Fobias

Terapia psicoanalítica. Trastornos psíquicos. Personalidad patológica. Comportamiento. Emociones. Sentimientos. Frustaciones. Freud. Clases

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Diccionario de Fobias (C)
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Universidad nacional autónoma de méxico PRIMERA PARTE Nota Importante Introducción Capitulo 1 : Las emociones o sentimientos. 1.1.− Las emociones físicas y las emociones morales 1.2.− Causa profunda de las emociones. Capitulo 2 : Factores fisiológicos y psicológicos 2.1.− ¿Cuál de los dos fenómenos es esencial? 2.2.− La naturaleza de las emociones. Capitulo 3 : Efectos negativos del estado psicológico en el cuerpo 3.1.− ¿Para que sirven y cual es el peligro de las emociones? Capitulo 4 : Las dos emociones fundamentales 4.1.− La emoción más radical 4.2.− Placer y dolor, ¿Qué lo causa? 4.3.− La finalidad del dolor y el placer Capitulo 5 : Las pasiones, ¿Qué son? 5.1.− Las pasiones 5.2.− El peligro de las pasiones 5.3.− Utilidad de las pasiones 5.4.− Pasiones grandes y pequeñas Capitulo 6 : El amor como emoción 6.1.− Consecuencias del rechazo en el amor (frustraciones)

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Capitulo 7 : La aceptación Capitulo 8 : Las frustraciones 8.1.− Exceso de peso (obesidad) 8.2.− Delgadez 8.3.− Estatura 8.4.− Rasgos faciales 8.5.− Actividades físicas 8.6.− Trastornos de sueño Capitulo 9 : Factores emocionales de algunas frustraciones 9.1.− Relaciones afectivas 9.2.− Traicionado 9.3.− Temeroso Capitulo 10 : Actitudes SEGUNDA PARTE I.− La personalidad patológica II.− La psicosis orgánica III.− La psicosis funcional Introducción 1.− Fobias (introducción) ¿Cuál es su carácter esencial? ¿Cuál es la función de las fobias? 2.− El exceso económico Freudiano 3.− Bejahung y Goce 4.− Estructura y fantasma 5.− El falo : Razón del deseo 6.− La presencia real del falo

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7.− El lugar de la reserva libidinal Fobias ( breve repaso) * Fobia especifica Caso clínico • Tratamiento • Subtipos • Síntomas dependientes de la cultura, edad y el sexo • Prevalencia • Curso • Patrón Familiar * Fobia social o trastornos por ansiedad Los criterios de diagnostico de acuerdo al DSM−IV Caso clínico • Tratamiento • Subtipos • Síntomas dependientes de la cultura, edad y sexo • Prevalencia • Curso • Patrón familiar *Fobia social o trastorno por ansiedad Los criterios de diagnostico de acuerdo al DSM−IV Caso clínico • Tratamiento • Subtipos • Síntomas dependientes de la cultura, edad y sexo • Prevalencia • Curso • Patrón familiar * La agorafobia (repaso detallado) Entrevista con el psicólogo Dr. César Ríos • El agorafobico • Tratamiento • Perspectiva psicoanalítica * Fobias sexuales y ataques de pánico * El diccionario de las fobias de la A a la 3

L HIPóTESIS La hipótesis que pretendo demostrar con este trabajo de investigación es la siguiente: Las emociones cotidianas condicionan al ser humano en tal proporción que llegan a generar conductas que afectan las relaciones sociales, así como trastornos personales como son las fobias, siendo esto así por que todas las personas son propensas a padecer estas perturbaciones. PRIMERA PARTE NOTA IMPORTANTE Este trabajo solo pretende mostrar el diferente punto de vista de personas especializadas en el tema de las emociones y los trastornos psíquicos, trataremos un tema complejo e interesante, las Fobias, así como las posibles causas de estas. Ponemos en claro que nuestra investigación se basa en información adquirida de diversas fuentes, por lo que no aseguramos su completa credibilidad o actualidad. INTRODUCCIÓN Cuántas veces nos hemos sentido deprimidos, fastidiados, o incapaces de coordinar nuestras ideas!, talvez el día de ayer nos sentíamos animados, optimistas y con mucha alegría, y hoy −sin ninguna causa aparente− te sientes pesimista abúlico, irritable y fastidiado de la vida. La conciencia psicológica parece una maquina gastada, torpe y descompuesta. Esto, que parece tan alarmante, visto con los ojos de un endocrinólogo puede no ser mas que una pequeñísima variación en las secreciones de alguna de las glándulas internas, como la tiroides o las suprarrenales. Su problema se reduce a la interferencia de la máquina fisiológica con la maquina psicológica: una anomalía en el funcionamiento de aquella trae consigo notables trastornos en el funcionamiento de ésta. Por ejemplo, algunos hombres que en su madurez fueron perspicaces y brillantes, al llegar a la vejes se vuelven obtusos, desequilibrados y testarudos. Estos hechos, y muchos otros que podríamos citar, demuestran que la corriente de la vida psicológica puede ser modificada por la corriente fisiológica, en tal forma que ambas pueden ayudarse, sumando así sus potenciales, como también obstaculizarse, malgastando lastimosamente sus respectivas energías. Si la corriente fisiológica influye en la psicológica, no es menos notable la influencia de esta última sobre la primera. ¿Por qué, por ejemplo, una mala noticia acaba de postrar a un enfermo?, O, ¿por qué las preocupaciones son capaces de originar el insomnio y las ulceras gástricas?. La respuesta es, sola y únicamente por que la conciencia tiene un extraño poder sobre nuestro cuerpo. CAPITULO I LAS EMOCIONES O SENTIMIENTOS 4

En este capitulo trataremos de explicar que son y como nos hacen reaccionar. Sensaciones y sentimientos: son dos cosas muy diferentes, un dolor de muela es muy diferente del dolor que se siente por la muerte del padre. Si un hijo mío me diera un bofetón, distinguiría muy bien entre el dolor físico, localizado en mi mejilla, y el dolor moral por la ingratitud de mi hijo. La depresión o decaimiento causado por una mala digestión no es igual al mismo fenómeno cuando es causado por un fracaso o por una mala noticia. El hambre y sed de alimentos y de bebidas no son idénticas al hambre y sed de riquezas. 1.1 Las emociones físicas y las emociones morales (sentimientos) • De acuerdo con lo antes citado, podemos distinguir (al menos para el uso practico) las emociones físicas, de las emociones morales o sentimientos. • Las primeras son causadas inmediatamente por una modificación orgánica: se reducen a las emociones cenestésicas de excitación, depresión, angustia, fatiga, pesadez, fuerza, hambre, sed, dolor corporal, etc. • Las segundas son causadas inmediatamente por un estado de conciencia. Siguen a una percepción sensorial o intelectual: temor, terror, sospecha, alarma, lástima, gratitud, vergüenza, rabia, nostalgia, sentimientos estéticos, alegría intelectual, etc. • Estos son ejemplos de emociones más o menos puras: solo físicas o solo morales 1.2 Causa profunda de las emociones Para adentrarnos en el tema demos un ejemplo sencillo: un ratón ve a un gato e instintivamente le tiene miedo y huye: la emoción (el miedo) es fruto del instinto de conservación. Veo un pastel al pasar frente a un aparador antes del desayuno, y se me hace agua la boca. Veo el mismo pastel al regresar harto de un banquete, y siento repugnancia. En el primer caso la emoción responde a la inclinación a saciar el hambre; en el segundo, a la inclinación a defender mi salud contra los excesos. Encuentro a un niño jugando en la calle, paso de largo indiferente: encuentra a ese mismo niño su madre y siente cien emociones incontenibles: es que para mí no significa nada especial, mientras que en su madre pone en juego hondas vivencias de ternura. Otro ejemplo: hago hoy una broma a un amigo y se pone a reír. Se la hago mañana y se enoja conmigo. Ayer que le hice la broma se había quedado pensativo, tratando de encontrar qué es lo que en él atrae siempre las bromas de sus amigos. Es que hoy se apoderó de la su tendencia a la simpatía; mañana se apoderara de ella su mal humor; ayer se hizo cargo de la misma su curiosidad y su afán de entenderse a sí mismo. Por tanto, podemos decir en la base de cada emoción está una inclinación o tendencia biológica y que, con el continuo variar de estas tendencias, varían nuestras emociones CAPITULO 2 5

FACTORES FISIOLOGICOS Y PSICOLOGICOS En toda emoción hay que distinguir un fenómeno fisiológico y un fenómeno psicológico. • El primero consiste en los gestos, las lagrimas, los gritos, el acelerarse, o retardarse la respiración, el rubor, la palidez, el sudor la hipertensión arterial, el tartamudeo y, en general, en todas las secreciones internas y externas que se verifican aun en nuestras emociones más elevadas, por ejemplo, el detector de mentiras, usado en algunos tribunales, es un aparato eléctrico que registra los cambios fisiológicos sufridos por el sujeto como respuesta a una lista de preguntasen la que, con algunos temas neutros e inofensivos, se intercalan cuestiones relacionadas con el delito. La validez del detector queda condicionada a la habilidad de quien lo interpreta y, desde luego, la interpretación es falible. • El segundo fenómeno (el psicológico) consiste en la alegría, el miedo, la angustia, la ira, etc., propiamente en cuanto a estados de conciencia. • 2.1 ¿Cuál de los dos fenómenos es esencial? Si se nos pregunta qué es más importante o necesario para un automóvil, el motor o las ruedas, nos encontraremos en un dilema para responder. Tan esencial es el primero como las segundas. Muchos psicólogos se han perdido en discusiones sobre el elemento esencial de la emoción: unos afirman que es psicológico (anímico), y otros, que es el fisiológico (somático. La solución ésta en la analogía con las ruedas y el motor del automóvil. Ambos elementos son esenciales y necesarios. 2.2 La naturaleza de las emociones ¿Huimos por que tenemos miedo o, más bien tenemos miedo por que huimos?, ¿Lloramos por que estamos tristes o estamos tristes por que lloramos? Dicho en términos generales: ¿la reacción corporal precede al fenómeno psicológico, o viceversa? Pues parece claro que es el fenómeno psicológico el que precede a la reacción corporal: Primero veo un tigre, y luego me asusto y echo a correr, primero escucho la mala noticia, y luego me abato y rompo a llorar. Es indudable que el sentido común no se equivoca en la apreciación de estos hechos. Pero hay muchos otros en el que el orden es inverso: la reacción corporal parece preceder al fenómeno psíquico. Pongamos algunos ejemplos: Si mientras estudio plácidamente en mi recámara, retumba un cañonazo, tiemblo y, al temblar, siento miedo: no hay ningún motivo serio para el miedo, pues no corro peligro, pero la descarga nerviosa que se irradia hacia todo mi organismo, produce en mi la emoción del miedo. El fenómeno fisiológico ha sido causa del fenómeno psicológico.

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Cuando usted va a hablar en publico sin estar seguro de sí mismo, trata de vencer el miedo reaccionando con energía, irguiéndose, haciendo la voz gruesa y dando manotazos en la tribuna. Es que los movimientos corporales de dominio y serenidad comunican a los correspondientes sentimientos. Lo fisiológico es causa de lo psicológico. CAPITULO 3 EFECTOS NEGATIVOS DE EL ESTADO PSICOLOGICO EN EL CUERPO La vida si emociones seria monótona, incolora, aburrida. Somos emocionales cuando la vida nos coloca bajo emociones notablemente fuertes y bajo constantes bruscos: El ansia ente el desenlace del grave problema, el fracaso del sueño largamente acariciado, él jubilo ante la inesperada desaparición de los obstáculos, la ira ante las injusticias de los poderosos. Mucha gente sabe, por experiencia, que las fatigas y agotamientos nerviosos son los más persistentes y difíciles de reparar. Su convalecencia puede durar largos años. Pues bien, decir disturbios nerviosos es casi lo mismo que decir disturbios emocionales, pues ya vimos que la emoción, desde el punto de vista fisiológico, es una descarga nerviosa que conmueve nuestro organismo, emoción etimológicamente significa conmoción o sacudida. Así como la impetuosidad de una corriente de agua es tanto mayor cuanto mayor sea el dique con que se pretende contenerla, así también la fuerza de la descarga emotiva es, tanto más ruda tanto más tensas las resistencias que halla. Por eso la naturaleza nos pide que bajemos la tensión nerviosa mediante el desahogo de nuestras emociones. Y, en general cumplimos bien este oficio: La gente del pueblo desahoga su mal humor diciendo palabrotas. Un niño castigado injustamente por su padre, a quien no se atreve a rebelarse abiertamente, se desahoga maltratando a su hermanito o rompiendo con saña sus propios juguetes. Muchos hombres que regresan de su oficina, al cabo de una larga jornada de tensión a causa de contradicciones o reproches del jefe, descarga su mal humor en el hogar regañando y gritando a su mujer y a sus hijos. La imposibilidad de desahogo, debido al continuo control sobre sí mismas y a la seriedad que pretenden imprimir a cada instante de su vida, hace que muchas personas de religiosidad exaltada se tornen jansenistas, rígidas y fanáticas. A los que están muy afligidos por la pérdida de una persona querida, se les aconseja aliviarse llorando. En pocas palabras, la alta tensión nerviosa es tan peligrosa como la alta tensión eléctrica, y es oficio e interés nuestro disimular periódicamente con oportunos desahogos. Dependerá de nuestra educación civil y moral el que tales desahogos sean decentes y correcto o soeces y bajos. 3.1¿Para qué sirven y cual es el peligro de las emociones?

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Es muy posible que alguna vez nos hemos preguntado ¿ por qué sentimos?, o tal vez, ¿para qué nos sirven las emociones?. Muchos creen que para nada. Que únicamente estorban. Que, por ejemplo la excesiva emotividad de la mujer hace que esta deba considerarse inferior al varón. Saben que la violencia de la disposición emocional disminuye cuando la salud aumenta, cuando la alimentación se hace más elaborada, y viceversa. Sienten como un problema el escaso dominio sobre las propias emociones, considerando que la inmadurez emocional es la que coloca al hombre en un estado de subdesarrollo psicológico. En fin, suspiran por el ideal estoico: el hombre libre de emociones: frío, apático, calculador, ¡una estatua de granito! Y, sin embargo, la naturaleza no se equivoca. Todo lo que hace tiene su porqué. Las emociones no son tan necesarias como los instintos y tendencias a los que responden. No nos defenderíamos suficientemente de los peligros, si no nos aguijoneara la emoción del miedo. Caeríamos en mil acciones torpes si no nos contuviera la vergüenza. Nos dejaríamos vencer por los obstáculos si no fuera por la audacia, la esperanza y el optimismo. La voluntad de curar, el amor a la vida, la fe en su propia misión, constituyen una inapreciable medicina para un enfermo grave. Pero falta el otro lado de la moneda. Por cuanto sea buen estímulo, la emoción esta muy lejos de ser buena consejera, por que suele ser una reacción muy exagerada: • La audacia: Sirve para ayudarnos a vencer dificultades, pero ¡cuán a menudo degenera en testarudez, imprudencia y temeridad! • La cólera: Sirve para suscitar sentimientos de defensa, pero también nos lleva más allá de lo debido. • El miedo: Sirve para suscitar nuestro instinto de conservación, pero ¡cuantas a veces paraliza nuestros mejores recursos! A base principalmente de razón y de voluntad, debemos controlar y canalizar nuestras emociones, tratando de secundar y de desarrollar las que son dinámicas e impregnadas de optimismo, y dejando morir de inanición a las que nos llevan a la pasividad y al pesimismo. CAPITULO 4 LAS DOS EMOCIONES FUNDAMENTALES 8

Las siguientes emociones: angustia, ira, miedo, depresión, fatiga, debilidad, desesperación, odio, tristeza, son afecciones desagradables: nos causan dolor. Por el contrario, el optimismo, la gratitud, el amor, la esperanza, etc., son emociones agradables: nos causan placer. Todos nuestros fenómenos afectivos pueden reducirse a una de estas dos categorías: placer y dolor, tanto físicos como morales. Nuestra vida no es mas que un girar sobre estos dos ejes, o más bien, un continuo, pero vano, aferrarnos al placer que, apenas asido por un momento, se nos suele escapar de la mano con la agilidad de una anguila. 4.1 La emoción más radical ¿Cuál es la nota dominante en la vida de un hombre normal? ¿El placer o el dolor? • Los pesimistas dicen que el dolor. En efecto: La vida es un continuo esfuerzo, un continuo luchar contra obstáculos. Y chocar contra obstáculos es sufrir. La vida es una continua inquietud. Y la inquietud, esta hecha de insatisfacción, es decir, de penas físicas y morales. La vida es un continuo desear. Y quien desea es por que esta privado de algo. Y la privación hace sufrir. • Pero seremos más realistas si somos más optimistas: No es cierto que la vida sea continua inquietud, ni es cierto que todos nuestros esfuerzos y nuestros deseos sean dolorosos. El deportista goza con sus esfuerzos musculares; el que fabrica castillos en el aire, goza con sus deseos irrealizables La cenestesia trabaja incesantemente para avisarnos si todo marcha bien en nuestro organismo, tanto que, por su misma monotonía, ya no reparamos en ella: la advertimos solo cuando algo anda fallando. Pero esto ultimo es el caso excepcional y anormal, no la regla ordinaria. Por tanto, si a alguno hubiera que dar la precedencia, este seria el placer no el dolor. Pero parece más equilibrado no pronunciarse a favor de ninguno, y admitir que tanto el placer como el dolor son las formas originarias de nuestra emotividad y los dos polos sobre los que gira la vida humana. 4.2 Placer y dolor. ¿Qué lo causa? Si me pincho el dedo con un alfiler, es obvio que la causa inmediata de mi dolor es el alfiler. Pero puedo indagar también cuál es la causa última (filosófica) de este dolor; el motivo profundo por el cual el ser humano percibe dolor y, respectivamente, placer. Orientarán la respuesta las consideraciones que siguen: ¿Por qué él tener que atravesar corriendo un patio, causa placer al niño y molestia al anciano?, ¿Por qué los alimentos más sabrosos son intolerables al que tiene una fiebre de cuarenta grados?, ¿por qué a un rico, 9

acostumbrado a viajar siempre en automóvil de lujo, y venido hoy a menos, le duele hasta el alma tener que viajar en Metro? La respuesta es sencilla: Causa placer toda actividad (o pasividad) que satisface alguna de nuestras inclinaciones; y ya sabemos que nuestras inclinaciones corresponden a nuestros impulsos y necesidades biológicas, tanto naturales cuanto artificiales. Causa dolor toda falta de armonía ente nuestras inclinaciones y lo que hacemos o nos hacen; todo conflicto de instintos entre sí o con las realidades externas. Por eso al rico del automóvil le causa dolor el ir en metro. Esto va contra la inclinación a la comodidad, creada artificialmente. Por eso un paseíto a pie causa placer, pero una caminata es dolorosa. En el primer caso satisfacemos nuestra inclinación a movernos; en el segundo, pasamos la medida justa y la naturaleza protesta. Ya decía Aristóteles que el placer es el acompañante nato del acto perfecto. De todo acto perfecto y solo del acto perfecto. El placer y el dolor dependen de nuestras inclinaciones, y éstas de nuestros impulsos y necesidades biológicas, y estas, a su vez, varían constantemente, no podía ser de otro modo: somos, por constitución, variables y antojadizos. Por si fuera poco, nuestra civilización del siglo XX que tantas necesidades artificiales nos han creado, ha contribuido no poco a hacernos más difícil el problema de la felicidad. 4.3 La finalidad del dolor y el placer El dolor de muelas me lleva al dentista, y el dentista me cura. La función del dolor es, avisarme oportunamente sobre un peligro para mi salud. De la misma manera, el disgusto que me causa un alimento alterado, me advierte el peligro. El dolor que me causa el frío del invierno, me obliga a cubrirme y en esta forma, a defender la integridad de mis tejidos y la regularidad de mis funciones. El placer que experimenta el niño al moverse, lo lleva a desarrollar debidamente sus órganos y sus miembros. El placer de la mutua atracción de los sexos, garantiza la propagación de las especies biológicas. El alimento que se toma con más gusto, es por lo general, el que mejor se digiere. • Entonces la finalidad del placer y el dolor es indicarnos lo que nos conviene y lo que nos es dañoso: es la voz de la naturaleza que nos incita a llevar al cabo los actos convenientes a nuestra vida, y que nos aparta de la que habría de redundar en nuestro mal. • Hay que notar, que lo que advertimos de la finalidad de la emoción en general, se aplica por derecho al dolor 10

particular: no hay que fiarnos de ellos como si fueran infalibles guías seguros. Podrían engañarnos. A menudo nos será muy doloroso tomar una medicina o someternos a una operación que van precisamente encaminadas a devolvernos la salud. Por el contrario, el borracho encuentra placer en actos dañosos a su organismo; el canceroso tiene por largo tiempo la sensación de bienestar; el glotón no siempre se da cuenta de los perjuicios que se causa, etc. Es que la naturaleza quiere, por medio del dolor y del placer precavernos contra los peligros más comunes, pero no contra todos los peligros. Quiere que se conserve la especie humana, y las varias especies animales, pero no parece importarle que perezcan los individuos. Por eso no nos dio en el placer ni en el dolor (ni en ninguna otra cosa) una guía que sirve para precaver las causas de la destrucción y de la muerte. CAPITULO 5 LAS PASIONES ¿QUÉ SON? 5.1 Las pasiones Si se intensifican las emociones hasta rebasar determinado limite, se caerá en las pasiones. Por ejemplo: Si se exagera el amor a sí mismo, se cae en el orgullo. Si se exagera la inclinación a descansar, se cae en la pereza. La pasión no es, pues, más que una emoción muy intensa y habitual, o mejor dicho, un habito de emociones intensas de determinado tipo. Y como sabemos que las inclinaciones y emociones son las manifestaciones psicológicas de los instintos y necesidades, podemos decir que la pasión es un instinto exagerado, una necesidad que se hace intensa, preponderante y exclusiva. No puede haber pasión donde no hay, como base de la misma, un instinto o impulso. Las pasiones también son inclinaciones. 5.2 El peligro de las pasiones Nos repetimos la pregunta, ¿Para qué sirven las pasiones? A primera vista parece que para nada. ¿Para que puede servir, por ejemplo, el egoísmo? ¿O la lujuria? ¿O el fanatismo? ¿O la ambición? ¿O la envidia? Por principio de cuentas, perturban la vida física, psicológica y moral. El apasionado es un eterno inquieto que vive en la exasperación de la tensión. Nadie diría que es un hombre del todo normal. Se la detesta o se le teme o se le compadece o se la ridiculiza, según que sea avaro o ambicioso o lujurioso o fanático, o irascible. En el hombre apasionado se ha roto el equilibrio, tanto biológico como psicológico. 11

