Embajadas de las Fiestas de Moros y Cristianos de. Agullent

Edita: Junta de Festes de Moros i Cristians d’Agullent. Diseño de portada: Pedro Tortosa, Vicent Villarejo. Arreglo partituras: Ricardo Sancho, Jose M

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Edita: Junta de Festes de Moros i Cristians d’Agullent. Diseño de portada: Pedro Tortosa, Vicent Villarejo. Arreglo partituras: Ricardo Sancho, Jose Mª Bru, David Espí. Ilustraciones: Academia de Arte y Diseño María Castro. Realización e Impresión: Gráficas Minerva Sucesores, S.L. - Ontinyent (Valencia) Depósito Legal: V-472-2004

Embajadas de las Fiestas de Moros y Cristianos de Agullent

Texto tradicional ratificado oficialmente por la «Junta de Festes» Edición de 2004

«Donde no se conserva piadosamente la herencia del pasado, pobre o rico, grande o pequeño, no esperemos que brote un pensamiento original ni una idea dominadora. Un pueblo nuevo puede improvisarlo todo menos la cultura intelectual. Un pueblo viejo no puede renunciar a la suya sin extinguir la parte más noble de su vida y caer en una segunda infancia muy próxima a la imbecilidad senil.» (Menéndez y Pelayo)

Este modesto trabajo se dedica a cuantos agullentinos, festeros o no, con buena voluntad dedican esfuerzos a cuidar las tradiciones y la cultura de su pueblo, sea en sus fiestas, sea en su arte, sea en cualquiera de las manifestaciones en que aquellas puedan perpetuarse y transmitirse de generación en generación.

Con agradecimiento a todos aquellos que, con su cooperación esforzada y activa, con su crítica constructiva y positiva, con su calor y aplausos, o incluso con su simple y respetuosa asistencia, contribuyen a la pureza y mejora de un acto tan tradicional y festero como las embajadas.

ÍNDICE Prólogo

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Presentación

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Apuntes sobre la historia de las embajadas y sus textos

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Documentos gráficos .

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Algunos comentarios al texto de las embajadas

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El embajador

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La música en las embajadas .

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Texto oficial de las embajadas

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Epílogo

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Prólogo Luz y color; fastuosidad y fantasía; tambores batientes y música acompasada; desfiles de comparsas, banderolas, gallardetes, gentío entusiasmado, chiquillería estridente…… Todo esto y más constituye y da forma a la "Fiesta de Moros y Cristianos"…. Pero, inmerso en esta ensoñación deshorada, está el acto de las "Embajadas", tradición pura y solemne elocuencia. Las imágenes se agolpan en mi cabeza y me conducen a la agreste serranía del sur levantino, el pueblo, mi pueblo de Agullent. Cuando uno siente vibrar en lo más profundo de su corazón el bullicio y la alegría que despiertan las "Fiestas", a las que no he dejado de concurrir como espectador e, incluso, como participe, año tras año, no puedo menos que aplaudir la iniciativa de un grupo de agullentinos, que han colaborado en la redacción e impresión de un texto tradicional sobre las "Embajadas". Manifiesto mi profundo agradecimiento a estos entusiastas por la labor efectuada, y deseo fervientemente que todo Agullent se movilice y multiplique para engrandecer las "Fiestas de Moros y Cristianos" y conservar las arraigadas tradiciones de nuestro pueblo querido. José Brotóns Espí

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Presentación Hacía ya tiempo que estaba en el aire la idea de editar una publicación en la que quedase ratificado de alguna manera el carácter oficial del texto tradicional de nuestras embajadas. Por fin el proyecto se ha podido convertir en realidad. Un grupo de entusiastas de las embajadas se ha puesto manos a la obra, dando lugar a este libro. La Junta de Fiestas ha pretendido que el resultado fuese fruto del más amplio consenso y colaboración posibles. Se trataba de recopilar y estudiar al detalle los textos y variantes acerca de las embajadas que circulaban de mano en mano, contando con la participación en los trabajos de cuantos aquellos se animasen a aportar algo de su tiempo al proyecto. Se lanzó convocatoria a todos los que quisieran participar. La respuesta fue generosa, y un amplio grupo de personas muy vinculadas a la Fiesta, algunos de ellos expertos embajadores, acudió a la cita e inició la tarea. Han sido meses de reuniones de trabajo agradable y fructífero. Se ha hablado de Fiesta, de Embajadas, de todo. Se han estudiado, analizado y cotejado, verso a verso, párrafo a párrafo, los diferentes textos conocidos de nuestras embajadas. Se ha ahondado minuciosamente en los textos, en los significados, en los sentidos de cada frase, en la evolución respecto de textos antiguos. Se han corregido errores que se fueron produciendo y arrastrando con el paso de los años en la transmisión del texto. El debate ha sido intenso, pero divertido y sabroso.

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Se hablaba de métrica, de semántica, de diccionarios, de historia, de musicalidad del verso, de muchas cosas, pero con un eje y un centro comunes: la Embajada y la Fiesta. Y eso ha permitido que el trabajo fuese realmente placentero, como lo es para un festero siempre que trata de la Fiesta, de mejorarla, y de revivirla. El resultado es este libro. Con él se pretende hacer una reflexión acerca de las Embajadas de Agullent, a la vez que se da permanencia al texto tradicional, que debe ser cuidadosamente conservado como una parte importante que es del patrimonio cultural de nuestras fiestas y, por lo tanto, de nuestro pueblo. A la hora de firmar la autoría de este trabajo de recopilación y análisis, la Junta quisiera que la obra quedase sencillamente como el resultado de una labor de equipo, en el que, como se ha dicho, se ha abierto la posibilidad de integrarse a todo aquél que haya querido hacerlo. Es de justicia dejar constancia aquí de la participación directa en los debates y trabajos de Amanda Fuertes Serra, Antonio Lloret Casanova, Enrique Vidal de Loño, Joaquín Belda Tormo, Juan Carlos Olcina Olcina, Juan Martí Plá, Pedro Tortosa Cháfer, Ramón Navarro Tormo, Vicente Borrás Sena y Vicente Gisbert Sanchis, actuando siempre bajo la coordinación del presidente de la Junta de Fiestas, que en nombre de todos ellos y de la propia Junta, tiene el honor de poner su nombre al pie de estas líneas de presentación. Juan Antonio Martínez Gil

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Apuntes sobre la historia de las embajadas y sus textos Las embajadas son, a decir de José Fernando Domene Verdú, vocal de cultura de la UNDEF “el acto más genuino e importante de las fiestas de Moros y Cristianos, y la esencia de dichas fiestas” (1). José Luis Mansanet Ribes, haciendo referencia a las embajadas dice: “la variante del área valenciana es la que ha adquirido mayor espectacularidad, estructura más compleja y mayor movimiento de masas actoras y espectadoras. Su temática, dentro de la confrontación de culturas, es también una provocación y un desquite, un ataque moro a una población simbolizada por su castillo y su recuperación cristiana, con arcabucería y diálogos, resuelta muchas veces por un hecho milagroso o por la fuerza que da la invocación al Patrón. Tenemos pues lo religioso que está en el origen de la Fiesta y lo histórico de la Reconquista”. Sigue diciendo Mansanet: “En nuestra terminología, embajada tiene un doble matiz, pues es tanto el mensaje que se envía por el jefe de un bando al del otro, por medio de unos emisarios llamados embajadores, como el acto que se monta para la transmisión de ese mensaje. Normalmente, el mensaje se transmite declamando unos textos que han sido previamente escritos, pero pueden no haberlo sido.” “...los textos de muchas embajadas antiguas son anónimos. Habrá que pensar por tanto en un poeta local, cura o maestro, con cultura amplia, conocedor de las tradiciones locales, y más si se introducen en el texto alusiones a la geografía o toponimia del lugar. La ausencia de esas menciones locales pueden hacer surgir la sospecha de que tal texto haya podido ser importado de otras poblaciones. ” (2)

