El idealismo trascendental de Kant

Tema 10 El idealismo trascendental de Kant IES “SÉNECA” Departamento de Filosofía Tema 10 El idealismo trascendental de Kant ÍNDICE 1. CONTEXTO H

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Tema 10

El idealismo trascendental de Kant

IES “SÉNECA” Departamento de Filosofía Tema 10

El idealismo trascendental de Kant ÍNDICE

1. CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL DE IMMANUEL KANT. 1.1. La Ilustración. 1.2. La Ilustración alemana (Aufklärung). 1.3. El despotismo ilustrado: la Prusia de Kant.

2. KANT, HOMBRE ILUSTRADO. 2.1. Biografía y obras. 2.2. El proyecto filosófico de Kant.

3. LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA: EL IDEALISMO TRASCENDENTAL. 3.1. 3.2. 3.3. 3.4.

El problema del conocimiento. Condiciones de posibilidad de la ciencia. Los tipos de juicios. La doctrina kantiana del conocimiento: 3.4.1. Principios generales de la teoría del conocimiento kantiana. 3.4.2. Estructura de la Crítica de la Razón Pura. 3.4.3. La Estética Trascendental. 3.4.4. La Analítica Trascendental. 3.4.5. La Dialéctica Trascendental.

4. LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PRÁCTICA: LA ÉTICA FORMAL KANTIANA. 4.1. 4.2. 4.3. 4.4.

Introducción. Éticas materiales y Éticas formales. Análisis de la acción moral. El deber y los postulados de la razón práctica.

5. TEORÍA POLÍTICA Y SOCIAL DE KANT. 5.1. Introducción. 5.2. Las disposiciones de la Naturaleza como fundamento de la teoría política: antagonismo e Ilustración.

5.3. El problema de la libertad y la necesidad del Derecho: hacia la paz perpetua. 6. TEXTO: RESPUESTA A LA PREGUNTA ¿QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN? 6.1. Guión de lectura y comentario del texto. 6.2. Glosario de términos.

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El idealismo trascendental de Kant 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL DE IMMANUEL KANT. 1.1. La Ilustración. La Ilustración es un periodo de la historia cultural de la Humanidad de consecuencias tan fuertes que buena parte de lo que son nuestras sociedad occidentales depende de lo que fue la Ilustración. Kant contestó a la pregunta ¿qué es la Ilustración? definiéndola como “la salida de la Humanidad de su autoculpable minoría de edad” y como el “atrévete a pensar” (sapere aude). La Ilustración fue una época en la que la razón humana comenzó a volar libremente, desprendiéndose progresivamente de las ataduras religiosas que la esclavizaban. El ser humano, en sus más esclarecidos pensadores, tomó la decisión de tomar las riendas de su propia existencia, de su propio pensamiento y de su propia vida. El ser humano comenzó a ser adulto, a gobernar su mundo y a no tolerar ser gobernado desde fuera. Sapere aude, atrévete a pensar, es un estímulo a todos los seres humanos. Sólo el pensamiento libre, el pensamiento que hace todo ser humano es la garantía que tenemos de poder alcanzar la verdad. La verdad requiere del libre ejercicio de la razón. Si la razón no se ejerce libremente sólo obtendremos pseudoverdades, es decir, verdades que aceptamos dogmáticamente, sin someterlas a crítica. La Ilustración es un fenómeno que se dio en toda Europa, con particularidades nacionales bastante acusadas. El pensador inglés Isaiah Berlin sostiene que la estructura de la Ilustración puede dar la apariencia de contradictoria, cuando queremos buscar una serie de características comunes, pero el verdadero hilo conductor es la aspiración a la libertad del individuo y al conocimiento de la verdad. A pesar de la opinión expresada por Berlin, vamos a intentar dibujar algunas líneas maestras para caracterizar a la Ilustración: a) Sensualismo y racionalismo: el movimiento ilustrado no es equivalente al Racionalismo del siglo XVII, cuya máxima expresión fue Descartes. El Racionalismo reducía la razón a una conciencia inmaterial, despreciando los sentidos. Los ilustrados aceptaron la importancia del conocimiento adquirido a través de los sentidos y la capacidad de la razón para extraer principios universales a partir de lo concreto. b) Optimismo: los ilustrados consideraban que los avances del conocimiento humano, de esa razón que cada día arrojaba nuevos descubrimientos sobre el mundo natural, acabaría por mejorar la vida de los seres humanos a los mismos seres humanos. Cuanto más conocimiento tenga el ser humano, más felices serán los seres humanos, porque la ignorancia es la causa de IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant los sufrimientos humanos. La idea de que el mundo avanza hacia el bien es conocida como “progreso”. c) Libertad: el descubrimiento de la fuerza de la razón conlleva el reforzamiento de la libertad. La primera gran revolución intelectual se llevó a cabo en la libertad de las ciudades bajomedievales. Sólo la libertad permite el desarrollo de la razón. Para la Ilustración la libertad no sólo tiene una importancia subsidiaria e instrumental respecto a la razón, sino que también tiene importancia consigo misma. La libertad es una cualidad humana que pertenece a lo que es ser un ser humano. El ser humano nace libre y sólo la ignorancia y la patología social lo convierte en su ser sin libertad. Sólo seremos verdaderamente humanos cuando seamos verdaderamente libres. d) Igualdad: otra de las cualidades inherentes a todos los seres humanos es la igualdad. La Ilustración vence a todas las teorías que mantenían la diferencia esencial entre los seres humanos, dicho en otras palabras, la Ilustración es el primer movimiento que acepta la obviedad de la igualdad de todos los seres humanos, contra la idea de que existían seres humanos superiores e inferiores, cada cual con una finalidad encomendada dentro de la sociedad. e) Ciencia experimental: la ciencia experimental, singularmente la física, se convierte en el modelo de todo conocimiento que tenga pretensiones de cientificidad. Las disciplinas dejan de ser meramente especulativas y comienzan las grandes recopilaciones de datos de todas las esferas. Las teorías construidas a partir de datos recopilados sustituyen a las teorías edificadas sobre principios exclusivamente racionales o heredados de la Antigüedad. No hay ideas innatas en las que descubrir la verdad absoluta: la razón descubre la verdad en los hechos fácticos. f) Religión natural: la Ilustración se encuentra especialmente crítica con las religiones existentes. Culpa a las religiones del estado de ignorancia de la Humanidad en la época en que vivían. Del estudio de las diversas religiones del mundo (religiones positivas), los pensadores ilustrados sacan una estructura general a todas las religiones, lo que llamaron “religión natural”. La religión natural fue considerada superior a las religiones positivas y por tanto era el criterio de enjuiciamiento de éstas. En la Ilustración tomaron fuerza las ideas deístas y teístas. La principal consecuencia fue el inicio de la separación entre el Estado y las religiones. g) Reorganización social: aunque hacía tiempo que la Edad Media había terminado, para la mayoría de la población el “Antiguo Régimen” no era más que una continuación de la estructura social medieval. Si los seres humanos nacen iguales y libres, la sociedad debe mantenerlos libres e iguales. En este punto comienza la vertiente más radical de la Ilustración, aquélla que llevó a los procesos revolucionarios y a la caída del absolutismo. La sociedad debe buscar la felicidad de las personas que la componen. Las personas dejan de ser súbditos para convertirse en ciudadanos y aparecen las primeras democracias modernas. h) Educación: hemos indicado ya, en más de una ocasión, que la ignorancia es la causa de los males de los seres humanos. Los ilustrados otorgaron a la sociedad, expresada en el Estado, la obligación de sacar a las personas de las cortinas oscuras de la ignorancia. El medio para remediar la ignorancia generalizada era la educación. La consecuencia de ello fue el inicio del servicio público de educación, creándose escuelas en todo el territorio y nacionalizando la enseñanza universitaria. IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant i) Individualismo: el pensamiento ilustrado es un pensamiento eminentemente individual. El ser humano es considerado como individuo, perdiendo fuerza la consideración del individuo en cuanto componente de colectivos, a los que el pensamiento anterior daba una importancia superior a la del individuo. Entre el individuo y el Estado no hay nada: entran en relación directa. 1.2. La Ilustración Alemana (Aufklärung). Hasta la Ilustración las aportaciones de Alemania al pensamiento filosófico y científico habían sido importantes pero equivalentes a la de muchas otras regiones europeas. Desde la Ilustración, Alemania se convierte en el centro de la Filosofía y de la Ciencia europea hasta nuestros días. Aparecen figuras filosóficas de primer orden como Leibniz, Wolff y Kant, que, terminada la Aufklärung, encontrarían su sucesión intelectual en Herder, Fichte, Schelling, Hegel, Marx, Nietzsche, Husserl, Heidegger y Habermas, llegan de esta manera hasta el siglo XX. El inicio de la Ilustración alemana se realizó mediante la imitación de los modelos franceses por parte de la multitud de príncipes y pequeños soberanos que poblaban el fragmentado mapa político alemán de la época. En aquellos tiempos Alemania era una región más que un Estado, una de las más pobres de Europa y totalmente intrascendente en la esfera política y militar. Francia era la referencia en todos los aspectos. Desde la Reforma del siglo XVI, los pensadores alemanes habían adoptado la libertad intelectual como criterio de comportamiento, como adaptación de la libre interpretación de las Escrituras propugnada por Martín Lutero. Paradójicamente el estudio histórico-crítico de los textos religiosos nació en Francia, con Bayle, pero halló terreno abonado en las numerosas escuelas filológicas que nacieron en Alemania. Esto, junto con la ausencia de una autoridad centralizada del control en materia de dogma religioso, propició que Alemania tomara el testigo de los Países Bajos como sede de la libertad de pensamiento. La consecuencia no se hizo esperar: los científicos y pensadores alemanes pudieron avanzar más rápidamente que los de otros países ya que no tenían que temer consecuencias jurídicas y sociales de sus progresos en Ciencia y Filosofía. Otra de las características de la Aufklärung fue la revitalización de la vida universitaria. Bien es verdad que autores como Leibniz veían en la Universidad un residuo de las supersticiones medievales, por lo que propugnaron la creación de nuevas instituciones superiores, las Academias, pero también es cierto que buena parte de los pensadores alemanes del siglo XVIII y la inmensa de mayoría de la de los posteriores estaría vinculada vitalmente a la Universidad. Las universidades alemanes dejaron de ser el refugio de las filosofías más conservadoras y de la ciencia medieval, para incorporar a su nómina de profesores a los investigadores más avanzados en todas las disciplinas. La Universidad se constituyó en el centro intelectual de Alemania, a diferencia de lo que sucedió en otros países, en los que la Ciencia y la Filosofía ilustradas hubieron de desarrollarse en instituciones paralelas al sistema universitario. IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant 1.3. Despotismo ilustrado: la Prusia de Kant. El célebre lema del despotismo ilustrado de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” tuvo como autor al rey prusiano Federico Guillermo II. Prusia era un Estado alemán situado en el extremo oriental del espacio germánico, puente entre Europa Occidental y Europa Oriental, especialmente con Rusia. Federico II “El Grande” centralizó el poder en sus manos, reorganizó buena parte de la administración pública e introdujo a Prusia en el escenario de las grandes potencias europeas, gracias a la creación de un ejército que se convertiría en el modelo de maquinaria militar perfecta y se colonizó la frontera oriental del territorio prusiano.

Federico II “el Grande” fue sucedido por su hijo, Federico Guillermo II. Con mayores preocupaciones intelectuales que su padre estableció el primer sistema alemán de educación pública universal, creó una red hospitalaria y favoreció sin medida el crecimiento del movimiento ilustrado, aunque paradójicamente su espíritu estaba henchido de espiritualidad pietista. En el plano político se establecieron garantías procesales en el enjuiciamiento ante los tribunales, se promulgó el primer código jurídico nacional de la Historia europea y se profesionalizó totalmente la burocracia del Estado prusiano; contrariamente no hubo ningún avance en la participación de los todavía súbditos en el gobierno político. El rey era el único actor político. 2. KANT, HOMBRE ILUSTRADO. 2.1. Biografía y obras. Kant nace en 1724 en Königsberg (capital de Prusia Oriental). Era el cuarto de los once hijos de una familia modesta educada en la religión pietista (estricta y rigurosa rama del protestantismo). En 1740 Kant ingresa en la universidad de su ciudad natal donde estudia la filosofía académica y racionalista de Christian Wolff y la física de Newton. IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant Una vez finalizados sus estudios universitarios, ejerció como preceptor de jóvenes de la nobleza prusiana para, unos años después, convertirse en profesor de la Universidad de Königsberg, actividad que no abandonará hasta su jubilación en 1797. Allí Kant demostró una formación integral y enciclopédica, ya que dio cursos regulares de las materias más diversas: lógica, matemática, antropología, ciencias naturales, geografía, teología, etc. Desde el año que comenzó su vida docente hasta 1769, se fue alejando progresivamente del sistema filosófico de Wolff. Este proceso se aceleró cuando leyó las obras de Hume y Rousseau. En Sueños de un visionario (1766) testimonió este proceso evolutivo: reconocía la facilidad con que pueden construirse hipótesis metafísicas, pero mostró también la dificultad a la hora de fundamentarlas. Estos años culminaron en 1770, cuando fue nombrado profesor titular, gracias a la famosa Dissertatio, obra en la que anticipaba algunos de los temas que desarrollaría más adelante en la Crítica a la Razón Pura. A partir de este año llegaríamos a la etapa más fructífera de la vida de Kant: - 1781: Crítica de la Razón Pura - 1783: Prolegómenos a toda metafísica futura que quiera presentarse como ciencia - ¿Qué es la Ilustración? - 1785: Fundamentación de la metafísica de las costumbres - 1788: Crítica de la Razón Práctica Mientras se concentraba en sus clases y en la redacción de sus obras, se produjo la Revolución Francesa. Kant fue un verdadero entusiasta de este acontecimiento. Por fin asistía a la materialización de los ideales de racionalidad y emancipación que él veneraba. Desgraciadamente, estos cambios coincidían en Prusia con la muerte del monarca ilustrado Federico II el Grande, al cual sucedió Guillermo II, quien, recelando de las consecuencias de la Revolución, se opuso abiertamente a los ideales de la Ilustración. La obra de Kant chocó contra esta reacción conservadora. A pesar de sus convicciones, trató de continuar su obra sin tener que oponerse a la autoridad. Kant murió en Königsberg en 1804. Aunque llevó una vida monótona y regular, su entierro se convirtió en una sorprendente y espectacular manifestación popular. Y es que Kant encarnaba en su propia persona los ideales de la Ilustración: la posibilidad de la emancipación de cada hombre, la salida de su minoría de edad. 2.2. El proyecto filosófico de Kant. “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mí la ley moral en mí”

