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ENCUENTRO 4
“Pasó haciendo el bien”
En el encuentro anterior, profundizamos sobre aquello que movilizaba el corazón de Jesús: EL REINO. Ahora vamos a interiorizar y reflexionar sobre las acciones de Jesús que dan cuenta de su PASION y sus SUEÑOS. En la manera de actuar y de hablar de Jesús se pone en evidencia lo que movilizaba su corazón. Vamos a partir de un texto para luego revisar y meditar sobre otros que aportan al encuentro. Se partirá de un texto de los Hechos de los Apóstoles y desde ahí se intentará mirar 3 escenas de Jesús que están en la memoria de Pedro. Si bien las dinámicas orientativas parecen extensas, en tiempo no llevan más de 15 a 20 minutos cada una. Igualmente en el Anexo al encuentro 4 hay una serie de textos y situaciones que pueden ayudar a profundizar sobre la pasión y sueño de Jesús. Recordar que el objetivo de este encuentro es poder mirar textos bíblicos (la cantidad que se crea necesaria) para poder dimensionar las acciones de Jesús que quedaron en la memoria de sus seguidores y que ciertamente definieron a Jesús como “un hombre que pasó haciendo el bien”. Desde ahí que cada comunidad puede tomar los textos-dinámicas sugeridos o tomar otros textos según el estilo comunitario de cada grupo. Para los contextos se otros textos se puede consultar: > El Libro del Pueblo de Dios. Biblia (Edición Argentina) > Colección Travesía. Carlos Mesters > Servicioskoinonia.org
Presentación del texto Vamos a empezar con el texto de Hechos 10, 34-39. El libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta que, cuando Pedro visitó a un militar romano, llamado Cornelio, para explicarle en qué consiste la fe de los cristianos, comienza diciendo que Dios no hace distinciones entre personas, que acepta a cualquiera que sea bueno y honrado si mirar la raza o nación de la que procede. Parece que por fin Pedro ha comprendido. Sus palabras repiten el testimonio que ya venía dando entre los judíos sobre la persona de Jesús, su muerte y resurrección. Sólo que esta vez, el auditorio es distinto, porque ahora los oyentes son paganos. Pedro los pone al tanto de todo lo sucedido acerca de Jesús hasta llegar a la resurrección y a los testigos de ella. Pedro resumió lo que ha sido la vida de Jesús diciendo que fue un hombre que “pasó haciendo el bien” (10,38) Sin duda, las palabras de Pedro condensan el recuerdo que aquel apóstol tenía sobre quién fue Jesús de Nazaret y lo que al mismo Jesús representaba para los cristianos de entonces. Y lo que tiene que representar ahora para quienes creen en él. Según Pedro, que conoció bien a Jesús, todo se podía resumir en una fórmula breve y sencilla, que expresa una forma de vivir y un modo de comportarse: “pasar por la vida haciendo el bien”.1 Si Pedro es capaz de definir a la pasión y sueño de Jesús en esta frase, deberíamos preguntarle a él sobre sus recuerdos, aquello que su memoria guardaba, aquello que su corazón intentaba comprender mientras él, discípulo de Jesús, lo seguía. Vamos ahora a contemplar algunas escenas que seguramente Pedro recordaría para afirmar que Jesús “pasó haciendo el bien”. Son algunas escenas nomás, no todas, pero que de alguna manera son “el botón de muestra” de los episodios que Pedro fue testigo de Jesús, de su decir y de su obrar.
Vamos a mirar y contemplar: curaciones, milagros, enfrentamientos y sorpresas. En todas las escenas es bueno buscar el punto de unión entre “el Reino” y las acciones de Jesús. En estos ejercicios utilizaremos la imaginación y la contemplación. Pediremos al Espíritu de Jesús nos conceda la gracia de poder sintonizar con los sentimientos y pensamientos de los personajes a los cuales le daremos vida desde nuestra capacidad de imaginar o resituar en el lugar.