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En nuestro caso, existen esos topónimos locales, pero adaptados a un texto que tiene mucho en común con las embajadas de Onteniente, escritas en 1860 por Joaquín José Cervino Ferrero. Hechas estas consideraciones previas, y ciñéndonos ya a nuestras embajadas, podemos decir que en Agullent se vienen haciendo prácticamente desde el inicio de las propias fiestas de Moros y Cristianos, que provienen de principios del siglo XIX. Juan Martí Plá, en un artículo publicado en el programa de Fiestas de 1988 dice: “Agullent celebra desde el año 1600 las fiestas en honor a S. Vicente Ferrer (se refiere a las fiestas del Miracle) ¿pensar en otro santo? Imposible. No cabe en nuestra mentalidad otro santo que no sea Vicente Ferrer ¿fechas? La octava de Pascua. Todo queda decidido y en 1828 nuestro pueblo celebra sus primeras fiestas de Moros y Cristianos en honor a nuestro Patrón”. Esto que nos dice Juan Martí se ve bastante avalado por la reseña que hace D. Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico Estadístico publicado en 1848, al hacer referencia a Agullent en las páginas 160 y 161 del tomo I: “Las festividades principales son: las del Santo titular de la V., que se celebra anualmente con toda solemnidad, y la de San Vicente Ferrer, que es la más señalada y se solemniza el lunes inmediato, después del domingo de Cuasimodo”. En otras palabras, el lunes de San Vicente. Lamentablemente no disponemos del texto de las embajadas de aquella época ni de datos de tradición oral que nos confirmen si dichas embajadas eran libres o fijas. Sabemos muy poco sobre su autor, tan solo que era un conocido autor dramático de la capital. Tomeu Plá Soler, en artículo publicado en el programa de Fiestas de 1998 escribe: «Les d´Agullent

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també d´autor desconegut, encara que d´aquestes sabem el que ens diu el diari El Mercantil Valenciano de 25 de Març de 1883:..» «.día 3, al amanecer empezará una reñida batalla entre ambos ejércitos en una colina situada en la parte alta de la población y terminado el fuego saldrá un carro a recoger los heridos de ambos campamentos. A las 9, empezará de nuevo el fuego y tendrá lugar la embajada de los moros que se apoderarán del castillo. Por la tarde, a las 4 se verificará la de los cristianos, que recuperarán el fuerte. Una y otra embajada son obra de un conocido autor dramático de esta capital». De momento desconocemos su nombre, pero resulta evidente que en aquellas fechas Agullent ya tenía un texto propio de embajadas. En el mismo programa de fiestas de 1998, Miguel Angel Martínez Ruiz, de la comparsa Templarios de Muchamiel, nos menciona una reseña de la prensa: “en Las Provincias de 26 de abril de 1936, hi ha una resenya de les festes d´Agullent, fetes eixe any...el matí del darrer día fan l´Ambaixada mora y per la vesprada la cristiana “. Todos estos datos indican que en Agullent se han hecho embajadas desde antiguo, aunque no podemos concretar cual era exactamente el texto que se empleaba, si bien Juan José Capel se refiere a unas embajadas de Agullent, consideradas anónimas y datándolas en el siglo XIX (3). Centrémonos ahora en el texto de las actuales embajadas. Lo más antiguo que tenemos es una versión manuscrita en 1945 por el que fue muchas veces embajador Alejandro Casanova Espí. De este texto proceden las distintas adaptaciones que se han editado hasta la fecha, en las que se han ido acumulando errores de trascripción más o menos lógicos.

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Consta dicho texto de tres partes diferenciadas: la estafeta mora, la embajada mora (precedida de la arenga) y la embajada cristiana. Es posible que la estafeta mora sea el residuo de las hipotéticas primitivas embajadas, pues no hemos encontrado ningún texto con los mismos versos en todas las que hemos podido cotejar. La embajada mora comienza con la arenga, que es gemela de la que se declama en las embajadas de Cocentaina; en la propia embajada aparecen algunos versos que coinciden con las embajadas de Ontinyent; el resto parece ser también propio de nuestro pueblo, pues no hemos encontrado ninguna similitud con otras embajadas, salvo, claro está, las semejanzas que tienen entre sí la mayoría de las embajadas de moros y cristianos del área valenciana. Este texto, con versión manuscrita conocida de 1945, es lo más antiguo de que disponemos (lo cual no quiere decir que no pueda ser más viejo) fue revisado, corregido y aumentado entre los años 1955 y 1958. Fue entonces cuando se le añadieron once estrofas de cuatro versos, que venían a dar mayor realce e importancia a la embajada cristiana, que hasta entonces quedaba muy escueta. El autor de esta revisión y añadido fue nuestro querido y tantas veces recordado maestro D. Enrique Soriano Marcos, con la colaboración de D. Ramón Brotóns Espí, quienes fueron embajadores en 1958. Dentro de este ensayo acerca de la evolución histórica de los textos de las embajadas, queremos mencionar también la existencia de un fragmento de la embajada cristiana escrito en valenciano, que fue interpretado con ocasión de la celebración de un “mig any” y que había sido obra de Ramón Esplugues Plá, de acuerdo con la referencia que ha tenido la amabilidad de hacernos Ramón Haro Esplugues.

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Hoy, la Junta de Fiestas de Moros y Cristianos de Agullent ha puesto todo su empeño en sacar a la luz una nueva edición de las embajadas, queriendo respetar al máximo el texto de 1945 y su posterior adaptación de 1955-58, para así llenar ese espacio vacío que todavía teníamos en nuestras más que centenarias fiestas. Un texto oficial de las embajadas, que ha sido ampliamente revisado, trabajado y muchas veces debatido, siendo por fin consensuado por un amplio grupo de entusiastas de la fiesta y embajadores, que han tenido el honor de declamar las embajadas muchas veces a lo largo de los últimos 50 años. Pero sería injusto no hacer mención a la puesta en escena de las embajadas, aspecto este de capital importancia también para completar su solemnidad y categoría. Podemos comenzar hablando de los castillos que se han venido montando en nuestra plaza Mayor. Para ello, les remitimos a la parte gráfica de este libro, ya que las imágenes son mucho más elocuentes que todo lo que podamos decir sobre los mismos. Solamente apuntar que los hubo adosados a la fachada del ayuntamiento y también montados en medio de la plaza. Mencionando algunas peculiaridades y curiosidades de las embajadas de antaño, recordemos también como, previo a la embajada mora, se hacía un “parte”, que era algo así como pedir la rendición del castillo antes de que hubiese embajada y posteriormente batalla. Este parte acabó por adquirir unos tintes que resultaban desagradables por múltiples razones que ahora no vienen al caso, desapareciendo ya hace bastantes años. Por otro lado, después de la embajada mora se celebraba el tradicional “Ball de la Mahoma”, recorriendo las calles del pueblo al ritmo de su peculiar música seguida por múltiples festeros y toda la chiquillería del pueblo. Terminada la embajada de la tarde se representaba el denominado “testamento de Mahoma”, parodia jocosa en la que se sacaban a relucir distintos aspectos

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de la fiesta y de la vida del municipio. El acto finalizaba con la destrucción de la cabeza del muñeco de cartón que popularmente era conocido por “la Mahoma”, mediante la explosión de un cohete que se colocaba en la boca. Estos actos se suprimieron como consecuencia de la evolución que subsiguió a las recomendaciones del Concilio Vaticano II, que tuvieron también su reflejo en las sugerencias del segundo congreso de Villena, celebrado en agosto / septiembre de 1974, referentes a la libertad religiosa y el respeto por todas las confesiones. No obstante, justo es decirlo, si bien en los tiempos actuales, estos actos resultan ciertamente chocantes, entonces se puede decir que no había intencionalidad alguna de ofensa hacia el Islam. Por último, quisiéramos reseñar el acto de la rendición del castillo, que viene celebrándose desde 1992 y pone colofón a nuestras fiestas de forma espectacular y emotiva, haciendo que nuestros ojos se empañen y en nuestras gargantas se forme un nudo, por su espectacularidad, por su elegancia y por su significado. Deseamos que esta edición de las Embajadas sirva como punto de inflexión para que el acto más genuino e importante de las fiestas de Moros y Cristianos y la esencia de dichas fiestas, sea cada año más querido, apreciado, valorado y arropado por todos los agullentinos y por todo el mundo festero.