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El idealismo trascendental de Kant Kant fue quien definió claramente los perfiles que habría de tener la razón ilustrada, uno de cuyos objetivos era el de sacar a los humanos de su minoría de edad mediante la actividad crítica. Esto significa someter al tribunal de la razón tanto nuestro conocimiento como nuestro comportamiento, nuestro saber y nuestros valores morales. Kant, en “Qué es la Ilustración”, describe la situación de “minoría de edad” de los seres humanos, en el sentido de hallarse sometidos a fuerzas como la tradición, la ignorancia, la superstición o las autoridades de todo tipo. Esto hace suspirar al filósofo por la necesidad de una liberación de esta situación, de atreverse el ser humano a usar su razón, entrando en la “mayoría de edad”. De esto modo, las dos grandes dimensiones de nuestra existencia, el conocimiento y la acción, saber (gestionado por la “razón pura”) y actuar (dirigido por la “razón práctica”) son analizadas por el filósofo alemán con las armas de la crítica y el análisis. La máxima de la Ilustración es “sapere aude!”: atrévete a pensar!. En consecuencia Kant, en su sistema filosófico, desarrolló un concepto de razón que integraba ambas dimensiones, el conocimiento y el comportamiento. En cuanto al conocimiento, se propuso determinar qué principios o cualidades lo hacen posible y que por tanto, determinan la forma en que conocemos el mundo. En cuanto a la acción, Kant estudió las leyes y principios por los que se rige una actuación moral verdaderamente libre. Kant integró esta doble dimensión de su sistema en cuatro grandes preguntas: 1- ¿Qué puedo conocer?, donde busca los principios y límites del conocimiento científico de la naturaleza. La respuesta a esta pregunta la desarrolla en la “Crítica de la Razón Pura” (1781). Además, en esta obra, crítica a la metafísica moderna, al Racionalismo y al Empirismo, con la creación de un nuevo sistema filosófico que, recogiendo lo mejor de ambos movimientos, permita progresar a la filosofía en el ámbito en el que la ciencia moderna no puede pronunciarse: el de la acción humana. 2- ¿Qué debo hacer”, que busca establecer los principios y límites de la acción moral y la libertad humanas. A esta pregunta responderá en su “Crítica de la Razón Práctica” (1788). En esta obra, Kant trata de desarrollar una moral que, a diferencia de todas las anteriores, no trate de aleccionarnos acerca de lo que se debe o no se debe hacer, sino que nos oriente sobre qué condiciones debe reunir ser la acción humana para que verdaderamente pueda ser calificada como “acción moral”. 3- ¿Qué me cabe esperar?, reflexión acerca del destino último del ser humano y sus posibilidades de realización, la respuesta a esta pregunta le corresponde a la religión y a la política. En cuanto a la religión Kant escribió en 1793 "La religión dentro de los límites de la mera razón", obra que le ocasionó un conflicto con el emperador Federico Guillermo II, príncipe ilustrado por el que Kant profesaba una gran admiración. En cuanto a la política, a pesar de que nunca escribió una gran obra sobre filosofía política, sino obras “menores”, siempre se le ha considerado uno de los más grandes defensores de los ideales de la Ilustración, en escritos como Ideas para una historia universal en clave cosmopolita (de 1784), La paz perpetua, un esbozo filosófico (de 1795), y Metafísica de las costumbres (de 1797), entre otras, donde propagó los principios políticos que configurarían las democracias actuales. Con su escrito de 1784 ¿Qué es la Ilustración?, ha pasado a la historia como un firme defensor del proyecto emancipatorio de la Ilustración. Mención aparte merece su tercera gran “crítica”, la “Crítica del juicio” de 1790. en la que analiza el juicio estético, estableciendo las bases de la estética filosófica moderna. IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant 4- ¿Qué es el hombre?, pregunta que engloba a todas las anteriores, pues para Kant, ni las preguntas, ni las disciplinas a las que van asociadas se hallan desvinculadas unas de otras sino que se apoyan entre sí en un proyecto global de filosofía. La filosofía debe ser entendida como la disciplina que asocia todos los conocimientos con los fines esenciales de la razón humana: la del desarrollo de una humanidad más libre y más justa. 3. LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA: EL IDEALISMO TRANSCENDENTAL. Quizá la obra más importante de Kant y, sin duda, una de las obras filosóficas más importantes de todos los tiempos, con ella se abren las puertas a una nueva era filosófica: la filosofía contemporánea. Kant va a intentar establecer una síntesis entre las dos grandes corrientes de la Modernidad: racionalismo y empirismo, siendo comúnmente conocida su filosofía como racioempirismo o idealismo trascendental. 3.1. El problema del conocimiento. Toda la doctrina kantiana sobre el conocimiento se basa entre la distinción de dos facultades o fuentes de conocimiento: a) La sensibilidad: mecánica y pasiva. b) El entendimiento: activo y creativo. Kant va a mantener elementos propios de las dos grandes corrientes modernas: - del racionalismo: piensa que el entendimiento posee conceptos puros a priori, es decir, ideas innatas (si no innatas, al menos no procedentes de la experiencia, sino producidas por el propio entendimiento). - del empirismo: después de la lectura de Hume, Kant acepta que es imposible que la razón, por sí misma, pueda alcanzar algún tipo de conocimiento. En efecto, Kant afirmó que la lectura de Hume "lo despertó de su sueño dogmático". Aunque los intereses de su anterior etapa se habían centrado en temas científicos, Kant era consciente de haber aceptado acríticamente la metafísica racionalista de Wolff y Leibniz y, como ya sabemos (o no, vete tú a saber), la obra de Hume asestaba un duro golpe, bien argumentado, a este tipo de saber. Por tanto, para Kant, los conceptos puros de la razón sólo son formas, esquemas o estructuras (formas a priori) cuya única función es la de organizar los datos procedentes de la experiencia. Los conceptos puros de la razón hacen posible el conocimiento pero por sí solas no sirven para nada, no nos llevan a ningún saber. Legítimamente, el conocimiento no puede rebasar los límites de la experiencia y las formas a priori sólo pueden aplicarse a los datos empíricos.

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El idealismo trascendental de Kant Así definiremos las “formas a priori” como “conceptos puros producidos por la razón, pero que son esquemas que sólo tienen la función de organizar los datos de la experiencia”. Ya hemos dicho que Kant fue seguidor del pensamiento de dos grandes racionalistas como Leibniz y Wolff en su periodo precrítico, pero que la lectura de Hume le rizo recapacitar sobre la legitimidad de los saberes metafísicos tradicionales que profesaban. Ya en la introducción a la Crítica a la Razón Pura Kant expresa esa preocupación sobre si es posible la Metafísica tradicional como ciencia: ¿Puede realizarse un saber legítimo sobre Dios, el alma y el mundo a partir de conceptos que no provengan específicamente de la experiencia? Este será uno de los principales temas de su obra. Dos deficiencias han caracterizado tradicionalmente a la Metafísica, colocándola en una situación de inferioridad manifiesta respecto de la ciencia (aquí el modelo son las matemáticas y la física de Newton): 1. La ciencia progresa. En Metafísica se siguen tratando y debatiendo las mismas cuestiones que debatían Platón y Aristóteles tantos siglos atrás. 2. Los científicos se ponen de acuerdo en sus teorías y conclusiones. Mientras, entre los metafísicos, reina el más escandaloso desacuerdo. Así la pregunta será: ¿puede la Metafísica construirse con el mismo rigor que las ciencias? : 1. Si es posible: se podrá superar el estado deplorable en que se encuentra, logrando así el avance y el progreso. 2. Si no es posible: abandonaremos toda intento de construir sistemas metafísicos con pretensiones de conocimiento científico. Kant piensa que para solucionar este problema debe plantearse una cuestión previa: ¿Cómo es posible la ciencia? o dicho de otro modo ¿Qué condiciones hacen posible la ciencia? Kant no se pregunta si es posible la ciencia, sino "¿cómo es posible?" ya que da por supuesto que la ciencia es posible, es decir, que es un saber legítimo. Como ya dijimos, Kant es un entusiasta de la física de Newton, por lo que no duda de su validez y la da por supuesta. Entonces, en la Crítica a la Razón Pura no se plantea si la ciencia es posible o no sino qué es lo que la hace posible (sus condiciones de posibilidad). 3.2. Condiciones de posibilidad de la ciencia. Las condiciones que toda ciencia que se precie de serlo ha de tener son: a) Condiciones empíricas: toda ciencia que pretenda hablarnos de algún aspecto de la realidad y que quiera aumentar y progresar en sus contenidos tiene que apoyarse en la experiencia. Sin embargo, la experiencia sólo nos ofrece fenómenos particulares y nunca universales y necesarios. Es decir, la experiencia me muestra que, por ejemplo, cuando ejerzo una fuerza suficiente sobre un cuerpo éste acaba por quebrarse, pero no que esto deba ocurrir para todo cuerpo (universalidad) y siempre que se haga (necesidad). Pero la ciencia se construye a partir de leyes universales y necesarias... ¿de dónde procede esa universalidad y necesidad si no se extrae de la experiencia…? IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant b) Condiciones a priori (universales y necesarias): la universalidad y necesidad de las proposiciones científicas no procede de la experiencia sino de nuestra propia razón. Nuestra razón va a organizar los datos de la experiencia imponiéndoles unas "condiciones a priori" que veremos más adelante cuando estudiemos la “Estética Trascendental” (la primera parte de la Crítica a la Razón Pura). Entonces, sólo podrá considerarse ciencia aquella disciplina cuyos juicios (proposiciones, afirmaciones) reúnan esta doble condición: aumentar nuestro conocimiento sobre la realidad y ser universales y necesarios. ¿Cómo investigar si las ciencias reúnen o no ambas condiciones? Analizando los elementos básicos con los que se construye cada ciencia, es decir, sus juicios o proposiciones y observando si reúnen o no ambas condiciones. 3.3. Los tipos de juicios. Para Kant existen los siguientes tipos de juicios: a) Atendiendo a su estructura: - Juicios analíticos: son aquellos en los que el predicado está incluido en el sujeto (se deduce de él). No proporcionan ningún saber nuevo (ya que éste ya está implícito en el sujeto). Ej.: El todo es mayor que cada una de las partes. Es evidente que cuando nos encontramos con un todo, las partes son más pequeñas. En este enunciado el predicado está incluido en el sujeto. Al afirmarlo estamos haciendo una repetición, una redundancia o tautología, no decimos nada nuevo. - Juicios sintéticos: son aquellos en los que el predicado no está contenido en el sujeto (no se deduce de él). Proporcionan una nueva información que antes no se poseía. Ej.: Este coche es de color verde. Del concepto de “coche” no se deduce color alguno (sólo podríamos decir que se deduce a priori que ha de tener algún color ya que un coche "incoloro" es algo absurdo). Al afirmar en el predicado su color, estamos dando una información imposible de deducir del mero concepto de coche. b) Atendiendo al modo de conocer su verdad: - A priori: son aquellos cuya verdad o falsedad pueden conocerse sin acudir a la experiencia. Son universales y necesarios. Ej.: 2+2=4. Cada vez que realizamos una suma o cualquier otra operación matemática no hace falta que vayamos a la experiencia a contrastar si son verdaderos o falsos. Además, su verdad es universal (en todo lugar) y necesaria (en todo momento 2+2=4). - A posteriori: son aquellos cuya verdad o falsedad pueden conocerse sólo si acudimos a la experiencia. Son particulares y contingentes (no necesarios). Ej.: Este coche es de color verde. Es imposible deducir a priori el color de un coche, por lo que hay que ir a la experiencia a comprobarlo. Es un juicio particular (ya que no expresa nada que se dé en todo lugar, sólo aquí y ahora el coche es verde) y contingente (no había ninguna necesidad de que el coche fuera verde, podría haber sido rojo o negro).

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El idealismo trascendental de Kant Generalmente, todos los juicios analíticos son a priori y los sintéticos a posteriori. Pero Kant, afirma que realmente, los juicios básicos de las ciencias son los juicios sintéticos a priori. - Juicios sintéticos a priori: Serían aquellos que para conocer su verdad no hace falta acudir a la experiencia, son universales y necesarios, pero el contenido de su predicado no está incluido en el sujeto por lo que nos proporcionan nueva información sobre el mundo. Tomemos el ejemplo del siguiente juicio: “Con tres líneas rectas es posible una figura”. Este juicio es sintético, ya que sólo del concepto de “línea recta” o de “tres” no es posible deducir el concepto de “figura”. Al mismo tiempo, este juicio, según Kant, sería universal –válido para todos los casos- y necesario –incluso es válido para todos los casos posibles, que no podrían ser de otro modo-. Kant observó que los juicios sintéticos a priori, por sus rasgos peculiares, son los que fundamentan la ciencia. Así, las leyes de la ciencia se expresan mediante este tipo de juicios, ya que sus propiedades (ser extensivos, universales y necesarios) son esenciales para el establecimiento de esas leyes. Y esto es así porque, para Kant, la ciencia es una actividad que nos permite ampliar nuestros conocimientos sobre el mundo de un modo universal y necesario, estableciendo generalizaciones racionales que se derivan de lo ocurrido en la naturaleza. Si este tipo de juicios se dan efectivamente en las matemáticas y en la física, sabremos cómo éstas son posibles como ciencias. Si se dan también de forma legítima en la metafísica, estaremos en condiciones de confirmar el carácter científico de la misma. Y ello se debe a que también la metafísica es considerada (sobre todo, entre los autores racionalistas) como una ciencia, ya que esta disciplina quiere ampliar nuestro conocimiento, aun no siendo sus proposiciones empíricas, sino sólo a priori o meramente racionales. Así, una afirmación metafísica como “el mundo ha de tener un primer comienzo” era considerada como un juicio científico válido. Hemos delimitado con Kant la existencia de los juicios sintéticos a priori, pero aún no sabemos cómo son posibles dichos juicios, es decir, que requisitos se necesitan para poder formularlos. Sabemos que el criterio de validación de los juicios analíticos es la evidencia racional (como establecía el criterio de verdad del racionalismo), y el criterio de validación de los juicios sintéticos a posteriori es el recurso a la experiencia (tal y como establecía el empirismo de Hume). Pero, ¿cuál es el criterio de validación de los juicios sintéticos a priori? Kant busca tal validación a través de la existencia en el sujeto cognoscente que formula estos juicios de ciertas condiciones formales que den el carácter universal y necesario – a priori- a estos juicios. Por tanto, la tarea de desentrañar las condiciones de posibilidad de estos juicios no ha hecho más que empezar. Dicha tarea la llevará a cabo Kant a través del análisis y crítica de las facultades cognoscitivas del sujeto: sensibilidad, entendimiento y razón.

