EL PROBLEMA DE LR AVifiClON

EL PROBLEMA DE LR AVifiClON Casi todos los libros que hasta hoy se han publicado sobre Aviao'ón, se limitam á hacer la historia de este nuevo arte, de

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El Problema de Investigación
El objetivo es que el lector adquiera los principios para el planteamiento de un problema de investigación destinado a la generación de manuscritos de

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EL PROBLEMA DE LR AVifiClON Casi todos los libros que hasta hoy se han publicado sobre Aviao'ón, se limitam á hacer la historia de este nuevo arte, describ-endo primero los ensayos que hace siglos se hicieron para volar mecánicamente, empezando por reseñar los estudios de Leonardo de Vinci sobre el vuelo de las aves y terminando por la descripción de los asombrosos aeroplanos modernos- No expli>;an el vuelo por fórmulas matemáticas, considerando que estas fórmulas no tienen en este caso aplicación práctica alguna. ilgunos otros, muy pocos, utilizan las fórmulas de la mecánica; pero ciyendo en el extremo opuesto, llegan algunas veces á resultados opuestos á los que proporcionan los experimentos. Estos conceden importancia excepcional á la mecánica matemática y aquellos no utilizan más que las enseñanzas que suministra la experiencia. Si bien es cierto que en todas las aplicaciones de la mecánica, y más en el caso que nos ocupa, deben usarse las fórmulas teóricas con mucha prudencia para que no obtengamos resultados absurdos, como los obtenidos en algunos casos por eminencias indiscutibles como el Coronel Renard ó el capitán Ferber, (desgraciadaDiente muerto en una caida de su aeroplano hace muy pocos meses) y á quienes tanto debe el desarrollo del nuevo medio de locomoción, no debe tampoco prescindirse en absoluto de las fórmulas teóricas que pueden siempre servirnos de gafa en la orientación de nuestros experimentos. La mecánica hace, en sus estudios teóricos, abstracciones, muchas vecei Caprichosas, pero casi siempre indispensables para el estudio de los movinnientos de los cuerpos y de las fuerzae que determinan estos movimientos. Esta iii, par ejemplo la caída de un grave suponiendo que cae en el vacío sin obedecer á más fuerza ex traña que la atracción terrestre; estudia el movimiento de un péndulo ideal que nunca puede realizarse en la práctica, y,de esto resulti que ni las leyes de la caida de Un grave ni la del movimiento de un péndulo material son las que la mecánica ' 08 enseña; pues un grave por ejemplo, nunca cae sobre la Tierra, ni con moviDiiento uniformemente acelerado, ni siguiendo siquiera uní trayectoria vertical. Pero dentro de sus hipótesis sus resultados son matemáticamente exactos y el l i e quiera aplicar estos resultados en la práctica, para un caso determinado, debe oiüpezar por estudiar como varían estos resultados según las condiciones contí-

