EDUCACIÓN, PARTICIPACIÓN Y DEMOCRACIA

EDUCACIÓN, PARTICIPACIÓN Y DEMOCRACIA ÍNDICE · PRESENTACIÓN · OBJETIVOS · HACIA UNA DEMOCRACIA EDUCATIVA 1. UNA EDUCACIÓN PARA LA VIDA, UNA EDUCACIÓN

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EDUCACIÓN, PARTICIPACIÓN Y DEMOCRACIA

ÍNDICE · PRESENTACIÓN · OBJETIVOS · HACIA UNA DEMOCRACIA EDUCATIVA 1. UNA EDUCACIÓN PARA LA VIDA, UNA EDUCACIÓN PARA LA LIBERTAD 2. QUIEN PARTICIPA GANA 3. LA PARTICIPACIÓN COMO PROYECTO 4. LA DEMOCRACIA EDUCATIVA: UNA DEMANDA, UN MÉTODO Y UN MODELO DE GESTIÓN · SíNTESIS DE MENSAJES · DIRECTRICES PARA LA UTILIZACIÓN DE ESTOS MATERIALES · ACTIVIDAD 1: CUESTIONARIO · ACTIVIDAD 2: VAMOS A TOMARNOS LA DEMOCRACIA EDUCATIVA EN SERIO · ACTIVIDAD 3: ¿EN QUÉ PODRÍA PARTICIPAR YO? · ACTIVIDAD 4: GESTIONAR TAMBIÉN ES EVALUAR · PROPUESTA ABIERTA PARA UNA ESCUELA DE P/MADRES SOBRE EDUCACIÓN, PARTICIPACIÓN Y GESTIÓN EDUCATIVA DEMOCRÁTICA · BIBLIOGRAFÍA Y VIDEOGRAFíA

PRESENTACIÓN Quizás no sea exagerado afirmar que la Escuela juega un papel destacado en la construcción y profundización de una sociedad democrática. Es bien sabido que existen podersosos vínculos entre la Escuela y la sociedad, el medio o en el entorno en el que está ubicada. La relación entre Escuela y sociedad es asimétrica. La sociedad influye decisivamente en la Escuela, mientras que la influencia de la Escuela sobre la sociedad es parcial y limitada, aunque ambas se encuentran interrelacionadas. No debemos resignarnos a la rutina. La pregunta sobre la sociedad que queremos y cómo trabajar para aproximarnos a ese modelo no debería, en absoluto, desvincularse del proceso educativo y de la función social que cumpla la institución escolar. No debemos resignarnos a la rutina. La pregunta sobre la sociedad que queremos y cómo trabajar para aproximarnos a ese modelo no debería, en absoluto, desvincularse del proceso educativo y de la función social que cumpla la institución escolar. Quienes defendemos la Escuela Pública sabemos que es un instrumento para favorecer la igualdad de oportunidades y combatir las desigualdades. Frente a este concepto se erige otro modelo que considera la Escuela como una institución que debe reproducir la realidad existente y que, por tanto, tiene una finalidad netamente conservadora. La Escuela Pública pretende modificar las condiciones existentes para favorecer que la inteligencia, el trabajo, la capacidad y el esfuerzo personal permitan alcanzar los objetivos vitales de muchos chicos y chicas en lugar de que sean las condiciones económicas de las familias, el nivel sociocultural o el segmento social al que se pertenezca quienes determinen la promoción social, la movilidad vertical y las posibilidades de que los criterios de meritocracia logren superar obstáculos económicos y sociales. Quienes somos demócratas no podemos aceptar que la Escuela sea solamente un lugar en el que nuestros hijos e hijas permanezcan desde los tres años hasta los dieciséis o dieciocho, sino que hemos de pedirle a la institución escolar mucho más.

Tal vez, la principal función social de la Escuela sea preparar para la vida. Preparar para la vida no se sólo, ni siquiera principalmente, adquirir conocimiento, ni habilidades para desempeñar un trabajo al finalizar la etapa educativa. La Escuela Pública ha de ser, por el contrario, un ámbito en el que los alumnos tomen conciencia de sus derechos, asuman e interioricen los hábitos democráticos y se preparen para adquirir compromisos individuales y colectivos. El modelo escolar por el que apostamos y que defendemos ha de partir de la importancia de la participación. La realidad es modificable y, por tanto, podemos influir sobre el entorno y mejorarlo. No concebimos una educación que merezca el nombre de tal y que no desarrolle la autonomía de los alumnos y que no conceda la importancia necesaria al desarrollo y profundización de las libertades. Participar no es un fin, es un medio, un instrumento. Participamos para alcanzar objetivos, unimos nuestro esfuerzo a otros esfuerzos y dedicamos nuestro tiempo a poner en marcha proyectos porque creemos que esos proyectos mejorarán las circunstancias en las que nos movemos y, al mismo tiempo, nosotros y nosotras también nos enriquecemos y mejoramos en el proceso que conduce a lograr esas metas. Sabemos que la democracia es un proceso permanente inacabado. Sabemos que la democracia tiene enemigos y que resulta difícil impulsar la corresponsabilidad en la toma de decisiones y la defensa de los intereses colectivos. Es un error restringir la democracia política a depositar un voto en una urna y reducir la democracia educativa a la elección de un Consejo Escolar y a un funcionamiento anodino del mismo, a espaldas de la Comunidad Educativa. Si pretendemos ampliar y profundizar la democracia en nuestro entorno, en nuestro barrio o en nuestra ciudad, nos daremos cuenta inmediatamente de que la democracia educativa es un mecanismo de indudable valor para el ejercicio posterior o simultáneo de la democracia social. Por eso, cuando existe democracia en las aulas, cuando las APAs impulsan proyectos participativos en los que implican a un colectivo importante de Padres y Madres, cuando las decisiones se toman tras un debate sereno en el que intervienen todos los afectados y cuando el Centro Educativo proyecta sobre el entorno preocupación por lo colectivo e interés por todo lo que sucede, la democracia educativa o lo que es lo mismo, la democracia en la Escuela, se convierte no sólo en un mecanismo de aprendizaje, sino en un instrumento para atraer voluntades y modificar aquello que no nos gusta o consideramos insatisfactorio. Apostar por la participación y la democracia educativa debe partir de un sereno análisis que sea capaz de rechazar con firmeza determinados tópicos que, lamentablemente, están muy arraigados. Muchas personas opinan de buena fe que lo único verdaderamente importante es su familia y su trabajo y no advierten que ese individualismo desvertebrador es el resultado de la interiorización de ideas reaccionarias que sólo pretenden, en el fondo, que nada cambie. Por eso existen prejuicios hacia quienes participan, dedican su tiempo a actividades no retribuidas, colaboran activamente con el Centro en el que estudian sus hijos y dedican sus energías y su tiempo a favorecer la calidad educativa y a incrementar la democracia escolar. Por el contrario, hemos de rebatir estos tópicos y prejuicios y afirmar con toda rotundidad que participar es un derecho y que cuando rompemos ataduras que nos ligan a los intereses exclusivamente personales y nos implicamos en proyectos colectivos, no sólo conocemos a personas interesantes y mejoramos nuestra formación, sino que nos enriquecemos como

ciudadanos y demostramos a todos y a nosotros mismos que tenemos la coherencia suficiente para defender aquello en lo que creemos y para llevar a la práctica nuestras ideas y planteamientos. Participar es también aprender a escuchar las razones de los demás, saber ceder y flexibilizar las posturas y, sobre todo, tener presente que es importante compartir proyectos y avanzar hacia la consecución de objetivos compartidos, aunque no estemos de acuerdo al 100% o al 90%, con los puntos de vista y planteamientos que se han presentado. La Democracia educativa es esencial para que nuestros hijos e hijas no sólo aprendan conceptos sino que aprendan a ser personas, a entender el mundo en el que viven y a protagonizar individual y colectivamente su proceso educativo y sus vidas porque la democracia es, ante todo, una forma de entender la vida, de asumir compromisos y de no dejar que sean otros quienes toman, por desidia o por ignorancia nuestra, decisiones que deberíamos tomar nosotros mismos.

OBJETIVOS La democracia educativa y la participación de la comunidad escolar son impulsos para la profundización de la democracia y sólidas experiencias para interesar a los distintos sectores de la comunidad escolar en proyectos colectivos y en la mejora de la calidad educativa. Nos proponemos, mediante estos materiales, alcanzar los siguientes objetivos que no son otra cosa que metas hacia las que dirigir nuestra acción. 1 Definir y contextualizar con rigor los conceptos de participación escolar y democracia educativa. 2 Reflexionar sobre la importancia de que valores democráticos como la tolerancia, la solidaridad, el respeto a la diferencia, la justicia, el derecho a la igualdad de oportunidades, etc. sean impulsados desde la Escuela y proyectados hacia el entorno. 3 Vincular la democracia educativa a la participación, haciendo ver cómo sin una implicación de toda la comunidad escolar no será posible un funcionamiento plenamente democrático de los Centros. 4 Asumir la educación para la libertad como un modelo abierto en el que es necesario elegir entre diversas opciones aceptando las consecuencias de las decisiones tomadas. 5 Apostar por un modelo educativo que se base en el desarrollo de la libertad y de la autonomía, conscientes de que para la formación integral de la personalidad la libertad juega un papel esencial. 6 Reivindicar la participación no sólo como un instrumento para integrarse en proyectos colectivos sino como un medio para alcanzar la madurez personal y enriquecer las opciones vitales. 7 Tomar conciencia de que la participación es un factor esencial para mejorar la calidad educativa y las relaciones entre los distintos sectores de la comunidad escolar. 8 Sensibilizar a los Padres y Madres acerca de la importancia de un modelo de gestión democrática en los Centros como instrumento para preparar a los alumnos para la vida, trasladando la gestión democrática no sólo al Consejo Escolar, sino a la organización de actividades extraescolares y complementarias y al conjunto de relaciones que tienen lugar en el Centro: aplicación del Reglamento de Convivencia. 9 Impulsar iniciativas y proyectos en los que participen los distintos sectores de la comunidad educativa a fin de vencer corporativismos y reforzar los lazos de unión entre todos los sectores.

10 Defender que la democracia educativa es un valiosisimo aprendizaje para el asociacionismo y la participación social de todos los sectores de la comunidad escolar. 11 Poner a disposición de los Padres y Madres unos materiales para motivar a la participación y a la construcción de la democracia educativa.