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El idealismo trascendental de Kant Amplíen o no nuestro conocimiento

El modo en cómo conozcamos su verdad

Ejemplo: "El todo es mayor que las partes"

ANALÍTICOS No amplían nuestro conocimiento El P está comprendido en el S Son no extensivos o explicativos

Extensivos, Amplían nuestro conocimiento

A PRIORI Su verdad se conoce con independencia de la experiencia Basados en el principio de no contradicción Universales y Necesarios

SINTÉTICOS A PRIORI

Son Universales y Necesarios

Ejemplo: "La recta es la distancia más corta entre dos puntos"

SINTÉTICOS Amplían nuestro conocimiento El P no está comprendido en el S Extensivos

A POSTERIORI Su verdad depende de la experiencia Particulares y Contingentes

Ejemplo: "Los alumnos de 1º A miden menos de 1,75 m.

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El idealismo trascendental de Kant 3.4. La doctrina kantiana del conocimiento. 3.4.1. Principios generales de la teoría del conocimiento kantiana. Para Kant el conocimiento es una progresiva síntesis entre lo que el sujeto recibe a través de la experiencia sensible (materia) y las estructuras que éste impone a ese material recibido (forma). Así tenemos: 1. Principios generales: el conocimiento es el resultado de la interacción entre dos polos: objeto y sujeto. Materia:

Conocimiento Síntesis

Tiene su origen en la experiencia Pertenece al objeto

Forma: Tiene su origen en la subjetividad

(Unificación y ordenación)

Pertenece al sujeto (Estructuras a priori)

2. Niveles de síntesis: Se realiza a distintos niveles en los que intervienen las distintas facultades humanas en un proceso progresivo de mayor unificación y ordenación de los datos recibidos. Tipo de conocimiento

Facultad implicada

Resultado

Conocimiento sensible

Sensibilidad

Experiencia (percepciones)

Conocimiento intelectual

Entendimiento

Juicios (pensar los objetos)

Razón

Razonar (relacionar unos juicios con otros y buscar principios generales)

Su análisis del conocimiento tiene dos aspectos, uno negativo (crítico) y otro positivo (trascendental): 1. Enfoque crítico. ¿Qué podemos conocer? Contra el dogmatismo de los racionalistas y la fe ciega en la razón (posibilidad de tener un conocimiento absolutamente cierto e indudable de todo lo real sin recurrir a la experiencia, demostrar la existencia del mundo, la inmortalidad o libertad del alma o la existencia de Dios), busca determinar los límites de la razón para destruir sus pretensiones injustificadas en el conocimiento y eliminar disputas. 2. Enfoque trascendental. ¿Cómo es posible el conocimiento? Contra el escepticismo de los empiristas (la idea de que es imposible un conocimiento absoluto de nada partiendo de la experiencia), busca determinar las condiciones de posibilidad del conocimiento científico. Éste existe y el modelo de ciencia newtoniano es una prueba IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant fehaciente de ello, pero falta fundamentarlo filosóficamente. Se habrá de determinar para ello en qué consiste el uso correcto de la razón. Y persigue dos objetivos, que desarrollará en su obra La Crítica de la Razón Pura: a) Fundamentar el conocimiento científico: es decir, fundamentar la posibilidad de un conocimiento universal y necesario, pero que, además, sea extensivo en la ciencia, amplíe nuestros conocimientos. b) Determinar si la Metafísica puede ser una ciencia. Cuando aquí habla de Metafísica, hace referencia al modelo racionalista de Wolff. Sería determinar si se puede llegar a tener un conocimiento universal y necesario de todo lo real sólo partiendo de la razón y aplicando el principio de no-contradicción. Esta Metafísica pretendía tener un conocimiento de aquello que está más allá de la experiencia: las cosas, Dios, el alma. Si se puede tener un conocimiento científico, bien y, si no, habremos de dejar estos temas en meras creencias. Cuando aquí habla de ciencia, Kant tiene en mente el modelo de ciencia newtoniano y la entiende como un conjunto de juicios o proposiciones. 3.4.2. Estructura de la Crítica a la Razón Pura. Del título de esta obra podemos deducir sus intenciones: -

la palabra“Crítica” supone un análisis o investigación en los dos sentidos que más abajo expondremos

-

…de la Razón ( es decir, del instrumento del conocimiento)

-

…Pura (el uso “puro” de la razón significa su vertiente teórica, es decir, el que hacen la ciencia y la Metafísica –cuando pretende conocer aquello que está más allá de la experiencia-). ¿Por qué Razón Pura? Porque lo que pretende Kant es analizar la razón por sí misma, sus contenidos, su funcionamiento, para ver cómo son posibles las ciencias (reiteramos para esas mentes obtusas: Kant no se plantea si es posible o no la ciencia, sino cómo son posibles las ciencias), y no sus resultados o productos. El objetivo de la obra no va a ser analizar los resultados de la razón (teorías, obras, etc.), sino la razón en sí misma. Antes de empezar el estudio de estos apartados vamos a ver las líneas generales en las que Kant se mueve a la hora de realizar este estudio:

distinguía dos:

a) Las facultades del conocimiento: recuerda que Kant

- La sensibilidad: pasiva y mecánica, receptora de los datos de la experiencia, será estudiada en la Estética Transcendental.

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El idealismo trascendental de Kant - El entendimiento: activo, "trabaja" con el material aportado por la sensibilidad. Será estudiado en la Lógica Transcendental. b) Las tres ciencias: matemáticas, física y metafísica, son analizadas viendo cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las dos primeras y si son posibles en la tercera, teniendo en cuenta que: - No pretende partir de cero como Descartes sino sólo cubrir ciertas lagunas sobre el conocimiento de cómo funciona nuestra razón y cuáles son sus limitaciones. En Kant no hay una duda metódica ni una búsqueda exhaustiva de certeza. - La crítica de Hume ha dejado muy malparada la objetividad de la ciencia y Kant pretende recuperarla, pero analizando críticamente dónde se apoya dicha objetividad. Parte Tipo de conocimiento (que estudia) Ciencia (que intenta fundamentar) Estética trascendental Estudia: a) Las condiciones que hacen posible el conocimiento sensible. b) Las condiciones que hacen posible los juicios sintéticos a priori en las Matemáticas. Analítica trascendental Estudia: a) Las condiciones que hacen posible el conocimiento intelectual. b) Las condiciones que hacen posible los juicios sintéticos a priori en la Física. Dialéctica trascendental Estudia: a) La posibilidad del conocimiento especulativo de la razón (conocimiento metafísico). b) Si existe la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en la Metafísica.

Facultad (que analiza)

Qué sucede

Resultado

Sensibilidad

Los objetos Se nos dan

Intuición Empírica (percepciones)

Entendimiento

Pensamos los objetos

Juicios (objetos)

Pretendemos conocer más allá de la experiencia

Ideas (Ilusión trascendental)

Razón

3.4.3. La Estética transcendental.- Estética: porque analiza la sensibilidad, fuente de todas nuestras percepciones. - Transcendental: pues analiza cuáles son sus condiciones de posibilidad o transcendentales (formas a priori). Es decir, aquí Kant va a analizar las condiciones de posibilidad de la sensibilidad o, dicho de otro modo, cómo es posible que percibamos lo que percibimos. En nuestra sensibilidad se forman las percepciones, elemento primario de todo conocimiento. Estas percepciones se forman con datos de la experiencia organizados por unas formas puras IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant de la razón: estas van a ser el espacio y el tiempo. Todo dato que nos llega de la percepción es enmarcado en estas coordenadas: siempre que percibimos algo lo hacemos en un lugar determinado y en un espacio concreto, siendo imposible que no sea así. El espacio y el tiempo son formas puras de la razón (intuiciones puras producto de un "sentido externo" por el que representamos en el espacio objetos ajenos a nosotros, y un "sentido interno" por el que intuimos en el tiempo nuestros estados psíquicos). ¿Qué significa esto? Que realmente, "ahí fuera" (en el mundo real) no tienen por qué existir tales cosas (ni espacio ni tiempo), sino que éstas son meras estructuras mentales con las que se organizan los datos del exterior. Espacio y tiempo son condiciones de la percepción (pues si no se dan es imposible percibir nada) y son transcendentales (formas puras) pues son esquemas vacíos cuya única función es, repetimos, organizar los datos de la experiencia. Entonces, el espacio y el tiempo serán denominados por Kant como condiciones a priori de la sensibilidad (son a priori ya que no proceden de la experiencia). Esto será bastante revolucionario para la época de Kant. Newton concebía el espacio y el tiempo como dos términos absolutos que estaban en la realidad fuera de nosotros, con independencia de que percibiéramos o no la realidad. Y esa es la concepción del tiempo que, aproximadamente, hemos heredado nosotros: solemos concebir el tiempo como algo que transcurre fuera de nosotros, con independencia de que nosotros existiéramos o no. Kant nos dice que el tiempo y, lo que es aún más chocante, el espacio, están en nuestra mente, los ponemos nosotros en la realidad para organizarla. En conclusión: 1. Crítica al empirismo. El sujeto no es pasivo y simplemente se deja impresionar, sino que es activo: al recibir esas impresiones, inmediatamente las ordena y unifica a través de unas formas o estructuras que el propio sujeto posee y que son las coordenadas espacio temporales (Espacio y tiempo). 2. Fenomenismo kantiano. Kant renuncia a conocer los objetos tal como son ("cosas en sí"). Los fenómenos sólo existen en nosotros: "permanece para nosotros absolutamente desconocido lo que sean los objetos en sí, independientemente de esa receptividad de nuestra sensibilidad" (A42, B59) El límite del conocimiento sensible es la constitución del fenómeno. Así, el fenómeno es igual a los datos empíricos + formas a priori de la sensibilidad; mientras que el noúmeno o “cosa en sí” es algo así como una realidad caótica, desconocida e incomprensible para el hombre. Y esto es así pues, para conocer algo, primero hay que percibirlo. ¿Cómo es algo que nunca hemos percibido? Es más, ¿cómo es algo que no podemos conocer con nuestras estructuras perceptivas? 3.4.4. La Analítica Transcendental. De forma muy resumida, vemos los principales temas que trata: IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant 1. Kant analiza las formas a priori o condiciones transcendentales propias del entendimiento (categorías), determinando que: a) la función de éstas es la de sintetizar los fenómenos procedentes de la sensibilidad en conceptos y sintetizar de nuevo éstos en juicios. b) el conocimiento objetivo es posible y, de hecho, se da en las ciencias (matemáticas y física). 2. Kant analiza cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física. Ya hemos visto que la sensibilidad es una facultad pasiva cuya función es la ordenar los datos de la experiencia con las formas a priori de espacio y tiempo, dando lugar a los fenómenos o intuiciones empíricas. Como los fenómenos no serían posibles sin el espacio y el tiempo, llama a las formas a priori “condiciones de posibilidad de la sensibilidad”. Son a priori porque no proceden de la experiencia (por lo tanto, también son universales y necesarias). Los fenómenos de la percepción, no son conocimientos (pues percibir no es conocer), sino la "materia prima" con la que se construyen nuestros conocimientos. Todo conocimiento viene expresado en un juicio (una oración o proposición como "Los metales se dilatan con el calor") y va a ser en el entendimiento donde se forman los juicios. ¿De qué forma? El entendimiento funciona sintetizando (reúne, unifica, simplifica) el "material", los fenómenos procedentes de la sensibilidad formando conceptos (que ya sí son objetos de conocimiento), éstos, a su vez, los sintetiza en juicios y los juicios en razonamientos (que no son más que cadenas de juicios en pro de una conclusión final). ¿Cómo se producen las "síntesis" en el entendimiento? La única función legítima del entendimiento es la de "pensar" los fenómenos procedentes de la sensibilidad. Para ello los unifica o sintetiza. ¿Cómo? Aplicando a los datos procedentes de la sensibilidad unas formas a priori propias del entendimiento: las categorías. Sin ellas, los fenómenos de la experiencia serían algo caótico. Entonces, las categorías son las condiciones de posibilidad del entendimiento (ya que sólo podemos pensar, elaborar juicios y razonamientos gracias a ellas). ¿Cuáles son esas categorías y cuál es su origen? Kant señala doce categorías y dice que son extraídas por el propio entendimiento (son a priori) de las doce formas generales de juicios existentes que había en la lógica de su tiempo: TABLA DE LAS CATEGORÍAS

