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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
FERNANDO QUIROGA CURSO 2014-2015
Texto descriptivo Texto inicial Con la descripción representamos lingüísticamente el mundo real o imaginado: en el ámbito humano —personal y social— y sus esferas de actividad; en el ámbito creado por los humanos: construcciones, aparatos y artefactos; y en el ámbito natural: rocas y montañas, animales, plantas y paisajes. Con la descripción expresamos la manera de percibir el mundo a través de los sentidos —lo que vemos, oímos, olemos, tocamos y gustamos—, y a través de nuestra mente que recuerda, asocia, imagina e interpreta. Nuestra cultura ha favorecido el sentido de la vista como sentido privilegiado para la representación de la realidad: por eso decimos que la descripción representa la diferenciación y la relación de lo que percibimos en el espacio y se ha asociado con la representación de escenas a través del dibujo, la pintura, la fotografía o el film. La descripción se aplica tanto a estados como a procesos y se realiza según una perspectiva o punto de vista determinados, con un amplio abanico de posibilidades que se presenta desde el ángulo más objetivo al más subjetivo. Toda descripción está condicionada por el contexto en que aparece la comunicación: la relación entre los interlocutores, el contrato comunicativo que se establece, el conocimiento compartido que se presupone. El propósito que se pretende —ya sea persuadir, convencer, criticar, informar, burlarse o conmover— orienta la descripción, cuya función puede ser predominantemente informativa o bien expresiva, argumentativa, directiva. El contenido responde a preguntas, explícitas o implícitas, del tipo: ¿Qué es? ¿Cómo es? ¿Qué partes tiene? ¿Para qué sirve? ¿Qué hace? ¿Cómo se comporta? ¿A qué se parece? Todo ello forma parte de la configuración pragmática de la descripción. Casalmiglia y Tusón: Las cosas del decir. 10.2
Definición La descripción es un modo de representación discursiva que trata de expresar los rasgos característicos de un ser o un objeto (que, en general, pueden ser percibidos a través de los sentidos). En principio, se puede describir todo lo que tiene carácter sensorial y emocional. Mediante la descripción, intentamos representar, utilizando mecanismos de expresión lingüística, la imagen —las cualidades, la forma, las propiedades…— de un objeto, una persona, un ambiente, un lugar, un sentimiento… tal y como si el lector/oyente lo estuviera percibiendo con sus propios sentidos. Esta representación puede ser más o menos detallada y más o menos objetiva y suele hallarse al margen del flujo temporal.
Tipos de descripción Según lo descrito Cualquier hecho, objeto, espacio, persona es susceptible de ser analizado y descrito: pueden describirse sentimientos, sensaciones, ambientes; las características psicológicas o físicas de las personas; lugares reales o imaginarios; acciones y acontecimientos… Ante esta posibilidad descriptiva, los tratados antiguos de retórica clasificaban los tipos de descripción en:
Topografía: se describen lugares (reales o imaginarios).
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Cronografía: se describen espacios temporales, caracterizados por los acontecimientos que en ellos suceden (no hay relación de causalidad entre ellos, puesto que, en ese caso, se trataría de narración).
Prosopografía: se describen físicamente figuras animadas, personas fundamentalmente.
Etopeya: se describen costumbres, virtudes, talentos, defectos, cualidades morales… de personas.
Retrato: se trata, en realidad, de hacer una prosopografía y una etopeya sobre alguien.
Paralelismo: se describen varios seres u objetos sucesivamente para establecer lazos comparativos.
Marco: se describen hechos (pasiones, fenómenos físicos y psicológicos, acontecimientos…) que sirven como marco para el desarrollo de un relato
Acciones: son descripciones cuyos enunciados indican acciones. En este sentido están muy próximas a las narraciones, pero, al contrario que en ellas, aquí la acción no importa, sino que es el medio para caracterizar a un personaje o a un objeto (por ejemplo, un prospecto de una medicina); a una situación (por ejemplo, en algunas acotaciones teatrales). A diferencia de las narraciones, estas secuencias de acciones no incluyen conflicto que tenga que resolverse.
Según la función Dependiendo de la intención comunicativa, el punto de vista y la actitud del emisor, podemos encontrarnos ante dos tipos de descripción: la descripción técnica y la no técnica.
