ESPAÑA Y EL RIF. Breve visión de la guerra olvidada que cambió España MAYO DE 2014

ESPAÑA Y EL RIF Breve visión de la guerra olvidada que cambió España MAYO DE 2014 FRANCISCO CABEZOS ALMENAR Y FERNANDO HERRANZ VELÁZQUEZ Facultad de

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ESPAÑA Y EL RIF Breve visión de la guerra olvidada que cambió España

MAYO DE 2014 FRANCISCO CABEZOS ALMENAR Y FERNANDO HERRANZ VELÁZQUEZ Facultad de Geografía e Historia – Universidad de Salamanca

Índice 0. Introducción ...................................................................................................... 2 1. El Norte de África: los actores del momento y el lugar ................................. 2 1.1. Situación geopolítica en el Norte de África durante el primer tercio del siglo XX ................................................................................................................................ 2 1.2. Conferencia de Algeciras de 1906 y Tratado de Fez de 1912: el Protectorado español y francés .......................................................................................................... 4 2. El Rif................................................................................................................... 6 2.1. Una región con identidad propia .................................................................. 6 2.2. Una sociedad tribal ....................................................................................... 6 2.3. La riqueza oculta. Factor económico ........................................................... 7 3. Antecedentes directos: los rifeños cómo enemigo tradicional ....................... 8 3.1. Primeros conflictos con las cabilas .............................................................. 8 3.2. La guerra de Melilla de 1909 ....................................................................... 9 4. La Guerra del Rif ............................................................................................ 11 4.1. La guerra que no termina: 1911-1920 ........................................................ 11 4.2. Annual: el desastre de los desastres ........................................................... 13 4.3. Reconquista y final de la guerra 1922-1926 .............................................. 16 5. Consecuencias posteriores .............................................................................. 17 6. Bibliografía ...................................................................................................... 20 Anexo I: Personajes relevantes del conflicto .................................................... 21 Miguel Primo de Rivera .................................................................................... 21 Dámaso Berenguer ............................................................................................ 21 Manuel Fernández Silvestre .............................................................................. 22 Felipe Navarro................................................................................................... 23 Abd-el Krim ...................................................................................................... 24 Anexo II: Mapas e Imágenes .............................................................................. 26

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0. Introducción La guerra del Rif marcó la historia contemporánea de España, transformando todos los esquemas del momento y con posterioridad, siendo a consideración de muchos expertos la causa de todo lo que aconteció en el siglo XX en este país al generar una serie de factores y personajes de vital importancia para dicho período. Pretendemos aquí realizar un análisis y un resumen muy breve del propio conflicto, su contexto y los factores que lo desarrollaron, con la idea de poder dejar marcados los momentos, personajes, situaciones, puntos de vista, y demás factores que favorecieron esa transformación posterior al primer tercio de siglo, reviviendo con ello una parte de la historia de España que, ensombrecida por los episodios que le sucedieron, cae para muchos en el olvido. De la misma manera, pretendemos con este breve ensayo sentar los cimientos de un futuro estudio en profundidad, amparados por una bibliografía e historiografía no poco amplia que nos ofrece a día de hoy las diferentes visiones y perspectivas del conflicto, no sólo desde el clásico punto de vista español heredado de aquellos que vivieron la guerra y la transmitieron a través de las décadas, forzando el relato a la situación y personajes de la segunda mitad de siglo XX, sino también a aquella historiografía que desde fuera de ese panorama y sobretodo en nuestros días, nos ofrecen un estudio moderno y amplio, así como la perspectiva rifeña, pudiendo tener así una globalidad de lo ocurrido, cumpliendo con el principio de objetividad que tan presente ha de tener un historiador.

1. El Norte de África: los actores del momento y el lugar 1.1. Situación geopolítica en el Norte de África durante el primer tercio del siglo XX Para comprender el desarrollo de los eventos que rodean al conflicto del Rif, hay que tener en cuenta la configuración del escenario donde se desarrollan los hechos, siendo dicho escenario los protectorados francés y español del norte de África que abarcan gran parte de la actual Marruecos 1. La presencia española en la zona queda perpetuada en las plazas de Ceuta y Melilla, así como los peñones de Alhucemas o Vélez de la Gomera, siendo todas ellas territorio español desde finales del siglo XV y principios del XVI. Estas plazas en tiempos del protectorado tenían administración propia al ser territorio español y no estar comprendidas dentro del protectorado, para el cual se crearon una serie de cargos específicos, la mayoría de ellos con funcionarios nativos, entre los cuales destacaremos a Abd El-Krim, líder de la rebelión rifeña. El protectorado español en sí se dividía en dos regiones Yebala y el Rif, militarmente influenciadas por las Ceuta 1

Véase el Mapa 1

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y Melilla respectivamente, pero dirigido por un alto comisario, designado principalmente entre el generalato del Ejército. Además del comisariado, el protectorado mantenía la figura del jalifa cómo entidad política propia en representación del Sultán, que ejercía un poder legislativo, pero definitivamente sometido a los mandatos de España. Además de estas dos entidades, se podía sumar una delegación o secretaría para asuntos indígenas. Junto a la presencia española en las plazas mencionadas, aparecerán en el XVIII y XIX el resto de potencias europeas en la lucha colonial por África, destacando Francia en el Norte de África con Argelia y el protectorado marroquí francés, que ocupaba el Marruecos al sur del Atlas, hasta Sidi Ifni, bajo influencia española 2. La organización política del mismo seguía patrones similares al caso español. Con la unificación de las diversas realidades políticas musulmanas del norte de África en el último tercio del siglo XVII con la dinastía alauí, se formaba el Sultanato de Marruecos, el cual se mantuvo cómo entidad más o menos estable hasta finales del siglo XIX. La debilidad manifiesta de dicho territorio hacia esa época propicia la intervención de las potencias europeas en sus políticas, acompañadas de diversos conflictos ya con estas potencias debido a la inquietud que generaba en el sultanato la presencia extranjera y sobretodo la posibilidad de expansión que muchos dejaban manifiesto. Finalmente a pesar de las relaciones del sultanato con las potencias europeas, queda en el aire dicha entidad al encuadrarse en los protectorados de principios del siglo XX, quedando el Sultán de Marruecos cómo una figura simbólica, hasta la independencia de la región y la formación del Reino de Marruecos en 1956. Ante el panorama antes planteado, en 1859 tenía lugar el primero de los conflictos que configuran las Guerras de Marruecos, cómo sucesión de conflictos de alguna manera continuados y que comenzando con esta primera guerra (1859-1860) abarcan hasta el final de la Guerra del Rif (1911-1926) que aquí trataremos. Este primer conflicto implicaba al sultanato dado que el pretexto español para iniciar la campaña fue el desperfecto del escudo real ante una agresión de la tribu de Anghera en las obras de ampliación de las defensas de Ceuta. Tras una campaña victoriosa y donde destacó la exaltación patriótica con la que se vio en la Península, el sultanato cede ante España creando un protectorado costero en el norte de África en 1884. Es importante hablar aquí de esta primera guerra, dado que la derrota de las tribus del sultanato frente a las tropas españolas, abre las puertas de la total intervención extranjera en el sultanato ante la debilidad manifiesta de sus dirigentes, que propicia también las rebeliones internas en las que se pedirá ayuda a España y Francia cómo

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A partir de 1934 entra en la jurisdicción del Alto comisariado español en Marruecos, dirigiéndose todo el territorio español en África cómo un conjunto.

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pacificadores, fraguando así la idea del protectorado, y generando el organigrama que planteábamos previamente con el caso español. En esta situación de inestabilidad y rebeldía de algunas tribus del sultanato, y con la influencia de los movimientos coloniales europeos en África, aparecen los que serán los actores protagonistas del conflicto norteafricano: los rifeños. La zona del Rif abarca desde la región de Yebala hasta la frontera con la actual Argelia 3, y tiene una serie de particularidades propias que hacen del Rif y sus gentes una entidad prácticamente independiente a tener en cuenta en la historia, y cómo es lógico es vital para el conflicto que aquí tratamos. Más adelante las explicaremos con detenimiento. El aislamiento geográfico de la región y esas identidades propias hicieron del Rif una región con un profundo sentimiento de autodeterminación, incluso frente al sultanato de Marruecos, generando continuas rebeliones y conflictos que provocarán que en los conflictos españoles en Marruecos, vayan cobrando de cara al siglo XX el papel protagonista cómo enemigos del español, que culminará con el protectorado español y la Guerra del Rif. Por ello, aunque a ese conjunto de conflictos en el norte de África se le denomine Guerras de Marruecos, hay que entender el hecho de que solamente la primera Guerra de Marruecos fue en sí misma una guerra contra el Sultanato, siendo el resto del conflicto un asunto propiamente rifeño, bien por los protagonistas, bien por la región en la que se encuadra el protectorado español, y que queda patente del todo con la propuesta de República del Rif, que Abd El-Krim hará en los años 20 del pasado siglo, y que obviamente trataremos más adelante. Quedando así presentados los actores protagonistas del conflicto así como la propia zona del mismo, debemos continuar hasta el punto en el que comienza el camino a la guerra: la Conferencia de Algeciras de 1906.

