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El caserío Comedia lírica en tres actos Texto original de FEDERICO ROMERO y GUILLERMO FERNÁNDEZ SHAW Música de JESÚS GURIDI
PERSONAJES Y REPARTO
ANA MARI .................................... FELISA HERRERO EUSTASIA ................................... RAMONA GALINDO INOSENSIA ....................................... FLORA PEREIRA MIREN .............................................. ADELA SEGURA CATA ................................................. PILAR CUEVAS SANTI .......................................... JOSÉ LUIS LLORET JOSÉ MIGUEL ........................ CAYETANO PEÑALVER CHOMIN .................................... ANTONIO PALACIOS MANU ............................................. ÁNGEL DE LEÓN DON JESUSITO ................................. JOAQUÍN VALLE DON LEONSIO .................................... SR. CARRASCO MINGORRIETA .................................. SR. V. GUILLOT LECANDA II ........................................... SR. MUNAIN EIBARRÉS IV ............................................. SR. PÉREZ EL SACAMUELAS ............................. SR. HERNÁNDEZ POLCAPERES ......................... SR. GARCÍA MORALES EL DE LA RIFA ........................................... SR. STERN EL CABO DE FORALES .............................. SR. CORAO .
Estrenada el 11 de noviembre de 1926 en el Teatro de La Zarzuela de Madrid.
ACTO PRIMERO «MAÑANA DE SOL».– Se inicia la acción de la obra en un pintoresco lugar del País Vasco: el pueblo de Arrigorri, donde, al borde de una suave colina se eleva «Sasibill», el bien plantado caserío de Santi. Son las primeras horas de la mañana de un día de fiesta y los aldeanos van a misa.
CORO
Cuando sale el sol, quiero contemplar desde mi ventana el arrebol; quiero mirarle siempre de cara, como lo mira el girasol. http://lazarzuela.webcindario.com/
Cuando sale el sol, quiero contemplar desde mi ventana el arrebol. Que, como soy enamorado, soy madrugador. Quiero contemplar cómo sale el sol y en mi caserío viene a dar. Da en mi ventana, y, en mi tejado, seca el rocío su mirar. Quiero contemplar cómo sale el sol y en mi caserío viene a dar. Que es un amigo que a la aldea viene a despertar. _____ CORO
Nochesita de estrellas, mañanita de sol. Alborada del Carmen, sielo claro y calor. A las siete la misa, a las ocho el sermón. Por la tarde, en la plasa, bailaremos los dos.
Santi, el dueño del caserío, es también el alcalde del lugar. Hombre maduro, se ha volcado sobre el surco de sol a sol durante largos años, logrando restituir al caserío familiar el señorial prestigio que tuvo años atrás. Dos hermanos suyos, que emigraron jóvenes a tierras de América, dejaron al morir prematuramente sendos descendientes. El bueno de Santi recogió a ambos huérfanos y constituyó, a su modo, su propia familia. Aunque su mayor ternura es para Ana Mari, no quiere menos por ello a José Miguel, su otro sobrino, un bala perdida que ha optado por la «carrera de pelotari», andar por sidrerías y dialogar con «tanguistas», antes que sentar la cabeza y pensar sensatamente en un futuro. Pero ninguna solución le haría más feliz que el casamiento de sus dos sobrinos para perpetuar la estirpe. No ignora tampoco que, si bien Ana Mari es un verdadero ángel con faldas, José Miguel sólo tiene las miras puestas en la herencia que, sin duda, este último convertirá en dinero contante y sonante para dilapidarlo rápidamente. Su prima es quien más le recrimina la licenciosa vida que lleva.
