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OrDEn DE lOS HErmanOS mEnOrES COnvEntualES “El espíritu de Asís” subsidio II/ V Subsidio preparado por el Secretario General de Justicia Paz y Salv

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OrDEn DE lOS HErmanOS mEnOrES COnvEntualES

“El espíritu de Asís”

subsidio II/ V

Subsidio preparado por el Secretario General de Justicia Paz y Salvaguardia del Creado Diálogo Ecuménico e Interreligioso

Pro manuscripto

OrDEn DE lOS HErmanOS mEnOrES COnvEntualES

Subsidio II/ V

“El espíritu de Asís” Autor: fr. Silvestro Bejan, ofm.conv.

Centro Franciscano Internacional para el Diálogo asìs

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índice

Presentación introducción Las enseñanzas de Barsanufuio, célebre santo anacoreta de Gaza y de san Francisco de Asís Primera Parte l Las raices deL esPíritu de asís 1. La autobiografía del “espíritu de Asís” 2. Cuatro fundamentos de las jornadas de oración en Asís 2.1. Oración 2.2. Silencio 2.3. Ayuno 2.4. Peregrinación 3. Cuatro signos y símbolos 3.1. Arcoíris 3.2. Viento 3.3. Luz (Lámparas) 3.4. El árbol de olivo segunda Parte l ViVir eL esPíritu de asís 1. “Les toca a ustedes franciscanos…dar una respuesta al hombre de hoy” 2. ¿”El espíritu de Asís” sopla todavía? 3. ¿Y ahora, nosotros… Qué hacemos? El decálogo de Asís por la paz

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Presentación

“Los subsidios de costumbre, otra vez?”. Podria ser una reacciòn por quièn tiene entre las manos los cinco subsidios formativos sobre el dialogo ecumènico e interreligioso preparado por el Secretariado General para la Integridad de la Creaciòn Justicia y Paz, dialogo ecumènico e interreligioso. Son, sin embargo tres las razones que explican la elaboraciòn de estos cinco textos: 1. Dentro de nuestra Orden se ha discutido mucho sobre las tematicas , pero no de manera sintetica y articulada, sistemàtico y con un resumen general sobre la historia y sobre los actuales desafìos en el dialogo. 2. En este año 2011 se celebra el 25° aniversario de la Jornada Mundial de la Plegaria por la Paz que el Beato Juan Pablo II convocò en Asìs en 1986. Juan Pablo II escogiendo Asìs, casi afianzò a los frailes franciscanos el compromiso por el ecumenismo y por el dialogo interreligioso: “sobretodo los Franciscanos deben recordar todo esto…”; y todavia màs: “ Les toca a ustedes, Franciscanos dar una respuesta al hombre de hoy”. 3. Profundizar las tematicas del dialogo ecumènico e interreligioso a la luz del “espìritu de Asìs”. Formarse y tomar viva conciencia de la responsabilidad de hacerse portador del “espìritu de Asìs” a favor de los cristianos y de los creyentes pertenecientes a otras religiones y tambièn hacia los no reyentes o ateos. El contenido de los cincos subsidios esta asi articulado: el primer subsidio tiene como objetivo delinear la historia del dialogo ecumènico e interreligioso de nuestra Orden desde San Francisco hasta hoy (frailes protagonistas del dialogo, centros de dialogo…); reunir todos los textos oficiales de nuestra Orden

(documentos, decretos, mociones y declaraciones); presentar un acta del dialogo del hermano menor convectual. el segundo subsidio tiene como tema el “espìritu de Asìs” . Anclado en Dios – escrito en el texto – el hombre santifica el lugar donde vive y ayuda los demas a caminar juntos, este es el “espìritu de Asìs”; este es el modo de vivir del fraile franciscano en el mundo”. el tercer subsidio profundiza, specificamente el dialogo ecumènico, el dialogo con las Iglesias Ortodoxas y con las Iglesias de la reforma. el cuarto subsidio en cambio presenta el modo de dialogar con los hebreos, los musulmanes, los budistas y los induistas. el quinto subsidio finalmente trata del dialogo con la cultura y los ateos. Viene propuesto de encontrar los ateos y los lejanos por su cultura o por sus heridas de vida. Estas personas no son necessariamente enemigas de la iglesia en el sentido que buscan su destrucciòn. Sus comportamientos criticos son a menudo afectivos, ligados a experiencias negativas o desilusiones. Los cinco subsidios, son descargables en format pdf de las diferentes pàginas de Internet de nuestra Orden, son instrumentos para la orientaciòn a la labor pastoral y sobretodo a la formaciòn personal y comunitaria al dialogo. Subrayan la necesidad de observar los objetivos de nuestro tiempo para reflexionar y profundizar el importante tema del dialogo. Presentan provocaciones y propuestas concretas sobre como dialogar con el opuesto. Ofrece entonces , numerosas posibilidades de aprendimiento no solo teorico sino practico. Gracias a aquellos que contribuyeron a la elaboraciòn de este texto y buena lectura!

fr. Jerzy NOrEL Vicario General de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales

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INTRODUCCIÓN

Las enseñanzas de Barsanufuio, célebre santo anacoreta de Gaza y de san Francisco de Asís En el siglo VI, en plena crisis nestoriana, Barsanufio, célebre santo recluso de Gaza, reasumía la frase ecuménica en breves enseñanzas: “No discutas jamás de fe, porque el Señor no te pide esto sino solamente creer rectamente según la fe que recibiste de la santa Iglesia en el Bautismo, y de continuar sus mandamientos. Custodia esto y estarás a salvo, no hay necesidad de hablar de dogmas porque esto sobrepasa tus capacidades: mejor, ora a Dios por tus pecados y en esto ocupa tu mente. Además busca no juzgar, en tu corazón, aquellos que hablan de estos argumentos, porque no sabes si ellos hablan bien o no, y como Dios juzga las cosas. Si después eres interrogado, responde “Eso es superior a mis capacidades, perdónenme, padres santos”1. Para “Los frailes que van entre los infieles” san Francisco de Asís indica dos modos de comportamiento, según las dos formas de actividad misioneras por el individuadas. Al primer puesto no está la predicación o una estrategia para atraer a la gente al bautismo, sino el modo concreto de vivir de los frailes misioneros, entre ellos y con los demás. La primera cosa es vivir como cristianos: “Que no tengan discusiones o controversias, más bien sean sujetos a cada creatura humana por amor de Dios, y profieran ser cristianos”2. El segundo es: “cuando vean que place al Señor anuncien la palabra de Dios” (rnb 16, 8). De hecho cuando Francisco enviaba a sus frailes a anunciar el Evangelio, no les daba para el viaje nada más que la palabra del salmista: “restablece tu fe en el Señor y Él tendrá cuidado de ti (Sal 54, 18)”. Ésta era la frase que repetía cada vez que mandaba algún fraile a seguir la obediencia”3. Estas enseñanzas de Barsanufio y de Francisco responden, también indirectamente, a algunas preguntas que todavía interpelan la autoconciencia eclesial y la investigación teológica después de los eventos de Asís:

