrano postula dos premisas socioculturales5 (hipotéticas) para el estudio de la cortesía en el español de Costa Rica, basado en la idea de que

(…) no se puede partir del hecho de que la imagen social sea un asunto solo de competencia individual, sino que más bien debe concebirse desde una perspectiva más amplia: considerando las sociedades particulares y sus dinámicas internas. Es decir, que los estudios sobre la cortesía verbal de determinada comunidad lingüística deben estar más orientados a buscar una correlación entre lo sociocultural y las nociones de imagen y cortesía verbal (2003: 130).

A continuación, en el artículo se señala la importancia de que ciertos aspectos lingüísticos del español de Costa Rica sean (re)tomados para su análisis desde una perspectiva pragmática con el objetivo de “ser mejor estudiados” y, al mismo tiempo, contribuir con la descripción del sistema de cortesía verbal de esta variedad lingüística.

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Premisas ligadas a la autonomía y a la afiliación. La primera valora la originalidad del costarricense, la diferencia respecto al otro y la autosuficiencia. La segunda señala que el costarricense se caracteriza por ser pacífico, cordial y humilde (Murillo 2003: 134).

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De tal modo, por ejemplo, Murillo propone realizar nuevos estudios tanto del sistema pronominal como de los apelativos. Estos últimos son descritos como piezas deícticas que constituyen por sí mismas “actos de habla cuya función primordial es hacer evidente una relación social entre hablante y oyente” (2003: 138). Además, se ilustra por medio de un ejemplo la relevancia de su estudio: Por ejemplo, cuando llegamos a una estación de gasolina, no es lo mismo que un comprador varón le diga al que atiende (varón también, por lo general) Caballero, deme cinco mil que Mae, deme cinco mil (Ídem) (El subrayado es nuestro).

Aunque Murillo no se detiene a analizar este ejemplo, a partir de la frase “no es lo mismo” se puede intuir que en el español de Costa Rica el empleo de los apelativos caballero y mae denotan el establecimiento de un vínculo personal diferente. Finalmente, Murillo propone tomar en cuenta algunos conceptos medulares para realizar estudios de este tipo específicamente en el español de Costa Rica: a) los conceptos de imagen social y de cortesía verbal y b) la caracterización hipotética del costarricense como humilde, respetuoso del otro y pacífico, esta última es el resultado de una encuesta de hábitos sociales, y se basa en el imaginario del costarricense, esto es, como el “tico” se percibe o caracteriza a sí mismo. 2.3. Estudios sociolingüísticos Existen varios artículos y tesis que parten del marco teórico y metodológico de la sociolingüística para abordar la problemática de los pronombres de tratamiento como el tuteo, el voseo y el ustedeo, pero como estas últimas corresponden a formas lingüísticas que difieren bastante de las que se pretende estudiar en esta investigación, solo se mencionarán algunos aspectos pertinentes de dos de esas investigaciones.6 El primer artículo es el “Análisis de los usos asimétricos de las formas de tratamiento pronominal en una comunidad costarricense”, elaborado por Leyla Hasbún y Mayra Solís (1997). En dicha 6 En este apartado se reseñan dos artículos cuyo objeto de estudio son las formas de tratamiento. Dicha inclusión se justifica en el hecho de que estos estudios analizan aspectos de interés en relación con los interlocutores, para la presente investigación, principalmente, a) la influencia de las características del hablante y oyente en la escogencia de las formas de tratamiento, b) la constitución de las relaciones sociales: eje simetría-asimetría, c) la relación vivencial: de solidaridad o poder, d) el marco de interacción (que en estos estudios siempre es cotidiano) y e) consideraciones preliminares acerca de la correlación entre la variable género y la escogencia de las formas pronominales de tratamiento.

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investigación se analiza, en una comunidad universitaria costarricense constituida por 94 sujetos, la influencia ejercida por las características de los interlocutores en la forma en que los sujetos se dirigen a ellos; esto con el fin de determinar si el uso de las formas de tratamiento es simétrico o asimétrico. En definitiva, esta investigación subraya la existencia de una asimetría considerable condicionada más por la edad de los receptores que por su nivel social o estatus; así, para las autoras el uso de usted no necesariamente indica distancia social, sino más bien respeto (1997: 145), lo cual indica un uso dual de esta forma de tratamiento en el español de Costa Rica –tal y como lo había señalado, en 1974, Carlos Vargas en el artículo “El uso de los pronombres “vos” y “usted” en Costa Rica”–; el pronombre vos se emplea en circunstancias de intimidad, solidaridad, afecto e informalidad (para indicar condescendencia); mientras el tú, para marcar distancia social, deferencia, respeto, cortesía y formalidad; así pues, estas formas de tratamiento reflejan dos dimensiones de la vida social: solidaridad, la primera y poder, la segunda. Finalmente, en apariencia, el género es una variable importante en la escogencia de las formas de tratamiento, cuya evidencia se verifica en el hecho de que los hombres tienden a recibir un trato más formal o de mayor respeto en comparación con las mujeres (1997: 148). En suma, las autoras establecen tres conclusiones principales: a) Existe una gran asimetría entre los interlocutores, la cual se presenta tanto en situaciones esperadas como en inesperadas (por ejemplo, cuando una persona prestataria de servicios se dirige a su interlocutor con el vos, aunque este último lo haya interpelado por medio del usted). b) La edad y el género del interlocutor son más relevantes en la escogencia de la forma pronominal que el estatus. c) El papel social de las mujeres continúa siendo de subordinación, sin resultar relevante para la escogencia de las diferentes formas pronominales su estatus en el grupo social, pues en situaciones en las que interactúan un hombre y una mujer de edades y estatus similares, suele

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tratarse al hombre con la forma “usted” con mayor frecuencia que a la mujer (Hasbún y Solís 1997: 150-151). El otro estudio reseñado es “Efectos producidos por el género, la edad, el estatus y el lugar de residencia de los hablantes en su escogencia de las formas de tratamiento diádico”, de Hasbún y Solís, el cual busca complementar el artículo anterior y, al mismo tiempo, “incrementar el conocimiento sobre el uso de las formas de tratamiento diádico en Costa Rica” (1999: 164). Este estudio toma en cuenta cuatro variables sociolingüísticas en el análisis, a saber, género, edad, estatus y lugar de procedencia. En cuanto a la variable género, se menciona que “las mujeres usan “usted” significativamente más que los hombres” (1999: 166); por ejemplo, se advierte que a los hombres las normas sociales les permiten establecer un mayor número de relaciones igualitarias (167). Para las investigadoras, dicha diferenciación en el uso de este pronombre se debe a que las mujeres emplean el pronombre formal “para protegerse de un posible trato familiar no deseado; esta motivación tiene mayor sentido cuando el trato familiar proviene de una persona del sexo opuesto” (Ídem). No obstante, Hasbún y Solís afirman, en contraposición a lo antes expresado, que el uso hecho por las mujeres de este tratamiento hacia personas del área de servicios, de cualquiera de los dos sexos, en condiciones igualitarias, pareciera indicar que “usted” no marca distancia social, en este ejemplo específico, sino respeto o cortesía. Por otra parte, la variable edad no arrojó resultados significativos para el análisis, aunque se resaltan algunas preferencias; por ejemplo, que los hablantes de la primera y segunda generación (de 16 a 19 años y de 20 a 29 años, respectivamente) tienden a presentar un estilo menos formal cuando se dirigen a personas del área de servicios, en especial si son jóvenes. De ahí, que las investigadoras propongan la necesidad de investigar este aspecto, pues podría ser evidencia de la flexibilidad de las normas sociales (Hasbún y Solís 1999: 167-169).

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Con respecto al estatus, se refuerza el hecho de que las mujeres emplean más el pronombre formal y no solo con el superior jerárquico. Mientras tanto, los hombres del área de servicios emplean significativamente más el pronombre informal con el superior jerárquico (Hasbún y Solís 1999: 169-170). Finalmente, en relación con el lugar de residencia, se propone que quienes viven en áreas rurales usan el pronombre formal significativamente más que quienes habitan en los centros urbanos (Hasbún y Solís 1999: 170-171). 2.4. Estudios lexicográficos Es preciso señalar algunos estudios lexicográficos, los cuales han delimitado y definido de manera parcial el uso de las formas de tratamiento pronominal y de algunos vocativos. Por ello, debemos remitirnos, a manera de reseña bibliográfica, a las obras lexicográficas más sobresalientes e importantes de autores costarricenses. Así pues, en primer lugar, se encuentra Carlos Gagini, con el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica, publicado en 1892, el cual se publicó en una segunda versión, desde otra perspectiva teórica, como Diccionario de costarriqueñismos (1918). En segundo lugar, aparece el Nuevo diccionario de costarriqueñismos de Quesada Pacheco, el cual consta de cuatro ediciones (1985, 1991, 1996 y 2001), aunque las modificaciones no han sido realmente sustanciales más que en la inclusión de nuevos lemas y también en la corrección de algunas acepciones. En 1996, aparece el Diccionario de costarriqueñismos de Agüero Chaves. Posteriormente, en el 2002, se publica Mil y tantos tiquismos (Costarricensismos) de Luis Ferrero. Finalmente, encontramos el Nuevo diccionario del español de Costa Rica, publicado a manera de manuscrito también en el 2002 y elaborado por el equipo de ELEXHICÓS, a cargo del Dr. Víctor Sánchez Corrales.7 De tal manera, resulta preciso apuntar, en términos generales, una serie de imprecisiones o deficiencias halladas en la descripción lexicográfica de algunos de los diccionarios antes mencionados,

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Para una referencia más detallada de la bibliografía lexicográfica, véase Arias (2002).

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para lo cual se buscaron cuatro apelativos, a saber, cabrón, culiolo, güevón y mae, incluidos todos ellos en el corpus que más adelante se analizará. En primer lugar, algunos apelativos de uso común en el español de Costa Rica aparecen en unos diccionarios y en otros no; así, culiolo no se consigna en el diccionario de Sánchez Corrales, ni güevón en el de Ferrero. En segundo lugar, no existe uniformidad en la descripción lexicográfica con respecto a las instrucciones de uso de los apelativos, pues en unos casos se dice que son apelativos o vocativos, también se tratan como muletillas o, en otros casos, como tratamiento o forma de tratamiento. En tercer lugar, la información pragmática proporcionada es escasa y en las acepciones en las que se emplea no es consistente; por ejemplo, con respecto a la marca del registro de uso en la conversación, se utilizan términos como “familiar”, “vulgar”, “coloquial” o sin marca

–para el mismo apelativo–;

también se describen con frases como voz vitanda, despectiva u ofensiva, tratamiento amistoso, entre otros; y en relación con el sociolecto, se utilizan palabras y frases como jergal, jerga juvenil, jerga de hampones y estudiantes, juvenil, término usado por el vulgo o por los menores, etc. Por último, otro problema es la inconsistencia en la marca de categoría nominal. Así, algunos apelativos aparecen descritos únicamente como adjetivos o se marcan solo como masculinos, cuando en realidad son utilizados por hombres y mujeres, dirigidos hacia ambos géneros. Con la finalidad de ilustrar más claramente lo antes señalado, a continuación se proporciona un somero análisis de la descripción del apelativo mae, cuya selección responde a que es empleado por la mayor parte de la población costarricense y también porque aparece en todos los diccionarios publicados después de 1990. Agüero Chaves (1996) define el término en cuestión de la siguiente manera: maje adj. vulg. Bobo, tonto, simple (jerga de hampones y estudiantes; se ha convertido en muletilla como vocativo.)

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De la definición anterior se desprende que Agüero califica el término únicamente como un adjetivo, lo cual se aleja mucho del uso que se le da hoy en día, pues en realidad se emplea como un sustantivo y, en otros casos, especialmente en las formas pluriverbales, como adjetivo. Agüero menciona que la palabra puede ser empleada como vocativo, pero no lo define como su uso básico; no obstante, se debe resaltar el hecho de que se muestra un indicio del cambio en el uso de la palabra al indicar que “se ha convertido en muletilla como vocativo”. Además, aunque se remite al término mae, dicho término no aparece en las entradas del diccionario. En segundo lugar, se encuentra el Nuevo diccionario de costarriqueñismos de Quesada Pacheco, el cual consta de tres ediciones. Entonces, veamos lo que se señala en las diferentes ediciones:

(1985) maje m. deriv. de majo “tipo popular español que afecta elegancia y valentía”: “muchacho”, “joven”, “tipo”. Úsase como vocativo (¡maje!) para interpelar a un varón. Usado por jóvenes varones (…) (1991): maje m. (Jerga de los varones) Muchacho, joven. // 2. Vocativo para dirigirse a un varón (Mae: Jerga juvenil). // 3. adj. Tonto, bobo. // 4. hacerse el ~: (...) (1996): Idem. (2001): maje m. {jergal} muchacho, joven. // 2. {jergal} vocativo para dirigirse a un varón y pronunciado ¡mae!. // 3. adj. Tonto, bobo. // 4. hacerse el ~: (...)

En las definiciones anteriores, se puede observar cómo se describe el uso del término mae solo referido a un varón como sustantivo y como vocativo; además, se menciona que es una expresión empleada de forma exclusiva en la jerga juvenil. Igualmente, la definición se da a partir de la forma maje, tal y como lo hace Agüero, y para el vocativo se especifica el empleo de mae. Luego, encontramos la definición incluida en la obra Mil y tantos tiquismos (Costarricensismos), de Luis Ferrero (2002):

maje (Derivado de majo, guapo). m. Úsase como vocativo, ¡maje!, para interpelar a un varón. / adj. Tonto, bobo. Hacerse el maje (…)

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En esta definición se refiere igualmente como entrada el término maje, el cual se describe como masculino, es decir, para referirse a un varón; además, no se especifica la existencia ni el uso de la forma mae. Finalmente, el Nuevo diccionario del español de Costa Rica (Sánchez 2002), da las siguientes definiciones:

Maje I m/f 1. coloq. juv. Persona indeterminada. II sust./adj. 2 coloq. juv. desp. Persona tonta ingenua. III ¡~! Coloq. juv. Forma de tratamiento de camaradería y confianza entre jóvenes, especialmente usado por los varones, aunque su uso se está difundiendo entre las mujeres. La pronunciación más frecuente es ¡mae! IV Se emplea como muletilla a lo largo de una conversación para garantizar el éxito de una comunicación (función fática) [*entradas pluriverbales]

Esta última definición parece estar más acorde con lo que se aprecia en la actualidad, pues, por un lado, en las instrucciones de uso se señala que la palabra se emplea tanto para hombres como para mujeres y, además, ya se marca claramente como una forma de tratamiento, lo cual le proporciona carácter de apelativo. Habida cuenta de lo anterior, se pueden determinar varios aspectos relevantes: 1) A partir de la primera edición del diccionario de Quesada Pacheco y en el diccionario de Sánchez Corrales aparece la forma sincopada de maje, es decir, mae, la cual se emplea en la actualidad como vocativo (forma de tratamiento). 2) Los diccionarios de Agüero, Quesada Pacheco, Ferrero y Sánchez Corrales utilizan como entrada la forma maje en la descripción lexicográfica, lo cual parece indicar que es más frecuente su empleo por encima de mae; no obstante, dicha selección parece responder a la descripción de la evolución que ha experimentado el término. 3) Todas las obras descritas caracterizan el uso de mae (o maje) como jergal, ya sea en el léxico de los hampones (Agüero) o de los jóvenes (Agüero, Quesada Pacheco y Sánchez Corrales), pero su uso, tanto como sustantivo o adjetivo, se extiende más allá de esas jergas.

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4) Únicamente Sánchez Corrales caracteriza en las instrucciones de uso la forma mae como sustantivo masculino y femenino, es decir, solo él constata su uso por y para mujeres; incluso se menciona que “su uso se está difundiendo entre las mujeres”. Además ofrece información pragmática en la descripción del término, pues se refiere a “forma de tratamiento de camaradería y confianza” y “función fática”.

2.5. A modo de resumen A manera de balance crítico de las investigaciones antes reseñadas se puede mencionar que: a) Del sistema de formas de tratamiento del español de Costa Rica, los estudios lingüísticos elaborados en nuestro país se han interesado más por el análisis de las formas pronominales. b) Desde una perspectiva lingüística, la categoría de los apelativos ha sido poco o casi nada estudiada para el caso del español de Costa Rica. c) Para el análisis de los vocativos propuesto en estas investigaciones, se ha partido de variables sociolingüísticas como el sexo y la edad, las cuales han arrojado datos relevantes en cuanto a que los hombres son más estandarizados y repetitivos en sus usos frente a la mujer que tiende a presentar más variedad de uso y a seleccionar formas “neutras” aún con interlocutores de confianza (Arias 2002: 171). También Hasbún y Solís (1999) señalan que los hablantes de entre 16 a 29 años tienden a emplear un estilo menos formal cuando se dirigen a personas del área de servicios, especialmente si son jóvenes, lo cual podría evidenciar “cierta flexibilidad de las normas sociales” (167-169). Asimismo, el análisis de otras variables sociales no ha suministrado datos significativos. d) También se ha empleado en el estudio de estas formas de tratamiento como parámetro pragmático el tipo de relación que se establece entre hablante y oyente, a partir, principalmente, del modelo de cortesía verbal de Brown y Levinson. Así, las dimensiones de

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poder y solidaridad han sido fundamentales a la hora de analizar los datos y, por supuesto, de establecer las conclusiones. e) Los datos y conclusiones de las investigaciones de Arias (2002) y Hasbún (2003) permiten suponer un empleo mayoritario, por parte de los hablantes, de vocativos “solidarios”, cuya finalidad es congraciarse o hacer sentir apreciado al interlocutor, aún en aquellos contextos en los cuales se esperaría un uso formal que refleje distancia social cuando esta existe. De tal modo, las investigadores, siguiendo la teoría de Brown y Levinson, describen el uso de dichas formas en relación con la imagen y la cortesía positivas en los contextos esperados o como cortesía negativa (imposición o abuso); esta última apreciación corresponde al estudio de Hasbún. f) Arias (2002) señala un aspecto muy importante relacionado con la elección de los vocativos en la dimensión del poder: los hablantes no se preocupan por ser tan corteses (tal y como afirman investigadores como Haverkate o Briz Gómez), pues para ella cada dimensión –de poder y de solidaridad– posee sus propias formas de cortesía (74), esto es, los hablantes son corteses, aunque usando diferentes mecanismos, en las dos dimensiones. g) Los estudios de Murillo puntualizan la relevancia de estudiar los apelativos desde el marco teórico de la pragmática y de los estudios de cortesía verbal y, al mismo tiempo, desde una perspectiva sociocultural para poder establecer correlaciones entre lengua y sociedad. h) Las obras lexicográficas relacionadas con el español de Costa Rica no son uniformes en cuanto a la descripción de los apelativos, especialmente en lo relacionado con la poca información pragmática proporcionada y la inconsistencia de criterios para desarrollar las instrucciones de uso, por lo cual no aportan datos suficientes para esta investigación. Ahora bien, en términos específicos, las investigaciones descritas difieren de la que me propongo realizar, pues en ellas se analizan los vocativos en términos generales, mientras aquí se propone estudiar

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únicamente la categoría de los apelativos en el lenguaje de los estudiantes universitarios del Valle Central de Costa Rica. Del mismo modo, tanto la metodología empleada en la recolección de los datos y la población, los contextos comunicativos y socioculturales que se analizan, así como los objetivos de estos estudios difieren significativamente de los aquí planteados. En conclusión, se puede indicar que los estudios realizados hasta el momento en nuestro país relacionados con el análisis de las formas de tratamiento pueden servir como un punto de partida para plantear algunas correspondencias con el análisis propuesto en esta investigación; no obstante, como lo afirma Murillo (2002), los estudios pragmáticos apenas se inician en nuestro país, por lo que hemos de valernos, en muchos casos, de principios y conocimientos empíricos y del acervo cultural y la competencia lingüística del investigador para el desarrollo del estudio.

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CAPÍTULO III MARCO TEÓRICO

3. MARCO TEÓRICO En el marco de esta investigación sobre el uso de los apelativos en el español de Costa Rica es preciso describir los conceptos o postulados del enfoque teórico de la pragmática, los cuales, a posteriori, posibilitarán un adecuado desarrollo del análisis de dichas formas lingüísticas. 3.1. Pragmática: la lengua en uso La pragmática estudia las condiciones de adecuación al contexto y la interacción entre el hablante, el destinatario y el mundo en el que se producen los enunciados o actos de habla, esto es, “la pragmática es el estudio de la comunicación lingüística en contexto” y su objeto de estudio “son tanto los procesos como los productos de la comunicación, incluyendo su inserción en la cultura y las consecuencias sociales” (Blum-Kulka 2000: 67). Esta disciplina ocupa hoy un lugar relevante en los estudios lingüísticos, pues le proporciona a los investigadores de habla hispana, por un lado, un marco teórico muy bien definido y conceptualizado por una gran variedad de autores y, por otro, un ámbito de estudio que aún se encuentra en ciernes y del cual queda aún mucho por decir e investigar.8 A tono con lo antes mencionado, por ejemplo, Julio Calvo reflexiona sobre los aportes que pueden ofrecer los estudios pragmáticos en relación con otras disciplinas lingüísticas:

La pragmática es la ciencia destinada a servir de conexión entre el lenguaje y el mundo. No existen soluciones gramaticales perfectas a los problemas que tradicionalmente han planteado los gramáticos, si no es a través de la pragmática, de la relación armónica entre el lenguaje y el contexto. Aunque los actos de lengua son infinitos, cabe una sistematización en la mayoría de los casos, sobre todo aquellos que la mera lingüística formal es incapaz de explicar (1994: 20).

8 A pesar de que existe toda una teoría pragmática bastante desarrollada, la investigación en este campo se ha llevado a cabo principalmente en Estados Unidos, y no es sino hasta en los últimos años que se ha utilizado como punto de partida de los estudios del español general. Además, es importante destacar que, como disciplina lingüística, la pragmática es relativamente joven, especialmente en lo que respecta a los temas de investigación formal, pues esta surge a raíz de los problemas o cuestionamientos acerca de la lengua que otras ramas de la lingüística no habían logrado resolver, tales como la relación de la sintaxis y el contexto, la identificación del referente y la interpretación de la deíxis, principalmente.

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También Escandell Vidal (2004: 1) se pronuncia en términos similares a Calvo al afirmar que parte de los beneficios de adoptar una perspectiva pragmática ha sido “arrojar nueva luz sobre diversos fenómenos, y así se han propuesto enfoques esclarecedores en muchas áreas (…) también se ha puesto de relieve la necesidad de tomar en cuenta a los participantes y su entorno para poder ofrecer una caracterización [más cercana a la realidad] de los fenómenos” lingüísticos. Además, es relevante mencionar que la pragmática ha tomado como punto de referencia en el desarrollo de su marco conceptual, fundamentalmente, las teorías de los actos de habla (propuestas por Austin y Searle), las máximas conversacionales y de cortesía (formuladas por Grice y Leech), la cortesía verbal (basada en los principios de Brown y Levinson) y la teoría de la relevancia (de Sperber y Wilson). Ahora bien, la disciplina pragmática centra su interés, principalmente, en la relación existente entre la estructura de la lengua y los contextos en los cuales se actualizan los usos que los hablantes realizan de ella, es decir, la dimensión pragmática describe la manera como los individuos emplean el lenguaje en los contextos sociales; entonces, la pragmática define los significados –de las palabras, frases, oraciones, etc.– considerando los contextos en los cuales se presentan las situaciones de usos lingüísticos. De ahí que esta disciplina considere las condiciones de adecuación contextual e interacción entre el hablante, el oyente y el mundo en que se realizan efectivamente los enunciados. En consecuencia, el analista se enfrenta al problema de la interpretación del significado pragmático de una expresión lingüística; de tal modo, se debe esclarecer cuál es la intención ilocutiva (fuerza o valor) que subyace en lo expresado por el hablante y también cuál es la interpretación realizada por el oyente de dicho acto; todo lo anterior correlacionado con el análisis de la situación específica en la cual se presenta el intercambio

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comunicativo. Así pues la pragmática describe, a partir de las diferentes expresiones lingüísticas, el significado no convencional de ellas.9 Habida cuenta de lo anterior, se puede afirmar que este enfoque constituye una perspectiva funcionalista10 del lenguaje, pues parte del punto de vista del hablante y así se aproxima “a la consideración de las condiciones sociales que hacen posible que los hablantes tengan acceso y controlen los recursos del lenguaje” (Bravo 2003: 7). Por tanto, resulta necesario esclarecer que, según la conceptualización de la teoría pragmática empleada en la presente investigación, esta posee un enfoque epistemológico cuyos fundamentos y métodos del conocimiento establecen como eje principal la relación entre el lenguaje y el pensamiento y, asimismo, entre el individuo y la sociedad, pues el análisis funcional se centra en cómo los hablantes emplean el lenguaje con diferentes finalidades. Finalmente, la pertinencia de la pragmática como enfoque teórico para el desarrollo de una investigación lingüística queda reflejada en la siguiente cita:

La pragmática puede ofrecer (…) un marco sistemático en el que reflexionar sobre la comunicación y un conjunto de herramientas de descripción y análisis. Gracias a ella (…) [el investigador] dispondrá de un utillaje teórico con el que podrá enfrentarse a los datos y a los fenómenos que desbordan los límites del código lingüístico; y podrá hacerlo, además, no de un modo simplemente intuitivo, sino de una manera ordenada y sistemática, con el respaldo de la reflexión científica (Escandell Vidal 2004).