(1) José Fernando Domene Verdú: “El origen de los textos actuales de las embajadas levantinas” Publicado en I y II Simposium de Embajadas y I Encuentro de Embajadores, Editado por la UNDEF en 1998. (2) José Luis Mansanet Ribes: “Las embajadas valencianas” Publicado en I y II Simposium de Embajadas y I Encuentro de Embajadores , Editado por la UNDEF en 1998. (3) Juan José Capel Sánchez : “Origen y análisis tipológico de las embajadas de moros y cristianos” Publicado en I y II Simposium de Embajadas y I Encuentro de Embajadores , Editado por la UNDEF en 1998.

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Documentos Gráficos

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Algunos comentarios al texto de las embajadas No se trata en este capítulo de hacer un análisis literario de nuestras embajadas. Tampoco de profundizar en el mayor o menor rigor histórico del texto. Hay que entender que también aquí, como sucede con los trajes o con la música, han de tener cabida la fantasía y ciertas licencias temporales, estilísticas o poéticas. ¿Cómo no vamos a admitir, en unas fiestas en honor de San Vicente Ferrer, que nuestro embajador cristiano invoque a nuestro patrón en socorro de un Agullent que se defiende de la invasión musulmana, aunque la Historia nos diga que faltaban aún varios siglos para que el santo naciese? ¿O cómo no permitir al embajador moro que amenace a los cristianos a punto de caer bajo su dominación con los cien mil guerreros del gran Almanzor, que nacería aproximadamente doscientos años después de la primera ocupación de nuestra comarca, y que, además, difícilmente lograría nunca reunir un ejército la mitad de numeroso? ....Lo importante aquí, al igual que sucede con el colorido, la música, los trajes o la pólvora, es que el conjunto resulte armonioso; que la mezcla sea atractiva, que se evoque la realidad, más que el hecho de que la propia realidad quede descrita con precisión histórica. Entendemos que esa armonía y excelsa traslación al mundo de la Reconquista, mezclando poética y figuradamente algunos de sus más importantes hitos, si que queda logrado en nuestras embajadas. Unida la propia letra a las dotes de interpretación del embajador, al montaje escénico, a los trajes, a la parafernalia y

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solemnidad adecuadas, a la actitud del público, y a todo el resto de ingredientes, las embajadas deben resultar un compuesto artístico en el que se sueñen, no importa que desordenadamente mezclados, diferentes momentos de la Reconquista que conmemoramos, en el que se revuelvan armónicamente la toponimia, la historia, la religión y las tradiciones del pueblo, que deberá vibrar con tintes cargados de emotividad al presenciar y vivir el acto que viene a culminar la trilogía festera. Si eso se logra, bienvenidas sean las fantasías presentes en el texto de nuestras embajadas. Fantasías o realidades aparte, y con el exclusivo ánimo de reflexionar un poco sobre el significado, origen, contradicciones, o curiosidades que rodean a alguno de los pasajes en ellas contenidos, detengámonos un poco en ciertos fragmentos de nuestras embajadas, haciendo partícipe al amable lector de algunas de las reflexiones que surgieron al analizar, fragmento a fragmento, nuestras embajadas: “Ah del que, atrevido, resiste, al combatir la hueste mora...” El introductor del embajador moro, el moro Abd el Azíz que empieza el acto festero con la estafeta, al tiempo que llama al cristiano para que salga a parlamentar, le reprocha el atrevimiento de resistir a los moros, combatiéndoles. “Jefe de mil doscientos berberíes”...: Se evoca aquí a los bereberes o habitantes de Berberia, región del Africa septentrional, cuyas tribus fueron islamizadas por los árabes, y nutrieron buena parte de las huestes musulmanas de la invasión. También del norte de África provinieron los ejércitos de subsiguientes guerreros almorávides y almohades.

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“¡Soldados de la Fe!, ¡Paso al Caudillo!”...: El caudillo cristiano, en su acepción en la que el diccionario se refiere al que manda y guía a la gente de guerra, ordena a sus soldados que le abran paso para situarse en posición adecuada y parlamentar con el moro que le provoca con sus bravatas... “¡Muslimes! ¡Viva Mahoma!”: Cita el texto varias veces la palabra “Muslim”, proveniente del árabe, que significa musulmán. “...fieros hollasteis el desierto mudo...”: los guerreros, con fiereza, pisaron aquél desierto que, mudo testigo, contempló su paso victorioso e implacable... “África inculta nos miró...”: La tribus “incultas”, la tierra de los bereberes, los pueblos del norte de África, observaron atónitos el paso de los “cultos” pueblos árabes (este contraste es el que quiere dejar sobreentendido aquí el parlamentario), cuyos alfanjes doblegaron a aquellas “incultas” gentes. Después, estos, a la luz y al destello de la ley islámica, recobraron de nuevo “su altivez pasada...” pasando a formar parte de sus ejércitos; y una vez bajo la guía del mismo Alá de los árabes, pusieron juntos los ojos en España... “le escuchan prosternados pueblos...”: los pueblos se arrodillaban, se inclinaban o se postraban respetuosamente al escuchar al rey moro, a cuyas órdenes aparecían numerosísimos y sangrientos ejércitos: los “ejércitos de ejércitos ferales” .

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“...del agareno su más predilecta esclava”...: en este pasaje, se menciona la disposición divina de que España pasase a ser la esclava predilecta de los musulmanes, que, como seguidores de Mahoma, son conocidos también como agarenos, o descendientes de Agar, aquella sierva de Sara, la mujer de Abraham, nuestro patriarca bíblico. Cuenta la Biblia que esta esclava dio a Abraham un hijo, Ismael, a quienes posteriormente despidió y marcharon al desierto. De Agar e Ismael desciende el Profeta, dando lugar a una de las ligazones entre el islam y las religiones cristiana y judía. De aquí la denominación de “agarenos”, con la que también se designa a veces a los mahometanos. “...y el crimen de La Cava y Don Rodrigo y el infame Julián...” el embajador cristiano piensa que, al ir completando la reconquista, quedará vengada la traición que, mezclados leyenda, romance e historia, se nos cuenta de aquél lejano año 711 en que se inició la invasión musulmana de la península. Enmarcado el asunto en el trasfondo de las disputas civiles visigodas, el Conde Julián, desde su feudo de Ceuta, partidario de los witizanos, y por tanto, contrario al rey Rodrigo, llamó en auxilio de su partido a los moros de Tarik, lugarteniente de Muza, facilitándoles el paso a la península, a la que estos vieron entonces abiertas las puertas, derrotando al ejército de Rodrigo en Guadalete. Cuenta la crónica legendaria que, entrelazados con esta traición de índole política, están los deseos de venganza de Julián por el ultraje cometido con su hija designada por el romance con el apodo “La Cava”,- por el propio rey Rodrigo. Sea como fuere la leyenda y la crónica, la fantasía y la realidad, ¡ cuán largas iban a ser la consecuencias de aquella felonía....