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CANTIDAD

CUALIDAD

Unidad Pluralidad Totalidad

Realidad Negación Limitación

RELACIÓN

MODALIDAD

Sustancia Causa Relación

Posibilidad Existencia Necesidad

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El idealismo trascendental de Kant Pongamos un ejemplo que ilustre todo esto: supongamos que te vendan los ojos y te dicen que tienes que reconocer un objeto cualquiera (por ejemplo, una lechuga o a Merche, tu amiga del alma….). Fíjate que antes de que te den la lechuga, antes de la experiencia (a priori) y antes de que tu entendimiento pueda juzgar los fenómenos de la percepción, tú ya entiendes que te van a dar algo (una substancia, categoría de subsistencia), real (categoría de realidad), posiblemente (categoría de posibilidad) una sola cosa (categoría de unidad) o quizá varias (categoría de pluralidad). Ninguno de estos conceptos procede de la experiencia, pero tú los vas a aplicar inevitablemente a las percepciones y, a través de un juicio, las refieres a un concepto empírico: "Esta es o Merche o una lechuga". En este caso, ya tenías un concepto para designar a ese conjunto organizado de percepciones, ya que, si no, no podrías denominar a todo aquello con la palabra “lechuga”, como si sólo de una cosa se tratara. Estas categorías no proceden de la experiencia (ya que no tenemos percepciones de cosas como "substancia", "realidad", "unidad", etc.), sino que las ponemos nosotros en los datos de la experiencia (intuiciones empíricas o fenómenos) para organizarlos y poder elaborar conceptos. ¿Por qué simplifican o esquematizan? Porque los datos de la experiencia son múltiples (color, forma, tamaño, olor, etc.) pero nosotros los simplificamos en un concepto o en un juicio. Merche o la lechuga son un montón de datos empíricos (color, peso, tamaño, olor, volumen, etc.) que nosotros sintetizamos, simplificamos, resumimos o esquematizamos en un simple concepto. ¿Y cómo se sintetizan los conceptos en juicios y razonamientos? Los conceptos empíricos (que hacen referencia a objetos de nuestro mundo), una vez formados a partir de una primera síntesis, van a seguir sufriendo transformaciones. El entendimiento tiende a elaborar síntesis superiores: reúne los conceptos (que hacen referencia a objetos) en juicios (oraciones, proposiciones) y, a su vez, tiende a reunir o sintetizar éstos en razonamientos (conjunto de proposiciones que llevan a una conclusión). Así se construyen todos nuestros conocimientos que, para ser legítimos o válidos, tienen esta doble condición: son empíricos (ya que se construyen a partir de datos de la percepción) y son universales y necesarios (pues a tales datos se les imponen unas estructuras innatas que todo humano posee, una serie de a prioris sin los que sería imposible percibir ni conocer). UNA NUEVA FORMA DE ENTENDER LA OBJETIVIDAD Recordamos que los juicios sintéticos a priori como condición de posibilidad de toda ciencia tenían estas características: - Son sintéticos, es decir, nos dan una información nueva imposible de deducir del sujeto (recuerda el ejemplo del coche verde). IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant - Son a priori, es decir, que no proceden de la experiencia y son universales y necesarios (válidos en todo tiempo y lugar). El hecho de que un juicio sea sintético parece contradecir al hecho de que pueda ser a priori. Los juicios a priori suelen ser analíticos (2+2=4) y los sintéticos a posteriori (este coche es verde). Que yo perciba algo que ocurre y elabore después un juicio sintético no me garantiza que lo que yo digo sea universal y necesario. Precisamente aquí está el problema: ¿Dónde reside entonces la universalidad y necesidad propias de toda ciencia? Precisamente, en lo que nosotros ponemos a la experiencia, en todos estos a prioris mediante los que damos forma, organizamos o estructuramos lo que conocemos. Kant nos pone un ejemplo de esto (y es de los pocos ejemplos que pone): "Los rayos del sol inciden sobre una piedra y ésta se calienta". Este es un juicio de percepción y no contiene necesidad alguna. Simplemente narró dos fenómenos cualesquiera que he percibido. Sin embargo, si yo digo: "El sol calienta la piedra", estoy añadiendo a la percepción una categoría (la de causalidad): son los rayos de sol la causa de que se caliente la piedra. Este juicio sintético se hace universal y necesario, se hace científico al aplicarle una categoría. Conclusión: la objetividad de los juicios no procede de la experiencia, pues las percepciones son siempre particulares, contingentes (no universales ni necesarias), sino que es la forma de estructurar, organizar o sintetizar que le da el entendimiento al aplicar sus categorías, la que hace de ellos que sean objetivos, válidos o legítimos. Por lo tanto, es el sujeto el que determina al objeto imponiéndole sus formas, por lo que la objetividad es algo que procede de nosotros mismos, del sujeto que conoce, de nuestra propia razón. No deja de ser paradójico que lo que da objetividad a los conocimientos es algo que procede de los propios sujetos y no de la propia experiencia, pero Kant dice que, al tener todos los seres humanos las mismas estructuras racionales (las mismas categorías), todos organizamos del mismo modo los datos del exterior, lo que implica que nuestros conocimientos, cuando están bien fundados y construidos, sean universalmente aceptados. Kant llama “giro copernicano” al cambio radical que establece en su concepción del proceso del conocimiento. Para él, el conocimiento es una intersección entre el sujeto y el objeto, de modo que el objeto queda afectado, “teñido”, “bañado”, “contaminado” por el espacio, el tiempo y las categorías, que son estructuras mentales, filtros ineludibles que el sujeto proyecta en el objeto. Quien determina, pues, el conocimiento del mundo es el sujeto, ya que si los filtros a través de los cuales percibimos y explicamos la realidad fueran otros, nuestra comprensión del mundo sería diferente. Kant dice que su forma de comprender el conocimiento, el Idealismo Trascendental, es un giro copernicano con respecto a la filosofía anterior. Copérnico dio la vuelta a la imagen del universo, hizo con la razón una especie de salto mortal, un giro radical en la interpretación del movimiento de los astros con respecto al geocentrismo; del mismo modo, Kant realiza un cambio radical en su concepción del conocimiento. En efecto, el sentido común es realista, al igual que es geocéntrico; el sentido común nos dice que conocemos la realidad porque nos hacemos una imagen objetiva de las cosas, una especie de fotografía interior de la realidad exterior. Por el contrario, Kant dice que es imposible conocer las cosas tal cual son porque nosotros influimos inevitablemente en ellas, las afectamos con nuestras estructuras mentales IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant al conocerlas. El centro del conocimiento no es, pues, la realidad objetiva, sino nosotros, los sujetos que conocemos. EL IDEALISMO TRASCENDENTAL: FENÓMENOS Y NOÚMENOS La "realidad en sí", "las cosas-en-sí", tal y como son con independencia de nosotros, son algo inalcanzable. Nuestros conocimientos se construyen con fenómenos (datos de la experiencia + espacio y tiempo) que el entendimiento sintetiza primero en conceptos y luego en juicios. Pero los fenómenos no son las cosas-en-sí o noúmenos. Kant llama a las cosas-en-sí noúmenos, es decir, no-fenómenos (traducción del latín), de forma negativa, queriendo resaltar así que nuestro conocimiento no puede afirmar absolutamente nada de ellos de forma legítima. Así, se llama al sistema kantiano Idealismo Trascendental (idealismo es lo contrario a realismo) pues deja bien clara la imposibilidad de conocer la realidad en sí misma (al contrario de lo que pensaban Platón, Aristóteles o Descartes), sino tal y como nosotros la configuramos en base a nuestras estructuras mentales. Se la llama “trascendental” porque Kant entiende con esa palabra todo aquello que no procede de la experiencia, que "la transciende", va más allá de ella. Como hemos dicho hasta la saciedad, las formas a priori de la sensibilidad y las categorías no proceden de la experiencia, por lo que serán transcendentales. Son formas puras, estructuras, siendo su única y legítima función la de reorganizar los datos de la experiencia. Kant afirmó: "las intuiciones sin conceptos son ciegas, los conceptos sin contenido son vacíos" queriendo decir que una forma que no tenga contenido alguno está vacía mientras que un contenido que no tenga forma alguna no puede ser un conocimiento válido (no será ni universal ni necesario), será ciego. Conocimiento sensible Materia

Impresión sensible

Forma

Espacio/ Tiempo

Resultado Intuición empírica

EXPERIENCIA

Conocimiento intelectual Materia

Intuición empírica

Forma

Categorías

Resultado

Juicios

PENSAMIENTO

3.4.5. La Dialéctica Transcendental. En esta parte Kant va a analizar la tendencia natural de la Razón a hacer síntesis superiores hasta llegar a lo incondicionado (¿lo incondicionado? ¿Qué es esto? Tiempo al tiempo, lo explicaremos más adelante) rebasando los límites de la experiencia (a lo que llamará uso especulativo de la Razón: uso ilegítimo de las categorías). Kant va a llamar "Razón" al "Entendimiento" cuando actúa de este modo ilegítimo. Del mismo modo el concepto de "dialéctica" va a tener un sentido peyorativo (si te acuerdas, cosa que dudo, todo lo contrario que para Platón, para el que la dialéctica era el modo supremo de conocimiento): un discurso especulativo no apoyado en la experiencia. ¿Qué es lo que hacemos cuando hacemos un uso especulativo de la razón? Precisamente, Metafísica. En el apartado anterior, creo que quedó bien claro que el único uso legítimo de las categorías era dar forma, sintetizar, los fenómenos de la sensibilidad. Nuestro IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant conocimiento no puede rebasar los límites de la experiencia (no podemos conocer la realidad nouménica). Ahora bien, en la Metafísica tradicional (la que hace Descartes, por ejemplo), dichas categorías son utilizadas ilegítimamente, "creando entes" (inventando cosas, objetos, realidades) a partir de sí mismas sin apoyarse en fenómenos. ¿Por qué sucede esto y cómo se produce? Nuestro entendimiento tiende a hacer síntesis cada vez más superiores buscando la "síntesis superior", las causas últimas de todo, lo incondicionado (precisamente, esto es lo que intentaban todos los filósofos anteriores que hemos estudiado, como, por ejemplo el arjé de los presocráticos, las Ideas de Platón, etc.). Todos los pensadores han intentado encontrar un principio que explique todo, una causa última de todo el universo; de hecho, físicos contemporáneos como Einstein o Bohr buscaban una única fórmula con la que explicar, sintetizar todo el universo. Pues bien, esta búsqueda de principios cada vez más universales es una tendencia natural de la Razón (algo a lo que ella nos empuja constantemente) y es esta pretensión la que nos lleva a "dar el salto" hacia la causa última, hacia lo incondicionado (salto que para Kant es ilegítimo). Usos posibles de la razón. Existen dos usos posibles: A) Uso lógico o formal. a) Es una labor analítica (a priori, sólo por meros conceptos), no nos proporciona ningún nuevo conocimiento, sólo es el proceso de ordenación del conocimiento. b) Reduce la enorme variedad de juicios a un número reducido de principios. c) Son cadenas de razonamientos que van buscando cada vez juicios más generales, y en último extremo, lo más universal e incondicionado (lo absoluto). La razón busca encontrar juicios cada vez más generales, capaces de abarcar una multiplicidad de juicios particulares sirviendo a éstos de fundamento. Veamos un ejemplo: Sea el juicio: "Todos los alumnos de bachillerato necesitan alimentarse" Yo puedo fundamentarlo en un juicio de carácter más general mediante un razonamiento o silogismo como el siguiente: P1: "Todos los seres humanos necesitan alimentarse" P2: "Todos los alumnos de bachillerato son seres humanos" ___________ C: Por lo tanto, "Todos los alumnos de bachillerato necesitan alimentarse" De igual manera podemos hacer lo mismo con el juicio que ha servido de fundamento al anterior buscando una generalidad aun mayor: P1: "Todos los animales necesitan alimentarse" P2: "Todos los seres humanos son animales" ___________ IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant C: Por lo tanto, "Todos los seres humanos necesitan alimentarse" Y de igual manera: P1: "Todos los seres vivos necesitan alimentarse" P2: "Todos los animales son seres vivos" ___________ C: Por lo tanto, "Todos los animales necesitan alimentarse" Cada juicio que aparece como fundamento va apareciendo como conclusión de un silogismo que tiene como fundamento un juicio de mayor grado de generalidad. Él último juicio engloba una muchísima mayor cantidad de juicios que el primero y es más incondicionado, pues, hemos pasado de ser "alumno de bachillerato", a ser "ser humano", a ser "animal" o a ser "ser vivo".

Lo incondicionado Seres vivos Animales

Relativo

Seres humanos Alumnos de bachillerato

Más general

Sofisma

Menos condicionado

Absoluto

En esa búsqueda, forma las ideas trascendentales o conceptos puros de la Razón: a) El mundo como la totalidad de... los fenómenos naturales. b) El yo como la totalidad de... los fenómenos psíquicos. c) Dios como la... causa de unos y otros tipos de fenómenos. Hay dos posibles usos de estas ideas trascendentales, uno legítimo y otro ilegítimo: Uso legítimo: a) Cuando dirigen la Razón en su proceso de unificación. b) Pretenden alcanzar la unidad suprema del conocimiento. c) Como principios reguladores: horizonte que se busca pero que se sabe que es inalcanzable. Ahora, hay una tendencia inevitable de la razón a hacer un uso ilegítimo, un uso real.

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El idealismo trascendental de Kant B) Uso puro o real. Consiste en tomarlos como objetos reales (cuando sólo son ideas o conceptos puros), en hacer afirmaciones sobre ellos: es lo que Kant denomina “ilusión trascendental”. El error consiste en aplicar las categorías de forma ilegítima. El uso real de la razón aplica las categorías (que son lo que nos permite conocer los objetos), no a intuiciones empíricas, sino a conceptos puros de la razón de los que no tenemos experiencia (no son objetos de experiencia posible). Por lo tanto, es imposible la metafísica como ciencia. Conclusión: esta tendencia natural (naturalange en alemán) de nuestra razón a conocer lo incondicionado es lo que nos conduce a este saber histórico ilegítimo que es la metafísica (y por eso todos los filósofos anteriores se equivocaban y sus filosofías no daban respuestas satisfactorias). En la metafísica no son posibles los juicios sintéticos a priori puesto que en ella, los objetos de conocimiento son producto de un uso ilegítimo o especulativo de las categorías y no fenómenos procedentes de la sensibilidad. Ya que la metafísica no puede ser una ciencia, la única función posible para la metafísica, según Kant, es el constituirse en una crítica de la razón pura mostrando sus límites e impidiendo esa tendencia natural e inevitable que nos arrastra hacia la ilusión trascendental. Pero entonces, ¿esta tendencia natural de nuestra razón sólo tiene la función negativa de conducirnos a algo inalcanzable, ilegítimo, erróneo? No, Kant nos dice que existe una función positiva en esta tendencia a las últimas causas, a lo incondicionado, ya que en la medida en que el hombre busca síntesis cada vez más superiores, el conocimiento avanza (He aquí la idea de progreso propia de la Ilustración). Y este será el uso regulativo de la razón (en contra del uso especulativo), la búsqueda progresiva de principios cada vez más generales, que, a fin de cuentas, es la que hace que sepamos cada vez más sobre la realidad y que la ciencia avance. 4. LA CRÍTICA A LA RAZÓN PRÁCTICA: LA ÉTICA FORMAL KANTIANA. 4.1. Introducción.  La actividad racional no se limita al conocimiento de objetos, también necesita conocer cómo se ha de obrar: cómo ha de ser su conducta. La pregunta que se plantea es: ¿qué he de hacer?, se trata de determinar qué principios deben regir mi acción moral (lo que supone determinar cuáles son las condiciones que hacen posible la acción moral). Así pues, la Razón tiene dos vertientes o funciones: a) La Razón teórica: centrada en el conocimiento de hechos (cómo son las cosas, el conocimiento de la Naturaleza). b) La Razón práctica: centrada en el conocimiento moral (cómo debe ser la conducta humana). No cómo es de hecho, no los motivos que impulsan a obrar a los seres humanos (esto lo estudiarían las ciencias), sino los principios que deben regir la acción moral. Tendríamos el siguiente esquema: IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant Función

