EL DINERO PASIVO^ Julio H. Q. Olivera. (Argentina)

EL DINERO PASIVO^ Julio H. Q. Olivera (Argentina) I La cantidad de dinero jjuede ser introducida en el sistema de equilibrio general como dato, cuyo

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EL DINERO PASIVO^ Julio H. Q. Olivera (Argentina)

I La cantidad de dinero jjuede ser introducida en el sistema de equilibrio general como dato, cuyo valor es independiente del sistema, o como incógnita, subordinada a las condiciones del equilibrio económico. Podemos distinguir estas posibilidades con los nombres de dinero activo y dinero pasivo, respectivamente. El análisis monetario convencional se funda en un supuesto de dinero activo. Siguiendo la tradición de Ricardo, Walras y Keynes, la teoría monetaria moderna trata la cantidad de dinero como variable exógena. Esta característica aparece también en las versiones más recientes, como el modelo de Patinkin y otros similares.^ Sin embargo, al margen de la tendencia central de las ideas, existen formulaciones en las que es posible advertir un elemento de dinero pasivo. La doctrina del patrón oro, en realidad, se halla en este caso. Fijado legalmente el precio del oro, la cantidad de dinero se regula por el conjunto de las relaciones de equilibrio. El modo como se efectúa el ajuste varía según el mecanismo institucional: ya mediante la libre acuñación y desmonetización del oro, ya por la plena convertibilidad de los billetes en oro y viceversa. Pero el principio esencial es idéntico, pues de una u otra forma la cantidad de dinero se adapta a su volumen de equilibrio.^ Los sistemas como éste, en los cuales el precio monetario de un producto es una magnitud exógena, siendo en cambio endógena la cantidad de dinero, configuran lo que puede denotarse en general como patrón mercancía. Otro tipo de situación que envuelve dinero pasivo es el patrón trabajo^ conforme lo describe Sir John Hicks en el párrafo siguiente: 1 El presente trabajo se basa sobre el preparado por el autor, en septiembre de 1966, por invitación del Departamento de Economía de la Universidad de Chicago, para la Conferencia realizada en esa Universidad sobre '"Problemas básicos de la política económica en América Latina". Fue con'^iderado asimismo en la VIH Reunión de Técnicos de Bancos Centrales del Continente Americano (noviembre de 1966). El autor agradece a M. J. Bailey, A. Ginestar, L. E. Gramley, A. C. Harberger, R. Mantel, G. MavTiard, F. Pazos, R. Triffin y H. C. Wallicb por sus interesantes comentario?. - J. G. Gurley y E. S. Shaw, cuyo análisis pertenece también a esta categoría, definen expresivamente lo que llamamos aquí dinero activo: "La cantidad nominal de dinero es un dato adventicio insertado en la estructura del modelo" (Money in a Theory of Finance, Washington, p. 35). 3 El análisis monetario de C. Marx, basado en el supuesto de que existe un patrón metálico, trata claramente a la cantidad de dinero como variable endógena: El capital, libro primero capítulo III, párrafo II b). 695

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EL TRIMESTRE ECONÓMICO Desde 1931, las cuestiones de salarios han estado estrechamente asociadas con cuestiones monetarias; aun puede afirmarse con verdad que el nivel general de salarios se ha tornado una cuestión monetaria. Mientras los salarios se determinaban dentro de un marco monetario dado, tenía sentido decir que había un "salario de equilibrio", un salario que estaba en línea con las condiciones monetarias establecidas desde afuera. Pero el mundo en que vivimos es uno en que el sistema monetario se ha vuelto relativamente elástico, de tal modo que puede acomodarse a cambios en los salarios, más bien que a la in,versa.*