¿Cuál es el espíritu de Asís? ¿Cuáles son su significado y consecuencias? ¿Cómo nacieron las jornadas mundiales de oración por la Paz realizadas en Asís? Estas cuestiones contribuyen a polarizar polarizan la atención. Los encuentros de Asís son todavía una provocación, son gestos proféticos, emanan un espíritu nuevo… y justamente a la luz de las enseñanzas de Barsanufio, de san Francisco y del “espíritu de Asís” se puede afirmar que el hombre se vuelve un ser vulnerable si no respeta una ley fundamental de su existencia; cuanto él se sumerja en el mundo, en el espacio en el que vive, otro tanto debe sumergirse en la trascendencia; cuanto él se hunda en el exterior, otro tanto debe caminar en su interioridad. Digamos que: “Dios y el hombre sirven mutuamente el uno al modelo del otro; y Dios se humaniza por el hombre, en su amor hacia el hombre, en la misma medida, en la que el hombre, fortificado por la caridad, se transforma por Dios en dios”4. Existe entonces una correspondencia exacta entre la belleza interior y la exterior entre el corazón cultivado y la tierra trabajada. Como ser religioso, el hombre no puede encontrar su propio equilibrio, sino cumple su tarea hacia la santificación divinización, en muchos pasos de cuantos da hacia una respuesta de sus exigencias humanas, en su ser de continuo investigador de la alegría, la fraternidad, la paz… Ancorado en Dios, el hombre santifica el lugar donde vive y ayuda a los demás a caminar juntos; este es el “espíritu de Asís”, esta es la manera de vivir del fraile franciscano en el mundo. 1 2 3 4

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BArSANuFIO Y GIOVANNI DI GAzA, Epistolario, 694. rnb 16, 7. 1Cel XII: FF 367. MASSIMO EL CONFESOr, Ambigua, PG 91, 1113BC.

kkk PRIMERA PARTE

LAS RAICES DEL “ESPÍRITU DE ASÍS”

1. La autoBiograFía deL “esPíritu de asís” Mi nombre es espíritu de Asís y nací en la ciudad de la piedra llamada Asís, es decir Oriente como Dante Alighieri osaba llamarla. una minúscula ciudad umbra, recogida y sugestiva, sin importancia estratégica y afuera de las grandes arterias de los movimientos y tráficos internacionales; dotada de una fascinación irresistible por su desarmada y pacífica simplicidad, capaz de reagrupar las zonas más ocultas de cada corazón. Nací en este lugar porque Asís tiene en san Francisco y en santa Clara dos testigos del Evangelio que han transformado este lugar en centro de Fraternidad universal y de Paz. Soy un don concedido por Dios a Asís en cuanto soy símbolo de la espiritualidad franciscana que “logra unir también en donde el cristianismo ha dividido”5. Quien conoce la historia de esta ciudad sabe que nací antes de 1986. Ese día de octubre diría que solo “resucité” y asumí una fuerza universal, pero estaba ya presente y obrando en el tejido de la iglesia, y pasé a la historia a través de varios canales y testimonios. Mi nombre fue elegido por Juan Pablo II. Me nombró y presentó en público por primera vez el 22 diciembre de 1985 hablando a la Curia romana. En el mismo año fui nominado también en el mensaje natalicio urbi et Orbi y todavía en el encuentro con el cuerpo diplomático el 10 de enero de 1986. ¡Olvidaba! A veces me llamaba con el nombre: Lógica de Asís. Alguien después escribió mi nombre con la “S” mayúscula pero este privilegio, modestamente lo digo, es sólo del Espíritu Santo. Prefiero que mi nombre se escriba con la “s” minúscula, que no excluye al Espíritu Santo presente también en las cosas “minúsculas” de los hombres que aman la paz y se entregan a Dios con la oración. En las varias celebraciones en la ciudad del Pobrecito mi presencia ha golpeado la opinión pública, también más allá de los ambientes religiosos. Lo sé, nadie podría ignorar la fecha del 27 de octubre de 1986. Esa vez resolví mochos interrogantes y por esta razón muchos me preguntan: ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¡Buena pregunta! Juan Pablo II me conocía bien y así me definió: “Que los hombres y las mujeres sensibles a los valores religiosos ayu-

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E. BrOMurI, El “espíritu de Asís” después del 11 de septiembre del 2001, en Pluralidad de las culturas y pluralismo religioso, Ciudad de Castello 2006, p. 241. 5

den a los demás a encontrar el gozo y la voluntad de caminar juntos”6. Prefiero en cambio las siguientes palabras más explicitas: “Movidos por el ejemplo de san Francisco y santa Clara, verdaderos discípulos de Cristo, y convencidos de la experiencia de este día que hemos vivido juntos, nosotros (los representantes de las confesiones y comunidades religiosas reunidos en Asís con él) nos comprometemos a reexaminar nuestras conciencias, a escuchar más fielmente su voz, a purificar nuestros espíritus del prejuicio, del odio, de la enemistad, de la celosía y de la envidia. Buscaremos ser operadores de paz en el pensamiento y en la acción, con la mente y el corazón fijos en la humanidad de la familia humana, e invitamos a todos nuestros hermanos y hermanas a que nos escuchen para que hagan lo mismo. Lo hagan con la conciencia de nuestros límites humanos, y consientes de que abandonados a nosotros mismos fracasaremos. reafirmamos consecuentemente y reconocemos que nuestra paz futura depende siempre de un don, que Dios nos da. En este espíritu invitamos a los líderes mundiales a tomar acto de nuestra humilde plegaria a Dios por la paz. Les pedimos también, reconocer su responsabilidad y dedicarse, con renovado empeño, a la tarea de la paz y a poner en acción las estrategias de la paz con coraje y sensatez”7. Estas palabras del Papa describen muy bien mi identidad. Habló de mí varias veces, y después de él, muchos hombres: hombres de la Iglesia, publicistas, franciscanos en particular; y universalmente fui denominado: el Espíritu de Asís. En otras palabras diría que soy una labor pedida a todos los hombres para purificar sus corazones del prejuicio, del odio, de la enemistad, de la celosía y de la envidia, a vivir en fraternidad y solidaridad y a ser operadores de paz en el pensamiento y en la acción, con la mente y con el corazón, en la conciencia de los propios límites humanos y en el reconocimiento de que la paz es siempre un don de Dios. Todos estos valores fueron propuestos en aquella jornada de 1986 a través del testimonio concreto de oración, de ayuno, de peregrinación y de silencio.

Mensaje de Juan Pablo II al Cardinal Edward Cassidy en ocasión del Encuentro organizado en Asís por la Comunidad de Santo Egidio, 7 septiembre 1994. 6

JuAN PABLO II, Discurso realizado en la Plaza inferior de san Francisco, 27 ottobre 1986.

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Interpretado por otros, mi identidad ha tomado acentuaciones diversas: - Para algunos significo perseguir eso que une, sin riesgos de confusión y sin miedo, para encontrar la diversidad, en la conciencia del destino común, del origen común y de la felicidad común a la que estamos llamados; - Para otros llamo y subrayo el comportamiento ecuménico que invita a “todos los pueblos, gentes, razas y lenguas, todas las naciones y todos los hombres de cada parte de la tierra”, en cualquier lugar del mundo, a reconocer que, “todos los bienes son del Señor Dios altísimo y supremo” y que la búsqueda apasionada de la paz está antes que todas las religiones del mundo. - Para otros soy la práctica continua de la oración, para la obtención del don de la paz por parte de Dios, y la contemplación para saber discernir la presencia y la acción de la Palabra creadora de Dios y de su Espíritu en cada iniciativa de paz, de reconciliación y de fraternidad por parte de cualquier persona.

