EL PAPA FRANCISCO Y LOS MIGRANTES

EL PAPA FRANCISCO Y LOS MIGRANTES Tabla de contenido 1) HIJO Y NIETO DE MIGRANTES ....................................................................

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EL PAPA FRANCISCO Y LOS MIGRANTES Tabla de contenido 1) HIJO Y NIETO DE MIGRANTES ................................................................................................... 2 2) HECHOS y gestos en favor de migrantes y refugiados .............................................................. 3 3) DICHOS y pronunciamientos en favor de migrantes y refugiados ............................................ 5 Dónde se encuentran esos escritos: ......................................................................................... 5 Temas que trata ........................................................................................................................ 7 Frases para recordar: ................................................................................................................ 8 ANEXO 1: Jorge Mario Bergoglio: hijo y nieto de migrantes....................................................... 10 ANEXO 2: SELECCIÓN DE TEXTOS (orden cronológico) ............................................................... 12 Entrevista como Arzobispo de Bs Aires – Libro El Jesuita, S. Rubin y F. Ambrogetti 2010 .... 12 Discurso a los representantes de los medios de comunicación 16-3-2013 ............................ 12 Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado en Roma 22-3-2013 ........................................... 13 Discurso a embajadores de Kirguistan, Antigua, Luxemburgo y Botswana 16-5-2013 .......... 13 Discurso al Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes 24-5-2013 ... 13 Homilía en Lampedusa después del naufragio de un barco con migrantes 8-7-2013 ............ 14 Discurso en la visita al Centro Astalli de Roma para refugiados 10-9-2013............................ 15 Evangelii Gaudium – La alegría del evangelio 24-11-2013 ..................................................... 16 Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1-1-2014 ........................................................... 17 Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado enero 2014 ........................ 18 Discurso en Jordania ante refugiados en Betania 24-5-2014 ................................................. 19 Mensaje ante la crisis de menores migrantes centroamericanos por México 14-7-2014 ...... 19 Discurso en el I Encuentro Mundial de Movimientos Populares 28-10 2014 ......................... 20 Mensaje para la Jornada Mundial por la Paz 1-1-2015 ........................................................... 20 Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado enero-2015 .......................... 22 Entrevista concedida a Valentina Alazraki (Televisa) 13-3-2015 ............................................ 22 Laudato Si 25-5-2015 .............................................................................................................. 23 Discurso a obispos de República Dominicana sobre migrantes haitianos 28-5-2015............. 25 Discurso en el II Encuentro de Movimientos Populares, Santa Cruz (Bolivia), 9-7-2015 ........ 25 Discurso en Ñu Guazu (Paraguay) 12-7-2015.......................................................................... 26 Angelus: pide a parroquias y familias acoger una familia refugiada 6-9-2015 ....................... 26 Discurso en el Congreso (Capitolio) de los Estados Unidos 24-9-2015 ................................... 27 Discurso a la Asamblea General de Naciones Unidas 25-9-2015 ............................................ 28 Conferencia de prensa en el vuelo de regreso del viaje a Estados Unidos 28-9-2015 ........... 29

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Catequesis de los miércoles – Sobre las puertas y la hospitalidad 18-11-2015...................... 29 Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1-1-2015 ............................................................ 30 Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 17-1-2016 ........................ 30

1) HIJO Y NIETO DE MIGRANTES En su discurso ante el Congreso de Estados Unidos se presentó como hijo de inmigrantes: “En los últimos siglos, millones de personas han alcanzado esta tierra persiguiendo el sueño de poder construir su propio futuro en libertad. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes”. El padre del Papa Francisco, Mario, llegó con 24 años a Buenos Aires, junto con sus padres y hermanos. Tuvieron que vender lo que tenían (una confitería) para poder pagar el viaje, como muchos migrantes hoy. La abuela Rosa llevaba ese dinero escondido en una prenda de vestir. En Génova no llegaron a tiempo a embarcarse, y eso les salvó la vida, pues ese barco naufragó, como desgraciadamente vemos hoy en las noticias de lo que ocurre en el Mediterráneo. Tomaron el siguiente barco. Era el año 1929. Tres años después de mucho trabajo perdieron todo. Un sacerdote les prestó dinero para poner un almacén y Mario hacía el reparto con la canasta. Conoció en 1934 a Regina, hija de una italiana migrante del Piamonte y de un argentino descendiente de genoveses. Mario y Regina se conocieron en Misa, en el oratorio salesiano de San Antonio. Tuvieron cinco hijos y vivían en el barrio de Almagro, donde los salesianos fundaron el equipo de fútbol San Lorenzo, del que es socio el Papa Francisco. En su primer Discurso al Cuerpo Diplomático (22-3-2015) reconoce lo que supone esa experiencia de migración familiar para su misión como Papa: “Mis propios orígenes me impulsan a trabajar para construir puentes. En efecto, como sabéis, mi familia es de origen italiano; y por eso está siempre vivo en mí este diálogo entre lugares y culturas distantes entre sí, entre un extremo del mundo y el otro, hoy cada vez más cercanos, interdependientes, necesitados de encontrarse y de crear ámbitos reales de auténtica fraternidad”. Trabajo de grupo 1: leer, comentar y exponer la experiencia de infancia del Papa Francisco y el recuerdo de sus abuelos migrantes, en base al capítulo 1 del libro El Jesuita(Anexo 1).

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2) HECHOS y gestos en favor de migrantes y refugiados 

Siendo obispo de Buenos Aires mostró gran preocupación por el fenómeno de la trata de seres humanos, tanto para la explotación laboral como sexual. Muchas mujeres bolivianas y paraguayas sufren esta explotación en prostíbulos de Buenos Aires, y ante esos prostíbulos, en la calle, el cardenal Bergoglio celebraba Misas de denuncia.



A los pocos días de ser elegido: lava los pies a una mujer migrante musulmana, en la liturgia de Jueves Santo.



Primera visita fuera de Roma: a Lampedusa(8 de julio 2013). Lo decidió de repente, ante la noticia del naufragio de un barco con migrantes, y consciente de que esas noticias chocan con la indiferencia generalizada. Ahí comenzó su denuncia de la “globalización de la indiferencia”.



Visita el Centro Astalli de Roma (10 de septiembre 2013), donde el Servicio Jesuita a Refugiados alimenta cada día a 500 refugiados, y pide a las congregaciones religiosas que los conventos vacíos se usen para dar refugio. “Queridos religiosos y religiosas: los conventos vacíos no deben servir a la Iglesia para transformarlos en alojamientos y ganar dinero. Los conventos vacíos no son nuestros, son para la carne de Cristo, que son los refugiados”.



En la Audiencia del 12 de agosto de 2015 el papa Francisco recibió con un abrazo a diez jóvenes refugiados cristianos que huyeron de la violencia en Nigeria y desembarcaron en Lampedusa, después de cruzar el desierto y seis meses de trabajos forzados en Libia. Los refugiados nigerianos están participando en un campamento internacional por la paz organizado por la obra de Giorgio La Pira (ex alcalde de Florencia, en proceso de beatificación), y están viviendo en el seminario de Fiesole junto a doce seminaristas. El obispo de Fiesole afirma: “como profesor de teología estoy seguro de que para nuestros doce futuros sacerdotes sea una experiencia más formativa que cualquier curso de estudio, porque el enriquecimiento es verdaderamente mutuo”.



En sus viajes es frecuente que visite refugiados en su programa: en Jordania al visitar el río Jordán (24 de mayo de 2014), en Palestina al visitar en Belén a niños refugiados del campo deDheisheh (25 de mayo de 2014), en Bangui, República Centroafricana, en el campo de refugiados de Saint Sauveur (29 noviembre 2015), donde todos repitieron la frase de Francisco: “Todos somos hermanos”.



Pero también se salta el programa de algunas visitas para atender migrantes y refugiados: en una visita a Turín (22 de junio de 2015) se detiene a escuchar, uno

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por uno, a un grupo de veinte refugiados africanos y escucha sus historias con afecto. “Gracias de corazón, sus palabras son para nosotros oxígeno. Más allá de la fe de cada uno, en usted encontramos la palabra de nuestro Dios. Fraterna, caritativa, inexplicablemente humana”, son las palabras del grupo al Papa, publicadas por el diario italiano Avvenire. Por su parte, Sergio Durando, director de la pastoral de Migrantes en Turín, ha asegurado que “ha sido un momento muy conmovedor, ha querido hablar con cada uno, uno por uno, escuchar sus historias. Una atención muy bonita”. En otra ocasión, pasando por un barrio de Roma, le dicen que hay un lugar donde hay familias refugiadas, y ordena detenerse el vehículo, entra espontáneamente y se encuentra con familias latinas a las que saluda y con las que reza un Padrenuestro. 

En el viaje a Tierra Santa realiza un gesto especial al pasar junto al muro de Israel, erigido contra los palestinos; manda detener el coche y ora en silencio apoyado sobre el cemento del muro. Más tarde repetirá que “los muros no son la solución”.



Envía delegados o representantes suyos a apoyar a migrantes o refugiados: a Jordania a visitar a los refugiados irakíes en el primer aniversario de su salida (6 de agosto de 2015).



Abraza en una Audiencia (12 de agosto de 2015) a diez refugiados de Nigeria que huyen de la persecución religiosa y viven en el seminario de Fiesole. Comparten vida comunitaria con los doce seminaristas que allí viven.



Con los sin techo de Roma ha tenido gestos que van desde instalarduchas y ponerles un peluquero o barbero bajo la columnata de San Pedro, a regalarles paraguas, o sacos de dormir, como hizo el día de su cumpleaños (diciembre 2014) cuando encomendó a su limosnero (el encargado de entregar las ayudas del Papa) regalar más de 400 sacos de dormir a los sin techo de Roma. Ha pagado varios autobuses para llevar mendigos a visitar la Sabana Santa de Turín para mostrar que el rostro de Cristo son los pobres. “Este rostro desfigurado se parece a muchos rostros de hombres y mujeres heridos por una vida que no respeta su dignidad”, había dicho en el video-mensaje en ocasión de la Ostensión televisiva del 30 de marzo de 2013. Metió en la Capilla Sixtina a los indigentes de Roma en marzo de 2014 y se les dio la cena dentro de los Museos Vaticanos. Pocos días después organizó un concierto e invitó a los pobres a ocupar las primeras filas, normalmente reservadas a las autoridades. Y en junio de 2015 se anunció la pronta apertura de un albergue para los sin techo en ViadeiPenitenzieri, en el cruce con Borgo Santo Spirito. Se tratará de un lugar dedicado exclusivamente al alojamiento nocturno, abierto desde por la noche hasta primera hora de la mañana y donde trabajarán voluntarios.