Descripción técnica: Su finalidad primordial es instruir al receptor en las características de lo descrito. En este sentido presenta concomitancias con el texto expositivo, pero, al contrario que en aquel, no supone una explicación de lo descrito (Casalmiglia y Tusón: Descripción: ¿Qué es? ¿Cómo es? ¿Qué partes tiene? ¿Para qué sirve?... / Exposición: ¿Por qué?) Este tipo de descripción tiende a la objetividad y la precisión, persigue la claridad y suele ser exhaustiva. Puede ser autónoma (por ejemplo, un informe médico) o estar al servicio de demostraciones científicas (por ejemplo, dentro de una argumentación sobre la necesidad de aplicar tal o cual medicamento ante cierta enfermedad). A veces, se acompaña de representaciones icónicas, como diagramas, mapas, dibujos, esquemas... (por ejemplo, las instrucciones de un mp3).
Descripción no técnica, dentro de la cual distinguimos la descripción literario y la descripción cotidiana. o Descripción cotidiana: Se basa en la percepción directa de la realidad, pero impregnada de factores emotivos que producen visiones subjetivas e interpretaciones. El grado de exhaustividad depende de factores pragmáticos: intencionalidad, conocimiento común entre interlocutores, conocimiento presupuesto entre interlocutores, situación... o Descripción literaria: Es subjetiva y expresiva. Predomina la función poética (lo que la aleja de la cotidiana), porque su finalidad es fundamentalmente estética. No pretende exhaustividad. Suele estar inserta en diálogos y narraciones literarias.
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Según el tratamiento del emisor En función de los intereses del que describe, podemos encontrarnos con descripciones exhaustivas o selectivas; estáticas o dinámicas; realistas o idealizadas; objetivas o subjetivas.
Descripción exhaustiva/selectiva La descripción exhaustiva refleja de forma detallada y meticulosa todos los rasgos de la realidad que se quiere representar, mostrándola, a veces, desde diferentes puntos de vista. Esta forma de descripción es propia de los textos científicos y técnicos. naranja 1 […] Fruto del naranjo, de forma globosa, de seis a ocho centímetros de diámetro, corteza rugosa, de color entre rojo y amarillo, como el de la pulpa, que está dividida en gajos, y es comestible, jugosa y de sabor agridulce. Diccionario de la Real Academia Española
albaricoque […] Fruta parecida al melocotón, pero de menor tamaño, con piel de color amarillento y de superficie lisa, pulpa dulce y aromática y semilla en forma de hueso acorazado del que se extra un aceite semejante al de las almendras. Diccionario abreviado del español actual
La descripción selectiva presenta solo los rasgos más significativos o expresivos de la realidad descrita. Asomaban los albaricoques entre el follaje como rosadas mejillas de niños. V. Blasco Ibáñez: La Barraca
Descripción estática vs Descripción dinámica La descripción estática presenta una realidad fija, estable, inmóvil, que no cambia. A lo lejos se veía el mar, una mancha alargada de un verde pálido, separada en línea recta y clara del cielo, de color algo lechoso en el horizonte. En aquel barrio antiguo, las casas próximas eran de gran tamaño; sus paredes se hallaban desconchadas; los tejados, cubiertos de musgos verdes y rojos, con matas en los aleros de jaramagos amarillentos. Se veían casas blancas, azules, rosadas, con sus terrados y azoteas; en las cercas de los terrados se sostenían barreños con tierra, en donde las chumberas y las pitas extendían sus rígidas y anchas paletas; en alguna de aquellas azoteas se veían montones de calabazas surcadas y ventrudas y de otras redondas y lisas.
