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El miedo tiene un inconsciente Silvia Tomas
Que el hombre es un animal miedoso es algo que podría proclamarse sin la apoyatura de la ciencia analítica. Mucho antes de que Freud lo vinculara con el inconsciente, Fobos era un Dios reconocido y temido, hijo de Afrodita, diosa del amor y la belleza, es el que camina con pies de plomo. En latín, Fobos es temor, miedo mórbido, pavor. El fóbico es el tímido en el sentido literal, el que teme a algo o a todo y que aborda al mundo a través de esa intimidación. La modernidad se descubre repleta de gente enfrentada a otras personas, cosas, situaciones y acciones que dan miedo . El gesto freudiano consiste en leer en esta multitud de miedos la mascara multiplicada de la angustia, ya que sabemos que en alemán con la misma palabra Angst se puede designar a ambas. El punto de partida lo encontramos en el texto protoanalitico de Obsesiones y fobias1, de 1895 redactado en francés y en el cual se pregunta por su etiología y su mecanismo psíquico. Aquí por un lado las fobias son tratadas en si mismas como entidades psicopatológicas individualizadas, en paralelo con las obsesiones. Y por otro lado las aborda tomando los frutos de su clínica con la histeria, donde aparece el componente fóbico, establece así un puente entre ambas. Hay una palabra que enlaza a estas dos; histeria de angustia . De este modo, la fobia es la manifestación paroxística de esta forma angustiada y no de conversión de la histeria. El primer punto que Freud subraya, como un clavo que se mete bien adentro es que la fobia esta relacionada con la angustia y que por ende el miedo es la cobertura de y para la angustia, idea fuerza que se desprende del texto mencionado. Dicho de otro modo en las fobias el estado emotivo asociado es siempre la
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Freud, S. “Obsesiones y fobias”, Obras Completas, Tomo III. Buenos Aires, Amorrortu, 1991.
angustia. Aquí la angustia accede al primer plano, la angustia bruta o pura y no mezclada con la duda, con los remordimientos, etc., como en la obsesión. Desenganche decisivo de la angustia en relación al miedo, lo mas flagrante es que el miedo oculta la angustia , es mas esta hecho para eso. La evidencia que menciono al principio de este escrito a cerca de que el hombre es un animal miedoso es cuestionada por la comprobación que hace Freud mas adelante en “lecciones de introducción al psicoanálisis” donde menciona que el niño aporta al nacer poca angustia de lo real y que seria deseable incluso para su seguridad que aportara una dosis mayor de ese miedo útil. En “Inhibición, síntoma y angustia” 2abona esta idea, dice textualmente “no parece que el hombre tenga o al menos lo tiene de una manera bastante modesta un conocimiento instintivo de los peligros que amenazan desde el exterior.” Palabras que son diametralmente opuestas a las enunciadas por la psicología, desde donde William James3 afirma que el miedo es un verdadero instinto y con seguridad, uno de los que se muestran con mayor precocidad en el infante humano . En resumen para Freud el miedo no es un instinto tan eficaz para el hombre como para la mayoría de los animales. La aptitud para el miedo es una adquisición en la vida del hombre y es correlativa a la angustia. En la medida en que la era edípica se anuncia con un cambio de clima donde el hombrecito que no dudaba de nada, abordaba el mundo sin miedo, a causa de reprochárselo (de deseo ) va a empezar a tener miedo hasta de su sombra. Lo sabemos bien a través del pequeño Hans que como muestra Lacan4 ve surgir en el seno de una armonía sin nubes ese” pequeño obstáculo” , la fobia que le va a complicar la existencia. A propósito de el, Freud resalta que la fobia no es solamente la expresión de la histeria de angustia sino su punto de llegada. La histeria de angustia se sigue desarrollando, se continúa como fobia. De hecho, la fobia es una construcción, un fuerte o una fortificación, contra la angustia. 2 Freud. S. “Inhibición, síntoma y angustia”, Obras Completas, Tomo XX.. Buenos Aires, Amorrotu, 1991. 3 James, W. Psychologie. Leipzig, Verlag von Quelle et Meyer, 1909. 4 Lacan, J. Seminario IV, La relación de objeto. Buenos Aires, Paidós, 2001.