HACIA UNA DEMOCRACIA EDUCATIVA "La civilización es una carrera entre la Educación y la catástrofe". H. G. Wells. Desde nuestro punto de vista la educación es, ante todo, un proyecto emancipador. No podemos ni debemos confundir educar con escolarizar. La educación es un proceso en el que han de ponerse en juego múltiples energías y recursos para favorecer un desarrollo armónico y equilibrado de la personalidad. La educación, tal y como la entendemos quienes defendemos la Escuela Pública, ha de proponerse como tarea esencial corregir las desigualdades sociales y favorecer una auténtica igualdad de oportunidades, en virtud de la cual, el talento y el mérito prevalezcan sobre las condiciones socioeconómicas. Una sociedad democrática ha de basarse en unas Administraciones Públicas al servicio de los ciudadanos pero también, en una sociedad civil, dinámica y dispuesta a defender sus derechos. No está de más recordar que, desde sus orígenes, la democracia estuvo profundamente vinculada al contrato social, a la defensa de derechos, aunque a veces limitados, a la participación y a la corresponsabilidad en los asuntos públicos. Lo que distinguía a las ciudades griegas democráticas de otras formas autárquicas y jerárquicas de poder era ese círculo de ciudadanos en el ágora que se iban pasando de mano en mano un cetro que, simbólicamente, representaba el derecho a la palabra, que opinaban y discutían acerca de sus intereses colectivos, que tomaban las decisiones que creían más acertadas y que aceptaban corresponsabilizarse en las opciones tomadas, frente a figuras como el faraón o el sátrapa dueños de vidas y haciendas, omnipotentes y que jamás hubieran permitido un debate público sobre el qué hacer ni la elección temporal de quienes habían de desempeñar los cargos de mayor responsabilidad. Es importante que la educación, con el paso del tiempo, fuese elevada a derecho fundamental y que en las Constituciones de todos los países democráticos se considere una prioridad social. Sin embargo, la democracia es un proceso permanentemente inacabado y no podemos sentirnos satisfechos con el grado de democracia existente, sino que hemos de ampliarlo a todos los campos y en todas las direcciones. Uno de los ámbitos en el que es más necesaria la profundización de la democracia es en el campo educativo. Existen aspectos de nuestra sociedad que no nos gustan y que generan frustración. Sin embargo, para hacer frente a esas situaciones no debemos utilizar nunca la vía del escapismo sino, por el contrario, asumir los problemas y encontrar las soluciones incrementando los niveles de democracia. Por consiguiente, es plenamente lícito y saludable explorar nuevos caminos y ensayar nuevas fórmulas que nos permitan profundizar en la democracia. La necesidad de cambios debe llevarnos a actuar con decisión y al mismo tiempo con prudencia, paso a paso, para que el edificio que vayamos construyendo tenga pilares sólidos y sea extraordinariamente difícil dar marcha atrás ni perder ninguna conquista laboriosamente lograda. A veces damos al vocablo democracia un cierto sentido mágico como si invocándolo

desaparecieran todos los problemas. Nada más lejos de la realidad. Hemos de hacer de la democracia y, muy particularmente de la democracia educativa, algo cotidiano que se viva día a día y que, junto al terreno siempre importante de los principios y de las ideas, se plasme en la práctica y en la organización de los Centros escolares. El reto que hemos asumido es el de poner en manos de FAPAs y APAs y, muy especialmente de quienes se ocupan de la formación, unos materiales que faciliten la reflexión, aclaren ideas y promuevan una acción participativa que lleve a la práctica los objetivos formulados. Hemos iniciado el cuerpo de este TEMA DE ESCUELA DE PADRES Y MADRES hablando de educación , y vamos, a lo largo de las siguientes páginas, a imbricar la educación con la participación y la democracia convirtiendo los tres términos en un trinomio compacto y en interacción permanente. La primera y fundamental tarea educativa es socializar o, lo que es lo mismo, formar hombres y mujeres para que vivan en sociedad y estén deseosos de implicarse, asumir compromisos y operar activamente en la dinámica social. Por eso no podemos reducir la educación ni a la mera escolarización ni a los conocimientos adquiridos durante las diferentes etapas educativas, sino que hemos de concebirla como la formación de personas con la mirada puesta en su integración efectiva en la sociedad de la que forman parte, preparando a los chicos y chicas para que entiendan el mundo en que viven, no renuncien a transformarlo y asuman como ideal de vida los valores democráticos. Desde nuestro punto de vista, constituye un fracaso una educación que no se proponga desarrollar la autonomía de las personas, su espíritu crítico e incluso su rebeldía y que no esté preocupada y ocupada en contribuir a la preparación de ciudadanos que sepan actuar como agentes sociales activos, a través de compromisos participativos con todo aquello que les interese y con todo aquello que les afecte. Sabemos que no hacemos la historia en las condiciones en que nos gustaría pero no por eso hemos de renunciar a intervenir en la marcha de las cosas y a actuar para que sigan el ritmo y la orientación colectiva que hayamos decidido imprimirles.

1. UNA EDUCACIÓN PARA LA VIDA, UNA EDUCACIÓN PARA LA LIBERTAD Educar, mirando las cosas desde otro ángulo, no es sino enseñar a vivir. La Escuela no puede aislarse ni de la sociedad en que vive ni del medio en que está ubicada sino que, por el contrario, debe utilizar ese medio como un instruniento inás de aprendizaje y vincular el Proyecto Educativo con la acción sobre dicho entorno. Educar para la vida no puede convertirse en un ideal vago ni abstracto. La vida es lo que está sucediendo en las aulas, las personas que componen la comunidad educativa y también lo que está ocurriendo fuera de los muros del centro escolar. Por eso, educar para la vida es educar para que cada alumno se comprenda a sí mismo, desarrolle su autonomía personal, asimile críticamente las relaciones sociales en que interviene y de las que forma parte y se proponga intervenir en proyectos que pretendan la consecución de objetivos comunes y que se desarrollarán a través de estrategias colectivas. Digámoslo claramente, la democracia es interés por lo colectivo y lo social y también formación de actitudes que, lejos de fomentar el individualismo o la defensa de intereses particulares, sepan despertar en los chicos y chicas el interés hacia proyectos y realizaciones que transciendan los intereses personales. Cuando afirmamos que es importante educar para la libertad y en libertad sabemos que estamos formulando un proyecto ambicioso. Durante varios siglos e incluso en épocas muy cercanas que en ocasiones llegan hasta nuestro propio presente, la educación no ha consistido en un proyecto de liberación, sino más bien en todo lo contrario. La escuela, defendiendo los intereses de los poderosos y de los segmentos sociales privilegiados, ha consistido en un

mecanismo de domesticación donde se ha primado la obediencia y el conformismo, cuando no, el puro servilismo. Las cosas no suceden por casualidad. Las metodologías tradicionales, la sacralización de los libros de texto, la autoridad infalible de los profesores y el aprendizaje, entendido como la asunción mecánica y acrítica de ideas y conceptos, facilitaban extraordinariamente la formación de una moral heterónoma y de personas sumisas y obedientes dispuestas a obedecer y a dejarse guiar por otros. "La educación para la vida y la educación para la libertad no podrán enraizarse con firmeza si no somos capaces de reivindicar la utopía" Sabemos que no por casualidad la utopía no está de moda. A tambor batiente y banderas desplegadas se nos anuncia el final definitivo de todas las utopías y su sustitución por un confuso anhelo de eficacia. Sin embargo, las utopías han actuado como motor de las fuerzas creativas a lo largo de la historia. Interesadamente se quiere confundir utopía con ucronía y con quimera. La utopía no es lograr un imposible sino apostar y defender que lo que es imposible hoy pueda llegar a ser posible en un futuro más o menos próximo. Todos los proyectos de liberación han sido en algún momento tildados y calificados de utópicos: la abolición de la esclavitud, el sufragio femenino, el idear máquinas que nos permitan poner un pie en la luna o descender al fondo del mar. Vamos a ofrecer ideas, perspectivas y sugerencias para avanzar hacia la democracia educativa. La primera de ellas es que no podrá existír democracia educativa si no existe democracia social. Los Centros educativos no pueden ser ajenos al entorno en el que están ubicados, por tanto, la participación social, política y sindical, la existencia de asociaciones de vecinos reivindicativas, asociaciones de consumidores, de organizaciones ecologistas y pacifistas y, por supuesto, de APAs participativas y de asociaciones de alumnos creativas y animosas favorecerá extraordinariamente que la organización del Centro y la práctica educativa estén impregnadas de espíritu democrático. La educación para la vida y para la libertad está poderosamente vinculada también al sentido crítico o espíritu crítico. Donde existen relaciones jerárquicas y donde se prima la obediencia automática no existe espacio para la libertad. La libertad es la capacidad de elegir entre dos o más opciones, haciéndose responsable del resultado de la elección. El espíritu crítico, por tanto, crece y se desarrolla donde la información se obtiene de diversas fuentes y por diversas vías, se contrasta y, a partir de esos datos, se toman decisiones siempre provisionales y siempre sujetas a rectificaciones y ampliaciones. Por eso, la ausencia de dogmatismo y existencia del pluralismo es tan importante. Los alumnos y alumnas deben saber que los libros de texto tienen orientaciones ideológicas diferentes en función de los autores y editoriales, y que una misma noticia suscitará comentarios diferentes en cada uno de los periódicos que puedan consultar también en función de intereses económicos, ideológicos y políticos. Quien es capaz de entender que la realidad es plural y que las informaciones responden a los criterios e intereses de los medios de difusión está en mejores condiciones de entender la realidad en que vive que quien sólo consulta una fuente o quien se deja guiar por los criterios exclusivos de una persona. "Es preferible optar, equivocarse y rectificar quepermanecerpermanentemente tutelado y depender de quien nos guía" Una educación para la vida y para la libertad es un proceso en el que los profesores y también el Proyecto Educativo del Centro y las orientaciones de los órganos colegiados han de ir encaminadas a que, progresivamente, los chicos y chicas vayan siendo más autónomos y

vayan adquiriendo la capacidad de decidir por sí mismos. Una educación para la vida y para la libertad es un proceso en el que ha de fomentarse la responsabilidad, entendiendo ésta como la capacidad para hacer frente a las decisiones tomadas, en lugar de echar la culpa a otros de lo que nos sucede y de no sentirnos protagonistas de nuestro propio proceso educativo sino sujetos pasivos de unas decisiones tomadas por otros. Una educación para la vida y para la libertad debe favorecer la lealtad hacia uno mismo y una misma y, como consecuencia, la lealtad hacia los demás. Recordemos la vieja máxima del oráculo de Delfos de «Conócete a ti mismo pero también sé fiel a ti mismo». Quien no es capaz de vencer las presiones grupales, de pensar por sí mismo o por sí misma y de tomar sus propias decisiones, probablemente, el peor error en el que incurra es el de la falta de lealtad consigo mismo. Precisamente por eso, es necesario que la educación tenga un fuerte contenido moral que permita esa lealtad con nosotros mismos y que favorezca relaciones recíprocas entre iguales, en lugar de favorecer la pasividad y la manipulación que traerán como corolario el que lleguemos a convertirnos en marionetas en manos de otros que nos utilizarán como objetos y que nos traerán de un lado para otro. Nadie ha dicho nunca que educar sea fácil, sin embargo, hemos de apostar por unos retos que establezcan modificaciones sustanciales y hemos de rechazar la rutina y todo lo que convierta el proceso educativo en algo rnecánico y carente de creatividad y rebeldía. Decía Freud que la salud del hombre consiste en la capacidad de amar, gozar, trabajar y crear. Haríamos bien en tener muy presentes estas palabras e incluirlas como señas de identidad irrenunciables de un proceso educativo liberador. Si la educación no fomenta el trabajo y la creación, acompañados del amor al conocimiento y de la satisfacción por vencer obstáculos, la educación, lejos de estar al servicio de los intereses de los alumnos y de una sociedad más humana en sus relaciones y más democrática, se convierte en un proceso de control y de sometimiento en el que los poderes establecidos utilizan la institución escolar para neutralizar la creatividad potencial y lograr que quienes pueblen las aulas sean seres uniformes e individualistas que sólo busquen competitivamente sus intereses personales.

2. QUIEN PARTICIPA, GANA Participar es, para todo demócrata, un derecho pero también, aunque en ocasiones no lo parezca, una auténtica satisfacción. El que participa... gana. Gana en desarrollo personal, en madurez, en capacidad de relacionarse con los demás y también en eficacia, porque es capaz de llevar a cabo, en colaboración con otros, mucho de lo que se propone. A menudo, se presenta la participación como un sacrificio y como un penoso y aburrido deber. Por eso, muchas APAs se sienten consternadas cuando organizan actividades y contemplan cómo acuden sólo veinte o veinticinco personas. Sin embargo, participar es positivo para uno mismo y para los demás, y puede ser, sin lugar a dudas, divertido. Fijémonos en un grupo de niños y niñas que juegan. Probablemente haya alguno o alguna que los esté observando con timidez y con tristeza porque no puede unirse a ellos ni participar en el juego. A ninguno nos gusta ser excluidos, quedarnos fuera de lo que nos interesa o de lo que nos importa, y sufrimos, aunque lo disimulemos mejor o peor, cuando los demás nos rechazan.

