FRANCISCO DE GOYA, LA NEVADA O EL INVIERNO, por Alfredo Pastor Ugena

FRANCISCO DE GOYA, LA NEVADA O EL INVIERNO, por Alfredo Pastor Ugena Boceto de cartón para tapiz, La Nevada. Este boceto fue realizado por Goya en 17

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FRANCISCO DE GOYA, LA NEVADA O EL INVIERNO, por Alfredo Pastor Ugena

Boceto de cartón para tapiz, La Nevada. Este boceto fue realizado por Goya en 1786, con el objetivo de mostrarlo al rey para su aprobación. Un documento certifica que el artista solicitó el pago de un coche que le llevó al Palacio de San Lorenzo de El Escorial precisamente para ello. La obra fue adquirida por el IX Duque de Osuna en 1799 En esta colección aparece con el nombre de El Invierno. Se puso a l venta por obligación de la comisión ejecutiva de comisionistas en

1896 cuando una quiebra de la casa ducal les obligó, y por valor de 2.000 pesetas lo compró la colección de Demotte de París. De los bocetos que compones esta serie de las cuatro estaciones éste es el de ejecución más ligera y abreviada.

Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) no sólo ha sido considerado el más notable pintor de su época y el artista que mejor supo explorar todas las posibilidades abiertas por la evolución estilística del siglo, sino que, sobre todo, es quizás el creador que con mayor precisión dio testimonio, a través de sus pinceles, de los sentimientos que van desde el espíritu optimista del reformismo ilustrado hasta el desengaño generado por el fracaso de las esperanzas puestas en el progreso pacífico de la humanidad, que debía materializarse gracias al imperio de la razón y la filantropía. Sus primeros trabajos importantes son los que llevó a cabo a partir de 1775 para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara en Madrid, que

le contrató para dibujar los cartones que habían de servir de modelos a los artesanos de esta manufactura. En estos cartones, Goya reveló sus dotes para desarrollar una pintura costumbrista y popular llena de gracia y frescura, muy dentro de una estética próxima al rococó en la que se vehicula la vida apacible y esperanzada de un momento marcado por los benéficos efectos de la buena coyuntura económica y por la ilusión que despiertan los avances del movimiento reformista. A caballo entre dos siglos, Goya fue un pintor tan profuso y original que bien puede afirmarse que no sólo cierra con broche de oro el elegante arte dieciochesco, sino que anticipa la libertad creativa que adoptarían los creadores románticos y anuncia las innovaciones formales del impresionismo y del expresionismo, a la vez que remite por su versatilidad a los grandes maestros de la pintura, como Velázquez y Rembrandt.

La Nevada, pertenece a la serie “Los Cartones”. Un conjunto de obras pintadas por Francisco de Goya entre 1775 y 1792 para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Si bien no son los únicos cartones para tapices que se hicieron en la Real Fábrica (otros pintores de esta factoría fueron Mariano Salvador Maella, Antonio Velázquez,

González José

Camarón y José del Castillo), sí son los más conocidos y a los que la historia del arte ha otorgado el apelativo «cartones para tapices» por antonomasia. En su mayoría representan temas bucólicos, cinegéticos, rurales y populares. Se ceñían estrictamente al gusto del rey Carlos III y de los

príncipes Carlos de Borbón y María Luisa de Parma, y eran supervisados por otros artistas de la factoría como Maella y los Bayeu.

El rococó plasmó, de modo elegante y amable, la gracia dieciochesca de la primera mitad del siglo. Goya rasgó, definitivamente, esa amabilidad, como se pone abiertamente de manifiesto en sus retratos, veraces y en ocasiones despiadados, ricos en color y de luces difuminadas, donde los tejidos adquieren magnificencias y luminosidades increíbles y donde los personajes aparecen en su realidad más viva, cruda e inimaginable. Por su visión temática y por la técnica que emplea (pincelada rápida, color denso unas veces, y muy escaso otras, formando manchas de gran frescura y valentía) es uno de los artistas que más ha influido en el arte moderno. La fascinación de Goya por las distintas manifestaciones de la cultura popular es el precedente de una