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Ha organizado en el VaticanoCongresos mundiales contra la Trata y Tráfico de personas (el segundo el 10 de abril de 2014), liderando esta lucha a nivel mundial.

Hasta aquí hemos visto sus gestos, actitudes y hechos que indican su sensibilidad hacia el sufrimiento de migrantes y refugiados. Vamos a ver a continuación sus palabras. Trabajo de grupo 2: releyendo el capítulo de los gestos de Francisco, dibujar y pintar en un cartel los gestos más importantes para explicarlos en la Misa. Pueden usarse fotos o recortes de prensa.

3) DICHOS y pronunciamientos en favor de migrantes y refugiados Dónde se encuentran esos escritos: 

EXHORTACION APOSTOLICA. En sus documentos más importantes, como la Exhortación ApostólicaEvangeliiGaudiumy la EncíclicaLaudato Si, trata siempre el tema de la migración y el refugio. En la EvangeliiGaudium(2013), al hablar de los migrantes, pide una Iglesia sin fronteras, madre de todos, y aboga por la integración de los migrantes (EG 210). Sufren por ser “excluidos” en la cultura del descarte (EG 53) y olvidados por la “globalización de la indiferencia” (EG 54).



ENCICLICA. En la encíclica Laudato Si (2015) advierte sobre los migrantes o refugiados climáticos, que huyen por las consecuencias del cambio climático (LS 25) o por la concentración de tierras productivas que los cultivos transgénicos necesitan (LS 134), o por los embalses (LS 35), o por la contaminación o la minería (LS 51). La respuesta ha de ser cultural y política. En primer lugar hay que cambiar la mentalidad y cuidar tanto de la naturaleza como de los pobres, pues no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola crisis socio-ambiental (LS 139). Por otro lado, propone cambios políticos como la reforma de las instituciones internacionales y, siguiendo a Benedicto XVI, plantea la formación de una Autoridad política mundial que regule los flujos migratorios y gobierne la economía y la ecología (LS 175). Su propuesta de fraternidad es realmente universal porque abarca no solo a los seres humanos sino a la creación (LS 228).



MENSAJES.Cada año, desde 1914, los Papas invitan a reflexionar sobre la migración en la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, a mediados de enero. Unos meses antes ya el Papa publica su Mensaje, centrado cada año en algún tema en relación a la migración: “Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor” (2014), “Una Iglesia sin fronteras: madre de todos” (2015), y “Emigrantes y refugiados nos interpelan: la respuesta del Evangelio de la Misericordia” (2016). También hay Mensajes para otras jornadas, en los que incluye el tema de la migración. Por ejemplo, cada año, el 1 de enero, el Papa da un Mensaje en la

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Jornada Mundial de la Paz. Para el 2016, el Papa Francisco agradece a las personas y a las asociaciones que ayudan a los emigrantes, así como a las familias y parroquias de Europa que han atendido su llamado de acoger una familia refugiada, y pide repensar las legislaciones sobre los migrantes para evitar la clandestinidad. Todo ello en el contexto del trabajo por la paz. 

DISCURSOS.Discursos al Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, o discursos en sus viajes, como el Discurso al Parlamento Europeo o el Discurso al Congreso de los Estados Unidos, donde pidió una respuesta humana, justa y fraterna con los migrantes. En todos esos discursos señala el tema de los migrantes y los defiende como podemos leer en la selección de textos a continuación. También hay discursos en la visita Ad Limina que los obispos de cada país deben de hacer a Roma cada cinco años. Por ejemplo, cuando en República Dominicana hicieron una ley para quitar la nacionalidad dominicana a los hijos de haitianos que ya estaban regularizados se produjo una crisis social. El 28 de mayo de 2015 a los obispos de República Dominicana les tocaba ir a Roma en su visita Ad Limina y tuvieron que escuchar del Papa que “la atención pastoral y caritativa de los inmigrantes, sobre todo a los provenientes de la vecina Haití, que buscan mejores condiciones de vida en territorio dominicano, no admite la indiferencia de los pastores de la Iglesia”.



HOMILIAS. La Homilía en la isla de Lampedusa (8/7/2013) tiene importancia porque allí comenzó su grito contra la globalización de la indiferencia, que después repitió en la EvangeliiGaudium.



ANGELUS. Ha sido famoso el Angelus del 6 de septiembre de 2015, cuando la crisis de refugiados en Europa estaba en su apogeo. Desde el balcón donde habla a miles de peregrinos en la Plaza de San Pedro, pidió a cada familia, parroquia o comunidad religiosa, acoger a una familia refugiada, como signo de misericordia.



CATEQUESIS de los miércoles. Al acercarse la apertura de la Puerta de la Misericordia para el año santo, dio una Catequesis el 18 de noviembre de 2015 sobre el significado hospitalario de las puertas siempre abiertas.



ENTREVISTAS.En algunas entrevistas se ha pronunciado sobre la migración, bien recordando su infancia, como hemos visto antes, o hablando de determinada situación como la frontera de México-EUy el narcotráfico, en la entrevista a Televisa, o afirmando claramente que los muros no son la solución, en la conferencia de prensa en el avión de regreso del viaje a Estados Unidos.

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Temas que trata El Papa Francisco aborda el fenómeno migratorio desde la experiencia de haber nacido en una familia que ha experimentado la migración. Afronta ese tema a partir del sufrimiento de las personas migrantes y desde la misericordia de la fe, es decir, desde el sentimiento de fraternidad que da el saber que Dios es Padre de todos. Por eso afirma que “la Iglesia no es una ONG”. Eso no le impide abordar la migración desde las causas sociales, económicas, políticas y culturales. Más bien la radicalidad de esa fraternidad es lo que lo lleva a tratar todas las implicaciones de este fenómeno, incluidas las implicaciones eclesiales: vivir la fraternidad con el migrante supone una renovación eclesial. Señalamos solo alguna ideas que en la selección de textos se pueden ver ampliadas. 

Implicaciones Sociales: La migración debe de ser vista como un fenómeno social y no como una emergencia (Mensaje ante la crisis de menores migrantes, en el Coloquio México-Santa Sede 14-7-2014). El trabajo dignifica al migrante.Pide integración social en los países de destino (EG 210). Y cuidar de los más pobres debe de ir unido a cuidar de la creación, pues la crisis ambiental y la crisis social son dos caras de la misma moneda (Laudato Si, 139).



Implicaciones Económicas: los “desplazamientos forzados” y las “emigraciones dolorosas” son “destructores efectos del Imperio del dinero”, afirmó en el I Encuentro con los Movimientos Populares (28-10-2014). En la entrevista concedida a Televisa señala que “la migración, hoy día, está muy relacionada al hambre, a la falta de trabajo. A esta tiranía de un sistema económico que tiene al dios dinero en el centro y no a la persona ¿no?”. Y en el II encuentro con los Movimientos Populares señala la gran raíz económica: “La ambición desenfrenada de dinero que gobierna. Ese es el estiércol del diablo” (9-7-2015).



Implicaciones Políticas: Hay causas políticas que denuncia el Papa, como cuando en el campo de refugiados sirios, en Betania (Jordania), dijo: “¿quién vende armas a esta gente para hacer la guerra? He aquí la raíz del mal”. El Papa no se conforma con promover el asistencialismo a los migrantes sino que busca las causas de la situación para atacarlas. Habla de derechosdel migrante (especialmente del derecho a no emigrar, JMMR 2016), pero también de “deberes en relación con quien los acoge, respetando con reconocimiento el patrimonio material y espiritual del país que los hospeda, obedeciendo sus leyes y contribuyendo a sus costes” (JMMR 2016). Se necesitan políticas eficaces que promuevan el principio de la fraternidad (JMP 2014, 5). Una manera pueden ser las negociaciones de la comunidad internacional para que haya nuevas formas de migración legal y segura, como propuso en el Mensaje ante la crisis de menores migrantes (Coloquio México-Santa Sede, 14-7-2014). Se une a la petición de Benedicto XVI para que haya una autoridad política mundial que regule los flujos migratorios y haga las reformas económicas y financieras que controlen el descarte de los pobres (Laudato Si, 175).

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Implicaciones Culturales: Cultura del encuentro frente a la cultura del descarte. Misericordia frente a indiferencia. En los países de destino el Papa analiza bien todos los miedos que hay contra el migrante: “…el miedo de que se produzcan convulsiones en la paz social, que se corra el riesgo de perder la identidad o cultura, que se alimente la competencia en el mercado laboral o, incluso, que se introduzcan nuevos factores de criminalidad” (JMMR 2014). Pero ante ellos pide buena información de los medios de comunicación y promover una cultura del encuentro.



Implicaciones Eclesiales: Ese rechazo también puede existir “en la comunidades eclesiales, antes incluso de conocer las circunstancias de persecución o de miseria de las personas afectadas”, dice el Papa.“Esos recelos y prejuicios se oponen al mandamiento bíblico de acoger con respeto y solidaridad al extranjero necesitado”, concluye (JMMR 2015). Poe eso pide una Iglesia sin fronteras, madre de todos. Una Iglesia como hospital de campaña.¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres! El Papa insiste en que la hospitalidad y la justicia “no se encomienden sólo a los “especialistas”, sino que sean una atención de toda la pastoral, de la formación de los futuros sacerdotes y religiosos, del empeño normal de todas las parroquias, los movimientos y las agregaciones eclesiales” (Discurso al Centro Astalli de Roma (10-9-2013).

Frases para recordar:

DENUNCIA Hemos dado inicio a la cultura del descarte: los excluidos no son “explotados” sino desechos, “sobrantes”Evangeliigaudium, 53 Todos los muros caen. Los muros nunca son la solución. En cambio, los puentes sí. (Entrevista en el avión de regreso del viaje a Estados Unidos, 28/9/2015)

Hoy estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial pero en cuotas (Discurso en I Encuentro Mundial de Movimientos Populares, 28/10/2014)

Hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna. Hemos caído en la globalización de la indiferenciaHomilía en Lampedusa 8/7/2013 ¡El dinero debe servir y no gobernar!(Discurso a los embajadores de Kirguistan. Antigua y Barbuda, Luxemburgo y Botswana 16-5-2013)

ANUNCIO - PROPUESTAS ¡Como me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres! Discurso a representantes de los medios de comunicación, 16/3/2013

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Veo la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla (…) Curar heridas… (Entrevista La CiviltáCatolica, 23/3/2013)

Una Iglesia sin fronteras: madre de todos Evangeliigaudium, 210 Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades Evangeliigaudium, 49

Los conventos vacíos no son nuestros, son para la carne de Cristo, que son los refugiados. Homilía en el Centro Astalli para refugiados, 10/9/2013 Se necesita un cambio de actitud hacia los migrantes y refugiados: pasar de la cultura del rechazo a la cultura del encuentro Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado 2014

La justicia es requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal (Discurso a la Asamblea de Naciones Unidas, 25/9/2015)

La solidaridad es el tesoro de los pobres (Discurso a los embajadores de Kirguistan. Antigua y Barbuda, Luxemburgo y Botswana 16-5-2013)

Trabajo de grupo 3: Pintar algunas de estas frases en cartulinas para exponer en la Misa y quequeden en un mural parroquial.

