Falsos fundamentos del Cristianismo FALSOS FUNDAMENTOS DEL CRISTIANISMO

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FALSOS FUNDAMENTOS DEL CRISTIANISMO

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Gerardo Muñoz Lorente

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FALSOS FUNDAMENTOS DEL CRISTIANISMO

Gerardo Muñoz Lorente

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ÍNDICE PRÓLOGO ...................................................................................................................................7 IMPORTANCIA ACTUAL DE LAS RELIGIONES .............................................. 11 ORIGEN DE LA RELIGIÓN............................................................................................. 13 Diosas y matriarcado.................................................................................................. 14 El sacerdocio profesional.......................................................................................... 16 DISOCIACIÓN MÍTICA .................................................................................................... 19 COINCIDENCIAS MÍTICAS ........................................................................................... 23 PRIMEROS MITOS EN MESOPOTAMIA ................................................................ 33 Sumerios ........................................................................................................................ 33 Semitas ............................................................................................................................ 36 Babilonia ......................................................................................................................... 37 PERSIA: ZOROASTRO Y MAZDEÍSMO .................................................................. 41 Mitra................................................................................................................................. 41 Zoroastro ........................................................................................................................ 42 Mazdeísmo..................................................................................................................... 44 JUDAÍSMO ............................................................................................................................... 49 Fuentes bíblicas ............................................................................................................ 50 Contradicciones e interpolaciones .......................................................................... 52 Influencias mitológicas............................................................................................... 54 Crueldad de Yahvé ..................................................................................................... 56 Milagros y profecías ................................................................................................... 66 CRISTIANISMO ..................................................................................................................... 71 Situación de Israel en la época de Jesús ............................................................. 71 Los Evangelios .............................................................................................................. 81 Evangelios canónicos ..................................................................................... 89 Mitología de Jesús.............................................................................. 98 Evangelios apócrifos ...................................................................................... 99 LA VIDA DE JESUS.......................................................................................................... 111 LA DOCTRINA DE JESÚS............................................................................................. 133 Mesías pacífico.......................................................................................................... 137 Mesías violento........................................................................................................... 139 IGLESIA PRIMITIVA........................................................................................................ 159 Iglesia Judeocristiana de Jerusalén...................................................................... 159 Primeros cristianos:judaísmo contra ecumenismo .......................................... 163 Iglesia paulina .............................................................................................................. 170 JESÚS DESMITIFICADO ................................................................................................ 179 BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................... 189 5

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PRÓLOGO DEL MITO AL LOGOS

este asunto de forma tan concienzuda. Pocos ensayos he tenido el gusto de leer, ni siquiera cuando cursaba Filosofía pura en Murcia, que muestren cómo las leyendas judeocristianas de la creación de Adán y Eva, el diluvio universal, el nacimiento del Mesías o Salvador de una virgen, etc., ya existían en mitos anteriores a la aparición de la Biblia o, lo que es lo mismo, no son originales de la tradición judía y, mucho menos aún, cristiana. También es curioso lo que nos describe de la secta judía de los esenios, de quienes aprendió probablemente Jesucristo muchas de las doctrinas que predicó en el famoso Sermón del monte; el asunto siempre interesante de la relación del Hijo de Dios con María Magdalena; el hecho de cómo fue crucificado, etc. Sin embargo, por no anticipar aspectos de esta obra referentes a las leyendas del cristianismo, no me recrearé en los datos que ofrece esta excelente investigación histórica, sino que comentaré cómo puede servir a más de un lector a fin de que pase del mito (imaginación, Sagradas Escrituras) al logos (la racionalización de los mitos y el pensamiento racional). De cualquier forma, presumo que es mucho mejor que los ritos cristianos tengan un carácter simbólico –por ejemplo en el tema de la comunión-, y que se consuma vino y hostias consagradas, y no carne y sangre humana con víctimas inocentes de niños/as o jóvenes vírgenes -sacrificadas en un altar en honor a un dios-, como en los ritos antiguos de donde los ha adaptado el cristianismo. Ahora bien, posiblemente haya acertado Feuerbach cuando nos previno de que “ El vino y el pan son, en la realidad, sustancias naturales; pero, en la imaginación, sustancias divinas”. o que con mayor profundidad ha analizado la Biblia y nos ha mostrado su carácter imaginario y no histórico ni racional, no es otro que Ludwig Feuerbach, sobre todo en su magnífica obra “La esencia del 7

