Estudio-vida de los Salmos

Estudio-vida de los Salmos CONTENIDO 1. PALABRA DE INTRODUCCION 2. CRISTO EN LA ECONOMIA DE DIOS ES CONTRARIO A LA LEY EN EL APRECIO DEL HOMBRE (1) 3.

28 downloads 853 Views 1MB Size

Recommend Stories


El poder de los Salmos
Decretos, Afirmaciones, Oraciones y Mantras El poder de los Salmos Serie 5/7 Salm o 88 - Para adquirir la fuerza para enfrentar los problem as relaci

Salmos Bendice, Alma Mía, a Jehová los Salmos Mesiánicos
Lección II-3 SALMOS Salmo 22, 15, 145 y Temas Recurrentes Página 99 Salmos “Bendice, Alma Mía, a Jehová” los Salmos Mesiánicos Salmo 22 “El Salmo

ESTUDIO DE CRISTALIZACIÓN DE LOS SALMOS (2)
ESTUDIO DE CRISTALIZACIÓN DE LOS SALMOS (2) Cristo como la piedra angular apta para el edificio de Dios (Mensaje 7) Lectura bíblica: Sal. 118:22-26; I

EL PODER MILAGROSO DE LOS SALMOS
EL PODER MILAGROSO DE LOS SALMOS Los salmos son oraciones poderosas, y debemos tener en cuenta que cuando los utilizamos, debemos estar seguros,

Story Transcript

Estudio-vida de los Salmos CONTENIDO 1. PALABRA DE INTRODUCCION 2. CRISTO EN LA ECONOMIA DE DIOS ES CONTRARIO A LA LEY EN EL APRECIO DEL HOMBRE (1) 3. CRISTO EN LA ECONOMIA DE DIOS ES CONTRARIO A LA LEY EN EL APRECIO HUMANO (2) 4. LOS CONCEPTOS DE DAVID EN CUANTO A LA VIDA PIADOSA, COMPARADOS CON SU ALABANZA INSPIRADA DE LA EXCELENCIA DE CRISTO (1) 5. LOS CONCEPTOS DE DAVID EN CUANTO A LA VIDA PIADOSA, COMPARADOS CON SU ALABANZA INSPIRADA DE LA EXCELENCIA DE CRISTO (2) 6. EL CONCEPTO DE DAVID EN CUANTO AL JUICIO DE DIOS PARA LOS ENEMIGOS DE DAVID ENTRE LAS NACIONES Y EN CUANTO A LA CONDICION DEL HOMBRE DELANTE DE DIOS 7. ¿QUE TIPO DE HOMBRE PUEDE MORAR CON DIOS PARA SATISFACER EL DESEO DE SU CORAZON Y SU BENEPLACITO? 8. LAS LINEAS, LOS PRINCIPIOS Y EL ESPIRITU DE LA BIBLIA EN CUANTO A CRISTO Y LA LEY 9. EL CONCEPTO DE DAVID ACERCA DEL HOMBRE Y ACERCA DEL REINADO DE DAVID DELANTE DE DIOS BASADO EN LA OBSERVANCIA DE LA LEY Y EL PRINCIPIO DEL BIEN Y DEL MAL 10. EL CRISTO QUE PASO POR LA MUERTE REDENTORA Y ENTRO EN LA RESURRECCION QUE PRODUCE LA IGLESIA 11. CRISTO COMO PASTOR EN RESURRECCION Y COMO REY EN EL REINO DE DIOS 12.EL DISFRUTE QUE SE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS 13.LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (1) 14.LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (2) 15.LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (3) 16.LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (4) 17. LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (5)

18.LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (6) 19.EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN LA CASA Y LA CIUDAD DE DIOS POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE (1) 20. EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN LA CASA Y LA CIUDAD DE DIOS POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE (2) 21.EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN LA CASA Y LA CIUDAD DE DIOS POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE (3) 22. EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN LA CASA Y LA CIUDAD DE DIOS POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE (4) 23. TRES CATEGORIAS DE PERSONAS CON RELACION AL DISFRUTE DE DIOS EN CRISTO 24. LAS EXPRESIONES PIADOSAS DE LOS SALMISTAS EXPRESADAS DESDE SUS COMPLEJOS SENTIMIENTOS MIENTRAS DISFRUTAN A DIOS EN SU CASA SALMOS 52—67 (1) 25. LAS EXPRESIONES PIADOSAS DE LOS SALMISTAS EXPRESADAS DESDE SUS COMPLEJOS SENTIMIENTOS MIENTRAS DISFRUTAN A DIOS EN SU CASA SALMOS 52—67 (2) 26. LAS EXPRESIONES PIADOSAS DE LOS SALMISTAS EXPRESADAS DESDE SUS COMPLEJOS SENTIMIENTOS MIENTRAS DISFRUTAN A DIOS EN SU CASA SALMOS 52—67 (3) 27. CRISTO COMO CENTRO DEL MOVER DE DIOS EN LA TIERRA (1) 28. CRISTO COMO CENTRO DEL MOVER DE DIOS EN LA TIERRA (2) 29. EL CRISTO SUFRIDO Y EL CRISTO REINANTE 30. LA DESOLACION DE LA CASA DE DIOS Y CRISTO COMO LA SOLUCION SALMOS 73—76 31.EL CAMINO DE RESTAURACION: EXALTAR A CRISTO SALMOS 77—83 32. EL AMOR DEL SALMISTA POR LA CASA DE DIOS QUE ESTA CON CRISTO 33. SUPLEMENTO AL MENSAJE TREINTA Y DOS ACERCA DEL SALMO 84 34. CRISTO EN CONTRASTE CON LA RESTAURACION DEL PUEBLO DE DIOS, LA SALVACION PERSONAL Y EL SER LIBRADO DE LOS SUFRIMIENTOS 35. EXPERIENCIAS MAS HONDAS DE DIOS QUE TIENEN LOS SANTOS EN LA IDENTIFICACION CON CRISTO

36. DIOS RECOBRA SU TITULO Y SU DERECHO SOBRE TODA LA TIERRA POR MEDIO DEL REINADO DE CRISTO 37. LA TIERRA SE VUELVE AL SEÑOR POR MEDIO DE SION 38. LA MAS ELEVADA REVELACION DE CRISTO 39. LA ALABANZA DE LOS ELEGIDOS DE DIOS TIENE SU CONSUMACION EN LA POSICION ESPECIFICA DE CRISTO 40. CRISTO: LA REALIDAD DE LA LEY ES EL TESTIMONIO Y LA PALABRA DE DIOS 41.CUAN PRECIOSAS SON SION Y JERUSALEN EN LAS EXPERIENCIAS Y ALABANZAS DE LOS SANTOS (1) 42. CUAN PRECIOSAS SON SION Y JERUSALEN EN LAS EXPERIENCIAS Y ALABANZAS DE LOS SANTOS (2) 43. LAS EXPRESIONES DE LOS SANTOS DELANTE DE JEHOVA EN DIFERENTES DIRECCIONES 44. ORACIONES FINALES DE DAVID A JEHOVA 45. LA ALABANZA EN SU CONSUMACION

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE UNO PALABRA DE INTRODUCCION Lectura bíblica: Sal. 1:2, 6; 2:6-7, 12; Lc. 24:44 En una conferencia reciente se presentaron cuatro puntos principales a los cuales me gustaría llamarles la atención en esta palabra de introducción a los Salmos: 1) La economía de Dios consiste en producir un organismo para Su Trinidad Divina. 2) En Su economía Dios usa la ley para exponer la naturaleza pecaminosa y los actos malignos de los pecadores. 3) En la economía de Dios la gracia es Dios incorporado para que el hombre le reciba como su disfrute y suministro. 4) El fruto de la experiencia de la gracia en la economía de Dios es el Cuerpo orgánico de Cristo, cuya consumación es la Nueva Jerusalén. Alabo al Señor por Su arreglo soberano en permitir que tuviéramos una conferencia con estos cuatro puntos principales antes de comenzar nuestro estudio-vida de los Salmos. En los Salmos veremos estos cuatro puntos principales. El primer salmo trata de la ley. David no conocía la verdadera función de la ley. Como uno que se deleitaba en la ley, dijo que él era semejante a un árbol plantado junto a corrientes de aguas y que siempre prosperaba (v. 3). Pero después del salmo 1 viene el salmo 2, acerca de Cristo. Luego tenemos el salmo 3. El encabezamiento del Salmo 3 es: “Salmo de David, cuando huía de delante de su hijo Absalón”. El que disfrutaba la ley como las corrientes de aguas junto a las cuales él creció, vino a ser una especie de exiliado debido a la rebelión de su hijo. Eso le pasó a David por haber asesinado a Urías y tomado a su esposa (2 S. 12:10-12). El que tanto disfrutaba la ley en el salmo 1, se convirtió en homicida intencional. ¿Demuestra eso que la ley funciona? La ley sí funciona, pero no en la manera de David. La función de la ley es exponernos. La ley expuso al máximo a David como una persona que premeditó el asesinato de Urías y el robo de la esposa de éste. ¿Funciona la ley o no? Debemos decir que la ley funciona, no según el concepto expresado por David en el salmo 1, sino conforme a la enseñanza de

Pablo en el Nuevo Testamento. Pablo hizo notar que la ley había sido añadida a la línea central de la revelación divina para exponer la naturaleza pecaminosa y los hechos malignos del hombre (Ro. 3:20b; 5:20a). Necesitamos ver la ley de esa manera para poder comprender los Salmos conforme al concepto divino del Nuevo Testamento. No estamos en el Antiguo Testamento como David, sino que estamos en el Nuevo Testamento. I. LOS SALMOS: A. No es un libro de doctrinas ni de ningún tipo de enseñanza El libro de los Salmos no es un libro de doctrinas ni de ningún tipo de enseñanza. Los Salmos fueron escritos en forma de alabanzas. Esas alabanzas no se compusieron por doctrina ni por entendimiento de enseñanzas. B. Sino que es un libro que contiene las expresiones de las emociones, los sentimientos, las impresiones y las experiencias de hombres piadosos El libro de los Salmos es un libro que contiene las expresiones de las emociones, los sentimientos, las impresiones y las experiencias de hombres piadosos. Este es el punto clave y crucial para entender los Salmos. Sin verlo y aplicarlo, no tenemos la manera de comprender el libro. Muchos cristianos han cometido el gran error de no ver este punto clave. El libro de Salmos no es un libro de historias, sino un libro de revelación divina transmitida a través de las expresiones de las emociones, los sentimientos, las impresiones y las experiencias de algunos hombres piadosos con respecto a ocho cosas. Necesitamos ver estas ocho cosas; de otra manera, no podremos entender los Salmos. Estas son: 1) Dios y cómo es El al tratar con ellos. 2) La ley de Dios, la palabra santa que contiene la revelación divina. 3) La casa de Dios, el templo y el monte Sion sobre el cual estaba asentado el templo, centro de la habitación de Dios en la tierra. 4) La ciudad santa de Dios, Jerusalén, la protección que alberga la casa de Dios.

5) El pueblo santo de Dios, Israel, los elegidos y amados de Dios entre las naciones. 6) El amor de ellos a Dios, su comunión con El, las bendiciones que de El recibieron, los sufrimientos que experimentaron bajo los tratos de Dios, y su medio ambiente. 7) Su cautividad. 8) Su acción de gracias y su alabanza a Jehová su Dios, de quien ellos gustaron y a quien disfrutaron. Los salmistas, como hombres piadosos, amaban la ley, amaban a Dios, amaban el templo, la ciudad santa y el pueblo santo, pero finalmente fueron exiliados y llevados cautivos. La ley, después de darse, termina en cautividad. Jeremías muestra el cautiverio y exilio lastimoso que experimentó el pueblo de Israel. Experimentaron cautiverio tras cautiverio, y exilio tras exilio. Muchos de ellos murieron a manos de los babilonios. Un remanente pequeño quedó atrás, pero éstos no quisieron aceptar la palabra de Dios de permanecer en su tierra santa. En lugar de eso, prefirieron ir a Egipto. Fueron allí como exiliados (Jer. 42:1—43:7). La ley del Antiguo Testamento dada por Dios a través de Moisés dio por resultado la cautividad. La cautividad vino porque ellos no cumplieron el primer pacto. Debido a que el antiguo pacto fue un fracaso total, Jeremías dijo que Dios haría un nuevo pacto (31:31-34). A fines del tiempo de los primeros apóstoles, los creyentes neotestamentarios ya habían entrado en cautividad por haber permanecido en el antiguo pacto aunque habían sido puestos en el nuevo. La Iglesia Católica de hoy es una mezcla del Antiguo Testamento y el Nuevo. Sus ritos, formalidades e incluso las vestiduras de sus clérigos, son una mezcla del Antiguo Testamento con el Nuevo. El pentecostalismo de hoy también es una mezcla del Antiguo Testamento con el Nuevo. Estas son pruebas de que incluso los creyentes neotestamentarios han entrado en cautividad a consecuencia de guardar las prácticas del Antiguo Testamento junto con la ley. Con el tiempo, los salmistas se apartaron de su disfrute de la ley en la que se deleitaban para disfrutar a su Dios a quien amaban y buscaban. II. LOS SALMOS FUERON ESCRITOS SEGUN DOS TIPOS DE CONCEPTOS Los Salmos fueron escritos según dos tipos de conceptos. Necesitamos comprender este punto también. De otra manera, no podremos entender adecuadamente los Salmos.

A. El concepto humano de los escritores santos El primer concepto según el cual se escribieron los Salmos, es el concepto humano de los escritores santos. Su concepto humano era el producto de su naturaleza buena creada por Dios, formado con las tradiciones de su linaje santo, constituido de las enseñanzas de las santas Escrituras, promovido por la práctica de una vida santa, y expresado a partir de sus sentimientos e impresiones santos. Estos son los componentes del concepto humano de los escritores de los Salmos. Eran de una raza santa, que poseía el Pentateuco, los primeros cinco libros de Moisés. Eran un pueblo muy culto. Las tradiciones de su linaje santo formaron su concepto humano según lo cual fueron escritos muchos salmos. B. El concepto divino de Dios Los Salmos también fueron escritos según el concepto divino de Dios, como revelación divina en cuanto a Su economía eterna en Cristo, donde Cristo es la centralidad y universalidad, y con respecto a Cristo en Su divinidad, Su humanidad, Su vivir humano, Su muerte todo-inclusiva, Su resurrección que imparte vida y produce simiente, Su glorificación, Su ascensión, Su manifestación en gloria, y Su reino eterno. En los Salmos todos estos puntos se revelan clara y detalladamente. El concepto divino en los Salmos también tiene que ver con el deseo que Dios tiene en Su corazón, Su beneplácito, que está en Cristo como Su centralidad y universalidad, en la iglesia como Su plenitud para expresarle, en el reino para Su administración eterna, y en la restauración de la tierra para Su reino eterno que perdurará por la eternidad. Este concepto divino fue expresado por los escritores piadosos que produjeron los Salmos, como parte de lo que asentaron en los escritos santos. Los mismos escritores expresaron dos tipos de conceptos: el humano y el divino. Necesitamos aplicar estos dos tipos de conceptos a los Salmos 1 y 2. El Salmo 1 dice: 1. Bienaventurado el varón Que no anda En consejo de malos, Ni se detiene en camino de pecadores, Ni se sienta en compañía de escarnecedores; 2. Sino que en ley de Jehová está su delicia, Y en Su ley medita de día y de noche. 3. Será como árbol Trasplantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo,

Y cuya follaje no se marchita; Y todo lo que hace, prospera. 4. No así los malos, Que son como el tamo Que arrebata el viento. 5. Por tanto, no se sostendrán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la asamblea de los justos. 6. Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.

¿Según cuál concepto se escribió el salmo 1? ¿Es este salmo bueno o no lo es? Ciertamente es un buen salmo; no obstante, fue escrito según el concepto humano. En el salmo 1 el salmista dijo que el que se deleita en la ley de Jehová prosperará en todo lo que hace, pero con el tiempo, los salmistas no prosperaron; más bien, sufrieron. En el salmo 73, el salmista estaba inquieto. Pensaba que en vano había limpiado su corazón porque era azotado y castigado todo el día (vs. 13-14). Por otro lado, vio la prosperidad de los impíos (v. 3). Todo esto le molestaba hasta que entró en el santuario de Dios, el templo de Dios (v. 17). Entonces recibió la revelación, y fue llevado a no tener nada en el cielo ni en la tierra fuera de Dios (v. 25). Así que, declaró que Dios era su porción viva (v. 26); Dios mismo era su porción, no la ley. Esto nos muestra que el salmo 1 es bueno, pero que fue escrito según un concepto incorrecto. La ley no fue dada para que la guardáramos a fin de prosperar. Al contrario, la ley fue dada para exponernos. David, el escritor del Salmo 1, fue expuesto por la ley como homicida y uno que toma la esposa de otro. Por lo que había hecho, la situación de toda su familia se complicó en gran manera. Entre sus hijos hubo fornicación y homicidio (2 S. 13:1-29), y de su hijo Absalón surgió la rebelión (15:7-12). El tercer salmo fue un salmo que David escribió cuando huía de su hijo rebelde. Por lo tanto, no debemos elogiar mucho el Salmo 1. Fue escrito equivocadamente según un concepto incorrecto, un concepto humano. Ahora leamos el Salmo 2: 1. ¿Por qué se amotinan las naciones, Y los pueblos piensan cosas vanas? 2. Se levantan los reyes de la tierra, Y príncipes consultan unidos Contra Jehová y contra Su Ungido, diciendo: 3. Rompamos sus ligaduras, Y echemos de nosotros sus cuerdas.

4. El que se sienta en los cielos se ríe; El Señor se burla de ellos. 5. Luego hablará a ellos en Su furor, Y los turbará con Su ira. 6. Pero yo he puesto Mi Rey Sobre Sion, Mi santo monte. 7. Yo publicaré el decreto de Jehová; Me ha dicho: Mi Hijo eres Tú Yo te engendré hoy. 8. Pídeme, Y te daré por herencia las naciones, Y como posesión Tuya los confines de la tierra. 9. Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. 10. Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. 11. Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. 12. Besad al Hijo, Para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto Su ira.

El Ungido de Jehová, mencionado en el versículo 2, y el Rey, mencionado en el versículo 6, son Cristo. El Hijo al que se refiere el versículo 7 también es Cristo como el Resucitado. El no sólo era el Hijo unigénito de Dios desde la eternidad (Jn. 1:18; 3:16), sino que también necesitaba ser engendrado de nuevo en Su resurrección para ser el Hijo primogénito de Dios (Hch. 13:33; Ro. 8:29). En Salmos 2:8 se dice que se le darán a Cristo las naciones y la tierra. Las naciones serán Su herencia, y la tierra Su posesión. Necesitamos preguntarnos por qué el orden de los Salmos tiene el salmo 1 como el primero y luego el salmo 2. El salmo 1 no tiene nada que ver con el salmo 2. David decía que el que se deleita en la ley y medita en ella, será bienaventurado y en todo prosperará. Mientras declaraba esto, Dios vino para hacer una declaración en el salmo 2 acerca de Cristo, diciendo: “Lo he ungido y lo he puesto como Rey. Prosperará porque obtendrá toda la tierra como posesión, y obtendrá todas las naciones como herencia. Bienaventurados todos los que en El confían. Hay que besarle”. Los dos salmos son dos clases de declaraciones. Una proviene del salmista según su concepto humano, y la otra proviene de Dios según Su concepto divino, acerca de Cristo como Su centralidad y universalidad. Tenemos que decir “amén” al concepto divino de Dios en el salmo 2. A los ojos de Dios, no es asunto de guardar la ley. A los ojos de Dios,

es un asunto de refugiarnos en Cristo y besarle. Refugiarnos en Cristo quiere decir creer en El, y besarle significa amarle. Esto es conforme al concepto divino del Nuevo Testamento. Necesitamos creer en Cristo y amarlo. Haciendo esto somos bienaventurados. ¿Ha visto usted la diferencia entre los dos conceptos que se expresan en los Salmos? A través de un solo escritor, David, procedieron dos declaraciones diferentes en los salmos 1 y 2. El salmo 1 fue una declaración de parte de David, y lo fue también el salmo 2. El salmo 1 fue declarado según su concepto humano. El salmo 2 también fue su declaración, pero según el concepto divino. Primero, el concepto humano procedió de este orador; pero mientras hablaba lo humano, ¡el tono cambió! Surgió otra manera de hablar conforme al concepto divino. Muchos predicadores han hablado acerca del salmo 1, elogiando este salmo. Pero es difícil encontrar a alguien que haya dicho lo correcto acerca del salmo 2. Parece que no hay muchos que entiendan el salmo 2. Antes, al leer Salmos 1 y 2, tal vez apreciábamos mucho el primero. ¡Cuán bueno era para nosotros el salmo 1! Pero tal vez clasificamos el salmo 2 como una de las porciones de las Escrituras que no entendíamos. Todos necesitamos ver los dos tipos de conceptos que existen en los Salmos, el concepto humano y el concepto divino, como nos lo presentan los salmos 1 y 2. C. El concepto humano de los escritores santos Espero que recordemos estos puntos acerca del concepto humano y el concepto divino que se encuentran en los Salmos. El concepto humano de los escritores santos exalta la ley como su énfasis principal, guardándola como tesoro y permaneciendo en ella toda su vida. D. El concepto divino del Dios que revela El concepto divino del Dios que revela, exalta a Cristo como Su énfasis principal para hacer que los escritores santos se aparten del concepto humano de la ley y se vuelvan a Cristo, en conformidad con el concepto divino de la revelación divina.

III. EL CONTENIDO DE ESTE LIBRO A. El libro de los Salmos, compuesto de ciento cincuenta salmos, está dividido en cinco libros El libro de los Salmos, compuesto de ciento cincuenta salmos, está dividido en cinco libros. Salmos 1—41 es el primer libro; Salmos 42—72, el segundo libro; Salmos 73—89, el tercer libro; Salmos 90—106, el cuarto libro; Salmos 90—106, el cuarto libro; y Salmos 107—150, el quinto libro. Estos cinco libros pueden compararse con los cinco pisos de un edificio. El primer libro es la planta baja, mientras que el quinto libro es el piso más alto. El Libro 5 es un libro de alabanzas con acciones de gracias. B. El contenido de los Salmos según el concepto humano Aparentemente, según el concepto humano, todos los Salmos son las expresiones de las emociones, los sentimientos y las impresiones de hombres piadosos que tenían una relación íntima con Dios. C. El contenido de los Salmos según el concepto divino En realidad, según el concepto divino, el pensamiento central del libro de los Salmos es Cristo, lo cual se revela en palabras claras (Lc. 24:44), y la iglesia como casa de Dios y ciudad de Dios para Su reino, la cual es tipificada por el templo y la ciudad de Jerusalén. Por lo tanto, el libro de los Salmos es un solo libro que tiene dos tonos. Un tono expresa el concepto humano y el otro expresa el divino. ¿Cómo puede ser esto? Sin duda, estos escritores santos erraron en su entendimiento debido a su concepto humano, pero con todo y eso, eran hombres piadosos. Tenían una relación muy íntima con Dios. Por lo tanto, mientras hablaban erróneamente, Dios intervenía para hablar a través de ellos. Debido a que tenían una relación tan íntima con Dios y eran uno con El, mientras hablaban, Dios intervenía para hablar en el hablar de ellos. No debemos separar el salmo 1 del salmo 2. Estos dos salmos eran un solo hablar de parte de David. El primero se formó según el concepto humano y fue hablado por David directamente. El segundo también fue el hablar de David, pero en realidad fue la expresión de Dios. Luego en los salmos del 3 al 7, tenemos de nuevo el tono de David, pero en el salmo 8 se encuentra el tono de Dios. Los salmos del 3 al 7 nos muestran cuán miserable y llena de dolor es la situación terrenal. Pero el salmo 8 comienza, diciendo: “¡Oh Jehová, Señor

nuestro, / Cuán admirable es Tu nombre / En toda la tierra!” (v. 1). Cuando Su nombre está ausente, la tierra está en desorden. Cuando Su nombre está aquí en la tierra, la tierra es excelente. Este es el nombre de Aquel que se hizo un ser humano, un poco menor que los ángeles; es el nombre de Aquel que pasó por la vida humana y murió, resucitó y ascendió a los cielos para recibir gloria y honra (vs. 5-6). Cuando el nombre de El está en la tierra, la tierra se vuelve excelente. Hoy día en los periódicos siempre hay reportajes de homicidios. Tenemos que advertirles a las hermanas que después de las reuniones no regresen solas a la casa. ¿Podemos decir que la situación hoy día es excelente en la tierra? Si queremos hacer que la tierra sea excelente, necesitamos predicar el evangelio y convertir a los pecadores en cristianos. El día vendrá en que toda la tierra será excelente porque el nombre del Señor será excelente en toda la tierra. Este es el concepto divino. Según el concepto divino de Dios, el pensamiento central de los cinco libros de los Salmos es Cristo y la iglesia. 1. Libro 1 El Libro 1 indica que la intención de Dios es hacer que los santos que le buscan se vuelvan de la ley a Cristo para que disfruten de la casa de Dios, la iglesia. En el libro 1 hay cuarenta y un salmos. En el salmo 1 el salmista apreciaba al máximo la ley, pero en el salmo 27 ya no la apreciaba. En lugar de eso, estimaba morar en la casa de Dios para contemplar la hermosura de Dios. Deseaba morar en la casa de Jehová todos los días de su vida (v. 4). Luego en el salmo 36, el salmista declaró que serían abundantemente saciados de la grosura de la casa de Dios. En la casa de Dios podían tomar del río de Sus delicias. El salmista también dijo que con Dios está el manantial de la vida y en Su luz veremos luz (vs. 8-9). ¡Qué diferencia hay entre el salmo 1 y los salmos 27 y 36! El salmo 1 comienza en la planta baja, el sótano. Pero en los salmos 27 y 36, los salmistas han subido del sótano al “quinto piso”. Si todavía apreciamos mucho el salmo 1, nos estamos quedando en el sótano. En nuestra evaluación, necesitamos salir del sótano y subir al nivel más alto, el del concepto divino. 2. Libro 2 El Libro 2 indica que los santos experimentan a Dios, Su casa y Su ciudad a través del Cristo sufrido, exaltado y reinante.

3. Libro 3 El Libro 3 indica que en sus experiencias los santos se dan cuenta de que la casa y la ciudad de Dios con todos los disfrutes pertinentes puedan ser preservados y mantenidos sólo cuando Cristo es debidamente apreciado y exaltado por el pueblo de Dios. 4. Libro 4 El Libro 4 indica que los santos, unidos a Cristo, son uno con Dios para que El pueda recobrar Su derecho sobre la tierra por medio de Cristo en Su casa y Su ciudad. El salmo 90 es el primero del Libro 4. El título del salmo 90 dice que es una oración de Moisés, varón de Dios. En el primer versículo, Moisés dice: “Señor, tú nos has sido morada / De generación en generación”. El que escribió la ley declaró que Dios era su morada eterna. Me asusté cuando leí este salmo por primera vez y vi que Moisés lo había escrito. Según nuestro pensamiento, Moisés sólo sabía dar la ley, los Diez mandamientos. Cuando leemos los Diez Mandamientos, ¿sentimos que nos acercan a Dios? Después de leer estos mandamientos, muchos cristianos dirían que no pueden seguir adelante, porque los quebrantan todo el tiempo. La gente dice mentiras frecuente y espontáneamente. Tal vez alguien llame por teléfono y pregunte: “¿Está tu padre?” Luego la persona que contesta le dice que no está en casa, aunque su padre está allí leyendo el periódico. La gente dice mentiras todo el tiempo. Los hijos mienten a sus padres; los esposos mienten a sus esposas y vice versa. La gente también repetidas veces quebranta el mandamiento acerca de no codiciar. Cuando vemos que otros tienen mejores posesiones que las nuestras, codiciamos lo que tienen. Una persona desea el automóvil costoso de otra persona. Un muchacho en la escuela desea el bolígrafo costoso de otro muchacho. Es imposible que el hombre caído guarde los mandamientos de la ley. La ley no introduce a la gente en una relación íntima con Dios. No obstante, la ley funciona como escolta para conducir a la gente a Cristo. La ley de Dios es el ayo y guardián de los escogidos de Dios para llevarlos a Cristo (Gá. 3:23-24). Cuando Moisés, el escritor de los Diez Mandamientos, era viejo, él declaró: “Oh Dios, Tú eres nuestra morada por la eternidad. En realidad no vivo en la tierra; vivo en Ti. Estoy morando en Ti. Tú eres mi morada”. Esta es la palabra de introducción al Libro 4 de los Salmos.

5. Libro 5 El Libro 5 indica que la casa y la ciudad de Dios llegan a ser la alabanza, la seguridad y el deseo de los santos, y que Cristo viene para reinar sobre toda la tierra a través de la casa y la ciudad de Dios, la iglesia. Este es el contenido de los cinco libros de los Salmos. En esta palabra de introducción, necesitamos comprender estos puntos cruciales. Entonces estaremos preparados y capacitados para estudiar el libro de los Salmos. Tendremos la capacidad de recibir la verdadera interpretación de los ciento cincuenta salmos. Necesitamos ver que, por una parte, el libro de los Salmos fue escrito según el concepto humano, y por otra, fue escrito según el concepto divino. Si no vemos esto, nuestro entendimiento será natural, y entenderemos los Salmos según el concepto humano. En nuestro entendimiento de los Salmos, no tendremos nada del concepto divino. Todos necesitamos ser introducidos en el concepto divino del Dios que revela. Necesitamos que nos haga volver de la ley a Cristo, en conformidad con el concepto divino.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE DOS CRISTO EN LA ECONOMIA DE DIOS ES CONTRARIO A LA LEY EN EL APRECIO DEL HOMBRE (1) Lectura bíblica: Sal. 1:1-6; Ro. 5:20; Gá. 4:24-25; Ro. 7:12, 14a; Sal. 119:103, 105, 130; 2 Ti. 3:16a; Ex. 20:3-17; Sal. 78:5; 119:88b; Ro. 3:20b; 4:15b; 5:20b; 7:7b; Gá. 3:23-24; Ro. 3:19; Gá. 3:21b; Ro. 8:3a; 3:20a; Gá. 3:11a, 12b; Sal. 36:8; 1 Co. 3:6; Jn. 4:10, 14; Ap. 21:6; 22:1, 17b; Jn. 7:38-39; Sal. 73:1-7, 13-17, 23-26; Mt. 5:10; Sal. 1:5-6; Ro. 2:12; Ro. 10:4a; 6:14b En el mensaje anterior, dimos una palabra de introducción acerca de los Salmos. En este mensaje queremos ver la verdad acerca de cómo Cristo en la economía de Dios es contrario a la ley en el aprecio del hombre. I. LA LEY EN EL APRECIO DEL HOMBRE El salmo 1 trata de la ley, preciosa a los ojos de hombre (v. 2). Espero que recibamos un entendimiento claro acerca de este salmo. Necesitamos ver la verdad acerca de la ley en

cuanto a su posición, su naturaleza, su contenido, su función y su debilidad. Necesitamos pelear la batalla en contra de las enseñanzas equivocadas acerca de la ley, las cuales no están en la luz de la economía neotestamentaria de Dios. Entre los cristianos hay dos escuelas de enseñanza acerca de la ley. Una es positiva y la otra muy negativa. Con respecto a la ley, la persona más sobresaliente en la escuela negativa es el apóstol Pablo. Tocante a la ley, él fue negativo a lo sumo. Quiero hacer notar algunos de los puntos que él recalcó en su enseñanza acerca de la ley. En Romanos y Gálatas, Pablo hizo énfasis en que por las obras de la ley ninguna carne, es decir, ningún ser humano caído, puede ser justificado delante de Dios (Ro. 3:20a; Gá. 2:16; 3:11a). Obrar para justificarse por la ley es laborar en vano. En Romanos 7 Pablo nos dijo que la ley, en lugar de darnos vida, se convierte en el instrumento de muerte con el cual el pecado nos engaña y nos mata (v. 11). ¿Nos agrada algo que nos mata? David estaba equivocado al exaltar y apreciar lo que nos podría llevar a la muerte. Esto nos muestra cuán negativa era la opinión de Pablo con respecto a la ley. Quiero utilizar el argumento de Pablo como mi propio argumento en contra de la ley. Algunos podrían decir que en Romanos 7 Pablo nos dijo que la ley es santa, justa, buena (v. 12) e incluso espiritual (v. 14a). Pero esto es sólo en su naturaleza. En su naturaleza la ley es santa, justa, buena y espiritual, pero también debemos ver lo que Pablo dice acerca de la posición, la función y la debilidad de la ley. A. Su posición Necesitamos considerar la posición de la ley. Para verla, debemos tomar la enseñanza de Pablo. 1. Se introdujo como algo secundario a la línea principal de la economía de Dios Lo primero que necesitamos ver acerca de la posición de la ley es que la ley se introdujo como algo secundario a la línea principal de la economía de Dios (Ro. 5:20a). Debido a esto, la ley no tiene una posición ortodoxa. No era ortodoxa porque se introdujo al lado de la línea principal de la economía de Dios. Hoy día muchas personas no ven esta línea principal. En lugar de eso, enseñan la Biblia en una manera natural sin ningún principio gobernante. Hace más de sesenta años, oí por primera vez que tenemos que interpretar la Biblia según los principios correctos. Al escuchar eso, me preguntaba: “¿Cuáles son los principios con los cuales podemos entender la Biblia?” En aquel entonces, no entendía, pero gradualmente he llegado a

conocer los principios gobernantes para entender e interpretar la Biblia. En este mensaje interpreto la Palabra según estos principios. El principio que necesitamos ver acerca de la ley es éste: en Romanos 5:20a Pablo nos dijo que la ley se introdujo como algo secundario. La palabra griega aquí también significa “entrar al lado de”. La ley no entró sola. Entró al lado de algo más. Esto significa que la línea principal de la economía de Dios ya estaba allí. No obstante, después de la creación del hombre, algo pasó. Satanás intervino, el pecado le siguió y el hombre cayó. De esa manera el hombre vino a ser un hombre caído que estaba constituido de pecado convirtiéndose así en pecador. Dios creó al hombre a Su propia imagen y conforme a Su semejanza (Gn. 1:26) con la intención de que el hombre le recibiera, le viviera y le expresara. La línea principal de la economía de Dios comenzó con el hombre y estaba en marcha cuando algo ocurrió. Tuvo un “choque”. Por lo tanto, era necesario que la ley entrara al lado de la línea principal de la economía de Dios. Esto debe de ayudarnos a entender lo que Pablo dice en Romanos 5:20a. La ley no fue ordenada y dispuesta en el plan original de Dios. En la economía original de Dios, no había tal cosa. En la economía de Dios, Su plan era crear al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza para que un día este hombre le recibiera como vida para vivirle y manifestarle a fin de que El tuviera un organismo que expresara Su Trinidad Divina. Pero Satanás intervino para engañar al hombre, y Satanás y el hombre vinieron a ser uno. El hombre creado por Dios a Su propia imagen fue constituido por Satanás con la naturaleza de Satanás convirtiéndose así en un hombre pecador. Ahora bien, Dios tuvo que resolver el problema. ¿Acaso Dios excluiría al hombre de Su plan, abandonándolo? Por supuesto, Dios nunca haría tal cosa porque El es el Alfa y la Omega (Ap. 22:13). No puede empezar algo sin terminarlo. Para continuar Su propósito con el hombre después de la caída, Dios añadió algo a la línea principal de Su economía. En Romanos 5:20, la versión china de la Biblia dice que la ley fue añadida. Era algo además de la gracia. La ley era algo además de la línea ortodoxa de gracia en la economía de Dios. 2. Como concubina, simbolizada por Agar En segundo lugar, la posición de la ley es la de concubina, simbolizada por Agar (Gá. 4:24-25). Pablo nos dijo en Gálatas 4 que Abraham tenía dos esposas. Una era la esposa legítima, Sara, y la otra era la concubina, Agar (vs. 22-31). Todos sabemos que la concubina de un hombre no tiene una posición ortodoxa. Pablo indicó que Sara

representa el nuevo pacto de gracia, e hizo notar que Agar simboliza el antiguo pacto de la ley. Así que, la posición de la ley es la de concubina. En Su obra de creación, Dios no ordenó que el hombre tuviera una concubina. Ordenó que el hombre tuviera una sola esposa (Mt. 19:3-9). Cualquier persona que tenga más de una esposa entra en corrupción. No debemos tratar de introducir una concubina en la economía de Dios. Si apreciamos y exaltamos la ley, introducimos una concubina en la economía de Dios. Esto es totalmente en contra del arreglo ordenado por Dios. La ley como concubina entró al lado de la línea principal de la economía de Dios. Quienquiera que sea de la ley, es hijo de la concubina, y no de la mujer libre. La ley no tiene una posición ortodoxa. Aquellos que siguen la ley no son hijos de la esposa legítima. Ismael, hijo de la concubina Agar, fue menospreciado y echado fuera. Fue echado de la línea principal de la economía de Dios, la línea de la gracia. Debemos estar conscientes de esto al interpretar Salmos 1. El escritor del salmo 1 exaltó la ley según el concepto humano, lo cual contradice la línea principal de la economía de Dios. B. Su naturaleza 1. Santa, justa y buena Ahora veamos la naturaleza de la ley. En su naturaleza, la ley es santa, justa y buena (Ro. 7:12). 2. Espiritual La ley también es espiritual (7:14a). Esto se debe a que procedió de la boca de Dios. Puesto que los Diez Mandamientos son el hablar de Dios, son el aliento de Dios. Toda la Escritura provino del aliento de Dios (2 Ti. 3:16a). Todo el Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia, que se considera como la ley, es el aliento de Dios. Por supuesto, el aliento de Dios es totalmente espiritual. Así que, en este sentido, la ley es espiritual. Aunque la posición de la ley no es correcta, su naturaleza es buena. Este es el punto que puede causar problemas en nuestro entendimiento. La escuela positivista se apoya en la naturaleza de la ley. Ellos hacen notar que Pablo dijo que la ley es santa, justa, buena e incluso espiritual. Luego preguntan: “¿Cómo podría usted decir que la ley es negativa?” Es cierto que la naturaleza de la ley es buena y espiritual, pero su posición es incorrecta. Una señora puede ser buena y espiritual en su naturaleza, y aún así, ser concubina. Tal señora puede ser una señora “de oro”, una señora espiritual, pero no tiene una posición ortodoxa.

La naturaleza de la ley es buena porque la ley es espiritual, puesto que es la palabra de Dios (Sal. 119:103, 105, 130) y el aliento de Dios (2 Ti. 3:16a). Esta es la razón por la cual es posible que tengamos un problema en la manera de entender la ley cuando leemos Salmos 119. Necesitamos comprender que el salmo 119 se refiere una y otra vez a la palabra. Ningún otro salmo menciona la ley como palabra de Dios tanto como lo hace este salmo. En los versículos 147 y 148, el salmista dijo que se anticipó el alba para meditar en la palabra del Señor. El salmista no dijo aquí que meditaba en la ley sino en la palabra. Salmos 119:103 no dice que la ley es muy dulce. Más bien, el salmista aquí declara cuán dulces son a su paladar las palabras del Señor. Debido a que la ley es la palabra de Dios, es buena y espiritual en su naturaleza. C. Su contenido 1. Los Diez Mandamientos Ahora necesitamos ver el contenido de la ley. El contenido de la ley principalmente son los Diez Mandamientos. Necesitamos analizar los Diez Mandamientos adecuadamente. Los tres primeros requieren que el hombre tenga un solo Dios y que no tenga ídolos (Ex. 20:3-7). El primer mandamiento dice que no debemos tener otro dios, el segundo es que no hagamos ídolos y el tercero es que no adoremos ídolos. El cuarto mandamiento tiene que ver con guardar el día de sábado (vs. 8-11). Guardar el día de sábado es tomar a Dios y todo lo que ha creado para nosotros, como nuestra satisfacción y descanso. El cuarto mandamiento requiere que el hombre tenga satisfacción y descanso sólo en Dios y en todo lo que Dios ha realizado para el hombre. Dios creó los cielos y la tierra con billones de cosas para nosotros. En el sexto día, el último de la obra de creación, Dios creó al hombre. El hombre salió de la mano creadora de Dios con todo ya dispuesto. El universo era como una sala de bodas. Antes de que llegue la novia, la sala ya está completamente preparada. El hombre salió de la mano creadora de Dios y todo estaba dispuesto para él. Dios trabajó seis días, y el séptimo fue el día de reposo, el día de sábado, para que el hombre disfrutara a Dios y Su obra, como reposo y satisfacción. El quinto mandamiento requiere que el hombre honre a sus padres para que se remontara a su fuente, a Dios, quien creó al hombre (v. 12). Si seguimos nuestra genealogía hasta el comienzo de la creación, llegamos a los primeros padres, Adán y Eva. Adán y Eva procedieron de Dios. Cuando honramos a nuestros padres, nos remontamos hasta Dios.

Debemos tener el deseo genuino de honrar a nuestros padres, pero muchas veces, nosotros, como personas caídas, no los honramos como deberíamos. Hoy día en esta era perversa, muchas personas quieren deshacerse de sus padres cuando éstos envejecen. Sin embargo, perder a nuestros padres es una gran pérdida. Si honramos a nuestros padres, experimentamos algo de Dios como nuestra fuente. El quinto mandamiento acerca de honrar a nuestros padres corresponde a los mandamientos anteriores. Los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas. La primera consta de los cinco primeros mandamientos, comenzando con tener sólo a Dios y terminando en honrar a nuestros padres. Los últimos cinco mandamientos constituyen el grupo que se encuentra en la otra tabla. Estos mandamientos tienen que ver con la prohibición del homicidio, de la fornicación, del hurto, del falso testimonio y de la codicia (vs. 13-17). Quizás estos cinco mandamientos no parezcan muy agradables, pero son muy buenos para la humanidad. Los mandamientos del seis al diez requieren que el hombre lleve a cabo en su vivir las virtudes que expresan a Dios conforme a los atributos de Dios. Hoy día la ley de la mayoría de los países principales se basa en la ley romana, y la ley romana estaba basada en la ley mosaica, los Diez Mandamientos, y fue escrita según la misma. Los Diez Mandamientos son muy breves, y sin embargo son completos y lo abarcan todo. Tratan nuestra relación con Dios, con nuestros padres y con otros. Si hubiera un hombre no matara a nadie, ni cometiera fornicación, ni hurtara, y ni mintiera ni codiciara, ésa sería la persona más ética del mundo. Sin embargo, debemos preguntarnos si hemos tenido éxito en guardar estos mandamientos. En realidad, según la palabra del Señor en Mateo, los hemos quebrado. El Señor dijo que cualquiera que se enoje contra su hermano será reo de juicio (5:21-22). En realidad, el Señor Jesús, al interpretar los Diez Mandamientos, no simplemente se dirigió al acto del homicidio, sino al enojo, que es el motivo del homicidio. En la ley más alta del Señor en el reino de los cielos, enojarse con otros y odiarlos equivale a matarlos. Esto es lógico. Si uno no se enoja ni odia, nunca mataría a nadie. El homicidio proviene del enojo y del odio. El Señor Jesús también enseñó algo más profundo acerca del acto de adulterio. De nuevo, trató con el motivo del corazón (Mt. 5:27-28). Cuando Pablo estaba en la religión judía, procuró guardar cada uno de los Diez Mandamientos, pero más adelante testificó que no pudo guardar el último: “No codiciarás” (Ro. 7:7-8). Este mandamiento no está relacionado con la conducta externa, sino con el pecado que está dentro del hombre. Para hacer esto más claro, quisiera relatar una historia acerca de un misionero que hablaba con su cocinero acerca de la pecaminosidad del hombre. Este cocinero chino era

una persona orgullosa y ética. Tenía la actitud de que los extranjeros que venían a China hacían muchas cosas equivocadas pero que él no hacía nada malo. El misionero sabía esto. Un día le preguntó al cocinero si era pecaminoso. En seguida el misionero le dijo: “Por supuesto, yo sé que usted diría que no es pecaminoso. Pero, dígame, ¿en qué está pensando ahora? Ahora mismo, dígame la verdad. ¿Qué está pensando por dentro?” Entonces este cocinero confesó al misionero que tenía envidia de él por su gran caballo y que estaba pensando en cómo conseguirlo. Luego el misionero respondió: “Esto es codiciar. ¿No es usted pecaminoso?” El cocinero tuvo que admitir que lo era. Aun al leer este mensaje, tal vez ahora mismo haya algo en el corazón de usted que esté quebrantando la ley. Si cierta hermana me dijera ahora mismo lo que está en su corazón, tal vez diría: “Esta mañana una hermana me ofendió, y yo no puedo perdonarla. ¡Todavía estoy pensando en cuánto me ofendió!” Esto es malo. La ley expone nuestra naturaleza pecaminosa y obras malas. La ley es santa, justa, buena y espiritual en su naturaleza, pero la función de la ley es otra cosa. 2. Es un cuadro de Dios, y por esto, el testimonio de Dios En su contenido la ley también es un cuadro de Dios, y por esto, es el testimonio de Dios (Sal. 78:5; 119:88b). La ley, los Diez Mandamientos, es una fotografía de Dios. Debido a que es una fotografía de Dios, es un testimonio. Esto es como decir que nuestra fotografía es un testimonio de nosotros mismos. Los salmistas se refirieron a la ley como el testimonio de Dios. D. Su función 1. Exponer al hombre en su naturaleza pecaminosa y en sus obras malas La función de la ley es exponer al hombre en su naturaleza pecaminosa y en sus obras malas (Ro. 3:20b; 4:15b; 5:20b; 7:7b). En este sentido, la ley funciona como espejo. Si no nos miramos en el espejo, no podemos ver cuán sucia está nuestra cara. Pero cuando nos miramos en el espejo, la condición sucia de nuestra cara es expuesta. La ley funciona como espejo para exponer nuestra naturaleza pecaminosa y nuestras obras malas.

2. Preservar a los escogidos de Dios y conducirlos a Cristo Además, en su función la ley fue usada por Dios para preservar a Sus escogidos y conducirlos a Cristo (Gá. 3:23-24). Pablo nos dijo en Gálatas que antes de la venida de Cristo, Dios dio a Su pueblo escogido la ley como ayo para guardarlo. Luego, cuando vino Cristo, este ayo fue usado por Dios para conducirlos y llevarlos a Cristo. Al ser expuesto, sometido y convencido por la ley, el pueblo escogido de Dios pasaría a Cristo por medio de la ley. 3. Someter a los hombres, que son pecadores, bajo el juicio de Dios La ley también tiene la función de someter a los hombres, que son pecadores, bajo el juicio de Dios (Ro. 3:19). Necesitamos ver la ley a tal luz. El propósito de Dios al dar la ley era exponer al hombre, someterlo y también guardar o preservar para Cristo a los escogidos de Dios a fin de que fueran llevados a Cristo. Si sólo permaneciéramos en el libro de Salmos, no podríamos recibir esta clase de luz. Esta luz proviene totalmente de la enseñanza de Pablo. E. Su debilidad 1. No puede dar vida La ley es buena y espiritual, pero es débil. En su debilidad, no puede dar vida (Gá. 3:21b). Por muy buena, santa, justa y espiritual que sea la ley, no puede impartirnos vida. Nosotros los pecadores no sólo éramos malos sino que también estábamos muertos (Ef. 2:1). Lo básico que necesitamos es la vida. La ley buena, justa, santa y espiritual está bien, pero no nos puede impartir vida. 2. No puede hacer lo que Dios desea porque es débil mediante la carne Además, la ley no puede hacer lo que Dios desea porque es débil mediante la carne (Ro. 8:3a). La ley en sí tal vez no sea muy débil, pero la ley es dada a la carne, y la carne es su compañera. La ley no es muy débil, pero su compañera, la carne, es débil al máximo. Necesitamos considerar cuán débiles somos. Muchas hermanas se ofenden fácilmente. Si uno las ofende, ellas no lo olvidarán. Acordarse de las faltas de otra persona no es bueno. La Biblia nos dice que perdonar significa olvidar (He. 8:12). Mientras recordemos las faltas de otra persona, esto indica que no le hemos perdonado. Perdonar

adecuadamente es olvidar. Perdonar y olvidar parecen cosas insignificantes, pero en este asunto no podemos vencer totalmente. Esto indica que somos débiles. Puesto que nosotros somo débiles, somos el instrumento por el cual la ley viene a ser débil. Por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de Dios (Ro. 3:20a; Gá. 3:11a). Pablo repite esto en Romanos y Gálatas. F. Era el centro y el requisito del antiguo pacto La ley era el centro y el requisito del antiguo pacto. La ley fue útil para el antiguo pacto en la economía de Dios. G. Debe ser llevada a cabo por la obra del hombre La ley, como requisito del antiguo pacto, debe ser llevada a cabo por la obra del hombre (Gá. 3:12b). La ley tiene que ser llevada a cabo. Sin que el hombre la lleve a cabo, la ley no significa nada. H. En cuanto al beneficio personal de los santos, como por ejemplo, ser bendecidos con prosperidad El salmo 1, que trata de la ley en el aprecio del hombre, tiene como fin el beneficio personal de los santos, como por ejemplo, ser bendecidos con prosperidad (vs. 1-3). Necesitamos comparar esto a los logros de Cristo en cuanto a la realización de la economía de Dios en Salmos 2. El salmo 1 tiene como fin el beneficio personal de los santos, y Salmos 2, la realización de la economía de Dios. El concepto del salmo 1 es muy inferior a la revelación del salmo 2. I. Apreciada y exaltada por hombres piadosos según el concepto ético humano En el salmo 1 la ley era apreciada y exaltada por hombres piadosos según el concepto ético humano (vs. 2-3). El salmo 1 y varios otros muestran el concepto ético humano que estos hombres piadosos tenían en su exaltación de la ley. Salmos 1:2-3 dice: “...en la ley de Jehová está su delicia y en Su ley medita de día y de noche. Será como árbol trasplantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, y cuyo follaje no se

marchita; y todo lo que hace, prospera”. El concepto humano en el salmo 1 consiste en apreciar y exaltar la ley. 1. El concepto de un árbol que absorbe el agua de las corrientes de agua, no es tan elevado como el concepto de beber del río de las delicias de Dios en Salmos 36:8 Un concepto que se encuentra en Salmos 1:2-3 es el de un árbol que absorbe el agua de una corriente cercana, y el otro concepto, que se encuentra en Salmos 36:8, es de beber del río de las delicias de Dios en la casa de Dios. El concepto de beber es el más elevado. Los ciento cincuenta salmos, recopilados en cinco libros, fueron puestos en un buen orden. Tienen una progresión ascendente; suben paso por paso, hasta el nivel más alto de revelación. Además, el fin de cada libro es más alto que su comienzo. El Libro 1 contiene cuarenta y un salmos. El salmo 36 es mucho más elevado que el salmo 1. En el salmo 36, el salmista parece decir: “Ahora puedo disfrutar de la abundancia de Tu casa, Tu templo, y puedo beber en Tu templo del río de Tus delicias” (v. 8). Aquí el salmista no habla de la ley. El ha subido de la planta baja al piso treinta y seis. Cuando comparamos el primer salmo con el salmo 36, podemos ver la diferencia. 2. El Nuevo Testamento tiene tanto el concepto acerca de las plantas que absorben agua como el de beber del agua viva del río divino para que de uno fluyan ríos de agua viva El Nuevo Testamento tiene tanto el concepto de las plantas que absorben agua como el de beber del agua viva del río divino para que de uno fluyan ríos de agua viva (1 Co. 3:6; Jn. 4:10, 14; Ap. 21:6; 22:1, 17b; Jn. 7:38-39). En 1 Corintios 3:6 Pablo dijo que él plantó y Apolo regó. Allí podemos ver el concepto acerca de las plantas que absorben agua. En Juan y Apocalipsis, vemos que cuando bebemos del río de agua viva, de nuestro interior también fluyen ríos. ¿Queremos absorber un poco de agua de una corriente cercana? o ¿queremos ser “locos” para beber del agua viva y dejar que de nuestro interior fluyen ríos? ¿Estamos satisfechos con el salmo 1? ¿Adónde debemos ir? ¡Debemos ir a Apocalipsis 22! Apocalipsis 22 es el “salmo” final. En el primer salmo absorbemos un poco de agua, gradualmente. A veces un río puede estar seco, sin nada de agua que el árbol pueda

absorber. Pero en el “salmo” final, en el último capítulo de Apocalipsis, fluye un río de agua de vida para que lo bebamos. Esto es muy superior a absorber agua como árbol. 3. El concepto de comparar a los santos con un árbol no es tan elevado como el concepto de revelar en el Nuevo Testamento que los creyentes son pámpanos de la vid verdadera, Cristo, en Juan 15 El concepto de comparar a los santos con un árbol no es tan elevado como el concepto de revelar en el Nuevo Testamento que los creyentes son pámpanos de la vid verdadera, Cristo, en Juan 15. Hoy día, ¿somos simples árboles o somos pámpanos? Si somos árboles, nos mantenemos solos. Eso es muy pobre porque Cristo está separado de nosotros, y, en cierto sentido, competimos con El, puesto que El es un árbol y nosotros también. Pero la revelación del Nuevo Testamento nos muestra que en realidad nosotros solos no somos plantas de Dios. Somos plantas de Dios al ser injertados en Cristo para ser hechos pámpanos de El como la gran vid verdadera. Es más elevado ser los pámpanos de la vid verdadera que ser un árbol individual. Las iglesias locales no son muchos árboles. En realidad, las iglesias son un solo árbol que tiene millones de ramas. Este árbol único es Cristo, la gran vid, y nosotros somos sus pámpanos. Somos miembros de Cristo (1 Co. 6:15a; Ro. 12:5). Todas las iglesias son un solo Cuerpo, un solo árbol. Todos los creyentes son miembros de este Cuerpo y ramas de este árbol único. . El concepto humano del salmo 1 es que el hombre que se deleita en la ley de Dios, prospera en todo; pero la experiencia del salmista en el salmo 73 es lo contrario El concepto humano del salmo 1 es que el hombre que se deleita en la ley de Dios, prospera en todo. Pero la experiencia del salmista en Salmos 73:1-7, 13-17 y 23-26 es lo contrario. El era piadoso y sin duda alguna se deleitaba en la ley de Dios; aún así, él sufrió mucho mientras que los impíos prosperaban. Finalmente, se le instruyó en el santuario de Dios, diciéndosele que se apropiara de Dios mismo como su porción, y no de ninguna otra cosa. El salmista piadoso del salmo 73 estaba inquieto. Se deleitaba en la ley, pero sufrió mucho mientras los impíos prosperaban. Eso le perturbaba hasta que entró en el santuario de Dios, en la casa de Dios. Entonces entendió claramente. Allí, bajo la revelación de Dios, se le instruyó diciéndosele que se apropiara de Dios mismo como su

porción. Finalmente declaró que no tenía a nadie en los cielos ni en la tierra aparte de Dios, su porción eterna (vs. 25-26). Si el Señor quiere, estudiaremos los profetas menores en el entrenamiento del verano de 1992. Luego en el invierno esperamos estudiar el libro de Job. En el libro de Job, hay una gran controversia. Job sufrió mucho. Su familia, sus propiedades y su salud fueron destruidos (Job 1:13—2:8). Luego los tres amigos de Job vinieron para hablar con él. Lo que le dijeron eran cosas absurdas. Le dijeron a Job que debía de haberse equivocado en algo. De otra manera, Dios no le habría castigado así. Job contendió con ellos diciendo que no estaba mal en nada. Estos tres amigos le hablaron uno por uno, una y otra vez, por todo el libro de Job. No obstante, Job rehusó ser sometido por ellos. Finalmente, Dios intervino y les tapó la boca a todos. Lo que Dios habló a Job, le abrió los ojos. Job dijo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5). Job había escuchado de Dios, pero nunca lo había visto. Después de pasar por los sufrimientos, él vio a Dios. Si alguien que ama al Señor está sufriendo, su sufrimiento no es básicamente un asunto de que sea correcto o no. Lo que le importa a Dios es que tengamos más de El en nuestro ser interior. Hace aproximadamente tres o cuatro años, visité al oftalmólogo para que me examinara. El me ha cuidado desde 1975, y operó en mis ojos para quitar las cataratas. Le dije que mis ojos me molestaban, y le pregunté por qué. Me contestó diciendo: “Estos son los sufrimientos de Job”. Con eso indicó que mi sufrimiento no tenía causa y que no me podía ayudar más. Los sufrimientos de Job siempre son designados por Dios. Todos los padres esperan tener buenos hijos, y tal vez se pregunten por qué sus hijos no lo son. Puede ser que un hermano se pregunte por qué su esposa no es tan amable como las otras hermanas, y una hermana tal vez se pregunte por qué su esposo es tan incompetente. Estos son los sufrimientos de Job. Hoy día todavía experimento los sufrimientos de Job. 5. En el Nuevo Testamento el Señor enseña: “Bienaventurados los que padecen persecución [no los que prosperan] por causa de la justicia” En el Nuevo Testamento el Señor enseña: “Bienaventurados los que padecen persecución [no los que prosperan] por causa de la justicia” (Mt. 5:10). Un hermano puede tener hambre y sed de justicia (v. 6), y sin embargo ser perseguido. Yo no diría que esta persecución es el sufrimiento de Job, pero diría que es conforme a la economía de Dios.

J. El pueblo a quien la ley fue dada, será juzgado según la ley El pueblo a quien la ley fue dada, será juzgado según la ley (Sal. 1:5-6; Ro. 2:12). En Romanos 2:12, Pablo nos dice que un día todos los seres humanos comparecerán delante de Dios para ser juzgados. Pero aquellos que recibieron la ley, serán juzgados por Dios conforme a la ley. Aquellos que nunca recibieron la ley serán juzgados por Dios conforme a la conciencia de ellos (vs. 15-16). K. Cristo puso fin a la ley Cristo puso fin a la ley (Ro. 10:4a). Cristo es la terminación de la ley, la conclusión de la ley, el reemplazo de la ley. Cristo vino para cumplir la ley (Mt. 5:17) para ponerle fin y reemplazarla (Ro. 8:3-4). Por lo tanto, el que cree en El recibe la justicia de Dios, que es Cristo mismo. L. Los creyentes neotestamentarios no están bajo la ley Los creyentes neotestamentarios no están bajo la ley (Ro. 6:14b). ¡Aleluya! Ya no estamos bajo la ley, sino que ahora estamos bajo la gracia.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TRES CRISTO EN LA ECONOMIA DE DIOS ES CONTRARIO A LA LEY EN EL APRECIO HUMANO (2) Lectura bíblica: Sal. 2:1-12; Jn. 1:41; Mt. 3:16-17; Lc. 4:18-19; He. 1:9; Hch. 10:38; Dn. 9:26a; Hch. 13:33; He. 1:5-6; Hch. 2:36; 5:31; Ap. 1:5a; 2:26-27; Hch. 4:25-29a; Ap. 6:15-17; Hch. 17:30; Jn. 3:16; 21:15a En el mensaje anterior vimos la verdad en cuanto a la ley en su posición, su naturaleza, su contenido, su función y su debilidad. El salmo 1 concuerda con el concepto humano que consiste en elevar y apreciar la ley, mientras que el salmo 2 concuerda con el concepto divino de exaltar a Cristo como el énfasis central de Dios. Tal vez recibamos ayuda al ver la estrofa 3 del himno #49:

Ni filosofías O Rudimentos, Conformarnos pueden Como Su expresión; Pero Cristo mismo, Termina mi yo, Nos hace Sus miembros, En resurrección. Ninguna filosofía, elemento ni religión pueden conformarnos a Cristo. La ley de Moisés no puede conformarnos a Cristo. Sólo Cristo puede conformarnos a Sí mismo, y nadie ni nada puede hacerlo. Algunos pueden molestarse porque nosotros menospreciamos la religión. Es posible que digan: “Ya que somos cristianos, ¿no deberíamos acaso amar el cristianismo?” Pero nosotros debemos amar a Cristo y no a ningún “ismo”. Nada puede ni debe reemplazar a Cristo. Cristo nos conforma a Sí mismo para que seamos Su complemento. Ser el complemento de Cristo significa que somos parte de El. Esto es semejante a que Eva fuera el complemento de Adán. Sólo Cristo puede hacernos parte de Sí, Su complemento. La ley no puede hacernos miembros de Cristo. Solamente Cristo puede hacernos Sus miembros en resurrección. Necesitamos ver el salmo 1 a la luz de la economía de Dios. Este salmo dice que los que meditan en la ley serán como un árbol que absorbe el agua de las corrientes de agua, pero según la revelación neotestamentaria esto no es muy elevado. Finalmente, el Nuevo Testamento nos dice que el río de agua viva entra en nosotros (Jn. 7:38; 4:14). ¿Queremos ser un árbol junto a un río o tener el río fluyendo dentro de nosotros? ¿Cuál es mejor y más elevado? El concepto de un río que fluye dentro de uno es el concepto más elevado expresado en la Biblia (Ap. 22:1). Ser un árbol plantado junto a un río para absorber su suministro de agua es algo bueno, peor no es lo mejor. Pablo dijo que él plantó y Apolos regó (1 Co. 3:6). El pensamiento aquí es el mismo de un árbol que absorbe el agua, pero éste no es tan elevado como el pensamiento del río de agua de vida que fluye en nosotros. Este es el más elevado pensamiento expresado por Dios. En mi juventud se me enseñó que cuando estudiamos la Biblia, tenemos que extraer los secretos de la misma. Más adelante, el hermano Nee nos dijo que tenemos que conocer el espíritu de la Biblia. La Biblia, la Palabra escrita, tiene espíritu. El Señor Jesús dijo: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63). Esto nos muestra que la Palabra es el Espíritu (Ef. 6:17). El Espíritu no sólo está en la Palabra, sino que también la Palabra misma es el Espíritu. Más aún, Juan 1:1 dice: “En el principio era el

Verbo ... y el Verbo era Dios”. El Verbo o la Palabra es Dios, y la Palabra es el Espíritu. Así que, Dios, la Palabra y el Espíritu son uno solo. Cuando nos acercamos a la Biblia, no debemos pensar que nos acercamos a un libro ordinario. No debemos leerla como leeríamos una revista o un periódico. Tenemos que darnos cuenta de que la Biblia es la Palabra de Dios, y la Palabra es la incorporación de Dios, Cristo. Cristo es la Palabra de Dios. Además, todo lo que El dice como Palabra de Dios, todo lo que sale de Su boca, es el Espíritu. El salmo 1 es la Palabra de Dios. Pablo nos dijo que toda la Escritura es dada por el aliento de Dios (2 Ti. 3:16a). Si adoptamos tal posición al leer el salmo 1, recibiremos el Espíritu, veremos el secreto, y también veremos el espíritu de la Biblia. ¿Acaso el espíritu de la Biblia nos revela la ley de Moisés, exaltando la ley dada en el monte Sinaí? En el monte de la transfiguración, Pedro puso a Moisés y a Elías al mismo nivel que Cristo (Mt. 17:1-13). Cuando Moisés y Elías se aparecieron allí con Cristo, Pedro se emocionó. Dijo: “Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías” (v. 4). Entonces Dios dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” (v. 5). En la economía neotestamentaria de Dios ya no debemos oír a Moisés (la ley), ni a Elías (los profetas). La Biblia no exalta la ley ni a los profetas. El espíritu de la Biblia exalta sólo a una persona: Cristo. Tenemos que comprender por qué los salmos 1 y 2 fueron ordenados soberanamente en la manera en que lo están. El salmo 1 está relacionado con guardar la ley. Inmediatamente después del salmo 1, Cristo está en el salmo 2 como Aquel que es exaltado. El espíritu de la Biblia, desde Génesis 1 hasta Apocalipsis 22, revela solamente a Cristo como Aquel que es preeminente, como el primero, como la centralidad y la universalidad de Dios. Finalmente, la Biblia concluye con una nueva ciudad. La nueva ciudad, la Nueva Jerusalén, será el complemento de Cristo y será para El. El espíritu de la Biblia no exalta nada ni a nadie más que a Cristo. Pablo, en sus catorce Epístolas, peleó una batalla para derribar todo lo que no fuera Cristo. En la Epístola a los Gálatas, Pablo derriba la ley, la circuncisión, la tradición y la religión. Para él todo lo que no fuera Cristo era basura (Fil.3:8). El exaltaba solamente a Cristo. En la última visita que Pablo hizo a Jerusalén, él fue a los ancianos, y el anciano principal de aquel entonces era Jacobo. Este le dijo: “Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos de la ley” (Hch. 21:20). Jacobo exaltó la ley. Creo que él exaltaba la ley más que lo que la exaltó David en el salmo 1. Jacobo

declaró que había miles de judíos cristianos que seguían con entusiasmo la ley. La palabra griega traducida millares, significa miríadas o decenas de millares. Decenas de millares de judíos eran fervientes por la ley. Jacobo estaba preocupado de que éstos argüirían con Pablo, puesto que habían oído que Pablo hacía caso omiso de la ley. La historia nos dice que Jacobo era un hombre de oración, un hombre piadoso y devoto. En su Epístola (la Epístola de Santiago) él enseñaba las virtudes prácticas de la perfección cristiana. Pero debemos ver que Jacobo, los ancianos de Jerusalén, y muchos millares de creyentes judíos todavía tenían una mezcla de la fe cristiana y la ley mosaica. En este mensaje, quisiera que nos preguntáramos. ¿Está nuestro espíritu en favor de la ley o en favor de Cristo? Es posible que digamos que todo nuestro interés está en Cristo, pero en realidad nos interesa la ley. Que nosotros estemos en favor de Cristo es mayormente teoría, pero que estemos en favor de la ley es algo muy práctico. Nosotros obramos principalmente según la ley, según sí y no, según lo correcto y lo incorrecto, y no según Cristo. Incluso educamos a nuestros hijos enseñándoles conforme a los que es correcto y lo que no lo es. Un padre puede decir a su hijo: “Eso no está bien; tú no lo debes hacer”. Pero ¿hemos dicho alguna vez “Eso no es Cristo; no debes hacerlo”? ¿Quién le dice a otro que no haga algo porque eso no es Cristo? Esto debería ayudarnos a comprender que estamos en favor de Cristo teóricamente, pero en la práctica seguimos la ley. ¿Practicamos a Cristo o la ley? Practicar a Cristo es salirnos del ámbito de sí y no, de lo correcto y lo incorrecto, de lo bueno y lo malo. Esto significa que nos salimos de la esfera del árbol de la ciencia del bien y del mal. Es posible que digamos que nuestro espíritu esté en favor de Cristo, pero en la práctica vivimos según la ley, según lo que es correcto y lo que es incorrecto, según lo bueno y lo malo. El libro de los Salmos nos muestra el contraste que hay entre la ley y Cristo. El primer salmo tiene que ver con guardar la ley, y el segundo nos dice que besemos a Cristo. ¿Cuál es más elevado? No estoy preguntado cuál está correcto o cuál está equivocado, sino cuál es más elevado. Ciertamente besar al Hijo es más elevado que guardar la ley. Creo que la devoción de David a la ley, expresada en el salmo 1 era más elevada que nuestra devoción a Cristo. Esto se debe a que él meditaba en la ley día y noche. ¿Meditamos nosotros en Cristo día y noche? Si meditamos en Cristo por un período corto, pensamos que estamos haciendo algo maravilloso, pero David meditaba en la ley día y noche. Comparto esto para que veamos que secreta, inconsciente y subconscientemente conservamos nuestro concepto natural al acercarnos a la Biblia. Esta es la razón por la cual no recibimos la revelación de la Biblia. Al contrario, añadimos nuestro concepto a la Biblia. No debemos exaltar la observancia de la ley, porque el mismo libro de los Salmos

no apoya semejante concepto. Si exaltamos la observancia de la ley en el salmo 1, entonces somos confrontados con el salmo 2. El salmo 2 es el hablar de Dios, Su declaración, acerca de Cristo como centro de Su economía. El declara: “He puesto Mi Rey sobre Sion, Mi santo monte” (v. 6). Este no es un hablar ordinario, sino una declaración y una proclamación. Dios proclamó a todo Su pueblo que El había puesto Su Rey sobre el monte Sion, no sobre el monte Sinaí. Estos dos montes —el monte Sion y el monte Sinaí— son muy significativos. Hebreos 12 dice que no hemos venido al monte Sinaí sino al monte Sion (vs. 18-22). El monte Sinaí fue el lugar donde se dio la ley, y el monte Sion es el lugar donde Cristo está hoy en los cielos en Su ascensión. Pablo habla de estos dos montes en Gálatas 4. El monte Sinaí produce hijos de esclavitud, pero nuestra madre, la Jerusalén de arriba, está en los cielos, en el monte Sion (vs. 25-26). Apocalipsis 14:1 nos dice que hay ciento cuarenta y cuatro mil que están de pie con el Cordero en el monte Sion. Estos ciento cuarenta y cuatro mil no están allí alabando a Dios por la ley que dio en el monte Sinaí. El monte Sion no es un lugar para mostrarnos la ley, los mandamientos; es un lugar para mostrarnos a Cristo, y sólo a Cristo. El monte Sinaí está en la Biblia, pero el espíritu de la Biblia no lo exalta. Al contrario, la Biblia pone el monte Sinaí en un lugar inferior. El espíritu de la Biblia exalta solamente a Cristo. Lo triste es que muchos de los escogidos de Dios se olvidan de Cristo. Creen en Cristo, pero no le conocen ni se ocupan de El. Más bien, se ocupan de la ley. Pablo dijo: “Porque para mí, el vivir es Cristo” (Fil. 1:21a). Nosotros diríamos: “Para mí, el vivir es sí y no, el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto”. ¿En qué monte estamos hoy? Casi todos nosotros estamos en el monte Sinaí. Nosotros no somos discípulos de Moisés sino de Cristo. Sin embargo, estamos en el monte equivocado. Cristo está en el monte Sion. El no está en el monte Sinaí, pero nosotros todavía estamos ahí. Muchos de nosotros no nos atrevemos a despedirnos de la ley. Al contrario, queremos conservar la ley como seguidores de David, meditando en la ley día y noche. Necesitamos ver que toda la revelación de la Biblia es progresiva. La revelación que hay en la Palabra santa va en ascenso continuo desde Génesis hasta su cumbre en Apocalipsis. Génesis 1 habla de la obra de creación por parte de Dios, pero Apocalipsis 22 habla de la Nueva Jerusalén. La creación es fácil de entender en cierta medida, pero la señal de la Nueva Jerusalén es un gran misterio. La revelación de la Nueva Jerusalén es elevada y profunda a lo sumo.

Los cinco libros de los Salmos están arreglados en la misma forma progresiva en que lo está la Biblia completa. Desde el primer libro de los Salmos hasta el quinto, la revelación va en ascenso. El quinto libro está lleno de alabanzas a Dios de parte de los salmistas. Dios está incorporado en Cristo, Cristo está en Su Cuerpo, y Su Cuerpo es la casa de Dios y la ciudad de Dios para Su reino. Todo esto tiene como fin la economía de Dios. El pensamiento central del libro de los Salmos es Cristo y la iglesia como casa de Dios y ciudad de Dios para Su reino. II. CRISTO EN LA ECONOMIA DE DIOS Necesitamos ver la revelación acerca de Cristo en la economía de Dios, en contraste con la ley en el aprecio humano que vemos en los Salmos. En el mensaje anterior, vimos la verdad acerca de la ley en el aprecio del hombre. Ahora debemos ver la revelación divina de Cristo en la economía de Dios en el salmo 2 (vs. 2, 6-9, 12). A. Una declaración de Dios según Su concepto divino El salmo 2 es una declaración de Dios según Su concepto divino. Sin embargo, el salmo 1 concuerda con el concepto humano y natural. David pensaba que quien meditara en la ley día y noche prosperaría en todo. Esto corresponde al concepto humano de hacer algo para el beneficio y la ganancia personal de uno. No hay consideración alguna en el salmo 1 de la economía de Dios. B. Cristo es exaltado como centro de la economía de Dios El salmo 2 exalta a Cristo como centro de la economía de Dios. Aunque la palabra economía no aparece en el salmo 2, la revelación y la realidad de la economía de Dios están allí. En este salmo Dios declaró que El había puesto Su Rey (v. 6). Que Dios ponga Su Rey tiene como fin el cumplimiento de Su economía. Luego dijo Dios: “Te daré por herencia las naciones, y como posesión Tuya los confines de la tierra” (v. 8). Esto tiene como fin el reinado. Por supuesto, el Rey necesita un reino, y este reino no es pequeño. Es un gran reino constituido de todas las naciones, y abarca los confines de toda la tierra. Este será el más grande reino en la historia de la humanidad. Cristo poseerá todos los continentes. Su reino estará en todas partes para incluir a todos. El Rey y el reino, en el salmo 2, nos muestran la economía de Dios.

1. Ungido en Su divinidad por Dios en la eternidad, para ser el Mesías, Cristo, el Ungido El salmo 2 revela a Cristo, el Ungido (v. 2). Entre los Hermanos había un debate acerca de cuándo fue ungido Cristo. Daniel 9:26 dice que al Mesías se le quitaría la vida, o sea que sería crucificado. Mesías es una palabra hebrea, y la palabra griega equivalente es Cristo. Ambas significan el Ungido. Daniel 9:26 muestra que antes de que Cristo se encarnara y fuera crucificado, ya era el Ungido. Por lo tanto, Cristo fue ungido en Su divinidad por Dios en la eternidad para que fuera el Mesías, Cristo, el Ungido. Esto también tiene base en Juan 1:41, donde Andrés el discípulo del Señor le dijo a Simón su hermano, que había hallado al Mesías, el Ungido. Esto indica que Cristo fue ungido en la eternidad en Su divinidad antes de Su encarnación. 2. Ungido en Su humanidad en la esfera del tiempo cuando fue bautizado El vino como el Ungido a cumplir el eterno plan de Dios. El se hizo hombre y fue ungido otra vez en Su humanidad en la esfera del tiempo cuando fue bautizado (Mt. 3:16-17; Lc. 4:18-19; He. 1:9; Hch. 10:38). 3. Muerto, crucificado Después de tener un vivir humano por treinta y tres años y medio, a Cristo se le quitó la vida (Dn. 9:26). Esto significa que fue crucificado. 4. Resucitado para ser engendrado como Hijo primogénito de Dios Después de ser crucificado, Cristo resucitó para ser engendrado como Hijo primogénito de Dios (Sal. 2:7; Hch. 13:33; He. 1:5-6). El salmo 2 nos muestra la resurrección de Cristo. La palabra resurrección no está allí, pero sí el hecho. El versículo 7 dice: “Yo publicaré el decreto de Jehová; me ha dicho: Mi Hijo eres Tú, Yo te engendré hoy”. “Hoy” es el día de la resurrección de Cristo. En Hechos 13:33 Pablo citó Salmos 2:7, diciéndonos que éste se refiere a la resurrección de Cristo. En Su resurrección, Cristo fue engendrado. Puesto que El ya era Hijo de Dios, ¿por qué necesitaba ser engendrado como Hijo de Dios en resurrección? Cristo era el Hijo unigénito de Dios en Su divinidad (Jn. 3:16), pero cuando se encarnó, se vistió de humanidad. Tal humanidad no tenía nada que ver con ser hijo de Dios, pero mediante Su muerte y resurrección, Su humanidad recibió la filiación a fin de también ser Hijo de Dios. Por la resurrección

Cristo introdujo Su humanidad en la filiación divina y fue designado Hijo de Dios en Su humanidad (Ro. 1:4). Ahora el Hijo de Dios tiene la naturaleza divina con la naturaleza humana. Cuando Cristo era solamente el Hijo unigénito de Dios, El era Hijo de Dios sólo en la naturaleza divina. Ahora como Hijo primogénito de Dios, El posee tanto la naturaleza divina como la naturaleza humana. Cristo es el Hijo primogénito de Dios, y nosotros somos los muchos hijos de Dios. Quienes creemos en Cristo somos hijos de Dios regenerados. Tenemos la vida y la naturaleza de Dios, pero también tenemos nuestra naturaleza humana. Nuestra naturaleza humana todavía está en el proceso de ser engendrada. Hemos sido regenerados en nuestro espíritu, pero todavía no hemos sido transfigurados en nuestro cuerpo. Cuando nuestro cuerpo sea transfigurado, redimido, glorificado, también será “hecho hijo”. Nuestra filiación será completa entonces (Ro. 8:23). La filiación empezó con la regeneración de nuestro espíritu; continúa con la transformación de nuestra alma, y tendrá su consumación con la redención de nuestro cuerpo. El proceso de nuestra filiación pasa de nuestra regeneración y transformación hasta nuestra glorificación. En el salmo 2 vemos la economía de Dios y Su reino, y vemos la resurrección de Cristo, en la cual El fue engendrado para ser el Hijo primogénito de Dios. El día de la resurrección fue un gran día. No solamente Cristo nació ese día, sino que también nosotros nacimos ese día. En 1 Pedro 1:3 dice que Dios nos regeneró por medio de la resurrección de Cristo. Cuando Cristo nació como Hijo primogénito de Dios, todos nosotros nacimos con El para ser Sus muchos hermanos, los muchos hijos de Dios (Ro. 8:29). La resurrección de Cristo fue un gran parto, un gran nacimiento, de El mismo como Hijo primogénito de Dios junto con Sus muchos hermanos, los muchos hijos de Dios. 5. Puesto como Rey de Dios en los cielos en ascensión El salmo 2 también revela que Cristo fue puesto como el Rey de Dios en los cielos en ascensión (v. 6; Hch. 2:36; 5:31; Ap. 1:5a). En el versículo 6 Dios declaró: “He puesto Mi Rey sobre Sion, Mi santo monte”. Esto ocurrió en la ascensión de Cristo. En su ascensión El fue hecho el Rey en los cielos para el reino de Dios.

6. Le fueron dadas las naciones como herencia, y los confines de la tierra como Su posesión para Su reino Según Salmos 2:8, a Cristo le han sido dadas las naciones como herencia Suya, y los confines de la tierra como Su posesión para Su reino. Cuando el Señor regresó a los discípulos después de resucitar, les dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mt. 28:18). Lo dicho por el Señor aquí, abarca lo mencionado en Salmos 2:8. Dios le dio a Cristo todas las naciones de la tierra como herencia. Además, Dios le dio los confines de la tierra a Cristo por posesión. Hoy día, si usted posee una pequeña parcela de tierra en Taiwán, usted es rico. Pero toda la tierra será poseída por Cristo. Esta es Su tierra. ¡Cuán rico es El! No podemos ver estas cosas maravillosas acerca de Cristo en el salmo 1. El salmo 1 dice, según el concepto humano, que el hombre que medita en la ley prosperará en todo, pero el salmo 2 revela, según el concepto divino, que Dios le ha dado a Cristo los confines de la tierra. 7. Para regir las naciones en Su reino con vara de hierro Finalmente, Cristo regirá las naciones en Su reino con vara de hierro (Sal. 2:9; Ap. 2:2627). Hay una secuencia maravillosa en el salmo 2 que revela los pasos de Cristo en la economía de Dios empezando desde que fue ungido en la eternidad en Su divinidad. Quizá nos preguntemos en dónde se habla de la muerte de Cristo en el salmo 2, pero debemos comprender que en la resurrección de Cristo está implícita Su muerte. Sin la muerte, ¿cómo podría haber resurrección? Por tanto, en el salmo 2 vemos que El fue ungido en Su divinidad y humanidad, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión con Su entronización. Dios le puso como Rey, entronizándole para darle todas las naciones y los confines de la tierra. Esto establece un reino universal para Cristo. Entonces Cristo regirá las naciones con vara de hierro. 8. Los gobernantes del mundo se le oponen El salmo 2 dice que a Cristo se le oponen los gobernantes del mundo. En los versículos del 1 al 3 se dice: “¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantan los reyes de la tierra, y príncipes consultan unidos contra Jehová y contra Su Ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas”. Poco después de la ascensión de Cristo, en la tierra en los tiempos de Pedro, Herodes y Pilato se confabularon contra Cristo. Hechos 4:25-29a narra la oración de la iglesia primitiva, en la cual los hermanos citan el salmo 2. Hechos 4:27 dice: “Porque verdaderamente se

unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel”. Todos ellos se oponían a Cristo. C. Una advertencia al mundo El salmo 2 también le da una advertencia al mundo (vs. 10-12). 1. Dios y Su Cristo estarán airados contra el mundo Primero, Dios y Su Cristo estarán airados contra el mundo (v. 12b; Ap. 6:15-17). Los hombres no deben pensar que no hay Dios en el universo ni que Cristo es sólo un nombre religioso. La Biblia nos dice claramente que Cristo espera el momento para venir a ejecutar Su juicio en Su ira, en Su furor. El libro de Joel habla de este juicio. El tema de Joel es el día del Señor (1:15; 2:11, 31; 3:14), pero pocos cristianos entienden lo que es el día del Señor. Pablo nos dio la definición en 1 Corintios 4:3-5. En el versículo 3 él dijo: “Yo en muy poco tengo el ser examinado por vosotros, o por tribunal humano”. Antes de que venga el Señor estamos en el día del hombre, es en el día del hombre cuando el hombre juzga. Hoy día estamos en el día del hombre. En el día del hombre todo es juzgado por el hombre. Pero después del día del hombre, habrá un día que se llamará el día del Señor. Ese día durará mil tres años y medio. El día en el cual la gran tribulación comenzará será el comienzo del día del Señor. Desde ese día, la ira del Señor se expresará. El día del Señor es el día de Su juicio. Tal vez parezca hoy que el Señor no se preocupa por la situación mundial. Si alguien desea resolver sus problemas, tiene que acudir a la policía. Entonces la policía lo remitirá al tribunal, donde será juzgado según la ley humana. Hoy día cuando las personas tienen litigios y quejas, no acuden a Cristo. Pero cuando comience la gran tribulación, ése será el comienzo del día del Señor. Cristo intervendrá en la situación mundial. Joel revela que después de los tres años y medio de la gran tribulación, el Señor juzgará a los gentiles que hayan quedado (3:12). Mateo 25 nos dice que El en Su juicio los separará; separará los corderos de los cabritos (vs. 32-46). Después, El establecerá el reino de mil años. En el reino de mil años, El juzgará, regirá y controlará toda la tierra. Al final de los mil años habrá una rebelión, la cual El también juzgará (Ap. 20:8-9). Entonces vendrá el juicio final en el gran trono blanco donde El juzgará a los incrédulos que hayan muerto (vs. 11-15). Ese será el final del día del Señor. Así que, el día del Señor

durará mil tres años y medio. Después de ese día, los cielos y la tierra serán quemados para llegar a ser los nuevos cielos y la nueva tierra. Entonces la Nueva Jerusalén vendrá, y la justicia llenará los nuevos cielos y la nueva tierra (2 P. 3:13). Todo será recto. Ya no habrá necesidad de ningún tipo de juicio. contra el mundo, el hombre tiene que arrepentirse (Sal. 2:11; Hch. 17:30). Este es el evangelio neotestamentario. 3. Refugiaos en el Hijo: creed en el Hijo, Cristo En Salmos 2:12b se dice: “Bienaventurados todos los que en El se refugian”. Refugiarse en el Hijo equivale a creer en el Hijo, Cristo (Jn. 3:16). Muchos de nosotros probablemente nunca hemos pensado que creer en Cristo es refugiarnos en El. Podemos ver esto en el tipo del arca de Noé. Cuando todo el pueblo confió en el arca, o creyó en ella, ellos entraron en el arca, haciendo así del arca su refugio, su protección y su escondedero. Hoy nuestro Cristo es nuestro refugio y nuestra protección. Nosotros nos escondemos en El. Después de acostarme, normalmente oro diciendo: “Señor, cúbrenos, cubre nuestro edificio y nuestro patio con Tu sangre prevaleciente, contra todos los ataques del enemigo”. A la mañana siguiente le agradezco al Señor por ser nuestra seguridad. Cada vez que hago un viaje, le pido al Señor que sea mi protección. Le pido al Señor que cubra el vehículo que me va a llevar al aeropuerto, y que cubra el avión en el que voy a viajar. Incluso tomo al Señor como mi refugio, por supuesto, al estar ante el eterno juicio de Dios. Estas son experiencias que tenemos al refugiarnos en Cristo. 4. Besad al Hijo: amad a Cristo, el Hijo de Dios En Salmos 2:12a dice que debemos besar al Hijo. El Nuevo Testamento nos dice que necesitamos fe y amor. Pablo dijo en 1 Timoteo 1:14: “Y la gracia de nuestro Señor sobreabundó con la fe y el amor que son en Cristo Jesús”. La gracia del Señor visitó a Pablo y sobreabundó en él con fe y amor en Cristo. Un día él recibió misericordia y gracia de parte del Señor, no sólo para creer en El sino también para amarle. A nosotros se nos ha dado fe para creer en Cristo y para refugiarnos en El. Además, se nos ha dado el amor de Dios para amar al Señor Jesús. En el Evangelio de Juan, se nos enseña que necesitamos creer en Cristo, el Hijo (1:12), y amarle (14:23). En el último capítulo de Juan, el capítulo veintiuno, el mismo Cristo que

es nuestro refugio regresó a Pedro para restaurar el amor que Pedro había tenido por El. el Señor le preguntó tres veces a Pedro: “¿Me amas?” (vs. 15-17). Pedro fracasó totalmente al negar al Señor tres veces (18:17, 25, 27); así que el Señor regresó y le preguntó tres veces: “¿Me amas?” Creo que esta pregunta hecha tres veces le recordó a Pedro que él había sido derrotado tres veces. Es por esto que Pedro respondió: “Señor, Tú lo sabes”. Pedro dijo: “Tú sabes que te amo” (21:15b, 16b). Un creyente nuevo puede decirle enfática y confiadamente al Señor que él lo ama y que nunca lo negará. Pero cuando es derrotado, la confianza natural que tiene en su amor por el Señor será tratada. Entonces aprenderá a seguir al Señor y a amar al Señor sin tener confianza alguna en su propia fuerza natural. Creer en el Señor es recibirle; amar al Señor es disfrutarle. El Evangelio de Juan presenta éstos como los dos requisitos para que participemos del Señor. El Señor está dentro de nosotros para ser nuestra fe y nuestro amor. Amarle, según Salmos 2:12a, es besarle. No debemos elevar ni darle mucho valor a la ley. Más bien, debemos besar a Cristo, amar a Cristo, día tras día. Leí una porción de los escritos de John Nelson Darby, que me inspiraron a amar al Señor. Cuando él tenía más de ochenta años, en una ocasión el estaba viajando, y pasó la noche en un hotel. Antes de dormirse, le dijo al Señor: “Señor Jesús, yo sigo amándote”. Aquello me inspiró a lo sumo. Después de tantos años, él seguía expresándole esto al Señor. Nosotros debemos pedirle al Señor que haga que le sigamos amando siempre. D. En cuanto al cumplimiento de la economía de Dios En el salmo 2 vemos el cumplimiento de la economía de Dios, mientras que en el salmo 1 vemos el beneficio personal de los santos (vs. 1-3). El concepto humano del salmo 1 consiste en que el hombre que se deleita en la ley de Dios, prospera en todo. Pero según la revelación neotestamentaria, la ley ya caducó y Cristo ya vino (Ro. 10:4a). Cristo es la centralidad y la universalidad de la economía de Dios. El libro de los Salmos en su totalidad sigue estas dos líneas: la ley y Cristo. Finalmente, al final de los Salmos, la ley es cosa del pasado, y vemos a Cristo con Su complemento, que es Su Cuerpo, Su iglesia, la casa y el reino de Dios en Su economía, el cual cumple Su propósito eterno. Por consiguiente, debemos ver que en los salmos 1 y 2 se nos presenta el concepto humano de exaltar la ley y a aquel que la guarda, considerando a éste como bendecido por Dios, en el interés del hombre, en comparación con la revelación divina al proclamar a Cristo como el Ungido de Dios en Su economía.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CUATRO LOS CONCEPTOS DE DAVID EN CUANTO A LA VIDA PIADOSA, COMPARADOS CON SU ALABANZA INSPIRADA DE LA EXCELENCIA DE CRISTO (1) Lectura bíblica: Sal. 3—7 Hasta ahora hemos hablado del salmo 1, el cual tiene que ver con la ley en el aprecio del hombre, y del salmo 2, relacionado con Cristo en la economía de Dios. Hemos visto que es exclusivamente por el arreglo del Espíritu Santo que los Salmos fueran ordenados del modo en que están. Supongamos que nosotros tuviéramos que ordenar los ciento cincuenta salmos. ¿Cuál salmo pondríamos primero? La manera en que el Señor lo hace es la mejor. El puso primero el salmo 1, donde vemos la ley en el aprecio del hombre. Luego vemos a Cristo en la economía de Dios en el salmo 2. ¿Qué vendría después, en los salmos del 3 al 7? Es interesante ver que después de los salmos 1 y 2, hay cinco salmos que nos muestran los conceptos de David acerca de la vida piadosa. El título del salmo 3 reza: “Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón”. Absalón fue un hijo rebelde. Los salmos fueron ordenados de este modo para mostrarnos que David necesitaba ser corregido y disciplinado. David apreciaba mucho la ley en el salmo 1, pero ¿guardó él la ley? ¿Se mantuvo firme él como árbol junto a las corrientes de aguas? El no permaneció plantado junto a las corrientes de aguas en el salmo 3. Al contrario, estaba huyendo de su hijo rebelde. Desde mi juventud me ha gustado mucho el salmo 51. Este es un salmo que trata del arrepentimiento de David después de su gran pecado, narrado en 2 Samuel 11. David cometió homicidio intencional, usando su poder y su autoridad como rey para llevar a cabo su plan de matar a Urías, uno de sus guerreros. Después de dicho asesinato él le robó la esposa a Urías. Los últimos cinco mandamientos de la ley prohíben matar, fornicar, robar, mentir y codiciar. David quebrantó los últimos cinco mandamientos. El mató a Urías, cometió fornicación, le robó la esposa a Urías, le mintió a Urías y codició la esposa de éste. Aquello ofendió a Dios a lo sumo (1 R. 15:5). Inmediatamente Dios envió al profeta Natán a reprender a David, como consta en 2 Samuel 12. David fue subyugado y se arrepintió. Entonces escribió el salmo 51. Ese es un salmo maravilloso. El nivel de dicho salmo es muy elevado; está lleno de vida y de espíritu. Aun tiene en

cuenta la economía de Dios. Al final de dicho salmo se nos muestra que después de la confesión de sus pecados, él se acuerda de Sion y de Jerusalén. En el versículo 18 David dijo: “Haz bien con Tu benevolencia a Sion; edifica los muros de Jerusalén”. Este salmo es muy bueno y muy elevado. Pero es difícil creer que tres años más tarde, él haya escrito los salmos del 3 al 7, que están llenos del concepto humano. Después de que David cometió homicidio y fornicación, Dios le disciplinó permitiendo que se suscitasen problemas entre sus hijos (2 S. 12:11). Uno de los hijos de David cometió fornicación con una hija de David. Luego el fornicario fue muerto por mano de otro hijo de David, Absalón (2 S. 13:1-36). Este, después de matar a su hermano, huyó a Gesur y se quedó allí tres años (vs. 37-39). Después de tres años volvió a David, y poco después se rebeló. Entonces David huyó. Al huir de su hijo rebelde él escribió Salmos 3—7. Tenemos que conocer la historia de estos salmos a fin de verlos a la luz de la economía neotestamentaria de Dios. Algunos cristianos chinos han dicho que si uno quiere aprender a orar debe estudiar los salmos, pero yo diría que nosotros no debemos hacer tal cosa. Los salmos del 3 al 7 son salmos de oración, pero son el ejemplo incorrecto de la manera de orar, puesto que se basan en el concepto humano que tenía David con miras a sus intereses personales. Los cristianos chinos también dicen que si uno desea aprender a predicar, debe estudiar Proverbios. Pero yo diría que si uno desea ser un buen predicador, debe estudiar las catorce Epístolas de Pablo. Más aún, si uno desea aprender a orar, debe ir a Pablo. Pablo nos da dos modelos de oración en un solo libro, el libro de Efesios. En Efesios 1 él dijo que le pedía al Padre, el Dios de nuestro Señor Jesucristo, que nos diera espíritu de sabiduría y de revelación para que supiéramos cuál es la esperanza a que nos ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de Su poder para con nosotros (vs. 17-19). Luego en Efesios 3, Pablo dijo: “Doblo mis rodillas ante al Padre ... para que os dé ... el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu, para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones ... para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios” (vs. 1419). Si comparamos estas dos oraciones del apóstol Pablo con las oraciones de Salmos 3—7, nos daremos cuenta de que las oraciones que hay en estos salmos no deben ser los ejemplos de la manera en que debemos orar. En este mensaje quisiera parafrasear los puntos principales de estos cinco salmos. Debemos evaluar estos salmos punto por punto a la luz de la economía neotestamentaria de Dios. Las oraciones de Salmos 3—7 tienen que ver con sufrimientos, con el bien y el mal, con la venganza, con la autojustificación y con acusar a otros. No hay nada en estos salmos que dé indicio alguno de vida, de arrepentimiento, de remordimiento, ni de negación de uno mismo. Además, no hay ningún punto que

muestre la comunión con Dios, el tocar a Dios o el ser tocado por Dios, ni de ser humilde ni de contristarse en espíritu. Al considerar estos salmos, debemos ver estos puntos. I. LOS CONCEPTOS DE DAVID EN CUANTO A UNA VIDA PIADOSA EN SALMOS 3—7 Como ya hemos dicho, Salmos 3—7 nos muestra los conceptos de David en cuanto a una vida piadosa. Uso la palabra piadosa porque es la palabra usada en Salmos 4:3. Los conceptos de David en cuanto a una vida piadosa en Salmos 3—7 pueden ser comparados con la alabanza inspirada que él ofrece acerca de la excelencia de Cristo en el salmo 8. A. Estos cinco salmos fueron escritos por David al huir de la rebelión de su hijo Absalón Estos cinco salmos fueron escritos por David al huir de la rebelión de su hijo Absalón, rebelión que fue resultado de los pecados de David, a saber: cometer homicidio y robarse la esposa de un hombre (Sal. 3 título). B. David, quien apreciaba la ley junto con el que la guardaba en el salmo 1, mató a Urías y se robó la esposa de éste David, quien apreciaba la ley junto con el que la guardaba en el salmo 1, mató a Urías y se le robó la esposa (2 S. 11:14-27). En el salmo 1 él eleva y exalta la ley y a quien la observa. Sin embargo, en su gran pecado, él quebrantó los últimos cinco mandamientos, que requieren que el hombre tenga las virtudes que expresan los atributos de Dios. ¿Acaso David, el escritor del salmo 1, guardó la ley? Yo no creo que muchos de los que leen los salmos se hayan hecho esta pregunta. Ellos están de acuerdo con David en exaltar la ley en el salmo 1. Pero nunca piensan que el salmo 1 está equivocado en valorar y exaltar la ley. El más grande maestro del Nuevo Testamento, Pablo, nos dijo que ninguna carne puede ser justificada por guardar la ley (Gá. 2:16; 3:11). Es imposible que el hombre caído guarde la ley. Pedirle al hombre que guarde la ley es como pedirle a un ave inválida que vuele de Los Angeles a Nueva York. Romanos 8:3 dice que la ley no puede hacer lo que Dios requiere porque es débil por la carne. La ley es buena en naturaleza (Ro. 7:12), pero no puede darnos vida (Gá. 3:21); no puede impartirnos el poder dinámico, el poder de vida, el poder orgánico.

David valoraba la ley en el salmo 1, pero cometió homicidio, fornicó, robó, mintió y codició, yendo en contra de la ley. Finalmente, él huyó de su hijo rebelde. Debido a que David cometió homicidio y fornicó, Dios lo castigó con la rebelión de su hijo. Sus hijos fueron un desastre. Entre ellos también hubo homicidio y fornicación. Si vemos este cuadro, quedaremos convencidos de que no debemos valorar ni exaltar la ley. No debemos apreciar la ley. Cuanto más apreciemos la ley, más cosas cometeremos en contra de la misma. C. David se arrepintió, y Dios le perdonó Después de que Jehová le reprendió por medio del profeta Natán (2 S. 12:1-12), David se arrepintió, y Dios le perdonó (2 S. 12:13; Sal. 51:1-17). D. Los cinco salmos fueron compuestos conforme a los conceptos que tenía David en cuanto a una vida piadosa 1. Le pide a Dios que se encargue de sus adversarios y que sea un escudo a su alrededor, su gloria y Aquel que levanta su cabeza Los salmos del 3 al 7 fueron compuestos conforme a los conceptos que tenía David en cuanto a una vida piadosa. En estos salmos David le pidió a Dios que se encargara de sus adversarios y que fuera un escudo a su alrededor, su gloria y Aquel que levantara su cabeza (Sal. 3:1-3, 6-8). ¿Pedirle a Dios que trate con los adversarios de uno concuerda con la economía neotestamentaria? Indudablemente está en contra de la enseñanza neotestamentaria. La enseñanza del Nuevo Testamento nos dice que debemos amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen (Mt. 5:44; Lc. 6:27, 35; Ro. 12:20). He estado en el recobro del Señor por sesenta años. En estos sesenta años he encontrado mucha oposición y rebelión. ¿Cómo reaccionamos nosotros a la oposición? Como descendientes de Adán, le pediríamos al Señor que tratara con los opositores. Pero si estamos en la realidad del Nuevo Testamento, no nos atrevemos a orar así. No podemos pedirle eso al Señor porque El nos dijo que amáramos a nuestros enemigos. David también le pidió al Señor que fuera un escudo de protección a su alrededor. ¿Es esto bueno o malo? ¿Qué hay de malo en pedirle al Señor que nos proteja? Yo diría que esto no está ni bien ni mal. David hizo esta oración mientras huía de su hijo. ¿Por qué no oró diciendo: “Señor, Tú sabes que he cometido un pecado que fue la causa de que mi hijo se rebelara. Señor, no lo condenes. Señor, condéname a mí. Me arrepiento. Quisiera

tener la oportunidad de decirle a mi hijo: ‘Hijo, perdóname. La causa del conflicto de hoy no eres tú, sino yo’. Señor trata con mi corazón”. Esta es una oración espiritual. Pero David le estaba pidiendo al Señor que fuera un escudo en derredor suyo. Siendo David un homicida y un fornicario, ¿merecía ser protegido? El también le pidió a Dios que fuera su gloria y Aquel que levantara su cabeza. ¿No debía más bien David estar avergonzado de pedirle esto a Dios cuando estaba huyendo de su hijo, como castigo de parte de Dios por el homicidio y la fornicación que había cometido? 2. Invoca a Jehová y confía en que El le responderá desde Su santo monte David también invocó a Jehová y confió en que El le respondería desde Su santo monte (Sal. 3:4). 3. Ora en la noche para que Jehová le sustente David también oró en la noche para que Jehová le sustentara (Sal. 3:5). Casi todos los que estudian o enseñan la Biblia llaman al salmo 3 un salmo de oración nocturna. ¿Es orar por la noche bueno o malo? Depende de la manera en que uno lo haga. Si David hubiese estado realmente en el espíritu, habría considerado la situación en que se hallaba en ese entonces. El estaba huyendo de su hijo rebelde. El debió considerar la causa de que su hijo se rebelara. Entonces él habría orado en la noche así: “Dios, perdóname. Yo fui la causa de que mi hijo se rebelara. Fui yo quien mató a Urías, usando mi poder y mi posición como rey para planear su muerte. Qué vergüenza que hasta le robé a Urías la esposa”. Mientras David huía de su hijo, debió haberse sentido avergonzado delante de Dios. 4. Le pide a Dios que reivindique su justicia David le pidió a Dios que reivindicara su justicia, basado en su experiencia de oración, y convenció a otros de que él era un hombre piadoso a quien Dios había apartado para Sí, que invocaba a Jehová, y que Jehová le oía cuando clamaba a El; exhortó a otros a que no pecaran en ira, sino que consideraran en sus corazones estando en sus camas, y que callaran (Sal. 4:1-4). Cuando huía de su hijo, le seguía pidiendo a Dios que reivindicara su justicia, pero ¿dónde estaba su justicia? David no debió haber orado así. El más bien debió pedirle a Dios que lo iluminara para poder ver lo malo y pecaminoso que era. Valiéndose de su posición como rey, mató a uno de sus guerreros planeándolo de antemano. Luego después de matarle, le robó la esposa. ¿Dónde estaba su justicia?

El también convenció a otros de que él era un hombre piadoso a quien Dios había apartado para Sí. El estaba huyendo, y aún así, consideraba que había sido apartado por Dios. Esto muestra que él estaba en la oscuridad. Al considerar el salmo 4, necesitamos recordar que éste es un salmo que David escribió cuando iba de huida. En ese entonces indicó que él era un hombre piadoso a quien Dios había apartado para Sí. ¿Era ése el debido tiempo para orar de esa manera? Esto muestra que nosotros los seres humanos no somos convencidos muy fácilmente de lo pecaminosos que somos ni nos dejamos subyugar. Aunque matemos a alguien, cometamos fornicación y robemos, no quedaremos convencidos; seguiremos pensando que somos buenos. Nos justificaríamos diciendo “Es cierto, tal vez yo estaba equivocado en ciertos asuntos, pero me alegro de ser una persona a quien Dios apartó para Sí”. He estado en contacto con la gente por más de sesenta años en el recobro del Señor, pero casi nunca he pasado tiempo con alguien que estuviera plenamente convencido de sus faltas delante de Dios. En el tribunal ni el demandante ni el defensor piensan que están equivocados. No se les puede convencer de que están equivocados. Todos necesitamos la misericordia de Dios para ver nuestros fracasos, para ver lo pecaminosos que somos, lo sucios que estamos, a tal punto que nos postremos en tierra y confesemos nuestros pecados. Esto significa que hemos recibido misericordia y hemos hallado gracia en la presencia de Dios. Mientras no estemos convencidos de cuán pecaminosos somos, estamos equivocados y en tinieblas. En el salmo 4 David hasta exhorta a otros a no pecar en ira, sino a meditar en sus corazones sobre sus camas y a estar callados. Esta es una buena enseñanza, pero ¿por qué David no se enseñó a sí mismo? ¿Era él la persona indicada para orar de ese modo? Si uno conoce el trasfondo, puede ver que él no era la persona indicada. 5. Les advierte a otros que ofrezcan sacrificios de justicia y que confíen en Jehová David también les advirtió a otros que ofrecieran sacrificios de justicia y que confiaran en Jehová (Sal. 4:5). Esta es una buena palabra, pero no era apropiado que él escribiera tal cosa en ese preciso momento. 6. Le pide a Dios que alce sobre él la luz de Su rostro David le pidió a Dios que alzara sobre él la luz de Su rostro, y le agradeció por poner mayor alegría en su corazón que la de otros cuando abundan su grano y su mosto, y confió en Dios para acostarse y dormir en paz, y vivir confiado (Sal. 4:6-8). En esto

podemos ver que David no era sensible en cuanto a su situación y condición de total fracaso. Se había vuelto insensible. ¿Cómo podría una persona pecaminosa orar de esta manera a Dios en una ocasión en que huía de una situación de rebelión causada por su pecaminosidad? En una circunstancia así, él dijo que se acostaría en paz y que habitaría confiado. 7. En la mañana ora y vela David era una persona que oraba y velaba en la mañana (Sal 5:1-3). Muchos maestros de Biblia llaman al salmo 5 una oración matutina. El salmo 3 es una oración nocturna, y el salmo 5 es una oración matutina. 8. Sabe que Dios no se deleita en la maldad, y que aborrece la iniquidad David sabía que Dios no se deleita en la maldad, y que aborrece la iniquidad (Sal. 5:4-6). Si David sabía esto, ¿por qué cometió un pecado tan grande? Meramente conocer la ley no produce ningún resultado. La ley y el conocimiento de David al respecto no le produjeron resultados. 9. Entra en la casa de Dios en la abundancia de la benignidad de Dios David dijo que él entró en la casa de Dios en la abundancia de la benignidad de Dios y que adoró hacia el santo templo de Dios en el temor de El. En aquellos tiempos David no estaba adorando en el templo de Dios, sino hacia él (Sal. 5:7). El le pidió a Dios que lo guiara en Su justicia, y que enderezara sus caminos por causa de aquellos que le acechaban (v. 8). Dijo que aquellos que no tienen nada recto en su boca, cuyas entrañas eran corrupción y cuya garganta era un sepulcro abierto, hablaban lisonjas con su lengua (v. 9). Esta cláusula es citada por Pablo al predicar el evangelio (Ro. 3:13). David le pidió a Dios que los tuviera por culpables, que los dejara caer por sus propios consejos, y que los echara fuera por causa de la multitud de sus transgresiones y su rebelión contra Dios (v. 10). Esta oración está llena de condenación para otros, pero David no se condena a sí mismo. Da la impresión de que todos, excepto él, estaban equivocados y eran pecaminosos. No hallamos indicio alguno de que él confesara su pecado a Dios.

10. Le pide a Dios que todos los que en El se refugian, se regocijen y den voces de júbilo para siempre David le pidió a Dios que concediera que todos los que en El se refugian, se regocijaran y dieran voces de júbilo para siempre; que extendiera cubierta o dosel sobre ellos, para que aquellos que aman el nombre de Dios se regocijaran en Dios. También le pidió que bendijera al hombre justo, rodeándole de favor como con escudo (Sal. 5:11-12). No sé por qué David oró pidiendo todas estas cosas aquí. El debió más bien decir: “Señor, perdóname. Mi conducta pecaminosa hizo que mi hijo se rebelara. Señor, ten misericordia de él. Haz que nos arrepintamos delante de Ti”. No hay indicio alguno en estos salmos de que David sintiera remordimiento por su pecaminosidad. 11. El pide a Dios que le sea propicio al castigarlo Frente al castigo de Dios, David le pidió que le fuera propicio, que lo sanara, que volviera a él y que lo salvara por Su benignidad (Sal. 6:1-5). David se dio cuenta de que estaba bajo el castigo de Dios, pero todavía no había mucha confesión con relación a su fracaso. El dijo que estaba cansado con su lamento, inundando su lecho de llanto toda la noche, disolviendo su cama con sus lágrimas. Sus ojos estaban gastados por la aflicción y se habían envejecido por causa de sus enemigos (vs. 6-7). Creo que David aquí estaba exagerando. ¿Puede acaso alguno inundar su lecho de llanto? ¿Estamos de acuerdo nosotros con este tipo de oración? Si un hermano orara de ese modo en una reunión de oración, le exhortaríamos a que cesara ese tipo de oración. 12. Confía en que Jehová oye su lloro y en que todos sus enemigos serán puestos en vergüenza, y se turbarán mucho David confiaba en que Jehová oiría su lloro y en que todos sus enemigos serían puestos en vergüenza, y se turbarían mucho (Sal. 6:8-10). David no podía olvidar a sus enemigos. Esto difiere mucho de la enseñanza del Señor en el Nuevo Testamento. 13. Se refugia en Dios, y le pide que lo libre de todos los que lo persiguen porque él nada malo ha hecho David se refugió en Dios, y le pidió que lo librara de todos los que lo perseguían. Los enemigos, incluyendo a su propio hijo, iban en pos de él. David consideró que él no

había hecho nada malo (Sal. 7:1-5). ¿Cómo puede alguien decirle a Dios que no ha hecho nada malo? 14. Le pide a Jehová que se levante en Su ira en contra de la furia de sus enemigos David le pidió a Jehová que se levantara en Su ira en contra de la furia de sus enemigos, y le pidió que lo juzgara conforme a su justicia y a su integridad (Sal. 7:6-8). Es difícil imaginar que un hombre tan piadoso como David hiciera una oración semejante. El le pidió a Dios que lo juzgara conforme a su justicia e integridad. ¿Dónde estaba su integridad? El había cometido fornicación y homicidio, y esto había dado como resultado la rebelión de su hijo. Al considerar Salmos 3—7 en esta luz, vemos cuán ciegos hemos estado en nuestro aprecio de los Salmos. 15. Le pide a Dios que establezca al justo David le pidió a Dios que estableciera al justo, y confió en que su escudo estaba en Dios, quien como Juez justo salva al recto de corazón (Sal. 7:9-13). 16. Confía en que el hombre malo sufre en su iniquidad y cava pozo David confiaba en que el hombre malo sufriría en su iniquidad, que caería en el pozo que cava y que ahonda, y así sus maldades caerían sobre su propia cabeza (Sal. 7:14-16). Una vez más digo, supongamos que un hermano orara de esta manera en una reunión de oración. Los santos podrían pedirle que no continuara orando. 17. Da gracias a Jehová conforme a Su justicia, y canta alabanzas al nombre de Jehová el Altísimo David da gracias a Jehová conforme a Su justicia, y canta alabanzas al nombre de Jehová el Altísimo (Sal. 7:17). Este es uno de los buenos puntos en Salmos 3—7. Gracias al Señor porque estos salmos tienen un buen final. Sin embargo, podemos ver que no hay nada en Salmos 3—7 acerca de la economía de Dios, el reino de Dios ni los intereses de Dios. No hay nada acerca de Cristo. No hay un verdadero espíritu intercesor, es decir, no hay intercesión por otros en el espíritu. Además, hay muy poca suministración de vida para los lectores. Al contrario, estos salmos animan, fortalecen y reafirman a los lectores para que pidan a Dios que cuide de

ellos y de sus intereses. Muchos lectores de los Salmos, que los leen sin discernir apropiadamente el concepto humano del concepto divino, han sido alentados a ocuparse de su propio beneficio y de sus propios intereses. Después de considerar Salmos 3—7 a la luz de la economía neotestamentaria de Dios, podemos ver que estos salmos no deben ser tomados como modelos para nuestra oración. En ellos vemos los sufrimientos de David, su deseo de vengarse de sus adversarios y su justicia propia. No vemos ningún arrepentimiento, ninguna confesión de sus faltas, ni ningún sentido de culpa. Sin embargo, el salmo 8 revela la encarnación de Cristo, Su muerte y resurrección, Su ascensión y Su reino. Salmos 3—7 revela los conceptos de David en cuanto a una vida piadosa, mientras que el salmo 8 es su alabanza inspirada, que habla de la excelencia de Cristo.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CINCO LOS CONCEPTOS DE DAVID EN CUANTO A LA VIDA PIADOSA, COMPARADOS CON SU ALABANZA INSPIRADA DE LA EXCELENCIA DE CRISTO (2) Lectura bíblica: Sal. 8 En este mensaje vamos a hablar de Salmos 8. Cuanto más leemos este salmo, tanto más tenemos que admitir que está escrito en un lenguaje totalmente celestial. No hay palabras humanas que puedan expresar el concepto divino contenido en este salmo. El lenguaje celestial ahí expresado tiene que provenir de la revelación divina. En el mensaje anterior vimos los conceptos de David tocante a una vida piadosa en Salmos 3—7. En este mensaje queremos ver su inspirada alabanza de la excelencia de Cristo en el salmo 8. Si oramos mucho al leer Salmos 3—7, podremos darnos cuenta de que estos tres salmos pertenecen al mismo nivel y a la misma categoría. Estos salmos describen muchas cosas malas, y muestran que la tierra es un desorden. Pero cuando leemos el salmo 8, tenemos el sentir de que no estamos en esta desordenada tierra. Cuando llegamos al salmo 8, el tono cambia. Quisiera leer este salmo para que lo consideremos versículo por versículo. En el versículo 1 David dijo: “Oh, Jehová, Señor nuestro, ¡cuán admirable es Tu nombre en toda la tierra! Has puesto Tu esplendor sobre los cielos.” Este solo versículo abarca la

tierra y los cielos. En Salmos 3—7 la tierra es un desorden, pero en Salmos 8 hay algo admirable sobre la faz de la tierra. Esto que es admirable es el admirable nombre del Señor Jesús. El no está presente físicamente hoy, pero Su nombre sí lo está. Esta tierra actualmente no es nada menos que un desorden. Pero, gracias al Señor, sobre la faz de la tierra existe por lo menos algo que es admirable: ¡el nombre de Jesús! Su nombre es un nombre que ha sido exaltado y glorificado. El versículo 1 menciona la tierra y los cielos. Tenemos que comprender que este salmo hace lo posible por unir la tierra con los cielos y por hacer descender los cielos a la tierra. En el versículo 1 podemos ver esta unión. El nombre de Jehová es admirable en toda la tierra, y El ha puesto Su esplendor sobre los cielos. En realidad, los cielos son la fuente de la excelencia. La excelencia no tiene su origen en la tierra, sino en los cielos. El versículo 2 dice: “De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de Tus adversarios, para detener al enemigo y al vengador”. Este versículo muestra tres categorías negativas de personas: los adversarios, el enemigo y el vengador. Sobre los cielos está el esplendor de Dios, y en la tierra el nombre de Jesús es admirable. Sin embargo, en el universo todavía hay muchos adversarios, enemigos y vengadores. Los adversarios están por dentro, los enemigos están por fuera, y los vengadores son los que andan de aquí para allá (cfr. Job. 1:7). Estas tres categorías pueden denotar a Satanás. Primero, Satanás estaba dentro del reino de Dios. Luego Satanás se convirtió en el enemigo exterior, fuera del reino de Dios. El también es el vengador, andando de aquí para allá. Sobre los cielos hay esplendor y en la tierra está el nombre que es admirable. Pero entre los cielos y la tierra hay adversarios por dentro, el enemigo por fuera y el vengador que anda por todas partes. ¿Qué haría Dios respecto a esto? El hace algo de una manera consumada. El funda Sus alabanzas de la boca de los niños y de los que maman, es decir, de los más jóvenes, pequeños y débiles. Los niños son un poco más fuertes que los lactantes y éstos son un poco más pequeños que los niños, pero ambos están en la categoría de los más pequeños y débiles. En este mensaje quisiera preguntarles si se consideran niños y lactantes. Es posible que algunos de nosotros tengamos título de doctor, y otros tal vez seamos bachilleres. ¿Somos bachilleres o somos niños de pecho? Si me preguntan a mí, diría que soy el más pequeño de los niños de pecho. En el reino de Dios no hay viejos. El Señor Jesús dijo: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt. 18:3). El también dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos” (19:14). El Señor recalcó que para participar del reino de los cielos debemos ser como niños pequeños. Todos los que están

en el reino de los cielos son como niños. Tal vez algún hermano tenga más de sesenta años, pero en el reino de Dios es un niño de pecho. El salmo 8 está escrito en verso. Los escritos poéticos no deben ser tomados simplemente de una manera física y literal. Tenemos que entender los términos conforme a la poesía. Los niños y los que maman no son niños y lactantes de verdad. Son hijos del reino de los cielos. Todos los que están en el reino de los cielos o son niños o son lactantes. Si consideramos que tenemos un título universitario o una posición elevada, que poseemos un título de doctor o que somos bachilleres, no estamos en el reino. Los hermanos y hermanas que están en el nivel de bachillerato no deben tener esto como motivo de presunción en la vida de la iglesia. No debemos ser bachilleres, sino niños de pecho. El salmista quiere decir que nosotros, los hijos de Dios, somos niños y lactantes, pero aún así Dios pudo hacer que le alabemos a El. Salmos 8:2 dice que de la boca de los niños y de los que maman el Señor fundó la fortaleza. Al parecer, la fortaleza no se refiere a nada que pueda provenir de la boca. Cuando el Señor citó este versículo en Mateo 21:16, El usó la palabra alabanza en vez de fortaleza. Los débiles no pueden alabar por sí mismos. Para clamar o llorar no se requiere fortaleza, pero para alabar se requiere fortaleza. Que andemos diciendo chismes, argumentando o discutiendo con la gente no requiere de fortaleza. En cambio, sin tener fortaleza no podemos alabar al Señor. Es posible que algunas alabanzas broten de nuestra boca, pero no pueden ser consideradas como alabanzas perfeccionadas dado que no rebosan de fortaleza. Las alabanzas deben rebosar de fortaleza. Muchas veces, cuando los santos alaban al Señor, podemos ver la fortaleza. En la versión Septuaginta de los Salmos la palabra hebrea que significa fortaleza fue traducida alabanza en Salmos 8:2. Esta traducción fue citada por el Señor en Mateo 21:16. Esto quiere decir que el Señor reconoció que tal traducción estaba correcta. Los eruditos que tradujeron el Antiguo Testamento al griego en la Septuaginta tenían cierto conocimiento espiritual. Alabar quiere decir tener la fortaleza en nuestra boca. Dios en Su obra redentora puede obrar hasta tal punto que los más débiles y los más pequeños pueden tener las fuerzas para alabarle a El. Dios ha establecido esto. La palabra hebrea que significa fundar es difícil de traducir. En la cita que el Señor hace en Mateo 21:16 dice que de la boca de los niños y de los que maman El ha “perfeccionado” la alabanza. Salmos 8 dice que de la boca de los niños y de los que maman El fundó la fortaleza, pero el Señor Jesús citó esto diciendo que El perfeccionó la alabanza. ¿Acaso es perfecta nuestra alabanza? Tenemos que admitir que nuestra alabanza es totalmente imperfecta. El salmo 8 no es un salmo muy extenso, pero sí es un salmo completo, perfecto y perfeccionado. Si nos falta fuerza no podemos alabar. Si nos

falta la fortaleza adicional, no podemos tener una alabanza completa, perfeccionada y perfecta. En la tierra el nombre del Señor es admirable; sobre los cielos está el esplendor del Señor, es decir, Su gloria. En medio están los adversarios, el enemigo y el vengador, los cuales son detenidos por la alabanza de fortaleza que proviene de la boca de los más pequeños y débiles. Esta es la maravillosa consumación de Dios. La más elevada consumación de la obra del Señor en Su redención consiste en perfeccionar la alabanza que de la boca de los más pequeños y de los más débiles se le rinde a El. El Señor hace esto a causa de Sus adversarios, con el propósito de detener al enemigo y al vengador. La traducción china muestra que detener al enemigo y al vengador significa taparles la boca. Hoy día ante el Señor y ante Dios, la boca de Satanás ha sido cerrada. En todo el universo hay muchas voces. Los adversarios tienen sus voces, el enemigo tiene su voz y el vengador tiene la suya. Sin embargo, todas estas voces han sido acalladas por el Cristo vencedor. El ha vencido a todos los enemigos de Dios en el universo entero, de tal modo que El puede perfeccionar la alabanza que de la boca de los más pequeños y débiles se le rinde a El, a fin de hacer callar las voces de Su enemigo y del vengador. El versículo 3 dice: “Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú formaste”. David no dijo que él veía los cielos, sino que él veía “Tus cielos”. En nuestro himnario tenemos un himno basado en este salmo (Hymns, #1097). En la segunda estrofa de ese himno, el escritor hizo referencia al sol, a la luna y a las estrellas. El escritor agregó la palabra sol, pero esto es incorrecto. En Salmos 8 David solamente vio la luna y las estrellas, no el sol. No es posible ver el sol, la luna y las estrellas al mismo tiempo. Cuando vemos la luna y las estrellas no podemos ver el sol. La luna y las estrellas en el salmo 8 dan a entender que era de noche. Durante la noche, todo es oscuro. Mas el salmista alzó los ojos para ver los cielos de nuestro Padre. En la noche él vio la luna y las estrellas que Dios formó. Los expertos científicos pueden dar testimonio de esta formación. La formación divina de la luna y las estrellas es verdaderamente una maravilla. Luego de que el salmista dejó de ver la tierra desordenada y dirigió su mirada a los cielos brillantes, dijo: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” (v. 4). El apartó la vista de la luna y las estrellas en los cielos, y la volvió a posar en el hombre en la faz de la tierra. En primer lugar, Dios tiene memoria del hombre. En segundo lugar, El visita al hombre. Tenemos que entender esto conforme a la poesía. Dios en los cielos, antes de haberse encarnado, tuvo memoria del

hombre. Luego El vino a visitar al hombre haciéndose hombre mediante la encarnación. El Dios Triuno vino a visitarnos. Antes de venir a nosotros, El tuvo memoria de nosotros. Aunque el Dios Triuno estaba muy ocupado, El de todos modos tuvo memoria de nosotros. Luego, habiendo tenido memoria de nosotros, El se encarnó para venir a visitarnos. Puesto que creemos en Jesús, de cierto hemos sido visitados por El. Cada día al orar experimento la visita del Señor. El viene a mí en Su encarnación, en Su vivir humano, en Su crucifixión, en Su resurrección, en Su ascensión y en Su descenso. El Señor Jesús está presente en mi cuarto de estudio mientras paso tiempo con El en oración. Todos necesitamos disfrutar la visita del Señor todos los días. Si el Señor Jesús no hubiese pasado por todos los procesos antes mencionados, ¿cómo podría El estar con nosotros hoy? El ahora está con nosotros. Para visitarnos el Señor no simplemente bajó de los cielos. El emprendió un largo viaje. El Señor tuvo memoria de nosotros y también nos visitó. El está siempre con nosotros. Si no recibiéramos la visita del Señor, seríamos dignos de lástima. En Salmos 8:5 dice: “Le has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra”. En hebreo, la palabra ángeles es Elohim, que por lo regular es traducido Dios (Gn. 1:1). En la Septuaginta en este punto la palabra Elohim es traducida ángeles. En Hebreos 2:7 Pablo citó este versículo, no conforme a la versión hebrea, sino conforme a la versión Septuaginta. Dios hizo al hombre un poco menor que los ángeles. ¿A quién se refiere el pronombre “él” implícito en este versículo? En realidad se refiere al hombre Jesús. Dios ha hecho al hombre Jesús un poco menor que los ángeles. Hacer a Jesús un poco menor que los ángeles se refiere a Su encarnación y a Su vivir humano. Viéndolo desde el punto de vista de que El estaba en la carne, El era un poco menor que los ángeles. Después de haber pasado por Su vivir humano, El fue resucitado, y en Su resurrección fue glorificado. Luego ascendió a los cielos, y en Su ascensión recibió honra. “Y lo coronaste de gloria y de honra” denota o incluye dos pasos: la resurrección y la ascensión de Cristo. Antes de Su resurrección y de Su ascensión, ocurrió la muerte de Cristo. Sin muerte no hay resurrección, y sin resurrección no hay ascensión. Además, sin la encarnación y el vivir humano, El no podía morir. El tenía que hacerse hombre y vivir por treinta y tres años y medio. Por lo tanto, en Salmos 8:5 podemos ver todos los pasos del proceso del Dios Triuno: la encarnación, el vivir humano de treinta y tres años y medio, la muerte, la resurrección y la ascensión. En los versículos 6-8 dice: “Le hiciste señorear sobre las obras de Tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo,

las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar”. La oración “todo cuanto pasa por los senderos del mar”, se refiere a otros animales marinos que no sean peces. Estos versículos se refieren al reino en el cual Cristo reinará sobre todos los seres creados y también a la restauración que se llevará a cabo durante ese reino que durará mil años, el milenio. El salmo 8 es un salmo breve, pero abarca e implica la encarnación, el vivir humano, la muerte, la resurrección y la ascensión de Cristo, así como Su coronación para ser Señor y Cristo y Rey de reyes, el único Soberano de todo el universo. Llegará el día cuando El estará en el reino por mil años para regir a todas las criaturas. Esta es la revelación contenida en el salmo 8. El último versículo de este salmo repite la primera parte del primer versículo: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán admirable es Tu nombre en toda la tierra!” Al final de este salmo, David no dice nada más respecto a los cielos debido a que al final la tierra será tan admirable como los cielos. Ya que hemos repasado el salmo 8 a modo de interpretación, consideremos en mayor detalle los puntos principales de este salmo. II. LA INSPIRADA ALABANZA DE DAVID ACERCA DE LA EXCELENCIA DE CRISTO El salmo 8 es producto de la inspiración de David y constituye Su inspirada alabanza de la excelencia de Cristo. A. El nombre del Señor es un nombre admirable (majestuoso) en toda la tierra, y Su esplendor (Su gloria) esta sobre los cielos El nombre del Señor es un nombre admirable en toda la tierra, y Su esplendor está sobre los cielos. Quiero repetir que este salmo hace lo posible por unir la tierra con los cielos y por hacer descender los cielos a la tierra, de tal manera que la tierra y los cielos sean uno. En Salmos 3—7 había un desorden en la tierra conforme al concepto humano de David. Aquí, en el salmo 8, algo, es decir, el nombre del Señor, es admirable (majestuoso) en la tierra conforme a la revelación divina, y el esplendor (la gloria) del Señor está sobre los cielos a la vista de David. Actualmente los que moran en la tierra no ven esta revelación. Ellos no tienen tal panorámica, pero nosotros sí tenemos una panorámica tan celestial acerca de Jesús. Por encima de David en los cielos estaba la gloria, y con David en la

tierra había un nombre admirable. Así que, esta visión apartó a David de la visión de la tierra desordenada. Hoy día los medios de comunicación informan todas las cosas malas que acontecen en la tierra cada día. Vivir en cualquier parte de la tierra sin la vida de la iglesia sería terrible. B. De la boca de los niños y de los que maman el Señor fundó la fortaleza (alabanza) a causa de Sus adversarios, para detener al enemigo y al vengador De la boca de los niños y de los que maman el Señor ha fundado la fortaleza (alabanza, Mt. 21:16) a causa de Sus adversarios, para detener al enemigo y al vengador (Sal. 8:2). Que se mencionen los niños y los que maman, es decir, los más jóvenes, pequeños y débiles entre los hombres, indica la consumación más alta de la obra redentora del Señor. En la salvación que Dios provee, la mayor consumación consiste en perfeccionar a los más pequeños y a los más débiles para que alaben al Señor. Cuando disfrutemos al máximo la obra redentora de Cristo, tendremos toda la confianza de alabar al Señor. Cuando estamos desanimados y decepcionados quizá nos lamentemos y nos quejemos. En cambio, alabar al Señor es la experiencia más elevada de nuestro disfrute de Cristo. Disfrutar a Cristo nos fortalecerá para elevar una perfecta y completa alabanza al Señor. Todos tenemos que aprender a alabar. Esta es la consumación máxima que Dios ha completado en la obra redentora que El efectuó por medio de Cristo. Es necesario que todos seamos niños y lactantes en la vida de la iglesia. Es posible que físicamente no seamos viejos, pero en nuestra experiencia cristiana tal vez seamos como viejecitos cansados y fatigados. Si todavía somos jóvenes en el Señor, alabaremos al Señor cuando vayamos en camino a las reuniones. Cuando estábamos en Elden Hall en Los Angeles, un hermano iba gritando alabanzas al Señor mientras manejaba rumbo a una reunión. Un policía lo vio, lo siguió y lo detuvo. El policía le preguntó al hermano qué le ocurría. Entonces el hermano le contestó: “¡Estaba alabando a Jesús!” Luego el policía lo dejó ir. Esta es la manera apropiada de venir a las reuniones. Al venir manejando rumbo a una reunión, debemos cantar, alabar y gritar así: “¡Amén! ¡Aleluya! ¡Amén! ¡Señor Jesús! ¡Amen!” Muchos de nosotros no haríamos esto debido a que hemos envejecido. Ser viejo significa ser débil. Debemos gritar más, decir más “aleluya”, decir más “amén”, y alabar más. Nuestras reuniones deben estar llenas de voces de júbilo.