Consideramos una injusticia que no se nos deje opinar o intervenir en aquello que nos importa, sobre todo, cuando pensamos que tenemos ideas que aportar y que podríamos exponer algún punto de vista que ayudara a encontrar la solución que andamos buscando. Como padres y madres pocas cosas deben importarnos más que el proceso educativo de nuestros hijos porque si ese proceso educativo sigue un ritmo adecuado y su formación es sólida, tendrán mejores posibilidades para desenvolverse en la vida. Ahora bien, cuando tomamos la decisión de incorporarnos activamente a la APA, no debemos pensar sólo en nuestros propios hijos, sino en la importancia de la tarea que tenemos delante, la de colaborar para una educación de más calidad, defender la Escuela Pública y lograr que avance significativamente la democracia educativa. Participar exige determinados sacrificios pero no es menos cierto que tiene también substanciales compensaciones. En la APA y en cualquier organización o asociación de voluntarios podremos encontrar sin duda personas generosas, atractivas y capaces de las que nosotros mismos vamos a poder aprender muchas cosas. Tendremos asimismo oportunidad para realizar inquietudes y proyectos que hemos venido acariciando largo tiempo y que no hemos tenido hasta ahora la oportunidad de llevar a cabo. Vamos, también a aprender técnicas a conocernos mejor a nosotros mismos y a adquirir un análisis rnucho más detallado de los problemas de la educación. En definitiva vamos a tomar decisiones, a aportar Ideas y a intervenir en la elaboración de proyectos que, con nuestro trabajo y nuestro esfuerzo, llegarán a convertirse en realidades. La formación para la acción es necesaria en todas las edades de la vida. Participando vamos a lograr algo de tanto calado como nuestro desarrollo personal y vamos a tener la satisfacción de sentirnos útiles porque es útil lo que estamos haciendo y porque, trabajando en proyectos colectivos, nos mejoramos a nosotros mismos y a nosotras mismas y, al mismo tiempo, contribuimos a un cambio positivo en las relaciones sociales del entorno sobre el que estamos actuando. Cuando una APA logra que la Programación General Anual recoja sus sugerencias, pone en marcha una Escuela de Padres que satisfaga las expectativas de quienes asisten, promueve actividades complementarias, organiza una semana cultural, mejora la operatividad de los Consejos Escolares y observa cómo se hacen más fluidas las relaciones entre los diferentes sectores de la Comunidad educativa y las relaciones del Centro con el entorno, es lógico que quienes han sido capaces con su esfuerzo de hacer posible estos logros no sólo se sientan satisfechos y satisfechas, sino que tengan el legítimo orgullo de haber impulsado y participado en la elaboración y realización de esos proyectos y actividades. Decía Kant que hay algo en nuestro interior que nos hace interesamos por nosotros mismos, por aquéllos entre quienes hemos crecido y por el bien del mundo. He ahí las bases de la participación. Quienes tienen dentro de sí el deseo de no quedarse quietos, ni en casa, sino de intervenir en la marcha de las cosas y aportar trabajo y dedicación, sólo podrán realizarse y sentirse a gusto colaborando con otros en empresas colectivas que sirvan para mejorar la realidad en que nos ha tocado vivir, y qué empresa puede ser tan atractiva como la de democratizar la vida de los Centros y facilitar el que la calidad educativa de la Escuela Pública mejore día a día. No hemos planteado que la participación sea un deber porque entendemos que es un derecho que ejercen aquellas personas que no se resignan a que las cosas no cambien y que son capaces de creer que la realidad puede modificarse. Una persona que participa y que está acostumbrada a tomar decisiones compartidas suele ser alguien flexible, capaz de escuchar a los demás y que sabe trabajar en equipo para lograr colectivamente cosas que individualmente serían imposibles.

Quien participa... gana. Gana en autoestima, en capacidad de entender a los demás y logra respeto por sí mismo o por sí misma. Participar no es una pesada carga ni algo aburrido. Por el contrario, participar tiene algo de aventura, un tirón lúdico que nos empuja a disfrutar de adultos como los niños disfrutan con sus juegos y a poner en marcha ideas y proyectos que sirvan para establecer cambios significativos en el ámbito en el que nos movemos. Probablemente todos y todas sintamos admiración por las personas creativas y generosas que desarrollan actividades de voluntariado y que están contribuyendo decisivamente a que funcionen instituciones y proyectos que de otra forma languidecerían o no se pondrían en marcha. Por supuesto que habrá personas malintencionadas o estúpidas que sigan repitiendo tópicos al uso como que participar no sirve para nada, que nada va a cambiar o que quien participa desatiende sus obligaciones familiares o laborales. Debajo de esos tópicos late la imposibilidad de entender que somos agentes sociales, que nos importa lo que suceda a nuestro alrededor y que no podemos aislarnos de los demás y vivir exclusivamente nuestra relación familiar desvinculada del barrio y de los problemas del entorno. "Criticar es fácil y trabajar para mejorar las cosas difícil" Únicamente puede equivocarse quien hace algo, quien no hace nada no se equivoca nunca y las mayores descalificaciones provendrán, sin duda, de las personas ' más envidiosas que son incapaces de hacer algo por los demás. Voltaire acostumbraba a decir, con la agudeza que le caracterizaba, que lo mejor que podemos hacer para incordiar a las personas que nos odian es ser felices. Por eso, sintiéndonos bien con nosotros mismos y participando en aquello que nos interesa y que va a traer beneficios para la comunidad en la que vivimos, estaremos realizándonos como seres sociales y contribuyendo a democratizar la Escuela, aunque despertemos la envidia de quienes no soportan que nos sintamos a gusto y que seamos felices trabajando por un futuro mejor y prefiriendo la participación en el proceso educativo a los culebrones o a una partida de cartas en el bar. Criterios para una participación efectiva al servicio de una gestión educativa democrática Participar, colaborar con otros y favorecer el desarrollo de la vertiente social de nuestra personalidad requiere atender los siguientes aspectos: - TOMAR CONCIENCIA de que otras personas tienen unas ideas e intereses afines a los nuestros. - ACEPTAR que existen objetivos comunes y la necesidad de unirse para favorecer su consecución. - APRENDER a trabajar juntos, responsabilizándonos de distintas tareas y establecíendo conjuntamente estrategias. - ASUMIR que podemos aportar nuestras potencialidades, ilusión y trabajo, y que podemos recibir estímulos y apoyo. - ESTABLECER como método de trabajo que las decisiones han de tomarse entre todos. - APRENDER A PLANIFICAR, A DISEÑAR líneas de trabajo y a evaluar periódicamente lo conseguido. - DEMOSTRAR flexibilidad y capacidad para el diálogo. - SABER ANTEPONER los intereses colectivos a los individuales. - TENER lealtad a los objetivos comunes asumidos pero no vacilar en exponer nuestros puntos de vista sin miedo a quedarnos en minoría. - SER CAPACES de adoptar compromisos y cumplir las tareas que nos hayan sido encomendadas.

- VALORAR el enriquecimiento que suponen para el desarrollo de nuestra personal¡dad las ideas e iniciativas de los demás. - MEJORAR nuestra autoestima en la medida en que seamos capaces de ayudar y apoyar a los demás y de aportar ideas y criterios útiles al equipo de trabajo. - CONSIDERAR que la realidad puede ser modificada y tener una disposición a intervenir en los asuntos sociales de nuestro entorno y en la gestión democrática del Centro en el que estudian nuestros hijos e hijas. - TENDER a superarse, a resolver los conflictos y a buscar el acuerdo consensuado. - ACTUAR con conciencia de que todos tenemos poder y que no debemos delegar nuestras responsabilidades ni apartarnos de nuestros deberes como padres, profesores, etc. - INTERVENIR en la gestión del Centro y en las actividades de la APA, conscientes de que nuestra presencia es fundamental para defender la Escuela Pública y para mej . orar la calidad educativa. - DAR un ejemplo positivo a nuestros hijos para animarles, por la vía de los hechos, a que ellos también participen. - ENCONTRAR un cauce para materializar inquietudes, ideas y proyectos que nunca podríamos emprender quedándonos en casa por comodidad o rutina. - PREOCUPARSE no sólo por los fines, sino porque los medios sean acordes con éstos, así como saber avanzar sin perder la coherencia con nuestros principios. - VALORAR POSITIVAMENTE los recursos humanos y el voluntariado y aprender a trabajar para suplir con imaginación y tesón la escasez de recursos económicos.

LA PARTICIPACIÓN COMO PROYECTO COLECTIVO Constituye inequívocamente un signo de madurez asumir nuestras capacidades y potencialidades y también nuestras limitaciones. Nos sabemos limitados, es decir, conscientes de que existe una línea divisoria, un listón que no podemos alcanzar. Sin embargo, lo que resulta imposible para uno, no lo es para un grupo o muchos. Dice el estribillo de una conocida canción que un grano no hace granero, pero ayuda al compañero. Cuando somos capaces de conectar con otros que comparten con nosotros aficiones deportivas, culturales, educativas o sociales, de esas afinidades puede surgir un espíritu de grupo y una estructura organizativa que haga posible el logro de los objetivos que se hayan planteado. Desde los orígenes de las primeras sociedades y grupos humanos que adoptaban la froma de bandas cazadoras-recolectoras, el hombre comprendió que lo que no podía realizar individualmente era posible lograrlo en equipo, por ejemplo, la caza de animales mucho más fuertes y gigantescos. De ahí que el progreso de la humanidad se haya basado sistemáticamente en el desarrollo de la dimensión del hombre como ser social y de su capacidad y flexibilidad para adaptarse a diversos humanos, fortalecer y retroalimentar su fuerza y adaptarse a cumplir diversas funciones que favorecen a todos los integrantes del grupo. Por eso, en el lenguaje coloquial decimos que la unión hace la fuerza. Una unión que es esencialmente voluntaria y en la que cada uno presta al grupo lo mejor de sí mismo o de sí misma y recibe estímulo y apoyo.// La participación abre caminos nada desdeñables para avanzar hacia las metas previstas. La participación es un proyecto colectivo que consiste en asumir que junto otros pueden llevarse a cabo tareas que serían materialmente imposibles de realizar por una sola persona.

