El elitismo criollista en la obra de José Lezama Lima

El elitismo criollista en la obra de José Lezama Lima Pr. Said Benabdelouahed (Publicado en C.M.H.L.B. Caravelle, n°67, pp. 113-126, Toulouse, 1997)
Author:  Luz Pinto Saavedra

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El elitismo criollista en la obra de José Lezama Lima Pr. Said Benabdelouahed (Publicado en C.M.H.L.B. Caravelle, n°67, pp. 113-126, Toulouse, 1997)

Resumen : La obra y el pensamiento de Lezama Lima encierran motivos y estrategias estéticas e ideológicas de elitismo. Esta actitud no declarada se manifiesta en cómo el autor enjuicia los elementos culturales, históricos y sociales en el marco de una búsqueda global de lo cubano. Partiendo su famosa Antología de la poesía cubana (1965) y otros escritos, el objetivo de este estudio consiste en rastrear los motivos y las estrategias estético-ideológicas del elitismo en la obra del autor y sus manifestaciones en los campos cultural, histórico y social. Résumé : l’oeuvre et la pensée de Lezama Lima contiennent des motifs et des stratégies esthétiques et idéologiques élitistes. Cette attitude non avouée se manifeste dans les jugements que l’auteur porte sur les éléments culturels, historique et sociaux dans le cadre d’une recherche globale de la cubanité.

   :‫ﻣﻠﺧﺹص‬  ‫ ﻭوﺍاﻟﺭرﻭوﺍاﺋﻳﯾﺔ‬  ‫ ﺍاﻟﺷﻌﺭرﻳﯾﺔ‬ ‫ ﻭوﺃأﻋﻣﺎﻟﻪﮫ‬   (1976 -1910)   ‫ ﻟﻳﯾﻣﺎ‬ ‫ ﻟﻳﯾﺛﻣﺎ‬ ‫ ﺧﻭوﺳﻲ‬ ‫ ﺍاﻟﻛﻭوﺑﻲ‬ ‫ ﺍاﻟﻛﺎﺗﺏب‬ ‫ ﻣﻘﺎﻻﺕت‬ ‫ﺗﺗﺿﻣﻥن‬  ‫ ﺍاﻟﻛﺎﺗﺏب‬ ‫ ﻳﯾﺻﺩدﺭرﻫﮬﮪھﺎ‬ ‫ ﺍاﻟﺗﻲ‬ ‫ ﺍاﻷﺣﻛﺎﻡم‬ ‫ ﺧﻼﻝل‬ ‫ ﻣﻥن‬ ‫ ﺫذﻟﻙك‬ ‫ ﻭوﻳﯾﻅظﻬﮭﺭر‬ ‫ ﻧﺧﺑﻭوﻱي؛‬ ‫ ﺑﻌﺩد‬ ‫ ﺫذﺍاﺕت‬ ‫ ﺇإﺩدﻳﯾﻭوﻟﻭوﺟﻳﯾﺔ‬ ‫ ﻭوﺍاﺳﺗﺭرﺍاﺗﻳﯾﺟﻳﯾﺎﺕت‬ ‫ﻣﻭوﺍاﺿﻳﯾﻊ‬    .‫ ﻛﻭوﺑﺎ‬ ‫ ﻓﻲ‬ ‫ ﺍاﻟﻭوﻁطﻧﻳﯾﺔ‬ ‫ ﺍاﻟﻬﮭﻭوﻳﯾﺔ‬ ‫ ﻭوﺧﺻﺎﺋﺹص‬ ‫ ﻣﻣﻳﯾﺯزﺍاﺕت‬ ‫ ﻋﻥن‬ ‫ ﺍاﻷﺩدﺑﻲ‬ ‫ ﺑﺣﺛﻪﮫ‬ ‫ ﺇإﻁطﺎﺭر‬ ‫ ﻓﻲ‬ ‫ ﻭوﺍاﻟﻣﺟﺗﻣﻊ‬ ‫ ﻭوﺍاﻟﺗﺎﺭرﻳﯾﺦ‬ ‫ ﺍاﻟﺛﻘﺎﻓﺔ‬ ‫ﺣﻭوﻝل‬

Introducción Más allá de cualquier distinción entre sus vertientes rectora o no rectora, la élite en principio una minoría selecta que se demarca de la masa por un conjunto de privilegios y funciones de tipo histórico, religioso, económico y cultural. Toda minoría creadora tiene que cumplir su misión con sacrificios, sin aislarse excesivamente en un vulgar e interesado egoismo.Esta definición general, válida para un análisis sociológico, es difícil de ilustrar a través de una producción literaria tan polémica y con pocas referencias a la sociedad en su conjunto como la obra de Lezama Lima. Su actitud y sus juicios elitistas se sitúan, por supuesto, en el marco histórico de la Revolución, pero, al parecer, hay que buscar los motivos de esta posición en las décadas anteriores a 1959. El objetivo de este estudio cosiste en destacar los motivos y las estrategias estéticoideológicas del elitismo en la obra de Lezama Lima y sus manifestaciones en los campos cultural, histórico y social. El elitismo de Orígenes: 1

