FICHAS FAUNÍSTICAS NATUSPORT BÚHO CAMPESTRE Asio flammeus (Pontoppidan, 1763)

Fichas faunísticas Natusport. Junio 2013. Búho campestre. FICHAS FAUNÍSTICAS NATUSPORT BÚHO CAMPESTRE Asio flammeus (Pontoppidan, 1763) J. ARÉVALO RO

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Fichas faunísticas Natusport. Junio 2013. Búho campestre.

FICHAS FAUNÍSTICAS NATUSPORT BÚHO CAMPESTRE Asio flammeus (Pontoppidan, 1763) J. ARÉVALO ROMERO (Biólogo) Natusport. Centro de Actividades Barnabitas (Palencia) Descripción. La coloración dorsal de los adultos es de color rojizo pálido y marrón oscuro, con aspecto moteado debido a una predominancia de manchas sobre rayas. Una característica que diferencia al búho campestre del búho chico (Asio otus) es una mancha carpiana que contrasta con nitidez del resto del ala. Esta mancha también está presente en las alas del búho chico pero es menos destacable. Las alas tienen un aspecto alargado y vistas dorsalmente tienen las puntas negras con unas barras transversales negras que se extienden por todas las plumas de vuelo a excepción de las primarias. El color de fondo de estas plumas es rojizo. La cola muestra una serie de bandas oscuras sobre un fondo ocre, ventralmente este fondo es más blanquecino. En la parte superior del pecho y hasta el cuello se puede apreciar un intenso rayado oscuro sobre un fondo rojizo. Cabe destacar la tonalidad de las infracoberteras de las primarias y de las secundarias, ya que debido a su color entre rojizo pálido y blanco, le otorgan un aspecto muy claro a la vista ventral del ala. No obstante, las primarias están barradas de oscuro en el extremo del ala y de manera más fina a lo largo de la mitad exterior de las secundarias. Gracias a las puntas de color gris oscuro de las infracoberteras mayores de las primarias, se puede distinguir una especie de media luna en la articulación carpiana. Los ojos son de color amarillo intenso y resaltan debido a las zonas oscuras que los rodean. En general, el disco facial es de color blancuzco. Las “orejas” son muy reducidas y en muy raras ocasiones las muestra. Las uñas y el pico son oscuros (Mikkola, 1983). Longitud (cm) 34-42

Envergadura (cm) 90-105

Peso (g) 250-450

Tabla 1. Medidas corporales del búho campestre (Asio flammeus) (la longitud está medida de la punta de la cola a la punta del pico y todos los valores son promedios) (Hume, 2002).

Se pueden apreciar grandes variaciones interindividuales y entre sexos. Algunos machos pueden tener un color de fondo amarillo como el de las hembras y las hembras fondos blancos y viceversa. Este aspecto también puede estar relacionado con la edad, ya que los ejemplares más viejos tienden a ser más blanquecinos que los juveniles (Mikkola, 1983). Hábitat. Glue (1977) describe al búho campestre en Inglaterra e Irlanda como un ave típicamente de zonas abiertas con escasa vegetación. Durante la época de cría habita principalmente en páramos, matorrales, laderas arboladas, pantanos, marjales y dunas. En cambio, en invierno cambian las parameras por colinas donde abunda el pastoreo, zonas de cultivo, pantanos de agua dulce e incluso tierras bajas con brezales, pastizales costeros y marismas. Según Mikkola (1983) el aumento de la extensión de plantaciones de coníferas ha podido favorecer a la población de búhos campestres. Según el autor, en este hábitat encuentran un lugar de cría perfecto debido a la presencia de árboles jóvenes. A pesar de ello, advierte que puede depender de la abundancia de micromamíferos porque en algunas regiones sufre fluctuaciones poblacionales en función de su abundancia. Dos territorios ocupados por esta rapaz nocturna en Galicia, eran lugares de relieve suave y estaban casi a la misma altura, en torno a los 700 metros. La cobertura vegetal en ambos estaba compuesta principalmente por un mosaico de

