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Aisthesis
Ny
Instituto de Estética
25-26, 1992-93
Pontificia Universidad Católica de Chile
Facultad de Filosofía Santiago
-
Chile
EXPERIENCIA ESTÉTICA
Y CONCIENCIA ECOLÓGICA Radoslav Ivelic K. 1. Introducción Este
artículo no pretende ser un científico
análisis
por otros edificios que encajonan el
de la
crisis
del
espacio,
que sólo se abren al espacio
de los departamentos vecinos, o que desde lo alto a la pobre casa de un piso o de dos pisos, con su jardín que, de pronto, quedó despojada de
miran
ambiente, cuya complejidad y
medio
no son fáciles de dimensionar. Solamente deseamos
proyecciones
ha
subrayar un aspecto que no realzado
como
convenientemente,
la incidencia del factor estético en el desarrollo de una con ciencia atenta a la armonía de nues
marco
de introducción, de preparatorio, consideremos lo dos
ámbitos:
grandes
y la naturaleza. En relación a la ciudad,
ciudad
mos un
fenómeno que,
guinos, todos
que está
nuestro país: me refiero al creci
miento
cios
desordenado de
nuestra ca
que está saturando
habitables, hasta tal
pierde
la
los
apertura
al
horizonte,
la
degradante. Este crecimiento desorbitado
trae, como consecuencia, saturación del tránsito, ruido ambiental, polu del aire, desechos
industriales
que
orgánicos
e
las
contaminan
desechos
sólidos
constituyen en enormes
desechos
no
turaleza
es
Agreguemos
degradables
que
incapaz de a este
no
tie
que
se
basurales, la
na
asimilar.
cuadro, la dismi
nución cada vez mayor de espacios recreación: menor cantidad
Cuántas veces hemos escuchado y leído las quejas de los habitantes de ne
en
que rodean a
espa
familiar.
habitat
rostro,
cuidad
menor cantidad ceso
cuyo
con otro
de barrios
punto que
privacidad
departamentos,
sentir,
ciudad, donde la pobreza obliga a un hacinamiento e incluso a una promis
aguas, sufriendo, y
de lo
densidad poblacional,
santia-
por ocurrir en otros centros urbanos
se
el cordón
ción verifica
como
estamos
que ofrece una pauta
pital,
otra
que se hace
manera
que ocurre en
de
Hay
entorno.
A
la
intimidad.
con
ocurre
tro
su
sido
la
de la
de
de plazas,
parques
naturaleza
de
y
retro
autóctona,
en
misma medida en que avanza el
entorno
artificial
fabricado
por
el
hombre.
rodeado
53
En síntesis, ingresado
ha
nuestra capital
al nada envidiable grupo
de las megápolis
cosmopolitas
que
personalizadas
y des en
abundan
nuestro planeta.
En
cuanto al
deterioro de la
na
turaleza, éste se hace presente, entre otras causas, a través de la quema de recordemos los de kilómetros erosionados, a lo largo de la carretera austral. Agre guemos a esto la tala indiscriminada de bosques nativos y el exterminio o el peligro de extinción de muchos especies vegetales
—
cientos
ejemplares es el caso
cóndor,
de nuestra fauna, como del zorro, del puma, del
la vicuña,
el
avestruz,
espe
cies
de chinchillas, guanacos, flamen
cos,
loros;
y entre otros, para termi
que
dañan no sólo a los vegetales sino
también a la fauna y al hombre, como
lo han demostrado las noticias que en este último tiempo han aparecido en los medios de comunicación social de nuestro país. Por otra parte, cabe
fuente de dete rioro el monocultivo de especies no autóctonas, que producen desgaste mencionar como otra
en
terrenos
Así,
poco a
escudo nacional.
meración,
nativo,
que
respecta
mencionemos el
al
bosque
triste
ejem
de las araucarias, las cuales, después de un paciente proceso de crecimiento que demora siglos, son derribadas por el hombre sin ningún miramiento. Hace pocos días, tuvimos noticias de otro patrimonio de nues tro bosque autóctono, en peligro de plo
extinción: el
alerce,
el
árbol
más alto
de nuestro país, que puede llegar a los sesenta metros de altura y cuya edad
tres
alcanza, mil años.