ANA MARI JOSÉ MIGUEL 2
Buenos días. Buenos días. http://lazarzuela.webcindario.com/
ANA MARI JOSÉ MIGUEL ANA MARI JOSÉ MIGUEL ANA MARI JOSÉ MIGUEL ANA MARI JOSÉ MIGUEL ANA MARI JOSÉ MIGUEL ANA MARI JOSÉ MIGUEL
ANA MARI
JOSÉ MIGUEL ANA MARI
¡Ya viniste! ¡Cómo no! El tío Santi... ¡Se ha enfadado! Se ha enfadado con razón. Esa vida que tú llevas... ¡Esta vida! ¡Qué dolor! No te burles... El tío Santi piensa en eso como yo. ¡Ana Mari! Tú también me condenas por vivir... Por gastar la juventud sin provecho para ti. Tú me debes comprender. Nadie vive como tú. ¡Nadie sabe defender su triunfante juventud! Quiero beber la savia primaveral, quiero gozar sin freno de mi salud. ¡Tiempo habrá en el porvenir de atender a la virtud! Si agora por mi suerte soy sano y fuerte, ¡déjame que derroche la juventud! ¿Por qué no amar la vida que pródiga nos hace gozar? Gozar sin freno y sin pudor la vida escandalosa del placer vulgar; vivir en trémula inquietud, no es fuente ni tesoro de salud. ¡Pecado de juventud! Si tú supieras comprender lo que es un corazón ilusionado de mujer, en una sola, sin dudar, pondrías toda la ilusión que pones en un centenar. http://lazarzuela.webcindario.com/
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JOSÉ MIGUEL ANA MARI
JOSÉ MIGUEL
Una mujer podría cambiar tu vida loca. Una mujer querría privarme de mi libertad. Piensa tú que has de perder esa hermosa juventud; que no es eterno el jugo primaveral; que el manantial se agota de la salud. Piensa ya en el porvenir que es la vida del hogar. ¡Qué vas a hacer el día que en la porfía se haya desvanecido la juventud! ¡Solo y triste has de quedar! Nadie sabe defender su triunfante juventud. Quiero beber la savia primaveral; quiero gozar sin freno de mi salud. Tiempo habrá en el porvenir de encerrarse en el hogar. Si agora por mi suerte soy sano y fuerte, ¡déjame que derroche la juventud! ¡La alegría de cantar!
Eustasia, pintoresca vecina y servidora del caserío, tiene instalado su chigre a la vera del caserío de Santi. Manu, su marido, y Chomin, el criado de «Sasibill» planean junto a José Miguel y don Jesusito, secretario del Ayuntamiento, beberse a espaldas de Eustasia el excelente vino que ella guarda exclusivamente para ser empleado por don Leoncio, el párroco lugareño, durante el sacrificio de la misa. Habiendo sonado ya las campanas de la ermita, que anuncian el inminente regreso de la casera, el grupo disimula su trastada cantando al son de chistu y tamboril.
CHOMIN
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Con el trébole, trébole, trébole, con el trébole y el toronjil. Me parese que esta mañana va a haber palos y golpes aquí. http://lazarzuela.webcindario.com/
TODOS JOSÉ MIGUEL
TODOS JOSÉ MIGUEL
CHOMIN
TODOS CHOMIN JOSÉ MIGUEL TODOS
Con el trébole, trébole, tébole, con el trébole y el toronjil. Tiene cuatro ventanas mi caserío, dos a la carretera y dos al río, para ver cuando llega el bien que quiero que es barquero unas veces y otras boyero. –¡Aidá! ¡Aidá! –¡Parece que viene ya! –¡Aidá! ¡Aidá! –¡Dios mío, cuándo vendrá! ¡Aidá! Con el trébole, trébole, trébole, con el trébole y el toronjil, de la angustia del mal de ausensia se alivió mucha dama gentil. Con el trébole, trébole, trébole, con el trébole y el toronjil. Ya suenan las campanas del campanario, las buenas aldeanas van al rosario. Va también al rosario mi niña bella y el alma de mi almario se va tras ella. –¡Ahí va! ¡Ahí va! –Miradla qué bella está. –¡Ahí va! ¡Ahí va! –Mi esposa pronto será. ¡Ahí va! Con el trébole, trébole, trébole, con el trébole y el toronjil, tejeremos una corona cuando caiga el rocío de abril. Con el trébole, trébole, trébole, con el trébole y el toronjil. ¡Ay, qué bella está! ¡Ay, qué bella está! El año que viene ya me lo dirá. http://lazarzuela.webcindario.com/
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JOSÉ MIGUEL
TODOS
JOSÉ MIGUEL CHOMIN TODOS JOSÉ MIGUEL TODOS
Ya suenan las campanas, ya suenan sin cesar. Las buenas aldeanas se marchan a rezar. Con ella va a la ermita la niña que yo adoro; la de la faz bonita, la del cabello de oro. ¡Ay, qué bella está! ¡Ay, qué serca está! El año que viene ya me lo dirá. Es mi sumo bien, es mi sola luz... Nos desposaremos cuando quieras tú. ¡Ujujú!