Existe, por último, dentro del género de sistemas con dinero pasivo, una tercera especie, que puede designarse por razones de brevedad como patrón crédito. En esta hipótesis la tasa de interés monetaria es exógena, y la cantidad de dinero, endógena. El caso se presenta, verbigracia, cuando el sistema bancario prescribe la tasa de interés sobre préstamos, en

tanto que la cantidad de dinero se determina por el funcionamiento del mercado. Un modelo con una estructura similar está implícito en el célebre análisis de K. Wicksell sobre las fluctuaciones del nivel de precios/ Pero también pueden hallarse rudimentos de esa concepción en ciertas nociones de la antigua "Banking School", en la controversia británica acerca del modus operandi de la tasa de descuento, así como en la política monetaria norteamericana desde la segunda Guerra Mundial hasta el acuerdo de 1951 entre la Reserva Federal y la Tesorería. En nuestro tiempo la motivación principal para la hipótesis de dinero pasivo procede de la teoría de la inflación. El patrón trabajo se halla implícito en casi todos los modelos de inflación de costos. Los análisis de inflación estructural, por otro lado, presuponen la existencia de alguna forma de patrón mercancía; según ellos, el sentido fundamental de la causación va desde el nivel de precios a la oferta monetaria, y no viceversa.* Ocasionalmente se encuentran asimismo elementos de patrón crédito en esquemas de inflación estructural y de costos.'^ El caso del dinero pasivo, con sus diversas variantes, impregna pues ampliamente las ideas contemporáneas en materia de inflación. Una peculiaridad del estado presente del pensamiento económico es que, mientras la teoría monetaria pro* J. R. Hicks, "Economic Foundations of Wage Policy", Economic Journal, septiembre de 1955, p. 391. ^ K. Wicksell, Interest and Prices, trad. R. F. Kahn, Nueva York, 1965, especialmente cap. 9. ^ Sobre esto séanos permitido remitirnos a nuestros anteriores trabajos "La teoría no monetaria de la inflación". EL TRíMESTRE ECONóMICO, octubre-diciembre, 1960, pp. 616 ss., y "On Structural Inflation and Latin-American 'Structuralism'", Oxford Economic Papers, octubre, 1964, pp. 321 55. ''' Un modelo de inflación de costos basado sobre el patrón crédito aparece ya en Tooke, An Inquiry into the Currency Principie, 1844, p. 123.

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píamente dicha sigue basada sobre el axioma del dinero activo, la teoría de la inflación tiende cada vez más a apoyarse en el supuesto del dinero pasivo. Los sistemas de equilibrio general con dinero activo han sido investigados prolijamente, tanto desde el punto de vista de la determinación y traslación del equilibrio como de su estabilidad. Se desconocen, por el contrario, los atributos del equilibrio general en caso de dinero pasivo; más aún, no existen modelos explícitos del sistema económico formulados bajo esa hipótesis. Trátase, indudablemente, de una laguna analítica, que será preciso llenar con miras a un concepto más adecuado y realista de los procesos monetarios. Los párrafos siguientes nacen de esta consideración. En ellos se efectúa el examen del dinero pasivo, dentro de un marco de análisis que posibilita relacionar las conclusiones con los puntos correspondientes en la teoría del dinero activo. II Será conveniente describir ante todo el modelo básico. Dividiremos el conjunto de los bienes en cuatro clases: servicios de trabajo, productos, valores y dinero. Manteniendo constantes los precios relativos dentro de cada categoría, los respectivos grupos de bienes pueden manejarse analíticamente como otras tantas mercancías compuestas. Se supondrá que la inversión neta constituye sólo una adición insignificante al volumen de capital real.^ Las previsiones serán estacionarias y la elasticidad de las previsiones igual a uno. Dejaremos de lado los efectos de distribución, así por lo que atañe al ingreso como a los activos patrimoniales. Se recordará que, si la restricción de presupuesto es operativa para cada consumidor, definiéndose las funciones de demanda neta en la forma acostumbrada, el sistema se hallará en equilibrio general toda vez que tres cualesquiera de los cuatro mercados se encuentren en equilibrio. Podemos especificar, pues, las relaciones pertinentes como sigue: (1)

(2) f3)

T (^

5

P S

)-■

M

E f-^,t -^.,.» ¿ )=^' \ P

M

P

/

.A =

D (-^. M =0;

8 Ésta es la hipótesis us-iial en modelos monetarios de corto plazo; ver, sin embargo, R. A.