Varias de nuestras hermanas todavía están alrededor de los veinte años de edad, pero su fatigada actitud las hace parecer como si tuvieran más de cien años. No reflejan lozanía ni vigor. No reflejan un amanecer sino un atardecer. Ellas tienen que aprender a alabar al Señor. Que los más débiles de los hombres sean perfeccionados para alabar al Señor denota la más elevada consumación de la obra redentora del Señor. El Señor lleva a cabo una obra tan consumada a causa de Sus adversarios. Lo hace con el fin de insultar a Satanás. Es como si Dios dijera: “Satanás, tú has hecho tanto así. Ahora déjame mostrarte cuánto puedo hacer Yo. Yo puedo hacer mucho más de lo que tú puedas hacer. Mira ahora a todos Mis hijos. Todos son niños y lactantes que me alaban”. Esta alabanza hace callar a Satanás. Nuestra alabanza hace callar la voz del enemigo. De nuestras boca el Señor funda la fortaleza y perfecciona la alabanza a causa de Sus adversarios (por dentro), para detener al enemigo y al vengador (por fuera). C. David contempló los cielos, obra de los dedos del Señor, y la luna y las estrellas, las cuales formó el Señor David contempló los cielos, obra de los dedos del Señor, y la luna y las estrellas, las cuales formó el Señor (Sal. 8:3). Esto indica que David dejó de ver la tierra para contemplar los cielos en la noche. En la noche, si posamos la vista en la tierra, no veremos nada por causa de la oscuridad. Pero si levantamos nuestra vista para contemplar los cielos, veremos la luna y las estrellas. Al hacer esto, David tuvo una visión pura y pudo ver la obra inmaculada en lo que Dios creó y formó. En el universo no sólo existe lo que Dios creó, sino también lo que Dios formó. David vio el orden divino en el universo. Este es el objetivo de la obra redentora del Señor: hacer que nos apartemos de la tierra desordena y que veamos el cielo brillante. Antes de haber sido salvos, estábamos en una situación desordenada. Pero después de haber sido salvos, la tierra desordenada en que estábamos se convirtió en un cielo brillante. Nuestra vista fue apartada de la tierra desordenada y dirigida al cielo brillante. Cuando me dan malas noticias, me tengo que ejercitar para hacer que mi visión se pose en el brillante cielo. Cuando dejo de ver las malas noticias y dirijo la mirada a los cielos, puedo alabar. Debemos aprender a cambiar el objeto de nuestra vista. El objetivo de la obra redentora del Señor es hacernos apartar la vista de la tierra y fijarla en los cielos. La tierra está en desorden, pero los cielos están resplandecientes.

D. ¿Qué es el hombre, para que el Señor tenga de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visite? En Salmos 8:4 David preguntó: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” Debido a lo que David vio en los cielos, volvió su consideración al hombre en la tierra. Es maravillosa la forma en que la luna y las estrellas están ordenadas. ¿Qué pasa entonces con el hombre en la tierra? No debemos perder el punto de que el salmista está haciendo lo posible por hacer descender los cielos y por hacer que la tierra suba hasta unirse con los cielos. El vio los cielos y en ellos, la luna y las estrellas. Todo eso es estupendo pero, ¿y el hombre? Probablemente pensemos que el hombre es digno de lástima, pero según la visión divina en este salmo, estamos equivocados. El hombre era digno de lástima en Adán y en la situación caída, pero hoy día el hombre en Cristo no es digno de lástima. El hombre en Cristo es maravilloso. Tres porciones de la Palabra hablan de lo mismo con respecto al hombre: Génesis 1, Salmos 8 y Hebreos 2. Lo revelado en Salmos 8 primero fue dicho en Génesis 1. Génesis 1 dice que el hombre fue comisionado con la autoridad para que señorease sobre todas las cosas creadas (vs. 26, 28). El salmo 8 repite lo mismo. Luego, en Hebreos 2:6-8, Pablo cita el salmo 8. Estas tres porciones de la Palabra revelan que el hombre ha estado en tres etapas: creado, en Génesis 1, caído, en Salmos 8, y redimido, en Hebreos 2. Este hombre redimido ya no está en una condición miserable. El hombre ahora se ha unido a Jesús. En realidad, Jesús, el Dios encarnado, primero se unió con nosotros. Ahora en la redención que El logró nosotros somos unidos a El. Existe una unión orgánica entre El y nosotros. Cristo ha pasado por el vivir humano, y El murió para resolver nuestros problemas. Luego El resucitó y ascendió para ser coronado y entronizado con gloria y honra. El fue infundido en nosotros y derramado sobre nosotros. Ahora El está tanto en los cielos como dentro de nosotros y fuera de nosotros. ¿Qué clase de hombres somos nosotros? Somos hombres que han sido mezclados con Cristo. El hombre es el objeto central de Dios en la creación con miras al cumplimiento de Su economía a fin de satisfacer el deseo de Su corazón. La primera palabra “hombre” en Salmos 8:4 es enosh en hebreo. Enosh significa hombre frágil y débil. La segunda palabra “hombre” en 8:4 es adán en hebreo. En este versículo, enosh y adán se refieren al hombre que es hechura de Dios en la obra creadora de Dios en Génesis 1:26; también se refieren al hombre que Satanás capturó en la caída del hombre según Salmos 8:4; y se refieren también a Cristo como hombre en Su encarnación para la realización de la obra

redentora de Dios en Hebreos 2:6. No debemos olvidar Génesis 1, Salmos 8 y Hebreos 2. Estas tres porciones abarcan las tres etapas del hombre. Este es el hombre del cual Dios tiene memoria en Su economía y al cual visita en Su encarnación (Jn. 1:14; Fil. 2:7). Gracias a Dios que El tiene memoria del hombre y gracias a Dios por Su encarnación. El hizo memoria de nosotros en Su economía y El nos visitó en Su encarnación. E. El Señor ha hecho al hombre un poco menor que los ángeles El Señor ha hecho al hombre un poco menor que los ángeles (Sal. 8:5a; He. 2:7a). Esto se refiere a la encarnación de Cristo (Jn. 1:14). En Su encarnación, Cristo fue hecho un poco menor que los ángeles en el sentido de estar en la carne. En la carne, Cristo era menor que los ángeles. F. Dios coronó al hombre (a Cristo) de gloria y de honra Dios coronó al hombre (Cristo) de gloria y de honra (Sal. 8:5b; He. 2:7b). Esto se refiere a la resurrección de Cristo en Su gloria. Mediante la resurrección Cristo entró en la gloria; El fue glorificado en Su resurrección (Jn. 7:39b; Lc. 24:26). Esto se refiere también a la ascensión de Cristo en Su honra (Hch. 2:33-36; 5:31a). La resurrección de Cristo está relacionada principalmente con Su gloria, y Su ascensión principalmente con Su honra. La gloria se refiere a la condición. La honra se refiere a la posición. En cuanto a la condición, Cristo está en gloria. En cuanto a la posición, Cristo está en honra. El posee ambas cosas, gloria con respecto a la condición y honra con respecto a la posición. Esto se efectuó por medio de Su muerte todo-inclusiva (He. 2:9). Si no hubiera muerto, El no habría podido entrar en la resurrección, y nunca habría podido alcanzar Su ascensión. G. Dios hizo que el hombre (Cristo) señorease sobre las obras de las manos de Dios, y puso todas las cosas debajo de Sus pies Dios hizo que el hombre (Cristo) señorease sobre las obras de las manos de Dios y puso todas las cosas debajo de Sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar (Sal. 8:6-8; He. 2:7b-8a). Esto se cumplió primeramente en Adán (Gn. 1:26-28), pero fue interrumpido por la caída del hombre. Actualmente nada está sometido a

nosotros. Hasta los mosquitos todavía llegan a derrotarnos. Hoy en día no hay nada que esté sometido a nosotros debido a que el orden ha sido totalmente destruido por la caída del hombre. Pero llegará el tiempo, el tiempo de la restauración, cuando todo estará en buen orden. Esto se cumplirá plenamente en Cristo en el milenio, la era de la restauración (Ap. 20:4-6; Mt. 19:28). Isaías 11:6-9 y 65:25 hablan del maravilloso orden divino que prevalecerá en la era de la restauración. Esto se debe a la redención que Cristo efectuó. H. Oh Jehová, Señor nuestro, cuán admirable (majestuoso) es Tu nombre en toda la tierra Salmos 8:9 dice, repitiendo la primera parte del versículo 1: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán admirable es Tu nombre en toda la tierra!” Decir esto fortalece el pensamiento respecto a la excelencia del nombre del Señor en toda la tierra. Ahora la tierra rebosa de la excelencia de Cristo. Ahora la tierra ya no es una tierra desordenada, sino majestuosa, debido a que la majestuosidad del nombre de Cristo llena toda la tierra. En este versículo el salmista considera que la tierra es tan majestuosa como los cielos, tal como lo indica la primera parte de la oración del Señor: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mt. 6:9-10). Una vez más quisiera repetir cuál es la meta de este salmo. La meta es unir la tierra con los cielos y hacer descender los cielos a la tierra, haciendo así que estos dos sean uno. Si nosotros somos victoriosos y vencedores cada día, ésta será nuestra realidad. Hoy, en lo que a nosotros respecta, la tierra está unida a los cielos, los cielos han descendido a la tierra y ambos son uno. En cambio, en lo que a los incrédulos y los cristianos que son derrotados respecta, los cielos están muy lejos y la tierra está en tinieblas y en desorden. A esto se debe que los incrédulos necesiten toda clase de entretenimientos mundanos y placeres pecaminosos. Sin embargo, nosotros no necesitamos tales cosas. Nosotros sólo necesitamos a Cristo y la vida de la iglesia. Cuando Cristo es nuestra vida y cuando vivimos en la vida de la iglesia, los cielos y la tierra son una sola cosa. En nuestro caso, nuestra tierra se ha unido realmente a los cielos. En nuestro caso, los cielos siempre están aquí. Aquí en la tierra tenemos el majestuoso nombre de Jesús. En esta tierra hoy día lo único que es admirable se encuentra en el nombre de Cristo. ¡Aleluya! ¡Existe un nombre así! En la tierra tenemos este precioso nombre y también tenemos nuestro esplendor, nuestra gloria, sobre los cielos.

Con el tiempo, en nuestro caso, la tierra y los cielos serán totalmente uno. En la era venidera, en el milenio, en la era de la restauración, el cielo habrá bajado y la tierra habrá subido. Ahí disfrutaremos a lo máximo la salvación que Dios provee. En el milenio, todos seremos niños y lactantes. No habrá gente envejecida ni cansada. Todos serán lozanos, jóvenes, vivientes y vigorosos. Actualmente muchos cristianos quieren tener poder, pero la Biblia, en el salmo 8 habla de fortaleza. Necesitamos estar llenos de fuerza para alabar al Señor, para expresar la obra consumada que Dios llevó a cabo en la redención. I. Una palabra más respecto a Salmos 8:2-5 El salmo 8 tiene nueve versículos. El versículo 1 y los versículos 6-9 son relativamente fáciles de entender. Los versículos 2-5, en cambio, no son fáciles de entender y lo dejan a uno pasmado. ¿A qué se debe que el salmista, después de hablar de que la tierra está llena del admirable nombre de Jehová y de que los cielos están llenos de gloria, pase a hablar de niños y de lactantes? Tenemos que ver que los versículos 2-5 nos muestran cómo se producen los niños y los lactantes. En Salmos 3—7 David pensaba que la tierra estaba en desorden y llena de problemas, pero, ante los ojos del Señor, Su nombre es admirable sobre la tierra. Además, el Señor ha puesto Su esplendor, es decir, Su gloria, sobre los cielos. Aunque la tierra es admirable y los cielos son gloriosos, el Señor tiene tres categorías de oponentes. La primera categoría la constituyen los adversarios, la segunda, el enemigo, y la tercera, el vengador. Sobre la tierra no hay problema; en los cielos, tampoco hay problema; pero, ¿qué podemos decir del aire? En el aire están los adversarios, el enemigo y el vengador. ¿Cómo los enfrenta Dios? El salmo 8 es todo-inclusivo. Habla de la tierra, de los cielos, del hombre y del reino venidero. Con todo, además de la tierra, los cielos, el hombre y el reino venidero, también están los adversarios, el enemigo y el vengador. El versículo 2 dice que a causa de los adversarios del Señor, El ha fundado la fortaleza o perfeccionado la alabanza. El Señor, de la boca de los niños y de los que maman, ha fundado la fortaleza o perfeccionado la alabanza para detener a Sus adversarios, al enemigo y al vengador. De esta manera, Dios mata “tres pájaros de una pedrada”. A causa de los adversarios, del enemigo y del vengador, Dios hace que los niños y los lactantes lo alaben de una manera completa. Ahora tenemos que considerar quiénes son los niños y los que maman. Los que maman son aún más pequeños que los niños o bebés, debido a que ellos todavía son alimentados

con la leche materna. Ellos son los más pequeños. Los niños pequeños y los lactantes no hacen nada. Pero después de crecer, hacen muchas cosas. Hacer que una persona deje de hacer cosas es casi imposible, debido a que todos los seres humanos son hacedores. Toda la tierra está llena de las obras de los hombres. ¿Quién puede detener esto? Sólo el Señor puede hacerlo. Ninguno que no sea regenerado puede ser niño o lactante. Somos hechos niños y lactantes mediante la regeneración. Antes de haber sido regenerado, yo era muy activo. Un día, a los diecinueve años de edad, fui salvo. Eso me volvió calmado. La regeneración redujo mi actividad natural. Comencé a detestar mis obras, mis palabras y mis pensamientos. Ser regenerado por el Señor me hizo de nuevo, me creó de nuevo. Todo creyente que haya sido genuinamente regenerado ha experimentado lo mismo. Cuando alguien es regenerado, se vuelve callado, y no quiere actuar ni hablar en sí mismo. Cuando fui regenerado, sólo quería leer la Biblia, arrodillarme a orar, meditar en Dios y considerar las cosas del Señor. Me convertí en un verdadero niño y en un verdadero lactante. El Señor me hizo ser así por medio de la regeneración. En nuestro ser natural, siempre estamos ocupados, llevando a cabo muchas obras. La salvación genuina y adecuada detiene nuestra actividad humana y nos hacer ser niños y lactantes que alaban al Señor. También tenemos que comprender que a fin de que el Señor pudiera regenerarnos, El tuvo que pasar por varios procedimientos o procesos. El tuvo que hacerse hombre, vivir en la tierra, morir, entrar en el Hades y permanecer ahí por tres días y tres noches, y tuvo que ser levantado para llegar a ser el Espíritu vivificante. Como el Espíritu, El entra en nosotros y nos regenera. Así que, la regeneración surge de todos los procesos del Señor. A esto se debe que inmediatamente después de hablar de los niños y de los que maman, el salmista dijera: “Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre...?” (vs. 3-4a). En este versículo, las palabras Tus cielos, obra, y la luna y las estrellas están en aposición. En términos estrictos, lo escrito aquí en los versículos 3-4a no constituye una oración gramatical completa. [La palabra digo es añadida en el texto revisado; no está en el hebreo]. De la palabra cuando a la palabra formaste tenemos una cláusula subordinada, pero, ¿dónde está la cláusula principal? En esta oración no hay cláusula principal. Después de la cláusula subordinada debería haber una cláusula principal. En cambio, después de la cláusula subordinada, David pregunta: “¿Qué es el hombre?” Esta porción está incompleta. David dijo poéticamente: “Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre?” Esta oración no está completa en el escrito hebreo.

Es posible que gramaticalmente el salmista haya estado equivocado, pero el Espíritu nunca se equivocaría. El Espíritu inspiró a David a escribir de esta manera, dejándonos la oportunidad de concluir la cláusula principal. Luego de decir: “Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú formaste”, ¿qué se podría decir? La cláusula principal puede ser concluida. Yo propondría cuatro maneras. Podría decir: “Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre...?” En este caso, la palabra digo constituye la cláusula principal. O podría decir: “Cuando veo Tus cielos ... me pregunto”, o “considero”. También podría decir: “Cuando veo Tus cielos ... exclamo”. El salmista también pudo haber dicho: “Cuando veo Tus cielos ... lloro”. Esto es muy significativo. Luego de que David dijera: “Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú formaste”, se necesitaba un “selah”, una pausa. Tenemos que detenernos aquí y tomar un descanso para considerar qué decir. Cuando veo los cielos, obra de los dedos de Dios, la luna y las estrellas, tengo que decir, tengo que preguntar y tengo que averiguar: “¿qué es el hombre?” Tengo que decirlo; tengo que preguntarlo. Tengo que averiguar qué es el hombre para que Dios tenga de él memoria y lo visite. ¿Cómo visitó Dios al hombre? La respuesta se encuentra en el versículo 5a: “Le has hecho un poco menor que los ángeles”. Hoy entendemos que esto se refiere a la encarnación. ¿Cómo nos visitó Dios? Nos visitó por medio de encarnarse. El se vistió de humanidad y se hizo hombre para ser un poco menor que los ángeles. Esta es la manera en que Dios nos visitó. El también fue coronado de gloria y de honra (v. 5b). La gloria se refiere a Su resurrección, lo cual implica Su muerte. Sin haber pasado por la muerte, El no habría podido entrar en la resurrección. Ser coronado de gloria es ser glorificado. Ser coronado de honra implica la ascensión. Por consiguiente, en un solo versículo, en el versículo 5, vemos la encarnación de Cristo, Su muerte todo-inclusiva, Su resurrección para Su glorificación, y Su ascensión para recibir honra. Dios visitó al hombre por medio de encarnarse, vivir en la tierra, morir, levantarse de entre los muertos, y ascender a los cielos para ser coronado de gloria y de honra. Por tanto, Dios visitó al hombre mediante la larga travesía de Su proceso, en el cual llegó a ser el Espíritu vivificante para llegar a nosotros y entrar en nosotros. Por último, en Su consumación El llegó a ser el Espíritu vivificante. El Dios encarnado es ahora el Espíritu vivificante. Este es Aquel que puede producir niños y lactantes. Los niños y los lactantes son producidos mediante la etapa inicial de la regeneración. Luego ellos pasan por un proceso completo de producción al ser santificados, renovados

y transformados. Por la transformación ellos son perfeccionados en cuanto a alabar al Señor. Esto constituye el recobro del Señor y la victoria del Señor. Dios vence a Su enemigo por medio de estos niños y lactantes. La obra del cristianismo consiste en producir personas activas; el cristianismo persiste en producir “gigantes”. Nuestra obra consiste en producir niños y lactantes. Los versículos 6 al 8 dicen: “Le hiciste señorear sobre las obras de Tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar”. Estos versículos se refieren al reino. Todas las cosas serán gobernadas por Cristo y Su Cuerpo, y todas las cosas serán sometidas bajo Sus pies. Esto verdaderamente perfecciona la alabanza, complementa la alabanza, en este salmo. Este salmo tan breve revela mucho. Habla de los cielos, de la tierra, de niños y lactantes, del hombre, de tres categorías de enemigos, y de la encarnación, el vivir humano, la muerte, la resurrección, la ascensión, el regreso y el reino del Señor. Los cristianos tal vez alabamos al Señor, pero nuestra alabanza tiene que ser perfeccionada. Tenemos que alabarlo porque Su esplendor está sobre los cielos y Su excelencia llena la tierra. Luego podemos alabarlo por Su encarnación, por medio de la cual El nos visitó. Luego debemos pasar a alabarlo por Su vivir humano, por Su muerte, por Su resurrección, por Su ascensión y por Su reino. Nuestra alabanza debe incluir todos estos asuntos. Entonces nuestras alabanzas serán perfeccionadas y complementadas. Esta alabanza es la fortaleza producida de la boca de los niños y de los lactantes. Tal alabanza perfeccionada es la consumación final de la obra del Señor en la encarnación, el vivir humano, la muerte, la resurrección, la ascensión y el regreso para señorear sobre la tierra. Cuando venimos a la mesa del Señor, detenemos toda clase de palabras y obras humanas. Detenemos nuestras obras. Al estar a la mesa hacemos una sola cosa: alabar al Señor. Para poder alabar, tenemos que cesar nuestra obra. De este modo, a la mesa del Señor, somos los verdaderos niños y lactantes. Al cesar nosotros todas nuestras obras para alabar al Señor, los adversarios, el enemigo y el vengador son derrotados. Esto avergüenza al enemigo de Dios. Debemos permanecer en la condición y espíritu de la mesa del Señor. Nuestra vida cristiana debe ser como la mesa del Señor. Cuando regresemos a nuestro hogar después de la mesa del Señor, debemos seguir alabando al Señor. Debemos aprender a no hacer mucho. Por otro lado, no debemos ser holgazanes. El punto es que debemos hacer cesar nuestras obras humanas y debemos ser los que simplemente alaban al Señor.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE SEIS EL CONCEPTO DE DAVID EN CUANTO AL JUICIO DE DIOS PARA LOS ENEMIGOS DE DAVID ENTRE LAS NACIONES Y EN CUANTO A LA CONDICION DEL HOMBRE DELANTE DE DIOS Lectura bíblica: Sal. 9—14 Hemos visto que el orden de los salmos es algo bajo la soberanía de Dios. El salmo 1 es aparentemente un excelente inicio, pero en realidad es un inicio muy negativo. Luego el salmo 2 anula lo que fue exaltado en el salmo 1. En los salmos del 3 al 7 vemos de nuevo el concepto humano de David. Luego el salmo 8 declara: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán admirable es Tu nombre en toda la tierra!” Este salmo constituye la inspirada alabanza de David respecto a la excelencia de Cristo. Después del salmo 8, los salmos 9—15 bajan de nuevo al concepto humano. Luego la revelación sube al salmo 16, donde vemos a Cristo como el Dios-hombre en Su vivir humano, crucifixión, resurrección y ascensión. Los salmos 17—21 están por debajo del nivel del salmo 16, pero no están tan abajo como los salmos 3—7 y 9—15. Los salmos 22—24 suben para mostrarnos a Cristo una vez más. Salmos 22:1 dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Esto fue lo que Cristo exclamó en la cruz (Mt. 27:46). Luego, en Salmos 23, el Cristo resucitado viene a ser nuestro Pastor (v. 1), y en el salmo 24 este pastor llega a ser nuestro Rey (vs. 8-10). En 1969 celebramos unas conferencias acerca de los salmos, y esos mensajes están contenidos en el libro titulado Christ and the Church Revealed and Typified in the Psalms [Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los salmos]. Ese libro contiene un diagrama del nivel espiritual de los salmos 1—21 (pág. 40). Ese diagrama, impreso arriba, nos da una vista general de la manera en que los salmos fueron escritos.

En el siguiente mensaje hablaremos de los salmos 15 y 16. En Salmos 15:1 se pregunta: “Jehová, ¿quién habitará en Tu tienda? ¿Quién morará en Tu monte santo?” La respuesta de David es: Aquel que sea perfecto según la ley (vs. 2-5). Sin embargo, en todo el universo sólo hay una persona que es perfecta según la ley: Jesucristo. No hay nadie más. Todos los demás han quebrantado la ley. Hemos visto que David exaltó sumamente la ley, pero en su fracaso en el caso de Urías, David quebrantó los últimos cinco mandamientos (Ex. 20:13-17). El asesinó, cometió adulterio, robó al quitarle a otro su mujer, le mintió a Urías y codició la mujer de Urías (2 S. 11). Los últimos cinco mandamientos, los cuales prohíben matar, fornicar, robar, mentir y codiciar, fueron dados por Dios a fin de que el hombre tuviera las virtudes humanas que expresaran los atributos divinos. Si en la raza humana nadie matara, fornicara, robara, mintiera ni codiciara, verdaderamente el reino de los cielos estaría en la tierra. Sin embargo, hoy día los periódicos reportan todas las cosas malas que acontecen sobre la faz de la tierra diariamente. En la tierra abundan los asesinatos, las fornicaciones, los robos, las mentiras y las codicias. Nadie es perfecto conforme a la ley. Pablo dijo en el Nuevo Testamento que ninguna carne puede ser justificada por Dios con base en el hecho de que el hombre guarde la ley (Ro. 3:20; Gá. 2:16). La única Persona que puede guardar la ley, y que de hecho la guardó, es Aquel revelado en el salmo 16. Esta Persona es el mismo Dios que se hizo hombre y vivió una vida humana (vs. 1-8). En Su vida humana, El guardó perfectamente la ley. El vivió una vida pletórica de virtudes humanas que expresaban los atributos divinos. Luego El murió (vs. 9-10) y fue resucitado (vs. 10-11a). Ahora El está en la ascensión a la diestra de Dios (v. 11b y c). Este es Aquel que puede habitar en el tabernáculo de Dios y morar con Dios en Su monte santo. En el siguiente mensaje veremos más respecto a los salmos 15 y 16. En este mensaje queremos hablar de los salmos 9—14. En el salmo 9 vemos el concepto de David tocante al juicio de Dios para los enemigos de David entre las naciones. David mencionó claramente que él tenía muchos enemigos entre las naciones. Actualmente todos los países árabes son enemigos de Israel. Es de lamentar que Israel todavía no se haya tornado a Dios, pero la Biblia nos dice que aunque Israel haya sido constituido de nuevo como nación, los judíos no se volverán a Dios sino hasta que Cristo regrese (Zac. 12:10). Actualmente, Israel, tal como David, está rodeado de enemigos. Además de los enemigos que rodeaban a David, él también tenía adversarios desde adentro, aún en su casa, en su familia. Su hijo Absalón llegó a ser el principal adversario. En salmos 10—14 David habla de la condición del hombre delante de Dios. Es difícil encontrar otra porción de la Biblia que nos presente un cuadro tan completo de la

condición del hombre como lo hacen estos salmos. Cuando Pablo predicó el evangelio en el libro de Romanos, él citó está porción de la Palabra (Ro. 3:10-12, 14). I. SEGUN LA LEY QUE DIOS INTRODUJO COMO ALGO SECUNDARIO A LA LINEA CENTRAL DE SU ECONOMIA El concepto de David en estos salmos es conforme a la ley que Dios dio como algo secundario a la línea central de Su economía. Dios tiene una economía, y en la economía de Dios hay una línea central. Esta línea central consiste en que Cristo sea agrandado para que tenga un complemento, Su iglesia. Así que, Cristo y la iglesia son la línea central de la economía de Dios. Sin embargo, el concepto de David en los salmos 9—14 no correspondía a esta línea. El concepto de David era conforme a la ley, la cual es una línea secundaria que va a un lado de la línea central. La ley no es la línea central. La ley es una línea lateral que va a un lado de la línea central. II. CON BASE EN EL PRINCIPIO DEL BIEN Y EL MAL: EL PRINCIPIO DEL ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL El concepto de David en estos salmos también está basado en el principio del bien y del mal: el principio del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn. 2:9). Estos salmos nos muestran que David estaba lleno del conocimiento del bien y del mal. Yo hasta diría que en estos salmos David mismo era el árbol de la ciencia del bien y del mal. Ahora quisiera que consideráramos qué clase de “árbol” somos nosotros. Todos debemos ser capaces de declarar que nosotros somos el árbol de la vida. Nosotros no debemos ser los que ministran a otros el bien y el mal. En vez de esto, nosotros siempre debemos ministrar a otros Cristo como vida. Desde que comencé a ministrar en los Estados Unidos en 1962, todos mis mensajes han estado basados en el principio del árbol de la vida. III. EN CUANTO AL JUICIO DE DIOS PARA LOS ENEMIGOS DE DAVID ENTRE LAS NACIONES Salmos 9 revela el concepto de David tocante al juicio de Dios sobre los enemigos de David entre las naciones.

A. Dios está sentado en el trono como Rey para juzgar al mundo con justicia y equidad David dijo que Dios se sienta en el trono como Rey para juzgar al mundo con justicia y equidad (Sal. 9:4, 7-8). Tal vez pensemos que lo dicho aquí está bien, pero tenemos que considerarlo a la luz del Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento vemos que Cristo es el Rey, el Soberano de todos los reyes (Ap. 1:5; 19:16), y que está sentado en el trono no para juzgar, sino para salvar. Hoy día tenemos un Rey que salva. Hechos 5:31 dice que Dios exaltó a Cristo a Su diestra para que El sea Príncipe y Salvador. El pensamiento de David es que su Dios es el Rey que está sentado en el trono para juzgar, no para salvar al mundo con misericordia y gracia, sino para juzgar al mundo con justicia y equidad. Con equidad simplemente significa con justicia. El mundo no es ni justo ni recto, así que David tenía un buen concepto de que Aquel que está en el trono juzga con rectitud y con justicia. Sin embargo, este concepto es conforme a la ley y conforme al árbol de la ciencia del bien y del mal. B. Dios reprendió a las naciones, destruyó al malo y derribó sus ciudades David dijo que Dios reprendió a las naciones, destruyó al malo y derribó sus ciudades (Sal. 9:5-6). C. Dios mantuvo el derecho y la causa de David David también dijo que Dios mantuvo su derecho y su causa y destruyó a sus enemigos (Sal. 9:3-4a). Esto significa que Dios no era bueno para con el mundo, pero sí era muy bueno para con David. David pensaba que su Juez en los cielos mantuvo su causa y destruyó a sus enemigos. Esto no va de acuerdo con el concepto divino del Nuevo Testamento. D. Para esto, David da gracias a Dios y cuenta las maravillas y alabanzas de Dios Para esto, David daba gracias a Dios y contaba todas las maravillas y las alabanzas de Dios (Sal. 9:1, 14a). Las maravillas son obras maravillosas, y las alabanzas aquí mencionadas se refieren a virtudes. Debido a que David pensaba que Dios mantenía su derecho y su causa, destruyendo a todos sus enemigos, él tenía que darle gracia a Dios y contar todas Sus maravillas y Sus virtudes.

E. Dios es un alto refugio del oprimido David dijo que Dios es un alto refugio del oprimido, que no se olvida de los que le buscan, que se acuerda de los muertos, y que no se olvida del clamor de los afligidos (Sal. 9:9, 10b, 12). Si Dios se acuerda de los muertos, David no debió haberse olvidado de Urías, a quien él asesinó conforme a su conspiración. F. David aconseja a otros que pongan su confianza en Dios David aconseja a otros que pongan su confianza en Dios, que canten salmos a El, que publiquen Sus obras entre los pueblos, y que se gocen en la salvación de Dios (Sal. 9:1011, 14). En cierto sentido, lo que David escribió en Salmos 9—14 no está conforme al Antiguo Testamento ni tampoco conforme al Nuevo Testamento. Esto corresponde al “testamento” de David. G. Las naciones se hundieron en el hoyo que hicieron David dijo que las naciones se hundieron en el hoyo que hicieron; que en la red que escondieron fue tomado su pie; que en la obra de sus manos fue enlazado el malo; y que todas las naciones que se olvidan de Dios serán trasladadas al Seol (Sal. 9:15-17). Parece como si esas naciones ya estuvieran en el Seol, en el Hades. Ahora David ora que Dios las envíe otra vez allá y no las deje salir de ahí. ¿Qué clase de oración es ésta? ¿Acaso esto corresponde al Nuevo Testamento? De nuevo, esto es el “testamento” de David. H. No para siempre será olvidado el menesteroso David también dijo que el menesteroso no para siempre será olvidado por Dios, y que la esperanza de los afligidos no perecerá perpetuamente (Sal. 9:18). I. David le pide a Dios que mire su aflicción y que no se fortalezca el hombre David le pidió a Dios que mirase su aflicción y que no se fortaleciera el hombre, sino que las naciones conocieran que no son sino hombres (Sal. 9:13a, 19, 20b). Es como si David hubiese dicho: “Dios, tienes que decirles a las naciones que no son sino hombres mortales. Puesto que ellos son mortales, no pueden prevalecer contra mí porque yo estoy bajo Tu cuidado; así que mira mi aflicción”. Mas, ¿qué podría hacerse respecto a los pecados de David? En ese entonces su esposa era en realidad mujer de alguien a quien él había asesinado. Mil años después, cuando Mateo escribió la genealogía de

Cristo, dijo: “David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías” (1:6). David, un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14; Hch. 13:22), hizo lo recto ante los ojos del Señor todos los días de su vida, salvo por este mal (1 R. 15:5). IV. EN CUANTO A LA CONDICION DEL HOMBRE DELANTE DE DIOS Salmos 10—14 nos muestra cuál era el concepto de David en cuanto a la condición del hombre delante de Dios. A. David desafía a Dios David desafió a Dios al decir: “¿Por qué estás lejos, Oh Jehová, y te escondes en los tiempos de la angustia?” (10:1). David oró, pero Dios no contestó absolutamente conforme a lo que aquél había orado, de tal modo que David estaba molesto. Era como si David le preguntase a Dios: “¿Por qué te escondes cuando te necesito en tiempos de angustia? Tal parece que cuanto más clamo a Ti, más te escondes”. B. El pecado del malo en contra del pueblo y su arrogancia para con Dios En Salmos 10:2-11 David describe el pecado del malo en contra del pueblo y su arrogancia para con Dios. El malo piensa que no hay Dios, de modo que puede hacer lo que quiera (v. 4). Los versículos 2-11 describen la condición del hombre. En realidad, en este versículo David acusa a toda la humanidad. C. La petición que David hace a Dios Salmos 10:12-15 es la petición que David hace a Dios. Después de haber presentado la condición del hombre, David le pide a Dios que juzgue a los impíos. D. David alaba a Dios Salmos 10:14b y 16-18 describen la alabanza que David rinde a Dios. El contenido de esta alabanza, sin embargo, es negativo. David dijo: “Jehová es Rey eternamente y para siempre; de Su tierra han perecido las naciones” (v. 16). David no alabó a Dios porque las naciones hubiesen sido salvas por la gracia de Dios, sino porque las naciones perecieran. Según la revelación del Nuevo Testamento, Dios no es así.

E. Dios está en Su santo templo, tiene Su trono en el cielo, y Sus ojos disciernen al justo del impío En el Salmo 11 David dijo que Dios está en Su santo templo, que tiene Su trono en el cielo, y que Sus ojos disciernen al justo del impío. El versículo 6 dice que Jehová “sobre los malos hará llover trampas; fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos”. Si éste fuera el caso, la tierra ya habría sido destruida. No habría habido posibilidad de que billones de personas vivieran sobre la faz de la tierra. El versículo 7 dice: “Porque Jehová es justo, y ama las obras justas; el hombre recto mirará Su rostro”. Tales fueron las palabras de David, pero él mismo no era un hombre recto. En realidad, él estaba en tinieblas y carecía de todo sentir acerca de sí mismo. El no estaba calificado para decir esto debido a que él había asesinado a un hombre y le había robado su mujer. F. La petición de David y la disposición de Jehová para tratar con los malos por causa de la lengua y los labios de ellos En el salmo 12 vemos la petición de David y la disposición de Jehová para tratar con los malos por causa de la lengua y los labios de ellos. En el versículo 2a David dijo: “Habla mentira cada uno con su prójimo”. Sin embargo, David no era distinto; él también hablaba mentira. Visto cabalmente, su concepto estaba totalmente basado y enredado en la ley y en el bien y el mal. G. David toma consejo con Dios para vencer a su enemigo El salmo 13 muestra que David tomó consejo con Dios para vencer a su enemigo. ¿Podríamos en esta era neotestamentaria acudir a Dios y pedirle que someta a nuestros enemigos, a los que nos odian? No podemos hacerlo debido a que el Nuevo Testamento nos dice que debemos amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen (Mt. 5:44; Ro. 12:14, 20). En Salmos 13:3, David dijo: “Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte”. David estaba temeroso de morir mientras dormía. Estaba temeroso de dormir un sueño de muerte. H. Dios trata con el necio corrupto y salva a Su pueblo En el salmo 14 vemos el concepto de David tocante a cómo Dios trata con el necio corrupto y cómo salva a Su pueblo. El versículo 3 dice: “Todos se han desviado, todos están pervertidos; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Pablo cita estas

palabras en Romanos 3:12. El último versículo del salmo 14 es una buena profecía respecto al regreso de Israel de la cautividad: “¡Oh, que de Sión saliera la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de Su pueblo, Exultará Jacob, y se alegrará Israel”. Salmos 9—14 muestra un hombre que presumiblemente era muy piadoso, cuyos conceptos y pensamientos, sin embargo, estaban totalmente envueltos en la ley y en el árbol de la ciencia del bien y del mal. Estos salmos contienen los pensamientos de David tocante a su bienestar. Según el principio, estos seis salmos quedan al mismo nivel que los salmos 3—7. No hay nada en ellos que tenga que ver con la economía de Dios, con el interés de Dios, con el reino de Dios ni con el plan de Dios. Todo, en cambio, tiene que ver con el beneficio, el interés, la seguridad y la paz personales de David. ¿Creen ustedes que esto deba ser un ejemplo para nosotros? Sin duda no debe serlo. Tenemos que permanecer en la línea del árbol de la vida, la línea relacionada con los salmos 2 y 8. Creo que un estudio así de la Palabra, conforme a los principios de la revelación divina, nos servirán de ayuda para entender la Santa Biblia. La Santa Biblia es el escrito de Dios. Cuando la leamos, no debemos entenderla en conformidad con nuestro modo o nuestro concepto. Alguien puede ser muy erudito e instruido, y aún así no recibir nada de la revelación divina de la Biblia. Esto se debe a que entiende, interpreta, aprecia y enseña la Biblia conforme a su entendimiento natural. En el recobro del Señor entre nosotros en los pasados setenta años, desde los tiempos del hermano Watchman Nee, la interpretación adecuada de la Biblia siempre ha sido preservada conforme a los principios bíblicos. Otros pueden criticarnos, pero nadie puede acusarnos de que hayamos dicho algo que vaya contra los principios de la Palabra. Esta es la razón por la cual estoy contento de que tenemos este estudio-vida para mostrarnos la diferencia entre el salmo 1 y el salmo 2, y la diferencia entre los salmos 3—7 y el salmo 8. Ahora hemos considerado los salmos 9—14. Con base en lo que hemos visto conforme a los principios bíblicos, en estos seis salmos no hay ni siquiera un punto que esté a la altura de la revelación divina. Hoy día, conforme al principio neotestamentario, Dios sí tiene un trono y El está de verdad sentado en el trono. Pero ahora el trono se llama el trono de la gracia (He. 4:16). Además, desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura, la intención de Dios ha sido amar al mundo. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. El mundo aludido en Juan 3:16 denota la raza humana caída. Dios amó a la raza humana caída, así que dio a Su Hijo unigénito para que muriese por nosotros a fin de que no pereciéramos, mas tuviéramos vida eterna por medio de creer en El. El

principio básico del Nuevo Testamento es que Dios ama a la humanidad caída. Si no fuera así, ninguno de nosotros habría sido salvo. Todos nosotros hemos sido salvos con base en el principio de que Dios ama a la raza humana. Aunque nosotros, la raza humana, caímos y llegamos a ser el mundo, Dios nos ama. Por consiguiente, actualmente el trono de Dios no es el trono del Rey de la autoridad. Hoy día Su trono es el trono de un Salvador que nos ama. Este trono de autoridad ha llegado a ser hoy día el trono de la gracia. Cada día y cada momento podemos acercarnos a este trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He. 4:16). En esto consiste la dispensación actual de la gracia que Dios ha establecido. El Antiguo Testamento es la dispensación de la ley, pero hasta el Antiguo Testamento habla de la misericordia de Dios. En Oseas 6:6 Dios dijo: “Misericordia quiero, y no sacrificio”. El Señor Jesús citó estas palabras en Mateo 9:13. Dios ama la misericordia porque El es un Dios de misericordia, un Dios de compasiones. El desea ver personas favorecidas por Su misericordia, en vez de personas juzgadas por Su justicia. Este es un principio bíblico. Cuando interpretemos la Biblia o enseñemos algo de ella, debemos prestar atención a los principios gobernantes.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE SIETE ¿QUE TIPO DE HOMBRE PUEDE MORAR CON DIOS PARA SATISFACER EL DESEO DE SU CORAZON Y SU BENEPLACITO? Lectura bíblica: Sal. 15—16 En este mensaje vamos a hablar de otros dos salmos, el salmo 15 y el salmo 16. Hemos visto que el salmo 1 y el 2 fueron soberanamente arreglados por Dios como par. Salmos 1 dice que bienaventurado es el varón cuya delicia está en la ley de Jehová (vs. 1-2). Así que, vemos el concepto humano de ser bienaventurado por medio de guardar la ley en contraste con el concepto divino de ser bienaventurado por medio de refugiarse en el Hijo. En Salmos 1 y 2 se hace una comparación entre la ley y Cristo. Los salmos 15 y 16 también presentan una comparación. La parte final del salmo 15 dice: “El que hace estas cosas, no será sacudido jamás”. La frase estas cosas se refiere a lo bueno según la ley, aludido en los versículos precedentes. Por un lado, Salmos 16:8b dice: “Porque está a mi diestra, no seré conmovido”. El salmo 15 dice que si uno hace todo lo bueno conforme a la ley, no será uno sacudido. Luego el salmo 16 dice respecto a Cristo que debido a que Dios está a Su diestra, El no será conmovido. Sin duda, los

salmos 15 y 16 fueron arreglados de esta manera para mostrarnos una comparación entre guardar la ley y participar del Hijo. ¿Nosotros guardamos la ley o participamos de Cristo? ¿Nosotros guardamos la ley o disfrutamos a Cristo como nuestra porción? En esta coyuntura me gustaría que leyésemos juntos el salmo 15 y el salmo 16 para que podamos ver los diferentes conceptos contenidos en estos salmos. Después hablaremos de ellos con más detalle. Al comienzo del salmo 15, el salmista pregunta: “Jehová, ¿quién habitará en Tu tienda? ¿Quién morará en Tu monte santo?” La tienda se refiere a la casa de Dios, al templo. David dice que éste será “el que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad de corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su compañero, ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel a cuyos ojos el réprobo es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aún jurando en daño suyo, no por eso cambia; quien su dinero no da a interés, ni contra el inocente admite cohecho. El que hace estas cosas, nos será sacudido jamás” (vs. 2-5). Tal vez éste parezca un salmo excelente, pero en realidad es un salmo que está en la línea del árbol de la ciencia del bien y del mal. El salmo 16, por otro lado, es un salmo que revela al Dios-hombre, a Cristo. Salmos 16:1 no dice: “Guárdame, oh Dios, porque la ley he guardado, y en ella medito día y noche”. Esto está completamente mal. Salmos 16:1 dice: “Guárdame, oh Dios, porque en Ti me refugio”. Es como si el salmista dijera: “No me importa la ley; me importas Tú y te disfruto”. Luego Salmos 16:2 dice: “Oh, alma mía, dices a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de Ti”. Cuando el Señor Jesús vivió en la tierra como hombre, siempre tuvo esta actitud de reconocer al Dios el Padre como Su Señor. Su actitud para con el Padre pudo haber sido expresada al decir El: “Nada tengo aparte de Ti que sea mi bien. No tengo bendición, placer ni disfrute aparte de Ti”. El versículo 3 dice: “Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia”. El Señor Jesús amaba a Dios el Padre. El también tenía Su complacencia en los santos, en los creyentes, en los miembros de Su Cuerpo. El no se complacía en los mandamientos de la ley, sino en los miembros de Su Cuerpo, los santos que están en el reino de Dios. El versículo 4 dice: “Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré Yo sus libaciones de sangre, ni en Mis labios tomaré sus nombres”. Sus nombres se refiere a los nombres de los ídolos, los nombres de otros dioses. El versículo 5 dice: “Jehová es la porción de Mi herencia y Mi copa; Tú sustentas mi suerte”. Dios es la porción de dos cosas: la herencia y la copa. La herencia se refiere a la

substancia de la suerte, y la copa se refiere al disfrute de Dios como nuestra bendición. En la mesa del Señor bebemos la copa de bendición (1 Co. 10:16a). La estrofa 3 de Hymns #223 hace ver que en esta copa Dios es nuestra porción. Por tanto, Dios es nuestra porción para que sea nuestra herencia y nuestro disfrute. Dios el Padre fue la porción misma de estas dos cosas para Cristo, cuando éste vivió como hombre en la tierra. El versículo 5b dice: “Tú sustentas Mi suerte”. La suerte es la porción de la herencia. El versículo 6a dice: “Los cordeles de medir me cayeron en lugares deleitosos”. Para poder entender este versículo, tenemos que leer Salmos 2:8, el cual dice que Dios le dio a Cristo las naciones como herencia y los confines de la tierra como posesión. La expresión los confines son los cordeles de medir de Dios en Su economía divina. Dios ha medido la tierra. Todo lo que Dios ha medido será posesión de Cristo. Los cordeles de medir le han caído a Cristo en lugares deleitosos. Hoy día toda la tierra no es un lugar deleitoso, no es un lugar placentero. Aunque todo el mundo trata de entretenerse, no tienen un verdadero placer. La tierra de hoy es un lugar desordenado, no un lugar deleitoso. En Génesis 2 la tierra era un huerto deleitoso, pero después de la caída del hombre, ese huerto deleitoso se convirtió en una tierra desordenada. Sin embargo, cuando la tierra sea medida y entregada a Cristo, será una tierra deleitosa. El versículo 6b dice: “La heredad es hermosa para Mí”. Todas las naciones y la tierra no sólo serán deleitosas, sino también hermosas para Cristo, el hombre que recibió la herencia de Dios. El versículo 7a dice: “Bendeciré a Jehová que me aconseja”. ¿Le gusta a usted que alguien más sea su consejero? Tomar el consejo de otros requiere humildad. Una persona que desea recibir el consejo de otros es humilde. El Señor Jesús bendijo a Jehová, quien lo aconsejaba. Isaías 50:4 dice de la actitud de Cristo como siervo de Jehová: “Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios”. Cristo, en Su vivir humano, tenía lengua de sabio, y oía como sabio. El tomó a Dios el Padre como consejero. Salmos 16:7b dice: “Aún en las noches me enseñan Mis entrañas”. Esto nos muestra que cuando Dios aconsejaba a Cristo, estando éste en Su forma de hombre, las entrañas de Cristo le instruían. Las entrañas de Cristo eran uno con Dios. Esto corresponde a nuestra propia experiencia hoy. Por un lado, es Dios quien nos aconseja. Por otro lado, son nuestras entrañas las que nos instruyen. Nuestras entrañas nos instruyen mayormente durante las noches cuando estamos tranquilos. Por la noche, de cuatro a seis de la mañana, recibo muchas cosas y muchas instrucciones de parte del Señor. La

mayor parte de la luz que he escrito en los bosquejos para estos mensajes la he recibido durante esas horas. Esta es una experiencia de cómo nuestras entrañas nos instruyen por las noches. El versículo 8a dice: “A Jehová he puesto siempre delante de Mí”. Según el concepto natural de David, pudo haber dicho: “La ley he puesto siempre delante de mí”. Tal vez quisiéramos decir: “La Biblia he puesto siempre delante de mí”. Con todo, ni siquiera esto es tan bueno como decir: “A Jehová, la persona, he puesto siempre delante de mí”. El versículo 8b dice: “Porque está a Mí diestra, no seré conmovido”. Debido a que el Padre estaba a la diestra de Cristo, El no sería conmovido. Nuestra seguridad no radica en guardar la ley, sino en tener a Jehová, la persona, a nuestra diestra. No seremos conmovidos porque le tendremos a El como nuestro salvaguarda. El versículo 9 dice: “Se alegra por tanto Mi corazón, y exulta Mi gloria; Mi carne también reposa en seguridad”. La gloria se refiere a nuestro espíritu. Este versículo habla de nuestra alma, la cual está incluida en nuestro corazón; de nuestro espíritu, el cual es la gloria; y de nuestro cuerpo, el cual es la carne. Lo dicho en este versículo se llevó a cabo en la muerte de Cristo. Cuando estuvo en el Hades, El dijo: “Se alegra Mi corazón, y exulta Mi espíritu, y Mi cuerpo también reposa en seguridad”. Su cuerpo reposaba en una tumba segura. El versículo 10 dice: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que Tu santo vea la fosa”. A Cristo no le preocupaba estar en el Hades, en el Seol. La palabra Hades proviene del griego, y la palabra Seol proviene del hebreo. Ambas se refieren a lo mismo. En la Septuaginta la palabra fosa es traducida corrupción. Esto quería decir que el cuerpo de Cristo no vería corrupción. Su cuerpo no se consumiría. Esto es debido a que en tres días Su cuerpo fue resucitado y salió de la tumba, y Su alma fue levantada del Hades. El versículo 11 dice: “Me darás a conocer la senda de la vida”. La senda de la vida es el camino de la resurrección. Dios el Padre le dio a conocer a Cristo el camino de la resurrección. El versículo continúa así: “En Tú presencia hay plenitud de gozo”. Esto aconteció en la ascensión de Cristo. Ante la presencia de Dios en los cielos hay plenitud de gozo. Por último, el versículo 11 dice: “Delicias a Tu diestra para siempre”. En la ascensión, a la diestra de Dios, Cristo disfruta delicias para siempre. Debemos notar que en todo este salmo, Salmos 16, no se hace mención alguna del bien o del mal. La revelación contenida en el salmo 16 va mucho más allá de nuestro entendimiento natural.

Desde el día que nacimos se nos ha enseñado a prestar atención al bien y al mal. Se nos ha enseñado que debemos hacer el bien y apartarnos del mal. En todas las culturas en todos los continentes se enseña lo mismo. Es posible que seamos personas distintas, pero en lo que respecta a nuestro modo de pensar respecto al bien y al mal, somos completamente iguales. Con respecto al bien y el mal, todos fuimos cortados por la misma tijera. En el salmo 15 es evidente el concepto del bien y el mal. Sin embargo, en el salmo 16 no es posible ver el bien y el mal. En su lugar, lo que reemplaza al bien y el mal es el Señor mismo, la persona en sí. En el siguiente mensaje hablaré respecto a las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia. Para que podamos leer y estudiar la Biblia adecuadamente, tenemos que conocer las dos líneas, los principios y el espíritu de la Biblia. En la Biblia existen dos líneas. Después de que Dios creara al hombre, Dios lo hizo entrar al huerto y lo puso enfrente de dos árboles. Estos dos árboles no eran uno del bien y otro del mal. El bien y el mal pertenecen al mismo árbol. No se nos debe olvidar esto. A los ojos de Dios, el bien es lo mismo que el mal. Ambos están considerados como una sola unidad, como un solo árbol. El otro árbol es el árbol de la vida. Así que, un árbol es el árbol de la ciencia del bien y del mal y el otro es el árbol de la vida (Gn. 2:89). En el árbol de la ciencia del bien y del mal tenemos conocimiento, bien, mal y muerte. Por tanto, el conocimiento, el bien, el mal y la muerte forman una sola familia. Si usted está en la familia del bien, entonces usted también está en la familia del mal. Donde está el bien, también está el mal; donde están el bien y el mal, también está el conocimiento; y donde está el conocimiento, también está la muerte. Esta familia es muy complicada y terrible. Esta familia incluye las buenas enseñanzas de Confucio y las malas obras de los que asaltan bancos. ¿Qué familia es ésta? Es la familia del bien y el mal. En cambio, en la familia del árbol de la vida sólo existe una cosa: ¡vida, vida, vida y más vida! No hay bien, sino vida; no hay mal, sino vida; no hay conocimiento, sino vida; y no hay muerte, sino vida. Esto es el árbol de la vida. El árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida son dos fuentes, las cuales producen dos líneas. Estas dos líneas comienzan en Génesis 2 y recorren todo el Antiguo Testamento y el Nuevo hasta llegar a dos extremos. El extremo correspondiente al árbol de la ciencia del bien y del mal es el lago de fuego, y el extremo que corresponde al árbol de la vida es la Nueva Jerusalén. El lago está lleno de fuego abrasador, mientras que la santa ciudad está llena de agua, la cual corre, apaga la sed, riega y satura. Si usted está en la fuente del bien y el mal y si usted siempre va por la línea del bien y el mal, llegará

al lago de fuego. Sólo existen dos extremos en todo el universo: el lago de fuego y la ciudad de agua. La revelación divina de la Biblia nos muestra dos comienzos, dos fuentes, dos líneas y dos extremos o resultados. Si podemos ver estas dos líneas, llegarán a ser para nosotros principios gobernantes en nuestro entendimiento de la Biblia. Seremos gobernados y no caeremos en errores. A lo largo de los años, en todos los mensajes que hemos dado, hemos sido gobernados por estos dos principios que son las dos líneas principales en las sagradas Escrituras. Es necesario que consideremos el libro de Salmos a la luz de estas dos líneas. Si somos de los que aprecian la ley, como David lo era en el Salmo 1, estaremos en la línea del bien y el mal. Tal vez alguien se pregunte qué tiene de erróneo el bien y el mal. Pero si recorremos esta línea hasta el final de la Biblia, llegaremos al lago de fuego. Cuando uno se conduce hacia el final de la revelación divina sobre esta línea y llega allá, llega uno a saber que está equivocado. La línea del bien y el mal conduce al lago de fuego. El personaje del salmo 2 se refugia en el Hijo y besa al Hijo, es decir, ama al Hijo (v. 12). Este personaje sin duda está en la línea de la vida, la cual conduce hacia la Nueva Jerusalén. Debemos ser de los que están en la línea de la vida. El personaje del salmo 15 está en la línea del bien y el mal. El Salmo 16, sin embargo, revela a Cristo como el Dioshombre. El siempre ha estado, aún está y siempre estará en la línea de la vida. Los que estemos en la línea de la vida al final estaremos en la Nueva Jerusalén, la ciudad de agua viva. Luego de la caída del hombre, la Biblia nos dice que Adán engendró dos hijos. En realidad, creo que Adán tuvo más hijos, pero en la Biblia sólo se habla de dos de ellos debido a que estos dos hijos representan dos líneas. El primer hijo fue Caín, y el segundo fue Abel. Caín representaba el bien y el mal. Al principio, él era bueno. El presentó a Dios las ofrendas de la labor de sus propias manos. Esto era bueno según la manera de Caín, pero él fue rechazado. Dios rechaza lo malo del hombre. Dios también rechaza como mal lo bueno del hombre. Cuando Caín fue rechazado por Dios, de inmediato fue y mató a su hermano. Esto fue malo (Gn. 4:1-8). Por un lado, él hizo algo bueno. Por otro lado, él hizo algo malo. Tanto el bien como el mal pertenecen a la misma línea. Caín estaba en la línea del árbol de la ciencia del bien y del mal. Abel, en cambio, no estaba en esa línea. El disfrutaba a Cristo como su holocausto para tener contacto con Dios y para tomar a Dios como su porción. Abel estaba en la línea de la vida. Este mensaje lleva por título una pregunta. Esta es la pregunta que David se hace en el salmo 15: “¿Qué tipo de hombre puede morar con Dios para satisfacer el deseo de Su

corazón y Su beneplácito?” Tal vez pensemos que el hombre bueno puede morar con Dios, más no así el hombre malo. El bien y el mal constituyen nuestras dos líneas. Los maestros de filosofía y muchos de los maestros religiosos dirían que, si hay Dios, solamente un buen hombre y jamás un hombre malo, podría morar con El. Todos ellos sostendrían el mismo concepto. Pero gracias al Señor, en la Biblia, la cual es Su revelación divina, tenemos un par de salmos, el salmo 15 y el 16, que nos muestran cuál es el hombre que Dios desea. Dios no desea un hombre malo ni tampoco un hombre bueno. Dios rechaza al hombre bueno tanto como al hombre malo. Ambos tienen el mismo origen, la misma naturaleza y la misma entidad. Ambos están en la misma línea y llegarán al mismo fin. Sólo un Dios-hombre puede satisfacer el deseo de Dios y satisfacer Su beneplácito. I. EL CONCEPTO DE DAVID: SALMOS 15 A. Conforme a la ley dada por Dios en el monte Sinaí como línea paralela a la línea central de la economía de Dios En el salmo 15 el concepto de David era según la ley dada por Dios en el monte Sinaí como línea paralela a la línea central de la economía de Dios. Su concepto en este salmo no estaba en Sion en la línea central de la economía de Dios. Estaba en Sinaí. ¿Le gusta a usted el nombre Sinaí? Según Gálatas 4, Sinaí simboliza una fuente que produce esclavos, a los cuales la gracia de Dios rechaza (vs. 24-31). La ley que Dios dio en Sinaí es secundaria a la línea central de la economía de Dios. Esta línea siempre corre paralela a la línea central. Satanás siempre está donde está Dios. El libro de Job nos muestra que Satanás entró al santuario en los cielos donde Dios estaba (1:6-7). Antes de tener alguna reunión, oro desesperadamente, pidiéndole al Señor que ahuyente todas las tinieblas, todos los demonios y todos los espíritus malignos. Esto se debe a que dondequiera que Dios está, Satanás también está. A dondequiera que va la línea central, la línea lateral también va para molestar y distraer. B. El hombre perfecto según la ley Salmos 15:2-5 nos muestra que el concepto de David en este salmo era que el hombre que fuera perfecto según la ley podía morar con Dios para satisfacer el deseo de Su corazón y Su beneplácito. Por consiguiente, el versículo 5 dice que el que hace estas cosas no será sacudido jamás.

II. LA REVELACION DIVINA: EL SALMO 16 Después del salmo 15 vemos la revelación divina en el salmo 16. A. Según la economía de Dios La revelación divina en el salmo 16 es según la economía de Dios, en la cual Cristo es la centralidad y la universalidad, como fue ordenado por Dios en la eternidad (Ef. 3:9, 11). B. El Dios-hombre, Cristo El salmo 16 revela al Dios-hombre, a Cristo, no a un buen hombre. Dios no desea tener un buen hombre, sino un Dios-hombre. El salmo 16 nos muestra a Cristo en las cuatro etapas por las cuales pasó: la etapa del vivir humano, de la muerte, de la resurrección y de la ascensión. Solamente Dios con Su Espíritu podría escribir un salmo así. La mente humana jamás podría componer un escrito como éste. 1. En Su vivir humano Salmos 16:1-8 revela al Dios-hombre, a Cristo, en Su vivir humano. El no es simplemente un buen hombre, sino un Dios-hombre. Dios se hizo hombre y vivió sobre la faz de la tierra por treinta y tres años y medio. El vivió en Nazaret hasta la edad de treinta años. Luego ejerció Su ministerio por tres años y medio. El era el Dios mismo viviendo una vida humana en una pequeña área geográfica. En los tiempos de Jesús, la tierra de Palestina era una muy pequeña y estrecha faja de tierra. El creció por treinta años en la pequeña villa de Nazaret, en el menospreciado lugar llamado Galilea. ¡Qué paciencia tuvo El! Luego El comenzó a viajar para cumplir Su ministerio. Por supuesto, no existían los modernos medios de transporte que nosotros disfrutamos actualmente. Jesús tenía que andar a pie dentro de la región de Palestina. Los cuatro Evangelios nos muestran el maravilloso vivir humano de este Dios-hombre. Ninguna biografía puede ser comparada con la vida de Jesús. Millones de personas que han leído estos cuatro Evangelios han sido inspiradas por la manera en que Jesús vivió en la tierra. Después de Su vivir humano, El entró en la muerte por tres días y tres noches. Luego El salió de la muerte y entró en la resurrección. Por último, El ascendió a los cielos donde Dios el Padre está. Hoy día El está en la ascensión a la diestra de Dios el Padre. El salmo 16 es un salmo breve, pero habla de esta maravillosa Persona y de las cuatro etapas por las cuales pasó: Su vivir humano, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión.

a. Implica Su encarnación Su vivir humano espontáneamente implica Su encarnación. Si El no se hubiese encarnado y no hubiese tenido la naturaleza humana y un cuerpo humano, El no habría podido vivir en la tierra. Debido a que El estaba por completo en la humanidad, no representaba una amenaza para nadie. Hasta los niños pequeños podían ir a El (Lc. 18:15-16). El era muy maravilloso: debido a que El era Dios nacido para ser hombre. Dios, en este hombre, en esta humanidad, vivió en la tierra. Su vivir humano denota Su encarnación en la cual El vino a ser un hombre e introdujo a la divinidad en la humanidad (Jn. 1:14a). Previamente, es decir, antes de la encarnación, la divinidad estaba separada de la humanidad. Pero cuando Jesús nació, la divinidad entró en la humanidad, y la divinidad y la humanidad se mezclaron para producir un Dios-hombre. b. Se refugió en Dios y confió en que Dios le guardaría Cristo se refugió en Dios y confió en que Dios le guardaría (Sal. 16:1). Nosotros podemos orar así: “Señor Jesús, protégenos; presérvanos”. Cuando Cristo era un hombre y vivía en la tierra, el propio Dios en quien El confiaba también le guardaba. c. Tenía a Dios como Su Señor y para El no había bien fuera de Dios Cristo tenía a Dios como Su Señor y para El no había bien fuera de Dios (Sal. 16:2). Hoy día en la tierra todos los hombres, hasta los más pecadores, reclaman sus derechos. En cambio el Señor Jesús, cuando estuvo como hombre en la tierra, no reclamó para Sí ningún derecho. El tenía a Dios como Su Señor. Todos los hombres necesitan que Dios sea su Señor. Sin el Señor, no podemos saber quién es Aquel que nos posee. No somos posesión de nuestros padres ni de nuestros cónyuges. Cristo el Señor es el único que nos posee. A El le pertenecemos. Cristo en Su vivir humano no tenía bien aparte de Dios. Su bien era exclusivamente Dios mismo como Su porción. d. Tenía Su complacencia en los santos, los íntegros de la tierra Cristo tenía Su complacencia en los santos, los íntegros de la tierra (Sal. 16:3). La expresión los santos se refiere a la iglesia, el Cuerpo de Cristo. ¿Por qué Cristo se complace en los santos? Porque los santos son los miembros que constituyen Su Cuerpo, la iglesia. Mientras nosotros estamos en una reunión, muchos otros se reúnen para

entregarse a entretenimientos mundanos y placeres pecaminosos. ¿Qué grupo es íntegro ante los ojos de Dios? Por la misericordia del Señor, nosotros somos los íntegros. A los ojos de Cristo, nosotros somos personas singulares e íntegras. Cristo tiene Su complacencia en el pueblo de Dios, y El nos ha hecho íntegros. e. No tenía nada que ver con otros dioses ni con sus ofrendas, ni en Sus labios tomaba los nombres de ellos En Su vivir humano, Cristo no tenía nada que ver con otros dioses ni con sus ofrendas, ni en Sus labios tomaba los nombres de ellos (Sal. 16:4). El no mencionaría el nombre de ningún ídolo. El ni siquiera mencionaría los nombres de los que adoraban a los ídolos. Hacer eso contaminaría Sus labios. f. Tenía a Dios como porción de Su herencia y de Su copa, y confiaba en que Dios sustentaría Su suerte Cristo tenía a Dios como porción de Su herencia y de Su copa (Sal. 16:5). La herencia se refiere a una posesión, y la copa se refiere a un disfrute. En el vivir humano de Cristo, Dios vino a ser Su posesión y también Su disfrute. Dios era Su herencia y Su copa. Con respecto a la herencia, existe una porción, y con respecto a la copa también existe una porción. La porción de nuestra herencia y de nuestra copa ahora es Cristo. Además, Cristo confiaba en que Dios sustentaría Su suerte (v. 5). Actualmente toda la tierra es un desorden. Parece que no hay esperanza para esta tierra. Tal vez nosotros pensemos que la tierra no tiene esperanza, pero Dios aún la sostiene para Cristo. Con el tiempo, Cristo heredará la tierra como Su posesión. g. Apreciaba la posesión que Dios le había dado bajo los cordeles de medir que cayeron en lugares deleitosos y también apreciaba la hermosa heredad que Dios le había dado Cristo apreciaba la posesión que Dios le había dado bajo los cordeles de medir que cayeron en lugares deleitosos y también apreciaba la heredad hermosa que Dios le había dado (Sal. 16:6; 2:8; Ap. 11:15). Esta tierra que está en desorden llegará a ser un planeta agradable para Cristo cuando El regrese a heredarlo.

h. Bendecía a Dios quien le aconsejaba, y recibía instrucción de Sus entrañas en las noches (por medio de Su contacto con Dios) Bendecía a Dios quien le aconsejaba, y recibía instrucción de Sus entrañas en las noches por medio de Su contacto con Dios (Sal. 16:7; Lc. 6:12). i. Ponía a Dios siempre delante de El y nunca era conmovido porque Dios estaba a Su diestra Cristo ponía a Dios siempre delante de El y no era conmovido (cfr. Sal. 15:5b) porque Dios estaba a Su diestra (Sal. 16:8; Hch. 2:25). En Juan 8:29 el Señor dijo que mientras El estaba en la tierra, no estaba solo, porque Dios el Padre siempre estaba con El. En el vivir humano de Jesús, Dios el Padre estaba con El. 2. En Su muerte En Salmos 16:9-10 vemos la revelación del Dios-hombre, Cristo, en Su muerte (Hch. 2:26-27). a. Su corazón se alegraba y Su Espíritu exultaba con Su lengua Salmos 16:9a dice que el corazón de Cristo se alegraba y que Su gloria exultaba. Esto quiere decir que Su corazón se alegraba en el Hades. La palabra hebrea traducida gloria en el versículo 9 puede ser interpretada como espíritu o lengua. En hebreo esta palabra significa gloria, pero la versión Septuaginta Griega tradujo lengua la palabra que en hebreo significa gloria. Cuando Pedro citó Salmos 16:9 de la versión Septuaginta en Hechos 2, él dijo: “se gozó mi lengua” (v. 26). Algunas otras versiones traducen boca la palabra que en hebreo significa gloria. Por lo tanto, la palabra gloria puede referirse a tres cosas: a nuestro espíritu, a nuestra lengua y a nuestra boca. En la muerte de Cristo, Su corazón se alegraba, y Su espíritu junto con Su lengua exultaban. En las reuniones tenemos que ejercitar nuestro espíritu, nuestra boca y nuestra lengua. Tal es la manera de profetizar. Muchos santos vienen a las reuniones y se sientan en silencio. Estos santos se parecen a las estatuas de María que se encuentran afuera de algunas catedrales católicas. Me gustaría preguntarles: “¿Dónde está el espíritu de ustedes? ¿Dónde está su boca? ¿Dónde está su lengua?” En las reuniones, ni el espíritu, ni la lengua ni la boca de estos santos son ejercitados. Cuando estemos en las reuniones debemos ejercitar nuestro espíritu, nuestra boca y nuestra lengua para hablar de parte

del Señor. Entonces seremos gloriosos; estaremos en la gloria. Cuando no nos ejercitamos de esta manera, nuestra condición es baja. Es necesario que ejercitemos nuestro espíritu, nuestra boca y nuestra lengua para que nos hablemos Cristo unos a otros en las reuniones. Entonces somos gloriosos porque estamos ejercitando las tres partes de nuestra gloria: el espíritu, la boca y la lengua. Que el corazón de Cristo se alegrara y que Su gloria, es decir, Su espíritu con Su lengua exultaran indica que Cristo obedecía a Dios hasta la muerte, una muerte de cruz (Fil. 2:8). El fue obediente hasta la muerte, no una muerte ordinaria, sino una muerte singular, la muerte en la cruz. Esto indica que Cristo estaba dispuesto a morir con miras al cumplimiento de la economía de Dios, y en esto se alegraba. El nos dijo en Juan 10:1718 que nadie le quitaba la vida, sino que El la ponía. El además tenía la autoridad de tomar de nuevo Su vida. El murió para la realización de la economía de Dios. b. Su carne (Su cuerpo físico) reposaba en seguridad En la muerte de Cristo, Su carne (Su cuerpo físico) reposaba en seguridad (Sal. 16:9b). Esto indica que el Cuerpo de Cristo fue sepultado en una tumba segura (Mt. 27:59-60). Esto es además indicación de que Cristo reposaba físicamente en Su sepultura en espera de ser resucitado. c. Su alma fue al Seol (Hades) y permaneció allí por tres días Su alma fue al Seol (Hades) y permaneció allí por tres días (Sal. 16:10a; Ef. 4:9). d. No había de ver la corrupción (descomposición) en Su cuerpo físico El no vio corrupción (descomposición) en Su cuerpo físico (Sal. 16:10b). Esto habla de Su muerte y sepultura. 3. En Su resurrección Ahora hablaremos de la tercera etapa de Cristo en el salmo 16: Su resurrección (Sal. 16:10-11a; Hch. 2:27-28a).

a. Dios no iba a dejar el alma de Cristo en el Seol Dios no iba a dejar el alma de Cristo en el Seol, ni permitiría que El como el Santo de Dios viera la corrupción, es decir, la descomposición (Sal. 16:10; Hch. 2:31). Esto indica que el alma de Cristo sería levantada del Hades y que también el cuerpo físico de Cristo sería resucitado de la sepultura (Mt. 28:6; Jn. 20:5-9). b. Dios había de darle a conocer a Cristo la senda de la vida: la resurrección Dios había de darle a conocer a Cristo la senda de la vida: la resurrección (Sal. 16:11a; Mt. 28:6) En Su encarnación, Cristo introdujo la divinidad en la humanidad; en Su resurrección El introdujo la humanidad en la divinidad. En Su encarnación, Cristo hizo que algo divino fuera humano; en Su resurrección El hizo que algo humano fuera divino. En la resurrección Cristo fue además engendrado por Dios para que fuera el primogénito Hijo de Dios (Sal. 2:7; Hch. 13:33; Ro. 8:29). Por medio de haberse encarnado Cristo se vistió de humanidad. En Su resurrección El introdujo Su parte humana en la divinidad para nacer de Dios a fin de que así El fuera el primogénito Hijo de Dios. En la eternidad pasada y antes de Su resurrección, El era el unigénito Hijo de Dios (Jn. 3:16). Sin embargo, en la resurrección, el Unigénito de Dios fue hecho el Primogénito de Dios por medio de que Su humanidad naciera de Dios. En la resurrección de Cristo los creyentes fueron regenerados para ser los muchos hijos de Dios y los muchos hermanos de Cristo (1 P. 1:3; He. 2:10; Ro. 8:29). En 1 Pedro 1:3 se dice que mediante la resurrección de Cristo Dios nos regeneró a todos los creyentes. En realidad, no fuimos regenerados cuando creímos. Eso es simplemente lo que nosotros pensamos. Conforme al hecho divino, todos fuimos regenerados juntamente hace casi dos mil años. Cuando Cristo en Su humanidad fue engendrado por Dios para que fuera el Primogénito de Dios, todos los creyentes también fuimos engendrados por Dios para que fuéramos los muchos hijos de Dios. Así que ahora, por la resurrección de Cristo, Dios posee un grupo de hijos, una filiación corporativa. Como hijos de Dios, tenemos que comprender que la divinidad fue introducida en nuestra humanidad y que ahora nuestra humanidad está siendo introducida en la divinidad de Cristo. Cristo era divinamente humano y nosotros somos humanamente divinos. Por lo tanto, somos iguales a El en vida y en naturaleza, pero no en cuanto a la Deidad.

4. En Su ascensión Por último, el salmo 16 revela al Dios-hombre, a Cristo, en Su ascensión (v. 11b y c; Hch. 2:28b). a. En la presencia de Dios El participa en la plenitud de gozo Cristo está ante la presencia de Dios, donde participa en la plenitud de gozo, lo cual indica que Cristo ha ascendido a los cielos para disfrutar lo que logró y obtuvo (Sal. 16:11b; Hch. 1:11; Fil. 2:9-11). En Su ascensión, entre muchas otras cosas, El logró el reinado, el señorío y la autoridad soberana y además fue calificado para ser un Salvador que pudiera salvar a otros (Hch. 5:31). El también obtuvo muchas cosas en Su ascensión. b. A la diestra de Dios, disfruta delicias para siempre En Su ascensión, Cristo disfruta delicias para siempre a la diestra de Dios, lo cual indica que Cristo está también a la diestra de Dios en Su ascensión para sobrepasar todo con miras a que sea cumplida la economía eterna de Dios respecto a la iglesia, el Cuerpo de Cristo (Sal. 16:11c; Ef. 1:20b-23). Este es el maravilloso Dios-hombre presentado en el salmo 16. Es necesario que veamos la revelación divina de esta maravillosa persona en los salmos. Tal vez seamos como el ciego que fue sanado por el Señor en Marcos 8. Después de que el Señor posara Sus manos en él, le preguntó si podía ver algo. El ciego respondió que veía a los hombres como árboles que andaban. El Señor tuvo que volver a poner Sus manos en este hombre para que pudiera ver claramente (vs. 22-25). Quizás seamos como este hombre debido a que nuestros ojos todavía no se abren totalmente. Pero al profundizarnos más en los salmos con el transcurso de las semanas, nuestros ojos se abren cada vez más y podemos ver mejor. Es necesario que nuestros ojos se abran hasta que tengamos una visión completa, una revelación completa, respecto a esta maravillosa persona. El es la Palabra de Dios; más aún, El es Dios mismo. En la eternidad pasada, El era totalmente divino y no poseía la naturaleza humana. Pero un día en el tiempo El se encarnó y se vistió de la humanidad. El vino a ser un Dios-hombre, poseyendo un cuerpo humano, y vivió en la tierra por treinta y tres años y medio. Luego El entró en la muerte para cumplir la redención conforme al propósito eterno de Dios, conforme a la economía de Dios.

Cristo salió de la muerte y entró en la resurrección. En Su resurrección, El introdujo Su humanidad en la divinidad y así fue engendrado por Dios para llegar a ser el Primogénito de Dios, y Dios regeneró a todos los que creían en El para que éstos fueran los muchos hijos de Dios. Además, en la resurrección El llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45b). Como el Espíritu vivificante, El está ahora en Sus creyentes como vida y como suministro de vida para ellos. El ascendió a los cielos para lograr muchas posiciones y para obtener muchas calificaciones. En Su ascensión El fue hecho Señor, Rey, Soberano, Salvador y Cristo para el cumplimiento de la economía de Dios a fin de que Dios pudiera producir un organismo, es decir, el Cuerpo de Cristo en resurrección como la iglesia. Este es el Cristo revelado en el salmo 16. Este es el hombre que puede morar en el templo de Dios y habitar en el monte santo de Dios. Un hombre como éste no es un buen hombre conforme a la ley, sino un Dios-hombre conforme a Dios mismo como vida y como suministro de vida. III. LA HISTORIA DE LOS SALMOS DEL 1 AL 16 Del salmo 1 al salmo 16 hay una historia que debemos ver. La historia comienza en el salmo 1 con un hombre que aprecia la ley, que atesora el guardar la ley y que aprecia sumamente a los que guardan la ley. Luego en el salmo 2 Dios viene a declarar que Cristo era Su Ungido. Dios lo ungió y lo puso para que fuese Rey. Dios también lo engendró en Su humanidad para que fuese el Primogénito de Dios. Por consiguiente, todos tenemos que refugiarnos en El, creer en El. También tenemos que besarlo, amarlo. Esto es el segundo paso de la historia. Después de que el salmo 2 fue escrito, David, el que apreciaba la ley, cometió el peor de los pecados. El cometió adulterio con la mujer de Urías y mató a Urías (2 S. 11). Ya hemos visto que mediante ese terrible pecado, David quebrantó los últimos cinco mandamientos (Ex. 20:13-17). El asesinó a Urías, cometió fornicación, le robó su mujer a Urías, le mintió a Urías y codició la mujer de Urías. El título del salmo 3 dice que este salmo fue escrito cuando David huía de su hijo Absalón. David huía de su hijo debido a que éste se había rebelado contra él. Esta rebelión fue producto del pecado que David cometió de fornicación y asesinato. Debido a este pecado, Dios permitió que la fornicación y el asesinato ocurrieran en la familia de David entre sus hijos. Uno de los hijos de David cometió fornicación con su hija, y luego Absalón mató al hijo del que hizo aquello (2 S. 13). Por último, Absalón se rebeló contra David (2 S. 15).

Después de esto quisiera agregar algo que debemos ver. Cuando David cometió su terrible pecado, Dios apartó Su mano de David y dejó de sostenerlo. Si Dios lo hubiera querido, El pudo haber arreglado la situación de tal modo que David nunca hubiera visto a la mujer de Urías. Hubo una serie de circunstancias que le dieron a David la oportunidad de pecar. Dios permitió que esto le ocurriera a David. Debemos considerar por qué Dios permitió esto. David apreciaba la ley y hasta se apreciaba sumamente a sí mismo. Por consiguiente, Dios apartó Su mano de David y dejó de sostenerlo a fin de que David se viera totalmente expuesto, no sólo ante sí mismo, sino también ante todos los hijos de Dios a lo largo de las generaciones hasta hoy. David fue totalmente expuesto. No creo que ninguno de nosotros haya sido totalmente expuesto o declarado culpable de nuestro pecado. Esto se debe a que Dios en Su misericordia no nos ha expuesto hasta el grado en que expuso a David. Es difícil creer que un siervo de Dios tan piadoso como David pudiera cometer un pecado tan terrible. ¡Conspiró para asesinar a uno de sus soldados, y luego le robó su mujer! ¿Quién podría creer que un rey tan piadoso como David hubiera podido hacer esto? Dios permitió que eso ocurriera. Por un tiempo Dios apartó de David Su mano, y dejó de preservarlo, protegerlo y sostenerlo. David pensaba que él guardaba la ley, pero Dios arregló el ambiente para mostrarle a David que él no podía guardar la ley. Alrededor de David se formó un ambiente que correspondía con la pecadora carne de David, permitiendo que su carne surgiera y que él fuera totalmente expuesto. David cometió este gran pecado aproximadamente mil años antes de que Cristo viniera. Muchos años después, el Nuevo Testamento todavía hace referencia a este pecado. Hasta en la genealogía de Cristo, Mateo 1:6 dice: “David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías”. ¡Qué relato tan desagradable! ¿Cómo podría alguien engendrar un hijo de la mujer de otro? Aún ahora David es expuesto. David fue expuesto y más tarde fue probado con la rebelión de Absalón. Cuando Absalón perseguía a David, éste oró las oraciones contenidas en los salmos 3—7. Después de considerar los salmos 3—7 a la luz de la economía neotestamentaria de Dios, hemos visto que estos salmos no deben ser tomados como modelo para nuestra oración. En ellos vemos los sufrimientos de David, su deseo de ser vengado de sus adversarios, y su autojustificación. No vemos ningún arrepentimiento, ninguna confesión de su falta, ni autocondenación alguna. Esta es la historia de alguien que apreciaba la ley y que fue expuesto. No hay señal ni indicación alguna de que él fuera humilde, de que se negara a sí mismo, ni de autocondenación. El estuvo a prueba durante la rebelión de Absalón, y tal prueba no sacó a flote nada positivo en estos salmos.

Luego, en el salmo 8, Dios vino e inspiró a David. Este salmo es la inspirada alabanza de David tocante a la excelencia de Cristo. Después del salmo 8, la historia continúa con los salmos 9—14, los cuales muestran el concepto humano de David tocante al juicio de Dios sobre los enemigos de David y su concepto tocante a la condición del hombre delante de Dios. Luego el salmo 15 habla del concepto de David respecto a que un hombre que sea perfecto según la ley puede morar con Dios para satisfacer el deseo del corazón de Dios. Sin embargo, en el salmo 16 vemos la revelación divina de que el único que puede morar con Dios para satisfacer el deseo del corazón de Dios es el Dioshombre, Cristo. Cristo, el Dios-hombre, en Su vivir humano, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión es la centralidad y la universalidad de la economía de Dios; El es el hombre que puede morar con Dios para satisfacer el deseo de Su corazón y Su beneplácito. Espero que podamos tener presente la historia de estos dieciséis salmos. Luego podremos entender su verdadera importancia.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE OCHO LAS LINEAS, LOS PRINCIPIOS Y EL ESPIRITU DE LA BIBLIA EN CUANTO A CRISTO Y LA LEY Lectura bíblica: Col. 1:15-19; Ro. 5:20a; 6:14 A fin de que nos sirvan de ayuda para entender el libro de los Salmos y también toda la Biblia, necesitamos ver las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia en cuanto a Cristo y la ley. El espíritu de la Biblia no se refiere directamente al Espíritu Santo, el Espíritu de Dios. La Biblia como entidad tiene su propio espíritu. El libro de Salmos, compuesto de ciento cincuenta salmos, es el más extenso de los sesenta y seis libros de la Biblia. Además, cada uno de los salmos no es simplemente una historia, un cuento ni cierta clase de enseñanza, exhortación o instrucción. Cada salmo narra lo que un hombre le dice a Dios. En los salmos vemos oraciones, agradecimientos o alabanzas dirigidas a Dios. Así que, los salmos no constituyen un libro ordinario. A muchos lectores de la Biblia de manera espontánea y natural les encanta este libro, pero no saben por qué es tan atrayente. Los salmos nos resultan tan agradables porque constituyen la narración de lo que el hombre le dice a Dios. El título del salmo 18 dice que es un salmo que David “dirigió a Jehová”. Este salmo no sólo era la oración, el agradecimiento o alabanza de David, sino que también constituye las palabras que David dirigió a Dios. Nuestro tiempo de oración es el tiempo más tierno porque es entonces cuando le hablamos a Dios.

Sin embargo, aún al hablarle tiernamente a Dios cometemos errores. Tal vez nos equivoquemos, pero lo que le digamos a Dios todavía es tierno. Es posible que marido y mujer se equivoquen mucho al hablarse, pero aún así lo que se digan puede ser muy tierno. Para que podamos entender un libro tan agradable como Salmos, en el cual se pueden ver plenamente el concepto divino y el concepto humano, éste último acompañado de errores humanos, necesitamos ver cuál es la manera de entender la Biblia. A fin de entender la Biblia, es necesario que veamos las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia. I. DOS LINEAS EN CUANTO A LA ECONOMIA ETERNA DE DIOS EN LOS SALMOS ASI COMO EN TODAS LAS ESCRITURAS A. La linea de la vida en contraste con la línea del conocimiento del bien y del mal Para poder ver las dos líneas de la Biblia, tenemos que remontarnos al comienzo mismo de la revelación divina en la creación del hombre. El libro de Génesis revela que Dios creó al hombre a Su imagen con el fin de que El pudiera tener un vaso que le contuviera y fuese Su expresión (1:26-28; 2:7-9). Después de que Dios creó al hombre, no le dio a éste una gran lista de instrucciones. Dios no le dijo al hombre: “Hombre, tienes que saber que Yo soy tu Dios. Tienes que temerme, amarme y obedecerme. Además, te haré una esposa, a la cual tienes que amar. Luego de que tengas una esposa, engendrarás hijos y tendrás que escucharme para que puedas escoger la mejor manera de crearlos”. Dios no hizo así. Después de crear al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza, Dios no le dijo al hombre qué debía hacer y qué no debía hacer. En vez de eso, Dios hizo entrar al hombre en un huerto, lo cual denota que la intención de Dios para con el hombre con miras al cumplimiento de su economía requiere una situación agradable, un ambiente agradable. Hasta para llevar a cabo la vida de la iglesia necesitamos un ambiente agradable. Si entre nosotros muchos se quejan, argumentan, debaten, hablan chismes y discuten, no es posible llevar a cabo la vida de la iglesia. El huerto actual sobre la tierra es el lugar donde el pueblo de Dios se reúne en el nombre del Señor. Dios hizo entrar a Adán en un huerto, en un ambiente agradable, y lo puso enfrente de dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn. 2:9). Dios le dijo a Adán que podía comer con libertad de todo árbol del huerto, incluso del árbol de la vida, pero le advirtió que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal (vs. 16-17). Al decirle a Adán que todos los árboles del huerto eran buenos para comer, Dios

fue muy sabio. Su intención era recalcarle a Adán que el árbol de la vida era bueno para comer. Luego Dios le advirtió a Adán que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, diciéndole que si comía de ese árbol, ciertamente moriría. Debemos comprender que toda la Biblia fue escrita conforme a estos dos árboles. Toda la revelación divina consiste en el desarrollo de la noción de estos dos árboles. En Génesis podemos ver al hombre enfrente del árbol de la vida en un huerto agradable. Más adelante, en Apocalipsis, al final de la revelación divina, vemos de nuevo el árbol de la vida (22:2). El árbol de la vida no sólo estaba en el huerto, sino que también estará en la ciudad eterna, la Nueva Jerusalén. La línea del árbol de la vida corre a lo largo de toda la Biblia, desde Génesis hasta el último capítulo del libro de Apocalipsis. Tal vez haya quien se pregunte: “¿Qué enseña la Biblia?”. Esta pregunta puede ser contestada de muchas maneras. Podemos decir que la Biblia enseña acerca de la economía de Dios o que enseña acerca de Cristo. En este mensaje, yo diría que la Biblia enseña acerca del árbol de la vida. La Biblia es un libro que define el árbol de la vida. Junto con la línea principal del árbol de la vida hay otra línea, la línea del árbol de la ciencia del bien y del mal. Cuando era yo muy joven, pensaba que Dios había cometido un error al permitir la existencia de Satanás. Si Dios no hubiese permitido que Satanás existiera, todo habría estado bien. Además, después de que Dios creó al hombre, no lo puso enfrente de un solo árbol. En caso de haber un solo árbol, Adán no habría podido caer, aunque hubiera querido. ¿Por qué Dios permitió que hubiera dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal? Es posible que nosotros dijéramos que de ser Dios, nosotros sólo hubiéramos tenido un árbol en el huerto. Es probable que pensemos: “Qué bueno sería si en todo el universo sólo existiera Dios y no existiera Satanás”. Es posible que nosotros pensemos así, pero esto no está de acuerdo con el modo de pensar de Dios. Sin Satanás, no sería posible que la excelencia, la majestuosidad, la sabiduría y los puntos maravillosos y admirables de Dios fueran exhibidos. Dios y Satanás representan dos fuentes en el universo. Los dos árboles puestos enfrente del hombre después de la creación del hombre representan a Dios y al enemigo de Dios, al que se opone a Dios. Dios es positivo y Satanás es negativo. De estas dos fuentes brotan dos corrientes, y estas dos corrientes vienen a ser dos líneas. Una línea es también un camino. El árbol de la vida es un camino, y el árbol de la ciencia del bien y del mal es otro camino. El árbol por el cual uno vive constituye el camino que uno vive. Vivir por el árbol de la vida es vivir mediante el camino de la vida. Vivir por el árbol de la ciencia del bien y del mal es vivir mediante el camino de la ciencia del bien y del mal.

Han pasado alrededor de seis mil años desde los tiempos de Adán, y hoy día todo el mundo está tomando el camino de la ciencia del bien y del mal. Las familias, las sociedades y las naciones del mundo no están formadas por el camino de la vida, sino por el camino de la ciencia del bien y del mal. Pero gracias al Señor nosotros somos un grupo de personas que han sido llamadas a salir del grupo de los que viven por el camino de la ciencia del bien y del mal, el camino de la complicación. Buena parte del tiempo, no obstante, en vez de vivir por el camino de la vida, vivimos por el camino de la ciencia del bien y del mal. Día tras día los padres de familia educan a sus hijos para que aprendan a enfrentarse a tres cosas: el conocimiento, el bien y el mal. Las madres les enseñan a sus hijos a conocer lo que es bueno y lo que es malo. A los hijos se les enseña en sus hogares y escuelas a escoger el adecuado conocimiento para hacer el bien y a detestar el mal. Las cortes legales y los gobiernos humanos son establecidos conforme al concepto del conocimiento del bien y del mal. Hasta el cristianismo y muchas otras religiones han caído en el mismo “molde” constituido por el camino del conocimiento del bien y del mal. Mas nosotros debemos ser de los que salen de ese molde. A nosotros no nos importa el conocimiento del bien y del mal. A nosotros sólo nos importa la vida. Caín y Abel representan estas dos líneas, las cuales son dos caminos. Me parece que Adán engendró muchos hijos, pero en Génesis 4:1-2 la Biblia sólo habla de dos hijos de Adán: Caín y Abel. Caín y Abel adoraron a Dios ofreciéndole algo a Dios. Caín era labrador. Su trabajo produjo una cosecha, así que ofreció a Dios el fruto de su cosecha. Parecía que Caín obraba para Dios y respetaba a Dios al ofrecerle algo a Dios. Dios, sin embargo, rechazó la ofrenda de Caín. De joven, yo no podía entender por qué Dios hizo eso. Abel era pastor y le ofreció a Dios el primogénito de Su rebaño. A Dios le agrado la ofrenda de Abel. Estos dos hermanos, hijos de los mismos padres, representan las dos líneas de la Biblia. El primero, Caín, escogió el camino de la ciencia del bien y del mal, mientras que el segundo, Abel, escogió el camino de la vida. La raza de Adán se dividió en dos grupos. Un grupo era de Caín, y el otro era de Abel. Al grupo de Abel pertenecían Enós, Enoc, Noé, Abraham, Isaac y Jacob, el último de los cuales llegó a ser Israel. Esta es la línea positiva en el Antiguo Testamento. En el grupo de Caín estaban todos los malos. Finalmente, de este grupo malo surgió Nimrod. El era un hombre poderoso que edificó Babel (Gn. 10:8-10a). También edificó Asiria, cuya capital era Nínive (vs. 11-12; cfr. Mi. 5:6). En el Antiguo Testamento, la historia de la humanidad sigue dos grupos, dos líneas, que brotan de dos fuentes. ¿A qué grupo pertenecía David? ¿Al grupo de Caín o al de Abel?

Conforme a la revelación que hemos visto hasta ahora, David estaba en ambos grupos. En Salmos 1, 3—7 y 9—15 David estaba en el grupo de Caín. En estos salmos, él oraba a Dios, alababa a Dios, y le agradecía a Dios conforme al grupo de Caín. El temía a Dios, amaba a Dios y adoraba a Dios, pero de manera errónea. Hemos visto que en estos salmos David se autojustifica y frecuentemente menciona su justicia. David le pide al Señor que le escuche y que tenga memoria de él por causa de su propia justicia. Tenemos que preguntarnos si la justicia de David ofrecida a Dios provenía de la cosecha, como en el caso de Caín, o del rebaño, como en el caso de Abel. La oración, el agradecimiento y la alabanza de David que podemos ver en Salmos 1, 3—7 y 9—15 quizás sean muy buenas, pero pertenecen al conocimiento del bien y del mal. Dos clases de frutos provienen del mismo árbol: el buen fruto y el mal fruto. Es posible orar a Dios, amar a Dios, alabar a Dios y obrar para Dios conforme a la línea del conocimiento del bien y del mal. Caín era un buen adorador de Dios y le ofreció algo a Dios, pero lo que ofreció conforme a su propio camino no fue bien visto por Dios. David le ofreció a Dios su propia justicia, pero sabemos que la justicia del hombre es a los ojos de Dios como trapo de inmundicia (Is. 64:6). En Salmos 2, 8 y 16, sin embargo, David estaba en el grupo de Abel en la línea de la vida. Podemos decir que a veces David era un “Caín”, un buen Caín, un Caín positivo, no un mal Caín. El era un Caín del bien, no un Caín del mal. Pero en otras ocasiones, David se volvía a otro grupo, al grupo de Abel. Cuando estaba en este grupo, él no mencionaba su justicia ni lo que él podía hacer. Hablaba de refugiarse en el Hijo (Sal. 2:12) y de que Dios lo guardara bajo Sus alas (Sal. 17:8). En Salmos 27 David estaba en la línea de la vida, y decía que deseaba morar en la casa de Jehová para contemplar la hermosura de Jehová (v. 4). En salmos 36 David dijo que en la casa de Dios están la abundancia, el río de las delicias de Dios, el manantial de la vida y la luz (vs. 8-9). Esto es Dios como nuestro disfrute. Por consiguiente, podemos ver que a veces David estaba con el grupo de Caín en la línea del conocimiento del bien y del mal, pero que otras veces Dios lo hacía volverse para que estuviera con el grupo de Abel en la línea de la vida. Ahora tenemos que preguntarnos: “¿A qué grupo pertenecemos nosotros?” ¿Pertenecemos al grupo de Caín o al grupo de Abel? Somos compañeros de Caín o somos compañeros de Abel? Quizá a veces estemos con Abel y en otras ocasiones tal vez nos apartemos de Abel y nos unamos a Caín. Cuando nos esforzamos para obrar en nosotros, por nosotros y para nosotros, somos compañeros de Caín. Tenemos que confesar que hoy día principalmente somos “Caín” y estamos en la línea del conocimiento del bien y del mal. Muy de vez en cuando somos “Abel” y estamos en la línea de la vida. Vivimos principalmente por el árbol de la ciencia del bien y del mal en vez de vivir por el árbol de la vida.

Ahora me gustaría que consideráramos si Abraham estaba con Caín o con Abel. En realidad, Abraham a veces estaba con Caín y a veces con Abel. Dios le había prometido a Abraham un hijo, pero Abraham y su esposa Sara envejecieron y habían perdido la capacidad humana de engendrar. Sara entonces le dijo a Abraham que tomase a su sierva Agar, para que así tuvieran un hijo (Gn. 16). Antes de tomar a Agar para engendrar a Ismael, Abraham estaba en el grupo de Abel. Pero cuando Abraham tomó a Agar, llegó a ser compañero de Caín, y eso ofendió a Dios. Dios no se le volvió a aparecer a Abraham por trece años después del nacimiento de Ismael (Gn. 16:16—17:1). Abraham andaba con Dios en la línea del árbol de la vida, pero estaba siendo probado por Dios. Dios le había prometido un hijo, pero siendo él ya de edad muy avanzada, aún no lo tenía. Su esposa estaba muy preocupada por eso y le dio Agar a Abraham para que le diera un hijo que se llamaría Ismael. El deseo de Dios, con todo, no estaba en ese hijo. Ismael nació cuando Abraham tenía ochenta y seis años de edad (Gn. 16:16). Trece años después, cuando Abraham tenía noventa y nueve años de edad, Dios se le apareció de nuevo (Gn. 17:1), e Isaac, el hijo que Dios había prometido, nació cuando Abraham contaba cien años de edad (Gn. 21:5). Abraham regresó a la línea de la vida. Ismael fue engendrado conforme a la línea del conocimiento del bien y del mal. Isaac fue engendrado conforme a la línea de la vida. Cuando los descendientes de Abraham constituyeron la raza de Israel, Dios los llevó al monte Sinaí. En el monte Sinaí, Dios tenía la intención de entrenarlos para que fuesen Su pueblo y le sirvieran con el tabernáculo, el sacerdocio y toda clase de ofrendas. El tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas pertenecen a la línea del árbol de la vida. Mas el pueblo de Israel no se conocía a sí mismo. El pensamiento de ellos siempre era conforme a Caín. Antes del establecimiento del tabernáculo, Dios decretó la ley, y la ley está en la línea del bien y del mal. Ya hemos visto que la ley es una línea secundaria. La línea principal es la línea del árbol de la vida, junto con el tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. El pueblo, en cambio, quiso tomar otro camino, el camino de la ley, el camino del bien y el mal. Ellos le prometieron a Dios que harían todo lo que El dijera (Ex. 19:8; 24:3). Obviamente Dios sabía que ellos hablaban insensatamente. Mientras Moisés estaba con Dios en el monte recibiendo los mandamientos de la ley, ellos hicieron un becerro de oro, quebrantando así la ley. Más adelante Moisés subió de nuevo al monte. En esta ocasión Dios le dio el modelo del tabernáculo. El también le mostró a Moisés el sacerdocio y todas las ofrendas. El tabernáculo, el sacerdocio y todas las ofrendas tipifican a Cristo. Esto corresponde al camino de la vida. A lo largo de toda la historia de Israel en el Antiguo Testamento, desde los tiempos de Moisés, podemos ver estas dos

líneas: por un lado la línea de la ley, y por otro, la línea del tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas, es decir, la línea de la vida. David apreciaba la ley y trataba de guardarla, pero fracasó a más no poder. Mató a Urías y le robó a éste su mujer. David necesitaba el tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. Por medio del tabernáculo, del sacerdocio y de las ofrendas él podría ser perdonado. El salmo 51 nos muestra que cuando David se arrepintió, él era un fuerte “Abel”. El salmo 51, un salmo que habla del arrepentimiento y la confesión de David, es el salmo más espiritual. Al final de su confesión, David le pidió a Dios que hiciera bien a Sion y que edificara los muros de Jerusalén (v. 18). Más tarde, sin embargo, cuando huía de Absalón, David volvió a estar en el grupo de Caín, como vemos en Salmos 3—7. Ahora podemos ver que en el libro de Salmos, al igual que en toda la Biblia, hay dos líneas. Al final de Salmos, los salmistas están totalmente en la línea de la vida. Los salmos finales rebosan de alabanzas, rebosan de “aleluyas”. Para ese entonces, los salmistas ya no alababan la ley, sino a Cristo. Tenemos que ver las dos líneas en el libro de Salmos. Al leer los salmos, no debemos estar de acuerdo con David cuando él sea “Caín-David”. Debemos permanecer con “Abel-David”. Debemos estar del lado de “AbelDavid” en el salmo 51. Debemos apreciar todos los salmos tocante a Cristo en que sean conforme a la línea de la vida. Tenemos que salir del grupo de Caín y entrar en el grupo de Abel y permanecer ahí. Al estudiar el libro de Job podemos ver muchos “Caín” y también algunos “Abel”. Mi carga consiste en ayudarles a ver las dos líneas, los dos caminos, en la Biblia. Entre los judíos del Antiguo Testamento estaba el maravilloso camino del tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. También estaba el camino de la ley. El pueblo de Israel no podía estar ante la presencia de Dios al guardar la ley; ellos se reunían con Dios en el tabernáculo. Siempre que tratamos de lograr algo por nosotros mismos como Caín, no tenemos la unción interior. Tenemos que orar así: “Señor, no puedo hacer nada y no quiero hacer nada. Sólo quiero disfrutarte, participar de Ti, experimentarte, vivirte y expresarte”. Cuando oramos de esta manera, somos como Abel, y estamos llenos de la unción interior. Así que, podemos ver dos fuentes, dos líneas y dos caminos, los cuales tienen dos resultados. Uno de los resultados es la ausencia de Dios y el otro resultado es la presencia de Dios.

B. La linea principal es la linea central de la economía de Dios en cuanto a Cristo y la iglesia La línea principal de la Biblia es la línea central de la economía de Dios en cuanto a Cristo y la iglesia. Esta es la línea de la vida. Cristo es la centralidad y la universalidad de la economía eterna de Dios. La iglesia es el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:22-23), la otra parte de Cristo, el complemento de Cristo, para ser la morada de Dios en la tierra, lo cual es tipificado por el tabernáculo (Ex. 25:8-9; Jos. 18:1; 1 S. 1:3) y el templo (1 R. 6:1), ambos de los cuales son considerados la casa de Dios (Jue. 18:31b; Sal. 5:7). La línea principal tiene que ver con el monte Sion celestial (Sal. 2:6; Ap. 14:1), representado por el monte Sion terrenal (Sal. 3:4; 9:11, 14; 14:7; 15:1b); es en esta línea principal de la economía de Dios que los creyentes de la era neotestamentaria se pueden acercar al monte Sion celestial (He. 12:22). C. La línea secundaria tiene que ver con la ley La otra línea patente en las Escrituras es la línea secundaria que tiene que ver con la ley. Esta es la línea del conocimiento del bien y del mal. La ley fue añadida como algo secundario a la línea principal de la economía de Dios (Ro. 5:20a). La línea secundaria es el monte Sinaí, donde la ley fue dada. Los santos de la era antiguotestamentaria, quienes vivían por la ley, eran esclavos de este monte Sinaí (Gá. 4:24). Los salmistas, quienes vivían por la ley, por ignorancia permanecieron en el monte Sinaí que corresponde a esta línea secundaria. Ocasionalmente, sin darse cuenta, se volvían al monte Sion que corresponde a la línea principal, como se revela en Salmos 3:4; 9:11, 14; 14:7; y 15:1b. En el monte Sión ellos disfrutaban de la casa, o sea, del templo de Dios, como se revela en Salmos 5:7 y 11:14. Esto representa un progreso inconsciente en la búsqueda de Dios por parte de los salmistas. En Salmos 15 el salmista se preguntaba quién podría morar en la tienda de Dios y quién podría morar en el monte santo de Dios. Según el concepto de David, el hombre perfecto en cuanto a la línea de la ley constituye la respuesta (Sal. 15:2-5). En cambio, conforme a la revelación divina, es el Dios-hombre, Cristo (Sal. 16:1-11), como el Primogénito de Dios, y Sus muchos hermanos, quienes son los muchos hijos de Dios, en la línea principal de la economía de Dios (Ro. 6:14), quienes constituyen la respuesta.

II. LOS PRINCIPIOS Existen muchos principios en la Biblia, características de la Biblia, los cuales nos pueden servir de ayuda para entender adecuadamente la Biblia. A muchos de los que estudian la Biblia les resulta difícil entenderla porque no conocen los principios de la Biblia. Para que podamos entender qué son estos principios, quiero presentar unos cuantos ejemplos. En los tiempos de Martín Lutero, la iglesia católica enseñaba que para ser salvo y justificado por Dios, era necesario hacer buenas obras y guardar la ley. Entonces Lutero señaló que la justificación viene por fe. La fe es un principio en el Nuevo Testamento. Génesis 15 dice que Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia (v. 6). Dios contó la fe de Abraham como justicia. Esto muestra que no tenemos que hacer nada para establecer nuestra propia justicia. Simplemente tenemos que creer en Cristo. El libro de Habacuc habla de que los babilonios devastarían todo el país de Israel. En este libro hay un versículo que dice: “El justo por su fe vivirá” (2:4). La fe es un gran principio en la Biblia. Según toda la Biblia, por el lado negativo la fe consiste en cesar de hacer nuestras obras, es decir, en hacer cesar lo que hagamos. Luego, por el lado positivo, la fe consiste en confiar en el Señor. La fe consiste en hacer cesar nuestras obras y en confiar en las obras del Señor. El principio de la fe tiene que ver con el principio del sábado. El principio del sábado radica en lo siguiente: es necesario que cesemos de hacer toda obra, porque Dios lo es todo para nosotros. Si necesitamos que algo sea hecho, Dios lo hace por nosotros. Tal es el significado de disfrutar del sábado. El sábado pertenece al mismo principio de la fe. Creer de verdad, tener verdadera fe, significa cesar de hacer toda obra. Todo lo que uno haga es un insulto para Dios. Según el principio del sábado y según el principio de la fe, no es necesario trabajar ni hacer nada, porque Dios hace todo y soluciona todo para que nosotros disfrutemos. Uno sólo tiene que confiar en El y confiar en Sus obras, confiar en lo que El hace. En esto radica la fe. El salmo 1 dice que bienaventurado será el que guarde la ley (vs. 1-2), pero el salmo 2 dice que bienaventurado es el que se refugia en el Hijo (v. 12). La única manera de refugiarse en el Hijo es cesar de hacer toda obra. Necesitamos refugiarnos en Jesús, necesitamos creer en El. En esto consiste el principio de la fe. Según la enseñanza del catolicismo, es necesario obrar, trabajar y sufrir para ser justificado por Dios. Luego Martín Lutero descubrió que el principio de la salvación provista por Dios no descansa en las obras ni en los hechos, sino en creer en Dios y en todo lo que El ha hecho y aún

hará. En esto consiste refugiarse en el Dios que obra y esto es cesar de hacer nuestras obras. Este principio de la fe debe gobernar toda nuestra vida cristiana. Por un lado, nosotros debemos dejar nuestras obras. Por otro lado, todavía tenemos que trabajar, pero este trabajo no debe ser en nosotros mismos ni por medio de nosotros mismos. Pablo dijo: “He trabajado mucho más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Co. 15:10). La gracia de Dios es Cristo. Pablo dijo: “Pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. Esto es parecido a lo dicho en Gálatas 2:20, donde Pablo dijo que él había sido crucificado juntamente con Cristo y que ya no vivía él, sino que Cristo vivía en él. Esto es descansar, guardar el sábado, refugiarse en el Hijo, creer en El. Toda nuestra vida cristiana debe llevarse a cabo conforme a este principio del sábado y de la fe. La fe es uno de los muchos principios de la Biblia. En sus epístolas Pablo definió de una manera cabal el principio de la fe. El dijo que ninguna carne puede ser justificada por las obras de la ley (Ro. 3:20; Gá. 2:16; 3:11). Existen muchos otros principios de la Biblia. La Biblia consiste de dos testamentos: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Para entender el Antiguo Testamento es necesario guardar un principio; y para entender el Nuevo Testamento es necesario guardar otro principio. Actualmente, los pentecosteses, del mismo modo que los católicos, entienden la Biblia de una manera mezclada. Ellos no guardan el principio del Antiguo Testamento ni el del Nuevo Testamento. Cuando se recurre a algo propio del Antiguo Testamento, es necesario encontrar el principio por medio del cual aplicar eso de una manera espiritual, no de una manera física. Esta es la diferencia entre la práctica del judaísmo y la práctica de la economía neotestamentaria de Dios. El Tora, es decir, la recopilación de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, ha llegado a ser un ídolo para los religiosos judíos. A ellos en realidad no les interesa la verdad de Dios, sino lo escrito en el Tora. Hasta el arca vino a ser un artículo de superstición para los hijos de Israel. Cuando luchaban contra los filisteos, sacaron el arca para que fuera con ellos. Al final, fueron derrotados y el arca cayó en manos de los filisteos (1 S. 4:3-5, 10-11). Los hijos de Israel también edificaron el templo, y a la larga éste les vino a ser un ídolo. Llegaron a confiar más en el templo que en Dios mismo. Más tarde, los babilonios destruyeron el templo. Las dos líneas de la Biblia son la línea de la vida y la línea de la ciencia del bien y del mal. En relación con estas dos líneas, están los principios de la Biblia. Nada que esté aparte de Dios, sea bueno o malo, puede ser vida. Solamente Dios mismo es el árbol de la vida.

Hoy día los hombres reclaman sus derechos, pero violan los principios que Dios ha ordenado. En sus epístolas, Pablo habló de las diferencias entre varones y mujeres (1 Co. 11:2-15; 1 Ti. 2:9-15). Deuteronomio 22:5 dice: “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace”. Que una mujer vista ropa de varón, o que un varón vista prendas de mujer quebranta un principio establecido por Dios. Tenemos que guardar los principios. Cada parte, capítulo, párrafo, oración y cláusula de la Biblia debe ser interpretado conforme a los principios adecuados. En conformidad con el principio del Antiguo Testamento, los santos de los tiempos antiguotestamentarios tenían que guardar el sábado, el séptimo día. Pero cuando el Señor Jesús vino, los tiempos antiguotestamentarios llegaron a su fin. Llegar al fin quiere decir concluir o consumar. Cristo consumó, concluyó, terminó el Antiguo Testamento. Ahora, conforme al libro de Hebreos, Cristo lo es todo. En el Nuevo Testamento, Cristo es nuestro sábado (Mr. 2:27-28; Col. 2:16-17). Ahora que estamos en la era neotestamentaria, tenemos que guardar este principio respecto a Cristo. En el Antiguo Testamento el principio consistía en guardar el sábado. En el Nuevo Testamento el principio tocante al sábado consiste en creer en el Señor, descansar en el Señor y disfrutar al Señor. Los Adventistas del Séptimo Día mezclan el principio del Antiguo Testamento con el principio del Nuevo Testamento. Ellos guardan el sábado del Antiguo Testamento en la era del Nuevo Testamento. Están equivocados en cuanto al principio. Su intención tal vez sea buena, pero su principio está equivocado. A. Los principios del Antiguo Testamento Es necesario que veamos los principios de la Biblia en cuanto al Antiguo Testamento y también en cuanto al Nuevo Testamento. El tabernáculo (Ex. 25:8-9; 40:1-2) como precursor del templo (1 R. 6:1), el sacerdocio (Ex. 28:1) y las ofrendas (Lv. 1—7) tipifican a Cristo, y como tal tipo de Cristo, fueron ordenados por Dios para que constituyeran la línea principal a fin de que el pueblo escogido de Dios adorase a Dios, sirviera a Dios, tuviera contacto con Dios y participara de Dios hasta que Cristo, el cumplimiento de todos los tipos, viniese (He. 9:8-12). La ley es el testimonio de Dios (Sal. 78:5) y fue dada por Dios para que fuese una línea paralela a la línea principal y guardase al pueblo escogido de Dios hasta que Cristo, el fin de la ley (Ro. 10:4a), viniese (Gá. 3:23-25).

B. Los principios del Nuevo Testamento Dios ha ordenado que Cristo sea la centralidad y la universalidad de Su economía para que Su beneplácito fuese satisfecho (Ef. 3:8-11; 1:9-11). La ley, el factor secundario, ha sido terminada por Cristo (Ro. 10:4a), y los creyentes ya no están bajo la ley (Ro. 6:14). III. EL ESPIRITU DE LA BIBLIA Colosenses 1:15-19 muestra que el espíritu de la Biblia exalta a Cristo. Estos cinco versículos son únicos en la Biblia con respecto a exaltar a Cristo. Cristo debe tener el primer lugar; El debe tener la preeminencia. Cristo tiene la preeminencia en la Deidad debido a que en la Deidad El es la imagen de Dios, la incorporación de Dios y la expresión de Dios. El ocupa el primer lugar aún en la Deidad. En la vieja creación, El era la primera criatura, el Primogénito de la creación (Col. 1:15). En la nueva creación, en resurrección, El también es el primero. El es el que tiene la preeminencia. Además, en el Cuerpo de Cristo, en la iglesia, Cristo es el primero. En la Deidad, Cristo es el primero; en la vieja creación Cristo es el primero; en la nueva creación Cristo es el primero; y en la iglesia como el Cuerpo de Cristo, Cristo es el primero. El ocupa el primer lugar en todo. Puesto que El ocupa el primer lugar en todo, nosotros debemos darle a El el primer lugar en nuestro ser y en todo lo que hagamos. El debe ser el primero en nuestro matrimonio, en nuestro modo de gastar dinero y en nuestra conducta. En nuestra manera de vestir, debemos darle a Cristo la preeminencia. El espíritu de la Biblia simplemente consiste en exaltar a Cristo. Al estudiar los salmos debemos comprender esto. Debemos comprender que no podemos poner nada por encima de Cristo. Si exaltamos a alguien o algo además de Cristo, quebrantamos el espíritu de la Biblia. Si queremos interpretar algún tipo o explicar alguna parábola, debemos prestarle atención al espíritu. El espíritu de la Biblia consiste en exaltar a Cristo. El espíritu de la Biblia exalta al Cristo a quien Dios ha puesto para que tenga la preeminencia (el primer lugar) en la vieja creación, en la nueva creación, en el Cuerpo de Cristo y en todas las cosas (Col. 1:15-19). Además, el espíritu de la Biblia no le confiere ninguna posición ortodoxa a la ley (Gá. 4:21-25) que Dios dio como algo secundario a Su economía (Ro. 5:20a). Hoy día muchas de las enseñanzas del cristianismo están fuera del blanco debido a que no toman en cuenta las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia. Nosotros debemos permanecer en la línea del árbol de la vida. Que al hablar seamos o no el oráculo de Dios depende de lo que hablemos. Un profeta es aquel que ha recibido la palabra de parte de

Dios. Luego este profeta habla la palabra basándose la línea del árbol de la vida, en los principios adecuados y en el espíritu de exaltar a Cristo. En todo lo que hablemos, debemos tener un espíritu que exalta a Cristo. En los dos años anteriores hemos dado mensajes acerca de Isaías, Daniel, Zacarías y Jeremías. No es fácil ver a Cristo en estos cuatro libros. ¿Cuántos pueden ver en estos cuatro libros la economía de Dios, en la cual Cristo es la centralidad y la universalidad? Siempre que estudiemos un libro de la Biblia debemos guardar las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia. Entonces viene la luz. Si leemos la Biblia sin ver las líneas, los principios ni el espíritu de la Biblia, no sabremos de qué habla ésta. Cuando estudiamos los salmos a la luz de las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia, podemos ver el concepto humano y el concepto divino. Podemos ver a Cristo en la economía de Dios en contraste con la ley en el aprecio del hombre. Es posible que pensemos que todos los salmos son buenos, puestos que son salmos de oración, agradecimiento y alabanza. Mas cuando veamos las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia, veremos que muchos de los salmos son buenos, pero en la manera incorrecta. David decía que debido a su propia justicia Dios le oía. Esto no solamente está equivocado, sino terriblemente equivocado. Esto va contra el principio de la Biblia. ¿Cómo podría Dios escucharnos por causa de nuestra justicia? La Biblia dice que hasta lo mejor de nuestra justicia es como trapo de inmundicia (Is. 64:6). Por las obras de la ley ninguna carne puede ser justificada delante de Dios. Esto es el principio. No podemos ser justificados ni satisfacer a Dios por medio de nuestra justicia. Caín le ofreció a Dios el fruto de su trabajo. Parecía como si esto fuera cierta clase de adoración a Dios, pero en realidad constituyó un insulto para Dios. Esto le fue un insulto a Dios porque Dios no necesita que nosotros hagamos nada para El. Nosotros necesitamos que El lo haga todo para nosotros. El quiere que nosotros dejemos de hacer nuestras obras, reposemos en El y nos refugiemos en El. Al hacer esto, honramos a Dios. Esto es el principio. Quizá nosotros amemos a la gente y ayudemos a la gente pero nuestro amor y nuestra ayuda pueden ser un insulto para Dios. ¿Amamos a la gente y ayudamos a la gente por nosotros mismos o por medio de Cristo? Si es por nosotros mismos, corresponde al bien del árbol de la ciencia del bien y del mal. Si detestamos a la gente, esto corresponde al mal del mismo árbol. El fruto es distinto, pero la fuente y el resultado son lo mismo. Tal vez digamos que hacemos todas las cosas con el mejor de los conocimientos. Esto quiere decir que nuestras obras corresponden al árbol de la ciencia, no al árbol de la vida.

