Edad de Piedra

Prehistoria. Periodos prehistóricos. Paleolítico. Mesolítico. Neolítico. Gravetiense

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PREHISTORIA: PERÍODOS. 2. NEOLÍTICO o EDAD DE LA PIEDRA NUEVA (PULIMENTADA). 3. EDAD DE LOS METALES, (Cobre, Bronce y Hierro)
ebbrahistoria PREHISTORIA: • La prehistoria es un larguísimo periodo de tiempo que comprende desde la aparición de los primeros seres humanos hasta

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Edad de piedra Periodo histórico, o más exactamente prehistórico, en el cual el instrumental empleado por el hombre estaba construido principalmente con piedra, pero también con hueso, cornamentas de cérvidos o madera. El término `edad de piedra' abarca casi toda la existencia del hombre, puesto que comienza con los útiles más antiguos hallados por la arqueología y finaliza en algunas zonas del mundo, como Australia y Polinesia, tan sólo hace dos siglos, cuando el uso del metal (hito que marca el final de la edad de piedra) fue difundido por los europeos. A mediados del siglo XIX, los expertos europeos en antigüedades establecieron con certeza que el hombre vivió en tiempos remotos al mismo tiempo que una serie de animales extinguidos. Además, determinaron que las piedras que en siglos anteriores se denominaban `piedras del rayo', eran útiles humanos antiguos y que la época de la piedra tallada precedía en el registro arqueológico a la piedra pulimentada, aún sin saber nada sobre la difusión o duración del periodo en que fueron empleados. La edad de piedra, que precede a la edad del bronce y a la edad del hierro, fue posteriormente subdividida por el naturalista y político británico John Lubbock en distintas fases. En 1865 acuñó los términos `paleolítico' (del griego paleo, `antiguo', y lithos, `piedra') y `neolítico' (de neo, `nuevo') para definir los periodos de piedra tallada y pulimentada respectivamente. Paleolítico El paleolítico, que constituye casi el 99% del registro arqueológico mundial, fue subdividido en tres grandes fases sucesivas: paleolítico inferior, medio y superior. El paleolítico inferior cubre un vasto periodo que se inicia con los primeros útiles líticos reconocibles hallados en yacimientos de Etiopía, fechados hace unos 2,5 millones de años. No obstante, los primeros seres humanos debieron haber usado útiles mucho antes de esa fecha. Los que fueron fabricados con materiales orgánicos se han desintegrado y los de piedra sin trabajar son irreconocibles como instrumentos. Los útiles tallados a partir de piedras son los únicos que permiten ser reconocidos como tales. Los instrumentos líticos más simples reciben el nombre de choppers (cantos trabajados monofaciales) y chopping tools (cantos bifaciales) que constituyen la denominada cultura de los cantos trabajados, propia del Homo habilis. Fueron tallados mediante percutores con la intencionalidad de crear una serie de útiles rudimentarios apuntados o con filos por una sola cara, empleados para cortar, perforar o raer. A veces se denominan instrumentos olduvainenses, por los hallazgos de la garganta de Olduvai (Tanzania), donde se han descubierto numerosos restos de presencia humana que constituyen los testimonios de la tecnología más antigua y duradera de la humanidad, ya que permanecieron en uso durante millones de años. El filo de un útil de sílex o cuarzo es extremadamente cortante; se puede romper o embotar, pero a su vez puede ser retallado o simplemente desechado para reemplazarlo fácilmente por otro instrumento, dada la disponibilidad de piedra apropiada. El siguiente paso fue el tallado de bifaces, trabajando bloques seleccionados de piedra por ambas caras hasta darle la forma deseada, en ocasiones muy sofisticada, como la del bifaz simétrico y piriforme, encontrado en grandes cantidades en el Viejo Mundo, que fue probablemente un instrumento multiusos (presentaba un largo filo puntiagudo y cortante y un extremo engrosado a modo de cabeza de martillo). Estos bifaces hicieron su aparición durante la existencia del Homo erectus (antepasado directo del Homo sapiens), del que se han encontrado restos desde el sur de África hasta el Sureste asiático y que abarca un periodo iniciado hace 1,8 millones de años y que se extendió hasta hace unos pocos centenares de miles de años (véase Evolución humana). Los bifaces debieron ser, por tanto, unos útiles prácticos y eficientes. El achelense constituyó una de las etapas más importantes del paleolítico inferior, aunque no fue una etapa uniforme. Recibió tal nombre del yacimiento de Saint−Acheul (norte de Francia), caracterizado por la presencia de bifaces, hendedores y triedros. La denominada técnica levallois supuso un notable avance; apareció en diferentes lugares y fechas durante este periodo, probablemente de forma espontánea y no por aculturación. Se denominó así por el 1

yacimiento homónimo localizado en Francia. Esta técnica consistía en trabajar un núcleo de sílex de grano fino, de tal forma que se obtuvieran fragmentos denominados lascas, grandes, planas y con filos cortantes, de tamaños y formas preconcebidas; pero fue en el paleolítico medio cuando alcanzó su máximo desarrollo. El paleolítico inferior comenzó en Europa a inicios del cuaternario y finalizó con la aparición del hombre de Neandertal hace 120.000 años. Respecto de los hallazgos relativos al paleolítico inferior en lo que es en la actualidad España sobresale el yacimiento del Aculadero (Puerto de Santa María, Cádiz). Todos los indicios señalan que la industria hallada en tal lugar corresponde a la cultura de los cantos tallados. Se calcula que tiene unos 700.000 años de antigüedad. Este yacimiento muestra que existieron grupos humanos que fueron asentándose en la península Ibérica y dirigiéndose hacia el norte. Otra importante zona de ocupación humana es la zona del Guadalquivir y las depresiones (hoyas) de Guadix y de Baza (Granada), en especial el yacimiento de Venta Micena, situado en las proximidades de Cúllar−Baza, donde aparecieron los polémicos restos del que se creyó, hasta 1997, hombre de Orce (en realidad, un équido). Otro yacimiento fundamental del paleolítico inferior español es Atapuerca (Burgos), donde se han hallado numerosos restos, investigados en la actualidad. El paleolítico medio es un periodo mal definido que comenzó en distintas fechas según las zonas. Está identificado con el llamado tecnocomplejo musteriense (nombre derivado del abrigo rocoso de Le Moustier, al suroeste de Francia), que se extendió desde hace 180.000 hasta hace 40.000 años, y coincidió ampliamente con la presencia de los neandertales. El musteriense se caracterizó por el desarrollo y perfeccionamiento de los útiles ya conocidos, los cuales redujeron su tamaño, y la fabricación de objetos sobre lascas: puntas, raederas y bifaces. Este periodo es denominado en África edad media de piedra y abarca desde hace 150.000 años hasta hace 30.000 años. En ese continente no se han localizado bifaces pero sí se han encontrado ensamblados diversos útiles de pequeño tamaño, denominados microlitos. Algunos de estos ensamblajes están asociados a restos humanos anatómicamente modernos. En el caso español, el paleolítico medio estuvo igualmente caracterizado por su asociación a la presencia del hombre de Neandertal, aunque hoy día se rechaza la absoluta identificación del musteriense con esta especie. Junto al instrumental lítico, aparecen objetos óseos. Él numero de yacimientos aumenta de forma muy considerable; Existen al aire libre y en cuevas, entre las que destaca la cueva de Morín (Cantabria). El paleolítico superior europeo corresponde ya a la presencia del hombre moderno y está asociado a una amplia variedad de útiles de piedra, hueso, cornamenta y marfil, incluidos propulsores, arpones y agujas. El utillaje lítico de este periodo comprende una extensa variedad de instrumentos muy especializados (leznas, raspadores, grabadores) realizados principalmente sobre hojas y láminas (esto es, lascas largas, estrechas, delgadas y con filos paralelos, extraídas probablemente de un nódulo golpeado con un punzón y percutor, más que de forma directa con un martillo). El paleolítico superior en Europa está dividido en tres grandes etapas: el auriñaciense y perigordiense; el solutrense y el magdaleniense. En España se observan diferencias entre la región cantábrica y la zona levantina. Algunas fases están asociadas a magníficos ejemplares de útiles líticos. En el sur de Europa, durante el solutrense, se fabricaron puntas planas y delgadas en forma de hoja, trabajadas por ambas caras. En el hemisferio norte, el paleolítico superior acabó hace unos 10.500 años con el fin de la glaciación. En África este periodo recibe el nombre de edad de la piedra final y se extendió hasta la edad del hierro (pocos siglos antes o después de Cristo, según las diversas zonas) o incluso hasta tiempos históricos, incorporándose de este modo a lo que en el Viejo Mundo se denomina neolítico. En América, la etapa más antigua de presencia humana es llamada periodo paleoindio, que comenzó hace 15.000 años (algunos autores remontan su inicio hasta hace unos 50.000) y concluyó hacia el 5000 a.C. aproximadamente. Está caracterizado por una serie de puntas cuidadosamente talladas en piedra como las puntas Clovis y Folsom en el norte y las puntas de cola de pez en el sur. Un hecho destacado es que la perdurabilidad del utillaje lítico en el paleolítico es muy engañosa. Llega hasta nosotros gracias a su naturaleza pétrea y su abundancia no refleja necesariamente su importancia. Se han llevado a cabo estudios de cómo y por qué los pueblos primitivos actuales emplean los útiles líticos, además 2