1.2. Conferencia de Algeciras de 1906 y Tratado de Fez de 1912: el Protectorado español y francés Como el propio nombre indica, la conferencia se realizó en la ciudad de Algeciras, entre el 16 de enero y el 7 de abril de 1906. El objetivo de la misma fue intentar buscar una solución a la llamada primera crisis marroquí, también conocida como la Crisis de Tánger. Esta crisis fue provocada por la visita de Kaiser Guillermo II de Alemania a Tánger, en Marruecos, el 31 de marzo de 1905, pero había comenzado un año atrás con los acuerdos que habían suscrito Francia y España, con el visto bueno de Gran Bretaña, para delimitar las zonas de Marruecos sobre las que dichas potencias coloniales ejercerían su protectorado. El dirigente alemán hizo ciertos comentarios a favor de la independencia de Marruecos y buscó la creación de una conferencia europea para esclarecer la situación colonial de Marruecos. 3

Véase el Mapa 2

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La situación se fue agravando, y fue necesaria una reunión para intentar resolver la disputa. Dicha conferencia reunió los doce países que ya estuvieron en la conferencia de Madrid de 1880 repartiéndose África (Gran Bretaña, Alemania, Austria-Hungría, Bélgica, España, EE.UU de América, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, Rusia y Suecia). Alemania no estaba por la labor de permitir un protectorado francés en el norte de África, ya que también estaba interesado en un protectorado propio en tierras marroquíes. Por ello el Kaiser llevó a cabo una fuerte actividad diplomática para intentar convencer al resto de potencias de que la creación de un protectorado dirigido por una fuerza internacional daría mejores resultado que la situación actual. Para ello intentó convencer a España, a Bélgica y a Estados Unidos, los cuales contaban con el apoyo de Italia y Austria-Hungría, asegurando una votación en mayoría. Sin embargo, todos, salvo Austria-Hungría interpretaron la acción como las bases de una futura dominación alemana del norte africano, ante cuya situación no le quedó más remedio que aceptar el protectorado francés. Entre los acuerdos firmados, España adquiere, junto a Francia, obligaciones para ejercer un protectorado en Marruecos. Esta repartición tendrá lugar tras la firma del Tratado de Fez, en 1912, formándose el Protectorado español de Marruecos en el norte y el Protectorado francés de Marruecos en el sur, lo cual fortaleció la posición francesa y dejó al Imperio Alemán sin alguna ganancia colonial tangible al final de la Conferencia. Precisamente, la ambición alemana causó que el gobierno de Gran Bretaña apoyara las pretensiones francesas de repartir Marruecos en dos protectorados (uno francés y otro español). Para entonces Gran Bretaña desconfiaba que Alemania ganase alguna concesión colonial en Marruecos, pensando en la seguridad de Gibraltar y la posibilidad de que la Kaiserliche Marine alemana obtenga una base naval en el Mediterráneo, eclipsando la situación privilegiada de la Royal Navy. Rusia apoyó también los pedidos de su aliado francés, mientras que AustriaHungría, aunque favorable a Alemania, no tenía interés tangible alguno que invocar en Marruecos para justificar su posición. Desgraciadamente los acuerdos no terminarían con las pretensiones franco-alemanas en la región, viendo un nuevo conflicto en 1911 cuando estalló la “segunda crisis marroquí”, o crisis de Agadir, que bien pudo significar el inicio de la Primera Guerra Mundial tres años antes de la fecha en que empezó. Ante este panorama, España recuperaba algo perdido en la crisis del 98: la importancia en el plano político mundial. Pero para una parte de la sociedad del momento, probablemente la presencia en África significaba recuperar parte del viejo sentimiento de Imperio.

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2. El Rif 2.1. Una región con identidad propia En la medida que presentábamos en el punto anterior a los actores del conflicto y la situación geopolítica del lugar, presentábamos a los rifeños. Han de ser tratados a parte cómo protagonistas del conflicto en la medida en que cómo destacábamos anteriormente, son gentes con identidad propia, a pesar de su pertenencia durante la época de la que hablamos al sultanato de Marruecos, y esto lo expondremos a continuación, no sólo en la presentación en sí de la región y sus gentes, sino también en el desarrollo de los antecedentes directos de la guerra de 1911. Geográficamente, el Rif corresponde al protectorado español del norte de África, abarcando desde la región de Yebala al Noroeste del actual Marruecos, hasta la frontera con Argelia. Es una región prácticamente aislada del resto de Marruecos, en el momento histórico que aquí tratamos lo es del resto del sultanato, dado que el sur de la región se ve amurallada por la barrera natural que supone la cordillera del Atlas, y por el norte el propio mar Mediterráneo, generando una orografía particular, muy distinta de los paisajes desérticos saharianos, acercándose más al clima mediterráneo del sur de Europa cuanto más cerca de la costa se esté, con una aridez pedregosa en zonas de montaña. Esto ya genera un factor favorable a la aparición de una identidad propia en las gentes del lugar debido a ese “aislamiento” social y cultural con el resto del sultanato. Influye también en esa identidad propia de la región del Rif, la etnicidad del lugar, debido a que el Rif, cómo territorio marroquí en la actualidad, es un territorio que da cabida a bereberes y árabes, pero es con los primeros con los que se une fuertemente la identidad rifeña por ser mayoría a lo largo de la historia. Las diferencias entre bereberes y árabes no sólo se dan en el físico, teniendo los bereberes una apariencia de tez más oscura, pero facciones cercanas a lo occidental, y destacando colores de ojos vivos, herencia según los expertos de la ocupación sueva del norte de África a partir del siglo V-VI d.C, que habrían dejado esa marca en las poblaciones bereberes, posteriormente influenciadas en lo religioso por el avance musulmán durante la Edad Media, que trajo el otro grupo étnico, el árabe, de rasgos más afilados y tez más clara. A parte de estos, los patrones culturales bereberes son bastante distintos de los árabes, marcando una diferencia de peso en el interior del sultanato entonces, e incluso en nuestros días en el Marruecos moderno. Junto con la etnia berebere existe un dialecto propio, el rifeño, que da otra seña de identidad propia al lugar, diferenciándose del resto del sultanato.

2.2. Una sociedad tribal Viendo así los factores más importantes que configuran la identidad rifeña, cabe destacar la configuración propia del territorio, teniendo cómo unidad básica geopolítica a

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la cabila 4, la cual supone una entidad sociopolítica determinada que engloba a un número determinado de familias ocupando una región específica. Dentro de cada cábila podemos analizar la organización social rifeña, entendiéndola cómo una sociedad de carácter tribal, y que se configuraría de la siguiente manera: las familias nucleares (dadart), conforman un grupo familiar (tarfiqt), que se reunirían conformando una entidad superior, yema’a, que agrupados en fracciones o ar-rabaa, terminaban por conformar la unidad superior que suponía la cabila (entre 70-80 cabilas en época del conflicto del Rif). 5 Durante la época del protectorado, las tribus sometidas estaban dirigidas por un caíd, o también por interventores militares. Cada una de las cabilas estaba armada, debido a que a pesar de la organización externa ante ellas, tradicionalmente se auto-defendían de agresiones entre ellas, y normalmente tribus de más peso absorbían a las de menor peso. Este factor hay que tenerlo en cuenta para ver que no era un enemigo poco armado, ya que en su mayoría era un rival armado y lo más importante para comprender el éxito básico de los rebeldes rifeños contra el protectorado español, conocía el terreno.

