EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO EN LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA Y APARECIDA

EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO EN LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA Y APARECIDA P. Juan Manuel Martín-Moreno, sj DESDE MI TESTIMONIO DE VIDA Hermano

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ESTUDIO DE LAS DOCTRINAS DE LA BIBLIA LECCION # VI EL ESPIRITU SANTO Preparado por William S. H. Piper, D.D. Traducción al español por el Dr. Roy A

DONES Y CARISMAS DEL ESPIRITU SANTO
1 DONES Y CARISMAS DEL ESPIRITU SANTO Los carismas son dones Ministeriales que dan una fuerza muy especial a la evangelización, también son dones esp

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EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO EN LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA Y APARECIDA

P. Juan Manuel Martín-Moreno, sj DESDE MI TESTIMONIO DE VIDA Hermanos el Padre Charlie antes nos retaba a ver si recordábamos del día, la fecha y hasta la hora en la que el Espíritu realmente tocó nuestra vida. Yo sí me acuerdo muy bien y puedo responder al reto. Dentro de cinco días es mi cumpleaños, se los digo porque tiene historia, fue el día de mi cumpleaños cuando el Espíritu me tocó, entonces he nacido dos veces el mismo día: el 12 de octubre, día que ocurrieron cosas muy importantes en el mundo como cuando la Virgen del Pilar se apareció a Santiago allá en Zaragoza; o cuando Cristóbal Colón descubrió América. Pues en ese día nací yo también, y por qué se los cuento, no por narcisismo, sino para que se den cuenta de la casualidad de las cosas que hace el Señor, yo ahora voy a cumplir 70 años y cuando me tocó el Espíritu cumplía 35 años; entonces mi vida se parte en 2 partes exactamente iguales, 35 años antes y 35 años después. Ocurrió aquí en Lima, por eso qué bonito ver ahora, 35 años después, que me hayan invitado a compartir con ustedes en el ECCLA precisamente cuando estoy celebrando esto, con ustedes y aquí en esta ciudad. Voy a empezar compartiéndoles un poco de mi testimonio personal: Yo terminé mis estudios, me ordené de sacerdote y vine al Perú muy joven cuando tenía 29 años, vine a trabajar donde estoy actualmente y siempre he estado: en Jaén. Trabajaba en el Seminario y los catequistas estaban empezando en aquel momento en Jaén, estos primeros 6 años fueron años, yo diría: de gran éxito pastoral, pero de un fracaso total a nivel personal y espiritual. Al cabo de aquellos 6 años estaba muy mal en todos los sentidos, en el sentido físico porque tenía que venir a Lima con frecuencia para ver a los médicos, al igual en el sentido psicológico y en el sentido moral; realmente me encontraba como sin fuerzas; ya había pensado en regresar a España, y volvía a España pero no sabía a qué volvía yo a España. Estando en Jaén nos visitó este bendito Padre José de los Oblatos, a quien estoy tan agradecido, y nos habló por primera vez de la Renovación Carismática, era una cosa muy nueva entonces, vean que empezó en el año 67. Yo noté en aquel hombre cuando hablaba que había algo especial en él, no sabía nada, este hombre hablaba convencido, este hombre sabe lo que dice. Cuando unos años más tarde yo me sentí tan mal lo único que se me ocurrió fue buscarlo, no fue fácil encontrarlo en Lima, una de las veces que vine me dijeron que estaba en Comas, era entonces un pueblo joven, bastante reciente y me fui a buscarlo, primero busqué en una parroquia, luego en otra, finalmente di con él. Me atendió muy bien, me dedicó toda la tarde, estuvimos conversando, me confesé con él y luego me invitó a concelebrar la Eucaristía, 1

