FACULTAD DE AGRONOMÍA - TRABAJO FINAL DE GRADUACIÓN - EL TRABAJO RURAL EN LA PAMPA: SUS TRANSFORMACIONES

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA FACULTAD DE AGRONOMÍA LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN DE NEGOCIOS AGROPECUARIOS - T
Author:  Sara Soler Ponce

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA FACULTAD DE AGRONOMÍA LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN DE NEGOCIOS AGROPECUARIOS

- TRABAJO FINAL DE GRADUACIÓN -

EL TRABAJO RURAL EN LA PAMPA: SUS TRANSFORMACIONES

Autores:

BECKER, Gustavo Omar LEGUIZAMÓN, María Silvina

Director: D’ADAM, Héctor Juan Codirector: ALVAREZ COSTA,

Enrique Antonio

Tribunal de Evaluación: Ing. Agr. (MS) D’ADAM, Héctor Juan

Ing. Agr. ALVAREZ COSTA, Enrique Antonio

Ing. Agr. MENDOZA, Mario

Cátedra: Extensión Rural

Año 2010

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INDICE

I.- JUSTIFICACION ............................................................................................................................... 7 1.1. INTRODUCCION........................................................................................................................ 7 1.2. OBJETIVO E HIPOTESIS .......................................................................................................... 8 1.3. METODOLOGIA ........................................................................................................................ 8 II.- REVISION BIBLIOGRAFICA ........................................................................................................ 9 2.1. CONSIDERACIONES SOBRE LOS ESPACIOS RURALES ................................................... 9 2.2. ESTUDIO DEL EMPLEO AGROPECUARIO EN ARGENTINA .......................................... 12 2.2.1. Principales antecedentes empíricos ..................................................................................... 12 2.2.2. Principales antecedentes conceptuales ................................................................................ 17 2.2.3. Breve descripción de la población rural en el país .............................................................. 22 2.3. ESTUDIO DEL EMPLEO AGROPECUARIO EN LA PAMPA.............................................. 27 2.3.1. Reseña histórica del trabajador rural en el Territorio Nacional de La Pampa..................... 27 2.3.2. La diferencia de géneros de la estructura ocupacional ........................................................ 32 III.-ANALISIS DEL EMPLEO RURAL EN LA PAMPA................................................................... 34 3.1. PROVINCIA DE LA PAMPA................................................................................................... 34 3.1.1. Ubicación geográfica y diferencias en el territorio pampeano ............................................ 34 3.1.2. Sub-espacios productivos en La Pampa .............................................................................. 37 3.1.3. Dimensión económica productiva ....................................................................................... 38 3.1.4. Establecimientos agropecuarios en La Pampa..................................................................... 40 3.1.5. Régimen de tenencia de la tierra ......................................................................................... 47 3.1.6. Población............................................................................................................................. 49 3.1.7. Composición del empleo rural............................................................................................. 56 3.1.8. Trabajadores pluriactivos en La Pampa .............................................................................. 67 3.1.9. Nivel de instrucción de los productores .............................................................................. 70 3.1.9. Educación en el área rural ................................................................................................... 71 IV.- TRABAJO DE CAMPO................................................................................................................ 79 4.1. METODOLOGIA ...................................................................................................................... 79 4.2. VARIABLES ANALIZADAS................................................................................................... 81 4.3. RESULTADOS DEL TRABAJO DE CAMPO......................................................................... 82 4.3.1. Residencia de personas en los establecimientos.................................................................. 82 4.3.2. Superficie, tenencia y dirección del establecimiento agropecuario..................................... 84 4.3.3. Estructura familiar del productor......................................................................................... 86

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4.3.4. Ocupación en actividades extra-prediales del titular y demás miembros de la familia....... 89 4.3.5. Traslado familiar temporario y permanente ........................................................................ 91 4.3.6. Laboreo del suelo ................................................................................................................ 91 4.3.7. Contratación de mano de obra............................................................................................. 98 4.3.8. Escasez de mano de obra para el campo ........................................................................... 103 4.3.9. Capacitación de los empleados.......................................................................................... 105 4.3.10. Influencia de la tecnología en la demanda de mano de obra agropecuaria ..................... 107 CONCLUSIONES .............................................................................................................................. 112 Bibliografía.......................................................................................................................................... 127

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RESUMEN El presente trabajo analiza las transformaciones ocurridas en el empleo rural a raíz de los cambios ocurridos en el sector agrícola y ganadero en los últimos años, prestando especial atención a lo acontecido en la Provincia de La Pampa

Resulta interesante analizar como inciden los cambios que incorpora el sector agropecuario y su relación con la demanda laboral, la organización del trabajo, el grado de dedicación de los trabajadores (relación entre permanentes y transitorios), la migración de unas actividades a otras y fundamentalmente, como se han transformado las relaciones contractuales tradicionales.

El proceso de transformación de la estructura agraria, la modernización de los procesos de producción con la introducción de cambios tecnológicos (herbicidas, plaguicidas, etc.), la expansión de los complejos agroindustriales y la creciente urbanización de la fuerza de trabajo, han confluido en un cambio de las características del empleo rural

La hipótesis que orienta la investigación, plantea que las transformaciones agrarias experimentadas en el sector durante los últimos años afectaron la demanda, la organización y las características de la mano de obra rural.

Con el trabajo de campo realizado, se comprueba que la mecanización agraria dio lugar a una disminución de los requerimientos de empleo de trabajadores manuales y una creciente demanda de trabajadores capacitados para el manejo de maquinaria agrícola. Además no sólo se redujo la demanda global de mano de obra para los cultivos, sino que disminuyó el empleo en forma notable por la duración de cada una de las etapas de ejecución.

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Los productores encuestados en los departamentos Capital, Conhelo, Toay, Utracán, Maracó y Catriló coincidieron en que hay menos personas residiendo en el campo. La falta de oportunidades para desarrollarse en el propio lugar donde nacieron los obliga a migrar del campo a la ciudad. Los desplazamientos son consecuencia tanto de la existencia de procesos de modernización de las actividades agropecuarias, como de situaciones de graves crisis en el campo.

Los cambios tecnológicos y organizacionales del agro pampeano hacen bastante difícil encontrar en este ámbito explotaciones familiares que respondan al “tipo ideal”. En la realización de las encuestas, se notó que hay pocas familias que viven en el campo. En general, podemos concluir que la forma familiar de producción está teniendo algunas modificaciones que son resultado de diversos procesos.

Cuestiones tales como la pluriactividad e ingresos extra prediales, la difusión de formas contractuales diversas, el “estilo de vida” asociado, por ejemplo, a la sociedad moderna, la falta de servicios en el área rural (electrificación, comunicación, sistemas de educación a distancias, etc.) estarían indicando un nuevo concepto de la agricultura familiar. El 75% de los productores encuestados dijeron tener un trabajo extra predial. Esto demuestra las nuevas formas de inserción en la actividad agropecuaria que experimentan un grupo de productores a partir de la combinación de actividades económicas.

Los encuestados se reservan unos pocos puestos de trabajo permanente para aquellos trabajadores que aseguran la realización de las tareas sin especialización o rutinario y se apela al empleo transitorio para oficios intensivos en uso de mano de obra. Y, coincidieron en que tienen dificultades para conseguir personal que realice tareas en el campo o que viva en él.

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En cuanto a la capacitación, los productores encuestados consideran que ante la aparición cada vez más acelerada de adelantos tecnológicos, se ha convertido en una herramienta importante para el crecimiento sostenido de las empresas.

PALABRAS CLAVE: Empleo rural - Cambio tecnológico - Organización del trabajo

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I.- JUSTIFICACION

1.1. INTRODUCCION

En los últimos años el Sector Agropecuario Pampeano ha estado marcado por fuertes cambios en la producción agrícola-ganadera. Estos cambios tienen que ver con un proceso de adopción de innovaciones1, como los nuevos procesos de manejo del suelo, la utilización de variedades mejoradas genéticamente, el uso de maquinaria agrícola de mayor tamaño y complejidad, la utilización de sistemas de riego complementario, los nuevos sistemas de almacenamiento de granos, el estacionamiento del servicio en cría bovina, la siembra directa y el cultivo de soja resistente a Glifosato y una fuerte articulación de la producción agraria a cadenas y complejos agroalimenticios, entre otros.

En una etapa más reciente de ese mismo proceso se encuentra hoy, un conjunto de innovaciones llamada Agricultura de Precisión (AP)2. Este conjunto incluye banderilleros satelitales, monitores de rendimiento, monitores de siembra, equipos para aplicación de dosis variable de insumos, entre los más conocidos (Bragachini, M. et al, 2006).

En los últimos años, el sector Noreste de la provincia, que tradicionalmente se caracteriza por presentar sistemas agrícolas-ganaderos, demuestra un incipiente cambio hacia la agricultura continua.

En este sentido, resulta interesante analizar como inciden los cambios que incorpora el sector agropecuario en la demanda laboral, en la organización del trabajo, el grado de 1

Innovación: “incorporación de conocimiento (propio o ajeno) con el objeto de generar un proceso productivo” (Sábato & Botana, 1968). 2

La Agricultura de Precisión (AP) se define como el “manejo de la variabilidad espacial y temporal a nivel de sub-parcela para mejorar el retorno económico y reducir el impacto ambiental” (Fountas, S. et al, 2003).

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dedicación de los trabajadores (relación entre permanentes y transitorios), la migración de unas actividades a otras y como se han transformado las relaciones contractuales tradicionales del mercado laboral rural.

1.2. OBJETIVO E HIPOTESIS

El objetivo de esta investigación es analizar el empleo rural pampeano y sus transformaciones acaecidas en el sector agropecuario, a raíz de los cambios productivos, tecnológicos, de escala y de organización del sector.

A modo de hipótesis orientadora se plantea que las transformaciones agrarias experimentadas en el sector durante los últimos años afectaron la demanda, la organización y las características de la mano de obra rural.

1.3. METODOLOGIA

La investigación se desarrolla en el ámbito de la Provincia de La Pampa. La investigación es básicamente cuantitativa3. Para ello, se utilizan fuentes de información de distintos tipos, censales, estudios específicos por región, por productos y/o referidos a problemáticas específicas del empleo rural e informantes calificados.

Los principales aspectos considerados en el análisis son los siguientes: escala de extensión de las explotaciones, demanda de mano de obra asalariada y distribución provincial, cambio tecnológico y trabajo asalariado, modificaciones en la demanda de mano de obra, el trabajo estacional y aspectos legales del trabajo asalariado.

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Los métodos cuantitativos miden características o variables que pueden tomar valores numéricos y deben describirse para facilitar la búsqueda de posibles relaciones mediante el análisis estadístico ( Meza, C.L., 2005)

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II.- REVISION BIBLIOGRAFICA

2.1. CONSIDERACIONES SOBRE LOS ESPACIOS RURALES

La definición de lo que debe entenderse por medio rural y geográficamente delimitarse como espacio rural, no es sencillo debido a la complejidad que significa determinar que se entiende en la actualidad por “rural”. Esta dificultad se debe a que las actuales transformaciones estructurales4 han impuesto, y lo siguen haciendo, profundos cambios en todos los órdenes de la vida y fundamentalmente en el territorio, generando así un obstáculo para su definición. Debido a que al término espacio rural se le han dado interpretaciones muy distintas, es motivo por el cual se torna esencial aclarar que se entiende por éste.

En algunos casos se asocia lo rural como sinónimo de espacio agrícola, es decir, espacios donde se da una estructura productiva basada principalmente en el sector agropecuario. Sin embargo, otras se basan en criterios poblacionales, considerando rurales aquellos municipios con menos de 2.000 habitantes localizados más allá del espacio urbano. No obstante, el término rural, desde la sociedad actual, reúne aspectos socioculturales, económicos, demográficos y físicos. “...Hoy el concepto de lo rural no parece asimilarse exclusivamente a lo agrícola; la distinción entre ambos conceptos puede observarse a través de las actividades que desempeñan los habitantes que residen en el espacio rural… El concepto de lo rural presenta nuevos contenidos y significaciones según la realidad que se aborde y los rasgos de esa realidad que queremos destacar…” (Tadeo, N., 2002).

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Hace referencia a los cambios estructurales que son necesarios en algunas economías para impulsar el crecimiento económico. Estas transformaciones afectan a temas tales como el comercio, la estructura de la producción, el funcionamiento de los mercados, el sector privado, el sector público, entre otros.

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Es decir, el término rural trasciende lo agropecuario, y mantiene nexos fuertes de intercambio con lo urbano, en la provisión no sólo de alimentos sino también de gran cantidad de bienes y servicios.

Norma Giarraca (1998) considera que el medio rural es una entidad socioeconómica en un espacio geográfico con cuatro componentes básicos:

• “...Un territorio que funciona como fuente de recursos naturales y materias primas, receptor de residuos y soporte de actividades económicas.

• Una población que, con base en un cierto modelo cultural, practica actividades muy diversas de producción, consumo y relación social, formando un entramado socioeconómico complejo.

• Un conjunto de asentamientos que se relacionan entre sí y con el exterior mediante el intercambio de personas, mercancías e información, a través de canales de relación.

• Un conjunto de instituciones públicas y privadas que vertebran y articulan el funcionamiento del sistema, operando dentro de un marco jurídico determinado...”

En las últimas décadas, las políticas económicas han provocado una serie de cambios sobre estos espacios, que se manifiestan de diversos modos, entre ellos la creciente polarización que involucra cambios productivos y de propiedad y tenencia de la tierra, con una marginación creciente de los pequeños y medianos productores.

Se trata de un espacio que está “…enfrentándonos hoy a un nuevo escenario rural, basado en un carácter territorial, que permite visualizar los asentamientos humanos y sus relaciones en un continuo rural-urbano expresado entre otros aspectos, en el desarrollo

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progresivo de actividades agrícolas no tradicionales y actividades no agrícolas en el medio rural…” (Castro & Reboratti, 2008).

Este nuevo escenario está atravesado por una serie de problemas tales como, la necesidad de los productores de tomar decisiones que enfrentan la subsistencia familiar con la productividad, el desprestigio de las actividades rurales que no permiten la retención de la población joven en el campo, el cambio en las formas de gestionar las actividades, el deterioro de los recursos naturales y la pérdida de identidad (Castro & Reboratti, 2008).

Según Fernando Molinero (1990) el análisis de las formas de ocupación, transformación, acondicionamiento y organización de quienes habitan los espacios rurales, forma parte de la historia de dicho espacio. Como estas sociedades evolucionan en sus formas de ocupación y aprovechamiento, el espacio tiene un equilibrio inestable y de este modo, el paisaje es cambiante. Estas tienen directa relación con la capacidad técnica, la inversión de capitales y el sistema socioeconómico y esa es la causa de las diferencias entre los espacios agrarios.

Cada espacio rural posee una organización directamente relacionada con las características del modelo socioeconómico en el que se desarrolla, con el tipo de relación que posee con los núcleos urbanos, con las relaciones con otros espacios rurales y con las características de organización de la red de infraestructura de servicios públicos.

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2.2. ESTUDIO DEL EMPLEO AGROPECUARIO EN ARGENTINA

2.2.1. Principales antecedentes empíricos

La temática del empleo agrario- si bien importante por el número de trabajadores que involucra- ha sido relativamente poco abordada en el país. Las razones que explican el bajo grado de desarrollo de los estudios sobre el empleo rural son mencionadas por Aparicio y Benencia (1999) que los sintetizan en: la escasa información disponible y su baja confiabilidad -que a su vez ha limitado la posibilidad de realizar diagnósticos precisos que capten las características y evolución de éste-, la muy reciente aparición del interés académico en el tema y el ínfimo lugar ocupado tradicionalmente por el sector de asalariados rurales en las políticas públicas para el sector agropecuario.

No obstante esta situación, en Argentina se cuenta con diversos estudios que, aunque globales, parciales o focalizados a determinadas áreas geográficas o sistemas productivos, han incorporado la variable empleo agrario y brindan elementos importantes para el análisis.

Autores como Aparicio y Benencia (2001) sostienen que “...las consecuencias de la expansión de las relaciones capitalistas en la agricultura, el pasaje de sociedades tradicionales a configuraciones societarias modernas, las migraciones rural/urbanas -por nombrar algunosson ejes temáticos que abordan, desde diferentes facetas, la cuestión del papel de los trabajadores rurales.

Hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XX la disponibilidad de estudios y evaluaciones referidas al tema del empleo agropecuario, y más aun de los trabajadores asalariados era limitada. Esta situación tiene que ver y contrasta con que los temas vinculados

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a la producción agropecuaria y su organización social contaron con mayor interés y desarrollo.

Entre los estudios pioneros que abordaron la temática del empleo rural en la Argentina se pueden distinguir diferentes perspectivas: los primeros estudios de carácter eminentemente sectorial de tipo económico, se orientaron a analizar la participación del empleo agropecuario en el total de empleo nacional (Canitrot & Sebess, 1974), su participación en la generación del producto bruto agropecuario (Reca & Verstraeten, 1977) o las variaciones regionales en su volumen y composición (Gallo Mendoza & Tadeo, 1982).

Otros analizaron las características de la demanda y oferta de mano de obra a partir de información censal referida al volumen y tipo de trabajadores (familiares o asalariados y permanentes o transitorios), incidencia de la estructura agraria, la tecnología utilizada y la dinámica poblacional en el funcionamiento de los mercados de trabajo, diferencialmente según regiones y especialización productiva de las mismas (Bisio & Forni, 1978) (Forni F. et al, 1988) (Forni F. et al, 1981).

En la década de los años 70, equipos de la Secretaria de Agricultura estudiaron a los asalariados rurales vinculados con actividades productivas regionales altamente demandantes de mano de obra (forestación, zafra lanera, algodón, yerba mate, tabaco).

Luego, en los años 80, investigadores del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL), realizaron estudios en ciertas zonas -como Corrientes y Santiago de Esteropara analizar las características y transformaciones del empleo agropecuario, a través del análisis de los censos nacionales de población y agropecuarios, o bien generando información primaria.

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Otros aportes puntuales a la problemática provinieron del Centro de Estudios y Promoción Agraria (CEPA), donde se revisaron las limitaciones de la legislación vigente para los asalariados rurales a través del análisis del Régimen Nacional de Trabajo Agrícola (Aparicio, S. et al, 1987).

Esta aproximación no avanzó en la caracterización interna de la ocupación y el empleo en el sector agropecuario como así tampoco en el funcionamiento de sus mercados de trabajo. Más bien, esta última perspectiva se desarrolla a partir de la problematización y enfoques más cercanos a la Sociología Rural5 y a las temáticas vinculadas con la organización social de la producción y del trabajo. Así, comenzó a desarrollarse una línea destinada a analizar la composición del empleo, el tipo de trabajadores y las situaciones ocupacionales presentes en el sector agropecuario argentino (Neiman G. et al, 2006).

