El desafío de la productividad en la industria “tradicional” uruguaya María Magdalena Camou Silvana Maubrigades*
Introducción El artículo se enmarca dentro de un proyecto de investigación de mayor alcance que se propone caracterizar la evolución de los sistemas productivos en la industria, con especial énfasis en la organización de los procesos de trabajo y de la relación de los asalariados con los medios de producción en el Uruguay en el período 1930-2000, a partir de un estudio sectorial de la industria textil y frigorífica. Hemos considerado a estas dos ramas las más representativas por tamaño, por el volumen de producción, por el número de trabajadores que abarca y por las características del proceso productivo de la industria “tradicional” uruguaya. En este artículo nos propusimos en primer lugar reconstruir las series de largo plazo de evolución de la industria en su conjunto, y de las dos ramas estudiadas. Las principales series elaboradas contemplan la evolución del producto (medido en valor agregado), de la ocupación, de los salarios y de la productividad. La mirada de largo plazo sobre estos datos es una herramienta fundamental para contrastar nuestra hipótesis de investigación que apunta a la identificar el desempeño de sectores de la industria uruguaya en el marco del cambio de paradigmas técnico-productivos a nivel internacional. Una diferenciación clave y a la que apuntamos a resaltar en este enfoque es los cambios que se producen en la intensidad del uso del trabajo entre ambos períodos. A lo largo del período la industria uruguaya pasa de un proceso de sustitución de importaciones a un modelo de economía abierta con una industria fuertemente orientada a la exportación, las variaciones en la productividad y su relación con los niveles salariales y su participación en el valor agregado es uno de los temas centrales que se exploran en este trabajo.
* Docentes del Programa de Historia Económica, Facultad de Ciencias Sociales, UdelaR;
[email protected] [email protected]. La presente investigación fue
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realizada en el marco del proyecto: “Viejos y nuevos paradigmas en la Industria Manufacturera Uruguaya del Siglo XX. Una mirada desde la industria textil y la industria frigorífica” financiado por la Comisión Sectorial Científica de la Universidad de la República (CSIC).
Este proceso de “desindustrialización” se refleja en la caída de la productividad del sector industrial y reducción de la ocupación del sector, viene siendo estudiado desde hace algún tiempo para las economías de los países centrales y gran parte de las economías emergentes. En Uruguay no existe un análisis sistemático de los cambios operados en la industria entre estos dos períodos.1 Asimismo se avanza en una comparación internacional de la evolución de la industria, que aspiramos a profundizar en próximas etapas de esta investigación.
Consideraciones teóricas Existe consenso entre los cientistas sociales de diversas corrientes de pensamiento en afirmar que la economía mundial entra, a partir de fines de la década de los sesenta y comienzos de los setenta, en una grave crisis. Esta crisis del sistema o régimen de acumulación se evidencia en un menor ritmo de crecimiento económico, desacelaración aún mayor del incremento de las tasas de productividad e inversión, inflación y reducción de la demanda de materias primas como consecuencia del estancamiento de la producción. Desde el punto de vista de la relación salarial se constata un deterioro de los salarios reales, y de las condiciones laborales, aumento de la desocupación y desregulación en la forma de determinación de los salarios. Para la Escuela de la Regulación la crisis del paradigma productivo de la Edad de Oro tiene dos vertientes explicativas fundamentales: •
la globalización o mundialización de la economía que se impone a los regímenes regulados a nivel nacional y tiende a alterar la dinámica de crecimiento virtuoso entre producción-salario-consumo, afectando también a la inversión.
•
la pérdida de dinamismo de la productividad por agotamiento del sistema de organización del trabajo generado por los paradigmas taylorista y fordista.
Una de las características principales del antiguo paradigma socio-productivo fordista fue el aumento de la productividad a partir de la producción masiva de bienes homogéneos, destinados a una demanda estable y en expansión, contando con el apoyo de un Estado interventor y proteccionista; una relación salarial que garantizaba contratos estables con salarios indexados en función del rendimiento y el crecimiento de la productividad; una integración vertical a nivel de las empresas favoreciendo el gigantismo y alto costo de capital (inmovilizado); incrementos de la productividad basados fundamentalmente en la reducción de los 1
Existen, entre otros, dos estudios exhaustivos sobre la evolución de la industria durante el período sustitutivo de importaciones (Bértola, 1992 y Millot, Silva y Silva,1973) que son una importante referencia para nuestro análisis de ese período pero no se cuenta con una visión de largo plazo de los cambios de las últimas décadas. Otros investigaciones más puntuales se ocuparon de las transformaciones de la industria durante el período de la implementación de políticas de estímulo a las exportaciones no tradicionales (Macadar, 1982).
