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ensaje y pertinencia del Evangelio de Juan para el mundo de hoy
Verdadera Provisión Juan 6:1-71
La Cuarta Señal • En este capítulo del Evangelio, Juan nos refiere la cuarta señal que él seleccionó con motivos particulares. • “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.” (Jn. 20:30-31 RVR)
La Cuarta Señal • Una de las características particulares del Evangelio de Juan es que los milagros que el Señor realiza van acompañados de discursos, comparativamente más extensos, en relación a los registrados en los otros evangelios. • Tal es el caso de este capítulo, en donde, luego de la señal descrita en los primeros catorce versos, el Señor Jesús pronuncia un importante discurso en los versículos que siguen al veinticinco.
La Multiplicación de los Panes y los Peces Juan 6:1-15
“Algún tiempo después, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea (o de Tiberíades). Y mucha gente lo seguía, porque veían las señales milagrosas que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a una colina y se sentó con sus discípulos. Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua. Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe: — ¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente? Esto lo dijo sólo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer.”
“— Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno -respondió Felipe. Otro de sus discípulos, Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo: — Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente? — Hagan que se sienten todos -ordenó Jesús. En ese lugar había mucha hierba. Así que se sentaron, y los varones adultos eran como cinco mil.”
“Jesús tomó entonces los panes, dio gracias y distribuyó a los que estaban sentados todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados. Una vez que quedaron satisfechos, dijo a sus discípulos: — Recojan los pedazos que sobraron, para que no se desperdicie nada. Así lo hicieron, y con los pedazos de los cinco panes de cebada que les sobraron a los que habían comido, llenaron doce canastas.”
“Al ver la señal que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad éste es el profeta, el que ha de venir al mundo.» Pero Jesús, dándose cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo.” Juan 6:1-15 NVI
El Contexto del Milagro • El contexto de este milagro merece ser examinado minuciosamente, pues, en caso contrario, fácilmente podríamos pasar por alto detalles muy importantes. • La situación particular que Juan describe aparece también narrada en los demás evangelios (Mt. 14:13-21; Mr. 6:32-44; Lc. 9:10-17). • La lectura paralela (sinóptica) de estos relatos contribuye a tener mayor luz del contenido de su significación.
Una Situación Interesante • Los discípulos han terminado de realizar un exhaustivo viaje misionero a través de Palestina, predicando el evangelio y haciendo milagros. – “Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.” (Lc. 9:1-2) – “Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho.” (Lc. 9:10)
Una Situación Interesante • Ellos estaban listos para disfrutar de un merecido descanso, puesto que habían realizado una enorme labor. – "Vengan conmigo …a un lugar tranquilo y descansen un poco." (Mr. 6:30) – “…pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban.” (Lc. 9:11)
• La reacción lógica de ellos sería: – ¿Qué pasa contigo Jesús?
Un Desafío Interesante • “Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron: — Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada.” (Lc. 9:12) • Pero Jesús alzando la vista y viendo a la gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe: — “¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?” (Jn. 6:5)
Un Error Interesante • Felipe: “Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno.” (Jn. 6:7) • Felipe no respondió adecuadamente a la pregunta que Jesús había formulado. • Jesús no había preguntado: ¿Cuánto es lo que necesitaríamos para suplir esta necesidad?
Un Error Interesante • Andrés: “Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo: — Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?” (Jn. 6:8-9) • Andrés tampoco respondió la pregunta que Jesús había hecho. • Jesús no había preguntado: ¿Cuánto es lo que tenemos para suplir la necesidad?
Un Propósito Interesante • “Esto lo dijo sólo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer.” (Jn. 6:6) • Dios siempre sabe lo que Él va a hacer, aún cuando no nos demos cuenta. • ¡Él quiere poner a prueba nuestra fe! • Cuando enfrentamos grandes retos de fe, casi siempre tendemos pensar: ¿cuánto necesitamos?, o ¿cuánto tenemos? • ¡Éste es siempre nuestro dilema!
Una Lección Interesante • ¿Por qué los discípulos no fueron capaces de enfrentar el reto de fe que Jesús puso delante suyo? – Fueron capaces de predicar. – Fueron capaces de enfrentar demonios. – Pero aquí, fallaron.
• “Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que comenzó a enseñarles muchas cosas.” (Mr. 6:34)
¿Cómo se Obró el Milagro? “¿Se multiplicó el pan en las mismas manos del Salvador? ¿En qué momento ocurrió el milagro exactamente? Lo único que sabemos es que un gran milagro tuvo lugar, y esta señal tuvo el carácter de una transformación. Del mismo modo que Jesús en Caná no creó, sino que transformó el agua en vino, así también aquí no crea sino que cambia el pan en más pan. Esto está totalmente en consonancia con el propósito de su venida a la tierra. Vino no a crear sino a transformar, y en el transcurso de su gloriosa obra muestra su extraordinaria generosidad, y por lo tanto la del Padre: cuando él da, lo hace pródigamente.” William Hendriksen, “El Evangelio de Juan”, p. 237
El Discurso sobre el Pan de Vida Jn. 5:25-71
“Cuando lo encontraron al otro lado del lago, le preguntaron: — Rabí, ¿cuándo llegaste acá? — Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse. Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.”
“— ¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? -le preguntaron-. — Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió -les respondió Jesús-. — ¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? -insistieron ellos-. Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Pan del cielo les dio a comer.”
“ — Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo -afirmó Jesús-. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo — Señor -le pidieron-, danos siempre ese pan. — Yo soy el pan de vida -declaró Jesús-. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen. Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo. ”
“Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Entonces los judíos comenzaron a murmurar contra él, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó del cielo.»”
“Y se decían: «¿Acaso no es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale diciendo: "Yo bajé del cielo“?» — Dejen de murmurar -replicó Jesús-. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final. En los profetas está escrito: "A todos los instruirá Dios ".”
“En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí. Al Padre nadie lo ha visto, excepto el que viene de Dios; sólo él ha visto al Padre. Ciertamente les aseguro que el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron. Pero éste es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere. Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.”
“Los judíos comenzaron a disputar acaloradamente entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» — Ciertamente les aseguro -afirmó Jesús- que si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.”
“El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí, vivirá por mí. Éste es el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre. Todo esto lo dijo Jesús mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaúm.”
“Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?» Jesús, muy consciente de que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho, les reprochó: — ¿Esto les causa tropiezo? ¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir adonde antes estaba? El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. Sin embargo, hay algunos de ustedes que no creen.”
“Es que Jesús conocía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que iba a traicionarlo. Así que añadió: — Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él. Así que Jesús les preguntó a los doce: — ¿También ustedes quieren marcharse?”
“— Señor -contestó Simón Pedro-, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios. — ¿No los he escogido yo a ustedes doce? -repuso Jesús-. No obstante, uno de ustedes es un diablo. Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, uno de los doce, que iba a traicionarlo.” Juan 6:25-71 NVI
La Audiencia del Discurso • El auditorio estaba compuesto por una diversidad de personas que se podrían agrupar de la siguiente forma: 1. 2. 3. 4.
La multitud curiosa (+ 5000 personas). Los discípulos de Cristo (12 personas). Los “seguidores” de Cristo. Los detractores de Cristo.
• Esta audiencia diversa, dice Juan, fue la que escuchó las palabras que Jesús en la sinagoga de Capernaum.
El Tema del Discurso • El tema del discurso gira en torno a dos aspectos fundamentales: 1. Una severa denuncia que Cristo hace a la multitud, respecto de su interesado seguimiento materialista. 2. La identificación que Jesucristo hace de sí mismo, diciendo: “Yo soy el Pan que descendió del cielo.” (Jn. 6:51)
• El fondo del discurso contiene una seria demanda: creer en el “Enviado de Dios” como fuente de sustento espiritual y de vida eterna.
El Tema del Discurso “Jesús les recuerda que, aunque el maná fue algo maravilloso, no tenía el poder de dar vida. Los que lo comieron, murieron cuando llegó su hora. Pero el pan del que ha estado hablando, el pan que verdaderamente descendió del cielo, es diferente. El que come de este pan, no morirá. Esa persona pasará por la puerta de la muerte, pero vivirá eternamente. Puede que el singular “el que come”, en contraste con el plural “nuestros padres” sea significativo. Durante todo el discurso, para hablar de la persona que tiene una relación con Jesús, se suele usar el singular. La fe tiene que ser personal. En este caso, ser miembro de un grupo no significa nada.” León Morris, “El Evangelio según San Juan”, p. 431
“El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” Juan 6:56
El Tema del Discurso “Debemos recordar que aquellas personas de la antigüedad sabían lo que era el esfuerzo, el anhelo, el sueño de identificación con su dios y de la bendición de recibirle en su interior. No entenderían frases como comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre con un literalismo crudo. Sabrían algo de la experiencia inefable de unión, más íntima que ninguna unión material, de la que hablan estos versículos. Este era un mensaje que podía entender el mundo antiguo, y nosotros también.” William Barclay, “Juan”, Tomo I, p. 259
El Desenlace del Discurso • De parte de muchísima gente la reacción fue de rechazo y desprecio, renuncia e incluso apostasía. • “Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?” (Jn.6:60) • “Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él.” (Jn. 6:66)
El Desenlace del Discurso • Jesús, aún así, confrontó también a los más allegados a él (Jn. 6:67): – “¿También ustedes quieren marcharse?”
• Los discípulos, encabezados por Pedro, se ratificaron en su compromiso personal de fe, aunque Jesús sabía muy bien que entre ellos había “un diablo” (Jn. 6:70).
“El que ha conocido la palabra de vida de Jesús no le abandona. Cuando alguien conoce a Jesús, ya no hay nadie más que pueda satisfacerle.” León Morris, “El Evangelio según San Juan”, p. 440
“Jesús hizo muchas otras señales milagrosas en presencia de sus discípulos, las cuales no están registradas en este libro. Pero éstas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida.” Jn. 20:30-31 NVI
ACYM - San Borja julio 2010 www.axisperu.org