en
ocasiones, hasta los
La
noticia a que nos
referimos relataba
reciente
tala de
la evidencia de la
alerces en una región
del sur, y señalaba, además,
la multa prevista en nuestra legislación no supera unos pocos miles de pesos. Otros deterioros de la naturale za se manifiestan a través del sobrecultivo, del sobrepastoreo de las tierras fértiles y del uso de pesticidas
54
que
tales
usos.
entra
de desertificación. Cuan tas veces se ha dicho que el desierto avanza rápidamente desde el norte hacia el sury que ya está a las puertas de Santiago. Los bosque detamarugo que cubrían vastas regiones del norte ahora son simplemente zonas desér ticas.
En lo
para
poco, la tierra
en proceso
lista, el huemul, animal que, irónicamente, figura en nuestro esta
nar
que poseen una consti
tución inadecuada
Agreguemos fuentes
a esta somera enu
el excesivo
desgaste de las
naturales, debi
energéticas
do a las necesidades de nuestra civi lización tecnológica: carbón, gas, elec
tricidad,
energía
petróleo,
nuclear no sólo
han
nazan alterar el paisaje
que
han
nos
y ambientales
producido
solar
y
alterado o ame
natural,
sino
desastres huma gran'
Por último, terminio de
a
escala.
una mención al ex
de Re cordemos, a modo de muestra, las constantes noticias de extracción ilegal del loco, pese a todo el control nuestra
muchas
flora y fauna
que se está ejerciendo.
finalmente, la
especies
marinas.
Agreguemos,
contaminación
mares por el petróleo
y
por
las
de los miles
de toneladas de basura que se van depositando en el fondo de los océa nos, exterminando la flora y la fau na.
En cualquier caso, el debate so bre la represa del Bío-Bío es un índice
de
que
hay,
en
nuestro
país,
conciencia ambiental más
una
despierta,
las posibles consecuencias negativas de una ac ción de esa índole. Esta conciencia
más
alerta a prevenir
también
está presente nismos que se
de
en
han creado,
medidas que se están
los orga la serie
en
hombre, la
El espacio,
Geometría,
no es otra cosa sino una
homogéneo
y
los
cuerpos.
ambiental
tanto
en
el
escolar como extrae scolar.
ámbito
Es
curio
so, por decir lo menos, que en los textos dedicados a la educación am
la im de la educación estética en el despertar y en el desarrollo de una conciencia ecológica. Y si se hace mención a dicha educación, sólo es
biental,
rara vez se menciona
portancia
fragmentariamente,
sin que consti
tuya un pensamiento orgánico frente
la problemática que estamos abor dando. Nuestra posición es que el desa rrollo de la experiencia estética en general y de lo bello en especial es uno de los aspectos de relevancia en las políticas que buscan crear una conciencia ecológica. Consideramos a
este
último término
en
su sentido
(oikos casa, lugar habi table). Desde esta perspectiva, cada miembro de la sociedad tiene un de ber "ecológico", para hacer dignamen te habitable nuestro planeta, nues etimológico
tro
terruño,
=
nuestro
barrio,
nuestro
hogar.
incidencia
que
posee,
todos
hombre,
en
natural es
lugar,
entorno,
decir,
el espacio
inseparable de
su propia
ámbito, recinto;
es
dimensiones indivi persona, duales y sociales. Este hecho supone la necesidad de intervenir la natu raleza para poder habitarla, dentro de las condiciones propias del ser en sus
humano,
que no sólo
des materiales, naturaleza
tiene
necesida
sino que es un ser
espiritual,
por
lo
que
de to
das sus acciones llevan impresas este sello indeleble que lo distingue de los demás habitantes de nuestra Tierra En el caso de los animales, los distintos lugares que habita no son sino una prolongación natural de su absolutamente especializa
cuerpo,
do,
les
que
permite satisfacer ciega
sus necesidades vitales.