3.1.1. Aproximación al fenómeno de la deíxis Dentro de lo estudios de carácter pragmático, uno de los tópicos más estudiados es el de la deíxis, el cual, según Levinson (1989: 47), explica “cómo las lenguas codifican o gramaticalizan rasgos del

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El significado convencional del léxico es el que aparece en los diccionarios; por lo tanto, el significado no convencional (significado nn) se refiere a la doxa (creencia popular), esto es, darle a las palabras cierto significado en relación con el uso común que emplean los hablantes de una comunidad lingüística. 10 El principal aporte del funcionalismo ha sido subrayar la importancia de estudiar y de interpretar la función que cumplen los elementos lingüísticos de una determinada lengua; es decir, a partir del fin comunicativo reconocido en la lengua, la lingüística funcional expone la posibilidad que tienen los hablantes para elegir entre diferentes formas lingüísticas según sus intenciones comunicativas (Diccionario de Lingüística, 1986: 125). Entonces, dicha elección no es arbitraria sino que responde a los fines y necesidades de los usuarios de una lengua en un momento determinado. Así, desde el punto de vista funcional, la investigación lingüística no debe ser únicamente descriptiva, pues deben buscarse explicaciones para los hechos lingüísticos al considerar la función que estos cumplen en el proceso social.

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contexto de enunciación” y cómo la interpretación de los enunciados depende del análisis de dicho contexto. Así, los elementos indexicales son formas lingüísticas, cuya característica principal es que su interpretación y análisis depende de diferentes factores directamente relacionados con un contexto comunicativo; en otras palabras, las formas deícticas por sí mismas están vacías de significado alguno, pues este depende del contexto de enunciación; así, el significado de los deícticos depende fundamentalmente del contexto de enunciación:

[Un deíctico es un] tipo de elemento lingüístico capaz de recuperar el contexto de enunciación de un acto de habla, esto es de mostrar los índices pragmáticos sobre la identidad de los interlocutores y sobre el lugar y el tiempo en que tuvo lugar dicho acto de habla (Diccionario de lingüística 1986: 80) (El subrayado es nuestro).

Según la cita anterior, la deíxis cumple una función referencial asociada con el contexto de enunciación, en el cual se incluyen los participantes del acto comunicativo y las condiciones espaciotemporales en que se propicia dicho acto. Además, es importante destacar el hecho de que los elementos indexicales presentan una “constitución egocéntrica”, cuyo origen o punto cero es lo expresado (o hecho) por el hablante como centro de la comunicación. No obstante, no todos los deícticos en la lengua son usados como tales, ya que en ocasiones se presenta una proyección deíctica, es decir, el centro deíctico cambia del hablante hacia otros participantes o se realiza un uso gestual o simbólico de estos elementos (Levinson 1989: 56-58). La relevancia del fenómeno deíctico en la interpretación de un enunciado queda reflejada mejor con un ejemplo. Supongamos que nos dirigimos a la oficina de un compañero de trabajo y nos encontramos con un rótulo que dice: Ya regreso El valor veritativo de esta frase depende del contexto de enunciación, pues el “momento” exacto de regreso del autor del mensaje se cuenta a partir del “momento” en que colgó el anuncio. No obstante, para quien lea esa frase no existe un punto de referencia más que el preciso instante a partir del cual se lee

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el mensaje del letrero. Es decir, en este tipo de expresiones se determina una referencia a partir de la relación existente entre signo y referente (Levinson 1989: 50). Tradicionalmente, se suelen señalar, dentro de la literatura especializada en el tema, cinco tipos de deíxis: pronominal (o de persona), lugar, tiempo, discursiva y social. Sin embargo, para los propósitos del análisis de los apelativos, se requiere únicamente describir las categorías de la deíxis de persona y la deíxis social. Por un lado, la deíxis de persona se refiere a la codificación del papel (o posible papel) de los participantes en la interacción verbal (Levinson 1989: 54); es decir, los deícticos de persona son aquellos elementos con los que cuenta la lengua para referirse o identificar a los participantes de la enunciación. Así, se analizan las diferentes categorías –no necesariamente gramaticales– en correlación con el papel de los participantes para analizar cómo se estructuran estos papeles en las diferentes lenguas. En consecuencia, los estudios sobre este tipo de deixis incluyen categorías nominales como los pronombres de persona (sistema pronominal: vos, usted, tú), los adjetivos demostrativos (este, ese, aquel), los adjetivos posesivos (mío, tuyo, suyo), los vocativos (apelaciones y tratamientos), entre otras. Dado que la base de esta investigación es el estudio de los apelativos, únicamente nos interesa analizar el papel desempeñado por el hablante y el destinatario en la conversación, a saber, en la interacción cara a cara. Por otro lado, la deíxis social corresponde a la “codificación de distinciones sociales relativas al rol de los participantes” (Levinson 1989: 55); esto es, a los aspectos de la estructura de la lengua que expresan la identidad social de los participantes, la relación existente entre ellos y ciertas particularidades de la situación social en la cual se desarrolla la interacción verbal, es decir, configura los vínculos de los hablantes en términos de la simetría y asimetría. Entonces, este tipo de deíxis concierne a la codificación de información de índole social en la estructura de la lengua y posibilita la caracterización sociocultural de los hablantes (Levinson 1989: 80 y Casalmiglia y Tusón 1999: 118).

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También Levinson describe la información socialmente deíctica según dos tipos: relativa y absoluta: la primera se relaciona típicamente con el eje hablante-referente, hablante-destinatario, hablantetestigos y hablante-ambiente, mientras la segunda se refiere a formas reservadas para ser usadas solo con ciertos hablantes (“hablantes autorizados”) del tipo “Su Señoría”, “Señor Presidente”, “Su Majestad”, etc. (1989: 81). Con respecto al tipo relativo, Levinson aclara que: Podemos hablar de honoríficos cuando la relación (…) concierne al rango o respetos relativos, pero hay muchas otras clases de relación que pueden estar gramaticalizadas, por ej., las relaciones de parentesco, las relaciones totémicas, la pertenencia a un clan, etc., las que tengan validez en el sistema social en cuestión (Ídem) (El subrayado es nuestro).

3.1.2. Estudios de cortesía verbal La cortesía verbal11 es un fenómeno sociocultural, el cual consiste en el uso de estrategias dirigidas por un hablante hacia su interlocutor durante la interacción comunicativa. Estas estrategias se relacionan o afectan, principalmente, la imagen del oyente, es decir, de la persona a la que va dirigido el acto cortés. Además, por medio de la cortesía se pretende satisfacer tanto los deseos o aspiraciones del hablante como del interlocutor. Así pues, el fin primordial de la cortesía verbal es alcanzar el beneficio mutuo de los interactuantes; esto supone la satisfacción y, al mismo tiempo, un equilibrio en la imagen social de ambos. El modelo de cortesía verbal elaborado por Penélope Brown y Stephen Levinson, en su libro Politness. Some Universals in Language Usage, publicado en 1987, es, sin lugar a dudas, el más influyente y estudiado de cuantos hasta la fecha se hayan propuesto debido, principalmente, a la sistematización de sus propuestas. Sin embargo, la pretensión de universalidad de sus postulados le ha acarreado críticas de investigadores de diferentes procedencias geográficas. Estas críticas y desacuerdos se 11

En palabras de Blum-Kulka (2000) la “investigación sobre la pragmática de la cortesía tiene por objeto explicar la variabilidad contextual y cultural en las acciones lingüísticas, qué motivaciones sociales son inherentes a la elección de las estrategias verbales (es decir, “estrategias de cortesía”) para alcanzar objetivos comunicativos y qué significados sociales se le atribuyen a esa elección” (83).

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centran principalmente en la consideración categórica de su teoría como etnocentrista, pues, según los críticos, estos autores les dan énfasis, en los resultados y conclusiones de su análisis, a características de las culturas anglosajonas.12 Ahora bien, Brown y Levinson esbozan un modelo de estrategias de cortesía, el cual satisface los fines comunicativos y la orientación de la imagen del hablante de cortesía lingüística; de ahí que su fundamento sea el concepto de imagen (face). Para estos autores la imagen pública o social es el reflejo de la “autoimagen que todo individuo desea de sí mismo”, la cual desea mantener en sus interacciones con otras personas; sin embargo, esta imagen puede perderse, mantenerse o realzarse (Hernández 2004: 95). Así, el principal aporte de Brown y Levinson con respecto al concepto de imagen es reconocer en ella una dimensión social, la cual permite entender de una mejor manera cómo los usuarios de una lengua se comportan lingüísticamente con la finalidad de armonizar las relaciones sociales. El concepto de imagen se bifurca en dos componentes complementarios: imagen positiva e imagen negativa. La primera se relaciona con el deseo del individuo de ser apreciado socialmente, representa un deseo de aprobación por parte del otro (es la imagen que el individuo tiene de sí mismo, la cual aspira sea reconocida y reforzada por los otros miembros de la sociedad) y la segunda expresa el anhelo del hablante de mantener su ámbito –físico, social y verbal– de acción libre de intromisiones, es decir, representa un deseo de autonomía (el deseo de cada individuo de que sus actos no se vean impedidos por otros) (Brown y Levinson 1987: 56-57). En consecuencia, en la interacción verbal los participantes buscan un equilibrio: intentan, al mismo tiempo, proteger su propia personalidad, así como la del otro. Brown y Levinson postulan y justifican la validez universal del concepto y de los componentes de la imagen desde la interacción social (en general) y verbal; esto es, que en un contexto social los individuos deben respetar ciertas normas para no dañar la personalidad del otro.

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Más adelante en este mismo apartado se reseñarán más concretamente las críticas dirigidas a dicho modelo y, al mismo tiempo, se analizará una propuesta alternativa o complementaria más relevante y actual.

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De tal modo, en la interacción verbal, los hablantes emplean determinadas estrategias de cortesía – sistematizadas según un rango de importancia–, cuya finalidad es poner a salvo su imagen social. Entonces, se presupone que si los hablantes sienten la necesidad de defender una u otra de las imágenes que componen al individuo, es porque estas pueden verse amenazadas en el proceso comunicativo; por tanto, se plantea un riesgo para el desarrollo de la interacción. Así, surge una noción central para el análisis de la cortesía en el modelo de Brown y Levinson: los actos amenazadores de la imagen (facethreatening acts o FTAs). Para contrarrestar el efecto provocado por dichos actos, intervienen las actividades de imagen (face-work), que constituyen estrategias verbales de cortesía, las cuales actúan con base en una escala dependiendo del menor o mayor grado de amenaza a la imagen social. En definitiva, estas estrategias responden a la necesidad de evitar o minimizar las amenazas que continuamente aparecen en la interacción verbal, para así no provocar la pérdida de la imagen –positiva o negativa– de ninguno de los participantes del proceso comunicativo (1987: 58-59). En suma, en este modelo el concepto de imagen pública es central, pues la necesidad de salvaguardarla propicia la existencia de todas las estrategias de cortesía; desde esta perspectiva, si impera la necesidad de proteger la imagen es por su intrínseca vulnerabilidad. Asimismo, Brown y Levinson formularon un modelo de variables de contextualización – reconocido por ellos mismos como común a la mayoría de las lenguas–, en el cual se incluyen los conceptos de distancia social (distance), poder (power) y jerarquía o grado absoluto de la imposición (ranking). Según este modelo, los hablantes seleccionan las estrategias de cortesía en correlación con la distancia social y el poder que media entre los individuos interactuantes y también con el nivel de imposición implicado en el acto de habla. Así, los hablantes pueden privilegiar una de estas variables por encima de las otras con el fin de ser más o menos corteses en concordancia con los objetivos perseguidos o las necesidades que tengan y deseen alcanzar por medio del acto comunicativo. Lo mencionado se puede ilustrar más claramente con un ejemplo: un hablante puede escoger entre

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decir Puede usted pasarme la venda, por favor o Páseme la venda. Un hablante de español reconoce casi de inmediato un valor de cortesía en la primera frase, lo cual le posibilitaría ver satisfecha su petición, mientras con la segunda se mostraría más impositivo o autoritario –lo cual también deriva de la entonación–, esto es, descortés y, por lo tanto, podría no ver cumplida su petición. No obstante, estas valoraciones de ser “cortés” o “descortés” dependen mucho de cuál sea la relación social existente entre hablante e interlocutor y también del contexto en el que se da el intercambio comunicativo; así, si la frase Páseme la venda la dirige un padre a su hijo –entre quienes, en principio, media una relación vertical– en un momento de apremio o urgencia, no necesariamente será interpretada como descortés por ninguno de los dos individuos e, igualmente, es muy probable que la petición sea cumplida sin ningún tipo de reparo. Ahora bien, en párrafos anteriores se mencionaba que el modelo de Brown y Levinson ha sido objeto de diversas críticas y objeciones; por ejemplo, se cuestiona “la validez universal de conceptos como persona (self), imagen social (face), lo que se entiende por cortesía (politness) y los actos de amenaza (face-threat)” (Bravo 2003: 8). Igualmente, se problematiza su descripción de la imagen negativa, la existencia de amenazas inherentes a ciertos tipos de actos de habla, el hecho de analizar la cortesía en función de situaciones o actos de habla aislados y el empleo de las variables de contextualización (poder relativo, distancia social y grado de imposición) para determinar las diferencias entre culturas, ya que estos parámetros no son variables fijas, pues los hablantes las manejan de una manera dinámica según las diferentes situaciones sociales (23-25). En virtud de lo anterior, a continuación se explicitará la propuesta crítica alternativa al modelo de Brown y Levinson expuesta por Diana Bravo en 1999, 2003, 2004.13 Esta autora principalmente objeta lo propuesto por Brown y Levinson al observar que su modelo establece la existencia de una imagen social universal cuando para ella en realidad la imagen se (re)define a partir de los contextos socioculturales en 13

Diana Bravo expone su replanteamiento a la propuesta de Brown y Levinson en el artículo “¿Imagen «positiva» vs. imagen «negativa»?: pragmática socio-cultural y componentes de face” publicado en 1999; no obstante, en estudios posteriores ha ampliado y sistematizado aún más sus propios planteamientos.

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que se desenvuelve cada comunidad lingüística. Bravo critica el concepto de imagen social (face) formulado por Brown y Levinson, pues, desde su perspectiva, no todos los grupos sociales conciben su imagen social de la misma manera; por el contrario, Bravo plantea una “caracterización de la imagen social (face) que relaciona comportamientos comunicativos con contextos socioculturales” (1999: 158). A propósito, se conceptualiza el contexto sociocultural a partir justamente de la inclusión de los comportamientos, actitudes y valores conocidos, aceptados y practicados por una comunidad de hablantes (Hernández 2004: 96-97):

La importancia del factor sociocultural para el estudio de la cortesía nos parece crucial y, desde todo punto de vista, un elemento cuya falta descubre las debilidades de las teorías de corte «universalista» (…) Las mayores dificultades se presentan cuando queremos profundizar en la idiosincrasia de un particular grupo de hablantes en lo que se refiere a manifestar y percibir cortesía (Bravo 2004: 27-28).

Entonces, la cortesía verbal entendida como un fenómeno sociocultural se actualiza o modifica según la situación comunicativa real, lo cual es posible, pues se presupone que los hablantes efectivamente comparten un eje de contenidos socioculturales. Incluso, Bravo propone que el investigador de los estudios de cortesía formule una serie de hipótesis socioculturales14 –hipótesis concernientes a los contenidos socioculturales que conforman la imagen social básica de determinada sociedad–, las cuales se constituyen fundamentalmente a partir de la experiencia de este como hablante o integrante de una determinada comunidad sociocultural; además, se puede recurrir a fuentes escritas, cuestionarios, test de actitudes o hábitos sociales, etc. En definitiva, estas hipótesis se basan en conocimiento “supuestamente” compartido por los hablantes, el cual influencia su producción e interpretación de un acto de habla (Murillo 2003: 104). Bravo propone emplear el concepto de actividades de cortesía en lugar de actividades de imagen (face-work, según Brown y Levinson), pues la noción de imagen social engloba una amplia gama de 14

Para efectos de esta investigación, se seguirán, de manera general y como un punto de referencia, las premisas socioculturales propuestas por Murillo Medrano (2003) para los estudios de cortesía en el español de Costa Rica (ver nota 5).

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comportamientos, incluidos los de cortesía. De ahí que Bravo defina dentro de las actividades de cortesía tres categorías principales, las cuales serán comentadas a continuación. En primer lugar, se conserva la descripción dual de la imagen social; sin embargo, ya no se describe desde la dimensión negativa-positiva expresada por Brown y Levinson, sino que Bravo establece las categorías de autonomía y afiliación. Es decir, se proponen dos aspectos de la imagen social, los cuales se corresponden de alguna manera con los conceptos de imagen “negativa” y “positiva”: la necesidad de autonomía y la de afiliación. La primera se refiere a “todo lo que se hace para distinguirse del grupo”, y la segunda “a todo lo que permite identificarse con el grupo” (2003: 106). Bravo apunta que

Las relaciones entre el Ego y el Alter que se plasman en el concepto de imagen podrían reflejarse en actividades supuestamente motivadas por dos necesidades humanas como las de «autonomía y afiliación» (…) En la primera, el individuo se percibe a sí mismo y es percibido por los demás como diferente del grupo, en la segunda como parte [de él] (1999: 160).

En definitiva, la autonomía es la imagen que expresa el “contorno propio” de un individuo perteneciente a un determinado grupo, lo cual refleja su independencia en el sentido de la libertad de acción, de toma de decisiones y de juicio frente a los otros; mientras la afiliación manifiesta comportamientos tendientes a realzar las características por las cuales una persona se identifica con un grupo (o con las cualidades de un grupo). Bravo (2004: 27-31) también subraya que estas categorías en principio están vacías de contenido, pues su carga es de índole sociocultural y se actualiza en el desarrollo de la interacción verbal:

Los contenidos de imagen surgen de la formulación de un valor cultural, pero no se trata de describirlos mediante términos que en sí mismos no dan cuenta de los sentidos socioculturales para luego trasladarlos de una cultura a otra (Bravo 1999: 164).

En segundo lugar, se formula la existencia de una imagen básica “consensuada y extendida a la sociedad de pertenencia que estaría «supuestamente» en conocimiento de los hablantes de una lengua; ya sea que la asuman o no” (Bravo 2004: 28). Esta imagen resulta ser una especie de “personalidad social

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ideal” con la cual el hablante se identifica y asume. La constitución y definición de dicha imagen básica15 implica la delimitación de los contenidos socioculturales y también los conocimientos compartidos por los hablantes de una determinada lengua. Igualmente importante es tomar en consideración durante el análisis el contexto en que se desarrolla la situación de habla. Aunado a lo anterior, se expone la existencia no solo de imágenes individuales, sino también la necesidad de investigar la imagen de grupo (familia, universitarios, país, mujeres, centroamericanos, etc.) (Bravo 2003: 105). Por último, se definen las imágenes de roles, las cuales se relacionan con la multiplicidad de roles desempeñados por los hablantes en su vida cotidiana. Así, los roles sociales se rigen de acuerdo con las convenciones sociales aceptadas por los individuos de una comunidad sociocultural. Estos roles asignan ciertas características a los hablantes, de modo tal que cuando se actúa en sociedad el individuo juega distintos papeles, a saber: roles referidos a los “rasgos sociales permanentes”, como en el caso del género; roles de “carácter temporal”, como los concernientes con las diferentes etapas de la edad biológica; o bien, roles generados por “circunstancias externas a la conversación” y relacionados con actividades desempeñadas por el hablante de manera habitual como ser estudiante, empleado, actriz, corista, etc. (Bravo 1999: 165). Por ejemplo, un individuo masculino de veinte años de edad, estudiante universitario y que practica un deporte como la natación puede desempeñar en su vida cotidiana roles como ser joven, hijo, estudiante, amigo, compañero, nadador, entre otros muchos. Otro aspecto relevante para el estudio de la cortesía verbal es la dicotomía que plantea Bravo entre cortesía volitiva y normativa: la primera se refiere a la “cortesía estratégica”, según la cual los hablantes eligen las expresiones lingüísticas libremente según el contexto comunicativo; la segunda alude a expresiones “altamente convencionalizadas y ritualizadas”, las cuales tienen un “carácter «fijo» en la lengua” (2004: 6). Así, los estudios sobre la cortesía verbal se han interesado más por el análisis del tipo

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La configuración de esta imagen básica se relaciona con la existencia de rasgos “más o menos permanentes y reconocibles en la sociedad de origen” (Bravo 2003: 104).

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volitivo, pues en este el hablante tiene la oportunidad de ser más produccionista e innovador, tanto para “crear” como para usar las expresiones lingüísticas. Entonces, para efectos de esta investigación, se partirá del modelo de cortesía formulado por Brown y Levinson, principalmente, en lo correspondiente a la definición de cortesía verbal, el empleo de estrategias de cortesía y el uso de las variables de contextualización en lo que atañe a los conceptos de distancia social (distance) y de poder relativo de los participantes (power), con el fin de estudiar las estrategias de cortesía realizadas por los hablantes. Además, este planteamiento se complementará con dos propuestas teóricas relacionadas con la descripción de los rasgos situacionales en el análisis del discurso coloquial.16 La primera es de Briz Gómez (2004: 79), quien formula una serie de “filtros evaluadores y de interpretación de la cortesía”, entre ellos +/- solidaridad entre los interlocutores y +/- fin interpersonal de la interacción.17 La segunda, expuesta por Marta Albelda, corresponde a dos tipos de rasgos que configuran el registro coloquial: primarios (fin interpersonal, tono informal y ausencia de planificación) y secundarios situacionales (relación vivencial de proximidad, marco de interacción familiar o cotidiano, relación social y funcional de igualdad, y temática no especializada) (2004: 110 y 113). Aparte, se adoptan, en concordancia específica con el concepto de solidaridad, dos esquemas planteados también por Briz Gómez: uno para el análisis de las interacciones comunicativas en función del mayor o menor de grado de proximidad y el otro para la interpretación de la asimetría o simetría en la interacción (2004: 79-80). En definitiva, se recurrirá a la (re)formulación del concepto de imagen social (face) propuesto por Bravo que involucra el factor sociocultural; por lo cual se adoptará la clasificación de las actividades de cortesía como producto de la experiencia cultural de los hablantes según tres categorías: a) la descripción dual de la imagen social desde las nociones de autonomía y afiliación, 16 Según Blum-Kulka (2000: 87) “la investigación empírica muestra que las estimaciones sobre el poder, la distancia y la coerción del hablante interactúan con otros factores, como los objetivos comunicativos, el medio de la interacción y el grado de afecto entre los interactuantes, para determinar su elección de estrategias de cortesía”. 17 Briz Gómez propone otros filtros, pero estos no serán tomados en cuenta en esta investigación.

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b) la existencia de una imagen básica compartida por una comunidad de habla, c) la aplicación del concepto de imágenes de roles, las cuales asignan determinados papeles a los hablantes según las convenciones sociales aceptadas y puestas en práctica por una comunidad sociocultural. 3.2. Lenguaje y género Los estudios de género se han multiplicado desde la década de los años sesenta, principalmente, hasta la actualidad. La investigación de la categoría género se ha realizado desde diferentes perspectivas (sociológicas, históricas, psicológicas, lingüísticas, políticas, etc.) y no es un tema de ninguna manera acabado. Igualmente, existen muchas conceptualizaciones de lo que es y lo que no es el género; por lo tanto, a continuación se reseña una definición de género acorde con los fines lingüísticos de esta investigación, pues puntualiza aspectos contextuales de índole sociocultural:

Los géneros son grupos biosocioculturales, construidos históricamente a partir de la identificación de características sexuales que clasifican a los seres humanos corporalmente. Ya clasificados se les asigna de manera diferencial un conjunto de funciones, actividades, relaciones sociales, formas de comportamientos y normas. Se trata de un complejo de determinaciones y características económicas, sociales, jurídicas, políticas y psicológicas, es decir, culturales, que crean lo que en cada época, sociedad y cultura son los contenidos específicos de ser hombre y ser mujer (Alfaro 1999: 32) (El subrayado es nuestro).

En primer lugar, es importante destacar la diferencia entre género y sexo. Siguiendo la anterior definición, se percibe el género como una categoría de análisis referida al conjunto de características sociales y culturales que se le asignan a las personas de acuerdo a su sexo, a saber, es un fenómeno conductual —ideológico— asociado al sexo del individuo; en consecuencia, el sexo aludiría exclusivamente a características biológicas (anatómicas y fisiológicas) distintivas entre los seres humanos (Bonder, s/f). Lo anterior implica que la diferencia entre uno y otro concepto se relaciona más con diferencias socioculturales que naturales.

