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LA ZANFONA La zanfona o viola de rueda es un cordófono formado por un resonador y un pequeño teclado, cuyo sonido se produce frotando las cuerdas con una rueda untada de colofonia, que es accionada por un manubrio situado en el extremo derecho del resonador. Su diversidad terminológica responde a la propia evolución del instrumento, a los diferentes lugares geográficos de su cultivo y a los distintos ambientes musicales a los que perteneció, desde la edad media hasta el siglo XIX. La viola de rueda fue llamada a partir del siglo XIII con el latino symphonía, significando este la consonancia y la unión de diversas voces. A pesar de la mayoría del instrumentario occidental, que debe de modo mas o manos directos su influencia a las corrientes musicales asiáticas e islámicas, la viola de rueda es un instrumento de procedencia estrictamente europea. Su principio de ataque no consiste, como se ha dicho, ni en la pulsación de las cuerdas ni en su percusión ni en el paso de un arco por la misma, ya que el contacto se hace efectivo a través de una rueda de madera atravesada por un eje metálico, en cuyo extremo se fija un manubrio que es accionado con la mano derecha. La rueda está colocada verticalmente en la caja acústica y gira rozando las cuerdas. Las melódicas que son de tripa, están situadas en la parte superior de la rueda, mientras que las graves a menudo entorchadas, están ubicadas lateralmente. Las destinadas a la melodía varían entre una y tres, mientras que el resto, que actúan a la manera de bordón, pueden alcanzar según el modelo, el número de dos, tres y hasta cuatro. Las primeras o principales proceden de un cordal, generalmente adosado a la tabla armónica; por el contrario las cuerdas destinadas a la emisión de las notas del pedal se sujetan a unos botones ubicados en la parte inferior de los aros. Los bordones más graves reposan sobre unos pequeños caballetes laterales situados a la altura del clavijero. Las únicas cuerdas que discurren por el interior de un cuerpo cuadrangular emplazada lo largo de la caja acústica son las melódicas. Dentro de dicho cofrecillo se encuentran unos pasadores planos, colocados paralelamente a la rueda, sobre los cuales hay unas púas puntiagudas destinadas a herir la cuerda; según el lugar de contacto de la púa con la cuerda, el sonido logra mayor o menor altura. Estas varillas o pasadores están unidos exteriormente a su tecla, que será pulsada hacia abajo como en un instrumento común de teclado, sino hacia el cofrecillo, produciéndose el regreso de la tecla por la presión que la cuerda ejerce sobre la propia púa. Cuando este rudimentario teclado fue cromático se distribuyó de manera similar a la de los órgano antiguos, es decir, en una hilera de teclas diatónicas y en otra, colocada en la parte superior, las cromáticas. La viola de rueda apareció en el siglo X con el nombre de organistrum, ya que producía como en esta práctica vocal varios sonidos paralelos. En los monasterios tuvo una función didáctica, ya que ayudaba a los monjes a conseguir la justa entonación en el canto polifónico. El organistrum era alargado y su longitud oscilaba entre los 120 y 200cm. Tenía un resonador con una larga pieza de madera cuadrangular en la cual se encontraba el rudimentario mecanismo del teclado, también contaba con una varillas rotatorias provistas de un saliente, que al levantarse tocaban la cuerda. Los primeros ejemplares tenían una sola cuerda melódica y u único bordón. El organistrum era tocado por dos músicos, dada su longitud. Uno de ellos accionaba la manivela mientras el otro tocaba el teclado. Por esto este cordófono simbolizaba la amistad, la unión y la cooperación. En la siguiente centuria, cuando se conoció como symphonía, pasó a ser un instrumento portátil, de configuración totalmente distinta, con caja rectangular, tal como figura en las Cantigas de Santa María de Alfonso X El Sabio. Para entonces este instrumento polifónico, que se tocaba sobre los muslos o bien de pie. Ato a la cintura con varias correas, había entrado a formar parte de la música secular, tañido junto a otros instrumentos o para acompañar el canto. Es posible que la viola de rueda tuviera su origen en Francia y que su entrada a la península ibérica se 1
