EL NAUFRAGIO DE LA HMS SWIFT (1770) ARQUEOLOGÍA MARÍTIMA EN LA PATAGONIA Sección Estudios Especializados: 1 - 26
Programa de Arqueología Subacuática Instituto Nacional de Antropología (INAPL)
ESTUDIO BIOARQUEOLÓGICO DEL ESQUELETO RECUPERADO EN LA CORBETA BRITÁNICA DEL SIGLO XVIII HMS SWIFT (PUERTO DESEADO, SANTA CRUZ, REPÚBLICA ARGENTINA) G. Barrientos1 2; M. Béguelin1 2; V. Bernal1 2; S. García Guraieb3; G. Ghidini4 División Antropología. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNyM). Universidad Nacional de La Plata (UNLP); Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); 3 Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL); 4 Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). 1 2
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RESUMEN El objetivo del presente trabajo es reseñar y discutir los resultados del estudio bioarqueológico de los restos humanos recuperados en el sitio del naufragio de la corbeta británica del siglo XVIII HMS Swift, en la Patagonia argentina. Los estudios realizados comprendieron: a) observaciones de interés tafonómico (evaluación del grado de preservación macroestructural y diagénesis de los huesos); b) determinación de características individuales (sexo, edad, caracteres morfométricos dentales y postcraneales, estatura, proporciones corporales, lateralidad, rasgos epigenéticos craneofaciales); c) identificación de patologías óseas y dentales; d) evaluación de la presencia de traumas antemortem y perimortem. Los datos obtenidos permiten concluir que el esqueleto recuperado posee características compatibles con la procedencia geográfica y el perfil sexual y etario de los individuos fallecidos en el naufragio, no existiendo evidencias claras de traumas perimortem. Se destaca la presencia de un conjunto de indicadores que sugieren la evolución de una forma leve de anemia hemolítica, probablemente β-talasemia menor o intermedia. Finalmente, el estado general de los huesos corrobora observaciones previas realizadas en otros contextos acerca del potencial de conservación a largo plazo de los restos óseos depositados, en ambientes submarinos, sobre sustratos blandos, fluidos y con tasas relativamente altas de sedimentación. Palabras Clave: HMS Swift, restos humanos, bioarqueología, tafonomía, paleopatología
Introducción El hallazgo de restos óseos humanos en naufragios marítimos es un evento relativamente raro (Arnaud et al. 1980, Cunningham Dobson y Tolson 2010, Kingsley 2008, Mays 2008), por lo que resulta relevante la publicación detallada de cada uno de los casos registrados con el fin de lograr un mayor conocimiento acerca de los patrones de variación implicados. En este sentido, el objetivo de este trabajo es presentar los resultados del estudio bioarqueológico de los restos humanos recuperados entre los años 2005 y 2006 en el sitio del naufragio de la corbeta británica del siglo XVIII HMS
Swift (Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, República Argentina). El caso analizado representa una oportunidad única de explorar aspectos anatómicos, patológicos, conductuales y tafonómicos vinculados tanto con el contexto histórico-cultural en el cual se desarrolló parte de la vida del individuo recuperado (armada británica de la segunda mitad del siglo XVIII), como con el contexto geográfico-ambiental en el cual se produjo el naufragio (depositación en zona infralitoral profunda en ambiente estuarino localizado en la parte distal de una ría patagónica de régimen macromareal; Bastida et al. este volumen; Islas et al. 2004, Madden et al. 2008).
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Teniendo esto en cuenta, los estudios realizados estuvieron orientados a la obtención de información referente al sexo, edad, morfología, patologías, traumas, patrones de actividad y modificaciones óseas postdepositacionales, para contribuir a objetivos específicos –v.g. evaluación de la información histórica referida a las víctimas del naufragio (Gower 1803; Elkin 2009, Elkin et al. este volumen)– y generales, vinculados con el aumento en el conocimiento de las propiedades del registro bioarqueológico submarino, un problema de creciente interés pero cuya investigación sólo recientemente ha comenzado a ser objeto de sistematización (Mays 2008).
Características del Hallazgo y Definición del Problema de Investigación Los restos humanos estudiados, correspondientes a un esqueleto con un alto grado de articulación e integridad anatómica denominado HMS Swift 1, fueron recuperados durante dos temporadas de excavación realizadas en los años 2005 y 2006 (Elkin et al. este volumen). Los mismos proceden de la cuadrícula H32, localizada en la zona de popa, en un área correspondiente a la cabina del capitán. El esqueleto yacía en posición decúbito dorsal, con el cráneo apoyando sobre el lado izquierdo y las órbitas orientadas hacia el este. El miembro superior derecho se encontraba extendido y en posición paralela a la columna vertebral, mientras que el miembro superior izquierdo se encontraba también extendido pero formando un ángulo de aproximadamente 75° con respecto al eje axial. Los fémures se encontraban semiflexionados y dirigidos hacia arriba, con las tibias y peronés de ambos miembros apoyando horizontalmente sobre un instrumento de percusión de madera, probablemente un tambor. Los huesos de ambos pies se encontraban aun dentro de zapatos de cuero en buen estado de conservación. El tablero de una mesa de tamaño mediano apoyaba directamente sobre el cráneo, cuyos huesos se encontraban parcialmente desarticulados y fracturados (Elkin et al. este volumen). Aparte de los zapatos con sus correspondientes hebillas, se encontraron junto al esqueleto diversos artefactos tales como fragmentos de tela, 32 botones de peltre y una hebilla metálica localizada a la altura de la cintura pélvica (De Rosa et al. 2009, Maier et al. 2010). En el naufragio de la HMS Swift, ocurrido el 13 de marzo de 1770 frente a las costas de la actual ciudad de Puerto Deseado en la Patagonia argentina, murieron tres de los 91 hombres a bordo: el cocinero Richard Griffiths, de 30-31 años de edad y los infantes de marina (marines) Robert Rusker y John Ballard, de 21-22 y 23-24 años respectivamente (la imposibilidad de dar, en cada caso, una edad precisa de muerte se debe al
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hecho de que la edad registrada en los documentos existentes y mencionada aquí en primer término, corresponde a la que cada hombre tenía al momento de ser reclutado en noviembre de 1769, alrededor de cuatro meses antes del naufragio). Uno de los cuerpos, que apareció flotando al día siguiente del hundimiento, fue inmediatamente enterrado en la costa. Los otros dos individuos, cuyos cuerpos nunca fueron recuperados, fueron informados como desaparecidos (Elkin 2009). La hipótesis que surge de la documentación histórica es, pues, que el esqueleto recuperado corresponde a uno de los dos hombres desaparecidos, existiendo dos tercios de probabilidad de que se trate de un infante de marina y un tercio de probabilidad de que se trate del cocinero, debido a que no está claro quién fue enterrado al día siguiente del accidente. Sin embargo, no puede descartarse la posibilidad de que el esqueleto corresponda a alguien más debido a que, desde la perspectiva teórico-metodológica sustentada por el proyecto de investigación marco, los documentos escritos son considerados como fuentes útiles para la generación de hipótesis pasibles de ser contrastadas arqueológicamente, pero no como contenedores de información “verdadera” acerca del pasado respecto de la cual el registro arqueológico deba comportarse como mero reflejo o correlato (Dellino 2000, Elkin 2002). En función de lo expresado precedentemente, el diseño de investigación bioarqueológica implementado tuvo como objetivo recuperar información útil para acotar el espectro de posibilidades de identidad del esqueleto en estudio, así como contribuir a problemáticas más generales tales como aquellas relativas a las condiciones de vida en la armada británica durante la segunda mitad del siglo XVIII (Boston 2008, Guy 1851, Haycock y Archer 2009, Lavery 1998, Rodger 1986, Tannahill 1989) y a las modificaciones a largo plazo experimentadas por los huesos y dientes humanos en ambientes subacuáticos (marinos o de agua dulce), un aspecto escasamente conocido pero de creciente interés en la actualidad (Arnaud et al. 1980, Bell y Elkerton 2008, Cunningham Dobson y Tolson 2010, Haglund y Sorg 2002, Kingsley 2008, Mays 2008, Rodríguez 1997; Sorg et al. 1997).
Estudio Bioarqueológico de los Restos 1) Acondicionamiento del material El primer paso del acondicionamiento de los restos para su posterior estudio, consistió en continuar y concluir el proceso de desalinización de los huesos iniciado por los excavadores inmediatamente después de su extracción. Para ello, se realizó la inmersión de los huesos en una cubeta con agua destilada, reemplazando el
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agua una vez por día durante una semana (Hamilton 1998). Una vez finalizado el proceso, se dejó que los huesos se secaran a temperatura ambiente en el interior del laboratorio durante cinco días. Con el fin de posibilitar el estudio de las fracturas craneofaciales orientado a determinar el origen traumático o postdepositacional de las mismas, se procedió a realizar el ensamblaje anatómico del cráneo. Para ello se utilizó un pegamento consistente en 25% de resina de acetato de polivinilo o PVAC (AYAF/AYAT en proporción 3:1) disuelto en acetona (Peretti y Baxevanis 2004), aplicándolo solamente sobre las superficies óseas de contacto para posibilitar su unión. El siguiente paso consistió en realizar el inventario de los restos, siguiendo las recomendaciones de Buikstra y Ubelaker (1994: 6-8) y Connell (2008: 11-12). Por último, los huesos fueron fotografiados en forma individual y grupal sobre fondo negro mediante el uso de una cámara digital Olympus Camedia C-3030 Z con trípode.