Curación de la suegra de Pedro (Mc 1,29-31)
Contexto: La escena de la curación de la suegra de Pedro tiene lugar dentro de la jornada de Cafarnaúm que recorre un día entero de Jesús: por la mañana acude a la sinagoga donde cura un endemoniado; a mediodía entra en la casa de Pedro y cura a su suegra; al atardecer acuden a él muchos enfermos; de madrugada se retira a orar. Podemos leer el texto observando las tres escenas en que transcurre: en la primera, una mujer está en la posición horizontal de los muertos, separada de la comunidad y dominada por la fiebre. La suegra de Pedro simboliza la situación de exclusión que sufrían las mujeres ancianas y enfermas en el tiempo de Jesús y luego dentro de la comunidad de Marcos. En la última escena, la encontramos a la mujer en pie, curada y prestando servicio, es decir, ocupando el lugar que tomará el propio Jesús (Mc 10,45). La escena central nos ofrece el secreto de su transformación: es el primer gesto silencioso de Jesús del que hay constancia en Marcos y bastan tres verbos para expresarlo: “se acercó”, “la tomó de la mano”, la “levantó”. El AT utiliza con mucha frecuencia el verbo “levantar” para designar la intervención personal de YHWH a favor de los que
están caídos, tendidos, postrados en el suelo. Estar derribado aparece en relación con el mundo de las tinieblas, del seol o fosa fatal. Es la postura de la humillación, opresión y aniquilamiento mientras que “levantarse”, ponerse en pie, es símbolo de la dignidad humana. Pasar de la postración al enderezamiento, expresa la experiencia del éxodo. Toda la acción de Dios podría resumirse en el gesto simbólico de levantar, enderezar y poner en pie. Con estos tres verbos la comunidad de Marcos ha comprendido la manera de relacionarse entre Jesús y los oprimidos (representados por la suegra de Pedro): acercarse, entrar en contacto con él y levantarlo. Jesús espera que quien sea sanado, levantado o liberado, se ponga al servicio de la causa del Reino.
Actualización del texto
Dinámica orientativa: Jesús acaba de llamar a sus discípulos, entre ellos a Pedro… aquel hijo de Jonás que se convertirá en Piedra que sostiene. A ese Pedro ha llamado Jesús… y ahora ese Pedro va a ser testigo de la acción de Jesús. Entró Jesús en la casa de Pedro y lo primero que Jesús ve es “a una mujer tendida en la cama a causa de la fiebre”. Imaginate esa escena… Jesús entra y se encuentra con una mujer sufriendo… trata de cerrar los ojos ahora y ver con los ojos de Jesús. Sos Jesús que entra en la casa de Pedro y al entrar tu mirada se dirige directamente hacía aquella mujer… esta en una cama, tendida, la fiebre la abraza y la muerte se le aproxima. Imposibilitada de todo… reducida en su ser mujer judía… ¿qué vieron los ojos de Jesús? ¿qué habrá sentido al verla así?... mira lo que hace Jesús frente a lo que ve: primero, se acerca… mira su manera de acercarse al que sufre, al que esta imposibilitado… segundo le toma la mano… ¿qué habrá sentido esa mujer? ¿qué entendería en ese gesto?... tercero la levanta… ayuda a ponerse en pie… ayuda a volver a caminar, a ser historia… ¿qué había en el corazón de Jesús? ¿Cuál es la pasión, el sueño que revela esta escena? ¿qué relación tiene con el Reino?... Deja que ahora Jesús te hable de lo que sintió, de su pasión y sus sueños.
Los planes misioneros de Jesús contemplaban en una primera etapa la evangelización del mundo judío. Sin embargo, una mujer, pagana por su religión y sirofenicia por su nacionalidad, con una fe sencilla y firme, logra que Jesús cambie sus planes permitiendo que la novedad del Evangelio también llegue a la casa de los paganos. La escena tiene dos únicos protagonistas: Jesús y la mujer sirofenicia y, al comienzo del texto, una barrera infranqueable parece distanciarlos irremediablemente: comparten la misma geografía, pero él está dentro de una casa con intención de que nadie se enterase, es decir, que existe por su parte una clara intención de no tomar contacto con el mundo pagano que le rodea, postura que corroboran después sus palabras: además de su condición de inferioridad como mujer, aparece en contacto con una hija endemoniada, y el texto añade que era pagana y nombra dos pueblos, Fenicia y Siria, ambos enemigos tradicionales de Israel. Y por si fuera poco, se hace culpable de que el propósito de Jesús de estar de incógnito se fruste irrumpiendo dentro de la casa de manera extemporánea y sin haber sido llamada. Al final de la escena, la fe de la mujer ha conseguido romper toda barrera. Ella ha logrado despertar en Jesús su verdadera pasión y sueño. Ella ha peleado, combatido y gano la batalla.