mente
el ser
cambio,
diálogo
humano
En
entabla un
entorno, lo de un espacio busca satisfacer
profundo con su
que nos permite hablar antropológico
que
sus necesidades espirituales: se
ta de
un espacio
habitable
tra
cuya pri
mera expresión se palpa en el seno
materno,
y
que
divide
en un
el mundo en un
afuera;
y nutricio, frente
un adentro
a un afuera
desconocido, pero que, poco a poco, se
Antes de analizar la experiencia estética y su relación con la conciencia ecológica, conviene tener presente la profunda
para el
el espacio es
cretas,
cálido
naturaleza
que contiene
Pero
cuanto ser que vive realidades con
adentro
2. Estética y
desde la
concebido
noción abstracta: un receptáculo va
la ley de Bases del Medio Am biente. Entre las iniciativas adoptadas, nuestro país ha propiciado la educa ción
analizando,
como es obvio.
cío
en
del espacio,
al problema que estamos
adoptando,
y
percepción
indisolublemente ligada
percepción
en el
debiera hacerse más ex tenso y, a la vez, más conocido y hace
o
—
entrañable:
—
hogar, barrio,
naturaleza, patria, cosmos;
ciudad, realida-
55
des que se objetivan, insistimos, como humanos.
espacios
Sin
gica, donde
factor
el
una presencia
antropoló
tiene
estético
medular,
el espacio se
vuelve proclive a ser considerado sólo
desde
actitud
una
en
pragmática,
les
—
del yo,
hasta
explotar
La nido
sino como un espacio
físico,
puramente
su
al
total
del
concepción
y tiene
que
puede
se
agotamiento.
ha te
espacio
proyecciones profundas
humano. En prácti camente todas las civilizaciones existe el lugar que hace de centro del mundo: el lugar paradisíaco, el lugar de expiación y purificación, el lugar en el psiquismo
sagrado.
Centro del mundo que se ha
desacralizadoy que actualmente está degradados: el lugar de vacaciones, el cine, la tele visión, el bar, el restaurante, la boite, los espectáculos masivos pseudoarsubstituido por mitos
tísticos,
entre otros
que ejercen sobre
tantos ejemplos,
la
persona
huma
na una atracción puramente superfi
cial,
y de
no pocas veces alienadora
se equilibran entre
producir cambios
y
el medio ambiente
micro
—
anima
sí, junto con
regulaciones en
físico, no orgánico de la tierra,
composición
clima,
—
oxigenación,
Igual
que el entorno no se vivencia como parte
seres vivientes
organismos, plantas, insectos,
dimensión
esta
vez, dichos
etc.
de arte,
que en una obra
del ecosistema es va lioso: no se puede eliminar ni alterar, cada elemento
porque amenazaría el equilibrio
de
la totalidad, del mismo modo como se estropearía el efecto
de
de
resta o cambia
un
un
poema,
color
o
le
si se
una
un cuadro o
En
palabra.
autorregulación,
en este
en esta armonía
hay implícita
estética,
esta
equilibrio, una
que el hombre puede romper,
si no actúa prudentemente.
Observemos de qué manera tan Juan Guzmán Cruchaga nos hace sentir, en un soneto, esta estética de la naturaleza y la presen cia de un Ordenador, de un Ser Su profunda
premo que el poeta metaforiza en el canto
de un páj aro, que el ser humano
no puede ver
directamente,
pero que
sí puede entrever en su acción:
gradante.
En
contraste con este comporta
miento, la
por una sabiduría que armoniza maravillosa existe
en
CANTO
naturaleza actúa guiada
su
seno
de
reaccionar
de
variedad
y
vida
la
que
hace análoga a la
que nos
manera
Apenas
entreveo su
plumaje,
pero abre su cantar
Si
la flor del día.
no cantara no amanecería.
Su canto es rey, la luz del sol su paje.
creación artística.
En
este
sentido, creemos
que el
concepto de ecosistema, acuñado por la ecología, es uno de los puentes que permite
trazar relaciones entre
naturaleza
Un que
de
la
y lo
o
rregulada
varias por
de
habitat
y desde
va entreabriendo
del
ramaje
compañía
allí su voz
de hechicería
las flores del
es
mismas.
auto-
A
su
Misterioso cantor que te haces dueño de todo lo
que abarcas con
¿quién embruja encanto'?
