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EL ARTISTA, EL FARO
Palabras del Presidente Betancur en el Museo Nacional, al inaugurar las Salas Pedro Nel, Santamaría, Botero y Obregón: Febrero 6 de 1984.
La circunstancia de reunir en una sala especialmente diseñada del Museo Nacional, sesenta de las obras significativas de cuatro grandes artistas de nuestra pintura, más allá de la admiración y la gratitud invita a reflexiones sobre la función del arte en la sociedad y sobre su reconocimiento al artista. 1.-
UNA REALIDAD SUPERIOR
El sorprendente Jean Cocteau, siempre a contrapelo de la corriente establecida, dijo que "la poesía es indispensable, pero me gustaría saber para que”. Tan paradójica expresión habla a la vez de cómo el arte se impone con imperio a la atención de los humanos y de cuán confusos y ambiguos son los sentimientos de la sociedad frente a su función. En sociedades utilitarias o en urgencias cotidianas y carencias de lo indispensable, el arte tiende a considerarse lujo o distracción, deleite superfluo que sólo algunos privilegiados pueden permitirse. La verdad es que aquellas extrañas producciones de la música o de la pintura, de la poesía o del teatro, al tiempo que evasión de la cotidiana realidad banal, son expresión de una realidad más concentrada y elocuente, con el poder de suscitar ideas y vivencias nuevas.
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TERAPEUTICA DE LA MAGIA DEL ARTE
La contemplación del arte demanda recogimiento: el silencio sonoro de las catedrales góticas, la silenciosa cavilación del libro, el mutismo participante de la obra teatral, la elación del poema, otra vez el aire sonoro de la sala de conciertos. Como terapéutica de reposo de las tensiones, el arte justifica su existencia y su cultivo; a un nivel mas alto, introduce otro sentido en el mundo; organiza las sensaciones y las ideas en una forma inédita e induce a un ejercicio similar: es necesario para conocer y cambiar el mundo, advertía Ernst Fischer; también es necesario por la magia inherente a él. En un plano elevado y realista, es tan indispensable como la ciencia para el Mantenimiento y progreso de la sociedad, al punto de que si uno de ellos falta, el dominio sobre el mundo y su circunstancia es incompleto y parcial, puesto que tanto el arte como la ciencia proporcionan tal conocimiento del universo y de la historia, que enaltecen la sociedad, la significan y fecundan. 3.-
EL CREADOR ANTE LA SOCIEDAD
Desde este punto de vista debemos reverenciarlo y exaltarlo, expresión del ingenio que transmuta a quien lo cultiva y a quien lo controla; y que crea el suelo firme sobre el que se levantarán otras generaciones, otros éxtasis, otras contemplaciones. Pero si el papel del arte termina por imponerse en las saciedades e irriga las corrientes sociales, no sucede lo mismo con el reconocimiento hacia el artista. Por extraña deformación de sensibilidad e inteligencia, la sociedad embrujada por el arte, suele ser insensible a la suerte del creador, y lo condena al ostracismo cuando lo considera peligroso; o simplemente lo ignora. Parecería como si quisiéramos disfrutar de las excelencias de la artesanía evitándonos las molestias del artesano y con facilidad cerramos nuestros sentidos a las urgencias de su condición.
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DICOTOMIA DEL ARTISTA Y LA SOCIEDAD.