Las temáticas más destacadas referidas al empleo asalariado fueron aquellas relacionadas con su magnitud, ya sea bajo la forma permanente o transitoria, así como también con la productividad del trabajo en el sector. A estas preocupaciones se sumaban aquéllas referidas a los mejores métodos y técnicas para captar las situaciones laborales que se volvían particularmente complejas dada su realidad regional o su “especificidad” ocupacional comparada con otras ramas de actividad (Forni F. et al, 1984)(Forni F. et al, 1988).

Desde una perspectiva actual podemos agregar que, salvo algunas excepciones, era aún inexistente un abordaje del empleo que considerara la problemática de un modo más amplio y, 5

La Sociología Rural es un campo de la sociología asociado con el estudio de la vida social en las áreas no metropolitanas. Se trata del estudio científico de la actividad y comportamiento entre personas que viven distantes de lugares de gran concentración de población y actividad económica. La economía rural es uno de los focos de la sociología rural y gran parte de este campo está dedicado a la economía de producción agraria (agrícola y ganadera) y silvícola. Otras áreas de estudio incluyen el éxodo rural y la despoblación, la sociología medio ambiental, las políticas de tierras de propiedad estatal, la alteración social, el cuidado de la salud, las políticas educativas, etc.

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a la vez, más específicamente laboral, considerando un análisis de los trabajadores y del trabajo así como de su organización y mercados. Este enfoque se desarrollará sobre todo a partir de la década del ´90. Algunas excepciones lo constituyen los estudios sobre mercados de trabajo, economía de enclave y empleo precario en torno a la actividad azucarera en las provincias de Salta y Jujuy (Bisio & Forni, 1978) y sobre las condiciones sociales y productivas de los diferentes trabajadores de fábrica y del surco de los ingenios azucareros de la Provincia de Tucumán (Murmis & Waisman, 1969).

En la década del ’90 se profundizaron estas líneas incorporando la perspectiva de la oferta de trabajo y los estudios de carácter cualitativo e incluso las estrategias de los hogares rurales de tipo campesino y sus comportamientos ocupacionales. A esto debemos sumar la mayor preocupación que se depositó sobre la organización del trabajo como consecuencia del creciente desarrollo agroindustrial y sus efectos sobre el sector primario, en general, y sobre el empleo, en particular.

De este modo, en la Universidad de Buenos Aires se consolidaron equipos de investigación y han venido realizando diversos estudios que aportan material valioso sobre la temática: análisis de complejos agroindustriales, como los de la caña de azúcar, tabaco y citricultura (Aparicio & Gras, 1995); transformaciones productivas y tecnológicas en la horticultura del cinturón verde bonaerense (Benencia, 1997); cambios en la producción del complejo arrocero (Carballo & Pagliettini, 1999); formas de ocupación del espacio en el Noreste argentino (Reboratti, 1996) y complejos agroalimentarios (Teubal, 1999).

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También, el Grupo de Estudios Sociales Agrarios desde la Universidad del Comahue, produce investigaciones relacionadas con el trabajo trashumante6 de productores cabriteros y analizan las múltiples facetas de los trabajadores y trabajadoras relacionadas con la producción de peras y manzanas en el Alto Valle (Bendini, 2002).

En la región Pampeana se han elaborado estudios para el análisis de la productividad de la mano de obra o los reemplazos de capital por trabajo (Forni & Tort, 1991). En estas investigaciones se muestran trabajadores heterogéneos, mercados segmentados por calificaciones, tercerización de la fuerza de trabajo a través del empleo de contratistas de maquinaria agrícola.

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La trashumancia es un movimiento recurrente, pendular y funcional. La periodicidad del movimiento está regulada por el ritmo cíclico de las estaciones y las actividades desarrolladas en las unidades domésticas de producción se ajustan a ellas. Esto origina un cambio temporal de asentamiento seguido por una situación de retorno que da comienzo a un nuevo ciclo.

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2.2.2. Principales antecedentes conceptuales

La demanda de mano de obra en cualquier sector productivo se deriva directamente de la demanda final que se espera del mismo (Ekboir J. et al, 1990). Entonces, estructuralmente, la demanda de mano de obra en el sector rural depende, por un lado de la expansión de área cultivada (o sea de la utilización del factor tierra) y por otro, de la intensidad del cambio tecnológico.

La definición de trabajador rural para la legislación argentina incluye a “todo aquel trabajador que desempeñe tareas agrarias relacionadas principal o accesoriamente con la actividad rural en cualquiera de sus especializaciones, tales como la agrícola, fruti-hortícola, pecuaria, forestal, avícola o apícola de acuerdo por lo establecido por el Régimen Nacional de Trabajo Agrario…” (Ley Nº 25.191/99).

De acuerdo a la definición censal son trabajadores agrarios los asalariados “que perciben remuneración (sueldo, salario, jornal u otras formas de retribución) por tareas relacionadas con la marcha de la explotación” e incluye tanto a administradores, capataces, encargados, peones, así como también a los tamberos medieros, contratistas de viña y su personal asalariado si lo tuvieran; excluye el personal de “empresas contratistas” tanto ajeno a la familia del productor como propio de ella, así como a los “trabajadores de la familia del productor que no perciban una remuneración fija”7

Las características del trabajo rural deben analizarse en el marco de las profundas transformaciones que viene experimentando el sector agropecuario argentino desde la década del setenta, transformaciones que se consolidaron durante los noventa y que, entre otras,

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Censo Nacional Agropecuario de 1969

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incluyen: la desaparición de los organismos de regulación, la globalización de los mercados de consumo y producción, la conformación del MERCOSUR, el ingreso de nuevos actores al sector (como las multinacionales agroalimentarias), los procesos de concentración y reestructuración de las unidades de producción, la creciente incorporación tecnológica y de exigencias de calidad, las nuevas demandas y usos alternativos del medio rural, etc. Todas estas transformaciones inciden y determinan directamente las condiciones laborales del trabajador rural.

Neiman y Quaranta (2006) utilizan el concepto de “flexibilidad funcional” para caracterizar las condiciones actuales del mercado laboral rural. Este concepto se vincula con las estrategias empresariales que, en pos de su rentabilidad, “afectan la organización del proceso laboral en lo que respecta al volumen de la mano de obra y tipo de trabajador, la organización de las tareas, los requerimientos de calificaciones y competencias así como las modalidades de remuneración”.

Esta organización flexible del trabajo se refiere a la exigencia de mayores conocimientos por parte de los trabajadores. Estos conocimientos incluyen competencias técnicas, orientadas al manejo de nuevas maquinarias e insumos agrícolas, como también competencias “genéricas”, que se concretan en un perfil de trabajador con saberes que exceden sus tareas puntuales y exigen mayor autonomía para la toma de decisiones y resolución de problemas durante el desarrollo de la tarea (Neiman & Quaranta, 2001). Lo significativo de este hecho es que los requerimientos de competencias exceden a los trabajadores técnicos ya que, actualmente, la organización del proceso de trabajo demanda también conocimientos y competencias generales a los trabajadores que realizan tareas temporarias de baja calificación.

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La organización flexible del trabajo en el sector define al menos dos perfiles de trabajadores. El primero de ellos marcado por conocimientos técnicos y orientados al manejo de maquinarias e insumos, destinado a puestos de trabajo que requieren mayores calificaciones. El segundo define a un trabajador “polivalente” con baja calificación pero con importantes conocimientos acerca de una amplia gama de tareas adquiridos a lo largo de su trayectoria como trabajadores temporarios (Aparicio & Benencia, 1999).

Estos nuevos trabajadores “polivalentes” transforman la imagen del trabajador rural que ponía énfasis en la fuerza física y en el desempeño en tareas cuyo aprendizaje no se modificaba a lo largo del tiempo (Neiman & Quaranta, 2001). Otra de las características importantes, requeridas a estos trabajadores “polivalentes”, es una mayor implicación con los resultados de la totalidad del proceso de trabajo orientada al logro la “calidad total” de los productos con la finalidad de lograr competitividad en el mercado (Lara, S. M., 1995).

Los estudios consultados coinciden en que durante los últimos años han disminuido los requerimientos totales de empleo en el mercado laboral rural y se ha estacionado y diferenciado fuertemente la demanda de mano de obra. Neiman y Quaranta (2001) analizan información sobre el mercado laboral de distintos sistemas productivos agrarios, que muestra que el actual mercado de trabajo rural se caracteriza por una tendencia a ajustar los volúmenes de mano de obra permanente al nivel mínimo requerido en función del ciclo productivo anual.

Según el autor Neiman G. (2001), la formación y funcionamiento de los mercados de trabajo rural son una expresión y continuidad de los procesos clásicos de modernización en el campo, principalmente aquellos referidos a los cambios en la escala de producción de las unidades económicas.

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Por otro lado, la Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA) del Ministerio de Trabajo Empleo y Seguridad Social es la encargada de fijar periódicamente las remuneraciones de las distintas categorías de trabajadores rurales para las tareas permanentes desempeñadas de manera continua y transitoria.

Para evaluar las condiciones salariales de estos trabajadores es necesario considerar la legislación vigente que regula el trabajo agrario (Ley Nº 22.248). Esta establece, además de las remuneraciones por categoría y por provincia, el pago de la bonificación por antigüedad (corresponde el 1% del salario básico por año de servicio), el sueldo anual complementario, los aportes jubilatorios y asistenciales y los topes indemnizatorios para los asalariados que desempeñan tareas permanentes de manera continua o transitoria.

Una de las peculiaridades del trabajo rural es que las formas y montos que asume el salario no adoptan necesariamente las modalidades clásicas, siendo frecuentes el pago a destajo, el pago de un porcentaje de lo producido o el jornal, que suele encubrir un pago por hectárea trabajada.

Otra característica del asalariado rural es que con frecuencia reside en núcleos poblados y accede a actividades inestables tanto agropecuarias como de servicios. Siempre ha existido en el sector rural una combinación entre empleo agrícola y no agrícola. Sin embargo, lo que hoy convierte a este último en un fenómeno interesante y le atrae una nueva notoriedad, es que su dimensión ha aumentado radicalmente, como producto de la modernización del sector rural, el lento crecimiento del empleo agrícola y la pobreza rural.

El análisis del empleo rural que desarrollan Aparicio y Benencia (1999) en el estudio citado se refiere, entre otros aspectos, a las particularidades del trabajo agropecuario y sus

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diferencias con el trabajo en el sector formal de la economía urbana. Señalan en términos generales que “el vínculo empresario en el sector agropecuario en muchas ocasiones se desdibuja”, porque existen relaciones laborales como la mediería, la aparcería, la intermediación y el contratista, que proveen mano de obra estacional fuera del vínculo clásico ‘empresario empleador/trabajador asalariado’.

El empleo agrario como tal, incluye toda una serie de temas que hacen a la evolución de las magnitudes totales en el tiempo; a las implicancias de la clasificación en categorías (asalariado y familiar); a las diferenciaciones entre empleo permanente y transitorio, y las que se refieren a las características de estabilidad y precariedad, y que se relacionan con el proceso general de la economía de un país y del sector agrario en particular, según las regiones productivas que se consideren (Aparicio & Benencia, 1999).

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2.2.3. Breve descripción de la población rural en el país En el Censo Nacional de Población y Vivienda de 1980 se cuantificó un 17% de población rural –lo que equivale a 4.677.235 personas– y en el de 1991, ese porcentaje disminuyó a un 12,8% (4.179.418 personas). En 2001, sobre una población total de 36,2 millones de habitantes, 32,4 millones de personas residen en áreas urbanas (89%) y 3,8 en las áreas rurales (11%). Estas cifras muestran la magnitud de la urbanización en la población de Argentina.

Tabla Nº 1: Distribución de la población total del país, según lugar de residencia (ruralurbana; agrupada-dispersa), sexo y edad. Año 2001 Población total del país en 2001 Total de habitantes en el país 36.260.130 Total población urbana 32.431.950 Total población rural 3.828.180

Varones Mujeres

Varones Mujeres Total

Población discriminada por sexo Total Urbana 17.659.076 49% 15.629.299 48% 18.601.058 51% 16.802.651 52%

100% 89% 11%

Rural 2.029.773 53% 1.798.407 47%

Población rural discriminada por agrupada y dispersa Población en áreas rurales Población en áreas rurales Dispersa Agrupada 1.409.674 54% 620.099 51% 1.194.973 46% 603.434 49% 2.604.247 1.223.533

Población de 14 años y más en áreas rurales Varones

1.395.183

54%

Mujeres

1.200.496

46%

Total

2.595.679

100%

Fuente: Elaboración propia en base a datos de Censo Nacional de Población 2001.

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Como es posible observar en el cuadro anterior, la cantidad de varones en relación a la de mujeres es superior en la población rural. Si se considera únicamente la población mayor de 14 años, se observa que el porcentaje de mujeres es aún menor que en la población rural total ya que sólo el 46% es femenina.

El CNP considera que una localidad es urbana o rural según la cantidad de personas que viven en la misma. Por lo tanto, un lugar es rural cuando lo habitan menos de 2000 habitantes. A la vez, la población rural está diferenciada en rural dispersa o rural agrupada, considerando a la dispersa a toda zona poblada o semi-poblada en campo abierto donde las viviendas no se encuentran concentrados espacialmente ni conectados entre sí por calles, o donde en razón de la poca densidad poblacional no se le dio nombre a dicha zona. En cambio, las áreas rurales agrupadas son las poblaciones de menos de 2000 habitantes.

Otra característica de la población rural en Argentina es la tendencia a la dispersión geográfica, ya que la mayoría (68%) vive en zonas rurales dispersas. Por ejemplo, las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa, Mendoza, Misiones y Tucumán tienen el 80% de su población rural establecida en áreas rurales dispersas. Lo contrario ocurre en Catamarca, La Rioja y La Pampa, porque en estas provincias la mayor parte de los/as habitantes rurales (64%) vive en caseríos (rural agrupada)8. En general, y en comparación a los varones, hay más mujeres en las pequeñas localidades.

El descenso de los/as habitantes rurales es un proceso que se acentuó en las últimas décadas y en el lapso entre los dos últimos censos de población –1991 a 2001–, se expresó con la disminución de 351.238 personas. Se trata de una tendencia de la población del país 8

Ver Tabla 1.1 del Anexo.

24

que prefiere formas urbanas de residencia y de vida y se observa casi por igual a lo largo de todo el territorio nacional9.

Las razones de la disminución de la población rural no son posibles de generalizar para todo el territorio. Sin embargo, los procesos de concentración de la propiedad en antiguas regiones chacareras y la introducción de capital en forma de tecnología para reemplazar mano de obra resultan evidentes en varias regiones del país. Por otro lado, el descenso de la población rural tiene sus excepciones. En el noroeste (NOA), tres provincias aumentaron su población rural: Catamarca tiene casi un 9% más de habitantes en el campo que en 1991 mientras que en Tucumán y Santiago del Estero creció un 3%. Mendoza también captó más población en su medio rural (4,5%). Aunque no se conocen las razones específicas del aumento de la población rural en estos casos, es probable que en la región noroeste se relacione con el retorno de migrantes ante la inestabilidad laboral de la década del noventa.

La pirámide de edades del conjunto de la población rural del país muestra que la mayor cantidad de habitantes del campo está en el grupo de 5 a 9 años. A partir de los 10 años, comienza una disminución paulatina tanto de los varones como de las mujeres.

La expulsión del campo de los jóvenes está reflejada en este gráfico. Es notoria la disminución del número de niñas desde los 10 años hasta las jóvenes de 20 que continúa hasta los 34 años. A partir de esa edad, sigue disminuyendo pero en un ritmo menos desacelerado hasta los 55 años, donde aparece otra reducción llamativa aunque en este caso más marcada para la población masculina. El número de niños y jóvenes se reduce notablemente desde los

9

Ver Tabla 1.2 del Anexo.

25

15 años, con un gran salto en el rango que va entre los 25 y 29 años, por lo que se puede deducir que los varones migran más tardíamente que las mujeres.

Figura Nº 1: Pirámide de la población rural del país. Año 2001

Al analizar la pirámide de edades de la población rural discriminada por sexo, se observa que los varones superan a las mujeres en todos los grupos de edad y es entre los 45 y 64 años donde la proporción de varones es notoriamente mayor a la de mujeres.

Diversas razones pueden explicar la alta migración de jóvenes varones y mujeres del campo a la ciudad. La pobreza y escasez de ingresos monetarios de la familia es una de ellas, pero a ésta se agrega la falta de incentivos, expectativas y limitaciones de desarrollo propias del sector, contrariamente a las potenciales oportunidades que les ofrece la ciudad: empleo,

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mejor educación, entretenimiento, sociabilidad; todas ellas estimuladas por los medios de comunicación, especialmente la televisión.

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2.3. ESTUDIO DEL EMPLEO AGROPECUARIO EN LA PAMPA

2.3.1. Reseña histórica del trabajador rural en el Territorio Nacional de La Pampa

La historia del Territorio Nacional de La Pampa se encuentra con vacío historiográfico y teórico importante. El análisis que realizan las autoras Lluch. A. y Salomón Tarquini, C. en el libro Historia de La Pampa (2008) constituye el primer intento de hacer una historia de los trabajadores de La Pampa. Como ellas describen, algunos aportes anteriores se orientaron a estudiar los conflictos que involucraban a ciertos sectores de los trabajadores, pero no habían tomado como temática central al mundo de los trabajadores en sí mismo

Teniendo en cuenta que La Pampa en su etapa territorial se caracterizó por una estructura productiva predominantemente rural, se considera que la historia del territorio debe iniciarse necesariamente con la historia de los trabajadores y trabajadoras del campo.

Foto Nº 1: Trabajadores del campo en cosecha. (Sin fecha, Archivo Histórico Provincial de La Pampa)

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En 1895, a once años de la promulgación de la Ley de Territorios Nacionales (Ley Nº 1.532), con motivo del Segundo Censo Nacional, la población de La Pampa fue registrada por primera vez. En ese entonces, los habitantes de la provincia ascendían a 25.914, de los cuales el 90,8% vivía en zonas rurales y el 61% estaba ocupado en alguna actividad. Del total de la población censada el 25% eran jornaleros, el 18% eran productores ganaderos, 8% eran pastores y cuidadores de ganado, el 5% eran trabajadores especializados y el restante 44% se distribuía en otros oficios (comerciantes, empleados públicos, transportes, etc.).

Gráfico Nº 1: Estructura ocupacional 1895

Fuente: Elaboración propia en base a datos de Censo Nacional 1895

En 1914 se llevó a cabo el Tercer Censo Nacional en donde se observó un aumento de la población. El Territorio contaría con 101.388 habitantes, siendo la población rural de 50.694 habitantes, cercana al 50% del total. La urbanización fue motivada por la llegada de

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inmigrantes transoceánicos y de países limítrofes, que arribaron por los ejes ferroviarios del territorio. Esta inmigración tiene algunas características notables: se centra en el noreste, más apto para agricultura a condición de poseer ferrocarriles.