2) Observaciones tafonómicas a) evaluación macroscópica: Sobre la base del inventario de los restos se calculó el Índice de Conservación del Esqueleto (ICE= número de huesos conservados/200 x 100; Campillo y Subirá 2004: 84), que no incluye para su estimación a los huesos supernumerarios, a los sesamoideos ni a los osículos del oído medio. El valor obtenido fue de 94,5, lo que indica un muy alto grado de integridad anatómica (Fig. 1). Los huesos faltantes son falanges (particularmente falangetas de manos y pies), huesos del carpo, el hioides y vértebras coxígeas, todos ellos elementos de bajo peso y pequeño tamaño que pudieron haber migrado en el depósito o, más probablemente, haberse perdido durante el proceso de excavación debido a las malas condiciones de visibilidad y a la corriente generada por las mareas que, en el sector de la ría en donde se encuentran los restos del naufragio, es de alrededor de 3 nudos (Elkin et al. 2001). La observación del esqueleto muestra que el estado de conservación de la superficie cortical y de la macroestructura de los huesos es muy bueno. El estado de la superficie cortical corresponde al grado 1 del sistema de registro estandarizado implementado por el Centre for Human Bioarchaeology del Museo de Londres (i.e. “superficie del hueso en buenas condiciones, sin erosión, con detalles superficiales finos –si existen– observables a simple vista”; Connell 2008: 9, la traducción es nuestra). Con excepción de algunos huesos del cráneo, la totalidad de los elementos se encontraban completos, sin fracturas ni fisuras. Asimismo, todos los elementos se comportaron en forma resistente a las fuerzas de compresión y tracción durante su manipulación. Estos
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dos hechos indican una muy buena conservación de los distintos componentes estructurales del hueso, ya que la resistencia a la deformación y la rigidez dependen del estado de la fase inorgánica, mientras que la tenacidad o resistencia a la fractura depende del estado de la fase orgánica (Nyman et al. 2006). Adicionalmente puede señalarse que, durante el proceso de extracción con un torno eléctrico y una broca de papel de esmeril de una muestra de la diáfisis de un fémur para la obtención de ADN, se observó que el hueso se comportaba muy
Figura 1. Individuo HMS Swif 1. Obsérvese el alto grado de integridad anatómica del esqueleto.
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resistente al corte, despidiendo un fuerte olor a materia orgánica. Según la escala de clasificación de las características organolépticas del hueso desarrollada por Rodríguez Suárez (2005: 1003) para evaluar el estado de diagénesis ósea, al fémur de HMS Swift 1 le correspondería un valor de 1, indicando así la probable ausencia de alteración diagenética significativa. En relación con la coloración, la mayoría de los huesos posee la típica tonalidad clara, aunque algunos poseen variaciones significativas respecto de este patrón. En particular, se observa una coloración oscura en los extremos distales del cúbito y del radio, en los huesos del carpo, en algunos metarcarpianos y falanges del miembro superior izquierdo, aquel cuyo extremo distal se encontraba separado del tronco (Fig. 2). Los dibujos en planta realizados durante la excavación no indican la presencia de algún elemento en contacto directo con estos huesos, por lo que no puede proporcionarse una clara explicación de esta modificación de color. El quinto distal de las tibias y peronés de ambas extremidades inferiores, así como la totalidad de los huesos de los pies, presentan una tonalidad general castaño rojiza, compatible con una tinción producida por el contacto directo con el cuero de los zapatos que los cubrían (Figs. 3 y 4). En el resto del esqueleto, distribuidas en
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forma ubicua pero particularmente en la cintura escapular y en el extremo proximal de ambos húmeros, se encuentran zonas de coloración rojiza (Fig. 5). A partir de los restos de textiles (lana) adheridos a lambas escápulas, fuertemente pigmentados de color rojo, pudo determinarse la presencia de los cromóforos alizarina y
Figura 4. Zapato recuperado en la temporada 2005 (primer hallazgo), dentro del cual pueden observarse huesos articulados de un pie de HMS Swift 1.
Figura 2. Vista parcial del miembro superior izquierdo de HMS Swift 1 en la cual puede observarse el cambio de coloración de los extremos distales del cúbito y del radio, carpianos, metacarpianos y falanges.
Figura 3. Vista parcial de los miembros inferiores de HMS Swift 1 en la cual puede observarse el cambio de coloración en el quinto distal de ambas tibias y peronés y en la totalidad de los huesos de los pies.
Figura 5. Cintura escapular y húmero derechos de HMS Swift 1. Se pueden apreciar restos de un textil adheridos a la cara interna de la escápula, así como la coloración rojiza en parte de los huesos.
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purpurina (Maier et al. 2010, este volumen), probablemente responsables de la tinción de los huesos. Sobre la superficie de los huesos, aparte de los restos de lana coloreada adheridos a las escápulas arriba mencionados y de aquellos otros de lana no pigmentada localizados sobre el frontal (Maier et al. 2010), no se detectaron adherencias o incrustaciones orgánicas (biofouling). Como ya fuera mencionado, los restos craneofaciales se encontraban parcialmente desarticulados y fracturados, habiéndose constatado que el tablero de una mesa de madera se encontraba apoyado sobre ellos. Con el fin de establecer si las fracturas correspondían a un trauma perimortem o a procesos postdepositacionales, se realizó un estudio de la morfología y distribución de las mismas, antes y después de proceder al ensamblaje anatómico del cráneo. Las observaciones se realizaron siguiendo los criterios y recomendaciones generales de Lovell (2008) y Rogers (1992). Las fracturas registradas en la bóveda son de tipo lineal (Fig. 6), que generalmente constituyen alrededor del 70% de todas las fracturas que se localizan en los cráneos humanos (Rogers 1992). Las mismas son tanto completas como incompletas, afectando a ambos parietales y al occipital. Las fracturas faciales, también de tipo lineal, no se corresponden, en cuanto a su distribución, con las fracturas traumáticas típicas definidas por R. Le
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Fort en 1901 (Lovell 2008) (Fig. 7). En el caso de HMS Swift 1, tanto el tipo como la dirección y distribución de las fracturas registradas sugieren el origen postdepositacional de las mismas. La causa más probable de las fracturas es la presión de los sedimentos sobre el cráneo de un individuo joven, progresivamente debilitado desde un punto de vista estructural, debido a la tendencia a la separación de los huesos a nivel de las suturas no sinostosadas. No se registran claras evidencias de traumas perimortem pasibles de ser vinculados con las condiciones que rodearon a la muerte del sujeto.
Figura 7. Comparación de las fracturas faciales de HMS Swift 1 (líneas verdes) con las fracturas Le Fort I, II y III (líneas rojas).
b) evaluación radiográfica: Se obtuvieron imágenes radiográficas de la mayor parte de los huesos del esqueleto. Debido al buen estado de conservación de los restos, se aplicó una técnica radiológica médica estándar en lo referente a los parámetros de exposición y película empleados, realizándose ajustes sobre la base de prueba y error (Davis 2005). No se observaron alteraciones atribuibles a la acción de factores postdepositacionales. El tejido trabecular de los huesos examinados mostró un excelente estado de conservación, no encontrándose evidencias de sedimentos radiopacos en el interior de las cavidades medulares.