M

LOS PROGRESOS DE tAS 'JENC/AS

miamente variables que el caso práctico introduce, y que por ser continuamente variables en esencia y en cantidad no puede la mecánica racional tenerlas en cuenta. Esta ciencia nos marca un tipo ideal y unas fórmulas ideales correspond'.entes á efre tipo que solo sirven como norma para el experimentador, pero como norma de la cual este ni puede ni debe apartarse. En el estudio que hoy comenzamos se procura explicar el vuelo mecánico por fórmulas matemáticas, haciendo, al mismo tiempo, un poco de crítica sobre algunas consagradas como exactas desde muy antiguo, pero utilizaremos solamente aquéllas que, á nuestro parecer, son indiscutibles y expondremos además algunas originales, cuyos resultados están completamente de acuerdo con los de la experiencia. Algunas de estas fórmulas son algo complicadas, á pesar del cuidado que se ha tenido de simplificarlas en lo posible, intentando quitar aridez á este estudio y procurando, por otro lado, hacerlo inteligible á las personas que no hayan hecho estudios profundos de mecánica. Sin meternos en grandes disertaciones teóricas, procuraremos explicar como el movim'ento en la atmósfera de una superficie plana, ó mejor curva, engendra por la resistencia que el aire opocie á su tnovimiento una acción vertical, dirigida do abajo á arriba, que determina la sustentación en el aire de un cuerpo más pesado que él. Nuestro trabajo empezará por las generalidades qne hoy publicamos; seguirá por el estudio de la resistencia del aire, y continuando por el de la caída de una superficie y siguiendo por el de la teoría y cálculo del anroplano con motor, terminaremos precisando las condiciones necesarias para la estabilidad de las máquinas voladoras. No entraremos en la historia de la Aviación que puede estudiarse en muchos libros de los cuales daremos ai final una pepueña relación para aquellos que deseen consultarlos. ^ Generalidades.—El problema de la navegación aérea, del mismo modo que el de la navegación acuática, comprende otros dos problemas integrantes. Es el primero, el de la sustentación del aeronave en el aire; es el segundo el de la dirección de esta aeronave según un itinerario que solo dependa de la voluntad del piloto que la tripuleDos son los procedimientos que hasta ahora se han seguido para resolver estos problemas y estos procedimientos son esencialmente distintos. Por uno de ellos, se resuelven sucesivamente los problemas de sustentación y dirección con independencia completa, atendiendo primeío á la sustentación, y resolviendo luego el problema de la direocióii. Por el otro procedimiento, se resuelven simultánea-

LOS PROGRKSOS OK LAS CIBWOrAS

mente los dos problemas, que al parener son de Índole muy distinta, liaoiendo d e pender la sustentación de la dirección. Con el primer procedimiento, ó sea en Aerost,ación, se confía la sustetstación de la aeronave á. la diferencia de densidades del aire atmosférico j de un gas más ligero que él, casi siempre el hidrógeno. En el segundo procedimiento, ó sea en Aeiacíón, 6 arte de volar, se obtienen la sustentación por la resistencia quo ejerce el aire sobre toda superficie que tenga respecto á él un movimiento relativo, bien sea a re f n movimiento sobre superficie en reposo, bien sea aire en reposo sobre superficie en movimiento. En aerostación se emplean máquinas menos pesadas que el aire; en aviación máquinas más pesadas que él y dotadas de grandes alas ó velas, convenientemente dispuestas para utilizar la presión del viento del modo más favorable á la sustentación. Cuando los hermanos Mongolfier resolvieron el problema de la sustentación, hinchando un globo con un gas más 1 gero que el aire, quedó indudablemente simplificad > e! problema de la navegación aérea, pues solo quedaba entonces por r e solver el problema de la dirección . Descompuesto el problema total en sus dos secundarios, y ya resuelto el primeTo, pírecía lue con el empleo de máqu ñas más p3sadas que el aire no »e conseguiría nunca nada práctico; pero, á pesar de ello, ha habido siempre una legión de entusiastas aviadores que nunca desmayaron ni perdieron 1» fe en el porvenir, sin que los fracasos sufridos p ir sus antecesores h«yan sido ob-stáQuIo para la marcha de sus estudios, y por fin han visto realizado su ideil en el siglo actual, resolviendo un problema qUe hasta hace muy poco fué considéralo como insoluble. Los ensayos realizados esto^ úhimos años, y espooialmuutí loj triunfos liecisivos obtenidos por Santos Dumot en lf)06, por Wright oii los últimos mews d-i 1908, y por Bleriot en julio último, atravesando el canal de la Mancha, han demostrado que el problema del vuelo mecánico está completamante resuelto, y que las pequeñas deficiencias que las actuales máquinas vo'adoras pre-íentan desaparecerán niuy pronto dada la inteligencia y actividad con que s i trabaja para o''", y la perfección con que se ejecutan ya estas máquinas vo'adoras, qae han da lo lugir á una nueva y muy importante íhdustria, parala que se construyen en algunos países grandes fábricas, y para la cual se forman ingOTÍeros y obreros, especia l i t i s , cuyo trabajo se estimula con grandes prem'os en concursos especiales,, ó en exposiciones interesantes, en las que se compueba constantemente el progreso que esti arte nuevo ha reilizado en los pocos años que c m n t a de existencia, tan pocos, que no son más que los que han transcurrido del siglo actual. (Gonlinuaríi.)