Disciplina

Estudia el

Formula

Ejemplos

Lenguaje

Teórica

Ciencia

Ser

Juicios

El oro es dúctil

Descriptivo

Práctica

Ética

Deber ser

Imperativos

Sé sincero

Prescriptivo

La ética de Kant está recogida en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), La Crítica de la razón práctica (1787), La metafísica de la moral (1797), así como en su Religión dentro de los límites de la mera razón (1793) y un gran número de ensayos sobre temas políticos, históricos y religiosos. Sin embargo, las posiciones fundamentales que determinan la forma de esta obra se examinan a fondo en la obra maestra de Kant, La crítica de la razón pura (1781), y una exposición de su ética ha de situarse en el contexto más amplio de la «filosofía crítica» que allí desarrolla. Kant se caracteriza por su insistencia en que nuestras pretensiones de conocimiento se limitan al mundo natural, pero que no tenemos razón para pensar que el mundo natural cognoscible es todo cuanto existe. Por el contrario, tenemos y no podemos prescindir de una concepción de nosotros mismos como agentes y seres morales, lo cual sólo tiene sentido sobre la suposición de que tenemos una voluntad libre. Kant afirma que la libre voluntad y la causalidad natural son compatibles, siempre que no se considere la libertad humana -la capacidad de obrar de forma autónoma- como un aspecto del mundo natural. La causalidad y la libertad se dan en ámbitos independientes; el conocimiento se limita a la primera y la moralidad a la última. En la Crítica a la Razón Práctica, Kant pretende dar respuesta a la segunda gran pregunta que preocupa al hombre: ¿Qué debo hacer? Así, el objetivo fundamental de la obra será fundamentar la moral, es decir, establecer las condiciones de posibilidad de la moral (esto de hablar siempre de condiciones de posibilidad es el rasgo característico de la forma de pensar de Kant): ¿Qué condiciones debe tener un principio o ley moral para ser considerado válido o legítimo? ¿Qué nos obliga a acatar tales principios o normas? Al igual que a nivel de conocimiento, Kant considera que para que un principio moral sea legítimo, válido, debe ser universal y necesario, es decir, que todo el mundo lo acepte y se sienta vinculado a respetarlo. 4.2. Éticas materiales y formales. Kant dedica su obra “Crítica de la razón práctica” a desarrollar una reflexión crítica sobre las teorías morales precedentes, y a elaborar una teoría moral absolutamente distinta: formal o sin contenido. Todas las teorías filosóficas anteriores han propuesto Éticas Materiales, es decir, una teoría ética en la que se propone un fin último para la acción humana, y una serie de mandamientos o imperativos que nos aleccionan acerca de lo que debemos hacer para alcanzar este fin o bien último. (Algunos ejemplos: Aristóteles declara que el máximo bien para el ser humano es el desarrollo de la racionalidad, su cualidad esencial, que la virtud máxima es el “mesostés” o IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant moderación, definida como “hábito de elegir el término medio”. En su “Ética a Nicómaco”, nos ofrece toda una amplia gama de consejos para que sepamos distinguir la actitud más moderada y actuar en consecuencia. Epicuro, por su parte, nos dice que el máximo bien es el placer y que, para obtenerlo, debemos realizar unas actividades concretas como cultivar la amistad y evitar otras como meterse en política…). Para Kant, son dos propuestas morales totalmente distintas, basadas en dos experiencias vitales absolutamente dispares, y ése es precisamente su inconveniente, que fundamentan sus mandamientos en la experiencia (son a posteriori), y, claro, las experiencias vitales pueden ser muy diferentes. Kant se propone, en la “Crítica de la razón práctica” elaborar una ética formal, es decir, una ética que nos diga, no lo que debemos hacer, sino qué forma o características ha de tener nuestra actuación, para poder ser considerada, verdaderamente, una acción moral. Esta ética, que es completamente distinta a todas las anteriores: a) no nos dice qué es lo bueno, no propone ningún fin último. b) no propone, por lo tanto, mandamientos o imperativos para conseguir un fin que no existe, La ética Kantiana tiene mandamientos, pero lo único que nos dicen es la forma que ha de tener nuestra actuación para ser verdaderamente moral, por eso se trata de una ética formal. c) estos mandamientos se denominan imperativos categóricos, veamos algunos ejemplos: - “Obra según una máxima que puedas querer que, al mismo tiempo, se convierta en una ley universal”. - “Obra siempre de tal manera que uses a la humanidad, tanto en tu persona, como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca como un medio”. 4.3. Análisis de la acción moral. La moral kantiana se concreta a través de las siguientes preguntas: 1. ¿Cómo debemos actuar? : debemos obrar de buena voluntad. La bondad de una acción no hay que buscarla en ella misma (en su contenido) sino en la voluntad con que se ha hecho (forma). Según Kant, no es tan importante lo que se hace como la voluntad (intención) con la que eso se hace. Por ejemplo, entregar un regalo como contenido puede parecer una buena acción pero se puede hacer desde las peores intenciones. 2. ¿Cuándo nuestra voluntad es buena? La buena voluntad es aquella que actúa por respeto al deber (incondicional) sin razones diferentes del cumplimiento del deber o la sujeción a la ley moral. Esta ley moral es universal y no tiene contenido concreto: es el imperativo categórico. 3. ¿Qué significa actuar por deber? Significa el sometimiento a la ley, no por la utilidad o la satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos, sino por respeto a la misma. Para ilustrarlo, Kant pone el siguiente IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant ejemplo de imperativo moral: "No se debe cobrar precios abusivos". Al fijar el precio de sus productos, un comerciante lo puede hacer de diferentes formas: a) Conforme al deber. Lo hace pero de cara a la consecución de un fin: asegurarse la clientela. b) Por deber. Considera que ese es su deber: su acción no es un medio para conseguir un fin, sino que es un fin en sí misma, algo que debe hacerse por sí. Esto es obrar de buena voluntad: creer y aceptar la ley sin otro interés que su cumplimiento. c) Contrario al deber. Es cuando cobra precios abusivos. Valor moral de una acción: para que una acción tenga valor no basta con actuar conforme al deber sino que hay que actuar por deber. El móvil es lo que importa: que sea por deber, meramente por el principio del querer. 4. ¿Cuándo actuamos por deber? ¿Cuál es la forma que debe determinar toda ley moral o imperativo? Cuando actuamos como seres racionales. La buena voluntad actúa por deber cuando actúa de un modo universal, o sea, de acuerdo con una máxima universalizable (válida no sólo para mí, sino también para los demás). La buena voluntad de actuar por deber adopta la FORMA de mandato o de un imperativo cuya fórmula suprema es aquella que expresa la universalidad más absoluta: el imperativo categórico. Autonomía moral: si el que obra por puro respeto al deber y no obedece a otra ley que la que le dicta su conciencia moral, él es -como ser racional puro o persona moral- su propio legislador (si no, sería esclavo del fin que persigue). Se determina a sí mismo sin ningún principio o fin externo.  Es la conciencia moral la que dicta la acción: la razón determina a la voluntad a obrar porque comprende que ese imperativo se ajusta a la forma que hace de él una norma universal y necesaria, y de esta manera la acepta. 4.4. El deber y los postulados de la Razón Práctica. Claro que estos mandamientos que suponen los imperativos categóricos solo pueden hacerse efectivos si primeramente nos comprometemos a respetar lo que creemos que debemos hacer. Para Kant el respeto al deber, a las normas o leyes que mi propia razón me impone, es la base de la vida moral: hacer lo que se debe, y no lo que se desea o quiere (voluntad). Es más, el “ideal” de la vida moral o “santidad”, la máxima virtud, para Kant, es el “ajuste perfecto entre voluntad y razón”. Pero este ideal de virtud es muy difícil de conseguir, por no decir imposible, por lo menos en nuestra vida mortal, pero ¿y si partiésemos de la base de que la vida es ilimitada?, ¿y si presuponemos que hay otra vida infinita en la que realizar este ideal?. Aceptar la inmortalidad del alma es imprescindible para que la ética tenga sentido. Piensa Kant que hay más ideas que aceptar para encontrar un fundamento a la moral. IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant También debemos creer que la voluntad es libre, ya que si no lo fuese, no podríamos desear libremente ajustar nuestra acción a nuestras propias leyes, ni determinar qué leyes van a ser nuestras leyes. Por tanto, si admitimos que la acción humana se ajusta a una ética debemos admitir que es posible la libertad en el mundo, la de nuestra voluntad que desea y la de nuestra razón que propone. Por último, si queremos que nuestra vida moral tenga sentido, hemos de estar seguros de que el ideal de unión entre voluntad y razón se puede alcanzar, que no es una mera ilusión, así que debemos aceptar la existencia de Dios, ya que Dios, para Kant, es la expresión de la “santidad” que perseguimos, en él se da el ajuste perfecto entre voluntad y razón, y la fe en Dios, así concebido, es la que debe guiar nuestra vida y nuestra conducta. Vemos cómo finalmente las ideas de la razón pura se han convertido en “ideales” o “postulados de la razón práctica”, es decir en fundamentos de la vida moral, sin los cuales ésta última, sería imposible. Por lo tanto, Kant ha encontrado una misión para la metafísica, aunque las reflexiones de los filósofos se centran en cuestiones sobre las que es imposible el conocimiento, estas cuestiones son vitales en el sentido de que es el pensar sobre ellas lo que orienta, dirige y da sentido a la vida humana. 5. TEORÍA POLÍTICA Y SOCIAL DE KANT. 5.1. Introducción. El pensamiento político de Kant está fuertemente influenciado por dos hechos históricos propios de la época: la Revolución Francesa (1789) y la Independencia de los Estados Unidos (1776). Por ello ha sido calificado por Heine, primero, y luego por Marx y Engels, como el “filósofo de la Revolución Francesa”. Hay cierta analogía entre ambas revoluciones y el pensamiento kantiano: la independencia del individuo frente a la autoridad y el problema de la libertad, que yacen en el centro de su pensamiento, guardan coherencia con la reivindicación de ambas revoluciones de la realización de los derechos del ser humano. Sin embargo, ya hacia 1784 Kant venía pensando sobre estos temas propiamente políticos. Es posible considerar, con todo, que la Revolución Francesa lo estimuló a seguir escribiendo. Esto se infiere porque tanto la Revolución Francesa como la Independencia de Estados Unidos abrieron la mente política de la época, secularizándola. Ahora bien, si es cierto que en muchos casos Kant se acerca a los ideales de la Revolución Francesa, su demanda de paz perpetua va mucho más lejos que ella. Las ideas políticas de Kant se enfrentan a los clásicos iusnaturalistas como Hobbes, Locke, Hume y Rousseau, y al realismo político de Maquiavelo. También se enfrentan a las tesis de sus contemporáneos, J. Hamann y J. Gottfried, quienes sostenían una crítica al clamor de la Ilustración de descubrir principios universales válidos y el ver la historia y la sociedad en términos de regular uniformidad. Para ellos, el individuo era más revelador y no se podía subsumir a leyes generales. Kant les responde en forma científica y lógicamente rigurosa lo que ellos criticaron, defendiendo la Ilustración como un proceso dinámico, como una negación a todo tipo de estancamiento. En este sentido, el pensamiento de Kant se suscribe a dicha Ilustración. Kant es su madurez, pero también su mejor crítica. IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant 5.2. Las disposiciones de la Naturaleza como fundamento de la teoría política: antagonismo e ilustración. “¿Hay en la naturaleza humana disposiciones de las cuales se puede desprender que la especie progresará siempre mejor, y que el mal del presente y del pasado desaparecerá en el bien del futuro?” Las ideas de Kant suponen una superación de los planteamientos tradicionales, tratando de encontrar una idea que de sentido al devenir histórico: la idea de progreso como plan de la Naturaleza para la humanidad. En su obra “Ideas para una historia universal en clave cosmopolita” (1784) Kant nos explica que la Naturaleza tiene como propósito para el ser humano, único ser racional, el desarrollo pleno de su propia naturaleza como ser racional y libre, esto quiere decir que, más allá de los deseos y actuaciones particulares de las personas, hay un plan natural para toda la especie humana. En el marco de este plan general, cada ser humano tiene que realizar su vida autónomamente, defender sus intereses en un contexto social, y es aquí donde encontramos una de las ideas políticas más interesantes de Kant, la de la “insociable sociabilidad” del ser humano: todas las personas nos enfrentamos a una situación paradójica, un egoísmo, que nos lleva a defender nuestros propios intereses, enfrentándonos a los demás, pero, por otra parte, también tenemos la certeza, basada en nuestra razón, de que sólo en un contexto social de cooperación, tendremos alguna posibilidad de realizar nuestros propios intereses. Esta “insociable sociabilidad” es la causa de todas las guerras y disputas sociales, pero han sido precisamente las guerras las que finalmente nos han hecho comprender que debemos basar nuestras acciones en la razón, y que esta nos ordena actuar por el deber: Entiendo aquí por antagonismo la insociable sociabilidad de los hombres, esto es, el que su inclinación a vivir en sociedad sea inseparable de una hostilidad que amenaza constantemente con disolver esa sociedad. Que tal disposición subyace a la naturaleza humana es algo bastante obvio. El hombre tiene una tendencia a socializarse, porque en tal estado siente más su condición de hombre al experimentar el desarrollo de sus disposiciones naturales. Pero también tiene una fuerte inclinación a individualizarse (aislarse), porque encuentra simultáneamente en sí mismo la insociable cualidad de doblegar todo a su mero capricho. Por lo tanto, el antagonismo es el medio del que se sirve la naturaleza para hacer que los seres humanos lleguen a un orden legal donde puedan realizarse como fines en sí mismos. Es de esta naturaleza contradictoria de dónde surge el deseo de erigir un sistema legal y una constitución civil que permita la máxima realización del individuo dentro de la sociedad. Así nace el derecho, la constitución, la confederación de estados en un “derecho cosmopolita” y, finalmente, la paz perpetua. Todo esto es el producto de mentes ilustradas que se dejan guiar por los preceptos que les dicta la razón. Para Kant, la última etapa de este antagonismo es la ilustración. Poco a poco va emergiendo la ilustración, “como un gran bien que el género humano ha de obtener”. La ilustración es, sobre todo, “la liberación del hombre de su culpable incapacidad”, es pasar a la edad adulta y dejar la infancia como algo del pasado, es arriesgarse a pensar, permitirse tal aventura. De la IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant ilustración también se puede decir lo que se ha dicho de la Naturaleza, es decir, que constituye en sí mismo un fin teleológico (todos caminamos hacia la ilustración, aunque no vivamos en una época ilustrada) y una obligación ética (a cuya realización estamos obligados y no podemos permitir su estancamiento). Vemos así, nos explica Kant, cómo la Naturaleza ha dispuesto un antagonismo en la naturaleza humana como medio para instaurar la paz, este es el “plan oculto de la Naturaleza”, y la historia no es más que su ejecución. Por eso piensa que la humanidad está inevitablemente destinada al progreso en la ley el conocimiento, que son la base de la paz, y por eso afirma en ¿Qué es Ilustración? que el uso de la razón es una disposición de la naturaleza para los seres humanos y que ir en contra de esto es ir en contra del fin que la Naturaleza le ha prescrito al ser humano, un “crimen contra la naturaleza humana”, destinada al progreso. 5.3. El problema de la libertad y la necesidad del derecho: hacia la paz perpetua. Kant concibe la sociedad como una “libertad bajo leyes externas”, es decir, la insociable sociabilidad nos obliga a entrar en una constitución civil que limite mi libertad cuando ésta empiece a dañar la de los demás originado nuevamente un conflicto. El problema consiste en considerar cuál debe ser el fundamento de una ley que tenga carácter universal, en este punto Kant recurre a su ética y defiende que el fundamento de la ley no debe ser la felicidad sino la obediencia misma a la ley o, en otras palabras, el cumplimiento del deber, ¿por qué?, pues porque para Kant, el Estado es un fin en sí mismo, ya que a través de él se consigue la plena realización del ser humano. Para Kant, los principios a priori del estado civil son la libertad, la igualdad y la independencia. El Estado civil en mente de Kant no es el ‘Estado paternalista’ que actúa con el pueblo como si éste fuera menor de edad, como un pueblo pasivo que espera el deber ser del mandatario. Todo lo contrario, Kant piensa en un ‘Estado patriótico’ donde los hombres sean capaces de tener derechos, donde sean libres en la prosecución de su felicidad sin interferir con la de los demás. Tal Estado deberá tener en igualdad de coacción a todos sus súbditos, todos deberán estar ceñidos a la ley que limite los excesos de libertad. En resumen, para Kant, el derecho es la limitación de la libertad de cada uno a la condición de concordancia con la libertad de todos, en tanto que universalmente posible. En cualquier caso, Kant estima que la felicidad del pueblo es una especie de termómetro con el cual se puede calibrar en qué medida se están desarrollando los principios que deben fundamentar la vida social. Pero no defiende la revolución como mecanismo de corrección de los errores del Estado, sino la evolución, refiriéndose a una evolución ilustrada dónde debe prevalecer el derecho a la libertad de pensamiento y a la libertad de expresión, o cómo dirá en su “¿Qué es la Ilustración?”, libertad en el “uso público de la razón”, garantizada por el gobernante. En este ambiente de libertad los filósofos pueden cumplir con su deber de señalar los errores en la gestión de los mandatarios y proponerles leyes mejores. Finamente, en un ensayo titulado Hacia la paz perpetua, Kant aborda el problema de las relaciones internacionales y de las condiciones para establecer una paz duradera, anticipándose a muchos de los fenómenos que vivimos en el mundo actual.