La formación cultural y estética de Lezama Lima transcurre en el período que abarca de los años 20 a los años 50. Es una época marcada principalmente por las luchas populares contra las dictaduras de Machado y Batista. La visión elitista del escritor es representativa de la estética literaria y cultural de Orígenes, grupo al que le toca vivir esta agitada época prerrevolucionaria. Por otra parte, la actitud vital de Lezama Lima se caracteriza por un aislamiento que imponían las condiciones históricas y que propiciaba su hermetismo estético. Las circunstancias vienen a coincidir con uno de los rasgos distintivos del elitismo: su capacidad de mantener los privilegios del grupo fuera del alcance del común de la gente. Esta estrategia defensiva es similar a la que rige cualquier grupo de iniciados donde el que desee formar parte del círculo tiene que superar previamente un conjunto de pruebas iniciáticas. Tal parece ser la lógica que rige la obra y el mundo literario de Lezama Lima. En torno a su revista Orígenes se aglutinan poetas y artistas como Cintio Vitier, Eliseo Diego, Fina García Marruz o René Portocarrero. En su mayoría, los miembros de este grupo manifiestan cierta indiferencia a la degradada y depravada situación política. Contrariamente al compromiso de otros intelectuales agrupados alrededor de Revista de Avance (1927-1930), los origenistas se lanzan en una búsqueda diferente de lo cubano. Al rechazar las propuestas de autoctonía y afrocubanía defendidas por Alejo Capentier y Nicolás Guillén, los origenistas optan por buscar la esencia de lo cubano más allá de lo estrictamente étnico, en campos como la cultura universal y la poesía. Pero esta nueva vía, aunque se declara en principio su desapego del elemento racial, desemboca paradójicamente en conclusiones etnoculturales de la cubanía que afirman la supremacía social, cultural e histórica de lo criollo en la cubanía. En efecto, defraudados por las luchas antimachadistas, los miembros de Orígenes se repliegan sobre sí mismos, rechazan la realidad histórica inmediata y vuelven con criterios selectivos a la literatura y el legado cultural cubano del siglo XIX. Sin manifiesto colectivo que coordine y oriente esta búsqueda de lo cubano, cada miembro aporta una visión personal , pero la huella lezamiana es palpable en todos. Por otro lado, Orígenes es un gruopo cerrado, con una estética tan culta que deja fuera de su esfera a todos los que tropiezan con el obstáculo del hermetismo y la dificultad. Además, Lezama Lima, al edificar su sistema poético del mundo, se inspira en el modo de organización de los grupos inciáticos de la antigüedad grecolatina coma el orfismo, el pitagorismo o los misterios eleusinos. Esta opción, si bien engendra en todos una curiosidad por penetrar en el mundo lezamiano, reduce al máximo el número de afortunados que logran iniciarse en él o, por lo menos, familiarizarse con su código. Esta es la primera impresión que tiene cualquier lector ajeno al mundo literario de Lezama Lima. En este sentido, las novelas Paradiso y Oppiano Licario recrean 2

el mito de la iniciación en su estructura profunda. Pues, los personajes principales, José Cemí y Fronesis, tienen que recorrer un largo camino iniciático antes de encontrar a Oppiano Licario, el personaje alegórico que encarna el conocimiento y la sabiduría. Los personajes de Lezama Lima corresponden a seres elegidos para cumplir una misión vital y metafísica. Así, la obsesión selectiva y elitista del autor reviste en su novela la forma de un relato iniciático. Esta idea remite a las nociones de enigma y misterio que rodean al grupo minoritario de iniciados, metáfora de la élite que monopoliza el poder del conocimiento esencial. En el fondo, el grupo Orígenes corresponde a este modelo mítico. Sus integrantes tienen que cumplir una misión cultural estéticamente ambiciosa dentro de un contexto histórico adverso. Por eso, su principal preocupación, la búsqueda de lo cubano, pasa por el cuestionamiento de la cultura y la historia del siglo XIX en Cuba. Lezama Lima y el legado poético cubano : En lo cultural, Lezama Lima efectúa una lectura selectiva de lo americano, cuya expresión encuentra en el barroco y lo criollo1. También procede, con el mismo método al análisis y la interpretación de la cultura cubana del siglo XIX. En este caso, el elitismo lezamiano toma una forma sutil, casi imperceptible. El autor deja latente esta actitud cuando pasa revista a la literatura cubana del XIX, comenta sus textos, emite juicios sobre su cubanía y selecciona a los poetas que, cumpliendo ciertos citerios lezámicos, figuran en su Antología de la poesía cubana2. De este modo, la introducción general a esta obra o las introducciones parciales de carácter biográfico y crítico dedicados a cada poeta selecto, así como las valiosas conferencias sobre poesía cubana del siglo XIX3constituyen un cojunto de juicios y criterios lezamianos de lo cubano y lo criollo. En efecto, Lezama Lima insiste en el tema recurrente de la cubanía. En cada poeta, de Silvestre de Balboa a José Martí, el autor subraya rasgos típicamente cubanos. Los signos de esta cubanía difieren de un poeta para otro pero, en general, se pueden resumir en tres condiciones: el criollismo, la asimilación de elementos exógenos y la independencia progresiva de la influencia española. En primer lugar, la expresión de la naturaleza es un elemento esencial en la cubanía de muchos autores. Lezama Lima observa que esto es un constituyente primordial en el Diario de navegación de Cristóbal Colón quien, al describir la flora y la fauna de la Isla, destaca los primeros elementos telúricos de la cubanía. En Espejo de Paciencia (1608) de Silvestre de Balboa (15631649), además de las descripciones telúricas, se insiste en la criolledad de los 1

