El Poder de la Oración 2 Orando con poder

  El Poder de la Oración – 2 “Orando con poder” I. Introducción a. Estamos en la segunda semana de nuestra serie sobre la oración b. La semana pasad

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El Poder de la Oración – 2 “Orando con poder” I.

Introducción a. Estamos en la segunda semana de nuestra serie sobre la oración b. La semana pasada hablamos de una realidad dentro del pueblo de Dios… sabemos que podemos orar y hemos experimentado el poder de la oración, y sin embargo no oramos i. Básicamente vimos dos grandes cosas 1. ¿Cómo debemos acercarnos a Dios, al trono? 2. La realidad de que no siempre lo hacemos así, y por eso lo maravilloso de la gracia de Dios ii. Aunque hay muchas razones por las que no oramos, la principal razón es porque no hemos entendido que nos estamos acercando al trono de la gracia de Dios 1. Saber esto hace toda la diferencia… 2. Pierdo el miedo de orar mal o de ser rechazado 3. Me acerco confiadamente, porque es un trono de gracia “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Jer. 33:3 c. Igual que la semana pasada, hoy quiero ser muy honesto y muy práctico i. Uno de los grandes estorbos hacia la oración es el pensamiento de que no funciona 1. Leemos pasajes, como el de nuestro tema de hoy y nos preguntamos si esto es realmente cierto 2. ¿En serio, Dios nos responderá? ii. Para la mayoría orar es realmente como jugar a la lotería, a veces funciona y a veces no, y está fuera de nuestras manos hacer algo al respecto… con razón no oramos iii. Tenemos que preguntarnos… 1. La Biblia habla de la “oración eficaz” (San. 5:16 “… la oración eficaz del justo puede mucho.”), ¿significa eso que hay oraciones no eficaces?

 

2. ¿Hay algo que podemos hacer para mejorar las estadísticas de éxito en nuestras oraciones o realmente está completamente fuera de nosotros? 3. ¿Existe alguna clave para orar de tal manera que veamos más respuestas? 4. ¿Será que estamos orando “mal” y por eso nuestras oraciones no son respondidas? a. La semana pasada vimos que en el trono de la gracia los defectos de la oración son obviados b. Sin embargo, cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, él no les dijo que no se preocuparan… les enseñó a orar 5. Yo creo que sí (a todas las preguntas anteriores) y espero que lo vemos a la luz del pasaje del día de hoy a. Lo vamos a dividir en tres partes i. Clama a mi ii. Yo te responderé iii. Te enseñaré cosas grandes y ocultas… b. No lo vamos a ver en orden (1, 2, 3), sino lo vamos a ver cambiando un poco el orden (1, 3, 1, 2) II.

“Clama a mi…” – La oración es un mandato a. El pueblo de Dios necesita, no solo orar, sino el mandato de orar i. Somos demasiado propensos a pasar largos periodos sin oración ii. Tendemos a caer en periodos de mundanalidad b. En la Biblia encontramos muchísimos pasajes, no solo mandándonos orar, sino también exhortándonos a hacerlo i. No le restemos importancia a este mandato, se nos es dado muchas más veces de lo que se nos manda “no matar” o “no robar” ii. Nunca dudemos de nuestro derecho a entrar delante del trono de Dios, cuando tenemos tantas invitaciones a hacerlo c. Para muchos de nosotros nuestra rutina es tanto más mundana de lo que es cristiana i. Pasamos largas horas dedicadas al mundo y solo breves minutos dedicados a Cristo ii. Le damos al mundo lo mejor mientras que la oración solo recibe las migajas de nuestro tiempo iii. Entregamos nuestra fuerza y frescura al dinero y nuestro cansancio a Dios

 

d. Yo sé que cuando se ve como una obligación puede ser fastidiosa, sin embargo podemos encontrar en ella gran gozo e. “La exhortación “… ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios…” (Jon. 1:6), es tan necesaria hoy como en el día de Jonás, bajo la tormenta.” Charles Spurgeon III.

“Cosas grandes y ocultas…” a. Hay profundidades en Dios que solo se alcanzan a través de la oración b. “Para crecer en experiencia, debe abundar la oración” Charles Spurgeon c. No todos los aspectos de la vida espiritual se consiguen con la misma facilidad y no todos los cristianos están al mismo nivel espiritual i. Hay cosas en el espíritu por las que nos tenemos que esforzar ii. No hay que esperarlo todo de la oración sin realizar ningún esfuerzo iii. Hay barreras que tenemos que romper de rodillas d. Yo quiero este tipo de cosas… i. He pedido al Señor más discernimiento ii. He pedido al Señor más unción iii. He pedido al Señor más revelación iv. La pregunta es si he pagado el precio de rodillas o si pretendo que esto se me dé por “mi linda cara”’ e. Hay algo muy importante que necesitamos saber, la oración y la vida cristiana, no se trata solamente de cosas espirituales, sino también de cosas cotidianas i. No dejemos que el “cosas grandes y ocultas”, nos inhiba de pedir por “el pan de cada día” (Mat. 6:11) ii. Debemos aprender a traer todo, lo espiritual y lo material, lo cotidiano y lo profundo, delante del Señor iii. Isa 37:14 “Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová.”