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costos unitarios pero sin capacidad de adecuación a las posibles variaciones de la demanda y escasa innovación, una vez instalada la mecanización y cadena de montaje, en cuanto a los procesos productivos. Para Boyer (Boyer, 1998), la crisis marca el inicio de modos de regulación determinados por la emergencia de la competencia externa. En este nuevo contexto se produce una deslocalización de numerosas empresas hacia regiones con menores costos salariales. También en los países centrales, la creciente movilidad del capital y el fuerte proceso de innovación tecnológica y liberalización en los procesos de intercambio comercial, permitió presionar sobre el Estado para obtener la disminución de los impuestos al capital y a la ganancia, así como a la reducción de los costos salariales, ante la amenaza de un traslado hacia países donde existían estas ventajas. Esto lleva a una restricción de la demanda interna y a una apuesta cada vez mayor a las exportaciones que, dependiendo del sector en que estas se concentren, puede implicar reducción de los puestos de trabajo. Desde el punto de vista técnico este sistema se vuelve ineficiente en la medida en que no permite una adecuación entre producción y demanda necesaria, en período de gran competencia en los mercados y de rápida innovación tecnológica que exige una permanente adaptación de los procesos de trabajo. Boyer sostiene que la forma que adopta la relación salarial durante el fordismo y que había sido el sostén de la demanda en ese período, se vuelve, tras la crisis, en contra de las tasas de ganancia. A su vez otros autores señalan la paulatina conformación de un nuevo paradigma socio productivo a nivel mundial que ofrecía una oportunidad cargada de riesgos y oportunidades para los países en desarrollo. Mientras que el patrón tecnológico imperante durante el proceso de la industrialización por sustitución de importaciones (ISI) exigía para su aprovechamiento de centralización, masificación y homogenización de la demanda de consumo con requerimientos institucionales y sociales acordes, en la etapa actual de transición, el patrón técnico-económico más flexible apunta hacia la diversidad y la descentralización. En el marco de este nuevo paradigma surgen nuevos sectores dinámicos que basan su alta productividad en una diversidad de productos, con una tecnología en permanente renovación en sinergia con lo local, productos adaptables al usuario que deja de ser únicamente nacional y donde los trabajadores pasan a integrarse como capital humano y no solamente costos. Estos cambios generan tecnologías avanzadas en los sectores de mayor competitividad que pasan a estar disponibles para otros sectores industriales más maduros o tradicionales.(Pérez, 1996) Nuestra investigación apunta a interpretar a partir de la evidencia empírica relevada en qué medida esta interpretación de la Edad de Oro, su crisis y el inicio de un nuevo modelo económico en los países desarrollados es operativa para explicar las transformaciones que experimenta la industria uruguaya a lo 3
largo del período. Nuestro conocimiento primario del objeto de estudio nos lleva a presuponer la existencia también de dos períodos que a grandes rasgos serían: a) El paradigma socio-productivo que acompañó la etapa de industrialización por sustitución de importaciones se desarrolla entre 1930 y 1974, aunque su etapa de mayor expansión puede situarse entre 1930 y 1955. Se caracterizó por el desarrollo de grandes empresas, con ventajas monopólicas en el sector, con procesos productivos estancados o recesivos, de altos costos fijos, fuerza de trabajo poco flexible en el marco de una fuerte regulación del mercado de trabajo. A diferencia de la Edad de Oro en los países centrales la industria en Uruguay no habría logrado convertirse en el motor de la economía y su dependencia del sector exportador y de la protección del Estado condicionaron su desarrollo autónomo. b) La desarticulación del paradigma anterior se evidencia desde comienzos de la década de los setenta. Se modifica el marco regulatorio estatal de la actividad económica, dando lugar a una mayor apertura y estímulo a las exportaciones industriales no tradicionales. Paralelamente comienzan a tener lugar transformaciones importantes del proceso y las condiciones de trabajo. En los dos sectores estudiados, se culmina un proceso paulatino de sustitución de los grandes gigantes industriales por empresas pequeñas o medianas con baja incorporación de tecnología, con partes del proceso productivo tercerizadas, poca diversificación en la oferta de productos finales, orientación mayoritariamente hacia el mercado externo y también orientadas a la búsqueda de beneficios de las políticas estatales. Se trata de empresas que se modifican en el sentido de una mayor simplificación de los procesos de trabajo y una producción con menor valor agregado. En cuanto al relacionamiento con la fuerza de trabajo a partir del gobierno dictatorial se elimina toda forma de negociación entre empresarios, Estado y trabajadores y cambia sustancialmente el peso del trabajo en los costos empresariales tanto por caída de los salarios como por la desregulación que comienza en este período y se mantiene hasta el final del período.
