DR CUAUHTEMOC RAFAEL ACOLTZIN VIDAL, Colima

1 DR CUAUHTEMOC RAFAEL ACOLTZIN VIDAL, Colima. Conocí a Cuauhtemoc en l985, poco tiempo después de su llegada a estas tierras, a las que vino a dar

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DR CUAUHTEMOC RAFAEL ACOLTZIN VIDAL, Colima.

Conocí a Cuauhtemoc en l985, poco tiempo después de su llegada a estas tierras, a las que vino a dar junto con otros destacados colegas después del terrible sismo que sacudió a la ciudad de México y que prácticamente dejó inservible el Hospital de Cardiología y Cirugía de Tórax del Centro Médico Nacional del IMSS, en donde atinadamente prestaba sus servicios. Quien a la postre sería uno de los mejores cardiólogos de nuestro país, nació en la ciudad de Pachuca en el estado de Hidalgo el 24 de octubre del año de 1942, hijo del doctor Hermenegildo Acoltzin Baños, y de la Profesora Olga Vidal Romero.

En la fotografía del lado izquierdo Rafael a los 5 años de edad portando su uniforme de marino, en la del centro en compañía de su novia Lizzita Rabling Arellanos, el día de su boda civil; y en la del extremo derecho el nuevo medico Cuauhtemoc Acoltzin durante el “Juramento Hipocrático”, en seguida Fernando Baeza, y el tercero al fondo es Francisco Javier Cabiedes Díaz ahora Neumólogo y Cirujano de Tórax radicado en Colima. Nos comenta Cuauhtemoc: “Me fui de Pachuca en 1963 y me llevé varias cosas importantes: El firme deseo de ser médico, inspirado, por supuesto, en el ejemplo de mi padre que se desvivía por servir a los demás; pero ya había

2 escogido una especialidad difícil con el recuerdo de la satisfacción (ajena) que me proporcionó el ver a un joven que acudió con mi padre a solicitarle atención, porque estaba herido por un disparo de escopeta que le había destrozado el abdomen. Me enteré de que estuvo a punto de morir pero que la operación y los cuidados otorgados, oportuna y sabiamente por mi padre, el doctor Acoltzin, lograron que sobreviviera y se integrara a sus actividades con entereza y alegría. ¿Cómo no ambicionar vivir con cosas como esa? Me acompañó también la mujer de mi vida, la –ahora bióloga- Evangelina Elizabeth Rabling Arellanos. Lleve conmigo una estupenda formación educativa, social y moral inculcada por mis padres y por los mejores profesores, que se encontraban –por suerte- en esa ciudad. Estudie primaria y secundaria en el Colegio Marista: Instituto Hidalguense; me gradué de Bachiller en el Instituto Científico y Literario Autónomo, cuyo lema “Amor, Orden, Progreso” apliqué para conquistar a Lizzita –como conocen todos a mi señora-. Empezando mi adolescencia aprendí a nadar sin profesor e impartí catequesis. Tanto me dedique a estudiar que al terminar el último año de carrera (que se podía cursar ahí) el gobernador del estado me entregó un diploma de mejor promedio de calificación. Digo que era el último año que se podía cursar ahí porque la carrera de medicina no era completa en la Universidad de Hidalgo sino que -mediante un acuerdo con la UNAM- había que continuar del cuarto año en adelante en las instalaciones de la Facultad de Medicina en la ciudad de México, lo que se hacía con pase automático porque los programas de estudio eran exactamente los mismos. Solo que ya en México, no acudía a la Facultad sino fuera para algún trámite porque me encontré con programa denominado “Piloto 105” en el cual las clases –teóricas y prácticas- se impartían en hospitales, por lo que la puerta de entrada fue para mí el Hospital de La Raza y después acudí al Hospital General de la Ciudad de México; al (antiguo) Instituto Nacional de Cardiología; al (antiguo) Hospital Juárez; al (antiguo) Hospital de la Mujer; al Hospital Colonia (de los ferrocarrileros) y a al manicomio de la “La Castañeda” (como, estudiante ¡por supuesto!). Tengo que platicar con relación a mi examen profesional por dos razones, la primera porque resultó peculiar: como era en grupo asistimos muchos pasantes vestidos con elegantes trajes oscuros. Los profesores nos recibieron ataviados con birrete y toga. Pasaron lista y solicitaron al primero de la lista (Acoltzin) pasar a efectuar el recuento de las fichas que eran bolitas numeradas que conté personalmente diciéndolo en voz alta y deposité en una urna de la cual cada probando extrajo una cuyo número correspondía al tema que debería desarrollar ante un jurado de tres sinodales. La segunda razón es que el pasante Francisco Javier Cabiedes Díaz también presentó ese examen el mismo día, pero yo lo supe 20 años después cuando trabajábamos juntos en la Clínica Hospital del IMSS de Colima, cuando platicamos acerca de nuestros exámenes profesionales y al encontrar coincidencias se nos ocurrió revisar las fotografías, en las que aparecimos casi juntos levantando la mano para decir la promesa. Terminé con mención honorífica por mi trabajo de tesis profesional titulado: “La circulación extracorpórea con hipotermia moderada y hemodilución. Comparación de soluciones de llenado empleando solución Ringer lactada”.