Actualización del texto
Dinámica orientativa: > Una vez explicado y compartido el contexto del texto, se invita a tomar una silla y sentarse. Utilizando nuestra capacidad para imaginar y contemplar, vamos ahora entrar en nuestra comunidad de discípulos… todos estamos aquí queriendo conocer el corazón de Jesús, su pasión y su sueño… aquello que movilizaba cada acción, cada gesto, cada palabra… con estas preguntas o inquietudes vamos a leer ahora una carta. No una carta cualquiera, sino la carta de Eunice, la hija de la sirofenicia… al leerla vamos a intentar descubrir a Jesús, aquél Jesús de Eunice. Querida comunidad:
Una mujer de frontera le abre los ojos y el corazón (Mc 7,24-30)
Contexto: A Marcos que evangeliza en medio de paganos, le interesa subrayar la actividad de Jesús entre los no judíos. En relación con los paganos aparecen dos líneas en el AT: una es de recelo y hasta de rechazo (leer Dt 7,1-4); y otra corriente bíblica, más universal, subraya la voluntad salvífica de Dios (leer Is 25,6) Un ejemplo claro de esta última corriente es Rut, una mujer moabita (no judía) que aparece como modelo de amor fiel al incorporarse al pueblo de Israel y tener al rey David entre su descendencia.
Deseando que se encuentren bien y animados en este proceso que han comenzando quería compartirles una carta que alguna vez escribí para mi propia comunidad, cuando decidí ayudar en la construcción del Reino que Jesús, a quien solo conocí por mi mamá. Soy Eunice, que en griego significa “buena victoria”, aunque mi primer nombre no fue este. Mi mamá empezó a llamarme así hace ya muchos años, cuando yo era aún una niña y vivía con ella, ya viuda, en Tiro, la ciudad sirofenicia donde había nacido y en que yo también nací y me críe hace más de 40 años. De pequeña estuve poseída por un demonio y, aunque sólo guardo recuerdos confusos, mi mamá me habló muchas veces de aquellos terribles momentos en los que asistía impotente y espantada a la transformación de mi cuerpo, zarandeado por terribles convulsiones e inundada de sudor,
mientras emitía gruñidos y echaba espuma por la boca. Ella entonces me agarraba de mi mano y se mantenía a mi lado, envuelta en un torbellino de angustia y terror, hasta que cesaban los espasmos y yo volvía en mi, ajena a lo ocurrido y tan pálida como si la vida me hubiera abandonado definitivamente Fue después de una de aquellas crisis cuando oyó decir que un tal Jesús, de cuyos poderes de sanación corrían muchos rumores, había cruzado la frontera que separa Fenicia de Galilea. Entonces se decidió a ir a buscarle para suplicarle que expulsará de mí al demonio. “y como lo conseguí, solía contarme sonriendo, te he puesto el nombre de Eunice” y seguía una narración que yo nunca me cansaba de escuchar: “Él estaba en una casa de las afueras de Tiro, y al parecer, intentaba pasar inadvertido. Dudé mucho antes de franquear el umbral de la puerta, porque temía molestarle y que eso jugara en contra mía, pero vos estabas enferma hija mía, y eso me daba fuerza para atreverme a vencer cualquier barrera. Me eché a sus pies, procurando no rozarle, conciente del rechazo que ellos tienen hacía nosotras, y le dije entre lágrimas: “mi hijita tiene un demonio, te suplico que lo expulses de ella…” No me atrevía a levantar los ojos hacía él cuando escuche que me decía lo que en el fondo temía: que el pan es para los hijos y que son ellos los que tienen que saciarse primero, antes que dárselo a los perritos. Pensé con desesperación que mis palabras se habían estrellado contra el muro infranqueable que se levantaba entre un judío y nosotras, “los perritos”. Pero ni siquiera aquello me hería ni humillaba, porque el recuerdo de tu dolor se imponía a cualquier otro sentimiento. Me enderecé lentamente y me dispuse