Desempeño global de los dos sectores estudiados 1.1
Industria Textil
El surgimiento de la industria textil en el Uruguay a fines del siglo XIX está vinculado a la evolución del mercado interno, y es en sus comienzos de poco volumen ya que se importaban gran parte de los textiles. 4
Recién en el último cuarto del siglo XIX, con una producción nacional importante de lana y un mercado interno en expansión, como consecuencia del crecimiento de la población y de la mejora de la calidad de vida, se promulgan las primeras leyes proteccionistas para la creación de una industria textil y se presentan los primeros proyectos para la instalación de fábrica de tejidos e hilados en el país. Con el surgimiento de las primeras fábricas de tejido de lana y del impulso que significó para el sector la instalación en 1905 de la primera hilandería, la industria textil tuvo un sostenido crecimiento de su producción entre 1900 y 1913. Es durante la primera guerra mundial y su inmediata posguerra que adquiere esta rama un gran impulso. Su mayor crecimiento se inicia a partir de la segunda mitad de los treinta, en ese momento el sector contaba con 212 establecimientos, empleaba el 5% de los trabajadores industriales y generaba el 4.3% del valor agregado manufacturero. La sustitución de importaciones de productos textiles laneros se convirtió en un mercado alternativo para los productores de lana. El cuarto de siglo que transcurre entre 1930 y 1955 se caracterizó por el elevado dinamismo que desplegó la industria nacional en el marco del denominado proceso de sustitución de importaciones, en oposición al período anterior de desarrollo guiado por las exportaciones. Dentro del período de crecimiento continuo de la industria textil, entre 1930 y 1955, se pueden destacar tres momentos: un primer período que transcurre entre la crisis mundial de 1930 y 1938, el segundo período comprende los años de la II. Guerra Mundial y la inmediata posguerra y el último el comienzo de la crisis del sector hasta 1955. En el primer período, pautado por las dificultades de abastecimiento de materias primas, se adoptaron un conjunto de medidas de política económica tendientes a mitigar los efectos de la crisis y a proteger la industria nacional. Dentro del sector la textil lanera era la sub-rama principal en función de las ventajas comparativas que proporcionaba la producción local de materia prima. La industria algodonera, que carecía de hilanderías, se dedicaba en este período a la producción de tejidos con hilados importados mostrando un ritmo de crecimiento mucho más lento. Debe destacarse que si bien la mayor parte de la producción se destinó al mercado interno, las exportaciones industrializadas también se elevaron, pasando de un 4% en 1930 a un 20% en 1938. Con respecto a los obreros, en 1936 Campomar y Soulas, la empresa textil más grande del país, contaba con 2000 obreros en el conjunto de sus plantas y la segunda industria textil en importancia “La Aurora” de Martínez Reina empleaba 522 obreros. El segundo período destacable son los años de la Segunda Guerra Mundial y la inmediata posguerra, en los 5
cuales la producción manufacturera se enlenteció debido tanto a los problemas generados con el estallido de la guerra como a la situación económica interna. Al proteccionismo que ya gozaba la industria local se sumó ahora el resultante del conflicto bélico. En este contexto y luego de haber superado los problemas de abastecimiento de comienzos de la guerra (insumos, materias primas, maquinarias, repuestos), se inicia la expansión más importante de la historia de la industria textil, cuya tasa de crecimiento, en estos años, duplica a la del total manufacturero. El cambio más significativo que experimentó el sector fue el inicio de sus ventas externas de lana lavada, hilados, tejidos y en pequeña escala tops, así como la sustitución a gran escala de los hilados de algodón que hasta ese momento se importaban casi en su totalidad. La textil algodonera, si bien tuvo un desarrollo tardío con respecto al sector lanero, en los años comprendidos entre 1936 y 1948, mostró un mayor ritmo de crecimiento. Es este el período de mayor sustitución de importaciones en la rama algodonera, especialmente en productos comunes, hilados y tejidos cardados. Se realizó una fuerte inversión en maquinaria explicada en gran medida por el surgimiento de nuevas tejedurías y de las primeras hilanderías. Por último, el período que se extiende desde 1947 hasta 1955 es el de mayor crecimiento de la industria manufacturera nacional, con una tasa anual del 6.3% apoyada en la implementación de una política de ingresos redistributiva y amplias posibilidades de abastecimiento de importaciones. Para la industria textil se mantiene el ritmo de crecimiento, caracterizado por un incremento en el número de establecimientos, en el personal ocupado y en el valor bruto de producción. Para el sector que abastecía al mercado interno la liberalización del comercio que se promovió finalizada la guerra, provocó un aumento de la competencia al incrementarse en el mercado la venta de tejidos importados. Esta situación se revierte a partir de 1951 con un nuevo impulso proteccionista en parte propiciado por una devaluación de nuestra moneda con respecto a la libra, favoreciendo tanto al sector algodonero como al lanero no exportador. El sector lanero exportador, reestablecida la protección a las exportaciones desde 1947, muestra un crecimiento sin pausa entre 1949 y 1953. El rubro destacado es el de los tops, que apoyado por el establecimiento de un tipo de cambio diferencial a partir de 1949, logró en un plazo de cinco años multiplicar su producción por 22. La siguiente etapa, comprendida entre 1955 y 1971, da cuenta sin embargo de un estancamiento de la producción industrial en su conjunto. La industria textil, que se destacara por impulsar el desarrollo manufacturero en etapas anteriores, registra ahora una tasa de crecimiento negativa cercana al 2% anual. Pese a esta caída, siguió teniendo importancia en el conjunto de la industria manufacturera, siendo la tercera en 6
importancia después del sector Alimentos y Bebidas. La principal causa de este retroceso en el sector se encuentra en el estancamiento que registra la producción de lana a partir de la segunda mitad de la década del cincuenta y su posterior descenso a lo largo de la siguiente década. Pero, bajo el amparo de políticas de reintegro a las exportaciones, que se aplicó desde mediados de la década del sesenta, se generaron importantes cambios en la estructura de dichas exportaciones textiles, favoreciéndose la participación de aquellas que presentaban un grado de industrialización mayor. Aumentó así la importancia relativa de los tops y tejidos e hilados dentro del volumen total de exportaciones laneras. Durante toda la década de los ochenta y hasta entrados los años noventa, la rama textil seguía ocupando el tercer lugar en importancia dentro de la industria manufacturera en su conjunto. En estos años se procesó una importante renovación tecnológica, al menos en algunos rubros, luego de un prologando estancamiento en la inversión en el sector textil. Es así que se alcanzó, según estudios realizados en la década del ochenta, una renovación del 80 a 100% en el rubro peinaduría de lanas. Mantiene su importancia con respecto al mercado de trabajo, ocupando el segundo lugar en las industrias oferentes de puestos de trabajo, luego de la industria alimenticia, con un 12% del total del empleo directo generado por la industria manufacturera. A partir de 1992 la industria textil entra en una fase recesiva disminuyendo su participación en la industria manufacturera desde un 12 a un 7%. Como principales factores explicativos encontramos que el descenso del precio internacional de la lana determina, en una industria de poco valor agregado, una caída de la competitividad. Aparecen asimismo otros países productores de estos bienes, con menores costos salariales, a ocupar importantes espacios del mercado. 1.2