la primera Eucaristía Carismática de mi vida, nunca había visto nada parecido y vean que mi primera impresión en aquella Eucaristía fue decir “esto es lo mío, esto es lo que yo he estado buscando toda mi vida, por fin lo encuentro”. Otras personas dicen: “¡Uy! el primer día yo pensé están todos locos”, yo no, desde el primer día dije esto es lo que el Señor tenía preparado para mí y realmente era el día de mi cumpleaños, no me había acordado en todo el día que era mi cumpleaños, estaba tan mal y durante la misa me acordé, luego lo dije a los hermanos y no sé de dónde sacaron una torta inmediatamente y celebré mis 35 cumpleaños, sin saber que 35 años más tarde iba estar aquí compartiendo con ustedes en Lima. Realmente lo cuento como un testimonio del poder del Espíritu Santo. Una de las cosas que me resulta a veces difícil creer, aunque creo, pero a veces me resulta difícil, es eso de que “donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia”, porque a veces la abundancia del pecado se ve tanto, tanto, tanto y muchas veces la sobreabundancia de la gracia uno no la ve tanto, pero creerse esto, creo que es lo más importante y yo lo creo de verdad, y lo creo porque el Señor lo ha mostrado en mi vida, la sobreabundancia de la gracia sobre la abundancia del pecado y este testimonio lo llevo durante 35 años y por tanto tengo que creer porque lo he vivido, lo he visto en mí en todos estos años y cuando lo predico, porque me toca predicarlo, lo predico con convicción. Cómo no estar convencido si realmente el Señor me lo ha hecho vivir así. LA RENOVACIÓN EN EL CORAZÓN DE LA IGLESIA Me han encargado hablar sobre el tema del Bautismo en el Espíritu y Aparecida, cuando me puse a prepararlo lo primero que descubrí es que Aparecida no habla directamente sobre el Bautismo en el Espíritu; me puse a releer el documento varias veces y sí creo que habla del tema pero desde la perspectiva de lo que busca Aparecida y creo que es el bautismo en el Espíritu, es una respuesta indudable a lo que Aparecida nos dice. Pero qué es Aparecida, para quienes no conocen el tema. Aparecida es la “Quinta Conferencia Episcopal de los Obispos de América Latina y el Caribe”. En los últimos 55 años ha habido cinco Conferencias en las que se han reunido los Obispos de esta gran zona geográfica, empezó en Río de Janeiro en 1955, luego tenemos la famosísima de Medellín, en el año 1968, después Puebla en el año 1979, luego Santo Domingo que coincidió con el aniversario del descubrimiento de América en 1992, y finalmente la Quinta Conferencia en Aparecida. Todos los que estamos en este encuentro esta tarde pueden ver la relevancia de lo que la Iglesia Latinoamericana, representada por sus obispos, quiere para la Iglesia de hoy, y en qué medida nosotros en la Renovación Carismática estamos dando una respuesta a eso que la Iglesia pide en Aparecida. Una cosa que yo siento es que la Renovación Carismática, en estos 35 años que la conozco, ha ido caminando desde una cierta marginalidad, pues la Renovación nace de alguna manera en el margen de la Iglesia, haciendo algo raro, la miran con sospecha, con cierta extrañeza, determinados carismas, mucha gente piensa que somos protestantes; realmente en muchos ambientes hubo una sospecha generalizada sobre la Renovación; pero lo maravilloso es cómo el Señor ha ido conduciendo a la Renovación al corazón de la Iglesia, y esta es una alegría tan grande que me da de ver que hoy día realmente la Renovación, ojala sin perder su originalidad su carisma más específico, pero hoy día está plenamente dentro del corazón de la Iglesia y Aparecida lo va a decir, la ubica en los 2

movimientos y comunidades nuevas que nos hablaba el Padre Charlie. Antes también, no es la única, no pretendemos la exclusividad, pero Aparecida habla de nuestra renovación como de otros movimientos en términos enormemente elogiosos y me gustaría leer para ustedes algunos de estos términos elogiosos de los que nos habla, porque hace tiempo no sólo en Aparecida la Renovación se instala en el corazón de la Iglesia, miren en el año 1981 tuve la alegría, la bendición de participar en Roma de un congreso de la Renovación Carismática con el Papa Juan Pablo II, tuvo lugar en los jardines del Vaticano. El Papa nos recibió allí una tarde preciosa de la primavera romana, los primeros días de Mayo, iba cayendo la tarde con el Papa allí. Uno de los primeros que tuvieron esta función del Espíritu de representar a la Renovación en la Iglesia Católica fue Ralf Martin, quien estaba presente esa tarde y hubo un momento que a mí me emocionó mucho porque él se acercó al Santo Padre a besar su mano y a presentarle la Renovación. Ahí había obispos, sacerdotes, representantes de más de 120 países, éramos algo de 1500 personas. Qué sentiría aquel joven, ya no tan joven, que en el año 1967, 14 años antes, en aquel primer retiro había sentido el Espíritu con un grupo de jóvenes universitarios quienes llegaron trastornados aquella noche a sus casas, contando lo que les había sucedido. Yo he pensado muchas veces, que si en aquel momento le hubieran dicho a él: dentro de 14 años vas a estar en Roma con el Santo Padre, con 1500 personas, obispos, sacerdotes que han hecho esta misma experiencia que has tenido tú en esta tarde, no sé lo hubiera creído, porque el Señor desborda nuestras expectativas, va mucho más allá de todo lo que nosotros podemos soñar. Aquel día por la mañana, en los Laudes, había recibido una palabra del Señor en el profeta Isaías, capítulo 30 que decía: “Ya no se te esconderá el que te enseña, con tus ojos verás al que te enseña y con tus oídos escucharas esta palabra, este es el camino ve por él, ya tuerzas a la derecha o a la izquierda”, aquel texto de Isaías que había recibido como Palabra esa mañana lo vi realizado aquella tarde: “no se te ocultara el que te enseña” y allí estaba el Santo Padre el que te enseña, “con tus oídos lo escucharás ese es el camino, vete por el sin voltear ni a la derecha ni a la izquierda” y es lo que he procurado toda mi vida. En la Iglesia no voltear ni a la derecha ni a la izquierda, difícilmente me pueden clasificar ni entre los revolucionarios ni entre los conservadores, ese es el camino que con la gracia de Dios me he sentido impulsado a llevar y en la Renovación he descubierto un lugar maravilloso para poderlo realizar. RIQUEZA ESPIRITUAL Y APOSTÓLICA DE LOS MOVIMIENTOS Hace algunos días hablaba con una hermana que pertenece a otro movimiento en la Iglesia, no digo cual pues se dice el pecado pero no el pecador y es un movimiento muy digno de alabanza; cuando le dije que venía a Lima para hablar de Aparecida me dijo ¿y qué es eso de Aparecida? y cuando se lo expliqué (ya ha nosotros no nos interesan esas cosas de la Iglesia), sentí una alegría enorme de decir que en la Renovación sí nos interesan esas cosas, ¿verdad?, por eso estamos aquí porque nos interesa las cosas de la Iglesia y porque es muy importante para nosotros saber por dónde va ese camino que la Iglesia nos va marcando, por eso estamos en el corazón de la Iglesia. Como les decía es un gozo encontrarnos allá en aquel lugar, junto con otros movimientos, aunque no pretendo nunca la exclusividad.