forma de realismo social que se reveló muy fecunda durante los siglos XIX y XX. El tono satírico y la voluntad documental de muchos de sus grabados reaparecen en las obras que realizó, a mediados del siglo XIX, Honoré Daumier: este artista francés heredó de Goya tanto la fortaleza del dibujo (que, a menudo, rayaba lo caricaturesco) como el compromiso social. La visión trágica y tenebrosa de la condición humana plasmada en las llamadas “Pinturas negras”,la pincelada gestual, que Goya utilizó para expresar estados emocionales, el interés por las imágenes del subconsciente y por los aspectos oscuros de la existencia, evidente en algunas obras de este pintor, prefiguró los movimientos artísticos modernos que otorgaron gran importancia a la actividad psíquica irracional. Así, pues, tendencias creativas como el simbolismo o el surrealismo, que centraron su interés en los procesos mentales en los que la razón ya no ejerce control, tuvieron su precedente en las obras del pintor

español. La nevada o El invierno es un cuadro de Francisco de Goya, pintado en 1786 conservado en el Museo del Prado , que forma parte de la serie de cartones para tapices que representaban las estaciones y que irían destinados al comedor del Príncipe de Asturias, del palacio de El Pardo en Madrid. Se trata de una serie dedicada a las cuatro estaciones. Lo original de Goya en el caso de esta pintura está en el tema, en la manera de interpretar y desarrollar con los pinceles lo que es un invierno crudo. Es la primera vez en la historia de la pintura que se representa dicha estación de manera realista, sin romanticismos, con un ambiente frío, desapacible y triste, donde los protagonistas son unos personajes que sufren la rudeza del viento y la nieve. Tras ellos aparece un burro que transporta un cerdo abierto en canal, mostrando la matanza típica en España en

esas fechas. La tradición habla del intento de entrar el cerdo en Madrid sin pagar el impuesto de consumos, lo que provoca la detención de los tres hombres por parte de los guardias. Es una escena costumbrista Todos los personajes de la escena tienen frío, los tres hombres del burro, los guardias y hasta el perro que esconde el rabo entre las patas. Con la ayuda del color blanco Goya consigue transmitir el frío de la nieve y la ventisca, contrastando con los tonos oscuros de su alrededor. Otro elemento importante en la escena es el viento que mueve los árboles desprovistos ya de sus hojas, al mismo tiempo que lanza copos de nieve al rostro de los hombres. El Invierno se describe, dejando a un lado la tradición mitológica, como un paisaje contemporáneo invernal, donde, además, una fuerte ventisca dificulta la marcha de los protagonistas. Tres hombres, a la derecha, dos vestidos genéricamente con

ropas humildes de la zona castellana, y otro, al fondo, con un atuendo de valenciano, marchan resguardados bajo mantas de paño. Un perro, en primer término, se detiene temeroso, con el rabo entre la patas, ante el encuentro de sus amos con los dos personajes vestidos con casacas y abrigos de mejor calidad, como de mayordomos de una casa rica. Uno de ellos, al frente, va armado con una escopeta, mientras el otro tira de la mula cargada con un cerdo, abierto ya en canal. Trazos de carbón, debidos seguramente a la intervención de los oficiales de la tapicería, subrayan algunos elementos, como es el perfil de la montaña y algunas ramas de los árboles, haciéndolos más visibles, seguramente para facilitar el traspaso de la escena a tapiz tejido. En La Nevada, Goya ha querido transmitir los rigores del invierno a través del fuerte viento y de la nieve, que son grandes protagonistas del cuadro, dando una perfecta sensación ambiental,

provocando que el espectador sienta frío al contemplar la escena. Goya capta perfectamente la sensación del gélido viento que mueve los árboles sin hojas y lanza la nieve al rostro de las figuras.

Detalle

El pintor ha escogido para la escena a personajes más desfavorecidos socialmente para representar los sufrimientos del invierno. Tras ellos aparece un burro que transporta un cerdo abierto en canal, mostrando la matanza típica en España en esas fechas. La tradición habla del intento de entrar el cerdo en Madrid sin pagar el impuesto de consumos, lo que provoca la detención de los tres hombres por parte de los guardias. Los fríos del

invierno no eximen a nadie, ni al perro que esconde el rabo entre las piernas. El colorido blanco se adueña de la estampa, intensificando los tonos más oscuros de su alrededor. Sin duda, es una obra maestra y novedosa entre sus contemporáneos. REVISTA 52