Junto con el crecimiento poblacional y el desarrollo de las ciudades se incrementó el número de empleados públicos en dichos núcleos urbanos. Para el año 1915 el Este del territorio se encontraba en una etapa avanzada con respecto a la fundación de localidades, producto del impacto generado por la llegada del ferrocarril y el aumento de las actividades vinculadas al comercio y la industria. Ejemplos de estas eran los carniceros, panaderos, peluqueros, fotógrafos. También se incrementaron los oficios de carácter urbano como telegrafistas, tipógrafos y tenedores de libros, profesionales de la salud, maestros, entre otros. En el Oeste estos cambios se dieron gradualmente y mucho más tardía.

En 1920 el Censo Territorial dio como resultado una población total de 126.928 habitantes y continuaba la tendencia de crecimiento de la población en áreas urbanas. Esta etapa evidenció un gran aumento de actividades vinculadas a la industria y manufactura: carpinteros, herreros, sastres, horneros y talabarteros eran algunas de ellas. En el ámbito rural se destaca la demanda de mano de obra orientada a la agricultura (los oficios más frecuentes eran peones bolseros, estibadores, maquinistas, alambradores) y la ganadería (peones de campo, domadores, esquiladores, cuidadores de hacienda, caballerizos, entre otros). Después de 1895, hay una tendencia a mayor ocupación de mano de obra en la agricultura respecto de la ganadería.

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Foto Nº 2: Estiba de bolsas en Realicó. (Sin fecha, Archivo Histórico Provincial de La Pampa)

A partir de 1915 y durante la década de 1920 se produjo una inestabilidad estacional en la demanda de mano de obra, lo cual provocó la tendencia al despoblamiento rural, en parte acelerado por la mecanización de los campos y la introducción de la maquinaria en el ámbito productivo.

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Foto Nº 3: Cosecha con trilladora en Colonia Inés y Carlota. (Sin fecha, Archivo Histórico Provincial de La Pampa)

A la crítica situación de los trabajadores del agro y a la etapa de despoblamiento de los campos, se sumó las consecuencias sociales de 1929. Según datos censales, el sector agrícola fue el más afectado por la crisis, se vio reducido en un 27%. Las causas de este fenómeno fueron las malas condiciones climáticas y el estallido de la Primera Guerra Mundial. La incidencia de la crisis fue diferencial. Afectó a los agricultores (chacareros) en forma aguda y a los ganaderos (estancieros) de modo atenuado. Si bien causó perjuicios en ambos, en el primer caso la resultante fue la ruina, el éxodo y la destrucción de una incipiente clase media rural, en el segundo hubo perjuicios más o menos severos resultantes de las contingencias climáticas y malos negocios, pero la capacidad económica para salvar las propiedades en espera de años mejores (Araoz, F., 1991). La quiebra de numerosas explotaciones agrícola produjo el éxodo masivo de pobladores.

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Entre los años 1935 y 1942, los datos censales evidencian por primera vez un retroceso de la población, en coincidencia con la etapa de despoblamiento y de migraciones en el Territorio. Las coyunturas agro-ecológicas, las malas condiciones de vida rurales y el atractivo que generaban los grandes centros urbanos fueron las causas que generaron esta “crisis demográfica”. Para 1935 los habitantes ascendían a 187.987 y en el censo de 1942 un total de 167.352, en el que el 59,22% pertenecía al sector urbano y el 49,78% al rural. Los años posteriores mostraron una leve recuperación.

La etapa territorial culmina en 1951 con el nacimiento de la Provincia de La Pampa. La población en este momento alcanzaba los 181.738 habitantes. La transformación de La Pampa en provincia dinamizó importante cambios entre 1952 y 1962. Por primera vez se generó una importante estructura de empleo público, independiente de la actividad agropecuaria. El reflejo de esto es el crecimiento de la población urbana.

Entre 1960 y 1970, la población rural disminuyó en toda la provincia y la tendencia se mantiene en 1980. Esta disminución es motivada por la mecanización del

trabajo

agropecuario, el manejo a granel (menos mano de obra) y la difusión masiva del automóvil, en especial de la camioneta, entre los productores rurales, que junto a la pavimentación de numerosas rutas, amplía su radio efectivo de movilidad (Araoz, F., 1991).

2.3.2. La diferencia de géneros de la estructura ocupacional

La visión de las mujeres trabajadoras en el ámbito rural es parcial y borrosa, no obstante, ellas estuvieron presentes en el trabajo de los pequeños y medianos productores agrícolas y ganaderos. A pesar de ser un rubro predominantemente masculino, ellas aparecen

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en los registros históricos bajo la forma de peonas de campo, labradoras, hiladoras-tejedoras, puesteras, jornaleras y horticultoras (Lluch & Salomón Tarquini, 2008).

En tal sentido, en 1914 en las zonas agro-cerealeras aparecen mujeres que realizaban tareas como peonas (0,5%), agricultoras (4,7%) y cocineras (70,9%) entre otras. Para zonas ganaderas se destacaban las cuidadoras de hacienda o pastoras (9,5%), mantequeras (66%), lecheras (1,4%) y tamberas (3%).

Foto Nº 4: Trabajadora rural: María Arnés y sus hijos, Luan Toro, ca. 1930 (Lluch & Salomón Tarquini, 2008).

Durante la década de 1910, en el ámbito urbano existieron oficios exclusivamente femeninos como los de instrucción o enseñanza: profesoras de música y canto, profesoras de enseñanza secundaria, maestras-directoras de escuelas, profesoras de corte y confección, eran algunos de los oficios. También se destacaban en oficios de la salud, confección y servicio doméstico

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III.-ANALISIS DEL EMPLEO RURAL EN LA PAMPA 3.1. PROVINCIA DE LA PAMPA

3.1.1. Ubicación geográfica y diferencias en el territorio pampeano

La Pampa, provincia de la República Argentina, se encuentra ubicada en el centro geográfico del país, posee una superficie de 143.440 km², ocupa el 8º lugar entre las provincias argentinas de mayor superficie y representa el 6% del territorio nacional, excluido el sector antártico. Sus límites son: al Norte, las provincias de Mendoza, San Luis y Córdoba; al Este, la provincia de Buenos Aires; al Sur, la provincia de Río Negro y al Oeste, la provincia de Mendoza.

Figura Nº 2: Ubicación geográfica de La Pampa

Fuente: Nomenclador Cartográfico Rural, Comercial e Industrial de la Provincia de La Pampa, 1993 -1994.

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Después de la finalización de la llamada Campaña al Desierto, en la Provincia de La Pampa empezó la mensura parcelaria del territorio y la división catastral. Se dieron sucesivas divisiones políticas, hasta la de 1915 que sectoriza en 22 departamentos.

Figura Nº 3: Mapa político de la Provincia de La Pampa

Fuente: Nomenclador Cartográfico Rural, Comercial e Industrial de la Provincia de La Pampa.

Los departamentos menos extensos coinciden con las áreas más pobladas del centro-este de la Provincia, en cambio los del Oeste son de mayores superficies. La variación en las superficies es muy amplia, va desde los 1.955 km2 de Trenel a los 13.160 km2 de Puelén. El clima es templado y semiárido, las precipitaciones superan los 500 milímetros anuales en el noreste y disminuyen hacia el oeste, hasta ser escasas en el resto del territorio.

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La provincia no se encuadra en ninguna de las clásicas divisiones del país ya que comparte rasgos físicos y ambientales, históricos y geográficos con diferentes regiones de la Nación. El territorio pampeano engloba tres realidades pasibles de ser consideradas con identidad propia e integradas, a su vez, con otras vecinas. Así, presenta al noreste características de la llanura pampeana, al extremo oeste rasgos agroecológicos del área cuyana y al centro sur caracteres del ambiente patagónico (Lluch & Salomón Tarquini, 2008). Por ello se dice que es una provincia de transiciones.

Figura Nº 4: Las transiciones en La Pampa

Fuente: La Pampa en crecimiento, Gobierno de La Pampa, 1997.

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3.1.2. Sub-espacios productivos en La Pampa

El Ministerio de Producción de la Provincia ha propuesto la organización del territorio en micro-regiones, cuyo objetivo es definir sub-espacios provinciales que se transformen en unidades de ejecución de programas de desarrollo local y micro-regional en áreas homogéneas, identificados como ejidos. Los criterios que se utilizaron para definir la microregionalización fueron: las condiciones agroecológicas; el patrón de poblamiento, centros de servicio e infraestructura; las áreas de influencias funcionales de cada localidad de la Provincia; y por último, la calidad de vida de cada lugar.

Figura Nº 5: La 10 micro-regiones pampeanas

Fuente: La Pampa...una mirada al horizonte, estrategias para el futuro. Secretaria de Planeamiento, Gobierno de La Pampa.

Las características de cada micro-región se detallan en el Anexo III.

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3.1.3. Dimensión económica productiva El Producto Bruto Geográfico10 constituye un indicador económico relevante para el análisis de la estructura productiva y de características de la economía provincial pampeana. En el año 2002, la actividad económica de la Provincia de La Pampa estaba compuesto por más de un 63% por el sector terciario, un 22% por el sector primario y el 15% restante corresponden al sector secundario. Dentro del sector primario, los sub-sectores agrícola y ganadero representan el 49% y 47%, respectivamente (Iturrioz, G., 2005).

Tabla Nº 2: Composición y participación del sector agropecuario en el Valor Bruto de Producción 2001

Fuente: Dirección General

SECTOR Agrícola Ganadería Servicios Agrícolas Silvicultura TOTAL

VBP 305.047.110 289.445.767 21.826.613

% 49,46 46,93 3,54

497.310 616.816.800

0,08 100

Estadísticas y Censos La

Pampa.

En el sub-sector agrícola se destacan los cultivos de girasol, trigo, maíz y soja. Los dos primeros representan más del 60% del valor de la producción agrícola en la provincia. En los últimos años, la superficie sembrada de trigo y girasol tiene tendencia a disminuir en la provincia, mientras que el cultivo de soja muestra un crecimiento sostenido. El maíz ha resultado el cultivo más estable (Corró Molas, A., 2007).

10

Es el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos por una economía en un período determinado. Producto se refiere a valor agregado; interno se refiere a que es la producción dentro de las fronteras de una economía; y bruto se refiere a que no se contabilizan la variación de inventarios ni las depreciaciones o apreciaciones de capital.

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Por otro lado, el sub-sector ganadero, aporta el 8,43% del total de producto bruto provincial y se caracteriza por la cría y engorde de ganado bovino (80%).

Actualmente la provincia de La Pampa presenta dos realidades diferentes, pero ligadas una con otra: • Una zona Oeste pobre, dedicada a la ganadería extensiva, con frágil estructura urbana, con muy baja densidad de población y con problemas sociales derivados de la dificultad de comunicación y acceso a los servicios, en la población rural. • Una zona Este, mejor dotada, con gran capacidad de producción de bienes agropecuarios, con mayores densidades de población rural y centros urbanos, con una óptima conectividad y comunicación y con una red urbana con excelentes servicios que le otorgan los mejores parámetros de calidad de vida del país. En esta zona se localizan los centros más importantes, los servicios sanitarios y educativos de mayor jerarquía y la administración pública y financiera de nivel provincial.

Esta diferencia entre el Este y el Oeste, sumado a las vastas extensiones, han definido una importante desintegración espacial producto de la escasa valorización económica del Oeste pampeano, y de una estructura económica que genera riqueza en pocas ciudades (industria, comercio y servicios) y en una reducida superficie provincial (producción agropecuaria).

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3.1.4. Establecimientos agropecuarios en La Pampa El número de explotaciones agropecuarias (EAP`s)11 en la Provincia de La Pampa ascienden, en el año 2002, a la cantidad de 7.775, con una superficie de 12.735.008 hectáreas y que se concentran en la región noreste de la provincia. En el período intercensal 1988-2002 la cantidad de explotaciones agropecuarias se redujo un 10 %, pasando de 8.631 en 1988 a 7.775 en 2002.

Estos valores evidencian una progresiva disminución de las EAP`s, proceso que tiene mayor incidencia en algunos departamentos de la provincia (Catriló, -26%; Rancul, -24%; Conhelo, -21%; Maracó, -18%).

Es importante destacar que la superficie provincial considerada desde el punto de vista del desarrollo de las actividades agropecuarias, es muy heterogénea en aptitud, de todos modos la información surgida de las estadísticas parciales, evidencia en el período posterior al CNA 2002, un incremento del proceso de concentración de tierras, que afecta las grandes superficies ocupadas históricamente por los “puesteros” en los departamentos del oeste provincial y a los pequeños y medianos productores del este que arriendan sus tierras y migran hacia los centros urbanos más próximos.

La mayor cantidad de explotaciones agropecuarias se encuentra en el departamento de Guatraché, éste posee un total de 744 explotaciones y la escala de extensión predominante es entre 200 y 500 ha. 11

Unidad de organización de la producción, con una superficie no menor a 500 m2, dentro de los límites de una misma provincia, que independientemente del número de parcelas (terrenos no continuos) que la integren: produce bienes agrícolas, pecuarios o forestales destinados al mercado, tiene una dirección que asume la gestión y riesgos de la actividad y utiliza en todas las parcelas que la integran, los mismos medios de producción de uso durable y parte de la misma mano de obra.

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Gráfico Nº 2: Cantidad de EAP`s en la provincia, en los años 1988 y 2002. Variaciones entre los dos períodos

1988 – 8.631 EAP`s

-10 %

2002 – 7.775 EAP`s

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC (CNA`88 y CNA` 02)

Según datos provisorios del Censo Nacional Agropecuario 2008 (CNA'08) actualizados al 26 de octubre de 2009, la provincia de La Pampa habría aumentado el número de explotaciones un 0.3% con respecto al 2002, pasando a tener 7.798 explotaciones.

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Gráfico Nº 3: Superficie total de EAP`s en la provincia, en los años 1988 y 2002. Variaciones entre los dos períodos

2002 – 12.735.009 +2.14%

1988 – 12.462.120 Has.

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC (CNA`88 y CNA` 02)

Se empleó el método gráfico de las curvas de Lorenz para relacionar los porcentajes acumulados del total de superficie de EAP´s con los porcentajes acumulados del número de EAP´s que integran dicha superficie. Si la superficie estuviera distribuida de manera perfectamente equitativa, la curva coincidiría con la línea de 45 grados que pasa por el origen. Si la superficie se distribuyera uniformemente, el 20% de las explotaciones tendría el 20% de la superficie, el 40% de las explotaciones, el 40% de la superficie y así sucesivamente. En este caso, la curva de Lorenz sería una línea recta de 45º, tal como se muestra en el gráfico. A medida que la distribución se vuelve menos uniforme, la curva de Lorenz tiende a desplazarse hacia abajo y hacia la derecha, apartándose de la línea de la distribución equitativa (o línea de equidistribución).

Tanto la curva para el año 1988 como 2002 presentan el sesgo característico de una distribución asimétrica.

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Gráfico Nº 4: Curvas de Lorenz, 1988 y 2002. Variaciones entre los dos períodos

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC, CNA 1988-2002.

Del análisis de esta información y de la observación de las curvas de Lorenz resulta que en 1988 el 56% de las explotaciones más pequeñas tenía sólo el 7.92% del área mientras el 1% de las explotaciones más grandes tenía el 68% del área agropecuaria de la provincia. Para el año 2002 se observa una leve mejora de la distribución que se dio fundamentalmente por la aparición de explotaciones de tamaño mediano (entre 500 y 1500 hectáreas) y el bajo crecimiento de las grandes.

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Gráfico Nº 5: Curvas de Lorenz, comparación La Pampa y país. Año 2002

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC, CNA 2002.

Las explotaciones agropecuarias con superficie comprendida entre 5 y 500 ha han sido las más afectadas, produciendo la desaparición de gran parte de la agricultura familiar, es decir, pequeños productores.

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Gráfico Nº 6: Cantidad de EAP`s en la provincia por escala de extensión, en los años 1988 y 2002. Variaciones entre los dos períodos.

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC (CNA`88 y CNA` 02)

Según datos obtenidos del

Censo Nacional Agropecuario 2002 (INDEC), en la

provincia existen 12.492.737 ha en EAP’s, de las cuales el 20,54% (2.566.609,6 ha) corresponde a superficie implantada, con la siguiente distribución: un 12,74% para las oleaginosas, un 20,8% para los cereales y finalmente un 66,46% utilizan las forrajeras. El departamento de Conhelo es el que tiene la mayor cantidad de ha implantadas en la provincia (el 10,31% del total).

En lo que respecta a la actividad pecuaria provincial, el 90% corresponden a bovinos, especie de mayor relevancia en la provincia. El departamento de Utracán concentra la mayor cantidad provincial de cabezas bovinas y ovinas, mientras que en Caprinos el departamento con mayor presencia es Chicalcó y departamento Capital para los porcinos.

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Tabla Nº 3: Cantidad y superficies de EAP’s por departamento. Superficies implantadas y cantidad de cabezas en ganadería. Año 2002

Departamento

Atreucó Caleu Caleu Capital Catriló Conhelo Curacó Chalileo Chapaleufú Chicalcó Guatraché Hucal Lihuel Calel Limay Mahuida Loventué Maraco Puelén Quemú Quemú Rancul Realicó Toay Trenel Utracán Total

Cantidad EAP`S

439 211 361 277 595 113 186 385 172 742 511 142 105

Sup. total de EAP`S (ha) 373.538 860.069 273.206 243.070 484.809 799.830 672.533 227.111 853.097 407.183 532.522 862.500 746.506

Superficie implantada (ha)

Ganadería (cabezas)

348 284 334 407

1.010.038 237.597 1.087.152 254.251

8.793 27.759 1080 34.666

840 33.066 150 39.659

222.793 235.252 26.110 224.256

14.458 3.759 2.205 7.424

1.185 193 35.514 83

280 1.798 122 1.495

392 482 312 455 448 7701

391.031 253.854 410.120 197.756 1.314.959 12.492.737

44.394 33.689 18.681 29.914 17.629 534.652

49.702 27.429 7.500 14.777 6.087 327.020

234.900 225.453 154.540 156.504 299.142 3.632.684

5.389 5.692 12.841 2.911 25.836 202.428

204 399 761 5 1.005 140.492

642 3.028 629 14.000 774 64.118

cereales

oleaginosas

bovinos

ovinos

caprinos

porcinos

46.803 3.380 55.967 23.275 72.812 0 0 23.297 0 63.431 29.079 0 0

24.936 0 25.151 16.381 35.482 0 0 33.239 0 12.196 424 0 0

238.809 137.937 152.155 195.135 270.791 37.962 54.608 191.102 62.090 179.836 184.937 111.583 36.789

24.471 9.943 16.823 3.377 14.454 876 724 3.861 10.413 11.696 21.090 2.340 1.845

29 178 523 0 1.599 10.702 18.476 0 54.302 24 356 241 14.719

1.047 1.699 17.166 332 12.564 0 0 5.273 0 2.422 836 0 11

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC, CNA 2002.

Del análisis de la variable superficie con vegetación autóctona se destaca la diferencia de 125.590 hectáreas menos de bosques, montes y pasturas. Estos valores se pueden llegar a relacionar con el desplazamiento del ganado vacuno por el avance de la frontera agrícola, dejando libres las tierras, especialmente orientadas a doble cosecha: grano grueso en invierno y grano fino en verano.

