en el origen De nuevo de todo: GOZOSA NAVIDAD y FELIZ 2015!

De nuevo S en el origen eguimos trabajando… Un nuevo curso ha dejado atrás un primer trimestre cargado de buenos momentos y de la confianza propia

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De nuevo

S

en el origen

eguimos trabajando… Un nuevo curso ha dejado atrás un primer trimestre cargado de buenos momentos y de la confianza propia puesta en el Señor. Sabemos que esta empresa se mantiene por sus manos y nuestras oraciones. Y a Él, el dueño de la mies, le seguimos pidiendo con insistencia, cada día, por las vocaciones, que mande trabajadores a su mies. Que haya personas con un corazón dispuesto a escuchar la llamada y entregar su vida por completo al servicio de la Palabra y de los hombres y mujeres de nuestro mundo. Una plegaria compartida, porque sois muchos los que os unís a esta petición cada semana. En comunidad elevamos nuestras necesidades a Dios Padre. Él, a buen seguro, nos entregará pastores según su corazón. El tiempo pasa… y quienes entraron en nuestro seminario se van haciendo grandes y fuertes en «ser hombres de Espíritu». Han trabajado y se han trabajado. Llega el momento de dar un paso adelante y colocarse en primera línea, ser sembradores de la esperanza que nos trae Jesucristo. En este caso, el 8 de diciembre

de todo:

Belén

y con la Inmaculada como fondo, vivimos un día de alegría para nuestro Seminario y para la Iglesia Diocesana de Guadix. Alfonso recibía de manos del Sr. Obispo el ministerio del diaconado, previo al sacerdocio, en la parroquia de Huéscar donde realiza su encomienda pastoral. Un paso más y siempre la confianza puesta en el Señor de nuestra historia. Nos surge una oración agradecida por la disponibilidad de hermanos nuestros que quieren servir al altar por el ministerio de la caridad.

Y miramos hacia atrás… nos volvemos hacia Belén. Recorrido que hacemos para contemplar el misterio y acoger con gozo el don que se nos ofrece: dejar que Jesús habite, con todo su bagaje de fraternidad y esperanza en nosotros, en nuestras comunidades, en nuestra misión. Con Jesús-Niño se instaura el diálogo de Dios con la humanidad: Belén, un niño, unos pañales, un pesebre, una Virgen Madre… Un signo anunciado en Belén, que arriesga no ser escuchado ni comprendido, pero que tiene la belleza del signo de Dios encarnado en nuestra debilidad, en la fragilidad de un niño desposeído de todo poder. Para encontrar a Dios es necesario recorrer el camino de Belén. Éste es el reto que estas fiestas nos plantean: anunciar a un Dios en debilidad, en pobreza, desnudo en la sencillez sublime de un niño acostado en un pesebre… Hemos de volver a Belén para contemplar y comprender que Dios ha tomado la senda de la encarnación, que es bajada, despojamiento, anonadamiento y servicio total.

Y volviendo a Belén, podremos proclamar, con coherencia y honestidad, una feliz, esperanzada y solidaria Navidad.

¡GOZOSA NAVIDAD y FELIZ 2015! Navidad 2014

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La Navidad o el encuentro con el Señor La Navidad es,

sin duda, un tiempo entrañable. Es tiempo en el que se renuevan los encuentros, encuentros de los que vienen y encuentros a los que volvemos cada año a través de una llamada o una carta, hoy también de las redes sociales; incluso es tiempo de encuentros con la nostalgia de lo que fueron las navidades y hoy no lo son. Estos encuentros son el sacramento del gran encuentro que celebramos en la Navidad, el encuentro de Dios con los hombres. Dios, en su Hijo, quiso encontrarse con la humanidad, y lo hizo compartiendo nuestra misma carne, siendo uno de nosotros. Sin perder su divinidad asumió en todo nuestra humanidad, menos el pecado. El encuentro de Dios con el hombre es un gran abrazo que se da a través de



Qué bonito sería que nosotros fuéramos navidad para los demás, misterio de acogida y cercanía de Dios.

una mujer: la Virgen María. Quiso Dios tomar a esta doncella nazarena y llenarla de toda la gracia para que fuera puente y camino que lleva a Dios al hombre y al hombre a Dios. Preciosa escena que reproducimos en nuestros belenes. Es la trama de la historia que mira a una cueva de Belén, y en ella a un pesebre donde se acuna Dios mismo, bajo la mirada adorante de María y José. Toda la grandeza de la divinidad en la fragilidad de la humanidad manifiesta la belleza y la bondad de Dios. Ante este misterio caben tres actitudes por nuestra parte: agradecer, adorar y anunciar.