2.3. La riqueza oculta. Factor económico Habiendo dado estas pinceladas sobre la región y sociedad rifeña, no podemos pasar por alto, aunque brevemente, la importancia económica del Rif para España, puesto que en muchos casos se trata al Rif cómo una región pobre, subestimando las capacidades agrícolas del lugar, orientadas a olivo y frutales, aunque no teniendo una importancia mayor. No obstante, las entrañas del Rif y del resto del protectorado entrañaban mineral de hierro y plomo, y viendo el potencial que esto podía suponer para la economía española, propició la creación en 1908 de la Compañía española de Minas del Rif 6, que compartiría importancia de explotación junto a la Compañía del Norte Africano, de capital francés. 7 El conocimiento de este hecho no sólo reside en poder analizar un factor más del interés español para controlar el Rif, cómo veremos más adelante al analizar los antecedentes a 1911, sino también para conocer a la Compañía y en especial a uno de sus inversores principales, Horacio Echevarrieta, que gracias a su importancia y buenas relaciones con la sociedad marroquí del momento, tuvo una influencia importantísima para el rescate de prisioneros de Annual y la negociación en ocasiones con Abd el-Krim. Esto permitiría ver el interés privado y el intervencionismo por orden del gobierno en la guerra.

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Véase Mapa 3 MADARIAGA, Mª.R de; Abd el-Krim El Jatabi. La lucha por la independencia. Madrid, Alianza editorial, 2009. 92-97 6 Propiedad del conde de Romanones y la familia Güell. 7 MADARIAGA, Mª.R de; En el barranco del lobo. Las guerras de Marruecos. Madrid, Alianza editorial, 2005, 43-44 5

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Llegados a este punto, y habiendo visto esta “presentación” de los protagonistas geopolíticos, hemos de pasar a entender cuales fueron los antecedentes directos a la Guerra del Rif, es decir, hemos de analizar lo que ocurrió para que las cabilas se alzasen, de alguna manera unidas bajo la batuta de personajes de la talla de Abd el-Krim, generando un conflicto, que cómo analizaremos más adelante, fue motor de lo ocurrido en España a lo largo del siglo XX.

3. Antecedentes directos: los rifeños cómo enemigo tradicional 3.1. Primeros conflictos con las cabilas Podemos considerar el primer conflicto de España con las cabilas rifeñas la denominada Guerra de Margallo de 1893-1894, en la cual las cabilas reaccionaron ante la ampliación de las defensas de las plazas de Ceuta y Melilla, las cuales coincidieron en uno de sus puntos con un cementerio rifeño en Sidi Guariach. Esto supuso para los cabileños una razón de peso para iniciar las hostilidades, llegando a cercar Melilla. Para romper el cerco de Melilla se bombardeó desde el mar a numerosas tribus rifeñas, provocando destrucción de edificaciones religiosas, que incentivaron la yihad entre los rifeños y otras gentes del sultanato, mientras que el entonces sultán, Hassan I, respaldaba el derecho español de afianzar esas defensas. Tras varios meses de combates y con el monte Gurugú y las playas colindantes a Melilla tomada por los rifeños que hostigaban las actividades militares españolas, manteniendo el asedio de la ciudad, el general Margallo salió con una columna de unos 2000 hombres a recuperar los fuertes de Rostrogordo y Cabrerizas, ocupados por cerca de 8000 rifeños. La acción es importante no sólo por el hecho de que supuso una derrota en primera instancia de los españoles 8, sino también porque en esta acción destacó un oficial de vital importancia en la política española de la siguiente decada: Miguel Primo de Rivera. Finalmente se llegó a un pacto dejando el conflicto en tablas debido al envío de más tropas al Norte de África al mando del general Martínez Campos, y al alto número de bajas sufridas por los rifeños a causa de los continuos bombardeos de la armada y artillería de tierra españolas. Este conflicto afianzó las posiciones españolas y provocó la creación de diversas posiciones en el Rif oriental a raíz del establecimiento de tropas españolas en la región, así como la creación de una unidad de la Guardia Civil en Melilla. También favoreció las relaciones franco-españolas con el objetivo común del establecimiento en Marruecos, que se afianzó con la creación oficial del protectorado y la división de Marruecos en 1912 entre ambos países.

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Poco después otra expedición más numerosa recuperaría los fuertes y estabilizaría la situación.

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3.2. La guerra de Melilla de 1909 En la primera década del siglo XX el sultán de Marruecos, Abd el-Aziz, se enfrentaba a discrepancias internas en el sultanato, debido a la rebeldía del norte (Rif) que no acataban ser controlados por el sultán y menos por la presencia extranjera, de la misma manera que esto último generaba tensiones en las altas esferas del sultanato. Por estos motivos se desencadenó una rebelión en 1903 en el Rif, encabezada por Yilali Mohamed el-Yusfi ez-Zerhuni, conocido como El Rogui o Bu Hamara, que desafió la autoridad del sultán, el cual reaccionó militarmente, arrinconando a El Rogui en su cabila, donde se hizo fuerte controlando la región de Guelaya 9 y las cabilas colindantes. La concesión de 1907 por parte del Rogui a las compañías mineras francesa y española del norte de África de la explotación de los yacimientos de plomo y hierro encontrados en su región, provocaron una rebelión interna en los rifeños, que provocaron el derrocamiento de Mohamed el-Yusfi cómo cabeza visible de las cabilas de la región y por la desaparición de un interlocutor entre los rifeños y España, sintiendose los rifeños traicionados, hostigando durante dicha rebelión a los yacimientos y obras públicas extranjeras que estaban empezando a construir sus infraestructuras mineras. Muley Hafid, hermano del sultán Abd el-Aziz, destronó a este hacia 1908-1909. Esto llevó a Francia y España a entablar relaciones con el nuevo sultán para poner una solución a la situación de las obras del ferrocarril minero que debido a los altercados se habían visto paralizados, y ratificara así los derechos de explotación acordados por El Rogui. España terminó mandando tropas a la zona mientras se negociaba con el sultán debido al temor de que Francia mandase sus tropas, y se diese así una visión de debilidad sobre la capacidad española de defender su territorio y sus intereses en el protectorado. La intervención militar permitió la reanudación de las obras sin el acuerdo con las cabilas rifeñas orientales que cumplieron sus amenazas de atacar, provocando en verano de 1909 las primeras bajas entre los obreros españoles del ferrocarril. Estas acciones contra los intereses españoles la encabezó el que sería uno de los principales cabecillas de los rifeños durante las guerras del Rif: Mohamed Amezian el Sherif, El Mizzian. Esto desencadenó la reacción de algunas esferas militares, sobretodo representado en la figura del general Marina, comandante en jefe de la plaza de Melilla, que propició el envío de tropas desde la Península, sobre todo reservista de las quintas del 1903 y 1904. El problema de las quintas se arrastraba desde hacía tiempo en la historia española, y configuraba una diferenciación clasista en España al marcar que sólo la gente con más medios pudiera permitirse pagar las cantidades que libraban del reclutamiento, el cual caería por inercia sobre las clases obreras y los campesinos pobres. Por ello hay que tener

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Región alrededor de Nador.

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en cuenta el problema de las quintas cómo un efecto social importante que incentivó la lucha de clases en nuestro país. Militarmente hablando, julio significó no sólo el inicio de la guerra, sino una llamada de atención al Ejército español, sobre todo a su oficialidad, dado que se desplegaron tropas mal equipadas, mal armadas, y con tácticas que resultaron antiguas e ineficaces, sumando el factor decisivo del menosprecio al rival. Todo ello fraguó en el conocido cómo el desastre del Barranco del Lobo, el cual supuso una acción de combate mal organizada para controlar las zonas cercanas al monte Gurugú, y que terminó en una retirada con un alto número de bajas españolas al hacer pasar a las unidades desplegadas por una zona baja copada en las alturas de tropas rifeñas que diezmaron a los españoles, carentes de apoyo artillero y en las malas condiciones ya mencionadas. El desastre provocó que de nuevo Melilla estuviese en una posición dedicada, tomando Marina la decisión de replegar a las tropa a la plaza, reorganizándose e iniciándose de nuevo los combates a mediados de agosto, avanzando en los meses siguientes por toda la región, que hemos de recordar se entiende alrededor de MelillaNador, controlando el Gurugú y afianzando las posiciones en la zona minera de Zeluán. El aventajamiento español a finales de 1909 llevó a una comisión de cabileños a reunirse con Marina y las autoridades españolas para negociar la paz. Tras la guerra de 1909, España afianzaba el control efectivo, al menos de momento, en la región de Guelaya y en la de Quebdana, encarando una situación favorable a la posterior creación del protectorado, pero a un alto precio social y político, puesto que el desastre del Barranco del Lobo y la propia guerra había calado hondo en una población cansada de la situación que vivían, dejando esto patente en la Semana Trágica en Barcelona y otras partes de Cataluña a causa de las protestas contra el envío de tropas, alimentando a su vez el viejo debate sobre la repercusión y viabilidad de las quintas de reclutamiento, en la medida en que como mencionábamos antes suponía en la práctica totalidad de los soldados llamados a filas hijos de obreros y campesinos 10. Esto provocó una muesca definitiva en el gobierno de Maura, que en 1912 renunciaba definitivamente, anunciando la crisis del sistema político español, cristalizándose esta en el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, hecho que trataremos más adelante cómo consecuencias de la Guerra del Rif propiamente dicha, la cual ya había quedado fraguada a través de estos primeros hechos relatados, que habían unido el destino del Rif y España, y que tanto significará para la historia de España en el siglo XX.

