EPISKOPE Y EPISKOPOS: QUE DICE EL NUEVO TESTAMENTO?

RAYMOND E. BROWN EPISKOPE Y EPISKOPOS: ¿QUE DICE EL NUEVO TESTAMENTO? Si bien los católicos están muy familiarizados con el término «episkopos» (obis
Author:  Eduardo Prado Ruiz

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RAYMOND E. BROWN

EPISKOPE Y EPISKOPOS: ¿QUE DICE EL NUEVO TESTAMENTO? Si bien los católicos están muy familiarizados con el término «episkopos» (obispo), la atención que se ha dedicado recientemente el término «episkopê» puede suscitar una cierta perplejidad. Este término aparece sobre todo en diálogos ecuménicos, cuando los cristianos Intentan formular el hecho de que la mayor parte de las iglesias tienen una determinada línea de autoridad y supervisión, pero en cambio sólo algunas Iglesias tienen obispos (episkopol). Es necesario que caigamos en la cuenta de que puede haber episkopê (supervisión) sin que haya obispos (episkopoi) y que Incluso en iglesias organizadas episcopalmente no todo episkopê se halla en manos de episkopoi. Supuesta la importancia del Nuevo Testamento en orden a clarificar esta materia el autor ha Intentado resumir los datos que le han parecido más relevantes en este sentido, sin pretender haber agotado el tema, por si puede ser de interés a quienes están dialogando sobre este tema. Episkopê and episkopos: the New Testament Evidence, Theological Studies 41 (1980) 322-338 (el texto complete del articulo ha aparecido también en R.E. Brown, The Critical Meaning of the Bible, New York: Paulist 1981, pp. 124-146). Hay diversos modos de enfocar el tema. Si se considera el vocabulario griego que expresa directamente la idea de supervisión en el NT (episkopein: 1Pe 5,2; (Heb 12,15); episkopê: Act 1,20; 1Tim 3,1; (Lc 19,44; 1Pe 2, 12); episkopos: Act 20,28; Fil 1,1; Mm 3,2; Tit 1,9; 1Pe 2,25), es evidente que los llamados episkopoi ejercieron una cierta forma de episkopé. Pero hubo otros que no eran llamados así y también la ejercieron. Es por ello que he creído que era mejor comenzar por localizar otros tipos de personas que ejercieron un cierto tipo de supervisión en tiempos del NT para ir a parar a aquellos a quienes el NT llama supervisores. Hay que tener en cuenta que en el NT sólo las cartas pastorales tratan ex profeso de la estructura eclesial y, sin lugar a dudas, hubo mucha más supervisión y estructura supervisora de lo que conocemos. Ya que las instituciones y los oficios eclesiales del siglo II no salieron de la nada, hay que realizar estudios del período post-neotestamentario como complemento y continuación de los estudios del NT. Sin embargo es preciso subrayar que sería muy peligroso dar por supuesto que las estructuras del siglo II que no son nunca mencionadas en el NT ya existían en el siglo I. Hay que contar con la posibilidad de desarrollo progresivo y de una estructuración creciente a medida que los grandes personajes se convirtieron en recuerdos lejanos y que las iglesias locales tuvieron que sobrevivir por sus propias fuerzas.

Los doce En Hch 1,20 Lucas presenta a Pedro citando el Sal 109 (108), 8: "Que otro tome su episkopê" en relación con la substitución de Judas como miembro de los Doce. Ello implica que Lucas, al rememorar los comienzos de la Iglesia desde los años 80, da por supuesto que los Doce tenían una cierta función de supervisión. ¿En qué pudo consistir dicha función? Todos los evangelios presentan un grupo de los Doce durante el ministerio de Jesús y 1Co 15,5 implica que este grupo ya estaba constituido en tiempo de las apariciones de la

