FICHA TÉCNICA LAS HERMANAS DE LA MAGDALENA

FICHA TÉCNICA LAS HERMANAS DE LA MAGDALENA (The Magdalene sisters) -PeliculaDirección y guión: Peter Mullan. Países: Reino Unido e Irlanda. Año: 2002.

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FICHA TÉCNICA LAS HERMANAS DE LA MAGDALENA (The Magdalene sisters) -PeliculaDirección y guión: Peter Mullan. Países: Reino Unido e Irlanda. Año: 2002. Duración: 119 min. Producción: Frances Higson. Música: Craig Armstrong. Fotografía: Nigel Willoughby. Montaje: Colin Monie. Dirección artística: Mark Leese. Vestuario: Trisha Biggar. Maquillaje: Dianne Jamieson Director de reparto: Lenny Mullan Interpretación: Geraldine McEwan (Hermana Bridget), Anne-Marie Duff (Margaret), Nora-Jane Noone (Bernadette), Dorothy Duffy (Rose/Patricia), Eileen Walsh (Crispina), Mary Murray (Una), Britta Smith (Katy), Frances Healy (Hermana Jude), Chris Simpson (Brendan), Eithne McGuinness (Hermana Clementine), Phyllis McMahon (Hermana Augusta). Premios: León de Oro. Festival de Venecia 2002. Mejor película. SINOPSIS Los conventos de la Magdalena en Irlanda eran gestionados por las hermanas de la Misericordia en nombre de la Iglesia católica. Acogían a muchachas enviadas por sus familias o por los orfanatos, que allí quedaban encerradas y a las que se obligaba a trabajar en las lavanderías para expiar sus pecados. Dichos pecados eran de distinta naturaleza: desde ser madre soltera a ser demasiado bella o demasiado fea, o demasiado simple o demasiado inteligente, o víctima de una violación, por tales “pecados” trabajaban sin percibir ninguna retribución, 365 días al año, y se las hacía pasar hambre, se las sometía a castigos físicos, humillaciones, violencia física y moral, y se les separaba de sus hijos. Las penas que tenían que cumplir eran ilimitadas. Miles de mujeres vivían y morían allí. El último convento de la Magdalena en Irlanda cerró sus puertas en 1996. Las hermanas de la Magdalena (The Magdalene sisters) se ha basado en el punto de vista de cuatro de estas jóvenes en los años sesenta, una época de liberación de costumbres para la mujer. Estas jóvenes católicas estaban viviendo una pesadilla de tipo un poco medieval, mientras el mundo exterior sostenía tácitamente (y en algunos casos activamente) la existencia de un Estado teocrático. La película explora el desarrollo de sus personalidades, en un ambiente controlado y dominado por mujeres vírgenes, siervas de Dios, esposas de Cristo. Cada una a su modo, las jóvenes intentan rebelarse, y sus vidas siguen trayectorias distintas. Es una película de ficción, que lamentablemente se basa en una historia verdadera.  

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Federación Internacional de Mujeres Universitarias Federación Mexicana de Universitarias Universidad Nacional Autónoma de México Museo de la Mujer Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México. Cine-Club de Género, 31 de enero de 2012. LAS HERMANAS DE LA MAGDALENA (The Magdalene sisters) Mtra. Delia Selene de Dios Vallejo

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Asilo de las Magdalenas Es como se conoce a una serie de instituciones también denominada para mujeres caídas, la mayoría de ellas dirigidas por la Iglesia Católica en Irlanda bajo la custodia de las Hermanas de la Misericordia. En la mayoría de los asilos las internas tenían que hacer duros trabajos físicos, especialmente en lavanderías. En Irlanda la mayoría de esos asilos fueron conocidos también como las lavanderías de las Magdalenas. Se estima que unas 30 mil mujeres fueron internadas en dichos lugares durante los 150 años de historia de dichas instituciones, por lo general en contra de su voluntad. El último asilo de las Magdalenas cerró sus puertas definitivamente el 25 de septiembre de 1996 en Irlanda. Historia Los asilos de las Magdalenas crecieron de los movimientos de rescate en el Reino Unido e Irlanda durante el siglo XIX que tenía como principal objetivo la rehabilitación de las mujeres que habían caído en la prostitución. En Irlanda las instituciones recibieron dicho nombre en honor de Santa María Magdalena la cual, de acuerdo a una tradición, se había arrepentido de sus pecados delante de Jesús. El movimiento de las Magdalenas en Irlanda fue rápidamente apropiado por la Iglesia Católica y las casas, que fueron abiertas inicialmente como refugios transitorios, se fueron convirtiendo rápidamente en instituciones a largo plazo. Las penitentes eran obligadas a trabajar básicamente como lavanderas. Como el movimiento de las Magdalenas se alejaba poco a poco de la idea original de un movimiento de rescate, es decir, sacar prostitutas de las calles que de otra manera encontraban difícil buscar otro tipo de empleo por su historial, los refugios                                                                                                                         Catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-UNAM *Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas Asociación Civil. Se agradece el apoyo de las licenciadas: Eva Calderón, Eurídice Román de Dios, Adriana Romo Sotres, Pamela Jiménez Romo y Rosalinda Cuéllar Celis. ♣