Preocupado por la conducta de su sobrino, Santi recurre al consejo de don Leoncio, quien bien enterado de los deseos y proyectos del amo, le brinda un consejo para forzar una decisión en José Miguel: que Santi anuncie el proyecto de su propio casamiento. Si al saber esa noticia –que de confirmarse daría al traste con sus planes de heredero– el joven se enfada, es muy posible que se marche y no vuelva por allí. Admitiendo que la ocurrencia no es muy cristiana, aunque la intención sea loable, ello dejaría el campo libre para que «Sasibill» pudiera llegar a ser exclusivamente de Ana Mari.
SANTI
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«Sasibill», mi caserío, tibia cuna de mi niñés, alivio suave de mis dolores, de mis amores orgullo y prés... «Sasibill», rincón piadoso, templo y tumba de mi ilusión: en tu regaso de amable nido ¡cuánto ha sufrido mi corasón! Una mujer mi vida iluminó http://lazarzuela.webcindario.com/
con claridades de amaneser. Era una estrella que yo codisiaba. No me cansaba de soñar con ella. ¡Triste de mí! ¡La estrella se apagó! ¡Qué hermosa dicha la que perdí! Perdí la ilusión que tanto acasisié. ¡Fue una locura lo que soñé! Perdí la ilusión, la juventud y la rasón... Una mujer, un hada del hogar, nunca ha venido mi vida a alegrar. No logré tanta felisidá. Sin alma mi vida está. «Sasibill», mi caserío, tú que viste mi padeser, tú que sabías lo que la quise, la acsión bendise que voy a haser. «Sasibill», a tu regaso Ana Mari se acogerá. ¡Porque es la imagen del hada buena que tú esperabas y no vendrá!
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La ocurrencia del párroco es puesta inmediatamente en acción y Chomin, el mozo del caserío, se encarga de pregonar la buena nueva. Según habrá de surgir muy pronto de las palabras de unos y otros, el plan parece haber producido un instantáneo efecto en el ánimo de José Miguel.
CHOMIN EUSTASIA CORO
SANTI
ANA MARI
CORO D. JESUSITO JOSÉ MIGUEL
SANTI
CHOMIN MANU EUSTASIA MANU ANA MARI INOSENSIA JOSÉ MIGUEL SANTI 8
Acudirvos y llegarvos que no es broma el pregonsito. Este Chomin indesente ya se armó revolusión. Que te casas nos han dicho con la chica que te guste. Dite, dite, Santi, al punto, que no es trola tal pregón. Amigos de mi infancia, mujeres de mi tiempo: decidme si no es justo que tome estado ya. Yo creo que es cristiano que el día de mañana, su esposa con sus hijos le den felicidad. Verdad es. Es verdad. Mentira me parece que escuche de Ana Mari tan grande necedad. Quiero, Chomin, que te saques para todos chacolí... y que beban y se alegren porque quiero ser felís. ¡Allá te voy! Te ayudaré. ¡Te beberás! ¡Sí que te haré! Voy a sacar. Si quieres, ven. Allá te voy. ¡Qué insensatez! ¡Alegría! http://lazarzuela.webcindario.com/
CORO SANTI
CORO SANTI CORO
SANTI
CORO
¡Alegría! Pronto mi caserío, que siempre triste fue, alegrará la risa de una ideal mujer. ¡Mis parras, mis mansanos, mis campos de maís! Cuando ella me los cuide me sentiré felís. ¡Alegría! ¡Alegría! ¡Alegría del corasón! ¡Alegría que da a las almas la dulsedumbre del buen amor! Quisiera tener hermosa mujer, cristiana y humilde como debe ser, tan limpia y tan sana como una mansana. Si es como la deseo la que me quiera, ¡ya va a tener «Sasibill» buena casera! ¡Dios lo quiera! ¡Alegría! ¡Alegría del corasón! ¡Alegría que da a las almas la dulsedumbre del buen amor!
ACTO SEGUNDO «TARDE DE FIESTA».– Ha pasado algún tiempo. Es otra vez día de fiesta mayor en Arrigorri, donde con tal motivo reina general algazara. Del ambiente que allí nos aguarda nos advierte la magistral página que, con sabor a fiesta popular vasca, sirve de armonioso pórtico a la acción que vamos presenciar, y que transcurre en su totalidad en la Plaza Mayor de la supuesta Arrigorri.