ANTONIO GAUCÍA DEL RKAL.

Iili4 (Continuación)

Son relativamente pocos los verdaderos cráteres que presentan un orificio francamente cónico. En derredor se descubren materias arrojadas, visibles en largos surcos, que irradian en direcciones diferentes, hacia las partes bajas circundantes. ALTUEAS DE ALGUNOS PICOS Y CADENAS DE MONTAÑAS (según Neisón.) Newton Casatus Curtius Calippus Theophilus Kicher

7.250 m Clavius 6.800 Ticho 6.7Ü0 Pitágoras 5.660 Short 5.560 Catharina 5.440 Bradley

5.270» 5.210 5.ICO 5.090 5.010 4.880

Montee Leibnitez (el pico más elevado de la cadena y probablemente de la parte visible de la lana) 8.200'" Montañas Roquizas Montes Doerfel Montes de Alembert Montes Huygens

entre4.80O "' y 4.500 3.000 2.400

7.900 6.100 6.1«0 6.100

Se distingue también en la superficie de la luna, surcos ó ranuras muy estrechas y bastantes largas, que se prolongan generalmente en línea recia. Estas ranuras, cuyos bordes son muy escarpadofc; terminan habitualmente en el contorno de los cráteres; á veces sin embargo, los cruzan. Están en general aisladas, pero hay algunas que se reúnen y cruzan. Su anchura permanece con frecuencia, aparentemente constante, en toda su longitud. Si presentan ensanchamiento, no es nunca en las extremidades. La longitud de esa quebraduras, llega hasta 100 km., la anchura no excede de 2 km. En luna llena, esos surcos aparecen brillantes; fuera de las fases, parecen negros por la sombra proyectada sobre el fondo por los escarpados de los bordes.

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LOS PROGRESOS DK LAS CIENCIAS

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Lüz.—Es polarizada, carácter distintivo de la luz reflejada. En luna llena su brillo real es de la luz reflejada por las rocas terrestres. Se ha encontrado, en efecto, 0,17 para valor del albedo (1) de la lona y 0,16 para el de la marga arcillosa. Según ZoUner el brillo de la luz de la luna es igual ^

600.000

^««1 del sol.

La luz cenicienta, que permite distinguir todo el disco de la luna en las proximidades de la neomenia, se debe á la luz del sol reflejada por la tierra. Por un efecto de oposición, la parte de luna iluminada directamente por el pol, parece tener uu diámetro mayor que el iluminado por la luz cenicienta. Esta parece más intensa en el primer coarto que en el último, TBMPERATUBA.—Durante el curso de un día lanar ó de una lunación, la temperatura del suelo de la luna está sometido á grandes variaciones. Se admite que sube hasta más de 100° hacia él medio día lunar para descender á B0° bajo cero durante la noche. La cantidad de calor que nos refleja la luna, no se aprecia ni por los instrumentos más sensibles. LUNA PASCUAL.—El cambio de la fiesta de pascuas depende de la época de la luna llena que contada según la epaota, cae hacia el 21 de marzo (2). En 1910, la luna llena pascual del cómputo, que precisa no confundir con la luna llena verdadera, cae en viernes 25 de marzo y por consecuencia, pascuas sará el domingo siguiente 27 de marzo. La luna llena verdadera ó astronómica ocurre el 25 de marzo á las 20 h. 30 m. LUNA BOJA.—Según Arago, se da generalmente este nombre á la luna que comenzando en abril se transforma en llena, sea á fin de este mes, sea más generalmente en el curso de mayoEn 1910, comienza el 9 de abril y acaba el 9 de mayo. (3)

-H^«>®*^H-

(1) Se da el nombre de Albedo á la proporoióti de luz incidente reflejada de un modo difuso por un cuerpo no luminoso. (2) Según las reglas admitidas, las pascuas deben celebrarse el primer domingo después del catorce día lunar, que según la epacta es nueva el día del equino010 de primavera ó muy próximo á él. Si el catorce día de la luna cae en domingo, las pascuas se trasladan al domingo siguiente. (3) Datos tomados del Anuario para 1910 dol BÜREAU DES LONGITUDES.