Industria frigorífica
La “industria de la carne” está indisolublemente asociada a la base productiva del país, la ganadería que identificaba nuestro territorio aun antes de que este se constituyera como unidad política. Sin embargo, la industria frigorífica en nuestro país llegó con retraso respecto a la región. En Uruguay el primer frigorífico fue creado casi veinte años más tarde, en 1902, comenzando a exportar recién en 1905. Este sector industrial que logra insertarse en el mercado mundial en forma exitosa, rápidamente fue acaparado por capitales extranjeros. El principal problema que tenía el sector agropecuario en ese entonces era la colocación de su ganado, para lo que precisaba una mayor capacidad industrial. La respuesta a este reclamo fue dada por inversionistas extranjeros que acapararon la producción frigorífica, superando, ya en 1914, su faena la de los saladeros y la 7
fábrica de extractos Liebig’s. El rápido crecimiento que siguió a la instalación de los primeros frigoríficos se vio favorecido por el período bélico que estimuló el incremento espectacular de las exportaciones. En la década del ’20, al tiempo que se “normalizó” la demanda de carnes en el mercado internacional, pasaron a ser cuatro los frigoríficos existentes en el país. De estos sólo uno era de capitales nacionales y surge precisamente como agente de contralor ante la concentración en inversores extranjeros de casi la totalidad del sector. La consolidación de este sector productivo repercutió, no sólo en el incremento del valor agregado de la industria manufacturera a nivel nacional, sino también en la conformación del mercado de trabajo industrial. El tipo de producción de la industria frigorífica requiere un uso intensivo de la mano de obra imprimiéndole una dinámica propia. Conjuntamente, el mercado al que estaban orientados y la escala de producción a la que debían adecuarse los frigoríficos instalados, así como las fuertes fluctuaciones estacionales a las que estaba sujeta la producción ganadera, hacían muy inestable la producción industrial. En tal sentido, ya a partir de la década del ’30 pierde peso relativo este sector en el conjunto de la industria manufacturera. El retroceso de esta rama será definitivo, marcado fundamentalmente por los cambios en el contexto internacional. Varios autores coinciden en afirmar que a partir de este período la industria frigorífica vio caer su participación en el conjunto del sector manufacturero e identifican la fuerte dependencia que se tenía con el mercado británico y la posición marginal que tenía Uruguay en el mercado regional de carnes como las principales causas de retroceso del valor agregado bruto. La II Guerra Mundial y el crecimiento de posguerra que ha caracterizado la industrialización uruguaya encuentra al sector cárnico deprimido. Por un lado, la irregular oferta ganadera y el estancamiento del sector agropecuario, identificado ya en los años de la Primera Guerra Mundial, colaboraron en la rigidez de los volúmenes de exportación dejando a la industria frigorífica totalmente condicionada a la evolución de los precios internacionales. Por otro lado, este mismo estancamiento productivo da como resultado una alta capacidad ociosa de los frigoríficos, lo que generó un aumento creciente de los costos productivos. La obsolescencia de los equipos, acompañada de los cambios que se iban procesando en el sector industrial, generó una creciente pérdida de competitividad de los frigoríficos instalados en nuestro país, haciendo cada vez menos rentable la producción. Pero además, la industria frigorífica se ha caracterizado por la utilización de un alto número de operarios que, a pesar del estancamiento del sector, no bajó en términos relativos. A esto debe sumarse los logros obtenidos por parte de los trabajadores en lo que a mejoras salariales y estabilidad laboral se refiere. La conformación 8
de los Consejos de Salarios para la industria en su conjunto en 1945 y para el sector cárnico especialmente a partir de 1946, dio como resultado una mejora en los salarios y un consiguiente aumento en los costos de producción. Como resultado, la interacción dinámica entre el estancamiento en el largo plazo de los volúmenes exportados, el descenso de los precios internacionales de la carne, la baja competitividad de la industria frigorífica y el aumento de los costos de la misma, llevaron al inevitable derrumbe del sector a finales de la década del ’50. Con ello al cierre de dos importantes plantas en 1957, el frigorífico Swift y el Artigas, y el posterior cierre en la década del ’60 del único frigorífico extranjero que quedaba en el país, el Anglo. Esta crisis estructural de la industria frigorífica habría de prolongarse hasta entrada la década del ’60, período en el cual se instala un nuevo tipo de industria. La misma, que se inicia desarrollando la línea de faena y procesamiento de subproductos más elementales, debe adaptarse rápidamente a los nuevos requerimientos del mercado internacional en cuanto a niveles de higiene y sanidad. La necesidad de competir en el mercado internacional determinó la importación de paquetes tecnológicos, básicamente utilizados en la faena y en las cámaras frigoríficas, lo que subdimensionó notoriamente las demás transformaciones de valor agregado generadas por el sector. Los cambios procesados hicieron que aquellas empresas que no lograron adaptarse tecnológicamente a los requerimientos enfrentaran dificultades para exportar y que muchas de las que permanecieron se vieran afectadas por fuertes endeudamientos como consecuencia de la inversión inicial. Una característica distintiva de estas nuevas empresas frigoríficas fue el menor tamaño de las plantas, posibilitando esto la nacionalización de los capitales. Las inversiones extranjeras en este nuevo contexto son minoritarias, al tiempo que la característica concentración de la producción se fue desdibujando con el surgimiento de nuevas empresas más pequeñas y con una menor integración vertical y horizontal en su producción. Otra nueva característica fue su localización, dado que se instalaron mayoritariamente en el cinturón urbano y suburbano que rodeaba la ciudad de Montevideo, el 75% de las mismas a una distancia no mayor a los 60 kilómetros del puerto de la ciudad. Estos cambios procesados en el sector a partir de su crisis no lograron revertir la estructura industrial característica de la misma, ni en términos de dependencia tecnológica, distribución del ingreso al interior de la actividad, ni en cuanto al relacionamiento con el mercado internacional, el cual siguió determinando fuertemente la especialización productiva del sector. 9
El desarrollo observado en el sector en los últimos años del período muestra algunos cambios en la industria frigorífica, especialmente en cuanto a sus niveles sanitarios (principalmente a partir de 1996). El aumento de la producción, sensiblemente importante en los últimos años, generó un mayor uso de la capacidad instalada, permitiendo además, que se absorbiera el aumento de la oferta de ganado existente y se optimizara su relación con la fuerza de trabajo ocupada. Del mismo modo, la composición de los capitales invertidos en el sector sufrió variaciones de consideración, encontrándose que cuatro de las principales plantas de faena estaban en manos de capitales extranjeros provenientes de Argentina, Chile y Estado Unidos.
