El divino Ra, el Sol

El divino Ra, el Sol Adolfo Marroquín Santoña Doctor en Física, Ingeniero Técnico Industrial Geofísico, Meteorólogo, Climatólogo RA, es el nombre egi
Author:  Belén Rojas Rojo

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El divino Ra, el Sol Adolfo Marroquín Santoña Doctor en Física, Ingeniero Técnico Industrial Geofísico, Meteorólogo, Climatólogo

RA, es el nombre egipcio del dios del Sol por excelencia, conocido como "Padre de todos los Dioses". Los sacerdotes de Egipto sostenían que Ra, había creado a todos los demás dioses y a la humanidad misma. Se creía que cuando el sol se ponía, tras el ocaso de cada día, Ra moría, subía en una barca y navegaba durante toda la noche por debajo de la tierra para renacer nuevamente al orto del día siguiente. Según otros, todos los días al amanecer, el dios del Sol nacía como hijo de la diosa del cielo, llegaba a la madurez a mediodía, a la vejez por la tarde y al caer la noche moría y entraba en el infierno, repitiéndose cada día el ciclo nacimiento-vida-muerte. Ra separó del caos primitivo el cielo y la tierra, el aire y el agua. Cuenta la leyenda que Ra comenzó a nombrar una por una todas las cosas que existen sobre la tierra y estas se hicieron visibles y crecieron. Finalmente les dio nombre a los hombres y a las mujeres, y desde entonces la humanidad pobló la tierra, puesto que lo que Ra nombraba, adquiría forma y se volvía real. Era tan importante el poder de Ra, que incluso se guardaba bien en secreto el propio nombre para que nadie pudiera citarlo y usarlo. Respetando las leyendas egipcias, mantendremos oculto el nombre secreto del divino Ra, y utilizaremos el nombre de calle de ese magnífico dios-astro-rey, es decir Sol. Lo cierto es que se entiende perfectamente la enorme importancia que le dieron los egipcios, si tenemos en cuenta que el Sol es prácticamente la única fuente de energía externa al planeta Tierra, por lo que la vida y todos los procesos dinámicos que tienen lugar en torno a ella, dependen directa o indirectamente de la energía que el Sol nos regala cada día. En concreto la circulación general atmosférica, causante de la meteorología y por tanto del clima terrestre, se basa fundamental y casi exclusivamente en la energía solar.

Una de las muchas definiciones que podríamos establecer para el clima es la de ser la integral de la meteorología, extendida a períodos de tiempo suficientemente largos, con lo que esta integral y por tanto el clima depende de muchos factores, pero sobre todo del flujo de energía solar. La irradiancia solar varía muy poco, pero no es constante; de hecho disminuyó desde el máximo de manchas solares de 1979 al mínimo de 1986, aumentando después al acercarse al siguiente ciclo de manchas solares de 11 años, y disminuyendo nuevamente en la fase descendente. Las variaciones en la irradiancia solar son generalmente cíclicas con tiempos comprendidos entre los 27 días del periodo de la rotación solar, pasando por los 11 y los 22 años de los periodos de actividad solar, hasta los ciclos muy largos de cientos y miles de años de duración. Los periodos más importantes de variabilidad de la irradiancia solar son los siguientes: .- Ciclo de 27 días de la rotación solar: Éste es uno de los periodos más significativos de la variabilidad de la irradiancia solar, sin embargo la amplitud de esta variación normalmente es mucho menor del 0.1% y hay muy poca evidencia de respuestas atmosféricas a los cambios que tienen lugar a estas escalas temporales. .- Ciclo solar de 11 años: Es el periodo más notable y se le conoce como el "Ciclo Solar". Este ciclo se ha observado en registros de manchas solares datados desde hace 2000 años en China. Muchos de los cambios observados en el clima están correlacionados con el período de 11 años del ciclo solar. Se ha encontrado

que las trayectorias de las borrascas a través de los océanos cambian de latitud con las fases cambiantes del ciclo solar. Estos cambios en las trayectorias de las borrascas podrían estar relacionados, y seguramente lo están, con algunos fenómenos del tipo de sequías y temporales que muestran periodicidades en torno a valores del orden de esos 11 años en algunas regiones del mundo. Hay que reconocer sin embargo que no hemos podido encontrar esa periodicidad en nuestros datos de las "series largas" españolas, al menos no a un nivel significativo desde el punto de vista estadístico.

.- Ciclos de 88 años, de 124 años y de más de 300 años: El sol tiene muchas periodicidades enmascaradas, que aparecen, más o menos remarcadas, en archivos de datos procedentes de núcleos de hielo y de anillos de los árboles que pueden encontrarse datados desde más de mil años atrás. Estos períodos forman parte de investigaciones aun en marcha, pero parece que la confluencia de estos ciclos ha dado lugar a cambios climáticos. El ejemplo más reciente de esto ocurrió en el siglo XVII, en el que el sol permaneció varias décadas prácticamente sin manchas solares. Este periodo de mínimo solar es el conocido como mínimo de Maunder, y los cambios climáticos asociados con este periodo incluyen el frío severo sobre Europa, con nevadas en pleno verano. Se ha manejado la hipótesis de que una parte, del aumento en la temperatura de la Tierra durante los últimos 100 años, el conocido calentamiento global, podría ser debido a un aumento en la irradiancia solar asociado con la superposición de varias de las oscilaciones solares de largo período, pero a día de hoy se considera que esa posible influencia es muy inferior a la debida a las actuaciones de la humanidad, en su loca carrera hacia un desarrollo insostenible, lo que le ha llevado a generar y consumir cantidades enormes de energía. .- Ciclos de 23.000, 42.000 y 100.000 años: En periodos largos de tiempo (miles de años) la órbita de la tierra alrededor del sol cambia debido a muchos factores, incluido el tirón gravitatorio de otros planetas. Estos cambios en la órbita cambiarán también la cantidad y distribución de radiación solar que la tierra recibe. Estas variaciones causan los mayores cambios en el clima dando lugar a largos períodos de bajas temperaturas, periodos de glaciación llamados Pequeña Edad de Hielo. Estos períodos están, bastante bien documentados, al menos en el Hemisferio Norte, donde su ocurrencia se ha detectado regularmente durante millones de años, encontrándose que existe un buen acuerdo entre las variaciones en la órbita de la Tierra alrededor del sol y las eras glaciares.