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3.1.5. Régimen de tenencia de la tierra

El concepto de tenencia viene de la palabra tener: tenencia de la tierra entonces es la forma como quienes viven en el campo tienen o poseen el factor de producción. Es decir tenencia de la tierra se refiere a las formas de acceso que tienen cada uno de estos. Pero cuando hablamos de tenencia, también nos interesa cómo está distribuida la tierra entre los distintos tenedores, es decir, empresas, grandes productores, familias campesinas, comunidades indígenas y otros pobladores del campo.

Algunas formas son:

a) Propiedad: la situación de tenencia existente cuando se posee un título válido de dominio sobre la tierra o se ejerce la plena posesión.

b) Arrendamiento: se define como el contrato verbal o escrito en virtud del cual se adquiere el uso y goce de la tierra mediante el pago de una determinada cantidad de dinero, siempre que su duración no sea menor de tres años.

c) Aparcería: es el contrato verbal o escrito por el cual se adquiere el uso y goce de la tierra mediante el pago de una proporción o porcentaje de la producción, siempre que su duración no sea menor de tres años.

d) Contrato accidental: aquél por el cual se adquiere el uso y goce de un predio por un tiempo limitado (no más de dos años), acorde con la actividad productiva.

e) Ocupación: se entiende por esto el uso de la tierra con carácter precario, es decir, cuando no existe título ni contrato (escrito o verbal) que avale la tenencia.

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Para el total de la provincia se observa una disminución de la cantidad de hectáreas explotadas por sus propietarios y un aumento de la superficie bajo formas contractuales de tenencia de la tierra, particularmente bajo arrendamiento; la cual aumentó 1.069.806 de hectáreas entre ambos períodos. También, se registró un aumento de la superficie bajo formas combinadas de tenencia, pasando de 2.859.158 ha en 1988 a 3.384.495 ha en 2002.

Gráfico Nº 7: Régimen de tenencia de la tierra. Año 1988 y 2002

Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC (CNA`88 y CNA`02)

Esta situación podría estar reflejando lo siguiente:

a) el hecho que pequeños y medianos propietarios, sin capacidad de capital que exige la producción, ceden la gestión/administración directa de la unidad a otros actores -propietarios agrarios de mayor capacidad económica, contratistas, pooles de siembra, etc., constituyendo de esta forma una EAP de mayor dimensión;

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b) la incorporación a la producción agraria de sectores de fuera del sector, no propietarios de tierras - pool de siembra, fondos de inversión, profesionales y comerciantes urbanos, etc.,- atraídos por la posibilidad de altos niveles de rentabilidad, especialmente los orientados a la exportación. Las formas contractuales señaladas les ofrece la posibilidad de acceder a ese negocio sin la propiedad de la tierra y sin inmovilizar un importante capital en ella, particularmente cuando los precios de la misma han trepado significativamente.

Prácticamente el 63 % de la superficie censada en 2002 está bajo el régimen de propiedad. En tanto en las otras formas se destacan el arrendamiento con el 18 % y la ocupación (con permiso y de hecho) con el 11%, en el ámbito provincial.

Si bien la propiedad privada ofrece estabilidad en términos de capital, esto no es suficiente para consolidar un desarrollo productivo y social de las EAP, especialmente en la pequeña producción familiar. La reducción de éstas evidencia, en principio, el hecho que un número significativo de productores no han podido permanecer en la actividad como productores, abandonando el sector.

El aumento de la superficie bajo arrendamiento (en forma exclusiva o bajo la forma combinada con propiedad) agudiza el proceso de redistribución de la tierra a favor de grandes unidades de explotación; los pequeños propietarios “ceden” la gestión de producción a explotaciones de mayor dimensión.

3.1.6. Población

La población de la Provincia de La Pampa alcanza un total, según el censo del año 2001, de 299.294 habitantes. Este volumen de población representa el 0,8 % del total del país, y el 2,3 % de la Región Pampeana.

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La densidad de población de la provincia de La Pampa según resultados del censo de 2001, es de 2,1 habitantes por km², cifra bastante inferior a la media del país (13 habitante/km²), y sólo superior a Chubut y Santa Cruz.

En la región Oeste, la mayoría de los departamentos cuentan con una densidad de población inferior a 1 habitante/km2, fuertes condicionantes agroecológicos para la actividad agropecuaria, impiden el desarrollo de una actividad económica sustentable que permita el asentamiento humano y evite las migraciones de la población.

Por otra parte, en la región Noreste de la provincia se observan las mayores densidades de población, especialmente en los departamentos Capital y Maracó, en los que se asientan los principales centros urbanos (Santa Rosa y General Pico, respectivamente). Ambos departamentos concentran más del 50% de la población de la provincia.

El 7,11 % del total de la población reside en zonas rurales, porcentaje que se ha reducido desde el año 1991 en 2 puntos porcentuales, debido al éxodo poblacional hacia las grandes ciudades que se ha observado a lo largo de la última década.

Tabla Nº 4: Población según residencia departamental dentro de la provincia (1991-2001)

Total provincia Atreucó Caleu Caleu Capital Catriló Chalileo Chapaleufú Chicalcó Conhelo 12

Urbana 230.038

1991 Rural12* 29.996

Total 260.034

Urbana 277.497

2001 Rural* 21.248

Total 298.745

8.228 1.320

1.575 728

9.803 2.048

9.255 1.600

879 440

10.134 2.040

76.500 4.906 1.270 8.450 533 11.611

1.557 1.283 827 1.498 658 2.477

78.057 6.189 2.097 9.948 1.191 14.088

96.017 5.892 1.896 9.859 463 12.880

921 835 616 867 1.128 1.647

96.938 6.727 2.512 1.726 1.591 14.527

Se considera la población rural dispersa únicamente.

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Curacó Guatraché Hucal Lihuel Calel Limay Mahuida Loventué Maraco Puelén Quemú Quemú Rancul Realicó Toay Trenel Utracán

542 6.486 6.547 153

330 2.932 1.462 441

872 9.418 8.009 594

605 6.810 6.907 174

287 2.496 920 375

892 9.306 7.827 549

240

347

587

207

265

472

6.928 42.623 5.293 7.579

1.161 1.616 1.544 1.130

8.089 44.239 6.837 8.709

7.792 53.261 6.263 8.036

745 1.271 1.493 684

8.537 54.532 7.756 8.720

7.420 2.534 9.954 9.135 1.437 12.402 1.604 14.006 14.363 938 5.585 1.273 6.858 8.188 1.112 3.945 1.529 5.474 4.534 786 11.477 1.490 12.967 13.360 1.106 Fuente: Dirección General Estadísticas y Censos La Pampa

10.572 15.301 9.300 5.320 14.466

La mayor concentración de población rural la encontramos en el departamento Guatraché, zona de emplazamientos de importantes colonias de población rural como la “Comunidad Menonita”, de explotaciones tamberas y mineras (sal) (Iturrioz, G., 2005).

La consideración de la condición “agrupada” y “dispersa” de la población rural permite avanzar en el análisis de las características del empleo rural en La Pampa. Para el período considerado se produjo una disminución de la participación de la población rural dispersa y, consecuentemente, un aumento de la concentrada o agrupada, de alrededor de 5 puntos porcentuales.

Respecto a la disminución de la población rural, en la siguiente tabla puede observarse lo ocurrido entre los años 1991 y 2001:

52

Tabla Nº 5: Evolución de la población rural entre 2001 y 1991

Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda, años 1991 y 2001.

Las principales causas de la disminución de la población rural en la provincia son:

• La necesidad de buscar una mejor calidad de vida lleva a que los pobladores se trasladen del medio rural al urbano (particularmente a los centros más poblados).

• La mayor tecnificación del campo en la región Noreste lleva a que cada vez sean menores las personas ocupadas en esta actividad.

• La población joven tiende a migrar a las ciudades más importantes (Santa Rosa, General Pico, General Acha) en busca de mayores niveles de educación o nuevas oportunidades de trabajo.

• La desvaloración de la actividad ganadera tradicional (caprina y ovina) en el oeste de la provincia y la falta de nuevas alternativas productivas para la región.

En las últimas décadas la mano de obra ocupada en los establecimientos agropecuarios tuvo una marcada disminución.

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Según F. Molinero (1990) el desencadenante de la emigración rural urbana es el cambio tecnológico, pues la introducción de cualquier tipo de maquinaria en el campo produce un excedente de mano de obra. La mecanización rural exige unidades de explotación capaces de amortizar el costo de la maquinaria y, por lo tanto esto se traduce en una ampliación del tamaño de las empresas agropecuarias cuya consecuencia directa es la disminución de la población rural, con el consiguiente efecto de arrastre sobre la población urbana.

Desde el Estado se realizan acciones que buscan revertir la brusca disminución de las pequeñas y medianas empresas. Así por ejemplo, surgieron el Programa Social Agropecuario, Cambio Rural, Pro huerta, etc., pero ninguno de ellos ha logrado hasta el momento cambiar la situación.

En la siguiente tabla se observa que un 81% de la PEA Rural son hombres, el restante 18% son mujeres.

Tabla Nº 6: PEA Rural de La Pampa, según sexo. Año 2002

SEXO

TOTAL

%

Hombre

8.920

81.23%

Mujer

2.061

18.76%

TOTAL

10.981

100%

Fuente: Elaboración propia

Ahora, observando las características de la PEA Rural desde su ocupación, encontramos que un 95% al momento del Censo permanecía ocupado, mientras que un 5% permanecía desocupado.

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Tabla Nº 7: PEA Rural de La Pampa, según condición de actividad. Año 2002

CONDICION

DE

HOMBRE

MUJER

TOTAL

%

8.646

1.788

10.434

95%

274

273

547

5%

ACTIVIDAD Ocupado Desocupado

Fuente: Elaboración propia

Un estudio de Aparicio y Benencia (1999) coincide con otros trabajos recientes, en que los aumentos de producción ocurridos como consecuencia de la fuerte modernización de la agricultura no han incrementado proporcionalmente la población económicamente activa del sector, produciéndose en cambio una mejora en la productividad del trabajo agropecuario.

Con una misma visión sobre un proceso que lleva varias décadas y refiriéndose no sólo a los asalariados sino a todas las categorías ocupacionales del trabajo rural, el profesor H. Giberti afirma: “El campo es fundamentalmente expulsor de población, porque como se tecnifica requiere menos trabajo y por tanto menos población, (…) más o menos en cincuenta años la producción agropecuaria, en cifras muy globales, se duplicó (…) Pero la población activa agropecuaria, la que verdaderamente trabaja en el campo, disminuyó (Giberti H., 2003).

Además, comparando la información del CNA 2002 con la del CNA 1988, se observa una disminución de la cantidad de personas que residen en las EAP. A nivel provincial, en el año 1988 residían en las EAP un total de 21.376 personas y en el 2002 sólo 16.681. En lo que respecta a la cantidad promedio de personas que residen en las EAP, La Pampa se ubica en 3,4, siendo el promedio nacional 4,9 personas.

55

Un dato de alta significación es el que indica que alrededor de 38% de las EAP censadas no se encuentran habitadas, esto podría estar mostrando una de las implicancias del modelo productivo vigente, basado en el avance de la agriculturización (cuyo costo resulta inalcanzable para los pequeños productores en general, así como para una cantidad cada vez mayor de productores medianos) y la búsqueda de un mejor nivel de vida. Muchos de estos productores vendieron, otros están vendiendo sus predios a concentradores de superficies y emigrando a centros de población rural concentrada o a centros urbanos, mientras otros optan por arrendar sus EAP, emigrando como los anteriores.

Tabla Nº 8: Personas que residen en las EAP, por sexo y edad, según relación con el productor. Año 2002

Relación con el productor TOTAL Productor/socio Familiar del productor/socio Trabajador no familiar Otros residentes

Relación con el productor TOTAL Productor/socio Familiar del productor/socio Trabajador no familiar Otros residentes

Hasta 14 1.637 876 12 749

Hasta 14 1.505

Varones 15-39 4064 3.768 4.303 525 1.768 1.205 377 1.811 227

65 y más 941 624 114

2.069 89

Mujeres 15-39 40-64

151 52

793

1.946 74 962

2.049 276 1.102

65 y más 532 148 324

6 70

130 780

150 521

13 47

Relación con el TOTAL productor TOTAL 16.681 Productor/socio 3.415 Familiar del 5.753 productor/socio Trabajador no familiar 4.342 Otros residentes 3.171 Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC, CNA 2002.

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Según los autores Aparicio S. y Benencia R. (1999) “...los cambios en cuanto a modificación de la residencia y composición de la fuerza de trabajo familiar se asocian a modificaciones en la organización productiva de la unidad familiar. Un estudio reciente (Tort & Neiman, 1991) afirma que en las últimas décadas la expansión agrícola con alta tecnología en esta área implicó el paulatino descenso del aporte de trabajo provisto por otros miembros de la familia, especialmente hijos varones. También se redujo los requerimientos de trabajo por unidad de superficie, produciendo así un excedente de horas/hombre para dedicar a otras actividades.

Tabla Nº 9: Edad de la PEA Rural de La Pampa. Año 2002

Grupo de edades Total

0-9

10 a 19

3.601

3.269

20 a

30 a

40 a

50

60 a

70 y

29

39

49

a59

69

más

3.067

2.704

2.741

2.849

1.972

1.157

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC, CNA 2002.

Analizando los totales del cuadro anterior nos muestra que la PEA Rural presenta un 8.81% de adolescentes y un 14.35% de jóvenes. Se concentra la población en los tramos de edades adultas (30 a 59 años) con un 38%.

3.1.7. Composición del empleo rural

El análisis de la composición de la mano de obra agropecuaria según categoría ocupacional revela que los trabajadores asalariados participan con el 47,5 % del empleo del sector en la provincia, los “trabajadores por cuenta propia” (se trata de productores agropecuarios que no contratan trabajadores permanentes) explican un 23,6 %, los familiares un 12,6 % y los empleadores un 16,2 % del total de ocupados en la actividad.

57

Tabla Nº

10: Composición de la población ocupada en la agricultura según categoría

ocupacional. Año 2001 Población total ocupada de 14 y más años

19.217 100 %

Categoría Ocupacional Patrón Trabajador por cuenta propia 9.129 3.119 4.540 47,5 % 16,2 % 23,6 % Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Viviendas, 2001. Obrero o empleado

Trabajador familiar 2.429 12,6 %

Es difícil establecer el número de trabajadores asalariados en el agro de nuestro país. El Censo Nacional de Población (2001) registró medio millón, sin embargo dadas las dificultades de la fuente para captar el trabajo transitorio, se puede conjeturar que esa cifra representa fundamentalmente el trabajo permanente, estimándose en al menos otro medio millón los asalariados transitorios. Tradicionalmente, las ocupaciones en el agro se caracterizaron por la precariedad, siendo la inestabilidad laboral, las malas remuneraciones, el trabajo no registrado, las deficientes condiciones de trabajo y la baja sindicalización sus rasgos distintivos. Estas condiciones se acentúan para el trabajo temporario y eventual, involucrado mayormente en tareas de ganadería en la región pampeana y en tareas de cosecha y de mantenimiento de cultivos intensivos en las denominadas zonas extra pampeanas.

Las actividades agropecuarias se separan crecientemente de la residencia rural y los asalariados del “campo” urbanizan su residencia.

En promedio, el 57,4 % de los asalariados agropecuarios (9.502) de la provincia reside en el área rural. Además, la mano de obra asalariada representa casi la mitad de la PEA agropecuaria en la provincia.

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Tabla Nº 11: Distribución de los asalariados agropecuarios según lugar de residencia. Año 2001 Total de asalariados agropecuarios 9.502 100 %

Asalariados Asalariados agropecuarios agropecuarios sin residencia rural con residencia rural 4.046 5.456 42,6 % 57,4 % Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Tabulados especiales.

3.1.7.1. Empleado permanente Según un estudio realizado por PROINDER13, en La Pampa hay 15.981 trabajadores permanentes, de los cuales 5.417 son no familiares. El resultado de esta estimación nos posibilitó asumir que la mano de obra permanente se redujo en 2.813 personas desde el año 1988, lo que es compatible con la disminución no solo de la población rural dispersa, sino también con la de la rural agrupada. En tanto, los trabajadores permanentes no familiares disminuyeron una mayor proporción que los familiares, 28% y 8% respectivamente.

Tabla Nº 12: Trabajadores permanentes no familiares (TPNF), totales (TPT), cantidad de EAP y promedios (TPNF/EAP TPT/EAP) La Pampa. 2002 TPNF TPT EAP TPNF/EAP TP/EAP LA 5.417 15.981 7775 0.7 2.1 PAMPA Fuente: Elaboración propia en base a datos de PROINDER

En efecto, el promedio de la provincia es 0.7 trabajadores permanentes no familiares por EAP, este número coincide con el promedio nacional. En tanto que, el promedio de trabajadores permanentes totales por EAP es de 2.1.

13

PROINDER: Proyecto de Pequeños Productores de Desarrollo Agropecuario (Tsakoumagkos, 2008)

59

Otro dato es que, el 32% de los establecimientos agropecuarios contratan asalariados permanentes y la mayor cantidad de estos trabajadores se da en los departamentos de Maracó (568), Guatraché (545), Chapaleufú (548), y Capital (541).

Tabla Nº 13: Cantidad de establecimientos que contratan asalariados permanentes. Año 2002 Total de establecimientos

Establecimientos Establecimientos sin con asalariados asalariados permanentes permanentes 7.775 5.296 2.479 100% 68,1 % 31,9 % Fuente: INDEC, Censo Nacional Agropecuario, 2002.

Específicamente sobre los trabajadores asalariados, Aparicio y Benencia señalan que “la demanda de trabajo permanente disminuye mientras que las demandas estacionales acortan sus períodos y requieren un volumen alto de trabajadores. Es decir que se produce un acortamiento del ciclo de ocupación de los trabajadores transitorios”. Este comportamiento sería propio de la actividad agrícola, mientras que la ganadería estaría absorbiendo gran parte del empleo permanente agropecuario. Concluyen los autores citados que la población económicamente activa del sector presenta “(…) mucha más diferenciación interna en cuanto a sus niveles de calificación y salariales, es decir que ha aumentado significativamente la heterogeneidad (…) La diferenciación alcanzó también a los asalariados transitorios: persisten los ‘viejos’ transitorios ligados a cosechas no mecanizadas junto con los ‘nuevos’ transitorios producto de las nuevas tecnologías incorporadas”. A su vez, se constituye un mercado de trabajo con mayoría de trabajadores temporarios precarios (Neiman & Quaranta, 2001).

La forma predominante de remuneración para dichos trabajadores en la provincia es Monto Fijo en Dinero (65%) (compuesto por sueldos, jornales, aportes, contribuciones), le siguen Otras Formas (13%) (pueden ser bonificación según rinde, premio), en tercer lugar

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Monto Fijo en Dinero más Especies (11%) (alimentación, alojamiento) o porcentaje de producción.

