El ser del peruano. La Soledad es compañía. La contribución de Ferenczi. La Candelaria en Lima

Lima-Perú Mayo / 2011 Nº1 SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS Presidenta: Teresa Ciudad Vice Presidente: Roberto Scerpella El ser del peruano La Soled

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República de Colombia BOhETIN DE LA PROVINCIA DE Nuestra Señora de la Candelaria DE COLOMBIA de la Orden de Agustinos Recoletos BOOOTA-SEPTIEMBRE

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Lima-Perú Mayo / 2011 Nº1

SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS Presidenta: Teresa Ciudad Vice Presidente: Roberto Scerpella

El ser del peruano La Soledad es compañía Tengo presente y vivos esos ojos tuyos

Secretaria Científica: Patricia Checa Tesorera: Stella Mohme Directora del Instituto: Teresa Bolaños Director del SAP: Carlos Crisanto Director de Biblioteca: Francisco Otero Revista Psicoanálisis: Augusto Escribens Presidente Honorario: Saúl Peña Miembros Honorarios: Carlos Crisanto, Max Hernández, Serge Lebovici y Leo Rangell

COMITÉ EDITORIAL Coordinador: Roberto Scerpella Integrantes: Amelia Casas, Adela Escardó y Fryné Santisteban

Ventana sobre niños y adolescentes La contribución de Ferenczi La Candelaria en Lima

EL SAP

UNA CLÍNICA PSICOANALÍTICA Desde su inicio el Psicoanálisis tuvo una vocación expansiva. Freud y sus más allegados discípulos querían dar a conocer y beneficiar a otros con el descubrimiento del inconciente y el método terapéutico que de ello se derivaba. Fue esa misma orientación la que posteriormente llevó a buscar que tanto el Psicoanálisis, como el tratamiento Psicoanalítico pudieran extenderse a aquellas personas, que pudiendo requerir de ayuda analítica, no contaban con los medios necesarios para responder a las exigencias que el psicoanálisis implicaba e implica. Fue en parte por estas razones que en 1920, bajo la influencia de Freud , se inauguró una Clínica asociada al Instituto Psicoanalítico de Berlín; posteriormente se organizó una en Viena y luego, otros Institutos siguieron por el mismo derrotero. Por ejemplo, en Londres, Jones fundó la Clínica Psicoanalítica en 1926. Esta cobró importancia particular frente a otras, consolidándose plenamente durante la segunda guerra Mundial y gracias a los tratamientos de emergencia que le eran requeridos. Nuestro país no es ajeno a esa vocación de servicio. En 1997 se encargó a Dante Warthon presentar un anteproyecto que aglutinara las ideas vertidas por él y varios analistas interesados, que discutían sobre el tema desde hacía ya algunos años. Se ponía así la primera piedra de lo que después sería el SERVICIO DE ATENCIÓN PSICOANALÍTICA. Hilke Engelbrecht, Juan Manuel Yori, Elena Piazzon, junto a Pedro Bautista, Carmen Labarthe, Clelia Trelancia participaron con entusiasmo, aportando ideas propias e interesándose por las historias de las Clínicas analíticas en otras partes del mundo. El SAP, como se denominó nuestra Clínica, recibió, gracias a colegas como Elena, y Carmen mucho de la influencia inglesa, pero más allá de las particularidades, el objetivo seguía siendo el mismo: extender y dar a conocer el Psicoanálisis en la sociedad peruana y, en esa medida, promover la salud mental en sectores que de otra manera, no tendrían acceso a él. Por su historia, nuestro SAP coincide en mucho con otros objetivos de las Clínicas Psicoanalíticas pioneras: ser una fuente de derivación de pacientes para aquellos analistas de experiencia, deseosos y dispuestos a cooperar con la comunidad. Sirve también para aquellos otros colegas que se encuentran hoy en proceso de entrenamiento analítico y que, debidamente supervisados, pueden cooperar aportando sus conocimientos para quienes lo 6

necesitan y sobre todo, para quienes tienen las características necesarias para comprometerse con un tratamiento disciplinado y exigente. Más allá de estas funciones, el SAP abrió un espacio de discusión clínica contínua que ha beneficiado a muchos analistas al permitirles participar en las Conferencias Diagnósticas, recogiendo distintas aproximaciones y compartiendo con otros colegas espacios de conocimiento y enriquecimiento mutuo. A la exitosa gestión de la Dra. Hilke Engelbercht ,quien logró que el SAP fuera un grato espacio de discusión clínica, le sucedió la del Dr.Crisanto, cuya amplia experiencia y personalidad dejó igualmente huella en el SAP. A todos ellos y distintos colaboradores, no todos nombrados en estas líneas, debemos hoy, agradecer los14 años del SAP. En enero del 2011, en Asamblea, se nombra a un tercer director del SAP, nuestro colega Dante Warthon quien por su larga permanencia en el mismo, resume mucho de la historia del SAP. El nuevo director ha designado a José Barrios como coordinador del equipo de admisión, esto es del equipo de analistas, que pueden llevar a cabo la primera entrevista a quienes solicitan atención. Así mismo, nombró a Patricia Portocarrero S. para encargarse del Equipo Consultor: aquel que lleva a cabo las Conferencias Diagnósticas donde se evalúa, entre otros aspectos, la analizabilidad de los postulantes; y finalmente, a Raquel Northcote, para que coordine el Equipo Asistencial compuesto por analistas y candidatos que tienen interés en analizar a pacientes previamente aceptados en la Conferencia Diagnóstica Como equipo tenemos muchos retos por delante para hacer de nuestro SAP el espacio que los pacientes que nos buscan se merecen. Al momento estamos trabajando arduamente estudiando versiones distintas del SAP en el mundo y conociendo a fondo la dinámica de nuestro SAP y poder así, reforzar los aciertos de las gestiones pasadas, apuntalar las posibles debilidades y encontrar nuevas maneras de enriquecer esta clínica psicoanalítica “versión peruana”. Por lo mismo, además de presentarnos como Comité Directivo queremos invitarlos a participar con ideas o presencia en este espacio que ya tiene 14 años, espacio todavía adolescente, que quiere dar el salto a la madurez. Comité directivo del SAP

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FEPAL

Informe enviado por el Instituto Peruano de Psicoanálisis a la Comisión de Educación, para el Pre-Congreso Didáctico de FEPAL (2010): La formación analítica y la práctica clínica actual ¿Cuál es la relación y/o dificultades entre la formación analítica en cada Instituto y la práctica analítica actual? Estamos ante una preocupación y un reto, la pregunta sería estamos formando analistas que puedan responder a las demandas que la clínica actual nos plantea? No podemos dejar de considerar que enfrentamos cambios culturales, en muchos niveles y desarrollos científicos importantes que nos convocan a pensar sobre nuestra tarea como analistas, nuestro instrumento analítico, nuestra técnica, teoría y en cómo incluir estos temas en la formación de los nuevos analistas. Nos preguntamos qué sería lo importante que ofrece el psicoanálisis, lo propio de nuestro aporte lo que permite que el psicoanálisis y los psicoanalistas puedan tener un lugar propio, que a la vez permita la interlocución con otras disciplinas. No es una tarea fácil responder a estos cuestionamientos pero sí necesario. En el Instituto de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis, encargado de la formación de analistas, ésta se viene realizando sobre el modelo Eitingon con el trípode análisis didáctico, supervisión de casos clínicos y seminarios. Consideramos también como parte de la formación la importancia de la relación con la Institución y la participación de los candidatos en ella. Quisiéramos ir planteando diferentes aspectos que esbozan cuestionamientos. El Instituto a través de una comisión de selección de candidatos, elegida para tal propósito en Asamblea Societaria, evalúa a los postulantes, evaluación refrendada luego por el Comité Directivo del Instituto. Una inquietud siempre en debate es la de los criterios de selección, otra la demanda de formación analítica. En nuestra institución pueden acceder a la formación no sólo psiquiatras y psicólogos sino otros profesionales de formación humanista. Pensamos que esta posibilidad enriquece al grupo. Si bien contamos con una demanda de formación, pensamos que la demanda está aun circunscrita a un ámbito reducido de profesionales y centralizado en la capital. Nos interesa ampliar esta demanda a otros sectores y ámbitos del país. Sobre el análisis didáctico pensamos que sigue siendo el pilar de la formación, considerando que la persona del analista será el principal instrumento de

trabajo con los pacientes. Particularmente con los pacientes actuales. Situación realzada especialmente por la corrientes intersubjetivistas. En este discernimiento hemos considerado necesario mantener en el análisis las cuatro sesiones semanales. Somos conscientes de las dificultades económicas por las que atravesamos, sigue siendo una situación problemática, pese a que hay la posibilidad de que cada candidato acuerde con su analista los honorarios correspondientes. En la práctica, como decíamos, si bien hay dificultades económicas, no viene siendo un obstáculo que haya llevado a suspender la formación. En cuanto al aspecto académico teórico-clínico, los candidatos llevan cuatro años y medio de seminarios, siendo su primer semestre únicamente de análisis didáctico. Los siguientes semestres llevan cuatro seminarios en los ejes de Teoría, Psicopatología, Técnica y Clínica. Sobre los seminarios impartidos, las Comisiones Docentes han venido trabajando con dedicación para adecuar la formación teórica a las demandas actuales, incluyendo autores de nuevas corrientes de pensamiento, intentando acercar teoría y clínica, dando espacio a lo cultural. Esto es aún una tarea que no ha culminado. Se sigue revisando. Siempre está presente la preocupación de si se reduce el estudio de las lecturas de Freud, si se privilegia la profundidad o una mirada general. Funcionamos con un currículum general, que se inicia con un seminario sobre Freud y sobre Ética y uno clínico de supervisión llamado de la Psicoterapia al Psicoanálisis. Siguen cuatro años de seminarios en los ejes de Teoría, Técnica, Psicopatología y Supervisión de casos de análisis. En cuanto a los casos de supervisión, los candidatos deben llevar tres casos de cuatro veces por semana, el primero supervisado por un mínimo de 80 horas y los otros dos durante 40 horas cada uno. Enfrentamos al respecto varios problemas. Pensamos que algunos tienen que ver con una realidad objetiva, otros nos llevan a reflexionar sobre lo que podrían estar expresando. Entre ellos:

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• Dificultad para conseguir pacientes con la frecuencia de cuatro veces por semana. Si bien hay una realidad económica a la base, contribuye a esta situación la oferta de terapias alternativas de corta duración y el desconocimiento, en nuestra sociedad de lo que puede 7

FEPAL ofrecer un análisis. Particularmente en un medio como el nuestro en el que la Psiquiatría, no es cercana al Psicoanálisis como en otras sociedades. Si bien en los últimos años se viene trabajando en este sentido y hay importantes acercamientos, aún hay camino por recorrer en vías de lograr una mayor demanda. • Los candidatos llevan por lo general casos de pacientes muy regresionados o con patologías que aluden a aspectos muy tempranos, lo que implica la necesidad de crear un espacio analítico con el paciente como parte del análisis. Esto crea una gran exigencia que interactúa con una preocupación por conservar al paciente. • Observamos una dificultad por parte de los candidatos de entregar informes semestrales que den cuenta de su trabajo. Esta es una situación que se viene repitiendo y que nos lleva a preguntarnos si aquí se expresan otras dificultades que es necesario analizar y poder entender, más allá de las dificultades mencionada de conseguir y mantener a los pacientes. • La formación está tomando más tiempo, hay demora en completar los casos de supervisión y poder acceder a la condición de egresado. Otra situación en esta misma línea es la de egresados que habiendo terminado sus casos de supervisión y seminarios no presentan el caso para acceder a la condición de miembros. En cuanto a fuentes de derivación éste es un tema que estamos revisando. En nuestra Sociedad el SAP (Servicio de Atención Psicoanalítica) ofrece la viabilidad de análisis de alta frecuencia a precios reducidos, constituye una posibilidad para los colegas en formación de tomar pacientes. Venimos trabajando con el SAP para difundir la labor que cumple este organismo en colegios profesionales, universidades y otras instituciones y poder así ampliar su cobertura y posibilitar una mayor demanda de análisis. Otro punto que consideramos importante es el promover la participación de los candidatos en su propia formación, a través de la participación de sus delegados en las diversas instancias del Instituto, en las evaluaciones a los profesores, en las propuestas de seminarios, asimismo se convoca su participación en la Institución a través de exposiciones de trabajos, intervención en congresos, contribución en el boletín de la Sociedad. Se ha instituido un premio anual para incentivar el desarrollo de trabajos.