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repoblaciones forestales, tojales, pastizales y cultivos forrajeros. En un territorio, el tojal cubría el 55% del terreno mientras que un 30% correspondía a pastizales y herbazales y el 15% restante a poblaciones de pinos jóvenes, arbolado de mayor porte y matorral de escobas. Por el contrario, en el otro territorio, el 45% de la superficie estaba cubierta por repoblaciones de pinos jóvenes, bajo los cuales crecía una buena capa herbácea. Pastizales y herbazales cubrían el 25%, al igual que los tojales, mientras que el 5% restante correspondía a arbolado de mayor porte y matorral de escobas. El grado de humanización era elevado en ambas zonas (Epifanio y Novegil, 2004). En un trabajo llevado a cabo por Alonso y Orejas (2004) en la Comunidad de Madrid, la mayoría de las citas registradas durante la época de invernada se dieron en cultivos de secano en suelo arenoso, seguido del mismo tipo de cultivo en suelo yesífero. En general, la gran mayoría de las citas durante esta etapa se dieron en cultivos de secano, vegas y riberas en zonas cercanas a núcleos urbanos. Durante el período reproductor, la especie seleccionó los cultivos de secano con suelos yesíferos, las vegas y las riberas. Se puede decir que el búho campestre se encuentra en una amplia variedad de hábitats desprovistos de cubierta forestal incluyendo la tundra ártica, praderas, zonas arenosas, pastos, barbechos y áreas cultivadas. Por tanto, es evidente que selecciona zonas abiertas pero se cree que el factor determinante en la selección del hábitat, tanto invernal como estival, es la abundancia de alimento (COSEWIC, 2008). Distribución. El búho campestre, también conocido como lechuza campestre, se distribuye por todos los continentes. Las únicas excepciones geográficas son la Antártida y Australia. En Norteamérica se extiende por todo el norte llegando a ocupar áreas de México y las Indias occidentales durante su migración (Clayton, 2000). Se trata de uno de los búhos con mayor área de distribución, criando en una variada gama de hábitats del hemisferio norte, Sudamérica y un gran número de islas oceánicas como las Antillas Mayores, las Galápagos y Hawai (COSEWIC, 2008). La subespecie nominal (Asio flammeus flammeus) ocupa la región templada del hemisferio norte (Europa, Asia y Norteamérica) (Wiggins, 2004). En cuanto a la Península Ibérica, es durante 1993-94 cuando se confirma su presencia como reproductora en una región de uno 24.000 km2, situada sobre todo en la zona central de la meseta Norte (Castilla y León) y pequeñas áreas de La Rioja y Cataluña (Onrubia y Jubete, 1998). Por otro lado se trata de una especie comúnmente considerada como invernante que en la Península puede contar con varios miles de individuos. Esta población sufre variaciones temporales relacionadas con la disponibilidad de alimento (Delibes et al., 1991) y sus principales cuarteles de invernada se sitúan en ambas mesetas (principalmente en la norte), la franja cantábrica, el valle del Ebro y el litoral levantino y andaluz (Fajardo et al., 1994; Purroy, 1997). Aspectos biológicos Alimentación. Glue (1977) observó que la dieta de los búhos campestres en Inglaterra e Irlanda estaba compuesta principalmente por el topillo agreste Microtus agrestis. Las aves también tuvieron un papel relevante en el espectro alimenticio, al igual que otras especies de micromamíferos, pero aparecieron con mucha menor frecuencia que su presa principal. Otra apreciación que hizo el autor fue el aumento en el consumo de otros tipos de presas fuera de la época de cría. Mientras que la incidencia sobre el topillo agreste descendió, aumentó el consumo del ratón de