Nuestra actitud debe ser que, a pesar de que podamos hacer algo por nosotros mismos, no lo hagamos. A nosotros no debe agradarnos actuar por nuestra cuenta porque Dios aborrece eso. Dios aborrece todo lo que surge de nosotros, todo lo hecho por medio de nosotros y todo lo realizado por nosotros. Debemos cesar de hacer nuestras obras y debemos descansar en El, confiando en lo que El hace. Esto es una honra para Dios y nos trae Su bendición. Muchas veces las cosas buenas pueden ser una verdadera tentación, un lazo y una trampa para nosotros. Cuando hagamos algo bueno, tenemos que verificar quién lo hace. ¿Somos nosotros o es Cristo? Hasta lo mejor, hecho meramente por el hombre, es un insulto para Dios. Solamente las buenas obras de Cristo como nuestra vida y solamente lo efectuado por Dios como nuestro disfrute está en la línea del árbol de la vida. Cuando nos conducimos en la línea del árbol de la vida, lo que hacemos está en la línea adecuada, guarda el principio adecuado y tiene el espíritu de exaltar a Cristo. Cuando vemos las líneas, los principios, y el espíritu de la Biblia, tenemos la confianza de decir cuáles salmos pertenecen al árbol de la vida y cuáles no. A pesar de lo bueno que algo pueda ser, a Dios sólo le importa quién lo hace. Dios quiere que nosotros le vivamos, pero no mediante nosotros mismos. Dios quiere que nosotros lo expresemos a El, pero no mediante nosotros mismos. Tenemos que hacer cesar nuestra expresión. Tenemos que poner nuestra confianza en El y permitir que El viva en nosotros y que El se exprese en nuestro vivir. Entonces todo lo que hagamos será un honor y una gloria para Dios. De lo contrario, todo lo que hagamos, aunque sea muy bueno, será un insulto para El.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE NUEVE EL CONCEPTO DE DAVID ACERCA DEL HOMBRE Y ACERCA DEL REINADO DE DAVID DELANTE DE DIOS BASADO EN LA OBSERVANCIA DE LA LEY Y EL PRINCIPIO DEL BIEN Y DEL MAL Lectura bíblica: Sal. 17—21 En este mensaje hablaremos de los salmos 17—21. Podemos decir que estos cinco salmos son muy parecidos. El sabor, el gusto, el espíritu y la actitud en estos salmos son iguales. En el mensaje anterior vimos las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia. Las dos líneas de la Biblia son la línea del árbol de la ciencia del bien y del mal y la línea del

árbol de la vida. Vimos que Caín estaba en la línea del conocimiento y que Abel estaba en la línea de la vida. Nosotros podemos estar en el grupo de Caín o en el grupo de Abel. En el salmo 1 no hay indicación alguna de que David estuviese en el grupo de Abel. En ese salmo todos los aspectos y todos los puntos indican que David permanecía al lado de Caín en la línea del conocimiento. Sin embargo, en los primeros dieciséis salmos también hubo tres situaciones en las cuales David estaba en el grupo de Abel en la línea de la vida. Estas tres situaciones son el salmo 2, el salmo 8 y el salmo 16. Estos salmos son extraordinarios y grandiosos en cuanto a la revelación del secreto tocante a la centralidad y la universalidad de Cristo en la economía de Dios. Después de los primeros dieciséis salmos, podemos ver que David tuvo cierto progreso y mejoró en su concepto. En Salmos 17—21 David se apartó varias veces de la línea del conocimiento. En esos salmos, David gustó al menos un poco de la línea de la vida. Salmos 22—24 componen la cuarta estación de la línea de la vida en los salmos. Estos tres salmos nos revelan a Cristo. El salmo 22 revela la muerte de Cristo, el salmo 23 hace ver cómo Cristo pastorea en Su resurrección y el salmo 24 muestra que Cristo será el Rey vencedor que viene en la era de la restauración. Salmos 17—21 muestra el concepto de David con respecto a dos cosas: acerca del hombre ante Dios y acerca del reinado de David delante de Dios. Tal concepto estaba basado en la observancia de la ley y en el principio del bien y del mal. Podemos ver esto a la luz de la revelación divina en la Biblia, particularmente en el Nuevo Testamento. La revelación divina de la Biblia es progresiva. En Gálatas 2:20 Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. En Filipenses 1:21a Pablo dijo: “Porque para mí el vivir es Cristo”. Estos versículos revelan un gran paso en el progreso de la revelación divina. En la totalidad de los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento, no es posible encontrar una sola palabra tocante a que Cristo viva en nosotros ni tocante a que nosotros podamos vivir a Cristo. El concepto de David en el salmo 1 era que aquel que medita en la ley es bienaventurado, pero Pablo dijo: “Para mí el vivir es Cristo”. Querer recibir alguna bendición en el salmo 1 equivale a ser rudimentario y atrasado. Nuestro entendimiento de la revelación divina debe ser progresivo. En el Antiguo Testamento no es posible ver las misteriosas expresiones de Pablo. Esto se debe a que el ministerio de Pablo tenía la meta de complementar la palabra de Dios, el misterio tocante a Cristo y la iglesia (Col. 1:25-26). Si las catorce epístolas de Pablo fueran quitadas de la Biblia, no conoceríamos la economía de Dios (1 Ti. 1:4), el misterio de Dios, Cristo (Col. 2:2), ni el misterio de Cristo, la iglesia (Ef. 3:4; 5:32). No hay

versículo alguno en el Antiguo Testamento que diga: “Para mí el vivir es Cristo”. Al estudiar Salmos, debemos hacerlo a la luz de la plena revelación de la economía neotestamentaria de Dios. I. EL CONCEPTO DE DAVID ACERCA DEL HOMBRE DELANTE DE DIOS En Salmos 17—19 vemos el concepto de David tocante a un hombre delante de Dios. A. La mejoría en el concepto de David El salmo 17 muestra una mejoría en el concepto de David. El concepto de David mostró una mejoría, ya que él pasó de hablar de su justicia (vs. 1-6) a hablar de las maravillosas bondades de Dios y a pedir que Dios lo escondiese bajo la sombra de Sus alas (vs. 7-9). En el versículo 3 David dijo: “Tú has examinado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada hallaste; mis pensamientos no llegan a mi boca”. David dijo que sus pensamientos no llegaban a su boca y que su oración había sido hecha de “labios sin engaño” (v. 1). En el Nuevo Testamento, Santiago dijo que lo más difícil de controlar para nosotros es nuestra lengua (Stg. 3:1-12). En cambio, en el salmo 17 David le dijo a Dios que él había tenido éxito en controlar su boca. En el versículo 5 David dijo: “Mis pasos se han mantenido firmes en Tus veredas, mis pies no han resbalado”. David decía que él todavía estaba en la vereda de Dios, como una locomotora que aún estuviera sobre los rieles. En los versículos 7-9 el concepto de David se apartó de su autojustificación y se volvió a las maravillosas bondades de Dios y a la petición de que Dios lo escondiese bajo la sombra de Sus alas. En el versículo 8 él oró así: “Guárdame como a la niña de Tus ojos; escóndeme bajo la sombra de Tus alas”. David disfrutaba la sombra de las alas de Dios y hasta disfrutaba ser guardado como la niña de los ojos de Dios. En los primeros seis versículos él estaba en su justicia. Ahí él se jactaba de su justicia. Santiago dijo que nadie era capaz de controlar su propia lengua, pero David decía que Dios lo había examinado y no había hallado nada. En los versículos 7-9, sin embargo, él se apartó de su justicia. Entró en los ojos de Dios y se puso bajo las alas de Dios para disfrutar la sombra. Su jactancia conforme a su justicia estaba en la línea del árbol de la ciencia, pero los ojos de Dios y las alas de Dios están en la línea del árbol de la vida. Esto muestra una mejoría en el concepto de David. Enseguida, sin embargo, David volvió a poner su atención en sus enemigos. Los versículos 10-14 comprenden una acusación contra sus enemigos. Después de haber

mencionado su disfrute en los ojos de Dios y bajo las alas de Dios, él no podía olvidarse de sus enemigos. Acusar a nuestros enemigos y pedirle a Dios que los haga postrarse (v. 13a) no es una oración conforme a la economía de Dios. En la economía de Dios, El nos pide que amemos a nuestros enemigos (Mt. 5:44). Al final del salmo 17, podemos ver la mejoría de David en cuanto a que él estaba satisfecho con la semejanza (presencia) de Dios, pero aún así él todavía permanecía en su propia justicia ante Dios (v. 15). ¿Cómo es posible que David se jactara de su justicia cuando había cometido un acto tan pecaminoso como tomar a Betsabé y matar a su marido, Urías? Dios le perdonó a David este gran pecado, pero no olvidó lo que David había hecho. En 1 Reyes 15:5 dice que David había hecho lo recto a los ojos de Dios todos los días de su vida, excepto en el caso de Urías el hitita. Mucho más tarde, en el Nuevo Testamento, la genealogía de Cristo presentada en el libro de Mateo dice: “David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías” (1:6). La Biblia dice que en el nuevo pacto Dios perdona nuestros pecados y ya no se acuerda más de ellos (He. 8:12). ¿Por qué entonces Dios escribió en la genealogía de Cristo el fracaso de David? Esto comprueba que la Biblia no es fácil de entender. El salmo 51 muestra que Dios perdonó a David, pero en Mateo 1 Dios todavía mencionó a Urías, lo cual quiere decir que Dios no había olvidado. Urías era hitita, era pagano. Mateo 1:6 dice que David engendró a Salomón “de la que fue mujer de Urías” para recalcar el gran pecado de David, mostrando así que Cristo, el Rey Salvador, está relacionado no sólo con los paganos, sino también con los pecadores. A pesar de su gran pecado, David dijo en Salmos 17:15: “En cuanto a mí, veré Tu rostro en justicia”. El todavía permanecía en su justicia delante de Dios, sin embargo, por lo menos en un sentido, él no estaba en justicia. Santiago dijo: “Cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Stg. 2:10). Ya hemos visto antes que David, por su única transgresión, quebrantó directamente los cinco últimos mandamientos, dado que asesinó, cometió adulterio, robó, mintió y codició (Ex. 20:13-17). David debió haber dicho que vería el rostro de Dios por causa de la misericordia y las bondades de Dios. Las compasiones de Dios están en contraste con la justicia de David. ¿Qué es más confiable: la justicia de David o las bondades de Dios? Si Dios nos examinara detenidamente, ¿cómo podríamos resistir? No podríamos permanecer ante el rostro de Dios en nuestra justicia. Tenemos que escondernos bajo la sombra de Sus alas. En el salmo 17 vemos el concepto humano de David, pero también vemos que éste concepto mejoró. Vemos esta mejoría en el hecho de que de ser “Caín-David” él pasó a ser “Abel-David”.

B. Un salmo de David que expresa el concepto de éste El salmo 18 es un salmo de David que expresa el concepto de éste. El título del salmo dice que David dirigió a Jehová las palabras de este cántico el día que Jehová le liberó de las manos de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. Este salmo no es simplemente una oración o una alabanza, sino una plática con Dios. Me gustaría preguntar si ha habido ocasiones en que hayamos hablado con el Señor. Hablar quiere decir abrir nuestro ser y liberar nuestras opiniones. ¿Alguna vez hemos tenido una plática así con el Señor Jesús? El salmo 18 es la plática de un ser humano con el Dios divino. Es maravilloso. Simplemente tener la oportunidad y el privilegio de hablar con Dios es una gran bendición. Hablar con alguien denota intimidad. Tenemos que estar cara a cara, viendo a los ojos de la persona con quien hablemos. Necesitamos una plática íntima y humana con el Dios divino. En las palabras que David dirigió a Dios, él comienza así: “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía” (v. 1). Estas palabras son muy dulces. El salmo 18 revela la mejoría del concepto de David en su disfrute del Dios salvador que era para él su fortaleza, su peña, su libertador, su Dios, su roca, su escudo, su cuerno de salvación y su alto baluarte, en quien se refugiaba (vs. 1-5). Una peña es una roca escarpada y saliente. David decía que Jehová era su peña y su roca, en quien él se refugiaba. David amaba a Dios porque Jehová era tantas cosas para él. David disfrutaba a Jehová como su Dios de salvación. En el versículo 6 David comprendió que el hecho de que Dios escuchara su voz desde Su templo no se debía a su propia justicia. Esto representa una mejoría en el sentido de que David se apartó de la confianza en lo que él era y tenía a la confianza en lo que Dios es y tiene. Aunque David comprendía que Dios oía su voz desde Su templo, él presentaba a Dios no como si estuviera en Su templo, sino en Su furor y en Su majestad aterradora (vs. 7-15). Esto muestra que David había mejorado en cuanto a su concepto, pero que luego había vuelto a su concepto natural. En los versículos 16 al 28 David volvió a su justicia y a su limpieza debido a la cual Dios lo había liberado de sus enemigos. ¿Podemos creer que Dios liberaba a David de sus enemigos debido a la justicia y a la limpieza de éste? David se equivocaba al pensar así. Dios no es bondadoso para con nosotros debido a nuestra justicia. El es bueno para con

nosotros debido a Su propia compasión. Para ser preservados no sólo necesitamos Su misericordia, sino también Su extensa compasión. De todos modos, David reconocía que Dios era Aquel que lo fortalecía, lo escudaba, lo sostenía y lo adiestraba para la guerra, Aquel que hacía sus pies como de ciervas y Aquel cuya condescendencia lo había engrandecido (vs. 29-36). Dios es trascendente, pero en Sus bondades El es condescendiente. Dios está en el trono, pero El muestra Su bondad descendiendo a nosotros. Así que, David testificaba que era mediante este Dios que él podía subyugar a sus enemigos y aniquilar a quienes lo aborrecían (vs. 27-42). Esto nos muestra de nuevo la mezcla del concepto de David. Al final, David alababa a Dios porque Dios lo había liberado de las contiendas del pueblo y lo había hecho cabeza de naciones, las cuales le servían, le obedecían y se sometían a él; además, David bendecía a Dios, su roca, y exaltaba al Dios de su salvación, quien lo había exaltado por encima de sus enemigos (vs. 43-49). Por un lado, vemos aquí una gran mejoría en el concepto de David. Por otro lado, vemos una mezcla en su concepto. La conclusión del salmo 18 dice que Dios daba grandes triunfos a David, el rey de Dios, y que era benigno con él, Su ungido, y también con la descendencia de David para siempre (v. 50). Que Dios le diera grandes triunfos a David no era solamente para salvarlo, sino para salvarlo con miras a que fuera el rey. David no era digno de ser el ungido de Dios por medio de su propia justicia. La realidad era que Dios lo había ungido debido a Sus bondades. Cristo es la simiente de David para heredar el pacto que Dios hizo con David. C. La alabanza de David respecto al testimonio representado por la proclamación del universo, y su aprecio por la ley, le guían a buscar más profundamente la perfección delante de Jehová El salmo 19 es la alabanza de David respecto al testimonio representado por la proclamación del universo y su aprecio por la ley, lo cual le guía a buscar más profundamente la perfección delante de Jehová. Los versículos 1-6 representan la alabanza de David tocante a la proclamación del universo que Dios creó. Sin duda, en estos versículos David estaba en la línea de la vida. Todo el universo habla día tras día y cada momento. “Los cielos pregonan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de Sus manos” (v. 1). En los versículos 4b-5 el sol representa a Cristo como novio y como valiente. Sabemos que Cristo es tipificado por el sol debido a que David se refiere al sol como a un novio. Cristo es el Novio que tiene a la novia. La subida de Cristo, tipificada por el sol, es una órbita que circunda la tierra, y no

hay nada que se esconda de Su calor (v. 6). La palabra órbita denota que la tierra es redonda. Después de la alabanza de David tocante a la proclamación del universo en los versículos 1-6, él muestra un alto aprecio por la ley en los versículos 7-11. En los versículos 1-6, él era “Abel”; en los versículos 7-11 era “Caín”. Tenemos que darle a David el crédito en la línea de la vida y la deuda en la línea de la ciencia del bien y del mal. David apreciaba sumamente la ley. El versículo 7 dice: “La ley de Jehová es perfecta: restaura el alma; El testimonio de Jehová es fiel: hace sabio al sencillo”. La ley de Dios es el testimonio de Dios (Ex. 31:18; 32:15). En el versículo 11 David dijo que había un gran galardón en guardar los mandamientos de Dios. Este concepto no va de acuerdo con el concepto divino de la economía neotestamentaria de Dios. David dijo en el salmo 1 que aquel que se deleitase en la ley de Jehová sería como árbol trasplantado junto a corrientes de agua (vs. 2-3). En cambio, en los evangelios Juan el bautista dijo: “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego” (Mt. 3:10). En Lucas 13:6-9, el Señor dijo una parábola que indica que Dios vino en el Hijo a buscar fruto del pueblo judío, asemejado a una higuera. Si no se arrepentían y producían fruto, serían cortados. Israel era como un árbol plantado por la ley, las aguas, pero Dios los cortaría si no se arrepentían y recibían a Cristo. Hemos visto que el espíritu de la Biblia no exalta la ley. Solamente exalta a Cristo. En toda la Biblia no hay ninguna otra porción que exalte la ley tan elevadamente como lo hace Salmos 19:7-11. Después de que David exaltase la ley, ofreció a Jehová una oración en la cual lo considera su roca y su redentor (vs. 12-14). En el versículo 12 él le pide a Dios que lo librase de sus errores ocultos. Todos tenemos errores ocultos que sólo nosotros conocemos. David también pidió en oración ser guardado de pecados de soberbia (v. 13). Ser soberbio significa ser demasiado atrevido y no tener consideración. David pidió en oración que él pudiera ser aceptable ante Jehová en sus palabras exteriormente y en su meditación interiormente (v. 14). A veces uno puede ser aceptable por fuera sólo en palabras, ¿pero qué se puede decir respecto a las meditaciones internas? Tal oración prueba que David se estaba esforzando por guardar la ley hasta tal grado que aceptaría ser juzgado en sus errores ocultos, en sus pecados de soberbia, en las palabras de su boca y en las meditaciones de su corazón. El quería ser perfecto y puro.

El asunto no es si David llegaría o no a tal perfección. Aunque él hubiera podido ser perfecto, ¿habría hecho eso feliz a Dios? Al considerar esto debemos poner atención al principio de la Biblia. Todo el principio de la Biblia nos dice que Dios no quiere nada que provenga del hombre. A pesar de lo bueno que algo pueda ser, si es humano, Dios lo hará a un lado. Lo que Dios desea no es un buen hombre, sino un Dios-hombre. El deseo de Dios era encarnarse como hombre mediante el nombre de Jesús, morir en la cruz, ser resucitado, y, en la resurrección, llegar a ser el Espíritu vivificante para permanecer en nosotros, para vivir en nosotros y para expresarse en nuestro vivir. Cuando Cristo vive por nosotros, nuestra conducta no es nuestra bondad, sino la de Cristo. “Para mí el vivir es Cristo”. Tenemos que interpretar el salmo 19 a la luz de todo el principio de la Biblia. Si David hubiera podido ser una persona perfecta, él podría haber sido altamente exaltado. Pero la Biblia no exalta a nadie sino a Cristo. Cristo debe tener la preeminencia en todo. Por eso Pablo dijo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20). En conformidad con el concepto divino, podemos ver que David estaba equivocado. Abel fue aceptado por Dios, no debido a que sus errores ocultos y sus pecados de soberbia hubiesen sido tratados, sino porque él se dio cuenta de que era un pecador. El necesitaba que Cristo fuese su ofrenda. El le ofreció a Dios, no lo que él era, sino a Cristo. Por tanto, él fue aceptado en Cristo. Abel fue aceptado por Dios, no en Abel mismo, en lo que él hizo, ni en lo que él levantó, sino totalmente en Cristo. Al final del salmo 19, no obstante, David no estaba en la línea de Abel, sino en la línea de Caín. Tal vez no habríamos estado de acuerdo con lo que Caín hizo en Génesis 4, pero sin duda habríamos estado de acuerdo con la oración de David al final del salmo 19. Esta es una oración muy profunda. Hace más de cincuenta años, todas las mañanas, durante mucho tiempo, oraba yo la oración de David en el salmo 19. Podemos orar esa oración, pero nadie puede lograr el estándar de esa oración. En los versículos 12-14 David ora de este modo: “¿Quién podrá discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a Tu siervo de pecados de soberbia; que no se enseñoreen de mí; entonces seré irreprochable y quedaré libre de gran transgresión. Las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean gratos delante de Ti, oh Jehová, roca mía, y Redentor mío”. Esta oración parece maravillosa, pero en realidad David estaba en la línea de Caín. Al igual que Caín, él estaba haciendo lo posible por llevar ante Dios el producto de su cosecha. En otras palabras, él estaba llevando ante Dios sus obras, sus esfuerzos y su producto, mientras hacía a Cristo a un lado. En Salmos 51, sin embargo, David aplicó a Cristo a lo sumo porque comprendía que había pecado grandemente y que necesitaba a Cristo.

II. EL CONCEPTO DE DAVID EN CUANTO A SU REINADO DELANTE DE DIOS Los salmos 20 y 21 revelan el concepto de David en cuanto a su reinado delante de Dios. A. La bendición de David en su reinado El salmo 20 nos muestra la bendición de David en su reinado. En los versículos 1-9 David bendijo a su pueblo. Según el principio de la Biblia, el mayor bendice al menor (He. 7:7). David bendijo a su pueblo pidiendo que Jehová les respondiese, pusiese en alto, ayudase desde Su santuario, fortaleciese desde Sión, recordase todas sus ofrendas de harina y aceptase sus holocaustos (vs. 1-3). Esto tenía el fin de que Jehová les diese conforme al deseo del corazón de ellos y cumpliese todos los designios de ellos, para que ellos aclamasen por Su salvación y levantasen estandarte en el nombre de su Dios (vs. 4-5). David tenía la certeza de que Jehová salvaría a Su ungido (el rey David) y le respondería desde Su santo cielo con la potencia salvadora de Su diestra (v. 6). David dice a continuación que nosotros nos gloriamos en el nombre de Jehová nuestro Dios en vez de gloriarnos en carros y en caballos; y que nosotros, no nuestros enemigos, nos levantamos y nos mantenemos en pie (vs. 7-8). La conclusión de su bendición es el versículo 9, el cual dice: “¡Salva, oh Jehová! Que el Rey nos responda el día en que lo invoquemos!” En este versículo, “el Rey” se refiere a David. La mayor parte de la bendición de David es correcta, pero todavía podemos ver que él hasta cierto grado sostenía su antiguo concepto. Salmos 20, con todo, aún muestra que David había mejorado y progresado en su concepto con respecto a los tres salmos precedentes. Bendecir es más elevado que orar. Una persona que bendice a otros requiere un estado y una estatura en vida que sean más elevados. Ningún niño pequeño puede bendecir a otros. Una niñita no puede decirle a su padre: “Papá, yo te bendigo”, pero bien podría decirle: “Papá, voy a orar por ti”. Los niños pueden orar por sus padres y de hecho lo hacen. Sin embargo, un niño no puede bendecir a sus padres porque bendecir requiere cierta estatura en vida. Debemos crecer en vida para llegar a la estatura en la cual se puede bendecir a otros. El hecho de que David pudiera bendecir a su pueblo significa que él tenía la estatura en vida. Después de que Jacob llegó a ser Israel y llegó a la edad madura, bajó a Egipto y bendijo a la gente. Sus manos no eran para trabajar, sino para bendecir (Gn. 47:7, 10; 48:15, 20). Cuanto más avanzada la edad de uno, más puede uno bendecir a otros. Sin

embargo, poder bendecir a otros requiere no sólo edad sino también estatura en vida. Bendecir es también más elevado que agradecer o alabar. Un niñito puede alabar a Dios, pero no puede bendecir a otros. La bendición de David en el salmo 20 incluía a David mismo, a Dios y a su pueblo. Esto quiere decir que en el salmo 20 David es más elevado, más profundo y más rico que en los salmos anteriores. El concepto de David tocante a su reinado muestra una mejoría, habiendo pasado él de su propia justicia al santuario de Dios, al monte Sión, a las ofrendas de harina y al holocausto ofrecido a Dios, a la poderosa salvación que Dios efectúa y al nombre de Dios. Su bendición no menciona su propia justicia. Si permaneciéramos en nuestra justicia, tal vez podríamos orar, pero no podríamos bendecir. Para bendecir a otros debemos permanecer en todo lo que Dios es. No podemos bendecir a otros con nuestra justicia. Debemos bendecir a otros con lo que Dios es y tiene. B. La alabanza de David a Jehová por su reinado y cómo Dios en Su furor se encarga de los enemigos de David En Salmos 21, David alaba a Jehová por su reinado y habla de cómo Dios en Su furor se encargó de los enemigos de David. David alabó a Jehová por su reinado, logrado porque Dios lo fortaleció, lo salvó, lo bendijo, lo coronó, le prolongó la vida, lo llenó de gran gloria, puso sobre él esplendor y honra, y mostró benignidad para con él (vs. 1-7). En este punto David no hace mención de su justicia. Si dependemos de nuestra justicia, nuestro reinado jamás podrá ser edificado. Esforzarnos por guardar la ley nos hace esclavos en vez de reyes. Según Gálatas 4, todos los hijos que la ley engendra son esclavos (vs. 24-25). En cambio, los hijos que la gracia engendra llegan a ser reyes. Depender de la benignidad de Dios edifica el reinado. En los versículos 8-12 David habló de cómo Dios en Su furor se hizo cargo de los enemigos de David, devorándolos y destruyendo a sus descendientes. Esto es el concepto de David. Para su reinado él dependía de la benignidad de Dios. Con respecto a sus enemigos, no obstante, él recurría al furor de Dios. En el versículo 13 David bendijo a Jehová a fin de que El se ensalzara en Su fortaleza para que David, el rey, y su pueblo, cantasen y entonasen salmos de Su señorío. Este versículo deja entrever un hombre que no solamente bendice a su pueblo, sino también a Dios. Como rey, él bendecía a su pueblo. Como el ungido de Dios, él bendecía al Dios que unge. La conclusión del salmo 21 es muy buena.

En estos cinco salmos podemos notar una gran mejoría en David. El mejora gradualmente desde el salmo 17 hasta el final del salmo 21. Esto nos conduce al salmo 22, el cual habla de la muerte de Cristo, al salmo 23, tocante a cómo Cristo pastorea en Su resurrección, y al salmo 24, que habla del reinado de Cristo como el rey venidero.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE DIEZ EL CRISTO QUE PASO POR LA MUERTE REDENTORA Y ENTRO EN LA RESURRECCION QUE PRODUCE LA IGLESIA Lectura bíblica: Sal. 22 En el libro de Salmos, hay algunos salmos que sobresalen. Los mejores salmos que hemos visto hasta ahora son el salmo 2, el salmo 8 y el salmo 16. Ahora hablaremos del cuarto salmo de entre los mejores, el salmo 22. En general, nos gustan todos los salmos porque en cada uno de ellos resalta la aspiración de acercarse a Dios, de orar a El, de tener contacto con El y de recibir ayuda espiritual de Su parte. Hasta en el salmo 1 podemos ver esto. Hemos visto que el salmo 1 exalta la ley en vez de exaltar a Cristo, pero no debemos condenar el salmo 1 hasta el grado de abandonarlo. Eso estaría mal. Debemos apreciar cada salmo debido a que cada uno de ellos, siendo la Palabra de Dios, se puede comer (Jer. 15:16; Mt. 4:4). Si alguno se siente débil o decaído, puede leer varias veces algún salmo, acompañándolo con algo de oración. Así recibirá nutrición. Cada uno de los salmos puede ser un suministro espiritual para nosotros, El problema radica en que a menudo recibimos este suministro espiritual de una manera equivocada. No es tan simple comer. Necesitamos los ingredientes apropiados y también la manera adecuada de cocinarlos. A esto se debe que necesitemos profundizar en el estudio de la manera adecuada de entender todos los salmos uno por uno. Mi carga consiste principalmente en mostrar que el libro de Salmos está totalmente centrado en Cristo. Cristo no sólo es la centralidad, sino también la universalidad del libro de Salmos. Creo que el Señor nos ha dado el modo apropiado y particular de estudiar, conocer e interpretar los salmos. En este mensaje deseamos ver que Cristo se revela en el salmo 22 de una manera particular.

I. LA CIERVA DE LA AURORA ES UN TIPO DE CRISTO EN RESURRECCION El título del salmo 22 dice: “Al director del coro: según la cierva de la aurora”. Este título de la melodía de este salmo reviste mucho significado. La cierva de la aurora se refiere al Cristo en resurrección. Esta enseñanza se ha dado en la iglesia, en el Cuerpo de Cristo, anteriormente. Yo recibí esta luz por medio del hermano Watchman Nee. El título del salmo 22 muestra que éste es un salmo acerca de Cristo en resurrección. Cristo es una cierva. El es una cierva, un venado, que brinca y que es activo y viviente. Las ciervas son animales rápidos que saltan al correr. Cristo en resurrección es Aquel que salta (Cnt. 2:8-9). Haber ido a Rusia para la propagación del recobro del Señor ha sido un “salto”. Hace apenas un año no teníamos la idea de ir a Rusia. La decisión de seguir al Señor y “saltar” en pos de Su mover en Rusia fue tomada el año pasado en el día de conmemoración, esto fue, en 1991. Este mover sin duda es el mover de Cristo en resurrección. El salmo 22 habla de Cristo como la cierva de la aurora, el Cristo que fue resucitado temprano por la mañana. Por supuesto, sin muerte no puede haber resurrección. La resurrección viene después de la crucifixión. Los primeros veintiún versículos del salmo 22 hablan de la muerte de Cristo, es decir, de la crucifixión de Cristo, y los últimos diez hablan de Su resurrección. Isaías 53 es un capítulo peculiar que habla detalladamente de la muerte de Cristo. El salmo 22 es otro capítulo de la Biblia, en el Antiguo Testamento, que habla de la muerte de Cristo de una manera muy detallada. Se necesitan estos dos capítulos para poder ver un cuadro completo y detallado de la muerte de Cristo. El tema del salmo 22 es el Cristo que ha pasado por la muerte redentora y ha entrado en la resurrección que produce la iglesia. Su muerte tiene como fin redimir, y Su resurrección tiene como fin producir la iglesia. II. CRISTO PASO POR LA MUERTE REDENTORA Los versículos del 1 al 21 nos muestran cómo Cristo pasó por la muerte redentora. A. El clamor de David ante Dios Los versículos del Ib al 5 representan el clamor de David ante Dios. David se quejaba ante Dios. Le preguntaba a Dios por qué lo había abandonado, diciendo que había clamado a Dios, más éste no le había respondido. Nuestro Dios es amoroso y también es

muy paciente para con nosotros. David clamó ante Dios. ¿Alguna vez hemos nosotros clamado ante Dios? Es posible que todos hayamos orado, pero no muchos han clamado. No hay duda de que nuestro Dios es amoroso, aunque a veces no parezca serlo. Quizás algún hermano sea despedido de su trabajo, en vez de recibir un ascenso. Tal vez otro hermano no sea sanado de alguna enfermedad, a pesar de haber orado por tres meses. Ciertamente Dios escucha nuestras oraciones, pero muchas veces El no contesta las oraciones que no sean conforme a Su deseo, Su economía, Su plan. Cuando nuestras oraciones no surtan efecto, tenemos que aprender a acudir a Dios y a quejarnos ante El. No debemos simplemente orar ante Dios o alabarle. Debemos darnos cuenta de que a Dios le place escuchar nuestras quejas. El versículo 1 dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” David dijo esto en medio de su sufrimiento. En realidad, esto vino a ser una profecía acerca de Cristo en el sufrimiento de Su muerte redentora. Esto fue citado por el Señor cuando sufría la crucifixión (Mt. 27:46). Los versículos 2-5 continúan la oración clamante de David, la cual pasó del clamor a la alabanza. Luego, Cristo habló. A partir del versículo seis, la voz pasa a ser de otra persona, de Cristo. De esta manera fueron escritos los salmos. Mientras David hablaba, Cristo comenzó a hablar por conducto de David. B. Los sufrimientos de David tipifican el paso de Cristo por la muerte En Salmos 22 vemos que los sufrimientos de David tipifican el paso de Cristo por la muerte (vs. la, 6-21). David y Salomón eran tipos de Cristo. David tipifica a Cristo en Sus sufrimientos, y Salomón tipifica a Cristo en Su reinado y soberanía ejercidos mediante Su reino. 1. Por medio del oprobio, el menosprecio, los insultos, el escarnio, el menear de cabeza y las burlas de parte de los hombres Los sufrimientos que llevaron a Cristo a la muerte fueron conferidos por medio del oprobio, el menosprecio, los insultos, el escarnio, el menear de cabeza, y las burlas de los hombres (vs. 6-8; He. 13:13b; Is. 53:3; Le. 23:11; Mr. 15:29-32; Mt. 27:39-44). Espero que algunos, especialmente los jóvenes, recuerden estas palabras que describen los sufrimientos del Señor. Cada una de estas palabras tiene un significado particular que describe lo que el Señor sufrió en la cruz. Es posible que jamás hayamos

considerado el significado de cada una de estas palabras. Esto demuestra que cada vez que leemos la Biblia tenemos la tendencia de pasar las cosas por alto. Este oprobio también se describe en Hebreos 13:13, donde dice: “Salgamos, pues, a él fuera del campamento, llevando su vituperio”. Esto indica que debemos salir del campamento representado por la religión para seguir a Jesús en Sus sufrimientos. Llevar el oprobio o vituperio del Señor consiste en llevar Su desgracia o vergüenza. Menospreciar es considerar poca cosa o mirar con desdén y desprecio. Insultar consiste en reírse de alguien con desdén. Escarnecer consiste en reírse de alguien haciendo gestos que expresen escarnio o desdén. Cuando Cristo estaba en la cruz, los que buscaban ridiculizarlo meneaban la cabeza (Sal. 22:7b; Mt. 27:39; Mr. 15:29), diciendo: “Se encomendó a Jehová; rescátele El” (Sal. 22:8a). Burlarse es despreciar o desdeñar e imitar de manera insultante. El Señor Jesús sufrió todas estas cosas mientras era clavado a la cruz. Los hombres se dirigieron a El con oprobio, lo menospreciaron, lo insultaron, lo escarnecieron, menearon sobre El la cabeza y se burlaron de El. 2. Confiaba en que Dios lo libraría Salmos 22:9-11 muestra que Cristo confiaba en que Dios le libraría. Mientras los hombres se burlaban de El y lo insultaban, El confiaba en Dios. La liberación de la cual se habla aquí es la resurrección. El tenía la intención definitiva de morir y esperaba ser librado desde el seno de la muerte es decir, confiaba en que sería resucitado de entre los muertos. 3. Medíante los sufrimientos de la crucifixión Salmos 22:12-18 muestra cómo Cristo pasó por los sufrimientos de la crucifixión. Los judíos no tenían la práctica de crucificar a los criminales. Esa forma de ejecución era practicada por los paganos (Esd. 6:11) y fue adoptada por los romanos, quienes la usaban para ejecutar a los esclavos y criminales más viles. Como Cordero de Dios, Cristo fue crucificado con miras a nuestra redención (Jn. 1:29; He. 9:12). Hace años, leí un artículo que describía cómo los hijos de Israel sacrificaban un cordero durante la pascua. Ellos tomaban dos maderos y formaban una cruz. Ataban dos piernas del cordero al pie de la cruz y las otras dos las extendían en el travesaño formado por los maderos. Luego sacrificaban al cordero de modo que toda la sangre fuese derramada, ya que la necesitaba para rociar los marcos de las puertas (Ex. 12:7). La manera en que el cordero de la pascua era sacrificado presenta un cuadro de la crucifixión de Cristo en la cruz como el Cordero de Dios.

Cuando Cristo estaba siendo crucificado, muchos hombres fieros, representados por los grandes toros, le rodearon (Sal. 22:12). Abrieron la boca delante de El como leones rapaces y rugientes (v. 13). Hombres malignos, tipificados por los perros, le rodearon, y fue cercado por una cuadrilla del malhechores (v. 16). Salmos 22:16c dice que horadaron Sus manos y Sus pies (Zac. 12:10; Jn. 19:37; Ap. 1:7). Charles Wesley, en uno de sus himnos, habla de las cinco heridas sangrantes que Cristo recibió en el Calvario (Himnos #144). Los soldados romanos que lo ejecutaron le horadaron las manos, los pies y un costado (Jn. 19:34). Se repartieron entre sí Sus vestidos y sobre Su ropa echaron suertes (Sal. 22:18; Jn. 19:23-24). En Su crucifixión, al Señor, junto con Su vida, se le quitó el derecho a estar vestido. Desnudaron totalmente al Señor Jesús con el fin de hacer una exhibición pública vergonzosa. Salmos 22:17 dice que lo miraban y observaban. Los malhechores observaban al Señor con desdén y odio mientras El estaba en la cruz. En la cruz El fue derramado como agua (v. 14a). Isaías 53:12 dice que El derramó Su vida. No es posible comprender cabalmente todo el sufrimiento que el Señor Jesús experimentó en la cruz. Salmos 22:14b dice que todos Sus huesos fueron descoyuntados. Esto ocurrió porque no podía sostener el peso de Su cuerpo mientras colgaba en la cruz. Sus huesos descoyuntados le produjeron gran agonía y dolor. Además, El podía contar todos Sus huesos(v. 17a). Su corazón era como cera que se derretía en medio de El (v. 14c-d). Su vigor se secó como teja (v. 15a; Jn. 19:28), que es un pedazo de cerámica. Su lengua se pegó a Su paladar (Sal. 22:15b). Dios le puso en el polvo de la muerte (v. 15c; Fil. 2:8b). Dios le hizo morir. Por un lado, el hombre lo estaba crucificando o matando, pero al final, fue Dios quien lo hizo morir. En realidad, Dios mató a Jesús. Si Jesús hubiese muerto por el hombre, nunca habría podido ser nuestro Redentor. Hubiese sido solamente un mártir. Sin embargo, Dios lo juzgó y lo hizo morir con miras a nuestra redención (Is. 53:4, 10). 4. Le pide a Dios que lo libre de la muerte Cristo le pidió a Dios que lo librase de la muerte (Sal. 22:19-21). Hebreos 5:7 dice que Cristo suplicó a Dios que lo librase, es decir, que lo levantase de entre los muertos.

5. Desamparado por Dios Salmos 22:1 muestra que en la cruz Cristo fue desamparado por Dios (v. la; Mt. 27:4546). El comienzo del salmo 22 habla de esto, pero según la secuencia de los eventos ocurridos en la cruz, Cristo clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” aproximadamente a la hora novena, o sea, a las tres de la tarde (Mt. 27:46). Esto fue al final de Su crucifixión. Cristo estuvo colgado en la cruz por seis horas, de la hora tercera, las nueve de la mañana (Mr. 15:25), a la hora novena, las tres de la tarde. Durante las primeras tres horas El fue acosado por el hombre por haber hecho la voluntad de Dios; durante las últimas tres horas El fue juzgado por Dios para efectuar nuestra redención. Fue durante las últimas tres horas cuando Dios lo contó como nuestro Sustituto, quien sufrió por nuestro pecado (Is. 53:10). Hubo tinieblas sobre toda la tierra (Mt. 27:45) porque nuestro pecado y nuestros pecados estaban siendo tratados en la cruz. Isaías 53:6 dice que Dios cargó todos nuestros pecados en Cristo, El fue desamparado por Dios por causa de nuestros pecados (1 Co. 15:3), siendo hecho pecado por causa nuestra (2 Co. 5:21) para que Dios lo juzgara como nuestro Sustituto. Mientras Cristo estaba en la tierra, Dios el Padre siempre estaba con El (Jn. 8:29), pero en cierto momento durante la crucifixión, Dios le abandonó. Dios le abandonó en el aspecto económico, no en el aspecto esencial. En cuanto al aspecto esencial, Dios jamás podría abandonar a Cristo. En cambio, en el aspecto económico, Dios sí lo abandonó por un tiempo. Así, que El clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” En 1 Pedro 3:18 se revela que El fue abandonado por Dios en cuanto a una muerte sustitutiva. Este versículo dice que, siendo El, justo, Cristo murió por los injustos. Los modernistas dicen que la muerte de Cristo no fue para la redención, sino que solamente fue un martirio para bien de la gente. Decir eso es una herejía. Juan 1:29 dice: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Todo el pecado del mundo le fue cargado a Cristo en la cruz. El murió una muerte sustitutiva por nosotros para redimirnos de nuestros pecados, del juicio de Dios y de la perdición eterna. III. CRISTO ENTRA EN LA RESURRECCION QUE PRODUCE LA IGLESIA Después de pasar por Su muerte redentora, Cristo entró en la resurrección que produce la iglesia (Sal. 22:22-31).

A. En resurrección, Cristo llamó hermanos a Sus discípulos En la resurrección, Cristo llamó hermanos a Sus discípulos. Salmos 22:22 dice: “Anunciaré Tu nombre a Mis hermanos; en medio de la asamblea te alabaré”. En este versículo, el verbo “anunciaré” se refiere al Cristo resucitado, quien declara el nombre del Padre a Sus hermanos. Si El hubiese permanecido en la muerte, no habría podido declarar a Sus hermanos el nombre de Dios el Padre. Cristo estuvo en la tierra con Sus discípulos durante los tres años y medio de Su ministerio terrenal, pero nunca los llamó hermanos sino hasta la mañana del día que fue resucitado. Ese día el Señor le dijo a María: “Ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Jn. 20:17). Esto quiere decir que los discípulos fueron hechos hijos de Dios en la resurrección de Cristo. Antes de Su resurrección los discípulos no eran Sus hermanos debido a que no habían sido aún regenerados. Sin embargo, cuando Cristo fue resucitado, todos los creyentes, incluso usted y yo, fuimos resucitados con El y en El (Ef. 2:6). Mediante Su resurrección, nosotros fuimos regenerados (1 P. 1:3). La resurrección fue un gran parto, un gran nacimiento. Hechos 13:33 dice que la resurrección fue un nacimiento para Cristo. Cristo era el unigénito Hijo de Dios (Jn. 3:16), pero en la resurrección El fue engendrado como el primogénito Hijo de Dios y llegó a tener muchos hermanos (Ro. 8:29), los muchos hijos de Dios. En 1 Pedro 1:3 se dice que mediante la resurrección de Cristo, Dios regeneró a todos los creyentes. Algunos quizá piensen que fueron regenerados en cierta ocasión hace unos años. Sin embargo, todos fuimos regenerados en realidad al mismo tiempo antes de haber nacido. Una vez supe de una mujer que dio a luz siete hijos en un solo parto, pero eso no puede compararse con el gran nacimiento de muchos hijos que ocurrió por medio de la resurrección de Cristo. La resurrección de Cristo fue un nacimiento simultáneo de millones de hijos de Dios. En la resurrección, Cristo fue el primogénito Hijo de Dios, y nosotros le seguimos para ser los muchos hijos de Dios. El día de Su resurrección, El podía decir que Su Padre era nuestro Padre porque El y nosotros nacimos del mismo Padre. Nosotros, Sus creyentes, Sus discípulos, llegamos a ser Sus hermanos. B. Sus hermanos constituyen la iglesia La segunda mitad de Salmos 22:22 es muy significativa. Dice: “En medio de la asamblea ta alabaré”. La asamblea es la iglesia, y el pronombre te se refiere a Dios el Padre. En la mesa del Señor nosotros seguimos el ejemplo del Señor en cuanto a alabar al Padre. Después de recordar al Señor tomando el pan y el vino, seguimos al Señor y alabamos al

Padre, le adoramos. Conforme a la lógica, el versículo 22b debería decir: “En medio de ellos te alabaré”. Sin embargo, el Señor cambió el pronombre ellos por la asamblea. “Mis hermanos” llegaron a ser la iglesia, la asamblea. Los hermanos del Señor constituyen la iglesia (He. 2:11-12). C. El anunció el nombre del Padre a Sus hermanos y alabó al Padre en la iglesia En resurrección, Cristo anunció el nombre del Padre a Sus hermanos y alabó al Padre en la iglesia. Su resurrección en la resurrección que produce la iglesia. Hebreos 2:11-12 dice: “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré”. El que santifica es Cristo, y los que son santificados somos los creyentes. Tanto El como nosotros somos de Uno, es decir, provenimos del Padre. Hebreos 2:12 es una cita de Salmos 22:22. D. Su iglesia introduce Su reino para que El rija las naciones La iglesia de Cristo introduce Su reino para que El rija las naciones. Salmos 22:27-28 dice: “Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de Ti. Porque de Jehová es el reino, y El es rige las naciones”. Cristo tiene el reino y el regirá las naciones. La iglesia introduce el reino. De hecho, la iglesia es la realidad del reino y es precursora de la manifestación del reino. Hoy día la iglesia es el reino. Romanos 14:17 dice que la vida de iglesia es la vida del reino, o sea, el reino de Dios. Esto es, la iglesia es precursora del reino venidero, tal como el tabernáculo era un precursor del templo. La vida de iglesia hoy día es una miniatura, una precursora, del reino venidero de mil años. La iglesia es producida por la resurrección de Cristo, y el reino entrará en vigor por medio de la iglesia. E. Después de la alabanza que Cristo dirige a Dios en la iglesia, David exhorta al pueblo de Dios a que alabe a Jehová, y a toda la tierra a que le adore Después de la alabanza que Cristo dirige a Dios en la iglesia, David exhorta al pueblo de Dios a que alabe a Jehová, y a toda la tierra a que le adore (Sal. 22:23-26, 29-31). Salmos 22:23 dice: “Los que teméis a Jehová, alabadle; glorificadle, descendencia toda de Jacob, y temedle vosotros, descendencia toda de Israel”. Esto quiere decir que Cristo exhorta a

los judíos a que aprendan de la iglesia. Cristo fue el primero en alabar a Dios en la iglesia, y ésta le sigue en alabar a Dios. Ahora la descendencia de Jacob debe seguir a Cristo y cuando Jesús regrese, todo Israel se arrepentirá y será salvo (Ro. 11:26-27; Zac. 12:10). Entonces se unirán a nosotros para alabar a Dios. En la exhortación de David al final del salmo 22 vemos a la iglesia como el reino y vemos cómo todo el pueblo adora a Dios y alaba al Padre.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE ONCE CRISTO COMO PASTOR EN RESURRECCION Y COMO REY EN EL REINO DE DIOS Lectura bíblica: Sal. 23-24 Los salmos del 22 al 24 forman un grupo de salmos que revelan a Cristo desde Su crucifixión hasta Su reinado en la era venidera. En el salmo 22 vemos la muerte de Cristo, Su resurrección y Sus muchos hermanos producidos en Su resurrección para formar la iglesia. El salmo 23 habla acerca de Cristo como Pastor. Este Pastor hoy día está en Su resurrección. El salmo 24 habla de Cristo como Rey en el reino venidero de Dios. Así que, en estos tres salmos tenemos a Cristo crucificado, a Cristo resucitado, al Cristo que produce la iglesia, a Cristo como el Pastor que pastorea Su rebaño, la iglesia, y al Cristo que viene para ser el Rey. I. CRISTO COMO PASTOR EN SU RESURRECCION Salmos 23:1 dice: “Jehová es mi Pastor”. Cristo es nuestro Pastor y nosotros somos Su rebaño. En la Biblia se hace referencia a la iglesia como un rebaño. En Juan 10 el Señor dijo que El era el buen Pastor que reuniría las ovejas de entre Israel y de entre los gentiles para hacer de ellas un solo rebaño (vs. 14-16), el cual es la iglesia (1 P. 5:2; Hch. 20:28). Jehová, por supuesto, es el Dios divino, mientras que nosotros somos simplemente seres humanos. ¿Cómo es posible que Dios, Aquel que es divino, se acerque a nosotros los seres humanos para ser nuestro Pastor? Si Dios viniera a nosotros de manera directa, tal vez nos espantaríamos sumamente. La Biblia narra que esto ocurría cada vez que Dios se le aparecía a la gente (Ap. 1:17; Gn. 17:3; Dn. 8:17; Mt. 17:6). La Biblia también dice que nadie ha visto jamás a Dios (1 Ti. 6:16; Jn. 1:18; Ex. 33:20). ¿Cómo puede el Dios Triuno divino estar tan cerca de nosotros, tal como un pastor lo está de sus ovejas? Además, ¿cómo es posible que nosotros, pecadores y caídos como somos, seamos el

rebaño del Pastor divino? Con respecto a nuestra naturaleza caída, somos serpientes, víboras (Mt. 23:33) y “escorpiones”. El salmo 23 denota que este Pastor es Aquel que se hizo hombre, que murió en la cruz por nosotros a fin de redimirnos y lavarnos de nuestros pecados, y entró en la resurrección para llegar a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) con la meta de regenerarnos. Por ser El todo esto, El puede cambiar nuestra naturaleza. Ya que El ha dado estos tres pasos: 1) la encarnación; 2) la crucifixión, la cual tiene como fin redimirnos; y 3) la resurrección, la cual tiene como fin regenerarnos, El tiene toda la capacidad y todo lo necesario para ser nuestro Pastor. El no es solamente Dios, sino también hombre. El no sólo es divino, sino también humano. El murió por nuestros pecados, fue resucitado, y en Su resurrección El ha venido a ser el Espíritu vivificante. El Señor Jesús ahora es el Espíritu (2 Co. 3:17). Como Espíritu vivificante, El es nuestro Pastor interiormente. El no sólo está con nosotros, sino también dentro de nosotros. Nosotros éramos serpientes y escorpiones, pero hemos sido redimidos, lavados en Su sangre, y resucitados (Ef. 2:6) y regenerados. Puesto que todo esto ha sido llevado a cabo en nosotros, somos las ovejas del rebaño de Dios, la iglesia. Al encarnarse, ser crucificado, y resucitar para ser el Espíritu vivificante, Jehová, el Dios Triuno, ahora está calificado para ser nuestro Pastor. Mediante la redención, la purificación, la resurrección y la regeneración de que hemos sido objeto de parte Suya, nosotros estamos calificados para ser Su rebaño. El está calificado para ser nuestro Pastor y nosotros estamos calificados para ser Su rebaño. El salmo 23 es un salmo totalmente basado en Cristo como el Pastor en Su resurrección. En este salmo también podemos ver a Jehová como el Dios Triuno. El versículo 2 dice: “En verdes pastos me hace recostar”. El color verde representa las riquezas de la vida. Cuando vemos el verde de los árboles y los pastos, vemos las riquezas de la vida. Arboles amarillentos y secos y hierba pardusca son indicios de muerte. Los pastos verdes representan al Señor Jesús El Señor Jesús habló de esto en Juan 10. El dijo que Sus ovejas oirían Su voz y saldrían del redil en pos de El a fin de disfrutar de los pastos verdes, como un rebaño (vs. 9, 16). En Juan 10 Cristo es la puerta (v. 9), el Pastor (v. 11) y el pasto (v. 9). Cristo mismo es nuestro pasto, nuestro alimento. El es el lugar donde comen todas las ovejas. En Juan 6 Cristo dijo que El era el pan de vida (v. 35) para alimentarnos (v. 57). El “pan” de las ovejas es los pastos verdes, así que los pastos verdes son Cristo. Cristo puede ser nuestro pasto mediante Su encarnación, Su muerte y Su resurrección. Después de Su encarnación, muerte y resurrección, El está creciendo como pasto verde para que nos alimentemos.

Salmos 23:2b dice que Cristo como nuestro Pastor nos conduce a aguas de reposo. Las aguas de reposo son el Espíritu. El Espíritu es el agua, y Cristo es el pasto. El versículo 5 dice: “Unges mi cabeza con aceite”. Hebreos 1:9 habla del óleo de alegría. Este óleo representa al Espíritu. Juan 7:39 dice que antes de la resurrección de Cristo, todavía no había el Espíritu. Esto quiere decir que el Espíritu aún no había sido consumado. El Espíritu de Dios ha sido consumado por medio de la encarnación, la crucifixión y la resurrección de Cristo. En la resurrección de Cristo, el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Ahora El está disponible para nosotros porque El ha sido consumado. En el salmo 23, el Espíritu, tipificado por las aguas y por el aceite, representa al Espíritu consumado después de la resurrección de Cristo. Este salmo también dice que Cristo nos pastorea en cinco etapas. La primera etapa corresponde a los pastos y a las aguas de reposo (v. 2). Los pastos y las aguas son para que nos alimentemos, lo cual incluye un tierno cuidado y disfrute. La segunda etapa corresponde a las sendas de justicia (v. 3). Las sendas de justicia denotan nuestro andar. Luego de disfrutar a Cristo, de ser llenos de El y de ser nutridos por El, andamos en sendas de justicia. La tercera etapa corresponde al valle de sombra de muerte (v. 4). Ni el valle, ni la sombra ni la muerte son placenteros. El pastoreo de Cristo nos hace pasar por el valle de la sombra de muerte. La cuarta etapa es el campo de batalla (v. 5), donde peleamos contra los adversarios. Ahí, en el campo de batalla, se nos presenta una mesa, un banquete. Por último, la etapa final corresponde al hecho de morar en la casa de Dios todos los días de nuestra vida (v. 6). Me gustaría que consideráramos en cuál de estas cinco etapas del pastoreo de Cristo nos encontramos nosotros. La primera etapa es la inicial de disfrute. Esto equivale simplemente a la escuela primaria. En nuestro sistema educativo hay cinco etapas: la escuela elemental, la intermedia, la superior, la universidad y la escuela graduada. Esto se puede comparar con las cinco etapas del pastoreo de Cristo en el salmo 23. En cuanto a la experiencia de Cristo, muchos de nosotros estamos en la “escuela elemental”, mientras que otros están en el “bachillerato”. Un hermano que sea más maduro en el Señor y que haya sido un cristiano diligente por muchos años quizás ya haya pasado por las cinco etapas del pastoreo de Cristo. Ahora en su experiencia actual, él podría decir que en diferentes ocasiones experimenta las cinco etapas. A. La etapa inicial, la del disfrute en los pastos verdes junto a aguas de reposo El Cristo resucitado primero nos pastorea en la etapa inicial, la etapa de disfrute en pastos verdes junto a aguas de reposo (Sal. 23:1-2). Debido a que El es nuestro Pastor, nada nos faltará (Fil. 1:19b). Inmediatamente después de haber sido salvos entramos en

esta etapa inicial de disfrute. En Juan 21 el Señor Jesús le preguntó a Pedro si le amaba. Cuando Pedro contestó que sí, lo amaba, éste le pidió que apacentase a Sus corderos (v. 15). Como las madres que amamantan, nosotros también debemos cuidar con ternura y nutrir a los pequeños que estén bajo nuestro cuidado (1 Ts. 2:7). Poco después de que un niño nace, la madre lo alimenta para que crezca. En la etapa inicial de disfrutar a Cristo, los corderos, es decir, los niños de pecho, se alimentan de Cristo, quien es los pastos verdes (Jn. 10:9). Los lactantes no observan buenos modales al comer. Todos los corderitos se echan a comer sin pensar en los buenos modales. Cristo no nos hace sentar ordenadamente, sino que nos hace postrar, echar, en pastos verdes. Esta manera de comer, desprovista de buenos modales, es más disfrutable. Los corderitos que se echan a comer hierba en el campo no tienen que preocuparse por los buenos modales. Esto es parecido a que un niño de pecho esté en el regazo de su madre. No hacen falta los buenos modales. Por muchos años hemos estado alimentando a los corderos, es decir, a los que recién acaban de recibir al Señor. Ellos carecen por completo de “buenos modales” al disfrutar a Cristo. Es posible que un recién convertido diga: “Es verdad que he sido salvo, pero no tengo un profundo sentir de que el Señor sea tan bueno”. Esto no es amable. Quizás lo estemos alimentando, pero el carece de buenos modales. Esto se debe a que el es un cordero que se ha “echado”, en vez de haberse “sentado” a disfrutar al Señor como los pastos verdes. Cristo también nos conduce a aguas de reposo (Sal. 23:2b; 1 Co. 12:13b). Los pastos verdes son Cristo, y las aguas de reposo son el Espíritu. El Espíritu es las aguas tranquilas. Cuando salimos a cuidar de los nuevos creyentes, no sólo debemos alimentarlos con Cristo, sino que también debemos ayudarles a que beban del Espíritu. Debemos ayudarles a invocar el nombre del Señor y a orar. Esto equivale a ayudarles a que beban del Espíritu por medio de ejercitar su espíritu. Al participar de algún alimento, la comida siempre va acompañada de bebida. Cuando yo como, por lo regular me tomo dos vasos de agua. Así disfruto de un alimento confortable y reposado. Las aguas que bebemos están llenas de reposo. Si alguien nos sirviera comida y no nos diera nada de beber, no tendríamos mucho disfrute ni mucho reposo. No nos sentiríamos a gusto. A esto se debe que necesitemos a Cristo como nuestros pastos y al Espíritu como las aguas de reposo. En realidad, los pastos y las aguas se refieren a la misma persona. En un aspecto, El es nuestro pasto, nuestra comida, para alimentarnos. En otro aspecto, El es el Espíritu vivificante como aguas que nos traen el reposo necesario. Tanto el pasto como las aguas son el Cristo resucitado pneumático, quien es el Espíritu vivificante.

B. La segunda etapa, la de avivamiento y transformación en las sendas de justicia Salmos 23:3 dice: “Restaura mi alma; me guía por sendas de justicia por amor de Su nombre”. Esta es la segunda etapa. la de avivamiento y transformación en las sendas de justicia. Restaurar nuestra alma es avivarnos. La restauración además incluye renovación y transformación. Esto corresponde a la enseñanza noetestamentaria en Romanos 12:2, donde dice que necesitamos ser transformados por la renovación de nuestra mente, la cual es la parte principal de nuestra alma. En Su pastoreo, Cristo restaura, es decir, aviva y transforma nuestra alma. El nos restaura —nos aviva y nos transforma— en nuestra alma para hacernos seguir Su camino, es decir, andar en las sendas de justicia. Tanto las sendas como la justicia son Cristo. El Cristo resucitado es hoy día nuestras sendas. Para ser un buen hermano o una buena hermana, es necesario que Cristo sea nuestra senda, nuestro camino. Una hermana que no se comporte como una mujer no tiene a Cristo como senda. Un hermano que actúe de manera insensata no tiene a Cristo como senda. Algunos hermanos necesitan una senda especifica para ser ancianos. Otros necesitan una senda para ser colaboradores. También necesitamos una senda para actuar como cristianos y otra para trabajar en la economía de Dios. Necesitamos muchas sendas, las sendas de justicia, en nuestra vida y obra cristianas. Juan 7 dice que cuando bebamos del Espíritu vivificante como el agua viva, de nuestro interior fluirán, no sólo un río, sino ríos de agua viva (v. 38). Hay un río de una humanidad apropiada, un río de gentileza, un río de amor, un río de paciencia, etc. Necesitamos muchos ríos. Del mismo modo, necesitamos una senda de humildad, una senda de amor, una senda de paciencia, etc. Estas son las sendas de justicia. La justicia consiste en ser justos para con los demás delante de Dios conforme a Sus justos y estrictos requisitos. Debemos admitir que nos hacen falta las sendas para ser justos. Es necesario que tomemos las sendas de justicia siendo restaurados —avivados y transformados— en nuestra alma, la cual comprende nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Estas deben ser adecuadas y balanceadas. De otra manera, no podemos ser justos para con el hombre ni para con Dios. Cristo nos pastorea en las sendas de justicia. Un pastor usa un cayado para guiar e instruir a las ovejas. Las ovejas tiene la tendencia a apartarse. El pastor usa su cayado para corregir a las ovejas y mantenerlas en el camino correcto junto con el rebaño. Muy a menudo nuestra conducta va por el camino incorrecto, así que necesitamos que Cristo nos corrija.

Tal vez sea difícil ser una dama o un caballero, pero ser cristiano es mucho más difícil. Los cristianos deben ser las personas más adecuadas. En ocasiones las hermanas no se cortan el cabello adecuadamente, por lo cual algo no está bien en cuanto a su cabello. Si no compramos la clase de zapatos que vaya de acuerdo con la personalidad de un cristiano, mostramos que algo anda mal en cuanto a nuestra persona. Es necesario que seamos justos en todo. Los hermanos deben cortarse el cabello de una manera apropiada y deben usar corbatas adecuadas. Debemos ser justos no sólo en cuanto a lo ético o lo moral, sino también en lo material. Algunos hermanos jóvenes que vinieron a la vida de iglesia en Los Angeles a finales de los años sesenta se vestían muy mal. Sin embargo, después de estar en la vida de iglesia por algún tiempo, comenzaron a vestirse de una manera apropiada y se cortaron la barba y el cabello. Un hermano vino a una reunión y se sentó descalzo en la primera fila. En poco tiempo, este hermano comenzó a ponerse zapatos y luego comenzó a usar calcetines también. Esto fue una evidencia de la obra transformadora del Señor dentro de él. Estos jóvenes cambiaron sin la ayuda de correcciones externas y sin que nadie los corrigiera. Esto nos muestra que tenemos que ser correctos no sólo en lo ético y moral, sino también en lo físico y material. Los cristianos somos gente elevada. A fin de ministrar la Palabra, la ley interna de vida requiere que yo me vista de manera adecuada. Luego mi presentación es la de una persona común y adecuada. Todos tenemos que estar bajo el pastoreo del Señor en todo lo que hagamos. Su pastoreo constituye una clase de balance, corrección o ajuste. El nos guía (para andar conforme al espíritu) por sendas de justicia (para cumplir los requisitos de la justicia, Ro. 8:4). La justicia sólo puede ser satisfecha por los que andan conforme al espíritu. Tenemos tres partes: el cuerpo, el alma y el espíritu (1 Ts. 5:23). No debemos actuar conforme a nuestro cuerpo, porque el cuerpo está lleno de lujurias. No debemos proceder conforme a nuestra alma, porque está llena de opiniones. En vez de eso, debemos actuar conforme a nuestro espíritu. Cuando andamos conforme al espíritu, cumplimos los justos requisitos de la ley. Cristo como nuestro Pastor nos guía por sendas de justicia por amor de Su nombre, es decir, en la persona del Cristo pneumático y resucitado. Mateo 28:19 dice que debemos bautizar a las personas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El nombre denota la persona. Por amor de Su nombre significa por amor de Su persona. Hoy día Jesucristo, como persona viva, es el Cristo pneumático en Su resurrección. El es el Espíritu vivificante. El nos guía internamente para que andemos en las sendas de

justicia en Sí mismo, quien es la Persona. De esta manera, El es un Pastor dentro de nosotros. C. La tercera etapa, la de experimentar la presencia del Cristo resucitado pneumático cuando pasemos por valles de sombra de muerte La tercera etapa es aquella en la cual experimentamos la presencia del Cristo resucitado pneumático cuando pasamos por valles de sombra de muerte (Sal. 23:4). Aunque andemos en valles de sombra de muerte, no temeremos mal alguno porque el Cristo pneumático estará con nosotros (2 Ti. 4:22). Esto significa que experimentamos Su presencia. El hecho de que El esté con nosotros significa que estamos disfrutando Su presencia. Su presencia es para nosotros un consuelo, un auxilio y un poder que nos sustenta cuando andamos en valles de sombra de muerte. Los seres humanos no podemos evitar los problemas propios de vivir en la tierra. Una esposa que cuide del marido y de los hijos puede repentinamente enfermarse tanto que ni siquiera pueda caminar. Entonces el marido entra en un valle, el cual está bajo sombra y lleno de muerte. Tal vez algunos santos tengan hijos incapacitados. Esto hace que estos santos entren en un valle. Quizás un hermano sea anciano en una localidad, y tal vez el Señor de pronto lleve a ese lugar a otro anciano, con el cual le resulte difícil estar en coordinación. Este otro anciano llega entonces a ser el valle de sombra de muerte para el primer anciano. El primer anciano no puede discutir con el recién llegado porque si lo hace ofenderá su espíritu. Tiene que ser unánime con él. Además, su espíritu no le permitiría retirarse. El tiene que permanecer en el valle y sufrir. Todo lo anterior son ejemplos de lo que puede ser el valle de sombra de muerte. Hace como cinco años fui llevado a un valle. En 1987 estaba en Taipei trabajando día y noche en la Versión Recobro del Nuevo Testamento en chino. Luego regresé a los Estados Unidos a finales de ese mismo año y encontré que había un conflicto entre los hermanos aquí. Durante ese conflicto estuve en un valle. Cuando estamos en el valle la mejor manera de seguir adelante es descansar. Las pruebas que se nos presentan en el valle siempre nos tientan a hacer algo que nos permita salir del valle. Sin embargo, cuanto más hacemos, más extenso se hace el valle. Simplemente necesitamos estar tranquilos y descansar. Nuestro descanso en el Señor acortará el valle, reducirá la sombra y quitará la muerte. No debemos hablar de que estamos en el valle. Cuanto más hablamos, tanto más amplio se vuelve el valle. Lo mejor es olvidar que estamos en el valle, dado que tenemos al Señor con nosotros. No debemos temer mal alguno, porque El está con nosotros. En 2

Timoteo 4:22 dice que el Señor está con nuestro espíritu. El Señor no sólo está dentro de nosotros de una manera general, sino que El está en nuestro espíritu de una manera especial. Si al estar en el valle hemos tenido la experiencia adecuada, podremos testificar que fue un lugar en el cual pudimos disfrutar muy estrechamente al Señor. En 1943 hubo un gran avivamiento en la iglesia en Chifú, mi pueblo natal en la China continental. En esos tiempos estábamos bajo el yugo de la invasión japonesa. Los japoneses se preguntaban cómo podía yo atraer tanta gente. Me observaron en secreto por varios meses y luego, en mayo de 1943, me arrestaron. Me llevaron a los cuarteles de la policía militar, donde estuve encarcelado por treinta días. Eso fue para mí un valle de muerte. El ejercito invasor japonés asesinó a millares de chinos durante la guerra, así que a mí pudieron haberme matado también. Estuve bajo sus amenazas y torturas durante dos sesiones diarias de tres horas cada una. Un día pusieron a un joven griego en la misma celda en que yo estaba. Los dos hablábamos un poco de inglés, de tal modo que podíamos comunicarnos. Los japoneses no sabían esto. Un día decidieron no darme de comer. Uno de ellos se acercó y, puesto que él no hablaba chino, señaló hacia el cielo, dando a entender que le pidiera de comer a mi Dios. El joven griego, sin embargo, insistió en compartir conmigo su comida. Los dos nos hicimos muy buenos amigos. Después de varis semanas, sacaron al joven griego y yo me quedé solo en mi celda. Un día, estando solo, estuve orando y tuve el profundo sentir de que el Señor estaba conmigo de un modo íntimo y especial. Yo estaba en el valle, y el Señor me ayudó a no temer mal alguno. A la postre, el Señor me protegió y me preservó de todo daño. Después de treinta días los japoneses me liberaron. Eso constituyó una verdadera experiencia y disfrute de la presencia del Señor en el profundo valle de sombra de muerte. En el valle de sombra de muerte, la vara y el cayado del Señor —Su protección, Su guía y Su sostén— nos consuelan. La vara es para protección. Si un lobo se acerca, el pastor usa su vara para proteger al rebaño. El cayado es para entrenar, para dirigir, para guiar y también para sostener. El Señor tiene la vara para protegernos y tiene el cayado para entrenarnos, para instruirnos, para guiarnos y para sostenernos. En el valle de sombra de muerte experimentamos la protección y la guía del Señor.

D. La cuarta etapa, la de disfrutar más profunda y elevadamente al Cristo resucitado Ahora hablaremos de la cuarta etapa, la de disfrutar más profunda y elevadamente al Cristo resucitado (Sal. 23:5). El Señor adereza una mesa, un banquete, delante de nosotros en presencia de nuestros adversarios (1 Co. 10:21). La mesa del Señor es un banquete. El día del Señor, cuando venimos a Su mesa para participar del banquete, lo hacemos siempre en presencia de nuestros adversarios. Para nosotros, cada día es una batalla. Los cristianos tenemos que luchar. De lo contrario, seremos derrotados. Es posible que haya adversarios en nuestros asuntos, en nuestro hogar y hasta en la iglesia. Por un lado, disfrutamos el banquete del Señor y por otro, debemos luchar para obtener la victoria. Si somos derrotados durante la semana, nos será difícil disfrutar la mesa del Señor. Antes de asistir a la misma, tenemos que pelear la batalla en el Señor durante toda la semana. Así, cuando estemos en Su mesa, podremos disfrutar al Señor ricamente como nuestro banquete. En la cuarta etapa, es decir, en la etapa de disfrutar más profunda y elevadamente al Cristo resucitado, el Señor unge nuestra cabeza con aceite (con óleo de alegría, He. 1:9); y nuestra copa (de bendición, 1 Co. 10:16a) esta rebosando. Ungir la cabeza equivale a ungir todo el cuerpo. El salmo 133 habla del ungüento sobre la cabeza, la cual desciende hasta el borde de las vestiduras. Sin duda, esto se refiere al ungir del Espíritu vivificante y compuesto en la resurrección de Cristo. Todas las riquezas de lo que Cristo es y ha hecho constituyen este ungüento compuesto de la unción. La Biblia usa la palabra copa para denotar bendición. La copa de bendición está rebosando. Salmos 23:5 habla de la mesa, del banquete, el cual es Cristo con Sus riquezas para nuestro disfrute. Luego tenemos el aceite de la unción, el cual es el Espíritu. Más adelante vemos la copa de bendición, la cual se refiere al Padre. El Padre es la bendición, más aún, El es la fuente de toda bendición. Así que, en el versículo cinco se encuentra el Dios Triuno: el Hijo como el banquete, el Espíritu como el aceite de la unción, y el Padre como la fuente de bendición. E. La quinta etapa, la de disfrutar de la bondad y de la benevolencia divinas en la casa de Jehová toda la vida Salmos 23:6 habla de la quinta etapa, la de disfrutar de la bondad y de la benevolencia divinas en la casa de Jehová toda la vida. Ciertamente el bien y la benevolencia nos seguirán (la gracia de Cristo y el amor de Dios estarán con nosotros, 2 Co. 26:13-14) todos los días de nuestra vida (en esta era). El bien se refiere a la gracia de Cristo, la

benevolencia se refiere al amor del Padre, y seguir se refiere a la comunión del Espíritu. En 2 Corintios 13:14 se revela el mover del Dios Triuno para que disfrutemos todas Sus riquezas. La gracia del Hijo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu están con nosotros. Esto comprende la quinta etapa de nuestro disfrute del Dios Triuno en el salmo 23. Con el tiempo, este disfrute nos hará entrar en la casa de Dios. Moraremos en la casa de Jehová (la iglesia y la Nueva Jerusalén, 1 Ti. 3:15-16; Ap. 21:2-3, 22) todos los días de nuestra vida (en la era actual y en la era venidera, así como también en la eternidad). Nuestros días no sólo se cuentan en esta era, sino también en la era venidera y en la eternidad. Viviremos por la eternidad; así de extensos serán nuestros días. Hoy día estamos en la iglesia. Si somos vencedores, estaremos en el reino de mil años en el Nueva Jerusalén. Al final, en la eternidad estaremos en la Nueva Jerusalén con todos los santos escogidos y redimidos. La casa de Dios es nuestra morada, donde disfrutamos al Dios Triuno: la gracia del Hijo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu. Hoy día disfrutamos al Dios Triuno en la iglesia, y en el futuro el disfrutaremos en la Nueva Jerusalén. Si no estamos en la iglesia, perdemos el pastoreo de Cristo. Fuera de la iglesia, es decir, sin la iglesia, no hay manera de que Cristo nos pastoree. Esto se debe a que El es el Pastor del rebaño, el cual es la iglesia. Salir de la iglesia es salir del rebaño y el Pastor siempre está con el rebaño. Estar en la iglesia es un disfrute. Sin la iglesia, yo no quisiera vivir en la tierra. Sin la iglesia, yo tendría ningún disfrute. A muchos les gustan los entretenimientos mundanos y pecaminosos, de ahí que les guste tener fiestas y asistir a distintos clubs. Nosotros no hacemos lo mismo porque la iglesia es nuestro “club”, la iglesia es nuestra “fiesta”, la iglesia es nuestro entretenimiento. El mejor lugar para entretenernos es la vida de iglesia. Si decidimos quedarnos en casa por la tarde en vez de asistir a la reunión de la iglesia, sufriremos una pérdida. Para evitar este sufrimiento, debemos asistir a las reuniones de la iglesia. En las reuniones de la iglesia, en la casa de Dios, podemos disfrutar de la bondad divina (la gracia de Cristo) y la benevolencia divina (el amor de Dios), lo cual nos sigue (en la comunión del Espíritu Santo) todos los días de nuestra vida. Los seres humanos por naturaleza necesitamos ser sociables. Si llevamos a cabo nuestras actividades sociales en el lugar equivocado, esto nos causará problemas. El mejor lugar para ser sociables es la iglesia. La iglesia es la sociedad adecuada. Al final, la iglesia tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén, donde nos reuniremos por la eternidad.

II. CRISTO COMO REY EN EL REINO DE DIOS El salmo 24 revela a Cristo como Rey en el reino de Dios. Esto ocurrirá en la era venidera. A. El entendimiento de que la tierra y su plenitud son el reino de Dios En Salmos 24:1-2 vemos claramente que la tierra y su plenitud, así como el mundo y los que en él habitan, todo lo que El fundó sobre los mares y estableció sobre los ríos, son el reino de Dios. El pensamiento contenido en estos dos versículos es muy bueno. B. La mezcla de los conceptos de David En los versículos 3-6 vemos de nuevo la mezcla de los conceptos de David. En estos versículos, el concepto natural de David se hace patente nuevamente. David dijo: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién se sentará en Su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha puesto su alma en falsedad, ni ha jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de su salvación. Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan Tu rostro como Jacob”. Estos versículos no tienen nada que ver con el reino de Dios y sin embargo, son muy parecidos al salmo 15. No debemos culpar mucho a David por su concepto natural ya que nosotros somos iguales a él. Debemos recordar que David todavía vivía en la carne. Por esto hay dos clases de conceptos en los salmos; el concepto humano y el divino. C. El Cristo victorioso es el Rey venidero en el reino eterno de Dios Los versículos 7-10 sin duda son una buena continuación del versículo 2. Estos versículos nos muestran al Cristo victorioso como el Rey venidero en el reino eterno de Dios. El versículo 7 dice: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotros, portones antiguos, y entrará el Rey de gloria”. Las puertas se refieren a las ciudades de las naciones. Los portones se refieren a las casas de las personas. Los portones antiguos representan expectación y espera acompañadas de perseverancia (Fil. 3:20; 1 Co. 1:7). Esto indica que los que habitan la tierra han estado esperando y aguardando la segunda venida de Cristo. En Hageo 2:7 dice que Cristo es el Deseado de todas las naciones. Todas las naciones, en un sentido general, están en espera de que Cristo venga, pero Cristo no vendrá tan pronto como pensamos. Así que, tenemos que esperar y aguardar con perseverancia Su venida.

Debido a que debemos aguardar con perseverancia Su venida, tendremos un semblante decaído como señal de desánimo. Por eso el salmista dice: “Alzad vuestras cabezas”. Si esperamos que alguien muy querido venga y no viene, nuestro semblante decae. Mas si recibimos una llamada telefónica en la cual nos dice que ya viene, alzaremos nuestra cabeza, es decir, seremos animados para esperar su venida. Tenemos que alzar nuestras cabezas, porque el Rey de gloria entrará (vs. 7, 9; Lc. 21:27; Mt. 25:31). Debemos estar preparados para darle la bienvenida. Salmos 24:8 pregunta: “¿Quién es este Rey de gloria?” El Rey de gloria es “Jehová el fuerte y valiente, Jehová el valiente en la batalla”. Jehová es Jesús, y El es la incorporación del Dios Triuno en resurrección. El es Aquel que es valiente en la batalla y victorioso. El versículo 9 dice: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotros, portones antiguos, y entrará el Rey de gloria”. “Alzad” indica que tenemos la fuerza para hacerlo. En tal caso uno puede actuar por sí mismo y alzarse por sí mismo. El Rey de gloria, a quien le damos la bienvenida, es Jehová de los ejércitos. El es Jehová de los ejércitos. Jehová es el Dios Triuno encarnado, crucificado y resucitado. El es Aquel que viene en Su resurrección para tomar posesión de toda la tierra, para tomarla como reino Suyo. El Rey de gloria es Jehová de los ejércitos, el Dios Triuno consumado que está incorporado en el Cristo venidero y victorioso (v. 10). Hemos visto que el salmo 23 revela a Cristo como Pastor en Su resurrección, y que el salmo 24 revela a Cristo como Rey en el reino de Dios. ¡Aleluya por el Cristo que pastorea, y aleluya por el Cristo que reina! ¡Aleluya por nuestro Cristo quien es nuestro Pastor hoy y quien será nuestro Rey en el futuro!

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE DOCE EL DISFRUTE QUE SE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS Lectura bíblica: Sal. 5:7; 11:4; 18:6; 20:2; 23:6; 26:8; 27:4-6; 34:8; 36:7-9 En este mensaje queremos ver la revelación del disfrute que se tiene de Dios en la casa de Dios en el primer libro de los Salmos, el cual incluye los salmos 1—41. En la comunión que hemos tenido hasta ahora, hemos visto cuatro estaciones principales con respecto a Cristo, que son: Salmos 2, 8, 16 y 22-24. Es necesario que todos veamos los aspectos de Cristo revelados en estos salmos. El salmo 2 nos dice que Cristo es el Ungido de Dios. El salmo 8 revela a Cristo como Aquel que se encarnó y que fue coronado,

Aquel que es admirable en toda la tierra. El salmo 16 revela a Cristo en Su vivir humano. Muestra que Cristo vivió en esta tierra como un Dios-hombre, murió en la cruz, resucitó y luego ascendió a la diestra de Dios. El salmo 22 nos muestra a Cristo crucificado y resucitado para producir a Sus hermanos a fin de que constituyan Su Cuerpo, la iglesia. Luego en resurrección en el salmo 23, El llegó a ser nuestro Pastor, pastoreándonos a través de cinco etapas de disfrute. Por último, El vendrá de nuevo para ser el Rey de gloria, tal como se revela en el salmo 24. Estos salmos nos presentan a un Cristo completo. Luego de estas primeras cuatro estaciones con respecto a Cristo en los Salmos, los salmos 25-41 siguen como un grupo de salmos que nos muestran las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en su disfrute de Dios en la casa de Dios. En estos diecisiete salmos, el punto principal, el punto mayor, el punto crucial, es el disfrute que se tiene de Dios en la casa de Dios. ¡Tenemos que comprender que hay un lugar donde Dios puede ser hallado! Por un lado, El no es un Dios que vaga, pero por otro lado, El es omnipresente. El está en todas partes. Por tanto, aunque El es el Dios universal, el Dios universal hoy día tiene un lugar donde puede ser hallado. La casa en la que vivimos tiene una dirección, lo cual indica que tenemos un lugar donde podemos ser hallados. Otras personas pueden escribirnos cartas si conocen nuestra dirección y la ciudad en que vivimos. Debido a que tenemos un domicilio, podemos recibir cartas. Hoy día nuestro Dios tiene un lugar donde puede ser hallado. El tiene una dirección, así que podemos ponernos en contacto con El. En los salmos 25—41 podemos ver cuál es el lugar donde Dios puede ser hallado. Tal lugar también es mencionado en los salmos precedentes. El Dios universal puede ser hallado en Su casa, Su morada. I. LA REVELACION DE LOS SALMOS COMIENZA CON EL HECHO DE QUE EL SALMISTA DA ENFASIS A LA LEY, Y EL ESPIRITU HACE QUE EL SALMISTA SE VUELVA A CRISTO La revelación de los salmos comienza con el hecho de que el salmista da énfasis a la ley, y el Espíritu hace que el salmista se vuelva a Cristo (Sal. 1—2). Cuando el salmista dio comienzo al salmo 1 dándole énfasis a la ley, estaba yendo en la dirección equivocada. En el primer salmo, el salmista al ir en pos de Dios estaba conduciendo en la carretera equivocada, así que el Espíritu lo hizo volverse al camino correcto. En el salmo 2 el salmista comenzó a disfrutar a Cristo, es decir, comenzó a refugiarse en este Cristo y a besar a este Cristo (v. 12). En la vida humana, besar es el mejor y más

elevado disfrute. Cuando nace un niño, a los padres y a los abuelos les gusta besarlo. Si alguna persona no tuviera a quien besar, sin duda sería la persona más miserable de la tierra. Salmos 2:12 nos dice que besemos al Hijo. Besar a Cristo es disfrutar a Cristo. Algunos tal vez se pregunten dónde, con respecto a nuestra relación con Cristo, se encuentra en la Biblia la palabra disfrute. Aunque esta palabra no está en la Biblia, el hecho de disfrutar a Cristo sí está allí. Lo mismo ocurre en el caso de las palabras trinidad y triuno. Aunque esas palabras no están en la Biblia, los primeros padres de la iglesia descubrieron el hecho bíblico de que nuestro Dios es triuno, es decir, de que El es la Trinidad Divina. Del mismo modo, la palabra disfrute no se encuentra en las Escrituras, pero el hecho sí. En el salmo 2 se nos dice que besemos al Hijo. El Hijo es un título agradable. Besar al Hijo es disfrutar al Hijo. El disfrute de Cristo en los salmos comienza con besar al Hijo en el salmo 2. Este disfrute continúa en el salmo 8, en el cual el salmista declara: “Cuán admirable es Tu nombre en toda la tierra” (vs. 1, 9). El salmo 16 también está lleno de disfrute. El versículo 11 de este salmo dice: “Me darás a conocer la senda de la vida; en Tu presencia hay plenitud del gozo; delicias a Tu diestra para siempre”. El salmo 22 nos da un vívido cuadro de la muerte de Cristo en la cruz. Este salmo también nos muestra Su resurrección, la cual produce la iglesia (v. 22). En la resurrección de Cristo, Su Dios es nuestro Dios, Su Padre es nuestro Padre (Jn. 20:17), y nosotros somos Sus hermanos. El apóstol Pablo citó Salmos 22:22 en Hebreos 2:12, señalando que los hermanos del Señor son la iglesia. El salmo 23 está lleno del disfrute de Cristo como nuestro Pastor. A muchos cristianos les encanta el salmo 23, pero no son muchos los que comprenden que en este salmo es necesario besar a Cristo, el Pastor. En el mensaje anterior vimos que Cristo como nuestro Pastor nos conduce por cinco etapas de disfrute. La primera etapa corresponde a los verdes pastos y a las aguas de reposo (v. 2). La segunda etapa corresponde a las sendas de justicia (v. 3), y la tercera etapa corresponde a experimentar la presencia de Cristo al andar por el valle de sombra de muerte (v. 4). La cuarta etapa es el más profundo y elevado disfrute del Cristo resucitado, en el cual disfrutamos la mesa del Señor en presencia de nuestros adversarios (v. 5). Esto denota que estamos disfrutando al Señor en el campo de batalla. La quinta y última etapa es el disfrute de la benignidad y benevolencia divinas por toda una vida en la casa de Jehová (v. 6). El salmo 24 muestra que el Cristo victorioso, el Rey de gloria, viene a reinar como Rey en el reino de Dios. Todos estos puntos en los salmos indican que Cristo es disfrutable.

II. EL DISFRUTE DE CRISTO CONDUCE AL SALMISTA A DISFRUTAR A DIOS EN LA CASA DE DIOS El disfrute de Cristo conduce al salmista a otro estado de disfrute: a disfrutar a Dios en la casa de Dios (Sal. 25—41). Dios mismo es disfrutable, y Su morada también es disfrutable. Salmos 27:4 dice: “Una cosa he pedido a Jehová, ésta buscaré; que more yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en Su templo”. Lo que David le pedía a Dios y buscaba era morar en la casa de Dios para contemplar Su hermosura. Salmos 27:4 nos muestra que Dios es una persona adorable que tiene una morada adorable. El salmo 36 también nos dice que podemos ser totalmente saciados con la grosura, es decir, con la abundancia, de la casa de Dios (v. 8). A. El Dios universal puede ser hallado en Su casa, Su morada El Dios universal puede ser hallado en Su casa, Su morada. Las Escrituras revelan que Dios tiene un lugar donde puede ser hallado. Fuera de Cristo no podemos hallar a Dios (Col. 2:9). Cristo es el lugar donde Dios puede ser hallado, y la dirección de Dios es una sola palabra: Cristo. Cristo es la dirección y la ciudad donde vive Dios. Si dijéramos: “Oh Dios, ¿dónde estás?” El contestaría: “Estoy en Cristo”. Si venimos a Cristo, nos encontraremos con Dios. Siempre que invocamos, diciendo: “Señor Jesús”, tenemos la sensación de que Dios está con nosotros. La revelación de la casa de Dios, Su morada, no es muy simple. En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios tenía Su residencia en los cielos (1 R. 8:30b, 39a, 43a) y también tenía un “lugar de retiro” en el monte de Sión en el centro de Jerusalén en Palestina (Sal. 76:2b; 135:21; Is. 8:18). En el centro de Jerusalén había un templo, el cual podía ser considerado como el lugar de retiro de Dios. Muchos ricos tienen un lugar de residencia y un lugar de retiro. La residencia es bastante común, mientras que el lugar de retiro es algo muy especial. Si hace mucho calor o mucho frío, uno se va a su lugar de retiro. El templo en el monte de Sión en Jerusalén era el lugar de retiro de Dios. Parece que a nuestro Dios no le satisfacía mucho quedarse en los cielos, así que se retiraba a Su templo en el monte de Sión. El quiso dejar a los millones de ángeles en los cielos y descender a la tierra para estar con los seres humanos por un tiempo. Al final del libro de Exodo vemos que cuando el tabernáculo fue erigido, la gloria de Dios llenó el tabernáculo (40:33-35). Más tarde, cuando Salomón edificó el templo, la gloria del Señor llenó el templo (1 R. 8:10-11). Dios estuvo muy contento cuando el tabernáculo y el templo fueron edificados. Cuando a un hombre rico le preparan su lugar de retiro,

está deseoso de ir allá. Tal lugar de retiro puede ser un poco más pequeño que su residencia, pero ese lugar más pequeño es más agradable para él. A Dios le agradó bajar a estar en el templo en Jerusalén. 1. El Cristo encarnado es el tabernáculo y el templo de Dios En el Antiguo Testamento, tanto la residencia de Dios en los cielos como Su lugar de retiro en el monte de Sión en Jerusalén eran materiales. En cambio, en el Nuevo Testamento, la residencia de Dios es espiritual. En el Nuevo Testamento, Cristo es el tabernáculo de Dios y el templo de Dios (Jn. 1:14; 2:21). 2. La iglesia como el agrandamiento de Cristo es el templo agrandado de Dios, Su morada Cristo ha sido agrandado, y el Cristo agrandado es la iglesia, el templo agrandado de Dios. La iglesia como el agrandamiento de Cristo es el templo agrandado de Dios, Su morada. En 1 Corintios 3:16 Pablo dijo que los creyentes eran corporativamente el templo de Dios; en Efesios 2:22 él dijo que estamos siendo juntamente edificados para ser la morada espiritual de Dios; y en 1 Timoteo 3:15 Pablo dijo que la iglesia es la casa del Dios viviente. En primer lugar, Dios está en Cristo. Cuando invocamos el nombre de Cristo, obtenemos a Dios. Además, Dios está en la iglesia. La iglesia, por supuesto, no es un edificio material. Los creyentes somos la iglesia. Cuando nos reunimos, somos la iglesia en cuanto a la práctica, y Dios mora en nosotros y entre nosotros. A menudo, cuando estoy en una reunión, no quiero despedirme de los demás. Me siento muy contento y muy a gusto cuando estoy con los santos en una reunión. Cuando estamos en la casa en vez de estar en una reunión, tal vez no nos sintamos tan a gusto. No hay comparación entre lo que sentimos en la casa y lo que sentimos en las reuniones. Algunos santos tienen que manejar una gran distancia para ir a las reuniones. ¿Por qué lo hacen? No es que estén locos. Lo hacen porque quieren disfrutar a Dios en la casa de Dios, la iglesia. Dios está en Cristo y en la iglesia. A veces tenemos problemas y nos desconcertamos, no sabiendo qué hacer. Quizá oremos con el deseo de conocer la voluntad de Dios, pero parece como si nuestra oración no sirviera de nada. Luego tal vez vengamos a la reunión de la iglesia y en la reunión recibamos la luz, y todo se nos aclare. Esto se debe a que Dios está en la iglesia.

3. En la consumación final, la Nueva Jerusalén es constituida por el pueblo redimido de Dios, quien es el tabernáculo para Dios a fin de que El disfrute a Su pueblo redimido, y por el Dios Triuno Redentor, quien es el templo para los redimidos de Dios a fin de que ellos disfruten a su Dios Triuno Redentor en la eternidad En la consumación final, la Nueva Jerusalén será constituida por el pueblo redimido de Dios, quien es el tabernáculo para Dios a fin de que El disfrute a Su pueblo redimido, y por el Dios Triuno Redentor, quien será el templo para el pueblo redimido de Dios a fin de que ellos disfruten a su Dios redentor en la eternidad. Apocalipsis 21:2 y 3 nos dicen que en eternidad futura nosotros, el pueblo que Dios ha redimido, seremos un tabernáculo para Dios a fin de que Dios nos disfrute. Luego el versículo 22 dice que el Señor Dios todopoderoso y el Cordero son el templo. Esto indica que el Dios Triuno será el templo para nosotros a fin de que nosotros le disfrutemos a El como nuestro Dios Redentor en la eternidad. Por consiguiente, la Nueva Jerusalén es un morar mutuo de Dios y el hombre a fin de que se disfruten mutuamente. La Nueva Jerusalén será una composición de Dios y nosotros. Para Dios, nosotros seremos la Nueva Jerusalén como el tabernáculo a fin de que El more ahí y disfrute. Para nosotros, Dios será la Nueva Jerusalén como el templo a fin de que nosotros moremos ahí y disfrutemos. El disfrute en la Nueva Jerusalén es el disfrute de Dios y también el nuestro. Tenemos que ver el disfrute en la Nueva Jerusalén. En la Nueva Jerusalén hay un río que fluye, el cual es el río de agua de vida. Este río es resplandeciente como cristal (Ap. 22:1). En este río cristalino, el árbol de vida crece y produce doce frutos, dando cada mes su fruto (v. 2). En la Nueva Jerusalén hay un nuevo fruto cada mes. El fruto del árbol de vida será el alimento de los redimidos de Dios por la eternidad. Comer el fruto del árbol de la vida será nuestro disfrute. Hoy día Dios puede ser hallado en Cristo y en la iglesia. En la era venidera y en la eternidad Dios podrá ser hallado en la Nueva Jerusalén. ¿Queremos ver a Dios, encontrar a Dios, reunirnos con Dios y visitar a Dios? Tenemos que ir a Cristo, la iglesia y la Nueva Jerusalén. Disfrutar a Dios en Su casa significa que debemos estar en Cristo, en la iglesia y, al final, en la Nueva Jerusalén. De otro modo, no veremos a Dios. B. La experiencia inicial del salmista en el disfrute de la casa de Dios Al comienzo de los salmos vemos la experiencia inicial del salmista en el disfrute de la casa de Dios.

1. Adora hacia el santo templo de Dios en el temor de Dios En Salmos 5:7, el salmista le dijo a Dios: “Me postraré ante Tu santo templo en Tu temor”. Esta era su experiencia fuera de la casa de Dios. 2. Entra en la casa de Dios por la abundancia de Su benignidad Luego el salmista habló de entrar a la casa de Dios por la abundancia de Su benignidad (Sal. 5:7). Si alguien tuviera el privilegio de entrar en el templo del monte de Sión, tendría que hacerlo bajo la abundancia de la benignidad de Dios. En realidad, entrar en el templo mismo era un disfrute de la abundancia de la benignidad de Dios. Cuando entramos en la casa de Dios, es posible que digamos: “¡Qué amor, qué benignidad y qué gracia el hecho de que yo esté aquí en la morada de Dios!” Esto es disfrutar a Dios en la casa de Dios. 3. Se da cuenta de que Dios está en Su santo templo sobre Su trono en el cielo Salmos 11:4 dice que Dios está en Su santo templo sobre Su trono en el cielo, contemplando con Sus ojos y examinando a los hijos de los hombres. El examina o pone a prueba a los hijos de los hombres tal como se pone el oro en un crisol para probarlo y purificarlo. Los sufrimientos y las pruebas de la humanidad están bajo la soberanía de Dios a fin de poner a prueba a los hombres. Salmos 11:4 dice que los párpados de Dios examinan a los hijos de los hombres. Cuando contemplamos algo, hacemos uso de nuestros párpados. Al contemplar a los hijos de los hombres, Dios los examina. 4. Aprecia que Dios haya oído desde Su templo el clamor del salmista en su angustia En Salmos 18:6 el salmista aprecia que Dios haya oído desde Su templo su clamor en su angustia. Es difícil decir si el templo aquí mencionado se refiere a la residencia de Dios en los cielos o al templo material en el monte de Sión, Su lugar de retiro en la tierra. Como quiera que se vea, este versículo describe el disfrute inicial y elemental que se obtiene de Dios con respecto a Su casa.

5. Bendice a otros pidiendo que Dios les envíe Su ayuda desde Su santuario y los sostenga desde Sión El salmista disfrutó a Dios en Su casa, así que bendijo a otros conforme a su experiencia. Bendijo a otros pidiendo que Dios les enviase Su ayuda desde Su santuario y los sostuviese desde Sión (Sal. 20:2). Esta palabra Sión se refiere al templo de Jerusalén. Cuando Dios iba a Su lugar de retiro y permanecía ahí, en el templo en el monte de Sión, enviaba ayuda y sostenía a aquellos que confiaban en El. 6. Con el concepto erróneo con respecto a quién puede estar en el santuario de Dios en Su santo monte. El salmista, aquel que disfrutó a Dios en Su templo, en Su casa, cometió un gran error de entendimiento en Salmos 15:1-5 y en Salmos 24:3-6. En ambas ocasiones él preguntaba quién podría estar en el santuario de Dios en Su santo monte. De acuerdo con su concepto, el hombre que fuera perfecto según la ley, el que fuese de manos limpias y de corazón puro, podría hacerlo. Este es un concepto erróneo. Esto muestra que David se parecía a nosotros en el hecho de que cometía errores. C. La experiencia del salmista mejora en cuanto al disfrute de la casa de Dios y al disfrute de Dios Ahora hablaremos de cómo la experiencia del salmista mejora en cuanto al disfrute de la casa de Dios y al disfrute de Dios. Como ejemplo de lo que es el disfrute de Dios en la casa de Dios podemos considerar el disfrute experimentado en una alcoba nupcial. En las bodas celebradas conforme a la tradición china, a los novios se les prepara y decora una alcoba nupcial, a fin de que esa alcoba sea un lugar muy agradable. Sin embargo, esa habitación tan agradable sería sólo vanidad si la novia no estuviese ahí. La alcoba nupcial sólo puede disfrutarse con la novia. Del mismo modo, la casa de Dios sólo puede disfrutarse si se disfruta a Dios. 1. Mora en la casa de Dios todos los días de su vida En Salmos 23:6 el salmista hablaba de morar en la casa de Dios todos los días de su vida. Ya hemos visto que en el salmo 23 Cristo, el Pastor, conduce a la iglesia, Su rebaño, por cinco etapas de disfrute. Al final, las ovejas disfrutan al Dios Triuno como su bien y benevolencia. El versículo 6 dice: “Ciertamente el bien y la benevolencia me seguirán

todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré todos los días de mi vida”. Esto incluye la era venidera, la era del reino y también la eternidad, la era del cielo nuevo y la tierra nueva. 2. Ama la habitación de la casa de Dios y el lugar donde reside (se manifiesta) la gloria de Dios En Salmos 26:8 el salmista dijo: “Jehová, la habitación de Tu casa yo amo, y el lugar donde reside Tu gloria”. Residir es permanecer con miras a manifestarse. Cuando el pueblo de Israel erigió el tabernáculo y edificó el templo, la gloria de Dios descendió sobre el tabernáculo y el templo para residir ahí, para permanecer ahí, para manifestarse al pueblo. El salmista le dijo al Señor que él amaba la habitación de Su casa y el lugar donde Su gloria residía o permanecía para manifestarse a Su pueblo. Tenemos que decir: “¡Oh Señor, amo Tu iglesia, y Tu iglesia es Tu habitación. Tu iglesia es el lugar donde Tu gloria reside para manifestarse hoy”. El salmo 84 expresa el amor que el salmista sentía por la casa de Dios, que es la clase de amor que nosotros debemos sentir por la iglesia hoy día. En nuestro himnario en inglés tenemos un himno basado en la expresión que el salmista hace de su amor por la morada de Dios en el salmo 84 (véase Hymns #851). 3. Busca morar en la casa de Dios todos los días de su vida David dijo que él buscaba morar en la casa de Dios todos los días de su vida (Sal. 27:46). a. Para contemplar la hermosura (lo adorable, lo agradable, lo delicioso) de Dios En Salmos 27:4 David dijo que deseaba contemplar la hermosura de Jehová en Su casa. La palabra hebrea traducida hermosura también denota lo que es adorable, agradable y delicioso. Cuando estamos contemplando la hermosura de Jehová, estamos en una atmósfera muy agradable. En 2 Corintios 3:18 dice que podemos contemplar a cara descubierta el glorioso rostro del Señor en gloria. Durante el tiempo que pasamos con el Señor por la mañana es mejor hacer oraciones breves acompañadas de varios “selahs” a fin de que podamos contemplar al Señor, mirar al Señor.

b. Para inquirir acerca de Dios El salmista también inquiría acerca de Dios en Su templo (27:4b). Esto quiere decir que podemos verificar con Dios todo lo relacionado con nuestra vida diaria. c. Para ser escondido en la cabaña de Dios En Salmos 27:5 David dijo: “Porque El me esconderá en Su cabaña en el día del mal”. Dios esconde a Sus santos en Su cabaña en el día del mal. d. Para ocultarse en lo escondido de la tienda de Dios El salmista también dijo que Dios lo ocultaría en lo escondido de Su tienda. Tenemos que ver la diferencia que existe entre los conceptos de esconderse y ocultarse. Cuando ocurren males o calamidades, podemos ser escondidos en la cabaña de Dios, y los males no pueden “vernos”, no pueden afectarnos. Cuando alguien trata de capturarnos, en la tienda de Dios hay un lugar escondido donde nadie puede encontrarnos. Ser escondido tiene como fin librarse del daño que las calamidades podrían causarle a uno. Ocultarse tiene como fin librarse de aquellos que quieran apresarnos. La casa de Dios es tanto un refugio como un escondite. Puedo testificar que a lo largo de los años he sido encerrado en la cabaña de Dios en el día del mal y que me he ocultado en lo escondido de la tienda de Dios. Conforme a mi experiencia, por lo menos en tres ocasiones ya hubiese yo muerto. Sin embargo, por un lado el Señor me esconde, y por otro, me oculta de aquellos que han tratado de apresarme. e. Para que Dios lo ponga en alto y levante su cabeza David dijo además que Dios lo pondría en alto sobre una roca y levantaría su cabeza (27:5c, 6a). La mayoría de las veces estamos decaídos y cabizbajos. No erguimos la cabeza. Al andar, por lo regular andamos cabizbajos. Necesitamos ser puestos en alto y levantar la cabeza. Somos terrenales y tenemos la tendencia de mirar hacia la tierra. Parece como si hubiésemos perdido algo de mucho valor y que lo andemos buscando en el suelo. Sin embargo, cuando Abraham oyó la promesa de Dios en la noche, Dios le dijo que mirase hacia los cielos y las estrellas. Entonces Dios le dijo a Abraham que su descendencia sería tan numerosa como las estrellas (Gn. 15:5). Tenemos que olvidar todas las cosas de la tierra y mirar hacia arriba. Debemos levantar la cabeza y decir: “¡Alabado sea el Señor, Aleluya!” Esto es una gloria para El.

Salmos 24:7 dice: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotros, portones antiguos, y entrará el Rey de gloria”. Las puertas pertenecen a las ciudades de las naciones. Los portones pertenecen a las casas de la gente. Tenemos que levantar la cabeza porque nuestro Rey viene. Levantamos nuestras cabezas cuando moramos en Cristo y en la iglesia, alabando a Dios y disfrutándole. Entonces Dios nos pone en alto y levanta nuestras cabezas. f. Para ofrecer sacrificios de voces de júbilo cantando y entonando salmos a Dios Salmos 27:6b dice: “Y yo sacrificaré en Su tienda sacrificios de voces de júbilo; cantaré y entonaré salmos a Jehová”. Nosotros debemos experimentar todo esto en la casa de Dios: en Cristo y en la iglesia. Sin duda también experimentaremos algo similar en la Nueva Jerusalén. Contemplaremos la hermosura de Jehová en la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén será nuestra cabaña para que nos escondamos, y nuestro refugio, para que nos ocultemos. Seremos puestos en alto y nuestras cabezas serán levantadas, alabando, cantando, entonando salmos y ofreciendo Cristo a Dios. En esto consiste el disfrute de Dios en la casa de Dios. 4. Alza sus manos hacia el lugar santísimo del santuario En el salmo 28:2 el salmista dijo que alzaba sus manos hacia el lugar santísimo del santuario. 5. Alaba a Dios en Su templo diciendo: “Gloria” El salmista también dijo que en el templo de Jehová todos dicen: “Gloria” (29:9). 6. Gusta y ve que Dios es bueno Salmos 34:8 dice: “Gustad, y ved que es bueno Jehová”. Antes yo no había visto que este versículo se encuentra en la porción de los salmos que revelan el disfrute de Dios en la casa de Dios. Gustar y ver así debe llevarse a cabo en la casa de Dios. Dios está en Su casa. Si no estamos en Su casa, ¿cómo podríamos gustar de El y verlo? Donde probamos y vemos que Jehová es bueno es en Su casa, es decir, en Cristo, en la iglesia y, al final, en la Nueva Jerusalén. 7. Disfruta las riquezas en la casa de Dios Salmos 36:7-9 revela cómo el salmista disfruta las riquezas en la casa de Dios.

a. Se refugia a la sombra de las alas de Dios, bajo el amparo de Su benignidad El salmista se refugiaba a la sombra de las alas de Dios, bajo el amparo de Su benignidad (36:7). Yo pasé la experiencia de refugiarme bajo la sombra de las alas de Dios en 1938, después de que Japón invadió a China. Los japoneses me arrestaron y me encarcelaron por una noche, y el Señor hizo algo maravilloso para rescatarme. Cinco años más tarde, en 1943, me arrestaron de nuevo y me encarcelaron por treinta días. Cuando estuve en la cárcel en esa ocasión, me refugié a la sombra de las alas de Dios. b. Se sacia de la grosura (la abundancia, las riquezas) de la casa de Dios Salmos 36:8 dice que quienes disfrutan las riquezas de la casa de Dios son saciados con la grosura (la abundancia, las riquezas) de la casa de Dios. La casa de Dios rebosa de las riquezas de Dios, la grosura. Yo he estado en esta casa por más de sesenta años, y he disfrutado muchas riquezas. c. Bebe del río de las delicias de Dios Salmos 36:8 también dice que podemos beber del río de las delicias de Dios: no sólo una delicia, sino muchas delicias. En la casa de Dios hay un río. La parte final de la Biblia revela que hay un río que fluye en la Nueva Jerusalén, la santa ciudad, y que ese río corre en espiral desde el trono de Dios y del Cordero por toda la ciudad (Ap. 22:1). d. Participa del manantial de la vida de Dios En la casa de Dios, también participamos del manantial de la vida de Dios (Sal. 36:9a). El salmo 36 habla del río de las delicias de Dios y del manantial de la vida. En la Nueva Jerusalén, el árbol de la vida crece en el río de agua de vida. Así que, el manantial de la vida en Salmos 36 denota el árbol de la vida que crece en el río de la vida de Dios. e. Ve la luz en la luz de Dios Salmos 36:9b dice: “En Tu luz vemos la luz”. Por tanto, en la casa de Dios disfrutamos el río de vida, el árbol de vida y la luz de vida. En la Nueva Jerusalén se da énfasis a estas tres cosas. Apocalipsis 21 y 22 revelan que la luz de la Nueva Jerusalén es Dios en Cristo. Cristo es la lumbrera (Ap. 21:23), y Dios es la luz que está en la lumbrera (22:5). La lumbrera junto con la luz está en la Nueva Jerusalén. Esto nos muestra de nuevo que Dios tiene un lugar donde puede ser hallado. Dios puede ser hallado en Cristo, y Cristo

puede ser hallado en la Nueva Jerusalén, en donde el Dios Triuno será la luz. En esa luz nosotros vemos la luz. Es asombroso que en tiempos antiguos, el salmista, David, pudo expresar tales maravillas en el salmo 36 conforme a la revelación del Espíritu, no conforme a su concepto natural y humano. El salmo 36 revela las grosuras para que seamos saciados, el río de vida para que bebamos, el árbol de la vida para que participemos de él, y la luz de vida para nuestro vivir y nuestro andar. Así es como se disfruta a Dios en Su casa, la cual es Cristo, la iglesia y la Nueva Jerusalén. Nuestro Dios puede ser hallado en estas tres personas: en Cristo, en la iglesia como persona corporativa, y en la Nueva Jerusalén como persona corporativa. En estas tres personas podemos disfrutar en Su domicilio a Dios como la grosura para que seamos saciados; como el río de vida para que nuestra sed sea apagada y seamos saciados; como el árbol de vida para que seamos nutridos; y como la luz de vida para que seamos iluminados.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TRECE LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (1) Lectura bíblica: Sal. 25—27 Hasta ahora hemos visto cuatro estaciones tocante a Cristo en los Salmos. Estas cuatro estaciones son el salmo 2, el salmo 8, el salmo 16 y los salmos 22—24. Ahora hemos llegado a la parte final del primer libro de los Salmos, la sección formada por los salmos 25—41. El título general de Salmos 25—41 es: “Las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios”. Es necesario que consideremos el significado de la palabra sentimiento. Los sentimientos de una persona son la condición de su situación interior. Cuando David escribió estos salmos, en él había cierta situación interior. El escribió estos salmos conforme a cierto “escenario interior”. David no era una persona superficial. El meditaba muy bien las cosas. Cuando escribía estos salmos, había en él muchos sentimientos, pensamientos y consideraciones. Los

salmos 25—41 representan las expresiones mezcladas de David en relación con sus sentimientos, su situación y su escenario interiores en cuanto al disfrute que él experimentaba de Dios en la casa de Dios. Las expresiones son externas; los sentimientos son internos. Al disfrutar David a Dios en la casa de Dios, él tenía muchos sentimientos y pensamientos interiores, así que él los expresó. Estos diecisiete salmos contienen muchas expresiones mezcladas. Algunas son espirituales, otras son divinas, otras son muy naturales y otras son dignas de condenar. Algunas de sus expresiones deben ser puestas bajo nuestros pies, mientras otras deben ser ensalzadas a lo máximo. Las expresiones encontradas en estos salmos son o divinas o buenas o malas. Necesitamos discernir apropiadamente si estas expresiones pertenecen al árbol de la vida o al árbol de la ciencia del bien y del mal. I. AL BUSCAR DIRECCION Y ENSEÑANZA DE DIOS EN SUS CAMINOS Y SENDAS En el salmo 25 David expresó sus sentimientos al buscar dirección y enseñanza de parte de Dios en Sus caminos y sendas. Un camino es una carretera principal y una senda es una vereda o sendero, una carretera pequeña. En las cosas divinas de Dios, en Su revelación divina, hay caminos, que son carreteras principales, y hay sendas. Necesitamos buscar la dirección y enseñanza de parte de Dios en Sus caminos y sendas. A. Le ruega a Dios que no lo deje ser avergonzado, que sus enemigos no exulten por causa de él, y que sean avergonzados los que obran pérfidamente, por haber levantado él su alma a Dios, por haber confiado en Dios y por haber esperado en El David le rogó a Dios que no lo dejase ser avergonzado y que sus enemigos no exultasen por causa de él. Exultar consiste en regocijarse con mucho júbilo. David también quería que fuesen avergonzados los que obraban pérfidamente, porque él había levantado su alma a Dios, había confiado en Dios y esperaba en El (vs. 1-3). El alma de David estaba decaída, así que él levantó su alma hacia Dios. Esto significa que él recurrió a Dios. Que David le rogara a Dios que no lo dejase ser avergonzado y que sus enemigos no exultasen por causa de él tiene que ver con el árbol de la ciencia del bien y del mal, no con el árbol de la vida. Que le pidiese a Dios que los que obraban pérfidamente fuesen avergonzados también tiene que ver con el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Ahora bien, debemos considerar que David levantó su alma a Dios, confió en Dios y esperó en Dios, conforme al contexto del salmo 25. ¿Tiene esto que ver con el árbol de la vida o con el árbol de la ciencia del bien y del mal? No podemos dar una respuesta definitiva a esta pregunta, dado que David recurrió a Dios conforme a la era del viejo pacto y en esa esfera, estaba bajo la ley. Hoy día estamos en la era del nuevo pacto, bajo la gracia. En la era del viejo pacto, David levantó su alma a Dios, confió en Dios y esperó en Dios, pero nada de esto está a la altura del nuevo pacto. La norma del nuevo pacto es mucho más elevada que la del viejo pacto. B. Le pide a Dios, el Dios de Su salvación, que le enseñe y le guíe por las sendas de Sus compasiones y de Sus bondades David también le pidió a Dios, el Dios de su salvación, que le enseñase y le guiase por las sendas de Sus compasiones y de Sus bondades (vs. 4-6). E. Los ojos de David miraban siempre hacia Dios David dijo que sus ojos miraban siempre hacia Jehová porque El sacaría de la red los pies de David y se volvería a él, le sería propicio, aliviaría las angustias de su corazón, lo sacaría de sus congojas y vería su aflicción y sus penas (vs. 15-18a). Aquí también hay una mezcla del concepto divino, el cual es conforme al árbol de la vida, y el concepto humano, el cual es conforme al árbol de la ciencia del bien y del mal. F. Le pide a Dios que mire a sus muchos enemigos, quienes lo aborrecen con odio violento David le pidió a Dios que mirara a sus muchos enemigos, quienes lo aborrecían con odio violento (v. 19). Esto tiene que ver con el árbol de la ciencia del bien y del mal. No cabe duda que David correspondía con odio al odio de sus enemigos. Esto va totalmente en contra del principio del Nuevo Testamento, el cual nos pide que amemos a nuestros enemigos y que oremos por ellos (Mt. 5:43-44). David también le pidió a Dios que lo librase guardando su alma y no permitiendo que fuese avergonzado, porque él se había refugiado en Dios (Sal. 25:20). Luego le pidió a Dios que lo preservara, no por causa de la redención y las compasiones de Dios, sino por causa de su integridad y rectitud, porque él había esperado en Dios (v. 21). David dijo que él andaba en integridad, que andaba en rectitud, y que esperaba en Dios. Esto también es una expresión mezclada. Durante la era en que él vivía no había nada incorrecto en esperar en Dios, pero que David le pidiera a Dios que lo guardase por causa de su integridad corresponde al concepto humano. Integridad significa pureza

absoluta más perfección absoluta. David seguramente no era absolutamente puro, perfecto ni recto. El no debió haberle pedido a Dios que lo guardase por causa de su integridad y rectitud. Esta clase de pensamiento tiene que ver con el árbol de la ciencia del bien y del mal. G. Le pide a Dios que redima a Israel de todas sus angustias En el versículo 22 David le pide a Dios que redima a Israel de todas sus angustias. II. AL PEDIR A DIOS QUE LO JUZGUE, LO ESCUDRIÑE, LO PRUEBE Y LO EXAMINE El salmo 26 revela las expresiones mezcladas de los sentimientos de David al pedirle a Dios que lo juzgue, lo escudriñe, lo pruebe y lo examine. Pedirle a Dios que lo examine a uno es como pedirle a alguien que examine un cadáver. ¿Qué hay dentro de nosotros que valga la pena de ser examinado por Dios? Somos como un cadáver totalmente putrefacto, corrupto e inmundo. Sin embargo, muchos de los que leen los salmos se deleitan en las expresiones de David al pedirle a Dios que lo juzgue, lo escudriñe, lo pruebe y lo examine. La expresión neotestamentaria es ésta: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20a). Esto quiere decir que hemos sido terminados. En este sentido somos como un cadáver, al cual no vale la pena examinar. ¿Quién se atreve a pedirle a Dios que venga y lo examine? Yo no me atrevo a hacerlo. Cuando fui encarcelado por el ejército invasor japonés, yo no le pedí a Dios, como David lo hizo, que me juzgara para que viera que yo había andado en integridad, ni que me escudriñara porque había andado en Su verdad (Sal. 26:1-3). En vez de eso, le confesé a El mis pecados, fallas, errores y defectos diarios. Debemos decirle al Señor: “Señor, no sirvo para nada sino para la muerte. Pero agradezco que Tú me has crucificado, y que en el bautismo he sido sepultado. Ahora ya no debo vivir yo, sino Tú en mí”. ¡Qué enorme diferencia existe entre esta expresión conforme a la revelación del Nuevo Testamento y la expresión de David en el salmo 26! ¿Quién se atreve a orar, diciendo: “Dios, ven y júzgame, escudríñame, pruébame y examíname”? ¿Acaso somos dignos de que Dios nos ponga a prueba? En nosotros abundan defectos, faltas, errores, ofensas, transgresiones, abusos, maldades, iniquidad, pecado, pecados y contaminación. Muchas veces no estamos bien en nuestra actitud interna hacia otros. Por esta razón, cada día tengo que confesarme ante el Señor. Aun antes de hablar en las reuniones, a menudo oro así: “Señor, perdónanos y purifícanos

con Tu preciosa sangre”. Si no confieso mis pecados y mi contaminación, no puedo tener una conciencia pura y un espíritu fuerte para hablar por el Señor. A. Se apoya en que anda en integridad y en verdad para que Dios, en Su benignidad, le sea propicio David se apoyaba en que andaba en integridad y en verdad para que Dios, en Su benignidad, le fuera propicio (Sal. 26:1, 3, 11a). Este concepto tiene que ver con el árbol de la ciencia del bien y del mal. B. Se apoya en que no se ha acompañado de los impíos David se apoya en que no se acompañaba de los impíos (vs. 4-5, 9-10). En el salmo 26 David habló de sus adversarios internos y de sus enemigos externos. El creía ser santo, separado, y que ellos eran impíos. Ante los ojos de Dios, sin embargo, él y sus adversarios eran lo mismo. ¿En qué somos nosotros mejor que los demás? Todos los hombres son pecaminosos. Tenemos que ser librados de nuestro concepto humano y ser llenos del concepto divino, el concepto del Nuevo Testamento. Según el concepto divino, hemos sido crucificados y sepultados juntamente con Cristo (Gá 2:20a; Ro. 6:4). Ahora ya no debemos vivir nosotros, sino que debe ser Cristo quien viva en nosotros. Esto es conforme al árbol de la vida. C. Se lava las manos en inocencia para andar alrededor del altar, dándole gracias a Dios y pregonando Sus maravillas David dijo que se lavaba las manos en inocencia para andar alrededor del altar (Sal. 26:6). Al andar alrededor del altar, proclamaba con acción de gracias y pregonaba las maravillas de Dios (v. 7). David se creía inocente y puro. Este concepto es erróneo. Yo respeto mucho a David, y creo que fue un gran hombre al servicio de Dios. En cierto sentido él era muy espiritual, pero no lo era en todos los sentidos. Podemos ver que muchas veces no estaba a la altura de la economía de Dios. El estándar de la lay no es el nivel de la economía de Dios. El estándar de la economía de Dios es el estándar del Nuevo Testamento. La economía de Dios no tiene como fin que seamos un hombre bueno, sino que seamos un Dios-hombre. Independientemente de lo

bueno que una persona pueda ser, mientras no sea un Dios-hombre, no está al nivel de la economía de Dios. Lamentablemente, sin embargo, casi todos los cristianos que leen los salmos guardan el estándar de ser un buen hombre. Ellos no han visto el estándar de ser un Dios-hombre. Dios quiere que nosotros seamos un Dios-hombre, no simplemente un buen hombre. D. Anda en su integridad y le pide a Dios que le redima y le sea propicio David señaló que Dios debía redimirlo y serle propicio debido a su integridad (v. 11). Esto es un insulto para Dios. Si anduviésemos en integridad, si fuésemos absolutamente puros y perfectos, no necesitaríamos la redención. Dios seguramente no nos redimiría por causa de nuestra integridad. En vez de eso, todo hombre debería orar así: “Dios, redímeme porque soy un gran pecador”. Pablo dijo que Cristo vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales él era el primero (1 Ti. 1:15). Una oración adecuada es la siguiente: “Señor Jesús, necesito Tu redención porque soy una persona pecaminosa”. Tal es la actitud correcta. Sin duda esto es conforme al árbol de la vida. En el versículo 12 David dijo: “Mi pie está firme en el suelo llano; en las asambleas bendeciré a Jehová”. Decir que andamos en nuestra integridad y que nuestro pie está firme en suelo llano es ser jactancioso y orgulloso. III. AL CONFIAR EN DIOS PARA QUE LO PROTEJA Y LO LIBRE DE SUS ENEMIGOS El salmo 27 representa las expresiones mezcladas de los sentimientos de David al confiar en Dios para que lo proteja y lo libre de sus enemigos. En este salmo David habla mucho de sus enemigos y creía que sería librado porque confiaba en Dios. A. Toma a Dios como su luz, como su salvación, y como la fuerza y fortaleza de su vida, de modo que no teme a sus adversarios ni a sus enemigos David tomaba a Dios como su luz, como su salvación, y como la fuerza y fortaleza de su vida, de modo que no temía a sus adversarios ni a sus enemigos (vs. 1-3). El pensamiento contenido en estos versículos tiene que ver con el árbol de la ciencia del bien y del mal. En ellos vemos de nuevo el orgullo de David.