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- Para otros todavía, el “espíritu de Asís” ha tenido y tiene una portada fundamentalmente ecuménica muy amplia; - Para otros tengo la tarea de “reunir todas las religiones, de presentar a la Iglesia católica como servidora del diálogo y de poner en relevancia la fuerza débil de las religiones, que no nace del poder, de los medios económicos o políticos, sino de la oración y de la persuasión espiritual”8. Sin embargo todas las interpretaciones entran de cualquier modo en las palabras de aquel que me ha promovido. También el actual Pontífice Benedicto XVI ha hablado varias veces de mí. De visita en Asís en el 2007, consciente de que el diálogo ecuménico e interreligioso sea una necesidad para edificar juntos un mundo de paz y de fraternidad ardientemente deseado por todos los hombres de buena voluntad, así me describió en su homilía: “No puedo olvidar, en el actual contexto, la iniciativa de mi Predecesor de santa memoria, Juan Pablo II, el cual quiso reunir aquí, en 1986, a los representantes de las confesiones cristiana y a las diversas religiones del mundo, para un encuentro de oración por la paz. Fue una intuición profética en un momento de gracia… La elección de celebrar el encuentro aquí en Asís fue sugerida justamente por el testimonio de Francisco como hombre de paz, al cual tantos miran con simpatía, también desde otras posiciones culturales y religiosas. Al mismo tiempo, la luz del Pobrecito sobre esa iniciativa era una garantía de autenticidad cristiana, ya que su vida y su mensaje se apoyan visiblemente en la elección de Cristo, de rechazar a priori cualquier tentación de indiferencia religiosa, que nada tendría que ver con el autentico diálogo interreligioso. El “espíritu de Asís”, que desde ese evento continua a difundirse en el mundo, se opone al espíritu de la violencia, al abuso de la religión como pretexto para la violencia. Asís nos dice que, la fidelidad a la propia convicción religiosa, la fidelidad sobre todo a Cristo crucificado y resucitado, no se exprime con la violencia y la intolerancia, sino con el sincero respeto del otro en el diálogo, en un anuncio que hace apelo a la libertad y a la razón, en el compromiso por la paz y por la reconciliación. No podría ser comportamiento evangélico, ni franciscano, el no lograr conjugar la acogida , el diálogo y el respeto por todos, con la certeza de fe que, cada cristiano, al igual que el Santo de Asís, debe cultivar anunciando a Dios, como vía, verdad y vida del hombre (cf. Gv 14, 6), y único salvador del mundo” Las malas lenguas han encontrado terreno fértil para criticarme y acusarme de sincretismo o también de relativismo. Benedicto XVI me defiende de las injustas interpretaciones, y estoy agradecido. Les indico lo que en el Mensaje conmemorativo del XX aniversario del encuentro interreligioso de oración por la paz de 1986 afirmo: “Para no equivocarme en el sentido de cuanto, en 1986 Juan Pablo II quiso realizar, y que, con una expresión suya se quiere calificar como “Espíritu de Asís”, es importante no olvidar la atención que entonces fue puesta para que el encuentro interreligioso de oración no se prestara a interpretaciones sincretistas fundadas en una concepción relativista. Justamente por esto, desde las primeras palabras, Juan Pablo II declaró: “El hecho de que nosotros estemos aquí no implica alguna intención de bu-

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A. rICCArDI, Santo Egidio Roma y el Mundo, Cinisello Balsamo 1997, p. 117.

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scar un consenso religioso entre nosotros o de negociar nuestras convicciones de fe. Ni significa que las religiones puedan reconciliarse en un común acuerdo para un proyecto terrenal que las sobrepase a todas, y tampoco es una concesión al relativismo en las creencias religiosas” (Enseñanzas, cit., p.1252). Deseo subrayar este principio, que constituye el presupuesto de aquel diálogo entre las religiones que hace cuarenta años el Concilio Vaticano II auguró en la Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas (cfr. Nostra aetate, 2)”. También la teología habló de mí pero todavía no profundamente. ¿Por qué? ¿Tiene miedo de proyectarse adelante? No soy el único a preguntármelo, son los mismos teólogos a preguntarse. Nos tiene que empeñar pensar y no solo repetir. Fui “destinado” a caminar, a abrir puertas y a profetizar. Fui dado a los frailes y a todos los hombres de buena voluntad. Fui y permanezco siendo acogido como estilo de vida, siendo propuesto como vía de reconciliación y de paz. Mi presencia no está ligada sólo a la organización de encuentros ecuménicos e interreligiosos, vistosos y mediáticos, antes bien propongo otra dimensión más importante: la del testimonio cotidiano a través de una vida evangélica auténtica, significativa y feliz. Finalmente me identifico con el espíritu de Francisco y sigo “soplando” todavía de diferentes maneras y en muchos rincones del mundo, también en aquellos más perdidos. Quien ama el viento sabe que no puede apropiarse el derecho de poseerlo y sabe además muy bien que no existe vida para el viento entre los muros de una celda.

2. cuatro Fundamentos de Las Jornadas de oración en asís Las varias celebraciones de Asís (1986, 1993, 2002) no fueron conferencias interreligiosas por la paz. No fueron ni siquiera encuentros entre creyentes de las varias religiones para planificar estrategias, presentar discursos, formar grupos de estudio… El diálogo entre las grandes religiones en el “espíritu de Asís” no solo ha iluminado las soluciones políticas de los conflictos que tienen una raíz en la fe, sino que ha iluminado la puesta en juego común a todos los pueblos de tradiciones diversas a cerca de la experiencia religiosa recíproca. Ha recalcado los elementos fundamentales que naturalmente emanan de la dimensión religiosa del ser humano, es decir las preguntas sobre Dios, sobre la interpretación del mundo, sobre el significado y valor de la vida, sobre la dimensión ética del comportamiento humano… la experiencia religiosa abraza los más profundos y significativos encuentros de los seres humanos con la realidad: el sentido de sí mismos, la construcción del mundo en el cual vivimos y el orden de la sociedad. En 1986 el Papa había pedido a los representantes de las grandes religiones del mundo encontrarse en los lugares en que había vi-

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vido Francisco de Asís, de manera que esa jornada dedicada a la paz fuera sobre todo consagrada a la oración, al silencio, al ayuno y a la peregrinación (elementos y experiencias comunes a todas las religiones y fundamentos de las sociedades tradicionales, constantes que atraviesan las fronteras espacio-temporales de la humanidad). En cada tiempo y en cada lugar los hombres han orado, han hecho peregrinaciones, han hecho silencio y han ayunado. La amplitud del espectro interpretativo del “espíritu de Asís” es vasta, pero nosotros queremos mirarla sólo a la luz de estos cuatro fundamentos que han animado los varios encuentros en la ciudad del Pobrecito. Queremos entender el porqué de estos cuatro elementos y el cómo vivirlos y proponerlos en la vida cotidiana según “el espíritu de Asís”. La experiencia de la oración es multiforme y está omnipresente en todas las religiones. Oraciones de adoración, de agradecimiento, de petición, de sacrificio… han llenado los corazones y las mentes de personas de todo el mundo y de todos los tiempos. ¿Pero de donde nace este imperativo de rezar y qué implica para los actuales encuentros entre las religiones? En el contexto del diálogo interreligioso la oración tiene un rol fundamental porque: “El hombre está en la búsqueda de Dios (...). Todas las religiones testimonian esta esencial búsqueda”9. Porque, diría san Francisco: “Tú eres santo, Señor Dios único que haces cosas estupendas. Tú eres fuerte. Tú eres el Altísimo”10. Por esto la oración, como relación viva y personal con Dios, es el acto mismo de la virtud de la religión y encuentra expresión en todas las religiones. El cristiano sabe que Dios “Llama incesantemente cada persona al misterioso encuentro de la oración”11. Dios no puede ser reconocido sino cuando Él mismo toma la iniciativa de revelarse, entonces la oración se muestra como absolutamente necesaria porque pone al hombre en condición para recibir la gracia de la revelación. Así, en la búsqueda común de la verdad que debe motivar el diálogo interreligioso, “existe sinergia entre la oración y el diálogo (…). Si por una parte es la condición para el diálogo, por otra ésta se vuelve, en forma siempre más madura, el fruto”12. En la medida en la cual el cristiano vive el diálogo en estado de oración, es dócil a la moción del espíritu que obra en el corazón de los dos interlocutores. Entonces el diálogo se vuelve más que un intercambio, se vuelve encuentro. La oración se basa en la creencia religiosa, y si las creencias religiosas son diversas también las oraciones serán diversas. La fórmula elegida para el evento de 1986 era “estar juntos para orar” no “orar juntos” entre exponentes de religiones diversas. No es un simple juego de palabras. Los cristianos, mientras testimonian abiertamente su fe en Jesucristo como Señor del universo, quieren respetar los esfuerzos sinceros de otros creyentes los cuales también están buscando contacto con Dios. Todas las personas están invitadas a hacer algo por la causa de la paz, pero la contribución específica de los cristianos y de los creyentes es la oración. Oportunamente para revelar este aspecto, Juan Pablo II ha invitado a todos los creyentes a unirse “en insistente y fervorosa oración para implorar a Dios el gran don de