Lezma Lima, José: La expresión americana , Madrid , Alianza Editorial ,1969. Lezama Lima, José: Antología de la poesía cubana, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1965. (3 tomos) 3 Lezama Lima, José: Fascinación de la memoria, La Habana, Ed. Letras Cubanas, 1993.

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personajes que ya dejan patente su diferencia del español en este primer texto de la literatura cubana. Según Lezama Lima, la cubanía de Silvestre de Balboa se manifiesta « No sólo en el empleo del término criollo, sino que dice criollo de la tierra, como queriendo ahondar más la diferencia entre el criollo y el español »4. Por otra parte, la exploración geográfica de la Isla y el estudio de sus especificidaes naturales en el siglo XIX permiten al cubano un mejor conocimiento de su medio. Lezama Lima cita el ejemplo del poeta y naturalista Felipe Poy (1799-1891), cuyos estudios ictiológicos sobre los mares de Cuba se reflejan en su poema « El arroyo », donde se nota una mezcla del mundo acuático y animal5. La naturaleza y los frutos tropicales, como la piña o la pitahaya, constituyen el tema de la poesía de Manuel Zequeira y Arango (17671864) y Manuel Justo Rualcava (1769-1805). De la poesía de José Joaquín Govantes (?-1881) Lezama Lima sólo selecciona dos textos dedicados a las flores de Cuba: el lirio y la tuya6. Por su voluptuosidad criolla, Ignacio Valdés de Monchuca (1800-1851) se identifica con los poetas románticos preocupados por la búsqueda de temas cubanos. Su manera de acercarse a la naturaleza es tan americana como cubana. De toda la poesía de Francisco Iturrondo (1800-1868) Lezama Lima piensa que « Rasgos descriptivos de la naturaleza cubana » es el poema que puede interesar al lector de hoy7. Según Lezama Lima, hay que buscar los antecedentes de este poema en la obra de Andrés Bello ( Silva a la agricultura de la zona tórrida), Zequeira y Rubalcava. En la misma posición coloca « La vuelta al campo » de Federico García Copley (1832-1894)8. En este sentido, lo que distingue El Cucalambé de los demás poetas populares y siboneyistas no es, a juicio de Lezama lima, el tratamiento de temas indios o guajiros, sino la expresión de la naturaleza9. Por otro lado, para los poetas que conocen la amarga experiencia del exilio la naturaleza es un pretexto literario para evocar la dulzura y la belleza de la patria abandonada. A este propósito, la poesía de José María de Heredia y Heredia, José Martí o Juan Clemente Zenea ofrece, según Lezam Lima, rasgos « muy cubanos » no sólo a través de figuraciones externas - frutos, paisaje y sensualidad- sino también a través de una delicadeza espiritual, la lejanía. Este sentimiento eleva la dolorosa experiencia del exilio a una circunstancia arquetípica. Lezama Lima piensa que este sentimiento universal, provocado por la nostalgia y la distancia, es profudamente cubano. En segundo lugar, Lezama Lima considera que el sufrimiento poético y el exilio forman el ideal de un « vida cubana ejemplar ». El autor ilustra esta tesis 4

Lezama Lima, José: Antología de la poesía cubana, op.cit, tomo1, p.16. Ibid., tomo 2, pp.526-531. 6 Ibid., pp.480-486. 7 Ibid., p.414. 8 Ibid., p.459 9 Ibid., p. 89. 5

