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Espacios Rurales 1. Los factores del espacio agrario. 1.1. Los condicionantes del medio físico. La comarca del Río Nacimiento es muy variada en cuanto a lo que a cultivos se refiere, ya que estos se encuentran en diferentes tipos de lugares y a diferentes altitudes. No obstante, se pueden apreciar algunas características comunes a todos los cultivos, influenciados estos por el relieve que los sustenta. En las zonas de gran pendiente las explotaciones se aterrazan y siguen paralelas las curvas de nivel, siendo mayor su tamaño cada vez, y sobre todo en las zonas de solana frente a las de umbría. En las zonas llanas del interior del valle, se siguen las parcelas pequeñas, longitudinales, y perpendiculares al curso del agua. Con respecto al clima, el espacio de cultivo está claramente marcado por el frío y la aridez. Aquellos espacios con tipos de agricultura de baja productividad, se encuentran al limite de la sequía aunque, adaptadas a la sequía, como son algunas plantas muy tolerantes a la humedad. En Abla, de Este a Oeste, los tajos y cerradas del río Nacimiento, sus olivos y almendros en las laderas, y en el fondo, su vega con los morales de antaño, luego parral, frutales siempre, regadíos alimentados por el manantial del Margen, extendidos hasta nacimiento con encauzamientos, dan paso a la topografía llana, amplia, de relleno cuaternario antiguo y similares aprovechamientos, pero con sistemas hidráulicos más renovados. En Gergal, en sus orígenes su cultivaban 200 fanegas en regadío, arboladas de parras y frutales, 520 fanegas de secano en la sierra y otras tantas en el entorno de la vega. Había 1500 olivos y 1420 morales, con cuyas hojas se criaban 400 onzas de simiente de seda. Actualmente predomina claramente el olivo, ya que las precipitaciones son pocas, ocurriendo lo mismo en el resto de la comarca. 1.2. Características de las estructuras del suelo: tamaño de las explotaciones y régimen de tenencia. Estamos ante un claro ejemplo de condicionamiento del tamaño de las explotaciones por los siguientes factores: el relieve, el medio físico, y en no menor grado, el hecho de que estamos ante un parcelario muy antiguo. Ambos factores se traducen en un parcelario de microfundios, de forma irregular en muchos casos de difícil acceso y poco rentables. Según el cuadro 3, de las explotaciones según tamaño de SAU, en la Comarca de Nacimiento predominan las explotaciones de entre 5 y 10 ha. representando estas el 8.9% de la Comarca, seguidas de las explotaciones de entre 10 y 20 ha. Las explotaciones de más de 50 ha. son las menos representativas, con tan solo un 1.6%. En cuanto al régimen de tenencia, cuadro 7, predomina claramente la propiedad sobre los otros regímenes. En definitiva, resulta evidente, que este sistema de minifundios, nace o se creo como consecuencia directa del relieve y del clima. Se dan numerosas pendientes, lo cual dificulta la existencia de grandes latifundios, y a su vez, estas pequeñas parcelas, ofrecen una gran productividad, en relación con la mano de obra empleada en ellas por año. 2. Los elementos del paisaje agrario. 2.1. El parcelario y los usos del suelo. 1
Existe en la Comarca un clarísimo predominio de las tierras de uso forestal, que representan un 16.9%. Es significativa la escasez de pastos permanentes, debido a la escasez de ganado, y sobre todo, al relieve, marcado con grandes pendientes y una gran asolación. Según el índice de Weaver, existe una gran igualdad de porcentajes entre frutales, herbáceos y el olivo, con una aproximación de 1275.1. El mapa topográfico representa un predominio de los frutales, seguidos del regadío y los olivares, pero estos últimos en menor medida. 2.2. La urbanización del espacio rural. Se puede decir sin temor a equivocarnos que, el éxodo rural, ya en declive, a favor de las nuevas migraciones interiores, ha supuesto un gran problema, medioambiental, económico y social, en la zonas rurales. Debido a la fuerte despoblación sufrida, el campo se quedó sin su capital humano, fundamental para el desarrollo agrícola, y además, de su capital humano más emprendedor, la gente joven. Esto hoy en día ocurre ya en menor medida, ya que la ciudad no ofrece aún las oportunidades de antaño, y el campo se ha beneficiado de la mejora de las infraestructuras en materia de comunicaciones e hidráulicas. El espacio rural poblado es hoy en día un lugar de incipiente demanda como lugar de segunda residencia, y en algunos casos de primera residencia, como es el caso de la tercera edad, que prefieren estas zonas por sus favorables condiciones medioambientales tan beneficiosas para la salud. Junto a ello, también es destacable el aumento de la actividad agrícola respecto del pasado más inmediato, pero sin llegar a los porcentajes de su mejor época. La estructura por edad de los titulares de las explotaciones nos indica que la mayoría de los titulares son mayores de 35 años y menores de 54, pero siendo porcentajes similares respecto a los intervalos comprendidos entre los 55 a 64 y los mayores de 65 años. Esto se puede explicar porque cada vez más se dá la agricultura de fin de semana. Muchos de estos propietarios cuando acaban su jornada laboral y llega el fin de semana, se acercan a su parcela o parcelas y emplean en ella su tiempo. Esto significa que la agricultura no es su actividad principal, sino secundaria, aunque en muchos casos puedan generar estas pequeñas explotaciones una renta. Estas personas han significado un gran alivio para las tierras de cultivo, ya que las han sacado a muchas de ellas del ostracismo en el que se encontraban debido a su poca o nula rentabilidad, y han invertido en ellas un pequeño capital en la mayoría de los casos, lo que, aunque no las ha convertido en tierras rentables, si las ha revalorizado como tierras de cultivo, productoras de alimentos, añadiendo a esto la mejora medioambiental producida y paisajística.
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