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Vamos a ver lo que dice Aparecida sobre estos nuevos movimientos y comunidades, dice que son un don del Espíritu para la Iglesia. Que son un don del Espíritu para la Iglesia, Primera afirmación de Aparecida. Segunda afirmación: Un valioso aporte en la realización de la Iglesia particular, don del Espíritu y valioso aporte. Dice: En él los fieles encuentran la posibilidad de formarse cristianamente, crecer, comprometerse apostólicamente, hasta ser verdaderos discípulos y misioneros. Vean en las palabras del Papa en el discurso de inauguración. En estos movimientos eclesiales, el nuestro y otros pues no pretendo la exclusividad; pero en estos movimientos eclesiales podemos ver la multiforme presencia y acción santificadora del Espíritu. Vemos en la Renovación Carismática la multiforme presencia, presencia de muchas maneras en muchos estilos y la acción santificadora del Espíritu. Llévenlo para citarlo a sus párrocos y quédense con el número 312 que dice lo siguiente: “Para aprovechar mejor los carismas y servicios de los movimientos eclesiales, deseamos respetar sus carismas y su originalidad”; entonces vean que Aparecida dice que desean respetar nuestros carismas y lo original que hay en nosotros, probablemente algunos de ustedes, yo conozco alguno, se encuentran con párrocos en circunstancias en que no respetan los carismas, no los aprecian, incluso pueden llegar hasta a prohibir el ejercicio de determinados carismas; pero miren, en aquel día de Roma que les he contado anteriormente que fue tan bonito, surgió delante del Santo Padre el más hermoso canto en lenguas que yo he escuchado en toda mi vida, y delante del Papa, si pudo haber un canto de lenguas delante del Papa, podría haberlo habido hoy también delante del Cardenal, por qué no, si se puede tener delante del Papa, por qué no también delante del Cardenal. Procuren integrar estos carismas en la estructura originaria de la diócesis, es necesario que la comunidad diocesana acoja la riqueza espiritual y apostólica de los movimientos. Deben mantener su especificidad, pero eso sí, por supuesto dentro de una profunda unidad con la Iglesia, y esta parte va para nosotros sí, para los jerarcas de la Iglesia que respeten, reconozcan, acojan nuestra riqueza espiritual y por parte nuestra el que integremos nuestros carismas en la comunidad diocesana manteniendo nuestra propia especificidad. Otra cosa que menciona Aparecida es que estos nuevos movimientos, entiéndase uno de ellos: la Renovación, son una nueva oportunidad para que muchas personas alejadas puedan tener una experiencia de encuentro vital con Jesucristo y así recuperen su identidad bautismal y su activa participación en la Iglesia. Que bonitos efectos y frutos, los nuevos movimientos son una oportunidad para integrar a personas alejadas, que recuperen su identidad bautismal y su activa participación en la vida de la Iglesia. Si realmente en la Renovación Carismática ha habido muchas personas alejadas y aquí han encontrado completar esa identidad bautismal deficiente que tenían e integrarse en la actividad de la Iglesia, bendito sea Dios que nos bendice de esa manera creando un cauce para esta misión tan bonita que tenemos todos nosotros. Quien no conoce de entre ustedes, y ustedes mismos, a personas que en la Renovación han recuperado su identidad bautismal, que levanten la mano los que han recuperado su identidad bautismal en la Renovación, bien, vean que no es ni uno ni dos sino que es fruto del Espíritu que ha querido moverse en la Iglesia para regalar este don, que nos decía también Aparecida.