B. Busca el rostro de Dios y le pide a Dios que no lo deje ni lo desampare David también dijo que él buscaba el rostro de Dios y le pidió a Dios, al Dios de su salvación, que no lo dejase ni lo desamparase, sino que lo acogiese más que su padre y que su madre (vs. 7-10). C. Le pide a Dios que le enseñe Su camino y lo guíe por senda llana a causa de sus enemigos, quienes lo acechan David le pidió a Dios que le enseñase Su camino y lo guiase por senda llana a causa de sus enemigos, quienes lo acechaban, y creía que vería la bondad de Dios en la tierra de los vivientes (vs. 11-13). Tenemos que ver que Dios no preservó a David ni le libró a causa de su integridad. En vez de eso, Dios preservó a David y lo libró con miras al propósito de Dios. En la economía neotestamentaria, Dios necesitaba un hombre como David, pero David no era un hombre íntegro. No era tan puro. En 1 Reyes 15:5 dice que David había hecho lo recto ante los ojos del Señor, salvo en lo tocante a Urías heteo. David asesinó a Urías y se quedó con su mujer, Betsabé. Hasta la genealogía de Cristo en Mateo 1 narra que David engendró un hijo de la que había sido mujer de Urías (v. 6). Esta expresión no es agradable. Decir que un hombre engendró un hijo de la mujer de otro constituye una mancha negra en la historia de ese hombre. Esto comprueba que David no era totalmente puro y perfecto. El no tenía esta calificación, y ninguno de nosotros la tiene. Nadie aparte del Señor Jesús ha andado jamás de una manera absolutamente pura y perfecta. A la postre, debido a la falla de David, su familia llegó a estar en un desorden corrupto. Entre sus hijos hubo también fornicación y asesinato (2 S. 13). D. Aconseja y alienta otros que esperen en Dios, y que se esfuercen y se alienten en sus corazones Al final del salmo 27, David aconseja y alienta a otros a que esperen en Dios, y que se esfuercen y se alienten en sus corazones (v. 14). Esto está bien, pero representa una actividad totalmente humana que no va conforme al estándar de la economía de Dios. En conformidad con lo que Pablo dijo en Gálatas 2:20 y Filipenses 1:21a, todos los escogidos de Dios deben confesar: “Con Cristo he sido crucificado. Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí. Aun ahora no vivo por mi fe, sino por la fe de Jesucristo. Vivo por medio de El, quien es mi fe. Estoy totalmente acabado. No soy otra cosa que un cadáver

muerto y sepultado. No sé qué significa alentarse y esforzarse. Sólo sé que he sido crucificado y que ahora Cristo vive en mí. Para mí el vivir es Cristo”. Si los cristianos tuviéramos tal visión, tal revelación, nuestra actitud hacia los salmos y nuestra apreciación de los salmos sería totalmente diferente. El coro del himno 47 en 100 Himnos Seleccionados dice: “Tú el Espíritu eres, querido y cerca a mí; ¡cómo disfruto que estás tan disponible a mí!” Hoy día no solamente se puede uno acercar al Señor, sino que El también está disponible. No es suficiente que sólo nos podamos acercar a la comida. También es necesario que la comida esté disponible para que nosotros podamos comer, de tal modo que la comida y nosotros seamos una sola entidad. Que uno se pueda acercar a algo no es tan bueno como si ese algo está disponible para uno. Hoy día en la economía neotestamentaria de Dios, no solamente se puede uno acercar a Dios, sino que también El está disponible para uno. El Señor dijo: “Yo soy el pan de vida ... el que me come, él también vivirá por mí” (Jn. 6:35, 57). Comer consiste en tomarle a El, a Aquel que está disponible, como nuestra comida. El también dijo que tenemos que beber de El, el agua viva (Jn. 4:10, 14). En el libro de Juan, todas las cosas relacionadas con Cristo no sólo están a nuestro alcance, sino que también están disponibles, es decir, las podemos disfrutar, las podemos comer y beber. UNA PALABRA ADICIONAL ACERCA DEL DISFRUTE QUE SE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS Ahora quisiera dar una palabra adicional acerca del disfrute que se tiene de Dios en la casa de Dios como se ve en el primer libro de los Salmos, el cual abarca los salmos del 1 al 41. Varias de las cosas que David disfrutó son buenas, pero muchas de ellas son objetivas y no están disponibles. David dijo que él levantaba sus manos hacia el lugar santísimo del santuario (Sal. 28:2). Esto es algo totalmente objetivo. David también dijo que los que están en el templo de Dios dicen: “¡Gloria!” (29:2). Si Dios solamente fuera la gloria por fuera de nosotros, El no tendría nada que ver con nosotros. La gloria objetiva no nos ayuda, pero que seamos subjetivamente mezclados con el Dios Triuno sí produce resultados. El coro del himno 1199 en Hymns dice: Mezclados, mezclados, aleluya ... ser mezclados es el camino. En la economía neotestamentaria, ser mezclado subjetivamente es el camino. En Salmos 36:7-9, el disfrute que David experimenta en la casa de Dios es muy subjetivo. Estos versículos nos muestran el disfrute subjetivo de las riquezas que están disponibles en la casa de Dios. El salmista dijo que podemos ser completamente saciados de la abundancia, la grosura, las riquezas, de la casa de Dios (v. 8a). Podemos ser saciados con toda la plenitud de Dios dentro de Su casa al comerlo a El. Deseo repetir que debemos poner atención a la revelación que se encuentra en el Evangelio de

Juan. En este evangelio, comer y beber son dos palabras cruciales. Por ser el pan del cielo, Jesús se puede comer. Por ser el agua viva, El también se puede beber. Si bebemos del agua viva, ésta será en nosotros un río de agua que salte para vida eterna. Comer y beber del Señor para disfrutarlo como nuestro suministro espiritual de vida es muy importante, pero en el cristianismo actual no se han dado cuenta de ello. En la casa de Dios podemos beber del río de las delicias de Dios (Sal. 36:8b). No se trata sólo de una delicia, sino de muchas delicias. Los cristianos no necesitamos distracciones, entretenimientos, fiestas ni clubes mundanos. Nuestro “club” es la vida de la iglesia. La iglesia es el mejor club de la tierra. Aquí en la iglesia tenemos nuestras delicias. Nuestro entretenimiento es el río de las delicias de Dios. Podemos ver un cuadro de este río fluyente en Génesis 2, y este río, el río de agua de vida en Apocalipsis 22, fluirá para siempre. Salmos 36:9a dice que podemos participar del manantial de la vida de Dios. En el libro de Jeremías, Dios condenó a Israel porque éste le abandonó a El, el manantial de aguas vivas (2:13). Sin embargo, en la casa de Dios podemos participar del manantial de la vida de Dios. Con el tiempo, podemos ver la luz en la luz de Dios (Sal. 36:9b). En la casa de Dios tenemos el alimento, el río, el manantial de la vida y la luz. Estas cuatro cosas no son objetivas en absoluto. El alimento es para comer, el río es para beber, el manantial es para que podamos participar de él y la luz es para que viendo podamos participar de ella. ¡Qué disfrute es éste! Este disfrute en Salmos 36 es mucho más profundo y elevado que el disfrute de la casa de Dios en Salmos 27. En Salmos 36 todo está disponible. La comida está disponible, el río está disponible, el manantial de la vida está disponible, y la luz está disponible. Las riquezas de la casa de Dios están disponibles para que las disfrutemos. Este disfrute al final nos llevará a la Nueva Jerusalén. En la Nueva Jerusalén nos saciaremos con el fruto del árbol de la vida; beberemos del río de agua de vida; participaremos del manantial de la vida de Dios; y veremos la luz en la luz divina de Dios (Ap. 22:1-2, 5). Esto es el disfrute consumado que se tiene de Dios en la casa de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CATORCE LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA

EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (2) Lectura bíblica: Sal. 28—30 En este mensaje queremos ver las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios según Salmos 28—30. Cuando vemos estos tres salmos bajo el “microscopio” de la economía neotestamentaria de Dios, es difícil encontrar en ellos algo que esté a la altura de la norma divina. El único punto que quizás valga la pena que los creyentes neotestamentarios consideremos es que David dijo que su corazón confiaba en Dios (Sal. 28:7). Por supuesto, cuando David dijo esto él no tenía la comprensión que nosotros tenemos hoy en el Nuevo Testamento. Es relativamente fácil entender lo escrito en muchos de los salmos. Sin embargo, en el Nuevo Testamento se habla de cosas muy misteriosas y difíciles de entender. El Señor Jesús dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros” (Jn. 15:4a). Esto es algo muy simple, pero ¿quién puede entenderlo cabalmente? Cuando era un cristiano joven, traté de hallar un libro que me ayudase a entender el significado de permanecer en Cristo. Con el tiempo, encontré un libro escrito por Andrew Murray tocante a permanecer en Cristo, pero lo único que él decía era que consagrarse al Señor era permanecer en Cristo. Ese libro no me ayudó a entender lo que significa permanecer en Cristo. La verdad tocante a permanecer en Cristo es muy misteriosa y profunda. En el Nuevo Testamento hay muchas cosas que son simples en cuanto a la terminología, pero profundas y misteriosas en cuanto al significado. El Nuevo Testamento frecuentemente usa la expresión en Cristo o en el Señor. Cuando ciertos misioneros tradujeron la Biblia al chino, pensaron que los chinos no podrían entender el uso de la preposición en. Por consiguiente, la expresión “en el Señor” fue traducida “confiar en el Señor” o “depender del Señor”. Tal traducción, sin embargo, introduce un concepto equivocado. Noé y su familia tuvieron que entrar en el arca a fin de ser salvos del juicio de Dios por medio del arca. Para ser salvos, ellos no podían simplemente confiar en el arca, sino que tenían que entrar en ella. La terminología del Nuevo Testamento es profunda debido a que el Nuevo Testamento fue escrito con base en el principio de la economía neotestamentaria, que es la manifestación de Dios en la carne. El gran misterio de la piedad es la manifestación de Dios en la carne (1 Ti. 3:16). Nadie puede comprender esto cabalmente. Nadie puede entender lo que Pablo quería decir con las palabras: “Con Cristo estoy juntamente crucificado; y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20a). ¿Quién puede entender

lo que Pablo quería decir con las palabras: “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21a)? Pablo también dijo que él había trabajado más que los otros apóstoles, pero que no era él, sino la gracia de Dios que estaba con él (1 Co. 15:10). El habló de la gracia de Cristo, del amor de Dios y de la comunión del Espíritu Santo, y de que son con todos nosotros (2 Co. 13:14). En Filipenses él habló de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, y de que es nuestra salvación (1:19). Podemos leer estas expresiones en la Biblia, pero ¿quién puede entenderlas? Nos resulta fácil entender muchos de los salmos debido que fueron escritos conforme a nuestro concepto humano. El Nuevo Testamento, sin embargo, fue escrito totalmente conforme a otro concepto de otro “planeta”. A esto se debe que sea tan difícil de entender. En el Nuevo Testamento se nos pide que creamos entrando en Cristo, el Hijo. Muchos no traducen bien esta preposición griega que significa hacia dentro de porque dicen que no es apropiado en inglés [ni en español]. Ellos insisten en que debe ser traducido en. En otras palabras, debemos creer en Cristo. No obstante, la preposición en debería en realidad ser traducida de tal modo que significa un movimientohacia dentro. Nosotros no solamente creemos en Cristo, sino que creemos entrando en Cristo. Creer entrando en Cristo consiste en recibirle a El y unirse con El llegando a ser así una sola entidad. La preposición griega conlleva esta revelación divina. El autor del libro titulado Bone of His Bones [Hueso de Sus huesos] cita a Jessie PennLewis, quien dijo que el texto griego de Juan 3:16 conlleva un significado diferente del transmitido en las versiones en inglés. No es el que cree en Cristo sino el que cree entrando en El quien tiene vida eterna. Luego el autor dice que la vida cristiana no es una imitación de Cristo sino una participación de Cristo. Creer entrando en Cristo es ser uno con Cristo al ser unido a El. Esto muestra que al hablar de las cosas divinas en la economía de Dios, no debemos ser limitados por el idioma. Hay que usar el idioma de tal modo que nos sirva para lo que deseamos en la cultura. El Nuevo Testamento dice que debemos creer entrando en Cristo. Noé y su familia no podrían haber sido salvos si solamente hubieran dependido del arca desde lejos. Tenían que entrar en el arca. Esto es un cuadro de nuestro acto de creer en Cristo. Una vez estábamos fuera de Cristo. Nacimos en Adán, pero estábamos fuera de Cristo. Era necesario que diéramos un paso para entrar en El. El primer paso era creer en Cristo, y el siguiente paso era ser bautizado en Cristo. Al creer y ser bautizados, hemos sido traslados: sacados de Adán y puestos en Cristo. Ahora estamos en Cristo. Esta breve comunión debe ayudarnos a ver la norma de la economía neotestamentaria de Dios en comparación con las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en los salmos 25—41. Mientras el salmista disfrutaba a Dios en la casa de Dios, estaba

expresando sus sentimientos, y sus expresiones eran una mezcla. En este mensaje queremos ver estas expresiones mezcladas en los salmos 28—30. IV. AL CLAMAR A DIOS PARA QUE OIGA LA VOZ DE SUS SUPLICAS Salmos 28 nos muestra las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista al clamar a Dios para que oiga la voz de sus súplicas. A. Pide a Dios, su roca, que no sea sordo para con él y que no guarde silencio hacia él cuando le clama El salmista pidió a Dios, su roca, que no fuese sordo para con él y que no guardara silencio hacia él cuando le clamaba (vs. 1-2). No podemos decir que esto pertenece al árbol de la vida, porque no hay indicio alguno de vida aquí. ¿Es correcto pedirle a Dios que no sea sordo para con nosotros? Si le pidiéramos a alguien que no fuese sordo para con nosotros, éste tal vez no estaría muy contento con nosotros. Hemos visto que muchas porciones de los Salmos contienen palabras de David que provienen de su propio concepto humano, y no palabras de Dios que provengan del concepto divino. Creemos que toda la Escritura es dada por aliento de Dios y que cada libro de la Biblia es la revelación de Dios, en la cual cada línea y cada palabra provienen de la inspiración del Espíritu Santo (2 Ti. 3:16; 2 P. 1:21). Cada línea y cada palabra de las Escrituras son inspiradas por Dios, pero muchas palabras de la Biblia no son palabras que Dios haya dicho. La Biblia incluso contiene palabras de Satanás. En Génesis 3 constan las palabras que la serpiente habló a Eva (vs. 1, 4-5). Estas palabras son parte de la Biblia, pero son palabras dichas por Satanás, no son palabras que Dios haya dicho. Esto muestra que aunque toda la Biblia es dada por el aliento de Dios, no todas las palabras de la Biblia son palabras dichas por Dios. B. Pide a Dios que no le arrebate juntamente con los malos, sino que les dé conforme a la perversidad de sus hechos David pidió a Dios que no le arrebatara juntamente con los malos, sino que les diera conforme a la perversidad de sus hechos porque ellos no atendían a los hechos ni a las obras de Dios. Luego dijo que Dios los derribaría y no los edificaría (vs. 3-5). Ciertamente lo dicho en estos versículos es según el árbol de la ciencia del bien y del mal. Puesto que estamos en la era neotestamentaria, no podemos pedirle a Dios que les

dé a los malos su merecido. En el Nuevo Testamento se nos manda que amemos a nuestros enemigos y que oremos por los que nos persiguen (Mt. 5:44). C. Bendice a Dios por ser su fortaleza y su escudo David bendijo a Dios por ser su fortaleza y su escudo, porque Dios había oído la voz de sus súplicas (v. 6). Además, su corazón confiaba en Dios y se gozaba con cánticos y acciones de gracias a El (v. 7). El bendecía a Dios, considerando a Dios como su fortaleza interior y también como su escudo exterior. D. Pide a Dios, quien es la fuerza de Su pueblo y la fortaleza de salvación para Su ungido, que salve a Su pueblo y bendiga a Su heredad, y que los pastoree y que les sustente para siempre David también le pidió a Dios, quien era la fuerza de Su pueblo y la fortaleza de salvación para Su ungido, que salvara a Su pueblo y bendijera a Su heredad, y que los pastoreara y que les sustentara para siempre (vs. 8-9). Salmos 28 no revela nada que esté a la altura de la economía neotestamentaria de Dios. V. AL ALABAR A DIOS POR SU GLORIA Y SU MAJESTAD Salmos 29 revela las expresiones mezcladas de los sentimientos de David al alabar a Dios por Su gloria y Su majestad. A. Exhorta a los hijos de Dios, el Poderoso, a que den a Dios la gloria y el poder y a que le adoren en esplendor santo David exhortó a los hijos de Dios, el Poderoso, a que dieran a Dios la gloria y el poder y a que le adorasen en esplendor santo (vs. 1-2). B. La voz poderosa y majestuosa de Dios: el trueno del Dios de gloria En los versículos de 3 a 9 David habló de la voz poderosa y majestuosa de Dios: el trueno del Dios de gloria. Según David, la voz poderosa y majestuosa de Dios era como el trueno. Dijo que la voz de Jehová estaba sobre las aguas (v. 3), que quebrantaba los cedros del Líbano, haciendo que saltaran como becerros, como hijos de búfalo (vs. 5-6). También dijo que la voz de Jehová derramaba llamas de fuego (v. 7) y hacía temblar el

desierto, el de Cades (v. 8). Además, según David, la voz de Jehová hacía parir a las ciervas y desnudaba los bosques, y “en Su templo todo dice: ¡Gloria!” (v. 9). Ya que somos el pueblo de Dios en el Nuevo Testamento, ¿necesitamos hacer esta clase de oración y alabanza al Señor? Debemos ver que la norma, el nivel, según la cual este salmo fue escrito es baja. No hay comparación entre la alabanza y bendición de David en este salmo y la expresión de las oraciones de Pablo en Efesios 1 y 3. El Nuevo Testamento no contiene ninguna oración ni adoración que esté en conformidad con la manera en que David las ofrece en Salmos 29. Este salmo está completamente en la esfera material y física. C. Admira a Dios como Aquel que está entronado sobre el Diluvio y que se sienta como Rey para siempre David también admira a Dios como Aquel que está entronado sobre el Diluvio y que se sienta como Rey para siempre (v. 10). D. Bendice al pueblo de Dios diciendo que Dios les diera fuerzas y les bendijera con paz Al final de Salmos 29 David bendijo al pueblo de Dios diciendo que Dios les diera fuerzas y les bendijera con paz (v. 11). VI. EN SU CANTICO PARA LA DEDICACION DE LA CASA DE DIOS Salmos 30 nos muestra las expresiones mezcladas de los sentimientos de David en su cántico para la dedicación de la casa de Dios. La casa de Dios, el templo, fue edificada y dedicada después de la muerte de David. A. Ensalza a Dios por levantarlo sobre sus enemigos, por sanarlo y por librar su alma del Seol David ensalzó a Dios por levantarlo sobre sus enemigos, por sanarlo y por librar su alma del Seol (vs. 1-3).

B. Exhorta a los santos de Dios a que canten salmos a El y alaben Su santo nombre David también exhortó a los santos de Dios a que cantaran salmos a Dios y a que alabaran el santo nombre de Dios (v. 4). El santo nombre de Dios es Su conmemoración. Luego dijo que la ira de Dios es sólo de un momento, pero que Su favor dura toda la vida; por la noche dura el lloro, pero a la mañana viene el grito de alegría (v. 5). C. Prospera y nunca será conmovido En el versículo 6 David dijo: “En mi prosperidad dije yo: No seré jamás conmovido”. Aunque David dijo esto en el salmo 30, con toda seguridad no prosperaba cuando estaba siendo perseguido por su hijo rebelde, Absalón. En el versículo 7 David dijo que Dios hizo que su monte permaneciera fuerte. Su monte se refiere a su imperio, su reino. D. Clama a Dios y a El suplica David clamó a Dios y a El suplicó (v. 8). Dijo que no habría provecho para Dios si descendía a la fosa. También dijo que el polvo no alabaría ni declararía la fidelidad de Dios (v. 9). David clamaba a Dios, haciéndole oraciones a Dios y recordándole a Dios que si moría y descendía a la fosa, no habría alabanza a Dios ni declaración de la fidelidad de Dios. Por esta razón dijo que Dios debía preservarlo vivo. Parece que según el concepto de David, Dios le debía algo. E. Pide a Dios que le oiga y que le sea propicio para ser socorro suyo David le pidió a Dios que le oyera y que le fuera propicio para ser socorro suyo. También le dio gracias por cambiar su lamento en baile y por desatar su cilicio y ceñirlo de alegría, para que su gloria (su espíritu) cantara salmos a Dios y no estuviera callada y alabara a Dios para siempre (vs. 10-12). Espero que al leer estos salmos podamos ver que no hay comparación entre la economía del Antiguo Testamento y la economía neotestamentaria de Dios. El Antiguo Testamento es el antiguo pacto, y el antiguo pacto se basaba en la ley. Los salmistas eran muy piadosos. Amaban la ley, elevaban la ley y valoraban a lo sumo el guardarla. Muchos de los salmos se basan en el principio de guardar la ley. Guardar la ley era el factor básico y la estructura de su composición.

Pero en Jeremías 31 Dios les dijo a Sus elegidos, los hijos de Israel, quienes habían caído y se habían degradado, que El haría otro pacto, el nuevo pacto, que no estaría basado en la ley de letras, sino en una ley viva que Dios escribiría en el ser de ellos (vs. 31-34). Hoy día disfrutamos de este nuevo pacto. Que la ley viva, la ley de la vida, sea escrita en los creyentes neotestamentarios equivale a que Dios se imparta en ellos. Por tanto, Dios en ellos es la ley de la vida. En el nuevo pacto, nosotros los que estábamos muertos fuimos vivificados, resucitados de entre los muertos, y regenerados para ser nuevas personas. Después de nuestra regeneración, Dios continúa renovándonos, santificándonos, transformándonos, conformándonos para finalmente glorificarnos en la segunda venida de Cristo. No hay comparación alguna entre el antiguo pacto del Antiguo Testamento y el nuevo pacto del Nuevo Testamento. Por lo tanto, los salmos están llenos de expresiones que no se usan en el Nuevo Testamento, menos aún en las epístolas del apóstol Pablo. En 1 Corintios 1:9, Pablo dijo que Dios nos llamó a la comunión, la participación, de Su Hijo. Nosotros fuimos llamados por Dios a participar de Cristo, a disfrutarle. Por consiguiente, Cristo viene a ser nuestra vida, nuestra naturaleza y nuestra misma persona. Por la salvación de Dios que vemos en el Nuevo Testamento, nosotros hemos sido hechos uno con Cristo. Según lo que el Señor dijo en Juan 15, nosotros los creyentes y Cristo somos una vid. El es la vid, y nosotros somos los pámpanos. Por lo tanto, todos nosotros somos uno con El, y crecemos en unión con El. Cristo y nosotros somos una sola persona porque El es la Cabeza y nosotros somos el Cuerpo. La Cabeza y el Cuerpo no están separados sino que son una sola entidad. Nosotros los cristianos somos uno con Cristo. La cuarta estrofa del himno #11, en Himnos Seleccionados, dice: ¿Quién puede de Ti apartarme? ¡Hasta el fin me amarás! ¡Tu amor tan prevaleciente, Que conmigo te mezclas! Somos uno para siempre; ¡Mío eres, Tuyo soy! Este es mi testimonio: ¡Enlazados por Tu amor! Este himno dice que el amor del Señor nos mezcló con El y nos hizo uno con El. Este es el más alto nivel de amor. La verdadera bendición de la economía neotestamentaria de Dios consiste en que Cristo se hizo uno con nosotros y nos hizo uno con El. En 1 Timoteo

3:16 se habla del gran misterio de la piedad, que es la manifestación de Dios en la carne. Nosotros somos la carne, y aún así, Dios hizo de nosotros, la carne, Su expresión. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, y el Cuerpo de Cristo es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (Ef. 1:22b-23). Esta plenitud es la expresión de Cristo. ¡Qué maravilloso es que Dios hizo de nosotros los hombres de carne Su expresión! Tenemos que recordar que la Palabra que era Dios, se hizo carne (Jn. 1:14) y vivió en esta carne por treinta y tres años y medio. El murió en la carne (1 P. 3:18; Col. 1:22). Si El no hubiese muerto en la carne, nosotros no tendríamos parte en Su muerte. El hecho de que El haya muerto en la carne, indica que murió con nosotros (Gá. 2:20a). El murió en unión con nosotros. Nosotros somos la carne, y El se hizo carne. Esto es parte de la historia de Cristo. Su historia vino a ser nuestra historia. Dios se hizo hombre, y al dispensarse en nosotros nos hizo Dios-hombres, hombres que son uno con Dios, que tienen a Dios por dentro como su vida y naturaleza (Col. 3:4a; 2 P. 1:4). Le doy gracias a Dios de que vivimos en esta era, la era del gran misterio de la piedad, la era de la manifestación de Dios en nuestra carne. En esta era nosotros no necesitamos guardar la ley. Tenemos a Cristo, la incorporación del Dios Triuno, y Cristo hoy nos es hecho real como Espíritu vivificante, el Espíritu consumado y compuesto (1 Co. 15:45). Hoy nosotros somos uno con el Espíritu compuesto (1 Co. 6:17). Hay muchos en el cristianismo de hoy que todavía están en la economía del Antiguo Testamento. No entienden las palabras que el Señor dijo en Juan 14—17, ni entienden las catorce Epístolas de Pablo. Tampoco entienden el significado de lo que es estar en Cristo. Nosotros creímos y fuimos bautizados en Cristo, y ahora estamos en El. En Cristo todo está bien; fuera de Cristo todo es caos. Todos necesitamos dejar del concepto humano de elevar la ley, y tomar el concepto divino de exaltar a Cristo según la revelación divina.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE QUINCE LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (3) Lectura bíblica: Sal. 31—33 Cuando vamos a los Salmos con una visión clara en cuanto a la Biblia en conjunto, y sus principios, podemos darnos cuenta de que en el libro de los Salmos hay dos cargas; se

encarga de dos responsabilidades. Primero se nos muestra a Cristo, y segundo, se nos muestra una comparación entre Cristo y la ley. Empezando con el libro de Génesis, Cristo es revelado como el árbol de la vida. Un maestro de la Biblia dijo que el árbol de la vida ya no existe. Pero el árbol de la vida mencionado en Génesis 2 es un asunto central en la Biblia. Si se quita el árbol de la vida de Génesis 2, tal capítulo pierde todo su significado. Es un error decir que el árbol de la vida no existe hoy en día. En Apocalipsis 2:7 el Señor Jesús dijo que al que venciera, El le daría a comer del árbol de la vida. Jesús vino a alimentarnos consigo mismo como árbol de la vida. La primera responsabilidad que tiene la palabra de Dios escrita es mostrarnos a Cristo. El deseo de Dios en la eternidad pasada no tenía nada que ver con la ley. La ley fue introducida en el monte Sinaí. Pablo menciona este monte en Gálatas 4, no en un sentido positivo sino en un sentido negativo (vs. 24-25). A los ojos de Dios y del apóstol Pablo, el monte Sinaí es un término muy negativo. Sinaí produce esclavos, y es representado por una concubina, Agar. La esposa legítima era Sara. La concubina era Agar. Todo lo que proviene de la concubina es esclavo. Todos los judíos que valoran y exaltan la ley, y tratan de obedecerla, son esclavos bajo la ley. Además del monte Sinaí hay otro monte, el monte de Sión. Hebreos 12 dice que en el Nuevo Testamento no hemos venido al monte Sinaí, sino al monte de Sión (v. 22). Aquí no somos esclavos, sino hijos de la mujer libre. Esto significa que somos hijos de la gracia. La gracia de Dios es representada por Sara, la mujer libre. La ley está representada por la concubina. Nosotros no estamos en favor de la ley, sino que, por ser hijos de la mujer libre, nuestro interés es exaltar a Cristo. La primera responsabilidad del libro de los Salmos es mostrarnos a Cristo. La segunda responsabilidad del libro de los Salmos es mostrarnos una comparación entre Cristo y la ley. En el mensaje ocho vimos las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia. En la Biblia Dios nos muestra sólo dos líneas. Una es la línea apropiada, y la otra es la línea negativa. La línea apropiada es la línea de Cristo de parte de Dios, y la línea negativa es la línea de Satanás. Es por esto que hay dos árboles en Génesis 2, y esos dos árboles representan dos fuentes. El árbol de la vida representa a Dios como fuente de la vida. El árbol de la ciencia del bien y del mal representa a Satanás como la fuente de la muerte. Luego, de estas dos fuentes salen dos líneas. Una línea es la línea del día, y la otra es la línea de la noche. La línea negativa de las tinieblas es la línea del caos satánico. La línea positiva del día es la línea de la economía divina.

Además de estas dos líneas, aparece también la línea de la ley. Cristo es la línea principal, y la ley es una línea secundaria. Si uno no sabe cómo tratar debidamente con la línea secundaria, dicha línea se convierte en parte de la línea negativa, que es la línea del caos, la línea de la muerte, la línea de la ciencia del bien y del mal. Desde el día en que la ley fue dada, el pueblo de Dios casi nunca ha tratado la ley adecuadamente. Creo que Moisés sabía algo de la posición de la ley porque estando ya viejo escribió el salmo 90. En el versículo 1 dice: “Señor, Tú nos has sido una morada de generación en generación”. Según el entendimiento de Moisés, Dios es nuestra morada, y nosotros vivimos en Dios. Esto no corresponde en absoluto a la ley. La segunda responsabilidad del libro de los Salmos es mostrarnos la diferencia entre Cristo y la ley. Sin embargo, la mayoría de los que leen los Salmos no entienden esto. Ellos piensan que todo lo que aparece en los Salmos es positivo. Pero hemos visto que muchas expresiones de los Salmos son sólo el concepto humano de exaltar la ley, no el concepto divino de exaltar a Cristo. Vimos en el mensaje anterior que es difícil hallar algo en los salmos 28—30 que corresponda a la norma divina de la economía neotestamentaria de Dios. En este mensaje quisiéramos ver las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista según se ven en los salmos 31—33. Mucho de lo que dice David en estos salmos concuerda con el concepto natural. Lamentablemente, cuando la mayoría de los lectores van a la Biblia a leer los Salmos, no ven mucho de Cristo. Tal vez vean los buenos puntos que hay en los Salmos que concuerdan con el concepto humano. Los Salmos nos exhortan y nos advierten que temamos a Dios. Luego nos piden que nos refugiemos en Dios. Como personas que están bajo muchos ataques, necesitamos un lugar de refugio, un lugar donde escondernos. Podemos refugiarnos en Dios. Los Salmos también hablan de confiar en Dios, de esperar a Dios y de poner en Dios nuestra esperanza. Luego hablan de alabar a Dios, de darle gracias y de adorarle. Estos puntos son la base sobre la cual están compuestos los Salmos: temer a Dios, refugiarse en Dios, confiar en Dios, esperar a Dios, poner nuestra esperanza en Dios, alabar a Dios, darle gracias y adorarle. Estos son los puntos principales de muchos salmos, especialmente los salmos 31—33. VII. EN EXPERIMENTAR Y DISFRUTAR QUE DIOS LE SALVE DE SU ANGUSTIA El salmo 31 nos muestra las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista al experimentar y disfrutar que Dios lo salve de sus aflicciones. En el salmo 31 David no habla de que Dios salva de la perdición eterna y de Su juicio, sino que habla de que Dios lo salva de su angustia. En el salmo 31 él enumera una a una sus aflicciones.

A. Se refugia en Dios como roca de protección y fortaleza que le salve de la red que le tienden en secreto sus enemigos David dijo que se refugiaba en Dios como roca de protección y como fortaleza que le salvase de la red que le tienden en secreto los enemigos (vs. 1-4). El Señor Jesús dijo que El es la roca para la edificación de la iglesia (Mt. 16:18), pero David dijo que Dios era la roca para su protección, para salvarle de sus aflicciones. El deseo de Dios es salvar al hombre principalmente de la perdición y el castigo eternos, no de sus aflicciones. Después de que somos salvos de la perdición eterna, Dios entonces desea ser nuestra salvación para que vivamos a Cristo y le magnifiquemos (Fil. 1:19-21a). Es posible que la esposa desee ser salva del mal genio de su esposo, y que el esposo desee ser salvo de las críticas de su esposa. En otras palabras, ellos desean ser salvos de sus aflicciones. Pero la salvación que Dios tiene para los creyentes neotestamentarios tiene como fin que ellos sean sustentados y fortalecidos para vivir a Cristo y magnificarle. David también se goza en la bondad de Dios porque le ha librado de mano de sus enemigos y ha puesto sus pies en lugar ancho y espacioso (vs. 5-8). Estas expresiones indican que David estaba demasiado centrado en sí mismo, aun al buscar la salvación de Dios. B. Le cuenta a Dios sus aflicciones y sus angustias En los versículos 9-13 David le cuenta a Dios sus aflicciones y angustias: “Seme propicio, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo” (v. 9). Es muy bueno que David le pida a Dios que le sea propicio, es decir, que le dé Su gracia. Esto parece que fuera una frase del Nuevo Testamento. David también dijo que sus ojos se consumían de tristeza, y también su alma y su cuerpo. Consumirse significa secarse. David dijo que había quedado seco por sus aflicciones, las cuales eran su angustia. En los versículos 10-13 él dijo: “Porque mi vida se va gastando en tristeza, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. A causa de todos mis adversarios soy objeto de oprobio, y para mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven fuera huyen de mí. He sido olvidado de su corazón como muerto; he venido a ser como un vaso destruido. Porque oigo la calumnia de muchos; el terror me asalta por todas partes, mientras consultan juntos contra mí e idean quitarme la vida”. Todos estos puntos los consideraba David sus aflicciones. Lo dicho por David aquí acerca de que otros fraguaban intrigas para quitarle la vida, fue en

realidad la experiencia del Señor Jesús (Mt. 27:1). En este punto, David tenía la responsabilidad de mostrarnos a Jesús. Las aflicciones de David incluían su pena, su dolor y el ser el objeto de oprobio de sus adversarios. Hoy día nosotros los cristianos que seguimos al Señor también sufrimos muchas aflicciones, y hasta persecución. Sin embargo, el Nuevo Testamento nos muestra que el apóstol Pablo no se quejaba por esto. En el libro de Romanos, Pablo dijo que todas las cosas cooperaban para su bien, para ser transformado, como uno de los muchos hijos de Dios, a la imagen del Hijo primogénito de Dios (8:28-29). Pablo no se quejaba de sus aflicciones. Al contrario, comprendía que todas las cosas cooperaban para su bien, para poder ser transformado y conformado a la imagen de Cristo. C. Confía en que Dios le salvará y resplandecerá sobre él David dijo: “Mas yo en Ti confío, oh Jehová; digo: Tú eres mi Dios. En Tu mano están mis tiempos” (vs. 14-15a). Esta es una palabra muy buena, pero la revelación neotestamentaria es más elevada. Los tiempos de David estaban en la mano de Dios, pero en nuestro caso, todo nuestro ser está en Jesús. Los tiempos de David estaban en la mano de Dios, pero nosotros estamos en Cristo, quien es la incorporación de Dios (1 Co. 1:30a; 2 Co. 5:17). Es mucho más elevado estar en Cristo. El versículo 16a dice: “Haz resplandecer Tu rostro sobre Tu siervo”. David buscaba que el rostro de Dios resplandeciera sobre él. El quería agradar a Dios, y que Dios estuviera complacido con él. Este versículo está en el contexto de su deseo de ser librado de sus enemigos y de que éstos fueran avergonzados (vs. 15b, 17). Por consiguiente, el resplandor que David buscaba en el salmo 31 no es el tipo de resplandor que nosotros buscamos. La clase de resplandor que nosotros debemos buscar es el resplandor que nos expone. Cuando estamos bajo el resplandor de Dios, vemos que somos horribles y desagradables. Cuando nos metamos en el resplandor de Dios, nos postraremos en tierra para confesarnos. D. Bendice a Dios y exhorta a los piadosos a que amen a Dios y a que se esfuercen se alienten En los versículos 21-24 David bendijo a Dios y exhortó a los piadosos a amar a Dios y a ser fuertes y cobrar ánimo.

VIII. EN EXPERIMENTAR EL PERDON DE DIOS En el salmo 32 David expresó sus sentimientos en la experiencia que tuvo del perdón de Dios. A. Experimenta su confesión y el perdón de su pecado por parte de Dios Los versículos 1-2a dicen: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad”. Esto tiene muchas implicaciones. Si no hubiera Redentor, ¿cómo podría el Dios justo no inculparnos de iniquidad? Si Dios hiciera esto sin Redentor, no sería justo. Dios perdona nuestra iniquidad basado en la redención de Cristo. David dijo que es bienaventurado el hombre a quien Jehová no inculpa de iniquidad y “en cuyo espíritu no hay engaño” (v. 2b). Por un lado, David indica que sus pecados fueron perdonados; sin embargo, por otro, indica que no hay engaño en su corazón. Esto es contrario a las Escrituras. Si no hubiera engaño en el hombre, entonces no sería un pecador necesitado del perdón de Dios. Puesto que uno necesita el perdón de Dios, uno tiene que darse cuenta de que está lleno de engaño. ¿Qué persona hay que no tenga engaño en el espíritu, y que aun así confiese sus pecados? Esto está fuera de la lógica. Los versículos 3-4a dicen: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi rugir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí Tu mano”. Aquí la expresión de David es buena en el sentido de que nos muestra que Dios lo trata en cuanto a sus pecados. El pasa a decir: “Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y Tú perdonaste la iniquidad de mi pecado. Selah” (vs. 4b-5). La iniquidad de su pecado se refiere al poder del pecado. Dios no sólo perdona nuestro pecado sino también el poder del pecado, que también merece castigo. B. Exhorta a los piadosos a orar y a confesar mientras Dios puede ser hallado El versículo 6 dice: “Por eso, que todos los piadosos oren a Ti en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él”. Esto muestra que aunque David confesó su pecado y se dio cuenta de la iniquidad de su pecado, aun así, consideraba que él mismo era piadoso. ¿Es él pecaminoso o piadoso? Este es un salmo acerca de la confesión, pero en esta confesión hay autojustificación. El

confesó su pecado, pero también indicó que él no tenía ningún engaño en su espíritu, que él era piadoso, y que buscaba a Dios mientras podía ser hallado. En el versículo 7 David dijo: “Tú eres mi escondedero; me guardarás de la angustia; con gritos de liberación me rodearás. Selah”. C. La instrucción y la enseñanza de Dios Luego Dios intervino para instruir y enseñarle a David. Los versículos 8-10 dicen: “Te instruiré, y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré; Mis ojos están fijos en ti. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti. Copiosas son las penas del impío; mas al que espera en Jehová, le rodea la benignidad”. David dijo que el impío tiene muchas penas, pero que a aquel que confía en Jehová le rodea la benignidad. ¿Era David una persona que tenía muchas penas, o una persona que confiaba en Jehová? Es difícil clasificar a David. Esto muestra que aquí su hablar concuerda con el concepto natural. El versículo 11 dice: “Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y dad voces de júbilo todos vosotros los rectos de corazón”. ¿Quiénes son los justos y quiénes son los rectos de corazón? No nos atrevemos a decir que nosotros seamos tales personas. Así que, éste es un salmo con un buen comienzo, y un final pobre. En el comienzo hay confesión, y al final hay autojustificación. En términos básicos, los salmos 31 y 32 nos muestran una persona que trata de guardar la ley sin Cristo. IX. EN ALABAR A DIOS Y DARLE GRACIAS El salmo 33 es una mezcla de las expresiones de los sentimientos del salmista al alabar a Dios y al darle gracias. A. Anima a los justos a alabar a Dios y a darle gracias El salmista anima a los justos a que alaben y a que le den gracias a Dios (vs. 1-5). B. Alaba a Dios por restaurar los cielos y la tierra En los versículos 6-9 el salmista alabó a Dios por restaurar los cielos y la tierra. El versículo 9 dice: “Porque El dijo, y fue hecho; El mandó, y existió”. Cuando Dios dijo: “Sea la luz”, fue la luz (Gn. 1:3). Cuando Dios ordenó, algo brotó y permaneció. Esto es

bueno, pero necesitamos ver que la enseñanza de Pablo no gira en torno a la restauración del universo caótico, sino de la resurrección de Cristo de entre los muertos. Nosotros estábamos muertos, pero un día el Señor nos dio vida y nos resucitó de entre los muertos (Ef. 2:1, 5-6). Hoy vivimos en resurrección. ¡Nosotros no somos personas restauradas sino personas resucitadas! Tal vez nos impresione la manera en que Dios restauró los cielos y la tierra, pero el Nuevo Testamento trata de la nueva creación, la cual está en resurrección. La oración de Pablo en Efesios 1 se refiere a la resurrección (v. 20). No importa por cuánta restauración pasen los cielos y la tierra, siguen siendo la vieja creación, pero nosotros somos la nueva creación. No somos meramente restaurados; somos resucitados. No hay nada en el Nuevo Testamento que nos pida que alabemos a Dios por haber restaurado los cielos y la tierra. Pero Pablo sí habló de su deseo de conocer a Cristo y el poder de Su resurrección (Fil. 3:10). Deseo hacer notar una vez más que los Salmos nos muestran la inferioridad de la ley y la superioridad de Cristo. Es bueno alabar a Dios por haber restaurado los cielos y la tierra, pero esto no sería tan elevado como alabarle por la resurrección de Cristo. Cristo en Su resurrección nos resucitó de entre los muertos (Ef. 2:6). Esto es mucho más elevado que la restauración de los cielos y la tierra. C. Alaba a Dios por la relación que tiene con los hijos de los hombres, los moradores de la tierra En los versículos 10-15 el salmista alabó a Dios por la relación que tiene con los hijos de los hombres, los moradores de la tierra. D. Alaba a Dios por Su liberación y preservación El salmista alaba a Dios por Su liberación y preservación, las cuales son más firmes que las realizadas por un gran ejército, por un valiente con mucha fuerza, y por un caballo con su gran fuerza (vs. 16-19). El comparó el poder salvador de Dios y Su poder preservador, con un gran ejército, con un hombre valiente y con un caballo. Cuando yo era un cristiano joven, creía que esto era maravilloso, pero hoy no pienso igual. El Nuevo Testamento no compara a nuestro Dios con un caballo. Esto muestra una vez más que no debemos confiar en nuestro entendimiento natural cuando leemos los Salmos. Necesitamos cambiar nuestro concepto natural por el concepto divino.

E. Espera a Dios, quien es su ayuda y su escudo, confía en Su santo nombre, y pone su esperanza en El En la conclusión del salmo 33, el salmista dijo que él esperaba en Dios, quien era su ayuda y su escudo, que confiaba en Su santo nombre, y que tenía en El su esperanza (vs. 20-22). LA DIFERENCIA ENTRE CRISTO Y LA LEY Ahora quisiera dar una palabra acerca de la diferencia que hay entre Cristo y la ley. La diferencia que hay entre Cristo y la ley, es la diferencia que hay entre la economía del Antiguo Testamento y la del Nuevo. Bajo la ley del Antiguo Testamento, el hombre siempre luchaba por alcanzar la norma de la ley. El hombre se dio cuenta de que era débil y pecaminoso, así que le pidió a Dios misericordia y benignidad, y puso su confianza en Dios. También se refugió en Dios, esperó en El, puso en El su esperanza, le alabó, le dio gracia y le adoró. Esta era la parte que le correspondía hacer al hombre en el Antiguo Testamento porque Dios estaba lejos de él, y él estaba lejos de Dios. El hombre y Dios estaban separados. Luego en la economía neotestamentaria, Dios entró en el hombre, se encarnó, y nació como un Dios-hombre. Cuando Cristo vivió en esta tierra, era Dios quien vivía en esta tierra en el hombre. Por medio de Su redención, El resolvió todos los problemas del hombre y preparó el camino para entrar en el hombre. En Su encarnación El entró en el vientre de una virgen, pero mediante Su muerte y resurrección entró en miles de hombres. Para poder entrar en el hombre, El resucitó. En la resurrección El se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) y llegó a ser el Hijo primogénito de Dios (Ro. 8:29), quien introdujo al hombre en Dios. En Su encarnación El introdujo a Dios en el hombre; en Su resurrección El introdujo al hombre en Dios. Con esto El completó la mezcla de Dios y el hombre. El mezcló a Dios y al hombre como una sola entidad. Ahora nosotros los creyentes estamos en El, y El en nosotros. Ahora El y nosotros somos una sola persona. El tiene la vida divina y la naturaleza divina, y nosotros también. Nosotros tenemos la vida humana y la naturaleza humana, y El también. El vino a ser nosotros, y nosotros vinimos a ser El. Debemos reconocer que fuimos crucificados con El. Ya no vivimos nosotros, sino que es Cristo el que vive en nosotros (Gá. 2:20). En la economía neotestamentaria, nosotros tenemos que hacer algo, pero no lo que hacían los santos del Antiguo Testamento. En la economía neotestamentaria, tenemos que creer en Cristo (Jn. 3:16, 36). Luego tenemos que amarle (Jn. 14:21, 23). También tenemos que vivirle para magnificarle (Fil. 1:19-21a). En el Nuevo Testamento, no

hacemos nada por nosotros mismos en nuestra fuerza natural. Nosotros le disfrutamos a El. Creer en El es recibirle; amarle es disfrutarle; y vivirle es magnificarle. Esto no es algo que hacemos por nosotros mismos. Todo lo que hacemos en el Nuevo Testamento es un disfrute. Dios no desea que hagamos el bien. El desea solamente que vivamos a Cristo. Vivir a Cristo tiene muchas implicaciones. Vivir a Cristo implica ser santos y vencedores. Vivir a Cristo implica no perder los estribos y perseverar pacientemente. Simplemente necesitamos vivir a Cristo, y este vivir implica todas las cosas que conforman la vida cristiana. Implica nuestra fidelidad y nuestra honestidad. Vivir a Cristo incluye todas las cosas. Esta es la razón por la cual el Nuevo Testamento nos manda que vivamos a Cristo para que le magnifiquemos. Necesitamos vivir, movernos y andar por el espíritu, y que todo nuestro ser dependa de nuestro espíritu mezclado (Ro. 8:4). Esta es la economía neotestamentaria. Gran parte de la terminología del Antiguo Testamento usada en los salmos es buena, pero es buena en el ámbito natural. No tiene nada que ver con el Espíritu. El Nuevo Testamento es un campo completamente diferente, es otro mundo. Está completamente en el Espíritu, quien es la consumación del Dios Triuno. Por consiguiente, todo lo que hay en el Nuevo Testamento tiene que ver con el Dios Triuno. Nuestra honestidad, nuestra fidelidad, nuestra paciencia, nuestra perseverancia, nuestra bondad y todo lo que somos y hacemos está relacionado con el Dios Triuno. Todas nuestras virtudes deben ser la expresión del Dios Triuno, no de nosotros mismos. La vida cristiana que vemos en el Nuevo Testamento no es obra nuestra, sino que es asunto exclusivamente de vivir a Cristo. Vivirle para magnificarle es disfrutarle. Por lo tanto, cada día debemos disfrutar a Cristo y nada más. Cristo es nuestro disfrute. Este es el pensamiento que vemos en los himnos #36, #37 y #38 de Himnos seleccionados. Estos tres cantos fueron escritos en plena conformidad con la economía neotestamentaria. El himno #38 tiene que ver con la edificación de la iglesia. No obstante, muchos cristianos todavía exaltan la ley y se quedan en la economía del Antiguo Testamento. Nosotros necesitamos tener el discernimiento apropiado para ver la diferencia que hay entre la economía del Antiguo Testamento y la del Nuevo. Por una parte, los salmos son preciosos porque presentan la aspiración de los sentimientos de aquellos que buscaban a Dios; por otra, muchas porciones de los salmos no corresponden a la economía del Nuevo Testamento. La economía neotestamentaria incluye, primeramente, la encarnación; en segundo lugar, la resurrección; y en tercer lugar, la mezcla. Dios entró en nosotros y nos introdujo en El. El completó la mezcla de lo divino con lo humano.

Nosotros y El vivimos como una sola persona en la misma vida y con la misma naturaleza. No debemos esforzarnos por guardar la ley. Por el contrario, debemos vivir a una sola persona, a Cristo. Nosotros vivimos a Cristo para que El sea magnificado. Tengo la esperanza de que veamos esta revelación. Cuando vayamos a cualquiera de los salmos, tenemos que pesarlo en la balanza de la economía neotestamentaria de Dios. Entonces podemos discriminar lo que corresponde al monte Sinaí y lo que pertenece al monte de Sión. Estamos aquí en el monte de Sión donde tenemos la iglesia, el Cuerpo de Cristo, y la economía de Dios para el testimonio de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE DIECISEIS LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (4) Lectura bíblica: Sal. 34-36 En este mensaje queremos continuar nuestra comunión acerca de las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios. Si no tenemos una profunda hambre y búsqueda del Señor y Su Palabra, es posible que estos mensajes nos desanimen. Esto se debe a que en ellos está expuesto lo que a nosotros nos gusta conforme a nuestro concepto natural. Lo que vemos en la Biblia y lo que es la Biblia para nosotros depende del tipo de personas que seamos. Es por esto que necesitamos ser rectificados y conducidos al concepto divino. En este mensaje queremos ver las expresiones mezcladas de los sentimientos de los salmistas en Salmos 34—36. En el título del salmo 34 dice que éste era un salmo de David “cuando se fingió loco delante de Abimelec, quien lo echó, y él se fue”. Podemos ver con esto que la situación en la que fue escrito el salmo 34 no era honorable. David no era normal; fingió locura porque estaba delante de un rey que tenía la capacidad de matarle. Como resultado de fingirse loco, David fue librado de Abimelec (1 S. 21:10— 22:1a). Después, escribió el salmo 34. En este salmo atribuyó a Dios el mérito de su liberación, pero en realidad él se había librado a sí mismo fingiéndose loco. Fingirse algo es una clase de mentira.

En el salmo 35 David le pidió a Dios que peleara con armas contra sus enemigos (vs. 18). Luego en el salmo 36 le pidió a Dios que se encargara de los impíos (vs. 1-4) y aun le dio instrucciones en cuanto a la manera de tratar con ellos (vs. 11-12). Debemos acordarnos de que es necesario interpretar el libro de los Salmos según el concepto divino de la revelación divina de toda la Biblia. Los Salmos es el libro más largo de toda la Biblia, pero no es el único libro. Se le debe interpretar a la luz del concepto divino de Dios como la revelación divina acerca de Su eterna economía en Cristo, tomando a Cristo como su centralidad y universalidad. Necesitamos ser rectificados y volvernos del concepto humano al concepto divino. Al principio de mi vida cristiana, iba a la Biblia lleno de mis propios conceptos. A través de los años he experimentado cierta rectificación, y esta rectificación, que recibí estudiando la Biblia, ha quitado capa tras capa de mi concepto humano. Nuestro entendimiento de la Biblia depende de la medida del crecimiento que tengamos en la vida espiritual. Aun hoy en nuestra vida humana, nuestro conocimiento depende del crecimiento que tengamos en la vida humana. Cuando alguien es niño, no se puede esperar que él entienda mucho. A medida que crece el niño, tiene más capacidad de entender. Con el tiempo, al ser un hombre maduro, puede entender las cosas en la debida manera. Es difícil entender el libro de los Salmos de manera apropiada según el concepto divino. Hemos visto que a veces lo que David habló en los Salmos era maravilloso. Luego habló algo que estaba totalmente en conformidad con el concepto humano y natural. Para poder entender la Biblia, tenemos que basarnos en un principio. Este principio es que Dios planeó en Su economía hacerse uno con el hombre. El principio básico, el primer principio, del nacimiento de Cristo es que Dios vino a unirse con el hombre, para ser un hombre y ser uno con él. Este es el principio básico de la Biblia. Cuando leamos la Biblia debemos tener en cuenta el principio de que Dios se hizo uno con el hombre. Debemos recordar el principio de que la Palabra de Dios como revelación divina nos muestra que el propósito principal de Dios es hacerse uno con el hombre y hacer que el hombre sea uno con El. En Juan 15 el Señor dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos ... permaneced en mí, y yo en vosotros” (vs. 5, 4). Esto nos demuestra que Dios y los que han creído en Cristo son uno. Nosotros y Dios antes estábamos separados, pero un día nosotros, las ramas silvestres, fuimos injertados en Dios en Cristo (Ro. 11:24). Hemos sido injertados en Cristo como el árbol, y este injerto nos hizo uno con El. Lo que se necesita ahora es que nosotros permanezcamos en El y

que El permanezca en nosotros. Entonces El y nosotros seremos uno con una sola vida, una sola naturaleza y un solo vivir. Si vemos esto, nuestro entendimiento de la Biblia habrá sido completamente aclarado. Necesitamos aferrarnos al concepto divino de Juan 15 donde el Señor dijo que El es la vid, que nosotros somos Sus pámpanos y que debemos permanecer en El a fin de que El permanezca en nosotros. En Salmos 34—36, podemos ver que David no actuaba como un pámpano que es uno con Dios. En nuestro entendimiento de la Biblia, tenemos que adoptar los debidos principios. El primer principio es que Dios desea ser uno con Su pueblo escogido. Finalmente, la unidad que existe entre Dios y el hombre será completa y consumada. Todo el pueblo escogido de Dios será consumado para ser completamente uno con Dios como constituyentes de la ciudad santa, la Nueva Jerusalén. Cuando vamos a los Salmos, necesitamos aferrarnos a este concepto; de otro modo, es posible que seamos desviados. X. AL BENDECIR Y ALABAR A DIOS El salmo 34 nos muestra las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios al bendecir y alabar a Dios. Bendecir a Dios es hablar bien de El, decir cosas buenas acerca de Dios. Alabar a Dios es darle a Dios la honra y la gloria. A. Escrito después de que David se fingió loco delante de Abimelec Es bueno bendecir y alabar a Dios, pero no debemos olvidarnos de que un salmo tan maravilloso fue escrito después de que David se había puesto una “máscara”. El escribió este salmo después de fingir locura delante de Abimelec. Esta historia consta en 1 Samuel 21:10-15. En este pasaje se ve que David fingió locura delante de ese rey filisteo para poder escapar de la muerte. B. Por causa de la respuesta de Dios y Su liberación David bendijo y alabó a Dios por causa de Su respuesta y Su liberación (vs. 1-6). En el versículo 1 dice: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca”. Esto es bueno, pero tenemos que acordarnos de la situación en la cual David dijo esto. Cuando se fingió loco delante de Abimelec, sin duda alguna no estaba bendiciendo a Dios en ese momento. Al contrario, 1 Samuel 21:13 dice que David

escribía en las portadas de las puertas y que dejaba correr la saliva por su barba para que Abimelec pensara que él estaba loco. Los versículos 2-6 dicen: “En Jehová se gloría mi alma; lo oyen los mansos, y se alegran. Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una Su nombre. Busqué a Jehová, y El me oyó, y me libró de todos mis temores. Los que miraron a El fueron alumbrados; sus rostros jamás serán avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias”. David dijo que Jehová lo había librado. Pero yo quisiera preguntar si Jehová le libró de las manos de Abimelec o si él se libró a sí mismo. Es posible que alguien ore por varias cosas, y luego atribuya a Dios el mérito de haberlas conseguido. Pero en realidad Dios no hizo ni una de ellas. Al contrario, la persona oró según su propio deseo y luego obró por su propia cuenta. A veces tal vez engañe a otros, pero con seguridad Dios no engañaría a nadie por ellos. Tal vez oremos por algo, obtengamos aquello por lo que oramos y luego atribuyamos a Dios el mérito de haberlo logrado. Esto es un insulto a Dios. En este caso el mérito no se le debe atribuir a Dios sino a nosotros, y eso más bien como débito. C. Les aconseja y enseña a otros que teman a Dios y que se refugien en El Los versículos 7-22 nos muestran que David aconseja y enseña a otros que teman a Dios y que se refugien en El. En el versículo 8 él dice: “Bienaventurado el hombre que en El se refugia”. No obstante, cuando David se fingió loco delante del rey, no se refugió en Jehová sino en su “máscara”, en su fingimiento. En el versículo 11 David dice: “Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré”. ¿Queremos que David nos enseñe a fingir en algo, a ponernos una máscara? Esto muestra que por una parte es posible que confiemos en el Señor, pero por otra, es posible que nos pongamos una máscara para librarnos. Al final, ¿quién nos libró, el Señor o nuestra máscara? 1. El beneficio de temer a Dios y de refugiarse en El En el salmo 34 David habló del beneficio de temer a Dios y de refugiarse en El (vs. 7-10, 17-22). El versículo 10 dice: “Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien”. Algunos pueden citar estos versículos para su propio beneficio, pero es posible que con el tiempo resulte que les hacen falta las cosas materiales que desean. En 2 Corintios se nos dice que Pablo pasó por muchos sufrimientos y privaciones, incluso al punto de que le hacían falta la comida y la ropa (11:27).

2. La manera de temer a Dios En el salmo 34 David habló de la manera de temer a Dios (vs. 11-16; 1 P. 3:10-12). Los versículos 12-16 dicen: “¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios del hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela. Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos Sus oídos al clamor de ellos. La faz de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos”. Estos versículos fueron citados por Pedro en 1 Pedro 3:10-12, pero Pablo no citó tales palabras. La visión de Pablo de la economía neotestamentaria estuvo más clara que la de todos los otros apóstoles. Cuando David pregunta: “¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?” no hablaba de la vida eterna sino de la vida física. David fue un gran santo del Antiguo Testamento, y Pedro fue uno de los apóstoles más grandes del Nuevo Testamento, pero no creo que lo que dijo David aquí sea algo espiritual. Aun entre nosotros, ¿quién se atreve a pedirle al Señor que le dé largos días para disfrutar de muchas cosas buenas? David dijo que si deseamos tener largos días para ver el bien, debemos guardar nuestra lengua del mal, y nuestros labios de hablar engaño. Pero ¿quién ha logrado guardar su lengua del mal? Lo que David estaba diciendo aquí concordaba con el árbol de la ciencia del bien y del mal. El versículo 15 dice: “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos Sus oídos al clamor de ellos”. Pero, ¿quién es justo en esta tierra? Pablo dijo que nadie es justo (Ro. 3:10), y también Isaías dijo que nuestras justicias son como trapos de inmundicia (Is. 64:6). Si nosotros dependemos de nuestras justicias para disfrutar que los ojos y los oídos de Dios estén sobre nosotros, no disfrutaremos nada, porque nosotros no tenemos ninguna justicia propia. En cuanto al hombre justo, David dice: “El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado” (v. 20). Este es un versículo acerca de Cristo porque David tipificaba al Cristo sufrido. Cuando Cristo estaba en la cruz, los soldados no le quebraron las piernas al ver que ya había muerto (Jn. 19:33). Juan dijo: “Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo” (v. 36). Hubo ocasiones en las que David al describir sus sufrimientos tipificaba a Cristo. Cuando miramos el salmo 34, podemos ver la mezcla de las expresiones de los sentimientos de David. El versículo 20 se refiere a Cristo, pero la mayor parte del salmo no concuerda con el árbol de la vida. Nuestro concepto debe cambiar para que sea el

concepto divino según el árbol de la vida. A medida que crezcamos en Cristo, nuestro concepto cambiará. XI. AL PEDIR QUE DIOS SE ENCARGUE DE SUS ENEMIGOS En el salmo 35 David le pidió a Dios que se encargara de sus enemigos. A. Ruega a Dios que pelee con armas contra sus enemigos En primer lugar, le pide a Dios que pelee contra sus enemigos usando armas (vs. 1-8). El versículo 1 dice: “Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; pelea contra los que me combaten”. ¿Cree usted que Dios desea semejante oración? Esto no concuerda con la enseñanza del Señor en el Nuevo Testamento, la cual nos dice que amemos a nuestros enemigos y que oremos por los que nos persiguen (Mt. 5:44). Los versículos 2-3 dicen: “Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda. Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salvación”. En lugar de pedirle a Dios algo, David aquí le enseña a Dios cómo librarlo de sus enemigos. Los versículos 4-8 dicen: “Sean avergonzados y cubiertos de ignominia los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y confundidos los que mi mal intentan. Sean como el tamo delante del viento, y el Angel de Jehová los acose. Sea su camino tenebroso y resbaladizo, y el Angel de Jehová los persiga. Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa cavaron hoyo para mí. Venga destrucción sobre él sin que lo sepa, y la red que él escondió lo prenda; ¡Caiga en esa misma destrucción!” ¿Es ésta una oración espiritual? Ciertamente esta oración proviene de un hombre que está en sí mismo. En la economía del Nuevo Testamento una persona espiritual jamás le pediría a Dios que viniera con escudo y pavés y con lanza contra sus enemigos. B. Se gloría en que confía en Dios y en que trata bien a los que le maltratan En los versículos 9-16 David se glorió en que confiaba en Dios y en que trataba bien a los que lo maltrataban. Estos versículos dicen: “Entonces mi alma exultará en Jehová; se regocijará en Su salvación. Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como Tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al afligido y menesteroso del que le despoja? Se levantan testigos malvados; de lo que no sé me preguntan; me devuelven mal por bien, para afligir a mi alma. Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración volvía a mi seno. Como por mi compañero, como por mi

hermano andaba; como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba. Pero ellos se alegraron en mi tropiezo, y se juntaron; las gentes despreciables, a quienes no conocía, se juntaron contra mí; me despedazaban sin cesar; como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, crujieron contra mí sus dientes”. Los versículos arriba citados muestran que en el concepto de David sus enemigos eran muy malos, y que él era muy bueno. Las expresiones que usó en estos versículos muestran demasiada justicia propia. C. Insta a Dios a que le libere al darle indicaciones según su conocimiento natural del bien y el mal En los versículos 17-28 David insta a Dios a que le libre, y le da indicaciones según su conocimiento natural del bien y el mal. XII. AL PEDIR A DIOS QUE SE ENCARGUE DE LOS IMPIOS En el salmo 35 David le pidió a Dios que tratara con sus enemigos, y en el salmo 36 le pidió que tratara con los impíos. A. Acusa a los impíos Los versículos 1-4 son la acusación que David hace a los impíos: “La transgresión habla al impío en el fondo de su corazón: no hay temor de Dios delante de sus ojos. Pues se lisonjea en sus propios ojos, hasta que su iniquidad sea hallada y aborrecida. Las palabras de su boca son maldad y engaño; ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien. Maquina iniquidad sobre su cama; está en camino no bueno, el mal no rechaza”. Aquí David no tenía el deseo ni la intención de pedirle a Dios que tuviera misericordia de los impíos, sino que los acusó. B. Da alabanzas por la benignidad, la fidelidad y la justicia de Dios, mezcladas con el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios Los versículos 5-10 son su alabanza por la benignidad, la fidelidad y la justicia de Dios, mezclada con el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios. Los versículos 7-9 son la porción máxima de los Salmos acerca del disfrute de Dios en Su casa, pero dicha porción está en un salmo en el cual David le pidió a Dios que tratara con los impíos. Esto nos muestra una vez más la mezcla de expresiones de los sentimientos de David.

C. Le ruega a Dios que se encargue de los impíos según su manera de pensar Los versículos 11-12 dicen: “No venga pie de soberbia contra mí, y mano de impíos no me mueva. Allí caen los hacedores de iniquidad; son derribados y no pueden levantarse”. En estos versículos David le rogó a Dios que se encargara de los impíos no según el camino de Dios sino según su propia manera de pensar. NUESTRA NECESIDAD DE SER LIBRADOS DE NUESTRO CONCEPTO HUMANO Y DE SER VUELTOS A LA LINEA CENTRAL DE LA ECONOMIA DE DIOS Al leer los Salmos, debemos ver el contraste que hay entre el concepto humano y el concepto divino. La mayoría de los santos no ve tal contraste. Al contrario, ellos tienen muy en alto todo lo que leen en los Salmos. En cierto sentido, parece que ellos reciben ayuda al leer los Salmos, pero en realidad no reciben verdadera ayuda, sino que son desviados. Tengo la carga de que veamos el contraste que hay entre el concepto humano de los Salmos y el concepto divino del Nuevo Testamento. Según nuestro concepto, podemos pensar que la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, nos dice principalmente que debemos temer a Dios, refugiarnos en El, confiar en El, esperarle, poner en El nuestra esperanza, alabarle, darle gracias y adorarle. Sin embargo, este concepto no es el concepto divino que hay en el Nuevo Testamento. Lo que el Nuevo Testamento nos muestra es la economía de Dios. Dios en Su economía tiene una sola intención, y ésta es obtener un organismo para Sí mismo. En la eternidad pasada Dios tomó la decisión de hacer una sola cosa en Su economía, lo cual fue crear para Sí un organismo, el Cuerpo de Cristo. El creó el universo y al hombre con este propósito. Luego el hombre cayó, pero Dios le prometió que El vendría como hombre por medio de una mujer, para unirse con el hombre y ser uno con él (Gn. 3:15). Con el tiempo, El se hizo hombre y vivió una vida en esta tierra que exhibía la vida de un Dios-hombre. Después, fue a la cruz y murió no sólo por nuestros pecados sino también para resolver todos los problemas del universo. Luego El resucitó. En Su encarnación introdujo a Dios en el hombre, y en Su resurrección El introdujo al hombre en Dios para que Dios y el hombre pudieran ser uno. Aunque ésta es la revelación del Nuevo Testamento, no hay muchos que la vean. Al contrario, la mayoría de los cristianos todavía se aferra a su concepto natural y religioso de intentar hacer lo bueno. La mayoría de los cristianos diría que necesita mejorar su conducta. Por saber que son débiles y que las tentaciones son fuertes, le piden a Dios

que les ayude y tratan de confiar en Dios. Pero no ven la línea central de la economía de Dios, que consiste en hacer que Dios y el hombre, el hombre y Dios, sean una sola entidad, y que los dos tengan un solo vivir por una sola vida y con una sola naturaleza. Hace falta dicha revelación entre los cristianos hoy en día. Muchos no tienen oído para escuchar la enseñanza central de la economía de Dios. Pablo le encareció a Timoteo, delante de Dios y de Cristo, por Su manifestación y por Su reino, que proclamara la palabra (2 Ti. 4:1-2). Pablo estaba siendo derramado en libación (v. 6), así que le encargó a Timoteo que fuera fiel en proclamar la palabra sana. Luego dijo: “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana enseñanza, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (v. 3). Los que tienen comezón de oír buscan el hablar placentero para su propio deleite. Según lo que Pablo dijo a Timoteo, la comezón de oír que hace que uno se aparte de la verdad es el factor principal de que la decadencia en las iglesias empeore. Tenemos que ser fieles para hablar las palabras sanas de la economía de Dios, y no las palabras que satisfacen la comezón de oír de la gente. En el recobro del Señor, hemos sido iluminados para ver lo que Dios quiere. Dios quiere que nosotros seamos uno con El. Dios vive en nosotros, y El quiere que nosotros le vivamos a El. Los escritos del apóstol Pablo son muy claros acerca de este punto, y no tienen nada de ambigüedad. El punto principal de las catorce Epístolas de Pablo está afirmado en Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe, la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí”. Estas palabras son palabras divinas. No tienen nada que ver con lo natural, lo religioso, ni lo supersticioso. Hace casi seis mil años que Dios creó a Adán. Desde Adán hasta Abraham hubo dos mil años, desde Abraham hasta Cristo hubo dos mil años, y desde el tiempo de Cristo hasta ahora han pasado casi dos mil años. En los primeros dos mil años, Dios visitó al hombre para ayudarle comprender que éste necesitaba a Dios. En el segundo período de dos mil años, Dios le dijo a Abraham que en su simiente serían benditas todas las naciones (Gn. 22:18; 26:4). Serían benditas al ser Dios uno con ellas y al ser ellas uno con Dios. Esto es realmente misterioso y divino. Cristo vino como la simiente de Abraham para cumplir la promesa de Dios. Cuando Cristo vino, los judíos tenían su método religioso de adorar a Dios según su propio concepto. Más tarde, los apóstoles tuvieron que afrontar dos problemas: la religión judía y la filosofía griega. Esta tierra hoy está llena de diferentes filosofías de diferentes culturas y religiones. Además de todas estas filosofías, existe cierta filosofía y cierta

lógica en el cristianismo de hoy. Muchos cristianos hoy en día entienden la Biblia según su concepto natural, y no según el concepto divino. En el ministerio del Señor hemos hablado acerca de la economía de Dios, el dispensar de Dios, y el Espíritu vivificante, el Espíritu procesado y consumado. Hemos visto que este Espíritu es el Espíritu compuesto, y que el Espíritu compuesto es la consumación del Dios Triuno procesado. Estas cosas nunca se oyen en la teología del cristianismo de hoy. Debido a la oposición, publiqué un artículo en 1977 titulado What a Heresy—Two Divine Fathers, Two Life-giving Spirits, and Three Gods! [¡Qué herejía: dos Padres divinos, dos Espíritus vivificantes, y tres Dioses!]. Muchos de los que se nos oponen enseñan que hay tres Dioses. Esta es la enseñanza del triteísmo. También enseñan que hay dos Padres divinos. Uno es el Padre de la Deidad y el otro es el Padre mencionado en Isaías 9:6, quien, dicen ellos, es el Padre de la eternidad. También se equivocan al decir que hay dos Espíritus vivificantes. Uno es el Espíritu Santo de la Trinidad, y el otro es el Espíritu vivificante mencionado en 1 Corintios 15:45. Todas estas enseñanzas, por supuesto, son heréticas. He hablado en los Estados Unidos por treinta años con la carga de proclamar lo que es la línea central de la revelación divina según la economía de Dios. Pero por lo que sé, muy pocos valoran esta línea central. Antes de llegar a los Estados Unidos, no había visto que el Espíritu es la consumación del Dios Triuno. Empecé a decir, principalmente en Hong Kong durante el verano de 1954, que la muerte y la resurrección de Cristo están en el Espíritu. Desde aquel año la luz con respecto al Espíritu todo-inclusivo ha resplandecido y se ha hecho cada vez más brillante. Con el tiempo, vimos en la tipología el ungüento compuesto mencionado en Exodo 30:23-25. El ungüento compuesto tiene como base el aceite de oliva y a éste se le agrega cuatro clases de especias: la mirra, la canela, el cálamo y la casia. Estos cinco elementos, compuestos, llegan a ser un solo ungüento. El hin de aceite de oliva representa a Dios el Espíritu, y al Espíritu divino se le agregan la muerte de Cristo, junto con la eficacia de la misma, la resurrección de Cristo, junto con el poder de ésta. El Espíritu compuesto es la consumación del Dios Triuno. El Padre está incorporado en el Hijo, y el Hijo es hecho real como el Espíritu. En otras palabras, el Espíritu es la realidad del Hijo, el Hijo hecho real, y el Hijo es la incorporación del Padre. De esta manera los Tres de la Deidad no son tres Dioses; son un solo ser divino. La Biblia revela todas estas cosas para hacernos saber que Dios puede ser uno con el hombre y que el hombre puede ser uno con Dios. Finalmente, nosotros los cristianos debemos vivir una vida de Dios y de hombre, la vida de un Dios-hombre. Hoy vivimos

como hombres, pero también vivimos como Dios en Su vida y en Su naturaleza pero no en Su deidad. Su deidad es única. Tenemos Su vida y Su naturaleza, así como los hijos tienen la vida y la naturaleza de su padre. Pero ninguno de los hijos tiene la paternidad. Solamente el padre de una familia tiene la paternidad. De la misma manera, Dios es único y Su deidad es única. No podemos participar de Su deidad, pero sí tenemos la vida divina y la naturaleza divina. Participamos de esta vida y naturaleza divina para poder vivir a Dios, vivir a Cristo. Si vemos esto, nuestra manera de ver los Salmos cambiará. Mi carga es hacer todo lo posible por ayudar a los santos que están en el recobro del Señor a deshacerse del concepto erróneo que tienen de los Salmos. Necesitamos ser librados de ser descarriados, y ser traídos a la línea central de la economía de Dios, la cual es vivir a Cristo, quien es la incorporación de Dios, por el Espíritu que lo hace real para nosotros. Hoy estamos aquí como un hombre, pero estamos viviendo al Dios Triuno en nuestra humanidad. Sin embargo, muchos hoy en día se nos oponen porque decimos que vivimos a Dios. Pero Pablo dijo: “Porque para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21a). Pablo era un hombre, pero él nos dijo que vivía a Cristo, y Cristo es Dios. Vivir a Cristo es vivir a Dios. Todos tenemos que ver esto. La vida cristiana no es cierto tipo de mejoramiento de nuestra vida humana. La vida cristiana es una vida transformada, una vida que nos transforma haciéndonos un Dios hombre. Espero que esta comunión nos ayude a buscar a Dios conforme a la debida revelación de la santa Palabra.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE DIECISIETE LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (5) Lectura bíblica: Sal. 37—39 En este mensaje queremos ver las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en los salmos 37—39. El salmo 37 revela los sentimientos del salmista en su lógica acerca de los tratos de Dios con los justos y con los impíos, basado en el principio de guardar la ley. David no podía evitar el principio de guardar la ley. El salmo 37 es esencialmente una repetición ampliada del salmo 1. Puede decirse que es el salmo 1 aumentado, ampliado y explicado. El salmo 38 revela los sentimientos del salmista al

sufrir los tratos de Dios, y el salmo 39 nos muestra que el salmista se daba cuenta de la vanidad de su vida. XIII. EN SU LOGICA ACERCA DE LOS TRATOS DE DIOS CON LOS JUSTOS Y CON LOS IMPIOS, BASADO EN EL PRINCIPIO DE GUARDAR LA LEY A. No se irrita por causa de los malignos, pues como hierba pronto se secarán y se marchitarán como hierba verde En el salmo 37:1-2 David dijo: “No te irrites por causa de los malignos ... porque como hierba pronto se secarán, y se marchitarán como hierba verde”. Los versículos 7 y 8 dicen: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en El. No te irrites con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas malignas. Deja la ira, y desecha el enojo; no te irrites; que al mal sólo conduce”. B. Confía en Jehová, hace el bien, se apacienta de Su fidelidad, se deleita en Jehová y encomienda a Jehová su camino David también dijo que uno debe confiar en Jehová, hacer el bien, apacentarse de Su fidelidad, deleitarse en Jehová y encomendar a Jehová su camino. Entonces El nos concederá las peticiones de nuestro corazón y hará resplandecer nuestra justicia como la luz y nuestro derecho como el mediodía (vs. 3-6). C. Los malhechores serán destruidos pero los que esperan en Jehová heredarán la tierra Los versículos 9-40 señalan que, según el concepto de David, los malhechores serán destruidos, pero los que esperan en Jehová heredarán la tierra. David dijo: “Porque los malhechores serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. Pues de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará allí” (vs. 9-10). Según la lógica de David, dentro de poco no existiría ningún impío. Si no hubiera impíos, no habría necesidad de tener la policía, las cortes ni el gobierno. Pero ése no es el caso en la tierra hoy. Una y otra vez por todo el salmo 37, David dice que los justos heredarían la tierra y que los impíos serían cortados. Este es un principio establecido por la lógica de David según el principio de guardar la ley. Sin embargo, esta lógica es totalmente incorrecta. Tal lógica pertenece al árbol de la ciencia del bien y del mal.

En el próximo mensaje hablaremos de los salmos 40 y 41. El salmo 40 dice que Cristo vendrá para hacer la voluntad de Dios (vs. 6-8), y que la voluntad de Dios es que Cristo reemplace a todas las personas, todas las cosas y todos los asuntos. En todo el universo, Dios no quiere nada más que a Cristo. Dios quiere tener una sola persona: Cristo. Quiere que Cristo reemplace todas las ofrendas, todas las cosas, todos los asuntos y a todos los hombres. En Gálatas 2:20a Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Pablo indicó que había sido terminado y que había alguien más que lo podía reemplazar: Cristo. Pablo había sido crucificado y sustituido por Cristo. Cristo vivía en él. Pablo dijo lo que está en Gálatas 2:20 cuando estaba hablando de que Cristo reemplaza la ley (vs 11-21). Les dijo a los gálatas que era necio tratar de guardar la ley (3:1-3). David animaba a la gente a que guardara la ley, pero Cristo crucifica, es decir termina, a todo aquel que guarde la ley. Cristo no quiere que nadie se esfuerce para guardar la ley. Por el contrario, quiere ver que todos los que guardan la ley sean terminados por la cruz. XIV. AL SUFRIR LOS TRATOS DE DIOS A. El concepto de David en este salmo contradice la lógica del salmo 37 El concepto expresado en salmo 37 está en un extremo, y el concepto expresado en salmo 38 está en el otro. El concepto de David en este salmo contradice la lógica del salmo 37. B. El castigo de Dios le obliga a confesar sus pecados e iniquidades En Salmos 38:1-8 vemos que el castigo de Dios obliga a David a confesar sus pecados e iniquidades. David dijo que en su carne no había nada sano a causa de la ira de Dios, y que en sus huesos no había salud debido a sus pecados (v. 3). Por el lado de Dios había ira, y por el de David, pecado. El versículo 4 dice: “Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada gravitan sobre mí”. Si no nos gusta este versículo, estamos equivocados. Debemos apreciarlo al máximo. En los versículos 5-8 se dice: “Hieden y supuran mis llagas, a causa de mi necedad. Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día. Porque mis lomos están llenos de ardor, y nada hay sano en mi carne. Estoy entumecido y

molido en gran manera; rujo a causa del gemido de mi corazón”. Que uno gima indica que tiene la carga de orar sin saber qué decir. En el salmo 37 parece que David lo entendía todo y tenía palabras para orar acerca de todo. Pero en el salmo 38 lo único que pudo hacer fue rugir por causa del gemido de su corazón. A veces es posible que tengamos alguna carga y algún sentir sin saber cómo expresarlos. No sabemos cómo expresar la oración. Así que, lo único que podemos hacer es gemir y decir: “Oh Señor Jesús; oh Señor Jesús”. En Romanos 8:26 Pablo dijo: “Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad: porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. La debilidad mencionada es nuestra ignorancia con respecto a cómo orar. No sabemos qué clase de oración desea Dios, ni tampoco comprendemos cómo orar, según la carga que sentimos, para ser conformados a la imagen del Hijo de Dios; así que, gemimos (v. 23). En nuestros gemidos el Espíritu también gime, intercediendo por nosotros. Principalmente intercede pidiendo que experimentemos la transformación en vida para llegar a la madurez de hijos a fin de ser totalmente conformados a la imagen del Hijo de Dios (v. 29). C. Sus circunstancias le obligan a gemir delante de Dios y a declarar su iniquidad y su pecado Salmos 38:9-20 muestra que las circunstancias de David le obligaron a gemir delante de Dios y a declarar su iniquidad y su pecado. En el versículo 18 David dijo: “Por tanto, confesaré mi iniquidad, y me acongojo por mi pecado”. Este es un buen versículo que todos debemos apreciar. Siempre debemos decir: “Yo confieso mi iniquidad, y me acongojo por mi pecado”. Este pensamiento está en contraste con la lógica que David expresa en el salmo 37 donde dice que mientras uno sea justo y no impío, le irá bien. Pero en el salmo 38, David dijo que sufría, y declaraba su iniquidad. Este salmo es mucho más alto que el salmo 37. Sería bueno leer el salmo 38 en oración una y otra vez, aun arrodillados. D. Le suplica a Dios que no lo abandone, y que se apresure a ayudarlo y a salvarlo En Salmos 38:21-22 David dijo: “No me desampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí. Apresúrate a ayudarme, oh Señor, mi salvación”. En el salmo 37 parece que David no necesitaba que Dios le salvara. Pensaba que era justo y que por eso le iría bien. Pero en el salmo 38 lo único que pudo hacer fue rugir a causa del gemido de su corazón. Por

fin clamó pidiendo que el Señor le ayudara como su salvación. Le rogó a Dios que no lo abandonara sino que se apresurara a ayudarlo y a salvarlo. Me gustaría preguntar cómo contestaría Dios a la petición de David. Cuando el apóstol Pablo le pidió al Señor que le quitara el aguijón de su carne, la respuesta del Señor fue: “Bástate Mi gracia” (2 Co. 12:9). El Señor puede decirle a David: “No voy a contestar tu oración a tu manera. Más bien, te permitiré sufrir porque cuanto más sufres, más conoces tu pecado. Cuanto más estés bajo sufrimientos, más declararás tu iniquidad, y no tu justicia, como lo hiciste en salmo 37”. ¿Cuál salmo tomaría usted como oración, el salmo 37 o el salmo 38? Todos debemos aprender a no orar en nuestra manera natural. La lógica que David expresa en salmo 37 es muy natural. Debemos abandonar nuestra lógica natural. En vez de esto, debemos aprender a orar en la revelación de Dios. Debemos aprender a orar cuando estamos bajo los tratos de Dios, en circunstancias desagradables (Sal. 38:5). Entonces seremos bendecidos, y llegaremos a ser una bendición. XV. AL COMPRENDER LA VANIDAD DE SU VIDA Podemos decir que el título del salmo 38 puede ser “Pecado e iniquidad”, y el título del salmo 39 puede ser “El vacío y la vanidad”. El salmo 39 revela los sentimientos del salmista al comprender la vanidad de su vida. Este salmo nos muestra que somos un vacío y vanidad. A. El atiende a sus caminos guardando con mordaza su boca En los versículos 1-3 David dijo que atendía a sus caminos guardando con mordaza su boca. B. Reconoce el vacío y la vanidad de su vida David reconoció el vacío y la vanidad de su vida y le pidió a Dios que quitara de él Su castigo (por las transgresiones cometidas), y que apartara de él Su mirada, pues era forastero y peregrino (vs. 4-13). Siempre pensamos que somos algo o alguien, pero David fue llevado por el Señor a una situación donde reconoció que en realidad el estaba vacío y lleno de vanidad. David dijo que todo hombre es completa vanidad (v. 5). Dijo que sus días eran como palmos. Un palmo es muy corto, como de diez centímetros. David dijo que un hombre anda como una sombra, una exhibición vacía, y que la gente se afana en vano; amontona riquezas y no sabe quién los recogerá (v. 6).

Al final del salmo 39, David le pidió a Jehová que escuchara su clamor (v. 12). Pero no creo que Dios lo contestara inmediatamente. Dios guardaría a David en esa situación más tiempo para que se viera forzado a comprender su verdadera situación y condición. Necesitamos comprender que nuestra condición es pecaminosa y que nuestra situación es vanidad. En el salmo 37 David tenía mucho que decir. Parece que en este salmo lo sabía todo y podía decirlo todo. Pero en el salmo 38 se dio cuenta de que su condición era pecaminosa, y en el salmo 39 comprendió que su situación estaba llena de vanidad. Muchos de nosotros todavía estamos en el salmo 37. En una reunión cierto hermano hizo una oración larga. En su oración parecía que lo sabía todo, lo entendía todo y podía decirlo todo. Sin embargo, una oración así mata a todos. En lugar de eso debemos ser personas que oren diciendo: “Oh Señor, no sé qué decir y no sé qué hacer. Ni siquiera sé lo que soy. Mi vida es como nada delante de Ti. Señor, ten misericordia de mí”. Finalmente David dijo que era forastero para Dios, un peregrino, como todos sus padres (Sal. 39:12). Un forastero es uno que no sabe nada acerca del lugar donde está. En el Nuevo Testamento, todos los creyentes deben ser extranjeros y peregrinos (1 P. 1:1; 2:11) que van de paso como forasteros en esta tierra. Esto significa que todos hemos sido reemplazados por Cristo. Todos hemos sido crucificados con El. Entonces es un hecho que ya no vivimos nosotros, sino que Cristo vive en nosotros. Necesitamos ver el concepto humano en los Salmos para salir de dicho concepto y entrar en el concepto divino que se expresa en las Epístolas de Pablo. La Biblia nos dice que la palabra del Señor es la verdad, la realidad (Jn. 17:17), y que también es la luz (Sal. 119:105). Espero que, por la verdad y la luz liberadas en estos mensajes, podamos ver lo que Dios quiere que seamos. Dios quiere que no seamos nada. El quiere que seamos reemplazados por Cristo. Por lo tanto, lo que Dios quiere lo expresó Pablo al decir: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20a). Cristo me ha crucificado y Cristo ha entrado en mí para reemplazarme. Ahora tengo una unión orgánica con El. El vive y obra, y yo vivo y obro con El. Cristo me reemplaza para vivir Su vida a través de mí. Este es el concepto divino de Dios según la revelación divina del Nuevo Testamento.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE DIECIOCHO LAS EXPRESIONES MEZCLADAS DE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTA

EN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS (6) Lectura bíblica: Sal. 40—41 En este mensaje llegamos a los salmos 40 y 41, los últimos dos salmos de Libro Uno de los Salmos. En estos salmos de nuevo vemos las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios. XVI. EN LOS SUFRIMIENTOS DE DAVID A MANOS DE SUS ENEMIGOS Y EL PAGO QUE ESPERABA PARA ELLOS Los salmos 40 y 41 nos muestran las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en lo que sufría a manos de sus enemigos, y el pago que esperaba para ellos. Indudablemente, cuando David escribió estos dos salmos estaba bajo la persecución y el maltrato por parte de sus enemigos. Debido a sus sufrimientos, él quería ver que a sus enemigos se les diera el justo pago. Sin embargo, en el Nuevo Testamento el Señor Jesús nos dijo que debíamos amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen (Mt. 5:44). Esto nos muestra que la oración de David en cuanto a dar retribución a sus enemigos no corresponde al concepto divino. A. Espera que Jehová lo libre David esperaba que Jehová lo librara (Sal. 40:1-5, 11, 13, 16-17; 41:1-2, 10-12). En 41:10 David dijo: “Mas Tú, Jehová, séme propicio, y hazme levantar, y les daré el pago”. David estaba alabando a Dios por la liberación, y buscando a Dios para la salvación. Esto no es incorrecto, no obstante es incorrecto pedirle a Jehová que lo levante para darles el pago a sus enemigos. Espero que todos nosotros podamos ver esto. ¿Cree usted que Dios se alegra de que Sus hijos le pidan que los levante a fin de darle el pago a sus enemigos? Esto es absolutamente incorrecto. Es por esto que decimos que lo que está escrito en muchos de los salmos es una mezcla. En los versículos 11-12 David dijo: “En esto conoceré que te he agradado, que mi enemigo no cante victoria sobre mí. En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me pondrás ante Tu faz para siempre”. David indicaba que él sabría que Jehová se agradaba de él, si Jehová lo levantaba para que le diese el pago a sus enemigos. El también pedía que sus enemigos no cantaran victoria sobre él. A la luz de la revelación neotestamentaria, podemos ver que esto es totalmente conforme a la

carne. David también dijo que Dios lo sustentaba en su integridad. El debió haber dicho que era sustentado en la misericordia de Dios, en las compasiones de Dios. En realidad no tenemos ninguna integridad delante de Dios. B. Agradece que Dios lo cuide, que lo sustente sobre el lecho de dolor y que guarde su lecho en su enfermedad David también agradecía el cuidado de Dios, que lo sustentara en su lecho y que hace toda su cama en su enfermedad (41:3). Por supuesto, este es un escrito poético. Pero, ¿cree usted que cuando David estaba enfermo vino Dios para cuidarlo como lo hace una enfermera, haciendo su cama? Indudablemente Dios nos cuida, no obstante, el apóstol Pablo no escribió nada en sus epístolas que nos indique que Dios cuidó de él como lo hace una enfermera para sostenerlo en su lecho y hacer su cama en todos sus aspectos. El hecho de que David hablara de esta manera indica que él estaba muy metido en sí mismo, en el yo. C. Una vez más se refiere a su justicia e integridad David se refirió una vez más a su justicia e integridad en 40:9-10 y 41:12. D. Reconoce sus iniquidades y sus pecados y los confiesa David reconoció sus iniquidades y sus pecados y los confesó. Salmos 40:12 dice: “Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis iniquidades, y no puedo ver. Son más numerosos que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla”. Salmos 41:4 dice: “Yo dije: Jehová, séme propicio; sana mi alma, porque contra Ti he pecado”. Es muy provechoso hacer confesión de nuestros pecados. Cuando David estaba escribiendo los salmos 40 y 41, él estaba acorralado por sus enemigos. El indicaba que todos los enemigos que lo rodeaban eran malos, que habían llegado a ser tan numerosos que no podían ser contados. Además, sus iniquidades eran tan numerosas que no podía verlas. El había sido alcanzado y doblegado por el peso de sus iniquidades, y el número de sus iniquidades sobrepasaba el número de sus cabellos. Esto muestra que él estaba en una situación de total desespero. Los enemigos lo habían rodeado y las iniquidades lo oprimían.

E. Cuenta a Dios el maltrato de sus enemigos David contó a Dios el maltrato de sus enemigos. En Salmos 41:5-9 dice: “Mis enemigos dicen mal de mí: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre? Y si alguno viene a verme, habla mentira; su corazón recoge para sí iniquidad, y al salir fuera la divulga. Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; contra mí piensan mal, diciendo de mí. Una peste maligna se ha apoderado de él. Y el que cayó en cama no volverá a levantarse. Aun mi amigo íntimo, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”. David le contó a Dios en detalle cómo lo habían maltratado sus enemigos. Los enemigos de David aparentaban ser sus amigos. Es por esto que ellos podían venir a verlo y hablar mentiras. Hoy en día muchas personas son semejantes a ellos. Ellos aparentemente son muy amables ante alguien cuando están con él; no obstante, cuando se despiden, ellos dicen lo que realmente piensan acerca de él. Esto es hablar mentira. Los enemigos de David llegaron a decir que se había apoderado de él una enfermedad maligna. En medio de estas expresiones mezcladas de los sentimientos de David, él habló un palabra que vino a ser una profecía acerca de Judas Iscariote, quien traicionó al Señor Jesús. El versículo 9 dice: “Aun mi amigo íntimo, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”. Esta palabra fue citada por el Señor en Juan 13:18 refiriéndose a Judas. F. Espera que sus enemigos sean consternados y avergonzados David esperaba que sus enemigos fueran consternados y avergonzados (Sal. 40:14-15; 41:10-11). G. En medio de las expresiones mezcladas de sus sentimientos, David profetiza acerca de Cristo En medio de las expresiones mezcladas de los sentimientos de David, él profetizaba acerca de Cristo. La profecía de Salmos 40:6-8 es una gran profecía acerca de Cristo, y la profecía de Salmos 41:9 es una profecía pequeña acerca de la traición de Judas hacia Cristo.

1. En Salmos 40:6-8 Aparentemente Salmos 40:6-8 era la palabra de David, pero en realidad es la palabra de Cristo. Cristo dijo a Dios: “Sacrificio y ofrenda no te agrada; has horadado mis oídos; holocausto y ofrenda por el pecado no has demandado. Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de Mí; me deleito en hacer Tu voluntad, Jehová, y Tu ley está en medio de Mis entrañas” (lit.). Esta profecía fue citada y completamente definida por el apóstol Pablo en Hebreos 10. Cristo se agradó en hacer la voluntad de Dios, la cual consistía en reemplazar los sacrificios y ofrendas del Antiguo Testamento (vs. 5-10). Muchos cristianos aplican el asunto de hacer la voluntad de Dios, mencionado en Hebreos 10, a sus asuntos cotidianos. Sin embargo, en realidad, hacer la voluntad de Dios, según Hebreos 10, se refiere a la venida de Cristo para reemplazar los sacrificios y ofrendas del Antiguo Testamento. En la antigua dispensación Dios mandó que Su pueblo le ofreciera sacrificios y ofrendas. Pero cuando Jesús vino a vivir en la tierra, Dios ya no se agradó de las ofrendas del Antiguo Testamento. En vez de eso, la voluntad de Dios fue reemplazarlas con Cristo mismo. Cristo vino para ser el verdadero sacrificio, la ofrenda verdadera, el sacrificio vivo, la ofrenda viva, que ofreció El mismo en la cruz como la realidad de todas las ofrendas. El es la realidad de la ofrenda por el pecado, de la ofrenda por las transgresiones, del holocausto, de la ofrenda de harina y de la ofrenda de paz. En realidad, Cristo vino para reemplazar todos los tipos del Antiguo Testamento. En otras palabras, por medio de la primera venida de Cristo, todo el Antiguo Testamento fue concluido y reemplazado. Ahora nuestras ofrendas y sacrificios son Cristo. Día y noche ofrecemos Cristo a Dios como toda clase de ofrenda. Cada vez que pecamos le pedimos a Dios que nos perdone, y tomamos a Cristo, Su Hijo, como nuestra ofrenda por el pecado y por las transgresiones. El es la verdadera ofrenda por nuestros pecados y transgresiones. Cuando nos hace falta la paz con Dios, podemos tomar a Cristo como nuestra ofrenda de paz. También podemos tomarlo como nuestro holocausto y nuestra ofrenda de harina. Cristo lo es todo para nosotros porque El cumplió todos los tipos del Antiguo Testamento y los quitó. Hoy en día, El es la realidad de todos los tipos del Antiguo Testamento. La revelación que vemos en Salmos 40:6-8 es una de las más grandes revelaciones acerca de Cristo en Su comisión de Su encarnación. El versículo 6 dice: “Sacrificio y ofrenda no te agrada”, y “Holocausto y ofrenda por el pecado no has demandado”. Esto indica que Dios deseaba dejar Su economía antiguotestamentaria. Con la simple lectura de Salmos 40:6-8, no podemos entenderlo mucho. Sin embargo, esta porción fue citada

y explicada por el apóstol Pablo en Hebreos 10. El indicó que dejar de ofrecer los sacrificios y ofrendas del Antiguo Testamento es reemplazar el Antiguo Testamento, para establecer el Nuevo Testamento. El sacrificio (por el pecado y por los pecados delante de Dios) y las ofrendas (para tener comunión con Dios) fueron los elementos sobre los cuales se estableció el antiguo testamento (o pacto), y el antiguo testamento (o pacto) era la centralidad y universalidad de la economía de Dios en el Antiguo Testamento. Que Dios no se agrade de sacrificios y ofrendas y que no los demande, significa que El termina con Su economía antiguotestamentaria. Esta es la importancia y la grandeza de la profecía que se menciona en el salmo 40. El versículo 6 también dice: “Has horadado mis oídos”. Esto lo citó el apóstol Pablo en Hebreos 10:5 como “mas me preparaste cuerpo”, tomado de la Septuaginta, una versión griega del Antiguo Testamento traducida unos trescientos años antes de Cristo. Horadar los oídos del cuerpo de un esclavo lo hacía el amo demandando obediencia de él (Ex. 21:6). Esto significa que Dios requirió obediencia de Cristo, como Su Esclavo en humanidad. Pablo habló de esta obediencia en Filipenses 2:8, donde dice que Cristo llegó a ser “obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Para El esta obediencia fue hacer la voluntad de Dios por medio de ofrecerse como sacrificio y ofrenda al ser crucificado en la carne, en el cuerpo (Col. 1:22). Con base en esto, la Septuaginta interpreta la expresión horadar los oídos como preparar un cuerpo, que fue la manera en que Cristo se ofreció a Dios como sacrificio y ofrenda para reemplazar los sacrificios y las ofrendas animales del Antiguo Testamento. Yo creo que los traductores de la Septuaginta se dieron cuenta de que horadar los oídos era requerir obediencia de Cristo, y la obediencia de Cristo consistía principalmente en que El muriera en la cruz. Para morir en la cruz, El necesitaba un cuerpo humano. Hebreos 2:14 dice que debido a que Cristo iba a destruir a Satanás, debía participar de carne y sangre, es decir, necesitaba un cuerpo. Me parece que los traductores de la Septuaginta se dieron cuenta de que la expresión “Has horadado Mis oídos” mencionada en Salmos 40:6 no la entenderían la mayoría de los lectores, así que la tradujeron “mas me preparaste cuerpo”. Horadar los oídos tenía como fin la obediencia de Cristo para que El muriera en la cruz; y preparar un cuerpo también tenía como fin que El muriera en la cruz. Así que, ambas traducciones tienen el mismo propósito. Dios preparó un cuerpo para que Cristo viniera a hacer Su voluntad a fin de ser Su único sacrificio en la cruz.

En Salmos 40:7 dice: “He aquí vengo”, lo cual indica la primera venida de Cristo mediante la encarnación para el establecimiento del nuevo testamento por El mismo como el sacrificio y ofrenda que promulgaron dicho testamento. El versículo 7 también dice: “En el rollo del libro está escrito de Mí”. Esto indica que se profetizó acerca de Cristo en las escrituras del Antiguo Testamento y que Cristo haría la voluntad de Dios para el cumplimiento de la economía neotestamentaria de Dios según las profecías del Antiguo Testamento acerca de El. Cuando el Señor se apareció a Sus discípulos en resurrección, El les dijo todas las cosas que estaban escritas acerca de El en las Escrituras (Lc. 24:27). En Lucas 24:44-45 El les dijo a Sus discípulos: “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras”. Aquí, la palabra del Señor revela que todo el Antiguo Testamento es una revelación acerca de El y que El es el centro y el contenido. Nuestro estudio-vida del Antiguo Testamento está lleno de interpretaciones y definiciones de los tipos acerca de Cristo. En Salmos 40:8 dice: “Me deleito en hacer Tu voluntad”. Esto indica que Cristo estaba dispuesto a hacer la voluntad de Dios en Su comisión de encarnarse para cumplir y reemplazar todos los sacrificios y ofrendas del Antiguo Testamento con el fin de terminar la economía antiguotestamentaria de Dios e iniciar y establecer Su economía neotestamentaria (Mt. 26:26-28) para la producción y edificación de la iglesia, Su cuerpo orgánico, que tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén. Cuando el Señor estableció Su mesa, El indicó que la sangre derramada en Su muerte era el factor promulgador del nuevo pacto. En Hebreos 10:5-9, después de citar esta profecía acerca de Cristo en Salmos 40:6-8, Pablo dijo que Cristo vino para hacer la voluntad de Dios a fin de quitar al primero para que el segundo fuese establecido (He. 10:9). “El primero” en las palabras de Pablo se refiere a los sacrificios y ofrendas del primer pacto, el antiguo pacto; y “el segundo” se refiere al sacrificio del segundo pacto, el nuevo pacto, cuyo sacrificio es Cristo. La comisión que Dios dio a Cristo en Su primera venida mediante la encarnación, fue quitar los sacrificios animales del antiguo pacto y establecer en Sí mismo, en Su cuerpo, el sacrificio del nuevo pacto. Esto tenía como fin terminar la economía antiguotestamentaria de Dios e iniciar Su economía neotestamentaria, haciendo así que la profecía de Salmos 40:6-8 fuera una de las más grandes acerca del Cristo todoinclusivo.

La profecía del salmo 40 acerca de Cristo debe considerarse la quinta estación de todas las profecías acerca de Cristo en el Libro Uno de los Salmos. Los salmos 2, 8, 16 y 22—24 son las primeras cuatro estaciones. En la quinta estación Cristo vino por medio de Su encarnación para terminar con la economía antigua de Dios e iniciar la economía nueva de Dios, Su economía neotestamentaria, reemplazando los sacrificios animales y estableciéndose como el único sacrificio del nuevo pacto. Como tal, Cristo fue el factor que promulgó la economía neotestamentaria para ser la centralidad y universalidad de la economía neotestamentaria de Dios. Por lo tanto, Cristo es grande en la profecía de Salmos 40:6-8. El cambió la era para la consumación de la nueva creación, la cual procede de la vieja creación. El cambio que El hizo de la era es más grande que la creación del universo que se menciona en Génesis 1. La profecía acerca de Cristo mencionada en Salmos 40:6-8 es la meta y el destino de la revelación de Cristo en el salmo 2, el salmo 8, el salmo 16 y los salmos 22—24. Todos los cristianos saben que Cristo vino en Su encarnación, no obstante si queremos saber qué clase de Cristo vino, necesitamos conocer el salmo 2, el salmo 8, el salmo 16, y los salmos 22—24. Estos salmos son descripciones del mismo Cristo que vino en Su encarnación, para llevar a cabo la voluntad de Dios como la comisión de Dios para cambiar la era, para terminar todo lo viejo y reemplazar las cosas viejas consigo mismo como todo lo que es nuevo. Todos estábamos incluidos en la vieja creación, sin embargo la vieja creación fue terminada y reemplazada por Cristo. Hoy en día, en Cristo ya no somos viejos, somos nuevos (2 Co. 5:17). La profecía acerca de Cristo en Salmos 40:6-8 fue dada en el contexto de las expresiones mezcladas de los sentimientos de David. El hablar de David en los Salmos me recuerda en cierto sentido al hablar de Pedro en los Evangelios. Pedro muy a menudo hablaba lo que era incorrecto, sin embargo, un día le dijo al Señor que El era el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mt. 16:16). Luego el Señor Jesús le dijo a Pedro que él era bienaventurado, porque aquello no se lo había revelado carne ni sangre, sino el Padre que está en los cielos (v. 17). El Señor pasó a decirles a los discípulos que El iba a ir a la cruz (v. 21), no obstante Pedro comenzó a reconvenirle, diciéndole: “¡Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca!” (v. 22). Cuando Pedro dijo esto, El Señor le dijo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (v. 23). En cierto momento Pedro fue bendecido al recibir una revelación celestial del Padre acerca de Cristo, sin embargo, un poco después él fue uno con Satanás. En un momento él era Pedro, en el otro él era Satanás. El caso de Pedro puede compararse con el de David en los Salmos. En los Salmos, el hablar de David corresponde a dos conceptos, el concepto humano y el concepto divino.

En cierto momento el que habla es David, pero de repente su boca llega a ser la boca que trae la revelación divina acerca de Cristo. El caso de Pedro en los Evangelios era similar. Mateo 17 nos dice que el Señor Jesús llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan al monte donde se transfiguró. Cuando Pedro vio al Señor transfigurado y hablando con Moisés y Elías, se emocionó mucho. El habló de manera necia diciendo: “Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (v. 4). En su proposición absurda, Pedro puso a Moisés y a Elías en el mismo nivel que Cristo. El estaba en el monte de la transfiguración de Cristo, sin embargo, él habló insensateces. El hablar de David en los Salmos estaba en el mismo principio. En su hablar podemos ver tanto el concepto humano como el divino. En el Nuevo Testamento hay un Pedro que habla mucho. David escribió muchos salmos, y en ellos podemos ver su concepto natural y el concepto divino de Dios conforme a la revelación divina. En los salmos 40 y 41, las únicas porciones que están de acuerdo con el concepto divino son 40:6-8 y 41:9. Estas porciones hablan de Cristo. Sin embargo, necesitamos todos los versículos de los Salmos a fin de tener una comparación que nos muestre la revelación divina y las expresiones humanas de los sentimientos humanos. 2. En Salmos 41:9 Como ya hemos dicho, Salmos 41:9 es una profecía acerca de Judas Iscariote quien traicionó a Jesús. Este versículo dice: “Aun mi amigo íntimo, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mi el calcañar”. En este versículo, el amigo íntimo es Judas Iscariote (Jn. 6:70-71). Judas Iscariote era uno que comía con el Señor (Jn. 13:18, 23-27; Lc. 22:21-22) y fue quien alzó su calcañar contra Cristo traicionándolo. Sin embargo, Judas no participó de la mesa del Señor (Mr. 14:17-25; Jn. 13:26-30). H. Bendice a Dios por la eternidad En el Salmo 41:13 David bendice a Dios por la eternidad: “Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, desde la eternidad y para siempre. Amén y amén”. XVII. TRES PUNTOS ADICIONALES DE LAS PROFECIAS ACERCA DE CRISTO Los salmos 25—41 son una sección de los Salmos que nos muestra las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios. Vimos que en esta larga sección hay una de las más grandes profecías acerca de

Cristo en Su venida para reemplazar los sacrificios y las ofrendas del Antiguo Testamento. En esta sección hay otros tres puntos de las profecías acerca de Cristo. A. Consultan juntos en contra de él e idean quitarle la vida En Salmos 31:13b dice: “Mientras consultan juntos contra mí, e idean quitarme la vida”. Esta profecía se cumplió en el Nuevo Testamento con el Señor Jesús. Mateo 24:6 dice que los principales sacerdotes y los ancianos tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. B. Encomienda su espíritu en la mano de Dios En Salmos 31:5a dice: “En Tu mano [la de Dios] encomiendo [Cristo] mi espíritu”. Esto fue citado por Cristo cuando estaba en la cruz. Al final de Su crucifixión, El dijo: “Padre, en Tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23:46; cfr. Jn. 19:30). C. Dios guarda todos Sus huesos y ni uno de ellos es quebrantado En Salmos 34:20 dice: “El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado”. Este versículo se cumplió cuando murió el Señor. Cuando los soldados romanos que lo crucificaron vieron que El ya había muerto, ellos no quebraron Sus piernas. Juan 19:36 dice: “Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo”. Cristo también fue tipificado en Exodo por el Cordero de la Pascua, cuyos huesos no debían quebrarse (12:46). Estas son las profecías secundarias acerca de Cristo, reveladas en los salmos 25—41. XVIII. UNA CONCLUSION CON RESPECTO A CRISTO EN LA REVELACION DIVINA, EN EL PRIMER LIBRO DE LOS SALMOS El primer libro de los Salmos comprende los salmos 1—41. No debemos olvidar que en este primer libro hay siete salmos que hablan de Cristo: el salmo 2, el salmo 8, el salmo 16, los salmos 22—24 y el salmo 40.

A. En las expresiones mezcladas de los sentimientos de los que aman y buscan a Dios, Cristo es revelado como la centralidad y la universalidad de la economía de Dios En las expresiones mezcladas de los sentimientos de los que aman y buscan a Dios, Cristo es revelado como la centralidad y la universalidad de la economía de Dios. David, sin duda, era uno que amaba y buscaba a Dios de la misma manera que Pedro lo era en el Nuevo Testamento. Pedro cometía errores, sin embargo amaba al Señor y lo buscaba. Es por esto que el Señor vino y le preguntó: “Simón ... ¿me amas?” (Jn. 21:17). Cristo no hubiera hecho esta pregunta si Pedro no le amase. El hecho de que Cristo le preguntara a Pedro si lo amaba es algo precioso. David también era uno que amaba y buscaba a Dios. En las expresiones mezcladas de sus sentimientos, Cristo es revelado como la centralidad y la universalidad de la economía de Dios. 1. Fue ungido para ser el Mesías de Dios El salmo 2 revela que Cristo fue ungido para ser el Mesías de Dios, resucitado para ser el Hijo primogénito de Dios, y puesto como Rey de Dios; a El también le fueron dados las naciones por herencia y la tierra por posesión para Su reino. 2. Trae a Dios al hombre en Su encarnación y lleva al hombre a Dios en Su resurrección El salmo 8 revela que como incorporación de Dios, Cristo trajo a Dios al hombre en Su encarnación y llevó el hombre a Dios en Su resurrección, trayendo así el cielo a la tierra y uniendo la tierra con los cielos, a fin de ser Excelso en toda la tierra. 3. Como el Dios-hombre, mezclado con la divinidad y la humanidad El salmo 16 revela que como el Dios-hombre, mezclado con la divinidad y la humanidad, Cristo se apropió de Dios como Su porción siendo obediente a Dios hasta la muerte, resucitando en gloria, y ascendiendo a Sus logros celestiales y a lo que alcanzó, y sentándose a la diestra de Dios para el cumplimiento de la economía eterna de Dios acerca de la iglesia, El Cuerpo de Cristo.

4. Muere una muerte todo-inclusiva y sustitutiva y entra en la resurrección que produce la iglesia Los salmos 22—24 revelan que Cristo murió una muerte todo-inclusiva y sustitutiva y entró en la resurrección que produce la iglesia. En la resurrección El llegó a ser el Pastor del rebaño de Dios, que guía a las ovejas a Dios a participar en la iglesia como la casa de Dios en esta era, lo cual tiene su consumación en la Nueva Jerusalén en la era venidera y en la era eterna; y El será el Rey triunfal de gloria, a fin de reinar en el reino eterno de Dios. 5. Viene para hacer la voluntad de Dios a fin de cumplir y reemplazar todos los sacrificios y ofrendas del Antiguo Testamento En Salmos 40:6-8 se revela que Cristo vino para hacer la voluntad de Dios a fin de cumplir y reemplazar todos los sacrificios y ofrendas del Antiguo Testamento según lo que está escrito en el Antiguo Testamento acerca de El. B. Introduce al pueblo escogido de Dios en el disfrute de Dios, primero en la iglesia, y finalmente en la Nueva Jerusalén Tal Cristo introduce al pueblo escogido de Dios en el disfrute de Dios, primero en la iglesia en esta era, y finalmente en la Nueva Jerusalén en el milenio y en la eternidad (Sal. 27; 36).

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE DIECINUEVE EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN LA CASA Y LA CIUDAD DE DIOS POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE (1) LOS SALMISTAS ANHELAN A DIOS Lectura bíblica: Sal. 42—44

El libro de los Salmos está compuesto de cinco libros. Hasta ahora, hemos abarcado el libro primero de los Salmos, que a su vez está compuesto de los primeros cuarenta y un salmos. En este mensaje comenzaremos nuestra comunión con el libro segundo de los Salmos. En este libro vemos el disfrute intensificado que los salmistas tienen de Dios en la casa y la ciudad de Dios por medio del Cristo sufrido, exaltado y reinante. Los salmos que constan en el libro primero fueron escritos principalmente por David. Sin embargo, el libro segundo contiene ocho salmos, Salmos 42—49, que fueron compuestos por los hijos de Coré. El nombre de David es glorioso en la nación de Israel, pero el nombre Coré es infame porque Coré se rebeló contra Moisés y contra Dios (Nm. 16:1-3). A pesar de esto, algunos de los descendientes de Coré compusieron varios salmos. Esto indica que en los cinco libros de los Salmos, la revelación es progresiva. Los cinco libros de los Salmos no están al mismo nivel. Los Salmos son como una escalera de cinco escalones, que nos lleva cada vez más alto en su revelación de una forma progresiva. El libro segundo de los Salmos empieza con el salmo 42:1 de una manera muy buena. El salmista dijo: “Como la cierva anhela las corrientes de las aguas, así suspira por Ti, oh Dios, el alma mía”. Nosotros podemos sentir la frescura del Señor en el deseo y aspiración del salmista aquí. Esto es muy diferente de lo expresado por el salmista en el salmo 1. El concepto humano del salmo 1 es que el hombre que se deleita en la ley de Dios prospera en todo. El salmista dijo que aquel que se deleitara y meditara en la ley sería como un árbol trasplantado a la vera de las corrientes de aguas (vs. 2-3). El árbol bebe agua por absorción. Sin embargo, en el salmo 42 el salmista dijo que su alma suspiraba por Dios, tal como la cierva anhela las corrientes de las aguas. Luego dijo: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” (v. 2). El salmo 1, que es la palabra de apertura del libro primero, empieza con la ley. Pero el libro segundo empieza con Dios. ¿Cuál preferimos, la ley o Dios? ¿Nos gustaría ser como el árbol trasplantado junto a las corrientes de aguas por habernos deleitado en la ley, o como la cierva que anhela a Dios? Ciertamente no hay comparación entre Dios y la ley. Esto nos demuestra que el libro segundo de los Salmos es más elevado que el libro primero. Por lo tanto, tenemos que darnos cuenta de que los salmos van elevándose progresivamente en su revelación, desde el libro primero hasta el libro quinto. El libro quinto es el pico máximo de los salmos. La cumbre de este libro se expresa en la palabra ¡Aleluya!Aleluya significa alabado sea Jehová, alabado sea Dios. Entonces, el libro segundo empieza con Dios y el libro quinto termina con “Alabado sea Dios”.

Cuando lleguemos a la Nueva Jerusalén, todos diremos: “¡Aleluya! ¡Aleluya!” Algunos me han preguntado cuál idioma usaremos en la Nueva Jerusalén. Yo no sé qué idioma hablaremos, pero probablemente diremos: “¡Aleluya! ¡Aleluya!” todo el tiempo. ¿Qué necesidad tendremos de hablar de otras cosas en aquel tiempo? Cuando estudiamos el libro de los Salmos, deberíamos alcanzar ciertos puntos donde cantaríamos “aleluya” espontáneamente. Aun al leer el salmo 1 podemos decir: “¡Aleluya! ¡Aleluya! Ya no tengo que amar la ley”. Es impactante que el libro segundo comience con el suspiro por Dios que exhala el salmista. Suspirar por Dios es diferente de adorar a Dios en una manera ritual y religiosa. Dios es nuestra agua viva para beber. ¿Acaso necesitamos postrarnos ante el agua? Lo que necesitamos es anhelar esta agua y luego beberla. En el versículo 1 se usa la palabra suspira. En el versículo 2 se usa sed. Mi alma suspira por Dios y tienesed de Dios. Me encantan estas dos palabras. Necesitamos tener momentos con el Señor en los cuales suspiremos por El y tengamos sed de El. I. EL LIBRO SEGUNDO DE LOS SALMOS REVELA EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN SU CASA, Y AUN MAS, EN SU CIUDAD, POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE En el libro primero de los Salmos los salmistas se han vuelto de la ley a Cristo, y Cristo los ha traído al disfrute de Dios en Su casa y en Su ciudad. Debemos venir a Dios por medio de Cristo. Cristo es la verdadera escalera que conduce a Dios. Cristo nos dijo que El es el camino. Tomás dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (Jn. 14:5). Luego Jesús dijo: “Yo soy el camino” (v. 6). El es la verdadera escalera que lleva a Dios. Por lo tanto, el libro primero de los Salmos puso a los salmistas en la dirección correcta, hacia Cristo. Luego Cristo los trajo al disfrute de Dios en Su casa y en Su ciudad. Digo esto por causa de los primeros dos versículos del libro segundo, que dicen: “Como la cierva anhela las corrientes de las aguas, así suspira por Ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” (42:1-2). Este es el disfrute de Dios. El libro segundo comienza con el disfrute directo de Dios. El libro segundo revela el disfrute intensificado que los salmistas tienen de Dios en Su casa y aun más, en Su ciudad, por medio del Cristo sufrido, exaltado y reinante. El libro primero no habla del disfrute de Dios en la casa de Dios y la ciudad de Dios como lo hace el libro segundo. Podemos decir, en cierto sentido, que Dios estaba sin casa al

principio del libro primero. La ley no es la casa de Dios. ¿Quién es la casa de Dios? Hemos visto que la casa de Dios es primeramente Cristo como el tabernáculo y el templo (Jn. 1:14; 2:2). La primera parte del Nuevo Testamento, los Evangelios, nos dice claramente que la casa de Dios es Cristo. El era el tabernáculo de Dios. En realidad, este tabernáculo era una casa portátil. Cristo era el tabernáculo de Dios, la tienda de Dios y también el templo de Dios. Más tarde, Cristo se mezcló con Sus creyentes, y Sus creyentes fueron Su extensión, Su expansión. Entonces, la iglesia es la casa de Dios en la segunda etapa (Ef. 2:22). Difícilmente encontraremos un versículo en el libro primero de los Salmos que hable de la ciudad de Dios. La ciudad de Dios representa el reino de Dios. Cristo como el tabernáculo de Dios finalmente se convirtió en un reino. Cristo no puede ser rey sin dominio. Cuando el tabernáculo se expande se convierte en el templo, y el templo es la iglesia (1 Co. 3:16). La iglesia es también el reino (Mt. 16:18-19; Ro. 14:17), el Rey con el reino. El reino en los Salmos es dado a entender como la ciudad. Sión era la cima de la cordillera donde la ciudad de Jerusalén fue construida. Jerusalén fue construida sobre una cadena montañosa, esa cordillera tenía una cima elevada, y sobre esa cima estaba el templo. Esa cima elevada se llamaba Sión. Sobre Sión fue construido un templo, y el templo era la casa de Dios. Alrededor de ese templo estaba la ciudad de Jerusalén. Jerusalén como ciudad representa el reino de Dios. En el libro segundo el salmista comienza hablando de la ciudad. Por lo tanto, tenemos el disfrute de Dios en Su casa y en Su ciudad. El Dios universal está localizado en Su casa, Su morada. La casa de Dios es Cristo como el tabernáculo y templo de Dios, y la iglesia como la expansión de Cristo, el templo agrandado. Por un lado, Dios en Cristo es nuestro hogar, nuestra morada (Sal. 90:1), y por otro, nosotros, la iglesia, somos Su hogar, Su morada. Todos los pecadores incrédulos necesitan ver que si ellos están sin hogar, Dios también lo está. Cuando creemos en el Señor Jesús, volvemos a casa. Cuando entramos en esta casa, en Cristo, Dios también está en casa con nosotros. Cuando yo era joven, predicábamos el evangelio diciéndoles a los incrédulos que ellos estaban sin hogar y que no tenían descanso; y al estar ellos sin descanso y sin hogar, Dios también estaba sin hogar. Pero cuando creemos en el Señor Jesús, volvemos a casa. Cuando estamos en casa, Dios también lo está. Ya no estamos sin descanso, ni tampoco Dios. Muchos creyeron en el Señor por esta clase de predicación. No deberíamos meramente decirle a la gente que ellos son pecadores y que Jesús murió por ellos. Muchos han escuchado esta palabra y no están abiertos a recibirla. Sin embargo, ellos se abrirían al ver que como seres humanos están sin hogar fuera de Dios. En el libro segundo de los

Salmos, Dios está en casa. Nosotros disfrutamos a Dios en Su casa. Esto quiere decir que disfrutamos a Dios en Cristo y en la iglesia. Efesios 3:21 dice que Dios es glorificado en Cristo y en la iglesia. Dios es glorificado en Su casa y en Su ciudad, en Cristo y en la iglesia. Los salmistas disfrutaron a Dios por medio del Cristo sufrido, exaltado y reinante. Tal Cristo es el camino para que nosotros los pecadores entremos en Dios. Ahora disfrutamos a Dios como nuestro Dios en Cristo, el hogar y en la iglesia, la ciudad. El disfrute que tenemos de Dios lo recibimos por medio de una escalera, y esta escalera es Cristo: el sufrido, el exaltado y el reinante. En el libro segundo de los Salmos se recalca el sufrimiento de Cristo, la exaltación de Cristo y el reinar de Cristo. II. LOS SALMOS 42—49, 84, 85, 87 Y 88 SON LOS ESCRITOS SANTOS DE LOS HIJOS DE CORE Los salmos 42—49, 84, 85, 87 y 88 son los escritos santos de los hijos de Coré. Coré fue el líder de la rebelión contra Moisés y contra Dios (Nm. 16:1-3). Después de unos cuatrocientos setenta años, en los tiempos de David, vivieron el profeta Samuel, el cantor Hemán y otros salmistas, descendientes del rebelde Coré (1 Cr. 6:31-39). Aun los descendientes de un líder rebelde fueron piadosos escritores de salmos, y alababan a Dios en sus escritos santos como constancia para las siguientes generaciones. ¡Vaya gracia! Es maravilloso que los descendientes de Coré escribieran algo que se convirtiera en parte de la Santa Biblia. Sus escritos santos han venido a ser una constancia para las generaciones. Ellos también fueron fieles en decir a la gente que ellos eran los hijos de Coré, aquel que se había rebelado contra Dios. Esto nos demuestra que todos los salmos fueron escritos basados sobre la gracia infinita de Dios. Los hijos de Coré eran los descendientes, los hijos, de aquel gran pecador y rebelde, Coré; sin embargo ellos se convirtieron en gente santa y escribieron salmos para alabar a Dios. Hoy en día nosotros somos como los hijos de Coré. En un sentido, aún somos pobres pecadores y rebeldes, pero podemos ser aquellos que hablan la santa Palabra. III. SUSPIRAN POR DIOS El punto crucial de Salmos 42—44 es que el salmista suspira por Dios. A. Después de que Dios los despojó El salmista suspiraba por Dios en un tiempo cuando él y su pueblo habían sido despojados y vencidos por las naciones vecinas.

