FICHA TÉCNICA El niño de la bicicleta Película

FICHA TÉCNICA El niño de la bicicleta Película Títulos: Le gamin au vélo (El niño de la bicicleta / El chico de la bicicleta / The Kid with a Bike /

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FICHA TÉCNICA El niño de la bicicleta Película

Títulos:

Le gamin au vélo (El niño de la bicicleta / El chico de la bicicleta / The Kid with a Bike / Il ragazzo con la bicicletta) Dirección: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne. Guión: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne. Fotografía: Alain Marcoen (Color). Música: Ludwig van Beethoven ("Adagio un poco mosso"). Producción: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, Denis Freyd, Andrea Occhipinti, Stefano Massenzi, Bernadette Meunier, André Michotte, Arlette Zylberberg, Delphine Tomson. Productora: Les Films du Fleuve / Archipel 35 / Lucky Red (présentent) / France 2 Cinéma / Radio Télévision Belge Francophone (RTBF) / Belgacom TV / Canañ+ / CinéCinéma / France Télévisions / Wild Bunch. Países: Bélgica-Francia-Italia, Género: Drama social, Drama psicológico / Infancia, Orfanatos, Adopción. Duración: 87 min. Año: 2011. Premios: 2011: Festival de Cannes: Gran Premio del Jurado (Ex-aequo) 2011: Premios Cesar: Nominada a Mejor película extranjera 2011: Premios del Cine Europeo: Mejor guión. 4 nominaciones, incluyendo mejor película 2011: Globos de Oro: Nominada a mejor película de habla no inglesa 2011: Independent Spirit Awards: Nominada a Mejor película extranjera 2011: Satellite Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa 2011: Festival de Valladolid - Seminci: Sección oficial largometrajes a concurso Reparto: Thomas Doret (Cyril Catoul), Cécile De France (Samantha), Jérémie Renier (Guy Catoul), Fabrizio Rongione (Le libraire), Egon Di Mateo (Wes), Olivier Gourmet (Le patron du bar), Batiste Sornin (Educateur 1), Samuel De Rijk (Educateur 2), Carl Jadot (L'instituteur), Claudy Delfosse (L'homme gare de bus), Jean-Michel Balthazar (Le voisin Val Polet), Frédéric Dussenne (Le concierge), Myriem Akeddiou (L'assistante médicale), Sandra Raco (L'éducatrice), Hicham Slaoui (Le directeur), Romain Clavareau (Logan), Charles Monnoyer (Brian), Jasser Jaafari (Nabil), Mireille Bailly (La boulangère), Mourad Maimuni (Le garagiste), Neda Luga (La cliente salon de coiffure), Laurent Caron (Gilles), Selma Alaoui (Nadine), Youssef Tiberkanine (Mourad), Michèle Romus (La grand-mère de Wes), Bilal Covino (L'apprenti garagiste), Valentin Jacob (Martin), Lara Persain (La médiatrice), Jérémie Segard (Le vendeur supérette), Sabrina Mastratisi (La caissière). Sinopsis: Cyril, un niño de once años, se escapa de un hogar, donde su padre lo dejó después de prometerle que volvería a buscarlo. Pero Cyril se propone ir a encontrarlo. Después de llamar en vano a la puerta del apartamento donde vivían, para escapar de la persecución del personal del hospicio, se refugia en un gabinete médico y se echa en brazos de una joven sentada en la sala de espera. Así es como, por pura casualidad, conoce a Samantha, una peluquera quien le permite quedarse con ella los fines de semana.