56
inútil
en
seres vivientes
especies
ellas
más sombrío
paraje.
estético.
ecosistema es un
existencia
una
la
Busca lo
para evitar
la
magia
tu sueño,
de tu
Y ¿quién eres, cantor de los cantores, que al oírte cantar crecen las flores? No
sé quién eres, pero sé tu canto.
flor o una hoja tienen una apariencia nueva, ya no son las mis mas cosas que vemos todos los días, de sol,
una
sentimos, frente a ellas, que
sino que
Detengámonos, derar
qué significa
ahora,
la
a consi
palabra
"esté
tico". estética
implica
y
La
Lo
estético es un valor
del
espí
distorsionado
por
nuestra
lo estético, en el recto sen tido del término, no tiene nada que ver con la cosmética, con el adorno superfluo, con la publicidad distor sociedad:
experiencia estética
percibir un
objeto, liberada
Este
desinteresado
goce
sido
lidad,
enriquecedora:
instante
en
las
que
facultades,
armonía
perdida,
la pornografía
o
aberración moral.
físi (Hart ca mann, 1977: 40), otorgándole a lo sensible una dignidad especial.
Lo estético hace de una "algo más que una
cosa
cosa"
Lo estético, minación en
llo,
la
supone
nuestros
de lo
que alcanza su cul
de lo be purificación de
experiencia
una
sentidos,
espiritual en
una
irradiación
lo sensible,
permite el acceso a realidades
que
que,
de otro modo, no podríamos alcanzar: una obra
musical,
una realización
fílmica, un espectáculo de ballet, la obra literaria, la pintura y la escul tura, una expresión arquitectónica; o una puesta de sol, las olas del mar, un árbol florido pueden, de pronto,
transportarnos, mágicamente, a surge del interior
riencia mos de
casi
elevarnos, otro
espacio,
mismo
de la
que
expe
estética: cuando contempla
la naturaleza, la cordillera, la puesta
esta manera
sentimos que
trata de
sin considerar que se
"inutilidad"
una
la
con
ha
duramente atacado por su inuti
nuestras
identifican
que
produce la contemplación estética
sionante, con el sentimentalismo, con lo sensual o con tipos de disfrute que se
al mismo
teresada.
humano, cuyo verdadero sentido
sido
y,
ese misterio se
de su funcionalidad y constituyéndo lo en un acto de contemplación desin
conciencia ecológica
ha
tiempo,
de
que algo
nos revela.
3. Experiencia
ritu
se nos oculta un misterio
cosas
un son
de unidad de la
percibidas en un estado
restituyendo
el anhelado equi
librio que, en estos momentos, tanta fáltale hace al hombre. La percepción estética libera nuestra sensibilidad y nuestro
entendimiento,
en un
reparador que posee una
juego
riquísima
gama de posibilidades: puedeirdesde aquello que
llamamos formas bonitas
y graciosas, hasta los en
que
sublime, experiencias, que otorgan una cia
lo bello y lo
a nuestros
estas
últimas,
honda trascenden
sentidos, espiritua
lizándolos, del mismo la vez, lo espiritual se
ble,
altos recintos
se manifiesta
modo
nos
como,
hace
a
visi
tangible.
hombre experimenta la presencia de lo estético, se suspen de el paso del tiempo, se vuelve in Cuando
el
tenso y duradero
de
espacios
nuevo,
el
instante, y surge,
conocidos,
un
espacio
transfigurado, donde
cada
deleita con el sutil velo espiritual que lo envuelve (cfr. Kupareo, R. El Valor del Arte, detalle perceptible
nos
1964).
57
La ra,
en
conciencia estética nos
frente tan propio de afectivo
Tierra,
al entorno
artificial,
nuestras
ciudades.
agua, aire, fuego se
ambiente que construye el
bólica
tornan,
del
entonces, inseparables
conservando
libe
del desarraigo
consecuencia,
medio
hombre,
toda la rica trama
sim
que envuelve a cada uno
de
Para ilustrar
estas expresiones
de Vittorio di Girolamo, quien nos hace reparar en la sabia tradición de una de las culturas autóctonas de nuestra América: la cultura náhuatl del Mé xico
cuyos
precolombino,
fundaban cando
pueblos
y to
ciudades cantando
instrumentos
musicales.