También se encuentran aquellos que no reciben remuneración, ya que forman parte de la familia del productor.

Gráfico Nº 8: Formas de remuneración de trabajadores permanentes pampeanos. Año 2002

Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, Censo Nacional Agropecuario, 2002.

En cuanto a la categoría ocupacional de los trabajadores permanentes se distinguen Peones Generales (59%), Encargados/Mayordomos/Capataces (24%) y Operadores de maquinaria, equipos e instalaciones (10%).

61

Gráfico Nº 9: Ocupación de los trabajadores permanentes pampeanos. Año 2002

Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, Censo Nacional Agropecuario, 2002.

La actividad ganadera tiene un leve retroceso en sus stocks y un desplazamiento por la agricultura, sin embargo en términos de trabajo requerido, es una de las pocas actividades que sigue necesitando personal permanente. A los animales hay que controlarlos diariamente durante todo el año y las prácticas de intensificación de la producción (feed-lot, por ejemplo) requieren de tecnologías de manejo y gestión asentadas sobre personal permanente.

En ganadería vacuna para la región pampeana en general y para algunas áreas de la zona extra pampeana, la existencia de una nueva situación signada por el desarrollo de una tendencia modernizadora supone de todas maneras su coexistencia con situaciones de diversidad y heterogeneidad donde es posible encontrar variados matices entre los extremos que representarían la estancia extensiva tradicional y la gran empresa agropecuaria. Una mayor incorporación tecnológica e innovación en las prácticas incluiría mejoras en el manejo,

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introducción de nuevos procesos de engorde y el empleo de alimentación suplementaria (Silva, M. A., 2000).

Con la tecnificación e intensificación de la agricultura, cada vez con mayor rendimiento y el consiguiente atractivo que ello significa para los productores ubicados en la llamada pampa húmeda y subhúmeda, especialmente, se ha producido un corrimiento de la frontera pecuaria hacia el Oeste de la geografía rural del país. En esas dos áreas, predomina hoy la agricultura, en desmedro o simplemente desplazando la ganadería. Y ello ha traído la consecuente disminución y, en parte, desaparición, de los rodeos y de los oficios que les han sido y le son propios, como ser el del puestero14.

“La disminución de la demanda de mano de obra se expresa en el requerimiento de los tiempos operativos de las labores, de 3 horas/ hombre/hectárea para la labranza convencional a 40 minutos/ hombre/hectárea para la siembra directa, lo que representa la exclusión de 4 de cada 5 trabajadores, sin que ello represente una mejor retribución para el personal ocupado. Esto trae como consecuencia un menor tiempo de empleo temporal y menor demanda de empleo permanente” (Botta & Selis, 2003).

La región pampeana (con las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y La Pampa, si bien esta última puede ser considerada claramente como de transición) se ha caracterizado históricamente por una temprana adopción de tecnologías con la finalidad de evitar los altos costos del factor trabajo (salario, cargas sociales, despidos) debido a la escasez de mano de obra. Esta recurrente escasez de mano de obra en la región va a explicar la fuerte y continúa tendencia a la mecanización, o sea a introducir 14

Es la persona que tiene a su cargo la responsabilidad y realización cotidiana de todos los trabajos rutinarios de un sector

determinado de establecimiento. (Aimetta, A. C., 2007)

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fundamentalmente tecnologías ahorradoras de mano de obra, dando lugar al nacimiento de una nueva categoría profesional de trabajadores capacitado para operar con maquinaria.

Los estudios consultados coinciden en que durante los últimos años ha disminuido la demanda total de empleo en el mercado laboral rural y se ha estacionado y diferenciado fuertemente la demanda de mano de obra. Neiman y Quaranta (2001) analizan información sobre el mercado laboral de distintos sistemas productivos agrarios, que muestra que el actual mercado de trabajo rural se caracteriza por una tendencia a ajustar la mano de obra permanente al nivel mínimo requerido en función del ciclo productivo anual.

3.1.7.2. Empleado transitorio

Esta forma de trabajo asalariado, que se asocia generalmente a actividades intensivas, tomó preponderancia en la década del `80, cuando comienzan a aparecer evidencias de su incremento en el país (Aparicio & Benencia, 1999).

En un estudio clásico sobre el tema (Reboratti & Sabalain, 1980) se establecen las condiciones básicas que deben cumplirse para que las migraciones estacionales tengan lugar:

a) un tipo de producción agraria de ritmo estacional a lo largo del año. Esta característica es fundamental, dado que marca las necesidades periódicas de mano de obra;

b) procesos productivos no mecanizados, o por lo menos donde la mecanización no alcance la cosecha, que es en la mayoría de los casos el momento cuando la demanda de trabajo llega al máximo;

c) la perecibilidad del producto, y de un volumen tal que la mano de obra local no pueda cosecharla en un lapso razonable;

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d) una estructura agraria basada en la mediana o gran empresa, donde el factor trabajo no esté subutilizado; caso tomate, el pequeño productor demanda de cosecheros.

e) existencia de áreas geográficas que potencialmente puedan convertirse en emisoras estacionales, con las cuales se establece algún tipo de relación, y

Entonces, se entiende por trabajador rural no permanente o transitorio a aquel que por necesidades cíclicas o estacionales, o por procesos temporales propios de la actividad agropecuaria, es convocado a desarrollar tareas propias de la actividad agraria (agrícolas, pecuarias, forestales, apícola, avícola, etc.), como también las realizadas en ferias y remates de hacienda. Es el caso típico de los trabajadores de cosecha; o de los que realizan actividades tales como siembra, plantación o cultivo de productos agrícolas, poda de plantaciones, recolección y clasificación, acondicionamiento y embalaje de frutos, cosecha de miel, etc. Son asimismo no permanentes aquellos que realizan tareas ocasionales accidentales o supletorias (típico caso del empleado contratado para suplantar a uno enfermo o accidentado).

Por lo general, los lugares de origen de las migraciones estacionales presentan estructuras agrarias que se encuentran en la mayoría de los casos en crisis o alrededor de áreas de subsistencia.

En cambio, los lugares de destino, presentan estructuras agrarias del tipo empresarial, dirigidas a la explotación de bienes primarios para la exportación, ya sea interna o externa.

La diferencia entre ambas estructuras agrarias, emisoras y receptoras, radica en que en las segundas los empresarios poseen una visión clara del mercado laboral, cosa que no

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sucede en las primeras, con lo cual la capacidad de negociación de migrante es muy reducida.

La demanda de mano de obra en el sector agropecuario se ha modificado en los últimos años, al ritmo de los cambios que afectan a la sustitución de cultivos y la organización de las empresas. A medida que se invierte capital en áreas antes marginales (por ejemplo, en la extensión de la frontera agrícola hacia el norte del país), se intensifican y re direccionan los flujos migratorios, como consecuencia, a su vez, de la falta de oportunidades laborales en el lugar de origen de la mano de obra de los trabajadores rurales.

Algunos datos estadísticos establecen que en la provincia, el 35 % de los establecimientos contratan asalariados transitorios, mientras el 65% restante no lo hace.

Tabla Nº 14: Cantidad de establecimientos que contratan asalariados transitorios. Año 2002 Total de establecimientos

Establecimientos Establecimientos sin con asalariados asalariados transitorios transitorios 7.775 5.078 2.697 100% 65,3 % 34,7 % Fuente: INDEC, Censo Nacional Agropecuario, 2002.

La contratación de mano de obra transitoria según el tipo de establecimiento – clasificados en empresarial y familiar15– revela que el 58 % de los jornales corresponden a unidades de tipo empresarial y el 41 % restante corresponde a establecimientos familiares.

Las principales labores agrícolas por las cuales se contrata mano de obra transitoria en la provincia son manejo de ganado, roturación y siembra, mantenimiento de cultivos, cosecha 15

El tipo “empresarial” incluye los establecimientos en los que se emplean asalariados permanentes. El tipo “familiar con transitorios” está representado por explotaciones en las que se utiliza trabajo familiar y mano de obra transitoria, sin importar para esta última la cantidad de jornales efectivamente utilizados.

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de granos, entre otras. En tanto que, el tamaño de EAPS que más personal transitorio contrata son las comprendidas entre 500 y 1000 hectáreas.

Tabla Nº 15: Cantidad y promedio de jornales transitorios según tipo de establecimientos. Año 2002 Establecimientos Establecimientos Total de establecimientos familiares empresariales que contratan transitorios Cantidad Número % Cantidad Número % Cantidad Número de de de jornales jornales Jornales 1.535 66.207 41,2 1.162 94.477 58,8 2.697 160.684 Fuente: INDEC, Censo Nacional Agropecuario, 2002. Tabulados especiales.

Para los trabajadores transitorios la forma de remuneración puede ser fija (número de jornadas) o variable (según productividad/jornal). Según Neiman, “los trabajadores transitorios es el segmento donde se concentra el trabajo en negro". Las jornadas suelen extenderse hasta doce horas diarias y con desventaja también en cuanto a la precariedad material y sanitaria en la que vive durante su estada en los campos.

Según algunos autores (Aparicio & Benencia, 1999), en la región Pampeana se ha registrado el aumento de un nuevo tipo de trabajadores transitorios que están relacionados al crecimiento de los semilleros híbridos. La producción de semillas híbridas, si bien se realiza con una alta inversión en tecnología, requiere para cosecha de importantes contingentes de mano de obra transitoria.

Por otra parte, "la inserción ocupacional del trabajador estacional es el resultado de la acción de múltiples actores que actúan regulando su contratación y organización", señala Neiman. El tradicional enganchador o cuadrillero, aquel que consigue cierto número de trabajadores generalmente no muy alto-, los recluta, los organiza, los traslada y supervisa su desempeño,

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comparte el mercado con las cooperativas de trabajo (en las que teóricamente los trabajadores serían socios) y con las agencias de colocación de personal temporario, que contactan la mano de obra con las empresas y la acercan a los establecimientos, pero no se ocupan de la supervisión de las tareas. Según Neiman, estas variantes de intermediación que surgen por la necesidad de movilizar gran cantidad de personas durante pocos meses y de ajustar cada vez más los costos, fruto de la precariedad laboral, desdibujan la relación salarial puesto que los establecimientos no pagan directamente a los trabajadores, pero tienen que hacerse cargo de evaluar su rendimiento. Así, muchos trabajadores temporarios no quieren blanquearse por el bajo salario real y temporalidad de los trabajos a costa de la continuidad aportes y beneficios.

3.1.8. Trabajadores pluriactivos en La Pampa

En las últimas décadas, numerosos estudios han resaltado la importancia que ha cobrado la “agricultura a tiempo parcial” o también llamada “pluriactividad” entre productores familiares.

Las explotaciones familiares son definidas como pluriactivas cuando el productor y/o algún otro miembro de la familia combinan el trabajo de la explotación con otra ocupación relacionada o no con el sector agrícola, ya sea como asalariado o como cuentapropistas o empleadores (Neiman G. et al, 2002).

Frecuentemente, el origen de la “pluriactividad” apunta al descenso en el costo de oportunidad de las explotaciones a partir de los crecientes costos de la actividad así como la accesibilidad a las fuentes de financiamiento. También, la decisión de adoptar otra actividad puede estar motivada por una estrategia familiar de supervivencia o para persistir con la

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tradición agrícola familiar justificada en términos tanto culturales como económicos (Neiman G. et al, 2002).

En la Provincia de La Pampa existen 8.702 productores o socios que trabajan en explotaciones agropecuarias, de ese total, el 22% trabajan adicionalmente fuera de la misma. Esto incluye la realización de actividades o la prestación de servicios en otras explotaciones, las actividades de procesamiento y comercialización de la producción primaria, otras actividades no agrícolas llevadas a cabo en el propio predio (agroturismo, artesanías) y el empleo externo.

Además, siempre para el conjunto de la provincia y para los productores o socios, es predominante su inserción en actividades fuera del sector agropecuario (1.068 productores sobre 878 que tienen otra ocupación dentro del sector agropecuario). La gran mayoría mantiene esa actividad extra predial durante todo el año.

La categoría ocupacional que sobresale entre los que trabajan fuera y dentro del sector agropecuario es la de “Cuenta Propia”, le siguen los “Trabajadores Asalariados” y por último la categoría “Patrón o Socio”.

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Gráfico Nº 10: Categorías ocupacionales que realizan trabajos extra-prediales. Año 2001

En términos más generales, es posible plantear que la realización de actividades fuera del sector agrario, ya sea en forma permanente o coyuntural, posibilita la adquisición de nuevas competencias, que son aplicables al trabajo “poli-funcional” en la explotación, junto con el acceso a mayores y más variados canales de información.

Esto es consistente con otros trabajos, que indican que el espacio de reproducción del agricultor tradicional puede ser reducido a la localidad, mientras que los pluriactivo mantienen relaciones más diversificadas y más frecuentes con instancias de territorios más amplios ( Craviotti, C., 2001).

Schneider y Conterato (2005) sostienen que la combinación de actividades agrícolas y no agrícolas por parte de las familias rurales ayuda a solucionar los problemas habituales que afectan a las poblaciones rurales tales como la inestabilidad y la estacionalidad de las rentas, la demanda de empleo en el medio rural, la reducción de los flujos migratorios, entre otros.

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En cuanto a la escala de extensión de las EAPS, se nota una clara tendencia a trabajos extra prediales en aquellas de 200 a 500 hectáreas y en los departamentos Guatraché, Hucal, Loventué, Chapaleufú, Quemú Quemú. De esta forma, la extensión de superficie de estas no es suficiente para mantener el nivel de vida.

Figura Nº 6: Distribución provincial extra-prediales. Año 2001

3.1.9. Nivel de instrucción de los productores El nivel de instrucción16 alcanzado por los productores pampeanos es el siguiente: el 42% de los 9.254 productores agropecuarios alcanzaron el nivel de educación primaria completo, el 16.57% completó el nivel de educación secundaria, siendo los porcentajes

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El nivel de instrucción corresponde a los productores que realizan su actividad como personas físicas o sociedades de hecho.

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correspondientes a los que cursaron estudios terciarios/universitarios un 10.55%. Del otro lado, puede considerarse relativamente bajo el porcentaje (2%) de los que no tienen nivel alguno de educación formal.

Tabla Nº 16: Nivel de instrucción de los productores. Año 2001

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CNA`02

El nivel educativo de los productores en relación al tamaño de sus unidades agropecuarias tiene ciertas variantes, de modo que el rango comprendido entre 100 y 1.000 hectáreas posee la mayor cantidad de productores formados y poliactivos, en cualquiera de los niveles de instrucción.

A nivel de distribución provincial, los departamentos que presentan mayor instrucción educativa terciaria/universitaria son, en orden descendente, Quemú-Quemú (77), Toay (76), Realicó (70), Loventué (69), Conhelo (63), Guatraché (63) y Maracó (60). Esto se corresponde con el área más poblada y mayor desarrollo de agricultura.

3.1.9. Educación en el área rural

"La educación rural es la modalidad del sistema educativo de los niveles de educación nacional, primaria y secundaria destinada a garantizar el cumplimiento de la escolaridad obligatoria a través de formas adecuadas a las necesidades y particularidades de la población que habita en zonas rurales" (Artículo N° 49 de la Ley de Educación Nacional).

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La educación en el ámbito rural tiene una serie de características y problemáticas que le son propias. Muchas de las diferencias con respecto al ámbito urbano surgen de la mayor incidencia de la pobreza, la alta proporción de población no escolarizada, la menor tradición escolar y la falta de infraestructura. A estos factores deben sumarse las limitaciones que entraña la dispersión poblacional para lograr una completa cobertura de los niños en edad escolar.

Algunos de los principales motivos por los cuales no se cumple con los días de clase estipulados en las escuelas rurales son los factores climáticos y, asociados a esto, los problemas vinculados con el traslado.

Hay chicos que para llegar a la escuela caminan o recorren kilómetros, otros que tienen que atravesar montes y cuestas, y otros que se acercan desde las cercanías de pueblos y ciudades, donde se desdibuja la frontera entre lo rural y lo urbano. Hay docentes que recorren el interior de las provincias para asegurar que algunos chicos cursen el 8° y 9° grado de la Educación General Básica y así completen los diez años de escolaridad obligatoria. Hay maestros que enseñan en una misma aula a alumnos de diferentes edades, ciclos y niveles.

A estas dificultades se suman la falta de capacitación docente en lo que se refiere a ruralidad y al trabajo en pluri-grados, las deficiencias de infraestructura, tanto precariedad o deterioro de las instalaciones como ausencia de servicios básicos, y la escasez de material didáctico.

Un artículo reciente publicado en el Diario La Arena, con fecha 2 de mayo de 2010, nos muestra la realidad que atraviesan hoy las escuelas rurales. En él se publica el cierre de una escuela rural, ubicada a unos 10 kilómetros de la localidad de Trenel, por falta de matrícula.

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Los factores del cierre de la escuela 189 “Coll” radicaron en que los chacareros de la zona fueron optando por el alquiler de sus propiedades o la contratación de puesteros que manejen las diversas tareas laborales. Pero también existen otros factores externos que influyeron en la clausura, como por ejemplo las malas condiciones de los caminos vecinales que provoco entre otras consecuencias, el dificultoso traslado de las familias. Años atrás tres instituciones académicas debieron ponerle fin a sus actividades: “Luchino”, “Corral” y “Rosini”, todas por falta de alumnos.

Según un relevamiento del Ministerio de Educación de la Nación la tasa de promoción es menor en ámbitos rurales para todos los ciclos y niveles: en el caso de EGB3 el índice apenas supera 66 % -contra un 84,3% a nivel país- y se acerca al 75% en el caso del Polimodal -frente a casi 81% del total nacional-. La tasa de abandono interanual (porcentaje de alumnos que no se matriculan en el año lectivo siguiente) es más alta en las áreas rurales que en el resto del país: alcanza el 11,62 por ciento en EGB1 y EGB2 -contra el 2,27 por ciento a nivel nacional- y el 28,3% en EGB3, frente al 8% del total país.

A nivel provincial, el porcentaje de personas que asisten y que no asisten a la educación es similar.

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Gráfico Nº 11: Población rural dispersa por edad y condición de asistencia escolar. Año 2001.

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda año 2001.

En la provincia el número de establecimientos educativos que se encuentran en el ámbito rural disperso ascienden a 132 unidades, las cuales se distribuyen según niveles educativos: 38 unidades de Educación Inicial, 88 unidades de Educación General, 4 unidades de Educación Polimodal, 2 unidades de Formación Profesional.

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Figura Nº 7: Unidades educativas rurales y localización provincial. Año 2008.

A estas unidades educativas asisten aproximadamente 3.842 estudiantes. En tanto que, el número de docentes dedicados a estas escuelas asciende a 838 aproximadamente.

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Según el Anuario 2008 emitido por el Gobierno de la Provincia de La Pampa, el número de alumnos matriculados en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Pampa aumentó un 38% en el período comprendido desde el 2001 al 2007.