Figura 6. Distribución de las fracturas presentes en el cráneo de HMS Swift 1.
c) evaluación densitométrica: Con el fin de evaluar la posible pérdida ósea por causas postdepositacionales o diagenéticas, se efectuó un examen de densitometría ósea, también llamada absorciometría de rayos X de energía dual (DEXA), mediante el uso de un densitómetro Hologic Discovery A (S/N 70816). Se escanearon las vértebras lumbares,
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el extremo proximal de ambos fémures y el extremo distal de ambos radios, simulándose con materiales apropiados el volumen de las regiones anatómicas analizadas. En todos los casos, los valores estimados de densidad mineral ósea (BMD, por sus siglas en inglés) resultaron normales –de acuerdo con la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Bonnick 2004, The Writing Group for the International Society for Clinical Densitometry Position Development Conference 2004)– en relación con los esperados para un individuo masculino entre 20 y 29 años de edad (base de datos Hologic para columna lumbar y radio distal y NHANES III para fémur proximal; Bonnick 2004, Galich 2006), indicando así una mínima o nula alteración postdepositacional (Tabla 1).
nóstico. Particularmente, se consideraron los rasgos y los criterios propuestos por Phenice (1969) para la región subpúbica (i.e. ángulo de la concavidad subpúbica, presencia/ausencia de arco ventral y de la cresta de la rama isquiopúbica) y por Buikstra y Ubelaker (1994) para otras regiones de la pelvis (i.e. presencia y grado de expresión del surco preauricular y amplitud de la escotadura ciática mayor). Los resultados de la observación macroscópica de la morfología de la pelvis indican que ambos huesos coxales presentan una escotadura ciática mayor estrecha y profunda (Fig. 8), característica de los individuos masculinos. En relación con el surco preauricular, el coxal izquierdo presenta un surco levemente marcado y estrecho, correspondiendo a la categoría 4 de Buikstra y Ubelaker (1994),
Tabla 1. Valores de densidad mineral ósea (BMD) (g/cm2) para diferentes porciones de elementos correspondientes a los miembros superior e inferior y a la columna lumbar de HMS Swift 1. Región Anatómica
Elemento
Porción Escaneada
BMD (g/cm2)
Columna Lumbar
vértebra lumbar 1 vértebra lumbar 2 vértebra lumbar 3 vértebra lumbar 4 total
cuerpo y elem. post. cuerpo y elem. post. cuerpo y elem. post. cuerpo y elem. post.
1,148 1,216 1,194 1,159 1,179
Miembro Superior
radio derecho
1/3 distal distal media ultra distal
0,830 0,679 0,587 0,679
1/3 distal distal media ultra distal
0,727 0,605 0,564 0,617
cuello trocánter mayor intertrocantérea
1,041 0,794 1,182 1,052 0,959
total radio izquierdo
total Miembro Inferior
fémur derecho
total área de Ward fémur izquierdo
cuello trocánter mayor intertrocantérea
total área de Ward
3) Determinación de características individuales a) sexo: Para la determinación del sexo del individuo HMS Swift 1 se privilegió el análisis morfológico de las estructuras de la pelvis, debido a su reconocido valor diag-
0,999 0,812 1,227 1,072 0,986
característica del sexo masculino. Finalmente, la región isquiopúbica presenta una clara morfología masculina, caracterizada por la ausencia del arco ventral y por poseer un ángulo subpúbico estrecho y una rama isquiopúbica ancha (Fig. 9). Las características enumeradas
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Figura 8. Fotografía del coxal derecho de HMS Swift 1 en donde puede apreciarse la morfología de la escotadura ciática mayor y del área preauricular.
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por Brooks y Suchey (1990), con la ayuda de moldes ilustrativos de las seis fases identificadas por estos autores en la secuencia de cambios morfológicos de la sínfisis (France Casting, Fort Collins, Colorado, USA); b) la superficie auricular del illion, empleando la técnica propuesta por Lovejoy et al. (1985); c) la unión epifisial de la clavícula medial (Owings-Webb y Suchey 1985) y d) el grado de fusión entre los anillos óseos y el cuerpo vertebral en las vértebras torácicas y lumbares (Albert y Maples 1995). Ambas sínfisis púbicas corresponden a un estadio final de la fase II del sistema de Brooks y Suchey (1990) (Fig. 10), lo cual indica una edad media de 23,4 ± 3,6 años y un rango (95%) situado entre 19 y 34 años. Las características de ambas superficies auriculares del ilion corresponden a la fase II de Lovejoy et al. (1985) (Fig. 11), indicando una edad probable comprendida entre 25 y 29 años. En relación con la
Figura 10. Sínfisis púbica del coxal izquierdo de HMS Swift 1.
Figura 9. Vista lateral del coxal derecho de HMS Swift 1 en donde puede apreciarse la morfología del pubis y el tamaño relativo del acetábulo respecto de las demás estructuras pélvicas.
permiten concluir, con un alto grado de probabilidad, que el individuo es de sexo masculino. La observación de otros rasgos del esqueleto craneal y postcraneal refuerza este diagnóstico. b) edad: La estimación de la edad de muerte del individuo HMS Swift 1 se basó en la observación de: a) la sínfisis púbica, mediante el empleo de la técnica desarrollada
Figura 11. Superficie auricular y área retroauricular del coxal izquierdo de HMS Swift 1.
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unión epifisial del extremo medial de ambas clavículas, las observaciones efectuadas indican que corresponden al estadio III (unión parcial), sugiriendo una edad de muerte situada entre los 17 y los 30 años (OwingsWebb y Suchey 1985). Finalmente, el grado de fusión que presentan los anillos vertebrales al cuerpo vertebral de las vértebras torácicas y lumbares concuerda con el estadío III final del sistema de Albert y Maples (1995), indicando una edad probable de 24 años o más. En conjunto (Fig. 12), los resultados obtenidos indican que se trata de un adulto joven (sensu Buikstra y Ubelaker 1994) fallecido en su tercera década de vida, a una edad situada entre los 25 y los 30 años (zona de mayor probabilidad).
Método
Sínfisis Púbica (Brooks y Suchey 1990)
Superficie Auricular del Ilion Lovejoy et al. 1985)
Clavícula Medial (Owings-Webb y Suchey1985)
Espina Torácica y Lumbar (Albert y Maples 1995)
Edad Probable de Muerte (en años)
Figura 12. Distribución de las edades probables de muerte de HMS Swift 1 estimadas sobre la base de distintos indicadores. En rosado se indica el área de mayor probabilidad (25-30 años).
c) morfometría dental y postcraneal: Debido al grado de fracturación y a la separación de los huesos del cráneo por sus suturas no sinostosadas, no se realizó ningún intento –en esta etapa de las investigaciones– de realizar un estudio morfométrico craneofacial. Sin embargo, se obtuvieron una serie de medidas dentales y del esqueleto postcraneal que serán referidas a continuación. El individuo HMS Swift 1 presenta un total de 30 piezas dentales in situ y en oclusión (14 en el maxilar superior y 16 en el maxilar inferior) y dos perdidas postmortem. (Tabla 2). En el maxilar superior se observan sólo pequeñas facetas de desgaste (grado 1; Scott 1979) en las caras linguales del M1d y en la cara bucal del M2d. El M2i presenta en la cara bucal una gran faceta, sin exposición de dentina (grado 2; Scott 1979). En el maxilar inferior los I1id y I2id muestran un desgaste de grado 2 (Smith 1984), presentando la exposición de una delgada línea de dentina. Los Cid y Pm1id-2id no presentan desgaste (grado 1; Smith 1984). Las cúspides mesiales y distales de la cara bucal de los M1 y M2, tanto izquierdos como derechos, presentan un grado de desgaste 2 (Scott 1979), con exposiciones de dentina del tamaño de la cabeza de un alfiler, aunque conservan mucho esmalte presente en todo el cuadrante. Los M3 no presentan desgaste. La evaluación métrica de la corona de las piezas dentales se realizó mediante el empleo de medidas de distancia lineal empleando un calibre de corredera digital Tesa modelo Digit-Cal capaµsystem, con una precisión de 0,03 mm y una
Tabla 2. Valores de los diámetros mesiodistal y bucolingual de los dientes presentes en los maxilares de HMS Swift 1.
Diente M M2d M1d PM2d PM1d Cd I2d I1d I1i I2i Ci PM1i PM2i M1i M2i M3i 3d
Maxilar Superior Diámetro BL 10,16 10,75 10,58 8,32 8,02 8,10 NM PPM 6,62 6,44 PPM 7,81 8,27 10,65 10,05 10,91
Diámetro MD 9,16 10,06 9,87 6,73 6,80 7,77 6,64 8,14 6,61 6,63 6,48 9,86 10,11 9,14
Diente M3d M2d M1d PM2d PM1d Cd I2d I1d I1i I2i Ci PM1i PM2i M1i M2i M3i
Maxilar Inferior Diámetro BL 9,69 9,82 9,95 NM NM NM NM NM NM NM NM NM 7,65 9,69 9,66 9,90
Referencias: NM= no medible por la presencia cálculo dental; PPM= perdido postmortem.