"Los
náhuatls cantaban para expresar su
alegría, ya que habían llegado
por fin
al lugar donde debían morar. Un lugar hermoso, preparado por sus dioses. No habían trazado aún las calles y los contornos de su futura ciudad; no habían levantado ningún
muro
sin
aún; y
embargo
estaban
dichosos porque ya tenían (sin haberlo edificado) su verdadero ho gar: el lugar cósmico que acogería a las futuras construcciones. Ellos creían que el sol, las estrellas, la lluvia, el lago y el río, el bosque y la montaña, los animales, ya eran la cosa, ya eran la ciudad. El medio ambiente natural constituía su rique za.
Su
tesoro"
enorme
(Di
Girolamo,
1982: 329).
La
madurez estética
ciedad se
hace presente,
en su admiración
turaleza,
y
por
artificial que
tas
una so
por un
respeto a
otra,
lado,
la
na
por el entorno
crea, donde las distin
artes confluyen armoniosamente
para
58
y
de
transfigurar
estéticamente el
con
cosmos
artes
el
en ar
producen,
cosmos
natural,
donde el agua fuentes y piletas,
urbano
en
convierte
un
se en
juegos acuáticos que recrean nuestra
la tierra
vista; donde
y jardines,
en plazas en
madera,
acero
se
transmuta
adobe y
ladrillo,
y cemento,
para
dignamente al hombre. en la experiencia estética Así,
albergar
estos elementos primordiales.
recurramos a un escrito
Las
espacio. monía
sentimos que nuestro mundo adquie re otra mos
presencia; que,
su espacio no es el mismo
antes,
habitualmente: la naturaleza y la ciudad han
percibimos
que
cuando
sido
respetados,
entrelazan ces
decía
como
se
mejor
es
decir,
cuando se
armoniosamente,
concreta
una
enton
apariencia
o,
dicho, un aparecer (Hartmann,
1977) que incita a la contemplación y la admiración. Los colores y las líneas, las luces y las sombras, las formas y las texturas, lo próximo y lo lejano se constituyen, al relacionar se, en un develamiento que hace re juvenecer las cosas, como si nunca las hubiésemos visto, a pesar de que a
pueden
haber
estado siempre ante
nuestros ojos.
4. La
actitud estética como
factor de
una conciencia
ecológica
Debido meno
integral. a
la
estético,
naturaleza
del fenó
es posible equilibrar
la tendencia propia de la actitud emi
de nuestra civi lización. La finalidad de la actitud práctica es considerar las cosas sólo nentemente práctica
como para
instrumentos, como medios un fin, lo cual puede
lograr
conducir a que el
dignidad
que
entorno o
recalcado
le
rebaje
a
la su
lo hemos a la destrucción del
incluso
—
hombre
corresponde como
—
mis-
mo.
La
actitud
estética,
en
cambio,
las cosas, favo rece su admiración y, en la medida que lo hace, las preserva de ser des asegura el respeto a
truidas.
su sensibilidad mejor educa
aceptaría la destrucción del espacio urbano, la devastación de
da,
jamás
paisajes
naturales, la polución,
martilleo
incesante de la publicidad,
el urbanismo
es el
de
de
menor costo
ganancia"
el
que
—
(Porcher,
mayor
1975: 24).
terializar su entorno
contemporáneo
debe estar pre la actitud teórica, y proyec tarse a la tecnología, porque debe ser el hombre como tal, en su integralidad, el que teoriza y luego actúa en la praxis técnica, sin romper con su madurez estética
sente en
ser-en-el
mundo,
en
sin romper con su
sin caer en un racio
sensibilidad, nalismo
frío y deshumanizado que,
definitiva, está convirtiendo al ser
humano en víctima de ductividad técnica. Con todas se
intenta
estas
su propia pro
reflexiones,
sino enjuiciar
viaciones peligrosas para el
La
los
objetos
hombre
civilización contemporá
nea pretende
megápolis,
no
de la sus des
atacar el progreso
civilización, mismo.