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MARTÍN CORRALES, E. Semana Trágica. Entre las barricadas de Barcelona y el Barranco del Lobo, Barcelona, Edicions Bellaterra, 2011, 89-90.

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4. La Guerra del Rif 4.1. La guerra que no termina: 1911-1920 Lo vivido en 1909 sirvió de breve lección a España para saber a lo que se enfrentaban para proteger el protectorado. Si bien los dos conflictos previos con los rifeños sirven de antecedente a lo que podemos considerar la “gran guerra del Rif” que a partir de 1911 se desencadena, realmente deberían considerarse un continuo, puesto que a pesar de que es en esta segunda década de siglo cuando el conflicto rifeño alcanza su culmen de crudeza e intensidad, no deja de ser un conflicto continuo entre las cabilas y España por el control y pacificación del lugar. Queda esto patente en que apenas un año después de la Campaña de Melilla, El Mizzian vuelve a organizarse contra España, y se retoman los combates tras el avance español para circundar el Gurugú. Habiendo avanzado, se pudo estabilizar un frente de batalla alrededor del río Kert, pero el reinicio de las hostilidades hizo que a modo de previsión, se enviasen refuerzos desde la Península. Con sus altibajos, el Mizzian plantó dura batalla a los españoles que no consiguieron del todo estabilizar la situación, viéndose una serie de combates que provocaron numerosas bajas entre ambos bandos. La pasividad de los españoles permitió a El Mizzian avanzar de nuevo más allá del Kert hacia territorio español, sin embargo fue frenado y obligado a retroceder ante el avance español encabezado por el General Navarro en su misión de avanzar hacia HaddúKadur. El Mizzian cayó en la acción, y su muerte supuso el fin de la campaña del Kert, pero sin embargo la semilla de la rebelión estaba más que sembrada en las mentes de las cabilas, que organizaron sus harkas 11, y tras la firma del Tratado de Fez y la creación oficial del protectorado se alzaron de nuevo, pero en un escenario distinto al visto hasta ahora de la región cercana a Melilla y con un nuevo líder. La rebelión, encabezada por Muley Ahmed ibn Muhammad ibn Abdallah al Raisuli, conocido entre los españoles cómo El Raisuni 12, tuvo cómo zona protagonista la región de Yebala, en las que las cabilas dirigidas por el Raisuni establecieron un régimen de guerra de guerrillas contra las tropas españolas, hostigando y causando bajas, ante lo cual pronto se preparó la respuesta. Estas nuevas campañas ven la aparición de nuevos protagonistas cruciales para entender la Guerra y las acciones que en ella se dan: Navarro, Silvestre, Marina, etc. De todos ellos se irá viendo la fortuna con la que se involucran. Entre 1911 y 1915 los movimientos españoles en Yebala se orientaron a asegurar la franja Larache-Alcazarquivir, que estaban ocupados desde 1911 por el ejército español y la policía indígena tras el desembarco de Larache de ese mismo año. Pero aunque

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Término para denominar la organización militar básica de los rifeños. Jerife rifeño con un pasado movido cómo pirata, que se involucró en la política del sultanato y alcanzó su firme posición cómo cabecilla rifeño. A partir de los años 20 colaboraría con España contra Abd el-Krim. 12

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oficialmente El Raisuni se mostraba pacífico 13, por la espalda la situación era otra, por lo que durante esos años Yebala fue una región de conflictos de carácter guerrillero que España intento paliar con el avance por la región hacia Ceuta. Esta será la situación que regirá en la zona occidental del protectorado, sucediéndose en ese tiempo diversos oficiales en los cargos operativos y políticos, cómo es el caso del Alto comisariado, que entre 1911 y 1920 pasará por las manos de Marina, Alfau y Berenguer. Durante la guerra se siguió viendo a un ejército mal provisto, completado con las tropas de reemplazo de aquellos que no podían pagar la exención de la quinta, además de verse en los tratos de la oficialidad con las cabilas para ganarse la amistad cómo se vendía el propio material del ejército (fusiles, municiones, etc.), un error que como veremos resultó fatal en Annual. No obstante, el conflicto verá el nacimiento de la aeronáutica militar española y la creación de unidades importantes en la historia militar española, cómo el Tercio de Extranjeros o los Regulares, en cuyo seno destacarán cómo oficiales las figuras más importantes de las décadas siguientes: Cabanellas, Queipo de Llano, Millán Astray, Franco, etc. A pesar de esto también hay que tener en cuenta que las tácticas y formas del Ejército español estaban anticuadas, resultado de una oficialidad anticuada, quedando también patente esto en la utilización de los blocaos, que a nuestro parecer suponían la máxima representación de las penurias de los soldados españoles en el Rif. Las cabilas rifeñas también verán una mejora sustancial, derivada del contacto de sus líderes (jerifes y caídes) con otras naciones, que más tarde proveerán a las cabilas de instrucción y armamento, tal cómo veremos unas líneas más adelante al presentar la guerra contra Abd el-Krim. En 1920, considerando más o menos estable la situación en Yebala y el Rif occidental, con el mando de Berenguer cómo Alto comisario, Fernández Silvestre fue nombrado Comandante general de Melilla, iniciando con inmediata posterioridad los preparativos para controlar la belicosa región del Rif oriental, entre cuyas cabolas se encontraba la cabila de Beni Urriaguel, en cuyo seno se forjaba bajo la batuta de Abd elKrim el Jatabi la rebelión más cruda y dañina a las que se enfrentaron en este periodo los españoles. Mohamed Abd el-Krim el Jatabi, nació en Axdir, en la cabila de Beni Urriaguel en 1821. Habiendo estudiado derecho islámico en la Universidad de Qarawiyyin (Fez) 14, sirvió a la administración colonial española como traductor y escribiente de árabe en la Oficina Central de Tropas y Asuntos Indígenas en Melilla, donde también trabajó para el periódico El Telegrama del Rif, en el que escribía un artículo diario en árabe. Aún joven 13

Hasta la formación oficial del protectorado en 1912 se mantuvo al margen, pero tras este hecho se declaró en rebeldía contra el sultanato y contra España. 14 MADARIAGA, Mª.R de; En el barranco del lobo. Las guerras de Marruecos. Madrid, Alianza editorial, 2005, 23

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fue nombrado cadí de su cabila, y a la edad de 32 años jefe de los cadíes. En 1915, ante los franceses sospechaban de su colaboración con los alemanes 15 (son los años de la Primera Guerra Mundial), abriéndole un expediente que dejó al descubierto sus verdaderos sentimientos contra la colonización europea, alimentados por un tiempo de cautiverio por sospechas de rebeldía en la cárcel de Rostrogordo. Tras su liberación volvió a su cabila, desde donde comenzó a organizar la rebelión. Todos estos factores forjaron en Abd el-Krim un fuerte sentimiento de rebeldía que terminaron por encauzarlo cómo líder de los Beni Urrigeles así cómo de aquellas cabilas a las que atrajo a la causa anticolonial. El momento culmen de este proceso fue cuando en septiembre de 1921, proclamaba la República del Rif, con capital en Axdir, y se declaraba en rebeldía con España. La posición del líder rifeño se fortaleció por la unidad interna de las cabilas que se unieron contra el protectorado español, y además, El Jatabi se sirvió de sus conocimientos de leyes y su cultura para entablar relaciones exteriores que le procuraron armas, suministros y reconocimiento, recurriendo a la Sociedad de Naciones y las potencias asentadas en Tánger 16. Contó la República con el visto bueno de potencias cómo Gran Bretaña, que veía esto cómo una posibilidad de frenar la expansión colonial francesa en el Norte de África. Planteado el panorama en el Rif oriental, queda ver cual fue el resultado de la acción que Silvestre había planeado durante su primer año cómo Comandante general de Melilla, teniendo en cuenta las condiciones mencionadas atrás.