IV.

“Clama a mi…” – Hay más detrás de ese “clamar” de lo que pensamos a. Clamar implica pedir fervientemente i. Muchas veces nuestras oraciones son frías, desapasionadas e indiferentes ii. Pedimos pero pareciera que nos da lo mismo si no lo recibimos iii. Debemos desear una cosa con tal intensidad que no desistamos hasta conseguirla, aunque no sin habernos sometido a su divina voluntad

 

iv. ¿Cuándo fue la última vez que oramos como si nuestra vida dependiera de ello? v. ¿Cuándo fue la última vez que realmente insistimos en oración delante de Dios? vi. Este es el tipo de oración que toca el corazón de Dios 1. Exo 2:23 “Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.” 2. San 5:17 “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.” b. Clamar implica pedir específicamente i. “La oración debe tener siempre objetos definidos por los que rogar” Charles Spurgeon ii. A menos que realmente deseemos algo, no habrá oración y si no hay oración no hay respuesta (San 4:2 “… no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.”) 1. Esto suena quizás irreal para alguno a. Algunos se preguntarán, ¿Cómo no van a haber deseos? b. Hay muchísimas personas que realmente no desean, apasionadamente nada c. Esto, en cierto grado, fue mi caso por muchos años i. No tiendo a ser una persona con deseos muy profundos o pasionales ii. Pasé años sin saber exactamente que quería yo y por lo tanto sin orar o trabajar hacia algo especifico 2. Esto hace que nuestra oración sea vaga y brinque de una cosa a otra y no alcance nada a. Es como si queremos poner de una sola vez varias flechas en el arco… ambas fallan al blanco b. “La habilidad de no pedir nada en particular, sino discurrir por una gama de cosas en la que se incluye todo, hace que la oración sea como una maquina inclasificable, cuya utilidad es indefinible, en vez de una flecha bien afilada.” Charles Spurgeon 3. ¿Cómo vas a presentarte delante de Dios sin saber lo que pretendes alcanzar?

 

4. Si estamos escasos de deseos, creemos tener todo lo que necesitamos y no sabemos por qué orar, solo preguntémosle a alguien más y él nos va a dar un par de peticiones, nos va a decir “ore por mi iii. No tratemos de adornar nuestra oración, no mostremos falsa modestia con Dios, vayamos al grano y hablemos honestamente con él 1. No oremos con palabras rebuscadas, aunque estas salgan de las páginas de la Biblia 2. No imitemos las oraciones de otros, ni siquiera las de los grandes hombres de la Biblia a. Las palabras de Abraham fueron las mejores para Abraham, la oración de Jabes era perfecta para Jabes b. Podemos imitar sus palabras, pero estas carecerán el espíritu que las inspiró y animó 3. Ora con tus propias palabras 4. “Cuando la oración, aun con palabras sencillas, es sincera, es una verdadera oración… prefiero tres minutos de oración de esta clase que treinta minutos de la otra, porque la una es oración y la otra es intentar predicar” Charles Spurgeon 5. Tratemos de orar de verdad, no aprendamos un lenguaje sino busquemos un espíritu de oración y entonces nuestras oraciones van a ser más poderosas c. Clamar implica pedir con fe i. Qué tal si antes de traer una petición ante Dios, pasamos un tiempo meditando y escudriñando su palabra para ver si lo que vamos a pedir es consistente con lo que Dios ha prometido 1. Estoy seguro que si hacemos esto vamos a orar con mucho más fe 2. El prometió que si oramos creyendo, vamos a recibir (Mar 11:24 “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.”) 3. Dios en su misericordia puede responder las oraciones que se hacen si fe, pero nunca prometió hacerlo ii. La oración que no se basa en una promesa no tiene fundamento válido 1. Cuando oramos por sus promesas, no es necesario agregar “hágase tu voluntad y no la mía”, porque nuestra voluntad es la de Dios

 

2. La única forma en la que vamos a poder luchar, como Jacob, en la oración es si sabemos con absoluta certeza que lo que estamos pidiendo es consistente con la voluntad y el carácter de Dios iii. Cuando hayamos traído nuestra petición delante de Dios, creamos que se va a cumplir, o en caso contrario, que lo que venga será de mayor bendición para nosotros y de mayor gloria para Dios, por lo cual, lo dejamos en sus manos V.

Conclusiones – La promesa de una respuesta a. Dios prometió responder y responde la oración de aquel que clama i. “Clama a mí, y yo te responderé…” Jer. 33:3 ii. Exo 3:7-9 “Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, 8 y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. 9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.” b. Cuando éramos pecadores, apartados de Dios y sumergidos en el mundo, Dios escuchó nuestra oración por su perdón y su misericordia i. ¿Cómo va a desechar nuestra oración ahora que hemos sido justificados, salvados y hechos sus hijos? ii. La sangre derramada de Jesús garantizan una respuesta de parte de Dios iii. Rom 8:32 “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”

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