Diámetro MD 10,13 10,58 9,76 6,69 NM 6,83 6,00 5,25 5,26 5,94 6,60 6,94 6,79 10,29 10,48 10,49
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resolución de 0,01 mm. Las medidas relevadas fueron: el diámetro mesiodistal (definido como el ancho máximo de la corona en el plano mesiodistal; Mayhall 2000) y el diámetro bucolingual (definido como el diámetro máximo del diente medido perpendicularmente al primero; Goose 1963) (Tabla 2). Como ya fuera mencionado, el esqueleto postcraneal del individuo HMS Swift 1 se encuentra en un muy buen estado de preservación, por lo que sus elementos pudieron ser medidos en forma confiable. Se tomaron diversas medidas de los huesos largos de acuerdo con las definiciones y recomendaciones de Martin y Saller (1957) y Buikstra y Ubelaker (1994) y de la columna vertebral siguiendo la propuesta de Raxter et al. (2006). Las mediciones fueron realizadas, según los casos, mediante el empleo de tabla osteométrica, calibre de corredera y cinta métrica. Los valores obtenidos para las diversas variables medidas se encuentran detallados en la Tabla 3.
d) estatura: Para la estimación de la estatura se empleó el método anatómico (Fully 1956; Raxter et al. 2006), consistente la sumatoria de las alturas y longitudes de todos los elementos óseos que contribuyen a la talla de un individuo, con las debidas correcciones para dar cuenta de la contribución de otros tejidos. Debido al estado de fragmentación del cráneo, la medición empírica de la altura de esta unidad anatómica se reemplazó con el valor promedio de esta variable en poblaciones nórdicas europeas, calculado a partir de los datos de Howells (1973). Una segunda estimación de la talla se realizó mediante el uso de la ecuación de Trotter y Glesser (1958) para la longitud máxima del fémur, que toma como referencia una muestra de estadounidenses de ascendencia europea. Según el método anatómico, la talla del individuo HMS Swift 1 sería de 166,94 cm y según la ecuación para la longitud del fémur de 167,43 cm. La similitud entre los dos resultados indica que
Tabla 3. Valores de las variables métricas postcraneales medidas en el esqueleto HMS Swift 1. Variables por Elemento Óseo
Derecho Izquierdo
Húmero Longitud máxima Longitud fisiológica Ancho epicondilar Diámetro vertical de la cabeza Diámetro máximo diáfisis Diámetro mínimo diáfisis Circunferencia mínima
313,00 306,00 60,00 48,36 22,40 19,32 71,00
314,00 308,00 58,00 48,70 20,88 18,46 68,00
Radio Longitud máxima Diámetro sagital Diámetro transversal Circunferencia mínima
246,00 12,86 16,30 44,00
242,00 12,72 14,82 43,00
Cúbito Longitud máxima Diámetro anteroposterior Diámetro mediolateral Longitud fisiológica Circunferencia mínima
257,00 15,14 14,94 222,00 40,00
257,00 15,96 14,96 221,00 40,00
Clavícula Longitud máxima Diámetro anterior Diámetro superior Circunferencia diáfisis
155,00 12,46 11,42 41,00
159,00 13,42 10,06 39,00
Fémur Longitud máxima Longitud fisiológica Ancho epicondilar Diámetro máximo cabeza Diámetro sagital subtrocantérico
451,00 446,00 81,00 46,80 26,68
451,00 445,00 81,00 46,82 27,50
Variables por Elemento Óseo Diámetro transversal subtrocantérico Diámetro sagital diáfisis Diámetro transversal diáfisis Circunferencia mínima
Derecho Izquierdo 27,94 29,40 24,64 87,00
30,94 28,52 24,50 84,00
Tibia Longitud Ancho máx epífisis proximal Ancho máx epífisis distal Diámetro máx diáfisis en foramen Diámetro transversal diáfisis en foramen Circunferencia en foramen Circunferencia mínima
381,00 75,00 54,00 36,72 23,00 98,00 76,00
371,00 76,00 55,00 35,78 21,74 95,00 76,00
Peroné Longitud máxima Diámetro máximo Circunferencia mínima
370,00 15,40 36,00
375,00 16,44 40,00
Escápula Altura Ancho Altura glenoidea Ancho glenoidea
166,00 108,00 41,78 27,80
166,00 106,00 41,50 27,36
Sacro Longitud anterior Ancho antero superior Diámetro transverso base
89,50 112,00 48,00
Coxal Altura Ancho
215,00 164,00 215,00
216,00 165,00 216,00
10
G. BARRIENTOS ET. AL.
este individuo presenta unas proporciones corporales afines a las de la población utilizada por Trotter y Glesser (1958) para construir su ecuación. La estatura estimada para HMS Swift 1 es coherente con los valores de talla conocidos para la población británica de mediados del siglo XVIII (Komlos 1993, Komlos y Cinnirella 2005). En efecto, resulta superior a la media de los soldados ingleses de la cohorte nacida entre 1735 y 1740 (165,9), pero inferior a la media de los convictos del mismo grupo de edad y nacionalidad (170,2), siendo cercana a la media de la población masculina británica (incluyendo Irlanda y Escocia) de ese período (167,6) (Tabla 4). Tabla 4. Estaturas medias de soldados y convictos de origen británico (discriminados por país de origen) correspondientes a la cohorte nacida entre 1735 y 1740 (Komlos y Cinnirella 2005). País de Origen Inglaterra Irlanda Escocia Promedio
Soldados 165,90 167,90 163,60 165,80
Convictos 170,20 168,70 169,30 169,40
Promedio 168,05 168,30 166,45 167,60
e) proporciones corporales: Distintas evidencias indican que la forma corporal posee un fuerte control genético y una plasticidad fenotípica limitada, encontrándose correlacionada con el clima (Holliday y Falsetti 1999, Ruff 1991, Stringer y Gamble 1996). Para la evaluación de las proporciones entre los distintos segmentos de cada miembro, se calcularon los índices braquial y crural. El cálculo del índice braquial se efectuó a través del cociente entre la longitud máxima del radio y la longitud máxima del húmero, mientras que el índice crural se calculó mediante el cociente entre la longitud de la tibia y la longitud máxima del fémur (Steele y Bramblet 1989). En ambos casos, los cálculos se realizaron sobre los valores correspondientes a los huesos del lado izquierdo. El valor calculado para el índice braquial es 77,07 y para el índice crural 82,26. La comparación con los datos proporcionados por Holliday (2006) y Cartmill et al. (2009) para distintas poblaciones (Fig. 13), muestra que el índice braquial de HMS Swift 1 se encuentra por debajo y por fuera del espectro de variación (1 DS) de la población sudafricana nativa, cercano al límite inferior de los norafricanos y africanos subsaharianos y cercano al límite superior de europeos y esquimales.
Figura 13. Distribución de los valores de los índices braquial y crural (Media ± 1 D.S.) estimados para diferentes poblaciones. Las líneas de puntos superpuestas representan el valor de ambos índices estimados para HMS Swift 1.
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Las menores diferencias respecto de las medias de cada grupo se verifican respecto de los africanos subsaharianos (Holliday 2006) y de los norafricanos (Cartmill et al. 2009) (-1,53). El índice crural de HMS Swift 1, por su parte, se encuentra por debajo y por fuera del espectro de variación (1 DS) de los norafricanos, sudafricanos y africanos subsaharianos, cercano al límite superior de los esquimales y muy cerca de la media de los europeos. En efecto, las menores diferencias entre el valor del índice de HMS Swift 1y las medias de cada grupo se verifican en relación con ambas muestras europeas: -044 (Holliday 2006) y -0,64 (Cartmill et al. 2009). Dentro del grupo europeo, la mayor afinidad a nivel del índice crural se da con los belgas (Fig. 14; Stringer y Gamble 1996), observándose también una gran similitud en el valor de este índice con los estadounidenses caucásicos, de ascendencia mayormente británica.
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espacial y temporal fino), mientras que la otra mano realiza tareas de baja frecuencia, tales como sostener un objeto. En lugar de considerar a una como la “dominante’’, el modelo CDR reconoce que ambas manos tienen papeles diferentes, pero igualmente importantes. Los diestros, que constituyen entre el 80 y el 90% de una población, se definen así como los individuos que prefieren adoptar el rol de alta frecuencia con la mano derecha y el de baja frecuencia con la mano izquierda. Esta dicotomía de roles, vinculada con la lateralización de las funciones cerebrales, parece emerger entre los siete y los trece meses de edad, encontrándose bien establecida hacia los tres años, aunque sus determinantes genéticos no resultan aun del todo conocidos (Bishop 1990, Uomini 2009). Existe una considerable literatura referida al grado en el que la lateralidad se manifiesta a nivel óseo y acerca del modo de cuantificarla (ver discusión en Faulkner et al. 1995, Glassman y Bass 1986,
Figura 14. Valor del índice crural de HMS Swift 1 comparado con los valores medios del mismo índice estimado para diferentes poblaciones.
f) lateralidad: En los humanos modernos, a diferencia de la mayor parte de los primates, los patrones de uso de las manos pueden ser caracterizados como de diferenciación de roles complementarios (CDR) (Uomini 2009). Según este modelo, una mano ejecuta tareas de alta frecuencia (i.e. aquellas que requieren un grado de resolución
Steele y Uomini 2005). En nuestro estudio, partiendo de la premisa de que el estrés por actividad produce una respuesta adaptativa de los huesos (v.g. incremento de la longitud, robustez y densidad mineral ósea) del lado que realiza las tareas de alta frecuencia y que tal respuesta debería manifestarse como asimetrías en diferentes dimensiones de elementos pareados, se evalua-
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G. BARRIENTOS ET. AL.