3 De la ciudad de México me sacó un terremoto que destruyó el Centro Médico Nacional, en donde trabajé 17 años. Pero me lleve una familia propia y una cauda de discípulos que me llenan de satisfacción, porque en donde me encuentran me saludan llamándome “maestro”, cuando en realidad quienes son los maestros (en cursos y congresos) son ellos mismos. Son 20 generaciones de médicos cirujanos egresados de la facultades de medicina: de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad Anáhuac y de la Universidad de Colima. Trece generaciones de: especialistas en medicina interna, trece de cardiólogos y trece de cirujanos de corazón. Con la intención de orientar a los nuevos profesionistas, les ayude dirigiendo los trabajos de tesis de cuatro estudiantes de medicina y de seis especialistas de los que ya he mencionado. Llevé también experiencia: como cardiólogo pues laboré asignado a la clínica hospital # 23 del IMSS durante casi de un año y en el Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional (llamado también: De Enfermedades del Tórax; de Cardiología y Neumología o Luis Méndez) en donde fui pionero en la aplicación de la circulación extracorpórea, de la gasometría de sangre arterial, de la prueba de esfuerzo, del monitoreo electrocardiográfico ambulatorio (también conocido como Prueba de Holter), de la coronario grafía selectiva bilateral y de la angioplastia coronaria percutánea (con catéter de Grundzig). Como docente porque fui pionero en la aplicación de la técnica didáctica de Educación por Objetivos. Llegué a Colima el 25 de octubre de 1985, para inaugurar el servicio de cardiología en la Unidad de Medicina Familiar # 1, pero llevaba el corazón destrozado porque el momento de la mudanza se vio precipitado por la destrucción del Centro Médico Nacional y de gran parte de la ciudad de México por un terremoto de consecuencias inolvidables, pero también porque dejaba atrás a mis mayores, así como la parte fuerte en el desarrollo de mi vida; además sentía el peso agravante de no conocer a nadie en la ciudad en donde pasaría el resto de mi vida. No obstante, había el gran desafío que representaba llevar a la provincia todo lo que había aquilatado trabajando en el lugar privilegiado en donde se practicaba la mejor cardiología de toda América Latina (como lo describí en la revista Cuestión Social, del IMSS) y que tenía que poner al servicio de la Batalla del Siglo XX: La lucha médica contra las enfermedades del corazón en Colima (Por cierto que publiqué un libro con semejante título en donde describo todos los detalles). La estrategia a seguir para la mencionada batalla obligaba a luchar en varios frentes: Por supuesto desde el hospital y en el consultorio, con tal intensidad que el primer día que me presenté al servicio tuve que atender a un enfermo con paro cardiaco y, por supuesto, logré sacarlo adelante. ¡A eso venía! ¿Qué no? El tesón mostrado en la batalla me valió reconocimiento por parte de autoridades y agrupaciones sociales como: Al mérito institucional, por el H. Consejo Consultivo del IMSS en 1987; Excelencia, por la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo, de Colima, en 1988; Mejores catedráticos de la carrera de médico cirujano, por la Facultad de medicina de la Universidad de Colima en 1991. Oro y plata de calidad, otorgado por Mercadotecnia Interamericana en 2001; Prestigio comercial y mejor imagen de marca, en