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EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU Veamos ahora cómo el bautismo del Espíritu, que no está en el texto de Aparecida, sin embargo se menciona cuarenta veces al Espíritu y habla cuarenta veces del bautismo y de los bautizados, pero no habla ninguna del bautismo en el Espíritu, sin embargo aunque no hable de ello porque está hablando para toda la Iglesia, podemos ver como el bautismo en el Espíritu responde mucho a su inquietud, a su preocupación de por dónde es una respuesta enormemente válida a las carencias que Aparecida encuentra dentro de la Iglesia y esas carencias que encuentra todos somos testigos. Ayer por la noche estaba en una misa de funeral en una parroquia y realmente no contestaba nadie, nadie respondía, no sabían si había que levantarse o si no había que levantarse, realmente una identidad bautismal verdaderamente muy pobre. Si a través de este bautismo en el Espíritu, pudiera recuperarse esa identidad a veces dormida y pudiera despertarse, como de hecho se está despertando en muchos, sería una respuesta muy bonita a lo que Aparecida nos pide y quiere. Vean que en el Perú, especialmente aquí estamos de muchos países, pero creo que no sólo el Perú sino otros países de América Latina, unos más y otros menos, no es igual en todos, me consta; pero el Perú es de los que han tenido una deficiencia más grande de sacerdotes, la Iglesia peruana ha sido en América Latina comparada por ejemplo con Colombia o comparada con México, ha tenido un déficit muy, muy grande de sacerdotes, además con una geografía tan difícil como la geografía del Perú con esa inmensa cordillera de los Andes, la selva; pocos sacerdotes tienen que atender a cientos de comunidades y no les quedaba más tiempo que corretear de un lado a otro bautizando niños, entonces sí han habido muchos bautizados, es una población de bautizados, pero el bautismo solo y el mero hecho de estar bautizado no nos salva –como se ha dicho anteriormente- y realmente la gran mayoría de todas esas personas que se han bautizado no han podido tener una vida cristiana y no han podido tener una vida espiritual, todavía están esperando que alguien llegue a explicarles qué es ese bautismo que recibieron desde niños. Allí tenemos un ministerio, el bautismo necesita todo un proceso, una iniciación, son los sacramentos de iniciación cristiana y esa iniciación cristiana lleva consigo todo un proceso que, cuando no se ha dado, está la gracia del bautismo esto nadie la duda, pero esa gracia está dormida, esperando que un toque la despierte. Les voy a proponer un ejemplo, como es de informática los que no están metidos en el campo de las computadoras quizá no lo entiendan, a veces bajamos un programa, bajas el programa y lo tienes ahí, pero hay que instalarlo, mientras no lo instales tienes ahí el fichero pero no puedes usar el programa porque no está instalado; yo creo que el bautismo es algo así, en el bautismo te bajas el programa, ya lo tienes pero hay que instalarlo y mientras no lo instalas pues no ejerce verdaderamente todo el fruto que tiene. Creo que el bautismo en el Espíritu es el momento en que instalamos ese programa que ya teníamos pero estaba sin instalar y una vez que los hemos instalado empieza a ejercer todo su dinamismo, todos sus frutos dentro de nosotros. La palabra bautismo en el Espíritu es una palabra que viene de los pentecostales protestantes, al principio se usó en la Renovación, luego hubo miedo, en aquel momento en que había bastante temor se cambió por otra, ahora hablamos de la Efusión del Espíritu y cayó un poquito en desuso la palabra Bautismo en el Espíritu. Soy partidario de 5

volverla a usar sin temor alguno, no tengan miedo de usar la palabra bautismo en el Espíritu. Otra palabra que a mí me gusta mucho también es Pentecostés, es un nuevo Pentecostés, porque la palabra pentecostés, hermanos y hermanas no es una cosa que ocurrió una vez en la historia, allá 50 días después de Pascua. En la Biblia, en el Nuevo Testamento, en el libro de los Hechos hay nada menos que 4 Pentecostés distintos, está en el capítulo II, pero luego está en el capítulo IV, en el momento que los apóstoles son perseguidos: “los han llamado, los han azotado, tienen miedo, se reúnen, invocan al Espíritu y viene el Espíritu” con todo los fenómenos de la primera vez: tiembla la tierra, hay profecías, canto en lenguas. El segundo Pentecostés lo encontramos en el capítulo X de los Hechos, Cornelio con los paganos. Está Pedro predicando el kerigma, del que nos hablaba antes, es precisamente el kerigma lo que Pedro le predica a Cornelio y a sus amigos y baja el Espíritu Santo sobre ellos visiblemente acompañado de todos los mismos fenómenos que acompañan esa venida del Espíritu. Todavía más, en el capítulo XVIII hay un grupito de discípulos del bautista que habían recibido el bautismo, pero ni siquiera sabían que había un Espíritu Santo, entonces cuando Pablo les habla del Espíritu Santo dicen: “¿Espíritu Santo? si ni siquiera sabemos qué es el Espíritu Santo”. Cuántos hermanos y hermanas encontramos hoy que ni siquiera han oído hablar del Espíritu Santo, pues vamos hablarles de una manera muy eficaz del Espíritu y que experimenten el poder del Espíritu; no hay otra manera de hablar del Espíritu, el Espíritu no tiene logos y por tanto el Espíritu sólo se puede experimentar como energía, como dinamismo, como fuerza, como relación, como amor, pues en definitiva el Espíritu Santo es el amor y el amor hay que experimentarlo, hay que sentir el calorcito del amor aquí por dentro y vean por tanto que para ese pueblo bautizado insuficientemente catequizado, cómo a través de la Renovación y a través de la experiencia del bautismo en el Espíritu podemos llevarles un nuevo comienzo para su vida espiritual. UN NUEVO PENTECOSTÉS Fíjense qué bonito, dice Aparecida que a partir de Pentecostés, la Iglesia experimenta de inmediato fecundas irrupciones del Espíritu, fíjense en el plural: “fecundas irrupciones del Espíritu”, pues hay muchos pentecostés, pentecostés individuales para cada persona, pentecostés colectivos para grupos, para parroquias, para instituciones. Fecundas irrupciones del Espíritu, vitalidad divina que se expresa en diversos dones y carismas, variados oficios que edifican la Iglesia y sirven a la evangelización, por estos dones del Espíritu la comunidad extiende el poder salvífico del Señor hasta que Él de nuevo se manifieste al final de los tiempos, el Espíritu en la Iglesia forja misioneros decididos y valientes como Pedro y Pablo, la Iglesia está marcada y sellada con Espíritu y fuego, continúa la obra del Mesías abriendo para el creyente las puertas de la salvación. Tristemente cuántos bautizados de hoy todavía no han oído hablar sobre el Espíritu Santo, porque también nosotros en la Iglesia ni en la misma catequesis y los tratados de teología que hemos dado hemos hablado mucho de Él. Se nos habla de los sacramentos en la dogmática, pero también se habla en la moral, la moral y el derecho canónico, en tres momentos los sacerdotes estudiamos sobre los sacramentos; pero nos dedicamos a cuestiones un poco bizantinas y secundarias, se nos va el tiempo en discutir cuánta agua 6