cristianismo”. Y el libro de Gerardo nos invita a recrearnos históricamente con algunas de las sospechas y afirmaciones de ese gran pensador alemán. Es conocido que, según Feuerbach, la religión es la esencia infantil de la humanidad, ya que la contradicción entre lo divino y lo humano es ilusoria, pero no real; pues la religión relaciona al hombre consigo mismo. Al pensar el ser humano que se relacionaba con algo fuera de sí se ha enajenado, al no percatarse de que su presunta relación divina se queda en su propia fantasía y no trasciende a Dios o a los dioses; por ser éstos fruto de la imaginación de cada pueblo. No obstante, Gerardo nos invita a meditar de una manera parecida a la de Feuerbach, por algo nos demuestra en este libro que las leyendas religiosas han sido transmitidas por el poder de la clase sacerdotal de las civilizaciones que nos precedieron; entonces, si se debió a la fantasía, a las necesidades humanas evidentemente, si fuésemos dioses nadie creería en Dios o los dioses- y a los intereses de la clase sacerdotal, ¿con quién se comunica un creyente cuando ora o reza a su dios?. Sobre otro aspecto parecido, algunos pensadores nos han advertido que si los seres humanos tuviésemos figura de elefantes nos imaginaríamos a Dios con forma de elefante, si fuésemos caballos con aspecto de caballo y, con esa misma fisonomía, habría muerto Jesucristo en un madero. Gerardo nos cuenta, en uno de los capítulos, cómo otros mesías o ungidos judíos fracasaron, al igual que Cristo, y acabaron crucificados bajo el poder romano. Entonces, ¿por qué circunstancias históricas Jesucristo ha creado una religión con un gran número de adeptos y sus compañeros, los recurrentes profetas mesiánicos, no? Algo tendrá que ver, supongo, el que en la época de Jesucristo los romanos se valían del sistema económico esclavista, con tal explotación del hombre por el hombre que los esclavos y demás clase baja necesitaban una religión que favoreciese sus pretensiones: liberarse de la explotación en esta vida y, encima, obtener la vida eterna en la venidera. Por esa causa, Nietzsche y otros filósofos, han llegado a definir al cristianismo como una religión de esclavos, ateniéndose a sus orígenes. El motivo del triunfo de 8

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Jesucristo en la mente o imaginación de tantos millones de fieles, quizá se deba, entre otras causas menores, a estas tres: el ser un credo apropiado y muy propicio en aquella época esclavista, que sus seguidores no se limitaron a propagarlo sólo a los israelitas sino a todo el mundo conocido y que es la religión de los países más poderosos y adelantados culturalmente de los últimos siglos. Espero que tras la lectura de este ensayo nos será menos difícil contestar estas preguntas acerca del misterio de Cristo crucificado: ¿Dios se hizo carne por causa del hombre o la necesidad humana se ha inventado el Dios-hombre? ¿La religión cristiana es la teología del sufrimiento porque es el sufrimiento humano quien creó un Dios crucificado?

Raimundo Montero

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IMPORTANCIA ACTUAL DE LAS RELIGIONES A pesar de que la influencia de las religiones sobre las diferentes sociedades parece haber descendido últimamente, en especial la cristiana respecto a las sociedades occidentales, lo cierto es que, en general, las distintas doctrinas, particularmente las monoteístas, continúan condicionando la vida de millones de personas. En la actualidad hay Estados tan confesionales que sus leyes civiles se confunden muchas veces con sus ancestrales leyes divinas: Israel, Irán y Arabia son tres conocidos ejemplos de este integrismo institucionalizado. En Occidente existe un Estado eminentemente religioso, el Vaticano, cuyos súbditos se encuentran repartidos por muchos otros países dedicados exclusivamente a un proselitismo activo. Además de contar con un presupuesto similar o superior al de muchos otros Estados del mundo, el Vaticano goza de numerosos privilegios para con su gente en la mayoría de los países europeos y americanos, aunque formalmente éstos se hayan constituido en Estados laicos. Aprovechándose de la tradición religiosa de estas sociedades, los representantes del Vaticano funcionan como verdaderos lobbys o grupos de presión ante los distintos gobiernos, sobre los cuales continuan ejerciendo una gran influencia política, condicionando sus leyes a través de una ideología cuyas raíces hay que buscarlas muchos siglos atrás. Asuntos tan trascendentales para la población como el divorcio, el aborto, la eutanasia, la planificación familiar, la sexualidad, etc., están supeditados aún en la mayoría de los países occidentales a la doctrina cristiana. También es evidente el origen religioso de los ritos y ceremonias que marcan la vida de casi todos los ciudadanos, incluso de los no creyentes: bautizo, comunión, matrimonio, extremaunción y entierro; asímismo cuestiones menores y cotidianas, tales como festividades (Navidades y Pascua, principalmente), onomásticas, procesiones, fiestas populares, peregrinaciones, etc., tienen un motivo religioso, aunque muchas veces éste haya pasado a un segundo término. 11