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En segundo lugar, en la definición anterior también se habla de la asignación de funciones, actividades, entre otros, a cada género. Según los enfoques de género, dicha asignación la promueve la sociedad —como sistema— a partir de una premisa básica: en la constitución de la sociedad se privilegia una visión patriarcal,18 lo cual conlleva la suposición de que el “mundo se estructura económica y socialmente a partir de relaciones desiguales, en las que el género masculino domina al género femenino” (Alfaro 1999: 8). Es decir, en la actualidad, la sociedad se conforma a partir de relaciones desiguales, pues los hombres ejercen dominio y control sobre los recursos más valorados socialmente a los cuales las mujeres tienen un acceso limitado o, en otras palabras, “las mujeres están sistemáticamente subordinadas a los intereses de los hombres” (West et al 2000: 180). Finalmente, dicha asignación de las características de género se posibilita gracias al proceso de socialización,19 esto es, los seres humanos se constituyen como seres sociales —y también su identidad— mediante procesos psicosociales en los cuales la categoría género resulta determinante. Además, este proceso se efectúa de generación en generación por medio de una compleja red de discursos (prácticas e instituciones sociales). No obstante, el género no debe ser interpretado como una propiedad de los sujetos, ni tampoco como un constructo social definitivo:

La identidad de género, se fortalece así, mediante normas y valores que definen qué es lo apropiado para cada sexo, y otorga a la mujer una posición subordinada en la sociedad (…) El enfoque de género reconoce y pretende visibilizar la existencia de esas relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres, identificándolas como relaciones de desigualdad (…) (Ramos 2004: 430).

De tal modo, los estudios de género postulan, en términos muy generales, la proposición de que hombres y mujeres son socializados de diferente manera, por lo cual asumen funciones

–roles– y

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El Diccionario de la Real Academia Española ofrece dos definiciones usadas en sociología sobre lo que constituye el patriarcado: “5. m. Sociol. Organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje. 6. m. Sociol. Período de tiempo en que predomina este sistema” (2001: 1702) (El subrayado es nuestro). 19 Proceso psicosocial según el cual el individuo se desarrolla como persona y como miembro de la sociedad. “En este proceso se adquiere o se construye la identidad personal y social como parte del grupo social al que se pertenece, el individuo se configura como persona, con sus rasgos, características personales, que son el fruto de este proceso de configuración” (Alfaro 1999: 36).

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comportamientos distintos en la sociedad, aún cuando no se tenga conciencia de ello. Asimismo, las expresiones y los contenidos discursivos posibilitan, como ya mencionamos en párrafos anteriores, la reproducción y la legitimación de estructuras desiguales, asimétricas en lo que respecta al poder y, en este caso particular, las llamadas asimetrías de género:

(…) lo que consideramos comportamiento “femenino” o “masculino” no está regido por la biología sino que se construye socialmente, y un ámbito fundamental en el que se construye el género es el uso del lenguaje (…) las construcciones sociales del género no son neutrales sino que están vinculadas a las relaciones de poder institucionalizadas dentro de las sociedades (West et al 2000: 180) (El subrayado es nuestro).

Irene Madfes (2004) propone seguir el “modelo estratégico de género” en el estudio de las interacciones entre lenguaje y género. Desde este enfoque se asume que “las conductas están reguladas por estrategias determinadas por el tipo de vínculos culturales existentes en una sociedad” (323). De ahí, la necesidad de tomar en cuenta en la investigación de este fenómeno aspectos como el contexto de enunciación del acto de habla (pues el fenómeno no puede ser “atribuible simplemente al género del emisor”), valorar las expresiones no como unidades lingüísticas aisladas o como indicadores “únicos y permanentes de género” (pues la misma expresión puede ser utilizada con diferentes fines) y, finalmente, no considerar que los rasgos significativos de una expresión sean, por lo general, “exclusivamente femeninos o exclusivamente masculinos” (325). 3.3. A modo de resumen A manera de recapitulación, en lo correspondiente a teorías y conceptos que sustentan esta investigación, se pueden establecer las siguientes premisas: 1) La pragmática tiene como objetivo describir la intención del hablante como usuario de una lengua; esto en relación directa con la situación comunicativa en la que se produce una forma lingüística, es decir, desde una perspectiva funcionalista que toma en cuenta el dinamismo del proceso de comunicación.

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2) El objeto de estudio de la pragmática es la lengua en uso (dimensión social del lenguaje) como acción del discurso –oral y escrito– en un contexto sociocultural. 3) Para la pragmática resulta primordial el análisis de las estructuras contextuales, como la situación de producción del discurso (situación comunicativa de enunciación del acto de habla) y la caracterización de las relaciones y los papeles de los participantes. 4) La cortesía verbal se inserta en los estudios de corte pragmático, pues su objeto de estudio es el análisis de los propósitos y funciones del lenguaje, para lo cual se toman en cuenta aspectos como el contexto sociocultural, la situación, la interacción comunicativa, los papeles de los hablantes, entre otros. 5) La cortesía verbal analiza el empleo de ciertas estrategias lingüísticas para determinar su finalidad; también estudian las relaciones sociales en términos del poder (simetría-asimetría) y la solidaridad, con el fin de precisar cómo la variación en la selección de estrategias lingüísticas de cortesía refleja y construye el mundo social. 6) Los estudios de género, entendidos como categoría de análisis, dentro de la cortesía verbal, se enfocan en la consideración de aspectos situacionales de índole sociocultural, con el fin de determinar cómo se codifican en los usos lingüísticos diferencias debido al género. En síntesis, en esta investigación, básicamente se pretende describir y analizar, con base en los postulados y herramientas proporcionados por la Pragmática y la Cortesía Verbal antes descritos, las estrategias y los significados explícitos e implícitos que subyacen en los apelativos empleados por estudiantes universitarios; a partir de dicha identificación de los significados individuales es que el investigador puede aproximarse a la comprensión de los significados culturales –aquí llamada imagen básica– que sustenta esta particular práctica lingüística y del valor que un grupo social determinado – jóvenes universitarios– les asignan.

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CAPÍTULO IV METODOLOGÍA

4. METODOLOGÍA Con el fin de estudiar el uso y la función de los apelativos empleados por una muestra estadísticamente válida de jóvenes universitarios costarricenses, se tomarán como punto de partida algunas premisas metodológicas de la Sociolingüística. Lo anterior se debe a que la Pragmática Lingüística puede ser considerada como una rama de la Sociolingüística, en un sentido amplio de esta última. 4.1. Tipo de investigación La presente investigación consiste en un estudio del uso de los apelativos en correlación con la variable género en un sector específico de hablantes del español de Costa Rica. El método de investigación es descriptivo-explicativo, en cuanto a la profundidad, y exploratorio, en lo que respecta al tipo de estudio.20 Además, se parte del enfoque émico para la interpretación del fenómeno lingüístico estudiado. Este enfoque se caracteriza principalmente porque es específico e intracultural; se cimienta en la observación y en el descubrimiento, constituye un punto de vista interior, es relativo e integrador, se mantiene en el nivel de análisis de los elementos y se centra en captar y reproducir las distinciones culturales que son significativas para los miembros de una determinada sociedad (Ibáñez 2004). Así pues, esta perspectiva metodológica posibilita la descripción de los datos desde la constitución particular o específica de los apelativos para, posteriormente, concretar conceptos y categorías de análisis más generales en relación con la variable género, la pragmática y la cortesía verbal. Por otra parte, se dice que la investigación tiene carácter exploratorio porque pretende examinar un tema que aún no ha sido estudiado desde las perspectivas que nos ocupan, lo cual permitirá determinar de forma preliminar cuáles son las tendencias lingüísticas de la población seleccionada en el uso de los apelativos. 4.2. Variable social 20

Conceptos tomados de López Morales (1994: 25).

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En esta investigación se parte únicamente del análisis de la variable género. Cabe aclarar que, en lo referido a la Lingüística, dicho estudio se centra principalmente “en los diversos papeles que los sujetos de cada sexo desempeñan en la comunidad de habla, en su diferenciación social” (López Morales 1994: 26). En consecuencia, el concepto de género se relaciona con la asignación social diferenciada de papeles a hombres y mujeres, lo cual condiciona el desarrollo de su identidad como personas. Dicha asignación se basa en los patrones culturales, hábitos y diversos condicionamientos sociales vigentes (estereotipos) que definen y valoran los papeles y las tareas de acuerdo con el sexo del hablante; en otras palabras, las funciones derivadas del género son comportamientos apre(he)ndidos gracias al proceso de socialización (Alfaro 1999: 30-36). Finalmente, resulta relevante precisar que, según la estructuración del universo relativo y la variable género, el instrumento elaborado para esta investigación será completado por 27 mujeres y 27 hombres. 4.3. Fuente de datos: población y muestra Con respecto a la elección de los informantes, la población investigada serán estudiantes universitarios costarricenses21 de dos universidades representativas de la realidad del país: la Universidad de Costa Rica (U.C.R.) y la Universidad Interamericana de Costa Rica (U.I.C.R.).22 Sin embargo, para lograr obtener una muestra bastante homogénea, se trabajará únicamente con aquellos estudiantes que

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Como premisa caracterizamos el lenguaje utilizado por los estudiantes universitarios como juvenil. Este tipo de lenguaje (jerga) se conceptualiza como innovador, irreverente, diferente y desapegado a la norma lingüística, por lo cual representa un campo de estudio muy amplio para el análisis de los apelativos dada su cantidad y riqueza lingüística. En este sentido, Rodríguez (2002: 3334) menciona que el lenguaje juvenil se caracteriza por poseer sus propios valores y mecanismo de defensa en oposición a las normas oficiales y también porque funciona como una señal de identidad o cohesión de grupo. 22 En Costa Rica, existen dos modalidades de universidades: las públicas, financiadas por el estado, y las privadas, cuyo financiamiento depende del cobro de matrícula y materias. Así pues, la Universidad de Costa Rica pertenece al primer grupo y la Universidad Interamericana al segundo grupo. Igualmente, se debe mencionar que la U.C.R. es la institución de educación superior más grande del país en cuanto a población y carreras impartidas (Cabrera 2005: 9 y 14-21), mientras que la U.I.C.R. es una de las universidades privadas que cuenta con mayor población y oferta académica (www.uicr.ac.cr).

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tengan su residencia permanente en la Gran Área Metropolitana23 y, al mismo tiempo, cuya edad esté comprendida entre los 17 y 27 años.24 Ahora bien, la relación cuantitativa de la muestra que se pretende analizar en concordancia con el universo —población universitaria— se obtuvo al constatar el número total de personas que estudiaron en aulas universitarias durante el año 2005, el cual, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, fue de 215 973, es decir, el 5,5% de la población costarricense. De tal modo, se sigue la recomendación de Labov para el análisis de una muestra, según la cual basta con seleccionar 25 hablantes para una población de 100 000 habitantes, esto es, el 0,00025% del universo, para obtener una representatividad adecuada (López Morales 1994: 558). Por tanto, el universo relativo estudiado en esta investigación será de 54 hablantes (ver cuadro 1).

CUADRO 1 Constitución del universo relativo

Universo total 215 973

Porcentaje de la muestra x

0,00025%

Universo relativo =

54 hablantes

4.3.1. Recolección de datos 23

La Gran Área Metropolitana se refiere a las zonas urbanas y de actividad comercial e industrial más importantes de Costa Rica, cuya superficie aproximada es de 406 km2 e incluye 24 cantones y 110 distritos de las provincias de San José, Alajuela, Heredia y Cartago (ver Anexo Figura 1) (Collado 2002: 25). 24 De este modo, se pretende estudiar el habla de los jóvenes universitarios como un grupo generacional que coincide relativamente con los “límites” de ingreso y egreso de la enseñanza superior en Costa Rica. El libro Estado de la educación costarricense (2005: 104) ofrece una caracterización de la población universitaria con respecto a la edad, en la cual establece que en promedio el 57% de los estudiantes universitarios tienen edades comprendidas entre los 17 a 24 años (60,1% en las universidades estatales y 54,8% en las universidades privadas), mientras que el 28% de los universitarios se ubica en el rango de edad de 25 a 34 años (24,7% en las universidades estatales y 30,4% en las universidades privadas). Igualmente, en el Estado de la educación costarricense se aclara que “la población de 18 a 24 años [es] el grupo que a nivel internacional se toma como base para calcular las tasas de escolaridad en la educación superior. No obstante, en Costa Rica un alto porcentaje de los estudiantes universitarios sobrepasa ese grupo de edad” (2005: 112) (El destacado es nuestro).

44

En primer lugar, se llevó a cabo un estudio observacional basado en el registro de los apelativos a partir de la observación directa no participativa –la cual consistía en un primer acercamiento no estructurado que permitiera desarrollar una visión general del objeto de estudio– en espacios universitarios como clases, sodas, cafeterías, buses, lugares de esparcimiento, etc. Es relevante acotar que con estas personas no hubo ningún tipo de interacción, pues la investigadora solamente escuchó las conversaciones que llevaban a cabo y recogió los datos relevantes, esto es, los apelativos empleados. Luego, con los datos recopilados en dicha observación, se elaboró un listado (ver anexo 1), el cual se clasificó dependiendo del intercambio de papeles del hombre y de la mujer como emisor o destinatario de la comunicación. Posteriormente, se elaboró un cuestionario (ver anexo 2) a partir del corpus de apelativos recopilado en la observación no participativa. Dicho cuestionario será completado por 44 estudiantes de la U.C.R. y 10 estudiantes de la U.I.C.R. Esta distribución de la muestra se obtuvo al comparar porcentualmente la matrícula de cada universidad durante el 2005 en relación con los 54 hablantes que constituyen el universo relativo (ver Cuadro 2), esto es, se multiplica el universo relativo de hablantes (54) por la matrícula promedio de cada centro educativo durante el 2005 (25 364 estudiantes en la U.C.R. y 5 319 en la U.I.C.R.)25 y, finalmente, este resultado se divide entre el número total promedio de estudiantes matriculados en ambas universidades (30 683).

CUADRO 2 Constitución del universo relativo por centro de estudio

Universo relativo Centro de estudio

54 hablantes U.C.R. U.I.C.R.

25 Estos datos se obtuvieron, en el año 2006, de fuentes oficiales de dichas universidades. Por un lado, el Vicerrector de Vida Estudiantil de la Universidad de Costa Rica, Carlos Villalobos, facilitó un cuadro en el cual se constata la matrícula durante el 2005 en la Sede Rodrigo Facio, este cuadro forma parte del “Informe de labores 2005” de la Oficina de Registro e Información. Por otro lado, el Director de la carrera de Publicidad de la Universidad Interamericana de Costa Rica, Marco Sanabria, suministró también un cuadro que señala el total general de estudiantes matriculados durante el 2005, dicho cuadro corresponde al “Informe de matrícula 2005” de la Oficina de Registro.

45

Matrícula promedio 2005 Porcentaje del universo relativo

25 364

5 319

44

10

4.3.2. Instrumento de investigación Como se mencionó en párrafos anteriores, se diseñó un cuestionario26 que consta de preguntas cerradas de elección múltiple, las cuales presentan varias opciones al informante, pero de alguna manera limitadas, pues únicamente se puede elegir alguna(s) de las doce opciones de apelativos por cada pregunta. No obstante, dichas preguntas se abrieron al solicitarle al sujeto añadir por su cuenta la información que le pareciera pertinente; esto es, existe la posibilidad de agregar otros apelativos que el encuestado usaría en cada situación descrita (López Morales 1994: 107-109). Se escogió este modelo de preguntas pues

Las preguntas cerradas tienen la virtud de preguntar directamente lo que se quiere saber. La experiencia ha demostrado que este tipo de preguntas es mejor y más fácilmente respondida por el sujeto que las abiertas. Pero, además, poseen el mérito de facilitar la revisión del cuestionario (…) (López Morales 1994: 112).

Por otro lado, las preguntas del cuestionario en realidad refieren a seis diferentes situaciones de habla27 a partir de las cuales se pretende cuantificar y establecer una correlación entre el grado de igualdad, confianza y solidaridad –y sus contrapartes– (para lo cual se seleccionaron las categorías de novio [a], hermano/primo [a], amigo [a], compañero [a] y desconocido [a]; este escogimiento responde a la necesidad de que la relación entre los interlocutores refleje solidaridad y proximidad) y la frecuencia de

26

El objetivo de este cuestionario es, por un lado, ampliar y validar la pertinencia del corpus obtenido y, por otro lado, facilitar el análisis de los factores que promueven la aparición de apelativos en ciertos contextos comunicativos. 27 El cuestionario se estableció con base en uno propuesto por López Morales (1990). Las situaciones de habla son las siguientes: 1a. Usted conversando con un amigo íntimo a solas, 1b. Usted conversando con una amiga íntima a solas, 2a. Usted hablando con un grupo de amigos en su propia casa, 2b. Usted hablando con un grupo de amigas en su propia casa, 3a. Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas, 3b. Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas, 4a. Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una edad similar a la suya), 4b. Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una edad similar a la suya), 5. Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas, 6a. Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una edad similar a la suya), 6b. Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una edad similar a la suya). Ahora bien, en la escogencia de estas situaciones de habla se tomaron en cuenta varios factores que promueven la comunicación coloquial entre los interlocutores: fin interpersonal de la interacción, relación social de igualdad, relación vivencial de proximidad, marco de interacción cotidiano y temática no especializada (Briz Gómez 2004: 111 y Albelda 2004: 7980).

46

uso de los apelativos. Igualmente, se redactó cada situación en dos enunciados diferentes: uno referido al hombre como destinatario y otro a la mujer, esto con el fin de analizar la incidencia de la variable género en la selección del apelativo. Finalmente, cabe destacar el hecho de que se realizó una prueba de validación al cuestionario con la finalidad de determinar la conveniencia y efectividad de las instrucciones, preguntas e información en general. La prueba consistió en que 10 informantes –seleccionados según los requisitos descritos en el apartado 4.3. – completaran una versión preliminar del cuestionario. Dicha prueba corroboró la necesidad de modificar el contenido de diversas instrucciones –principalmente, en cuanto a la solicitud de información personal del entrevistado y a la redacción de las instrucciones– y el cambio de algunos apelativos por otros –en total se modificaron 12 apelativos de los listados de las diferentes situaciones.

4.4. Tabulación o interpretación de los datos La interpretación de lo datos se realizará a partir del sistema de tabulación manual28 de la unidad estadística, a saber, los apelativos. Los pasos que se seguirán para la sistematización de los datos son los siguientes: en primer lugar, se contarán los apelativos seleccionados en cada pregunta (situación comunicativa) de modo que se pueda establecer su frecuencia de uso –número de veces que se emplean los apelativos en cada situación– y, en segundo lugar, se clasificarán y agruparán dichos apelativos según la variable género (especificando los papeles de emisor y destinatario). En conjunto para estos dos pasos, se elaborará una hoja matriz29 (ver anexo 3), en la cual se expresarán los datos simplificados según valores y atributos iguales; por ejemplo,

28 Según López Morales (1994: 138) la “técnica de recuento es muy simple, ya que se trata de ir anotando un símbolo por cada unidad estadística [recopilada] (…) El mismo procedimiento es válido para las preguntas cerradas de selección múltiple”. 29 Se sigue aquí la terminología y los procedimientos propuestos por López Morales en su libro Métodos de investigación lingüística, 1994.

47

en la situación 1a. “Usted conversando con un amigo íntimo a solas”, se establece de antemano que el destinatario del apelativo es un hombre; por lo tanto, a la hora de tabular los datos en la hoja matriz se determinará la frecuencia de uso según el género del emisor (hombre o mujer), es decir, cuántos hombres usan X o Y apelativos y cuántas mujeres usan X o Y apelativos en dicha situación. Posteriormente, una vez tabulados y codificados los datos de cada pregunta, se compararán las diferentes situaciones para extraer categorías de análisis más específicas que permitan estudiar la correlación entre el contexto de producción (comunicativo y sociocultural) de los apelativos, el mayor o menor grado de igualdad, confianza y solidaridad establecido entre los interactuantes, las estrategias de cortesía verbal empleadas y, finalmente, la relación del uso de determinados apelativos con la reproducción discursiva de las asimetrías de género. 4.5. Sobre la escogencia de las lexías del cuestionario Relevante es aclarar que existieron dos investigaciones previas a la presente (“Análisis de las diferencias de género en el uso de los apelativos en los estudiantes de la Universidad de Costa Rica” y “Análisis sociopragmalingüístico del uso de la forma de tratamiento mae en el español de Heredia y San José”), desarrolladas por nosotros mismos, que de diversas maneras funcionaron como un plan piloto para la delimitación de los objetivos, pautas y metodología de esta investigación. Estos estudios previos tiene en común: emplear como marco teórico postulados de la Pragmática y la Cortesía Verbal; analizar apelativos cuyo registro de uso es el coloquial –habla informal–, promovido por rasgos situacionales o “coloquizadores” caracterizados por la relación de igualdad entre los interlocutores, relación vivencial de proximidad y temática no especializada; y, finalmente, definir como variable social el género. En el primero de los estudios señalados, se recogió un corpus de apelativos a partir de dos métodos: A) Observación de estudiantes en diferentes espacios de la universidad (pasillos, sodas, áreas de recreo, etc.), con estas personas no hubo ningún tipo de interacción, ya que el investigador únicamente escuchaba las conversaciones que llevaban a cabo y apuntaba los datos relevantes. B) Posteriormente se

48

entrevistó a doce personas –seis mujeres y seis hombres, todos estudiantes universitarios, escogidos de forma aleatoria, y con edades entre los 17 y 28 años–, acerca de la utilización de apelativos referidos a amigos(as), primos(as), compañeros(as) de trabajo o estudio y vecinos(as). Esta entrevista fue dirigida porque se les hacía preguntas específicas a los informantes de manera que no desviaran del tema. Además, en la mayoría de los casos también se les solicitó que refirieran apelativos para interactuar con desconocidos, el contexto siempre fue el de la universidad, por los que estos estaban dirigidos a personas más o menos de su misma edad. En total se obtuvo un corpus de 66 apelativos. El análisis y organización de este corpus posibilitó determinar que así como se presentaban vocativos indiferentemente dirigidos a hombres y mujeres –como es el caso de mae y chavalo(-a-s)–, en otros casos su uso era exclusivo según el género de los hablantes –por ejemplo, zorra, suiri, bruja, chic, dirigidos a mujeres; men, bróder, guey, mopri, dirigidos a hombres–; incluso, se percibe el uso frecuente de gente como vocativo colectivo para grupos, mixtos o no. Finalmente, esta es la razón por la cual cuando se constituyó el cuestionario empleado en la presente investigación se usaron lexías diferentes en las situaciones de habla propuestas como preguntas, según fueran dirigidas a hombres o mujeres (ver apartado 4.3.2.).

49

CAPÍTULO V ANÁLISIS DE LOS DATOS

5. ANÁLISIS DE LOS DATOS Este capítulo se divide en tres partes, cada una de las cuales desarrolla elementos concretos del análisis de contenidos de esta investigación. En la primera parte se presentan los cuadros y gráficos con las frecuencias obtenidas de las encuestas, así como el estudio de los apelativos en correlación con su frecuencia de uso y situación comunicativa. La segunda parte tiene como objetivo describir los apelativos desde el nivel léxico, lo que incluye el desarrollo de sus aspectos morfológicos y semánticos. Finalmente, la tercera parte se ocupa del nivel pragmático, desde el cual se analizan diversas variables relevantes para la comprensión de los apelativos en relación con el hablante, el oyente y ciertos factores contextuales que participan del proceso de comunicación. 5.1. Análisis cuantitativo de los apelativos por frecuencia de uso y situación comunicativa En este apartado se expondrán los resultados del estudio de los apelativos señalados por la población encuestada, con un breve análisis que se refiere, principalmente, a la situación comunicativa y frecuencia de uso del corpus en correlación con la variable social género. Para ello, resulta valioso retomar las principales características del instrumento de investigación empleado, a saber, un cuestionario. Este se constituyó a partir de seis diferentes situaciones de habla, redactadas –cada una de ellas– en dos enunciados diferentes: uno referido a la mujer como destinatario y otro al hombre. Las situaciones-preguntas eran cerradas y de selección múltiple (los informantes podían elegir entre algunas de las doce opciones de apelativos); sin embargo, dichas preguntas le brindaron también a los sujetos la posibilidad de agregar otros apelativos que usarían en las situaciones descritas.30 Dicho cuestionario fue completado por 54 informantes –27 mujeres y 27 hombres–, todos ellos estudiantes universitarios costarricenses con edades comprendidas entre los 17 y 27 años, quienes al

30

Para información más detallada sobre la metodología seguida en esta investigación, el cuestionario y las situaciones de uso ver el capítulo IV.