tiene que ser para que sea válido el bautismo, un pequeño existe a estas alturas. Le preguntaban a un seminarista, a un teólogo en el examen, vean qué típicas preguntas de este tipo de teología y desde este tipo de moral: ¿se puede bautizar con sopa?, ustedes qué dicen, y los que creen que no se pueden bautizar con sopa que levanten la mano. Aguda respuesta que da el Seminarista, dice: Distingo –porque eso de distinguir era muy típico de la escoliaste- que con la sopa del Obispo no, con la del Seminarista sí. Bueno, vean ustedes, se reirán pero es el tipo de preguntas que nos hacíamos. Una concepción de los sacramentos minimista, estudiar qué es lo mínimo para que el sacramento sea válido y definir el sacramento en virtud de ese mínimo, en qué ocasiones extremas se puede dar un mínimo; pero esa no es la manera de hablar de un sacramento, que es que pudiera ser que un Musulmán queriendo hacer lo que la Iglesia hace y diciendo tres gotitas de agua y la fórmula exacta a una persona accidentada que está sin conciencia le echen las tres gotitas; bueno, perder el tiempo en eso, cuando en realidad lo que es el bautismo no lo podemos estudiar de nuevo, les repito por el logo, sino que hay que experimentarlo, hay que sentir cómo son estas irrupciones del Espíritu de las que se nos habla en Aparecida. Bautismo es un proceso que se extiende sobre toda la vida. Creo que en el Bautismo somos inmersos en el agua y es todo un camino bautismal, ese bautismo tiene que estar reviviendo continuamente en nosotros, no es algo que quedó atrás; porque toda la vida del cristiano es una vida bautismal, entonces en la experiencia del bautismo en el Espíritu momentos concretos, momentos intensos se pueden repetir. Los protestantes, quizá en esto los pentecostales tienen una visión distinta de la nuestra, ellos piensan que el bautismo en el Espíritu es una vez, pero no yo creo que podemos ser bautizados en el Espíritu distintos momentos de nuestra vida, quizá la primera es la más fuerte, por el hecho de que es la primera vez; pero luego en momentos como cuando los apóstoles entraron en crisis, tuvieron una dificultad, la Iglesia vuelve a invocar el Espíritu Santo. Y tú hermano cada vez que te veas en un momento de crisis, de desfallecimiento, de falta de esa energía espiritual, pide que te sea renovada esa gracia del Espíritu Santo, pide a tus hermanos, pide a tu comunidad que nuevamente invoquen sobre ti esa fuerza del Espíritu Santo, que te impulse para otra nueva etapa y luego para otras etapas volveremos a pedirlo otra vez. Sin esta experiencia del Espíritu que se nos da y es un regalo, todos nuestros esfuerzos aún siendo buenos, fracasan; tantas veces hemos intentado abandonar un vicio, cuantas personas que tienen problemas de bebida han intentado muchas veces dejarlo, pero no han podido. Cuántas veces hemos querido emprender un nuevo camino de vida de oración y no hemos podido, me recuerda esta imagen del niño que quiere levantar una cometa, entonces la levanta pero si no hay aire, si no hay viento ¡ploch! Cae y luego vuelve a levantar y ¡ploch! otra vez vuelve a ceder. Quién de ustedes no ha experimentado y muchas veces han intentado levantar una cometa y se les ha ido para abajo; hubo una vez, otra vez, otra vez y otra vez; pero cuando hay viento ustedes lanzan la cometa, el viento la alza para arriba y ya no cae, y va quedar arriba como en órbita. Esos cohetes que lanzan al espacio, al principio fallaban mucho y todos hemos visto en televisión que salía el cohete para abajo, no llevaba fuerza suficiente, hay el poder de la gravedad y el poder de la gravedad de la tierra jala para abajo y a ese cohete la gravedad 7