Reconocida la importancia con que todavía cuenta la religión en la sociedad actual, incluso en los países más avanzados y supuestamente laicos, puede resultar interesante buscar los fundamentos en que se basan estas doctrinas que tanto condicionan nuestras vidas, y cuyas raíces, como hemos dicho, se hallan muchos siglos atrás. Y comoquiera que es la cristiana la que mayor influencia tiene en nuestro ámbito, en Occidente, es a esta religión a la que prestaremos principalmente nuestra atención, remontándonos más allá de su fundador, para conocer hasta qué punto la doctrina cristiana es original. Después analizaremos con detalle la vida de Jesús, sus mensajes tan aparentemente contradictorios y el escenario histórico en que vivió. Por último, trataremos de comprobar si aquella doctrina de Jesús es la misma que, desde hace dos mil años, se ha conocido con el nombre de cristianismo.

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ORIGEN DE LA RELIGIÓN El origen de la religión hay que buscarlo en la necesidad del ser humano por comprender los misterios con que la Naturaleza le rodea desde su nacimiento y, muy concretamente, en el anhelo de superar el miedo a la muerte. El primer paso que dio al hombre en este sentido fue la humanización de la Naturaleza, otorgando a los fenómenos naturales motivaciones humanas, lográndose así una aparente comprensión más fácil de por qué se producía cada hecho. Si estos hechos eran negativos, resultaba fácil achacarlos a voluntades perversas, y si eran benévolos, se agradecían a seres superiores y bienhechores. Fue la sustitución de una ciencia natural por una psicología proporcionadora de cierto alivio, toda vez que, concebida la existencia de estas voluntades superiores, era posible conjurarlas mediante obras que sirvieran para contentarlas. Así, las tormentas, los terremotos, los eclipses, las inundaciones, las sequías, las enfermedades, la muerte, etc., se explicaban como castigos divinos, debiéndose los pocos placeres de la vida a la bondad de los dioses protectores. Aunque la ciencia comenzó a explicar racionalmente algunos de los fenómenos naturales, no por ello se cuestionó la existencia de los dioses. El destino de los hombres seguía en manos divinas, al margen de las fuerzas de la Naturaleza, aparentemente neutrales pero que siempre estaban al servicio de aquellos seres sobrehumanos. Estos dioses eran imprescindibles para asegurar la justicia entre los mortales, aunque ésta se resolviese más allá de la muerte, en el

No obstante, para ser exactos en esta breve explicación del origen de la religión, deberíamos hablar de diosas en vez de dioses, ya que las primeras deidades que aparecieron en aquellos tiempos remotos poseían forma de mujer, como correspondía a aquellas primitivas y reducidas sociedades de cazadores 13