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2.1. oración

Catecismo de la Iglesia Catolica, n. 2566. Alabanzas a Dios Altisimo, FF 261. 11 Catecismo de la Iglesia Catolica, n. 2566. 12 JuAN PABLO II, Ut unum sint, n. 33. 9

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JuAN PABLO II, Homilia in basilica Hostiensi habita, 25.1.1986, Nuntius datur hominum credentium conventus ad pacem fovendam Assisii in proximum habendi, 25.1.1986, in AAS 78(1986), p. 493. 14 JuAN PABLO II, Discurso en Plaza S. Francisco, en Asís, en El Observador Romano, 27-28 ottobre 1986, p.4. 13

2.2. siLencio

la paz. La Santa Sede desea contribuir a promover un movimiento mundial de oración por la paz que, cruzando los confines de las naciones y congregando a los fieles de todas las religiones, logre abrazar el mundo entero”13. Visto que los seres humanos son creaturas mortales que tienen que sufrir, son “ignorantes e idiotas” y se encuentran en el dolor, y dondequiera se han asomado hacia Alguien o Algo que los pueda ayudar: que pueda salvarlos de la mortalidad, redimirlos del sufrimiento, iluminar su ignorancia y sanar su dolor. Es por esto que, “si el mundo tiene que continuar y los hombres y las mujeres tienen que sobrevivir, el mundo no puede hacer otra cosa que orar: ésta es la lección permanente de Asís”14. Gracias a la espiritualidad de san Francisco, los frailes franciscanos hoy continúan a ser signo de la Paz y de la Fraternidad universal, hombres de oración al servicio de los hermanos. Orar por la Paz, la Justicia, la Salvaguardia del Creado… es pues raíz y tarea de nuestro hacer misión. Orar, promover, sensibilizar e invitar las personas, por ejemplo, a reunirse para orar juntas durante la Semana de oración por la unidad de los cristianos que se celebra cada año en el mes de enero, es una tarea. Ciertamente todos somos consientes de que la unidad entre los cristianos no es realizable por los hombres, sino que será una intervención del Espíritu Santo. Todavía más elocuente será la oración si se vive entre personas unidas por el amor reciproco. El ecumenismo en la lógica del “espíritu de Asís” es un empeño: • a orar los unos por los otros y por la unidad de los cristianos; • a aprender a conocer y a apreciar las celebraciones y las demás formas de vida espiritual de las demás iglesias; • a movernos en dirección del objetivo de la comunión eucarística. El silencio es otro elemento fundamental en todas las grandes religiones y un comportamiento asumido en las jornadas mundiales de oración celebradas en Asís. Es importante hacer silencio después de haber hablado para que Dios pueda hablar a su vez. Los Padres latinos decían «Verbo crescente, verba deficiunt». La oración crece dentro del corazón del hombre en modo inversamente proporcional a las palabras. El silencio, en la vida de san Francisco, es el lugar predilecto en el cual Dios habla. Es el lugar donde está radicado cada gesto, cada palabra, cada paso hacia el horizonte de Dios. La oración es un ejercicio en el silencio y el silencio compone la vida de oración. El silencio y la escucha son recíprocos. Es más, su reciprocidad implica un tercer término que es el del diálogo. Bajo la luz de los encuentros interreligiosos celebrados en Asís, el silencio es para la escucha como la escucha es para el diálogo. Simplemente se puede ver un enlace directo y constante entre silencio y diálogo. ¿Puede tener sentido hablar del silencio, sobre todo al interior de una sociedad como aquella occidental, en la cual la fuerza se mide por el tono de la misma voz y en la cantidad de palabras pronunciadas? Nuestra cultura es sustancialmente una cultura verbal: “comprender” ahora significa “estar en grado de explicar con palabras”. El espíritu de Asís es una invitación al control de las pala-

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bras inútiles y malas. Conforme a la advertencia de Cristo: “Pero yo les digo que por cada palabra ociosa que habrán dicho, los hombres rendirán cuentas el día del juicio, ya que en base a tus palabras serás justificado, y en base a tus palabras serás condenado” (Mt 12, 36-37). El espíritu de Asís es una invitación a la sobriedad en los comportamientos y en las palabras. Apagar el ruido injustamente motivado a veces por la así llamada “perfecta alegría”, que todo permite y todo acoge. La sobriedad es una cualidad que debe ser una característica visible de los frailes franciscanos y de todos los hombres de buena voluntad: sobriedad en las palabras, sobriedad en la exhibición de sí, sobriedad en el ejercicio de nuestro servicio, en el estilo de vida… Pensamos en el desperdicio de palabras al que asistimos cada día en cada sector. Frecuentemente se tiene la impresión de encontrarnos frente a tanto clamor para nada: mejor es medir las palabras y usar solamente las necesarias o útiles, y ponerse a discutir sobre problemas reales y sobre posibles soluciones. El espíritu de Asís es una invitación: • Al descubrimiento de la virtud del silencio, aprendiendo a “apagar” la radio y la televisión, evitando de este modo “volverse” éso que escuchamos y vemos; aprendiendo a reencontrar momentos de soledad y de belleza, momentos en los cuales se tienen ganas de agradecer y alabar a Dios, de leer y de escuchar la Palabra de Dios. • A aprender a superar nuestro ser crítico hacia todos y todo, y no lamentarse más. • A aprender a ser hombres capaces de aconsejar y orientar a los hermanos en paz y serenidad en la perspectiva de tiempos mejores. El ayuno es un acto libre, consciente, voluntario, que pone en discusión nuestra relación con la comida, nuestra dificultad de regocijarnos con poco, y la avaricia como motor de nuestra sociedad. Según un estudio a cerca del ayuno en las grandes religiones hecho por J. C. Noyé: “El ayuno tiene sentido sólo si nos abre a los demás y nos permite comprender íntimamente, que la relación con el otro es un elemento esencial y primario. No sorprende entonces que las grandes religiones, en particular los tres monoteístas (hebraísmo, cristianismo y el islam) hayan conectado estrechamente ayuno, oración y comunión”15. Entre las numerosas apelaciones proféticas de Juan Pablo II en la histórica jornada de 1986, está también aquella del ayuno. una apelación profética, acogida y actuada pero no siempre comprendida: “Mientras ayunamos, hallaremos presentes los sufrimientos que las guerras insensatas han procurado y aun procuran a la humanidad. Por esto hemos buscado estar espiritualmente cercanos a los millones de personas que son víctimas del hambre en todo el mundo”16. El ayuno interroga la demasiada abundancia de los países ricos de frente a la grande escasez de los países pobres. recordamos también el domingo 14 de diciembre del 2001. Algunos meses después de los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, el mismo Papa pidió a los cristianos católicos unirse a los musulmanes, inmersos en el ayuno ese viernes, vigilia del final del mes del ramadán.