B. Como la cierva anhela las corrientes de aguas El suspiraba por Dios como la cierva anhela las corrientes de aguas (Sal. 42:1-2). C. Bajo el vituperio y la opresión de los adversarios El salmista también estaba bajo el vituperio y la opresión de los adversarios (42: 3, 9b10). Salmos 42:3 dice: “Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todo el día: ¿Dónde está tu Dios?” D. Recuerda el pasado glorioso y agradable cuando conducía las multitudes a disfrutar a Dios en Su casa con Su pueblo Por un lado, el salmista suspiraba por Dios, por otro, él recordaba el pasado glorioso y agradable cuando conducía las multitudes a disfrutar a Dios en Su casa con Su pueblo. Salmos 42:4 dice: “Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; de cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, con voz de alegría y alabanza, la muchedumbre en fiesta”. Este es un muy agradable recuerdo del pasado. Pero me gustaría que consideráramos si hacer esto estaba bien o no. En el cautiverio del salmista, él anhelaba a Dios. Pero por lo menos en su pensamiento, en su consideración, él dejó de anhelar a Dios y fue en pos de otra cosa: el recuerdo del pasado. ¡Qué bueno fue eso, cuán glorioso fue aquello y qué agradable era! El recordó lo maravilloso que era cuando conducía a las multitudes a ascender la cima de Sión para disfrutar a Dios con el pueblo de Dios a fin de festejar juntos con El. Este era un cuadro agradable del pasado, pero ¿debía él recordar su pasado de esta manera mientras anhelaba a Dios? En realidad, esto era alejarse del anhelo de Dios. El debería haber permanecido en el estado de anhelar a Dios. Es posible que tengamos un tiempo con el Señor en el cual suspiramos por Dios, pero luego algún pensamiento en nosotros nos alejara de suspirar por Dios. Tal vez recordemos cuán maravillosa y placentera era la vida de la iglesia hace muchos años. Esta consideración y recuerdo de nuestro pasado nos distrae del disfrute del Señor. Salmos 42:4 es un buen versículo, pero se ve que allí hay una mezcla en los sentimientos del escritor de este salmo. No debería haber ninguna mezcla. En vez de eso, sólo debería haber suspiros por Dios y cánticos de “¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!” Nuestras consideraciones y pensamientos no deberían alejarnos de anhelar a Dios. No

deberíamos ser distraídos de Dios por valorar nuestro pasado. Por haberse apartado de anhelar a Dios, los pensamientos del salmista que constituían sus sentimientos, fueron expresados. E. Animados por la esperanza que tenía en Dios por la salvación de Su rostro El versículo 5 dice: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarte, por la salvación de Su rostro”. El salmista estaba animado por la esperanza que tenía en Dios por la salvación de Su rostro. El salmista animaba a su alma, o sea, se animó a sí mismo. Le dijo a su alma que no estuviera decaída sino que esperara en Dios. El dijo que seguiría alabando a Dios por la salvación de Su rostro. En ese momento el salmista había sido despojado de casi todo. Había perdido su casa y estaba en cautiverio. ¿Qué podría disfrutar? El podría disfrutar el rostro de Dios. El perdió su casa, su tierra y había sido despojado de su disfrute terrenal. Ahora estaba en cautiverio, pero pudo disfrutar la presencia de Dios, el rostro de Dios. El rostro de Dios se convirtió en su disfrute en el cautiverio. Sin embargo, mientras él disfrutaba la presencia de Dios al anhelar a Dios, él se distrajo con pensamientos diversos. Nosotros también somos así. En el tiempo que pasamos con el Señor es posible que estemos suspirando por El, pero que luego seamos alejados de Dios con pensamientos distrayentes. F. Se acuerda de Dios desde lejos El salmista recordó a Dios desde lejos; desde la tierra del Jordán y de los hermonitas, desde el monte de Mizar, muy lejos de Sión y de Jerusalén, donde estaban la casa y la ciudad de Dios. Salmos 42:6 dice: “Dios mío, mi alma está abatida en mí; por eso me acuerdo de Ti desde la tierra del Jordán y de los hermonitas, desde el monte de Mizar”. Esto quiere decir que el salmista estaba lejos de su casa, de su tierra, de su nación. El no recordaba al Señor desde la puerta del templo ni desde la entrada a Jerusalén, sino desde muy lejos. Esto se debía a que él estaba en cautiverio. Esto ocurrió durante el tiempo cuando el pueblo de Israel, incluyendo a aquellos que servían en el templo, habían sido vencidos y capturados por sus enemigos invasores. El salmista era uno de los servidores. Los hijos de Coré eran levitas. Coré era uno de los líderes de los levitas que servían en el templo (Nm. 16:8-10). Los invasores vencieron a Israel y capturaron al pueblo; lo cual indica que el salmista estaba en una tierra muy lejana.

G. Reconoce la soberanía de Dios en su entorno En Salmos 42:7-9 se muestra que el salmista reconoció la soberanía de Dios en su entorno. El versículo 7 dice: “Un abismo llama a otro a la voz de sus cascadas; todas Tus ondas y Tus olas pasan sobre mí”. Algunas versiones traducen “cascadas” como “cataratas”. Esta expresión poética describe los sufrimientos por los que el salmista pasó. El versículo 8 dice: “Pero de día manda Jehová Su benignidad, y de noche Su cántico está conmigo, la oración al Dios de mi vida”. Desde luego, mientras él pasaba por tal sufrimiento, lo único que el salmista podía hacer era orar. En el día él disfrutaba la benignidad de Dios; en la noche él disfrutaba el cántico de Jehová que estaba con él, una oración al Dios de su vida. Los versículos 9 y 10 dicen: “A Dios, mi roca, digo: ¿Por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué ando yo enlutado por la opresión del enemigo? Como quien hiere mis huesos, mis adversarios me afrentan, diciéndome todo el día: ¿Dónde está tu Dios?” Sus adversarios le preguntaban dónde estaba su Dios, siendo que él se hallaba en cautiverio. Todos estos pensamientos fueron traídos a colación para distraer al salmista de anhelar a Dios. Aquí vemos las expresiones mezcladas de los sentimientos del escritor. Cuando él estaba escribiendo tal salmo, toda clase de pensamientos venían a su mente, distrayéndolo de anhelar a Dios y de la salvación del rostro de Dios. En el versículo 11 él dijo: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, El es la salvación de mi rostro y mi Dios”. H. Las expresiones mezcladas de los sentimientos de los salmistas en el disfrute que tienen de Dios en Su casa y en Su ciudad Mientras el salmista disfrutaba a Dios en Su casa y en Su ciudad, muchas cosas vinieron a sus pensamientos para distraerlo. Esto constituía una especie de sentimiento, que expresó tumultuosamente. En Salmos 43:1-2 se nos muestran las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista en el disfrute que tuvo de Dios en la casa de Dios y en Su ciudad. Suspirar por Dios y tener sed de Dios es maravilloso, admirable y bueno. Deberíamos permanecer en esto, pero perdemos el control. Los pensamientos vienen como dardos para distraernos. Estos pensamientos constituyen nuestros sentimientos, y los

pronunciamos en expresiones. Expresiones mezcladas como éstas son el contenido de muchos de los salmos. I. Pide a Dios que le dé luz y verdad para ser guiado y conducido al santo monte de Dios El salmista le pidió a Dios que le diera luz y verdad para que lo guiara y condujera al santo monte de Dios y a Sus tabernáculos, a fin de poder entrar al altar de Dios, al Dios en quien se regocija grandemente (43:3-4). Esto significa que él estaba lejos del santo monte y del templo. El pidió a Dios que le enviara luz y verdad. Cuando tenemos luz y verdad, hemos encontrado el camino, pero en ese tiempo el pueblo de Israel no tenía manera de salir del cautiverio. No tenían la manera, la guía, para volver al monte de Sión, al santo monte, para volver a la casa de Dios. Los salmistas que escribieron los salmos 42—44 verdaderamente amaban a Dios. Ellos anhelaban a Dios, tenían sed de Dios y deseaban volver a Jerusalén para llegar al monte de Sión a fin de alcanzar al altar. Luego podrían entrar en el templo para encontrarse con el Dios de su alegría y de su gozo. Esta es la razón por la cual ellos oraron pidiendo que Dios les diera la luz y la verdad para poder saber cómo salir de su cautiverio y volver a la morada de Dios. J. Las expresiones mezcladas de los sentimientos de los salmistas en el disfrute que ellos tienen de Dios en Su casa y en Su ciudad El salmo 44 nos muestra las expresiones mezcladas de los sentimientos de los salmistas en el disfrute que tienen de Dios en Su casa y Su ciudad. 1. Valoran el pasado En los versículos del 1-8 los salmistas valoran la historia de sus antepasados. El versículo 1 dice: “Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los días antiguos”. Valorar el pasado era una distracción que era parte de sus sentimientos mezclados. 2. Suspiran por el presente Además de valorar el pasado, los salmistas suspiraban por el presente (Sal. 44:9-26). Salmos 44:9 dice: “Y con todo nos ha desechado, y nos has hecho avergonzar; y no has

salido con nuestros ejércitos”. Este versículo comienza con las palabras ycontodo. Los salmistas estaban diciendo que aunque Dios había sido muy bueno y amable con sus antepasados, ahora ellos habían sido rechazados. Así que ellos, culpaban a Dios. El versículo 17 dice: “Todo esto nos ha venido, pero no nos hemos olvidado de Ti, ni hemos faltado a Tu pacto”. Los salmistas sostenían que aunque les habían ocurrido todas estas cosas malas, como por ejemplo, su derrota y cautiverio, no habían olvidado a Dios ni habían faltado a Su pacto. ¿Era esto cierto? En el Antiguo Testamento, especialmente en los libros de los profetas, Dios frecuentemente le dijo a Su pueblo que ellos lo habían abandonado (Jer. 2:13) y roto Su pacto (Jer. 11:10; Os. 6:7). Por lo tanto, era falso que los salmistas dijeran que no habían olvidado a Dios y que no habían faltado a Su pacto. Salmos 44:18 dice: “No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han desviado de Tus caminos nuestros pasos”. Dios dijo en el libro de los Profetas que el pueblo de Israel había alejado su corazón de El. ¿Quién tiene razón, la palabra de Dios o la de los salmistas? En el libro de los Profetas Dios también dijo claramente que el pueblo de Israel había dejado Su camino. A pesar de esto, los salmistas buscadores discutían con Dios de esta manera. Esto nos demuestra que no deberíamos pensar que todos los salmos son maravillosos. De nuevo necesitamos darnos cuenta de que en los salmos están tanto el concepto humano como el divino. Podemos ver otra vez que el anhelo de los salmistas por Dios fue interrumpido, y su sed de Dios fue quitada por todos estos pensamientos varios. Los salmistas hablaron de lo bueno que Dios había sido con sus antepasados, y de lo malo que El había sido con ellos. Ellos le dijeron a Dios que aunque El los rechazara, ellos no lo rechazarían a El. Se estaban justificando, pero ¿dónde estaba su anhelo por Dios y su sed de Dios? Habían desaparecido. Todos nosotros hemos tenido experiencias similares. Muchas veces hemos anhelado a Dios, pero después nos distrajimos con muchos pensamientos. Muy a menudo somos distraídos de anhelar a Dios y de disfrutarle. Espero que esto nos ayude a entender cómo estudiar el libro de los Salmos. Los versículos 1-2 y 5 del salmo 42 son muy buenos porque concuerdan con el concepto divino. Los versículos 1 y 2 hablan de anhelar a Dios y de tener sed de Dios, y el versículo 5 habla de la salvación del rostro de Dios. Igual que los salmistas, tal vez lo hayamos perdido todo, habiendo sido despojados de todo, pero no hemos perdido a Dios. Aunque tal vez lo hayamos rechazado a El, no lo hemos perdido. Su presencia está con nosotros, y esa presencia es Su rostro. Su rostro es nuestra salvación.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS

MENSAJE VEINTE EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN LA CASA Y LA CIUDAD DE DIOS POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE (2) ALABAN A CRISTO COMO REY (1) Lectura bíblica : Sal. 45:1-8 En este mensaje veremos el salmo 45, el salmo más elevado y más profundo de los ciento cincuenta salmos. No es nada fácil penetrar el sentido de este salmo. Los diecisiete versículos que componen el salmo 45 no tienen ninguna característica particular; sin embargo, este salmo presenta a Cristo en una manera muy especial. En el título vemos que este salmo es una canción de amor. La palabra amor en el título, siendo el género femenino de la palabra hebrea, se refiere al amor de una pareja, y no al amor de un padre para con su hijo. Por lo tanto, el amor en el salmo 45 es un amor femenino. Si queremos entender este salmo, necesitamos ir al Cantar de los Cantares (el libro de la Biblia que especialmente trata del amor). El salmo 45 es un salmo de amor, y el Cantar de los Cantares es un libro de amor, en el cual la palabra “amor” es usada tanto en el género masculino como en el femenino. En el Cantar de los Cantares, el Señor Jesús es llamado “el Amado”; pero en el original hebreo esta palabra es simplemente amor en género masculino. Y asimismo a la persona que va en pos del Señor, El la llama “Mi amor”; palabra cuyo género es femenino en hebreo. Además Salmos 45:2a dice: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres”. Esto es similar a Cantar de los Cantares 5:10, donde la buscadora habla de su amado como “señalado entre diez mil”. Esto confirma que el Cantar de los Cantares nos ayuda a entender el salmo 45. En uno de los mensajes del Estudio-vida de Oseas 11-14, hicimos notar que en todo el libro de Oseas, se describe a Israel como la esposa de Jehová. Sin embargo, cuando se trata del amor eterno de Dios, Israel es llamado hijo de Dios (Os. 11:1), lo cual indica que Israel tiene la vida del Padre. El amor eterno de Dios es un amor que procede de la vida, tal como el amor de un padre para con su hijo, y no un amor que procede de los sentimientos afectivos como el amor de un esposo para con su esposa. Este tipo de amor no transforma, mientras que aquel tipo de amor sí transforma. Es el amor del Padre, el

amor en vida, el que transforma a Israel. Un esposo que ama a su esposa la consiente, mientras que un padre que ama a su hijo nunca lo consiente. Al contrario, el amor del padre, un amor que procede de la vida, perfecciona al hijo. No estoy diciendo que Cristo nos puede consentir en Su amor por nosotros, los que somos vírgenes, o sea que somos mujeres en nuestra relación con El (2 Co. 11:2). A la luz de la verdad bíblica, vemos que el amor de Cristo no consiente a los creyentes. Los cristianos de nombre, los falsos cristianos, no conocen al amor de Cristo. Los cristianos genuinos, los que tienen un corazón para el Señor, disfrutan el amor de Cristo, pero puede ser que lo disfruten conforme a sus propios conceptos o sentimientos. Entonces se vuelven consentidos por su aplicación errónea del amor de Cristo, y no por el amor de Cristo en sí. Por ejemplo, si usted les habla de la verdad del reino, del castigo dispensacional y del hecho de que ciertos creyentes serán echados a las tinieblas de afuera (Mt. 22:13; 25:30), ellos le pueden contestar: “¡Usted está enseñando una herejía! ¡Jesús me ama! El no es cruel, y no me echaría a las tinieblas de afuera. Mientras Jesús me ame, todo está bien”. Esto demuestra que aun los creyentes verdaderos son consentidos cuando aplican el amor de Cristo en una manera equivocada. Estos creyentes deberían examinar el libro de Hebreos. Este libro trata del reino y no del amor de Cristo. En cuanto al reino, el libro de Hebreos nos da cinco advertencias; y cada una de ellas se refiere a una recompensa o a un castigo. Además, en este libro encontramos dos clases de palabras. Primero vemos la buena palabra de Dios (6:5), la palabra del principio de Cristo (v. 1). Esta palabra es la leche de la cual participan los creyentes cuando creen en el Señor (5:13). La segunda clase de palabras que encontramos es la palabra de justicia (v. 13), la cual es el alimento sólido (v. 14). Esta palabra encarna el pensamiento de la justicia y rectitud de Dios en Sus tratos con Su pueblo, tratos que son tanto dispensacionales como gubernamentales. Hebreos 12:5-7 confirma esta palabra de justicia: “Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportaís la disciplina, Dios os trata como a hijos”. Hoy en día los creyentes no quieren oír la palabra de justicia; prefieren escuchar mensajes endulzados. El salmo 45 no trata del amor del Padre, es decir, no trata del amor basado en vida sino del amor que procede de los afectos. Esta es la razón por la cual este salmo es considerado como una canción de amor. En este mensaje vamos a abarcar los primeros ocho versículos de este salmo. El tema de estos versículos es alabar a Cristo como Rey, considerando cuatro aspectos: Su hermosura, Su victoria, Su reino y Sus virtudes. Primero, el salmista alaba al Rey por Su

hermosura (v. 2a), por Su belleza. Cristo es realmente hermoso; El es verdaderamente bello. No obstante, la hermosura de Cristo es equilibrada por Su victoria (vs. 3-5). Muchos maridos que aman a sus esposas tienen hermosura, pero no tienen victoria. Al contrario, acumulan fracaso tras fracaso. Por lo tanto no son equilibrados. Pero Cristo, por tener hermosura y victoria a la vez, sí es equilibrado. El nos ama, ¡claro que sí! pero también ejerce Su victoria con los requisitos de ella, como lo revelan los cuatro Evangelios. Por causa de Su victoria El tiene altos requisitos. Vemos la victoria de Cristo y Sus requisitos no solamente en el Evangelio de Mateo, sino también en el de Juan. Por ejemplo, en el capítulo 15 de Juan, el cual nos exhorta a permanecer en Cristo, el Señor Jesús nos dice que si no llevamos fruto, seremos echados y perderemos el disfrute de Cristo (vs. 2, 6). A todos los creyentes les gusta Mateo 1:21 y 23; sin embargo, puede ser que no aprecien Mateo 5:20, el cual dice que a menos que nuestra justicia sea mayor que la de los escribas y los fariseos, jamás entraremos en el reino de los cielos. De la misma manera, los creyentes de hoy no suelen prestar atención a la parábola que trata de la fidelidad en Mateo 25:14-30. El versículo 30 declara: “Al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes”. Aquí lo importante es que la hermosura de Cristo es equilibrada por Su victoria con los requisitos de ésta. Por lo tanto, en el Salmo 45 vemos que la hermosura y la victoria van a la par. En este salmo, se encuentra un segundo par que tiene que ver con el reino de Cristo (vs. 6-7) y Sus virtudes (v. 8). El reino es más elevado que la victoria. El reino de Cristo es el resultado de Su victoria. Si no hubiese victoria, tampoco habría reino. Es la victoria la que produce el reino. Puesto que Cristo ganó la victoria, el reino le pertenece. Sin embargo, este asunto de Su reino está equilibrado por la dulzura de Sus virtudes. Por consiguiente, podemos ver dos pares equilibrados en la alabanza de Cristo como Rey en el salmo 45, que son: la hermosura y la victoria, y el reino y las virtudes. Ahora examinaremos este salmo más detenidamente. I. UNA CANCION DE AMOR SEGUN LA MELODIA DE LOS LIRIOS En el título de este salmo leemos: “una canción de amor”. Este amor es femenino. Se trata del amor entre nosotros y el Señor. Este amor nos convierte en Su amor. Esto significa que si nosotros amamos verdaderamente al Señor, llegaremos finalmente a ser

Su amor, Su predilecta. De la misma manera que El es nuestro amor, nosotros también llegamos a ser Su amor. El tema de este salmo es el amor, y el tono, la melodía, es llamada “los lirios”. Aquí tanto el amor como los lirios se refieren a los santos. Cada uno de los que aman al Señor es femenino y también es un lirio. Un lirio representa una vida en la que se confía en Dios de una manera completa, pura y sencilla. Nuestro amor por el Señor Jesús debería ser un amor lleno de cariño. No sólo deberíamos llevar una vida de pureza y de sencillez como lo denota el lirio, sino que además deberíamos tener siempre un sentir afectuoso para con el Señor. Según el salmo 45, todos necesitamos llevar una vida pura y llena de cariño para el Señor. John Nelson Darby, quien vivió hasta los ochenta y cuatro años y nunca estuvo casado, tenía un amor lleno de cariño. Una noche, cuando era de edad avanzada, se había quedado solo en un hotel, y justo antes de acostarse, él dijo: “Señor, te sigo amando”. Cuando leí esto, quedé muy impresionado, y quise tener mucho amor para el Señor Jesús. Como persona de edad, puedo testificar que ahora lo amo mucho más que cuando yo era joven. Hace poco, tuve un tiempo de oración íntima y afectuosa con el Señor en la cual le presenté cierto asunto, y en mi oración yo le dije: “Señor Jesús, Te amo”. Mientras oraba, me enamoré del Señor Jesús una vez más. II. UN SALMO QUE REBOSA DE UN BUEN TEMA ACERCA DEL REY, EXPRESADO POR LA LENGUA, O LA PLUMA, DE UN ESCRITOR DISPUESTO El versículo 1 dice: “Rebosa mi corazón palabra buena; hablo de lo que escribí acerca del Rey; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero”. Este versículo muestra que el corazón del salmista rebosa; también se puede decir que el salmo mismo rebosa. En realidad los dos llegan a ser uno. El hecho de que la lengua del salmista sea la pluma de un escritor dispuesto, significa que el salmista no necesita hacer un borrador de lo que va a decir acerca del Rey. Cuando uno ama verdaderamente al Rey, no necesita hacer un borrador. Tal vez precisemos hacer un borrador para muchas cosas, pero hacerlo para lo que queremos decirle a alguien que amamos resultaría demasiado mecánico; no sería genuino. No obstante, si tenemos un amor afectuoso para el Señor Jesús, tendremos la lengua de un escritor dispuesto. Entonces no necesitaremos hacer un esquema, sino que estaremos listos para expresar nuestro amor y nuestra alabanza.

III. ALABAN AL REY EN SU HERMOSURA En el versículo 2 el salmista alaba al Rey (es decir a Cristo) en Su hermosura. Cuando el Señor Jesús viene a nosotros, primero viene en Su hermosura. Esta es la razón por la cual debemos predicar principalmente la hermosura de Cristo. Cuando predicamos el evangelio, es importante que declaremos cuán bueno es Cristo y cuánto nos ama. Podemos decir que esta clase de predicación del evangelio es un anzuelo con un cebo sabroso. Todos los que creen y aman al Señor Jesús han sido pescados por El. ¡Bienaventurados los que han sido pescados por Cristo! Puesto que he sido atrapado por el Señor, le digo muchas veces: “Señor Jesús, Tú me has atrapado. Tú me has capturado. Si no hubiera sido apresado por Ti, yo sería una persona diferente y llevaría una vida distinta”. Ahora Aquel que ha venido a nosotros en Su hermosura, Aquel que nos ha atrapado y que nos ama, quiere que correspondamos a Su amor. Es necesario que lo amemos y que lleguemos a ser Su amor. Este es el resultado de la hermosura de Cristo que El nos revela y del disfrute que tenemos de El en Su hermosura. Nos resultaría imposible hablar de la plenitud de la hermosura de Cristo. A. Más hermoso que los hijos de los hombres Conforme al versículo 2a, Cristo como Rey es más hermoso que los hijos de los hombres. B. La gracia se derrama en sus labios El versículo 2b dice: “La gracia se derramó en Tus labios”. Esto indica que la gracia procede continuamente de Su boca. Lo vemos confirmado en Lucas 4:22, donde se nos relata cómo la gente se maravillaba de las palabras de gracia que salían de la boca del Señor Jesús. C. Dios le bendijo para siempre En el versículo 2b del salmo 45, el salmista sigue alabando al Rey: “Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre”. Puesto que el hombre Jesús es hermoso, dulce, y está lleno de gracia, Dios se conmovió y le bendijo. Con razón Romanos 9:5 habla de Cristo como del “Dios bendito para siempre”.

IV. ALABAN AL REY EN SU VICTORIA En Salmos 45:3-5 vemos al salmista alabar al Rey en Su victoria. Adán y todos sus descendientes han sido derrotados, incluyéndonos a nosotros. Sólo Cristo es el Victorioso. Los Evangelios revelan que El lo ha vencido todo y que ha ganado la plena victoria. A. Como valiente ciñe su espada sobre su muslo en Su majestad y en Su esplendor El versículo 3 dice: “Ciñe Tu espada sobre el muslo, oh Valiente, en Tu majestad y en Tu esplendor”. A los ojos de Satanás y de todos los ángeles caídos, Cristo es el Valiente que ha ceñido Su espada sobre Su muslo, Aquel que tiene majestad y esplendor. Tanto Su majestad como Su esplendor son señales de Su victoria. B. En Su esplendor cabalga victorioso por causa de la verdad, la mansedumbre y la justicia El versículo 4a agrega: “Y en Tu esplendor cabalga y triunfa por causa de la verdad, de la mansedumbre y de la justicia”. El esplendor es la expresión de la gloria. Cuando Cristo estuvo en la tierra, El mostró Su esplendor una sola vez cuando se transfiguró en el monte (Mt. 17:1-2). Pero después de Su resurrección y ascensión, El se mostró a Sí mismo a Pablo (Hch. 26:13-15) y a Juan (Ap. 1:9-20) en Su esplendor y majestad. C. Su diestra obra maravillas Salmos 45:4b dice: “Y Tu diestra te enseñe cosas tremendas”. Entendemos que aquí la palabra enseñe significa obrar. Cristo ha obrado muchas maravillas, incluyendo Su crucifixión, resurrección y ascensión. La crucifixión fue la obra más tremenda cumplida por Cristo. La crucifixión de Cristo fue un acontecimiento de gran importancia, el cual amedrentó a Satanás, a los demonios y a los ángeles caídos, que son las potestades de las tinieblas en el aire. La cruz de Cristo es lo más tremendo del universo. Mientras que nosotros apreciamos la cruz, Satanás huye de ella. El Señor Jesús hizo muchas cosas asombrosas durante Su vida y ministerio sobre la tierra. En realidad, todo lo que El hizo fue asombroso. Por ejemplo, fue asombroso Su valor cuando rechazó la relación natural con Su madre (Mt. 12:46-50). De la misma manera, fue asombroso cómo trató a Pedro en Mateo 17:24-27. Pedro se adelantó en una manera presuntuosa en cuanto al pago del impuesto del templo, el cual equivalía a medio estatero (vs. 24-25a). Después de eso, el Señor corrigió a Pedro. Finalmente,

como parte de la corrección a Pedro, el Señor le dijo: “Vé al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que suba, tómalo. Cuando abras su boca, hallarás un estatero. Tómalo y dalo por mí y por ti” (v. 27). Puesto que Cristo es el Creador, El podía hacer una cosa tan maravillosa. Todo lo que el Señor hace es maravilloso, ya sea una cosa grande o pequeña. D. Sus saetas son agudas, y son halladas en el corazón de sus enemigos Salmos 45:5 habla también de que las saetas del Rey son agudas y que los pueblos caen debajo de El. Sus saetas son halladas en el corazón de Sus enemigos. V. ALABAN AL REY EN SU REINO En los versículos 6 y 7, el salmista alaba al Rey en Su reino. Ya hemos resaltado el hecho de que el reino es el resultado de la victoria. Por lo tanto, antes de que uno sea rey, primero tiene que ser victorioso. Conforme a la costumbre antigua, la persona que vencía a sus enemigos llegaba a ser el rey. A. Como Dios, Su trono es para siempre Como Dios el trono de Cristo es eterno y para siempre (v. 6a; He. 1:8a). B. El cetro de Su reino es recto “Cetro de equidad es el cetro de Tu reino” (Sal. 45:6b). El cetro representa la autoridad. Hoy en día, la autoridad de muchos altos oficiales no es recta, pero la autoridad de Cristo es completamente recta. C. El ha amado la justicia y aborrecido la impiedad Como Rey Cristo ha amado la justicia y aborrecido la impiedad (v. 7a; He. 1:9a). Cuanto más justos seamos, más autoridad tendremos. No obstante, cuanto más estemos involucrados con la impiedad, más perderemos nuestra autoridad.

D. Dios, el Dios Suyo, le ungió con óleo de alegría más que a Sus compañeros Salmos 45:7b añade: “Por tanto, Dios, el Dios Tuyo, te ungió con óleo de alegría más que a Tus compañeros”. El óleo de alegría representa el Espíritu de Dios, y los compañeros representan a los creyentes en Cristo. Dios el Padre ungió a Cristo con el Espíritu Santo más que a todos Sus compañeros, más que a todos Sus creyentes. Esto indica que la autoridad y el reino de Cristo son un asunto completamente espiritual. El fue ungido por causa del reino. La autoridad de Cristo, Su trono, Su cetro y todo lo relacionado con Su reino están bajo la unción del Espíritu y, por ende, son espirituales. VI. ALABAN AL REY EN LA DULZURA DE SUS VIRTUDES En el versículo 8, el salmista alaba al Rey en la dulzura de Sus virtudes. En cuanto a las virtudes de Cristo, 1 Pedro 2:9 nos exhorta a anunciar “las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a Su luz admirable”. Cuando predicamos el evangelio, le decimos a la gente lo que Cristo ha hecho y sigue haciendo por nosotros hoy. En realidad predicar el evangelio es anunciar las muchas virtudes de Cristo, incluyendo Su amor, Su bondad y Su perdón. Las virtudes de Cristo son la expresión de los atributos divinos. Por ejemplo, con respecto a Dios el Padre, el amor divino es un atributo de la Deidad. Este atributo se encuentra en la vida divina. Mientras Cristo expresa la vida divina en Su vivir, El expresa el atributo divino de amor. En el vivir de Cristo está la virtud de amor, y esta virtud es la expresión del atributo divino de amor. Cuando predicamos el evangelio, deberíamos anunciar a la gente los atributos de Dios expresados en las virtudes de Cristo. A. Todos Sus vestidos exhalan mirra, áloe y casia En Salmos 45:8a se hace referencia a Cristo el Rey: “Mirra, áloe y casia exhalan todos Tus vestidos”. Los vestidos de una persona representan las virtudes de ésta, porque la manera en que nos vestimos expresa la clase de persona que somos e indica nuestra actitud y conducta. Por esta razón, podemos saber algo acerca de una persona por la manera en que se viste. En realidad, como seres humanos estamos bajo dos clases de coberturas: nuestro vestido y nuestra morada. Ambas expresan la clase de persona que somos. Aquí en el salmo 45 los vestidos representan las virtudes de Cristo; la mirra y el

áloe representan la dulzura de la muerte de Cristo; y la casia representa la fragancia de la resurrección de Cristo. B. Desde los palacios de marfil le han recreado los instrumentos de cuerda El versículo 8b dice: “Desde palacios de marfil te recrean”. En este versículo los palacios representan las iglesias locales; el marfil representa la vida de resurrección de Cristo (Jn. 19:36); y los instrumentos de cuerda representan las alabanzas. Las iglesias locales, que son hermosas a los ojos del Señor y son Su expresión, son edificadas con la vida de resurrección de Cristo, y de ellas salen las alabanzas que lo recrean. Cuando alabamos al Señor, debemos apreciar lo que El es en Sus virtudes y lo que El ha hecho para producir la iglesia a fin de que ella sea Su expresión. En efecto, los vestidos de Cristo, Sus virtudes, han producido la iglesia como Su expresión, y tanto Sus vestidos como la iglesia están llenos de dulzura. Aprendamos a alabarle más, especialmente en la mesa del Señor.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE VEINTIUNO EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN LA CASA Y LA CIUDAD DE DIOS POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE (3) ALABAN A CRISTO COMO REY (2) Lectura bíblica : Sal. 45: 9-17 Se puede considerar al salmo 45 como la sexta estación de la revelación de Cristo en el libro de los Salmos. La primera estación es el salmo 2; la segunda es el salmo 8; la tercera, el salmo 16; la cuarta, los salmos del 22 a 24; y la quinta, el salmo 40. En este mensaje, vamos a examinar los versículos del 9 a 17 del salmo 45. Antes de empezar, quisiera decir algo en cuanto a la Biblia y la manera de entenderla. La Biblia es un libro a la vez especial, extraño y maravilloso. Por tales características, no puede ser entendida por una mente humana natural. Si intentamos conocer la Biblia con nuestra mente natural, no podremos entenderla correctamente. Por supuesto,

necesitamos usar nuestra mente para entender la Biblia. Sin embargo, es la mente renovada e iluminada la que debemos ejercitar y no la mente natural. Si queremos entender la Biblia, precisamos una mente renovada e iluminada, es decir, una mentalidad sujeta a la luz divina. Por lo tanto, cuando estudiamos la Biblia, debemos pedir al Señor que renueve e ilumine nuestra mente. Si no tenemos una mente renovada e iluminada, tendremos muchas dificultades al estudiar el salmo 45, y particularmente los versículos del 9 a 15, los cuales se refieren a la alabanza que se rinde al rey en la alabanza que ofrecen a la reina, y a las hijas de reyes y a las vírgenes. Tal vez nos moleste el hecho de que este rey haya tenido muchas mujeres. La Biblia nos enseña que el hombre debe tener una sola esposa, y en el Nuevo Testamento Pablo nos dice que un anciano debe ser “marido de una sola mujer” (1 Ti. 3:2). Pero en el salmo 45, el rey parece ser uno de los reyes paganos, los cuales acostumbraban tener muchísimas mujeres y concubinas. Como veremos más adelante, este salmo no está relacionado con la ética, sino con la tipología, y para entender este tipo necesitamos una mente renovada e iluminada. En cuanto a la interpretación de la Biblia, y particularmente del libro de Apocalipsis, existen dos escuelas. La primera escuela sustenta que el libro de Apocalipsis debe ser interpretado literalmente. Los que siguen esta escuela afirman que la Nueva Jerusalén es una ciudad material. La segunda escuela enseña que el libro de Apocalipsis debe ser interpretado simbólicamente, ya que algunos de sus componentes son revelados por medio de “señales” (1:1b). Aquellos que siguen esta escuela explican que así como los candeleros de oro simbolizan las iglesias, así también la Nueva Jerusalén es un símbolo, una señal. La Biblia contiene muchos símbolos y tipos. Podemos considerar estos símbolos y tipos como ilustraciones o “fotografías”. La razón por la cual existen estas “fotografías” en la Biblia es que la Biblia revela muchas cosas celestiales y espirituales, las cuales son invisibles y misteriosas. Las “fotografías” que hay en el Biblia nos ayudan a comprender estas cosas. Un buen ejemplo de un símbolo o fotografía bíblica es el árbol de vida en Génesis 2 y 3. ¿Qué es el árbol de vida? En realidad, el árbol de vida en la Biblia no es un árbol en el sentido literal, sino que simboliza a Dios como la fuente y la realidad de la vida. Esto significa que el árbol de vida es un símbolo de Dios como vida. En el Antiguo Testamento, hay otros símbolos que tipifican la iglesia. El primero de ellos es Eva, la esposa de Adán (Gn. 2:18-23). En Efesios 5 vemos que la relación entre marido y mujer representa el gran misterio, Cristo y la iglesia. Si no tuviéramos esta

imagen de Eva como complemento, extensión y agrandamiento de Adán, no nos daríamos cuenta de que la iglesia es el complemento, la extensión y el agrandamiento de Cristo. Por lo tanto, necesitamos el tipo de Eva, como símbolo de lo que es la iglesia para Cristo. El Antiguo Testamento utiliza también el tabernáculo y el templo como símbolos para revelar otro aspecto de la iglesia. Tanto Eva como el tabernáculo y el templo son fotografías de la iglesia. La iglesia no es solamente el complemento de Cristo, simbolizado por Eva, sino también la casa de Dios, la morada de Dios, simbolizada primero por el tabernáculo y luego por el templo. Si no tuviéramos estos dos símbolos, no podríamos entender los numerosos detalles relacionados con la iglesia como la morada de Dios. Por lo tanto vemos claramente que la Biblia utiliza símbolos para representar cosas espirituales, y debemos recordar eso cuando llegamos al salmo 45. El salmo 45 fue escrito como alabanza al rey Salomón, el cual era un símbolo, un tipo, de Cristo con una esposa compuesta de muchas “hijas”, es decir de muchos creyentes. Si Dios no hubiese necesitado un rey para representar a Cristo de esta manera, Salomón no habría sido creado. La Biblia revela claramente que la intención de Dios es que el hombre tenga solamente una esposa; sin embargo, Salomón tuvo centenares de esposas (1 R. 11:1, 3). Cuando examinamos el salmo 45, debemos considerar este asunto bajo el ángulo de la tipología y no de la ética. Desde el punto de vista moral, Salomón no debía haber tenido tantas esposas. Sin embargo, en el aspecto de la tipología, se necesitaba un hombre que tuviera centenares de esposas para proporcionarle a Dios un tipo particular de la iglesia, compuesta de los muchos creyentes que proceden de muchas naciones. Salomón con sus esposas constituye un tipo de Cristo con Su esposa corporativa, la cual está compuesta de los creyentes de toda tribu, lengua, pueblo y nación (Ap. 5:9). Salomón no obedeció al mandato de Dios de tener una sola esposa, y muchos lectores de la Biblia lo condenan por eso. No obstante, en el salmo 45, el cual está escrito como alabanza a Salomón, vemos que Salomón tipifica Cristo como Aquel que tiene una esposa corporativa. Si queremos entender esto, necesitamos una mente renovada e iluminada con una comprensión espiritual. Esta es la razón por la cual mencioné que no podemos examinar este salmo con nuestra mente humana. De nada sirve la mente humana para entender el salmo 45. Si somos iluminados y renovados, quedaremos encantados con el salmo 45. Primero, en los versículos del 2 al 7 de este salmo, se alaba al rey Salomón por su hermosura, su victoria, su reino y por la dulzura de sus virtudes. Después de eso, el salmista alaba al rey en la alabanza que le ofrecen a su reina. La reina no está sola sino que viene acompañada de las hijas de los reyes (v. 9) y de las vírgenes, sus compañeras (v. 14). Si

consideramos eso en tipología, vemos que el rey tipifica a Cristo, que la reina tipifica a la iglesia, y que sus acompañantes tipifican a los creyentes. En tipología, esta reina no es una persona individual, sino una persona corporativa. Los creyentes son los que constituyen esta reina corporativa. En realidad, los creyentes son tanto los constituyentes de la reina como las mujeres bellas e ilustres. Vemos la misma situación en Apocalipsis 19:7 y 9a. El versículo 7 dice: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”. Este versículo habla de la novia del Cordero. Sin embargo, en el versículo 9a leemos: “Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero”. Este versículo se refiere a los invitados a la cena de las bodas del Cordero. Cuando yo era joven, esto me molestaba bastante porque sabía que la novia era la iglesia pero no entendía mucho acerca de los vencedores. En realidad, aquí la esposa, la novia de Cristo, no es la iglesia sino los vencedores. Entonces, ¿quiénes son los invitados? Los invitados son los vencedores. Esto significa que, por una parte, los vencedores son la novia y que, por otra, son los invitados. Se puede decir que la novia está compuesta de los invitados. En primer lugar, los vencedores son la novia corporativa, y también son los invitados. En el salmo 45, la novia de Cristo es tipificada por la reina, y Sus invitados, los vencedores, son tipificados por las mujeres ilustres que acompañan a la reina. Por lo tanto, la novia de Cristo, es en realidad el grupo de vencedores. Necesitamos entender esto cuando estudiamos el salmo 45. En este salmo, vemos la alabanza que ofrecen a Salomón como tipo de Cristo, el Rey designado por Dios para reinar sobre Su pueblo y sobre todo el universo. Esta alabanza es maravillosa, pues ensalza a Cristo no sólo en lo que El tiene personalmente, como por ejemplo, Su hermosura, Su victoria, Su majestad, Su reino y Su dulzura, sino también en lo que El tiene indirectamente a través de Su iglesia y de Sus vencedores. Puesto que los vencedores son miembros de Cristo, todo lo que tienen le pertenece a El indirectamente y constituye Su gloria. Por lo tanto, en este salmo la hermosura de Cristo tiene dos niveles: el primero es el nivel de lo que El tiene personalmente, y el segundo es lo que pertenece directamente a Su cuerpo, Sus miembros, y que por consiguiente le pertenece a El indirectamente. Sobre esta base, llegamos ahora a los versículos del 9 al 17 del salmo 45.

VII. ALABAN AL REY EN LA ALABANZA QUE OFRECEN A LA REINA Y A LAS HIJAS DE LOS REYES ENTRE LAS MUJERES MAS ILUSTRES DEL REY, Y A LAS VIRGENES, LAS COMPAÑERAS DE LA REINA En los versículos del 9 al 15 alaban al rey en la alabanza que ofrecen a la reina y a las hijas de los reyes entre las mujeres más ilustres del rey, y a las vírgenes, las compañeras de la reina. A. Las hijas de reyes están entre las mujeres más ilustres del Rey El versículo 9a dice: “Hijas de reyes están entre Tus ilustres (más honorables)”. Las hijas de reyes representan a los creyentes de Cristo en la realeza de ellos, y las mujeres más ilustres (o gloriosas) representan a los creyentes de Cristo en su honra y majestad. El rey no es el único que tiene honra y majestad, pues vemos que la reina y las mujeres que la acompañan tienen también honra y majestad. Esto es un tipo, una fotografía, de la iglesia y los creyentes. El Nuevo Testamento habla claramente de la iglesia y de los creyentes. Pablo nos exhorta a comportarnos de una manera digna de nuestra condición. Por ejemplo, en Efesios 4:1, él nos ruega que andemos como es digno de la vocación con que fuimos llamados. Sin embargo, esta exhortación de Pablo no se puede comparar con la revelación acerca de nuestra condición como creyentes, como lo presenta en tipología este salmo. Como creyente, ¿se da usted cuenta de que es una de las “hijas de reyes”? Todos nosotros, hombres y mujeres, somos hijas de reyes porque hemos nacido del Rey; por consiguiente, pertenecemos a la familia real. Necesitamos darnos cuenta de que el salmo 45 habla de nosotros. Si entendemos esto, diremos: “Señor, yo soy una de las hijas del Rey, una de las mujeres ilustres. Yo tengo realeza, honra, y majestad. Yo no soy una persona común”. Esta es nuestra condición como creyentes. Si somos conscientes de nuestra realeza, nuestro comportamiento cambiará y nuestro carácter se elevará a otro nivel. No nos entregaremos por baratijas y no pelearemos ni reñiremos con los demás, sino que nos comportaremos honrosamente. Entonces, como marido y esposa ¿nos comportaremos como “escorpiones” discutiendo entre nosotros? Si nos damos cuenta de que somos un pueblo real, sin duda alguna modificaremos nuestro comportamiento al tener una comprensión de las cosas misteriosas, espirituales y celestiales, las cuales están relacionadas con la escena invisible en el universo.

En el salmo 45 vemos algunas características del escenario espiritual, que no encontramos en el Nuevo Testamento. Esta es la razón por la cual necesitamos los tipos, los símbolos. Quisiera recalcar el hecho de que tenemos en este salmo un tipo extraño y maravilloso de Cristo, el tipo de un hombre que tiene centenares de mujeres. Recuerde que este símbolo es un asunto de tipología, y no de ética. En cuanto a la tipología, eran necesarios Salomón y sus muchas esposas. Por esta razón, Dios creó a Salomón y lo estableció como rey sobre todos los reyes. Dios creó también a las princesas que vendrían de Egipto y de otras naciones para ser las esposas de Salomón. Dios hizo todo eso con el fin de tener en la Biblia este tipo particular de la iglesia constituida por los creyentes para ser la esposa corporativa de Cristo. A partir de este tipo del Antiguo Testamento, vemos que los creyentes son el complemento de Cristo. En cierto sentido, El es el Rey y nosotros somos la reina, Su esposa. En otro sentido, somos los que constituyen la reina. Estos constituyentes son representados por las muchas vírgenes, las compañeras de la reina. En el versículo 14 las palabras “vírgenes” y “amigas” están en aposición, por lo tanto, se refieren a las mismas personas. Según este tipo, esto significa que aquí la reina no es una sola persona, sino una entidad corporativa, y todas sus compañeras son los componentes que la constituyen para ser la novia de Cristo, el Rey. La única manera de entender el salmo 45 es examinarlo conforme a la tipología. Si entendemos el tipo, tenemos la llave para entender el salmo entero. Por el contrario, sin la tipología no podemos entender este salmo; cuanto más lo leamos de esta manera, más nos perderemos en este “bosque”. En el salmo 45 la tipología nos permite ver que el Rey es Cristo. Cristo sólo tiene una reina, una reina corporativa compuesta de los vencedores. Los que constituyen esta reina son creyentes, pero éstos no son los creyentes vencidos. Si se tratase de los vencidos, en vez de los vencedores, aquellos no podrían ser ilustres ni gloriosos. Espero que todos nosotros seamos vencedores y que así constituyamos la novia de Cristo. B. La reina está de pie a la diestra del Rey vestida de oro de Ofir El versículo 9b dice: “Está la reina a Tu diestra con oro de Ofir”. La reina representa la iglesia, y su vestido de oro representa la naturaleza divina con la cual aparece la iglesia. Cristo es este oro que la viste. En 1 Corintios 1:30 vemos que Dios hizo de Cristo nuestra justicia para nuestra justificación, a fin de que fuésemos justificados por Dios. Como justicia nuestra, Cristo es nuestro vestido. Este vestido es enteramente divino. Cristo es el oro puro, “el oro de Ofir”. Esto es el primer nivel de nuestro vestir.

C. La hija oye, y mira y se olvida de su pueblo, y la casa de tu padre y desea el Rey su hermosura El versículo 10 añade: “Oye, hija y mira, e inclina tu oído; olvida tu pueblo, y la casa de tu padre”. La hija es la reina, la cual representa la iglesia, y la casa de su padre representa las relaciones naturales de la iglesia. La exhortación a olvidar su pueblo y la casa de su padre corresponde a lo que dijo el Señor en cuanto a las relaciones naturales (Mt. 10:37; Lc. 14:26) y al cuidado de la iglesia. A lo largo de los siglos, muchos creyentes han sido perseguidos por sus parientes. En el versículo siguiente (Sal. 45:11a) leemos: “Y deseará el rey tu hermosura”. Aquí la hermosura de la reina representa las virtudes de Cristo expresadas por la iglesia. La hermosura de la iglesia, su belleza en la presencia de Cristo, representa las virtudes de Cristo expresadas en nuestro vivir. D. Se inclina al Señor “E inclínate a El, porque El es tu Señor” (v. 11b). Esto significa que Cristo, como Señor de la iglesia, es digno no sólo del amor de ella sino también de su adoración. E. La hija de Tiro viene con un presente, y los ricos del pueblo imploran su favor “Y la hija de Tiro vendrá con un presente; implorarán tu favor los ricos del pueblo” (v. 12). Tiro era un puerto comercial floreciente, conocido por su prosperidad. Aquí la hija de Tiro representa el pueblo del mundo prospero. Los ricos del pueblo representan la clase alta. Los ricos poseen muchos bienes pero no tienen lo que este versículo llama “favor”. Este favor que ellos imploran a la reina representa la gracia de Dios disfrutada por la iglesia. La gracia de Dios que disfrutamos en la iglesia constituye el verdadero favor. Como lo indica este versículo, los ricos vendrán a la iglesia para obtener la gracia de Dios. F. La hija del Rey es toda gloriosa dentro de la morada real El versículo 13a dice: “Toda gloriosa es la hija del rey dentro de la morada real”. La hija del rey es la reina que representa la iglesia, y el hecho de que sea gloriosa dentro de la morada real representa a la iglesia gloriosa, la cual toma a Cristo como su morada real.

Aquí la palabra “morada” se refiere al hecho de que la iglesia toma a Cristo como habitación. Primero nosotros los creyentes en Cristo tomamos a Cristo como nuestra morada, y luego llegamos a ser Su morada. Esto significa que la morada llega a ser la morada. Cristo llega a ser una morada cuando lo tomamos como nuestra morada, permaneciendo en El, y así llegamos a ser Su morada en El. En Juan 15:4a, el Señor Jesús nos dice al respecto: “Permaneced en mí, y yo en vosotros”. Esto significa que si lo tomamos como nuestra morada, nos convertimos en Su morada. Es así como la morada llega a ser la morada. Esta morada tiene que ver con la experiencia que tenemos de Cristo mediante la iglesia. Como Hijo, Cristo constituye la morada del Padre y del Espíritu; y el hecho de que El sea tal morada implica que la morada está envuelto con que los tres de la Trinidad divina — el Padre, el Hijo y el Espíritu— moran mutuamente el uno en el otro. Pero cuando creemos en Cristo, entramos en El y lo tomamos a El como nuestra morada. Entonces, al vivir en El como nuestra morada, nosotros, la iglesia, nos convertimos en Su morada. G. Su vestido es brocado de oro “De brocado de oro es su vestido” (Sal. 45:13b). Esto significa que el Cristo que pasó por la muerte y la resurrección es la justicia de la iglesia, justicia que satisface los justos requisitos de Dios para que la iglesia sea justificada ante Dios. Por consiguiente, vemos que “de brocado de oro” se refiere nuevamente al primer nivel de su vestidura, que es Cristo como nuestra justicia por medio de quién somos justificados, representada por el oro de Ofir. H. Ella es traída al Rey con vestidos bordados “Con vestidos bordados será llevada al Rey” (v. 14a). El vestido bordado es otra vestidura y constituye el segundo nivel de su vestidura. Esto significa que la iglesia será traída a Cristo en su boda, vestida de la justicia de los santos para satisfacer los requisitos de El a fin de llegar a unirse en matrimonio. Apocalipsis 19:8 dice al respecto: “Y a ella [los santos vencedores, como la esposa del Cordero] se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente, porque el lino fino es las acciones justas de los santos”. La expresión “acciones justas” se refiere al Cristo que es nuestra justicia subjetiva, al Cristo vivido a través de nosotros. La justicia (Cristo) que recibimos para nuestra salvación (1 Co. 1:30) es objetiva y nos hace aptos para satisfacer los requisitos del Dios justo, mientras que las acciones justas de los santos vencedores son subjetivas (Fil. 3:9) y nos capacitan para satisfacer los requisitos del Cristo victorioso. Si queremos tener estas acciones justas, Cristo mismo debe vivir a

través de nosotros para ser nuestras acciones justas y subjetivas. Así que, en el salmo 45 la reina tiene dos vestidos. El primer vestido que es el oro de Ofir, el vestido brocado oro, corresponde a Cristo como nuestra justicia objetiva, que tiene como fin nuestra salvación. El segundo vestido que es el vestido bordado, corresponde a Cristo como nuestras acciones justas y subjetivas, las cuales tienen como fin nuestra victoria. I. Las vírgenes, sus compañeras, que la siguen, son traídas al Rey En Salmos 45:14b leemos: “Las vírgenes, sus compañeras, que la siguen, serán traídas a Ti”. Esto significa que los santos vencedores serán invitados a la cena de las bodas de Cristo (Ap.19:9). J. Las vírgenes son conducidas con alegría y gozo, entran en el palacio del Rey “Serán conducidas con alegría y gozo; entrarán en el palacio del Rey” (Sal. 45:15). Esto significa que los santos vencedores entrarán con alegría y gozo a la Nueva Jerusalén, el palacio de Cristo (Ap. 3:12). Cuando leemos este salmo, debemos prestar la debida atención a los puntos cruciales acerca de Cristo y la iglesia. Uno de estos puntos cruciales es lo que se refiere a la morada y al palacio. Primero tenemos la morada y luego el palacio. Cuando Cristo llega a ser nuestra morada, nosotros nos convertimos en Su morada, una morada mutua. Puesto que Cristo es el Rey, y nosotros la reina, esta morada mutua se convierte en el palacio, el cual representa la Nueva Jerusalén. ¿Qué es la Nueva Jerusalén? En pocas palabras, la Nueva Jerusalén es el Dios redentor forjado en los creyentes y mezclado con ellos como una sola entidad. Hoy en día la iglesia constituye tal entidad, pues ella, como la Nueva Jerusalén, es en realidad el Dios redentor forjado en los creyentes y mezclado con ellos como una sola entidad. Hoy la iglesia es una miniatura de la Nueva Jerusalén que vendrá. En la eternidad, en los cielos nuevos y la tierra nueva, la Nueva Jerusalén será la consumación de la iglesia. Por consiguiente, tanto la iglesia como la Nueva Jerusalén son el mismo Dios Triuno forjado en nosotros y mezclado con nosotros como una sola entidad. Esta entidad es una morada mutua; es a la vez nuestra morada y la morada de Dios. En la Nueva Jerusalén, la cual es una morada mutua, Dios morará por la eternidad con Su pueblo redimido.

VIII. ALABAN AL REY EN LAS ALABANZAS DE SUS HIJOS Hasta ahora hemos visto en el salmo 45 la alabanza que le ofrecen a Cristo mismo y la que le dirigen a Su iglesia, Sus redimidos. Ahora, en los versículos 16 y 17, vemos que alaban al rey en la alabanza de sus hijos, sus descendientes. Aquí los hijos del rey representan los miembros de Cristo. Por una parte, como creyentes somos los miembros de Cristo, y por otra, somos Sus hijos, Sus descendientes. A. El palacio de sus padres lo ocupan los hijos del Rey, y el Rey los hace príncipes sobre toda la tierra “El lugar de Tus padres lo ocuparán Tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra” (v. 16). Aquí “los padres” representan a los antepasados de Cristo en la carne, y “los hijos” representan a los vencedores en Cristo. La palabra “príncipes” representa a los vencedores en Cristo, los cuales reinarán sobre las naciones junto con Cristo. Nadie puede resolver los problemas del mundo actual, solamente Cristo el Rey puede hacerlo. Cuando Cristo reine sobre la tierra, los vencedores serán Sus ayudantes en el reinado, serán reyes juntamente con El. Los hijos de Cristo, los vencedores, serán los príncipes que reinen con Cristo sobre las naciones. Necesitamos ver no sólo la hermosura de Cristo en El mismo y la hermosura de Cristo en la iglesia, sino también la hermosura de Cristo en todos Sus descendientes, en todos Sus miembros, los príncipes. Si vemos la hermosura de Cristo de estas tres maneras, tendremos un panorama completo, un cuadro acabado, de Su hermosura. B. La memoria de Su nombre es perpetua en todas las generaciones, y los pueblos lo alaban eternamente y para siempre Finalmente, en el versículo 17 el salmista dice: “Haré perpetua la memoria de Tu nombre en todas las generaciones, por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre”. Esto revela que todas las generaciones recordarán el nombre de Cristo y que las naciones adorarán a Cristo mediante los santos que vencen y reinan junto con El.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS

MENSAJE VEINTIDOS EL DISFRUTE INTENSIFICADO QUE LOS SALMISTAS TIENEN DE DIOS EN LA CASA Y LA CIUDAD DE DIOS POR MEDIO DEL CRISTO SUFRIDO, EXALTADO Y REINANTE (4) ALABAN A DIOS EN SU GRANDEZA Y EXALTACION, ESPECIFICAMENTE EN SU CIUDAD Lectura bíblica: Sal. 46—48 Al estudiar la Biblia, necesitamos aprender a hacerle preguntas al Señor, y debemos hacer esto ahora que llegamos a los salmos 46—48. Tendríamos que preguntarnos por qué estos tres salmos están inmediatamente después del salmo 45; un salmo que alaba al rey Salomón (quien tipifica a Cristo) con su reina (que tipifica a la iglesia). Si usted fuera el compilador del libro de los Salmos, ¿habría puesto usted estos salmos inmediatamente después del salmo 45? El salmo 46 no parece ser la continuación del salmo 45. No obstante, indiscutiblemente hay una continuación aquí. El salmo 45 habla del rey, y el salmo 46 habla de la ciudad. Ciertamente el rey tiene mucho que ver con la ciudad. Si un rey no tiene ciudad, ¿qué clase de rey sería? Un rey debe tener una ciudad. El rey del salmo 45 tipifica a Cristo, pero ¿cuál ciudad se menciona en el salmo 46? La Nueva Jerusalén. En el mensaje anterior dijimos que al estudiar la Biblia, necesitamos una mente iluminada y renovada. Cuando estudiamos un salmo como el 45, no debemos tener ninguna confianza en nuestro entendimiento ni en nuestro concepto natural. En vez de apoyarnos en nuestra mente natural, necesitamos ejercitar nuestra mente renovada e iluminada. Además, si hemos de entender la Biblia, necesitamos conocer el significado espiritual, divino y celestial de lo que hay en la Biblia, y el significado de las cosas relacionadas con Cristo. Al estudiar el salmo 45, por ejemplo, debemos descubrir el significado espiritual del rey, de la reina, de las hijas y de los hijos. De la misma manera, al estudiar el salmo 46, debemos descubrir el significado espiritual de la ciudad. La Biblia no fue solamente escrita con letras y muchos tipos, sino que es un libro lleno de asuntos que tienen un significado espiritual. Considere los primeros dos capítulos de Génesis. Si leemos Génesis 1 y 2 sólo conforme a la letra sin preocuparnos del

significado espiritual, no entenderemos estos capítulos. Al estudiar el capítulo uno, necesitamos conocer el significado de los cielos, de la tierra, de la luz, de la tierra que emerge del agua, de la vida vegetal, de la vida animal, de la vida humana, de la vida divina y de los asuntos de imagen y dominio. Si conocemos el significado de lo que vemos en Génesis 1, entenderemos que el hombre fue creado según el género divino para tener la imagen de Dios y para representarlo. Al ir a Génesis 2, vemos que el hombre creado por Dios es tripartito. El tiene un cuerpo hecho del polvo de la tierra; tiene un espíritu, resultado del soplo de Dios; y tiene un alma (v. 7). Así, el hombre que Dios formó fue puesto en el huerto del Edén frente a dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Este capítulo también habla del río que salía del Edén con oro, bedelio y ónice. Además, en Génesis 2 se nos dice que Dios tomó una costilla del hombre y de ella hizo una mujer. Todas estas cosas tienen un significado espiritual, y nosotros necesitamos conocerlo. La ciudad mencionada en salmos 46 tiene un significado espiritual, divino y celestial. En la Biblia en su totalidad, y en este salmo en particular, una ciudad es un reino. La principal ciudad que hay en la Biblia es Jerusalén, y la ciudad que está en oposición a Jerusalén es Babilonia. Si hemos de entender la Biblia, necesitamos entender el significado tanto de Jerusalén como de Babilonia. Los Salmos están llenos de asuntos que tienen significado espiritual, divino y celestial. El primer asunto que vemos en el salmo 1 es la ley. Aunque la ley fue exaltada conforme al concepto humano del salmista, el Espíritu corrigió al salmista y, en el salmo 2, lo volvió de la ley a Cristo. El salmo 2 es la primera estación en la revelación de Cristo en los Salmos. Las otras estaciones son el salmo 8, el salmo 16, los salmos 22—24, el salmo 40 y el salmo 45. Por Cristo y a través de El experimentamos la casa de Dios, que es otro asunto de significado espiritual en los Salmos. La casa de Dios representa la iglesia. De acuerdo con el salmo 23, cuando experimentamos a Cristo en Su pastoreo, somos introducidos a la casa de Dios para morar allí por siempre. También se da énfasis a la casa de Dios en el salmo 27 y de nuevo en el salmo 36. En el salmo 27:4 el salmista aspira a morar en la casa de Jehová todos los días de su vida. En el salmo 36:8 el salmista habla de la grosura (dando a entender la abundancia) de la casa de Dios, donde está la fuente de la vida y se ve luz en la luz de Dios. En el salmo 31 tenemos una palabra en cuanto a la ciudad, y en el salmo 24 una palabra acerca del monte, que representa la ciudad. Salmos 31:21 dice: “Bendito sea Jehová, porque ha hecho maravillosa Su benignidad para conmigo en ciudad fortificada”.

Salmos 24:3 habla del monte de Jehová. En Mateo 5:14b el Señor Jesús dice: “Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. Esto quiere decir que según la Biblia, el monte está ahí por el bien de la ciudad. El libro primero de los Salmos ha vuelto a los salmistas de la ley a Cristo, y Cristo los ha traído al disfrute de Dios en Su casa y Su ciudad. En mi opinión, el salmo 45 es el salmo cumbre y el más elevado referente a Cristo. En este salmo Cristo, tipificado por Salomón, es revelado y alabado como Rey. Inmediatamente después, El salmo 46 trata de la ciudad y no de la casa. La casa es un lugar para morar, pero una ciudad es un reino para gobernar. Como Rey revelado en el salmo 45, Cristo necesita una ciudad en la cual pueda gobernar y reinar; esta ciudad la vemos en el salmo 46. Podemos disfrutar a Cristo como Rey, y este Rey reina en la ciudad, la cual es Su reino. Si tenemos claridad en cuanto a esto, podremos ver en los salmos 46—48, el asunto de alabar a Dios en Su grandeza y exaltación, particularmente en Su ciudad. I. UN RIO ALEGRA LA CIUDAD DE DIOS El salmo 46 habla de un río que alegra la ciudad de Dios. A. Dios es nuestro refugio, fortaleza y auxilio Dios es nuestro refugio y fortaleza y nuestro pronto auxilio en las tribulaciones (v. 1). Dios es todo esto para nosotros en la ciudad. Por lo tanto, aunque la tierra cambie y se traspasen los montes al corazón del mar, no temeremos (v. 2). En el versículo 3 el salmista dice: “Bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza”. B. Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, el lugar santo de los tabernáculos del Altísimo “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de los tabernáculos del Altísimo”. El río representa el fluir del Dios Triuno como vida para nosotros, mencionado en Apocalipsis 22. Las corrientes de este río alegran la ciudad de Dios, que es el lugar santo de los tabernáculos del Altísimo.

C. Dios está en medio de la ciudad para ser nuestro alto refugio Dios está en medio de la ciudad para ser nuestro alto refugio (Sal. 46:7b, 11b). La ciudad no será conmovida; Dios la ayuda al clarear la mañana (v. 5b). En los versículos 6 y 7 el salmista dice: “Braman las naciones, se agitan los reinos; da El Su voz, se derrite la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestra ciudadela es el Dios de Jacob”. En la ciudadela disfrutamos a Dios como nuestro lugar de refugio. D. Dios puso asolamientos en la tierra Dios puso asolamientos en la tierra y El hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra (vs. 8-9). A través de los siglos, Dios ha puesto muchas asolaciones sobre la tierra. Por ejemplo, El puso a Hitler como una asolación. E. Dios es exaltado entre las naciones de la tierra “Estad quietos, y conoced que Yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; exaltado seré en la tierra” (v. 10). Esta es una palabra para las naciones. Hoy las naciones braman, pero un día Dios, quien gobierna y reina en la ciudad, les ordenará que se queden quietos y que sepan que El es Dios. II. UN GRAN REY SOBRE TODA LA TIERRA En el salmo 47 el salmista habla de que Dios es un gran Rey sobre toda la tierra. A. Los pueblos baten palmas y aclaman a Dios con voz de júbilo triunfal En el versículo 1 se les dice a los pueblos que batan palmas y aclamen con voz de júbilo. Porque Jehová el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra (v. 2). B. Somete a los pueblos bajo Israel y elige para Israel heredades Jehová somete a los pueblos bajo Israel y a las naciones bajo sus pies. El también ha elegido para ellos heredades que sean la excelencia (la gloria) de Jacob, al cual amó (vs. 3-4).

C. Sube entre clamores, al son de trompeta “Sube Dios entre clamores, Jehová al son de trompeta” (v. 5). Cuando clamamos, Dios sube. Si no clamamos, es posible que Dios no suba. D. Salmodia a nuestro Rey Seguidamente, el salmista nos encomienda que salmodiemos a Dios nuestro Rey. El es el Rey de toda la tierra, quien reina sobre las naciones y se sienta sobre Su santo trono (vs. 6-8). E. Los príncipes de los pueblos se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham El versículo 9 agrega que los príncipes de los pueblos se reunieron con el pueblo del Dios de Abraham. Los escudos de la tierra pertenecen a Dios; El es muy exaltado. III. LA CIUDAD DEL GRAN REY El salmo 48 trata de la ciudad del gran Rey. A. Jehová es grande y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en Su monte santo “Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en Su monte santo” (v. 1). En este versículo “ciudad de nuestro Dios” y “Su monte” están en aposición. Esto indica que la ciudad es el monte y que el monte es la ciudad. B. El monte de Sión es hermosa altura El monte de Sión, a los lados del norte, de la gran ciudad del Rey, es hermosa altura; es el gozo de toda la tierra (v. 2). El versículo 3 dice: “En sus palacios Dios es conocido como ciudadela”. La ciudad representa la iglesia, la iglesia universal, pero los palacios en la ciudad representan las iglesias locales. Dios se ha dado a conocer en los palacios, en las iglesias locales. Por lo tanto, si queremos conocer a Dios, necesitamos venir a las iglesias locales, que son un alto refugio. Primero que todo, Dios mismo es el refugio y luego las iglesias locales son el

refugio. Las iglesias locales en la actualidad son un refugio. Si usted necesita un refugio, venga a las iglesias locales. C. Los reyes de la tierra se reunieron y pasaron por la ciudad, y viéndola ellos, se maravillaron y se turbaron “Porque he aquí que los reyes de la tierra se han reunido; pasaron todos. Y viéndola ellos así, se maravillaron, se turbaron, se apresuraron a huir” (vs. 4-5). Aquí los reyes son los enemigos, que están maravillados y turbados al ver la ciudad, por lo tanto huyen apresurados. Ellos están perplejos por el temblor y la turbación, igual que una mujer dando a luz (v. 6). D. Dios afirma la ciudad para siempre “Como lo oímos, así lo hemos visto en la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; la afirmará Dios para siempre” (v. 8). Dios afirmará la ciudad para siempre. E. Considera la benignidad de Dios en medio de Su templo El salmista pasa a decir que consideremos la benignidad de Dios en medio de Su templo. Así como es Su nombre, también lo es Su loor hasta los fines de la tierra (vs. 9-10). “Alégrese el monte de Sión; gócense las hijas de Judá por Tus juicios” (v. 11). F. Dios es nuestro Dios para siempre y nos guía hasta la muerte “Andad alrededor de Sión, y rodeadla; contad sus torres. Considerad atentamente sus murallas, recorred sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera” (vs. 12-13). Las torres y las murallas sirven para pelear contra el enemigo a fin de proteger la ciudad, y los palacios son la morada del rey. Todo esto hace referencia a las funciones de la iglesia. Deberíamos andar alrededor de la iglesia, contar sus “torres”, considerar atentamente sus “murallas” y recorrer sus “palacios” para poderlo contar a la generación venidera. “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; El nos guiará hasta la muerte” (v. 14). Aquí vemos que Dios es nuestro guía. Nuestra vida humana es un viaje, y nosotros somos turistas que no saben a dónde van ni cómo llegar a destino.

Necesitamos un guía, y nuestro guía es Dios mismo. El continuará guiándonos hasta que muramos y vayamos al paraíso. ¿Dónde experimentamos a Dios como nuestro guía? El es nuestro guía en la iglesia, tanto en la iglesia universal, el Cuerpo de Cristo, como en las iglesias locales. Nosotros no sabemos cuál será nuestro próximo paso, pero El está dirigiendo nuestros pasos. Nosotros no sabemos a dónde ir, pero El nos está guiando a nosotros los turistas en nuestro viaje por la vida humana. Puesto que Dios continuará guiándonos hasta la muerte, no tenemos de qué preocuparnos. Más bien, debemos simplemente disfrutar Su presencia, guía y dirección. La guía de Dios es un aspecto del disfrute de Dios en la ciudad. Este disfrute se tiene por medio de Cristo, en Cristo y con Cristo, en la iglesia y en las iglesias locales, es decir, en la iglesia universal como el Cuerpo de Cristo y en las iglesias locales como las expresiones del Cuerpo. En los salmos 46—48 Dios es nuestro refugio, nuestro escondedero y nuestro guía. El Dios que disfrutamos a través de Cristo, en Cristo y con Cristo en la iglesia y en las iglesias locales es nuestro refugio, escondedero y guía. ¿Lo ha experimentado usted y lo ha disfrutado a El de esta manera? Actualmente nuestra experiencia tal vez sea limitada, pero le agradecemos al Señor por los nuevos “retoños” y “ramas” de la experiencia de Dios que tenemos en Cristo, las cuales están brotando. Que todos podamos aprender a disfrutar a Dios en Cristo en la iglesia y en las iglesias locales. Hasta ahora, en nuestro estudio-vida, hemos abarcado cuarenta y ocho salmos. ¿En cuál salmo quiere usted permanecer? ¿Estará en el salmo 1 ó disfrutará a Cristo en el salmo 2, salmo 8, salmo 16 y salmos 22—24? El Cristo que disfrutamos en el salmo 23 es el Pastor, el que está pastoreándonos en la casa de Dios, la iglesia local. Finalmente, cuando somos edificados, fortalecidos y expandidos, la iglesia se convierte en la ciudad, el reino de Dios, donde el Rey gobierna y reina. Los Salmos indican que primeramente necesitamos experimentar a Cristo. Luego Cristo nos guiará a la iglesia local para disfrutar a Dios. En calidad de casa, la iglesia es el hogar de Dios, el lugar donde Dios mora. En calidad de ciudad, la iglesia es el reino de Dios, el lugar donde El gobierna. Cuando la iglesia, la casa, es agrandada se convierte en la ciudad: el reino para el gobierno y reinado de Dios. En la iglesia como la casa, disfrutamos a Dios en el aspecto de Su morada. En la iglesia como la ciudad, disfrutamos a Dios en el aspecto de Su gobierno y reinado. Este es el disfrute de Dios en Cristo que tenemos en la iglesia y en las iglesias locales.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE VEINTITRES TRES CATEGORIAS DE PERSONAS CON RELACION AL DISFRUTE DE DIOS EN CRISTO Lectura bíblica: Sal. 49-51 Cuando estudiamos los Salmos, necesitamos prestar atención a la secuencia de los salmos y también cómo están agrupados. Hemos visto que el salmo 45 es un salmo que habla del rey y que los salmos 46—48 son un grupo de salmos que hablan de a la ciudad del rey, Jerusalén. En este mensaje veremos otro grupo de tres salmos: los salmos 49— 51. Los salmos 49—51 abarcan tres categorías de personas con relación al disfrute de Dios en Cristo. La primera categoría (Sal. 49) consta de aquellos que confían en sus riquezas (o sea, en cualquier cosa aparte de Cristo). En la segunda categoría (Sal. 50) se encuentran aquellos que invocan al Señor conforme a Su pacto. En la tercera categoría (Sal. 51) vemos una sola persona, el rey David, quien se arrepiente, confiesa sus pecados y pide que Dios lo limpie por completo. Los de la primera categoría no tienen parte en el disfrute de Dios en Cristo; los de la segunda categoría participan del disfrute de Dios; y aquel de la tercera categoría tiene una porción plena del disfrute de Dios en Cristo. Necesitamos preguntarnos en qué categoría estamos. ¿Estamos en el salmo 49, en el salmo 50, o en el salmo 51? Si queremos tener un disfrute pleno de Dios en Cristo, debemos ser como aquel del salmo 51, aquel que de forma cabal se arrepintió y confesó sus pecados a Dios. I. AQUELLOS QUE CONFIAN EN SUS RIQUEZAS El salmo 49 trata de aquellos que confían en sus riquezas (cualquier cosa aparte de Cristo). Según la palabra del Señor, en esta era la riqueza representa a todo el mundo (Mt. 6:24). Algunas personas piensan que con el dinero pueden hacer de todo; ellos creen que mientras tengan dinero, no necesitan de nada más. En vez de confiar en Dios, confían en el dinero. Estas son las personas descritas en el salmo 49. La palabra del salmo 49 debe ser una advertencia para nosotros. Confiar en el dinero (confiar en cualquier otra cosa aparte de Cristo) significa estar en el salmo 49. Cosas como nuestra educación, o un automóvil pueden llegar a ser una especie de riqueza, o tesoro, para nosotros. Si confiamos en tales cosas, no tenemos parte en el disfrute de Dios en Cristo.

A. Una palabra de sabiduría El salmo 49 es una palabra de sabiduría, la meditación del entendimiento (vs. 1-5). En el versículo 3 el salmista dice: “Mi boca hablará sabiduría, y el pensamiento de mi corazón inteligencia”. La palabra hebrea traducida “pensamiento” también puede ser “expresión”. Amar el dinero es ser necio. Una persona a quien le falta el dinero puede ser una persona muy sobria, clara y llena de entendimiento. Pero es probable que una persona que tiene mucho dinero sea como un necio y use su dinero para hacer necedades. De la misma manera, los avaros y los que codician también son necios. Tales personas no tienen la sabiduría ni el entendimiento que encontramos en el salmo 49. B. Son incapaces de redimir a sus hermanos Aquellos que confían en sus riquezas son incapaces de redimir a sus hermanos, ni a ellos mismos, por supuesto (vs. 6-9). C. Destinados a morir y perecer Aquellos que confían en sus riquezas están destinados a morir y perecer (vs. 10-14). Ellos dejarán sus riquezas a otros (vs. 16-20). Por el contrario, el salmista tiene la seguridad de que Dios redimirá su alma del poder del Seol, pues Dios lo recibirá (v. 15). Aquellos que confían en sus riquezas no son solamente necios e insensibles (v. 10) sino que también son comparados con animales, con bestias. El versículo 12 dice: “Mas el hombre no permanece en honra; es semejante a las bestias que perecen”. El versículo 20, que es el último versículo del salmo, concluye diciendo: “El hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen”. Como las bestias, los necios que confían en sus riquezas están destinados a morir y perecer. D. No confían en que Cristo los redima Aquellos que confían en sus riquezas no confían en que Cristo los redima. Lo peor que una persona puede hacer es no confiar en Cristo. Confiar en Cristo es simplemente creer en El. No creer en Cristo es lo más insensato.

E. No tienen parte en el disfrute de Dios en la casa de Dios y en Su ciudad Finalmente, aquellos que confían en sus riquezas no tienen parte en el disfrute de Dios en la casa de Dios y en Su ciudad. Por estar fuera de Cristo, están excluidos del disfrute de Dios en Su casa, la iglesia, y en Su ciudad, el reino. II. AQUELLOS QUE INVOCAN AL SEÑOR CONFORME A SU PACTO En el salmo 50 tenemos la segunda categoría de personas con relación al disfrute de Dios en Cristo: aquellos que invocan al Señor conforme a Su pacto. Invocar al Señor, diciendo: “Oh Señor Jesús”, marca una verdadera diferencia en nuestra situación. Según este salmo, necesitamos invocar al Señor conforme a Su pacto. La Biblia es el libro de un pacto, el libro de un testamento. Un pacto puede ser comparado con el título de propiedad de una casa. Entregar el título de propiedad a alguien por una casa es en realidad “pactar” la casa a esa persona. En la Biblia, un libro de pacto, Dios se ha “pactado” a Sí mismo con nosotros, y ahora necesitamos invocar al Señor conforme a este pacto. Debemos decir: “Oh Señor, Tú te has pactado a Ti mismo conmigo. Según Tu pacto, Tú eres ahora mi posesión, mi porción y mi disfrute”. Esto es invocar al Señor conforme a Su pacto. A. Como santos de Dios, que hicieron pacto con Dios mediante sacrificios En este salmo, aquellos que invocan al Señor conforme a Su pacto son los santos de Dios que hicieron pacto con Dios mediante sacrificios. El Dios justo, que es el Juez, les mandó que ofrecieran sacrificios de acción de gracias y que le invocaran en el día de la angustia para que participaran de Su liberación, Su salvación (vs. 1-15, 23). Hacer un pacto con Dios mediante sacrificios es hacer un pacto mediante Cristo como nuestro Mediador, como el intermediario entre nosotros y Dios. Si oramos a Dios en el nombre del Señor Jesús, esto significa que oramos a Dios mediante Cristo como nuestro sacrificio. En tiempos antiguos el pueblo de Israel ofrecía diferentes tipos de ofrendas a Dios, tales como el holocausto, la ofrenda de harina, la ofrenda por el pecado, la ofrenda por la transgresión y la ofrenda de paz. De todas estas ofrendas, la que más llegaba al corazón del pueblo era la ofrenda de paz. Debido a que la ofrenda de paz tocaba el corazón del oferente, se convertía en una ofrenda de acción de gracias. Uno podía ofrecer a Dios un holocausto, una ofrenda de harina, una ofrenda por el pecado, o una ofrenda por la

transgresión sin mucho afecto. Esto quiere decir que uno podía hacer tales ofrendas sin que su corazón fuese tocado. Sin embargo, cada vez que una persona agradecida a Dios le ofrece una ofrenda de acción de gracias, el corazón de tal persona es tocado. El salmo 50 nos dice que algunos de los santos de Dios ofrecían holocaustos y otros tipos de ofrendas (vs. 8-13), pero por carecer de afecto, ellos no hacían la ofrenda de acción de gracias. Entonces el salmista, hablando por Dios, indicó que Dios no quiere holocaustos sino ofrendas de acción de gracias. En el versículo 14a el salmista dice: “Sacrifica a Dios acción de gracias”. Aquí parece que el salmista dijera: “Dios no quiere el holocausto de usted. El quiere que usted le traiga su ofrenda de acción de gracias, una ofrenda que le toque tanto a usted como a Dios, una ofrenda llena de afecto”. Necesitamos considerar esto a la luz de nuestra experiencia con el Señor. Muchos de nosotros hemos orado de esta manera: “Oh Dios Padre, soy un pecador. El Señor Jesucristo es mi holocausto, mi ofrenda por el pecado y mi ofrenda por la transgresión”. Esta es una oración sin afecto, sin sensibilidad. Esto quiere decir que nosotros podemos hacer ciertas ofrendas sin ser tocados en nuestro corazón. Supongamos, sin embargo, que después de pasar por un tiempo de aflicción, usted ora así: “Oh Dios Padre, me gustaría ofrecerte mi acción de gracias”. Tal oración toca su corazón, lo llena de afecto y hace que usted y Dios tengan una relación más íntima. ¿Cuál experiencia es mejor: el holocausto, la ofrenda de harina, la ofrenda por el pecado, la ofrenda por la transgresión, o la ofrenda de acción de gracias? Ciertamente la experiencia de ofrecer acción de gracias es mejor. Podemos ofrecer a Cristo como los otros tipos de ofrendas sin ser tocados profundamente. Pero cuando estamos agradecidos a Dios y le ofrecemos una oración de acción de gracias, podemos llegar a ser profundamente tocados. Esto es lo que Dios quiere. No debemos tocarlo sin antes ser tocados en nuestro corazón. Nuestro contacto con Dios necesita ser lleno de afecto y sensibilidad. En los versículos del 16 al 22 vemos la advertencia que Dios da a los impíos, los cuales no están incluidos en la categoría de aquellos que invocan al Señor conforme a Su pacto. B. Redimidos por Dios en Cristo Aquellos que invocan al Señor conforme a Su pacto son aquellos que han sido redimidos por Dios en Cristo, quien es tipificado por los sacrificios.

C. Disfrutan a Dios en Su resplandor, el cual sale de Su casa, de Sión, perfección de hermosura El versículo 2 dice: “De Sión, perfección de hermosura, Dios resplandece”. Así como el resplandor del sol dispensa los beneficios del sol, así el resplandor de Dios que sale de Su casa dispensa Su bondad. Bajo tal resplandor, tal dispensar, disfrutamos a Dios en Cristo. Esta es la segunda categoría de personas con relación al disfrute de Dios en Cristo. Yo creo que muchos de nosotros estamos en esta categoría. III. UNA PERSONA QUE SE ARREPIENTE, CONFIESA SUS PECADOS A DIOS Y LE PIDE QUE LO LIMPIE POR COMPLETO En el salmo 51 tenemos la tercera categoría: una persona que se arrepiente, confiesa sus pecados a Dios y le pide que lo limpie por completo. En la vida de cada uno de nosotros, se necesita un tiempo, tal vez algunos días, durante el cual nos arrepentimos totalmente, confesamos nuestros pecados a Dios y le pedimos que trate con nuestros pecados y con nuestra naturaleza pecaminosa. Además, necesitamos arrepentirnos y confesar día tras día. A. David es reprendido por el profeta Natán después de cometer su gran pecado El título del salmo 51 es significativo: “Salmo de David después de que se llegó a Betsabé, cuando el profeta Natán vino a él” (2 S. 11:1—12:14). Esto indica que este salmo fue compuesto después de que David cometiera ese gran pecado de asesinar a Urías y de quedarse con su esposa Betsabé, y luego de ser reprendido por el profeta Natán. B. Se arrepiente y confiesa sus pecados a Dios En los versículos del 3 al 5 y 17 David se arrepiente y confiesa sus pecados a Dios.

C. Le ruega a Dios 1. Que borre sus transgresiones, que le lave completamente de su iniquidad, que lo limpie de su pecado, y que le purifique de su pecado con hisopo David le rogó a Dios que borrara sus transgresiones, lo lavara completamente de su iniquidad, lo limpiara de su pecado y le purificara de su pecado con hisopo (vs. 1-2, 7, 9). Los verbos usados por David —“borrar”, “lavar”, “limpiar” y “purificar”— indican que su arrepentimiento y confesión fue total y que fue muy sincero al pedir perdón. En contraste, supongamos que alguien ore, diciendo: “Dios, yo sé que Tú eres misericordioso. No importa cuantos pecados haya cometido yo, sé que Tú me perdonarás”. Esta clase de confesión no significa nada. Necesitamos estar en la presencia de Dios como David, confesando que nacimos en pecado y pidiéndole que nos lave y nos limpie, que borre nuestras transgresiones y que nos purifique de nuestros pecados. Orar de esta manera indica que no confiamos en nosotros mismos. Cuando nos damos cuenta de que somos pecaminosos y de que Dios es santo, confiamos sólo en El. También nos damos cuenta que necesitamos a Cristo como nuestro Mediador y nuestro sacrificio. En el versículo 7a David oró: “Purifícame con hisopo, y seré limpio”. El hisopo tipifica a Cristo en Su naturaleza humana, humilde y humillada (1 R. 4:33a; Ex. 12:22a). En el salmo 51:7a el hisopo implica a Cristo como el Mediador y el sacrificio. 2. Que cree en él un corazón puro y que renueve un espíritu firme dentro de él En el versículo 10 David oró: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu firme dentro de mí”. La palabra hebrea aquí traducida “limpio” también puede ser traducida “puro”. David le rogó a Dios que no solamente lo perdonara y purificara sino que también lo renovara. Al pecar envejecemos, pero después de que somos perdonados por Dios podemos ser renovados. Así que, después de disfrutar el perdón de Dios, necesitamos pedirle que nos renueve. Necesitamos orar para que El nos dé un corazón puro y un espíritu firme.

3. Que no lo eche de Su presencia y que no quite el Espíritu de Su santidad En el versículo 11 David añade: “No me eches de delante de Ti, y no quites de mí el Espíritu de Tu santidad”. Necesitamos un corazón nuevo y un espíritu firme, y también necesitamos la presencia de Dios. Si perdemos la presencia de Dios, perdemos todo. La presencia de Dios es en realidad el Espíritu. Cuando el Espíritu se va, la presencia de Dios también se va. 4. Que le restituya el gozo de Su salvación, y que espíritu de buena voluntad le sustente En el versículo 8a David oró: “Hazme oír gozo y alegría”, y en el versículo 12 él pidió: “Restitúyeme el gozo de Tu salvación, y espíritu de buena voluntad me sustente”. Aquí vemos una conexión entre el gozo y la buena voluntad del espíritu. Cuando estamos alegres, también tenemos un espíritu de buena voluntad. Esta es la vida vencedora. Una persona vencida, por el contrario, está triste y no tiene un espíritu de buena voluntad. Si tal persona vencida confiesa su pecado y le pide a Dios por Su perdón, él tendrá el gozo de la salvación de Dios y tendrá también un espíritu de buena voluntad. Es por el gozo de la salvación de Dios que un espíritu de buena voluntad es sustentado dentro de nosotros. 5. Que lo libre de la culpabilidad de haber derramado sangre Finalmente, en los versículos 14 y 15 David le ruega a Dios que lo libre de la culpabilidad de haber derramado sangre para que su lengua cante la justicia de Dios y su boca declare Su alabanza. D. Participa del gozo de Dios en Su casa, Sión, y en Su ciudad, Jerusalén, con ofrendas en Su altar “Haz bien con Tu benevolencia a Sión; edifica los muros de Jerusalén. Entonces te deleitarás en los sacrificios de justicia, en el holocausto y en ofrendas del todo quemadas; entonces ofrecerán novillos sobre Tu altar” (vs. 18-19). Esto indica la participación en el disfrute de Dios en la iglesia local como la casa de Dios y en la iglesia como la ciudad de Dios por medio del Cristo todo-inclusivo como las ofrendas. Si nos arrepentimos, confesamos nuestros pecados y pedimos a Dios Su purificación, tendremos el disfrute de Dios en Cristo, en Su casa, la iglesia local, y en Su ciudad, la iglesia universal. Esto está relacionado con el favor de Dios para con las iglesias locales y

para con la edificación de la iglesia universal. Que esta sea nuestra experiencia práctica cada día.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE VEINTICUATRO LAS EXPRESIONES PIADOSAS DE LOS SALMISTAS EXPRESADAS DESDE SUS COMPLEJOS SENTIMIENTOS MIENTRAS DISFRUTAN A DIOS EN SU CASA SALMOS 52—67 (1) Lectura bíblica: Sal. 52—57 Con respecto a la revelación divina dada en los Salmos, la revelación acerca de Cristo consta de varias estaciones. La última de las estaciones que hemos tratado hasta ahora es el salmo 45, y el siguiente será el salmo 68. Entre el salmo 45 y el salmo 68 hay veintidós salmos. Como ya hemos visto, los salmos del 46 al 48 hablan de la ciudad, y los salmos del 49 al 51 tratan de tres categorías de personas contempladas del punto de vista del disfrute de Dios en Cristo. Pero antes de llegar al salmo 68, necesitamos pasar por dieciséis salmos, y dedicaremos tres mensajes a estos salmos. Salmos 52—67 nos presenta una situación “pantanosa”, un tipo de “fango” que se nos hace difícil cruzar. Pero de todos modos necesitamos pasar por estos dieciséis salmos. En este mensaje veremos Salmos 52—57. Estos salmos fueron valorados por el pueblo de Dios en tiempos antiguos, siendo cada salmo valorado como una “joya”. De otra manera, estos seis salmos no habrían sido incluidos en el libro de los Salmos. Aunque algunos hayan apreciado mucho estos salmos, a mí difícilmente me impresionan. Además, por ser muy parecidos, se me hace difícil ver en qué difieren el uno del otro. Más aún, es difícil saber de qué están hablando. Sin duda, aquí el sentimiento es fuerte, mezclado y complejo. Por lo tanto, estos salmos pueden ser considerados como las expresiones piadosas de los salmistas, expresadas desde sus complejos sentimientos mientras disfrutan a Dios en Su casa. Consideremos ahora estos salmos uno por uno.

I. EL SALMISTA CONDENA AL HOMBRE MALO Y DISFRUTA A DIOS EN SU CASA El encabezamiento del salmo 52 lo llama “Masquil de David, cuando fue Doeg el edomita e informó a Saúl, diciendo: David ha llegado a la casa de Ahimelec”. La palabra “Masquil” tal vez indique que éste es un salmo instructivo. En los primeros siete versículos el salmista condena al hombre malo, y en los últimos dos versículos habla del disfrute que tiene de Dios en Su casa. A. El salmista condena al hombre malo “¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La benignidad de Dios es continua” (v. 1). ¿Quién es el poderoso? ¿Por qué, después de referirse al poderoso, el salmista de repente habla de la benignidad de Dios? Parece que no hubiera conexión aquí. En los versículos del 2 al 7 parece que David, el salmista, está lleno de odio por causa de este poderoso. Aunque David no dice que Dios maldecirá a éste, él dice: “Por tanto, Dios te derribará para siempre, te arrebatará y te arrancará de tu tienda, y te desarraigará de la tierra de los vivientes” (v. 5). Lo dicho por David aquí es muy osado. ¿Cómo puede un hombre piadoso orar de tal manera con respecto a uno de sus perseguidores? B. El salmista disfruta a Dios en la casa de Dios En los versículos 8 y 9 David añade: “Pero yo, como olivo verde en la casa de Dios, confío en la benignidad de Dios eternamente y para siempre. Te daré gracias para siempre, porque has actuado; en presencia de Tus piadosos esperaré en Tu nombre, porque es bueno”. Ya que David reverdecía en la casa de Dios y confiaba en la benignidad de Dios, ¿por qué necesitaba orar tan intensamente en cuanto al poderoso? ¿Qué impresión tenemos de David? Después de leer un salmo como éste, ¿continuaremos considerándolo perfectamente espiritual? Cuando yo era joven, estimaba mucho a David, pero después de estudiar la Biblia por tantos años, mi aprecio por él disminuyó. Por un lado, David disfrutaba a Dios en Su casa, aun como un olivo que reverdece en la morada de Dios; por otro, en su oración él condenaba al hombre malo, pidiendo que Dios lo desarraigara de la tierra de los vivientes. ¿Cómo podía David disfrutar a Dios y al mismo tiempo odiar tanto a uno de sus enemigos? Ciertamente esta mezcla de odio por un enemigo y alabanza a Dios por su disfrute en Su casa no está bien. ¿Cómo podía un hombre piadoso mezclar odio para con su enemigo y alabanza para con Dios en el mismo salmo? Esto fue lo que David hizo en el salmo 52.

II. NINGUNO ENTRE LOS HIJOS DE LOS HOMBRES HACE BIEN, PERO EL SALMISTA DESEA DISFRUTAR A DIOS EN SU SALVACION DESDE SU CASA El encabezamiento del salmo 53 dice: “Al director del coro: según mahalat. Masquil de David”. En cuanto a “mahalat”, el significado del hebreo no es claro. Puede referirse a un tipo de melodía triste. Este salmo instructivo se refiere al tiempo cuando David era atacado por los gentiles. A. Ninguno entre los hijos de los hombres hace el bien En los versículos del 1 al 5 se nos dice que ninguno entre los hijos de los hombres hace el bien. Aquí David está diciendo que ninguno entre los gentiles hace el bien. Este salmo pone a todos los gentiles en una “zanja” y eleva a los judíos al cielo. El versículo 1 dice: “Dice el necio en su corazón: no hay Dios. Se corrompen, y hacen abominable maldad; no hay quien haga el bien”. Este versículo no se refiere a los judíos sino a los gentiles, y aquí el necio es el gentil. Pablo citó este versículo, junto con los versículos 2 y 3 en Romanos 3:10-12, refiriéndose a todos los hombres. En el versículo 4 David añade: “¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Dios no invocan?” Parece que aquí David dice que ésta es la palabra de Dios para los gentiles. B. El salmista desea disfrutar a Dios en Su salvación desde Su casa En el versículo 6 vemos que el salmista deseaba disfrutar a Dios en Su salvación desde Su casa, cuando Dios volviera a Su pueblo de la cautividad. Este versículo dice: “¡Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a Su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel”. Aquí la salvación es sólo para los judíos.

III. EL SALMISTA LE PIDE A DIOS QUE DESTRUYA A SUS ENEMIGOS, MIENTRAS PROCURA PARTICIPAR DE DIOS, DE SU SOCORRO, SUSTENTO Y SALVACION El salmo 54 está en la misma categoría de los salmos 52 y 53. Aquí el salmista le pide a Dios que destruya a sus enemigos, mientras procura participar de Dios, de Su socorro, sustento y salvación. Es difícil creer que un Dios-hombre pudiera hacer tal oración. En el versículo 1 el salmista dice: “Oh Dios, sálvame por Tu nombre, y con Tu poder hazme justicia”. ¿Sobre quién caía el juicio? Según el salmista, debía caer sobre sus enemigos, que eran gentiles. Los versículos 2 y 3 añaden: “Oh Dios, oye mi oración; presta oído a las palabras de mi boca. Porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi alma; no han puesto a Dios delante de sí”. Aquí los extraños son los gentiles. Que los gentiles no pongan a Dios delante de sí significa que no temen a Dios. Según ellos, no hay Dios. En el versículo 4 el salmista añade: “He aquí que Dios es mi auxilio; el Señor está con los que sostienen mi alma”. Aquellos que sostenían el alma del salmista, ayudando a Dios para salvar a David, deben de haber sido judíos. En el versículo 5 el salmista ora por la destrucción de sus enemigos, diciendo: “El devolverá el mal a los que me asechan; destrúyelos por Tu fidelidad”. En vez de pedirle al Señor que tenga misericordia de ellos en Su fidelidad, el salmista ora pidiéndole a Dios que los destruya. Esto no encaja con la espiritualidad del salmista David. Al tipificar a Cristo como el luchador victorioso, está bien que David le pida a Dios que destruya a sus enemigos. Pero en su vivir espiritual, en su espiritualidad, está totalmente incorrecto que él odie a sus enemigos y que le pida a Dios que extermine, que destruya, a sus enemigos. Esto está en contra de la naturaleza de la vida espiritual del pueblo escogido por Dios, e incluso en contra de la palabra santa del Antiguo Testamento. Proverbios 25:21-22 fue citado por el apóstol Pablo en Romanos 12:20. Entonces, no podemos admitir que la espiritualidad de David es perfecta. Luego el salmista dice: “Te ofreceré un sacrificio voluntario; alabaré Tu nombre, oh Jehová, porque es bueno. Porque El me ha librado de toda angustia, y mis ojos miran con aires de triunfo a mis enemigos” (vs. 6-7). ¿Acaso es ésta la oración de un hombre espiritual, o es la expresión de un hombre nublado por su concepto natural? Después de leer tal salmo, ¿seguiremos teniendo a David en alta estima?

He aprendido que no es nada fácil entender la Biblia. En especial, no es fácil tener el entendimiento apropiado de un salmo como el salmo 54. Al estudiar este asunto, la palabra sentimiento usada por John Nelson Darby en relación con los Salmos me ayudó. Darby dice que los salmos son expresiones de los sentimientos de los santos. En cuanto a Salmos 52—57, yo diría que aquí no tenemos meramente los sentimientos de los salmistas sino sus complejos sentimientos. Sus sentimientos son una mezcla. Confiar en Dios está muy bien, y parte del salmo 54 es una expresión de la confianza que David tiene en Dios. Pero ¿cómo podemos justificar la oración ofrecida por David en el mismo salmo, en la cual pide la destrucción de sus enemigos? El los aborrecía tanto que le pidió a Dios que los destruyera. Debemos admitir que en este salmo tenemos una mezcla y que los sentimientos del salmista son complejos. IV. EL SALMISTA PROCURA EXPERIMENTAR LA SALVACION DE DIOS MIENTRAS, BAJO LA OPRESION DE SU ENEMIGO, LE PIDE A DIOS QUE TRATE CON SU ENEMIGO En el salmo 55 el salmista procura experimentar la salvación de Dios, y al mismo tiempo, está bajo la opresión de su enemigo, y le pide a Dios que trate con su enemigo. A. El salmista procura experimentar la salvación de Dios Los versículos 1-2, 4-8, 16-18a, 22 y 23b nos muestran que el salmista está procurando experimentar la salvación de Dios. El versículo 22, un versículo “dorado”, dice: “Echa sobre Jehová tu carga, y El te sustentará; El nunca permitirá que el justo sea sacudido”. Este versículo nos asegura que con Dios estamos seguros, pues El, el soporte, no permitirá que nada nos sacuda. ¿Tiene usted alguna carga que sigue llevando por sí solo? Usted necesita echar su carga sobre Jehová, y El lo sustentará. B. El salmista, bajo la opresión de su enemigo, le pide a Dios que trate con su enemigo basándose en el principio del bien y del mal Mientras estaba bajo la opresión de su enemigo, el salmista le pidió a Dios que tratara con éste (vs. 3, 9-15, 18b-21, 23a). Su petición no estaba basada en el principio de la misericordia y la gracia sino en el principio del bien y el mal. Lo que oró acerca de su enemigo estaba basado en el principio del árbol de la ciencia del bien y del mal.

C. Profetiza acerca de que Judas traicionaría a Cristo El versículo 13 profetiza acerca de que Judas traicionaría a Cristo (41:9; Jn. 13:18). Esto indica que en las expresiones piadosas del salmista había una profecía acerca de Cristo en el lado negativo, donde se considera a Judas, quien traicionó a Cristo, como el enemigo de Cristo. David era el tipo del Cristo sufrido. En la expresión piadosa de su complejo sentimiento acerca del sufrimiento a causa de sus enemigos, él expresó esta profecía aquí, indicando que la traición de Cristo a manos de Judas era parte de los sufrimientos de Cristo. D. El salmista, bajo la persecución de su enemigo, recuerda su disfrute con otros en la casa de Dios Mientras el salmista estaba bajo la opresión y persecución de su enemigo, él recordaba el disfrute que tenía de Dios junto con la multitud en la casa de Dios (Sal. 55:14). Esto tal vez se refiera al disfrute de las fiestas que el pueblo de Israel solía tener tres veces al año (Ex. 23:14-17). V. EL SALMISTA LE PIDE A DIOS QUE DERRIBE A SUS ENEMIGOS, MIENTRAS CONFIA EN DIOS Y DISFRUTA QUE DIOS LO LIBRE DE LA MUERTE Y DE TROPIEZOS A. El salmista le pide a Dios que derribe a sus enemigos “Todo el día ellos tergiversan mis palabras; contra mí son todos sus pensamientos para mal. Se reúnen, se esconden, miran atentamente mis pasos en acecho de mi vida. Por su iniquidad, ¿habrá escape para ellos? Derriba en Tu furor a los pueblos, oh Dios” (Sal. 56:5-7). Por un lado, el salmista confiaba en Dios; por otro, mientras confiaba en Dios, le pedía a Dios que derribara a sus enemigos. Muchos de nosotros hemos hecho la misma cosa. Mientras oramos al Señor pidiendo que nos levante y sostenga, tal vez le pidamos que trate con alguien que nos molesta, quizá nuestro esposo, o nuestra esposa, o nuestro compañero. ¿No ha tenido usted esta clase de oración? Puede ser que a veces tengamos tal sentimiento en nosotros pero no se lo expresemos al Señor en nuestra oración.

B. El salmista confía en Dios y disfruta que Dios lo libre de la muerte y de tropiezos El salmista confiaba en Dios y disfrutaba que Dios lo librara de la muerte y de tropiezos (vs. 1-4, 8-13). En el versículo 8 el salmista dice: “Mis andanzas Tú has contado; pon mis lágrimas en Tu redoma; ¿no están ellas en Tu libro?” Esta palabra de David con respecto a sus lágrimas y la redoma de Dios puede ser una expresión poética hablada como un consuelo para sí mismo bajo el cuidado de Dios. Algunos al leer este versículo tal vez hayan sido consolados al haberse aplicado esta palabra de David a sí mismos. VI. EL SALMISTA SE REGOCIJA POR LA DESGRACIA DE SUS ENEMIGOS, MIENTRAS CONFIA EN DIOS Y DISFRUTA A DIOS EN SU SALVACION, BENIGNIDAD Y FIDELIDAD En Salmos 57:6 el salmista se regocijó por la desgracia de sus enemigos. El salmista hizo esto mientras confiaba en Dios y disfrutaba a Dios en Su salvación, benignidad y fidelidad (vs. 1-5, 7-11). Por un lado, él confiaba en Dios y lo disfrutaba; por otro, él estaba alegre de ver que sus enemigos sufrían. Después de leer estos salmos, me molesta que no hay indicio alguno de que David haya aprendido ninguna lección por haber sufrido bajo los ataques de sus enemigos. No hay ninguna indicación de que David dijera: “Dios, ¿por qué Saúl me persigue? ¿Por qué algunos me atacan? Señor, quiero saber la razón y aprender la lección”. Lo que quiero decir es que las oraciones de David en estos salmos son totalmente diferentes de lo que se enseña en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, cuando Pablo sufría por “un aguijón en la carne” (2 Co. 12:7), le rogó al Señor tres veces que se lo quitara (v. 8). Finalmente, el Señor le dijo: “Bástate Mi gracia; porque Mi poder se perfecciona en la debilidad” (v. 9a). Parece que el Señor dijera a Pablo: “No quitaré el aguijón, y no haré nada para calmar el sufrimiento. Sin el aguijón te levantarías con orgullo por las revelaciones que has recibido de Mí. También, permitiré que el aguijón permanezca para que puedas tener la oportunidad de saber que Mi gracia es suficiente para ti”. Si David hubiera aprendido esta clase de lección, no habría orado pidiendo que el Señor destruyera a sus enemigos. En la actualidad, muchos cristianos, al leer los Salmos, no tienen idea alguna de aprender lecciones. Más bien, ellos ven principalmente dos cosas en estos salmos: primero, que David era bueno, que él era fiel y confiaba en el Señor; segundo, que Dios era bueno y fiel al escuchar a David y responderle. Ellos no ven los defectos y fallas de

David mostrados en cada uno de los salmos tratados en este mensaje. David no aprendió ninguna lección, ni trató con sus defectos por la misericordia y la gracia de Dios. En vez de eso, él oró pidiendo que su enemigo fuera arrancado y desarraigado de la tierra de los vivientes. Al leer estos salmos, necesitamos ser iluminados en cuanto a nuestra situación. Sin duda alguna debemos confiar en Dios. Ciertamente El cuidará de nosotros conforme a Su benignidad y fidelidad. Pero nosotros también necesitamos aprender las lecciones disciplinarias de Dios. Necesitamos descubrir la razón de las oposiciones contra nosotros en nuestro derredor, pues son las disciplinas de Dios para corregirnos, quebrantarnos y derribarnos. No deberíamos orar pidiendo que Dios derribe a otros; nosotros somos los que debemos ser derribados y quebrantados por Dios. No deberíamos tener el defecto, mostrado en casi todos los salmos, de no aprender las lecciones disciplinarias de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE VEINTICINCO LAS EXPRESIONES PIADOSAS DE LOS SALMISTAS EXPRESADAS DESDE SUS COMPLEJOS SENTIMIENTOS MIENTRAS DISFRUTAN A DIOS EN SU CASA SALMOS 52—67 (2) Lectura bíblica: Sal. 58—62 A través de los siglos, muchos cristianos que leen el Antiguo Testamento no han entendido adecuadamente los Salmos. A fin de tener tal entendimiento, especialmente de los salmos escritos por David, necesitamos considerar la situación de David tocante a su lucha contra los enemigos, y su espiritualidad. David fue levantado por Dios para vencer a las naciones, especialmente a los cananeos que estaban alrededor de Israel. En Génesis 15:18 Dios prometió darles a los descendientes de Abraham “esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates”. Después, en Deuteronomio, Moisés les encargó a los hijos de Israel entrar en la tierra de Canaán, poseer la tierra y matar a todos los habitantes de ella, limpiándola así de ídolos. Sin embargo, los hijos de Israel no obedecieron a Dios. Por el contrario, ellos tomaron posesión sólo de una parte de la tierra, y permitieron la permanencia de la mayoría de los enemigos. Como lo indica el libro de Jueces, cuando Israel se debilitó, fue

atacado por las naciones. Varios jueces fueron levantados para vencer a estas naciones, pero los enemigos no fueron totalmente vencidos sino hasta los tiempos de David. David derrotó las naciones circunvecinas y preparó la tierra para el establecimiento del reino de Dios, poniendo a Jerusalén como el centro, la capital, y el lugar donde el templo sería construido. Puesto que David fue levantado por Dios, fue un tipo del Cristo luchador. Mientras Cristo estaba en la tierra, era un Cristo luchador, tipificado por David. Pero como Aquel que descansa en los cielos después de Su ascensión, El es el Cristo de paz, tipificado por Salomón. David a menudo oraba en sus salmos acerca de sus enemigos, y aun le pedía a Dios que los destruyera (54:5). En la medida en que él había sido levantado por Dios para destruir a los enemigos del reino de Dios, él estaba justificado al orar de esta manera. Además, al ser el tipo del Cristo luchador, él debía vencer a los enemigos y matarlos, y debía pedir ayuda a Dios para esto. Sin embargo, necesitamos ver a David no solamente como un tipo del Cristo luchador, sino también en el aspecto de su espiritualidad. Los salmos de David indican que su espiritualidad no era perfecta. En lo que se refiere a la espiritualidad, las oraciones de David acerca de sus enemigos en realidad iban en contra de la enseñanza no sólo del Nuevo Testamento, en el cual se nos dice que amemos a nuestros enemigos (Mt. 5:4348), sino también del Antiguo Testamento. Algunos excusarán a David al decir que no era de esperar que los santos del Antiguo Testamento amaran a sus enemigos, puesto que se justificaba que los odiaran. Esto, sin embargo, no es cierto. Para comprobar esto, le pediré que lea Romanos 12:20. Pablo aquí dice: “Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza”. En realidad este versículo es una cita de Proverbios 25:21 y 22. En ambos lugares “ascuas de fuego” significa amor ardiente. Entonces, aun a los santos de los tiempos del Antiguo Testamento se les encomendó a amar a sus enemigos. No obstante, David oró pidiendo que sus enemigos fueran destruidos, que fueran muertos. Parece que sus oraciones contradicen la palabra dicha por su hijo Salomón en Proverbios 25:21 y 22. El ambiente y espíritu de los salmos de David no tienen que ver con el amor por el enemigo sino con el odio por él. A partir de esto vemos que aunque David era espiritual, no era perfecto en su espiritualidad. Ahora consideremos los salmos 58—62. En nuestro estudio de estos salmos, usaremos como trasfondo las expresiones piadosas del salmista expresadas desde sus complejos sentimientos para conocer las cosas espirituales del Nuevo Testamento.

VII. EL SALMISTA CONDENA A LOS HIJOS DE LOS HOMBRES Y ORA PIDIENDO QUE SEAN DESTRUIDOS En el salmo 58 el salmista condena primero a los hijos de los hombres (vs. 1-5) y luego pide que sean destruidos (vs. 6-11). A. El salmista condena a los hijos de los hombres Al condenar a los hijos de los hombres, David dice que ellos obran iniquidades en su corazón y que sus manos dispensan violencia en la tierra (v. 2). Luego, escribiendo muy poéticamente, los compara con un áspid, la serpiente más venenosa (vs. 4-5). B. El salmista ora pidiendo la destrucción de los impíos En su oración por la destrucción de los impíos, David dice: “Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; quiebra, oh Jehová, los colmillos de los leoncillos” (v. 6). Al continuar, compara a los impíos con el agua que corre y se disipa, con el caracol que se deslíe caminando, y con el abortivo de mujer (vs. 7-8). Luego él proclama: “Se alegrará el justo cuando viere la venganza; sus pies lavará en la sangre del impío” (v. 10). Ciertamente no es una virtud regocijarse al ver venganza. David concluye este salmo diciendo: “Entonces dirán los hombres: Ciertamente hay fruto para el justo; ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra” (v. 11). Aquí “fruto” quiere decir que hay un buen resultado o algún tipo de compensación. ¿Qué le parece a usted el nivel de espiritualidad en este salmo? Yo no puedo apreciarlo mucho. Hay muy pocas cosas buenas aquí. Aun la oración y la alabanza son desagradables. No obstante, es posible que algunos cristianos amen tal salmo y lo sigan ciegamente, algo que yo no puedo hacer. VIII. EL SALMISTA ORA PIDIENDOLE A DIOS QUE LO SALVE DE SUS ENEMIGOS El salmo 59 consta de la oración del salmista en la cual le pide a Dios que lo salve de sus enemigos.

A. El salmista le pide a Dios salvación mientras velaba por Dios El salmista le pide a Dios que lo libre de sus enemigos (vs. 1-3). El le pide a Dios que lo ponga en lo alto, a salvo de aquellos que se levantaron contra él (v. 1b). Los versículos 9 y 10 indican que el salmista oró a Dios mientras velaba. “Fortaleza mía, tengo en Ti los ojos fijos, porque Dios es mi alto refugio. Mi Dios en Su benignidad vendrá a mi encuentro; Dios hará que mire con aires de triunfo a los que me acechan”. B. Le pide a Dios que castigue a las naciones En los versículo del 4 al 8 y del 11 al 15, el salmista le pide a Dios que castigue a las naciones. Le pide a Dios que despierte (v. 4b) y que no tenga misericordia de todos los que pérfidamente comenten iniquidad (v. 5b). El prosigue y le pide a Jehová que los disperse con Su poder y los abata (v. 11). Luego ora: “Acábalos con furor, acábalos, para que no sean; y sépase que Dios gobierna en Jacob hasta los fines de la tierra” (v. 13). C. El salmista alaba a Dios En los versículos 16 y 17 tenemos la alabanza que el salmista ofrece a Dios. Aquí David dice: “Pero yo cantaré de Tu poder, y aclamaré de mañana Tu benevolencia; porque has sido mi alto refugio y refugio en el día de mi angustia. Fortaleza mía, a Ti cantaré salmos; porque Dios es mi alto refugio, mi Dios de benevolencia”. Esta es una muy buena alabanza, pero está antecedida por muchos versículos que están llenos de acusación y condenación. IX. EL SALMISTA ORA A DIOS PIDIENDOLE QUE LO RESTAURE En el salmo 60 tenemos la oración que el salmista ofreció a Dios pidiendo su restauración. Este salmo también incluye la exultación de Dios en la promesa a Su pueblo en cuanto a la posesión de la tierra y la oración del salmista en la que pide ser librado del adversario. A. El salmista ora a Dios pidiendo restauración En los versículos del 1 al 5 tenemos la oración del salmista en la que pide la restauración de Dios. En el versículo 5 el salmista ora y dice: “Para que se libren Tus amados, salva con Tu diestra, y respóndenos”.

B. Dios exulta en la promesa hecha a Su pueblo de que ellos poseerían la tierra Los versículos del 6 al 8 se refieren a la exultación de Dios en la promesa hecha a Su pueblo de que ellos poseerían la tierra. En el versículo 6a el salmista dice: “Dios ha dicho en Su santidad”. La palabra hebrea “santidad” también puede ser traducida “lugar santo”. En Su santidad, o lugar santo, Dios dijo que exultaría, y que dividiría a Siquem y mediría el valle de Sucot. El declaró que Galaad y Manases son Suyos, que Efraín es el yelmo de Su cabeza, que Judá es el cetro, que Moab es la vasija para lavarse, que sobre Edom echaría Su calzado y que Filistea debe clamar a gritos por El. Aquí el salmista expresa su esperanza de que Dios someta a las naciones vecinas y le restaure a Su pueblo su posesión. En cuanto al establecimiento del reino de Dios en la tierra, la esperanza del salmista puede ser justificada. Sin embargo, espiritualmente hablando, es difícil justificar lo que el salmista dice aquí. C. El salmista ora a Dios pidiéndole liberación del adversario Los versículos del 9 al 12 constan de la oración que el salmista ofrece a Dios donde le pide que lo libre del adversario. Los versículos 11 y 12 dicen: “Danos socorro contra el adversario, porque vana es la salvación de los hombres. En Dios haremos proezas, y El hollará a nuestros adversarios”. El salmista pide que le vaya bien a Israel y que le vaya mal a los enemigos. Este es el principio en todos estos salmos. X. EL SALMISTA DISFRUTA A DIOS EN LA CASA DE DIOS El salmo 61 trata del disfrute que el salmista tiene de Dios en la casa de Dios. A. Disfruta a Dios como su refugio morando en la tienda de Dios En los versículos del 1 al 5 vemos que el salmista disfrutaba a Dios como su refugio morando en la tienda de Dios bajo la cubierta de Sus alas. Los versículos 3 y 4 dicen: “Porque Tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo. Que yo habite en Tu tienda para siempre; y me refugie en la cubierta de Tus alas”. Esto indica que el salmista disfrutaba a Dios en Su casa a tal punto que deseaba morar en la tienda de Dios para siempre. Esto nos muestra que el salmista tenía una estrecha relación con Dios. El versículo 5 sigue diciendo: “Porque Tú, oh Dios, has oído mis votos; me has dado la heredad de los que temen Tu nombre”. Aquí el pensamiento del salmista es que él era

uno que temía a Jehová, por lo tanto, tenía parte de la herencia de Dios. El temía el nombre de Dios, y Dios le dio una porción de la herencia. B. Le pide a Dios que añada días a sus días Desde el versículo 6 al 8 el salmista le pide a Dios que añada días a sus días. “Días sobre días añadirás al rey; sean sus años como generación tras generación. Que esté para siempre delante de Dios; ponle por guardia la benignidad y la fidelidad” (vs. 6-7). No es fácil traducir del hebreo la palabra “ponle” en el versículo 7. Algunas versiones dicen “prepara”, y Darby dice “concede”. El salmista no solamente pide a Dios que le dé la benignidad y la fidelidad, sino que se las ponga por guardia. “Entonces cantaré salmos a Tu nombre para siempre, pagando mis votos día tras día” (v. 8). Parece buena la palabra del salmista aquí, pero en realidad envuelve un tipo de transacción comercial entre él y Dios. Dios le pone por guardia la benignidad y la fidelidad, y luego el salmista le devuelve a Dios cantando salmos a Su nombre. Esto quiere decir que el canto de salmos al nombre de Dios es el “pago” del salmista por su “compra” de la benignidad y fidelidad de Dios. Aquí el salmista actúa de cierta manera como un negociante. En principio, tal vez nosotros hagamos lo mismo hoy. Por ejemplo oremos: “Señor, te alabamos, porque Tú nos amas mucho”. Esta alabanza es una especie de transacción comercial. ¿Qué haríamos si, según nosotros, Dios no nos amara tanto? El amor verdadero no es un asunto de recibir sino de solamente dar. Si nosotros amamos esperando recibir algo a cambio, eso no es el amor genuino; es comercio, negocio. Pedro tenía ese concepto comercial en Mateo 19. Después de que el Señor Jesús había hablado acerca del camino por el cual el rico podría entrar en el reino, Pedro le respondió: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué pues tendremos?” (v. 27). Pedro, igual que el salmista, pensaba en términos comerciales. Si él hubiera dicho: “Señor, no importa lo que pase, te seguiré amando”, eso habría sido amor verdadero. XI. EL SALMISTA DISFRUTA A DIOS COMO SU ALTO REFUGIO El tema del salmo 62 es el disfrute que el salmista tiene de Dios como su alto refugio. A. El salmista disfruta a Dios Los versículos del 1 al 7 hablan del disfrute que el salmista tiene de Dios. En el versículo 2 él dice: “El solamente es mi roca y mi salvación; es mi alto refugio, no seré sacudido”.

El repite estas palabras en el versículo 6. Esto es bueno, pero no se puede comparar con la enseñanza del Nuevo Testamento. B. El salmista aconseja al pueblo En los versículos del 8 al 12 tenemos el consejo del salmista para la gente. El versículo 8 dice: “Confiad en El en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de El vuestro corazón; Dios es nuestro refugio”. El prosigue diciendo que los hombres de bajo nivel son sólo vapor y los hombres de alto nivel, una mentira. Luego da este consejo: “No confiéis en la opresión, ni os envanezcáis con la rapiña; si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ella” (v. 10). Este consejo acerca de la riqueza es buena, pero no es tan buena como la palabra de Pablo en 1 Timoteo 6. El salmista concluye diciendo: “Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: que de Dios es el poder, y Tuya, oh Señor, es la benignidad; porque Tú pagas a cada uno conforme a su obra” (62:11-12). En alguna medida esta palabra parece buena, pero su nivel espiritual es muy bajo comparado con el del Nuevo Testamento. Los salmos que hemos tratado en este mensaje pueden servir como trasfondo para ayudarnos a entender las verdaderas cosas espirituales reveladas en el Nuevo Testamento. Estos salmos tienen que ver con el comportamiento humano ético, por lo tanto les falta peso espiritual. Aquí en Salmos no tenemos por ninguna parte una palabra acerca de vivir y andar conforme al espíritu. Pero en Romanos 8:4 Pablo habla acerca de andar en el espíritu, y en Gálatas 5:25 dice: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. Además, en Filipenses 3:10 él dice: “A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la comunión en Sus padecimientos, configurándome a Su muerte”. No hay nada en los Salmos que se compare con esto. Por el contrario, Salmos habla de cosas como ser justo y recto, y sostener nuestra integridad. Necesitamos ver, sin embargo, que la equidad, la rectitud y la integridad no constituyen la espiritualidad. La espiritualidad es el Espíritu. Ya que el Espíritu es el único que es espiritual, todo lo que tengamos aparte del Espíritu no es espiritual. Como creyentes neotestamentarios, no está bien que tomemos, sin el discernimiento adecuado, todas las expresiones piadosas de los salmistas expresadas desde sus complejos sentimientos. Debemos usar sus piadosas expresiones como trasfondo para conocer las cosas espirituales del Nuevo Testamento. Necesitamos ver el contraste entre Salmos y la espiritualidad revelada en el Nuevo Testamento. No debemos ir tras la equidad, la rectitud y la integridad que vemos en los Salmos. En vez de eso, debemos ir tras la genuina espiritualidad que vemos en el Nuevo Testamento; una espiritualidad

que es en realidad la vida divina vivida en nosotros por el abundante suministro del Espíritu. Esta es la verdadera espiritualidad. Si practicamos tal espiritualidad, no oraremos pidiendo que el Señor destruya a nuestros enemigos. Por el contrario, oraremos: “Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Señor, ten misericordia de ellos para que se puedan arrepentir y así te reciban y crean en Ti”. No deberíamos seguir ciegamente los salmos, pues no son el modelo absoluto que está al nivel del Nuevo Testamento que nosotros debemos seguir. En vez de seguir los salmos, deberíamos apreciar por la ayuda que nos dan al ser un trasfondo para la revelación del Cristo todo-inclusivo. Cristo es la centralidad y universalidad de la economía de Dios, y El es el perfecto que debemos seguir. De nuestro estudio bíblico, podemos ver que tanto en los tiempos del Antiguo Testamento como en los del Nuevo Testamento, muchos, incluyendo a los más piadosos, se han descarriado por la mala aplicación de la palabra de Dios. Algunos se han descarriado tanto, como dijo el Señor Jesús, que pensaron que al matar a los creyentes rendían servicio a Dios (Jn. 16:2). A través de los siglos, muchos cristianos destacados se han descarriado por la mala aplicación de la Biblia. De esto podemos ver que no deberíamos seguir la Biblia sin tener la adecuada percepción de los orígenes, los cursos, las líneas y los principios de la Biblia. Nosotros debemos conocer los orígenes, los cursos, las líneas y los principios de la Biblia si queremos entenderla en la manera correcta. En 2 Timoteo 2:15 Pablo le encomendó a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. Usar bien la palabra de verdad significa exponer la palabra de Dios en sus varias partes correcta y rectamente sin distorsión alguna. Esto es lo que yo estoy tratando de hacer al ayudarlos a conocer la Palabra conforme a sus líneas y principios. Si yo no amara el libro de los Salmos, no lo habría estudiado tanto. Sin embargo, quisiera recalcar el hecho de que la función de los Salmos no está al nivel de la enseñanza neotestamentaria. Con respecto a las profecías tocantes a Cristo, los salmos son sobresalientes, pero con respecto a otros asuntos los salmos están por debajo del nivel de la enseñanza neotestamentaria. Los salmos nos aconsejan confiar en Dios, tener confianza en Dios y esperar en El. Tal vez sea bueno, pero está muy por debajo del nivel espiritual del Nuevo Testamento. La espiritualidad del Nuevo Testamento incluye la cruz, la resurrección, la vida eterna de Dios, el Espíritu vivificante y la aplicación del Espíritu del Dios Triuno a nuestro ser para mezclar la divinidad con la humanidad en el cumplimiento de la economía eterna de Dios en cuanto a la iglesia. Este es el nivel espiritual del Nuevo Testamento; el nivel espiritual de los salmos es muy inferior.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE VEINTISEIS LAS EXPRESIONES PIADOSAS DE LOS SALMISTAS EXPRESADAS DESDE SUS COMPLEJOS SENTIMIENTOS MIENTRAS DISFRUTAN A DIOS EN SU CASA SALMOS 52—67 (3) Lectura bíblica: Sal. 63—67 Nuestro aprecio de la Biblia, especialmente de Salmos, depende del tipo de discernimiento que tengamos. Así como el discernimiento y aprecio de una persona madura difiere de la de un niño, así nuestro aprecio de la Biblia difiere conforme a nuestro grado de experiencia, entendimiento y madurez espiritual. Hay una gran diferencia entre lo que un abuelo valora y aprecia, y lo que un niño de dos años valora y aprecia. Supongamos que hay varias cosas frente a nosotros. De entre estas cosas el niño tal vez aprecie una caja redonda, pequeña, hermosa y vacía, pero para el abuelo esta caja y todas las cosas que ve ante él no tienen ningún valor. Lo que él aprecia y desea es un gran diamante. Esto demuestra que nosotros apreciamos las cosas conforme a nuestra madurez y capacidad de discernir lo que tiene verdadero valor. Mientras algunos aprecian Efesios 3, un capítulo acerca de la economía eterna de Dios y de la predicación de las inescrutables riquezas de Cristo a los gentiles según el plan de Dios de producir la iglesia, otros tal vez aprecien una porción como la de Salmos 65:11-13, que habla de cómo Dios corona el año con Sus bienes, de cómo Sus sendas destilan grosura, los collados se ciñen de alegría, y los valles dan voces de júbilo y cantan. En este mensaje veremos Salmos 63—67. Al leer estos salmos, necesitamos ejercitar un discernimiento adecuado para poder ver cómo se comparan estos salmos con el nivel de la enseñanza neotestamentaria. XII. EL SALMISTA COMPARA EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOS EN LA CASA DE DIOS, CON EL CASTIGO DE SUS ENEMIGOS En el salmo 63 el salmista compara el disfrute de Dios que tiene en la casa de Dios, con el castigo de sus enemigos. Por un lado, el salmista valora el disfrute de Dios; y por otro, él también se alegra de que Dios castigue a sus enemigos.