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LOS DE ELBÓIBAR, MINGORRIETA Y LECANDA II
Pello Joshepe tabernan dala aurra joyoda larraulen. Echera juanta esan omendu ezta nería izanen. Ama orrek berak topadezala aurrorek aita zein duen.
Además de la tradicional procesión, llevando en andas a la venerada imagen de la Virgen del Carmen, habrá también este año una sensacional partida de pelota vasca con intervención del «Chiquito de Arrigorri» –que no es otro que José Miguel–, y en la que va a ser su primera visita al lugar después de los acontecimientos ocurridos en el primer acto. Según se lo manifiesta a su prima Ana Mari, José Miguel ha venido dispuesto a quedarse en Arrigorri una vez cumplido el compromiso deportivo, mas no precisamente porque haya dado marcha atrás, sino –por el contrario– en cumplimiento de su propio plan. Está convencido de que nada se adelantará contradiciendo al tío, quien, cuanto mayor sea la oposición, más se emperrará en casarse. A partir de ahora no habrá más comentarios sobre el tema, pero en cuanto sepa que una chica le hace tilín, su intención es quitársela. Entre tanto, el fortuito encuentro y la consiguiente conversación han producido en José Miguel una emoción inusitada. ¿Estará enamorándose de su prima?
JOSÉ MIGUEL
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Yo no sé qué veo en Ana Mari que nunca, nunca vi; la encontré, y una alegría tengo que jamás, jamás sentí. ¿Si será su voz de ave tan dulce y suave como una canción? ¿O la luz de su mirada, feliz alborada de mi corazón? Yo no sé qué veo en Ana Mari que es raro y nunca vi. Pensaré, ya que no lo adivino, si estará lo raro en mí. Quiero saber la causa de esta agonía que siento yo. http://lazarzuela.webcindario.com/
Dime si es que Ana Mari, ¡ay, alma mía!, te enamoró. Yo no sé qué veo en su mirada que enciende vivo amor. ¡Si será que estoy enamorado de esa tierna y linda flor! ¡Ay, tierna flor! ¡Ay, bendito mal de amor! Ana Mari ha salido completamente desalentada de la entrevista con su primo. A estas alturas tiene plena evidencia de que para su primo sólo cuenta una ambición: la herencia, y un sólo amor: el que siente por la desordenada existencia que lleva. La joven decide, pues, no aguardar un minuto más para consumar el sacrificio al cual se siente obligada por el afecto y el reconocimiento. No ignorando que Santi aspira a perpetuar la tradición familiar y asegurar el futuro de su amado caserío, dirá a su tío tan pronto como haya finalizado la procesión, que está dispuesta a casarse con él. Así tendrá «Sasibill» la buena casera a que su amo aspira.
CORO
Reina del Cielo hermosa, Madre del Redentor: por el amor divino, sé nuestra salvación. Tus ojos, Reina y Madre, vuelve a nosotros ya, que tu mirada es fuente de amor y de piedad. ¡Gloria al Señor que sabe perdonar al mortal pecador que le vuelve a adorar! Pide, mortal, que Dios no nos olvide. ¡Pide a Dios pide! ¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Gloria al Señor que sabe perdonar al mortal pecador que le vuelve a adorar! Pide, mortal, que Dios no nos olvide. ¡Pide a Dios, pide! http://lazarzuela.webcindario.com/
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En tanto que la fiesta prosigue su jubiloso desarrollo, Ana Mari cuenta a Santi, sencilla y emotivamente, de su decisión, que don Leoncio –también presente– aprueba sin objeciones. Son los únicos en todo el vecindario que no se han dejado atraer a la plaza para asistir al emocionante espectáculo del gran partido de pelota. Salvo una excepción, la de Chomin, quien siempre curioso, ha escuchado la conversación. Conmovido y resistiéndose todavía a admitirlo, Santi –sin rechazar de plano la atrevida proposición de su sobrina– revela a ésta el antiguo secreto del amor que sintió por su madre en los días aún no demasiado lejanos de su juventud.