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2.3. ayuno

J. C. NOYÉ, El gran libro del ayuno, Padua 2007, p. 13. 16 El discurso del Santo Padre en la Plaza inferior de San Francisco. 15

17 Cfr. Nota pastoral de la Conferencia Episcopal Italiana, “El sentido cristiano del diyuno y de la abstinencia”, 1994. 18 BENEDETTO XVI, Angelus, 8 marzo 2009. 19 PIETrO CrISOLOGO, Discorso 43, PL 52, 320. 20 Testamento, FF 110.

2.4. Peregrinación

En el siglo XX, no obstante el abandono del ayuno y la aceleración de la relajación, el ayuno se mantiene como una exigencia y un componente esencial de la vida del cristiano. El ayuno es remedio para el cuerpo, el alma y el espíritu. Junto a la oración son las armas espirituales que el cristiano tiene para combatir al maligno. Es más, el ayuno es una prolongación de la oración, la oración es para el espíritu, el ayuno para el cuerpo y juntos y, uno y otro juntos, para ambos. Existe una correspondencia entre oración, liturgia, ayuno y vida; tiene que existir una armonía y equilibrio. Cualquier práctica de renuncia encuentra su pleno valor según el pensamiento y la experiencia de la Iglesia, solo si se cumple en viva comunión con Cristo, y si animada por la oración y orientada al crecimiento de la libertad cristiana, mediante el don de sí en el ejercicio concreto de la caridad fraterna17. El Papa Benedicto XVI dirigiéndose a los fieles y a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano durante la declamación del Ángelus dominical en la Cuaresma del 2009, afirmo que la oración, el ayuno y las obras de misericordia representan la “estructura portante” de la vida espiritual del cristiano18. También los Padres de la Iglesia subrayan la importancia del ayuno unido a la oración y a la misericordia: “Estas tres cosas, oración, ayuno, misericordia, son una sola y reciben vida la una de la otra. El ayuno es el alma de la oración y la misericordia la vida del ayuno. Ninguno las divide, porque no logran estar separadas. Aquel que tiene solo una o no tiene las tres juntas, no tiene nada. Por eso, quién ora ayune y, quién ayune tenga misericordia”19. ¡Ayuno y misericordia, dos aspectos inseparables! La misericordia pide el desprendimiento de sí mismo, la kenosis hacia el descenso para compartir la condición de siervos, y allí encontrarse con Aquel que se hizo verdadero siervo. Vivir es: vivir la misericordia, regalarse aquellos que Dios nos pone delante, sin pretender nada, sin objetivos, sin esquemas, sin proyectos o intereses, sin ganancias. Es interesante cómo Francisco, en el Testamento, recuerda el modo de su conversión y el descubrimiento de su vocación personal. “El Señor dijo a mí, fraile Francisco, que comenzara a hacer penitencia así: cuando estaba en el pecado, me parecía demasiado amargo ver a los leprosos; y el Señor mismo me condujo entre ellos y usé con ellos misericordia y alejándome de ellos, eso que me parecía amargo me fue cambiado por dulzura de ánimo y de cuerpo. En seguida, estuve un poco y salí del siglo”20. La peregrinación en la vida del hombre viene desde lejos, tiene sus raíces profundas en su ser y en su historia. El peregrino camina conservando la nostalgia de un tiempo en el cual Dios caminaba a su lado, como en el jardín del origen. El hombre nace como viandante no solitario, como el hombre viator (caminante), como uno que procede con Dios, como el único al que le es permitido caminar junto a Dios. Este caminar juntos, paradisiaco, es avanzar dialogando. El hombre camina en el mundo creado, como un peregrino que alaba a su Creador. Calla para contemplar el esplendor de la gloria de Dios y habla para restituir la contemplación reflejada por la sinfonía de los sonidos, de los colores y de los rostros. Abanza en armonía y con gozo,

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en un mundo que sufre y gime, pero camina al lado y se comunica con Dios a través de la “clara alegría del himno solar”. El peregrino es consciente de caminar en un mundo herido. El hombre continúa a caminar pero sabe que aquel jardín ya no es el suyo, y Dios continua a caminar alrededor del hombre pero, como separado por un velo, motivo por el cual el camino es una búsqueda. La nostalgia esconde una ausencia y el motivo de la nostalgia del caminar al lado de Dios es ya una forma de penitencia. Cada creyente, sin importar a qué cultura o religión pertenezca, puede mirar más allá de los monumentos y los lugares de culto que le son familiares y sentir la llamada milagrosa de la fe o que la fe se renueva: puede entonces decidir hacer un viaje como forma de peregrinaje y así confrontar a quien sufre, orar durante el recorrido, pedir perdón y reconciliación, visitar los santuarios de paz y de curación… La meta del viaje puede ser Varanasi para los hinduistas; Jerusalén para los hebreos, cristiano y musulmanes; la Meca para los musulmanes; Meiron para los hebreos; Santiago, Lourdes, Fátima… para los cristianos. Hoy gracias al espíritu profundamente humano y universal del Pobrecito, Asís es uno de los lugares más visitado y más sugestivo. Asís se presenta como “santuario internacional”, “parroquia de todo el mundo”, “altar de la paz”, “símbolo de la fraternidad universal”, “símbolo de la civilización y de la convivencia”… “Hoy -afirmaba Juan Pablo II- tenemos necesidad más que nunca de peregrinos de paz, de testimonios de solidaridad universal más allá de los propios intereses individuales y de grupo, más allá de la propia vida misma. Deseo animar a los que han venido a Asís en su camino. Este mundo necesita que los hombres y las mujeres sensibles a los valores religiosos ayuden a los demás a reencontrar el gozo y la voluntad de caminar juntos. Este es el “Espíritu de Asís”21. En Asís los peregrinos habituales se vuelven fácilmente hijos adoptivos. El mundo de hoy ha puesto en práctica muchas ideas de san Francisco. Tal vez aún debemos descubrir eso que el encuentro con el Pobrecito ha generado y genera todavía en los numerosos rostros y en los corazones anónimos de los peregrinos que pasan bajo los ojos de todos. Con particular claridad, Francisco percibió su vocación como secuela de Cristo “peregrino y forastero”, hoy uno de los sentidos de la itinerancia franciscana es habitar la itinerancia como lugar en el cual se encuentra al otro, el hermano. En otras palabras; significa ponerse continuamente en la condición de poder superar la distancia que nos separa del otro. Existen hábitos de cercanía, de intercambio de personas, que aceptan y desean dialogar y vivir los unos al lado de los otros, pero en el momento mismo en el cual se cree que se ha entendido al otro; el viaje hasta ahora comienza. La crisis incita al miedo, pero cualquiera que sea el grado de desacralización del mundo, el hombre que eligió vivir una vida profana, o sin Dios, no logra abolir el comportamiento religioso. También la existencia más desacralizada conserva signos de una valorización del mundo. Para todos existen espacios privilegiados: el lugar de nacimiento, el lugar del primer amor, una calle o una esquina de una ciudad extranjera visitada en la juventud. Todos

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JuAN PABLO II, 7 septiembre 1994.