vitud
hechos, ha caído en una escla donde, como señala J. Molt-
mann, "en la medida mida
la
que,
hacer de las
modernas
con sus nuevos
tecnológicos
no autosuficiente
—
,
ídolos
—
un entor
y liberador. Pero,
en que es supri
de la naturaleza,
ontología
tecnocracias y burocracias
con
similar poder anónimo
y
velado, hacen dependientes e impo tentes a los hombres (...). Es el fan tasma de la sociedad mecanizada perfecta, dominada por el apremio de una producción y consumo radica les, regida por computadoras, forma da por hombres que se han converti do en engranajes lubricados de esa megamáquina, bien alimentados, entretenidos sin
A la profunda interrelación que debe existir entre la actitud práctica y la actitud estética, frente al proble ma ambiental, debemos agregar la actitud teórica, de la cual surgen el pensamiento científico y las tecnolo gías que utiliza el hombre para ma La
los
surgen
Según señala L. Porcher, en su libro La Educación Estética, ¿Lujo o Necesidad?, "si la opinión pública tuviese
en
pausa, totalmente
lo que hasta ahora fueron los ideales de la humanidad pasivos, inertes y prendidos,
pero
comparados con
—
—
fríos"
(Moltmann,
1980).
La problemática del medio am biente involucra, en armonía con lo estético y lo científico, una actitud filosófica que vele por la integridad del ser, por su misterio y por su riqueza ontológica. La Filosofía y la Estética han estado indisolublemente relacionadas a lo largo de la historia. La experiencia estética en general, y
las
manifestaciones
artísticas
en
particular, incitan al filósofo a una
honda reflexión sobre el misterio del hombre y del ente; misterios que se palpan en la capacidad de la experien cia estética de crear lazos entre todos los seres, permitiendo vislumbrar la diversidad y a la vez la unidad de origen de la Creación. Por desgracia, las filosofías positivistasy pragmáticas descorren el velo de misterio que rodea al ser, rebajando al hombre y a la natura leza, a través de explicaciones sim plistas y reductoras. De este modo, favorecen una crisis de los sentimien-
59
"cosificada"
tos estéticos,
una visión
de la naturaleza y del hombre mismo, lo que abre las puertas a una civili zación
tecnocrática y
Como lo
señala
materialista.
S.S. Juan Pablo
H en su encíclica CentesimusAnnus, "esta actitud demuestra, sobre todo, mezquindad o estrechez de miras del hombre, animado por el deseo de poseer las cosas en vez de relacio narlas con la verdad, y desprovisto de aquella actitud desinteresada, gratuita, estética, que nace del asombro por el ser y por la belleza que permite leer en las cosas visibles el mensaje de Dios invisible que las ha creado. A este respecto, la huma nidad de hoy debe ser consciente de sus deberes y de su cometido para con las generaciones (# 37). En suma, estamos inmersos en una sociedad cosiftcadora, en vez de ennoblecedora de las cosas. Una socie dad que ha perdido su armonía mo ral y su armonía estética. Una socie dad que ha perdido el sentido profun do del cosmos griega que
dotado"
(#38). Esta problemática de una eco logía humana tiende a ser olvidada por algunos grupos ecologistas.
integral
actitud
de ese
puede prescindir nosotros es
hombre
—palabra
justamente,
introducir nía,
orden
—
,
para
la desarmo
desorden, el desequilibrio, el caos. el
lo esencial,
entorno
natural,
sino
también
al
hombre mismo. "No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre ex presa S.S. el Papa (...) incluso el hombre es para sí un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructu ra natural y moral de la que ha sido —
—
60
es
decir,
el
trasentido defender la preservación
de una especie vegetal o animal, olvi dando que el hombre también tiene derecho a crecer, a crecer en un lugar adecuado,
a ser alimentado conve a
nientemente,
gralmente,
desarrollarse inte
a ser apoyado en la vejez?