4.2. Annual: el desastre de los desastres En mayo de 1921, Silvestre se disponía a emprender una operación para alcanzar la bahía de Alhucemas y entrar a pacificar la cabila de Beni Urriaguel, la cual era una de las más poderosas, y la información recabada indicaba que era el centro de las cabilas rebeldes del Rif oriental, por lo que bajo el pretexto de que con Beni Urriaguel terminaría la sangría de las guerras de Marruecos, salió de Melilla a finales de mes con toda la capacidad militar que disponía, dejando la plaza desprovista de una posible defensa ante la previsión de una victoria aplastante. Hemos de recordar que las tropas estaban compuesta por soldados de reemplazo, mal armados, mal provistos, con carentes municiones y suministros, y además desmoralizados y con un pavor considerable hacia el enemigo rifeño debido a la situación vivida años atrás y la condición de levas forzadas que tenían los allí formados. Realmente en pocos días, Silvestre recorrió la distancia de cerca de 130 km que separa Melilla de Annual, teniendo cómo objetivo que desde Annual se podría terminar 15

Abd el-Krim fue abiertamente favorable a los germanos durante la guerra, recibiendo ayuda de estos en materia de instructores a lo largo del conflicto. 16 Extracto de la carta dirigida por Abd el-Krim a los embajadores de algunas potencias en Tánger y a la Sociedad de Naciones de Ginebra en septiembre de 1922, en MADARIAGA, Mª.R de; Abd el-Krim El Jatabi. La lucha por la independencia. Madrid, Alianza editorial, 2009. 9-10

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la operación sobre la cabila de Beni Urriaguel. Por el camino, el general Silvestre pactó con diversas cabilas (Beni Said, Beni Ulichek, Temasamán, etc.), a cambio de la promesa por parte de los rifeños de su colaboración y posterior paz. También fue asentando blocaos a lo largo del camino, los cuales eran posiciones altas donde un pequeño destacamento tenía que mantenerse en malas condiciones y sin una fuente de agua cercana, teniendo que salir a realizar “aguadas” a corrientes cercanas, exponiéndose al fuego rifeño y cambiando la mayoría de las veces “la sangre por el agua”. Se establecieron alrededor de 140 blocaos y posiciones de similar condición. Con esa velocidad de avance, pronto alcanzó Annual, a unos 10 km del Monte Abarrán, desde donde podrían controlar los pasos naturales que separaban la orografía de la Sierra de Temsamán. Estableciendo el campamento ya en Annual, Silvestre obtuvo el permiso de Berenguer de adelantar las líneas para establecer una defensa del campamento, mandando columnas a Abarrán, Igueriben y otras posiciones colindantes. Así, la noche del 31 de mayo, habiendo establecido ya un destacamento en lo alto del Monte Abarrán, el grueso de la columna enviada desde Annual para cumplir ese objetivo retorna al campamento, y en el camino escuchan cómo las tropas destacadas hacen fuego de fusilería y artillería: los rifeños habían atacado. Este primer combate de Abarrán termina en una desastrosa derrota que augura lo que se desencadena después, puesto que los supervivientes de Abarrán informan que las harkas rifeñas se dirigen a Sidi Driss, el cual resistirá prácticamente independiente al resto del desastre hasta su evacuación días después. Días después de Abarrán la situación es caótica, puesto que Annual se encuentra sitiado y las posiciones alrededor comienzan a aislarse, dejando clara que el mantenimiento de esas posiciones sólo puede acabar en la muerte o el abandono debido a la situación previa de desprovisión, agravada por el cerco rifeño. Con todo este panorama, el 20 y el 21 se piden refuerzos a Berenguer, y el 22 sabiendo que Igueriben a caído, es ordenada la retirada por Silvestre 17, pero la situación se descontrola al superar las harkas el perímetro de Annual, provocando una desbandada que precipita la desgracia: parte de la oficialidad desaparece, huyendo y dejando a la tropa sin mando, una tropa que también huye sin una organización previa. El propio Silvestre morirá en Annual. Durante los días que siguen a la huida las diversas posiciones que quedaban en pie del camino Melilla-Annual van cayendo, unas por deserción de las tropas, otras por unirse a la retirada y otras por caer resistiendo para intentar cubrir una retirada que se torna más complicada al revolverse contra los españoles las cabilas aparentemente pacíficas e incluso parte de la Policía Indígena, los cuales al revolverse comienzan a hacer fuego sobre las tropas a las que cubrían la retirada.

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Véase el anexo. Mapa 4

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La retirada de Annual verá también una crueldad sin parangón por parte de los rifeños que asesinan a gran parte de los prisioneros, teniendo especial mención lo ocurrido en el asedio a la posición de Monte Arruit, que acogió a parte de los soldados que se retiraban y formó una defensa que tras resistir varios días termino por rendirse a los rifeños con la condición de que a cambio de entregar las armas y municiones se les brindaría paso a Melilla sin sufrir daño alguno. La oficialidad fue tomada cómo prisioneros y mandados a Axdir, y la tropa conforme entregaban las armas eran pasados a cuchillo y sometidos a penurias. Meses después, al reconquistar Monte Arruit, todavía verían la huella de aquel momento presente en los cuerpos momificados de los españoles que habían quedado abandonados en las cuestas de subida a la posición y dentro de la misma, mostrando signos de mutilaciones y demás. Esto incentivaría la crueldad con la que respondieron en la siguiente etapa de la guerra las tropas españolas 18. Los responsables rifeños de estas matanzas no respondieron a órdenes de Abd el-Krim, si no que por el contrario actuaron por iniciativa propia, intentando Abd el-Krim frenarlos y dar instrucciones al conocer noticias de los sucesos. Es posible que de no ser por Abd elKrim, las harkas entraran en Melilla, cosa que finalmente no sucedió 19. Melilla, totalmente desguarnecida entró en pánico al recibir las noticias de lo sucedido en Annual, y la población civil se apelotonó en el puerto para intentar salir de la ciudad, al tiempo que los supervivientes iban llegando a la plaza. Mientras tanto, desde Ceuta había salido una columna del Tercio de Extranjeros, al mando del comandante Franco, que tras una marcha de tres días y tres noches sin parar llegó a Melilla estableciendo las defensas de la ciudad, la cual veía ya las hogueras rifeñas del Gurugú. El peligro, tal como se demostró en Alhucemas era que los rifeños pudieran aprovechar la artillería y armas abandonadas tras Annual, pero requiriendo de formación 20, fue usado todo en los años siguientes. Annual se había saldado con la muerte de cerca de 14000 españoles, además de otros 4000 hombres pertenecientes a la Policía Indígena y harkas aliadas, siendo el desastre militar más grande de la guerra desde el Barranco del Lobo. Con posterioridad, el general Picasso fue mandado a Melilla con el objetivo de redactar un informe para analizar el desastre y poder establecer responsabilidades. El conocido cómo Expediente Picasso permitió analizar la situación y el desarrollo del desastre mediante entrevistas personales con los supervivientes y testigos, llegando a establecer no sólo las responsabilidades sino el alto número de situaciones de cobardía y similares por parte de tropas y oficialidad, de la misma manera que permitió descubrir acciones de carácter valeroso para el Ejército que llevó a la concesión de una buen número de condecoraciones.

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Véase el anexo. Imágenes 6 y 7 MADARIAGA, Mª.R de; Abd el-Krim El Jatabi. La lucha por la independencia. Madrid, Alianza editorial, 2009, 194-198 20 Mercenarios alemanes instruyeron a las harkas rifeñas en el uso de artillería. 19

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Entre los que serían procesados a raíz del expediente se encontraban autoridades cómo el General Navarro, que fue capturado y enviado a Axdir tras lo ocurrido en Annual, y que tras su liberación tuvo que enfrentarse a diversas acusaciones derivadas de las investigaciones de Picasso. Sirve para ver el alcance de dicha investigación y sus repercusiones. No obstante, el Expediente Picasso supone un duro golpe contra el gobierno del momento por incluir en las responsabilidades incluso al propio Rey. Esto lleva a una serie de trabas para el perfecto desarrollo de la investigación y posteriores procesos. 21 Podemos analizar las repercusiones del expediente, que mandado por el congreso (poder legislativo), podía poner en jaque a la monarquía y élites circundantes que hicieron uso de su poder para intentar evitar que el expediente tuviese ese alcance, y en la medida en que se buscaba cerrar las Cortes, se puede ver el apoyo de Alfonso XIII al posterior golpe de estado de Primo de Rivera, teniendo ambos el objetivo de impedir que la investigación de Picasso dañase la reputación del Ejército y la Monarquía. Una unión que no sólo provocó el golpe, sino que sellaría el destino de la monarquía. Por ello es importante entender que el Expediente Picasso influye no sólo en la medida en que esclarece lo ocurrido en Annual, sino también en la vida política del momento, siendo otro factor para analizar cómo Marruecos supuso el motor de cambio de la España del siglo XX. El segundo semestre de 1921 se caracterizaría por la recomposición de tropas y la llegada de nuevos oficiales que plantearían la reconquista del Rif Oriental para la cual todavía quedaban tres años de combates. Las consecuencias de Annual no sólo se deben ver en lo militar, hay que entender que supuso un duro golpe para la sociedad española del momento, que cansada de la guerra pidió responsabilidades por los cerca de 18000 muertos. En las esferas de poder, los sucesos de Annual precipitaron la caída de gobierno a favor del golpe de Estado que el general Primo de Rivera dio, instaurando el directorio militar, en cuyos objetivos estaba el claro punto de poner fin a la guerra.