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Por otro lado venimos trabajando en el Instituto para iniciar la Formación Analítica de Niños y adolescentes para el próximo año. Pensamos que la formación analítica tiene un doble propósito. Uno es contribuir al desarrollo de la persona del analista, en lo teórico, clínico, personal y ético. Otro el brindar instrumentos que preparen para los desafíos de la práctica actual. Pensamos que ambos están relacionados. De aquí que la formación debería permitir poder enfrentar los retos , no necesariamente tener las soluciones que la clínica nos plantea, poder asumir la incertidumbre, el cuestionamiento permanente , la falta de absolutos y la permanente búsqueda a la que nos enfrenta nuestra práctica analítica. Quisiéramos abordar ahora algunos cuestionamientos que existen. - Actualmente la mayoría de los pacientes que vemos como analistas es de una o dos veces por semana , casi no se ven pacientes de alta frecuencia. - Los análisis son largos frente a terapias alternativas que se ofrecen a corto plazo - Los analistas hacemos psicoterapia, debería enseñarse durante la formación. Pensamos que si bien la práctica nos enfrenta a estas situaciones, también comprobamos que los análisis nos ofrecen resultados de importantes cambios psíquicos. Nos preocupamos por brindar una formación que permita asumir una actitud analítica que se pueda luego ejercer independientemente de la frecuencia, que nos permita poder determinar cuándo una frecuencia intensa es recomendable y cuándo no sería adecuada. Habría un espacio para poder decidir lo conveniente al paciente, no sólo en función de su poder adquisitivo. La propia experiencia de un análisis de alta frecuencia . así como la experiencia de haber llevado casos en la misma situación, pensamos que prepara mejor para este discernimiento. Diferenciar también la posibilidad de intervenciones cortas o centradas en objetivos definidos de una exploración más profunda que apunte a un cambio estructural. De hecho sigue existiendo la pregunta si hacemos análisis de baja frecuencia o esto ya es psicoterapia. No vemos la necesidad en este momento de incluir la formación de psicoterapia en nuestra Institución. Muchos de los candidatos vienen ya de una formación en psicoterapia psicoanalítica o de una experiencia personal. Comité Directivo del Instituto

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FEPAL

Informe de los candidatos del Instituto Peruano de Psicoanálisis para Pre –Congreso de FEPAL (2010): La formación analítica y la práctica clínica actual ¿Cuál es la relación y/o dificultades entre la formación analítica en cada instituto y la práctica analítica actual? Consideramos valioso el intento de profundizar en estas dificultades reconociendo que si no se atienden pueden convertirse en mayores complicaciones. Nuestra dificultad mayor de orden práctico gira alrededor de encontrar pacientes que estén dispuestos analizarse en la frecuencia mínima de cuatro veces por semana. Somos conscientes de que trabajar con ellos en una alta frecuencia nos coloca en un escenario en el que se despliegan mecanismos y procesos psíquicos en los pacientes y en nosotros como analistas, cuya comprensión es vital en el proceso de formación. Consideramos además muy importante que vayamos teniendo la experiencia práctica en los consultorios, apoyados por las supervisiones, mientras estamos aún recibiendo los seminarios de teoría y técnica pues ello permite enriquecer una retroalimentación integrada. Si además incluimos que ésta es una etapa de análisis personal (didáctico) requerido, el trípode planteado por Freud se hace una realidad vivida y con sentido analítico. Sin embargo, a la luz de nuestra experiencia, consideramos que lo anterior parece entrar en contradicción con las posibilidades reales de la práctica clínica actual, colocándonos entre lo ideal y lo viable. Si bien es cierto que para cada paciente, analizarse supone un compromiso costoso en términos emocionales, moviéndose aspectos inconscientes en un espacio de contención, es cierto, pero desconocido al inicio; costoso también en otros sentidos como el tiempo que se necesita invertir para asistir a un tratamiento cuatro veces a la semana durante un periodo indefinido de tiempo con el consiguiente compromiso formal, así como el aspecto económico que supone una fuerte inversión por este largo periodo; los pacientes de análisis han de haber encontrado las ventajas de todo este compromiso de modo que estén estos aspectos absolutamente incorporados como una inversión a favor de sí mismos. Sin embargo pensamos que en nuestra sociedad, las personas no tienen claras las ventajas de analizarse. Por ello, se resisten a una asistencia tan alta aduciendo problemas de tiempo, de tránsito, de otras necesidades en sus agendas diarias. Se resisten asimismo a una inversión económica tan costosa sin conocer las ventajas sobre otras alternativas que el mercado les ofrece.

Para nosotros se ha hecho también cada vez más claro que de alguna manera se realiza una “construcción del paciente analítico” en la transferencia y eso es un proceso que ha de tomarnos un tiempo tanto a nosotros como analistas en formación como a nuestros pacientes, pues un apresuramiento en el inicio de un análisis tan sólo considerando las premuras de los tiempos de formación, puede ser un elemento altamente influyente en el fracaso de ese análisis y lo que es peor, en la falta de ayuda real a quien tocó nuestra puerta en busca de ella. Este tiempo demanda para nosotros un esfuerzo muy particular tanto en los niveles personales como en tiempo y honorarios. Nos preguntamos y no tenemos aun respuestas categóricas acerca de la conveniencia de reducir la frecuencia exigida para los casos control, nos referimos a por ejemplo, tolerar que el tercer caso sea de tres veces por semana dejando la frecuencia de cuatro veces como deseable más no indispensable para graduarse. Todo esto con vías de hacer de nuestro proceso formativo cada vez más viable. Sin embargo no creemos que esto se deba trasladar a nuestros análisis didácticos pues nosotros sí somos pacientes motivados, que conocemos del compromiso antes de aplicar a la formación. Por ello consideramos vital que podamos pensar juntos las maneras de difundir el psicoanálisis en la comunidad a fin de elevar el conocimiento previo y el deseo de asumir la experiencia en toda su extensión por los pacientes aspirantes a analizarse y así lleguen a nuestros divanes con la convicción necesaria para poder realizar una experiencia analítica y no un ejercicio formativo ni para el paciente ni para nosotros. Somos los profesionales de la duda, al decir de Freud, pero fundamentalmente en la búsqueda de lo auténtico y creemos vital el tomar en cuenta los peligros que conlleva el tomar pacientes en forma apresurada o en condiciones desfavorables con el objetivo de cumplir con un plazo y/o una exigencia. En relación a lo anterior, el tema de los centros de derivación se hace necesario de atender y más aún, es perentorio que la difusión del servicio aclare los fundamentos básicos de lo que significa un tratamiento psicoanalítico, al parecer algunos de los pacientes que se acercan al SAP no pueden asumir ni siquiera un costo mínimo. Por otro lado, en ocasiones mientras han esperado por ser atendidos, han recibido otro tipo de atención a sus demandas desde psicoterapias de otro corte hasta medici-

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FEPAL na tradicional. Una mayor difusión del servicio, así como la promoción de lo que ofrecemos a través de otras instituciones como escuelas de post grado, facultades universitarias, escuelas de enfermería, institutos superiores, etc. podría acelerar el interés en ambas vías. Especialmente tomando en cuenta que la VIII es una promoción de 16 candidatos quienes, en su mayoría, debido a los problemas anteriormente expuestos, nos encontramos trabajado un primer caso control (todavía en proceso), la promoción que nos sigue son 11 candidatos más quienes ya están iniciando sus casos control y la siguiente son 19. En total, hasta dentro de escasos dos años, podríamos ser 46 candidatos en busca de pacientes dispuestos a entrar en un análisis de alta frecuencia. Pensando en estos temas hemos propuesto la necesidad de desarrollar un espacio de discusión entre candidatos y profesores acerca de cómo y cuándo proponer un análisis de tal modo que logremos también la determinación y convicción al ofrecerlo a los pacientes, sintiéndonos seguros de que realmente les será de ayuda. Así como conversatorios acerca de experiencias fallidas debido a deficiencias técnicas en el inicio del análisis. En relación a la enseñanza de la Psicoterapia Psicoanalítica en los Institutos de Psicoanálisis, no

nos parece pertinente ahora que la cantidad de alumnos del instituto ha aumentado pues puede exceder la capacidad en recursos materiales y humanos, aunque no deja de ser una propuesta interesante. Es de reconocer además que la mayoría de los candidatos ya provienen de una formación en psicoterapia y que en Lima ya existen instituciones que lo hacen. La idea supone que la Sociedad Peruana de Psicoanálisis, a través de su Instituto haga una selección de los aspirantes a psicoterapeutas de orientación psicoanalítica permitiendo tal vez una mejor guía y control del trabajo que se realiza, sin embargo es poco práctico en este momento. Sí nos parecería interesante que se imparta alguna orientación a los propios analistas en formación y en especial cursos de psicoanálisis aplicado tal vez como extensiones a la currícula. Nos parece asimismo posible el incorporar discusiones acerca de las implicancias clínicas y metodológicas en este paso nuestro de la psicoterapia al psicoanálisis y en algunos casos de atender a niños y pasar a analizar adultos. Coordinación: Ana María Tolmos y Elizabeth Haworth

CALENDARIO CIENTÍFICO

Calendario Científico Internacional 2011 20-22 Mayo (Chile)

COWAP Latinoamérica y la Asociación Psicoanalítica Chilena, APCH IX Diálogo Latinoamericano Intergeneracional entre Hombres y Mujeres La Psicosexualidad en el Siglo XXI: Un desafio para el Psicoanalisis. Mayor información: http://fepal.org/

26-29 Mayo (Roma)

Fifth International Symposium on Psychoanalysis and Art Mayor información: http://www.florencepsychoart.com/

2-5 Junio (Paris)

71e Congrès des Psychanalystes de Langue Française Le Maternel Mayor información: http://www.spp.asso.fr/Spp/Congres/CPLF/71/index.htm

3-6 Agosto (México)

47° Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional "Exploración de conceptos fundamentales: la sexualidad, los sueños y lo imconciente. Mayor información: http://fepal.org/

2-4 Setiembre (Perú)

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Sociedad Peruana de Psicoanálisis XII Congreso Peruano de Psicoanálisis. La Clínica Psicoanalítica Hoy: Individuo y Sociedad Mayor información: [email protected]

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OPINIÓN

EL SER DEL PERUANO Para adentrarse en la problemática de nuestro país es indispensable intentar comprender el ser del peruano en un abordaje multidisciplinario, desde todas las perspectivas posibles. Mi contribución corresponde a mi identidad psicoanalítica y a mi ideología inconsciente y consciente; lo que significa para mí ser peruano; mi observación y vivencias del desarrollo de nuestra idiosincrasia, historia y cultura. Es una tarea sumamente difícil por las diferencias que van desde lo ambiental y lo geográfico por un lado, hasta lo racial, histórico y lingüístico, por otro. Sierra, Costa y Selva traducen experiencias distintas, así como brechas enormes entre las diversas clases socioeconómicas y educacionales, sin desconocer las posibilidades de aspectos comunes. La pobreza y la miseria, incompatibles con la dignidad humana, conducen a un considerable número de personas a un déficit afectivo, espiritual, psíquico, ético e intelectual y a un evidente riesgo de caer en la corrupción, el narcotráfico, la delincuencia, el contrabando, el terrorismo, etcétera, y hay quienes que, no estando en esta situación, lamentablemente, también caen en estas sociopatías. El peruano proviene fundamentalmente de una dualidad física, psíquica y cultural, de polaridades. Dentro de estas se encuentra el instinto de vida, Eros, frente al instinto de muerte, Tánatos; la creatividad y la destructividad, el amor y el odio, lo autóctono y lo foráneo, la pobreza y la riqueza, la libertad y la esclavitud, procesos de identificación y de contraidentificación. Siguiendo un modelo médico, psicoanalítico y humano, es necesario reconocer nuestro mestizaje histórico, intrapsíquico y corporal, integrando los aspectos indígenas y los hispánicos de nuestra identidad con otras influencias raciales, sociales y culturales, como expresión simbólica e internalizada de dos culturas –principalmente- y de la trascendencia de cada una de ellas; asimismo, de la anfimixis genética y cultural que da como resultado la peruanidad: algo propio que no poseen las culturas que al unirse la concibieron. Tomando en cuenta a la población menos favorecida, por las investigaciones hechas por el doctor Carlos Alberto Seguín y recogidas en su libro Convivencia. Un estudio de la realidad peruana, se puede llegar a la conclusión de que el peruano (sobre todo el que vive en la capital) proviene de una sociedad sin padre o con un padre abandógeno, marginador, prepotente, autoritario, que utiliza a la mujer para luego maltratarla, dejarla, incluso impregnada. Esta se convierte en una madre desamparada, deprimida y desesperanzada; bajo una compulsión repetitiva, emprende relaciones dependientes con muchos hombres, quedando con hijos de diferentes padres. Esto se ve agravado por la gran cantidad de embarazos de adolescentes y una falta de planificación de la natalidad. La proporción de niños muertos por abortos inducidos es tremendamen-

te alta, así como el índice de mortalidad de las madres. Los déficits, arriba mencionados, conducen a la promiscuidad, al incesto, al desafecto, a la frialdad y a la estructuración de una personalidad con traumas acumulativos y tremendamente destructivos. Históricamente puede concebirse que la violación genocida, de rapiña, ejercida por los conquistadores, con una falsedad en sus principios religiosos propició una identificación escindida del peruano con el agresor y con el sometimiento. Las instituciones y la historia política de los líderes y de los gobernantes posteriores a la conquista, la colonia y el virreinato, con honrosas excepciones, no muestran un interés por el país ni por los otros, sino por su propio beneficio (184 años de corrupción en el Perú, por Héctor Vargas Haya). La patología política es más lesiva que la individual. El peruano está perdiendo la credibilidad y la confianza en las instituciones incluyendo el clero. Hay una injusticia que tendríamos que restituir; si representamos simbólicamente a la madre como lo indígena y al padre como lo español, percibimos la agresión destructiva, el abandono, la exclusión, la devaluación y aun la descalificación del aspecto materno en relación al idioma, la lengua quechua, que ha sido marginada desde la conquista hasta nuestros días por el país oficial. Garcilaso, Guamán Poma de Ayala, Túpac Amaru y Arguedas, en diferentes momentos, sobresalen en sus intentos de restitución. Es necesario consolidar nuestra identidad de origen con la identidad universal, dado que los valores de la humanidad, en conjunción con los propios, son los que representan más plenamente al hombre. En vez de una posición chauvinista, endogámica y limitante es importante tender hacia una cópula creativa exogámica y desprejuiciada. Así, reconoceremos el carácter integrador de la educación, la identidad y la cultura. Es importante destacar como un logro esperado por mucho tiempo el derecho de la mujer a una educación igualitaria. Quizás esta sea la contribución más valiosa a nuestra identidad y cultura, luego de superar prejuicios anacrónicos, sustentados en una envidia destructiva, malsana y de profunda ingratitud. La mujer peruana, gracias a la educación, entre otros factores, está consolidando su independencia y aporte espiritual, sexual, económico y político. Las clases pudientes y medias pueden tener felizmente una educación, una economía y un conocimiento que les permite una situación muy diferente a la del pobre o desvalido que está expuesto a situaciones deplorables y a sentimientos de venganza y revancha. Debemos nuestra gratitud permanente a los precursores y héroes de nuestro país, y contamos con paradigmas como José Carlos Mariátegui, César Vallejo, Jorge Basadre, José María Arguedas, Raúl