ron diferencias bilaterales en un conjunto de variables métricas registradas en elementos del miembro superior (n= 24) e inferior (n= 21) (ver Tabla 3) y en los valores de BMD (g/cm2) de radio distal y fémur proximal (ver Tabla 1). Los cálculos se realizaron mediante la fórmula Asimetría Ósea (AO)= Σ (D-I)/n, donde D es el valor de la variable para el hueso del lado derecho, I el valor de la variable para el hueso del lado izquierdo y n la cantidad de variables empleadas. Los resultados obtenidos (Tabla 5) indican que, en el miembro superior, existe una marcada asimetría entre los elementos óseos de cada lado a favor del derecho, rasgo que no se verifica tan claramente en el miembro inferior –si bien se observa también una ligera asimetría a favor del lado derecho–, lo cual permite inferir que HMS Swift 1 era diestro. Las diferencias bilaterales observadas, sin embargo, no resultan de gran magnitud, lo cual sugiere que el individuo las desarrolló a partir de la realización de actividades cotidianas de carácter no especializado.
muestran que, de un total de 24 rasgos epigenéticos, el cráneo de HMS Swift 1 sólo presenta cuatro: metopismo, canal condilar (expresión bilateral), foramen mastoideo (expresión bilateral) y exostosis auditiva externa (expresión unilateral izquierda). Ni el canal condilar ni el foramen mastoideo presentan frecuencias altas en la población británica (Hanihara e Ishida 2001a). El metopismo, en cambio, es un rasgo que es más común en Europa que en otras regiones del mundo, siendo su frecuencia particularmente alta en Gran Bretaña (≈13%; Hanihara e Ishida 2001b). La exostosis auditiva posee una prevalencia uniformemente baja a nivel mundial, con excepción del Nuevo Mundo y de Polinesia. Su frecuencia en la población británica es menor al 1% (Hanihara e Ishida 2001c).
4) Patologías Para la búsqueda y detección de las patologías
Tabla 5. Asimetría a nivel morfométrico y densitométrico de los miembros inferiores y superiores de HMS Swift 1. Datos Morfometría Postcraneal Miembro Superior Miembro Inferior
n Variables
Asimetría Ósea
Unidades
24 21
0,498 0,073
cm cm
1 1
0,266 0,042
g/cm2 g/cm2
Densitometría Ósea Miembro Superior Miembro Inferior
g) rasgos epigenéticos craneofaciales: Los rasgos epigeneticos craneofaciales consisten en huesos suturales, persistencias de suturas no sinostosadas, forámenes y canales accesorios, procesos y tubérculos de carácter no patológico. Estos rasgos no se heredan en forma Mendeliana, sino que están controlados por múltiples genes con efectos aditivos, estando su manifestación fenotípica determinada por factores ambientales y umbrales fisiológicos relacionados con el desarrollo (Grüneberg 1951, Hauser y De Stefano 1989, Sjøvold 1973). Diferentes estudios muestran que muchos de estos rasgos poseen altos valores de heredabilidad, aunque su frecuencia difiere entre grupos (Richtsmeier y McGrath 1986), por lo que constituyen buenos marcadores morfológicos para medir distancias interpoblacionales. Para la determinación de los rasgos no métricos craneofaciales del individuo HMS Swift 1, se utilizó el conjunto seleccionado por Buikstra y Ubelaker (1994) con sus correspondientes definiciones. Todas las variables relevadas, excepto el metopismo, son bilaterales. Los resultados obtenidos (Tabla 6)
según su localización se siguió, en lo fundamental, la clasificación presente en el sistema de registro estandarizado implementado por el Centre for Human Bioarchaeology del Museo de Londres (Powers 2008). Los criterios visuales y radiográficos para su reconocimiento y descripción provinieron de múltiples fuentes. Los resultados obtenidos (Tabla 7), muestran que el individuo HMS Swift 1 posee evidencias positivas para trastornos de la columna (probable escoliosis), enfermedades carenciales (hiperostosis porótica; ver, sin embargo, la discusión más adelante acerca de la probable causa genética de esta condición), enfermedades metabólicas (pérdida selectiva de trabeculación horizontal en los cuerpos de vértebras torácicas), enfermedades dentales (caries interproximales y oclusales), enfermedades de los tejidos de sostén dental (cálculo, periodontitis, retracción de la cresta alveolar) y anomalías de la oclusión (retrognatismo). A continuación, se describirá cada una de las condiciones patológicas detectadas.
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ESTUDIO BIOARQUEOLÓGICO DEL ESQUELETO RECUPERADO EN LA CORBETA BRITÁNICA...
Tabla 6. Rasgos epigenéticos (Buikstra y Ubelaker 1994) relevados en el cráneo de HMS Swift 1. Rasgos Epigenéticos
Lateralidad Izquierda
Metopísmo Escotadura Supraorbitaria Foramen Supraorbitaria Sutura Infraorbitaria Foramen Supraorbitario Múltiple Foramen Cigomático facial Foramen Parietal Hueso epiptérico Huesecillo coronal Hueso Bregmático Huesecillo Sagital Hueso Apical Huesecillo Lambdoide Hueso Asteriónico Huesecillo Escotadura Occipito Mastoidea Hueso de Escotadura Parietal Hueso Inca Canal Condilar Canal Hipogloso doble Foramen Oval incompleto Foramen Espinoso incompleto Puente Pterigo Espinoso Puente Pterigo Alar Exostosis Auditiva Foramen Mastoide Protuberancia Mandibular Espina Troclear
Derecha 1
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 1 0 0
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0
Referencias: 0= ausencia del rasgo; 1= presencia del rasgo
a) trastornos de la columna vertebral: La columna es recta en el plano coronal, mientras que en el plano sagital se observan una serie de curvas de naturaleza fisiológica que son normales, siempre que se mantengan dentro de ciertos límites. Muchos desórdenes de la columna sólo son observables en individuos adultos debido a la finalización del período de osificación y a la mayor influencia de traumas o de estrés funcional (Barnes 1994). Algunos de estos trastornos, sin embargo, se desarrollan antes de la adultez, entre los que se encuentra la escoliosis. El término escoliosis designa a la existencia de una o más curvaturas laterales anormales de la columna vertebral (Aufderheide y Rodríguez-Martín 1998), que pueden ser no estructuradas (reversibles) o estructuradas (no reversibles). En el primer caso, existe una alteración de la alineación en el plano coronal, flexible y sin compromiso de la morfología de los cuerpos vertebrales mientras que, en el segundo, el trastorno adquiere un carácter tridimensio-
nal debido a la rotación de los cuerpos vertebrales, que trae aparejadas también alteraciones de la estructura y forma de las vértebras (v.g. vértebras en “cuña”) y de las costillas (Dalton 2006). Las causas de las escoliosis no estructuradas comprenden, entre otras, problemas posturales, alteraciones secundarias a procesos inflamatorios (v.g. irritación de una raíz nerviosa), contracturas y dismetría de las extremidades. En cambio, las causas de las escoliosis estructurales comprenden, principalmente, factores genéticos, alteraciones congénitas (v.g. anomalías vertebrales), neuropatías (v.g. parálisis cerebral, degeneración espinocerebelosa, traumatismos, tumores medulares), disrafismos espinales (meningocele, mieloma) y problemas del desarrollo (displasias y disostosis esqueléticas). Desde un punto de vista clínico, las escoliosis se definen como deformidades de la columna de más de 10º en el plano frontal (ángulo de Cobb) (Kim et al. 2010). Las desviaciones menores de 10º se consideran normales, afectando hasta un 10% de la población.
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G. BARRIENTOS ET. AL.
Tabla 7. Presencia-ausencia de patologías óseas y dentales relevadas en HMS Swift 1. Clase de Patologías según su Localización
Manifestación
Observaciones
A- Esqueleto Craneal y Postcraneal 1 Anomalías Congénitas y del Desarrollo Malformaciones craneales
0
Trastornos de la columna vertebral
1
Anomalías de las extremidades
0
2 Enfermedades Infecciosas Infección no específica Infecciones específicas
0 0
4 Enfermedades Articulares Enfermedades articulares espinales Enfermedades articulares extra-espinales
0 0
Leve escoliosis dorsal izquierda, con curva secundaria compensatoria a nivel lumbar. Rasgos presentes: asimetría del arco neural y del proceso vertebral; torsion horizontal del cuerpo vertebral mostrando desviación respecto del plano medio. Diagnóstico a partir de observación visual y radiográfica.
5 Enfermedades Metabólicas y Nutricionales Enfermedades carenciales
1
Hiperostosis porótica en parietal, sin manifestación externa discernible. Detección radiográfica (“pelos de punta” o “hair-on-end”).
Trastornos metabólicos
1
Pérdida selectiva de trabeculado horizontal en la parte media del cuerpo de las vértebras torácicas.