51

momento de la investigación cursaban estudios superiores en la Universidad de Costa Rica o en la Universidad Interamericana de Costa Rica y cuya residencia permanente es la Gran Área Metropolitana. Además, la relación cuantitativa de la muestra se constituyó con base en la matrícula de las universidades supra citadas y el total de personas que estudiaron en aulas universitarias durante el 2005, según datos proporcionados por autoridades de las mismas universidades y del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). Finalmente, cabe mencionar que los estudiantes respondieron el cuestionario en el aula, en sus clases regulares, gracias a la colaboración de profesores de diferentes cursos y carreras, quienes facilitaron esta labor. Con respecto a las situaciones de habla descritas en las preguntas del cuestionario, resulta relevante acotar que en todos los casos estas se caracterizan por promover una comunicación coloquial – informal–, cuyos rasgos principales están correlacionados con la relación y el grado de igualdad, confianza, proximidad, solidaridad, etc., establecido entre los interlocutores. Finalmente, cabe destacar, con respecto a los apelativos provenientes del idioma inglés (préstamos), que en el análisis de esta investigación se optó por emplear una grafía cercana a la pronunciación real de los hablantes y no la palabra escrita con la ortografía del inglés, ni tampoco con transcripción fonética; de ahí que sean transcritos como gai, bróder, luser, pipol, darlin, suiri, jon, parners, entre otros (ver apartado 5.2.4.). A continuación se presentan los cuadros y gráficos con las frecuencias de uso que arrojó el análisis del corpus obtenido, acompañados de un comentario que relaciona, como ya se mencionó, su frecuencia de uso, la incidencia de la variable género en la escogencia del apelativo y las situaciones comunicativas propuestas. 5.1.1. Situación 1a: Usted conversando con un amigo íntimo a solas En el caso de los hombres se destaca el uso de los apelativos mae con un 20% de la frecuencia relativa, güevón con un 13%, hijueputa y carepicha con un 12%, compa con un 9% y cabrón con un 8%,

52

en comparación con el resto de los términos señalados en el cuestionario, tal y como se observa en el cuadro y el gráfico siguientes:

CUADRO 3 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas

APELATIVO 1. Compa 2. Mae 3. Bróder 4. Carepicha 5. Amigo 6. Gordo 7. Men 8. Cabrón 9. Güevón 10. Hijueputa 11. Mopri 12. Güey 13. Perro 14. Gay 15. Viejo 16. Loca 17. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

12 27 0 16 2 5 5 11 18 17 3 0 4 3 3 4 7 137

8,76 19,71 0,00 11,68 1,46 3,65 3,65 8,03 13,14 12,41 2,19 0,00 2,92 2,19 2,19 2,92 5,11 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

53

GRÁFICO 1 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

En el grupo de los otros términos señalados por los hombres para dirigirse a un interlocutor masculino están mop y perro, con cuatro apariciones cada uno; además playo, gai, loca, maricón, culiolo, puto, ñoño, loco, tarado, baboso, idiota, luser, caballero, lic., rata, cerdo, lagarto, guon, maldito, papillo, manillo, todos los anteriores con menos de cuatro apariciones. Las mujeres, por su parte, también emplean en un alto porcentaje el apelativo mae, con una frecuencia relativa de un 29%; mientras compa aparece con un 8% y gordo, con un 7%, según se constata a continuación:

54

CUADRO 4 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas

APELATIVO 1. Compa 2. Mae 3. Bróder 4. Carepicha 5. Amigo 6. Gordo 7. Men 8. Cabrón 9. Güevón 10. Hijueputa 11. Mopri 12. Güey 13. El nombre 14. Joni 15. Cariño 16. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

6 23 0 5 5 6 2 1 4 5 0 1 5 2 2 15 82

7,32 28,05 0,00 6,10 6,10 7,32 2,44 1,22 4,88 6,10 0,00 1,22 6,10 2,44 2,44 18,29 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 2 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

55

En la categoría de los otros apelativos aportados por las mujeres encuestadas, se encuentra una gran variedad, aunque mencionados una única vez; por ejemplo, zorro, perro, imbécil, estúpido, mop, cariño, beibi, joni, chic, cosito, viejo, querido, rico, entre otros. 5.1.2. Situación 1b: Usted conversando con una amiga íntima a solas En esta situación se destaca el uso de mae por parte del género masculino con un 15% de la frecuencia relativa; amor y cariño, ambas con un 11%. Además, se señalan otras voces, con cinco o menos apariciones, como rica, corazón, bruja, prosti, guëvona, loca, perra, linda, fea, güila, guapa, mongola, mami, amiga, entre otras. A continuación se presentan el cuadro y el gráfico que sintetizan los datos:

CUADRO 5 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con una amiga íntima a solas APELATIVO 1. Chic 2. Mae 3. Amor 4. Cariño 5. Darlin 6. Corazón 7. Bruja 8. Zorra 9. Cielo 10. Hijueputa 11. Rica 12. Prosti 13. Loca 14. Güila 15. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

3 10 7 7 1 5 4 2 1 1 6 1 2 4 10 64

4,69 15,63 10,94 10,94 1,56 7,81 6,25 3,13 1,56 1,56 9,38 1,56 3,13 6,25 15,63 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

56

GRÁFICO 3 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con una amiga íntima a solas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Con respecto a los apelativos empleados por mujeres hacia sus congéneres, se destaca mae con una frecuencia relativa de un 19%; bruja, con un 12%; chic y cariño, ambas con 9%. Esto se muestra en el cuadro y gráfico siguientes: CUADRO 6 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con una amiga íntima a solas APELATIVO 1. Chic 2. Mae 3. Amor 4. Cariño 5. Darlin 6. Corazón 7. Bruja 8. Zorra 9. Cielo 10. Hijueputa 11. Rica 12. Prosti

FRECUENCIA ABSOLUTA 9 19 5 9 1 4 12 8 2 4 4 2

FRECUENCIA RELATIVA 9,00 19,00 5,00 9,00 1,00 4,00 12,00 8,00 2,00 4,00 4,00 2,00

57

13. El nombre 14. Joni 15. Loca 16. Tita 17. Otros TOTAL

2 2 3 2 12 100

2,00 2,00 3,00 2,00 12,00 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 4 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con una amiga íntima a solas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Además, otros de los términos empleados por mujeres para referirse a interlocutoras femeninas, con cinco o menos apariciones, son amiga, chiquilla, bitchi, joni, suiri, loca, tita, querida, flaca, amiguis, güey, vieja, mocosa.

58

5.1.3. Situación 2a: Usted conversando con un grupo de amigos en su propia casa Entre el género masculino se destaca el uso de maes –con un 16%–; gente –con un 11%–; compas, carepichas y güevones –los tres con un 9%–; hijueputas y cabrones –ambos con un 7%–, como apelativos dirigidos a grupos de hombres, lo cual se constata en el cuadro y gráfico que se presentan a continuación:

CUADRO 7 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de amigos en su propia casa APELATIVO 1. Compas 2. Maes 3. Gente 4. Carepichas 5. Amigos 6. Chicos 7. Culiolos 8. Cabrones 9. Güevones 10. Hijueputas 11. Chiquillos 12. Güeys 13. Perros 14. Gays 15. Ratas 16. Locas 17. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

13 24 16 13 2 5 9 10 13 11 5 0 3 5 2 4 14 149

8,72 16,11 10,74 8,72 1,34 3,36 6,04 6,71 8,72 7,38 3,36 0,00 2,01 3,36 1,34 2,68 9,40 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

59

GRÁFICO 5 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de amigos en su propia casa

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Igualmente, otras de las palabras señaladas, con trece o menos apariciones, en este apartado por hombres para dirigirse a sus iguales son playos, locos, viejos, guons –que es una variante de huevones–, malditos, idiotas, estúpidos, tarados, prole, pipol, nacada, babosos, playitos, hediondos, papillos. Ahora bien, entre las mujeres destaca el uso de apelativos del tipo maes –con un 22%–, chicos – con un 20%–, gente –con un 17%– y chiquillos –con un 12%–, para dirigirse a grupos de hombres. Entre los otros términos empleados, con dos o menos apariciones, están guys, viejos, queridos, mens, idiotas, güeys, chics, viejos, niños, pedazos, cerotes. Esto se reseña a continuación en los respectivos cuadro y gráfico:

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CUADRO 8 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de amigos en su propia casa APELATIVO 1. Compas 2. Maes 3. Gente 4. Carepichas 5. Amigos 6. Chicos 7. Culiolos 8. Cabrones 9. Güevones 10. Hijueputas 11. Chiquillos 12. Güeys 13. Guys 15. Idiota 16. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

4 19 16 5 5 18 1 0 0 1 11 1 2 2 7 92

4,35 20,65 17,39 5,43 5,43 19,57 1,09 0,00 0,00 1,09 11,96 1,09 2,17 2,17 7,61 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

61

GRÁFICO 6 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de amigos en su propia casa

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho 5.1.4. Situación 2b: Usted conversando con un grupo de amigas en su propia casa En esta situación se destaca el empleo, por parte de varones hacia grupos de mujeres, de términos tales como gente, que aparece con una frecuencia relativa del 17%; chicas, con un 15%, e hijueputas y chiquillas, ambos con un 12%. Asimismo, otros de los apelativos empleados por hombres para referirse a interlocutoras femeninas, con cinco o menos apariciones, son maes, mujeres, perras, ñoñas, nenas, guapas, titas y locas. Lo anterior, se presenta en el cuadro y gráfico siguientes:

62

CUADRO 9 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de amigas en su propia casa

APELATIVO 1. Chics 2. Maes 3. Gente 4. Mongolas 5. Amigas 6. Chicas 7. Ricas 8. Zorras 9. Güilas 10. Hijueputas 11. Chiquillas 12. Caras de torta 13. Oigan 14. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

3 5 11 1 4 10 2 3 8 2 8 0 2 9 68

4,41 7,35 16,18 1,47 5,88 14,71 2,94 4,41 11,76 2,94 11,76 0,00 2,94 13,24 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

63

Gráfico 7 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de amigas en su propia casa

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Las mujeres, por su parte, para referirse también a sus congéneres, usan en un alto porcentaje el apelativo chicas, con una frecuencia relativa del 17%. Chics y chiquillas aparecen con un 15%, maes con un 11% y gente con un 8%. En la categoría de los otros apelativos aportados por las mujeres, se registra una gran variedad, con dos o menos apariciones; por ejemplo, jonis, queridas, zorompas, amiguis, idiotas, niñas, mongolitas, pedazos, según se constata a continuación: CUADRO 10 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de amigas en su propia casa

APELATIVO 1. Chics 2. Maes 3. Gente 4. Mongolas

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

15 11 8 2

15,15 11,11 8,08 2,02

64

5. Amigas 6. Chicas 7. Ricas 8. Zorras 9. Güilas 10. Hijueputas 11. Chiquillas 12. Caras de torta 13. Otros TOTAL

7 16 2 4 7 1 15 2 9 99

7,07 16,16 2,02 4,04 7,07 1,01 15,15 2,02 9,09 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 8 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de amigas en su propia casa

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

65

5.1.5. Situación 3a: Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas En el caso de los hombres se destaca el uso de maes –con un 23%–, gente –con un 20%–, compas –con un 13%– y güevones –con un 9%–, como apelativos dirigidos a grupos de hombres. Además, otros de los términos señalados, con dos o menos apariciones, son compañeros, mops, papillos, viejos, chiquillos, playos y locos. Estos datos se muestran a continuación en el respectivo cuadro y gráfico: CUADRO 11 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeros de trabajo o estudio

APELATIVO 1. Compas 2. Maes 3. Gente 4. Carepichas 5. Amigos 6. Chicos 7. Culiolos 8. Cabrones 9. Güevones 10. Hijueputas 11. Chiquillos 12. Güeys 13. Ustedes 14. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

11 19 16 3 1 5 2 5 7 3 1 0 2 7 82

13,41 23,17 19,51 3,66 1,22 6,10 2,44 6,10 8,54 3,66 1,22 0,00 2,44 8,54 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

66

GRÁFICO 9 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeros de trabajo o estudio

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Por otra parte, con respecto a los apelativos dirigidos por mujeres a hombres están: chicos, con una frecuencia relativa de un 21%; gente, con un 20%; maes, con un 18%; chiquillos, con un 16%. Esto se presenta en el cuadro y gráfico siguientes:

CUADRO 12 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeros de trabajo o estudio

APELATIVO 1. Compas 2. Maes 3. Gente 4. Carepichas 5. Amigos 6. Chicos

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

5 11 12 0 3 13

8,20 18,03 19,67 0,00 4,92 21,31

67

7. Culiolos 8. Cabrones 9. Güevones 10. Hijueputas 11. Chiquillos 12. Güeys 13. Otros TOTAL

0 0 0 0 10 1 6 61

0,00 0,00 0,00 0,00 16,39 1,64 9,84 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 10 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeros de trabajo o estudio

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Otras de las voces empleadas por mujeres para referirse a interlocutores masculinos, con tres o menos apariciones, son queridos, compañeros, compis, parners.

68

5.1.6. Situación 3b: Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas En esta situación destaca el empleo por parte de los varones de apelativos como chicas, que aparece un 13% de frecuencia relativa; güilas y chiquillas, ambas con un 13%; gente, con un 12%; maes, con un 11%. Del mismo modo, se señalan otros términos, con tres o menos apariciones, como compañeras, compas, niñas, nenas, titas, guapas. A continuación se presentan el cuadro y el gráfico que sintetizan los datos:

CUADRO 13 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeras de trabajo o estudio

APELATIVO 1. Chics 2. Maes 3. Gente 4. Mongolas 5. Amigas 6. Chicas 7. Ricas 8. Zorras 9. Güilas 10. Hijueputas 11. Chiquillas 12. Caras de torta 13. Ustedes 14. Compas 15. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

2 6 7 0 4 8 2 2 7 1 7 0 2 3 5 56

3,57 10,71 12,50 0,00 7,14 14,29 3,57 3,57 12,50 1,79 12,50 0,00 3,57 5,36 8,93 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

69

GRÁFICO 11 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeras de trabajo o estudio

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Con respecto a los apelativos empleados por mujeres hacia sus congéneres, destacan chicas –con 26% de la frecuencia relativa–, chiquillas –con un 16%–, chics y maes –ambas con un 13%– y gente –con un 12%–. Igualmente, otros de los términos usados por estas para referirse a interlocutoras femeninas, con dos o menos apariciones, son queridas, compañeras, babosas, muchachas; tal y como se observa en el cuadro y gráfico siguientes: Cuadro 14 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeras de trabajo o estudio

APELATIVO 1. Chics 2. Maes 3. Gente 4. Mongolas

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

9 9 8 1

13,24 13,24 11,76 1,47

70

5. Amigas 6. Chicas 7. Ricas 8. Zorras 9. Güilas 10. Hijueputas 11. Chiquillas 12. Caras de torta 13. Otros TOTAL

5 17 0 0 3 0 10 1 5 68

7,35 25,00 0,00 0,00 4,41 0,00 14,71 1,47 7,35 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 12 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeras de trabajo o estudio

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

71

5.1.7. Situación 4a: Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una edad similar a la suya) En el caso del género masculino se destaca el empleo de los apelativos: mae con un 24% de la frecuencia relativa; güevón con un 13%; hijueputa con un 10% y carepicha con un 9%, en comparación con el resto de los términos señalados en el cuestionario, tal y como se observa en el cuadro y gráfico siguientes: CUADRO 15 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo

APELATIVO 1. Compa 2. Mae 3. Bróder 4. Carepicha 5. Amigo 6. Gordo 7. Men 8. Cabrón 9. Güevón 10. Hijueputa 11. Mopri 12. Güey 13. Hermanillo 14. Playito 15. Viejo 16. Loco 17. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

5 24 1 9 2 3 2 6 13 10 3 0 2 2 2 2 12 98

5,10 24,49 1,02 9,18 2,04 3,06 2,04 6,12 13,27 10,20 3,06 0,00 2,04 2,04 2,04 2,04 12,24 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

72

Gráfico 13 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho En la categoría de los otros términos señalados por los hombres para dirigirse a un interlocutor masculino se encuentra una gran variedad, con dos o menos apariciones, tal es el caso de mop, perro, gai, viejo, loco, rata, hermanillo, bruto, caballo, playo, hermano, primo, playito, puto, man, estúpido, mongolo. Las mujeres, por su parte, también utilizan en un alto porcentaje el apelativo mae, con una frecuencia relativa del 28%. Mientras, en el grupo de los otros términos aportados por estas, se encuentran, con dos o menos apariciones, chico, amor, guapo, bruto, tito, cari, mongolo, imbécil, rico, idiota, darlin, mocoso, pito, querido, perro, suiri; datos que se muestran en el cuadro y gráfico a continuación:

73

CUADRO 16 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo

APELATIVO 1. Compa 2. Mae 3. Bróder 4. Carepicha 5. Amigo 6. Gordo 7. Men 8. Cabrón 9. Güevón 10. Hijueputa 11. Mopri 12. Güey 13. El nombre 14. Tito 15. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

3 17 0 2 2 7 0 0 5 2 4 2 2 2 15 63

4,76 26,98 0,00 3,17 3,17 11,11 0,00 0,00 7,94 3,17 6,35 3,17 3,17 3,17 23,81 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

74

GRÁFICO 14 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho 5.1.8. Situación 4b: Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una edad similar a la suya) En esta situación destaca el uso por parte de los hombres de mae con un 18% de la frecuencia relativa; amor con un 10%; chic y cariño, ambas con un 8%. Asimismo, se señalan otras voces, con dos o menos apariciones, como linda, fea, primilla, loca, hermana, prima, bestia, bruta, caballa, animal y mongola. A continuación se presenta el cuadro y el gráfico que sintetizan los datos:

75

CUADRO 17 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con una hermana/prima APELATIVO 1. Chic 2. Mae 3. Amor 4. Cariño 5. Darlin 6. Corazón 7. Bruja 8. Zorra 9. Cielo 10. Hijueputa 11. Rica 12. Prosti 13. Prima 14. Hermanilla 15. El nombre 16. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

4 9 5 4 2 3 1 1 2 0 2 0 2 2 3 10 50

8,00 18,00 10,00 8,00 4,00 6,00 2,00 2,00 4,00 0,00 4,00 0,00 4,00 4,00 6,00 20,00 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

76

GRÁFICO 15 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con una hermana/prima

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Con respecto a los apelativos empleados por mujeres hacia sus iguales, destaca mae con una frecuencia relativa de un 23%; bruja, con un 16%; cariño, con un 10%; chic, con un 9%. Esto se observa en el cuadro y gráfico siguientes: CUADRO 18 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con una hermana/prima APELATIVO 1. Chic 2. Mae 3. Amor 4. Cariño 5. Darlin 6. Corazón

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

6 15 3 7 1 3

8,82 22,06 4,41 10,29 1,47 4,41

77

7. Bruja 8. Zorra 9. Cielo 10. Hijueputa 11. Rica 12. Prosti 13. El nombre 14. Tita 15. Gorda 16. Otros TOTAL

10 3 0 2 1 1 2 2 2 10 68

14,71 4,41 0,00 2,94 1,47 1,47 2,94 2,94 2,94 14,71 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 16 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con una hermana/prima

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Otras de las voces empleadas por mujeres para referirse a interlocutoras femeninas, con dos o menos apariciones, son vieja, cosita, gorda, flaca, querida, perra, mujer, tita, mina, cari, mocosa, querida, joni.

78

5.1.9. Situación 5: Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas Entre el género masculino se destaca el uso de apelativos como amor –con un 21%–, rica –con un 9%– y bebé –con un 8%–. Otras de las voces señaladas, con dos o menos apariciones, para dirigirse a la novia son guapa, linda, fea, guapa, cosa, cariño, ñoña, princesa, nena, tita, chiqui, negrita.31 Todo esto se constata en el cuadro y gráfico presentados a continuación:

CUADRO 19 Apelativos utilizados por los hombres cuando conversa con su novia en compañía de personas conocidas APELATIVO 1. Cielo 2. Mae 3. Suiri 4. Amor 5. Bebé 6. Corazón 7. Cosita 8. Mocoso (a) 9. Gordo (a) 10. Hijueputa 11. Rico (a) 12. Mongolo (a) 13. El nombre 14. Tita 15. Apodo 16. Linda 17. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

5 3 3 18 7 4 5 1 3 0 8 3 3 2 3 2 17 87

5,75 3,45 3,45 20,69 8,05 4,60 5,75 1,15 3,45 0,00 9,20 3,45 3,45 2,30 3,45 2,30 19,54 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

31

En este caso también se apuntaron algunos términos dirigidos por un hombre a su pareja masculina, del tipo iri, tito, pa, tonto, fofo, coso, teque, tea, tetas, chichas; todos aportados por un mismo entrevistado.

79

GRÁFICO 17 Apelativos utilizados por los hombres cuando conversa con su novia en compañía de personas conocidas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Ahora bien, entre las mujeres destaca el uso de apelativos del tipo amor –con un 21% de la frecuencia relativa–; mae, bebé y rico –con un 10%–; gordo –con un 9%–, para dirigirse al novio. Otros de los términos empleados, con dos o menos apariciones, son flaco, beibi, osito y su variante osiro, precioso, cariño, pelón, querido, patojo, papacito, idiota, papi, tito, pipi, papacito. Esto se presenta a continuación en los respectivos cuadro y gráfico: CUADRO 20 Apelativos utilizados por las mujeres cuando conversa con su novio en compañía de personas conocidas

APELATIVO 1. Cielo 2. Mae

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

2 9

2,20 9,89

80

3. Suiri 4. Amor 5. Bebé 6. Corazón 7. Cosita 8. Mocoso (a) 9. Gordo (a) 10. Hijueputa 11. Rico (a) 12. Mongolo (a) 13. El nombre 14. Vida 15. Osito 16. Otros TOTAL

3 18 9 5 7 2 8 0 9 2 2 2 2 11 91

3,30 19,78 9,89 5,49 7,69 2,20 8,79 0,00 9,89 2,20 2,20 2,20 2,20 12,09 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 18 Apelativos utilizados por las mujeres cuando conversa con su novio en compañía de personas conocidas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

81

5.1.10. Situación 6a: Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una edad similar a la suya) En el caso de los hombres se presenta el uso de mae, con una frecuencia relativa del 24%; muchacho, con un 20%; compa, con un 17%, como apelativos para dirigirse a un desconocido. También otros de los términos empleados, con cuatro o menos apariciones, son viejo, papillo, mop, loco, rata, caballero, viejillo, bichillo, manito. Estos datos se muestran a continuación en el respectivo cuadro y gráfico: CUADRO 21 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido

APELATIVO 1. Compa 2. Mae 3. Jefe 4. Joven 5. Amigo 6. Chiquillo 7. Men 8. Chico 9. Güevón 10. Muchacho 11. Primo 12. Chavalo 13. Señor 14. Viejo 15. Loco 16. Otros TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

14 19 4 2 3 0 1 1 0 15 6 1 2 4 2 7 81

17,28 23,46 4,94 2,47 3,70 0,00 1,23 1,23 0,00 18,52 7,41 1,23 2,47 4,94 2,47 8,64 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

82

GRÁFICO #19 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Por otra parte, entre las mujeres destaca el uso de apelativos para dirigirse a un desconocido del tipo muchacho –con un 40% de frecuencia relativa–, joven –con un 22%– y mae –con un 9%–. Otras de las voces empleadas, con dos o menos apariciones, son hermano, niño y mop. CUADRO 22 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido

APELATIVO 1. Compa 2. Mae 3. Jefe 4. Joven 5. Amigo

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

2 5 1 13 1

3,45 8,62 1,72 22,41 1,72

83

6. Chiquillo 7. Men 8. Chico 9. Güevón 10. Muchacho 11. Primo 12. Chavalo 13. Señor 14. Hey 15. Usted 16. Otros TOTAL

1 0 1 0 23 0 0 3 2 2 4 58

1,72 0,00 1,72 0,00 39,66 0,00 0,00 5,17 3,45 3,45 6,90 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 20 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

84

5.1.11. Situación 6b: Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una edad similar a la suya) En esta situación destaca el empleo, por parte de los varones hacia una desconocida, de voces tales como muchacha, que aparece con una frecuencia relativa del 52%; chica, con un 11%; linda, con un 9%. Del mismo modo, otros de los apelativos señalados, con dos o menos apariciones, son cielo, señora y señorita. Esta información se presenta en el cuadro y gráfico siguientes:

CUADRO 23 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una dirección a una desconocida

APELATIVO 1. Compis 2. Mae 3. Linda 4. Joven 5. Amiga 6. Chiquilla 7. Cosita 8. Chica 9. Cariño 10. Muchacha 11. Corazón 12. Chavala 13. Señora 14. Señorita 15. Mi cielo TOTAL

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

0 1 4 3 1 1 0 5 1 24 1 1 2 2 1 47

0,00 2,13 8,51 6,38 2,13 2,13 0,00 10,64 2,13 51,06 2,13 2,13 4,26 4,26 2,13 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

85

GRÁFICO 21 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una dirección a una desconocida

6%

4% 2%

2%

2% 0% 2% 9% 4%

2%

2%

0% 11% 2%

52%

compis mae linda joven amiga chiquilla cosita chica cariño muchacha corazón chavala señora señorita mi cielo

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Las mujeres, por su parte, para referirse también a una desconocida, emplean muchacha –con una frecuencia relativa del 44%– y joven –con un 18%–. En la categoría de los otros apelativos señalados se encuentran, con tres o menos apariciones, chic, niña, señorita y señora. Los datos anteriores se presentan a continuación en el respectivo cuadro y gráfico: CUADRO 24 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a una desconocida

