EL MUNDO, SACRAMENTO DE DIOS TOMO 2 EL PADRE DE JESÚS DE NAZARET VOL. 14

EL MUNDO, SACRAMENTO DE DIOS TOMO 2 EL PADRE DE JESÚS DE NAZARET VOL. 14 Proyecto de Jesús para el tercer milenio Universidad de los amigos en Jesús

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EL MUNDO, SACRAMENTO DE DIOS TOMO 2 EL PADRE DE JESÚS DE NAZARET VOL. 14

Proyecto de Jesús para el tercer milenio Universidad de los amigos en Jesús Volúmenes 1 a 11 Guías catequísticas para los 11 grados de educación básica y media Guía para comunidades avanzadas. Volumen 1º a 11º Discípulos que dan la vida por los amigos, 1, Vocación 2, Eclesía 3, Servicios y misión Una Introducción (Vol. 12) y siete períodos de teología genético transcultural (Vols. 13 a 19). Volumen 12: Discípulos de Jesús apasionados, hoy, en la Iglesia. Panoramas. Introducción general. Volumen 13 1er Período: El mundo, sacramento de Dios. I. La evolución, el milagro universal del Dios Bueno. Volumen 14 2º Período: El mundo sacramento de Dios. II .El Padre de Jesús de Nazareth Volumen 15 3er Período: Y la Palabra se hizo historia. Volumen 16 4º Período: Jesús y sus eclesías. Volumen 17 5º Período: Las eclesías postapostólicas. Volumen 18 6º Período: La Cristiandad. Volumen 19 7º Período: Concilio Vaticano II, volver a Jesús de Nazareth Volumen 20 En búsqueda del Dios que existe. Volumen 21. El discípulo amigo y los amigos de Jesús. Volumen 22. El Sermón de la Montaña. Volumen 23. Liturgia de nuestra amistad en Jesús. Volumen 24. La comunidad, proyecto de Pablo en Corinto. Volumen 25. La Propuesta de Jesús real e histórico, 1 Volumen 26. La Propuesta de Jesús real e histórico, 2 Volumen 27. La Eulogía, El encuentro con Jesús real e histórico Volumen 28. El Viacrucis en las pequeñas comunidades Volumen 29 La Navidad en el tercer milenio. Diciembre con Jesús Volumen 30. Jesús de Nazaret sin mitologías. P. Fabián Ortega Volumen 31 Misión parroquial en videos, 1, 1-4 Volumen 32 Misión parroquial en videos, 2, 5 a 10 Volumen 33 Misión parroquial en videos, 3, 11 a 20 Volumen 34 Seamos amigos en Jesús. Círculos bíblicos,1, 1 a 25 Volumen 35 Seamos amigos en Jesús, Círculos bíblicos, 2, 26 a 50 Volumen 36 Seamos amigos en Jesús. Círculos bíblicos, 3, 51 a 75 Volumen 37 Seamos amigos en Jesús, Círculos bíblicos, 4, 76 a 100 Volumen 38 Introducción a la Biblia, para las pequeñas comunidades Volumen 39 Ritual de pequeñas comunidades. Misión parroquial video 15

César Herrera S.

EL MUNDO, SACRAMENTO DE DIOS

TOMO 2 EL PADRE DE JESÚS DE NAZARET

«Fraternidad» Medellín 2011

Título de la obra: El mundo, sacramento de Dios Tomo 2, El Padre de Jesús de Nazaret Autor, César Herrera S. C.Ss.R. © «Fraternidad Misionera del Redentor y la Palabra» Medellín, 2011 Impresión: Derechos reservados ISBN 958 Fraternidad Misionera del Redentor y la Palabra: Medellín Carrera 81B Nº 48B-34. Tel 2 64 11 61 E-mail: [email protected] y

La paginación de este índice corresponde a la del libro impreso en papel.

CONTENIDO Panorama: Cambio de habitación Balances y tareas pendientes

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UNO La antigua habitación. Dios y el mundo en la cultura de la cristiandad El mundo intermedio. 1 Motivaciones de la cristiandad para crear 25 el mundo intermedio como ámbito de salvación. 27 2 Descripción general del mundo intermedio: algunos elementos más destacados 36 3. Veinte paradigmas de la mentalidad convencional 56 4. La Iglesia de Jesús rechaza la creación de un mundo intermedio gnóstico DOS Diez paradigmas de fe en la historia cristiana. Diez ideas clave para definir a Dios y para elaborar el camino de salvación Primer paradigma sobre Dios y camino salvífico Realista. Segundo paradigma sobre Dios y camino salvífico Lo sagrado, lo santo, lo religioso Tercer paradigma sobre Dios y camino salvífico Preceptos y premios Cuarto paradigma sobre Dios y camino salvífico La fe abrahámica Quinto paradigma sobre Dios y camino salvífico Gnóstico-metafísica Sexto paradigma sobre Dios y camino salvífico El teísmo, fe en el Dios relojero y alfarero Séptimo paradigma sobre Dios y camino salvífico Fe existencial y kerigmática, aceptar que Dios salva por el acto de fe en Jesucristo muerto y resucitado Octavo paradigma sobre Dios y camino salvífico Agnosticismo Noveno paradigma sobre Dios y camino salvífico La Nueva Era Décimo paradigma sobre Dios y camino salvífico Síntesis moderna de fe cristiana TRES La Nueva habitación.

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Primera parte Los veinte nuevos paradigmas en la perspectiva de Jesús Segunda parte. Creacionismo, panteísmo, panenteísmo Tercera parte Propósito de Dios para el hombre: imagen de Dios. Propósito del maligno para el hombre: Ser como Dios La pasión por ver y definir a Dios, pasión griega: pretensión de ser como Dios. La divinización Cuarta parte Lo sagrado: ángeles y demonios CUATRO Comunión con el Padre de Jesús en el mundo real La fe cristiana como acto de libertad en el amor fraterno. Un Dios de amor y de compasión a través de nosotros Un mundo malo o condición filial del mundo Un balance de la teología: paradigmas del pasado Paradigma del futuro según la fe apostólica: Encuentro con Dios como fe libre en el amor fraterno Jesucristo: Cristología cósmica Un mundo malo o condición filial del mundo: 2. La Santísima Trinidad 3 La Palabra de Dios 4. La fe 5. La gracia 6. Los milagros 7. La oración 8 La autoridad y la obediencia: La ética 9. Los siete sacramentos de la Iglesia

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PANORAMA CAMBIO DE HABITACIÓN *Creación del lenguaje convencional En el primer siglo axial de la historia y la cultura, siglos sexto a tercero antes de Cristo, se elaboró el primer intento de globalización del lenguaje de la humanidad. En este siglo se elaboró, por los sentidos, «que no se engañan», una imagen general del universo con sus diferentes partes. Arriba en el cielo de las estrellas, el mundo divino de los dioses y los arquetipos; abajo, los abismos donde se engendra el mal, y en la tierra del medio, el campo de batalla por la vida de hombres y mujeres. Es el diseño general de la habitación de los seres humanos. Y este diseño, intelligent desing, se atribuyó a Dios. Este universo simbólico es matriz del lenguaje de los presocráticos, de los profetas de Israel, del hinduismo, de las lenguas indogermánicas. Así conversan de su habitación o mundo los hombres inteligentes de la época. El milagro griego empieza a utilizar el logos filosófico para las cosas humanas pero conserva para la religión el lenguaje del mito como la lengua hablada de nuestra habitación original. Los cristianos habitan también la misma mansión universal. El instrumento inconmensurable de esta primera globalización fue el alefato o alfabeto. Este misterioso prodigio unificó las lenguas semitas e indoeuropeas. Biblos, Ugarit, Roma, Germania, Anglia, Hispania, Galia, Lusitania, y toda la llamada cultura occidental desde la India hasta América, incluyendo el mundo árabe, se entrelazan espiritualmente en el abrazo del alfabeto. El alfabeto fue para la cultura occidental el equivalente del ciberespacio del internet, la mesa de diálogo universal en el nuevo siglo axial de la historia que es el nuestro. La internet en el ciberespacio es el nuevo lenguaje que se usa en la nueva habitación que estamos estrenando. *Según la visión del mundo se piensa la metafísica A partir de esta visión del mundo se elaboró una filosofía y una metafísica. El tema central eran las causas de las cosas en un mundo fixista. Todo debe tener una causa suficiente. Por ejemplo: Nadie da lo que no tiene. Si no tengo dinero en el bolsillo no podré sacar dinero de él. 1

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Las cosas naturales no pueden producir algo distinto o superior. El hombre puede manipular las cosas artificiales pero no supera su capacidad natural. No hay efecto sin causa proporcionada. Y así cada una de las especies vivas es novedad que debe ser creada por Dios. Es contra la metafísica que una vaca produzca una jirafa, o que una realidad física como es el cuerpo produzca una realidad espiritual como es el alma. 3 Ninguna causa creada puede producir agua, pues es una novedad absoluta en el mundo; luego sólo Dios la puede crear. La metafísica, en lugar de ser una reinterpretación de la realidad, sucesora del mito, se fue convirtiendo en la elaboración de un nuevo mundo ideal detrás o por encima del mundo en que nos hallamos con todo nuestro ser, una especie de mitología racionalizada. La metafísica parece así una versión más avanzada del mito. Ante la ciencia se nos antoja palabrería irreal. Se quedó en la habitación antigua, autoconvencida de su valor eterno. En la Edad Media se convirtió en racionalización del misterio, según la “fides et ratio.” En cambio la metafísica es válida como comprensión y enunciado del misterio que el mundo no oculta tras sí sino que es él mismo. *Con la visión del mundo y la metafísica se hace teología Cinco siglos de modernidad nos convencieron de que el hombre ha ido creando imágenes de Dios. Y con el lenguaje globalizado y la metafísica, se creó una teología o discurso sobre Dios. Como nadie da lo que no tiene, todas las cosas necesitan la intervención de la causa primera. Sólo Dios puede hacer cosas nuevas en la abigarrada multitud de seres. Dios mismo tuvo que crear cada una de las especies que tienen vida por intervención directa suya. Linneo (1707-1778) todavía decía «Existen las especies que fueron creadas al principio» Esta visión la llamamos creacionismo, y se identificó tanto con la fe cristiana que negar el creacionismo no solo va contra la metafísica sino que es herejía contra la fe en el verdadero Dios. Aplicando la metafísica a Dios, resulta hecho a imagen y semejanza del hombre, con el aval de textos bíblicos fundamentales como el que afirma que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios. La exaltación de esta idea se plasma en la imagen espectacular de Miguel Ángel, que preside nuestra cultura, y que nos proyecta la gran película que pinta al Dios creador y al hombre a su imagen y semejanza. Es una sacralización del hombre que crea a Dios a su imagen y semejanza. *Imaginemos que el mundo cambiara Los científicos modernos que explican la formación del universo por el azar o por la ley de la selección natural, suponen que puede haber mundos distintos de este con otro «big-bang», después de un «big-crusch». Un mundo podría desarrollarse según otros azares que irían creando otras posibilidades, hasta producir una variedad de vida muy distinta de la nuestra, aunque con la misma sustancia de materia, y con conciencia e inteligencia modeladas de otra forma. Esos seres inteligentes crearían una metafísica distinta y pensarían de Dios también a su imagen y semejanza. 4

*Imaginemos que Dios creara otro mundo Por su parte, todas las personas no científicas a quienes he preguntado si Dios puede crear un mundo totalmente distinto del nuestro, responden que sí, porque Dios es todopoderoso y un mundo como el nuestro no ha agotado su imaginación creadora. Incluso simultáneo con el nuestro, Dios puede crear otro mundo con diseños inimaginables No provendría de un big-bang como el que originó el nuestro sino de manera diversa, con otras leyes que ni siquiera podemos imaginar puesto que no tenemos ni lenguaje ni imaginación para ello. Por otra parte, se nos hace impensable que Dios cree un mundo sin que llegue a estar frente a él en conciencia e inteligencia o que el mundo que se desarrolla como Dios no llegue a expresarse en conciencia y libertad. En esta hipótesis tomada en serio, la imagen que esos seres se harían de Dios sería incomprensible para nosotros. Pero sería una imagen tan legítima como la nuestra, es decir, muy alejada de la misma realidad del Dios que de verdad existe. La teología que nos dice que Dios tiene solo tres personas y que una se hizo hombre en este universo pretende convencernos de que Dios se limitó a este mundo como nuestro ser se limita a nuestro cuerpo, y es incapaz de explicarnos cómo podría darse otra encarnación para salvar a otros seres inteligentes y espirituales. Y la teología escolástica no encuentra dificultad en que una de las tres personas se encarnara. *Cuando solo existían ángeles Continuemos nuestro provechoso ejercicio de imaginación. Los teólogos de la Edad Media, con la metafísica y la concepción del hombre como cuerpo material y alma espiritual, ya imaginaron un mundo distinto del nuestro y anterior al nuestro, con leyes no físicas ni químicas sino leyes espirituales, válidas para seres espirituales, el mundo de los ángeles y de las almas. No queremos, por ahora, profundizar en esto, pero entremos por un momento en ese mundo de las almas y de los espíritus. 6 La reproducción sexual y, en consecuencia, la noción de padre, madre e hijo es algo inimaginable para aquellos espíritus angelicales. Ninguno de los espíritus tiene la menor idea de la reproducción sexual y por eso a ninguna criatura angelical se le hubiera ocurrido pensar que Dios es Padre o que el Padre tiene un Hijo natural. Las palabras padre o hijo no figuraban en el diccionario del cielo de los ángeles. El mismo Jesús lo dijo: «allá no se casan.» De modo que estas imaginaciones científicas son de extremada importancia para una buena teología y una nueva experiencia de Dios en el mundo. Cuando solo existían los ángeles mirando a Dios en visión beatífica nadie se podía imaginar que Dios tuviera un Hijo natural. Más aún, esta idea de un padre con hijos, tan común en todas las religiones que conocemos, era rechazada de plano por Israel y la revelación bíblica. Esto basta para caer en la cuenta de que hablar de un Hijo eterno de Dios es una metáfora audaz y asombrosa muy lejana del Dios que de verdad existe. Por esta sola

consideración deberíamos reexaminar lo que significa hablar de un Hijo eterno preexistente de Dios Padre. 4

*Nos ha tocado estrenar mundo Me permito comunicarles que la hipótesis de que Dios pueda crear un mundo distinto del comprendido según nuestra metafísica, ya se dio ante nuestros ojos atónitos. Nosotros hemos tenido la fortuna de estrenar el nuevo universo del espacio-tiempo. Nos pasamos a una nueva casa, el mundo nuevo. Abandonamos la casa que habitaron Platón y Aristóteles, san Pedro o san Pablo, los participantes en el Concilio de Nicea o de Éfeso y Calcedonia, San Anselmo o el doctor angélico, los neotomistas, Benedicto XIV o Pío X. Nos trasladamos de universo. Mudados de casa e instalados en el nuevo entorno cósmico, los sentidos, ¡que no se engañan!, sobre todo si están ayudados por poderosos instrumentos, nos describen la historia del tiempo y hasta nos ponen a escuchar el ruido del big-bang hace trece mil quinientos millones de años luz. Más aun, nos recuerdan que lo primero que Dios hizo fue un infierno de millones y millones de grados centígrados de temperatura. A nuestro nuevo hogar no llega el agua creada por la palabra creadora de Dios, sino porque desde el comienzo se forma el hidrógeno, y hace diez mil millones de años se cocinó en las estrellas el gas mortal que llamamos oxígeno y entre los dos produjeron algo prodigioso, el agua, H2O, que posibilitó la vida, cinco mil millones de años después. En nuestra nueva casa nos muestran cómo una especie de vaca, mutante, resultó con un cuello más largo que sus compañeras, con la ventaja sobre ellas de poder comer las hojas frescas inalcanzables para las de cuello corto. Las jirafas de cuello largo se multiplicaron más porque tenían mejores oportunidades de vida. Nuestro nuevo universo se rige por leyes distintas. Imaginemos el asombro de Cicerón si dejara el mundo en que vivió y reencarnara, contra el gusto griego, en el nuestro. *Una nueva metafísica Los habitantes del nuevo universo tuvimos que cambiar de metafísica. El hidrógeno tiene una terrible fuerza destructiva, pero no puede producir agua; el oxígeno puede ser mortífero pero no puede producir agua, porque nadie da lo que no tiene. Si dos cuerpos tan mortíferos pueden alimentar la vida con el agua, H O, si los demás elementos de la tabla periódica crean posibilidades infinitas, si los monstruosos dinosaurios precedieron a los animales actuales, y si una jirafa de cuello corto evolucionó por las alturas de los árboles, concluimos que en nuestra nueva casa no funciona el principio «nadie da lo que no tiene» ni el principio de causalidad suficiente. Aquí nos vemos forzados a inventar otra metafísica, y decimos con toda naturalidad lo contrario de Aristóteles y Santo Tomás, en lo que con tanto orgullo y autosuficiencia hemos llamado por siglos la filosofía perenne aristotélico-tomista: «todos los seres dan lo que no tienen... si se unen, si se 2

aceleran a la velocidad de luz, si se someten a calores infernales». Todos los elementos proceden del hidrógeno. La prueba está en todos los átomos y en todas las células. ¿Qué hacemos entonces con los universales y con leyes y verdades eternas? *El trasteo de casa En el trasteo de casa tuvimos un problema. De la casa vieja nos trajimos todas las imágenes lingüísticas, el mito, la metafísica y la teología o imágenes de Dios, porque creíamos que eran válidas para todos los mundos pues eran la verdad de Dios, independiente de cualquier mundo creado que existiera. De la casa vieja nos trajimos el lenguaje de la Biblia, de los concilios y del credo, las celebraciones y los ritos, la imagen de Dios, de la Trinidad santísima, con las representaciones de Miguel Ángel, o de la Virgen, de Murillo, con treinta y dos angelitos que la rodean en su asunción, lo mismo que las nociones de substancia («ousía»), naturaleza o persona. Y quizá no hemos caído en la cuenta de que esas imágenes se entendían bien en la casa vieja, pero corresponden a otro mundo que nuestros niños no han visto. *Dios en la casa vieja A Dios también lo recibimos a la manera del recipiente: «Quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur». Ya lo anotaba Jenófanes de Colofón en el siglo VI antes de Cristo: «Los etíopes dicen que sus dioses son negros y de nariz chata; los tracios que tienen ojos azules y pelo rojizo...Si los bueyes, caballos y leones tuvieran manos y pudieran dibujar con ellas y realizar obras como los hombres, dibujarían los aspectos de los dioses y harían sus cuerpos, los caballos semejantes a los caballos, los bueyes a los bueyes, tal como si tuvieran la figura correspondiente a cada uno». La cristiandad, por su parte, adoptó la imagen del Dios relojero. Cambia el mito, la metafísica, la teología, y...cambia la imagen de Dios en nuestro nuevo mundo. Esta confusión ha afectado nuestra salud mental, y estamos esquizofrénicos, porque nos quedamos con el lenguaje cultural creado en el primer siglo axial, pero vivimos en un mundo nuevo, distinto del que habitaron nuestros padres en la fe. Ni el lenguaje mítico ni la metafísica ni la teología se logran adaptar a la nueva casa, con el inconveniente de que se afectan las relaciones dentro de la casa por el cambio de universo simbólico. Unos ya son ciudadanos del nuevo mundo y hablan nuevo idioma, mientras muchos no se han dado cuenta de que nos cambiamos de mundo, y siguen hablando la vieja lengua. Y, por fuerza, se afecta nuestra comprensión del hombre, de Dios, de Jesucristo, de la Iglesia y de la salvación. Y los jóvenes del nuevo mundo abandonan la fe, pues no quieren abandonar la nueva casa, donde se sienten cómodos. *Y hasta llevamos el asunto a los tribunales. En 1925, cuando todavía los científicos debatían la entonces llamada teoría de la evolución, y sus detractores la estigmatizaban de ateísmo, tuvo lugar el «juicio del mono». Se acusó al profesor John Scorpes de violar una ley de Tennessee, conocida 7

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como Butler Act, que decía: «es ilegal para cualquier profesor de cualquier universidad o escuela pública... enseñar cualquier teoría que niegue la historia de la creación divina del hombre, como enseña la Biblia, y exponer en cambio que el hombre desciende de un orden inferior de animales» Scopes fue hallado culpable. El juicio del mono fue tan famoso que en 1960 fue llevado al cine en la película «Herederos del viento». Lo admirable es que solo en 1968 la Corte Suprema de Estados Unidos juzgó que este tipo de prohibiciones contravenía la separación de las iglesias o religiones y el Estado, pilar fundamental de la constitución americana, y cuando el Concilio Vaticano II de la Iglesia católica acababa de adoptar la justa autonomía de la ciencias y de las realidades terrenas como principio rector para los católicos. El milagro infinito de comunión de la humanidad que obró el alfabeto en la casa vieja, en el primer siglo axial de la historia, lo está haciendo en la casa nueva la red mundial de internet. El ciberespacio es una nueva posibilidad de comunicación y de comunión globalizada que nadie podía imaginar en la casa vieja del alefato-alfabeto. *Nuestra tarea Como estamos estrenando casa, tenemos cuatro tareas: Primera, tomar nota de cómo todo nuestro lenguaje encaja perfectamente con la antigua habitación, como si Dios hubiera hecho el mundo a manera de un reloj. El viejo lenguaje supone que el cuerpo creado por Dios para revelarse como mundo limita a Dios como nuestro cuerpo nos limita a nosotros. Segunda, hacer el trasteo o mudanza, con plena conciencia, a la nueva habitación, y reconocer cada detalle de la nueva habitación. Tercera, examinar los cambios que debemos hacer en nuestra comprensión y en nuestro lenguaje y aprender el nuevo idioma que se habla en la nueva habitación. Poco a poco vamos creando un nuevo lenguaje y una nueva metafísica que ya nunca será de los universales estáticos sino de la evolución. Y cuarta, familiarizarnos con la nueva experiencia de Dios en la casa nueva. Sí, es necesaria también una nueva imagen de Dios, para reemplazar la que crearon los habitantes de la vieja casa. Nuestros teólogos católicos están reelaborando la teología de acuerdo con la nueva visión del mundo, a la luz de las orientaciones del Concilio Vaticano II. En el «Proyecto de Jesús para el tercer milenio» intentamos ofrecer un hilo conductor de reflexión teológica para uso de los habitantes de la nueva casa, que ya no comprenden el lenguaje utilizado en la antigua habitación, y no quieren perder nada de lo que Dios nos ha dicho para nuestra salvación según la fe cristiana. Esta revisión debe garantizar la total fidelidad al Nuevo Testamento y a la Tradición viva sobre todo expresada en el Concilio Vaticano II.

PREGUNTAS PENDIENTES A esta altura de nuestro estudio no podemos pronunciarnos ni como filósofos ni como teólogos. Como cristianos debemos estudiar primero el Antiguo y el Nuevo Testamento, la tradición de la Iglesia, el progreso de la filosofía hasta nuestros días, teniendo en cuenta los trascendentales aportes del Concilio Vaticano II, con sus declaraciones: 1. Dios se revela en la realidad 2. Dios se revela en la historia y en el cultura, sin impedirle al hombre ser hombre libre y autónomo. 3. Debe defenderse la justa autonomía del orden creado. Dios no impide al universo ser universo evolutivo. 4. La fe no es una aceptación ciega de verdades sino la entrega de la persona a alguien a quien amamos. *¿Cómo responder a la pregunta sobre Dios? ¿Cómo tomar en serio la teoría de la evolución, y cómo desenmascarar sus pretensiones desmedidas si se convierte en ideología, violando sus propias fronteras? ¿Existe un camino intermedio entre una hostilidad fundamentalista y una aceptación carente de crítica? Estamos en una encrucijada entre el fundamentalismo y el secularismo. Es una tragedia que la cristiandad haya generado la hostilidad de la ciencia contra la Iglesia y la fe. Leen la Biblia como si revelara cosas de ciencia, y leen los enunciados religiosos como si se tratara de informaciones ontológicas. ¿Cómo podemos interpretar la dogmática sobre Dios creador del universo al principio de los tiempos, las leyes naturales y el derecho natural, el kerigma de salvación, la inmortalidad del alma y los valores eternos? Si ponemos en tela de juicio la imagen de Dios relojero elaborada en Occidente, ¿no naufraga nuestra cultura y religión, y nos hundimos todos en un dédalo de incertidumbres? ¿Hizo Dios al hombre, terminado y listo en el paraíso, como hemos creído desde hace tres mil años, según las imágenes fascinantes de Miguel Ángel o de Pedro Wenzel, que pintan a Dios que crea al hombre a su imagen y semejanza, o a Adán y Eva en el paraíso, o hay otra manera posible de entender la creación del hombre por Dios? ¿La columna vertebral de la cristiandad, la filosofía metafísica perenne, creación de la inteligencia humana en su máximo desarrollo, es realidad científica y confiable o debe ser descartada? ¿Miramos hacia el pasado, al paraíso perdido, o al futuro, al reino de Dios escatológico como paraíso conquistado?

Las preguntas anteriores se pueden convertir en una pregunta que nos acosa sobre la orientación general de nuestra mente: ¿Dónde buscamos nuestra perfección?, ¿hacia el punto de partida en las manos creadoras de Dios, o hacia el punto de llegada, al pasado o al futuro, río arriba o río abajo? ¿Nos dejamos arrollar por el remolino del eterno retorno a la edad de oro, o enrumbamos la nave hacia el futuro desconocido y no explorado y siempre nuevo? ¿Dónde buscamos nuestros modelos idolatrados y las imágenes paradigmáticas y arquetípicas?, ¿en el origen o en el fin? Comparemos estas preguntas con las cuatro preguntas de Kant: ¿Qué puedo saber, qué debo hacer, qué me cabe esperar?, que se resumen en la cuarta: ¿Qué es el hombre? *¿Quiénes son los responsables de la respuesta? La mesa redonda de la internet. Nuestro tema no es para discutirlo sólo en los dicasterios del Vaticano. «Vox populi, vox Dei.» Todo el pueblo científico de todas las naciones de la tierra nos invita a recorrer, a través de microscopios y telescopios, el ascenso del hombre. El devenir del hombre y la mujer es cuestión científica que exige métodos científicos; y la ciencia ya no es conocimiento cierto por las causas: “cognitio certa per causas”, de arriba para abajo, sino observación por medio de los sentidos y por los instrumentos de la tecnología. La ciencia es de lo observable. Nuestros niños y jóvenes se sumergen en el nuevo mundo de la ciencia evolucionística. Se impone el recurso a las ciencias exactas que brindan los hechos y los datos, y a las ciencias hermenéuticas y filosóficas que ofrecen los principios de interpretación que la mente humana ha comprobado. El presente es fruto del pasado, y el futuro se construye con la mirada atenta al espejo retrovisor de lo ya sucedido. Nuestra incertidumbre no se resuelve leyendo la Biblia, porque tenemos la convicción de que los textos bíblicos (Gn 1-11) no pueden decirnos nada válido sobre el proceso de creación del hombre, que aquí llamamos hominización. Sólo nos transmiten el cambio de sociedad del neolítico, y la acción de Dios aceptada en la fe bíblica y cristiana. *La ciencia y la fe Todas las preguntas anteriores versan, en otras palabras, sobre las relaciones entre la ciencia y la fe. Nuestras preguntas sobre el origen del hombre se dirigen ahora a la ciencia. Los científicos y los cristianos conviven en paz si se desconocen mutuamente. Si los cristianos adoptan como criterio una lectura orante de la Biblia como palabra de Dios para conducirnos a la salvación en un mundo intermedio, y los científicos acogen la fe pero una fe de carbonero, desconectada de la realidad y de toda crítica, la fe católica y la ciencia pueden vivir sin conflicto. Con el modo de entender la revelación bíblica y con la teología o catequesis tradicionales hay un abismo entre la ciencia y la fe bíblica, como lo hubo entre la fe y la vida. Lo que importa es el mundo intermedio. Lo prueban los cinco siglos de conflicto entre la cristiandad y la modernidad, que tuvo momentos difíciles todavía 9

en la primera mitad del siglo XX, con la llamada crisis modernista, en tiempo de Pío X y sus sucesores. El científico analiza los datos y lo que sucede, los átomos y sus relaciones, las células y sus reacciones, y las neuronas y sus sinapsis, y encuentra en el mundo las causas que explican todos los efectos. El cosmos con su actividad propia a lo largo de los catorce mil millones de años excluye la actividad de un Dios personal todopoderoso que interviene como quiere en este mundo, que le pertenece como a mí me pertenece mi automóvil. «No se cae la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios», decían nuestros abuelos con fe profunda. ¿Qué sucede cuando los cristianos, con su fe, se internan en el campo de los otros, con su tecnología? ¿Cómo pueden relacionarse la fe inteligente y seria con la ciencia autónoma? ¿Cómo puede un científico ser hombre de fe, o un hombre religioso de la Iglesia ser un científico? *Las respuestas En primer lugar explicamos un método que nos lleve a dar el paso de la antigua habitación a la nueva del tercer milenio. 1. Panorama, Dos mundos y el mundo intermedio Se ha escrito mucho sobre las relaciones de Dios con este mundo, pero nosotros no pretendemos investigar a fondo algunos temas sino mostrar un hilo conductor de pensamiento que nos ayude a dar el salto, en Cristo y su Iglesia, desde la Edad Media hasta el momento actual, y a captar mejor el proyecto de Jesús para el tercer milenio. Para entendernos en temas tan complejos elaboremos una imagen. Imaginemos tres mundos o niveles de realidad. 1. El primer nivel es la realidad de nuestro espacio-tiempo y del universo en su existencia concreta, y de la acción libre de los hombres en la historia. (“Res, opera, gesta”: latín: cosas, obras, acontecimientos) 2

2. Mundo intermedio. El segundo nivel es la realidad de Dios y del mundo divino, creación de la cultura. 3. DIOS que de verdad existe 1. El mundo del espacio-tiempo, universo, historia, YO-NOSOTROS Estos dos mundos: yo-Dios, lo mío-lo divino, el universo nuestro-el cielo divino, son absolutamente reales e incuestionables, para nuestros sentidos, que no se engañan, o para nuestro corazón que está seguro del tu divino. No nos preguntamos si existen o no, porque están ante nuestros ojos, del cuerpo y del corazón. Pero la humanidad siempre ha creado un mundo intermedio que se ha llamado cultura-religión y quiere representar a Dios ante nuestros sentidos porque quiere

creer de verdad lo que cree. Por ejemplo, el universo simbólico del mito, de los hombres y de los dioses y del logos, en el primer siglo axial de la historia. La cristiandad elaboró también, con paciencia benedictina y maternal solicitud, un mundo intermedio para acoger en su seno salutífero a los fieles. Y se esforzó por explicar a todos los hombres de todas las culturas el contenido de la fe cristiana por medio de este mundo intermedio 3. El tercer nivel: mundo sobrenatural El nivel intermedio no es nuestra realidad ni la de Dios, pero es una realidad creada por el hombre para dialogar entre sí. Es un mundo real y artificial, gratuito y convencional, pero indispensable para entendernos entre los seres humanos.. En el nivel intermedio hablamos los humanos entre nosotros y hablamos con Dios. En el nivel intermedio proyectamos nuestra realidad que es el primer nivel y la realidad de Dios que es el segundo nivel. Y ahí se encuentra Dios salvador con nosotros. El intermedio es el nivel del lenguaje, de la cultura, de la religión, del mito o de la metafísica. Este nivel intermedio es el de la palabra de Dios en la Vulgata latina, la Escritura sagrada, el mundo de lo sagrado, la revelación de Dios y la acción sobrenatural de la gracia. En este nivel acontece el encuentro de Dios con el hombre, sobre todo a través de los sacramentos y de la sagrada liturgia, y, en buena parte, en la teología ascética y mística. Se dogmatiza así: nos encontramos con Dios a través de la “lectio divina” y de los sacramentos. El primer nivel, de la realidad nuestra, no es apto para revelar a Dios porque está inficionado por el pecado, o porque es materia y Dios es Espíritu. Y el segundo nivel no es accesible directamente porque Dios es trascendente y todo panteísmo es nefando. Ni podemos entrar en el cielo ni podemos identificar con Dios los seres de este mundo. Se necesita el mundo intermedio, sobrenatural. La cristiandad afirma que nuestro encuentro con Dios y nuestro diálogo con Él se realiza en el ámbito del nivel intermedio, en el mundo de la palabra, de lo sobrenatural y de lo sagrado, unidos ambos a la metafísica y teología. El nivel intermedio es la obra maestra del hombre y la mujer. Es tal la autosuficiencia del creador del nivel intermedio que proclamó que allí estaba no la representación inadecuada sino la misma realidad. Ahí, en el nivel intermedio, está la verdad definida y formulada y dogmáticamente eternizada. Y ese nivel intermedio se llegó a convertir en objeto de la misma fe, y se proclamó: Dios mismo ha creado este nivel intermedio, por la acción sobrenatural. Se llamó tradición y quiso definirse como dogma: La Tradición es la segunda fuente de la revelación. . 2. El mundo divino, trascendente, invisible. Dios que de verdad existe Este mundo es inaccesible porque desborda nuestras capacidades. El mundo intermedio, además de la metafísica, los universales, las esencias, de lo sobrenatural comprende también los sacramentos del encuentro don dios. Sacramento del encuentro con Dios

Como reconocemos estos tres mundos, vamos a estudiar el mundo real bajo nuestro dominio; luego, en lugar de crear un mundo intermedio, al aceptar a un hombre de los nuestros como Hijo de Dios y salvador nuestro, nos esforzaremos por llegar al Padre de Jesús a través de este mundo real del cual somos solidarios.

Notas 1. Se

comprueba una primera globalización de las culturas de la humanidad . Este encuentro de culturas puede llamarse siglo axial de la historia. Ver Vol. 12, pg. 138. 2

La metafísica como creación de un universo con leyes que se imponen a las ideas también creadas con pretensión de ser reales. 3

La fe cristiana confiesa que las almas son creadas directamente por Dios, hace muy poco decía la encíclica Humani géneris (1950) “Animas enim a Do inmediate creari catholica fides nos retinere iubet.” AAS 42 (1950, pág. 575 4

Esta visión de Dios se sintetiza en la expresión «Dios relojero»

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Dios está vinculado a nuestro mundo, incluso como si fuera el alma del mundo, pero el mundo no vincula o condiciona a Dios en sí. 6

Imaginamos nuestra habitación cuando solo había ángeles.

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Es el tema del lenguaje, y, con él, de la hermenéutica. Los significados de las palabras e imágenes cambian según la habitación pero contienen valores que son válidos en ambas habitaciones. 8

Jenófanes de Colofón, Fragmentos 502 [=21B 15] y 503[=21B 16] Los filósofos presocráticos, t.1 Madrid: Gredos, 1978, pp. 294-295 9

UNO LA ANTIGUA HABITACIÓN, DIOS Y EL MUNDO EN LA CULTURA DE LA CRISTIANDAD. EL MUNDO INTERMEDIO

EL MUNDO INTERMEDIO, SACRAMENTO DEL ENCUENTRO CON DIOS. DESCRIPCIÓN GENERAL DEL MUNDO INTERMEDIO. VEINTE PARADIGMAS DE LA CULTURA CONVENCIONAL. LA IGLESIA RECHAZA LA CREACIÓN DEL MUNDO INTERMEDIO GNÓSTICO.