A. El salmista busca a Dios En los versículos del 1 al 4 el salmista dice: “Dios, Dios mío eres Tú; con diligencia te busco; mi alma tiene sed de Ti, mi carne languidece anhelándote a Ti, en tierra seca y agotada donde no hay aguas; así como te he mirado en el santuario, para ver Tu poder y Tu gloria. Porque mejor es Tu benignidad que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré mientras viva; en Tu nombre alzaré mis manos”. Buscar a Dios y tener sed de El es muy bueno. Sin embargo, necesitamos preguntar: ¿Para qué buscamos a Dios? ¿Para qué tenemos sed de Dios? En nuestra búsqueda y anhelo de Dios, ¿buscamos algo de gran valor espiritual? ¿Para qué estaba el salmista buscando a Dios? ¿Buscaba a Cristo? ¿Buscaba a la Trinidad Divina o al Espíritu vivificante? Más bien parece que el salmista buscaba la benignidad de Dios (v. 3). El estilo poético aquí es maravillo, pero el contenido es muy limitado. No obstante, es posible que algunos de los lectores de estos versículos los estimen mucho. B. El salmista disfruta a Dios En los versículos del 5 al 8 tenemos el disfrute que el salmista tiene de Dios. El declara que su alma está satisfecha con la rica grosura, y que cuando recuerda a Dios mientras está en su lecho y medita en El en las vigilias de la noche, su boca lo alaba con labios de júbilo (vs. 5-6). En los versículos 7 y 8 el salmista dice: “Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de Tus alas canto gozoso. Mi alma se aferra a Ti; Tu diestra me sostiene”. Lo más precioso aquí es la sombra de las alas de Dios. C. El castigo de los enemigos del salmista En los versículos del 9 al 11 el salmista concluye que Dios ejecuta sobre sus enemigos. ¿Qué ha encontrado usted en este salmo que tenga algún valor? Tal vez usted señale la búsqueda de Dios. Sí, debemos tener un corazón que busca a Dios, pero ¿le satisface esto a usted? En mi opinión, a este salmo le falta bastante contenido. XIII. EL SALMISTA SE QUEJA DEL PLAN MALIGNO DE SU ENEMIGO, Y DIOS JUZGA A LOS MALHECHORES En el salmo 64 tenemos la queja del salmista acerca del plan maligno de su enemigo, y el juicio de Dios para con los malhechores.

A. El salmista se queja del plan maligno de su enemigo En los versículos 1 y 2 el salmista le pide a Dios que oiga la voz de su queja, que guarde su vida del temor del enemigo, y que lo esconda del consejo secreto de los malhechores. Los malhechores afilaron su lengua como una espada y lanzaron la saeta, su palabra amarga, para asaetear a escondidas al íntegro (vs. 3-4). Al usar la palabra “íntegro” el salmista indica que él se considera a sí mismo perfecto, alguien que nadie debería odiar. Luego el salmista habla de sus enemigos, diciendo: “Se aferran a sus propósitos malignos, y planean esconder trampas, y dicen: ¿Quién las ha de ver? Traman injusticias, diciendo: Estamos listos con una trama bien concebida; y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo” (vs. 5-6). B. Dios juzga a los malhechores En los dos versículos siguientes, el salmista proclama el juicio de Dios sobre los malhechores. “Mas Dios los herirá con saeta; de repente serán heridos. Sus propias lenguas los harán caer; todos los que los vean menearán la cabeza”. El salmista estaba muy contento por esto. C. El justo se regocijará en Jehová y se refugia en El “Entonces temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios, y considerarán Sus hechos. Se alegrará el justo en Jehová, y se refugiará en El; y se gloriarán todos los rectos de corazón” (vs. 9-10). Esto indica que el salmista se consideraba a sí mismo no solamente perfecto sino también justo y recto de corazón. Como el salmo anterior, este salmo no tiene contenido. Es difícil encontrar algo aquí que tenga algún valor espiritual. XIV. EL SALMISTA ALABA A DIOS POR EL DISFRUTE QUE TIENE DE EL EN LA CASA DE DIOS Y POR LA BONDAD DE DIOS EN LA TIERRA PARA CON EL HOMBRE En el salmo 65 tenemos primero la alabanza que el salmista ofrece a Dios por el disfrute que tiene de Dios en Su casa (vs. 1-4), y luego alaba a Dios por Su bondad en la tierra para con el hombre (vs. 5-13).

A. El salmista alaba a Dios por el disfrute que tiene de Dios en la casa de Dios En su alabanza a Dios, el salmista dice: “Las iniquidades prevalecen contra mí; mas nuestras transgresiones Tú las perdonarás. Bienaventurado el que Tú escoges y atraes a Ti, para que habite en Tus atrios; seremos saciados del bien de Tu casa, de Tu santo templo” (vs. 3-4). Literalmente, la palabra hebrea traducida “iniquidades” significa “casos de iniquidades” o “asuntos de iniquidades”. Aquí David dice que Dios debería recordar las iniquidades de los enemigos de David, pero que debería hacer propiciación por sus transgresiones. Lo que dijo acerca de morar en los atrios de Dios y de ser satisfecho con los bienes de Su casa está bien, pero una vez más hay que preguntar: “¿Para qué moramos en los atrios de Dios?” B. El salmista alaba a Dios por Su bondad en la tierra para con el hombre Al alabar a Dios por Su bondad en la tierra para con el hombre, el salmista dice: “Visitas la tierra, y la riegas; en gran manera la enriqueces; el río de Dios está lleno de agua. Preparas el grano de los hombres, porque así preparas la tierra. Haces que se empapen sus surcos, haces descender sus crestas; la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos” (vs. 9-10). ¿Qué significa la expresión poética “el río de Dios”? Tal vez se refiera al agua que hay en el aire, a la fuente de la lluvia que cae sobre la tierra para que pueda producir grano en el beneficio del hombre. ¿Qué se puede sacar del salmo 65? Algunos tal vez aprecien la buena poesía, pero ¿qué es lo que usted recibe de lo que dice el salmista acerca del grano, los surcos y las crestas? El contenido de este salmo no se puede comparar con el capítulo cuatro de Efesios, que habla acerca de guardar la unidad del Espíritu y que revela que el Cuerpo es una entidad mezclada con el Dios Triuno. XV. EL SALMISTA ACONSEJA A TODA LA TIERRA QUE ALABE A DIOS, AGRADECE A DIOS POR EL PASADO, Y RECUERDA LAS OBRAS DE GRACIA DE DIOS PARA CON EL El salmo 66 habla de tres cosas: el salmista aconseja a toda la tierra que alabe a Dios (vs. 1-4), agradece a Dios por el pasado (vs. 5-15), y recuerda las obras de gracia de Dios para con él (vs. 16-20).

A. El salmista aconseja a toda la tierra que alabe a Dios El salmista empieza aconsejando a la tierra a que alabe con alegría a Dios, que cante la gloria de Su nombre, que haga gloriosa Su alabanza y que diga a Dios: “¡Cuán asombrosas son Tus obras!” (vs. 1-3). Luego le dice a Dios que toda la tierra le adorará y cantará salmos a Su nombre (v. 4). B. El salmista agradece a Dios por el pasado Al expresar su agradecimiento para con Dios por el pasado, el salmista dice que Dios volvió el mar en seco (v. 6), que señorea con Su poder para siempre (v. 7), que conservó en vida el alma de ellos (v. 9), y que los sacó en abundancia (v. 12). Luego el salmista dice: “Entraré en Tu casa con holocaustos; te pagaré mis votos, que pronunciaron mis labios y habló mi boca, cuando estaba angustiado. Holocausto de animales engordados te ofreceré, con sahumerio de carneros; te sacrificaré bueyes con machos cabríos” (vs. 13-15). Estos versículos indican que el salmista está comprometido en un negocio. Sus ofrendas son sus pagos a Dios por Su bondad. Primero, el salmista recibe la bondad de Dios y luego paga por ella con sus ofrendas. C. El salmista recuerda las obras de gracia de Dios para con él “Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho por mi alma” (v. 16). El salmista luego concluye este salmo al recordar las obras de gracia que Dios hizo por él. Al hacer esto, él de nuevo habla de la benignidad de Dios (v. 20). XVI. EL SALMISTA LE RUEGA A DIOS QUE LE DE MAS GRACIA Y BENDICION, Y ACONSEJA A TODAS LAS NACIONES QUE ALABEN A DIOS En el salmo 67 el salmista ruega a Dios que le dé más gracia y bendición (vs. 1-2, 6-7) y aconseja a todas las naciones que alaben a Dios (vs. 3-5). A. El salmista le ruega a Dios que le dé más gracia y bendición En los versículos 1 y 2 el salmista le pide a Dios que sea propicio para con ellos, que los bendiga y que Su rostro resplandezca sobre ellos, para que sea conocido Su camino en la tierra, y Su salvación entre todas las naciones. En los versículos 6 y 7 declara: “La tierra

ha dado su fruto; nos bendice Dios, el Dios nuestro. Dios nos bendice; y lo temerán todos los términos de la tierra”. B. El salmista aconseja a todas las naciones que alaben a Dios por Su juicio equitativo y por Su guía bondadosa En los versículos del 3 al 5 el salmista aconseja a las naciones que alaben a Dios por Su juicio equitativo y Su guía bondadosa. En el versículo 4 dice: “Regocíjense y canten de alegría las naciones, porque juzgarás los pueblos con equidad, y guiarás las naciones en la tierra”. Puesto que la Biblia tiene sesenta y seis libros, todos necesitamos aprender a ejercitar el discernimiento al leer la Biblia. A fin de entender los Salmos, necesitamos todos los demás libros. Esto significa que a fin de evaluar los Salmos apropiadamente, necesitamos considerar libros como Génesis, Levítico, Mateo, Juan, y las catorce epístolas de Pablo. Si leemos los Salmos a la luz de lo revelado en la epístolas de Pablo, veremos que el contenido de los Salmos está por debajo del nivel de la enseñanza neotestamentaria. Aquí me gustaría enfatizar un asunto que he mencionado muchas veces; la revelación divina en la Biblia es progresiva. Los Salmos están en el medio de este proceso, y por lo tanto están por debajo del nivel del Nuevo Testamento. Sin embargo, sin los primeros libros no podemos ver el valor de los últimos libros. Supongamos que usted lee todo el Antiguo Testamento y luego estudia las epístolas de Pablo. Si hace esto, usted verá que las epístolas de Pablo son una mina profunda llena de oro y piedras preciosas. Si después de estudiar los escritos de Pablo por mucho tiempo usted se vuelve a los Salmos, verá por comparación que los Salmos no tienen muchos tesoros. Sin embargo, esto no significa que no haya nada para valorar en los Salmos. En algunos de los salmos tenemos una maravillosa revelación acerca de Cristo como la centralidad y la universalidad de la economía de Dios. Aunque la revelación de Cristo en el Nuevo Testamento sobrepasa a la de los Salmos, algunos aspectos de esta revelación están revelados en una manera particular en los Salmos. Por ejemplo, Salmos 2:7 revela que Cristo nació en Su resurrección como Hijo de Dios, y este versículo es citado en Hechos 13:33. Esto quiere decir que sin Hechos 13 no podemos entender el salmo 2 y que sin el salmo 2 no podemos proclamar, como lo hace el Nuevo Testamento, que Cristo como el unigénito Hijo de Dios nació en Su resurrección para ser el primogénito Hijo de Dios. De aquí vemos que necesitamos tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo.

A fin de aprender algo, necesitamos la capacidad para aprender y la debida instrucción que nos ayude a aprender. Los estudiantes universitarios pueden estudiar de un mismo libro, pero cuánto aprendan ellos diferirá conforme a su capacidad y al tipo de enseñanza que reciben de sus profesores. Aquellos que tienen menos capacidad aprenderán menos que aquellos que tienen más capacidad. Hebreos 5 nos muestra que nuestra capacidad para aprender cosas espirituales se incrementa con el ejercicio. Por medio del ejercicio, nuestra capacidad de entender la Biblia crece y se desarrolla. En particular, llegamos a entender la Biblia según sus líneas y principios gobernantes. Yo creo que si de corazón tenemos el deseo de permanecer en el ministerio del Señor en Su recobro actual, con el tiempo cambiará la manera en que vemos las cosas, y también cambiará nuestra capacidad, nuestro entendimiento de la Palabra y nuestro discernimiento de las cosas espirituales. A fin de tener el aprecio apropiado de Salmos 63—67, necesitamos ver la revelación de la economía de Dios. La economía eterna de Dios consiste en impartirse a Sí mismo en el hombre y dispensar Sus riquezas en el interior del hombre (Ef. 3:8-9) para ser su vida y su suministro de vida. Por Su vida y el abundante suministro de Su Espíritu vivificante (Fil. 1:19b), el hombre lo puede vivir y magnificar (Fil. 1:20-21a) para Su manifestación (1 Ti. 3:16). De esta manera, todo Su pueblo escogido puede ser corporativamente Su expresión como Su plenitud, Su organismo, la iglesia (Ef. 3:19-21). No obstante, en los cinco salmos tratados en este mensaje, no podemos ver nada de tal tipo de espiritualidad. Estos salmos sólo tratan las alabanzas que los salmistas ofrecen a Dios por Su bondad para con ellos, la preocupación que tiene el salmista por su seguridad personal y prosperidad en sus negocios, el cuidado de Dios para con él, y la confianza que pone en Dios. Todas estas cosas son buenas. Pero lo bueno a menudo reemplaza lo mejor, se opone a lo mejor e incluso es enemigo de lo mejor. Muchas personas que buscan al Señor son detenidas por estas cosas buenas y no tienen el deseo de buscar al Señor en mayor medida para tener lo mejor de El y así participar del abundante suministro del Espíritu vivificante a fin de poder vivir y magnificar a Cristo para la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:12, 16) y para el cumplimiento del eterno propósito de Dios. Entonces, al estudiar los Salmos, por un lado, deberemos recibir todas las revelaciones acerca de Cristo como la centralidad y universalidad de la economía de Dios, pero, por otro, debemos discernir que los salmos son expresiones piadosas que los salmistas expresaron desde sus conceptos naturales, y algunos están basados en el principio del bien y del mal, y no en el principio de la vida divina. Todas estas expresiones están muy por debajo de los requisitos de la nueva creación (Gá. 6:15).

Como resultado del estudio de los Salmos, deberemos tener un mayor aprecio por las epístolas de Pablo. El nivel de revelación de las epístolas de Pablo es elevado no sólo en comparación con los Salmos sino también con los cuatro Evangelios y con Hechos. Por ejemplo, la expresión el Cuerpo de Cristo, usada por Pablo, no se encuentra en los Evangelios ni en Hechos. El Cuerpo de Cristo no es simplemente una composición de Sus creyentes, sino que en realidad es un organismo producido por el dispensar del propio Dios Triuno en los creyentes para hacer de ellos su complemento. Como resultado de este dispensar, Cristo no es sólo la Cabeza del Cuerpo sino también el Cuerpo mismo (1 Co. 12:12), el nuevo hombre. En cuanto a la iglesia como nuevo hombre, Colosenses 3:10 y 11 revelan que “Cristo es todo y en todo”. En el nuevo hombre sólo hay lugar para Cristo. El es todos los miembros del nuevo hombre y está en todos los miembros. El es todo en el nuevo hombre y, en realidad, es el nuevo hombre. Si no creemos que Cristo es nosotros y está en nosotros, entonces no hemos visto aún la revelación acerca del nuevo hombre en el Nuevo Testamento. Necesitamos conocer a Cristo a tal grado de que nos demos cuenta de que El es nosotros y está en nosotros. El está dentro de nosotros para hacernos uno con El. Alabamos al Señor porque tenemos tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento. Tenemos los Salmos y tenemos los otros sesenta y cinco libros de la Biblia con los cuales podemos comparar los Salmos. Cuanto más comparemos, más veremos que la revelación divina que se ve en la Biblia es progresiva, y más apreciaremos el nivel de espiritualidad revelada en el Nuevo Testamento.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE VEINTISIETE CRISTO COMO CENTRO DEL MOVER DE DIOS EN LA TIERRA (1) Lectura bíblica: Sal. 68:1-18; Nm. 9:15a; 10:35; Ef. 4:8; 11-12; 6:12; 2:22 En este mensaje comenzaremos a estudiar el salmo 68. Al llegar a este salmo, debemos considerarlo como el salmo más elevado de los ciento cincuenta salmos. El salmo 68 es extremadamente difícil de entender. Como por ejemplo los versículos del 11b al 13. “Había grande hueste de las que llevaban buenas nuevas. Huyen, huyen reyes de ejércitos, y la que se queda en casa reparte los despojos. Aunque os recostéis entre los tiestos, habrá alas de palomas cubiertas de plata, y sus plumas de amarillez de oro”.

¿Quienes son las que llevan buenas nuevas y son una gran hueste? ¿Quién es la que se queda en casa y reparte despojos? Parece no haber antecedente aquí. ¿A quién se refiere? Además, ¿a quiénes se refiere donde dice “os recostéis entre los tiestos”? También debemos preguntar por las alas de palomas cubiertas de plata y sus plumas de amarillez de oro. Debemos admitir que nos es difícil conocer y entender lo que quieren decir estas cosas. Como veremos, la paloma, la plata y el oro se refieren al Dios Triuno. La paloma se refiere al Espíritu de Dios; en tipología la plata se refiere a Cristo como el Redentor que efectuó la redención para la obra salvadora de Dios; y el oro se refiere a Dios en Su naturaleza. Aquí el oro es amarillo verdoso; el verde se refiere a la vida divina y el amarillo a la gloria divina. Entonces, el amarillo verdoso del oro se refiere a Dios en Su naturaleza, quien reluce en Su vida y gloria. Aquí tenemos al Dios Triuno —el Espíritu, Cristo y Dios— con todos Sus logros para que nosotros lo podamos disfrutar. El versículo 12 habla de repartir los despojos. ¿Cuál es este despojo? Es algo obtenido como resultado de una pelea o batalla. En Su muerte, resurrección y ascensión, Cristo peleó la batalla y el despojo obtenido por El se ha convertido en nuestro disfrute. Cristo ganó algo de despojo en cada paso de Su lucha; El obtuvo el despojo en Su muerte, en Su resurrección y en Su ascensión, en el cual, según Colosenses 2, los principados y potestades trataron de detenerlo. El despojo obtenido por Cristo es en realidad el Dios Triuno. Esto quiere decir que el despojo en el versículo 12 es el Espíritu como la paloma, Cristo el Hijo como la plata, y Dios el Padre como el oro. Para mostrar mejor lo difícil que es entender el salmo 68, consideremos también los versículos del 25 al 27. “Los cantores van delante, los músicos detrás; en medio las doncellas con panderos. Bendecid a Dios en las congregaciones; a Jehová, vosotros de la fuente de Israel. Allí está Benjamín, el más pequeño, señoreador de ellos, y los príncipes de Judá en su congregación; los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí”. ¿Entiende usted todo esto? ¿Por qué se mencionan sólo cuatro nombres de las doce tribus —Benjamín, Judá, Zabulón y Neftalí— y no los de las otras tribus? Una vez más, debemos reconocer que este asunto es difícil de entender. Es todavía más difícil entender la razón por la cual el salmo 68 fue escrito. ¿Por qué fue escrito este salmo, y por qué fue compuesto de esta manera? A fin de responder a esta pregunta, necesitamos considerar cómo empieza el salmo. El versículo 1 dice: “Levántese Dios, sean esparcidos Sus enemigos, y huyan de Su presencia los que le aborrecen”. Esta es una cita de la oración de Moisés en Números 10:35, expresada cuando el arca salió del monte Sinaí.

Después de que Moisés condujo a los hijos de Israel al monte Sinaí, ellos permanecieron allí bastante tiempo. Durante ese tiempo, Dios les decretó Su ley por medio de Moisés. Sin embargo, lo más importante que ocurrió en ese tiempo no fue la promulgación de la ley sino que Dios encomendó a Moisés edificar el tabernáculo y el arca, el altar del incienso, el candelero, la mesa de la proposición, el lavacro, el altar y todos los utensilios. ¿Cuál era el propósito de Dios al dar la ley y encomendarle a Moisés que edificara el arca y el tabernáculo con todo su mobiliario? La ley fue dada con el propósito de exponer y someter a Israel. Dios quería usar la ley para exponer la debilidad, incapacidad, defectos y faltas del pueblo a fin de hacerles ver que ellos eran pecaminosos y no podían hacer nada por El. Así, la ley fue dada para convencerlos de esto y también para condenarlos. Exodo 19 habla de la experiencia de los hijos de Israel en el monte Sinaí. Por un lado, ellos temían, pues habían escuchado los truenos, habían visto los rayos y la nube espesa, y percibieron la presencia de Dios con ellos en el monte. Por otro lado, estaban orgullosos de todas estas cosas acerca de Dios. Cuando Moisés les expuso todas las palabras que Dios le había encomendado, el pueblo respondió: “Todo lo que Jehová ha dicho, haremos” (v. 8). Moisés transmitió al Señor lo que el pueblo dijo, y luego el Señor promulgó la ley. Aun antes de que fuera promulgada la ley a los hijos de Israel, ellos quebrantaron los Diez Mandamientos y pecaron adorando el becerro de oro. Cuando Moisés supo de esto, se enojó y quebró las dos tablas de piedra. Lo que queremos decir aquí es que la ley fue dada a fin de exponer al pueblo de Israel, para convencerlos, condenarlos y someterlos, y hacerles ver que ellos no podían hacer nada para agradar a Dios. Este fue el propósito de Dios al dar la ley. Ahora necesitamos ver el propósito de Dios acerca de la edificación del tabernáculo. Dios quería que los hijos de Israel le edificaran un tabernáculo para morar entre ellos, y ellos se pudieran relacionar con El y aun morar en El. Sin embargo, por ser pecaminosos, ellos necesitaban un altar para tratar sus pecados. Además, ellos necesitaban la mesa de la proposición para la comida espiritual, el candelero para la luz espiritual y el altar del incienso para poder orar al Señor. El tabernáculo edificado y erigido en el monte Sinaí era un tipo de Cristo, el verdadero tabernáculo. El verdadero tabernáculo fue establecido por medio de la encarnación de Cristo. Juan 1:14 nos dice que el Verbo, que era Dios, se hizo carne y fijo tabernáculo entre nosotros, lleno de gracia y de verdad. Mientras que el tabernáculo edificado por Israel bajo la dirección de Moisés era un tipo, o una sombra, Jesucristo, el Dios encarnado, es el tabernáculo verdadero cuyo fin es ser la morada de Dios en la tierra y el medio por el cual el pueblo de Dios lo pueda tocar y pueda morar con El.

Los hijos de Israel, durante sus años en el desierto, sólo se ocupaban de la ley y el tabernáculo con el altar, el lavacro, la mesa de la proposición, el candelero, el altar del incienso y el arca. Siempre que llegaba el momento de viajar, ellos empacaban el tabernáculo, su mobiliario y sus utensilios y los llevaban en su viaje. Con el tiempo se detenían, y el tabernáculo con todo lo relacionado con él era erigido de nuevo. El pueblo también tenía que presentar varias ofrendas a Dios. De otra manera, ellos habrían sido condenados por la ley a causa de sus pecados al quebrar los mandamientos de Dios. Sin embargo, la sangre de la ofrenda por el pecado, la cual era rociada sobre la cubierta del arca, satisfacía los requerimientos de la ley y permitía que el pueblo estuviera en paz con Dios y que tuviera contacto con El. Antes de la encarnación de Cristo, Dios no hizo nada para cumplir Su economía neotestamentaria. En el Antiguo Testamento, Dios llamó a Abraham y lo escogió a él y a su descendencia para que fuesen Su pueblo, la raza que El llamó. Siglos más tarde, Dios condujo al pueblo de Israel al monte Sinaí para entrenarlos y ayudarlos a conocer su pecado y así convencerlos y someterlos. Mientras que la ley dada por medio de Moisés era una realidad, el tabernáculo con todo su mobiliario y utensilios era un tipo de Cristo. No obstante, Dios podía morar en ese tabernáculo, y el pueblo podía tener contacto con El. A través del resto del Antiguo Testamento, en todos los libros de historia y en los profetas, Dios continuó exponiendo a Israel. El los expuso en Josué y en Jueces; los expuso en los libros de Samuel y de Reyes; y los expuso en Isaías, Jeremías y en los demás profetas, tanto menores como mayores. Parece que Dios no se movió sino hizo una sola cosa: expuso al pueblo de Israel. El mover de Dios sobre la tierra para Su economía neotestamentaria empezó con la encarnación, la venida de Dios como el Hijo para encarnarse. La encarnación fue el establecimiento del tabernáculo verdadero y viviente. Entonces, el Cristo encarnado era el tabernáculo verdadero en el cual Dios moraba y por el cual El podía moverse en la tierra. Comenzando con la encarnación, Dios empezó a moverse, a caminar, sobre la tierra para Su economía neotestamentaria. El anduvo en la tierra por treinta y tres años y medio, luego, después de Su muerte y resurrección, ascendió a los cielos. El mover de Dios en Cristo está descrito en Salmos 68:1-18. Hemos visto que la primera parte del versículo 1 dice: “Levántese Dios”, y Dios se levantó para moverse. ¿Por medio de qué se movió Dios? El se movió por medio del tabernáculo. Sin el tabernáculo, Dios no se podía mover. Esto indica que Dios se mueve en Cristo y por medio de Cristo. Sin Cristo, Dios no se puede mover en la tierra. En Cristo el Dios Triuno hizo un largo “viaje”, un viaje que duró treinta y tres años y medio, y que concluyó con la ascensión de Cristo al tercer cielo.

En tipología este viaje, este mover, de Dios para Su economía neotestamentaria está descrito en Salmos 68 como el viaje que hizo Dios con Israel desde Sinaí hasta Sion. Sinaí era el lugar donde fue dada la ley, y Sion era el destino del “viajero” Dios Triuno y Su pueblo. Al considerar esto, necesitamos darnos cuenta que ha habido dos viajes: un viaje en tipología y un viaje en realidad. El viaje tipológico fue el que hizo Dios con Israel desde Sinaí a través del desierto hasta Sion. El viaje verdadero, el mover verdadero de Dios sobre la tierra, fue el viaje que hizo Dios en Cristo como el tabernáculo verdadero que empezó desde la encarnación y terminó con la ascensión a Sion la celestial. En el salmo 68 tenemos el tipo del viaje de Dios, y en el Nuevo Testamento tenemos el hecho y la realidad. El verdadero viaje o mover de Dios sobre la tierra fue Su mover en Cristo, el tabernáculo verdadero con el arca verdadera. A fin de entender este viaje verdadero, necesitamos estudiar el salmo 68, un salmo que nos ayuda a ver que la vida personal de Cristo desde Su encarnación hasta Su ascensión fue un viaje, el mover del Dios Triuno. Si vemos esto, estamos listos para considerar los primeros dieciocho versículos del salmo 68 en detalle. El salmo 68 es el pico máximo de la revelación divina acerca de Cristo en todos los salmos. Está escrito en poesía, con tipos y señales, y describe los nueve pasos del mover de Dios sobre la tierra en Cristo, la incorporación toda-inclusiva del Dios Triuno. I. DIOS SE MUEVE EN EL TABERNACULO, SU MORADA, CON EL ARCA, COMO CENTRO El salmo 68 trata del mover de Dios en el tabernáculo (que tipifica a Cristo), que es Su morada con el arca (que tipifica a Cristo), como centro. El tabernáculo con el arca viajó en medio de los hijos de Israel por cuarenta años hasta que llegó a Sion. Este viaje era un tipo, una sombra, del verdadero mover de Dios sobre la tierra. A. Después de promulgar la ley para exponer, convencer y condenar a Israel Este mover comenzó después de la promulgación de la ley para exponer, convencer y condenar a Israel. Esto quiere decir que el mover de Dios en el tabernáculo empezó después de que Dios ganara al pueblo que había sido preparado por la ley y que había entrenado bajo la ley para que estuviera de acuerdo con El.

B. Después de erigir el tabernáculo del arca Este mover de Dios empezó después de erigir el tabernáculo del arca, lo cual indica la encarnación de Cristo como la morada de Dios sobre la tierra en la cual El mismo es el centro para el mover de Dios en Su economía (Jn. 1:14a; Nm. 9:15a). Esto significa que Dios pudo moverse sobre la tierra solamente después de haber establecido un camino, el arca con el tabernáculo, en el cual El podía estar con Su pueblo y ellos podían relacionarse con El y estar con El. En el Antiguo Testamento tenemos el tipo, pero en el Nuevo Testamento tenemos a Cristo como la realidad del tabernáculo del arca. C. En medio de Israel Su elegido El mover de Dios en el tabernáculo se dio en medio de Israel Su elegido. D. Desde Sinaí por el desierto hasta el monte de Sion Este mover empezó desde Sinaí, lo caul indica que provino de la ley (Sal. 68:8b, 17b), por el desierto, que representa la tierra (vs. 4b, 7b), y va hasta el monte de Sion, la morada de Dios (v. 16), que representa la morada de Dios en los cielos (Ef. 4:8a). E. Israel, el elegido de Dios, triunfa en Dios Salmos 68:4 dice: “Cantad a Dios, cantad salmos a Su nombre; abrid paso al que cabalga por los desiertos. Jah es Su nombre; exultad delante de El”. Esto indica que Israel, el elegido de Dios, triunfó en Dios, quien cabalgaba por los desiertos, y también exultó delante de El. En la actualidad debemos triunfar y exultar en el mover de Dios sobre la tierra, en Su mover de la encarnación a la ascensión. II. LA VICTORIA DE DIOS EN CRISTO COMO CENTRO, TIPIFICADO POR EL ARCA A. La oración de Moisés: que Jehová se levante En el versículo 1 tenemos la oración de Moisés, representante de los elegidos de Dios, en la cual le pide a Jehová que se levante y esparza a Sus enemigos (v. 14). Los enemigos aquí tipifican a Satanás y sus huestes en los lugares celestiales (Ef. 6:12). Esta oración era en realidad la aspiración de todo el pueblo elegido de Dios.

1. Los reyes de los ejércitos enemigos huyen “Huyen, huyen reyes de ejércitos” (Sal. 68:12a). Estos reyes, que fueron vencidos y esparcidos, tipifican a Satanás y las potestades (Ef. 6:12). 2. Una gran hueste de mujeres de Israel lleva las buenas nuevas “Había grande hueste de las que llevaban buenas nuevas” (Sal. 68:11b). Estas mujeres de Israel representan a los débiles. Como creyentes, somos débiles, no podemos hacer otra cosa que llevar, predicar, las buenas nuevas. 3. La que se queda en casa reparte los despojos “Y la que se queda en casa reparte los despojos” (v. 12b). El femenino “la” aquí es colectivo y se refiere a las mujeres del versículo 11. Quedarse en casa significa no trabajar. Los despojos representan todas las ganancias del cumplimiento, consumación, logro y obtención de Cristo que fueron lo que El obtuvo en la victoria de Su muerte, resurrección y ascensión. Estos despojos incluyen las alas de palomas cubiertas de plata y plumas de amarillo verdoso de oro. a. Aunque ellas se recuesten entre los rebaños Ellas dividirán el despojo aunque se recuesten entre los rebaños (v. 13a). El pronombre “os” en el versículo 13a se refiere al artículo femenino “la” del versículo 12 y a las mujeres del versículo 11. Recostarse entre los rebaños significa descansar en la provisión de Dios y en Su cuidado por Sus elegidos. b. Hay cuatro aspectos El versículo 13b nos muestra que hay cuatro aspectos entre los despojos. 1) Alas de palomas

Las alas de palomas representan el poder del Espíritu para moverse.

2) La plata blanca

Las alas de paloma están cubiertas de plata. La plata representa a Cristo en Su redención para nuestra justificación, la cual es indicada por el color blanco, el color de aprobación. 3) Plumas

Estas son las plumas del extremo de las alas del ave. Las plumas le dan al ave fuerza para remontarse en vuelo. Entonces, en el versículo 13b “sus plumas” representan el poder del Espíritu para remontarse. 4) El resplandor amarillo verdoso del oro

El resplandor amarillo verdoso del oro con el cual las plumas están cubiertas representa el brillo de la naturaleza de Dios en la vida y la gloria divinas. 5) El contenido de los cuatro aspectos son en realidad el Dios Triuno y todos los aspectos de Su salvación completa, plena y todo-inclusiva

El contenido de los cuatro aspectos anteriores, que son el botín que Cristo llevó en Su victoria para el disfrute de los elegidos de Dios, son en realidad el Dios Triuno y todos los aspectos de Su salvación completa, plena y todo-inclusiva. La “paloma” representa al Espíritu con Su poder para moverse y remontarse; la “plata blanca” representa a Cristo con Su redención todo-inclusiva que justifica a Sus creyentes dándoles así la entrada en Su salvación plena; y el “resplandor amarillo verdoso del oro” representa a Dios en Su brillante naturaleza con Su vida y gloria. Tanto Cristo como Dios son traídos por el poder del Espíritu: Cristo es traído por el poder del Espíritu para moverse, y Dios es traído por el poder del Espíritu para remontarse por los aires. 6) Los elegidos de Dios disfrutan los aspectos anteriores como su correspondiente porción en Cristo, y los anuncian a otros como buenas nuevas

El versículo 11 indica que los elegidos de Dios disfrutan todos los aspectos anteriores como su porción en Cristo y los anuncian a otros como las buenas nuevas. Por un lado, somos la grande hueste de mujeres que llevan, predican, las buenas nuevas. Por otro, sosegadamente disfrutamos nuestra porción en Cristo, el Dios Triuno: el Espíritu como la paloma, Cristo el Hijo como la plata, y Dios el Padre como el oro. El Espíritu como la paloma se mueve con Cristo como la plata y con Dios como el oro. Mientras predicamos

las buenas nuevas, disfrutamos al Dios Triuno como los despojos que Cristo obtuvo para nosotros. B. Cristo lleva cautivos a aquellos que estaban bajo cautiverio El versículo 18a dice: “Llevó cautivos a los que estaban bajo cautiverio”. Aquí “los que estaban bajo cautiverio” se refiere a los creyentes de Cristo. Antes de ser salvos, éramos pecadores y enemigos de Dios, y habíamos estado bajo el cautiverio de Satanás y encarcelados. Eramos “los que estaban bajo cautiverio”. Pero Cristo venció a Satanás y capturó a Sus cautivos, y nos incluyó a nosotros. Luego, como un general que lleva a Sus cautivos, Cristo en Su ascensión a los cielos nos llevó al Padre. III. LA ASCENSION DE CRISTO El salmo 68 habla acerca de la ascensión de Cristo (v. 18a; Ef. 4:8a). A. Asciende a lo alto Salmos 68:18a dice: “Subiste a lo alto”. Esto se refiere a la cumbre del universo (cfr. Is. 14:13b). B. Lleva cautivos a aquellos que estaban bajo cautiverio, que fueron incluidos en el séquito de enemigos vencidos Como hemos dicho, Cristo en Su ascensión llevó cautivos a aquellos que estaban bajo cautiverio. Ahora, necesitamos ver que éstos, los redimidos de Cristo, están incluidos en el séquito de enemigos vencidos. El Nuevo Testamento ampliado considera que “llevó cautiva la cautividad” (Ef. 4:8) significa “llevó un séquito de enemigos vencidos”. En la ascensión de Cristo había una procesión de estos enemigos vencidos, llevados como cautivos de guerra, para la celebración de la victoria de Cristo. Aunque, como Colosenses 2 lo indica, los espíritus malignos trataron de retener a Cristo en Su ascensión, aún así, Cristo ascendió al Padre llevando un séquito de enemigos vencidos. El no fue ante el Padre con las manos vacías sino con muchos enemigos vencidos que le seguían. IV. CRISTO RECIBE LOS DONES El salmo 68:18 también revela que Cristo recibe los dones.

A. Toma los dones de entre los hombres, aun de entre los rebeldes “Tomaste dones de entre los hombres, aun los rebeldes” (v. 18b) Cuando Cristo ascendió al Padre, El presentó al Padre a todos los que había capturado y se los entregó. El Padre luego devolvió a todos estos capturados a Cristo, haciendo de cada uno de ellos un don para Cristo. Todos nosotros estábamos cautivos por Satanás en su prisión, pero fuimos capturados por Cristo, presentados por Cristo al Padre, y luego dados a Cristo por el Padre como dones. Aunque como dones seamos diferentes en tamaño y calidad, todos somos dones que el Padre dio al Cristo ascendido. B. Los dones vinieron a ser los creyentes dotados Los dones recibidos por Cristo vinieron a ser los creyentes dotados, o sea, los apóstoles, profetas, evangelistas y pastores y maestros (Ef. 4:11). No deberemos creer la mentira de que no somos un don o que no hemos sido dotados. Toda persona salva es un creyente dotado. V. LA EDIFICACION DE LA MORADA DE DIOS La última parte de Salmos 68:18 dice: “Para que habite entre ellos Jehová Dios”. Esto indica que Cristo usa todos los dones para edificar la morada de Dios. La morada aquí representa a la iglesia como habitación de Dios (Ef. 2:22). Como lo revela Efesios 4, todos los dones hacen la misma obra del ministerio para edificar el Cuerpo de Cristo como morada de Dios en la tierra. A. Los dones como personas dotadas son edificados juntamente a fin de ser la morada para Dios Los dones, las personas dotadas, o sea, los creyentes en Cristo, son edificados juntamente a fin de ser la morada para Dios. Esta morada representa a la iglesia, el Cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-12).

B. Esta morada también es la habitación de los creyentes “Padre de huérfanos y Defensor de viudas es Dios en Su santa morada. Dios hace habitar en familia a los solitarios” (Sal. 68:5-6a). Aquí vemos que la morada de Dios es también la habitación de los creyentes, los necesitados, los solitarios y los oprimidos. En la actualidad todos somos necesitados (huérfanos y viudas), oprimidos (prisioneros) y solitarios, y la iglesia es nuestra morada. La iglesia es un edificio que incluye a tales personas. C. La morada de Dios es edificada sobre el monte de Sion “Monte poderoso, monte de Basán; monte de muchos picos, monte de Basán. ¿Por qué miráis con envidia, oh monte de muchos picos, al monte que deseó Dios para Su morada? Ciertamente Jehová habitará en él para siempre” (vs. 15-16). El “monte que deseó Dios para Su morada” es el monte de Sion. La morada de Dios es edificada sobre el monte de Sion, el cual representa el pico del universo, los cielos. La iglesia edificada está en los cielos. Sea que estemos edificados en los cielos o en la tierra depende si hemos sido edificados o no. Si no hemos sido edificados, somos terrenales. Si hemos sido edificados, somos celestiales. Siempre que los santos de una localidad estén divididos y esparcidos, están en la tierra o, peor aún, debajo de la tierra. Pero siempre que los santos de una localidad estén edificados, están en los cielos. Esto es un aspecto de las maravillas que hay en la economía neotestamentaria de Dios, en Su mover en Cristo desde la encarnación hasta la ascensión.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE VEINTIOCHO CRISTO COMO CENTRO DEL MOVER DE DIOS EN LA TIERRA (2) Lectura bíblica: Sal. 68:18-35 El salmo 68 tiene dos secciones principales. Los versículos del 1 al 18 forman la primera sección, y los versículos del 19 al 35 forman la segunda sección. Como ya veremos, cada

sección tiene un centro. Antes de que pasemos a explicar cuál es el centro de la primera sección, consideremos una vez más el mover de Dios en la tierra. En todo el universo, Dios tiene un solo mover. La era del Antiguo Testamento en realidad no era un tiempo en el que Dios se podía mover, sino un tiempo para preparar Su mover. Las actividades de Dios desde Génesis hasta Malaquías eran parte de esta preparación. Como ejemplo, podemos considerar la preparación necesaria para abrir una tienda. La tienda puede estar edificada y amoblada pero no estar abierta al público. Todos los preparativos se han hecho, pero el dueño de la tienda aún no ha comenzado el negocio. Análogamente, la era del Antiguo Testamento fue un tiempo en el cual Dios hizo los preparativos para abrir el “negocio” de la economía divina. La economía de Dios consiste principalmente en forjarse a Sí mismo en Su pueblo escogido y redimido a fin de ser uno con ellos y hacerlos a ellos uno con El. En Su economía Dios incluso se mezcla con Su pueblo para ser una sola entidad con ellos. En cuanto a esto, la Biblia dice que el que se une al Señor, un espíritu es con El (1 Co. 6:17). El es el Espíritu; El hizo un espíritu en nosotros, y ahora el Espíritu divino y el espíritu humano regenerado se han mezclado para ser un solo espíritu. ¡Qué maravilloso! Tal mezcla no ocurrió en el Antiguo Testamento, porque el Antiguo Testamento fue sólo el tiempo de la preparación de Dios. El preparó los cielos para la tierra, la tierra para el hombre y el hombre con espíritu para Dios (Zac. 12:1). Así, el hombre fue preparado por Dios para llevar a cabo el negocio de la economía de Dios. Dios se tomó como dos mil años, desde Abraham hasta Cristo, para preparar al pueblo de Israel. Considere toda la obra que Dios hizo con Israel a través de todo el Antiguo Testamento. Comenzando con Abraham en Génesis y continuando hasta finalizar con Malaquías, Dios hizo muchas cosas para poder llevar a cabo Su economía. El cumplimiento de la economía de Dios en realidad comenzó con la encarnación de Cristo. Juan 1:14 dice que el Verbo se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros. Esto indica que la encarnación introdujo el tabernáculo verdadero y viviente, que era Cristo mismo como la incorporación del Dios Triuno. El tabernáculo físico erigido por Moisés era un tipo, una sombra; no era el verdadero tabernáculo. Tanto el tabernáculo como el arca eran tipos de Cristo. Sin embrago, sin ese tipo, Dios no podría haber tenido, con los hijos de Israel, un tipo de Su mover sobre la tierra en Cristo. El mover de Dios en el tabernáculo con el arca desde el monte Sinaí hasta el monte de Sion era un tipo de Su mover en Cristo desde la encarnación hasta la ascensión. En el Sinaí Dios preparó a los hijos de Israel para Su mover en el tabernáculo con el arca. Dios envió a Moisés a Egipto para sacarlos de allí y llevarlos a Sinaí, y allí Dios los

entrenó por bastante tiempo. Primero, Dios dio la ley a fin de probarlos, exponerlos, persuadirlos, convencerlos y someterlos. Finalmente, después de ser sometidos, fueron entrenados para ser un pueblo santo, un pueblo santificado para Dios a fin de que El pudiera morar y moverse en medio de ellos. Cuando el tabernáculo fue erigido, el pueblo había sido entrenado y preparado como un ejército para el mover de Dios. Entonces Moisés, el representante de Israel, oró diciendo: “Levántese Dios, sean esparcidos Sus enemigos, y huyan de Su presencia los que le aborrecen” (Sal. 68:1; Nm. 10:35). Inmediatamente, Dios comenzó a moverse con Su pueblo por el desierto. A la postre, el arca ascendió al monte de Sion y fue colocada en el templo, que había sido edificado para reemplazar al tabernáculo. Este era el mover de Dios en el Antiguo Testamento, un tipo que indicaba que un día Dios se movería sobre la tierra en Cristo como el tabernáculo verdadero. Después de haber estado en la tierra por treinta y tres años y medio, Cristo fue crucificado, resucitó y ascendió a los cielos. Como el ascendido, Cristo sigue trabajando en nosotros, el pueblo de Dios, para hacernos una nueva creación, o sea, para producir la nueva creación a partir de la vieja creación. Esto no es tan simple, y no se puede lograr en un corto tiempo. Muchos de nosotros podemos testificar que, aunque hemos estado por muchos años en el Señor, no somos tan espirituales y aún estamos siendo renovados, santificados y transformados. Necesitamos que Cristo siga trabajando en nosotros por medio de Su ministerio celestial. Incluso Pablo tuvo que esperar hasta el final de su vida para poder decir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Ti. 4:7). Espero que algún día todos podamos decir lo mismo. Por ahora, el Señor se sigue moviendo en los cielos para hacernos totalmente la nueva creación y llevarnos de la tierra a los cielos. Ahora trataremos de explicar cuál es el centro de la primera sección del salmo 68. El centro de esta sección es, las alas de paloma cubiertas de plata y sus plumas de amarillo verdoso de oro (v. 13). Las alas de paloma representan el poder del Espíritu para moverse; la plata representa a Cristo en Su redención para nuestra justificación; y el amarillo verdoso de oro representa a Dios en Su naturaleza brillante en Su vida y gloria. Aquí tenemos al Dios Triuno con todos Sus logros para nuestro disfrute. Las alas de paloma cubiertas de plata y sus plumas de amarillo verdoso de oro son el despojo mencionado en el versículo 12. Algunos tal vez se pregunten cómo el Dios Triuno podría ser el botín. Para entender esto necesitamos ver que al hablar de despojo nos referimos a algo obtenido, o recogido, como resultado de una batalla ganada. Cristo peleó la batalla en Su muerte, resurrección y ascensión, y ciertamente El obtuvo un botín como resultado. ¿Qué fue lo que El obtuvo a causa de Su victoria? El obtuvo las

riquezas del Dios Triuno para nosotros. En el mismo momento que confesamos nuestros pecados y creímos en Cristo, recibimos al Espíritu con Dios, Cristo y la vida divina: las riquezas, el despojo, obtenidas por Cristo por medio de Su victoria. Nosotros, por ser los que hemos creído en el Señor Jesús, ganamos lo que El ha obtenido. Ganamos a Dios; ganamos al Espíritu; ganamos la vida divina; y ganamos al Cristo todo-inclusivo como la incorporación del Dios Triuno. Esto quiere decir que en Cristo ganamos al Dios Triuno procesado y consumado como botín para nuestro disfrute. Ahora, día a día, estamos disfrutando la paloma, la plata y el oro. Este es el centro de la primera sección del salmo 68. Ahora consideremos la segunda sección de este salmo. VI. EL DISFRUTE QUE TENEMOS DE DIOS EN SU CASA En la primera sección se tratan cinco asuntos: el mover de Dios en la tierra, la victoria de Dios en Cristo, la ascensión de Cristo, Cristo recibe los dones y Cristo edifica la casa de Dios. Esto nos lleva al primer punto de la segunda sección: el disfrute de Dios en Su casa (vs. 19-23). A. Después de edificar la morada de Dios El disfrute de Dios en Su casa viene después de la edificación de Su morada, la iglesia (v. 18b). B. Disfrutamos el hecho de que Dios nos colme de bien El versículo 19a dice: “Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios”. ¿Qué son estos “beneficios” de los cuales Dios nos colma cada día? Estos beneficios, como el “bien” de Romanos 8:28, no se refieren a las cosas materiales como por ejemplo una buena casa o un buen auto; más bien, se refieren al Dios Triuno: las alas de paloma cubiertas de plata y sus plumas cubiertas de oro. Esto significa que Dios nos está colmando diariamente de El mismo. C. Disfrutamos a Dios como nuestra salvación y liberación “Dios es nuestra salvación. Dios, el Dios nuestro es un Dios de liberación, y de Jehová el Señor es el liberar de la muerte” (vs. 19b-20). Esto revela que en la casa de Dios nosotros

disfrutamos a Dios como nuestra salvación y liberación; con El están las salidas, la escapatoria, incluso de la muerte. Sólo Dios nos puede dar el escape para huir y escapar de la muerte porque Dios es vida. Cuando lo disfrutamos a El como nuestra vida, nos escapamos de la muerte. En realidad, la salida de la muerte es Dios mismo. D. Disfrutamos la victoria de Dios sobre los enemigos Los versículos del 21 al 23 revelan que en la casa de Dios también disfrutamos Su victoria sobre Sus enemigos. Por ejemplo, el versículo 21 dice: “Ciertamente Dios herirá la cabeza de Sus enemigos, la testa cabelluda del que camina en sus culpas”. VII. LA ALABANZA A DIOS En los versículos del 24 al 28 tenemos la alabanza a Dios. A. La alabanza a Dios por haber visto los enemigos Sus salidas en el santuario “Vieron Tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario” (v. 24). Aquí “vieron” se refiere a los enemigos, a los incrédulos; “caminos” se refiere a las actividades de Dios; y “santuario” se refiere a la iglesia. A fin de poder apreciar esta parte del salmo 68, necesitamos estar familiarizados con el trasfondo. En el monte Sinaí Dios dio la ley y le mandó a Moisés que construyera el tabernáculo con el arca y con todo el mobiliario. La erección del tabernáculo era una especie de ceremonia. Todos los hijos de Israel eran congregados y, cuando todo estaba listo, el arca era introducida. Yo creo que, como el versículo 25 lo indica, mientras el arca era introducida en el tabernáculo, había una procesión de doncellas y cantores que iban delante del arca. Y por detrás había otro grupo, compuesto no de doncellas sino de los varones de las tribus de Benjamín, Judá, Zabulón y Neftalí (v. 27). Este mover del arca era una actividad de Dios, pues Dios estaba con el arca. Entonces, la actividad del arca era la actividad de Dios. Más aún, puesto que Israel había estado por mucho tiempo en Sinaí, es posible que los pueblos de las regiones vecinas hubieran oído que algo importante estaba ocurriendo y hubieran venido a ver qué era lo que estaba pasando. Por lo tanto, probablemente esta ceremonia pudo ser observada no sólo por los hijos de Israel sino también por muchos gentiles que habían venido a ver la ceremonia.

B. De parte de las doncellas, que van tocando panderos “Los cantores van delante, los músicos detrás; en medio las doncellas con panderos” (v. 25). Aquí la alabanza viene de las mujeres, de las doncellas, mientras los cantores van por delante y los músicos por detrás. En este versículo las “doncellas” representan a los creyentes. C. La bendición ofrecida a Dios en las congregaciones por los hombres, quienes son la fuente de Israel “Bendecid a Dios en las congregaciones; a Jehová, vosotros de la fuente de Israel. Allí está Benjamín, el más pequeño, señoreador de ellos, y los príncipes de Judá en su congregación; los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí. Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros” (vs. 26-28). Aquí tenemos la bendición ofrecida a Dios por los hombres, que representan a los fuertes. D. Una escena en la tipología que presenta un cuadro acerca de la economía neotestamentaria de Dios En la alabanza que le ofrecen a Dios Sus escogidos, hay una escena en la tipología que presenta un cuadro acerca de la economía neotestamentaria de Dios en la realización de la obra redentora de Dios para Su salvación por medio de Cristo, y en la propagación de las buenas nuevas de lo que Cristo logró con las palabras hermosas del evangelio. 1. El pequeño Benjamín El versículo 27 habla acerca del “pequeño Benjamín”. a. Como varón de dolores, Benoni Benjamín también se llamaba Benoni. Este nombre, que se lo dio su madre Raquel mientras ella moría en el parto, significa “hijo de mi tristeza” (Gn. 35:18a). Como hijo de tristeza, Benoni, Benjamín tipifica a Cristo que, como el Varón de dolores en Su encarnación y vivir humano sobre la tierra, efectuó la redención eterna de Dios para Su plena salvación.

b. El hijo de la mano derecha, Benjamín Aunque Raquel llamó a su hijo Benoni, Jacob inmediatamente cambió el nombre del niño a Benjamín, que significa “hijo de mi mano derecha” (v. 18b). Estar a la diestra es estar en la posición de gloria y honra. Como hijo de la mano derecha, Benjamín tipifica a Cristo que, como Hijo de la mano derecha de Dios en Su resurrección, victoria y ascensión, ministra en los cielos para llevar a cabo la aplicación de la redención de Dios para Su salvación. Cristo se encarnó para ser Benoni, el Varón de dolores, pero en la resurrección El se convirtió en Benjamín, el Hijo de la mano derecha de Dios en gloria y honra. 2. Los príncipes de Judá El salmo 68:27 habla también acerca de los príncipes de Judá. Judá es el león que tiene el poder y el cetro, y él es la paz (Siloh) para el pueblo de Dios (Ap. 5:5a; Gn. 49:8-10). a. Tipifican a Cristo como la victoria y la paz para el pueblo de Dios Mientras que Benjamín tipifica a Cristo especialmente en Su humanidad, Judá tipifica a Cristo principalmente en Su divinidad. En Su divinidad, Cristo no es un varón de dolores sino un león con poder y autoridad (representado por el cetro). Específicamente, Judá tipifica a Cristo como la victoria para el pueblo de Dios y la paz del pueblo de Dios. En la aplicación de la redención, Cristo es nuestra paz. b. Como la tribu real, acompañada siempre por Benjamín, la tribu guerrera Judá, la tribu real, iba acompañada siempre por Benjamín, la tribu guerrera (Gn. 49:27), para el reino de Dios sobre la tierra. En tipología Judá y Benjamín, que estaban unidos geográficamente, forman un grupo que está relacionado con el cumplimiento y la aplicación de la obra redentora de Cristo para la salvación de Dios. En el caso de Benjamín, el énfasis está en el cumplimiento de la redención; en el de Judá, el énfasis está en la aplicación (en la ascensión de Cristo) de la redención. 3. Los príncipes de Zabulón Salmos 68:27 continúa con los príncipes de Zabulón. Puesto que Zabulón mora en puertos marinos (Galilea) como puerto de naves (Gn. 49:13), tipifica a Cristo como el “puerto” de los evangelistas para el transporte y la extensión del evangelio de Dios. El evangelio se ha logrado, pero existe la necesidad de la extensión del evangelio por medio

de las “naves”. El día de Pentecostés, por lo menos ciento veinte naves evange-lísticas, todas las cuales eran galileas, zarparon para extender el evangelio. 4. Los príncipes de Neftalí Finalmente, Salmos 68:27 habla de los príncipes de Neftalí. Génesis 49:21 nos dice que Neftalí es una cierva suelta, que pronuncia dichos hermosos. a. Tipifican a Cristo, Aquel que fue librado de la muerte en resurrección y que pronuncia dichos hermosos para la predicación de Su evangelio Neftalí tipifica a Cristo como Aquel que fue librado de la muerte en resurrección, representado por la “cierva suelta” (Sal. 22, título; Cnt. 2:8-9), y pronuncia dichos hermosos para la predicación de Su evangelio (Mt. 28:18-20). Cristo vino en resurrección a Sus discípulos y les encomendó que hicieran discípulos de las naciones. b. Tanto el pueblo de Zabulón como el de Neftalí fueron galileos Tanto el pueblo de Zabulón como el de Neftalí eran hombres de Galilea (Mt. 4:12-17; Hch. 1:11), de donde el evangelio de Cristo se esparció, se predicó y se propagó. c. Zabulón y Neftalí forman un solo grupo en la tipología Zabulón y Neftalí forman un solo grupo en la tipología para la extensión y propagación de las buenas nuevas de la redención de Cristo para la salvación de Dios. Tal vez usted se pregunte por qué solamente cuatro de las doce tribus de Israel son mencionadas en Salmos 68:27. Esto se debe a que en la tipología sólo se necesitan cuatro, pues estos cuatro son los más adecuados. Así como el centro de la primera sección de este salmo trata del Dios Triuno tipificado por la paloma, la plata y el oro, así también el centro de la segunda sección trata de las cuatro tribus: Benjamín, Judá, Zabulón y Neftalí. Los dos primeros (Benjamín y Judá) forman un grupo que está relacionado con el cumplimiento y la aplicación de la redención; los otros dos (Zabulón y Neftalí) forman un grupo que está relacionado con la predicación, la extensión y la propagación del evangelio. Al considerar los centros de las dos secciones del salmo 68, podemos ver que el Dios Triuno como botín de Cristo ha llegado a ser nuestro disfrute, y también podemos ver que la redención de Cristo se ha

cumplido con miras a la obra salvadora de Dios, para que esta redención lograda sea aplicada a nosotros, y para que la palabra acerca de la salvación de Dios sea esparcida a todas partes. VIII. SE EXTIENDE A LA CIUDAD DE DIOS Lo que sigue en el salmo 68 es la extensión del templo en la ciudad de Dios. A. La confirmación de lo que Dios ha hecho para Sus escogidos “Confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros. Por razón de Tu templo en Jerusalén” (vs. 28b-29a). Esto indica que después de que Dios confirma lo que ha hecho para Sus escogidos, la influencia del disfrute que tienen de Dios en Su casa se extiende a toda la ciudad de Jerusalén por causa de la casa de Dios que está en Jerusalén. B. La casa de Dios representa la iglesia local, y la ciudad de Jerusalén representa el reino La casa de Dios representa la iglesia local, y la ciudad de Jerusalén representa el reino, la confirmación y la salva-guarda de la iglesia. IX. LA TIERRA ES RECUPERADA PARA DIOS El salmo 68 concluye con una palabra acerca de recuperar la tierra para Dios. A. La influencia del disfrute de Dios recupera toda la tierra para Dios La influencia del disfrute de Dios recuperará toda la tierra para Dios. 1. Los reyes de las naciones traen dones a Dios Según el versículo 29b, los reyes de las naciones traerán dones a Dios. 2. Dios trata con los egipcios Dios tratará con los egipcios, quienes son comparados con los animales que están por las cañas del río Nilo (v. 30a).

3. Dios trata con las naciones Dios también tratará con las naciones, quienes son comparadas con las manadas de toros con sus becerros, y quienes persiguen la plata y se complacen en la guerra (v. 30b). 4. Los nobles de Egipto vienen para visitar a Jerusalén, y Cus se apresura a extender sus manos hacia Dios El versículo 31 indica que los nobles vendrán de Egipto para visitar Jerusalén, la ciudad de Dios, y Cus (la actual Etiopía) se apresurará a extender sus manos hacia Dios. 5. Esta escena será consumada en la próxima era, la era de restauración La escena descrita en los puntos anteriores tendrá su consumación en la próxima era, la era de restauración (Mt. 19:28), cuando toda la tierra vendrá a Jerusalén para adorar a Dios y para recibir enseñanza e iluminación (Is. 2:2-3; Zac. 14:16-17). B. Los reinos de la tierra deben cantar salmos a Dios En los versículos del 32 al 34 los reinos de la tierra deben cantar salmos en la restauración a Dios, que cabalga sobre los cielos, los cielos antiguos, y expresa Su voz, una voz poderosa (trueno). Se les ordena también que atribuyan el poder a Dios, cuya magnificencia (gloria) está sobre Israel y cuyo poder está en los cielos. C. El salmista alaba y bendice a Dios “Temible eres, oh Dios, desde Tus santuarios; el Dios de Israel, El da fuerza y vigor a Su pueblo. ¡Bendito sea Dios!” (v. 35). En este último versículo el salmista alaba y bendice a Dios.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE VEINTINUEVE EL CRISTO SUFRIDO Y EL CRISTO REINANTE Lectura bíblica: Sal. 69—72

En este mensaje veremos los salmos del 69 al 72. Mientras que los salmos 69 y 72 tratan de Cristo, los salmos 70 y 71 son ejemplos típicos de salmos que son expresiones piadosas expresadas basándose en los sentimientos complejos de los salmistas. El salmo 69 trata del Cristo sufrido tipificado por David en sus sufrimientos, y el salmo 72 trata del Cristo reinante tipificado por Salomón en su reinado. David era un guerrero que era victorioso en las batallas y que ganó territorios para el reino de Dios, sin embargo su vida fue un sufrimiento, y en su sufrimiento él era tipo del Cristo sufrido. El salmo 72 es en realidad un salmo acerca del rey Salomón, un tipo del Cristo reinante. Entonces, David, el padre, tipificaba un aspecto de Cristo, y Salomón, el hijo, tipificaba otro aspecto de Cristo. Después de la vida sufrida de Cristo sobre la tierra, tipificada por los sufrimientos de David, El ascendió a los cielos donde está ahora sentado como Rey, tipificado por Salomón. Aquí vemos que el Cristo sufrido se ha convertido en el Cristo reinante. El tema de este mensaje, por lo tanto, es “El Cristo sufrido y el Cristo reinante”. Veamos ahora los salmos del 69 al 72, uno por uno. I. EL CRISTO SUFRIDO Mientras Isaías 53 habla de los sufrimientos de Cristo de una manera general, llamándolo Varón de dolores, el salmo 69 habla de los sufrimientos de Cristo de una manera detallada. A. Tipificado por el David sufrido En el salmo 69 Cristo es tipificado por el David sufrido (vs. 1-3, 19-20, 26). B. Los padecimientos de Cristo 1. Aborrecido por muchos sin causa “Son más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa” (v. 4a). Este versículo, que indica que Cristo fue aborrecido sin causa por muchos, fue citado por el mismo Señor Jesús en Juan 15:25. 2. Sufrió el oprobio por amor de Dios El salmo 69:7 dice: “Porque por amor a Ti he sufrido oprobio; confusión ha cubierto mi rostro”. El versículo 9b, que fue citado por Pablo en Romanos 15:3, dice: “Los vituperios de los que te vituperaban cayeron sobre mí ”. Cristo sufrió el oprobio por amor de Dios.

3. Consumido por el celo de la casa de Dios “Porque me consumió el celo de Tu casa” (Sal. 69:9a). Este versículo es citado en Juan 2:17 en relación con la limpieza del templo por parte de Cristo. 4. Sufrió mucho, y nadie se compadeció de El En este salmo vemos también que Cristo sufrió mucho y nadie se compadeció de El (vs. 29a, 19-20; Jn. 16:32). 5. Lloró y le rogó a Dios que lo librara de las aguas de la muerte Cristo sufrió en Su llanto rogándole a Dios que lo librara de las aguas de la muerte (Sal. 69:10, 13-17, 1-2). Acerca de Cristo, Hebreos 5:7 dice que El ofreció “ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte”. 6. Le dieron hiel por comida mientras sufría en la cruz En Salmos 69:21a dice: “Me pusieron además hiel por comida”. En Mateo 27:34 se nos dice que a Cristo se le dio a beber hiel mientras sufría en la cruz. 7. Le dieron a beber vinagre en Su sed mientras estaba en la cruz “Y en mi sed me dieron a beber vinagre” (Sal. 69:21b). Mientras el Señor Jesús estaba sufriendo en la cruz, dijo: “Tengo sed”, y como burla le dieron a beber vinagre (Jn. 19:28-30). 8. Molido y herido por Dios “Porque persiguieron al que Tú heriste, y cuentan el dolor de los que Tú llagaste” (Sal. 69:26). Esto indica que Cristo fue molido y herido por Dios (Is. 53:10a). 9. Traicionado por uno de Sus discípulos Cristo fue traicionado por uno de Sus discípulos (Sal. 69:25; Hch. 1:16-20a).

C. El salmista expresa sus sentimientos complejos acerca de sus enemigos Incluso en este buen salmo acerca de Cristo, hay una porción que no alcanza a la revelación divina. Me refiero a Salmos 69:22-24, 27-28. Estos versículos son la expresión de los sentimientos complejos del salmista acerca de sus enemigos. II. ORACION DEL SALMISTA El salmo 70 es una oración del salmista. A. El salmista busca liberación de parte de Dios En los versículos 1, 4 y 5 el salmista busca liberación de parte de Dios. Esto no tiene nada de malo. Por el contrario, tenemos un buen ejemplo de la búsqueda de liberación que Dios trae, Su salvación. En el versículo 1 el salmista ora así: “Oh Dios, acude pronto a librarme; apresúrate, oh Jehová, a socorrerme”. Esta oración es muy buena. En los versículos 4 y 5 el salmista continúa con su oración, diciendo: “Alégrense y gócense en Ti todos los que te buscan, y digan continuamente los que aman Tu salvación: Engrandecido sea Dios. Yo estoy pobre y menesteroso; apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi Libertador eres Tú; oh Jehová, no te detengas”. B. El salmista expresa sus sentimientos complejos acerca de sus enemigos “Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y avergonzados los que en mis males se deleitan. Sean vueltos atrás, en pago de su afrenta hecha, los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!” (vs. 2-3). Estos versículos, que sin duda son inferiores a la oración por liberación de los versículos 1, 4 y 5, son otro ejemplo de las expresiones de los sentimientos complejos del salmista acerca de sus enemigos. Le era muy difícil a David olvidar a sus enemigos. III. LA CONFIANZA DEL SALMISTA EN DIOS Y SU ALABANZA A DIOS El salmo 71 trata de la confianza del salmista en Dios y su alabanza a Dios.

A. El salmista confía en Dios Los versículos del 1 al 12 tratan de la confianza del salmista en Dios. En el versículo 5 él dice: “Porque Tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, confianza mía desde mi juventud”. B. El salmista alaba a Dios Los versículos 6b, 8 y 14-24 son la alabanza que el salmista ofrece a Dios. En el versículo 6b él dice: “De Ti será continuamente mi alabanza”, y en el versículo 8 él declara: “Llena está mi boca de Tu alabanza, de Tu gloria todo el día”. C. El salmista expresa sus sentimientos complejos acerca de sus enemigos Incluso en este buen salmo acerca de confiar en Dios y alabarle, el salmista no se olvida de sus enemigos. En el versículo 13 él dice: “Sean avergonzados y consumidos los adversarios de mi alma; sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi alma buscan”. Esto es una repetición de 70:2. Una vez más, ésta es la expresión de los sentimientos complejos del salmista acerca de sus enemigos. IV. EL CRISTO REINANTE A. Tipificado por el rey Salomón, hijo de David, en su tiempo de prosperidad y apogeo El Cristo reinante es tipificado en el salmo 72 por el rey Salomón, hijo de David (Mt. 1:1; 22:42), en su tiempo de prosperidad y apogeo. Esto se indica por el título de este salmo: “De Salomón”, y por el primer versículo: “Oh Dios, da Tus juicios al rey, y Tu justicia al hijo del rey”. B. El reinado de Cristo 1. En el milenio en la edad de restauración El reino de Cristo tipificado por Salomón tendrá lugar en el milenio en la edad de restauración (Ap. 20:4, 6; Mt. 19:28).

2. En justicia y en equidad para la paz “El juzgará a Tu pueblo con justicia, y a Tus pobres con juicio. Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados lo harán en justicia” (Sal. 72:2-3). Esto indica que el reinado de Cristo será en justicia y en equidad para la paz. El será temido por el pueblo a lo largo de las generaciones mientras duren el sol y la luna (vs. 4-5). 3. Desciende como la lluvia sobre la hierba cortada y como aguaceros que destilan sobre la tierra Mientras Cristo reina, El descenderá como lluvia sobre la hierba cortada y como abundantes aguaceros que destilan sobre la tierra para que florezca el justo y abunde la paz sobre la tierra hasta que no haya luna (vs. 6-7). 4. Domina de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra El versículo 8 dice: “Dominará El de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra”. “De mar a mar” significa del mar Mediterráneo al mar Muerto. El río mencionado aquí es el Eufrates. Mientras Cristo ejerza Su dominio, todas las naciones le servirán (vs. 9-11). 5. Su favor para con los menesterosos, y la respuesta de ellos Los versículos del 12 al 15 hablan del favor de Cristo para con los menesterosos y de la respuesta de éstos. El librará al menesteroso cuando éste clame, y al pobre cuando no tenga a nadie que lo socorra. El tendrá lástima del pobre y salvará las almas de los menesterosos, redimiendo sus almas de la opresión. El versículo 15 nos habla de la respuesta de los menesterosos al Cristo reinante: “Que viva, pues, y se le dé del oro de Sabá, y que se ore por El continuamente; todo el día se le bendiga”. 6. Una bendición a toda la tierra en prosperidad, y la respuesta de ellos En el versículo 16 vemos que el reinado de Cristo será una bendición para la tierra en prosperidad. “Habrá abundancia de grano en la tierra, en las cumbres de los montes; su fruto se mecerá como los bosques del Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra”. Luego en el versículo 17 tenemos la respuesta que le dan a El los

bendecidos. “Será Su nombre para siempre, se perpetuará Su nombre mientras dure el sol. Benditos serán en El todos los hombres; lo llamarán todas las naciones bienaventurado”. C. El salmista bendice a Dios en la conclusión del Libro II “Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas. Bendito Su nombre glorioso para siempre, y toda la tierra sea llena de Su gloria. Amén y Amén” (vs. 18-19). Esta es la bendición del salmista para con Dios como una conclusión del Libro II de los Salmos. Entonces, el versículo 20 concluye: “Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí”. En lo que queda de este mensaje, tengo la carga de decir una palabra acerca de la relación entre los libros de Salmos y Job. Aparentemente estos libros no están relacionados, pero en realidad están muy relacionados. Quienes lean el libro de Job pueden fácilmente entender que este libro trata los sufrimientos de Job. Después de leer este libro, es posible que muchos cristianos lleguen a pensar que Job es un buen modelo para nosotros hoy. Aunque él sufrió mucho, no culpó a Dios sino que lo alabó. Estas personas estarán de acuerdo con la siguiente palabra del libro de Santiago: “Habéis oído de la perseverancia de Job, y habéis visto el fin del Señor” (5:11). Desde luego que no está mal usar a Job como modelo de sufrimiento con perseverancia; sin embargo, este es un entendimiento superficial. ¿Por qué sufrió Job? Sabemos por los dos primeros capítulos del libro de Job que Dios permitió que Satanás le hiciera daño a Job, lo despojara de sus posesiones y de sus hijos, y que aun tocara su cuerpo. La mayor parte de este libro es un relato de un largo debate en el cual participan varias partes: Job, su esposa, sus tres amigos y Eliú. Al final Dios habló, haciéndole a Job una pregunta tras otra a fin de convencerlo de que era insensato, que no sabía nada y que debía dejar de hablar. Job no conocía el propósito de Dios al dejar que sufriera, y en todo el libro no hay respuesta a esta pregunta. El libro de Job es muy semejante a Salmos. Tal vez casi la mitad de los ciento cincuenta salmos son las expresiones piadosas de los sentimientos complejos de los salmistas, quienes principalmente se quejan a Dios y le piden que destruya los enemigos de ellos. Todos necesitamos una visión clara de este lado negativo de los Salmos. Por el lado positivo, muchos de los salmos nos dan una revelación acerca de Cristo. Esta revelación es principalmente la persona, la obra, la exaltación y posición de Cristo.

Sin embargo, no hay mucha revelación en los Salmos, si hay, acerca de que Cristo es vida para nosotros, que Cristo mora en nosotros y hace Su hogar en nosotros, y que nosotros vivimos a Cristo a fin de magnificarlo. No hay tal pensamiento en Salmos. Por el contrario, los Salmos nos dan una impresión de que tenemos que ser piadosos, temer a Dios y confiar en El, guardar la ley, mantener nuestra integridad, y ser justos, rectos, honrados y perfectos. Aparentemente, todo esto está bien. En realidad, el concepto de que tenemos que temer a Dios, guardar la ley de Dios, y ser justos y rectos está equivocado, pues no está de acuerdo con la revelación divina. Vale la pena que estudiemos Salmos para apreciar a Cristo pero no para apreciar asuntos como confiar en Dios. Aparentemente, el asunto de confiar en Dios está bien, pero la manera en que confiamos en Dios puede estar mal y el propósito de nuestra confianza en Dios también puede estar mal. Cuando hablo así de los Salmos me baso en el Nuevo Testamento con sus veintisiete libros. El Nuevo Testamento nos dice que hemos sido crucificados (Ro. 6:6; Gá. 2:20). Puesto que hemos sido crucificados y sepultados (Ro. 6:4), no hay necesidad de que temamos a Dios. Sin embargo, muchos de nosotros vivimos día a día como si no hubiésemos sido crucificados y sepultados. Si ésta es nuestra situación, entonces nosotros somos los salmistas de hoy, que sostienen conceptos erróneos acerca de asuntos tales como confiar en Dios, guardar la ley y ser justos. Necesitamos ver la visión de Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí ”. Puesto que hemos sido crucificados y que Cristo vive ahora en nosotros, ya no es cuestión de si “yo” temo a Dios o si confío en El. El abundante suministro del Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19) no tiene como fin que temamos a Dios ni que guardemos la ley sino que vivamos a Cristo para que Cristo sea magnificado (vs. 20-21). Cristo debe ser nuestro temor, nuestra confianza, nuestra justicia, nuestra integridad, nuestra perfección. Ser perfectos fuera de Cristo está mal, y Dios condena este tipo de perfección así como condena la imperfección. Solamente el Cristo vivo es aceptable para Dios, justificado por Dios y aprobado por Dios. Yo espero que algún día los ojos de usted sean abiertos para ver esto. Luego usted dirá: “Dios, ahora sé que Tú no quieres nada de mí. Lo único que quieres es a Cristo. Tú quieres que yo vea que he sido crucificado, terminado, acabado, para que pueda vivir a Cristo y magnificarle”. En el Estudio-vida de Job, veremos que mucho de lo que dijeron Job, su esposa, sus amigos y Eliú estaba a la par con la línea del bien y del mal. Esto significa que su hablar estaba de acuerdo con la línea del árbol de la ciencia del bien y del mal. Ninguno de ellos, incluyendo a Job, seguía la línea del árbol de la vida. Al final de la Biblia, vemos al

árbol de la vida (Ap. 22:2, 14). El árbol de la vida tiene que ver con Cristo y no con la integridad o la perfección. Acudamos todos al Señor en busca de Su misericordia para que podamos estudiar Salmos en la manera apropiada. Los Salmos nos presentan un cuadro que nos muestra que la raza humana está equivocada al sostener el concepto de que Dios quiere que le temamos, guardemos la ley, y seamos justos, rectos, honrados y llenos de integridad. Este concepto está equivocado; es un concepto que pertenece totalmente al Antiguo Testamento bajo la ley según el conocimiento del bien y del mal. El concepto del Nuevo Testamento es muy diferente. El Nuevo Testamento revela que Cristo vino para sufrir una muerte todo-inclusiva. Cuando El murió, nosotros morimos; y cuando El fue sepultado, nosotros fuimos sepultados. Por esta razón al creer en Cristo inmediatamente necesitamos ser bautizados en Cristo y en Su muerte (Ro. 6:3). Nuestra tumba es el bautisterio, y deberíamos quedarnos en esa tumba. Ya que estamos muertos y sepultados, ¿cómo podemos seguir temiendo a Dios y guardando la ley? Es imposible para uno que está muerto y sepultado hacer tales cosas. La muerte nos ha liberado de la ley (Ro. 7:1-6). El Nuevo Testamento también revela que cuando Cristo murió, El puso fin a la vieja creación. Al tercer día El resucitó, y por medio de la resurrección nos regeneró (1 P. 1:3) para ser un nuevo hombre, no un hombre de Adán y en Adán, sino un hombre de Cristo y en Cristo. Sin embargo, muchos están desprovistos de tal revelación. Al carecer de esta revelación, es posible que uno salga de la tumba y vuelva a Adán y trate de corregir a Adán, edificarlo, cambiarlo de lo malo a lo bueno. Esto es lo que uno hace cuando trata de guardar la ley a fin de ser perfecto, justo, recto y tener integridad. Uno en realidad está tratando de mejorar al Adán caído y degradado. Muchos cristianos en la actualidad están haciendo esto. También, puede ser que usted se reúna con la iglesia sin conocer el propósito de ella. Quizá piense que la iglesia lo está ayudando a ser bueno. No, la iglesia lo está ayudando a usted a permanecer en su tumba para que ya no sea usted el que viva, sino Cristo quien viva en usted. En la iglesia somos ayudados a comprender, junto con Pablo, que hemos sido crucificados, que ya no somos nosotros los que vivimos, que Cristo es el que vive en nosotros, y que ahora nos debemos preocupar sólo por una cosa: vivir a Cristo para que lo podamos magnificar.

Mientras que algunos de nosotros permanezcamos en Job o en los Salmos, necesitamos ser traídos por estos dos libros a la economía neotestamentaria. Yo les pediría que comparen a Job y los Salmos con las catorce epístolas de Pablo. Si usted hace tal comparación, se dará cuenta de que las epístolas de Pablo son inmensamente superiores a Job y a Salmos. Antes de que Pablo fuese salvo, él se jactaba en la justicia de la ley, pero después de ser salvo consideraba esa clase de justicia como basura, como pérdida (Fil. 3:8-9). ¿Puede usted decir esto acerca de su propia bondad, justicia, rectitud e integridad? ¿Odia usted estas cosas y las cuenta como basura? Por el contrario, usted tal vez valore estas virtudes humanas. Pero éstas son las virtudes de una persona muerta, y Dios no las desea, pues son algo de Adán y están en Adán. Dios sólo quiere las virtudes que están en Cristo y que son de Cristo, las virtudes que se manifiestan al vivir nosotros a Cristo y al magnificarle. Si usted ve esto, se arrepentirá no solamente de ser malo sino también de ser bueno. Ambos proceden del mismo árbol —el árbol de la ciencia del bien y del mal— y ambos son rechazados por Dios. Mientras pasamos por Salmos mensaje tras mensaje, espero que esto le sea aclarado cada vez más a usted. Mi preocupación en todos estos mensajes es la revelación divina. Espero que usted reciba esta revelación y que, por ende, sepa lo que es la economía de Dios. La economía de Dios tiene como fin terminarnos y ponernos en la tumba para que recibamos a Cristo, la incorporación del Dios Triuno. Al haberle recibido, deberíamos dejarlo vivir en nosotros, ya no preocupándonos por nuestra justicia, rectitud, o integridad sino sólo por el Cristo viviente. Es muy importante ver que hemos sido crucificados y que ya no vivimos nosotros sino que Cristo vive en nosotros. Si vemos esto, sólo nos importará Cristo, y ávidamente recibiremos la revelación que hay en las epístolas de Pablo acerca de Cristo.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA LA DESOLACION DE LA CASA DE DIOS Y CRISTO COMO LA SOLUCION SALMOS 73—76 Lectura bíblica: Sal. 73:1-3, 12-17, 25-26; 74:2-3, 7-8; 75:2, 4-7; 76:2-4

La revelación divina de la Biblia es progresiva. En Génesis 1 tenemos la historia de la creación forjada por Dios, pero en ese capítulo no podemos ver mucho de la revelación divina. Desde luego, hay algo de revelación. Por ejemplo, el versículo 1 dice: “En el principio creó Dios...” La palabra hebrea “Dios” es Elohim, que significa “el Fiel, el Poderoso”. Por esta palabra podemos ver que Dios es fiel y también poderoso. Además, esta palabra, un sustantivo propio, no es singular sino plural; sin embargo, el verbo “creó” es singular. Esto es indicio de que Dios es triuno, tres-uno. Sin duda esto es parte de la revelación divina que va aumentándose a través de toda la Biblia hasta el último capítulo de Apocalipsis. En Colosenses 1:25 Pablo nos dice que la mayordomía de Dios le había sido dada a él “para completar la palabra de Dios”. La palabra de Dios es la revelación divina, que no había sido completada antes de que el Nuevo Testamento fuese escrito. En el Nuevo Testamento los apóstoles, especialmente Pablo en las catorce Epístolas, completaron la palabra de Dios. Por lo tanto, está muy claro que la palabra de Dios no había sido completada en los tiempos de Job, ni de David, ni de Malaquías, ni siquiera hasta el final del libro de los Hechos. Algunos piensan erróneamente que la doctrina ortodoxa consiste solamente en lo que el Señor Jesús enseñó a los doce apóstoles. Aquellos que sostienen esta idea necesitan considerar lo dicho por el Señor en Juan 16:12-15: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de realidad [lit.], él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Los discípulos tuvieron que esperar que el Espíritu Santo como Espíritu de realidad les revelara más cosas. Aquí vemos que la palabra de Dios no había sido completada aun cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, sino que necesitaba ser completada a través del hablar del Espíritu de realidad. Sin duda Pablo era una persona a quien el Espíritu Santo le reveló muchas cosas, y él escribió acerca de estas cosas en sus epístolas indicando, como hemos visto, que él había sido comisionado por Dios para completar Su palabra. Pablo, en particular, completó la palabra de Dios con respecto al misterio de Dios, el cual es Cristo (Col. 2:2), y el misterio de Cristo, el cual es la iglesia (Ef. 3:4). En Colosenses 1:27 él dice: “A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. No existe tal palabra en Génesis, ni en Salmos, ni en una forma completa en los cuatro Evangelios. Este es un ejemplo de que la revelación divina de la Biblia es progresiva y que no está completa sino hasta el final de Apocalipsis.

Apocalipsis 22:18 y 19 nos dice que puesto que la revelación divina ya ha sido completada, a nadie se le permite agregarle ni quitarle nada. En otras palabras, la Biblia misma deja claro que toda la revelación ha sido completada y cerrada, y que nadie puede decir, como por ejemplo los mormones, que se le ha dado revelación adicional. A la enseñanza del Nuevo Testamento en su totalidad se le llama la enseñanza de los apóstoles (Hch. 2:42). La enseñanza de los apóstoles empezó con la enseñanza del Señor Jesús y continuó con Pedro, Juan, Pablo y los demás apóstoles. Alabamos al Señor porque nosotros tenemos en nuestras manos la revelación divina en forma completa. Al leer la Biblia, necesitamos aprender los principios de la Biblia. Especialmente debemos tener presente el principio básico de que la revelación divina de la Biblia es progresiva. Si tenemos claridad en esto, veremos que lo que dijeron los tres amigos de Job no pertenecía a la revelación sino que sólo era la opinión humana. ¿Cómo, entonces, podríamos considerar su opinión como revelación divina? Nos encontramos con una situación similar cuando vamos a los Salmos. Aprecio el comentario de John Nelson Darby al decir que los Salmos son las expresiones de los salmistas expresadas a partir de sus sentimientos complejos. No deberíamos considerar cada aspecto de los sentimientos de los salmistas como si fuese revelación divina. Sería muy insensato hacer esto. Por un lado, los salmistas recibieron cierta medida de revelación divina; y por otro, al recibir esta revelación surgieron en ellos sentimientos variados, incluyendo sentimientos relacionados con odiar a sus enemigos, hacer el bien y guardar la ley. Muchos cristianos estiman mucho los Salmos y hasta los exaltan. Por el contrario, yo he sido ayudado por Darby a ver que algunas de las expresiones que hay en los Salmos no son la expresión directa de la revelación divina sino la expresión de los sentimientos complejos de los salmistas. Los salmistas que expresaron estos sentimientos eran piadosos; ellos amaban a Dios, le temían y hacían lo posible por agradarle, confiar en El y guardar la ley. Con excepción de tratar de guardar la ley, todas estas cosas son buenas. Tratar de guardar la ley está en contra de uno de los principios de la Biblia. La ley no fue dada para que el pueblo de Dios la guardara; más bien, fue dada para tratarlos, para probarlos y para convencerlos de que ellos eran incapaces de guardarla. Los cristianos de hoy dicen comúnmente que cada palabra de la Biblia desde Génesis 1:1 hasta Apocalipsis 22:21 es la palabra de Dios. Yo creo que la Biblia es totalmente inspirada por Dios pero no que toda palabra de la Biblia es palabra hablada por Dios. Sin duda, la palabra de la serpiente para con Eva en Génesis 3 no es una palabra hablada por Dios, y sería un gran error decir que sí lo es. En la Biblia hay muchas palabras dichas

por los enemigos de Dios, por ejemplo, las palabras dichas por el sumo sacerdote y los escribas al burlarse del Señor Jesús (Mr. 15:31). Lo que quiero decir es que necesitamos diferenciar entre lo dicho por Dios y lo dicho por otros. No hay duda que toda palabra que salió de la boca del Señor Jesús era una palabra que salía de la boca de Dios, y que tal palabra es la revelación divina dada directamente. Sin embargo, en la Biblia hay muchas palabras que no son las palabras de Dios. Sin esas palabras no tendríamos el trasfondo apropiado que resalta la revelación divina. En los cincuenta capítulos de Génesis tenemos la historia de varias personas, desde Adán hasta José, pero en este libro hay muy poca enseñanza o doctrina, si es que la hay. Sin enseñanza o doctrina ¿cuánta revelación puede haber? Con respecto a esto, Romanos es muy diferente a Génesis. Los capítulos del uno al quince de Romanos están llenos de la enseñanza de Pablo. ¿Qué tenemos en los Salmos? ¿Tenemos historia y doctrina? No, en los Salmos tenemos expresiones de los sentimientos. Lo que sea revelado en una expresión particular de la revelación divina depende del tipo de sentimiento transmitido por esa expresión. Ciertamente los sentimientos de odio que David expresó para con sus enemigos no pueden ser considerados como algo de la revelación divina. Yo espero que esta palabra de introducción les ayude a ustedes, especialmente a los jóvenes, a tener un fundamento apropiado para entender la Biblia. En particular, espero que esta palabra le ayude a usted a entender lo que estoy intentando hacer en los mensajes acerca de los Salmos. Al leer los Salmos, necesitamos comprender que ciertas expresiones no provienen de la revelación divina sino de los sentimientos complejos de los salmistas. Ahora veamos los salmos del 73 al 76, que tratan la desolación de la casa de Dios y cómo Cristo es la solución. I. EL PROBLEMA DE LA DESOLACION Tal vez sea difícil que alguno crea que el templo, la casa de Dios, fue desolado, pero fue desolado a tal punto que fue quemado, y la ciudad alrededor fue asolada. A. Se debe a que el pueblo de Dios dejó de experimentar a Cristo ¿Cuál fue la causa de la desolación de la casa de Dios? Aparentemente se debió a que los hijos de Israel eran perversos y pecadores. Sin embargo, la razón intrínseca de la desolación fue que el pueblo de Dios no exaltó a Cristo; ellos no le dieron la

preeminencia, el primer lugar, en todo. En realidad el no haber dado la preeminencia a Cristo, el no haberle honrado y exaltado, fue la causa de que se volvieran pecaminosos y perversos. El principio con respecto a nosotros en la vida de iglesia actualmente es el mismo. Si no amamos a Cristo con nuestro primer amor, dándole el primer lugar en todo para que El pueda tener la preeminencia entre nosotros, la iglesia quedará desolada. La desolación de la iglesia como casa de Dios siempre se debe a que deja de experimentar a Cristo. B. Se resuelve por el debido aprecio y exaltación de Cristo por parte del pueblo de Dios El problema de la desolación se resuelve cuando el pueblo de Dios aprecia y exalta a Cristo debidamente. Desde hace poco la iglesia en Anaheim ha estado orando por un avivamiento. Si todos los santos en Anaheim le dan a Cristo la preeminencia, exaltándolo a lo sumo y amándolo con el primer amor, habrá un avivamiento genuino. El verdadero avivamiento en la iglesia depende de que todos los que están en la vida de iglesia le den a Cristo el primer lugar en todo. Si vemos claramente el problema de la desolación y su solución, podemos seguir adelante para considerar uno por uno los salmos del 73 al 76. II. LOS PADECIMIENTOS DE LOS SANTOS QUE BUSCAN El salmo 73 trata de los sufrimientos de los santos que buscan. A. Dios es bueno para con los de corazón puro El salmo 73:1 nos dice que Dios es bueno para con los de corazón puro. Ser de corazón puro es tener a Dios como la única meta y objetivo. No hay duda que este salmista era esta clase de persona. B. Los sufrimientos y la confusión del salmista que buscaba a Dios En los versículos del 2 al 16 constan los sufrimientos y la confusión del salmista que buscaba a Dios. El versículo 2 dice: “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos”. Esto indica que el salmista casi tropezó al ver la prosperidad de los impíos (vs. 3-12). Mientras que el salmo 1 dice que los impíos no prosperan, aquí el salmista está confundido por la prosperidad de los impíos, que están desahogados y aumentan riquezas (v. 12). El salmista añade que él ha purificado su

corazón en vano, que él ha sido azotado todo el día, y que ha sido castigado cada mañana (vs. 13-14). El salmo 1 dice que aquel que guarde la ley será bendecido, pero en el salmo 73 vemos a uno que guarda la ley y es azotado. En el versículo 15 el salmista continúa: “Si dijere yo: Hablaré como ellos, he aquí, a la generación de tus hijos habría traicionado”. Este piadoso buscador de Dios estaba sufriendo, pero si les hablaba a otros de su situación, ellos tropezarían y dirían: “Cualquiera que guarde la ley prosperará”. Sin embargo, aquí había uno que guardaba la ley, pero no era nada próspero. En el versículo siguiente el salmista nos dice que estaba confundido. “Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí”. Esta es una palabra seria. Cuanto más el salmista consideraba la situación, más confundido quedaba. C. La solución obtenida en el santuario e Dios En los versículos del 17 al 28 vemos que el salmista obtuvo la solución en el santuario de Dios. “Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos”. ¿Dónde está el santuario de Dios hoy? Primero, el santuario de Dios, Su habitación, está en nuestro espíritu. En segundo lugar, el santuario de Dios es la iglesia. Entonces, para entrar en el santuario de Dios, necesitamos volvernos a nuestro espíritu y luego ir a las reuniones de la iglesia. Una vez que estamos en el santuario (en el espíritu y en la iglesia) tendremos otra perspectiva, una percepción específica, acerca de la situación de los impíos. 1. Los impíos son puestos en deslizaderos para que caigan en asolamientos Al haber entrado en el santuario de Dios, el salmista pudo percibir que los impíos fueron puestos en deslizaderos para caer en asolamientos (v. 18). Esto hizo que el salmista dijera: “¡Cómo han sido asolados de repente! Son totalmente consumidos de terrores. Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares Tú, menospreciarás su apariencia” (vs. 19-20). 2. Dios será la única posesión en los cielos del que le busca de corazón puro y además será su único deseo en la tierra “¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? y fuera de Ti nada deseo en la tierra” (v. 25). Este versículo revela que aquel que buscaba a Dios de corazón puro tendría a Dios como su única posesión en el cielo y su único deseo en la tierra. La única meta del salmista era Dios. Al salmista no le importaba ninguna otra cosa excepto Dios y ganar de El. En este

sentido, Pablo era igual. En Filipenses 3:8 Pablo dijo que estimaba todas las cosas como pérdida a fin de ganar a Cristo. El salmo 73 finaliza con estas palabras: “Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (v. 26). Aquí tenemos la respuesta a la pregunta del salmista acerca de su sufrimiento y la prosperidad de los impíos. Una persona a quien no le importa Dios, puede ganar muchas cosas y parecer que prospera. Sin embargo, aquel que está interesado en Dios, Dios le restringirá y lo despojará de muchas cosas. Como veremos en el próximo estudio-vida del libro de Job, esto fue lo que le sucedió a Job. III. LA DESOLACION DE LA CASA DE DIOS Mientras que el salmo 73 trata de los sufrimientos de los santos que buscan, el salmo 74 trata de la desolación de la casa de Dios. A. Una presentación dolorosa de las ruinas perpetuas y los daños hechos en el santuario de Dios Los versículos del 1 al 11 son la presentación dolorosa que el salmista hace de las ruinas perpetuas y los daños hechos en el santuario de Dios. “¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué humea Tu furor contra las ovejas de Tu prado? Acuérdate de Tu asamblea, la que adquiriste desde tiempos antiguos, la que redimiste para hacerla la tribu de Tu herencia; y de este monte de Sion, donde habitas” (vs. 1-2). Estos versículos indican que el salmista estaba preocupado por dos cosas: el pueblo de Dios y la morada de Dios. Tanto el pueblo de Dios como la morada de Dios habían sido dañadas. En cuanto a esto, el salmista estaba profundamente decepcionado. B. Un clamor desesperado por los intereses de Dios según Su poder, y basado en Su pacto Los versículos del 12 al 23 son un clamor desesperado por los intereses de Dios según Su poder, y basado en Su pacto. El salmista no oró por su propios intereses, él oró por los intereses de Dios. El clamó a Dios por los intereses de Dios según Su poder como está descrito en los versículos del 13 al 17. Luego en el versículo 20 el salmista le dice a Dios: “Mira el pacto”. Parece que hubiera dicho: “Oh Dios, debes mirar el pacto que hiciste con nuestros padres Abraham, Isaac y Jacob. No puedes olvidarlo. Puedes dejar de

mirarnos a nosotros, pues somos malos, pero no puedes dejar de mirar el pacto que hiciste”. La oración del salmista aquí es un ejemplo del mejor tipo de oración, la oración que se hace por los intereses de Dios, que concuerda con el poder de Dios, y que está basada sobre la fidelidad de Su pacto. Todos necesitamos aprender a orar de esta manera. Yo creo que Dios oyó esta oración que hizo el salmista y la respondió, pues finalmente El vino a restaurar el santuario destruido. IV. EL JUICIO DE CRISTO SOBRE LOS DESOLADORES El salmo 75 trata acerca del juicio de Cristo sobre los desoladores. Algunos se preguntarán cómo puede ser que yo diga algo acerca del juicio de Cristo en este salmo, siendo que este salmo no menciona a Cristo o al Mesías. La base que tomo para decir esto es el hecho de que, según Juan 5:22, Dios ha dado todo el juicio a Cristo el Hijo. Entonces, el mismo Dios que juzga en el salmo 75 deberá ser Cristo. Cristo, la segunda persona de la Trinidad Divina, es el que ejecutará el juicio sobre todos los pecadores. Aquí el juicio de Cristo es ejecutado sobre los desoladores. A. En el tiempo que El determinó El juicio de Cristo sobre los desoladores vendrá en el tiempo que El determine (vs. 1-3). “Cuando Yo escoja el tiempo oportuno, seré Yo quien juzgará con equidad” (v. 2). “Yo” debe referirse a Cristo, el justo Juez. B. Arranca los cuernos exaltados de los impíos para dejar en claro que la exaltación proviene de El desde el norte En los versículos del 4 al 10 el salmista habla de arrancar los cuernos exaltados de los impíos para dejar en claro que la exaltación proviene de Dios desde el norte. Los versículos 6 y 7 dicen: “Porque ni de oriente ni de occidente, ni del sur viene el enaltecimiento. Mas Dios es el Juez; a éste humilla, y a aquél enaltece”. Aquí vemos que la exaltación proviene del norte, donde mora Dios (cfr. Is. 14:13-14). Que la exaltación provenga del norte significa que proviene de Dios, quien mora en el norte. Además, esto indica que Cristo es único. La exaltación no debe provenir de ningún otro lugar mas que de donde El mora. Por lo tanto, a El se le debe dar la preeminencia.

V. LA VICTORIA DE DIOS EN SU MORADA El salmo 76 trata de la victoria de Dios en Su morada. A. La victoria del Dios glorioso y excelente en Su tabernáculo Los versículos del 1 al 5 son una proclamación de la victoria de Dios, como Aquel que es glorioso y excelente, en Su tabernáculo. El versículo 2 dice: “En Salem está Su tabernáculo, y Su habitación en Sion”. El versículo 4 habla de la excelencia y la gloria de Dios: “Glorioso eres Tú, majestuoso más que los montes de caza”. B. La alabanza que ofrece el salmista con respecto a la ira de Dios y de cuán temible es Los versículos del 6 al 12 tratan de la alabanza que ofrece el salmista con respecto a la ira de Dios y de cuán temible es. Acerca de la ira de Dios, el versículo 10 dice que El se ceñirá “con el resto de las iras”. Acerca del temor a Dios el versículo 7 dice: “Tú, temible eres Tú”, y el versículo 11 dice: “Todos los que están alrededor de El, traigan ofrendas al Temible”. Los salmos del 73 al 76 abarcan cuatro cosas: los sufrimientos de los santos, la desolación de la casa de Dios, el juicio de Cristo y la victoria de Dios. Puesto que estos cuatro salmos son las expresiones de los sentimientos complejos de los salmistas, necesitamos discernir aquellos sentimientos que son divinos de aquellos que son meramente humanos. Esto significa que necesitamos discernir la santa Palabra conforme a los principios apropiados. Para entender el Antiguo Testamento, necesitamos los escritos de Pablo. Si nos apoyamos en los hombros de Pablo para estudiar los Salmos, tendremos una visión clara de cada uno de los ciento cincuenta salmos.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y UNO EL CAMINO DE RESTAURACION: EXALTAR A CRISTO SALMOS 77—83

Lectura bíblica: Sal. 77:7-13; 78:65-66, 68-69; 79:1; 80:14-15, 17-19; 82:8; 83:2-5, 12, 18 Todos los salmos están dispuestos en una buena secuencia. Esta secuencia concuerda con la historia o con la doctrina. En el arreglo divino, los salmos que abarcaremos en este mensaje —los salmos del 77 al 83— forman un grupo que puede ser tanto histórico como doctrinal. Estos salmos abarcan la desolación de tres cosas santas: el templo santo, la ciudad santa y el pueblo santo. Estos salmos revelan especialmente el camino de restauración, mostrándonos que la manera de ser restaurados es exaltar a Cristo. Cuanto más sea exaltado Cristo, más restauración habrá. Estos siete salmos fueron escritos por Asaf, un levita que servía en el templo. El hecho de que estos salmos hablen de la desolación del templo, de la ciudad de Jerusalén y del pueblo indica que se escribieron después de que los hijos de Israel fueron llevados en cautiverio a Babilonia. Conforme a la historia que consta en estos salmos, el arca de Dios fue capturada una vez y probablemente se perdió más tarde. Primero, fue capturada antes de que el templo fuese edificado. El salmo 78:60 y 61 hace referencia a esto: “Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, la tienda que había levantado entre los hombres, y entregó a cautiverio Su poderío, Su arca, y Su gloria en mano del adversario”. El arca estaba en el tabernáculo en Silo. Un día, cuando el pueblo de Israel salió para pelear contra los filisteos, trajeron con ellos el arca del pacto (1 S. 4:1-5). En la batalla el pueblo de Israel fue derrotado, y el arca de Dios fue capturada por los filisteos (v. 11). Sin embargo, Dios protegió el arca, y ésta fue devuelta (1 S. 5—6). Finalmente, David derrotó a los enemigos de Israel y preparó el lugar y los materiales para la edificación del templo, incluso le dio el diseño del templo a su hijo Salomón. Bajo el reinado de Salomón el templo fue edificado, y el arca fue puesta en él. Ese templo duró unos cuatrocientos años hasta que los babilonios lo destruyeron en el 606 a. de C. Desde entonces el arca se perdió sin dejar rastro. Esta es parte de la historia narrada en estos salmos, los cuales veremos uno por uno. I. EL CAMINO DE DIOS ESTA EN EL SANTUARIO, SU CAMINO ESTA EN EL MAR Y SUS SENDAS EN LAS MUCHAS AGUAS El salmo 77 dice que el camino de Dios está en el santuario, Su camino está en el mar y Sus sendas en las muchas aguas.

A. Fue la enfermedad del salmista que él estaba perplejo y que se quejaba a Dios por haber desechado a Su pueblo por un tiempo El salmista estaba perplejo y se quejaba a Dios porque El había desechado a Su pueblo por un tiempo (vs. 1-9). En los versículos 7 y 8 él dijo: “¿Desechará el Señor para siempre, y no mostrará más Su favor? ¿Ha cesado para siempre Su benignidad? ¿Se ha acabado Su promesa de generación en generación?” La Biblia nos dice que Dios nunca nos dejará (Dt. 31:6; Jos. 1:5; He. 13:5), pero en nuestra experiencia a veces nos parece que El nos abandona. Dios nos ha escogido, y El nunca nos desamparará. Dios puede permitir que nos alejemos de El por un corto tiempo. Luego El nos toca, y volvemos a El. En Salmos 77:10a el salmista dijo: “Enfermedad mía es ésta”. Aquí él reconoce que era por su enfermedad que él estaba perplejo y que se quejaba a Dios por haber desechado a Su pueblo por un tiempo. B. El salmista trae a la memoria el pasado y medita en las maravillas que Dios hizo por Su pueblo En los versículos del 10b al 20 el salmista trae a la memoria el pasado y medita en las maravillas que Dios hizo por Su pueblo. “Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. Me acordaré de las obras de Jehová; sí, haré yo memoria de Tus maravillas antiguas. Meditaré en todas Tus obras, y reflexionaré en Tus hechos” (vs. 10b-12). La palabra “meditar” encierra un significado de dulzura, incluso de disfrute. Cuando el salmista no podía dormir en la noche, él meditaba en las grandes cosas que Dios había hecho para Su pueblo. El salmista siguió relatando la historia cuando Dios salvó a Israel de Egipto, recordando cómo Dios dio a conocer Su poder a los pueblos y cómo redimió a Su pueblo con Su brazo (vs. 14-15). El recordó que las aguas lo vieron y le temieron, que las profundidades temblaron, que las nubes derramaron agua, que el sonido de Su trueno estaba en el torbellino, que relámpagos iluminaron el mundo, que la tierra se estremeció y tembló y que El guió a Su pueblo como ovejas por mano de Moisés y de Aarón (vs. 16-18, 20). Al recordar el salmista estas cosas y al meditar en ellas, se dio cuenta de que no podía decir que Dios había dejado de tener gracia y compasión. Es de esta manera que el salmista introduce el tema de la restauración. El templo había sido destruido, la ciudad había sido devastada y muchos de entre el pueblo de Israel

había sido muertos o llevados cautivos. No obstante, esto no significa que Israel estaba terminado, pues habrá restauración por medio de la exaltación de Cristo. C. El camino de Dios está escondido en el mar pero es revelado en Su santuario El camino de Dios está escondido en el mar, y Sus sendas en las muchas aguas, donde Sus pisadas son desconocidas a los hombres (v. 19); pero son reveladas en Su santuario (v. 13). El pensamiento aquí es semejante al del salmo 73 donde el salmista, confundido por la prosperidad de los impíos y el sufrimiento de los santos que buscan, dijo: “Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos” (vs. 16-17). En el santuario, el salmista tuvo claridad acerca de la situación. Espiritualmente hablando, para nosotros hoy día el santuario de Dios es nuestro espíritu y la iglesia. Muchos cristianos descuidan el espíritu. Algunos inclusive no se dan cuenta de que tienen un espíritu humano. De la misma forma, muchos no tienen una comprensión adecuada acerca de la iglesia. Si no prestamos atención a nuestro espíritu ni a la iglesia, no podemos conocer el camino de Dios, que es revelado en Su santuario. Yo le agradezco al Señor que nosotros en el recobro del Señor conocemos tanto el espíritu como la iglesia. Cuando estábamos en el local de reuniones de Elden, teníamos un lema: “En el espíritu, sobre el terreno”. En este lema la palabra “espíritu” se refiere a nuestro espíritu humano regenerado, y la palabra “terreno” denota la posición y base de la iglesia. Actualmente tenemos un santuario doble: un santuario privado (el espíritu) y un santuario público (la iglesia). Muchos de nosotros podemos testificar que ciertos secretos de la Biblia eran desconocidos para nosotros hasta que entramos en este santuario doble. Cuando ejercitamos nuestro espíritu y vivimos en la iglesia, el camino de Dios se nos aclara. Podemos usar el matrimonio como ejemplo de esto. En el comienzo de mi ministerio, yo daba muchos principios a aquellos que me consultaban con quién casarse. Sin embargo, descubrí que esto no ayudaba, y con el tiempo cambié mi práctica al respecto. Ahora si los jóvenes me preguntan acerca de casamiento, no les daré ningún principio; por el contrario, los alentaré a ejercitar su espíritu y a asistir a las reuniones de la iglesia. Si los que están preocupados por casarse entraran en el santuario de Dios al ejercitar su espíritu y vivir en la vida de la iglesia, ellos mismos sabrían qué hacer. El punto principal del salmo 77 es que el camino de Dios es revelado en Su santuario.

II. EL HOMBRE FRACASA, Y DIOS LE RESTAURA El tema del salmo 78 es el fracaso del hombre y la restauración de Dios. A. La memoria del fracaso de Israel en el pasado En los versículos del 1 al 58 consta la memoria que trae el salmista del fracaso de Israel en el pasado. El versículo 2 dice: “Abriré mi boca en parábolas; evocaré arcanos de tiempos antiguos”. Esto es citado en Mateo 13:35 cuando Cristo hablaba en parábolas. El salmista añade que las cosas que sus padres les contaron, ellos las contarían a la siguiente generación, especialmente en cuanto a “las alabanzas de Jehová, y Su potencia, y las maravillas que hizo” (v. 4). B. El resultado del fracaso de Israel Los versículos del 59 al 64 describen el resultado del fracaso de Israel. Dios aborreció grandemente a Israel, dejó el tabernáculo de Silo, entregó Su arca en cautiverio y Su gloria en mano del adversario, y entregó Su pueblo a la espada (vs. 59-62). C. Dios restaura a Israel En los versículos del 65 al 72 tenemos una palabra acerca de cómo Dios restaura a Israel. El escogió el monte de Sion, el cual amó y “edificó Su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre” (vs. 68-69). El escogió a David Su siervo, y David, un rey maravilloso, “los pastoreó conforme a la integridad de su corazón, los guió con la pericia de sus manos” (v. 72). III. LA RESTAURACION POR EXALTAR A CRISTO Los salmos 79 y 80 revelan que la restauración viene por exaltar a Cristo. A. El asolamiento del templo de Dios El salmo 79:1-3 habla acerca del asolamiento del templo de Dios. En el versículo 1 el salmista dice: “Oh Dios, han entrado las naciones en Tu heredad; han profanado Tu santo templo; redujeron a Jerusalén a escombros”. B. El salmista clama a Dios por el pueblo Los versículos del 4 al 13 son el clamor del salmista a Dios por el pueblo, su oración con respecto a la asolada Israel.

C. El salmista ora por Israel, el rebaño de Dios En Salmos 80:1-7 tenemos al salmista que ora por Israel, el rebaño de Dios. El salmista oró pidiendo que el Pastor de Israel prestara oído (v. 1). Tanto en el versículo 3 como en el 7 él oró: “Oh Dios, restáuranos; haz resplandecer Tu rostro, y seremos salvos”. D. Dios trata con Israel como Su vid En los versículos del 8 al 13 el salmista habla acerca del trato de Dios para con Israel como Su vid, al cual El sacó de Egipto y al cual plantó. Mientras que la vid una vez floreció, con el tiempo quedó desolada. E. El salmista le pide a Dios que visite Su vid por causa de Cristo, el hombre de Su diestra En los versículos del 14 al 19 el salmista le pide a Dios que visite Su vid por causa de Cristo, el hombre de Su diestra. “Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora, te rogamos; mira desde el cielo, y considera, y visita esta vid, la cepa que plantó Tu diestra, y el hijo que para Ti fortaleciste” (vs. 14-15). La vid que Dios trajo de Egipto y plantó en la buena tierra se degeneró, y Dios quitó Su protección. Como resultado de esto, Israel fue presa de las potencias gentiles, como por ejemplo Babilonia. Sin embargo, entre los israelitas hay uno (el Señor Jesús) descrito como el “hijo” en el versículo 15. Oseas 11:1 indica que cuando Cristo se hizo hombre, El, el Hijo de Dios, se unió a Israel. El es “el hijo que para Ti fortaleciste” (Sal. 80:15). Durante el tiempo en que Israel fue abandonado por Dios, a este Hijo Dios lo fortaleció para Sí. En el versículo 17 el salmista añade: “Sea Tu mano sobre el varón de Tu diestra, sobre el hijo de hombre que para Ti fortaleciste”. En este versículo podemos ver que Cristo está a la diestra de Dios, el lugar más elevado del universo. Esto quiere decir que el primer lugar, la posición más elevada, la preeminencia, ha sido dada a Cristo. Esta es la exaltación de Cristo. El camino a la restauración es la exaltación de Cristo. Siempre que el pueblo de Dios exalte a Cristo, habrá restauración y avivamiento. Sólo habrá un avivamiento entre nosotros si exaltamos a Cristo, dejándole tener la preeminencia y dándole el primer lugar en todo. Si una iglesia está un poco fría y vieja pero desea un avivamiento, esa iglesia debe darle la preeminencia a Cristo, reconociéndolo como Aquel que está a la diestra de Dios. Cristo está ahora a la diestra de Dios, y cualquiera que lo invoque como tal será restaurado y avivado. En nuestra vida privada, en nuestra vida conyugal y familiar y en la vida de la iglesia, Cristo debe estar a la diestra de Dios. Si El es exaltado

en todos los aspectos de nuestro vivir, habrá restauración por todas partes. La exaltación de Cristo es la manera de ser avivados, de ser restaurados. El día vendrá cuando Israel será restaurado por exaltar a Cristo. Cuando se arrepientan ante Cristo y le den el primer lugar, serán restaurados. Conforme al salmo 80, Israel es la vid, y el hombre que está a la diestra de Dios es Cristo. El mundo rechazó a Cristo y lo crucificó, pero Dios vino para levantarlo de entre los muertos y sentarlo a Su diestra en los cielos. Hoy en día, al ir a visitar a la gente para predicar el evangelio, necesitamos decir que Cristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre, murió en la cruz por los pecados, resucitó y ascendió a la diestra de Dios en los cielos, y hoy ellos necesitan invocarle. A los ojos de Dios, cuando un pecador invoca al Señor Jesús, lo exalta. Cuando un pecador exalta a Cristo invocándole, ese pecador es regenerado. Como personas regeneradas necesitamos reunirnos como iglesia para exaltar a Cristo con alabanza, canto y aclamación. En vez de estar en silencio, debemos ejercer nuestra primogenitura espiritual y exaltar a Cristo. Debemos declarar: “Señor Jesús, Tú estás a la diestra de Dios. Tú tienes la preeminencia en mi vida privada, en mi vida conyugal, en mi vida familiar y en la vida de la iglesia”. Cuanto más exaltemos a Cristo, dándole la preeminencia en todo, más seremos avivados y restaurados. IV. LA INTENCION DE DIOS ES OBTENER LA TIERRA COMO HERENCIA PARA CRISTO, Y LA MAQUINACION DE SATANAS ES TOMAR POSESION DE LA MORADA DE DIOS La intención de Dios es obtener la tierra como herencia para Cristo, y la maquinación de Satanás es tomar posesión de la morada de Dios. Esto es abarcado en los salmos 81—83. A. Israel debe clamar con júbilo a Dios Israel debe clamar con júbilo a Dios y cantar alegremente a El en las fiestas (81:1-4). Según el arreglo de Dios, Israel, el elegido de Dios, debe vivir una vida jubilosa. Las fiestas anuales, así como el año sabático y el año del jubileo, son tiempos de gozo, canto y aclamación. “Porque estatuto es de Israel, ordenanza del Dios de Jacob” (v. 4).

B. Cuando Israel escuche a Dios y ande en Sus caminos, Dios subyugará a sus enemigos Si Israel escucha a Dios y anda en Sus caminos, Dios subyugará a sus enemigos (las naciones) y alimentará a Israel de lo mejor del trigo y lo saciará con miel de la peña (vs. 5-16). El versículo 10 dice: “Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre bien tu boca, y Yo la llenaré”. Podríamos aplicar este versículo a la alabanza a Dios en las reuniones de la iglesia. Si abrimos nuestra boca alabando y aclamando a Dios, El la llenará. C. Dios juzga en medio de los jueces porque ellos juzgan injustamente al pobre y al huérfano En Salmos 81:1-7 se revela que Dios juzga en medio de los jueces (Ex. 21:6) porque ellos juzgan injustamente al pobre y al huérfano. En los tiempos del Antiguo Testamento, los jueces eran los sacerdotes, que conocían la ley de Dios y representaban a Dios para juzgar al pueblo de Dios. Salmos 82:6 es citado por el Señor Jesús en Juan 10:34 y 35. D. El salmista aspira a que Cristo juzgue la tierra y herede las naciones En el versículo 8 vemos que el salmista aspira a que Cristo juzgue a la tierra y herede las naciones: “Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque Tú heredarás todas las naciones”. Juan 5:22 nos dice que Dios dio todo el juicio al Hijo, y Salmos 2:8 revela que Dios dio toda la tierra a Cristo por heredad. Por lo tanto, la palabra de 82:8 se aplica a Cristo, Aquel que fue designado para juzgar la tierra y que es digno de heredar todas las naciones. E. La estratagema de Satanás es tomar posesión de la morada de Dios por medio de las naciones que conspiran contra los protegidos de Dios La estratagema de Satanás es tomar posesión de la morada de Dios por medio de las naciones que conspiran contra los protegidos de Dios (83:2-12). En Salmos 83:3 dice: “Contra Tu pueblo hacen planes astutos, y conspiran contra Tus protegidos [escondidos, heb.]”. Actualmente nosotros, los creyentes en Cristo, somos el pueblo de Dios a quien Dios esconde, y la gente mundana no nos conoce. Sin embargo, cuando el Señor Jesús

vuelva, los que están escondidos serán manifestados. Este es el tiempo en que no somos manifestados sino que estamos escondidos. F. El salmista ora pidiéndole a Dios que trate con las naciones Finalmente, en 83:1, 13-18, tenemos la oración del salmista en la cual le pide a Dios que trate con las naciones a fin de que ellas sepan que solamente Dios es el Altísimo sobre toda la tierra y de que busquen Su nombre. Esto ocurrirá en el milenio, el tiempo de restauración.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y DOS EL AMOR DEL SALMISTA POR LA CASA DE DIOS QUE ESTA CON CRISTO Lectura bíblica: Sal. 84 En este mensaje veremos el salmo 84, el cual se refiere al amor del salmista por la casa de Dios que está con Cristo. I. DESPUES DE QUE DIOS TRATO CON EL Y LO DESPOJO El salmo 84 es la continuación de una serie de salmos acerca del trato y el despojo de parte de Dios. El Libro 3 de los Salmos tiene mucho que decir acerca del trato y el despojo de parte de Dios. Por ejemplo, el salmista en el salmo 73 estaba desconcertado por este trato y despojo, y no tenía claridad hasta que entró en el santuario de Dios. La situación de los salmistas en tales salmos era casi como la de Job. Con la diferencia de que mientras el salmista experimentaba el trato y el despojo de Dios, Job además experimentaba el consumir de Dios. El salmo 84 utiliza un término especial: “el valle de Baca”. “Baca” significa “lágrimas”. Por lo tanto, el valle de Baca es el valle del llanto. Este término especial indica que el salmista había sido tratado por Dios y había sido despojado por El. II. BIENAVENTURADOS LOS QUE HABITAN EN LA CASA DE DIOS El versículo 4 dice que aquellos que habitan en la casa de Dios son bienaventurados. Aquí “casa” se refiere a la iglesia en su totalidad.

A. El salmista anhela y desfallece por las moradas de Dios Los versículos 1 y 2 dicen: “¡Cuán amables son Tus tabernáculos, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y desfallece por los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne claman al Dios vivo”. Los tabernáculos de Dios, las moradas de Dios, representan las iglesias locales. El salmista aún no estaba en las moradas de Dios, pero anhelaba estar allí. Su anhelo era tal que aun desfallecía. Esto muestra hasta qué punto el salmista amaba las moradas de Dios. B. En la casa de Dios el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí donde poner sus polluelos: los dos altares El salmista prosigue y se compara con el gorrión: “Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos: Tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío” (v. 3). Estos dos altares son el altar de oro para el incienso y el altar de bronce para el holocausto (Ex. 40:5-6). El altar de bronce, sobre el cual todo tipo de ofrendas eran presentadas, estaba en el atrio ante la puerta del tabernáculo. El lavacro también estaba en el atrio. En el lugar santo estaban la mesa de los panes de la proposición, el candelero y el altar de oro para el incienso. 1. El altar de bronce que estaba en el atrio, donde fueron tratadas todas las cosas negativas con las ofrendas El altar de bronce tipifica la cruz de Cristo. En este altar todas las cosas negativas fueron tratadas por las ofrendas, que tipifican a Cristo. En la cruz Cristo quitó nuestros pecados, crucificó al viejo hombre, destruyó a Satanás, juzgó el cosmos de Satanás y terminó con la vieja creación y todas las cosas negativas. Por lo tanto, fue en la cruz donde todos nuestros problemas se solucionaron, y fue en la cruz donde creímos en el Señor Jesús. En la cruz confesamos nuestros pecados, y en la cruz fuimos perdonados. Esto nos hizo aptos para poder entrar en el lugar santo y llegar a la mesa de los panes de la proposición para recibir alimento, al candelero para recibir luz, y al altar de oro para experimentar a Cristo como el incienso aceptable a Dios.

2. El altar de oro frente al Lugar Santísimo donde Dios acepta a Su pueblo en paz El altar de oro para el incienso, que estaba frente al Lugar Santísimo, es donde Dios acepta a Su pueblo en paz. Este incienso tipifica al Cristo resucitado en Su ascensión, quien es aceptado por Dios (Ap. 8:3). Cristo como nuestro incienso es fragante, placentero y aceptable. Aparte de Cristo no podemos ser aceptados por Dios. Cristo es nuestra aceptación. Por el lado negativo, en el altar de bronce nuestros problemas fueron solucionados por medio del Cristo crucificado; por el lado positivo, en el altar de oro somos aceptados por Dios en el Cristo resucitado en Su ascensión. Antes de la muerte de Cristo había un velo que separaba al Lugar Santísimo, donde estaba el arca, del lugar santo, donde estaba el altar de oro. Por lo tanto, había un velo entre el arca y el altar de oro. Mientras que algunos versículos dicen claramente que el altar de oro estaba fuera del velo, otros versículos indican que el altar de oro pertenecía al Lugar Santísimo (He. 9:4; 1 R. 6:22). Cuando Cristo murió, El rasgó el velo que separaba el lugar santo del Lugar Santísimo (Mt. 27:51; He. 10:20), por lo tanto ya no hay velo, ni separación, entre el arca y el altar de oro. El hecho de que Exodo 40:5 y 6 mencione al altar de oro junto con el altar de bronce demuestra que estos dos altares están muy relacionados. También están muy relacionados en nuestra experiencia. Primero, venimos al altar de bronce, a la cruz, donde todas las cosas negativas son tratadas. Como resultado de nuestra experiencia en este altar, somos limpiados y hechos aptos para entrar en el tabernáculo a fin de tocar a Dios en el altar del incienso. 3. Para los redimidos de Dios los dos altares son el hogar donde reposan Por medio de estos dos altares los redimidos de Dios hallan en los dos altares el hogar donde reposar con Dios. En Salmos 84:3 se habla tanto del hogar como del nido. ¿Cuál es la diferencia entre un hogar y un nido? Mientras que un hogar es un lugar de descanso, un nido es un lugar de refugio. Para nosotros en la actualidad, el altar de bronce es un refugio. Nos escondemos bajo la cruz, escapando así de nuestros problemas, y de este modo somos cubiertos en el refugio. Luego en el altar de oro tocamos a nuestro Cristo en los cielos. Esta relación no tiene como fin hallar refugio, sino reposar. La golondrina es pequeña y débil, y las tormentas y otras cosas le son un problema. Pero la golondrina tiene un nido, un refugio. Así como la golondrina que viene al nido para

poner a sus pichones, nosotros podemos venir a la cruz de Cristo como nuestro refugio. Aquí podemos traer nuestros “polluelos”, aquellos que encontramos en nuestra predicación del evangelio. En el campo espiritual, en el “nido” de la cruz podemos “poner” a nuestros polluelos, nuestros hijos espirituales. Poner los polluelos es producirlos por la predicación del evangelio. Para hacer esto tenemos que traer los pecadores a la cruz de Cristo. Es aquí, en la cruz, donde tenemos nuestro nido, nuestro refugio, y es aquí donde “ponemos nuestros polluelos”, o sea, producimos nuestros hijos espirituales. Antes de llegar a la cruz ellos eran pecadores, pero al llegar a la cruz ellos se convierten en creyentes, niños en el Señor. Cuando les enseñamos a nuestros polluelos a invocar el nombre del Señor, ellos aprenden a ofrecer oración a Dios en el altar del incienso. Luego en su experiencia estos dos altares estarán muy relacionados. Ya hemos demostrado que este salmo acerca del amor del salmista por la casa de Dios que está con Cristo, habla de los tabernáculos de Dios y de la casa de Dios. En tipología, los tabernáculos, las moradas, son las iglesias locales, y la casa es la iglesia en su totalidad. Cuando venimos a la iglesia, la casa de Dios, somos atraídos por los dos altares, los cuales son muy impactantes. En el primer altar, el altar de bronce, confesamos nuestros pecados, fracasos y defectos. Nuestros problemas son solucionados en la cruz y así estamos calificados para entrar en Dios. Luego podremos venir al altar de oro para encontrarnos con Dios. En el altar de bronce nos encontramos con el Cristo crucificado, pero en el altar de oro el Cristo crucificado se convierte en el Cristo ascendido. En Su ascensión Cristo se torna en nuestra aceptación. No importa cuán buenos o puros nos sintamos, no podemos ser aceptados por Dios fuera de Cristo. Sólo podemos ser aceptados por Dios en Cristo. Este es el significado de que Cristo sea nuestro incienso. Apocalipsis 8:3 indica que a fin de que nuestra oración sea aceptada por Dios, Cristo como el incienso debe ser añadido a ella. Por eso es que necesitamos orar en el nombre del Señor. A veces terminamos nuestra oración con las palabras “en el nombre del Señor Jesús”. Si oramos en nuestro propio nombre, no seremos aceptados por Dios. Sólo cuando estamos en el nombre del Señor seremos aceptados por Dios, pues Cristo como el incienso, como la fragancia placentera, será nuestra aceptación. Estando en El, no solamente seremos aceptables para Dios, sino también fragantes y placenteros para El. Primero la iglesia viene a ser un refugio, y luego un hogar. Antes de que fuésemos salvos y entráramos en la iglesia, no solamente vagábamos sin hogar, sino que también estábamos sin salvaguardia, protección, ni escondedero. Cuando vinimos a la iglesia, fuimos inmediatamente al altar de bronce, la cruz de Cristo, y allí, teniendo la solución a nuestros problemas, hallamos el escondedero, el refugio. Nos escondimos en la cruz.