LA POESÍA DE RAMIRO LAGOS Ramiro Lagos, escritor, poeta y viajero eterno colombiano, nacido en 1922. Autor de 26 libros de poesía, ensayo y textos antológicos. Entre sus obras poéticas se desatacan la siguientes: Testimonio de las horas grises, Cantos de la epopeya de América, Cantar de otros cantares, Frutología de Eros, poesía y pintura y Rimado del Cristo Roto. De sus obras ensayísticas sobresalen: Ensayos

surgentes e insurgentes, Vanguardia de Pluma errante. Las antológias mas conocidas internacionalmente son: Mester de Rebeldía de la Poesía Hispanoamericana, Voces Femeninas del Mundo Hispánico y Poetas sin fronteras. Ha sido profesor de la Universidad de Notre Dame, Indiana, y de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro. Actualmente se le distingue como Profesor emeritus de esta Universidad. Datos biobliograficos mas completos se emplian en el libro de la escritoras chilena Alicia Galaz-Vivar Welden, titulado Ramiro Lagos, voz épica de America-sagas biográficas de su poesía, Editorial Sic, Bucaramanga, Colombia,2007. MESONES BOHEMIOS DE MADRID

Qué gozada de alborozo es recorrer los mesones, copa a copa entre canciones,

al ritmo del piano airoso, sintiendo las vibraciones del espíritu latino con sus aires de arrebato, un corrido, un vallenato y el pasodoble del vino. Ni Mesoneros Romanos, disfrutó de tanta farra, ni le pulsó a la guitarra su cuerda clave, ni manos, puso al ritmo de los pianos, ni retocó lo que narra del viejo Madrid de gloria, donde el vino se relaja. y danza allí con la maja para brindarnos su euforia.

\ En el mesón de Las rejas, he dejado mi cumplido, allí el corazón dolido, peló la pava con quejas, olvidando las consejas del desamor, y ha surgido mi corazón renovado, y aunque entre rejas me siento, con el mismo sentimiento, vuelvo a estar enamorado. La Plaza Mayor famosa Con Arco de Cuchilleros, mira a típicos linderos del mesón donde se emboza quien raptó a la rica moza

como romántico Eros, y raptada no se escapa del amor más encendido por Luis Candelas, bandido que esconde el fuego en su capa. De los mesones en lista, el de El champiñón con ajos, sazona salsa y relajos al sorprendido turista, mientras cantando el pianista, aumenta los desparpajos del vino en tono, y la gente degusta los champiñones entre salsa de canciones que dan sabor al ambiente. El Mesón de la guitarra

es mesón de amaneceres, donde festivas mujeres animan la alegre farra con alboroto en la barra, estimulando quereres del tuno que canta y toca, mientras la maja de encanto festina su risa y canto con un clavel de su boca. El mesón de la tortilla, pone en los huevos su fama y su entusiasmo derrama con esa yema amarilla de cremosa maravilla. Allí al trovador se aclama por su entusiasmo de ola

musical, y la alegría de ese mesón con sangría es la tortilla española. El mesón Los boquerones, no deja cena en espera, sin que una boca cualquiera, sacie allí sus emociones con tapas, tinto y raciones de música tabernera con gusto, y a mí me toca cantar del mesón mentado que su boquerón dorado nos deja abierta la boca. En La Bohemia do paro los nocturnos de mi vida, restañando toda herida,

hallé el ángel del ocaso, para llevarlo del brazo con mi soledad sentida el ángel también me premia con cantares en diluvio bajo el musical efluvio que yo siento en mi bohemia. En el Mesón de la cava no me sorprende la noche musical sin el reproche de mi edad, que nunca acaba de amanecer donde estaba, poniendo al alba su broche de rocíos matinales como las perlas del día que vuelcan su poesía

sobre rosas musicales. En el mesón Barba Roja, flamenca se hace la calle, y coja por donde coja, el bohemio el labio moja con un vino donde se halle, donde lo anime algún talle: en El Cuchi, con la guapa o en El Botín cuesta abajo, donde amanece el relajo musical de vino y tapa.

Apostilla: Los mesones son tradicionalmente tabernas musicales del viejo Madrid, en la Cava Baja, calle de Cuchilleros, frecuentada por los trasnochadores gatos madrileños y

turistas. Se menciona en estas décimas al historiador más conocido del viejo Madrid: Mesoneros Romanos.