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Federación Internacional de Mujeres Universitarias Federación Mexicana de Universitarias Universidad Nacional Autónoma de México Museo de la Mujer Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México. Cine-Club de género, 05 de abril de 2016. El niño de la bicicleta Mtra. Delia Selene de Dios Vallejo

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El niño de la bicicleta desarrolla con naturalidad un conmovedor guión que define el amor como una necesidad vital innata a la persona. El propósito de los directores es la simple exposición de un mensaje de auxilio sobre el aislamiento amoroso y la soledad, tan comunes en la sociedad moderna, sin adscribirse a ideologías ni liarse en rodeos o ambigüedades. La claridad es sinónimo de brevedad; bastan unas pocas escenas para caracterizar a los personajes: Cyril encuentra en Samantha, la primera desconocida quien se interesa por él, el cariño que no recibe de un padre que le ve como un estorbo. Samantha, por su parte, es puro afecto: un personaje sin presentación que, tras una irrupción casual en la trama, no pone trabas para acoger al niño desde su primer encuentro. Más tarde, se confirma la sospecha sobre tan chocante tolerancia; Samantha tiene pareja, pero su privación afectiva procede de la ausencia de un destinatario de su amor maternal (estupenda la escena en la que establece sus prioridades decantándose por Cyril). Lo más curioso de El niño de la bicicleta es su voluntad protestona, eficiente pero libre de efectismos, su capacidad realista para aludir a numerosas polémicas sociales con una morosidad narrativa -sobre la palabra, no sobre el discurso- tan drástica (arrítmica y letárgica cadencia, frecuente en el cine de los Dardenne y uno de los principales objetos de crítica para sus detractores) y un croquis argumental tan conciso y elemental, donde toda escena es consecuencia directa de su anterior inmediata. Las deficiencias en la educación de una generación Catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-UNAM *Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas Asociación Civil. Se agradece el apoyo de las licenciadas: Eva Calderón, Eurídice Román de Dios, Adriana Romo Sotres, Pamela Jiménez Romo y Rosalinda Cuéllar Celis. ♣



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criada por los videojuegos (aunque suene a tópico "purista") tienen su germen en la incapacidad de unos padres novatos -como los de la brillante El niño (L'enfant, 2005)-, quienes vieron prolongada su adolescencia y apenas alcanzaron la madurez. Los directores no cuestionan la dificultad de la paternidad, mas sí lanzan su dedo contra aquel que "tira la toalla", omitiendo unos motivos inexistentes. La apática falta de estímulo en unas vidas demasiado fáciles, que de pronto se volvieron demasiado difíciles, es razón suficiente para obviar la importancia de las cosas, tirar por el camino cómodo y no encarar los demonios personales. Esta función de denuncia guarda una estrecha relación de dependencia con la bicicleta del título. Es mucho más que una bicicleta, todo gira en torno a ella como personaje omnipresente, como hilo conductor y como separador de fases argumentales. Es el pretexto inicial para que el niño busque a su padre y proporciona la clave para su hallazgo, además de actuar como primer nexo de una relación futurible, entre Cyril y Samantha. El tiempo la hará mutar en inmejorable vehículo para desaparecer y empezar desde cero. Pero también, desempeñará un papel de demiurgo que tienta para apurar las decisiones que moldearán la personalidad. Es ley de vida, equivocarse para aprender, y los Dardenne quieren hacer hincapié en ello, suavizando la tentación, con un mal muy subliminal, no terminantemente nefasto, para evidenciar la presencia de un enemigo más duro en el interior de cada uno. A tal solemnidad conceptual le corresponde una expresión silenciosa y serena, solo violada por unas transiciones musicales que se encargan de subrayar unos figurados capítulos configurados como una tortuosa escalada de una psicología dividida en niveles. La exclusión de todo alambique estilístico libera de trucos narrativos una trama que desprendía un hedor a tragedia desde la resolución de un conflicto suave como la amenaza de sus propias secuelas. Pues no se sufre por el peligro que acecha al chiquillo, sino por la contingencia de lo que sería una gratuita moralina. Conscientes de ello, los Dardenne resucitan a su protagonista con un nuevo perfil fraguado por la experiencia. El niño serio ya sonríe.1 Cuando se habla de cine combativo, comprometido y reivindicativo salen a flote un raudal de autores (no sólo) europeos quienes a lo largo de su filmografía 1