 

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se empezaron a transformar al estilo de prisiones. Los mismos fueron puestos bajo la tutela de las Hermanas de la Misericordia. Así describe la versión inglesa de la Enciclopedia Católica el proceso de ingreso a los asilos: Al recibir pacientes no hay discriminación de religión, color o nacionalidad. Después de la convalecencia, aquellas que deseen permanecer en la casa son puestas bajo el cuidado de una hermana especial y son conocidas como "Hijas de Santa María Magdalena". Ellas siguen una cierta regla de vida, pero no contraen obligaciones religiosas. Si desean permanecer en el convento después de un periodo de prueba y ser Magdalenas y eventualmente tomar los votos de la orden de las Magdalenas. En los registros de los asilos en sus inicios se demuestra que muchas mujeres entraron y salieron de esas instituciones cuando quisieron hacerlo y en algunos casos de manera repetitiva. Lu Ann de Cunzo escribió en su libro "Una arqueología de instituciones: las Magdalenas", que las mujeres en el asilo protestante de Philadelphia buscaban allí refugio de enfermedades, problemas familiares, hombres abusivos y problemas económicos. Debido a su vida como prostitutas, las internas eran tenidas como necesitadas de penitencia según el siguiente texto de una hermana irlandesa de finales del siglo XIX: La mujer que nunca ha conocido la polución de un simple pensamiento malo - ¡la mujer cuyo vientre virginal nunca ha sido cruzado por las sombras de un pensamiento de pecado! - ¡la mujer que respira pureza, inocencia y gracia, recibe a la mujer cuyo aliento es la pestilencia del infierno! Las internas tenían que dirigirse a las hermanas durante todo el tiempo como madres, sin importar su edad y eran llamadas hijas, situación que se mantuvo hasta 1970. Como un sacerdote escribió en 1931: Puede ser una simple novicia de velo blanco que aún no he hecho sus votos; y puede ser una anciana penitente de cabello blanco que devuelve a Dios los restos de una vida consumida en el pecado. Eso no importa. En la Casa del Buen Samaritano, una será siempre 'Madre' mientras la otra será siempre la 'Hija'. Para obligar al orden y mantener una atmósfera monástica, a las internas se les requería observar un estricto silencio durante la mayor parte del día. Esta regla del silencio fue uno de los aspectos más notables de la vida de estas mujeres y duró así durante la segunda mitad del siglo XX. El castigo corporal era común y el comportamiento pasivo agresivo fue simplemente ignorado:

 

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Un temperamento rebelde, por lo general demostrado en rehusar a alimentarse, es mejor tratarlo con silencio. Cuando una muchacha se da cuenta del hecho de que nadie lo nota ni causa problema (aparentemente al menos) la auto imposición de su hambre, se da cuenta de su propio martirio y aprende sentido común. Con el afianzamiento de este fenómeno, comenzó a extenderse más allá de la prostitución a las madres solteras para involucrar el problema de abuso infantil femenino. Incluso muchachas que eran consideradas demasiado promiscuas o coquetas por su comunidad, eran enviadas a un asilo. Este fenómeno se presentó de manera paralela en Gran Bretaña e Irlanda en donde se presentó la práctica de internar a todo aquel que era considerado por su entorno como poseedor de una disfunción social. Las mujeres fueron por lo general internadas en estas instituciones por solicitud de sus familias o de sacerdotes. Sin un miembro de la familia que pudiera reclamarlas, muchas de estas mujeres estuvieron allí por el resto de sus vidas y algunas tomaron votos religiosos. Teniendo en cuenta que Irlanda es un país fuertemente conservador en cuanto a la moralidad sexual, los asilos de las Magdalenas fueron bien aceptados por la generalidad de la sociedad. Desaparecieron con los cambios en la estructura de valores morales en cuanto a la sexualidad o, como sugiere Frances Finnegan, terminaron cuando dejaron de ser rentables e incluso el advenimiento de las lavadoras electrónicas pudo ser un instrumento que precipitó su extinción. El hecho de que se enviara mujeres a los asilos de las Magdalenas por las más indemostrables sospechas de mal comportamiento sexual, es una prueba argüida por muchas feministas de cómo la sociedad castiga con rigor a la mujer, pero es suave con el varón. Revelación La existencia de los asilos no tuvieron mucha atención hasta 1993 cuando una orden de las hermanas de Dublín vendieron parte de su convento a un propietario de bienes raíces. Cuando empezaron a hacer la obra, se encontraron las tumbas de 155 internas que habían sido enterradas allí. Los cadáveres fueron exhumados y, excepto por un cuerpo, cremados y vueltos a sepultar en una fosa común del cementerio de Glasvenin. Este acontecimiento creó inmediatamente un escándalo público y pronto llegó a los medios de comunicación nacional. En 1999 Mary Norris, Josephine McCarthy y Mary-Jo McDonagh, las tres ex internas, dieron testimonio de la clase de trato inhumano que habían recibido. El Canal 4 de Irlanda en un documental de 1998 titulado "Sexo en clima frío", entrevistó a varias ex internas las cuales testificaron que habían sido objeto de abusos sexuales, psicológicos y físicos mientras permanecían aisladas del resto del mundo. La descripción del drama de las internas fue llevado al cine con la película "Las hermanas de la Magdalena" de 2002 escrita y dirigida por Peter Mullan.