“ROMANZA DE PRIMAVERA” La poesía en sus lampos resalta el pulcro perfil de una egipcia en primavera que se distingue en Madrid. Se destaca esplendorosa la voz de luz en su lid, su donaire, su hermosura como numen de postín. La musa y aqueste bardo son de distinto país: ella de oriente cercano, y él del Sur, pero es emir. Su emirato abarca flores de su lírico jardín, y su flor más atractiva es de amor, la flor de lis.

Esa flor tiene su nombre: se llama Ghada Khalil y este cisne que le canta airosamente, es Ramir. Este bardo va con ella, brazo en alto hasta Tharir, brazo en alto su bandera, para expresar su sentir. Este bardo va con ella a su amoroso pensil y una orquídea le regala, que la hace sonreír. La romanza del poeta es romántica y sutil, y acaso soñando, sueña en una noche y las mil.

“CUANDO TE VEO ENTRE FLORES” (1) “Cuando te veo entre flores” orientales, bella Ghada, yo te canto mis amores desde el crepúsculo al alba.

“Oye mi voz, oye mi voz”, Oye mi voz, bella Hada. Cuando te veo entre lotos la primavera es tu cara, son tus ojos, tu donaire, y los jardines del alma. Cuando te estás entre claveles cual si fueses sevillana, ya oirás mi cante jondo con mi dolida guitarra. Cuanto te veo entre rosas, son tus labios tu fragancia con sus pétalos abiertos a mi cielo de esperanza. Cuando te veo entre amapolas “dulcísimas”, cual se canta, yo te dedico cantigas, zejeles, coplas y jarchas. Cuando te veo entre gardenias con orquídeas colombianas, ya verás quien es el bardo que te recita nostalgias.

Cuando te veo en primavera de laureles coronada, te nombro reina de todas las flores más perfumadas. ”Oye mi voz, oye mi voz” “Oye mi voz colombiana”. 1) APOSTILLA: Tanto el titulo entrecomillado como el estribillo(oye mi voz..) recogen el eco del palo flamenco denominado “colombianas”, introducido al aire musical andaluz en 1931 por Pepe Marchena , y es un cante parecido al de las guajiras sin tener que ver necesariamente con el pais Colombia pero si con el nuevo mundo descubierto por Colon. Y, claro, la alegria latina-andaluza se impone para caracterizar al cante de ” las colombianas” Y del colombiano juglar

“BOLÍVAR EN EL CAIRO” Acaudilla Bolívar sus glorias en El Cairo sobre el Pegaso altivo de América del Sur que de los Andes vuela como de otra pirámide y es colosal su efigie ante la multitud. Veintiún millón de voces lo nombran en las calles y sabe el mundo árabe, ¡QUÉ GRAN [LIBERTADOR!, se yergue en alto bronce, su caballo piafante, su consigna, ser libres, ser todos una voz. Su voz llega a las torres, arriba, y cuesta abajo se multiplica en barrios y a la avenida va de la Arábica Liga, y ocupa la palabra, y en la Plaza de El Cairo, su voz es libertad. Ecos de dianas libres, renacen en la historia de los libertadores y renace el laurel,

y aunque se ocupen tierras y se invada el derecho, resurge un aire nuevo de libre RE-NASSER. La sombra de Bolívar en expande, su tricolor bandera está con los cascos azules de huestes * y en el desierto se oye clarín.

El Cairo se en el Sinaí colombianas su liberto

Las tierras invadidas y las colonizadas atraen de Bolívar su libertaria voz. Su historia tiene héroes de la vida que estallan y el pueblo se sacude por su liberación. Ricaurte en San Mateo, bolivariano héroe, atóse dinamita y la hizo estallar, y así inmolan la vida, heroínas y mártires frente a los escuadrones del invasor tenaz. Frente al coloso héroe, con su corcel de bronce el pueblo en gran parada quisiera

desfilar con el caudillo augusto del pueblo soberano, Bolívar en la historia, y en Egipto, Sadat. El quinto mandamiento en la roca se esculpe y los pueblos se matan, se masacra la paz y en El Cairo Bolívar simboliza el mandato de su espada de luces: ¡Libertad! ¡Libertad! Bolívar en El Cairo se sale de su estatua armando el paso épico y se marcha a Tharir y en esa plaza histórica, el águila y el cóndor, con los egipcios montan el gigante motín. APOSTILLA: Se alude, no sólo a la estatua del Libertador Simón Bolívar en El Cairo, sino también al contingente de soldados colombianos que se han destacado como cascos azules en el Sinaí, siempre en

actitud de solidaridad libertaria con Egipto. Véase en el poema cómo el águila, que aparece en la bandera egipcia, y el cóndor, que aparece en escudo nacional colombiano, sobresalen como símbolos de libertad hermanada en Tharir, plaza egipcia de La libertad.