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+ Ginés García Beltrán Obispo de Guadix Hemos de dar gracias a Dios por su condescendencia, por ponerse a nuestro nivel para auparnos a la gloria del Cielo. Hemos de adorar el misterio escondido en un niño que nos habla de cercanía y de ternura. Y hemos de anunciarlo a todos como hicieron los ángeles, los pastores y los Magos de oriente; lo que celebramos es algo muy grande como para callarlo y vivirlo en solitario. La alegría de la Navidad ha de ser para todos, para todos sin excepción. Cada uno de nosotros, especialmente en Navidad, está llamado a ser puente de encuentro, a ser camino que abra el acceso del hombre a Dios. Qué bonito sería que nosotros fuéramos navidad para los demás, misterio de acogida y cercanía de Dios. Claro que Dios necesita de hombres y mujeres que anuncien su amor a todos, también entregando su vida entera a esta causa. Jóvenes que rompan barreras y pasen de la dirección que marca el mundo para abrazar el sacerdocio o la vida consagrada. No se puede quedar encerrado tanto amor en el corazón del hombre, hay que darlo a los demás. En esta Navidad le voy a seguir pidiendo al Niño de Belén que los jóvenes os abráis a su gracia, para que escuchéis su voz y la sigáis con generosidad. Os he dicho muchas veces que no creo que Dios haya dejado de llamar, somos nosotros los que hemos dejado de escuchar o de responder a la llamada. A través de la revista «Ven y Verás», publicación de nuestro Seminario Diocesano, os deseo a todos una santa Navidad y un año 2015 lleno de la bendición de Dios.

Con mi afecto y bendición.

Celebramos la ordenación diaconal de ¡Qué alegría seguir el camino del Señor!

C

on gran alegría e ilusión os hago llegar estas palabras escritas, previas a mi ordenación como diácono el día 8 de Diciembre en la parroquia de Santa María la Mayor de Huéscar, parroquia en la que estoy ejerciendo mi pastoral y mi servicio como seminarista. Después de estos años preparándome en el seminario, el Señor me pide que me ordene diácono a través de su Iglesia, y yo, generosamente, le vuelvo a decir que sí, que se haga su voluntad, como ya hizo María en el momento que se le apareció el Ángel. Aquel «hágase tu voluntad» cambió su vida por completo y, lo más importante, cambió nuestra historia para siempre. El sí que yo he dado también va a cambiar mi vida por completo, porque

por Alfonso J. García Martos Es una gran tarea la que se me va a encomendar, pero como dice el salmo 23 «Nada temo porque Tú vas conmigo, tu vara y tu callado me sosiegan». El diaconado es un gran don que el Señor tiene a bien regalarme, pero este don lleva consigo la gracia, la gracia sacramental, que se derramará sobre mí y es la que va hacer posible que yo pueda convertirme en servidor de mis hermanos mediante la caridad. Sin esta gracia nada podemos hacer, por mucho empeño que pongamos, todo está en sus manos. El diaconado que, Dios mediante, voy a recibir, no es una meta en sí, sino un peldaño más en el ascenso hacia una meta mayor a la que el Señor me lleva, el sacerdocio. Cada día pregunto al Señor ¿Qué quieres de mí? Y cada día respondo «hágase», y Él mismo me lleva por el camino que tiene trazado para mi. Es el que estoy siguiendo y don-

Es una gran tarea la que se me va a encomendar, pero como dice el salmo 23 «Nada temo porque Tú vas conmigo, tu vara y tu callado me sosiegan». ya me entrego al Señor en todo mi ser. Esto se reflejará en la observancia del celibato, como signo de amor al Señor y de servicio a los hermanos, y en la promesa de la obediencia al obispo como cabeza de nuestra Iglesia diocesana. Mediante este sacramento entraré a formar parte del ministerio sacerdotal en el orden de los diáconos. Esto lleva consigo, como signo exterior, un cambio en la indumentaria, que lo que viene a significar es mi nueva condición de «servidor». La estola cruzada y la dalmática, en el caso de la celebración de la Eucaristía, es la vestimenta propia del diácono, que tiene como misión el servicio dentro de la liturgia, y el «clériman», en el caso de mi vestimenta ordinaria, recordará a mis hermanos y a mí mismo mi entrega total al Señor y a ellos.