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OPINIÓN Porras Barrenechea, Víctor Andrés Belaunde, Julio C. Tello, Blanca Varela y Leopoldo Chiappo que han destacado en el Perú y en el mundo. Y actualmente Francisco Miró Quesada C., Gustavo Gutiérrez, Luis Jaime Cisneros, Mario Vargas Llosa y Javier Pérez de Cuellar, entre otros, personas universales, cuyos alcances son reconocidos mundialmente. Habría que entender al peruano, con las diferencias que se han anotado antes, en términos de su realidad inconsciente, de su infancia y de su constelación edípica; es decir, de su relación con su madre y su padre, de las relaciones de ellos con él y de la relación que ha percibido entre estos. Para comprender mejor su identidad es necesario ver las influencias familiares, ambientales, nutritivas, educativas, socioeconómicas, culturales y políticas; su desarrollo psicoafectivo, sexual, emocional, laboral, de realización personal y las expresiones filosóficas, ideológicas, éticas y religiosas; sus defensas primordiales, sus relaciones actuales y la importancia de lo transferencial. La madre peruana da cariño y da comida, da alimento y amor a pesar de estar abandonada, marginada, explotada. Hay muchos hogares destruidos, que no lo serían aun estando los padres separados si estos fueran saludables, manteniendo su paternidad o maternidad responsable a favor de sus hijos estos tendrían prácticamente asegurado su desarrollo, pero otros que tienen padres separados, en que no hay padre o no hay madre, o padres que se insultan, se maltratan, se denigran y usan a los hijos, producen profundos resquebrajamientos de su personalidad y pueden volverlos destructivos, llenos de odio, cólera y rabia contra el mundo. Como decía Basadre en 1947, en Meditaciones sobre el destino histórico del país, “en el Perú nos encontramos con los podridos, los congelados y los incendiados”. Yo agregaría a las personas que sustentan su existencia en la apariencia, con una interioridad, si no hueca, falsa; pero felizmente tenemos que reconocer y admirar la existencia de peruanos íntegros, sensibles y amantes de la paz y de la vida. Los podridos, dice el historiador, son los que han prostituido y prostituyen las palabras, conceptos, hechos e instituciones, al servicio exclusivo de sí mismos. Los congelados se han encerrado dentro de ellos mismo y no miran sino a quienes son sus iguales, y nadie más existe. Los incendiados se han quedado sin iluminar y se agitan sin construir. Los primeros han hecho todo lo posible para que este país sea una charca, los congelados lo ven como un páramo y los incendiados quisieran prender explosivos para que surja una gigantesca fogata. “Que el Perú se escape de estas amenazas y que no se pierda por la obra, por la inacción de los peruanos”, dice el maestro. He considerado indispensable hacer una relectura de las contribuciones más importantes sobre el tema y he elegido para iniciar este análisis inconcluible 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana de José Carlos Mariátegui. Lamentablemente la gran 12

mayoría de nuestro pueblo no conoce esta obra en su integridad ni ha podido aprovechar su contenido. Su pensamiento era libre, espontáneo y natural. Dedicó su vida a trabajar cognitiva, afectiva y comprometidamente para el pueblo peruano, afirmando las características propias de nuestra realidad. En Peruanicemos al Perú, advirtió de la necesidad de formar, con raíz nacional, la conciencia de los peruanos. A Mariátegui un imperioso mandato vital le ordenaba poner toda su sangre en sus ideas. Es relevante su especulación política, ideológica y humana. Europa constituyó el sustento de su universalidad, unida a su peruanidad a la que potenció. Comunica su profunda intuición cuando reconoce no ser un crítico imparcial ni objetivo y manifiesta que se nutre de sus ideales, sentimientos y pasiones; es decir, de su subjetividad. En el primer capítulo sobre la economía colonial, con el mayor respeto y gratitud profunda, me permito discrepar del Amauta. Cuando él dice que la conquista aparece en lo económico más netamente que en cualquier otro campo, yo más bien creo que la conquista aparece más en el terreno humano, dado el sometimiento, la impotencia, la violación, la humillación y el despojo, constituyéndose en el trauma primordial de nuestra historia. Para Mariátegui, los incas construyeron el imperio con materiales humanos y morales allegados por los siglos: el ayllu, la comunidad fue la célula del imperio. Los huacos, el arte incaico, son los mejores documentos de su civilización. Creo, igualmente, que en el Incanato no se vivía solo con bienestar material debido a lo laborioso, disciplinado y sencillo, sino con un bienestar psicoespiritual y existencial interno. La organización colectivista regida por los Incas había enervado en los indios el impulso individual y, a mi entender, libidinal de una conciencia social. Los Incas construyeron caminos, canales y se extendieron, sometiendo a su autoridad a pueblos vecinos. El trabajo colectivo, el esfuerzo común, se empleaba fructuosamente en fines sociales. La tierra ha sido siempre la alegría del indio: ha desposado a la tierra; siente que la vida viene de ella y vuelve a ella. González Prada, el precursor de una nueva conciencia social, manifestaba que nada cambia más pronto ni más radicalmente la psicología del hombre que la propiedad. No sé si lo que más, pero considero que es importante y no por razones de la propiedad en sí, sino por lo que esta significa para la mente y el espíritu. Las armas y los caballos de los invasores aterrorizaron a la población indígena; le produjeron impresiones supersticiosas. Los conquistadores intentaron destruir la cultura Inca; se distribuyeron el botín de guerra, despojando los templos y los palacios de sus tesoros, repartiéndose los hombres, la tierra y las minas de oro y plata. Fue una empresa militar y eclesiástica más que política y económica. Parecían perseguir el exterminio del indio. A la América española vinieron virreyes, cortesanos, aventureros, clérigos,

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OPINIÓN doctores y soldados, y no se formó en el Perú una verdadera fuerza de colonización. Lima estaba compuesta de una burocracia, conventos, inquisidores, mercaderes, criados y esclavos. Mucha inclinación a la diversión, al espectáculo y a la decoración. El virreinato estableció un régimen de brutal explotación que diezmó a la población aborigen reducida a un estado de servidumbre y de esclavitud. El padre Bartolomé De las Casas sobresalió humanitaria y civilizadamente en defensa de los indios. No ha habido en la República un defensor tan eficaz y porfiado de la raza aborigen. Para el trabajo de las haciendas se recurrió a la importación de esclavos negros y se mezcló una sociedad feudal con una sociedad esclavista. Posteriormente, llegaron considerables contingentes de inmigrantes chinos para sustituir a los esclavos negros. Se trataba al peón como una cosa y no como una persona impidiendo la subsistencia y desarrollo de los pueblos. La servidumbre del indio no disminuyó bajo la República, se convirtió en una especulación demagógica y pre-electoral de algunos caudillos. Las revueltas, las tempestades del indio fueron ahogadas en sangre. Hasta hoy persiste el enfrentamiento no solo consciente sino inconsciente entre el espíritu autóctono y el de mentalidad colonial. Las ideas de la revolución francesa y de la constitución norteamericana fueron difundidas en Sudamérica. La revolución histórica de la independencia sudamericana fue inspirada y movida por los intereses de la población criolla y aun de la española más que de la indígena. La peruanidad enfrenta dilemas éticos y encubrimientos que son necesarios detectar y esclarecer; así como comprender la violencia, la crisis de identidad, los complejos de culpa y mitomanía social, manteniendo las ideas, el diálogo interno y externo, el quehacer del ayer, del hoy y del futuro. Los encuentros y los desencuentros en relación a la trascendencia de la historia peruana, mantienen un ayllu diverso. La comunidad puede mantenerse con expresiones razonables, éticas, productivas y justas. Así como el pensamiento individualista es válido si no es contrario a la otredad y al sentimiento gregario; pueden existir paralelamente sin perjuicio uno del otro. Va a depender de la esencia del individuo y de la específica comunidad. Es difícil pero la realidad muestra que pueden subsistir creativamente. En las familias persisten hábitos de cooperación y solidaridad acompañados de lo que se quiere negar, sentimientos de rivalidad, competencia, celo, envidia y agresividad. El criterio de la verdad es un trabajo en armonía con la responsabilidad de cada uno. Lo importante es que fecunde las capacidades y colabore al proceso vital. La identidad peruana existe, no la idealizada ni la denigrada, sino la real; la que incluye el reconocimiento de lo creativo y de lo destructivo, del amor y del odio, de la proximidad y de la distancia, de la envidia y la

gratitud, de la solidaridad y mezquindad, de la cultura y de la ignorancia, de la pobreza y de la riqueza, de la verdad y de la mentira, de la inocencia y la malicia, de la megalomanía y de la modestia, de la ambición y el desprendimiento, de la guerra y la paz, de la dependencia e independencia, del sometimiento y liberación, de la libertad y esclavitud de la vida y de la muerte. Los residuos de la conquista, de la colonia, del virreinato y de muchos periodos de la república han determinado que el peruano viva espacios de sometimiento, externos e internos. Existe, en gran medida, y lamentablemente, el peruano que es falso y que trata de aparentar o aparecer como ético y justo. En su vida cotidiana trata de sacar beneficios, con una identidad escindida entre lo que dice y lo que hace. El tipo de defensa que utiliza no solo es la negación sino la inversión, en la que trata de aparecer como algo bueno lo malo que hace. Existen andinos que tratan de mantener y sobrevivir con sus ideales primigenios y ser consecuentes con ellos, pero al encontrarse con un medio ambiente nuevo tratan de hacerle experimentar lo que sienten del ambiente hacia él: la marginación. Pierden sus valores y se convierten en seudo criollos, sin conciencia moral, aquellos que conducen sin importarle a quienes atropellan porque es así como se han sentido ellos mismos. Algunos líderes son expresión hipertrofiada del falso ser, de una corrupción interior y de aspiraciones exacerbadas de sí mismo y de muchos. No se habla suficientemente de los temas esenciales, trascendentes y sustantivos que vienen perpetuándose por mucho tiempo. Es como si estos problemas desde la conquista se trataran de cubrir y de no enfrentar decisivamente, a favor de una escisión del peruano y en contra de nosotros mismos, como si se negara su existencia, siendo visible y evidente, como el racismo y la pobreza. La herencia de factores negativos coloniales y virreinales tiene que ver con la hipocresía, el encubrimiento y la mentira que ha llegado a ser institucionalizada. Esto no niega la responsabilidad del peruano actual, que no puede justificar su comportamiento y conducta adjudicándolos a su historia política o familiar, debe asumir la responsabilidad que le corresponde. Los que dicen la verdad suelen caer muy mal. La mentira está vinculada al autoritarismo, a la carencia de educación y a limitaciones personales, familiares, económicas y éticas. Todo esto genera una falta de autoestima, desde los sectores más deprimidos hasta los más encumbrados. Pero también hay peruanos prósperos, con ética, que no les gusta abusar de los otros; trabajadores, creativos y positivos que no tienen que envidiar a ningún otro ciudadano del mundo. No es que el peruano no tenga memoria sino que algunos, en su ambivalencia y en su carencia espiritual, tienen un aspecto que quiere salir de ello y un sentimiento de envidia creativa al identificarse con aquel que ve en paz, contento y seguro de sí mismo, pero otro aspecto de él desea ser como el vivo que logró en una forma no ética alcanzar lo que quería; de

