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EDUCACIÓN TRAS LAS REJAS: ESCUELA CÁRCEL PRESIDENTE PRIETO DE TALAGANTE
Pocos conocen el trabajo educativo que se desarrolla en el Centro de Detención Preventiva de nuestra comuna donde, diariamente, también hay tiempo para los cuadernos y repasar materias como Lenguaje y Matemática.
Administrada por la Corporación Municipal de Educación de Talagante, desde el año 1982, el establecimiento educativo funciona hoy gracias a la labor del director Juan Uribe Gatica y la profesora Marta Plaza Mena, quienes son docentes de los tres niveles de educación básica que abarcan de 1º a 4º, 5º y 6º, además de 7º y 8º año. “Esta es la mejor manera que muchos de los internos han encontrado para demostrar un cambio de conducta y buscar la reinserción social”, ha señalado el ahora ex Alcaide del penal Jorge Toledo, quien también trazó como uno de los objetivos del penal, contar con enseñanza media para sus reclusos en el mediano plazo.
Una labor silenciosa pero fundamental para la reinserción social es la que desarrollan diariamente
en la Escuela Presidente Prieto, que funciona al interior del Centro de Detención Preventiva de Talagante, atendiendo a todos los reos que deseen completar su enseñanza básica. Para muchos de los estudiantes que participan es una de las pocas alternativas que tienen para pasar las horas dentro de un sistema penal colapsado. Otros, la ven como una posibilidad para recibir beneficios como la salida dominical y, una vez que salgan en libertad, poder realizar su enseñanza media y así tener más posibilidades de encontrar un trabajo. Lo cierto, es que esta escuela que funciona en la cárcel de Talagante se ha ganado el respeto de Gendarmería y de los mismos internos-estudiantes, quienes ven al director Juan Uribe Gatica y a la profesora Débora Plaza Mena como una oportunidad para romper su rutina. “Esta escuela es humilde, pero con pocos recursos entrega algo muy importante para los internos que es la nivelación, en este caso, de la enseñanza básica”, señaló este viernes 6 de mayo, día en que se inició este reportaje, el Alcaide del penal Jorge Toledo, quien ése día vivió su última jornada en ese cargo. “¿Cómo funciona una escuela dentro de una cárcel?”, es la primera duda que surge en este caso. La matrícula es voluntaria, lo que permite que pocos alumnos abandonen el sistema, y se hace en el mes de diciembre del año anterior, época en que se pasa por las celdas consultando a los internos interesados en participar. “Nosotros tenemos hasta el mes de mayo del año en curso para inscribir a las personas, esa es una cláusula que nos dio el Ministerio de Educación porque acá se hacen dos años en uno. Si alguien llegara más tarde, por ser trasladado de otra unidad penal, podría sumarse en cualquier etapa del año, como ocurre en otras escuelas”, explica el director de la Escuela Presidente Prieto Juan Uribe Gatica, quien asumió ese cargo el año 2008. En cuanto a las horas de clases, el sistema de la escuela de la cárcel de Talagante es distinto al que se conoce en establecimientos tradicionales: Los reos reciben solamente diez horas semanales, las que se reparten entre las asignaturas de Lenguaje y Matemática. “En el sistema penitenciario tratamos que la escuela sea tal como los establecimientos de afuera: El interno se prepara, busca su mejor ropa, va, transita, llega al colegio, tiene su horario de recreo y después regresa a su celda”, detalla el ahora ex Alcaide Jorge Toledo. “Ellos, en la sala, no tienen un gendarme sino que están en el régimen del profesor. Indudablemente, si él pesquisa una situación extraordinaria va a contar inmediatamente con el apoyo del personal pero, afortunadamente, esas situaciones no se dan como en otros espacios de la cárcel”, agrega.