Luego, al avanzar en nuestro contacto con Dios orando en el altar del incienso, tuvimos la sensación de que estábamos descansando en el hogar. Muchos de nosotros podemos testificar que éste fue nuestro sentir cuando vinimos a la iglesia. Al experimentar estos dos altares en la iglesia, podemos decir junto con Pablo: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a Este crucificado” (1 Co. 2:2). Sólo conocemos a Cristo y Su cruz. La cruz es nuestro refugio, nuestro escondedero, y Cristo mismo es nuestra aceptación. Día a día venimos a estos dos altares. Día a día nos escondemos y descansamos. Venimos a la cruz, donde tenemos refugio, y venimos a Cristo, donde descansamos y tenemos un hogar. C. Bienaventurados aquellos que habitan en la casa de Dios, alabándole En Salmos 84:4 dice: “Bienaventurados los que habitan en Tu casa; perpetuamente te alabarán”. Habitar en la casa de Dios es alabarlo. Nuestros grupos vitales deben estar llenos de alabanza. No alabar al Señor es estar dormido, pero alabarle es ser vital. Alabar al Señor debe ser nuestro vivir, y nuestra vida de iglesia debe ser una vida de alabanza. D. Un día en los atrios de Dios es mejor que mil fuera de ellos “Porque mejor es un día en Tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las tiendas de los impíos” (v. 10; cfr. Ez. 47:3-5; Ap. 20:4-6). Aquí el salmista habla de uno que está a la puerta, la cual es la línea divisoria entre el interior y el exterior. Ciertamente me gustaría ser uno que está a la puerta de la casa de Dios. III. BIENAVENTURADOS AQUELLOS CUYO CORAZON ESTA EN LOS CAMINOS A SION En Salmos 84:5-7 se revela que el hombre cuyo corazón está en los caminos a Sion es bienaventurado. Estar en los caminos a Sion significa que nuestra intención es venir a la iglesia. En realidad, nuestra intención de estar en la vida de la iglesia es un camino para que podamos entrar en la iglesia. A. Tienen su fuerza en Dios “Bienaventurado el hombre que tiene en Ti sus fuerzas” (v. 5a). Esto quiere decir que en los caminos a Sion tenemos fuerza en Dios. Muchos de nosotros podemos testificar de

que antes de entrar en la iglesia éramos débiles e indecisos, pero una vez que tomamos la decisión de venir a la iglesia, fuimos fortalecidos en Dios. B. Atraviesan el valle de Baca El versículo 6a habla del pasar por el valle de Baca. Como ya hemos dicho “Baca” significa “lágrimas”. Por un lado, cuando tuvimos la intención de venir a la vida de la iglesia, fuimos fortalecidos en Dios; por el otro, Satanás se nos opuso, e hizo que muchos santos sufrieran persecución. Los problemas y la persecución causados por Satanás pueden hacer de nuestro camino un valle de lágrimas. C. Cambian el valle de lágrimas en fuente Cuando pasamos por el valle de Baca, Dios lo cambia en fuente (v. 6b). Si tomamos el camino para ir a la casa de Dios, los problemas y la persecución vendrán a nosotros, y tales cosas harán que lloremos. Pero Dios cambiará nuestras lágrimas en fuente. Solamente aquellos que lloran tendrán una fuente. Cuanto más lágrimas derramamos, mayor será la fuente. D. La lluvia temprana cubre de bendición el valle de lágrimas El versículo 6c dice: “También la lluvia temprana lo cubre de bendición”. Conforme a nuestra experiencia, esto significa que nuestras lágrimas se convierten en fuente y esta fuente se convierte en la lluvia temprana que cubre el valle de bendición. Esta lluvia temprana es el Espíritu, y el Espíritu es nuestra bendición. Esta era la situación de un hermano en Chifú. Antes de creer en el Señor Jesús, él era musulmán. Después de que fue salvo y vino a la vida de la iglesia, él sufrió mucha persecución. Esta persecución casi lo mató. El derramó muchas lágrimas. Pero esas lágrimas se convirtieron en fuente; la fuente vino a ser el Espíritu como la lluvia temprana; y como resultado este hermano llegó a ser avivado. Aquellos que vienen a la vida de la iglesia al pasar por el valle de lágrimas encontrarán que este llanto se convertirá en una gran bendición para ellos. Esta bendición es el Espíritu. Las lágrimas que derramaron fueron de ellos, pero las lágrimas se volvieron una fuente que a su vez viene a ser lluvia temprana, el Espíritu como la bendición.

E. Van de poder en poder “Van de poder en poder” (v. 7a). Esto quiere decir que al poder se le agrega más poder. Aquellos que toman el camino a Sion ya tienen poder en Dios, y ahora están más fuertes, por lo tanto van de poder en poder. F. Comparecen ante Dios en Sion “Comparecen ante Dios en Sion” (v. 7b). El resultado de lo siguiente es que aparecemos ante Dios en Sion. Valoramos la habitación de Dios porque Sion está aquí. Valoramos la vida de la iglesia porque estamos en Sion. Aunque estemos sobre la tierra, en realidad estamos en la Sion celestial (He. 12:22). IV. LA ORACION DEL SALMISTA Los versículos 8, 9, 11 y 12 constituyen la oración del salmista. A. Para que Dios mirara su escudo y pusiera los ojos en el rostro de Su ungido “Mira nuestro escudo, oh Dios, y pon los ojos en el rostro de Tu ungido” (v. 9). En este versículo tanto el “escudo” como el “ungido” se refieren al rey David, quien tipifica a Cristo. Aquí el salmista oró acerca de David, diciendo que él era el escudo para protegerlos y el ungido de Dios. Sin embargo, en tipología el ungido es Cristo. En nuestra oración podemos decir: “Oh Dios, pon Tus ojos en el rostro de Cristo, Tu Ungido, quien es nuestro Salvador”. B. Para disfrutar a Jehová en Cristo como sol, escudo, gracia y gloria, sin que le falte nada El versículo 11a dice: “Porque sol y escudo es Jehová Dios”. El sol es el origen de la luz, y la luz da vida. Las plantas, los animales y los seres humanos necesitan la luz solar para poder vivir y crecer. En nuestra vida espiritual, también necesitamos la luz solar, y para esto tenemos a Cristo como el origen de nuestra luz y nuestra vida. En el versículo 11b-c el salmista pasa a decir que Jehová da gracia y gloria, y no niega nada bueno. La gracia y la gloria son Dios mismo. La gracia es Dios para nuestro disfrute, y la gloria es Dios para nuestro esplendor. Por lo tanto, en estos versículos Jehová Dios es cuatro cosas en Cristo para nosotros: el escudo, el sol, la gracia y la gloria.

El salmo 84 fue escrito conforme al trasfondo del salmista, que era muy similar al trasfondo de Job. En el versículo 11c el salmista dice que Dios “nada bueno niega a los que andan en integridad”. En el versículo 12 añade: “Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en Ti confía”. En el versículo 11d “a los que andan en integridad” probablemente se refiere, en los complejos sentimientos del salmista, a aquellos que guardan la ley. En el versículo 12 “el hombre que en Ti confía” probablemente se refiere también en los complejos sentimientos del salmista, al hombre que habita en la casa de Dios. Lo que tenemos aquí son las expresiones complejas de los sentimientos mezclados del salmista. Tales sentimientos no corresponden a la revelación de Dios. Job anduvo íntegramente, sin embargo Dios no solamente le negó algo sino que también lo despojó y consumió. Además, aunque Job confiaba en Dios, no siempre tuvo la bendición de Dios. ¿Creen ustedes que por caminar íntegramente podemos disfrutar a Cristo actualmente como nuestro sol, escudo, gracia y gloria? ¿Creen ustedes que por confiar en Dios El nos bendice? Debemos confesar que por nosotros mismos no podemos andar íntegramente o tener una confianza firme en Dios. ¿Significa, entonces, que perdemos a Cristo como nuestro sol, escudo, gracia y gloria? No, ésta no es nuestra situación. En tipología, el salmo 84 nos muestra lo excelente de la vida de la iglesia y cómo debemos valorarla. Aquí disfrutamos la cruz de Cristo y disfrutamos a Cristo mismo. Todos debemos tomar el camino que nos lleva a la iglesia y habitar ahí. Allí disfrutamos a nuestro David, nuestro Ungido, nuestro Cristo, quien es nuestro sol, nuestro escudo, nuestra gracia y nuestra gloria.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y TRES SUPLEMENTO AL MENSAJE TREINTA Y DOS ACERCA DEL SALMO 84 Lectura bíblica: Sal. 84 En este mensaje tengo la carga de dar una palabra adicional acerca del salmo 84 como suplemento al mensaje anterior. Recientemente, el Señor ha abierto el contenido intrínseco de este corto salmo. El contenido intrínseco del salmo 84 es la revelación secreta en cuanto a disfrutar al Dios Triuno encarnado. El Antiguo Testamento indica que Dios es triuno (Gen. 1:1, 26; Is. 6:1-3, 8), pero el Dios revelado en el Antiguo Testamento no es el Dios Triuno encarnado. En el Antiguo

Testamento la encarnación del Dios Triuno era un misterio escondido. Sin embargo, el primer capítulo del Nuevo Testamento, un capítulo que presenta la genealogía de Cristo, habla de que Dios se engendró en una virgen para llegar a ser un hombre en la carne (Mt. 1:20). Este es el Dios Triuno venido al hombre para ser uno con éste, para hacerse humanamente divino, el Dios-hombre, llamado Jesús (vs. 21, 23). El Señor Jesús vivió y anduvo en la tierra en una manera divino-humana por treinta y tres años y medio, y luego murió en la cruz para efectuar una muerte todo-inclusiva y sustitutiva, una muerte que resolvió todos los problemas entre Dios y el hombre. Su muerte en la cruz es tipificada por el primero de los dos altares mencionados en el salmo 84. Este altar es el altar de bronce usado para ofrecer sacrificios. Después de que Cristo pasó por la muerte, entró en la resurrección. En la resurrección El nació como Hijo primogénito de Dios. (He. 13:33; Ro. 1:3-4; 8:29). Antes de esto El era el Hijo unigénito de Dios (Jn. 1:8; 3:16). Como el Hijo unigénito de Dios, Cristo sólo tenía divinidad, mas no humanidad. No obstante, como el Hijo primogénito de Dios, engendrado en resurrección, El tiene humanidad y también divinidad; tiene tanto la naturaleza humana como la naturaleza divina. Además, en Su maravillosa resurrección Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). El Espíritu de Dios estaba en el Antiguo Testamento, pero en ese entonces el Espíritu de Dios no tenía la capacidad de dar la vida divina a la humanidad. Por esa razón, algunos de los descendientes de Adán recibían el poder de Dios pero no la vida de Dios. Sansón es un ejemplo típico de una persona que recibía el poder de Dios de parte del Espíritu de Dios pero no tenía nada de la vida de Dios. Muchos otros personajes del Antiguo Testamento, como por ejemplo Job, eran muy piadosos y devotos, pero no podemos decir que eran espirituales, o que estaban llenos de la vida espiritual y divina. Fue solamente a partir de la resurrección de Cristo, quien es el Dios Triuno encarnado, que el Espíritu de Dios pudo empezar a dar la vida divina a los seres humanos; porque fue en la resurrección que Cristo mismo llegó a ser el Espíritu vivificante. También en la resurrección de Cristo todo el pueblo escogido por Dios fue regenerado, o sea, renació. (1 P. 1:3). En el Cristo resucitado, quien es el Hijo primogénito de Dios y el Espíritu vivificante, nosotros, el pueblo escogido de Dios, fuimos regenerados para llegar a ser una nueva creación, el nuevo hombre. Cristo ascendió después de Su resurrección. Cuando ascendió a los cielos, otro altar fue establecido, el altar de oro del incienso, para que Dios aceptara lo que Cristo le llevó. Los dos altares —el altar de bronce para los sacrificios y el altar de oro del incienso— son las dos cosas culminantes y primordiales de la obra del Dios Triuno encarnado, quien es

Cristo, la incorporación de Dios para Su aumento. Este es el contenido intrínseco del salmo 84. El salmo 84 abarca cuatro aspectos. El primer aspecto es el de lo amable de la casa de Dios (v. 1). El segundo es el anhelo del salmista por entrar en la casa de Dios (v. 2). El tercero es el camino a la casa de Dios (v. 5). El cuarto aspecto consta de las bendiciones de morar en la casa de Dios para disfrutar a Dios como el sol, el escudo, la gracia y la gloria. En tal caso disfrutamos al Dios Triuno encarnado y consumado como el sol que nos suministra vida, como el escudo que nos protege del enemigo de Dios, como la gracia que disfrutamos, y como la gloria que manifiesta a Dios. Ahora consideremos este salmo con más detalle. I. UNA REVELACION SECRETA ACERCA DEL DISFRUTE DEL DIOS TRIUNO ENCARNADO Hemos mencionado que en el salmo 84 hay una revelación secreta acerca del disfrute que tenemos del Dios Triuno encarnado. Aunque muchos cristianos hablan y hasta debaten acerca de la Trinidad, no son muchos los que disfrutan al Dios Triuno encarnado. Agradecemos al Señor que en Su recobro, en la vida de la iglesia, el Cristo que disfrutamos es el Dios Triuno encarnado. Necesitamos ver que Cristo no es solamente la incorporación de Dios, sino también el Dios Triuno encarnado. En este Cristo tenemos a Dios el Padre, a Dios el Hijo, y a Dios el Espíritu. El Padre, el Hijo y el Espíritu coexisten y moran el uno en el otro. El Padre está en el Hijo, y el Hijo está en el Padre. El Padre y el Hijo están en el Espíritu, y el Espíritu está en el Padre y en el Hijo. De esta manera los tres del Dios Triuno moran el uno enel otro. Más aún, en Cristo el Dios Triuno pasó por un proceso largo para llegar a ser el Dios Triuno procesado y consumado. Este es Cristo como nuestro disfrute y como la porción que Dios nos asignó (Col. 1:12). A. El centro de esta revelación secreta: la casa de Dios El centro de esta revelación secreta es la casa de Dios (Sal. 84:4, 10a), tipificada por el tabernáculo (Ex. 40:2-8) y por el templo (1 R. 6:1-3; 8:3-11). Cristo cumplió estos dos tipos.

B. Diagrama de la disposición de la casa de Dios Ahora, quisiera pedirles que consideren el diagrama de la casa de Dios incluido en este mensaje. En este diagrama vemos los puntos principales de nuestro disfrute de Cristo como el Dios Triuno encarnado. El diagrama nos muestra que en el atrio hay dos muebles: el primer altar, el altar de bronce, donde se ofrecen los sacrificios, y el lavacro, una fuente grande que contiene agua para el lavamiento. En el primer altar, todos nuestros problemas ante Dios son resueltos por medio de los sacrificios, y nosotros somos salvos. ¿Por qué, entonces, necesitamos el lavacro? Para contestar esta pregunta necesitamos ver que la meta de Dios no es resolver nuestros problemas; la meta de Dios es hacernos la nueva creación a partir de la antigua. Para llegar a ser la nueva creación necesitamos ser lavados. Originalmente fuimos creados del polvo de la tierra, y este polvo necesita ser lavado en el lavacro. Así que, Tito 3:5 dice que Dios nos salvó “por el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo”. Después de que experimentemos el altar y el lavacro, estamos calificados para entrar en el Dios encarnado, tipificado por el tabernáculo.

En el Antiguo Testamento nadie podía entrar en Dios. Pero en Dios Su encarnación ha llegado a ser accesible. Sin embargo, muchos de los cristianos de hoy no se dan cuenta de que Dios es accesible, y por eso no pasan del primer altar al lavacro, y no entran en Dios. Ellos tal vez hablen de temer a Dios, de exaltarle y de amarle, pero no hablan de

entrar en Dios. ¿Ha entrado usted en Dios? Necesitamos pasar por el primer altar, luego venir al lavacro, y después entrar en Dios. ¿Sabe usted quién es este Dios accesible? El Dios al que tenemos acceso es Cristo, el Dios-hombre, el Dios Triuno encarnado y la incorporación del Dios Triuno. Cuando entramos en El, llegamos a la mesa de los panes de la proposición para el suministro de vida y al candelero para la luz de vida. Esto nos permite vivir y andar en el Dios Triuno encarnado. Puedo testificar que en estos días he estado viviendo y andando en el Dios Triuno encarnado. En el Dios Triuno encarnado no sólo tenemos la mesa de los panes de la proposición, sino también el segundo altar, el altar del incienso, donde se ofrece el incienso. El incienso representa a Cristo como nuestra aceptación. En el primer altar nuestros problemas ante Dios fueron resueltos por Cristo como el sacrificio. En el segundo altar Cristo es el incienso para que seamos aceptados por Dios. El diagrama de la disposición de los muebles de la casa de Dios indica que, según el Antiguo Testamento, el altar del incienso estaba en frente del arca del testimonio. Sin embargo, había un velo que separaba el altar de incienso, que estaba en el Lugar Santo, del arca del testimonio, que estaba en el Lugar Santísimo (Ex. 26:31-35). Sin embargo, por la muerte de Cristo este velo fue rasgado (Mt. 27:51; He. 10:20). Ahora no hay ninguna separación entre el altar del incienso y el arca del testimonio. Los dos son uno. Esto indica que somos aceptados por Dios en Cristo como nuestra aceptación, y llegamos a ser el testimonio de Dios para expresar y manifestar a Dios. C. Cristo como la incorporación del Dios Triuno es el cumplimiento de los tipos del tabernáculo y el templo Cristo como incorporación del Dios Triuno (Col. 2:9) es el cumplimiento de los tipos del tabernáculo y el templo. El cumplimiento comenzó en Su encarnación (Jn. 1:14; 2:21) y será consumado en la Nueva Jerusalén (Ap. 21:2-3). El Nuevo Testamento, desde Mateo 1 hasta Apocalipsis 22, abarca todo el período de la encarnación del Dios Triuno. Esta encarnación, la cual comenzó en Mateo 1, continuará hasta la consumación de la Nueva Jerusalén en Apocalipsis 21 y 22. Por consiguiente, el Nuevo Testamento es simplemente una narración de la encarnación divina, la cual comenzó con el nacimiento de Cristo y culminará en la Nueva Jerusalén. En el primer capítulo del Nuevo Testamento tenemos al Cristo individual, pero en el último capítulo tenemos al Cristo corporativo. Esto quiere decir que el Cristo individual

es el principio de la encarnación del Dios Triuno y que el Cristo corporativo, la Nueva Jerusalén, será la conclusión y la consumación. Alabamos al Señor porque hemos recibido la bendición de estar estrechamente relacionados con la encarnación del Dios Triuno por haber sido hechos parte del Cristo corporativo. Necesitamos ver esto, estar en esto, y ministrarlo a los santos. II. LAS PRINCIPALES CONSUMACIONES DEL DIOS TRIUNO ENCARNADO En cuanto al Dios Triuno encarnado, hay dos consumaciones principales. A. El primer altar La primera consumación es el primer altar, el altar de bronce, donde se ofrecen todos los sacrificios (Cristo en Su crucifixión) para resolver todos los problemas del hombre ante Dios. Acerca de esto Salmos 84:4 dice: “Aun el gorrión halla casa; y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío”. Hoy en día somos las “golondrinas” que han pasado por tormentas, vientos, lluvia, nieve, y el sol candente, y que necesitan un nido, un refugio. Nuestro refugio es el primer altar, el cual representa la cruz de Cristo. En la cruz de Cristo somos salvos, y allí tenemos nuestro nido. De hecho, nuestro nido es la cruz de Cristo mismo. En este nido ponemos nuestros polluelos; esto es producir nuevos creyentes. B. El segundo altar El segundo altar es el altar de oro del incienso (Cristo en Su ascensión) para que Dios reciba a los pecadores redimidos (v. 3). Cuando experimentamos a Cristo en Su ascensión, tenemos un lugar para descansar, y sentimos que estamos en casa. En el primer altar tenemos un nido, y en el segundo tenemos un lugar de descanso en la casa de Dios. III. LOS CAMINOS BENDITOS: LOS CAMINOS A SION En Salmos 84:5 se nos dice que es bienaventurado el hombre en cuyo corazón están los caminos a Sion. Los caminos a Sion son los caminos bendecidos por los que buscan al Dios Triuno encarnado en Sus consumaciones (que comprenden el lavacro, la mesa de los panes de la proposición, el candelero, y el arca del testimonio). En nuestras experiencias espirituales hemos aprendido que, por una parte, hemos entrado en Dios, y por otra, todavía estamos en el camino para entrar en Dios. Ninguno de nosotros puede

decir que ha entrado en Dios completamente. Muchos de nosotros apenas hemos empezado a entrar en Dios. Estamos en Dios, pero todavía estamos en el camino para entrar en Dios. A. Tienen fuerza en Dios El versículo 5a dice: “Bienaventurado el hombre que tiene en Ti sus fuerzas”. Esto indica que quien está en camino a Sion tiene su fuerza en Dios. B. Atraviesan el valle de Baca (lágrimas) El versículo 6a habla de atravesar el valle de Baca (lágrimas). En este camino hay ocasiones en que derramamos llanto. C. Cambian el valle de lágrimas en fuente Aquellos que están en el camino a Sion convierten el valle de lágrimas en una fuente (v. 6b). Esta fuente es simplemente el Espíritu. ¡Cuán maravilloso! D. La lluvia temprana cubre de bendiciones el valle de lágrimas “También la lluvia temprana lo cubre de bendición” (v. 6c). La lluvia temprana representa el Espíritu. Esto indica que cuanto más lloramos al caminar a Sion, más recibimos del Espíritu. Mientras lloramos, somos llenos del Espíritu, y el Espíritu llega a ser nuestra fuente. E. Van de poder en poder “Van de poder en poder” (v. 7a). Esto indica que mientras vamos por el camino de bendición buscando al Dios Triuno encarnado, vamos de poder en poder. Como resultado, nadie podrá desviarnos. IV. ALGUNOS ASUNTOS ADICIONALES A. Nuestro escudo y el ungido de Dios En Salmos 84:9 dice: “Mira nuestro escudo, oh Dios, y pon los ojos en el rostro de Tu ungido”. Aquí el “escudo” y el “ungido” se refieren al rey David, quien tipifica a Cristo.

B. Estar a la puerta de la casa de Dios El versículo 10 habla de estar a la puerta de la casa de Dios. Es mejor estar a la puerta que morar en las tiendas del malvado. Sin embargo, no debemos de estar satisfechos con estar solamente a la puerta de la casa de Dios, sino que debemos entrar en Su casa. C. Los que andan en integridad y el hombre que confía en Dios El versículo 11 habla de aquellos que caminan en integridad, y el versículo 12 concluye diciendo: “Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en Ti confía”. Aquí “los que andan en integridad” se refiere probablemente, según los sentimientos del salmista, a los que guardan la ley. “El que en Ti confía” posiblemente se refiera, según los sentimientos del salmista, a los que habitan en la casa de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y CUATRO CRISTO EN CONTRASTE CON LA RESTAURACION DEL PUEBLO DE DIOS, LA SALVACION PERSONAL Y EL SER LIBRADO DE LOS SUFRIMIENTOS Lectura bíblica: Sal. 85—89 En este mensaje abarcaremos los salmos del 85 al 89. A fin de poder entrar en el significado intrínseco de estos cinco salmos, necesitamos ver que la meta del libro de los Salmos es hacer volver al pueblo de Dios de muchas cosas que ellos consideran positivas y dirigirlos a Cristo. Por ejemplo, los salmos 1 y 2 muestran que debemos volvernos a Cristo de ciertas cosas que a nuestros ojos parecen positivas. De los cinco salmos que veremos en este mensaje, tres de ellos (Sal. 85, 86, 88) nos muestran un trasfondo especial y los otros dos (Sal. 87, 89) nos muestran la manera de seguir adelante a partir de este trasfondo. El trasfondo de los salmos 85, 86 y 88 incluyen tres cosas: la restauración del pueblo de Dios, la salvación personal y el ser librado de los sufrimientos. A través de los siglos, el pueblo de Dios ha orado por avivamiento, por restauración corporativa. También el pueblo de Dios se ha preocupado por la salvación personal, no sólo de la perdición eterna, sino también de muchas cosas molestas y de los enredos de la vida diaria.

Además, todos los cristianos oran por sus sufrimientos, pidiéndole a Dios que los libre de ellos. A nuestros ojos estas tres cosas son positivas, pero a los ojos de Dios no lo son. Los salmos 87 y 89 presentan a Cristo con los santos de Dios, la casa de Dios, la ciudad de Dios y la tierra de Dios. El Cristo revelado en estos salmos está en contraste con la restauración del pueblo de Dios, la salvación personal y el ser librado de los sufrimientos mencionados en los salmos 85, 86 y 88. Por esta razón he titulado a este mensaje “Cristo en contraste con la restauración del pueblo de Dios, la salvación personal y el ser librado de los sufrimientos”. En la actualidad a muchos cristianos no les interesa nada que esté relacionado con Dios. Si realmente tienen interés, su mayor preocupación es principalmente la restauración, la salvación personal y el ser librados de los sufrimientos. Pasemos ahora a los salmos del 85 al 89 y mirémoslos uno por uno. I. LOS HIJOS DE CORE BUSCAN LA RESTAURACION DE ISRAEL En el salmo 85 vemos que los hijos de Coré buscan la restauración de Israel. En el versículo 4 el salmista ora: “Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación, y haz cesar Tu indignación contra nosotros”. En el versículo 6 él pregunta: “¿No volverás a darnos vida, para que Tu pueblo se regocije en Ti?” En los versículos del 8 al 11 el salmista escribe acerca de que Jehová hable paz con Su pueblo, acerca de Su salvación, que está cerca de los que le temen, y acerca de la gloria, la benignidad, la verdad y la justicia. Los versículos 12 y 13 concluyen: “Ciertamente Jehová dará el bien, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de El, y Sus pasos nos pondrá por camino”. Esta búsqueda de la restauración de Israel estaba basada en la promesa que Dios dio a los antepasados de Israel de darles a sus descendientes la tierra, la paz y muchas otras cosas buenas. Sin embargo, los hijos de Coré tuvieron la experiencia del castigo de Dios, de la desolación y de la degradación del pueblo de Dios. Por lo tanto, en su búsqueda, como lo narra este salmo, ellos oraron por la restauración. Ciertamente esto era bueno e importante, pero necesitamos ver qué es lo que Dios dirá acerca de eso. II. DAVID BUSCA SU SALVACION PERSONAL El salmo 86 trata acerca de la búsqueda de David de su salvación personal. Al leer este salmo debemos prestar atención especial a los versículos 2, 11-13 y 15-16. En el versículo 2 David oró: “Guarda mi alma, porque soy piadoso; salva Tú, oh Dios mío, a Tu siervo que en Ti confía”. En el versículo 16 él dijo: “Mírame y seme propicio; da Tu poder a Tu

siervo, y guarda al hijo de Tu sierva”. La búsqueda de David de su salvación personal era importante; no obstante, sólo era importante en sí misma para un fin más elevado. Podemos usar como ejemplo el acto de comer. Comer es importante no por el hecho en sí sino por una razón más importante. De la misma forma, es importante ser salvo, pero la salvación tiene un fin más elevado, y no es un fin en sí misma. III. DIOS DESEA A SION CON CRISTO Mientras que el salmo 85 habla de que los hijos de Coré buscan la restauración, y el salmo 86 habla de que David busca la salvación, el salmo 87 muestra que Dios desea a Sion con Cristo. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, Sion siempre implica la casa de Dios y la ciudad de Dios. “Sion” es un título poético para la iglesia en un sentido universal y también local (He. 12:22; Gá. 4:22). Por lo tanto, Sion representa la iglesia universal y localmente. La Sion celestial es el lugar de descanso final para los vencedores (Ap. 14:1). El salmo 87 hace referencia primero al cimiento de Sion, que se llama “Su (de Dios) cimiento” (v. 1). El cimiento divino, que tipifica a Cristo como único cimiento de Dios para la edificación de Su casa, la iglesia (1 Co. 3:11), está construida en “los montes santos”, que tipifican las iglesias locales. Jerusalén fue edificada sobre estos montes santos, y de entre estos montes el pico más elevado es aquel en el que se construyó a Sion, que tipifica la iglesia. En Salmos 87:2 dice: “Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob”. Las puertas sirven para entrar y salir, lo cual da a entender comunión. El hecho de que la Nueva Jerusalén tendrá doce puertas indica que la ciudad santa de Dios estará llena de comunión. Hace poco, por causa de la comunión entre las iglesias, el Señor nos llevó a la práctica de agruparnos y mezclarnos. Sin embargo, algunos santos sólo se interesan por la jurisdicción de su iglesia local, y no quieren que nadie venga a ellos y toquen algo relacionado con su iglesia local. Esto significa que ellos cierran las puertas. Según las palabras del hermano Nee, ellos hacen de su iglesia local una “iglesia autóctona” y un “pequeño imperio”. Esto no es Sion, pues Sion tiene muchas puertas para la comunión. El salmo 87 revela a Cristo con los santos como casa de Dios para la ciudad de Dios y para que Dios gane toda la tierra. Los versículos 5 y 6 dicen: “Y de Sion dirá: éste y aquél han nacido de ella, y el Altísimo mismo la establecerá. Jehová contará al inscribir a los pueblos: éste nació allí”. Las palabras “éste y aquél” que nacen en Sion muestran que

Sion está llena de santos. El versículo 6 nos dice que “Este” (Cristo, el Unico) nació allí. Cristo mismo y todos los santos nacieron en Sion. A parte de los que nacieron en Sion, el salmo 87 habla de la gente nacida en otros cinco lugares: Rahab, Babilonia, Filistea, Tiro y Cus. “Rahab” es un título poético que se refiere a Egipto. En la Biblia Egipto representa un lugar lleno de recursos, un lugar donde es fácil progresar y donde uno puede hacerse una fortuna para su disfrute. Cuando había hambre en Canaán y escaseaba la comida, la gente iba a Egipto, una tierra de riquezas, lo cual implica el mundo actual. Babilonia era famosa por su gloria y sus logros humanos. Era la continuación de Babel, donde el hombre se esforzaba por glorificarse a sí mismo y construyó una torre que se erguía hacia el cielo. Nabucodonosor, rey de Babilonia, edificó un imperio grande y poderoso, un monumento a la gloria y los logros humanos. Filistea estaba muy cerca a la tierra santa. Según la Biblia, los filisteos eran hábiles en manipular las cosas santas de una manera humana. Cuando ellos capturaron el arca de Dios y la llevaron a su país, ellos se ingeniaron una manera de transportarla. Al haber tenido contacto con la tierra santa y aprendido acerca de las cosas de la tierra santa, los filisteos aprendieron a manipular las cosas santas conforme a la sabiduría humana. En la actualidad hay mucha gente que no está metida en las cosas santas pero se acercan bastante a ellas y tienen su manera humana de manipularlas. Según la Biblia y la historia, Tiro era un país de comerciantes, de mercaderías y de una civilización avanzada. Su tráfico comercial era su gloria. Existen muchos “Tiros” hoy sobre la tierra. Por último tenemos a Cus (Etiopía). Cus era un lugar de donde la gente venía para aprender acerca de la tierra santa. Por ejemplo, la reina de Saba vino de Etiopía para oír a Salomón. El eunuco etíope, en Hechos 8, también vino a la tierra santa para aprender. Así, en la historia Cus, o Etiopía, también ha tenido un nombre y una reputación. La gente de estos cinco lugares representa toda la gente de la tierra. La gente de estos cinco lugares se jactaba de sus “gigantes”, diciendo: “Este nació allá” (v. 4b). Egipto podía decir que los faraones habían nacido en Egipto, y Babilonia podía decir que Nabucodonosor había nacido en su suelo. Pero ¿qué dice Dios acerca de Sion? El declara: “Este y aquél han nacido en ella”. Moisés, Josué, David, Elías, Pedro, Pablo, Lutero, Calvino, Wesley, Zinzendorf, Darby, Watchman Nee, y muchos otros, nacieron en Sion. Finalmente, el Unico, Cristo, quien es la totalidad de todos los santos como el

que es todos los santos y está en todos los santos (Col. 3:11), nació allí. Esta es la contabilidad de Dios, la crónica de Dios, referente a Sion. No todos los santos nacidos en Sion son famosos. Al contrario, entre los cantores y tañedores (v. 7), hay muchos desconocidos. Tal vez nosotros seamos los desconocidos hoy, pero podemos cantar y alabar al Señor, diciendo de Sion, la ciudad de Dios: “Todas mis fuentes están en ti”. Dejemos que Egipto se jacte del Nilo, y Babilonia del Eufrates. Ellos no tienen las fuentes, pero nosotros los que estamos en Sion sí las tenemos. IV. HEMAN, HIJO DE CORE, BUSCA SER LIBRADO DE LOS SUFRIMIENTOS En el salmo 88 tenemos a Hemán, hijo de Coré, que busca ser librado de los sufrimientos. En los versículos del 14 al 17 el salmista dice: “¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma? ¿Por qué escondes de mí Tu rostro? He estado afligido y a punto de morir desde mi juventud; he llevado Tus terrores y estoy abatido. Sobre mí han pasado Tus iras, y me han aniquilado Tus terrores. Me han rodeado como aguas todo el día; a una me han cercado”. Hay muchos cristianos en la actualidad, como Hemán, que sufren, y para ellos no hay nada más importante que ser librados de los sufrimientos. V. EN CUANTO A CRISTO, EL UNGIDO, DIOS TIENE LA INTENCION DE QUE POSEA TODA LA TIERRA El salmo 89, especialmente los versículos 3-4, 19-29 y 34-37, revela la intención que Dios tiene para con Cristo, Su Ungido, de que posea toda la tierra. Este salmo, igual que el 88, es la oración del santo, pero en contraste con la oración del salmo 88 donde se pide liberación de los sufrimientos, la oración del salmo 89 se refiere a Cristo, el Unico. A Dios sólo le interesa Este, el que nació en Sion, no nuestros sufrimientos. El Unico en la crónica de Dios del salmo 87 ha venido a ser el Ungido, el Santo de Dios, el Poderoso de Dios, en el salmo 89. El se ha convertido en el Primogénito y “el más alto de los reyes de la tierra” (v. 27). Su trono será como el sol delante de Dios; será establecido para siempre como la luna (vs. 36-37). Dios establecerá Su descendencia para siempre y “Su trono como los días de los cielos” (v. 29). Dios extenderá el territorio de este Unico para que posea toda la tierra, poniendo “Su mano sobre el mar, y sobre los ríos Su diestra” (v. 25). Yo creo que se refiere al mar Mediterráneo, el centro de la tierra habitada. La palabra “ríos” quiere decir que toda la tierra pertenecerá a Cristo. Las partes de la tierra están representadas por sus ríos, tales como Egipto por el Nilo y Babilonia por el Eufrates. Que el territorio de Cristo se extienda a todos los ríos,

significa que Cristo poseerá todas las partes de la tierra y que El poseerá así toda la tierra. El salmo 89 es un salmo largo que revela que a Dios no le interesa nada más que Cristo como el Poseedor único de toda la tierra. Sin embargo, nosotros damos importancia a ciertas cosas espirituales: restauración, salvación personal, liberación de los sufrimientos; como muy positivas. Pero si descuidamos a Cristo, sufriremos una gran pérdida. Nuestra búsqueda y oración no tocarán el corazón de Dios porque el corazón de Dios está inclinado sólo a Cristo con Sion, donde hay muchos santos cuyo único interés es la casa de Dios y la ciudad de Dios, con el fin de que Cristo posea toda la tierra. El deseo de Dios es este Cristo que nació en Sion con muchos santos para el beneficio de la casa de Dios y la ciudad de Dios, para que Dios pueda ganar toda la tierra. Esta es la economía de Dios. A Dios no le interesan la restauración, la salvación personal ni la liberación de los sufrimientos como a nosotros. A Dios no le interesa el tipo de restauración o de salvación que buscamos para nosotros mismos. Dios salva a la gente para Su economía. Dios salva al hombre para Su Cristo, para Su Sion, y para Su casa y Su ciudad a fin de que un día gane toda la tierra por medio de Cristo con Sus vencedores. Esto es lo que Dios busca. VI. CINCO SALMOS SOBRESALIENTES DE ENTRE LOS DIECISIETE DEL LIBRO TERCERO DE LOS SALMOS En el Libro Tercero de los Salmos hay cinco salmos sobresalientes. A. En el salmo 73 se revela a Dios como nuestra única porción El salmo 73 revela a Dios como nuestra única porción. Ahí el salmista declara: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Y fuera de Ti nada deseo en la tierra” (v. 25). B. En el salmo 80 se revela a Cristo como Aquel que tiene la preeminencia El salmo 80 revela a Cristo como Aquel que tiene la preeminencia. En el versículo 17 el salmista ora: “Sea Tu mano sobre el varón de Tu diestra, sobre el hijo de hombre que para Ti fortaleciste”. Este salmo revela que Cristo tiene la preeminencia en todo el universo.

C. En el salmo 84 se revela a Cristo como la casa de Dios con dos altares para “los gorriones” y “las golondrinas” El salmo 84 revela a Cristo como la casa de Dios con los dos altares para “los gorriones” y “las golondrinas”, o sea, para los débiles. Podemos ser “gorriones” y “golondrinas” débiles, pero disfrutamos al Dios Triuno encarnado con los dos altares como Su gran consumación. D. En el salmo 87 se revela a Sion con Cristo, amado por Dios El salmo 87 revela a Sion con Cristo, cómo es amado por Dios. Esto se refiere a la iglesia con Cristo y con tantos santos amados por Dios, pues Sion será la casa de Dios y también la ciudad de Dios como el reino para que Dios pueda ganar toda la tierra. E. En el salmo 89 se revela a Cristo como el Ungido de Dios que posee toda la tierra El salmo 89 revela a Cristo como el Ungido de Dios que posee toda la tierra, con Su territorio, el cual se extiende desde el mar hasta los ríos. De los diecisiete salmos del Libro Tercero de los Salmos, estos cinco son sobresalientes, pues nos muestran a Cristo, los santos, la casa de Dios y la ciudad, la iglesia local y universal llena de puertas, llena de comunión, para que Dios se pueda mover para así cumplir Su economía eterna. Este es el significado intrínseco del Libro Tercero. F. Alude al Dios Triuno procesado y consumado como el disfrute todo-inclusivo de Su pueblo escogido en el Cristo encarnado, crucificado, resucitado y exaltado Finalmente, estos cinco salmos sobresalientes del Libro Tercero muestran al Dios Triuno procesado y consumado como el disfrute todo-inclusivo de Su pueblo escogido en el Cristo encarnado, crucificado, resucitado y exaltado. El Dios Triuno procesado y consumado se revela en los Salmos, y el disfrute del pueblo escogido de Dios también se revela allí. Su disfrute está en el Cristo encarnado, crucificado, resucitado y exaltado. Estas cuatro cosas referentes a Cristo (Su encarnación, Su crucifixión, Su resurrección y Su exaltación) son reveladas repetidas veces en los Salmos. El único interés de Cristo es el cumplimiento de la economía de Dios para que podamos disfrutar en plenitud al Dios Triuno procesado y consumado.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y CINCO EXPERIENCIAS MAS HONDAS DE DIOS QUE TIENEN LOS SANTOS EN LA IDENTIFICACION CON CRISTO Lectura bíblica: Sal. 90—92 Los Salmos es el libro más difícil de leer y de entender en la Biblia. Está dividido en cinco libros. El Libro Primero está compuesto de los salmos del 1 al 41; el Libro Segundo del 42 al 72; el Libro Tercero del 73 al 89; el Libro Cuarto del 90 al 106; y el Libro Quinto del 107 al 150. La división de los Salmos en cinco libros no está en orden cronológico, o sea, no están ordenados conforme al tiempo en que fueron escritos. Tampoco el arreglo de los libros está acorde con la naturaleza de la enseñanza que hay en ellos. En cada salmo hay una mezcla de la revelación acerca de Cristo y los sentimientos complejos de los salmistas, sentimientos que concuerdan con los pensamientos de los escritores acerca del bien y del mal. En este mensaje hemos llegado al Libro Cuarto, el cual, como el Libro Tercero, tiene diecisiete salmos. Los diecisiete salmos del Libro Cuarto están clasificados en tres categorías. Los salmos 90—92 forman una categoría; 93—101 forman una segunda categoría, y 102—106 forman la tercera. Es difícil decir que los Salmos fueron divididos en cinco libros, pero podemos estar seguros de que este arreglo no fue hecho por la mente humana. Por supuesto que algunas personas hicieron los arreglos, pero el Espíritu también estaba presente. Como el Señor nos mostró durante nuestro estudio de los Salmos en 1969, los cinco libros de los Salmos fueron divididos por el Espíritu de acuerdo con cuatro palabras cruciales: Cristo, casa, ciudad y tierra. Aunque el salmo 1 trata de la ley, en el salmo 2 el salmista se vuelve de la ley a Cristo. En el salmo 7 tenemos el decreto de Jehová acerca de Su Hijo: “Mi Hijo eres Tú; Yo te engendré hoy”. Esto quiere decir que a Dios no le importa la ley sino Su Hijo, Cristo. En Salmos 27:4 tenemos una palabra acerca de la casa: “Una cosa he pedido a Jehová, ésta buscaré; que more yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en Su templo”. El salmo 36:8 habla de estar saturado de la grosura de la casa de Dios y de beber del río de Sus delicias, porque con El está el manantial de la vida (v. 9a). El salmo 46:4a dice: “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios”. En el salmo 48 encontramos expresiones tales como “la ciudad de nuestro Dios” (v. 1) y “la ciudad del gran Rey” (v. 2). En el salmo 72, el ultimo

salmo del Libro Segundo, hay una palabra concerniente a la tierra. El versículo 8 dice: “Dominará El de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra”. El salmo 89, el ultimo salmo del Libro Tercero, revela a Cristo como la única Pascua de toda la tierra. Por lo tanto, en los Salmos vemos a Cristo, la casa, la ciudad y la tierra. En este mensaje, titulado “Experiencias más hondas de Dios que tienen los santos en la identificación con Cristo”, veremos los salmos del 90 al 92. Al leer estos salmos, necesitamos buscar lo que revelan acerca de las experiencias más hondas de Dios y acerca de la identificación con Cristo. El salmo 90 empieza hablando de Dios como nuestra morada: “Señor, Tú nos has sido morada de generación en generación”. En efecto, la Biblia es el único libro que nos dice que Dios puede ser nuestra morada. En Salmos 42:1 se habla de suspirar por Dios como la cierva anhela las corrientes de las aguas. Al predicar el evangelio, podemos decirles a las personas que pueden beber, comer y respirar al Señor Jesús, pero ¿le ha dicho usted alguna vez a alguien que puede morar en el Señor? Morar en el Señor es más profundo que beber de El. Muchos de nosotros, después de venir a la vida de la iglesia, podemos testificar acerca de beber, comer y respirar a Cristo, pero ¿ha tenido usted alguna vez el pensamiento de morar en Cristo? Salmos no es un libro acerca del bien y del mal. Salmos es un libro acerca de Cristo; un libro acerca de beber, comer y respirar a Cristo y morar en El. Cristo es el agua viva que satisface nuestra sed. En el salmo 36 está el río de las delicias de Dios del cual podemos beber, y también la grosura de la casa de Dios de la cual podemos comer. Podemos beber, comer y respirar al Señor. Ahora en el salmo 90 vemos que también podemos morar en el Señor. El salmo 90 también fue escrito por Moisés, quien dio la ley con todos los estatutos y ordenanzas. En el versículo 1 Moisés, ya anciano, proclamó que Dios es nuestra morada de generación en generación. Luego en el versículo 2 prosigue: “Antes que los montes naciesen, y formases la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, Tú eres Dios”. Este era un pensamiento nuevo, algo sin precedentes. ¿Ha considerado usted alguna vez que Dios sea nuestra morada? Desde mi juventud los maestros de la Biblia me han enseñado acerca de permanecer en Cristo, lo cual se menciona en Juan 15. El Señor Jesús dijo: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros” (v. 4a). Allí entendí la palabra “permaneced” como estar o quedarse, y no como morar. Pero con el tiempo supe que la palabra griega traducida “permaneced” no significa simplemente estar sino morar. Permanecer en Cristo es morar en El, y no sólo estar o quedarse en El. Cuando moramos en nuestra casa, tenemos nuestra vida y

nuestro vivir allí. Esto significa que nuestra vida y nuestro vivir están totalmente ligados a nuestra morada. Gastamos más dinero en nuestra casa que en cualquier otra cosa. Algunas personas realmente aman su casa y todos los muebles que hay en ella. Además, nuestra casa indica la clase de persona que somos. Por ejemplo, en Escocia la gente es conocida por la excelente manera de cuidar sus casas. Según lo dicho por Moisés en Salmos 90:1, nuestra casa o morada es el Dios Triuno como nuestro Señor. Morar en Dios es la experiencia más profunda que tenemos en El. Cuando experimentamos al Dios Triuno al grado de tomarlo como nuestra morada, tenemos la experiencia más profunda de Dios. Como ya lo hemos dicho, los salmos del 90 al 92 tratan de las experiencias más hondas de Dios que tienen los santos en la identificación con Cristo. Hemos visto que la experiencia más profunda de Dios es morar en El, pero ¿qué se revela en estos salmos acerca de la identificación con Cristo? Para responder a esta pregunta necesitamos leer 91:9: “Porque has puesto a Jehová, que es mi refugio, al Altísimo por Tu habitación”. Moisés, el escritor del salmo 90, tomó a Jehová como su morada, y el escritor del salmo 91 hizo lo mismo. Los versículos 11 y 12 indican que el “Tu” del versículo 9 alude a Cristo. Estos versículos son citados en Mateo 4:6 y aplicados a Cristo. Lo anterior muestra que no sólo Moisés tomó a Dios como su morada, sino que incluso el Señor Jesús, mientras estaba en la tierra, tomó a Dios el Padre como Su habitación. Tanto Moisés, quien dio la ley, como Cristo, quien da la gracia, igualmente toman a Dios como su morada, como su habitación. Tomar a Dios como nuestra habitación, nuestra morada, es la más elevada y plena experiencia que tenemos de Dios. Tomar a Dios como nuestra morada es experimentarlo a lo máximo. Probablemente ninguno entre nosotros se animaría a decir que mora en Dios todo el tiempo. Sin embrago, esto fue lo que Cristo hizo. Mientras El vivía Su vida humana sobre la tierra, constantemente tomó a Dios el Padre como Su habitación. Estar identificado con Cristo es estar identificado con El, no solamente en Su muerte, resurrección y ascensión, sino también en tomar a Dios como habitación. Así es como nos identificamos con Cristo. Muchos libros han sido escritos acerca de nuestra identificación con Cristo en Su muerte, resurrección y ascensión. Jessie Penn-Lewis recalcó la identificación con Cristo en Su muerte; Austin Sparks subrayó la identificación con Cristo en Su resurrección; y el hermano Nee hizo hincapié en la identificación con Cristo en Su ascensión. Si hemos de identificarnos con Cristo en Su muerte, resurrección y ascensión, necesitamos morar en Cristo. Si no moramos en Cristo, nos separamos de El y por ende no nos identificamos con El. La única manera en

que nos podemos identificar con Cristo en Su muerte, resurrección y ascensión es morar en Cristo, y morar en Cristo no es solamente estar en El sino también morar en El, tomándolo como nuestro todo. Que moremos en nuestra casa significa que tenemos nuestro vivir allí en muchas facetas. Por ejemplo, yo como mis comidas en casa, sentándome a la mesa en mi cómoda silla. De la misma forma, morar en Dios es tener nuestro vivir en Dios. A menudo hablamos de comer a Cristo, pero necesitamos ver que cuando comemos a Cristo, deberíamos morar en El. Veamos ahora estos tres salmos uno por uno. I. EL LIBRO CUARTO DE LOS SALMOS REVELA EXPERIENCIAS DE DIOS MAS HONDAS QUE LOS SANTOS TIENEN EN LA IDENTIFICACION CON CRISTO, Y COMO DIOS RECOBRA SU TITULO Y SU DERECHO SOBRE LA TIERRA El libro cuarto de los Salmos revela experiencias más hondas que los santos tienen en la identificación con Cristo, y cómo Dios recobra Su título y Su derecho sobre la tierra. Esto quiere decir que nuestra experiencia de morar en Dios prepara el camino para que Cristo venga a poseer la tierra para que así Dios pueda recobrar Su título y Su derecho sobre la tierra. Título quiere decir propiedad, y derecho se refiere a todos los derechos de Dios sobre la tierra. Sin las experiencias más hondas de Dios que los santos tienen, Dios no tiene posibilidad de recobrar el título y el derecho. Esto significa que si bebemos a Cristo, le comemos y le bebemos sin tomarle como nuestra habitación, Dios no puede recobrar la tierra. Este pensamiento se encuentra en Juan 15. En Juan 14:2 el Señor Jesús dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay ... voy, pues, a preparar lugar para vosotros”. Estas moradas no son las habitaciones de una mansión celestial, como se supone comúnmente, sino lugares en la casa de Dios. En 15:4 el Señor también dijo: “Permaneced en Mí”. Esto revela que Cristo no es solamente el camino a la casa, sino que El mismo es la casa. Morar en Cristo es habitar en El. Al habitar nosotros en Cristo, El puede recobrar la tierra. A. El libro primero de las Salmos revela a Cristo; los libros segundo y tercero revelan a Cristo junto con la casa y la ciudad de Dios El libro primero de los salmos revela a Cristo; los libros segundo y tercero revelan a Cristo junto con la casa y la ciudad de Dios.

B. Los libros segundo y tercero concluyen con la extensión del reino de Dios a toda la tierra Tanto el libro segundo como el tercero concluyen con la extensión del reino de Dios a toda la tierra (Sal. 72:8, 11, 19; 89:25, 27). II. EXPERIENCIAS MAS HONDAS DE DIOS QUE TIENEN LOS SANTOS EN LA IDENTIFICACION CON CRISTO A. Experiencias más hondas de Dios que tienen los santos El salmo 90 revela las experiencias más hondas de Dios que tienen los santos. 1. Toman al Dios de la eternidad como morada Como ya lo hemos dicho, los versículos 1 y 2 hablan de que los santos toman al Dios de la eternidad como morada. El ha sido nuestra morada en todas las generaciones. De eternidad a eternidad El es Dios. 2. Se dan cuenta de cuán efímera es la vida humana y de los pecados y aflicciones en ella Si usted toma a Dios como su morada, se dará cuenta de que el lapso de tiempo de su vida sobre la tierra es corto (vs. 3-11). En el versículo 10 Moisés dijo: “Los días de nuestros años son setenta años; y si a causa de mayor vigor, son ochenta años, con todo, su orgullo es trabajo y pesar, porque pronto pasa, y volamos”. Sin embargo, para el Señor mil años “son como el día de ayer que se va, y como una vigilia en la noche” (v. 4). Según la Biblia, la persona que más vivió fue Matusalén; él vivió novecientos sesenta y nueve años. Sin embargo, a los ojos de Dios esto era menos de un día. El corto lapso de tiempo de nuestra vida está llena de pecados y aflicciones. Si alguien tiene tal comprensión, debe ser alguien que toma a Dios como su morada. Yo quiero morar en Cristo; quiero morar en El cada minuto, pues fuera de El hay pecados y aflicciones. 3. Le piden a Dios que les enseñe a contar sus días Moisés, quien escribió según la comprensión que proviene de morar en Dios, oró así: “Enséñanos, pues, a contar nuestros días, para que ganemos para el corazón sabiduría”

(v. 12). Ganar un corazón sabio nos permite llevar una vida alegre y jubilosa (vs. 13-17). Moisés tenía el profundo sentir de que necesitaba aprender a contar sus días para poder vivir alegremente. Cuando miramos el pasado, nos sentimos avergonzados. Esto quiere decir que necesitamos dejar que Dios nos enseñe a contar nuestros días. Los jóvenes tal vez no entiendan el significado de esto, pero como anciano puedo testificar que yo sé cómo contar mis días. Cuento cada día. B. En la identificación con Cristo El asunto de la identificación con Cristo está revelado en el salmo 91. 1. Hacen de Jehová el Altísimo su morada, habitan en el lugar secreto y moran a Su sombra bajo Sus alas En la identificación con Cristo, los santos hacen de Jehová el Altísimo su morada, habitan en Su lugar secreto y moran a Su sombra bajo Sus alas (vs. 1-9). Todos necesitamos morar en Dios habitando en Su lugar secreto (v. 1). Esta es la verdadera unidad con Dios. Aquí Dios viene a ser nosotros; somos constituidos con El; y nosotros y Dios vivimos juntos como uno solo. 2. Están bajo el cuidado de los ángeles y huellan a Satanás el enemigo En la identificación con Cristo, nosotros estamos bajo el cuidado de los ángeles, y hollamos a Satanás el enemigo (vs. 11-13; Mt. 4:6). En Salmos 91:13 dice: “Sobre el león y la cobra pisarás; hollarás al leoncillo y a la serpiente”. Aquí Satanás es comparado con el león que devora al pueblo de Dios y con la serpiente que envenena al pueblo de Dios. En Mateo 4 vemos que mientras el Señor Jesús tenía una vida humana en la tierra, estaba bajo el cuidado de los ángeles, quienes lo protegían de Satanás y de los espíritus malignos. Mateo 4:11 dice que los ángeles vinieron a El y le servían. En la actualidad los ángeles también nos protegen y guardan, como Hebreos 1 lo indica. 3. Ponen su amor en Dios, y El los pone en alto, y ven Su salvación en la extensión de sus días En la identificación con Cristo, los santos ponen su amor en Dios, y El los pone en alto, y ellos ven Su salvación en la extensión de sus días (Sal. 91:14-16). Estos versículos son una profecía acerca de Cristo. Cristo ha puesto Su amor en Dios el Padre. Cristo ha sido exaltado al lugar más alto del cielo, y ahora ve la salvación de Dios en la extensión de

Sus días en resurrección. Cristo murió, pero en resurrección El vivirá para siempre. Por lo tanto, El puede decir: “Estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos” (Ap. 1:18a). Esta es la extensión de Sus días en resurrección para cumplir Su salvación, profetizada no sólo en el salmo 91 sino también en Isaías 53. Debemos estar identificados con Cristo en todas estas cosas. Si estamos identificados con Cristo, también tomaremos a Dios como nuestra habitación. Seremos uno con Cristo en Su crucifixión, en Su resurrección, en Su ascensión y en Su posesión de Dios como habitación. Entonces viviremos con El y pondremos nuestro amor en Dios. Así, seremos exaltados, y veremos la salvación de Dios en la extensión de nuestros días. C. El resultado El salmo 92 nos muestra el resultado de la experiencia más honda que tienen los santos en la identificación con Cristo. 1. Se regocijan en las grandes obras de Jehová Primero, el resultado es que los santos se regocijan en las grandes obras de Jehová (vs. 1-9). Si no moramos en Dios, si no le tomamos como nuestra habitación, tal vez veamos muchas cosas, pero estas cosas serán insignificantes. Pero cuando moramos en Dios, tomándole como nuestra habitación, vemos Sus grandes obras. Por ejemplo: mientras moro en Dios hoy, puedo ver la expansión de Su recobro en Rusia y en Polonia. Ciertamente ésta es una gran obra de Dios. Al morar en Dios veremos Sus grandes obras y nos regocijaremos. 2. El cuerno de ellos ha sido exaltado por Jehová, y ellos se mezclan con el aceite fresco En el versículo 10 el salmista dice: “Pero Tú exaltas mi cuerno como el del búfalo; soy ungido con aceite fresco”. La palabra hebrea aquí traducida “ungido” (la misma palabra que se usa en Levítico 2:4) también se puede traducir “mezclado”. El aceite fresco es el Espíritu consumado, que es fresco y actual. Yo puedo testificar que en los últimos cinco años he disfrutado la mezcla con el aceite fresco más que nunca, y he sido lleno de gozo en el Señor. 3. Florecen como la palmera, y crecen como el cedro del Líbano Los versículos del 12 al 14 dicen: “El justo florecerá como la palmera; crecerá como el cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios

florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán llenos de savia y verdes”. La poesía aquí es un cuadro de aquellos que experimentan a Dios de una manera más honda al morar en El, tomándolo como el todo mientras viven en la casa de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y SEIS DIOS RECOBRA SU TITULO Y SU DERECHO SOBRE TODA LA TIERRA POR MEDIO DEL REINADO DE CRISTO Lectura bíblica: Sal. 93—101 Los salmos del 93 al 101 son un grupo, un conjunto. Si uno lee estos nueve salmos cuidadosamente, verá que los primeros ocho son muy similares. Son como un solo salmo porque hablan de la misma cosa con un mismo matiz, tono y énfasis. El salmo 101 es la conclusión de esta colección de salmos, y muestran cómo Cristo reinará y juzgará en Su reino. Estos salmos tratan de la obra de Dios de recobrar Su título y Su derecho sobre toda la tierra mediante el reinado de Cristo. Los maestros y los estudiantes de la Biblia concuerdan en que la Biblia está centrada en Cristo. Si tenemos un entendimiento intrínseco de Génesis, por ejemplo, veremos a Cristo en ese libro. Del mismo modo, Cristo es revelado en el libro de Levítico. El Dr. Scofield resaltó el hecho de que cada página de Levítico muestra a Cristo. Sin embargo, para poder ver a Cristo en Levítico, necesitamos una guía apropiada que nos proporcione la enseñanza necesaria. En este sentido somos como el eunuco etíope de Hechos 8, que estaba leyendo el profeta Isaías. Felipe le preguntó: “¿Entiendes lo que lees?” (v. 30). El eunuco replicó: “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (v. 31a). Si queremos ver a Cristo claramente en los Salmos, necesitamos una guía apropiada. Necesitamos entender que los Salmos es un libro muy sólido en cuanto a la revelación de Cristo en la economía de Dios. No obstante, cuando nosotros leemos los Salmos, es fácil pensar que nos ayudan a ser devotos y piadosos, a adorar, a alabar y a agradecer a Dios, e incluso a comportarnos mejor. En realidad ése no es el fin de los Salmos. Por el contrario, los Salmos usan estas cosas como trasfondo para la revelación acerca de Cristo. En el Libro 1 de los Salmos vemos a Cristo y cierto énfasis en la casa de Dios (27:4). En el Libro 2 vemos a Cristo con la casa de Dios y como la ciudad de Dios. En el salmo 48 la ciudad es claramente recalcada. En el Libro 3 no sólo tenemos a Cristo, la casa, y la

ciudad sino también la tierra. El último salmo del Libro 3, el salmo 89, dice que Cristo vendrá a reinar y a poseer toda la tierra desde el mar (el Mediterráneo) hasta todos los ríos, lo cual indica todos los lugares, de la tierra (v. 25). Hemos señalado que los diecisiete salmos del Libro 4 están agrupados en cuatro conjuntos. El primer grupo, el cual incluye los salmos del 90 al 92, trata de lo que es experimentar a Dios profundamente identificándonos con Cristo y tomando a Dios como nuestra morada. El segundo grupo, los salmos del 93 al 101, nos muestra que Dios recobrará completamente Su título y Su derecho sobre la tierra mediante el reinado de Cristo. La primera página del periódico indica que el mundo hoy está lleno de oscuridad y pecado, y de peleas entre individuos, entre sociedades y entre naciones. Pero los salmos del 93 al 101 proclaman gozosamente que Dios recobrará Su titulo y Su derecho sobre la toda la tierra. Dios tiene el derecho sobre la tierra porque la tierra y toda su plenitud — todos los diferentes pueblos, sin importar raza ni color— fue creada por El. Entonces, El es el Dueño de la tierra y tiene el título de propiedad. El tiene el pleno derecho de reclamar la tierra, y El lo va a hacer por medio del reinado de Cristo. Según el salmo 101, Cristo reinará y juzgará en benignidad y juicio. Salmos 94:15a dice: “El juicio será vuelto a la justicia”. Esto indica que en la tierra de hoy el juicio se ha desviado de la justicia, pero cuando Cristo regrese para reinar, El traerá la justicia y hará que el juicio vuelva a la justicia. Cristo está con nosotros en la iglesia, pero hoy día el mundo está sin Cristo, y por esta razón el mundo es maligno, oscuro y pecaminoso. No obstante, el reino venidero de Cristo hará una gran diferencia por toda la tierra. En vez de iniquidad e injusticia, habrá juicio y justicia. Consideremos algunos asuntos relacionados con la obtención de la tierra de parte de Dios por medio de Cristo, y luego veremos uno por uno los salmos del 93 al 101. I. DIOS LE DIO A CRISTO LA TIERRA POR POSESION Y LAS NACIONES POR HERENCIA Salmos 2:8 dice: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión Tuya los confines de la tierra”. Esto indica que Dios le ha dado a Cristo la tierra como posesión y las naciones como herencia. Por lo tanto, la tierra y las naciones le pertenecen a Cristo. Estados Unidos le pertenece a Cristo, no a los estadounidenses, y Rusia también le pertenece a Cristo, no a los rusos.

II. CRISTO VIENE A TOMAR POSESION DE LA TIERRA AL PONER EL PIE DERECHO EN EL MAR Y EL IZQUIERDO EN LA TIERRA Apocalipsis 10:1-2 nos muestra que Cristo vendrá a tomar posesión de la tierra cuando ponga Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra. Al poner Cristo Sus pies sobre el mar y sobre la tierra estará pisando sobre ellos, y hacer esto es tomar posesión de ellos (Dt. 11:24; Jos. 1:3; Sal. 8:6-8). Para poseer la tierra, uno tiene que poseer el mar primero. Por esta razón, Cristo poseerá la tierra cuando ponga Su pie primero en el mar y luego en la tierra. III. EL REINO DEL MUNDO VIENE A SER EL REINO DE NUESTRO SEÑOR Y DE SU CRISTO, Y EL REINARA POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS Apocalipsis 11:15 nos dice que el reino del mundo llegará a ser el reino de nuestro Señor (Dios) y de Su Cristo, y que Cristo reinará por los siglos de los siglos. IV. CRISTO REINA Y EL MUNDO ES AFIRMADO “Jehová reina; vestido está de majestad; Jehová se vistió, se ciñó, de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá. Firme es Tu trono desde la antigüedad; Tú eres desde la eternidad” (Sal. 93:1-2). Estos versículos indican que cuando Cristo reine en la tierra, ésta se afirmará. Sin embargo, aparte del reinado de Cristo, la tierra puede ser fácilmente sacudida. Cuando Dios recobre Su título y Su derecho sobre la tierra mediante el reinado de Cristo, la tierra no será sacudida sino que será establecida. V. CRISTO EJECUTA EL JUICIO SOBRE EL MUNDO El salmo 94 revela que Cristo ejecutará Su juicio sobre el mundo. El versículo 1 dice: “Jehová, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, resplandece”. Ya que existe hoy tanta injusticia en la tierra, es necesario que el Dios de las venganzas resplandezca. Cuando Cristo reine, resplandecerá, y este resplandor será la venganza que ejecutará sobre el mundo injusto. El versículo 10 dice: “El que disciplina a las naciones, el que enseña al hombre la ciencia, ¿no reprenderá?” Cuando Cristo reine, El disciplinará a las naciones. Aparentemente esto no está ocurriendo hoy en día; al parecer Dios no está haciendo nada en cuanto a los asuntos del mundo. En realidad, Dios está reinando y hasta cierto punto, El ha estado disciplinando a las naciones. Por ejemplo, en la segunda guerra mundial El trató con Hitler, con Mussolini y con Japón. En la era venidera, Cristo disciplinará a cada

nación así como un padre disciplina a sus hijos. En aquel tiempo, el juicio sobre el mundo volverá a ser justo (v. 15a). VI. CRISTO, EL GRAN REY, POSEE LA TIERRA En estos salmos la tierra, el mundo, los pueblos y las naciones son mencionados una y otra vez. El salmo 95 revela a Cristo como un gran Rey que posee la tierra. Jehová como Cristo es un gran Rey que está sobre todos los dioses (v. 3). En Su mano están las profundidades de la tierra; las alturas de los montes son Suyas (v. 4). Suyo es el mar, pues El lo hizo; y Sus manos formaron la tierra seca (v. 5). Por lo tanto, el salmista dice: “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (v. 6). VII. CRISTO VIENE A JUZGAR LA TIERRA, EL MUNDO Y LOS PUEBLOS CON JUSTICIA Y VERDAD, Y A REINAR SOBRE LAS NACIONES En 96:3-13 vemos que Cristo vendrá a juzgar la tierra, el mundo, y los pueblos con justicia y verdad y que El reinará sobre las naciones. La palabra “pueblos” en versículos 3, 5, 7, 10 y 13 indican que El juzgará a los pueblos de toda raza y color. En el versículo 13 el salmista concluye diciendo que Jehová “viene a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con Su verdad”. Esto nos revela claramente que Dios recobrará su título y Su derecho sobre la tierra por medio del reinado de Cristo. VIII. CRISTO REINA, Y LA TIERRA SE ALEGRA Y SE REGOCIJA Según Salmos 97:1-2, 4-6, 8-9, 11, Cristo reinará, y la tierra se alegrará y se regocijará. Hoy la tierra no es placentera, y por eso los habitantes de la tierra no están alegres. Pero cuando Cristo reine, la tierra se alegrará y se regocijará. IX. TODOS LOS CONFINES DE LA TIERRA HAN VISTO LA SALVACION DE DIOS El salmo 98 declara que los confines de la tierra han visto la salvación de Dios. Los versículos 2 y 3 dicen: “Jehová ha hecho notoria Su salvación; a vista de las naciones ha revelado Su justicia. Se ha acordado de Su benignidad y de Su fidelidad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios”. Toda la tierra ha visto la salvación de Dios.

X. CRISTO REINA EN SION, Y LOS PUEBLOS SE ESTREMECEN El salmo 99 habla de que Cristo reina en Sion y de que todos los pueblos se estremecen. Hoy las naciones que rodean a Israel están tratando de destruirlo. Pero cuando Cristo reine en Sion, todas las naciones que están al rededor de Sion se estremecerán (vs. 1-2, 4, 9). XI. TODA LA TIERRA HACE UNA ALGARABIA DE GOZO ANTE CRISTO El salmo 100 empieza con un mandato para toda la tierra: “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra” (v. 1). Según indica Darby en una nota de pie en su traducción de la Biblia, la palabra hebrea que se traduce “cantad alegres” se puede traducir “haced una algarabía de júbilo”. Cuando estamos jubilosos gritamos, y cuando gritamos con seguridad hacemos ruido. Algunas veces en nuestras reuniones debemos hacer una algarabía de gozo ante el Señor, alabándole y gritando: “¡Aleluya!” Esto alegrará al Señor, y pondrá en vergüenza al diablo y a los demonios. Cuando estamos en silencio, estamos moribundos, pero cuando alabamos al Señor con una algarabía de gozo, somos fortalecidos. XII. LA BENIGNIDAD Y LA EQUIDAD SON LA BASE DEL REINADO Y EL JUICIO DE CRISTO El salmo 101 nos revela que la benignidad y la equidad serán la base del reino y del juicio de Cristo (tipificado por David, vs. 1, 6, 8) Al parecer este salmo no pertenece a la sección que habla de que Dios recobrará la tierra mediante el reino de Cristo. No obstante, este salmo es la conclusión de esta sección. El salmo 101 es lo que Cristo, quien reina en la tierra por Dios, le dice a Dios. En los tiempos del salmista el nombre Cristo, el Ungido, no había sido revelado; por consiguiente, David el ungido de Dios fue usado para tipificar a Cristo como el hombre que Dios ungió para que reinara sobre toda la tierra en Su lugar. Así que este salmo revela que Cristo reinará sobre la tierra con benignidad y equidad, y que tratará con todos los impíos. Cuando Cristo reine sobre la tierra en la era venidera, la benignidad y la equidad serán la base de Su reino y de Su juicio sobre la tierra. Los versículos 1 y 2a dicen: “Benignidad y equidad cantaré; a Ti cantaré salmos yo, oh Jehová. Prestaré atención al camino de los perfectos”. No olviden que quien habla aquí es David, el cual es tipo de Cristo; esto indica que estas palabras son las palabras que

Cristo habla a Dios. Así que, quien habla aquí en realidad es Cristo. Cristo cantará a Jehová la benignidad y la equidad. Cristo también prestará atención al camino de los perfectos. Si estamos en el camino de los perfectos, Cristo pondrá atención a nuestro camino. El salmo 101 habla en detalle acerca de que Cristo reinará, regirá y juzgará en la era venidera. Cuando leemos este salmo, vemos muchas virtudes que se manifestarán en el reinado de Cristo sobre la tierra. Hoy la tierra está llena de injusticia, pero tenemos esperanzas de que la tierra será recobrada. Un día el título y el derecho que Dios tiene sobre la tierra será recobrado por medio del reinado de Cristo. Entonces las virtudes descritas en el salmo 101 se manifestarán.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y SIETE LA TIERRA SE VUELVE AL SEÑOR POR MEDIO DE SION Lectura bíblica: Sal. 102—106 Al principio del estudio de los Salmos destacamos el hecho de que dicho libro fue escrito por santos piadosos. Estos santos estaban muy cerca de Dios, y consideraban y pensaban mucho en lo relacionado con Dios y Sus intereses. Muchos de los salmos fueron escritos durante tiempos de sufrimiento. Mientras los salmistas estaban sufriendo y expresaban ciertos sentimientos y opiniones muy complicados, brotaron algunos pensamientos muy elevados principalmente relacionados con Cristo, con la casa de Dios, con la ciudad de Dios y con la recuperación del título y del derecho de Dios sobre la tierra. En el Antiguo Testamento dicha recuperación es llamada la restauración, y se refiere al milenio. La casa de Dios denota el hogar de Dios y también Su familia; la ciudad de Dios tiene relación con Su reino, y la restauración venidera se refiere al milenio. Estos cuatro —Cristo, la casa de Dios, la ciudad de Dios y la restauración venidera— son los elementos básicos y las partes que componen la esencia interna de la Biblia. Podíamos decir que los Salmos son un extracto de toda la Biblia. La Biblia empieza con la existencia de Dios y pasa a hablar de la creación, la cual da ciertos indicios acerca de Cristo. A partir de Cristo brota la iglesia, la cual es la casa de Dios. Cuando la iglesia como casa de Dios es fortalecida y engrandecida, llega a ser una ciudad, esto es, el reino de Dios. Finalmente, el reino de Dios restaurará la tierra durante el milenio, el cual tendrá su consumación en el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén —la

consumación de la casa de Dios y del reino de Dios— como centro. El extracto de la Biblia, que tenemos en los Salmos, es la llave que abre toda la Biblia. En este mensaje llegamos a otro grupo de salmos, que son del salmo 102 al 106, y éstos son algo difícil de entender. En este grupo primeramente vemos a Cristo. El salmo 102 es un salmo que habla de Cristo. La evidencia clara de esto es la cita de los versículos del 25 al 27 que se hace en Hebreos 1:10-12. El título del salmo 102 nos dice que es la oración de un afligido, de uno que está sufriendo. El salmista, un hombre piadoso, estaba sufriendo por la destrucción y la devastación de Sion, el templo y la santa ciudad. El sufría a tal grado que desmayaba. El caso fue el mismo con Jeremías, quien, después de la destrucción de Jerusalén y el templo, viendo la devastación del templo y la ciudad, se sentó en una montaña fuera de la ciudad y escribió el libro de Lamentaciones, y probablemente también desmayaba mientras lo escribía. El hombre piadoso que escribió el salmo 102 también estaba afligido por la destrucción del templo y de la ciudad. Desmayado por el sufrimiento, oró a Dios y derramó su queja. La palabra “queja” en el título de este salmo no se refiere a que el salmista estaba quejándose delante de Dios; más bien, esta palabra denota una situación de mucha miseria: el sufrimiento causado por la destrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén. El salmo 102 tiene tres secciones. Del versículo 1 al 11 tenemos una sección, la cual trata de los sufrimientos y las aflicciones; los versículos del 12 al 22 son la segunda sección, y tratan de la reconstrucción de Sion, la restauración del templo y de la santa ciudad que habían sido destruidos; y los versículos del 23 al 28 comprenden la tercera sección, en la cual se nos muestra al Señor como Aquel que es eterno en Su resurrección. En Apocalipsis 1:18 Cristo, Aquel que vive, dice: “Estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos”. La resurrección es la extensión de los días del Señor; El existirá por los siglos de los siglos en Su resurrección. Según el salmo 102, la restauración de Sion y de Jerusalén hace que las naciones se vuelvan a Dios. Por esta razón le he titulado este mensaje: “La tierra se vuelve al Señor por medio de Sion”. Sion aquí es la que fue reconstruida después de su devastación. Así que, la segunda sección de este salmo nos presenta un cuadro de la restauración del templo y de la ciudad de Jerusalén, los cuales fueron destruidos y asolados. Esta reconstrucción hace que toda la tierra y los pueblos de todas las naciones se vuelvan al Señor. En tipología, el salmo 102 primeramente se refiere al sufrimiento de Cristo, especialmente a Su muerte. El sufrimiento de Cristo culminó en Su muerte, y por medio

de Su muerte la iglesia, la casa de Dios, llegó a existir. Con el tiempo, la iglesia como casa de Dios llega a ser la ciudad de Dios, el reino de Dios. Entonces en Efesios 2:19 se hace referencia tanto a la casa de Dios como al reino de Dios. La historia de Israel es un cuadro de la historia de la iglesia. Israel experimentó destrucción y devastación, y el pueblo de Israel fue capturado y llevado cautivo a Babilonia. Del mismo modo, en el libro de Apocalipsis vemos que la gran Babilonia está en contra de la iglesia. Finalmente, Babilonia la Grande caerá, y la iglesia será completamente establecida. La reconstrucción de la iglesia volverá a todas las naciones al Señor, y los reinos del mundo vendrán a ser el reino de Dios y de Cristo (Ap. 11:15). El salmo 102 nos presenta la muerte de Cristo y Su existencia en Su resurrección. El producto de la muerte y resurrección de Cristo es Sion junto con la casa de Dios y la ciudad de Dios. Por lo tanto, en el salmo 102 tenemos la muerte y la resurrección de Cristo y a Sion. Sion es el principal nombre asignado a la iglesia. Gálatas 4:26 dice que la “Jerusalén arriba” es madre de nosotros, y Hebreos 12:22 nos dice que hemos venido al “monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial”. Además, en nuestro estudio del salmo 84 vimos que “los caminos de Sion” mencionados en dicho salmo (v. 5) son los caminos de la vida de la iglesia. Apocalipsis 14 nos muestra que los ciento cuarenta y cuatro mil serán arrebatados y llevados al monte de Sion. Hoy día vamos con rumbo a Sion, la cumbre más alta de las montañas de Dios. Esta Sion es la iglesia. El salmo 102 es muy profundo, y contiene secretos escondidos. Si tenemos perspicacia al estudiar este salmo, veremos que el sufrimiento y la muerte de Cristo no sólo tienen como fin la redención sino también la restauración. Los versículos del 1 al 11 hablan del sufrimiento; los versículos del 12 al 22 hablan de la restauración; y los versículos del 23 al 28 hablan de la continua existencia de Cristo en Su resurrección. El sufrimiento de Cristo tiene como fin la redención, y la finalidad de ésta es producir la iglesia como casa y ciudad de Dios, lo cual tendrá su consumación en la restauración. Es en la resurrección de Cristo, por ella y mediante ella, que la iglesia alcanzará su consumación en la restauración. La muerte de Cristo produjo la iglesia, y Su resurrección prolonga la existencia de la iglesia. Habiendo sido producida por la muerte de Cristo, la iglesia existe continuamente en la resurrección de Cristo. Esto es lo revelado en el salmo 102. No debemos estudiar los salmos del 102 al 106 de una forma superficial, natural, ni simplemente poniendo atención a la letra impresa. Debemos estudiar estos salmos, así como los demás salmos, con mucha oración y considerando la santa Palabra. Si estudiamos los salmos de este modo, nos daremos cuenta de que los salmos del 102 al

106 son un grupo. El salmo 102, la oración de un santo afligido, es el cimiento de este grupo. Hemos subrayado el hecho de que este salmo nos muestra los sufrimientos de Cristo, la iglesia producida por Sus sufrimientos, y la continuación de la existencia de ésta en la resurrección de Cristo, que obedece a la inmutable existencia de Cristo en Su resurrección. Como veremos, los otros cuatro salmos de este grupo narran la historia de Dios, y tres de ellos —los salmos 104, 105 y 106— son los “salmos de aleluyas”. Con estos tres salmos tenemos el principio de las expresiones de “aleluya” en los Salmos. Consideremos el salmo 102 más detalladamente y luego pasemos a considerar la narración de la historia de Dios en los salmos del 103 al 106. I. EL SALMO 102 ES LA ORACION DE UN AFLIGIDO El título del salmo 102 es “Oración del afligido, cuando desmaya y derrama su queja delante de Jehová”. Este salmo es entonces una expresión del sentimiento del salmista y de su aflicción (vs. 1-5, 9-11) y hace referencia a la aflicción de Cristo (vs. 6-8). II. CRISTO ES LA CLAVE QUE VUELVE LA TIERRA AL SEÑOR Los versículos del 6 al 8 y del 12 al 27 revelan que Cristo es la clave que hará que la tierra se vuelva al Señor y que recobrará el título y el derecho a Dios sobre la tierra. Sin Cristo esto no podría llevarse a cabo. A. Basado en Sus sufrimientos Que Cristo sea la clave que hace que la tierra se vuelva al Señor, se basa en Sus sufrimientos (vs. 6-8). El versículo 7 dice: “Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado”. Aquí el “tejado” se refiere al techo plano de una casa judía. A menudo la gente subía al tejado a orar. Pedro hizo esto en Hechos 10:9. Ya que Salmos 102:7 se refiere a Cristo, este versículo indica que cuando el Señor Jesús estaba en la Tierra, probablemente había ocasiones en que durante la noche El, como el pájaro solitario sobre el tejado, velaba y oraba, y se ocupaba de los intereses de Dios. Esta también fue la situación del escritor de este salmo. Por causa de la devastación de Sion, no podía dormir ni quedarse en cama; así que fue a la azotea a derramar su queja ante Dios, pidiéndole que mirara a Sion, a la ciudad, y al templo. Salmos 102:7 es un versículo específico que se refiere a los sufrimientos de Cristo, a Su aflicción. Su aflicción se relaciona con Su celo por la casa de Dios (Jn. 2:17; Sal. 69:9). Cristo en Sus sufrimientos velaba cuidando no de Sus propios intereses, sino de los de la

casa de Dios. Así que, se comparó con el pájaro solitario sobre el tejado de la casa. Puesto que El velaba por los intereses de Dios, se comparó con el pájaro sobre el tejado. Este fue un aspecto de los sufrimientos de Cristo. Como ya dijimos, los sufrimientos de Cristo tenían como fin producir la iglesia. Los cristianos de hoy se dan cuenta de que los sufrimientos de Cristo, los cuales culminaron en Su muerte, tenían por objeto efectuar la redención; pero muy pocos se dan cuenta de que Sus sufrimientos también tenían el propósito de producir la iglesia. Necesitamos ver que la muerte de Cristo tenía como fin la redención para producir la iglesia. B. Por medio de Sion Hemos visto que la conversión de la tierra al Señor se basa en los sufrimientos de Cristo, los cuales producen la iglesia. Ahora necesitamos ver que la conversión de la tierra al Señor se lleva a cabo por medio de Sion, esto es, por medio de la iglesia. La iglesia hoy es Sion. No debemos de pensar que lo que estamos haciendo en el recobro del Señor es algo insignificante. A los ojos de Dios, la obra de Su recobro es muy significativa. La iglesia fue producida mediante la muerte de Cristo, y luego la iglesia estuvo en la Tierra por un tiempo. Sin embargo, la iglesia fue devastada y destruida. Hoy debemos afligirnos por la degradación de la iglesia. Debemos afligirnos hasta el punto de desmayar. Como personas afligidas, debemos presentar nuestra queja ante Dios, diciendo: “¿Señor, dónde está Sion? ¿Dónde está Tu ciudad santa? Podemos ver a Babilonia la grande por doquier, pero ¿dónde está la iglesia?” Israel es tipo de la iglesia. En los mensajes que vamos a compartir acerca de Josué, Jueces y Rut, veremos que estos libros son una crónica de la historia de los elegidos de Dios. Desde nuestro punto de vista tal narración es desagradable y es una tragedia; pero desde el punto de vista de Dios esta crónica es agradable porque aun entre los elegidos de Dios que fueron asolados, había algo en la Tierra para Dios, y entretanto que Dios tenga algo en la Tierra, El está satisfecho. Hoy el principio es el mismo en la iglesia. La vida apropiada de iglesia ha sido completamente asolada, y por todas partes vemos a Babilonia la grande, pero Dios aún tiene algo para Sí en la Tierra. Esto es el recobro del Señor. Aunque la historia de Israel relatada en Josué, en Jueces y en Rut es desalentadora, de todos modos había un remanente para Dios. El todavía tenía un remanente. Por un corto tiempo, durante el período de los jueces, este remanente constaba de sólo dos personas: Booz, un judío, y Rut, una moabita. Después de que se casaron, llegaron a ser la línea genealógica que traería a Cristo. De acuerdo con la genealogía que aparece en

Mateo 1, Booz engendró de Rut al abuelo de David. Así que aunque Israel, los elegidos de Dios, habían sido derrotados, todavía quedaba un remanente que podía traer a Cristo. Hoy, aun en medio de la degradación y devastación de la iglesia, Dios todavía tiene un remanente para Cristo, y nosotros por esto le debemos adorar. 1. Sion es el centro de la ciudad de Jerusalén Sion es el centro de la ciudad de Jerusalén (Sal. 102:16, 21), y tipifica la iglesia como el centro del reino de Dios (Mt. 16:18-19). En Mateo 16:18 y 19 las palabras iglesia y reino son usadas de manera intercambiable. Esto indica que la iglesia es el reino y que el reino es la iglesia. 2. Las piedras de Sion son el deleite de los siervos del Señor, y a su polvo le tienen cariño Salmos 102:14 dice: “Porque Tus siervos se deleitan en sus piedras, y tienen cariño a su tierra”. La palabra hebrea traducida “tierra” puede también traducirse “polvo”. En este versículo las piedras tipifican a los creyentes, el material para la edificación de la iglesia (1 P. 2:5), y el polvo, la tierra, tipifica el terreno de la iglesia. ¿Se deleita usted con todos los miembros de la iglesia? ¿Tiene usted cariño al terreno de la iglesia? Tenemos que alegrarnos con todos los miembros de la iglesia, y también debemos cuidar del terreno de la iglesia. 3. Trae a los pueblos y los reinos de la Tierra a la alabanza y la adoración a Jehová Salmos 102:21 y 22 dice: “Para que se anuncie en Sion el nombre de Jehová, y su alabanza, en Jerusalén, cuando los pueblos y los reinos se congreguen en uno para servir a Jehová”. Estos versículos indican que por medio de la Sion establecida y restaurada — la iglesia— todas las naciones y los reinos serán traídos a la alabanza y la adoración a Jehová. Esto se refiere a que la iglesia hará que el mundo se vuelva al Señor. C. Por causa de Su existencia eterna e inmutable Cristo como la clave que hace que la tierra se vuelva al Señor por Su existencia eterna e incambiable (vs. 24-27; He. 1:10-12). Cristo murió y resucitó, y ahora vive para siempre en Su resurrección. La existencia de Cristo permanece inmutable por todas las generaciones a causa de Su resurrección.

La muerte de Cristo produjo la iglesia. La iglesia ha sido devastada y será restaurada. Más adelante la resurrección de Cristo hará que la iglesia siga existiendo. III. ALABANZA A JEHOVA, QUIEN RECOBRO EL TITULO Y EL DERECHO SOBRE TODA LA TIERRA POR EL REINADO DE CRISTO El salmo 102 es un salmo acerca de Cristo, la iglesia y la restauración. En los salmos del 103 al 106 tenemos la alabanza a Jehová, quien ha recobrado el título y el derecho sobre toda la tierra por el reinado de Cristo. A. Narración de la historia de Dios Si unimos estos cuatro salmos, veremos que ellos narran la historia de Dios. 1. En Su benignidad y Sus compasiones al perdonar los pecados, y al sanar, redimir y cuidar a Su pueblo El salmo 103 habla de la historia de Dios en Su benignidad y Sus compasiones al perdonar los pecados, y al sanar, redimir y cuidar de Su pueblo. Esta es la primera parte de la historia de Dios. “Bendice, alma mía, a Jehová, cuanto hay en mi ser bendiga Su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de Sus beneficios” (vs. 1-2). Estos beneficios incluyen el perdón, la sanidad, la redención, y la corona de benignidad y de compasiones (vs. 3-4). En el versículo 5 el salmista añade: “El que sacia de bien la flor de tu vida de modo que tu juventud se renueve como el águila”. El significado en el hebreo de “la flor de tu vida” no es muy claro; algunos traducen esta expresión “tus años”. La Septuaginta usa la palabra “deseo”. La flor de nuestra vida es la parte más vigorosa de nuestra vida, que es nuestra juventud. Puesto que Dios sacia de bien la parte más vigorosa de nuestra vida, nuestra juventud es renovada. Puedo dar testimonio, como persona de edad, de que día tras día siento que estoy siendo renovado. Esta renovación me capacita para ponerme en pie y hablar por el Señor. En el versículo 7 el salmista dice: “A Moisés dio a conocer Sus caminos, y a los hijos de Israel Sus actos”. Esto es asombroso. A los que tienen experiencia Dios les muestra Sus caminos, y a los jóvenes, a los niños, les muestra Sus actos. Hoy día algunos entre

nosotros conocen los caminos de Dios, mientras que otros sólo conocen Sus actos. Tanto Sus caminos como Sus actos son beneficios para nosotros. Los versículos del 12 al 14 declaran: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras transgresiones. Como el padre se compadece de los hijos, así se compadece Jehová de los que le temen. Porque El conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo”. Ni el oriente ni el occidente tienen límite. ¡Qué bueno que cuanto está lejos el oriente del occidente, Dios alejó de nosotros nuestras transgresiones! Además, según lo indica el versículo 14, El conoce nuestra condición, nuestro cuerpo, mucho más que cualquier médico. 2. En Su grandezaal crear el universo y su plenitud El salmo 104 trata de la grandeza de Dios al crear el universo y su plenitud. Según se usa aquí, la plenitud incluye todo lo que hay en el universo. En cuanto a la grandeza de Dios en la creación, el versículo 24 dice: “¡Cuántas son Tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de Tus criaturas”. 3. Al tratar con Abraham y sus descendientes según el pacto que El hizo Otra parte de la historia de Dios se relata en el salmo 105. Este salmo habla de Dios en la forma en que trató a Abraham y a sus descendientes según el pacto que El hizo. 4. Al tratar con Israel en el desierto y en la tierra prometida, con Su favor y según Su pacto El salmo 106, el último salmo de este grupo, habla de Dios y de la manera que trató con Israel en el desierto y en la tierra prometida con Su favor y según Su pacto. B. Brotan aleluyas La alabanza a Jehová en los salmos del 103 al 106 hacen brotar aleluyas. Estos aleluyas empiezan en 104:35 y continúan en 105:45 y en 106:1, 48.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y OCHO

LA MAS ELEVADA REVELACION DE CRISTO Lectura bíblica: Sal. 107—110 Los Salmos es un libro bastante difícil de leer porque al hacerlo podemos fácilmente ser incitados a ocuparnos en cosas tales como la piedad y el consuelo. Los cristianos leen los Salmos principalmente con el fin de llegar a ser piadosos y recibir consuelo. Ellos valoran este libro porque tienen la idea de que les enseña a ser piadosos y les ofrece consuelo para los sufrimientos de la vida humana. Todos necesitamos consuelo, y en los Salmos hay muchos versículos que traen palabras de consuelo divino. Esta puede ser la razón por la que las sociedades bíblicas con frecuencia publican el Nuevo Testamento junto con los Salmos. Al leer los Salmos nos es difícil evitar la piedad y el consuelo que vemos allí. Esta era mi situación cuando yo era joven. Deseaba ser piadoso, pero no sabía cómo lograrlo. Deseaba recibir consuelo, pero no sabía dónde encontrarlo. Por consiguiente, pasé por la experiencia de leer los Salmos como un libro relacionado con la piedad y el consuelo. Si leemos los Salmos buscando piedad y consuelo, dicha lectura no hará brotar aleluyas de nosotros. ¿Puede usted decirme si conoce a alguien que lea los Salmos buscando la piedad y tratando de hallar consuelo, cuya lectura produzca en él exclamaciones de aleluya? Dudo que haya alguien así. Los Salmos culminan en aleluyas porque es un libro que tiene la más elevada revelación acerca de Cristo. En Lucas 24:44 el Señor Jesús dijo: “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. No debemos pensar que los Salmos es un libro de piedad o de consuelo. Por supuesto, hay muchos versículos en los Salmos en cuanto a la piedad, y hay muchos versículos en los que podemos recibir consuelo. Pero no debemos buscar ni la piedad ni procurarnos consuelo aparte de Cristo. Sin El no podemos ser verdaderamente piadosos, y sin Cristo no hay verdadero consuelo. Si sólo nos interesan la piedad y el consuelo pero no Cristo, no obtendremos nada. Pero si tenemos a Cristo, aunque ni siquiera pensemos en la piedad y el consuelo, podremos ser piadosos y recibiremos mucho consuelo. Puedo atestiguar que cuando me preocupo por Cristo, soy lleno de piedad, santidad, consuelo y alegría. Hay dos maneras de estudiar la Biblia: la manera natural o humana, y la divina o espiritual. Si se estudia los Salmos según la manera natural, se obtiene piedad y se recibe consuelo. Si se estudia los Salmos según la manera espiritual, se obtiene a Cristo y

la casa, es decir, la iglesia, y la ciudad, o sea el reino, con el fin de traer restauración a toda la tierra. La Biblia no tiene como fin primario hacernos piadosos ni consolarnos. La Biblia nos enseña que Cristo es la centralidad de la economía eterna de Dios, la cual produce la iglesia, primero como casa de Dios y luego como reino de Dios, y esto da como resultado el reino milenario, el cual trae la plena restauración de toda la creación, lo cual tendrá su consumación en el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén. Los Salmos no trata primordialmente de la piedad y del consuelo, sino de Cristo con la casa de Dios y la ciudad de Dios, lo cual conduce a la restauración del universo durante el milenio y nos introduce en el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén. ¿Había usted considerado esto? Cuando leamos los Salmos, nuestro interés en la piedad y en el consuelo debe ser reemplazado por Cristo. Los salmos fueron escritos no solamente por David sino por diferentes escritores, incluyendo a Moisés y a algunos de los hijos de Coré. Finalmente, los ciento cincuenta salmos fueron organizados en el orden en que aparecen actualmente. Creo que este orden fue establecido después de Malaquías, cerca del año 400 a. de C. La secuencia en que están es muy significativa. Por ejemplo, indudablemente es significativo que inmediatamente después del salmo 1, que trata de la ley, tengamos el salmo 2, el cual trata de Cristo, el Hijo de Dios, y el Ungido de Dios. No es cosa sencilla ver cómo se pueden agrupar los salmos. En los mensajes anteriores consideramos el grupo compuesto de los salmos del 102 al 106. Vimos que el salmo 102 revela a Cristo como la llave que vuelve la tierra al Señor, y que los salmos del 103 al 106 son una narración de la historia de Dios en cuanto al perdón de nuestros pecados, en cuanto a Su grandeza al crear el universo y su plenitud, en cuanto a la forma en que trató a Abraham y a los descendientes de éste según Su pacto, y en cuanto a Su trato con Israel en el desierto y en la tierra prometida. En este mensaje consideraremos otro grupo de salmos: los salmos del 107 al 110. En el salmo 107 hay un cambio de matiz, y en el salmo 110 tenemos la más elevada revelación acerca de Cristo. Allí la revelación de Cristo llega a la cumbre. Creo que fue Martín Lutero quien dijo que el salmo 110 es el salmo más elevado de todos. En los salmos anteriores Cristo es revelado en muchos aspectos diferentes. En los mensajes que vendrán veremos que en el salmo 118 tenemos una revelación adicional de Cristo, una revelación de Cristo como la piedra angular (v. 22) para el edificio de Dios. Cristo como piedra angular une dos muros, uno es los creyentes judíos, y el otro los creyentes gentiles. Por lo tanto, Cristo es el que une a los judíos y a los gentiles para edificar la casa de Dios. Cristo es la piedra angular para el edificio de Dios, y dicho

edificio es la iglesia hoy como casa de Dios y reino de Dios, y por último el edificio de Dios es una ciudad nueva, la Nueva Jerusalén. Como veremos, Cristo también es revelado en el salmo 119. Podríamos pensar que este salmo es un salmo que trata de la ley, pero en realidad trata del testimonio de Dios y la palabra de Dios. Según la Biblia en su totalidad, el testimonio de Dios es Cristo, y la palabra de Dios también es Cristo. Que Cristo sea el testimonio de Dios depende de que primero sea la piedra angular. Si El no fuera la piedra del ángulo, no sería el testimonio adecuado ni válido de Dios. Si consideramos los salmos 118 y 119 juntos, veremos que Cristo es tanto la piedra angular como el testimonio de Dios. Al llegar a los salmos del 107 al 110, debemos ver que el último salmo de este grupo, el salmo 110, trata de Cristo de la manera más elevada. Sin embargo, para poder tener la más elevada revelación de Cristo en el salmo 110, necesitamos los tres salmos inmediatamente anteriores. Pasemos ahora a considerar los salmos del 107 al 110 uno por uno. I. DIOS CUIDA Y LIBERA A SUS REDIMIDOS EN CRISTO El salmo 107 habla de cómo Dios cuida y libera a Sus redimidos en Cristo. Sin lugar a dudas, Dios nos cuida todos los días, y siempre nos libera, nos rescata y nos salva. Cuando algunos oyen esto, parece que les es un consuelo. Claro que sí lo es, pero es el consuelo divino que se halla en Cristo. Cuando hablamos de consuelo en este salmo, tenemos que decir que dicho consuelo es el que está en Cristo. Entonces diremos: “¡Aleluya!” No obstante, si hablamos del consuelo divino sin ver que este consuelo está en Cristo, no diremos: “¡Aleluya!” Cristo es quien hace que profiramos aleluyas y que alabemos al Señor no por el consuelo, el cuidado o la liberación, sino por Cristo, en quien estamos. A. Las gracias que dan los redimidos de Dios, congregados del oriente, del occidente, del norte y del sur “Dad gracias a Jehová, porque El es bueno; porque para siempre es Su benignidad. Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido de la mano del adversario, y los que ha congregado de las tierras, del oriente, del occidente, del norte y del sur” (vs. 1-3). La palabra “redimidos” del versículo 2 evoca a Cristo, pues El es nuestro Redentor y también es nuestra redención. Esto nos da la base para decir que el consuelo hallado en este salmo está en Cristo. En Cristo disfrutamos el cuidado y la liberación que Dios trae, lo cual implica que El nos salva y nos rescata todos los días.

Además, el ser congregados de todas las tierras, del oriente, del occidente, del norte y del sur, lo cual se menciona en el versículo 2, corresponde a Apocalipsis 5:9, que habla de aquellos que por la sangre de Cristo fueron adquiridos para Dios “de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. En este asunto usamos una vez más el Nuevo Testamento para interpretar el Antiguo. B. Dios cuida y libera a los que vagan En Salmos 107:4-9 se habla de que Dios cuida y libera a los que vagan. Ellos “vagaron por el desierto, en el sequedal, sin hallar ciudad habitable. Hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos” (vs. 4-5). Esta era nuestra situación antes de ser salvos. No teníamos hogar y estábamos hambrientos; carecíamos de albergue y comida. Entonces Dios se encargó de nosotros y nos liberó, dándonos alimento y albergue. ¡Aleluya, en la iglesia estamos en casa y somos alimentados diariamente! Nuestro testimonio es que El “sacia al alma sedienta, y llena de bien al alma hambrienta” (v. 9). C. Dios cuida y libera a los presos que están en tinieblas y en sombra de muerte Los versículos del 10 al 16 nos dicen que Dios cuida y libera a los presos que están en tinieblas y en sombra de muerte. Antes de que fuéramos salvos no sólo andábamos errantes, sino que también estábamos presos. Según Hechos 26:18, el Señor Jesús envió a Pablo a los gentiles para que éstos se convirtieran “de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios”. Esto es sacar a las personas de la cárcel en que están. Debido al cuidado que Dios tiene de nosotros en Cristo, hemos sido liberados de nuestra cárcel. Ahora somos libres. D. Dios cuida y libera a los que enfermaron a causa del camino de su transgresión En Salmos 107:17-22 vemos que Dios cuida y libera a los que se han enfermado a causa del camino de su transgresión. El versículo 17 dice: “Algunos eran insensatos, a causa del camino de su transgresión y a causa de sus maldades fueron afligidos”. Pero Jehová “envió Su palabra, y los sanó” (v. 20a). Esto nos recuerda del caso del centurión que le dijo al Señor: “Solamente di la palabra, y mi criado sanará” (Mt. 8:8). El siervo del centurión fue sano cuando el Señor habló. E. Dios cuida y libera a los marineros En Salmos 107:23-32 se habla del asunto de que Dios cuida y libera a los marineros. Todos somos marineros que navegamos por el mar de la vida humana, lleno de olas y

tempestades, pero también aquí experimentamos el cuidado y la liberación que Dios nos da. F. Dios prepara las circunstancias para tratar con los impíos y los altivos, y para cuidar de los pobres La última sección de este salmo, los versículos del 33 al 43, tiene que ver con el hecho de que Dios prepara las circunstancias para tratar con los impíos y los altivos, y para cuidar de los pobres. Los versículos del 33 al 34 nos dicen que Dios convierte los ríos en desierto, los manantiales de las aguas en tierra sedienta, y la tierra fructífera en salinas. Es así como Dios trata con los impíos. No obstante, en los versículos 35 y 36 dice: “Vuelve el desierto en lagunas, y la tierra seca en manantiales. Allí hace morar a los hambrientos, para que establezcan una ciudad en donde vivir”. Esta es la manera en que Dios cuida a los pobres. El salmo 107 nos muestra que nosotros los redimidos de Cristo estamos bajo el cuidado y la liberación de Dios. Ahora necesitamos ver que este cuidado y esta liberación requieren que Cristo esté sentado en Su ascensión, a la diestra de Dios, según se revela en el salmo 110. Hoy podemos disfrutar el cuidado de Dios, y podemos ser liberados por El de muchas cosas porque Cristo está sentado a la diestra de Dios. De hecho, puesto que Cristo es nuestro Sumo Sacerdote en los cielos y ora por nosotros, este cuidado es el cuidado que El tiene por nosotros, y esta liberación es la liberación que El nos da. Que ore por nosotros significa que El nos cuida, nos libera y nos rescata. Si no tuviéramos el salmo 110, el salmo 107 sería vacío. ¿Desea usted el cuidado y la liberación descritos en el salmo 107? Usted puede obtenerlo solamente en Cristo, por Cristo y con Cristo. ¿Dónde está Cristo hoy? Cristo ya no está en el pesebre ni en la cruz; El está a la diestra de Dios en el cielo. Como Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, El intercede allí por nosotros. Tenemos una palabra en cuanto a este salmo en Hebreos del 5 al 7. Por consiguiente, tenemos el salmo 107 por el salmo 110. II. LA VICTORIA DE DIOS EN CRISTO SOBRE LOS ENEMIGOS En el salmo 108 vemos la victoria de Dios en Cristo sobre los enemigos.

A. La benignidad de Dios y Su verdad Los versículos del 1 al 5 son una cita de 57:7-11. El versículo 4 revela la benignidad y la verdad de Dios: “Por encima de los cielos es Tu benignidad, y hasta los cielos Tu verdad”. B. La victoria de Dios en Cristo sobre los enemigos Los versículos del 6 al 13, una cita de Salmos 60:5-12, describen la victoria de Dios en Cristo sobre los enemigos. Al describir dicha victoria, estos versículos dicen que Dios repartirá a Siquem y medirá el valle de Sucot, que Galaad y Manasés son Suyas, Efraín es el yelmo de Su cabeza, Judá Su cetro y Moab Su vasija para lavar, que sobre Edom echará Su calzado y sobre Filistea gritará. Todo esto nos muestra la victoria de Dios en Cristo. III. ORACION DE DAVID, QUIEN TIPIFICA A CRISTO, EN SU AFLICCION El salmo 109 es un salmo maravilloso. Puesto que es un salmo acerca de Cristo, los que leen los Salmos con un entendimiento natural, lo hallarán difícil de entender. El salmo 109, escrito con la intención de describir los sufrimientos de David, es una oración ofrecida por David en el cual describe sus sufrimientos. Aquí David tipifica a Cristo, y los sufrimientos de David tipifican los de Cristo. A. Con relación a Judas, quien traicionó a Cristo El versículo 8 dice: “Sean sus días pocos; tome otro su oficio”. En Hechos 1:20 este versículo es citado y aplicado a Judas, quien traicionó a Cristo. La cita del versículo 8 indica que el salmo 109 trata de Cristo, y que los sufrimientos descritos en este salmo representan los sufrimientos de Cristo en la carne. B. Es respondida en el siguiente salmo, el salmo 110 La oración de David con respecto a sus sufrimientos tipifica la oración de Cristo. La oración del salmo 109 es respondida en el siguiente salmo, el salmo 110. Ya que el salmo 110 es la respuesta a la oración de David, quien tipifica a Cristo en el salmo 109, el salmo 110 debe considerarse como respuesta a la oración de Cristo. Hebreos 5:7 dice que Cristo, en los días de Su carne, ofreció “ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte”. Dios contestó esta oración no solamente mediante la

resurrección sino también en la ascensión. El salmo 110 revela a Cristo en Su ascensión. Por lo tanto, los salmos del 107 al 109 nos traen al salmo 110. IV. LA MAS ELEVADA REVELACION ACERCA DE CRISTO Aunque el salmo 110 es uno de los salmos más breves, nos da la más elevada revelación acerca de Cristo. A. Dios sienta a Cristo a Su diestra 1. En Su ascensión “Jehová ha dicho a Mi Señor: Siéntate a Mi diestra” (v. 1a). Esta palabra, que trata de Cristo en Su ascensión (He. 1:3b), ha sido citada directamente más de veinte veces en el Nuevo Testamento y ha sido citada indirectamente otras veinte veces. Una y otra vez el Nuevo Testamento se refiere a esta palabra acerca de Cristo en Su ascensión. El lugar más elevado del universo es la diestra de Dios. Usemos por ejemplo el deseo de un niño de estar en brazos de su madre, contra su pecho. Pudiera ofrecerle el mejor asiento de un palacio, pero no le interesaría si no estuviera allí su madre. Tal vez diga el niño: “No quiero estar en ese lugar; yo quiero estar en los brazos de mi mamá”. Para un niño, el mejor lugar, el lugar más elevado, se encuentra en los brazos de su madre, contra su pecho. Asimismo, la ascensión de Cristo no tiene que ver meramente con que El esté en un lugar, sino con que esté en una persona, en el Padre. En Su ascensión Cristo entró en el ser del Padre y allí se sentó. Esta palabra acerca de que Cristo esté sentado a la diestra de Dios implica el reinado de Cristo. En el Nuevo Testamento se nos dice que en la ascensión de Cristo Dios le hizo Señor, Cristo, Líder de todo el universo y Salvador (Hch. 2:36; 5:31; 10:36). Esto tiene que ver con el reinado de Cristo. 2. Hasta que Dios ponga a Sus enemigos por estrado de Sus pies Según Salmos 110:1, Cristo está sentado a la diestra de Dios hasta que Dios ponga a Sus enemigos por estrado de Sus pies. Quizá en su casa usted tenga un asiento muy excelente, pero que no tenga estrado. Asimismo, Cristo está en el trono, pero todavía le falta un estrado. Así que, Dios está haciendo los esfuerzos necesarios para sojuzgar a todos los enemigos de Cristo y hacer de ellos Su estrado. Nuestra pelea hoy tiene como fin que los enemigos de Cristo sean sometidos.

3. Dios envía desde Sion el cetro del poder de Cristo para regir a todas las naciones “Jehová enviará desde Sion el cetro de Tu poder; reina en medio de Tus enemigos” (v. 2). Aquí Sion no es el Sion que está sobre la tierra, sino el que está en los cielos, según lo mencionado en Hebreos 12 y en Apocalipsis 14. Hebreos 12:22 dice que nos hemos “acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial”. Apocalipsis 14:1-5 nos muestra que los que vivan y hayan vencido serán arrebatados a Sion, en los cielos. Desde esta Sion celestial Dios enviará el cetro del poder de Cristo para regir todas las naciones. La palabra “enemigos” que vemos en Salmos 110:2 se refiere a las naciones. Hoy las naciones son Sus enemigos. Por ejemplo, las naciones árabes son los enemigos de Cristo por su manera de tratar con Israel. 4. El pueblo de Cristo se ofrece voluntariamente en los días de Su fuerza (Su ejército) en el esplendor de su consagración “Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de Tu fuerza, en el esplendor de su consagración” (v. 3a). Literalmente, las palabras hebreas traducidas “se te ofrecerá voluntariamente” significan “serán ofrendas de voluntad”. En vez de la palabra “fuerza” algunos la traducen “ejército” o “guerra”. Estas diferentes traducciones indican que se puede ver aquí cierta clase de pelea. Los tiempos actuales siguen siendo tiempos de lucha porque Cristo todavía no tiene estrado para Sus pies. Por esto, este ministerio está envuelto en una lucha. Resistimos y anulamos cualquier tipo de base impropia en cuanto a la iglesia, ya sea católica o protestante, y esto provoca oposición y lucha. En el versículo 3 se nos dice que en el día de Su ejército, el pueblo de Cristo se ofrecerá voluntariamente “en el esplendor de su consagración”. ¿Se da cuenta usted de que a los ojos del Señor nuestra consagración voluntaria, el hecho de que nos ofrecemos a El, es cierta clase de esplendor? Aunque la iglesia se ha degradado, a lo largo de los siglos ha habido una sucesión de los que se han ofrecido voluntariamente al Señor en el esplendor, en la belleza, de su consagración. Miles de personas se han ofrecido gratuitamente a Cristo, dejando todo lo que hay en la tierra, y con esta ofrenda se tuvo el esplendor de la consagración. John Nelson Darby era una persona así. Darby alcanzó a vivir ochenta y cuatro años y debido a su amor por Cristo, nunca se casó. Un día, ya de edad, estaba solo en un hotel y dijo: “Señor Jesús, te sigo amando”. Sin duda, Darby era una ofrenda voluntaria al Señor en el esplendor de la consagración.

Algunas versiones usan la palabra “adorno” en vez de la palabra “esplendor”. El esplendor de la consagración es un adorno. Necesitamos ser adornados ofreciéndonos voluntariamente al Señor. Si hacemos esto, seremos embellecidos con un esplendor divino y celestial. 5. Los jóvenes de Cristo son para El como rocío desde el seno de la aurora “Tus jóvenes serán para Ti como rocío desde el seno de la aurora” (v. 3b). Esto indica que, por un lado, a Cristo le gusta ver el esplendor de nuestra consagración; pero por otro lado, desea el rocío que viene desde el seno de la aurora. Cristo disfruta viendo el esplendor de los que se le ofrecen a El como ofrendas voluntarias, pero es aún más importante que de todos modos necesita el rocío para que le riegue. Aun Cristo necesita el agua. Necesita que seamos el rocío que le riega. Según el estilo poético aquí, este rocío viene desde “el seno de la aurora”. Debemos entrar en este seno para ser concebidos como el rocío que riega a Cristo. Yo pienso que esto requiere el avivamiento matutino. Si no nos levantamos temprano por la mañana, perderemos la oportunidad de entrar en el seno de la aurora para ser hechos el rocío que riega a Cristo. En vez de El ser regado, estará seco, y nosotros también estaremos secos. Espero que todos, especialmente los jóvenes, veamos que aquí Cristo se compara con una planta que necesita el rocío suave y gentil. ¡Ah! Quisiera que respondiéramos a El diciendo: “Señor Jesús, quiero ser el rocío concebido y producido por el seno de la aurora para que Tú seas regado”. B. Dios juró y no se retractará de ordenar a Cristo como Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec “Juró Jehová, y no se retractará: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (v. 4; He. 5:6, 10). La palabra hebrea traducida “se retractará” también puede traducirse “se arrepiente”. Cristo no sólo es el Rey que tiene poder y autoridad, como lo indica el versículo 2; también es el Sumo Sacerdote, como lo revela el versículo 4. Hoy día necesitamos que Cristo no sólo sea nuestro Rey sino que también sea nuestro Sacerdote, el que ora por nosotros y el que se encarga de nuestro caso delante de Dios. El ministerio de Cristo tiene dos aspectos. El primer aspecto era Su ministerio en la tierra, y el segundo es Su ministerio en los cielos. En Su ministerio terrenal El hizo muchas cosas. Ahora que Cristo ha acabado la primera parte de Su ministerio, en Su

ascensión está llevando a cabo la segunda parte de Su ministerio, la celestial. Esto incluye tanto Su reinado como Su sacerdocio. Como Rey El tiene el cetro, el cual representa poder y autoridad para regir sobre la tierra y para encargarse de nuestros asuntos, y como el Sumo Sacerdote El ora por nosotros y cuida nuestro caso. C. Cristo, quien es el Señor (Adonai) y quien está a la diestra de Dios, quebrantará a los reyes en el día de Su ira cuando regrese y lleve a cabo el juicio entre las naciones “El Señor está a Tu diestra; quebrantará a los reyes en el día de Su ira. Administrará justicia entre las naciones, llenará sus regiones de cadáveres; quebrantará las cabezas sobre la ancha tierra” (Sal. 110:5-6). La frase “ancha tierra” se refiere a toda la tierra, al globo terrestre. Aquí vemos que Cristo, quien es el Señor, el Amo (Adonai), y quien está a la diestra de Dios, quebrantará a los reyes en el día de Su ira cuando regrese, y administrará justicia entre las naciones (2:9, 12; Dn. 2:44; Ap. 2:26-27). Esto indica que Cristo será el más grande Vencedor, que vence a todas las naciones, quebranta a los reyes y la cabeza de los enemigos, y administra justicia sobre todos los que le oponen. Además de ser Rey y Sacerdote, Cristo es el Guerrero que será el más grande Vencedor. Según Apocalipsis 19, cuando El regrese vendrá a combatir. Sin embargo, no combatirá solo contra el anticristo y sus ejércitos sacados de entre las naciones. Más bien, vendrá con Su esposa, una composición de todos los vencedores, como Su ejército, y con ella peleará contra el anticristo y sus ejércitos. D. Cristo bebe del arroyo junto al camino y levanta Su cabeza triunfalmente “Del arroyo beberá en el camino, por lo cual levantará la cabeza” (Sal. 110:7). Mientras Cristo pelea, tendrá sed. Necesitando agua para beber, beberá del “arroyo en el camino”. Este arroyo está constituido de los vencedores. Los que se ofrecen en el esplendor de la consagración son el rocío de la aurora que riega a Cristo, y los vencedores son el arroyo que apaga la sed de El. Al tomar Cristo la iniciativa para pelear hasta el final, tendrá necesidad de agua para beber, y los vencedores serán esta agua. Creo que esta interpretación es correcta porque cabe dentro de la enseñanza del Nuevo Testamento. Cuando Cristo tome del arroyo, “levantará la cabeza”. Esto quiere decir que será victorioso. Bajar la cabeza es señal de derrota, pero levantar la cabeza es señal de victoria, de triunfo. Los que levantan la cabeza son los que vencen a todos los enemigos.

Para los enemigos Cristo es el Vencedor, pero para nosotros El es el Aquel que bebe. Podemos decirle: “¡Aleluya! Señor Jesús, Tú eres el Vencedor”. Pero tal vez El nos diga: “Sí, soy el Vencedor, pero para usted quiero ser Aquel que bebe”. En este salmo podemos ver a Cristo como el Rey, el Sacerdote, el Guerrero, el Vencedor y el que bebe. Cristo vence a los enemigos, y bebe de los vencedores, desde el arroyo en el camino.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE TREINTA Y NUEVE LA ALABANZA DE LOS ELEGIDOS DE DIOS TIENE SU CONSUMACION EN LA POSICION ESPECIFICA DE CRISTO Lectura bíblica: Sal. 111-118 En este mensaje llegamos al punto más difícil de la Biblia: Cristo como la piedra del ángulo. ¿Quién podría pensar que Cristo sería la piedra del ángulo? Antes de los salmos no existe ningún versículo que hable de Cristo como la piedra del ángulo. Luego, de súbito, Salmos 118:22 dice: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo”. De nuevo quiero que presten atención al hecho de que los salmos estén distribuidos en 5 libros. El Libro 5 comienza con el salmo 107. En el Libro 5, los principales salmos que revelan a Cristo son el salmo 110 y el salmo 118. El salmo 110 habla acerca de Cristo como el Exaltado, como Aquel que en Su ascensión ha sido elevado hasta la diestra de Dios en el cielo. En este salmo existen dos frases que son difíciles de entender de una manera apropiada: “Como rocío desde el seno de la aurora” (v. 3) y “del arroyo beberá en el camino” (v. 7). El arroyo es para beber, mientras que el rocío es para regar. Mientras Cristo lleva a cabo la economía de Dios, El necesita ser regado, y también necesita algo para beber. Cristo es regado por los que voluntariamente se ofrecen a El. Todo aquel que se ofrece voluntariamente a Cristo, es un joven semejante al rocío que nace del seno de la aurora para regar a Cristo. Cuando tenemos sed por haber trabajado o corrido una carrera, el rocío no es suficiente. Necesitamos agua para beber. Cristo también necesita algo para beber. Por lo tanto, además del rocío, el cual es humedad que reconforta, Cristo necesita beber del arroyo que fluye por el camino.

Como veremos, el tema del salmo 119 es Cristo como la piedra del ángulo. Cuando veamos este salmo, consideraremos algunos versículos relacionados con Cristo como la piedra del ángulo para el edificio de Dios. Después del salmo 119, la revelación con respecto a Cristo se termina. Al salmo 119, un salmo especial, le siguen quince salmos que son llamados Salmos de ascensión y después de estos salmos tenemos los últimos dieciséis salmos. En estos treinta y un salmos no es posible encontrar nada con respecto a Cristo, ya que Cristo nos fue revelado adecuadamente desde el salmo 2 hasta el salmo 119. En el siguiente mensaje veremos que el salmo 119 habla de que Cristo como el testimonio y como la palabra de Dios es la realidad de la ley. Los ciento setenta y seis versículos del salmo 119, arreglados en veintidós secciones de ocho versículos cada uno, hablan acerca de Cristo como la ley. Al principio de los salmos, en el salmo 2, el Espíritu hace que el lector de los salmos se vuelva de la ley a Cristo. Después de todas las revelaciones de Cristo desde el salmo 2 hasta el 118, el Espíritu nos da el salmo 119, lo cual indica que la verdadera, real y práctica ley de Dios es Cristo. En el Antiguo Testamento, la ley fue puesta en el arca, la cual es un tipo de Cristo. Por lo tanto, toda la ley de Dios está en Cristo, lo cual hace que Cristo sea la realidad de la ley de Dios. El salmo 119 habla directamente acerca de la ley. En este salmo la palabra “testimonios” se usa veintidós veces, y la palabra “testimonio” se usa una sola vez. Este salmo también habla muchas veces acerca de la palabra. Decir que la ley tipifica a Cristo como una descripción de Dios es verdad. Por eso la ley es llamada el testimonio de Dios. La ley es una descripción de Dios, y finalmente esta descripción no es meramente los Diez Mandamientos, sino una persona viviente, Cristo. Cristo es la ley de Dios, la descripción de Dios. Cristo también es la palabra de Dios. Después del salmo 119, el cual termina algo y también da comienzo a algo, en los salmos ya no hay más revelación con respecto a Cristo. Después de ver a Cristo debemos ascender. Por lo tanto, después del salmo 119, tenemos los Salmos de ascensión, lo cual indica que la vida cristiana es una vida de ascensión. ¿Qué clase de interés tiene usted al conocer los salmos? ¿Al venir a los salmos, está interesado en aprender acerca de la piedad o en encontrar consuelo? A muchos cristianos les gustan los salmos porque contienen instrucciones acerca de la piedad y palabras de consuelo. Hace sesenta años también a mí me gustaban los salmos de esa manera, pero ahora me gustan de otro modo. Me gustan los salmos porque este libro está lleno de revelación con respecto a Cristo, lo cual no se puede ver en otros libros de la Biblia. Los cuatro Evangelios nos dan una narración cuádruple de lo que Cristo es y de

lo que ha hecho. Sin embargo, los Evangelios no revelan tanto a Cristo como lo hacen los salmos. Algunas veces los salmos son citados en los Evangelios. Por ejemplo, Salmos 118:22-23 se menciona en Mateo 21:42, y Salmos 110:1 se menciona en Mateo 22:44. Sin los salmos no es posible tener una visión clara con respecto a Cristo. Si consideramos todos los puntos relacionados con Cristo en los salmos, veremos que los salmos nos presentan una ilustración particular de Cristo. Este mensaje, cuyo tema es los salmos 111 al 118, se titula: “La alabanza de los elegidos de Dios tiene su consumación en la posición específica de Cristo”. Este grupo de salmos puede ser llamado “salmos de aleluyas”. Los salmos 111, 112, y 113 comienzan con la palabra “Aleluya”. Estos salmos, por consiguiente, son salmos de alabanzas a Dios, y estas alabanzas tienen su consumación en una posición específica de Cristo. Esto significa que el salmo 118 no procede de la nada, sino que es el resultado de las alabanzas de los elegidos de Dios. Mientras consideramos estos salmos, veremos que las alabanzas contenidas en ellos son diferentes de las alabanzas contenidas en los salmos anteriores. I. LA ALABANZA DE LOS ELEGIDOS DE DIOS POR LAS GRANDES OBRAS DE DIOS SEGUN SU PACTO En el salmo 111 tenemos la alabanza de los elegidos de Dios por las grandes obras de Dios según el pacto que El hizo con Abraham, Isaac y Jacob. En el versículo 2 el salmista declara: “Grandes son las obras de Jehová, buscadas de todos los que se deleitan en ellas”. El versículo 4 dice: “Ha hecho memorables Sus maravillas; clemente y compasivo es Jehová”. En el versículo 5b se nos dice que El para siempre se acuerda de Su pacto y en el versículo 9, que para siempre ha ordenado Su pacto. II. LA ALABANZA DE LOS ELEGIDOS DE DIOS POR LA BENDICION DE DIOS DEBIDO A QUE LE TEMEN, Y A LAS VIRTUDES DE ELLOS El salmo 112 es la alabanza de los elegidos de Dios por la bendición de Dios debido a que le temen (vs. 1-2) y a las virtudes de ellos, principalmente al dar a los pobres (vs. 4-5, 9; cfr. 2 Co. 9:6-11). III. LA ALABANZA DE LOS ELEGIDOS DE DIOS POR SU EXALTACION Y HUMILDAD AL CUIDAR DE LOS POBRES Y LOS NECESITADOS El salmo 113 es la alabanza de los elegidos de Dios por Su exaltación y humildad al cuidar de los pobres y los necesitados. Los versículos 4 al 6 dicen: “Excelso sobre todas

las naciones es Jehová sobre los cielos Su gloria. ¿Quién como Jehová nuestro Dios, que tiene Su trono en las alturas?” De allí mira hacia abajo hacia el cielo y la tierra. Esta es una alabanza a la exaltación de Dios y a Su humildad. Su humildad fue manifestada en Su encarnación. Si comparamos estos versículos con Filipenses 2:7-11, veremos que Cristo se humilló a Sí mismo y, debido a Su humildad, fue exaltado. IV. LA ALABANZA DE LOS ELEGIDOS DE DIOS POR SUS MARAVILLOSAS OBRAS PARA CON ELLOS EN EGIPTO Y EN EL DESIERTO, Y POR LLEGAR ELLOS A SER EL SANTUARIO Y EL DOMINIO DE DIOS El salmo 114 es la alabanza de los elegidos de Dios por Sus maravillosas obras para con ellos en Egipto y en el desierto, y por llegar ellos a ser el santuario y el dominio de Dios. Dios hizo muchas cosas para hacer del pueblo rebelde de Israel Su santuario y Su dominio bajo Su gobierno. Con respecto a esto, el versículo 2 dice: “Judá vino a ser Su santuario, e Israel Su dominio”. V. LA ALABANZA DE LOS ELEGIDOS DE DIOS POR SER DIOS REAL Y CONFIABLE Y POR ESTAR LLENO DE BENDICION PARA CON SUS ELEGIDOS Y PARA CON TODOS LOS QUE LE TEMEN, PUES NO ES COMO LOS IDOLOS El salmo 115 es la alabanza de los elegidos de Dios por ser Dios real y confiable, y por estar lleno de bendición para con Sus elegidos y para con todos los que le temen, pues no es como los ídolos. Este salmo dice que los ídolos hechos de plata y oro no son verdaderos sino falsos. No debemos confiar en ellos. “Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no emiten sonido alguno con su garganta” (vs. 5-7). En realidad, los ídolos no son verdaderos y no pueden hacer nada. Por lo tanto, no son confiables, y no tienen bendiciones que dar. Sin embargo, nuestro Dios es verdadero. El puede hablar, y El puede dar bendiciones. “Jehová se ha acordado de nosotros; nos bendecirá; bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón; bendecirá a los que temen a Jehová, a pequeños y a grandes” (vs. 12-13).