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OPINIÓN ahí que se identifica, no por olvido, con el exitoso, así sea ladrón o asesino. El peruano mira los asuntos del país y cree que solo el Perú tiene problemas particulares. No entiende que todo es parte de los grandes procesos del mundo. No estamos solos. Se debería mirar al exterior y a nuestra región dentro de ese contexto. El poder no es suficiente; percibimos a personajes con un poder enorme y que sin embargo se sienten amenazados y perseguidos interiormente. Su comunicación es desconfiada, paranoide y tratan de eliminar este temor de adentro por el de afuera inexistente, pero muy en consecuencia con su tendencia ambiciosa compensadora. El día en que haya amor auténtico, espontáneo, natural entre los que conformamos la peruanidad esta va a llegar muy lejos, pero superar los prejuicios es muy difícil y reitero, solamente podrá lograrse algo si estos se resuelven gradual, genuina, libre y responsablemente. Los propios indios dan señales de una nueva conciencia. El problema indígena no puede encontrar su solución sin reconocer la insensibilidad moral de generaciones y de épocas. Ser peruano es reconocer nuestra cultura y ancestro indígena; es imperativo superar nuestra fractura o luxación psíquica y cultural. Mientras no la integremos a lo indígena seguiremos siendo medio peruanos (Riva Agüero y Mariátegui). Se ha articulado con lo mejor del conquistador y también con lo peor, y sin embargo todavía se mantiene marginado, denigrado y despreciado el indio, el quechua y su raza como si fuera inferior, de ahí que elementos indispensables sean superar su miseria y pobreza y educarlo digna, real y verdaderamente. Creo en una revolución humanista y universalista que logre gradual y laboriosamente llegar a un nosotros, a amar al otro, manteniendo incluso nuestra diferenciación, individuación y separación, con la posibilidad de un connubio o cópula auténtica. Esto sería un predominio del Eros sobre el Tánatos, de la superación del racismo, de la xenofobia; de lo espontáneo sobre lo obligatorio, de lo natural sobre lo artificial, de lo auténtico frente a la falsedad; es decir, podríamos llegar a un nivel medular y esencial del alma que es lo axiológico y afectivo instintivo. Y esta es la forma en que entiendo el inconsciente de Mariátegui, porque él, más que socialista era un humanista. Yo creo que cualquier reivindicación tiene que integrar el plano filosófico, cultural, ético, espiritual, lingüístico con lo económico y lo político. Es decir, se tiene que resolver el problema del inconsciente, llámese colectivo o cultural. Son dialécticas revolucionarias distintas pero ambas lo son. Hay que trabajar en contra de un poder exclusivo, agresivo, desafectivo, voraz, excesivamente ambicioso que quiera mantener solo para sí los bienes. La libertad es como el oxígeno para el espíritu y fundamental para cualquier ser humano que asume con dignidad lo que es. La tiranía oprime la voluntad de un pueblo y sofoca su impulso vital. 14

Nuestra aspiración más grande, sería la certidumbre de nuestra identidad, nacionalidad y peruanidad, que nos llevaría a integrarnos con todos los países latinoamericanos. Así compartiríamos nuestra idiosincrasia, costumbres ancestrales, danzas, ritos, mitos, folklore, tradición genuina. El patriotismo no solo es recordar nuestro pasado, sino vivir con satisfacción plena el ser peruanos, mirar hacia el futuro con el reconocimiento de nuestro pasado y presente. Si integramos saludablemente nuestra diversidad no solo tendremos una cópula creativa de nuestra interioridad: pasado, presente y futuro, sino una joie de vivre, una alegría de vivir suficiente y plenamente libres y comprometidos. Es decir, consolidar nuestra historia, pero responsabilizarnos de qué hacemos con ella, sin discriminaciones ni prejuicios sino con experiencias, vivencias y diálogos internos y externos que nos permitan disfrutar de esta peruanidad y tender a una universalidad, que se enriquecen y fortalecen mutuamente. Tender a una armonía, manteniendo nuestras discrepancias humanas, alturadamente. Creo que el énfasis no debe estar exclusivamente puesto en las empresas privadas y no privadas; a buena hora, celebremos sus éxitos y sus logros mientras sean idóneos y justos, producto del esfuerzo y conocimiento. No nos veamos seducidos por el esplendor de los pocos, sino dirijamos nuestro espíritu, nuestra alma a hacer algo, pero algo real por los que no tienen. Que no solamente no carezcan de alimento material y económico, sino que tengan la oportunidad de desarrollarse como seres humanos plenos, con una ética espiritual y psíquica; en mi lenguaje, de una libidinización de la agresión; de una filosofía de vida, de cultura, de creatividad, de integración y de paz. Se puede sustentar una peruanidad desde la realidad interna y tender hacia una integración interior genuina y real. Gran parte de la clase política ha dado muestras de negligencia y corrupción. La gente está desilusionada y es importante que vuelva a comprometer su pasión en algo que creía perdido. Hay que aprender a mirar los tiempos y no solamente lo externo y el afuera sino lo interno y propio. Los grandes procesos no se dan en pocos años, tenemos que mirarnos en el mundo y salir de esta visión monolítica y escotomizante. Tenemos que aprender a conocernos y aceptarnos en nuestra realidad con afecto, cariño y tolerancia mutua, y no mirarnos con desprecio que conduce a la pérdida de identidad. Es importante desligarnos de prejuicios ancestrales, atávicos y destructivos. La identidad y el ser del peruano está en la potencial capacidad que tenemos de integrarnos con la certidumbre, la confianza, el amor, la pasión lúcida y creativa para un “nosotros” que incluya genuina y auténticamente todas las sangres. Lima, 4 de noviembre de 2010 Dr. Saúl Peña K.

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ENTREVISTA

"La soledad es compañía" PARA PENSAR. Matilde Caplansky fue la primera mujer peruana que decidió ser psicoanalista en un tiempo donde esa especialidad era cosa de hombres. Conocida por su firmeza, es de ideas claras y directas. Esta vez reflexiona sobre la soledad en los tiempos de la comunicación Por Milagros Leiva Gálvez Uno puede elegir temas diversos para buscar sintonía con el mundo interior y ella atenderá la inquietud con frescura y respeto. Matilde Caplansky es una mujer dispuesta a escuchar y enseñar lo que sabe. En su casa, donde también ha instalado su consultorio, hay una biblioteca pródiga en títulos. El registro de toda su colección no solo habla de su orden y amor por los libros, también de su generosidad. La doctora está pensando donarla a una escuela o universidad que la necesite. Dispuesta a discutir sobre la soledad, está convencida de la confusión: soledad no es abandono. ¿Se sataniza la soledad? Totalmente. No solamente eso, la mujer sola es muy señalada. ¿No te has casado? ¿No tienes hijos? ¡Pobrecita! La sociedad se hace cargo del mandato de la reproducción sin quererlo ni saberlo y te presiona más por convencionalismo que por mandato biológico. Si fueran más sofisticados se darían cuenta. Con la soledad pasa algo especial, es algo intrínseco al ser humano, naces solo, el orgasmo es solitario y también te mueres solo. ¿Por qué la presión con la mujer? El eje biológico supone que al tener descendencia trasciendes. Felizmente vivimos en una etapa privilegiada en Occidente y ahora la mujer puede decir: no tengo deseos de tener hijos ni los voy a tener. Muchas no tienen y no pasa nada. Para su entorno sí pasa Presionan porque esa mujer se convierte en una amenaza para la especie. La frase que más me alucina es: "no importa, no te cases pero ten un hijo, así no te quedas sola". ¿Qué es el hijo? ¿El consuelo? ¿El bastón? Me parece dramático y muchas mujeres pasan por esto. Algunas pierden el miedo a estar solas, pero esa presión es terrible. Lima en ese sentido es una sociedad muy cruel. A partir de los 40 años lo primero que te dicen las mujeres es que no hay hombres y yo digo: bueno búsquense uno más chico. Mujer con pareja menor es señalada, no pasa con el hombre... Bueno, pero hay que tener esa licencia, ¿no? Si tienes la capacidad y la fuerza, ¿por qué no hacerlo? ¿Quién dice que la pareja tiene que ser mayor? Estaba escrito en patrones del Siglo XIX porque en esa época la mujer no trabajaba y obviamente, lo único que le quedaba era esperar que la mantuvieran. Ahora nos mantenemos nosotras. ¿Cuál es el problema entre un hombre de 25 años y una mujer de 40? No veo ninguno. ¿Por qué espanta la soledad? Por el tema del apego. El ser humano es básica y profundamente apegado a las cosas y a las personas, lo concibe como una necesidad. ¿Desde que nacemos somos apegados? Sí, a la función materna, a quien nos está cuidando y ese es el inicio de un sentimiento de catástrofe. Una cosa es verdad: si al bebé lo dejas diez días sin atenderlo se muere porque no tiene la capacidad para abastecerse, pero un niño de cuatro años ya no se muere; puede

caminar, se puede salvar. Se sataniza la soledad porque se nos considera bebes de pecho o de cuna. ¿Qué es lo que se confunde, soledad con abandono? Eso mismo. Por razones primeras y biológicas te tienen que cuidar y eso acompaña el crecimiento de la persona; después se convierte en un sentimiento muy intenso que es el miedo a perder el amor del objeto, vale decir, la presencia de la persona que te cuida, y eso vas trasladando a lo largo de toda la vida. A mí me molesta todo ese discurso que hay respecto del amor. Ideas tipo "yo solo existo si tú estás a mi lado" y "somos dos caras de la misma moneda" son una barbaridad porque la pareja, como su nombre indica, son dos. Como dice el gran autor inglés, pediatra y psicoanalista Donald W. Winnicott: el fundamento de la salud mental es la capacidad para estar solo y esto no es estar abandonado, ni estar en medio de una catástrofe, ni haber perdido el objeto de amor. Tú eres un objeto de amor para ti mismo. ¿Y no apelamos a los ruidos y al contacto con personas para no enfrentar nuestra soledad? Cuando uno está en silencio surgen los fantasmas, las frustraciones, las cosas no resueltas Salvo que las conozcas, ya no te afectan. Te habrás dado cuenta de que mucha gente se levanta en la mañana y lo primero que hace es prender un cigarrillo, prender el televisor, llamar por teléfono. Se distraen para no escuchar su voz interior, para no comprobar que solo tienen esa voz y considerar además que esa no es suficiente compañía. Ese es el drama del asunto. Por eso la frase de Winnicott es tan importante: yo tengo que ser buena compañía para mí. Donde esté, siempre estaré acompañada porque estaré conmigo misma. Winnicott también decía que solo quien ha estado bien acompañado en los años iniciales puede estar solo después. ¡Claro! Eso significa que si un niño ha tenido una buena maternalización hasta los cuatro años, luego puede desprenderse; por eso puede ir al colegio tranquilo, por ejemplo. De hecho preferiría que la madre se quede, pero no le dará un ataque de pánico. Los primeros años son muy determinantes, pero también solemos hacer una versión para explicar lo que hacemos. Cuando alguien me dice: no me quisieron de chico, yo siempre pregunto: ¿y quién te dio el pecho, quién te cuidó, cómo así sobreviviste? Nadie podría llegar a ser adulto si nadie lo hubiera cuidado, pudo ser la madre, la abuela, la tía, la amiga. Es muy fácil encontrar excusas para huir de la solución. ¿Es una trampa mental? Los seres humanos somos grandes narradores de nuestro pasado. Hay quienes inventan episodios enteros sobre la infancia y no son hechos de mala fe, ojo. Hay que ver todos los ángulos de la situación y no quedarnos en uno solo para explicar nuestros apegos. ¿Y por qué es buena la soledad? En estos últimos días he estado leyendo mucho a Blanca Varela, su poesía me parece genial, intensa. ¿Tú crees que alguien puede escribir un poema así estando en medio de una multitud? No. Para ciertas acciones se requiere silencio externo y propio. La propia soledad te permite (re)pensar mejor.

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ENTREVISTA La orfandad también implica un tipo de soledad. Es cierto. Mi madre falleció hace diez años y siento la orfandad. Un huérfano tiene un dolor muy especial; pero esta no es la soledad a la que nos estamos refiriendo. Ahora que ella murió pienso en cosas de las que no me había percatado antes. Uno se da cuenta de la gratuidad del amor de los padres que no se tiene nunca más. ¿Una gratuidad que ni siquiera se da en el amor de pareja? No, en ese caso siempre hay una negociación, un intercambio, hay intereses. La gratuidad de los padres solo está en los padres. Gratuidad en términos de incondicionalidad. Cuando los pierdes, aquilatas eso y es un remezón muy fuerte. Me interesa este tema de la ausencia, estás hablando de la soledad por la muerte, pero también está la separación. La de los amantes, digamos. Una cosa es que se te mueran los padres y sientas esa orfandad con todo ese re-pensar del vínculo a divorciarte o a experimentar que los hijos se van. Todo eso es distinto, pero para vivir cualquier duelo yo siempre recomiendo una dosis de soledad. Es fundamental. Soledad y silencio, pero el silencio incomoda a la gente que se pone medio histérica y comienza a hacer payasadas para taparlo, porque le da nervios. Es como si el silencio fuese el preámbulo de la catástrofe y no es así. Dicen que cuando uno puede mantener el silencio con un amor, es la mejor prueba de que es el indicado... Mi madre decía dos cosas: si puedes estar cuatro horas con tu pareja en silencio y pasarla sin angustias, si puedes estar con la misma persona cuatro horas sin parar de hablar y también la pasas bien, entonces es la persona adecuada. Como verás, era una mujer muy inteligente. La extraño mucho. Su opinión, su voz, sobre todo. Yo soy hija única y una semana antes de que se fuera me dijo: "Una sola cosa me preocupa Mati, y es tu pena; pero quiero que sepas que yo estoy preparada". No sabes la herencia que fueron esas palabras. A nuestra cultura el tema de la muerte incomoda, pero a mi edad ya pienso en cómo estoy dejando a mi hijo, a mis tres nietos, cómo está mi marido. ¿Ya no te asusta la muerte? Todavía un poco. Mi meta es alcanzar la frase de mi mamá y estoy trabajando para conseguir esa paz. Hay como una sensación de lo hecho, como una satisfacción narcisa a primera escucha, pero también me parece bien reflexionar sobre las cosas que uno hace. Hoy siento un enorme agradecimiento por la vida que he tenido.