En los libros de ética religiosa se hable con desdén del hombre esclavo de sus pasiones, de la vergonzosa servidumbre de las pasiones que matan la libertad, la salud y el amor. Se dice que la pasión es ciega. Se estigmatiza a los llamados grandes hombres (príncipes, generales, magnates de la industria) que mostraban una voluntad férrea cuando se trataba del objeto de sus pasiones, y en cambio eran abúlicos como lunáticos para todo lo demás. Finalmente, se hace notar que las grandes pasiones exponen a la desintegración, al caos y al suicidio. En efecto, el hombre que ha entregado toda su vida a una pasión; que ha dejado a esta el monopolio de sus pensamientos, de sus actos, de sus ideales y de todas sus energías; que de la satisfacción de la pasión hace depender totalmente su felicidad; este hombre no puede soportar el fracaso. Al hundiese el objeto de su pasión se le hunde el mundo: la existencia pierde para el todo sentido. Por eso leemos en el periódico de amores frustrados que terminan en el suicidio. Por eso individuos como algunos jefes nazis no habría podido resistir la derrota y, de no haber recibido la muerte se la hubieran dado ellos mismos. Por eso también sin llegar a la tragedia, tantos amores que el día de la boda parecían eternos e incondicionales, acaban en la desilusión en el hastío y en una triste coexistencia pacífica: el tiempo y las actividades hacen patente la distinción entre lo ideal y la realidad. Pero como la elección del consorte había salido del fondo mismo del ser y había comprometido sus más secretos pliegues, el sujeto, no puede desquitarse de la decepción más que consigo mimo: experimenta la bancarrota de sus anhelos vitales y se siente defraudado y vencido. De ahí una agresividad sorda y tenaz y un amargo resentimiento. 5.3 Utilidad de las pasiones Después de todas estas consideraciones, repetimos la pregunta inicial: ¿Pueden servir para algo bueno las pasiones? Y, no obstante todo lo dicho, la respuesta es decididamente afirmativa: no sólo útiles sino sumamente necesarias. Las grandes pasiones responden a las grandes necesidades del organismo, de la psique humana y de la especie biológica. Si no fuera por el amor materno, tal cual es en realidad: pasional, hecho de ilusiones, de ceguera y de ardor incontenible; si no fuera por esta pasión que idealiza ante los ojos de la madre a esa criatura débil, indigente y a menudo deforme y molesta que es su hijo recién nacido, la madre no se impondría, ni con mucho los sacrificios que supone la crianza de un bebé. Si no fuera por que la pasión ciega a los jóvenes respecto a las cualidades de las jóvenes que aman, y viceversa, no se verificarían muchos matrimonios. Pero la naturaleza, que quiere la propagación de la especie humana, pone una venda en los ojos de los jóvenes, y de la mutua pasión resultan las nuevas criaturas humanas. El genio de la especie piensa en el niño que debe nacer mientras sus progenitores no piensan mas que en darse el uno al otro . Dice a este propósito Schopenhauer. 12

Si no fuera por la ambición de los grandes empresarios, no habría progresado nuestra civilización en la forma prodigios en la que lo ha hecho. Pocos hombres han contribuido tanto a difundir el bienestar general, los fundadores y directores de las grandes empresas industriales y financieras. Su sed egoísta de riqueza, de gloria y de dominio, redundaba (tal vez sin sospecharlo ellos) en ventaja de la humanidad. Es la gran paradoja: los grandes ambiciosos convertidos en los grandes bienhechores... Si no fuera por la curiosidad científica llevada casi hasta un grado de fanatismo, y acicateada las mas de las veces por el amor a la gloria y a la inmortalidad, no gozaríamos de la mayor parte de los inventos y descubrimientos. ¿Qué hubiera hecho Pasteur sin un amor apasionado por la ciencia? ¿Habría Colón superado los obstáculos que pretendían cerrarle el camino de las Indias? ¿Se habría impuesto Livingstone las mil peripecias y peligros que exigía la exploración de África? Todos estos y mil otros creyeron sacrificarse por la ciencia, y acaso, por la propia gloria. En realidad se sacrificaron por la humanidad. La naturaleza utiliza sus pasiones en servicio de la humanidad. Digamos, pues, que en la intención de la naturaleza el papel de la pasión es dar alas para las grandes empresas; suministrar fuerza vital para reorganizar toda la vida psíquica de un hombre (sus ideas, sus gustos, sus aspiraciones y toda su actividad) enfocándola hacia una meta beneficiosa para la colectividad humana. No soy un intelectual, sino un pasional. Casi todas las cosas que he dicho, las han dicho cientos, miles, antes que yo. ¿De donde procede, pues, la eficacia que, gracias a Dios he logrado... ?. Ello viene de la pasión, ello viene del tono , escribió con mucha verdad Don Miguel de Unamuno . Y por eso mismo pudo decir Pascal que, Nada grande se puede hacer sin una pasión, y por eso podemos añadir nosotros, que todos los grandes hombres, fueron grandes apasionados. Y esto vale de los grandes bienhechores de la humanidad como de sus grandes malhechores. Todo depende de la bondad o la malicia de sus pasiones dominantes. Vale para un Napoleón I como para un Carlo Magno, para un Luis Pasteur como para un Juan Calbino; Para un Hitler como para un Darwin; para una Juana de Arco, como para un Sigmund Freud o un Alcide de Gasperi o un George Washington ; de un Monstruo Marino o un Gnomo Chiquito. Nadie se distingue activamente en la vida si no es por una pasión. 5.4 Pasiones grandes y pequeñas Una advertencia : Todo lo dicho hasta aquí vale directamente de las grandes pasiones , es decir de las que responde a impulsos más fundamentales : el de conservación, el de reproducción, el de expansión de la propia personalidad. Junto a estas, hay las pequeñas pasiones . Fulano tiene pasión por el deporte, sultano la tiene por la fotografía, mengana la tiene por los gatos y perengana por las flores... Evidentemente, estas no son mas que imitaciones de las grandes pasiones , y de ellas vale solo parcialmente y 13

en forma atenuada lo que hemos dicho hasta entonces. CAPITULO 6 EL AMOR COMO EMOCION El amor puede considerarse como inclinación, como emoción y como pasión. En cualquiera de los caso, es la realidad mas dinámica y más absorbente de la vida. Ama y haz lo que quieras − decía San Agustín, el grande neoplatónico cristiano−. El amor vence la angustia y la soledad, despierta y reafirma las experiencias más originales y más ancestrales, ligadas a los primeros recuerdos del nido materno y de la intimidad del hogar. Condiciona de lleno la auto realización de nuestros potenciales, y se revela capaz de crear una exaltación casi mística. Dentro de este panorama, la sexualidad, lejos de ser un fin y una meta valiosa, en si misma, no es mas que un medio de realizar el amor. Se dice que el amor ciega. Hay que admitirlo. Pero admitimos que se trata de una noble ceguera, que confiere al ser amado las cualidades sublimes del ideal. Cada rasgo, cada acción del amado es visto como perfecto en cuento a que emana del ideal. Es el silogismo del corazón : No se puede no amar a un objeto que es un dechado de perfecciones. Ahora bien, yo amo a Joel y no puedo dejar de amarlo. Por tanto, Joel esta dotado de las cualidades más eminentes y notables . Son las razones que no entiende la razón , que dijera Pascal : la lógica del corazón tantas veces impenetrable que desafía a la lógica científica de los retóricos y de los filósofos. Es posible ( y aun necesario) tener muchos amores en la vida. Hay numerosas clase y grados de amor. Cada persona tiene una capacidad infinita de amar. La forma más singular, significativa y trascendental de amor, es el amor humano. Así mismo, el amor no circunscribe al ser humano, a una edad o a un sexo. La presencia o el recuerdo de una persona, animal o planta, actividad o incluso objeto puede evocar el amor. El amor puede ser real o fantasía, significativo o en vano. El amor humano es una combinación de experiencias instintivas y aprendidas. Su forma más pura es el amor incondicional, el que lo da todo sin esperar nada a cambio. Los ingredientes de un amor maduro y positivo son: • Comunicación • Comprensión • Conocimiento 14

• Flexibilidad • Altruismo • Paciencia • Tolerancia • Aceptación • Atención • Respeto • Ternura • Responsabilidad • Sensibilidad • Compasión y Confianza Además de todo estos ingredientes, hallar las cualidades que despiertan interés y estimulo en el compañero. 6.1 Consecuencias del rechazo en el amor (frustraciones) Rechazo En ocasiones el amor puede cambiar, y con el transcurso del tiempo, variar en intensidad y en forma de expresión. La frustración con respecto al amor se debe al rechazo inconsciente. Los sentimientos de una persona que no se siente amada pueden herirse a tal grado que parece carecer ya de sentido. Un dolor profundo y un intenso sufrimiento impiden que se cumpla eficientemente con el trabajo. El individuo suele volverse introvertido y caer en la depresión. Fumar, tomar bebidas alcohólicas, consumir drogas, adoptar una conducta violenta e irracional, o culpar a otros de los problemas propios, no conduce a nada. En estos casos el tiempo, los amigos y las distracciones son los mejore aliados. Indiferencia Otra causa de frustración es la indiferencia a las expresiones del amor. A veces, la indiferencia es solo una falta de reconocimiento, implícito o verbal, y procede de una persona que no tiene experiencia en la expresión de sus emociones o que considera seguro el amor que su pareja le profesa. Quizá crea que las expresiones amorosas reciprocas no son importantes o necesarias. Entre dos personas que conviven, una puede amar mas que la otra, pero muchas veces no es que se ame mas, 15

sino que se ame de diferente manera. CAPITULO 7 LA ACEPTACION Aceptar. Para muchas personas, ser aceptados por sus semejantes, resulta esencial, aceptarlos y ser aceptado es parte del instinto gregario de los seres humanos. Durante milenios ha existido la discriminación. Esta provoca su indignación, frustración, violencia, e incluso causa la muerte. Un pecado social es tachar a una persona de inferior cuando solo es diferente. Ojala que con el tiempo aprendamos a respetar y a aceptar las diferencias entre los seres humanos, quizá podamos evolucionar hacia una sociedad integrada y armoniosa. Desdichadamente en muchos casos las revoluciones interrumpen la evolución social y la violencia reemplaza al racionamiento a la discusión y a la transacción. No es raro que los adolescentes se involucren en grandes problemas cuando se esfuerzan para que sus semejantes los acepten . A veces creen que, a menos que hagan lo mismo que los demás, sus amigos no los aceptaran, y por lo mismo recurren al alcoholismo y a las drogas. En este aspecto, es sabido que cuanto menor sea la auto aceptación, mayor dependencia habrá a la aceptación de otros. Los maestros y, en particular los padres, tienen la responsabilidad de explicar e intentar convencer al adolescente de que para superarse y ser feliz es importante mantener la individualidad, preservar una buena conducta y rechazar las conocidas consecuencias de las enfermedades (tabaquismo, alcoholismo, drogadicción, promiscuidad y violencia, etc.) . Cuando una persona cree que no es plenamente aceptada, sea en un medio social, escolar o laboral, los primero que debe hacer es analizar si expresa naturalmente su individualidad y se porta de manera aceptable. Cuando una persona es exigente, se ríe o habla muy alto, intenta dominar en las conversaciones, o interviene demasiado, se viste inapropiadamente o tiene un aspecto raro, indudablemente no será aceptada como otra. La falta de aceptación puede ser real o imaginaria. Cuando es real debemos dirigirnos a un medio en el cual seamos bienvenidos, una vez que hallamos reconocido ser los causantes del rechazo. En ocasiones la reflexión y el mejoramiento de uno mismo se reflejan en la aceptación que tengamos entre los demás. El adolescente o el adulto que se siente inaceptado por que no es apuesto, debe reconocer que el atractivo no solo depende de la apariencia física, sino de la manera en la que uno se presenta a los demás. Todos conocemos algunas personas cuyo aspecto físico es poco atractivo, pero que poseen una bella mirada, son capaces de sostener conversaciones estimulantes y tienen una expresión sincera y estimulante. Cuando se ha entablado amistad con estas personas, súbitamente su fealdad desparece su compañía nos agrada y nos encanta su conversación. Todos tenemos la capacidad de compensar ciertas deficiencias como en el caso del ciego, que tiene aguzados 16

los sentidos del oído, olfato y el tacto; o como el parapléjico, que es capaz de usar otras partes del cuerpo para desplazarse y desempeñar diversas tareas. Tenemos el potencial y la capacidad de aprender a rechazar los sentimientos de tristeza y superar la falta de aceptación. Siempre tendremos la posibilidad de dirigir la atención hacia otros aspectos de la vida y disfrutar de la soledad, de la música y la lectura; de ir al cine, de sentarnos a escribir, o de rascarnos la panza, o de besuquear al moustro, de dormirse un rato con el gnomo o simplemente a soñar. Todos sabemos que es posible sentirse miserable en medio de la muchedumbre, y muy feliz estando aislado. Para que una persona logre el máximo crecimiento intelectual y emocional, no debe frustrarse por la falta de aceptación. Tiene el potencial de disfrutar por sí mismo sin la intervención de otros. Ser plenamente aceptado por un selecto grupo de personas suele ser más agradable que tener muchos admiradores. CAPITULO 8 LAS FRUSTRACIONES En este capitulo presentamos algunas de las frustraciones más comunes que no son mas que emociones reprimidas. Estas frustraciones afectan a las personas tanto física como psicológicamente ya que son deseos que no se pueden realizar debido a circunstancias ajenas al que las padece. Sin duda, el cerebro es la parte más esencial del cuerpo humano y él más fascinante, versátil e incomprendido de nuestros órganos . Además de controlar las funciones del cuerpo, es sede de nuestros pensamientos y, en particular de nuestras frustraciones. Debemos entender y aceptar que no determinamos nuestra existencia, que nuestra composición básica es inalterable y que la muerte es inevitable. Debemos considerarnos como organismos únicos. El descontento con uno mismo se presenta a cualquier edad. En los niños, las disputas por un juguete pueden provocar una pelea. Los adolescentes transforman su apariencia para imitar a persona que admiran o tal vez envidian. Es probable que los adultos padezcan mas limitaciones físicas, en particular debido a los cambios implacables que ocurren en los proceso de envejecimiento. En las frustraciones con uno mismo intervienen factores como los siguientes: • Físicos • Emocionales • Sociales

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• Económicos • Sexuales • Intelectuales 8.1 Extremos De Peso Exceso de peso(obesidad) Uno de los vicios más comunes en los Estados Unidos es comer en exceso. En dicho país ,del 10% al 15% de los niños y el 20% de los adolescentes han sido clasificados . En términos clínicos, mas del 24% de los hombres y 27% de las mujeres entre las edades de 20 y 75 años son obesos, según el National Center of Healt Stadistics. Se dice que una persona es obesa cuando excede en un 20% el peso deseable. Entre los 45 y 64 años de edad se es más susceptible a aumentar de peso. La ubicación de la gordura es un factor importante para predecir los peligros que la obesidad representa. Es fácil observar n que lugar predomina la gordura por la relación de la circunferencia de la cintura con las caderas. Al parecer, las relaciones mas elevadas (abdomen mayor que las caderas) se asocian con mayor riesgo de muerte o enfermedad. Existe una clara vinculación entre la obesidad y la morbimortalidad. La enorme carga psicológica de la obesidad , los peligros implícitos en la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y la diabetes, pueden causar enfermedades cardiovasculares ; y la posibilidad de contraer cáncer de colon , recto y próstata en el hombre, y cáncer de mamas, endometrio y vesícula biliar en la mujer, señalan la importancia de prevenir la obesidad y tratar a la persona que la padece. 8.2 Delgadez Lo contrario de la obesidad también puede entrañar problemas de salud, Si las personas sumamente delgadas les molesta su condición, deben buscar ayuda medica. Uno de los trastornos más severos de la falte de alimentación es la anorexia nerviosa que se manifiesta principalmente en mujeres blancas de 20 a 30 años de edad. Su sintomologia es una extrema aversión a los alimentos , un gran temor a subir de peso y la deformidad del cuerpo. Es posible que se presente una demacración extrema. La delgadez aparece en combinación con amenorrea y otros cambios metabólicos. Una causa poco común es la actividad física exagerada , por ejemplo, correr largas distancias. No se conoce su causa, aunque aparentemente la anorexia se relaciona con problemas psicológicos complejos, como depresiones, obsesiones y conflictos no resueltos. SE dice que la caquexia sobreviene cuando se pierde por lo menos el 25% del peso ideal. 8.3 Estatura Cuando una persona es muy alta, la compañía de otros individuos de estatura elevada, especialmente del sexo opuesto, suele resultarle muy agradable.