de análisis microscópicos que han permitido comparar modos de utilización y las huellas de uso en el utillaje prehistórico con los actuales, utilizados para funciones específicas con y sobre diversos materiales. Todas estas investigaciones han sugerido que muchos de estos instrumentos fueron utilizados para obtener y trabajar materiales orgánicos y que el empleo de la madera fue de enorme importancia en el utillaje paleolítico. Han pervivido hasta nuestros días pocos objetos de madera correspondientes al paleolítico inferior y medio, como es el caso de un par de puntas de lanza y un receptáculo en Europa y una delgada placa cuidadosamente fabricada, en Japón. Grupos humanos del Paleolítico A lo largo de todo el paleolítico el hombre fue cazador y recolector aunque también se dedicó a la pesca. De hecho, durante la mayor parte del paleolítico inferior los primeros seres humanos (Australopithecus, Homo habilis y Homo erectus) fueron probablemente más carroñeros que cazadores. Fue en el paleolítico medio y superior cuando se realizaron actividades de caza propiamente dicha, efectuadas con medios más apropiados y en batidas comunales. Los cazadores centraron su actividad en herbívoros como caballos, bisontes, cabras, ciervos y antílopes, dependiendo de cada región y del clima, que fluctuó durante toda la época glacial. La caza mayor, como el mamut, fue escasa en comparación con la caza menor, aunque es cierto que la actividad depredadora del hombre influyó en su extinción y en la de otras especies de megafauna en diversas partes del mundo. En las llanuras de Norteamérica, los cazadores explotaron las manadas de bisontes en batidas masivas, provocando estampidas hacia barrancos donde los mataban posteriormente. Los grupos humanos del paleolítico parecen haber sido extremadamente nómadas, desplazándose según las estaciones siguiendo a las grandes manadas. Durante el paleolítico inferior debieron vivir principalmente en pequeños campamentos, de los cuales se han encontrado restos en yacimientos al aire libre, algunos de ellos en terrazas de ríos, aunque también ocuparon cuevas como el caso de Zhoukoudian (China) o Tautavel (Francia). En el paleolítico medio y superior se ocuparon de forma más intensa las cuevas y los abrigos rocosos, pero el hombre continuó viviendo al aire libre. En el paleolítico inferior se construyeron algunos refugios rudimentarios, como los de las dunas de Terra Amata (Niza, sur de Francia), pero en el paleolítico superior hay testimonios de ligeros entoldados y, en Europa central y oriental, de sofisticadas cabañas hechas con cientos de huesos de mamuts. Se estima que se empezó a emplear el fuego hace 1,5 millones de años. Abundan restos de hogares en los lugares de habitación del paleolítico medio y superior. En principio fue utilizado probablemente como medio de iluminación, de calefacción y de protección contra animales salvajes, pero con el paso del tiempo se emplearía también para cocinar alimentos. En el paleolítico superior se utilizó para calentar los bloques de piedras a fin de facilitar su trabajo, para alterar el color de los pigmentos minerales y en algunas zonas, como Moravia y Japón, para cocer figurillas de arcilla. Los grupos humanos del paleolítico medio practicaron ya con toda probabilidad la navegación. El hombre llegó a Australia al menos hace unos 55.000 años. Esto significa que cruzó al menos 100 kilómetros de mar abierto, puesto que Australia nunca estuvo unida al Sureste asiático, ni en los periodos en los que el nivel del mar estuvo más bajo. El primer testimonio claro de prácticas funerarias corresponde al paleolítico medio. No obstante hay pruebas de que en Atapuerca (Burgos, España) tuvo lugar un rudimentario rito funerario hace unos 300.000 años. Hasta unos 35 esqueletos humanos del tipo neandertalense fueron aparentemente depositados en una fosa en este lugar. La ausencia de restos de ocupación y de útiles líticos (indicando que esos hombres no vivieron allí) y la ausencia de huesos de animales o marcas de mordiscos (señalando que no fueron víctimas de depredadores) sugieren algún tipo de rito funerario. Al parecer un enterramiento neandertal en la cueva de Shanidar (Irak) estuvo rodeado de flores. Sería en el paleolítico superior cuando los enterramientos se hicieron cada vez más complejos (la cremación más antigua conocida es la del lago Mungo en Australia y se fecha en torno a unos 26.000 años) en los que aparece la utilización de ocres rojos y la presencia de un ajuar funerario y, en algunos casos, cientos de cuentas o abalorios que probablemente estuvieron unidos a la vestimenta, además de otras formas de ornamentación y utillaje. De igual modo, aunque hay algunos ejemplares rudimentarios de arte en el paleolítico inferior y medio (como 3