4.3. Reconquista y final de la guerra 1922-1926 Tras la victoria sobre Annual, Abd el-Krim lanzaba el mensaje claro de la lucha por la independencia de España, una lucha de una unión rifeña, que formalizaba al declarar en septiembre del 21 la República del Rif. En este contexto establece relaciones con potencias extranjeras a través de la presencia de estas en Tanger, y recurriendo a la Sociedad de Naciones de Ginebra. Por lo tanto, tras Annual, la situación española en el Rif oriental es crítica, estando Melilla cercada y las cabilas enemigas entorno al Gurugú y Nador. Con la Legión en cabeza se reorganiza desde Melilla el contraataque, y a finales de 1921 consiguen avanzar hasta el Kert, tomando de nuevo Monte Arruit, Zeluán y Dar 21

LEGUINECHE, M.; Annual. El desastre de España en el Rif: 1921. Madrid, Extra Alfaguara, 1996. Apéndice: [107]-[109]

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Driuss, y estableciendo a lo largo de los tres años un frente estable en el que se combate desde los blocaos y posiciones similares así cómo se realizan patrullas más allá del Kert, llegando a las zonas perdidas en Annual. Mientras, en 1924, las cabilas de Abd el-Krim habían tomado Xauen y habían amenazado Tetuán, poniendo a España en una situación de doble frente de batalla, pero que pudo ser salvada haciéndoles retroceder y recuperando lo perdido, controlando así de nuevo el Rif occidental. El golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923 establece en España una dictadura con el consentimiento de Alfonso XIII, y el nuevo Directorio Militar establece cómo objetivo fundamental llegar al final de la guerra. Para ello comienzan a reforzar las tropas para permitir un avance que hacia 1925 ya situaba a las tropas españolas de nuevo frente a Beni Urriaguel. El inicio de las hostilidades con Francia, puso a Abd el-Krim en una situación más que comprometida, y el gobierno español aprovechó la situación para organizar un desembarco en la Bahía de Alhucemas, con el objetivo de cercar a Abd el-Krim y tomar Axdir, su capital, poniendo fin al conflicto y pacificando la zona. En la Conferencia de Madrid de 1925 se trataría el asunto, llegando así al desembarco propiamente dicho en septiembre del mismo año. Es de destacar que la operación fue debido a sus características, tenida en cuenta en la Segunda Guerra Mundial para organizar el desembarco de Normandía. La operación, al mando del general Sanjurjo, fue un éxito, y permitió en 1926 lanzar las últimas operaciones para controlar Beni Urriaguel, llegando así a la rendición de Abd el-Krim a los franceses, por temor al juicio de los españoles, siendo este posteriormente deportado a la isla de Reunión, desde donde con posterioridad se afincaría en El Cairo hasta el fin de sus días. El protectorado español quedaba así pacificado, terminando la pesadilla de Marruecos, pero con unas consecuencias de un alcance que pocos presentían.

5. Consecuencias posteriores Sin lugar a dudas, la guerra supuso el motor de los cambios que, sobre todo en el siglo XX, tuvieron lugar en España. La pérdida de Cuba y Filipinas en 1898 llevó a ver en el Norte de África la oportunidad de recuperar el prestigio perdido. Esto incentivó un sentimiento patrio que poco a poco se tornó en cansancio y hastío por lo que allí sucedía. Se arrastraban muchos viejos temas que sangraban a la sociedad española, cómo por ejemplo las quintas de reclutamiento. La economía nacional también se vio golpeada por los costes de la guerra, así como la política del país cambió a medida que la guerra daba unos resultados u otros, tal como

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se ve con la caída de Maura 22 tras el desastre del Barranco del Lobo y la Semana Trágica de 1909, o de los sucesivos presidentes del consejo de ministros, que tras Annual cayeron en beneficio de Primo de Rivera y el Directorio. El Rey, Alfonso XIII, permanece cómo testigo impasible de lo ocurrido, quedando patente los tratos de favor que la amistad con el monarca traía, reflejado esto en figuras cómo Berenguer o Silvestre. De la misma manera, el conflicto norteafricano salpicaba a otras figuras cómo el Conde de Romanones, cómo responsables indirectos de gran parte de la guerra, y hechos cómo la investigación de Picasso, salpicaban a las más altas esferas sobre las responsabilidades de Annual y el resto del conflicto, provocando una acción de tapadera que llevaría en última instancia al golpe de estado de Primo de Rivera. El ensalzamiento de la historia anterior cómo medio de generar un sentimiento patrio que unificase y moralizase a las tropas queda patente al crearse unidades cómo el Tercio de Extranjeros, que ensalzaba en sus enseñas a los viejos tercios de infantería y ofrecía un amplio abanico de simbología y arengas a los nuevos reclutas. Estas nuevas unidades, cómo la Legión o Regulares, ven en su seno el nacimiento de las figuras protagonistas de las décadas posteriores, puesto que serán la herencia de la antigua oficialidad y conformarán a los llamados africanistas que se alzarán en armas contra la Segunda República con el pretexto de salvar la nación, así como por todos los privilegios que habían ganado en tiempos de guerra, cómo los escalafones, puestos y seguridades. Claramente hablamos aquí de Sanjurjo, Francisco Franco, Millán Astray, Mola, Queipo de Llano, Cabanellas, y una larga lista de personajes con las correspondientes unidades propiamente africanas cómo las arriba mencionadas Legión y Regulares, que supondrán el grueso y fuerza de choque del Ejército Nacional en la Guerra Civil. También si hacemos referencia a lo militar, hay que destacar que la Guerra del Rif fue testigo del uso de armas químicas por parte de los españoles en la reconquista posterior a Annual 23, con materiales comprados a potencias extranjeras de sus excedentes de la Primera Guerra Mundial, viendo por lo tanto la relación entre ambos conflictos también en lo que al impulso armamentístico español se refiere. Si recurrimos a la expresión de “de aquellos polvos vienen esos lodos”, podemos ver cómo a raíz de lo desprendido a niveles sociales y políticos de la guerra del Rif, se alcanza el punto de no retorno que impulsan el sentimiento de recelo contra una monarquía que se muestra pasiva ante los sucesos, y permite hechos cómo la instauración de una dictadura cómo la de Primo de Rivera, con el total consentimiento de Alfonso XIII. Esto permite volver a ver los movimientos republicanos una nueva oportunidad que no desaprovecharán, alcanzando el 14 de abril de 1931 la proclamación de la Segunda República española.

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Maura fue llamado tras el desastre para asumir el cargo de presidente del consejo de nuevo, pero el fracaso del regeneracionismo terminó por dar al traste sus planes. 23 MADARIAGA, Mª.R de; Abd el-Krim El Jatabi. La lucha por la independencia. Madrid, Alianza editorial, 2009 219-236

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Sin lugar a dudas el análisis podría ser más concreto y extenso, pero con estas líneas generales pretendemos mostrar que este conflicto del Rif, entendiendo a todo el desarrollo bélico desde 1884 hasta 1926, supuso el motor que movió los engranajes de los sucesos que acontecieron a la España del siglo XX. Una guerra por desgracia olvidada en la memoria de los españoles, y que debemos recuperar más allá de los ámbitos historiográficos para poder comprender el siglo XX español, arrojando más luz en los porqués que muchas veces rondan la cabeza de aquellos que quieren saber.

