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Si bien la leyenda es indudablemente antigua, ya aparece en la Odisea. Se conoce, fundamentalmente, a través de la versión que Sófocles nos da en su Edippo Rey y en Edipo en Colono. Antes de convertirse en un tema trágico, el mito de Edipo debÃ−a formar parte de un conjunto mÃ−tico, el ciclo tebano, que empezarÃ−a con las gestas de Cadmo y la fundación de la ciudad, del que Edipo sólo serÃ−a un eslabón. Según la tradición que Sófocles nos trasmite, Edipo es hijo de Layo y Yocasta (según Homero, de Epicasta), reyes de Tebas. Layo, avisado por un oráculo de que morirá a manos de su hijo, entrega al niño a un pastor para que lo deje morir en el monte. El pastor, incapaz de realizar tal atrocidad, lo entrega a otro pastor para que se haga cargo de él. El niño, Edipo, al final llegará a manos de Mérope, reina de Corinto. Cuando Edipo ya es mayor, y lo han adoptado los reyes de Corinto, creyendo él que son sus padres naturales, recibe un oráculo que le anuncia que matará a su padre y tendrá relaciones con su madre. Para evitar esta calamidad, Edipo huye de Corinto. De camino se encuentra con un grupo reducido de hombres que lo atacan; él, defendiéndose, los mata a todos menos a uno que consigue escapar. Ese ese grupo, entre los que mata, está el rey Layo, su padre. Edipo, sin saber lo que habÃ−a hecho, continúa su camino hasta llegar a Tebas, donde un ser monstruoso está devastando la zona. La Esfinge exige a sus vÃ−ctimas que solucionen un acertijo que, de no saber contestar, les costará la vida. Los tebanos, desesperados por el monstruo y por la pérdida de su rey, proponen que quien venza a la Esfinge tome a la mujer del anterior rey y se convierta en rey, él mismo. Edipo soluciona el acertijo que se le propone y mata
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al monstruo, liberando Tebas. Pasados los años, siendo ya Edipo rey de Tebas, estando casado con Yocasta (su madre), que le ha dado dos hijos y dos hijas, la peste asola la ciudad. Se envÃ−an emisarios al oráculo para que dé una solución a tal calamidad. La respuesta del oráculo es que la causa de la epidemia es la presencia de alguien impuro en la ciudad, manchado con la sangre del rey Layo. Edipo, el salvador de Tebas, empieza a investigar sobre el paradero de ese ser infame que pone en peligro, por su mancha, a toda la ciudad. Lentamente, Edipo se va dando cuenta de toda la verdad: pregunta, interroga, hace venir al único superviviente del grupo atacado por el asesino del rey y, cuanto más pregunta, cuanto más reflexiona (o le hacen reflexionar), cuanto más cerca está de la verdad, más se niega su abierta mente a abrirse: se niega a aceptar la verdad. à l, un hombre justo, un salvador, que habÃ−a abandonado su casa para no cometer lo que el oráculo le habÃ−a predicho, al final, no pudo escapar a su destino. Todo lo profetizado se habÃ−a cumplido: habÃ−a matado a su padre y habÃ−a yacido con su madre, era padre de sus hermanos. Su madre se suicida y él, arrastrado por el dolor y por la rabia, se destroza los ojos, quedando ciego para siempre. Vagará como un mendigo, después de que lo echaran de la ciudad sin que sus hijos hicieran nada por evitarlo, con la única ayuda de su lazarillo, su hija AntÃ−gona. Siendo Edipo ya muy viejo, estando a las puertas de la muerte, llega a Colono, una pequeña población situada a las afuera de Atenas y que depende de ésta. Pide hablar con el rey Teseo, prometiendo ofrecerle un gran regalo. Un oráculo (de nuevo Edipo es un juguete del destino) habÃ−a predicho que el
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cuerpo muerto de Edipo protegerÃ−a al paÃ−s que lo albergara. Este mismo oráculo le envió hacia Atenas. De modo que Edipo se ofrece a Teseo como garantÃ−a de seguridad para su ciudad. Mientras tanto, sus hijos, enterados del oráculo, intentarán, uno como suplicante y el otro (mediante su "embajador", Creonte) secuestrando a su hija Ismene, que Edipo se vaya con ellos. Eteocles, el hijo menor de Edipo, ha echado de la ciudad a PolÃ−nices y éste se ha aliado con su suegro, el rey de Argos, para recuperar Tebas, que le pertenece por edad. Edipo (bajo la protección de Teseo, que recupera a Ismene) se niega a marchar con ninguno de los dos. Tras maldecir a sus hijos (por no defenderlo y por reclamarlo, ahora, hipócritamente), Edipo, marchará hacia el interior de un bosque sagrado y, tras quedarse a solas con el rey Teseo, morirá. "¡Ay, ay! si esto es asÃ−, la totalidad de las incógnitas podrÃ−an a la postre haber resultado claras. ¡Oh luz del sol, ojalá te mire ahora por última vez, yo, de quien se ha demostrado haber nacido de quienes no debÃ− y tenido relaciones con quienes no debÃ− y matado a quienes no procedÃ−a!" Sófocles. Edipo Rey
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