Creemos, por lo tanto, que, sin la iluminación de una conciencia moral, sin una conciencia religiosa se
hace
difícil,
inte
o
imposible,
enfrentar
gralmente el problema
de la
crisis
ambiental.
¿Cómo no recordar
la
sentencia
de Kant, cuando señala que debemos observar "el cielo estrellado sobre nuestras cabezas
nuestro este
la
y
interior"?,
modo, la
conciencia
la ley
moral en
entretejiendo, de
conciencia estética con
ética y
religioso: el cielo su
Por esto, un verdadero sentido ecológico debe considerar la doble dimensión de su problemática, según lo manifiesta S. S. Juan Pablo II en la encíclica antes citada: la problemá tica de una ecología natural y la problemática de una ecología huma na: el hombre no sólo destruye su
ser que para
mismo. ¿No resulta un con
futuras"
significa,
Una
ante el entorno no
el sentimiento
estrellado,
que en
armonía, inmensidad y belleza, es de lo trascendente y a la
un símbolo
de la participación de la persona humana de dicha trascendencia. Cuando se da esta conjunción
vez
armónica entre conciencia
ecológica,
sentimiento religioso y experiencia
de lo
bello, el ser humano siente que
la naturaleza un res luminosidad que es "el plandor, anuncio y manifestación de una se proyecta en una
profundidad
y
plenitud que en sí es invisible"
inaprehensible e (von Balt hasar, 1985: 110, tomo lg). La natu raleza es experimentada por la con ciencia
estética,
en
esta
situación,
como el ropaje con que
Dios
se viste
los
para aparecerse sensiblemente a
naturaleza
do
por el
y
al medio artificial crea
hombre. Pero
este objetivo
hombres; la belleza natural esplende
supone la madurez
la sombra de Dios en entonces, la transparencia del agua, en el ful
del educando, y también, de acuerdo a todo lo expuesto, la madurez estética, que debiera ser una coordenada de la educación, en
como
gor del
fuego, en el espíritu vivificante
del aire, en la fecundidad de la tierra. una
ta,
A una crisis religiosa y moral, a filosofía positivista, materialis y tecnología
a una ciencia
que
a consumirse en lo práctico, la búsqueda de la comodidad como fin de la existencia, o en la invención de instrumentos bebeos de alto poder destructivo, le corresponde también
tienden
todos
lo bello,
sensibilidad para ver
que,
peor
aún,
una sociedad
sino
incapa
la fealdad, lo que de la pobreza espi
citada para sentir es una muestra
ritual de
tiempos.
nuestros
5. Conclusiones Todas van
estas reflexiones nos
a una conclusión:
la
crisis
lle del
medio ambiente no se puede solucio nar con visiones
es
sólo
ni
problema
un
científico,
parcializadoras;
ni
práctico,
económico,
ni
es
un
obvia
más,
ineludi
de educación desarrolle una con
problema
ambiental, que ducta integral en los
miembros
nuestra
relación
sociedad,
sus
niveles,
puesto que actúa
de las actitudes hu hemos analizado, confi
manas que
riéndoles
un nuevo sello.
Madurez
estética que
colabora
la formación del hombre integral. Al hombre integral capaz de respetar y admirar toda manifestación de vida en el cosmos: desde la misteriosa energía del átomo, hasta el inconmen surable espectáculo del espacio sideral; desde la tenue red vital que discurre por los pétalos de una flor, hasta su vigorosa concreción en los robustos árboles; desde su leve pal pitación en las alas multicolores de la mariposa, hasta su multifacética expresión en el variado ciclo vital de los mamíferos; desde la maravillosa en
de la niñez, en él seno materno, hasta el sabio y reposado concreción
fluir de la ancianidad. De este respeto y admiración a la vida a la cual contribuye la madu rez estética depende un accionar humano que conserve y desarrolle —
pero es algo
que reclama una presencia
ble:
ni
político,
de salud de la población. Es,
mente, todo esto;
no
moral y
sobre cada una
en
una sociedad que no sólo no posee
religiosa,
cognitiva
en
a
de la
—
armónicamente el medio
ambiente,
de buscar su devastadora ex plotación y la destrucción del hom bre mismo. en vez
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS DI
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