Uno de los grandes temores de la gente es el desamparo. Es una de nuestras grandes vulnerabilidades. ¿Qué cosa es vivir? Tener vínculos, ocuparse de uno mismo, pero también de los demás. Si tienes vínculos no estás desamparada, podrás estar momentáneamente sola, pero no desamparada. La libertad actual genera individualismo y desapego. Piensa en los adultos mayores, algunos se ven tan solos. En rigor ellos no están solos, están abandonados. Qué cruel es la cultura con la persona mayor, sobre todo porque existe una apología de la juventud. Está la idea de que ya no sirven cuando ellos han dado tanto. Si ese mismo señor tuviera varios millones de dólares, no estaría desamparado, todos estarían detrás para ver cuándo reciben la herencia. Es terrible. También está el tema de la enfermedad, de la poca paciencia que tenemos con ellos. La poca solidaridad me parece un defecto mayor. La persona que dice: yo me ocupo de mí mismo y los demás me importan tres pepinos, está más sola que nadie. Ni siquiera recuerdos, ni vínculos, ni nada, qué vacío. ¿Las personas se hacen fuertes cuando aprenden a estar solas? No es una regla, pero aprender a estar solo es una virtud. Ahora, todo sin exageración. La ponderación es muy importante: momentos de soledad, momentos de ruido, momentos de compañía. Todo en su justa medida. ¿Puedes llegar al inconsciente cuando estás solo? No, tienes que soñar. Los actos fallidos y los recuerdos también son importantes. ¿Y por qué es tan importante indagar en el inconsciente? Porque es una manera de conocerte. Agarras espesor humano. En lugar de ser banal y delgada eres como un buen pedazo de queso, gordo y sabroso. Agarras humanidad, ¿Cuánto tiempo te analizaste? Siete años, cinco veces por semana. Me muero. Así es la formación, soy de la primera promoción. ¿Y qué fue lo más difícil de esos años? Descubrir la propia locura. Vivirla es tremendo. Cuando uno es consciente de la propia locura duele.

¿Eso no se llama madurez? Me da como pudor decir que es madurez, pero s, siento tranquilidad. Otro punto: Hay gente que dice no poder vivir sola y hay otra que cambia un clavo por otro. ¿Qué significa perder a un ser querido? Significa haberlo investido, tú le has puesto energía, le has dado amor y cuando desaparece, muere o se aleja, esa energía tiene que volver a ti. Freud tiene una frase maravillosa: cuando se pierde el objeto, la sombra del objeto cae sobre el sujeto. Y entonces el sujeto se pone en duelo, por eso te apagas hasta que todo lo que has investido regresa a tu ser, a su verdadero lugar. ¿Pero por qué hay gente que no puede estar sola? Por una gran incapacidad para quererse a sí mima, cuando te estimas estás siempre conectada a nivel simbólico y real; estás bien. Los seres

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humanos somos creativos por definición, pero para eso necesitamos soledad. Por eso digo: la soledad es buena compañía.

Pero luego vives mejor. Después, cuando pasa ese dolor. ¿Eres muy loca, Matilde? Era. Ser mujer en nuestro país ya es una locura. Todos somos medio locos, ¿no? Siempre digo una frase: no hay peor loco que el que se hace el loco estando de verdad loco. Mucha gente se hace la loca. Y mucha gente menosprecia a los que hacen terapia. No hay nada peor que la ignorancia, eso me parece patético.

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RECUERDO

Tengo presentes y vivos esos ojos tuyos Acababa de ingresar a la universidad. Recuerdo la emoción de las primeras clases, los profesores famosos, los nuevos compañeros, todo generaba un clima lleno de color y no exento de cierta expectativa. Yo tenía 17 años y vivía la ansiedad difusa de partir hacia una meta que sentía muy poco clara, como de quien espera descubrir nuevos mundos desconocidos. Se abrió la puerta del Aula Magna y entró, con sus pasos lentos pero firmes, Luis Jaime Cisneros. Muy delgado, sus ojos oscuros, penetrantes, parecían ver más allá de lo obvio tras sus anteojos. Tenía un pequeño bigote y la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado. Se hizo un silencio absoluto que solo fue quebrado por su voz clara y armoniosa que lucía un inmenso manejo de inflexiones, pausas y silencios. Me sentí hipnotizado. Su discurso era claro y envolvente. Al salir de clase, aún bajo los efectos de lo escuchado, todos coincidíamos en elogiar su exposición. Luis Jaime hacía participar a los alumnos en el conocimiento que impartía. Estimulaba el vuelo de la fantasía sin descuidar el depositarnos luego en la realidad. Al final de ese año académico nos pidió que hiciéramos una composición libre. Él nos daba el título y nosotros debíamos desarrollár la narración que se nos ocurriera. A mí me tocó desarrollar: “Tengo presentes y vivos esos ojos tuyos”. Hablé del primer amor de mi vida que, por supuesto, no llegó a nada, fue sólo platónico. Entregué el trabajo, y al cabo de un tiempo, me llamó. Fui a verlo con miedo. Me preguntó, entre otras cosas, qué profesión había elegido. Titubeante respondí: “Derecho”. Me miró un momento en silencio y me dijo: “No haga usted eso sin pensarlo mejor”. Al salir de mi entrevista añadió: “Dele algunas vueltas a Literatura” y nos despedimos. Posteriormente me invitaba a tomar café y, desde entonces, nos vimos con una cierta frecuencia. Hablábamos de todo, me prestaba libros que luego comentábamos y yo, tímidamente, le mostraba algún cuento que había escrito. Fue como un preceptor, y así lo entendí. Con el transcurrir del tiempo y por presiones familiares, entré a Derecho y antes de acabar el primer ciclo, me retiré. Efectivamente no tenía nada que hacer ahí. Me inscribí entonces en Literatura. Estuve un año en la especialidad y, dado que en ese entonces la orientación era más bien lingüística, también me retiré. No era lo que buscaba; en realidad, no sabía qué buscaba. Conversando con amigos pensé en Psicología. Luis Jaime no parecía estar muy de acuerdo. Lo conversamos. Entré a la especialidad quizá por ver si allí encontraba respuestas que, poco a poco iba comprendiendo, no aludían exclusivamente a mi problema vocacional.

Alguna vez él me dijo que a veces era necesario dar un rodeo para alcanzar lo que buscamos. Terminé Psicología y me gradué. Me llamaron para dictar en la universidad. En esa época nos veíamos con mucha frecuencia. Hablábamos mucho de la política universitaria. Luis Jaime había sido elegido Director del Programa de Letras y Ciencias Humanas y coincidíamos en las reuniones de la dirección. Internamente tampoco me sentía demasiado satisfecho con la Psicología y él, creo, se daba cuenta. Un día me contó que había estudiado Medicina y que cuando estaba a punto de terminar la abandonó por la docencia y la Lingüística. A pesar de mis vacilaciones llegué a ser jefe de la especialidad de Psicología. Por esa época habían llegado a Lima los primeros psicoanalistas. Me interesó. Me contacté con ellos. Cuando le conté, Luis Jaime me miró, se sonrió, y me dijo: “Creo Lucho que te aproximas a lo tuyo”, y riendo agregó: “El Psicoanálisis y la Literatura al fin y al cabo se parecen bastante”. Elegir un camino siempre fue un proceso difícil para mí. Creo que Luis Jaime en cierto sentido era un partero. Al fin y al cabo educar es, pienso, hacer que crezca lo que existe en potencia, en germen. No es decidir por el otro sino ayudar a que éste decida. Que se pueda asombrar y sorprender, que haga suyo su descubrimiento, que imagine y fantasee con él. Cuando pienso en la compañía de Virgilio a Dante en el descenso a los infiernos, creo que esto constituye un modelo de lo que debe ser el maestro y también el psicoanalista. En mi experiencia, Luis Jaime Cisneros cumplió esa función. Me brindó la posibilidad de ser lo que interiormente era, como diría Chesterton, y grabó con fuego los momentos en que me permitió creer en mí y hacer mía su función de ayuda. Con él recordé y aprecié cosas de mi vida, valoré los rostros perdidos en mi pasado, los episodios alegres y tristes, los amores e ilusiones vividos, perdidos y a veces recuperados. Desdichas y nostalgias que adquirieron una importancia grande para mí. Era lo que Sábato denominó la “melancólica majestad”. En el diálogo con Luis Jaime se renovaron las ganas de continuar una búsqueda de razones de vida. Hoy sé que ellas no son necesariamente definitivas, pero que el buscarlas ya es en sí mismo una razón fundamental. Pienso que hay hombres que vencen a la muerte de la única forma posible: viviendo en nosotros, dejando caer sus semillas. Luis Jaime Cisneros se ha ido, pero su presencia continúa en aquellos que recibimos lo mejor de él.

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Luis Herrera Abad

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NIÑOS Y ADOLESCENTES

Ventana sobre Niños y Adolescentes Comisión de Niños y Adolescentes de Fepal: Nuestro Vice-Presidente, el Dr. Roberto Scerpella, es también Coordinador de Niños y Adolescentes de Fepal y ha venido organizando, en coordinación con la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Sao Paulo, el XIV Encuentro de Intercambio Interregional del Psicoanálisis de Niños y Adolescentes: Desafíos Clínicos, a realizarse el 10 y 11 de junio de este año en Sao Paulo, Brasil. El programa incluye tanto Casos Clínicos como Seminarios Temáticos así como también Paneles y Discusiones Clínicas. En la presentación de Casos Clínicos, nuestra colega Elena Piazzon nos representará con el trabajo: “Reflexiones en torno al análisis de un mellizo de once años”. Ella también comentará el material clínico de un niño y de una adolescente. Otros casos que se presentarán son: • Los cambios interculturales e interferencias en el desarrollo psíquico de niños y adolescentes (observaciones clínicas). • El cuerpo enfermo en psicoanálisis: generando una atmósfera de trabajo en una niña de once años con colitis ulcerosa. Los Seminarios Temáticos incluyen temas muy interesantes, como: • El niño autista, La latencia y sus peculiaridades y finalmente, el adolescente borderline. Los Paneles tratarán sobre: • Intervención Neonatal y sobre Clínica de 0 a 3 años. Quienes tengan interés en ir, pueden visitar la página web: • www.sbpsp.org.br Por otro lado, también se viene organizando, desde Fepal, el Encuentro sobre Niños y Adolescentes que se realizará en Santiago de Chile, en Setiembre de este año, cuyo tema 18

central será Los Duelos en la Infancia y en la Adolescencia. Más información se incluirá en el siguiente boletín. Formación de Psicoanalistas de Niños y Adolescentes en la Sociedad Peruana de Psicoanálisis: En reciente asamblea, el 6 de Abril, se aprobó el Proyecto para la Formación de Analistas de Niños y Adolescentes en la Sociedad Peruana de Psicoanálisis. Los colegas de la Comisión de Niños y Adolescentes, los doctores Sara Flores, quien es la coordinadora, Saúl Peña, Maria Paz De la Puente, Roberto Scerpella, Rosario Zuzunaga, Elena Piazzon y Max Hernández; fueron quienes elaboraron el proyecto. Este proyecto es el fruto de un largo trabajo. La Dra. Sara Flores, quien es miembro del SubComité Latinoamericano de la IPA para el Psicoanálisis de Niños Y Adolescentes, estudió los requerimientos y procedimientos para elaborar el Proyecto. Con esa información, la Comisión de Niños y Adolescentes empezó a trabajar y el Proyecto fue presentado en Berlín en julio del 2007 y finalmente fue aprobado en el Consejo Directivo de la IPA en enero del 2008. Luego se trabajó con la Comisión Docente para aceptado por el Comité del Instituto y finalmente fue aprobado por la Asamblea de la Sociedad. La formación empezará a darse a partir de Agosto de este año. Nuestra felicitación a todos los colegas de la Comisión. Sabemos que ha sido un largo camino y les estamos agradecidos por su esfuerzo y dedicación. Cordiales saludos, Raquel Northcote Delegada de Niños y Adolescentes de la SPP ante Fepal

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REFLEXIONES

LA CONTRIBUCIÓN DE FERENCZI AL FENÓMENO DE LA CONTRATRANSFERENCIA LUIS J. MARTÍN-CABRÉ Desde que en el Congreso de Nüremberg, a finales de marzo de 1910, Freud empleó por vez primera el término "contratransferencia" ("Gegenübertragung") en un trabajo científico, hasta la aparición casi contemporánea en torno a 1950 de los trabajos de Winnicott, Racker y P. Heimann que afrontaron directamente la cuestión de la contratransferencia como un instrumento esencial de la técnica psicoanalítica, raros y escasos fueron los analistas que dedicaron su atención a un argumento que a partir de ese momento se convirtió en uno de los capítulos vitales en la formación y en el trabajo terapéutico de todo psicoanalista. Sándor Ferenczi fue uno de los contados analistas que, partiendo de las ideas que Freud postuló en 1910, intentó profundizar y desarrollar una teoría sobre la contratransferencia que diera cuenta de los desafíos que la clínica psicoanalítica iba paulatinamente asumiendo y preconizó una metapsicología de los procesos psíquicos del analista durante el análisis. Además se anticipó en muchos años a las aportaciones de innumerables autores que situaron en la contratransferencia la clave para comprender y esclarecer la problemática inconsciente de los pacientes. Sin embargo, como consecuencia de uno de los procesos de censura más llamativos de la historia del psicoanálisis, las contribuciones de Ferenczi fueron "olvidadas" y relegadas al silencio. Aún hoy, es posible encontrar trabajos exhaustivos y completos sobre la contratransferencia que no incluyen ni mencionan tan siquiera el nombre no sólo de uno de los pioneros más entusiastas del psicoanálisis sino del que fue durante veinticinco años el interlocutor privilegiado de Freud. No voy a pretender en este breve trabajo reflexionar sobre las claves científicas o políticas de tan llamativo "silencio". Mi intención se limitará a intentar demostrar cómo muchas de las ideas que aparecieron "repentinamente" en torno a los años 50 y que generaron a partir de entonces una cadena interminable de aportaciones y de contribuciones científicas sobre la contratransferencia y que siguen siendo desarrolladas actualmente, habían sido ya intuidas, en gran medida, por Ferenczi. EL PUNTO DE PARTIDA DE FREUD. Freud no ignoraba el hecho de que los sentimientos que emanan del paciente a través de la cura analítica pueden suscitar a su vez otros tantos en el analista. En numerosas cartas, manifestaba la preocupación y la inquietud que le suscitaba esta situación y no sólo en relación a algunos de sus más eminentes colaboradores, Jung, Jones, Oscar Pfister