lo vuelve hacer caer otra vez; pero si consiguiéramos, y de hecho se consigue, mucha fuerza hasta superar la gravedad de la tierra, entonces ya no cae y se queda en órbita. Esto es lo que creo que hace el bautismo en el Espíritu, es un impulso que recibimos con tanta fuerza, que nos lleva a una nueva órbita de la cual ya no caemos y esto no es por la fuerza del hombre sino que es simplemente por el poder de Dios y el poder del Espíritu en nosotros. Pidámoslo, ¿quién pide el Espíritu Santo?: casi nadie, más bien vienen a pedir todo tipo de cosas y sin embargo el Espíritu Santo es la única petición con garantía, ninguna otra petición está garantizada; ustedes piden que le toque la lotería, pero no tienen seguridad de que les vaya a tocar, si ustedes piden curarse de una enfermedad y si no han recibido por fe una profecía de que Dios les quiere curar, nunca estarán seguros de ello. Personas han pedido intensamente una curación y han fallecido. Lo único que está garantizado es el Espíritu Santo, lo dice el Señor en el evangelio: “el Padre no negará su Espíritu a quien se lo pida”, Dice: “qué Padre de ustedes si su hijo les pide un pan le dará una piedra, o si le pide un pez le dará una serpiente, pues si ustedes que son malos dan cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”. Esta es una de las versiones, la otra versión dice “cosas buenas”; pero yo creo que es muy acertada la versión de Lucas “El Espíritu Santo es lo que dará a los que se lo piden”. EL ESPÍRITU SOPLA CUANDO QUIERE, DONDE QUIERE Y COMO QUIERE Con garantía debemos pedir esta Renovación, la pedimos en comunidad y la comunidad extiende sus manos sobre las personas que se han estado preparando. Las efusiones del Espíritu suceden continuamente no programadas, muchas personas inesperadamente tienen esta experiencia, porque el Espíritu sopla donde quiere, al Espíritu no le puedes poner vallas, ni puertas, ni normas, ni límites, Él sopla cuando quiere y como quiere; pero si preparamos a la gente, motivamos a la gente con nuestros seminarios, vamos levantando la fe de la gente con el poder del Espíritu, así la experiencia nos permite que muchos más sean los que renueven radicalmente su vida con esta gracia del Espíritu Santo. Qué es lo que se recibe cuando uno recibe el Espíritu: Primero recibe el don de ser hijo y vamos a sentir que Dios es Padre. Pero “sin en el Espíritu…”, texto del obispo Ignacio Jasing el Padre Sirio Ortodoxo, el texto tan bonito que se nos ha leído y que le ha gustado mucho al Cardenal Suenens incluso algunos se lo han atribuido a él de lo mucho que repetía ese texto: “Sin el Espíritu: Dios está lejano, Dios es abstracto o peor todavía, Dios es un juez, Dios es un castigador”. Mientras no hemos recibido el Espíritu, Dios está muy lejos de nosotros, pero en el momento que viene el Espíritu la primera palabra que pronuncia dice ¡Abba!, papito; sentir a Dios como papá bueno, papito lindo como dicen algunos de ustedes, a mí me gusta mucho oír eso de papito lindo. Qué relación crea el Espíritu en nosotros para con Dios. El bautismo de Jesús en el evangelio de San Marcos dice: “se rasgaron los cielos” esos cielos que a veces son como cortinas de hierro o de bronce y parece que nuestras oraciones no llegan a Dios, Dios está allá muy lejos; pero se rasgan los cielos, se oye la voz del Padre que dice “Tú eres mi hijo querido, me encanta como eres”, esto lo oyó Jesús el día de su bautismo Cuando uno le ha oído a Dios decir tú eres mi hijito querido uno responde y tú eres mi papá; pero primero hay que oír la voz, empieza él, yo respondo, pero primero le tengo que oír a Él, si no le oigo a Él llamarme hijo, yo nunca 8