Necesitamos a los demás y los demás nos necesita. Cuando tenemos ideas, interereses y objetivos comunes es no sólo lícito sino deseable canalizar on vehicular adecuadamente esos intereses comunes y poner en funcionamiento una capacidad organizativa que permita rentabilizar al máximo los esfuerzos y facilitar la consecución de las metas. Probablemente en el mundo de la educación se pueda observar con más claridad que en otros, cómo no es lo mismo el conocimiento que se tiene de la realidad que la realidad misma. Es importante hacer esta distinción porque, con frecuencia, puede incurrirse en el error de intentar arreglar las cosas al margen de la práctica. Por supuesto que la teoría debe ser una preparación para la acción, pero no es menos cierto que la reflexión sobre la acción ha de llevarnos, si somos consecuentes, a modificar aquellos aspectos de la teoría que se hayan convertido en inviables. Participar es, sin ningún genero de dudas, importante y renunciar a la participación es una actitud que traerá como corolario consecuencias negativas, tanto para el desarrollo individual de las personas como para la defensa de sus intereses y de sus ideas.// Participar es un proyecto colectivo que los padres y madres podemos llevar a cabo, al menos, en tres vertientes concretas: -Participar en el gobierno, control y gestión de los Centros sostenidos con fondos públicos. -Participar en actividades educativas complementarias y extraescolares. - Participar en el fortalecimiento de la A.P.A., integrándonos en la Junta Directiva, en los grupos de trabajo o asistiendo con asiduidad a las actividades que se organicen y a las escuelas de padres y madres. No es éste el momento de profundizar en cada una de esas direcciones pero sí de tener presente que esas líneas de actuación están ahí, y que suponen una invitación permanente para que abandonemos la comodidad, el individualismo y cierto ensimismamiento y tengamos el coraje de salir de nosotros mismos y de las rutinas que nos limitan para experimentar el placer y la experiencia de comunicarnos con otros y de emprender tareas colectivas. Probablemente muchos padres y madres no habrán reparado lo suficiente en la importancia del ejemplo. Se dice, hasta el punto de que ha llegado a convertirse en un tópico, que a participar se aprende participando. Es cierto, pero nos gustaría reparar en el hecho de que la participación de los padres constituye un modelo positivo para la formación de hábitos y actividades participativas en sus hijos e hijas. La teoría sin práctica carece de credibilidad. Dice el refrán, y lo dice con acierto, que no es lo mismo predicar que dar trigo. No es lo mismo, sobre todo en ambientes progresistas, predicar las excelencias de la participación que asumir compromisos. Cuando nuestros hijos e hijas nos oigan decir que es importante asumir compromisos colectivos, ser coherentes, establecer vínculos entre lo que se dice y lo que se hace y dedicar tiempo y esfuerzo a aquello que consideramos importante, el mejor refuerzo a las palabras será el corroborarlas con hechos. Podríamos decir que de padres participativos surgen hábitos participativos en los hijos, aunque no se trata de una ley de carácter mecánico. Si nosotros dialogamos con nuestros hijos e hijas y les hacemos ver la importancia de no limitarse a asimilar contenidos sino que para su proceso de formación es de una enorme importancia el que se integren en el grupo que elabore su periódico escolar, en el taller de teatro del Centro, en un equipo deportivo, en la asociación de alumnos, etc. no será difícil que tengamos ante ellos credibilidad y autoridad moral si nos ven preocupados y ocupados por su educación y dispuestos a aportar nuestro grano de arena, a integrarnos en Ia APA., a presentar nuestra candidatura al Consejo Escolar, si fuera preciso, y a apoyar las actividades formativas y culturales que se organicen. La participación de los padres es literalmente imprescindible para lograr la gestión democrática de un Centro educativo pues sin el concurso de los padres y madres ésta es

imposible, ya que sin su implicación se viene abajo uno de los pilares fundamentales de este modelo de escuela. La participación de los padres es esencial porque actúa como factor de contrapeso para verificar en la práctica las posibilidades de democratización de los Centros. El Consejo Escolar del Centro, con todas sus limitaciones, es un factor incuestionable de participación y un instrumento de primer orden para lograr un proyecto educativo que satisfaga las expectativas de la comunidad educativa en su conjunto y que sea capaz de trascender las visiones meramente academicistas de la educación, para convertir el proceso formativo en una herramienta que facilite la igualdad de oportunidades y que tenga en cuenta la formación de las personas para adaptarse a su medio social y cultura], así como la adquisición de hábitos y destrezas para desenvolverse adecuadamente como agentes sociales. Reproducimos un párrafo extraído del Informe del curso 1992-93 del Consejo Escolar del Estado que hace hincapié en el hecho, para nosotros indudable, de que la Escuela ha de preocuparse por encontrar respuesta a las necesidades sociales y contribuir no sólo a la formación básica de futuros profesionales sino a su desarrollo integral como personas conscientes de sus derechos y deberes cívicos: «El Consejo Escolar del Centro se configura como el instrumento de participación de los miembros de la comunidad educativa a fin de dar respuesta a las necesidades de la sociedad para intervenir en la educación del individuo como persona y como ciudadano» Quienes no se dejan atrapar en las redes del conformismo y asumen sus derechos y deberes como padres verán con toda claridad la necesidad imperiosa de establecer estrategias para intervenir con eficacia en el proceso educativo de sus hijos. Por supuesto que una de sus tareas primordiales consistirá en una atención permanente e individualizada a sus hijos e hijas sin asfixiarlos con una sobreprotección y fomentando su autonomía, pero no es menos cierto que para garantizar una formación adecuada en el Centro educativo hay que dar un segundo paso y es el de participar para intervenir en la gestión y en el control del Centro a través de tareas acordes con nuestra disponibilidad y con las necesidades que se haya marcado la APA del Centro. 20 IDEAS Y PROCESOS QUE FAVORECEN LA DEMOCRACIA EDUCATIVA EN EL CENTRO Avanzar hacia la democracia escolar requiere poner en marcha una serie de iniciativas que vayan profundizando el nivel de participación y responsabilidad en la gestión existente, hasta alcanzar una modificación cualitativa que sea el resultado del conjunto de acciones cuantitativas emprendidas. Las ideas, propuestas e iniciativas que apuntamos a continuación no pretenden agotar el abanico de posibilidades, sino indicar cuáles son algunos de los campos a partir de los que se puede operar para mejorar la democratización educativa. 1 Potenciar la participación de los alumnos y el debate en el aula como mecanismo para integrarlos en la progresiva toma de decisiones. 2 Dinamizar la Asociación de Alumnos, si existe en el Centro, y favorecer su creación si no existe, dado que la participación en la asociación es una preparación muy útil para la asunción de responsabilidades y una vertiente ímportante para una educación integral de la persona. 3 Impulsar la Junta de Delegados como mecanismo partícipativo para que la información se transmita de arriba a abajo y de abajo a arriba y para incrementar la participación e intervención en la gestión de los alumnos. 4 Promover experiencias participativas de gestión como las contenidas en el modelo School City, en virtud de las cuales, los alumnos sean elegidos para distintas funciones (coordinación, vigilancia, control, etc.)

periódicamente y asuman responsabilidades. 5 Fomentar la democracia de base y la participación mediante la articulación de Consejos de Curso, cuya composición sea el profesortutor, uno o dos padres y uno o dos alumnos y que aborde mensualmente, por ejemplo, un seguimiento de los resultados académicos, convivencia, etc. 6 Mejorar el grado de eficacia del Consejo Escolar del Centro dando respuesta a las insuficiencias y disfuncionalidades existentes, por ejemplo, consensuando un Reglamento de funcionamiento de dicho órgano, potenciando su trabajo en comisiones mixtas, etc. 7 Lograr una mayor coordinación y comunicación con la corporación local para que el representante del Ayuntamiento acuda regularmente a las reuniones del Consejo, no sea una figura decorativa y se integre en el apoyo y dinamización de las experiencias educativas del Centro. 8 Avanzar hacia una Programación General Anual consensuada y participativa que recoja las actividades de todos los sectores de la comunidad educativa y que arbitre mecanismos para que en su elaboración intervengan no sólo el profesorado sino también padres/madres, alumnos/as, PAS, etc. 9 Propiciar un sistema de funcionamiento, en virtud del cual, los distintos sectores de la Comunidad Educativa elaboren informes para contribuir a la dinamización del Consejo Escolar y para que sean analizados y debatidos en su seno. 10 Llevar a cabo un trabajo sistemático para que se cumplan las competencias y atribuciones que la legislación otorga a los Consejos Escolares, por ejemplo, proceder a evaluar las instalaciones y el equipamiento escolar y consensuar criterios para proceder a su renovación. 11 Instaurar los procedimientos más adecuados para que toda la Comunidad Educativa tenga acceso a los resultados académicos, así como a los diagnósticos, análisis y propuestas para superar las disfunciones existentes. 12 Generar mecanismos operativos para que los sectores de la Comunidad Educativa intervengan en aspectos básicos de la evaluación del Centro: Instalaciones, convivencia, integración de los diversos sectores, tutorías, departamentos de orientación, relaciones con el entorno, etc. 13 Apoyar un funcionamiento participativo del departamento de orientación con la mayor implicación posible y con una presencia en el mismo de representantes de Padres y Alumnos, asimismo, dirigirse a las Administraciones Públicas para que el Departamento de orientación esté integrado por un pedagogo y un psicólogo, en lugar de por uno solo de estos profesionales. 14 Crear un mecanismo de funcionamiento que modifique, si es preciso, el Reglamento de Régimen Interior, para que existan preceptivamente reuniones de los representantes de los distintos sectores en el Consejo Escolar con sus representados (Junta Directiva-Padres representantesAPA, Representantes de Alumnos en el Consejo Escolar-Consejo de Delegados, Claustro de profesoresProfesores representantes de¡ Conse jo) con el fin de que los representantes en el Consejo puedan ser asesorados y recibir sugerencias y demandas para que las trasladen al Consejo. 15 Fortalecer el papel y la función de la APA en el Centro dotándola de los medios y recursos necesarios, así como apoyar las tareas formativas que lleve a cabo: Escuelas de Padres, Charlas-coloquio, talleres, etc. 16 Abrir el Centro y las actividades que en él se realicen a las O.N.G.s y organizaciones de¡ entorno que puedan apoyar un modelo educativo integral: pacifistas, ecologistas, consumeristas, culturales, deportivas,

etc. 17 Establecer un mecanismo de control y gestión democrática sobre el comedor escolar, mediante una comisión en la que intervengan padres, profesores y alumnos y que tenga como principal función la de convertir en una actividad educativa y formativa más el tiempo que pasan los alumnos en el comedor escolar. 18 Favorecer la creación de un departamento de actividades complementarias y extraescolares, gestionado por una comisión tripartita y que, fundamentalmente, se ocupe de la apertura de¡ Centro al entorno y de establecer las relaciones con otros Centros para fines culturales, deportivos, etc. 19 Implantar en el Centro un periódico escolar comunitario gestionado por una comisión mixta de Padres, Profesores y alumnos, abierto a la colaboracion de todos los sectores de la comunidad educativa. 20 Experimentar la puesta en marcha de una radio escolar como instrumento de participación y de conocimiento de las técnicas de los medios de comunicación.

4. LA DEMOCRACIA EDUCATIVA: UNA DEMANDA, UN MÉTODO Y UN MODELO DE GESTIÓN Debemos señalar que el grado de democracia educativa en los Centros escolares es manifiestamente escaso y precario. Es difícil que ningún demócrata pueda sentirse satisfecho con la situación existente. Pero precisamente por eso debemos actuar de tal forma que se vaya incrementando significativamente el nivel de democracia educativa y el primer paso para ello consiste en afrontar la dura realidad de lo mucho que nos falta por hacer en este campo. Desde estas páginas vamos a hacer una invitación a que todos los sectores de la comunidad educativa nos tomemos la democracia en serio y nos comprometamos a superar inercias, a participar en proyectos y experiencias nuevas y a plantear la necesidad de explorar caminos que hasta la fecha apenas han sido transitados. Es evidente que para lograr una base sólida de democracia educativa es imprescindible que el Consejo Escolar funcione adecuadamente y que las relaciones entre los representantes de los distintos sectores sean de cooperación y de implicación en objetivos comunes. Ahora bien, seamos sinceros: el Consejo Escolar es una superestructura que corre el riesgo de quedar vacía de contenido si no está permanentemente retroalimentada por las distintas asociaciones existentes en el Centro. Es enormemente difícil que un Consejo Escolar funcione democráticamente si no existe un Claustro de profesores que haya asumido los valores democráticos, una APA dinámica y una Asociación de Alumnos o, en su caso, Junta de Delegados que actúen apoyando, vertebrando y posibilitando un funcionamiento en doble dirección, es decir, tanto de abajo a arriba, como de arriba abajo. Si no se hace así, no sólo el grado de democracia educativar será pequeño, sino que el funcionamiento será dirigista y el modelo organizativo será vertical con un clara superioridad de quienes disponen de los resortes y mecanismos de control del poder efectivo en el Centro. Un modelo de gestión democrática no consiste en un funcionamiento rutinario y formalista del Consejo Escolar, es decir, celebrar las reuniones previstas por la legislación y pasar como quien pisa ascuas por las funciones de control y gestión encomendadas, sino más bien, en todo lo contrario.