En cuanto a la posición del estado, esta suele ser aun más impiadosa y distante. Jorge Enrique Adoum describió la situación en su obra "América Latina en sus Artes": afirma que el Estado rara vez reconoce la existencia del artista en la sociedad y que su profesión no está protegida por la legislación; que si enferma, envejece, sufre un accidente o muere, es asunto suyo; el Estado sólo se preocupa de él si enferma, envejece o muere como empleado o funcionario. Agrega que un gobierno puede enviar por el mundo una exposición ambulante de su arte milenario y exhibir orgullosamente en la portada del catálogo una obra de un artista, al que mantiene en prisión por sostener como ciudadano las mismas ideas que sostiene en su pintura. 5.-
LA AVENTURA Y EL ORDEN
Las palabras del crítico ecuatoriano pintan una realidad de áreas en las que la debilidad de las instituciones impide la expresión de ideas y sentimientos: vemos con esperanza como se afianzan gobiernos popularmente elegidos en países hermanos y como crecen la libertad y el respeto por el pluralismo ideológico y por su libre expresión. Y dondequiera es urgente que estado y sociedad incorporen a ellos al artista y le garanticen el derecho de decir su verdad y el más elemental de compartir los bienes terrenales. En varias oportunidades he expresado mi voluntad de un estatuto social justo para el artista. Estamos a punto de superar los obstáculos prácticos que se oponen a su vinculación a los organismos de protección social del estado, mediante la creación de cooperativas y agremiaciones que permitan la vinculación institucional exigida por la ley. Más allá de estas medidas que tocan con la dignidad del artista, crearemos condiciones que permitan la expresión artística, que la fomenten y la gratifiquen. El arte vive de los creadores y la tradición sólo se mantiene si existen innovadores, sensibilidades que la modifiquen y le transmitan un nuevo espíritu. El legado del pasado se marchita y muere allí donde no hay
circulación de talento y sensibilidad, donde no exista confrontación, donde no haya lo que alguien llamaba, con clásica expresión, el contrapunto de "la aventura y el orden". 6.-
LA TRADICION DE LO NUEVO
El salón que hoy se inaugura muestra la evolución de nuestra pintura en algunas de sus vertientes representativas. Desde el impresionismo de Andrés de Santamaría hasta el realismo lírico de Fernando Botero, pasando por el verismo social de Pedro Nel Gómez y el aliento poético y carnal de Alejandro Obregón, en las obras de estos cuatro maestros se aprecian cotas que no encierran integralmente nuestro arte plástico pero lo identifican en su diversidad y riqueza ya maduras. Al lado suyo hay muchos que se han impuesto a la admiración y al disfrute de las miradas ávidas de propios y extraños; muchos que a pesar de su juventud ya han llevado la fama de su nombre y del nombre de nuestro país a otras latitudes; y muchos más que buscan y se buscan, dentro y fuera de las fronteras. Con el acervo de su obra se alimenta esta "tradición de lo nuevo" que maravilla y extasía en el arte moderno, al cual Colombia ha hecho el aporte no sólo de sus pintores sino de sus escritores y poetas, como García Márquez, León de Greiff, Gonzalo Arango, Carranza, Rojas, Mutis, Charry Lara, Cobo, entre tantos otros. Los creadores son faros que iluminan nuestros pasos: y no solamente ponen luz sino dulzura en nuestra vida. A ellos debemos gratitud y respeto, 7.-
LA RECONCILIACION CON EL MUNDO
Nada más enaltecedor y honroso que destacar las tareas de sus compatriotas. Y si esas obras son del espíritu y de la sensibilidad, los sentimientos se magnifican y la gratitud cede el paso a un sentimiento de reconciliación con el mundo y de serena aceptación de los dones de la humanidad.
Al inaugurar esta sala, iniciativa de los maestros Pedro Nel Gómez, Botero y Obregón; y al entregarla a la admiración y, al estudio de los colombianos, quiero destacar que ella recoge generosos donativos de los artistas, los cuales espontáneamente han querido devolver a la sociedad parte de lo que reconocen haber recibido de ella. Y quiero manifestar, una vez más, que me siento honrado y conmovido de que los artistas de mi patria hayan respondido prestos e ilimites al llamado de que cubrieran con sus obras las paredes de la Casa de Nariño; y que me siento mas emocionado aún con esta nueva prueba de generosidad. Estoy seguro de que otros artistas se unirán a los maestros aquí presentes, para enriquecer esta casa del arte, abierta a la admiración de los colombianos y de quienes nos visitan.