PRIMERA PARTE EN EL MUNDO INTERMEDIO, EL SACRAMENTO DEL ENCUENTRO CON DIOS

1 Motivaciones de la cristiandad para crear el mundo intermedio como ámbito de salvación Cuando se definieron muchas culturas en el primer siglo axial de la historia, las religiones no sabían cómo funcionaba el mundo y lo imaginaban según convicciones de fe: Dios es creador de todo. Tenían los sentidos para percibir y dimensionar el mundo, y empezaron a suponer el principio, el proceso y el término, a imaginar el pasado y el futuro: el paraíso, el cielo y el infierno. Los teólogos de la cristiandad, los grandes padres de la Iglesia, piensan a Dios como el creador y la causa eficiente extrínseca de todo lo creado. Dios, desde fuera del mundo, hizo el mundo como un hombre hace sus obras útiles y artísticas. Ven el mundo como la obra del gran ingeniero, esa persona infinita que llamamos Dios. Esta comprensión del mundo y de Dios se llama teísmo, natural o sobrenatural. Y nosotros, hoy decimos: el mundo que vemos, que denominamos primer mundo, salió de las manos de Dios; pero, tanto la Biblia como los teólogos, por falta de instrumentos, no entendimos el obrar de Dios y lo imaginamos como un ingeniero o alfarero o relojero. Y nos creamos a Dios a nuestra imagen. Por otra parte, este mundo que vemos, arruinado por el pecado, no es el que salió de las manos de Dios, y, en con-secuencia, para encontrar a Dios no nos sirve y debemos salir de él. Este mundo no puede ser sacramento de la presencia de Dios para nosotros. San Agustín nos invita a encontrar a Dios a través de nuestros pensamientos e ideas que lleguen a identificarse con la ideas de Dios, cerrando los ojos. Por otra parte, Dios tuvo que haber hecho todo perfecto, al principio. Sin embargo, el mundo actual está lleno de imperfecciones, y la presencia del mal es universal, y por consiguiente no corresponde al mundo bueno creado por dios. Por ignorar el modo de la creación y por la fe en el pecado introducido por el maligno como mal y muerte en el mundo, este no puede ser sacramento de Dios ni lugar de cita para encontrarnos con Él. Se impone la creación de un mundo intermedio y virtual que responda a la verdad de Dios y sea ámbito de su palabra y de salvación. La cultura occidental y cristiana fue elaborando un mundo intermedio apropiado para entender a Dios, para entender su creación y el sentido del mundo para nuestra salvación. Entremos confiados en este mundo intermedio y familiaricémonos con las conversaciones que ahí se han tenido en estos últimos quince siglos. *Dios desde el cielo interviene en el mundo

Dios, autor de todo y causa primera, está fuera del mundo, en los cielos, y sigue interviniendo en el mundo al conservarlo. Nosotros, cuando creamos una cosa, descansamos pues no falta sino darle el mantenimiento y atender a las reparaciones. Para Dios conservar es tan difícil como crear. Después de la degradación del mundo por el pecado, Dios interviene para redimirlo del pecado y es creador y redentor. Interviene de modo especial en la historia del pueblo de la Biblia; interviene de modo espectacular en la encarnación del Verbo: nacimiento de una virgen, los milagros, la muerte y resurrección; interviene estableciendo leyes naturales, e interviene con prodigios para hacerse sentir, y responder a las oraciones. 1

La cristiandad mantiene con celo la trascendencia como la condición de Dios totalmente otro; nosotros somos celosos también de su total inmanencia. *La metafísica distingue entre el mundo ideal de las esencias y las existencias Nuestros hermanos mayores de la cristiandad sabían muy bien que la realidad, como universo e historia de libertad, fue creada por Dios al comienzo y constituye el orden de la naturaleza. Pero también estaban convencidos de que para proceder a crear y conservar, Dios concibe unas ideas, esencias o verdades, que Él mismo puede comunicar al hombre según su voluntad. La metafísica distingue entre la esencia y la existencia de las cosas. Las esencias son eternas y están en Dios, pero la existencia de cada cosa puede no corresponder a la esencia querida por Dios, como se prueba por la presencia del mal y del pecado. Y la experiencia nos muestra que muchas cosas no corresponden a lo que Dios quiso al concebir las esencias. Por ejemplo, todo salió perfecto de las manos de Dios porque es bueno, pero los conflictos y atrocidades no pudieron salir de sus manos. Con las esencias definidas en la metafísica y el designio original de Dios expresado en su palabra divina, se puede elaborar un mundo ideal de acuerdo con la mente divina. *La palabra en los hombres y en Dios Este nivel intermedio se funda en un presupuesto básico: Dios tiene un “s”, (eso logos), palabra interior en la mente, y “”, (exo logos), palabra elaborada, definida y pronunciada; tiene el concepto y luego la palabra para enunciarlo y formular la verdad de la cosa. Y luego, a la manera de los hombres, crea las cosas, y de ahí la cultura, las lenguas, los ritos y las realidades sagradas. Para encontrarse con Dios es necesario emigrar al mundo de las esencias eternas donde está Dios, causa primera y ser necesario, por el camino de la meditación y de la contemplación de las verdades eternas. Ahí se da también lo sagrado que garantiza el encuentro con Dios, Padre y juez eterno. La cristiandad, como madre, quería ofrecer a sus hijos el ámbito de las verdades eternas y el ambiente divino o sagrado de la gracia, los sacramentos y las 2

celebraciones en un mundo intermedio, al cual están invitados todos los fieles cristianos y todos los hombres. *Un mundo lleno de maldad. El bien viene de Dios directamente; el mal viene del hombre. Ya el Segundo Isaías dijo que las tinieblas no son creadas por otro dios sino que Dios ha creado la luz y las tinieblas. Por eso el mal no viene de Dios sino del hombre. La metafísica exige que todas las esencias sean perfectas en su propia naturaleza, pues Dios no puede concebir sino lo perfecto en su orden. Y perfectas debieron salir de las manos de Dios cuando les dio la existencia. En esta visión, lo perfecto está al comienzo cuando salió de las manos de Dios; luego viene el proceso de deterioro. Se entiende que el deterioro es el mal. “Bonum ex integra causa, malum ex quocunque defectu, «Lo bueno es lo perfecto del todo, lo malo es cualquier deficiencia de bien», aprendimos en la edad Media. Dios bueno lo tuvo que hacer todo bien. Veamos una aplicación de esta tesis. Ya a finales del siglo II san Ireneo habla de la virgen Eva, mujer ideal querida por Dios. La mujer fue creada por Dios; y la creó virgen. De modo que la mujer perfecta es la virgen Eva, de que hablan los santos padres. María, comienzo de una nueva creación de Dios por la gracia, es virgen, como retorno al diseño original de la mujer perfecta. *El mal en un mundo estático debe hacerse razonable Se necesitó el máximo ingenio de los mejores cristianos, y sobre todo de san Agustín, para hacer razonable e inteligible la presencia del mal en el mundo. Lactancio dice que Dios creó un Espíritu como Él, y es el Hijo. Y creó otro espíritu igual, pero este tuvo envidia del primero, y se convirtió en Diablo. Estos dos espíritus se han de considerar como el origen del bien y del mal. El Maniqueísmo, fundado por Mani (226-276), sigue a Zoroastro en el antagonismo insalvable entre luz y tinieblas, bien y mal. La luz es Dios, las tinieblas son Satán. En un ataque del imperio de las tinieblas, elementos de la luz fueron raptados y mezclados con las tinieblas. Eso es Adán tinieblas, chispa divina mezclada con elementos de las tinieblas. En el hombre se encuentran los dos principios que son un alma corpórea y un alma lumínica. El mal que hay en el hombre es efecto de la lucha entre las dos almas. La redención del hombre es la liberación paulatina de las partículas de la luz, de esta mezcla de elementos. Pero esto solo lo consiguen los elegidos. En la catequesis de san Ambrosio, que copiaremos más adelante, podemos volver a comprobar cómo las ideas gnósticas iban de la mano con las ideas ortodoxas procedentes de Platón. *San Agustín y el pecado original San Agustín, que fue maniqueo durante diez años, toma de la Biblia que Dios lo creó todo de la nada, y por eso para él los seres que existen son buenos. Por 3

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consiguiente, no admitió los dos principios, pero todas las cosas son inconsistentes, variables, casuales. Como todo ser es bueno, el mal es falta de Bien: «Privatio Boni», privación del bien. En esto sigue a Plotino, pero dice que todo es creado por Dios, y por consiguiente, la materia es buena. Para Plotino el mal se mide por la distancia respecto del ser supremo, y como la materia es la más distante, es mala en grado máximo. El mal fue introducido en el mundo por el pecado original. Pero como nadie da lo que no tiene, el hombre bueno, para pecar, necesitó la intervención de un ser malo que lo hizo pecar, el Diablo. San Agustín, con su genial pensamiento, evitó el dualismo de los maniqueos: un Dios bueno y otro enemigo, el diablo, creador del mal. Dios creó a Adán en estado de felicidad. Adán no era incapaz de pecar («Non posse peccare»), sino capaz de no pecar («Posse non peccare»). Dios le dio la inclinación innata al bien. La única debilidad del hombre era su condición de criatura, y estaba expuesto a los cambios. Pero Adán, por su propia responsabilidad, se separó de Dios por querer ser independiente y ser él mismo. La causa de todos los males no es otro dios sino el hombre que cometió el pecado desobedeciendo. Desde este pecado, el hombre se vuelve hacia el mal: el «posse non peccare» se convirtió en «non posse non peccare». El hombre es así responsable de todos los males que padece. Todos pecaron en Adán: “en el cual todos pecaron” (Rm 5, 12). Dios tiene que ser justo. Todos los males como enfermedad, pobreza, dolor, angustia, debilidad de la voluntad y corrupción de costumbres, y muerte son consecuencia del pecado, pero sobre todo, los deseos del apetito sexual, la concupiscencia. Todos los hombres son una «masa pecadora, masa de corrupción, masa de condenación, masa de la muerte y de la ira». Ni siquiera los niños se excluyen. Los hombres son «civitas diáboli», junto con los ángeles caídos. Dios solo sal va a los que quiere salvar. Se destaca la grandeza y la voluntad absoluta de Dios y para ello se exalta la bajeza del hombre. Y hasta nuestros días seguimos cantando este resumen popular: Por la envidia del diablo, entró el pecado al mundo y por el pecado la muerte. *La escolástica San Anselmo de Canterbury (1033-1109), el padre de la escolástica de la Edad Media, considera que el mal es la privación del bien debido, la deficiencia del orden establecido. Un pájaro sin alas es malo, un hombre sin alas, no. Santo Tomás dice que bondad o maldad moral de una acción humana están determinadas por su objeto y por la intención con que se realiza. No es indispensable acudir al pecado de los ángeles para explicar el pecado del hombre, según santo Tomás, aunque cuenta con el pecado de los ángeles como algo normal y aceptado por todos. Unos ángeles, enseguida de la creación, se rebelaron

por el deseo del ser iguales a Dios. El caudillo fue el Diablo, y los ángeles que lo siguieron se convirtieron en demonios. En la cristiandad se desató una fe arrolladora en el diablo y en sus ángeles, que invadió toda la Iglesia a lo largo de siglos. Lutero es vocero de esta fe popular: “Todo el mundo está poseído por Satán” El mal y el diablo son una misma cosa, para la teología católica y reformada. Decía Lutero: “Compruebo que todo el mundo está poseído por Satán”. Por eso atribuye al diablo todos los pecados, aunque con menos fuerza los pecados de debilidad. El mismo vio al diablo en persona y le tiró un tintero a la cabeza. El Catecismo Romano, formulación oficial de la fe católica a partir del Concilio de Trento, dice: «El oficio propio del Diablo es tentar para el mal». El catecismo de San Pedro Canisio, que marcó toda Europa, dice que todos los pecados son las ataduras con las que Satán tiene ligados a los hombres, y los precipita ahora a toda clase de maldades, y después, de modo más infeliz, al abismo del infierno. Suárez, doctor “eximio”, el más grande teólogo jesuíta, y toda la tradición, asocia todo pecado con Satán. El pecado y el Maligno son lo mismo. Esta es la fe del pueblo católico y protestante casi hasta nuestro tiempo. La conclusión es que en este mundo real yo no tengo la experiencia de Dios, por dos razones: Primera, porque la naturaleza está corrompida por el pecado; segunda, en la mentalidad griega, maniquea y dualística, porque la materia está lejos de Dios espiritual como mala y creada por un principio malo. Solo el alma espiritual es compatible con Dios. Por las potencias del alma vamos a Dios en la oración. Y en tercer lugar porque Dios lo hizo todo bueno, y ahora vemos el mal diseminado por doquier. No es fácil decidir cuál de estos tres principios ha sido más poderoso al tomar las decisiones históricas, pero lo que sí parece claro es que por ahí hay que buscar las razones del rechazo de la cristiandad a la ciencia y la incompatibilidad de Dios con el mundo. LA VIDA SOBRENATURAL, INTRODUCIDA EN EL MUNDO POR EL DIOS HECHO HOMBRE El mundo sobrenatural de la gracia en Jesucristo es necesario porque el enemigo introdujo el pecado en el mundo creado por Dios, y ante este fracaso es Dios mismo, como salvador, el que crea un mundo de gracia, el mundo nuevo, que hemos denominado intermedio, donde está el lugar de cita salvadora de nosotros con Dios. *El dualismo entre materia y espíritu exige despojarnos de este mundo para entrar en el mundo espiritual y en la vida espiritual Las realidades del mundo están corrompidas y no corresponden a las ideas originales de Dios, y, en consecuencia, no podemos ni sentir ni experimentar a Dios en el mundo; por el contrario, debemos alejarnos y despojarnos al máximo del mundo para llegar a Dios.

Queda claro, primero, que nuestro encuentro con Dios está condicionado por el mundo y por nuestra comprensión del mismo, con el dualismo entre materia y espíritu; segundo, que la separación entre verdad y cosa, entre palabra y realidad, entre esencia y existencia, indispensable para poder construir la metafísica por abstracción, propia de la cultura grecolatina; tercero, el Demonio, Satanás o el Diablo está presente en la vida de cada ser humano incitándolo al mal. Es indispensable en este contexto la creación del mundo intermedio no sometido a los vaivenes del mundo real, y que pueda ser dominado por normas, leyes, determinaciones propias de los seres humanos y de los poseedores del poder. No es un mundo relativo y evolucionístico sino fijo y estable que no da lugar a ningún relativismo moderno. Esta visión se confirma con el dualismo entre materia y espíritu. Dios es espíritu y el mundo es materia, y, por eso, el mundo jamás podrá comprender a Dios. Es necesario emigrar a otro mundo, el de los espíritus, para encontrar la comunión con Dios. Solo una vida espiritual podrá permitirnos el acceso a Dios, y esta vida espiritual se experimenta en el mundo intermedio, al cual accedemos por métodos controlables, hasta llegar a la contemplación de Dios y de sus verdades.

SEGUNDA PARTE DESCRIPCIÓN GENERAL DEL MUNDO INTERMEDIO: ALGUNOS ELEMENTOS MÁS DESTACADOS

Entremos con recogida devoción en este mundo intermedio, que fue ámbito obligado y presupuesto dogmático hasta el Concilio Vaticano II, como templo de adoración de la cristiandad. Desde el Concilio de Nicea, con los padres griegos y latinos, los teólogos y pastores fueron diseñando y creando este universo simbólico. Ahora solo mencionamos ciertos rasgos para evocar ese universo cultural como seno materno, en el cual la Santa Madre Iglesia fue engendrando millones y millones de fieles cristianos en los últimos quince siglos. Sólo la palabra de Dios, escrita con las ideas originarias, revela la intención exacta de Dios. Los enemigos del hombre son el mundo, el demonio y la carne. *La palabra inspirada. Para crear este mundo nuevo e intermedio como orden sobrenatural de la gracia, Dios decide comunicarnos su palabra inspirada y escrita en la Sagrada Escritura, que corresponde sin contaminación a las intenciones divinas de salvación del mundo, desfigurado y arruinado por el pecado. Dios se nos entrega en dos tiempos: primer tiempo, el universo natural y sus capacidades, y, segundo, el orden sobrenatural de la gracia. La palabra de Dios inspirada y revelada es parte de esta segunda donación de Dios, que interviene en nuestro mundo para rehacer la primera creación dañada por el pecado. Si la primera creación ha sido desfigurada por el pecado, la verdad ya no está en lo natural, sino en el mundo sobrenatural, reino de la verdad. El principal efecto de la inspiración es la inerrancia. Y la palabra de Dios, inspirada, con la gracia sacramental de Cristo, comunica algo nuevo, que no solo rectifica lo antiguo sino que lo supera. Es un segundo don y gracia, regalo no debido a la naturaleza. Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia, lo no debido. Con todo, como ambos órdenes, el natural y el sobrenatural, son obra del mismo Dios, lo que se piensa de la creación condiciona la comprensión de la obra de la salvación. Aplicamos a lo sobrenatural las mismas leyes del mundo natural. La metafísica es la misma. Y como nadie da lo que no tiene, la lógica exige una nueva intervención de Dios para cada paso hacia la perfección en el proceso evolutivo y en la vida de gracia. Así como se necesita la intervención de un Dios creador para todos los pasos no incluidos en la creación anterior, así se necesita una nueva intervención de Dios salvador, del Hijo y del Espíritu Santo, para realizar la obra de la salvación. La intervención de Dios o del mundo sobrenatural en la naturaleza es una fuerza extrínseca y gratuita, no debida. La naturaleza, desfigurada por el pecado, y la humanidad como masa pecadora, no pueden ser revelación de Dios. En ella no experimentamos a Dios. Debemos pasar al mundo virtual intermedio. Sólo este nuevo mundo sobrenatural nos 7

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proporciona la experiencia de Dios. Para encontrarnos con Dios nos escapamos hacia lo sobrenatural. Y este mundo sobrenatural se vive en lo sagrado según las religiones y culturas pero, en la Iglesia, lo vivimos en la liturgia y en los sacramentos administrados por sacerdotes y en las celebraciones presididas por la sagrada jerarquía, que posee el poder de santificar («Potestas sanctificandi»). *Ayudas culturales para custodiar el mundo intermedio En la teología de la cristiandad la inspiración se concibió como fuerza divina para escribir. La palabra de Dios era una Escritura con sus formulaciones o sentencias y juicios. El idioma de este mundo era el latín, lengua del imperio romano, el texto oficial y cuasi inspirado era la Vulgata latina, subvalorando tanto los originales griegos y hebreos como las lenguas vulgares. Hasta se llegó a pensar que el griego de la Biblia era un griego especial solo utilizado para la revelación de Dios. *Lectio divina Una vez dentro de este mundo intermedio de la gracia y de la teología metafísica en la Iglesia que tiene poder de santificar, las personas que podían formarse en las escuelas latinas o griegas de los monasterios o de las catedrales se dedicaban a la «lectio divina», lectura divina. Entre los monjes se promovió como eje de la vida diaria junto a la eucaristía. El encuentro con Dios acontece en el oficio divino, en las celebraciones litúrgicas y en la lectura de la Palabra de Dios, pero su comprensión está acorde con el común sentir de los padres; y mediante la alegoría es fácil acomodar el sentido de los textos a las exigencias de ese mundo creado para alimentar como en un seno materno a los fieles. Es así mismo el mundo de la sacra teología. *La historia sagrada Todavía se encuentran los libros de historia sagrada donde se dice que es sagrada porque narra las cosas exactamente como sucedieron, con la garantía de la inspiración divina. Y todavía hoy, si usted pregunta en una librería por una historia de salvación, le muestran una historia de Israel. *Segunda fuente de revelación Es tal la perfección y maestría con la que se diseñó y se puso en marcha este mundo semidivino y semihumano a la vez, o mundo intermedio, que para la aprobación por el Concilio Vaticano II se preparó la tesis de las dos fuentes de revelación: Primera, la sagrada Escritura, y segunda, la Tradición. «De dúplici fonte revelationis» La teología de la cristiandad estableció la existencia de otra fuente de revelación divina, llamada Tradición, que contiene especiales doctrinas de la Iglesia formuladas a través de las edades. La Palabra de Dios, elaborada bajo la guía del Espíritu santo, por la Iglesia de la cristiandad o del orbe católico, constituye la otra fuente de revelación al lado de la Escritura. Por eso tenemos en la teología anterior al Vaticano II. Dos fuentes de revelación: la Sagrada Escritura y la 11

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Tradición. Y esta segunda fuente legitimaba ese que llamamos mundo intermedio como palabra de Dios para todos. En conclusión, mi experiencia de Dios no puede darse en mi contacto con el mundo y la historia de relaciones humanas sino en lo sobrenatural y sagrado del mundo intermedio. *Jesucristo, Dios salvador, centro de este mundo intermedio Para dar coherencia a este mundo intermedio era indispensable poner en el centro a Dios Salvador o Jesucristo como Dios. A toda niña con uso de razón que quería hacer la primera comunión en la cristiandad se le preguntaba ¿quién es Jesús? y ella sabía la respuesta, para toda la vida, «Jesús es Dios». Veamos el lenguaje normal de la cristiandad respecto de Jesús en san Alfonso, en la «Práctica del amor a Jesucristo:» «Toda la santidad y la perfección del alma consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien y nuestro redentor. La caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto. ¿Por ventura Dios no merece todo nuestro amor? El nos ha amado desde toda la eternidad...nos ha creado...» El eje de la vida de Jesús era su muerte en la cruz como Dios redentor y salvador. En la cruz triunfó Cristo como, con la cruz, Constantino se impuso a su contrincante. Este triunfo glorioso se entendió de dos maneras. En el primer milenio se representó la redención como el triunfo del pantocrátor sobre Satanás, y en el segundo milenio se entendió la redención sobre todo como la satisfacción de la víctima divina que con sus sufrimientos aplacó la ira de su divina majestad, desencadenada por nuestros pecados. El Pantocrátor, y los iconos del primer milenio, fue reemplazado por el crucifijo, donde Jesús es sacerdote, víctima y altar. 14

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*Los méritos La salvación o la gracia es algo indebido a la naturaleza, porque es de orden superior. Lo que salva es lo sobrenatural, en el mundo intermedio. Así, lo terreno queda desvalorizado. El sufrimiento redentor, que nos ayuda a vencer el mundo perverso, enemigo del alma, sirve para obtener los méritos de la vida eterna. *El mundo intermedio hecho realidad en la Iglesia. Este universo teológico, metafísico, litúrgico, espiritual y sacramento del encuentro con Dios, se concretó en una organización jerárquica y sagrada que entusiasmaba a todos y los comprometía. La Iglesia representa este mundo divino y fuera de ella no hay salvación. El ideal era integrar a toda la humanidad en la cristiandad, lo cual se intentó mediante la misiones. *Los sacramentos de Dios Este mundo sobrenatural se vive en lo sagrado según las culturas, y, en la Iglesia, lo vivimos en la liturgia y en los sacramentos, administrados por la sagrada jerarquía, que posee el poder de santificar («Potestas sanctificandi»). Dios se revela

de verdad por el orden sobrenatural y por la inspiración divina escrituraria que se encuentra en las Sagradas Escrituras. Los méritos infinitos de Cristo en la cruz, capaces de salvar a mil mundos que hubiera, los administra la Iglesia jerárquica, el clero, a través de los sacramentos, siete fuentes del agua viva de la gracia, a donde se acercan a beber las almas como ciervas sedientas, pero pasivas receptoras. *La Eucaristía Cristo no está en el mundo porque todos confesaban que subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre, y que en el mundo solo estaba presente en cada hostia consagrada, como decía el catecismo francés. Nuestro Astete decía: “Jesucristo está en el cielo y en el Santísimo sacramento del altar”. Por eso el centro del mundo intermedio es la presencia real de Jesucristo, Dios salvador, en el eucaristía. En esta lógica se entiende la devoción total de la cristiandad por el santísimo sacramento del altar, adorado en la Hostia consagrada. *Los lugares sagrados: templo, imágenes sagradas, ceremonias, procesiones, peregrinaciones Los templos son la expresión viva, fascinante y de sobrecogedora belleza religiosa, de este mundo intermedio. Usted entraba en una catedral romana o gótica o bizantina y se sentía físicamente transportado a ese mundo intermedio, con todas sus dimensiones y con sus protagonistas sagrados. Todos los fieles vivían en el templo un mundo creado por la presencia de Dios en el silencio de las multitudes, inundado por las oraciones latinas o griegas y el canto gregoriano. Ahí se siente a Dios en las ceremonias litúrgicas y sobre todo en la Eucaristía, como asistencia ferviente al santo sacrificio del altar, celebrado por el sacerdote, ministro de Cristo Redentor, “alter Christus”. Puesto que el sacrificio eucarístico era la inmolación de la víctima divina, por las palabras de la transubstanciación, pronunciadas por el sacerdote ordenado celebrante, se renovaba la obra de la redención. *La sagrada jerarquía y la sagrada liturgia Vinculada al templo y sus celebraciones, sobre todo a la Santa Misa, está la sagrada jerarquía constituida por sacerdotes. El mundo divino se hace presente en las sagradas celebraciones. El altar y el presbiterio es para el clero, las naves del templo para el pueblo fiel, a la derecha los hombres y a la izquierda las mujeres. El celebrante es un miembro del clero. Pero el clero obra en representación del todo el pueblo. Los Sínodos y los Concilios, que expresan la fe de la Iglesia, son obra exclusiva del clero. El pueblo se siente feliz dignamente representado por el clero. El fiel tiene obligación de oír misa antera todos los domingos y fiestas de guardar. Pero quien celebra es el sacerdote. *La virginidad y el celibato 16

El celibato es condición para integrar el clero. Porque la concupiscencia es característica del mundo caído por el pecado. Nuestro mundo intermedio, mundo divino, no debe admitir casados. Hay que separar lo sagrado de todo lo profano. Por otra parte, y por razones afines, la mujer es excluida del presbiterio y de toda representatividad jerárquica. *Las prácticas religiosas Con elementos de la cultura carolingia, se acabó de perfilar este mundo intermedio, con todas las muestras de sumisión feudal como el ponerse de rodillas, y multiplicar las bendiciones y los exorcismos. Lo natural se transformaba para introducirlo en el mundo intermedio mediante las bendiciones y los sacramentales. Nuestros fieles todavía están buscando bendiciones del sacerdote para darles un nuevo valor religioso a las cosas como imágenes, estatuas, libros, medallas, “detentes”, o las casas de los católicos. Con esta idea va unida la del miedo a demonios o duendes que todo lo atrapan, pero con la bendición o con el agua bendita se vencen. Aquí en Medellín me acaban de explicar que el agua se bendice porque representa el caos inicial que era el mundo antes de la intervención del Dios creador. *María reina y madre, triunfadora con Cristo, omnipotencia suplicante, con omnipresencia divina Los iconos marianos del primer milenio se difundieron por toda la cristiandad y fueron instrumentos de evangelización. María está siempre asociada a su Hijo Jesucristo en el triunfo de la cruz. Ella es proclamada como madre de Dios, y embellece de bondad este mundo intermedio, mientras nuestro mundo real es un valle de lágrimas y un destierro o un mar borrascoso que nos zarandea, y donde estamos gimiendo y llorando lejos de Jesús. Todavía hoy coros de sacerdotes proclaman a María “Madre del único Dios verdadero”. En el imaginario propio de este mundo intermedio descuella la imagen de María como madre de Dios. Ella es la presencia del amor y la bondad de Dios en este valle de lágrimas. Dios y su madre nos salvan. *El fin del hombre: Ser como Dios. Al entrar en este mundo intermedio se nota gran ambigüedad para formular el fin del hombre. Al parecer el fin del hombre en el mundo real o primer mundo es uno, pero una vez que entra en el nuevo mundo intermedio, el fin del hombre es solo ver y contemplar a Dios. Conocer, amar y servir a Dios (en el mundo intermedio,) y después, verle y gozarle en el cielo. *El derecho de juzgar Este nuevo mundo es el criterio de juicio no solo para la Iglesia sino para el mundo entero. El Concilio de Florencia (año 1452) condena al infierno a los cismáticos, herejes, infieles, judíos y a todos los que se resisten a entrar en la Iglesia santa. «Fuera de la Iglesia no hay salvación: Extra ecclesiam nulla salus.» *La vida espiritual

La vida en este mundo intermedio es la vida espiritual; por eso es necesario emigrar del mundo primero que es material, puesto que la materia se opone a lo espiritual. Solo el alma, espiritual como Dios, puede encontrarse con Dios. Salva tu alma, es la consigna cristiana. *El mundo, el demonio y la carne, los enemigos del hombre Por eso a la cristiandad le parece exacto decir que los enemigos del hombre son el mundo, el demonio y la carne. Nos educamos en el antagonismo e incompatibilidad del alma con el mundo material y sensible, con el Diablo y con la concupiscencia El demonio es el príncipe de este mundo, y la carne o concupiscencia es la fuente del pecado. Fuera de este mundo intermedio está el mundo real convertido en enemigo del hombre. El mundo intermedio virtual y salvífico se contrapone al mundo real nuestro con sus tres elementos esenciales: su condición evolutiva y cambiante, la presencia del demonio mezclado en nuestra vida cotidiana y la concupiscencia, eros, el veneno que siembra el pecado en el mundo. Y la carne se asocia con la mujer; y por eso la mujer que de verdad merece la entrada en este mundo intermedio es la mujer virgen, consagrada a Dios y a Cristo el divino esposo. *Veritatis splendor Este mundo intermedio se asumió como la verdad divina revelada. En este mundo intermedio reinan las verdades eternas. Todas las condiciones de la “fides et ratio”, de la revelación en la Escritura y en la Iglesia, y del testimonio de todos los santos y sabios de la Iglesia, dan la garantía definitiva de las verdades de la fe. Y en su esplendor debemos vivir. *La divinización: ideal griego asumido en este mundo intermedio de encuentro con Dios Los cristianos más brillantes, para acoger la fe y presentarla como aceptable, recurrieron a la reflexión elaborada en griego y latín. La teología de la cristiandad, cultura griega en matrimonio indisoluble con el Evangelio, unió el ideal de Cristo con el ideal griego que invita al hombre a ser como Dios y asemejarse a Dios, como en Grecia, y no según la India. Así se comprende la visión del hombre perfecto, recuperado de su caída. «Fuimos creados para conocer, amar y servir a Dios», que no se contamina. Cultivemos lo divino que hay en nosotros, para hacernos como Dios, puros, impasibles, sin movimientos desordenados, “nada te turbe, nada te espante, solo Dios basta”, “quien a Dios tiene, nada le falta”. “Deus meus et omnia, semper idem.” El objetivo de una vida perfecta es ser como Dios, según Plutarco. «Considera primero que Dios, como dice Platón, se ofrece a sí mismo a todos como modelo de suma excelencia, lo que vuelve la virtud humana que es de algún modo una asimilación a sí mismo, accesible a todos los que puedan seguir a Dios» 18 ¡Oh divino Platón!: “Divus Plato”. 17

Según el oráculo Delfino, el primer paso para ser como Dios es «Conocerse a sí mismo». «Gnoti seauton». La clave es el conocimiento, y la razón humana es el instrumento para aprovechar el conocimiento, y es el poder que compartimos con lo divino. *La conversión a Dios: la ética de las virtudes: fuerzas o energías. Aretología El camino hacia la semejanza divina solo es posible para aquel que se aparta de las sombras mortecinas en la pared de la cueva, para ponerse de cara a la luz, la idea del bien, que es la fuente de todo ser verdadero. Platón usó, para expresar este volverse del alma entera hacia Dios, vocablos griegos equivalentes a la palabra ciceroniana «conversio». Esta conversión implica la lucha contra algunos aspectos de uno mismo para obtener el premio que consiste en la virtud y la felicidad. «Una parte de uno es divina, verdadera y atraída por la excelencia y lo racional. La otra parte es irracional, y atraída por lo ficticio y lo irracional. Una parte atrae al yo hacia la unidad y el orden, o sea hacia Dios. Pero la segunda tiende al desorden.» El alma individual comparte esta naturaleza compuesta con el alma del universo, de la cual es una porción o copia. El mundo es movido no por un alma sino por dos almas. Una benefactora, y la otra lo contrario, que hacen cosas opuestas. Los estoicos y Plutarco coinciden en que la virtud se alcanza por la razón, venciendo las emociones. La persona sabia se caracteriza porque sus decisiones no son afectadas por las emociones. El estado ideal de la mente es la «apatheia», la impasibilidad. Gayo Musonio Rufo fue un gran maestro estoico que nació cuando Cristo murió, y figuró, en Roma, como moralista destacado, hasta el final del primer siglo. Tuvo como discípulos a dos eminentes moralistas, Dión Crisóstomo y Epicteto. Influyó profundamente en las dos generaciones posteriores de estoicos como Hierocles y Clemente de Alejandría, uno de los padres de la Iglesia. 20. Nótese que la palabra conversión se utilizó en la cristiandad para expresar la exigencia moral de la fe cristiana. En nuestro lenguaje cristiano, ya desde san Agustín, estamos tratando de expresar nuestra incorporación a la comunidad cristiana por la amistad en Cristo, mediante la palabra que indica conversión a Dios sumo bien, buscar a Dios, asimilarse a Dios. *Una ética de las virtudes: prudencia, justicia, fortaleza y templanza El filósofo debe aprender a vivir bien, de manera ética, según Musonio Rufo. Todos quieren ser felices; pero la felicidad o «eudaimonía» es el objetivo de una vida bien vivida 21. La filosofía es como una terapia que guía a ese fin. Pero ser felices no es lo mismo que sentirse felices. Felicidad y placer son dos cosas. La lucha de toda la vida es por el predominio de la razón. Y ser feliz en este sentido perdurable es ser como Dios. El hombre es la única copia terrenal o imagen «mimema», de Dios. Una persona virtuosa es como Dios y por tanto feliz. “No podemos imaginar nada ni siquiera en los dioses mejor que la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. El hombre así no puede ser subyugado por el 19

placer o la codicia. Es superior al deseo, la envidia, a los celos; es magnánimo, benéfico y amable, pues tal es nuestra concepción de Dios, así también el hombre es imagen suya, cuando vive en armonía con la naturaleza”. Pero no olvidemos, según el panteísmo estoico, que cuando Musonio Rufo dice “Dios” está indicando “naturaleza” (“Natura sive Deus”). La vida auténtica solo se logra si se vive en armonía con la naturaleza racional. La naturaleza, a lo divino, no son las pasiones sino la razón justa («orthos logos»), algo así como la estructura racional de nuestro mundo. Es la ley de la naturaleza. El yo humano es una copia de Dios porque la parte gobernante de Dios es el logos o razón. Por eso la raíz del mal está en la ignorancia y la falsa opinión, pero esta puede ser verificada por el pensamiento cuidadoso. La “sofrosine” o virtud excelente lleva a moderar todos los deseos, con el ascetismo, y conduce hasta aprender a desdeñar las privaciones. Pero para el estoico no existe el dualismo metafísico detrás del ascetismo. Para el estoico la mente y el cuerpo son materia. La mente o alma no sobrevive a la muerte. La muerte es un acontecimiento natural y por tanto no puede ser malo. El gran retórico Isócrates llamó a la muerte el último de los males, y Musonio comentó que no era un filósofo puesto que llamaba mal algo que era secuela natural. La doctrina de la autosuficiencia del sabio, o “autarjeia”, su desprecio por todo lo externo, hace que aparezca como un individualista radical. Como los cínicos, dividen a todos en dos categorías: los sabios y los necios. Como uno se puede ahogar si está en el fondo del estanque lo mismo que si está a pocas pulgadas debajo de la superficie del agua, así no se es sabio mientras la virtud no esté completa. Esta idealización del sabio va tan lejos que Séneca llegó a decir que como el fénix, un hombre bueno aparece solo cada quinientos años. La vida es una lucha para llegar a esta virtud y sabiduría. La tarea del sabio es ser como Dios. *Desprendimiento para asemejarse a Dios. No pasemos adelante sin una referencia a los cínicos. “La práctica cínica consiste en necesitar solo unas pocas cosas, ya que esto es lo más semejante a Dios.” (Crates 11) “Acostúmbrense a lavar con agua fría, a beber solo agua, a comer solo aquello que hayan ganado con el trabajo, a usar vestimenta ordinaria, y habitúense a dormir en el suelo.” (Crates 18) Renunciar a las posesiones es el principio de la sabiduría. El modelo era Crates que cedió todas sus posesiones a su ciudad natal, Tebas y, de pie en la asamblea pública (ekklesía), anunció: «Crates, hijo de Crates, deja a Crates en libertad» ((Diógenes 9) La libertad era el santo y seña de los cínicos, y eso significa autosuficiencia “autarjeia.” Pero a este ideal no se llega sin la liberación de la falsa opinión. Lo único necesario es vivir de acuerdo con la naturaleza, pero la naturaleza ha sido desterrada por el convencionalismo o apariencia (“doxa”) (Diógenes 6). 22

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Los cristianos, como es natural, se sintieron asombrados por esta vida sometida a la razón y a la ley natural, y la asumieron como ideal ético comprendido dentro de la fe cristiana. Pero no cayeron en la cuenta de la necesidad de discernir entre ser imagen de Dios y ser como Dios, y se dejaron engañar por su propia serpiente, como Eva y Adán. Retengamos que ser como Dios es un ideal romano, pero ser como Dios es una tentación diabólica, en la Escritura. Jesús fue obediente porque se contentó con ser un hombre, imagen de Dios, hasta la muerte, y no ambicionó el robo de ser como Dios. (Filipenses 2,6-11) La comunidad de amigos de Jesús interpretó muy bien cuando afirma que Jesús da la vida libremente, según su voluntad. Leamos este texto de san Ambrosio, que nos explica algunas claves maestras de la cristiandad: “Vemos que la muerte es una ganancia y la vida un sufrimiento. Por esto dice san Pablo: Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia. Cristo, a través de la muerte corporal, se nos convierte en espíritu de vida. Por tanto, muramos con Él, y viviremos con Él. En cierto modo debemos irnos acostumbrando y disponiendo a morir, por este esfuerzo cotidiano que consiste en ir separando el alma de las concupiscencias del cuerpo, que es como irla sacando fuera del mismo para colocarla en un lugar elevado, donde no puedan alcanzarla ni pegarse a ella los deseos terrenales, lo cual viene a ser como una imagen de la muerte, que nos evitará el castigo de la muerte. Porque la ley de la carne está en oposición a la ley del espíritu e induce a esta a la ley del error. ¿Qué remedio hay para esto? ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Gracias a Dios, por Jesucristo, Señor nuestro, me veré libre! Tenemos un médico, sigamos sus remedios. Nuestro remedio es la gracia de Cristo, y el cuerpo de muerte es nuestro propio cuerpo. Por lo tanto, emigremos del cuerpo, para no vivir lejos del Señor; aunque vivimos en el cuerpo, no sigamos las tendencias del cuerpo ni obremos en contra del orden natural, antes busquemos con preferencia los dones de la gracia. ¿Qué más diremos? Con la muerte de uno solo fue redimido el mundo. Cristo hubiese podido evitar la muerte si hubiese querido; mas no la rehuyó como algo inútil sino que la consideró como el mejor modo de salvarnos. Y así, su muerte es la vida de todos. Hemos recibido el signo sacramental de su muerte, anunciamos y proclamamos su muerte siempre que nos reunimos para ofrecer la eucaristía; su muerte es una victoria, su muerte es sacramento, su muerte es la máxima solemnidad anual que celebra el mundo. ¿Qué más podemos decir de su muerte, si el ejemplo de Cristo nos demuestra que ella sola consiguió la inmortalidad y se redimió a sí misma? Por esto no debemos deplorar la muerte, ya que es causa de salvación para todos; no debemos rehuirla puesto que el Hijo de Dios no la rehuyó ni tuvo en menos el sufrirla. Además la muerte no formaba parte de nuestra naturaleza, sino que se introdujo en ella; Dios no instituyó la muerte desde el principio, sino que nos la dio como un remedio. En efecto la vida del hombre, condenada por el pecado, a un duro trabajo

y a un sufrimiento intolerable, comenzó a ser digna de lástima: era necesario dar fin a estos males, de modo que la muerte restituyera lo que la vida había perdido. La inmortalidad, en efecto, es más una carga que un bien, si no entra en juego la gracia. Nuestro espíritu aspira a abandonar las sinuosidades de esta vida y los enredos del cuerpo terrenal y llegar a aquella asamblea celestial, a la que solo llegan los santos, para cantar a Dios aquella alabanza que, como nos dice la Escritura, le cantan al son de la cítara: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente...y para contemplar, Jesús, tu boda mística, cuando la esposa, en medio de la aclamación de todos, será transportada de la tierra al cielo -a tí acude todo mortal- libre ya de las ataduras de este mundo y unida al espíritu. Este deseo expresaba con especial vehemencia el salmista: una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor...” Conclusión: Dios no se experimenta ni se siente en este mundo real o primer mundo. Solo el mundo sobrenatural de la gracia de Cristo, expresada en la vida sacramental y sagrada de la Iglesia o en la palabra kerigmática y propia de Dios, nos permiten una auténtica experiencia de Dios, según la teología de la cristiandad o la protestante. Por eso la salvación tuvo que venir del cielo, del Hijo eterno de Dios que redime todo por la acción de la naturaleza divina en el sacrificio de la cruz. El Hijo eterno de Dios descendió a divinizarnos, como lo expresa, con su acostumbrada maestría, Santo Tomás: “El Hijo único de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, tomó nuestra naturaleza, a fin de que, hecho hombre, divinizase a los hombres. Además entregó por nuestra salvación, todo cuanto tomó de nosotros, porque, por nuestra reconciliación, ofreció, sobre el altar de la cruz, su cuerpo como víctima a Dios su Padre y derramó su sangre como precio de nuestra libertad.” Resplandecen aquí con perfecta coherencia las tesis de la divinización con la otra gran tesis sacrificial. No podemos experimentar a Dios o sentirlo, si no es divinizándonos, pero podemos definirlo y conocer sus atributos por la metafísica y por la palabra revelada en las Sagradas Escrituras. Para experimentar a Dios es necesario vencer a los enemigos, mundo, demonio y carne, y acceder al mundo divino. Concluimos diciendo que la existencia del mundo intermedio se prueba por argumentos de autoridad y de razón. Los de autoridad son: 1º Todos los romanos pontífices que, durante el siglo XX, denunciaron el gran problema de la distancia o abismo entre la fe y la vida. La vida de fe se vive en el mundo intermedio, muy distante del mundo real. 2º Los obispos y pastores de toda la Iglesia católica que decían lo mismo. 25

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3º Muchísimo pastor protestante que afirman lo mismo. Ellos configuran el mundo intermedio con la Palabra de Dios que es la Biblia. 4º De lo mismo se lamentan los dirigentes espirituales judíos y musulmanes. Otro argumento es el hecho que contemplamos: Los veinte mil templos y capillas en el Día del Señor todos somos un solo corazón y una sola alma, todos nos damos la paz como iguales, todos respiramos amor a Dios y a todo lo sagrado, fascinados en este universo simbólico. Pero cuando nos salimos de ese tiempo-espacio sagrado, de ese ambiente litúrgico sagrado, y entramos en el tiempo-espacio real de la física y de la historia, el espectáculo que damos los mismos protagonistas es de desigualdad total, con un sesenta por ciento de pobres, de violencia intrafamiliar, de despilfarros y derroches, de hambre, de abortos, de violencia fratricida, de intolerancia hasta entre los mismos agentes pastorales. Tienen razón los que hablan de un abismo entre los dos mundos, el primero y el intermedio, el de la vida y el de la fe. Esto ha sucedido desde hace quince siglos. Pero ahora la situación es peor, porque durante ese tiempo el mundo intermedio de lo sagrado, lo santo, lo virginal ejercía una fascinación irresistible para el hombre de la cultura antigua dependiente del primer siglo axial de la historia. En cambio, hoy, ese mundo provoca rechazo a veces vehemente. Como dicen algunos pastores protestantes: “Con la Biblia, como Escritura Sagrada, atrajimos multitudes a nuestros templos y lugares de culto y celebración, pero ahora, con la Biblia como Escritura Sagrada, interpretada a la manera antigua, fundamentalísticamente, estamos alejando a los fieles de nuestros templos.” En otras palabras: el mundo intermedio sagrado ejercía fascinación sobre todos los hombres; en cambio, hoy, ese mismo mundo intermedio provoca rechazo. Como vemos, es una manera sencilla de plantear todo el problema de la secularización. Llegamos a una mayor claridad si demostramos que la cristiandad necesitó crear el mundo intermedio salvífico desde el momento en que los padres de la Iglesia y todo el pueblo se convencieron de que el reino de Dios debía ponerse en el cielo. Ya que el reino escatológico puesto en marcha en la tierra por Jesús se traslada al cielo, se hace necesaria la creación de un mundo escatológico intermedio. En este mundo de las iglesias se mezclan el trigo y la cizaña, como enseñó san Agustín; cada uno responde ante Dios. *La pregunta sobre Dios Como en este mundo intermedio se da la verdad y el auténtico encuentro con Dios se diría que la pregunta sobre el segundo mundo o mundo divino queda resuelta. Pero al contrario, si nos damos cuenta de que este mundo intermedio tiene mucho de artificial y de creación de una determinada cultura, comprobamos que la pregunta sobre Dios se agudiza. Toda esta visión convencional, fruto de la experiencia y de la reflexión de la humanidad a través de milenios, nos conduce a una determinada definición de Dios que nos deja perplejos. No podemos avanzar más en la pregunta sobre Dios, pero mencionemos solo de paso la conclusión de una corriente de la modernidad, la de Ludwig Feuerbach

«Lo que se atribuye a Dios se le niega al hombre; y viceversa, lo que se da al hombre se le quita a Dios...Cuanto menos es Dios, tanto más es el hombre; cuanto menos es el hombre, tanto más es Dios. Si quieres, por lo tanto, tener a Dios, renuncia al hombre; y si quieres tener al hombre, renuncia a Dios; de lo contrario, no tienes ni al uno ni al otro». «La nada del hombre es el presupuesto de la esencialidad de Dios; afirmar a Dios significa negar al hombre; adorar a Dios significa despreciar al hombre; alabar a Dios significa injuriar al hombre. La gloria de Dios se apoya en la bajeza del hombre; la felicidad divina en la miseria humana; la sabiduría divina en la locura humana; el poder divino, en la debilidad humana.» 28 Henri de Lubac dice: «El teísta es un hombre que aun no ha tenido tiempo de hacerse ateo» 29 *Comienzo del desmonte del mundo intermedio por el Concilio Vaticano II Vislumbremos para el tercer milenio una mejor orientación en estas tres afirmaciones rotundas del Vaticano II. Primera: Dios al crear y conservar el mundo expresa un testimonio perenne de sí mismo. El mundo real, o primer mundo, es revelación o sacramento de Dios, sin presuponer un mundo sagrado intermedio. Segunda: Dios se revela en la historia de conciencia y libertad, y en los acontecimientos reales de los seres humanos, y no en una historia virtual del mundo intermedio. Tercera: Para hablar al hombre, Dios no usa un lenguaje divino o espiritual sino el lenguaje de los humanos, con sus géneros literarios, sus condicionamientos culturales y sus hermenéuticas. No hay una palabra divina propia del mundo intermedio virtual, como distinta u opuesta a los lenguajes normales de los seres humanos. No hay un conocimiento ni un lenguaje esotérico, ni a ello se refiere la usada palabra “misterio.”, que ha sido revelado en un hombre, Jesús el Mesías. 30

TERCERA PARTE VEINTE PARADIGMAS QUE SINTETIZAN LA MENTALIDAD TEOLÓGICA CONVENCIONAL

Solo para darle expresión pedagógica a la mentalidad convencional formulamos veinte paradigmas. 1. Dios crea, como los hombres fabricamos un automóvil, pero de la nada. Se entiende que Dios ha creado todo de manera inmediata por sí mismo, sin valerse de otras realidades, porque crea de la nada. «Creo en Dios Padre todopoderoso» 2. Dios, como el artista o el técnico, desde fuera, independientes de su obra, crea al varón y a la mujer, como individuos separados, pero terminados y listos, con cuerpos perfectos. La creación de la nada se aplica de modo especial a la creación de un varón y de una mujer como personas. 3. Dios omnipotente, con palabra eficaz, no necesitó tiempo. Dios hizo todo al comienzo, por una acción inmediata que llamamos palabra, y luego descansó. Atribuimos a Dios algo muy propio del hombre que es la palabra. Para el hombre vale: del dicho al hecho hay mucho trecho; para Dios no vale, su palabra es eficaz. 4. Dios, alguien extraño al mundo, que vive en el cielo, ubicó a los seres humanos en un espacio determinado. Una característica de la mentalidad hebrea es que cada cosa tiene su sitio y espacio. Esos sitios, espacios y condiciones deben respetarse. Cielo y tierra, mares, ríos, tierra seca, animales puros o impuros, lo santo y lo profano. 5. Dios, el totalmente otro, hizo al hombre con una substancia espiritual, alma, y otra material, cuerpo, e inteligente. Lo mejor del hombre es la inteligencia que Dios le dio y lo distingue de los animales, y cuya sede es el alma y sus potencias. 6. Dios, el ser necesario, hizo al hombre y a la mujer con el lenguaje evolucionado y maduro, capaz de conocer la naturaleza de todo, para poner los nombres y definir las esencias, que están en Dios. La confusión de las lenguas es un castigo de Dios. 7. Dios, el todopoderoso, hizo todo sin conflicto, pues todo le obedece y nada puede resistir a su palabra creadora. Primero dijo la palabra, expresión de la esencia o modelo arquetípico, y luego llegó la realidad hecha por Dios. El ideal perfecto, brotado de la acción inmediata de Dios, es la tranquilidad del orden, la paz. El conflicto, en cambio, y la lucha y la revolución son propias de la actividad humana pecaminosa, no de la divina. La paz es el ideal de Dios. En cambio los movimientos desordenados son fruto del pecado. 8. La muerte no puede proceder de Dios. Dios no ha hecho la muerte porque no hace el mal. Hizo al hombre inmortal, por el alma. Todo ser humano tiene un alma inmortal, creada inmediatamente por Dios. «Animas enim a Deo inmediate creari catholica fides nos retinere iubet» (Encíclica Humani generis AAS 42 (1950), p. 575.