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abordaron distintos conflictos sociales. Ken Loach, Robert Guédiguian, Constantin Costa-Gavras, Fernando León de Aranoa y, desde luego, los hermanos JeanPierre y Luc Dardenne, entre otros. Cada uno con su estilo, cada uno centrado en sus parcelas de interés. Unos comprometidos con las condiciones de vida de los trabajadores, con los sectores más marginales de la sociedad y otros con los avatares políticos. Los hermanos Dardenne, quienes ahora nos ocupan, han desarrollado más de dos décadas de cine social, sin ánimo alguno de encasillarlos con etiquetas. Una filmografía reconocible. Con denominación de origen. Sus películas son retratos enérgicos, repletos de personajes, preferiblemente jóvenes, marginales y excluidos. Con un estilo formal y narrativo muy diáfanos. Filmes en los cuales forma y fondo van de la mano. Un universo cinematográfico que ha contado con el reconocimiento de una Espiga de Oro como Mejor película en la Seminci de Valladolid –La promesa (1996) con la que obtuvieron, por primera vez, el beneplácito de la crítica internacional y consolidaron un estilo propio–, dos Palmas de Oro en Cannes –Rosetta (1999) y El niño (2005)– y un Gran premio del jurado, también en el Festival de Cannes –El niño de la bicicleta (2011). Con ésta última los hermanos Dardenne, continuistas en esencia, rompieron con algunas de las premisas de su cine para contar, citando sus propias palabras, "un cuento de hadas". El protagonista es un crío, Cyril, quien se encuentra una casa hogar. Su padre lo abandonó con la promesa de regresar pasado un tiempo. Su mayor fijación es recuperar su bicicleta negra y emprender la búsqueda de su progenitor. En medio de esa pesquisa, en pos de su pequeño tesoro de dos ruedas, conoce por casualidad a Samantha, una peluquera del barrio. Ella, en un acto de altruismo bellísimo, decide atenderlo durante los fines de semana. Este es el punto de partida de la historia más conmovedora, que no sentimentalista, de la filmografía de los belgas. Tal vez no sea su mejor película, pero posiblemente la más brillante, en todos los sentidos. ¿Por qué la más brillante? Sin atender a valoraciones subjetivas, es más luminosa que sus películas anteriores. No existe esa atmósfera gris, apagada, deprimente. La fotografía es muy alegre. Ambos directores rodaron en verano con el objetivo de hacer un filme con más brillo, con más colorido. En consonancia con una visión menos pesimista de la realidad. Acorde con el mensaje de amor, bondad y solidaridad latente. Buscando imágenes menos sórdidas, enriqueciendo las escenas con una mayor carga expresiva a través de la música, algo prácticamente ausente en sus piezas anteriores. Hay también algunas variaciones técnicas, si bien es cierto que siguen abundando los primeros planos del protagonista, no existe esa suerte de cámara persecutoria de Rosetta o El hijo. Las escenas, a su 4