 

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Se informó profusamente sobre casos similares de abuso en orfanatos irlandeses (conocidos como escuelas industriales). Como grupo, dichos orfanatos fueron expuestos en RTÉ (la cadena nacional de televisión irlandesa) en series dirigidas por la reportera Mary Raftery en 1999. Aunque el gobierno irlandés estableció una comisión para investigar los casos de abuso infantil, intentos de las víctimas de obtener compensaciones resultaron frustrados. De acuerdo a la regulación establecida, para que una víctima pudiera recibir algún tipo de compensación, debía estar dentro de alguna lista de una de esas instituciones, pero curiosamente las lavanderías de las Magdalenas no estaban incluidas en esas listas1. Estas mujeres, a las que se internaba porque se consideraba que habían “perdido la gracia de Dios”, eran encerradas sin que hubieran cometido ningún crimen, únicamente por ser pobres, huérfanas, víctimas de violación, por haber tenido hijos sin estar casadas o por ser consideradas en “peligro moral”. Las hermanas de la Misericordia, obligaban a las mujeres a lavar la ropa blanca de los hoteles locales, universidades, instituciones, entre ocho y diez horas al día, siete días por semana, sin recibir retribución alguna. La sociedad, que juzgaba a estas jóvenes inadecuadas o “en peligro” en la vida normal, consideraba que ésta era la mejor forma de hacerles expiar sus “pecados.” A comienzos del siglo XX, Irlanda era un país devastado por la pobreza, y los servicios de asistencia social estaban sobrecargados. Las familias sufrían fuertes presiones para que recluyeran en instituciones a los hijos que hubieran manchado su buen nombre y a menudo los confiaban al cura del lugar. La Iglesia, por su parte, les animaba a que las sometieran a un encarcelamiento ilegal en las lavanderías de la Magdalena. El severo dogma de la Iglesia católica reinaba con mano de hierro sobre la sociedad irlandesa y permitió la existencia de tales instituciones hasta los años setenta. En el interior de estas casas, la vida sin esperanzas, los severos castigos y los abusos morales y físicos estaban a la orden del día. A las chicas, al llegar, se las despojaba de sus ropas y objetos personales, se les cortaba el cabello y les cambiaban sus nombres de bautismo por nombres de santas católicas. Se les imponía un severo régimen de trabajo, de oración y de descanso, y se las privaba de todo contacto con el mundo exterior: ni libros ni periódicos, ninguna relación con sus propias familias. Muchas de las antiguas internas han descrito su existencia de reclusas como peor que si hubieran estado realmente en prisión porque las lavanderías de la Magdalena negaban incluso los mínimos derechos que se mantienen en las cárceles. Retenidas en contra de su voluntad, algunas mujeres pasaron toda su vida encerradas tras los muros de los conventos de la Magdalena, vivieron y murieron completamente aisladas del                                                                                                                         1

 

http://es.wikipedia.org/wiki/Asilo_de_las_Magdalenas

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mundo exterior. Además, las monjas nunca preparaban a las jóvenes para la vida fuera de sus muros, de forma que tras dejar las lavanderías de la Magdalena casi todas ellas tuvieron que afrontar su nueva vida con grandes problemas. El hecho de haber estado en estas instituciones era una vergüenza tan grande que casi todas ellas lo ocultaron e incluso muchas huyeron para esconderse. A las jóvenes que daban a luz sin estar casadas se las separaba de sus hijos, que eran entregados en adopción, y se las obligaba a firmar documentos que les impedían intentar buscarlos más adelante. Las monjas que gestionaban las casas estaban en connivencia con el sistema imperante, una sociedad que veía a las muchachas como un peligro para los severos códigos morales de la Iglesia y de la familia. Justificaban este encarcelamiento como necesario para la seguridad de las muchachas, que estaban en peligro moral fuera de los muros de las casas. Además, la conspiración de silencio y vergüenza que rodeaba a las familias de las jóvenes era una clara señal de que éstas ya no tenían una familia o una comunidad a la que regresar. El embarazo fuera del matrimonio se juzgaba una pérdida de la gracia de Cristo y a los hijos de tales pecadoras se les consideraba en peligro, en el peligro de perderse durante las siete generaciones siguientes. A las hijas de madres desconocidas se las encerraba en orfanatos y, cuando cumplían diecisiete años, se las enviaba a las casas de la Magdalena para expiar los pecados de sus madres. En las décadas de 1950 y 1960, en las casas de la Magdalena escocesas, el tipo de vida más propio de las novelas de Dickens, una existencia de hambre, golpes y abusos, se tradujo en un aumento de las fugas y en revueltas. En los años setenta, algunas de las diez casas existentes en Irlanda fueron cerradas debido al bum del consumismo, que alentaba el uso de lavadoras, y por el debilitamiento del poder de la Iglesia católica sobre la sociedad irlandesa. En 1996 fue cerrada la última casa de la Magdalena dejando entre 40 y 50 mujeres, que todavía vivían allí, incapaces de afrontar la vida afuera. Hasta la fecha, la Iglesia católica todavía no ha pedido perdón formalmente a las mujeres de las casas de la Magdalena ni les ha pagado ninguna indemnización. La mayor parte de estas jóvenes se fueron de Irlanda para tratar de rehacer su vida en Inglaterra o incluso más lejos. Acabar con el estigma La primera vez que se planteó públicamente la situación en que se encontraban las mujeres de las casas de la Magdalena fue en 1992, en Eclipsed, obra teatral de Patricia Burke Logan. Esta autora había trabajado en una de esas casas durante los años sesenta e intentaba acabar con el estigma que pesaba sobre tales casas: “Las mujeres, víctimas inocentes de una sociedad irlandesa puritana, eran encerradas de por vida, condenadas al olvido, anónimas incluso en la muerte”. Pocos años después, en 1997, la cantautora Joni Mitchell escribió “The Magdalene Laundries”, que se ha convertido en la canción de protesta no oficial de las supervivientes de las lavanderías.