Fotolrametría ó Metrofoto|rafía ((O^TlMJrtLjIjN;

Otras varias naciones han hecho ap'icaciones de ios métodos fotogramétricos casi en general con fines militares ó para el estudio de altas montañas. En ALEMANIA el Sr. Meydeubauer y más tarde el Estado Mayor prusiano empezaron á aplicar los procedimientos del Coronel francés Laussedat y Capitán J a vary en los sitios de Strasburgo y París. En Berlín se ha creado un Instituto Potogramétrico, bajo la dirdcción de Meydewbauer, dedicado al levantamiento de planos de edificios. Aunque los planos levantados en Alemania por este procedimiento han sido muy pocos y de escasa importancia, no ha cesado este país de dedicar á tal estudio constante atención como lo prueban los trabajos publicados por los Sres. Guido Hanck, Jordán, Vogel, K o p p e y Hecker. En ITALIA el mayor Porro escribió una memoria sobre la aplicación de la fotografía á la geodesia y propuso para tal objeto construir una cámara obscura de forma esférica. Los primeros ensayos fotograma'¡ricos los realizó en 1875 el oficial de Estado Mayor Sr. Manzi Micheli en los Abruzos y en Mont Genis. Por iniciativa d'íl Gañera! Fdrrero, se reanudaron esta class de trabajos en 1878 por el Iiistit'ito Geográfico Militar, siendo el iiis^eni-iro Pío Pifi;inifii el eaiar^ado de realizarlos en los Alpes. En AusTriiA UNGaÍA, lo^ primercí ensayos se emprendieron en Corintia, en el año li^87 por el ingeniero H iffert; después se hicieron otros en e l T i r o l , por el i n geniero Maiirt^r, en las inm'ídiaciones de Pola, por Sohiffner, en las de Praga, por Steiner. Los primaros trabajos de verdadera importancia fueron los practicados por el ingeniero de caminos Pollack en l i región de Arlberg (Tirol) en 1889. También son dignos de citar los estudios de los Profesores Steiner, Franz Schiffnsr y los importantísimos del Coronel Barón H ü b l . Bn RUSIA el Sr. Thilé, por en cargo del Gobierno, ha levantado planos por el