vez, están rodadas a una altura diferente de lo habitual, con ángulos bajos; debido al simple deseo por parte de los realizadores de adoptar el punto de vista del niño. Todo está enfocado, sin una ternura azucarada, al optimismo –de ahí el personaje de Samantha, posiblemente el más bondadoso de cuantos hayan creado–. El mérito de la jugada, el secreto de su brillantez, reside en el no abandono de su universo descarnadamente realista –apunte subjetivo–. Enriquecieron su paleta de grises con tonos más cálidos. La historia es un peregrinaje cuya meta es el amor. Cyril anhela el regreso de su figura paterna y ante los múltiples desengaños picará de flor en flor en busca de reciprocidad afectiva. Desde su conflictividad inicial hasta la canalización de su ira. La acción se desarrolla prácticamente en tres espacios, la ciudad donde Cyril vivía con su padre, y con la peluquera más tarde; el bosque donde se encuentran los múltiples peligros; y la gasolinera, lugar de transición entre una etapa evolutiva y otra. Escenarios de un viaje plagado de obstáculos, donde la criatura sólo encuentra el manto protector de su hada madrina –Samantha–. Los hermanos Dardenne hablan, por primera vez, de la devoción afectiva como realidad latente. La filman. Desde la inocencia de un niño se dibuja la ética del desinterés. Una película pequeña que se agiganta a su fin por su carácter humano. Sin caer en la empalagoso ni en lo melodramático. Tan descriptiva como sus filmes anteriores, pero mucho más expresiva. Menos voraz. Tan espontánea como una sonrisa. Mérito no sólo de la pareja realizadora, también de los dos protagonistas. La naturalidad exhibida por Thomas Doret roza la epopeya –recuerda a la de los gemelos de Más allá de la vida (2010)–. Un ejercicio de realismo con dos caras, el lado áspero y el lado tierno. Una historia demoledora pero con margen para la redención. Quizás, no la mejor, pero sí la más bonita.2 ‘El niño de la bicicleta’ empieza con Cyril intentando encontrar a su padre, Guy (Jérémie Renier, actor fetiche de los Dardenne). Furioso, incontrolable, Cyril consigue escapar del hogar para niños en donde ha sido internado y llegar al piso donde vivía con su padre, pero descubre que ha sido abandonado, tanto la él como la vivienda. La única pero inmensa alegría que anima a Cyril es haber podido recuperar su querida bicicleta, gracias a la generosa Samantha, una peluquera a quien conoce durante su desesperada búsqueda. Con la ayuda de la mujer, el chico sabe que Guy vive con una joven a quien está ayudando a montar un restaurante. Cuando el padre lo rechaza, Cyril no encontrará alivio en la bondad de Samantha, y se meterá en problemas. Por ahí se dice que es la versión de los belgas de ‘Caperucita roja’. 2

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Aseguran los hermanos Dardenne que emplearon prácticamente un año en terminar el guion de ‘El niño de la bicicleta’, el cual en un principio fue concebido como un cuento de hadas sobre una mujer que intenta llevar por el buen camino a un niño agresivo. Lo mejor es que no subrayan los sentimientos o los explican, huyen de lo convencional. De esa manera se plasma mejor en la gran pantalla el estupendo trabajo de los Dardenne con el niño protagonista, lo cual les obligó a realizar muchos más ensayos de lo que están acostumbrados antes de empezar a rodar. La puesta en escena de los realizadores, es simple y efectiva, dejando respirar la acción y espacio para los personajes, y con la labor de los actores, impecables.3 Jean-Pierre y Luc Dardenne opinan: “Hay dos diferencias de peso -señala Jean-Pierre Dardenne-. Por una parte, es la primera vez que rodamos en verano, y la luz cambia del todo. Es una película muy callejera. De otro lado, el personaje interpretado por Cécil de France es netamente positivo”. Hay un tercer elemento que marca la diferencia y es que por primera vez en su cine hay música. El niño de la bicicleta tiene, como es habitual en las películas de los belgas, a un niño como protagonista: Cyril (Thomas Doret), un chico de trece años hiperactivo que malvive en un centro para niños desamparados y sueña con ser rescatado por su padre (el habitual Jéremie Renier). Mientras el niño busca al padre, una peluquera con un corazón de oro (France) se ofrece a cuidarlo los fines de semana, iniciando una relación materno-filial lo cual es un triunfo absoluto del amor. En muchos aspectos, El niño de la bicicleta es perfectamente coherente con el universo de los Dardenne. La figura del padre desaprensivo la podemos ver en La promesa (1996) o incluso en El niño (2005), donde con varios años menos el propio Renier le daba su primera vuelta al personaje de progenitor sin escrúpulos. Por otra parte, los más jóvenes son protagonistas habituales del cine de los célebres hermanos. El inquieto Cyril enlaza con el adolescente de La promesa en su bondad natural o con el de El hijo en el papel simbólico que acaba adoptando como esperanza de futuro. Además, como es frecuente, el filme plantea numerosos dilemas morales: ¿Hasta dónde llegará esa mujer para proteger a un niño que no es su hijo? ¿Será éste capaz de superar la rabia y el rencor por haber sido abandonado y apartarse del mal camino? “Nos interesa colocar a nuestros personajes en situaciones de un dramatismo extraordinario en el que deben tomar complejas decisiones morales. Nos gusta acompañarlos y ver cómo consiguen salir adelante. En nuestro cine, la pregunta 3