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6. Bibliografía GONZÁLEZ ALCANTUD, J.A y MARTÍN CORRALES, E.; La conferencia de Algeciras en 1906: un banquete colonial. Barcelona, Bellaterra, 2007. LEGUINECHE, M. Annual. El desastre de España en el Rif: 1921. Madrid, Alfaguara, 1996. LÓPEZ ALARCÓN, E., Melilla, 1909: crónica de un testigo. Diario de la guerra escrito durante las operaciones militares en el Rif. (s.l), El mundo militar, 1910. MADARIAGA, Mª.R de, España y el Rif: crónicas de una historia casi olvidada. Melilla, UNED, 1999. MADARIAGA, Mª.R de, En el Barranco del Lobo. Las guerras de Marruecos. Madrid, Alianza editorial, 2005. MADARIAGA, Mª.R de, Abd el-Krim el Jatabi. La lucha por la independencia. Madrid, Alianza editorial, 2009. MADARIAGA, Mª.R de y LÁZARO ÁVILA, C., Guerra química en el Rif (19211927) en Historia, nº 324 abril del 2003. MARTIN CORRALES, E. Marruecos y el colonialismo español (1859-1912): de la guerra de África a la “penetración pacífica”. Barcelona, Bellaterra, 2002. MARTÍN CORRALES, E., Semana Trágica. Entre las barricadas de Barcelona y el Barranco del Lobo. Barcelona: Edicions Bellaterra, 2011. MAURER, G., Les montagnes du Rif Central : etude géomorphologique, Tanger, Presses des éditions marocaines et internacionales, 1968. PICASSO, J., Expediente Picasso: documentos relacionados con la información instruida por el señor general de división D. Juan Picasso sobre las responsabilidades de la actuación española en Marruecos durante julio de mil novecientos veintiuno. México D.F, Frente de Afirmación Hispanista, 1976. WOOLMAN, D.S., Abd el-Krim y la guerra del Rif. Barcelona, Oikos-tau, 1971.

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Anexo I: Personajes relevantes del conflicto Miguel Primo de Rivera Miguel Primo de Rivera fue un militar, político y dictador español que nació en Jerez de la Frontera en 1870 y falleció en París en 1930. Fue segundo marqués de Estella y Grande de España. A los 14 años ingresó en la Academia Militar, tras completar la instrucción fue destinado a Melilla, donde consiguió una serie de ascensos que le encumbraron al cargo de general, obteniendo la Cruz Laureada de San Fernando. Desarrolló la mayor parte de su carrera en destinos coloniales (Marruecos, Cuba y Filipinas). En 1908 ascendió a coronel. En 1909 fue destinado al norte de África, tomando parte de la Guerra de Melilla. En 1912 fue nombrado general de brigada por sus méritos militares. Debido a su trayectoria militar estaba vinculado al grupo de militares africanistas, sin embargo se pronunció a favor del abandono del protectorado norteafricano. 1921, tras sus declaraciones a favor del abandono de las colonias norteafricanas (“Yo estimo, desde un punto de vista estratégico, que un soldado más allá del Estrecho, es perjudicial para España”), fue destituido de su destino por el gobierno, partidario de la permanencia en África. Un año después fue nombrado capitán general de Barcelona. Allí se ganó el apoyo de los sectores más conservadores de la Lliga Regionalista, gracias a su política de mano dura contra la delincuencia y la conflictividad social. Como reacción a esta situación, agravada entre los militares por el Desastre de Annual (en el que había muerto su propio hermano, el teniente coronel Fernando Primo de Rivera y Orbaneja), y al Expediente Picasso, Primo de Rivera, de ideales militaristas, nacionalistas y autoritarios, dio un golpe de Estado (13 de septiembre de 1923) con el apoyo de diversos sectores de la sociedad española así como del propio Rey. Esta unión fue beneficiosa para ambos ya que les favorecía cerrar las Cortes para que el Expediente Picasso no dañara a la monarquía ni al ejército. Tras su acceso al poder, abandonó sus anteriores posiciones abandonistas y de modo contrario, consolidó la presencia española en Marruecos mediante una victoria militar: el desembarco de Alhucemas (1925), al mando del cual se encontraba General Sanjurjo.

Dámaso Berenguer Dámaso Berenguer y Fusté fue un militar y político español, primer conde de Xauen, que presidió el penúltimo gobierno de la monarquía de Alfonso XIII, conocido con el nombre de “dictablanda”. Nació en cuba en 1873 y falleció en la ciudad de Madrid en 1953. En 1911 se le encomendó la dirección de las fuerzas indígenas de Melilla. En todos los combates pareció demostrar pericia y habilidad, por lo que le fue concedido el grado de coronel, además de numerosas condecoraciones honoríficas. Después de haber sido

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ascendido a general y contando con gran prestigio en el ámbito castrense, se le encomendó el Ministerio de la Guerra en 1918, en el gobierno presidido por García Prieto. Poco después fue nombrado Alto Comisario español en Marruecos, y desde ese puesto diseñó un ambicioso plan tendente a la “pacificación” y ocupación definitiva del territorio del protectorado. Aunque obtuvo algunos éxitos iniciales, como la toma de Xauen en 1920 -por el cual el rey Alfonso XIII le concedió el título de conde de Xauen-, toda la operación se vino abajo con el Desastre de Annual (1921), propiciado por la actuación negligente del general Manuel Fernández Silvestre, comandante general de la zona de Melilla y subordinado suyo. Procesado y separado del servicio por sus responsabilidades, fue amnistiado y rehabilitado tras el golpe de estado de Primo de Rivera en septiembre de 1923, siendo poco después nombrado jefe de la Casa Militar del Rey (1924). En enero de 1930, Primo de Rivera dimite al retirársele el apoyo del ejército y el rey encarga a Berenguer la formación de gobierno y la normalización de la situación política alterada por seis años de dictadura. El 30 de enero se forma el nuevo gobierno en el que, además de la presidencia, asume también la cartera de Guerra. Las esperanzas puestas en este gobierno, para la vuelta a la normalidad constitucional, que popularmente sería conocido como la “dictablanda”, se desmoronan en los partidarios de la república e incluso en los grupos monárquicos que fueron marginados por la dictadura. A la vista de tantas dificultades, Berenguer convoca elecciones generales para el mes de marzo de 1931, pero los representantes políticos contestaron que jamás participarían en esos comicios, pidiendo la abstención. Así, Berenguer y su gobierno dimiten en bloque el 14 de febrero de 1931.

Manuel Fernández Silvestre Silvestre nació en Cuba en 1871 y falleció en Annual en 1921. Fue un militar español, comandante general de Ceuta (1919-1920) y de Melilla (1920-1921) en el transcurro de la Guerra del Rif, y principal responsable del Desastre de Annual. Ingresó en la Academia General Militar de Toledo, donde coincidió con otro destacado personaje, Dámaso Berenguer y Fusté, dos años más joven. Pasó a la Academia de Caballería el 9 de julio de 1891. Se graduó de segundo teniente de caballería a los 21 años. Fue destinado a Cuba con el Regimiento Expedicionario de Caballería Tetuán. Durante su estancia en Cuba destacó por su valor y forjó la leyenda de su “buena estrella” 24. Fue condecorado y felicitado por el gobierno en varias ocasiones, participando en más de 50 combates. En 1904, tras estancias en diversos regimientos peninsulares, Silvestre fue destinado a Melilla para mandar el Escuadrón de Cazadores de Alcántara. Estudió árabe en la Escuela Oficial de Árabe de Melilla consiguiendo el título de

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MADARIAGA, Mª R. de, En el Barranco del Lobo. Las guerras de Marruecos, Madrid, Alianza Editorial, 2005, 134.