RAYMOND E. BROWN Resurrección. Por tanto no hay razones poderosas para dudar que Jesús escogió a los Doce. ¿Por qué? Sólo tenemos un logion atribuido a Jesús sobre la finalidad de los Doce: los había escogido para sentarse en (doce) tronos y juzgar a las doce tribus de Israel (Mt 19,28; Lc 22,28-30). La idea parece ser que en el nuevo Israel proclamado por Jesús, había que contar con doce hombres, tal como doce fueron los hijos de Jacob/Israel al comienzo del Israel histórico. La comunidad de Qumran adoptó el mismo simbolismo, ya que su Consejo tenía también un grupo especial de doce (1QS 8,1). Además del papel que Jesús les atribuyó, los evangelistas los describen con una tarea misionera, por ejemplo: "para ser enviados a predicar y tener autoridad sobre demonios" (Mc 3,14-16; 6,7). Durante el ministerio de Jesús, Mateo los presenta como enviados a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 10;5-6) y después de la Resurrección se les manda a hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos y enseñándolos (Mt 28,16-20). Sin embargo no sabemos si todos o la mayoría de ellos llegaron a realizar esta tarea, ya que todas las referencias a los Doce como grupo después del ministerio de Jesús, los presentan en Jerusalén. Es más, se tiene la impresión de que poco se llegó a saber de la mayoría de ellos como de personas individuales. Y podemos decir que en el último tercio del siglo I, los nombres de algunos de ellos se confundían y se empezaban a olvidar. Por ejemplo Judas de Santiago que aparece en las listas lucanas, Tadeo de la lista marcana... Sólo los cuatro primeros en todas las listas de los Doce, las dos parejas de hermanos, Pedro y Andrés y Santiago y Juan, tienen un papel significativo en el NT. Con o sin Andrés son presentados como quienes tienen un papel especial en el ministerio de Jesús (Mc 1,1620; 5,37; 9,2; 13,3; 14,33). En Hch 3,1; 4,13; 8,14 Pedro y Juan juegan un papel de primera fila en la primitiva predicación; y Gal 2,9 muestra a Pedro (Cefas) y a Juan en Jerusalén en el año 49. Santiago de Zebedeo, el hermano de Juan, murió mártir a comienzos de los años 40 (Hch 12,2). El único de los Doce que el NT presenta fuera de Palestina es Pedro, que fue a Antioquia (Ga 2,11) y, tal vez, a Corinto (1Co 1,12; 9,5). En cuanto al resto, el NT no dice nada acerca de su ulterior actividad. La imagen popular que los presenta como misioneros esforzados por todo el mundo, no tiene base alguna en el NT o en fuentes históricas fiables. La documentación y la arqueología que apuntan a que Pedro murió en Roma tienen una cierta credibilidad, pero el resto de los Doce, por la información que tenemos, pudo haber muerto en Jerusalén. Por lo que se refiere a ejercer una cierta supervisión, no hay datos en el NT que indiquen que ninguno de los Doce fuera cabeza de Iglesia local alguna; y han de pasar varios siglos antes de que comiencen a ser descritos como "obispos", lo cual es evidentemente un anacronismo (incluso en caso de Pedro en Roma, no parece que pueda trazarse más allá del siglo III). Según Hch 6,2 y 15,6, los Doce ejercieron un tipo de influencia colectiva en reuniones en las que se decidía la política eclesial a seguir. Los Doce son considerados como fundamento, bien colectivamente (las doce bases de la Jerusalén celestial, Ap 21,14) bien en la persona de Pedro (Mt 16,18), o juntamente con Juan como las dos columnas (de la Iglesia) en Ga 2,9. Un texto importante por lo que hace a una actividad supervisora es Mt 18,18, donde los discípulos (probablemente los Doce) reciben el poder de atar y desatar, lo cual podría significar poder de admitir en la comunidad o de acuñar normas a seguir. Este poder se da específicamente a Pedro en Mt 16,19; y en Hch 5,1-6 lo vemos fulminando miembros indignos de la comunidad. También en Jn 21,15-17 Jesús dice a Pedro que apaciente sus corderos (¡los de Jesús!). En conjunto, por tanto, tenemos la imagen de la autoridad que marca la política a seguir

RAYMOND E. BROWN como trazo característico de los Doce en el NT; y, en el caso de Pedro, el más conocido de los Doce, el recuerdo de una responsabilidad pastoral. En otros puntos, el NT se muestra muy vago acerca del tipo de supervisión ejercida por miembros del grupo de los Doce.

Los líderes helenistas y Santiago de Jerusalén La perícopa de Hch 6,1-6 es una escena clave para dar a conocer cómo entendía Lucas la supervisión en la Iglesia primitiva. Los cristianos de Jerusalén van creciendo en número; y surge una disensión en la que un grupo de judeocristianos (hebreos), que tiene el control de los bienes de la comunidad, no atiende a las necesidades de las viudas, los miembros más vulnerables del otro grupo de judeocristianos (helenistas). La base de la discusión era probablemente teológica, y surgía de la actitud negativa de los helenistas frente al templo (que aparecerá claramente en el discurso de Esteban, Hch 7,47-51). Los Doce reúnen el Consejo cristiano llamado "la muchedumbre" y discuten el problema. Tres cosas se pueden sacar de esta escena: 1) Ni siquiera para zanjar la discusión van a encargarse los Doce de la distribución de los bienes de la comunidad: "No es correcto que abandonemos la predicación de la Palabra de Dios para servir a las mesas". El hecho de que se hable en términos de una posibilidad rehusada, significa que los Doce no estaban encargados de la distribución de alimentos. La decisión de los Doce de evitar convertirse en administradores de la iglesia local confirma lo que hemos indicado más arriba: que ninguno de los Doce es presentado como supervisor de una iglesia local en tiempos del NT; 2) Por indicación de Pedro, se adjudican a los Helenistas sus propios administradores, cuyos (siete) nombres aparecen en Hch 6,5. El hecho de que la discusión se centró en la distribución de alimento y que esta tarea viene descrita en términos de "servir (diakonein) a la mesa" ha llevado a la conclusión equivocada de que los líderes Helenistas eran diáconos y que había que identificarlos con los administradores de segundo rango que encontramos en Flp 1,1 y en las cartas pastorales. Y, sin embargo, parece que se trata de los administradores más altos que tuvieron los Helenistas, porque no sólo supervisaron la distribución de los bienes comunes sino que también predicaban y enseñaban (cf. el discurso de Esteban en Hch 7 y la actividad de Felipe en Hch 8). Son, por tanto, los primeros administradores cristianos que tenemos en el NT. No sabemos qué título tenían, pero algunos aspectos de la episkope ejercida por obispos-presbíteros al final del siglo I se parecen mucho a las tareas de los líderes Helenistas; 3) No se dice en Hch 6 que la sección hebrea de la comunidad de Jerusalén recibiera también un equipo de administradores, pero algunos datos ulteriores de Hch hacen pensar que en realidad fue así. En Hch 11,30 encontramos una alusión a un grupo de presbíteros (presbyteroi) encargados del alimento común de la iglesia de JerusalénJudea, precisamente la iglesia de la que han sido expulsados los Helenistas a causa de la persecución judía. La estructura de la iglesia de Jerusalén merece una atención especial. Los presbíteros son mencionados de forma constante junto a los "apóstoles" (Hch 15,2. 4.6.22.23; 16,4), que, para Lucas, son los Doce. Estos dos grupos paralelos de autoridades cristianas tienen una clara correspondencia en la descripción lucana de grupos de autoridades judías: los dirigentes del pueblo y los presbíteros/ancianos (Hch 4,5.8), o también los sumos sacerdotes y los presbíteros/ancianos (Hch 23,14; 25,15). Si bien esta presentación puede ser lucana no es improbable que los judeo-cristianos de Jerusalén tomaran la idea de los presbíteros de la sinagoga judía. En este contexto hay