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tiene que ver con la consecución de un crimen y sus consecuencias”. Ahí está la protagonista de El silencio de Lorna (2008), su anterior película, traumatizada por un homicidio involuntario o el Cyril de este nuevo filme, carne de cañón para el delito. Los Dardenne suelen fijarse en personajes de clase baja, personas sin estudios y con pocas posibilidades de prosperar para quienes la delincuencia es un drama inevitable. “Es difícil responder a la cuestión de por qué situamos nuestras películas en ambientes marginales. Podrían aducirse cuestiones políticas o sociológicas pero no estaríamos siendo sinceros porque hay motivaciones más profundas. Hay que amar a esta gente, su sonrisa, su forma de buscarse la vida. No creemos que filmemos a víctimas sino a personas en circunstancias muy duras”, explica Luc Dardenne. Seres a la deriva Con frecuencia, en sus filmes suceden cosas terribles que dejan al espectador con el corazón encogido. Aunque El niño de la bicicleta nos haga soñar con un futuro mejor para su protagonista, también nos encontramos con uno de esos seres a la deriva tan propios de su filmografía: “Es un hecho universal que las personas que no han recibido afecto de pequeños tienden a la destrucción. No es casual que la Securitate rumana reclutara a huérfanos o desamparados para sus siniestras operaciones. Cyril necesita desesperadamente sentirse amado, que alguien se preocupa por él. Deberá aprender a amar la vida”. Los buenos aficionados al cine de los Dardenne también saben que hay dos cosas que rara vez fallan. Por una parte, es constante el trasiego de billetes arrugados, ese dinero que se hace físico y que cobra así una presencia más simbólica que el líquido y electrónico de las tarjetas de crédito. Por la otra, la velocidad se convierte en una vía de escape para los desconsuelos del protagonista, como el kart de La promesa o la moto de El niño, aquí es la bicicleta del propio título la que también marca el ritmo dinámico y frenético del filme: “Concebimos ese movimiento constante de la bicicleta como una metáfora de su nerviosismo, de su inquietud. Él va de una puerta a otra, y ese trasiego no es más que su desesperación por acercarse al padre”. Sin embargo, al contrario que en otros filmes, en esta ocasión el tono realista (naturalista es el adjetivo tradicional para describir el cine de los Dardenne) se ve sustituido por un tono casi de fábula que a ratos recuerda a una versión libérrima de Oliver Twist. Las tramas normalmente enrevesadas de los Dardenne desaparecen de El niño de la bicicleta, donde la historia transcurre sobre los carriles de un argumento diáfano. ¿Por qué volver una y otra vez al asunto de la orfandad, de los hijos abandonados? “En la sociedad actual los vínculos familiares son mucho más frágiles. Algo pasa en un mundo en donde los padres no se ocupan de sus hijos”, añade. El niño de la bicicleta rubrica una de las filmografías más brillantes y coherentes de la historia del cine.4

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http://www.elcultural.com/revista/cine/Jean-Pierre-y-Luc-Dardenne/29988

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ENTREVISTA CON JEAN-PIERRE Y LUC DARDENNE P: ¿Cómo surgió la idea de hacer “El niño de la bicicleta”? Luc: Era una historia que nos rondaba hace mucho tiempo. La historia de una mujer que ayuda a un chico a liberarse de la violencia que le aprisiona. La primera imagen era la de este niño, un manojo de nervios, que encuentra la paz y el sosiego gracias a otro ser humano. Jean-Pierre: Al principio pensamos que Samantha podía ser médico pero después cambiamos de idea y decidimos que sería una peluquera con un negocio consolidado en su barrio. P: La película es conmovedora pero sin caer en sentimentalismos. Jean-Pierre: ¡Afortunadamente! Luc: No queríamos dar pistas sobre lo que empuja a Samantha a interesarse por Cyril. No queríamos dar demasiadas explicaciones psicológicas. No queríamos que el pasado explicase el presente. Queríamos que el público pensara: “¡Le está ayudando!” Y eso ya es mucho. P: Cyril no para nunca. Es infatigable. Jean-Pierre: Sí, suele ir en bicicleta... Es un niño sin ataduras que busca el amor aunque todavía no lo sabe. P: Sus películas suelen tratar las relaciones entre padres e hijos: “La promesa”, “El niño”, “El hijo”. ¿A qué se debe? Luc: Todos somos hijos o hijas de alguien. Jean-Pierre: La sociedad fomenta el individualismo. Así que es una especie de reacción y de la necesidad de recuperar la noción de vínculo. Un vínculo que no es necesariamente biológico, como ocurre con Samantha y Cyril. P: A pesar de la historia trágica de Cyril, la película tiene un lado optimista. Jean-Pierre: Sí, hemos intentado que fuera fluida y no demasiado enrevesada. Rodamos en verano lo cual es fundamental para nosotros. P: ¿Es difícil rodar la ternura? Luc: La verdad es que el mal siempre resulta más atractivo (risas). Pero era muy importante que no cayéramos en una ternura edulcorada. Lo que sí queríamos 8