APELATIVO 1. Compis 2. Mae 3. Linda 4. Joven 5. Amiga 6. Chiquilla

FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1 3 0 10 2 2

1,89 5,66 0,00 18,87 3,77 3,77

86

7. Cosita 8. Chica 9. Cariño 10. Muchacha 11. Corazón 12. Chavala 13. Señora 14. Otros TOTAL

0 4 1 24 0 0 3 3 53

0,00 7,55 1,89 45,28 0,00 0,00 5,66 5,66 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho GRÁFICO 22 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a una desconocida

6% 0% 0%

6%

2% 6% 0% 18% 4%

44%

4% 0% 8% 2%

compis mae linda joven amiga chiquilla cosita chica cariño muchacha corazón chavala señora otros

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho 5.1.12. Síntesis de las situaciones de uso y la mayor frecuencia de uso de ciertos apelativos Cabe destacar, que en total se recopilaron 133 apelativos –sin considerar flexión de género y número–, de los cuales los hombres emplean 111 y las mujeres 86. A continuación se presenta un cuadro

87

con la totalidad del corpus de lexías recogido con el cuestionario, clasificado según los papeles de hablante y destinatario de los entrevistados, así como según la variable género. CUADRO 25 Corpus completo de apelativos clasificado según los papeles de hablante - destinatario y género Hablante Hombres y mujeres

Destinatario Mujeres y hombres

Hombres mujeres Hombres mujeres Hombres

y

Hombres

y

Mujeres

Hombres

Mujeres hombres Mujeres hombres Hombres

Mujeres

Mujeres

Hombres

Mujeres

Mujeres

Hombres

Mujeres

y y

Corpus de apelativos mae(-s), gente, mongolo(-a-s-), amigo(-a-s), hijueputa(-s), chico(-a-s), compañero(-a-s), gordo (-a), mopri, idiota(-s), joven, muchacho(-a-s) compa(-s), güevón, men, jefe, carepicha(-s), cabrón, perro, viejo(-s), mop, culiolos, estúpido(-s), bróder, chiquillos, señor cariño, chic(-s), rica, amor, darlin, corazón, bruja, zorra(-s), prosti, loca, tita(-s), cielo, suiri, güilas, señorita, señora ñoño(-a), biuto(-a), tonto(-a), bruto(-a), caballo(-a), hermanillo(-a), primo(-a), chavalo(-a) pedazos, güeys, joni(-s), cholo(-a), chiquillo(-a-s), querido(-a-s), cosito(-a), mocoso(-a), compis, niño(-a-s), cari moprix, papillo(-s), güevones, cabrons, bichillo, hermano, viejillo, cabrones, mops, playo(-s), loca(-s), caballero, loco(-s), lok(-s), tata, rata(-s), puto, man, gai(-s), cerdo, lic., guon(-s), baboso(-s), lagarto(-s), playito(-s), chunchis, pituca, luser, manillo, manito, culiolo, maricón, maldito(-s), perros, tarados, prole, pipol, nacada, hediondos, caretiestos vieja, babosas, loca(-s), amiguis, bitchi, güey, flaca, mujer, caras de torta, zorompas, mongolitas, mina bebé, cosita, güevona, perra(-s), ñoñas, niñas, princesa, negrita, linda, fea, chiqui, preciosa, divi, tontilla, mami, sádica, hermosa, nena(-s), guapa(-s), mocosa, mujeres, primilla, hermana, bestia, animal pito, bebé, vida, osito, osiro, beibi, precioso, pelón, patojo, papacito, pipi, tito, zorro, ti, imbécil, chito, rico, guapo, güey, guys, mens, cerotes, parners, hermano

Entre los apelativos empleados con mayor frecuencia por hombres para dirigirse a interlocutores masculinos, según se colige de los diferentes cuadros y gráficos antes descritos, se encuentran mae(-s),32 compa(-s), cabrón(-es), güevón(-es), hijueputa(-s) y carepicha(-s), así como la lexía gente para referirse a un grupo de destinatarios varones. Mientras que en general los términos más usados para apelar a las 32

En adelante, la flexión de género y número de los apelativos, cuando aparezca, se señalará entre paréntesis.

88

mujeres serían mae(-s), chica(-s), chiquilla(-s), amor, cariño, güila(-s), así como el apelativo gente para referirse a un grupo de féminas.

CUADRO 26 Frecuencia relativa de los apelativos más empleados por hombres, según género Hablante Hombres

Destinatario Hombres

Hombres

Mujeres

Apelativo mae(-s) compa(-s) güevón(-es) hijueputa(-s) cabrón(-es) Gente Carepicha(-s)

Frecuencia relativa33 20,6% 10% 9,3% 7,5% 5,8% 5,8% 5,6%

chica(-s) amor mae(-s) güila(-s) Gente chiquilla(-s) Cariño

9,4% 8% 6,4% 5,1% 4,8% 4,3% 3,2%

Las mujeres, por su parte, señalaron en un mayor porcentaje vocativos del tipo mae(-s), chico(-s), chiquillo(-s), gordo, amor y gente, para referirse a los hombres. Asimismo, la mayor frecuencia de uso de términos dirigidos también a mujeres fue para mae(-s), chic(-s), bruja, chicas, chiquillas y gente.

33

La frecuencia relativa se calculó con base en un total de 547 apelativos que los varones señalaron que usarían en las situaciones de uso 1a., 2a., 3a., 4a. y 6a. Por su parte, en el caso de los apelativos dirigidos por hombres a mujeres se calculó con la totalidad de lexías, 372, que los varones dijeron usarían en las situaciones de uso 1b., 2b., 3b., 4b. 5 y 6b.

89

CUADRO 27 Frecuencia relativa de los apelativos más empleados por mujeres, según género Hablante Mujeres

Destinatario Mujeres

Apelativo mae(-s) chic(-s) chica(-s) chiquilla(-s) bruja gente

Frecuencia relativa34 14,7% 10% 9,5% 7% 5,7% 4,1%

Mujeres

Hombres

mae(-s) gente chico(-s) chiquillo(-s) gordo amor

18,8% 6,3% 4,9% 4,9% 4,7% 4%

Ahora bien, algunos de los términos señalados en este apartado –así como otros que integran el corpus–, del tipo carepicha, culiolo, cabrón, güevón, hijueputa, son formas disfemísticas, es decir, términos interdictos generalmente considerados como groseros, malsonantes o vulgares, sobre los que pesa algún tipo de censura o prohibición –por convención social y normativa lingüística–, en vista de su evidente referencia sexual o escatológica;35 por lo tanto, su uso podría ser considerado como descortés. Sin embargo, es relevante señalar que muchas de estas voces han experimentado un proceso de resemantización36 que añade nuevos valores a su significado (Rodríguez 2002: 37), por lo que la connotación negativa poseída inicialmente se atenúa o el significado literal da paso a nuevos significados connotativos en su uso en los diversos contextos comunicativos. Esto es lo que se evidencia, en principio,

34 La frecuencia relativa se calculó con base en un total de 447 apelativos que las mujeres señalaron que usarían en las situaciones de uso 1b., 2b., 3b., 4b. y 6b. Por su parte, en el caso de los apelativos dirigidos por mujeres a hombres se calculó con la totalidad de lexías, 388, que las féminas dijeron usarían en las situaciones de uso 1a., 2a., 3a., 4a. 5 y 6a. 35 Las llamadas “malas palabras” no cuentan con prestigio social ni lingüístico por no ser avalado su uso como “correcto” por las instituciones formales que prescriben el buen uso de la lengua (academias, sistema educativo, medios de comunicación, entre otros). 36 La resemantización se considera un procedimiento de tipo lexicogénesico, especialmente productivo en los sociolectos, que amplia el significado de un término gracias a procesos de metaforización (ver Rodríguez 2002 y Castellano [on line]).

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del análisis del corpus de apelativos, su variedad y cantidad, empleados por los jóvenes de la muestra en estudio. Lo anterior se correlaciona con el hecho de que, en lo referido a la estructura conversacional, algunos de estos apelativos disfemísticos se emplean como marcadores conversacionales de control de contacto, es decir, funcionan como llamadas de atención al interlocutor para mantener o comprobar el contacto (Briz Gómez 2001: 224-229). Así pues, se trata de marcadores de función fático-apelativa que implican la presencia del interlocutor. Además, los vocativos malsonantes poseen un valor intensificador per se pues atraen la atención del interlocutor, así colaboran en la comunión fática y la identidad de grupo entre iguales, porque adquieren un matiz afectivo en un contexto de comunicación familiar y relajado. Estos aspectos se analizarán con mayor profundidad en los siguientes apartados. Igualmente, aunque el uso de estas formas es mucho más frecuente en el lenguaje juvenil masculino, cabría mencionar que algunas mujeres señalan emplear apelativos como carepicha(-s), hijueputa(-s), güevones para dirigirse a un interlocutor masculino. Asimismo, las mujeres utilizan con mayor frecuencia voces que podrían describirse como cariñosas; por ejemplo, cariño (y el anglicismo jonei), querido(-a-s), beibi, rico(-a), referido tanto a hombres como a mujeres, uso que no es común en el trato entre pares masculinos. Mención aparte merece el apelativo mae, que presenta la más alta frecuencia de todo el corpus y es ampliamente usado por jóvenes de ambos géneros, descrito de forma general en el capítulo II, pero que debido a sus características particulares se ahondará en su análisis continuación. Con respecto al uso de mae, este se ha extendido en el lenguaje coloquial costarricense, lo que es un fenómeno patente en el habla de los adultos y aún más en el de los jóvenes. De hecho en las obras

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lexicográficas más recientes publicadas en nuestro país37 se registra esta voz y también, como lo señala Sánchez Corrales (2009: 34), “en diccionarios de americanismos regionales, lo cual permite afirmar que es un americanismo…extendid[o] por variedades dialectales que van desde México hasta Costa Rica”. En este sentido, se puede señalar que en la mayoría de las situaciones comunicativas del cuestionario –excepto en la 2b, 5 y 6b– la frecuencia de uso del apelativo mae es de las más destacadas con desde un 29% hasta un 2% de la frecuencia relativa (entre 15 diferentes voces en promedio). Según lo apuntado en el párrafo anterior, se corrobora el uso extendido de la voz mae con un valor apelativo como una marca sociolectal de la jerga juvenil costarricense. Asimismo, dicha forma de tratamiento la emplean más los hombres –en un mayor porcentaje para dirigirse a un interlocutor masculino que a uno femenino–, mientras “se verifica un uso que se va extendiendo a las jóvenes en interacciones lingüísticas de coloquialidad, hecho muy censurado años atrás” (Sánchez 2009: 40), también con una frecuencia más alta para dirigirse a los varones que a las mismas mujeres (véase cuadro 27). 5.2. Análisis del nivel morfoléxico-semántico La lengua constituye una valiosa herramienta para la construcción social de los jóvenes, pues es un medio –uno entre una gran variedad como la música, la forma de vestir, los lugares que frecuentan, los grupos de los que participan, entre otros– para reforzar la identidad de grupo. Por consiguiente, son de muy diversa índole las fuentes en que se apoyan los jóvenes para crear nuevas palabras o expresiones e, igualmente, para desarrollar el aspecto lúdico característico de su lenguaje. Al respecto, se suelen señalar como sus principales fuentes de inspiración otros sociolectos –como los argots marginales– y préstamos de otras lenguas como los anglicismos (Rodríguez 2002: 24), así como una diversidad de procesos propiamente lingüísticos, en especial léxico-semánticos. En este apartado, el estudio del nivel léxico de los apelativos incluye una descripción lingüística de aspectos morfológicos y semánticos pertinentes para el desarrollo de la investigación. 37

Ver apartado 2.4.

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Desde el punto de vista de la morfología léxica se analizan los apelativos según su estructura y los procesos morfológicos que permiten construirlos y derivarlos. 5.2.1. Sufijación La sufijación –afijo pospuesto a la base léxica– es un proceso morfológico por el cual se adicionan morfemas a un elemento léxico, en nuestro caso los apelativos, que agregan a la palabra información de diverso tipo. Dentro de esta categoría encontramos sufijos apreciativos que, como su nombre lo indica, se añaden para expresar una valoración afectiva, o quizás también una cualidad objetiva, con lo que transmiten connotaciones subjetivas (RAE 2010: 163). Son ejemplos de sufijos diminutivos, empleados por los informantes masculinos en las encuestas: chiquillos y chiquilla(-s), cosita, papillo(-s), playito(-s), manito y manillo, tontilla, hermanillo(-a), primilla, negrita, bichillo, viejillo, señorita, mientras que los usados por mujeres fueron chiquillo(-a-s), cosito(-a), osito, papacito, mongolitas, señorita. También se hallaron tres lexías cuyo origen parecen ser diminutivos con algún proceso de acortamiento:38 chito, pito, empleadas únicamente por mujeres, y tito(a-s), esta última usada por ambos géneros, pero los hombres solo en su variante femenina y plural. Como se mencionó, los diminutivos se caracterizan por manifestar matices afectivos orientados hacia el interlocutor (cosita o cosito, manito, negrita, etc.); además, pueden expresar otras nociones como tamaño reducido, atenuación e intensificación; este último es el caso de papacito (RAE 2010: 168). En el caso de los apelativos de la muestra, algunos de ellos tienen una función atenuadora del acto de habla, pues en el contexto de uso empleados mitigan el efecto de palabras que se perciben como “incómodas o inconvenientes”, tal es el caso de tontilla, bichillo, mongolitas o playito(-s). Los sufijos aumentativos adicionan al contenido afectivo la noción de aumento o ponderación con connotaciones positivas o negativas (RAE 2010: 169). En la muestra, los apelativos de este tipo empleados 38

Ver apartado 5.2.2. sobre el truncamiento léxico, en el que se explica el posible origen de estas palabras.

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por varones son güevón(-es), cabrón(-es), maricón; el único dirigido a mujeres es güevona. Por su parte, las mujeres usan güevón(-es) y cabrón(-es), solo para referirse a hombres. Si bien algunas de estas voces podrían ser consideradas malsonantes o groseras, han sufrido un proceso de resemantización –el término adquiere un nuevo significado (reinterpretacion) en función de aspectos socioculturales del uso que le imprimen los hablantes–; de ahí que apelativos como güevón o güevona, cabrón y maricón, funcionen como un marcador de contacto o como un retrocanalizador, en un contexto de cercanía y familiaridad entre pares en las situaciones de uso propuestas. Un sufijo hallado en la muestra y que parece funcionar como marca de grupo del lenguaje juvenil es {-is}, el cual aparece en las formas amiguis (de amiga o amigo) y compis (de compa, y este a su vez de compañero y compañera), ambas empleadas por mujeres; la primera solo para referirse a mujeres; mientras la segunda, por igual, para varones y féminas. También aparece chunchis (de chunche –cosa u objeto–), y como variante de {-is} la forma {-ix} en el apelativo moprix (metátesis –trasposición o cambio de lugar de algún fonema dentro de la palabra– de primo), ambas usadas únicamente entre varones. En términos generales, los apelativos con el sufijo {-is} como su variante {-ix} presentan un matiz de afecto. Una hipótesis sobre el origen del sufijo {-is} es su posible vinculación con procesos de formación de hipocorísticos; por ejemplo, en el español de Costa Rica la investigadora ha escuchado formas como Lauris, Karlis, Saris, Nelis, pero únicamente con nombres femeninos, en los que dicho sufijo expresa afecto. Al respecto, se hallaron dos referencias bibliográficas que reseñan el empleo del morfema {-is}, descrito como una “terminación cariñosa”, en la formación de hipocorísticos y apodos en el español de México y de Guatemala. Margit Frenk Alatorre (1953: 138, nota 29) describe en el artículo “Designaciones de rasgos físicos personales en el habla de la ciudad de México” que “por lo común la

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terminación -is sirve para formar apodos o hipocorísticos femeninos” y cita como ejemplos la Güeris (de güera, rubia), la chiquis (de chica), niña popis (de popoff), Chechis (de Cecilia), Lolis (de Lola), Maguis (de Margarita), entre otros. Por su parte, Peter Boyd-Bowman en el artículo “Cómo obra la fonética infantil en la formación de hipocorísticos” (1955: 148) establece una serie de procedimientos para la formación de hipocorísticos, entre los que destaca el uso de terminaciones cariñosas en -is, -ix, en el español de México y Guatemala. Ejemplos de este uso serían Turis, Turix (de Arturo); Quiquix (de Enrique), Conchis (de Concepción), Trinis (de Trinidad), Chechis (de Cecilia), etc. Otro sufijo es {-i} en el apelativo bitchi (del anglicismo bitch), empleado solo entre mujeres, y que aparenta bajarle el tono soez a la expresión. En este caso, el origen del sufijo {-i} podría deberse a la influencia de los hipocorísticos en inglés, que suelen terminar en -y o -ie (Yule 2007: 66). Finalmente, en las lexías güons y cabrons, empleadas solo entre hombres, se verifica el cambio del sufijo flexivo de número correspondiente {-es} por {-s}, un uso que podría caracterizarse como lúdico, novedoso e, incluso, antinormativo. 5.2.2. Truncamiento léxico El truncamiento consiste en el acortamiento del apelativo por supresión, por lo regular, de sus sílabas finales, aunque también puede ocurrir elisión o aglutinamiento. Este fenómeno se considera propio del registro coloquial, pues principalmente se manifiesta en un contexto de familiaridad y de proximidad entre los interlocutores. Por consiguiente, su uso manifiesta un propósito afectivo, de pertenencia a un grupo e, incluso, de economía verbal, características que son usuales en el lenguaje coloquial y en el juvenil (Herrera et al 2008: 15). Las mujeres de las muestra señalaron emplear términos como ti (que podría provenir de tito y tita, y estos, especulando desde nuestra experiencia como hablantes, de un diminutivo como ¿chiquitito y chiquitita?), chito (de ¿chiquito?), pito (de ¿papito?), tito, mop (de mopri, esta última es la metátesis de primo), dirigidos solo a varones; chic(-s) (de chico(-s) y chica(-s)), para referirse a hombres y mujeres;

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tita(-s), cari (de cariño), compis (de compañero y compañera > compa, con el sufijo {-is}), prosti (de prostituta), usados únicamente entre mujeres. Por su parte, los hombres mencionaron emplear los siguientes apelativos truncados: mop(-s), lic. (abreviatura de licenciado), lok y loks (de ¿loco(-s) o loca(-s)?), puto (de prostituto), pa (de papá o papi), caretiestos (de caras de tiestos), güon(-s) (de güevón), únicamente entre hombres; tita(-s), chic(-s), prosti, chiqui (de chiquilla), divi (de divina), mami (de mamita), tita(-s), dirigidos solo a mujeres; biuto(-a) (de bruto(-a)) para referirse a varones y féminas.39 5.2.3. Disfemismo El disfemismo estriba en el uso de expresiones o términos considerados peyorativos o malsonantes, fenómeno frecuente en el registro coloquial, que en el lenguaje juvenil parece acentuarse, lo cual propicia un estilo más directo (Zimmermann 2002: 158). Entonces, utilizar apelativos disfémicos o tabuizados propicia una comunicación más directa y, al mismo tiempo, menos decorosa, que en determinadas circunstancias se emplea con un tono humorístico, buscando quizás mayor expresividad. Aparte, el uso constante de disfemismos, en un contexto de familiaridad y cercanía, colabora en atenuarles el tono malsonante a las palabras. De tal modo, los jóvenes emplean con fines expresivos una considerable variedad de voces de referencia sexual y escatológica o peyorativas, del tipo hijueputa(-s), mongolo(-a-s), idiota(-s), empleados tanto por hombres como por mujeres para dirigirse a ambos géneros. Otros disfemismos usados por varones son: •

Dirigidos a hombres y mujeres: biuto(-a)40 y bruto(-a), tonto(-a), caballo(-a).

39 Además, un informante masculino señaló emplear los apelativos teque (al parecer proveniente de “te quiero”) y tea (de “te amo”) con su pareja masculina. 40 Forma característica del lenguaje infantilizado, se sustituye el fonema líquido /‰/.

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Solo entre hombres: puto, güevón(-es), cabrón(-es), playo(-s), maricón, culiolo, gai(-s), loca(-s) (referido al hombre, despectivo de homosexual), carepicha(-s), hediondo(-s), maldito(-s), estúpido(-s).



Dirigidos solo a mujeres: güevona, perra(-s), sádica, prosti, zorra(-s), bestia, animal, bruja.

Disfemismos empleados por mujeres: •

Dirigidos a hombres y mujeres: mocoso(-a).



Solo entre mujeres: bitchi, mongolitas, babosas, zorompas, zorra(-s), prosti, bruja.



Dirigidos solo a hombres: cerotes (de referencia al excremento), imbécil, güevón, carepicha(-s), cabrón, culiolos, estúpido(-s).

Habida cuenta de lo anterior, cabe destacar que los hombres emplean un mayor número de términos interdictos –30 de un total de 48 lexías–, más aun en la interacción verbal entre varones cuando los términos son en su mayoría de referencia a la orientación sexual, como maricón, culiolo, playo, loca, gai, puto. Por su parte, los términos dirigidos a mujeres se relacionan con el comportamiento sexual, como perra, zorra, sádica o prosti, y el insulto a la inteligencia y denigrantes, como en tonta, bruta, caballa, bestia, animal. Las mujeres usan un repertorio más reducido de disfemismos –18 en total– e, incluso, los más soeces son dirigidos a hombres como carepicha y culiolo. El trato entre mujeres evidencia ser más moderado, excepto quizás en el uso de hijueputa, zorra, prosti, pues los insultos tienen un matiz menos sexual y más relacionado con el (ser corto de) entendimiento, como en idiota, mongola, zorompas y babosas. Ahora bien, como ya se ha señalado, todos estos términos han sufrido un proceso de resenmatización, de ahí que, en general, se consideren como marcadores de contacto en la conversación.

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En suma, el fenómeno del disfemismo consiste en el uso de un lexema interdicto, cuyo referente pertenece a un campo semántico tabuizado socialmente, para expresar las emociones con mayor fuerza. En este sentido, se suele calificar el lenguaje juvenil como una parcela lingüística caracterizada por tener un uso extendido de palabras tabuizadas, aunque dicho rasgo no es exclusivo de este tipo de sociolecto. 5.2.4. Préstamos (anglicismos) Los préstamos de otras lenguas se explican por el contacto lingüístico entre países y hablantes de diversas nacionalidades, debido a la “creciente internalización del léxico” que supone la globalización del conocimiento, gracias a los medios de comunicación masiva y al Internet (RAE 2010: 42). La lengua española, por supuesto, participa de este proceso de contacto lingüístico, que se suma a la influencia de la cultura estadounidense en nuestro país, lo cual favorece la incorporación de anglicismos en todas las áreas de la lengua cotidiana. En el caso de los apelativos, se hallaron préstamos del inglés del tipo: gai(-s) ['gei]41 (de gay, 'homosexual'), bróder ['b‰o∂e‰] (de brother, 'hermano'), luser ['luse‰] (de loser, 'perdedor'), pipol ['pipol] (de people, 'gente'), man ['man] y men ['men] (ambos con significado de hombre), usados entre hombres; suiri ['suj‰i] (de sweetie, 'cariño'), darlin ['da‰li˜] (de darling, 'cariño' o 'querido(-a)'), usados por varones para dirigirse a mujeres; mientras entre mujeres se registró el uso de joni ['xoni] (de honey, 'cariño'), suiri, darlin, bitchi ['bidˇíßi] (de bitch, 'perra', con el sufijo {-i}); apelativos dirigidos a los varones por parte de las mujeres: mens, bróder, parners ['païne‰s] (de partners, 'compañeros'), guys ['gajs] (con el significado de 'chico(-a-s)'), beibi ['bejbi] (de baby, 'bebé'), darlin, joni. Es destacable el hecho de que en su mayoría los préstamos seleccionados por ambos géneros expresan afecto (suiri, darlin, joni, beibi), lo cual se asocia a una valoración positiva y de prestigio del uso

41

Entre corchetes ([]), junto a cada apelativo, se incluye la respectiva transcripción fonética de los anglicismos.