una figurilla femenina procedente de Berejat Ram en Israel, de cientos de milenios de antigüedad), fue durante el paleolítico superior cuando apareció el arte figurativo en todos los continentes, bien como arte parietal, bien como arte mobiliar, bajo la forma de grabados o de pequeñas estatuillas. Aunque el arte paleolítico europeo es el mejor conocido, hay ejemplos de grabados en roca y de arte mobiliar de fecha similar en otros continentes. Por ejemplo, en Australia existen petroglifos (grabados sobre rocas) que se pueden datar en una fecha aproximada de hace 40.000 años. Namibia posee pinturas rupestres polícromas de animales en la cueva denominada Apolo 11, que se fechan en unos 27.500 años de antigüedad. En la India, China y Japón se han encontrado grabados sobre las valvas de las ostras, astas de animales y cantos rodados respectivamente. En Brasil se localizan las pinturas rupestres de Pedra Furada, que se fechan al menos en torno a unos 12.000 años, aunque es posible que tengan un mínimo de 17.000 años de antigüedad. Mesolítico El periodo de transición entre el final de la glaciación y el inicio del neolítico, constituyó una especie de hiato en el registro arqueológico llevado a cabo en el siglo XIX. Con el paso del tiempo se acuñó el término `mesolítico' (edad de la piedra media) para denominar este periodo de transición en Europa. Hacia la década de 1880 ya se habían identificado algunas culturas desarrolladas entre el 8500 y el 7000 a.C. en el Oriente Próximo, pero en Gran Bretaña (territorio en el que el neolítico procede del continente europeo) esta etapa llegaría hasta el IV milenio. Por lo general los grupos mesolíticos siguieron siendo cazadores−recolectores, como sus predecesores, pero pasaron a cazar otras especies de animales muy diferentes (como el ciervo rojo y el cerdo en vez del reno) debido al cambio del clima, que tras la glaciación se hizo más templado. El utillaje lítico refleja este cambio de las condiciones ambientales y está caracterizado por la presencia de los microlitos geométricos. Éstos no se utilizarían solamente como puntas de flecha sino también como elementos de instrumentos más complejos, uniendo las puntas, con resina, a mangos de madera o astas de animales, que se emplearían como hoces u otros tipos de aperos para la recolección. También se emplearon hachas de piedra o azuelas para el trabajo de la madera. Fueron los grupos paleolíticos finales (o epipaleolíticos) del Oriente Próximo, como los de la cultura natufiense de Palestina, quienes al parecer dieron los primeros y decisivos pasos hacia la producción de alimentos y la adopción de la vida sedentaria. Neolítico El neolítico ha estado tradicionalmente asociado a los orígenes de la agricultura, a la vida sedentaria y al uso de la cerámica y de instrumentos de piedra pulimentada. Sin embargo, en la actualidad se sabe que algunos de estos rasgos son anteriores a esta etapa. La cerámica hizo su aparición en Japón hace 16.000 años y en Australia se han encontrado útiles pulimentados con una antigüedad de 32.000 años. Incluso durante el neolítico estas características no siempre aparecen de forma conjunta. Por ejemplo, en el Oriente Próximo la producción de alimentos fue anterior a la aparición de la cerámica, lo que ha dado origen al término de neolítico precerámico (véase Jericó). No obstante, el vocablo neolítico sigue en uso en algunas partes del Viejo Mundo. Sus inicios se centran en el VII milenio en el Oriente Próximo y tiene su fin en el II milenio en Europa septentrional dependiendo del comienzo de la utilización del cobre. En el neolítico se produjo la aparición de los primeros poblados con casas edificadas con diferentes materiales, en diferentes partes del mundo: casas de adobe en el Oriente Próximo y de grandes troncos de madera en Europa central y occidental por ejemplo. En Jericó, el neolítico precerámico coincidió con la construcción de una monumental muralla de piedra. Pero quizá el poblado neolítico más extraordinario sea el de Skara Brae en las islas Orcadas, cuyas casas y su mobiliario (incluido alacenas, aparadores y camas) están realizadas con losas. La cerámica, producto del desarrollo natural de pueblos sedentarios, fue ampliamente utilizada. El cultivo de cereal y la domesticación de animales, como vacas, ovejas, cabras y cerdos, fueron resultado no de un brillante descubrimiento, sino de la necesidad causada por la presión demográfica. La minería también hizo su aparición en el neolítico. Sus orígenes se pueden rastrear en el paleolítico, al practicarse actividades mineras para obtener ocre en África y en Australia o al excavar en cuevas para extraer nódulos de piedra. En el mesolítico se había obtenido obsidiana (piedra volcánica) en las islas del 4

Mediterráneo, pero fue en Europa septentrional durante el neolítico cuando se explotaron ricas vetas de sílex de alta calidad mediante un enorme sistema de pozos y galerías radiales, extrayendo los bloques con picos construidos con astas de animales. Entre las minas mejor conocidas se encuentran las de Grimes Graves (Gran Bretaña), de Krzemionki (Polonia) y de Spiennes (Bélgica). El sílex de estas minas, al igual que el de otras muchas explotaciones al aire libre, fue transformado en hachas talladas o pulimentadas, objetos de una extensa y lejana comercialización, que se emplearon en la profunda deforestación que se produjo en Europa en esta época. Las numerosas y alargadas casas (de decenas de metros de longitud) construidas con grandes tablas de madera, pueden ser consideradas como evidencia de la deforestación. En el yacimiento de Kückhoven (Alemania noroccidental) se ha encontrado el pozo más antiguo, fechado más allá del 5000 a.C., que estaba revestido con enormes tablas de madera. Durante el neolítico también se construyeron carreteras o pistas mediante tablones de madera en la Europa húmeda, como la de Somerset (Gran Bretaña) y poblados formados por casas de madera a orillas de los lagos alpinos, a veces palafitos, esto es, levantadas en plataformas sobre el agua. Las excavaciones en estos poblados lacustres han sacado a la luz gran cantidad de productos manufacturados a partir de materiales orgánicos, como objetos de madera, de cestería o tejidos, que normalmente se desintegran con el paso del tiempo. Ello ha permitido vislumbrar la vida cotidiana de finales de la edad de piedra. Este tipo de materiales también se conserva en ambientes extremadamente áridos como el suroeste americano o las alturas andinas. La cerámica estaba a menudo ricamente decorada mediante motivos incisos, estampillados o pintados. El arte neolítico también presenta una amplia variedad de figurillas (en ocasiones femeninas como en la zona euroasiática) pero quizá los logros más importantes se encuentran en una serie de imponentes monumentos localizados en diferentes partes del mundo. En Europa occidental hay numerosos túmulos funerarios de grandes dimensiones, construidos con tierra sobre las estructuras mortuorias de piedra. Es notable el ejemplo de Silbury Hill (sur de Inglaterra), un enorme túmulo de creta de 40 metros de altura y 160 de diámetro, construido hacia el año 2600 a.C. Más impresionantes aún son los monumentos megalíticos (del griego mega y lithos, `grandes piedras') en especial los de Europa occidental: los grandes círculos británicos (de los que Stonehenge y Avebury son quizá los más conocidos); los menhires, o piedras hincadas verticalmente en el suelo, en la mayoría de los casos aislados pero en ocasiones en conjuntos como los asombrosos alineamientos de Carnac (Bretaña, Francia); los menhires−estatuas antropomórficos y las grandes tumbas megalíticas, desde Escandinavia hasta Portugal. Muchas de estas tumbas estaban profusamente decoradas con motivos incisos en sus piedras: espirales, puntas de diamante e incluso hachas. Algunas tumbas en España y Portugal estaban pintadas en su interior. Está bien comprobado que el trazado y la orientación de algunos de estos monumentos estaban en relación con la astronomía. Por ejemplo, Stonehenge está orientado según el solsticio de verano mientras que New Grange tiene un vano a través del cual penetran los rayos solares durante el solsticio de invierno. Aunque los bloques de piedra levantados en algunos de los monumentos europeos son de imponentes dimensiones, el logro probablemente más destacado de cualquier grupo humano en la edad de piedra se encuentra en la isla de Pascua, en el sur del océano Pacífico, donde desde los primeros siglos de nuestra era hasta el año 1600 aproximadamente, los nativos del neolítico construyeron impresionantes estatuas que descansaban sobre plataformas enormes construidas con cascajo y recubiertas con losas. Se esculpieron unas mil de estos moai en toba volcánica con cinceles de basalto y fueron transportadas, probablemente sobre troncos a modo de rodillos, varios kilómetros hasta la costa donde se encontraban las plataformas. El trabajo que supuso el labrado, el traslado y el izado de los megalitos ha generado un profundo respeto por sus constructores y por la inmensa capacidad del hombre, equipado tan sólo con utillaje de piedra y materiales orgánicos. −Los restos fósiles de un hominido hallados en un yacimiento de hace 60000 años BP per− teneceran a diferentes especies según el lugar donde este el yacimiento. Sí el yacimiento se encuentra en África, los restos encontrados serian de Homo Sapiens, que evolucionaron a− partir del Homo Ergaster. Los primeros Homo Sapiens de los que se tiene conocimiento, me diante el estudio de la transmisión genética (tanto paterna como materna), se sitúan al−