Al papa Francisco

¡Homo hominis lupus!, no es un lema del Dios de la hermandad, del Cristo roto. Otra voz es el lema misionero: el de amarnos los unos a los otros. El hábito de odiar entre los seres abarca hasta los claustros con asombro, cual lo canta la lira del

poeta,

como lo canta en “El hermano lobo”. Poeta como él, El Poverello de la Umbría de Asís, dio testimonio de hermandad con amor, y a las criaturas hermanas las llamaba: las del cosmos, Y hermano fue del sol, porque refleja de su propio Creador, fulgente el rostro. Hermanado el poeta con la hormiga, la saca a flor de tierra, a flor de polvo y no la deja hundir junto al gusano: le da alas y vuela sobre el lodo. Su hermandad sube al cielo y va a la tierra y a los trigales va y a sus contornos, donde el hermano pan del Poverello sabe a pan de hermandad y de socorro.

El hermano del sol cubre los campos con su hermandad de luz cubriendo a todos los desplazados de la hermana tierra y a la hermana semilla le da abono. Y fulgor a la

la oveja descarriada,

que la hermandad solar irradia el globo. Fue hermano del jaguar y de la llama y del hambriento perro y de los topos con su luz hermanada en socavones, donde el mitayo hermano, alumbra focos. para ver más arriba de los Andes el aleteo del hermano cóndor. Hermano de la estrella matutina canta su amanecer, su cielo hermoso y hace de su hermandad su poesía

como ningún poeta pico de oro. Desde entonces los pájaros del orbe orquestan su hermandad y hay bellos coros con

alondras, turpiales, cardenales,

que cantan la hermandad de las criaturas. Como si fueran pájaros devotos. Desde entonces, el hermano asno que monta a Cristo Dios sobre sus lomos celebra

la hermandad de la cristuras

un domingo

de ramos con adornos.

Feliz el asno que al llevar a Cristo pudo sentir sus tactos amorosos y escuchar de la hermandad sus himnos, abriendo el asno sus enormes ojos para admirar con devoción el mundo de San Francisco la hermandad de todos..

Apostilla: San Francisco llamaba hermanos a los animales sin excluir a los más feroces, como el lobo, como símbolo humano. El tema de “el hermano Lobo”, lo poetiza Rubén Darío con el mismo título, en uno de los poemas más declamados de la literatura modernista latinoamericana. Leornardo Boff, en su libro La voz del arco iris, compara a San Francisco con Cristo. Dice: “Tanto Jesús de Nazaret como Francisco de Asís son arquetipos de nuestro inconsciente colectivo”. La hermandad franciscana se actualiza bajo el reinando pontificio del actual papa Francisco.

HIMNO NOCTURAL DE TUS CABELLOS Bellamente sedosos tus cabellos no se por qué intentaron oprimirlos, por el fervor del celo y el tocado Y el “hiyab”en su estilo. Como nudos del viento tus cabellos se ha destrenzado al golpe de respiros de libertad en ti acumulada hasta lanzar el grito.

Tus cabellos sedosos yo los siento mientras yo sueño que los acaricio desmadejados en mi mano inquieta con suavidad de mimos. Tus cabelos ocultan los lunares de la noche lunar, cual bellos signos Tus cabellos me llevan a mis sueños y empiezo a descubrilos. ¡Tus cabellos los palpo en tus ausencias, libres ya del rigor, y así las miro flotando de onda en onda entre mis manos. Con suavidad de armiñoSi otro mar me llevara a tus cabellos en un mediterráneo alejandrino leerías el claro mar de fondo, de mis escritos… Cabellos ondulantes de aire librel libertados de nudos se hacen mito de libertad con voz mediterránea en los aires de Egipto.