 

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La película Por su parte, el actor y director Peter Mullan escribió Las hermanas de la Magdalena (The Magdalene sisters) tras haber visto el documental de Channel 4 Sex in a Cold Climate, que mostraba las condiciones de vida de las mujeres de las casas de la Magdalena. Mullan se apasionó por este proyecto por varios motivos. Horrorizado por el sufrimiento oculto de las mujeres de las casas de la Magdalena, Mullan se sintió profundamente conmovido, al ver el documental, por la tremenda injusticia sufrida por estas mujeres, y se propuso que su historia fuera conocida por un público más amplio. Decidió hacer una película basada en cuatro historias distintas y empleó material de vídeo como fuente principal de su investigación. Tras haber visto varios documentales sobre las mujeres de las casas de la Magdalena, Mullan dejó que fueran ellas mismas las que hablaran y extrajo lo esencial de estos testimonios para hacer la película. “Es ficción, pero inspirada en sus historias”, dice el director, que confiesa haberse sentido impresionado por el poder absoluto que la Iglesia católica ejercía sobre la sociedad irlandesa: “Una vez, una mujer respondió a mi pregunta acerca de cómo era su vida cuando era joven en la Irlanda de los años sesenta diciéndome: Imagínate el KGB. Tenía razón. Era idéntico al KGB. Si un cura decía que quería tu hijo, tenías que dárselo, sin hacer preguntas. Se llegó a crear una extraña situación en la que la gente no cuestionaba a la Iglesia y la Iglesia no se cuestionaba nada”. Otra cosa que impresionó a Peter Mullan fue la longevidad de las casas de la Magdalena: “Creo que el Estado, la Iglesia y la familia conspiraron contra estas chicas a las que consideraban moralmente irresponsables. La teocracia, sobre todo la Iglesia católica, se consideraba guardián moral de las jóvenes”. Mullan ha ambientado la película en 1964, en los alrededores de Dublín. En una época en la que muchas mujeres estaban experimentando una nueva libertad cultural, cuatro jóvenes, desde el interior de las lavanderías de la Magdalena, combaten para sobrevivir al encarcelamiento. La historia se concentra en sus vidas durante su prisión y la difícil relación con las monjas que se han convertido en sus carceleras. Con más de 25 premios internacionales por su trabajo y un BAFTA (premio de la Academia de Cine británica) de 1996 como Mejor Productora Novel, Frances Higson ya ha trabajado en otros proyectos de Peter Mullan: tres cortometrajes y la película Orphans. Quería volver a trabajar de nuevo con Mullan, al que considera “un guionista y director de enorme talento con una extraordinaria habilidad para contar historias”. Era consciente de que tenía gran importancia política y además le pareció muy potente: todo ello la atrajo de inmediato2.                                                                                                                         2

http://desdemilibertad.wordpress.com/2011/07/16/30-mil-mujeres-en-150-anos-las-hermanas-de-lamagdalena/

 

