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1) Principales Corrientes Antropológicas: "El Evolucionismo": Su Nacimiento, antecedentes, desarrollo y evolución. Intentaremos estudiar el nacimiento de la Antropología desde un punto de vista crítico. Demostrar como el hecho de que esta disciplina nazca y se desarrolle contemporaneamente con las conquistas de territorios de ultramar por potencias europeas no es un hecho azaroso. Podemos encontrar antecedentes de la Teoría Antropológica Evolucionista en la Ilustración francesa y escocesa del Siglo XVIII. Estos "filósofos sociales" pensaban que todas las sociedades debían pasar por una serie de estadíos fijos, de los cuales el siguiente era superior al precedente, clasificando a las sociedades en: salvajes, primitivas y civilizadas. Esta enunciación la volveremos a encontrar en los exponentes del evolucionismo clásico. Creían en la unidad psíquica del hombre es decir que la naturaleza humana es idéntica en todas las sociedades y en todas las épocas, y no hay diferencias fundamentales entre los procesos mentales de pueblos diferentes. Así, explicaron las diferencias y semejanzas socio−culturales exclusivamente en términos de pensamiento y de acciones de mayor o menor racionalidad. Estas son algunas de las ideas más significativas de los evolucionistas socio−culturales de la Ilustración. En el siglo XIX se multiplicaron los estudios empíricos sobre la sociedad primitiva. Los pensadores europeos comenzaron a tener una actitud menos tolerante en relación a los pueblos primitivos que sus predecesores de la Ilustración, con excepción de Morgan. La antropología, como ciencia, nace en la segunda mitad del Siglo XIX, en un clima intelectual marcado por las ideas evolucionistas en la Biología (Darwin en "El origen de las Especies", 1859) y en una situación política caracterizada por la expansión y la hegemonía europea. Estos antropólogos de la evolución (Tylor y Morgan) se basaban fundamentalmente en Spencer. Este decía que las sociedades evolucionan de lo simple a lo complejo, de lo hegemónico a lo heterogéneo, de las hordas a las sociedades industriales. De este modo la Antropología evolucionista pretendió hacer una reconstrucción esquemática y global de las grandes secuencias de la historia universal. Esta reconstrucción era diacrónica, hipotética y especulativa y su método se basaba en el supuesto de que los distintos sistemas socio−culturales observables en el presente, tienen un cierto grado de semejanza con las culturas desaparecidas. El progreso humano, expresado a través de una tendencia unidireccional, de etapas o estadíos socio−culturales de desarrollo, es el principio fundamental del evolucionismo cultural y social. La secuencia de estos estadíos tenía un carácter progresivo (aquello de salvajismo, barbarie y por último, civilización) en lo referente a las realizaciones tecnológicas. Unos pocos pensadores occidentales de los Siglos XVIII y XIX idealizaron a los salvajes, que literalmente quiere decir "de la selva" (Rousseau, y Morgan en menor medida), pero la línea dominante en las culturas europeas fue la sobreestimación de sí misma, apoyada en la superioridad intelectual que las garantizaban los filósofos racionalistas y evolucionistas, las expectativas de mejoramiento social suscitadas por el avance industrial y tecnológico. Desde esta soberbia, hasta antropólogos del rigor perceptivo de Lévy−Bruhl (aunque se desdijo al final de su vida) sostenían el carácter pre−lógico de los pueblos primitivos, los imaginaban sumidos en una irracionalidad mágica e incapaces de pensar correctamente.
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Al descentrarse de la propia cultura, los antropólogos fueron descubriendo otras formas de racionalidad y de vida. Así fue levantándose una concepción distinta de occidente sobre los otros pueblos y sobre sí mismo. Lévi−Strauss es uno de los que ha llevado más lejos el cuestionamiento a la pretensión occidental de ser la culminación de la historia, presentando el modelo americano para refutar la concepción evolucionista de la historia humana como un solo movimiento lineal y progresivo, en el que la cultura europea ocuparía la cúspide y las demás equivaldrían a momentos anteriores del mismo proceso. Lo que diferencia al pensamiento salvaje de lo que Lévi−Strauss llama pensamiento domesticado o científico no es una mayor capacidad de ordenar racionalmente el mundo o un predominio de la actividad intelectual sobre la práctica; menos aún, como algunos pretendieron, que el conocimiento primitivo sea resultado de hallazgos hechos al azar. Los dos tipos de pensamiento − el salvaje y el científico − no corresponden a etapas superiores o inferiores del desarrollo humano, sino a distintos niveles estratégicos en que la naturaleza se deja atacar por el conocimiento científico, uno de ellos aproximadamente ajustado al de la percepción y la imaginación; y el otro desplazado. En el pensamiento salvaje, más ligado a la sensibilidad, los conceptos están sumergidos en imágenes; en el pensamiento moderno, las imágenes, los datos inmediatos de la sensibilidad y su elaboración imaginaria están subordinados a los conceptos. El progreso no es necesario ni continuo; más bien procede por saltos que no van siempre en la misma dirección. Lévi Strauss propone concebirlo "a la manera del caballo de ajedrez que tiene siempre a su disposición muchos avances, pero nunca en el mismo sentido". Todo etnocentrismo queda descalificado y debemos admitir el relativismo cultural: cada sociedad tiene derecho a desenvolverse en forma autónoma, sin que haya teoría de lo humano de alcance universal que pueda imponerse a otra argumentando cualquier tipo de superioridad. En cambio, para Leclerc, el surgimiento de la antropología es concomitante con la última fase del expansionismo europeo (1860/1880). Los exploradores del Siglo XIX se autoidentificaron con la civilización. Durante este siglo también se produce el desarrollo del capitalismo en