I)

El Cristo expósito

Aquí está El Cristo expósito, y el Greco expone al Ecce Homo en su pintura, luz y sombra en su óleo, con luz pura de celestial pincel, del cielo eco. El alma del pintor se vuelve fleco, Y se serena al ver tanta hermosura en el alma de Dios y hay amargura cual Ecce Homo al verlo, mustio, enteco. Rodeado de esbirros y pretores, su túnica se tiñe con dolores de sangre entretejida en su vestido. Atado Cristo en el muñón de un reo, Se le ata el madero. En cruz lo veo expuesto a los escarnios, tan herido.

El Greco. Cristo en la Cruz

Apostilla: Quien haya visto el cuadro de El Greco, observará que el poeta testimonial, en lucha con los espacios estróficos del soneto, no incluye la diversidad de perfiles sociales que rodean al Cristo Expósito ni tampoco a las tres curiosas mujeres que aparecen en el cuadro, poniendo más atención a la tunica, púrpura en sangre que da una visión anticipada de su “Cristo rojo”. 2)

EL CRISTO ABANDONADO

Pinta Goya el agónico momento del Cristo roto de dolor profundo. La angustia de su rostro, moribundo, clama al cielo con voz de su tormento. Tendiendo la mirada al firmamento donde la luz del padre alumbra al mundo, el semblante en su rasgo tremebundo,

da matiz a la boca del lamento. Sin heridas del cuerpo, la pintura deja ver que en el Cristo la tortura es la de verse sólo abandonado. Cristo está con heridas en su alma, su boca mustia con su voz empalma: “¿Por qué, padre, me has desamparado?”

Goya, Cristo en la Cruz.

Apostilla: Como se describe en el soneto, el Cristo de Goya, maestro del pincel neoclásico y romántico del arte español, tiene la originalidad de ser concebido sin heridas físicas de lanzas pretorianas y azotes de su vía crucis. Sin embargo, el gran pintor parece recargar su matiz en la expresión agónica de sus labios abiertos de amargura en el instante de clamar al cielo para proferir su histórico lamento: “Padre mío, ¿por qué me has abandonado?”

QUIJOTE DE AMERICA Yo soy otro Quijote a mi manera, porque surjo del mundo americano, para unirme a mi pueblo, mano a mano. y

levanto con lanza mi bandera.

Quijote soy, realista en esta era en que Sancho gobierna,soberano, ganando la batalla plano a plano de su materialismo sin frontera. Hay que acabar con Sancho,que ha llegado a atragantarse el mundo, y lo ha dejado con hambre comunal bajo el garrote. !Hay que tumbar a Sancho Panza!. Voto por la justicia bíblica, y anoto

que soy el único y real Quijote. “EL CRISTO DEL ARENAL” (Calle peatonal de Madrid) En la calle Arenal, el pordiosero se crucifica hambirento, lastimado y carga con la cruz, crucificado y carga con el hambre y su madero. Una limosna pide el limosnero “por el amor de Dios”, y le ha negado su migaja de pan, quien ha pasado por la calle Arenal, tan placentero. “Por el amor de Dios”, desgaja el brazo el pordiosero Cristo. y le hace caso solo el turista que le saca foto. “Ni puñetero caso” le hace el mundo al Cristo de la calle, moribundo, Cristo de las angustias, Cristo roto. Madrid,

25 de Junio del 2013.

LA PRIMAVERA DE LOS GIRASOLES”

Con el viento y contra al viento mi bandera se levanta con los altos pabellones desplegados en alianza. Se despliga el oriflama de la juventud erguida para agitar, resurgentes, sus antorchas encendidasLa mujer se quita el velo de la mental estrechura, y se lo pone, si quiere, entre rosas de hermosura. La democracia no es sólo el voto es la igualdad de la mujer en

en Egipto en las urnas, libertaria las dumas.

Con la mujer codo a codo van mis cantos juglarescos para cantar en Tharir la libertad viento a viento. La primavera florece, y en Egipto ya se impone

con la mente renovada de los nuevos girasoles. La hermandad de los que luchan es del que sigue luchando por la igualdad que pregona Juan Pueblo.libre en su canto, La hermandad con el abrazo de los humanos derechos, es la hermandad para todos, es la hermandad de Juan Pueblo. La primavera en la mente de las mujeres de hoy se corona con manojos mentales del girasol.