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Notas del director, Peter Mullan Caracterización La principal fuerza de la película son los personajes, todos los personajes. No solamente las muchachas de la casa de la Magdalena, sino los padres, las madres, los hermanos, las hermanas. Cada rostro es importante porque en cierto modo todos son víctimas, parte de una sociedad que sofoca más que nutre el espíritu humano, que limita más que refuerza el desarrollo individual y de la comunidad. Todos los estados teocráticos, cristianos o no, actúan atacando al espíritu humano, haciéndolo inevitablemente artificial. En la película hay dos ejemplos: el violador y el padre de Una. El joven que al principio viola a su prima no es un psicópata, tiene un rostro fresco y limpio y, por razones que sólo él sabe, viola a su prima: un miembro de su familia con la que ha crecido, jugado y a la que tiene cariño. El motivo por el que no sabemos por qué lo hace es porque él mismo no sabe qué lo ha impulsado. El actor que convence a Margaret para que lo siga, que intenta tener una relación sexual con ella, tenía que ser capaz de imprimir en el personaje toda la confusión de este chico, confusión que se transforma de improviso en la forma más brutal de abuso. Su instinto sexual natural, como en el caso de su padre, de sus tíos, de sus curas, han sido reprimidos hasta tal punto que, cuando afloran por un instante, son retorcidos, violentos y perversos. Lo mismo vale para el padre de Una. El actor debía transmitir una contradicción desgarradora, una contradicción que lo impulsa a castigar, abandonar y recluir a la hija a la que quiere más que a nada en el mundo. Como ella, también es preso del sistema y es importante que el público también se dé cuenta de su sufrimiento, y no sólo del de Una. Otra contradicción que hay que subrayar es la utilización de cierto vocabulario religioso por parte de los curas y de las monjas, que más bien hablan como pequeños empresarios. Su lenguaje, aun enriquecido con términos bíblicos, sigue siendo el lenguaje de los negocios, y, por consiguiente, tenía que ser más tajante; tenía que ser rápido, cortante, de una forma extraña y fría, divertido. Incluso aunque sólo ellos se consideren graciosos. Siempre es muy peligroso anticipar o predecir lo que al público le parecerá divertido de una película, pero de verdad que espero hacer sonreír a los espectadores con la escena en que el cura rueda su película en súper 8 y les pide a las monjas que sean naturales. Con todo lo que se ha visto hasta ese momento, los actores, a través de movimientos ridículos del rostro y del cuerpo, satirizan una de las especies menos naturales de la Tierra. Todos los actores que interpretan a las monjas y a los curas han sido alentados para que hagan sus papeles siguiendo su propia personalidad, de acuerdo con el guión, evitando interpretar al típico cura o monja irlandeses. Tomemos un ejemplo: la escena en la que la hermana Clementine humilla los cuerpos desnudos de las chicas. La actriz tenía que ser capaz de convencer de que su personaje se cree de verdad que está disfrutando con una diversión inocente y que está divirtiendo a las  

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muchachas víctimas del escarnio. Quizá nosotros no la veamos de esta forma pero ella sí, y la actriz debía tener la valentía suficiente para transmitir esta sensación. En otras palabras, lo que hace la hermana Clementine es terrible, pero no debe interpretarse como si lo fuese. Hace poco vi en un informativo una entrevista a un hombre viejo, que contaba abiertamente cómo abusó de su hija cuando ésta tenía diez años. Lo que me dio escalofríos fue su forma de hablar de ello. Parecía estar describiendo lo que había hecho durante las vacaciones. Si yo hubiera transcrito sus palabras y luego hubiera entregado ese texto a un actor, nueve de diez interpretaciones habrían estado llenas de tics y comportamientos extraños. La diferencia con este pervertido es que él no sabe que lo es. Y no trata de esconderlo, realmente cree que no ha hecho nada malo. Esto es lo que me aterra. Ésta es la auténtica trivialidad del mal, y también es una de las claves para todos los actores de esta película. El estilo de rodar Al igual que los actores no debían juzgar a sus personajes, la cámara tampoco debía hacerlo. No quería que favoreciera o perjudicara a un determinado personaje: las muchachas con encuadres a plena luz, las monjas en una sombra tenebrosa, o cosas por el estilo. Quería que la filmación fuera ruda y segura. Ruda en el sentido de que iba a utilizar la cámara en mano y que se pusiera énfasis en el personaje y no en la composición de la imagen. Sin embargo, esto no significa que sea una película documental. Simplemente, de esta forma, los actores eran libres de desarrollar la escena sin la rigidez creada por la cámara y todo lo demás. Y esto me permitía captar las imágenes en el momento mismo en que se creaban. Y segura en el sentido de que no quiero tener la cámara alrededor si no existe una razón concreta. Si una escena requiere un momento absolutamente inmóvil con pequeños cortes, hay que hacerla así. Si, por el contrario, ese momento necesita una toma en gran angular o un primerísimo plano, la cámara responderá a tales exigencias. Este tipo de cosas sólo puedo decidirlas sobre la marcha; lo importante es que tanto nosotros como los actores dispongamos de los medios para explorar de acuerdo con nuestra sensibilidad. En mi opinión, la inmediatez de esta técnica es fundamental para evitar la lentitud, para evitar el encasillamiento como "película basada en una historia verdadera", ese tipo de película sentimental y conmovedora. Lo que yo quería es que el público se sintiera emocional y físicamente lo más cercano posible a las muchachas. Para ello había que resaltar con detalle el ambiente físico que las rodea: el jabón, el vaso de agua, la ropa, el trozo de pan, la llave. Es un mundo reducido a una estricta y desnuda esencialidad. Y es precisamente en este mundo higiénico y vacío en el que las muchachas intentan sobrevivir física, emotiva y espiritualmente.