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de anglicismos entre los jóvenes. Otros apelativos del tipo bróder, pipol, man, men, mens, parners, guys, se relacionan con el ámbito de la camaradería y los lazos de amistad. Los apelativos luser y bitchi tienen por su significado literal alguna connotación negativa; mientras gai(-s) se refiere a un ámbito tabú, el de la homosexualidad. Con respecto a la aparición de anglicismos en el lenguaje juvenil, destaca lo apuntado por Félix Rodríguez (1996: 111, citado por Danbolt 2009: 75) en el sentido de que los “préstamos no integrados, debido a su apariencia extranjera, tienen mayor facilidad de desarrollar un sentido expresivo”, esto es, que expresa sentimientos y actitudes de los hablantes. Desde este punto de vista, en la situaciones comunicativas analizadas, apelativos como bróder, guys, joni, darlin, beibi, no se incorporan como un préstamo lingüístico para referirse a una nueva realidad, mas aun si se tiene en cuenta que en el corpus aparecen sus correspondientes formas en español (hermano, chico(-a-s), cariño, querido(-a), bebé), sino con una función interpersonal con un componente semántico emotivo (ver apartado 5.2.5. sobre los valores semánticos). Igualmente, el uso de anglicismos encaja dentro de la caracterización antinormativa e innovadora del argot juvenil (véase apartado 5.3.2.4.). 5.2.5. Valores semánticos Los apelativos, aparte de su función pragmática de establecer contacto entre los interlocutores, expresan significados diversos como cualidades o valoraciones calificativas, exaltativas –por ampliación léxica, metaforicidad o metonimia–, de parentesco y de otra índole, que se describirán a continuación. Valor de parentesco o de diversa relación •

Usados por hombres y mujeres: amigo(-a-s), compañero(-a-s), bróder, mopri y mop(-s), hermano.



Usados por hombres: papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo(-a), primo(-a), moprix, manito, manillo, hermana, primilla, mami.

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Usados por mujeres: amiguis, papacito.

Valor calificativo (rasgos físicos) •

Usados por hombres y mujeres: gordo(-a), joven, viejo(-s), guapo(-a-s), rico(-a)



Usados por hombres: linda, fea, hermosa, preciosa, divi, ñoño(-a-s), negrita.



Usados por mujeres: vieja, flaca, cholo(-a), pelón.

Valor exaltativo (metafórico) •

Usados por hombres y mujeres: amor, cariño, darlin, suiri, corazón, cielo, rico(-a), guapo(-a-s), precioso(-a).



Usados por hombres: princesa, linda, divi, hermosa, mami, caballero.



Usados por mujeres: querido(-a-s), cosito(-a), jonei, vida, papacito.

Valor insultativo (significado denotativo insultante) •

Usados por hombres y mujeres: hijueputa(-s), mongolo(-a-s) (referido al mongolismo), idiota(-s), estúpido(-s), güevón, carepicha(-s), cabrón, perro(-a), culiolos, bruja, zorra(s), prosti, loca.



Usados por hombres: biuto(-a), bruto(-a), tonto(-a), caballo(-a), güevones, cabrones, playo(-s), loca(-s), cerdo, loco(-s), baboso(-s), culiolo, maricón, luser, perros(-a), rata(-s) tarados, hediondos, caretiestos, güevona, sádica, bestia, animal.



Usados por mujeres: mocoso(-a), pedazos, babosas, bitchi, zorompas, mongolitas, zorro, imbécil, cerotes, caretorta.

Valor parental (connota afecto y protección) •

Usados por hombres y mujeres: chico(-a-s), bebé, cosito(-a).



Usados por hombres: niñas, chiqui, nena(-s).



Usados por mujeres: chic(-s), niño(-a-s), beibi.

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Valores diversos Animalizador: perro(-a-s), zorro(-a-s), rata(-s), cerdo, caballo(-a), lagarto(-s), bichillo, osito y osiro.42 Colectivo: gente, pipol, nacada, prole, pedazos. Otros: mae(-s), güeys, chichas, coso, teque, tea, tetas, chiquillo(-a-s), mina, patojo. En todos los casos, excepto en los términos con valor parental, se presenta un mayor número de apelativos señalados que usarían los hombres frente a los que emplearían las mujeres. Por ejemplo, en el ámbito del valor de parentesco o de diversa índole, los varones señalaron apelativos exclusivamente dirigidos a hombres del tipo papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo, los cuales evidencian la construcción de un espacio masculino cuyo trato se caracteriza por la confianza y camaradería. Las mujeres, entre ellas, por su parte, solo emplean un término, amiguis. También los hombres señalaron que emplearían un mayor número de apelativos (36) con valor insultativo frente a los 23 que usarían las mujeres. Este uso se relaciona con lo apuntado en el análisis sobre el disfemismo (véase apartado 5.2.3.). Con base en lo antes destacado, cabe señalar en buena parte de los apelativos una función expresiva, relacionada con aquellos componentes comunicativos que evidencian la subjetividad del hablante y dan cuenta de una valoración personal relacionada con sentimientos, actitudes, forma de ver el mundo que los rodea; asimismo, connotan propiedades distintas del contenido conceptual básico de cada palabra. Dichos valores semánticos dependen, en gran medida, de las valoraciones que los hablantes realizan de las situaciones comunicativas de las que son partícipes y de los vínculos establecidos con sus interlocutores, en cuyo proceso el contexto sociocomunicativo ocupa un papel relevante. De tal forma, es

42

Pronunciación anglicada.

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desde determinados factores contextuales que se debe comprender e interpretar el entramado de relaciones establecidas entre los hablantes, así como sus actos de habla. Los apelativos antes descritos evidencian diversos rasgos semánticos, que van desde la consideración de rasgos físicos hasta procesos de significación como la ampliación o especialización léxica, la metonimia y la metaforicidad, pero con una intención pragmática similar: apelar al interlocutor. El análisis de la función apelativa de las unidades léxicas posibilita considerar otros fenómenos presentes en la interacción comunicativa, como el de la cortesía verbal, que se presentará en el apartado siguiente. 5.3. Análisis del nivel pragmático El nivel pragmático de la lengua se interesa por describir la forma cómo el contexto influye en la interpretación del significado de los enunciados, esto es, cómo son producidos y explicados en una determinada situación comunicativa. Así pues, los apelativos en sí mismos comportan un contenido semántico, pero su significado e interpretación adecuada no dependen exclusivamente de ese contenido sino que requieren un contexto lingüístico para ser interpretados. Los factores contextuales por estudiar incluyen la situación o entorno – tiempo y lugar donde ocurre el discurso–, el contexto sociocultural, los actores del discurso y el tipo de relación establecida entre ellos, la información presuntamente compartida –conocimientos, creencias de los hablantes sobre sí mismos y el mundo que los rodea. En fin, a continuación se estudiarán las diferentes variables relevantes para comprender los apelativos, con el propósito de explicitar la elección de los diversos términos en función de factores contextuales. Además, es preciso apuntar que la descripción se emplearán los apelativos con mayor frecuencia de uso, según lo apuntado en el apartado 5.1.12., y otros que se consideren relevantes para el análisis. 5.3.1. Función fática de los apelativos y deíxis

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En términos generales, los vocativos –clasificación a la que pertenecen los apelativos– cumplen una función fática por tratarse de “sintagmas nominales que se refieren al destinatario” (Levinson 1989: 63); es decir, son fórmulas empleadas para iniciar un diálogo o para establecer contacto con el interlocutor. Los apelativos del corpus cumplen con dicha función fática: establecer y consolidar relaciones interpersonales entre los jóvenes universitarios costarricenses. La apelación permite expresar y evidenciar la presencia del hablante; asimismo, tiene una función emotiva pues sirve para captar la atención del destinatario y crear empatía con él. Una conceptualización de la función fática la expone Tore Navdal (2007: 18), al afirmar que es: Una función del comportamiento comunicativo cuyo objeto es afirmar las relaciones interpersonales. Ocurre en intercambios verbales no preestablecidos (…) El intercambio en sí, y la fluidez llega a ser más importante que el valor informativo. Por consiguiente, la información intercambiada suele ser indexical más que referencial; información sobre los participantes y la situación contextual predomina [en] el intercambio [verbal].

En el fondo, los apelativos son elementos deícticos, unidades lingüísticas con funcionalidad semántico-referencial, que codifican el papel de los participantes, como hablante –quien produce el enunciado– y destinatario –a quien se dirige el enunciado–, en la interacción verbal cara a cara. También entra en juego el concepto de deíxis social, a saber, “la codificación de distinciones sociales relativas al rol de los participantes” (Levinson 1989: 55), gracias a la cual se expresa la identidad social del hablante y del destinatario: en este caso particular, jóvenes universitarios; también la relación existente entre ellos, en términos de vínculos simétricos o asimétricos. Por consiguiente, en el plano netamente comunicativo el destinatario es el receptor de los actos comunicativos, pero en el plano social el hablante, a su vez, es receptor del efecto social producido por dichos actos. El tipo de vínculos antes señalado posibilita la caracterización sociocultural de los hablantes; no obstante, para ello además se requiere describir los rasgos situacionales del registro coloquial característicos de los apelativos empleados por los informantes en esta investigación.

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5.3.2. Las situaciones de habla y el lenguaje coloquial El lenguaje coloquial es una modalidad discursiva propia de la interacción comunicativa informal y cotidiana, cuyo análisis se realiza a partir de la descripción de una serie de rasgos situacionales, entre los que destacan el tipo de relación social y funcional entre los interlocutores, la relación vivencial de proximidad o distancia, el marco de interacción en el cual se desarrolla la comunicación y el tipo de temática (Albelda 2004: 110). Cabe aquí destacar que el cuestionario del cual se extrae nuestro corpus se constituyó a partir de una serie de situaciones de habla43 que, en principio, debían promover la comunicación coloquial. Briz Gómez (2004: 79) formula una propuesta teórica relacionada con la descripción de los rasgos situacionales del registro coloquial, que él llama “filtros evaluadores y de interpretación de la cortesía”. Dentro de esta propuesta los rasgos que nos interesan son +/- solidaridad entre los interlocutores y +/- fin interpersonal de la interacción. Asimismo, Marta Albelda (2004: 110 y 113) propone dos tipos de rasgos que configuran el registro coloquial: primarios (fin interpersonal, tono informal, y ausencia de planificación) y secundarios (relación vivencial de proximidad, marco de interacción familiar o cotidiano, relación social y funcional de igualdad, y temática no especializada). Ambas propuestas teóricas se complementan y nos permitirán describir los rasgos situacionales de los apelativos del corpus. En lo referido a los rasgos primarios, en el cuestionario se proponen situaciones de habla cuyo fin interpersonal es apelar o dirigirse al interlocutor en un contexto de conversación informal, cotidiano e íntimo, pues los destinatarios del apelativo son amigos, compañeros de trabajo o estudio, hermanos y primos de una edad similar a la del hablante, el novio o la novia, excepto una de las situaciones que se dirige a desconocidos de una edad similar a la del hablante. El tono informal y la ausencia de planificación 43

Ver nota 27.

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lo aporta el hecho de que el contexto sea la conversación sobre temas personales, amistosos, relacionados con la vida cotidiana de los interlocutores de una edad similar en un ámbito propio de jóvenes universitarios, familiar o de trabajo. Entre tanto, los rasgos secundarios, se describirán en el siguiente cuadro:

CUADRO 28 Rasgos secundarios en relación con las situaciones de habla del cuestionario Situaciones del cuestionario Rasgos conversacionales 1a. y 1b. Usted conversando 1. Relación vivencial con un amigo(a) íntimo a solas. 2. Marco de interacción 3. Relación social/funcional 4. Temática 2a. y 2b. Usted conversando 1. Relación vivencial con un grupo de amigos(a) en 2. Marco de interacción su propia casa. 3. Relación social/funcional 4. Temática 3a. y 3b. Usted hablando con 1. Relación vivencial compañeros(a) de trabajo o 2. Marco de interacción estudio durante sus actividades 3. Relación social/funcional cotidianas. 4. Temática 4a. y 4b. Usted hablando de 1. Relación vivencial sus tareas universitarias con un 2. Marco de interacción hermano(a)/primo(a) (de una 3. Relación social/funcional edad similar a la suya). 4. Temática 5. Usted hablando con su novio 1. Relación vivencial o novia en compañía de 2. Marco de interacción personas conocidas. 3. Relación social/funcional 4. Temática 6a. y 6b. Usted preguntándole 1. Relación vivencial en la calle una dirección a 2. Marco de interacción desconocido(a) (de una edad 3. Relación social/funcional similar a la suya). 4. Temática

Registro coloquial 1. + Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. +Igualdad social y funcional 4. + No especializada 1. + Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. + No especializada 1. – Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. + No especializada 1. + Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. + No especializada 1. + Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. + No especializada 1. – Proximidad 2. - Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. - No especializada

Lo observado en el cuadro anterior facilita destacar dos aspectos. En primer lugar, que si bien la situación 3a. y 3b. se caracterizaron como de menor (-) proximidad en cuanto a la relación vivencial, esto es así si se compara con las otras situaciones en que los interlocutores presentan un grado mucho más alto de proximidad, pues se trata de personas muy cercanas como los amigos, la pareja o familiares (primos y

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hermanos). Por tanto, el menor grado de proximidad se define al comparar la relación con otros interlocutores, pero creemos que entre compañeros de estudio o de trabajo de edades similares existe un grado de proximidad suficiente para encajar en el registro coloquial. En segundo lugar, se menciona el hecho de que la última situación (6a. y 6b.) se escogió con el objetivo de poder contrastar el uso de los diversos apelativos señalados por los informantes; por ello la interacción se limitó a solicitar información específica, una dirección. En conclusión, es posible afirmar que las situaciones de habla propuestas en el cuestionario permitieron obtener apelativos propios del registro coloquial de los jóvenes universitarios, los cuales presentan como característica un mayor (+) fin interpersonal de la interacción verbal, cuya finalidad primordial es favorecer el contacto entre los hablantes y el mantenimiento de las relaciones sociales. Esta afirmación se consolida con lo expresado por Gemma Herrero (2002: 69): […] es obvio que las manifestaciones lingüísticas de los jóvenes cuando hablan entre ellos, fundamentalmente, de forma oral en conversaciones informales y espontáneas, no tienen una finalidad específica ni determinada, sino que sirven, sobre todo, para reforzar el contacto social y las relaciones interpersonales existentes.

Ahora bien, en lo que respecta al filtro de +/- solidaridad entre los interlocutores, el concepto de solidaridad se refiere a las relaciones de proximidad y simetría, para lo cual se aplicará un esquema propuesto por Briz Gómez (2004: 79-80) que define este rasgo. Según él, las interacciones de +/proximidad se concretan por las siguientes variables: +/- vivencias comunes +/-saber compartido +/- contacto +/- grado de compromiso afectivo En este sentido, las situaciones de habla estudiadas –exceptuando la 6a. y 6b.–, así como los interlocutores mismos, apoyándonos en el anterior estudio de los rasgos primarios y secundarios, presentan un alto grado (+) de vivencias comunes, saber compartido, contacto y grado de compromiso

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afectivo. Estos aspectos han sido propiciados por un contexto de familiaridad, empatía, amistad, cercanía, edad similar, actividades y experiencias comunes o afines. Aparte, las interacciones +/- simétricas se establecerían según este esquema: +/- igualdad funcional +/-nivelación de roles (derivados de características socioculturales como la edad, género, etc.) +/- identidad grupal Las situaciones de habla del cuestionario también se pueden definir como + simétricas, pues existe mayor (+) igualdad funcional, nivelación de roles e identidad grupal. Esto si se toma en cuenta que se trata de jóvenes universitarios, como ya se mencionó, que comparten un contexto espacio-temporal común, similitud etaria, ocupación semejante, un alto grado de familiaridad, confianza, intimidad y empatía. La relación es simétrica porque se da entre iguales –no hay un individuo superior en la escala social frente a otro inferior–, lo cual, a su vez, refleja solidaridad. En definitiva, las situaciones de habla del cuestionario, que es de donde se extrae el corpus de esta investigación de apelativos usados por jóvenes universitarios costarricenses, se caracterizan por los rasgos + solidaridad entre los interlocutores y + fin interpersonal del registro coloquial en la interacción comunicativa. Dichos rasgos nos proporcionarán el punto de partida para el análisis de cortesía verbal y el uso de las variables de contextualización (distancia social y poder relativo de los participantes), con el fin de estudiar las estrategias de cortesía empleadas por los hablantes en el uso de determinados apelativos. 5.3.3. Estrategias de cortesía y uso de los apelativos Los conceptos pragmalingüísticos de cortesía verbal y de imagen (face) se encuentran intrínsicamente relacionados. Según el modelo original de Brown y Levinson, la cortesía es motivada por el deseo del individuo de conservar su imagen social; entonces, la imagen y las estrategias de cortesía

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–llamadas actividades de imagen (face-work)– juegan un papel fundamental en las situaciones comunicativas para establecer o mantener un estado satisfactorio de las relaciones interpersonales. La imagen pública o social propuesta por Brown y Levinson (1987: 56-57) se refiere a la autoimagen que todo individuo tiene, y desea, de sí mismo, la cual pretende mantener en sus interacciones con otras personas. Este concepto, a su vez, se bifurca en dos tipos: la imagen negativa y la imagen positiva. La primera se relaciona con la aspiración de conservar el espacio propio, su ámbito de acción, libre de intromisiones. La segunda expresa el deseo de ser apreciado socialmente. Así las cosas, en la interacción comunicativa la imagen de los hablantes se expone a verse amenazada en el acontecer del proceso de comunicación. En dicho marco comunicativo actúa la cortesía, esto es, las estrategias verbales usadas por los interlocutores para evitar, minimizar o equilibrar las amenazas que surjan producto de la interacción verbal. En otras palabras, los participantes del proceso comunicativo procuran, al mismo tiempo, proteger su propia imagen, así como la del otro. 5.3.3.1. Variables de contextualización: poder vs. solidaridad Brown y Levinson (1987: 59-60) propusieron un modelo de variables de contextualización que incluye los conceptos de distancia social (distance), poder relativo (power) y jerarquía o grado de imposición (ranking). Es a partir de estas variables que los interlocutores seleccionan las estrategias de cortesía según la distancia social y el poder que media entre ellos, así como con el nivel de imposición implicado en el acto de habla. De forma tal que los participantes pueden privilegiar una de las variables por encima de las otras con la finalidad de ser más o menos corteses de conformidad con los objetivos que deseen alcanzar por medio del acto comunicativo. Con respecto al grado de distancia social, poder y jerarquía, cabe destacar que los apelativos empleados por los hablantes son un reflejo de las relaciones sociales entre ellos, que, como se analizó en el apartado 5.3.2., en general son simétricas y expresan solidaridad debido a las experiencias y características sociales que comparten los informantes: son jóvenes universitarios de un mismo grupo etario, que

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participan de situaciones contextuales similares o comunes, por lo que no media un poder relativo en la relación social del destinatario con respecto al hablante, o viceversa. Por ejemplo, aunque podría suponerse que el empleo de apelativos soeces o malsonantes como hijueputa(-s), mongolo(-a-s), idiota(-s), estúpido(-s), baboso(-a-s), empleados tanto por hombres como por mujeres para dirigirse por igual a varones y féminas, podría representar una amenaza potencial de la imagen del interlocutor o un rasgo de distancia social y poder, lo cierto es que dicho uso representa un recurso estratégico de maximización, muy común en la conversación y más aún en la interacción entre jóvenes (Briz Gómez 2004: 147). De ahí, la tendencia juvenil a la coprolalia y al uso intencional de fórmulas léxicas que puedan contribuir a darle un tono peyorativo a su discurso. El disfemismo, lejos de atenuar, busca acentuar el aspecto grosero. Los motivos de su empleo pueden ser de muy diversa índole, pero entrañan la necesidad de transgredir la norma social, el deseo de usar una expresión enérgica o agresiva, quizás con el objetivo de darle un tinte “diferente” a lo emitido. Entonces, la interdicción es una herramienta eficaz para diferenciar el lenguaje juvenil del lenguaje normativo (Zimmermann 2002: 145). Este antinormativismo, a su vez, funciona como una marca de identidad grupal para reforzar el contacto social –la comunión fática–, para estrechar los lazos sociales y consolidar las relaciones interpersonales existentes (Herrero 2002: 70). En síntesis, con el empleo de léxico coloquial de esta índole se crea un ambiente de solidaridad y una atmósfera agradable para continuar la interacción verbal, en un contexto informal, entre iguales. 5.3.3.2. Cortesía positiva y cortesía negativa La cortesía negativa –formal– induce deferencia y respeto, por lo cual implica distancia entre el hablante y el oyente; por el contrario, la cortesía positiva exhorta familiaridad, confianza y cercanía. En consecuencia, la cortesía positiva representa la búsqueda de estrategias para hacer partícipe al interlocutor de la misma esfera de intereses, deseos o actividades del hablante, para marcar la pertenencia a un mismo ámbito y, al mismo tiempo, para potenciar sus facetas positivas.

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Apelativos del tipo mae(-s), compa(-s), chicas(-s), chico(-s), chiquillo(-a-s) son ejemplos de cortesía positiva, pues abarcan el contexto de las relaciones amistosas en ambos géneros, funcionan como un marcador de proximidad grupal y evidencian un tratamiento simétrico. También el empleo entre varones de términos como cabrón(-es), güevón(-es) e hijueputa(-s) representaría cortesía positiva, pues son insultos con carga afectiva positiva, como apelativos cariñosos, lo cual produce una inversión contextual de su significado básico. Este sería también el caso de bruja usado entre mujeres. De ahí que los interlocutores no se sientan ofendidos por este trato. Con todo, es en el lenguaje juvenil masculino en el que se percibe este uso con mayor frecuencia y abundancia. Lo anterior se reafirma cuando se contrastan los apelativos con la más alta frecuencia de uso de en las diferentes situaciones con los más empleados por los informantes en la situación 6a. y 6b. “Usted preguntándole en la calle una dirección a un deconocido/a (de una edad similar a la suya)”. En el siguiente cuadro se cotejan los apelativos, se seleccionaron únicamente aquellos que presentaran una frecuencia relativa superior al 10%:

CUADRO 29 Comparación de uso de apelativos con mayor frecuencia de uso en general frente a los de la situación 6a y 6b, según género Apelativos con mayor frecuencia de uso en general Entre hombres Entre mujeres De hombres mujeres De mujeres hombres

Mae, compa, cabrón Mae, chic, bruja a Mae, chica, chiquilla

Situación 6a. y 6b. Apelativos dirigidos a un desconocido/a mae, muchacho, compa muchacha, joven muchacha, chica

a Mae, chico, chiquillo

muchacho, joven

Según se extrae del cuadro 29, entre varones se mantiene un uso de apelativos similar (mae y compa) al de la mayoría de las situaciones, más simétrico, aún con un desconocido. En cambio entre

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mujeres y de mujeres hacia hombres el trato varía, pero solo en el caso específico de las situaciones 6a. y 6b., pues se prefieren formas de cortesía negativa que evidencian deferencia, como es el caso de los apelativos muchacho(-a) y joven, con lo que se indicaría distancia social: no se considera al interlocutor un igual, no pertenece a mi grupo, por ello el trato es distinto. 5.3.3.3. Imagen social: autonomía y afiliación El modelo de cortesía verbal de Brown y Levinson, así como el concepto de imagen, ha sido criticado y complementado por diversos lingüistas. En particular, destaca la propuesta de Diana Bravo (1999, 2003, 2004) y su reformulación del concepto de imagen social que involucra el factor sociocultural. Bravo (1999: 158) sugiere una “caracterización de la imagen social (face) que relaciona comportamientos

comunicativos

con

contextos

socioculturales”,

lo

cual

supone

considerar

comportamientos, actitudes, valores aceptados y practicados por una comunidad de habla; por ende, se presupone que los hablantes comparten un eje de contenidos socioculturales que influye en la producción e interpretación de sus actos de habla. Asimismo, Bravo propone adoptar el concepto de actividades de cortesía en lugar de actividades de imagen (el face-work de Brown y Levinson), como producto de la experiencia cultural de los hablantes desde tres categorías: •

la descripción dual de la imagen social según las nociones de autonomía (imagen negativa) y afiliación (imagen positiva),



la existencia de una imagen básica compartida por una comunidad de habla,44



la aplicación del concepto de imágenes de roles, que asignan determinados papeles a los hablantes en función de las convenciones sociales aceptadas y puestas en práctica por una comunidad sociocultural.

44

Ver nota 16.

111

La imagen de autonomía, aquella “mediante la cual integrante de un grupo adquiere un contorno propio” en él, y la de afiliación, relacionada con “comportamientos tendientes a resaltar los aspectos que hacen a una persona identificarse con las cualidades del grupo”, son categorías vacías cuya carga sociocultural se actualiza en la propia interacción; se ligan con una serie de premisas que se cumplen en la construcción de la imagen social (Bravo 2004: 27-31). Entre las premisas ligadas a la autonomía en los apelativos del corpus se encuentra el verse o ser visto como original, novedoso y diferente frente a los adultos, a los niños y a otros jóvenes que no pertenecen al grupo. Por un lado, la originalidad y la innovación se refleja en el uso de términos con un componente humorístico o con un sentido lúdico como en el caso de lic. (de licenciado), caballero (por la formalidad que denota), mopri (y los sinónimos mop y moprix), osiro, amiguis, teque, tea. Por otro, la diferencia se relaciona con la imagen de grupo de los jóvenes, la autonomía de su sociolecto frente a la lengua estándar, lo que supone tener un código diferente que marque el límite de edad –con respecto a los valores, actitudes y usos de adultos, y por qué no de los niños– y, al mismo tiempo, que les permita usar un lenguaje para identificarse y crear, entonces, una identidad cultural propia. Es en relación con este afán de los jóvenes por innovar y diferenciarse que se desafía la normatividad lingüística al emplear un amplio repertorio de palabras consideradas soeces o que se muestren abiertos al uso de préstamos como el anglicismo. Con todo, también se encuentra autonomía que promueve distinción entre géneros. Por ejemplo, los hombres se diferencian de las mujeres, y viceversa, en cuatro aspectos: 1. Mayor empleo de términos interdictos, que se verifica en el apartado del disfemismo, en el cual se contabilizaron 45 lexías, de las cuales los varones usan 27, esto es, un 60% del total. 2. Alta propensión al empleo entre ellos de apelativos con alguna connotación de índole sexual, del tipo carepicha(-s), maricón, culiolo, playo(-s), loca(-s), gai(-s), puto, y denigrantes, como hijueputa(-s), bruto, caballo, hediondo(-s), maldito(-s), estúpido(-s), idiota(-s), mongolo(-s), luser.