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donde T, E y D designan las demandas netas en los mercados del trabajo, los productos y el dinero, respectivamente; s denota la tasa de salarios nominales, i la tasa de interés, p el precio monetario de los productos y M la cantidad nominal de dinero. Tratándose de un esquema de análisis ampliamente conocido,^ no es necesario detenernos en una descripción minuciosa de su significación y caracteres. Pasemos, pues, a las aplicaciones especiales que nos conciernen de manera directa. El caso del dinero activo surge claramente de la estructura del modelo: dada M, el grupo de ecuaciones determina s, /? e i. El patrón trabajo se extrae del mismo sistema intercambiando los papeles de 5 y M, de tal modo que s constituya un dato y M una incógnita. En consecuencia, dado el valor de 5, las tres ecuaciones fijan los niveles de M, p e i. Si la variable p, en lugar de 5, tiene carácter exógeno, estamos ante el patrón mercancía. Por consiguiente, dado el valor de p, el sistema determina las magnitudes M, s e i. Todos estos casos —dinero activo, patrón trabajo, patrón mercancía— son así compatibles con el equilibrio. Tal condición no se cumple bajo la hipótesis del patrón crédito. La tasa de interés actúa en él como un dato del equilibrio, siendo />, 5 y M las incógnitas. Puesto que ellas sólo entran en el sistema por vía de sus razones mutuas, el m^odelo resulta incoherente en general. Contiene tres relaciones independientes para determinar dos incógnitas {M/p y s/p). Ante esta comprobación, no puede ahora extrañarnos que la idea del patrón crédito se haya presentado envuelta siempre en un margen de ambigüedad; al punto que Tooke y Wicksell, verbigracia, hicieron deducciones contradictorias sobre la base de postulados esencialmente idénticos. Para eliminar esa deficiencia es necesario suprimir una de las condiciones de equilibrio. Al respecto se ofrecen dos posibilidades principales. Una es abandonar el requisito de ocupación plena (como hizo Tooke). Un sistema de cuasiequilibrio a la manera keynesiana se obtiene en esa forma. La otra posibilidad es transformar la ecuación del mercado del dinero en una identidad (procedimiento que, según parece evidente, siguió Wicksell).^° De un modo o de otro el sistema deja de estar sobredeterminado. Pero debe notarse que con esto sólo queda determinado el aspecto real. Muiidell, "A Fallacy in the Interpretation of Macroeconomic Equilibrium", Joumál of Political Economy, febrero, 1965, pp. 61 ss. ^ El modelo coincide en sustancia con el de Patinkin (Money, Interest and Prices, Nueva York, 1965, pp. 199 ss.). No obstante, a diferencia de Patinkin, mantendremos la relación de ocupación plena como una condición de equilibrio, en vez de tratarla como una hipótesis, en el análisis del funcionamiento del modelo. 10 La teoría de Wicksell lleva implícito que el mercado monetario se mantiene equilibrado continuamente: J. M. Keynes, A Treatise on Money, vol. 1, Londres, 1958, p. 198.

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Únicamente se fijan los valores de MIp y s/p, de suyo compatibles con un número infinito de equilibrios monetarios. III Dirijamos ahora nuestra atención a los cambios en la posición de equilibrio. El marco de análisis seguirá siendo el sistema (l)-(3) con la apropiada especificación monetaria. Utilizaremos el método general de estática comparativa. Impondremos, por consiguiente, una pequeña variación en alguno de los parámetros. Puesto que el estado final es una nueva situación de equilibrio, el efecto neto sobre cada uno de los mercados resulta eo ipso necesariamente nulo. Esto proporciona un nuevo conjunto de ecuaciones que determina los cambios en los valores del sistema. Para poder deducir el sentido de tales cambios, sobre la base únicamente de información cualitativa respecto de las funciones de demanda neta, aplicaremos el "teorema de los pares conjugados" de Samuelson.^^ Se supondrá así que el cambio paramétrico afecta sólo una de las ecuaciones (l)-(3). En cuanto a los caracteres de las funciones de demanda neta, haremos uso de las propiedades normales siguientes: (4)

I"

0,

£^^ >0, E^

0;

que también resulta cualitativamente estable. Con respecto al patrón trabajo rigen, finalmente. (16)

dM / = hE^

V dt

z= k, D"- í

So '—.

