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INTRODUCCION. El ensayo que a continuación se presentará, está basado en la gran obra dramática llamada Fausto, cuyo autor es el gran dramaturgo Johann Wolfgang Goethe. Goethe, escritor alemán, nacido en 1749, es probablemente el principal autor de las letras alemanas y uno de los genios universales más completos por la riqueza de sus facultades, manifestadas en toda complejidad del saber humano. No sólo se destacó en la escritura, sino que también en una variedad de actividades debido a su inmenso talento. Su obra, estrechamente ligada a su vida, se reflejó siempre en ella y da mayor relieve a la figura del hombre, arquetipo del europeo, que supo expresar, en Fausto, un hito de la mentalidad alemana. Si asociamos a Goethe con su sociedad actual, sabemos que sin llegar a condenar los principios de la Revolución Francesa, expresó disgusto por sus métodos; cuando el nacimiento antinapoleonico se extendió, se mantuvo distante, mientras que su voluntad reformista era la de una modificación progresiva y beneficiosa, dirigida por las capas privilegiadas de la sociedad. Fausto, es la obra que ocupa gran parte de la larga vida del autor. Es una de las obras maestras de la literatura alemana y universal. No es sólo una reelaboración de una leyenda del sabio mago medieval Faust, sino, una alegoría de la vida humana en todas sus manifestaciones. Desde el punto de vista argumental y artístico, la obra refleja el impresionante alcance de la evolución del autor, desde los días rebeldes del período, hasta la sabiduría sosegada de su madurez. Su énfasis en el derecho y el poder del individuo para indagar libremente en todos los asuntos humanos y divinos para descubrir su propio destino, justifica su representación universal como primera gran obra dentro del espíritu del individualismo moderno. Fausto, es un personaje semilegendario que hizo un pacto con el diablo para alcanzar la sabiduría. El inspirador de esta obra fue Johann Faust, quien fue un universitario que se ganó la vida con la enseñanza y los conjuros. A medida que viajaba de cuidad en cuidad, su fama aumentaba y se extendía, y las misteriosas circunstancias de su muerte, tras haber vendido su alma, confirmaron su notoriedad. Martín Lutero atribuyó a Faust poderes diabólicos y para muchos fue un charlatán, mientras que otros sostienen que gozó de la tutela del arzobispo. En cualquier caso, durante el siglo XVI se convirtió en el protagonista de cuentos populares. De este modo, el pacto con el diablo entró en la mitología popular. De esta forma queremos dar a conocer nuestra hipótesis, la que hemos dividido en tres conjuntos. El primero, alrededor de Goethe, ya que en la obra podemos apreciar que cuando Fausto está a punto de acabar con su vida, hacen su aparición los ángeles, quienes lo detienen. Luego, hace su aparición Mefistófeles, con el objetivo de desviarlo del camino. Entonces nuestra pregunta es la siguiente: ¿Por qué Goethe hace participar en la obra estos elementos religiosos junto a los malignos?, dentro de la misma, también nos preguntamos: ¿Es Goethe creyente?. Por otro lado, tenemos la segunda parte de nuestra hipótesis, esta, la obtuvimos tomando en cuenta al personaje principal del libro, el que en muchas oportunidades adopta distintas actitudes, a lo largo de la obra, se nos muestra a un Fausto por momentos cruel, como cuando abandona a su amada, en otros valeroso y noble. Por lo tanto: ¿Cuál es la verdadera personalidad de Fausto?, o más bien dicho, ¿Dentro de la obra es posible encontrar a un Fausto bien definido?. Creemos que estas dos últimas preguntas son muy complejas, puesto que como lo veremos a lo largo del trabajo, Fausto se ve enfrentado a variadas situaciones, ante las cuales, reacciona de distintas formas. Finalmente, la tercera y última fracción de nuestra hipótesis, consta de sólo una pregunta, la que también está 1
basada en los sentimientos del protagonista, quien en los inicios del texto, llega a la conclusión de que toda su lucha por alcanzar el saber ha sido en vano, entonces: ¿Por qué piensa en el suicidio?. Creemos que esta es una pregunta muy importante, ya que a pesar de que puedan ser muy obvias sus razones, queremos adentrarnos más en el contenido de la obra y relacionarlo netamente con las intenciones del protagonista. DESARROLLO. La historia de Fausto comienza en el cielo, donde se encontraban los tres arcángeles mayores, Miguel, Gabriel y Rafael conversando con El Señor sobre los acontecimientos ocurridos en la tierra. A esta conversación se incorpora Mefistófeles, quien representa, en esta historia, al mismo Diablo. El Señor le habla a Mefistófeles sobre Fausto, un hombre que se sentía muy insatisfecho con sus obras