«FORTUNA» DEL MITO DE TESEO: DEL RENACIMIENTO HASTA EL SIGLO XIX

«FORTUNA» DEL MITO DE TESEO: DEL RENACIMIENTO HASTA EL SIGLO XIX Entendamos como tal el devenir de la saga en la literatura universal. No se pretende,

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«FORTUNA» DEL MITO DE TESEO: DEL RENACIMIENTO HASTA EL SIGLO XIX Entendamos como tal el devenir de la saga en la literatura universal. No se pretende, desde luego, hacer aquí un análisis exhaustivo del mito en el uso que de él pueda hacer un concreto autor; en primer lugar porque para unos autores no tendría sentido el llevarlo a cabo prescindiendo del resto de su producción mitológica (cosa que requeriría abordar la cuestión desde otro punto de vista); y para otros carecería de sentido aislarlo de su propia concepción no sólo literaria sino también vital. Muchos serían los matices que podríamos tratar, matices que sin duda ocuparían por si solos estudios1que desbordarían increíblemente nuestro espacio y nuestras intenciones. Y nuestras intenciones no son sino ver cómo suena nuestra saga en unas lenguas que ya no son ni el griego ni el latín. Diversas son las formas de acometer esta empresa; y sugerente por su comodidad es seguir el método de Jane Davidson Reid;2 a saber: en una disposición alfabética de los personajes mitológicos, e incluso una división por temas en alguna de las entradas, realizar una exposición diacrónica de las obras artísticas en las que la figura se refleja. Valga decir que no nos acogemos a esta fórmula; primero porque acabaríamos antes remitiendo directamente allí, y segundo porque no lograríamos sino un listado insustancial. Nuestro planteamiento será el siguiente: tratar primero la «fortuna» del mito en la literatura universal desde la aparición de las literaturas nacionales para detenernos antes de llegar a las obras contemporáneas, en las que el trata-

Por poner unos cuantos ejemplos: L. Candotti, Fedra rielle tragedie di Euripide, Trieste, 1914; P. Nicolai, Der Ariadrre-Stoff Ni der E~irwicklu~igsgescliiclite Ni der deirtscliei~Oper (Tesis), Rostock, 1919; E. Meinschad, Die Ariadriesage NI der Literatur des 18.Jahrltirrtderts (Tesis), Viena, 1941; M. Lejeune, La ligeride rl'Ariaiie (Tesis), Lieja, 1950... Cf. Tlte Oxford Cuide lo Classical Mythology irz tlie Arts, 1300-1990s, N.Y.-Oxford, 1993. E.sttrdios Clásicos 1 1 5 , 1999

miento del mito por parte de los autores cobra unas dimensiones especiales merecedoras de un estudio aparte. Por lo tanto, limitándonos a unas coordenadas temporales bastante precisas, intentaremos no sólo remarcar las variantes que detectemos en el devenir del mito sino subrayar también las nuevas connotaciones que adquieran los elementos y personajes que lo constituyen. 1. En la literatura universal Ya en los albores de las literaturas nacionales tienen su eco los personajes más insignes de la saga deTeseo. Saga que nos ofrece episodios acaecidos aquí y allá; en el Atica, donde Teseo acaba con los bandidos que sembraban el terror en sus costas; en Creta, hasta donde se llega Teseo para matar al Minotauro en su laberinto y así librar a Atenas del gravoso tributo de jóvenes que Minos les había impuesto; Creta, de donde parte con Ariadna, su gran benefactora, para abandonarla en una isla. El Hades, a donde llega acompañando a Pirítoo para raptar a la mismísima Perséfona, del mismo modo que anteriormente Pirítoo había ayudado a Teseo a raptar a la bellísima Helena, la cual aún habría de sufrir otro rapto más famoso. El país de las Amazonas, donde rapta a Hipólita. Trecén, donde el hijo de la amazona, Hipólito, alcanzaría funesta muerte por las imprecaciones de su padre, abatido y confundido por el suicidio de Fedra,... Episodios todos bien conocidos entre otras cosas porque grandes poetas de la Antigüedad, cuales Eurípides, Ovidio o Catulo, los estimaron dignos de ser recordados para siempre. Estimación ésta que no caería en el olvido y, como ya dijimos, desde bien temprano, volvieron a aparecer estas aventuras en las literaturas nacionales. En efecto, Dante dedica algunos de los versos de su Commedia a los integrantes del episodio cretense. Esto ocurre en el recinto primero del séptimo círculo del Infierno, allí donde queman sus corazones los violentos contra el prójimo: el Minotauro sale al paso de Dante y Virgilio, y este último, burlándose de él, logra enfurecerlo: e'n su la punta de la rotta lacca l'infamia di Creti era distesa che fu concetta en la falsa vacca; e quando vide noi, sé stesso morse, sí come quei cui l'ira dentro fiacca. Lo savio mio inver'lui gridd: "Forse

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tu credi che qui sia '1 duca d'Atene, che sú nel mondo la morte ti porse? Partiti, bestia, ché questi non vene ammaestrato da la tua sorella, Ma vassi per veder le vostre pene" (InJ: XII 11-21)

Como vemos, Dante nos relata la concepción del monstruo mediante el artificio de la falsa vaca, dato que nos vuelve a recordar en Purg. XXVI 86-87. Dante sigue a Ovidio pero interpreta el mito a su manera toda vez que para él el híbrido tiene testa humana y cuerpo de toro al modo de los Centauros. Tanto el Minotauro como estos otros Mdos guardan este recinto y el siguiente, y simbolizan la razón humana sometida a los imperativos de la pasión animal. Se alude también a la ayuda que Ariadna prestó a Teseo, un Teseo que, por otra parte, viene proclamado como duque de Atenas: Dante usa anacrónicamente el término de su época, aquí y en otras ocasiones (p.e. acartaginesi»= «arabi») pero es que también debemos recordar que por entonces Atenas llevaba siendo ducado desde que los cruzados se hicieron con el poder en el Imperio Bizantino (1204) y establecieron allí un «ducado franco». La expresión de Dante debió hacer fortuna si remontamos a este pasaje esa misma denominación en Chaucer, Shakespeare o Lope de Vega (The Knight S Tale, A Midsummer Night S Dream y El Laberinto de Creta respectivamente). No es la única vez que Teseo aparece en el Infierno, pues también lo tenemos en InJ: IX 54, aludiendo a la bajada de Teseo con Pirítoo a perturbar el reino de Hades; las Furias lamentan no haberlo matado (señal de que se acoge a la versión en la que se escapa) para escarmentar a todos los que osan, como Dante, bajar vivos al Infierno: mal non vengiammo in Teseo I'assalto.

Por último, en Purg.XXIV 123 se alude a la batalla entre Lápitas y Centauros basándose por completo en Ovid., Met. XII 210-535: Teseo combatter co'doppi petti.'

Teseo no llegó a pisar el Paraiso, y aunque el resto de los personajes tampoco, sí se menciona la catasterización de la corona de Ariadna en Par. XIII 14. La presencia de Minos es más notable ya que ostenta un cargo en el Infierno como juez del Averno (Inf. V 1-24; cf. Virg. Aen. VI

432-433). También encontramos a Minos en Inf. XIII 96; XX 36; XXVII 124; XIX 120; y Purg. 1 77. También el paisano de Dante, Boccaccio, compone hacia 1340-42 la obra que, sobre Teseo, no nos quisieron legas los

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