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examinando la vida y la obra de algunos poetas cubanos. Luisa Pérez Zambrana (1835-1922), por ejemplo, expresa en sus poemas elegíacos « una enorme tristeza cubana » y tiene además una manera cubana de afrontar el destino que se encarniza contra sus hijos y su familia10. Lezama Lima afirma también que Miguel Teurbe Tolón y de La Guardia (1820-1857) es « un asombroso caso de energética cubana », subrayando los avatares de su vida como exiliado independentista y la variedad de sus actividades poéticas. No obstante, el autor de esta antología reconoce rasgos de cubanía en la expresión y los temas criollistas de Ramón Vélez y Herrera ( 1808-1886)11. Subraya con énfasis la tendencia siboneyista de Fornaris (1827-1890)12 y considera a Francisco Pobeda y Armenteros (1796-1881) como el fundador de la tendencia criollista porque su obra expresa la vida en el campo, así como los juegos y los amores de la gente13. La oralidad y la creatividad verbal constituyen, en este elenco de juicios lezamianos, otro rasgo fundamental de la cubanía criolla de los poetas que reúne esta antología. Pues , la literatura oral y el folklore son considerados como una expresíón genuina de la cubanía. En este legado cultural, la décima es la forma poética que se adapta perfectamente a la expresión lírica de los sentimientos del cubano. Otro criterio lezamiano de la criolledad cubana es el lenguaje. El autor señala que la obra de Ventura Pascual Ferrer (1772-1851) esboza las características del individualismo del ser cubano, así como su tendencia excesiva a hablar y fumar y su manera peculiar de utilizar el español dándole un sentido « muy cubano »14. Los poetas que cultivan el juego de palabras, la ironía y la broma graciosa como José Rodríguez Ucres y Plácido (1809-1844) se distinguen por el uso del lenguaje popular y un sentido humorístico de la metáfora. Lezama Lima señala en la obra de estos poetas un culteranismo elemental y genuino, lo que llama « cultismo inculto, y también un gongorismo elemental en otros poetas como Manuel del Socorro Rodríguez (1758-1819)15. En suma, para realizar esta Antología de la poesía cubana, Lezama Lima basa su selección en varios criterios literarios y culturales de la cubanía : la naturaleza, la criolledad, lo biográfico o las vivencias « cubanas » de cada poeta, el folklore oral y el lenguaje. Todos estos criterios confluyen en la personalidad excepcional de José Martí quien tiene, según Lezama Lima, una vida cubana ejemplar. Como poeta, Martí canta la naturaleza de su tierra, conoce el exilio y lucha por la independencia de Cuba, dando el mejor ejemplo de sacrificio por la 10

Ibid., pp.181-186. Ibid., tomo 3, p. 10. 12 Ibid., p. 28. 13 Ibid., p. 46. 14 Ibid., pp. 21-22. 15 Ibid.,p.58. 11

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patria. Gracias a su espíritu abierto conoce y asimila a los clásicos de la literatura española y universal. Por eso, su poesía cierra con llave de oro esta labor selectiva de Lezama Lima. Su figura carismática corresponde al modelo del cubano criollo concebido y reivindicado por el autor de esta antología. En otras palabras, esto significa que en la vida de José Martí intervienen un conjunto de factores que la trasforman en biografía cubana ejemplar : poesía, creación, patriotismo, sufrimiento, nostalgia, actividad política e intelectual, martrio. Estos atributos son , por supuesto, exclusivos de la élite criolla antihispánica e independentista. La gran mayoría mulata y negra, que también conoció el sufrimiento afligido tanto por el colono como por el criollo ascendente, no corresponde a estos criterios de « cubanía ejemplar » esbozados por Lezama Lima. Por consiguiente, estos criterios de selectividad dejan fuera de la antología a los representantes de otra poesía « menos criolla », salvo contadas excepciones. Así, los hermanos Uhrabach (Carlos Pío y Federico), de origen nórdico, no parece que correspondan a los requisitos de la criolledad. Lezama Lima observa que a pesar de sus convicciones patrióticas su poesía muestra cierto fondo racial nórdico16. Asimismo, la poesía negra ocupa un lugar segundario en esta antología de la poesía cubana. Si , a juicio de Lezama Lima, Juan Francisco Manzano (1797-1854) no deja traslucir en su obra sino pocos elementos relativos a su condición de esclavo17, José Crespo, apodado Creto Gangá (1811-1871), es considerado como el precursor de la poesía negra. A pesar de ello, la dimensión negra no se toma como criterio en esta elaborada visión de lo cubano a través del patrimonio poético de la Isla desde los orígenes hasta finales del siglo XIX. Pues, para Lezama Lima « cubano » es sinónimo de « criollo ». Por lo tanto, los cubanos de color no pueden reflejar perfectamente esta condición. Es lo que se deduce implícitamente de estos juicios. Pero es verdad que los escasos conocimientos que tiene Lezama Lima del problema negro proceden en su mayoría de los estudios de Fernando Ortiz. Aunque es de suponer que no existía hacia 1965 (fecha de la aparición de esta antología) una clasificación sistemática de la literatura negra del XIX, esta omisión obedece a una lectura selectiva de lo cubano, según los prejuicios del estamento social de donde procedía Lezama Lima y los cánones establecidos por el grupo origenista. Esta lectura, basada en un criollismo elitista, es incapaz de reflejar la identidad cubana en todas sus dimensiones: blanca, criolla, mulata, negra e india.