CONDUCTA
La Escuela Cárcel Presidente Prieto de Talagante cumple un rol que va más allá de nivelar la educación básica de los reclusos que deseen participar en ella, su director tiene una opinión importante al momento de estudiar los casos de aquellos internos que optan a los beneficios intrapenitenciarios. El concejo técnico del Centro de Detención Preventiva analiza cada una de las peticiones, ve el perfil psicológico del reo, su conducta, y la voz de la autoridad educativa Juan Uribe Gatica es fundamental antes de tomar una decisión de otorgar, por ejemplo, la salida dominical o de fin de semana.
“La ley de rebaja de condenas, que ha tenido una gran acogida en los últimos 5 años a nivel nacional, tiene como uno de sus requisitos fundamentales que el interno que desee acceder a ese beneficio debe haber asistido al colegio de la unidad con provecho”, apunta el actual Alcaide de la cárcel de Talagante Mayor Elson Barría Becerra, quien, además, agrega que “los reos han cambiado su estilo de vida al asistir habitualmente al colegio, eso trae tranquilidad a la población penal, bajan las situaciones de crisis y ansiedad”. VOCACIÓN
La cárcel de Talagante, al igual que el resto de los establecimientos penales de Chile, tiene un importante nivel de hacinamiento: El día de la visita para este reportaje, 6 de mayo del 2011, habían 635 internos, el recinto de calle Manuel Rodríguez apenas tiene capacidad para 225. De ellos, 74 de forman parte de la Escuela Presidente Prieto. El primer nivel es el que reúne a la mayor cantidad de estudiantes, 27 en total, algunos de ellos mayores de 50 años. La profesora Marta Plaza Mena es la responsable de este curso, trabaja desde el año 2000 al interior de la cárcel, y comenta lo complejo que es enseñar a gente de edad avanzada: “Ellos tienen bastantes carencias cognitivas, tienen un lenguaje limitado producto del desuso, porque dejaron de ir a la escuela o nunca fueron. De hecho, es uno de los niveles más difíciles de tratar”.
La docente recuerda que la primera vez que visitó la escuela cárcel fue para la graduación de unos estudiantes: “Paralelo al trabajo pedagógico, soy cantante mesosoprano y me invitaron a participar en el número artístico. Fue impresionante ver cómo contrasta la realidad de acá con lo que pasa afuera. Es como si fuera un inframundo. Al empezar a hacer clases, podía entrar y decir ‘tomo mis cosas y me voy’ o asumir el desafío. Opté por lo último”.
A pesar de asumir la tarea con firmeza, la docente explica que existen los momentos en que falta la posibilidad de compartir con otros profesores: “Pedí que en la pared de entrada a la sala escribieran una adaptación de un texto de Martin Luther King, que dice que si puedo lograr que uno solo de ellos aprenda el esfuerzo no ha sido en vano. Pero hay muchas veces en que me siento sola, trabajando aquí rodeada únicamente de gendarmes sin el apoyo de algún colega”.
El prejuicio permite imaginar que al ingresar a una sala de clases de los internos lo primero que se encontrará son bromas de tono subido, gritos y desorden total, pero la realidad es sorprendente: Todos trabajan concentrados, sin moverse de sus puestos, atendiendo las indicaciones de sus profesores. “Acá tenemos un alumno diferente, es adulto, con experiencias, negativas y positivas, pero que nos sirve para entablar debate. Las clases se plantean desde la participación, queremos sacarlos de la rutina por lo que comentamos información que aparece en la prensa. En ese sentido, las clases son muy ricas. Yo fui profesor de básica por muchos años, entonces el tener que trabajar con gente así es increíble en el aspecto profesional”, señala el director Juan Uribe, con una declaración que sorprende pero que él mismo reafirma: “Hay gente que ha recorrido el mundo haciendo sus fechorías y tienen un bagaje y experiencias que uno realmente lo asombran. Para mí ha sido más enriquecedora esta experiencia que trabajar en una escuela normal”. Cuesta creerlo, pero en la Escuela Presidente Prieto también han existido alumnos destacados. Uno de ellos fue Sergio Alexis Plaza quien, tras ser trasladado a la cárcel de San Miguel, falleció producto del incendio que se desató en ese recinto penal el 8 de diciembre del año 2010. “Él estaba en el segundo nivel y era monitor de deportes, organizaba los campeonatos de baby fútbol, conseguía las cosas, era súper buen alumno. Nosotros lo sentimos harto cuando se fue y, lo conversábamos con el Mayor, ese es un error que se comete en los traslados. Deberían fijarse en los alumnos que están en las escuelas y no los deberían mover en un año por lo menos, para que terminen su proceso educativo”, cuenta el director Juan Uribe.