9. Toda la creación acontece por vía de la Palabra, la inteligencia de las ideas y el poder, y la obediencia. Así como el hombre ha creado una palabra y una cultura, obra sin duda maestra de la inteligencia humana, se piensa que Dios también crea primero una palabra concebida en la mente. Como en el hombre, también en Dios se distingue el ámbito de las ideas, de las palabras y de las realidades: tres cosas distintas. 10 Dios se mostró al hombre y se le reveló, por iniciativa divina desde fuera del mundo. La idea de Dios es don del mismo Dios en la religión revelada. Se supone que hay una palabra de Dios independiente del mundo y que depende directamente de la inspiración divina. Se presuponía que en el cielo se usa una lengua con su diccionario divino. Comparemos esta idea en el islam. Las verdades reveladas son la expresión de la obra de Dios. En cambio las realidades no corresponden a la voluntad de Dios pues proceden muchas veces del pecado del hombre. Muchas cosas son así, no porque Dios lo quiso, sino porque el hombre pecó. 11. Todo empezó perfecto, porque salió de las manos de Dios, y Dios tiene que hacer todo perfecto. La meta está en el pasado en beatífica quietud. Sin movimientos desordenados. Dios es motor inmóvil. La criatura está sometida al movimiento, pasa de la potencia al acto. Aquí queda planteado todo el problema del mal en la filosofía y la teología de la cristiandad. Dios lo hace todo perfecto, y el hombre lo daña por el pecado. El mal es la carencia de lo bueno. 12. Las fallas, o el mal que debe atribuirse a otro agente distinto de Dios, se llaman pecado. Y como las fallas abundan a todos los niveles, en la naturaleza y en el hombre, el pecado debe colocarse en el origen mismo del hombre. El origen y la causa del pecado debe colocarse en el primer hombre y la primera mujer, y ese pecado debe estar en el origen de todo. La cadena de todos los males, todo lo imperfecto, se origina en el pecado original. 13. Pero el hombre, como obra perfecta de Dios, no pudo originar el pecado, y, en consecuencia, debe aceptarse otro ser, con gran poder, que originó el mal en el corazón de los seres humanos. Es el rival de Dios, el Diablo, criatura buena de Dios que cayó en el pecado y en la pena del infierno. El diablo es omnipresente en la cultura de la cristiandad en todas las dimensiones del mundo. 14. Todo debe definirse abstrayendo las esencias universales. Y solo con definiciones podemos avanzar en la teología, y así podemos incluso definir a Dios. Las esencias con su identidad son eternas; incluso es Dios mismo quien crea las almas. 15. No hay efecto sin causa suficiente o nadie da lo que no tiene. La naturaleza puede pasar de la potencia al acto, pero no puede exceder las fuerzas de la naturaleza («excedere vires naturae»). Para cada paso adelante Dios debe intervenir. Y el orden de la gracia es totalmente gratuito, pues excede el orden de la naturaleza. 16. El único que puede salvar al hombre pecador y caído y condenado es Dios. Sin embargo por la «potencia obediencial» el hombre tiene el deseo natural de ver a

Dios, y la visión beatífica es el objetivo o la salvación no solo del hombre sobrenatural sino también del hombre natural. Como consecuencia del pecado, el mal se ha enseñoreado del mundo y, en contraposición, Dios crea el mundo sobrenatural. Lo sobrenatural corresponde a la verdad de Dios o sea a su idea y a su palabra, sin la intervención del mal y del pecado. 17. Después del pecado se contrapone la libertad humana con la acción divina. Creador y criatura son concurrentes y la actividad divina se ejerce a costa de la libertad humana, como la libertad humana se ejerce a costa de la causalidad divina. 18. Como Dios es creador, es también salvador, y como actúa en la creación, causa externa, así actúa en la gracia. La causalidad divina sobre la creación es semejante a la causalidad del hombre en el mundo, y de la misma manera actúa en orden a la salvación en el mundo sobrenatural. 19. Todo el orden de la salvación: palabra inspirada, Jesucristo, Iglesia, sacramentos... son pura gracia de Dios indebida a la naturaleza humana. El hombre solo tiene la capacidad de pedir y recibir. La oración de petición es la gran posibilidad del ser humano de conseguir las intervenciones de Dios. La oración de petición es necesaria. 20. Dios debe haber creado un cielo para premiar con la plena felicidad a los buenos, y un infierno de llamas eternas para castigar con justicia al Diablo y a todos sus secuaces.

CUARTA PARTE LA IGLESIA RECHAZA LA CREACIÓN DEL MUNDO INTERMEDIO GNÓSTICO Partimos de tres comprobaciones. 1ª. Las culturas y religiones necesitan crear un mundo intermedio que de sentido religioso a la historia humana y asegure el encuentro con Dios. 2ª. Jesucristo quiso poner en marcha el reino de Dios en esta tierra y en esta historia nuestra de realidades objetivas y de opciones libres, y no creó un mundo intermedio, a no ser que se quiera llamar así el mundo escatológico compuesto por persona reales en la eclesía de los santos de carne y hueso. El verdadero mundo nuevo creado por Jesús es el ámbito de relaciones interpersonales en la eclesía. 3ª El cristianismo como sociedad universal o Iglesia católica, constituida por todos los bautizados, necesita el mundo intermedio como mediación necesaria o etapa imprescindible en el proceso hacia la madurez en Cristo. Este mundo intermedio que vivimos en la Iglesia es tan necesario como la historia de Israel y el Antiguo Testamento. La Iglesia está llamada, como religión, a satisfacer, mediante un mundo intermedio, las necesidades religiosas de sus adeptos, y a orientarlos en ese crecimiento, para llegar a la vivencia del evangelio en Jesús Mesías. Jesús desde la autonomía del hombre nos ofrece el reino de Dios en el amor mutuo de personas reales sin necesidad de un mundo intermedio. Pero la tendencia a crear el mundo intermedio permanece como elemento normal del ser humano que se hace en la cultura. Esta tercera comprobación puede formularse también así: Los textos del Nuevo Testamento pueden interpretarse de dos maneras: De modo ortodoxo católico según las intenciones de Cristo, o pueden utilizarse para crear un mundo intermedio. Ahora queremos dar un ejemplo de esta doble posibilidad de interpretación de los textos cristianos, ya en el siglo segundo, con la creación por los cristianos del sistema gnóstico. Esta tendencia a crear un mundo intermedio del misterio se renueva siempre, pero la Iglesia debe luchar para no dejarse envolver y arroyar por ella. La clave del triunfo de la Iglesia de Jesús sobre el gnosticismo es el retorno a lo esencial de la fe: un solo Dios, y un hombre en la historia humana como revelación de Dios, el Hijo de Dios. *El gnosticismo Ya en el siglo segundo tenemos, en el gnosticismo, un intento exitoso de crear un mundo intermedio salvífico, al cual se accedía mediante el conocimiento. (En griego: “Gnosis”). Fue un movimiento dentro del cristianismo como manera peculiar de comprender el mensaje bíblico y el Nuevo Testamento. Las fuentes fueron cristianas, más aún las columnas de la fe cristiana, san Pablo y san Juan, fueron maestros de los gnósticos. Muchos cristianos, y hombres de la talla de 32

Marción o de Valentín se dejaron fascinar por esa visión gnóstica. Para Marción 31 Pablo fue el único que comprendió bien a Cristo y fue el mejor maestro del marcionismo y del gnosticismo, y el evangelio de Juan fue más comentado entre los gnósticos que entre los ortodoxos católicos. Los textos neotestamentarios se prestan para una interpretación gnóstica o para una católica. Para la vida de la Iglesia hoy es muy aleccionador estudiar cómo se creó un mundo intermedio fascinante para muchísimos cristianos de los siglos segundos y siguientes. Empecemos este estudio con algunos datos básicos. *Nuevo Testamento distinto del Antiguo Testamento “La gnosis es una forma de conocimiento religioso que tiene por objeto la verdadera realidad espiritual del hombre, dada a conocer por un revelador y salvador y garantizada por la propia tradición esotérica. La gnosis es capaz por sí misma de salvar a quien la posee. Por lo general la didascalia o instrucción gnóstica, con la que el adepto es iniciado, se basa en el relato mítico que se propone responder a las preguntas existenciales típicas del gnóstico”. 33 Según los gnósticos, los judíos y los apóstoles, que también eran judíos, eran psíquicos y no espirituales y recibieron el anuncio del Dios del Antiguo Testamento. En cambio a los espirituales, Jesús les reveló a su Padre, que es enteramente desconocido por los apóstoles. Por eso los apóstoles siguieron predicando al Dios judío. En cambio los espirituales recibieron la gnosis de la verdad completa, y Pablo es quien tiene toda la verdad para los espirituales. Las Palabras de Jesús y de los profetas han sido inspiradas, unas por el salvador (con enseñanzas de orden superior), otras por Ajamot (sus doctrinas son intermedias), y las terceras por el Demiurgo, que ignora el pléroma, y sus enseñanzas son de orden muy bajo, que no salvan. *El pléroma Hay muchos seres divinos llamados Eones, pero el único Dios es el Padre, desconocido para los demás eones (“agnostos Theos”) y para los seres humanos, excepto para el Unigénito. Los demás Eones desean verlo, pero no pueden por su inmensa grandeza, del que todo se origina y que se llama Protoprincipio (“Proarjé”). También se denomina Abismo (“Bytros”) insondable. Todos los eones provienen de él y del elemento femenino que le está unido, el Pensamiento (“Ennoia”) llamado también Silencio. (“Ennoia y Sigé”, silencio, en griego son femeninos). De esta primera pareja, (“syzygia”), unida en matrimonio, procede la segunda: el Unigénito (llamado también “Nous”: mente, intelecto) y la verdad (“aletheia”). Esta pareja a su vez emitió la tercera , el “Verbo, logos”, y la vida “Zoé”, las cuales al unirse engendraron al hombre (“Anthropos”) y la “ekklesía”. Estos ocho eones conforman la ogdoada superior o conjunto de los ocho supremos. El Verbo y la vida, «logos-Zoé,» produjeron además los diez eones intermedios, la Década o número perfecto; y el hombre y la Iglesia los doce más bajos, la Docena cuyos signos son los signos zodiacales. Todo el conjunto de los eones suma treinta 8+10+12, es decir la treintena, la cual constituye el pléroma. Los eones proceden

por parejas que se unen en matrimonio, donde siempre predomina el elemento masculino. No es que sean materialmente sexuadas sino que proceden de simbolismos psicológicos espirituales. Así el Padre es la proyección de lo más íntimo inconsciente de los seres humanos que en el silencio de su interior insondable escuchan su mente. *La obra de sofía El último de los eones, la sabiduría inferior, “sofía”, se puso a buscar al Padre, y su ansia se convirtió en pasión, y en su búsqueda se extravió fuera del pléroma, y fue expulsada por el límite (“Horos”), ya que no cabe pasión en el mundo del espíritu. Una vez excluida del Pléroma, sofía toma el nombre de “Ajamoth o Plúrikos”. En medio de su angustia y lágrimas por el extravío a que la llevó la ignorancia, trató de imitar y emular al Padre en su potencia engendradora, creando, a partir de estas pasiones, el mundo exterior al Pléroma, que al fin resultó un desecho. Por eso a la sabiduría o Ajamot se la llama Madre. *Pneumáticos, psíquicos, hílicos En el Pléroma todo es espiritual o Pneuma. Fuera de él hay tres substancias: espirituales o pneumáticas, animadas o psíquicas y materiales o hílicas. Del Padre proceden las semillas, “spérmata”, del espíritu divino regado en el mundo exterior. Esas constituyen el yo de los seres espirituales, es decir, los gnósticos. Los psíquicos son ante todo del Demiurgo o Creador del cosmos, y después de las almas. La “psyjé” fue creada de la pasión de la sabiduría pero cuando ya se había convertido al Padre. Los hílicos son todas las cosas materiales como los cuerpos humanos. Su origen es la tristeza, el miedo, la angustia y la ignorancia, fruto de la pasión de la sabiduría. El cuerpo humano es insalvable. *San Ireneo Tenemos clara la reacción de la Iglesia, que conocemos muy bien a través de San Ireneo. Notemos que los mismos textos neotestamentarios pueden interpretarse en sentido gnóstico y en sentido católico. Es interesante notar el esfuerzo gigantesco de los cristianos gnósticos para crear todo un mundo de Eones a fin de explicar todas las cosas de la tierra, y cómo ese esfuerzo fue rechazado por la iglesia católica representada en ese caso por la gran síntesis de San Ireneo. La clave de la respuesta está en reconocer a Jesús como verdadero hombre, perteneciente a la autonomía del mundo real o primer mundo en nuestro lenguaje, y siendo hombre como verdadero Dios. La única manera de no extraviarse es tomar como principio y base de fe cristiana al hombre Jesús Mesías. Y con él, el hombre y la mujer: «Gloria Dei vivens homo.» Tal fue la clave para Ireneo y toda la Iglesia del siglo segundo. Es la base esencial para la fe de los apóstoles, y volvió a serlo contra los cristianos gnósticos en los siglos segundo y tercero. Hay un solo Dios y un solo Señor Jesucristo, hermano nuestro. Por un hombre entra todo lo humano, incluido el pecado; por un hombre viene todo lo humano, incluida la salvación. Este plan de Dios vuelve a ser hoy la clave para evitar los excesos de la verdad metafísica y de la religión y culturas, creadoras del mundo intermedio salvífico

Ireneo todavía no se ha contagiado de los gnósticos que veían la carne como corrupta y sucios los procesos de la generación y el nacimiento. Por eso no habla Ireneo de virgen en el parto, ni acentúa la virginidad de María sino su obediencia: “El Verbo de Dios se haría carne, y el Hijo de Dios Hijo del hombre. Siendo él puro, abriría puramente la matriz pura que regenera los hombres para Dios, la cual él mismo hizo pura” (IV 33,11). Para actuar y salvar Dios no ha hecho un mundo intermedio puro, sin materia; él actúa en el primer mundo de los hombres y desde dentro lo regenera. *Defensa contra gnosticismos, doctrinas, metafísicas, espiritualidades Durante los dos primeros siglos, la fe apostólica se defendió de los herejes reafirmando la fe de los apóstoles en un Dios único y un solo Cristo o mesías Hijo de Dios, y rechazando todas las especulaciones sobre la esencia divina, en la que los gnósticos distinguían la ogdoada, la decena y otros elementos por parejas hasta completar treinta en el pléroma divino. La clave de la refutación de las herejías fue el rechazo de las especulaciones sobre la esencia divina. La consigna era no entrometerse en la esencia divina, y contentarse con lo que nos ha sido revelado: que Jesús, el hombre Mesías de Israel, es Hijo de Dios y que nosotros nos asociamos a él por la adopción. Al destacar la ley y los profetas y el mesías Jesús, en la regla suprema de la fe, Ireneo le da todo el énfasis a la historia de Israel y al crecimiento en él de la fuerza de salvación que es Jesús. Esta presentación de la fe habría que recuperarla para un diálogo futuro con los judíos. *Un solo evangelio, muchas expresiones o lenguajes La buena nueva que Jesús nos comunicó es una experiencia de vida en relaciones humanas al interior de la comunidad como cuerpo de Cristo, expresión de Dios Padre en Jesús y en el Espíritu, el hecho evangélico. Antes de Justino e Ireneo se hablaba de un único evangelio vivido. El evangelio es la vivencia de la comunidad cristiana donde reina el amor efectivo y creador, de modo que evangelio es una realidad histórica y transformadora de las personas reales por la convivencia y las relaciones interpersonales; y evangelizar es crear esta realidad con personas de todas las religiones y etnias. En tiempo de Ireneo se empezó a hablar de los cuatro evangelios como escritos. El hecho de comenzar a hablar de cuatro evangelios como libros y de definir el evangelio como un conjunto de narraciones escritas que se deben enseñar es parte de la mentalidad religiosa que desea crear un mundo intermedio de realidades espirituales y seguras para salvarse. Evangelizar es ayudar a entrar en el mundo intermedio salvífico mediante la enseñanza de verdades que se deben creer o prácticas que se deben cumplir o misterios que se deben celebrar. En cambio, según la fe de los apóstoles, se puede vivir como cristianos y extenderse por todo el mundo sin necesidad de precisar la vida de la santísima Trinidad desde la eternidad, respetando su invisibilidad y evitando especulaciones sobre la encarnación. 34

Sobre la presencia de Dios en el mundo, Ireneo habla de Dios que tiene dos manos, el Hijo y el Espíritu Santo para entregarse a los hombres. Aquí Ireneo coincide con los padres griegos que hablan de Dios en sí como el Dios único, y de la Trinidad económica como forma de revelación y de acción de Dios en la tierra y de su entrega amorosa a nosotros. Esto era suficiente para entender la revelación del amor de Dios en el mundo, en Jesús, y en el Espíritu, como buena nueva gozosa. No se necesitaba para la catequesis y para la vida de las eclesías hacer discursos sobre la esencia divina o el pléroma de Dios, y mucho menos definirla y contemplarla. *El gnosticismo hoy Es interesante que el gnosticismo se haga popular en nuestros días con la divulgación de la biblioteca de Nag Hammadi y del evangelio según Judas, y de todo lo que las cadenas de televisión van vulgarizando sobre la literatura gnóstica, porque nos está mostrando a la Iglesia de Jesús en lucha contra la creación de mundos intermedios, y volviendo a la revelación por los hechos, por la historia, por el hombre y en lenguaje humano, como lo ha vuelto a definir de manera dogmática el Concilio Vaticano II. Con más radicalidad confesamos que Dios se revela a través del hombre y la mujer, a través de las realidades conocidas y estudiadas por la ciencia, a través de la historia y, en plenitud, en Jesús de Nazaret. 35

Notas 1

Ver una descripción de la cristiandad en Vol 12, Discípulos de Jesús apasionados, hoy, en la Iglesia, capítulo sobre la cristiandad, pg. 35 a 76. 2

Las verdades queridas por Dios están en la Biblia, en la Escritura, no en las realidades que estudia la ciencia humana. Se establece una distancia entre lo que Dios hizo y lo que existe. Recordemos la frase de Chesterton que refleja la mentalidad de Occidente: «Not facts first, Truth first». Para mayor claridad sobre la metafísica hay tres hipótesis sobre lo que es la metafísica: Puede ser un conjunto de verdades que están por encima de este mundo, y es una mitología racionalizada; puede ser también una racionalización de la fe, en un mundo intermedio del misterio, fides et ratio, y no sirve para la teología actual; pero si se considera como reflexión sobre el mundo real, que contiene en sí el misterio, con la formulación de nuevos paradigmas, la metafísica es válida. 3

Estudiar la metafísica en un manual de filosofía o en un diccionario filosófico. Para «ss» ver «Discípulos de Jesús apasionados, hoy, en la Ia Iglesia» PJtm, Vol. 12, pag. 55. 4

San Ireneo, Contra las herejías, Libro 5, 19; 21,1 SC 153, 248. 250, 260 -264. Eva es creada por Dios íntegra, es virgen. María es la nueva Eva, es virgen. Aquí ya se plantea la gran opción de la cristiandad por la virginidad y contra la concupiscencia, la cual es origen del pecado. 5

El gnosticismo fue la corriente de pensamiento más poderosa en el siglo II, que amenazó al cristianismo.

6

San Ambrosio, Libro sobre la muerte de su hermano Sátiro. Libro 2, 40.41. 46. 47. 132.133: CSEL 73, 270-274. 323-324. 7

En el catolicismo popular cuando piden al sacerdote la bendición de objetos, al menos muchos fieles, están proyectando la mentalidad de la creación dañada por el pecado o invadida de demonios enemigos. Las cosas de la creación no son confiables mientras no estén exorcizadas de energías malas mediante el procedimiento de la bendición sagrada. En cambio para el judío Dios es el Bendito, en quien residen todas las bendiciones o bienes. Lo que hacen con una bendición es reconocer con gozo que las cosas, los seres de la tierra, son bendición de Dios. Reconocen lo que las cosas son: un don o participación en el Dios Bendito. 8

Tenemos previsto un estudio sobre la Dei Verbum en el período séptimo.

9

Por eso en el mundo intermedio se vive en el esplendor de la verdad.

10

Libro clásico sobre el dato revelador del padre A. Gardeil. Ver también Marín Sola, «La evolución homogénea del dogma católico». 11 12

Ver volumen 12, pago. 52 a 68 Ver sobre la «lectio divina» Vol 12, pg 42

13

. En el período 7º, vol. 19, estudiar la Dei Verbum, y algo de la historia de su composición.

14

La redención se explica como un triunfo del Hijo de Dios, poderoso, en el árbol de la cruz, sobre los enemigos, Satanás o el dragón infernal. Es un acto de poder soberano contra el diablo y el pecado. 15

El triunfo de Cristo obtiene la gracia o la salvación como una fuente inmensa que alcanza a salvar a todos los hombres 16

La gracia de Cristo, ganada por los méritos de Cristo, forma una especie de depósito o tesoro infinito, administrado por la Iglesia sobre todo en los sacramentos. 17

Tanto sobre la encíclica «Fides et Ratio» como sobre la «Veritatis Splendor» puede verse el artículo de Erik Borgman, «La verdad como concepto religioso», en Concilium, 314 (2006) pg 87 a 97. 18

Plutarco, «Sobre la tardanza de la justicia divina», Moralia 550 D. Ver Wayne A. Meeks, «El mundo moral de los primeros cristianos». Bilbao: Desclée de Brouwer, 1992, Grandes tradiciones de Grecia en Roma, pg 46 a 73. 19

Cicerón, «De natura deorum» Sobre la naturaleza de los dioses. 1,77

20

La escuela de Alejandría que tuvo gran influjo en la vida de la Iglesia: Clemente de Alejandría, Orígenes, San Atanasio, San Cirilo de Alejandría. 21

Eudaimonía: o felicidad: Eu Daimon, poseído por un demonio bueno. La felicidad es un estremecimiento de un demonio bueno. 22

Musonio Rufo fue un gran moralista romano un poco posterior a Cristo.

23 24 25 26 27 28 29

Comparemos esta perspectiva con la del budismo con «la iluminación» y el nirvana. Meeks, .L. c. pg. 72 San Ambrosio, ver nota 6 Ver Opúsculo 57, en la fiesta del Corpus Christi, lect 14. Bishop John Schelby Spong. Feurbach Henri de Lubac (Oir kis canubis de Dios, Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1962, p. 141.

30

El 22 de junio de 2006, en un documento destinado a mil sacerdotes y media docena de obispos, en la reunión del clero de Medellín, se nos decía: “Dos son los caminos que un cristiano tiene para acceder a Jesucristo: El sacramento y la Palabra..”. La Palabra es.... “La lectio divina tiene como materia prima el texto escrito de la Palabra de Dios, como punto de partida la fe en las Escrituras y como fruto el encuentro con Jesucristo Vivo” A partir del texto “Lectio, meditatio, collatio, oratio, operatio, contemplatio”. Se ve claro que los paradigmas originarios de la Edad Media y de la religiosidad filosófica griega permanecen intactos para muchos. 31

Sobre Marción ver algunas notas en el libro La comunidad, proyecto de Pablo en Corinto. PJtm Vol 24.

32

En antropología religiosa y cultural se estudia esta característica del ser humano. Para el contraste con la revelación bíblica en la historia ver Pierre Grelot, Sentido cristiano del Antiguo Testamento, Bilbao:Desclée De Brouwer, 1995, pg 125ss.La historia de los dioses en el tiempo primordial es la única historia sacra que conocen todas las religiones. Esta historia acaece en el metatiempo y en el metaespacio, en un mundo intermedio y virtual. 33

AA.VV. Diccionario patrísticao de la antigüedad latina, 2 t. A. di Bernardino (Ed) Salamanca: Sígueme, pg 952

34

San Ireneo de Lyon, “Contra los herejes, Exposición y refutación de la falsa gnosis”. Edición de la Conferencia Episcopal Mexicana, traducida y presentada por el Padre Carlos Ignacio González. Ireneo vivió de 135 a 200. El gran especialista de san Ireneo es el Padre A. Orbe con un comentario completo impresionante. 35

Por fortuna hoy conocemos mejor el gnosticismo como fuerte corriente dentro del cristianismo, no solo entre los estudiosos sino a nivel popular, por los medios de comunicación. Un primer acercamiento puede hacerse con el libro de Raymon Kuntzmann y Jean-David Dubois, Nag Hammadi, Evangelio según Tomás, textos gnósticos de los orígenes del cristianismo. Estella-Navarra: Verbo Divino, 1988.

DOS DIEZ PARADIGMAS DE FE EN LA HISTORIA CRISTIANA

DIEZ MOTIVOS Y FORMAS DE CREER, HOY. LOS DESTINATARIOS: LOS HOMBRES Y MUJERES DE TODAS LAS RELIGIONES Y CULTURAS

DIEZ CAMINOS DE FE HACIA DIOS Hemos estudiado la manera como el gnosticismo interpretó la fe cristiana dentro de una ideología particular. Pero este intento de reinterpretar toda la fe cristiana con ejes de pensamiento determinados se ha repetido siempre. Se han creado universos simbólicos variados y se ha tratado de acomodar la fe apostólica y los evangelios a esas diversas mentalidades. Vale la pena mirar esos diversos universos simbólicos con sus énfasis, para construir el nuestro. Esa es parte de nuestra tarea porque miramos hacia los destinatarios del encargo fundacional de Jesús, que son todas las naciones, etnias, razas, culturas y religiones. Y nos preguntamos: ¿Qué creen sobre Dios y cómo creen llegar a él los seres humanos a quienes Jesús nos envía, hoy? Compartimos la fe religiosa o trascendental que es común a todos los hombres, en múltiples expresiones, con el fin de apreciar después lo específico de la fe apostólica, el camino propio de Jesús. Seleccionamos diez formas generales de creer, o diez paradigmas de fe que practicamos los seres humanos. Son diez procesos de fe con diez universos simbólicos que nos proporcionan una visión panorámica de la fe en Dios de toda la humanidad. Cada uno de estos caminos tiene grandes valores, y por eso nos acercamos, con el máximo respeto, a cada uno para acompañarlo en la búsqueda de Dios y para luego invitarlo a acercarse a Jesús. Y de esta forma nos volvemos expertos en humanidad en el camino hacia Dios, para luego acompañar a todos los hombres hacia Jesús. Así nos capacitamos para el diálogo con todas las religiones. Saludemos a los hombres y mujeres del mundo entero como personas auténticas, que aceptan su condición de limitados, dependientes de las cosas, de los animales, de los hombres y mujeres, de los familiares y de los amigos cercanos y de las instituciones civiles. Todos en definitiva nos sentimos dependientes en múltiples formas del universo, y de Dios. Sentimos y expresamos la fe en una realidad que nos envuelve. Es la fe trascendental común a todos, y que toma infinitas formas en todas las culturas. PRIMER PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO. REALISTA ¿Quiénes poseen esta fe realista? Podemos catalogarlos en dos grupos: 1. El primer grupo es media humanidad, tres mil millones de personas, que vive en Asia y Oceanía y pueblos indígenas en varias regiones de la tierra. Pero incluimos a todos los que no son monoteístas. Esta mitad de la humanidad pone toda su fe en el mundo real con el dinamismo de sus energías físicas y vitales, las cuales se expresan de modo maestro en el hombre y la mujer y en seres sobrenaturales que se les parecen.

2. El segundo grupo son muchos científicos que viven fascinados por el misterio del universo y no creen en un Dios como un ser más, al lado de todo lo que existe. ¿Este paradigma de la fe realista cómo se describe? Cualquiera topa hoy con textos como estos: «El Secreto» clave del mundo es la ley de la atracción. Este secreto te concede todo cuanto deseas: felicidad, salud, riqueza. Tu mismo puedes tener, hacer y ser lo que quieras. Este Secreto produce milagros económicos y curaciones de enfermedades tanto físicas como mentales. Todo el universo funciona con una sola ley: la atracción. El Secreto es la ley de la atracción. Todo sucede porque tú lo atraes. Lo atraes con tu pensamiento. Cada uno de tus pensamientos es un objeto real, es una fuerza. Lo que enseñan todas las religiones es la ley de la atracción. Lo que tú quieres, basta que lo desees, lo pienses, pongas todo tu interés en conseguirlo, y lo conseguirás. Tus pensamientos se convierten en cosas reales y en hechos. Pide: da una orden al universo. El universo debe saber bien lo que quieres. Ten fe: ten certeza de conseguir lo que quieres, y desea con todo tú ser. Recibe lo que pides. «Me muevo con el infinito, en el poder de la naturaleza. Llevo el fuego del alma. Llevo la vida y la curación.» Dice el Rig Veda. El mundo físico, incluidos nuestros cuerpos, es una reacción del observador. Creamos el cuerpo al crear la experiencia de nuestro mundo. La bioquímica del cuerpo es un producto de la conciencia. Creencias, pensamientos y emociones crean las reacciones químicas que sostienen la vida en cada célula. Aunque cada persona parezca separada e independiente, todos nosotros estamos conectados a patrones de inteligencia que gobiernan el cosmos entero. Nuestros cuerpos son parte de un cuerpo universal; nuestras mentes vienen a ser un aspecto de la mente universal.» (Ver Rhonda Byrne, «The Secret») Esta es una manera de hacer inteligible la religión asiática al hombre de Europa y América, y ha logrado fascinar a unos porcentajes elevados de nuestros contemporáneos, incluso católicos. *Las religiones de Asia y la ciencia moderna Este paradigma religioso se ha conectado de manera muy inteligente con la ciencia moderna de Einstein, Bohr, Heisenberg, Plank y los demás pioneros de la física quántica, quienes comprendieron que el modo aceptado de ver las cosas físicas según la metafísica occidental era falso y mítico. He aquí lo que dice Deepak Chopra: «Quiero convencerte de que eres mucho más que tu limitado cuerpo, tu yo y tu personalidad. Las reglas de causa y efecto, tal como las aceptas, te han apretado dentro del volumen de un cuerpo y la duración de una vida. En realidad, el campo de la vida humana es abierto e ilimitado. En su plano más profundo, tu cuerpo carece de edad y tu mente, de tiempo. Una vez que te identifiques con esa realidad, que es consistente con la visión quántica del mundo, el envejecimiento cambiará

fundamentalmente. Cada célula es una terminal en miniatura conectada al ordenamiento cósmico.» «El aliento de vida es algo más profundo que la mente y el cuerpo. La unidad integral se logra considerando el cuerpo o la mente en un plano de conciencia más profundo, que trasciende la dualidad entre cuerpo y mente, en la meditación. Es lo que los antiguos sabios de la India llaman Prana, la forma más sutil de la energía biológica. Es la fuerza vital, la energía de la vida. Los chinos lo llaman Chi y controlan su flujo mediante la acupuntura, la meditación y los ejercicios especiales como el tai-chi. El aliento de la vida aparece con otros nombres en el sufismo, en la mística cristiana y en el antiguo Egipto. La conciencia es la realidad fundamental. Es el genio supremo y la sabiduría del universo. Se expresa en nuestra fisiología: mente y cuerpo,». En la nueva habitación cósmica, que nos muestra la realidad de manera nueva, opuesta a la casa vieja de tres pisos fijos y aislados, la fe asiática ha sabido asimilar mejor la ciencia moderna del universo que la fe occidental. La nueva era es la forma como el medio mundo de Asia se presenta a Occidente y se lo quiere conquistar. SEGUNDO PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO: LO SAGRADO, LO SANTO, LO RELIGIOSO ¿Cómo es la religión del Dios poderoso y bueno? Quienes creen en Dios personal se lo suelen imaginar fuera del mundo en un trono más allá de las estrellas y están seguros de que él solo tiene el poder y la gloria. Es el poderoso y omnipotente, creador de todo y misericordioso. «No se cae la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios.» Estos mismos creyentes ven en el mundo tantos males que se confirman en la idea de que el mundo no es Dios. A él se debe rendir culto para destruir el mal y encontrar refugio, defensa y salvación. Todas las religiones organizadas tienen ritos y ceremonias religiosas que permiten el acceso a Dios, a su misericordia y a su bondad. Estas religiones tratan de ablandar el corazón de Dios para que escuche las plegarias de los hombres atribulados y necesitados. Tienen el arte de ganarse a Dios y amansarlo cuando está airado por los pecados de los hombres. Necesitamos un Dios que supla nuestras deficiencias. Así piensa la humanidad religiosa. ¿También los cristianos tienen la misma forma de fe? Un cristiano normal dice: Creo en Dios poderoso y que hace lo que quiere. Se hizo hombre y mostró con los milagros su divinidad. Los reyes magos ya adoraron al Dios hecho carne en el niño de Belén, y se postraron ante él, con incienso, como Dios. La multitud lo seguía porque creía en él como Dios, así como los licaonios en los Hechos de los apóstoles pensaron que Pablo y Bernabé eran dioses venidos del cielo a hacer maravillas. Pedro lo confesó como Dios hecho carne, según lo definió

tres siglos después el concilio de Nicea. Jesús triunfó contra la muerte al resucitar por su propia virtud y poder, y demostró así su divinidad con el máximo milagro. Venció al dragón infernal en la cruz y nos arrancó de sus garras. Como es creador de todo, es salvador de los hombres caídos en el pecado. La respuesta de fe es adoración, alabanza, acción de gracias, peticiones e intercesiones y expiaciones. A Dios le gusta que le canten la adoración y la acción de gracias. «Orar es levantar el corazón a Dios y pedirle mercedes.» Muchos cristianos a lo largo de los siglos se acostumbraron a pensar que Dios monta en cólera por los pecados del mundo, y necesita una víctima sangrienta, como los demás dioses, para aplacarse y poder perdonar. No puede perdonar sin el condigno castigo al hombre pecador, porque Dios debe ser justo, decía san Anselmo. Y afirman que Dios mandó a su Hijo al mundo para morir como víctima, a fin de expiar por nuestros pecados, y sufrir lo que nosotros debíamos sufrir, porque nuestros pecados tienen una capacidad casi infinita de ofender a Dios. Solo una víctima divina puede reparar la ofensa del pecado del mundo. Por eso, Jesús se hizo obediente desde el cielo hasta la muerte en cruz. Debido a eso, debemos ofrecer a diario esa víctima divina para reparar y salvarnos. Y Jesús, que salva por el sufrimiento, el dolor y la cruz, merece toda nuestra compasión y lágrimas de amor.