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En contraste, los apelativos dirigidos por el género masculino a mujeres, en estos ámbitos son zorra(s), prosti, perra(-s), hijueputa(-s), mongola(-s), bruta, caballa, bestia y animal. Mientras las mujeres, entre ellas, usan zorra(-s), prosti, bitchi e hijueputa(-s), mongola(-s), babosas, zorompas; los dirigidos a hombres son carepicha, culiolo, hijueputa(-s), idiota(-s), mongolo(-s), estúpido(-s), imbécil, güevón y cabrón. Incluso, cabe destacar que las mujeres emplean, igual número de términos disfemísticos, 11 en total, dirigidos a hombres y a mujeres. 3. Construcción de un espacio masculino que implica confianza y camaradería, caracterizado por el uso de apelativos con un valor semántico de parentesco o de diversa índole del tipo papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo. Por su parte, las mujeres, entre ellas, en ese mismo contexto únicamente señalan emplear un término, amiguis. 4. Empleo reducido y solo hacia mujeres de lexías cariñosas, probablemente por considerarlas propias del mundo femenino, del tipo cariño, amor, darlin, corazón, cielo, suiri, bebé, princesa, linda, preciosa, divi, hermosa, mami, guapa(-s); además, la mayor parte de ellas usadas solo para apelar a la novia. En tanto, las féminas emplean entre ellas: cariño, amor, darlin, corazón, suiri, joni(-s), cari, querida(-s), cosita y para los hombres: cari, joni(-s), querido(-s), bebé, vida, osito, osiro, beibi, precioso, papacito, amor, cielo, guapo, cosito. Las premisas ligadas a la afiliación se relacionan principalmente con tres aspectos: la reciprocidad, el ser solidario y la cohesión de grupo. La reciprocidad o confianza implica ofrecerle un trato igualitario al interlocutor que sea considerado un igual. En este sentido, apelativos como mae(-s), hijueputa(-s), compa(-s), bruja, chic(-s), chiquillo(-a-s), usados por ambos géneros, expresan que la cortesía con la que los hablantes se dirigen al destinatario no solo satisface los deseos de imagen de este último sino también los del propio hablante que realiza el acto cortés; así se beneficia la imagen de ambos para conseguir un equilibrio y se queda bien con los demás y con uno mismo.

113

La afiliación de grupo, como ya se ha mencionado, es un rasgo que propicia una identidad, en este caso juvenil, que caracteriza a un determinado grupo de hablantes frente a los demás; representaría una especie de cualidad –consciente o inconsciente– que asegura la existencia de afectividad, conocimientos y valores comunes, así se crea complicidad y solidaridad grupal, a su vez, permite validar un espacio propio en la sociedad. Cabe mencionar en este punto, que si bien existe una afiliación de grupo del lenguaje juvenil por parte de hombres y mujeres, corroborado por el empleo de apelativos como mae(-s), gente, chico(-a-s), amigo(-a-s) e hijueputa(-s); también se encuentra afiliación propiamente entre el grupo de varones y entre el grupo de féminas, ratificado por el uso de diferentes lexías según el destinatario sea hombre o mujer, como se observa en el siguiente cuadro. CUADRO 30 Uso de apelativos y afiliación de grupo por género Hablante Hombres y mujeres Hombres Hombres Mujeres Mujeres

Destinatario Hombres y mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres

Apelativos del corpus con mayor frecuencia de uso mae(-s), gente, mongolo(-a-s-), amigo(-a-s), hijueputa(-s), chico(-a-s), compañero(-a-s) mae(-s), gente, compa(-s), cabrón(-es), güevón(-es), carepicha(-s) mae(-s), gente, chica(-s), chiquilla(-s), güila(-s), amor, cariño mae(-s), gente, chico(-s), chiquillo(-s), gordo, amor mae(-s), gente, chic(-s), bruja, chicas, chiquillas

De tal modo, el sentido y la necesidad de pertenecer a un determinado grupo se manifiestan en el esfuerzo por parte de sus integrantes para actuar según las expectativas discursivas que propicia el contexto de interacción verbal, con el objetivo de reforzar, a un mismo tiempo, la identidad personal y asegurar la pertenencia intragrupal o subgrupal (Granato 2003: 165-166). Finalmente, el ser solidario supone un conjunto de estrategias vinculadas a la conservación de la imagen para establecer o mantener la armonía social. Desde este punto de vista, el empleo de apelativos como mae(-s), compa(-s), chico(-a-s), chiquillo(-a-s) propician la comunión fática y crean un ambiente de

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solidaridad que posibilita entablar una interacción verbal placentera para los interlocutores. Y aunque el uso de palabras en principio consideradas ofensivas, podría representar una amenaza potencial a la imagen de los interlocutores y, por consiguiente, dificultar la interacción, lo cierto es que la estrategia de los jóvenes es justamente servirse de los insultos no necesariamente para ofender al interlocutor, sino para reforzar los lazos sociales del grupo, lo cual es el resultado de una situación contextual particular: igualdad funcional entre hablante y destinatario en cuanto al estatus social, relación vivencial de proximidad, marco discursivo familiar, temática no especializada, ausencia de planificación, finalidad interpersonal de la comunicación y tono informal. Con todo, para entender las posibles causas del fenómeno de ser cortés empleando términos “descorteses”, también se deben sopesar las características particulares del lenguaje juvenil como su posición distintiva frente al statu quo del mundo adulto; su conducta antinormativa; el afán lúdico, creativo y novedoso de su estilo comunicativo; la estimación positiva del particular conjunto de valores, actitudes o comportamientos de su identidad personal y grupal. Siguiendo lo planteado por Zimmermann (2002: 58), es, entonces, desde esta identidad propia, que se debe entender y analizar su actuación lingüística, sus estrategias de cortesía verbal. 5.3.3.4. Lenguaje juvenil: descortesía o anticortesía Ciertas estrategias de cortesía verbal de los apelativos se encuentran relacionadas con características particulares del lenguaje juvenil, por ello antes de describir las nociones de descortesía o anticortesía, cabe sintetizar algunos de los principales rasgos del lenguaje de los jóvenes. A continuación, se describirán las principales características de este sociolecto, siguiendo lo expuesto por especialistas en el tema como Herrero (2002), Rodríguez (2002), Zimmermann (2002 y 2003) y Herrera et al (2008): •

Su caracterización básica se basa en la variedad diastrática –edad– y la variedad diafásica –contexto o situación–.

115



Se propone el estudio del lenguaje de los jóvenes desde un enfoque no variacionista, no desde el contraste con el habla culta, sino desde el acto comunicativo entre ellos, desde su propio contexto social.



Este tipo de lenguaje se produce en eventos de interacción oral.



Ciertos rasgos lingüísticos particulares de este sociolecto coinciden con los propios del lenguaje coloquial.



Rasgos léxico-semánticos usuales el lenguaje juvenil: creaciones morfológicas (se destaca la sufijación), cambios semánticos (metaforización), préstamos de lenguas extranjeras, préstamos de otras jergas, uso de disfemismos y acortamientos léxicos.



Frecuencia alta de coprolalia (palabras tabú y disfemismos).



Lenguaje novedoso, lúdico, original, que expresa la creatividad y capacidad verbal de los jóvenes; por ejemplo, juegos de palabras, expresiones humorísticas y de doble sentido.



Antinormativismo: distanciamiento de las normas y cultura de los adultos –y también de los niños– como parte de la estrategia de manifestarse como diferentes, de ahí el interés de los jóvenes por crear una forma propia de expresión que les permita identificarse como colectivo. El antinormativismo posibilita un alejamiento de la lengua estándar (de la norma escolar y del estilo culto).

Ahora bien, el concepto de descortesía, por un lado, implica el empleo por parte del hablante de actos intencionalmente amenazadores que no consideran los deseos de imagen del interlocutor; por tanto, presupone la ausencia “anormal” de un marcador de cortesía. Por otro lado, la anticortesía expresa la ausencia “normal” de un marcador de cortesía; son actos cuya forma es en principio valorada como descortés pero que funcionan estratégicamente como refuerzos en la construcción de la imagen individual y social (Kerbrat-Orecchioni 2004: 49 y Zimmermann 2002: 57).

116

En este sentido, los apelativos insultantes o disfemísticos del corpus de esta investigación se clasificarían como actos anticorteses, pues refuerzan los lazos de camaradería y de pertenencia al grupo en situaciones contextuales específicas; de ahí, la ausencia normal de un marcador de cortesía que sería esperable en otro contexto. Así pues, se visualiza que los jóvenes universitarios encuestados evidencian competencia lingüística al conocer y adecuarse a las convenciones comunicativas propias de su grupo, lo cual les permite mantener la cooperación conversacional. En resumen, “ser cortés”, en el sentido tradicional, no es una aspiración comunicativa entre los jóvenes, pero sí se es cortés desde otra perspectiva. En el siguiente cuadro se presenta la esquematización de apelativos representativos del corpus con base en estrategias de cortesía y anticortesía. CUADRO 31 Apelativos del corpus clasificados según impliquen actos corteses o anticorteses Hablante Hombres y mujeres Hombres

Destinatario Hombres y mujeres Hombres

Hombres

Mujeres

Mujeres

Hombres

Mujeres

Mujeres

Acto cortés mae(-s), gente, amigo(-a-s), chico(-a-s), compañero(-a-s) mae(-s), gente, compa(-s), mop(-s), caballero, lic., manito, jefe, papillo(-s)

Acto anticortes mongolo(-a-s-), hijueputa(-s), idiota(-s) cabrón(-es), güevón(-es), puto, carepicha(-s), culiolos, rata(-s), playito(-s), gai(-s), loca(-s), maricón, luser, hediondo(-s) mae(-s), gente, chica(-s), bruta, tonta, caballa, bestia, chiquilla(-s), güila(-s), amor, animal, zorra(-s), perra(-s) cariño, corazón, cielo, rica mae(-s), gente, chico(-s), güevón, cabrón, carepicha(-s), chiquillo(-s), gordo, amor, mocoso, imbécil, cerotes cariño, darlin, suiri, corazón mae(-s), gente, chic(-s), chicas, bruja, prosti, zorra(-s), bitchi, chiquillas, queridas, cari, babosas, zorompas, mongolitas darlin, suiri, corazón, amor

Este cuadro permite observar que los jóvenes en general emplean tanto estrategias de cortesía y anticortesía; que la valoración de lo que es o no cortés depende, principalmente, del tipo de acto de habla y del contexto de la interacción verbal; que si bien los y las jóvenes comparten un universo de

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conocimientos, actitudes y valores semejantes de interacción social, también sus actos comunicativos depende de una diferenciación cultural constituida por y a partir del género. Asimismo, se presentan correlaciones entre situaciones específicas y el uso de actos corteses o anticorteses. Por un lado, en términos generales las situaciones que promueven más usos de apelativos corteses son la 3a y 3b “Usted hablando con compañeros(as) de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas”, 5. “Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas”, 6a y 6b. “Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido(a) (de una edad similar a la suya)”, lo cual se explica pues los compañeros o compañeras si bien pertenecen a un ámbito de solidaridad no así a uno de intimidad como en el que se propicia, por ejemplo, entre amigos. Además, los términos señalados para apelar al novio o novia tienden a ser de índole expresiva y cariñosa. Finalmente, existe un uso particular de lexías que evidencian actos corteses por parte de los hombres en la situación 6a con desconocidos, se destacan caballero, manito y jefe. Por otro lado, las situaciones que se asocian, principalmente, con actos anticorteses son la 1a y 1b “Usted conversando con un amigo(a) íntimo a solas”, 2a y 2b “Usted hablando con un grupo de amigos(as) en su propia casa”, 4a y 4b “Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano(a)/primo(a) (de una edad similar a la suya)”; de tal modo, la anticortesía se promueve en situaciones de mayor intimidad en los que medien lazos de amistad o familiares con interlocutores con similitud etaria. 5.3.3.5. Imágenes de roles y género Las imágenes de roles asignan determinados papeles a los hablantes en función de convenciones socialmente aceptadas y puestas en práctica por una comunidad sociocultural. Existe una multiplicidad de papeles que desempeñan los interlocutores en su vida cotidiana, en virtud de que las relaciones sociales son dinámicas y, en consecuencia, hay variación de roles. Particularmente, estos diferentes roles se

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relacionan con rasgos permanentes, como el género; otros son de carácter temporal, como la edad; también pueden cambiar según circunstancias específicas como el ser jefe o subalterno (Bravo 1999: 165). El género implica diferencias construidas en el marco de interacción social, que se reflejan en el ámbito verbal. La correlación entre lenguaje y género es mediada por las estrategias, habilidades y conductas comunicativas de los individuos. Estas últimas, al mismo tiempo, son reguladas por el tipo de vínculos culturales existentes en una sociedad particular. Entonces, en lo respectivo al análisis del género según la selección y uso de los apelativos, cabe destacar que existen dos tipos de imágenes de roles: una identidad colectiva de grupo, a saber, los jóvenes universitarios; y una identidad de género, es decir, la categoría de las féminas y la de los varones. Por tanto, en parte, las estrategias de selección de los apelativos se relacionan con el tipo de identidad con la que se solidariza el hablante, ya sea identidad grupal: jóvenes universitarios o identidad de género: mujeres y hombres. Con respecto a la identidad de género, el análisis específico de apelativos desarrollado en apartados anteriores confirma que, en virtud de diversos factores contextuales, existe un uso diferenciado de apelativos por parte de hombres y mujeres (ver apartado 5.3.2.3): •

Los varones, en términos generales, usan una mayor cantidad de apelativos que las mujeres, pues del total del corpus (133) ellos señalaron emplear 111 y ellas 86. No obstante, cabe destacar que por cada situación comunicativa analizada, tanto hombres como mujeres, señalaron usar más términos para referirse a una persona de su mismo sexo. Excepcional fue el caso de la situación 5. “Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas”, en la cual las mujeres señalaron que emplearían un mayor número de apelativos dirigidos al novio.

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Entre hombres se mantiene un uso de apelativos de cortesía positiva –mae, compa– aún con desconocidos (situación 6a.); por su parte, en este mismo contexto (situación 6b.), las mujeres prefieren formas de cortesía negativa como muchacho(-a), joven.



Los varones emplean más disfemismos, 27 en total, frente a los 18 apuntados por mujeres.



Los apelativos interdictos usados entre hombres son, en su mayoría, de índole sexual – carepicha(-s), maricón, culiolo, playo, loca(-s), gai, puto– y en este mismo ámbito hacia mujeres emplean zorra(-s), perra(-s), prosti. Por su parte, entre mujeres se emplean zorra(-s), prosti y bitchi; de mujeres hacia varones, carepicha y culiolo.



Entre hombres se emplean apelativos con valor semántico de parentesco o de diversa índole como papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo, se construye así un espacio masculino que implica confianza y camaradería. Mientras las mujeres en ese mismo contexto únicamente señalan emplear un término, amiguis.



Las mujeres usan una variedad de lexías cariñosas –20 en total, 10 para cada género–, tanto en su trato con varones como con mujeres, mientras los hombres solo usan este tipo de lexías –18 en total– para apelar a mujeres.

En resumen, las imágenes de roles se actualizan en la comunicación de acuerdo con los roles asumidos en la situación contextual específica de cada acto de habla. Así, se interpreta la cortesía verbal como el producto de las experiencias socioculturales de los hablantes. 5.3.3.6. Premisas socioculturales de la imagen básica de los jóvenes costarricenses Con base en lo propuesto por Bravo en lo que respecta a la delimitación de los contenidos culturales que permiten describir la imagen básica de una comunidad sociocultural, Jorge Murillo (2002: 115-116 y 2003: 130-131) sugiere una serie de premisas para acercarse al estudio de las estrategias de cortesía en el español de Costa Rica.

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A grandes rasgos, estas premisas suponen que en el español de nuestro país los hablantes se inclinan por la filiación y la solidaridad, lo cual se manifiesta en el uso de estrategias que tienden a fortalecer su imagen social en la interacción verbal. Así pues, en cuanto a la necesidad de autonomía, se valora la originalidad y se acentúa la diferenciación respecto del otro; en tanto, la necesidad de afiliación se manifiesta en una autodenominación como pacífico, amable y cordial, lo que permite construir un espacio de confianza, mutuo respeto y solidaridad. En este sentido, la imagen básica de los jóvenes universitarios costarricenses evidencia características similares, pues se constata un uso estratégico de los apelativos para promover la cortesía verbal: conservar la imagen social de los interlocutores y, al mismo tiempo, propiciar una interacción verbal satisfactoria –comunión fática– que les permita alcanzar los objetivos para los cuales se comunican. Estas estrategias están vinculadas a actos de habla corteses, de cortesía positiva entre iguales o de cortesía negativa con desconocidos (situación 6a y 6b), y anticorteses, mediados por la construcción de la imagen –identidad– personal o grupal juvenil y el género. La imagen de autonomía se asocia con el deseo de los jóvenes de ser vistos como originales, novedosos y diferentes frente a quienes no comparten su identidad de grupo o su sociolecto. También la autonomía se supedita a la distinción de género ya que hay un uso diferente de palabras según se apele a hombres o mujeres. La imagen de afiliación se vincula a las aspiraciones de los jóvenes de ser considerados como individuos que evitan el conflicto, pues proporcionan un trato recíproco o de confianza; de ahí, el ser juzgados como solidarios. Asimismo, que poseen filiación grupal, ya sea generacional o por género. En conclusión, se crean particulares estrategias de cortesía verbal –como la anticortesía– en el uso de los apelativos de los jóvenes universitarios en el español de Costa Rica, que se asocian, por un lado, a valores identitarios y generacionales; por otro, con un contexto situacional específico que promueve el fin

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interpersonal de la comunicación y la solidaridad, gracias a una relación de poder simétrica, entre los interlocutores.

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CAPÍTULO VI CONCLUSIONES

(…) nuestro español hace un tiempo era una lengua muy culta y sigue siéndolo para las personas adultas, pero la juventud actual usa pachuquismos, cosismos y otras formas de expresión poco cultas y sobre todo falta de respeto, como mae, chiva, playada. (citado por Carla Jara en El español de Costa Rica según los ticos)

6. CONCLUSIONES En esta investigación se ha estudiado el uso de los apelativos empleados por jóvenes universitarios costarricenses que habitan en la Gran Área Metropolitana. El estudio es de carácter sociopragmático y, por ello, se analizó el corpus de lexías recopiladas desde una perspectiva pragmática y de cortesía verbal. Finalmente, el método de investigación seleccionado fue de tipo descriptivo-explicativo y exploratorio. Se entrevistó a una muestra representativa a partir de un cuestionario con preguntas referidas a seis diferentes situaciones de habla y redactadas en dos enunciados diferentes: uno para el hombre como destinatario y otro para la mujer,45 con el objetivo de determinar si existía incidencia de la variable género en la selección de los apelativos. Además, cabe mencionar que en la redacción y escogencia de las diferentes situaciones de habla del cuestionario, se tomaron en cuenta factores46 que promovieran un lenguaje coloquial entre los interlocutores, para que así la relación entre ellos se estableciera en un ámbito de mayor solidaridad y de mayor fin interpersonal de la interacción. Esto facilitó el que los informantes señalaran una amplia variedad de apelativos que usarían en las situaciones de habla propuestas y no formas de tratamiento usuales como los vocativos pronominales o el nombre del posible interlocutor. De manera general, la variabilidad debida al género se consideró como un eje transversal en la investigación, de ahí que no se estableciera un apartado específico para analizar esta variable, sino que en 45

Los enunciados de cada pregunta fueron 1a. Usted conversando con un amigo íntimo a solas, 1b. Usted conversando con una amiga íntima a solas, 2a. Usted hablando con un grupo de amigos en su propia casa, 2b. Usted hablando con un grupo de amigas en su propia casa, 3a. Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas, 3b. Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas, 4a. Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una edad similar a la suya), 4b. Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una edad similar a la suya), 5. Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas, 6a. Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una edad similar a la suya), 6b. Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una edad similar a la suya). 46 Factores que promueven la conversación coloquial: fin interpersonal de la interacción, relación social de igualdad, relación vivencial de proximidad, marco de interacción cotidiano y temática no especializada.

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el desarrollo del estudio, en todos los apartados, se fueron extrapolando y comparando los datos pertinentes respecto de la selección de las formas apelativas. Concluida la investigación se puede afirmar que se cumplió con lo establecido en el objetivo general que consistía en realizar un “Análisis de los apelativos empleados por una muestra estadísticamente representativa de jóvenes universitarios en el español de Costa Rica como estrategia de cortesía verbal”, así como de los objetivos específicos: 1. Recopilar un corpus de apelativos, a partir de un cuestionario, empleados por jóvenes universitarios en la interacción verbal en el español de Costa Rica. 2. Analizar la frecuencia de uso de los apelativos y los procesos léxico-semánticos presentes en su formación. 3. Estudiar la función y las estrategias de cortesía verbal presentes en el uso de los apelativos, al tomar en consideración los factores que determinan su empleo en correlación con la situación comunicativa y el contexto. 4. Describir e interpretar la variabilidad en la selección y uso de los apelativos, desde la perspectiva de género. 5. Contribuir, a partir del estudio específico de los apelativos, a la definición de los componentes básicos de la imagen social de los jóvenes universitarios costarricenses. Con respecto al primer objetivo específico, se recopiló un corpus con un total de 133 apelativos, sin considerar flexión de género y número, que los jóvenes universitarios opinaron emplear en cada de las situaciones planteadas. Por un lado, los señalados por hombres fueron 111; por otro, los aportados por mujeres fueron 86. En relación con el segundo objetivo específico, se determinó que la mayor frecuencia de uso de los apelativos señalados por hombres para dirigirse a interlocutores masculinos la obtuvieron mae(-s), compa(-s), cabrón(-es), güevón(-es), hijueputa(-s), carepicha(-s) y gente. Mientras que los términos más usados para apelar a las mujeres serían mae(-s), chica(-s), chiquilla(-s), amor, cariño, güila(-s) y gente. Por su parte, las mujeres señalaron en un mayor porcentaje apelativos del tipo mae(-s), chico(-s), chiquillo(-s), gordo, amor y gente, para referirse a los hombres. Igualmente, la mayor frecuencia de uso de términos dirigidos también a mujeres fue para mae(-s), chic(-s), bruja, chicas, chiquillas y gente.