Evolución en el largo plazo de algunos indicadores 1.3
Evolución de la producción
En primera instancia construimos una serie de la evolución del Valor Agregado de las dos ramas estudiadas y la comparamos con la de industria manufacturera en su conjunto (Gráfico 1). La industria textil tiene una dinámica en la que pueden señalarse etapas bien diferenciadas y que se corresponden a grandes rasgos con el desempeño de la industria manufacturera en su conjunto al menos hasta la década del noventa. Este comportamiento sería el clásico de un sector industrial fuertemente conducido. Durante la ISI, cuando la rama se está consolidando, crece a una tasa del 8.4 %, luego sobreviene el estancamiento a partir de la crisis del modelo entre 1955 y 1974. Una nueva fase de crecimiento se inicia en la década de los setenta en el marco de una política estatal de estímulos y una reorientación exportadora cuyo principal producto es la lana lavada y peinada (tops). Los niveles de producción se mantienen, con algunos altibajos, en los ochenta y hasta inicios de los noventa en un marco de apertura de mercado y desregulación estatal. En la última etapa de nuestro período la rama textil revierte su comportamiento, decreciendo de manera continua mientras el resto de la industria mantiene y supera levemente el nivel de los ochenta. El incremento de la competencia externa incide negativamente en la evolución del producto textil (medido en VAB) a partir de 1992. Algunos autores se han referido a este proceso como a un efecto de “desustitución” de importaciones (Cinve:1987, 195). Este se produce en el marco de una política de progresiva apertura de la economía, en la que la industria textil encuentra dificultades para competir con los bajos costos de la producción importada. La rama frigorífica es la que muestra un menor incremento en el largo plazo, reflejando un temprano estancamiento en su actividad. A grandes rasgos podemos señalar que no experimenta transformaciones importantes, en parte por las características de esta que determinan una escasa incorporación de valor 10
agregado y una fuerte dependencia del sector primario. Tales características llevan a que a medida que avanza el proceso de industrialización esta rama vaya perdiendo peso en el total de la industria. En la década del ’30 la industria frigorífica ocupaba el 20% aproximado del total en plena crisis estructural de los ’60 llegó a tener una magra participación del 4% del total para terminar el período con una participación que no alcanza el 10% (Gráfico 2). Diversas investigaciones han señalado el estancamiento temprano del sector agropecuario ubicando el inicio de este proceso en la segunda década del siglo XX (Bértola:1998). Al comienzo del período es mucho menos dinámica que su contraparte textil, en gran medida esto se explica por su temprana consolidación como industria exportadora (tasa de crecimiento 1937-1955: 1.4%) y por no formar parte del grupo de las ramas promovidas durante el período sustitutivo. En la década del setenta, no gozó de las medidas de estímulo a las exportaciones no tradicionales y tuvo un modesto desempeño. En la última etapa la rama frigorífica incrementa la producción mostrando una nueva dinámica, creciendo a una tasa anual del 4.6% entre 1984 y el 2000 que se explica por la obtención de nuevos mercados, especialmente a partir de la obtención del estatus sanitario de país libre de aftosa. 1.4
El uso del factor trabajo
En este punto nos ocuparemos de la evolución del número de horas trabajadas que es uno de los datos de nuestro cálculo de productividad. En esta etapa no podemos aún realizar estimaciones más precisas que incorporen los cambios en la calidad del trabajo utilizado. La ocupación refleja de manera bastante fiel las hipótesis del desmantelamiento del paradigma fordista anteriormente sugeridos sobre el comportamiento de la industria durante las dos fases del proceso de industrialización (Gráfico 3). Durante el período del primer paradigma la industria textil muestra un comportamiento ajustado al comportamiento clásico de la industria con un uso intensivo de mano de obra. Luego pasa en la segunda etapa, a un marcado descenso del número de trabajadores y de las horas trabajadas. Este proceso es producto de diversos factores tales como el aumento de productos con un menor valor agregado, la tercerización de partes del proceso productivo y la incorporación de maquinaria ahorradora de trabajo. En la industria frigorífica pueden verse también estas dos fases, pero al tratarse de una rama de menor intensidad en el uso del factor trabajo, las mismas no son tan marcadas. Sin embargo, se distancia también del tipo de relación salarial del período 1930-1955, ya que a partir de la década del sesenta se asiste a un proceso de desconcentración de los grandes frigoríficos gigantes característicos de la primera etapa. Esencialmente, ambas ramas basan su organización del trabajo en un modelo taylorista con una secuencia regular, altamente jerarquizada y controlada, que no se altera sustancialmente pese a las incorporaciones de nueva maquinaria. En la rama textil una encuesta realizada a principios de la década del ’90 señala que la 11