TERCER PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO: LOS MANDAMIENTOS Y LOS CASTIGOS Y PREMIOS ¿Quiénes conciben a Dios como legislador o promulgador de órdenes? Nosotros somos seguidores de la fe de Abrahán. Yo soy judío. Nuestros profetas nos ayudaron a pasar de la etapa anterior, de religión ritualista, a un predominio de la buena conducta para complacer a Dios. Dios se complace en el justo y recto, que cumple la ley. Es un avance de la humanidad entera: «Ubi societas, ibi Ius:» Con la sociedad viene el derecho. Nuestros profetas son contemporáneos de los presocráticos en Grecia, que hicieron la crítica del ritualismo y de los mitos homéricos, y propusieron el logos para contrarrestar la religión mítica. Nuestros profetas son también contemporáneos de Buda, que criticó la religión y los ritos que predominaban en la India en tiempo de los brahmanes. El judío proclama la Torah como la luz del mundo, porque en la Torah se revela la voluntad de Dios sobre el hombre. En la Torah están los mandamientos, órdenes, y preceptos de Dios para su pueblo escogido y para todos los hombres. Creer en Dios es obedecer su ley y sus mandamientos. Las complacencias de Dios están sobre el hombre justo que conoce la ley y la cumple día y noche. Dios se complace en la ley cumplida por los fieles. Yo soy musulmán También nosotros pertenecemos a la descendencia de Abrahán, por Ismael. Islam significa «sumiso» Todo lo que Dios ha revelado al hombre se halla en el divino Corán, que fue dictado directamente por Dios al Profeta en árabe. La madre del libro está en el cielo, en árabe. Nuestro Gran Profeta Mahoma en el santo Corán nos enseñó a agradar a Dios por el cumplimiento de sus órdenes. Con los judíos y los cristianos queremos ser monoteístas. No aceptamos compañeros para Dios. Y reconocemos los mismos dos mandamientos fundamentales para judíos y cristianos: Amar a Dios y amar al prójimo. Yo soy cristiano. El paradigma judío y musulmán de la fe ha sido predominante en la cristiandad, demasiado dependiente del legalismo judío y del juridicismo romano. Se escuchan frases como esta: «Yo soy muy católico, cumplo los mandamientos y además voy a misa los domingos.». O bien: «El catecismo te enseña las verdades que debes saber para la salvación, los mandamientos que debes cumplir, los sacramentos que debes recibir y las oraciones que debes recitar.» Aparece demasiado la fe cristiana como un conjunto de verdades, de leyes, de ceremonias y de oraciones que son necesarias para obtener la salvación. Pero es lo más normal que los hombres como criaturas estemos delante de Dios sumisos, dispuestos a cumplir su voluntad. Jesús nos dio el nuevo mandamiento del amor mutuo, y nosotros queremos obedecerle, pero, para guardar nuestro legalismo le hacemos una rectificación mínima que nadie nota: tanto me amas cuanto me obedeces.

Muchos religiosos de este estilo hablan del Dios de los judíos, del Dios de los musulmanes o del Dios de los cristianos. Además suelen pensar el mundo de manea dualista y se imaginan el dragón infernal como un gran contrincante de Dios, autor del mal y encargado de los castigos.

CUARTO PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO: LA FE ABRAHÁMICA La fe abrahámica es abrazada por los judíos, los musulmanes y los cristianos. Vivimos en actitud de obediencia y sumisión. ¿Cómo podemos sintetizar la fe abrahámica? La fe abrahámica es una síntesis de las tres formas anteriores. Acepta que Dios se deja conocer por su gloria, su palabra, su imagen en cada una de sus criaturas. Reconoce que Dios no nos entrega su vida íntima que es fuego devorador, impenetrable. A Dios no lo podemos manipular, ni figurar, ni definir. El segundo mandamiento bíblico prohíbe hacer imágenes de Dios. Los musulmanes prohíben las imágenes divinas. Un Papa prohibió las imágenes de la Santísima Trinidad. Solo serían permitidas las de Jesús Mesías. El mundo es él mismo un misterio complejísimo, pero es la entrega a nosotros del Dios personal y bueno con su pueblo. Es el Dios bueno que hace un pacto con su pueblo, basado en la ley y los mandamientos. Los musulmanes guardan fielmente el santo Corán. La fe abrahámica se sintetiza en el esquema de la alianza de Moisés, que culturalmente es dependiente de la estructura de los pactos hititas, entre el rey principal y los vasallos La respuesta a Dios es la oración que se refleja en los salmos, y que tiene diversas formas como adoración, alabanza, acción de gracias, petición o intercesiones, y expiaciones; y además la conducta obediente y sumisa.

QUINTO PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO GNÓSTICO-METAFÍSICO La cristiandad, desde el siglo quinto, fue elaborando una síntesis brillante entre la cultura grecolatina del logos, la metafísica y el derecho romano-judío con el evangelio. Esta gran tradición, inspirada en la filosofía griega, clarifica la fe cristiana poniendo en relación la fe y la razón. El objeto de la inteligencia son las verdades formuladas por la metafísica, y el objeto de la fe son las verdades reveladas por Dios. La verdad se consigue por una sinergia de conocimientos: de razón y de fe. La verdad es la equivalencia entre los objetos y la formulación en palabras, y la inteligencia o razón conoce las verdades: Este ejercicio de pensar, de definir y de formular las verdades es la obra de la razón o filosofía. Por el contrario, la fe es el asentimiento a las verdades que no proceden de la razón sino de la luz divina revelada. Tenemos verdades de razón y verdades de fe. La fe acepta la existencia de lo que no vemos, y es un conocimiento que no procede de los sentidos en contacto con el mundo. De ahí se concluye que hay verdades que debemos creer, como un homenaje de nuestro entendimiento a Dios. Creemos lo que no vemos ni definimos, porque Dios, que no puede engañarse ni engañarnos, lo ha revelado. Una determinada verdad es de fe o es de razón. Así decimos que fulano cree en el purgatorio, que el otro cree en el infierno o en el diablo, que uno cree en la virginidad de María, que el otro cree en las ánimas benditas. Pero como nadie conoce el diccionario de Dios ni lo ha visto a él, en realidad es otra persona humana la que me dice lo que Dios ha revelado, y resulto creyendo no lo que Dios ha formulado sino lo que las iglesias o las autoridades religiosas me mandan creer. Esta fe se relaciona con los libros sagrados que las religiones proféticas monoteístas tienen y que se llaman la Torá judía, los Evangelios cristianos o el divino Corán. Preguntemos a los expertos acerca de estos conceptos. ¿Ustedes, gnósticos y metafísicos, a quién representan? Nos gloriamos de representar el incomparable milagro griego de la inteligencia, de los mitos primeros, del logos o filosofía, de la metafísica más elevada que pueda concebirse, la de Platón y Aristóteles, de la filosofía perenne, de la sabiduría que llega hasta nosotros en la cultura occidental. Nosotros somos los maestros del conocimiento, de la gnosis auténtica y de la metafísica. Y ¿cómo explican el camino de su fe? Todos sabemos que Dios es espiritual y el mundo es material y por consiguiente se oponen mundo y Dios. El alma espiritual tiene potencias y la máxima es la inteligencia, pero el que cree conoce por la revelación divina las verdades, y vive en el esplendor de la verdad. La fe nos ilustra en lo mejor de las verdades de la razón, las cuales se complementan con las verdades reveladas por Dios, con la luz

superior de la Escritura o por la tradición de los sucesores de los apóstoles. Tenemos, así, dos fuentes de revelación: la Escritura sagrada y la Tradición. Por eso debemos guiarnos por la razón y por la fe: «Fides et Ratio.» Por eso el peligro para la fe cristiana es la ignorancia religiosa, y la gran tarea es la predicación y la catequesis para comunicar la verdad. ¿Entonces podríamos distinguir dos mundos: el de la gracia y el de la naturaleza? Sin duda nuestro modo de concebir la fe es gnóstico-metafísico, propio de la cultura de Grecia y de Roma. La luz de la fe ilumina el mundo sobrenatural, mientras la razón ilumina el orden natural. Tenemos que escoger entre lo natural y lo sobrenatural, entre lo divino y lo humano, entre lo terreno y lo celestial, entre el pecado y la gracia, entre lo visible y lo invisible, el cuerpo y el alma, la razón y la fe, lo inmanente y lo trascendente. Tenemos que optar por la divinización. El gran propósito de Dios es de divinizarnos. Y los enemigos del hombre son el mundo, el demonio y la carne. En la casa de tres pisos, nosotros nos edificamos un piso aparte donde está el conocimiento, el lenguaje y las formulaciones de las verdades. Es el nuevo universo intermedio de conocimiento (gnosis), de los símbolos, de la lógica y de las lenguas, del mito y de la metafísica, creación humana. Es el ámbito de las verdades. Ese nuevo universo simbólico creado por los hombres permite la creación del orbe católico, de la civilización cristiana, de la civilización del amor. Mundo real: Dios Mundo intermedio: del conocimiento, de las verdades, de los mitos y metafísicas, del lenguaje cultural y los ritos Mundo real: el hombre en el cosmos y en su historia

SEXTO PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO: EL TEÍSMO. DIOS RELOJERO Y ALFARERO ¿Quiénes siguen el teísmo? Se definen como teístas los que siguen la fe de Abrahán en la modernidad occidental, cuando se le perdió el respeto al Fuego devorador que es Dios para tratarlo como objeto de conocimiento y de definiciones humanas. Se inventaron la teología como teodicea. Son una síntesis entre la fe abrahámica y la fe metafísica y gnóstica de Grecia y Roma. Unión de los paradigmas cuarto y quinto. Es la forma más común entre la gente religiosa que lee la Biblia y reza el credo: En el principio creó Dios el cielo y la tierra. «Oficio noble y bizarro, entre todos el primero, es el del barro. Dios es el primer alfarero y el hombre, su primer cacharro.» Dios crea como quien hace un automóvil. Y confesamos al Dios relojero, que hace su obra como un artesano hace la suya, solo que la saca de la nada. Dios es relojero o el gran arquitecto del mundo. Crea el mundo y luego descansa, pero deja funcionando su obra como quien deja funcionando el reloj, y no le queda más trabajo que evitar que se atrase. Un Dios así, un ser entre los demás seres, una causa entre las demás causas, ha producido el alejamiento de Dios del mundo occidental, y ha engendrado en unos la secularización, en otros el agnosticismo y en otros el secularismo y ateísmo, y en la mayoría un cristianismo individualista, pasivo e interesado, porque no entiende lo de dar la vida. SÉPTIMO PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO FE EXISTENCIAL Y KERIGMÁTICA, ACEPTAR QUE DIOS SALVA POR EL ACTO DE FE EN JESUCRISTO MUERTO Y RESUCITADO ¿Cuáles son las líneas maestras de la teología kerigmática? Es fruto de la modernidad. Es hija de la filosofía de Kant en su última expresión en el primer Heidegger. Se gestó en el protestantismo que tuvo el gran mérito de hacer posible el diálogo entre el cristianismo y la modernidad. Esto fue imposible en el campo católico. Al mismo tiempo es fruto de la crítica bíblica. El acercamiento histórico a la Biblia fue imposible en el catolicismo de antes del Concilio Vaticano II, pero en la reforma protestante se logró, dos siglos antes del Concilio Vaticano II.

Como la crítica histórica acogida en la Reforma llegó a la convicción de que no podemos encontrar a Jesús real e histórico, nos quedó claro que debíamos promover la fe como un creer en Dios que nos presenta el kerigma de Jesús muerto y resucitado, para que lo aceptemos en la fe libre, en la decisión libre del existencialista. Cuando la crítica bíblica fue acogida entre los católicos y el Concilio Vaticano II aceptó tesis de la modernidad, teólogos y pastores católicos se dejaron fascinar por esta forma de presentar la fe al hombre moderno: Dios nos invita a creer existencialmente en el kerigma de Jesús muerto y resucitado. Así se hizo posible la pastoral moderna. Y así pudimos ofrecer una vivencia de la fe a los existencialistas. Estos nos enseñaron a buscar la libertad y la realización del hombre en el ejercicio de la vida auténtica de libertad. La fe es una decisión ante el kerigma que Dios nos propone. Lo aceptamos y somos salvos y vivimos la existencia auténtica que es la del Evangelio. Es tan convincente esta fe existencialista del hombre libre que la siguen grandes sectores modernos de la Reforma y un buen porcentaje de teólogos y pastores católicos, sobre todo los que siguen la onda del avivamiento en el espíritu o movimiento carismático. Como es tan común entre nosotros este paradigma de fe, queremos mayores explicaciones. La mezcla entre el existencialismo de Heidegger y la hermenéutica bíblica de los grandes teólogos de la Reforma protestante, Bultmann y Barth, ha ido imponiéndose de manera vehemente en la teología y en la pastoral de las Iglesias, en continuidad con la teología luterana. La fe se presenta como un desafío a la razón humana y a la misma existencia personal, para llegar a la existencia auténtica humana, que es la vida invisible de fe. La fe cristiana es la exigencia de Dios a cada hombre de aceptar que él nos ha salvado, por gracia, si aceptamos a Jesús muerto y resucitado. Este acto de fe histórica («geschichtlich») es lo esencial. La misma realidad objetiva del hecho histórico («historisch») es secundaria. La fe es como un salto en el vacío. He aquí como se presenta la fe en muchas diócesis. «Un alpinista está colgado de la cuerda, en oscuridad cerrada, sobre un abismo, y grita: -Sálvame, Dios mío!- -¿Realmente crees que te puedo salvar?Clama Dios. -Por supuesto, Señor. Y el Señor en la oscuridad grita: -Entonces corta la cuerda que te sostiene-. Hubo un momento de silencio y quietud. ¿Cómo que corte la cuerda que me sostiene? Si, corta la cuerda. ...¿Confías en mi? Dijo el Señor. «Ten fe. Corta la cuerda.» El hombre sin fe grita: «No puedo cortar la cuerda, no quiero morir.» Tiene la fe quien se atreve a cortar la cuerda a pesar de estar seguro de caer en el abismo. El que no corta la cuerda, carece de la fe. El hombre que cree en Cristo muerto y resucitado es el que tiene la fe y existencia auténtica.

Estos autores citan el sacrificio de Abrahán. Cuando el patriarca blande el cuchillo para enterrárselo en el pecho a Isaac, oye el grito salvador de Dios (Gen 22). Este acto de fe de Abrahán lo recuerdan los musulmanes en una fiesta. En la tradición musulmana se dice que Abrahán, tentado por el demonio, que le sugería que no hiciera caso de Dios y que dejase vivir a su hijo, reaccionó apedreando por tres veces al tentador. De ahí las lapidaciones contra tres postes de cemento. Esta ceremonia musulmana se lleva a cabo el 10 de «dhul‟hijja.» Muchos cristianos concluyen de esta visión de la fe que lo esencial es el encuentro personal con Jesús nuestro salvador por voluntad de Dios. Seguimos trascribiendo las orientaciones de unas diócesis para la presentación de la fe cristiana. «Aceptar a Jesucristo muerto y resucitado, como acto de fe ciega, es cortar la cuerda y no confiar sino en la palabra de Dios. Lo que tenemos que confesar es que Jesús está vivo, y es salvador. La fe es una relación directa con Jesús vivo como Dios y Señor. Se parte de un encuentro personal y real con Jesús, se mantiene y desarrolla en una íntima comunicación y comunión con él. Dios lo hace todo; es el creador y el salvador, en Cristo muerto y resucitado. Yo acepto por la fe que él es mi único salvador personal y suficiente, quedo liberado del pecado y soy salvo. El kerigma lleva a una conversión personal y fe inicial; a una primera conversión y a un inicio de fe entendida como apertura y adhesión, aceptación y opción por Cristo y por el Reino de Dios, sus valores y sus exigencias. Aquí la fe no es la aceptación de unas verdades ni la aceptación de la existencia de Dios sino la adhesión a Cristo muerto y resucitado, en encuentro personal como el de Pablo camino de Damasco. Un sí a la acción salvadora de Dios en Jesús. La conversión es dejar todo lo que nos separa de Dios.» «La fe es encuentro personal con Jesús en comunión directa, interpersonal, y se mantiene en una íntima relación y comunión con él. No es una religión para tener contento a Dios cumpliendo preceptos. No se centra en prácticas a veces mágicas de la religiosidad. Tampoco es solo una moral exigente o legalismo farisaico. El objetivo final de la fe es reconocer el señorío de Jesús. El tiene todo poder en el cielo y en la tierra para la salvación de todos. Se trata de proclamar el señorío del Señor en todas las áreas de nuestra vida, no sobre el 80% sino sobre el 100% . Fe existencialista.» La angustia existencial se supera solo con la vida auténtica en la fe en un misterio de muerte y resurrección. Este misterio se expresa en la imagen de Cristo crucificado que resucitó.

OCTAVO PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO: AGNOSTICISMO ¿Los agnósticos a quién representan? Nosotros nos gloriamos de representar a la más genuina tradición bíblica judía sobre Dios. Leamos este texto asombroso del Deuteronomio, clave de fe para el Antiguo y el Nuevo Testamento: «Un profeta de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharán. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea. No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir. El Señor me respondió: Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú.» (Deuteronomio 18, 15-20), Dios es un incendio devorador. Dios mismo no habla ni se ve. Nadie conoce la voz de Dios ni su diccionario ni su Palabra propia. Dios quiere hablar a través de un hombre como nosotros. Lo que llamamos palabra de Dios es palabra al modo humano. Un hombre hablará. Hay que escuchar al hombre Jesús de Nazaret. El Nuevo Testamento mantiene la misma convicción. Por el año setenta, cuando ya han muerto todos los discípulos de Jesús, incluso Pablo y el discípulo amado, y ya estaba establecida la fe apostólica, el autor del discurso a los hebreos hace un balance de la fe cristiana. «Ustedes no se han acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, al sonido de trompeta. (No se han acercado a la realidad de Dios en sí) Ni han oído aquella voz que el pueblo al oírla pidió que no le siguiera hablando. Y tan terrible era el espectáculo que Moisés exclamó estoy temblando de miedo.» Hebreos 12,18ss El autor del tratado para los hebreos, magnífico judío, no dice que hoy Dios es distinto. Sigue vigente este respeto infinito para Dios, desde Moisés hasta la muerte del último discípulo de Jesús. Por eso «Dios no le dijo a un ángel, «Hijo mío eres tu», se lo dijo a uno de nuestra misma carne y sangre. Ustedes se han acercado a la asamblea de los santos, al mediador de la nueva alianza, Jesús.» Jesús no es la palabra de Dios que no se puede oír, es la Palabra de Dios destinada a nosotros en un hombre en todo semejante a nosotros. Hoy debemos escuchar no a un ángel ni una voz de fuera del mundo, sino a un hombre de nuestra misma carne y sangre, porque no se trata de salvar a los ángeles sino a nosotros. Dios sigue en su ocultamiento de religioso pavor, y solo sabemos de Jesús. «Este es mi Hijo muy amado; escúchenlo a él.» Solo a un hombre debemos escuchar. Solo un hombre puede salvar a los hombres. El mundo no tiene audio o voz en off, y las únicas voces que escuchamos son las de este mundo. El Nuevo Testamento no se atreve a definir punto por punto lo que es Dios con sus atributos como si fuera un objeto más de nuestro conocimiento. Eso no. En

cambio vale la pena trabajar y luchar por el bien de los hombres. Somos agnósticos prácticos. Por eso nos llaman a veces agnósticos ateos. Así llamaron a los primeros cristianos. Lo sagrado, las ceremonias, las devociones populares, las manifestaciones religiosas ya no son la manifestación y la comunicación de Dios a los hombres. La persona humana de Jesús es una secularización general. Muchos agnósticos somos buenos católicos que no pretendemos entrar en el misterio de Dios y dictaminar sobre las relaciones que deben reinar entre el Padre el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Líbrenos Dios de semejante imprudencia y pretensión! Dios es un fuego devorador. Morimos si pretendemos invadirlo. Agradecemos al Papa sabio Benedicto XIV el que haya prohibido en la Iglesia las imágenes de la Santísima Trinidad, hace dos siglos y medio. De Dios no sabemos sino lo que Él ha revelado. El universo que nos rodea es un acceso al misterio de Dios El mundo tal como lo vamos conociendo es un insondable misterio de Dios para nosotros, a nuestra medida humana. Esa revelación se completa en Jesús de Nazaret. Pero no son revelación de Dios las elucubraciones de la mente humana dentro de la filosofía de una determinada cultura. En concordancia con esto, muchos intelectuales modernos sostienen que de Dios es poco lo que sabemos, o nada. Dios es apenas una búsqueda no un encuentro. Dios no puede ser circunscrito (es «aperígrafos») como dice san Gregorio niceno. «Dios es inefable, incomprensible, invisible, inalcanzable» dice la anáfora de la liturgia de san Juan Crisóstomo. El Dios desconocido, «agnostos Theos,» la docta ignorancia del cardenal de Cusa. Lo que decimos de Dios no corresponde al Dios que de verdad existe, y más bien expresa lo que los seres humanos han captado de la manifestación de Dios. Nuestro vocabulario es propio de las criaturas, no de lo que es Dios en sí. Witgesttein concluye: «De lo que no se puede hablar es mejor callar.» En este marco se encuadra la secularización. Los agnósticos pedimos a los cristianos devotos que nos respeten. Somos del tercer milenio, de la internet y de la ciencia evolucionística, y no queremos que nos hablen de Dios como a niños. No sigan diciendo que Dios es como una persona que vive más allá de las estrellas, como un gran gerente de este universo, como se representa en imágenes de la Santísima Trinidad, o como el Señor de los artistas que pintan al creador en medio de sus criaturas. Que sean conscientes de que no están definiendo ni qué ni quién es Dios sino cómo se han imaginado los hombres a Dios. Sus imágenes son creaciones de los hombres. Como pensadores exigimos respeto para nosotros y para el segundo mandamiento bíblico que prohíbe las imágenes de Dios, y respeto especial para Dios. Jesús nos dio el ejemplo, pues tampoco él nos describió a Dios ni el cielo. Si la fe infantil e ingenua, o de carbonero, les sirve a algunos cristianos, para nosotros es perjudicial.

NOVENO PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO: LA NUEVA ERA. La Nueva Era es el desarrollo de la primera forma de creer que consiste en partir de la realidad tal como la percibimos con los sentidos. Recordemos lo escrito en el primer paradigma. Esta reflexión de fe asume todos los avances de la ciencia que han modificado nuestra comprensión del mundo. Utilizan todos los conocimientos bioenergéticos. Por otra parte han ido integrando los mejores elementos de las diversas religiones, pero de modo especial de oriente. En muchos sectores dan gran relieve a las enseñanzas amorosas de Jesús. Han completado estas visiones acogiendo supuestas revelaciones de numerosos personajes privilegiados. Y todo se sintetiza en una visión cósmica llena de esperanza para toda la humanidad, que se ha llamado la conspiración de Acuario, superación de la era de Piscis, caracterizada por violencia. DÉCIMO PARADIGMA SOBRE DIOS Y CAMINO SALVÍFICO SÍNTESIS MODERNA DE FE CRISTIANA La décima forma de expresar la fe intenta sintetizar las grandes corrientes descritas antes. Observemos ante todo tres corrientes que se funden en una nueva síntesis: 1ª Los del paradigma primero que descansa en este mundo que existe como misterio de energía infinita. Este paradigma asume la corriente de la ciencia moderna que se esfuerza en arrebatar los misterios al universo, con cuantos aparatos puede uno imaginarse. 2ª La otra gran corriente es la fe Abrahámica que reconoce un Dios personal, un tu dulcísimo que nos satisface y sosiega. Dios está fuera del mundo, en el cielo, pero está también al interior del mundo y se expresa en el misterio del mundo. Pero Dios es un Padre que nos ama y se entrega a nosotros. El mundo es la palabra amorosa de un tu divino que desborda su bondad sobre nosotros de manera gratuita. El mundo es gracia de Dios. 3ª Es de particular importancia el aporte de eminentes teólogos y filósofos actuales que nos persuaden de que hemos de superar la alternativa arraigada en el principio de identidad de la filosofía griega: Dios no es la creación, son dos realidades incompatibles; una cosa es la criatura y otra, totalmente otra, el Creador. Lo divino es incompatible con lo humano en el mismo plano, o es Dios o es hombre. O es divino o es humano. Dios y el mundo son concurrentes, competidores, rivales.

Esclarecidos pensadores de occidente han llegado a la convicción de que no hay oposición entre lo divino y lo humano, porque son dos órdenes que no se interfieren. Lo divino no se opone a lo humano ni viceversa porque no son del mismo orden. La fe cristiana lo confirma cuando nos enseña que Jesús es hombre en todo semejante a nosotros, y esto no le impide ser Dios verdadero. Muchos cristianos de nuestro tiempo han logrado hacer una síntesis de los dos anteriores paradigmas mediante estas nuevas concepciones filosóficas Es una síntesis de última generación, que se ha ido consolidando a partir del Concilio Vaticano II. Los cristianos en particular tienen muy claro que Dios ha hablado de muchas maneras, el mundo es sacramento de la bondad de Dios, y al final ha resumido todas las palabras en una, Jesús, hijo de Abrahán, hijo de David, hijo de una mujer, nacido bajo la ley, y es Hijo querido de Dios. Las dos afirmaciones no se oponen, como habíamos creído durante milenios. Por consiguiente el universo entero participa de la condición filial de Jesús. Y, al mismo tiempo, otros cristianos siguen diciendo que el mundo está arruinado por el pecado original, y en la liturgia proclamamos: «Por la envidia del Diablo entró el pecado en el mundo; y, por el pecado, la muerte.» La comprobación de que Dios y el mundo no son concurrentes ni competidores es de inconmensurables consecuencias para vivir y comprender la fe cristiana, para la comunión entre todos los hombres de diversas religiones y para la paz del mundo. Este camino puede integrar la visión de Asia y la de occidente. En Asia da la impresión de que los sabios viven su fe, en cambio se oye decir que los sabios occidentales son ateos o agnósticos. Hemos desencadenado en occidente la secularización y el ateísmo. Muchos teólogos actuales, que han seguido los impulsos del Concilio Vaticano II, se ubican en este paradigma.

TRES LA NUEVA HABITACIÓN

LOS VEINTE NUEVOS PARADIGMAS CREACIONISMO, PANTEÍSMO, PANENTEÍSMO PROPÓSITO DE DIOS PARA EL HOMBRE: SER IMAGEN DE DIOS. PROPÓSITO DEL MALIGNO: SER COMO DIOS. PASIÓN GRIEGA: PRETENSIÓN DE SER COMO DIOS. LA DIVINIZACIÓN LO SAGRADO: ÁNGELES Y DEMONIOS

PRIMERA PARTE LOS NUEVOS PARADIGMAS

Ante los hechos presentados y elaborados por la ciencia, los paradigmas de la teología de la cristiandad, del mundo intermedio por ella creado, impuestos como verdades eternas, se derrumban en su perspectiva. Nuestro esfuerzo consiste en mantener lo válido, fundado en las Sagradas Escrituras, de esos paradigmas mediante una adecuada hermenéutica. Vamos a revisar sin pretensiones dogmáticas la teología o catequesis que todavía se manejan en nuestro medio por muchos católicos y cristianos, a la luz de la ciencia moderna, del Nuevo Testamento, del Vaticano II y de la teología actual. Hemos dividido nuestro recorrido hermenéutico en siete períodos. Apenas estamos en el primer período, pero es decisivo para los otros seis, pues se trata de estrenar el mundo como habitación nuestra y de estrenar ojos para mirarlo. La teología de la cristiandad miró un mundo distinto del nuestro, y lo contempló con ojos distintos, y concluyó en los paradigmas que la cristiandad formuló durante siglos. Nosotros estamos mirando un mundo diverso con ojos nuevos, y es lógico que lleguemos a otros paradigmas, con los cuales podemos vislumbrar la nueva comprensión teológica. Desplegamos esta visión de occidente, que podemos llamar creacionista, en veinte paradigmas. Frente a estos examinemos una primera redacción de los nuevos paradigmas, de acuerdo con el nuevo mundo y con los nuevos ojos. Para facilitar la comparación, los enfrentamos en dos columnas. 1.- Dios crea, como los hombres fabricamos un automóvil, pero de la nada. Se entiende que Dios ha creado todo de manera inmediata por sí mismo, sin valerse de otras realidades, porque crea de la nada.

1.- El mundo es el autor de sí mismo, por reacciones y el dinamismo de las energías dentro de los átomos y las células, los ecosistemas y los organismos.

2.- Dios, como el artista o el técnico, desde fuera, independientes de su obra, crea al varón y a la mujer, como individuos separados, pero terminados y listos, con cuerpos perfectos, La creación de la nada se aplica de modo especial a la creación de un varón y de una mujer como personas.

2.- Los seres humanos no son hechos por alguien de fuera del mundo, sino que se hacen por la interactuación de los unos sobre los otros. La creación de la nada significa que nada escapa a la omnímoda causalidad de Dios que actúa sin impedirle al universo ser como es.

3.- Dios omnipotente, con palabra eficaz, no necesitó tiempo. Dios hizo todo al comienzo, por una acción inmediata que llamamos palabra, y luego descansó. Atribuimos a Dios algo muy propio del hombre que es la palabra. Para el hombre vale: del dicho al hecho hay mucho trecho; para Dios, no vale, su palabra es eficaz.

3.- El hombre es un ser en el tiempo. Alguien de fuera no hizo al hombre en un momento, sino que el universo produce el hombre como fruto que se hace en el tiempo. En el espaciotiempo. Al ejecutar la tarea se hizo hombre. El universo se hizo hombre.

4.- Dios, alguien extraño al mundo que vive en el cielo, ubicó a los seres humanos en un espacio determinado. Una característica de la mentalidad hebrea es que cada cosa tiene su sitio y espacio, Esos sitios, espacios y condiciones deben respetarse. Cielo y tierra, mares, ríos, tierra seca, animales puros o impuros, lo santo y lo profano.

4.- El hombre se hizo por sus propias decisiones, mediante su capacidad de adaptación al medio. Los más hábiles para adaptarse han sobrevivido. El espacio-tiempo en gravitación y expansión no permite ubicaciones estables.

5.- Dios, el totalmente otro, hizo el hombre con una substancia espiritual: alma y otra material: cuerpo e inteligente. Lo mejor del hombre es la inteligencia que Dios le dio y lo distingue de los animales, y cuya sede es el alma y sus potencias.

5.- La inteligencia es también logro de los propios esfuerzos de hombres y mujeres, porque no salieron de las manos de Dios, sino que fueron obra de la evolución.

6.- Dios, el ser necesario, hizo al hombre y a la mujer con el lenguaje evolucionado y maduro, capaz de conocer la naturaleza de todo, para poner los nombres y definir las esencias, que están en Dios. La confusión de las lenguas es un castigo de Dios.

6.- El lenguaje y la cultura son conquistas del ser humano. El hombre mismo aprendió a ser inteligente y a hablar, y a consignar lo hablado.

7.- Dios, el todopoderoso, hizo todo sin conflicto, pues todo le obedece y nada puede resistir a su palabra creadora. Primero, dijo la palabra, expresión de la esencia o modelo arquetípico, y luego llegó la realidad hecha por Dios. El ideal perfecto, brotado de la acción inmediata de Dios, es la tranquilidad del orden, la paz. El conflicto, en cambio, y la lucha y la revolución son propios de la actividad humana, no de la divina. La paz es el ideal de Dios. En cambio los movimientos desordenados son fruto del pecado.

7.- Todo el proceso de la creación, que está en marcha, se ha realizado en el conflicto. La defensa de cada uno, con la violencia que lleva a la muerte. La relación con el otro es conflictiva, por el celo y la rivalidad.

8.- La muerte no puede proceder de Dios. Dios no ha hecho la muerte porque no hace el mal. Hizo al hombre inmortal, por el alma. Todo ser humano tiene un alma inmortal creada inmediatamente por Dios.

8.- La célula original con su programación es común a todos los seres vivos. Y todos nacen, crecen, se defienden, se reproducen y mueren.

9.- Toda la creación acontece por la vía de la Palabra, la inteligencia de las ideas y el poder. Así como el hombre ha creado una palabra y una cultura, obra sin duda de la inteligencia humana se piensa que Dios también crea primero una palabra concebida en la mente. Como en el hombre también en Dios se distingue el ámbito de las ideas, de las palabras y de las realidades: tres cosas distintas.

9.- Si las causas del mundo están dentro de sí mismas, y el mundo es el símbolo global del orden de Dios sobrenatural, se sigue que Dios le atribuye toda la importancia al hombre en la salvación. Todas las realidades son expresión de Dios, palabra de Dios y gloria de Dios. El amor engendra al hombre. El encuentro con el otro y la otra es el arquetipo de las relaciones, en el gozo de una amistad.

10.- Dios se mostró al hombre y se le reveló, por iniciativa divina desde fuera del mundo. La idea de Dios es don del mismo Dios en la religión revelada. Se supone que hay una palabra de Dios independiente del mundo y que depende directamente de

10.- Desde que podemos sorprender al hombre y la mujer pensando los encontramos celebrando ritos. El hombre crea la religión, y crea también muchas imágenes de Dios.

La inspiración divina. Se presuponía que en el cielo se usa una lengua con su diccionario divino. Comparemos esta idea en el Islam. Las verdades reveladas son la expresión de la obra de Dios. En cambio, las realidades no corresponden a la voluntad de Dios pues proceden muchas veces del pecado del hombre. Muchas cosas son así, no porque Dios lo quiso, sino porque el hombre pecó.

Pero él mismo va superando las imágenes de Dios que antes había adorado.

11.- Todo empezó perfecto, porque salió de las manos de Dios, y Dios tiene que hacer todo perfecto. La meta está en el pasado en beatífica quietud. Sin movimientos desordenados. Dios es motor inmóvil. La criatura está sometida al movimiento, pasa de la potencia al acto. Aquí queda planteado todo el problema del mal en la filosofía y la teología de la cristiandad. Dios lo hace todo perfecto, y el hombre lo daña por el pecado. El mal es la carencia de lo bueno.

11.- Todo empezó imperfecto, porque no salió de las manos de Dios sino que fue obra directa de las mediaciones creadas. Si todo salió de las manos de Dios, debió salir perfecto. Por otra parte: “nemo dat quod non habet”: Nadie da lo que no tiene y “Bonum ex integra causa, malum ex quocunque defectu”. Para que sea bueno debe ser perfecto; para que sea malo, basta que tenga un defecto. Lo imperfecto nunca produce lo perfecto.

12.- Las fallas, o el mal, que deben atribuirse a otro agente, distinto de Dios, se llama pecado. Y como las fallas abundan a todos los niveles, en la naturaleza y en el hombre, el pecado debe colocarse en el origen mismo del hombre. El origen y la causa del pecado deben colocarse en el primer hombre y la primera mujer, y ese pecado debe estar en el origen de todo. La cadena de todos los males, todo lo imperfecto, se origina en el pecado original.

12.- Las fallas deben atribuirse al mismo proceso evolutivo que va madurando de lo imperfecto a lo más perfecto. Y existen fallas en el poder físico y en el orden de la libertad. Estas fallas en el orden de la libertad se pueden llamar pecado. El mal no tiene propiamente una causa, y es una deficiencia en el proceso evolutivo: es lo que no pudo ser, por fallas en la libertad.

13. Pero el hombre, como obra perfecta de Dios, no pudo originar el pecado y, en consecuencia, debe aceptarse otro ser con gran poder, que originó el mal en el corazón de los seres humanos. Es el rival de Dios, el diablo. 14.- Todo debe definirse abstrayendo las esencias universales. Y solo con definiciones podemos avanzar en la teología, y así podemos incluso definir a Dios. Las esencias con su identidad son eternas; incluso es Dios mismo quien crea las almas. 15.- No hay efecto sin causa suficiente o nadie da lo que no tiene. La naturaleza puede pasar de la potencia al acto, pero no puede exceder las fuerzas de la naturaleza (excedere vires naturae). Para cada paso adelante Dios debe intervenir. Y el orden de la gracia es totalmente gratuito, pues excede el orden de la naturaleza. 16.- El único que puede salvar al hombre pecador y caído y condenado es Dios. Sin embargo por la “potencia obediencial” el hombre tiene el deseo natural de ver a Dios, y la visión beatífica es el objetivo o la salvación no sólo del hombre sobrenatural sino también del orden natural. Como consecuencia del pecado, el mal se ha enseñoreado del mundo y, en contraposición, Dios crea el mundo sobrenatural. Lo sobrenatural corresponde a la verdad de Dios o sea a su idea y a su palabra, sin la intervención del mal y del pecado.

13.- El origen y la causa del pecado debe colocarse en el proceso del devenir varón y mujer. No se necesita otro dios poderoso para explicar las fallas que vemos como deficiencias en el bien. 14.- Nada se puede definir, ni siquiera el átomo, que debería ser el elemento definido plenamente para poder definirlo todo por combinación de átomos.

15.- La metafísica de las causas suficientes ya no funciona en el mundo evolutivo, según el cual todos los seres dan lo que no tienen, si se unen entre sí, si se someten a altas temperaturas o si reciben velocidades extremas.

16.- Jesucristo es hombre en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, constituido Salvador y Mesías. Como hombre Jesús interpela al hombre en nombre de Dios y dice: Si quieres tú ser discípulo mío debes tomar decisiones dramáticas en tu vida: sígueme no te avergüences de mí.

17.- Después del pecado se contrapone la libertad humana con la acción divina. Creador y criatura son concurrentes y la actividad divina se ejerce a costa de la libertad humana, como la libertad humana se ejerce a costa de la causalidad divina. 18.- Como Dios es creador es también salvador, y como actúa en la creación, causa externa, así actúa en la gracia. La causalidad divina sobre la creación es semejante a la causalidad del hombre en el mundo, y de la misma manera actúa en orden a la salvación en el mundo sobrenatural. 19.- Todo el orden de la salvación: palabra inspirada, Jesucristo, iglesia, sacramentos…..son pura gracia de Dios indebida a la naturaleza humana. El hombre sólo tiene la capacidad de pedir y recibir. La oración de petición es la gran posibilidad del ser humano de conseguir las intervenciones de Dios. La oración de petición es necesaria. 20.- Dios debe haber creado un cielo para premiar con la plena felicidad a los buenos, y un infierno de llamas eternas para castigar con justicia al diablo y a todos sus secuaces.

Con toda honestidad esforcémonos por seguir la lógica en los paradigmas de 17.- El Creador y la criatura no son concurrentes. Obran en dos esferas diversas que no se confunden. Dios tiene causalidad omnímoda, pero actúa sin impedirle a las criaturas evolucionar ni al hombre ser libre y autónomo. Como se replantea el problema del mal físico, debe replantarse el del mal moral o pecado. 18.- El mundo se realiza por la interacción de energías, así el orden sobrenatural se realiza por relaciones en la libertad del amor dentro de la eclesía de amigos para la salvación. 19.- Como en la naturaleza Dios y el hombre no son causas concurrentes, en la eclesía de comunión de hermanos, Dios actúa dejando toda la responsabilidad al hombre. Dios nos deja ser libres y autónomos, y Jesús nos invita a ejercer la libertad y la autonomía sobre nuestra propia existencia. 20.- La orden de Jesús perentoria, y la de los discípulos como Pablo, es: no juzguen y no condenen ustedes. El discípulo mío que me sigue tendrá vida eterna.

Con toda honestidad esforcémonos por seguir la lógica en los paradigmas de la cristiandad. Es una lógica digna de Aristóteles, para el mundo intermedio creado por la cristiandad con las bases de las edades anteriores. En un segundo momento descubramos la coherencia en los paradigmas de la teología actual, con una lógica emanada de la comprensión evolucionística del espacio-tiempo. Con los paradigmas anteriores, los teólogos de profesión elaboraron una idea de Dios y todo el mundo intermedio que ya describimos. En la nueva casa nuestra experiencia de Dios es muy distinta y nos vemos obligados a elaborar una nueva imagen suya. Esta confrontación la deberían estudiar todas las personas que quieren reflexionar a fondo sobre su propia existencia y sobre las relaciones con el mundo, con los otros y con Dios. En particular es tarea de todas las religiones, y no solo del cristianismo, el ser fieles a los hombres y mujeres de nuestra época, para ofrecerles los valores salvíficos en el contexto de la cultura actual. También en esto nos sentimos hermanos de todos los hombres de todas las culturas y religiones. Todos los seres humanos pueden mirar el mundo con los mismos ojos de la ciencia. Aceptamos los resultados de la ciencia como punto de partida de nuestra experiencia de Dios y, enseguida, de nuestra experiencia de Cristo. El primer mundo y sus paradigmas 1. El mundo es el autor de sí mismo, a partir de seres anteriores. En el tomo anterior de esta obra, titulado: “La Evolución, milagro universal del Dios Bueno” hemos visitado el paraíso terrenal, y hemos sorprendido al Dios creador en su tarea de hacer el hombre y la mujer. Y hemos llegado a la certeza de que el hombre se ha hecho a sí mismo. El creador del hombre es el universo y el hombre. Con los sabios, nos hemos deleitado mirando a Dios mientras moldeaba al ser humano, en quince mil millones de años, y no lo ha terminado. 2. Los seres humanos no son hechos por alguien de fuera del mundo, sino que se hacen por la interactuación de los unos sobre los otros. La creación no se hace mediante la palabra todopoderosa sino por la mediación de los otros. Esta realidad de proyecto y de ser inacabado fue el punto de partida hace cinco millones de años. Así sorprende la ciencia antropológica al hombre haciéndose a sí mismo en la interacción, y aceptándose inacabado y por hacerse. No se puede definir sin el otro, sin los otros. Los niñitos buscan su espacio en la familia por medio de peleas, llamadas de atención, acosos. De ahí depende el desarrollo emocional posterior. La rivalidad y las tensiones explican nuestra capacidad de relación. El adversario y el rival, el que acapara la atención de nuestros padres y nos quita espacio, es aliado de nuestro progreso. 3. El hombre es un ser en el tiempo.