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[…] Por encima de las terrazas y tejados aparecían las torres del pueblo: el Miquelete, rechoncho y fuerte; el cimborrio de la catedral, aéreo y delicado, y luego, aquí y allá, una serie de torrecillas, casi todas cubiertas de tejados azules y blancos que brillaban con centelleantes reflejos. Pío Baroja: El árbol de la ciencia
Allí está Juan Sánchez, erguido altaneramente, con la mano en la empuñadura de un sable. Hay una desoladora expresión de vacía arrogancia en sus pupilas. Cuelgan en su pecho unas medallas. Benjamín Jarnés: Locura y muerte de nadie
La descripción dinámica presenta una realidad como cambiante, la muestra como dinámica, con rasgos cambiantes, en proceso de transformación. La catedral es fina, frágil y sensitiva. La dañan los vendavales, las sequedades ardorosas, las lluvias, las nieves. Las piedras areniscas van deshaciéndose poco a poco; los recios pilares se van desviando; las goteras aran en los muros huellas hondas y comen la argamasa que une los sillares. La catedral es una y varia a través de los siglos; aparece distinta en las diversas horas del día; se nos muestra con distintos aspectos en las varias estaciones. En los días de espesas nevadas, los nítidos copos cubren los pináculos, arbotantes, gárgolas, cresterías, florones; se levanta la catedral entonces, blanca sobre la ciudad blanca. En los días de lluvia, cuando los canales de las casas hacen un ruido continuado en las callejas, vemos vagamente la catedral a través de una cortina de agua. En las noches de luna, desde las lejanas lomas que rodean la ciudad, divisamos la torre de la catedral destacándose en el cielo diáfano y claro. Muchos días del verano, en las horas abrasadoras del mediodía, hemos venido con un libro a los claustros silenciosos que rodean el patio: el patio con su ciprés y sus rosales. Azorín: “La catedral”, en Castilla
Descripción realista o idealizante/degradante El autor de una descripción puede adoptar distintas actitudes ante lo que describe:
Si el autor intenta describir la realidad tal como se presenta, nos encontramos ante una descripción realista. El gabinete de lectura, que también servía de biblioteca, era estrecho y no muy largo. En medio había una mesa oblonga cubierta de bayeta verde y rodeada de sillones de terciopelo de Utrecht. Leopoldo Alas, Clarín: La Regenta
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Si el autor selecciona los aspectos positivos de la realidad con el ánimo de ennoblecer lo descrito, hablamos de descripción idealizadora. Esta forma de descripción es frecuente en los panegíricos o discursos de alabanza de una persona. Tu aliento es el aliento de las flores, tu voz es de los cisnes la armonía; es tu mirada el esplendor del día, y el color de la rosa es tu color. Gustavo Adolfo Bécquer
Si el autor intenta rebajar lo descrito destacando sus aspectos negativos, la descripción es degradante. Las caricaturas y las sátiras se basan en este tipo de descripción.
Un golfo largo y astroso, que vende periódicos, ríe asomando a la puerta, y como perro que se espulga, se sacude con jaleo de hombros la cara en una gran risa de viruelas. Ramón M.ª del Valle-Inclán: Luces de Bohemia
Proceso descriptivo El proceso descriptivo sigue, fundamentalmente, los siguientes cuatro pasos, que se ven afectados por la realidad de la perspectiva del que describe, así como por sus intenciones (descripción técnica vs. descripción literaria, por ejemplo) con la descripción y por las convenciones establecidas para el género descriptivo. Lo resumimos en el siguiente cuadro:
1. Observación de lo que Perspectiva del se quiere describir observador: ¿Quién observa? ¿Desde dónde observa? ¿De 2. Selección de los rasgos qué modo se observa?
Convención de género: convención de los tiempos 3. Ordenación de los Intención comunicativa: verbales, organización de los rasgos seleccionados ¿Para qué se describe? ¿Con contenidos… qué fin de describe? 4. Expresión de los rasgos seleccionados y ordenados
Descripción como elemento auxiliar Aunque, teóricamente es sencillo imaginar una descripción en estado puro (describir por describir), de hecho la descripción suele hallarse dentro de actos de habla superiores que la incluyen como auxiliar. En este sentido, observamos cómo los textos narrativos utilizan la descripción con frecuencia para caracterizar
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personajes, lugares... Aun así, es más fácil describir sin contar nada que contar algo sin describir, es decir, es más sencillo describir sin narrar que narrar sin describir, porque la descripción es más básica lingüísticamente que la narración. Siguiendo con esta idea, pese a que en la descripción predomina, en principio, la función referencial, suele tomar parte de otras funciones del lenguaje en función de los otros textos en los que se inserte (por ejemplo, la poética, si se trata de una descripción en lírica; la conativa, si se trata de una descripción en publicidad; etc.).
Rasgos distintivos de la descripción
Ausencia de temporalidad, que se consigue gracias al juego que se produce entre elementos plenos de referencia —los sustantivos y los adjetivos, fundamentalmente—, que aíslan partes, propiedades, cualidades… dentro de la descripción. Además, esta atemporalidad se logra a través de los tiempos verbales empleados —presente e imperfecto—.
Los enunciados se yuxtaponen sin trabazón lógica entre ellos: no hay relación de causalidad ni jerarquización en función de su importancia; ninguno es más relevante que otro para la descripción.
En relación con el punto anterior, podemos afirmar que no importa el orden de los enunciados para lograr la idea de conjunto que persigue la descripción, puesto que todos los enunciados apuntan temáticamente al mismo objeto descrito.
Los textos descriptivos pueden ser fácilmente reducidos a un nombre: el nombre cuya referencia es lo descrito en el texto (por ejemplo: “Instrumento para cortar formado por una hoja de metal de un corte solo y con mango” se podría reducir a ‘cuchillo’).