y el propio Ferenczi, sino con respecto a sí mismo. Así, por ejemplo, en un reciente trabajo, Ernst Falzeder (1994) ha demostrado el grado de implicación emocional y afectiva que despertó en Freud el tratamiento de su "gran paciente", Elfriede Hirschfeld, a la que trató por espacio de ocho largos años y que tuvo indudables repercusiones en la teorización freudiana sobre la técnica psicoanalítica. Es de todos conocido, que la primera vez que Freud utilizó el término "contratransferencia" fue en la conocida carta a Jung del 7 de junio de 1909 en la que se refería al "affaire" entre este y Sabina Spielrein y a los peligros inherentes a una excesiva implicación emocional en la que él mismo se había visto involucrado . Sin embargo, la primera vez que Freud usó el concepto de "contratransferencia" en un texto científico fue en el trabajo que leyó el 30 de marzo de 1910 en el Congreso de Nüremberg y que tituló "Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica" ("Die Zukünftigen Chancen der psychoanalytischen Terapie") . La lectura atenta de este texto permite pensar, de acuerdo con Etchegoyen (1986) que Freud suponía "que el conocimiento de la contratransferencia se ligaba al futuro del psicoanálisis y que su comprensión significaría un gran progreso para la técnica psicoanalítica", pero además Freud introdujo cambios teóricos y metodológicos totalmente revolucionarios. Además de cambiar el campo de observación que sitúa en el analista, que pasa de ser un mero observador a un participante operativo, la investigación psicoanalítica deja de ser objetiva y las antiguas observaciones se transforman en experiencias. Por vez primera, Freud señala la característica intrusiva de ciertos fenómenos psíquicos que tienen la propiedad de "implantarse" o "instalarse" en el inconsciente del analista . Freud agrega que hay que exigir al analista, como norma general, el conocimiento de su contratransferencia y su dominio, su reconocimiento y el "poder con ella" (Bewältigung) como requisito indispensable para ser analista . Es decir Freud apuntaba a la necesidad de dominar la contratransferencia en el sentido de poder elaborarla y no simplemente de superarla ("overcome") como aparece en la traducción inglesa de Strachey. ¿No serían estos los supuestos teóricos sobre los que Ferenczi iba a desarrollar su propia teoría de la contratransferencia y algunas de sus intuiciones más geniales? Aunque siempre se ha argumentado que en trabajos sucesivos, especialmente en "Consejos al médico", Freud atribuyó a la contratransferencia un carácter peyorativo, refiriéndose a ella como un obstáculo "envolvente" que interfiere en el trabajo

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REFLEXIONES analítico y como un peligroso inconveniente que es preciso controlar, recurriendo al autoanálisis, considero que las razones que impulsaron a Freud a frenar y, en parte a detener el entusiasmo inicial con que había abordado el argumento, residían sobre todo en el temor de que un tema tan complejo y sobre el que no se tenía la suficiente experiencia clínica desvirtuara y pusiera en entredicho el modelo terapéutico que propugnaba el psicoanálisis. Así por ejemplo, el 31 de diciembre de 1911 escribía a Jung una larga carta en la que le reprochaba al igual que a Pfsiter su excesiva implicación emocional con una paciente, lo que consideraba un grave error, y les exhortaba a permanecer inaccesibles a las demandas de los pacientes y a mantenerse en una actitud estrictamente receptiva. Consideraba que había que renunciar a publicar por el momento un trabajo sobre la contratransferencia y a limitarse a hacerlo circular en copias entre los analistas de mayor experiencia. Con toda probabilidad, el desenlace que tuvo tanto en el aspecto personal, como analítico el "affaire Elma", en el que no solo se vio involucrado Ferenczi, sino él mismo, le condujeron a escribir "Observaciones sobre el amor de transferencia" donde la contratransferencia es afrontada, de nuevo, como un peligro a evitar y a controlar. Sin embargo, sirva como botón de muestra de la clara conciencia que Freud tenía sobre la complejidad del argumento, la carta que escribía a Binswanger el 20 de febrero de 1913: "El problema de la contratransferencia es uno de los más difíciles de la técnica psicoanalítica. Lo que se le da a un paciente no debe ser jamás un afecto espontáneo, sino que ha de ser expresado siempre de manera consciente. En ciertas circunstancias es preciso dar mucho, pero jamás nada que salga directamente del inconsciente del analista. Se debe siempre reconocer y superar la contratransferencia para ser libre. Pero, al mismo tiempo, dar poco a un paciente porque se le ama demasiado es confundirle, es un error técnico. No es fácil y hace falta experiencia". EL "DOMINIO" DE LA CONTRATRANSFERENCIA. Ocho años más tarde de la publicación del texto de Freud, Ferenczi retomó el argumento. Tal vez creyó que habían madurado los tiempos suficientemente y que la prudencia de Freud que había solicitado que el tema de la contratransferencia circulara exclusivamente entre su restringido grupo de fieles, no se justificaba ya. Con toda probabilidad, la celebración en Budapest del 5º Congreso de Psicoanálisis marcó de nuevo un retorno al interés por la técnica psicoanalítica. Freud leyó, como en 1910, un trabajo que invitaba a la renovación de las ideas "Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica" 20

(1919) . En este texto, Freud esbozaba la formulación teórica de la "técnica activa" cuya paternidad le ha sido en ocasiones adjudicada erróneamente a Ferenczi. La primera ocasión en la que Ferenczi, sintiéndose autorizado por Freud, aborda decididamente la contratransferencia es en "La técnica psicoanalítica" (1918), que presentó ante la Sociedad psicoanalítica húngara, tres meses después del citado Congreso. Uno de los capítulos está dedicado precisamente al "dominio de la contratransferencia" ("Die Bewältigung der Gegenübertragung") y utiliza la misma palabra utilizada por Freud en el texto de 1910, antes referido. Para Ferenczi la terapia psicoanalítica exigiría una "doble función": por una parte el analista debe observar al paciente, escuchar su discurso, construir su inconsciente a partir de sus palabras, pero por otra debe controlar constantemente su propia actitud respecto al enfermo y si es necesario rectificarla. Para ello, era requisito indispensable dominar la contratransferencia. Sin embargo, del mismo modo que Freud apelaba entonces para conseguirlo al autoanálisis (1910), Ferenczi consideraba ahora, que era condición necesaria que el analista hubiera sido analizado. La insistencia de Ferenczi en el análisis del analista no apunta únicamente a su insuficiente análisis con Freud sino que introduce la idea de que ni el más experimentado de los analistas está exento de cometer graves errores si no presta atención y elabora su propia contratransferencia . El proceso del "dominio de la contratransferencia" es descrito por Ferenczi a través de tres fases bien diferenciadas. En la primera fase, "el analista está muy lejos de tomar en consideración la contratransferencia y menos aun de dominarla. Sucumbe ante todas las emociones que genera la relación analistapaciente, se deja conmover por las tristes experiencias e incluso por las fantasías del paciente y se indigna contra aquellos que le son hostiles o le critican". En estas circunstancias, las posibilidades de llevar a cabo un proceso analítico son prácticamente nulas. La segunda fase es denominada por Ferenczi la de la "resistencia a la contratransferencia", que es una reacción de signo contrario a la situación anterior y que puede conducir igualmente al fracaso del análisis. "...Cuando el psicoanalista ha aprendido pacientemente a evaluar los síntomas de la contratransferencia y consigue dominar todo lo que podía dar lugar a complicaciones en sus actos, sus palabras o sus sentimientos, corre entonces el peligro de caer en el otro extremo, de convertirse en demasiado duro y esquivo con el paciente, lo cual retrasaría o incluso haría imposible la aparición de la transferencia, condición previa para el éxito de todo psicoanálisis". Algunos años más tarde, Racker, en su trabajo

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BIBLIOTECA REFLEXIONES de 1968, "Transferencia y Contratransferencia", describiría esta misma idea de Ferenczi, al referirse a las consecuencias de la contra-resistencia del analista que, en su opinión, va encaminada a evitar la regresión del paciente y a convertir el análisis en un proceso monótono, cargado de interpretaciones reiterativas incapaces de producir la mínima transformación en el mundo interno del paciente. Pero además, en este mismo trabajo, Racker coincide casi literalmente con el planteamiento de Ferenczi en su cuestionamiento sobre la "objetividad" del analista, que para este autor navega entre dos polos potencialmente neuróticos, el de ahogarse en la contratransferencia o el de reprimirla obsesivamente intentando alcanzar el mito del analista "sin angustia y sin rabia". Para Racker la única posibilidad que tiene el analista de ser "objetivo" con su paciente es la de convertirse el mismo en objeto de autobservación y análisis. La tercera fase descrita por Ferenczi corresponde a la del dominio de la contratransferencia propiamente dicho, que se alcanza con la superación de las fases anteriores. Es entonces, cuando el analista alcanza el estado mental requerido para "dejarse llevar" durante el tratamiento como exige la cura psicoanalítica. Lo realmente novedoso en este planteamiento radica en que por vez primera la contratransferencia no era considerada como un obstáculo o un peligroso inconveniente sino como un instrumento imprescindible y eficaz. En este sentido se anticipaba en muchos años a las intuiciones de analistas posteriores (Balint, Bion, Heimann, de Forest, Winnicott, Racker, Little, etc.) que propusieron la reacción contratransferencial del analista como solución técnica indispensable en el trabajo analítico y entendieron la interpretación del analista como una consecuencia directa de la elaboración contratransferencial. En el texto de Ferenczi, encontramos además multitud de referencias a problemas técnicos con que todos los analistas convivimos habitualmente en nuestro trabajo: los silencios, las resistencias, la somnolencia, las actuaciones pero no sólo del paciente, también del analista. Recomienda mucha prudencia especialmente en la tendencia de ciertos analistas a involucrarse en la vida real de sus pacientes a través de consejos o recomendaciones muy directas que no tienen en cuenta el substrato transferencial que acompaña los problemas "reales" de los pacientes. Y sugiere una hermosa metáfora que sitúa en un contexto inconfundiblemente ferencziano: la situación del analista recuerda en muchos aspectos a la comadrona, que debe comportarse mientras sea posible, limitándose a ser una espectadora de un proceso natural, pero que en momentos críticos tendrá los fórceps al alcance de la mano para facilitar un nacimiento que no progresa espontáneamente.

Pero, en realidad, más que dominar la contratransferencia, Ferenczi iba a descubrirla con la aplicación rigurosa de la técnica activa cuya elaboración teórica y aplicación clínica ponía de manifiesto una serie de problemas hasta ese momento ignorados. A partir de ciertos comportamientos particulares y repetitivos del paciente en la situación analítica actos sintomáticos que Ferenczi había denominado "formación de síntomas transitorios" trataba de deducir en qué espacio inconsciente del paciente se infiltraban las investiduras libidinales que habían sido sustraídas al trabajo analítico. Una vez descubiertos, animaba al paciente a e tales comportamientos, un subrogado masturbatorio, por ejemplo, y a renunciar, por tanto, a la satisfacción sustitutiva consiguiente. Pero, paradójicamente, cuanto más Ferenczi insistía en "activar" al paciente, más "activaba", sin darse cuenta, sus propias vivencias contratransferenciales. LA INTERACCION TRANSFERENCIALCONTRATRANSFERENCIAL A raíz de la formulación de la segunda tópica, y la introducción del concepto de "pulsión de muerte", Freud no sólo modificó su concepción del psiquismo. Las nuevas nociones de narcisismo, masoquismo y pulsiones destructivas, así como del desarrollo del yo a través de los procesos de identificación, determinaban una concepción mucho más compleja de la transferencia positiva y negativa. Sin duda, una de las razones que impulsaron a Freud a desarrollar una nueva metapsicología, residían en las dificultades que encontraba en su trabajo clínico, especialmente ante la reacción terapéutica negativa. Tal vez por ello, en el congreso de Berlín (1922), Freud invitó a todos los analistas a reflexionar y escribir, instituyendo un premio para el mejor de los trabajos, sobre "la relación entre la técnica y la teoría psicoanalíticas y hasta qué punto la técnica ha influido en la teoría y en qué medida ambas se favorecen o se perjudican entre sí". El desafío de Freud fue inmediatamente aceptado por Ferenczi y Rank que trabajaban sobre ese argumento desde hacía un tiempo y publicaron conjuntamente uno de los textos mas brillantes y audaces de toda su producción y que con toda seguridad es, para muchos autores, el punto de partida de muchas de las concepciones actuales del psicoanálisis. Lo titularon "Perspectivas en psicoanálisis" con un subtítulo que se ajustaba a la petición de Freud "Sobre la interdependencia de la teoría y la práctica" . Los autores argumentan una crítica y ofrecen una reflexión técnica y teórica sobre la modalidad de conducir la cura analítica. Hasta ese momento, el objetivo principal del análisis era la "rememoración", hasta el punto que los actos repetitivos eran considerados como obstáculos que surgían de la resistencia del paciente, y que el analista debía neutralizar . En