a luchar con él, a ablandar su dureza y a derretir aquel muro a fuerza de lágrimas. Le di la vuelta a su argumento: “¿necesariamente tiene que ser un antes y un después? ¿por qué no pueden ser atendidos a la vez niños y perritos?” Y mientras se lo decía, tuve la extraña sensación que vos le importabas más de lo que podías importarme a mí. “Anda” me dijo, como si tuviera prisa de que llegara pronto a abrazarte. Volví a casa corriendo y te encontré tendida en la cama, con el sosiego de quien descansa después de haber ganado una batalla. Y por eso comencé a llamarte Eunice, para que tu nombre fuera para siempre memoria de la victoria, que las dos, habíamos conseguido.” Esto fue lo que me contó mi madre y estoy segura de que nadie, aunque lo intente, podrá ya volver a levantar barreras que un día el propio Jesús echó abajo con la ayuda de mi mamá. Ahora soy discípula del Reino de Jesús y me he preguntado muchas veces por qué Jesús situó en mi madre el poder de salvarme al decirle “Por eso que has dicho…” y qué fue lo que él descubrió en lo que ella dijo y por qué aquello se convirtió en un camino real por el que pudo avanzar la fuerza sanadora. Por lo que luego escuche y supe de él por Pedro sobretodo, creo que lo que le maravilló fue encontrar a una mujer extranjera una afinidad tan honda con su propia pasión de hacer de la mesa compartida con la gente de los márgenes uno de los principales signos de su Reino. Pedro me contaba “tu madre lo desafió a cruzar la frontera que aún le quedaba por franquear y lo llamó desde el otro
lado. Y él debió escuchar en la voz de tu madre, un eco de la voz del Padre y se decidió a cruzarla” Espero que esto que llevó en mi memoria y también en mis acciones te ayuden a vos a conocer el corazón de Jesús. Eunice, de la comunidad de Marcos2
Un hombre polémico (Mc 11,15-19)
Contexto: El gesto de la expulsión de los mercaderes del templo evoca las acciones simbólicas de los profetas, aquellos hombres polémicos que se atrevieron a abrir brecha en las tradiciones que en Israel parecían intocables y cuestionaron en su tiempo normas, comportamientos, ideas e instituciones inamovibles: criticaron la conducta de los reyes, compararon a Israel con una prostituta y una adúltera (Is 1,21; Os 2; Ez 16), con una paloma atolondrada (Os 6,11) y predijeron para él un terrible futuro de destrucción y destierro (Am 6,7; Is 6,12; Os 5,6-5) y anunciaron que el templo, centro vital del pueblo, se convertiría en ruinas (Miq 3,12). Por eso y mucho más fueron rechazados, calumniados, expulsados y perseguidos. Gran parte de la predicación de Jesús se inserta en esta tradición profética de confrontación con los poderes que oprimían y asfixiaban a los débiles. Este gesto de Jesús esta dentro de un conjunto de palabras y actuaciones dentro del rango de “polémico”:
> Mc 12,1-12
Llaamó asesinos a los que detentaban la autoridad de su pueblo
> Mt 11,16-19; Lc 7,31-35
Comparó a sus dirigentes con niños insensatos e inconcientes.
>Mt 12,34
Les dijo que eran una raza de víboras
> Mt 12,39
Los llamó gente perversa e idóatra.
> Mt 15,14; 23; 16,19.24
Los calificó de ciegos y guías de ciegos. Y así se podría seguir una larga lista de “palabras y actuaciones” polémicas de Jesús hacía determinado grupo social. ¿Por qué haría todo esto? ¿Qué hay de fondo en cada uno de estos gestos? Por todo ello lo consideraron un blasfemo, un loco, que tenía dentro un demonio y practicaba la magia. Lo consideraron borracho, amigo de la gentuza, impostor, subeversivo, hereje y falso profeta. Y finalmente la reacción de quienes recibían estos gestos fue buscar la manera de matarlo. Y lo hicieron. Jesús no solo muere por nuestra salvación, sino que a Jesús lo matan ¿Por qué? Por llevar adelante su pasión y su sueño.