6 Enfermedades Endócrinas Trastornos de la hipófisis Trastornos de las glándulas paratiroides Trastornos de la tiroides
0 0 0
7 Enfermedad Neoplásica Ósea Cartilaginosa Otras
0 0 0
8 Enfermedades Circulatorias Osteocondrosis Osteonecrosis Osteoartropatía hipertrófica
0 0 0
9 Otras Enfermedades Enfermedad de Paget ósea
0
Hiperostosis frontal interna (HFI)/síndrome de Morgagni
0
espondilolisis y espondilolistesis lesiones endocraneales
0 0
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15
(Tabla 7. continuación) Clase de Patologías según su Localización
Manifestación
Observaciones
Caries
1
Tres caries afectando al 10% de los dientes presentes: 2 caries incipientes sobre cara mesial de PM2d y cara mesial de M1i; 1 caries oclusal en M2d.
Hipoplasia del esmalte dental Pérdidas dentales antemortem (PAM)
0 0
B- Dentales/Orales 1 Dentales
2 Enfermedades de los Tejidos de Sostén Cálculo
1
Cantidades pequeñas y moderadas (grados 1 y 2; Brothwell 1981) en ambos maxilares.
Periodontitis
1
Leve porosidad del tejido periodontal, particularmente en el maxilar inferior.
Lesiones periapicales/abscesos
0
Retracción de la cresta alveolar
1
3 Anomalías Dentales Rotación Apiñamiento Impactación Apiñamiento Transposición
0 0 0 0 0
4 Anomalías de la Oclusión Prognatismo Retrognatismo
0 1
Leve retracción en ambos maxilares, particularmente a nivel de los molares.
Referencias: 0= ausencia; 1= presencia
La curva escoliótica está compuesta por: a) curva estructural, mayor o primaria, delimitada por vértebras límite (transicionales) superior e inferior; b) curvas compensadoras (secundarias), proximal y distal a las vértebras transicionales; c) vértebra apical que muestra la máxima rotación y acuñamiento, constituyendo el centro de la curva principal. La dirección de la curva (derecha o izquierda) se determina por la localización de la parte convexa de la misma (Kim et al. 2010). En el caso de HMS Swift 1, el examen visual y radiográfico de las vértebras (Fig. 15) permitió identificar un conjunto de modificaciones consistentes en asimetría del arco neural y de los procesos vertebrales en las regiones torácica y lumbar y torsión horizontal del cuerpo vertebral, mostrando desviación respecto del plano medio en ambas regiones. A partir de la evaluación del patrón de rotación de los cuerpos vertebrales, puede establecerse que la probable vértebra apical sería la sexta torácica (convexidad hacia la izquierda), aunque no se
Figura 15. Radiografía en norma superior de vértebras cervicales, torácicas y lumbares en donde puede apreciarse las diferentes orientaciones de la apófisis espinosas y la rotación de los cuerpos vertebrales, particularmente entre T4 y T9.
16
observa un acuñamiento apreciable en la misma, lo que sugiere una manifestación leve de la condición. La torsión evidente en las vértebras lumbares (Fig. 16) estaría en relación con una curva compensadora o secundaria (Pope 2003).
Figura 16. Radiografía en norma posterior de la columna lumbar mostrando el desplazamiento lateral derecho de las apófisis espinosas (línea de puntos roja) respecto del plano sagital (línea continua verde).
b) enfermedades carenciales: Constituyen trastornos orgánicos producidos por la ausencia o disminución de sustancias esenciales específicas, tales como las vitaminas (v.g. beriberi, escorbuto, pelagra, raquitismo), los minerales (v.g. ferropenia o deficiencia de hierro) o los aminoácidos. La carencia puede estar determinada por un déficit nutricional o por problemas de absorción o de síntesis de una determinada sustancia esencial (Aufderheide y RodríguezMartín 1998, Ortner 2003). Un cierto número de estas patologías posee manifestaciones a nivel óseo, aunque con pocos rasgos verdaderamente patognomónicos (i.e. signos propios y exclusivos de una determinada entidad patológica), por lo que en muchas situaciones resulta difícil realizar un diagnóstico diferencial adecuado. En el individuo HMS Swift 1 se detectó, mediante observación radiográfica, una anomalía en la dirección de las trabéculas de los parietales denominada “pelos de punta” o “hair-on-end” y una disminución del espesor de la tabla externa (Fig. 17). Estos son dos de los rasgos –junto con la expansión de la diploe y la existencia de micro o macroporosidad en la superficie ósea– característicos de la condición denominada hiperostosis porótica (Stuart-Macadam 1987). La etiología de la hiperostosis porótica es controvertida (Walker et al. 2009), aunque entre las causas propuestas se incluyen las anemias hemolíticas congénitas (talasemia, anemia falciforme) (Davies 2009, Orzincolo et al. 1989), deficiencia severa de hierro o enfermedad cardíaca cianótica (Hollar 2001, Walor et al. 2005),
G. BARRIENTOS ET. AL.
neutropenia congénita severa (Albert et al. 2007), anemia megaloblástica (Walker et al. 2009), escorbuto (Brickley e Ives 2006) y raquitismo (Ortner y Mays 1998). HMS Swift 1 no posee manifestaciones externas discernibles de hiperostosis porótica bajo la forma de lesiones porosas indicativas de un estado activo o en remisión de la enfermedad de origen, por lo que resulta difícil establecer un claro diagnóstico diferencial. Sin embargo, el escorbuto como causa probable de los signos radiológicos observados puede descartarse en este caso debido a que, según algunos estudios, la porosidad inducida por esta deficiencia de vitamina C se encuentra limitada a la tabla externa del hueso, sin ocasionar la formación del característico patrón de “pelos de punta” (Vercellotti et al. 2010). La posible causa genética de esta condición –vinculada con una forma leve de anemia hemolítica, probablemente β-talasemia menor o intermedia–, será discutida más adelante en relación con otro tipo de evidencia.
Figura 17. Imagen radiográfica normal (A) e invertida (B) de la calvaria de HMS Swift 1 en norma lateral derecha, mostrando el patrón de distribución trabecular del temporal en “pelos de punta” (hair-on-end).
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c) enfermedades metabólicas: Las enfermedades metabólicas a nivel óseo se encuentran vinculadas con diversos factores de naturaleza genética, ambiental, biomecánica y hormonal (Clowes y Eastell 2000). Uno de los trastornos metabólicos más frecuentes del hueso es la osteoporosis, una enfermedad crónica y de desarrollo lento, caracterizada por una reducción de la masa y de la integridad de la microarquitectura ósea (Aufderheide y Rodríguez-Martín 1998, Clowes y Eastell 2000; González Macías 2004a, Sundaram 2009). En el individuo HMS Swift 1, los estudios densitométricos realizados indican ausencia, a nivel del extremo distal del radio, del extremo proximal del fémur y de la columna lumbar, de pérdida de densidad mineral ósea –un indicador de osteopenia y de osteoporosis (González Macías 2004b) (Tabla 1). Sin embargo, el estudio radiográfico de la columna torácica indica la presencia, en la mayoría de las vértebras de esta región, de una pérdida selectiva de la trabeculación horizontal en los cuerpos vertebrales, particularmente en su parte media (Fig. 18), lo que constituye un rasgo característico de la osteoporosis (Bohndorf et al. 2001; González Macías 2004a, Ordás Calvo et al. 2000, Sundaram 2009). Adicionalmente, se observa una morfología ligeramente bicóncava, en especial entre T3 y T6, una mayor radiopacidad relativa de los bordes (Fig. 18) y probables nódulos de Schmorl entre T8 y T12 (Fig. 19), lo cual refuerza este diagnóstico (Aquerreta Beola 2010, Singer 2006). d) enfermedades dentales: La caries dental puede ser definida como la destrucción focalizada del esmalte, la dentina y el cemento, que se manifiesta como una cavidad en la corona o en la raíz del diente, resultante de la acción del ácido producido por las bacterias de la placa dental (Hillson 1996). El registro de las caries se realizó siguiendo las recomendaciones de Hillson (2001). El individuo HMS Swift 1 presenta un total de 3 caries que afectan al 10% de los dientes presentes. Dos de las caries corresponden a lesiones incipientes: una de ellas localizada sobre la cara mesial del PM2d y la otra sobre la cara mesial del M1i. Un pequeño hoyo carioso se encuentra localizado sobre la superficie occlusal del M2d (Fig. 19). e) enfermedades de los tejidos de sostén dental: El registro de la presencia y grado de acumulación del cálculo dental (i.e. placa mineralizada), se realizó siguiendo la codificación propuesta por Brothwell (1981). Se observó la depositación de cálculo dental en cantidades pequeñas y moderadas (grados 1 y 2, respectivamente) en ambos maxilares (Figs. 20 y 21). En el maxilar superior se encuentra presente la depositación de pequeñas cantidades de cálculo en las caras
17
Figura 18. Imagen radiográfica en norma lateral derecha de una porción de la columna torácica en la cual se aprecia la pérdida de trabeculación horizontal en la parte media de los cuerpos vertebrales, una morfología ligeramente bicóncava de los cuerpos entre T3 y T6 y una mayor radiopacidad relativa de los bordes.