Alguien de fuera no hizo al hombre en un momento sino que el mismo hombre se hizo y se sigue haciendo en el tiempo; está ejecutando la tarea, emergiendo desde la oscuridad de la inconsciencia. Para producir lo que existe, la naturaleza se ha tomado suficiente tiempo, que se prolonga por quince mil quinientos millones de años. Y después de tanto tiempo estamos apenas en los días de la creación. En esta historia del tiempo y en el proceso de devenir varón y mujer, a lo largo de dos millones de años, vamos colocando las etapas de formación y maduración del varón y la mujer. La visión de este hombre realizado en el tiempo, hecho y producido no en un momento por Dios sino a través de una incansable mediación de unos sobre otros, la ha recuperado también la moderna filosofía del ser y el tiempo. La arqueología y antropología física describen con descarnada brutalidad, y con escándalo y lágrimas para muchos, las luchas milenarias del hombre que se fue haciendo a sí mismo, en una batalla sin cuartel por sobrevivir, y por el mejoramiento de las condiciones y la calidad de vida, hasta llegar por la relación interpersonal y, por el lenguaje, a los umbrales del hombre de hoy. El lenguaje hace posible la memoria, el razonamiento, el cálculo. El lenguaje hace posible la inteligencia. El animal nace, crece, se defiende, se reproduce y muere. Los resultados de las investigaciones sobre el pasado del hombre, en arqueología, antroplogía física y cultural, han dado la razón al evolucionismo proclamado por Darwin. Y han derrumbado la imagen del hombre que tuvo vigencia durante treinta siglos, desde Homero y el autor Yavista hasta el Concilio Vaticano II. Al cambiar la habitación cambia la imagen del hombre y cambian los criterios de interpretación. Los adelantos científicos no hacen sino confirmar la imagen remodelada a lo la largo de la modernidad, sobre todo a partir de Descartes, que empieza a preguntarse, con la duda metódica, sobre el hombre, sin prejuicios metafísicos. 4. El hombre se hizo por sus propias decisiones, mediante su capacidad de adaptación al medio. Los más hábiles para adaptarse han sobrevivido. Le evolución se ha hecho por la supremacía del más fuerte: el pez grande se come al chico, y, mucho mejor, no por el predominio del más fuerte sino del que más se adapta y mejor se interrelaciona. La inteligencia emergente del hombre le dio la capacidad de relacionarse con el mundo, con los animales y con los demás hombres y sociedades. 5. La inteligencia es también logro de los propios esfuerzos de hombres y mujeres. La inteligencia no ha sido regalo de Dios sabio al varón y la mujer en el paraíso, sino una conquista del hombre y la mujer en su interrelación. Hoy están sobre el tapete en neurobiología las relaciones cerebro-inteligencia El proceso clásico del conocimiento como conceptos, juicios, verdades y silogismos, con los primeros principios, de donde se derivan las conclusiones, con “la tabula rasa”, con la “cognitio certa per causas”, (conocimiento por las causas),

con el “nadie da lo que no tiene”, con el emisor como clave del proceso comunicativo, ha sido subvertido por la reflexión filosófica, por ejemplo de Wittgestein o Popper o Husserl, las ciencias de la comunicación y de los medios de comunicación, la psicología, la sociología y biología, y todas las ciencias del hombre. 6. El lenguaje y la cultura son conquistas del ser humano. Ya hemos dicho que el lenguaje hace posible la memoria, el razonamiento, el cálculo; el lenguaje hace posible la inteligencia. El hombre aprende a ser hombre y se hace más hombre en el seno de la comunidad; y el factor determinante y generador del aprendizaje es el lenguaje, agente evolucionador del cerebro. La hermenéutica de la cristiandad miraba a Dios que creaba sin mediaciones, como quien fabrica un computador, en un momento del tiempo y en un espacio exacto, el paraíso. Lo llama: o “animal racional” o “substancia individual de una naturaleza racional” o “liber est auctor sui.” La universalidad del lenguaje nos lleva a pensar que algo biológico nos conduce de forma irremediable a estructurar sintácticamente la manera de entendernos con los demás. Es la gramática profunda de Chomsky. El gen que se relaciona con el habla es el gen dominante del cromosoma 7, y se llama “Speech-II” 7. Todo el proceso de la creación, que está en marcha, se ha realizado en el conflicto, que reviste función creadora. Pero el conflicto no se explica sin el odio con la violencia que lleva a la muerte, y sin la relación agónica con el otro, por el celo y la rivalidad. Si el acercarse al otro como sujeto en la auténtica comunicación es autotrascenderse y ser otro mejor, el rechazo del otro engendra el conflicto, la violencia y la muerte. Es la destrucción del hombre por el hombre. Es la intolerancia del otro y la guerra. Por consiguiente la violencia no es un accidente ocasional sino que está en la esencia del hacerse del hombre. Algo así como en el orden biológico, la muerte es un elemento de la vida como es natural que el pez grande se coma al chico. Unos tienen que morir para que otros vivan: el águila debe comer gallina. La muerte es un accidente de la vida. El grupo define a cada individuo, pues su identidad le viene del grupo 1. Por correlación, la primera lucha violenta es con los otros grupos. El individuo recibe la identidad del grupo. Los otros grupos son una amenaza. La xenofobia es connatural al ser humano. Los japoneses consideran a los propios como los hombres de verdad. Los griegos y romanos consideran a los otros como bárbaros. En la cristiandad decíamos: este no es un animal, es un cristiano. El niño no bautizado era «un animalito» Pero al interior del grupo se da también la violencia. El hombre logra satisfacer las necesidades básicas en el grupo. Pero una vez que sus necesidades básicas han sido satisfechas, y a veces antes, el hombre desea intensamente, pero no sabe

exactamente qué. Como “el otro” le da su identidad, le muestra también lo que debe desear: un ser del que se siente privado y del que cualquier otro le parece dotado. El sujeto sabe que el otro le dice lo que hay que desear, pues al suponerlo ya dotado de un ser superior, lo que el otro desea ha de ser un objeto que confiera una plenitud de ser todavía mayor. No es mediante palabras o signos, sino mediante el propio deseo como el modelo designa al otro sujeto lo que hay que desear. Pero este otro sujeto siente vergüenza de revelar su falta de ser, por lo que cada uno se presenta como modelo a los demás y va repitiendo «imítenme», a fin de disimular su propia imitación. El afán de imitar el deseo de los otros es el origen de la violencia y su naturaleza íntima. La tragedia de Edipo no es la muerte del padre porque desea poseer a la madre sino porque quiere desear como su padre desea. Esta imitación impura, que suprime todas las diferencias, le lleva a desear su propia madre. La violencia humana es una „mímesis”. Los conflictos no se producen porque haya diferencias, y al borrarlas no se resuelven los conflictos sino que se agravan. El paradigma de la violencia recíproca o esencial es violencia entre rivales, por cuanto cada uno imita al otro y es la réplica del otro. Por tanto, la igualdad y la semejanza, lejos de ser una base firme para la fraternidad, es la causa del paroxismo de la violencia. Llegados a este punto, la crisis arroja a los hombres a un enfrentamiento perpetuo que los priva de cualquier carácter distintivo y de clara identidad. Ya no se puede hablar de adversarios en el sentido exacto de la palabra sino de cosas apenas enunciables que chocan entre sí con una estúpida testarudez El conflicto es de la esencia misma del devenir humano, ya que las diferencias de ideales deseados provocan violencia, y el pretender borrar las diferencias agrava el conflicto. El paradigma convencional, del “semper idem,” de la paz y armonía en el orden, “tranquillitas ordinis,”, no funciona. El nuevo paradigma, del conflicto creador por aceptar las diferencias, complementa al viejo. 2 8. La muerte es un fenómeno inherente a la vida. «Por la envidia del Diablo entró el pecado en el mundo, y, por el pecado, la muerte.» “No fue Dios quien hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes.” (Sabiduría 1,13). Esta afirmación es tan importante que la colocamos en la cúspide de los paradigmas fundamentales de nuestros cristianos. Este texto, interpretado al pie de la letra, si se asume la muerte en el sentido obvio, está afirmando que Dios es el creador de todo; que todo tiene que ser perfecto desde el comienzo porque salió de las manos de Dios, y Dios es bueno y hace las cosas bien. La muerte, decadencia y destrucción, no puede proceder de Dios sino del Diablo o adversario, y es mala. Lo perfecto está en el modelo original. Toda decadencia o imperfección es fruto del pecado y del Diablo. La otra gran columna de la verdad es esta: «nadie da lo que no tiene. En consecuencia, lo imperfecto no puede producir algo más perfecto». Lo imperfecto viene de lo perfecto, pero como degradado o degenerado.

Es tan sólida esta lógica que se concluyó que la muerte no puede ser creada por Dios, y es un castigo del pecado. Si María Santísima no tuvo pecado, no murió sino que fue elevada en cuerpo y alma, sin morir, al cielo. La nueva hermenéutica debe partir de los nuevos paradigmas, y considerar la muerte física como un accidente para la vida, necesario y natural, como el nacer, el crecer por asimilación, el defenderse y el reproducirse. La inmortalidad del alma, que se fundamenta en la dicotomía cuerpo y alma, materia y forma, materia y espíritu, principio malo y principio bueno, la garantizan Platón y Aristóteles, y es el sello de este antiguo paradigma. Dios tuvo que haber hecho al hombre inmortal, sin muerte, puesto que Dios es bueno. 9. El amor engendra al hombre. El encuentro con el otro y la otra es el arquetipo de las relaciones. El siguiente texto es de Popper, y sirve para relacionar el paradigma del amor y el paradigma del conocimiento, con la maduración por ensayo y error. “Todos los seres vivos están siempre buscando un mundo mejor. Los organismos unicelulares muestran movimientos de ensayo y error para alejarse de un ambiente demasiado caliente o demasiado frío para ellos: buscan activamente, todo el tiempo, mejores condiciones ambientales. Las plantas verdes, cuyo alimento es la luz del sol, están buscando continuamente la luz, es decir, el alimento. Basta mirar una papa guardada en un lugar oscuro, enviando hacia afuera impetuosos retoños buscadores de luz... La vida, tal vez las algas azules y verdes revolucionó nuestra atmósfera. Ella ha convertido amplias partes de nuestro planeta en un jardín de edén... Los humanos también hemos cometido errores. Los errores son inevitables pues es muy poco lo que sabemos. Sin embargo, podemos aprender de nuestros errores. Podemos realmente aprender de ellos, a no ser que nos amarremos a una ideología, y por ello nos persuadamos de que sabemos y, puesto que sabemos, no necesitamos aprender nada más. Ciertamente este es el más peligroso de todos los errores posibles. Significa que ya no sentimos la necesidad de buscar, de ensayar, o de aprender. La vida busca un mundo mejor” 3 En esta búsqueda de una vida mejor, los seres vivos se han dejado llevar del afán de relacionarse. Al punto que podemos decir que el amor engendra al hombre. Todos los seres dan lo que no tienen cuando se unen. El hidrógeno no puede producir agua; el oxígeno tampoco. Nadie da lo que no tiene, cuando se queda solo. Todos dan lo que no tienen, cuando se unen. El hidrógeno tardó miles de millones de años para producirse; y el oxígeno más todavía, a altísimas temperaturas. Y tardaron miles de millones de años para unirse en nuestro joven planeta para producir el milagro del agua, que posibilita la vida. Dios no tuvo la idea del agua, ni pronunció la palabra agua para crearla en los ríos del paraíso. Fueron las relaciones y la selección natural en el cosmos las que llegaron, después de diez mil millones de años, a crear el agua.

Y así fue la creación del hombre; por el amor. El primer arquetipo de esta búsqueda del otro es la relación de amor en la familia humana. La familia es la célula primaria del amor humano. A todos nos queda fácil imaginar la situación originaria de la familia del homo sapiens, que crecía en el amor y se prolongaba más allá de la tumba en el culto a los antepasados. Podemos afirmar que los primeros testimonios semióticos de la humanidad se refieren al amor en la familia. Lo primero que el hombre ha consignado, hace ya 200.000 años, es el amor familiar en el primer medio de comunicación gráfico. El paradigma grecolatino pone el origen en la inteligencia, mientras que el nuevo paradigma nos ubica antes de la inteligencia, en la búsqueda del bienestar por el crecimiento continuo mediante la unión con lo diverso. No existe un ser solo. El átomo, en teoría solo, como partícula más elemental, e indivisible, es un sistema complejo de elementos y de energías que interactúan para constituir la estructura más íntima de la materia. Dígase otro tanto de la célula, de la pareja humana y de los ecosistemas sociales en la historia de libertad. 10. Desde que podemos sorprender al hombre y la mujer pensando, los encontramos celebrando ritos. Los hombres y mujeres crearon los ritos, lo religioso y lo divino. La propensión a la violencia no es una pulsión como las demás del ser humano, a la manera del instinto de agresión. Reside allí donde el hombre es hombre y se distingue del animal, o sea en la indeterminación y apertura última de superación y de trascendencia. Cuando dos aspiran a lo mismo se convierten en rivales La situación triangular de la ambición genera el conflicto, y el conflicto genera la violencia. Esta situación se multiplica, se contagia a todos, y se provoca el caos. Y lo que se llama sociedad es el empeño común por dominar el caos, si ha estallado, o por impedirlo si apenas amenaza. Guiados por la razón racionalista, hemos puesto el origen de la sociedad en el pacto social; pero antes del cualquier pacto está el mecanismo del chivo expiatorio. Una vez que en algún lugar se desencadena la guerra de todos contra todos, ocurre que las agresiones de todos se concentran por casualidad en un mismo objeto particular. Este es aniquilado y considerado por todos como el culpable de la situación general. Sobre su cadáver alcanzan los demás la paz. La nueva unanimidad de los sobrevivientes tiene centellas religiosas. Toda la culpa se proyecta en la víctima del sacrificio, que viene a ser cifra y resumen de lo horrendo. Pero como se ha logrado la liberación de la culpa mediante el sacrificio, este viene a ser también cifra y resumen de lo salvador. En la nueva posibilidad de vida, lograda por la víctima eliminada, se experimentan los dos aspectos de lo sacro: Lo “fascinosum et tremendum”. Las sociedades primitivas encuentran así la manera de liberarse contra la irrupción de nuevas rivalidades y de una violencia generalizada. Consiste en anticiparse a la crisis de modo ritual; y el rito culmina matando o exterminando una víctima y celebrando la reconciliación general en un banquete ritual. El ritual sacrificial es

una especie de mecanismo de desviación de la propensión cada vez más apremiante a la violencia. Lo detiene por cierto tiempo, y por eso debe repetirse. En las sociedades arcaicas no se da una distinción entre sociedad y religión. Ambas son una misma cosa. Las víctimas de la violencia ritual son en general humanas. Luego se cambian por animales y ofrendas de bienes. Las sociedades avanzadas donde se distingue entre religión y sociedad recurren a otros mecanismos, y, sobre todo, a la ley. Con este método se permite de nuevo la violencia pero solo la institucionalizada, que se deja en manos de la autoridad. La obediencia y sumisión a la ley es el sacrificio. En estos sistemas se podía desmontar lentamente el culto sacrificial. Pero queda claro que la violencia no se puede detener sino con la violencia, pero controlada o dirigida por la ley. Estos procesos vitales para cada uno y para el grupo o sociedad influyen esencialmente en la imagen de Dios. Vivimos a Dios como la condensación de la experiencia de lo tremendo y al mismo tiempo de lo salutífero; mecanismos que se traducen en el mecanismo real del chivo expiatorio o de su sucedáneo, el rito sacrificial o la guerra justa. La violencia no se puede detener si no por la violencia ritual o la violencia institucionalizada de la ley. En este horizonte aparece Dios como ídolo sediento de sangre y arbitrario y, al mismo tiempo, como numen clemente y benéfico. La proyección de las experiencias sacras a la divinidad es parte del proceso de encubrimiento de la represión. El mecanismo del chivo expiatorio, incluido el mecanismo legal o el derecho, encierra un proceso de engaño. La víctima exterminada no es ni más ni menos culpable que los demás que logran la salvación mediante ella. Pero toda la culpa recae, por acuerdo cultural, sobre la víctima casual. Ahí está la mentira. Sin embargo, no se puede descubrir, porque al desenmascarar el engaño se da al traste con la frágil concordia originada por el sacrificio. Esto induce a encubrir la verdadera esencia del proceso que funda y conserva la sociedad. En los mitos antiguos se expresa solo veladamente. 4 El paradigma convencional pone la religión, como virtud para rendir a Dios el culto que le es debido, en la cumbre de los valores; pero el paradigma nuevo analiza el surgir del culto en lo más profundo del inconsciente colectivo, y nos conduce al culto nuevo, introducido por Jesús el Mesías, como reconciliación y amor entre los hombres, amor mutuo, transparente, sin mentiras encubiertas. 11. Todo empezó imperfecto, porque no salió de las manos de Dios sino que fue obra directa de las mediaciones creadas. Si todo salió de las manos de Dios, debió salir perfecto. Por otra parte, “nemo dat quod non habet:” Nadie da lo que no tiene. Y “Bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu.” Para que sea bueno debe ser perfecto; para que sea malo, basta que tenga un defecto. Lo imperfecto nunca produce lo perfecto.

Con san Agustín se ha definido el mal como «Privatio boni,» privación del bien, y con san Anselmo, «absentia boni debiti,» ausencia del bien debido según el orden de la creación. Esta posición es consecuencia de la fe absoluta en un Dios bueno, que hace las cosas bien. Esta fe indeficiente en el tu divino bueno, que hace las cosas bien, nunca podemos abandonarla ni debilitarla con dudas. . En los primeros padres de la Iglesia se nota cierto optimismo antropológico. Clemente Alejandrino (+ 215) dice que el mal está bajo el control de Dios, y se debe a la ignorancia, ingenuidad y debilidad del hombre, con clara alusión al estado de imperfección de la naturaleza humana. Se ve ahí el influjo estoico. Por eso se requiere la virtud. Orígenes (+ 253) también es optimista, y con la doctrina de la apocatástasis, esperaba el perdón y la restauración incluso del diablo. Pero todos afirman que Dios no puede ser el autor del mal, y que el pecado es fruto de libre albedrío del hombre. Todo el proceso de la evolución es la negación de los anteriores principios. De un universo concentrado en el «big-bang», huevo cósmico, ha procedido todo lo que vemos con los más potentes telescopios y más allá, a quince mil millones de años luz. De lo imperfecto, por evolución, ha nacido lo más perfecto. Por consiguiente, la perfección habrá que buscarla en el futuro, y la máxima perfección, como propósito divino, está en el final. 12. Las fallas deben atribuirse al mismo proceso evolutivo que va madurando de lo imperfecto a lo más perfecto. Existen fallas en el orden físico y en el orden de la libertad, y estas últimas se llaman pecado. El paradigma convencional afirma que lo perfecto está al comienzo, y la experiencia dice que el mal lo invade todo. De ahí, el pecado original. Recordemos cómo llega el Yavista a la concepción del pecado de origen del pueblo, en Exodo 32. Epicuro planteaba el problema del mal así: «O Dios quiere eliminar el mal y no puede; o puede, y no quiere; o ni quiere ni puede; o quiere y puede.» Para concluir que Dios es indiferente ante el mal. Lactancio dice que nadie sabe lo que es bueno si no sabe lo que es malo. Luego no conoce a Dios bueno, si no conoce el mal. Luego el mal es para bien del hombre. Explicar el origen del mal y del pecado es esencial a la teología para la comprensión de la redención, porque todo el orden revelado tiene como objetivo superar el pecado. La obra de Cristo perdería el sentido si no existiera el pecado. El vino a redimirnos del pecado. Con los nuevos paradigmas, revisamos nuestra concepción del mal y del pecado, para conservar la fe revelada, sin necesidad de conservar lenguajes contradictorios en nuestra cultura. El problema general del mal requiere formulaciones nuevas. 13. El origen y la causa del pecado debe colocarse en el proceso del devenir varón y mujer.

Dentro del problema del mal, distinguimos el caso especial del pecado, como mal moral. La comprensión del misterio cristiano en buena parte depende de la comprensión que tengamos del pecado. 14. No se necesita otro dios poderoso para explicar las fallas que vemos como deficiencias de la situación inicial perfecta que afirmamos en nuestra imaginación. Los dualismos son esenciales en la evolución de las religiones, e incluso en nuestro lenguaje católico tradicional, pero siempre han sido condenados como heréticos. 15. Como Dios es creador es también salvador, y como actúa en la creación, causa externa, así actúa en la gracia. El único que puede salvar al hombre pecador y caído y condenado es Dios. Pero si las causas del mundo están dentro de sí mismas, y el mundo es el símbolo global del orden de Dios sobrenatural, se sigue que Dios le atribuye toda la importancia al hombre en la salvación. 16. Jesucristo que interpela al hombre en nombre de Dios dice: Si quieres tú ser discípulo mío debes tomar decisiones dramáticas en tu vida: «sígueme, no te avergüences de mi propuesta, vende lo que tienes, ámense mutuamente como amigos, lávense los pies unos a otros.» Imperativos que interpelan personas humanas libres y autónomas. El hombre tiene todo el espacio para ser autor de sí mismo, para ser autónomo, y para realizarse por sus decisiones libres que Jesús le exige. 17. El Creador y la criatura no son concurrentes. Obran en dos esferas diversas que no se confunden. Dios tiene causalidad omnímoda, pero actúa sin impedirle a las criaturas evolucionar ni al hombre ser libre y autónomo. Como se replantea el problema del mal físico, debe replantearse el del mal moral o pecado. 18. Como el mundo se realiza por la interacción de energías y por selección natural, así el orden sobrenatural se realiza por relaciones en la libertad del amor dentro de la eclesía de amigos como acontecimiento salvífico en Cristo. 19. Como en la naturaleza Dios y el hombre no son causas concurrentes, en la eclesía de comunión de hermanos, Dios actúa dejando toda la responsabilidad al hombre. Dios nos deja ser libres y autónomos sobre nuestra propia existencia. 20. La orden de Jesús perentoria, y la de los discípulos como Pablo, es: no juzguen y no condenen ustedes. El discípulo mío que me sigue tendrá vida eterna.

SEGUNDA PARTE CREACIONISMO, PANTEÍSMO, PANENTEÍSMO *El teísmo y deísmo natural y sobrenatural Retomemos una de nuestras afirmaciones centrales: El gran descubrimiento de la ciencia es que existen causalidades intramundanas que dan razón del universo por evolución, sin necesidad de recurrir a la intervención de Dios, desde fuera, a cada paso nuevo. Los mejores teólogos modernos, en el contexto de la teología escolástica, de una manera brillante durante medio siglo, han producido hermosas páginas especulativas para probar que la causalidad divina no es la misma que la del hombre y que, en consecuencia, no podemos presentar a Dios como contrincante del hombre. Aunque perduren tremendas lagunas, la ciencia ha ido explicando muchos pasos que dentro del creacionismo exigían una intervención directa de Dios. Poco a poco ya todo se va explicando. El paso de hidrógeno y oxígeno a agua, el paso de una especie a otra, el paso de un tipo de célula a otra, de las bacterias a las células eucarióticas, el paso de una reproducción asexuada a la sexual, el paso de la materia a la vida y el paso del animal primate al hombre con inteligencia. Todo el proceso de la evolución en los trece mil quinientos millones de años, son el acto complejísimo de la creación sin un diseño previo. Con la nueva metafísica de «todo da lo que no tiene cuando se junta con otros», ya no se espera una nueva intervención de Dios para producir algo más perfecto. De lo menos perfecto se produce lo más perfecto. Por eso el espacio-tiempo evoluciona, madura, crece, se perfecciona, se expande, se plenifica. Entonces, cuando digo que Dios crea de la nada no veo a un señor poderoso que hace cosas, sino que veo un mundo en marcha que se está desarrollando y expandiendo dentro de su propia autonomía. Todo lo que el universo realiza según el mecanismo de sus leyes tiene la razón de ser en Dios. Pero Dios no es el dios del teísmo, que con su intervención interfiere la autonomía del mundo o la libertad del hombre, sino que es capaz de hacer este mundo autónomo sin dejar de expresar la energía y el dinamismo divino. El lenguaje de intervención de Dios en el mundo va perdiendo sentido pues interviene quien no está. No hace falta comprobar las intervenciones de Dios porque él ya está ahí. La hipótesis metodológica de excluir a Dios resultó fecunda. La ciencia nos dice que podemos excluir a Dios si ha de intervenir como nosotros intervenimos. Y con esto la ciencia moderna se alía con la teología para desplegar uno de sus máximos descubrimientos: La causalidad omnímoda de Dios es de otro orden, es trascendente de modo omnímodo. Dios actúa de otra forma. Que Dios no exista es solo una hipótesis beneficiosa.

Y la conclusión deslumbrante de nuestros teólogos es que el actuar de Dios no interfiere para nada la acción y perfeccionamiento autónomo del mundo y del hombre como persona libre. En la teología convencional decíamos que Dios es maravilloso porque hace maravillas que el hombre no puede realizar, como cuando hace milagros para demostrar que es Dios. Pero ahora comprendemos que es mucho más maravilloso que Dios actúe no como el hombre sino como Dios sin interferir en la acción y la autonomía de los seres del universo. Dios no es una persona como nosotros, pero infinitamente poderosa, sino el manantial indescifrable del ser del universo que se desarrolla por sus propias fuerzas y energías. Dios constituye el mundo que existe y que funciona con sus propias leyes y que se hace nuevas leyes. Dios desencadena la actividad del mundo y está presente en el ser del universo que no pierde el carácter de actor autónomo. No es un diseñador que hace un diseño y que luego le falla por todas partes. Para el teísta, la acción ordinaria de Dios se ajusta a las leyes naturales, a un diseño, y, en cambio, una acción extraordinaria, fuera de esas leyes, es algo exclusivo de Dios no debido a la criatura. Se diría que Dios al intervenir directamente sustituye a la criatura. El teísta llama esta intervención milagro en sentido estrictísimo, o sea un prodigio. Además, como considera las esencias como eternas, distingue entre naturaleza pura que es como la esencia querida por Dios sobre el hombre, y los dones de la gracia, que constituyen una sobre naturaleza, después que la primera se corrompió. Ya hemos repetido que la manera común entre los católicos y protestantes de comprender a Dios es el teísmo. *Rechazo total del panteísmo Un presupuesto fundamental del teísmo es distinguir entre Dios y el mundo, pues, al ser Dios totalmente otro, puede intervenir en el mundo, e interviene desde fuera. De ahí el rechazo de todo panteísmo. (Ver Concilio Vaticano I, Dz 3024). Es el terror a confundir el Creador con la criatura, como no se puede confundir la persona del artista con su obra de arte ni el automóvil con el fabricante. Es una evidencia total. Y por eso se declara la guerra al panteísmo entendido como si identificara a Dios con el universo. El universo es Dios, dice el panteísmo. Muchos tachan de panteístas en este sentido a los hindúes y a los budistas, y descalifican esas religiones, quizá porque nunca han conversado con teólogos de la India. En esta perspectiva no se podía hablar del mundo como experiencia de Dios. Esos lenguajes se dejaban para los panteístas hinduistas o budistas. Nosotros preferíamos proclamar que los enemigos del hombre son el mundo, el demonio y la carne. *El mundo, experiencia de Dios Pero es un hecho destacado por el Concilio Vaticano II que Dios tiene intención de hacerse experimentable por otros seres, primero inconscientes y luego conscientes y

libres, o se hace experiencia mutua en la interactuación de los seres. Dios se hace palabra-ser o palabra-acción, se hace símbolo, se hace historia o se hace interactuación. El mundo es sacramento de la presencia y energía de Dios. Dios está ahí, está dentro, está bajo unas apariencias de ser, bajo cada cosa, no como causa directa de todo a la manera teísta sino como una presencia que se realiza dejando que el mundo y sus energías se expresen y desarrollen. Esto nos conduce de la mano a pensar de Dios de una manera nueva, no teísta. *Ni creacionismo ni panteísmo ¿Cómo podríamos ver las cosas ahora? El mundo y nosotros constituimos en su totalidad el acto creador de Dios Cada criatura participa de este continuado acto creador de Dios en toda su actividad. Todas las criaturas se crean mutuamente y participan del acto creador de Dios. Somos una unidad total que expresa a Dios y es su actuar creador. Yo soy el actuar creador de Dios. Dios es un Espíritu, una fuerza divina, plenitud de conciencia, una energía misteriosa, llena de compasión, en la cual existe todo cuanto existe. El universo no es una obra de Dios, en el sentido teísta, sino que está en Dios. Esta descripción de Dios que realiza el acto creador del universo es bíblica, como leemos en el salmo 139 o en San Pablo, «En el vivimos, nos movemos y existimos»: todo está en Dios y, de modo especial, en los hombres y, de modo especialísimo, en la eclesía de Dios en el amor de amistad, porque Dios es amor (ágape). La Biblia enfatiza la trascendencia de Dios pero también la presencia o inmanencia. La Biblia se expresa como teísta y como panenteísta. En cambio, la teología de la cristiandad y de la modernidad enfatiza sólo la trascendencia del totalmente otro. En cambio, el Espíritu que es Dios lleno de bondad, se hace presente en todo y es todo pero, es más que todo, en una amplitud insondable y consciente, el manantial indescifrable del ser y de los seres. No solo decimos: Dios está en todo, pero es mucho más que ese algo de Dios que está en todo. Es como cuando decimos, según nuestra propia tradición cristiana, que Dios es lo más íntimo de mí mismo, que está más presente en mí y a mí que yo mismo. Acercamos la trascendencia y la inmanencia que se tornan acontecimiento en cada realidad. Dios hace, Dios está, Dios es ese algo de más que cada cosa necesita, es el manantial indescifrable de cada cosa y la fascinación total de la vida. * La iniciativa de Dios. Entonces, ¿Dios interviene o no? Interviene quien no está Hagamos otro resumen. Si Dios es creador, causa eficiente, como alfarero, escultor o relojero, es lógico hablar de intervenciones de Dios para crear y conservar el universo, para hacerse presente por medio de milagros espectaculares o para escuchar las oraciones de los fieles de todas las religiones. El que no aceptaba este Dios es ateo. Las alternativas eran: o teísmo o panteísmo o ateísmo. Pero ahora comprendemos que el lenguaje de teísmo o panteísmo e, incluso, de ateísmo, es una metáfora. La trascendencia de Dios no añade algo al mundo, y precisamente por su trascendencia está inmanente a todas las causas mundanas. El

manantial del ser está en este mundo en evolución que se perfecciona a partir de lo imperfecto. Y no es posible determinar empíricamente el lugar de Dios a partir del mundo. No lograremos pillar a Dios “in flagranti” en sus intervenciones. Dios está produciendo a través del mundo todo lo que el mundo produce. En el milagro se ve la acción de Dios pero en la acción humana. La iniciativa divina no se restringe a casos especiales. Toda plenitud del mundo es iniciativa de Dios, siempre fundada en las plenitudes anteriores. *Los grandes teólogos Karl Rahner o Piet Schoonenberg destacan cómo cuando Dios hace que surja algo no le cuesta más que cuando lo conserva. En cambio en el obrar humano lo difícil es hacer la obra. Una vez hecha, la obra está ahí. Esto se aplica a la acción o al autodesarrollo de toda realidad. Dios creador, comprometido con sus criaturas, da a la criatura el ser ella misma, y también le da el obrar ella misma y desarrollarse. Estos teólogos llegaron a conclusiones convincentes mediante elucubraciones metafísicas, que eran necesarias por el presupuesto de la creación en las mismas conclusiones. Son una evidencia que se ve desde el big-bang hasta la expansión del universo. Es tan demoledor el argumento de los hechos desvelados por la ciencia contra la metafísica grecoescolástica que en cierto modo la ciencia sustituye la metafísica. Tampoco la ciencia puede demostrarnos la acción extramundana de Dios, pues para ella todo se ha realizado por la interacción de los elementos, átomos, células o personas libres, átomos, genes, y memes. El ser de Dios creador se realiza en la interacción de los elementos entre sí. Con argumentos científicos no se puede probar la presencia de Dios en un caso determinado, coger in flagranti a Dios, pero con argumentos científicos tampoco se puede negar la presencia de la acción de Dios en las cosas. La verdad antigua más absoluta «nadie da lo que no tiene», debe reemplazarse por la contraria «todos dan lo que no tienen si se juntan, si interactúan, si se someten a calores altísimos, si viajan a velocidades de la luz». La obra creadora es intramundana por ser divina y no humana, y por eso no se entiende de la manera teísta tradicional. *Cambio de palabras: teísmo o panenteísmo. Es extremadamente difícil pensar de Dios fuera del teísmo sobrenatural. Se nos hace que la única alternativa al teísmo es el ateísmo: o crees en Dios como una persona individual, crees como teísta, o niegas a Dios. Por eso cuando hablamos de Dios con católicos o protestantes y pronunciamos la palabra Dios, se va a entender según la idea tradicional teísta. El ateísmo es un subproducto de occidente. Poco a poco deberíamos formar a nuestro pueblo a otra alternativa. No hablar de Dios como teísta sino como creyentes en Dios pero de la manera nueva que hemos descrito, en la libertad del amor, y que podríamos denominar «panenteísmo.» «Pan:» todo, «en:» en, «Theos:» Dios. Es posible hablar de Dios sin entenderlo en sentido teísta. A las tres alternativas del lenguaje antiguo, teísmo, panteísmo, ateísmo, tenemos otra nueva, Dios está en todo como dinamismo que interactúa.

En el fondo, el panenteísmo es una forma nueva del teísmo, es una nueva forma de comprender la presencia de Dios en el mundo y de su acción siempre creadora. Es la manera de no definir a Dios según la pasión griega de ver a Dios y definirlo y poseerlo sino de experimentar a Dios con todo nuestro ser y de sentirnos sumergidos en él, con el optimismo del amor y la compasión de Dios. No pretendemos verlo, nos basta escucharlo. La pregunta sobre Dios ya no es esta: «¿Hay otro ser, el ser supremo, además del universo?» *La Dei Verbum nos dice que Dios se revela en sus obras, y la encarnación. Volvamos a estas tres afirmaciones rotundas del Concilio Vaticano II, que tenemos presentes desde la conclusión del primer capítulo. (Supra , pg. 44) Primera: Dios al crear y conservar el mundo expresa un testimonio de sí mismo. El mundo real, o primer mundo, es revelación o sacramento de Dios. Segunda: Dios se revela en la historia y en los acontecimientos reales de los seres humanos. Tercera: Para hablar al hombre Dios no usa un lenguaje divino o espiritual sino el lenguaje de los humanos. *El fundamento del ser «The ground of being»: Paul Tillich Paul Tillich uno de los dos más grandes teólogos protestantes del siglo veinte, decía: «Si tú piensas de Dios como una realidad que puede o no existir, no piensas de verdad en Dios. Quiere decir que la palabra Dios no se refiere a un ser en particular que exista.» Es decir un ser como lo piensa el teísmo. La palabra Dios es la más común en occidente para hablar del existente de verdad, el manantial indescifrable del ser. O, como lo expresa Tillich, «The ground of being,» El fundamento del ser, la realidad última, el ser mismo. Tomás Keating, maestro benedictino de contemplación dice: Dios es la palabra que usamos para referirnos al existente sin limitaciones: «isness without limitations». Las religiones suelen enfatizar que nuestro lenguaje es insuficiente para referirnos a Dios o a lo sagrado. Lo sacro, Dios es el inefable. Citemos el ejemplo de Lao-tse, gran pensador religioso chino del siglo sexto antes de Cristo. Las primeras líneas de Tao te Ching, la colección de los dichos atribuidos a Lao-tse, son las siguientes: «El Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno». Porque si tu nombras lo sagrado para distinguirlo del resto de la realidad, en consecuencia, ya no estás hablando de él. Lo sagrado, el Tao, está más allá de las palabras». *El camino hacia Dios es el amor fraterno. Si estudiamos la primera carta de Juan, comprenderemos que el mejor camino para encontrar a Dios es el amor fraterno. Los mitos religiosos, los legalismos, las metafísicas y las ciencias y las convicciones intelectuales no concluyen en el Dios que de verdad existe. Solo el amor y la teología de los cinco sentidos en 1Jn nos conducen hasta el Padre de Jesús.

TERCERA PARTE PROPÓSITO DE DIOS PARA EL HOMBRE: SER IMAGEN DE DIOS. PROPÓSITO DEL MALIGNO PARA EL HOMBRE: SER COMO DIOS Aquí podría ubicarse el estudio de los once primeros capítulos del Génesis, que tratan de la creación. No lo vamos a intentar, y solo nos invitamos a reflexionar sobre unas palabras clave del Génesis que pueden orientar la comprensión de la relación entre lo divino y lo humano, entre Dios y el mundo, lo que es Dios y lo que es imagen de Dios. No reconocer la distinción entre ser imagen de Dios o ser como Dios lleva a muchas confusiones. La fe cristiana nos prohíbe ser dualistas ya que Dios bueno es el creador de todo, de la luz pero también de las tinieblas que se le oponen, como dice el segundo Isaías. Son asombrosos los esfuerzos sofisticadísimos de la mente cristiana para explicar el origen del mal, pero con el presupuesto creacionista y teísta. Sin duda, con la nueva visión, debemos reformular todo el problema del mal. Por ahora quisiera avanzar una consideración bíblica, que puede servirnos como punto de partida para entender de nuevo el problema del mal. *El hombre solo puede aspirar a ser imagen de Dios “Ser imagen de Dios” expresa toda la grandeza del hombre y todo el valor de lo creado; pero indica también un límite infranqueable por el hombre. “Creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y hembra los creó”. Somos imagen de Dios, pero solo imagen de Dios, no como Dios. *Solidaridad cósmica Pero como el ser humano es expresión de todo el universo, como vimos en el principio antrópico, el mundo participa de la condición de imagen de Dios. Avanzamos más si decimos que toda la creación es un proceso de autoexpresión de Dios o de palabra de Dios, puesto que Dios se revela a través de las realidades («Dei Verbum, 3»), sin necesidad de pensar en una palabra de Dios que contenga la idea que Dios tenía de lo que iba a hacer, el diseño. Dios no tiene la idea, por ejemplo, del agua, y la define y expresa, y luego procede a crearla por su palabra creadora. Así procede un aristotélico o el autor sacerdotal, porque así «creamos» los hombres. El agua se fue haciendo desde que se posibilitó el hidrógeno y luego el oxígeno en diez mil millones de años. Lo que iba emergiendo en el proceso evolutivo es la automanifestación de Dios y lo que va expresando de sí mismo, pero que no es como Dios. En lenguaje del primer siglo axial de la historia, es la palabra de Dios: «Logos» o «dabar». Todo ser expresa a Dios y, por este sentido, se puede llamar imagen o palabra de Dios, pero ningún ser puede ser como Dios: no puede ser Dios. Ninguna imagen puede ser Dios. Es lo que retumba para Israel por el segundo mandamiento de Moisés: no te harás imágenes de Dios.