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El idealismo trascendental de Kant Resumiendo este ensayo, Kant, después de señalar que el estado de naturaleza del ser humano es un estado de guerra, dice que el estado de paz necesita ser instaurado, y propone tres artículos definitivos para la paz perpetua, a saber: uno, la constitución de todo Estado debe ser republicana, es decir, debe ser un Estado de derecho; dos, no debe haber un Estado mundial, ya que supondría una relación superior-inferior, sino una ‘Federación de estados libres’; y tres, el derecho cosmopolita debe ceñirse a las condiciones de hospitalidad universal, es decir, a colaborar con los pueblos vecinos en sus necesidades de sobrevivencia. Aquí encontramos frases muy elocuentes que anticipan la actual globalización. Posteriormente, añade dos suplementos para la paz perpetua, sumamente interesantes. En el primero de ellos trata sobre cómo la Naturaleza garantiza el hecho que de un momento a otro se instaure definitivamente la soñada paz perpetua. Hay tres mecanismos que dispone la Naturaleza para garantizar dicha paz: - Primero, la necesidad surgida en el seno de la libertad humana de que prevalezca la ley sobre los intereses personales: - Segundo, la división de pueblos en lenguas y creencias impedirán que haya un gobierno universal: - Y tercero, la naturaleza dispone del espíritu comercial para unir a los demás pueblos que no eran protegidos en el derecho cosmopolita y, en caso de guerra, se deberá acudir a los tratados de paz para reintegrar las relaciones comerciales. En conclusión, hay una gran cantidad de textos que nos permiten comprobar la veta utópica de la filosofía kantiana. Kant no deja atrás la realidad del ser humano y su imprescindible libertad. El pensamiento kantiano, hasta donde hemos visto, se apunta a la construcción de un reino donde los seres humanos, y la comunidad de ellos, sean fines en sí mismos; es una tarea, por supuesto, de ilustración, pero también de libertad de pensamiento, de deseo de paz y sujeción a un derecho público (orden nacional) y a un derecho de gentes (orden internacional). Aquí no sobra el papel de nadie, las personas como ciudadanos, los ‘dioses de la Tierra’ como mandatarios ilustrados, y los filósofos como pensadores críticos y propositivos. “La sociedad –escribió Kant en una de sus Reflexiones- es como la caja de Pandora. De ella surge el despliegue de todos los talentos y al mismo tiempo de todas las inclinaciones; pero en el fondo subyace la esperanza”. Y es que la esperanza era la única debilidad reconocida por Kant a la ecuánime e insobornable razón, representando una parcialidad que no podía corregir y que, por otro lado, tampoco le interesaba eliminar 6. TEXTO DE I. KANT: “RESPUESTA A LA PREGUNTA ¿QUÉ ES ILUSTRACIÓN?” 6.1. Guión de lectura y comentario del texto. El texto que vamos a analizar es un breve ensayo de carácter político publicado en 1784. En él Kant resume su concepción general de la Ilustración, haciendo suyos los principios ilustrados a los que amplía y enriquece desde su propia filosofía. El movimiento ilustrado irrumpe en Alemania en el siglo XVIII, durante el reinado de Federico II de Prusia (Federico el Grande, al que hace referencia Kant en este ensayo). IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant Este “príncipe ilustrado”, gran amigo de Voltaire, promueve la circulación y divulgación de las ideas ilustradas. En Alemania, donde todavía no están maduras las condiciones económicas y políticas para un cambio revolucionario en el ámbito social (como ocurrió en Francia), la I lustración adquiere un carácter eminentemente teórico del que la filosofía Kantiana es exponente. Como ideas generales desarrolladas en el texto destacaremos: -la caracterización que Kant hace de la Ilustración como “salida de la minoría de edad de la razón”, que se propone como una tarea infinita. -las condiciones que hacen posible el desarrollo de esta tarea, en concreto la “libertad en el uso público de la razón”. -la reflexión sobre los ámbitos en los que la minoría de edad es más difícil de superar; el político y el religioso. -Por último, reseña el papel del “príncipe ilustrado” en la marcha de la ilustración y efectúa una distinción fundamental: la que existe entre una época de ilustración y una época ilustrada KANT, I: «Contestación a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?», en ¿Qué es la Ilustración?, Madrid, Alianza Editorial, 2004, (Edición de R. R. Aramayo), pp. 83-93. a) Situación de la humanidad. “Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro. Sapere aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración.1” 1 Al inicio del artículo, Kant hace un diagnóstico de la situación en la que se encuentra la humanidad en relación a la Ilustración, situación de “autoculpable incapacidad”: -Incapacidad; que consiste en la imposibilidad de servirse de la propia inteligencia sin la ayuda de otro. -Autoculpable; ya que la causa de tal incapacidad no estriba en la ausencia de inteligencia, sino en la falta de decisión y valor. Por lo tanto, son la pereza y la cobardía las causas de que la mayor parte de la humanidad se someta voluntariamente a los dictados de otras personas, el resultado es la minoría de edad, o la heteronomía de la razón. Pereza y cobardía son las causas merced a las cuales tanto hombres continúan siendo con gusto menores de edad durante toda su vida, pese a que la Naturaleza los haya liberado hace ya tiempo de una conducción ajena (haciéndolos físicamente adultos); y por eso les ha resultado tan fácil a otros erigirse en tutores suyos. Es tan cómodo ser menor de edad. Basta con tener un libro que supla mi entendimiento, alguien que vele por mi alma y haga las veces de mi conciencia moral, a un médico que me prescriba la dieta, etc., para que yo no tenga que tomarme tales molestias. No me hace falta pensar, siempre que pueda pagar; otros asumirán por mí tan engorrosa tarea. El que la mayor parte de los hombres (incluyendo a todo el bello sexo) consideren el paso hacia la mayoría de edad como algo harto peligroso, IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant además de muy molesto, es algo por lo cual velan aquellos tutores que tan amablemente han echado sobre sí esa labor de superintendencia. Tras entontecer primero a su rebaño e impedir cuidadosamente que esas mansas criaturas se atrevan a dar un solo paso fuera de las andaderas donde han sido confinados, les muestran luego el peligro que les acecha cuando intentan caminar solos por su cuenta y riesgo. Mas ese peligro no es ciertamente tan enorme, puesto que finalmente aprenderían a caminar bien después de dar unos cuantos tropezones; pero el ejemplo de un simple tropiezo basta para intimidar y suele servir como escarmiento para volver a intentarlo de nuevo.2” 2

Kant, desde el principio del ensayo, hace suyo el lema de la Ilustración: “¡Atrévete a saber!”, es decir, atrévete a hacer uso libre del propio entendimiento. Para Kant la ignorancia es sinónimo de esclavitud, pues el ignorante acepta gustosamente ser dirigido por los sabios o “tutores”, este sometimiento a la razón ajena constituye el mayor pecado por cuanto va contra la propia naturaleza del hombre. En efecto, la naturaleza nos ha hecho libres (puesto que la libertad es la condición necesaria para el cultivo y desarrollo de la racionalidad) frente a la bestia, que está totalmente determinada por el instinto. Por ello la situación en la que se encuentra la humanidad es totalmente “contranatura”; la división del género humano en dos tipos de individuos: pupilos y tutores. -Pupilos: incapaces de pensar por sí mismos, se someten a la dirección ajena y, lo que es peor, aceptan gustosamente esta situación de sometimiento. -Tutores: gracias a la comodidad y cobardía de los pupilos, se erigen en directores del pensamiento y la conducta ajenas: médicos, sacerdotes, políticos, militares... Se preocupan por mantener su situación privilegiada advirtiendo a los pupilos sobre el peligro que encierra el libre ejercicio de la razón. “Así pues, resulta difícil para cualquier individuo el zafarse de una minoría de edad que casi se ha convertido en algo connatural. Incluso se ha encariñado con ella y eso le hace sentirse realmente incapaz de utilizar su propio entendimiento, dado que nunca se le ha dejado hacer ese intento. Reglamentos y fórmulas, instrumentos mecánicos de un uso racional –o más bien abuso- de sus dotes naturales, constituyen los grilletes de una permanente minoría de edad. Quien lograra quitárselos acabaría dando un salto inseguro para salvar la más pequeña zanja, al no estar habituado a semejante libertad de movimientos. De ahí que sean muy pocos quienes han conseguido gracias al cultivo de su propio ingenio, desenredar las ataduras que les ligaban a esa minoría de edad y caminar con paso seguro3” 3 Por lo tanto, salir de esta inmadura “minoría de edad” resulta para muchas personas muy difícil, porque se sienten incapaces de pensar por sí mismos. Tienen unos esquemas mentales tan estrechos que para ellos modificar alguna de sus ideas les supone dar un salto espectacular y peligroso. La tarea de cambiar los esquemas preconcebidos requiere un esfuerzo que pocos han realizado, pero los que han conseguido emanciparse caminan con paso seguro, se transforman en hombres y mujeres libres.

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b) Condiciones para el desarrollo de la ilustración. “Sin embargo, hay más posibilidades de que un público se ilustre a sí mismo; algo que casi es inevitable con tal de que se le conceda libertad. Pues ahí siempre nos encontraremos con algunos que piensen por cuenta propia incluso entre quienes han sido erigidos como tutores de la gente, los cuales, tras haberse desprendido ellos mismos del yugo de la minoría de edad, difundirán en torno suyo el espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación a pensar por sí mismo. Pero aquí se da una circunstancia muy especial: aquel público, que previamente había sido sometido a tal yugo por ellos mismos, les obliga luego a permanecer bajo él, cuando se ve instigado a ello por alguno de sus tutores que son de suyo incapaces de toda ilustración; así de perjudicial resulta inculcar prejuicios, pues éstos acaban por vengarse de quienes fueron sus antecesores o sus autores. De ahí que un público sólo pueda conseguir lentamente la ilustración. Mediante una revolución acaso se logre derrocar un despotismo personal y la opresión generada por la codicia o la ambición, pero nunca logrará establecer una auténtica reforma del modo de pensar; bien al contrario, tanto los nuevos prejuicios como los antiguos servirán de rienda para esa enorme muchedumbre sin pensamiento alguno4” “Para esta ilustración tan sólo se requiere libertad y, a decir verdad, la más inofensiva de cuantas pueden llamarse así: el hacer uso público de la propia razón en todos los terrenos. Actualmente oigo clamar por doquier: ¡No razones! El oficial ordena: ¡No razones. Adiéstrate! El asesor fiscal: ¡no razones y limítate a pagar tus impuestos! El consejero espiritual: ¡No razones, ten fe! (Sólo un único señor en el mundo dice: razonad cuanto queráis y sobre todo lo que gustéis, mas no dejéis de obedecer). Impera por doquier una restricción de la libertad. Pero ¿cuál es el límite que la obstaculiza y cuál es el que, bien al contrario, la promueve? He aquí mi respuesta: el uso público de su razón tiene que ser siempre libre y es el único que puede procurar ilustración entre los hombres; en cambio muy a menudo cabe restringir su uso privado, sin que por ello quede particularmente obstaculizado el progreso de la ilustración. Por uso público de la propia razón entiendo aquél que cualquiera puede hacer, como alguien docto, ante todo ese público que configura el universo de los lectores. Denomino uso privado al que cabe hacer de la propia razón en una determinada función o puesto civil, que se le haya confiado5” 4

Está claro que la Ilustración, es decir, el progreso de la humanidad hacia la consecución de la mayoría de edad de la razón, es algo inevitable, ya que este es, precisamente, el “plan” que la naturaleza ha diseñado para el ser humano, este plan se cumplirá si desaparecen las cadenas que atan al ser humano a la ignorancia. Sin embargo, el camino hacia la Ilustración debe emprenderse con cautela, los tutores, que han mantenido a sus pupilos en una situación de ignorancia y “minoría de edad”, no pueden incitar repentinamente a éstos a que emprendan un camino para el que no están preparados, pues corren el peligro de ser víctimas de los prejuicio s que ellos mismos, los tutores, han inculcado en sus discípulos. Esta es la razón por la que Kant repudió cualquier cambio revolucionario, pues solo se consigue de éste modo la sustitución de antiguos prejuicios por otros nuevos. De lo que se IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant trata es de reformar el modo de pensar. Para que la Ilustración sea posible es necesaria una reforma del pensamiento, pero dentro de un orden. 5