Una lectura selectiva de la historia : 16 17

Ibid., pp. 500-529. Ibid., tomo 2, pp. 373-374. 6

En lo histórico, Lezama Lima cuestiona la identidad cubana haciendo, como en lo cultural, una lectura selectiva del siglo XIX. Este enfoque histórico de un momento tan importante en la historia de Cuba parte de la convicción de que los gérmenes de la nación cubana moderna se forman a finales del XVIII y principios del XIX, aunque el proceso sólo culmina en los años 1890 con la guerra de la Guerra de la Independencia. En esta centuria de luchas se suelen distinguir tres actitudes de la burguesía criolla con respecto al problema colonial: el anexionismo, el reformismo y el independentismo. Los primeros capítulos de Paradiso, que constituyen un fresco de la guerra, hacen hincapié en el inependentismo. Por medio de algunos de algunos personajes que se mueven en un marco histórico, el narrador expresa el sentimiento patrio del cubano y su hostilidad manifiesta a los signos negativos de la metrópoli. Los episodios que se refieren a este acotecimiento enfatizan la especificidad de lo cubano y oponen el espíritu colonial al espíritu criollo, marcado por una necesidad constante de rebelión. A este propósito, Lezama Lima observa que esta característica del criollo puede remontarse al siglo XVIII cuando la población cubana, en un memorial dirigido a Carlos III, manifiesta su inquietud y su indignación ante la incapacidad de las autoridades españolas en la proteccón de La Habana contra los repetidos y temibles ataques de la piratería inglesa18. En Paradiso, este sentimiento nacionalista es plenamente asumida por la rama materna del árbol genealógico de José Cemí, los Olaya. La rama paterna, los Cemí, descendientes de españoles, no reflejan la misma actitud. Pues, los Olaya forman parte de los mambises, o sea los separatistas cubanos que desencadenan una larga guerra contra España y se ven obligados a tomar el camino del exilio norteamericano donde preparan la gran contienda de 1895. En Paradiso la historia personal de la vieja Mela se confunde con la historia de Cuba. El personaje se presenta como una militante separatista activa, de gran notoriedad popular. El episodio19narra cómo la Mela disimula las armas a los españoles para luego entregarlos discreta y astutamente a los independentistas cubanos. Los rumores sobre su acción patriótica se propagan como los ecos de una leyenda heroica y popular. El narrador subraya este hecho usando la forma impersonal y anónima para relatar este epicodio : « se contaba su heroismo fino en la lucha contra contra los cipayos. »20 Los militares españoles que vienen a registrar la casa de la Mela no consiguen descubrir las armas escondidas. La vieja militante « mambisa » los devía de su objetivo haciendo uso oportuno, según el narrador, de sus cualidades 18

Ibid., tomo 1, p. 16. Lezama Lima, José: Paradiso, Madrid, Ed. Cátedra, 1984, pp. 240-245. 20 Ibid., p.241.