Del total de alumnos matriculados (864), 547 pertenecen a la disciplina Ingeniería Agronómica y el resto (317) a la disciplina Ciencias Agropecuarias.

En el año 2007 en la Facultad de Agronomía egresaron 90 alumnos, lo cual la posiciona en primer lugar por número de egresados, le sigue Ciencias Económicas y Jurídicas con 80 egresados y Ciencias Humanas con 72 egresados.

Tabla Nº 17: Matrícula educativa de La Pampa. Año 2001-2007

Matrícula educativa Facultad 2001

2007

Variación %

624

864

+38

Ciencias Económicas y Jurídicas

2.386

2.395

+3

Ciencias Exactas y Naturales

1.264

1.699

+34

Ciencias Humanas

2.327

2.289

-2

Ciencias Veterinarias

772

986

+27

Ingeniería

704

624

+12

Agronomía

Fuente: Elaboración propia, en base a datos del Anuario 2008 de la provincia de La Pampa.

Una de las características del actual mercado de trabajo rural es el aumento de los requerimientos de capacitación de la mano de obra, tanto en el sentido clásico de calificación

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para el uso de máquinas o tareas de supervisión, como de competencias o habilidades más genéricas que implican polivalencia manual e intelectual y la capacidad de rotar por diferentes tareas (Neiman & Quaranta, 2001).

La fuerte disponibilidad tecnológica en la que ha operado la producción ha tenido un gran impacto en la estructura de la mano de obra, reduciendo la demanda de personal poco calificado y dando lugar al surgimiento de una nueva categoría profesional de trabajadores capacitados para operar con maquinaria (Bocco, 1991). En este contexto, el particular fenómeno del “contratismo”, surge en la región Pampeana, en general, como conexión entre capital, tierra y trabajo (Tort M. , 1983).

La mayor dependencia al nivel tecnológico empuja al productor a requerir asesoramiento técnico para que el sistema funcione adecuadamente, mientras que respecto a los requerimientos de mano de obra se destaca la menor demanda de puestos de trabajo operativos en el manejo de maquinarias y la exigencia de mayores calificaciones para desarrollar las mismas tareas.

En el ámbito rural, hay diferencias entre los modos culturales de los departamentos del oeste y sur y los que se pueden percibir al este. En estos últimos, el este de La Pampa, la forma de uso del suelo se traduce en una actividad agrícola pastoril expresada en chacras y estancias como forma de organización. En ella coexisten propietarios y peones, con un sesgo cultural dado por la migracion europea y expresado tanto en las formas del laboreo rural como en el estilo y complejidad de educación que se brinda en la zona o se requiere fuera de ella, en la práctica religiosa, en la construccion de las viviendas, en la organización del espacio peridoméstico, en la producción de bienes culturales.

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En los departamentos del oeste, con vacios poblacionales ya señalados, son basicamente pobladores rurales descendientes de los aborígenes y criollos portadores de una cultura asociada a la ganaderia extensiva y la cria de caprinos, como actividades de subsistencia. El modo de vida esta muy relacionado a las posibilidades de la zona en cuanto a recursos naturales, posibilidades de conectividad (a los servicios, a los mercados, a la información).

Con respecto a este tema, el pasado 13 de Agosto de 2009, el Ministerio de Educación de La Pampa firmó un convenio de cooperación con el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (RENATRE).

Dicho convenio tiene por objetivo central contribuir a mejorar la calidad de vida de los trabajadores y empleadores rurales, sus familias y el acceso a una educación plena. Mediante el mismo, se diseñarán y desarrollarán acciones conjuntas de gestión, difusión y capacitación vinculadas a la alfabetización, terminalidad e inserción escolar de los trabajadores

rurales.

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IV.- TRABAJO DE CAMPO

4.1. METODOLOGIA

El objetivo del trabajo de campo es analizar la hipótesis planteada al inicio de éste documento:

“Las transformaciones agrarias experimentadas en el sector durante los últimos años afectaron la demanda, la organización y la particularidad de la mano de obra rural”.

Se busca aportar la mayor información acerca de la realidad actual de la problemática del empleo rural.

La metodología empleada para el relevamiento de información está basada en la técnica de encuesta semi-estructurada, de elaboración ad hoc, realizada a productores agropecuarios e informantes calificados a cargo del asesoramiento de explotaciones agropecuarias del este de la Provincia de La Pampa.

El instrumento de investigación se agrega en el Anexo IV. La muestra es de 20 encuestas y se distribuye en los departamentos Capital, Conhelo, Toay, Utracán, Maracó y Catriló; comprende explotaciones de diversas características.

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Figura Nº 8: Zona de realización de encuestas

De esta manera se obtuvo la información primaria para el estudio precitado. Hay que tener en cuenta que los datos recopilados deben estar relacionados y ordenados para obtener conclusiones determinadas y orientadas a un objetivo, de otro modo no tiene ninguna utilidad.

Otras fuentes de información surgieron por el conocimiento directo de empleo de trabajadores rurales, y por avisos publicados en diarios de La Pampa durante el año 2009 y en los meses de enero y febrero de 2010. En base e ello, se entrevistó, al azar telefónicamente, a quienes ofrecieron trabajar en cualquier tarea de campo.

Los datos obtenidos, permiten detectar las principales problemáticas del empleo rural en el sector y se considera que los resultados puedan ser indicativos de la opinión del grupo.

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4.2. VARIABLES ANALIZADAS

En una primera instancia de la encuesta se indagaron aspectos tales como: • Superficie, tenencia y dirección del establecimiento agropecuario • Estructura familiar del productor • Ocupación en actividades extra-prediales del titular y demás miembros de la familia • Migración familiar temporaria y permanente • Contratación de mano de obra • Realización de labores En segunda instancia se indagó acerca de la percepción sobre disponibilidad y características de la mano de obra agropecuaria según el productor: • Escasez de mano de obra para el campo • Capacitación de los empleados • Residencia de personas en los establecimientos • Influencia de la tecnología en la demanda de mano de obra agropecuaria

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4.3. RESULTADOS DEL TRABAJO DE CAMPO

4.3.1. Residencia de personas en los establecimientos

Los encuestados coincidieron en que hay menos personas residiendo en el campo, lo cual notan por las explotaciones abandonadas, las mejoras deterioradas y la frase de un productor sintetiza esa realidad:

“Hoy a los campos lo maneja el candado”

"No hay nada, taperas... Siembran, tienen animales, pero no viven en el campo.” (Productor, Est. LT / Dpto. Catriló)

Es que la falta de oportunidades para desarrollarse en el propio lugar donde nacieron los obliga a migrar del campo a la ciudad. Hay una especie de “disociación” entre el lugar de trabajo y el lugar de residencia, “…es preocupante reconocer que las áreas agrícolas son áreas de trabajo más que áreas para vivir: propietarios y trabajadores parecen encontrar sus sustentos cotidianos en los pueblos y ciudades más cercanas a su lugar de trabajo; la agricultura no ofrece hoy un espacio para “la residencia de la vida” (Cavalcanti & Da Mota, 2003).

Ante la falta de perspectivas en el campo, no sólo peones sino también pequeños y medianos productores rurales han empezado a trasladarse hacia pueblos y ciudades en búsqueda de mejores condiciones de trabajo.

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Figura Nº 9: Entrada de un campo con candado. Sobre Ruta Provincial Nº 5, Departamento Capital, Febrero-2010. Fuente: Foto tomada por los autores.

Los desplazamientos son consecuencia tanto de la existencia de procesos de modernización de las actividades agropecuarias, como de situaciones de graves crisis en el campo.

Los productores agropecuarios advirtieron sobre un “éxodo” de pobladores rurales, que dejan las tareas agrícolas ganaderas por la falta de rentabilidad y por la operatoria de grandes “pooles” que arriendan las tierras con poca demanda de mano de obra.

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Los productores ya no se arriesgan a invertir en hacer producir la tierra que poseen, simplemente la ceden en alquiler, y las familias migran a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida.

4.3.2. Superficie, tenencia y dirección del establecimiento agropecuario

Las explotaciones encuestadas se distribuyen en cuanto a superficie de la siguiente forma:

Gráfico Nº 12: Distribución de superficie de las explotaciones encuestadas (%)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de encuestas realizadas

En cuanto a la actividad productiva principal de las explotaciones encuestadas se destaca ganadero (35%), ganadero-agrícola (25%), agrícola-ganadero (25%), agrícola (10%), otra actividad (5%). Las explotaciones que tienen como actividad principal la agricultura o la actividad mixta (agrícola-ganadero o viceversa) corresponden a explotaciones de mayor superficie, mientras que las pequeñas explotaciones realizan ganadería de cría e invernada.

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La propiedad exclusiva (EAP`s en que el productor, persona física o jurídica, es el propietario de toda la tierra) es el régimen dominante (75%). Pero se evidencian superficies bajo arrendamiento (en forma exclusiva o bajo forma combinada con propiedad, 15% y 10% respectivamente) que agudiza el proceso de redistribución de la tierra en favor de grandes unidades de explotación.

En este sentido, Slutzky (2003) observa que una parte significativa de la superficie incorporada por las grandes explotaciones proviene del alquiler de tierras antes trabajadas por pequeños y medianos productores.

“En los últimos años se vio un movimiento de arrendamientos de pequeñas y medianas propiedades, sin capital de trabajo y muy endeudadas, que abandonaron su condición de productores para transformarse en mini rentistas, como paso previo a su salida del sector.” (Ing. Agrónomo que combina propiedad y arrendamiento)

Un caso particular surgido de las encuesta lo constituye un productor que posee 240 ha y que se dedica a la avicultura en el casco del campo, en un predio de 2 ha, el resto las arrienda a otro productor.

Además, otra característica es que en muchos casos (50%) el dueño del establecimiento no vive allí. Para el caso de las grandes explotaciones los dueños residen en alguna localidad principal de la provincia u otra provincia, mientras que en explotaciones pequeñas el dueño y su familia residen en el pueblo más cercano y este viaja diariamente.

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4.3.3. Estructura familiar del productor

La unidad de análisis es el productor y su familia y la explotación como unidad económica productiva. En la realización de las encuestas, se notó que hay pocas familias que viven en el campo.

González, M. (2005) sostiene que los cambios tecnológicos y organizacionales del agro pampeano hacen bastante difícil encontrar en este ámbito explotaciones familiares que respondan al “tipo ideal”.

Se extrajeron dos testimonios de productores agropecuarios de la Provincia de La Pampa que dan cuenta de la situación de estas familias (Medus, N. B., 2003).

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J.J. y su familia J.J. (51 años) es un pequeño productor que hace usufructo de 135 ha ubicadas aproximadamente a 5 km al oeste de la localidad de Miguel Cané, en el departamento de Quemú Quemú. El predio que ocupa es de su madre viuda y alcanza para sustentarla sola a ella. Él lo trabaja y concurren al campo los fines de semana: “…en la semana me las arreglo con una persona del pueblo que va medio día, que cobra un salario mínimo y al que le permito tener algunos animales pastando…”. Los ingresos para la manutención de su propia familia (cuatro integrantes), provienen de actividades extra prediales, urbanas. “…si no fuera así, con el campo a los caños (sic)…”. “Lo mantenemos por mi madre, ya que es su único ingreso y porque es algo de lo que fue el campo de mis abuelos…”. Sus dos hijas, adolescentes, están terminando el nivel medio de enseñanza. Realiza ganadería vacuna en todos sus pasos (cría, recría y engorde) y vende en forma directa para frigoríficos. Raramente pide asesoramiento, ya que posee título terciario de Técnico Agropecuario y realizó un curso de Tipificado de Semillas: “…aplico mis conocimientos…”. Mantiene contactos con veterinarios del SENASA que le hacen algunas recomendaciones. Después de “…muchos años de pasarla muy mal con el uno a uno, la pesificación nos favoreció y se movilizo algo la mano de obra por eso, cuando necesito, trabajo con contratistas rurales. Yo no tengo maquinaria y ellos son los que pagan los seguros de todo…” No posee electrificación rural y se arregla con un grupo electrógeno. “…tampoco ningún medio de comunicación…” (radio, teléfono…). La casa de la propiedad está muy deteriorada y le gustaría arreglarla, pero le resulta imposible. Para controlar su campo viaja 240 km de ida y vuelta, los fines de semana “…es casi obvio de que no podría ir más seguido…por el precio del gasoil. A veces me acompaña la familia, pero la verdad es que no hay muchas comodidades…”. Finalmente, manifestó que él se siente “…hombre de campo…” a pesar de vivir y trabajar en la ciudad. Volvería a vivir allí, si estuviera en mejores condiciones económicas. Los buenos momentos de su infancia los paso en el campo, con sus padres, y no le gustaría desprenderse de él ya que, además “…es lo único que le

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M.E. y su familia M.E. (66 años) posee su campo de casi 600 ha, ubicado a unos 3 Km de la ex estación Cereales, cerca de la Ruta Provincial Nº 14, casi en el límite de los departamentos Catriló y Atreucó. Es el caso típico del mediano productor agropecuario que reside en su propiedad pero que, en otras épocas tuvo casa en Santa Rosa. A ésta última la vendió para hacer frente a deudas bancarias, antes de perderlo todo. Vive con su esposa y uno (3) de sus cinco hijos trabaja con ellos una vez por semana. No tiene ningún empleado estable. Desarrollan actividad mixta: la ganadería prevalece sobre la agricultura. Orientan gran parte de la producción a la cría y engorde de novillos y, en agricultura, se han diversificado en los últimos años: pasturas, trigo, girasol, maíz y avena para alimento de ganado. En cuanto al equipamiento “…estamos bien…” “…tenemos nuestra propia maquinaria y así nos manejamos mejor que con los consorcios…”. En lo que respecta al rol de la mujer en las medianas explotaciones, se constato que hacen de todo. “Yo, por ejemplo, además de correr el alambrado eléctrico en los potreros, hago el apoyo logístico y psicológico cuando las cosas van mal…” confeso la esposa de M. E. “En algún momento tuve quinta, pero es mucho trabajo. Solo me quedó acelga. Lo que tengo ahora es una vaca lechera, así que me la paso hirviendo leche y haciendo dulce”. Tienen la ventaja de tener electrificación rural, por lo que su calidad de vida es mejor, según creen, a los que no la tienen. Su gran proyecto es “…por lo menos mantener lo que tenemos, porque del campo no nos pensamos ir”.

En general, podemos concluir que la forma familiar de producción está teniendo algunas modificaciones que son resultado de diversos procesos. Por lo tanto, no podemos limitarnos a una idea de forma familiar de producción en la cual todo el grupo doméstico esté asociado al trabajo productivo, porque la misma no nos mostraría las transformaciones hoy día en el trabajo. Cuestiones tales como la pluriactividad e ingresos extra prediales, la difusión de formas contractuales diversas, el “estilo de vida” asociado, por ejemplo, a la sociedad

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moderna, la falta de servicios en el área rural (electrificación, comunicación, sistemas de educación a distancias, etc.) estarían indicando un nuevo concepto de la agricultura familiar.

4.3.4. Ocupación en actividades extra-prediales del titular y demás miembros de la familia

En este apartado se presentan los resultados sobre la cantidad de productores que trabajan fuera de la explotación. Se trata de una aproximación parcial al trabajo extra-predial que realiza la familia del productor y que generan ingresos para el sostenimiento del hogar, los que pueden incluso ser destinados en parte para la sostenibilidad de la explotación.

Es posible una aproximación al tipo de trabajo que realiza afuera por categoría ocupacional (asalariado, cuenta propia y patrón o socio) y si lo realiza dentro o fuera del sector agropecuario.

El 75% de los productores encuestados dijeron tener un trabajo extra predial. Los cuales se distribuyen por categoría de la siguiente forma: un 45% en el sector agropecuario (en el cual trabajan como cuenta propia), un 10% en Comercio, un 10% en el Sector Público, un 5% en el Sector Agroindustrial y un 5% en Servicios (estos tres últimos lo hacen como empleados asalariados).

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Gráfico Nº 13: Trabajo extra predial de los productores por categorías

Fuente: Elaboración propia en base a datos encuestas realizadas

Los familiares que trabajan fuera del predio lo hacen como asalariados permanentes en el caso de los hijos y empleado público provincial o municipal (docencia) en el caso de los cónyuges de los productores.

Esto demuestra las nuevas formas de inserción en la actividad agropecuaria que experimentan un grupo de productores a partir de la combinación de actividades económicas. Las causas de estas situaciones son variadas dependiendo de las condiciones de origen de estos comportamientos -sean sociales, productivas, de localización geográfica, de acceso a recursos, o tecnológicas-.

La crisis de los últimos años que viene afectando a un creciente número de empresas agropecuarias pequeñas y medianas, es un factor que acelera la difusión de esta modalidad como forma de complementar decrecientes ingresos agrícolas por lo cual la agricultura a tiempo parcial se transforma en una medida de la crisis.

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4.3.5. Traslado familiar temporario y permanente

Del total de encuestados, surge que en un 80% de los casos, no hubo migración permanente de familiares en los últimos 5 años. Esta permanencia tiene su origen en que en el 50% de los casos, los productores no viven en el predio con sus familias, si tienen empleados encargados del establecimiento. Y el 20% restante que no tuvieron migración son familias “bien constituidas”, arraigadas al campo y sus tareas.

En el caso de aquellos que si migran (20%) los principales son los hijos por razones de estudio y trabajo, y las esposas por trabajo. Y esto se origina porque, en la mayoría de estos casos, los padres que residen en estos lugares tienen recursos suficientes para mandar a sus hijos a estudiar a la universidad y ellos suelen instalarse en las ciudades y manejar su economía a distancia.

Las migraciones estacionales con el tiempo suelen transformarse en permanentes ya sea por motivos laborales, o educativos y/o familiares.

4.3.6. Laboreo del suelo

Las particularidades propias del proceso de producción agrícola requieren de una serie de labores determinadas y de una coordinación de las mismas para garantizar la optimización de los resultados. Es por ello que en la composición de la fuerza de trabajo hay una valoración de la experiencia y el conocimiento en las diferentes etapas de trabajo.

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Gráfico Nº 14: Realización de tareas por categoría según superficie, menos de 500 ha (izquierda), más de 500 ha (derecha)

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El productor y los familiares directos, asumen la responsabilidad de la organización del proceso productivo en la explotación, interviniendo además -con diferente grado de participación- en las ocupaciones propias del trabajo de campo.

Mientras que las explotaciones más pequeñas y con menor dotación de capital, deben recurrir al mercado de servicios por contrato, especialmente para la pulverización, cosecha y elaboración de rollos, fardos y silos. Como la contratación de servicios suple el trabajo aportado por la explotación debido a que brinda simultáneamente capital y trabajo, hay una menor participación del productor en la realización de esas tareas, observándose claramente en el gráfico precedente.

Las explotaciones que cuentan con menos de 500 ha utilizan en su mayor parte aquellos implementos que tienen en su dotación, que aún cuando resulten obsoletos para los modelos de última generación, son funcionales para la producción, operando bajo la modalidad de labranza mínima.