La descripción implica un proceso de esquematización del objeto descrito que pasa por: o
La descripción sucinta de lo esencial del objeto: lo que le es más característico.
o
La compleción de la descripción anterior.
o
La remisión a un significado exterior, del conocimiento del mundo.
o
La valoración emocional de lo descrito (gracias a lo que podemos observar mediante la evaluación del léxico seleccionado por el que describe —léxico más neutro o más subjetivo— podemos encontrarnos con descripciones más o menos objetivas).
o
La organización de forma jerárquica (no en función de la importancia de lo descrito, sino, simplemente, por seguir un orden), que puede ir de lo general a lo específico, de la descripción de las partes a las relaciones entre ellas, etc. Así, por ejemplo, durante la Edad Media se estableció por parte de los tratadistas un canon para realizar el retrato corporal, aunque este orden fijo podía ser alterado en algún punto, e incluso podía carecer de ciertos rasgos. El escritor medieval retrataba, pues, ajustándose a un modelo dentro del cual podía moverse con variable libertad. El orden más o menos constante era el siguiente (aunque podía limitarse al rostro): (1) cabellos, (2) frente, (3) cejas y ojos, (4) mejillas, (5) nariz, (6) boca, (7) dientes, (8) barbilla, (9) cuello, (10) nuca, (11) espaldas, (12) brazos, (13) manos, (14) pecho, (15) talle, (16) vientre, (17) piernas, (18) pies. Este canon permaneció vigente durante siglos, aunque los escritores han tendido a soslayar con posterioridad su sistema mecánico, introduciendo en él significativas variaciones, mezclando rasgos corporales con indumentarios, deteniéndose en detalles nuevos, introduciendo pinceladas de carácter, etc.
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Elementos gramaticales de la descripción
Predominan verbos copulativos y semicopulativos, verbos que indican posesión (tener, poseer...).
Tiempos verbales aspectualmente imperfectivos.
Normalmente aparecen en oraciones enunciativas afirmativas. Aunque pueden valerse de la negación, definiendo al objeto por lo que no es; este tipo de negación implica una comparación no expresa.
Abundan elementos que funcionan con valor adjetival: adjetivos calificativos, o sintagmas que funcionan como ellos (SPrep), aposiciones directas (El Rey Juan Carlos) o indirectas (Juan, mi hermano, es alto); oraciones subordinadas adjetivas de relativo especificativas.
Abundan los adverbios que funcionan como complementos circunstanciales de modo, que determinan la gradación de la cualidad: bastante alto, parcialmente interesante... y, asociadas a ellos, todas aquellas construcciones que sitúen espacial y temporalmente al objeto de descripción: En aquel tiempo, Juan andaba todos los días alegre y curioso en clase.
Las conjunciones más abundantes son como y que, como introductoras de comparaciones y cualidades en subordinadas de comparación y adjetivales. Y tiene el valor de sumar significados, generalmente referidos a cualidades y/o partes del objeto. La adversativa pero tiene un cierto valor argumentativo en cuanto anula la conclusión que el receptor espera del objeto de descripción: si decimos Ana no se lava los dientes, se ducha una vez al mes y se cambia de ropa esperaríamos una conclusión desfavorable de Ana, pero la adición de la adversativa introduce una valoración inesperada: pero su presencia agrada todas las fiestas.
La estructura básica de la descripción En la descripción, se suele repetir el siguiente esquema subyacente: 1. Tema (objeto de la descripción): se suele dar una pequeña definición o algún dato introductorio que introduzca el tema de la descripción. A este paso se le denomina anclaje. El anclaje orienta a al receptor sobre el objeto de la descripción. Es el punto de partida de la descripción y suele coincidir con el título o el tema de la misma. El anclaje típico va al principio del texto; por su parte, al anclaje con afectación no tiene lugar hasta el final de la secuencia descriptiva. 2. Aspectos (proceso de aspectualización) (percepción sensorial): se describen las partes, las propiedades, las características, etc. del tema de la descripción. Las partes mantienen una relación de sinécdoque en relación al total del objeto: Rafael (objeto - anclaje) era un chico flaco (propiedad), con el pelo (parte) enmarañado. 3. Relaciones: entre las partes, con otras entidades, utilidad, etc. La puesta en relación del objeto descrito con el mundo exterior se hace, básicamente, mediante dos operaciones: el enmarque situacional y la asociación: el enmarque situacional tiene como base la relación metonímica, porque se refiere a características contiguas al objeto descrito, tanto por su situación espacio-temporal como por lo que respecta a otros objetos próximos, cuyas cualidades ayudan a definirlo, representarlo y situarlo. La asociación aproxima el conjunto de aspectos diferentes de dos o más objetos supuestamente conocidos por el receptor, de modo que ayuda a entender el objeto de descripción por su parecido o divergencia con aquéllos. La forma más común es la comparación, la metáfora… son formas de asociación. Por ejemplo, si queremos describir “un pupitre”, la estructura sería, más o menos, la siguiente:
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TEMA: pupitre
ASPECTOS
mesa
RELACIONES
silla
está en los colegios sirve para estudiar
N.B.: A su vez, cada parte, característica, propiedad, etc. descrita puede ser tratada como un subtema de la descripción, analizando a su vez sus aspectos y sus relaciones. Éste es el proceso de tematización. Es decir:
TEMA: pupitre
ASPECTOS
mesa
está en los colegios
silla
ASPECTOS
respaldo
RELACIONES
sirve para estudiar
RELACIONES
madera
sirve para sentarse
Otras formas de estructurar la descripción pueden ser las siguientes:
Estructura lineal, en la que los elementos descritos se disponen sucesivamente, como ocurría con el canon medieval del retrato.