 

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Las actrices Geraldine McEwan, con una larga carrera cinematográfica, televisiva y teatral, fue elegida para el papel de la inquietante hermana Bridget. Mullan comenta: "Estaba convencido de que la persona que interpretara a la hermana Bridget tendría que poner en ello toda su alma... Geraldine me ha dado la oportunidad de mostrar una contradicción viviente. No tiene un aire especialmente malvado, cuando habla no parece mala, en pocas palabras, no es una persona malvada. La actriz ha logrado dar alma a un papel que podía caer en la clásica caricatura de monja malvada". Geraldine se sintió atraída por el papel, por la complejidad del personaje y por la fuerza del guión. "En calidad de actriz, de alguien que tiene que interpretar lo que otro ha escrito, nuestra tarea es hacer humano al personaje. Esto es lo más interesante. La hermana Bridget probablemente deseaba una vida distinta si no hubiese tenido el peso de su credo y de su misión". Las muchachas de la casa de la Magdalena han sido interpretadas por actrices profesionales y por jóvenes actrices noveles pertenecientes a las comunidades católicas irlandesas. Anne-Marie Duff fue elegida para el papel de Margaret, joven de un pueblecito violada por un primo suyo y enviada a la casa de la Magdalena para esconder la vergüenza de la familia. La londinense Anne-Marie, que antes de hacer esta película había sido candidata al Premio Olivier a la Mejor Actriz y que está desarrollando una sólida carrera teatral, televisiva y cinematográfica, se inspiró para su papel en sus raíces irlandesas católicas y descubrió historias de mujeres de las casas de la Magdalena a través de las experiencias de su familia. Mullan comenta que Anne-Marie Duff "aporta una maravillosa fragilidad al personaje aunque sabemos que pese a todo luchará para sobrevivir". Dorothy Duffy fue elegida para el papel de Patricia/Rose, una joven madre soltera abandonada por su familia en la casa de la Magdalena y obligada a cambiar de nombre para atenerse a las reglas de la institución. Antes de debutar en esta película, Dorothy Duffy se había curtido como intérprete en representaciones de aficionados, con papeles en irlandés. Acerca de "Las hermanas de la Magdalena", comenta: "El guión es genial. Creo que es importante que la gente en Irlanda vea lo que pasó, porque me parece que muchas personas lo saben pero no quieren decirlo. Creo que, en nombre de las mujeres que pasaron por todas esas casas, es necesario mostrar lo que pasó". Gracias a sus raíces irlandesas profundamente católicas, Dorothy aporta una silenciosa credibilidad a su personaje, básica para la idea que Mullan tenía del mismo. "Cuando la miras te crees totalmente que es el personaje, no te parece estar viendo a una actriz, y no es necesario mucho diálogo

 

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para lograr tal credibilidad. Dorothy tiene un sentido de la conversación silenciosa, casi interior". Nora-Jane Noone, que interpreta a Bernadette, una huérfana en "peligro moral" por su atractivo físico, fue elegida durante unas pruebas públicas en Galway y éste es su primer papel importante. Mullan se quedó impresionado por su talento natural y afirma: "La mayoría de los talentos naturales no necesitan ni la cámara ni el escenario; interpretan desde siempre pero no se han atrevido a decirlo". Al describir las características del personaje, el director dice: "Tenía que ser capaz de mostrar un cambio: pasar de chica alegre y traviesa a muchacha muy desconfiada y maliciosa, y viceversa. Tenía que tener el talento natural suficiente para poder dar ese salto". Además, se ha dado la coincidencia de que el padre de Nora-Jane trabajó de joven como conductor de la furgoneta de la lavandería para el St. Michael Magdalene Home de Galway y fue una gran ayuda para la joven actriz. Eileen Walsh fue elegida para el papel de Crispina, joven madre soltera. Candidata al premio del cine británico independiente al mejor intérprete novel en 1999, Eileen tiene ya un extenso historial profesional teatral y cinematográfico, entre los que destaca su actuación junto a Peter Mullan en Miss Julie, de Mike Figgis. A Mullan le atrajo de inmediato que Eileen era "muy sociable, inteligente y experimentada. Considero que es fundamental que los actores agreguen su propia personalidad y sus propias opiniones al personaje, le guste o no al público, y ella tiene la valentía de hacerlo. En su lugar, muchas actrices habrían interpretado a Crispina como una persona a la cual se le tiene compasión, y eso habría sido un auténtico error". El mismo Peter Mullan se reservó un papel en la película, como O’Connor, el padre de Una, la muchacha que intenta escaparse de la lavandería. Mullan dice de su personaje: "La Iglesia católica, la fe, la familia y la reputación tienen para él más importancia que su propia hija, y éste es el auténtico problema". En una época en que la reputación y la dignidad de una familia eran puntos centrales para consolidar la posición de una familia en el interior de una comunidad, muchos hombres se encontraron en una situación similar, luchando para mantener intacta su propia posición3. Emilio Sales Almazán es miembro de Europa Laica en Talavera de la Reina y nos comenta acerca de “La hermanas de la Magdalena.” El escritor y director de cine escocés Peter Mullan nos sitúa en su películadocumento “The Magdalene Sisters” treinta años antes del cierre de los asilos Magdalenas. Tres jóvenes han cometido unos “execrables delitos”. En realidad estas mujeres son victimas sociales. Margaret es violada por su primo. Este acto no puede quedar impune ante la sociedad y la criminal (la violada) debe ser castigada convenientemente. Debe ser                                                                                                                         3