Un Consejo Escolar demostrará vitalidad en la medida en que los representantes de los distintos sectores tengan una vinculación estrecha con sus representados y existan mecanismos y cauces para, con agilidad y sin excesivas servidumbres burocráticas, plantear iniciativas y tomar acuerdos. Es lamentable que los representantes de los alumnos acudan a los Consejos sin haber celebrado Junta de Delegados o Asambleas y sin nada que proponer. Es, asimismo, triste que los representantes de los Padres no tengan una vinculación con la Junta Directiva de la APA y no trasladen las propuestas, demandas, necesidades y análisis del sector y tampoco nos parece de recibo que los representantes del profesorado no lleven más iniciativas al Consejo. Claro que esto sucede por la falta de implantación de los órganos colegiados. El número de Asociaciones de Alumnos que existen sobre el papel es escaso pero mucho más escasas son aún las que funcionan en los Centros de Primaria y Secundaria. Tampoco es frecuente que se reúnan la Junta de Delegados. Existe un trecho, que a veces se abisma, entre los representantes de los Padres y los miembros de la Junta Directiva de la APA y los integrantes del sector al que pertenecen, y, finalmente, ha descendido el nivel de sindicación del profesorado, y los Movimientos de Renovación Pedagógica encuentran serias dificultades para avanzar ya que, en muchos docentes, prima más la obtención de un certificado por un cursillo que la participación en una actividad educativa renovadora. El funcionamiento precario e insatisfactorio de muchos Consejos Escolares es el resultado de la poca implantación de las organizaciones de Padres, Profesores y Alumnos que deberían revitalizar la vida cotidiana de los Centros y convertir el Consejo Escolar en un órgano de debate pero también de refrendo de las ideas, proyectos e iniciativas que hubieran surgido de las organizaciones de base. El funcionamiento burocrático de los Consejos Escolares es siempre un efecto, la causa hay que buscarla, si tenemos el valor de hacerlo, en la poca participación y la inexistencia de asociacionismo en los distintos sectores de la Comunidad Educativa, más atentos a los aspectos formales de la vida de los Centros y a seguir el ritmo del calendario académico que a generar una dinámica de creatividad y de ilusión, en virtud de la cual se puedan llevar adelante inquietudes y expectativas que hayan surgido de un proceso de debate y que se canalicen a través de los representantes de los distintos sectores en el Consejo Escolar. "Es necesario actuar radicalmente, es decir, yendo a las raíces, pues, si actuamos sobre los efectos y no sobre las causas, estaremos aplicando una terapia superficial a una herida profunda" El eje vertebrador, la espina dorsal, que da consistencia a esa gestión democrática es, sin duda, la participación más amplia y cotidiana, una transmisión horizontal de la información y el establecimiento de mecanismos que potencien un funcionamiento de arriba abajo y que impidan un dirigismo de signo vertical aunque se cubra con el mando de una retórica supuestamente progresista. Obviamente la participación no garantiza la ausencia de conflictos pero posibilita explicitarlos con claridad y potencia la capacidad de asumirlos y de buscar soluciones para resolver los obstáculos lejos de procedimientos tan estériles y tan al uso como limitarse a quejarnos o a echar la culpa a otros de que las cosas no funcionan, negándonos a aceptar nuestra cuota o parte de responsabilidad en esa ausencia de funcionamiento que tan alegremente criticamos. Para alcanzar un nivel satisfactorio de gestión democrática, aunque parezca una verdad de perogrullo, lo primero que es necesario es apostar por ese modelo, marcárselo como objetivo y asumir los compromisos, las tareas, los métodos y las estrategias para avanzar

en esa dirección. El compromiso ha de comenzar por el modelo educativo que deseemos implantar y por los métodos, tácticas y estrategias que establezcamos colectiva y consensuadamente para hacer posible su consecución. Vamos a reproducir dos pequeños textos del pedagogo Pablo Freyre que desde nuestro punto de vista definen con precisión y lucidez cómo no es posible disociar los métodos de los fines. Desde una perspectiva antropológica existen dos caminos que inevitablemente conducen a realidades muy diferentes, el de considerar que la realidad es inmodificable, que las decisiones siempre las toman otros y que somos sujetos pacientes y pasivos de un proceso que no podemos controlar y el de considerar que la realidad es modificable, que quien la modifica es el ser humano a través de su capacidad de pensar y concebir proyectos y de su constancia para dar forma a ese pensamiento y plasmarlo en realidades: I «si se quiere que el hombre haga la Historia y no sea llevado por ella, y en parti-cular participe de manera activa y creadora en los períodos de tránsito... es importante preparar al hombre para una educación auténtica: una educación que libere, no que ate, domestique y esclavice» II «El hombre sólo puede participar activamente en la Historia, en la sociedad, en la transformación de la realidad si es ayudado a tomar conciencia de esa misma realidad y de su propia capacidad de transformarla» Es insensato, cuando no cobarde, disociar la teoría de la práctica. Si profesores, padres, alumnos y Administraciones Públicas compartimos estos conceptos, deben plasmarse en el Proyecto Educativo del Centro, pero no lograrán modificar ni un ápice la realidad si quedan reducidos a una declaración de principios en un documento y no se convierte en un acicate y en un objetivo para la acción cotidiana. "La gestión democrática y la participación educativa serán una quimera y no tienen su origen y desarrollo cotidiano en el aula" Pensar que puede haber una gestión democrática satisfactoria y un Consejo Escolar participativo en un Centro en el que los alumnos, protagonistas de la Educación, no tienen establecidos sus derechos y deberes y no participan diariamente en el aula, supone un ejercicio de disociación que convierte en coartada la aparente participación en el Consejo Escolar y la falsa gestión democrática del Centro. Gestionar un Centro de acuerdo con principios democráticos exige, no sólo tesón y esfuerzo, sino el compromiso de utilizar los instrumentos adecuados para que los órganos de que nos hemos dotado lleven a cabo las funciones que tienen asignadas. Gestionar democráticamente un Centro es incompatible con que el Director haga y deshaga a su antojo contando con la pasividad o el sometimiento de los sectores representados. Gestionar democráticamente supone asumir un proceso en el que es imprescindible planificar, organizar, coordinar, presupuestar, supervisar, dinamizar pedagógicamente, controlar y evaluar desde la óptica de que no existe un solo poder sino distintos poderes e intereses que han de alcanzar acuerdos y asumir mancomunadamente la tarea de desarrollar los acuerdos tomados. Todos, tanto en la sociedad como en la Escuela, tenemos poder. Evidentemente, ese poder es asimétrico, y unos lo poseen en un grado mucho mayor que otros. Es preciso que todos y todas asumamos que como padres y madres, como profesorado y como alumnado tenemos un poder que hemos de utilizar y que puede convertirse en una llave que abra muchas puertas, en lugar de ignorar el poder que tenemos, delegar ese

poder en otros por comodidad o por ignorancia y negarnos a asumir nuestras responsabilidades y nuestros de un signo de hipocresía complaciente si deberes. Todos los integrantes de la Comunidad Educativa tenemos un poder potencial para tomar parte activa en la elaboración y desarrollo del proceso educativo del Centro y quien no esté dispuesto a asumir ese poder y a potenciarlo mediante la participación, mentirá como un bellaco cuando afirme, si alguna vez lo hace, que es partidario y defensor de la gestión democrática. Caminar con paso firme hacia una democratización educativa es, en primer lugar, asumir reflexiva y críticamente nuestra parte de poder, y atrevemos a poner en práctica nuestros principios mediante la participación, venciendo mecanismos de sumisión que han venido funcionando durante mucho tiempo y que se manifiestan, por ejemplo, en el miedo al ridículo y el miedo a manifestar ignorancia o falta de preparación. Para exponer de forma plástica lo que venimos afirmando diremos que muchos padres y madres, alumnos y alumnas, y no pocos profesores y profesoras arrastran penosamente su no asunción del poder que tienen como el caracol arrastra su casa, vaya donde vaya. La participación del profesorado en la vida cotidiana del Centro es muy necesaria. Necesaria es, asimismo, la participación de los padres y madres pero es esencial la de los alumnos y alumnas ya que son los protagonistas de su proceso de aprendizaje. También aquí habrá que enfrentarse con coraje a no pocos tópicos e inercias que impiden el ejercicio de esa participación. La participación en el aula es clave, ya que potencia y desarrolla hábitos y actitudes que se plasmarán en el ejercicio posterior de otras participaciones. De ahí que la metodología sea otra clave importante para la participación educativa y democracia escolar. Las clases magistrales y, sobre todo, el penoso dictado de apuntes aunque no se manifieste explícitamente son instrumentos al servicio de la dominación y la visualización de un binomio en el que alguien tiene la información y el poder y otros han de acatar las órdenes y recibir pasivamente unos conocimientos que han de limitarse a copiar y estudiar. Por el contrario, las metodologías activas y participativas, el trabajo en grupo y la búsqueda individual y colectiva de información en distin-tas fuentes y contrastar éstas entre sí, así como la posibilidad de comentar lo que se aprende y de opinar sobre lo que se está tratando favore-cen no sélo el espíritu crítico sino un modelo de educación en el que el alumno siente que es mucho más que el receptor pasivo de un saber cerrado, y se ve como alguien que actúa en interacción con la información y los conocimien-tos que aprende y que, al mismo tiempo que asimila conceptos, se habitúa a relacionarlos con el mundo en que vive y a hacerse una composición de lugar. De ahí la enorme importancia de que la democracia educativa tenga sus cimientos en el aula, y del empleo de metodologías participativas que favorezcan la toma de decisiones y la intervención activa en el proceso educativo. No podemos ignorar tampoco que la participación es también una motivación pedagógica y un remedio eficaz contra la pasividad, la rutina y el tedio, que tantas veces presiden la dinámica cotidiana del aula. "La participación en el aula es clave, ya que potencia y desarrolla hábitos y actitudes que se plasmarán en el ejercicio posterior de otras participaciones" Antes de finalizar estas reflexiones vamos a hacer una apuesta explícita por ensayar modelos participativos que generen dinámicas democratizadoras en la gestión de los Centros. Compartimos la tesis de que la Escuela es un microcosmos social, es decir, una especie de sociedad en pequeño y también un laboratorio en el que pueden experimentarse ideas

y proyectos que, posteriormente, contribuyan a profundizar los niveles de participación democrática en el entorno. Una de estas experiencias es la conocida como School City, cuya traducción, más o menos libre, vendría a ser una Escuela que funcione como si de una pequeña ciudad se tratara.// Esta experiencia comenzó a desarrollarse en las primeras décadas del presente siglo en Estados Unidos y ha dado lugar a resultados ampliamente satisfactorios en muchos casos, aunque en otros la iniciativa no llegara a cuajar. La School City pretende convertir la Escuela en un Estado democrático en miniatura. En dicho Estado la Asamblea o Asambleas tomarían decisiones vinculantes mediante procedimientos participativos y el ejercicio del voto, aprobarían leyes y elegirían personas para asumir determinadas funciones y tareas con carácter periódico y revocable. Así, por ejemplo, se elegiría a un alumno que recibiría el título de alcalde; otro, de inspector sanitario, etc. El origen del modelo School City es europeo, aunque se pusiera en práctica en EEUU, Se basa en las experiencias y tratados pedagógicos del renacentista Trotzendorf. Existe un interesante libro de Fr. W Fúrster, La escuela y el carácter, que expone, analiza y comenta aspectos relevantes de esta interesante experiencia. No somos partidarios de importar acríticamente modelos foráneos, lo que siempre supone ciertas dosis de papanatismo. Creemos, eso sí, que cualquier experiencia participativa puede y debe ser analizada, debatida e incorporada al Proyecto Educativo que estemos desarrollando, previa adaptación a nuestras necesidades y a las características del medio o entorno en el que se desarrolla el proceso educativo. El modelo School City, por ejemplo, tiene aspectos muy aprovechables. Estamos convencidos de que a todas luces resulta positivo celebrar periódicamente Asambleas de Aula, ensayar tareas y funciones y elegir a alumnos para que las desempeñen como una preparación para tareas participativas y de responsabilidad posteriores. Asimismo, las Asambleas de Aula servirán para revitalizar las Asambleas de Alumnos de Centro y la Junta de Delegados, potenciando un clima participativo en el que se realicen propuestas, se tomen decisiones, en unos casos y se trasladen a otras como el Consejo Escolar y se acepten compromisos y responsabilidades. Evidentemente, alguna de estas iniciativas saldrán bien cuando se lleven a la práctica y otras no tanto, pero el progreso humano se ha basado muchas veces en el ensayo y el error, y, al margen de los resultados concretos, este método dará frutos nada desdeñables si sabemos tener un poco de paciencia y no precipitarnos en exigir resultados con un carácter inmediato. Ahora bien, experiencias como la School City han de ser complementarias al fortalecimiento de los cauces de participación y democratización que existen en la legislación vigente, ya que resulta obvio que este tipo de experiencias favorecerán una mayor participación, una corresponsabilidad en la toma de decisiones y un funcionamiento mucho más fluido de los órganos de gestión y control.