4 2006, por Instituto Internacional de Mercadotecnia; International Diamond Star for Quality, por el Instituto Nacional de mercadotecnia y el Comité Internacional de Selección en 2006 y 2009. También tuve que emprender lo que en la guerra se denomina “labores de inteligencia” (que en la medicina el recurso principal es la inteligencia) que consisten en investigar escrupulosamente las actividades del enemigo. Por ello tuve que convertirme en investigador con la ayuda del CUIB o Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Colima que me preparó y otorgó el título de Maestro en Ciencias Médicas con la distinción del premio Peña Colorada otorgado al mejor promedio- en cuyo amparo llevé y llevé trabajos libres a todos los congresos de cardiología de la Asociación Nacional de Cardiología de México (ANCAM); y publiqué y publiqué y publiqué experiencias (en revistas nacionales y extranjeras); algunas fueron calificadas por otros como tan buenas que me valieron reconocimiento, por ejemplo: en la VIII Jornada centro occidental de pediatría: Primer lugar en trabajos libres (1989). Dos primeros lugares y menciones honoríficas en foros estatales y regionales de investigación en salud. Un reconocimiento por meritoria productividad científica en área clínica, otorgado por la Dirección de Prestaciones Médicas del IMSS durante el foro de investigación en salud efectuado en Oaxtepec, Morelos, en 1995. Y, el principal: la Asociación Nacional de Cardiólogos de México me nombró “Profesor Distinguido” durante la inauguración del Congreso Nacional efectuado en Boca del Río, Veracruz en noviembre de 2004.En vista de la cantidad de publicaciones enviadas por mí a Revista Médica IMSS, me integraron en el Comité editorial, y después también en el de la Revista Mexicana de Urología. Ante la necesidad de reforzar las filas de cardiólogos para librar la Batalla del Siglo XX recomendé a varios médicos aspirantes para que se prepararan en el mismo hospital en el que laboré (bueno en su versión moderna, en el llamado Centro Médico Nacional del Siglo XXI, porque el original repito fue derruido). Metido en esas contribuí a formar 90 médicos, y médicas, cirujanos y parteros (en el área de clínica práctica), y también a más de 100 maestros, y maestras, en ciencias médicas (en áreas de Seminario de Investigación, Estadística aplicada en la Investigación Médica y Epistemología); a dos de ellos también les dirigí sus tesis de maestría. Parte del éxito de una batalla es la logística, entendida como la manera de aplicar una estrategia. Como Colima es un lugar pequeño y -según se dice- toda la gente se conoce habría que prestar un servicio de alta calidad. Así lo intentamos y, en retribución la sociedad nos otorgó también reconocimientos incluyendo uno especial entregado en la ceremonia de toma de protesta de la mesa directiva del Colegio de Médicos de Colima en 2004. Como he pensado que los profesionistas no se pueden arriesgar a que su experiencia quede arrumbada en el olvido, he tenido dedicación para difundirla, especialmente entre otros médicos. Por eso he dictado 80 conferencias de temas médicos; he participado como profesor en 64 cursos de actualización y en 66 congresos, foros o reuniones médicas. También he escrito y publicado: Cincuenta y cinco artículos médicos (como autor o coautor) y un capítulo de libro: “Semiología de diagnóstico

5 cardiovascular” (Ruesga E., Jáuregui R y Saturno Ch. Cardiología. 1ª y 2ª ed. México, El Manual Médico Moderno). El día cinco de noviembre del año 2010 presento conferencia magistral en la sesión plenaria del XIV Congreso Nacional de Cardiología, de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México, celebrada en Cancún, Q, R. Todos estarán de acuerdo en que además de buena disposición se requiere también magnífica condición física para triunfar en la batalla. Para lograrlo decidí reanudar la natación que me gusta y que había dejado de lado para trabajar y sacar adelante a mi familiar; sin embargo, jubilado del IMSS y con mis hijos adultos podría dedicarme tiempo. Pero resulta que la natación es un poco aburrida y para volverla atractiva decidí convertirla en un sistema de entrenamiento para competir, sobre todo porque en Manzanillo, Colima, se acostumbra efectuar competencias de natación cruzando las bahías.

Fotografías, en la del lado izquierdo la que tomada en un restaurante al norte de la ciudad, durante la comida después de la clausura de un Curso local de urología, él y Lissy aceptaron de muy buen agrado nuestra invitación a compartir el pan y la sal. En la del lado derecho en el 2009 durante la comida para festejar el aniversarios de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos de la cual es uno de los más antiguos distinguidos miembros. Después de varios años de entrenamiento, esta vez con la debida supervisión de un entrenador profesional de la Universidad de Colima y con el cuidado debido de los tiempos y del régimen adecuado de alimentación, participé tres veces y en ellas obtuve tercero, segundo y primer lugar, este último me pareció especial porque fue de corte internacional atravesando la bahía mayor (de ocho km) mientras que las previas se realizan en el ámbito doméstico y son apenas de alrededor de cinco Km. El 21 de octubre de 2010 su nombre fue inscrito con letras doradas en el Muro de Honor al Deporte, por trayectoria deportiva de natación en aguas abiertas y gracias a la postulación que hicieron la Dirección de Deportes de la U de C y el Gobierno del Estado ante el H. Congreso del Estado. La historia no tiene aun final, bueno todavía hoy a fines del 2010, que estoy escribiendo. Cuauhtémoc, debemos agregar. es un entusiasta escritor en los medios impresos de la localidad, es asociado numerario de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos (SCEH) y de la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores (ACPE),

6 Cuauhtémoc ha escrito varios libros relacionados con aspectos históricos y médicos. Disfruta del baile de pareja, escuchar música semi clásica y la de las grandes bandas, además de libros y revistas médicas, lee Historia y Letras, pero sin lugar a dudas sus amplios conocimientos médicos y su deseo de compartirlos le han hecho uno de los médicos de mayor prestigio en la región de Colima, es un cardiólogo respetado por sus pares a nivel internacional, una persona honorable y altruista siempre dispuesto a servir, es un gran profesor, un muy buen amigo, y en fin Cuauhtémoc es un personaje fuera de serie. Mis respetos para él y mi agradecimiento dado que mucho me distingue su amistad.

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