LOS PROGRESOS DB LAS CIENCIAS

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procedimiento fotogramótrico, con buenos resultados, para los estadios de caminos de hierro en la Tramsbalkania, Transcaucasia, Persia y Grolfo PérsicoE n INGLA.TERRA el Teniente Coronel Baillie, el año 1869, propuso el procedimiento pai a reconocimientos militares, efectuándose algunos trabajos de escasa importancia. Poca aplicación se ha hecho de los métodos fotogramétricos en este país, para; levantamientos regulares, pero merecen citarse las Memorias y pequeños trabajos efectuados en Australia por los Sres. George Heimbrod y Pietro Barrachi y los llevados á cabo en la India, por Briddges-Lee con el fototeodoUto de su invención. En SUIZA, el ingeniero Sr. Simón, hizo el plano en relieve del macizo Jungfrau, valiéndose de los datos proporcionados por 2.000 fotografías. Becker, Amrein y Coronel Fahrlíinder, propusieron el empleo de la fotogrametría en los trabajos del mapa de Suiza, pero habiéndose hecho por el Sr. R o senmund, por encargo del Burean lopograppique Federal, en ensayo comparativo de los levantamientos con la plancheta y con la fotografía, se declaró partidario de la primera. En ESPAÑA, después de la Memoria presentada por el Coronel Laussedat á la Acá'emia de Ciencias de Madrid y la publicada en 1863, por el Comandante del Cuprpo fie Esta io Mayor, D . P e d r o de Cea, trascurrieron muchos años sin que nadie tratase de ensayar algo d é l o que este último jefe propuso, tal vez pojlos inconvenientes prácticos que entonces ofrecía la fotografía. En 1890 publicó el Teniente de Ingenieros, D . Ramiro Soriano, un folleto en el que con acertadas consideraciones determina los triángulos límite para una aplicación práctica. Más tarde algunos ingenieros militaras publicaron en su Revista profesional, varios artículos sobre esta materia y hasta hicieron un pequeño trabajo en los P i rineos. El Ingeniero del Cuerpo de Minas, D. Juan Pié y AUuó escribió más recienteros mente un interesante folleto, y entusiasmado por las facilidades qn•« ver que el anteojo, para observar y medir, va el tamaño de lo^ cuerpos celestes, ya sus revelaciones en torno los unos á t \0i otros, ya sus distancias recíprocas y variables sin cesar, por su poco peso, menor volumen y suma movilidad, aventaja el anteojo al telescopio como al monstruoso barco acorazado aventaja eu la carrera y en los cambios de frente y direoción esbelto y helero bergantín: como en agilidad y gracia para brincar sobre la presa y en breves momentos despedazarla, supera la flexible pantera al pausado y rígido elefante, {Continuará.)

PEISAS Y MEIDIDAS Fuentc$**Bá5culas para va|one$ de 3 /(. Fibcrnat IHODEIiO ñ GUVILflJE DE FÜNDIGIÓN Y SOBRE DE GHRPñ, TIPO CEfíTESHÍfllt DOS ROIWflflñS SISTElWñ "Slfl IJÍTEflRUPGlÓIl DE Vífl„ S e c o n s t r u y e n d e f u e r z a e n kilos d e lO.OOO áSO.OOO

V U N T A J A S 1)E fc,-)'lü S I S T E M A

1." 2.° 3." 4"

La de poderse instalar en vía de Maniobras. La de suprimir Vía Mueita. La de suprimir la instalación de Giraioria. La de suprimir el personal necesario para llevar los vagones á Via Muerta

Lo primero, por cuanto va'provista de un mecanismo en extremo sencillo por su funcionamiento, el cual por mediación de una pa'anca situada en la parte der«cha del Aparato pesador, dando hacia la báscula ó viceversa, acerca ó aleja de la Vía general, instalada encima del cuvilaje que hace de marco á la báscula, los riees especiales de la misma, de manera que, cuando se alejan, permite pasar por

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LOS PROGRESOS DE LAS CIKNCIAS

encima de su vía del cuvilaje Trenes completos, en paSo de Maniobras, y cuando los acerca, puede efectuarse el peso de un vagón, ya que este, por las pestañas de sus ruedas, monta encima de los especiales de la báscula y se efectúa su peso con matemática exactitud. Del citado mecanismo depende asi mismo el funcionamiento automático del disco de señales, de manera que en ningún caso es posible un percance desgraciado si, como es natural, se observan las señales de Abierto y Cerrado. El segundo, tercero y cuarto apartados no necesitan de demostración; de su simple lectura se desprende la importante economía que representan las supresiones apuntadas.

DE: TODAS PARTES

Aspecto del Cielo á las 22 horas del día 15 de febrero EN EL MERIDIANO.—Algunas estrellas del Cisne.—Ídem de Céféo.— Cuenio de' Dragón.—Polar.—Cuello Ae la Giraja.—El Lince.—Los Gemelos (Caslor V Poiux).—£/ Cangrejo.—El Can Menor (Proci6n).—El Unicornio. El Can Mayor (Sirio).—£/ Navio, en parte. AL ESTE—Cabeza y cola df'l Dragón.—Hércules.—La Osa Menor.—El Boyero.—La Osa Mayor.—Los Lebreles.—La Cabellera de Berenice.—El León Menor y el Mayor.—La Virgen.—La Hidra. AL OESTE.—Ceféo.~Andrómeda.—Casiopea.—La Girafa.—Persea.—El Carnero.—El Cochero.—El Toro.—Orion.—El Eridano.—La Liebre.- La Paloma.