profundidad y extensión. Esta relación es expresión de una teoría de la historia en que occidente se presenta como la culminación de la razón y sentido de la historia universal. Este doble movimiento implica para occidente un doble encuentro que se verá expresado o también por la constitución de 2 ciencias independientes y conservadoras, como (a) la Sociología clásica (relacionada con la necesidad de conocer y estudiar a la propia sociedad industrial) y (b) la Antropología Victoriana (dedicada a los pueblos no europeos). Esta antropología nacía con la finalidad de situar en un esquema de racionalidad e historia a esas sociedades que debían integrarse al capitalismo en expansión). Uno heterogéneo a un presente en su propio seno y otro hacia el resto del mundo con el encuentro con sistemas políticos y económicos radicalmente distintos de los conocidos por Europa y se denomina también evolucionismo unilineal. La noción de evolución implica la idea de cambio, pero no cualquier cambio, sino cambio dirigido hacia una mayor perfección, cambio con progreso, cambio con valor positivo, de adquisición o acumulación de adelantos, sobre todo técnicos y económicos. No sólo se vincula con una transformación hacia algo mejor, una mayor perfección, sino que se relaciona con un cambio gradual. La evolución se concibe como una sucesión de etapas, períodos o estadíos y el evolucionismo unilineal concibe etapas o grados evolutivos como jalones de una escala progresiva única. Comúnmente se emplea progresivo como sinónimo de escalonado, en dosis que se incrementan. En su significado original progresivo no era sinónimo de "en aumento dosificado", sino semejante a "más perfecto". Sucede que, la apropiación conservadora del término progreso y evolución opuso evolución a revolución, dando a entender como evolución a un cambio gradual, tranquilo, natural y en orden; y como el 2
segundo un cambio de raíz, tumultuoso, desordenado, no natural. Graficado especialmente este cambio evolutivo conlleva un sentido ascendente y hacia adelante; en el caso de un cambio negativo, "hacia atrás", retrógrado, se habla de involución. Estos conceptos fueron apropiados luego por el sentido común y popularizados por otras ciencias, como la psicopedagogía: cuando un alumno no aprende se dice que no progresa, que está estancado en su evolución. La antropología evolucionista ubicará entonces el conjunto de la humanidad conocida, pasada y presente, en una historia única, gradual, ascendente. Partiendo toda la humanidad de un tronco común, algunos pueblos alcanzaron la civilización y otros fueron quedando estancados en ese gran camino del progreso que lleva a la civilización. En el fondo si cambiáramos los términos civilización por desarrollo y salvajismo por subdesarrollo, vemos que el esquema de base sigue siendo similar. 2) ¿Por qué entonces si todos los hombres son iguales y salieron juntos en la carrera por el progreso algunos llegaron y otros no?. Hubo distintas respuestas a esta incógnita. El racismo planteará que en verdad no todos los hombres son iguales, que hay razas dotadas para el progreso y otras razas incapaces de progresar. Una versión más refinada y encubierta de racismo llamada darwinismo cultural o determinismo biológico, atribuirá las diferencias a las distintas aptitudes de las "razas" o "naciones" para sobrevivir en la lucha por la vida. Y así se fueron atribuyendo a los salvajes condiciones mentales de completa animalidad. Este traslado del "otro" al campo de lo animal, de lo biológico, es la perfecta coartada para liberar al explotador de cualquier tipo de restricciones éticas. Si los salvajes no pertenecen a la misma clase de los civilizados, entonces aquel principio por el cual los fuertes eliminan a los débiles está plenamente justificado. Uno de los principios metodológicos planteados por el evolucionismo unilineal dice que la evolución avanza de lo simple a lo complejo, de lo homogénico a lo heterogénico y de lo indiferenciado a lo diferenciado. Por ejemplo, Tylor va a decir: si tenemos juntos un arco y una ballesta, no dudaré en afirmar que el arco (más simple) es anterior a la ballesta, y que ésta, es una evolución de la forma más simple. Otro principio sostiene que, si la humanidad es una en su conformación psíquica y biológica y se originó de un tronco común, lo originario común al conjunto de la humanidad. Si Europa pasó por la barbarie y la civilización, los bárbaros pasaron por el salvajismo, las instituciones; el patrimonio social y cultural de los salvajes debe haber sido común para el conjunto de la humanidad. Por último, se encuentra el principio por el cual los pueblos primitivos contemporáneos a Europa representaban el pasado mismo de Europa. Este principio por el cual Europa, la civilizada, es la cumbre y el principio ordenados del conjunto de la humanidad, se llamó la primitivización de los contemporáneos; se convierte lo sincrónico, lo actual, en diacrónico, en historia. 3) AVANCE: A través de estos principios metodológicos y de las concepciones teóricas que los sustentan, nos queda claro como el evolucionismo, desde sus versiones más humanistas hasta las más racistas, subordinó la historia concreta de los pueblos colonizados a una historia por el cual quedaban irremediablemente unidos al presente y futuro de Occidente. La teoría evolucionista servirá de soporte científico a la justificación de la expansión europea y al mito de la superioridad de la civilización frente a otras formas de vida. Como reacción al etnocentrismo evolucionista, surgió en EE.UU. la escuela del relativismo cultural, y en Gran Bretaña el estructural−funcionalismo o 3
funcionalismo. El método comparativo fue largamente usado por los evolucionistas, desestimado por los relativistas y postulado pero a veces traicionado por los funcionalistas, pero ese es otro tema. Estas escuelas con mejoras, estiramientos y sistemas de rejuvenecimiento son las que seguimos consumiendo hoy día.
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