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BIBLIOTECA REFLEXIONES cambio, Ferenczi considera que el objeto esencial de la elaboración analítica y por tanto de la interpretación del analista son la compulsión a la repetición y las múltiples manifestaciones de la transferencia, que deben ser consideradas como un "verdadero material inconsciente". La importancia determinante que Ferenczi otorga a la interpretación transferencial y al proceso analítico, en detrimento del señalamiento intelectualizado de los contenidos inconscientes, de los fantasmas y las representaciones implica no sólo una modificación paralela de la contratransferencia sino un viraje esencial en la concepción misma del análisis. Entre otras cosas, por ejemplo, Ferenczi hace notar que muchas veces lo que se pone en juego realmente es el narcisismo del propio analista ("contratransferencia narcisista"), que corre el riesgo de influir sobre sus pacientes, para que le aporten el material que a él le resulta más agradable. Los pacientes intentarán evitar los sentimientos hostiles, reforzando su culpabilidad inconsciente e impidiendo el progreso de la cura. A partir de esta idea, Ferenczi desarrolla toda su concepción de la interacción transferencia-contratransferencia no tanto como un instrumento terapéutico sino como el núcleo central del trabajo analítico. La lectura completa de esta obra, de la que siempre se eliminaban los cap. II, IV y VI, atribuidos a Rank, permite comprender mejor la densidad de las intuiciones de Ferenczi y su impresionante modernidad. De manera especial en el cap. IV, dedicado a la interacción entre la teoría y la práctica, Ferenczi señala la importancia que adquiere para los analistas dejar de lado sus presupuestos teóricos al abordar la situación analítica. Sólo afrontando cada caso nuevo de manera nueva, es decir no retrocediendo ante las experiencias nuevas se podrán conseguir descubrimientos originales. ¿No será acaso Bion quien explicitará mejor esta intuición de Ferenczi al afirmar que el analista debería afrontar la situación analítica "sin memoria y sin deseo". La firme convicción de Ferenczi en considerar que cuanto emerge en el "aquí" y "ahora" de la situación analítica deriva del encuentro entre la transferencia del paciente y la contratransferencia del analista, abre las puertas a una exploración sin límite de las capas más profundas del psiquismo, justifica la necesidad de permitir la regresión del paciente hasta los niveles que sean necesarios y confiere a la contratransferencia el valor de instrumento indispensable para reconocer y detectar los aspectos emergentes y significativos en la transferencia del paciente. Los planteamientos de Ferenczi tuvieron una cierta repercusión en la producción analítica del momento. Uno de los textos que suele pasar desapercibido es el trabajo de H. Deutsch de 1926 titulado "Sobre los procesos ocultos en el proceso analítico", 22

donde la autora señala como la identificación del analista con las pulsiones infantiles del paciente y su elaboración autoanalítica, no sólo no constituyen un obstáculo para el tratamiento sino que sientan las bases para un desarrollo fructífero de la intuición y la empatía del analista. Es interesante señalar que algunas de sus ideas son la antesala de la elaboración que hizo Racker de los conceptos de contratransferencia concordante y complementaria. A comienzos de 1928, Ferenczi escribió "Elasticidad de la técnica psicoanalítica", que confirmaba su casi total alejamiento de la técnica activa y preanunciaba lo que dos años más tarde denominaría él mismo "neocatarsis". En pocas páginas describe una gran cantidad de observaciones clínicas y de consejos técnicos que se pueden resumir en la necesidad de que el analista adquiera "Einfühlung" (empatía, capacidad de "sentir con", de compenetrarse con el paciente) . De nuevo Ferenczi utiliza un término que hereda de Freud, que había utilizado en un artículo de 1910. Sin embargo, mientras el "Einfühlung" de Freud parecía estar más cerca de la idea de una "simpatía comprensiva" por parte del analista, el "Einfühlung" de Ferenczi va más lejos. Es casi un sinónimo del concepto de "empatía" que todo psicoanalista contemporáneo maneja habitualmente. Ferenczi no sólo destaca su importancia, sino que le sitúa como el fundamento mismo de la técnica psicoanalítica. No resulta difícil establecer la proximidad del concepto de "Einfühlung" de Ferenczi con el de "empathy" introducido por Kohut en "El análisis del Self" (197l), con la "alianza terapéutica" descrita por Zetzel y especialmente con el concepto de "contratransferencia concordante" que desarrolló Racker más de veinte años después. La misma P. Heimann, en uno de sus últimos trabajos (1980) señala la necesidad que todo paciente experimenta de "sentir que su analista se sintoniza con él". En definitiva, Ferenczi intenta una reflexión profunda sobre la importancia de la contratransferencia del analista en la cura analítica y aborda como consecuencia el problema del análisis del analista, la denomina segunda regla fundamental. También en este capítulo, defiende ideas de una modernidad sorprendente al auspiciar la idea del análisis didáctico como un análisis terapéutico que no debería en ningún caso confundirse con un proceso de aprendizaje intelectual o teórico sino que con más razón que el análisis de cualquier otro paciente debería profundizar y prolongarse hasta permitir al futuro analista entrar en contacto con los aspectos más recónditos y profundos de su psicopatología. Su firme convicción de que el mejor analista es un paciente bien analizado se iba convirtiendo en un ideal, que empezó a quedar reflejado en su producción científica sucesiva.

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REFLEXIONES Poco a poco, Ferenczi comienza a proponer ciertas modificaciones técnicas, primero propone como objetivo terapéutico la sustitución de un superyo parental rígido por un super-yo analítico más flexible. Después postula la necesidad de apartarse de una actitud omnisciente en beneficio de una actitud más acogedora e intuitiva. En "La adaptación de la familia al niño" (1928), al plantear la incomprensión de los adultos en relación con el niño traza un paralelo con la situación analítica. Si el "primer error de los padres es olvidar su propia infancia", el primer error del analista sería afrontar la cura de un paciente, sin tener en cuenta y sin haber analizado adecuadamente determinados conflictos psíquicos amparándose en una autoridad hipócrita y omnisciente incapaz de escuchar el dolor psíquico del paciente. Especialmente impactante resulta, en "El problema del fin del análisis" (1928) su posición crítica hacia aquellos analistas que empujan al paciente a abandonar el análisis, antes de que este considere que se han producido cambios psíquicos consistentes en su vida y en su conducta. El análisis debe ajustarse a las necesidades del paciente y debe "morir por agotamiento" (1928). Leyendo con atención los textos de Ferenczi de este periodo, que son sin duda alguna los más apasionantes y discutibles psicoanalíticamente, asistimos al desesperado intento de un clínico volcado en ayudar a sus pacientes de la manera mas eficaz posible y que ha hecho del psicoanálisis el motivo de su existencia. La idealización y la firme convicción en las posibilidades terapéuticas del psicoanálisis justificaban en él un "furor sanandi" que le llevaba en ocasiones a identificar al analista con un padre, o mejor una madre adoptiva que debía permitir a sus pacientes disfrutar de las excelencias de una infancia normal. Este parece el objetivo trazado por Ferenczi en uno de los textos más sugerentes de Ferenczi "Principios de relajación y neocatarsis" (1930), donde concilia la "técnica clásica" de Freud con una actitud terapéutica comprensiva que facilite la regresión del paciente, a condición de que el analista controle con rigor su "contratransferencia" y su "contra-resistencia". Además de invertir radicalmente la metáfora del cirujano, Ferenczi establece los cimientos de una teoría de la contratransferencia como disposición materna. El paciente podría, en el transcurso del análisis, acceder a una experiencia reparadora de aquello que le ha sido negado durante la infancia, más que a los beneficios del levantamiento de la represión. En esta línea teórica se situará, años más tarde, también, la contribución de Winnicott que introdujo un estilo terapéutico en el cual la situación analítica se equipara a la relación madre-niño y a sus continuas interacciones y describió además lo que denominaba "preocupación materna primaria" que

permitía a la madre adaptarse activamente a las necesidades de su hijo de manera natural y espontánea. De manera análoga a los planteamientos de Ferenczi, Winnicott sostenía que entre el analista y el paciente se configura una relación intersubjetiva de características similares que permite al analista empatizar con las necesidades primarias de su paciente. De esta concepción derivarían posteriormente conceptos como el de "reverie" de Bion, el de las "percepciones inconscientes del analista" de Paula Heimann, o el más reciente de "contraidentificación proyectiva" de León Grinberg y el del "analista como 'objeto transformador'" de Bollas. EL "DIARIO CLINICO” El "Diario Clínico" de Ferenczi que podría ser considerado como una "larga carta" de nueve meses a Freud, (del 7 de enero al 2 de octubre de 1932) recoge una serie de sutiles intuiciones y aportaciones inestimables para la técnica psicoanalítica. Algunas de estas consideraciones, sobre todo las que conciernen a la contratransferencia, pueden considerarse válidas actualmente. Ya desde la primera página que lleva por título "la insensibilidad del analista", se perfila la que sería reflexión principal de todas sus anotaciones: la "contratransferencia real" del analista. La contratransferencia no solamente no es un obstáculo sino que se transforma en un instrumento indispensable para el analista. "Casi se podría afirmar -asegura Ferenczi- que cuanto mayores sean las debilidades del analista que le conducen a errores y fracasos más o menos grandes, tanto mayores son las posibilidades de que el análisis adquiera bases profundas y reales" . Sin embargo, Ferenczi tras haber señalado como se desarrolla en el paciente, gracias al análisis, una "sensibilidad refinada" que le llevaría a captar hasta los más imperceptibles matices de la actitud del analista de no ser por la intensidad de sus propias proyecciones, intenta demostrar que la transferencia no es consecuencia de un hecho espontáneo, sino que está inducido por el propio analista y en consecuencia por la propia técnica psicoanalítica y añade una crítica a una determinada manera de entender el trabajo analítico que podríamos suscribir aún en la actualidad "...la interpretación de cada detalle en el sentido de un afecto personal hacia el analista puede producir una atmósfera paranoide que se podría definir como delirio narcisista del analista. Es posible que seamos propensos a suponer, con demasiada rapidez, en el paciente sentimientos de amor o de odio hacia nosotros..." En este mismo sentido, Paula Heimann advertía, en su famoso trabajo sobre la contratransferencia de 1950, que los analistas poco atentos a sus propios conflictos psíquicos y a la dinámica de su mundo interno corren el riesgo de imputar a sus pacientes lo que en realidad

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REFLEXIONES les pertenece solo a ellos y añadía que este peligro podía sólo ser neutralizado "...si el analista ha elaborado en su análisis personal sus propios conflictos infantiles y ansiedades (persecutorias y depresivas) de manera que pueda entrar en contacto con su propio inconsciente..." Pero Ferenczi va más lejos. En la medida en que utiliza la contratransferencia como la base de sus interpretaciones, comienza a considerar la hipótesis de que el analista no sólo no consigue transformarse en un padre o una madre buenos para el paciente, sino que por el contrario se convierte en un protagonista activo que repite la situación traumática de la que el paciente ha sido víctima durante la infancia. Da la impresión que aparecen en Ferenczi, junto a consideraciones fundamentales sobre la técnica psicoanalítica, las reflexiones de un hombre que, cercano a la muerte, se confronta con sus sentimientos de culpabilidad y, que llevando hasta sus últimas consecuencias su capacidad de empatía, se identifica intensamente con el sufrimiento y el dolor del paciente. Cuando se accede a este nivel de profundidad, "las lágrimas del paciente y del analista se mezclan dando lugar a una solidaridad sublimada que encuentra solo una analogía equivalente en la relación de una madre con su hijo" . Se fragua así la idea del "análisis mutuo", cuya paternidad atribuyó Ferenczi a su famosa paciente Elisabeth Severn, a la que se refiere en el "Diario" con la siglas R. N. Como describe en sus anotaciones del 5 de mayo, al principio la consideraba más bien antipática, pero sus formaciones reactivas unidas al uso de una técnica indulgente y elástica, le habían llevado a asumir con respecto a ella una actitud condescendiente y abierta. Esto hizo creer a la paciente que su analista se había enamorado de ella. Ferenczi se asustó y le interpretó la transferencia negativa. El impacto que produjo en la paciente fue indescriptible, reactivando una situación traumática infantil. La paciente, aseguraba percibir intensos sentimientos de odio en su analista, que este intentaba reprimir y disimular a través de una hipócrita simpatía. Ferenczi, sabiendo que la paciente tenía razón, lo admitió y puso en relación el odio contratransferencial hacia su paciente con los sentimientos de odio que le había suscitado, siendo niño, su propia madre. A partir de ese momento Ferenczi accedió a intercambiar, de manera experimental, su papel de analista con el de paciente. Con toda probabilidad Ferenczi actuó su insuficiente capacidad contenedora, más aún, utilizó inconscientemente a la paciente como contenedor de sus sentimientos y emociones. Sin embargo, la idea de comunicar al paciente los sentimientos contratransferenciales tuvo una continuidad en la literatura psicoanalítica. En un famoso y polémico artículo de 1947 titulado "El odio en la contratransferencia", Winnicott aseguraba que la confesión del odio 24

contratransferencial no sólo no era desaconsejable, sino que beneficiaba tanto al paciente como al proceso analítico. En la misma línea, M. Little (195l) defendía la conveniencia de revelar al paciente la naturaleza de las propias emociones contratransferenciales, si se quería favorecer la aceptación por parte del paciente de determinadas vivencias transferenciales. Anticipándose a algunos trabajos posteriores de Langs (1974) y Searles (1975) sostenía, como si la idea del análisis mutuo de Ferenczi resonara aún en el ambiente, que el paciente puede brindar al analista interpretaciones muy útiles para la comprensión de su contratransferencia. Más recientemente, analistas como Epstein (1977) y Gorkin (1987) plantean la necesidad de incluir las confesiones contratransferenciales como una apartado importante de la técnica psicoanalítica Pero tal vez el autor que, sin mencionar a Ferenczi, retoma con mayor profundidad clínica algunas de las intuiciones del "Diario Clínico" sea Searles, precisamente un analista que, como fue en el caso de Ferenczi, ha dedicado gran parte de su trabajo y ha acumulado una enorme experiencia con pacientes gravemente psicóticos. En un artículo titulado "El paciente como terapeuta de su analista" (1975) justifica la hipótesis de que en el transcurso del análisis el paciente psicótico necesita "crear" un analista "a su medida" para poder introyectar y reconstruir en él un mundo interno más confiable y menos persecutorio como condición indispensable para liberarse de la psicosis. Coincidiendo totalmente con Ferenczi, parte del presupuesto, seguramente discutible, de que todo paciente siente el deseo inconsciente de convertirse en terapeuta de su propio analista y de "curarle". Al margen de la crítica subyacente tanto a la teorización kleiniana para la que esta fantasía de curar al analista no sería más que un gesto reparador hacia el propio sadismo del propio paciente como a la idea de "relación parasitaria" propuesta por Bion para la psicosis, Searles propugna una concepción de la relación psicoanalítica esencialmente simétrica donde la "alianza terapéutica" es aplicable por igual a los dos protagonistas de la relación analítica y donde el reconocimiento por parte del analista de "los impulsos terapéuticos del paciente", dirigidos por ejemplo a convertir al analista en una madre suficientemente buena capaz de contenerle, o en un padre sexualmente potente, resulta de capital importancia para el desarrollo del proceso psicoanalítico. Aunque personalmente no comparto algunos de los desarrollos teóricos a los que me he referido por último y, de acuerdo con M. Mancia (1990), opino que revelar al paciente los propios sentimientos contratransferenciales significa admitir la propia incapacidad de elaborarlos adecuadamente y un fracaso de las capacidades de transformación sobre las que se