Tinte de las pieles Para evitar el inconveniente que resulta del teñido á mano de las pieles, usadas principalmente en guantería, de que resulta á veces con poca uniformidad la entonación del color, se ha ideado un medio que corrige este defecto. Se coloca la piel que se deba teñir, en un disco horizontal, que recibe un movimiento de rotación, y sobre el centro del disco cae el líquido tintóreo, el cual por la fuerza centrífuga que desarrolla el movimiento circular del disco, se reparte igualmente y de un modo uniforme sobre la piel, produciendo un teñido homogéneo. El liquido puede tenerse en un depósito de suficiente capacidad, y terminado por el fondo en un tubo queda salida al liquido: luego se recoge todo el vertido solare la piel, para aprovecharlo de nuevo. También se puede, á medida que caiga el líquido elevarlo otra vez al depósito superior, empleando al efecto una bomba. La operación del tinte se practica en unos quince minutos, y como un solo operario puede cuidar á la vez de varios aparatos, resulta una reducción en la mano de obra. Cnrtido de las pieles por medio de la Electricidad Las pieles se suspenden como siempre^ dentro de un baño de tanino, el cual se pone bajo la acción de una corriente eléctrica, que, como es sabido, descompone el agua insensiblemente, y entonces el hidrógeno, que es uno de los cuerpos que la constituyen, decomponen también en su estado naciente, (eL más enérgico para las combinaciones químicas) la materia azoada que se encuentra entre las fibras d« la piel. Ocho días después de esta operación se lleva el cuero á, otro baño rnás concentrado de tanino, y se cambia el sentido de la corriente, lin este caso, el oxígeno que resulta, oxida el tanino de la disolución, y lo precipita en la célula gelatinosa y fibrosa de la piel, que antes desocupó el hidrógeno. Según noticias, la acción de este sistema es tan eficaz como lápida, lo cual son dos ventajas inapreciables en el curtido de las pieles. Clavo de especia. (Caryophyllciis.) Género de planta de la familia de las Myrtáceas, producida por un árbol originario de las Molucas, de tronco piramidal, de hojas opuestas, lucientes, siempre verdes; de flores rosadas y odoríferas, en panículas ó espigas que contienen mucbas semillas. El árbol de 5 á 10 metros de alturaj ha sido trasportado á las islas Mauricio, Borbón, á la Guyana, á las Antillas, etc. Son sus flores las que contienen ei clavo pi'opiament'í dicho, las cuales encierran un aceite aromático esencial, espeso, moreno, muy pesado y oloroso, con olor de clavel, y á ellas se debe su prolpiedad aromática y su sabor acre y ardiente. Los clavos de especia se emplean para condimento y sazón de viandas y como medicamento, á causa de sus propiedades estimulantes. Entran en la composición del bálsamo de Fioraventi, del Vinagre de tocador, llamado de los Cuatro Cadrones,

•ítí

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I.OS PROGRESOS DE LAS CrBNClAS