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rededor de 125000 años BP. Desde África los Sapiens se extendieron por todo el planeta, habitando durante algunos miles de años con otras dos especies, a las que sustituyeron, el Erectus en Asia, y el Neanderthal en Europa, especie que analizaremos en este trabajo. Los neanderthales evolucionaron del Homo Heidelbergensis, el último antepasado común con los hombres modernos, a su vez, los Heidelbergensis son producto de la evolución del Homo Antecessor, los primeros habitantes de Europa. Así tenemos que hace unos 230000 años ya existían los Neanderthales, prueba de ello son los fósiles de Ehringsdorf, Biache−Saint−Vaast y otros de finales del Pleistoceno Medio. El nombre de Neanderthal fue debido al hallazgo en 1856 de un esqueleto en la gruta de Feldhofer cerca de Düsserdolf (Alemania), en el valle Neander, aunque los primeros fósiles de Neanderthal, fueron los hallados en Engis (Bélgica), donde se halló el cráneo de un ni− ño, en 1830, y otro cráneo, ahora de un espécimen adulto, hallado en la cantera de Forbes en Gribaltar (Reino Unido) en 1848. Los restos que convencieron al fin de que los Nean− derthales eran una especie diferente a la nuestra fueron los de Spy (Bélgica) en 1886, ini− ciándose así el estudio de una nueva disciplina, la paleoantropología. Las principales características de un Neanderthal de hace 60000 años (un ser más evolu− cionado que los primeros de su especie) son las siguientes: la capacidad craneal se situaría alrededor de 1500cc, mayor que la de los Sapiens−Sapiens actuales (1350cc) pero era debido a su robustez, de la que hablaremos posteriormente. El cráneo contaba con un considerable espesor de sus huesos, tenía una forma alargada y deprimida, con un enorme desarrollo de los arcos superciliares, que forman asi ua especie de visera por encima de las orbitas, estan− do delimitadas por un canal. La frente es huidiza, es decir, hacia dentro. El alargamiento del cráneo produjo un estiramiento del occipital hacia atrás, formándose el característico abul− tamiento conocido como moño occipital. La anchura máxima del neurocráneo se encuen− tra a media altura,rasgo que comparte con el Sapiens y que le diferencia del Ergaster y del Erectus, en los cuales se situaba en la base del cráneo, sin embargo le diferencia de nosotros que, mientras nuestro cráneo visto desde atrás tiene un perfil de casa con paredes que se van separando desde la base hasta el tejado (es decir inclinado), el cráneo de los Neanderthales es redondeado. Además presentan un toro occipital poco desarrollado y hundido en su parte central sobre el cual se encuentra una depresión llamada fosa suprainíaca. Otros rasgos a destacar son el pequeño tamaño de la apófisis mastoidea (saliente óseo del temporal donde se origina el esternocloidemastoideo) y un toro supraorbitario fácil de reco−nocer, regularmente curvado sobre las órbitas como un arco de circunferencia, con una sec−ción redondeada que se continúa enel espaccio entre las órbitas, además de estar ahuecado por unos senos frontales muy desarrollados. La cara del Neanderthal es única entre los hominidos, los huesos que se encuentran bajo los lados de la abertura nasal forman una superficie osea diagonal, con lo cual su cara presenta aspecto de cuña (prognatismo medio−facial). En la parte más anterior de esta cara sé encuen−tra la abertura nasal que es muy ancha. Por ello se forma en los Neanderthales una gran ca− vidad nasal, que tiene distintos fines según diferentes autores. Para unos significa una adap− tación a un clima frio y seco; en esta cámara sé calentaria y humedeceria el aire antes de pa− sar a los pulmones, que junto a los senos frontales y los senos maxilares, contribuirian a ais− lar al cerebro, muy sensible a los cambios de temperatura, mediante una cámara de aire. Sin embargo para otoro autores interpretan la morfologia facial en términos biomecánicos; los Neanderthales utilizaban la boca como tercera mano, como demuestra el rápido desgaste de los dientes anteriores, por ello, la forma apuntada de la cara serviria para desviar hacia los lados los esfuerzos realizados en el hueso por esa actividad. La realidad es que las dos teori−as son compatibles. Más características espefícicas del Homo Neanderthalensis serian otras como que en la mandíbula la dentición está adelantada con relación al hueso, de manera que habría espacio para un cuarto molar, espacio vacio llamado retromolar.