SANTI
ANA MARI
SANTI
ANA MARI
SANTI ANA MARI
SANTI
ANA MARI
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Con alegría inmensa tu resolusión oigo de tus labios, Ana Mari... El mandato de mi corazón cumplo al pronunciar mi confesión. Pero es un sacrifisio de tu juventud, por lo buena que eres y por gratitud. ¿Es acaso sacrificio que le pague su bondad? ¡Quiera Dios que mi cariño sea su felicidad! Dime, niña, de quererme ¿nunca te arrepentirás? Si me acepta como esposa, si es dichoso junto a mi, no tendré que arrepentirme del camino que elegí... Aunque llore el que perdí. Yo te acepto con alegría, mas me duele si una tristeza es para ti. Siento que resusita en mí una olvidada ilusión. Y entretanto yo la entierro para no resucitar.
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SANTI
ANA MARI
SANTI ANA MARI SANTI
ANA MARI
SANTI
ANA MARI SANTI
Me parese que es su imagen la que vuelvo a contemplar. Una mujer hermosa como tú fue mi ilusión. La supe querer sin que ella adivinara mi pasión. Y en ti renaser la ve por fin mi corasón. Con mis afanes quiero yo resucitar toda la ilusión que le inspiraba. Tu madre fue... ¡Madre mía! ¡Oh, madre mía! ¡Mi madre fue! Y a ti lo mismo te querré que a la que adoré en mi juventud. ¡Tu madre fue! Es dulce soñar que se realiza al fin una ilusión. ¡Y es triste pensar que para siempre se perdió! La supe querer sin que ella adivinara mi pasión. Y en ti renaser la ve por fin mi corasón. ¡Amor soñado por mi corazón! ¡Amor tardío, pero firme amor!
Chomin, que acaba de oír la conversación entre Santi y su sobrina, e ingenuamente prendado también de Ana Mari, se siente casi tan desolado como dentro de un instante se sentirá el propio José Miguel. La revelación del nombre de la novia de su tío Santi resulta como el impacto de un formidable mazazo, doblemente contundente por lo inesperado que el golpe resulta.
CHOMIN
Chiquito de Arrigorri, bravo José Miguel, ábrete ya los ojos, que hay que mirar y ver. Partido te ganastes y me parese bien; pero con la familia llevas las de perder. http://lazarzuela.webcindario.com/
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JOSÉ MIGUEL
CHOMIN
JOSÉ MIGUEL
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Chomin Amorevieta: gracias por el favor. El juego y la familia bien los domino yo. Gano porque en el juego buenas boleas doy y en casa soy el amo... y aún lo seré mayor. _____ Chomin Amorevieta, ya sé por dónde vas. Te piensas que mi tío luego se va a casar. Cuando mujer elija, se la disputaré y, como soy más joven, le tengo que vencer. Chiquito de Arrigorri, no me parese mal; prosedimiento tienes que disen madrugar. Pero prosedimiento guárdate p’a otra ves, porque el señor alcalde... ¡ya se eligió mujer! _____ Chiquito de Arrigorri, ¡ay de mi corasón! la novia de tu tío me la quería yo. Se casan sin remedio, yo mismo los oí... La novia es Ana Mari, ¡ay, Chomin, infelís! Chomin Amorevieta, mientes como un ladrón; te burlas de Ana Mari porque te despreció. ¡Dime que me engañaste! ¡Dime que no es verdá! ¡De esta mentira infame... cuenta tienes que dar! http://lazarzuela.webcindario.com/
Exaltado ante tan inesperada e increíble revelación –recibida en el momento en que comenzaba a percibir sus propios sentimientos hacia su prima–, José Miguel busca a los flamantes prometidos para increparles con brusca actitud.