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criollas: cortesía, astucia y gracia. La mujer no opone resistencia al registro de la casa y recibe, con afabilidad aparente, a los soldados españoles a quienes invita a beber. Sin embargo, consciente del peligro que corre, desvía con astucia la misión militar de su objetivo. En broma le indica al general de la expedición que el único lugar que le quedaba por registrar es el gallinero, pero el militar no toma en serio su gracia. Así, la vieja salva su vida y las armas que efectivamente estaban allí. Esta anécdota, por muy banal que parezca, completa el perfil de la Mela que dispone de cualidades sencillas pero eficaces como la cortesía, la hospitalidad y el sentido del humor. Por otra parte, cabe notar que las distintas partes implicadas en la contienda hispano-cubana se designan en este episodio con sus atributos y apelaciones despectivas. Así, la oposición entre españoles y cubanos es explícitamente manifiesta en cómo unos desdeñan a otros. Puesto que el relato es asumido por un punto de vista cubano, el otro, es decir el español que se opone a las aspiraciones independentistas de la nación en ciernes, es llamado despectivamente « cipayo ». Durante la Guerra de la Independencia esta apelación se aplicaba no sólo a los españoles sino también a los cubanos que defendían el poder metropolitano. Los cubanos separatistas e independentistas se oponen a los españoles, a los cubanos « españolizantes » y a todos los anexionistas favorables a un ingreso de Cuba en la Unión norteamericana. En este sentido, hay que recordar también que los cubanos llaman « gorriones » a los españoles. Éstos contestan llamando « bijiritas » a los cubanos. En ambos casos, la apelación es de connotación despectiva ya que los términos aluden a pequeñs pájaros insignificantes de Cuba. La vieja Mela, a quien puede aplicarse el término « laborante », se niega a saludar a la Abuela Munda porque piensa que es « cipaya »y « españolizante ». Su odio a este tipo de ciudadanos es generalizado a todos los criollos que se parecen a lo extranjeros. Su resuelta hispanofobia ilustra la actitud extremista de ciertos independentistas cubanos del siglo XIX que rechazan categóricamente el modelo español que estiman degradado y degenerado. Este sentimiento antiespañol arraigado en la Mela, así como sus ideales políticos independentistas, se expresan también de modo inconsciente en sus sueños. En efecto, el mismo fervor patriótico que ocupa sus conversaciones reviste en este caso formas simbólicas. Así, la estrella solitaria que aparece en los sueños de la Mela forma parte de los motivos de la bandera cubana, transformada en símbolo de la nación desde los comienzos de la lucha por la Independencia. Esta estrella es la representación de lo cubano tanto en el lenguaje culto como en el lenguaje popular desde que el poeta José María de Heredia y Heredia creara este lugar común del espíritu cubano. En sus discursos, José Martí utiliza este motivo para arengar a los inmigrantes cubanos en el exilio

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americano: « Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante, con todos y para el bien de todos . »21. Además, los cantos guerreros que acompañan la lucha por la Independencia recuperan este motivo de la estrella solitaria y le otorgan un valor patriótico explícito: « El que diga que prefiere el hispano al cubano libre que llaman mambí, es un pillo que no tiene patria y que con extranjeros merece vivir. Cubanos venid, españoles volad, y veréis esa estrella radiante 22 que anuncia progreso y ofrece la paz. »

La vieja Mela entona a solas este canto bélico donde se nota claramente que la estrella es un motivo asociado a lo patriórico. Estos cantos que aluden con odio y desprecio al español y exaltan el sentimiento patrio eran corrientes en los hogares de la emigración cubana en el extranjero. Pues, los Olaya conservan toda la memoria nacionalista criolla del exilio y de las luchas independentistas. La ficción literaria hace hincapié en el martirio cubano y las luchas por la Independencia de ciertos grupos sociales. De este modo, un puñado de cubanos condenados al exilio y a la organización de las luchas se atribuye la exclusividad de una misión patriótica de trascendental importancia. Esta actitud egocéntrica, que no refleja con objetividad la realidad de los hechos, eclipsa la labor patriótica desempeñada por otros componentes políticos y raciales del país. En Paradiso, Lezama Lima crea a través de los Olaya un modelo social con estructuras propias del siglo XIX. Los Olaya corresponden al prototipo de la familia cubana burguesa, criolla e independentista. Este grupo social es consciente de su estatuto privilegiado que le permite asignarse un monopolio en la tarea histórica de liberar la nación, siguiendo el ejemplo norteamericano.

Aspectos sociales del elitismo lezamiano: En lo social, la visión elitista de Lezama Lima se expresa más claramente a través de la dicotomía económica, social y cultual del tabaco y del azúcar que ha marcado la historia de Cuba, sobre todo en el siglo XIX. Esta contradicción en el modo de producción corresponde a la contradicción principal: colonia vs 21 22

Martí, José: Obras completas, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1963-1966, tomo 4, p.279. Lezama Lima, José: op.cit., p.245. 9

metrópoli, con todas las consecuencias que derivan de esta situación. La burguesía criolla cubana que monopoliza la producción tabacalera entra en conflicto con la sacarocracia colonial española. El texto lezamiano refleja en parte esta realidad socioeconómica. Así, el azúcar se presenta como una actividad negativa y alienante para el país. Cuando el protagonista José Cemí visita el Tres Suertes en Santa Clara, el narrador da una explicación, más o menos objetiva, a la degradada situación en que se encuentra el ingenio. Pues, según su punto de vista, el responsable directo de la decadencia industrial y comercial del Tres Suertes es su propio dueño, Castillo Dimas. El narrador, que asume el punto de vista del autor y del personaje, hace un balance irónico de la actividad anual del propietario del ingenio : « Su propietario era el Coronel de la Independencia Castillo Dimas, que pasaba tres meses en el ingenio en la época de la molienda, tres meses en unos cayos que tenía por Cabañas, sitio todo edénico, donde se dormía como una gaviota, se comía como un cazón y se aburría como una marmota en el paranirvana. Pasaba tres meses también con la querindanga habanera, untuosa mestiza octavona ascendida a rubia pintada, dotada de una escandalosa prolijidad gritona en los placeres conyugales. Y el coronel se reservaba para lo mejor de sí mismo, como acostumbraba decir, tres meses en los sótanos de París en los que, a la manera de los ofitas, le rendía culto a la serpiente del 23 mal. » .