AÑO VIEJO CON LA MUERTE AL HOMBRO

El punto trágico de mi rima rota es que veo

ejércitos de cruces

que van por los caminos del mundo

a ver morir el año viejo. El año muere hombro

con su muerte al

descielado en las sombras de su ocaso. Muere con las alas rotas de inocentes luceros Bajo las horas grises que marca el reloj del llanto..

Hasta ese punto muere el año cruento. Hasta ese punto lo absurdo. La caída de las químicas bombas genocidas que fueron eco mundial de tantas lágrimas. Y ¡ay! Las bombas del hambre que estallan en los vientres de los

miserables.

Hasta punto se rompió el clarín del canto épico con mi palabra rota en proclama,

la

increpándole al mundo su injusticia. . Hasta ese punto el poema crece en barbas. Las mariposas huyen y se evaden y ya se sabe por quien doblan las campanas

Hasta ese punto muere

año viejo

con su anticielo de luceros negros y su reloj sin brazos.

Mas, aún titila la estrella del pesebre.

Ramiro Lagos y el poeta cubano Alberto Lauro. Madrid 2012

EL PARQUE EL CAPRICHO Y LOS ENTRESIJOS HISTÓRICOLITERARIOS: LOS SALONES LITERARIOS DE LA DUQUESA DE OSUNA, por Almudena Mestre

Por la Corte se paseaba pensativa la Duquesa de Osuna (1752-1834), una de las damas más populares de la época del romanticismo español, pensando cuál sería su deseo inmediato por satisfacer en aquellos años esplendorosos de majestuosidad y elegancia. Su ingenio y maestría, sus ganas de relacionarse con la nobleza del momento le llevó a diseñar en su mente un bello lugar de recreo y descanso y por qué no menos decirlo, de fiestas y banquetes, de actividades lúdicas de alto nivel con la sociedad de su tiempo. ¡Cómo podía imaginar María Josefa Pimentel, Duquesa de Osuna que, en cuestión de unos años sus fantasías se convertirían en realidad y el Parque “El Capricho” sería

una villa de recreo y festines de la alta alcurnia por el que discurriría la música, la poesía, el baile….!

Los Duques de Osuna, Óleo de Goya

Casada Doña María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel y Téllez-Girón con el IX Duque de Osuna, don Pedro Téllez Girón y Pacheco, el 29 de diciembre de 1771 fue una gran mujer de su tiempo con ciertas características principales tales como el coraje, la fuerza y la energía que se sumaban a grandes inquietudes intelectuales y sociales, una potente inteligencia y amplia cultura. En 1783 los Duques de Osuna compraron una casa de recreo, con huertas y árboles frutales situada en la Villa de Alameda, lo que hoy, se denomina La Alameda de Osuna.

María Josefa de la Osuna, o La Condesa (1785). Óleo sobre Colección B. March España).

Soledad, Duquesa de Duquesa de Benavente lienzo. 111 x 80 cm. (Palma de Mallorca,

La Duquesa, María Josefa Alonso Pimentel era una mujer poco común en su tiempo, con gustos deliciosos y exquisitos que

llevaba hasta sus últimas consecuencias. Amante del arte, de la literatura, de la poesía, de la música, y, de los avances y novedades en París de los cuales siempre se mantenía perfectamente informada por sus ayudantes en el extranjero. En breves palabras, “Una mujer inteligente, culta y con una enorme sensibilidad”. Fue una mujer audaz y capaz de mantener uno de los salones más frecuentados de la corte en los que tomaban parte personajes de gran renombre y categoría tales como Moratín, Jovellanos, Don Ramón de la Cruz, Goya, Boccherini, etc. La Duquesa, la salonière o anfitriona se convirtió en la personificación de los aristócratas ilustrados del S.XVIII, una de las mujeres más importantes e influyentes de la nobleza española. El jardín era una belleza inusitada, llena de glamour y encanto; el Palacio, una joya artística que poseía una magnífica biblioteca con libros importados de Francia ya que el duque tenía la licencia para leer los libros prohibidos en España.