modernización tecnológica estuvo concentrada principalmente en las actividades administrativas y de gestión, no existiendo a nivel de la producción un proceso intensivo de automatización. La misma constata además que no se han producido cambios sustanciales referentes a las exigencias de calificación en la contratación del personal, lo cual no sería una consecuencia inmediata de la renovación técnica sino que siguen primando a nivel de las contrataciones la experiencia previa y el conocimiento personal como criterios más relevantes (Pucci; Supervielle,1995: 157). Las horas trabajadas presentan una dinámica muy similar a la del número de trabajadores, lo que denota una estabilidad en la cantidad de horas trabajadas por jornada laboral. Esto se relaciona con la temprana regulación del mercado de trabajo, en comparación con la región, que impone una jornada de trabajo de 8 horas en 1915 y fuertes restricciones al trabajo temporal, negociadas por los sindicatos en la década de los ’40. 1.5
Productividad del trabajo en las ramas estudiadas
Actualmente una importante línea de investigación dentro de la Historia Económica apunta a estudiar las tasas de crecimiento de la industria fundamentalmente buscando variables explicativas para el descenso de la productividad a partir de mediados de la década de los ’70 Los estudios realizados sobre evolución de la productividad apuntan a relacionar esta evolución con factores cuantitativamente medibles como variaciones en los incrementos proporcionales entre capital y trabajo, efectos del comercio externo e impacto de la difusión tecnológica. Otras influencias como la de los factores institucionales que se ven reflejados en la actitud de los empresarios, en la incidencia de las negociaciones colectivas y en las políticas económicas son más difíciles de cuantificar, aunque existen antecedentes en este sentido (Van Ark: 1993, 113). En este trabajo las fuentes consultadas nos permiten analizar la productividad del factor trabajo en el valor agregado de la rama, medido como valor agregado bruto sobre el total de horas trabajadas. Para ambas ramas en estudio pueden identificarse dos tendencias diferentes, que coinciden una vez más con la hipótesis de dos etapas bien diferenciadas en la evolución de la industria (Gráfico 4). Entre los años 1937-1974 la industria textil muestra un magro desempeño de la productividad del trabajo, con una tasa de crecimiento anual de 1%, en tanto que la industria frigorífica más allá del estancamiento observable en estos años evidencia un decrecimiento de la misma porque aumentan más las horas que el valor agregado. Para esta rama es importante mencionar que no se cuenta con información para el período 1955-1970, el que es particularmente importante ya que en el se procesan cambios fundamentales por el cierre de todos los grandes frigoríficos extranjeros y la aparición de empresas frigoríficas de menor tamaño y con mayor dispersión territorial. 12
Para los años comprendidos entre 1974-2000 se revierte esta tendencia. En la industria textil, siendo una rama que pierde significación en el conjunto de la producción manufacturera, la reorientación hacia productos de menor valor agregado y sobre todo, de menor intensidad en el uso de la fuerza de trabajo, se acompaña de un aumento fuerte de la productividad, basada en un producto con alta competitividad / precio en el mercado internacional. En el caso de la industria frigorífica se observa también una tendencia positiva de crecimiento, con niveles menores, explicada en gran medida por una mejora en los precios internacionales de los productos exportados.
Variables explicativas 1.6
Salarios y productividad
Es interesante observar el comportamiento de estos dos indicadores pues claramente revelan el pasaje de un modelo de relación salarial negociada, en el cual los incrementos de la productividad se ven reflejados en incrementos salariales, a un nuevo modelo que se inicia durante el período de supresión de los derechos de los trabajadores (1973-1984) que opera de bisagra para el cambio de nivel que se opera en la distribución de los ingresos. El primer período esta contextualizado por un proceso de industrialización con un fuerte peso del mercado interno. El segundo período, en cambio, refleja un proceso de apertura al mercado internacional donde las ventajas competitivas de la industria uruguaya estuvieron basadas en los bajos costos salariales (Gráfico 5 y 6). 1.7
Participación de los salarios en el Valor Agregado
Una de las preguntas centrales de nuestro proyecto de investigación es identificar las diferentes características de los sistemas productivos en los dos períodos analizados. Explicar las variaciones de la productividad es uno de nuestros objetivos, en este sentido nos interesa determinar la incidencia de la masa salarial en el total del Valor Agregado. Se estimó la participación del total de la masa salarial en el conjunto del VAB considerando, por dificultades en el acceso a los datos, solamente los salarios directos. Una mirada de largo plazo permite diferenciar una vez más dos escenarios. (Gráfico 7). Durante el modelo sustitutivo de importaciones los salarios representaron en ambas ramas una importante proporción del valor agregado, que además se incrementa fuertemente a partir de 1946. Como ya se mencionara, en esa fecha se instrumentaron los consejos de salarios lo que implicó un fuerte incremento salarial. Dicho incremento es más pronunciado en la industria textil que en la frigorífica. Debe tenerse en cuenta que la mayor participación de los salarios en la textil se explica también por un proceso de diversificación de la producción con incorporación de productos de mayor valor agregado. Las políticas estatales de estímulo a la producción 13