reflejar con la mayor exactitud posible era ese sentimiento de apertura y de intercambio. Jean-Pierre: Hacer una película sobre un personaje que se vuelca desinteresadamente en otra persona no nos ha ocurrido muy a menudo. Rodar en verano nos ayudó a que la película tuviera cierto brillo y también cierta dulzura. Y Cécile de France transmite esas cualidades de forma natural. P: No suelen trabajar con actores conocidos. Luc: No habíamos programado nada. Nunca escribimos pensando en un actor en particular. En cuanto terminamos el guión empezamos a pensar en actrices y Cécile fue quien surgió primero. Sabíamos que con ella evitaríamos ese lado melodramático. Su cuerpo y su cara lo dicen todo. Le enseñamos el guión y aceptó inmediatamente. Nos hizo algunas preguntas sobre las motivaciones de su personaje. Le dijimos que Samantha estaba ahí en ese momento. Nada más. Y ella confió en nosotros. P: Parece que ha redescubierto su acento belga. Jean-Pierre: ¡Sí! Tuvimos mucho cuidado con el acento. No queríamos que la gente dijera: '¡Aquí llega la actriz francesa!' Cécile es belga, no hay que olvidar ese detalle. Creció cerca de donde se desarrolla la acción, en el valle del río Meuse. Tiene un poco de acento pero no queríamos exagerarlo. P: ¿Cómo encontraron a Thomas Doret, el chico que interpreta a Cyril y quien está en casi todas las escenas? Jean-Pierre: Lo encontramos por la vía habitual para buscar actores de su edad: poniendo un anuncio en el periódico. Al casting se presentaron un centenar de niños. Thomas vino el primer día. Era el quinto que veíamos y enseguida supimos que era él. Luc: Nos impresionó la expresión de sus ojos, su aspecto de niño testarudo, su actitud concentrada. Jean-Pierre: Además tenía una capacidad asombrosa para aprenderse los diálogos. Y tenía muchísimos... Desde las primeras pruebas -que en realidad son la escena de apertura de la película- supimos que era el personaje. Comprendió de forma intuitiva en qué consistía su papel. Resultó preciso y conmovedor, pero nada melodramático. Luc: Fue el único que estuvo las seis semanas de ensayo. ¡Así que se convirtió en una especie de líder! Se había aprendido las escenas de memoria aunque en esa fase de la película no le habíamos pedido que lo hiciera. Y cuando se equivocaba se ponía furioso. ¡Thomas es cinturón marrón de karate! Eso le ayuda a concentrarse y a tener memoria. 9