Así, Castillo Dimas dedica nueve meses de la agenda anual a su vida privada, a los placeres y al « dolce farniente ». Aunque este personaje no pertenece cronológicamente al siglo pasado, su compotramiento es propio de una clase de terratenientes cultivadores del azúcar: el absentismo. Según el antropólogo cubano Fernando Ortiz, al extranjerismo que marca la actividad azucarera hay que añadir la llaga del absentismo para explicar la merma de este importante sector de la economía cubana. En este caso, el texto lezamiano no presenta el azúcar como mero elemento decorativo o telúrico, sino como una problemática social y nacional. En estes sentido, se hacen más evidentes las divergencias económicas y sociales del tabaco y el azúcar estudiadas por Fernando Ortiz24, aflorando más de una vez en el texto lezamiano. La historia de José Eugenio Cemí, padre de José Cemí, es un relato que refleja la básica contradicción entre tabaco y azúcar. Por un lado, José Eugenio Cemí es descendiente de José María Cemí, dueño de un ingenio; y por otro de Eloísa Ruda Méndez, originaria de una familia veguera en Pinar del Río. La unión de las dos familias se logra gracias a un sacrificio: los Méndez salen en un éxodo de Pinar del Río a Matanzas. Este 23

Ibid., p.362. Ortiz, Fernando: Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1963. 24

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desplazaiento acarrea, por supuesto, un cambio de actividad económica; la familia abandona el cultivo intensivo y próspero del tabaco en la región veguera de Vuelta Abajo para dedicarse exclusivamente al cultivo del azúcar en el ingenio Central Resolución en Matanzas. Pero, antes de instalarse en esta región los Cemí producían tabaco y miel. Según el propio narrador, esta actividad ancestral de los Cemí exige, además de cultura, una delicadeza particular: en Vuelta Abajo se produce un tabaco de alta calidad. Por eso, la abuela Munda evoca, con pesar y nostalgia, ese lejano e idílico período del cultivo del tabaco cuando narra estos acontecimientos a José Eugenio Cemí: « Cuando tu padre cargó con todos nosotros y nos llevó para el Central, no pensó que nos arruinaba a toda la familia. Estábamos acostumbrados al tipo de trabajo fino de Vuelta Abajo, al tabaco, a las mieles. Teníamos ese refinamiento que tienen las gentes de tierra adentro cuando están dedicados al cutivo de hojas muy nobles, y a adivinar los signos exteriores de los insectos en relación con las estaciones. »25.

En efecto, la abuela Munda hace el balance de la situación económica de la familia después del éxodo. Desde el punto de vista social, el cambio de actividad económica, el paso del tabaco al azúcar; es decir del centro a la periferie, acarrea la ruina y el discrédito social de los Cemí. El texto se refiere al período de cultivo del tabaco como si fuera una irrecuperable edad edénica. En cambio, para los Nibu la nueva actividad tabaquera significa cierta prosperidad económica; lo que tiene repercusiones positivas sobre su estatuto social. Esta familia representa , en el contexto histórico del relato, una nueva clase de ricos, aquella nueva burguesía que alcanza la fortuna gracias al cultivo industrial del tabaco en Cuba. Sin embargo, estos nuevos ricos no forman parte de los primeros cultivadores del tabaco comprometidos en las luchas anticoloniales. Pertenecen a una nueva categoría social que, aprovechando las circunstancias de la guerra, se enriquece en una forma rápida y aparatosa. Alberto Olaya tiene una opinión negativa de esta nueva clase de ricos y opone su ideología a los ideales de la burguesía independentista. A su juicio, estos nuevos ricos « son unos tabaqueros enriquecidos y convidan a los de la emigración para adularlos »26. Así, los Olaya y todos los independentistas de la emgración, antiguos cultvadores de tabaco, se niegan a admitir el éxito económico y social de estos nuevos ricos como los Nibu. Para ello tienden a refugiarse en las mitificadas hazañas de la lucha independentista que asocian a su actividad tabacalera. En torno a este acontecimiento, la imaginación colectiva de este grupo social teje un sinfin de leyendas heróicas. A este propósito, el antropólogo cubano Fernando Ortiz nota que la orden de la Revolución (1895), llevada por José Martí desde el exilio, llegó a la Habana envuelta en un cigarro27. 25