Cuando el hombre y la mujer pretenden ser como Dios cometen el pecado y hacen el mal, se quieren robar la condición divina. *Ser imagen de Dios es propio de la criatura: eikon, morfé, logos, sofía. Si algo es imagen de Dios (eikon o morfé) nunca podrá ser como Dios o ser Dios. Hay un abismo infranqueable entre ser Dios y ser imagen de Dios, entre ser criatura o ser Dios. La criatura puede ser imagen de Dios, y lo es en plenitud solo el hombre que responda al designio del Creador. La imagen es la autorevelación de Dios mismo, y participa de condición divina. Sería una manera de expresar el panenteísmo. Pueden ser imagen de Dios otras realidades que proceden de Dios como el “logos, la sofía, la torah”. Cuando se afirma de estas realidades divinas que son imagen de Dios se está afirmando que no son Dios ni son como Dios. Según esta lógica, el logos no puede ser Dios. No están en el orden de Dios sino en el orden de lo que Dios comunica o revela al hombre. Son revelaciones o palabras de Dios. *Ser como Dios es susurro de la serpiente La criatura nunca puede arrogarse el derecho de ser como Dios. El ser como Dios es un robo que los humanos están en la posibilidad de pretender, pero eso es su propio mal, el pecado. Por eso ser como Dios es el susurro de la serpiente que hace caer al hombre en el pecado, el mal de hombre. La serpiente le dijo a la mujer: “Seréis como Dios” “Ser como Dios o ser imagen de Dios” quizás sean las expresiones misteriosas pero utilísimas para expresar el bien y el mal para los seres humanos. Debemos ser imagen de Dios pero no portarnos como Dios ni pretender igualar a Dios. Debemos ser imágenes de Dios pero siendo hombres o mujeres en toda verdad y hondura. No podemos pretender ser como Dios porque Dios es inaccesible a la criatura. Por lo mismo Israel no puede hacer imágenes de Dios puesto que no existen ni pueden existir las imágenes de Dios. Israel proclama a cada momento: “Escucha, Israel” No ver a Dios; escucharlo. *Revelación divina, autorevelación del hombre El mundo está en evolución, y esta comprende también la historia de los hombres existentes y concretos, según el principio antrópico. Y todas las instituciones de la historia de salvación son evolución de las instituciones creadas por el hombre. Así la revelación de Dios es autorevelación del hombre. La palabra de Dios existe como palabra humana La palabra divina activa la palabra humana. *Himno de Filipenses 2 Así, cuando se afirma, como en el Himno de Filipenses, que Jesús es “morfé” o figura o imagen de Dios se está afirmando que no es como Dios ni es Dios sino revelación de Dios ante los hombres. En este texto se fundamentó toda la cristología de la cristiandad al traducir mal: “siendo de condición divina”, siendo Dios el logos es una persona divina que existe desde toda la eternidad. Lo mismo se entendía del

logos en el prólogo de san Juan. Es necesario dilucidar este malentendido clave de toda la teología, sobre lo que significa ser imagen de Dios y ser como Dios, para poner mejores bases a la cristología. La cristología ha dependido en buena parte de este texto: “Siendo de condición divina, (donde dice morfé) se anonadó (haciéndose hombre). Y esa interpretación ha desfigurado nuestra comprensión de Jesús y nuestra manera de mirarlo actuar en nuestro mundo, de ser nuestro modelo, y de seguirlo como cristianos.

LA PASIÓN POR VER Y DEFINIR A DIOS, PASIÓN GRIEGA: PRETENSIÓN DE SER COMO DIOS. LA DIVINIZACIÓN

Los griegos nos enseñaron a pretender ser como Dios al orientarnos a conocer y ver a Dios. La pretensión del griego de ser como Dios se funda en su pasión por ver a Dios, o viceversa. Conocer es ver y es hacerse uno con el objeto conocido. El ser humano griego y romano se realiza en ver y contemplar a Dios. Nada más bello y divino que ver y contemplar a Dios y ser como Dios, y nada mejor que contemplar la verdad y vivir en el esplendor de la verdad, porque Dios es la verdad suprema. «Dios creó al hombre para conocer, amar y servir a Dios...y verlo en el cielo» El cristiano, educado en griego y latín, padece una angustia trascendental cuando se encuentra con los judíos que lo contradicen en lo más íntimo al prohibirle toda ambición de ver a Dios o de figurar a Dios. Esto produce al griego y latino una angustia insoportable: ¡no poder ver a Dios!. Esta angustia la describe en bello griego san Gregorio de Nisa, al meditar la bienaventuranza “los puros verán a Dios.” “Lo mismo que suele acontecer al que desde la cumbre de un alto monte mira algún dilatado mar, esto mismo le sucede a mi mente cuando desde las alturas de la voz divina, como desde la cima de un monte, mira la inexplicable profundidad de su contenido. Sucede, en efecto, lo mismo que en muchos lugares marítimos, en los cuales, al contemplar un monte por el lado que mira al mar, lo vemos como cortado por la mitad y completamente liso desde la cima hasta la base, y como si su cumbre estuviera suspendida sobre el abismo; la misma impresión que causa al que mira desde tan elevada altura a lo profundo del mar, la misma sensación de vértigo experimento yo al quedar como en suspenso por la grandeza de esta afirmación del Señor: Dichosos los limpios de corazón , porque ellos verán a Dios. Dios se deja contemplar por los que tienen el corazón purificado. Nadie ha visto jamás a Dios, dice san Juan, y Pablo confirma esta sentencia con aquellas palabras tan elevadas: A quien ningún hombre vio ni puede ver. Esta es aquella piedra leve, lisa y escarpada, que aparece como privada de todo sustentáculo y aguante intelectual; de ella afirmó Moisés en sus decretos que era inaccesible, de manera que nuestra mente nunca puede acercarse a ella por más que se esfuerce en alcanzarla, ni puede nadie subir por sus laderas escarpadas, según aquella sentencia: Nadie puede ver al Señor y seguir viviendo. Y, sin embargo, la vida eterna consiste en ver a Dios. Y que esta visión es imposible lo afirman las columnas de la fe, Juan, Pablo y Moisés. ¿Te das cuenta del vértigo que produce en el alma la consideración de las profundidades que contemplamos en estas palabras? Si Dios es la vida, el que no ve a Dios no ve la vida. Y que Dios no puede ser visto lo atestiguan, movidos por el Espíritu divino, tanto los profetas como los apóstoles. ¿En qué angustias, pues, no se debate la esperanza del hombre? Pero el Señor levanta y sustenta esta esperanza que

vacila. Como hizo en la persona de Pedro cuando estaba a punto de hundirse, al volver a consolidar sus pies sobre la aguas. Por lo tanto, si también a nosotros nos da la mano aquel que es la Palabra, si, viéndonos vacilar en el abismo de nuestras especulaciones, nos otorga la estabilidad, iluminando un poco nuestra inteligencia, entonces ya no temeremos, si caminamos cogidos de su mano. Porque dice: «Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios.» La promesa de Dios es ciertamente tan grande que supera toda felicidad imaginable. ¿Quién, en efecto, podrá desear un bien superior, si en la visión de Dios lo tiene todo? Porque, según el modo de hablar de la Escritura, ver significa lo mismo que poseer... Por lo tanto, el que ve a Dios alcanza por esta visión todos los bienes posibles: la vida sin fin, la incorruptibilidad eterna, la felicidad imperecedera, el reino sin fin, la alegría ininterrumpida, la verdadera luz, el sonido espiritual y dulce, la gloria inaccesible, el júbilo perpetuo y, en resumen, todo bien... La condición para ver a Dios es un corazón puro, y ante consideración, de nuevo mi mente se siente arrebatada y turbada por una especie de vértigo, por la duda de si esta pureza es de aquellas cosas imposibles que superan y exceden nuestra naturaleza... ¿De qué nos sirve conocer el modo de ver a Dios, si nuestras fuerzas no alcanzan a ello?... Por tanto, si es indudable que aquellos que predicaron que la contemplación de Dios está por encima de nuestras fuerzas son ahora felices, y si la felicidad consiste en la visión de Dios, y si para ver a Dios se necesita la pureza de corazón, es evidente que esta pureza de corazón, que nos hace posible la felicidad, no es algo inalcanzable. La Biblia proclama rotunda: No mires a Dios ni lo imagines, no lo definas ni pretendas poseerlo, no intentes ser como Dios. La Biblia se pone en el polo opuesto de la pasión griega por ver a Dios. El judío repite tres veces al día: “Escucha, Israel, Shemá Israel”. No veas, ni imagines ni definas; ¡escucha!. Puedes ver la imagen de Dios en el hombre y la mujer, pero no puedes ver a Dios y quedar con vida. San Gregorio de Nisa sabe muy bien que estas son las afirmaciones de las columnas de la fe apostólica: Moisés, Juan y Pablo. . Pero todo su ser, plasmado en la cultura griega, le grita que debe ver a Dios, conocer a Dios, definir a Dios, poseer a Dios y contemplar a Dios como único camino de ser feliz. Y el santo es consciente de que ver a Dios es el intento de poseerlo. El santo describe este drama existencial, y lo resuelve con una interpretación acomodaticia del texto de las bienaventuranzas, y triunfa en su mente la cultura griega: la dicha del hombre está en ver y contemplar a Dios, y el camino es la purificación espiritual. El filósofo solo descansa cuando oye resonar las palabras de la bienaventuranza: «Dichosos los puros de corazón porque verán a Dios». Entonces el griego pone toda su preocupación en ser puro de corazón, e interpreta que debe purificarse de toda criatura para ver a Dios. Interpreta la bienaventuranza con su mentalidad dicotómica, y acomoda la Biblia para que le haga juego a su pasión por ver a Dios.

En este espíritu de la cultura occidental, sorprendemos a nuestros grandes teólogos y santos de occidente, como Agustín y Tomás de Aquino, atormentados por el deseo de ver a Dios, que se traduce en un vivo deseo de definir a Dios. Los biógrafos nos describen a Santo Tomás asediado desde la infancia por el deseo de saber quién es Dios y de definirlo. De ahí la tesis central del “desiderium naturale videndi Deum”, deseo natural de ver a Dios, con la “potencia obediencial”. Con esto se entiende dónde está la “Teología de la perfección cristiana” (Antonio Royo María), “La vida interior” (Arintero, Meynard, Mercier, Tissot), “La vida espiritual” (Le Gaudier, Schrijvers), “La vida sobrenatural” (Ch. de Smeth), “Teología espiritual” (Heerinckx), “Teología espiritual, ascética y mística” (De Guibert), “Ascética y mística” (Crisógono de Jesús), “Teología ascética y mística” (Naval, Tanquerey), “Perfección y contemplación” (Garrigou-Lagrange). Todos estos títulos, de autores de distintas nacionalidades o corrientes espirituales, nos muestran una gran unanimidad alrededor de la perfección de la vida cristiana en la contemplación de Dios. Abundan en nuestra cultura cristiana, en estos últimos siglos, las posiciones que se reflejan en el libro de Antonio Royo Marín, O.P. “Teología de la perfección cristiana” (Madrid: BAC, 1962). Estamos ante una de las posibilidades de interpretar la esencial contradicción del ser humano: “Veo lo que es bueno y lo apruebo, y sin embargo después hago lo contrario” Ovidio. Y Pablo, como cristiano, repite la misma confesión. : “No hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.” ¿Cómo se resuelve esta intrínseca y existencial contradicción interna de todo hombre y del cristiano?. Nosotros, con los nuevos paradigmas, queremos hacer el esfuerzo por evitar la pasión de ver, de definir, de ser como Dios, como quiso la primera pareja humana, para seguir a Cristo que se comprometió con la condición y los conflictos humanos hasta la muerte.

NOTA SOBRE LA OMNIPOTENCIA DIVINA Y LIBERTAD HUMANA, EN LA MODERNIDAD

Si decimos que Dios es un ser como el hombre o los seres que conocemos, pero infinito en poder, podemos desembocar en el ateísmo. No aceptamos a un Dios que deja hacer tantos males sin intervenir. Algunos dicen que es mejor que no exista. Para evitar esta conclusión, la teología protestante, con Bultmann, Bonhoefer, P. Tillich, Robinson, y otros teólogos muy honestos, quieren poner de relieve la importancia de la acción del hombre y su decisión por Cristo, y optan por prescindir de la idea convencional de Dios. Lo que se llamó la teología de la muerte de Dios. En otras palabras, opinaron que el teísmo puede presentar una imagen de Dios que se convierte en amenaza contra la libertad humana, y desfigura tanto la imagen de Dios como la del hombre. Como la ciencia optó por el ateísmo metodológico, algunos teólogos, para purificar su idea de Dios, optaron también por un ateísmo metodológico. Podemos aceptar que la imagen de un Dios que ejerce la causalidad a la manera humana es una imagen de Dios que de verdad existe. Pero otros pueden afirmar que es una imagen distorsionada de Dios, que se necesitaba para asegurar la vigencia de una determinada metafísica. Pero para los otros esa imagen de Dios muere bien porque es un ídolo, y un ídolo debe destruirse: no te harás imágenes de Dios. Solo Dios hace una imagen suya, y es el hombre y la mujer. De modo que la misma ciencia nos enseña un ateísmo metodológico aceptable. Se trata es de derribar los ídolos y mejorar la imagen que tenemos del Dios que de verdad existe, porque para poder hablar de Dios necesitamos imágenes lingüísticas y culturales indispensables. 6

QUINTA PARTE LO SAGRADO: ÁNGELES Y DEMONIOS Volvamos a nuestra imagen. El teísmo, fuera del mundo del hombre y del de Dios, crea un mundo intermedio donde ambos se encuentren. Y lo sagrado es el ámbito o atmósfera de este mundo intermedio, de forma que lo sagrado para el hombre es el signo de la cercanía e intervención de Dios. *El animismo El animismo es una primera percepción del mundo concebido como energía vital y dinamismo del ser o de los seres. Esta visión se llama animista, y no es propiamente una creencia religiosa. Es el mismo mundo comprendido como dinamismo permanente, movimientos, actividades y energías, muchas de ellas personificadas. Todo lo que nos es favorable, empezando por la luz de la mañana, se atribuye a esas energías o espíritus buenos. Y si hacen mal son espíritus malos. Lo que me favorece es bueno, lo que me causa daño es malo. La interpretación está en la lucha entre Marduk y Tiamat en Babilonia, o entre Ormuz y Aharimán en Irán. Cuando se organiza la jerarquía de dioses, sobre todo cuando los titanes destronan las diosas madres e imponen orden masculino en el panteón, el mundo se llena de espíritus que ejecutan los mensajes de los dioses mayores, y se revelan en multitud de demonios y genios favorables o desfavorables, mezclados en la existencia diaria de los humanos. Hasta que el lenguaje de ángeles y demonios se convierte en lenguaje cotidiano. *Los demonios en tiempos de Platón Para Platón «todo lo que es genio (demonio) está entre lo divino y lo mortal... La divinidad no se pone en contacto con el hombre sino a través de este género de seres, por donde tiene lugar todo comercio, todo diálogo entre los dioses y los hombres, tanto durante la vigilia como durante el sueño». (Esto le dice la maestra Diotima de Mantineia). «Dios, por su amor por la humanidad, puso encima de nosotros a los demonios que son una raza superior, y ellos, con gran facilidad y placer para ellos, y no menor para nosotros, dándonos paz y reverencia y orden y justicia que nunca flaquea, hicieron felices y unieron a las tribus de hombres.» Para Platón los demonios no eran malos y para él eros es un genio o demonio, no un dios, ni mortal ni inmortal ni bueno ni malo. En cambio los sucesores y los neoplatónicos sostenían que había unos demonios malos y otros buenos. La Cristiandad siguió este neoplatonismo. *Ángeles y demonios en la Biblia Israel no rechaza este mundo pues es una realidad que se impone y no es discutible, y esta situación se prolongó hasta en los tiempos de Jesús. Lo que sí

queda claro para el monoteísmo de Israel es que todas las potencias inferiores están sometidas a Dios y no hay lugar para un dualismo verdadero de un principio bueno y otro malo. Esta doctrina de los ángeles y demonios en Israel está matizada con elementos de todas las culturas del entorno. Bajo el influjo de la literatura apocalíptica, Israel multiplicó los demonios y los espíritus y otros espíritus maléficos, lo mismo que los mediadores angélicos entre Dios y los hombres. En el ambiente que vivió Jesús eran comunes los exorcismos. *En la cristiandad En el libro del científico y gran divulgador de la ciencia, Carl Sagan, «La ciencia y sus demonios,» se mencionan muchísimas creencias tradicionales en la cristiandad, católica y protestante, junto a creencias de otras religiones, que la ciencia puede explicar o que cuestiona con evidencias contundentes. Espiguemos al azar algunas afirmaciones de Carl Sagan o de autores citados por él. «Toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil...y sin embargo es lo más preciado que tenemos.» Albert Einstein (1879-1955). «Las consecuencias del analfabetismo científico son mucho más peligrosas en nuestra época que en cualquier otra anterior. Es peligroso y temerario que el ciudadano medio mantenga su ignorancia sobre el calentamiento global, la reducción de ozono, la contaminación del aire, los residuos tóxicos y radioactivos, la lluvia ácida, etc. Cualquier aprendiz de teología debe comenzar por estudiar la ciencia moderna para desvelar las afirmaciones de una religiosidad ignorante. Hipócrates de Cos, el padre de la medicina, intentó retirar el manto de la superstición de la medicina, para llevarla a la luz de la ciencia. Ya Hipócrates dijo: «Los hombres creen que la epilepsia es divina solamente porque no la pueden entender...» Se asigna la responsabilidad de lo que todavía no entendemos a un Dios de lo ignorado. A medida que entendemos la realidad menos cosas atribuimos a la intervención divina. En la Europa de la cristiandad abundaba la confianza en la oración y las curaciones milagrosas. Desaparecieron los médicos seculares. Se usaban ampliamente cánticos, pociones, horóscopos y amuletos. Se restringieron e ilegalizaron las disecciones de cadáveres, lo que suprimió el estudio de la medicina. .Dice Edward Gibbon del Imperio oriental: «Durante diez siglos no se hizo un solo descubrimiento que exaltara la dignidad o promoviera la felicidad de la humanidad. No se había añadido ni una sola idea a los sistemas especulativos de la antigüedad y toda una serie de pacientes discípulos se convirtieron en su momento en los maestros dogmáticos de la siguiente generación servil.» Con los métodos de la cristiandad, la media de vida no ascendió a cincuenta años sino alrededor del año 1870. Llegó a cincuenta y cinco en 1915, a sesenta en 1930, a setenta en 1955, y hoy se acerca a 80. Todo esto lo ha conseguido la ciencia. Desde la perspectiva de los dogmáticos, la ciencia puede ser temible flagelo para la

humanidad. «Donde la ignorancia es una bendición, es locura ser sabio.» Poeta Thomas Gray. La idea de que somos una disposición compleja de átomos y no una especie de hálito de la divinidad, aumenta cuanto menos nuestro respeto por los átomos. Descubrirnos solidarios con los animales nos hace respetuosos de los animales y de las plantas. Cuando no conocemos la ciencia nos dejamos arrastrar instintivamente por la pseudociencia y las supersticiones, incluyendo las científicas como los platillos voladores y las abducciones. Las religiones suelen ser los viveros de protección estatal de la pseudociencia, aunque hay razón para que tengan que desempeñar este papel. En Filipinas florece la cirugía psíquica. El número de adivinos que prosperan en Japón es de cien mil, con clientela mayoritaria de mujeres jóvenes. Una secta criminal de Japón cuenta entre sus principales dogmas la levitación, la curación por la fe y la percepción extrasensorial. Los seguidores bebían, a un alto precio, el agua del estanque milagroso, del baño de Asahara, su líder. En Tahilandia se tratan enfermedades con pastillas fabricadas con Escrituras Sagradas pulverizadas. Todavía hoy se queman brujas en Sudáfrica. En la Rusia de los zares se estimulaba la superstición religiosa, pero se suprimía la ciencia Con el comunismo se suprimió la religión pero también la pseudociencia, excepto el dogma de la religión estatal. La ciencia era sospechosa fuera del régimen comunista Ahora, sin el comunismo, toda la zona está inundada de ovnis, poltergeist, sanadores, curanderos, aguas mágicas, y antiguas supersticiones. Un asombroso declive de las expectativas de vida, aumento de la mortalidad infantil epidemias. En China con la emergencia gradual de la economía de mercado aparecieron los ovnis, la canalización, y otros ejemplos de pseudociencia occidental. Hay más de un millón de ovnis desde 1947 y no hay ningún caso en que la declaración de algo extraño que solo puede ser una aeronave espacial sea tan fidedigna que permita excluir con seguridad una mala interpretación, tergiversación o alucinación. Carl Sagan recuerda la persecución y quema de brujas en el norte de Europa. (Pg 136 y siguientes) Ante este hecho hagámonos este razonamiento como teólogos. La teología de la cristiandad justificó los cinco hechos masivos siguientes. 1º Las cruzadas y las violencias contra los judíos, los musulmanes y los indios de América. 2º La condenación y las torturas contra los pensadores disidentes o herejes. 3º Las torturas terribles a que se sometían las mujeres llamadas brujas. Los cálculos varían entre cien mil y doscientas mil. 4º El lujo y el manejo de poder y la explotación de la religiosidad popular.

5º La oración con sus patronos para cada enfermedad o cada situación meteorológica adversa. Ante la ciencia toda esa oración de la Iglesia aparece como ineficaz. No hay duda de que la teología de la cristiandad aprobaba estas cinco prácticas porque estaban avaladas por las autoridades eclesiásticas, por muchos santos, por teólogos y religiosos eminentes en la ciencia teológica medieval. Incluso Spenger, el autor del «Malleus maleficarum», le martillo de las brujas se destacó por sus melifluos escritos sobre la Santísima Virgen María. La teología de la cristiandad debería imponerse la seria responsabilidad de mostrar cómo desde el Evangelio se llega a esas cinco conclusiones. Es posible que nos respondan que la teología no se sacaba de los evangelios sino del común sentir de los padres griegos y latinos, que eran la tradición, la cual es la segunda fuente de revelación. Pero ahora no solo el tribunal del evangelio exige una respuesta sino también el tribunal de la ciencia moderna. Y nosotros desde nuestra responsabilidad deberíamos preguntarnos: ¿Qué debemos cambiar en dicha teología para que no produzca esos cinco efectos? *Los demonios ante la ciencia La cristiandad vivió del teísmo estrechamente combinado con lo sagrado como manifestación o revelación de Dios. Por una parte el cielo no estaba muy lejos, solo más allá de la luna y las estrellas, pues Jesús ascendió al cielo en un momento, más allá de las nubes y de las estrellas. Aunque estuviera fuera del mundo estaba muy cerca. Por otra parte, el mundo intermedio se pobló de seres sobrenaturales mensajeros de Dios. La ciencia evolucionística y cuántica también presta el servicio de purificar nuestra teología. Cuando se analizaron las dificultades del teísmo se rechazó lo sagrado, la ilustración fue denunciando las fragilidades de este mundo intermedio, y desplazó lo sagrado con la secularización y el secularismo. La ciencia moderna sigue con fuerza arrasadora eliminando lo sagrado como artificio del lenguaje humano y creación de la imaginación. . Todavía nos resuenan las palabra de Gagarín, el astronauta ruso, que recorrió el espacio y no vio a Dios ni el cielo. Aparentemente, la modernidad desmontó el mundo intermedio de lo sagrado y divino, y con él, echó fuera a Dios y sus ángeles, y se quedó con el ateísmo desnudo. Dios está tan fuera del mundo que se comenzó a dudar de que estuviera por ahí. La ciencia nos quitó el cielo de su lugar más allá de las estrellas, y lo llevó a la tremenda lejanía de trece mil millones de años luz. Dos hechos son evidentes: primero, que todas las culturas antiguas percibían el mundo invisible, que llena el mundo, como campo de acción de ángeles y demonios; y segundo, que Jesús compartió este tipo de cultura. Este segundo hecho hace que el primero todavía esté vigente, y que sea un interrogante para la teología y la práctica pastoral de hoy. De ahí las preguntas que

tenemos que hacernos: ¿Qué significaron para Jesús sus exorcismos? significado tienen para nosotros en el mundo evolucionístico?

¿Qué

CUATRO

EL PADRE DE JESÚS, DIOS QUE DE VERDAD EXISTE Y SE EXPRESA EN EL AMOR FRATERNO. NO A LOS DIOSES QUE CREAN LOS HOMBRES

UN DIOS DE AMOR Y DE COMPASIÓN A TRAVÉS DE NOSOTROS

UN MUNDO MALO O CONDICIÓN FILIAL DEL MUNDO NUESTRO ENCUENTRO CON EL PADRE DE JESÚS EN EL MUNDO CRISTOLOGÍA CÓSMICA LA SANTÍSIMA TRINIDAD LA PALABRA DE DIOS LA FE LA GRACIA LOS MILAGROS LA ORACIÓN LOS SACRAMENTOS

LA FE CRISTIANA COMO ACTO DE LIBERTAD Y DE AMOR FRATERNO NUESTRO ENCUENTRO CON EL PADRE DE JESÚS EN EL MUNDO EN EVOLUCIÓN Y EN LA LIBERTAD DEL AMOR MUTUO

Este último capítulo integramos las convicciones que hemos adquirido por la revolución científica y tecnológica, por los nuevos estudios bíblicos y por el Concilio Vaticano II, con las decisiones de nuestra voluntad de discípulos de Jesús y amigos en él. A las convicciones y claridades de tipo intelectual, les hace falta el amor del corazón y la libre voluntad. El acto de fe no acontece solo en la cabeza, en la fe y la razón, sino también en la libertad y el amor. Solo el amor fraterno es digno de fe. Antes de seguir adelante debemos tomar las máximas decisiones existenciales. Un escándalo para los discípulos de Jesús: evaluación dolorosa «Por los frutos los conocerán» Nos preguntamos: ¿Por qué en los primeros siglos, las eclesías cristianas invadieron toda Europa y gran parte de Asia y África, como prodigioso milagro?, y, ¿Por qué, en cambio, después de la opción por Grecia y Roma, por el gnosticismo, la metafísica y el centralismo de poder, el islam conquistó el Medio Oriente y África, la misión en Asia se hizo ineficaz, la cristiandad se desgarró en divisiones, y se está llegando en la modernidad al secularismo y al ateísmo? En los países de Asia somos del 0.6 por ciento al 3%, y de los seis mil millones y más habitantes de este planeta, solo un 20% somos católicos y un 80% son acatólicos. Y en los países cristianos de Europa ya son minoría los católicos. Y en tres décadas las cristianas Francia o España o Alemania pueden ser repúblicas islámicas. Y ¿por qué en América Latina, en medio siglo, se ha desvinculado de la obediencia a la Iglesia católica la cuarta parte de católicos, cien millones? El Santo Padre y todos los obispos celosos buscan respuestas. Queremos ayudar. Jesús nos envió a llevar su amor salvador a todos los hombres y mujeres de este planeta. Si no hemos cumplido la misión, no es por culpa de quien nos envió pues no se equivocó sobre el mandato. ¿Dónde están las causas de nuestro desacierto en la tarea obligatoria de la misión? No son católicos casi seis de las siete partes de la humanidad, casi seis mil de los siete mil millones de humanos. En todo caso, la culpa no es ni de quien nos envía ni de los destinatarios. Es nuestra responsabilidad analizar las causas del doloroso balance. Si Jesús no se equivocó al enviarnos con su mensaje de amor ni los destinatarios tienen culpa alguna, examinemos los énfasis o paradigmas de la evangelización medieval y moderna para desnudar las deficiencias. Esta evangelización convencional se ha expresado de múltiples formas, pero es notable el predominio que en ella han tenido las formas religiosas, la ética de los mandamientos, la sacra doctrina de la

metafísica griega y la apasionada centralidad en Dios. Los frutos de estos grandes paradigmas de evangelización están ahí a la vista de los discípulos de Jesús. Hechos y desarrollos históricos que piden un cambio Ahora clavemos la mirada en algunos hitos históricos que demuestran la necesidad de cambiar de paradigmas, y de volver al mensaje de Jesús, la nueva evangelización para el hombre secular y científico, monoteísta o panteísta. 1. Las dos guerras mundiales del siglo pasado, con el aterrador balance de noventa millones de muertos, son la demostración horrible de la incapacidad de las cristiandades católicas, orientales o protestantes para crear un «orbe católico» o una civilización del amor. 2. El Concilio Vaticano II deja a un lado la eclesiología de las jerarquías y los poderes, la teología metafísica como ciencia de las esencias eternas e inmutables, y de la fe como conocimiento de las verdades divinas frente a las verdades de la razón, «Fides et ratio.» Y la obra conciliar es exigencia absoluta de volver al servicio y a la comunión en el amor fraterno, de reconocer en la realidad el testimonio perenne de Dios, de aceptar la revelación divina en la historia de conciencia y libertad, y de aceptar el acercamiento inteligente y crítico a la Sagrada Escritura. Obedecemos al capítulo VI de la «Dei Verbum,» que ordena a todos los obispos, como dice Pablo VI, hacer cuanto esté a su alcance para «Propiciar a los fieles fácil acceso a las Sagradas Escrituras» (D.V. 21) y ofrecer una buena hermenéutica para comprenderlas. 3 Las grandes decisiones del episcopado latinoamericano, desde «Medellín,» ponen a la Iglesia ante el desafío del cambio histórico, y desencadenan el proceso de las Comunidades Eclesiales de Base y de la teología de la liberación; y culminan con «Ecclesia in America,» que declara las estructuras de la parroquia inadecuadas, y con Aparecida, que desarrolla la propuesta de crear las nuevas parroquias como red de pequeñas comunidades. 4. Después de cincuenta años de espera, la Santa Sede crea el nuevo dicasterio de la Curia Romana para la evangelización en un mundo secularizado. Estos hitos históricos exigen la nueva evangelización, dirigida a las mujeres y hombres adultos, secularizados y atentos al espectáculo más maravilloso que existe y que es la evolución del universo con la ley general de la selección natural y de las relaciones entre los átomos, los genes y los memes. 5 La mesa redonda de la tecnología y la informática para la humanidad entera Las propuestas de las religiones, la teología como logos o metafísica sobre Dios, los filósofos del pensamiento débil o complejo o líquido, y los científicos de la ciencia experimental no llevan al Dios que de verdad existe, el Padre de Jesús. Sin embargo, los filósofos, los conductores de los pueblos, los educadores de todos nuestros jóvenes, y el diálogo de todos los hombres a través de la tecnología y la informática, están comunicando esta nueva mentalidad en todo el universo. Pero solo Jesús es el revelador del Padre. Y nosotros somos sus discípulos.

Para cumplir el mandato de Jesús, de hacer en todas las naciones lo que él hizo con sus discípulos, nosotros marchamos por el camino espléndido de la libertad y del amor mutuo de seres humanos, y por eso nuestro título universitario es de servidores como amigos en Jesús. Sin desconocer todos los aspectos positivos que nos siguen enamorando de la Iglesia santa, ante el escándalo de los discípulos de Jesús, examinemos los paradigmas que presidieron la evangelización del pasado. PARADIGMAS PREDOMINANTES EN LA CRISTIANDAD 1. La religiosidad tradicional y la Biblia Con líderes emblemáticos como Copérnico, Newton, Darwin y Einstein, los destinatarios del evangelio, hombres y mujeres de hoy, cambiaron de habitación. De los imaginarios tres pisos estáticos, cielo-tierra-infierno, nos trasteamos a la nueva casa real de la evolución universal. Al pasar de la mítica casa antigua al hecho real de la evolución, debemos cambiar de lenguaje y de formas religiosas, todas ellas creadas en la casa vieja. Al emerger de las sombras de instintos y luchas animales por la vida, el ser humano ha sido incansable creador de símbolos religiosos y de imágenes de Dios. Y los agentes religiosos, con la abigarrada variedad de símbolos y rituales de todas las religiones, y con la Biblia de un pueblo especial y escogido, atrajimos hacia nuestros templos y salones de culto a multitudes crecientes de fieles hambrientos de un encuentro religioso con Dios. Las religiones fueron las vehiculadoras de los valores humanos y religiosos durante muchos milenios. Y la Iglesia fue adalid en esta obra creadora de formas religiosas. En especial trasmitieron los mandamientos de Dios, formulados en las religiones como valores salvíficos. Pero ahora, tanto las elaboraciones religiosas creadas por los hombres en todas las culturas como el fundamentalismo bíblico, en lugar de atraer, alejan de nuestras iglesias y salones religiosos, a los fieles secularizados. Para fascinar con el Padre de Jesús no basta revestir la convencional religiosidad con nuevo vigor y nuevos métodos sino que se necesita una nueva evangelización en la nueva habitación secular, verbalizada y dominada por el lenguaje de la ciencia. Jesús nos amonesta sobre lo que debemos hacer con la ley, el templo y los rituales religiosos. Media humanidad, la cultura occidental y árabe tiene determinadas formas religiosas centradas en el monoteísmo, y otra media humanidad en Asia tiene la religiosidad del Tao, del Brahman, de la Nueva era y de las energías del Todo. Resolviendo esa discusión no renovamos las iglesias de Jesús. 2. La metafísica y el logos griego Las personas más evolucionadas abandonan los paradigmas ideológicos de occidente, de esencias inmutables y eternas, de almas inmortales, de substancias y accidentes, de analogías y de lo natural y lo sobrenatural, y exigen una ciencia de la realidad, de la existencia y de la historia secular.

Y, como fruto de la modernidad liderada por Kant, nuestros contemporáneos deciden dejar de ser niños obedientes para madurar como adultos. Las religiones trataron al hombre religioso como niño, pero ahora los hombres y mujeres exigen ser tratados como adultos. Se puede discutir entre exégetas y teólogos tradicionales, y no renovamos las iglesias de Jesús. Por ejemplo, con el libro Jesús de Nazaret, el Papa intenta convencer a los exégetas de que la cristología estaba madura antes de Pablo en el himno de Filipenses. 2,6ss. Ya estaba claro, como en Nicea, que Jesús es un Dios bajado del cielo y de que el Jesús de la fe de los evangelios es el mismo Jesús de la historia real en Palestina y Judea de los años 30. Nunca los exégetas se van a convencer de esta fe tradicional con los argumentos del Papa; y el Papa nunca se va a convencer de lo que dicen los exégetas avalados en buena parte por el Concilio Vaticano II en la Dei Verbum. Pero aun suponiendo un imposible, que el uno convenciera a los otros, tampoco con ello se renovarían las iglesias de Jesús. 3 La teología centrada en Dios Sofisticadas disquisiciones sobre Dios, que deslumbran en las amplias bibliotecas de la cristiandad, hoy, no tienen éxito, porque el mundo no acepta un Dios que debe armar batallas contra el Diablo, que exige víctimas y sacrificios para saciar su sed de sangre, que se deleita en el sufrimiento de animales y de hombres para poder perdonar, que está de continuo amenazando y que infunde terror, y que emplea su omnipotencia para crear un infierno eterno más grande que el cielo. La misma cristología estaba estructurada alrededor de Dios. La presentación de Jesús como Dios mítico que se pasea por el mundo con poderes divinos para interferir como extraterrestre, no está atrayendo ni a los musulmanes, ni a los judíos ni a los devotos del Brahman, del Tao o de El Buda, y ni siquiera a una multitud creciente de cristianos. Se puede discutir sobre los mandamientos de Dios hasta llegar a una ética universal, acogida e impuesta a toda la humanidad, y con ello tampoco se renovarían las iglesias de Jesús. . Se puede discutir sobre la divinización, de acuerdo la nueva era o sobre la divinización de acuerdo con Santo Tomás o con Dionisio el Aeropagita, y con ello no se renuevan las iglesias de Jesús. 4. La ciencia de la observación y la comprobación Por su parte, la ciencia ya no espera de Dios la explicación del universo ni siquiera en ciertos pasos cruciales del proceso evolutivo, y se decide por encontrarla por los nuevos paradigmas de la evolución y de la selección natural. Dios no se deja pillar analizando nuestras causas y efectos con instrumentos perfectos. Pero es tan espectacular lo que fascina a los sabios científicos que se llenan de entusiasmo religioso ante el universo, y prefieren el panteísmo. Todas las religiones, incluida la católica, con un nuevo lenguaje, deben entrar en este nuevo espectáculo asombroso que es la ciencia de la evolución y de la

selección natural, con un nuevo lenguaje. Esto supera las mayores imaginaciones del Dionisio Aeropagita y de los mejores visionarios religiosos. Discuten los teólogos tradicionales con los científicos modernos. Los unos creen probar la existencia de Dios, y los ateos, liderados por Dawkins, afirman «Creer no es algo que se pueda decidir como un asunto de política. Al menos no es algo que yo pueda decidir como un acto de voluntad... ninguno de esos argumentos puede hacer que yo crea si no creo.» (El Espejismo de Dios, pg. 116) Creer es creer lo que no creemos. Aun suponiendo que se pusieran de acuerdo Dawkins y los teólogos convencionales, con ello tampoco se renovarían las iglesias de Jesús. PARADIGMA DEL FUTURO SEGUN LA FE ASPOTÓLICA: ENCUENTRO CON CONEL PADRE DE JESÚS COMO FE LIBRE EN EL AMOR FRATERNO Por encima de todo esto, -religión, mandamientos, metafísicas y gnosticismos, y divinizaciones místicas-, les voy a mostrar un camino superior para experimentar a Dios, el amor fraterno en eclesia de amigos (1Cor 13). Esto mismo es lo que hemos visto y oído, lo que nuestras manos tocaron y lo que sentimos y experimentamos con los cinco sentido en las comunidades puestas en marcha por el discípulo amigo de Jesús acerca de la Palabra de vida que es la comunión de amigos. (1Jn). Antes de seguir adelante, leamos estos dos textos, de Pablo y de Juan. No los asumamos como piadosas meditaciones para convivir con educación con otros individuos, sino como opciones teológicas que superan todas las visiones parciales de religión, derecho, ética, gnosis o metafísica, o ciencias modernas, y nos dan la experiencia de Dios en la complejidad de nuestro ser personal y trinitario Este es el otro camino alternativo que hay que tomar para llegar a la renovación anhelada de todas las iglesias de Jesús. La salvación para la Iglesia santa es volverse a Jesús, según la orden del Concilio Vaticano II, ¡Vuelta a las fuentes!, y obedecer a Dios que dice: «Este es mi hijo muy amado, escúchenlo a él. No pretendan ser teólogos de la causa primera, amaestrados por la metafísica griega. Escuchen a Jesús, obedézcanle a él y háganse sus amigos.» De la universidad de Aristóteles, Platón y sus intérpretes cristianos, pasémonos a la universidad de Jesús y sus discípulos, según la orden del Dios omnipotente de Israel. Si no, estamos condenados a continuar en el fracaso de ver que son cerca de seis mil millones de acatólicos y solo mil millones de católicos. Para ser sus discípulos, Jesús nos pide que superemos el amor del padre, la madre y la esposa, que superemos los mitos y las historias de los dioses y de los seres sobrenaturales o extraterrestres de las diversas religiones, que superemos las falsas ideas sobre Dios de gnoticismos y metafísicas, y el legalismo de los fariseos judíos. De igual manera hemos de superar la mera lógica de la ciencia de lo observable y de la realidad sensible, que se enceguece ante la gratuidad de Dios y no lo reconoce.

Nos costará mucho renunciar a semejantes tesoros, cuidados con tantas armas, cohetes y ejércitos a lo largo de milenios. Pero tal es el costo de seguir a Jesús como lo exige Dios desde el cielo abierto del Bautismo y la Transfiguración. Solo así podemos seguirlo hasta dar la vida por los amigos. Y solo en Jesús podremos ejercer la libertad en el amor que nos entrega a nuestros hermanos y, en definitiva, a nuestro Padre Dios. La fe es un acto libre por el cual nos entregamos al amor de los hermanos, como Jesús. Ahora escogemos algunos temas centrales para examinar cómo pasar de la vieja habitación a la nueva, y dar el salto no coyuntural sino epocal a la nueva evangelización.