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Quienes se consideran de estatura muy baja suelen usar zapatos especiales y adoptar cortes de pelo que les haga parecer mas altos. Es sabido que ciertos estilos de ropa y de peinado ayudan a modificar la apariencia respecto a la estatura. En la historia se destacan los considerables logros de personas muy altas o muy bajas de estatura. La estatura no guarda relación alguna con el potencial de desarrollo de un individuo , y es obvio que debemos aceptar los rasgos físicos que no se pueden cambiar. 8.4 Rasgos Faciales La forma de los ojos no es tan importante como la expresión del rostro. La mujer tiene una ventaja sobre el hombre, porque el maquillaje ayuda a modificar la apariencia de sus rasgos faciales ; por ejemplo , agranda el contorno de los ojos mediante el sombreado de ellos y los destaca .Una advertencia, como es bien sabido, todos los excesos son malos y usar demasiado maquillaje tiende a cubrir los rasgos naturales del rostro. En ocasiones una nariz muy grande , pequeña, plana, larga o muy aguileña es fuente de frustración. también pueden suscitar frustraciones una boca muy grande o pequeña, labios prominentes , dientes desviados o grandes o la carencia de estos. La cirugía dental y la ortodoncia pueden modificar la apariencia de la boca. Una conclusión defectuosa puede causar dolor, trastornos de la masticación, e incluso disminución de la capacidad auditiva. Otros rasgos faciales, como las orejas, la frente , la barbilla y los pómulos pueden ser fuente de molestias, pero si se aprende a aceptar lo que se considera un rasgo poco atractivo, con el tiempo este no mortificara tanto. Por otra parte , siempre es deseable realzar los rasgos atractivos. 8.5 Actividades físicas Algunas frustraciones surgen de la falta de fuerza o de la torpeza física, de la poca resistencia o de tener capacidades limitadas. Es posible que las personas que no tienen aptitud para practicar un deporte se frustren, por lo que es importante encontrar un pasatiempo que provea satisfacciones emocionales y no provoque tensión. La participación o deporte agradable es de gran valor, tanto física como emocionalmente. Todas las personas deben practicar algún tipo de ejercicio físico, puesto que puede aliviar los síntomas depresivos leves y mitigar los de ansiedad. El principal beneficio que aportan a la salud se debe a la contracción rítmica de grandes grupos de músculos y a la copiosa diaforesis (sudación), como es el caso de los ejercicios aeróbicos. El ejercicio mejora el estado cardiovascular de las personas a cualquier edad, e incluso los bebes desde los tres meses se benefician con la practica de mini ejercicios ayudados, desde luego, por sus padres. Sin embargo, la realización de ejercicio físico también implica un peligro potencial. La mayoría de las lesiones relacionadas con el entrenamiento se producen en las repeticiones finales de la ultima serie de ejercicios, pues son en esos momentos cuando los músculos están mas fatigados y , por ende, son más susceptibles a las lesiones. Es importante escoger la forma más agradable de actividad física, preservar en ella y participar en diferentes modalidades de ejercicio a fin de evitar la rutina. 8.6 trastornos de sueño La falta de sueño o la somnolencia excesiva causan tantas frustraciones como las que sufre una persona que duerme normalmente pero se perturba o interrumpe el sueño por ruidos externos. A quien sufre este problema 19

de salud se recomienda que consulte a un medico,de ser posible en un centro especializado. Algunos trastornos de este tipo pueden provocar grandes complicaciones, incluso la muerte repentina durante el sueño. CAPITULO 9 FACTORES EMOCIONALES DE ALGUNAS FRUSTRACIONES 9.1 Relaciones afectivas • Latente Las personas que no han tenido una buena relación afectiva pueden sentirse frustradas. Al igual que un producto que no se ha comercializado adecuadamente y tal vez no se venda con facilidad, una persona que no se proyecta tiene pocas o nulas oportunidades de entablar relaciones interpersonales. La amistad se desarrolla conociendo a otras personas y es el primer paso hacia una relación afectiva, la cual no se entabla al azar sino que se alcanza mediante el esfuerzo. • Platónica Mas que otros grupos sociales, los adolescentes y las personas tímidas tienen mayor tendencia a vivir situaciones platónicas. En muchos casos, esta frustración desaparece con el tiempo. La persona que sufre crece emocionalmente, y en encuentros afectivos subsecuentes casi siempre rectifica sus errores previos, estrategias y actitudes inaceptables, y aprende a expresar mejor sus sentimientos. Los extremos del amor platónico se manifiestan en las reuniones masivas en que miles de individuos se congregan para escuchar y ver a un artista. 9.2 Traicionado Es posible que la pareja sea infiel. Cuando uno de los dos miembros de la pareja piense que su noviazgo es insostenible, no se debe traicionar el amor de la pareja con una conducta hipócrita, siempre debe predominar la honestidad. Se ha dicho que cuando la verdad es fea, una mentira la adornara , pero creemos que es más valido expresar los genuinos sentimientos de descontento y no correr el riesgo de ser sorprendido en una situación que cause vergüenza y dolor a la pareja. 9.3 Temeroso Tal vez parezca absurdo temer al amor, pero es una sensación muy real. Algunas personas creen que decir te amo es una expresión de debilidad. Además de que tal idea carece por completo de justificación, contener los sentimientos puede ser causa de enfermedades. Por tanto, jamás debemos temer expresar los buenos sentimientos y no perder la oportunidad de manifestar el amor mediante palabras y hechos 8.4 Prohibido En la mayoría de las sociedades no es aceptable aceptar los sentimientos de amor cuando la persona a la cual uno cree que ama genuinamente, tiene pareja. En general, tiene mas sentido (y es ciertamente más prudente) alejarse y dejar que el tiempo y la distancia resuelvan una situación que podría causar mas dolor que satisfacción a todas las personas involucradas. 20

.CAPITULO 10 actitudes Muchas frustraciones se deben a la actitud de aquellas personas que no cumplen con nuestras expectativas. Al parecer, se nos programo para juzgar constantemente las acciones de otros. A veces, no aceptar la acción de otra persona deteriora e incluso destruye la relación entre los individuos, aun cuando tales acciones sean tan triviales como las tentativas de alguien de influir en los deseos de otros. Al juzgar las acciones ajenas proyectamos constantemente lo que hacemos, y sentimos. Muchas veces una persona espera que pongamos en practica ciertas normas de conducta que, principalmente, cumplen sus necesidades. Es entonces cuando consideran que cualquier desviación de su norma es mala conducta o comportamiento inadecuado y, por tanto, inaceptable. Además, atribuimos ciertas cualidades a quienes, por muchas razones, nos recuerdan a otras personas que quizá idealizamos en el pasado . Al hacerlo, fijamos nuestras expectativas mas allá de la realidad. Para reducir estas frustraciones hay que reconocer que somos distintos unos de otros y aprender a aceptar las diferencias de opinión, y la oposición a nuestras creencias y sugerencias. Es esencial desarrollar la máxima flexibilidad y tolerancia hacia los demás y aceptar amigablemente los inconvenientes de las contingencias cotidianas. Las realidades de la vida, lo inevitable de ciertos sucesos y el reconocimiento de ambos deben aumentar nuestra tolerancia y reducir nuestra impaciencia. Tratemos de no criticar sin bases firmes y de no sufrir cuando las acciones de otros no cumplan con nuestras expectativas. Debemos obligarnos a reflexionas y, a continuación, buscar opciones agradables y gratificantes para perdona cuando nuestras expectativas no hayan sido satisfechas. SEGUNDA PARTE LA PERSONALIDAD PATOLOGICA Desde el punto de vista de la salud mental, la humanidad se divide en dos grandes categorías: los sanos (nosotros) y los desequilibrados (unos seres desgraciados que, por lo general, van a dar a los manicomios). Pero esta división tajante se hace cada día mas insostenible. Si hablando de la salud corporal, preguntamos,¿Te consideras sano o enfermo?, la respuesta concienzuda difícilmente podrá ser un sí o un no rotundos. Lo más probable es que padezcas alguna enfermedad: miopía, caries dental, sinusitis , baja presión , hiperacidez estomacal, colitis, desviación del tabique nasal, jaquecas periódicas, o qué sé yo. Millones de personas que estudian, trabajan, se divierten y ocupan puestos importantes en la sociedad, son personas afectadas por enfermedades corporales. Sobre todo las personas de edad madura, que son las que, por lo general, dirigen y mandan. Lo mismo pasa con la salud mental: infinidad de gente sufre (sufrimos?) pequeñas anomalías psicológicas (neurosis, principios de psicosis) que no nos llevan al manicómio, pero que disminuyen nuestra eficiencia, amenaza el equilibrio de nuestra personalidad, y dificultan la vida de quienes viven con nosotros. En un estudio realizado hace algunos años en Nueva York sobre 175 000 personas tomadas al azar, el1 8.5% resultaron del todo normales. 21

Si se repitiera esta experiencia sobre cualquier grupo aplicando, por ejemplo, la prueba de Minnesota (MMPI), llagaríamos a resultados aproximadamente iguales. Para comprobarlo se han realizado y revisado las pruebas cientos de veces. La constatación es grave pero inquebrantable, y reviste la importancia de un tema dramáticamente actual: un alto porcentaje de las personas con que tratamos día a día están tan sujetas a las enfermedades mentales como lo estamos todo a las enfermedades somáticas. • LAS NEUROSIS Hay personas que, conservando la lucidez de pensamiento, presentan trastornos emocionales que las hacen sufrir: hiperexitabilidad nerviosa, angustia, aislamiento, infantilismo, sentimientos de inferioridad y culpa, temores infundados, etc. A estas personas se les llama neuróticos. Son las personas cuyo ego no ha logrado resolver el conflicto entre sus impulsos (el id) y los esfuerzos del superego por mantenerlos fuera del nivel conciente. Son seres inhibidos, rígidos, tensos, egocéntricos, ávidos de cariño, incapaces de amar, disimulada o abiertamente agresivos... Se definen del espectro de la angustia mediante la sumisión pasiva a las normas tradicionales, o mediante el aislamiento, como extremo refugio, o compensándose con la búsqueda nerviosa de autoafirmación por medios violentos y tal vez teatrales. • Podemos reducir a cuatro las manifestaciones más características de la neurosis • Por una parte tenemos a los pesimistas, inseguros insatisfechos de sí mismos. Pueden ser activos y cumplidores de sus deberes, pero incapaces de hallar gozo en la existencia. Se les llama depresivos. Cuando la depresión es muy profunda y las defensas muy pobres, lleva al borde del suicidio. • En segundo lugar, los hipersensibles extremadamente sugestionables. Sienten todo lo que se imaginan y tienden al exhibicionismo: a reaccionar vistosa y ruidosamente y a exponer, agrandar y dramatizar sus problemas en formas teatrales. Son los histéricos. Estos sujetos han sido victima de alguna fijación (represión, regresión); es decir, no han podido digerir alguna experiencia demasiado fuerte y han quedado anclados a algún objeto (sexual según Freud) de su niñez; de tal manera que son incapaces de vivir plenamente el presente. Se da el caso de que (sin darse cuenta) busquen el escape a un conflictosomatizándolo, es decir, convirtiéndolo en síntomas de enfermedad corporal: quedan ciegos, o sordos, o paralizados, o sufren inexplicables jaquecas. Uno que odia a su mujer (no puede ni verla), puede quedar transitoriamente ciego. 22

Un niño que tiene miedo de ir a la escuela, se enferma del estomago, y así ya no puede ir. El trauma psíquico convertido en un síntoma físico se conoce con el nombre de histeria de conversión. • Viene un tercer lugar los que habitualmente somatizan sus problemas. Individuos para quienes un conflicto con el jefe o un problema financiero se transforma en un dolor de cabeza o un acceso de asma. Viven preocupados por su propia salud, y en alerta al mas pequeño síntoma de enfermedad. Son los hipocondríacos. • Muy estimados en un ambiente rígido son los individuos perfeccionistas, escrupulosos, meticulosos hasta el extremo; que experimentan una especie de fobia moral al pecado, y habitualmente sienten vergüenza de sí mismos y necesidad de purificarse basándose en ritos; que conciben la vida como una dura carga y una penosa obligación y se exigen a í mismos una perfección casi sobrehumana. Podría servir de caricatura y de parodia ilustrativa de este tipo psicológico el caso del hombre que llega a pedir trabajo a un almacén de abarrotes. Le encargan contar el fríjol que hay en la bodega principal. Cuando, al final de la jornada, va el jefe a revisar, lo encuentran atareadísimo con el primer costal: Llevo contados 287 426 frijoles... No es raro que tales sujetos se sientan llevados por una fuerza extraña a contar los ladrillos del pavimento, o a no pisar las junturas de las losetas, o a tocar todos los postes que flanquean la acera, o a lavarse las manos quince veces al día. Son los obsesivo−compulsivos (psicasténicos), cuya neurosis se caracteriza por un debilitamiento del poder sintético del yo y por extrañas transferencias de miedos ocultos y reprimidos. Sus síntomas no son otra cosa que desplazamientos, compromisos, mascaras y sustitutos de objetos o situaciones que no son capaces de afrontar. Bajo la exactitud se encuentra una ansiedad que los domina. 2. LAS PSICOSIS ORGANICAS Existen perturbaciones más graves que las que acabamos de describir. • Las personas intoxicadas por el abuso del alcohol y de ciertas drogas, experimentan alucinaciones horripilantes o paradisíacas, y muy seria desorganización él los movimientos musculares (ataxia). Es el delirium tremens del alcoholismo, imputable directamente a lesiones producidas al cerebro. • Muchos ancianos se vuelven maniáticos, introvertidos, tercos, intratables, monstruosamente avaros y egoístas; incapaces de comprender las cosas sencillas, y faltos de memoria. Es la demencia sin, provocada en gran parte por la artereoesclerosis, que impide la correcta irrigación sanguínea en el cerebro. • La enfermedad se manifiesta a veces como periódicos y esporádicos ataques de paraxismo, con espumarajos por la boca, contorsiones, y perdida del conocimiento. Es la epilepsia llamada también mal caduco.

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En todos estos casos es claro que el origen de estos trastornos es somático. Mas aún: es localizable con toda preescisión en una determinada lección cerebral o en infecciones microbianas. Por eso las tres enfermedades se agrupan bajo él titulo de Psicosis Orgánicas. • Dentro de los trastornos psiquiátricos orgánicos se encuentran algunos que bloquean la capacidad intelectual. La inteligencia de algunos individuos no se desarrolla.Y no solo en el sentido de que sean ellos retrasados mentales sino en el de una total incapacidad de razonar lógicamente. Es el cretinismo, atribuible a un marcado subdesarrollo de la glándula Tiroides. 3. LAS PSICOSIS FUNCIONALES Hay casos en los que no aparece claramente una lesión orgánica como causa de la enfermedad mental. • Ciertos sujetos muestran un progresivo desinterés por el medio. Sus reacciones emotivas son incoloras y muertas; no se alegran por lo que la gente suele alegrarse, no se preocupa por su aseo personal ni por el pudor. Van construyendo su mundo propio; tal ves un mundo agradable que sustituye al mundo exigente, de la realidad, y acaban por vivir en ese mundo imaginario. Habiendo fracasado en el intento de adaptarse al mundo real, tratan de adaptar el mundo a sí mismos. La personalidad se ha desintegrado. Es la esquizofrenia, la enfermedad que más gente lleva a los manicomios. Esta puede evolucionar en diversos sentidos: • Esquizofrenia simple: Es cuando el sujeto vive como en una isla, indiferente a todo lo que suceda a su alrededor; es capaz de pasarse día enteros barriendo el cuarto con una escoba imaginaria, o manejando un automóvil imaginario. • Esquizofrenia hebefrénica: Esta caracterizada por una conducta infantil. El sujeto se ríe estúpidamente, se mancha todo al tomar sus alimentos, hace sus necesidades en la ropa, o se desnuda a la vista de propios y extraños. • Esquizofrenia catatónica: Es cuando se alteran periodos de inmovilidad con periodos de furia. • Esquizofrenia paranoica: Es cuando el sujeto sufre alucinaciones y delirios de persecución o grandeza. Se siente e centro de las miradas de todos y cree encarnar personajes celebres de la historia. En muchos manicomios es posible hallar a un Napoleón o Julio Cesar, o Marilyn Monroe, o Jesucristo, casi siempre algún profeta. Gran numero de personas que no llegan a la esquizofrenia manifiestan síntomas mas o menos acentuados de falta de contacto con la realidad. Se dice entonces que son personalidades afectadas de rasgos esquizoides. • Hay sujetos terriblemente desconfiados y suspicaces. Por lo general son perfeccionistas: se sienten llamados a grandes misiones, muy por encima de la masa común de los mortales. Sienten que son el centro de las miradas de todos. 24

Frecuentemente se sienten hostilizados y perseguidos. Obedecen si darse cuenta, a prejuicios tan invencibles como infundados. Al cerrarse en sí mismos, por reacción contra el ambiente, son presa de alucinaciones, que cumplen la misión de procurarles gratificación y consuelo. El delirio de grandeza en particular, es el resultado de concentrar en el propio yo toda la libido que se ha negado a todos los objetos extremos. En los campos ajenos al tema de su enfermedad, estos pacientes conservan perfecta lucidez, y a menudo dan pruebas de inteligencia superior. Es la paranoia, frecuente fruto de la represión ciega y brutal de la sexualidad y de los otros procesos esquizogenicos que ya fueron mencionados. No es fácil que entre nuestros familiares y amigos halla paranoicos: la enfermedad es demasiado grave y demasiado evidente como para que anden sueltos por la calle. Pero ten la seguridad de que entre las personas que tratas a diario, las hay. Y no pocas con rasgos paranoides. • Hay sujetos que nos desconciertan por sus pronunciados altibajos de humor, que un día son presa de la depresión y de la más honda melancolía, con llantos, suspiros y desesperación, y al otro día sin causa aparente que lo justifique, llenan la atmósfera con su euforia y alegría desbordante, y con sus entusiasmos e ímpetus de acometer grandes cosas; que hacen seguir a las lagrimas la risa ruidosa y desenfrenada. Es la psicosis maniaco depresiva (ciclotimia). Cuando la enfermedad alcanza un grado avanzado, el sujeto, víctima de secretas frustraciones, es del todo incapaz de controlar su propia vida emotiva. INTRODUCCION Aunque los miedos y las fobias son bastante comunes en la población general, un alto porcentaje de las personas que los padecen, no suelen buscar ayuda profesional. Desde el punto de vista psicopatológico (observación de las causas y naturaleza de las enfermedades mentales), se debe establecer la distinción conceptual entre el `miedo' y la `fobia'. Mientras el miedo es una perturbación angustiosa del estado de ánimo ante una amenaza concreta, conocida, externa y no originada por un conflicto, el término `fobia' se utiliza para denotar reacciones de miedo intensas acompañado de conductas evitativas hacia situaciones (reales o anticipadas) u objetos que no suelen producir daño y a los que la mayoría de las personas pueden enfrentar sin dificultades. En el caso de la fobia, la evitación se produce porque al quedar fuera de contacto con el objeto o situación fóbica, el miedo desaparece y con él la ansiedad. Marks (1969) señaló ciertos requisitos para conceptuar a las fobias, tales como: • Miedo desproporcionado en función del carácter amenazante de la situación, o sea, claramente superior al esperable dadas las circunstancias. • Evitación de la situación temida debido al miedo. 25

• Conciencia de parte de la persona de la inexistencia de una posible explicación lógica del fenómeno, es decir, del carácter irracional del mismo. • Imposibilidad de controlarlas voluntariamente. • Causan cierto grado de sufrimiento o malestar. Para entenderse como tales, se debe tener en cuenta la presencia en la persona de la sensación de miedo y no sólo el componente del escape, ya que aunque no se produzca la evitación propiamente dicha, el simple deseo de hacerlo o de tolerar la situación fóbica a expensas de un alto grado de malestar y ansiedad, es suficiente para hablar de una fobia. A lo largo del tiempo, varios esfuerzos se han hecho para categorizar a las fobias. Actualmente, la Asociación Americana de Psiquiatras contempla tres formas básicas de fobias: Actualmente los trastornos fóbicos se dividen en: • Fobias especificas; miedo a algo en particular. Suelen desarrollarse sobre la base de miedos infantiles. • Fobias sociales; miedo a estar en lugares públicos, asistir a reuniones o interactuar con otros. Suele manifestarse en la adolescencia. • Agorafobia: miedo a salir. Suele manifestarse en la entrada a la adultez joven. En general, las fobias se van desarrollando gradualmente. Si se está atravesando una situación de sobrecarga emocional, las reacciones fóbicas tienen una facilitación, el individuo se siente vulnerable y sin capacidad suficiente para afrontar determinadas situaciones con eficacia. Se comienzan a tener certezas de rendimiento negativo. En la base de las fobias hay una distorsión en el procesamiento de la información, tanto del peligro que se debe enfrentar como de los recursos que se disponen para lograrlo. Se organiza en torno a lo temido todo un sistema de pensamientos, creencias y certezas que es imprescindible abordar psicoterapéuticamente. La mejoría será el resultado de un trabajo conjunto de esfuerzo y colaboración entre el terapeuta y el paciente. FOBIAS (introducción) todo, son las que aparecen más temprano en la vida. "Son, directamente, las neurosis de la época infantil". Así, la fobia es la piedra angular de la neurosis: "es aquella contracción de neurosis que menos títulos reclama a una constitución particular y, en consonancia con ello, puede ser adquirida en la mencionada época de la vida con la mayor facilidad" (1). Constituye, como ocurre con el complejo de castración para el pequeño Hans, una "afección" muy extendida; nadie prácticamente está exento. Cada niño pues, cada adulto, pasa por un período fóbico. Ante esa falta de pene de la madre, donde se revela la naturaleza del falo, el sujeto puede amurallarse con una 26

fobia. "Momento de la experiencia sin el cual ninguna consecuencia sintomática (fobia) o estructural (Penisneid), que se refiera al complejo de castración, tiene efecto" (2). ¿Cuál es su carácter esencial? En 1959 se presenta pues como la forma más simple de la neurosis: "aquella donde podemos captar el carácter de la solución" (3). Ese momento fecundo de la neurosis donde entra en juego un objeto, el objeto fobígeno, vale decir, un significante. ¿De qué protege al sujeto? Del acercamiento del deseo. Vale decir, ante la prueba del deseo del Otro el significante comodín cumple una función de defensa. ¿Cuál es la función de la fobia? "La verdadera función de esta neurosis está en sustituir al objeto de la angustia por un significante que provoca temor" (4). Así, en 1969, la fobia no sería enteramente una entidad clínica sino "una encrucijada". Vale decir, "una placa giratoria" (5) Sin embargo, las fobias a los espacios (abiertos, cerrados, etc.) y a ciertas situaciones (multitudes, calles, plazas, etc.) no terminan de ligar la angustia. "Lo que extraña en 1916 no es tanto su contenido sino su intensidad". A diferencia de las comunes, allí donde la angustia no es sin objeto, interrogan la función del objeto fobígeno en relación con la falta y con lo que la sobrepasa. Se resisten, en consecuencia, a funcionar como placa giratoria hacia los dos grandes ordenes de la neurosis. Las modificaciones al procedimiento analítico que Freud propone tienen como referente justamente "el ejemplo de un ágora fóbico". En 1910 esos pacientes no pueden aportar el material decisivo para la resolución de la neurosis mientras se sientan protegidos por la observancia de la condición fóbica. Vale decir, hace falta que renuncien al dispositivo protector y trabajen bajo las condiciones de la angustia. En 1919 no "dominará una fobia quien aguarde hasta que el enfermo se deje mover por el análisis a resignarla: él nunca aportará al análisis el material indispensable para la solución convincente de la fobia". Hay dos clases de fobias: una más leve y otra más grave. Los de la primera clase desde luego sufrirán angustia cada vez que anden solos por la calle pero no por ello dejan de hacerlo. Los de la segunda clase "se protegen de la angustia renunciando a andar solos". Hace falta, vía análisis, llevarlos a comportarse, a su vez, como fóbicos del primer grado, vale decir, "a que anden por la calle y luchen con la angustia en ese intento" (6). Caída de la condición fóbica: momento de indefensión (Hilflosigkeit). Pero no sólo se trata de la "angustia de castración". También interesa el lugar de la angustia. Vale decir, esa operación fundante de desamparo del Otro, de cesión del objeto y de división del sujeto (7). Desde ese lugar las fobias de la locomoción separan estructura y fantasma. En éstas, a diferencia de la histeria y de la neurosis obsesiva, no se termina de constituir el fantasma y el objeto fobígeno, diferente del de las fobias comunes, lo sustituye como puede. 27

Nos topamos, cuando interrogamos estas fobias graves, con el enigmático problema de saber, más acá de lo fantasmático, de dónde viene la neurosis fóbica, histérica u obsesiva, cuál es su motivo último, particular, allí donde el sujeto, determinado por la estructura, se diferencia del fantasma (8). Las fobias amplían pues los límites del campo analítico y, por lo mismo, las operaciones posibles en el marco de la transferencia.