y exportación de bienes con mayor elaboración explican en parte este proceso. En el segundo escenario, ambas ramas han reducido fuertemente la proporción de los salarios, siendo ahora inferior en la textil con respecto a la frigorífica. Conjuntamente transitaron por un proceso de reducción en el número de trabajadores, al tiempo que no recuperaron más los niveles salariales previos a la década del ’70. Estos bajos niveles de participación salarial encuentran también explicación en los procesos de tercerización (putting out system) que dejan fuera de los costos salariales de cada sector parte importante del proceso de producción. Por esta razón debe relativizarse la forma clásica de descomponer el valor agregado entre dos elementos fundamentales: masa salarial y capital, bajo el supuesto de que en el conjunto del valor agregado se redujeron los salarios a cambio de una mejora en los beneficios empresariales, un aumento de la inversión y un incremento de los costos financieros, producto del endeudamiento de ambos sectores, mencionado anteriormente en este trabajo. 1.8
Orientación exportadora
En el análisis de esta variable importa mencionar que en su origen ambas ramas tuvieron tendencias diferentes (Gráfico 8). Mientras que la industria frigorífica nace produciendo para el mercado externo, dependiendo de su producción la inserción internacional del país; el surgimiento y la consolidación de la industria textil se orientó hacia el abastecimiento del mercado interno. Esta tendencia del sector se revierte en la década del ’50, volcándose a la exportación de aquellos productos con un menor valor agregado. Aunque la especialización de ambas ramas presenta diferencias, es importante destacar que la participación conjunta de estas en el total de las exportaciones uruguayas se ubica a lo largo del período de estudio en el entorno del 30%. Esto adquiere especial magnitud si tomamos en cuenta por un lado que ambas tienen insumos provenientes del sector agropecuario y que el resto de los productos exportados provienen del mismo sector. Si analizamos el destino de las exportaciones se pueden observar cambios significativos a lo largo del período. Ambas ramas variaron su orientación exportadora originalmente hacia Europa por una hacia la región. Han influido en estas decisiones muchos factores tales como el proteccionismo europeo, el aumento del poder adquisitivo de los países de la región y los desplazamientos internacionales de centros de producción para el caso de la industria textil, o de la demanda en el caso de la industria frigorífica.
Los cambios de paradigma productivo en el contexto internacional Nuestra investigación apunta a explicar el desempeño de la industria uruguaya en el marco de las transformaciones que experimenta la industria a nivel internacional. En tal sentido nos pareció pertinente 14
comparar la evolución del producto industrial uruguayo con el de una muestra de países para la cual se constata la existencia de un cambio de paradigma a partir del año 1975 (Gráfico 9 ). De la muestra de países elegidos podemos realizar dos grandes sub grupos. En el primero de ellos están presentes los países que para la década del ’50 ya habían consolidado un fuerte proceso de industrialización: Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. En el segundo, se toman dos países representativos de un proceso tardío de industrialización que logran una fuerte dinámica en el proceso de “dar alcance” (catching up) a los países del centro. En este contexto, la industria manufacturera uruguaya muestra un escaso crecimiento en el período anterior a 1975, dando cuenta de las dificultades en el desarrollo del modelo industrializador y en el segundo período el escaso crecimiento de la industria se estanca. El comportamiento del producto industrial uruguayo puede asociarse con las comparaciones internacionales de la evolución del empleo que en su caso cae de manera más acentuada que en el resto de los países de la muestra (Gráfico 10). A partir de los sectores observados se evidencia la desarticulación de las características principales del paradigma fordista y la introducción de un nuevo sistema de producción con menores costos laborales, empresas más pequeñas, menor valor agregado, menor diversificación y mayor orientación exportadora. En este sentido se encuentra poca evidencia de elementos característicos de un nuevo paragdigma técnicoproductivo con gran apuesta al conocimiento y el aprendizaje como motores del crecimiento.
Agenda pendiente Consideramos que estos resultados nos permiten reafirmar la hipótesis de la existencia de dos paradigmas productivos que reflejan tendencias marcadamente distintas en las variables estudiadas. Esta investigación deberá avanzar relevando información que contribuya a esclarecer las determinantes de las variaciones de la productividad. Para ello será necesario abordar un estudio en profundidad sobre la inversión en maquinaria, el capital humano, la escala de producción y los condicionamientos en la cadena productiva al inicio en términos de insumos, y al final en términos de mercados. Nuestra agenda pendiente también está constituida por la realización de comparaciones internacionales de los niveles de la productividad industrial. En este sentido se han hecho avances importantes en el Centro de Desarrollo y Crecimiento de Gronningen que nos proponemos replicar.
15
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17
Gráfico 1 Participación de las ramas estudiadas en el total de la Industria Manufacturera 1930-2000 30
Ind. Textil
Ind. Frigorífica
27
24
21
18
15
12
9
6
3
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
1984
1982
1980
1978
1976
1974
1972
1970
1968
1966
1964
1962
1960
1958
1956
1954
1952
1950
1948
1946
1944
1942
1940
1938
1936
1934
1932
1930
0
Fuente: Elaboración propia en base a Bértola, 1998; Bertino-Tajam, 1999; Instituto Nacional de Estadística; Banco Central del Uruguay.