produjera a través del camino de Santiago. Sea como fuere la primera cita literaria conocida en castellano data del siglo XIII y se encuentra en el libro de Alexandre. A lo largo del siglo XII la viola de rueda recobraría su caja estrangulada, aunque coexistió con el modelo cuadrangular que todavía aparece en un anónimo flamenco a finales del siglo XV. Durante el otoño medieval vivió su plenitud, pero ya en las últimas décadas del siglo XV comenzó a declinar. Su sonido agudo y chillón fue rechazado en los ambientes cultos y reducido a la música festiva tañida por juglares y gentes de humilde condición. Durante el siglo XVI se popularizó notablemente y sus representaciones iconográficas contrastan con las de tiempos anteriores, ya que en ellas la viola de rueda forma parte de escenas poco delicadas y a veces grotescas como ocurre en el jardín de las delicias del bosco, o en el triunfo de la muerte. En el lienzo le joeur de la ville de george de la tour un anciano y desvalido ciego, envuelto en una capa canta, y toca una viola de rueda de seis cuerdas. La precisión del cuadro permite ver numerosos detalles del instrumento, como los fragmentos de algodón que se acoplan a las cuerdas en la parte en que estas don frotadas por la rueda. La visión de este detalle es posible gracias a que el artista pintó el instrumento sin la protección de la rueda, que era una pieza semicircular de madera que se colocaba sobre la misma a fin de preservar el disco. Es un modelo típico de la segunda mitad del siglo XVI, que aumentará de tamaño en el siguiente, manteniendo el resonador de contorno lobulado. El clavijero es plano y ovalado y las clavijas están dispuestas frontalmente. Tiene dos pequeños tornavoces situados simétricamente en los extremos de la caja cercanos a la manivela. El cofrecillo que contiene el mecanismo de tangentes está labrado, así como el cordal, que esta fijo en la tabla. A pesar de la difusión notablísima que alcanzó en toda Europa, en los últimos años del siglo XVIII se hallaba prácticamente extinguida, conservándose los posteros redusctos en Flandes, donde era costumbre tocar el instrumento de modo casi vertical, con la manivela hacia arriba. Si embargo la moda por lo bucólico que advino durante los reinados de Luis XIV y Luis XV en Francia, hizo que la viola de rueda apareciese nuevamente en el panorama instrumental, con el fin de ambientar las fiestas campestres organizadas en los jardines de palacio. Un ejemplar conocido por su riqueza artística es la viola de rueda de un maestro anónimo francés del siglo XVIII conservada en el museo del conservatorio nacional de parís. Todo su cuerpo está labrado con fantasías florares y la caja presenta un cuerpo estrangulado, a la manera de guitarra. Su clavijero es de voluta y posee clavijas laterales. La tabla presenta dos oídos en forma de c tanto el cordal como el protector de la rueda cuenta con el mismo cuidado artístico que caracteriza al instrumento. Aquella viola de rueda, de unos 65cm de longitud, disponía asiduamente de 23 teclas, con esta escala: En él ultimo tercio del siglo XVIII, el citado Laine incorporó doce cuerdas simpáticas a una viola de rueda que bautizó como viollon vielle. Hacia mediados del siglo XIX había surgido en Francia un tipo de viola de rueda que tuvo mucha aceptación durante el rococó y que tomó el nombre de vielle organiseé. Se trataba de una viola de rueda normal, con caja de vielle en guitare y de unos 75cm de longitud, a la cual se la adicionaron uno o dos juegos flautados, a la manera de un órgano, situados lateralmente en disposición horizontal como se observa en la foto. La manivela que hacía girar la rueda accionaba también un fuelle situado en el interior de la caja, destinado a alimentar los tubos. El teclado contaba con un dispositivo que tenía la facultad de abrir simultáneamente unas válvulas que permitían el paso del aire a los caños; estos sonaban por lo común a la octava aguda de las notas emitidas por las cuerdas. Tubos y cuerdas podían sonar independientemente. La mayor gloria de este instrumento es la literatura a él dedicada por joseph haydn que escribió en 1786, cinco conciertos para dos lires organizzate compuestos Para Fernando IV de Nápoles, muy aficionado a esta viola mecánica, de la que era teñedor. También escribió 2
Siete nocturnos. Un año después Mozart escribió en Viena diversas danzas alemanas, en las que incorpora Una viola de rueda junto a un pequeño grupo instrumental de viento, dos violines y un bajo. Sin embargo la Vida de esta vielle organiseé fue efímera y desapreció al poco tiempo. Lo mismo sucedió con la viola de rueda convencional, que ha viido únicamente y de forma restringida, en el folclore de algunas regines nórdicas, inglesas y francesas. En otras zonas europeas ha resurgido merced al retorno de la música tradicional. Así en España, se encuentra todavía en Asturias y sobre todo en Galicia. Ramón Méndez Pidal, señalaba que por estas regiones, en las aldeas de las comarcas más arcaizantes, vaga el tañedor de la zanfoña y del rabel, por lo común un ciego, que recita romances de santos milagreros, de bandidos o de monstruos casos y de aventuras. Para este polígrafo, es el último resto del juglar de gesta castellano, hermano de aquellos ciegos y mendigos, franceses que a finales del siglo XIV cantaban las últimas chansosn de geste al mismo son de la confoine. Un cuadro de Ramón Bayeu, el músico ciego resume el destino de esta heredera del organustrum: un ciego, sentado a la vera de un camino, toca la zanfona mientras un muchacho danza con unas castañuelas e incita a un perrillo para que baile y forme parte del espectáculo. BIBLIOGRAFÍA • Enciclopedia encarta 99 • Diccionario vox de instrumentos musicales • Internet •
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