Figura 19. Probables nódulos de Schmorl sobre la superficie craneal de los cuerpos de cinco vértebras torácicas (T8 a T12).
bucal y lingual del PM1i, en la cara distal del PM2i, en la cara bucal del M2i. En las caras bucal mesial y distal del M1i se observaron cantidades moderadas. El I2d presenta en su cara bucal cantidades moderadas y en la cara mesial pequeñas cantidades. En la cara bucal del PM2d y del M1d se observaron moderadas cantidades. Los M2y3d no presentan acumulación de cálculo.
18
En el maxilar inferior se observó un gran depósito en las caras bucal y lingual de los cuatro incisivos y los dos caninos. En cambio, los PM1di, PM2d y M1d y M2i presentan moderadas cantidades de cálculo. Los M1i, M2d, M3i, PM2i presentan pequeñas cantidades y en el M3d no se observó la presencia de este indicador. Se observa una leve porosidad en los bordes alveolares, tanto en el maxilar superior como en el inferior, así como por arriba de casi la totalidad de los dientes del maxilar superior (Figs. 21 y 22). Asimismo, se registró la presencia de retracción de la cresta alveolar en ambos maxilares (Fig. 21). Ambas condiciones son compatibles con la existencia de enfermedad periodontal leve, probablemente vinculada con la extensiva acumulación de cálculo dental observada.
Figura 20. Vista de la hemimandíbula derecha de HMS Swift 1 en la cual puede apreciarse un hoyo carioso en la superficie oclusal de M2, cálculo dental en el cuello del mismo diente y alteraciones periodontales consistentes en retracción de la cresta alveolar, labiación y porosidad.
Figura 21. Vista de la región facial inferior izquierda de HMS Swift 1 en la cual se observa el marcado retrognatismo mandibular, la acumulación de cálculo, la retracción alveolar y la presencia de porosidad en ambos maxilares, particularmente notoria a la altura de PM1 y PM2.
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f) anomalías de la oclusión: El término “oclusión” se refiere al alineamiento de los dientes y al modo en que los dientes superiores e inferiores establecen contacto entre sí en la mordida. Las variaciones anormales de la oclusión, generalmente de origen hereditario –aunque existen causas congénitas–, se denominan maloclusiones, existiendo tres tipos básicos: a) maloclusión Clase I, que es la más común y se produce cuando la mordida es normal, pero hay dientes apiñados o mal ubicados; b) maloclusión Clase II, llamada retrognatismo mandibular o sobremordida, que se presenta cuando la mandíbula y los dientes superiores se sobreponen a los dientes inferiores y a la mandíbula; c) maloclusión Clase III, llamada prognatismo o submordida, que ocurre cuando la mandíbula protruye hacia adelante y los dientes inferiores se extienden por encima de los dientes superiores (Dale y Dale 2006). El individuo HMS Swift 1 exhibe una maloclusión de Clase II, en la cual los incisivos superiores cubren más de un tercio de los inferiores (Figs. 21 y 22). Actualmente, los valores de prevalencia de este rasgo a escala mundial (por población o subgrupo poblacional) son: egipcios (21%), libaneses (19,1%), británicos (16,1%), estadounidenses de origen europeo (16%), indios (9,6%) y suecos (3%) (Saleh 1999). No se dispone de datos para la población inglesa del siglo XVIII, aunque es posible que los valores de prevalencia hayan sido aun mayores a los actuales debido a que el retrognatismo se encuentra entre los tipos de alteraciones de la morfología craneofacial vinculados con el síndrome del alcoholismo fetal inducido por el consumo
Figura 22. Vista anterior de ambos maxilares de HMS Swift 1 en la cual puede observarse el retrognatismo mandibular y las alteraciones periodontales.
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materno durante el embarazo, una causa demostrada de morfogénesis anormal que pudo haber aumentado significativamente su frecuencia durante la llamada “Epidemia de Ginebra” que afectó a Inglaterra entre las décadas de 1720 y 1750 (Warner y Rosett 1975). 5) Traumas Las observaciones en busca de lesiones de origen traumático se realizaron siguiendo los criterios y recomendaciones generales de Lovell (2008). Como ya fuera mencionado, la totalidad de las fracturas registradas a nivel craneofacial pueden ser consideradas un efecto de procesos postdepositacionales y no como lesiones traumáticas. La única evidencia de un probable trauma corresponde a una incrustación metálica localizada en la parte superior del tercio distal de la diáfisis del peroné derecho (Fig. 23). Luego de obtener imágenes fotográficas y radiográficas del área afectada, se procedió a extraer la pieza metálica, cuya superficie presentaba signos de corrosión. La incrustación era mayormente superficial, dejando apenas una muy ligera marca sobre el hueso luego de su extracción. El estudio elemental efectuado sobre el fragmento metálico indicó la presen-
Figura 23. Imagen fotográfica (A) y radiográfica (B) del tercio distal de la diáfisis del peroné derecho en las cuales se puede observar una incrustación metálica consistente en una aleación de plomo (Pb), estaño (Sn) y antimonio (Sb).
19
cia de plomo (Pb), estaño (Sn) y antimonio (Sb) ( Elkin com. pers.). Esa combinación de elementos es frecuente en diversos artefactos (Kalpakjian et al. 2002), tales como tipos de imprenta, recubrimiento de cables, película metálica para capacitores, tuberías para el transporte de ácidos, álcalis y otros líquidos agresivos, soldaditos de plomo y, significativamente, munición de diverso tipo (Meng y Chen 2006). En efecto, la mayoría de las empresas fabricantes de munición utilizan en la actualidad una aleación de 2% Sn, 6-8% Sb y 90-92% Pb (The Bullet Works, Inc. 2010), ya que el antimonio confiere mayor dureza al proyectil, mientras que el estaño evita la acumulación de plomo en el cañón del arma. Debido a los múltiples usos de esta aleación y a la falta de información completa acerca de la composición de los proyectiles lanzados por las armas de fuego en el siglo XVIII, no puede inferirse que la incrustación localizada en el peroné derecho de HMS Swift 1 corresponda a un fragmento o esquirla de proyectil –y consecuentemente sea causa de una lesión traumática–, aunque esta posibilidad no puede ser descartada.
Discusión Como fuera expresado en las primeras secciones de este trabajo, la investigación bioarqueológica desarrollada estuvo orientada a obtener información útil para el establecimiento de la probable identidad del esqueleto en estudio, así como contribuir a la discusión de problemáticas más generales tales como las condiciones de vida en Inglaterra y en la armada británica durante la segunda mitad del siglo XVIII y las alteraciones postdepositacionales experimentadas por los huesos y dientes humanos en ambientes submarinos. En relación con el primer objetivo, los datos obtenidos permiten excluir, con un grado razonable de confianza, la posibilidad de que el esqueleto HMS Swift 1 corresponda a alguien distinto de los individuos que los documentos históricos señalan como las víctimas del naufragio. El sexo y la edad probable de muerte estimados (masculino, 25 a 30 años) coinciden con el sexo y la distribución de las edades (21-22, 23-24 y 30-31 años) de los fallecidos. Asimismo, la estatura, las proporciones corporales (índice crural) y la presencia de ciertos rasgos morfológicos (metopismo, maloclusión de Clase II o retrognatismo), son compatibles –o por lo menos no contradictorios– con un lugar de origen situado en las Islas Británicas. Respecto de la identidad del esqueleto, la combinación de rasgos diagnósticos de la edad permite considerar que ésta corresponde probablemente a John Ballard (23-24 años) o a Richard Griffiths (30-31 años), infante de marina y cocinero respectivamente. En efecto, las edades crono-
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lógicas de tales individuos se ubican cercanas los límites inferior y superior de la zona de mayor probabilidad establecida para la edad ósea de HMS Swift 1 (Fig. 24). Evidencia circunstancial de carácter no bioarqueológico, tal como la naturaleza de los materiales asociados en forma directa al esqueleto –botones, hebillas, tejido de lana teñido con pigmentos vegetales rojos (Maier et al. 2010, este volumen)– permiten considerar a John Ballard como el individuo probablemente representado por el esqueleto recuperado, ya que los elementos mencionados son compatibles con los esperados para un uniforme de infante de marina de la época (Elkin et al. este volumen).
Método
Sínfisis Púbica (Brooks y Suchey 1990)
Superficie Auricular del Ilion Lovejoy et al. 1985)
Clavícula Medial (Owings-Webb y Suchey1985)
Espina Torácica y Lumbar (Albert y Maples 1995)
Edad Probable de Muerte (en años)
Figura 24. Distribución de las edades probables de muerte de HMS Swift 1, estimadas sobre la base de distintos indicadores óseos (en rosado), comparadas con las edades cronológicas correspondientes a los individuos fallecidos en el naufragio (en gris).