Gráfico 2 Evolución del VAB, pesos constantes de 1936 (Índice 1968=100)
180
160
140
120
100
80
60
40
20
Ind. Manufacturera
Ind. Textil
Ind. Frigorífica 2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
1984
1982
1980
1978
1976
1974
1972
1970
1968
1966
1964
1962
1960
1958
1956
1954
1952
1950
1948
1946
1944
1942
1940
1938
1936
1934
1932
1930
0
Fuente: Elaboración propia en base a Bértola, 1998; Bertino-Tajam, 1999; Instituto Nacional de Estadística; Banco Central del Uruguay.
18
Gráfico 3 Total de horas trabajadas 1937-2000 60,000
50,000
Frigoríficos
Textiles
40,000
30,000
20,000
10,000
1987 1999
1999
1985 1997
1997
1983 1995
1995
1981 1993
1993
1979 1991
1991
1977
1989
1975
1989
1973
1987
1971
1969
1967
1965
1963
1961
1959
1957
1955
1953
1951
1949
1947
1945
1943
1941
1939
1937
0
Fuente: Elaboración propia en base a Camou, Maubrigades (2004); Banco de datos de Economía e Historia Económica (FCS); Instituto Nacional de Estadística; Banco Central del Uruguay
Gráfico 4 Productividad VAB/horas trabajadas 1937-2000 (Índice 1968=100) 350.0
Ind. Frigo
Ind. Textil
Ind. Manufacturera
300.0
250.0
200.0
150.0
100.0
50.0
1985
1983
1981
1979
1977
1975
1973
1971
1969
1967
1965
1963
1961
1959
1957
1955
1953
1951
1949
1947
1945
1943
1941
1939
1937
0.0
Fuente: Elaboración propia a partir de las series construidas de VAB y horas trabajadas por obrero. Fuentes consultadas para su elaboración citadas en los gráficos correspondiente.
19
Gráfico 5 Productividad y salarios en la industria textil, 1968=100 350
300
salarios
productividad
250
200
150
100
50
1999
1997
1995
1993
1991
1989
1987
1985
1983
1981
1979
1977
1975
1973
1971
1969
1967
1965
1963
1961
1959
1957
1955
1953
1951
1949
1947
1945
1943
1941
1939
1937
0
Fuente: Productividad, elaboración propia a partir de las series construidas de VAB y horas trabajadas por obrero. Fuentes consultadas para su elaboración citadas en los gráficos correspondiente. Salarios, elaboración en base a Camou, Maubrigades (2004); Banco de datos de Economía e Historia Económ ica (FCS); Instituto Nacional de Estadística; Banco Central del Uruguay
Gráfico 6 Productividad y salarios en la industria frigorífica, 1968=100 140
120
100
80
60
40
salarios
productividad
20
1999
1997
1995
1993
1991
1989
1987
1985
1983
1981
1979
1977
1975
1973
1971
1969
1967
1965
1963
1961
1959
1957
1955
1953
1951
1949
1947
1945
1943
1941
1939
1937
0
Fuente: Productividad, elaboración propia a partir de las series construidas de VAB y horas trabajadas por obrero. Fuentes consultadas para su elaboración citadas en los gráficos correspondiente. Salarios, elaboración en base a Camou, Maubrigades (2004); Banco de datos de Economía e Historia Económica (FCS); Instituto Nacional de Estadística; Banco Central del Uruguay
20
Gráfico 7 Participación de la masa salarial en el Valor Agregado Bruto 1937-2000 120
100
textil
frigorifico
80
60
40
20
1999
1997
1995
1993
1991
1989
1987
1985
1983
1981
1979
1977
1975
1973
1971
1969
1967
1965
1963
1961
1959
1957
1955
1953
1951
1949
1947
1945
1943
1941
1939
1937
0
Fuente: Productividad, elaboración propia a partir de las series construidas de VAB y horas trabajadas por obrero. Fuentes consultadas para su elaboración citadas en los gráficos correspondiente. Salarios, elaboración en base a Camou, Maubrigades (2004); Banco de datos de Economía e Historia Económica (FCS); Instituto Nacional de Estadística; Banco Central del Uruguay
Gráfico 8 Participación de ambas ramas en el total de las exportaciones 70
Sumatoria
Ind. Frigorífica
Ind. Textil
60
50
40
30
20
10
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
1984
1982
1980
1978
1976
1974
1972
1970
1968
1966
1964
1962
1960
1958
1956
1954
1952
1950
1948
1946
1944
1942
0
Fuente: Elaboración propia a partir de Banco de Datos de Economía e Historia Económica; Banco Central del Uruguay.
21
Gráfico 9 Evolución del PBI industrial, 1975=100 1950-1990
300
250
Brasil
Alemania
Japón
Reino Unido
USA
Uruguay
India
200
150
100
50
1990
1988
1986
1984
1982
1980
1978
1976
1974
1972
1970
1968
1966
1964
1962
1960
1958
1956
1954
1952
1950
0
Elaboración propia en base a Van Ark B., 1993 y Bértola, 1998; Bertino-Tajam, 1999; Instituto Nacional de Estadística; Banco Central del Uruguay.
Gráfico 10 Evolución del empleo en la industria 1975=100 1950-1990 180
160
140
120
100
80
60
40
20
Brasil
Alemania
Japón
Reino Unido
USA
Uruguay
India
Elaboración propia en base a Van Ark B., 1993 de Estadística; Banco Central del Uruguay.
1990
1988
1986
1984
1982
1980
1978
1976
1974
1972
1970
1968
1966
1964
1962
1960
1958
1956
1954
1952
1950
0
y Bértola, 1998; Bertino-Tajam, 1999; Instituto Nacional
22