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“ ...¡Desperta Ferro! ...” Grito de guerra que hicieron famoso los almogávares, guerreros de la Corona de Aragón que recorrieron las tierras mediterráneas en la expansión del Reino. Con él, “alertaban” a su espada para que estuviese presta para el fiero e inminente combate a que se lanzaban. “...el gran Jedive Almanzor...” se otorga aquí al insigne caudillo moro la denominación de Jedive, peculiar título que, con el significado de “señor”, se daba al virrey de Egipto “...con placer y con fruición ha de beber vuestra sangre...” Morbosa amenaza para intimidar a los cristianos si, finalmente, optasen por la temeraria decisión de acudir al combate e intentaran arrebatar el castillo a los moros que lo guardan. No sólo morirán en el empeño, sino que su sangre será bebida con suma complacencia por los defensores del castillo, que no dudan en que derrotarán a los osados atacantes. Durante el análisis pormenorizado de los textos de las embajadas, estos y otros muchos pasajes, palabras, giros y matices han sido punto de partida de comentarios e interpretaciones, que han llevado al equipo que ha trabajado en este tema a rememorar momentos festeros durante horas y horas. Algunos de los comentarios y reflexiones han sido sencillamente trasladados en estas líneas escritas, con el único objeto de hacer partícipe al amable lector de una porción de ese encanto que es siempre el revivir algo relacionado con la Fiesta.

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El embajador Si acudimos al diccionario, el embajador es el agente diplomático que representa a una nación en otra; es la persona con categoría superior del Cuerpo Diplomático; y, por supuesto, también se le define como un “mensajero”. Cotejando estas acepciones con el embajador de nuestras fiestas, podemos apreciar ciertas relaciones con alguno de estos conceptos. Aunque la Fiesta no tiene nada que ver con la política de estados y naciones, no es menos cierto que el cargo de embajador ocupa un importantísimo papel en ambas manifestaciones. Pero dejemos aparte lo que dice el diccionario, y centrémonos, no ya en el personaje a quien pueda representar el embajador, sino en la propia persona que desempeña este cargo en nuestras fiestas de moros y cristianos, que es lo que nos ocupa. Quien ejerce de embajador es una de las personas más sacrificadas de la Fiesta. Esto, dicho así de pronto, puede dar a entender algo así como que es el perdedor, el mártir. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El embajador es la elegancia personificada, es la diplomacia, es, al final, un ser que disfruta de la fiesta profundamente, como el que más. En ambos bandos es, en resumidas cuentas, un vencedor con todas las de la ley. Como cualquier otra persona, tiene sus defectos y sus virtudes. Pero lo que queremos destacar aquí son algunos rasgos positivos que necesariamente han de manifestarse en los embajadores de la fiesta. No cabe duda de que la peculiaridad

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del cometido exige de ellos la necesidad de conjugar una serie de cualidades. Por empezar con una de ellas, digamos que le resulta indispensable tener muy bien asimilado el cargo para el que ha sido escogido; de esto depende, en una parte muy importante, el que salga airoso del envite. Ser embajador no es sólo vestir un precioso traje y ser uno de los personajes centrales de la Fiesta; significa muchísimo más: el embajador tiene que poner los cinco sentidos en lo que dice y en cómo lo dice, en lo que hace y cómo lo hace. No es sólo cuestión de tener el texto más o menos aprendido de memoria; además y ante todo, debe tener la cabeza bien despejada, siendo responsable en todo momento de dónde está, de lo que está diciendo y de lo que está haciendo, para poder declamar e interpretar con absoluta garantía. Por supuesto, una de sus grandes responsabilidades es también tener la voz cuidada, ya que de su voz depende una gran parte del éxito de la embajada. Además de todo esto, tendrá que estar pendiente en todo momento de saber mostrarse como un guerrero, fiero a veces, persuasivo otras, amenazador o sugerente, elegante siempre, con la suficiente naturalidad y soltura para que la gente “crea” de verdad lo que está oyendo y viendo. El embajador, a lo largo de su intervención, en todo momento tiene que ser dueño y señor de la situación que está viviendo, sin ceder un segundo a la presión a la que pueda estar sometido por la responsabilidad que tiene contraída. Desde su puesto en las barbacanas del castillo, o montado en el caballo, ha de asumir el carácter desafiante y dominar el ambiente, para centrar en él toda la atención del espectador, que debe quedar absorto por su retadora mirada, por sus gestos, por la voz desgarrada cuando proceda, maliciosa en otras

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ocasiones. Los que están en la plaza deben sentir el vello de punta al escuchar el aguerrido “desperta ferro”, y emocionarse con el personaje que ven hablar. Insistiendo en lo mismo y en pocas palabras, el embajador debe ser capaz de emocionar a la gente para que se “meta” en la escena como si fuera un episodio real. Por ese corto espacio de tiempo, la magia del embajador consiste en trasladar realmente al pueblo a los tiempos de la Reconquista. Claro está que, para conseguir todo esto, hace falta mucha preparación y sacrificio previo de la persona que ha de representar al embajador. Todos sabemos que la Fiesta, además de ser música y espectáculo, es también madrugar y trasnochar, apenas dormir, hablar, reír, beber, bailar...El pueblo se convierte en una espiral de fiesta y diversión, un cúmulo de actos, desfiles, música, pólvora, color, sin límites ni precedentes en el resto del año, que nadie quiere perderse. En la medida de sus posibilidades y capacidad de “resistencia festera” cualquier persona puede disfrutar de todo esto, incluidos los cargos más relevantes de la Fiesta, sin temor a una pérdida de voz y sin otras responsabilidades especiales al respecto. Sin embargo, el embajador si que se ha de poner un límite bastante riguroso en el disfrute de estos eventos. Su compromiso con la Fiesta así se lo exige. Resulta obvio aquí el sacrificio del embajador. Se priva de muchos de los placeres que la Fiesta ofrece, con tal de que , cuando llegue el momento culminante, el de su intervención personal, pueda derrochar por todos los poros el saber ser y el saber estar en el papel que la Fiesta le tiene reservado. Sentirse objeto de toda la atención, blanco de todas las miradas. Él es parte integrante de la Fiesta, pero, en ese preciso momento, la Fiesta es él, todo converge en su persona, en su actuación, en sus gestos, en su voz, en su ritmo, en su música, en su fuego, en su calor....

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Pero, por fin, llega su particular trofeo, en forma de aplausos, de una gente, que entregada, se da sin reservas, sucumbiendo al alarde de poderío y fuerza de su interpretación, del personaje en el que está completamente inmerso. Este es su momento. Aquí se ve, con creces, compensado todo el esfuerzo. De pronto, el balance de sacrificio y satisfacción cambia el sentido, y se inclina poderosamente hacia lo segundo. Nada ni nadie puede ahora arrebatarle esa sensación indescriptible que subsigue al trabajo bien hecho y al esfuerzo de tantos días. El embajador, ahora, se ha ganado a pulso su premio, que saborea con fruición en ese y cada uno de los momentos posteriores. Los sacrificios ahora quedan atrás, y ahora sí, la recompensa lo ha gratificado todo. El embajador recapitula y empieza a disfrutar y a saborear, cada día un poco, el recuerdo de cada uno de los pasajes de su embajada. Este es su más preciado galardón. Desde estas páginas, dedicadas a nuestras embajadas, en las que se pretende que vuelva a ser un poco el protagonista y que se reconozcan sus esfuerzos y sus méritos, queremos que el embajador vea hechos públicos sus tribulaciones y sus sacrificios, y también descritos de alguna manera sus momentos de satisfacción festera. En el corto momento que dura la lectura de este artículo, embajador, eres de nuevo el efímero protagonista de la Fiesta. No queremos olvidar tampoco a las personas que, a lo largo de los años, han contribuido a las Embajadas con la interpretación de la Estafeta. Ellos han participado también de los sacrifícios y venturas que antes se han mencionado y, por supuesto, suyo es también parte del éxito de las Embajadas. Algunos de los nombres de los que disponemos son: Emilio Pastor Belda, José Casanova Coll, Ramón Haro Esplugues, Rafael Guerola Llin, Joaquín Galbis Chafer,