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estos lugares conservan, también para el hombre no religioso (ateo), una cualidad excepcional, única, porque representan “lugares santos” para su universo privado. “El espíritu de Asís” evoca una comunidad del Éxodo en camino hacia Jerusalén la ciudad de la paz. una comunidad en camino hacia el puerto de Isaías, como decía el siervo de Dios Giorgio La Pira, donde el lobo y el cordero pastarán juntos en una tierra en la cual corren leche y miel y en la cual todas las armas se volvieron instrumentos de trabajo. También las guerras, según él, obligando a la humanidad a reflexionar, representan de todas maneras “providenciales desdichas” que nos acercan a ese día. “El espíritu de Asís” evoca el camino de los dos peregrinos de Emaús que culmina con una oración: “Quédate con nosotros Señor, porque se hace noche y el día ya declina” (Lc 24, 29). La oración de Emaús fue la más hermosa oración que jamás un corazón humano haya pronunciado. Expresa el deseo de Dios y la necesidad de su presencia, pero al mismo tiempo reconoce el miedo, el miedo a la soledad, de la noche, de la oscuridad, del día que desaparece absorbido por la noche; el temor de que la luz, la sabiduría, el amor y todo eso que de verdadero y bello tiene la vida, sea así de frágil y efímero que desaparece en un instante; la angustia de que la vida misma sea como un día que inicia y termina, que va y viene y no queda nada más. Se ora para entender, para responder a esta necesidad absolutamente radical del ser humano, ya que la fe, soporta y comporta el ser, comprendida y escrutada. Es decir que el creyente descubre el misterio y se confronta con él, pero el estar delante de Dios es lo que hace que progresivamente tome conciencia del misterio e introduzca lentamente en él un espacio de luz, de luz intensa, tan fuerte que, es necesario adaptar la vista, poco a poco, sin pretender entender inmediatamente todo. Quien ora entra en el espacio del misterio, luminoso y amigo; quien no ora se queda a golpearse contra el muro del enigma, tenebroso y hostil. Dirigirse a Dios es la única forma de afrontar las situaciones difíciles y complejas de la existencia humana, sino se quiere ceder a la tentación de aquello que no tiene sentido, peligrosa antecámara de la desesperación y de la depresión. Quien ora entra en la lógica de Dios, contempla su sabiduría, comparte poco a poco su pensamiento. Por esto la oración ayuda a la inteligencia, ofrece a la mente nuevos criterios para entender la realidad, le abre nuevos horizontes.

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3. cuatro signos y símBoLos “Cuando se hace de noche, ustedes dicen: “Buen tiempo, por que el cielo está rojo” y por la mañana dicen: ¡“Hay tempestad, porque el cielo esta rojo oscuro!” ¿El aspecto del cielo lo saben discernir, y los signos de los tiempos no logran discernirlos?” (Mt 16, 2-3). El signo y el símbolo son dos elementos esenciales en la vida del hombre. El signo es una realidad dotada de una consistencia propia, que se refiere a otra realidad: el humo por ejemplo es el signo del fuego. El símbolo es un signo. Origináriamente venía llamado “symbolon”, símbolo, un objeto dividido en dos cuyas partes reunidas permitían a sus respectivos propietarios reconocerse. Se trataba de un signo predispuesto al reconocimiento. El símbolo es un signo que se refiere a una realidad invisible y permite acceder al corazón del misterio. Para el historiador de las religiones M. Eliade l’homo religiosus è un homo symbolicus (el hombre religioso es un hombre simbólico) y a la luz de esta afirmación J. ries sostiene que el símbolo es la cédula del hombre, revelador del misterio y fuente de la creatividad . Los símbolos conservan la conexión con las fuentes profundas de la vida porque expresan lo sagrado. Estos ponen al homo religiosus en contacto con el sagrado y se vuelven medios de comunicación entre los hombres. Las jornadas de oración por la paz celebradas en Asís han sido caracterizadas por varios símbolos, algunos donados por la naturaleza y otros elegidos por los organizadores. El arcoíris, el viento, la luz (lámparas) y el árbol de olivo. Cuatro signos y símbolos que han llevado a los representantes de las varias religiones a descubrir la presencia del divino, a comunicarse entre ellos y a reconocerse, a reconocer a Dios (cada uno a su manera) para obtener el resultado que la historia demuestra no estar en las posibilidades humanas: el don de la paz. Señalamos a continuación, sin comentario, una selección de textos significativos sobre estos cuatro símbolos. 27 octubre 1986: «Cuando, al final de una mañana gris, el arcoíris apareció en el cielo de Asís, los representantes religiosos unidos por la audacia profética de uno de ellos, Juan Pablo II, notaron en éste una llamada fuerte a la vida fraterna; ninguno podía dudar más que la oración hubiera provocado ese signo manifestado por el entendimiento entre Dios y los descendientes de Noé. En la Catedral de San rufino, cuando los responsables de las Iglesias cristianas se intercambiaron la paz, advertí las lágrimas también en los rostros de los más importantes»24. 24 enero 2002: «Avancen hacia el futuro teniendo alta la llama de la paz. El mundo tiene necesidad de su luz. Ha hablado el hombre; han hablado diversos hombres acá presentes, ha hablado también el viento, un viento fuerte. Dice la Escritura: “Spiritus flat ubi vult” (El espíritu sopla a donde quiere) (Gv 3, 8). Quiera hoy el Espíritu Santo hablar a los corazones de todos nosotros aquí presentes. Él está simbolizado por aquel viento que acompañaba las palabras humanas escuchadas por todos nosotros. ¡Gracias! »25.

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22 Cf. M. ELIADE, IImagenes y símbolos. Ensayos sobre el simbolismo magico-religioso, Milán 1980. 23 J. rIES, Símbolo. Las constantes de lo sagrado, Milán 2008, p. 4.

3.1. arcoBaLeno

24

Card. roger Etchegaray.

3.2. Vento

JuAN PABLO II, 24 enero 2002. 25

3.3. 9 enero 1993: «En la espera de glorificar a Dios en la celebración eucarística de mañana por la mañana, día memorable del Bautizo Luz (LámParas) Texto de la vigilia de oración por la paz en Europa, especialmente en los Balcanes, precedida por el santo padre Juan Pablo II con los obispos de las diócesis de los Balcanes y los representantes de las demás Iglesias y Comunidades Eclesiales, Asís, Basílica de san Francisco, 9 enero 1993. 26

3.4. eL árBoL de oLiVo 27 M. MuOLO, Luces encendidas en la oscuridad del mundo, en Avvenire, enero 2002, p. 8. El olivo de la paz del parque del Monte Subasio, único símbolo decorativo usado bajo la gigantesca carpa durante el desarrollo de la Jornada de oración por la paz del mundo en Asís el 24 enero del 2002, fue trasplantado en el prado del Basílica superior como signo del empeño común por el bien de la humanidad proclamado en aquella jornada y como llamando a todos los peregrinos a favorecer en el mundo un clima de paz, de justicia y de entendimiento entre los creyentes.