podré llamarle papá; pero el bautismo haya en el agua se abren los cielos, se rasgan y es muy bonito porque Marcos luego al final de su evangelio también dice “se rasga el velo del templo” y se oye una voz, esta vez la del centurión, “verdaderamente este hombre era hijo de Dios”, pero para descubrir ese ministerio de Jesús hace falta que se rasguen esos cielos Queridos hijos me encanta poder percibir los gratos, lo agradables que le somos a Dios, el encanto que Dios siente por cada uno de nosotros es algo indecible cuando el Espíritu te lo haga sentir no importa lo pecador que seas, no importa las fechorías que hayas hecho en tu vida, el Espíritu te hace sentir que Dios te quiere, te quiere como eres y por eso dice la Carta de San Juan algo muy hermoso: “nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios tiene por nosotros”, que bonito, ustedes lo han conocido, ustedes creen de verdad, esta es la fe Lo decimos todos juntos “nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene”. Sí ustedes lo han conocido y ustedes creen, de verdad han recibido el Espíritu y no lo duden, sin el Espíritu nunca lo hubieran conocido, sin el Espíritu nunca le creerían más bien escucharían otras voces, voces que dicen: eres un desastre, no vales para nada, eres un inútil; esa voz que muchas veces la hemos oído de niños, la hemos internalizado y esa voz que va destruyendo nuestra propia autoestima. Saben quién más oyó esa voz: la Virgen Santísima, que oyó “Haz encontrado gracia delante de Dios”, y la Virgen se lo creyó, vaya si se lo creyó y por eso canta: “Ha hecho en mí maravillas el poderoso, santo es su nombre. Proclama mi alma la grandeza del Señor”, muy bonito eso de que ha puesto sus ojos en la humillación de su sierva y has encontrado gracia, vean es una expresión en hebreo. JESÚS ES SEÑOR DE MI VIDA He vivido 8 años en Jerusalén y me he movido en el mundo judío, tuve que aprender Hebreo y cuando lo aprendí en el librito con el que comencé, figuraba que había una pareja de esposos en Jerusalén que iban de compras, y se paraban delante de una vitrina y le decía ella a él: “ese bolso, buen bolso”, cartera dicen ustedes aquí. “Esa cartera encuentra gracia a tus ojos” y me resultó muy curioso oír esa expresión “encuentra gracia a tus ojos” para referirse a una cartera, porque nosotros la utilizamos para cosas más sublimes, pero es que encontrar gracia a los ojos de algo significa que te gusta, o sea sencillamente si tuviéramos que traducir aquella frase, habría que decirle: “Te gusta esa cartera”, es lo que le preguntaba la mujer al marido. Lo que María escucha es “Le gustas a Dios”, déjense de teologías, “le gustas a Dios”, “le encanta a Dios como eres”; María lo conoció y María lo creyó. Primera palabra que el Espíritu pronuncia en nosotros. Segunda Palabra que el Espíritu pronuncia, en 1º Corintios 12: “Nadie puede decir Jesús es Señor, sino en el Espíritu Santo” por tanto la segunda Palabra es cuando recibimos el Espíritu, en esa experiencia viva es que llamamos a Jesús: Señor. Uno puede decir “claro que puedo decir Señor a Jesús sin necesidad del Espíritu”, decirlo sí, pero sentirlo. ¿Qué es sentir “Jesús es Señor”?, Señor de mi vida, Señor de mi cuerpo. Cuando algunas mujeres dicen por ahí: “tengo derecho a usar mi cuerpo”, Pues ¡NO! ni la mujer ni el hombre; no es tu cuerpo mujer ni es mi cuerpo varón, porque es del Señor; mi dinero ya no es mi dinero, es del Señor; y si recibir el Espíritu es lo importante, como no es mío, no puedo gastármelo como yo quiera, le tendré que preguntar al Señor: Señor me compro un carro o no me lo compro, me compro de esa 9

marca, o me compro de esta otra, me compro el que vale $ 20,000 dólares ó el que vale $ 8,000 dólares. Al dueño hay que preguntarle. Y vean lo bonito del Espíritu cuando realmente ha tocado el corazón, es que eso lo hacemos con gozo, de otra manera parecerá que me han quitado mi libertad, me he vuelto un esclavo; no hay esclavitud en servir al Señor, sino ser siervo de Cristo Jesús como Pablo es un título de alegría muy grande. No sé si alguno tiene poder en las altas esferas vaticanas, pero ahora que están traduciendo de nuevo los libros litúrgicos una cosa que les pediría por favor a los Monseñores de Roma es que en las oraciones de la misa y en todas, cuando hablen con Dios no le llamen Señor, llámenlo más bien Padre y entonces: Padre para Dios Padre, Señor para Jesús. Si nos acostumbráramos a usar para cada uno una palabra distinta veríamos que no hay confusión porque son dos personas distintas, el Padre no es el Hijo y el Hijo no es el Padre, si yo me dirijo a cada uno de ellos con un nombre distinto, entonces voy a tener muy clara esa espiritualidad trinitaria. Desgraciadamente en todas las oraciones colectas del Misal se empieza llamando a Dios: Señor, se podría cambiar la nueva liturgia; denme la dirección donde puedo enviar un correo electrónico rápido para pedirles que por favor a Dios Padre le llamen Padre, porque así quiso Jesús: nos enseñó al hablar con Dios, a llamarle Padre y luego venimos nosotros en la Iglesia y le llamamos Señor, no, no es eso lo que Jesús nos enseñó Padre, papá, papito lindo, Señor Jesús. La Tercera Palabra que pronuncia el Espíritu cuando viene a nosotros es la palabra hermano, al dirigirse a todos los que nos rodean, crea un vínculo de amor, de ternura, de cariño. En Madrid conozco a un Jesuita, muy feo por cierto, que un día cayó por ahí en una asamblea nacional sin saber muy bien de qué se trataba; de sorpresa le impusieron las manos. Recibió el Espíritu y se quedó como borracho, ahí sí que se quedó como borracho, desorientado, no sabía por dónde iba y entonces contaba con mucha gracia: “yo recibí una cosa, no sé si será un don, un carisma o una exageración, pero después de recibir el Espíritu sentí que miraba a toda la gente y la veía lindísima, todos eran liadísimos; me fui a la estación donde había muchos argelinos, Qué tipos! Quién pudiera llegar a casa, mirarse al espejo, si también se veía él lindísimo, entonces fundamentalmente el Espíritu es el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado, y si el primero y principal mandamiento es amar, simplemente amar, amaremos cuando el amor de Dios sea derramado en nuestros corazones. En esta experiencia de la renovación del bautismo en el espíritu realmente uno siente, aunque unos más y otros menos, como por ejemplo yo no soy excesivamente cariñoso, los que me conocen saben que tiendo a ser un poquito seco, pero porque no me conocen como era yo antes, si me hubieran conocido cómo era antes verían ahora que soy una persona tierna, cariñosa, sonriente, que saludo bien. EL ESPÍRITU NOS MUEVE A LA UNIDAD En cada uno el Espíritu hace su obra; pero qué realmente siente uno después del Espíritu; no sé en qué país de América contaban que cuando una cosa se alargaba mucho o es muy larga, tienen la expresión: “Es más largo que despedida de carismáticos”, porque no nos acabamos de despedir nunca: y otro besito más y otro besito por la derecha. Ese no 10