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Pedro Tortosa Chafer, Ana Lloret Pont, Francisco Martí Garrido,Alfred Tortosa Chafer, Juan A. Martínez, José Enrique Pla Albiach, Jaume Albert Soler ....; con ello no queremos desmerecer a nadie pero los datos de que disponemos no nos permiten ampliar la relación. Agullent ha tenido siempre – y sigue teniendo – unos extraordinarios embajadores. Año tras año van haciendo unas embajadas de gran categoría y son la admiración de muchos. Desde aquí se rinde un sencillo homenaje a todos los que, desde los remotos tiempos de la Fiesta, tuvieron la satisfacción de sentir en su corazón la gratificante sensación de hacer las embajadas de nuestro pueblo, en cualquiera de sus personajes, embajadores cristiano y moro o realizando la estafeta. A todos ellos, por su sacrificio y por deleitarnos cada año con su arte y buen hacer, gracias y enhorabuena. Hacer una lista de quienes han sido embajadores es arriesgado, porque siempre los duendes del destino harán que quede alguien sin colocar, o que alguna fecha quede vacía o resulte errónea. Aún a pesar de ello, queremos empezar, en este trabajo, a confeccionar un intento de relación de embajadores a lo largo de los años. Seguro que la lista habrá de ser completada, tanto en nombres que surgirán de los recuerdos de los lectores, como en años en los que se desempeñaron los cargos. Esperamos que, de haber futuras ediciones, podamos contar con la amble colaboración de aquellos que puedan añadir nombres y fechas a esta lista, que, repetimos, quiere ser una primera aproximación, basada en los datos de los que hemos podido disponer. Quede bien claro que, las ausencias o los errores, han sido totalmente involuntarios. Aun conscientes del riesgo de que ello suceda, nos aventuramos a poner los nombres de aquellos de quienes disponemos de datos, intentando colocar las fechas en los casos en que hemos podido cotejarlas:

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Alejandro Casanova Espí . Amalio Sempere Belda . . Amanda Fuentes Serra . . Antonio Galbis Espí . . Antonio Jiménez Tormo . Antonio Lloret Casanova . Cristóbal Granados Fernández Enrique Haro Espí . . Enrique Haro López . . Enrique Soriano Marcos . Enrique Vidal de Loño . . Francisco Belda Soler . . Francisco Casanova Albert . Jesús Albert Ferri . . . Joaquín Galbis Cháfer . . Joaquín Pons Calvo . . Joaquín Soler Francés . . José Antonio Casanova Galbis José Espí Guerola . . José Gisbert Sanchis . . José Manuel Belda Soler . José María Herrero Yerbes . José Plá Belda . . . José Plá López . . . José Vicente Espí Macías . Juan Carlos Olcina Olcina . Juan Martí Plá . . . Manuel Conejero Espí . . Pedro Tortosa Cháfer . .

. . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . .

1928, 1929, 1930 1936 2002

. . 1964, 1965 2003

. . 1958 1999, 2002

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1966, 1967, 1972, 1978, 1980, 1985

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1979, 1986, 1989, 1993

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1972, 2001

1982 1936 1928, 1929, 1930 1982, 1988

. 1964

2000 1947 2000 1998

1984, 1989, 1990, 1991, 1993, 1997

.

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1984, 1985, 1987, 1988, 1990, 1995, 1996, 1998, 1999

Rafael Satorres Albarques Rafael Soler Espí . . Ramón Brotons Espí . Ramón Ferri Belda . Ramón Navarro Tormo . Vicente Borrás Sena . Vicente Gisbert Sanchis

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1957

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1992, 1994, 1996, 1997

.

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2003

1947 1958 2001

1965, 1966, 1967, 1968, 1969, 1974, 1977, 1978, 1979, 1980, 1981, 1983, 1986, 1987, 1991, 1992, 1994, 1995

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La música de las embajadas Son los momentos previos a la embajada. Suenan trompetas que anuncian ya el parlamento, después de la batalla de arcabucería. El estruendo de la pólvora deja paso a las elocuentes notas de una música, que empieza a poner a prueba el temple y el dominio de los nervios que lleva por dentro el embajador, esperando ya hacer su entrada en la plaza. Las trompetas mandan su aviso a las gentes de que va a empezar la embajada, uno de los actos más emblemáticos de la Fiesta. No podemos asegurar con certeza a qué año se remontan estas notas ya clásicas en la Fiesta. Ha sido incluso difícil encontrar una partitura escrita de ellas. Cuentan los músicos que se han ido transmitiendo de unos a otros de oído, es decir, al más puro estilo costumbrista y tradicional. Por fin, uno de los antiguos componentes de nuestra banda, nos proporcionó la partitura escrita. De esta manera, podemos aportar esta pequeña, pero creemos que importante contribución, desde el punto de vista de dar cierta permanencia y custodia a todos los elementos tradicionales que rodean las embajadas. Estas sencillas notas son el principio de la magia que embelesa al embajador, anunciándole que ha llegado su gran momento. Y a la vez, le ayudan a ir metiendo al público en la escena. La Fiesta es tradición, es color, es sentimiento, es voz, es pólvora, es fantasía, es imaginación, es armonía, es música...y una pequeña parte de esa música es la que año tras año escuchamos previa a la solemne entrada de los embajadores en la

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plaza. Llaman las trompetas a atención, a silencio...el embajador habla. Aquí quedan escritas, para que, a la vez que este libro contribuye a preservar, en toda su pureza, los textos que los embajadores convierten en arte, también cuide las notas escritas de los sones que las trompetas, lanzan al viento para avisar de la hora de la emoción, de la vibrante arenga, de la grandiosa embajada... Hay, además, otras dos partituras que también podríamos considerar como clásicos elementos del día de las embajadas y a cuya conservación este libro quiere contribuir también: el toque de “ataque”, tan oído durante el disparo de arcabucería y los acordes que acompañaban el denominado “Ball de la Mahoma”, hoy desaparecido. Sus partituras quedan también aquí escritas para su preservación futura como una más de las partes que integran la Fiesta y su historia.

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AMBAIXADES D’AGULLENT

Instr. Si b

Instr. Do

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LA MÚSICA EN LA DISPARADA D’ARCABUCERÍA La banda de música en el dia de les ambaixades interpreta en la disparada d’arcabuceria pasdobles diversos (el més tocat fins ara “Paquito El Chocolatero”). La caixa o tabal toca un ritme prop a la marxa militar i la banda va introduïnt peces per a tornar a la “marca” del tabalet. En Agullent ha sigut una constant les “cridades” de la trompeta (“atención”, “fuego”, “presenten armas”…- militars-) que donen pas a pasdobles o marxes de caràcter militar com es el cas del primer exemple de la marxa “Els Suavos” (de la comparsa del mateix nom de Bocairent) o inclús a la fantasia militar “El Sitio de Zaragoza” de C.Oudrid, del exemple segon.

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Ball de la Mahoma Melodia per al ball de la Mahoma abans de l’ambaixada de la vesprada.

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Texto oficial de las embajadas ESTAFETA MORA La acción transcurre en las horas de la mañana, ante el castillo almenado que guardan las huestes cristianas, bajo el símbolo augusto de la Cruz. Aparece ABD EL-AZIZ y se detiene, arrogante, ante el castillo, dirigiendo su mirada retadora a las barbacanas de la fortaleza.

ABD EL-AZIZ: ¡Ah del Cristiano!... ¡Ah del que atrevido resiste, al combatir la hueste mora!... De tu castillo al pie llega Abd el-Aziz, de Ben Hulem el Xerif, rama gloriosa. Jefe de mil doscientos berberíes que el rayo ardiente de la guerra forjan; el que con férrea lanza y corvo alfanje eclipsó en cien combates vuestras glorias. Yo, soy el que, cumpliendo los mandatos del Caudillo que manda nuestras tropas, pido hablar al Alcaide de ese Fuerte, que negáis a mi hueste vencedora. Salga en breve a mi voz; tiempo hay escaso. Acudir sin tardar mucho le importa. Esto digo y termino mis palabras, deseando obtener respuesta pronta. Dile, que es Abd el-Aziz quien le espera, pues, sabiendo quien soy, ya basta y sobra.