BiBLiograFía

del Señor y de los orígenes de la proclamación de la buena nueva de la paz, confiamos la luz de las lámparas a los hermanos y hermanas más jóvenes de nuestra asamblea. Lleven la luz del príncipe de la paz a las calles de la ciudad, en medio de la gente y de las casas. Asís regrese a ser llamada “Oriente”. La claridad de esta noche, llena de esperanza, alcance a los hermanos y hermanas de los países lacerados por cada forma de guerra y se transforme para ellos en rocío de paz»26. 24 enero 2002: «La jornada de Asís no se concluye sólo con las muchas palabras pronunciadas sobre el palco de pocos metros cuadrados, tapizado de rojo y con un olivo como único elemento escenográfico. De esa, que por algunas horas fue una clase de “pequeña ONu” de la fe, a los pies de la gran Basílica de san Francisco, cada uno se va con una tarea precisa, pronunciada en lenguas y formas diversas, pero con la misma finalidad […] Justo después fue el Papa quien dijo su solemne “nunca más” y sucesivamente se encendieron las lámparas y se intercambio el abrazo de paz sellando la ceremonia»27.

AA.VV, Prospettiva speranza. Giovanni Paolo II ad Assisi per la Pace, Assisi 1994. AA.VV, Lo spirito di Assisi, roma 2003. C. BONIzzI, L’icona di Assisi nel magistero di Giovanni Paolo II, Assisi 2002. E. SCOGNAMIGLIO, Il contributo di Giovanni Paolo II al dialogo interreligioso, in Asprenas 53 (2006) 125-158.

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kkk SEGUNDA PARTE

VIVIR EL “ESPÍRITU DE ASÍS”

1. “Les toca a ustedes Franciscanos… dar una resPuesta aL homBre de hoy” Juan Pablo II escogiendo Asís para los encuentros de oración por la paz, indicó claramente su elección de que todo fuera continuado a la luz de san Francisco. Prácticamente confió a los franciscanos el compromiso del ecumenismo, del diálogo interreligioso, de la Justicia y la paz, de la protección del Creado… Invitó a los frailes franciscanos a vivir el mensaje que resulta del encuentro de oración del 27 de octubre de 1986: “La fascinación con la cual san Francisco atrae a los creyente y no creyentes es enorme; lo constatamos juntos también en el inolvidable encuentro de oración de Asís, el 27 de octubre de 1986. Entre las innumerables vías que la divina misericordia abre delante de los hombre en búsqueda de verdad, esa que recorrió san Francisco es tal vez la más rica de sugestiones; cierto es que hoy san Francisco ejerce, sobre muchas almas, el atractivo de una experiencia original y cautivadora. Sobre todo los franciscanos deben recordar esto cuando se acercan a sus contemporáneos…Lo que en un tiempo fue el programa de Francisco, hoy es también el programa vuestro… Se trata de creer firmemente que también hoy el Evangelio no ha perdido nada de su energía transformadora, y que, como en el tiempo de san Francisco, el Evangelio es potencia de Dios para la salvación de cualquiera que crea. Es justamente de esta potencia salvadora que tiene necesidad el mundo contemporáneo”28. La invitación del Papa se hace ahora más concreta: “Les toca a ustedes franciscanos, en primer lugar en cuanto tales, dar una respuesta al hombre de hoy, educándolo en una visión correcta y a un uso digno de las cosas, colaborando en la formación de su conciencia según una disposición interior luminosa y equilibrada. Su presencia incisiva en este sentido puede significar mucho para la paz y el progreso de la humanidad y la recuperación de los antiguos valores cristianos. Como hijos del santo de la pobreza evangélica, del hombre de la paz, del amigo de la naturaleza, ustedes son los mejores intérpretes del mensaje lanzado por Francisco a los hombres de su siglo, mensaje siempre actual por su fuerza de renovación de las conciencias y de la sociedad”29. También el actual Papa Benedicto XVI dirigiéndose a los hermanos menores conventuales reunidos en el 2007 en Asís para el Capítulo General, pide lo siguiente: “A los menores conventuales se les pide que sobre todo sean anunciadores de Cristo: se acerquen a todos con dulzura y confianza en comportamiento dialógico,

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Discurso de Juan Pablo II a los participantes al capítulo de la Orden de los Frailes Menores Conventuales, sábado 27 de Mayo 1989. 29 Ivi. 28

30 Mesaje para la Jornada Mundial de la Paz 1992.

pero siempre, ofreciendo el testimonio ardiente del único Salvador. Sean testimonio de la belleza de Dios, que Francisco supo cantar contemplando las maravillas del creador”. ¿Cómo responder a estas peticiones? Sería paradójico que la petición de poner la paz al centro de la oración y del compromiso religioso entre los hombres fuera mayormente acogida y seguida por creyentes de otras religiones, y descuidada por aquellos que son los hijos más cercanos y predilectos del Papa. La respuesta se puede entender como una continua conversión, entendida como purificación, acogimiento cada vez más dispuesto de los impulsos del espíritu. “No apaguen el espíritu. No desprecien las profecías, examinen cada cosa y tengan lo que es bueno. Absténganse de cada especie de mal” (1Tess 5, 19-22). “El espíritu de Asís” debería ser transmitido a las nuevas generaciones. Este fue el deseo del Siervo de Dios Juan Pablo II, el cual dijo: “Debemos mantener vivo el genuino “Espíritu de Asís” no solo por un deber de coherencia y de fidelidad, sino también para ofrecer un motivo de esperanza a las futuras generaciones. En la ciudad del Pobrecito hemos iniciado un camino común que tiene que seguir, sin excluir obviamente, la búsqueda de otras vías y de nuevos medios para una sólida paz edificada sobre fundamentos espirituales”30.

2. ¿”eL esPíritu de asís” soPLa todaVía?

C. BONIzzI, El icono de Asís en el magistero de Juan Pablo II, Assisi 2002, p. 234.

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El encuentro de oración por la paz realizado en Asís el 27 de octubre de 1986 suscitó numerosas iniciativas, en varias partes del mundo, a través de varias instituciones y organismos. El elenco sería un poco largo. Las familias franciscanas han tratado de concretizar las peticiones de los Papas de difundir “El espíritu de Asís”. Muchos expertos están constatando que, no obstante las palabras dichas y escritas, se ha hecho poco: “Las celebraciones conmemorativas, aunque numerosas, no han sabido liberar todas esas energías necesarias para difundir “El espíritu de Asís”31. La Orden de los hermanos menores conventuales ha tratado de recoger y favorecer esta misión en “El espíritu de Asís”, cultivando y ampliando cuanto ya el Sacro Convento de Asís había hecho desde hace años en algunas de estas direcciones. El Capítulo General de 1989 instituyó la estructura del Centro Franciscano Internacional para el Diálogo (CEFID). Con todos los límites que ha tenido y puede tener, es todavía “envidiada” por muchos. El trabajo iniciado hace tantos años y animado por el último Capítulo General de Asís del 2007, se mueve en direcciones que facilitan el futuro. “El espíritu de Asís” ha sido llevado por nuestros frailes a muchas partes del mundo, y se ha creado una base de trabajo por la mayor parte desconocida. La Orden de los hermanos menores conventuales hoy tiene en el mundo siete Centros de Diálogo y numerosos frailes que trabajan en este sector y promueven “El espíritu de Asís”. Es fácil juzgar y polemizar, es más difícil ponerse en la posición del hombre que sabe evaluar críticamente los propios gestos, los propios movimientos en la vida y buscar vías alternativas y solu-