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DIOSAS Y MATRIARCADO Pese a la polémica aún existente acerca de las causas que motivaron la sustitución del matriarcado por el patriarcado en la mayoría de las sociedades antiguas, durante la Edad de Bronce no es discutible en cambio que, en efecto, antes de que la aparición de las familias monógamas y sedentarias proporcionaran el predominio del régimen patriarcal, todos aquellos clanes familiares, más o menos numerosos, que se expandieron hacia Europa y Asia desde Mesopotamia, se regían por el matriarcado. Así lo demuestran, entre otras pruebas, escritos como el antiguo Libro de las Mutaciones chino, en donde el elemento femenino figuraba de manera predominante sobre el masculino, indicando una época en la que todavía el derecho patriarcal no había desalojado al matriarcado. 1 Como consecuencia de esa preponderancia femenina en aquellas sociedades primitivas, sus primeras deidades fueron también femeninas: las diosas de la fertilidad cuyas figurillas han sido halladas en numerosos yacimientos arqueológicos. De aquella larga transición del matriarcado al patriarcado han quedado vestigios en la mayoría de las mitologías, en las que se cuenta cómo las antiguas diosas de la fertilidad fueron sustituidas por dioses guerreros. Los dioses guerreros no sólo vencieron a las antiguas diosas, convertidas en seres repugnantes y sanguinarios (el dios Marduk, fundador de Babilonia, derrotó a la vieja diosa Tiamat; Zeus se aseguró el trono del Olimpo venciendo a Tifón, hijo menor de la diosa Tierra, Gea; Apolo mató a la enorme Pitón; Yahvé venció a Leviatán, la serpiente del mar cósmico, del mismo modo que Indra, rey

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Cfr.Richard Wilhelm, Kung-tse.Ed.cast.:Confucio.Madrid,1986,pp.66 y 90. 14

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del panteón védico, triunfó sobre otra serpiente cósmica: Vitra; Perseo le cortó la cabeza a la horrible Medusa; Mahoma hace huir a Na’ila, diosa local de La Meca, etcétera); sino que además degradaron a la mujer, que había sido la madre y creadora, hasta convertirla en criatura nacida del hombre. Lucas Bridges nos traslada la idea fundamental de la leyenda del origen de la sociedad secreta de los hombres entre los ona de la Tierra de Fuego, según la cual al principio los hombres estaban bajo la tiranía de las mujeres, conocedoras del arte de la brujería, pero conspiraron juntos para matar a todas las mujeres, sobreviniendo una masacre a la que no escapó ninguna de ellas. En consecuencia, debieron esperar a que crecieran las niñas para tener descendencia. Pero entonces surgió una pregunta: ¿cómo podrían los hombres mantener el poder ahora que lo tenían? Un día, cuando estas niñas alcanzaran la madurez, se decían los varones, podrían unirse y recuperar su antiguo dominio (matriarcado). Para prevenir esto, los hombres instauraron una sociedad secreta propia que vigilase por mantener esa hegemonía masculina 2. Otra explicación mitológica, pero no tan cruenta, la encontramos en una de las leyendas de Cécrope, el primer rey de Atenas. Según el romano Verrón, al coincidir el nacimiento del primer olivo en la Ática con la aparición espontánea de un manantial, el rey Cécrope consultó el significado de estos hechos con el oráculo de Delfos, el cual le explicó que, por ser el olivo símbolo de Atenea y el agua de Posidón, los atenienses podrían elegir entre estas dos divinidades para darle culto. Celebróse una asamblea en la que los hombres votaron por el dios y las mujeres, que eran más, por Atenea, que fue la vencedora. Pero entonces Posidón, despechado, inundó el Ática y, para apaciguarlo, los atenienses debieron privar en lo sucesivo a las mujeres de su derecho a voto y a los niños se les impidió llevar el nombre de la madre, debiendo llevar solo el del padre.3

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Cfr.Lucas Bridges,The Uttermost Part of the Earth, 1948. Citado por Joseph Campbell, The Masks of God: Primitive Mythology, 1959. Ed.cast.: Las máscaras de Dios: Mitología primitiva. Madrid,1991,p.361. 3 Cfr.Falcón Martínez, Fernández Galiano y López-Melero, Diccionario de la Mitología , vol.1. Madrid, 1980, pp.133-134. 15

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Estos no son más que reflejos mitológicos de aquella rebelión masculina que debió producirse de manera paulatina y a lo largo de varios siglos. Para asegurarse el hombre la fidelidad de la mujer y, por consiguiente, la paternidad de los hijos, se instauró la monogamia en el seno de la familia, consagrándose además a través de la religión. Sin embargo, pese a todo, aún hoy en día subyace en todas las leyendas mitológicas esa ancestral y profunda adoración que los hombres tienen por la madre-diosa. Incluso en las doctrinas monoteístas más misóginas, como la cristiana y la islámica, la adoración a las diosas llegan a superar, en algunos casos, a la de los propios dioses. Este es el caso de la Virgen María entre los católicos y la de Fátima, hija de Mahoma, esposa de Alí y madre de Hassan y Hussein, entre los chiítas.