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ANEXO 1: Jorge Mario Bergoglio: hijo y nieto de migrantes1 Hacía mucho calor la mañana de enero de 1929 en que la familia Bergoglio desembarcó en el puerto de Buenos Aires. Su llegada no pasó para nada desapercibida. Ocurre que encabezaba el grupo una elegante señora vestida con un abrigo con cuello de zorro, por cierto magnífico, pero totalmente inadecuado para el sofocante y húmedo verano porteño. No era una estrafalaria ocurrencia de su portadora: en el forro de la prenda, Rosa Bergoglio llevaba el producto de la venta de los bienes que la familia poseía en Italia y con el que contaban para comenzar su nueva vida en la Argentina. Las transacciones se habían demorado mucho más de lo previsto, circunstancia que, probablemente, les terminó salvando la vida. Es que los Bergoglio tenían pasajes para viajar desde Génova bastante antes en el tristemente famoso buque PrincipessaMafalda, precisamente en el que sería su último viaje dado que, por una severa avería, se le perforó su casco y se hundió al norte de Brasil, cobrándose cientos de vidas. Finalmente, se embarcaron en el Giulio Cesare. Provenían del norte de Italia, del Piamonte, de un pueblo llamado Portacomaro. Dejaban atrás un continente donde aún no habían cicatrizado del todo las heridas de la Primera Guerra Mundial y ya se empezaba a temer seriamente que podría estallar otra, una Europa con muchas carencias económicas. Llegaban a un país alejado de aquellas conflagraciones y las tensiones, que ofrecía la promesa de fuentes de trabajo al parecer inagotables, salarios mejores, posibilidad de acceso a la educación para todos y gran movilidad social. En otras palabras, llegaban a un país de paz y progreso. A diferencia de la mayoría de los inmigrantes, que al llegar se alojaban inicialmente en el emblemático Hotel de los Inmigrantes, junto al puerto, los Bergoglio siguieron viaje a la capital entrerriana, donde los aguardaban ansiosos los familiares. (…) — ¿Por qué su familia emigró a la Argentina? —Tres hermanos de mi abuelo estaban acá desde el año 1922 y habían creado una empresa de pavimentos en Paraná. Allí levantaron el palacio Bergoglio, de cuatro pisos, que fue la primera casa de la ciudad que contó con ascensor. Tenía una cúpula muy linda, parecida a la de la confitería El Molino de Buenos Aires, que después fue sacada del edificio. En cada piso vivía un hermano. Con la crisis de 1932 se quedaron sin nada y tuvieron que vender hasta la bóveda de la familia. Uno de mis tíos abuelos, el presidente de la firma, ya había muerto de cáncer, otro empezó de nuevo y le fue muy bien, el menor se fue a Brasil y mi abuelo pidió prestados 2.000 pesos y compró un almacén. Papá, que era contador y que en la pavimentadora trabajaba en la administración, lo ayudaba haciendo el reparto de la mercadería con una canasta, hasta que consiguió un puesto en otra empresa. Empezaron de nuevo con la misma naturalidad con que habían venido. Creo que eso demuestra la fuerza de la raza. — ¿En Italia estaban mal? —No, en realidad no. Mis abuelos tenían una confitería, pero quisieron venir para reunirse con sus hermanos. Eran seis en total y en Italia quedaron dos, un hermano y una hermana. —El concepto de mantener unida la familia es muy europeo y, especialmente, muy italiano... —Es cierto. En mi caso, fui el que más asimilé las costumbres porque fui incorporado al núcleo de mis abuelos. Cuando yo tenía 13 meses, mamá tuvo mi segundo hermano; somos en total cinco. Los abuelos vivían a la vuelta y para ayudar a mamá, mi abuela venía a la mañana a buscarme, me llevaba a su casa y me traía a la tarde. Entre ellos hablaban piamontés y yo lo

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SergioRubin y FrancescaAmbrogetti, El Jesuita, Entrevista siendo Arzobispo de Buenos Aires, 2010

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aprendí. Querían mucho a todos mis hermanos, por supuesto, pero yo tuve el privilegio de participar del idioma de sus recuerdos. — ¿Cuánta nostalgia sentían sus mayores? —A papá jamás le vi una señal de nostalgia, lo que implica que experimentaba ese sentimiento, porque por algo lo negaba. Por ejemplo, nunca hablaba piamontés conmigo, sí con los abuelos. Era algo que tenía encapsulado, que había dejado atrás; prefería mirar hacia adelante. Recuerdo que una vez yo estaba contestando, en un italiano bastante defectuoso, una carta de una profesora de papá que me había escrito al seminario. Le pregunté cómo se escribía una palabra y lo noté impaciente. Me contestó rápido, como para terminar la conversación y se fue. Parecía que acá no quería hablar de lo de allá, aunque sí lo hacía con mis abuelos. —Hay quienes dicen que Buenos Aires no mira hacia el río porque como fue construida, en buena medida, por inmigrantes que sufrieron el desgarro de la partida y el desarraigo, ellos preferían orientarla hacia la pampa, que significaba el futuro. —El origen de la palabra nostalgia —del griego nostosalgos— tiene que ver con el ansia por volver al lugar; de esto habla la Odisea. Esa es una dimensión humana. Lo que hace Homero a través de la historia de Ulises es marcar el camino de regreso al seno de la tierra, al seno materno de la tierra que nos dio la luz. Considero que hemos perdido la nostalgia como dimensión antropológica. Pero también la perdimos a la hora de educar, por ejemplo, en la nostalgia del hogar. Cuando guardamos a los mayores en los geriátricos con tres bolitas de naftalina en el bolsillo, como si fueran un tapado o un sobretodo, de alguna manera tenemos enferma la dimensión nostálgica porque, encontrarse con los abuelos, es asumir un reencuentro con nuestro pasado. —Algo propio de todo inmigrante… —Ciertamente. Todo inmigrante, no sólo el italiano, se enfrenta a esta tensión. Un gran maestro de la nostalgia, el poeta alemán Friedrich Hölderlin, tiene una obra muy linda que le dedicó a su abuela cuando ella cumplió 78 años, que empieza: “Viviste muchas cosas… Oh gran madre… viviste muchas cosas… ” y que termina: “Que el hombre no defraude lo que de niño te prometió”. Recuerdo muy bien esto porque tengo una especial devoción por mi abuela, por todo lo que me dio en los primeros años de vida y así se lo reconozco en uno de mis libros. Admiro mucho también a Nino Costa, que hablando de los piamonteses tiene estrofas muy románticas que vienen a colación. Bergoglio nos recitó de memoria y, con mucha emoción, una de ellas en piamontés y, luego, la tradujo al castellano: La mayoría de las veces perduraba en el sitio, en el calor, en el éxito y fracaso de su trabajo y terminaba en una tumba en un campo santo arbolado.

Y redondeó: “La nostalgia poética que expresa aquí Nino radica en el haber querido, pero no haber podido volver. También hay una notable reflexión sobre la nostalgia de la migración en el libro Il grande esodo de Luigi Orsenigo.” — ¿Cómo se conocieron sus padres? —Se conocieron en 1934 en misa, en el oratorio salesiano de San Antonio, en el barrio porteño de Almagro, al que pertenecían. Se casaron al año siguiente. Ella era hija de una piamontesa y de un argentino descendiente de genoveses. Me acuerdo mucho de uno de esos tíos abuelos, que era un viejo pícaro, y que nos enseñaba a cantar cantitos medio subiditos de tono en dialecto genovés. Por eso, lo único que sé en genovés son cosas irreproducibles.

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ANEXO 2: SELECCIÓN DE TEXTOS (orden cronológico) Entrevista como Arzobispo de Bs Aires – Libro El Jesuita, S.Rubin y F.Ambrogetti 2010 LA DIGNIDAD DEL MIGRANTE: EL TRABAJO —Seguramente, a lo largo de su vida sacerdotal lo habrá venido a ver mucha gente desocupada. ¿Cuál es su experiencia? —Claro, mucha. Son gente que no se siente persona. Y que, por más que sus familias y sus amigos los ayuden, quieren trabajar, quieren ganarse el pan con el sudor de su frente. Es que, en última instancia, el trabajo unge de dignidad a una persona. La unción de dignidad no la otorga ni el abolengo, ni la formación familiar, ni la educación. La dignidad como tal sólo viene por el trabajo. Comemos lo que ganamos, mantenemos a nuestra familia con lo que ganamos. No interesa si es mucho o poco. Si es más, mejor. Podemos tener una fortuna, pero si no trabajamos, la dignidad se viene abajo. Un ejemplo típico es el del inmigrante que llega sin nada, lucha, trabaja y en una de ésas “hace la América”. Pero, cuidado, porque con el hijo o el nieto puede empezar la decadencia si no está educado en el trabajo. Por eso, los inmigrantes no toleraban al hijo o al nieto vago: lo hacían trabajar. DISMINUCION DEMOGRAFICA: CAUSA DE MIGRACIONES — ¿Le preocupa el descenso de la natalidad en el primer mundo y el aumento de la gente sola? —Claro que me preocupa. Es una forma de suicidio social. En 2022, en Italia no tendrán ingresos suficientes en sus cajas jubilatorias, o sea, el país no contará con fondos para pagarles a los jubilados. A fines de 2007, Francia festejó que llegó a los dos hijos por mujer. Pero Italia y España tienen menos de uno por mujer. Eso significa que habrá espacios físicos y realidades sociales que serán sustituidas; implica que emergerán otras culturas y, acaso, otra civilización. La invasión de los bárbaros en el 400 será, probablemente, reemplazada por otra modalidad, pero el territorio que unos dejen lo ocuparán otros. Por las migraciones, Europa puede experimentar cambios en su cultura. Aunque, en rigor, ése no es un fenómeno nuevo. No nos olvidemos que las grandes comunidades cristianas, que existieron durante varios siglos en el norte de África, hoy no existen.