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campo Apodemus sylvaticus, de la rata parda Rattus norvegicus y de aves en general. En Finlandia, a través de la identificación de presas consumidas en los nidos se observaron los siguientes resultados: los topillos fueron el grupo de presas más abundante (85%), incluyendo el topillo agreste (50%), el topillo campesino Microtus arvalis (27%), otras especies del género Microtus (1,9%) y la rata topera Arvicola terrestris (0,8%). Las musarañas también aparecieron en el espectro alimenticio formando el 6,5% de las presas y tres especies de ratones el 4%. Del total de las aves consumidas se pudieron distinguir: 1 cuco Cuculus canorus, 4 pollos de búho campestre (canibalismo), 1 torcecuello Jynx torquilla, 1 escribano cerillo Emberiza citrinella, 7 zorzales del género Turdus y 31 pajarillos no identificados como bisbitas, mosquiteros y jilgueros. De entro los insectos merece la pena destacar que todos pertenecieron al género Coleoptera y formaron el 2,5% de la dieta de estos búhos. Otros presas que formaron parte de su alimentación fueron ranas pertenecientes al género Rana, lagartijas de turbera Lacerta vivipara, un armiño Mustela erminea y una comadreja Mustela nivalis, pero aparecieron de forma circunstancial. Su porcentaje de aparición en la dieta no superó el 0,1% (Mikkola, 1983). En un estudio realizado por Ponz (1999) en un medio estepario de la provincia de Teruel, se pudo comprobar que la dieta invernal de esta especie estuvo integrada sobre todo por el topillo (Microtus sp.) y por el ratón de campo (Apodemus sylvaticus), con una presencia del 86% y el 14% respectivamente. Reproducción. Los hábitats que esta especie selecciona para reproducirse suelen ser áreas abiertas como parameras, marismas o dunas entre otros. A pesar de que se han encontrado nidos en zonas forestales o zanjas de drenaje entre campos e incluso en zonas pantanosas, lo normal es que los claros y la disponibilidad de alimento sean los requisitos que el búho campestre necesita para anidar. El ciclo reproductivo esta influenciado por la abundancia de presas. Por ejemplo en Finlandia, la época de cría comienza en abril cuando son especialmente abundantes. Lo habitual es que sea en mayo. Bajo estas circunstancias pueden incluso sacar adelante dos puestas. Sin embargo, en latitudes más meridionales, las puestas comienzan antes, hasta tal punto que se completan para el mes de marzo como suele ocurrir en Gran Bretaña. Es la hembra la que construye el nido que consiste en un agujero excavado por ella misma y cubierto someramente con algunas hierbas y plumas (Mikkola, 1983). Si es depositado en zonas húmedas, el nido se ubica en una pequeña elevación o en un montículo (Wiggins, 2004). Las puestas oscilan entre 4 y 7 huevos (COSEWIC, 2008) aunque se han dado casos de 11 (Wiggins, 2004). Durante los primeros días es la hembra la que se encarga del cuidado de los polluelos y de su alimentación. El macho es el que acarrea las presas para el resto de la familia. Cuando los pollos cuentan con aproximadamente 2 semanas comienzan a explorar las inmediaciones del nido, usando la vegetación cercana para pasar desapercibidos (COSEWIC, 2008). En la Depresión del Ebro, en la provincia de Teruel, el búho campestre selecciona el estrato herbáceo Lygeum spartum para situar su dormidero. La selección de este tipo de estrato parece estar propiciada por la protección que otorga contra el frío ya que la especie usa la zona como área de invernada y de reproducción (Ponz, 1999). Costumbres. El búho campestre es más activo durante el amanecer y el anochecer. Parece mostrar un comportamiento territorial variable tanto anual como geográfico influenciado quizás por la abundancia local de presas. En muchas regiones de su área de distribución, la especie muestra un claro nomadismo y se establece donde