SÍNTESIS DE MENSAJES Síntesis de mensajes Entre las muchas y variadas ideas, que hemos manejado a lo largo de estas páginas, hemos querido destacar las siguientes: 1. No podemos reducir la educación ni a la mera escolarizacíón ni a los conocimientos adquiridos durante las diferentes etapas educativas, sino que hemos de concebirla como la formación de personas con la mirada puesta en su integración efectiva en la sociedad de la que forman parte, preparando a los chicos y chicas para que entiendan el mundo en el que viven, no renuncien a transformarlo y asuman como ideal de vida los valores

democráticos. 2. La formación para la acción es necesaria en todas las edades de la vida. Participando vamos a lograr algo de tanto calado como nuestro desarrollo personal y vamos a sentir la satisfacción de sentirnos útiles trabajando en proyectos colectivos, contribuyendo a un cambio positivo en las relaciones sociales del entorno sobre el que estamos actuando. 3. La participación de los padres y madres es literalmente imprescindible para lograr la gestión democrática de un Centro Educativo, pues sin el concurso de los padres y madres ésta es imposible, ya que se viene abajo uno de sus pilares fundamentales. 4. Un Consejo Escolar demostrará vitalidad en la medida en que los representantes de los distintos sectores tengan una vinculación estrecha con sus representados y existan mecanismos y cauces para, con agilidad y sin excesivas servidumbres burocráticas, plantear iniciativas y tomar acuerdos. 5. La participación no garantiza la ausencia de conflictos pero posibilita el explicitarlos con claridad y potencia la capacidad de asumirlos y de buscar soluciones para superar los obstáculos, lejos de procedimientos tan estériles como limitarse a quejarnos o echar la culpa a otros de que las cosas no funcionan negándonos a aceptar nuestra cuota de responsabilidad. 6. Gestionar democráticamente supone asumir un proceso en el que es imprescindible: planificar, organizar, coordinar, presupuestar, supervisar, dinamizar pedagógicamente, controlar y evaluar desde una óptica consensuada entre todos los sectores participantes. 7. La participación en el aula es clave, desde nuestro punto de vista, ya que potencia y desarrolla hábitos y actitudes que se plasmarán en el ejercicio posterior de otras participaciones.

DIRECTRICES PARA LA UTILIZACIÓN DE ESTOS MATERIALES EN ESCUELAS DE PADRES Y MADRES Quienes hemos elaborado estos materiales somos conscientes de su carácter fundamentalmente teórico. Precisamente por eso, nuestra preocupación es que la reflexión, obtenida de la lectura individual y de la asimila-ción de los planteamientos teóricos, dé paso a una serie de debates grupales, a través de los que se avancen peones y se lleven a cabo activi-dades de planificación para iniciar experiencias que apuesten por una mejora de la calidad edu-cativa, por una mayor participación de la co-munidad educativa en la vida cotidiana del Centro y por una corresponsabilización de los distintos sectores en la gestión democrática. El texto que constituye el cuerpo del cuaderno tiene una finalidad orientadora y tentativa. Sabemos que en un reducido número de páginas es imposible agotar las posibilidades de esbozar siquiera las líneas de una educación para la libertad y para la vida, los mecanismos para impulsar una mayor participación y los instrumentos para profundizar en la gestión democrática del Centro. De ahí que la bibliografía aparecida al final de estos materiales tenga como finalidad el facilitar caminos que permitan ampliar los contenidos y los enfoques. De cualquier forma, cualquier artículo, idea, proyecto o experiencia puede complementar este cuaderno de formación y contribuir a mejorar su eficacia. La finalidad con la que hemos elaborado estas páginas es la de servir de soporte y guía para la celebración de una Escuela de Padres y Madres que utilice metodologías activas y participativas. Por tanto, existe una vinculación profunda entre los aspectos teóricos y las actividades

propuestas, abiertas a sugerencias y modificaciones, cuya finalidad es la consecución de los objetivos y expectativas de los que hemos partido. En consonancia con nuestra filosofía educativa, hemos de procurar que quienes asistan a la Escuela de Padres y Madres se conviertan en agentes activos que protagonicen el proceso de formación. Por consiguiente la tarea de los monitores o dinamizadores de grupo será esencialmente la de favorecer ese protagonismo, resolver las dudas que pudieran surgir, motivar y actuar de forma que la participación y la toma de decisiones del grupo sea progresiva e «in crescendo». Es importante que en el desarrollo de la Escuela de Padres y Madres tenga cabida una amplia variedad de opciones. El aburrimiento surge de la repetición mecánica y, por tanto, el empleo de materiales audiovisuales y de técnicas diversas posibilitará una agilidad de las sesiones que redundará positivamente en que las sesiones de la Escuela constituyan una experiencia muy positiva que no sólo desarrolle tareas formativas sino que propicie un clima lúdico y de camaradería.

ACTIVIDAD 1. CUESTIONARIO Nos parece enteramente adecuado iniciar las actividades con un cuestionario. La Escuela de Padres y Madres se habrá iniciado, probablemente, con una charla-coloquio realizada por un experto o algún miembro del equipo coordinador. Aunque alguno de los asistentes haya tenido alguna experiencia anterior de Escuela de Padres y Madres, muchos y muchas no se conocerán entre síyel cuestionario, tras una técnica de presentación ode toma de confianza,es un instrumento de enorme utilidad para romper el hielo y poder observar el grado decoincidencia en el diagnóstico y también las inquietudes que manifiesten los participantes. El cuestionario pretende básicamente crear un marco referencial común, iniciar los debates y propiciar la aparición de las primeras propuestas. No obstante, las actividades posteriores reforzarán los aspectos esenciales de cada uno de los tres ejes vertebradores de estos materiales: educación, participación y democratización educativa. Los participantes divididos en grupos de siete u ocho personas responderán al siguiente CUESTIONARIO - ¿Cuáles son las ventajas de la participación? Señalad, al menos, cinco. - ¿Cuáles serían, a vuestro juicio, las principales características de una educación para la vida y para la libertad? Indicad las cuatro que os parezcan más relevantes. - ¿Creéis que el grado de democracia educativa de los Centros es insuficiente? En caso afirmativo, qué ideas, proyectos e iniciativas podríamos poner en marcha para profundizar y mejorar la gestión democrática del Centro en el que estudian nuestros hijos e hijas? - ¿Influye el entorno económico, social y cultura] en el funcionmiento educativo del Centro? En caso afirmativo, ¿cómo? En caso negativo, ¿Por qué no? - ¿Debe influir el Centro educativo sobre el entorno en el que está ubicado? En caso afirmativo, ¿cómo? En caso negativo, ¿cuáles son las razones de que no se produzca dicha influencia? Trabajo en grupos: 30 minutos (dedicando aproximadamente seis minutos a cada item del cuestionario) Es conveniente que el monitor haga hincapié en las coincidencias entre los distintos grupos y que resalte las aportaciones más creativas, así como que insista en que la pluralidad es un activo y que todas las visiones

como que insista en que la pluralidad es un activo y que todas las visiones y propuestas no tienen por qué ser coincidentes

ACTIVIDAD 2. VAMOS A TOMARNOS LA DEMOCRACIA EDUCATIVA MUY EN SERIO Esta actividad estará dividida en cinco fases. Los grupos constarán de siete a ocho integrantes cada uno. Fase 1. Introducción motivadora El monitor o dinamizador del grupo, por espacio de cinco minutos, expondrá el insuficiente grado de democratización de los Centros escolares, haciendo referencia a las dificultades del Consejo Escolar para actuar como órgano de control y gestión y al déficit de participación de los distintos sectores de la Comunidad Educativa. Ahora bien, el hecho de que la gestión democrática no satisfaga nuestras expectativas no significa que la situación no pueda mejorar mediante el establecimiento de acuerdos, estrategias y proyectos que permitan una profundización de la vida democrática del Centro. Fase 2. Lo que tiene que cambiar Imaginar que algo puede cambiar y desear ese cambio es el requisito indispensable para iniciar un proceso que establezca modificaciones positivas. Tras la motivación del monitor cada grupo, por espacio de quince minutos y utilizando la técnica del brainstorming (torbellino de ideas), expondrá los proyectos, criterios e iniciativas con cuya implantación se contribuirá a profundizar en la gestión democrática del Centro. Quienes lo deseen pueden consultar el cuadro que figura en las páginas correspondientes al desarrollo temático bajo el epígrafe de 20 IDEAS Y PROCESOS QUE FAVORECEN LA PARTICIPACIóN DEMOCRÁTICA EN EL CENTRO. El secretario o secretaria del grupo tomará nota de cada sugerencia o iniciativa y la desarrollará brevemente en un par de líneas. Fase 3. A priorizar tocan Probablemente sea cierto que lo mejor es enemigo de lo bueno. Los cambios han de ser progresivos. Por eso se abrirá en el seno del grupo un debate durante diez minutos para elegir por consenso, es decir, sin recurrir a votación, las tres propuestas o iniciativas que parezcan más relevantes y que puedan favorecer más rápidamente el grado de democracia educativa del Centro. Si quisiéramos emprender todas las ideas probablemente se neutralizarían unas con otras y no lograríamos iniciar el proceso de cambios que deseamos. De ahí que sin descartar el resto, el reto consista en elegir del conjunto de las ideas o sugerencias las tres que nos parezcan más urgentes o inmediatas. Fase 4. Estrategias para actuar certeramente En esta cuarta fase, que tendrá una duración de quince minutos, cada grupo debatirá y consensuará el mejor modo para implantar en el menor

grupo debatirá y consensuará el mejor modo para implantar en el menor tiempo posible las tres ideas seleccionadas, así como los mecanismos a utilizar y el proceso a seguir. Es importante esta fase porque ha de consistir en una preparación en el seno del grupo de la actuación que posteriormente los padres y madres asistentes a la Escuela de padres y madres han de desarrollar en el Centro escolar. Fase 5. Puesta en común El monitor tendrá una tarea esencial en esta fase. Hacer ver la importancia de las sugerencias y propuestas realizadas, destacar las coincidencias y animar a que estas ideas se lleven a la práctica con la mayor celeridad. Es aconsejable que la duración de la puesta en común no exceda los veinte minutos. TRABAJO EN GRUPOS FASE 1 .... . 5 MN. FASE 2 . 15 MN. FASE 3 . .. 10 MN. FASE 4 . . 15 MN. TOTAL . 45 MN. PUESTA EN COMÚN 0 FASE 5 20 MN. DURACIóN TOTAL DE LA ACTIVIDAD. 65 MN. Es conveniente que antes de finalizar la actividad, el monitor haga referencia a la importancia de no dejarnos atrapar por la rutina o por la inercia. Hay realidades en el Centro educativo que pueden cambiar y si nos lo proponemos seremos nosotros y nosotras quienes protagonizaremos esos cambios. Es importante que los participantes asuman que esta actividad es, ante todo, una preparación para la acción posterior y que acepten el compromiso de llevar estas iniciativas al Centro y poner en práctica el resultado de este trabajo en grupo.