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En general, el apelativo con la más alta frecuencia de todo el corpus, tanto entre hombres como entre mujeres, fue mae. Si bien el uso de dicho apelativo es generalizado entre hombres –como se constata en obras lexicográficas sobre el español de Costa Rica–, también se visualiza que su empleo se ha extendido, tanto entre mujeres, como de ellas hacia los varones (ver apartado 5.1.12.). Además, en el nivel morfoléxico-semántico se constató el empleo de una amplia variedad de estrategias lingüísticas por parte de los jóvenes para construir un código de comunicación particular en el que se crean nuevas palabras o expresiones e, igualmente, para desarrollar el aspecto lúdico característico de su forma de comunicación; por ejemplo, procesos de sufijación (diminutivos, aumentativos, morfemas particulares como {-is} e {-i}, cambios en la flexión de número), truncamiento léxico, uso de disfemismo, anglicismos, cambios semánticos. Destacable es el hecho de que se contabilizó un mayor número de apelativos disfemísticos o con valor insultativo que usarían los hombres frente a las mujeres. Específicamente en el caso del disfemismo, de un total de 48 lexías, los varones señalaron emplear 30 frente a 18 de las mujeres. Los disfemismos e insultos se relacionan, entre varones, con la orientación o comportamiento sexual; entre mujeres, con un matiz menos sexual, en unos casos, y más vinculado al insulto a la inteligencia, en otros. Más adelante, cuando nos refiramos a la anticortesía, se ahondará en el uso y ejemplos sobre el disfemismo. Respecto del tercer objetivo específico, por los resultados del análisis, se pudo comprobar la relevancia de factores contextuales de las situaciones comunicativas planteadas para estudiar la función y las estrategias de cortesía verbal presentes en el uso de los apelativos. Ahora bien, significativa es la consideración de la función fática de los apelativos, que sirve para establecer y consolidar el contacto con los posibles interlocutores. Por consiguiente, la apelación posibilita evidenciar la presencia del hablante; además, tiene una función emotiva pues sirve para captar la atención del destinatario y crear empatía con él. En su calidad de elementos deícticos que codifican “distinciones sociales relativas al rol de los participantes” (Levinson 1989: 55), los apelativos expresan la identidad

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social del hablante y del destinatario: en este caso particular, como parte del grupo jóvenes universitarios; también la relación existente entre ellos, en términos de vínculos simétricos o asimétricos. El estilo comunicativo –informal y cotidiano– de los jóvenes participa de la modalidad discursiva coloquial y el análisis de los rasgos contextuales, extraídos de las diferentes situaciones planteadas en el cuestionario, indica que con ellos se promueve mayor (+) solidaridad entre los interlocutores, pues existe mayor (+) igualdad funcional, nivelación de roles e identidad grupal, y mayor (+) fin interpersonal de la interacción, cuya finalidad es favorecer el contacto entre los hablantes y el mantenimiento de las relaciones sociales. Con base en lo anterior, y en el modelo de variables de contextualización, que incluye los conceptos de distancia social (distance), poder relativo (power) y jerarquía o grado de imposición (ranking) (Brown y Levinson 1987: 59-60), se determinó la preponderancia de usos simétricos y solidarios debido a las experiencias y características sociales que comparten los informantes: son jóvenes universitarios de un mismo grupo etario, que participan de situaciones contextuales similares o comunes, ocupación semejante, un alto grado de familiaridad, confianza, intimidad y empatía, por lo que no media entre ellos un poder relativo en lo atinente a su relación social. El estudio de las estrategias vinculadas con el empleo de los apelativos del corpus evidencia usos de cortesía positiva, que implica familiaridad, confianza y cercanía, y de cortesía negativa, que exhorta deferencia y respeto. Por ejemplo, formas de tratamiento como mae(-s), compa(-s), chicas(-s), chico(-s), chiquillo(-a-s), señaladas tanto por informantes varones como por mujeres, son de cortesía positiva, ya que abarcan el contexto de las relaciones amistosas, funcionan como un marcador de proximidad grupal y evidencian simetría en el trato. Igualmente, el uso entre varones de cabrón(-es), güevón(-es) e hijueputa(s) representaría cortesía positiva, pues son insultos con carga afectiva positiva, como apelativos cariñosos, lo que produce una inversión, debido al contexto, de su significado original. Lo mismo ocurre, entre

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mujeres, con bruja. Pero es en los usos comunicativos señalados por los hombres en los que este tipo de apelación se presenta con más frecuencia. Apelativos de cortesía negativa son algunos de los descritos por los informantes en la situación 6a. y 6b. “Usted preguntándole en la calle una dirección a un deconocido/a (de una edad similar a la suya)”. Así, entre hombres se mantiene un uso de formas similares, más simétrico, al de la mayoría de las situaciones al apelar con mae y compa a un desconocido, aunque también sobresale el vocativo muchacho. Por el contrario, entre mujeres y de mujeres hacia varones el tratamiento sí varía pues se mencionan formas que indican deferencia, tal es el caso de joven y muchacho(-a), entonces, en estos casos se evidencia que se considera al apelado como no perteneciente al grupo de iguales, justamente por ser un extraño o desconocido, con lo cual el trato es distinto. Ahora bien, el análisis de los apelativos del corpus correlacionados con la composición de la imagen social desde las nociones de autonomía y afiliación permitió concluir que, por un lado, los jóvenes deseen verse o ser vistos como originales, novedosos y diferentes frente a quienes no pertenecen a su grupo –como los adultos, los niños u otros jóvenes–; por otro, apuntan a la reciprocidad, al ser solidarios y a la cohesión de grupo. La originalidad y la novedad se ve reflejada en el uso de apelativos con un componente humorístico o lúdico, tal es el caso de lic., caballero, mopri (y mop, moprix), osiro, amiguis, chunchis, bitchi, suiri, cabrons, entre otros. Por su parte, la diferencia se relaciona con la imagen que como grupo conforman los jóvenes, esto a partir de la autonomía de su sociolecto frente a la lengua estándar, lo cual supone emplear un código comunicativo distinto, con otros significados pragmáticos y semánticos, lo que, a su vez, les permite usar el lenguaje como medio de identificación para consolidar su propia identidad (contra)cultural.

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Posiblemente sea en relación con este afán de los jóvenes por ser novedosos y diferenciarse que se desafíe la normatividad lingüística al emplear un amplio repertorio de palabras consideradas soeces o que se muestren abiertos al uso de préstamos como el anglicismo, quizás como marca de prestigio. Además, la imagen de autonomía también promueve distinción entre géneros. De tal modo, los hombres se diferencian de las mujeres, y viceversa, en cuatro aspectos: 1. Por señalar un mayor uso de palabras interdictas o disfemismos, pues se contabilizaron 45 lexías, de las cuales los varones usan un 60% del total. 2. Por la mayor tendencia a emplear apelativos con connotaciones de índole sexual como carepicha(-s), maricón, culiolo, playo(-s), loca(-s), gai(-s), puto, y denigrantes, como hijueputa(-s), hediondo(-s), maldito(-s), estúpido(-s), idiota(-s), luser, etc. Por el contrario, los apelativos dirigidos por hombres a mujeres son zorra(-s), prosti, perra(-s), hijueputa(-s), mongola(-s), bruta, caballa, bestia y animal. Mientras las mujeres, entre ellas, usan zorra(-s), prosti, bitchi e hijueputa(-s), mongola(-s), babosas, zorompas; los dirigidos a varones son carepicha, culiolo, hijueputa(-s), idiota(-s), mongolo(-s), estúpido(-s), imbécil, güevón y cabrón. Es significativo el hecho de que las mujeres emplean igual número (11) de disfemismos para apelar a varones y mujeres, mientras los hombres señalaron 15 para las mujeres y 19 para los hombres. 3. Por la construcción de un espacio masculino que implica confianza y camaradería, que se caracteriza por el uso de apelativos con un valor semántico de parentesco o de diversa índole del tipo papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo. Por su parte, las mujeres, entre ellas, en ese mismo contexto únicamente señalan emplear un término, amiguis. 4. Por el uso reducido y solo hacia mujeres de lexías cariñosas, en apariencia por ser consideradas propias de ámbitos femeninos, como cariño, amor, darlin, corazón, cielo, suiri, princesa, linda, preciosa, divi, hermosa; la mayor parte usadas exclusivamente para apelar a la novia. En tanto, las mujeres emplean entre ellas términos del tipo cariño, amor, darlin, corazón, suiri, joni(-s), cari, querida(-s), cosita, y para los hombres: cari, joni(-s), querido(-s), vida, osiro, beibi, precioso, cielo, cosito, etc.

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Como parte de la afiliación de grupo, la reciprocidad o confianza y el ser solidario se reflejan en el empleo de apelativos como mae(-s), gente, amigo(-a-s), hijueputa(-s), compa(-s), bruja, chiquillo(-a-s), chico(-a-s), usados por igual por hombres y mujeres. El uso de estas formas implica cortesía que satisface los deseos de los participantes en la comunicación, a saber, hablante y destinatario; así se beneficia la imagen de ambos para conseguir un equilibrio, para establecer o mantener la armonía social, propiciar la comunión fática, también se crea complicidad y solidaridad grupal. Ahora bien, se encontró también afiliación propiamente entre el grupo de varones y entre el grupo de féminas, lo cual se ratifica por el uso de diferentes lexías según el destinatario sea hombre o mujer. De tal modo, entre hombres los apelativos más señalados fueron mae(-s), gente, carepicha(-s), cabrón(-es), compa(-s), güevón(-es), mientras entre mujeres fueron mae(-s), bruja, gente, chic(-s), chicas, chiquillas. De varones hacia mujeres los términos de más alta frecuencia fueron mae(-s), gente, chica(-s), chiquilla(s), güila(-s), amor, cariño; de mujeres a hombres, mae(-s), gente, chico(-s), chiquillo(-s), gordo, amor. Habida cuenta de lo anterior, resulta evidente que apelativos como mae(-s) y gente son indicadores de la afiliación de grupo de los jóvenes, pues se señala su empleo entre hombres y mujeres en idénticas situaciones contextuales y casi con la misma frecuencia de uso. Pero formas como carepicha(-s), cabrón(es), güevón(-es) son típicas del trato entre varones y chic(-s), amor, cariño, lo son del trato entre mujeres o hacia mujeres. De ahí que se concluya que existe afiliación del grupo de jóvenes en general y afiliación según el género. Con respecto a algunas estrategias de cortesía, se corroboró la existencia de un trato caracterizado como anticortés, lo cual, a su vez, se relaciona con rasgos particulares del lenguaje juvenil, que es novedoso y lúdico, antinormativo, presenta una alta frecuencia de palabras tabú y disfemismos. Por tanto, se constató el uso por parte de los jóvenes universitarios costarricenses de una variedad de habla juvenil que se relaciona con el empleo de apelativos en principio considerados descorteses como hijueputa(-s), mongolo(-a-s), idiota(-s), estúpido(-s), baboso(-a-s), empleados tanto por hombres como

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por mujeres para apelar por igual a varones y féminas, que podrían representar una amenaza potencial de la imagen del interlocutor o un rasgo de distancia social y poder, pero en realidad crean un ambiente de confianza, cooperativo y solidario; pero este trato es exclusivo para quienes conforman su grupo. Estos usos buscan acentuar el aspecto grosero de las palabras con la finalidad de transgredir la norma social y de diferenciar su lenguaje de la lengua estándar y del estilo culto. Dicho antinormativismo, a su vez, funciona como una marca de identidad grupal para reforzar los lazos sociales del grupo y consolidar las relaciones interpersonales existentes. Ahora bien, la descortesía implica el empleo por parte del hablante de actos intencionalmente amenazadores que no consideran los deseos de imagen del interlocutor; por tanto, expresan la ausencia “anormal” de un marcador de cortesía. Por su parte, la anticortesía manifiesta la ausencia “normal” de un marcador de cortesía; son actos en principio valorados como descorteses pero que funcionan de manera estratégica como refuerzos en la construcción de la imagen social e individual (Kerbrat-Orecchioni 2002: 49 y Zimmermann 2002: 57). Desde este punto de vista, los apelativos insultantes o disfemísticos del corpus de esta investigación vendrían a ser actos anticorteses que refuerzan la solidaridad grupal en situaciones contextuales específicas; de ahí, la ausencia normal de un marcador de cortesía que sería esperable en otras variedades lingüísticas. Además, se constata que los jóvenes universitarios encuestados evidencian competencia lingüística al conocer y adecuarse a las convenciones comunicativas propias de su grupo, lo cual les permite mantener la cooperación conversacional. En definitiva, “ser cortés”, en el sentido tradicional, no es una aspiración comunicativa entre estos jóvenes, aunque sí son corteses desde la perspectiva de su propio código lingüístico. El análisis también permitió comprobar que en el uso de los apelativos se evidencia una cortesía estratégica pues tiene un fin socializador: promover la identidad del grupo de jóvenes o la identidad de género.

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Las imágenes de roles se actualizan en la comunicación de acuerdo con los roles asumidos en la situación contextual específica de cada acto de habla. Entonces, en lo respectivo al cuarto objetivo específico, referido al análisis de la variable género según la selección y uso de los apelativos, cabe destacar que existen dos tipos de imágenes de roles: una identidad colectiva de grupo, es decir, la de los jóvenes universitarios; y una identidad de género, es decir, la femenina y la masculina. Lo anterior se constató en un empleo diferenciado de lexías que se resume, en sus puntos pertinentes, a continuación: •

Los hombres presentan un mayor porcentaje de uso de lexías que las mujeres en términos generales. Se contabilizaron en total 133 apelativos, de los cuales los hombres señalaron emplear 111 y las mujeres 86. No obstante, cabe acotar que por cada situación propuesta, tanto hombres como mujeres, señalaron usar más términos para referirse a una persona de su mismo sexo. La excepción fue el caso de la situación 5 “Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas”, en el que las mujeres usaron un mayor número de lexías para apelar al novio.



Entre varones se mantiene un uso de apelativos de cortesía positiva –mae, compa– aún con desconocidos (situación 6a.), mientras en este mismo contexto (situación 6b.) las mujeres prefieren formas de cortesía negativa como muchacho(-a), joven.



Los hombres emplean una mayor cantidad de disfemismos, 30 en total, frente a los 18 señalados por mujeres.



Los términos interdictos usados entre varones refieren en su mayoría a connotaciones de índole sexual –carepicha(-s), maricón, culiolo, playo, loca(-s), gai(-s), puto– y en este mismo ámbito hacia mujeres, zorra(-s), perra(-s), prosti. Por su parte, entre mujeres se emplean zorra(-s), prosti y bitchi; de mujeres hacia hombres, carepicha y culiolo.

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Entre varones se emplean apelativos con valor semántico de parentesco o de diversa índole como papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo, con lo cual se construye un espacio masculino que implica confianza y camaradería. Por su parte, en ese mismo contexto, las mujeres, entre ellas, solo señalan emplear un término, amiguis.



Las mujeres usan una variedad de lexías cariñosas –20 en total, 10 para cada género–, tanto en su trato con varones como con mujeres, mientras los hombres solo usan este tipo de lexías –18 en total– para apelar a mujeres.

Por tanto, si bien los y las jóvenes comparten un universo de conocimientos, actitudes y valores semejantes de interacción social, también sus actos comunicativos dependen de una diferenciación cultural constituida por y a partir del género. En este punto resulta ilustrativo comparar los datos obtenidos en esta investigación, en lo relativo a la variable género, con algunas afirmaciones de estudios sociolingüísticos47 con respecto a que: -Las mujeres utilizan más estructuras indirectas y formas extremadamente corteses. En el caso de esta investigación, las situaciones contextuales en general no promovían el uso de formas indirectas, excepto en la situación 6a y 6b “Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocido(a) (de una edad similar a la suya)”, en el cual las mujeres sí señalaron el uso de formas de cortesía negativa que implican deferencia y respeto. No obstante, con base en dichos datos no podría afirmarse que las jóvenes universitarias sean en extremo corteses, mas bien sus estrategias de cortesía (y anticortesía), en términos generales, son semejantes a las de los varones y comparten un uso similar en cuanto a las lexías con las más altas frecuencias de uso. -La mujer es más innovadora (incorporan términos nuevos, promueve y acepta la transformación lingüística). 47

Al respecto, se extrajeron algunas generalizaciones señaladas por Irene Lozano en su libro Lenguaje femenino, lenguaje masculino. ¿Condiciona nuestro sexo la forma de hablar? y también por Francisco Moreno en su obra Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje.

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Con respecto a esta afirmación, habría que acotar que la información obtenida no permite extrapolar datos en este sentido. Sin embargo, se encontró que el sentido lúdico e innovador es característico de la variedad sociolectal de las y los jóvenes, en general. -Las mujeres usan más vocativos afectivos y su estilo de comunicación carece de los términos aparentemente insultantes que caracterizan las relaciones entre hombres. Los hombres son los que más usan insultos. Se encontró similitud en cuanto al uso de vocativos cariñosos, pues se recopilaron 20 usados por mujeres y 18 por hombres, solo que en este último caso fueron exclusivos para apelar a mujeres, principalmente a la pareja. En cuanto a los términos insultantes se obtuvo un total de 56, de los cuales las mujeres señalaron usar 23, mientras los hombres 33 (59% del total); de tal manera que la diferencia sí fue significativa. Además, el matiz connotativo de los términos presentó diferencias, pues los apelativos señalados por mujeres se referían principalmente al insulto a la inteligencia y menos a connotaciones de índole sexual y denigrantes, en comparación con los empleados por hombres. Igualmente, en los varones se halló un mayor uso de disfemismos. También es oportuno comparar los datos obtenidos por Carolina Arias en una investigación sociopragmática, en la que estudia tratamientos en el área metropolitana de San José, para lo cual aplicó una encuesta a partir de un corpus de 40 lexías y recopiló datos de 30 personas de tres diferentes generaciones. En el análisis del corpus se establecieron como parámetros sociolingüísticos el sexo y la edad y como parámetro pragmático el tipo de relación social establecida entre hablante y destinatario: la de poder y la de solidaridad. Entre sus conclusiones, Arias menciona que (1) las mujeres señalaron más variedad de uso que los hombres, pues ellas varían los términos empleados, mientras ellos son más estandarizados y repetitivos. También que (2) las mujeres establecen tratos más neutros con sus interlocutores de confianza, pues privilegia el uso del nombre por encima de los vocativos. Además, que (3) los hablantes se preocupan por

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ser tan corteses en la dimensión de poder como en la de solidaridad; concluye que aunque con intenciones distintas cada dimensión tiene sus propias formas de cortesía. Finalmente, señala que (4) todas las formas de tratamiento están relacionadas con la imagen y cortesía positivas, ya que la mayoría de los hablantes busca que el interlocutor se sienta apreciado por el hablante. Con respecto al primer punto, los datos de esta investigación corroboran que los varones señalaron una mayor cantidad de lexías empleadas en relación con la totalidad del corpus. También que tanto las mujeres como los hombres, en cada situación propuesta, emplearon más apelativos para referirse a un interlocutor de su mismo sexo, y en proporciones porcentuales similares. En relación con el segundo punto, si bien las situaciones de uso planteadas en el cuestionario de este estudio no promovían el empleo de formas de tratamiento pronominales o el nombre, no se encontró un uso de formas neutras en situaciones de confianza, sino, por el contrario, apelativos de cortesía positiva o anticortesía, propios de relaciones solidarias y simétricas que refuerzan el contacto social y las relaciones interpersonales. No obstante, sí hubo una situación particular –6a y 6b– en la que las mujeres señalaron emplear formas de cortesía negativa, que evidencian deferencia y respeto, para dirigirse a desconocidos, pero en este caso la situación no era de confianza sino de distancia social. Respecto del tercer punto, se verificó que los jóvenes universitarios sí se preocupan por ser corteses, y efectivamente expresan sus propias estrategias de cortesía, en particular, gracias a la anticortesía, a la ausencia “normal” de un marcador de cortesía que, no obstante, funciona como refuerzo en la construcción de la imagen individual y social. Finalmente, en relación con el último punto, se encontró que, en efecto, la mayoría de los apelativos se relacionan con la imagen y cortesía positivas, y en esta investigación con la anticortesía, el objetivo de estas estrategias es que el interlocutor se sienta apreciado por el hablante, pues no se promueve el conflicto, aunque sí la diferencia.

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El último objetivo específico, referido a la definición de los componentes básicos de la imagen social de los jóvenes universitarios costarricenses, también se cumplió. Para ello, se tomó como punto de partida una serie de premisas propuestas por Jorge Murillo (2002: 115-116 y 2003: 130-131) en relación con el español de Costa Rica. A grandes rasgos, dichas premisas señalan que los hablantes se inclinan por la filiación y la solidaridad; además, en cuanto a la necesidad de autonomía, que se valora la originalidad y se acentúa la diferenciación respecto del otro. Así las cosas, la imagen básica de los jóvenes universitarios costarricenses presentó características similares a lo descrito por Murillo. Se constató un uso estratégico de los apelativos para conservar la imagen social de los interlocutores al promover una interacción verbal satisfactoria que les posibilite alcanzar sus objetivos comunicativos. Dichas estrategias se relacionan con actos de habla corteses, de cortesía positiva entre iguales o de cortesía negativa con desconocidos, y anticorteses, mediados por la construcción de la identidad personal, grupal juvenil y de género. Por una parte, la imagen de autonomía fue asociada con el deseo de los jóvenes de ser vistos como originales, novedosos y diferentes frente a quienes no comparten su identidad de grupo o su sociolecto. También la autonomía se relaciona con la distinción debida al género de los informantes, pues se evidenció un uso diferente de lexías para apelar al hombre o a la mujer. Por otra parte, la imagen de afiliación indicó las aspiraciones de los jóvenes de ser considerados como individuos que evitan el conflicto, pues ofrecen un trato recíproco o de confianza; de ahí, el ser valorados como solidarios. Igualmente, que poseen filiación grupal, ya sea generacional o por género. En definitiva, este estudio sociopragmático de los apelativos empleados por jóvenes universitarios en el español de Costa Rica permitió corroborar la relevancia de realizar investigaciones desde el marco conceptual de la pragmática y la cortesía verbal, pues ofrecen una visión novedosa de lo propiamente lingüístico en correlación con aspectos de índole social, por ejemplo, como se regula la conducta y las relaciones entre las personas.

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Cabe aclarar que las conclusiones aquí expuestas representan aproximaciones al fenómeno estudiado, pues esta es una investigación de carácter exploratorio y no existen otros estudios sobre los apelativos en el lenguaje juvenil del español de Costa Rica para contrastar la información obtenida. Para concluir, es recomendable que otros investigadores del país se interesen por realizar estudios lingüísticos de temática similar que posibiliten construir corpus de datos más completos, de diversa índole (lenguaje coloquial, lenguaje juvenil y de otros sociolectos), como existen en otras regiones y, a su vez, que permitan avanzar en la descripción de los componentes de la cortesía verbal en el español de Costa Rica, los cuales podrían propiciar investigaciones en otras áreas del saber (sociológicas, literarias, filosóficas) y por qué no investigaciones conjuntas.

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144

ANEXOS

ANEXO 1 E: Mujer D: Mujer socia darlin cariño suiri compis compita rica cara de torta corriente(s) mongola(s) mongas moncha(s) chiflis loca(s) güila(s) bruja brujilda zorra arroz percanta prosti sidosa perrísima mona horriblura(s) espantosidad(es) E: Mujer D: Hombre darlin bróder compita bois chico(s) muchacho(s) joven cara de torta mongolo(s) chiquillo(s) mocoso(s)

mierdoso(s)

E: Hombre D: Hombre compa compis compita compañero bróder monpri gud men amigo jefe don (+ nombre) machillo sapillo loquillo carepicha güey cabrón(es) güevón hijueputa culiolo

E: Hombre D: Mujer chica(s) muchacha compañera linda cosita

E: H y M D: H y M Mae chavalo(a)(s) gente

146

ANEXO 2 Cuestionario sobre el uso de los apelativos Descripción: Este es un cuestionario relacionado con el estudio del uso que hacen los jóvenes universitarios de los apelativos (por ejemplo: mae, joven, muchacho (a), etc.) en Costa Rica. Si usted desea colaborar con esta investigación, sírvase responder el cuestionario en todas las hojas de respuestas. Su información será estrictamente confidencial, en el sentido de que no se revelará la identidad de las personas que participen en él. Por favor complete la siguiente información: 1. Sexo

M

2. Edad

________ años

F 3. Lugar de residencia

San José Heredia Alajuela Cartago

4. Centro de estudio____________________________

147

Instrucciones: Marque con una X la casilla de la palabra o palabras que usted usaría en las siguientes situaciones. Además, se le proporciona un espacio para que agregue otras palabras que usted usaría en cada situación.

Situaciones 1a. Usted conversando con un amigo íntimo a solas: compa

mae

bróder

carepicha

amigo

gordo

men

cabrón

güevon

hijueputa

mopri

güey

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________ 1b. Usted conversando con una amiga íntima a solas: chic

mae

amor

cariño

darling

corazón

bruja

zorra

cielo

hijueputa

rica

prosti

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________ 2a. Usted hablando con un grupo de amigos en su propia casa: compas

maes

gente

carepichas

amigos

chicos

culiolos

cabrones

güevones

hijueputas

chiquillos

güeys

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

148

2b. Usted hablando con un grupo de amigas en su propia casa: chics

maes

gente

mongolas

amigas

chicas

ricas

zorras

güilas

hijueputas

chiquillas

caras de torta

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

3a. Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas: compas

maes

gente

carepichas

amigos

chicos

culiolos

cabrones

güevones

hijueputas

chiquillos

güeys

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

3b. Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas: chics

maes

gente

mongolas

amigas

chicas

ricas

zorras

güilas

hijueputas

chiquillas

caras de torta

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

149

4a. Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una edad similar a la suya): compa

mae

bróder

carepicha

amigo

gordo

men

cabrón

güevon

hijueputa

mopri

güey

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________ 4b. Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una edad similar a la suya): chic

mae

amor

cariño

darling

corazón

bruja

zorra

cielo

hijueputa

rica

prosti

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________ 5. Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas: cielo

mae

sweetie

amor

bebe

corazón

cosita

mocoso (a)

gordo (a)

hijueputa

rico (a)

mongolo (a)

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

150

6a. Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una edad similar a la suya): compa

mae

jefe

joven

amigo

chiquillo

men

chico

güevon

muchacho

primo

chavalo

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

6a. Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una edad similar a la suya): compis

mae

linda

joven

amiga

chiquilla

cosita

chica

cariño

muchacha

corazón

chavala

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

151

ANEXO 3

Situación 1a. Usted conversando con un amigo íntimo a solas: Destinatario: Hombre Apelativo

Emisor/Frecuencia de uso Hombre Mujer

1. compa 2. mae 3. bróder 4. carepicha 5. amigo 6. gordo 7. men 8. cabrón 9. güevon 10. hijueputa 11. mopri 12. güey

Nota: Una hoja matriz de este tipo se elaboraría para cada una de las situaciones que incluye el cuestionario.

152

ANEXO 4

Figura 1: Distribución por distritos de la GAM

153

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