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REFLEXIONES basa la creatividad que requiere el trabajo analítico, y aunque entiendo que en algunos de los planteamientos, en concreto de Searles, la línea de demarcación entre transferencia y contratransferencia parece disolverse peligrosamente, soy del parecer, al mismo tiempo, que con sus últimas intuiciones clínicas, Ferenczi se estaba anticipando a muchas teorías contemporáneas como la utilidad de la contratransferencia, la identificación proyectiva y la contraidentificación proyectiva como instrumentos técnicos indispensable para el trabajo analítico, el reconocimiento de la participación emocional del analista, y la posibilidad de penetrar en la transferencia del paciente y de observar e interpretar las reacciones contratransferenciales. Al final de su "Diario", Ferenczi afirmaba que el fracaso terapéutico de muchos análisis no se debe a las resistencias inaccesibles, ni al narcisismo impenetrable del paciente, sino a las propias dificultades del analista, especialmente a su insensibilidad, su falta de tacto y de empatía. Al enfatizar la participación emocional del analista en el proceso analítico y el papel de la contratransferencia, Ferenczi resaltaba también la importancia de la persona del analista y especialmente de su propio análisis como un campo fundamental de nuestro trabajo. Tras la muerte de Ferenczi, algunas de sus más geniales intuiciones clínicas, especialmente las concernientes a la contratransferencia fueron prácticamente olvidadas. Aunque, en honor a la verdad, Melanie Klein, paciente de Ferenczi, había utilizado desde 1919 la contratransferencia, que ella denominaba "comunicación de inconsciente a inconsciente", y había extraído de ella muchos de los conocimientos que hemos leído en sus obras sobre la mente infantil y los estados psicóticos, Fanny Hann-Kende (1933) mencionaba la posible utilidad de la contratransferencia en la técnica psicoanalítica, teniendo en cuenta las consideraciones de Freud sobre la telepatía, Alice y Michael Balint (1939) habían enfatizado "la inevitable intrusión de la personalidad del analista en la relación analítica", e Izette de Forest (1942) "la cualidad interactiva entre la transferencia y la contratransferencia", es a partir de los años 50 cuando surgen de manera simultánea las aportaciones sobre la contratransferencia que siguiendo algunas de las intuiciones de Ferenczi, modificaron sustancialmente su dimensión teórica y clínica. En efecto, Paula Heimann afirmaba rotundamente en el 16º Congreso de Zürich que la contratransferencia era el instrumento esencial para la comprensión del material inconsciente del paciente y para la formulación de interpretaciones adecuadas . Casi contemporáneamente, Racker, planteaba, aunque de una manera menos radical que Paula Heimann, la

hipótesis de que la principal fuente de los sentimientos del analista reside en la mente del paciente, y anticipaba la idea del análisis como un campo bipolar que sería desarrollada más tarde por los Baranger. M. Little (195l) desafiaba la idea clásica del analistaespejo y propugnaba la necesidad de utilizar los sentimientos contratransferenciales en la formulación de la interpretación y Sullivan (1953) proponía la idea del analista como "observador participante". A partir de estos desarrollos teóricos, una lista interminable de analistas de la talla de M. Khan, M. Mahler, Searles, Fromm-Reichmann, Rosen, Guntrip, Spitz, Nacht, Kohut, etc., continuó desarrollando, casi siempre sin nombrarle, algunas de las más geniales intuiciones clínicas de Ferenczi. Para terminar quisiera señalar que en la conferencia que en 1928, Ferenczi pronunció en Madrid, manifestaba la deuda que las personas de la Europa Central tenían contraida con el genio hispano, con su arte y su literatura. En justa correspondencia, también yo querría expresar, con mi modesta aportación, mi enorme gratitud hacia un hombre que no sólo contribuyó de manera ejemplar al desarrollo de la teoría y de la práctica psicoanalítica, que analizó y formó a analistas de la talla de Jones, M. Klein, Balint o Spitz, que fundó la escuela húngara de psicoanálisis a la que pertenecieron entre otros, Hermann, Hollos, Robert Bak, David Rapaport, Edith Gyömröi, Alexander, Sandor Rado o Vilma Kovaks, que publicó más de un centenar de trabajos teóricos y clínicos de valor incalculable y de una sorprendente modernidad y que influyó en el desarrollo teórico de un sin fin de analistas que sería interminable recordar, sino que además hizo de la eficacia terapéutica el pilar fundamental de la ética psicoanalítica, transformó su inagotable capacidad de empatía en una experiencia de solidaridad humana con el dolor y la desesperación de todos y cada uno de sus pacientes, y se distinguió, como sostiene A. Haynal, "por una generosidad, un coraje intelectual, una independencia, y una honestidad incomparables". Al finalizar la conferencia de Madrid a la que antes aludía, Ferenczi expresaba su deseo de que en un futuro próximo, España pudiera encontrarse entre los países que practicaran el psicoanálisis. Seguramente, no podía imaginar que setenta años después iba a celebrarse en Madrid un congreso internacional sobre sus aportaciones, en el que tal vez seamos capaces entre todos de recuperar su entusiasmo y convicción en el análisis, su fidelidad a Freud, su honestidad clínica y su obra científica como un patrimonio vivo de la teoría y de la técnica psicoanalíticas y como un soplo de aire fresco y de esperanza en las posibilidades venideras de nuestra "imposible" profesión.

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REFLEXIONES BIBLIOGRAFIA

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CULTURA

La Candelaria en Lima Como desde hace algunos años, ese caluroso domingo limeño de febrero se engalanaba nuevamente con bombos y trompetas. Desde temprano, los alrededores de Santo Domingo, su placita del costado y el bulevar Chabuca Granda andaban repletos de músicos, danzantes y hueleguisos.

hoy ni acercarse a la reja siquiera. Pero en medio de todo…más allá de la estridencia de las bandas y las explosiones de color y en medio de las acrobacias de las alegres danzas… a mi se me volvió a encoger el corazón con esos misteriosos sonidos de los sicuris.

Sí, “Mama Candi”, “Mamacha Candelaria”, salía de nuevo a conquistar Lima. En lo que se viene convirtiendo en nueva tradición de está nueva Lima “tan querida y tan señora”. Fastuosas morenadas con sus comparsas de mamachas y caporales; recios y coloridos tinkus; sayas y llameradas y chinas diablas medio calatas y endemoniadas y toda la diablada completa engalanaron Lima.

Esa música de aires ancestrales solo se va formando en el diálogo indispensable y respiratorio de los ejecutantes. Cada uno aporta en cada exhalación un sonido, que junto a los golpes rítmicos y vicerales de los bombos como latidos del corazón, forman la melodía que llega hasta allí y hasta el alma.

Pero igual, y con justa razón, más de uno puso el grito en el cielo reclamando “con qué derecho nos dejan solo tres cuartos de plaza”. Nadie entendía porque este año el cardenal dejó cerradas las puertas de la Catedral y los guardias del Palacio Presidencial tenían orden de no dejar pasar la procesión ni por la reja delantera! “¿Sabe Dios por qué?”, comentó otro parroquiano. Y Claro, no había derecho: ayer en pleno patio de palacio y

Ya después, como quien no quiere la cosa, comencé a indagar un poco. Una investigación de Oscar Bueno Ramírez, distinguido etnomusicólogo puneño, confirmó mis sospechas. Los primeros vestigios del siku, han sino encontrados acá nomás en Chilca, datan de hace 7,000 años. También se ha encontrado restos en otros territorios nacionales: Nazca, Paracas, Chimu e Inka. Pero las primeras evidencias de su utilización en diálogo melódico tal como lo conocemos actualmente se han encontrado en imágenes de la cerámica Moche. Hasta ahora su utilización es vincular. Solo se toca entre dos personas o en grupos que representan esos dos soplos que juntos crean una melodía. En su sentido ritual está ligada a ceremonias ligadas a la vida y la muerte: la procreación de alpacas, la siembra de la papa y la despedida a los difuntos. ¿Será algo así como Eros y Tánatos danzando por el Altiplano y las calles de Lima? Eduardo Llanos

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BIBLIOTECA FORMACIÓN

BIBLIOTECA DE LA SOCIEDAD PERUANA DE PSICOANÁLISIS

"JAIME HERESI" NUEVOS TÍTULOS • Alter. Revista de Estudos Psicanaliticos, 2010, Vol. 28, N° 2. • C.G. Jung. The red book (liber Novus) / Donación del Dr. Eduardo Gastelumendi • DVD. 3 Short Films on Psychoanalysis • DVD. Encounters through generations (2) • Jornal de Psicanálise. Instuto de PsicanáliseSBPSP. 2010, Vol. 43, N° 79 • Journal of the American Psychoanalytic Association. 2010, Vol 58, N°6 • Revista Portuguesa de Psicanálise. 2010, Vol. 30, N° 2 • Subjetividad y Procesos Cognitivos.2010. Vol 14, N° 2 INSTITUTO PERUANO DE PSICOANÁLISIS (IPP) Coordinación y distribución de fotocopias de la literatura psicoanalítica recomendada por los seminarios de técnica, teoría y psicopatología como parte de la formación psicoanalítica- a los candidatos de la IX y X Promoción del IPP. GRUPO DE ESTUDIO DE SUPERVISIÓN Coordinación y distribución de fotocopias a los miembros del Grupo de Supervisión. VENTA DE PUBLICACIONES Comunicamos a nuestros miembros y candidatos que tenemos ejemplares en venta de los siguientes títulos: • Revista de Psicoanálisis de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis, N° 2 al N° 8. • Libro compilado por Matilde Caplansky y editado por COWAP "El Padre, clínica, género, posmodernidad". • Libro de Patricia de las Casas "Un cuerpo sin sombra: anorexia y bulimia una relectura en Freud" • Libro de Viviana Maza. "La Casa de la Familia. Una contribucion psicoanalitica a la salud pública en el Perú.

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• Libros de Jaime Lutenberg "Tratamiento psicoanalítico telefónico" y otros. ESTADISTICAS DE USO DE LA BIBLIOTECA USUARIOS De un total de 174 consultas atendidas de eneromarzo se calcula un 72% a miembros y 16% candidatos y el 11% de usuarios externos. Felicitamos a nuestros más asiduos usuarios: Adela Escardó, Carlos Crisanto, Elena Piazzon, Jorge Parodi, Lizzie Haworth, Luis Herrera, Raquel Northcote, Sara M. Flores. TIPO DE MATERIAL CONSULTADO La revistas impresas fueron las de mayor consulta con un total 45%, el envío de archivos e impresiones de artículos descargados del CD del Psychoanalytic Electronic Publisher (PEP) está representado por el 31 % de nuestras consultas. Los libros con un 24% son uno de los recursos de mayor demanda. REVISTAS MÁS CONSULTADAS Detallamos los títulos de Revistas más consultados: International Journal Psychoanalysis, Revista de Psicoanálisis. APA, Journal of the American Psychoanalytic Association, Psychoanalytic Review, Journal of the American Academy, Psychoanalytic Quarterly, Psychoanalytic Inquiry, Contemporary Psychoanalysis, Revue française de psychanalyse y Canadian Journal of Psychoanalysis. USUARIOS EXTERNOS Les damos la más cordial bienvenida a los nuevos usuarios de la Biblioteca Jaime Heresi: Claudia Alexandra Cornejo Herrera, Lucy María Goicochea y Ana María Osorio. Atención de Biblioteca Mañana: Lunes a Viernes 9:00 - 12:30 a.m. Tarde: Lunes a Viernes 1:30 - 4:00 p.m Teléfono : 446-7714 / E-mail: [email protected]

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