EL SACERDOCIO PROFESIONAL Durante el tercer milenio antes de Cristo, en Mesopotamia, concretamente en el espacio de terreno que enmarcan los ríos Tigris y Éufrates con el golfo Pérsico, se levantaron las primeras ciudades importantes de la Edad de Bronce; y en ellas ya se construyeron los primeros templos. Los pobladores de aquellas ciudades ribereñas del sur de Mesopotamia se sintieron fascinados por la armonía que apreciaban en los cuerpos celestes, los cuales, según habían observado, se desplazaban en movimientos regulares y siguiendo leyes establecidas. Convencidos de que estas leyes celestes eran las mismas que debían ordenar los destinos de los hombres en la tierra, los ciudadanos de aquellas poblaciones constituyeron un orden social y religioso que asignaba al rey un estatus divino, y quienes estudiaban los movimientos de los cuerpos celestes y de reproducir en la tierra sus leyes divinas fueron los encargados de aquellos primeros templos: los sacerdotes.

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De este modo se estableció en la tierra por primera vez el orden universal que proclarmara Platón y que se extendería hacia Egipto (donde este orden fue llamado Ma’at), India (Dharma) y China (Tao). Con el surgimiento de la institución sacerdotal empezó el declive del chamanismo, que se basaba en la manifestación de la magia individual. Fue el conflicto que durante siglos enfrentó al sacerdote con el chamán o hechicero; fue la lucha entre titanes o gigantes y dioses que aparecen en las mitologías de los persas, griegos, hindúes, celtas y semitas. Los sacerdotes reconocían el sometimiento absoluto de los hombres al poder de los dioses, mientras que los chamanes creían en el poder del ser inmortal que hay dentro de cada individuo, un ser que era consciente de su fuerza y de ser el creador de los propios dioses. La batalla fue larga y brutal, de la cual quedan vestigios en casi todas las leyendas mitológicas: gigantes bíblicos y titanes griegos que fueron vencidos sucesivamente por deidades nuevas, masculinas y guerreras, que con el empleo del hierro y la prosperidad de pueblos pastoriles como los arios y semitas, arrasaron primero a las tradicionales diosas fértiles de las hordas nómadas y aldeas eminentemente agrícolas, para enfrentarse y acabar luego con el poder del hombre, del individuo, personalizado en el chamán. El sometimiento del hombre al dios por él creado terminó con la libertad humana y arrumbó la figura chamánica hasta los confines más inhóspitos y desconocidos del mundo incivilizado. A partir de entonces, el temor reverencial hacia los dioses se expandió por Sumeria, Egipto, Grecia, Persia e India de la mano del sacerdote profesional, el cual identificó aquel nuevo poder, legado de otro mayor reconocido en los cuerpos celestes, entre los reyes que gobernaban las nuevas ciudades e imperios, en artera complicidad con ellos. Fue así como nació la estrecha colaboración entre la religión y el poder terrenal y, de la misma forma que éste se perpetuó merced a la monarquía, aquél se garantizó su supervivencia mediante la formación de nuevos sacerdotes. Hacia el año 2.000 a.C., en Babilonia, donde gobernaba la dinastía semítica de Hammurabi, ya existían 17

escuelas debidamente establecidas en los templos para la educación de futuros sacerdotes.4 La complicidad que desde entonces existió entre los reyes y los sacerdotes -el poder político y la religión- se basó en una relación ambivalente de recelo y conveniencia mutuas que comenzó con el reconocimiento del monarca como personificación divina. Durante los siglos, esta complicidad entre ambos poderes, religioso y político, ha continuado existiendo hasta nuestros días. En este transcurso de tiempo, las religiones que han sobrevivido lo han hecho al amparo de los gobernantes políticos y desde el momento en que uno de ellos se convirtió a una de esas doctrinas: así sucedió con Constantino y el cristianismo, y anteriormente con Ciro y el mazdeísmo, Asoka y el budismo en la India, Shotoku

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Cfr.Stephen F. Mason, A History of Sciences. Ed.cast.: Historia de las ciencias, vol.1. Madrid,1988,p.16. 18