Tengo miedo al animal, me da angustia, pero al amenazarme me protege contra lo peor es decir contra la angustia pura. La exclusión interna contiene en germen la eclosión de la fobia que se origina en el temor a uno mismo. Temor a uno mismo, desconfianza, masoquismo con el que nos aproximamos a algo con una fuerza muy particular que habrá que explicar: Si lo que esta movilizado en el alerta fóbico es la auto conservación, un movimiento autodestructivo podría producir un cortocircuito en el proceso. En una nota capital de inhibición síntoma y angustia Freud sugirió que: “en una situación de peligro real que se evalúa de manera exacta como tal, se adjudica un pedazo de angustia pulsional”5 La pulsión de muerte forma parte de este movimiento de enloquecimiento en el que el sujeto teme, en los momentos de un peligro de los mas reales, ceder a la atracción de la autodestrucción. “Que pasa si viajando en la aerosilla que me lleva a lo alto de la montaña, con un movimiento irrefrenable de mi brazo la abro “me dice B en un momento de la sesión donde la escucho ciertamente agitada. También se le ocurre que estando en un piso octavo puede caer por un mal movimiento suyo mientras mira por la ventana. Ahora bien, esto no es posible sin una desconfianza originaria ante la propia pulsión que Freud actualiza en sus primeros textos como el manuscrito N6 ; ‘La realización de deseo debe satisfacer las exigencias de la defensa inconscientes y efectivamente esto es lo que sucede cuando el síntoma se utiliza como castigo, a causa de las malas pulsiones o cuando actúa planteando obstáculos, reacciones causadas por una desconfianza en uno mismo”dice. Así, la fobia podría acercarnos mucho a ese enojo primitivo podríamos decir arcaico frente a lo malo percibido adentro, seria una especie de moción de desconfianza de uno mismo, entendámoslo dirigida de uno mismo a su pulsión. El miedo a que pase algo malo se hace eco directamente del temor al castigo, así, en la agorafobia, el espacio que se abre es el de la tentación y el de su potencial sanción. “El ágora fóbico impone a su yo una limitación para escapar de un peligro
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Freud, S. “I nhibición , síntoma y angustia·”·, Obras Completas, Tomo XX.. Buenos Aires, Amorrortu, 1991. 6 Freud, S. “Manuscrito N ”, Obras Completas, Tomo I. Buenos Aires, Amorrortu, 1998.
pulsión al. El peligro pulsional es la tentación de ceder a sus placeres eróticos, a través de los cuales haría surgir nuevamente, como en la infancia , el peligro de la castración o uno análogo”7 Dice Freud en inhibición síntoma y angustia. Para esto es que lleva a cabo en los casos mas graves, la creación de la cláusula del acompañante. Modalidad esta que además de limitar los desplazamientos a lugares cercanos al hogar y conocidos agrega algo más para quitarle peligro a la situación, una regresión temporal a los anos de la infancia. De esta manera el ágora fóbico puede salir a la calle, si, pero como un niño, acompañando de una persona a la que conoce. En la elección de estos destinos se muestra la influencia de los factores infantiles, maneras de obedecer, después de todo a las antiguas recomendaciones de sus padres . Pero notemos la des-socialización implicada en esta aventura8 : parecería que el sujeto se colocara nuevamente, por identificación con el niño que fue, en una situación de dependencia, un niño no sale solo si no lo acompaña un adulto y lo lleva de la mano por temor a caer en terreno desconocido Terreno desconocido, extranjero pero a la vez interior, terreno minado, podríamos decir, por lo tanto el síntoma se constituyo para impedir la explosión de este campo. Síntoma como protección militar, bajo la forma de una fortificación destinada a que las tropas hagan un alto y a defenderse del enemigo. El enemigo aparece como un miedo devorador e invalidarte que como analistas nos envía a su desciframiento hasta llegar a la cosa misma, a su resorte inconsciente.
Bibliografía ⇒ Assoun, P. “Lecciones psicoanalíticas sobre las fobias”. Buenos Aires, Nueva Edición, 2002. ⇒ D’ Angelo, R., Carbajal, E. y Marchilli, E. “Una introducción a Lacan”. Buenos Aires, Lugar, 2000. 7
Freud, S. “Inhibición , Síntoma y angustia”, Obras Completas, Tomo XX. Buenos Aires, Amorrortu, 1991. 8 Assoun, P. “Lecciones psicoanalíticas sobre las fobias”. Buenos Aires, Nueva Visión, 2002.
⇒ Freud, S. “Análisis de la fobia de un niño de cinco anos”, Obras Completas, ⇒ Tomo X. Buenos Aires, Amorrortu, 2° edición, 1986. ⇒ Freud, S. “Obsesiones y fobias. Su mecanismo psíquico y su etiología”, ⇒ Obras Completas, Tomo III. Buenos Aires, Amorrortu, 2° edición, 1986. ⇒ Lacan, J. “La estructura de los mitos en la observación de la fobia de Juanito”, ⇒ Seminario 4, La relación de Objeto. Buenos Aires, Paidós, 1996.
Sumario
Este trabajo aborda el planteo freudiano sobre la fobias desde 1895 en “obsesiones y fobias" en adelante. De manera suscinta, la autora realiza un recorrido etimológico sobre la fobia ubicando el centro de interés del texto sobre la expectativa angustiante que caracteriza dicha patología. Nos encontramos con una articulación de la praxis y la teoría en donde "el miedo a los miedos" está en el centro de la escena.
Silvia Tomas Lic. en Psicología. Psicoanalista. Docente Coordinadora en Centro Dos, a cargo de Grupo de Analistas en Formación: donde desempeña tareas de docencia y supervisión. Docente del Departamento de Psicoanálisis de la Universidad Arg. John F. Kennedy. Investigadora de la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Arg. John F. Kennedy. Ex integrante de los Gabinetes Psicopedagógicos de Educación Especial en Provincia de Buenos Aires. Ex Docente del Hospital Pichón Riviere de San Martín (Prov. De Bs. As.).