RAYMOND E. BROWN que recordar que Lucas a veces hace resaltar por el lado judío a un portavoz, por ejemplo un sumo sacerdote como Anás o Caifás, junto al grupo de presbíteros/ancianos (Hch 24,1 cf. 4,6); del mismo modo, por el lado cristiano, hace resaltar a Santiago en un papel de dirigente entre los presbíteros (Hch 21,18). Lucas no nos dice quién es este Santiago, pero sin lugar a dudas se trata de Santiago a quien Pablo sitúa en Jerusalén (Ga 1,19) y a quien llama "hermano del Señor" y apóstol (naturalmente en sentido paulino). Su importancia queda clara en Ga 2,9, donde es citado antes que Pedro/Cefas y Juan (dos miembros de los Doce) entre los pilares conocidos de la iglesia de Jerusalén. Fue él quien jugó un papel preponderante en las discusiones de Jerusalén hacia el año 49 (Hch 15,13-21.23-29; Ga 2, 2.12). La pretensión de que sucedió a Pedro como líder de la iglesia de Jerusalén se basa en la creencia errónea de que Pedro fue el líder de la misma. Según el libro de los Hechos, los Doce tuvieron en verdad un cierto papel de líderes en la iglesia jerosolimitana, en los primeros días de su exis tencia y entonces Pedro era el portavoz de los Doce. Pero Hch 6,2 presenta a Pedro que rehúsa en nombre de los Doce tomar la administración de la iglesia cuando esto se hizo necesario a causa del número de gente y de la complejidad de la misma. Por tanto parece más preciso decir, que, desde el momento en que la iglesia de Jerusalén tuvo necesidad de supervisión, fue precisamente Santiago y los presbíteros quienes ocuparon esta posición. Que Santiago fue recordando como una persona que había ejercido supervisión lo muestra la carta de Santiago (fuera o no escrita por él). Resumiendo podemos decir: hacia la mitad de los años 30 se sintió la necesidad de supervisión para las comunidades hebrea y helenista de Jerusalén y esta necesidad se plasmó en dos supervisiones, la de Santiago y los presbíteros para la iglesia Hebrea y la de las siete autoridades Helenistas para la iglesia Helenista. La acción de los Doce de convocar la asamblea (Hch 6,2) que, de hecho, aceleró esta solución, es el punto más alto alcanzado por los Doce en la pretendida labor de nombrar líderes de iglesias locales.

El apóstol paulino Según el punto de vista paulino eran apóstoles los que habían sido enviados por Jesús resucitado a proclamar el evangelio, y dado el caso, con sufrimiento y persecución. La expresión "todos los apóstoles" de 1Co 15,5-7 implica un grupo más numeroso que los Doce y es probable que la noción de apóstol fuera antigua y más amplia que la esfera paulina. La fórmula de 1Co 15 se considera normalmente como prepaulina. La idea del apóstol misionero estaba tan bien establecida que fue aplicada a los Doce. Por ejemplo Mt 28,16-20 presenta al Jesús resucitado dando a los Doce (once) una misión para toda la tierra (también Hch 1;8), aunque históricamente no pueda mostrarse que muchos de dos Doce ejercieran su misión fuera de Jerusalén. Si tomamos a Pablo como ejemplo de apóstol misionero, sus cartas proporcionan muchos ejemplos de supervisión apostólica: enseña, exhorta, acusa y da su dictamen contra miembros reprobables de una iglesia. En 2 Co 13;2 implica que el apóstol, cuando está presente, puede castigar directamente sin necesidad de consultar a la comunidad; y en 2 Ts 3,14 ordena que se expulse a quien no obedezca las instrucciones del apóstol, explicitadas en la carta. Sin embargo, a pesar de los períodos relativamente largos de tiempo pasados por Pablo en Corinto y en Efeso, el apóstol no es un líder local, que resida en la iglesia.