Estructura recurrente, donde a lo largo de toda la descripción aparecen los mismos elementos sujetos a escasas variaciones, como un modo de marcar la importancia que lo observado ha producido en el escritor, y trasladar esa tensión emotiva al lector.
Estructura circular: es la que se da cuando un texto descriptivo comienza y se cierra con los mismos elementos, los cuales quedan de esta forma destacados del resto.
Estructura temporal: ordenación de lo descrito desde lo más alejado a lo más presente, y viceversa, acogiéndose a la alineación temporal de los elementos.
De lo general a lo particular (y viceversa): en esta ordenación el autor otorga cierta jerarquía a los datos que presenta, como un modo de subjetivarlos ante la mirada del lector.
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TEXTOS DESCRIPCIÓN Texto 1: [RASGOS MORFOLÓGICOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA] Estos rasgos son los siguientes: en primer lugar, la existencia de una altiplanicie interior, dominio de los páramos horizontales, modelados en arcillas y margas miocenas, disecados por la erosión de los ríos, desmantelados otras veces y reducidos a cerros residuales. La Meseta se articula en dos escalones, más elevado el septentrional, separados por la arista montañosa del Sistema Central. Los sedimentos miocenos sólo ocupan en el escalón meridional la porción oriental, mientras que al Oeste se limitan a rellenar el fondo de los ríos. Tres sistemas montañosos, el Cantábrico, el Ibérico y Sierra Morena defienden el acceso a la Meseta que sólo del lado Oeste queda relativamente abierta a la penetración desde el Océano. Tres depresiones marginales, la del Ebro, la del Guadalquivir y las tierras bajas de Portugal, forman el zócalo sobre el que la Meseta se endereza. La depresión del Ebro queda cerrada en todos sus lados, y el río, cuyo valle encuadran los Pirineos y el Sistema Ibérico, tiene que rasgar la cadena litoral catalana para alcanzar el Mediterráneo; mientras que el Guadalquivir, cuya cuenca delimitan Sierra Morena y los Sistemas Béticos, discurre fácilmente hasta el mar sin obstáculo montañoso. Por último, una faja discontinua de llanuras litorales, de irregular anchura y desarrollo, forma la aureola periférica de la Península Manuel de Terán: “La genialidad geográfica de la península ibérica”, en Geografía Universal (Paul Vidal de la Blache y Lucien Gallois [dirs.]), Barcelona: Montaner y Simón; tomo IX (Península Ibérica); 1949; págs. 3-13
Texto 2: —¿Cómo definiría su momento actual? —Estoy loco por saltar de nuevo a un escenario tras la fase de elaboración de Sombras de la China. Ansío volver a ser titiritero. Y me encuentro en forma para ello, a gusto conmigo mismo. Aunque soy uno de los sosegados más alborotados del país, atravieso momentos de agradable estabilidad y funciono cada día con razonable eficacia. La razón se impone a los agobios. El cerebro está en orden. La cabeza tan campante. Es cierto que me abandonan los pelos, pero ni hablar del peluquín. La nariz olfatea con desparpajo. El oído siempre alerta. La garganta, serena. La pelvis y su ámbito, felices. Los pies caminan con soltura. (Fragmento de entrevista de R. Cantalapiedra a J. M. Serrat, El país Dominical, IX-1998).
Analice los elementos característicos de la descripción: Tipo de descripción según:
Lo que se describe La función El tratamiento del emisor (±exhaustiva, ±estática, ±realista, ±objetiva) Orden y estructuración de la descripción Rasgos característicos (también gramaticales)
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