JOSÉ MIGUEL
SANTI ANA MARI SANTI CORO CHOMIN JOSÉ MIGUEL
SANTI
CORO SANTI CORO JOSÉ MIGUEL SANTI ANA MARI
SANTI CORO CHOMIN EUSTASIA Y MANU JOSÉ MIGUEL
¡Basta ya de bailes y de boberías! Una cosa, tío, quiero que me diga. Entre tanta gente ¿qué cuestión me buscas? ¿Qué te ocurre, primo? ¡Habla, criatura! Tiembla y está rojo. ¡Qué es lo que le pasa! Como me desmientan, pobre de mi cara. Se dice por ahí –calumnias son quizá– que ya eligió mujer y quiero yo saber si es verdá. Me extraña tu actitud, me alegra tu interés... Esposa ya elegí; la tengo junto a mí: vela, pues. ¡Ana Mari! ¡Ana Mari! Por mi gusto la elegí. ¡Qué sorpresa! ¡Qué locura! ¡Qué alegría para mí! Me turba de las gentes el mirar, me llega su mirada al corazón y temo que comprendan que mi fe la di sacrificando un gran amor. Decid si fue acertada mi elección. No hay chica en esta aldea más cabal. Si digo mi opinión, no está tan bien. ¡Nos ha descoyuntao por la mitá! No, no; ¡no puede ser! Escucha tú, mujer. Dulce Ana Mari... http://lazarzuela.webcindario.com/
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ANA MARI JOSÉ MIGUEL
ANA MARI
JOSÉ MIGUEL SANTI CORO JOSÉ MIGUEL ANA MARI JOSÉ MIGUEL ANA MARI SANTI
CORO SANTI TODOS MENOS J. MIGUEL Y ANA MARI
JOSÉ MIGUEL
SANTI JOSÉ MIGUEL ANA MARI 16
¡José Miguel! Dime al oído que no me engañan, que no es un sueño, que es la verdad. Dime, Ana Mari, que tú le quieres y que no fuerzan tu voluntad. Di mi palabra, fue por mi gusto. Sola en la vida, ¡qué voy a hacer! Siempre le quise como sobrina; desde esta tarde, como mujer. Sola en la vida ¡qué vas a hacer! ¡Ah, qué alegría! ¡Lo que adivino! Se ha contrariado José Miguel. Dulce Ana Mari, sola no estabas. Huérfana y sola. No... ¡no! ¡Mi bien! ¡Su bien! ¡Basta! ¡Basta! ¡Ya está bien! ¡Alegría! ¡Alegría! ¡Alegría del corasón! ¡Alegría que da a las almas la dulsedumbre del buen amor! ¡Perdón! ¡Perdón! Ya tiene usté mujer. Yo sobro ya en su hogar. Mi hogar no se cerró. Mas de él me quiero yo separar. ¿Te vas, José Miguel? http://lazarzuela.webcindario.com/
SANTI JOSÉ MIGUEL SANTI ANA MARI
CORO SANTI ANA MARI JOSÉ MIGUEL
ANA MARI
JOSÉ MIGUEL ANA MARI SANTI
CORO
Su gusto cumple así. Si tengo su perdón, me dé su bendición. ¡Eso sí! Virgen bondadosa, reina de mi alma, ¡cómo no me dijo lo que yo anhelaba! Rabia grande tiene por perder la herensia. ¡Dios te ampare, hijo! ¡Dios me preste fuerza! Prima Ana Mari: sé muy dichosa. Te lo deseo de corazón. Yo no quisiera que te marcharas. Fue por mi culpa. ¡Adiós! ¡Adiós! ¡No! Y nadie se emosione, porque esto es natural. Tranquilos y contentos podéis al fin bailar. ¡A bailar!
ACTO TERCERO «VELADA DE INVIERNO».– A la campiña vasca ha llegado ya el húmedo invierno. En «Sasibill», y al amor de la lumbre, trabajan –según marca la costumbre– propios y vecinos en la desgranada de la cosecha de maíz. Solamente Santi y don Leoncio, sentados a la vera del fuego, no participan.