RAYMOND E. BROWN Incluso desde los primeros comienzos de la misión paulina, había líderes locales en las iglesias que ejercían sus funciones en vida del apóstol. Hacia el año 50 Pablo decía a los Tesalonicenses a quienes había convertido pocos meses antes: "Respetad a quienes trabajan entre vosotros y os presiden (proistamenoi) en el Señor" (1 Ts 5,12). La carta a los Filipenses se dirige a los episkopoi y diakonoi, lo cual prueba que el título "supervisor" era usado hacia el año 60 de nuestra era; y 1 Co 12,28 cita la administración o gobierno (kybernêsis) como un carisma en Corinto. Pero nuestro conocimiento de la supervisión local en tiempo de Pablo es muy limitado. Entre las cosas que no sabemos están las siguientes: ¿Se diferenciaban los líderes locales en las diversas iglesias paulinas en la autoridad que ejercían y en el papel que jugaban? ¿Tenían todos títulos y los títulos eran uniformes? ¿Ejercían su oficio durante un tiempo fijado de antemano o por un largo período? ¿Qué era exactamente lo que hacían? Eran nombrados por Pablo, o más bien eran elegidos por la comunidad local o se presentaban a la comunidad ellos mismos como investidos de un carisma especial? El hecho de que en Tesalónica aparezcan líderes en un tiempo tan breve después de la evangelización de Pablo da plausibilidad a la hipótesis de que el mismo Pablo arreglara la cuestión del liderazgo antes de abandonar la comunidad. La afirmación lucana de Hch 14,23 de que Bernabé y Pablo nombraban "presbíteros en cada iglesia" es probablemente anacrónica en el título y en la universalidad que subraya, sin embargo es, probablemente, correcta al señalar que Pablo a veces nombraba líderes en las comunidades que evangelizaba. Sea cual sea la autoridad ejercida de estos líderes, siempre estaban sujetos a la autoridad superior del apóstol que podía dar normas a todas las iglesias (1 Co 7,17) y tenía a su cuidado cotidiano todas las iglesias de su misión (2 Co 11,28). La supervisión del líder eclesiástico local estaba también afectada por la presencia de otros carismas dentro de la comunidad. En 1 Co 12,28 el carisma de administradores sólo se menciona después de muchos otros: "primero apóstoles, segundo profetas, tercero maestros, después taumaturgos, después el don de curaciones, de asistencia, de gobierno". No sabemos cómo se relacionaban y coordinaban las figuras de profetas, maestros y administradores en la administración de una comunidad. Si por una parte la autoridad del apóstol parece ser la más alta (bajo Cristo) en las iglesias de su misión, por otra hay datos que sugieren que se podía dar rivalidad cuando diversos apóstoles trabajaban en la misma comunidad. En Corinto (1 Co 1,12) hay problemas cuando algunos proclaman su fidelidad a Pablo, otros a Apolo otros a Cefas. En 2 Co 11,5 Pablo se muestra sarcástico acerca de los esfuerzos de "superapóstoles" en una iglesia fundada por él. Es el peligro de conflicto de autoridades el que le hace evitar el edificar sobre los fundamentos puestos por otro (Rm 15,20), aunque otros edifiquen sobre los fundamentos puestos por él (1 Co 15,11). Puntos de vista distintos son especialmente serios en el caso de que tengan lugar entre un apóstol como Pablo y un miembro de los Doce como Pedro o la cabeza de la iglesia de Jerusalén, Santiago, el hermano del Señor. Aunque Pablo se muestra crítico del status de estos "pilares" -¡qué me importa lo que fuesen! (Ga 2,6)- sin embargo reconoce que tienen poder suficiente para hacer vanos sus esfuerzos (en concreto el guardar la comunión entre las iglesias gentiles y las judías). Es por ello que resulta importante que estos personajes extiendan la mano de la comunión hacia Pablo (Ga 2,79). Todo esto implica que al enfrentarse con un problema de importancia, como el de la conversión de los gentiles sin exigir la circuncisión, todas las personas con un tipo diferente de supervisión (Pablo, Santiago, Pedro) tenían derecho a opinar para hallar una solución. Es más, a pesar de haber alcanzado un acuerdo en el punto principal, podía darse el caso de que continuaran en desacuerdo en otros puntos, por ejemplo en la obligación de los gentiles de guardar las