La Tierra describe una órbita elíptica, de pequeña excentricidad, en uno de cuyos focos está el Sol. Al no ser la órbita circular, resulta que la distancia de la Tierra al Sol no es constante, sino que varía a lo largo del año, siendo la distancia media del orden de 150 millones de kilómetros. En su movimiento de traslación la Tierra se mueve alrededor del Sol, impulsada por la gravitación, en 365 días, 5 horas y 57 minutos, equivalente a 365,2422 días, que es la duración exacta del año terrestre. Al mismo tiempo, cada casi 24 horas (23 h 56 m), la Tierra da una vuelta completa de rotación alrededor de un eje ideal que une los polos Norte y Sur de nuestro planeta. A este movimiento de rotación sobre su propio eje, se debe la sucesión de días y noches, mientras que es el movimiento de traslación alrededor del Sol el que cubre el año terrestre, que dividimos en las cuatro conocidas estaciones astronómicas (Ver VIDEO de las estaciones astronómicas http://youtu.be/Io-9mpy-SjU ). Las cuatro estaciones están determinadas por cuatro posiciones concretas en la órbita terrestre, opuestas dos a dos, que reciben el nombre de solsticios (de invierno y de verano) y equinoccios (de primavera y de otoño). En los equinoccios, del latín aequinoctium que significa “noche igual”, el eje de rotación de la Tierra es perpendicular a los rayos del Sol, que inciden verticalmente sobre el ecuador. En los solsticios, del latín solstitium (sol sistere) que significa “sol quieto”, el eje se encuentra inclinado 23,5º, por lo que los rayos solares inciden verticalmente sobre el trópico de Cáncer (en el verano del hemisferio norte) o sobre el trópico de Capricornio (en el verano del hemisferio sur).

Como consecuencia de las perturbaciones que experimenta la Tierra en su giro alrededor del Sol, el paso por los solsticios y equinoccios no se produce en fechas exactamente iguales cada año, lo que motiva que las diferentes estaciones no comiencen siempre en la misma fecha. Además de los movimientos de traslación y rotación comentados, la Tierra tiene, fundamentalmente, otros dos movimientos, el de precesión, una especie de lento cabeceo de la Tierra durante su movimiento de traslación. Y hay aún otro movimiento que se superpone con el de precesión, es la nutación, un pequeño vaivén del eje de la Tierra.

Algunos datos de referencia sobre nuestro Astro Rey: 1.- El Sol es un enorme Reactor Nuclear de Fusión, en el que cada segundo 564 Mt (millones de toneladas) de hidrógeno se transforman en 560 Mt de helio y los restantes 4 Mt se transforman en energía radiante, a través de la más famosa ecuación de todos los tiempos, que establece que E=m·c2, y que nos da la relación entre masa (m) y energía (E), a través del cuadrado de la velocidad de la luz (c2). 2.- Para quien quiera ver escrita, con todos sus números, la cifra de la energía que el Sol emite cada 23

segundo, diremos que es 396000000000000000000000 kW/s, es decir 3,96x10 kilovatios por segundo. Esa enorme cantidad de energía es emitida radialmente por el Sol en todas las direcciones del espacio, y dado que la distancia media del Sol a la Tierra es del orden de 150 millones de kilómetros, resulta que la Tierra recibe apenas “media milmillonésima parte” (0,5x10-9) de la energía que el Sol emite hacia el espacio que

le rodea; pero esa pequeña porción supone una cifra muy importante, que es la denominada Constante Solar, cuyo valor es de 1.367 W/m2 (vatios por metro cuadrado), es la energía recibida permanentemente por la Tierra, sobre el disco que la misma presenta frente al Sol. 3.- La edad actual del Sol es aproximadamente de unos 5.000 millones de años y a pesar de que, como decíamos antes, el Sol pierde 4 millones de toneladas de masa cada segundo, se estima que nuestra estrella está en la mitad de su vida, no tenemos por tanto que preocuparnos de su desaparición por agotamiento de su masa combustible, hasta dentro de 4 o 5 mil millones de años. Las imágenes de un VIDEO SOBRE EL SOL, permiten apreciar las dimensiones de nuestra estrella, su composición y movimientos, su presente y las hipótesis sobre su futuro. ( http://www.youtube.com/watch?v=c9NRWrpQcWY )

¡Dios guarde muchos años a nuestro Astro Rey, porque es una auténtica maravilla, tanto como magnífica máquina generadora de energía, como por la belleza estética de sus amaneceres y sus ocasos, que son difícilmente mejorables. Pero sobre todo, sobre todo, que Dios guarde a nuestro Sol, porque sin él en el cielo, la vida sobre la Tierra, duraría escasos minutos! Adolfo Marroquín (2012-2013)

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