¿Cuál es? Entonces así, podríamos decir que el texto del enfrentamiento de Jesús con los que convertían la casa de su Padre en una guarida de bandidos, cuestiona los silencios y complicidades ante los atropellos y abusos hacía toda la humidad, como templo de Dios. Denuncia la pasividad y la comodidad de aquella época en no cuestionarse los arrebatos contra la dignidad, los derechos y la vida. Jesús así no solo es el buen pastor que cuida sino también aquel que defiende la vida de los “lobos”. ¿Qué era lo que había en el corazón de Jesús?
¿Cuál es la PASION Y SUEÑO DE JESUS?... > Colocar en una pared la figura de una casa, de un hombre y de una mujer hechos en lo posible con recortes de diario, donde dichos recortes hagan referencia a situaciones sociales de la actualidad que están en contra de la vida Miremos… observemos… ¿qué sentido tienen esas figuras y esos recortes hoy? ¿de qué me hablan? Tratemos de ir nombrando “esos sentidos” que nos provocan. (injusticia, hambre, desocupación) ¿forman parte del Reino que Jesús soñó? ¿Qué haría hoy Jesús?... deja que Él mismo te de la respuesta, no en tu razón sino en tu corazón… deja que simplemente vaya apareciendo… ¿qué sentiría Jesús al ver la (nombrar lo que se haya dicho)? Esas situaciones representan a “los mercaderes” que venden en el Templo, en el hombre y la mujer… ¿qué sentiría Jesús? ¿Qué haría? ¿Cuál es su pasión y su sueño?... Trata de imaginarte a Pedro ahora contándote sobre lo que vio… ¿Por qué él puede decir de Jesús que “pasó haciendo el bien…”? ¿Qué es hacer el bien para Jesús?
Dice Jesús… “he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia…” > Ejercicio de respiración - te dice Jesús “he venido para que tengas vida… y la tengas en abundancia…” - te invito ahora a que simplemente descanses en su Amor, en su corazón… dejando que estas palabras resuenen en vos… no intentes sacar conclusiones o ideas, simplemente esta en él, como un niño en los brazos de su madre… Deja que ahora sea Él el que te acune… “para que tengas vida” (dejar un tiempo considerable de silencio) > Se puede después del silencio comenzar a cantar el estribillo de “Jesús, estoy aquí” o algún estribillo que ayude a ir cerrando este momento. Se sugiere cantarlo varias veces, suave… Amar, como tu amas Sentir, como tu sientes Mirar, a través de tu ojos Jesús > finalizamos este momento rezando un Padrenuestro
Celebración: > Se podría colocar alguna imagen de Marcelino y alrededor algunas frases de su biografía, cartas u otros escritos que den cuenta de sus pasiones, sus sueños y amores, de aquello que le movilizaba el corazón y que al ver sus acciones éstas se pueden revelar. Ej: no puedo ver un niño sin decirle cuánto lo ama Jesús…
Momento para contemplar: Te invito ahora a tomar una postura cómoda, en lo posible estar sentado. Es bueno que puedas estar con la espalda bien derecha porque eso ayuda a sostener la respiración, a dar más lugar al aire en nuestro cuerpo… haremos un momentito de contemplación. (se puede ayudar con alguna música instrumental de fondo que poco a poco se irá quitando para simplemente dejar el ambiente en silencio)
1 José M. Castillo. La ética de Cristo. Ed. Desclée de Brouwe. Bilbao 2005 (para ampliar la temática del bien en Jesús)
> tomar aire… exhalar lentamente, sintiendo la temperatura del aire que sale… (repetir 3 o 4 veces)
2 Adaptación del capítulo una mujer en la frontera. CONTAR A JESÚS, Dolores Aleixandre. Editorial CCS 2003
FICHA 4
“Maristas: pasión y sueño compartido” Para la reflexión, trabajo personal y contemplación:
En esta cuarta ficha queremos profundizar sobre nuestra pasión y nuestro sueño, aquello que late en nuestro corazón y se manifiesta en nuestras acciones y opciones. Para ello comenzaremos compartiendo algunos elementos que nos han hecho ser Maristas. ¿qué es el carisma? ¿qué es pasión y sueño marista? ¿cuál es nuestra actitud? 1. El Carisma: a.- una experiencia fundante: El encuentro con el joven Montagne fue sin duda un momento clave para Marcelino Champagnat. Ante la muerte de Juan Bautista en la ignorancia y el abandono, sintió los gritos de muchos jóvenes que morirían sin saber cuánto Dios los ama. Esta experiencia confirmó su intención de fundar una congregación de hermanos como manera concreta de contribuir en la construcción del Reino y sobretodo, fue su manera de revelar aquello que lo apasionaba y soñaba: DAR A CONOCER A JESUS b.- un sueño Marcelino Champagnat comenzó su labor, acompañado de dos jóvenes totalmente convencido de que debía hacer realidad el sueño que lo habitaba. Ese
sueño se apoderó de él y ya no pudo dejar de decir a todos los que se le acercaban lo mucho que Jesús los amaba. Un sueño que parecía ser “solo de él” se fue haciendo sueño compartido con otros y así nacimos los Maristas. La pasión y el sueño se fueron contagiando y desplegando en otros… 2. Una inspiración: a.- una pasión: Jesús y su Reino Todo aquel que se siente atraído o muchas veces motivado por el Carisma Marista, por esta manera de construir el Reino, siente una pasión, como un fuego que lo enciende y lo hace arder tan intensamente como ardieron los corazones de los discípulos aquella tarde en Emaús. La pasión nos inquieta y nos da movimiento, nos permite avanzar, ensayar e ir confirmando aquello que llevamos dentro. b.- una actitud: María María fue educadora de Jesús en Nazareth y también su discípula. Por ese motivo, cualquier acción apostólica marista emprendida, no puede dejar de estar totalmente ligada, imbuida, de la maternidad espiritual de María. Animamos a todos para que orienten su corazón hacía María, y que lleguen a conocerla, amarla y comprender que Ella es el camino que lleva a Jesús.
Sobre Jesús: ¿Qué te resultó novedoso de lo vivido en el Encuentro en relación a Jesús? Podrías contarte a vos mismo cuál es la pasión y sueño de Jesús. ¿cómo lo llevó adelante? ¿qué te cuestionas hoy de Jesús y Reino? .
Sobre Marcelino: ¿qué frases te resultaron novedosas? ¿por qué? ¿qué sabes y qué te gustaría saber de los maristas? ¿qué de lo marista hay en vos?
Para el acompañamiento: Algo que quisiera poder compartir o confrontar con aquella persona que esta acompañando mi proceso.
Lee ahora Hechos 10,38
Cerra los ojos y tomate unos 5 minutos. Podes hacer el ejercicio de respiración para ayudarte a entrar en la contemplación. Contemplar es simplemente descansar en su Amor, en los brazos de Jesús “como un niño en brazos de su madre”. Regalate estos 5 minutos. Descansa Reza 1 ave maría Oración personal de agradecimiento.
Sobre vos mismo: Retoma aquello que escribiste en el Retiro sobre el ejercicio de imaginarte el momento de tu funeral y aquella 4 personas que hablaron sobre vos. Volvé a leerlo. Desde ahí intenta responder: ¿qué es aquello que hoy me apasiona? ¿con qué sueño? ¿cuáles son las acciones que revelan mi pasión y mi sueño? Enumerar y detallar. ¿en qué medida siento que mis pasiones y mis sueños son compartidos con las pasiones y sueños de Jesús? ¿Cuáles son? ¿Por qué? ¿todas mis acciones están en dirección a mis pasiones y sueños? ¿cuáles debería profundizar? ¿cuáles debería “redireccionar”? ¿por qué? ¿creo que mis pasiones y sueños contribuyen a construir el Reino de Jesús? ¿por qué?
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