etcétera. El fruto del árbol tiene una forma ovoidea, y un sabor menos pronunciado que el de los clavos. Se extrae de él un aceite volátil, que posee las mismas propiedas des, En algunos países, las frutas se comen confitadas como excitantes de funciones digestivas. Aceite Licor craso, untuoso, inflamable, que se extrae de gran número de substancias vegetales, animales y minerales. Distingamos, primero, los aceites, en fijos 6 en volátiles ó esencias. Los aceites fijos son poco más ó menos semejantes á grasas liquidables; se inflaman al contacto del fuego, no se mezclan co.^i el agua, el alcohol y el éter, y se transforman en jabón por la acción de los álcalis. La mayor parte de los aceites ve getales se extraen de semillas llamadas oleoginosas, ó de huesos ''e frutas, salvo el aceite de oliva el cual se extrae del mismo fruto; los unos son extraídos para el consumo de boca, como los aceites de nueces, de cacahuete, de oliva, de almendras; los demás sirven para el alumbrado, como el de colza, de mirasol, etc., otros para la fabricación de jabones, pinturas ó barnices y otros empleos industriales, lubrificación etc. y otros; finalmente para la medicina, como el aceite de castor, el de higado de bacalao etc. / ' Los aceites animales son los de pescado, de patas, de ballena etc. y sirven exclu • sivamente para usos industriales, salvo el aceite de hígado de bacalao, que es el remedio, todavía en boga, contra á ciertas afecciones del pecho y de la sangre. Los aceites minerales no son propiamente hablando, más que betunes; se les extrae de la náfia, del petróleo del asfalto, y de diversas hullas crasas y se obtienen por el procedimiento de la destilación. Los aceites vegetales so preparan generalmente J)or presión ó por destilación. Se hacen macerar, primero al fuego simplemente, ó al vapor, la pulpa de los frutos ó los huesos, y después se someten ;i la prensa giratoria. Pero, los aceites preparados en frío son siempre de una clase más superior á los no elaborados asi. Se distiguen todavía los aceite i fijos en crasos y en secantes. Los primeros no secan pero engrasan al contacto del aire, y contraen y despiden su olor rancio y desagradable. Los aceites secantes, por el contrario, se desvanecen inmediatamente al cont icto del aire; transformánse en uiía pequeña película sólida, luciente, formando una especie de barniz. Tales son los aceites de linaza, de nuecis, de colza, de amapola, de cáñamo etc. Los aceites socantes son los únicos que entran en la preparación de los colóles destinados á las pintura^'. El cultivo de las plantas oleaginosas (que dan el aceite) es en la actualidad uno de los más lucrativos de la agricultura, en las tierras apropiadas para estos vegetales. El encarecimiento continuo de los aceites, así como también el de las semillas que los producen, debería inducir á los cultivadores ó agricultores, bien penetrados de esta verdad, á proporcionarse entre sus útiles una prensa para la extracción, por su propia cuenta de los aceites. Además de los beneficios directos que les proporcionaría la venta de los aceites, encontrarían el aprovechamiento de los residuos (tortas oleaginosas) excplente substancia para alimentar al ganado y á las aves de corral. Es me. diante la explolaciín de esla industria como los departamentos del Norte de Francia han visto en poco tiempo triplicado el valor de su riqueza, desde hace treinta años. —





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MOVI|V2IE|\lTO lNTEL.eeTUAL Ley e l e c t o r a l para diputados á Cortes y c o n c e j a l e s de 8 de a g o s t o de ¡907 con l a s disposic i o n e s actaratoriasp por Galvez Holguin y Cátala, en 8.°, 248 páginas. 2 pesetas. D e r e c h a e l e c t o r a l vigentoi por Juan Cabezal! y Rodríguez, 546 páginas (20 por 14), 1 9 0 9 , - 5 pesetas. Consultor jurídico del c a z a dor.—Ley y jurisprudencia sobre el ejercicio del Derecho de caza, ampliada y profusamente anotada, 143 páginas (16 por 11), 1910.-1 peseta. Guia de a l o j a m i e n t o s y bagajes.—Legislación, jurisprudencia, formularios é índices, 111 páginas (16 por 11), 1909.—1 peseta. LeQÍsiaei6n d e l t r a b a j o . — Apéndice cuarto, julio, 1908. junio, 1909.—Legislación, proyectos de reforma, 114 páginas (23 por 16), 1909.—

(i)