VI. LA ALABANZA Y LA ACCION DE GRACIAS DE LOS ELEGIDOS DE DIOS, ANTE TODO SU PUEBLO EN EL ATRIO DE SU CASA, Y EN MEDIO DE JERUSALEN, POR LA SALVACION, LA LIBERACION, LA PRESERVACION, LOS BIENES RECIBIDOS Y LOS BENEFICIOS ABUNDANTES DE PARTE DE DIOS El salmo 116 no solamente es la alabanza sino también la acción de gracias de los elegidos de Dios. Ellos alaban y dan gracias a Dios en la presencia de todo el pueblo de Dios, en los atrios de Su casa, y en medio de Jerusalén. Ellos le alabaron y le dieron gracias por Su salvación, liberación, preservación, los beneficios abundantes y porque El los había colmado de bienes. VII. LA EXHORTACION DE LOS ELEGIDOS DE DIOS A TODAS LAS NACIONES A ALABAR A JEHOVA POR SU GRAN BENIGNIDAD Y SU ETERNA FIDELIDAD El salmo 117 es la exhortación de los elegidos de Dios a todas las naciones a alabar a Jehová por Su gran benignidad y Su eterna fidelidad. Los dos versículos de este salmo dicen: “Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle. Porque grande es Su benignidad sobre nosotros, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya”. VIII. LA ACCION DE GRACIAS DE LOS ELEGIDOS DE DIOS POR LA ABUNDANTE BONDAD Y LA ETERNA BENIGNIDAD DE DIOS, QUE CONDUCEN A CRISTO COMO LA PIEDRA ANGULAR DEL EDIFICIO DE DIOS En el salmo 118 tenemos la acción de gracias de los elegidos de Dios por la abundante bondad y la eterna benignidad de Dios, que conducen a Cristo como la piedra angular del edificio de Dios. A. La acción de gracias de los elegidos de Dios, por la abundante bondad y la eterna benignidad de Dios Los versículos 1 al 21 y 27 al 29 son la acción de gracias de los elegidos de Dios. En el versículo la, el salmista dice: “Dad gracias a Jehová, porque El es bueno”. Esta palabra se repite en el versículo 29a. Sólo Dios es bueno, como el Señor Jesús indicó al joven en Marcos 10, cuando éste le llamó “Maestro bueno”. El Señor Jesús le dijo: “¿Por qué me

llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios” (v. 18). Tal vez pensemos que otros son buenos, pero realmente aparte de Dios nadie es bueno. Dado que Dios es bueno, el salmista dijo repetidas veces: “Su benignidad es para siempre” (118:1b, 2b, 3b, 4b, 29b). B. Nos conducen a Cristo, la piedra angular del edificio de Dios Según los versículos 22 al 26, la acción de gracias de los elegidos de Dios por la abundante bondad y la eterna benignidad de Dios, nos conduce a Cristo, la piedra angular del edificio de Dios. 1. Cristo fue rechazado por Israel, los edificadores del edificio de Dios En el versículo 22a, el salmista habla de “la piedra que desecharon los edificadores”. El versículo 26 indica que el salmista no se refería a sí mismo, sino a alguien más. En Su interpretación de los versículos 22 y 23, el Señor Jesús reveló que El era la piedra angular rechazada por los líderes judíos como edificadores del edificio de Dios, quienes, en cierto sentido, estaban edificando algo para Dios. Aunque Cristo era la piedra que Dios les dio, ellos lo rechazaron a tal grado que lo llevaron a la cruz. 2. Cristo vino a ser la principal piedra angular del edificio de Dios Salmos 118:22b, nos dice que la piedra que los edificadores rechazaron ha llegado a ser “cabeza del ángulo”. La palabra hebrea que se traduce “cabeza del ángulo” también puede traducirse “principal piedra angular”. Aunque Cristo fue rechazado por Israel, quienes eran los edificadores del edificio de Dios, en resurrección Dios lo hizo la piedra del ángulo para el edificio de Dios. En Isaías 28:16, Cristo es revelado como la piedra del fundamento; en Zacarías 4:7, como la piedra cimera; y en Salmos 118:22, como la piedra del ángulo. De estas tres clases de piedras, la piedra del ángulo es la más crucial, ya que une a los dos muros y por tanto permite que el edificio de Dios se mantenga en pie. Con respecto a Cristo como piedra del ángulo, Hechos 4:10-12 dice: “Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por El este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Lo dicho en el versículo 12 tocante a que no hay otro nombre dado a los hombres en quien podamos

ser salvos, es mencionado a menudo por los evangelistas, pero ¿quién ha señalado alguna vez que el Salvador es la piedra del ángulo? Si Cristo no hubiera sido hecho la piedra del ángulo, no podría ser el Salvador. En Efesios 2:19-22 tenemos lo que Pablo dice acerca de Cristo como la piedra del ángulo. “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra del ángulo Cristo Jesús mismo, en quien todo el edificio, bien trabado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu”. Todas las revelaciones, verdades y enseñanzas a que les hemos compartido de la Palabra con respecto a Cristo, han sido acerca de Cristo como la piedra del ángulo. Si Cristo no fuera la piedra del ángulo, no podríamos ser crucificados y resucitados con El. Si Cristo no fuera la piedra del ángulo, no podríamos ser vivificados con El ni sentados con El en los lugares celestiales. Como la piedra del ángulo Cristo es todo; El es todo-inclusivo. ¿Saben qué estamos haciendo en todas nuestras reuniones? Estamos edificando el edificio de Dios por medio de Cristo como la piedra del ángulo. Los salmos nos revelan a Cristo de una manera completa. Si no tuviéramos el salmo 118, la revelación tocante a Cristo en los salmos no habría sido completa. Cristo es revelado desde el salmo 2 hasta el salmo 110, lo cual constituye la más elevada revelación acerca de Cristo. Sin embargo, de todos modos necesitamos ver en el salmo 118 que Cristo es la piedra rechazada por los edificadores pero honrada por Dios como la piedra del ángulo. Si Cristo no fuera la piedra del ángulo, El no habría podido morir por nosotros y por nuestros pecados, y no habría podido morir con nosotros. Si El no fuera la piedra del ángulo, no podría hacer nada. Todo lo que El es, todo lo que ha hecho y todo lo que está haciendo es debido al hecho de que El es la piedra del ángulo. En Hechos 4 vemos que, como la piedra del ángulo, El es el Salvador, y en Efesios 2 vemos que, también como la piedra del ángulo, El es el factor de edificación. Sin Cristo como la piedra del ángulo, no podemos ser edificados juntos para ser la morada de Dios, la habitación de Dios, la cual es el templo único en el universo. Este templo es edificado mediante Cristo, por Cristo, y con Cristo como la piedra del ángulo. En 1 Pedro 2:4-7, se dice algo más acerca de Cristo como la piedra del ángulo. “Acercándoos a El, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual para sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: ‘He aquí, pongo en Sion una piedra angular, escogida, preciosa; y el que cree en El, no será avergonzado’. Para vosotros, pues, los que creéis, El es una preciosidad; pero para los que no creen, ‘la

piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo’”. ¿Cómo podemos nosotros, que somos barro sin vida, llegar a ser piedras vivas? Podemos llegar a ser piedras vivas solamente por medio de que Cristo sea la piedra del ángulo. Cristo como la piedra del ángulo es el factor de muchas cosas. Hemos sido salvos porque Cristo es la piedra del ángulo. Ahora estamos siendo transformados y edificados también porque Cristo es la piedra del ángulo. Esta revelación con respecto a Cristo como la piedra del ángulo es descubierta en las alabanzas del salmista. A menudo, mientras los salmistas expresaban sus complejos sentimientos, súbitamente algo surgía como una revelación con respecto a Cristo. De esta manera las revelaciones acerca de Cristo se nos presentan en los salmos. ¿Alguna vez le ha usted agradecido al Señor que El sea la piedra del ángulo o le ha alabado porque El es la piedra del ángulo? Dudo que sean muchos los que hayan hecho esto. Necesitamos orar, diciendo: “Señor Jesús, te agradezco porque Tú eres la piedra del ángulo como mi Salvador y como mi salvación. Te alabo porque Tú eres la piedra del ángulo para el edificio de Dios. Sin Ti no tenemos ningún elemento o factor para ser edificados como el templo de Dios”. Me preocupa que incluso después haber oído que Cristo es la piedra del ángulo, no tengan ustedes interés en agradecerle y alabarle por ello. Mas bien, quizá prefieran orar en una manera vieja con respecto a la misericordia y la bondad del Señor. Los animo a que oren así: “Señor, te agradezco por revelarme que eres la piedra angular para ser mi salvación y ser el elemento y el factor a fin de que sea transformado y edificado hasta ser Tu habitación”. El punto más sobresaliente de que Cristo sea hecho la piedra del ángulo radica en que el Nuevo Testamento nos revela que la meta de que Cristo sea la piedra del ángulo es la edificación de la iglesia en la era neotestamentaria (Mt. 21:42-43). En la economía neotestamentaria de Dios, Cristo, en la salvación que El efectúa, primero nos convierte en piedras vivas para la edificación de la casa espiritual de Dios (Hch. 4:10-12; 1 P. 2:56), y luego, en el proceso de la transformación, nos edifica para que seamos la morada de Dios (Ro. 12:2a; Ef. 2:20-22), a fin de que El lleve a cabo la economía eterna de Dios con miras a Su beneplácito (Ef. 1:9).

3. De parte de Jehová es esto y es cosa maravillosa a nuestros ojos Salmos 118:23 dice: “De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos”. Aquí dice que el hecho de que Cristo llegara a ser la piedra del ángulo provino de parte de Jehová y que eso es cosa maravillosa a nuestros ojos. 4. Esto ocurre en el día que hizo Jehová El versículo 24a dice: “Este es el día que hizo Jehová”. Este día es el día de la resurrección de Cristo. En el día de Su resurrección, el día del Señor (Hch. 20:7; 1 Co. 16:2; Ap. 1:10), el Señor Jesús fue hecho la piedra del ángulo por Dios. Por eso nos gusta reunirnos el día del Señor, un día muy especial. 5. Se nos manda que nos regocijemos y nos alegremos en este día Salmos 118:24 dice: “Regocijémonos y alegrémonos en él”. Aquí se nos manda que nos regocijemos y nos alegremos en este día. Esto indica que debemos venir a las reuniones con regocijo, alabando al Señor. Sin embargo, al venir a las reuniones, muchos están callados, como si no tuvieran espíritu ni boca. En las reuniones, debemos ejercitar nuestro espíritu y abrir nuestra boca para regocijarnos en el Señor y para alabarlo porque El fue hecho la piedra del ángulo. 6. La salvación de Dios y la prosperidad que Dios envía con la venida de Cristo, la principal piedra del ángulo El versículo 25 dice: “Oh Jehová, sálvanos, te rogamos; te rogamos, oh Jehová, prospéranos”. En hebreo, la palabra “sálvanos” es hoshiah-na, origen de hosanna en el Nuevo Testamento (Mt. 21:9; Mr. 11:9-10; Jn. 12:13). La prosperidad mencionada en Salmos 118:25 no es material, sino que se refiere a las ricas bendiciones que son celestiales, espirituales y divinas. Esta es la clase de prosperidad descrita en Efesios 1, la cual habla de las bendiciones celestiales, espirituales y divinas que el Dios Triuno nos ha dado. El versículo 3 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Según Efesios 1, la primera porción de estas bendiciones proviene de Dios el Padre (vs. 3-6); la segunda porción proviene de Dios el Hijo (vs. 7-12); y la tercera porción proviene de Dios el Espíritu (vs. 13-14). Si estamos interesados en estas bendiciones, seremos introducidos en el disfrute de la prosperidad que Dios nos envía debido a que Cristo es la piedra del ángulo.

7. Cristo como la principal piedra del ángulo viene en el nombre de Jehová Salmos 118:26a declara: “Bendito el que viene en el nombre de Jehová”. Esto significa que Cristo vendría en el nombre de Dios, en el nombre de Jehová. En realidad, El vendría dos veces en el nombre de Jehová. a. La primera vez La primera vez se menciona en Mateo 21:5-11. Ocurrió cuando Cristo fue recibido calurosamente por el pueblo de Jerusalén, quienes dijeron: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (v. 9). b. La segunda vez Después de que Cristo vino en el nombre de Jehová por primera vez, El fue rechazado por los judíos, y hasta el día de hoy no le han recibido. Sin embargo, cuando El regrese, los judíos le darán una afectuosa bienvenida y dirán: “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mt. 23:39). El Señor Jesús citó el salmo 118 en Mateo 21:42 y en 23:39, aplicando en cada ocasión las palabras del salmo a Sí mismo y por lo tanto, proveyó un interpretación. Sin Su interpretación, no entenderíamos que la piedra del ángulo en Salmos 118:22 se refiere a Cristo y que lo dicho en el v. 26 acerca de “El que viene en el nombre de Jehová” también se refiere a Cristo. 8. Los salmistas bendicen a Israel junto con todas las naciones desde la casa de alabanza de Jehová Finalmente, Salmos 118:26b dice: “Desde la casa de Jehová os bendecimos”. Aquí vemos que los salmistas bendicen a Israel junto con todas las naciones desde la casa de alabanza de Jehová.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CUARENTA CRISTO: LA REALIDAD DE LA LEY ES EL TESTIMONIO Y LA PALABRA DE DIOS Lectura bíblica: Sal. 119

En este mensaje llegamos al salmo 119. Este salmo no tiene un título que nos diga quién lo escribió, pero los maestros de asuntos bíblicos por lo general aceptan que este salmo fue escrito por David. El salmo 119 es uno de los salmos alfabéticos o acrósticos. Las primeras letras de cada grupo de ocho versículos de este salmo siguen el orden del alfabeto hebreo. Las veintidós secciones de este salmo corresponden a las veintidós letras del alfabeto hebreo. Además, todos los versículos de una determinada sección comienzan con la misma letra hebrea. Por ejemplo, en la sección Alef (vs. 1-8) cada versículo comienza con la letra hebrea alef. El título de este mensaje es “Cristo: la realidad de la ley es el testimonio y la palabra de Dios”. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos hay una base firme para decir que la realidad de la ley es Cristo. Si queremos ver que Cristo es la realidad de la ley, debemos considerar la ley, así como lo hace el salmo 119, como el testimonio de Dios y la palabra de Dios. En este salmo no se encuentra la palabra “Cristo”, pero sí se encuentran varios sinónimos de Cristo, tales como “testimonio” y “palabra”, los cuales también son sinónimos de “ley”. No debemos considerar la ley meramente como mandamientos, regulaciones y ordenanzas. Mas bien, debemos considerar la ley como el testimonio de Dios. La ley fue dada en el Monte Sinaí, pero fue puesta en una pequeña arca llamada “el arca del testimonio” (Ex. 25:16). Después, el arca fue puesta en “el tabernáculo del testimonio” (38:21). Así que, la ley estaba en el arca del testimonio, y el arca del testimonio estaba en el tabernáculo del testimonio. Ahora debemos hacer una pregunta muy especial: En tipología, ¿quién es la ley? Esta pregunta no es qué es la ley sino quién es la ley. No podemos contestar la pregunta tocante a quién es la ley diciendo que la ley es los Diez Mandamientos. Los Diez Mandamientos no son una persona, sino que son la descripción de una persona. Una ley siempre es la expresión de la persona que la hace. Las leyes aprobadas por los legisladores de hoy son expresiones de los legisladores. El mismo principio se aplica con respecto a la ley de Dios. La ley de Dios —los Diez Mandamientos y los muchos estatutos, ordenanzas y juicios— es una descripción de la persona de Dios. I. CRISTO ES LA REALIDAD DE LA LEY, LO CUAL ES REPRESENTADO POR: A. El testimonio de Dios, lo cual indica que Cristo es un cuadro vivo de lo que Dios es Cristo es la realidad de la ley como el testimonio de Dios. El testimonio de Dios representa a Cristo como la expresión viviente de lo que Dios es (Col. 2:9; 1:19).

Los Diez Mandamientos son breves, pero nos dan una descripción de Dios. Nos muestran que Dios es un Dios celoso, que no puede tolerar a otros dioses. En este asunto, El es como un marido que es celoso con respecto a su mujer. También, Dios es un Dios de amor, de luz, santidad, y justicia. Aquí tenemos cinco palabras cruciales: celos, amor, luz, santidad y justicia. Los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas, cada una de las cuales contenía cinco mandamientos. De esta manera, los Diez Mandamientos fueron divididos en dos grupos de cinco. Los primeros tres mandamientos están relacionados con Dios. El primer mandamiento dice que el Señor es Dios y que no debemos tener dioses ajenos delante de El (Ex. 20:2-3); el segundo mandamiento dice que no debemos hacer ídolos ni adorar ídolos (vs. 4-6); y el tercer mandamiento dice que no debemos tomar el nombre de Dios en vano (v. 7). El cuarto mandamiento nos exige que guardemos el Sábado (vs. 8-11). Este mandamiento denota que Dios es amor. Debido a que El nos ama, quiere que tengamos un día de descanso. El quinto mandamiento es el mandamiento de honrar a nuestros padres (v. 12). Este mandamiento está enlistado junto con los primeros cuatro, los cuales están relacionados con Dios. La razón de este arreglo tiene que ver con nuestro origen como seres humanos. En Lucas 3, las generaciones humanas se muestran de una manera regresiva hasta llegar a Adán, y luego a Dios. Esto significa que cuando honramos a nuestros padres, honramos nuestro origen, el cual, a fin de cuentas, es Dios mismo. Cuando honramos a nuestros padres, reconocemos el hecho de que por medio de ellos podemos remontar nuestro origen hasta llegar a Dios. Los que no respetan a sus padres no respetan a Dios. Los cinco mandamientos del segundo grupo tienen que ver con la humanidad. Estos son los mandamientos acerca de no matar, no cometer adulterio, no robar, no mentir y no codiciar. Podemos resumir estos cinco mandamientos con cinco palabras: asesinato, adulterio, robo, mentira y codicia. Alguien que no mate, fornique, robe, mienta, ni codicie es perfecto. Hemos señalado que los Diez Mandamientos presentan a Dios como Aquel que es un Dios de celos, amor, luz, santidad, y justicia. Los últimos cinco mandamientos están relacionados con la santidad y la justicia de Dios. Por ejemplo, una persona que roba o miente no es justa. El Dios que es celoso, que es amor y luz, y que es santo y justo, está incorporado en Cristo. Por esta razón, Cristo es el testimonio de Dios. Cristo es celoso, amoroso y está lleno de luz,. El también es santo y justo. El es la realidad de la ley, la cual es una descripción de Dios.

B. La palabra de Dios, la cual representa a Cristo como la palabra viva de Dios, la cual El exhala Cristo es la realidad de la ley no solamente como el testimonio de Dios sino también como la palabra de Dios, la cual representa a Cristo como la palabra viva de Dios, exhalada por El (Ap. 19:13b; 2 Ti. 3:16-17). Juan 1:1 dice que en el principio era la Palabra (Cristo), y que la Palabra era con Dios, y que la Palabra era Dios. Conforme a Apocalipsis 19:13b, cuando Cristo regrese a juzgar, Su nombre será “la Palabra de Dios”. Los Diez Mandamientos, junto con todos sus estatutos, ordenanzas y juicios, también son llamados la palabra de Dios. Una traducción literal de la expresión hebrea “diez mandamientos” en Exodo 34:28 sería “diez palabras”. Por lo tanto, los Diez Mandamientos son las palabras de Dios, exhaladas por El. La palabra “ley” se usa veinticinco veces en el salmo 119 (vs. 1, 18, etc.). En este salmo también se usan varios diferentes sinónimos de “ley”, incluyendo “testimonio” (una vez, en el v. 88), “testimonios” (veintidós veces, en los vs. 2, 14, etc.), “palabra” (treinta y seis veces, en los vs. 9, 11, etc.), “palabras” (seis veces, en los vs. 57, 103, etc.), “mandamiento” (una vez, en el v. 96), “mandamientos” (veintiún veces, en los vs. 6, 10, etc.), “estatutos” (veintidós veces, en los vs. 5, 8, etc.), “ordenanzas” (diecisiete veces, en los vs. 7, 13, etc.), “juicios” (tres veces, en los vs. 75, 120, 137), y “preceptos” (veintiún veces, en los vs. 4, 15, etc.). Todos estos términos, desde “ley” hasta “preceptos”, dan por resultado en el “camino” (cuatro veces, en los vs. 14, 27, 32, 33) o “caminos” (tres veces, en los vs. 3, 15, 37), lo cual significa que Cristo es el camino de Dios para Su pueblo. El salmo 119 es un salmo de ciento setenta y seis versículos que describen a Cristo, quien es la realidad de la ley, los mandamientos, las ordenanzas, los estatutos, los preceptos y los juicios. En resumen, El es la Palabra de Dios. Las palabras del salmo 119 son las palabras escritas de Dios, pero Cristo es la Palabra viva de Dios. Las palabras escritas son letras, pero la Palabra viva es el Espíritu, quien es la realidad de las letras. Ahora podemos ver no solamente qué es la ley, sino también quién es la ley. ¿Quién es la ley? La ley es la persona de Cristo, y la persona de Cristo es el Espíritu. El Espíritu es la realidad de lo que Dios es. Por ende, como el Espíritu, Cristo es la realidad de la ley. Finalmente, esta ley, esta persona, da por resultado el camino (Jn. 14:6). Cuando le tenemos a El, no solamente tenemos el amor y la luz, sino también el camino. Este camino es Cristo, la realidad de la ley como el testimonio y la palabra de Dios.

II. LOS DOS ASPECTOS DE LA LEY Existen dos aspectos de la ley: el aspecto de la letra y el del Espíritu. En 2 Corintios 3:6 Pablo dice que “la letra mata, mas el Espíritu vivifica”. Tener una ley que mata o una ley que vivifica depende de nuestra actitud. Si nuestra actitud al venir a la ley es prestar atención solamente a los mandamientos en letras y comprender que no podemos cumplir estos mandamientos, entonces sólo tenemos la ley en el aspecto de la letra. Sin embargo, si tomamos cada parte de la ley —todos los mandamientos, ordenanzas, estatutos, preceptos y juicios— como la palabra exhalada por el Dios a quien amamos, entonces tendremos la ley en el aspecto del Espíritu. Luego, en lugar de temblar ante la ley de letras, nos alegraremos de ser nutridos con cada parte de la ley como la palabra, el aliento de Dios. III. LOS DOS ASPECTOS DE LA FUNCION DE LA LEY Así como la ley misma tiene dos aspectos, también la función de la ley tiene dos aspectos. A. El aspecto negativo 1. Como mandamientos de Dios, la ley expone el pecado del hombre Como mandamientos de Dios, la ley expone el pecado del hombre (Ro. 7:7b; 3:20b; 5:20a; 4:15b). Cada punto de la ley con sus estatutos y ordenanzas expone nuestras fallas, defectos, deshonestidad e infidelidad. Por ejemplo, el mandamiento acerca de no adorar ídolos puede exponer el hecho de que muchas cosas son ídolos para nosotros. Para algunas personas, una pluma o un diamante es un ídolo. Además, el mandamiento acerca de guardar el sábado quizá haga evidente que no descansamos de una manera regular conforme a la ordenación de Dios. Por no descansar adecuadamente, no disfrutamos el amor de Dios, expresado en el mandamiento de guardar el sábado. 2. Como normas de Dios que contienen estatutos, ordenanzas y ritos, la ley guarda a los escogidos de Dios bajo custodia para que sean conducidos a Cristo Como normas de Dios que contienen estatutos, ordenanzas, y rituales, la función de la ley fue guardar al pueblo escogido de Dios bajo custodia para que fueran conducidos a Cristo (Gá. 3:23-24). La ley guardó al pueblo escogido de Dios bajo custodia, bajo

protección, en el camino apropiado, hasta que Cristo vino. El redil mencionado en Juan 10 simboliza la custodia de la ley. El Señor Jesús es la puerta del redil (v. 9), y a través de El todos los que estaban en el redil pudieron salir. Así que, por el lado negativo la función de la ley fue guardar al pueblo escogido de Dios hasta que Cristo viniera. B. El aspecto positivo 1. Como el testimonio vivo de Dios que ministra al Dios vivo a los que le buscan Como el testimonio vivo de Dios, la función de la ley es ministrar al Dios vivo a los que le buscan (Sal. 119:2, 88). Si consideramos la ley meramente como letras, será muy negativa para nosotros. Sin embargo, si consideramos la ley como el testimonio de Dios, como la expresión de Dios, y si consideramos que cada palabra de la ley es algo exhalado por Dios, entonces para nosotros la ley será la palabra viva y amorosa de Dios. Si hoy en día tenemos esta actitud con respecto a la Biblia, siempre que vengamos a ella tendremos el profundo sentir interior de que estamos con Dios. Luego, mientras leamos la Biblia, tocaremos a Dios, sabiendo que El es amoroso y que seguramente vale la pena que le amemos y le busquemos. Esta es la función positiva de la ley como el testimonio de Dios. 2. Como la palabra viva de Dios que dispensa la vida y la luz de Dios a los que le aman Como la palabra viva de Dios, la función de la ley es dispensar la vida y la luz de Dios en aquellos que aman la ley (vs. 25, 116, 130). Todos debemos considerar la Biblia como la palabra viva de Dios que dispensa a Dios mismo en nosotros como nuestra vida y luz. Que esta sea o no nuestra experiencia, depende de que busquemos a Dios y le amemos. Esto significa que lo que la Biblia es para nosotros depende de nuestra actitud hacia ella. IV. DOS CLASES DE PERSONAS CON RELACION A LA LEY Existen dos clases de personas con relación a la ley.

A. Los que guardan la letra, representados por los judaizantes y por Saulo de Tarso La primera clase es los que guardan la letra, representados por los judaizantes y por Saulo de Tarso (Fil. 3:6b). Los judaizantes, quienes eran celosos del judaísmo, fueron un tropiezo para el Señor Jesús en los Evangelios, para los apóstoles en los Hechos, y para los creyentes en las Epístolas. Antes de ser salvo, Pablo era un judaizante muy fuerte. En Filipenses 3:2, Pablo llamó “perros” y “malos obreros” a los judaizantes, diciendo: “Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del Cuerpo”. B. Los que buscan a Dios, representados por los salmistas La segunda clase son los que buscan a Dios, representados por los salmistas, especialmente por el escritor del salmo 119. 1. Buscan a Dios “Bienaventurados los que guardan Sus testimonios, y con todo el corazón le buscan;” (v. 2). El escritor de este salmo era alguien que buscaba a Dios con todo su corazón. 2. Aman Su nombre y se acuerdan del mismo El versículo 132 dice: “Mírame, y ten compasión de mí, como acostumbras con los que aman Tu nombre”. Este versículo indica que el salmista amaba el nombre de Dios. El versículo 55 dice: “Me acordé en la noche de Tu nombre, oh Jehová, y guardé Tu ley”. Cuando el salmista se levantaba durante la noche, recordaba el nombre de Dios. Que todos amemos y recordemos el nombre de Dios. 3. Imploran el favor de Su semblante El salmista también imploró el favor del semblante de Dios (v. 58). Buscar el semblante de una persona, su rostro, realmente es buscar su favor. Si buscamos el semblante de Dios, lo recibiremos totalmente. A menudo los niños pequeños buscan con anhelo el rostro de su madre. Para ellos, no hay nada más precioso que contemplar el rostro de su madre. También nosotros debemos buscar a Dios de esa manera tan íntima. Si buscamos a Dios de esa manera, no consideraremos la ley como letras, sino como una expresión de Dios, la cual lleva el semblante de Dios.

4. Le piden que haga resplandecer Su rostro sobre ellos “Haz que Tu rostro resplandezca sobre Tu siervo, y enséñame Tus estatutos” (v. 135). Aquí vemos que el salmista buscó amorosamente a Dios de una manera íntima, incluso pidiéndole que Su rostro resplandeciera sobre él. 5. Andan en Su presencia “He guardado Tus preceptos y Tus testimonios, porque todos mis caminos están delante de Tí” (v. 168). Esto indica que el salmista andaba en la presencia de Dios. 6. Consideran que la ley de Dios es Su palabra Los versículos 17 y 18 dicen: “Colma de bien a Tu siervo para que viva y guarde Tu palabra. Abre mis ojos para que vea yo las maravillas de Tu ley”. Esto indica que el salmista consideraba la ley de Dios como Su palabra. Esto también se indica por lo que el salmista dice en los versículos 28 y 29: “Se derrite mi alma de tristeza; fortaléceme según Tu palabra. Aparta de mí el camino falso, y con gracia concédeme Tu ley”. Estos versículos comprueban que el salmista pensaba que la ley de Dios era Su palabra viva y amorosa exhalada desde Su boca. 7. La palabra de Dios es más dulce que la miel a la boca de ellos Para los salmistas, la palabra de Dios era más dulce que la miel a la boca de ellos (v. 103). 8. La palabra de Dios les es más preciosa que el oro puro “Por eso amo Tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro” (v. 127). Esto indica que para los salmistas la palabra de Dios era más preciosa que el oro puro. 9. La palabra de Dios es una lámpara a los pies y una lumbrera al camino de ellos Para los salmistas, la palabra de Dios era una lámpara a los pies y una lumbrera al camino de ellos (v. 105).

V. LA ACTITUD QUE LOS QUE BUSCAN A DIOS TIENEN HACIA LA LEY COMO EL TESTIMONIO DE DIOS Y COMO LA PALABRA DE DIOS En el salmo 119 se utilizan muchos verbos diferentes para expresar la actitud que los que buscan a Dios tienen hacia la ley de Dios como el testimonio de Dios y como la palabra de Dios. A. La escogen Salmos 119:30 dice: “Escogí el camino de la fidelidad; he puesto Tus ordenanzas delante de mí”. El versículo 173 dice: “Esté Tu mano pronta para socorrerme, porque Tus preceptos he escogido”. Al igual que los salmistas, debemos escoger la palabra de Dios, tomando una decisión firme a favor de la palabra de Dios. B. Creen en ella El salmista creyó en la palabra porque consideraba que la Ley de Dios era Su palabra. El versículo 66 dice: “Enséñame buen juicio y conocimiento, porque creo en Tus mandamientos”. Debemos creer en la autenticidad, precisión, autoridad y poder de la palabra de Dios. C. Levantan sus manos ante ella “Alzaré asimismo mis manos a Tus mandamientos que amo” (v. 48a). Alzar nuestras manos a la palabra de Dios es recibirla con agrado. Por lo tanto, levantar nuestras manos a la palabra de Dios indica que la recibimos con agrado y con gozo y que decimos “amén” a ella. D. La aman En muchas ocasiones el escritor de este salmo declaró que amaba la palabra de Dios (vs. 47, 48, 97, 113, 119, 127, 140, 159, 163, 165, 167). Todos debemos ser capaces de testificar que amamos la palabra de Dios. E. Se deleitan en ella El salmista también se deleitaba en la palabra de Dios (vs. 16, 24, 35, 47, 70, 77, 92, 174). El disfrutaba la palabra de Dios, la cual fue para él una fuente de delicias. Cada día debemos dedicar tiempo a deleitarnos en la Palabra.

F. Gustan de ella “¡Cuan dulces son a mi paladar Tus palabras! Más que la miel a mi boca” (v. 103). Para el salmista la ley no era sólo una lista de mandamientos; también era una palabra llena de disfrute y de suministro de vida. Por esta razón, las palabras de Dios eran dulces a su paladar. Si consideramos la ley sólo como mandamientos de Dios, no será dulce para nosotros. Pero si consideramos la ley de Dios como Su palabra, la cual nos nutre y nos da vida, la disfrutaremos y será dulce a nuestro paladar. G. Se gozan en ella Cuando saboreamos la palabra de Dios, nos regocijamos en ella. Esto fue lo que el salmista experimentó, por lo cual testificó una y otra vez que él se regocijaba en la palabra de Dios (vs. 14, 111, 162). H. Cantan de ella “Cánticos son para mí Tus estatutos en la casa de mi peregrinación” (v. 54). Esto indica que el salmista incluso hacía cánticos de la palabra de Dios. I. Le prestan atención En el versículo 6 el salmista dijo que consideraba los mandamientos de Dios, y en el versículo 117 dijo que prestaba atención a los estatutos de Dios. Esto significa que él respetaba la palabra de Dios. Si deseamos ser genuinos buscadores de Dios, debemos respetar Su palabra. J. Tienen en ella un corazón íntegro El salmista también tenía un corazón íntegro, o saludable, en la palabra de Dios (v. 80). K. Inclinan a ella su corazón En el versículo 36 el salmista oró: “Inclina mi corazón a Tus testimonios, y no a la ganancia deshonesta”. Después, en el versículo 112, declaró: “Mi corazón incliné a cumplir Tus estatutos de continuo, hasta el fin”. Estos versículos nos muestran que necesitamos un corazón que se incline hacia la palabra de Dios. Algunas veces, mientras leemos la Biblia, nuestro corazón está inclinado hacia algo más. Debido a que nuestro corazón tiende a apartarse de la palabra de Dios, necesitamos orar que nuestro corazón se vuelva a la palabra de Dios y se incline a ella.

L. La buscan, la anhelan, y esperan en ella con oración El salmista también buscaba la palabra de Dios (vs. 45, 94), la anhelaba (vs. 20, 40, 131), y esperaba en ella con oración (vs. 43, 74, 114, 147). M. Confían en ella En el versículo 42 el salmista declaró que él confiaba en la palabra de Dios. N. Meditan en ella En varios versículos, el escritor del salmo 119 nos dice que meditaba en la palabra de Dios (vs. 15, 23, 48, 78, 99, 148). Meditar en la palabra es probarla por medio de una consideración cuidadosa. Así que, meditar es una clase de disfrute. Puedo testificar que la mayor parte de la luz que recibo viene por meditar en la Palabra temprano en la mañana. Mientras medito en la Palabra, pienso en ella con mucha consideración y de una manera detallada. O. La consideran En el versículo 95b el salmista dijo: “Yo considero Tus testimonios”. Considerar la Palabra es pensar en ella muy cuidadosamente. Con respecto a esto, podemos usar la palabra “rumiar”. Considerar la Palabra es rumiarla, incluso estudiarla y escudriñarla. P. La estiman recta en todas las cosas “Por eso estimo rectos todos Tus preceptos sobre todas las cosas” (v. 128a). Aquí vemos que el salmista estimó que la palabra de Dios es recta —correcta, derecha y estricta— en todas las cosas. Q. La aprenden “Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para aprender Tus mandamientos” (v. 73). Esto indica que Dios nos ha creado de tal manera que podemos tener entendimiento de Su palabra y aprenderla. En el versículo 71 el escritor dice: “Bueno me es haber sido afligido, para que aprenda Tus estatutos”. Esto indica que el sufrimiento y la aflicción pueden ayudarnos a aprender la palabra de Dios.

R. La valoran El salmista también valoraba la palabra de Dios. El la valoraba tanto como toda riqueza (v. 14), los grandes despojos (162), más que el oro y la plata (vs. 72, 127), y como una heredad tomada para siempre (v. 111). S. La atesoran en su corazón El versículo 11 dice que el salmista atesoraba la palabra de Dios en Su corazón. Pablo nos exhortó a que permitamos que la palabra de Cristo more ricamente en nosotros (Col. 3:16). No sólo debemos memorizar la palabra y guardarla dentro de nosotros, sino que también debemos atesorarla en nuestro corazón. T. La recuerdan y no la olvidan En Salmos 119:52, el salmista indica que recordaba la palabra de Dios. Si atesoramos la palabra en nuestro corazón, la recordaremos; traeremos a la memoria lo que hemos disfrutado de ella. En el versículo 16b, el escritor declaró: “No me olvidaré de Tu palabra” y en el versículo 93 dijo: “Nunca jamás me olvidaré de Tus preceptos, porque con ellos me has vivificado”. U. Tienen temor de ella En el versículo 161b el salmista dijo: “Mi corazón tiene temor de Tus palabras”. El salmista también dijo que tenía miedo de los juicios de Dios (v. 120). Al igual que el salmista, nosotros también debemos tener temor de la palabra de Dios. V. Se apegan a ella En el versículo 31 el salmista le dijo a Dios: “Me he apegado a Tus testimonios”. También es necesario que nos apeguemos a la palabra de Dios. W. No la dejan, no se desvían, no se apartan y no se alejan de ella Además, el salmista dijo que él no dejaba la palabra de Dios, no se desviaba de ella, no se apartaba de ella y no se alejaba de ella (vs. 87, 51, 157, 102, 110).

X. Vuelven sus pies a ella “Consideré mis caminos, y volví mis pies a Tus testimonios” (v. 59). En lugar de alejarnos de la ley, nosotros, como el salmista, debemos volver nuestros pies a ella. Y. La guardan, la observan y la ponen por obra El salmista guardaba, observaba y ponía por obra la palabra de Dios (vs. 33, 69). Todas estas diferentes palabras nos muestran cómo él prestaba atención a la palabra de Dios. Z. Andan en ella y corren por el camino de ella El versículo 1 dice: “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová”. El versículo 32a dice: “Por el camino de Tus mandamientos corro”. El salmista andaba en la palabra de Dios y corría en el camino de la palabra de Dios. Esto indica que él vivía conforme a la palabra de Dios. Estos veintiséis puntos revelan la actitud que los buscadores de Dios tenían para con la ley de Dios como el testimonio de Dios y como la palabra de Dios.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CUARENTA Y UNO CUAN PRECIOSAS SON SION Y JERUSALEN EN LAS EXPERIENCIAS Y ALABANZAS DE LOS SANTOS (1) Lectura bíblica: Sal. 120-127 En este mensaje comenzaremos a considerar un grupo particular de salmos, los salmos 120 al 134, los cuales son conocidos como Salmos de ascensión. Mientras que el salmo 119 habla acerca de la ley, en estos quince salmos la ley no es mencionada. En vez de hablar tocante a la ley, estos salmos hablan del asunto de la cautividad. El pueblo de Israel amaba la ley, pero no vivía de acuerdo a la ley. Sus pecados, ofensas y transgresiones aumentaron después de que recibieron la ley. Llegaron a tal punto que abandonaron a Dios y adoraron ídolos. Por ejemplo, Jueces 17 habla de un hombre que puso ídolos en su casa, nombró a uno de sus hijos como sacerdote, y que después contrató a un Levita para que fuera sacerdote en su casa. Puesto que el pueblo de Israel quería adorar ídolos, Dios hizo que cayeran en cautividad

en una tierra de ídolos. Mientras el pueblo sufría en la cautividad, olvidaron muchas cosas, pero no pudieron olvidar a Sion y a Jerusalén. En ese tiempo, el Monte de Sion y Jerusalén, que fue edificada sobre Sion, eran las únicas señales que quedaban en la tierra de Dios. Sion fue el lugar donde Abraham ofreció a su hijo Isaac; también fue el lugar escogido por David. Dios es invisible, misterioso y muy profundo. Nadie lo ha visto a El. Sin embargo, Sion y Jerusalén eran señales terrenales de la existencia de Dios. Como indican los salmos 120 al 134, Sion, el centro, y Jerusalén, la circunferencia, permanecieron profundamente en la memoria del pueblo de Israel. Por esta razón, a los dos mensajes sobre estos salmos puse por título: “Cuán preciosas son Sion y Jerusalén en las experiencias y alabanzas de los santos”. Debido a sus experiencias, los santos no pudieron olvidar a Sion ni a Jerusalén, y en sus alabanzas no las pasaron por alto. A los santos no les interesaba la piedad ni la comodidad, sino el destino de Sion y Jerusalén. Israel primero fue invadido por los asirlos y después por los babilonios. A diferencia de los babilonios, los asirlos no destruyeron la ciudad de Jerusalén ni devastaron el templo. Cuando los Salmos de ascensión fueron escritos, tanto la ciudad como el templo permanecían, y los santos en cautividad los recordaban como símbolos, como señales, del mismo Dios a quien ellos adoraban. ¿Por qué estos quince salmos se llaman Salmos de ascensión? Para responder a esta pregunta necesitamos ver que cuando el pueblo de Israel fue capturado, estaba en decadencia. Volver a Jerusalén y a Sion era estar en una condición elevada. Además, tenían que subir, ascender, al monte de Sion, y mientras ascendían, cantaban un canto gradual de ascensión. Cuando fuimos salvos, estábamos en una condición elevada, así que no cantamos un canto de ascensión. Sin embargo, es posible que con el tiempo hayamos llegado a estar “abajo” o “caídos” por un tiempo. En tal situación estamos en una especie de cautividad. Pero cuando el Señor nos gana de nuevo y somos avivados, cantamos un canto de ascensión. Como resultado de pasar por estas subidas y bajadas, ya no elevamos la ley, apreciándola de una manera natural. Nos damos cuenta de que la ley no nos ayuda. Más bien, lo que verdaderamente nos ayuda son Sion y Jerusalén. Consideremos estos quince salmos uno por uno.

I. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, POR HABERLO LIBRADO JEHOVA DE SUS ANGUSTIAS El salmo 120 es la alabanza de un santo al subir a Sion, por haberlo librado Jehová de sus angustias. A. Los quince Salmos de ascensión son los cantos favoritos de Ezequías Según la historia, los salmos 120 a 134, quince Salmos de ascensión, eran los cantos favoritos de Ezequías (cfr. Is. 38:20). El solía cantar estos salmos con instrumentos de cuerda en el templo de Jerusalén. B. Mesec, una ciudad al norte de Asiria, y Cedar, una ciudad al sur de Arabia Salmos 120:5 dice: “¡Ay de mí, porque soy peregrino en Mesec, y habito entre las tiendas de Cedar!” Aquí tenemos dos nombres propios, Mesec y Cedar, que se refieren a dos lugares. Mesec era un lugar al norte, en Asiría, y Cedar era un lugar al sur, en Arabia (Is. 21:13, 16; Ez. 27:21). Ambos lugares tal vez se refieran a los lugares adonde el salmista fue llevado cautivo en la invasión asiría (2 R. 18:11; 2 Cr. 32:1). Esto indica que el salmo 120 está relacionado con la invasión asiría. Los asirlos invadieron Israel y tomaron su capital, Samaria. El escritor de este salmo estaba entre los cautivos en Mesec y Cedar. C. El salmista sufre aflicciones en el cautiverio ¿Cómo podía un israelita piadoso haber estado en Mesec, un lugar al norte, y en Cedar, un lugar al sur? La respuesta debe ser que el salmista era uno de los judíos piadosos que fueron llevados cautivos por los asirlos. La “angustia” mencionada en el versículo 1 quizá se refiera a las aflicciones que el salmista sufrió en el cautiverio. Aquí el salmista dijo: “En mi angustia clamé a Jehová, y El me respondió”. El versículo 6 parece indicar que su cautiverio duró mucho tiempo: “Mucho tiempo ha morado mi alma con el que aborrece la paz”. Los que aborrecían la paz fueron primero los asirlos y luego los babilonios y los persas, quienes invadieron Israel. Los invasores asirlos no buscaban la paz, sino la guerra. Por lo tanto, en el versículo 7 el salmista dijo: “Yo soy pacífico; mas cuando hablo, ellos están por la guerra”. Debido a que los invasores también eran mentirosos, el salmista oró, diciendo: “Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso, y de la lengua engañosa” (v. 2). Por consiguiente, el primero de los Salmos de ascensión describe el sufrimiento del salmista en su cautiverio.

II. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A QUE JEHOVA LE GUARDA DE TODO MAL El salmo 121 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto a que Jehová le guarda de todo mal y de los desastres. A. Jehová es el que guarda a Ezequías El versículo 5 dice: “Jehová es tu Guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha”. De acuerdo a la historia, el “Guardador” se refiere a Jehová como el Guardador de Ezequías (2 R. 19:14-19). Sin la protección de Jehová, Ezequías sin duda habría sido asesinado por los asirios. B. “A los montes” se refiere a Jehová, quien creó los cielos y la tierra Salmos 121:1 y 2 dice: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra”. La frase “a los montes” del versículo 1 se refiere a Jehová, quien creó los cielos y la tierra, incluyendo los montes (2 R. 19:15). C. El sol y la luna llegan a ser instrumentos del cuidado de Dios En Salmos 121:6 el salmista dice: “El sol no te herirá de día, ni la luna de noche”. Aquí, “sol” y “luna” se refieren a la creación de Dios, y ambos llegan a ser instrumentos del cuidado de Dios. Durante la invasión Japonesa en China en 1937, tuve una experiencia especial de ver este versículo cumplido. Los colaboradores me pidieron que volviera de Hangkow en China central, a mi pueblo natal de Chifú, en la extremo de la península de Chantung. Esto requería un largo y complicado viaje por tren. El país estaba en confusión, y por la posibilidad de un ataque aéreo japonés, era peligroso viajar por tren. Cuando el cielo estaba despejado, los aviones podían atacar ya fuera durante el día o durante la noche. Siempre que la alarma sonara, teníamos que abandonar el tren y escondernos en el monte. Los pasajeros se tranquilizaron porque el cielo estaba nublado durante el día. Sin embargo, en la noche el cielo estaba despejado, la luna brillaba, y las personas tenían miedo. En ese entonces, yo estaba leyendo el salmo 121 y alabé al Señor por lo que dice el versículo 6. Después testifiqué a otros pasajeros diciendo: “Soy cristiano y acabo de leer en la Biblia, la Palabra de Dios, que el sol no me herirá de día, ni la luna de

noche. Creo que Dios me cuidará. Todos los que viajan conmigo también estarán a salvo. Estén tranquilos”. Algunos de ellos se rieron de mí. Pero después de haber hecho a salvo un viaje tan largo hasta la capital de la provincia de Chantung sin ninguna alarma, les pregunté acerca de lo que les había dicho, y admitieron que era verdad. En esa situación, yo, igual que Ezequías, experimenté a Dios como mi Guardador. III. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO AL AMOR POR LA CASA DE DIOS QUE ESTA EN JERUSALEN El salmo 122 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto al amor por la casa de Dios que está en Jerusalén. Este es un salmo lleno de ternura con respecto al amor que el salmista tiene por la casa de Dios. A este salmista no le importaba la ley, sino Sion y Jerusalén. A. El regocijo del salmista El salmista se alegró cuanto otros le dijeron: “A la casa de Jehová iremos” (v. 1). Hoy día, los que amamos la iglesia debemos regocijarnos cuando alguien nos diga: “Vamos a la reunión”. B. Alaba a Jerusalén En los versículos 2 al 4 vemos que el salmista alaba a Jerusalén, a donde suben las tribus de Jehová. C. Los tronos de la casa de David fueron puestos para juicio “Porque allá están los tronos del juicio, los tronos de la casa de David” (v. 5). Aquí, David tipifica a Cristo. D. La oración y la bendición del salmista por la paz y la prosperidad de Jerusalén Los versículos 6 al 9 son la oración y la bendición del salmista por la paz y la prosperidad de Jerusalén. En el versículo 6 el salmista dice: “Pedid por la paz de Jerusalén; serán prosperados los que te aman”. El pronombre “te” se refiere a Jerusalén. Este versículo expresa el sentimiento íntimo del salmista con respecto a Jerusalén. El versículo 7 indica que el salmista no se preocupa por su comodidad personal, sino por la paz y la prosperidad de Jerusalén. Así que, en los versículos 8 y 9 dice: “Por amor de mis

hermanos y mis compañeros, diré yo: La paz sea contigo. Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios buscaré tu bien”. IV. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A LA COMPASION QUE DIOS TIENE DE LOS CAUTIVOS QUE REGRESARON El salmo 123 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto a la compasión que Dios tiene de los cautivos que regresaron. Este salmo es corto, pero de mucho significado. A. Alza los ojos a Jehová El salmista dijo que alzaba los ojos a Jehová, quien está sentado en el trono en los cielos (v. 1). Después dice que así como los ojos de los siervos miran a la mano de su señor y como los ojos de la sierva miran a la mano de su señora, así los ojos de los santos miran a Jehová hasta que tiene compasión de ellos (v. 2). El versículo 3a dice: “Ten compasión de nosotros, oh Jehová, ten compasión de nosotros”. En este salmo la palabra más impresionante es “compasión”. No es un asunto de nuestro amor por la ley de Dios sino de que El tenga compasión de nosotros. La compasión es más profunda que la misericordia, porque la misericordia es externa mientras que la compasión es interna. B. A causa del menosprecio y el escarnio de quienes los tenían cautivos Jehová tuvo compasión de los cautivos que regresaron a causa del menosprecio y el escarnio de los que los tenían cautivos. Con respecto a esto, los versículos 3b y 4 dicen: “Porque estamos muy hastiados de menosprecio. Hastiada está nuestra alma del escarnio de los que están en holgura, y del menosprecio de los soberbios”. Esto significa que ellos todavía recordaban lo que les había sucedido en su cautividad. Ellos recordaban que día tras día fueron escarnecidos, despreciados, y menospreciados. Mientras pasaban por tal experiencia, no podían olvidar a Sion y Jerusalén, y cuando regresaron, ascendieron al monte de Sion.

V. LA ALABANZA DE ISRAEL AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A LA AYUDA QUE RECIBIERON DE JEHOVA CUANDO LOS INVADIERON SUS ENEMIGOS El salmo 124 es la alabanza de Israel al subir a Sion, con respecto a la ayuda que recibieron de Jehová cuando los invadieron sus enemigos. A. Jehová no los dio por presa Cuando sus enemigos se levantaron en su furor contra ellos como aguas impetuosas que pasaban sobre ellos para devorarlos, Jehová no los dio por presa a los dientes de ellos (vs. 1-6). El salmista dijo que si Jehová no hubiera estado de su lado, las aguas impetuosas habrían pasado sobre sus almas. El salmista entonces alabó a Jehová por Su ayuda. “Bendito sea Jehová, que no nos dio por presa a los dientes de ellos” (v. 6). B. El socorro de ellos está en el nombre de Jehová Hablando en poesía, el salmista dijo: “Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros” (v. 7). Ellos eran como aves amenazadas por los cazadores, pero debido al socorro de Jehová, escaparon del lazo. Así que, el salmista concluyó así: “Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, que hizo el cielo y la tierra” (v. 8). VI. LA ALABANZA DE LOS SANTOS AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A QUE JEHOVA ESTA EN TORNO A SU PUEBLO El salmo 125 es la alabanza de los santos al subir a Sion, con respecto a que Jehová está en torno a Su pueblo. A. Los que confían en Jehová son como el monte de Sion En el versículo 1 el salmista dice que los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. Ellos amaban el monte de Sion y se comparaban con él.

B. Jehová está en torno a Su pueblo desde ahora y para siempre El versículo 2 nos dice que como los montes están en torno a Jerusalén, así Jehová está en torno a Su pueblo desde ahora y para siempre. C. Jehová juzga con justicia El salmista dijo a continuación que Jehová juzga con justicia a los que son rectos en su corazón y a los que se apartan tras sus caminos torcidos (vs. 3-5a). En el versículo 4a el salmista dice: “Haz bien, oh Jehová, a los buenos”. La expresión “los buenos” indica que el salmista todavía tenía un concepto según el principio del bien y el mal. Nadie es bueno excepto Dios (Mr. 10:18). ¿Cómo puede entonces el salmista pedirle a Dios que haga bien al bueno? Esta oración nos muestra la influencia que la tradición antigua ejercía sobre el salmista. D. Bendicen a Israel con paz Este salmo concluye con la bendición del salmista para Israel, diciendo: “Paz sea sobre Israel” (v. 5b). VII. LOS CAUTIVOS QUE REGRESARON ALABAN MIENTRAS SUBEN A SION, POR LAS GRANDES COSAS QUE JEHOVA HIZO CON ELLOS En el salmo 126 vemos que los cautivos que regresaron alaban mientras suben a Sion, por las grandes cosas que Jehová hizo con ellos. A. Eran como los que sueñan; su boca se llenó de risa y su lengua de gritos de alegría El salmista dijo que cuando Jehová hizo volver la cautividad de Sion, eran como los que sueñan. Su boca se llenó de risa y su lengua con gritos de alegría (vs. 1-2a). “Entonces dijeron entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos. Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estamos alegres” (vs. 2b-3).

B. Le piden a Jehová que haga volver la cautividad “Haz volver nuestra cautividad, oh, Jehová, como los arroyos en el sur” (v. 4). Aunque una parte del pueblo había regresado, muchos permanecieron en cautividad y aquí el salmista oró por ellos. En su oración, el salmista le pidió a Jehová que hiciera volver a la cautividad como los arroyos del sur. En contraste con los arroyos del norte, que pueden congelarse, los arroyos del sur fluyen. “Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. El que va andando y llorando llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas” (vs. 5-6). Creo que esto se refiere a los cautivos. En un sentido humano, su cautividad en países extranjeros fue un sufrimiento. Sin embargo, en un sentido divino, esto fue una siembra por medio de su predicación a los gentiles con respecto a Dios. Aparentemente, el pueblo de Dios era cautivo; en realidad, eran predicadores. Muchos de los cautivos, tales como Daniel y sus compañeros, fueron excelentes predicadores. Su predicación fue una siembra. Como resultado, muchos gentiles fueron llevados a Dios por medio de estos cautivos. Por ejemplo, Nabucodonosor tuvo que admitir ante Daniel y sus compañeros, que el Dios de ellos era el Dios verdadero (Dn. 2:47; 3:28-29; 4:34-35). Esto indica que los cautivos sembraron la semilla del conocimiento de Dios entre los paganos. El versículo 5 del salmo 126 habla de segar con gritos de júbilo, y el versículo 6, de venir con gritos de alegría. Un grito de alegría es un grito de gozo, un ruido gozoso. Aunque los cautivos sembraron con lágrimas, regresaron con gritos de alegría, llevando con ellos sus “gavillas”. VIII. LA ALABANZA QUE OFRECEN LOS SANTOS AL SUBIR A SION, POR EL CUIDADO Y LA BENDICION DE JEHOVA PARA CON SU PUEBLO El salmo 127 es la alabanza que ofrecen los santos al subir a Sion, por el cuidado y la bendición de Jehová para con Su pueblo. Este Salmo de ascensión fue escrito por Salomón. A. Jehová cuida de Su pueblo En los versículos 1 y 2 vemos el cuidado de Jehová por Su pueblo.

1. Jehová edifica la casa y guarda la ciudad “Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad, en vano vela la guardia” (v. 1). Esta es una palabra de consuelo, especialmente para los ancianos y para los que se consideran como guardias que protegen la iglesia. Si el Señor no edifica la iglesia, los que la edifican trabajan en vano. Si el Señor no guarda la ciudad —es decir, si no guarda la iglesia como el reino— los que guardan la iglesia vigilan en vano. 2. Es vano afanarse por el pan “Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues El da a Sus amados mientras duermen” (v. 2). Esto significa que si el Señor no hace nada por nosotros, todo lo que hagamos será en vano. En lugar de afanarnos y esforzarnos por nosotros mismos, debemos confiar en El, porque El da a Sus amados aún cuando duermen. ¿Cree que lo que usted hace tiene algún significado? Debemos comprender que todo lo que hagamos sin confiar en el Señor carece de significado. Si comprendemos esto, descansaremos en el Señor. B. Jehová bendice a Su pueblo Los versículos 3 al 5 constituyen la bendición de Jehová a Su pueblo. 1. Los hijos son la herencia de Jehová. En el versículo 3 el salmista dice que los hijos son herencia de Jehová y que el fruto del vientre es un premio. 2. Bendito es el hombre que llena su aljaba de hijos, que son como saetas “Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llena su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hable con los enemigos en la puerta” (vs. 4-5). Esto significa que en lugar de esforzarse sin confiar en el Señor, debemos simplemente ser un buen padre que produce hijos. No podemos obtener mucho con nuestro afán, pero sí podemos producir hijos. Algunas personas son inteligentes y muy diligentes en su trabajo, pero no tienen hijos. No tienen ninguna “saeta” en su “aljaba”. Esto es una vergüenza. Necesitamos considerar qué escogeremos: afanarnos o descansar y producir hijos.

El salmo 127 es un salmo de reposo, un salmo que nos libera de nuestro trabajo. Este salmo nos enseña que Dios nos cuida y nos bendice. Ya sea que trabajemos o no, la situación es la misma, pues El nos da mientras dormimos. Además de cuidarnos, nos bendice con incremento, con hijos. Todos debemos creer esto. Aunque soy una persona que trabaja mucho, creo que el resultado no depende de mi trabajo, sino del cuidado y de la bendición de Dios. Lo que Salomón dijo en este salmo está dirigido a los que trabajan y se esfuerzan en hacer cosas pero no confían en Dios. En lugar de trabajar por sí mismo, debe usted confiar en Dios. El lo cuidará y lo bendecirá. Es menester que lo descrito en este Salmo de ascensión llegue a ser nuestra experiencia. Hoy día hablamos del incremento. Sin embargo, cuánto más hablamos, más nos desanimamos. Cuánto más esperamos tener un incremento, menos incremento tenemos. Como resultado, no tenemos paz ni descanso, ni tampoco tenemos este Salmo de ascensión. Por lo tanto, nuestro concepto debe cambiar. El incremento no depende de lo que hagamos, sino de cuánto nos dé Dios. El cuidado y la bendición provienen de El. Aprendamos a ser el Salomón de hoy, sabiendo que todo lo que hagamos sin confiar en el Señor es en vano, pero que mientras confiemos en El, habrá un buen resultado. Si aprendemos a ser como Salomón, oraremos así: “Señor, no tengo ninguna confianza en mí mismo. Confío en Tu misericordia, en Tu bendición, en Tu presencia, y en Tu Espíritu”. Esta es la experiencia descrita en el salmo 127.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CUARENTA Y DOS CUAN PRECIOSAS SON SION Y JERUSALEN EN LAS EXPERIENCIAS Y ALABANZAS DE LOS SANTOS (2) Lectura bíblica: Sal. 128-134 En el mensaje anterior abarcamos los ocho primeros Salmos de ascensión. En este mensaje consideraremos los siete restantes, los salmos 128 al 134. La secuencia de estos siete salmos es muy importante. El salmo 128 habla de la bendición de Jehová para con Israel desde Sion y la prosperidad de Jerusalén en el disfrute de Israel. El salmo 129 se refiere a la justicia de Dios para con los que persiguen a Israel y los que aborrecen a Sion. Sobre la faz de la tierra existe un pueblo escogido por

Dios como Sus elegidos, y este pueblo siempre ha sido perseguido. Hoy en día, lo mismo se aplica a los creyentes, quienes pueden ser perseguidos por predicar el evangelio y enseñar tocante a la Biblia. Además, Sion, el monte más alto de ese grupo de montañas, tipifica a los vencedores en la iglesia, los más elevados de los creyentes. Tal como Sion fue aborrecido, así también los vencedores son aborrecidos. Pero Dios trata con justicia a los que persiguen a Israel y aborrecen a Sion. Israel es el elegido de Dios, y Dios se hace cargo de los que persiguen a Su pueblo, pero esto no significa que Israel sea perfecto y sin pecado. Al contrario, Israel tiene muchos pecados e iniquidades. Por eso, en el salmo 130 tenemos un salmo de perdón y redención. El salmo 131 indica que después de experimentar el perdón de Dios, llegamos a ser humildes. Antes de ello éramos orgullosos y altaneros, y pensábamos que sólo nosotros teníamos la razón y que los demás estaban equivocados. Sin embargo, luego de ser iluminados con respecto a nuestra verdadera situación, hacer una confesión cabal y recibir el perdón de Dios, nos volvemos humildes. Humillamos nuestro corazón, bajamos nuestros ojos, y nuestra alma se calma como “como un niño destetado en el regazo de su madre” (v. 2). Muchas veces he tenido esta experiencia, he comprendido que no soy nada, que no tengo nada, y que no puedo hacer nada. Cuando nuestro corazón se humilla y nuestra alma se calma, estamos en una condición que le permite a Dios venir a descansar. En tal situación Dios puede tener un lugar de reposo, una morada. Sin embargo, cuando somos orgullosos y nuestros ojos son altivos, Dios no tiene reposo, no tiene morada, en nosotros. Solamente cuando somos humildes, serenos y tranquilos, la condición es adecuada para que Dios se levante, entre en nosotros y nos tome como Su lugar de reposo. De este modo Sion viene a ser la habitación de Dios, Su lugar de reposo, tal como se revela en el salmo 132. Luego, el salmo 133 nos muestra que Sion es el único lugar donde los hermanos pueden reunirse en unidad. Sion es el centro de unidad. En cualquier otro lugar estamos dispersados y divididos. Cuando Dios tiene Su lugar de reposo, Su morada, en Sion, podemos venir a El en Sion y morar allí en unidad con los hermanos. ¡Qué bueno y delicioso es esto! Es como el buen óleo, que tipifica la unción, sobre Aarón, y también es como el rocío de la mañana, el cual tipifica la gracia, la cual desciende desde el monte Hermón hasta los montes de Sion. Esto significa que, como el pueblo de Dios, necesitamos la unción y el rocío. Además, en Sion Dios tiene un lugar a donde puede mandar Su bendición. Por lo tanto, en Sion, recibimos la bendición enviada por Dios, la vida eterna. Finalmente, en el salmo 134 los hijos de Israel primero exhortan a los sacerdotes a que alaben a Dios por las noches, y después los bendicen. Por lo regular los sacerdotes enseñaban y bendecían a los hijos de Israel, pero aquí los hijos de Israel enseñan y

bendicen a los sacerdotes. Esto indica que los hijos de Israel llegaron a ser más altos que los sacerdotes. La secuencia de los salmos 128 al 134 es lógica y razonable. Nosotros disfrutamos la bendición que Dios envía desde Sion y la prosperidad de Jerusalén, y luego Dios se encarga de los que nos persiguen y nos aborrecen. Sin embargo, somos pecaminosos y necesitamos el perdón de Dios. Cuando recibimos Su perdón, nos volvemos humildes, calmados y serenos y Dios viene a reposar, a morar, en nosotros. Luego subimos a El para morar en unidad. Como resultado, venimos a ser el monte Sion; es decir, llegamos a ser los más elevados, incluso más elevados que los sacerdotes. Ahora que hemos visto la secuencia de estos siete salmos, consideremos cada salmo en particular. IX. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A LA BENDICION QUE JEHOVA ENVIA A ISRAEL DESDE SION Y CON RESPECTO A LA PROSPERIDAD DE JERUSALEN EN EL DISFRUTE DE ELLOS El salmo 128 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto a la bendición que Jehová envía a Israel desde Sion (que representa a los vencedores en las iglesias) y a la prosperidad de Jerusalén (que representa a la iglesia como el reino de Dios) en el disfrute de ellos. Esto indica de nuevo cuan preciosas son Sion y Jerusalén en las experiencias y las alabanzas de los santos. A. Comen del trabajo de sus manos, y les va bien “Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Comerás el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien” (vs. 1-2). Ellos comerán y tendrán paz. La comida y la paz son dos elementos básicos para nuestra vida diaria. Si nos falta comida, no tendremos paz. B. Sus mujeres son como vides que llevan fruto y sus hijos son como plantas de olivo Según el versículo 3, sus mujeres serán como vides que llevan fruto en las partes más interiores de la casa, y sus hijos serán como plantas de olivo alrededor de sus mesas. Así será bendecido el hombre que teme a Jehová (v. 4).

C. Jehová los bendice desde Sion, y ellos ven la prosperidad de Jerusalén Jehová los bendecirá desde Sion y ellos verán la prosperidad de Jerusalén todos los días de su vida. También verán a los hijos de sus hijos bajo la paz de Dios sobre Israel (vs. 56). X. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A LOS QUE PERSIGUEN A ISRAEL Y A LOS QUE ABORRECEN A SION El salmo 129 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto a los que persiguen a Israel y a los que aborrecen a Sion. Aquí, Israel representa a los creyentes neotestamentarios, y Sion representa a los vencedores en la iglesia. Cuanto más amemos al Señor Jesús, más seremos aborrecidos. En algunos casos, ha habido padres que han aborrecido a sus hijos por causa de que sus hijos amaban mucho al Señor Jesús. A. Muchas veces los perseguidores han atribulado a los creyentes desde el comienzo de su vida cristiana Muchas veces los perseguidores han atribulado a los creyentes desde el comienzo de su vida cristiana, mas no prevalecieron contra ellos. Los perseguidores araron como aradores sobre la espalda de los creyentes, haciendo largos surcos; pero Jehová es justo y corta las coyundas de los perseguidores malvados (vs.1-4). B. Todos los que aborrecen a Sion son avergonzados Todos los que aborrecen a Sion serán avergonzados y vueltos atrás como hierba sobre los tejados, que se seca antes que crezca, sin multiplicación en gavillas para el segador (vs. 5-7), ellos no tendrán bendición de los que pasan, diciendo: “Bendición de Jehová sea sobre vosotros; os bendecimos en el nombre de Jehová” (v. 8). Esta es la manera en que Dios trata con los perseguidores y aborrecedores. XI. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, POR HABER PERDONADO DIOS A ISRAEL Y POR HABERLE REDIMIDO DE SU INIQUIDAD En el salmo 130 vemos la manera en que Dios trata a Su pueblo escogido. Este salmo es la alabanza de un santo al subir a Sion, por haber perdonado Dios a Israel y por haberle

redimido de su iniquidad. No somos mejores que los perseguidores y aborrecedores. Necesitamos el perdón de Dios. A. Si Jehová tuviera en cuenta las iniquidades, nadie podría permanecer El salmista clamó a Jehová, orando que Sus oídos estuvieran atentos a su voz y a sus súplicas (vs. 1-2). Luego el salmista dijo: “Jehová, si Tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién, oh Señor, podría permanecer?” (v. 3). Casi todas las mañanas comienzo así mi oración: “Señor, gracias que has perdonado todas mis transgresiones, errores y fracasos. Señor, te agradezco también porque me has purificado de toda inmundicia con Tu sangre purificadora”. No tengo otra manera de comenzar mi oración, porque me doy cuenta de que cada día mis imperfecciones necesitan el perdón de Dios y mi inmundicia necesita Su purificación. B. Pero en Jehová hay perdón, para que se le tema “Pero en Ti hay perdón para que seas temido” (v. 4). Cuanto más nos perdona el Señor, tanto más le tememos. C. Esperar al Señor y tener esperanza en El y en Su palabra En los versículos 5 al 8 el salmista habla de esperar al Señor más que los centinelas a la mañana y de tener nuestra esperanza en El y en Su palabra por Su abundante redención, la cual redimirá a Israel de todas sus iniquidades. XII. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A SU CORAZON HUMILDE Y A SU ALMA CALLADA DELANTE DE JEHOVA El salmo 131 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto a su corazón humilde y a su alma callada delante de Jehová. A. Su corazón no es soberbio, ni sus ojos son altivos En el versículo 1 el salmista dice que su corazón no es soberbio, ni sus ojos altivos. También dice que no anda en grandezas ni en cosas demasiado sublimes para él. Ciertas cosas son muy grandes y sublimes para nosotros, y no debemos ir tras ellas.

B. Calmó y acalló su alma dentro de él El salmista dice también que calmó y acalló su alma dentro de él, como un niño destetado en el regazo de su madre (v. 2). El había sido destetado, o despojado, de todo, excepto del Señor. C. Le aconseja a Israel, el pueblo escogido de Dios, que espere en Jehová Luego, el salmista aconseja a Israel, el pueblo escogido de Dios, que espere en Jehová desde ahora y para siempre (v. 3). Cuando llegamos a ser como el salmista, humildes, calmados, serenos, y destetados, podemos aconsejar a otros que esperen en Dios. XIII. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A LA HABITACION DE JEHOVA Y AL REPOSO EN SION POR MEDIO DE DAVID, SU UNGIDO El salmo 132 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto a la habitación de Jehová y al reposo en Sion por medio de David, (un tipo de Cristo), Su ungido. A. Le pide a Jehová que se acuerde de todas las aflicciones de David En el versículo 1, el salmista le pide a Jehová que se acuerde de todas las aflicciones de David, las cuales tipifican todas las aflicciones de Cristo. B. Cómo desea David la habitación de Dios Los versículos 2 al 5 nos muestran que David deseaba la habitación de Dios (cfr. 69:9a). David juró a Jehová y prometió al Fuerte de Jacob que no entraría en la tienda que habitaba, que no subiría al lecho de su estrado, y que no daría sueño a sus ojos ni adormecimiento a sus párpados, hasta que hallara “lugar para Jehová, tabernáculo para el Fuerte de Jacob” (132:5). Aquí, “tabernáculo” significa habitación. C. David busca el arca de Jehová David buscó el arca, y la encontró en Jaar. Después deseó que Jehová se levantara y entrara en Su arca al lugar de Su reposo en Sion (vs. 5-9; 13). Hoy día, este lugar de reposo es los vencedores en las iglesias.

D. Jehová habla en cuanto a Sion En los versículos 14 al 18 está el hablar de Jehová en cuanto a Sion. “Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he querido” (v. 14). Espero que un día Dios le diga a usted lo mismo. Jehová continúa y dice que bendecirá abundantemente la provisión de Sion, y saciará de pan a sus pobres, que vestirá de salvación a sus sacerdotes, que sus santos darán voces de júbilo, que allí hará retoñar el poder de David, que ha dispuesto lámpara a Su Ungido, que vestirá de ignominia a los enemigos de Su Ungido y que sobre El resplandecerá Su corona. En este salmo tenemos siete puntos relacionados con los vencedores: el reposo, la habitación, el alimento, el vestido, el poder, la lámpara encendida, y la corona resplandeciente. Estos puntos son los más elevados de la vida de la iglesia. Cuando estamos en lo más alto de la vida de la iglesia, tenemos reposo con Dios, la habitación, y el alimento. Sin embargo, cuando Dios no tiene dónde morar, tampoco nosotros tenemos dónde morar. Cuando El no está satisfecho, tampoco nosotros lo estamos. Pero cuando Dios reposa y mora en Sion, tenemos abundante alimento. Además, tenemos buen vestido, el poder, la lámpara y la corona. Esta es la mejor vida de iglesia. Esta es la situación de los vencedores en Sion, la cima más alta del monte de Dios. XIV. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO A LA BENDICION QUE JEHOVA MANDA POR HABITAR LOS HERMANOS JUNTOS EN UNIDAD El salmo 133 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto a la bendición que Jehová manda por habitar los hermanos juntos en unidad. Antes de llegar al salmo 133, debemos llegar al salmo 132. Esto significa que si Dios no reposa y mora en Su habitación, no tenemos lugar dónde reunirnos. No tenemos Sion, no tenemos centro dónde reunirnos. Cuando Sion es edificado y cuando Dios reposa allí y mora en Jerusalén, entonces tenemos un lugar donde podemos reunirnos, donde podemos morar juntos en unidad. Si esta es nuestra situación en las reuniones de la iglesia, disfrutaremos la bendición que Dios manda. A. Cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en unidad “¡Mirad, cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en unidad!” (v. 1). Creo que la frase “cuán bueno” se refiere al óleo mencionado en el versículo 2 y “cuán delicioso” se refiere al rocío mencionado en el versículo 3.

B. Es como el buen óleo sobre la cabeza “Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual descendió sobre la barba, la barba de Aarón, y bajó hasta el borde de sus vestiduras” (v. 2). Que el aceite descendiera desde la cabeza hasta el borde de las vestiduras, significa que la Cabeza y el Cuerpo, Cristo y la iglesia, están bajo la unción del buen óleo de Dios. C. Es como el rocío de Hermón que descendió sobre los montes de Sion El versículo 3a dice que es como “el rocío de Hermón, que descendió sobre los montes de Sion”. El viento del norte hacía que el rocío descendiera desde Hermón hasta los montes de Sion. Este rocío tipifica la gracia fresca y refrescante de Dios. Tal rocío, tal gracia, nos riega. D. Porque allí mandó Jehová bendición, y vida eterna “Porque allí mandó Jehová bendición: La vida eterna” (v. 3b). Creo que al decir “vida eterna” el salmista pensaba en una vida larga. Sin embargo, en nuestra interpretación, entendemos que aquí la palabra “vida” no significa una vida larga, sino vida eterna. Mientras habitamos juntos en la vida de la iglesia, disfrutamos la vida eterna que El nos manda como bendición. En esto consiste la vida de la iglesia. En el salmo 132 tenemos la vida de la iglesia, y en el salmo 133 tenemos el modo de vivir de la iglesia. El modo de vivir de la iglesia es el modo más elevado de vivir: un modo de vivir en el cual los hermanos habitan juntos en unidad. Tal modo de vivir hace que Dios nos bendiga con el buen óleo y con el rocío fresco. XV. LA ALABANZA DE UN SANTO AL SUBIR A SION, CON RESPECTO AL MANDATO Y LA BENDICION DE LOS HIJOS DE ISRAEL A LOS SACERDOTES QUE PRESTAN SERVICIO EN LA CASA DE DIOS Al final de los Salmos de ascensión, el salmo 134 es la alabanza de un santo al subir a Sion, con respecto al mandato y la bendición de los hijos de Israel a los sacerdotes que prestan servicio en la casa de Dios. Este salmo indica que el pueblo más alto, los que están en Sion, pueden bendecir y enseñar a todos.

A. El mandato a los siervos de Jehová “Bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que estáis de pie en la casa de Jehová por las noches. Alzad vuestras manos en el santuario, y bendecid a Jehová” (vs. 1-2). Este es el mandato de los hijos de Israel a los sacerdotes que prestan servicio. Aunque estos sacerdotes prestan servicio en la casa de Dios, ellos están más abajo que los de Sion. Por lo tanto, los de Sion pueden dar tal mandato a estos siervos de Jehová. B. La bendición a los siervos de Jehová “Jehová, que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sion” (v. 3). Aquí vemos que la bendición viene desde Sion, es decir, desde el pueblo más alto. Si usted lee la historia de la iglesia, verá que en cada era y siglo la bendición de Dios ha llegado a la iglesia por causa de los vencedores. Siempre que haya vencedores, habrá bendición de Dios. Dios siempre bendice a Su pueblo desde Sion, desde la cumbre más alta, desde aquellos que han llegado a la cima, la posición de los vencedores. Desde esta posición Dios bendice a todo Su pueblo.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CUARENTA Y TRES LAS EXPRESIONES DE LOS SANTOS DELANTE DE JEHOVA EN DIFERENTES DIRECCIONES Lectura bíblica: Sal. 135-139 En este mensaje consideraremos los salmos del 135 al 139. Primero quisiera decir unas palabras tocante al arreglo de los ciento cincuenta salmos. Los primeros ciento diecinueve salmos hablan de la ley. El salmo 1 trata de la ley, y el salmo 119 también trata de la ley. Respecto a la ley, el salmo 1 es un excelente comienzo, y el salmo 119 es una excelente conclusión. Al hablar de la ley, el salmo 119 usa siete sinónimos de la palabra ley: testimonio o testimonios, palabra, estatutos, ordenanzas, preceptos, juicios y mandamientos. Estos siete sinónimos aparecerán en la lectura. En particular, el salmo 119 habla de la ley como el testimonio de Dios. Según la Biblia, este testimonio es el testimonio de lo que Dios es. La ley es un tipo, un símbolo de Cristo como el testimonio de Dios. Para entender esto, necesitamos considerar otro tipo de Cristo: el arca del testimonio (Ex. 25:10-11, 16, 21-22). El arca del testimonio fue puesta dentro del Lugar Santísimo, llamado el tabernáculo del testimonio (Ex. 38:21). La Biblia

no dice que la ley haya sido puesta dentro del arca, sino que el testimonio fue puesto dentro del arca (Ex. 40:20). La ley contenida, u oculta, dentro del arca se llama el testimonio. Al salmo 119 le siguen quince salmos llamados Salmos de ascensión (Sal. 120-134). Los dieciséis salmos restantes pueden dividirse en tres grupos: los salmos 135 al 139, los salmos 140 al 145, y los salmos 146 al 150. El salmo 135 y los salmos 146 al 150 son salmos de “aleluya”, porque cada uno de estos salmos empieza y termina con la palabra “aleluya”. Sin embargo, como veremos, la naturaleza del contenido del salmo 135 es diferente a la de los salmos 146 al 150. Estos seis salmos son salmos de aleluya, pero su contenido es diferente. En este mensaje hablaremos de los salmos 135 al 139. Cada uno de estos salmos tiene un punto notable o significativo. El punto más notable del salmo 135 es la alabanza a Jehová por Sus virtudes. El punto más notable del salmo 136 es la eterna benignidad de Jehová. La segunda parte de cada versículo de este salmo dice: “Porque para siempre es Su benignidad”. El punto más notable del salmo 137 es acordarse de Sion y no olvidarse de Jerusalén. El salmista dijo que los cautivos lloraban junto a los ríos de Babilonia cuando se acordaban de Sion (v. 1). El salmista dijo después que no podía olvidarse de Jerusalén (v. 5). El punto más notable del salmo 138 es dar gracias a Jehová en la adoración de Su santo templo. El salmo 139 habla de la omnisciencia y la omnipresencia de Dios. Sin embargo, el punto más notable de este salmo no es la omnisciencia ni omnipresencia de Dios, sino el hecho de que el salmista pide a Jehová que lo examine y lo pruebe. Aquí el salmista parece decir: “Oh Jehová, examíname y pruébame para que veas lo que está dentro de mí. Sólo Tú puedes examinar y probar de esta manera porque sólo Tú eres omnisciente y omnipresente. Sólo Tú estás capacitado para examinarme y probarme”. Los que arreglaron los salmos lo hicieron según su contenido. En este arreglo tenemos los salmos 1 al 119, los cuales hablan de la ley; los salmos 120 al 134 son salmos que hablan de subir, de ascender, a Sion; y los últimos dieciséis salmos, los salmos 135 al 150. El salmo 135, un salmo de aleluya, es único en su categoría, mientras que los salmos 146 al 150, otros cinco salmos de aleluya, están en un mismo grupo. En los salmos 136 al 145 no hay nada crucial, nada de particular importancia. Cuando algunos oigan esto, quizá pensarán en el salmo 137 y se preguntarán: “¿No es crucial el acordarse y no olvidarse de Sion?” En lo que concierne al cautiverio, esto tal vez sea crucial. Sin embargo, con respecto a la economía de Dios, estas cosas no son cruciales. Asuntos tales como llorar y colgar liras sobre los sauces no tienen nada que ver con la

economía de Dios. Por lo tanto, al decir que no hay nada crucial en estos salmos nos basamos en el principio de la economía de Dios. El título de este mensaje sobre los salmos 135 al 139 es “Las expresiones de los santos delante de Jehová en diferentes direcciones”. Lo especial de estos salmos no es en realidad las expresiones de los santos, sino el hecho de que los escritores eran personas que estaban muy cerca de Dios. Por consiguiente, estos salmos son las expresiones de los sentimientos de los escritores, quienes estaban muy cerca de Dios. Estos sentimientos están expresados desde diferentes direcciones. Por ejemplo, el salmo 137 fue escrito desde el punto de vista de alguien que estaba sentado junto a los ríos de Babilonia, mientras que el salmo 139 fue escrito desde el punto de vista de que Dios examina y prueba. En Salmos 139:23-24 David oró así: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes; y ve si hay en mí camino perjudicial, y guíame en el camino eterno”. Esta oración solo puede ser expresada por alguien que esté muy cerca de Dios, por alguien que le vea cara a cara. Los salmos 135 al 139 fueron escritos desde diferentes puntos de vista para expresar ante Dios los sentimientos de los salmistas. En estos salmos no hay nada crucial relacionado con la economía de Dios. No obstante, estos salmos revelan que los escritores estaban muy cerca de Dios. Debemos tener presente este punto cuando consideremos cada uno de estos cinco salmos. I. LES ORDENAN A LOS SACERDOTES, QUE SIRVEN A JEHOVA, QUE ESTAN EN SU CASA, EN LOS ATRIOS DE SU CASA, QUE LE ALABEN El tema del salmo 135 es la orden dada a los sacerdotes que sirven a Jehová, que están en Su casa, en los atrios de Su casa, tocante a que le alaben por Sus virtudes. Este salmo sólo pudo ser escrito por alguien que estaba cerca del Señor y que se preocupaba por el interés del Señor y por los sacerdotes que le servían. Creo que el escritor de este salmo no era un sacerdote sino un ciudadano común entre los israelitas. Debido a que estaba cerca del Señor y a que tenía una íntima preocupación por la adoración de Dios y por los sacerdotes, les ordenó a los sacerdotes que adoraran a Dios. El mismo principio se aplica a la vida de iglesia actual. Tenemos colaboradores, trabajadores a tiempo completo y entrenantes. Quizá ciertos santos de entre nosotros en la iglesia, que estén cerca del Señor, se preocupen por todos ellos, los cuiden y oren por ellos. Por ejemplo, tal vez un colaborador en particular esté sirviendo al Señor a tiempo completo, pero quizá no busque al Señor con desesperación. Es posible que algunos de

los santos de más edad, preocupados por esta situación, oren entonces por ese colaborador. A. Por Su bondad “Alabad el nombre de Jehová; alabadle, siervos de Jehová; los que estáis en la casa de Jehová en los atrios de la casa de nuestro Dios. Alabad a Jehová, porque El es bueno; cantad salmos a Su nombre, porque es agradable” (vs. 1-3). Aquí se ordena a los sacerdotes que alaben a Dios en Su bondad. B. Por escoger a Jacob para Sí, a Israel como Su posesión “Porque Jehová ha escogido a Jacob para Sí, a Israel por posesión Suya” (v. 4). Isaac tuvo dos hijos: Esaú, el que se portaba bien, y Jacob, el desobediente. Isaac eligió a Esaú, quien hacía cosas para complacerlo, pero Dios eligió a Jacob para Sí. La economía de Dios necesitaba a este desobediente. Sin él, la economía de Dios no podría cumplirse. El versículo 4 no sólo dice que Dios eligió a Jacob para Sí mismo sino también que escogió a Israel como Su posesión. Cuando Jacob fue transformado en Israel, el príncipe de Dios, el llegó a ser posesión personal de Dios. Dios eligió a Jacob para Sí, pero a Israel lo eligió para que fuera Su posesión. C. Por Su grandeza sobre todos los dioses En el versículo 5 el salmista dice: “Porque yo sé que Jehová es grande, y nuestro Señor está sobre todos los dioses”. Luego, del versículo 15 al 18 explica: “Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no prestan oído; y no hay aliento en sus bocas. Semejantes a ellos son los que los hacen, y todos los que en ellos confían.” Aquí tenemos una comparación entre nuestro Dios, quien es extraordinario, y los dioses, los ídolos, quienes no pueden hablar, ver ni oír. Nuestro Dios es más poderoso que los dioses y está por encima de todos los otros dioses. D. Por Su poderío para obrar como le place en el cielo en la tierra y en los mares Los versículos 6 y 7 indican que a los sacerdotes también se les pidió que alabaran a Dios en Su creación. “Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos. Hace subir los vapores de los extremos de la tierra;

hace los relámpagos para la lluvia; saca de Sus tesoros los vientos”. El regula la atmósfera de la tierra para beneficio de todo ser vivo —plantas, animales y seres humanos— porque todos ellos necesitan las nubes, el viento y la lluvia. E. Por las maravillas que hizo en Egipto sobre los primogénitos de los hombres y de las bestias, y sobre Faraón y todos sus siervos Los versículos 8 y 9 nos dicen que los sacerdotes debían adorar a Dios en las obras maravillosas que hizo en Egipto, sobre sus primogénitos, de hombre y bestias, y sobre Faraón y todos sus siervos. F. Porque hirió naciones populosas y mató a todos los reyes de Canaán, especialmente al rey Sehón y al rey Og En los versículos del 10 al 12 se habla de cuando Jehová hirió naciones populosas y mató a todos los reyes de Canaán, especialmente a Sehón, rey de los amorreos, y Og, rey de Basan. Estos reyes eran los dos guardias de Canaán, una tierra demoníaca e idólatra. Jehová hirió las naciones y los reyes para poder dar en heredad esta tierra a Israel Su pueblo. El salmista pidió a los sacerdotes que adoraran a Dios por todo lo que El hizo al introducir a Israel en Canaán y matar a los reyes para que Su pueblo pudiera poseer la tierra. G. Porque hace justicia para Su pueblo y tiene compasión de Sus siervos por amor de Su nombre En los versículos 13 y 14 el salmista les pide a los sacerdotes que alaben a Jehová porque El hará justicia para Su pueblo y porque tendrá compasión de Sus siervos por amor de Su nombre, que es Su recuerdo de generación en generación. H. Pide a la casa de Israel, a la casa de Aarón, y a la casa de Leví que bendigan a Jehová En los versículos 19 y 20 el salmista pide a la casa de Israel, a la casa de Aarón, y a la casa de Leví, a todos los que temen a Jehová, que le bendigan. Bendecir a Jehová significa hablar bien de El. Cada salmo es una bendición a Dios porque cada salmo habla bien de Dios.

I. Desde Sion sea bendito Jehová, quien mora en Jerusalén El versículo 21 habla de bendecir desde Sion a Jehová, quien mora en Jerusalén. Esta es la conclusión de esta exhortación a los sacerdotes de parte de una persona común que estaba cerca de Dios y se preocupaba por Sus intereses. II. EXHORTACION AL PUEBLO A DAR GRACIAS A JEHOVA POR SU ETERNA BENIGNIDAD El tema del salmo 136 es exhortar al pueblo a dar gracias a Jehová por Su eterna benignidad. Muchos de los detalles de este salmo son similares a los del salmo 135. A. Porque El es bueno El versículo 1 habla de dar gracias a Jehová porque El es bueno. B. Porque El es el Dios de los dioses y el Señor de los señores Los versículos del 2 al 4 son una exhortación a dar gracias al Dios de los dioses y al Señor de los señores, al único que hace grandes maravillas. C. Porque El creó los cielos, la tierra sobre las aguas y las grandes lumbreras A continuación, el salmista pide al pueblo que dé gracias a Dios, quien hizo los cielos con entendimiento, quien extendió la tierra sobre las aguas, y quien hizo las grandes lumbreras, el sol para que señorease en el día, y la luna y las estrellas para que señoreasen en la noche (vs. 5-9). D. Porque sacó a Israel de Egipto y lo hizo pasar por el desierto Los versículos 10 al 16 hablan acerca de dar gracias a Dios, quien hirió a Egipto en sus primogénitos, quien sacó a Israel de en medio de ellos con mano fuerte y brazo extendido, quien dividió el mar Rojo en partes e hizo pasar a Israel por en medio de él, y arrojó a Faraón y a su ejército en el mar Rojo, y quien condujo a Su pueblo por el desierto.

E. Porque hirió a los grandes y majestuosos reyes de Canaán para dar en heredad la tierra de ellos a Israel Los versículos del 17 al 22 son una exhortación a dar gracias a Jehová por Su eterna benignidad al herir y matar a los grandes y majestuosos reyes para dar sus tierras en heredad a Israel Su siervo. F. Porque se acordó de Israel en el abatimiento de ellos y los rescató de sus adversarios Jehová se acordó de Su pueblo en el abatimiento de ellos y los rescató de sus adversarios (vs. 23-24). En ocasiones ellos fueron derrotados por los gentiles que los rodeaban, quienes los hacían sentirse abatidos. Así que necesitaron que Dios en Su misericordia se acordara de ellos y los rescatara. Por eso el salmista les pidió que dieran gracias a Jehová. G. Porque El da alimento a todo ser viviente El versículo 25 indica que la benignidad de Jehová se ve en que El da alimento a todo ser viviente. H. Porque El es el Dios de los cielos Finalmente, en el versículo 26 el salmista exhorta al pueblo a dar gracias al Dios de los cielos. Este salmo no tiene ningún punto crucial. Sin embargo, para escribir tal salmo, el salmista tuvo que haber sido una persona que estaba muy cerca de Dios y que se preocupaba por los intereses de Dios. Sólo una persona así puede escribir un salmo como éste. III. SE ACUERDAN DE SION Y NO SE OLVIDAN DE JERUSALEN EN SU CAUTIVERIO El tema del salmo 137 es acordarse de Sion y no olvidarse de Jerusalén en el cautiverio. A. Lloraban cuando se acordaban de Sion Cuando se sentaban junto a los ríos de Babilonia, se acordaban de Sion y lloraban (v. 1).

B. Colgaron sus liras sobre los sauces Colgaron sus liras sobre los sauces en medio de ella, porque quienes los habían llevado cautivos les pedían canciones, y quienes los atormentaban les pedían alegría, diciendo: “Cantadnos un cántico de Sion” (vs. 2-3). C. Dijeron: ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños? Ellos dijeron: “¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?” (v. 4). Luego el salmista dijo: “Si me olvido de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acuerdo; si no enaltezco a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría” (vs. 5-6). Aquí podemos ver que el salmista no podía olvidar a Jerusalén, que era el preferente asunto de su alegría. D. Piden a Jehová que recuerde el mal de Edom contra Jerusalén y que lo castigue “Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén, cuando decían: ¡Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos!” (v. 7). Aquí el salmista le pide a Jehová que recuerde el mal de Edom contra Jerusalén y que lo castigue. Esta petición fue hecha conforme al principio del bien y el mal. E. Maldicen a Babilonia “Hija de Babilonia, la que ha de ser desolada, bienaventurado el que te dé el pago de lo que tú nos hiciste. Dichoso el que tome a tus pequeños y los estrelle contra la peña” (vs. 8-9). Aquí el salmista maldice a Babilonia. El no le pidió a Dios que maldijera a Babilonia, sino que él lo hizo directamente. Su maldición también fue data según el principio del bien y el mal. ¿Qué debemos hacer nosotros hoy con respecto a los que se oponen al recobro del Señor? No debemos maldecirlos ni pedirle a Dios que los castigue, porque en la dispensación del Nuevo Testamento no nos es permitido hacer tal cosa. El Nuevo Testamento nos dice que en vez de maldecir a otros debemos bendecirlos (Ro. 12:14). También se nos pide que oremos por los que nos persiguen (Mt. 5:44). Nuestro Dios es justo, y El se justificará a Sí mismo y también Su recobro y Sus verdades. El salmista, sin embargo, estaba en la dispensación de la ley, y su manera de tratar con los demás era conforme al principio del bien y el mal.

IV. DAR GRACIAS A JEHOVA EN LA ADORACION DE SU SANTO TEMPLO El tema del salmo 138 es dar gracias a Jehová en la adoración de Su santo templo. A. Por Su benignidad y Su verdad al engrandecer Su palabra de promesa sobre todo en Su gran gloria En el versículo 1 el salmista dice: “Con todo mi corazón te daré gracias; delante de los dioses te cantaré salmos”. Después el salmista agradece a Jehová por Su benignidad y verdad al engrandecer Su palabra de promesa sobre todo en Su gran gloria (vs. 2-5). B. Porque El atiende al humilde, lo conserva con vida en medio de la angustia y lo salva de sus enemigos En el versículo 6 el salmista declaró que aunque Jehová es excelso, atiende al humilde. Estaba seguro de que en medio de la angustia Jehová lo conservaría y lo salvaría de sus enemigos (v. 7). Aparentemente este salmo no contiene nada significativo, pero revela algo precioso con respecto a la relación íntima del salmista con Dios. Para escribir este breve salmo, el salmista tuvo que haber sido alguien que estaba inmerso en Dios y que estaba en la presencia divina. Sólo de esta manera podía estar calificado para escribir un salmo tan íntimo en honor a su Amado. V. PIDE A JEHOVA QUE LO EXAMINE Y LO PRUEBE El tema del salmo 139 es el hecho de que el salmista pida a Jehová que lo examine y lo pruebe. A. Dios es omnisciente Los versículos 1 al 6 hablan de la omnisciencia de Dios. Por ejemplo, el salmista dice que Dios entendía desde lejos sus pensamientos y que El conocía todos sus caminos. Jehová sabe todas las cosas.

B. Dios es omnipresente En los versículos 7 al 12 el salmista dice unas palabras con respecto a la omnipresencia de Dios. Dios no sólo sabe todas las cosas sino que también está en todo lugar. C. Aprecia haber sido creado por Dios Los versículos 13 al 18 indican que el salmista apreciaba haber sido creado por Dios. Después de hablar de la creación de Dios, el salmista declara: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, Tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo” (vs. 17-18). D. Odia y repugna la maldad de los impíos según el principio del bien y el mal Los versículos 19 al 22 describen el odio y la repugnancia del salmista por la maldad de los impíos según el principio del bien y el mal. E. Busca ser guiado por Dios en el camino eterno Por último, en los versículos 23 y 24 el salmista le pidió a Dios que lo examinara y lo probara y luego lo guiara en el camino eterno. El pudo escribir palabras tan íntimas porque estaba cerca de Dios y en intimidad con El. Creo que el propósito de quienes agruparon estos salmos fue demostrar que fueron escritos por personas que tenían mucha intimidad con Dios. Cuando leo estos salmos, recibo consuelo y ayuda en cuanto a la piedad. Al igual que los escritores de estos salmos, aspiro a ser alguien que está cerca de Dios, que está en intimidad con Dios, y que vive y camina no solo en la presencia de Dios sino hasta en Dios mismo.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CUARENTA Y CUATRO ORACIONES FINALES DE DAVID A JEHOVA Lectura bíblica: Sal. 140-145 Antes de considerar los salmos 140 al 145, me gustaría decir algo acerca del himno #94 de 100 Himnos Seleccionados. Al cantar este himno, nuestro corazón es impresionado y sentimos que el Señor está cerca de nosotros y que nosotros estamos cerca de El. El sentimiento que nos llena no se relaciona principalmente con la venida del Señor o con

el hecho que El es Rey, sino con Su cercanía y cariño. También tenemos el sentir que el escritor de este himno tenía mucha intimidad con el Señor. Por ejemplo, la tercera estrofa dice: “Mi corazón con El está, mi vista al cielo va; mis labios sólo emitirán: ¡Señor, la unidad! Muy cerca Su regreso está, por mí regresará; mantiene Su promesa fiel, pronto la cumplirá”. El escritor se refiere al Señor como “mi Rey”, una expresión que indica cariño y cercanía. Cuanto más cantamos o leemos este himno, más intenso es nuestro sentir del amor y la cercanía que existen entre nosotros y el Señor. Estas palabras acerca del himno #94 pueden ayudarnos a apreciar los salmos 140 al 145. Estos seis salmos no son grandiosos ni importantes, ni tampoco tienen algún gusto especial. Aunque estos salmos son comunes, de todos modos muestran una cosa impresionante: que David, el escritor, estaba muy cerca de Dios. Por lo tanto, la sensación de cercanía al Señor vista en estos salmos es muy similar al sentir del himno #94. En lo concerniente al arreglo de los ciento cincuenta salmos, hemos visto que los salmos 1 al 119 hablan de la ley y los salmos 120 al 134 son Salmos de ascensión. Los últimos dieciséis salmos, los salmos 135 al 150, forman tres grupos: los salmos 135 al 139, los salmos 140 al 145, y los salmos 146 al 150. Cada uno de estos dieciséis salmos es simple y carece por completo de algún gusto especial. También hemos visto que los salmos son una expresión de los complejos sentimientos de los salmistas. Debido a que los salmistas estaban cerca del Señor, a menudo al escribir sus sentimientos brotaba una revelación de Cristo. Vemos una revelación así en Salmos 2:7: “Mi hijo eres tú yo te engendré hoy”. Podemos comparar las revelaciones de Cristo producidas en los salmos con la repentina e inesperada transfiguración de Cristo en la montaña (Mt. 17:1-2) y a Su sorprendente ascensión (Hch. 1:9-11). A pesar de que las revelaciones acerca de Cristo brotan a menudo en diferentes salmos, no ocurre así en los últimos dieciséis salmos. Los salmos 140 al 145, escritos por David, son oraciones. Por lo tanto, he titulado este mensaje: “Oraciones finales de David a Jehová”. Veamos ahora el contenido de estas oraciones. Estos salmos no contienen nada grandioso ni importante, pero, como veremos, están llenos de intimidad. I. LE PIDE A JEHOVA LIBERACION Y PRESERVACION En sus oraciones finales, David le pidió a Jehová liberación y preservación (140:1-5; 141:9; 143:6, 9, 11; 144:7, 11). Muy a menudo David pasaba por sufrimientos y

opresiones y necesitaba la salvación y protección de Dios. Por consiguiente, el oró que Jehová lo liberara y preservara. Ser preservado por Dios es ser cubierto por El. II. CON LOS PRECIOSOS PUNTOS SIGUIENTES: Estas oraciones de David contienen varios puntos preciosos que consideraremos brevemente. A. Dice que Jehová es su Dios y la fortaleza de su salvación En Salmos 140:6 y 7 David le dijo a Jehová: “Dios mío eres Tu...Jehová Señor, fortaleza de mi salvación”. Lo dicho aquí es simple, pero tiene un sabor dulce. B. Pide que su oración suba delante de Jehová como el incienso En el 141:2 David oró así: “Suba mi oración delante de Ti como el incienso, el alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde”. Estas palabras no sólo expresan un sentimiento de dulzura sino también de cercanía. C. Pide que Jehová ponga guarda a su boca “Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios” (141:3). Esta oración indica que David no podía por su propia cuenta controlar su hablar y necesitaba que Dios lo ayudara a guardar sus labios. Esta oración es otra indicación de que David estaba cerca del Señor. Yo creo que Dios contestó la oración de David. Desde mi juventud he apreciado lo dicho en Salmos 141:3. A menudo al acercarnos al Señor hablamos prematuramente. ¿Puede usted permanecer en la presencia del Señor sin hablar por cinco minutos? Tal vez le sea difícil estar callado cuando está con el Señor. Cometemos errores en nuestras oraciones porque somos muy rápidos al hablar. Por lo tanto, al igual que David, necesitamos que Dios ponga guarda a nuestra boca y guarde la puerta de nuestros labios. D. Su oración es contra las maldades En el 141:5b David dijo: “Pues mi oración es continuamente contra las maldades de aquéllos”. Esto indica que aunque los enemigos de David cometían maldades, la oración de David estaba contra esas maldades. Aquí David parece decir: “A pesar de las

maldades que me sobrevienen, yo sigo orando. No hago nada sino orar contra estas maldades”. Nuestra situación, sin embargo, a menudo es muy diferente. Cuando nos suceden cosas malas, tal vez se nos olvida orar. Por ejemplo, cuando un hermano y su esposa tienen un altercado, él tal vez se olvida de orar. Cuánto mejor sería si el hermano, en vez de discutir con su esposa, orara contra esa situación. Debemos aprender de David a orar contra las maldades. E. Jehová conocía su senda cuando su espíritu desmayaba dentro de él En el 142:3a David dice algo muy especial. El dijo: “Cuando mi espíritu desmayaba dentro de mí, Tú conociste mi senda”. Cuando David estaba preocupado y su espíritu desmayaba, él no sabía qué hacer ni qué senda tomar. Era entonces cuando él comprendía que Jehová conocía su senda. F. Dice que Jehová es su refugio En su oración en Salmos 142:5 David dijo que Jehová era su refugio, su porción en la tierra de los vivientes. David habló muy bien aquí. G. Dice que ningún ser humano es justo delante de Dios “No es justo delante de Ti ningún ser humano” (143:2b). Cuando David oraba de esta manera, él se incluía entre aquéllos que no eran justos delante de Dios. H. Dice que extendía sus manos a Jehová y que su alma lo anhelaba como la tierra sedienta “Extiendo mis manos a Ti, mi alma te anhela como la tierra sedienta” (143:6). En vez de discutir con otros, debemos extender nuestras manos a Dios y tener un alma sedienta por El. I. Le pide a Jehová que haga oír por la mañana Su benignidad En el 143:8 David le pidió a Jehová que le hiciera oír por la mañana Su benignidad porque en El confiaba. Luego David oró pidiéndole a Jehová que le hiciera saber el camino por donde debía andar, porque a El elevó su alma, todo su ser, no tan sólo su mano.

J. Dice que él se esconde en Jehová David también le dijo a Jehová que en El se escondía. Luego oró así: “Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu buen Espíritu me guíe en la tierra de rectitud” (143:9b-10). K. Bendiciendo a Jehová “Bendito sea Jehová, mi roca,...Benignidad mía y mi castillo, mi alto baluarte y mi Libertador, escudo mío, en quien me he refugiado” (144:1-2). Aquí podemos ver que Dios era muchas cosas para David: una roca, un castillo, un alto baluarte, un escudo y un refugio. Una roca es para apoyarse; un castillo es protección; un alto baluarte sirve para estar por encima de los enemigos; y un escudo se usa para protegerse la cara y el pecho. Además, para David Dios era un Libertador y Aquel en quien se refugiaba. L. Pide que Jehová incline Sus cielos y descienda “Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende” (144:5a). Aquí, en una súplica extraordinaria, David le pide a Jehová que baje los cielos a él y que descienda a él. M. Declara que bienaventurado es el pueblo cuyo Dios es Jehová “Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová” (144:15b). Debido a que Jehová era el Dios de David, él se incluyó entre aquéllos que eran bendecidos. Creo que si dedicáramos tiempo a todos estos preciosos puntos de las oraciones de David, el tono de nuestras oraciones cambiaría. Algunas veces nuestras oraciones son íntimas, pero en otras ocasiones son frías y carecen de intimidad. Es útil, por tanto, considerar la intimidad de las oraciones finales de David a Jehová. III. PIDE PROSPERIDAD EN COSAS MATERIALES Como santo del Antiguo Testamento, en Salmos 144:12-15a David oró por prosperidad en cosas materiales. A. Pide que sus hijos fueran como plantas David oró que sus hijos fueran como plantas crecidas en su juventud (v. 12a).

B. Pide que sus hijas fueran como columnas Después, David pidió que sus hijas fueran como columnas de esquinas labradas como las de un palacio (v. 12b). C. Pide que sus graneros estén llenos David también oró que sus graneros estuvieran llenos, provistos de toda suerte de grano (v. 13a). D. Pide que sus ovejas se multipliquen a millares David oró también que sus ovejas se multiplicaran a millares y decenas de millares en sus campos (v. 13b). E. Pide que sus bueyes estén fuertes para el trabajo En el versículo 14a David le pidió a Jehová que sus bueyes estuvieran fuertes para el trabajo, para transportar carga del campo al hogar. F. Pide que no tengan asalto ni que hacer salida En el versículo 14b David oró que allí no hubiera asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en sus plazas. G. Bienaventurado el pueblo que tiene esto Por último, David declaró que bienaventurado es el pueblo que tiene esto (v. 15a). Yo creo que, si no siempre, por lo menos algunas veces tal oración era contestada. Hubo tiempos en los cuales sus hijos crecían como plantas, sus hijas eran como columnas de esquinas labradas, sus graneros estaban llenos, sus ovejas se multiplicaban a millares, sus bueyes estaban fuertes para el trabajo, y no había asaltos, ni necesidad de hacer salida, ni grito de alarma en sus plazas. IV. BASADOS EN EL PRINCIPIO DEL BIEN Y EL MAL Cuatro de estos seis salmos están basados en el principio del bien y el mal (140:9b-13; 141:10; 143:12; 145:20). Por ejemplo, en Salmos 143:12 David dijo: “Y por tu benignidad extirpa a mis enemigos, y destruye a todos los que agobian mi alma, porque yo soy Tu siervo”. Estas palabras fueron dichas conforme al principio del bien y el mal.

V. DAN POR RESULTADO LA EXALTACION Y LA ALABANZA A DIOS Los salmos 140 al 144 resultan en la exaltación y la alabanza a Dios (Sal. 145). A. Por Su inescrutable grandeza en Su bondad David comienza diciendo: “Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, y bendeciré Tu nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré, y alabaré Tu nombre eternamente y para siempre” (vs. 1-2). Luego David exalta y alaba a Dios por Su inescrutable grandeza en Su inmensa bondad (vs. 3-7). B. Por Su gracia y compasión “Clemente y compasivo es Jehová, lento para la ira, y grande en benignidad. Bueno es Jehová para con todos, y Sus compasiones sobre todas Sus obras (vs. 8-9). Aquí David exalta y alaba a Dios por Su gracia y compasión. C. Por la gloria de Su reino En los versículos 10 al 13 David exalta y alaba a Dios por la gloria de Su reino. En el versículo 12 habla del “glorioso esplendor” del reino de Dios, y en el versículo 13 declara: “Tu reino es reino eterno, y Tu dominio permanece por todas la generaciones”. D. Porque suministra ricamente a los pobres, está cerca de todos los que le invocan, y guarda a todos los que le aman En los versículos 14 al 20 David exalta y alaba a Dios porque suministra ricamente a los pobres, está cercano a todos los que le invocan, y guarda a todos los que le aman. Jehová sostiene a todos los que caen, y levanta a todos los encorvados, a todos los que esperan en El les da su comida a su tiempo, y sacia el deseo a todo ser viviente (vs. 14-16). El está cercano a todos los que le invocan. El cumplirá el deseo de los que le temen y oirá el clamor de ellos y los salvará (vs. 18-19). El también guarda a todos los que le aman (v. 20a). VI. SU CONCLUSION Salmos 145:21 es la conclusión de David. Concluye diciendo: “La alabanza de Jehová proclamará mi boca; y todos bendecirán Su santo nombre eternamente y para siempre”.

De estos seis salmos, todos nosotros tenemos que aprender a tener intimidad y cariño en nuestro contacto con el Señor. Todos necesitamos un corazón que ame y atesore al Señor. Si no tenemos un corazón así para el Señor, todas las cosas elevadas y profundas que he ministrado desde 1962 con respecto a Cristo, la vida, el Espíritu, la iglesia como el Cuerpo de Cristo, y la economía eterna de Dios con el dispensar divino no significarán nada para nosotros. A fin de que estas cosas signifiquen algo para nosotros, tenemos que amar y atesorar al Señor al máximo. Hablar a ciertas personas acerca de estas cosas profundas y elevadas, es como tocarle el piano a una vaca: no hay interés ni reacción. Hoy en día muchos creyentes no tienen interés por la economía de Dios, sino que sólo se preocupan por el concepto que ellos tienen de vivir una vida piadosa e irse al cielo para estar con sus seres queridos. Cuando oyen la verdad acerca de la economía de Dios no tienen ningún interés ni reacción. Pero, ¿qué podemos decir de nuestra situación actual? Es posible que escuchemos muchas verdades preciosas, pero quizá no tengamos un corazón que ame y atesore al Señor. Debemos ser como John Nelson Darby, quien, estando solo en un hotel una noche a la edad de ochenta y cuatro años, aun decía: “Señor Jesús, te sigo amando”. Yo creo que cualquiera que ame al Señor y lo atesore, también atesorará las verdades que han sido reveladas acerca de Cristo, la vida, el Espíritu, la iglesia, la economía divina, y la dispensación divina.

ESTUDIO-VIDA DE LOS SALMOS MENSAJE CUARENTA Y CINCO LA ALABANZA EN SU CONSUMACION Lectura bíblica: Sal. 146-150 En este mensaje hablaremos de los últimos cinco salmos, los salmos 146 al 150. Estos salmos se llaman Salmos de Aleluya porque empiezan y terminan con la palabra “aleluya”. La Septuaginta dice que los salmos 146 al 149 fueron escritos por Hageo y Zacarías luego de que regresaron de la cautividad. Que el pueblo de Dios regresara de la cautividad fue una gran liberación y restauración. Algunos expositores de la Biblia dicen que los cinco libros de los salmos corresponden a los cinco libros de la ley escritos por Moisés: Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Otros expositores dicen que Salmos es un abstracto de toda la Biblia. Algunos expositores exaltan los salmos 146 al 150. Sin embargo, estos salmos revelan muy poco acerca de la economía y la dispensación de Dios, ya que en los tiempos en que

fueron escritos la “civilización espiritual” aún era muy primitiva. La revelación divina de las Escrituras ha progresado mucho desde que el libro de Salmos fue escrito. Por esta razón, los salmos 146 al 150 no pueden compararse con el libro de Efesios. I. ESTA ALABANZA CONSUMADA CORRESPONDE A LA ALABANZA QUE SE ENCUENTRA AL FINAL DE APOCALIPSIS He titulado este mensaje sobre los salmos 146 al 150 “La alabanza en su consumación”. Esta alabanza consumada corresponde a la alabanza que se encuentra al final del libro del Apocalipsis. Apocalipsis 19:1 dice: “¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro”. Aquí Dios es alabado por Su salvación, gloria y poder. El versículo 6 dice: “¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” II. ALABANZA A JEHOVA PORQUE EL REINA DESDE SION El salmo 146 trata de la alabanza a Jehová porque El reina desde Sion. A. El es el ayudador de Sus santos Los versículos del 3 al 5 son una alabanza a Jehová porque El es el ayudador de Sus santos. Los versículos 3 y 4 constituyen el trasfondo del salmo. El versículo 3 dice: “No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación”. Hageo y Zacarías, quienes nacieron en la cautividad, vieron a los reyes de Babilonia y Persia, y por eso dijeron que no debemos confiar en príncipes. El versículo 4, el cual se refiere al hijo del hombre, dice: “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus proyectos”. Los proyectos de los reyes de Babilonia y Persia perecieron. El versículo 5 dice: “Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios”. El escritor sabía que los cautivos que retornaron eran los bendecidos. B. El creó el cielo, la tierra y todas las cosas El versículo 6 dice que Jehová hizo los cielos, la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay, y que El guarda la fe para siempre. C. El cuida de los que están en necesidad Los versículos 7 y 8 nos dicen que Jehová hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, liberta a los prisioneros, abre los ojos a los ciegos, levanta a los encorvados

y ama a los justos. Según el versículo 9, El también guarda a los extranjeros y sostiene al huérfano y a la viuda, pero trastorna el camino de los impíos. D. El reina eternamente y para siempre El versículo 10 concluye con la declaración de que Jehová reinará para siempre. El salmo 146 es un buen salmo. Sin embargo, el escritor se mantuvo en el principio del bien y el mal y escribió conforme al conocimiento del bien y el mal. Aquí no vemos nada acerca de Cristo, el Espíritu, la vida, y la iglesia. Debemos ver que hoy Cristo es el Espíritu en nuestro espíritu y que la gracia de Cristo también está en nuestro espíritu. III. ALABANZA A JEHOVA POR LA REEDIFICACION DE JERUSALEN El salmo 147 habla de la alabanza a Jehová por la reedificación de Jerusalén. El versículo 2a dice: “Jehová edifica a Jerusalén”. A. El recoge a los desterrados de Israel Jehová recoge a los desterrados de Israel. Recoger así a los desterrados corresponde a liberar a los cautivos a fin de retornarlos a Jerusalén para que Jerusalén sea reedificada. Jehová también sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. El levanta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra, es decir, a los babilonios y persas, quienes tenían cautivos a los desterrados (vs. 2b-6). B. Da alimento a la bestia y al ave, y se complace en los que le temen y en los que esperan en Su benignidad Jehová provee alimento para las bestias y las aves (v. 9). El no se deleita en la fuerza de los caballos, ni se complace en los músculos del hombre, sino que “se complace...en los que le temen, y en los que esperan en Su benignidad” (vs. 10-11). C. El restauró a Jerusalén Jehová restauró Jerusalén, fortificó los cerrojos de sus puertas, y bendijo a sus ciudadanos con paz y con una provisión abundante (vs. 12-18).

D. El anuncia Su palabra a Jacob, Sus estatutos y ordenanzas a Israel “Anuncia Su palabra a Jacob, Sus estatutos y Sus ordenanzas a Israel. No ha hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a Sus ordenanzas, no las conocieron” (vs. 19-20). Hageo y Zacarías podían compararse con los gentiles, gloriándose que, a diferencia de ellos, los gentiles no tenían las ordenanzas de Dios. Hoy nosotros, los que creemos en Cristo, no tenemos los estatutos ni las ordenanzas, pero sí tenemos al Espíritu vivificante y la dispensación divina. Lo que Hageo y Zacarías tenían no puede compararse con lo que nosotros tenemos en el Nuevo Testamento. IV. ALABANZA A JEHOVA POR SU NOMBRE EXCELSO Y POR SU MAJESTAD QUE LO TRASCIENDE TODO El salmo 148 habla de la alabanza a Jehová por Su nombre exaltado y por Su majestad que lo trasciende todo. A. Todos los cuerpos y seres celestiales le alaban desde los cielos En los versículos del 1 al 6 se exhorta a todos los cuerpos y seres celestiales a que alaben a Jehová desde los cielos. Acerca de esto, el versículo 5 dice: “Alaben el nombre de Jehová; porque El mandó, y fueron creados”. B. Todos los seres terrenales le alaban desde la tierra Los versículos del 7 al 13 dicen que todos los seres terrenales deben alabar a Jehová desde la tierra. Acerca de esto, el versículo 13 dice: “Alaben el nombre de Jehová, porque sólo Su nombre es enaltecido. Su majestad es sobre tierra y cielos”. C. Todo Su pueblo le alaba Según el versículo 14, todo Su pueblo, Sus santos, los hijos de Israel, un pueblo cercano a El, le alaban.

V. ALABANZA A JEHOVA PORQUE EL SE DELEITA EN SU PUEBLO, ISRAEL, Y PORQUE HERMOSEA A LOS HUMILDES CON LA SALVACION El salmo 149 contiene alabanzas a Jehová porque El se deleita en Su pueblo, Israel, y porque hermosea a los humildes con la salvación. A. Con un cántico nuevo en la congregación de Sus santos El versículo 1 habla de cantar un cántico nuevo a Jehová y de que Su alabanza sea en la congregación de Sus santos. B. Israel se alegra en su Hacedor, los hijos de Sion se gozan en su Rey El versículo 2 dice: “Alégrese Israel en su Hacedor; los hijos de Sion se gocen en su Rey”. El versículo 3 habla de alabar Su nombre con danza y de cantarle salmos con el pandero y la lira. Jehová se deleita en Su pueblo y hermosea a los humildes con la salvación (v. 4). Así que, los versículos 5 y 6 dicen que los fieles deben regocijarse en gloria y dar gritos de júbilo sobre sus camas, con elevados loores de Dios en sus bocas y espadas de dos filos en sus manos. C. Ejecuta venganza sobre las naciones y castigo entre los pueblos Los versículos 7 al 9a dicen que los santos deben ejecutar venganza en las naciones y castigo entre los pueblos, aprisionar a los reyes de los pueblos con grillos y a sus nobles con cadenas de hierro, para ejecutar en ellos el juicio decretado. Esto es una honra para todos los santos de Dios (v. 9b). VI. ALABAN A JEHOVA DIOS El salmo 150 es un salmo acerca de alabar a Dios. A. En: El versículo 1 es una exhortación para alabar a Dios en Su santuario y Su poderoso firmamento.

B. Por: El versículo 2 habla de alabar a Dios por Sus hechos poderosos y conforme a Su inmensa grandeza. C. Con: Los versículos 3 al 5 nos dicen que alabemos a Dios al son de trompeta, con arpa y lira, con pandero y danza, con cuerdas y flautas, con címbalos resonantes y con címbalos vibrantes. Hoy nuestro espíritu es un “instrumento” mucho mejor que cualquiera de los instrumentos mencionados en estos versículos. Si ejercitamos nuestro espíritu, haremos buena “música”. D. Por todo lo que respira Finalmente, el versículo 6 dice que todo lo que respira debe alabar a Jehová. VII. EL ESPIRITU, LA REALIDAD, LA CARACTERISTICA DE LA REVELACION DIVINA EN EL LIBRO DE SALMOS Apocalipsis 19:10 dice que el espíritu de la profecía del libro de Apocalipsis es el testimonio de Jesús. Con base en este principio, podemos decir que el espíritu, la realidad, la característica de la revelación divina en el libro de Salmos es Cristo (Lc. 24:44) como la centralidad y la universalidad de la economía eterna de Dios. Con este fin, El es primero la incorporación del Dios Triuno, luego la casa, la morada de Dios (representada por el templo), el reino de Dios (representado por la ciudad de Jerusalén), y el Soberano que gobierna toda la tierra desde la casa de Dios y en el reino de Dios. Por consiguiente, El es el todo en todos en el universo entero. Esta revelación divina es la misma que se revela a lo largo de las Santas Escrituras. El único punto característico de la revelación divina en el libro de Salmos consiste en que una revelación tan elevada, la cumbre máxima de la revelación divina, es profetizada en las expresiones de los sentimientos de los antiguos santos piadosos. Así que, aunque tal revelación está mezclada con el consuelo que reciben en sus sufrimientos y el cultivo de su santidad, el centro y la realidad, el espíritu de esta elevada revelación, no es el consuelo en los sufrimientos ni el cultivo de la santidad, sino el Cristo de Dios, quien es el todo en todos según el deseo de Dios y con miras al beneplácito de Dios.

La consumación de esta elevada revelación divina es la ciudad de la Nueva Jerusalén como símbolo de la morada, el tabernáculo, de Dios (Ap. 21:1-3), mediante la cual el Dios Triuno es manifestado y expresado en el Cristo todo-inclusivo. Dios desea tener una morada orgánica en la tierra, y esta morada es el conjunto de todos los santos vivientes, a los cuales Dios ganó por medio de la muerte aniquiladora y de la resurrección germinadora del Cristo todo-inclusivo. Ellos serán la manifestación y expresión eterna del Dios Triuno procesado y consumado, y El será el todo para ellos en Su Cristo todo-inclusivo. El Dios Triuno reinará sobre la nueva tierra por medio de este organismo en el nuevo universo. Este es el espíritu, la esencia, del libro de Salmos.

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.