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FERNAN (Apareciendo en lo alto del castillo) ¡Soldados de la Fe!, ¡Paso al Caudillo!... ¿Qué pretende el que, osado, así provoca?... Ya en tu presencia me tienes, moro audaz Habla ya pronto, pues mi calma es poca; mas conviene que ajustes tus palabras a la prudencia que tener te importa, o ¡Vive Dios, la lengua he de arrancarte a golpe de mi espada vencedora!... ¡Sábelo pues, y di lo que pretendes! ABD EL-AZIZ: ¿Eres tú Fernán Pérez de Balboa? FERNAN:

Soy el mismo, termina.

ABD EL-AZIZ: Alá te guarde. FERNAN:

Como Cristo me guarda, Alá me sobra. Concluye.

ABD EL-AZIZ: Pues oye: el Caudillo moro que en "Penya Llisa" está ahora, me manda para decirte que muy pronto, con su escolta deslumbrante y aguerrida, en cien lides victoriosa, llegará hasta este Castillo en son de embajada mora. Di pues, si cual es debido, y con seguridad notoria, podrán llegar y volverse, su Embajador y la escolta. Esto digo, y de tus labios pido la respuesta pronta.

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FERNAN:

¡Torpes a fe y mentecatos os hallo a los dos!...

ABD EL-AZIZ: ¿Te mofas? FERNAN:

Si capaz de tal infamia fuera el cristiano, ¿no notas que degollarte ahora mismo fuera la más fácil cosa?... Ve pues, y que tu presencia le dé la respuesta propia; que cual tú llegarás libre, libre la embajada mora regresará a su destino que es lo que cumple a mi honra. ¡Esto baste y parte pronto!...

ABD EL-AZIZ: Es que... FERNAN:

Las palabras sobran cuando ya ha dado la suya Fernán Pérez de Balboa.

ABD EL-AZIZ: ¡Orgulloso estás! FERNAN:

Cual debe quien mucho estima su honra. Y parte al punto, que es tarde, y tu presencia me enoja.

ABD EL-AZIZ: Corro pues, que la Embajada espera tras esa loma. ¡Lánzate al viento caballo! ¡Muslimes, Viva Mahoma!... (Desaparece Abd el-Aziz y, seguidamente, Fernán Pérez de Balboa)

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EMBAJADA MORA (Arenga)

(Aparece Ben Hulem)

BEN HULEM: Nobles guerreros, que en la ardiente arena fieros hollasteis el desierto mudo... ¡Hijos del Sol, que con su fuego llena de aliento el pecho y de furor sañudo!... No más, Alá, vuestro valor condena a estéril gloria del combate rudo que al fin de España, en el florido suelo, premio os ofrece al ambicioso anhelo. Sonó la voz del inmortal profeta que la grandeza proclamó del fuerte; lo oyó la Arabia, y aprestose inquieta, buscando audaz, la prometida suerte. El mundo, a su mando lo sujeta, esparce el miedo y la sangrienta muerte, y el Dios eterno que sus pasos guía, le concede más triunfos cada día. África inculta nos miró, y el cuello bajo el alfanje doblegó asustada. De nuestra ley, al brillador destello, cobró su gente su altivez pasada. Hoy cual nosotros, de la España, el bello Edén contempla por Alá guiada, y de ese mar, al ímpetu iracundo, ¡España será nuestra! y ¡Nuestro el mundo!... El vago viento en la Imperial Toledo, el estandarte musulmán azota,

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del claro Betis, en el campo ledo, a nuestros ojos la delicia brota. Ya no hay quien, libre de cobarde miedo tiña de sangre la acerada cota, que el corazón se quiebra hecho pedazos, y flojos son, y sin vigor, los brazos... Sí, flojos son el regalado aroma, que da la flor a la ligera brisa; la gracia bella, con que al labio asoma, la tierna, joven y virginal sonrisa; la verde alfombra de la enhiesta loma, la flor que muere do la planta pisa... Todo, ofreciendo la delicia al Alma, el corazón adormeció en la calma. En Guadalete, ensordeciendo el viento, sonó el clamor de sanguinaria guerra, cobarde huyó a nuestro esforzado aliento, la débil gente que la España encierra. Hoy buscan tristes más seguro asiento, en la alta cima de fragosa sierra... Mas, donde tengan su bandera alzada, la buscará nuestra invencible espada. Miradla allí; la poderosa mano sabrá arrancarla del antiguo muro. Bajo la Cruz se acogerán en vano los que trocaron por placer impuro el corazón, que en el rigor cristiano se hizo indomable, valeroso y duro. ¿Qué es de su fe la agonizante llama ante la ardiente que a la Arabia inflama? ¡Caiga la Cruz! y el rayo que la dora, haga brillar la triunfadora luna, en este campo do el cristiano llora

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el bien que huyó sin esperanza alguna. Óigase el canto de la gente mora, que alegre elija su feliz fortuna, y dé el placer de la festiva danza, premio a la gloria que en la lid alcanza. Débil tal vez, el Capitán cristiano, humilde atienda la demanda mía. Mas, si pretende resistir, en vano, a los que el Dios Omnipotente envía, le haréis sentir con vengadora mano, justo castigo de su furia impía. ¡Muera!, y sirviendo a nuestro propio anhelo, bendiga nuestro afán el alto cielo. Pelead y venced, que el triunfo espera; quien en la lucha pueda hallar la muerte, irá al Edén, donde la Hurí Hechicera, eterna hará su venturosa suerte. Quien vuestra hazaña vencedor refiera ciña su sien con el laurel del fuerte. ¡Nobles Hijos de Alá, vuestra es la gloria!... ¡Pelead y venced!... ¡Guerra y Victoria!... Todos:

¡Guerra y Victoria!...

(El embajador se acerca al castillo)

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Embajada (Con voz estentórea)

BEN HULEM: ¡Ah del Castillo!... FERNAN:

¿Qué pides?

BEN-HULEM: ¡Ah, del cristiano!... FERNAN:

¿Quién llama?

BEN-HULEM: Ver deseo al Capitán que lo defiende y lo guarda. FERNAN:

Moro, aquí estoy. ¿Qué me quieres?

BEN-HULEM: Alá sea en tu compañía. FERNAN.

¡Pide!

BEN-HULEM: Almanzor el Magnífico, el de la barba dorada, el sin par en los combates, la primera lanza africana; el clemente, el justiciero, el noble, el bravo sin mancha. Caudillo de los muslimes que albergan esas montañas; a mí, a quien llaman los míos el "Sol de la cimitarra", Ben Hulem el Xerif, general de ilustre fama;

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me ordena que hasta ti llegue, portador de una embajada. FERNAN:

Termina pues, y en bien llegues si al decoro no me faltas.

BEN-HULEM: ¡Oid pues, y oidme todos, que el asunto es de importancia! Rey potente Abd-Allàh, del Dios querido, amado del Profeta, el sabio, el grande, lleva su imperio hasta el remoto clima que fertiliza el caudaloso Ganges. Verás allí riquezas indecibles: montes de oro y colinas de diamantes. Cien esclavas le siembran el camino de rosas, claveles y azahares, y le ofrecen sus gracias que embelesan, en dulces cantos y atractivos bailes... de China y de Saba, le dan perfumes; de allá de Cachemira, blancos chales, y toma en tinas de luciente plata, baños de esencia y de jazmín fragantes. Habla, y le escuchan prosternados pueblos; manda, y ruedan cabezas a millares; levanta el cetro y cubren las llanuras ejércitos de ejércitos ferales. Dice: ¿Quién cómo yo?...y el mundo entero cede al oír su voz, tiembla y se abate. así Abd-Allàh cruzó el Egipto y vuela dejando los desiertos arenales. Del África al estrecho gaditano, le ven pasar con invencibles naves. ¡No resistáis, guerreros de este pueblo!..