ACTIVIDAD 3. ¿EN QUÉ PODRÍA PARTICIPAR YO? Si bien la escasa participación es constatable, no siempre se analizan con rigor las causas que producen esa situación insatisfactoria. Desde luego, parece difícil negar que la motivación es un factor primordial que promueve la participación. Muchas veces, la falta de motivación ocasiona el que no cuajen participaciones potenciales por distintos motivos. Sin embargo, otras veces la causa del retraimiento radica en que la organización en la que se está dispuesto a participar carece de los cauces adecuados para saber aprovechar el material humano y las ideas de quienes están dispuestos a trabajar en el campo del voluntariado. Digámoslo claramente, existen padres y madres interesados por la cultura, el deporte, el medioambiente, etc. que no se integran en las actividades de la APA porque no les parecen atractivas sus ofertas pero que se integrarían si pudiesen desarrollar sus inquietudes. Con la finalidad de afrontar esta situación hemos preparado la siguiente actividad. Los participantes divididos en grupos de siete a ocho personas llevarán a cabo la siguiente actividad desglosada en cinco fases. Fase 1. Introducción motivadora El monitor o dinamizador de grupo, por espacio de cinco minutos, expondrá a los asistentes las consideraciones que hemos señalado más arriba.

Fase 2. Comienza por rellenar la ficha Se entregará a cada participante una ficha muy simple para que la rellene. La ficha debe contener: Datos Personales e items que puedan despertar no sólo el afán participativo sino concretar en qué podría consistir la aportación del padre o de la madre. DATOS PERSONALES: NOMBRE Y APELLIDOS: DIRECCIÓN: TELÉFONO: AFICIONES: ITEMS: 1. ¿TE GUSTARíA PARTICIPAR EN LAS ACTIVIDADES QUE ORGANICE LAA.P.A.? En caso afirmativo, 2. ¿EN QUE GRUPO DE TRABAJO 0 ÁREA TE GUSTARÍA PARTICIPAR? 3. ¿QUE ACTIVIDADES DESEARíAS QUE SE LLEVARAN A CABO? 4. ¿DESEARÍAS INCORPORARTE A ALGUNATAREA DE GESTIÓN? El tiempo de que dispondrán para rellenar la ficha será de cinco minutos. Fase 3. Intercambio de experiencias en el seno del grupo Cada participante, cuando haya finalizado su ficha, por turno o haciendo una rueda, la comunicará a los demás integrantes del grupo, haciéndoles ver en qué le gustaría participar, quién es y, en cierto modo, qué le gustaría conseguir. Es importante esta comunicación horizontal. El monitor observará que a partir de las respuestas de los participantes algunas de sus preferencias ya disponen de cauce en la APA pero, probablemente, otras no existen en la actualidad y sin embargo esa persona y otras que piensan como ella podrían desempeñarla en el futuro. La duración de este intercambio de experiencias será de 15 minutos. En primer lugar cada persona comentará el contenido de su ficha y después debatirán lo que les parecen las aportaciones, si existen discrepancias, coincidencias, etc. Fase 4. Del dicho al hecho El monitor propondrá que se lleve a cabo esta experiencia en la APA, bien remitiendo a los padres y madres el cuestionario y poniéndose en contacto con quienes manifiesten interés o bien se planteará la posibilidad de convocar a los padres y madres por cursos y repetir con ellos la experiencia de entregarles la ficha y de repetir esta

ellos la experiencia de entregarles la ficha y de repetir esta actividad que ahora se está realizando en la Escuela de Padres y Madres. Si la idea es bien acogida, se pedirán voluntarios para formar parte de la comisión organizadora y ponerla en práctica. La duración estimada de esta fase será de diez minutos. Fase 5. Puesta en común El portavoz de cada grupo sintetizará en primer lugar las preferencias de cada participante. En segundo lugar, comentará los aspectos más relevantes del debate y, en tercer lugar, dará a conocer el nombre de las personas que se han ofrecido para llevar a cabo esta actividad en el futuro. La duración de la puesta en común puede estimarse en quince minutos. TEMPORALIZACIÓN TRABAJO EN GRUPOS Fase 1. . . 5 MN. Fase 2 5 MN. Fase 3 . . 15 MN. Fase 4 10 MN. TOTAL .......... . 35 MN. PUESTA EN COMÚN 0 FASE 5 15 MN. DURACIÓN TOTAL DE LA ACTIVIDAD. 50 MN.

Esta actividad nos parece crucial para el desarrollo de la Escuela de Padres y Madres. Si se desarrolla adecuadamente, los participantes protagonizan en menos de una hora un proceso en el que pasan del análisis teórico de las causas de la escasa participación a una actividad participativa motivada por sus deseos de hacer y de llevar a cabo iniciativas, para finalizar no sólo con un compromiso de acción de cara al futuro sino con la asunción de tareas concretas en la APA destinadas a intervenir como agentes activos en la niotivación de otros padres y madres para que se incorporen a los grupos de trabajo y actividades. ACTIVIDAD 4. GESTIONAR TAMBIÉN ES EVALUAR La LOGSE hace especial hincapié en la evaluación, especificando que es necesario sustituir progresivamente la evaluación de alumnos, la única que se realiza en el modelo educativo tradicional, por la evaluación de procesos, de instalaciones, de agentes educativos y de las propias Administraciones Públicas, combinando un sistema de evaluación interna llevado a cabo por la propia comunidad educativa con otro de evaluación externa. Sabemos que con las nuevas disposiciones y reglamentos orgánicos los padres representantes en el Consejo Escolar y Ia APApodemos elaborar informes sobre todas aquellas realidades educativas de nuestro interés y remitirlos al Consejo Escolar para su debate y eventual aprobación de las propuestas que contengan. Por otro lado, las propias atribuciones o competencias de los Consejos Escolares contienen aspectos de control y de gestión que están estrechamente vinculados con la evaluación. Sin embargo, a los padres y madres no sólo nos falta experiencia para evaluar, sino que

hemos de mentalizarnos de que tenemos derecho a intervenir en la evaluación de muchos aspectos del Centro y hemos de prepararnos para asumir esa función en un futuro próximo e incrementar nuestro nivel de participación y gestión en la marcha del Centro. Por todo ello hemos elaborado esta actividad, cuyo principal objetivo es motivar a íos asistentes para que venzan miedos y resistencias y acepten el reto de intervenir como agentes educativos activos en distintas facetas de la evaluación interna del Centro que ha de llevar a cabo la propia comunidad educativa y de la que en modo alguno los padres organizados en la APA pueden ser excluidos. Los participantes se dividirán en grupos de siete u ocho personas para realizar la actividad desglosada en tres fases. Fase 1. Introducción motivadora El monitor o dinamizador del grupo expondrá por espacio de cinco minutos las principales ideas expuestas en los párrafos anteriores. Fase 2. Áreas, campos o esferas en las que los padres y madres deben intervenir en la evaluación En un Centro tiene lugar, a lo largo de un curso, un conglomerado de actividades y procesos que deben ser objeto de evaluación, que abarcan desde las programaciones de los seminarios o departamentos didácticos hasta el grado de cuinplimiento de la P.G.A., las actividades complementarias y extraescolares, la apertura del Centro al entorno, la marcha del comedor escolar, la renovación de instalaciones y mobiliario, actividades complementarias extraescolares y un largo etcétera. Creemos que son muchos los campos o aspectos en los que los padres podemos y debemos intervenir pero pretendemos con esta actividad que surja de los propios participantes la concrección de los mismos. ¿Cuáles son las diez principales áreas o realidades educativas en cuya evaluación periódica y al final de curso debemos intervenir los padres y madres? El método que sugerimos como el más adecuado es que los participantes vayan exponiendo ideas y criterios y se vayan anotando para luego seleccionar los diez que se juzguen más importantes y ordenarlos de acuerdo con su importancia. Esta priorización u ordenamiento es fundamental para poder contrastar, tras la puesta en común, la opinión y las propuestas de cada grupo con la de los demás y poder observar cuáles son aquellos aspectos que destacan y que consideran más relevantes. La duración aproximada de esta fase no debe ser inferior a los treinta minutos para que pueda existir debate en el grupo y, a partir del listado inicial, se puedan realizar matizaciones y propuestas que vayan perfilando la entidad del cuadro, así como estableciendo las prioridades. Fase 3. Puesta en común E t f

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Esta fase tendrá una duración de veinte minutos. TRABAJO EN GRUPOS Fase 1 ............. 5 MN. Fase 2 ............. 30 MN. TOTAL ............. 35 MN. PUESTA EN COMÚN 0 FASE 3 20 MN. DURACIóN TOTAL DE LA ACTIVIDAD. 55 MN.

Tras finalizar la puesta en común, es muy importante subrayar que disponemos de una batería de ideas sobre los campos en los que debemos intervenir en la evaluación como padres y madres. Pero lo fundamental es que en el futuro seamos capaces de: 1. extender este convencimiento al mayor número posible de padres y madres. 2. perfilar las estrategias y mecanismos más apropiados para llevar a la práctica ¡a intervención eficaz en la evaluación, lo que puede lograrse a través de modificaciones en el Proyecto Educativo del Centro, en el Reglamento de Convivencia y estableciendo una dinámica que permita el que en el próximo curso escolar comíencen a desarrollarse experiencias evaluativas de los aspectos que consideremos más relevantes, con una intervención inexcusable de los padres y madres organizados en la APA. El monitor o conductor del grupo al cerrar la actividad deberá hacer hincapié en la importancia de que estos instrumentos serán útiles en la medida en que haya APAs dispuestas a hacer suyos estos planteamientos y llevarlos a la práctica venciendo los obstáculos y resistencias que, sin duda, encontrarán en el camino. PROPUESTA ABIERTA PARA UNA ESCUELA DE PADRES Y MADRES SOBRE EDUCACION, PARTICIPACION Y GESTION EDUCATIVA DEMOCRATICA En la primera carpeta alcanzamos un consenso generalizado en cuanto a la estructura idónea para desarrollar cada uno de estos materiales. Pensamos, entonces, en cinco sesiones con una duración en torno a las dos horas y con una periodicidad quincenal a fin de que la Escuela de Padres y Madres se prolongara por un período aproximado de un trimestre. Coincidimos, asimismo, en que el lugar de celebración no tenía por qué ser el Centro escolar, sino que las sesiones podían tener lugar en espacios como la Casa de la Cultura o el Centro Cívico, así como reiteramos la conveniencia de que exista un servicio de atención a los niños durante las sesiones para que puedan asistir a las mismas los dos integrantes de la pareja. La metodología a seguir ha de ser, no sólo activa y participativa, sino que ha de tener una variedad lo más amplia posible. La sorpresa y lo nuevo tienen un carácter fuertemente motivador frente a lo ya conocido que puede degenerar en rutina. Concebimos la formación como un instrumento para la acción, por tanto las E scuelas de Padres y Madres no deben ser finalistas sino que han de tener una inequívoca vocación instrumental a fin de que las propuestas, ideas y sugerencias se puedan llevar a la práctica y sirvan para reforzar la acción participativa y la implantación de las APAs en sus