es mi carisma, pero realmente algo mejora: esa capacidad de no odiar, el odio no cabe ya en un lugar que ha quedado lleno del Espíritu Santo, ese odio sale para afuera, ni siquiera se odia a los enemigos, eso es amor, un amor universal, todo lo toco a todos llega, pues ese amor a los hermanos a ser de nosotros, que vean que nos queremos, “Vean como se quieren” Por eso termino con una pequeña observación, después de haber hecho muchas alabanzas a la Renovación, quisiera compartirles una palabra profética para ustedes, no para todos: ¡echo de menos en los grupos de la Renovación la unidad y el amor!, hay muchos grupos dentro, hay muchas tensiones, liderazgos encontrados de unos y de otros y realmente un grupo carismático en el que hay rencillas, envidias, protagonismos enfrentados de unos y otros, ahí ciertamente no está el Espíritu. Si algo está claro es que. el Espíritu se nos da para la comunión. Quién es carismático en nombre del Espíritu, a veces la gente por ahí dice: “Un carismático es uno que va por ahí por sus caminos, es una persona rara, extraña, que canta fuera del coro” esta persona en absoluto ha entendido de lo que es el Espíritu. El hombre guiado por el Espíritu, la mujer guiada por el Espíritu son personas que viven la unidad, quienes donde quiera que estén realmente crean unidad en torno a ellos, en lugar de dividir. San Pablo en la Carta a los Corintios tiene en tema estrella; la 1º Carta a los Corintios, es una comunidad que presumía de muchos carismas, era muy carismática, pero una comunidad profundamente dividida, pues decía: Yo soy el Pablo, yo soy el Apolo, yo soy del Cesar; habían los intelectuales y luego las personas sencillas y a los ricos les daban el banquetazo en la Cena del Señor y los pobres que pasaban hambre; entonces en la carta Pablo con discreción y con cariño los ataca pero bien, Y les dice: “ustedes creen que son los espirituales, ustedes se las dan de espirituales, pero mientras haya rencillas entre ustedes no son espirituales sino carnales”, estas palabras a los Corintios les debió sentar como un aguijón, eso de que los llamaran carnales, porque para los griegos el cuerpo era todo abdominal no carnal, no son espirituales. Vean hermanos, aunque los carismas unifican porque todos ellos son manifestaciones del amor de Dios, son como unas joyas; ustedes se imaginan cuantos brazaletes hay, hay aretes colgantes todos de oro, hay muchas joyas distintas, muchos carismas distintos, pero todos están hechos del mismo material: de amor, y si no están hechos de amor son falsos todos esos carismas, si los carismas sirven para defendernos unos a otros. Si la gente dice: “Miren como se aman”, y si creen que nosotros nos queremos de verdad van a venir, donde ven que hay algo auténtico la gente acude, y qué es lo que va a dar este don de Amor: el bautismo en el Espíritu. Si hay algo de autenticidad, realmente el Espíritu está ahí, Él quiere de verdad a la gente, quiere la vida, quiere las bendiciones y no los protagonismos. Hermanos invoquen sinceramente al Espíritu y será derramado en sus corazones el Espíritu Santo.

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TEMA 2 CUESTIONARIO

1. ¿En qué medida en la Renovación Carismática estamos dando una respuesta a lo que la Iglesia pide en Aparecida? 2. ¿Qué afirmaciones hace Aparecida respecto a los nuevos movimientos y comunidades en la Iglesia? 3. ¿Qué respuestas encuentran los fieles en los movimientos y comunidades? 4. ¿Qué dice el numeral 312 de Aparecida y que tenemos que saber y compartir con nuestros párrocos? 5. Elabora una lista de las riquezas con las que el Espíritu Santo ha embellecido a la Renovación Carismática. 6. ¿De qué manera se pueden integrar los carismas a la estructura de tu diócesis o parroquia? Menciona por lo menos tres? 7. ¿Cómo consideras que has recuperado tu identidad bautismal en la Renovación? 8. ¿Cómo podemos renovar la gracia del Espíritu Santo en nuestras vidas? 9. ¿Cuáles son las palabras que el Espíritu pronuncia en nosotros cuando lo recibimos? 10. ¿Qué obras de unidad podemos propiciar en nuestro grupo de oración o en nuestra diócesis?

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