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No os mostréis temerarios y tenaces; Ríndeme, Capitán, ese Castillo, y pide a mi Rey cuanto gustares. ... ... ... ... ... ... ... ... ... Nuestro es Aielo, Ontinyent, Palomar, Salem, Albaida, Otos, Carrícola, Alforíns y Cocentaina, Cuatretonda y la Mariola que Benicadell la guarda; hasta el último rincón de esta quebrada montaña, está bajo el duro yugo del alfanje musulmana, y parte de nuestro ejército ocupa la "Font Jordana". Escasos estáis de víveres, tenéis las aguas cortadas, el hambre, la sed y el sueño, mucho más que las batallas, van agotando las fuerzas reduciéndoos a la nada. En tal estado, Almanzor, clemente, cual su monarca, pudiendo en polvo y ceniza convertir vuestra morada, - pues tiene cien mil guerreros dispuestos a la batalla os invita a que, prestando oídos a su demanda, y conociendo el estado

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de ruina que os alcanza, le hagáis dueño, en breve plazo del castillo que os ampara. Puesto que Alá y su Profeta disponen que entera España pase a ser, del agareno, su más predilecta esclava. Alá lo quiere y es fuerza que se cumpla lo que manda. Necio fuera el oponerse; resistir torpe arrogancia. Los hijos de vuestros hijos maldecirán vuestra audacia, y de la sangre que corra, seréis vosotros la causa. En cambio, si cual espero accedéis a mi demanda, saldréis del Castillo libres, sin rescate y sin que nada se oponga a vuestros dominios, al paso de vuestra marcha. Si no aceptáis mis ofertas, si vuestra loca arrogancia desoye lo que le importa y a la lucha se prepara... ¡ Ay de vosotros Cristianos!... ¡ Ay, del fin de vuestra raza!... ¡ Ni piedra, rastro ni indicios de ese Fuerte que os ampara, dejaremos, y por siglos sonará vuestra desgracia!... ¡ Dicho está, y juro al Profeta que cumpliré mi palabra !...

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Responde, que aquí os espera, Ben Hulem el Xerif de Albaida. FERNAN:

¿Diste fin a tu discurso?

BEN HULEM: Sí, cristiano. FERNAN:

Tu arrogancia, aunque es mucha, no ha logrado acobardar nuestras almas; y aunque es triste nuestro estado, no es tanto como propalas. Ve pues, y di a los tuyos, que Fernán Pérez aguarda y que prefiere a entregaros este Fuerte y esta Plaza, morir con todos los hijos de Agullent y su comarca. ... ... ... ... ... ... ... ... ¿Rendirnos sin luchar, moro altanero?. ¿Nos tienes por traidores o cobardes?. Nunca lo fue este pueblo, y pergaminos conservan sus archivos, que lo aclaren. ¿Qué me importan a mí los montes de oro del déspota Abd-Allàh, ni sus alfanjes, ni sus esclavas, que en el fango hundidas, vieron su amor vendido en vil ultraje?... ¿Son esas las riquezas que me ofreces?. ¿Son esos los regalos que me traes?... ¡Antes morir que sucumbir con mengua! ¡Antes que moro, el español es mártir !...

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BEN HULEM: ¿Tal dices, Capitán? FERNAN:

¡Tal digo moro!... ¡Ni una palabra más, y Dios te guarde!

BEN HULEM: ¡Tus bravos morirán, y sangre y fuego tendréis por esta plaza y esas calles!... FERNAN:

¡San Vicente Ferrer que nos socorra, y ya veremos vuestro Alá lo que hace!

BEN HULEM: ¡Por ti lo siento, Capitán valiente! FERNAN:

¡Y yo por ti, Embajador galante!...

BEN HULEM: ¡En la lid nos veremos, Capitán! FERNAN:

¡Nos veremos muy pronto en el combate!...

BEN HULEM: ¡En el nombre de Alá, guerra al Cristiano! FERNAN:

¡En nombre de Dios, guerra al Al árabe!

(Suenan las trompetas y tambores, al tiempo que Fernán Pérez y el resto de cristianos bajan del castillo y entregan las llaves a Ben Hulem. Este sube con representantes del ejército moro, arrían la bandera cristiana e izan la mora)

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EMBAJADA CRISTIANA (La acción transcurre mediada la tarde, y en el mismo lugar en que se celebró la embajada mora. Llega hasta el pie del castillo Guillem. Luego, entre las almenas, aparece el centinela moro)

GUILLEM:

He llegado, por fin, ante el castillo que un día con esfuerzo formidable defendimos en lucha contra el moro, siendo tumba de bravos capitanes, los Fernán Pérez, los Espí, los Guzmanes... y otros cien y otros mil que sucumbieron por su Patria y por su Dios ¡pechos leales! que ante la enseña de Jesús Bendito, prodigaron por Él, ríos de sangre. Por su heroico valor, por sus proezas que el mundo ha de juzgar como inmortales, la Patria de Pelayo y Recaredo va siendo libre, religiosa y grande. La fortuna sonríe a los hispanos, Alfonso el Sabio y el invicto Jaime, victoria tras victoria en ambos reinos, Castilla y Aragón ven ensancharse. Loado sea Dios, que al fin piadoso, el triunfo nos otorga en los combates, y el crimen de La Cava y Don Rodrigo, y el infame Julián, viene a lavarse. Desalentado el moro, tal vez pronto del África transponga los umbrales, y el poema que empieza en Covadonga, hagan los cielos que al momento acabe.

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Llegamos a los muros del Castillo cumpliendo lo que manda el rey Don Jaime. ¡Secuaces de Mahoma!...¡Sarracenos! ¡Salid a las almenas y escuchadme!... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

CENTINELA:

¿Qué quieres?... ¿Qué es lo que pides?...

GUILLEM:

Soy español. Di a tu Alcaide que un caballero cristiano, honrado, noble y valiente, viene a hablarle y le demanda que al instante se presente.

CENTINELA

Pues que con torpe arrogancia y con un tono insolente, te llegas al enemigo que supo vencer tus huestes, sabe bien que tus mandatos desprecio, cual se merecen.

GUILLEM

Avisa, moro, al Alcaide, gobernador de ese fuerte; avísale, y mi paciencia no agotes con tus sandeces, pues, es tal el poderío de mi Rey, que cerca viene, que si tardas, a la seña que esperando están sus huestes,

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cual río que inunda y trepa del valle al monte, torrente será la hueste cristiana que, sin bajar de ese fuerte, arrollados y vencidos, os veréis rotundamente, sin que quede un moro vivo, para remedio de infieles. CENTINELA:

¡Brío gastas!...

GUILLEM:

¡Basta y sobra!... para cortar si me ofendes, toda lengua viperina cual es la tuya. ¿Me entiendes?... Avisa, no te detengas, que obedecer te conviene.

(Sale el embajador moro)

HACEM:

¡Silencio todos!...¡Cristiano, ya en tu presencia me tienes!... Yo soy Hacem, el Terrible, fiel Alcaide de este Fuerte. Yo soy por quien tú preguntas; yo soy el que nunca teme y ni voces ni amenazas vencerán mi duro temple. Despacha pues, tus encargos, pero del modo más breve. ... ... ... ... ... ... ... ... ...

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GUILLEM:

En nombre del gran Monarca del Gran Reino de Aragón, en nombre del siempre invicto Don Jaime el Conquistador, asombro del universo, gloria del suelo español, Rey de Valencia y de Murcia, de Mallorca, en conclusión, y Conde de Barcelona, hoy te dirijo mi voz.

HACEM:

¿Qué quieres?