en la tierra, por lo cual quería quitarse la vida y le dice que quiere salvarlo. Mefistófeles desafía al Señor y le dice que él hará que Fausto se vaya por el mal camino, hecho que llevó al inicio del encuentro entre el Diablo y Fausto. Así, Fausto clama a Mefistófeles y éste hace un trato con él, quien a cambio de su alma, le ofrece dar juventud y todas las sabidurías existentes a Fausto, él que ya estaba viejo y se sentía aburrido de todo lo de la tierra. Mefistófeles lleva a Fausto donde una hechicera, quien le da una pócima para rejuvenecer. De esta forma, el Diablo quiere demostrarle a Fausto sus grandes poderes y lo lleva a una caverna, en donde encuentran a tres hombres, los cuales en su interior, al ver a estos dos extraños, tuvieron la idea de sacarles dinero. Mefistófeles, conociendo sus pensamientos, se acercó a ellos hasta entablar conversación. Los invitó a un trago, e hizo que de una perforación que había hecho en el borde de la mesa, brotara vino. A los momentos después, se encontraban estos cuatro hombres de rodillas, bebiendo de la ilusión de Mefistófeles, dándole a conocer a Fausto sus poderes. Luego, lo llevó donde una mujer hermosa llamada Margarita, e hizo que ésta se enamorara de él. Fausto, sin querer evitarlo, también comenzó a amarla, pero ella, quien tenía un alma muy pura, se sentía incomoda ante la presencia de Mefistófeles y decidió alejarse de Fausto. Mefistófeles, lleno de ira, mata a Valentín, hermano de Margarita y hace parecer que la asesina fue ella, por lo cual cae a los calabozos. A pesar de que está embarazada, Fausto la deja y se va con el Diablo, pero al tiempo después no soportó saber que ella estaba sufriendo y obliga a Mefistófeles a que lo lleve a rescatarla. Al llegar a los calabozos, Margarita sintió pavor de estar nuevamente frente a estos dos hombres y luego de alzar los rezos al cielo, estos se abren, se escucha una voz diciendo que está salvada, y se eleva hacia el paraíso. Posteriormente, ocurren una variedad de acontecimientos, después de los cuales, Fausto adquiere muchas posesiones y construye un gran palacio donde habitaba solo él y su conciencia. En este lugar comienza a tener visitas de unos extraños fantasmas que eran como almas del mundo. Se confunde mucho y comienza a ver toda su vida. De una manera muy confusa, siente deseos muy extraños, pero en su interior sabía que la muerte estaba tocando su puerta. Estando éste, al límite de la muerte, entrando a las puertas del infierno, se abren nuevamente los cielos y de allí se escuchan las voces celestiales de los ángeles, quienes le anuncian que estaba salvado. De esta forma, él se eleva a los cielos y allí encuentra a su amada Margarita, dándole las gracias a la Santísima Virgen por haber salvado a su querido Fausto. En Fausto, encontramos a un personaje muy peculiar. Se dice que en nuestra época se está escenificando el conflicto eterno entre el héroe homérico contra las gigantescas fuerzas más grandes que él. Fausto en el escenario del mundo, buscando la felicidad a través del conocimiento absoluto. Esta gran lucha entre el hombre y la sociedad mediocrizante o la masa aparece en los antiguos mitos griegos, en algunos cantares medievales y hasta en las teorías de Nietzsche. Respecto a los elementos religiosos; con ellos Goethe incorpora un aire trágico a su obra; un Fausto a merced de unos dioses que no pueden impedirse el entablar una suerte de competencia. Si miramos el contexto, Goethe ha sido fuertemente influenciado por el pensamiento de la ilustración, ha estudiado a los filósofos que fueron sus contemporáneos y ha explorado en muchísimas ramas del conocimiento. Goethe es un panteísta (una clase de secta) y lo expresa con la suficiente delicadeza en su obra como para pasar desapercibido. Es precisamente aquí en donde juega un papel muy importante el Espíritu de la tierra (Mefistófeles). En su 2
aparición Fausto siente miedo al verlo y le pide que se aleje, después se siente nuevamente fuerte y le dice que son iguales. El Espíritu le dice: te asemejas al espíritu que comprendes, no a mí. En este momento, Fausto no es capaz de comprender lo que el Espíritu le ha querido decir, algo que en el transcurso del libro comprenderá. Es por eso que los encuentros con la naturaleza siempre están llenos de nuevos conocimientos para Fausto, cada vez que tiene problemas se acerca a la naturaleza y puede comprender un poco más a aquel Espíritu. Y este Espíritu es la naturaleza, un sistema de cambios cerrado en sí mismo. La naturaleza es creadora y siempre se reinventa. Fausto pertenece a esta naturaleza, pero no es la totalidad de esta. A través de la obra Fausto entenderá que puede observar, disfrutar y estudiar la naturaleza, pero que nunca la comprenderá por