Un progreso ordenado requiere como condición la libertad, pero no la libertad total, que frecuentemente se confunde con el libertinaje, sino una libertad en sentido restringido: libertad en el “uso público” de la razón, sin menoscabo de una limitación de la libertad en el “uso privado” de la misma. En este punto, Kant considera necesario distinguir los dos usos de la razón: -uso público: el que se hace de la razón para reflexionar sobre ciertos temas, sobre todo si uno es una persona “docta” o experta en tal asunto, estas reflexiones se harán con entera libertad. Defender el uso público de la razón es defender la libre circulación de ideas. -uso privado: uso de la razón que se hace en el ámbito particular de las actividades sociales en las que una persona se halla involucrada. En este contexto, para que los proyectos sociales funcionen, es necesario que las personas que participan en los mismos obedezcan las directrices establecidas. “En algunos asuntos encaminados al interés de la comunidad se hace necesario un cierto automatismo, merced al cual ciertos miembros de la comunidad tienen que comportarse pasivamente para verse orientados por el gobierno hacia fines públicos mediante una unanimidad artificial o, cuando menos, para que no perturben la consecución de tales metas. Desde luego, aquí no cabe razonar, sino que uno ha de obedecer. Sin embargo, en cuanto esta parte de la maquinaria sea considerada como miembro de una comunidad global e incluso cosmopolita y, por lo tanto, se considere su condición de alguien instruido que se dirige sensatamente a un público mediante sus escritos, entonces resulta obvio que puede razonar sin afectar con ello a esos asuntos en donde se vea parcialmente concernido como miembro pasivo. Ciertamente, resultaría muy pernicioso que un oficial, a quien sus superiores le hayan ordenado algo, pretendiese sutilizar en voz alta y durante el servicio sobre la conveniencia o la utilidad de tal orden; tiene que obedecer. Pero en justicia no se le puede prohibir que, como experto, haga observaciones acerca de los defectos del servicio militar y los presente ante su público para ser enjuiciados. El ciudadano no puede negarse a pagar los impuestos que se le hayan asignado; e incluso una indiscreta crítica hacia tales tributos al ir a satisfacerlos quedaría penalizada como un escándalo (pues podría originar una insubordinación generalizada). A pesar de lo cual, el mismo no actuará contra el deber de un ciudadano si, en tanto que especialista, expresa públicamente sus tesis contra la inconveniencia o la injusticia de tales impuestos. Igualmente, un sacerdote está obligado a hacer sus homilías, dirigidas a sus catecúmenos y feligreses, con arreglo al credo de aquella Iglesia a la que sirve; puesto que fue aceptado en ella bajo esa condición. Pero en cuanto persona docta tiene plena libertad, además de la vocación para hacerlo así, de participar al público todos sus bienintencionados y cuidadosamente revisados pensamientos sobre las deficiencias de aquel credo, así como sus propuestas tendentes a mejorar la implantación de la religión y la comunidad eclesiástica. En esto tampoco hay nada que pudiese originar un cargo de conciencia. Pues lo que enseña en función de su puesto, como encargado de los asuntos de la Iglesia, será presentado como algo con respecto a lo cual él no tiene libre potestad para enseñarlo según su buen parecer, sino que ha sido emplazado a exponerlo según una prescripción ajena y en nombre de otro. Dirá: nuestra Iglesia enseña esto o aquello; he ahí los argumentos de que se sirve. Luego extraerá para su parroquia todos los beneficios prácticos de unos dogmas que él mismo no IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant suscribiría con plena convicción, pero a cuya exposición sí puede comprometerse, porque no es del todo imposible que la verdad subyazca escondida en ellos o cuando menos, en cualquier caso no haya nada contradictorio con la religión íntima. Pues si creyese encontrar esto último en dichos dogmas, no podría desempeñar su cargo en conciencia; tendría que dimitir. Por consiguiente, el uso de su razón que un predicador comisionado a tal efecto hace ante su comunidad es meramente un uso privado; porque, por muy grande que sea ese auditorio siempre constituirá una reunión doméstica; y bajo este respecto él, en cuanto sacerdote, no es libre, ni tampoco le cabe serlo, al estar ejecutando un encargo ajeno. En cambio, como alguien docto que habla mediante sus escritos al público en general, es decir, al mundo, dicho sacerdote disfruta de una libertad ilimitada en el uso público de su razón, para servirse de su propia razón y hablar en nombre de su propia persona. Que los tutores del pueblo (en asuntos espirituales) deban ser a su vez menores de edad constituye un absurdo que termina por perpetuar toda suerte de disparates. […}6” 6

En síntesis, para que la “maquinaria social” se mantenga en libertad pero con orden es preciso obedecer normas y criterios propuestos por otros (uso privado de la razón), pero nada debe impedir que los individuos hagan públicas sus ideas y reflexiones personales sobre los diversos asuntos sociales (uso público de la razón). Por lo tanto, la libre crítica y la disensión son, según Kant, fundamentales para el progreso de la humanidad. Impedir el libre uso de la razón es un crimen contra la especie humana, ya que la propia naturaleza ha librado al hombre de tutelas y lo ha dotado con una capacidad de autoperfeccionamiento (progreso) infinita. La distinción kantiana entre el uso público y privado de la razón evidencia que nuestro autor no es optimista respecto a la naturaleza humana. Ésta está presidida por una “insociable sociabilidad”: condenado a vivir en sociedad –por sus carencias naturales- en individuo tiene que conjugar sus intereses personales con los de la comunidad. Esta situación de rivalidad entre distintos intereses es, según Kant, la fuente de todos los conflictos sociales, pero es también el origen de las leyes y el Estado. Precisamente, la función del Estado consiste en hacer posible una armonía entre los distintos intereses de todos los ciudadanos, la constitución de la sociedad civil presidida por las leyes, piensa Kant, es un signo de progreso; la “insociable sociabilidad” y el conflicto, paradójicamente, generan y dirigen el progreso político. Por lo tanto hay que proteger a la ley, y en este ensayo Kant toma partido, claramente, por la imposición de unos límites a la libertad (como se aprecia en los ejemplos del oficial, el ciudadano y el sacerdote, modelos en los que esta restricción a la libertad es absolutamente necesaria para el mantenimiento del orden social). Este límite a la libertad es imprescindible para que el progreso sea posible dentro de un orden. Pero la libertad en el uso público de la razón es también imprescindible, por eso aclara Kant que ningún pueblo puede, en virtud de acuerdos o tratados, hipotecar la marcha de la Ilustración para generaciones futuras, condenándolas a no progresar. Esto constituiría el mayor crimen contra la naturaleza humana, “cuyo destino consiste precisamente en progresar”. Solo es posible, para una sociedad, establecer acuerdos en este sentido siempre y cuando: a) se tengan fundadas esperanzas de que estos acuerdos permiten construir leyes que mejorarán el orden social y contribuirán a la liberación de los ciudadanos. b) Permitan la crítica sobre el nuevo orden; el uso público de la razón. En esta parte del ensayo, y en otras posteriores, Kant centra sus razonamientos en torno a la IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant religión, la tutela religiosa es, sobre el conjunto de todas las tutelas, la que ha supuesto el yugo más vergonzante para la humanidad. Por esto es preciso aclarar la necesidad de promover el ejercicio de la libertad en el ámbito de las instituciones eclesiásticas. C) El papel del príncipe ilustrado. “Si ahora nos preguntáramos: ¿acaso vivimos actualmente en una época ilustrada?, la respuesta sería ¡No!, pero sí vivimos en una época de Ilustración. Tal y como están ahora las cosas todavía falta mucho para que los hombres, tomados en su conjunto, puedan llegar a ser capaces o estén ya en situación de utilizar su propio entendimiento sin la guía de algún otro en materia de religión. Pero sí tenemos claros indicios de que ahora se les ha abierto el campo para trabajar libremente en esa dirección y que también van disminuyendo paulatinamente los obstáculos para una ilustración generalizada o el abandono de una minoría de edad de la cual es responsable uno mismo. Bajo tal mirada esta época nuestra puede ser llamada “época de la Ilustración” o también “el siglo de Federico”. Un príncipe que no considera indigno de sí reconocer como un deber suyo el no prescribir a los hombre nada en cuestiones de religión, sino que les deja plena libertad para ello e incluso rehúsa el altivo nombre de tolerancia, es un príncipe ilustrado y merece que el mundo y la posteridad se lo agradezcan, ensalzándolo por haber sido el primero en haber librado al género humano de la minoría de edad, cuando menos por parte del gobierno, dejando libre a cada cual para servirse de su propia razón en todo cuanto tiene que ver con la conciencia. Bajo este príncipe se permite a venerables clérigos que, como personas doctas, expongan libre y públicamente al examen del mundo unos juicios y evidencias que se desvían aquí o allá del credo asumido por ellos sin menoscabar los deberes de su cargo; tanto más aquel otro que no se halle coartado por obligación profesional alguna. Este espíritu de libertad se propaga también hacia el exterior, incluso allí donde ha de luchar contra los obstáculos externos de un gobierno que se comprende mal a sí mismo. Pues ante dicho gobierno resplandece un ejemplo de que la libertad no conlleva preocupación alguna por la tranquilidad pública y la unidad de la comunidad. Los hombres van abandonando poco a poco el estado de barbarie gracias a su propio esfuerzo, con tal de que nadie ponga un particular empeño por mantenerlos en la barbarie.7” 7 La Ilustración es un derecho de la humanidad que no puede ser eludido ni obstaculizado por un pueblo ni por in individuo particular; mucho menos por el “príncipe” o gobernante. La consecución de este “derecho sagrado” de la humanidad exige que se restaure la libertad originaria de todo ser humano, que se ha perdido en una sociedad de tutores y pupilos. Esta condición, afirma Kant, está ya alcanzándose, pero aún no se ha logrado del todo, por eso vivimos en una “época de Ilustración” y no en una “época Ilustrada”. Con la distinción entre “época de Ilustración” y “época ilustrada” Kant quiere resaltar la incapacidad que todavía tienen la mayoría de las personas para conducirse correctamente, con su propio entendimiento o razón, en materia religiosa. Pero al mismo tiempo Kant indica que nos encontramos en una época en la que se han abierto espacios para la libertad, hay señales de que se están superando los obstáculos que impedían el desarrollo de la Ilustración; Kant ensalza la figura del “príncipe ilustrado”, personalizado en la figura de Federico segundo de Prusia, su monarca. Las muletas que el poder político, y, sobre todo, el religioso habían sido obligatorias para el ciudadano “menor de edad”, están empezando a caerse a pedazos. El Estado, personificado IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant en la figura del príncipe, debe colaborar en la formación de los ciudadanos y en el progreso de la época de Ilustración al no poner obstáculos a la libertad en el uso público de la razón. Por lo tanto, la única función del Estado es dejar libre el juego de las libertades individuales, es decir, la libre circulación de comunicaciones e ideas. Kant es partidario de un mínimo intervencionismo estatal. Afirma que al monarca solo le compete la ejecución de leyes que favorezcan el orden y la concordia, y que eviten enfrentamientos entre unos y otros. Sería muy injusto que el Estado aprovechase su poder para controlar las ideas de sus ciudadanos, o amparar a cualquier déspota que tuviese intenciones en ese sentido. En definitiva, ni el Estado ni el monarca pueden situarse por encima de los escritores doctos e instruidos en la materia sobre la cual escriben (“César non est supra gramáticos”). Este Federico, al que Kant rinde tributo, ya es un príncipe ilustrado porque ha fomentado en sus ciudadanos el deber de servirse de su propia razón en materia religiosa y moral. Bajo su auspicio, los clérigos pueden examinar y criticar asuntos religiosos. El ejemplo de Federico segundo nos muestra, afirma Kant, como, en un ambiente de libertad, los hombres no son peligrosos. Al contrario, se refuerza la responsabilidad y se elimina la estupidez, el miedo y la “rusticidad” en los ciudadanos. La situación ilustrada de Prusia en la época es un modelo a seguir. “He colocado el epicentro de la Ilustración, o sea, el abandono por parte del hombre de aquella minoría de edad respecto de la cual es culpable él mismo, en cuestiones religiosas, porque nuestros mandatarios no suelen tener interés alguno en oficiar como tutores de sus súbditos en lo que ataña a las artes y a las ciencias; y porque además aquella minoría de edad es asimismo la más nociva e infame de todas ellas. Pero el modo de pensar de un jefe de Estado que favorece esta primera Ilustración va todavía más lejos y se da cuenta de que, incluso con respecto a su legislación, tampoco entraña peligro alguno el consentir a sus súbditos que hagan un uso público de su propia razón y expongan públicamente al mundo sus pensamientos sobre una mejor concepción de dicha legislación, aun cuando critiquen con toda franqueza la que ya ha sido promulgada; esto es algo de lo cual poseemos un magnífico ejemplo, por cuanto ningún monarca ha precedido a ése al que nosotros honramos aquí.8” “Pero sólo aquel que, precisamente por ser ilustrado, no teme a las sombras, al tiempo que tiene a mano un cuantioso y bien disciplinado ejército para tranquilidad pública de los ciudadanos, puede decir aquello que a un Estado libre no le cabe atreverse a decir: razonad cuando queráis y sobre todo cuando gustéis, ¡con tal de que obedezcáis! Aquí se revela un extraño e inesperado curso de las cosas humanas; tal como sucede ordinariamente, cuando ese decurso es considerado en términos globales, casi todo en él resulta paradójico. Un mayor grado de libertad civil parece provechosa para la libertad espiritual del pueblo y, pese a ello, le coloca límites infranqueables; en cambio un grado menor de esa libertad civil procura el ámbito para que esta libertad espiritual se despliegue con arreglo a toda su potencialidad. Pues, cuando la naturaleza ha desarrollado bajo tan duro tegumento ese germen que cuida con extrema ternura, a saber, la propensión y la vocación hacia el pensar libre, ello repercute sobre la mentalidad del pueblo (merced a lo cual éste va haciéndose cada vez más apto para la libertad de actuar) y finalmente acaba por tener un efecto retroactivo hasta sobre los principios del gobierno, el cual incluso termina por encontrar conveniente tratar al hombre, quien ahora es algo más que una máquina, conforme a su dignidad.9” Königsberg (Prusia), 30 de septiembre de 1784. IES “Séneca”