de he encontrado la felicidad y la alegría, no la que da el mundo, que es efímera, sino la plena, que sólo Dios es capaz de darnos. ¡Qué alegría seguir el camino del Señor! Aprovecho para dar gracias al Señor por la vocación que tiene para mí; a la Iglesia por ordenarme diácono, especialmente a nuestro obispo Don Ginés como pastor de nuestra Iglesia diocesana de Guadix; a nuestro seminario de San Torcuato por estos años de formación y al seminario de la diócesis de Cartagena donde he estudiado estos últimos años y donde concluiré mi formación; a mi familia por su apoyo constante; y a todos vosotros por vuestro ánimo y vuestra oración. Os ruego que sigáis encomendándome en vuestra oración, para que el Señor me conceda la gracia necesaria para poder recibir este gran don y poder desempeñar este ministerio conforme a su voluntad.

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Alfonso José García Martos

Momento en que Alfonso hace su profesión de fe, juramento de fidelidad y promesa de celibato ante el Sr. Obispo y el secretario Canciller, siendo testigos el Sr. Rector del Seminario y el Sr. Ecónomo Diocesano.

Testimonio vocacional de Alfonso en la Parroquia de Huéscar durante la Vigilia de la Inmaculada.

Postración de Alfonso en la ceremonia durante el canto de las letanías.

Imposición de manos por la que a Alfonso se le confiere el don del Espíritu Santo.

Abrazo de la paz del Sr. Obispo. Plegaria de Ordenación Diaconal.

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El nuevo diácono es revestido con la estola al modo diaconal y la dalmática por D. Francisco y D. Federico.

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l a t é u Qen las convivencias ? Jesús GaleraTriguero

Me llamo Jesús y soy de la Parroquia del Sagrario de Guadix. En las convivencias me lo paso genial. La de noviembre fue mi tercera y siempre que llega me alegro un montón porque sé que voy a vivir un fin de semana en familia, en el que estoy con mis amigos y seminaristas Paco y Enrique y con D. José Francisco y D. José Fernando. En ellas descubrimos más a Jesús, con amigos de otras parroquias de la Diócesis y con los propios seminaristas y formadores. Se ayuda, colabora, estudia, reímos, hacemos deporte, trabajamos, rezamos… Os lo recomiendo y os digo que vengáis y probéis.

Andrés Jesús Cáceres Cuerva Me llamo Andrés y vengo de la Parroquia de Santa Ana de Guadix. La última convivencia del mes de noviembre fue mi primer encuentro. Me ha parecido muy interesante ya que hemos hecho multitud de actividades. La misas que celebramos me han ayudado a sentirme más cerca de Dios. Él nos da un talento y nosotros tenemos que devolvérselo multiplicado por diez. Mi párroco, D. Juan Sáez, y en especial D. Ginés, me animaron a venir a estas convivencias y gracias a ello he podido vivir esta experiencia maravillosa y especial. Me lo he pasado muy bien con mis amigos, los seminaristas Paco y Enrique, y los formadores, D. José Fco y D. José Fdo.

Francisco Javier Luque Hernández

La convivencia del mes de noviembre fue muy tranquila y acogedora, como siempre. Hay momentos para orar, pero no como se piensa la gente. Estar con el Señor no es para nada aburrido. El sábado tuvimos un retiro para profundizar mucho más en nuestras raíces, darnos cuenta que lo externo no nos hace mejores y que hemos de cultivar la interioridad. Es apartarnos durante unos momentos para darnos cuenta de lo que somos y cómo queremos ser. Es abandonarnos en las manos de Dios y decir: «Haz de mi lo que quieras». Es difícil contar con palabras lo que aquí se vive, es mucho mejor vivirlo en primera persona. A buen seguro que si decides venir, el Señor entrará en un rinconcito de tu corazón y descubrirás que todo tiene sentido cuando Él está, porque Él es la felicidad eterna, el manantial de «agua viva», como nos dijeron en el retiro. Yo os animo a que probéis esta experiencia; «Ven y verás», como dice el lema del seminario.