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las presas son abundantes. Las excepciones se dan en algunas islas y en zonas costeras donde la dependencia ejercida por los roedores se ve atenuada por las aves como presas de sustitución (COSEWIC, 2008). Wiggins (2004) señala que la especie parece mostrar una territorialidad flexible en función de la disponibilidad de alimento. Si es abundante, los nidos pueden estar más próximos mientras que si escasea, los vecinos se tornan menos permisivos. Las técnicas de caza que suele utilizar son bastante variadas y entre ellas, Glue (1977) describió el uso de postes como oteaderos para dar caza a micromamíferos. Concretamente el autor describe el uso de postes de valla de forma alternativa hasta descubrir una presa y abalanzarse sobre ella. También cita el uso de posaderos más elevados para atacar a pájaros de pequeños tamaño que en raras ocasiones tienen éxito. Los vuelos que utiliza para cazar no exceden los 2 m de altura y consisten en aleteos y planeos que se van alternando de forma variable. Cuando vuela a más altura con el mismo fin, los aleteos son más amplios y regulares. El autor también describe los movimientos de algunos búhos campestres de Inglaterra e Irlanda que se trasladan durante el otoño de su zona de cría hacia la costa o el continente. Otros se han observado hasta en Bélgica, Francia y España. A su vez, los que se quedan en las Islas Británicas para pasar el invierno reciben congéneres de Finlandia, Noruega, Suecia, Holanda y Bélgica. El autor indica que en algunas regiones del área de estudio se agrupan en dormideros durante el invierno. Población. La población mundial se estima en 2.000.000 de ejemplares de los que 700.000 se encuentran en América del Norte y 350.000 en Canadá (COSEWIC, 2008). La dinámica poblacional del búho campestre se caracteriza por una fuerte variación. Incluso su carácter migratorio parece estar influenciado por la disponibilidad de presas, sobre todo por las fluctuaciones demográficas de algunas especies de roedores que forman parte de su espectro alimenticio (Mikkola, 1983). De hecho su ausencia como reproductor estable en algunas áreas mediterráneas puede ser debida a la falta de explosiones demográficas de roedores (Herrera y Hiraldo, 1976). Tal y como explican Onrubia y Jubete (1998), las oscilaciones poblacionales que sufre el topillo campesino en ciclos de 3-4 años, han permitido que nidifiquen de forma permanente un buen número de ejemplares en algunas regiones españolas (unas 360 parejas en 1994). Según Wiggins (2004), los principales factores limitantes poblacionales son la disponibilidad de alimento y de hábitats para anidar. Según este autor, las fluctuaciones demográficas que sufren algunos micromamíferos que forman parte de la dieta del búho campestre, pueden tener efectos significativos sobre sus poblaciones desde un punto de vista local. De hecho, señala que en las regiones donde la especialización a la hora de depredar sobre roedores del género Microtus es extrema, las variaciones tanto a nivel poblacional como en el éxito de cría son habituales en la vida de los búhos campestres. Sin embargo, puntualiza que de no ser agravada por otros factores como la pérdida de hábitat, la amenaza no debe interpretarse como grave para la viabilidad de la población. Situación y otros datos de interés. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a nivel mundial la especie está catalogada como “Riesgo menor” (LC) y su población tiene una tendencia regresiva (UICN, 2013). A nivel estatal figura como “Casi Amenazada” (NT) según el Libro Rojo de las aves de España (Madroño et al., 2004). En el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (2006) aparece como “De interés especial” y está contemplada en el Anexo I de la Directiva Aves y en el Anexo III del Convenio de Berna.

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Entre las causas de mortalidad directa que pueden afectar a las poblaciones de búho campestre se encuentran numerosos ejemplos causados por el hombre como caza ilegal, atropellos y accidentes con tendidos eléctricos (Fajardo et al., 1994). En la Comunidad de Madrid, las causas de mortalidad conocidas son debidas a disparos (45,9%) y atropellos (12,5%) pero existe un elevado porcentaje (41,6%) del que se desconoce su origen (Alonso y Orejas, 2004). Por otro lado, no se conoce con exactitud el efecto que los rodenticidas pueden causar a la especie pero es más que probable que afecten negativamente debido a las bajas provocadas a las especies clave de su dieta. En el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas está catalogada como “Rara” y existe un borrador de Plan de Gestión en dicha Comunidad Autónoma (Onrubia et al., 2002). Este borrador plantea medidas de conservación como: la aplicación de medidas agroambientales en sus principales zonas de reproducción e invernada; la reducción de la mortalidad provocada por la actividad humana concretamente por disparos o trampeos, a través de campañas específicas de formación y sensibilización del sector cinegético y la adecuación de tendidos eléctricos en zonas de mayor densidad de búho campestre, para mitigar la accidentalidad por electrocución (diseño de postes, aislamiento de apoyos) y colisión (visualización de conductores). Se necesitan más datos cuantitativos para conocer con exactitud los factores que pueden afectar a las poblaciones. Entre las posibles amenazas, una de las que se torna más plausible es la pérdida y/o alteración del hábitat (COSEWIC, 2008). Este proceso puede afectar a las poblaciones de búho campestre de múltiples formas como: reduciendo la disponibilidad general de los hábitats de anidación y alimentación adecuados; aumentando la fragmentación del hábitat de anidación y de las tasas de depredación de nidos y disminuyendo el éxito reproductivo a causa de una menor disponibilidad de presas (Wiggins, 2004). Hasta el año 2004, el búho campestre era una especie invernante o de paso en Galicia. Pero en junio de 2003 fueron descubiertas dos parejas nidificantes en el interior de la provincia de Pontevedra, que lograron criar un total de seis pollos (Epifanio y Novegil, 2004). Son numerosos los depredadores que pueden alimentarse de las puestas, de los jóvenes y de los adultos de la especie. Entre ellos se encuentran el zorro rojo (Vulpes vulpes), el aguilucho pálido (Circus cyaneus), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el azor (Accipiter gentilis), la gaviota argéntea (Larus argentatus), el cuervo (Corvus corax) y la corneja negra (Corvus corone) (Wiggins, 2004). Bibliografía. 

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