2. El exceso económico freudiano En 1894 la clínica que Freud inventa se ordena entre las neuropsicosis de defensa y las neurosis actuales. Para esta primera ordenación construye una representación auxiliar. En la función psíquica hace falta distinguir algo (etwas) con las propiedades de una cantidad no medible, que se desplaza como monto de afecto o suma de excitación por las huellas némicas de las representaciones. La psicosis de defensa, cuya modalidad defensiva consiste en rechazar (verwerfen) la representación insoportable junto con su suma de excitación, nos indica que la hipótesis auxiliar se sostiene conceptualmente en la separación representación−monto−de−afecto. Producida la separación, el mecanismo de las neurosis de defensa es "el reino de la sustitución" y dicha sustitución constituye un acto de defensa inconsciente contra la representación inconciliable. (9) Pero el hecho mismo de la sustitución vuelve imposible para Freud la desaparición del monto de afecto asociado, en la neurosis homónima, a la idea obsesiva. Ese exceso de placer, resto de la división del sujeto, retorna en el "curso psíquico compulsivo" (Zwangskurs) de los laberintos del ceremonial como en el más allá pulsional de la obsesión. En ese retorno se recorta, muy inicialmente, la posición del sujeto ante el goce, vale decir, "a causa de ese goce sexual anticipado" (10), la manera en que se particulariza, para cada uno, la estructura. (11) Ese trauma de la experiencia primaria con das Ding, también retorna en la neurosis histérica. Vinculado a un objeto−resto, producto de la defensa, le provoca insatisfacción y la lleva a escabullirse.

R.i (representación inconciliable) R.s (representación sustitutiva)

S.E (suma de excitación) ð ð M.A (monto de afecto)

3. Bejahung y goce El divorcio representación−suma−de−excitación anticipa esa operación fundante de la estructura: la afirmación del goce de la Cosa como exterior, vale decir, esa disyunción que divide al sujeto entre el lenguaje y el cuerpo. Esa Bejahung, marca de un goce excluido, a su vez, deja un resto no medible, testimonio de esa 28

división del sujeto y de esa privación de goce. ¿Cómo se inscribe este sujeto dividido? El divorcio entre la representación y la suma de excitación se redefine. Producida la separación, en "el reino de la sustitución" el sujeto se representa como falta en el campo del Otro. Con la inscripción del sujeto y con la pérdida del objeto como falta fálica se logra la coordinación del significante con el objeto a. Tanto en la histeria como en la neurosis obsesiva dicha operación de inscripción, coordina el goce con el falo y, en tanto redefine ese punto de pérdida, modera la exigencia pulsional. ¿Qué ocurre con la fobia en 1894? "El mecanismo de la fobia es totalmente diferente del de las obsesiones" (12). No vale el mecanismo de la sustitución. Sólo se encuentra angustia, que "no proviene de una representación reprimida" (13). El enlace del afecto liberado aprovecha cualquier representación, pero es secundario. Una vez establecido, el despertar de ese representante psíquico "es la condición capital para que aflore la angustia" (14). ¿Cómo operar con este exceso económico, es decir, con este retorno de goce con angustia? Ambas fobias en 1894, las comunes y las ocasionales, introducen una novedad: el objeto y el miedo. Las fobias pues se presentan con un estatuto muy particular con respecto a la angustia, con la emergencia de un objeto que provoca miedo, como un medio de canalizarla. Vale decir, "el estado emotivo no aparece (...) sino en esas condiciones especiales que el enfermo evita cuidadosamente" (16). Se anticipa muy tempranamente, la función de la fobia: vela el exceso económico y, al mismo tiempo, suple la falla del mecanismo de sustitución. Vale decir, el enlace secundario permite pasar del exceso, anudado a la angustia, a un significante que provoca miedo. ¿Cómo se sostiene el exceso económico? ¿Cuál es el modo de regulación de la satisfacción en la agorafobia? Con lo cual, "el grupo de las fobias típicas (u ocasionales), de las cuales la agorafobia es el prototipo, no se deja reconducir al mecanismo psíquico" de la histeria y de la neurosis obsesiva; "al contrario, el mecanismo de la agorafobia diverge en un punto decisivo del mecanismo de las representaciones obsesivas genuinas y de las fobias reducibles a éstas: aquí no se encuentra ninguna representación reprimida de la que se hubiera divorciado el afecto de la angustia" (15). ¿Qué ha ocurrido entre la operación de fundación que sólo determina al sujeto y la inscripción de dicho sujeto?

R (representación sustitutiva)

EE/A (exceso económico / angustia) ð ð M (miedo)

4. Estructura y fantasma 29

La pregunta del Manuscrito E decide el rumbo. Como la angustia de esta fobia no se ha divorciado de ninguna representación reprimida, "tiene otro origen" (17). De nuevo, como en la neurosis obsesiva, "es preciso preguntarse cuál puede ser la fuente" de la angustia (18). El afecto de la angustia aparece cuando alguien es incapaz de tramitar un peligro que se avecina de afuera; la neurosis de angustia cuando no es posible reequilibrar la excitación (sexual) endógenamente producida. Pero con su funcionamiento, el aparato psíquico, en la neurosis de angustia, produce un desplazamiento: "se comporta entonces como si proyectara al exterior (hacia afuera) esa excitación" (19). Con el exterior recuperamos la operación estructurante y con ella la exclusión radical, la exterioridad del goce. Pero en las fobias de la neurosis de angustia −habrá que volver− se trata de un momento posterior en que irrumpe el exceso económico con angustia. ¿Por qué pues la función de la fobia? Con la fobia reaparece el exterior, el objeto del miedo y, con él, se anticipa el giro que retroactivamente introduce en 1926. Ese auténtico doble peligro exterior: el de la castración−perturbación económica (20). A su vez, afecto y neurosis se sitúan en un estrecho vínculo recíproco: la excitación exógena actúa como un golpe único, y la endógena como una fuerza constante. Y este interior−exterior anticipa una diferencia que veinte años más tarde, en Pulsiones y destinos de pulsión, alojará, como una fuerza constante, y no como una fuerza de choque momentánea, a la pulsión. Este otro vínculo excitación endógena−pulsión reorienta la pregunta del Manuscrito E: ¿de dónde nace la angustia? Freud se atiene, en el Manuscrito K, al modelo de la neurosis de angustia donde, de igual modo que en la neurosis compulsiva (Zwang), "una cantidad proveniente de la vida sexual causa una perturbación dentro de lo psíquico", a pesar del principio regulador, el de constancia (21). La intuición de la participación, dentro de la vida psíquica, de una fuente independiente del principio de constancia de desprendimiento de displacer ilumina, luego de la separación fobias−obsesiones, sin borrar su especificidad, la actual confluencia en un punto distinto. Pero hará falta, para ubicar ese punto distinto de encuentro, la entrada conceptual de la exigencia pulsional. En 1920 no es un peligro en sí misma; lo es sólo porque conlleva un auténtico peligro exterior. Habrá lugar, entonces, para que, en ciertas circunstancias, irrumpa fuera−de−representación la perturbación económica: como núcleo genuino del peligro y como uno de los nombres freudianos del goce. La exigencia pulsional está presente en 1896: las obsesiones tienen curso psíquico compulsivo (Zwangskurs) a causa "de la fuente que ha contribuido a su vigencia" (22) determinando, así, su particular relación con la satisfacción pulsional. De nuevo, entre ese exterior excluido que lo divide, separando estructura y fantasma, y esa cantidad que lo embaraza ("esa angustia frente al objeto, alimentada desde la fuente pulsional inconsciente" (23)), el fóbico, a diferencia del histérico y del obsesivo, no puede asumir lo que ha perdido al producirse como sujeto. La misma angustia que vela parcialmente el exceso económico, deja ver que ese exceso económico nombra cierto modo que el fóbico tiene de mantener su relación con el goce, determinado por la estructura. Operado el enlace secundario, el objeto es el modo de regulación del goce en esta neurosis pues, no es posible hablar de sustitución en ella. 30

Está en cuestión el desplazamiento de un significante a otro significante, como ocurre en la histeria y en la neurosis obsesiva. La antigua hipótesis auxiliar freudiana se sostiene en la separación representación−monto de afecto. Introduce un sujeto representado en la sustitución que se constituye fantasmáticamente (24) como ocurre en esas dos neurosis. En la fobia, en cambio, la angustia no se ha separado de ninguna representación, divide al sujeto pero no lo inscribe en el campo del Otro. Y, de ahí, la problemática del objeto, el objeto fobígeno, con todas las variantes que asume dicho objeto en relación con la falta, el intervalo significante y lo que lo excede.

5. El falo: razón del deseo Dos fórmulas definen al falo en los textos lacanianos. Hasta 1961 es el significante del deseo. Después será definido como el significante del goce. La represión primaria como operación fundante marca al sujeto pero no lo representa. El falo, en ese primer momento, se ubica como la barra que divide al sujeto y deviene significante de la pérdida. Primero de la necesidad, después del goce. El sujeto dividido es el elemento ilegítimo del encuentro entre el cuerpo y el lenguaje. Deviene de la unión de dos órdenes diferentes: lo real del cuerpo y lo simbólico del lenguaje. Los dos efectos de la marca que instituye la represión primaria son el deseo y el goce. Los suplementos de lo radicalmente perdido. En 1957 Lacan revisa el historial del pequeño Hans. Introduce el falo como significante del deseo y con él la lógica atributiva. El niño no se identifica al significante ð . Se identifica, en el ser o en el tener, con el falo imaginario (ð) positivizado o negativizado, vale decir, con efectos de significación en el nivel de la significación fálica. El niño quiere ser el falo para satisfacer el deseo de la madre. Se trata de un falo imaginario positivizado (+ð), regido por el significante ð como significante del deseo de la madre. En la prueba del deseo del Otro lo decisivo es que la madre no tiene el falo. Como lo anticipamos, es ese momento de la experiencia a falta del cual ninguna consecuencia sintomática (fobia) o estructural (Penisneid) que apunte al complejo de castración tiene alcance. Con dicha prueba se sella la conjunción del deseo, pues el significante fálico es su marca, con la amenaza o nostalgia de la carencia de tener. Por supuesto, es la ley introducida por la función del padre (25). En Hans se produce la división del deseo entre el falo que quisiera ser y lo que tiene para ofrecerle al Otro. Una vez que se establece la separación −como falta y como fracaso del sueño de angustia−, no hay retorno posible: Hans ya no es más el objeto de placer. Con la adquisición retroactiva del complejo de castración, esa nueva separación de la madre, cae el juego de las escondidas: hijo−madre−falo. La comparación, en 1957, introduce, para Lacan, con "la carencia del padre" ante la falta del Otro, la angustia como angustia de la insuficiencia: la diferencia entre aquello por lo que es amado (cuerpo=falo) y su pene "como algo miserable" 31

(26). En la diferencia entre la emergencia de la angustia y la constitución de la fobia se ubica el momento traumático: su primera excitación sexual como exceso económico. Pero para Lacan la intervención, velada por la fobia, de la realidad sexual aún no determina la modalidad de goce del sujeto, ni dicha posición subjetiva la relación al Otro y a la verdad. Cuando introduce las fórmulas que muestran la función de suplencia que el síntoma aporta, le queda un resto que no puede ser sustituido, de "difícil integración": el pene real del pequeño. En la fórmula de la angustia (I) que escribe en 1957 falta la barra: "no hay padre () para metaforizar las relaciones con su madre" (27). La fórmula del establecimiento de la fobia (II) introduce la mediación del significante caballo, pero aún persisten la mordedura materna (m) y el pene real (ð). Con la fórmula que marca el punto de llegada de la transformación de Hans (III) se modera la oralidad materna en el desmontaje de la bañera. Pero mientras ð imaginario es sustituido por " , tanto cuando se constituye la fobia, vía el significante caballo, como en este momento de llegada, el elemento A persiste sin sustitución. I. (M +ð + A) M ð m + ð II. ['I / (M + ð + A)] M ð m + ð III. p (M) (M') ð ( ð / ð ) ð

En 1958 el falo brinda una común medida. Así, es la razón la proporción matemática, el denominador común de las neurosis y de las perversiones. El falo como razón del deseo no como su causa produce la ilusión de una división subjetiva sin resto. Entonces, las neurosis histeria, neurosis obsesiva, fobia tienen una razón común. Pero el eco de esa situación no resuelta, retorna. Pues, para Lacan, adelantándose, una fobia no es tan simple: incluye elementos casi irreductibles, a pesar del mismo significante caballo y de la sensible diferencia entre la angustia y la fobia. "Lo borroso, la mancha negra, la marca de la angustia, como si los caballos recubrieran algo que aparece por debajo y cuya luz se ve por detrás, esa negrura que empieza a flotar" (28). Muy pronto pues la fobia introduce una cantidad inconmensurable, el exceso económico, y un objeto solidario del número irracional, el a. Pero los números irracionales carecen de común medida y su división deja un resto irreducible. Volvamos, como señalamos, a la represión primaria. Como operación fundante marca al sujeto. El falo, a su vez, se ubica como la barra que divide al sujeto. Pero ahora no se trata sólo de esa marca o de esa pérdida. Hace falta agregar simultáneamente el resto, testimonio del goce excluido, que deja la operación de la represión primaria: el objeto insostenible. 32

Estos objetos, marcas de la angustia, no permiten ninguna comparación, carecen de toda proporción matemáticamente hablando. De ahí que en 1957 la fobia del pequeño Hans, con la división que deja entre ð sustituible y ð no asimilable simbólicamente, introduce la existencia ineludible del resto. El falo dejará de brindar esa común medida. El perturbador será el objeto en lo que tiene de irreducible. La alteración provendrá del resto, de lo que no posee común medida, de lo que opera como causa y no como razón. El objeto introducirá el orden de lo real no permitiendo hablar ni de represión ni de retorno de lo reprimido. La fobia anticipa, para la neurosis, otras formas de retorno. Otra vez el desencuentro. Antes, entre el representante y la suma de excitación como exceso económico. Ahora, entre el falo y el resto que son heterogéneos entre sí.

6. La presencia real del falo En 1961 el falo se sostiene como significante del deseo y al mismo tiempo, anticipando al objeto a, amenaza en los intervalos como presencia real. Esta presencia Lacan la ubica en otra parte, en otro registro diferente del registro de lo imaginario. En el sujeto que habla "el deseo viene a habitar el lugar de esta presencia real y la puebla con sus fantasmas". "¿En los intervalos −se interroga− la presencia real amenaza todo el sistema significante?" El significante ð como presencia real sólo puede aparecer en esos intervalos que cubre el significante. ¿Pero, cómo puede manifestarse? En la neurosis obsesiva aparece, por ejemplo, en los momentos de la conjura. Cuando el Hombre de las Ratas se obliga a contar hasta determinado número entre el resplandor del trueno y su ruido. La manera que tiene de colmar todo lo que puede presentarse entre−dos en el significante, inscripto como falta en el campo del Otro, aquí se representa en su verdadera estructura. Cuando surge como inquietante el intervalo, la conjura, vale decir, esa misma obligación de contar vela dicha presencia.

R.r (representante reprimido) R.s (representante sustitutivo)

MA (monto de afecto) ð ð ð MA (monto de afecto)

¿Por qué, de todas formas, colmar el intervalo? Pues ahí puede introducirse "lo que disolvería toda la fantasmagoría" (29). Ese retorno de lo real que anticipamos, "un peligro pulsional", consecuencia en la neurosis "de una imperfección del aparato psíquico" (30). 33

Significante universal ð S1* S2

¿Qué ocurre en la fobia? Por una parte, ð funciona como significante universal. Es la operación que realiza el objeto fóbico. La fobia − indicamos − no pertenece al reino de la sustitución, el enlace es secundario, y así el objeto, como significante fálico (ð), tiene la posibilidad infinita de sostener la función que falta. ¿Cómo? En el campo de la angustia el objeto de la fobia vela la abertura realizada en el intervalo donde amenaza la presencia real. Por otra parte, ð se presenta como angustia; se hace presencia real en el agujero realizado en el intervalo y amenaza al sistema simbólico.

ð (restituye la función deficiente) ð ? O (objeto fobígeno)

ð (presencia real inquietante) ð ð (presencia real inquietante) ¿Por qué indica ese lugar de caída del orden simbólico? Pues "falta el apoyo de la falta" (31). En la fobia se trata de una separación, anterior a la alienación, que solo cuenta con la "carencia paterna" como dirección. Vale decir, la Bejahung afirma el objeto indecible. Pero lo que queda excluido en el tiempo primero, como testimonio del goce perdido, no se mediatiza en la fórmula del fantasma. De allí que el peligro que amenaza en el campo de la angustia y en el parapeto de la fobia no es la angustia de castración. ¿Qué es? Es el derrumbe del conjunto del sistema simbólico. En Inhibición, síntoma y angustia: ese doble peligro exterior. La exigencia pulsional no es un peligro en sí misma, lo es porque conlleva un auténtico peligro exterior. ¿Cuál? En el fondo se sustituye un peligro exterior, el de la castración, por otro peligro también exterior, el de la perturbación económica. Freud nos lleva en Inhibición más allá de su insistencia en la pérdida de objeto. La secreta significatividad de las fobias a la altura se aproxima al masoquismo. Aquí la angustia no se presenta como una reacción frente a la ausencia del objeto. Aparece enlazada con la satisfacción masoquista de la exigencia pulsional, en el instante que atrapa la caída al vacío (ventana, torre, abismo). Vale decir, cuando interviene, con un yo que retrocede aterrado, "la pulsión de destrucción vuelta hacia la propia persona" (32). ¿La función del objeto fóbico? Es la forma más simple −señala Lacan− de colmar "el lugar previsto para la falta" (33), pero se ubica más acá del nivel escópico, vale decir, más acá del cuadro del fantasma. En el puesto de combate, bastante adelante del agujero, un signo único impide al sujeto acercarse.