CORO
Mientras llueve sin cesar se hace grato trabajar del hogar alrededor... Y es más grata la labor si se aleja el mal humor, recordando alguna historia de sentido amor. http://lazarzuela.webcindario.com/
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ANA MARI
CORO
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Mientras llueve sin cesar se hace grato trabajar del hogar alrededor. Y es más grata la labor si logramos escuchar una historia que Ana Mari nos sabrá contar. ¡Hala! ¡Venga! ¡Ah! En la cumbre del monte, de la luna a la luz, abre y tiende sus brazos una humilde cruz. Y a la luz de la luna va una moza a rezar y a gemir el dolor de su soledad. «¡Ay amor, dulce bien! ¿Por qué me dejas triste y sola? Si jamás volverás, quiero morir también.» Una hermosa mañana de alegría y de sol un pastor en el monte muerta la encontró. Y una cruz se levanta recordando el lugar y el pastor infeliz canta cuando va: «¡Ay amor, dulce bien, ¿por qué te vi tan bella y blanca? Si jamás volverás, quiero morir también.» Mientras llueve sin cesar se hace grato trabajar del hogar alrededor... Y es más grata la labor si se aleja el mal humor http://lazarzuela.webcindario.com/
recordando alguna historia de sentido amor... Mientras llueve sin cesar se hace grato trabajar del hogar alrededor... Y es más grata la labor si logramos escuchar una historia que Inosensia nos sabrá contar. ¡Hala! ¡Venga! ¡Ah! Cuando llega la hora de retirarse, amigos y vecinos se marchan –apiñados como mejor pueden– al abrigo de los contados paraguas de que disponen. Mientras Santi acompaña a don Leoncio en su camino hasta la rectoría, protegiéndolo con su paraguas, Ana Mari se refugia en su aposento. Eustasia, con ayuda de Inosensia, organiza un poco el desorden de la sala. Llevada por su ambición de madre, su máxima obsesión es casar lo mejor posible a la tontaina de su hija. La pobre mujer ha venido siguiendo los desconcertantes acontecimientos del caserío y, de lo poco que alcanza a vislumbrar en el continuo ir y venir de aquel inexplicable enredo, deduce a su modo que aún está a tiempo para casar a la sinsorga de su hija con el acaudalado casero de «Sasibill». Inosensia, que no es tan tonta como parece, bebe los vientos por el tarambana de Chomin. Como no en vano a la ocasión la pintan calva, Eustasia ordena a su hija que se insinúe al rico casero; ocasión que podrá presentarse en breve, tan pronto como se produzca el retorno de Santi. Mas el que entra no es Santi, sino Chomin; e Inosensia, fiel a su modo a las instrucciones de su madre, se aplica a hacer declaración al verdadero objeto de sus pesares.
CHOMIN
INOSENSIA
CHOMIN
Cuando hay algo que haser no se debe dudar, porque sale peor. Pues agora verás. Dise la madre, Chomin, que me espabile, que para que te cases yo te convensa y que yo soy la esposa que te conviene... y lo demás que dise me da vergüensa. ¡Vaya un escopetaso más imprevisto; pero por mí dispara lo que te cuadre! http://lazarzuela.webcindario.com/
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INOSENSIA
CHOMIN INOSENSIA CHOMIN INOSENSIA CHOMIN INOSENSIA CHOMIN
INOSENSIA
CHOMIN INOSENSIA
CHOMIN INOSENSIA
CHOMIN
INOSENSIA
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Si yo no te convengo por cualquier causa, ¡fíjate tú qué cosas las de mi madre! Y eres bonita. ¡Ay, regular! Y jovensita. Así, así... No sé de pronto qué contestar. No seas tonto; dime que sí. Si me quieres, te querré y, si vienes con buen fin, la respuesta te daré... Dila pronto, serafín, pues no dudes de que vas a vivir como un marqués con las cosas que tendrás. Antisipo dame, pues. No habrá en Arrigorri jebo más felís, siempre de merienda por los chacolís, porque mientras viva no trabajarás... Mátame a tu madre y no quiero más. A llevarme voy, pues, esos sestos allá, porque veo que tú... Te voy a contestar. Dile a tu madre, nesca, que te prepare la camisa y la enagua de chorierrico, porque, si me prometes lo que me dises, para que no te enfades me sacrifico. Luego dirá mi madre que yo no tengo grasia para amorosas declarasiones. http://lazarzuela.webcindario.com/
LOS DOS
Hasta los animales del caserío van a saber que estamos en relasiones.
Ha regresado Santi de su corto paseo hasta la rectoría, donde dejó a don Leoncio. Sostiene un intenso diálogo con Ana Mari, a quien confiesa que durante varias semanas estuvo interceptando aposta –aunque sin abrirlas– las cartas enviadas por José Miguel. Con la mejor intención del mundo esperaba que, al advertir el silencio de Ana Mari ante sus reiteradas cartas, reaccionara acudiendo al caserío para arrancar a la joven de sus brazos. Resignados ambos, acuerdan por fin consumar, irreversiblemente ya, el anunciado matrimonio. Apenas ha subido Ana Mari a su habitación, retorna Santi a su butaca cerca del fuego para sumergirse en sus pensamientos. Muy poco tiempo habrá de transcurrir para que, abriéndose de improviso la puerta de la estancia, haga su entrada en ella José Miguel, lleno de coraje, y dispuesto a cualquier cosa para no verse despojado de la mujer que ama.