 

http://www.cinebso.com/lector.php?articulo=2003366226735&mes=3&year=2003

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recluida en el convento para que expíe sus pecados, que son de tal gravedad que fácilmente pasará el resto de sus días recluida. Bernadette es una bella joven que recluida en un orfanato (ya tiene el pecado de ser pobre) es admirada por los muchachos de su localidad. No puede ser un mal ejemplo ante los ojos de esa pacata población y para evitar “males mayores” debe pudrir esa belleza y jovialidad en el convento. Rose es una madre soltera cuyo padre no puede sufrir la afrenta de tal trasgresión. El niño debe ser dado a una familia que le cuide convenientemente y le preserve del pecado de su madre. La “donación” de la criatura es aceptada por la joven, seguramente con la intervención mediadora de las hermanas (el robo de bebés y el negocio que de ello se derivaba no es una invención de la dictadura argentina), y a la muchacha se la envía al hogar para la curación de su alma pecadora. Este Hogar se nutre de esta mano de obra gratuita para obtener pingues beneficios con el negocio de una lavandería. Las jóvenes son obligadas a tener un ayuno, a soportar el castigo físico, a rezar a deshoras, etc.. con el fin de resarcir sus faltas. Los beneficios del negocio son una fuente importante de ingresos para la Iglesia, así como para la manutención de las monjas que, por cierto, no comen el mismo menú que las “esclavas”. Lógicamente al Convento asiste un sacerdote para oficiar los actos litúrgicos. Este es un hombre/de Dios, y como tal atiende en esta ambivalencia. Hay un aspecto inquietante y es que el cierre de este negocio eclesiástico no se produce por un cambio en la forma de pensar de una sociedad, sino por el avance en la mecanización del lavado y la incorporación de lavadoras en los hogares. Esta situación de clara ideología esclavista la vemos con la lejanía de los años (el siglo pasado, 1996), de la distancia geográfica (Irlanda) o de un movimiento religioso fundamentalista (el ultracatolicismo). En nuestro país y en nuestros días es impensable que algo similar o parecido pueda acontecer. Nuestras normas jurídicas no permiten este tipo de desmanes. Las sectas destructivas son perseguidas y a nadie se le puede obligar a trabajar de forma esclava. Hay libertad religiosa y a nadie se le puede perseguir por razones de sexo, religión o pensamiento político. Nuestras autoridades velan por que en las instituciones religiosas se dé un trato justo a las personas que allí habitan. Hay responsables de las administraciones que visitan conventos para dar fe de la labor que hacen las monjas en la atención a personas con problemas. Las noticias que llegan sobre algún centro

 

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donde se pueda haber dado casos de intentos de huidas, agresiones hacia algún familiar, problemas de alimentación, castigos corporales, maltrato psicológico o analogías sin lugar a dudas son consideradas como invenciones de la judeomasonería-roja-radical-atea. Pero ante la duda es conveniente investigarlas pues existen antecedentes históricos donde los hechos las muestran como lugares dirigidos por delincuentes aparentemente libres de cualquier culpa porque atentan contra personas inocentes en el nombre de Dios4. Como ustedes observan, la película "En el Nombre de Dios" trata de una de estas situaciones que se han mantenido al margen del conocimiento público durante muchos años; en ella se narra la vida de un grupo de muchachas prisioneras de un "convento", donde se recluía a mujeres que había supuestamente deshonrado a sus familias. Así conocemos a Rose (Dorothy Duffy), Bernardette (Nora-Jane Noone) y Margaret (Anne-Marie Duff), depositadas ahí por sus reales o imaginarias faltas a la moral (por ejemplo, parecería que el "pecado" de Bernardette es ser guapa). En este lugar las mujeres (de todas las edades, pues algunas llevan ahí décadas) son obligadas a trabajar incansablemente en la enorme lavandería, para "limpiar sus pecados y hacer penitencia", pero en realidad están contribuyendo en forma gratuita al lucrativo negocio de lavandería que administra la Hermana Bridget (Geraldine McEwan). Así pasan su vida las muchachas, viendo las tragedias que las rodean (como la de la pobre Crispina) y buscando un modo de escapar. Tal vez lo logren y tal vez no, pero el reto principal será mantener la cordura y el espíritu en este devastador lugar. Esta excelente película se hubiera podido convertir en una tragedia barata, pero el director (ex-actor, por cierto) Peter Mullan ha logrado un espectacular logro, al mantener un tono sobrio en el que el drama se manifiesta naturalmente, sin forzar las emociones. Ciertamente se muestran situaciones trágicas y muy lamentables, pero Mullan controla perfectamente la película para evitar que salga de control y caiga en la categoría de lagrimoso melodrama. Gran parte de este éxito recae en las actrices, que aunque son desconocidas y probablemente novatas, entregan actuaciones perfectas, tanto en técnica como en tono. Sus personalidades están muy bien definidas, y van mucho más allá de ser meras víctimas; pero tampoco son heroínas irrompibles. Sencillamente son mujeres en una horrible situación, empleando gran fortaleza de espíritu para mantener un saludable (para ellas, no para las monjas) nivel de rebeldía y descontento. El que la cinta esté basada en hechos reales incrementa el impacto emocional y subraya las injusticias que comúnmente se cometen en nombre de la religión. Mullan no acusa a nadie, pero no hace falta que lo haga. El excesivo celo religioso y moral son los tácitos villanos, y esta valiente cinta deja que el público llegue a esa conclusión5                                                                                                                         4 5