P: Dos de sus actores habituales aparecen en esta película. Nos referimos a Olivier Gourmet, y Jérémie Renier, en el difícil papel del padre. Luc: ¡Olivier se pasó por allí y tuvimos que darle algo que hacer! (risas) Le propusimos tres opciones y escogió el dueño del café que sirve las cervezas. Es una escena pequeña pero queríamos que estuviese en la película. Jean-Pierre: El papel de Jérémie tiene más sustancia. Cuando terminó de leer el guión y descubrió su personaje nos dijo que había encontrado otro papel más bonito para él. (risas) Pero interpreta a los buenos en películas de otra gente así que por esta vez. P: ¿Cómo escribieron el guión? ¿Cuánto tiempo les llevó? Jean-Pierre: Un año y unas cuantas semanas. Pero llevábamos mucho tiempo hablando del tema. Luc: Empezamos con un personaje, una situación, y tomamos notas sobre todo lo que nos parece interesante. Después llega la estructura, luego el primer borrador, luego otro, y otro... Nos lleva meses. P: ¿Y el rodaje? Luc: 55 días. Con noches muy cortas. Pero nunca trabajamos después de la 1:30. Bueno, puede que alguna vez. Estábamos rodando con un niño de 13 años. Estábamos muy bien preparados. No ensayábamos mucho antes de una toma. P: En “El niño de la bicicleta” hay una ciudad pero también un bosque que la bordea. Luc: Para esta película imaginamos un triángulo: la ciudad, el bosque y la gasolinera. El bosque es un lugar lleno de peligros para Cyril porque ahí es donde puede aprender a convertirse en delincuente. La ciudad representa el pasado con su padre, y el presente es Samantha. La gasolinera es un lugar de transición, donde el argumento adquiere nuevos y numerosos giros. Jean-Pierre: Queríamos construir la película como si fuera un cuento de hadas, con malos que quieren arruinar las ilusiones del chico, y donde Samantha quien surge como una especie de hada. De hecho en algún momento pensamos que la película se llamase "Un cuento de hadas de nuestro tiempo". P: Es la primera vez que utilizan música, aunque con moderación. Luc: No solemos hacerlo en nuestras películas y tuvimos muchas dudas. En un cuento de hadas tiene que haber una evolución, con emociones y nuevos 10

comienzos. Nos pareció que en algunos momentos la música podía tener un efecto calmante para Cyril. Entrevista con Cecile de France (Samantha) P: ¿Cuál fue su primera reacción al terminar de leer el guión de “El niño de la bicicleta”? R: Los hermanos Dardenne escriben muy bien así que visualicé inmediatamente la película... La fuerza de la sencillez es lo que mejor define su trabajo. Es la historia de un chico que quiere encontrar a su padre y no necesita muchas explicaciones. La intensidad es subterránea, está sugerida. El cine de los dos hermanos no nos da lecciones, no ofrece interpretaciones en blanco y negro, ni hace chantaje emocional. Y el guión reflejaba perfectamente esa filosofía. Me encantó. P: ¿Qué le dijeron los hermanos Dardenne del personaje de Samantha? R: No les gustan las explicaciones psicológicas. Samantha es benevolente, resplandeciente, ¡pero los hermanos Dardenne me dejaron muy claro que no tenía que pasarme con el azúcar! Me dijeron que esta película era una especie de cuento de hadas moderno y que mi trabajo consistía en representar a una mujer que es una mezcla de fuerza y dulzura y cuyas motivaciones permanecen ocultas. Al principio, Cyril no se siente muy atraído por Samantha sino más bien por la posibilidad que le ofrece de encontrar a su padre. Cyril es el verdadero protagonista. Samantha está a su servicio. Y yo tengo que estar al servicio de la historia. P: ¿Es frustrante? R: ¡Para nada! ¡Me encanta estar al servicio de la historia! Además me gustó mucho dejar de lado ciertos hábitos de los actores. Tuve que olvidarme de mi ego. De todas formas, con los hermanos Dardenne tienes que dejar de lado todas esas tonterías. ¡Olvidarte de la sacrosanta ''interpretación del actor'! Los belgas tienen una actitud de rechazo hacia el glamour. Dicen “¡No al star system!”, “¡Lo que cuenta es la historia!”. Y a mí me gusta. P: ¿Hace tiempo que quería trabajar con ellos? R: La verdad es que sí. Me gusta la forma en que muestran la vida real y nuestra sociedad. ¡Los hermanos Dardenne simbolizan Bélgica! Ruedan en nuestro país y lo hacen con gran sutileza. Me sentí muy honrada cuando me invitaron a su mundo. Cuanto más excepcional es el mundo del director, más me enriquece. P: ¿Le sirvió el mes de preparación que tuvo antes del rodaje? 11