SANTI
JOSÉ MIGUEL SANTI JOSÉ MIGUEL SANTI JOSÉ MIGUEL
SANTI
JOSÉ MIGUEL
SANTI
«Sasibill», mi caserío, viejas losas del tibio hogar, fuego heredado de mis mayores, que nunca, nunca se apagará... Parese que en esas brasas arde y vive mi viejo amor y, con el soplo del aire nuevo, la nueva llama se despertó. ¡Oh suerte, echada estás! ¿Quién es? Muchacho, ¿a dónde vas? Soy yo. ¿Qué quieres? ¡Presto! ¡Di! ¡Después! No vengo a verte a ti. ¡No! ¡No! No vienes en son de pas y nada podrás haser, pues sabes que soy capás de defender a esa mujer. Aparta, que, en mi furor, no sé qué llegara a hacer por el amor de esa mujer. ¡Amor le tienes a Ana Mari! http://lazarzuela.webcindario.com/
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JOSÉ MIGUEL SANTI
JOSÉ MIGUEL
SANTI JOSÉ MIGUEL SANTI
JOSÉ MIGUEL
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¡Amor, amor, arrollador! ¡Y brota al ver que a mí me quiere...! ¡Qué repentino es ese amor! No te creo. ¡No! Yo no sabía que la quería; pero al mirarla cerca de ti, desde aquel día me parecía su amor un sueño que yo perdí. Si yo supiese que ella te quiere como de veras la quiero yo, te envidiaría, mas dejaría que amase al hombre que ella eligió. Ya nos vamos entendiendo. Ella no te quiere a ti. Con decirlo no te ofendo. Con el tono acaso sí. Sé que yo no he de haserla dichosa mas tampoco la haré desgrasiada. Nuestra vida será embellesida por el culto de dos añoransas. Pero sé yo también que a Ana Mari tú la quieres porque es mi heredera y mañana la abandonarías para haser esa vida que llevas. Me ofende tu parecer. Tus onzas puedes guardar. Si logro yo su querer, la he de apartar de este lugar. La quiero porque es mi vida, la quiero sin tu dinero. ¡Pobre la quiero! ¡Que venga y diga si te quiere! ¡Que venga! ¡Dime dónde está! http://lazarzuela.webcindario.com/
SANTI ANA MARI JOSÉ MIGUEL SANTI JOSÉ MIGUEL SANTI
ANA MARI JOSÉ MIGUEL SANTI ANA MARI JOSÉ MIGUEL SANTI ANA MARI JOSÉ MIGUEL SANTI JOSÉ MIGUEL SANTI
TODOS
Así realizaré mi sueño de darle la felicidad. A esta casa ¿qué vienes a buscar? ¡Y tú me lo preguntas, alma mía! ¿No escuchas? ¡Alma mía! Ven a dar a un triste corazón nueva alegría. A las puertas del amor nuevamente fui a llamar y otra ves quiere el Señor que no alumbre el resplandor de sus llamas en mi hogar. Me contrista su dolor... Me sorprende su actitud. ¡Alabemos al Señor! ¡Hijos míos, el amor es caudal de juventud! ¡Le quiero, sí, le quiero! ¿A quién? A ti... y a mí. Casados, sólo espero teneros siempre aquí. ¡Bendiga Dios sus obras! ¡Perdón! ¿Por qué? ¡Perdón! Si así has de amarla siempre, bien te perdona mi corasón. Quisiera en mi hogar la muerte esperar, felis y tranquilo mirarla llegar. Tener en vosotros dos hijos amantes... Recibe tú, Ana Mari, la enhorabuena. ¡Ya va a tener «Sasibill» buena casera! ¡Dios lo quiera!
Todo se ajusta ya a los primitivos proyectos de Santi: ambos jóvenes se unirán para ser felices, y él –retornada la calma a su corazón– podrá esperar tranquilamente su última hora en compañía de sus sobrinos, y a la sombra de su amado caserío. http://lazarzuela.webcindario.com/
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