Recuerda... Convivencias vocacionales Próximas convivencias vocacionales en el Seminario: · 23-25 de enero. . 20-22 de febrero. . 13-15 de marzo. . 29-31 de mayo.

Escuela de monaguillos Próximas escuelas de monaguillos en la parroquia de Hernán Valle: · 14 de febrero. . 7 de marzo. . 13 de junio.

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«Garabatos»

por Federico de la Rosa Fernández, párroco de San Clemente y Vicario parroquial de Huéscar.

os próceres e ínclitos sacerdotes Rvdo. D. José Francisco Serrano Granados (Rector de los Seminarios Mayor y Menor) y Rvdo. D. José Fernando Titos Hernández (Formador del Seminario Menor) han tenido el «despiste», creo que cariñoso, de encargarme que escriba unos párrafos en los que narre «algo» de mi vocación sacerdotal. Y aquí estoy tecleando «garabatos» para dejar por escrito su encomienda.

Quiero empezar dando «datos» biográficos para los que no me conocen. Yo fui «cocinero antes que fraile»; intenté «guisar» mi vida con «alimentos» mundanos, «del terreno»; pero estos «guisos», aunque algunas veces me quitaban «el hambre» no me sentaban bien; estos alimentos fueron la causa próxima y remota de una tibieza en toda mi existencia; adquirí obesidad corporal, pero mi alma entró en una anorexia espiritual. Así viví bastantes años; pero yo no estaba contento, no tenía paz; a veces sentía zurrear al Espíritu, y creo que fue esta acción del Espíritu la que me llevó a saborear lecturas de autores espirituales; empecé a releer El Nuevo Testamento; cuando llegué al Apocalipsis me quedé «parado» en el tercer capítulo, la piel se me puso de «gallina», sentí calor y la frente se me llenó de sudor, la causa fue el siguiente texto: «Conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Y así, porque eres tibio, y no caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca. Porque dices: «Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad, y no sabes que eres desdichado y miserable, pobre, ciego y desnudo». (Apoc. 3, 15-17). Y seguí leyendo más textos espirituales. Un jesuita amigo me dio a leer el libro de San Agustín «Confesiones». Bien sabido es que esta obra excelentísima la escribió el santo doctor para alabar la justicia y la misericordia de Dios por los bienes que le había comunicado y por los males de que le había librado y eximido, o con que le había castigado, y también para levantar hacia Dios el espíritu y corazón de los que la leyeren. El texto que me llenó de alegría y paz, y que yo pensé que San Agustín lo había escrito para mí, fue el famoso: «¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! El caso es que tú estabas dentro de mí y yo fuera. Y fuera te andaba buscando y, como un engendro de fealdad, me abalanzaba sobre la belleza de tus criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas que, si no estuvieran en ti, serían algo inexistente. Me llamaste, me gritaste, y desfondaste mi

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sordera. Relampagueaste, resplandeciste, y tu resplandor disipó mi ceguera. Exhalaste tus perfumes, respiré hondo, y suspiro por ti. Te he paladeado, y me muero de hambre y de sed. Me has tocado, y ardo en deseos de tu paz». (San Agustín, Confesiones, Libro X, 27, 38). Termino con «algo» del santo sacerdote José Luis Martín Descalzo, de feliz memoria; ahora se me vienen a la memoria las siguientes frases: «Gracias. Con esta palabra podría concluir este encargo, Dios mío, amor mío. Porque eso es todo lo que tengo que decirte: gracias, gracias. Sí, desde la altura de mis setenta años, vuelvo mi vista atrás, ¿qué encuentro si no la interminable cordillera de tu amor? No hay rincón en mi historia en el que no fulgiera tu misericordia sobre mí. No ha existido una hora en que no haya experimentado tu presencia amorosa y paternal acariciando mi alma. Hoy no tengo, es cierto, el entusiasmo de enamorado de los primeros días. Pero, por fortuna, no me he acostumbrado aún a decir misa y aún tiemblo cada vez que confieso. Tú eres la última y la única razón de mi amor. No tengo otras. ¿Cómo tendría alguna esperanza sin ti? ¿En qué se apoyaría mi alegría si nos faltases tú? ¿En qué vino insípido se tornarían todos mis amores si no fueran reflejo de tu amor? Eres tú quien da fuerza y vigor a todo. Y yo sé sobradamente que toda mi tarea de hombre es repetir y repetir tu nombre. Y retirarme.»

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