funciones de formación y gestión. Por supuesto, lo que ofrecemos son orientaciones que pueden ser alteradas, tanto en los contenidos como en la temporalización por parte de quienes vayan a coordinar la experiencia. Es más no nos gustaría que la Escuela de Padres y Madres que se organizara consistiera en llevar a la práctica exactamente las propuestas que hacemos, sino que, por el contrario, nos sentiríamos muy satisfechos si sirvieran como elemento de reflexión para elaborar una programación de acuerdo con el conocimiento del entorno, eliminando y añadiendo todo lo que se considere oportuno. Os deseamos mucha suerte en la aventura que vais a emprender. Es fundamental que los padres y madres tomen conciencia del modelo educativo que defendemos desde C.E.A.P.A. que se sientan cada día más motivados a la participación y que venzan miedos y resistencias para asumir responsabilidades de gestión. Si estos materiales favorecen la consecución de tales expectativas, habremos logrado nuestro propósito. 1ª sesión Nos parece adecuado que la Escuela de Padres y Madres siga una línea ascendente que se inicie con la información y asimilación crítica de la misma, continúe con el desarrollo en la práctica de hábitos participativos y concluya con la adopción de compromisos concretos para la acción. La primera sesión ha de tener, por tanto, un carácter informativo y de asimilación de unos conocimientos básicos sobre los contenidos esenciales de la Escuela de Padres y Madres. Estimamos que lo más acertado es una charla sobre PARTICIPACIÓN Y GESTIÓN DEMOCRÁTICA DE CENTROS, a cargo de un experto. Ahora bien, el experto no es imprescindible. Uno de los componentes del grupo organizador que vaya a actuar como monitor o coordinador de grupo puede, perfectamente, desarrollar en treinta o treinta y cinco minutos, las ideas principales contenidas en el cuerpo de estos materiales siguiendo de forma orientativa el siguiente guión: 1. Delimitación de los conceptos dinámicos de pedagogía educativa liberadora, participación y gestión democrática, Y de su interacción y retroalimentación. 2. La relación Escuela - Sociedad, sus implicaciones y, consecuencias. 3. Preparar para la vida y para la libertad: función esencial de una Escuela Democrática. 4. Educar, una disyuntiva crucial: liberar o controlary someter. 5. Ventajas individuales y colectivas de la participación. 6. La intervención de los Padres en la gestión de los Centros (APA, Actividades complementarias, Control.v Gestión). 7. La participación es un proceso que se inicia en el aula. 8. El.funcionamiento democrático de un Centro es el resultado de la participación de todos los sectores de la Comunidad Educativa. 9. La gestión democrática implica: planificar, organizar, coordinar controlar y evaluar, mediante un proceso en que esté integrada toda la Comunidad Escolar

10. La gestión democrática se verá favorecida por la implantación de apuestas participativas como la School City (La Escuela como Estado democrático en miniatura)// Es también conveniente reforzar los contenidos de la charla con transparencias sobre los objetivos, la síntesis de mensajes y los cuadros o diagramas sinópticos sobre ideas y procesos para favorecer la democracia en el Centro y criterios para una participación efectiva al servicio de una gestión educativa democrática. La charla o ponencia irá seguida de un coloquio que deberá servir a los organizadores para ir tomando nota de las preocupaciones e inquietudes del grupo, así como de los roles que manifiestan en las intervenciones. 2ª sesión Ha de constituir un inicio de la participación y el trabajo grupal. Es importante romper el hielo de forma creativa y lúdica para lo cual, al principio de la reunión deberían ponerse en práctica técnicas de presentación, comunicación y toma de confianza. A continuación los participantes desarrollarán la ACTIVIDAD N' 1, El cuestionario. Este procedimiento de trabajo posibilita que desde el principio se sientan protagonistas de la Escuela de Padres y Madres. Para los monitores o coordinadores del grupo será muy interesante comprobar el grado de homogeneidad o heterogeneidad del grupo, así como los liderazgos que puedan empezar a surgir en el seno de los grupos y los distintos roles que comiencen a adoptar los participantes. A través de las respuestas al cuestionario se irán perfilando, asimismo, las características del grupo y las preocupaciones y prioridades de los participantes. 3ª sesión La tercera sesión, proponemos dedicarla, en primer lugar, a una reflexión seguida de un debate sobre las relaciones entre Escuela y Sociedad. Para ello, podrían seleccionarse diferentes secuencias de la película CRISIS EN LAS AULAS (CRISIS AT CENTRAL HIGHT), del director LAMONT JOHNSON, como las que describen la influencia del medioambiente sobre la vida educativa del Centro o las relaciones entre los diversos sectores de la Comunidad Escolar. El método que entendemos más adecuado sería el visionado de cinco o seis minutos de secuencia, fijando la imagen en un momento relevante o en una frase cargada de significado que dé pie al debate. En la segunda parte de la sesión se trabajaría en grupo la ACTIVIDAD N" 5, Gestionar también es evaluar. Cada día los padres y madres tendremos más incidencia en la gestión de los Centros. Por ello, es imprescindible que comencemos a prepararnos para esas responsabilidades, mejorando nuestra capacidad de diagnóstico y diseñando estrategias precisas para profundizar la democracia educativa. 4ª sesión La cuarta sesión, en la línea «in crescendo» que hemos apuntado, debe no sólo incrementar el nivel participativo del grupo, sino propiciar cambios de actitudes, adquisición de compromisos y preparación para intervenir eficazmente en las actividades de la APA y en la gestión de diversas áreas del Centro. Proponemos la realización de la ACTIVIDAD N" 2, Vamos a tomarnos la democracia educativa en serio.

Es esencial analizar y someter a reflexión y crítica cuáles pueden ser los caminos, proyectos, ideas e iniciativas que pueden favorecer un clima que permita la profundización de la democracia escolar. También se trata de priorizar aquellas tareas que se consideren más urgentes y de fomentar la capacidad de decisión a través de la selección de aquellas iniciativas que surjan de los intereses compartidos por los integrantes de los grupos de trabajo. Falta mucho trecho por recorrer pero no sería justo negar la importancia de los avances experimentados. De ahí que propongamos que la segunda parte de la sesión se dedique a enunciar y analizar aquellos aspectos de la vida educativa del Centro que se valoran positivamente y que presentan una vertiente participativa y democrática. 5ª sesión En esta última sesión es enormemente importante motivar no sólo para la participación, sino para la adquisición de compromisos y para intervenir en una dinámica en la que los asistentes a la Escuela de Padres, actúen como elementos dinamizadores de la participación de otros padres y madres. Nos parece adecuado iniciar la quinta sesión desarrollando la ACTIVIDAD N" 3, ¿En qué podría participar yo?. En una segunda parte de la sesión podría evaluarse la Escuela de Padres y Madres por el método de que los participantes, siguiendo una rueda, comentaran los aspectos positivos y negativos de la misma (nivel de participación, conocimientos, actitudes, organización, etc.). Si se cree oportuno podría invitarse a los participantes a rellenar un cuestionario escrito para conocer sus opiniones y críticas de las cinco sesiones vividas. Este material sería de utilidad para los organizadores de Escuela de Padres y Madres de cara a corregir en el futuro los errores y disfunciones que pudieran haberse producido.

BIBLIOGRAFÍA Y VIDEOGRAFÍA Sobre Educación, Participación y Gestión Educativa existen gran cantidad de títulos. Vamos a seleccionar unos cuantos, indicando, tras cada uno de ellos, una somera descripción de su contenido y una valoración. SÁNCHEZ TORRADO, SANTIAGO: Educar en democracia. Madrid, 1985. Ed. Marsiega. En este breve ensayo de setenta páginas en el que se apuesta por un modelo democrático de educación. Merece la pena destacar aspectos como la relación dialéctica entre poder y libertad, la necesidad de superar obstáculos como el fanatismo o la reafirmación de la utopía. Hemos insistido en la necesidad de que la participación y la gestión democrática se asienten sobre los cimientos sólidos de una pedagogía educativa liberadora. Este ensayo que no ha perdido actualidad pese a haber sido editado hace diez años, supone una reflexión valiente sobre los obstáculos a vencer para instaurar en los centros educativos una educación democrática. GIL VILLA, E: La participación democrática en los centros de enseñanza no universitarios Madrid, 1995. Centro de Investigación y Documentación Educativa Mº de Educación y Ciencia. Se trata de un estudio elaborado a partir de un trabajo de campo realizado en Centros públicos y privados en la provincia de Salamanca. Resultan interesantes especialmente

la quinta y sexta parte, que analizan el asociacionismo como base de la democracia escolar y las causas que originan la escasa o nula participación. FRANCO MARTÍNEZ, RENÉ: Claves para la participación en los centros escolares Madrid, 1989. Ed. Escuela Española Es un libro interesante y de fácil lectura que aborda y contempla aspectos como la participación y los peligros que le aquejan, o asuntos de orden eminentemente práctico como la planificación de las actividades y las ventajas de la planificación. Los Padres y Madres encontrarán en la lectura de este libro ideas, orientaciones y criterios cuya aplicación favorecerá una mayor organización, la planificación de la gestión, un mayor dinamismo en las reuniones y un estímulo para la participación. PASCUAL, PACHECO, ROBERTO: La gestión educativa ante la innovación y el cambio. Madrid, 1988. Ed. Narcea. El concepto de gestión educativa no es estático sino dinámico. Por tanto, los cambios que se operan en la sociedad, la aprobación de las leyes educativas y la propuesta de adaptación de los Centros que contempla la Reforma ha de obligar a vivir una serie concatenada de cambios para adaptar la gestión educativa a la dinámica social. Roberto Pascual analiza en esta obra la vinculación que se opera entre los cambios sociales y las innovaciones y su incidencia en las modificaciones estructurales y de contenido que han de afrontar los Centros para mejorar, tanto su gestión como la profundización de la democracia educativa. VIDEOGRAFÍA Existen muchas películas, algunas de ellas muy conocidas como Rebelión en las aulas, que abordan el proceso educativo desde la perspectiva de analizar los conflictos sociales y su incidencia en la dinámica de los Centros. Vamos a limitar la videografía a una sola película, CRISIS EN LAS AULAS (CRISIS AT CENTRAL HIGHT), de Lamont Johnson, producida en 1980. Con frecuencia los Centros escolares y las aulas aparecen de manera episódica y circunstancial en muchas películas pero son muy pocas las que hacen del proceso educativo y de su relación con el entorno el eje argumental. La educación está estrechamente vinculada y es inseparable de la sociedad en la que el Centro esté ubicado. Por tanto, los prejuicios, la violencia, la ideología y las expectativas de esa sociedad influyen decisivamente en la Escuela, dado que la relación entre Escuela y Sociedad es asimétrica, influyendo mucho más la sociedad sobre la Escuela que a la inversa. No debe importarnos que la película aborde unos hechos ocurridos en 1957 y 1958, es decir, alejados en el tiempo y en el espacio,pues, tuvieron lugar en el Estado de Arkansas. Por el contrario, ese distanciamiento ofrece posibilidades para analizar críticamente el pulso entre segregacionistas e integracionistas y adaptar esa situación a problemas de nuestro entorno como la aparición de brotes de racismo y xenofobia o la integración de alumnos con minusvalías físicas o psíquicas, batallas actuales en la sociedad española y que pueden generar situaciones similares a las que aparecen reflejadas en la película. Por poner un solo ejemplo, recordemos la movilización de todo un pueblo para expulsar de un Centro a los niños de etnia gitana. La película pone de manifiesto el valor de la perseverancia cuando va unida a la inteligencia y al coraje cívico para saber enfrentarse a la presión del entorno. Las relaciones Escuela- Sociedad y los valores de la tolerancia frente al fanatismo pueden analizarse perfectamente a través de secuencias como la que evidencia la

presión social destinada a impedir al grupo de alumnos de color entrar en el Centro o a través de otros episodios como la zancadilla en la escalera o la conversación entre la profesora y la alumna que acaba de ser escupida en la cara. También merece la pena analizar, para comparar la sociedad americana con la española, las diversas actitudes de los padres de los alumnos ante la experiencia de integración que se va a llevar a cabo en el Centro y el control social que existe sobre la Junta Directiva del Centro que puede acarrear, incluso, el que un profesor sea apartado de la docencia. A través de las imágenes podemos abrir un debate sobre la Educación democrática como un proceso no discriminatorio y que debe garantizar la igualdad de oportunidades.

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