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Pues, "lo que el sujeto teme encontrar es una cierta suerte de deseo que volvería a hacer entrar en la nada de antes de toda creación, todo el sistema significante" (34). Entre el antes (fundante) y la falla de la inscripción y de la coordinación ð / −ð. Concebir la función de la falta en su estructura original significa un sendero de abordaje esencial para nuestra experiencia. "Habrá que volver muchas veces a ella para no faltarle" (35). Así la fobia, la forma más radical de la neurosis, esta hecha para sostener la relación con el deseo bajo la forma de la angustia, allí donde está en juego el carácter insostenible del objeto. Vale decir, se trata del mantenimiento de la relación con el deseo en la angustia con un suplemento más preciso: el lugar del objeto fóbico en tanto que dirigido por la angustia es sostenido por ð, gran Phi. En dicho objeto "se trata del falo, pero es un falo que asume el valor de todos los significantes, el del padre llegado el caso" (36). Entonces, como "significante excluido del significante" le pone un límite a la hiancia que habita en el intervalo. Y así el objeto es un suplemento que tiene la posibilidad infinita de sostener una cierta función faltante o deficiente. Pero, cuando surge la angustia en ese lugar, con la carencia de la falta, el sujeto, sin el recurso de la significación fálica, sucumbe. ¿Qué afirma la angustia en la fobia? ¿Por qué soportar la angustia? Cuando falta la falta lo que consolida la angustia es la satisfacción pulsional, como exceso económico, anudado a la misma. 7. El lugar de la reserva libidinal En 1916 el tercer grupo de fobias, para Freud "fuera de nuestra comprensión", acentúa la dificultad para establecer el nexo con el peligro. ¿Cómo establecer el nexo con el peligro que evidentemente existe? En esta dificultad −la agorafobia, las fobias a los animales− está en juego el cambio de estatuto del objeto libidinal. Pero, previamente, el problema radica en otro lugar: ¿cómo es que la angustia, que significa una huida del yo frente a su libido, es, sin embargo, engendrada por esa libido misma? ¿Cómo contraponer la libido que en el fondo le pertenece al sujeto, "como algo exterior al mismo"? (37) ¿Se trata de la modificación de la naturaleza del objeto?. El niño "se aterroriza frente al rostro extraño porque espera ver a la persona familiar: en el fondo a la madre". En ese relámpago tiene lugar "el entrelazamiento de libido y angustia, y la sustitución final de la primera (libido) por la segunda (angustia)". La libido como algo exterior se contrapone al sujeto. Ya no le pertenece, "falta libido y en su lugar se observa angustia" (38). Interviene, en ese breve lapso, la amenazadora proximidad del objeto−resto. "La angustia ha resistido la prueba" (39): participa la pulsión. Pero en las fobias, tanto en los niños como en los adultos, ocurre lo mismo que en la angustia infantil; una libido inaplicada "se transmuda en una aparente angustia realista y, así, un minúsculo peligro externo se erige como sustitución de los reclamos libidinales". En ese punto la libido ha cambiado de signo: es un cuerpo fuera−de−cuerpo y fuera−de−representación.

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De allí que la fobia puede compararse a un atrincheramiento contra el peligro externo que sustituye ahora a la libido temida. Sin embargo, "nunca puede conseguirse del todo la proyección del peligro libidinal hacia afuera" (40). En el pequeño Hans ese resto que deja el significante caballo: el pánico auditivo y la mancha negra. Está en juego el lugar de la reserva libidinal. «La investidura última del falo propio −para Lacan− es defendida por el fóbico de una cierta manera». ¿Qué ocurre en el desencadenamiento del síntoma, en el ejemplo que nos aporta Helen Deutsch: la fobia a las gallinas? Momento de angustia: el desencadenamiento se presenta como ese lapso de conjunción de i (a) con lo que la sostiene, a. "Es en el momento en que el deseado se encuentra sin defensa para con el deseo del Otro cuando éste amenaza la orilla, el límite, i(a); es entonces cuando el artificio perpetuo se reproduce y el sujeto constituye el hecho de aparecer como encerrado en la piel del oso antes de haberlo matado" (41). Pero, es una piel dada vuelta y en su interior el fóbico defiende el otro lado de la imagen especular. En el pasaje de la angustia a la fobia, al igual que en Hans con el caballo, nace lo que la gallina va a representar para el sujeto: "una función perfectamente significante y totalmente imaginaria", un significante que provoca temor. Para parecer algo, que no puede resolverse al nivel del sujeto ni de la angustia insoportable, "el sujeto no tiene otro recurso que fomentarse un tigre de papel" (42). En ese punto donde hay que incluir la carencia (paterna) y los efectos de la privación estructural de goce, en una fobia surge como suplencia "la positivización del sujeto". Dicha positivización −la gallina o el caballo− hace posible la sustitución de la angustia por el temor, pero no termina de resolver el problema del intervalo en la fobia, vale decir, la inscripción del sujeto. En 1969 el falo designa un goce sexual radicalmente forcluído. ¿Qué ha ocurrido entre el momento fundante que lo divide y esa cantidad que el fóbico no puede asumir? Más acá de la positivización del sujeto la marca de la angustia reaparece en el embarazo del falo que atañe al pequeño Hans. En 1977 se trata de un goce fálico extraño asociado al cuerpo de esa inicial disyunción, es decir, a un cuerpo fuera−de−representación. Ese embarazo del falo arrastra algo del objeto, es decir, con la angustia "un objeto a puede estar allí implicado" (43), mirada o voz, sin la coordinación con él (−ð) que lo inscribiría como falta. El significante comodín viene a ese lugar para clavar al sujeto a la imagen, cercando y, a la vez, separándolo del objeto ð. ¿Qué es la angustia? En 1975 "es aquello que del interior del cuerpo existe cuando algo lo despierta, lo atormenta". El pequeño Hans "si se precipita en la fobia, es para dar cuerpo al embarazo que tiene del falo, de ese goce fálico anómalo venido a asociarse a su cuerpo". Pues, a partir del momento de angustia considera siempre el pene como traumático. "Piensa que pertenece al exterior del cuerpo. Es por ello que lo mira como una cosa separada, como un caballo que comienza a levantarse y dar coces" (44). "Mostré, nos dice Lacan en Televisión, lo que era la fobia del pequeño Hans, donde él paseaba a Freud y a su padre, pero donde desde entonces los analistas tienen miedo" (45). ¿Por qué? La fobia, como anticipamos, 36

amplia los bordes del campo del psicoanálisis: aquí, las operaciones transferenciales no coinciden, se separan de la dimensión del fantasma.

De entrada, en una fobia hace falta, tal como señala Freud en 1910, el dispositivo protector. El dispositivo analítico tendrá que tenerlo en cuenta. ¿Qué es lo que hace obstáculo a la disolución de la neurosis de transferencia? En 1919, la cura misma como satisfacción sustitutiva. Vale decir, el goce del fantasma. Ese lugar que lo protege al sujeto de la castración del Otro como real. El histérico y el obsesivo encuentran en la estructura misma del deseo como deseo del Otro lo que los salvaguarda de la castración del Otro. La cura como satisfacción sustitutiva sostenida en el fantasma, por esa falta de coordinación con el −ð de la castración, no es posible en la fobia. Ventaja pues en el tiempo de la neurosis de transferencia. Con angustia, un poco más allá del dispositivo protector, no es el deseo quien preside el saber en esta neurosis sino, tal como lo introduce la inminencia del objeto insostenible, el horror. Abordada la marca de su angustia, con la vía de la construcción que recortó lo real de esa "voz del más allá", fue posible reinscribir el intervalo significante. Mucho después, en otro tiempo de la transferencia, a partir del "alarido" de una vecina, pero anónimo, que le recrimina en relación a una acción previa del analizante en el patio del edificio, el horror de aquel llamado se ha negativizado. No sin marco, pues interviene una ventana tanto para lo que ha arrojado, que "complicó la moral" de la vecina, como para el retorno de la frase reprobatoria. (46) Recordemos, en su diferencia, la fobia a la altura en el instante en que, desde una ventana, "la pulsión masoquista vuelta hacia la propia persona" empuja a atravesar el marco y caer al vacío.

La conexión de la teoría analítica con su objeto no es obvia. Dicho objeto, como lo muestra en el retorno de la angustia esta neurosis, es el campo mismo de esta práctica. Los momentos de aparición de la marca de la angustia, que irrumpen en esa dimensión del tiempo que es la discontinuidad, de ninguna manera pueden dejarse aprehender por un sujeto transparente en su conocimiento allí donde la radicalidad de una fobia hace confluir, en los límites del saber, goce y objeto.

FOBIAS (Breve repaso) Las personas que padecen una fobia tienen conciencia de lo absurdo de su miedo, pero no lo puede evitar. Se ponen en funcionamiento entonces conductas de evitación de aquello que lo puede poner en contacto con 37

el motivo de su fobia. La ansiedad es esencialmente útil, ya que está destinada a protegernos; nos permite anticiparnos a situaciones de amenaza o peligro y poner en marcha determinadas conductas que pueden ser: prepararse para enfrentar esos peligros o bien evitarlos. Si no tuviésemos esa capacidad, la supervivencia sería muy difícil. Pero sucede que esta ansiedad y el estado concomitante (como los síntomas físicos que se desencadenan naturalmente frente a una situación amenazante, como la taquicardia, la tensión muscular, la disnea, etc.) útiles y necesarios para enfrentar los peligros externos, pueden ser generados sin que este peligro real exista. O sea que el ser humano puede generar estos peligros con su mente. En estos casos en que las relaciones de miedo ante un objeto o situación son desproporcionados al estímulo, estamos frente a una fobia. No sólo los demás se dan cuenta de la reacción excesiva, sino que quien la padece tiene exponer a esa angustia, lo cual produce, según la gravedad del cuadro, un grado variable de limitaciones. Asimismo, se crean vínculos de dependencia con los familiares más cercanos, que se transforman en necesarios acompañantes o en personas que tienen que accionar por ellos. • Fobia específica Se define como : el temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos (...) la exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia (...) las situaciones fóbicas se evitan o se soportan a costa de una intensa ansiedad o malestar. Dice también que los comportamientos de evitación interfieren acusadamente con la rutina normal de la persona, con las relaciones laborales, académicas o sociales o bien provocan un malestar clínicamente significativo. Además el DSM−IV especifica el tipo de fobia específica, ya sea animal, ambiental, situacional (entre otras). Puede estar referida a situaciones bien definidas o frente a objetos que no son en sí mismos generalmente peligrosos los cuales son evitados de un modo sistemático o afrontados con gran temor. Cabe aclarar que la angustia y la ansiedad no se alivian por saber que otras personas no consideran dicha situación como peligrosa o amenazante, o que el temor resulta desproporcionado.

Cabe destacar algunas fobias restringidas a situaciones muy específicas tales como a la proximidad de animales determinados, las alturas, los truenos, la oscuridad, a viajar en avión, a los espacios cerrados, a tener que utilizar urinarios públicos, a ingerir ciertos alimentos, a acudir al dentista, a la visión de sangre o de heridas o al contagio de enfermedades concretas, etc. Estas fobias suelen presentarse por primera vez en la infancia o al comienzo de la vida adulta. El grado de incapacidad funcional que producen depende de lo posible que resulte para el enfermo evitar la situación fóbica. El temor a la situación fóbica tiende a ser estable, al contrario de lo que sucede en la agorafobia. Desde el punto de vista fenomenológico a diferencia de lo que sucede en la agorafobia y en las fobias sociales, están ausentes otros trastornos o patologías. Los temores a enfermedades específicas tales como el cáncer, 38

cardiopatías o infecciones venéreas, deben clasificarse en trastorno hipocondríaco a menos que hagan referencia a las situaciones específicas en las que pudiera contraerse la enfermedad. Tampoco deben considerarse fobias cuando la convicción de enfermedad adquiriese una intensidad delirante. Caso Clínico "Tengo miedo de viajar en avión y por lo tanto ya no lo hago. Es una sensación horrible la que siento cuando se cierra la puerta del avión y me siento metido en una trampa. Mi corazón late fuertemente, transpiro profusamente y siento que me falta el aire. Cuando el avión comienza a ascender no hace otra cosa que reforzar el miedo de que no puedo salir de ahí. Siento que estoy perdiendo el control, que mi mente danza como loca, que subo por las paredes, pero por supuesto, nunca lo hago, es agotador. No me da miedo que el avión se estrelle o que nos toque clima turbulento. Es únicamente esa sensación de estar atrapado, de no poder salir de allí, me ahoga. Siempre que he querido cambiar de trabajo tengo que pensar "¿va a ser necesario viajar en avión?". Por el momento solamente voy a lugares a los que pueda ir manejando o por tren. Mis amigos siempre me dicen que, de todas maneras, no podría salirme de un tren que va viajando a altas velocidades así que ¿por qué los trenes no me molestan? Yo les contesto que éste no es un miedo racional. Además les digo (en chiste) que para mí el avión es el medio de locomoción más lento del mundo ya que el viaje (en realidad, la angustia) comienza desde que comienzo a planearlo o compro el ticket aéreo" 1. Tratamiento Cuando las fobias interfieren con la vida de una persona, el tratamiento puede servir de ayuda. Un tratamiento efectivo generalmente involucra las siguientes formas de psicoterapia: Terapia Cognitiva, Descencivilización Sistemática y Terapia de Exposición en la cual los pacientes se exponen gradualmente a lo que los asusta hasta que el miedo comienza a desaparecer. Tres cuartas partes de pacientes se benefician grandemente con este tratamiento. Los ejercicios de relajación y respiración también contribuyen a reducir los síntomas de ansiedad. No existe hasta ahora un tratamiento comprobado a base de medicamentos para Fobias Específicas, pero en ocasiones ciertas medicinas pueden recetarse para ayudar a reducir los síntomas de ansiedad antes de que la persona se enfrente a una situación de fobia o durante la misma (por ejemplo, para realizar un viaje en avión). 2. Subtipos Pueden especificarse los siguientes subtipos para indicar el objeto del miedo o evitación en la fobia específica: • Tipo animal: El miedo hace referencia a animales o insectos. Este subtipo suele iniciarse en la infancia. • Tipo ambiental: El miedo hace referencia a situaciones relacionadas con la naturaleza y los fenómenos atmosféricos como tormentas, precipicios o agua. Este subtipo suele iniciarse en la infancia. 39

• Tipo sangre−inyecciones−daño: El miedo hace referencia a la visión de sangre o heridas, o a recibir inyecciones u otras intervenciones médicas de carácter invasivo. Este subtipo presenta una incidencia marcadamente familiar y suele caracterizarse por una intensa respuesta vasovagal (por Ej.) descenso de la presión arterial y/o desmayos). • Tipo situacional: El miedo hace referencia a situaciones específicas como transportes públicos, túneles, puentes, ascensores, aviones, coche o recintos cerrados. El inicio de este trastorno sigue una distribución bimodal, con un pico de mayor incidencia en la segunda infancia y otro a mitad de la tercera década de la vida. • Otros tipos: El miedo hace referencia a otro tipo de estímulos, entre los que se incluyen las situaciones que pueden conducir al atragantamiento, al vómito, a la adquisición de una enfermedad; fobia a los "espacios" (es decir, el individuo tiene miedo de caerse si no hay paredes u otros medios de sujeción), y el miedo que los niños tienen a los sonidos altos o a las personas disfrazadas. La distribución de frecuencias de estos subtipos en los centros asistenciales para adultos, de la más a la menos frecuente, es la siguiente: situacional, ambiental, fobia a la sangre−inyecciones−daño y, por último, animal. En muchos casos hay más de un subtipo de fobia específica. El hecho de tener una fobia de un subtipo determinado aumenta las probabilidades de padecer otra fobia del mismo subtipo (por ejemplo: miedo a los gatos y a las serpientes). 3. Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo El contenido de las fobias y su prevalencia muestran considerablemente variaciones según la cultura y la etnia. Por ejemplo, el miedo a los espíritus o a la magia existe en multitud de culturas y sólo debe considerarse una fobia específica si es excesivo en el contexto de esa cultura y provoca un malestar clínico significativo o un marcado deterioro de las actividades del individuo. En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, parálisis o abrazos. Los niños no suelen reconocer que sus temores son excesivos o irracionales y rara vez expresan malestar por la fobia. El miedo a los animales y a otras situaciones ambientales es particularmente frecuente, teniendo un carácter a menudo transitorio cuando aparece en la infancia. El diagnóstico de fobia específica no puede asegurarse a no ser que estos temores den lugar a un deterioro significativo de las actividades del individuo (por ejemplo, resistencia a ir a la escuela por temor a encontrarse con un perro en la calle). La frecuencia según el sexo también varía según los tipos de fobia específica. Aproximadamente el 75−90% de las personas que padecen fobia animal o ambiental son mujeres (excepto en el miedo a las alturas, donde las mujeres representan un 55−70%). De forma similar, aproximadamente el 75−90% de los individuos que padecen fobia situacional son mujeres. Éstas también constituyen el 55−70% de los individuos con fobia a la sangre−inyecciones−daño. 4. Prevalencia

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Aunque son frecuentes en la población general, las fobias raramente provocan un malestar o un deterioro general suficientes como para permitir realizar el diagnóstico de fobia específica. Las cifras de prevalencia publicadas en la literatura pueden variar según los umbrales empleados para determinar el malestar o deterioro general a que dan lugar y el tipo de fobias estudiadas. En la población general la tasa de prevalencia anual se sitúa alrededor del 9%, mientras que la prevalencia global oscila entre el 10 y el 11,3%. 5. Curso La media de edad de inicio varía en cada tipo de fobia específica. Para la fobia situacional, la edad de inicio tiende a seguir una distribución bimodal, con un primer pico de incidencia en la segunda infancia y un segundo pico en la mitad de la tercera década de la vida. Para la fobia ambiental (por ejemplo, fobia a las alturas), el inicio suele situarse en la segunda infancia, si bien muchos casos nuevos de fobia a las alturas aparecen al principio de la edad adulta. La segunda infancia también suele constituir la edad de inicio en la fobia animal y en la fobia a la sangre−inyecciones−daño. Entre los factores que predisponen a la aparición de fobia específica cabe citar los acontecimientos traumáticos (como el ser atacado por un animal o quedar atrapado en un lugar pequeño y cerrado), crisis de pánico inesperadas en la situación que se convertirá en temida, observación de otros individuos que sufren traumatismos o muestran temor (p.ej., presenciar caídas desde grandes alturas o personas que se asustan en presencia de ciertos animales) y transmisión de informaciones (p.ej., repetidas advertencias paternas sobre los peligros de ciertos animales o reportajes periodísticos sobre catástrofes aéreas). Los objetos o situaciones temidos tienden a implicar aspectos que ciertamente pueden o han podido representar una amenaza en algún momento de la historia de la humanidad. Las fobias generadas por acontecimientos traumáticos o por crisis de pánico inesperadas acostumbran a aparecer de forma particularmente aguda. Las fobias de origen traumático no presentan una edad de inicio característica (por ejemplo, el miedo a atragantarse que suele seguir a un episodio de obstrucción faríngea total o parcial puede aparecer prácticamente a cualquier edad). Las fobias que persisten durante toda la etapa adulta rara vez suelen remitir (sólo ocurre en un 20% de los casos). Patrón familiar Los estudios preliminares sugieren la posible existencia de una cierta incidencia familiar según el tipo de fobia (p.ej., los parientes de primer grado de sujetos afectos de una fobia animal tienen más probabilidades de presentar una fobia de este tipo, aunque no necesariamente frente al mismo animal, y los parientes de primer grado de sujetos afectos de fobia situacional tienen igualmente más probabilidades de llegar a desarrollar fobias de este tipo). El miedo a la sangre y al daño presenta una incidencia familiar particularmente alta. • FOBIA SOCIAL O TRASTORNO POR ANSIEDAD La fobia social suele aparecer típicamente en la adolescencia, y suele haber antecedentes infantil de timidez o inhibición social. No obstante, la aparición de la fobia social puede surgir bruscamente luego de haber experimentado una situación humillante o estresante, o bien puede aparecer lentamente. Los datos que arrojan los estudios epidemiológicos con respecto a la prevalencia global de este trastorno oscilan entre el 3 y el 13%.

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El curso de este trastorno fluctuará dependiendo de las demandas de actuación social de las diferentes etapas vitales y de la estabilidad de los círculos sociales a los que el individuo se vincula. De tal manera, los síntomas de la fobia puede reagudizarse ante algún cambio que implique relacionarse con gente desconocida. • Lo que distingue a la fobia social de la fobia específica es que en este caso ese miedo o temor intenso y persistente sufrido por la persona es en referencia a situaciones o actuaciones sociales en las cuales el individuo siente que puede exponerse a personas desconocidas, a ser observado por los otros. Lo que es temido por estos individuos es el demostrarse ansioso ante los demás, a pasar por una situación embarazosa, es decir, a la humillación pública. El enfrentarse a éstos estímulos le provoca al sujeto una inmediata respuesta de ansiedad que puede llegar a adoptar la forma de crisis de angustia, aunque ellos mismos reconocen que su miedo es irracional. Ese temor resulta en una clara evitación de situaciones sociales, o en un despliegue de sintomatología ansiosa por haberlas enfrentado. Es necesario que tales síntomas (ansiedad de anticipación, temor) o las evitaciones perjudiquen marcadamente el funcionamiento diario de la persona o su bienestar personal para que se pueda hablar de fobia social. En el caso de personas menores de 18 años, la duración de los mismos debe de ser mayor a los seis meses. Un sujeto que padece de fobia social, al estar frente a un evento en público, ya sea hablar frente a un grupo de gente, comer, beber o escribir, experimentan una constante preocupación por la posibilidad de que los demás los perciban como loco, ansioso, débil, además de creer que la situación pueda resultar embarazosa. Ante las situaciones sociales temidas, es muy común el enrojecimiento. Otro problema que acarrea, es la posibilidad de aparición de una marcada ansiedad anticipatoria, mucho tiempo antes de afrontar tal situación, pudiéndose formar un ciclo vicioso. De esta manera la persona comenzaría sufriendo de ansiedad anticipatoria que le producirían ideas y síntomas de ansiedad mientras se encuentra en la situación temida, resultando en una situación con un rendimiento insatisfactorio real o subjetivo, generando a su vez experiencias embarazosas y más ansiedad anticipatoria, sucesivamente. En el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), se menciona que este trastorno puede llegar a especificarse como generalizada, si el miedo padecido se relaciona con la mayoría de las situaciones sociales, ya sea actuaciones en público, interactuar con otros, etc. Estos individuos sufren un gran deterioro en sus relaciones sociales y laborales, debido a las deficiencias en sus habilidades sociales. El tratamiento de la fobia social suele consistir en terapia cognitiva de tipo gradual, junto con medicación específica. La terapia puede realizarse, ya sea de forma individual o grupal, observándose mejorías en pocas semanas de comenzado el tratamiento. Para el caso de la fobia social generalizada, la psicoterapia suele consistir en una combinación técnicas conductuales y cognitivas, tales como la reestructuración cognitiva, la desensbilización, los ensayos durante las sesiones y la asignación de tareas para la casa. Los Criterios Internacionales de Diagnóstico de acuerdo al DSM−IV son los que a continuación se detallan: • Temor intenso y persistente a una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen a su ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás. La persona teme actuar de un modo (o mostrar síntomas de ansiedad, angustia o miedo) que sea humillante o avergonzante.