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Figura Nº 10: Tractor y sembradora utilizada en un establecimiento de 400 ha. Departamento Utracán, Febrero-2010 Fuente: Foto tomada por los autores

Si bien el grado de capitalización es mayor en la categoría de más de 500 ha, no todos los productores cuentan con todo el equipo en maquinarias necesario para llevar adelante el proceso productivo en la superficie operada por ellos. Esta ausencia es suplida por la

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contratación de labores. Entre las labores contratadas más mencionadas se encuentran la sembradora de siembra directa de grano fino, la pulverización y la cosecha.

No solo ofrecen servicios las empresas organizadas para tal fin, sino una gran cantidad de productores quienes una vez finalizado el trabajo en su explotación salen a prestar servicios de labor a las explotaciones vecinas, especialmente en siembra y en menor medida cosecha.

“Al productor chiquito no le conviene invertir, digamos al productor chiquito en realidad no le conviene tener ninguna maquinaria, por el costo que tienen no las amortiza más, entonces contrata”. (Productor R. / Dpto. Utracán)

El mercado del contrato de servicios es una herramienta de estrategia productiva de las explotaciones. Recurren a él no únicamente cuando carecen de la tecnología adecuada, sino ante inconveniencias en el traslado de los implementos cuando los predios trabajados son distantes o simplemente cuando los tiempos apremian.

El trabajo contable descansa predominantemente, en el 95 % de las explotaciones, en la figura del asesor contable, por tratarse de tareas que requieren un conocimiento específico.

“Se puede decir que acá trabaja ¡la familia entera! … En los papeles mi señora, después tengo un hijo que es contador y está trabajando en Córdoba y viene y da un visto bueno, ayuda también.” (Productor H. / Dpto. Conhelo)

En momentos de mayor requerimiento laboral las explotaciones recurren a la presencia y aporte de trabajo de los componentes de la familia, incluso de aquellos que no están

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vinculados de manera directa con ella. Estos espacios de colaboración en pos de un emprendimiento familiar afianzan el vínculo de pertenencia con la explotación.

“Generalmente nosotros nos manejamos sin empleados, siempre se hace el trabajo en la familia digamos… Trabajo físico hacemos los dos, mi papá y yo. Entre los dos nos repartimos.” (Hijo de productor, Est. IB / Dpto. Capital)

La disociación entre el período de producción y los tiempos de trabajo de la actividad agropecuaria, propios de su dependencia con procesos biológicos genera momentos de escaso trabajo y otros de gran requerimiento de mano de obra. Y es precisamente la disposición de aporte de trabajo por parte de la familia la que permite equilibrar esos espacios discontinuos de necesidad laboral.

“Mi esposa y yo vivimos solos acá en el campo, pero cuando hay que arar, sembrar o realizar alguna otra tarea, vienen los hijos y nos ayudan.” (Productor, Est. LM / Dpto. Conhelo)

El trabajo de campo descansa en forma predominante en la fuerza de trabajo masculina, las tareas agrícolas se comparten entre los hombres de la explotación, ya sea el productor, algún miembro de la familia o mano de obra asalariada.

“Mi señora lo que hace es toda la parte no sé si contable, no, porque tenemos contadora, pero si la organización de los papeles..., En la parte administrativa está la mujer... llevan los papeles al pueblo, etc.” (Productor, Est. LC / Dpto. Conhelo)

La participación de las mujeres en tareas específicas de campo se da en momentos de mayor requerimiento laboral, como la época de siembra o cosecha. Contribuyen en tareas de

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apoyo, como hacerse cargo de las cuestiones administrativas, alcanzar las semillas, ayudar a cargar la sembradora, comprar un repuesto, cocinar a los hombres que se encuentran en el campo ejecutando las tareas.

Esta es la participación de la mujer en las tareas agrícolas, pero el cambio de residencia de la familia unido al creciente desarrollo tecnológico hizo que su contribución fuese disminuyendo paulatinamente.

“Cuando se vive en el campo las mujeres crían las gallinas, juntan los huevos, hacen la quinta, atienden los chicos, la casa, no está haciendo la labor en sí del campo…Pero eso se ha perdido.”(Productor, Est. LC / Dpto. Toay)

Según Neiman et al (2002), en el proceso de intensificación agrícola la figura del contratista aparece solucionando, no únicamente las necesidades de capital, sino además la mano de obra que dicho proceso requiere.

Si bien el proceso de modernización en la agricultura vincula cada vez más a la explotación con el medio externo, el comportamiento de los actores no es homogéneo. Por una parte se da una intensa externalización de las tareas a través del mercado de contrato de labores, pero por otra se observa que en momentos económicamente favorables para el sector agrícola, como el período post devaluación, los productores vuelcan sus excedentes en la adquisición de maquinarias que conforman el paquete tecnológico de última generación.

Una gran estancia pampeana ubicada en el Departamento Maracó, dedicada exclusivamente a la agricultura realiza todas sus labores con contratistas. Según Eduardo Baumeister (1980), los factores que determinan la utilización de contratistas por los grandes

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establecimientos pueden agruparse en tres grandes rubros, de acuerdo a cada uno de los factores de producción.

a) Causas relativas al uso del suelo. En los últimos años, los mejores precios de los productos agrícolas y, por otro, una mejora del nivel general de tracción mecánica disponible hizo que la gran explotación aumente la superficie destinada a cultivos.

b) Causas relativas a las inversiones de capital en maquinarias. Hay evidencias para suponer que solo a partir de un número elevado de hectáreas los costos de producción correspondientes a la implantación de los cereales realizada con maquinaria propia son inferiores a las tarifas que por la misma tarea cobran los contratistas.

c) Causas relativas al control del trabajo. En general, la gran explotación agropecuaria posee dificultades para un control efectivo de la mano de obra asalariada, los salarios rurales son bajos en relación al nivel de la productividad de la mano de obra y en comparación con los salarios urbanos. La mano de obra con algún grado de calificación para las modernas tareas agrícolas, como es el caso de tractoristas, conductores de cosechadoras y, en particular, mecánicos, tiende a presentar una oferta limitada.

4.3.7. Contratación de mano de obra

El creciente proceso de tercerización de tareas propio de las condiciones del desarrollo agrícola profundiza las relaciones de intercambio, afectando no solamente a los objetos o instrumentos de trabajo, sino que “…penetran hasta el centro del proceso productivo y comienzan a mercantilizar el proceso de trabajo mismo” (Preda, G., 2005).

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Entonces, el mercado cubre las necesidades de las explotaciones familiares a través del mercado de trabajo asalariado o el de prestación de labores por contrato. Al primero acuden los productores cuando necesitan compensar déficit cíclico o permanente de trabajo familiar, y al segundo cuando la carencia es de capital.

La decisión de contratar asalariados se asocia también a la carencia de mano de obra familiar.

“Tengo gente que me ayuda en el campo y vive ahí para cuidar que nadie se lleve nada a la noche, porque hay herramientas, hay animales y bueno se decide contratar a alguien.” (Productor que no vive en el campo, Est. EE / Dpto. Capital)

El 80% de las explotaciones encuestada contrata mano de obra asalariada, estableciéndose una marcada diferencia entre las categorías de pertenencia. Sólo el 11% de las explotaciones que operan menos de 500 ha recurre al trabajo asalariado permanente y consiste en la toma de una sola persona. La forma de pago para este tipo de trabajadores es mensual.

“Hago todo yo, no tengo empleados, es que es muy chico el campo y además no podría pagarle a un empleado lo que realmente vale su trabajo” (Productor R. / Dpto. Conhelo)

Además, como estrategia de optimización de la mano de obra disponible y disminución de los costos operativos, el productor combina trabajo familiar.

En lo que refiere a asalariados transitorios para esta categoría, el 44% de las explotaciones contrata para tareas agrícolas y ganaderas. Las tareas agrícolas se pagan por ha trabajada y la duración de dicho trabajo es según campaña de siembra, cosecha o temporada

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de realización de las labores, descarga de camiones. En tanto que para tareas ganaderas sobresalen alimentación y arreo de ganado y la forma de pago es por día.

“No contratamos mano de obra temporaria, con la superficie que nosotros tenemos entre nosotros dos casi que nos arreglamos bien.” (Productor, Est. EE / Dpto. Capital)

La cantidad de personas contratadas de manera permanente se distribuye de la siguiente manera: el 62% contrata una sola persona, el 13% contrata dos y otro 13% contrata tres. La contratación se realiza para realizar tareas agrícolas, ganaderas y de mantenimiento en general. La forma de pago es mensual. La dotación tecnológica y la estrategia de anexión de tierra de estas explotaciones conllevan la contratación de trabajo asalariado. Además en el último decenio, los beneficios que aportaron la devaluación y los precios de la soja en el mercado internacional incrementaron los ingresos de las explotaciones más grandes, favoreciendo una composición del trabajo diferente.

“Hace unos seis años atrás en este campo se hacía mucha ganadería, se hacía el ciclo completo prácticamente...Pero de a poco se redujo la existencia de ganado y se paso a ser un campo netamente agrícola, con la soja como principal cultivo...Las labores se hacen todas por medio de contratistas, por lo que no necesitamos personal para agricultura...Si la ganadería tuviera rentabilidad tendríamos 6 o 7 personas más trabajando.”(Encargado de estancia, Est. T / Dpto. Maracó)

Se observa que las figuras del puestero y del peón han desaparecido.

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Figura Nº 11: Puesto sin ocupar ubicado en el acceso a un establecimiento agropecuario, en zona rural distante a 30 km de General Pico. Departamento Maracó, Febrero-2010. Fuente: Foto tomada por los autores.

En general, entre los encuestados se reservan unos pocos puestos de trabajo permanente para aquellos trabajadores que aseguran la realización de las tareas sin especialización o rutinario y se apela al empleo transitorio para oficios intensivos en uso de mano de obra.

“No. Nosotros no tenemos asalariados. El único que ponemos, en esos 15 o 20 días que trillamos la soja nosotros, un muchachito que nos maneje la máquina. (Productor J. / Dpto. Capital)

La contratación de asalariados transitorios en la categoría de más de 500 ha, se da en el 75% de las explotaciones. En general se contratan para tareas agrícolas, en especial en las de

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siembra, fertilización y cosecha; y la forma de pago usualmente es por ha trabajada. También esporádicamente se contratan para tareas generales como ser de construcción.

“Y en épocas claves contratamos dos o tres eventuales. (Productor, Est. RV / Dpto. Conhelo)

“Generalmente no hace falta. Por ahí si hace falta algo como tenemos algunas máquinas que son en sociedad a veces nos ayudamos entre los mismos productores, pero no de pagar a alguien, son ayudas mutuas que por ahí un día necesitas vos, otro día necesita un vecino y así.” (Productor, Est. DA / Dpto. Utracán)

Estrategias como las que menciona el productor entrevistado da cuenta de la heterogeneidad de los actores involucrados en esta producción.

Pedro, de 41 años, se ofrece para realizar trabajos en el campo, él trabajaba en un establecimiento de 400 ha ubicado en las cercanías del Paraje La Araña, relata que “me quedé sin trabajo hace 15 días”, las razones “el hijo del dueño se hizo cargo del campo y por lo visto no necesitaba otra persona, el solo se arregla”. Pedro hacía tres años que trabajaba allí y desempeñaba tareas generales y especializadas, como arar, recorrer el ganado, etc.

En cuanto a la contratación de asesoramiento profesional, el más requerido por las explotaciones agropecuarias independientemente de la categoría de pertenencia, es el del asesor contable, como se explicitó anteriormente. La liquidación de impuestos, la realización de balances, el asesoramiento previo a la toma de créditos, entre otras, son las tareas más demandadas y necesarias en la gestión de la explotación.

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Asimismo, aquellas explotaciones que desarrollan actividades ganaderas recurren a la contratación de asesoramiento veterinario, especialmente en temas vinculados a la sanidad animal. Con menor significación, y en general en grandes explotaciones, se recurre a la contratación de asesores externos –especialmente Ingenieros Agrónomos o Médicos Veterinarios- para que compartan junto al productor la supervisión de las tareas.

4.3.8. Escasez de mano de obra para el campo

En general, los productores encuestados coincidieron en que tienen dificultades para conseguir personal que realice tareas en el campo o que viva en él. Algunas opiniones de los productores nos permiten visualizar las razones:

“En general cuesta conseguir gente idónea, con conocimientos y con ganas de trabajar...Cuando lo mandas a recorrer el campo, van y miran un poco, pero no se fijan si el eléctrico tiene corriente, si hay algún palo caído, o le das una máquina y te la rompen, entonces muchas veces no contratas a nadie y las cosas las hace uno mismo.”(Productor, Est. HL / Dpto. Toay)

“Cuesta conseguir personal de confianza.” (Productor, Est. LA / Dpto. Toay)

“Muchos no están de acuerdo con la remuneración recibida, y es cierto, si yo tuviera que pagar lo que realmente vale su trabajo no podría, el manejo del campo es para una persona responsable sobre todo.” (Productor, Est. LC / Dpto. Toay)

“Las personas no quieren venir al campo... lo mismo que ganan en el campo lo pagan en el pueblo o la ciudad. Miré, yo con 21 años de antigüedad, gano $1800, le parece que con eso yo puedo mantener una familia, es difícil...Es más, cuando los dueños de los campos se

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vieron favorecidos con la devaluación, el 3 a 1, no conozco a nadie que le haya dado un aumento de sueldo a sus empleados por ese beneficio...Yo estoy acá porque me gusta el campo, pero si fuera por el salario ya me hubiera ido.”17 (Empleado, Est. LT / Dpto. Catriló)

“También yo creo que influye mucho las condiciones de vida del trabajador de campo, por lo general la vivienda no está en buen estado, el acceso a la educación para los hijos es complicado, etc., todo esto influye en la radicación en el campo.” (Encargado de campo, P. / Dpto. Maracó)

De estas opiniones citadas y del total de los encuestados, se puede decir que existe un incremento de la precariedad laboral rural y entre las causas -más citadas- que contribuyen a ello se pueden mencionar: 1) la discontinuidad del trabajo. Así pues, el trabajo transitorio implica períodos de desempleo o subempleo, 2) el escaso monto de los ingresos percibidos, 3) las deficientes condiciones de la cobertura social y de los aportes previsionales de una gran proporción de los trabajadores rurales, 4) las características precarias de los lugares de alojamiento en las áreas de trabajo temporario, 5) la aparición del “empleo en negro”, es decir, el trabajo no registrado.

Cada vez más las tareas vinculadas a las actividades productivas agropecuarias tienen mayor vinculación con los centros urbanos. Si tenemos en cuenta que los individuos se adaptan a las nuevas situaciones que se generan en el ámbito donde eligen vivir y relacionarse con otros, los productores y sus familias, inmersos cada vez más en culturas y demandas de una sociedad moderna, van modificando su relación con el campo, no sólo con las tareas de

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La devaluación creó un tipo de cambio mucho más alto, que si bien generó un aumento de precios en muchos productos e insumos, afectando a la población en general, por otro lado ayudó a mejorar sustancialmente la rentabilidad de la producción de bienes de exportación.

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producción sino también con aquellas vinculadas a la unidad doméstica, como la cría de animales de granja o la realización de huertas para el consumo propio. Y los hijos del productor no tendrán el seguimiento cercano de las tareas de campo, ni tampoco la transmisión del conocimiento junto al padre, como lo hizo este con sus antecesores.

Esta preocupación es manifestada por un asesor de la siguiente manera:

“La generación que hoy conduce entre 40 y 50 años se ensució las manos con grasa para ayudar a engrasar un arado desde los 10 años. En cambio al que se incorpora hoy con 18 o 19 años y tuvo toda su adolescencia viviendo en la ciudad no tiene ese conocimiento…que en algunas cosas sigue siendo todavía útil; el mantenimiento de una herramienta sigue siendo muy útil, cuándo poner un cereal en un silo sigue siendo útil, cómo interpretar los cambios del tiempo para decidir realizar o no una tarea sigue siendo muy útil, y bueno hay muchachos que no lo tienen.” (Ing. Agrónomo-Asesor, Est. LC / Dpto. Capital)

4.3.9. Capacitación de los empleados

Los productores encuestados consideran que, ante la aparición cada vez más acelerada de adelantos tecnológicos, la capacitación se ha convertido en una herramienta importante para el crecimiento sostenido de las empresas. Aunque algunos productores de pocas hectáreas, dijeron no necesitar personal especializado.

“Nosotros tenemos pocas ha, no necesitamos personas capacitadas, si nos arreglamos con lo que sabemos de la experiencia de vida.” (Productor R. / Dpto. Conhelo)

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Pero, es importante que no sólo se capaciten los productores sino que también lo hagan los empleados, quienes son, en última instancia, los encargados de ejecutar las tareas en el campo.

Al pasar el tiempo los contextos se van modificando y las tramas sociales, culturales y económicas van transformando las perspectivas y estilos de vida de las familias rurales. Si bien la transmisión de saberes a la nueva generación no tiene la representación simbólica de la adquirida por sus antecesores, la vinculación con nuevas tecnologías de manejo y gestión suplen la información que ellos requieran.

La sociabilidad de la vida urbana y las interacciones que el propio medio genera, entre las que se cuentan las relaciones técnicas y comerciales, son las que les van a proporcionar las herramientas necesarias para el manejo de la explotación. De esta forma, las cooperativas, los asesores técnicos, los agentes de comercialización y demás actores son quienes van a propiciar a la nueva generación determinados saberes.

La mecanización agraria dio lugar a una disminución de los requerimientos de empleo de trabajadores manuales y una creciente demanda de trabajadores capacitados en conocimientos informáticos para el manejo de maquinaria agrícola.

"Faltan maquinistas para cosechadoras, personas para realizar las aplicaciones terrestres de agroquímicos y técnicos para el control de plagas.” (Ing. Agrónomo productor, Est. LG / Dpto. Toay)

La formación del trabajador rural permite, además, generar un mayor vínculo entre las personas y su entorno laboral y una "realización individual" como seres humanos. Muchos de

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estos trabajadores no tuvieron la suerte de completar sus estudios. Hoy se están dando cuenta de la importancia que tiene capacitarse y de que sus hijos también puedan hacerlo.

Los niños y jóvenes que viven en zonas rurales necesitan capacitarse en el trabajo del campo. La escuela agropecuaria es una herramienta fundamental para lograr que sean futuros profesionales y trabajadores capacitados.

4.3.10. Influencia de la tecnología en la demanda de mano de obra agropecuaria

Las transformaciones registradas en el modelo tecnológico desde el inicio del proceso de modernización hasta la actualidad, han generado una reducción importante en la mano de obra empleada en las actividades propiamente agrícolas. El reemplazo de tareas manuales por tecnología mecánica o química, deriva en una disminución de los requerimientos de empleo, mayor especialización de las tareas demandadas y disminución del tiempo de trabajo de las mismas.