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Como dijimos al principio la capacidad craneana de los Neandertales ó Neanderthalensis era mayor que la de los humanos actuales, sin embargo, esto no implica un mayor índice de encefalidad, sino que era debido a su robustez. En efecto los Neaderthales tenian una mayor masa muscular lo que impilca mayor peso. Pesaban alrededor de 85/90 kg. los machos y las hembras un poco meno. La altura media sé situa alrededor de 1'70 para los machos y de1'60 para las hembras. Según un estudio llevado acabo por C. Ruff, E. Trikaus y T. Holliday so− bre el peso de los humanso desde hace 2 M.A., los Neanderthales has sido los hombres más fuertes sobre la Tierra. La mayoria de los autores piensa que esta constitución maciza es debida a la regla de Bergmann (ley bien conocida en la biogeografía), que establece que las poblaciones de una especie de sangre caliente que habite es zonas frias tienden a tener el cuerpo más voluminosos que los que habitan en zonas cálidas, aproximándose a una esfera que es la que presenta menor superficie por la unidad de volumen. Esta reducción de la su−preficie minimiza la perdida de calor del cuerpo por la radiación. Prosiguiendo con las características de estos seres también cabe destacar el hueso púbico muy alargado y plano, rasgo que comparte con los Australopithecus, esto que un principio se pensaba que afectaba en la estructura del canal del parta y en el tiempo de embarazo, se de− mostro despues, con el hallazgo de una pelvis completa en Kebara (Israel), que aunque si que le diferenciaba de la estructura de nuestra cadera, no lo hacia en la longuitud del canal de parto, sólo un poco más grande, ni en el tiempo de embarazo, que al nacer tendrian un desarrollo comparable al de nuetra especie. Para finalizar las características físicas de los Neanderthales volveremos sobre nuestros pa− sos y desrrollaremos un punto que ya avanzamos anteriormente, los huesos de los Homo Ne− anderthalensis, con un grosor mayor que el de nuestra especie actual, rasgo que comparte con todos los seres humanos desde el Homo Ergaster, ya que en nosotros se produjo un a−delgazamiento de las paredes óseas. Sin embargo, mientras que en el Erectus eran los huesos de la cabeza los de mayor grosor, en el Neanderthal lo son los del cuerpo; los canales medu−lares, las que se encuentran dentro de los huesos largos como el fémur, el húmero o la tibia, aparecen muy estrechadas como consecuencia del engrosamiento del hueso que forma sus paredes. Se desconoce la causa de esta característica, pero ello asevera que los Neandertha−les necesitavan un aporte de calcio regular, calcio que sólo podian encontrar en los vegetales ya que la carne no contiene y sólo conocian la leche materna. Por último hablaremos de la capacidad del habla, este punto es muy discutido, ya que algu−nos autores opinan que si que disponian de esta capacidad y otros estan en desacuerdo y es−grimen que fue la falta del habla uno de los factores más importantes para que el Homo Ne−anderthalensis fuera desplazado y sustituido por el Homo Sapiens. Personalmente me incli−no a creer que si que podien hablar, aunque con un lenguaje muy rudimentario. Recordemos que los Neanderthales junto con nuestra especie y los Sapiens, han sido los animales más in−teligentes del planeta. Los Neanderthales llegaron a dominar el fuego (desde el 200000BP a−proximademente), compartieron industria lítica (de la que hablaremos más adelante) con los Sapiens, enterraban a sus muertos, se discute si como ritual o como acto sin más transcen−dencia, y cuidaban a sus muertos. Por todo esto cuesta aceptar que fueran una especie dife−rente a la nuestra, pero lo era, convivió con nuestros ancestros y desapareció de la Tierra hace unos 30000 años. Podemos encontrar restos como los que hemos descrito en yacimientos como Le Moustier, que da nombre a la industria musteriense, y La Ferraise y Chapelle−Aux−Saints en Francia, en Krapina, Croacia, en Shanidar, Irak, y en Monte Circeo (Guattari 1) en Italia, por ejem−plo. En la Peninsula Ibérica los encontrariamos en Agut (Barcelona), Cova Negra (Xàtiva), Axlor (Gasteiz), en Gribraltar en la cueva de Devil's Tower y en la cntera de Forbes Quary, en Mollet I (Girona), en Los Casares (Guadalajara), La Cariuhuela (Granada), en Zafarraya (Málaga) y en Gabasa (Huesca). Veamos ahora el esquema evolutivo del Homo Neanderthalensis:

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A. Ramidus (4'5 M.A.*) ! Anamensis (4 M.A.) ! !................................ ! ? (3 M.A.) Primer Homo (2'5 M.A.)........! ! A. Africanus ! H. Ergaster (1'5 M.A.) −−>[Author:JMAP]..........! ! H. Habilis/Rudolfensis ! H. Erectus ! !...............................................H. Antecessor (0'78 M.A.) ! H. Heidelbergensis (0'5 M.A.)............! ! H. Rodhesiensis !! H. Neanderthalensis (0'250 M.A.) H. Sapiens −Ahora veremos como excavariamos un yacimiento con fósiles de Homo Neanderthalensis, hemos de tener en cuenta que la mayoria de yacimientos de este tipo se encuentran en cue−vas, cosa que hemos de tener en cuenta a la hora de elegir el método de excavación. Sin em− bargo antes de esto nos aseguraremos de pedir los permisos correspondientes a la Adminis−tración autonómica (supongamos que hablamos de España), y realizar los estudios de terreno que consiste en saber la topografia de terreno, los cambio que se han producido en este, la bibliografia, si ha habido excavaciones anteriores y ver las piezas extraidas de estas, realizar fotografias del terreno, limitar el área por sondeos... La excavación se basa en un principio estratigráfico, cada resto tendra restos sincrónicos en horizontal, y diacrónicos en vertical, en las distintas capas. La estratigráfia puede ser natural, defendida y representada por Leroi−Gourhan, que consiste en estratigrafiar aprovechando los estratos naturales, visibles a primera vista; la otra forma es la estratigrafia artificial, repres−sentada por Laplace−Meroc, frances al igual que el otro, que consiste en estratigrafiar con es−tratos marcados artificialmente, según convenga a los intereses del arqueólogo. Volvamos a la excavación, como dijimos probrablemente estaremos al interior de una cueva, por ello nuestro primer paso sera cuadricular el terreno. Es ahora el momento de elegir méto−do para realizar la excavación, tenemos el método Wheeler, desarrollado por los arqueólogos ingleses Mortimer Wheeler y Kathelenn Kenyon. Tambien tenemos el método Harris, desa−rrollado por el mismo y su grupo de arqueologos norteamericanos. Nosotros nos decantamos por el método Wheeler por creerlo el más aconsejado para una excavación interior. Una vez cuadriculado hemos de disponer los testigos entre las cuadrículas para 8