 

http://www.europalaica.com/colaboraciones/anteriores/esales2.htm http://www.cinencanto.com/critic/p_magdalene.htm

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Biografía de Peter Mullan Nacido el 2 de noviembre de 1959 es un actor escocés de cine, teatro y televisión además de realizador de películas ha aparecido en filmes desde 1990. Mullan, es el sexto de ocho hermanos, nació en Peterhead en el nordeste de Escocia, hijo de Patricia, una enfermera, y de Charles Mullan, un técnico de laboratorio que trabajaba en la Glasgow University. Su familia fue de creencia Católica Romana. En su juventud Peter Mullan trabajó en la profesión de guardia de seguridad en algunos pubs. Su padre murió al tiempo que Mullan comenzó a estudiar ciencias económicas e interpretación en la Universidad de Glasgow. Carrera fílmica En la universidad, Peter Mullan comenzó en el mundo de la actuación y siguió actuando tras su graduación. Sus primeras apariciones en películas fueron en algunas producciones escocesas e inspiradas en Escocia tales como: Shallow Grave, Trainspotting, Braveheart o un pequeño papel en la película Riff-Raff. Más tarde Mullan apareció en el film My Name Is Joe interpretando a un alcohólico, por ello ganó el Premio al mejor actor en el Festival de Cannes de 1998. Desde entonces ha aparecido en otras películas cinematográficas más, tales como: el thriller Session 9 o Las hermanas de la Magdalena (The Magdalene Sisters) gracias al cual fue premiado con el León de Oro del Festival de Cine de Venecia.6

Filmografía Películas Filme   Año   Título  

Rol/Papel  

1990   The  Big  Man 1991   Riff  Raff

Vince  

 

Premios  Europeos  de  cine  en  Best  European  

Jake  

 

1992   Sealladh 1993   Close

 

 

 

Film  1991  

Sim  

Corto  de  Drama  

Vincent  

Corto  de  Thriller  

                                                                                                                        6

 

Notas  

es.wikipedia.org/wiki/Peter_Mullan

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1994   Shallow  Grave 1995  

Good  Day  for  the  Bad  Guys Braveheart

Poor  Angels

Veterano  

1998  

2000  

 

 

My  Name  Is  Joe

  Corto  de  Drama/Thriller  

Sergeant   Farmer  

 

Joe  Kavanagh  

 

Jean  

 

Mauvaise  passe

Ordinary  Decent  Criminal The  Claim

2001   Session  9

 

Stevie  

 

 

Daniel  Dillon  

 

Gordon  Fleming  

 

2002   Las  hermanas  de  la  Magdalena Mr  O'Connor    

2003  

Young  Adam Kiss  of  Life

Les  Gault  

 

John  

 

Out  of  This  World Criminal

Waves

Brookes  

 

2006   Children  of  Men True  North

2007  

 

The  Last  Legion  

 

 

   

   

Syd  

 

Riley  

 

Dog  Altogether

 

Ganador  del  León  de  Oro  2002  

 

Frank  Redmond  

 

 

 

Himself  

 

2005   On  a  Clear  Day Cargo

Jim  

Francis  Black  

 

 

 

William   Hannigan  

 

2004   Blinded

 

  Premio  del  51°  Festival  de  Cannes  al  mejor   actor    

Patricia's   Husband  

 

 

Gordon  

Mick  

 

Miss  Julie

1999  

Swanney  

 

Fairy  Tale:  A  True  Story Duck

  Corto  de  Terror  

John  

 

 

1996   Trainspotting 1997  

Andy  

 

 

Odoacer  

 

Joseph  

 

15  

Boy  A

Tery  

 

2008   Stone  of  Destiny

Red  Riding:  1980

2009  

Red  Riding:  1983 Connolly

2010  

Ian's  dad  

 

Red  Riding:  1974

 

 

 

 

 

Harry  Potter  and  the  Deathly   Hallows

Martin  Laws   Martin  Laws   Martin  Laws   James  Connolly   Yaxley  

         

 

2010   NEDS  

 

 

 

Fuentes documentales http://www.labutaca.net/films/14/lashermanasdelamagdalena4.htm http://www.cinebso.com/lector.php?articulo=2003366226735&mes=3&year=2003 http://www.cinencanto.com/critic/p_magdalene.htm http://www.europalaica.com/colaboraciones/anteriores/esales2.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Asilo_de_las_Magdalenas es.wikipedia.org/wiki/Peter_Mullan

 

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