1. JESUCRISTO: CRISTOLOGÍA CÓSMICA UN MUNDO MALO O CONDICIÓN FILIAL DEL MUNDO 1

*De la vieja casa a la nueva: persona divina venida del cielo He aquí algunas fórmulas de nuestra fe tradicional. Dios es un ser, entre todos los seres, y no se confunde con ninguno, es uno además de todos. La imagen de Miguel Ángel, que preside nuestra antigua habitación y cultura, muestra a Dios como persona que crea un hombre a su imagen y semejanza, como realidad viva. Jesús es el logos eterno, que desde más allá de las estrellas baja a nuestro mundo. Fue recibido en el seno inmaculado de María Todo el interés se vuelca en el Dios que baja del cielo. Y la imaginería de la cristiandad se toma como una realidad física en nuestras imágenes de la Trinidad Santísima. *La nueva habitación: la ciencia, la Biblia y el Concilio Vaticano II, según la fe de los apóstoles Con las tres luces, -ciencia, Biblia, Concilio-, todas esas verdades ya no las tomamos a la letra sino como metáforas porque a Dios no lo definimos y porque él está empeñado en crear al hombre desde hace miles de millones de años y lo termina en la eclesía de amigos en Cristo. Ayudados con el principio antrópico, nos asumimos en el compromiso total con el cosmos y con los átomos, elementos, células, sistemas y genes. Nuestro alimento de hidrógeno, oxígeno o yodo se cocina en las estrellas. No venimos de las manos de Dios a tomar posesión como reyes de esta tierra. Entre otras cosas nos hieren las corridas de toros porque nos sentimos a nosotros mismos en ellos. El genoma de la vida ha ido configurando la imagen de Dios que es el hombre, nuestra tarea es seguir siendo imagen de Dios, y no pretender el robo de ser como Dios. Nos debemos atener a la tarea que Dios nos confió de ser hombres o mujeres y no Dios. Pero el proceso de creación del hombre es el mismo para formar a Jesús. Jesús es hombre en todo semejante a nosotros, de la misma familia y de la misma carne y sangre (He), menos en el pecado. El es imagen perfecta de Dios siendo hombre y nunca cometió el pecado de pretender ser como Dios. Y así expresa totalmente a Dios y es Dios. El mundo y la historia y la eclesía nos proporcionan la mejor manera de experimentar la realidad de Cristo, porque también el cosmos participa de la condición filial del Hijo. Así nuestra experiencia del mundo se transfigura en .sacramento complejo de Dios. *Por él fueron hechas todas las cosas: 1Corintios 8,6 “Nosotros no tenemos muchos dioses en el cielo ni muchos señores.”. (Se descalifica el mundo intermedio) 2

“Para nosotros solo hay un Dios, del cual todo procede, y nosotros para él; y un solo Señor, por el cual todo procede y nosotros por él.” Todo procede del Dios, el Padre de Jesús («.») Todo es autoexpresión de Dios, manantial del ser y fascinación total de nosotros, pero a través de Cristo («.») Estas fórmulas de fe son transparentes para nosotros en nuestra teología genético-transcultural. Esa es nuestra gnosis, nuestro conocimiento total, según Pablo (1Cor 8,7). Jesús es tan solidario como nosotros con el cosmos del espacio-tiempo. Si no lo fuera, no sería un hombre sino una réplica de hombre. Cristo es el primogénito de toda la creación: («») En él todo ha sido creado. Toda la realidad humana de Cristo tiene que ver con la creación entera, querida por Dios en él. Nuestro gozo es pleno cuando comprendemos que el punto final de todo está en él (), en Jesús el Mesías con su eclesía de amigos suyos. *El es imagen de Dios invisible: Col 1,15-18 “Muy agradecidos con el Padre que nos habilitó para compartir la herencia de los santos, los miembros de la eclesía, en la luz, quien nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, que es la eclesía. En él, con la eclesía, poseemos la redención, el perdón de los pecados; y él mismo es la imagen () de Dios que no puede verse, el primogénito de la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, lo visible y lo que no puede verse, sean tronos o dominaciones o principados o potestades; todo fue creado por él y para él.” “Y el fue antes de todas las cosas y todo tiene su consistencia en él, y él es la cabeza () del cuerpo de la eclesía (sss). Nuestra vida debe ser una explosión de gozo y agradecimiento al Padre porque toda la fuerza de Dios es la que está formando nuestro grupo de amigos, que son los santos en el interior de la comunidad luminosa o eclesía. Fuera de la experiencia de comunión y de luz con los santos, en la comunidad, imperan las tinieblas. De ellas nos arrancó el Padre para trasladarnos al interior de la comunidad que es el reino () del Hijo querido de Dios. En esa comunión de los amigos con Jesús, el Hijo de amor (s) de amistad, como preocupación y servicio de las personas, acontece la redención () y el perdón de los pecados. En el estrecho abrazo de los hermanos se da la redención y el perdón de los pecados. No se dice que sea por el sacrificio, por los sufrimientos y dolores o la sangre derramada por mano de verdugos. Esta eclesía de Cristo queda ubicada como punto final de toda la creación, realizada exhaustivamente en Jesús de Nazaret, el mesías de Israel. Leamos con todo cuidado, para concluir lo mismo, estos dos textos clave: He 1,2s y Jn 1,1-4 *El Benedictus: Lucas 1,67-79 3

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La fe apostólica en Jesús Mesías se expresó primero como cristología cósmica, evolutiva, comprometida con todas las criaturas, con la historia, como fuerza de salvación suscitada en la casa de David, su padre («Benedictus»). Lucas, el mismo creador literario de la escena de la anunciación que permite interpretar los misterios de la encarnación como una serie de intervenciones de Dios desde fuera del mundo, es quien nos explica con otra teología, de abajo, los mismos misterios santos. La encarnación debe entenderse como una fuerza del Dios de Israel, que ha actuado en toda la creación y en el hombre, que ha llevado la historia del pueblo y de los otros pueblos, que redimió ( ) al pueblo resucitándonos () una fuerza (s) de salvación en la casa de David su Padre. La fuerza de salvación ha estado presente en toda la historia del hombre y, de modo especial, en la historia de Israel, y, de modo especialísimo en la dinastía de David. Jesús es Hijo de David, como lo pueden atestiguar los historiadores. Esa salvación ha obrado contra todo los que nos hace daño, y es expresión de su misericordia (s) para nuestros padres y de la alianza y del juramento a Abrahán. La teología que aquí se presenta como realidad y verdad histórica es un proceso histórico, conflictivo y evolutivo. El relato de la anunciación es la visión de fe cristiana sobre la historia humana, que es de salvación en Cristo. La fe apostólica no elaboró la cristología alta como la que manejamos nosotros con los niños de primera comunión. Los apóstoles elaboraron la cristología que podían entender hasta los niños que se enteraban con gozo de la historia de Israel sin misterios. En cambio, nosotros exponemos a los niños una cristología que no entienden ni los más encumbrados filósofos y teólogos, ni san Agustín ni santo Tomás, ni el Papa. Nadie nos explica cómo una persona divina, con todas sus infinitas perfecciones, puede comportarse como hombre sin persona humana Antes de los años 70 no existió una cristología alta. *Cristología de los apóstoles: desde abajo. En cambio, es cierta en Pablo la cristología cósmica de Cristo asociado a toda la creación. Esa cristología cósmica se entiende muy bien dentro de especulaciones judías que se encuentran en Filón, sobre la sabiduría. 5 La cristología apostólica empieza por la afirmación incuestionable de la realidad humana de Cristo y, por consiguiente, de su comunión amorosa con el cosmos. (). La plena realización en Cristo se inicia con el comienzo de todo lo que existe, porque somos una cosa con las radiaciones y gases que precedieron a los átomos, genes y memes. Estos datos de la ciencia, no formulados así por los Apóstoles, nos ayudan a entender mejor a Cristo. Por eso se necesita una teología y cristología desde abajo, desde los orígenes, genética. *Jesús es imagen de Dios, el cual no puede verse ni figurarse en imágenes visuales o lingüísticas. 5

Solo cuando lo vemos solidario con todo el proceso evolutivo, como persona humana en todo semejante a nosotros, Jesús el de Nazaret nos convence cuando nos dice que hagamos lo que él hace, que amemos como él ama, que convoquemos amigos como él los convoca. Por esto no bastó el Antiguo Testamento como palabra de un Dios que está fuera. Nos llenamos de dudas cuando Cristo nos habla como si fuera un ángel que baja del cielo, como desde fuera, como una persona divina, logos, como revelador que nos dice lo que debemos hacer. Siempre tenemos en el fondo la excusa válida de que nosotros no somos como él, y somos incapaces de imitarlo porque él es Dios y nosotros no lo somos. La gnosis no es la solución. Jesús es hermano nuestro, de nuestra familia. Solo si él es la imagen humana perfecta de Dios () según la voluntad divina, y no como Dios, puede enseñarnos, desde dentro en nuestra autonomía, como uno de los nuestros, cómo ser imágenes de Dios, hombres o mujeres exhaustivamente realizados. Jesús no vino a enseñarnos a ser como Dios, cambiando nuestra naturaleza en divina y espiritual ( sin cuerpo), sino siendo hombres y mujeres. La pretensión de ser como Dios ha traído los males del pecado; en cambio, el ser imagen de Dios en la condición humana limitada es la plena realización humana, que nos demostró Jesús y en la cual nos salvó. En el fondo del hombre existe la aspiración a ser imagen de Dios y a ser como Dios. El ser humano es la ambigüedad de ser como Dios o ser imagen de Dios. La salvación del hombre está en no engañarse sobre la diferencia. Según el Génesis, Dios está diciendo que seamos sus imágenes, y el diablo, o el mal, nos está susurrando que seamos como Dios. Queda así planteada esta ambigüedad trascendental, y sigue pendiente en toda la Biblia, pero solo Jesucristo nos aclara la diferencia entre ser imagen de Dios y ser como Dios. El mismo Jesús quiere revelar a Dios, pero siendo hombre, del todo hombre. No quiere revelar a Dios portándose como ser divino que se pasea por su creación, sino siendo de verdad ser humano en todas sus dimensiones. El quiere manifestar a Dios y ser presencia de Dios en la historia como ser humano, y no invitándonos a ser como Dios. Acéptese el Concilio de Nicea que define la divinidad de Jesucristo, pero acéptese el de Calcedonia que se aferra en mantener la condición humana total de Jesús, en todo semejante a nosotros, menos en el pecado. *Tres tentaciones Destaquemos algunas comprobaciones que emanan de lo anterior: Nada es como Dios ni es Dios. Solo en Jesús se hace presente Dios personalmente. El otro mensaje fundamental de la Biblia es que nada es como Dios ni puede hacerse como Dios. La tentación continua del hombre es pretender hacerse como Dios; tentación que puede discriminarse en tres. 1. Querer hacer dios los seres y adorar realidades terrenas y humanas. Adorarse a sí mismo, y su criatura, como Dios. Una mujer hindú en profunda adoración ante un

arbolito en un templo de la India, contemplada por un teólogo occidental. O “un nueva era” que dice: Yo soy Dios. 2. Querer ver y contemplar a Dios y sus verdades definidas, como vemos la imagen de los seres en las verdades definidas o en las ciencias. Querer definir, y hacer teología clara sobre Dios. Partir de la definición de Dios para definir todas las demás cosas. Primero definir a Dios: «De Deo uno.» Los teólogos de todas las religiones que sueñan con ver a Dios y definir a Dios. Y todos los teístas, católicos y protestantes, que en su vida íntima se lo pasan luchando y hasta llorando por no entender a Dios que no interviene para impedir el mal que debía impedir según todos los principios de buena moral y según las oraciones que le dirigimos. 3. Querer hacerse como Dios, portándose divinamente, en la vida espiritual semejante a Dios que es espíritu. Los cristianos grecorromanos luchando por la vida espiritual y por ser puros de toda materia para ver y contemplar a Dios, inmaculados, fuera de la materia, divinizados. *El único que nos muestra como no caer en una de las tres tentaciones El hombre solo no puede vencer estas tentaciones. Quien nos da luz definitiva es Jesús que nos reveló a Dios de la manera máxima que puede hacerse en el mundo, pero no siendo como Dios sino siendo hombre. Jesús nos mostró cómo el cosmos, los átomos, las células, la inteligencia, y la libertad revelan a Dios, pero no portándose como Dios sino como hombre. No nos enseñó a divinizarnos sino a ser hombres y mujeres de verdad y exhaustivamente. Obedeció a su condición mortal hasta la muerte y muerte de cruz (Filipenses 2), obedeció a ser imagen de Dios sin intentar el robo de ser como Dios. Esto será una de las grandes conclusiones de nuestra teología genético transcultural, pero adelantamos este punto para inspirarnos en nuestro encuentro cotidiano con Dios y con Cristo resucitado. La conclusión de Pablo es que la fe cristiana se verifica en el amor fraterno de unos con otros en la eclesía (Gálatas-Filipenses-Romanos-Corintios), y la del discípulo amado es la que se expresa en todos sus escritos pero en especial en la primera carta de Juan, la cual narra la experiencia de las comunidades después de cincuenta años de práctica,

2. LA SANTÍSIMA TRINIDAD * En la antigua casa del creacionismo La pasión, creada por la metafísica griega, de establecer cada causa, nos lleva a definir la causa primera, Dios en tres personas, y nos empeñamos en distinguir, con ideas claras y precisas, a Dios Creador, y hasta nos entrometimos a definir la esencia divina y la Santísima Trinidad, intromisión que ni Jesús ni los apóstoles ni el Nuevo Testamento se atrevieron a consumar. En la nueva habitación, la misma teología de la cristiandad nos invita a hacer una buena hermenéutica para dilucidar la realidad. Y hasta los actos de imaginación teológica medieval de crear un mundo anterior al nuestro, cuando solo había ángeles con Dios y demonios en el infierno, nos sirven a nosotros, aprendices de teólogos en la era de la informática y el ciberespacio. Pero no vamos a entrar en el tema de la Santísima Trinidad en el Nuevo Testamento y los concilios de Nicea y Calcedonia, Éfeso y Constantinopla, Solo queremos hacer una meditación a la luz de lo estudiado en este libro, para encontrarnos con el Dios que de verdad existe, manantial indescifrable del ser y de los seres, compasión infinita que nos envuelve, que se nos entrega a nosotros, hombres y mujeres, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Con el lenguaje mítico y con el lenguaje metafísico de la esencia divina eterna e inmutable, en el teísmo se elaboró una imagen de la Trinidad Santísima como si fuera la definición de Dios eterno e inmutable en un lugar fuera del mundo. Basta mirar las imágenes de la santísima Trinidad que tanto gustan a nuestros fieles en América Latina. El ambiente de comprensión es el teísmo. Analicemos de cerca una imagen de la Santísima Trinidad y reflexionemos sobre el teísmo. Es tan evidente la inconveniencia de estas imágenes que ya un papa sabio, Benedicto XIV, en el siglo de las luces, las prohibió a los católicos. En América no se cumplió la orden. No nos fue bien aplicando a Dios las matemáticas: tres y uno, ni la geometría: el triángulo, ni la antropología individualista: tres personas, ni el derecho: el Hijo obedece a su Padre, ni la semiología: el Espíritu Santo posiblemente no se parece a la paloma ni al ramo de olivo de Noé sino que desciende del cielo y se asienta como una paloma y no con la ferocidad del ave de rapiña que se abalanza sobre su presa. Sentimos la Trinidad santísima en la múltiple complejidad del grupo de amigos en Jesús. * En la nueva casa, con la ciencia, la Escritura y el Concilio, según la fe de los apóstoles Al mudarnos de habitación y de lenguaje, por la modernidad y la tecnología actual, y al darnos cuenta de que a Dios no podemos aplicar los mismos tipos de causalidad que funcionan con los hombres y el mundo, comprendemos que los

antiguos hicieron la imagen de Dios a la manera de los hombres. En otras palabras, la imagen de Dios es una creación de los cerebros mejor dotados de la humanidad. El mundo es para Dios lo que el propio cuerpo es para cada uno. Nosotros manifestamos lo que somos a través del cuerpo, más aun, no aceptamos la división entre cuerpo y alma como sustancias separables. Somos nuestro cuerpo que nos condiciona, y no tenemos otra alternativa para expresarnos y revelar lo que llevamos en el alma. Cuerpo y alma son también una metáfora de nuestra polivalencia. También Dios ha querido revelarse a través de este mundo, y su revelación y la teología también están condicionadas por nuestro ser solidario con el cosmos y las culturas humanas. La teología de la cristiandad, con su metafísica, con facilidad acepta la imagen de Dios-mundo como alma-cuerpo. Pero “cuerpo y alma” si son un símbolo aplicado al hombre, con mayor razón son un símbolo deficiente si se aplica a Dios. El poder de Dios no se agota con este universo, mientras nosotros nos agotamos, hasta cierto punto, con nuestro cuerpo. Por consiguiente, resaltemos tres cosas: Primera, que Dios puede crear otro universo, no nacido de un big-bang ni de un big-crusch sino de otra forma distinta e inimaginable; segunda, que ese mundo supuesto, que puede ser contemporáneo con el actual, culmina en un ser inteligente que está delante de Dios; y, tercera, que Dios no puede “crear” otro mundo sino por amor. Ese ser inteligente imaginario del otro cosmos, diverso del nuestro, imaginará a Dios a su manera con una metafísica adecuada a ese supuesto cuerpo alternativo de Dios. Estas suposiciones científicas, otro azar, nos ayudan a respetar la trascendencia de Dios y a no entrometernos en la esencia divina a donde no nos invitan ni Jesús ni el Espíritu Santo. Cuando hablamos de Dios lo hacemos a nuestra manera, con nuestro lenguaje humano, pero no lo hagamos dependiente de nuestro cosmos como nosotros dependemos de nuestro cuerpo. Respetemos a Dios y no lo pongamos a depender de la metafísica medieval. *El concepto de padre El concepto de padre proviene de la reproducción de la vida de manera sexuada. Este fenómeno, sin duda un paso trascendental en la evolución, es apenas de ayer respecto de la eternidad de Dios. De modo que decir que Dios es padre antes de la existencia del mundo, no pasa de ser una metáfora atrevida, con la cual tratamos de entendernos los humanos concebidos en este mundo. Si nos referimos a la situación eterna de Dios, es gratuito decir que Dios es Padre o que tiene un hijo. Lo que decimos de la imagen de Padre vale para la imagen de hijo. La Biblia nos prohibe hablar así. Y Jesús no derogó el segundo mandamiento bíblico: “No te harás imágenes de Dios.” La fe apostólica está fascinada por la certeza de que Jesús, el profeta de Nazaret, nacido de una mujer y muerto como todos los hombres, aunque colgado de un madero de oprobio, por los judíos y paganos, como dice Pedro (Hechos), es Hijo de Dios único. Según la revelación que hemos recibido, como seres humanos

engendrados por generación sexual, Dios se nos ha revelado como un padre. Yeshúa ha Mashíaj es Hijo único amado de Dios. El amor de nosotros está en Jesús y está en el Padre. Tal es la afirmación normativa de Juan y de Pablo y del Nuevo Testamento, pero se funda en nuestras experiencias lingüísticas humanas. Este hecho asombroso que un ser humano, solidario con nosotros, es Hijo de Dios, provoca toda nuestra alegría, y por eso nos apasionamos con él, y se apasionó Pablo y se apasionó Juan y todas las eclesías del los primeros siglos. Así, según el deseo de Jesús, nuestra alegría es plena, porque le creemos a Dios y a un hombre, Jesús. Pero es extremadamente peligroso el solo imaginar que Dios tiene un hijo desde toda la eternidad, porque es proyectar en Dios un fenómeno biológico, y condicionar a Dios por nuestro mundo, como si él dependiera del mundo como nosotros dependemos de nuestro cuerpo; y es proyectar en Dios el esquema de autoridad y obediencia, y desembocar en el lenguaje tan adorado por la teología de la cristiandad que supone que Dios exige a su hijo un sacrificio como víctima para satisfacer la cólera divina provocada por el pecado. La Biblia hebrea afirma que el hombre es como un hijo de Dios, que Israel se compara con un hijo para Dios y, sobre todo, que Yeshúa de Nazaret, como persona humana concreta, nacido de una mujer y hombre perfecto, es hijo querido de Dios, hijo primogénito de Dios y hijo amado de Dios, y Dios. Pero todo esto por revelación que aceptamos en la fe. Un discurso parecido puede aplicarse al Espíritu santo. * En la comunidad de amigos y hermanos en Jesús se nos entrega la Trinidad Santísima. Nuestro amor entrañable y beatífico a la Santísima Trinidad. Reconocemos a Dios como se ha querido revelar al hombre, como Dios que se acerca a nosotros en Trinidad de personas, y así para nosotros la Trinidad es inmanente en Dios. La unidad y la pluralidad son la expresión de Dios en nosotros. Esta nuestra fe sigue de preferencia a los Padres griegos que hablan de la Trinidad económica como Dios que nos revela su ser más profundo y eterno, como aquel que es para nosotros Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta visión de la Trinidad santa es un llamado una nueva hermenéutica para comprender la realidad contenida en la definición de Cristo como dos naturalezas de una persona única que es la divina, por la presencia -que todo lo domina- de Dios en esta naturaleza humana. A la cristiandad le parece que el ser hombre le impide a Jesús ser Dios. Para ser Dios de verdad no puede ser hombre de verdad. Pero la fe de los Apóstoles no ve oposición. *Diálogo con la revelación en el Primer pacto Es muy conveniente mirar al Antiguo Testamento, que refleja la situación y modo de comprensión de los Apóstoles y de las primeras comunidades. Destaquemos unos puntos sueltos.

La fe de Israel rechaza toda confusión entre las imágenes de Dios, en ámbito creatural, y el ser como Dios. El Dios que de verdad existe no se puede figurar, y por eso están prohibidas las imágenes de Dios. Cualquier idolatría debe descartarse. En el lenguaje mítico, portador de la primera teología elaborada por los hombres mejor dotados, se piensa de Dios a la manera humana, y se proyecta la imagen de la familia en los dioses. Los dioses tienen esposa e hijos. Una característica inviolable del Dios de la revelación es el rechazo violento a toda forma de idolatría, de hijos de Dios, de mujeres o esposas de los Dioses. Una de las características más asombrosas y originales de la revelación profética es esta certeza total de que Dios no debe imaginarse a imagen de los hombres. Esta afirmación es muy satisfactoria para el hombre de hoy, y es tanto más admirable que a pesar de tan clara revelación, en el Antiguo Testamento se siguió atribuyendo a Dios los sentimientos humanos y los antropomorfismos: cólera, indignación, ira. Pero Dios no tiene ni hijo ni hijos ni menos otra persona que se llame Espíritu Santo, la Ruaj Yawéh. La Ruaj es mujer. *El ágape, la mejor definición de Dios Los mitos griegos o latinos, en sus teogonías y metamorfosis de los dioses, nunca personalizaron el “ágape” ni la “filía” o amistad, pero personalizaron como un dios a eros, flechas de amor irresistibles por su violencia. Pero ni los traductores griegos del Primer Pacto, los LXX, ni el Nuevo Testamento utilizan el término eros, y usan , en cambio, el término ágape que significa “acogida de la persona humana con atención especial y amistad.” El Nuevo Testamento atribuye a Jesús el ágape, y por eso la amistad que llega hasta la ternura caracteriza a Jesús. Este amor implica preferencia y cuida con celo de la persona amada. No es ni solo eros arrebatado ni amor por la dignidad humana de quien hace el bien sin saber a quién en un heroísmo divino, pues el ágape implica preferencia por alguien; atención fiel, alegría con aquel que es escogido con ternura. Una característica clave del Nuevo Testamento, y sobre todo de Juan y Pablo, es que ese amor humano llamado ágape se atribuye a Dios Padre de Jesús: El Padre ama y acoge con ternura a Jesús como hijo predilecto. El ágape de Dios es derramado en nuestros corazones, cuando amamos a Jesús y como él, a unos hermanos y amigos. Pero el amor de Dios también se da, por Jesús, en quienes viven el caos de la pasión del eros. Precisamente quien infunde en nosotros el amor es el Espíritu Santo: “el ágape divino ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. El amor divino se revela en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero es una revelación que se vive en las relaciones interpersonales de la comunidad de discípulos, en la eclesía; y por eso la eclesía es la revelación del Padre.

Dios es don de sí y revelación de sí en Cristo y en el Espíritu que nos ha sido otorgado. Por otra parte, aunque no tiene anterioridad de tiempo-espacio, Dios tiene una preexistencia con respecto a los misterios salvíficos y con respecto al mundo entero, de modo que todo esto que imaginamos en Dios se refiere al tiempo de la revelación de Dios. La eclesía es la revelación de Dios. *La experiencia de Dios en la pequeña comunidad Quedémonos con la convicción de Pablo: la imagen más perfecta de Dios es la eclesía. Y Jesús no es Mesías sino en encuentro y diálogo con sus discípulos, pues Jesús solo no es nuestro salvador. Y por eso también la mejor expresión de Cristo es la eclesía de amigos en Jesús, vinculada a la Iglesia católica universal. Hasta el año 250, cuando el cristianismo se había extendido por todo el imperio romano, en la catequesis no se mencionaba la Santísima Trinidad ni se entendía la encarnación como la bajada de un Dios a nosotros. San Ireneo recoge la fe de la Iglesia entera en el año 200, y la resume en el libro tercero de su obra, como lo habría hecho Pablo: 1. “Un solo Dios Creador del cielo y de la tierra anunciado por la ley y los profetas. 2. Un solo mesías o Cristo Hijo de Dios”. Dios nos abraza con dos brazos: el Hijo de su amor y el Espíritu Santo que nos une en koinonía. Nuestro encuentro con Dios Trinidad lo realizamos en el gozo del amor mutuo en la eclesía.

3. LA PALABRA DE DIOS *En la casa vieja, en el teísmo En el teísmo creacionista la palabra de Dios es una intervención de Dios, el cual formula para nosotros sus conceptos y palabras y cuida de que se pongan por escrito. La palabra de Dios es escrita y se llama Sagrada Escritura. Muchas religiones tienen sus escritos sagrados. Presuponemos que Dios tiene la idea, por ejemplo, del agua, y la define y expresa, y luego procede a crearla por su palabra. Así discurre un aristotélico o el autor sacerdotal, porque así «creamos» los hombres. Se supone que en el cielo hay una lengua usada con su respectivo diccionario para poder definir las verdades eternas, que luego se consignan en un libro como en la Biblia o el Corán, cuya madre está en el cielo, en árabe. Como suponemos que el mundo se ha dañado y está bajo el poder de Satán por el pecado universal, Dios revela de modo sobrenatural, sus verdaderas ideas o esencias sobre el mundo correcto, distinto del que vemos. De ahí la necesidad del mundo intermedio, que ya estudiamos. Para la mentalidad tradicional, el principal efecto de la inspiración escrituraria era la inerrancia. El punto de partida era claro: Dios es el autor literario de la Biblia. Los hagiógrafos son secretarios eficientes que ponen por escrito “todo y solo lo que Dios ha decidido” y, en consecuencia, no se pueden llamar autores de los libros. *En la casa nueva, una entrega de amor: el mundo y la historia es un testimonio de Dios En la nueva habitación, el Concilio Vaticano II dice que Dios se revela en las realidades y en la historia: “opera et gesta”. “Dios creando y conservando el universo ofrece a los hombres en la creación un testimonio perenne de sí mismo” (DV. 3). Así se pasa de las doctrinas reveladas y de las verdades y la «sacra doctrina», a la historia de salvación. La Dei Verbum nos deslumbra con tres afirmaciones: Primera, Dios se revela en el mundo real, en lo que existe. y no en un mundo mítico intermedio. Segunda: Dios se revela en la historia humana y en particular en la historia del pueblo de Israel, y no en una historia sagrada de dioses y hombres, que se desarrolla en un mundo intermedio. Tercera: Dios se revela en lenguaje humano, con géneros literarios de la cultura universal y a través de hombres que hablan, piensan, comparten y dan lo mejor de sí en inteligencia y creatividad literaria. Los hagiógrafos son verdaderos autores. *Texto de Lutero El siguiente texto de Lutero dice esto con notable vigor. “Sed monendum hic etiam illud est: Illa verba Fiat lux¨ Dei, non Mosi verba esse, hoc est, esse res. Deus enim vocat ea, quae non sunt, ut sint, et loquitur non grammatica vocabula , sed veras et subsistentes res, ut quod apud nos vox sonat, id apud Deum res est. Sic Sol, Luna, Caelum, Terra, Petrus, Paulus, Ego, tu etc. sumus vocabula Dei, imo una syllaba vel littera comparatione totius creaturae. Nos enim

loquimur, sed tantum grammatice, hoc est, creatis rebus tribuimus appellationes. Sed Grammatica divina est alia, nempe ut, cum dicit: Sol, splende, statim adsit sol et splendeat. Sic verba Dei res sunt, non nuda vocábula”. “Téngase muy presente que las palabras de Dios como “hágase la luz”, no son palabras de Moisés, sino realidades. Dios llama lo que no existe para que exista, y habla no con vocablos gramaticales sino con realidades que existen de verdad; de tal manera que lo que para nosotros son voces para Dios son cosas. Así, el sol, la luna, el Cielo, la tierra, Pedro, Pablo, Yo, Tú, somos palabras de Dios; más aún, una sílaba o letra en comparación de toda criatura. Es verdad que nosotros hablamos o sea, atribuimos a las cosas unos signos convencionales o gramaticales. Pero la gramática divina es distinta: Él dice que el sol resplandezca, y al momento resplandece el sol. De esta manera las palabras de Dios no son simples palabras sino realidades» Y así, lo que llamamos palabra de Dios no son palabras al estilo griego, latino o castellano, o ideas claras y precisas (distintas), sino realidades. Si el concepto de hijo debe descartarse de la idea eterna y trascendente de Dios, pues procede de un hecho que acontece en nuestro mundo, se sigue que lo mismo debemos decir de la palabra. Nuestro cuerpo nos condiciona, pero el mundo, aunque pueda compararse con un cuerpo movido por Dios, no puede condicionar a Dios. En Dios no hay palabra, como tampoco hay un discurrir semejante al nuestro. La Palabra es una obra que procede de la evolución creadora de los hombres y mujeres. Tengamos presente la afirmación rotunda de la fe cristiana: En Jesús, hombre en plenitud, se revela la divinidad y él es Dios con nosotros. Entonces, también en Cristo y en el Espíritu infundido, es Dios mismo el que es trino, más exactamente, ha venido a serlo en un devenir divino, modificándose Él mismo en sus criaturas, haciéndose más nuestro Dios. Con la ciencia, la Biblia y el Concilio se han revolucionado las maneras de comprender la Biblia. Si el agua se fue haciendo desde que se posibilitó el hidrógeno y luego el oxígeno, lo que va emergiendo en el proceso evolutivo es la automanifestación de Dios, y lo que va expresando de sí mismo, su imagen o su gloria, que no es como Dios. En lenguaje de la vieja casa, es la palabra de Dios: «Logos» o «dabar». Queda claro, toda la creación es un proceso de autoexpresión de Dios o de palabra de Dios, puesto que Dios se revela a través de las realidades (“Dei Verbum”), sin necesidad de pensar en una palabra de Dios que contenga la idea que Dios tenía de lo que iba a hacer, o la esencia de cada cosa querida por Dios y que no corresponde a la realidad efectiva. Dios ha guiado la puesta por escrito de la Biblia pero no le ha impedido al escritor sagrado ser autor libre de lo que escribió. Si el mundo es autoexpresión de Dios, todo se convierte en imagen o palabra de Dios, pero no puede ser como Dios ni puede ser Dios. Ninguna imagen puede ser Dios. Es lo que retumba para Israel por el segundo mandamiento de Moisés: «No te harás imágenes de Dios.» 8

Cuando solo había ángeles o antes, ninguno sospechaba siquiera la existencia de la palabra porque no se había inventado este modo de razonar, propio de los humanos, ni mucho menos el uso de los símbolos lingüísticos que se inventaron quince mil millones de años después de los ángeles. Entonces no había palabra. Y como ni Dios ni los ángeles tienen palabra, la “Dei Verbum” dice que la palabra de Dios se hace en lenguaje humano. El fundamentalismo literalista, católico o protestante, no tiene futuro, y causa la deserción de sus iglesias de millones de cristianos. Podemos decir lo mismo del fundamentalismo musulmán o del judaísmo. Marcus Borg dice que la concepción fundamentalista de la Biblia es el motivo principal que tienen millones de fieles para abandonar las iglesias. Los protestantes atrajeron a los fieles mediante la Biblia, ahora los alejan a causa de la Biblia. (Pg 43) «The Heart o christianity.» En este contexto quiero recordar mi última conversación con el Padre Rafael García Herreros, poco antes de su muerte, en una celebración del Instituto Lingüístico de Verano donde fuimos invitados. El me llamó para decirme que hiciéramos algo, por ejemplo una carta al Papa, para que suprimiera los primeros capítulos de la Biblia, porque hasta los niños sabían cómo había sido hecho el universo, y si los primeros capítulos de la Biblia aparecían como la doctrina oficial de la Iglesia, la juventud se iba a alejar de ella. La Biblia, en lugar de atraer iba a espantar a los jóvenes de la Iglesia católica. Quedamos en que el camino es una buena pastoral bíblica. Pero el hecho expresado por el inolvidable y admirado padre Rafael García Herreros es que el fundamentalismo católico puede alejar de la Iglesia a los hombres modernos. También aquí la conclusión es la misma: Dios es amor, y su palabra auténtica es nuestro amor y nuestra compasión de los unos para con los otros en la eclesía santa.

4 LA FE *En la vieja casa, en el teísmo: Fides et ratio, fides quaerens intellectum Fe es creer lo que no vemos porque Dios lo ha revelado. Dios, como nos lo imaginamos, ha dicho unas verdades, independientes de este mundo que vemos, y nosotros las escuchamos, las creemos o asentimos a ellas. También solemos decir: yo creo en Dios, en los milagros, en la virginidad de María, en el diablo, en el infierno, en el cielo, y hasta en el limbo. Así declaramos que aceptamos las intervenciones de Dios en este mundo y en el sobrenatural.. Al hablar así pensamos con el creacionismo, y referimos nuestra aceptación al nivel intermedio. Creo en Dios creador del universo, al comienzo. Creo en un universo hecho por Dios con leyes naturales, pero creo que Dios puede saltarse esas leyes en los milagros. Creo que Dios se manifiesta contraviniendo las leyes naturales en la virginidad de María. Creo que Dios ha hecho un demonio con una autonomía tan grande que se opone al plan de Dios. Como creo en el Dios que todo lo hizo bien, y creo que el diablo con su astucia y engaños introdujo el pecado en el mundo y lo volvió malo, acepto que Dios para ser justo debe castigar con fuego eterno. Lo mismo pienso que Dios debió hacer un espacio, tal vez no tan grande como el infierno, para premiar a los buenos que son menos. *En la casa nueva: La fe se verifica en el amor fraterno. Hermenéutica: Hoy debemos dar dos pasos El primer paso es repensar nuestra fe en Dios de acuerdo con todo la evolución, con la nueva exégesis y con las nuevas orientaciones del Concilio Vaticano II. El segundo paso para que nuestra fe sea cristiana, es volver a creerle a Jesús real e histórico. La fe apostólica nació de una actitud humana de los discípulos y discípulas de Jesús que le creyeron a Él y lo aceptaron a él como persona humana en la amistad y en el amor. Y le creían lo que Él decía, y lo imitaban. Esto de preguntarle a Jesús al empezar este tercer milenio es una novedad.. Antes comenzábamos la teología hablando de Dios uno o de la Trinidad Santísima y, recientemente, de la historia de salvación. En el ambiente piadoso también considerábamos los misterios de Cristo y estudiábamos a Jesús como Dios encarnado y luego como redentor y víctima por nuestros pecados, siguiendo el credo, “natus ex Maria Virgine, passus ... resurrexit”. Y así en adelante. Hoy es muy importante el reportaje clave con Jesús, nuestro hermano, que va siendo posible por los adelantos de los estudios neotesta-mentarios. La fe cristiana es aceptar a Jesús como a Dios mismo que nos habla. Puede iniciarse dicho estudio en “La Propuesta de Jesús real e histórico”. PJtm Vol. 25 y 26.