completo, sino que sólo algunos de sus componentes. El hecho de haber escogido a Fausto y a Mefistófeles no quiere decir que Goethe creyera en un dios o que hubiese separado a la humanidad de esa manera (Fausto quiere mejorar y convertir a los hombres y Mefistófeles quiere sacarlos del buena camino), sino que usa estas dos figuras para mostrar la ambigüedad humana. Los seres humanos somos a veces Faustos y a veces Mefistófeles. Según la combinación de sucesos en la historia, Goethe es creyente, es un ser cristiano, pero no católico. Sus ideas de la ilustración y su panteísmo pasa tan desapercibido en su obra, que nos confunde al leer la historia, por esto nos surgió la hipótesis sobre su creencia religiosa, al darnos cuenta que en el contexto que usa, mezcla el sentido religioso y lo maligno, aprovechando estos dos sentimientos para aclarar como es que a lo largo de la vida el hombre tiene una gran inseguridad interior. El ideal renacentista era el del conocimiento total, arte, ciencia, cosmetología, artes ocultas, teología, un todo. Fausto es la imagen hecha hombre de este ideal, pero también imagen de la inconformidad del hombre que busca, el verdadero buscador. Enfrentado a los demonios a diario, sintetizando esa parte del hombre en Mefistófeles. Parte integral del hombre. Por otro lado, Fausto es escogido por el Señor para representar la humanidad y demostrarle a Mefistófeles que el hombre siempre vuelve al camino del bien. Fausto en momentos cambiaba de comportamiento súbitamente. Al igual que muchas grandes obras, esta refleja los problemas de toda humanidad, de todos los tiempos donde los personajes y vidas se reflejan en nuestra propia realidad, en cada uno de nuestros entornos. Tanto que Fausto puede demostrarnos que no somos un sólo YO absoluto y completo, sino que dentro de nosotros se encuentran las virtudes y desgracias de todos los tiempos del hombre. De alguna forma se pueden explicar los diferentes comportamientos, de muchos extremos y tipos dentro de nosotros. De encontrarnos en una vida espiritual a una vida de libertinaje, si quieren, en un solo día. En si, Fausto era un hombre muy arribista. Por un lado, sentía que tenía todos los conocimientos del mundo, pero al mismo tiempo, sabía que le faltaba mucho por conocer. Él, no lograba encontrar la forma de poder adquirir más conocimientos y mientras más buscaba, más vacío se sentía en su interior. Es difícil poder encajarlo en una personalidad definida. Lo más exacto es decir que él era como todas las personas, es decir, tenía dos lados opuestos. Dentro de él existía un Fausto bueno, él cual estaba en constante lucha en contra del Fausto malo, él cual era exaltado en todo momento por Mefistófeles. Si lo asociamos a nosotros, podemos decir que Fausto soy yo, Fausto eres tu cuando te dejas llevar por lo fácil, por lo que no requiere esfuerzo. Fausto somos todos nosotros en el momento en que descubrimos que estamos atados a una cadena de principios de placer, junto con el miedo de desaparecer como conciencias individuales. Cuando Mefistófeles se le aparece a Fausto, este se encuentra en una situación en la que piensa quitarse la vida por juzgarla como inútil. Aún después de haber estudiado todas las disciplinas académicas se siente viejo 3
y sin haber hecho ningún aporte a la humanidad. Por esto mismo recurre a la magia y llama al Espíritu de la Tierra. Esta es una de las figuras más importantes de la obra y sobre la cual se construyen muchos de los planteamientos filosóficos de Goethe. Fausto es consciente de sus imposibilidades, que a la final son las del hombre, piensa que no sabe nada que pueda mejorar y convertir a los hombres. No es raro que quiera suicidarse, que quiera morir a su estado, a su época. Siguiendo el paralelo, el hombre buscaría morir a su época, anhela un nuevo prototipo, en esas circunstancias, Mefistófeles, aparece para mostrarle la vida sensual, le incita a pasar de lo pasivo a lo activo, de lo ideal a lo real. Supongo que mediadores como el diablo o agentes angelicales aparecen debido al contexto religioso, la leyenda del Faust aparece a principios del siglo XVI y la publicación del Fausto de Goethe dos siglos después. La transición del medioevo a la modernidad. Sólo Mefistófeles habría sido el redentor, el punto de quiebra que sacara al hombre del oscurantismo de los siglos de la iglesia. Como ya se manifesto anteriormente, en la obra se ven representados todos los conflictos humanos, las necesidades, los instintos, los placeres contra los deberes, la razón y la moral. El representar todas estas características por medio de Mefistófeles o con el uso de los ángeles se debe a que simplemente no hay nada más simbólicamente opuesto que el bien y el mal o Dios y el Demonio. Es