TESTIMONIO
El día que visitamos la Escuela Presidente Prieto los internos de primer y tercer nivel se encontraban en clases por lo que tratamos de no invadirlos en su momento de concentración y trabajo. Igualmente, irrumpe, espontáneamente, aquel que desea manifestarse y compartir su experiencia de estudiar dentro de una escuela que funciona en un penal. Se trata del interno Alexis González, de 32 años, quien ya tiene 7 meses en prisión y debe completar una condena de 3 años y un día por “receptación y robo con fuerza”, como él mismo reconoce. “Para mí es algo muy bueno poder estudiar porque puedo lograr metas y sacar una profesión, si las cosas se dan. Me gustaría sacar mi enseñanza media más adelante y ser profesional”, revela. El reo destaca que la Escuela Presidente Prieto es una gran oportunidad, además, para evadir la cotidianidad: “Llegando acá a la sala, salimos de la rutina que se vive allá adentro (en las celdas) porque acá nos concentramos en hacer algo, en aprender, la profesora nos da consejos y si nos puede ayudar en algo lo hace”. Al consultarle a Alexis sobre su familia, su rostro cambia para situarse en la melancolía. “Ellos se sienten contentos de que estudie porque con esto puedo seguir después con la enseñanza media y terminar mis estudios. Ese es mi objetivo”, reitera. DESAFÍO FUTURO
En el anhelo del interno Alexis González se desprende una de las deudas que la cárcel talagantina desea saldar prontamente con el apoyo de Gendarmería y de la Corporación Municipal de Educación de Talagante: Conseguir los recursos, el espacio y autorización para habilitar niveles que permitan completar la enseñanza media. “Hoy, este penal carece de espacio. Tenemos apenas dos salas para la escuela pero nos vamos a comprometer a tener prontamente una más que nos dé la posibilidad, al menos, de tener la nivelación de 1º y 2º medio, que es el paso lógico que necesitamos dar”, comentó el ex Alcaide Jorge Toledo.
Conseguir terminar el cuarto año medio se ha convertido en una necesidad para parte importante de los reos de Chile, y en este acaso para los que están en la cárcel de Talagante, lo que queda de manifiesto con las cifras del Ministerio de Educación, las que revelan que el año 2010 un total de 1.755 internos, que cumplen condena al interior de distintas unidades penales del país, rindieron la Prueba de Selección Universitaria (PSU) para optar a la educación superior.
MÁS Y MEJORES OPORTUNIDADES
Al terminar la visita a la Escuela Presidente Prieto los internos comienzan a regresar a sus celdas tras finalizar la jornada de estudios. Al pasar, nos piden que no nos olvidemos de ellos, que ojalá les podamos enviar algunos ejemplares del diario municipal “El Talagantino”, ya que reciben algunos pero se hacen pocos en las manos de las más de 600 personas de la cárcel. La reflexión final corre por parte de la profesora Marta Plaza Mena quien manifiesta: “La gente de afuera podrá decir muchas cosas, como que merecen ser castigados, pero detrás de todo esto siempre hay alguien que puede rehabilitarse. Tal vez no van a ser todos, pero por ese capaz de hacerlo yo estoy aquí”.
* El uso de las imágenes que aparecen en este reportaje fue autorizado por Gendarmería, a través del Alcaide Mayor Elson Barría Becerra.
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