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ciones creativas. No obstante los problemas ligados a la crisis de la vida consagrada, y con todo lo que comportan, no ha faltado nunca en nuestra Orden la preocupación de ser más significativos en un mundo que cambia. La apertura al diálogo en “El espíritu de Asís” no es más que una simple opción para la vida franciscana. Esta ya hace parte de su proyecto y es mencionada en la mayor parte de los documentos de la Orden; tal vez será esta apertura la que dé un nuevo respiro a nuestra vida. Existe la convicción de que esperar en tiempos mejores necesita y significa concretamente crecer, trabajar mucho juntos, invertir en los recursos humanos, encontrar los medios y las personas, pensar intensamente juntos, elaborar estrategias y comportarse en consecuencia; cualquier resultado, según la bondad divina y un poquito de lógica humana y mucho servicio apasionado, deberíamos obtenerlo. Por ésto el objetivo principal de las actividades del Delegado general para el Ecumenismo y el diálogo interreligioso es aquel de la búsqueda de colaboradores, la sensibilización y la formación de los frailes… esto responde también a la moción a cerca del empeño de la Orden hacia el Ecumenismo y el Diálogo interreligioso aprobada por el Capítulo General en Asís en el 2007. Existe quien cree y busca cultivar los intereses y la conciencia de la validez del trabajo en el campo del diálogo, y existe quien es crítico hacia el diálogo en general y a veces polémico hacia lo que la Orden ha hecho hasta ahora sobre este tema fundamental. Es necesario encontrar los criterios justos para juzgar. A menudo se es demasiado superficial y se evalúan las cosas no por su finalidad y por su sustancia, sino por la consideración de los resultados inmediatos, por la evaluación de las personas, por la utilidad práctica que puede tener. Es necesario en cambio volver al origen y evaluar la honestidad de las intenciones y la conciencia de poder actuar también a través de los límites humanos propios de cada uno de nosotros. Se requiere una mirada más amplia y más positiva; una mayor confianza en la espera. En este momento debe crecer el soporte humano, dejándose atraer por la actualidad del diálogo entre las confesiones, religiones y culturas, siempre más necesario. El trabajo tiene que haber comenzado ya antes, desde la primera formación. Es necesario que el argumento del diálogo cale y sensibilice a los frailes jóvenes mientras se están formando. No se nace “enseñado” y es necesario experimentar, conocer, caminar según los “signos de los tiempos”. Muchos frailes sienten, cada vez más, este tema del Diálogo en “El espíritu de Asís” como fundamental para la Iglesia y esto no se puede olvidar. Ahora se trata de individualizar los mecanismos para poder caminar y trabajar juntos, la mejor manera para reconocerse como frailes menores conventuales. un camino, que ya ha iniciado, que tendrá etapas difíciles de adaptación, tiene que ser recorrido y tiene que animar poco a poco el compromiso y el interés de toda nuestra Familia. Este “Espíritu de Asís” sopla todavía en nuestras comunidades y deja sus huellas bajo la triple dimensión de la: 1. Memoria: la santa memoria, fidelidad a la inspiración original siguiendo a Cristo nuestro principio, nuestra vía y nuestro guía.

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2. Testimonio: presencia, acogimiento, diálogo. 3. Profecía: de existencia, antes que de gestos e iniciativas; de existencia de una comunidad acogedora, pobre, menor, orante y profética.

3. ¿y ahora, nosotros… Qué hacemos?

asumir “el espíritu de asís” casi como una “forma vitae” buscando signos cada vez más eficaces para poderlo realizar y expresar a través de la oración, el testimonio de vida, la evangelización, el anuncio y el diálogo. Es decir ser signo de “El espíritu de Asís”. tomar viva conciencia de la responsabilidad de hacerse portavoz de “el espíritu de asís” en la confrontación de los cristianos y de los creyentes que pertenecen a otras religiones, y también en la de los no creyentes o ateos. Profundizar las temáticas del diálogo ecuménico e interreligioso a la luz de “el espíritu de asís”. ofrecer una formación ecuménica e interreligiosa a todos aquellos que están interesados, sobre todo, a los frailes jóvenes en formación. introducir en las diversas culturas el carisma franciscano y “el espíritu de asís”. sentir nuestra presencia en asís como primaria, no sólo por la realidad de la Tumba de san Francisco y de la Basílica, sino también por las nuevas actividades ligadas al diálogo, que alrededor de la Tumba y de la Basílica del Pobrecito asumirán siempre nuevas realidades y exigirán siempre más compromiso. a través de una mayor participación de todos, es necesario sentir más la presencia de aquellos organismos (Centros de Diálogo Ecuménico e interreligioso, Justicia y paz, Ecología…) que en nuestra Orden nacieron para esta misión. Volverse protagonistas. No delegar la tarea de encargar “El espíritu de Asís” a otras personas o estructuras. No quedarse siempre en la ventana mirando lo que pasa. La obra está siempre abierta, es necesario mancharse las manos.

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El decálogo de Asís por la paz 24 enero 2002 8

1. Nos comprometemos a proclamar nuestra firme convicción de que la violencia y el terrorismo se oponen al verdadero espíritu religioso y, condenando cualquier retorno a la violencia y a la guerra en nombre de Dios o de la religión, nos comprometemos a hacer todo lo posible para erradicar las causas del terrorismo.

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2. Nos comprometemos a educar a las personas en el respeto y la estima recíproca para que se pueda llegar a una coexistencia pacífica y solidaria entre los miembros de etnias, culturas y religiones diversas.

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3. Nos comprometemos a promover la cultura del diálogo para que se desarrollen la comprensión y la confianza recíproca entre los individuos y el pueblo, ya que tales son las condiciones de una paz auténtica.

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4. Nos comprometemos a defender el derecho de cada persona humana para que pueda tener una existencia digna, conforme a su identidad cultural y a fundar libremente una familia.

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5. Nos comprometemos a dialogar con sinceridad y paciencia, no considerando eso que nos separa como un muro insuperable, sino al contrario, reconociendo que la confrontación con la diversidad de los demás puede volverse una ocasión de mayor comprensión recíproca.

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6. Nos comprometemos a perdonarnos recíprocamente los errores y los prejuicios del pasado y del presente, y a sostenernos en el esfuerzo común de vencer el egoísmo y el abuso, el odio y la violencia, y aprender del pasado que la paz sin justicia no es una paz verdadera.

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7. Nos comprometemos a estar cerca de los que sufren a causa de la miseria y el abandono, haciéndonos voz de aquellos que no tienen voz y obrando concretamente para superar situaciones semejantes, convencidos de que ninguno puede ser feliz solo.

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8. Nos comprometemos a hacer nuestro el grito de los que no se resignan a la violencia y al mal, y deseamos contribuir con todas nuestras fuerzas para dar a la humanidad de nuestro tiempo una esperanza real de paz y ju sticia.

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9. Nos comprometemos a animar cualquier iniciativa que promueva la amistad entre los pueblos, convencidos de que si falta entendimiento entre los pueblos, el progreso tecnológico expone al mundo a crecientes riesgos de destrucción y de muerte.

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10. Nos comprometemos a pedir a los responsables de las naciones que cumplan todos los esfuerzos posibles para que, a nivel nacional e internacional, se edifique y consolide un mundo de solidaridad y de paz fundado en justicia.

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Subsidio publicado en el mes de Septiembre de 2011 CEFID - Assisi, Italia

Versión pdf www.lospiritodiassisi.org

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