ESCUELA: MEDIO DE INTEGRACION DE MIGRANTES Durante décadas, la escuela fue un importante medio de integración social y nacional. El hijo del gaucho, el migrante del interior, que llegaba a la ciudad, y hasta el extranjero, que desembarcaba en esta tierra, encontraron, en la educación básica, los elementos que les permitieron trascender la particularidad de su origen para buscar un lugar en la construcción común de un proyecto.

Discurso a los representantes de los medios de comunicación 16-32013 ¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!

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Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado en Roma 22-3-2013 Uno de los títulos del Obispo de Roma es «Pontífice», es decir, el que construye puentes, con Dios y entre los hombres. Quisiera precisamente que el diálogo entre nosotros ayude a construir puentes entre todos los hombres, de modo que cada uno pueda encontrar en el otro no un enemigo, no un contendiente, sino un hermano para acogerlo y abrazarlo. Además, mis propios orígenes me impulsan a trabajar para construir puentes. En efecto, como sabéis, mi familia es de origen italiano; y por eso está siempre vivo en mí este diálogo entre lugares y culturas distantes entre sí, entre un extremo del mundo y el otro, hoy cada vez más cercanos, interdependientes, necesitados de encontrarse y de crear ámbitos reales de auténtica fraternidad.

Discurso a embajadores de Kirguistan,Antigua, Luxemburgo y Botswana 16-5-2013 CAUSAS DE LA CRISIS La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica, que reduce al hombre a una sola de sus necesidades: el consumo. Y peor todavía, hoy se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del “descarte”. Esta deriva se verifica a nivel individual y social. Y, además, se promueve. En este contexto, la solidaridad, que es el tesoro de los pobres, se considera a menudo contraproducente, contraria a la razón financiera y económica. Mientras las ganancias de unos pocos van creciendo exponencialmente, las de la mayoría disminuyen. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, negando el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los Países de las posibilidades reales de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade, una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no tiene límites. Para los agentes financieros, económicos y políticos, Dios es incontrolable, inmanejable, incluso peligroso, porque llama al hombre a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud. Sería conveniente realizar una reforma financiera que fuera ética y, a su vez, que comportara una reforma económica beneficiosa para todos. Esto requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos. (…) ¡El dinero debe servir y no gobernar!

Discurso al Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes 24-5-2013 CONOCER SUS HERIDAS Y DARLES VOZ «La atención de la Iglesia, que es “madre”, se manifiesta con especial ternura y cercanía a quien se ve obligado a huir de su país y vive entre la erradicación y la integración. Esta tensión destruye a las personas. La compasión cristiana – este “sufrir con-pasión” – se expresa ante

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todo en el compromiso de conocer los eventos que empujan a dejar por fuerza la patria, y donde sea necesario, a dar voz a los que no pueden hacer oír el grito de dolor y de la opresión. En este sentido – ha dicho a los participantes en la asamblea – lleváis a cabo una tarea importante, también a la hora de sensibilizar a las comunidades cristianas hacia tantos hermanos marcados por heridas que jalonan su existencia: la violencia, el abuso de poder, la distancia de la familia, eventos traumáticos, la fuga de sus hogares, la incertidumbre sobre el futuro en el campo de refugiados. Son elementos que deshumanizan y tienen que empujar a cada cristiano y a toda la comunidad a una atención concreta.»

Homilía en Lampedusa después del naufragio de un barco con migrantes 8-7-2013 GLOBALIZACION DE LA INDIFERENCIA Inmigrantes muertos en el mar, por esas barcas que, en lugar de haber sido una vía de esperanza, han sido una vía de muerte. Así decía el titular del periódico. Desde que, hace algunas semanas, supe esta noticia, desgraciadamente tantas veces repetida, mi pensamiento ha vuelto sobre ella continuamente, como a una espina en el corazón que causa dolor. Y entonces sentí que tenía que venir hoy aquí a rezar, a realizar un gesto de cercanía, pero también a despertar nuestras conciencias para que lo que ha sucedido no se repita. (…) Dios hace la segunda pregunta: “Caín, ¿dónde está tu hermano?”… la voz de su sangre grita hasta mí, dice Dios. Ésta no es una pregunta dirigida a otros, es una pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Esos hermanos y hermanas nuestras intentaban salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de serenidad y de paz; buscaban un puesto mejor para ellos y para sus familias, pero han encontrado la muerte. ¡Cuántas veces quienes buscan estas cosas no encuentran comprensión, no encuentran acogida, no encuentran solidaridad! ¡Y sus voces llegan hasta Dios! (…) Hoy nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna; hemos caído en la actitud hipócrita del sacerdote y del servidor del altar, de los que hablaba Jesús en la parábola del Buen Samaritano: vemos al hermano medio muerto al borde del camino, quizás pensamos “pobrecito”, y seguimos nuestro camino, no nos compete; y con eso nos quedamos tranquilos, nos sentimos en paz. La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia. En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, no tiene que ver con nosotros, no nos importa, no nos concierne!

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Pero me gustaría que nos hiciésemos una tercera pregunta: “¿Quién de nosotros ha llorado por este hecho y por hechos como éste?”. ¿Quién ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas? ¿Quién ha llorado por esas personas que iban en la barca? ¿Por las madres jóvenes que llevaban a sus hijos? ¿Por estos hombres que deseaban algo para mantener a sus propias familias? Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia de llorar, de “sufrir con”: ¡la globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar! En el Evangelio hemos escuchado el grito, el llanto, el gran lamento: “Es Raquel que llora por sus hijos… porque ya no viven”. Herodes sembró muerte para defender su propio bienestar, su propia pompa de jabón. Y esto se sigue repitiendo… Pidamos al Señor que quite lo que haya quedado de Herodes en nuestro corazón; pidamos al Señor la gracia de llorar por nuestra indiferencia, de llorar por la crueldad que hay en el mundo, en nosotros, también en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio-económicas que hacen posibles dramas como éste. “¿Quién ha llorado?”. ¿Quién ha llorado hoy en el mundo? Señor, en esta liturgia, que es una liturgia de penitencia, pedimos perdón por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas, te pedimos, Padre, perdón por quien se ha acomodado y se ha cerrado en su propio bienestar que anestesia el corazón, te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que llevan a estos dramas. ¡Perdón, Señor! Señor, que escuchemos también tus preguntas: “Adán, ¿dónde estás?”. “¿Dónde está la sangre de tu hermano?”.

Discurso en la visita al Centro Astalli de Roma para refugiados 10-92013 Queridos hermanos y hermanas, ¡buenas tardes! Os saludo ante todo a vosotros, refugiados y refugiadas. Hemos escuchado a Adam y a Carol: gracias por vuestros testimonios fuertes, sufridos. Cada uno de vosotros, queridos amigos, lleva una historia de vida que nos habla de dramas de guerras, de conflictos, a menudo ligados a las políticas internacionales. Pero cada uno de vosotros lleva sobre todo una riqueza humana y religiosa, una riqueza para acoger, no para temer. Muchos de vosotros sois musulmanes, de otras religiones; venís de varios países, de situaciones diversas. ¡No debemos tener miedo de las diferencias! La fraternidad nos hace descubrir que son una riqueza, un don para todos. ¡Vivamos la fraternidad! Así que gracias a cuantos, como este Centro y otros servicios, eclesiales, públicos y privados, se emplean en acoger a estas personas con un proyecto. Gracias al padre Giovanni y a los hermanos; a vosotros, trabajadores, voluntarios, benefactores, que no donáis sólo algo o tiempo, sino que buscáis entrar en relación con los solicitantes de asilo y los refugiados reconociéndoles como personas, comprometiéndoos a encontrar respuestas concretas a sus necesidades. ¡Tener siempre viva la esperanza! ¡Ayudar a recuperar la confianza! Mostrar que con la acogida y la fraternidad se puede abrir una ventana al futuro —más que una ventana, una puerta, y más aún—, se puede tener todavía un futuro. Servir. ¿Qué significa? Servir significa acoger a la persona que llega, con atención; significa inclinarse hacia quien tiene necesidad y tenderle la mano, sin cálculos, sin temor, con ternura y comprensión, como Jesús se inclinó a lavar los pies a los apóstoles. Servir significa trabajar al lado de los más necesitados, establecer con ellos ante todo relaciones humanas, de cercanía, vínculos de solidaridad. Solidaridad, esta palabra que da miedo al mundo desarrollado.

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Intentan no decirla. Solidaridad es casi una mala palabra para ellos. Pero es nuestra palabra. Servir significa reconocer y acoger las peticiones de justicia, de esperanza, y buscar juntos los caminos, los itinerarios concretos de liberación. Los pobres son también maestros privilegiados de nuestro conocimiento de Dios; su fragilidad y su sencillez desenmascaran nuestros egoísmos, nuestras falsas seguridades, nuestras pretensiones de autosuficiencia y nos guían a la experiencia de la cercanía y de la ternura de Dios, a recibir en nuestra vida su amor, su misericordia de Padre que, con discreción y paciente confianza, se ocupa de nosotros, de todos nosotros. Segunda palabra: acompañar. En estos años, el Centro Astalli ha hecho un camino. Al inicio ofrecía servicios de primera acogida: un comedor, una cama, una ayuda legal. Después aprendió a acompañar a las personas en la búsqueda de trabajo y en la inserción social. Y, por lo tanto, propuso también actividades culturales para contribuir a hacer crecer una cultura de la acogida, una cultura del encuentro y de la solidaridad, a partir de la tutela de los derechos humanos. La sola acogida no basta. No basta con dar un bocadillo si no se acompaña de la posibilidad de aprender a caminar con las propias piernas. La caridad que deja al pobre así como es, no es suficiente. La misericordia verdadera, la que Dios nos dona y nos enseña, pide la justicia, pide que el pobre encuentre el camino para ya no ser tal. Para toda la Iglesia es importante que la acogida del pobre y la promoción de la justicia no se encomienden sólo a los «especialistas», sino que sean una atención de toda la pastoral, de la formación de los futuros sacerdotes y religiosos, del empeño normal de todas las parroquias, los movimientos y las agregaciones eclesiales. En particular —y esto es importante y lo digo desde el corazón— desearía invitar también a los institutos religiosos a leer seriamente y con responsabilidad este signo de los tiempos. El Señor llama a vivir con más valentía y generosidad la acogida en las comunidades, en las casas, en los conventos vacíos. Queridísimos religiosos y religiosas, los conventos vacíos no sirven a la Iglesia para transformarlos en hoteles y ganar dinero. Los conventos vacíos no son vuestros, son para la carne de Cristo que son los refugiados.