pues en ese contexto en el cual la obra va dirigida totalmente hacia eso. Al que somos, al porque estamos aquí, que papel nos corresponde a cada uno desempeñar dentro de este Todo al que pertenecemos. Por eso, Fausto al querer suicidarse por no encontrar ninguna respuesta al porque de su vida entra en ese conflicto emocional, espiritual y mental en que su búsqueda lo lleva a decidir entre sus más oscuras partes y creencias y elegir que papel o que ideología adoptara en este mundo. Luego de haber analizado las creencias religiosas de Goethe, hemos podido demostrar que éste era creyente, aunque queda claro que no era católico, tenía una peculiaridad para creer en Dios, pero en sí, tenía el mismo concepto básico que tenemos todos los que creemos en un ser superior. Por el hecho de que Goethe haya incluido elementos religiosos a su obra, nos demuestra que poseía cierto temor hacia Dios, y aunque fuera un poco confuso para nosotros los lectores, él sabía que estaba escribiendo sobre lo que él creía. A pesar de que hemos reconocido los elementos que habían en la personalidad de Fausto, no hemos podido definirlo dentro de una personalidad específica, pero sí hemos llegado a entenderla y a saber que sí había un Fausto definido y ese era el hombre que estaba en constante lucha entre sus sentimientos de búsqueda de la verdad, su verdad. En cuanto a sus intenciones por acabar con su vida, podemos decir que son consecuencia de su sentimiento de siempre querer saber más. Llegado cierto punto de su vida, se dio cuenta de que sabía muchas cosas, tenía demasiados conocimientos, pero a pesar de esto, él se sentía indigno; por un lado creía que el saber tanto no le había llenado el alma y por otro lado, quería ser más sabio aún. Por estas dos causas, su interior se sentía imposibilitado ante sus sentimientos y, obviamente, eso lo llevaría a la desesperación y a querer terminar con su vida. CONCLUSION. Fausto es indiscutiblemente una obra universal. Es interesante la idea que el bien y el mal viven dentro de nuestro ser, y somos nosotros quienes elegimos que camino seguir. En cuanto al cansancio de Fausto por todo el conocimiento acumulado es comprensible, ya que llegó al punto de no interesarse por nada más y estaba decepcionado de saber tanto y aún así no encontrarse satisfecho o feliz. A nuestro modo de entender, Goethe al escribir Fausto, creemos que quizás, más que preguntarnos sobre el 4
hecho de sí es creyente o no, debimos enfocarnos hacia lo esencial de la obra. El eterno conflicto interno de los humanos. Este inmenso poema, es ante todo, símbolo, arquetipo. Una alegoría humana con todas sus implicaciones. Un hombre, a quien su deseo epistemológico de abarcarlo todo, tenerlo todo, lo llevan, a fin de cuentas, a empeñar su alma con este fin. Fausto se nos muestra como el hombre atormentado que, lejos de satisfacerse con el conocimiento intelectual, decide irse por los derroteros de la magia y, eventualmente, se convierte en poseedor de la belleza máxima. Después de haber verificado nuestras hipótesis, queremos dar a conocer nuestras opiniones finales del libro. Es irrefutablemente un drama interesante en la mezcla o en la idea en que el bien y el mal viven dentro de nuestro ser, y somos nosotros quienes elegimos que camino seguir. Goethe, al escribir esa obra, trata en todo momento de resaltar los cuestionamientos internos de cada persona, aquellas luchas que muchas veces opacan nuestros días, cuando la razón nos dice algo mientras que nuestro corazón nos dice otra cosa. Y es así como pasamos grandes etapas de nuestras vidas siguiendo a nuestras pasiones, que por lo general, son mucho más fuertes que nuestras razones. En Fausto, está muy claro que muchas veces nos dejamos llevar por nuestras emociones, las cuales al estar complacidas, dan muchas más tranquilidad a nuestra vida. Al leer Fausto, podemos encontrar significados diferentes en épocas determinadas de nuestras vidas, pero siempre se escapa algo, por lo mismo su mensaje es indefinido y no se trata simplemente de una obra clásica dentro de un contexto socio−histórico determinado. Fausto es la expresión de la naturaleza, un sistema de cambios cerrado en si mismo. Según nuestro punto de vista, el hombre más feliz es aquel que sabe reconocer los méritos de los demás, que puede alegrarse del bien ajeno como si fuera propio. Y vive su vida tanto interior como exterior en forma coherente. Finalmente, queremos dejar una frase del mismo dramaturgo J.W. Goethe, la que consideramos que se aplica totalmente al personaje de Fausto: No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer. COLEGIO MANANTIAL DE LA FLORIDA LENGUAJE DIFERENCIADO FAUSTO JOHANN WOLFGANG GOETHE
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