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• Las situaciones más comúnmente fobígenas son: hablar o comer en público, asistir a reuniones sociales, dictar clases, dar exposiciones, aparecer en televisión o en espectáculos públicos, asistir a una cita amorosa, mirar directamente a los ojos, miedo a vomitar en público, etc. • La persona reconoce que este miedo es excesivo e irracional pero no puede controlarlo experimentado en forma asociada ruboración (ponerse colorado), dificultad para hablar, temblor de manos o en la voz, nauseas, necesidad urgente de orinar, etc. • Las situaciones que provocan fobia se evitan o se soportan a costa de una intensa ansiedad, angustia o malestar. • Esta fobia interfiere marcadamente con la rutina normal de la persona, con las relaciones laborales (o académicas), familiares o sociales. La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse humillado en situaciones sociales, especialmente de actuar de tal modo que se coloque uno en una situación vergonzosa frente a las demás personas. Puede estar acompañada de depresión o de abuso de sustancias (alcoholismo por ej.). Si usted sufre de fobia social seguramente tiene la idea que las otras personas son muy competentes en público y que usted no lo es. Pequeños errores que usted cometa pueden parecerle mucho más exagerados de lo que en realidad son. Puede parecerle muy vergonzoso ruborizarse y siente que todas las personas lo están mirando. Puede tener miedo de estar con personas que no sean las más allegadas a usted. O su miedo puede ser más específico, como el sentir ansiedad o angustia si tiene que dar un discurso, hablar con un jefe o alguna otra persona con autoridad, o bien aceptar una invitación. La fobia social más común es el miedo de hablar en público. En ocasiones, la fobia social involucra un miedo general a situaciones sociales tales como fiestas. Menos frecuente es el miedo de usar un baño público, comer fuera de casa, hablar por teléfono o escribir en presencia de otras personas, como por ejemplo, escribir un cheque. Aunque este trastorno frecuentemente se confunde con timidez, no son lo mismo. Las personas tímidas pueden sentirse muy incómodas cuando están con otras personas, pero no experimentan la extrema ansiedad al anticipar una situación social y no necesariamente evitan circunstancias que las haga sentirse cohibidas. En cambio, las personas con una fobia social no necesariamente son tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones especiales, como caminar en un pasillo con personas a los lados o dando un discurso, pueden sentir intensa ansiedad. La fobia social trastorna la vida normal, interfiriendo con una carrera o con una relación social. Por ejemplo: un trabajador puede dejar de aceptar un ascenso en su trabajo por no poder hacer presentaciones en público. El miedo a un evento social puede comenzar semanas antes y los síntomas pueden ser muy agotadores. Las personas con fobia social no necesariamente son tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones especiales pueden sentir intensa ansiedad. Las personas con fobia social comprenden que sus sensaciones son irracionales. Sin embargo, experimentan una gran aprensión antes de enfrentarse a la situación que temen y harán todo lo posible para evitarla. Aún cuando puedan enfrentarse a lo que temen, generalmente sienten gran ansiedad desde antes y están muy incómodas todo el tiempo.

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Posteriormente, las sensaciones desagradables pueden continuar con la preocupación de haber sido juzgados o con lo que los demás hayan pensado u observado respecto a ellos. CASO CLINICO "Yo no podía aceptar invitaciones ni ir a fiestas. Por un tiempo ni siquiera podía ir a mis clases. En mi segundo año de facultad tuve que quedarme en mi casa durante un semestre. Mi miedo podía presentarse en cualquier situación social. Sentía angustia aún antes de salir de mi casa y aumentaba al irme aproximando a mi clase, a la fiesta o adonde quiera que iba. Sentía el estómago descompuesto y casi creía tener gripe Mi corazón latía fuertemente, las palmas de las manos se me llenaban de sudor y tenía la sensación de estar separada de mí misma y de todos los demás. Cuando entraba a un salón lleno de gente, me ruborizaba y sentía que todos los ojos estaban puestos en mí. Me daba vergüenza pararme en un rincón yo sola pero no podía pensar en qué decir a nadie. Me sentía tan torpe que me quería ir inmediatamente." 1. Tratamiento Aproximadamente el 80 por ciento de las personas que sufren de fobia social encuentran alivio a sus síntomas cuando se les brinda tratamiento basado en psicoterapia, medicamentos, o una combinación de ambos. La terapia puede involucrar aprender a ver los eventos sociales en forma diferente; exponerse a una situación social aparentemente amenazadora de tal manera que les sea más fácil enfrentarse a ella; además, aprender técnicas para reducir la ansiedad, adquirir habilidades sociales y practicar técnicas de relajamiento. Entre los medicamentos que han probado ser efectivos están ciertos Antidepresivos. Las personas que padecen de una forma específica de fobia social llamada fobia de actuación han recibido ayuda de unos medicamentos llamados Beta Bloqueantes. Por ejemplo, se puede recetar Beta Bloqueantes a músicos y otras personas con este tipo de ansiedad para que los tomen en día en que van a actuar.

2. Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo La presentación clínica y sus consecuencias en las actividades diarias del individuo pueden mostrar una considerable variación a través de las diferentes culturas, dependiendo fundamentalmente de las exigencias sociales del lugar. En algunas culturas (p.ej., Japón y Corea) los individuos con fobia social pueden presentar un temor permanente y excesivo a ofender a los demás en las situaciones sociales, en vez del habitual miedo a pasar apuros. Estos temores adquieren a veces la forma de una extrema ansiedad por el hecho de que el enrojecimiento, las miradas directas y los efluvios corporales puedan ser ofensivos para los demás (taijin kyofu shoen Japón). En los niños las fobias sociales pueden tomar forma de lloros, tartamudez, parálisis, abrazos o aferramiento a familiares cercanos y abstención de mantener relaciones con los demás hasta llegar incluso al mutismo. Los niños mayores pueden mostrarse excesivamente tímidos en los ambientes sociales alejados de la familia, 44

eludir los contactos con los demás, rehusar participar en juegos de equipo y mantenerse típicamente en una posición de segunda línea en las actividades sociales, procurando aferrarse siempre a sus familiares de mayor edad. A diferencia de los adultos, los niños con fobia social no suelen tener la oportunidad de evitar la totalidad de situaciones temidas, y es posible que se muestren incapaces de identificar la naturaleza de su ansiedad. También es posible que exista una disminución de su participación en clase, negativa a asistir a la escuela o evitación de las actividades y citas adecuadas para su edad. Para realizar el diagnóstico de fobia social en un niño, es necesario haber demostrado que sus capacidades para relacionarse socialmente con sus familiares son normales y han existido siempre, y que la ansiedad social aparece en las reuniones con individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con un adulto. Es decir, en el niño, y como resultado de esta fobia social, que se inicia tempranamente y presenta un curso crónico, lo que va a ponerse de relieve, más que un empeoramiento respecto a un nivel previo de actividad, es una falta de consecución de las expectativas que se habían creado con arreglo a su edad. En cambio, cuando el trastorno se inicia en la adolescencia, puede conducir a un empeoramiento del rendimiento social y académico. Los estudios epidemiológicos sugieren que la fobia social es más frecuente en las mujeres; sin embargo, cuando se estudian poblaciones clínicas, ambos sexos se muestran igualmente propensos, o bien se constata que el trastorno incide más frecuentemente en los varones. 3. Prevalencia Los estudios epidemiológicos han puesto de relieve una prevalencia global para la fobia social que oscila entre el 3 y el 13%. Estas cifras pueden variar dependiendo de los umbrales definidos para cuantificar el malestar clínico o la afectación de la actividad global del individuo y los tipos de situaciones sociales objeto de estudio. En uno de estos trabajos el 20% de los casos manifestaba un miedo excesivo a hablar o actuar en público, pero sólo un 2% aproximadamente parecía experimentar suficiente malestar o afectación general como para poder asegurar que se trataba de una fobia social. En la población general la mayoría de los individuos con fobia social temen hablar en público, mientras que un poco menos de la mitad de estos casos confesaba tener miedo de hablar con extraños o conocer gente nueva. Otros temores relacionados con las actuaciones en público (p.ej., comer, beber o escribir delante de los demás, o permanecer en una sala de espera) parecen menos frecuentes. En los centros asistenciales la gran mayoría de las personas con fobia social sienten temor por más de un tipo de situación social. La fobia social rara vez constituye un motivo de ingreso hospitalario. Entre los pacientes con trastorno de ansiedad en régimen ambulatorio, un 10−20% presentan igualmente algún tipo de fobia social, si bien estas cifras varían ampliamente de unos estudios a otros. 4. Evolución La fobia social suele aparecer típicamente a mediados de la edad adulta, a veces con el antecedente infantil de timidez o inhibición social. Algunos individuos sitúan el inicio del cuadro al principio de la segunda infancia.

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La aparición del trastorno puede seguir bruscamente a una experiencia estresante o humillante, o bien puede hacerlo de forma lenta e insidiosa. El curso de la fobia social acostumbra a ser crónico o continuo. A menudo persiste durante toda la vida, si bien a veces remite total o parcialmente en el transcurso de la edad adulta. La intensidad del trastorno y sus consecuencias en la actividad diaria del individuo dependen principalmente de los acontecimientos vitales estresantes y de las exigencias sociales del lugar o la profesión. Por ejemplo, la fobia social puede disminuir cuando el individuo que siente temor por las citas con las chicas logra casarse y volver a aparecer con toda su intensidad si aquél se queda viudo. A veces la fobia social aparece por primera vez cuando el individuo obtiene un ascenso en el trabajo que le obliga, por ejemplo, a hablar a menudo ante el público, cuando nunca antes se había visto en la necesidad de tener que hacerlo. 5.Patrón familiar Comparados con la población general, los parientes de primer grado de los individuos con fobia social parecen tener más probabilidades de sufrir este trastorno. Es decir, tendría un componente hereditario. La crisis de angustia es definida como un trastorno que puede ser provocado una fobia específica. Se caracteriza como: ...aparición temporal o aislada de miedo o malestar intensos. Considera el DSM−IV que suele acompañarse de algunas de las siguientes manifestaciones somáticas: palpitaciones, elevación de la frecuencia cardiaca, sudoración, temblores, sensación de ahogo o de atragantarse, opresión o malestar toráxico, nauseas, inestabilidad, mareos, escalofríos, sofocaciones, hormigueo, entumecimiento, que no pueden explicarse por el consumo de sustancias o por la presencia de otros trastornos mentales.

• LA AGORAFOBIA Significa ansiedad de encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil. Este tipo de fobia se presenta en un 0,6 a un 6% de la población, y mayormente en mujeres. Los temores suelen estar relacionados con situaciones características, y que para evitar la angustia se limita o evitan el número de situaciones, circunstancia que suele apaciguarse en presencia de otra persona conocida). Se hace mención específica a la fobia social(temor acusado o persistente a situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás). La Agorafobia se conoce fundamentalmente por: • El temor a los espacios abiertos • Ansiedad o temor ante una situación en la cuál escapar resulte difícil o embarazoso o en la que no se podría obtener ayuda • Así también otros relacionados con ellos, como temores a las multitudes (incluyendo comercios con muchos clientes, centros públicos en los que circulan gran cantidad de personas etc.). • También se teme a la posibilidad de experimentar una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia. 46

• Un componente característico de esta fobia es el temor a la aparición de la ansiedad, o sea, el miedo al miedo. Estos sentimientos provocan, en las personas que lo padecen comportamientos de evitación, restringiéndose en su libre movilidad hasta llegar al grado de eludir el salir de sus casas o el viajar sin alguien que los acompañe. Este cuadro se enmarca conjuntamente con la idea de dificultad para poder escapar inmediatamente a un lugar seguro (por lo general el hogar). De no eludir dichas situaciones, los individuos son capaces de tolerarlas, pero sufriendo de una excesiva ansiedad. Con frecuencia, a las personas que padecen de agorafobia les es más fácil enfrentarse a este tipo de situaciones si están acompañados de alguien conocido. Las situaciones que son comúnmente más evitadas son: • El encontrarse lejos del hogar • En un ascensor • En un avión • En un automóvil • En un lugar cerrado • En medio de una multitud o en espacios abiertos Estos comportamientos de evitación pueden provocar un deterioro en sus actividades diarias, tales como ir al trabajo o realizar las tareas domésticas. Si la evitación de situaciones se circunscribe a una o pocas situaciones específicas, se debe considerar el diagnóstico de fobia específica. Igualmente, si lo que se evita son exclusivamente situaciones sociales, se podría tratar de una fobia social. Fenomenológicamente es común un rasgo característico consistente en una manifiesta vivencia de la falta de una salida inmediata del lugar donde se encuentre.Como ya mencionamos la mayor parte de los afectados son mujeres y el trastorno comienza en general al principio de la vida adulta. Suele ser progresivo, llegando a incapacitar seriamente a quién padece de esta sicopatología.

Con lo cual, "el grupo de las fobias típicas (u ocasionales), de las cuales la agorafobia es el prototipo, no se deja reconducir al mecanismo psíquico" de la histeria y de la neurosis obsesiva; "al contrario, el mecanismo de la agorafobia diverge en un punto decisivo del mecanismo de las representaciones obsesivas genuinas y de las fobias reducibles a éstas: aquí no se encuentra ninguna representación reprimida de la que se hubiera divorciado el afecto de la angustia" (15). Entonces, ¿Qué ha ocurrido entre la operación de fundación que sólo determina al sujeto y la inscripción de dicho sujeto?

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La agorafobia (repaso detallado) La Agorafobia es la angustia de encontrarse en lugares o situaciones en las que puede ser difícil escaparse o bien puede resultar incómodo socialmente tener que marchar por miedo a perder el control de uno mismo. Rafobia es la angustia de encontrarse en lugares o situaciones en las que a veces el miedo es que pueda aparecer una crisis de pánico por sorpresa. En otras ocasiones, el miedo es simplemente la anticipación de que pueda volver a producirse una crisis de pánico en un lugar donde previamente se sufrió una. Es precisamente esa angustia la que ayuda a desarrollar un comportamiento de evitación que va limitando la movilidad en la vida cotidiana. En otros casos,esta limitación no es tan evidente debido a que el ágora fóbico consigue trasladarse no sin sufrir en gran manera, o bien por el hecho de haber organizado en su entorno todo un dispositivo de acompañantes que le ayuden a superar su incapacidad para ir solo. La mayoría de personas que sufren esta enfermedad no tienen una conciencia clara de que muchos de los síntomas que padecen, tanto de orden físico como psíquico, tienen todos ellos un nexo común. Algunas no perciben que este malestar puede ser algo denominado miedo. A menudo, todos estos miedos se han desarrollado a partir de un episodio aislado al que denominamos crisis de pánico. En éste, la víctima de la crisis se siente de repente enfermo sin que exista un motivo aparente o inmediato. En general, los síntomas más frecuentes suelen ser la percepción de un palpitar rápido y errático del corazón, una sensación de opresión en el pecho, el aire parece no llegar suficientemente a los pulmones y se establece una respiración rápida, descoordinada, que incrementa la sensación de ahogo y la impresión de que, de un momento a otro, la persona perderá el control de sí mismo. También se puede llegar a pensar que la gravedad de lo que se está viviendo es la amenaza de una

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muerte inminente. Durante la crisis pueden también aparecer nauseas, sudor intenso, sensaciones extrañas en la cabeza, hormigueo en manos y pies, molestias estomacales y también una desagradable sensación de inestabilidad que suelen interpretarse como crisis vertiginosa. Éstos y otros síntomas se suelen interpretar por la mayoría de las víctimas del pánico como un trastorno físico y solicitan un examen médico después de esta primera experiencia o de otras subsiguientes. En general, estos exámenes no suelen revelar ningún problema físico que explique la dramática situación vivida. Ante esta noticia, muchos pacientes siguen en la convicción de que sufren algo físico pero que no ha estado correctamente explorado o bien de que se les está ocultando una enfermedad fatal. Ello acostumbra a ser el principio de una cadena de consultas interminables y de un creciente aislamiento del ágora fóbico respecto de su entorno ya que no encuentra una salida a su trastorno ni comprensión alguna a su sufrimiento. Tan frecuente es esta situación que varios estudios coinciden en señalar que existe una media de cinco años entre la aparición de las primeras crisis de pánico y la consulta a un psiquiatra. El nivel de gravedad, la evolución y las diferentes complicaciones que pueden conducir a este trastorno son muy diversas. En cualquier caso, debe dejarse bien claro que para la gran mayoría de los casos existen tratamientos con un alto porcentaje de éxito. La única manera de eliminar las limitaciones que produce el miedo es haciéndoles frente. Esta labor, sumamente difícil, para las personas que sufren agorafobia, puede resultar asumible si se les proporciona la supervisión técnica necesaria. La siguiente entrevista realizada con el Psicólogo (egresado de la UNAM) nos muestra la opinión de un experto acerca de este tema: Dr. César Ríos 1). ¿Qué es un ataque de pánico? 49

Es una crisis de temor intenso generalmente sin causa lógica o reconocible acompañada de alguno o de todos los síntomas siguientes: respiración agitada o sensación de sofocación, vértigo, inestabilidad o desmayo, palpitaciones, temblores o sacudidas, transpiración, nauseas o dolores abdominales, sensación de irrealidad, extrañeza, entumecimiento u hormigueo, escalofríos, dolor de pecho o incomodidad precordial, miedo a morir, miedo a volverse loco o hacer algo incontrolado. Cuatro de estos síntomas y su agravamiento en él lapso de diez minutos, son suficientes para determinar que se trata de un ataque de pánico. 2) ¿Qué es la Agorafobia? Se trata de miedo a estar en lugares o situaciones donde la salida o escape puedan ser difíciles donde, en caso de una repentina incapacidad, la ayuda no pueda llegar rápidamente. En estos casos, la persona experimenta vértigo o temor a caer, sensación de irrealidad, extrañeza, temor a perder el control de vejiga o intestino, a vomitar, a experimentar síntomas dentro y/o fuera de su casa, se niega a viajar o debe soportar intensa ansiedad cuando se encuentra en alguna de estas situaciones (supermercados, auditorios, aglomeraciones, transportes públicos; si se esta conduciendo un vehículo: temor a desmayarse, a provocar un accidente o verse forzado a abandonarlo) 3) ¿El ataque de pánico y la Agorafobia se relacionan entre sí? Si bien generalmente, el ataque de pánico precede a la Agorafobia, puede Existir aislamiento sin síntomas de evitación fóbica. No hay acuerdo acerca de la importancia del ataque de pánico como causa de Agorafobia. Del 30% al 70% de las personas desarrollan Agorafobia sin haber experimentado pánico anteriormente pero pueden padecer esos ataques posteriormente. 4) ¿Cuáles son las causas posibles de los ataques de pánico y de la Agorafobia? Parecieran que surgen de la combinación de factores genéticos (predisposición), bioquímicos (alteración de los neurotransmisores cerebrales) y experiencias de 50

vida. Si bien estos trastornos suelen aparecer en mas de un miembro de la misma familia lo que podría hacer pensar en una transmisión de generación en generación, también pueden manifestarse en individuos sin antecedente alguno. El 15% de los familiares descendientes de una persona con estos padecimientos tiene la posibilidad de manifestarlos, en distinto grado de gravedad, en algún momento de sus vidas. 5) ¿Son comunes estos desórdenes? Un 30% de la población puede experimentar un ataque de pánico durante un ano calendario y un porcentaje aún mayor en el transcurso de su vida. Sólo un 2% lo padecerá durante toda su existencia. La Agorafobia, como trastorno crónico, es mucho más común y alcanza al 15%. La combinación de ambos es dos veces más frecuente en mujeres que en hombres. 6) ¿A qué edad comienza? Típicamente, entre los últimos años de la adolescencia y promediando la década de los 30 años. En un pequeño número de casos, comienzan en la infancia o pubertad y, rara vez, después de los 45 años. 7) ¿Cómo evolucionan los ataques de pánico y la Agorafobia? Si los episodios de ataques de pánico son aislados, pueden evolucionar favorablemente aun sin tratamiento medico. Si tienden a ser más intensos o frecuentes constituyendo lo que se denominan trastorno por pánico, el individuo sin tratamiento se incapacita progresivamente con una gran costo emocional, social y económico e involucrando al medio en el que vive. La Agorafobia tiende a la cronicidad si no es controlada adecuadamente con tratamiento. La combinación de ambos cuadros demanda siempre tratamiento. 8) ¿Cuándo hace falta recurrir a un tratamiento? Cuando estos síntomas atentan contra la calidad de vida del individuo o lo incapacitan en el desarrollo de funciones que le son necesarias. En caso de