EvangeliiGaudium – La alegría del evangelio 24-11-2013 CULTURA DEL DESCARTE 49. Prefiero “una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propia seguridades”. 53. «Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del “descarte” que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son “explotados” sino desechos, “sobrantes”». 54. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de

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compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia. 210. Los migrantes me plantean un desafío particular por ser Pastor de una Iglesia sin fronteras que se siente madre de todos. Por ello, exhorto a los países a una generosa apertura, que en lugar de temer la destrucción de la identidad local sea capaz de crear nuevas síntesis culturales. ¡Qué hermosas son las ciudades que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes, y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo! ¡Qué lindas son las ciudades que, aun en su diseño arquitectónico, están llenas de espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro!

Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1-1-2014 ENSEÑANZA SOBRE LA FRATERNIDAD 1. El corazón de todo hombre y de toda mujer alberga en su interior el deseo de una vida plena, de la que forma parte un anhelo indeleble de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos o contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer. El número cada vez mayor de interdependencias y de comunicaciones que se entrecruzan en nuestro planeta hace más palpable la conciencia de que todas las naciones de la tierra forman una unidad y comparten un destino común. En los dinamismos de la historia, a pesar de la diversidad de etnias, sociedades y culturas, vemos sembrada la vocación de formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros. Sin embargo, a menudo los hechos, en un mundo caracterizado por la “globalización de la indiferencia”, que poco a poco nos “habitúa” al sufrimiento del otro, cerrándonos en nosotros mismos, contradicen y desmienten esa vocación. La globalización, como ha afirmado Benedicto XVI, nos acerca a los demás, pero no nos hace hermanos [CiV 19]. Además, las numerosas situaciones de desigualdad, de pobreza y de injusticia revelan no sólo una profunda falta de fraternidad, sino también la ausencia de una cultura de la solidaridad. Al mismo tiempo, es claro que tampoco las éticas contemporáneas son capaces de generar vínculos auténticos de fraternidad, ya que una fraternidad privada de la referencia a un Padre común, como fundamento último, no logra subsistir [Lumen fidei 54]. Una verdadera fraternidad entre los hombres supone y requiere una paternidad trascendente. A partir del reconocimiento de esta paternidad, se consolida la fraternidad entre los hombres, es decir, ese hacerse «prójimo» que se preocupa por el otro. 2. Ya que hay un solo Padre, que es Dios, todos ustedes son hermanos (cf. Mt 23,8-9). La fraternidad está enraizada en la paternidad de Dios. No se trata de una paternidad genérica, indiferenciada e históricamente ineficaz, sino de un amor personal, puntual y extraordinariamente concreto de Dios por cada ser humano (cf. Mt 6,25-30). Una paternidad, por tanto, que genera eficazmente fraternidad, porque el amor de Dios, cuando es acogido, se convierte en el agente más asombroso de transformación de la existencia y de las relaciones con los otros, abriendo a los hombres a la solidaridad y a la reciprocidad. Sobre todo, la fraternidad humana ha sido regenerada en y por Jesucristo con su muerte y resurrección. La cruz es el “lugar” definitivo donde se funda la fraternidad, que los hombres no son capaces de generar por sí mismos.

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Como leemos en la Carta a los Efesios, Jesucristo reconcilia en sí a todos los hombres. Él es la paz, porque de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando el muro de separación que los dividía, la enemistad. Él ha creado en sí mismo un solo pueblo, un solo hombre nuevo, una sola humanidad (cf. 2,14-16). 5. Además, si por una parte se da una reducción de la pobreza absoluta, por otra parte no podemos dejar de reconocer un grave aumento de la pobreza relativa, es decir, de las desigualdades entre personas y grupos que conviven en una determinada región o en un determinado contexto histórico-cultural. En este sentido, se necesitan también políticas eficaces que promuevan el principio de la fraternidad, asegurando a las personas –iguales en su dignidad y en sus derechos fundamentales– el acceso a los «capitales», a los servicios, a los recursos educativos, sanitarios, tecnológicos, de modo que todos tengan la oportunidad de expresar y realizar su proyecto de vida, y puedan desarrollarse plenamente como personas. 7. Se necesita una conversión de los corazones que permita a cada uno reconocer en el otro un hermano del que preocuparse, con el que colaborar para construir una vida plena para todos. 8. Un auténtico espíritu de fraternidad vence el egoísmo individual que impide que las personas puedan vivir en libertad y armonía entre sí. (…) Pienso en el drama lacerante de la droga, con la que algunos se lucran despreciando las leyes morales y civiles, en la devastación de los recursos naturales y en la contaminación, en la tragedia de la explotación laboral; pienso en el blanqueo ilícito de dinero así como en la especulación financiera, que a menudo asume rasgos perjudiciales y demoledores para enteros sistemas económicos y sociales, exponiendo a la pobreza a millones de hombres y mujeres; pienso en la prostitución que cada día cosecha víctimas inocentes, sobre todo entre los más jóvenes, robándoles el futuro; pienso en la abominable trata de seres humanos, en los delitos y abusos contra los menores, en la esclavitud que todavía difunde su horror en muchas partes del mundo, en la tragedia frecuentemente desatendida de los emigrantes con los que se especula indignamente en la ilegalidad. 10. El servicio es el alma de esa fraternidad que edifica la paz. Que María, la Madre de Jesús, nos ayude a comprender y a vivir cada día la fraternidad que brota del corazón de su Hijo, para llevar paz a todos los hombres en esta querida tierra nuestra.

Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiadoenero 2014 EMIGRANTES Y REFUGIADOS: HACIA UN MUNDO MEJOR Entre los resultados de los cambios modernos, el creciente fenómeno de la movilidad humana emerge como un “signo de los tiempos”; así lo ha definido el Papa Benedicto XVI (cf. Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2006). Si, por un lado, las migraciones ponen de manifiesto frecuentemente las carencias y lagunas de los estados y de la comunidad internacional, por otro, revelan también las aspiraciones de la humanidad de vivir la unidad en el respeto de las diferencias, la acogida y la hospitalidad que hacen posible la equitativa distribución de los bienes de la tierra, la tutela y la promoción de la dignidad y la centralidad de todo ser humano.

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Se necesita pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida. … mirando a la realidad de los emigrantes y refugiados, quisiera subrayar un tercer elemento en la construcción de un mundo mejor, y es el de la superación de los prejuicios y preconcepciones en la evaluación de las migraciones. De hecho, la llegada de emigrantes, de prófugos, de los que piden asilo o de refugiados, suscita en las poblaciones locales con frecuencia sospechas y hostilidad. Nace el miedo de que se produzcan convulsiones en la paz social, que se corra el riesgo de perder la identidad o cultura, que se alimente la competencia en el mercado laboral o, incluso, que se introduzcan nuevos factores de criminalidad. Los medios de comunicación social, en este campo, tienen un papel de gran responsabilidad: a ellos compete, en efecto, desenmascarar estereotipos y ofrecer informaciones correctas, en las que habrá que denunciar los errores de algunos, pero también describir la honestidad, rectitud y grandeza de ánimo de la mayoría. En esto se necesita por parte de todos un cambio de actitud hacia los inmigrantes y los refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación –que, al final, corresponde a la “cultura del rechazo”- a una actitud que ponga como fundamento la “cultura del encuentro”, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor. También los medios de comunicación están llamados a entrar en esta “conversión de las actitudes” y a favorecer este cambio de comportamiento hacia los emigrantes y refugiados.

Discurso en Jordania ante refugiados en Betania 24-5-2014 Y, por nuestra parte, nos sentimos profundamente afectados por los dramas y las heridas de nuestro tiempo, especialmente por las que son fruto de los conflictos todavía abiertos en Oriente Medio. Pienso, en primer lugar, en la amada Siria, lacerada por una lucha fratricida que dura ya tres años y que ha cosechado innumerables víctimas, obligando a millones de personas a convertirse en refugiados y a exilarse en otros países. Todos queremos la paz. Pero, viendo este drama de la guerra, viendo estas heridas, viendo tanta gente que ha dejado su patria, que se ha visto obligada a marcharse, me pregunto: ¿quién vende armas a esta gente para hacer la guerra? He aquí la raíz del mal. El odio y la codicia del dinero en la fabricación y en la venta de las armas. Esto nos debe hacer pensar en quién está detrás, el que da a todos aquellos que se encuentran en conflicto las armas para continuar el conflicto. Pensemos, y desde nuestro corazón digamos también una palabra para esta pobre gente criminal, para que se convierta.

Mensaje ante la crisis de menores migrantes centroamericanos por México 14-7-2014 "Coloquio México-Santa Sede sobre movilidad humana y desarrollo" La globalización es un fenómeno que nos interpela, especialmente en una de sus principales manifestaciones como lo es la emigración. Se trata de uno de los "signos" de estos tiempos que vivimos y que nos recuerda las palabras de Jesús "¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?" (Lc 12,57). No obstante el gran flujo de migrantes presentes en todos los continentes y en casi todos los países, la migración es vista aún como emergencia, o como un hecho circunstancial y esporádico, mientras se ha convertido ya en un elemento característico y en un desafío de nuestras sociedades.

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Es un fenómeno que trae consigo grandes promesas junto a múltiples desafíos. Muchas personas obligadas a emigrar sufren y a menudo, mueren trágicamente; muchos de sus derechos son violados, son obligados a separarse de sus familias y lamentablemente continúan siendo objeto de actitudes racistas y xenófobas. (…) Me urge, además, llamar la atención sobre decenas de miles de niños que emigran solos, no acompañados, para escapar a la pobreza y a las violencias: esta es una categoría de migrantes que, desde Centroamérica y desde México, atraviesa la frontera con los Estados Unidos de América en condiciones extremas, en busca de una esperanza que la mayoría de las veces resulta vana. Ellos aumentan día a día. Tal emergencia humanitaria reclama en primer lugar intervención urgente, que estos menores sean acogidos y protegidos. Tales medidas, sin embargo no serán suficientes, sino son acompañadas por políticas de información sobre los peligros de un tal viaje y sobre todo, de promoción del desarrollo en sus países de origen. Finalmente es necesario frente a este desafío, llamar la atención de toda la comunidad internacional para que puedan ser adoptadas nuevas formas de migración legal y segura.

Discurso en el I Encuentro Mundial de Movimientos Populares 28-10 2014 MIGRACION EFECTO DESTRUCTOR DEL IMPERIO DEL DINERO Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados, las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que todos estamos llamados a transformar. La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares. Hace poco dije, y lo repito, que estamos viviendo la tercera guerra mundial pero en cuotas. Hay sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra. Entonces se fabrican y se venden armas y, con eso los balances de las economías que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente quedan saneadas. Y no se piensa en los niños hambrientos en los campos de refugiados, no se piensa en los desplazamientos forzosos, no se piensa en las viviendas destruidas, no se piensa, desde ya, en tantas vidas segadas.