1,25 pesetas en rústica y 2 encuadernado. Legislación orgánica y de rég i m e n l o c a l , según las disposiciones vigentes, incluso de Decreto descentralizador de 15 de noviembre de 1909. compilado y anotado, 250 páginas (16 por 13). - 2 pespta«. Timbre del Estado. Ley de l.° de e n e r o de 1906 y Reglamento para el desenvolvimiento y aplicación de la misma. Aprobada por Real decreto de 29 de abril de 1909, 240 páginas (24 por 16), 1909.—4 pesetas. Aguas, p u e r t o s , c a n a l e s y pant a n o s . — L e y de aguas de 13 de junio de 1879.—Ley de puertos de 7 do mayo de 1880 é instrucción de 20 de agosto de 1883. Canales y pantanos. Ley de 27 de julio de 1883 y su Reglamento de 9 de abril de 188). Explicaciones y comentarios, por el doctor D . Manuel Danvila y Collado, con todas las dispo • siciones complementarias á dichas le-

(1) En esta Sección daremos cuenta de las obras que se nos remitan. S. A. significa sin' año; S. P. sin precio. Los que deseen alguna obr^ en español tendrán que acompañar ademas del importe un 10 por 100 para gastos de correo y 25 céntimos para el certiflcado del paquete; si la obra es en francés, hay qufc remitir uti 25 "/o por el cambio de francos y gastos de correo, más 25 céntimos del certiflcado. ,

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t d S PROGRESOS 0B LAS CIKNCIAS

yes hasta el día. Segunda edición, 425 páginas (23 por 15,5), 1909.-6 pesetas. Nueva legislación sobre e s ponsales y matpimoniosi por J.

Aguilar y Jiménez. Tercera edición, corregida y aumentada con un compendio de toda la disciplina y práctica parroquial vigente sobre el matrimonio, 248 páginas (19 por 12), 250 pesetas en rústica y 3,50 en tela. Se han publicado los cuadernos 15 y 16 de la interesante obra Guerra de Africaí que cada día va teniendo mayor aceptación; en ellos se describe la política seguida por el Chaldi, la valiosa opinión de P. Cervera sobre la guerra del Riff, el combate del día 18 y los heroicos episodios que en él se desarrollaron, lo mismo que los publicados anteriormente, están ilustrados con multitud de fotograbados y retratos de los que más se distinguieron en la lucha, y una lámina del avance sobre Beni bu-Ifrur. Régimen municipal, por D. Leopoldo Galvez Holguin y D. Juan Bautista Cátala. 264 páginas, (16 por 11).— 2 pesetas. Contiene el Real decreto de descentralización administrativa, Ley Municipal, Ley de Reforma interior y sa • neamiento de grandes poblaciones, Ley de ensanches de Madrid y Barcelona

Contratos provinciales y municipales y todas las disposiciones con carácter complementario municipal, comentarios, formularios, notas, referencias de índices. Almanaque judieial p a r a 1910.

con disposiciones legales, índices y noticias de gran utilidad para el bufete. 232 páginas ( 14,5 por 9,5), Madrid (S. A ) 1 peseta rústiía, 1,50 encuadernado. Teopf a de l a s obligaciones del Derecho Romano, expuesto conforme á la doctrina y á la Jurisprudencia italiana, francesa, alemana, etc., por Giorgi. - Dos tomos de más de 500 páginas (22,5 por 15), 20 pesetas. Ley Hipotecariai publicada por Real Decreto de 16 de diciembre de 1909, en cumplimiento de la sexta disposición adicional de la ley de 21 de abril del mismo año. Edición oficial revisada por el Ministerio de Gracia y Justicia. 92 páginas (23,5 por 15). Madrid, 1910. 2 pesetas. T e r c e r apéndice á le Colección de T r a t a d o s internacionales. Ordenanzas y Reglamentos

de Pesca.—184 páginas (22 por 15,5), Madrid 1909. El c a l v a r i o de un litigante. -

Crítica de la ley de Enjuiciamiento civil por Román Lorenzo Vegas.- 330 páginas (22 por 14). Valladolid 1909.

Imp. de J. Corrales, Conde-Duque 3*.—MADRID

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