GUILLEM:

¡Atento escucha!... que el caso pide atención. En nombre del Rey Don Jaime, a pedirte, moro, voy, las llaves de ese Castillo, en donde el Rey de Aragón de su estandarte, las barras, quiere, que al salir el sol, floten a los cuatro vientos sobre ese altivo peñón. Desde Gata a Cap de Creus, todo obedece a su voz, pues por todas partes triunfa su genio conquistador. Le siguen cien mil guerreros, que, por su ímpetu y valor, al decir "Desperta Ferro", retiembla el suelo español. Dominamos en Bixquert, y allá en la Casa dels Xops,

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que es nuestro todo el espacio que abarca de aquí, hasta Alcoy, por lo cual fuera locura negarte a la rendición. Así es que, juzgando indigno de su alcurnia y su valor atacar ese recinto que amparo os presta por hoy, me envía para deciros que os rindáis sin dilación, dejándoos hacienda y vida, libertad y hasta el honor de quedaros en España, si os place el suelo español. Es tan noble y liberal el Monarca de Aragón, que hasta consiente y permite las creencias en tu Dios. Esto, dicho en son de guerra, vendrá, cual fiero turbión, si faltáis a su mandato desatendiendo su voz. ¡Ay de vosotros, infieles!... ¡Ay si empeñada la acción resuena el "Desperta Ferro", del almogávar feroz: polvo serán vuestros cráneos; que las barras de Aragón, son martillos al empuje de Jaime el Conquistador!... Ejemplo tenéis reciente y escarmentar, ¡Vive Dios! podréis en cabeza ajena,

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en la presente ocasión. El pueblo de Benetsar; que resistir pretendió, al empuje de las armas de los hijos de Aragón, destruido y arrasado hace dos días quedó, y su fresca y sana fuente reducida a abrevador de los briosos corceles de los soldados de Dios. Pensad que a la media luna la nuestra cruz eclipsó pues, la verdad solo existe en mi Santa Religión. ¿No sabéis que al mundo entero preside la cruz, que es el sol de la fe y del amor santo entre los hijos de Dios, que son todos nuestros prójimos, sin que exista distinción de raza, lengua, cultura, ni de pueblo ni color?... HACEM:

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¿Y dónde está, que no veo esa cruz?...Pensando estoy que aunque alardeáis de sabio vivís en completo error. La cruz está bajo el signo de la derrota.

GUILLEM:

¡Eso no!... La Cruz rige el universo por Ley de la Creación; que una Cruz el Meridiano forma con el Ecuador. Y esta es la verdad del mundo que os negáis a aceptar vos, porque creyendoos muy culto víctimas sois del error. Nuestra fe es la del cristiano, fe que es luz, que al corazón ilumina por la recta que nos conduce hasta Dios. Sin la fe cristiana, el mundo se abisma en la perversión y el mal triunfa sobre el bien olvidando al Redentor que dió su sangre, su vida, buscando la salvación de todo el género humano. ¡Obra de Divino Amor!... Este amor es el que irradia la Cruz del Hijo de Dios, la Cruz que es signo piadoso de mi Santa Religión. Por un mundo de justicia y bondad, de Santo Amor, bajo el signo de la Cruz, luchemos hoy a la voz de mi Rey Jaime Primero del Gran Reino de Aragón ... Ceded, por tanto, al consejo; cese vuestra obstinación,

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y ese fuerte y esta plaza entregadnos, que el honor, no se humilla ni resiente si es cierta la perdición. Piensa, que si abrimos lucha, no habrá cuartel ¡ Vive Dios!, y moriréis, si no ofreces pronto capitulación. HACEM: GUILLEM: HACEM:

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¿Ya acabaste?... Ya acabé. Tus alardes de valor desprecio, cual se merecen en la presente ocasión. ¿Entregarte yo el Castillo?... Torpe has sido, ¡Voto al sol! si tú pudiste creerme capaz de tan baja acción. ¿Humillar ante un cristiano mi cerviz altiva, yo?... ¡Todo el odio de mi raza flamea en mi corazón!... y aun sabiendo que esta lucha me pierde, es tal el rencor que abrigo contra el cristiano, que no accedo a tu razón por el placer de morir ¡matando cristianos, hoy!... En nuestros pechos alienta el no extinguido valor que el joven Abd-el-Rahmán

hasta la Francia llevó; y el heroísmo y la fuerza que el gran Jedive Almanzor mostró invadiendo Galicia y destruyendo León. Los Tàriq, Muzà, Al-Akem, Yusuf, Al-Kama, Al-Ahor, de los nuestros, fueron honra, de los tuyos, perdición. No temo, pues, a ese Jaime que llamáis Conquistador, pues si algunos pueblos tiene bajo su dominio hoy, habrán sido arrebatados por astucia y por traición. Pues no puede, en modo alguno, tener cabida el valor en el pecho de un cristiano, puesto que villanos sois. Corre, ve, y di a tu monarca, que ataque pronto, veloz, que Hacem, el jeque africano, le juzga indigno y traidor. GUILLEM:

¡Miserable y mal nacido, ingrato y sin corazón,! ¿De mi Rey así habláis vos?... ¿Así agradecéis vosotros las bondades y el favor que os dispensa el Rey invicto?... ¿Qué clase de hombres sois?...

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HACEM:

¡Los favores de tu mano, insultos para mí son!... y ten tu lengua maldita, pues si no, a fe de quien soy, que no podrán detenerme los deberes del honor... ¿Entregarte yo el Castillo que tanta sangre costó a nuestros antepasados?... ¡No ha de ser, pues tengo honor y me sobran aún arrestos para mostraros quien soy!... No esperes de mí, cristiano, tal villanía y baldón; y si tal como a la lengua dais rienda suelta al valor, venid pronto, que aquí estamos convencidos de que sois ¡valientes en la palabra pero en la batalla, no!... Y así, la hueste agarena con placer y con fruición, ha de beber vuestra sangre, si tan temerarios sois.

GUILLEM:

¡Infame!...Ya la paciencia por completo se acabó. Y sabed que cuanto dije dispuesto a cumplir estoy. Por última vez te ofrezco la paz. ¿La quieres?...

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HACEM: FERNAN: HACEM:

¡No!...¡No!... ¡Guerra, pues!... ¡Guerra y exterminio!...

GUILLEM:

¡Guerra inaudita y feroz!... ¡Guerra sin cuartel ni tregua contra ti haré, vive Dios hasta entregar a los buitres tu lengua de maldición!... ¡Agullentinos! ¡Viva nuestro invicto Rey!... ¡Por la Patria y nuestro Dios, a la lid, bravos soldados de Jaime el Conquistador!...

HACEM:

¡Viva el Profeta, creyentes!... ¡Viva el Sultán!...¡ Maldición sobre el cristiano caiga!...

GUILLEM: HACEM:

¡Guerra!... ¡Guerra sin temor!...

(Se entabla la lucha venciendo la Cruz sobre la Media Luna. Bajan los moros del castillo y entregan la llave a los cristianos, que izan su bandera).

FIN 83

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Epílogo Tenéis en vuestras manos una pequeña parte del patrimonio cultural de nuestro pueblo. Este trabajo se ha hecho para divulgar el texto tradicional de las embajadas que año tras año se interpreta en las fiestas de Agullent, así como para dar a conocer detalles y pormenores acerca de su historia y evolución. Pero, como finalidad última, hay que anteponer la idea de que la conservación de las costumbres y tradiciones es una pieza importante de la protección de nuestro patrimonio cultural y de nuestra historia como pueblo. Todos los agullentinos tenemos una parte de responsabilidad en ello. En el caso de las embajadas, unos, participando activamente en mantener y mejorar su calidad; otros, apoyando a los embajadores y a la Junta de Fiestas en lo que se necesite; y todos, asistiendo con respeto para dar los merecidos realce y solemnidad que un acto tan bonito y tan festero se merece. Y, por encima de todo, evitando que el paso de los años, los cambios y modas pasajeras, o espurios trastrocamientos, puedan deteriorar nuestro patrimonio cultural. Una parte de él son las embajadas. Con este libro se pretende también que, en cada agullentino, haya un guardián eficaz para la conservación y cuidado de la pureza de esta porción de nuestro acervo cultural.

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Este libro se acaba de imprimir en la imprenta Gráficas Minerva Sucesores, S.L. de Ontinyent (Valencia) el 22 de Enero de 2004, día de San Vicente Mártir.

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