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DISOCIACIÓN MÍTICA Hacia el año 2.500 a.C., en Mesopotamia, se inició una disociación mítica. Hasta entonces, la divinidad se consideraba inmanente y trascendente a la vez con respecto a la persona; es decir, se identificaba al dios con el yo, como consecuencia de que todas las cosas, el universo entero, formaba parte de dios. Una idea esta que puede resumirse en el famoso mantra upanisádico: “Tat tvam asi” (“Tú eres Aquél”), sentencia que explica el significado de la conexión de lo visible con lo Invisible. La ola que se eleva sobre la superficie de las aguas del océano representa el océano mismo. Así, el jiva -alma viviente individual encarnada- no es otra cosa que el atman -el yo- infinito; el error consiste en creerse separado, destacado de todos los demás y del universo entero. En tanto que nos pensamos distintos, es obvio que no podemos ser el atman. La ola que vuelve a ser agua indiferenciada ha retomado su idéntica condición de ser, su verdadero estado. Este supremo Brahman, atman universal, gran morada de lo existente, la más sutil de todas las cosas sutiles, eterno: en verdad es tú mismo, porque “Tú eres Aquél”. Aquél que subsiste en el estado de vigilia, sueños, o sueño profundo y en otras manifestaciones, se ha liberado de toda atadura cuando puede afirmar “Brahman soy yo mismo”. 5

Sin embargo, aproximadamente a partir de la segunda mitad del tercer milenio antes de Cristo, en Occidente se rompió aquel hechizo de la identidad del hombre con lo divino, división que heredaron los posteriores sistemas míticos occidentales, pero no así los de Oriente y, también en un principio, Egipto. Con aquella ruptura mítica, las religiones posteriores de Occidente: zoroastrismo, judaísmo, cristianismo e islam, distinguieron entre Dios y el Hombre, de manera 5

Kaivalya Upanisad,16-17.Cinque Upanisads, 1992. Ed.cast.:Upanisads. Madrid, 1993, p.44. 19

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que la divinidad ya no era inmanente, no estaba presente en cada cosa que forma parte del mundo y por lo tanto ya no estaba con el yo, sino que estaba fuera del yo, completamente trascendente, aunque, como veremos, en algunos pasajes evangélicos, a pesar del dogmatismo oficial de la Iglesia cristiana, se trasluce en la doctrina de Jesús cierta inmanencia divina que, en contraste con esa trascendencia absoluta de la divinidad que se ha preconizado desde el Vaticano durante toda la historia de la Iglesia, se nos presenta como una contradicción incomprensible. Como consecuencia de aquella disociación divina de lo humano, en Occidente se sucedieron los conflictos entre dios, o los dioses, y el hombre. La batalla por su libertad la perdió este último desde el momento en que los sacerdotes, por medio de las doctrinas, primero orales y luego escritas, supieron inculcar el temor reverencial hacia un ser superior y todopoderoso que no tuvo ningún reparo en castigar duramente a los primeros hombres, cuando éstos osaron desobedecerle. Bien es verdad que, en el caso de los griegos, esta pérdida de la libertad humana en beneficio de los dioses tardó en producirse debido a la mayor capacidad de crítica y a su lúcida filosofía. Una prueba de esta rebeldía humana frente a la prepotencia divina la encontramos en Prometeo encadenado de Esquilo, la cual contrasta ante la absoluta sumisión de Job en el Antiguo Testamento. En cambio, en Oriente, este concepto de distinción entre lo divino y lo humano no llegó a producirse en ningún momento. En el caso de Egipto, esta ruptura entre Dios y el Hombre se dio con la caída de la IV Dinastía y la aparición de la siguiente dinastía fundada por sacerdotes (2.480-2.350 a.C.), puesto que, a partir de aquel momento, el faraón, aunque seguía siendo dios, se consideraba y se comportaba como un semidios. Entretanto, los reyes sumerios ya habían dejado de ser divinidades encarnadas para convertirse en vicarios (patesis) del verdadero rey, que era el dios. Esta separación divina del mundo robusteció el poder de los sacerdotes como mediadores imprescindibles entre dios y el hombre. A raíz de este poder, las leyendas mitológicas occidentales trocáronse en escrituras sagradas mediante oportunos retoques, para afianzar aquel concepto de trascendencia divina y poder 20

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