posteriores revisiones. No hemos de olidar que excavar es destruir, por lo que hemos de ir con mucho cuidado, in−tentando causar los menos daños posibles. El objetivo del sistema de cuadrícula es recontruir en el laboratorio el proceso de excavación y los resto hallados en ella. Para analizar los res−tos los hemos de numerar siguiendo el orden marcado por el eje de coordenadas. Esto es en verdad un sistema tridimensional, puesto que nos da la distancia respecto al eje y la profun−didad respecto el punto de referencia, asi un ejemplo de numeración seria obejeto (3N,2E) Z4 donde N y E son la distancia respecto al eje de coordenadas y Z la profundidad respecto al punto de referencia. Antes de comenzar a excavar hemos de tener claro el sitio al que va−mos arrojar la tierra excavada para su trillado, ha de ser llevada a un lugar que no moleste. Una vez decidido esto empezaremos a realizar las catas, esta conviene no excavarlas de for−ma adyacente sino estilo ajedrez, permitiendo pasillos para facilitar el acceso. Las capas le−vantadas han de ir de 2 a 20 cm o más dependiendo de la riqueza del terreno, cada capa es considerada un nivel, luego en el laboratoria se averiguara si este nivel correponde a los estratos naturales. Hay muchas formas diferentes de avanzar en la excavación, cuando los niveles son o finos o contienen información importante, la manera de levantar la tierra consiste en raspar con la paleta suavemente (rabotage), levantando capas de apenas unos milímetros, hemos de estar muy atentos tanto a los materiales como a los cambios de coloración y dureza de la tierra, que indican agujeros de poste o silos, restos de fuego, etc. Cuando los ní−veles no tienen mucha importancia podemos utilizar el pico y la pala. El término medio y el más común consiste en ir levantando la tierra a golpes de piqueta por capas de varios centí−metros y utilizar la paleta para examinar y arrastrar la tierra, así como para raspar la zonas que lo precisen. Cuando se conoce bien la estratigrafía se puede hacer uso de la pala mecánica, desnudando la tierra (stripping). Los objetos extraidos se han de clasificar individualmente, en algunos casos es necesario cribar la tierra,puesto que los fósiles no aparecen a primera vista, para posteriormente lavarlos y enviarlos a analizar. También se han de registrar y de dibujar, y se ha de llevar todo al dia en el cuaderno de excavación. Posteriormente, cuando hallan sido analizados, se dara a conocer todos los resultados de las investigaciones del grupo (economia, fauna, flora, modo de vida, relaciones sociales...) de forma que los datos esten interrelacionados entre si. B) Los Homo Neanderthalensis se asocian a la cultura Musteriense durante el Paleolítico Medio. De hecho, el Musteriense no es una sóla industria, si no un complejo de industrias que no derivan unas de otras. En Francia, existen por lo menos cuatro granes tipos de Mus−teriense, que perduran desde el principio del Würmiense hasta el interestadio II−III, y quizá a veces llegué en algunos puntos al comienzo del II. Esuna industria de Modo 3, se extendió por toda Europa , Oriente Próximo y norte de África, es decir en el área circunmediterránea, mientras que el resto de industrias de Modo 3 se encuentran solamente en África. Los materiales que utilizaban para la elaboración de su utillaje eran la piedra (industria lítica), la madera y los huesos principalmente. Los diferentes tipos de Musteriense son: −El Musteriense de tradición Achelense: Deriva del Achelense, pero no siempre es antiguo, como se suele creer equivocadamente. Es el más evolucionado de todos los Musterienses, el de más rica invención. La fase inicial po−see todavía algunas piezas bifaciales triangulares o cordiformes, un elevado porcentaje de raederas raramente gruesas, puntas, piezas con muescas y piezas denticuladas, escasos cu−chillos de dorso rebajado tallados en anchas lascas y útiles en formas propias del Paleolítico Superior (buriles, raspadores y perforadores) que inventados por los achelenses se desarro−llan ahora. La fase superior de este Musteriense posee una cantidad menor de hachas bifacia−les, menos trabajadas y de tamaño inferior, la proporción de raederas disminuye, adquieren más proporción los cuchillos de dorso rebajado, y con frecuencia, tallan a partir de hojas, sé tiende así hacia el cuchillo de Châtelperron de inicios del Paleolítico Superior. Ambos es−tadios pueden presentar o no una talla levalloisiense, es decir con lascas, hojas o puntas de forma predeterminada, y en ambos se apunta un utillaje 9

de hojas talladas, a veces, a partir de núcleos especiales. Este Musteriense es un fenómeno basicamente occidental, aunque se en−cuentran algunos yacimientos en Alemania e incluso en Oriente Medio. También lo pode−mos encontrar en Spy, Bélgica. −El Musteriense tipo La Quina−La Ferrassie: Es posiblemente el de mayor difusión, y además, el que ha proporcionado la mayor parte de las tumbas de Neanderthal. Las facies de La Quina se caracterizan por una técnica levalloi−siense poco acusada, con abundantes lascas de talón ancho, y un porcentaje muy alto (80%) de raederas, y por la ausencia extrema de hachas bifaciales y de cuchillos de dorso rebajado. Entre las raederas son características las convexas gruesas con retoque de escama, y las tam−bién la transversales gruesas con idéntico retoque. Hay ademá raederas de amplio retoque bi−facial que, a veces, se han confundido con aunténticas bifaces. Las facies La Ferraise se dis−tinguen de ellas por su técnica claramente levalloisiense y la menor proporción de raederas gruesas y transversales. En Spy, también encontramos niveles de este tipo, que han propor−cionado esqueletos humanos. −El Musteriense típico: Más escaso, posee un porcentaje inferior de raederas (del 35 al 60%), y sólo muy raramente presenta raederas gruesas de retoque de escama. Puede incluir un númeromuy pequeño de piezas bifaciales, y presenta habitualmente un porcentaje notable de puntas, a veces de gran longitud. −El Musteriense con piezas denticuladas: Se caracteriza por la escasez y mediocridad de las raederas (15%) y de las puntas. Los uten−silios predominantes son las piezas con muesca y, sobre todo las denticuladas, con hachuelas talladas en lasca, que se extiende por la región de los Pirineos y la de Las Landas en Francia, y en algunos niveles del tipo La Quina. En España, en el valle del Manzanares (Madrid) el Musteriense presentaria según algunos autores influencia africana. En Granada existe un Musteriense típico. Finalmente se ha destacado su presencia en Catalunya con formas denticuladas en el abrigo del Romaní. En Inglaterra, el Musteriense es más escaso todavía que el Achelense Ahora explicaremos la utilidad de los diversos utillajes con los que contaban los Neander−thales en la industria Musterciense: Raederas: Es el tipo más representativo de la industria mustariense, aunque encuentran con anterioridad y con posteridad. Según la definición de Bordes (1961) raedera es todo objeto realizado sobre lasca o lámina, levallois o no, con retoque plano o abrupto, escamoso o no, de manera que conforma un filo semicortante recto, convexo o cóncavo. Sin muesca ni denticulación voluntariamente marcada, hay que decir, que aunque el retoque sea abrupto este no detruye el filo cortante. Sin embargo por ello, el retoque abrupro, no puede considerase como abrupto en el sentido laplaciano, que es el que se utiliza en estas clasificaciones. Bordes tipificica las raederas del Paleolítico Medio en: raedera lateral simple (un solo filo re−tocado), raedera doble (cuando dispone de dos filos no adyacentes retocados), raedera convergente (filos retocados adyacentes), raedera desviada (eje de simetria del útil forma un ángulo superior a 25º con el eje de percusión), raedera transversal (filo retocado en posición distal con eje de lascado, ángulo mayor de 45º), raedera sobre cara plana, raedera con retoque abrupto, raedera con dorso adelgazado (el borde opuesto al filo de raedera se encuentra adelgazado por retoques de distinta naturaleza), raedera alterna, raedera con retoque bifacial. Puntas: Se puede definir como punta a toda lasca o lámina cuya extremidad distal (rara vez la proximal) ha sido apuntada por retoques laterales o bilaterales, con esta deinición, sin em− bargo, no se prejuzga que los 10