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La salida de la minoría de edad es necesaria sobre todo en materia religiosa, porque la inmadurez o falta de emancipación en este sentido resulta especialmente humillante, ya que es la que afecta más directamente a la conducta de las personas. Pero en una época de ilustración, el monarca que favorece la libertad, y que hace posible que sus súbditos desarrollen sus críticas, incluso en lo referente a las leyes y promuevan mejoras de las mismas, está demostrando ser un monarca poderoso. En efecto, solo un príncipe apoyado fuertemente por su ejército, puede garantizar la obediencia del pueblo a las leyes y, al mismo tiempo, incitar la libre reflexión y divulgación de las ideas, aun cuando estas contengan abiertas críticas a las leyes. 9 Se trata de una situación paradójica cuyo sentido conviene aclarar: La Ilustración solo es posible como reforma y progreso en el marco de un orden social firme. Por ello, piensa Kant que, a los ciudadanos aún poco ilustrados es mejor proporcionarles una libertad limitada, con una progresiva ampliación a medida que van desarrollando su propio pensamiento. Mucho más negativo sería ofrecer a estos ciudadanos un marco enorme de libertades, esta situación les conduciría (según lo expuesto al principio del ensayo, y por la falta de “luces” o preparación para vivir en libertad) a sustituir unas tiranías y tutelajes por otros. Como vemos, los problemas que plantea el progreso de la humanidad hacia la época ilustrada son, de índole política. El progreso es un deber social, pero los obstáculos al progreso (la situación de minoría de edad descrita al principio) también tienen un origen social. Kant cree que la meta del progreso, la “época ilustrada”, se alcanzará cuando la humanidad consiga establecer una sociedad ideal, en la que la libertad de cada uno se compagine con la libertad de los demás. Kant está convencido de que el fin de la evolución de la historia es una “federación de naciones” regida por un derecho internacional en el que se acabarían todas las guerras, estableciéndose la “paz perpetua”. Por fin se habría alcanzado la meta del progreso humano: el refinamiento de la naturaleza humana, el desarrollo de la vocación al librepensamiento, la superación definitiva de la animalidad entendida como determinación. El sentido último del progreso es de carácter moral: en la época ilustrada el ser humano deja de ser una máquina y puede, porque se hace merecedor de ello, ser tratado con la dignidad que se le debe en tanto que “humano”. Se trata de un progreso en la cultura y la racionalidad para hacer del individuo algo más que un mero mecanismo regido por leyes ajenas; un ser merecedor de la libertad y la dignidad que él mismo habrá logrado. 6.2. Glosario de términos. Ilustración: en alemán Aufklärung, es el término utilizado por Kant para referirse a una época de la historia de la humanidad y del pensamiento, se trata de la época en la que él se ve directamente involucrado. Al mismo tiempo es el destino de la humanidad, el camino desde la minoría a la mayoría de edad de la razón, por lo tanto es lo que da sentido al devenir histórico. Si el fin de la historia es la libertad, la Ilustración es el signo de que la historia está progresando hacia ese fin. La Ilustración es, al mismo tiempo la condición de posibilidad de la reflexión crítica y racional, ya que supone un entorno de libertad creciente en la que es posible tal crítica. Minoría de edad: metáfora con la que Kant se refiere a aquellas personas que no son capaces de hacer un uso autónomo y libre de su propia razón. Es su falta de valor y de energía IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant la que hace que prefieran depender de otras personas para conducir su propia vida. Por lo tanto los “menores de edad”, las personas no ilustradas, no quieren asumir responsabilidades y tomar sus propias decisiones, prefieren servirse de prejuicios inculcados por los tutores. Se trata de una situación antinatural, ya que lo que la naturaleza ha dispuesto para nuestra especie, según Kant, es el desarrollo libre de la razón. Es de destacar el toque sexista del filósofo, ya que atribuye a algunos hombres la posibilidad de abandonar la “minoría de edad”, pero excluye de esta proeza a la mayoría de los hombres y a la totalidad de las mujeres. Entendimiento: facultad que nos permite razonar elaborando juicios en los que unificamos el material proporcionado por los sentidos. Para ello necesitamos recurrir a los conceptos. Solo al formar juicios puedo atribuir al conocimiento verdad o falsedad, pues los categorías en sí mismas están “vacías”, no son ni verdaderas ni falsas. Los conceptos pueden ser empíricos o “a posteriori” o aportados por el propio entendimiento “a priori”. La Ilustración anima a todo ser humano a hacer un uso autónomo de su propio entendimiento, en eso consiste la mayoría de edad, que es nuestro destino. Naturaleza: Kant defiende en este texto una concepción teleológica del devenir histórico, piensa que la naturaleza ha diseñado un plan para todos nosotros: el progreso desde la minoría a la mayoría de edad. Por eso, en su teoría filosófica sobre la historia, explica que la humanidad está condenada a progresar hacia su liberación y ve en la Revolución Francesa un signo de que ese plan se está cumpliendo. Como la cualidad natural del ser humano es la racionalidad, Kant ve en la promoción de la libertad en el uso público de la razón, una realización de la esencia humana, que es al mismo tiempo una herramienta para el progreso. Por lo tanto todo lo que se oponga a este plan, constriñendo la libertad del pensamiento, es algo antinatural y destinado a fracasar, ya que nadie puede ir contra los designios de la naturaleza. Tutores: Son todas aquellas persona que se encargan de dirigir la vida de los “menores de edad”, previniéndoles de los peligros de pensar por sí mismos. Por lo tanto les impiden ser libres y responsables, actuando contra el plan de la naturaleza, mantienen a las personas sumidas en la ignorancia, los prejuicios y la heteronomía. En el texto aparecen como ejemplos el sacerdote, el médico y el abogado, se refiere irónicamente a ellos como instrumentos del gobierno para manejar a la ciudadanía. En la época de Kant, el lema de la ilustración es una consigna peligrosa, ya que puede ser el germen de revoluciones y desórdenes sociales. Los tutores tratan de convencer a la población de los peligros de pensar por uno mismo. Conciencia Moral: Frente a la naturaleza, que es el ámbito del “ser”, aparece la conciencia moral que establece el “deber ser”, significa ser conscientes de que nuestra razón no está sometida a leyes físicas, sino que podemos decidir libremente siguiendo las leyes que nosotros mismos nos imponemos. Solo estas leyes nacidas de la propia conciencia, son leyes morales. Dotes naturales: El principal atributo con el que la naturaleza ha dotado al ser humano es la racionalidad, de la cual debemos hacer un uso autónomo. El uso de la razón (en sentido general) nos permite un conocimiento del mundo, y de la razón (en sentido restringido) nos capacita para elaborar juicios morales. Kant explica en este artículo que tan nocivo es negarse a hacer un uso autónomo de nuestra capacidad natural, prefiriendo mantenernos en la minoría de edad, como abusar de estas dotes atreviéndonos a convertirnos en tutores, y usando nuestra razón para construir reglas con las que dirigir la vida de los demás. Libertad: Autonomía, capacidad para actuar según leyes que nosotros mismos nos damos, de este modo escapamos a la necesidad de lea leyes naturales, las únicas acciones libres son IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant aquellas que proceden del ajuste entre voluntad y razón. Ingenio: expresión sinónima de entendimiento y razón. Paso seguro: Actitud que deben tener aquellas personas que han decidido salir de la minoría de edad, tras un periodo de inseguridad y miedo debido a la falta de costumbre de pensar por sí mismos. Una vez acostumbrados a la libertad y a la responsabilidad, adquirido el hábito de pensar por sí mismos, lo harán con seguridad. Pensar por sí mismos: es pensar por cuenta propia, sin la ayuda de otros, es el modo de pensar propio de las personas ilustradas. Prejuicios: Es lo que precede a un juicio y lo condiciona, el prejuicio es juzgar algo que no se conoce suficientemente, son las ideas que los menores de edad asumen acríticamente de sus tutores. La actitud crítica y antidogmática es propia de quien piensa por sí mismo. Revolución: Cambio radical y traumático en el orden social causado por la sustitución de viejos prejuicios por otros nuevos, en el fondo, piensa Kant, este cambio deja las cosas como están ya que no se produce el verdadero cambio, una reforma en el modo de pensar, por lo tanto el fin de la Ilustración es un cambio social a través de reformas progresivas, no de revoluciones. A pesar de que Kant manifestó su entusiasmo por la Revolución Francesa, no era un revolucionario, sino un reformista. Lo que verdaderamente es valioso para Kant es el entusiasmo y la aceptación con que las ideas revolucionarias fueron acogidas en toda Europa, signo de que se estaba produciendo ese cambio en la forma de pensar que es la base de las reformas ilustradas. Reforma del modo de pensar: Es la base del cambio desde una época de ilustración a una época ilustrada. (Véase “Revolución”) Uso público de la razón: El uso que hace de su razón una persona en tanto que experta en algún asunto cuando se dirige a la humanidad, se trata por lo tanto, de un uso que solo pueden hacer las personas ilustradas y con el que contribuyen a ilustrar a los demás. Se entiende que el cambio a través de reformas que Kant defiende sólo puede hacerse en un marco de libertad progresiva en el que se fomente la divulgación libre de las ideas es decir, el uso público de la razón. Uso privado de la razón: Uso que hace de su razón quien se encuentra desempañando la función que se le ha encomendado en el seno de una institución social, por ejemplo cuando alguien está ejerciendo su labor de profesor, sacerdote, militar. Este uso de la razón no puede ser libre, ya que lo contrario provocaría desordenes sociales. Kant piensa que para que el progreso hacia la “época lustrada” sea posible, el orden social debe ser mantenido y los cambios deben ser paulatinos y también ordenados. Por lo tanto no estaría de acuerdo ni con la objeción de conciencia ni con la desobediencia civil. Unanimidad artificial: Acuerdo entre todos los miembros de una institución para conseguir el fin fijado. Es artificial porque este acuerdo no exige la adhesión del individuo en cuanto que realiza un uso público de su razón sino solo en su uso privado. Nuestra “insociable sociabilidad” nos obliga a adoptar este tipo de acuerdos, en el que de forma provisional, sacrificamos nuestros propios puntos de vista para hacer posible que funcione la “maquinaria social”, la libertad en el uso público de la razón garantiza cambios que permitan reformar esa maquinaria. Comunidad cosmopolita: La propuesta de una “sociedad cosmopolita”, es decir, una federación de naciones es uno de los aspectos más innovadores del pensamiento político kantiano, y en dónde se muestra con más visión de futuro. De acuerdo con el plan de la naturaleza para la humanidad, las leyes se convierten en la herramienta que nos permite superar la paradoja de nuestra “insociable sociabilidad” y progresar hacia una sociedad ilustrada. Estas leyes, que en primera instancia se acuerdan en el seno de una nación, IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant avanzarán hasta convertirse en un sistema de leyes internacionales superándose las barreras y haciendo posible la convivencia pacífica de toda la humanidad en una “sociedad cosmopolita”. Actuar contra el deber: En la moral kantiana se analizan tres tipos de acciones atendiendo a cómo se relacionan con el deber: contrarias al deber, conformes al deber y por deber. Las acciones contrarias al deber son las que nacen de una voluntad que quiere satisfacer sus inclinaciones y a l hacerlo realiza acciones contra la ley moral, por eso estas acciones son moralmente malas. Época Ilustrada: Época que aún no se ha dado y en la que los seres humanos ya habrían salido de la minoría de edad, es decir, todas las personas pensarían por sí mismas, haciendo un uso autónomo y responsable de la propia razón. Supone el completo progreso de la humanidad, el fin de la historia y la “paz perpetua”, esta expresión evidencia el carácter utópico del pensamiento político y moral kantiano. Época de Ilustración: Con esta expresión Kant se refiere a su propia época en cuanto a que se trata de un periodo en el que comienzan a darse libertades para que el ser humano pueda pensar por sí mismo y así ir saliendo progresivamente de la minoría de edad. Kant hace hincapié en que vive una época de Ilustración porque la legislación de Federico II otorga libertad religiosa y de expresión a los ciudadanos. Queda claro pues que en el artículo Kant hace un análisis filosófico de la situación de la cultura, la filosofía y la política de su época. Deber: Es la necesidad de una acción por respeto a la ley. En esta definición encontramos dos elementos, la ley y el respeto. La ley es el principio objetivo de la voluntad, el respeto es la conciencia que se tiene de esa voluntad. Por lo tanto, quien actúa por deber es quien cumple la ley solo y exclusivamente porque la respeta, sin que intervenga ningún otro elemento externo a la propia ley: intereses, circunstancias… Tolerancia: Refiriéndose al príncipe Federico II, supone dejar libertad para el uso público de la razón, no se trata simplemente de permitir que se publiquen las opiniones de los doctos, pues ésta sería la actitud altiva de quien, sabiéndose poderoso, es de forma paternalista, indulgente con aquellos que se atreven a exponer públicamente sus propios pensamientos. La actitud del príncipe ilustrado va más allá, incentivando la libre circulación de ideas, y sin miedo a que esta libertad socave los cimientos de su autoridad. Juicios: El juicio para Kant es la expresión del conocimiento, es el resultado del entendimiento (los juicios de la ciencia) de la razón práctica (juicio moral) y del sentimiento estético. Los juicios de la ciencia necesitan de la ayuda de estructuras a priori, formas de la sensibilidad y categorías. Toda la investigación de la filosofía kantiana se centra en qué condiciones son necesarias para la formulación de los juicios. Estado de barbarie: lo opuesto al estado de civilización, debe entenderse la situación de la humanidad anterior al inicio de la época de ilustración, se trata del estado de rusticidad e ignorancia propio de las personas que no saben hacer uso de su razón ni se avienen a la razón de los más ilustrados. En esta época predominan los intereses particulares sobre los planteamientos generales, es una época ya superada pero que aún pervive de algún modo, mientras no se alcance la época ilustrada, ya que en cierto modo la humanidad es merecedora de la libertad a la que aspira. La minoría más nociva e infame: Kant se refiere a la minoría de edad en materia de religión ya que es la que más profundamente afecta a la libertad de pensamiento. Libertad civil: Margen de libertad que proporciona la legislación de un estado a sus ciudadanos, si se cumpliese el ideal utópico kantiano se alcanzaría un grado máximo de libertad civil, ya que no necesitaríamos una “libertad bajo leyes externas”, sino IES “Séneca”

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El idealismo trascendental de Kant que seríamos capaces de cumplir con nuestro deber por mero respeto a la ley de nuestra conciencia. Libertad espiritual: En el texto, libertad de pensamiento, especialmente en el ámbito de la religión. Dignidad: que tiene valor por sí mismo. Es una cualidad que Kant atribuye al ser humano en cuanto que éste, al ser racional es un fin en sí. Por lo tanto, siempre debe ser tratado como tal y nunca como medio para alcanzar otros fines. Por lo tanto, quien actúa contra la dignidad humana, actúa moralmente mal. Esta dignidad inherente al ser humano como ser libre y dotado de razón está reconocida en el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

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