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ataques de pánico, cuando cuatro o más crisis ocurren en menos de un mes o cuando uno o más ataques fueron seguidos de miedo (que perdure un mes o más) a que vuelva a suceder. 9) ¿Qué tratamientos existen para el ataque de pánico y/o la Agorafobia? Las terapias farmacológicas y las psicoterapias. Terapias farmacológicas: Entre el 50% y el 90% de los pacientes mejoran sus síntomas y disminuyen la frecuencia de los episodios cuando toman medicamentos específicos para estos cuadros que les ayudan a detener un episodio agudo o a prevenir recaídas. Psicoterapias : Apuntan a modificar conductas y a enseñar técnicas especificas que pueden reducir la ansiedad. Esta juega un rol preponderante en la espiral ataques de pánico y/o situación Agorafobia −temor a recurrencia− ansiedad anticipatoria −ataque de pánico y/o Agorafobia. También están dirigidas a modificar pensamientos y creencias que son parte de la enfermedad, a refutar presunciones erradas y a tolerar el miedo. La tendencia actual es una combinación de fármacos y psicoterapia que aumenta el porcentaje de remisiones y previene el abandono del tratamiento farmacológico. Esto ultimo suele ser frecuente una vez lograda cierta mejoría sintomática y lleva, invariablemente, a una recaída. 1. EL AGORAFOBICO Allí donde no hallamos ninguna representación inconciliable de la que se hubiere separado la angustia, no tiene aún los medios de situarse como sujeto dividido en el campo del Otro. ¿Qué lo divide? En la agorafobia se puede hallar el recuerdo de un ataque de angustia, y en verdad lo que el enfermo teme es su retorno. ¿Cómo operar con este exceso económico, es decir, con este retorno de goce con angustia? Así, en una agorafobia grave, si se procede con el trabajo de interpretación, no responde la significación fálica, al contrario, allí se revela la satisfacción pulsional anudada a la angustia. Desventaja pues del dispositivo analítico en la neurosis fóbica: ¿cómo poner en cuestión la certeza respecto del objeto? Sin embargo, cuando es posible abordar, vía construcción, la marca de la angustia se puede introducir, junto a la perdida o rechazo de goce, el problema de la falta y reinscribir el intervalo significante. 52

Un ágora fóbico, durante el análisis, se vuelve un claustrofóbico. En cierto lapso, al escapar del temor de permanecer en un lugar cerrado, se desplaza a una fobia cardiaca. El momento de mayor agravamiento de su angustia, el terror de un ataque al corazón con una muerte terminante esa angustia frente a lo inminente, introduce, como construcción simbólica y como perdida de goce, la perentoriedad de un llamado del más allá que no ceja en reclamarlo. 2. TRATAMIENTO . Para el tratamiento de la agorafobia se recomienda una combinación de terapia farmacológica y formas específicas de psicoterapia. La medicación farmacológica puede ser muy efectiva para mitigar los síntomas de ansiedad. Con respecto a la psicoterapia, se ha demostrado la eficacia de la terapia cognitiva−conductual para este tipo de trastorno. El fin de la misma es enseñarle a las personas a responder de manera diferente a las sensaciones corporales desatadas por la ansiedad y a manejarse de distinta manera frente a situaciones estresantes. Para esto se suele utilizar una técnica llamada reestructuración cognitiva. A su vez, la terapia conductual sea grupal y/o individual sirve para cambiar comportamientos específicos indeseables de las personas. También se incluye la terapia de exposición que es una técnica por la cuál se expone gradualmente a las personas a las situaciones temidas. La psicoeducación es otra herramienta importante mediante la cuál se le informa a la persona sobre los síntomas típicos de esta fobia, permitiéndole anticiparse y disminuir la ansiedad que provoca la incertidumbre. 3. Perspectiva psicoanalítica La fobia es una formación defensiva que transforma la angustia en miedo, concentrándose el sujeto en un objeto específico. Según J. Lacan, esta defensa se pone en evidencia frente a la estructural falla simbólica de la función paterna (no del padre). La intervención clínica del psicoanálisis no apunta a desensibilizar al sujeto ni a explicarle las causas de sus padecimientos, sino que intenta brindar un espacio de análisis para abordar las significaciones anudadas al objeto fobígeno. El psicoanálisis aborda también la fobia como histeria de angustia (para diferenciarla de la histeria de conversión) pero no deja de referirse simplemente al término fobia. Así desconfía de las terapéuticas que intentan agrupar a las personas según los objetos fobígenos (trenes, aviones, perros, altura, comidas, etc.) sino que considera a la fobia como un síntoma estructural. •FOBIAS SEXUALES Y ATAQUES D E P Á N I CO Podríamos decir que una fobia es un miedo desmesurado a un ataque que no va a venir. Como hemos dicho, hay fobias específicas a las alturas, a los espacios abiertos −agorafobia−, a quedarse encerrado −claustrofobia−, a los insectos −insectofobia−, a las alturas como también existen fobias sociales y sexuales.

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El rasgo esencial de una fobia sexual: • Es el temor persistente e irracional asociado al deseo compulsivo de evitar sensaciones o experiencias sexuales, con la característica que el individuo reconoce este miedo como irracional o excesivo. Estos pacientes fóbicos pueden llegar a evitar por completo el sexo, o su evitación y ansiedad la restringen a determinadas facetas de la sexualidad: a los genitales, a las secreciones y olores genitales, a penetrar o ser penetrada, al orgasmo, a que sean vistos desnudos, al beso profundo, a la masturbación, al embarazo, al sexo oral genital. Hay pacientes que su aversión al sexo los lleva a mantenerse vírgenes durante toda la vida, no se casan y se convierten en individuos con verdaderas fobias sociales. En los casos en que el síntoma fóbico en sentido amplio, sexual o no sexual, aparece con claridad −fobia a la penetración, claustrofobia o agorafobia− el diagnóstico es relativamente claro, pero no lo es tanto en el llamado carácter fóbico, donde lo que se detecta es una forma estable de comportamiento, con una manera automática de regulación de la angustia, con un conjunto de rasgos que lo caracterizan, pero sin la presencia de verdaderos síntomas. Lo podríamos definir por un permanente estado de alerta y exploración del medio ambiente, ya que para el fóbico la relación con el otro pierde su neutralidad para convertirse en la posibilidad de un peligro inminente y próximo. Un rasgo típico es su tendencia hacia la huida (de las parejas, de la relación sexual, de su vocación, de la vagina o el pene, del tratamiento). Aunque también observamos como mecanismo contrafóbico una "huida hacia adelante", donde para vencer la fobia arremete contra su dificultad; es el paciente que viene a la consulta y nos dice: "vuelvo a estudiar y apruebo todas las materias en un año" o "a partir de hoy cambio mi vida: con el primer muchacho que salga me acuesto", o "esta vez es la definitiva, conocí una mujer en el trabajo y en un mes me caso"; aunque después, como el personaje de una obra de Gogol, salte despavorido por la ventana mientras la novia se prueba el vestido en la habitación contigua. El paciente fóbico, dada sus características de ser alguien que "está siempre por irse", en viaje permanente, nos plantea algunas dificultades particulares que muchas veces no llegan a evidenciarse debido a un aspecto nuclear en el curso del tratamiento: la frecuente deserción. La fobia se nos presenta como una estructura defensiva construida sobre una serie de evitaciones, prohibiciones y precauciones ante determinados objetos o situaciones cuya proximidad despiertan angustia. Recordemos que el paciente se mantiene, gracias o a pesar de, a través de las defensas, en un cierto estado de equilibrio y recurre a la consulta cuando ve que los demás se casan y él no, cuando su pareja amenaza con dejarlo o hay ciertas presiones sociales y, por supuesto, por disfunciones sexuales. Este aspecto nuclear deberíamos tenerlo presente ya que el fóbico desea y teme al mismo tiempo, se asoma y huye, desea curarse pero teme que eso mismo ocurra, anhela la penetración o el orgasmo pero siente miedo ante lo que pueda pasarle. Creo que uno de los posibles detonantes de deserción podría ser el furor curandi por parte de los terapeutas y un dejarse apurar por "el enorme deseo de curarse" que los fóbicos anuncian casi sistemáticamente en el comienzo de toda terapia. −−Una paciente mía, durante la primera entrevista psicoterapéutica, me planteó que deseaba concurrir cuatro veces por semana. −−Yo le contesté: "con dos sería suficiente". Luego confesaría que el mismo día que pidió la entrevista conmigo lo había hecho con otra terapeuta, para decidirse por el que "mejor 54

lo comprendiera". Un aspecto dramático de los trastornos de ansiedad vinculados a las fobias son los llamados "ataques de pánico" que son vividos con gran carga de angustia y con enorme repercusión en el cuerpo. Aquejan al 1,6% de los adultos, con mayor frecuencia a las mujeres y se presentan con alguna de estas características : ♦ Palpitaciones ♦ Dolores en el pecho ♦ Falta de aire o ahogo ♦ Mareos o vértigos ♦ Escalofríos o sofocos y náuseas ♦ Hormigueos en los miembros o transpiración ♦ Sensación de terror o de irrealidad ♦ Miedo a volverse loco o al descontrol ♦ Temor a la muerte. Una manera de pensar el tratamiento de un paciente con características fóbicas sería pensarlo en etapas. Cada una de ellas presentará distintas dificultades y posibilitará determinadas intervenciones y no otras, en la medida que la capacidad de tolerar la angustia lo vaya permitiendo. Una etapa fundamental de todo tratamiento, sea psicoterapéutico o sexológico, sería el de crear una alianza de trabajo. En esta etapa de creación del vínculo terapéutico el fóbico nos irá probando para ver si somos amenazantes para su mundo, si seremos confiables. En este sentido, siempre nos someterá a una prueba, no dejará nada por escrutar: el encuadre, las condiciones del contrato, la personalidad y hasta el sexo del terapeuta. Es un paciente que viene pero no sabe si podrá seguir, no sabe si tendrá horas libres o dinero para pagar las sesiones o, más marcadamente, no sabe "si se tiene que tratar" porque a lo mejor la solución está "en otro tipo de tratamiento" (psicoanálisis, psicofármacos, cirugía, inyecciones hormonales, el urólogo, el ginecólogo, la curandera o los chamanes). Uno de los casos donde se visualiza una fobia compartida por la pareja es en el llamado matrimonio no consumado. Esta disfunción se caracteriza porque la pareja, conviviente o no, luego de un cierto tiempo que ha sido fijado arbitrariamente en seis meses, no ha podido practicar el coito con penetración vaginal. Algunos prefieren hablar de parejas no consumadas puesto que se puede dar en novios o concubinos. A veces es uno de los dos miembros el que aparenta estar "enfermo", otras veces son ambos. Él puede tener dificultades en la erección o ella padecer vaginismo. Ella puede tener una verdadera fobia a ser penetrada y él ser un eyaculador precoz que eyacula antes de penetrar. O ambos padecer un deseo sexual inhibido. Los trastornos pueden alternarse en el tiempo o ser concomitantes, pero siempre se mantienen de a dos.

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Por ejemplo: cuando ella quiere, él no logra la erección; cuando él la logra, ella presenta una contracción de los músculos de la vagina; si ella pudo relajarse y vencer la fobia, él presenta una eyaculación a porta (antes de la penetración vaginal). El miedo los invade: a la maternidad o paternidad, al embarazo, a ser desgarrada o lastimada, a sufrir, a dañar o ser dañado en los genitales, incluso se detectan fantasías de caer en la prostitución. No se pude hablar de causas en general ya que se ve cada caso de la pareja en particular pero hay factores psicológicos o psiquiátricos, familiares, educacionales, religiosos y del vínculo en sí mismo. Por supuesto puede haber factores orgánicos en algunas impotencias o en las llamadas dispareunias (coito doloroso) que no se pueden dejar sin resolver. Hay casos en que la aversión sexual (entendida como la persistente o recurrente extrema aversión, o la evitación, de todo o casi todo contacto sexo−genital con la pareja sexual) es tan marcada que a veces les impide tocarse o besarse configurando un clásico paradigma de complementación disfuncional manteniendo así el equilibrio durante años; ellos lo categorizan acertadamente: "somos como dos hermanitos" (enunciado que puede tener una doble lectura: el vínculo des−erotizado o el miedo incestuoso que paraliza). Si bien ellos piensan que es algo muy grave y vergonzante y que nunca podrán solucionarlo la realidad nos marca que con las llamadas terapias sexuales que son terapias focalizadas de la pareja, de resolución sintomática y cortas (10 a 15 sesiones) sumadas en algunos casos a la medicación antifóbica o con los nuevos tratamientos para la impotencia (sildenafil) y para la eyaculación precoz, se logran resultados francamente notables en un breve lapso de tiempo. El principal obstáculo, aunque parezca paradójico, es el miedo al cambio, el miedo al éxito: justamente aquella escena más deseada es también para ellos la más temida, la más amenazante. En los últimos años, la psicofarmacología nos ha abierto un campo nuevo en el abordaje de los cuadros fóbicos, los trastornos obsesivos compulsivos y las crisis de pánico. Mas no siempre será posible, necesario o conveniente, la articulación de su uso en el curso de una psicoterapia sexológica. En forma sucinta señalaré que en ciertos cuadros de eyaculación precoz, fobias a la penetración, vaginismo (definido como la persistente o recurrente contracción involuntaria de los músculos circunvaginales interfiriendo la relación sexual , llegando a impedir la penetración peneana e inclusive la digital) y matrimonios no consumados, incluso en parafilias, debemos medicarlos. En general, lo hacemos en el lapso de la duración de la terapia y los más utilizados son algunos tricíclicos (clorimipramina) o inhibidores de recaptación de la serotonina (fluoxetina, paroxetina, sertralina) combinados, a veces, con el alprazolán o clonazepán. Ahora los NaSSA (como la mirtazapina) son unos nuevos antidepresivos con gran efectividad en este tipo de trastornos. Respecto a la disfunción eréctil disponemos de un novedoso fármaco, el citrato de sildenafil (Viagra) que permite mayor rapidez para lograr la erección, mejor rigidez y más duración de la misma. Nuestra experiencia clínica nos muestra que la tumescencia peneana aparece unos 45−60 minutos luego de una dosis oral única lejos de la ingesta alimentaria (de 25 mg, 50 mg o 100mg) de sildenafil, con resultados satisfactorios que van de un 65% al 89.6% de los varones estudiados (tanto en los cuadros psicogénicos como en los orgánicos) y con leves y escasos efectos secundarios. La conjunción sinérgica de Terapias Sexuales y sildenafil se muestra como la más efectiva para la resolución de fobias sexuales del varón cuando se manifiestan como disfunciones eréctiles. Si sabemos esperar el paciente sabrá entenderse y comprender sus propias dificultades (alguien afirmaba que muchos pacientes se curan si nosotros no hacemos cosas para impedirlo), nos sabrá guiar a través de sus desfiladeros, de sus murallas, de los anchos ríos que, a veces, interpone entre él y nosotros. Así, si no lo encontramos en cierto espacio, no deberíamos descorazonarnos; si no está en una parte, busquemos en otra, 56

seguro que en algún lugar el paciente espera por su curación. EL DICCIONARIO DE LAS FOBIAS Aquí presentamos un diccionario que contiene una gran mayoría de fobias, de todo tipo, así como una breve reseña de sus síntomas. −− A −− Ablutofobia: Miedo al lavado o al baño. Acarofobia: Miedo a tener a la comezón o a los insectos que causan la comezón Acerofobia : Miedo a los ácidos. Acluofobia : Miedo a la oscuridad. Acusticofobia : Miedo al ruido. Acrofobia : Miedo a las alturas. Aerofobia : Miedo a las corrientes de aire o a tragar substancias aéreas nocivas. Aeroacrofobia : Miedo lugares altos y abiertos. Aeronausifobia : Miedo a vomitar secundario al mareo en avión. Agorafobia: Miedo a espacios abiertos o de estar en lugares atestado de públicos como mercados. Miedo a dejar un lugar seguro. Agrafobia : Miedo al abuso sexual. Agrizoofobia : Miedo a animales salvajes. Agirofobia: Miedo a calles o cruzando la calle. Aleurofobia: Miedo a gatos. Albuminurofobia: Miedo a enfermedades del riñón. Alectorofobia: Miedo a los pollos. Algiofobia: Miedo a dolor. Altofobia: Miedo a alturas. Amatofobia: Miedo a polvo. Ambulofobia: Miedo a la andadura.

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Amnesifobia: Miedo a amnesia. Amicofobia: Miedo a arañazos o a rascarse. Anablefobia: Miedo a buscar. Ancraofobia o Anemofobia: Miedo al viento. Androfobia: Miedo a hombres. Anemofobia: Miedo a corrientes de aire o al viento. Anginofobia: Miedo a la angina de pecho, a ahogarse o la estrechez. Anglofobia: Miedo a Inglaterra, cultura inglesa, etc., Angrofobia: Miedo a enfadarse. Antrofobia o Antofobia: Miedo a flores. Antropofobia: Miedo a las personas o a la sociedad. Antlofobia: Miedo a diluvios. Anuptofobia: Miedo a quedarse solo. Apeirofobia: Miedo a infinidad. Apifobia: Miedo a abejas. Apotemnofobia: Miedo a personas con amputaciones. Aracnefobia o Aracnofobia: Miedo a las arañas. Aritmofobia: Miedo a números. Arrenofobia: Miedo a hombres. Astenofobia: Miedo a desmayo o debilidad. Astrafobia o Astrapofobia: Miedo a trueno y relámpago. Astrofobia: Miedo a estrellas y/o al firmamento. Asimetrofobia: Miedo a cosas asimétricas. Ataxiofobia: Miedo a ataxia (no hay coordinación muscular) Ataxofobia: Miedo a desorden o desorden. Atelofobia: Miedo a imperfección.

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Atefobia: Miedo a las ruinas. Atazagorafobia: Miedo al olvido de sí mismo o ignorarse u olvidarse. Atomosofobia: Miedo a explosiones atómicas. Aulofobia: Miedo a flautas. Aurofobia: Miedo a oro. Aurorafobia: Miedo a luces Norteñas. Autodisomofobia: Miedo a tener mal olor. Automatonofobia: Miedo a los maniquíes de ventrílocuo, a criaturas con animación electrónica y/o a estatuas de cera. Automisofobia: Miedo a ser sucio. Autofobia: Miedo a estar solo o consigo mismo. Aviofobia o Aviatofobia: Miedo a vuelo. −− B −− Bacilofobia: Miedo a microbios. Bacteriofobia: Miedo a bacterias. Balistofobia: Miedo a misiles o a las balas. Bolchefobia: Miedo a los bolcheviques. Barofobia: Miedo a gravedad. Basofobia o Basifobia: Incapacidad para estar de pie, miedo a caminar o caerse. Batofobia: Miedo a la profundidad. Batonofobia: Miedo a las plantas. Batofobia: Miedo a alturas o estando cerca de los edificios altos. Batraciofobia: Miedo a anfibios, como las ranas, los tritones, las salamandras, etc., Belonefobia: Miedo a los alfileres y a las agujas. Bibliofobia: Miedo a los libros. Bogifobia: Miedo a los bogies o al coco. Bromidrosifobia o Bromidrofobia: Miedo a los olores del cuerpo. 59

Brontofobia: Miedo a los truenos y relámpagos. Bufonofobia: Miedo a los sapos. −− C −− Cacofobia: Miedo a la fealdad. Cainofobia o Cainotofobia: Miedo a lo novedoso. Caliginefobia: Miedo a las mujeres atractivas. Cancerofobia: Miedo a al cáncer. Carcinofobia: Miedo al cáncer. Cardiofobia: Miedo al corazón. Carnofobia: Miedo a carne. Catagelofobia: Miedo a ser ridiculizado. Catapedafobia: Miedo a saltar de los lugares altos y bajos. Catisofobia: Miedo a estar sentado. Catoptrofobia: Miedo a los espejos. Cenofobia o Centofobia: Miedo a cosas o ideas nuevas. Ceraunofobia: Miedo a trueno. Caetofobia: Miedo al pelo. Cionofobia: Miedo a nieve. Ciraptofobia: Miedo a ser emocionado. Colerofobia: Miedo a enojo o Miedo a cólera. Corofobia: Miedo a la danza. Crometofobia o Crematofobia: Miedo al dinero. Cromofobia o Cromatofobia: Miedo a los colores. Cronofobia: Miedo a tiempo. Cronometrofobia: Miedo a los relojes. Cibofobia o Sitofobia o Sitiofobia: Miedo a la comida.