Figura Nº 12: Equipo de siembra directa con control computarizado. Departamento Conhelo, Septiembre-2009 Fuente: Foto tomada por los autores

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Por otra parte, no sólo se redujo la demanda global de mano de obra para los cultivos, sino que disminuyó en forma notable la duración de cada una de las etapas de su producción.

“Antes se juntaban los fardos, ahora se ha tecnificado todo y todo ese tipo de mano de obra quedó al margen. Las máquinas cada vez más grandes, las cosechadoras más potentes y demás que trillan... en una semana te terminan la soja.” (Encargado de campo, Est. T / Dpto. Maracó)

En los cultivos se registran grandes aumentos de productividad del trabajo, por la reducción de horas/hombre requeridas por hectárea.

“…en el campo hoy se utiliza muy poca gente. Porque hoy un tractor y una sembradora y un equipo de pulverizar y ya trabajó el campo, antes había que tener gente que sacaba los yuyos, o gente que a lo mejor se utilizaba para arar, otros trabajos que eran lerdos; ... y la gente que se utiliza en el campo no es como antes que Ud. iba en el sindicato y sacaba cualquiera, hoy ya no. Hoy ya tiene que tener un cierto grado de conocimiento porque no se puede mandar a una máquina que viene computarizada, o un tractor o un equipo de pulverizar, que ya vienen con esos equipos satelital, que no hay que hacer banderillero, nada, a alguien que ya no tenga un poco de conocimiento.” (Productor, Est. HL / Dpto. Toay)

La intensa reestructuración de las actividades agrícolas no solo genera reducción en el trabajo sino que además contribuye a la modificación del lugar de trabajo y de los trabajadores en la organización y gestión de los establecimientos rurales (Cavalcanti & Da Mota, 2003)

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Es importante resaltar que en las encuestas realizadas a productores de mediana y más avanzada edad hay una importante valoración al cambio tecnológico, como factor de alivio del otrora trabajo físico que requerían las tareas de campo.

“Los años van pasando y si uno no se tecnifica sacando un poco el esfuerzo corporal, no se llega, no se puede. Antes cargábamos, llenábamos los tachos, los subíamos a la máquina y era un desgaste físico tremendo.” (Productor, Est. LC / Dpto. Conhelo)

Para los productores el progreso técnico en la agricultura tiene un doble significado, por una parte se asocia a la disminución en la cantidad de trabajo requerido, y por otra, a una mejora en la calidad del trabajo necesario en las tareas productivas.

“Por ej. el tema de curar la semilla, nosotros siempre fuimos de inocular. Ahora más que antes. ¿Qué hacíamos? Buscábamos un muchacho que nos diera una mano, curábamos la semilla, la embolsábamos de nuevo, ellas se encargaba de llevarla para la máquina y nosotros éramos dos curando la semilla. Ahora todo eso lo eliminamos, compramos el chimanguito automático, entonces para cargar la semilla directamente del acopladito, ahí nomás a medida que va subiendo ya descarga directamente la máquina y ya va curada, inoculada.” (Productor H. / Dpto. Conhelo)

Las modificaciones en el sistema de implantación y conducción de los cultivos que se introduce con la generalización de la siembra directa y el posterior surgimiento de la semilla transgénica resistente al glifosato, originó una simplificación de las tareas con la consecuente disminución en la demanda de mano de obra.

Esta intensificación de la agriculturización, no sólo afectó a las unidades productivas agropecuarias sino también a las comunidades rurales. Ya que desaparecen los oficios

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vinculadas al mantenimiento de maquinarias (mecánicos, soldadores, torneros) y todo el sistema que implicaba un tipo de producción que combinaba agricultura con ganadería (Preda, G., 2005) La tecnología es quien cumple un papel relevante en la transformación de las relaciones laborales.

Figura Nº 13: Camino interno de un establecimiento netamente agrícola, sin mejora perimetral. Departamento Maracó, Febrero-2010. Fuente: Foto tomada por los autores.

En efecto, el avance de la agricultura desplazó a la ganadería, alterando las rotaciones tradicionales. En algunos campos, los alambrados e instalaciones ganaderas, desaparecen dando lugar a campos sin límites dedicados a los cultivos.

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Figura Nº 14: Bebederos para ganado rodeado de cultivo de soja. Departamento Maracó, Febrero-2010. Fuente: Foto tomada por los autores

La forma en la que se utiliza la tecnología es uno de los principales factores que influyen en el modelo de organización del trabajo y en la estructura de cualificaciones existentes en la empresa. La incorporación de nuevos procesos, materiales y técnicas de producción incide de forma significativa en el tipo de relaciones que se establecen entre la empresa como organización, la persona y el puesto de trabajo.

Canitrot y Sebess (1974) plantean las particularidades del comportamiento del empleo agropecuario en la Argentina, y concluyen que “... es un sector donde el volumen de empleo en cada momento se determina de acuerdo al monto de su producción, su composición y el nivel tecnológico del proceso productivo...”

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CONCLUSIONES

Hemos visto en páginas anteriores las características de la estructura social agraria, a partir de uno de sus componentes: los trabajadores rurales. Su composición y características permiten la percepción de algunos fenómenos en la ruralidad argentina de este tiempo.

Observando directamente el efecto sobre el "mundo del trabajo rural", las recientes transformaciones producidas en el agro por la modernización de los procesos de producción, la expansión de los complejos agroindustriales y la creciente urbanización de la fuerza de trabajo, han confluido en un cambio en las características del empleo rural.

Ese proceso de transformación de la estructura agraria junto con el proceso de mecanización que comenzó a partir de la década del cincuenta y la introducción de cambios tecnológicos (herbicidas, plaguicidas, etc.) provocaron una disminución de la población rural ocupada en el sector agropecuario acompañada con un incremento de la superficie sembrada.

Así, la mecanización agraria dio lugar a una disminución de los requerimientos de empleo de trabajadores manuales y una creciente demanda de trabajadores capacitados para el manejo de maquinaria agrícola. Por otra parte, no sólo se redujo la demanda global de mano de obra para los cultivos, sino que disminuyó en forma notable la duración de cada una de las etapas de su producción.

Bajo el modelo de modernización agraria, los sistemas productivos y las estructuras agrarias se transformaron. Los precios de los commodities y la mejora en la competitividad crecieron al ritmo vertiginoso de la tecnología y los campos se reorganizaron en explotaciones

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cada vez más grandes, buscando una mayor escala que le permita mejorar la rentabilidad. Los pequeños y medianos productores, sin capacidad para adaptarse en este proceso de modernización tuvieron que emigrar a áreas urbanas o bien mantenerse en condiciones sociales y económicas de marginalidad.

Además, produjo una transferencia de población del sector agropecuario a los sectores secundario y terciario y junto con el proceso de urbanización influyeron sobre el tamaño, composición por sexo y edad, distribución geográfica y estructura ocupacional de la población rural en el ámbito provincial.

Además, el incremento de la superficie sembrada incluyó nuevas tierras a la actividad agrícola, desplazando a la ganadería hacia otros sectores.

Comprender y analizar las características principales del mundo del trabajo en el agro pampeano han sido ideas principales del trabajo hasta aquí presentado.

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ANEXOS ANEXO I. Tabla de población rural en las diferentes provincias discriminadas por sexo y por rural dispersa y agrupada según Censo Nacional de Población 2001.

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ANEXO II. Tabla de población rural en las diferentes provincias discriminadas en el año 1991 y 2001.

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ANEXO III. Descripción de las micro- regiones pampeanas.

Micro-región 1 Esta micro-región se ubica al Norte de la Provincia; está integrada por los ejidos municipales de Rancul, Quetrequén, Maisonave, Parera, Ingeniero Luiggi, Realicó, Adolfo Van Praet, Falucho y Embajador Martini. La población del área es de 20.350 habitantes; el 70,7% es urbano y el 29,3% es rural. Desde el punto de vista productivo ésta micro-región es principalmente agropecuario. Con respecto a la producción primaria la ganadería va predominando sobre la agricultura de Este a Oeste. La ganadería es de ciclo completo o cría y recría de ganado vacuno. La agricultura es de cereales (trigo y avena) y oleaginosas (soja y girasol). La estructura agraria es eminentemente familiar, predominando las explotaciones de 200 a 500 has (esta categoría ocupa la mayor cantidad de hectáreas y la mayor cantidad de productores). Micro-región 2

Ésta micro-región ocupa el ángulo Noreste de la Provincia; está integrada por los ejidos municipales de Coronel Hilario Lagos, Sarah, Bernardo Larroudé, Ceballos, Intendente Alvear, Alta Italia, Vértiz, General Pico, Speluzzi, Trenel, Metileo, Agustoni, Dorila, Monte Nievas, Quemú-Quemú, Villa Mirasol, Miguel Cané y Colonia Barón. Su población total es de 79.773 habitantes; es la segunda micro-región por su concentración demográfica: el 26,7 % de la población total de la Provincia, con un alto grado de urbanización (85,8 % de población urbana y 14,2% rural) y con un índice de masculinidad de 98,7, es decir con un leve predominio de población femenina. Esta micro-región presenta las mejores condiciones naturales para la producción primaria; sin embargo, además del desarrollo de la agricultura y la ganadería esta micro-región se ha caracterizado históricamente por contar con empresas metalmecánicas, algunas de importancia nacional, en la ciudad de General Pico. A estas actividades se suman numerosos servicios comerciales, profesionales y educativos que le brindan a la micro-región una elevada calidad de vida y capacidad de competitividad con respecto a otras áreas del país. Con respecto al sector primario, la estructura agraria muestra una fuerte presencia de pequeños y medianos productores agropecuarios que poseen entre 50 y 100 has. y entre 100 y 500 has., respectivamente. Los cultivos estivales más importantes son

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el sorgo, maíz, girasol, soja y mijo; los invernales son: centeno, trigo, avena y cebada que se utilizan generalmente para pastoreo directo o para obtener reservas de forraje (rollos). La ganadería está orientada al ganado bovino de ciclo completo y en algunas zonas (Municipio de Larroudé), a la producción de leche. Micro-región 3

La micro-región 3 se localiza en el Centro-Norte de la Provincia limitando al Oeste con la Provincia de San Luis y hacia el Este con la Micro-región 2. Se compone con los ejidos municipales de La Maruja, Pichi Huinca, Caleufú, Arata, Eduardo Castex, Conhelo y Rucanelo. La estructura agraria manifiesta claramente la presencia de sistemas agropecuarios familiares donde predominan las explotaciones que poseen entre 200 y 500 has. Sin embargo la mayor superficie productiva de la micro-región corresponde a las explotaciones que poseen entre 1000 y 2500 has. Esto manifiesta el cambio en la estructura agraria y en la unidad económica de las explotaciones agropecuarias, pues a medida que se avanza hacia el Oeste, las condiciones productivas son inferiores y por lo tanto la unidad económica debe ser mayor. En función de las características naturales, las actividades predominantes son la ganadería bovina de cría y también de engorde, la agricultura de cereales y la explotación forestal hacia el oeste de la micro-región. Micro-región 4

La micro-región 4 está ubicada en el ángulo Noroeste de la Provincia e integrada por los ejidos municipales de Santa Isabel, Algarrobo del Águila, La Humada y Puelén. Es la más extensa de las micro-regiones provinciales, aproximadamente 38.019 km2, y la menos poblada: 4.908 habitantes (1,8 % provincial), lo que implica una baja densidad de población, 0,1 hab/km2. Las condiciones agroecológicas de la micro-región determinan una economía basada en la producción extensiva de ganado bovino de baja productividad que se alterna con una economía de subsistencia de ganado caprino. Las actividades productivas requieren por lo tanto mayores superficies, lo cual se traduce claramente en el tamaño de las explotaciones agropecuarias. La mayor superficie de campo de la micro-región corresponde a productores que poseen explotaciones entre 1.000 y 5.000 has., en tanto que las dedicadas a la producción bovina y caprina de subsistencia son menores a 1.000 has.

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Micro-región 5

Ésta micro-región se localiza en el Centro-Norte de la Provincia, entre las Microregiones 3, 4, 6 y 8, en el límite con la Provincia de San Luis. Está integrada por los ejidos municipales de Luan Toro, Loventué, Victorica, Telén y Carro Quemado. Se caracteriza por la actividad ganadera, sustancialmente ganadería bovina de cría, como práctica única y exclusiva de larga tradición, ya que en Luan Toro finaliza el manejo mixto del campo. Este hecho ha colocado a la micro-región como centro ganadero de excelencia a nivel no sólo provincial, sino extra provincial, con un movimiento importante de cabezas de ganado en sus remates y ferias. La estructura agraria que sostiene esta actividad se caracteriza por la presencia de numerosos productores agropecuarios familiares que poseen entre 1.000 y 2.500 has. Existen también explotaciones pequeñas, en el estrato de explotaciones de 50 a 100 has. que se localizan generalmente en la periferia de las localidades. La presencia de grandes estancias ganaderas es característica en la micro-región, contabilizándose 100 explotaciones de más de 2.500 has. Micro-región 6

Ésta micro-región se localiza en el Centro–Este de la Provincia y está integrada por los ejidos municipales de Santa Rosa, Toay, Winifreda, Mauricio Mayer, Ataliva Roca y Anguil. Las características más sobresalientes de esta micro-región son: por un lado, la localización de la capital provincial, Santa Rosa (94.365 hab.) y por otro lado, el mayor volumen de población (alcanza los 110.055 habitantes, es decir el 36,8 % del total provincial). Santa Rosa, junto a su localidad vecina Toay (8.075 hab.), conforman un conglomerado urbano de decisiva trascendencia en el contexto provincial. La micro-región posee además, un muy alto grado de urbanización (95,1 % de población urbana) y un predominio de población femenina (95,8 hombres por cada 100 mujeres). Con respecto al sector primario,), apicultura y, recientemente, algunas actividades innovadoras como producción de ciervos, conejos, cerdos, etc. La estructura agraria muestra un predominio de explotaciones familiares que poseen entre 200 y 500 has., sin embargo la mayor cantidad de superficie productiva está ocupada por explotaciones que tienen entre 1.000 y 2.500 has. orientadas principalmente a la ganadería vacuna.

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Micro-región 7

Ésta micro-región se ubica en el borde Este de la Provincia, recorrida de Norte a Sur por la Ruta Provincial N°1, con excelentes condiciones de accesibilidad (Rutas Nacionales N°35 y N°5, Ruta Provincial N° 14). Está integrada por los ejidos municipales de Relmo, Catriló, Uriburu, Lonquimay, Miguel Riglos, Tomás M. Anchorena, Doblas, Macachín y Rolón. La población total es de 17.019 habitantes, el 5,7 % de la población total de la Provincia, con un leve predominio de población urbana (58,9 %). La agricultura y la ganadería son las principales actividades primarias junto con la explotación de sal. La agricultura está directamente orientada al cultivo del trigo y en años recientes a oleaginosas. La ganadería es de ciclo completo o, en algunas áreas más marginales, está orientada a la cría solamente. En la estructura agraria de la micro-región predominan (tanto en superficie ocupada como en cantidad de empresas agropecuarias) las explotaciones entre 200 y 500 has y en segundo lugar se ubican las explotaciones entre 500 a 1.000 has. Micro-región 8

Ésta micro-región se localiza en el Centro–Sur de la Provincia, integrada por los ejidos municipales de General Acha, Quehué, Cuchillo Có, Limay Mahuida, La Reforma, Chacharramendi y Puelches. La micro-región se organiza alrededor de la ciudad de General Acha, importante núcleo poblacional e industrial y tercer centro urbano de la Provincia. La población total del área es de 14.655 habitantes, el 4,9 % de la población total de la Provincia con predominio de población urbana (80,7 %) y una mayor presencia de hombres sobre las mujeres. La localidad de General Acha concentra 11.830 habitantes, recibiendo permanentes aportes de población de las áreas rurales de la micro-región. Las demás son pequeñas localidades rurales: Quehué, Puelches, Chacharramendi, Cuchillo-Có, de no más de 500 habitantes. Las características climáticas, ecológicas y edafológicas de la micro-región permiten un práctica mixta de cultivos (trigo) y ganadería bovina en el Este. En el resto del territorio, se desarrolla la ganadería extensiva de baja productividad como única actividad económica. La estructura agraria refleja esta condición extensiva: la mayor parte de las explotaciones poseen entre 1.000 y 2.500 has.; sin embargo la mayor cantidad de superficie de la micro-región está ocupada por explotaciones que tienen más de 2.500 has. Esto muestra la

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necesidad de contar con grandes superficies para poder desarrollar una actividad ganadera extensiva rentable. Micro-región 9

Ésta micro-región se localiza en el sector Sudeste de la Provincia bajo una fuerte influencia funcional de la ciudad de Bahía Blanca. Comprende los ejidos municipales de Abramo, Bernasconi, General San Martín, Jacinto Arauz, Colonia Santa María, Alpachiri, General Campos, Perú, Guatraché, Colonia Santa Teresa y Unanue. La población es de 17.620 habitantes, el 5,9 % de la población total de la Provincia, con predominio de población rural (50,8 %) y de población masculina (105,2 hombres por cada 100 mujeres). Posee un claro perfil agrícola–ganadero y minero. La ganadería es de cría o de ciclo completo, en tanto que el trigo es el principal cultivo, arraigado desde principios de siglo. La minería tiene también un importante desarrollo a través de la explotación de diversas salinas. La estructura agraria es compleja, la mayor parte de los productores (1.100) poseen explotaciones que tienen entre 50 y 100 has, otra gran cantidad de productores (960) posee explotaciones que tienen entre 200 y 500 has. Sin embargo, la mayor cantidad de superficie productiva se reparte en explotaciones que tienen entre 1.000 y 2.500 has. que corresponden a sólo 234 productores. Esto manifiesta una diferenciación muy importante en la estructura agraria de la micro-región: por un lado, muchos productores familiares con muy pocas has. cuyo origen se remonta a colonos de principios de siglo, y por otro lado, grandes explotaciones agropecuarias orientadas a la ganadería y los cultivos. Micro-región 10

Ésta micro-región comprende toda la franja sur de la Provincia, sobre la ribera norte del río Colorado, y la integran los ejidos municipales de Colonia 25 de Mayo, Gobernador Duval y La Adela. La población de la micro-región es de 9.301 habitantes, el 3,1 % de la población total de la Provincia, con predominio de población urbana (64 %) y masculina. Varias actividades primarias se desarrollan en la micro-región: la producción intensiva bajo riego (horticultura, fruticultura, forestación y vid), la producción ganadera extensiva en áreas que no son de influencia directa del río, la explotación hidrocarburífera de gas y petróleo en el extremo oeste de la micro-región y la explotación minera (bentonita, diatomita y yeso). La

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estructura agraria responde a las condiciones productivas: por un lado, existe una gran cantidad de productores que tienen menos de 25 has. (corresponde a las zonas de riego de Colonia 25 de Mayo), en tanto existen, por otro lado, una gran cantidad de productores que poseen entre 1000 y 5000 has. y que están directamente orientados a la ganadería bovina extensiva.

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ANEXO IV. Modelo de encuesta.

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