RAYMOND E. BROWN leyes judías sobre los alimentos. Pedro, que estuvo bajo el influjo de Pablo, cambió su actuación cuando fue conminado por gente de Santiago en Antioquia (Ga 2,12). Y, al parecer, lo hizo porque Antioquia caía bajo el influjo de Santiago en el tema de interrelaciones cristianas. Según Hch 15,20.23 la política de obligar a los gentiles a guardar las leyes judías sobre los alimentos fue defendida por Santiago y puesta en práctica en Antioquia, Siria y Cilicia. Pero Pablo no insistió en esta política en las iglesias de su misión (1 Co 8). Sin embargo, si Hch 21,23 contiene una noticia histórica, aun en el caso en que Pablo se sintiera libre de seguir una política en Corinto mientras Santiago seguía otra en Jerusalén y Antioquia, cuando Pablo fue a Jerusalén probablemente tuvo que seguir la línea de Santiago sobre las obligaciones judías. Por tanto, cuando hablamos de la supervisión ejercida por las tres personalidades más sobresalientes de la Iglesia antigua, hemos de reconocer que el mismo NT muestra diferentes áreas de competencia (desde el punto de vista geográfico y desde el punto de vista de temática) para Pedro, el primero de la lista y el portavoz de los Doce, para Santiago, el hermano del Señor y el líder de la iglesia (madre) de Jerusalén y para Pablo, el apóstol de los gentiles.

Los presbíteros-obispos y la sucesión de los apóstoles Si bien muchas de las iglesias paulinas tenían líderes :locales en vida del apóstol (y por lo menos algunos de los mismos habían sido nombrados por él), la cuestión del liderazgo de la iglesia local se convirtió en un problema de primer orden en el último tercio del siglo I, después de la muerte de los grandes apóstoles en los años 60. Este problema se hace especialmente patente en las cartas pastorales, donde Tito ha sido dejado en Creta "para que acabara de organizar lo que faltaba y estableciera presbíteros en cada ciudad" (1,5). Para hacer esta empresa más fácil se da la lista de las cualidades de un episkopos (Tt, 1,7-11; 1 Tm 3,1-7). El hecho de que se subraye que Tito ha de hacer estos nombramientos implica que todavía no había presbíteros-obispos en todas las iglesias de la misión paulina. Comencemos el análisis de este período diciendo que las cartas pastorales tienen como finalidad conferir autoridad a Timoteo y a Tito, compañeros de Pablo, en su labor de estructurar las iglesias, en el momento en que el apóstol está a punto de desaparecer de la escena (2 Tm 4,6). Por tanto hubo un período de supervisión postapostólica ejercida por delegados apostólicos que actuaron en nombre del apóstol, sobre la base de haber sido sus compañeros y de haber conocido sus ideas sobre este punto. Sin duda hubo resistencias frente a estos delegados apostólicos ('si las pastorales son pseudónimas, cosa sumamente probable, se invoca a la persona de Pablo para silenciar las resistencias). Estos delegados apostólicos habrían constituido un estadio intermediario entre el de la gran autoridad personal del apóstol sobre las iglesias por él fundadas (de los años 40 a los 60) y el período en que los líderes de la iglesia local se convirtieron en la autoridad más alta (el siglo II). Sólo conocemos unos pocos nombres de delegados apostólicos que ejercían una autoridad quasiapostólica. Y aquí cabe preguntarse, ¿hubo una tercera generación de delegados apostólicos, es decir de discípulos de los discípulos de los apóstoles que no fueran obispos locales? Al cabo de un tiempo (ciertamente en el siglo II) desaparece la función apostólica de quien, sin estar íntimamente ligado a una iglesia local, tiene 'la supervisión de un grupo de iglesias con una herencia común. Por tanto, fue sólo en parte que los obispos locales