diversos útiles apuntado estuvieran necesariamente destinados a utilizarse como puntas de flecha. De hecho se incluyen en este apartado una serie de lascas y láminas apuntadas que participan de una funcionalidad diversa, desde los cuchillos al dorso (como la punta de chatelperrón) hasta las auténticas punta de flecha. Las puntas del Paleolítico Medio son: la punta musteriense (pieza triangular obtenida a partir de una lasca cualquiera cuyo extremo distal ha sido apuntado por retoques); puntas de Emire y de Soyons (puntas levallois retocadas, con retoque inverso en la Soyons); puntas pedunculadas (escasas en el musteriense europeo, son más abundantes en el Ateriense norteafricano, industria paralela al Musteriense) Bifaces: Son útiles de forma variada, talladas sobre riñones de silex u otras rocas y ocasio−nalmente sobre grandes lascas. Estan talladas sobre las dos caras, las extraciones son centrí−petras por todo lo largo del contorno o repetando una parte de el, para crear una parte prensil que mantiene el cortex original. Cuando las zonas con cortex son amplias (1/3) se llaman bifaces parciales o protobifaces. Para su clasificación Bordes tomó caracteres métricos. Sé dis−tinguen las siguientes bifaces: Planas, gruesas, hendidores, parciales, abbevillenses, micoquiense, laceloada, amigdaliforme, cordiforme, triangular, picos (tiedros o Asturinenses). La utilidad de las bifaces según Keeley era para despiece y cortar la carne, para trabajar pieles y maderas, y perforar madera y huesos. Para Bordes, las bifaces tenian múltiples funciones. C) −El periodo geológico al cual corresponde la época de la que hablamos (Paleolítico Medio) es al Cuaternario. El Cuaternario se subdivide en tres, Pleistoceno Antiguo (1'5−0'8 M.A.), Pleistoceno Medio (0'8−0'25 M.A) y Pleistoceno Reciente (0'25−0'01 M.A.). Cuando termino esta época comenzó el Holoceno, era actual. El Cuaternario esta marcado por dos hechos principales, la aparición del hombre y las glaciaciones. Las glaciaciones son periodos en los cuales aumenta el nivel de los hielos, propiciando un descenso de las temperaturas y una re−gresión del nivel marino. Las glaciaciones del Cuaternario (en los Alpes) son: Günz, Mindel, Riss y Würm (la más reciente y en la que se situa el Homo Neanderthalensis. No hemos de pensar sin embargo que durante todas las glaciaciones se mantuvo una temperatura contante, sino que dentro de estas hay interestadiales, con aumento de las mismas. Hace 60000 años B.P. nos encontrabamos en el interestadio I/II dentro de la glaciación de Würm, en la trangresión Neotirrenense (en el Mediterráneo), una época húmeda y fria. El hombre se encontraba pues ante un clima hostil. Sin embargo no se encontraba sólo, le acompañaban la flora y la fauna. La flora se componia execialmente (en Europa) de arboles resistentes a estos climas, como el pino, el abedules y el enebro predominantemente, un pai− saje de estepa fuera de las zonas cubiertas por el hielo. Haciendo una comparación actual, podriamos compararla con la flora de la estepa siberiana. Además la falta de lluvias, facilitaría la presencia de pequeños arbustos poco necesitados de ella. En cuanto a la fauna destacarían los grandes herbívoros como el rinoceronte lanudo, el bisonte, el mamut, el elefante primigenio, el caballo, el reno y el ciervo común. Los carnívoros más destacados serian: el oso, la hiena, el lobo y el león. D) −Para datar un yacimiento de este tipo podriamos utilizar distintos sistemas como el que se basa en los anillos de los árboles, la Deondrocronología, podemos usar también la cronología comparada, que consiste en que si aparece un objeto igual o muy parecido que ya fue fechado en otro contexto se le asigna la misma edad que el ya fechado... . Sin embargo, preferimos utilizar métodos basados en la física en la radioactividad de los elementos. En este ca− so en concreto, no podriamos hacer uso del Carbono−14, al sobrepasar la fecha límite, 50000 años, pero si podriamos emplear otros como la Termoluminiscencia, la Serie de Uranio, las Huellas de Fisión o la Racemización de los Aminoácidos. Nosotros explicaremos el basado en el estudio de las series de uranio (Uranio/Torio). 11

Este método se refiere a la serie de elementos radiactivos que se originan por desintegración mediante la expulsión de partículas ala y beta, a partir del uranio natural (U−238), hasta lle−gar al plomo estable (Pb−206). Como sistema de datación, se aplica sobret todo a carbonatos calizos (calcita), aunque también se pueden fechar muestras de hueso y conchas, por lo que la relación entre lo que se data y la actividad humana es mucho mayor que en el método Po−tasio/Argón (otro método, que no nombramos por su ineficacia para este yacimiento, ya que no sirve para menos de 100000 años). Su alcance va desde los 5000 a los 500000 años, lo que lo hace muy adecuado para el rango situado entre el C−14 y el K/Ar, entrando en directa competencia con la Termoluminiscencia. Cuando se forma el carbonato, normalmente contiene uranio y no torio, debido a las diver−sas propiedades químicas de los dos elementos. Por lo tanto, todo el torio contenido en una muestra se habrá originado después de su formación, por descomposición del uranio. En la práctica, la serie de uranio es bastante larga, y en ella aparecen distintos isótopos (en posición de padres o hijos) de los dos elementos. Nos interesa coger aquellos cuya media sea apropiada para la datación, del mismo orden de magnitud que la antigüedad de la muestra, ya que si la del padre es demasiado grande existirá poca cantidad de la del hijo, y viceversa. Por ello se escoge medir la cantidad de uranio (U−234) y de torio (Th−230), relativa−mente abundantes y con una vida media de 267000 y 80000 años respectivamente. En el la−boratorio se disuelve el carbonato con ácido y se separan químicamente los dos elementos, para luego medir la emisión de rayos alfa y también el contenido en uranio natural (U−238), que es el origen de toda la serie. Tras las mediciones, se calcula la proporción Th−230/U−234 y de ella se obtiene la edad de la muestra. Los problemas empiezan enseguida y en ocasiones no son susceptibles de control. Si la mu−estra es demasiado antigua, el torio se forma tan despacio que llega un momento en que igu−ala la cantidad que desintegra, y ya no cambia su proporción con la edad (punto de equilibrio), por ello existe un límite de unos 500000 años. Las muestras más modernas deben de pesar en torno a 100 gramos de calcita, se pueden fechar en condiciones ideales con un error menor de 10%. Otra cuestión es la relación entre el mineral y el contexto arqueológico. Si el objeto no esta embebido en caliza, la relación se complica. Cuando se analizan dos capas de caliza, obten−dremos un nivel mínimo y otro máximo para todos los niveles comprendidos entre ellas, pero no sus fechas absolutas. Si fechamos trozos de estalagmitas o estalactitas contenidas en los niveles, tendremos edades máximas para estos ya que las calizas se debieron formar con anteriridad. Las calcitas depositadas en los huesos fragmentados o en las grietas del suelo nos dará las fechas mínimas para el hueso o los objetos depositados en los agujeros. Para evitar las impurezas de las muestras se recogeran partes del mineral que no tengan po−rosidades. No obstante, en ocasiones no se pueden detectar las recristalizaciones, que dan e−dades más recientes debido al bajo contenido en torio de las partes más jóvenes. Con respec−to al hueso, al formarse, no tiene uranio y por tanto ha de adquirirlo por contacto del agua con el suelo. Este proceso ha de ser corto, pues de lo contrario la cantidad de uranio ira au−mentando con el tiempo y no será igual a la existente al comienzo, cuando se empezó a for−mar el torio, falseando los cálculos de datación. Por ello es aconsejable extraer varias mues−tras y realizar comparaciones de los resultados. Algunos yacimientos datados con este sistema son: Vertesszöllös (Hungria), Pech de l'Azé (Francia) y Bilzingsleben (Alemania). 3. A). −Los yacimientos tienen el siguiente orden: LAETOLI 3.700.000 Tanzania 12