Mensaje para la Jornada Mundial por la Paz 1-1-2015 NO ESCLAVOS SINO HERMANOS Pienso también en las condiciones de vida de muchos emigrantes que, en su dramático viaje, sufren el hambre, se ven privados de la libertad, despojados de sus bienes o de los que se abusa física y sexualmente. En aquellos que, una vez llegados a su destino después de un viaje

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durísimo y con miedo e inseguridad, son detenidos en condiciones a veces inhumanas. Pienso en los que se ven obligados a la clandestinidad por diferentes motivos sociales, políticos y económicos, y en aquellos que, con el fin de permanecer dentro de la ley, aceptan vivir y trabajar en condiciones inadmisibles, sobre todo cuando las legislaciones nacionales crean o permiten una dependencia estructural del trabajador emigrado con respecto al empleador, como por ejemplo cuando se condiciona la legalidad de la estancia al contrato de trabajo... Sí, pienso en el «trabajo esclavo». Otras causas de la esclavitud son los conflictos armados, la violencia, el crimen y el terrorismo. Muchas personas son secuestradas para ser vendidas o reclutadas como combatientes o explotadas sexualmente, mientras que otras se ven obligadas a emigrar, dejando todo lo que poseen: tierra, hogar, propiedades, e incluso la familia. Éstas últimas se ven empujadas a buscar una alternativa a esas terribles condiciones aun a costa de su propia dignidad y supervivencia, con el riesgo de entrar de ese modo en ese círculo vicioso que las convierte en víctimas de la miseria, la corrupción y sus consecuencias perniciosas. Compromiso común para derrotar la esclavitud 5. Con frecuencia, cuando observamos el fenómeno de la trata de personas, del tráfico ilegal de los emigrantes y de otras formas conocidas y desconocidas de la esclavitud, tenemos la impresión de que todo esto tiene lugar bajo la indiferencia general. Aunque por desgracia esto es cierto en gran parte, quisiera mencionar el gran trabajo silencioso que muchas congregaciones religiosas, especialmente femeninas, realizan desde hace muchos años en favor de las víctimas. Estos Institutos trabajan en contextos difíciles, a veces dominados por la violencia, tratando de romper las cadenas invisibles que tienen encadenadas a las víctimas a sus traficantes y explotadores; cadenas cuyos eslabones están hechos de sutiles mecanismos psicológicos, que convierten a las víctimas en dependientes de sus verdugos, a través del chantaje y la amenaza, a ellos y a sus seres queridos, pero también a través de medios materiales, como la confiscación de documentos de identidad y la violencia física. La actividad de las congregaciones religiosas se estructura principalmente en torno a tres acciones: la asistencia a las víctimas, su rehabilitación bajo el aspecto psicológico y formativo, y su reinserción en la sociedad de destino o de origen. Los Estados deben vigilar para que su legislación nacional en materia de migración, trabajo, adopciones, deslocalización de empresas y comercialización de los productos elaborados mediante la explotación del trabajo, respete la dignidad de la persona. Se necesitan leyes justas, centradas en la persona humana, que defiendan sus derechos fundamentales y los restablezcan cuando son pisoteados, rehabilitando a la víctima y garantizando su integridad, así como mecanismos de seguridad eficaces para controlar la aplicación correcta de estas normas, que no dejen espacio a la corrupción y la impunidad. Es preciso que se reconozca

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también el papel de la mujer en la sociedad, trabajando también en el plano cultural y de la comunicación para obtener los resultados deseados. Las organizaciones intergubernamentales, de acuerdo con el principio de subsidiariedad, están llamadas a implementar iniciativas coordinadas para luchar contra las redes transnacionales del crimen organizado que gestionan la trata de personas y el tráfico ilegal de emigrantes. Es necesaria una cooperación en diferentes niveles, que incluya a las instituciones nacionales e internacionales, así como a las organizaciones de la sociedad civil y del mundo empresarial.

Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado enero2015 IGLESIA SIN FRONTERAS: MADRE DE TODOS La Iglesia sin fronteras, madre de todos, extiende por el mundo la cultura de la acogida y de la solidaridad, según la cual nadie puede ser considerado inútil, fuera de lugar o descartable. Si vive realmente su maternidad, la comunidad cristiana alimenta, orienta e indica el camino, acompaña con paciencia, se hace cercana con la oración y con las obras de misericordia. Todo esto adquiere hoy un significado especial. De hecho, en una época de tan vastas migraciones, un gran número de personas deja sus lugares de origen y emprende el arriesgado viaje de la esperanza, con el equipaje lleno de deseos y de temores, a la búsqueda de condiciones de vida más humanas. No es extraño, sin embargo, que estos movimientos migratorios susciten desconfianza y rechazo, también en las comunidades eclesiales, antes incluso de conocer las circunstancias de persecución o de miseria de las personas afectadas. Esos recelos y prejuicios se oponen al mandamiento bíblico de acoger con respeto y solidaridad al extranjero necesitado.

Entrevista concedida a Valentina Alazraki (Televisa) 13-3-2015 FRONTERA NORTE Y NARCO Papa Francisco, Usted en el avión volviendo de Filipinas dijo que le hubiera gustado entrar a los Estados Unidos por la frontera con México. Esa frontera tan, tan, significativa. Usted es hijo de emigrantes, sus papás eran italianos, viajaron a la Argentina, Usted trae en la sangre lo que es eso. ¿Cuál sería el sentido de su presencia ahí, en esa frontera? Gente no sólo de México sino de Centroamérica, de Guatemala, que cruza todo México, para buscar un futuro mejor. Hoy día la emigración es fruto del malestar en el sentido etimológico de la palabra, fruto del hambre, de buscar nuevas fronteras. Lo mismo sucede en África, con toda esa cruza mediterránea de gente que viene de países que están pasando momentos difíciles, sea por el hambre, sea por las guerras ¿no? Pero evidentemente que la migración, hoy día, está muy relacionada al hambre, a la falta de trabajo. A esta tiranía de un sistema económico que tiene al dios dinero en el centro y no a la persona ¿no? Y entonces se descarta gente. Entonces un país crea – sea de América, de África, de donde sea – crea una situación económica impuesta, por supuesto, que descarta gente, que va hacia otro lado a buscar trabajo, o comida, o bienestar ¿no? O sea la migración en este momento, es muy

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doloroso el problema migratorio en el mundo ¡eh! Porque hay varias fronteras migratorias ¿no? Me alegra que Europa esté revisando su política migratoria. Italia fue muy generosa y quiero decirlo ¿no? La síndico de Lampedusa se jugó entera y aun a costa de transformar esa isla, de tierra de turismo en tierra de hospitalidad ¿no? Con lo que supone no ganar plata ¿no? O sea hay hechos heroicos ¿no? Pero ahora gracias a Dios veo que Europa está repensando la situación. Volviendo a la migración allí, esa zona, además es una zona de mucha lucha de problemas de narcotráfico ¿no?, es decir. Los Estados Unidos me decían – no quiero tirar estadísticas que después me crean un problema diplomático – pero, me decían, y lo vi en una revista, creo que están entre los primeros consumidores de droga en el mundo y la frontera por la que entra la droga, la principal, es la mexicana. Entonces ahí también se sufre ¿no? Morelia, toda esa zona, es una zona de mucho sufrimiento donde también las organizaciones de traficantes de droga no se van con chiquitas ¿no?, es decir, saben hacer sus trabajos de muerte, ¿no?, son mensajeros de muerte, sea por la droga, o sea por “limpiar”, entre comillas, a aquellos que se oponen a la droga, los 43 estudiantes, de alguna manera están pidiendo que, no digo venganza, justicia, y que se los recuerde. Usted como Papa latinoamericano, el primer Papa latinoamericano, ¿siente de alguna manera dentro de sí como una responsabilidad más, de ser la voz de todos estos millones de personas que, que se ven en esta situación de tener que salir de sus países, atravesar fronteras, muros, sea en América, en Asia, en Europa, donde sea? Sí. Ser la voz pero no de una manera programática. Me sale solo. Me sale por la misma vivencia nuestra latinoamericana ¿no?, y también por mi sangre migrante ¿no? O sea, mi papá, con mis abuelos, fueron a Argentina. Tenían un buen pasar acá, pero por razones políticas, la abuela estaba muy metida en la naciente Acción Católica y aunque nunca le hicieron tomar el aceite de ricino, pero ese era… entonces decidieron irse a buscar nuevos rumbos. Además tenían, los hermanos de mi abuelo, ya tenían una buena empresa en Entre Ríos, allá, pero ellos llegaron en el 29 y en el 32 la crisis los dejó en la calle. Sin nada. Y un cura les prestó 2.000 pesos, con lo cual compraron un almacén y mi papá, que era contador, hacía el reparto con la canasta. Esa gente que se ganó la vida, se rehízo la vida. Y volvieron a luchar por llevar adelante la familia. Eso a mí me dice mucho. Yo lo mamé en casa eso.

Laudato Si 25-5-2015 REFUGIADOS CLIMATICOS 25. Por ejemplo, los cambios del clima originan migraciones de animales y vegetales que no siempre pueden adaptarse, y esto a su vez afecta los recursos productivos de los más pobres, quienes también se ven obligados a migrar con gran incertidumbre por el futuro de sus vidas y de sus hijos. Es trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental, que no son reconocidos como refugiados en las convenciones internacionales y llevan el peso de sus vidas abandonadas sin protección normativa alguna. Lamentablemente, hay una general indiferencia ante estas tragedias, que suceden ahora mismo en distintas partes del mundo. La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil. FRATERNIDAD UNIVERSAL Y PEREGRINA