R: ¡Muchísimo! Los actores siempre quieren defender sus personajes, sacarles el máximo provecho. Yo hubiera hecho que el personaje de Samantha fuera más dulce. En los ensayos los hermanos Dardenne me ayudaron a controlar el lado maternal. Tenía que ser más neutral... y eso lleva mucho trabajo. Ensayamos durante más de un mes en los platos reales, con el vestuario de la película. No tiene comparación con el tipo de lecturas a las que estoy acostumbrada. A los hermanos Dardenne les gusta buscar y se toman su tiempo. Y me encantó. P: ¿Cómo fue trabajar con Thomas Doret, quien sólo tiene 13 años? R: Los hermanos Dardenne son excelentes y consiguen que todos se sientan iguales. Nunca me sentí como la "actriz experimentada". Thomas pasó más tiempo que yo ensayando así que iba por delante de mí. Él era nuevo en esto y eso le daba cierta ventaja. Logró comprender la espontaneidad del personaje mucho antes que yo. No tenía que olvidarse de sus experiencias anteriores. P: ¿Esta experiencia ha cambiado su forma de ver el cine? R: He aprendido a contenerme. Quiero seguir creando e inventando, pero aprender a no desbordarme ha sido una experiencia muy enriquecedora.5 Directores del film Jean-Pierre y Luc Dardenne Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne son dos hermanos cineastas belgas. Jean-Pierre nació el 21 de abril de 1951 en Engis y Luc el 10 de marzo de 1954 en Awirs, ambos lugares pertenecientes a la provincia valona de Lieja (Bélgica). Escriben, dirigen y producen juntos sus películas y se han denominado a sí mismos como «una persona con cuatro ojos». Los hermanos Dardenne comenzaron su carrera realizando documentales a finales de los años 1970 y ya en los 1980 rodaron su primera obra de ficción, Falsch. No obstante, no consiguieron el reconocimiento de la crítica internacional hasta La promesa, su tercer largometraje, reconocimiento que se consolidó con Rosetta, película ganadora de la Palma de Oro en la edición número 52 del Festival de Cannes. Desde entonces, todas sus películas han participado en la sección oficial a concurso del festival y en 2005 ganaron su segunda Palma de Oro con El niño.6 5

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https://es.wikipedia.org/wiki/Hermanos_Dardenne

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Filmografía: Año

Título

Título en francés

Premios

1987 Falsch

Falsch

1992 Je pense à vous

Je pense à vous

1996 La promesa

La promesse

Seminci: Espiga de oro

1999 Rosetta

Rosetta

Cannes: Palma de Oro Cannes: Mejor actriz para Émilie Dequenne.

2002 El hijo

Le file

Cannes: Mejor actor para Olivier Gourmet.

2005 El niño

L'enfant

Cannes: Palma de Oro Guldbagge: mejor película extranjera

2008 El silencio de Lorna

Le silence de Lorna

Cannes: mejor guion

2011 El niño de la bicicleta Le Gamin au vélo

Cannes: gran premio del jurado (exaequo) Premios del cine Europeo: mejor guión.

2014 Two Days, One Night Deux Jours, Une nuit

FUENTES DOCUMENTALES: http://www.rebeldemule.org/foro/cine/tema13357.html http://www.elespectadorimaginario.com/pages/noviembre-2011/criticas/el-nino-de-labicicleta.php http://www.elantepenultimomohicano.com/2013/10/el-nino-de-la-bicicleta-critica.html http://www.blogdecine.com/criticas/festival-de-cannes-2011-el-nino-de-la-bicicleta-jean-pierre-yluc-dardenne-y-the-artist-michel-hazanavicius http://www.elcultural.com/revista/cine/Jean-Pierre-y-Luc-Dardenne/29988 http://www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/5600/comentario.php https://es.wikipedia.org/wiki/Hermanos_Dardenne

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