RAYMOND E. BROWN fueron los sucesores de la atención apostólica por las iglesias. Ahora bien, conviene subrayar que en toda esta materia de sucesión en la atención pastoral, él NT habla de sucesión de los apóstoles en el sentido paulino del término. La idea que los Doce fueron apóstoles (y en definitiva que fueron los únicos apóstoles con los que hay que contar) nos llevaría a la idea de las iglesias locales. Sin embargo, en el NT, los Doce no son nunca descritos como los pioneros de la introducción del cristianismo en un área determinada y, en este sentido, como los que establecen una determinada iglesia local; y por tanto el NT no se plantea nunca la cuestión de la sucesión por lo que se refiere a su atención pastoral. Si de los delegados apostólicos pasamos a los líderes de iglesias locales tal como se describen en las cartas pastorales, encontramos que han surgido ya oficios establecidos y se describen sus cualidades (1 Tm 3; Tt 1). Algunas cualidades son institucionales y, por tanto, sean cuales sean las cualidades que una persona pueda tener, se puede rechazar a una persona por causa de estipulaciones que sólo afectan secundariamente a lo que deberá hacer: por ejemplo, ni un convertido recientemente ni una persona que se ha casado dos veces puede ser elegida para ser presbítero. Por desgracia fuera de las tres cartas pastorales que tratan de delegados apostólicos casi no sabemos nada sobre el modo cómo las comunidades de estos años determinaban quién debía ser el supervisor. La Didaché indica que la misma comunidad puede escoger a los líderes (15,1); pero en otras áreas y en otros momentos puede muy bien haber tenido lugar una intervención de líderes de iglesias-hermanas, o también puede haber ocurrido que los presbíterosobispos buscaran la manera de que sus sucesores fueran sus hijos. El NT no ofrece nada en el sentido de un proceso regular de ordenación (y, a fortiori no hay ningún argumento en favor de la tesis de que, por medio de una cadena de imposición de manos, todos y cada uno de los presbíteros-obispos locales podía rehacer su genealogía de ordenación hasta "los apóstoles"). Y tampoco sabemos si los cargos eclesiales se ejercían por un determinado período de tiempo o para toda la vida. Pasemos ahora a la designación de cargos de la iglesia local. En las cartas pastorales hay dos cargos instituidos para la atención pastoral de la comunidad, un cargo superior y otro subordinado. Si apelamos a otros datos del NT en la misma línea, parece que cada uno de estos dos cargos tenía dos designaciones: el presbítero (anciano) u obispo y el "más joven" o diácono. Un libro del NT puede hablar exclusivamente en términos de episkopoi, "obispos" y de diakonoi, "diáconos" (Flp 1, l), mientras otros libros hablarán de presbyteroi, "ancianos" y de neóteroi, "jóvenes (1 P 5,1.5). Pero hay otros que ilustran la intercambiabilidad de estas designaciones. Que presbyteros y episkopos son intercambiables se puede ver no sólo en las cartas pastorales (Tt 1;5-7; 1 Tm 3,1; 5,17) sino también en Hch 20,28 donde aquellos que han sido previamente designados como presbyteroi de la iglesia de Efeso son instados: "tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha puesto como episkopoi para pastorear la 'Iglesia de Dios". De un modo parecido 1 P 5,2-3 se dirige a los presbyteroi, diciéndoles: "apacentad la grey, siendo supervisores (episkopountes) no forzados sino voluntariamente". La correspondencia entre neóteros y diakonos se puede apreciar en el paralelo de Lc 22,26: "que el mayor entre vosotros sea el neôteros y el que gobierna como el diakonos". El hecho de que neôteros, "más joven", no designa simplemente un segmento de edad (como tampoco lo designa el término presbítero) ha pasado por alto muy a menudo y ha dado pie a combinaciones un poco curiosas. Por ejemplo mientras en 1 P 5,1-4 la referencia a presbyteroi ha sido correctamente comprendida como

RAYMOND E. BROWN referencia al cargo de presbítero, en cambio el verso siguiente se interpreta corrientemente como una referencia al tema de la juventud, los neôteroi! Si centramos la atención en el cargo superior hay que recordar que a menudo se dice que presbyteros era usado entre las comunidades judeocristianas mientras que episkopos era la misma designación en las iglesias gentiles. Sin embargo la evidencia que tenemos sobre el uso de presbyteros en grupos judeocristianos viene del libro de los Hechos y de su descripción de la comunidad de Jerusalén. Y es precisamente el mismo libro de los Hechos el que describe los cargos de las iglesias gentiles también como presbiteroroi (Hch 14,23; 20,17). Una teoría más plausible es que estamos ante dos niveles de tradición judaica que se abrieron paso en el cristianismo. Las sinagogas del judaísmo fariseo tenían un grupo de zêgênîm, "ancianos", es decir el equivalente hebreo de presbiteroroi. Este grupo formaba un consejo, cuyos miembros marcaban pautas de comportamiento pero no eran pastores, responsables de la atención espiritual de los individuos. Además de los zêqênîm, la comunidad de Qumran tenía cargos que llevaban el título de mêbagqêr o de pâqîd, términos sinónimos que significan "supervisor, superintendente" es decir, el equivalente hebreo de episkopos y que sí tenían responsabilidad pastoral. El cargo superior de los dos cargos cristianos mencionados tal vez había combinado el grupo de presbíteros de la sinagoga farisaica con el supervisor de la secta judía, de forma que los presbíteros tuvieran también un papel de supervisores. El origen judío y la combinación de los dos aspectos explicaría por qué Tito 1,5 habla de presbiteroroi en plural, mientras que Tt 1,7, refiriéndose obviamente al mismo cargo, lo hace en singular y empleando el término episkopos. Pero la cosa es todavía más complicada porque es posible que, aun siendo generalmente intercambiables como hemos dicho, no todos los presbíteros de una comunidad asumieran el papel de supervisor. En 1 Tm 5,17 se nos dice que un doble honor es debido a los "presbíteros que ejercen bien su cargo". ¿Qué quiere implicar aquí el autor, que sólo algunos presbíteros ejercen bien su cargo o que sólo algunos presbíteros ejercen bien su cargo de supervisores? Parece que la segunda posibilidad es más plausible ya que en el mismo versículo resalta a aquellos que "se afanan en la predicación y en 'la enseñanza" lo que claramente implica que no todos tenían estas tareas. Es, por tanto, posible que el grupo de presbíteros se dividiera las tareas que en otro tiempo ejercían personas con distintos carismas como es el caso de 1 Co 12,28 en la diversidad entre maestros y administradores. Que el término diakonos se podía aplicar a una mujer, lo sabemos por Rm 16,1. En el pasaje de 1 Tm 3,8-13 que trata sobre los diáconos, se dan reglas para las mujeres en 3,11 y algunos han argumentado que se trataba de las mujeres de los diáconos. Sean lo que sean, su actuación es la de un diácono, ya que el autor habla de normas para ellas de la misma manera que habla para los diáconos (hombres). Por otra parte, supuesto que parece altamente probable que hubiera hombres y mujeres diáconos en las iglesias de las cartas pastorales y que nebteros era otra forma de nombrar al diakonos, hay un pasaje en 1 Tm 5,1-2 que plantea la cuestión acerca de si no había también hombres y mujeres presbíteros. El delegado apostólico recibe las siguientes instrucciones acerca de la manera de tratar a los presbíteros y a los "más jóvenes"; "al presbyteros no lo reprendas con dureza, sino exhórtale como a un padre; a los neôteroi como a hermanos; a las presbyterai, como a madres; a las neoterai como a hermanas". Se asume generalmente que el pasaje trata de grupos de gente con distintas edades y, a pesar del uso de neôterai como "más jóvenes" en 1 Tm 5,11.14, sin embargo todos los pasajes de las pastorales que tratan de los presbyteros se refieren a gente que tiene un cargo (cf. especialmente 1