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92. Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra. 134. Si bien no hay comprobación contundente acerca del daño que podrían causar los cereales transgénicos a los seres humanos, y en algunas regiones su utilización ha provocado un crecimiento económico que ayudó a resolver problemas, hay dificultades importantes que no deben ser relativizadas. En muchos lugares, tras la introducción de estos cultivos, se constata una concentración de tierras productivas en manos de pocos debido a «la progresiva desaparición de pequeños productores que, como consecuencia de la pérdida de las tierras explotadas, se han visto obligados a retirarse de la producción directa» [Comisión Episcopal de Pastoral social de Argentina, Una tierra para todos (junio 2005), 19].Los más frágiles se convierten en trabajadores precarios, y muchos empleados rurales terminan migrando a miserables asentamientos de las ciudades. La expansión de la frontera de estos cultivos arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales. En varios países se advierte una tendencia al desarrollo de oligopolios en la producción de granos y de otros productos necesarios para su cultivo, y la dependencia se agrava si se piensa en la producción de granos estériles que terminaría obligando a los campesinos a comprarlos a las empresas productoras. 139. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza. 175. La misma lógica que dificulta tomar decisiones drásticas para invertir la tendencia al calentamiento global es la que no permite cumplir con el objetivo de erradicar la pobreza. Necesitamos una reacción global más responsable, que implica encarar al mismo tiempo la reducción de la contaminación y el desarrollo de los países y regiones pobres. El siglo XXI, mientras mantiene un sistema de gobernanza propio de épocas pasadas, es escenario de un debilitamiento de poder de los Estados nacionales, sobre todo porque la dimensión económico-financiera, de características transnacionales, tiende a predominar sobre la política. En este contexto, se vuelve indispensable la maduración de instituciones internacionales más fuertes y eficazmente organizadas, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo entre los gobiernos nacionales, y dotadas de poder para sancionar. Como afirmaba Benedicto XVI en la línea ya desarrollada por la doctrina social de la Iglesia, «para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial, como fue ya esbozada por mi Predecesor, [san] Juan XXIII»[Caritas in Veritate, 67]. En esta perspectiva, la diplomacia adquiere una importancia inédita, en orden a promover estrategias internacionales que se anticipen a los problemas más graves que terminan afectando a todos. 228. El cuidado de la naturaleza es parte de un estilo de vida que implica capacidad de convivencia y de comunión. Jesús nos recordó que tenemos a Dios como nuestro Padre común y que eso nos hace hermanos. El amor fraterno sólo puede ser gratuito, nunca puede ser un pago por lo que otro realice ni un anticipo por lo que esperamos que haga. Por eso es posible amar a los enemigos. Esta misma gratuidad nos lleva a amar y aceptar el viento, el sol o las

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nubes, aunque no se sometan a nuestro control. Por eso podemos hablar de una fraternidad universal.

Discurso a obispos de República Dominicana sobre migrantes haitianos 28-5-2015 DEFENDER E INTEGRAR A LOS HAITIANOS La atención pastoral y caritativa de los inmigrantes, sobre todo a los provenientes de la vecina Haití, que buscan mejores condiciones de vida en territorio dominicano, no admite la indiferencia de los pastores de la Iglesia. Es necesario seguir colaborando con las autoridades civiles para alcanzar soluciones solidarias a los problemas de quienes son privados de documentos o se les niega sus derechos básicos. Es inexcusable no promover iniciativas de fraternidad y paz entre ambas naciones, que conforman esta bella Isla del Caribe. Es importante saber integrar a los inmigrantes en la sociedad y acogerlos en la comunidad eclesial. Les agradezco que estén cerca de ellos y de todos los que sufren, como gesto de la amorosa solicitud por el hermano que se siente solo y desamparado, con quien Cristo se identificó.

Discurso en el II Encuentro de Movimientos Populares, Santa Cruz (Bolivia), 9-7-2015 GLOBALIZAR LA ESPERANZA FRENTE AL ESTIERCOL DEL DIABLO La Biblia nos recuerda que Dios escucha el clamor de su pueblo y quisiera yo también volver a unir mi voz a la de Ustedes: “Las famosas tres T”: tierra, techo y trabajo para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo repito: son derechos sagrados. Vale la pena, vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra. Me pregunto si somos capaces de reconocer que estas realidades destructoras responden a un sistema que se ha hecho global. ¿Reconocemos que este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza? Si esto así, insisto, digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco. La globalización de la esperanza, que nace de los Pueblos y crece entre los pobres, debe sustituir esta globalización de la exclusión y la indiferencia. (…) Incluso dentro de esa minoría cada vez más reducida que cree beneficiarse con este sistema reina la insatisfacción y especialmente la tristeza. Muchos esperan un cambio que los libere de esa tristeza individualista que esclaviza. Se está castigando a la tierra, a los pueblos y las personas de un modo casi salvaje. Y detrás de tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea llamaba «el estiércol del diablo». La ambición desenfrenada de dinero que gobierna. Ese es el estiércol del diablo.

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Discurso en Ñu Guazu (Paraguay) 12-7-2015 ENSEÑANZA SOBRE LA HOSPITALIDAD Recordemos juntos esas recomendaciones: «No lleven para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero... permanezcan en la casa donde les den alojamiento» (cf. Mc 6,8-11). Parecería algo imposible. Podríamos concentrarnos en las palabras: «pan», «dinero», «alforja», «bastón», «sandalias», «túnica». Y es lícito. Pero me parece que hay una palabra clave, que podría pasar desapercibida frente a la contundencia de las que acabo de enumerar. Una palabra central en la espiritualidad cristiana, en la experiencia del discipulado: hospitalidad. Jesús como buen maestro, pedagogo, los envía a vivir la hospitalidad. Les dice: «Permanezcan donde les den alojamiento». Los envía a aprender una de las características fundamentales de la comunidad creyente. Podríamos decir que cristiano es aquel que aprendió a hospedar, que aprendió a alojar. Hoy el Señor nos los dice muy claramente: en la lógica del Evangelio no se convence con los argumentos, con las estrategias, con las tácticas, sino aprendiendo a alojar. La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia como la quería Jesús es la casa de la hospitalidad. Cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso, hay que tener las puertas abiertas. Sobre todo las puertas del corazón. Hospitalidad con el hambriento, con el sediento, con el forastero, con el desnudo, con el enfermo, con el preso (cf. Mt25, 34-37) con el leproso, con el paralítico. Hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido, y a veces por culpa nuestra. Hospitalidad con el perseguido, con el desempleado. Hospitalidad con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra paraguaya es tan rica. Hospitalidad con el pecador, porque cada uno de nosotros también lo es. Hay algo que es cierto, no podemos obligar a nadie a recibirnos, a hospedarnos; es cierto y es parte de nuestra pobreza y de nuestra libertad. Pero también es cierto que nadie puede obligarnos a no ser acogedores, hospederos de la vida de nuestro Pueblo. Nadie puede pedirnos que no recibamos y abracemos la vida de nuestros hermanos especialmente la vida de los que han perdido la esperanza y el gusto por vivir. Qué lindo es imaginarnos nuestras parroquias, comunidades, capillas, donde están los cristianos, no con las puertas cerradas, sino como verdaderos centros de encuentro entre nosotros y con Dios, como lugares de hospitalidad y de acogida. La Iglesia es madre, como María. En ella tenemos un modelo. Alojar, como María, que no dominó ni se adueñó de la Palabra de Dios sino que, por el contrario, la hospedó, la gestó, y la entregó. Alojar como la tierra que no domina la semilla, sino que la recibe, la nutre y la germina.

Angelus: pide a parroquias y familias acoger una familia refugiada 6-92015 Ante la tragedia de decenas de miles de refugiados que huyen de la muerte por la guerra y el hambre, y están en camino hacia una esperanza de vida, el Evangelio nos llama a ser «prójimos» de los más pequeños y abandonados. A darles una esperanza concreta. No vale

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decir sólo: «¡Ánimo, paciencia!...». La esperanza cristiana es combativa, con la tenacidad de quien va hacia una meta segura. Por lo tanto, ante la proximidad del Jubileo de la misericordia, hago un llamamiento a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa para que expresen la realidad concreta del Evangelio y acojan a una familia de refugiados. Un gesto preciso en preparación del Año santo de la misericordia. Que cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario de Europa acoja a una familia, comenzando por mi diócesis de Roma. Me dirijo a mis hermanos obispos de Europa, verdaderos pastores, para que en sus diócesis apoyen mi llamamiento, recordando que Misericordia es el segundo nombre del Amor: «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40). También las dos parroquias del Vaticano acogerán en los próximos días a dos familias de refugiados.

Discurso en el Congreso (Capitolio) de los Estados Unidos 24-9-2015 COMO HIJO DE INMIGRANTES En los últimos siglos, millones de personas han alcanzado esta tierra persiguiendo el sueño de poder construir su propio futuro en libertad. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes. Trágicamente, los derechos de cuantos vivieron aquí mucho antes que nosotros no siempre fueron respetados. A estos pueblos y a sus naciones, desde el corazón de la democracia norteamericana, deseo reafirmarles mi más alta estima y reconocimiento. Aquellos primeros contactos fueron bastantes convulsos y sangrientos, pero es difícil enjuiciar el pasado con los criterios del presente. Sin embargo, cuando el extranjero nos interpela, no podemos cometer los pecados y los errores del pasado. Debemos elegir la posibilidad de vivir ahora en el mundo más noble y justo posible, mientras formamos las nuevas generaciones, con una educación que no puede dar nunca la espalda a los «vecinos», a todo lo que nos rodea. Construir una nación nos lleva a pensarnos siempre en relación con otros, saliendo de la lógica de enemigo para pasar a la lógica de la recíproca subsidiaridad, dando lo mejor de nosotros. Confío que lo haremos. Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin precedentes desde los tiempos de la II Guerra Mundial. Lo que representa grandes desafíos y decisiones difíciles de tomar. A lo que se suma, en este continente, las miles de personas que se ven obligadas a viajar hacia el norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades. ¿Acaso no es lo que nosotros queremos para nuestros hijos? No debemos dejarnos intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor respuesta a su situación. Una respuesta que siempre será humana, justa y fraterna. Cuidémonos de una tentación contemporánea: descartar todo lo que moleste. Recordemos la regla de oro: «Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes» (Mt 7,12).

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Discurso a la Asamblea General de Naciones Unidas 25-9-2015 REFORMA DE LA ONU SEGÚN LA FRATERNIDAD Y LA JUSTICIA (Vivimos un) momento histórico, caracterizado por la superación tecnológica de las distancias y fronteras y, aparentemente, de cualquier límite natural a la afirmación del poder. (…) La historia de la comunidad organizada de los Estados, representada por las Naciones Unidas, que festeja en estos días su 70 aniversario, es una historia de importantes éxitos comunes, en un período de inusitada aceleración de los acontecimientos. (…) Es cierto que aún son muchos los graves problemas no resueltos, pero también es evidente que, si hubiera faltado toda esa actividad internacional, la humanidad podría no haber sobrevivido al uso descontrolado de sus propias potencialidades. Cada uno de estos progresos políticos, jurídicos y técnicos son un camino de concreción del ideal de la fraternidad humana y un medio para su mayor realización. La experiencia de estos 70 años, más allá de todo lo conseguido, muestra que la reforma y la adaptación a los tiempos siempre esnecesaria, progresando hacia el objetivo último de conceder a todos los países, sin excepción, una participación y una incidencia real y equitativa en las decisiones. Esta necesidad de una mayor equidad, vale especialmente para los cuerpos con efectiva capacidad ejecutiva, como es el caso del Consejo de Seguridad, los organismos financieros y los grupos o mecanismos especialmente creados para afrontar las crisis económicas. Esto ayudará a limitar todo tipo de abuso o usura sobre todo con los países en vías de desarrollo. Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia. La labor de las Naciones Unidas, a partir de los postulados del Preámbulo y de los primeros artículos de su Carta Constitucional, puede ser vista como el desarrollo y la promoción de la soberanía del derecho, sabiendo que la justicia es requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. (…) La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte, y deben injustamente sufrir las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada «cultura del descarte». La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística.