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intérprete. Paradójicamente, el profesor que le calificó de sobresaliente fue el propio Abd el-Krim, que en aquella época trabajaba para el Gobierno español. Tuvo una carrera llena de ascensos. El 23 de julio de 1919 fue nombrado nuevo comandante general de Ceuta. Pocas semanas después, el general Dámaso Berenguer tomaba posesión del cargo de alto comisario del Marruecos español. El general Silvestre esperaba para sí este nombramiento y sufrió una gran decepción con el nombramiento de su antiguo camarada, amigo y rival. Aunque se apreciaban mutuamente, mantenían criterios opuestos sobre la pacificación de Marruecos: Berenguer pretendía realizar un avance paulatino y pactar con Raisuni y los cabecillas moros, a pesar de sus continuos ataques y violaciones de pactos. Por su parte, Silvestre abogaba por una gran acción militar que pacificara de una vez por todo el protectorado. El 12 de febrero de 1920 Silvestre tomó posesión de la Comandancia General de Melilla, desde la cual, en enero de 1921, empezó la invasión del Rif para acabar con la escasa resistencia rifeña existente. La empresa era arriesgada. Silvestre, un hombre de honor, había cometido el grave error de subestimar a las tribus rifeñas y, precisamente por esto, extendió mucho más de lo prudente sus líneas de abastecimiento. Pero pronto los rifeños derrotarían a los españoles: a finales de mayo, una delegación de la cabila de Temsamán convenció a Silvestre para que cruzara el río Amekran y estableciera una posición en el monte Abarrán. El 1 de junio de 1921, el contingente llegó a la posición. Parte de la policía indígena, unida a otros cabileños, volvió sus armas contra los españoles. Ese mismo día fue asaltada Sidi Dris, una posición costera, en la que los rifeños mataron a un centenar de españoles antes de retirarse. Silvestre, a pesar de las órdenes tajantes de Berenguer y creyendo que se trataba de acciones aisladas, prosiguió el avance e inició la construcción de una base de apoyo en las colinas de Igueriben, unos 5 km al sur de Annual. El 17 de julio Abd el-Krim, al mando de los Beni Urriaguel y con el apoyo de las tribus cabileñas presuntamente aliadas de España, lanzó un ataque sorpresa sobre todas las líneas españolas. Igueriben no tardó en quedar sitiada, cayendo el 22 de julio. Los rifeños atacaron entonces el campamento español, donde había 5000 soldados.

Felipe Navarro Barón de Casa Davalillo, nació en Madrid en 1862 y falleció en Paracuellos del Jarama en 1936. Fue un militar español del Arma de Caballería que alcanzó el empleo de Capitán General, participando en las guerras de Cuba, Filipinas y Marruecos. Asesinado por las milicias del Frente Popular durante las Matanzas de Paracuellos de 1936. Con 15 años de edad, ingresó como Alumno en la Academia de Caballería. Su primer destino fue el Regimiento de Caballería de Pavía. En 1919 como Segundo Jefe de la Comandancia General de Ceuta, inspeccionó las posiciones del territorio y asistió a las operaciones de campaña desarrolladas en el mismo,

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dirigiendo varias de ellas. En 1920 se le concedió el cargo de Segundo Jefe de la Comandancia General de Melilla. Navarro ha pasado a la posteridad por su actuación en el llamado Desastre de Annual, en julio y agosto de 1921, frente a la fuerzas de Abd el-Krim. El mismo día en que se iniciaba este desastre, el 22 de julio, Silvestre moría tras ordenar la evacuación de la base avanzada de Annual. Navarro asumió entonces el mando y dirigió la retirada de las desmoralizadas fuerzas españolas, intentando organizarlas y recuperar por el camino a las máximas guarniciones posibles. Retrocedió combatiendo hasta llegar a Monte Arruit. Al estar ocupado por el enemigo todo el terreno entre esta posición y Melilla, la única forma de continuar la retirada era abandonando a los heridos. Navarro se negó a ello y decidió aguantar la posición hasta la llegada de refuerzos, lo que supuso la salvación de Melilla pues las cabilas rebeldes se centraron en acabar con este foco de resistencia en vez de proceder contra la desguarnecida ciudad. Navarro resistió con firmeza los ataques rifeños, organizando la posición y dando las órdenes oportunas, pero también prodigándose en los parapetos y animando a sus hombres en las alambradas. Sin embargo, la situación en Monte Arruit era tan dantesca que el Alto Comisario de España en Marruecos, General Dámaso Berenguer Fusté, sabiendo imposibles los refuerzos le autorizó a iniciar conversaciones con el enemigo para rendir la plaza. Inicialmente Navarro se negó a ello, pero al cabo de 11 días se habían agotado los víveres y el agua, escaseaban las municiones, aumentaba el cañoneo enemigo ante cuyos estragos no podían defenderse ni responder y se multiplicaban los muertos y las deserciones. Al agotamiento físico había que sumar la desmoralización de la tropa, en algunos momentos al borde de la insurrección. Finalmente el 10 de agosto, tras consultar con los oficiales y obtener el voto favorable de todos ellos, Navarro rindió la posición en condiciones favorables: se pactó con los rifeños la entrega de las armas a cambio de respetar la vida de los soldados. Una vez aceptadas las condiciones por los hombres de Abd el-Krim, los españoles salieron de la posición y amontonaron sus armas. Los heridos y enfermos comenzaron a alinearse en la puerta del fuerte, preparándose para la evacuación. Pero cuando se dio la orden de partir, los rifeños atacaron a los indefensos españoles, degollando a casi todos. Sobrevivieron 60 hombres de los 3.000 sitiados. Se respetó la vida de algunos oficiales (entre ellos Navarro) con el fin de presionar a España. Los cadáveres quedaron insepultos hasta la reconquista de la posición varios meses después 25.

Abd-el Krim Fue un político y líder militar rifeño que encabezó la resistencia rifeña contra la administración colonial española y francesa. Fue el presidente de la efímera y autoproclamada República del Rif entre 1923 y 1926. Nació en Axdir, en 1821 y murió en El Cairo (Egipto) en 1963.

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MADARIAGA, Mª R. de, Abd el-Krim el Jatabi. La lucha por la Independencia, Madrid, Alianza Editorial, 2009, 194-198.

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Sirvió a la administración colonial española como traductor y escribiente de árabe en la Oficina Central de Tropas y Asuntos Indígenas en Melilla, donde también trabajó para el periódico El Telegrama del Rif, en el que escribía un artículo diario en árabe. Aún joven fue nombrado cadí de Melilla, y a la edad de 32 años jefe de los cadíes. En 1915, ante las sospechas francesas de que colaboraba con los alemanes (son los años de la Primera Guerra Mundial), se le abrió un expediente que dejó al descubierto sus verdaderos sentimientos contra la colonización europea. Para 1921 era ya el líder del movimiento anticolonialista marroquí, y desde esa posición preparó la sublevación general del Rif, atrayendo a su causa a gran parte de los soldados indígenas al servicio del Ejército español, por lo que tras el Desastre de Annual la soldadesca española se vio forzado a replegarse. Bajo el mandato de Abd el-Krim, el Rif se organizó como territorio independiente y logró arrebatar más territorios a las tropas españolas, que quedaron reducidas prácticamente a Melilla y alrededores (en el este) y a Ceuta, Tetuán y Larache (por el oeste). Creó la denominada República del Rif, que no fue bien vista por España y Francia (con la excepción de Reino Unido, que contaba con razones estratégicas para avalar la decisión) por cuanto su finalidad era arrebatar a franceses y españoles la administración del territorio rifeño y de todo Marruecos. Después de la derrota Abd el-Krim, antes de ser juzgado por los españoles, prefirió entregarse a las tropas francesas 26. Las autoridades del protectorado convinieron su deportación a la isla de la Reunión, una posesión francesa de ultramar próxima a Madagascar. En 1947, tras lograr autorización del gobierno francés para su traslado a la metrópoli, escapó durante una escala en la ciudad egipcia de Puerto Saíd. El gobierno de ese país, encabezado por el rey Faruq I, lo acogió como refugiado. Desde Egipto encabezó el "Comité de Liberación del Magreb". En 1956, tras la independencia de Marruecos, rechazó la oferta del rey Mohammed V de regresar con honores a su patria. Murió en El Cairo en 1963, poco después de ver completa la descolonización del Magreb, tras la independencia de Argelia.

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MADARIAGA, Mª R. de, Abd el-Krim el Jatabi. La lucha por la Independencia, Madrid, Alianza Editorial, 2009, 487 – 516.

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Anexo II: Mapas e Imágenes

1Mapa 1: Protectorado francés y español en el norte de África. [consulta 05/05/2014]

2Mapa 2: El Rif, protectorado y proyección de República propuesta por Abd El-Krim. En [consulta 05/05/2014]

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4 Mapa 3. Cábilas rifeñas. En [consulta 05/05/2014]

5. Mapa 4. Sucesión de la retirada de Annual a partir del 22 de julio de 1921. En [consulta 05/05/2014]

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6. Subida a Monte Arruit, en PEMÁN, J.Mª y FERNÁNDEZ de la TORRE, R. España siglo XX.

7. Soldados de la policia indígena, de la columna del general Cabanellas, con la cabeza del jefe de una harka enemga en MADARIAGA, Mª R. de, Abd el-Krim el Jatabi. La lucha por la Independencia, Madrid, Alianza Editorial, 2009

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España y el Rif. Breve visión de la guerra que cambió España por Francisco Cabezos Almenar y Fernando Herranz Velázquez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

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