RAYMOND E. BROWN Tm 5, 17.19). El argumento, con todo, no acaba de ser convincente porque el pasaje paralelo en Tt 2,1ó trata ciertamente de grupos de edades distintas. A pesar de ello podemos decir que si hubo mujeres presbíteros, como hubo mujeres diáconos, es preciso recordar que no todos los presbíteros ejercieron cargo de supervisión (es decir, no todos ejercieron el cargo de episkopos). La prohibición de 1 Tm 2,12 "no permito que la mujer enseñe, ni que tenga autoridad sobre el hombre", pudo ser considerada necesaria si las mujeres podían tener un cargo que permitía que los hombres que también lo ocupaban enseñaran y gobernaran. ¿Cuáles eran las tareas de supervisión de los presbíteros-obispos y de los neôteroidiáconos? En 1 Tm 3,8-13 sólo se nos habla de las cualidades de los diáconos, no de sus actividades y, por tanto, no sabemos nada acerca de lo que hacían. Ya que el término diakonos designa a un sirviente, tal vez el diácono en tiempos del NT no ejercía demasiada supervisión. Por lo que hace a los presbíteros-obispos, sabemos que algunos o muchos enseñaban (1 Tm 5,17). En particular se les asocia con refutación de falsas doctrinas y con velar sobre la pureza de la fe comunitaria (Tt 1,9). De otros pasajes que hablan de la administración de la propia familia por parte de los presbíteros-obispos (1 Tm 3,3-5; 1 P 5,2) podemos inferir que los presbíteros tenían una cierta responsabilidad respecto de los bienes de la comunidad. La imagen del pastor es frecuente al hablar del presbítero-obispo (Hch 20,28; 1 P 5,2) y, por tanto, su autoridad de supervisión era como la de un pastor sobre las ovejas, apacentándolas, guiándolas y protegiéndolas. En las cartas pastorales no se asigna al presbítero-obispo ningún papel litúrgico o cúltico. Lo que más se acerca a ello en el NT es St 5,14-15, donde los presbíteros de la iglesia son convocados a orar sobre la persona enferma y a ungirle en nombre del Señor, de manera que "la oración de la fe salvará al enfermo". Este pasaje confirma la existencia de presbíteros en una iglesia no paulina de origen judío, donde el nombre -de Santiago (el hermano del Señor) era venerado. Otro escrito, 1 P 5, 1-4, dirigido a iglesias gentiles del Asia Menor muestra la existencia de presbíteros-obispos en un área donde Pedro era considerado como una autoridad. La idea de que Pedro hablaba como un "co-presbítero" indicando a los presbíteros cómo debían de comportarse no difiere mucho de la de Pablo en las Pastorales fijando las cualidades de los presbíteros-obispos. Por tanto, en iglesias asociadas con las tres grandes figuras apostólicas del NT, Pablo, Santiago y Pedro, los presbíteros eran conocidos y estaban establecidos en el último tercio del siglo I. En las cartas de Ignacio de Antioquía el obispo tiene una autoridad única respecto al bautismo y a la eucaristía, pero nada de esto se dice en el NT. En cambio, en comparación con el silencio sobre las tareas cúltico- litúrgicas de los presbíterosobispos, hay otras figuras que bautizan: miembros de los Doce (Mt 28,19, Hch 2, 41; 10,48), Felipe, el líder Helenista (Hch 8,38), y Pablo apóstol (1 Co 1,14-17). Por lo que se refiere a la eucaristía, prácticamente no sabemos nada acerca de quién presidía en tiempos del NT. La instrucción "haced esto" en conmemoración de Jesús se da a los Doce en Lc 22,19 (1 Co 11,24), pero no en Mc/Mt. Según Hch 13,2 en la iglesia de Antioquía, profetas y maestros "liturgizan" (leitourgein), lo cual encuentra resonancias en Didaché 10,7: "permitid a los porfetas "e ucaristizar" (eucharistein) como quieran". Lógicamente la Didaché se encuentra entre la situación del NT (donde profetas y maestros tienen un papel litúrgico) y la posición ignaciana donde los obispos y presbíteros tienen esta ocupación. En la iglesia de la Didaché hay todavía profetas y maestros y los profetas dirigen la eucaristía; con todo el autor urge a la comunidad:

RAYMOND E. BROWN "nombraos obispos y diáconos... porque son vuestros hombres honrados, junto con los profetas y los maestros" (15, 1-2).