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Claustrofobia: Miedo a espacios confinados. Cleitrofobia o Cleisiofobia: Miedo a estar encerrado con llave. Cleptofobia: Miedo a hurto. Climacofobia: Miedo a subir escalones, o a caer a un piso inferior. Clinofobia: Miedo a ir a la cama. Cnidofobia: Miedo a los cordones. Cometofobia: Miedo a las cometas. Coimetrofobia: Miedo a los cementerios. Coitofobia: Miedo al coito. Contreltofobia: Miedo al abuso sexual. Coprastasofobia: Miedo al estreñimiento. Coprofobia: Miedo al excremento. Coulrofobia: Miedo a los payasos. Contrafobia: La preferencia por un fóbico para las situaciones temerosas. Cremnofobia: Miedo a precipicios. Criofobia: Miedo a frío extremo, hielo o escarcha. Cristalofobia: Miedo a cristales o vidrio. Ciberfobia: Miedo a las computadoras o a trabajar con una computadora. Ciclofobia: Miedo a bicicletas. Cimofobia: Miedo a las olas o a los movimientos ondulares. Cinofobia: Miedo a perros o a la rabias. Cipridofobia, Ciprifobia, Ciprianofobia, o Ciprinofobia: Miedo a las prostitutas o las enfermedades venéreas. −− D −− Decidofobia: Miedo a decisiones de fabricación. Defecaloesiofobia: Miedo a movimientos de los intestinos dolorosos. Deipnofobia: Miedo a cenar y a las conversaciones durante la cena.

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Dementofobia: Miedo a la locura. Demonofobia: Miedo a los demonios. Demofobia: Miedo a las muchedumbres (Agorafobia) Dendrofobia: Miedo a los árboles. Dentofobia: Miedo a los dentistas. Dermatofobia: Miedo a lesiones superficiales de la piel. Dermatosiofobia o Dermatofobia o Dermatopatofobia: Miedo a las enfermedades de la piel. Dextrofobia: Miedo a los objetos ubicados al lado derecho del cuerpo. Diabetofobia: Miedo a la diabetes. Diquefobia: Miedo a la justicia. Dinofobia: Miedo al vértigo. Diplofobia: Miedo a la visión doble. Dipsofobia: Miedo a beber. Dishabiliofobia: Miedo a desnudarse delante de alguien. Domatofobia o Oicofobia: Miedo a las casas o estar en una casa. Dorafobia: Miedo a la piel o las pieles de animales. Dromofobia: Miedo al cruce de calles (intersecciones urbanas). Dutchfobia: Miedo al holandés. Dismorfofobia: Miedo a deformidad. −− E −− Ecclesiofobia: Miedo a la iglesia. Ecofobia: Miedo a la casa. Eicofobia o Oikofobia: Miedo a los ambientes caseros. Eisoptrofobia: Miedo a espejos o de verse a sí mismo en un espejo. Electrofobia: Miedo a electricidad. Eleuterofobia: Miedo a libertad.

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Elurofobia: Miedo a gatos (Aleurofobia) Emetofobia: Miedo a vomitar. Enetofobia: Miedo a alfileres. Enoclofobia: Miedo a las muchedumbres. Enosiofobia o Enissofobia: Miedo a haber cometido un pecado imperdonable. Entomofobia: Miedo a los insectos. Eosofobia: Miedo al alba o a la luz del día. Epistemofobia: Miedo al conocimiento. Equinofobia: Miedo a los caballos. Eremofobia: Miedo a estar consigo mismo o a la soledad. Ereutrofobia: Miedo al rubor. Ergasiofobia: Miedo al cirujano en operación (Miedo al trabajo o al funcionamiento). Ergofobia: Miedo al trabajo. Erotofobia: Miedo al sexo o a las preguntas sexuales. Eufobia: Miedo a oír buenas noticias. Eurotofobia: Miedo a los genitales femeninos. Eritrofobia, Eritofobia o Ereutofobia: Miedo a las luces rojas, a ruborizarse o al rojo. −− F −− Febrifobia, Fibrifobia o Fibriofobia: Miedo a la fiebre. Felinofobia: Miedo a gatos (Aleurofobia, Elurofobia, Galeofobia, Gatofobia) Francofobia: Miedo a Francia, o a la cultura francesa (Galofobia, Galiofobia) Frigofobia: Miedo al frío o a cosas frías. −− G −− Galeofobia o Gatofobia: Miedo a gatos. Galofobia o Galiofobia: Miedo Francia o a la cultura francesa. (Francofobia) Gamofobia: Miedo al matrimonio.

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Geliofobia: Miedo a la risa. Geniofobia Miedo a barbillas. Genofobia: Miedo al sexo. Genufobia: Miedo a las rodillas. Gepirofobia, Gepidrofobia, o Gepisrofobia: Miedo al cruce de puentes. Germanofobia: Miedo a Alemania, a la cultura alemana, etc., Gerascofobia: Miedo a envegecer. Gerontofobia: Miedo a personas viejas o al envegecimiento. Geumafobia o Geumofobia: Miedo al sabor. Glosofobia: Miedo a hablar en público o de intentar hablar. Gnosofobia: Miedo al conocimiento. Grafofobia: Miedo a la escritura o las letras. Gimnofobia: Miedo a desnudez. Ginefobia o Ginofobia: Miedo a las mujeres. −− H −− Hadefobia: Miedo al infierno. Hagiofobia: Miedo a los santos o a las cosas santas. Hamartofobia: Miedo a pecar. Hafectofobia o Haptefobia: Miedo a emocionarse. Harpaxofobia: Miedo a ser victima de robó. Hedonofobia: Miedo a sentir placer. Heliofobia: Miedo al sol. Helenologofobia: Miedo a términos griegos o a la terminología científica compleja. Helmintofobia: Miedo a ser infectado por gusanos. Hemofobia o Hemafobia o Hematofobia: Miedo a la sangre. Heresifobia o Hereiofobia: Miedo a desafiar la doctrina oficial o a una desviación radical.

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Herpetofobia: Miedo a reptiles o a cosas que producen escalofrío, cosas terroríficas. Heterofobia: Miedo al sexo opuesto (Sexofobia) Hierofobia: Miedo a sacerdotes o las cosas sagradas. Hipofobia: Miedo a caballos. Hipopotomonstrosesquipedaliofobia: Miedo a las palabras largas. Hobofobia: Miedo a los vagos o a los mendigos. Hormefobia: Miedo a asustarse. Homiclofobia: Miedo a niebla. Homilofobia: Miedo a los sermones. Hominofobia: Miedo a hombres. Homofobia: Miedo a la igualdad, la monotonía o a la homosexualidad o a volverse homosexual. Hoplofobia: Miedo a las armas de fuego. Hidrargiofobia: Miedo a las medicinas mercuriales. Hidrofobia: Miedo al agua o a la rabia. Hidrofobofobia: Miedo a rabias. Hielofobia o Hialofobia: Miedo a vidrio. Higrofobia: Miedo a líquidos, humedad, o humedad. Hilefobia: Miedo al materialismo Hilofobia: Miedo a bosques. Hipengiofobia o Hipegiafobia: Miedo a la responsabilidad. Hipnofobia: Miedo al sueño o a ser hipnotizado. Hipsifobia: Miedo a la altura. I Iatrofobia: Miedo a ir al médico o a los médicos. Ictiofobia: Miedo a los peces. Ideofobia: Miedo a las ideas.

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Ilingofobia: Miedo al veritgo o a sentir vertigo al mirar hacia abajo. Iofobia: Miedo a veneno. Insectofobia: Miedo a los insectos. Isolofobia: Miedo a la soledad, a estar solo. Isopterofobia: Miedo a las termitas o a insectos que comen madera. Itifalofobia: Miedo a verse o pensando sobre la erección peneal. −− J −− Japanofobia: Miedo a japonés. Judeofobia: Miedo a judíos. −− K −− Kainolofobia: Miedo a lo novedoso. Kainofobia: Miedo a algo nuevo, a la novedad. Kakorrafiofobia: Miedo al fracaso o a la derrota. Katagelofobia: Miedo al ridículo. Kenofobia: Miedo a los espacios vacíos. Keraunofobia: Miedo a truenos y relámpagos. Kinetofobia o Kinesofobia: Miedo al movimiento. Kleptofobia: Miedo al hurto. Koinonifobia: Miedo a los cuartos. Kolpofobia: Miedo a los genitales, particularmente a los femeninos. Kopofobia: Miedo a la fatiga. Koniofobia: Miedo al polvo (Amatofobia) Kosmikofobia: Miedo a un fenómeno cósmico. Kimofobia: Miedo a las olas. Kinofobia: Miedo a la rabia. Kifofobia: Miedo a inclinarse.

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−− L −− Lacanofobia: Miedo a verduras. Laliofobia o Lalofobia: Miedo a hablar. Leprofobia o Leprafobia: Miedo a lepra. Leukofobia: Miedo al color blanco. Levofobia: Miedo a cosas ubicadas al lado izquierdo del cuerpo. Ligirofobia: Miedo a ruidos fuertes. Lilapsofobia: Miedo a los tornados y a los huracanes. Limnofobia: Miedo a los lagos. Linonofobia: Miedo a los cordones. Liticafobia: Miedo a los pleitos. Logizomecanofobia: Miedo a las computadoras. Logofobia: Miedo a las palabras. Lutrofobia: Miedo a las nutrias. Ligiofobia: Miedo a la oscuridad. Lisofobia: Miedo a la rabia o de ponerse enfadado.

CONCLUSIÓN Se aplicaron encuestas a 50 personas (25 del sexo femenino y 25 del sexo masculino) pertenecientes al grupo 436 del Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Oriente conteniendo diez preguntas básicas correspondientes al tema de las emociones. Las preguntas pretendían observar la manifestación en los encuestados de las siguientes fobias: • La agorafobia (miedo a los espacios abiertos) • La claustrofobia (miedo a los lugares cerrados) • La xenofobia (miedo al contacto con las personas) • La acrofobia (miedo a las alturas) Las conclusiones obtenidas mediante las respuestas fueron: 1.− ¿Crees que las emociones te pueden causar problemas psicológicos? 67

El 52 % de las mujeres respondió que a veces, el 44 % que sí y el 8% restante que no. El 35% de los hombres respondió que a veces, el 50 % que si y el 15% restante que no. 2.− ¿Sufres cambios de humar constantemente? El 44 % de las mujeres respondió que a veces, el 52 % que sí y el 3 % restante que no. El 71 % de los hombres respondió que a veces. El 22% que sí y el 7% restante que no. 3.− ¿Has sufrido alguna crisis nerviosa? El 64 % de las mujeres respondió que sí, el 36 % restante que no. El 71 % de los hombres respondió que si, el 29 % restante que no. 4.−¿ Sufres de vértigo en las alturas? El 52% de las mujeres respondió que sí, el 48 % restante que no. El 64% de las mujeres respondió que si, el 36 % restante que no. 5.− Si te encuentras en lugares muy altos sientes algunos de estos síntomas: Sientes que te falta el aire Sientes un miedo irracional Te pones nervioso o muy angustiado Sudas en exceso El 16 % de las mujeres indico tener mas de 2 de estos síntomas, el 84 % restante solo 1. El 52 % de los hombres indico tener mas de 2 de estos síntomas, el 48 % restante solo 1. 6.− Te da miedo o nervios muy intensos el estar en publico

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El 72 % de las mujeres respondió que sí, el 28 % restante que no. El 92 % de los hombres respondió que si, el 8 % restante que no. 7.− Si estas en un lugar muy grande y abierto: Sientes que te observan Te da miedo Te sientes inseguro Te desesperas fácilmente El 99 % de las mujeres manifestó no tener ninguno de estos síntomas, solo 1% respondió tener por lo menos 1. El 97 % de los hombres manifestó no tener ninguno de estos síntomas, solo 3% respondieron tener por lo menos 1. 8.− Si estas en lugares cerrados o pequeños: Sientes que te asfixias Te da mucho miedo Te pones histérico Sudas en exceso El 2 % manifestó tener por lo menos 2 de estos síntomas, el 98 % 1 o ninguno de estos síntomas. El 4 % manifestó tener por lo menos 2 de estos síntomas, el 96 % 1 o ninguno de estos síntomas. 9.− Si estas en un ascensor: Te desesperas Te agobia que este muy pequeño No puedo subirme Si hay mucha gente, te dan nervios o sientes que no hay espacio El 7 % de las mujeres manifestó tener mas de 2 de estos síntomas, el

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93 % 1 o ninguno de estos síntomas. El 2 % de los hombres manifestó tener mas de 2 de estos síntomas, el 98 % 1 o ninguno de estos síntomas. 10.− ¿Has necesitado asistir con un psicólogo? El 8 % de las mujeres respondió que solo cuando era pequeña. El 4 % de las mujeres respondió que asiste regularmente a uno. El 40 % de las mujeres respondio que nunca lo ha necesitado. El 48 % de las mujeres respondió que siente deseos de ir, aunque nunca haya asistido. El 14 % de los hombres respondió que solo cuando era pequeña. Ningún hombre respondió que asiste regularmente a uno. El 42 % de los hombres respondió que nunca lo ha necesitado. El 44 % de los hombres respondió que siente deseos de ir, aunque nunca haya asistido. Notas y referencias bibliográficas de FOBIA # Publicado en revista Seminario Lacaniano, n º 9−10, Bs. As., 1998. 1. S.Freud, Análisis de la fobia de un niño de cinco años (el pequeño Hans), A.E., X, 95. J.Lacan, La significación del falo, en Escritos 2, Siglo XXI, Bs. As., 1985, pág. 673. J.Lacan, El Seminario, libro VI, "El deseo y su interpretación", lección del 10−VI−59, inédito. J.Lacan, El Seminario, libro XVI, "De un Otro al otro", lección del 7−V−69, inédito. Idem. S.Freud, Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, A.E, XI, 137; Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica, A.E., XVII, 161. J.Lacan, El Seminario, libro X, "La angustia", lección del 3−VII−63, inédito. Hemos tomado la pregunta que cierra el capítulo IX de Inhibición, síntoma y angustia, en relación a la diferencia, en la fobia y en las otras neurosis, entre estructura y fantasma. Ver también J.Kuffer, Fobia ¿síntoma? y transferencia, en revista Seminario Lacaniano, nº 8, Factoría Sur, Bs. As., 1997, págs. 31−3. Para "el reino de la sustitución" ver: S.Freud, Obsesiones y fobias, A.E., III, 75. Para representación 70

inconciliable ver: J.C.Cosentino Lo real en Freud: sueño, síntoma, transferencia, Manantial, Bs.As., 1992, pp. 12−8. S. Freud, La herencia y la etiología de las neurosis, A E., III, 154 En Obsesiones y fobias el mecanismo de la sustitución las diferencia. En las fobias de la neurosis de angustia no se revela, vía análisis, una idea inconciliable, sustituida. Nunca se encuentra otra cosa que la angustia que no proviene de una representación reprimida. El enlace del afecto liberado, constituida la fobia, es secundario. En cambio, el monto de afecto las acerca. En la neurosis obsesiva "el estado emotivo se eterniza", vale decir, permanece idéntico, anticipando en dicha neurosis un modo particular de regulación del goce. Con el Manuscrito K hay lugar para interrogar lo eternizado en la neurosis fóbica, "una cantidad proveniente de la vida sexual", y con ello la posición del sujeto no sin angustia ante la satisfacción. S.Freud, Obsesiones y fobias, ob.cit, 75. Idem. S.Freud, A propósito de las críticas a la "neurosis de angustia", A.E., III, 133. S.Freud, Las neuropsicosis de defensa, A.E., III, 58, llam. 26. S.Freud, Obsesiones, ob.cit., 81. S.Freud, Las neuropsicosis, ob.cit., 58, llam. 26. S.Freud, Obsesiones, ob.cit., 81. En este punto retomamos lo sostenido en el cap. 2. S.Freud, Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de "neurosis de angustia", A.E., III, 111. Esta interpretación es nuestra. Hemos desplazado el acento del doble peligro exterior castración−objeto fobígeno del capítulo VII de Inhibición, síntoma y angustia, proponiendo la conexión castración−perturbación económica del capítulo VIII. Así es posible ubicar esa cantidad que lo embaraza: lo que ha perdido al producirse como sujeto. S.Freud, Fragmentos de la correspondencia con Fliess: Manuscrito K, A.E., I, 262. S.Freud, Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa, ob.cit, 171. S.Freud, Lo inconsciente, A.E., XIV, 179−80. La Bejahung como intersección de lo simbólico y de lo real inmediato en la Respuesta a Hyppolite, afirma un goce como imposible y produce como resto el "objeto indecible". Dicha intersección se mediatiza en el fantasma por lo que quedo excluido en el tiempo primero de la simbolización. El sujeto fijado a su fantasma como "Verneinung primitiva", como "negación del juicio atributivo" supone la renegación de la Bejahung. J.Lacan, La significación del falo, ob.cit, pág. 673. J.C.Cosentino, La irreversibilidad de la angustia, en revista Seminario Lacaniano, nº 7, Factoría Sur, Bs. As., 1996, pág. 60. J.Lacan, El Seminario, libro 4, La relación de objeto, Paidós, Bs.As., 1994, pág. 382. 71

Idem (cáp. XIV, 20−III−57), págs. 246−7. J.Lacan, Le Séminaire, livre VIII, Le transfert (cáp. XVIII), Seuil, París, 1991, págs. 305−6, y "Le transfert dans tous ses errata" (26−IV−61), E.P.E.L., París, 1991. S.Freud, Inhibición, síntoma y angustia, A.E., XX, 156−7. J.Lacan, "La angustia", ob.cit, 5−XII−62. S.Freud, Inhibición, síntoma y angustia, ob.cit, 157. J.Lacan, "La angustia", ob.cit, 12−XII−62. J.Lacan, Le transfert (cáp. XVIII), ob.cit., pág. 306 y "ses errata". J.Lacan, "La angustia", ob.cit, 30−I−63. J.Lacan, Le transfert (cáp. XXV), ob.cit., pág.425−6, y "ses errata" (14−VI−61). S.Freud, 25ª conferencia. La angustia, A.E., XVI, 369. Idem, 369−73. Ver J.C.Cosentino, "4. El peligro externo: angustia, miedo, terror", en Angustia, fobia, despertar, Eudeba, Bs. As., 1998, pag. 45. S.Freud, La angustia, ob.cit, 374. Para Hans ver: J.C.Cosentino, La irreversibilidad de la angustia, ob.cit, pág. 61−2. J.Lacan, Le transfert (cáp. XXVII), ob.cit., pág.456−7, y "ses errata" (28−VI−61). J.Lacan, "De un Otro al otro", ob.cit, 14−V−69. J.Lacan, Intervención en "Discusión después de la exposición de M. Ritter", Lettres de l'Ecole Freudienne, N° 21, París, 1977, pág. 89. J.Lacan Le Séminaire, livre XXII, R.S.I., lección del 17−XII−74, Ornicar? 2, Le Graphe, París, 1975, págs. 104−5; "Conferencias y encuentros en las universidades norteamericanas", Scilicet 6/7, Seuil, París, 1976, págs. 22−3. J.Lacan, Télévision, Seuil, París, 1974, pág. 43. Ver J.C.Cosentino, "Del pequeño Hans a Herbert Graf", en Angustia, fobia, despertar, ob.cit. En su diferencia se puede observar otra "solución" a un déficit fantasmático. Referencias Bibliográficas de fobia especifica − Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4° edition (DSM−IV). American Psychiatric Association. American Psychiatric Press, 1994. − Kaplan and Sadock's Synopsis of Psychiatry, 8° edition. Lippincott Williams & Wilkins Press, 1997. − Treatments of Psychiatric Disorders, 2° edition. Gabbard and Atkinson. American Psychiatric Press, 1997. 72

Referencias bibliográficas generales • Kaplan, H., Sadock, B., Grebb, J.(1996): "Sinopsis de Psiquiatría, ciencias de la conducta". Psiquiatría clínica. 7° Edición. Buenos Aires. Editorial Médica Panamericana. • Pichot, P.(1995): "Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales". 4° Edición. Barcelona. Masson. • Suárez Richards, M.(1995): "Introducción a la Psiquiatría". Buenos Aires. Editorial Salerno. ♦ VIAMONTE, Manuel. Frustraciones (como afrontarse en la vida diaria). Edit. Trillas, 1991,1ra. Edicion. • RODRIGUEZ, Estrada Mauro. La sicología en ejemplos. Edit, Trillas, 1991, 1ra. Reimpresion.

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