5. LA GRACIA DE DIOS: LO DEBIDO Y LO INDEBIDO *En la vieja casa, en el teísmo, acción de Dios inmediata y cantidad de méritos Lo que Dios creó al comienzo y con sus leyes adecuadas sigue funcionando como un reloj y es lo que llamamos lo natural. Por el pecado, el hombre libre perdió su objetivo original, pero Dios lo restableció con la creación de lo sobrenatural. La gracia es un don nuevo de Dios, no incluido en la naturaleza. Así en la tradición de la cristiandad se tiene como paradigma clave la distinción entre naturaleza y gracia, entre lo debido y lo indebido, entre la necesidad y el don gratuito. *Con la ciencia evolucionística, el Nuevo Testamento y el Concilio Vaticano II Una teología bíblica moderna recurre al paradigma de la alianza, cuando muestra, por ejemplo, cómo los mandamientos ya los practicaban en muchas culturas, pero Moisés los presenta como un don de Dios. El libro de Josué interpreta la tierra como conquista del pueblo o como regalo del Dios de la alianza. Lo natural y lo sobrenatural no se oponen; el creador y la criatura no son concurrentes. No son dos alternativas opuestas. *El paradigma de la gracia en Jesús En la teología antigua partíamos de algo tan simple y tan evidente como esto: «nadie da lo que no tiene.» La salvación eterna es gratuita según la fe cristiana; luego no está entre los límites de lo natural Es añadido como gracia. Pero hoy partimos de otro principio no menos evidente: «Todos dan lo que no tienen... si se unen.» Todos los elementos producen otros mediante la unión, y la naturaleza crece y se diversifica de la manera más asombrosa. Por eso, somos conscientes de que la evolución replantea todo este problema del carácter sobrenatural de la gracia. Un primer paso hacia la nueva visión es aceptar que el modo de obrar de Dios en la evolución debe aplicarse también al tratar de la acción de la gracia. Por eso no resulta muy adecuado hablar de sobrenatural. Por ahora damos solo un segundo paso y es sentarnos frente a Jesús real e histórico que nos explica su propuesta, pues creemos que el paradigma que resplandece en la propuesta de Jesús ilumina toda nuestra comprensión de las relaciones entre naturaleza y gracia y entre creación de Dios y salvación. *La propuesta de Jesús Como puede analizarse en La Propuesta de Jesús real e histórico, la gracia se injerta en la fuerza evolutiva, en la persona humana libre, de Jesús y del discípulo. Miremos a Jesús. Lo primero que hace para comenzar su obra mesiánica es interpelar a unas personas. No le dice al discípulo que lo siga en nombre de Dios o por orden de Dios. Un hombre le dice a otro hombre o mujer: sígueme, te invito a ser mi amigo. Dios está ahí, pero lo único que nosotros podemos controlar es que un hombre interpela a otro hombre o mujer y lo convida en el amor y en la libertad. En la amistad humana, o en las relaciones e interacción de varias personas que se 9

quieren, en personas que se aman mutuamente y que se lavan los pies unos a otros, se injerta el llamado de Dios. Dios no interviene categorialmente: está presente en la relación de amistad de dos personas humanas, Jesús y el discípulo. Jesús llama en nombre del Padre bueno. Jesús histórico y real formula con claridad la propuesta: el que quiera ser mi discípulo debe entregar su propia existencia por sus hermanos, como servicio mutuo, en el grupo de amigos, en la eclesía. La entrega de la propia vida o existencia, por decisión libre, es indispensable. Jesús no solo respeta sino que exige el acto consciente, libre, voluntario ante otras personas humanas, no propiamente ante Dios, o ante un ser extraterrestre. El hombre no puede ser como Dios y retener su propia existencia para sí. Pero tampoco la debe entregar, sin más, ante Dios. No se entrega la existencia ni se da la vida por Dios, o por la verdad, o por un ideal o virtud. No puede ser como Dios. Debe entregarla a sus hermanos con todas las consecuencias incluso dolorosas que se resumen en la cruz de Cristo. Jesús propone la entrega de la existencia a los hermanos escogidos y seleccionados, hechos amigos o prójimos. Así en Cristo el uno se convierte en gracia para el otro y viceversa. Cada uno en la eclesia es sacramento para el hermano porque expresa la acción de Dios. El sacramento del hermano y amigo. Jesús quiere que cada uno de los miembros de la auténtica eclesía se comuniquen la gracia mutuamente. Cada uno se da a los otros hasta poner las cosas en común. La gracia de Dios viene a través de otros hombres o mujeres. Jesús plantea algo estremecedoramente revolucionario. Los judíos, incluido Jesús y sus discípulos, cantaban «El Señor es mi pastor, nada me falta;» y Jesús se pone delante de unos amigos queridos y les dice «Soy yo el pastor bello; y doy mi vida por mis ovejas», y luego añade: «mis ovejas escuchan mi voz, y me siguen,” dando la vida los unos por los otros. Yo soy el buen pastor, yo, hombre Hijo de Dios, mi Padre. El discípulo mío, hace lo mismo que yo. En la eclesía cada uno es portador de la gracia divina para sus hermanos; y a su vez la recibe de los mismos hermanos, y por eso los hermanos de la comunidad son el cuerpo de Cristo. Todos interactúan al interior del mismo cuerpo. El cuerpo de Cristo que es la comunidad es el sacramento de la experiencia de Dios En el ambiente de la eclesía el que da es más feliz que el que recibe. El que da está recibiendo; el don es mutuo. Jesús se hizo unos amigos para darse, y esos amigos le dieron a él como ser humano y como mesías la experiencia humana en su plenitud por la amistad compartida y disfrutada. Ellos ubicaron a Jesús en el contexto cultural y humano. Por eso la primera tarea de Jesús fue hacerse unos amigos y prójimos. Esos prójimos que él se escogió lo hicieron a él mesías y salvador. Esa es también nuestra tarea de hacernos mutuamente. *La vida de gracia En este dar y recibir actúa la gracia de Cristo. Cristo nos invita a dar la vida, y obedecemos a esa voz solo por la fuerza del Espíritu. 10

Somos mediadores mutuamente de la gracia, de modo especial en el contexto de la comunidad cristiana, que por eso se llama sacramento de salvación. Pero en Jesús se da la plenitud de esa mediación. Todo en él es gracia de Dios para nosotros. Toda la existencia de Jesús está abarcada por Dios. El tu divino está actuando en el tu humano de los miembros de la comunidad, que están en Cristo y forman el cuerpo de Cristo conmigo. *Elementos humanos y divinos en la amistad en Jesús: la naturaleza y la gracia Los elementos humanos saltan a la vista. Los divinos, de gracia, están en la propuesta de Jesús, que solo puede venir de Dios; en la fuerza para asumir esa propuesta a ejemplo de Jesús, ya que «nadie viene a mí si el Padre no lo atrae.» La fuerza para creer en la propuesta, para creerle a Jesús, es obra del Espíritu Santo; la fuerza para asumir la actitud de servicio como dar la vida o derramar la sangre es total liberalidad divina en Jesús. La fuerza divina está en asumir la debilidad de dar la vida sin importar que sobrevenga la cruz. Y la vida eterna prometida, a la manera de Jesús, es el máximo regalo. No se consigue la salvación cumpliendo unas normas o ritos o leyes. La salvación, la vida eterna, o la resurrección y la vida, son promesas a la vida de fe a Jesús y en Jesús y en Dios. Sin duda, la acción de Dios que puede llamarse gratuita, se injerta en la amistad, que es la cumbre de la gratuidad del ser humano, pero es una oferta de Jesús y en él. *El pecado. Pecado original La evolución nos muestra cómo los hombres se van haciendo en una interacción de infinitas dimensiones y matices, y nos muestra cómo somos hijos de la humanidad entera. La reflexión del Yavista en Génesis 1.2.3 se entiende en la fe de Israel confrontada con el mal universal de entonces. Hoy hasta los filósofos como Heidegger y Jaspers, que no comparten la fe cristiana, conservan en sus filosofías el concepto de una culpabilidad inevitable y omnipresente, para poder comprender la existencia concreta de los seres humanos. El hombre nunca podrá superar esta corriente que le impide su realización plena sino en Cristo. Como apenas estamos en los dos primeros períodos de nuestra teología evolutiva, este capítulo se comprenderá mejor después de estudiar los siete períodos, porque las claves definitivas están en Jesucristo y en la tradición viva de las eclesías en la Iglesia católica universal. 11

6. LOS MILAGROS 13

*En la casa vieja del teísmo En el teísmo creacionista el milagro es como una contravención, que solo Dios se puede permitir, a las leyes de la naturaleza. El milagro garantiza y sella la intervención de Dios. Sin la ciencia moderna, el primitivo, aunque sabe del mundo divino y del humano, piensa que ninguno de sus actos es simplemente natural. Por eso en su mundo nada es milagro en sentido de excepción, y todo es milagro en el sentido de intervención o de irrupción de los poderes de arriba. Durante los tres primeros siglos de la Iglesia nadie discutía los milagros como intervenciones palmarias de Dios que suscitaban la admiración. Solo el poder divino que supera toda capacidad humana puede obrar milagros. En el Concilio Vaticano II, en el debate sobre los carismas del Espíritu, algunos actualizaron la opinión de san Juan Crisóstomo, san Agustín o san Gregorio Magno de que los carismas y milagros fueron necesarios solo al comienzo de la Iglesia, pero no después. Para Agustín los milagros son una concesión a la debilidad humana: “El cristiano es tanto más fuerte cuanto menos los busca.” *San Agustín, milagro como parte de la naturaleza Agustín procura ubicar los milagros no contra la naturaleza sino dentro de la naturaleza, que es “el milagro por excelencia.” “En los elementos corporales de este mundo están ocultas unas semillas invisibles de todo lo que nace corporal y visiblemente. Unas se revelan a nuestros ojos en los frutos y los seres animales, las otras son semillas ocultas de esas semillas” (“alia vero occulta istorum seminum semina”). Son como virtualidades misteriosas que dan origen a transformaciones incomprensibles: de este modo, por orden del Creador; así el agua produce peces y la tierra animales. Tales semillas de las semillas están inmediatamente vinculadas al Creador y operan los milagros. San Agustín estima que el milagro se produce de manera distinta de la prevista en el curso ordinario de la naturaleza, pero sostiene también que la creación contiene gérmenes de milagros...Por tanto, aunque el milagro se aparta de las normas habituales, no supera la creación considerada en su totalidad” (P. de Vooght, citado por Léon Dufour). *Santo Tomás: fuera del orden de toda la naturaleza Santo Tomás define el milagro como prodigio. Se dice de algo que es un milagro cuando tiene lugar fuera del orden de toda la creación: “praeter ordinem totius naturae creatae.” Es un acto de poder. Pero no dice una derogación de las leyes de la naturaleza. Así se definió después. Dios tiene una manera inconfundible de intervenir en la naturaleza por medio de los milagros. Se deja pillar a propósito. La teología de la cristiandad consideró, así, los milagros como contravenciones a las leyes de la naturaleza y como pruebas de la divinidad de Jesucristo. . En 1947 el catecismo para las diócesis de Francia definía el milagro: “Un milagro es un hecho 14

extraordinario realizable únicamente por el poder de Dios...Jesucristo demostró que es Dios cumpliendo las profecías y haciendo numerosos milagros...El mayor milagro de Jesucristo fue resucitarse a sí mismo. Fue la máxima prueba de que es Dios.”. *Actitud crítica En el teísmo Dios interviene. En cambio, para Baruc Spìnosa “Dios es la única substancia, y las maneras de existir no son más que modos de esa sustancia; se sigue que no es posible distinguir dualísticamente entre Dios y la naturaleza. Es sacrilegio acusar a Dios de romper las leyes de la naturaleza que él mismo ha establecido.” Si Dios está, entonces no interviene, y no hace milagros como se definen en el teísmo. El panteísmo niega la noción de milagro que se funda en el teísmo porque Dios no interviene sino que ya está. Los que niegan la idea de Dios del teísmo también niegan la noción de milagro como intervención especial de Dios. Voltaire dice: “Llamamos milagro la violación de las leyes divinas y eternas... Atreverse a suponer que Dios hace milagros equivale a insultarle impunemente.” Por su parte la ciencia moderna no logra pillar a Dios in flagranti haciendo una obra exclusiva suya en la que no intervenga la naturaleza. Se atribuye a Dios lo que no se puede atribuir al hombre, como en el Dios tapahuecos.  Con la ciencia, la nueva exégesis y el Concilio Vaticano II. Nosotros tenemos una idea nueva de Dios, y decimos que Dios está en cada átomo del mundo, y, si está, no interviene. El no interviene con un milagro porque ya está, y está creando, dinamizando, viviendo tanto en quien hace el milagro como en quien lo recibe. En el milagro no se puede elegir, según la Biblia, entre Dios y los hombres, entre la causa primera y la causa segunda. No se puede eliminar del milagro la naturaleza ni la acción de los hombres, pero tampoco se puede eliminar la acción de Dios. Ambas actúan sin excluirse. No se puede escoger entre lo producido por Dios y lo producido por causas naturales. Dios no es menos maravilloso en su actuar en la evolución de la naturaleza que en lo que aparece como extraordinario. El milagro no va contra las leyes de la naturaleza, sino que las hace brillar de manera maravillosa...En el milagro rastrea el creyente la acción incipiente de la nueva creación, en la que ya ha entrado el Señor Resucitado. Cuanto mejor actúan las causas del mundo más actúa Dios. La teología moderna sabe muy bien que el hombre está siempre superándose a sí mismo con las fuerzas de la naturaleza. Es increíble todo lo que puede producir la compasión radical de un corazón humano, como el de Cristo, sobre otro y, sobre todo, cuando es toda una eclesía de hermanos la que vuelca su ternura, nacida de Dios, sobre los amigos que pasan por alguna necesidad. Donde más milagros se realizan es en la eclesía de personas humanas en intensa amistad.

En la casa vieja la naturaleza era estática, regida por leyes eternas; y, en cambio, hoy, ignoramos lo que la criatura puede o no puede hacer puesto que siempre sorprendemos el mundo en evolución hacia adelante, de manera creativa y muchas veces insospechada. Dios está totalmente presente pero esa presencia no impide la plena presencia y actividad del universo con sus fuerzas evolutivas. En el milagro descubrimos los humanos, con el corazón, la mente y los sentidos, la superabundancia del amor de Dios y su presencia amorosa que nos inunda. Lo que no alcanzan las convicciones de la mente, lo consigue el corazón. Según nuestra experiencia actual, Dios no ha hecho prodigios contra las leyes de la naturaleza ni siquiera cuando toda la humanidad le suplica que intervenga para detener un cataclismo. Y estamos viendo con los ojos de todos los sabios cómo se están haciendo todas las cosas, y nos convencemos de que Dios no ha intervenido desde fuera para nada como creador. No hay creación inmediata. Todo va existiendo ante nuestros ojos por obra de relaciones entre las realidades. Nada se hace solo ni se mantiene solo. La interactuación y la selección natural es la base de la evolución y es la que echa por tierra el principio metafísico inviolable de nadie da lo que no tiene. Estamos observando y monitoreando hoy cómo va la creación, siempre superándose a sí misma. Esto se confirma con lo que vamos a decir sobre la oración de petición. Una combinación de fenómenos produce determinados efectos. Pero en casos dados pueden intervenir otros fenómenos que contribuyen a cambiar los efectos. Eso es lo que ocurre en el milagro. Dios puede dar nuevas fuerzas al hombre por medio de su fe y producir efectos superiores. El milagro no implica que Dios paralice fuerzas naturales sino que impulsa esas fuerzas para que produzcan al máximo. Lo que Dios quiere como consumación final y total lo significa agudizando energías como irrupción extraordinaria. Dios lo mueve todo y está ahí pero no interviniendo desde fuera. Dios está más presente que yo mismo en lo que hago, y así en todo el mundo. Todo lo que él hace nos lo da para hacerlo nosotros, se decía ya en el concilio de Trento. Los milagros que reconocemos y cantamos en la historia de salvación son ante todo signos que nos hacen reconocer la presencia divina en este mundo de relaciones entre las criaturas; es el lenguaje de Dios en el diálogo con las criaturas racionales para que lo reconozcan en la fe, la cual moviliza de modo especial las energías internas del mundo. La fe es un acto libre. Los milagros se siguen produciendo de continuo pero también mediante la interacción de fuerzas. Así se entienden mejor los milagros de Jesús en el Nuevo Testamento, que han sido hoy tan estudiados. Resumamos nuestra posición en algunos puntos: 1. El milagro no es un prodigio o derogación de las leyes de la naturaleza. La ciencia es libre para buscar explicaciones de los hechos milagrosos. 17

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2. Tampoco es un argumento racional irrefutable de la intervención de la divinidad. La fe es acto libre, generoso y de amor y no obligado o presionado con argumentos metafísicos. 3. El milagro como signo tiene doble dimensión. Es una expresión de la bondad salvífica de Dios. Miremos a Jesús: Él les dice: si ustedes quieren ser discípulos míos, cada uno debe dar la existencia, por amor a sus hermanos, sin retenerla para sí. Si dan la existencia, tendrán vida eterna. Enseguida, delante de los discípulos, vuelca toda su ternura sobre un leproso, o se llana de compasión ante la multitud hambrienta: Jesús, como ser humano, no demostrando que es Dios sino demostrando que es hombre bueno y amante, vuelca toda sus ternura y pone en juego todas sus capacidades en favor de otros hombres. Es el milagro del amor de Jesús que se entrega. Nadie tiene mejor amor que el que da la vida por sus amigos. 4. El milagro es signo también de profunda acogida por parte de otro hombre, destinatario de la bondad de Jesús. En el milagro se recibe en toda su gratuidad la bondad de Jesús. Es la experiencia de lo gratuito. Lo principal no es el prodigio sino el encuentro amoroso de dos personas humanas, Jesús y el agraciado, como experiencia de la donación gratuita de Dios. Fuera de este contexto vital de encuentro amoroso, el prodigio se convierte en alimento de un racionalismo metafísico fundado en las causas suficientes. No hay milagros en sí, separados de la compasión de Dios y de la gratuidad admirativa del ser humano que disfruta de la gracia. Los evangelistas no quieren relatar un prodigio sino mostrar cómo se vuelca sobre un ser humano la ternura de Dios y cómo se despierta toda la admiración del hombre esperanzado. Así el milagro es un signo adaptado a los hombres de determinada época, pero no a los hombres de todos los tiempos según reglas metafísicas inmutables. Aunque deba completarse con todo lo que hemos anotado, he aquí lo que diagnostica un teólogo católico muy conocido, Christian Duquoc, “El prodigio o milagro no puede ser más que un lujo metafísico por el que no necesitamos preocuparnos para vivir cristianamente. Los datos prodigiosos del Nuevo Testamento proceden de mentalidades que nos son ajenas. Nuestra tarea es reafirmar algo que se insiste en negar sutilmente: la verdadera humanidad de Jesús hasta en su muerte”. Christologie II (París 1972) 5. La ciencia, que consideraba antes, en el esquema determinista, la naturaleza como una mecánica que no podía fallar, como óptimo reloj hecho por el mejor relojero, también podría acoger el tímido nombre de milagro para las sorpresas que está enseñada a descubrir en la naturaleza. ¡Qué sorpresa para la teoría de la relatividad todo lo que dice la física cuántica!. A Dios también lo encontramos en la microfísica. ¿El azar o la selección no será el nombre que la ciencia le da al milagro?. Para nuestro asombro, la misma ciencia admite que la naturaleza no es un sistema regular y predecible, y que en ella ocurren hechos milagrosos insospechados. Sin ir muy lejos, qué difícil para la ciencia explicar el fenómeno del amor. El amor es 22

una “turbulencia o atractor caótico”, una forma de azar que tiene la capacidad de arrastrar un sistema hacia estadios totalmente imprevisibles. “Un azar superior nos determina, y pone de cuando en cuando la rosa y su perfume en el justo lugar de la mañana, para que algún día aprendamos que es la rosa y su aroma la mejor mensajera que tiene la divinidad para manifestarnos su infinita compasión y señalarnos el salutífero camino” 19

7. LA ORACIÓN *En el teísmo La metafísica de las causas necesarias supone que nadie da lo que no tiene y que de lo imperfecto no sale lo perfecto. Por eso el hombre está en una incapacidad radical de superarse a sí mismo, sobre todo en su condición de maldad o de pecado. En esa incapacidad radical, el hombre dispone de un medio para superarse, el poder de Dios que se obtiene mediante la oración. Por eso el pedir a Dios es de la esencia del hombre religioso. “Orar es levantar el corazón a Dios y pedirle mercedes”. Con esta definición fuimos educados por un milenio. Ojalá pongamos delante lo que solemos predicar y afirmar sobre la oración. Examinemos los presupuestos de nuestra oración de petición, que son evidentes para un teísta. 1. Supone que Dios está fuera del mundo y puede intervenir en él y cambiar sus planes normales, pero espera que los hombres se lo pidan. 2. Supone que a Dios hay que informarle de las necesidades que van surgiendo. En sureste asiático está ocurriendo un tsunami, o en Etiopía unos niños pasan hambre. Oramos como si a Dios hubiera que informarle. 3. Supone que a Dios hay que recordarle que debe tener misericordia: “Escucha y ten piedad.” Según esto, el hombre toma la iniciativa en la misericordia, y motiva a Dios para que tenga compasión. 4. Supone que Dios puede atender la petición o negarla quizá como juez regio y distante, ajeno a nosotros. La mayoría de las veces no escucha las oraciones, incluso si le han dirigido por todo un siglo una misma petición, por ejemplo, la paz de Colombia. 5. Supone que cuando interviene y concede el favor, la gente queda muy contenta y agradecida con Dios tan compasivo. Pero nadie nos explica por qué no ha sido compasivo con la multitud de gente que pide lo mismo y no se lo concede. ¿Por que atiende a los ricos y le sobra, y al 59% de un país lo deja en la miseria? ¿Por qué no interviene cuando sucede un desastre que Dios puede evitar?. Pero hoy hay quien dice que con las mismas fórmulas con que suplicamos a Dios por siglos estamos revelando a un Dios nada atractivo. 6. Supone que la fe tradicional es buena y ha sido medio de salvación por centurias y que es una blasfemia el cuestionarla, y lo sabio y santo es seguir orando lo mismo. Las peticiones se han dirigido a Dios desde todos los tiempos y en todas las culturas. Ese modo de obrar es revelado y se funda en todo el Antiguo Testamento y en muchas palabras del mismo Jesús. Así hemos orado siempre y es de incrédulos el cuestionar la oración. *A la luz de la ciencia, el Nuevo Testamento y el Concilio Vaticano II, según la fe de los apóstoles 20

1. Nosotros podemos suponer lo contrario: Dios está ahí ya, luego no le pedimos que intervenga. Lo vemos vibrante en cada átomo, cada gen y cada meme, magnífico, vuelto a cada criatura, dándole el ser y dejándolo ser autónomo 2. Dios está informado antes que nosotros. Nosotros no tenemos que informarle de nuestras necesidades, como advierte la comunidad de Mateo antes del Padrenuestro. 3. Dios es el misericordioso con toda la iniciativa en el amor. Todo su ser es de compasión y de ternura. Y los cristianos sentimos todo su amor en la solidaridad cósmica de Jesús que invade todo ser y de modo especial el ser de los cristianos en comunión fraterna de amigos. 4. Si no se puede explicar por qué Dios no ha querido escuchar una petición, la de los pobres, la explicación de por qué escucha la de los ricos tampoco convence. 5. Dios siempre es compasivo y está volcando su compasión sobre cada ser y en especial sobre cada ser humano, sin impedirle ser libre. 6. Martín Walser hace decir a su protagonista: «He heredado a Dios con estas fórmulas tradicionales de oración, pero ahora lo pierdo a través de estas mismas fórmulas». Unos se entusiasmaron con la imagen de Dios que inspiró las cruzadas; ahora estas nos alejan de la Iglesia que promovió tal imagen de Dios y tales hechos. La imagen de Dios ha ido evolucionando a través de las edades y el cambiar hasta de imagen de Dios es parte de nuestra condición humana. *Oración y evolución, a la luz del Concilio Vaticano II, según la fe de los apóstoles El mundo en evolución que está siempre rebasándose a sí mismo y, por otra parte, Dios como el manantial indescifrable del ser que fluye en todo y que no interviene de manera inmediata, pueden replantear la forma de oración cristiana, sobre todo de petición. Ante todo declaramos que en el nuevo paradigma general la eficacia de la oración conserva todo su valor porque la oración es una nueva manera de desencadenar las energías divinas que dinamizan el mundo. Conservan todo su valor las oraciones por los enfermos y los que sufren, pero no consideramos los efectos extraordinarios como intervenciones directas de Dios en contra de la naturaleza. Aceptamos la acción de Dios pero no como intervenciones, porque nuestro presupuesto no es que Dios está ausente y comienza a intervenir por la oración, o que está ausente y, por la oración, se hace presente. Si Dios está actuando no tiene sentido hablar de intervenir. Además, si interviene ante una oración ¿cómo se explica que otras veces no intervenga? Si yo le doy gracias a Dios porque me ha dado dinero a mí, y luego le pido que les dé a unos pobres, y no les da. ¿Por qué? Suceden cosas horribles porque pudiendo Dios no las impide. ¿Por qué no interviene? A cada momento personas muy católicas y muy cristianas se preguntan: ¿Por qué a mí semejantes tragedias después de tantas oraciones y lágrimas y de tanta fidelidad de mi parte? Y empeoramos la cosa diciendo que son pruebas o castigos. 21

Es fácil comprender ciertas intervenciones como cuando damos gracias porque nos va muy bien. Pero nadie es capaz de explicarnos por qué no interviene en otras oportunidades. No pretendas explicarme porqué interviene Dios si al mismo tiempo no me explicas por qué no interviene en otros casos. Si alguien me afirma que Dios interviene, en honestidad, asume el pesado deber de explicarme por qué otras veces no interviene. Desde que empezó la reflexión crítica sobre los dioses con el logos, la gente griega ya se hacía preguntas equivalentes a esta: ¿Qué hace Dios, si interviniera como nos imaginamos, si unas personas muy santas le piden que, en una copa mundial, gane Argentina y otras personas más piadosas le piden que gane Italia? Otra consideración también nos ilustra. Dios debe obrar de acuerdo con la verdad ¿por qué hace milagros en grupos no católicos, y así lleva a muchos católicos hacia otras creencias lejos de la verdad?. Los mismos milagros que se realizan en un grupo de oración o por un santo muy católico, se realizan en una tribu primitiva o en un templo «spírita» del Brasil. Los mismos milagros realizan algunos rezanderos con oraciones mágicas o con oraciones muy católicas con aprobación eclesiástica. Es mejor con humildad aceptar que no conocemos a Dios cuando nos ubicamos en el teísmo convencional, e intentamos abarcarlo en nuestra mente. Aceptemos a ese Dios inmenso que nos desborda con su compasión, pero no nos impide ser libres y ser creadores con él para producir la imagen suya entre los hombres, según el modelo que es Jesús de Nazaret. El nos permite ser libres porque crea a través de la interacción de todos los seres y de la eclesia en el ágape de relaciones interpersonales. El es persona pero mucho más que persona, y es bondad infinita, amor infinito y compasión sin límites, pero no a nuestra manera. *Jesús nos enseña a orar Pero el que nos enseña a vivir en la superabundancia de Dios y a orar es Jesús real e histórico. Examinemos los siguientes textos que pueden remontarse a Jesús histórico. 1. Jesús vive y respira en la comunión con su Padre, que lo acoge como su hijo querido, en quien se complace. Jesús vive en sintonía con el Padre. Así debemos respirar nosotros en no interrumpida oración. 2. Las formas de oración universal y judía, adoración, alabanza, acción de gracias, petición y expiación de los pecados, están presentes en la vida de Jesús y de los judíos de su tiempo. También nosotros debemos multiplicar los momentos especiales para esta oración. 3. Ofrece mayores dificultades de comprensión la oración de petición. Cuando Jesús pide una cosa concreta: ¿Que pase de mí este cáliz?, Dios le responde misteriosamente y trágicamente con el silencio. 4. En la enseñanza de Jesús sobre la oración de petición Jesús plantea un principio general: Ustedes, los discípulos, no todos los hombres, son ya hijos queridos, a la manera como yo soy Hijo querido del Padre. Luego no tienen que pedir nada, 22

porque el Padre ya sabe lo que ustedes necesitan. El padre está vuelto hacia sus hijos con toda la ternura que podamos imaginar, no hay que informarle ni menos tomarnos la iniciativa de decirle o recordarle que tenga misericordia. Es él quien está ahí y nos propone su amor total, esperando nuestra respuesta. 23 Según los textos más antiguos caracterizan la oración de Jesús dos dimensiones. La primera es la absoluta confianza en la compasión omnipresente de Dios. Jesús aparece de acuerdo con varias críticas que mencionamos sobre la oración porque no parten de la experiencia de la sobreabundancia de la compasión divina. Juan también viene a explicarnos lo mismo: «Nadie viene a mí si mi padre no lo atrae». Juan 6,44 La segunda característica de Jesús orante es la decisión y el compromiso indeclinable, de ser expresión de la compasión de Dios Padre. No le pide a Dios que salve, o cure, o resuelva los problemas de la gente o de los discípulos. Jesús no se cansa de exigir al discípulo que entregue todo, que de la existencia, que no la retenga. 5. Los discípulos eran judíos que sabían de memoria toda la oración de los salmos y de la Biblia, como nosotros; y con todo, comprendieron que no sabían orar. Las siete peticiones del padrenuestro, que no solicitan de Dios determinados bienes materiales, son enteramente coherentes con el principio general, y no piden nada, pero expresan plena confianza y el propósito total de responder con la decisión libre. 6. Expresan la plena confianza. En cierto sentido se pide algo que Dios hace: es el sentido de las formas pasivas: «santificado sea, sea hecha tu voluntad». Estos pasivos se usan cuando es Dios el que actúa. Es Dios mismo quien hace y nosotros nos asociamos. 7. Pero aparece en el fondo lo que debemos pedir en la oración: la corresponsabilidad, el ser nosotros mismos como comunidad o eclesia, en la opción libre, los que expresamos o revelamos a Dios. Tanto mejor actúa Dios cuanto mejor actuamos nosotros. *Si yo pido que sea santificado el nombre de Dios, que se construya la comunión de los santos, que se forme el ámbito de santidad y el nuevo templo, me estoy comprometiendo y asumo todas mis responsabilidades en la eclesía. Santificado sea tu nombre. *Si yo pido: venga tu reino, que comamos juntos con Jesús vivo el vino nuevo del reino, en amorosa relación interpersonal, me estoy comprometiendo a ser miembro activo en el reino o eclesía. Venga tu reino. *Si yo pido: Hágase tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo, me estoy comprometiendo en la construcción de la eclesía o reino aquí en la tierra donde se realiza la voluntad de Dios como allá arriba en el cielo. 24

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*Si yo pido el pan del futuro para los miembros de la comunidad o eclesía, me estoy comprometiendo a aportar cuanto sea necesario para que no haya indigentes entre ellos. Danos hoy nuestro pan del futuro. *Si pido perdón es porque me comprometo a perdonar hasta setenta veces para mantener la dinámica intracomunitaria. Perdónanos como nosotros perdonamos *Si pido no caer en la tentación es porque me comprometo a no abandonar la comunidad, para dar rienda suelta a mis caprichos fuera de ella. No abandono el ágape comunitario. No nos dejes caer en la tentación. *El maligno está rodeando la comunidad, buscando a quién sacar de allí. Líbranos de ese maligno que no puede entrar en la comunidad aunque ronda por fuera. 8. Un texto clave para interpretar el sermón de la montaña en Mateo es este: «Busquen primero el reino de Dios, que lo demás se les dará por añadidura.» Aseguren la construcción de la comunidad de amigos alrededor de Cristo resucitado, como responsabilidad de ustedes, y lo demás déjenlo a Dios, que él lo dará por añadidura. No dice el texto bíblico «venga a nosotros tu reino», como si no estuviera, sino que el reino acontezca con más fuerza y plenitud por el compromiso de todos los participantes. No se insiste en hay que pedir el reino, para que Dios lo de a receptores pasivos. El que ora debe buscarlo, responsabilizarse del reino. Concluimos que es inútil que pidamos cosas porque nuestro compromiso es construir el reino, y que lo demás se nos dará por añadidura. No pidamos la añadidura sin cumplir el prerrequisito. Dios actuará en todos los miembros de la eclesía para que hagan de Dios misericordioso los unos con los otros. 9. Los textos que más se citan para considerar como dogma de fe la necesidad de pedir cosas es el que dice: «busquen y hallarán, pidan y recibirán». Mat 7,7;Lc 1,9 Juan 16,24. Pedid cosas y recibiréis lo que pedís. En la comunidad de Lucas estos textos se entendieron de forma coherente con todo lo anterior. «Si ustedes, con ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánto mayor razón el Padre dará el Espíritu santo a quien se lo pida.» Dos cosas claras 1ª Lo que hay que pedir es el Espíritu, el ágape en el reino, y 2ª la única oración que tiene garantía absoluta de ser escuchada es la petición del Espíritu, es decir, la comunión de hermanos. El Espíritu de Jesús realiza la obra de Jesús, el reino, como comunidad donde se ponen en común los dones y carismas en la construcción de un solo Espíritu. Luego Dios no da lo que cada una pida como cosas terrenales, pero está dispuesto a dar una sola cosa a quien la pide con las dos condiciones de confianza y responsabilidad personal: el Espíritu del ágape interpersonal en la eclesía. . 10. La imagen bíblica de Dios es coherente con la oración de petición. Ahí están todos los salmos y los personajes orantes del Antiguo Testamento. Así está Job que le reclama a Dios. Pero la imagen que Jesús nos revela de su Padre que quiere ser también padre nuestro, cuestiona ese tipo de oración. Por eso los discípulos, 26

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expertos en la oración bíblica, le piden a Jesús que les enseñe a orar. Quien tiene como Padre a Dios, debe aprender la nueva oración enseñada por Jesús. 11. Objeción para promover la oración de petición. Se suele argumentar, para defender la oración de petición, que la oración es una necesidad antropológica. Sería inhumano descartarla de nuestra relación con Dios; sería despersonalizar la oración y convertirla en un diálogo consigo mismo. Pero Jesús se guía por otros principios. Vive en relación con el Padre y no le está pidiendo nada. Jesús solo piensa en darse en amor a los hombres. Y se da en ejercicio de su autonomía y deja a Dios disponer de todo para el propio futuro de Jesús su hijo. Para él Dios carece de egoísmo y todo lo hace para el bien de su hijo. También nosotros deberíamos vivir siempre en plan de expresar la benevolencia del Padre para nuestros hermanos. Jesús no nos dice que le pidamos la salvación a Dios sino «Si tu quieres tener vida eterna, debes entregar la existencia o vender lo que tienes, o lavar los pies a los hermanos» 12. Las oraciones bíblicas, los salmos, y las demás fórmulas de la tradición cristiana conservan su validez general, pero el criterio de actualización para nosotros son los criterios que Jesús real e histórico nos dio con tanta precisión y claridad. Los salmos deben actualizarse hoy y ponerse en sintonía con la oración de Jesús. 13. Una de nuestras tareas es crear fórmulas que respondan a nuestra nueva imagen de Dios, para expresar con el hombre del tercer milenio una nueva ley de fe y de oración: lex credendi , lex orandi. 14. Los discípulos de Jesús tenían muchas necesidades, pero Jesús no pide nada en concreto para ellos. La única oración de Jesús es: que mis discípulos sean uno como tú y yo somos uno. Juan 17. *Agradecimiento al Papa Benedicto XVI Termino agradeciéndole al Papa Benedicto XVI sus palabras sobre la oración en su primera encíclica Deus Charitas est, pues demuestra que está al tanto de la problemática moderna que hemos resumido. El dice: «Obviamente, el cristiano que reza no pretende cambiar los planes de Dios o corregir lo que Dios ha previsto». También lo que el papa comenta sobre Job, tanto en la encíclica como en otros escritos es útil porque esta posición tajante del Papa nos presiona a los católicos a volverse a Jesús para que él nos enseñe a orar. 28

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8. LA AUTORIDAD Y LA OBEDIENCIA, LA ÉTICA *En el teísmo: Dios nos salva pos sus preceptos. Los sumisos a Dios, el Islam. Si Dios es el creador del mundo y del hombre, es evidente que estos le están sometidos como la obra a su autor. Nada podemos imaginar mejor que cumplir a cada momento la santa voluntad de Dios. Somos seres sometidos a Dios, como el vasallo a su señor, como único camino de salvación, y servir a Dios es reinar. Y este sometimiento es la clave para la marcha de la sociedad. Las leyes naturales son las impuestas por Dios al mundo; pero también las autoridades humanas representan la voluntad de Dios. Toda autoridad viene de Dios. Este sometimiento a la voluntad de Dios es sin duda la base de la moral y la ética. El salvaje vive sin Dios ni ley. El ideal del hombre está en someterse a la voluntad divina. Los judíos saben muy bien y repiten que los mandamientos nos salvan, “Dios nos salva por sus preceptos”. Y el hombre religioso lo que ambiciona es saber cuál es el mandamiento de Dios para cumplirlo. Este ideal se confirma para el cristiano, sin apelación, por las palabras de Filipenses 2 “se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.” El Padre eterno le dio la orden a su Hijo, y este obedeció. Examinemos esta actitud en la religión y cultura judía o musulmana. Como no siempre tenemos certeza de la voluntad de Dios, estamos seguros que Dios nos manda obedecer a los superiores, porque toda autoridad viene de Dios, y proclamamos “el obediente cantará victoria”. *Con la ciencia, el Nuevo Testamento y el Concilio Vaticano II, según la fe de los apóstoles Vamos a dejar pendientes dos inmensas preguntas. ¿Si Dios no interviene como legislador supremo en el mundo que él ha creado, cómo habría que plantear todo el problema de la ética y la moral? La segunda pregunta es para el Jesús histórico y real : ¿Qué quiso decir con su mandamiento nuevo, único suyo?. Esto puede estudiarse, al menos en un comienzo, en “La propuesta de Jesús real e histórico”.

9 LOS SIETE SACRAMENTOS DE LA IGLESIA *En el teísmo Hemos advertido que los sacramentos, al menos en parte, entran en el mundo que llamamos intermedio como signos sagrados. Se interpretaron como siete fuentes a donde van a beber los fieles católicos, de la mano de la sagrada jerarquía en la liturgia. *Con la ciencia, el Nuevo Testamento y el Vaticano II, según la fe de los apóstoles El Concilio Vaticano II nos da una nueva orientación cuando dice que la Iglesia, comprendida por el Nuevo Testamento como la eclesía de discípulos de Jesús, es el sacramento de salvación. Jesús con su grupo fraterno es el sacramento del Dios Padre de Jesús. En una auténtica comunidad cristiana y eucarística estamos experimentando el sacramento de salvación. Las personas humana reales, con sus relaciones y entorno, en comunión de amistad auténtica, configuran el sacramento de Dios y de Cristo en el mundo. Cristo y la Iglesia son el sacramento fundacional y primario. Estamos en la línea de la Carta a los Romanos en el capítulo doce, o de la Carta a los Filipenses en el capítulo segundo, o de las comunidades del Discípulo amigo de Jesús. El sacramento del bautismo es administrado no con agua bendita sino con agua común, y con la conciencia de incorporarse en la comunidad real de personas. En la eucaristía se reconoce a Cristo al comer el pan, que es el cuerpo de Cristo que se entrega por los hermanos, o al beber el vino que es la sangre de Cristo que se derrama por los hermanos como servicio efectivo. . La reconciliación es sacramento que rehace las relaciones entre los hermanos; no es solo conversión a Dios sino el cambio de mentalidad o metánoia, por el amor fraterno que es el mandamiento propio de Jesús. Así comprendemos que la eclesía es la culminación de la sacramentalidad del universo y de la sacramentalidad de las personas congregadas alrededor de Jesús y de la sacramentalidad del amor fraterno o ágape, obra del Espíritu, que une las personas de la comunidad. En una palabra, los sacramentos, en la nueva perspectiva, son ejercicio de libertad en el amor mutuo y fuerza de transformación de las relaciones entre los hombres y de presencia salvadora de Cristo para un mundo más justo y más fraterno.

NOTAS 1

Ojalá tener delante un catecismo del Padre Astete y los primeros capítulos del Génesis, los cuales, interpretados a la letra, son un buen resumen de la teología de la cristiandad. Estos planteamientos generales que ofrecemos aquí son los mismos que aparecen el folleto de promoción de la Universidad de los amigos en Jesús, UNAMIGOA, www.unamigos.org 2

En el siglo segundo tenemos ya un gran intento de crear un mundo intermedio salvífico mediante el conocimiento, que se llamó gnosticismo. Las fuentes fueron cristianas, incluso las columnas de la fe cristiana, San Pablo y san Juan, muy bien acogidos por los gnósticos. Muchos cristianos, y hombres de la talla de Marción o de Valenín se dejaron fascinar por esa visión gnóstica. 3

En los discursos de los Hechos, Pedro proclama sin ambages que hay un solo Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos y lo estableció como único nombre por cual podamos se salvados. 4

Lo que más llama la atención, a un teólogo de la cristiandad, en esta síntesis del 60 a 70 es que no sugiere que Cristo sea una víctima divina ofrecida a un Padre airado por el pecado de los hombres. Ni sugiere que la cruz sea un al altar o que Jesús haya sido inmolado como una víctima en acto sacerdotal o ritual. 5

Pongamos en dos columnas los elementos de la anunciación y los del “benedictus” para que captemos cómo el espectáculo literario de la anunciación es la expresión de la fe cristiana del advenimiento de Jesús mesías en una larga cadena de conflictos históricos. 6

Cristología desde arriba es la que se plasma en el espectáculo de la anunciación, y desde abajo es la que se ve crecer en un proceso de la historia humana y de la historia de Israel que culmina en Jesús, como en el «benedictus.» 7 8 9 10 11 12

Tenemos previsto un estudio de la “Dei Verbum” para el 7º período, al estudiar el Concilio Vaticano II. Texto de Lutero La Propuesta de Jesús real e histórico, en nuestra colección. Como primer paso, no podemos interpretar a Juan 10, el buen pastor, a la luz de Juan 21, texto mucho más tardío. Comparar con Flp 2, La Propuesta de Jesús real e histórico, 2 pag. Ver Dios se Hizo historia

13

Para el tema del milagro es muy recomendable el libro de X.Léon-Dufour “Los milagros de Jesús según el Nuevo Testamento,” Madrid: Cristiandad, 1979. 14 15 16

San Agustín, de Trinitate I,3,8,9,13,19 (P.L. 42,875 Santo Tomás, Summa theologica II-II, q 178, a.1 ad 3. Ver L. Monden, El Milagro, signo de salud, Barcelona 1963. Ver Piet Schoonenberg, “Un Dios de los hombres,” Barcelona: Herder, 1972.

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Maurice Blondel iluminó la interpretación del milagro al explicar que no puede reducirse al prodigio sino que adquiere sentido a partir del signo que Dios hace a través de él. Lettre sur l’apologétique (1896). También H. Boullard, “L’idée chrétienne de miracle.” Cahiers Laënnec´(1948, nº 4)25-37 18 19

Christian Duquoc, Christologie II, Paris: 1972 Manuel Guzmán Hennessey, Allegro, El Colombiano, Mayo 5 de 2006.

20

Andrés Torres Queiruga, La oración: más allá de la petición, Concilium 2006 pg 73 a 86.”, Piet Schoonenberg, “Un Dios de los hombres,” Barcelona: Herder 1972, Dios y el hombre en la gracia pg 40 a 46. Carl Sagan, “El mundo y sus demonios.” Bogotá: Planeta, 1997, pg 302-303 21

Ver Torres Queiruga, ibid pag. 74-75

22

Liturgia de nuestra amistad en Cristo, X. Léon-Dufour “Jesús y Pablo ante la muerte,” Madrid: Cristiandad 1982, Jesús ante la muerte inminente, Pg 92 a 140. 23 24 25 26

Mat 6,8 Ver La Propuesta de Jesús real e histórico. Liturgia de nuestra amistad en Cristo. Padrenuestro

El hombre de la antigüedad medieval es pasivo, y ora en consecuencia, en cambio, el hombre actual no soporta esta pasividad, y ha de orar de otra manera. Al hombre le toca velar por la comida: Mt 6,33-34

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Mt 7,7 y Lc 11,9-13. Andrés Torres Queiruga: La oración más allá de la petición Concilium (2006) Febrero, pg 73 a 86.

Encíclica Deus charitas est, nº 37 y 38. Ver Joseph Ratzinguer «Dios y el mundo. Creer y vivir en nuestra época» Conversación de Joseph Ratzinger con Peter Seewald. Círculo de lectores 2005. Pág 32ss.

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