P

M

\ ,i ), 73 >0;

P

/

—, ¿V

^3 > 0;

como leyes de ajuste. La prueba de establidad pone ahora en evidencia una situación diferente. Aunque Ot y a^ son positivas, el signo de Ci «2 — «3 depende de los valores paramétricos. El sistema es, por tanto, cualitativamente no-estable. Interesa conocer, en esta hipótesis, cómo afecta el coeficiente de ajuste monetario a la estabilidad del equilibrio. ¿Qué es más favorable a la estabilidad, una alta o una baja velocidad de respuesta de la cantidad de dinero? Obsérvese que el resultado depende, en última instancia, del signo de la expresión —hsjs T

i fi3 D

Ei—Ja E^

—7, £,

E^

I,

que constituye el término incierto en «i «2 — «s, pues los otros términos son necesariamente positivos. La fórmula parece engorrosa, pero su signi15 Incidentalmente, esto prueba de manera formal la tesis de Patinkin en el capítulo Xiii, secciones 2 y 3 (op. c£(,), pp. 316-328.

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ficación en el problema que nos ocupa es clara. Si (17) es positiva, el sistema resulta estable sea cual fuere la magnitud absoluta de h^' Pero si (17) es negativa, la probabilidad de que el sistema sea estable aumenta al reducirse h^ en valor absoluto. Así, en general, una oferta monetaria poco sensible contribuye más a la estabilidad del sistema. Pero cierto grado de sensibilidad es necesario. Si A3 = O el sistema se torna cualitativamente inestable, pues entonces az ^= O.

Nuestro tema no es de naturaleza tal que permita tratarlo exhaustivamente en pocas páginas, y no sería difícil amplificar o modificar el raciocinio precedente. Pero hemos llegado a un punto en el que ya es posible extraer algunas conclusiones- La economía con dinero pasivo se comporta de manera normal, tanto desde el punto de vista estático como dinámico, bajo el régimen del patrón mercancía. Su regularidad es menor en el patrón trabajo, pues si bien posee propiedades estáticas definidas, carece de atributos de estabilidad inherente. Y se manifiesta por entero anárquica bajo el patrón crédito: sobredeterminada en el aspecto real e indeterminada en las variables monetarias. Estas conclusiones dependen en cierta medida, como es natural, de los supuestos básicos del análisis. Pero tales supuestos no son más restrictivos que los usuales en la consideración del equilibrio monetario. Una cuestión que reviste caracteres especiales es la de los efectos del crecimiento económico en sistemas con dinero pasivo. Algunas de las probables consecuencias han sido subrayadas por las teorías de la inflación que mencionamos al comienzo de este artículo. Debe notarse que el aumento en el ingreso real de ocupación plena es un hecho exógeno desde el punto de vista del modelo. Todas las causas concebibles de crecimiento del ingreso real significan un incremento de la demanda o de la oferta en el mercado del trabajo. Pero la dificultad consiste en que la influencia del crecimiento no se ejerce únicamente por esa vía. Resulta pues imposible, en general, predecir las direcciones de cambio de las variables con la ayuda de información cualitativa solamente. No hay modo de evitar la tarea de cuantificación.^*' ^^ Aunque en virtud de otras consideracione?, el profesor A. C. Harberger ha insistido en la necesidad de someter el problema del crecimiento y la inflación a un análisis empírico riguroso: Some Notes on Inflación, trabajo presentado en la Conferencia sobre Inflación y Crecimiento, Rio de Janeiro, 1963, pp. 18-19. El mismo autor ha efectuado un estudio de esa naturaleza para

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Otro aspecto debe señalarse antes de cerrar estas observaciones. El dinero activo no siempre está separado del dinero pasivo por una línea de demarcación neta. Frecuentemente se presentan combinados en los hechosSi los precios son inflexibles hacia abajo, el nivel de precios fija un mínimo a la cantidad de dinero. Debajo de ese límite pasivo el equilibrio económico no es posible. Pero en cantidades mayores, dada la flexibilidad ascendente de los precios, el dinero se torna activo. Los aumentos de precios pueden ser de carácter estructural —el "piso" monetario puede elevarse a causa de factores autónomos que operan sobre ellos—, pero hay espacio asimismo para la inflación propiamente monetaria. Será, pues, un modelo mixto, que incluya las dos formas de comportamiento del dinero, el que se acerque en mayor grado a los procesos de la realidad.

el caso de Chile: "The Dynamics of Inflation in Chile", Measurement in Economice: Studies in Mathematical Economics and Econometrics in. Memory of Yehuda Grunjeld, Stanford, 1963, pp. 219 ss.

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