Supervisión en la comunidad Joánica La comunidad joánica (como la mateana, aunque de otra manera) estaba en guardia acerca del peligro de las autoridades humanas. Jn 21, considerado por la mayoría como una adición posterior al evangelio, adscribe el papel de pastor a Pedro, pero no al discípulo amado. Lo cual implica probablemente que el papel de pastor humano no había formado parte de la tradición de la comunidad y estaba empezando a introducirse desde el exterior. Para un estadio anterior de la historia de la comunidad, la imagen de Jesús-pastor era más que suficiente (Jn 10). El autor de la 2.a y 3.a carta joánica (que es probablemente el de la primera) se llama a sí mismo "el presbítero", pero no ejerce en las tres epístolas la autoridad ejercida por los presbíteros de las cartas pastorales o de los Hechos (que enseñan y apartan de la comunidad a los que propagan falsas doctrinas). El autor joánico se enfrenta a la falsa doctrina de quienes se han apartado de la comunidad (1 Jn 2,19), pero no puede enseñar en base a su propia autoridad que los secesionistas estén en el error. Dice a sus lectores que no necesitan maestros y que deben discernir lo que es falso en base a la unción por el Espíritu (2,27). Los secesionistas se han marchado, pero no hay ningún indicio que permita concluir que el autor los hubiera podido expulsar. Y en 3 Jn 10, donde el presbítero trata con Diotrefes que rechaza su autoridad, lo máximo que puede hacer es amenazar con "presentar" a la comunidad lo que Diotrefes está haciendo. Todo esto se ilumina si tenemos en cuenta Jn 14,26 donde el Paráclito es quien enseña al cristiano todas las cosas, y todo cristiano tiene al Paráclito. El autor de las cartas puede hablar como parte del "nosotros" formado por los testigos de la comunidad joánica (1 Jn 1,1-4) y con ello unirse al testimonio del discípulo amado; pero no puede presentarse como maestro, como parecen estar haciendo sus oponentes. Y si sus oponentes reclaman que también ellos tienen la unción del Espíritu, sólo puede responder: "pongamos los espíritus a prueba" (1 Jn 4,1). En los escritos joánicos la necesidad de una autoridad superior surge cuando, en 3 Jn, la autoridad está en oposición al presbítero. El Diotrefes de 3 Jn 9-10 se presenta como primera autoridad en la iglesia local joánica, por lo que parece en línea con el estilo episcopal que aparece en las cartas de Ignacio de Antioquia; y no permite al presbítero enviar emisarios a su iglesia. Algunos piensan que Diotrefes propugnaba alguna doctrina falsa; pero el autor de las cartas, que se muestra tan duro con los secesionistas, no presenta crítica doctrinal de ninguna clase contra Diotrefes. Es posible que éste se encuentre en la misma postura doctrinal que el autor de las cartas, pero puede haberse dado cuenta de que la confianza del presbítero de que la gente será conducida a la verdad por el Espíritu no acababa de funcionar (como 1 Jn 4,5 supone). Por tanto de 3 Jn y de Jn 21 (Pedro como pastor) podemos inferir que un poder de supervisión más amplio (del tipo del presbítero-obispo), aunque ajeno al talante teológico de la comunidad joánica, fue introducido en algunos sectores de la comunidad para resistir contra enseñanzas erróneas.

Resumen final

RAYMOND E. BROWN Esta breve presentación muestra que la forma y el ejercicio de la supervisión ofrecen una variedad muy grande en los distintos lugares y en los distintos tiempos del primer siglo de nuestra era. Sólo hacia el final del siglo y bajo el influjo de diversos factores, comenzó a desarrollarse una estructura más uniforme de cargos eclesiales. La muerte de los grandes líderes del primer período hacia los años 60, dejó un vacío; las divisiones doctrinales se hicieron más acusadas; y hubo una separación mayor del Judaísmo y de sus estructuras. Hacia los años 80-90 el modelo de presbítero-obispo se hizo más común y con el reajuste motivado por la figura del único obispo, este modelo se hizo dominante en el siglo II hasta que se convirtió en exclusivo en las iglesias antiguas. Muchos de nosotros vemos el influjo del Espíritu Santo en todo este proceso, pero incluso en este caso hay que reconocer que el autor de la 1 Clemente nos está dando una información simplista cuando afirma (1 Clem 42) que los apóstoles (al parecer los Doce) nombraron a sus primeros convertidos obispos y diáconos de iglesias locales. Tradujo y condensó: JOSE ORIOL BRUSTER

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