TAUNG 1.850.000 Sudáfrica VALLONET 900.000 Francia ATAPUERCA 780.000 Burgos SWASCOMBE 700.000 Inglaterra MAÜER 630.000 Alemania BOLOMOR 120.000 Tavernes de la Valldigna KRAPINA 70.000 Croacia TAUTAVEL/ARAGÓ 45.000 Francia COVA NEGRA 40.000 Xàtiva CASTILLO 30.000 Santander PARPALLÓ 28.000 Gandia 4. Chatelperroniense: (o Perigordiense) Hace su aparición durante el interestadio II/III de Würm. Tiene su origen en un Musteriense de trdición achelense evolucionado. En sus comienzos esta inustria aun conserva una eleva−da proporción de utensilios musterienses: raederas, objetos denticulados, cuchillos de dorso rebajado y, en algunas ocasiones, hachas bifaciales. Pero los raspadores terminales, sobre hoja o lasca, predominan ya sobre los laterales; los buriles, en un principio bastante raros adquieren mayor desarrollo, y la talla se hace más laminal. El útila característico es el cuchillo de Châtelperron, obtenido rebajando el borde de una hoja para obtener un dorso curvado. Hay asimismo hojas truncadas. Ciertos niveles de chatelperroniense antiguo evolucionado no presentan ya casi ningún indicio del Musteriense, en tanto que el dorso de los cuchillos muestra tendencia a hacerse rectilíneo. Se dio en Francia y Cataluña (sólo un yacimiento) Auriñaciense: Surge en Francia despues del Chatelperroniense, y no es autóctono. Desde comienzos de Würm III, alcanza una gran difusión. En su fase inicial se caracteriza por los gruesos raspa− dores , muchas veces tallados en pequeños bloques de silex, denominados raspadores care−nados, que a veces se estrechan, y por hojas cuidadosamente retocadas en uno o dos bordes, a veces estranguladas con raspador en el extremo o sin el. Desaparecen las piezas de dorso rebajado. Los buriles son de distinto tamaño, con punta débil. El utillaje óseo es más abun−dante que en el chatelperroniense: puntas óseas de base hendida, punzones, etc. Los estadios más evolucionados se caracterizan por el desarrollo de los buriles, a veces arqueados, y la disminución final y desaparición de las hojas retocadas. Las puntas óseas de azagaya, en un principio losángicas y aplanadas, pasan a ser de sección redonda y luego a base biselada en el auriñaciense V. Es abundante en Francia, Bélgica, Cantabria, más pobre en Cataluña, y con indicios en Ing−laterra. Gravetiense: 13

Deriva del Chatelperroniense, abundan los buriles, con una gran variedad de tipos, a veces múltiples, o asociados en la misma pieza a un raspador, un perforador o una hoja truncada. Los raspadores se hallan en un número algo inferior y, generalmente, son planos. El utensi−lio característico es la punta de la Gravette, de dorso más o menos rectilíneo. Aparecen tam−bién hojas de dorso rebajado y puntas de azagayas óseas. Solutrense: Industria tipicamente occidental, no parece derivar de las precedentes, sino quizá de un Mus− Teriense pronlogado en el sudoeste de Francia. Comprende tres fases: Solutrense Inferior, caracterizado por la presencia de puntas foliáceas con retoque unifacial, en las que este úl−timo, especia, liso y regular, recubre, a veces toda la cara superior; ofrece pocos buriles y un gran número de raspadores, raederas, etc. Solutrense Medio, derivado del anterior, caracterizado por sus hojas de laurel, piezas foliáceas de retoque bifacial, magnificamente trabajadas y con gran frecuencia extremadamente aplanadas, que puede alcanzar más de 30 cm de longitud. Solutrense Superior, presenta además, numerosas puntas con muesca, con retoque o sin el, acompañadas de hojas de sauce alargadas, y en su mayor parte con retoque monofacial. Algunos raspadores se hallan recubiertos por el retoque solustrense. Las puntas óseas son de diversos tipos y a veces con aplastamiento central. Existen a si mismo, utensilios de hueso con escotaduras. Aparece la aguja de ojo para coser (hecha de hueso). Se dio en el valle del Ródano, en la costa mediterránea española, en Portugal, Francia, Ing−laterra, Cantabria y por supuesto en Francia. Presentaba características regionales. Desapa−reció sin dejar descendencia. Magdaleniense: Industria occidental, se desarrolló en Francia, con ramificaciones en Suiza, Bélgica, España y Alemania, con seis estadios, que dan lugar a dos fases, Inferior y Superior. El Magdaleniense I se caracteriza por las raederas, extrañas piezas de silex de pequeño ta−maño y retoque muy tosco, por los perforadores múltiples y por las azagayas de base de bi−sel sencillo decorada con espigas. El M. II por la existencia de triangulos escalenos, el M. III por puntas de azagaya de hueso con largo bisel, a veces con surco. En el M. IV aparecen los prototipos de los arpones, con dientes mal logrados. El M. V se carcteriza por arpones de una sola hilera de dietes y por los tridentes. Aparecen las puntas con muesca magdaleniense de sílex. El M. VI se caracteriza por arpones de doble hilera de dientes y buriles de pico de loro. Hacen su aparición las puntas azilienses, al mismo tiempo que los micro−raspadores cortos, y los microlitos geométricos o las puntas penduculadas.

Para finalizar el analisis de las distintas industrias decir que todas pertenen al Homo Sapiens excepto la Chatelperroniense, que pertenece al Homo Neanderthalensis. Evidentemente, todas ellas se encuentran en el Paleolítico Superior. 5. Perido Geológico: División cronológica de segundo orden (p.ej., triásico, jurásico y cretácico, los tres periodos de la Era Secundaria) a la que correponde, como subdivisión estratigráfica, el sistema. Cronología Absoluta: 14

Puede realizarse por métodos generales (columnas sedimenterias de los mares profundos) o por métodos radioactivos (que ya expicamos anteriomente). Tiene como objetivo el darnos una datación que sea lo más exacta posible. Geocronológia: Ciencia que estudia la edad y las relaciones de sucesión temporal de las rocas. Paleoantropología: Ciencia que estudia los fósiles humanospara fijar cronologicament su línea evolutiva. Utiliza un estudio anatómico comparativo de los restos humanos y de los antropomorfos; determina por la osteometría las caracteríticas anatómicas, por la paleoserología, los grupos sanguineos y con la áyuda de la paleopatología las causas de extinción de una especie. Los métodos de datación cronológica se complementan con la determinación estratigráfica, la paleobotánica y la paleozoología. Complejo Industrial: Agrupación regional de industrias que se complementan unas a otras. * cronologia aproximada dada en millones de años (M.A.)

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