Respecto de las condiciones de vida en la sociedad inglesa de la segunda mitad del siglo XVIII –principalmente en el medio rural, ya que los hombres fallecidos en el trágico accidente provendrían de pequeñas aldeas situadas en el este y sur del país (condados de Suffolk y Sussex; Elkin et al. este volumen)–, el esqueleto analizado permite establecer que el crecimiento y el desarrollo del individuo HMS Swift 1 fue adecuado, a juzgar por los datos referidos a la talla promedio en Inglaterra y en otras partes de las Islas Británicas y a la ausencia de evidencias acerca de trastornos nutricionales o infecciosos significativos. En este contexto, la presencia de signos radiográficos de hiperostosis porótica resulta difícil de interpretar en un esqueleto con tales características. Sin embargo cabe destacar que, en la actualidad, la etiología más aceptada para dar cuenta de la mayor parte de los casos con hiperostosis porótica registrados en esqueletos antiguos –la anemia por deficiencia de hierro– está siendo seriamente cuestionada (Walker et al. 2009). Otras condiciones tales como las anemias hemolíticas hereditarias (i.e. talasemia y anemia falci-
forme) y las anemias megaloblásticas vinculadas con deficiencias nutricionales (dietas vegetarianas pobres en vitamina B12) son consideradas causas más eficientes para producir la hipertrofia medular vinculada con las modificaciones óseas implicadas en la hiperostosis porótica. Las características generales de HMS Swift 1, particularmente su grado de robusticidad ósea y el estado de calcificación de sus huesos (con excepción de la columna torácica), no apoyarían el origen nutricional de la hiperostosis porótica registrada. Si se descarta a la anemia megaloblástica, resulta necesario explorar la posibilidad de que la causa probable sea algún tipo de anemia hemolítica. En la actualidad, las mayores prevalencias de talasemia y anemia falciforme en Gran Bretaña se verifican en subgrupos de la población constituídos por migrantes, o descendientes de migrantes, procedentes de países en los cuales la malaria es endémica, siendo muy baja la prevalencia de tales entidades patológicas entre los habitantes de ancestría local (Hickman et al. 1999: 862, Tablas 1 y 2). Sin embargo, se sabe que la malaria –conocida con el nombre de “ague”, “fiebre de los pantanos” o “fiebre intermitente”– fue endémica en Inglaterra, particularmente entre el siglo XV y mediados del siglo XX (Dobson 1999, Reiter 2000), por lo que la prevalencia de anemias hemolíticas, sobre todo de la talasemia, pudo haber sido mayor en el pasado. Las áreas de mayor endemismo de malaria fueron las áreas costeras y las zonas pantanosas cercanas a los estuarios del sudeste de la isla (Dobson 1999, Reiter 2000), precisamente de donde provendrían los infantes de marina que perecieron en el naufragio. En este contexto, resulta relevante observar que una de las variantes de la talasemia, la β-talasemia, se encuentra asociada con ciertas formas leves a moderadas de escoliosis (Korovessis et al. 1996, Papanastasiou et al. 2002) y osteoporosis vertebral (Rowe y Yochum 2005), rasgos que se encuentran presentes en HMS Swift 1. En consecuencia, se propone como hipótesis que el individuo analizado habría padecido alguna forma de β-talasemia –la menor o la intermedia– que, sin ocasionar los síntomas clínicos severos de la forma de peor prognosis –la β-talasemia mayor–, son capaces de producir una amplia variedad de manifestaciones a nivel músculoesquelético, entre las que se cuentan la escoliosis y osteoporosis vertebral (Rowe y Yochum 2005: 1432). En relación con la vida en la armada, no existen claras evidencias óseas o dentales que reflejen aspectos de la actividad desarrollada por HMS Swift 1 en ese entorno. La única excepción sería el fragmento metálico incrustado superficialmente en su peroné derecho, que podría representar una esquirla de proyectil, aunque esto no es en absoluto seguro. Como muestran los documentos existentes, la incorporación de los infantes de marina a la dotación de la corbeta HMS Swift ocurrió
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en noviembre de 1769 (Elkin et al. este volumen), poco más de cuatro meses antes del naufragio. Ignoramos si esta fue la primera experiencia en las fuerzas armadas del individuo representado por HMS Swift 1, pero ciertamente debido a su juventud es poco probable que haya desarrollado estrés ocupacional y patológico del tipo y la extensión registrada por Boston et al. (2008) en su estudio de 107 esqueletos de veteranos de la armada del período 1749-1856 excavados en el Royal Hospital de Greenwich, entre los cuales las fracturas, infecciones, amputaciones, enfermedades articulares y lesiones vinculadas con el escorbuto resultan frecuentes. Finalmente, la información de interés tafonómico extraída del análisis del esqueleto muestra que, en el ambiente de depositación de los restos del naufragio –consistente en un depósito sedimentario con alto contenido de limo y arcilla, pobre en oxígeno y rico en materia orgánica y carbonato de calcio (Bastida et al. este volumen)–, la conservación a largo plazo de los tejidos duros es muy buena, al menos en términos macroestructurales (para una reseña de posibles cambios microestructurales sufridos por los huesos en este tipo de ambientes, ver Bell y Elkerton 2008). Esto es concordante con lo observado en otros sitios de naufragio localizados sobre sustratos blandos, fluidos y con tasas relativamente altas de sedimentación, tales como los del Mary Rose (1545), Vasa (1628), Kronan (1676) y La Belle (1686) (Cunningham Dobson y Tolson 2010, Kingsley 2008, Mays 2008). En los naufragios depositados sobre sustratos duros o arenosos, las chances de preservación a largo plazo se reducen dramáticamente, como lo muestran los casos del HMS Swan (1653), (Dartmouth 1690), HMS Pandora (1779) y HMS Orient (1798) (Cunningham Dobson y Tolson 2010, Kingsley 2008). Experimentos realizados en este tipo de ambientes muestran que, después de sólo 52 semanas, los huesos humanos exhiben una considerable pérdida de estabilidad estructural debido a la precipitación de fosfatos, lo cual después se ve agravado por el biofouling (Gregory 1995). Una excepción a este patrón sería el caso del HMS Victory (1744), recientemente descubierto en el Canal de la Mancha, en donde la muy buena preservación de un conjunto de restos humanos resulta sorprendente en función del contexto ambiental en el que éstos se encuentran (Cunningham Dobson y Tolson 2010).
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serie de cuestiones vinculadas con el contexto histórico-cultural en el cual se desarrolló la vida del individuo recuperado y con el contexto geográfico-ambiental en el cual se produjo el naufragio. Las etapas futuras de la investigación consistirán en refinar aspectos vinculados con el diagnóstico diferencial de las patologías observadas, así como realizar una serie de estudios complementarios a partir de muestras óseas y de calcos (v.g. análisis de isótopos estables del C, N, O y Sr, morfometría craneofacial) con el fin de maximizar la obtención de información biológica relevante. Este aspecto resulta crítico debido a la imposibilidad de acceder nuevamente a los restos, ya que éstos fueron enterrados –con honores militares– en el Cementerio Británico de la Ciudad de Buenos Aires en marzo de 2007. Todo intento de profundizar en el estudio de este caso resultará de suma importancia para el conocimiento de aspectos vinculados con la historia y arqueología de la navegación a escala mundial y para el avance del campo relativamente nuevo de la bioarqueología submarina.
Agradecimientos A la Dra. Dolores Elkin por su amable invitación a participar de la fascinante investigación del naufragio de la HMS Swift, un tema bastante alejado de nuestra experiencia cotidiana pero que resultó enormemente instructivo. A la Dra. Paula González y al Lic. Mariano Del Papa por su colaboración en la determinación del sexo y de los rasgos epigenéticos craneofaciales, respectivamente. Al director y personal del Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM) por facilitarnos la obtención de radiografías y determinaciones de densidad mineral ósea. Al Sr. Uriel Sokolowics por la fotografía del esqueleto completo representada en la Figura 1 y a los miembros del proyecto PROAS-INAPL por su apoyo durante la realización de esta investigación.
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Consideraciones finales
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Si bien provienen de un único individuo, los datos obtenidos a partir del estudio de los restos óseos y dentales recuperados en el sitio del naufragio de la HMS Swift resultan sumamente ilustrativos respecto de una
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El presente trabajo debe citarse como: Barrientos, G., M. Béguelin, V. Bernal, S. García Guraieb, G. Ghidini. 2011. Estudio bioarqueológico del esqueleto recuperado en la corbeta británica del siglo XVIII HMS Swift (Puerto Deseado, Santa Cruz, República Argentina). Sección Estudios Especializados: 1-26. En: Elkin, D., C. Murray, R. Bastida, M. Grosso, A. Argüeso, D. Vainstub, C. Underwood y N. Ciarlo. 2011. El naufragio de la HMS Swift (1770). Arqueología marítima en la Patagonia. Vázquez Mazzini Editores. Buenos Aires.