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Conferencia de prensa en el vuelo de regreso del viaje a Estados Unidos 28-9-2015 LOS MUROS NUNCA SON LA SOLUCION Quería preguntarle sobre la crisis migratoria. Muchos países están construyendo nuevas barreras de alambre de espino. ¿Qué piensa sobre esto? Papa Francisco: Usted ha usado una palabra: crisis. Se convierte en un estado de crisis después de un proceso largo. Esto es el resultado de un proceso de años, porque las guerras de las que aquella gente huye son guerras de años. El hambre es hambre de años. Cuando yo pienso en África, esto es un poco simple, eh, pero lo digo como ejemplo. Pienso en África, el continente explotado y ahora vienen las guerras rivales, pero tienen detrás intereses económicos. Y yo pienso que antes de explotar un continente, un país, una guerra, se podrían hacer inversiones para que aquella gente tenga trabajo y así evitar esta crisis. Es verdad, es una crisis de refugiados, como he dicho en el Congreso, nunca vista desde la Segunda Guerra Mundial. Y usted me pregunta sobre las barreras. Usted sabe cómo terminan los muros. Todos, todos los muros caen, hoy, mañana, o dentro de cien años, pero todos caen. No es una solución. El muro no es una solución. En este momento Europa está en dificultades es verdad. Debemos ser inteligentes porque viene toda aquella ola migratoria y no es fácil encontrar soluciones. Pero, con el diálogo entre países, deben encontrarlo. Los muros nunca son la solución. En cambio, los puentes sí. Siempre. Siempre. Eso es lo que pienso sobre los muros y las barreras. No son una solución. El problema permanece y permanece con más odio.

Catequesis de los miércoles – Sobre las puertas y la hospitalidad 18-112015 La Iglesia ha sido animada a abrir sus puertas, para salir con el Señor al encuentro de los hijos y las hijas en camino, a veces incierto, a veces perdidos, en estos tiempos difíciles. Las familias cristianas, en particular, han sido animadas a abrir la puerta al Señor que espera para entrar, llevando su bendición y su amistad. Y si la puerta Misericordia de Dios está siempre abierta, también las puertas de nuestras instituciones debe estar siempre abiertas para que así todos puedan salir a llevar la misericordia de Dios, esto significa el Jubileo, dejar entrar y salir al Señor. La gestión simbólica de las “puertas” --de los umbrales, de los caminos, de las fronteras-- se ha hecho crucial. La puerta debe custodiar, cierto, pero no rechazar. La puerta no debe ser forzada, al contrario, se pide permiso, porque la hospitalidad resplandece en la libertad de la acogida, y se oscurece en la prepotencia de la invasión. La puerta se abre frecuentemente, para ver si afuera hay alguien que espera, y tal vez no tiene la valentía, o ni siquiera la fuerza de tocar.

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La Iglesia es la portera de la casa del Señor, la Iglesia es la portera, no es la dueña de la casa del Señor. La Sagrada Familia de Nazaret sabe bien qué cosa significa una puertaabierta o cerrada, para quien espera un hijo, para quien no tiene amparo, para quien huye del peligro. Las familias cristianas hagan del umbral de sus casas un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la acogida de Dios. Es así que la Iglesia deberá ser reconocida, en cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que toca, como la acogida de un Dios que no te cierra la puerta en la cara, con la excusa que no eres de casa.

Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1-1-2015 Hay muchas organizaciones no gubernativas y asociaciones caritativas dentro de la Iglesia, y fuera de ella, cuyos miembros, con ocasión de epidemias, calamidades o conflictos armados, afrontan fatigas y peligros para cuidar a los heridos y enfermos, como también para enterrar a los difuntos. Junto a ellos, deseo mencionar a las personas y a las asociaciones que ayudan a los emigrantes que atraviesan desiertos y surcan los mares en busca de mejores condiciones de vida. Estas acciones son obras de misericordia, corporales y espirituales, sobre las que seremos juzgados al término de nuestra vida. Muchas familias abren sus corazones y sus casas a quien tiene necesidad, como los refugiados y los emigrantes. Deseo agradecer particularmente a todas las personas, las familias, las parroquias, las comunidades religiosas, los monasterios y los santuarios, que han respondido rápidamente a mi llamamiento a acoger una familia de refugiados (Angelus 6 septiembre 2015). Respecto a los emigrantes, quisiera dirigir una invitación a repensar las legislaciones sobre los emigrantes, para que estén inspiradas en la voluntad de acogida, en el respeto de los recíprocos deberes y responsabilidades, y puedan facilitar la integración de los emigrantes. En esta perspectiva, se debería prestar una atención especial a las condiciones de residencia de los emigrantes, recordando que la clandestinidad corre el riesgo de arrastrarles a la criminalidad.

Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 17-12016 EMIGRANTES Y REFUGIADOS NOS INTERPELAN: LA RESPUESTA DEL EVANGELIO DE LA MISERICORDIA En nuestra época, los flujos migratorios están en continuo aumento en todas las áreas del planeta: refugiados y personas que escapan de su propia patria interpelan a cada uno y a las colectividades, desafiando el modo tradicional de vivir y, a veces, trastornando el horizonte cultural y social con el cual se confrontan. Cada vez con mayor frecuencia, las víctimas de la violencia y de la pobreza, abandonando sus tierras de origen, sufren el ultraje de los traficantes de personas humanas en el viaje hacia el sueño de un futuro mejor. Si después sobreviven a los abusos y a las adversidades, deben hacer cuentas con realidades donde se anidan sospechas y temores. Además, no es raro que se encuentren con falta de normas claras y que se puedan poner en práctica, que regulen la acogida y prevean vías de integración a corto y largo plazo, con atención a los derechos y a los deberes de todos.

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Los emigrantes son nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida mejor lejos de la pobreza, del hambre, de la explotación y de la injusta distribución de los recursos del planeta, que deberían ser divididos ecuamente entre todos. En este momento de la historia de la humanidad, fuertemente marcado por las migraciones, la identidad no es una cuestión de importancia secundaria. Quien emigra, de hecho, es obligado a modificar algunos aspectos que definen a la propia persona e, incluso en contra de su voluntad, obliga al cambio también a quien lo acoge. ¿Cómo hacer de modo que la integración sea una experiencia enriquecedora para ambos, que abra caminos positivos a las comunidades y prevenga el riesgo de la discriminación, del racismo, del nacionalismo extremo o de la xenofobia? Muchas instituciones, asociaciones, movimientos, grupos comprometidos, organismos diocesanos, nacionales e internacionales viven el asombro y la alegría de la fiesta del encuentro, del intercambio y de la solidaridad. Ellos han reconocido la voz de Jesucristo: «Mira, que estoy a la puerta y llamo» (Ap 3,20). Y, sin embargo, no cesan de multiplicarse los debates sobre las condiciones y los límites que se han de poner a la acogida, no sólo en las políticas de los Estados, sino también en algunas comunidades parroquiales que ven amenazada la tranquilidad tradicional. El cuidar las buenas relaciones personales y la capacidad de superar prejuicios y miedos son ingredientes esenciales para cultivar la cultura del encuentro, donde se está dispuesto no sólo a dar, sino también a recibir de los otros. La hospitalidad, de hecho, vive del dar y del recibir. En esta perspectiva, es importante mirar a los emigrantes no solamente en función de su condición de regularidad o de irregularidad, sino sobre todo como personas que, tuteladas en su dignidad, pueden contribuir al bienestar y al progreso de todos, de modo particular cuando asumen responsablemente los deberes en relación con quien los acoge, respetando con reconocimiento el patrimonio material y espiritual del país que los hospeda, obedeciendo sus leyes y contribuyendo a sus costes. La Iglesia apoya a todos los que se esfuerzan por defender los derechos de todos a vivir con dignidad, sobre todo ejerciendo el derecho a no tener que emigrar para contribuir al desarrollo del país de origen. Este proceso debería incluir, en su primer nivel, la necesidad de ayudar a los países del cual salen los emigrantes y los prófugos. Así se confirma que la solidaridad, la cooperación, la interdependencia internacional y la ecuánime distribución de los bienes de la tierra son elementos fundamentales para actuar en profundidad y de manera incisiva sobre todo en las áreas de donde parten los flujos migratorios, de tal manera que cesen las necesidades que inducen a las personas, de forma individual o colectiva, a abandonar el propio ambiente natural y cultural. En todo caso, es necesario evitar, posiblemente ya en su origen, la huida de los prófugos y los éxodos provocados por la pobreza, por la violencia y por la persecución. Sobre esto es indispensable que la opinión pública sea informada de forma correcta, incluso para prevenir miedos injustificados y especulaciones a costa de los migrantes. Nadie puede fingir de no sentirse interpelado por las nuevas formas de esclavitud gestionada por organizaciones criminales que venden y compran a hombres, mujeres y niños como trabajadores en la construcción, en la agricultura, en la pesca y en otros ámbitos del mercado. Cuántos menores son aún hoy obligados a alistarse en las milicias que los transforman en niños soldados. Cuántas personas son víctimas del tráfico de órganos, de la mendicidad forzada y de la explotación sexual. Los prófugos de nuestro tiempo escapan de estos crímenes

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aberrantes, que interpelan a la Iglesia y a la comunidad humana, de manera que ellos puedan ver en las manos abiertas de quien los acoge el rostro del Señor «Padre misericordioso y Dios te toda consolación» (2 Co1, 3). Queridos hermanos y hermanas emigrantes y refugiados. En la raíz del Evangelio de la misericordia el encuentro y la acogida del otro se entrecruzan con el encuentro y la acogida de Dios: Acoger al otro es acoger a Dios en persona. No se dejen robar la esperanza y la alegría de vivir que brotan de la experiencia de la misericordia de Dios, que se manifiesta en las personas que encuentran a lo largo de su camino.

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Trabajo de grupo 4: El facilitador escogerá algunos de los textos de la selección anterior y hará uno o varios grupos para leer, analizar y resumir ante los demás los documentos estudiados.

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