Lezama Lima, José: op.cit., pp. 185-186. Ibid., p.231. 27 Ortiz, Fernando : po.cit., p. 29. 26

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De esta manera, las divergencias económicas y sociales del tabaco y del azúcar son un elemento latente en el texto novelesco de Lezama Lima. El autor reproduce en la ficción el mismo esquema antrpológico estudiado por Fernando Ortiz28. Así, la particularidad centrípeta y endógena del tabaco se opone al carácter centrífugo y exógeno del azúcar. Pues, si el tabaco es de orígen local, cultivado al principio por los indígenas y luego por un capital nacional, el azúcar, traído de la India a través de Europa, se implanta en Cuba gracias a un capital extranjero. Las dos plantas que integran el paisaje cubano y determinan la economía del país tienen connotaciones políticas y sociales antagónicas. Esta dualidad refleja claramente las ambiciones opuestas de dos élites en pugna : la élite sacarocrática extranjerizante y la élite tabacalera nacionalista. Cada grupo pretende apropiarse los emblemas nacionales de Cuba para avalar su derecho histórico y legítimo a tomar las riendas de la nación. Se nota, en este sentido, que los Olaya no basan su posición social sólo en el poder económico, sino que crean en torno a este logro una red de símbolos patrios y sociales. Tras un período de gloria, muchas familias de la emigración, a su vuelta a Cuba, se vieron relegadas a un segundo plano económico y social mientras una nueva clase burguesa se iba apoderando de la economía. Esta estrategia debería permitir a las familias independentitas no sólo conservar los privilegios de la élite tabacalera, sino tamibién eliminar cualquier elemento intruso que se arrogara el derecho de entrar en su círculo. Sin embargo, hay que advertir que los Olaya forman parte de una burguesía venida a menos tras el desplome de la actividad tabacalera. Por eso, esta minoría social vive un profundo proceso de renovación interna. La llegada de los Nibu, por ejemplo, a esta clase supone la emergencia de nuevos valores en este grupo. Es el principio de circulación de las élites sociales. Es corriente que si una nueva clase de ricos, como los Nibu, intenta desplazar y sustituir a los antiguos la reacción de estos últimos hacia sus rivales es a menudo el rechazo y la antipatía. Pero, al fin y al cabo, el deplazamiento de una élite rectora por otra es un proceso histórico y natural. Lezama Lima refleja la actitud estética e ideológica de Orígenes. Su obra y sus opiniones presentan un elitismo reticente en el sentido literal y retórico de la palabra. Aunque no declara abiertamente sus propósitos elitistas el autor los da a entender oblicuamente en forma de juicios dispersos e incompletos. Pero tales opiniones no dejan de insertarse en una amplia búsqueda de lo cubano. Así, su lectura del legado cultural cubano deja traslucir un concepto selectivo que afirma la supremacía de lo criollo como núcleo legítimo y 28

Véase en particular las páginas 4 y 5 de la obra citada. 12

exclusivo de la cubanía. En lo histórico, los criollos desempeñan una función elitista al autoatrbuirse la liberación del país, excluyendo, por consiguiente, los demás componentes étnicos y sociales. En lo social, los indicios socioeconómicos en Paradiso indican que hay una feroz competencia por el poder entre una élite tabacalera independentista y otros sectores sociales como la sacarocracia y los nuevos cultivadores del tabaco. En todo caso, Lezama Lima, a través de esta estrategia elitista, no hace más que defender los valores y privilegios de una burguesía criolla en el contexto de la Revolución. Bibliografía: IBARRA, Jorge : Historia de Cuba, La Habana, Dir. Política de Las F.A.R.,1968. LAVALLE, Bernard : Esprit créole et conscience nationale. Essais sur la formation des consciences nationales en Amérique Latine, Paris, Editions du C.N.R.S.,1980. LEZAMA LIMA, José : Antología de la poesía cubana, La Habana, Consejo Nacional de Cultura,1965. La expresión americana, Madrid, Alianza Editorial, 1969. Paradiso, Madrid, Ed. Cátedra, 1984. Oppiano Licario, Madrid, Ed. Cátedra, 1989. Fascinación de la memoria, La Habana, Ed. Letras Cubanas,1993. MORENO FRAGINALS, Manuel : El ingenio. El complejo económico social cubano del azúcar, La Habana, Comisión Nacional Cubana de la U.N.E.S.C.O., 1964. ORTIZ, Fernando : Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1963. VITIER, Cintio : Lo cubano en la poesía, La Habana, Instituto del Libro, 1970. VV.AA : Diccionario de la literatura cubana, La Habana, Instituto de Literatura y Lingüística, 1968.

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