Aquelarre, Óleo de Goya. Museo Lázaro GaldianoMadrid

Fue mecenas, protectora y la dama que inspiró a músicos, literatos, artistas y pintores; el primero de ellos y más

conocido fue Goya con el que siempre mantuvo una excelente y estrecha relación. La duquesa adquirió las primeras carpetas de los grabados “Los Caprichos”, y encargó a Francisco de Goya cuadros de gabinete como hoy en día se pueden en el Museo Lázaro Galdiano, tales como “El aquelarre” y en el Museo del Prado, “Vuelo de brujas”. También le hizo a la Duquesa un famoso retrato según la moda francesa que inició María Antonieta en París. Por supuesto, Goya retrató a la Familia Ducal en uno de los cuadros de gran tamaño que hoy en día permanece al igual que “El aquelarre” en el Museo de Prado. Goya pintó un conjunto variado de lienzos, “La cucaña”, “La caída”, “El columpio”, “El asalto a la diligencia”… con gran colorido y gracia, que forman parte de la colección y patrimonio de Los Osuna en La Alameda. Todos los cuadros que pintó Goya se hicieron justamente para la estancia en el Palacio. En los fondos de los lienzos se pueden apreciar edificios de La Alameda o lugares cercanos como la

iglesia “La procesión de aldea” o hoy se llama, la iglesia de Catalina de Alejandría y también verse a lo lejos, un castillo, tal de La Alameda de Osuna en ruinas.

lo que Santa podría vez el

Asalto al Coche. Óleo de Goya

Según se sabe, al morir la duquesa en el Palacio existían 23 cuadros de Francisco de Goya de asuntos campestres, de brujas, de escenas de estaciones y de escenas costumbristas. Principalmente estaban colocados en la biblioteca de palacio y

en el Salón de la Condesa (como se denominaba) o gabinete de países. Todavía existen hoy en día diferentes hipótesis sobre la colocación de los cuadros en dicho gabinete debido al tamaño de los muros, la situación de los huecos y los temas de los lienzos. Como buen ilustrado, Moratín compartía con Goya un amplio sentido crítico de los defectos de la sociedad del momento; entre ellos existía gran amistad y cierto paralelismo entre los fines teatrales de Moratín y los Caprichos de Goya. Moratín fue retratado por el pintor en el verano de 1799 siendo el cuadro de estilo sencillo y romántico, con cierto matiz psicológico el estudio que hace Goya del escritor. Moratín muere en París en junio de 1828, dos años después de Goya y deja en su legado testamentario que el retrato pase a manos de la Real Academia de San Fernando de Madrid, hecho que tuvo lugar en diciembre de ese mismo año. D. Ramón de la Cruz gozó de la protección del duque de Alba y de la condesa de

Benavente, para cuyo teatro privado compuso varios sainetes, así como para su hija, la duquesa de Osuna. Publicó en 10 volúmenes “Teatro o colección de sainetes y demás obras de don Ramón de la Cruz” (1786-1791). Tomás de Iriarte (1750-1791) fue un caballero ilustrado que vivió según los valores ideológicos y compartió con la duquesa un gran entretenimiento, la música de cámara en privado en la que él tocaba el violín o la viola. Regido siempre por la estética del buen gusto. Entre los susurros del parque todavía vaga la sombra de María Josefa Pimentel; su propio “capricho”, su propio delirio y su propio sueño incita a imaginar a Francisco de Goya retratando a la propia condesa-duquesa y según se pasea por el parque o jardín, como se quiera llamar, se recuerda detrás de cada árbol a D. Ramón de la Cruz ensayando con Boccherini alguna de las óperas que se representaron en el teatro de aquel palacio. Hoy en día, es un remanso de paz en donde abundan los lilos y los árboles del amor

que proporcionan un hermoso primaveral al jardín.

colorido

Lago

La fuerza y el empeño de la duquesa hicieron que su deseo fuera tan real como la vida misma. Rápidamente se compró el terreno en la villa de La Alameda, lo que hoy en día y se encargó a un arquitecto Pablo Boutelou el diseño del famoso jardín, curiosamente el mismo que hizo el proyecto de los jardines del Palacio de Aranjuez. Pero la fortaleza de la duquesa impidió que el proyecto se llevara a cabo en toda su plenitud contemplándose así una sola parte de él. Le sucedieron dos

jardineros más, Mulot y Prévost, a los que la duquesa les contrató con las únicas condiciones de no servir a nadie más y volver a Francia nada más terminar su trabajo en el Jardín del Capricho. La duquesa contrata a grandes genios de la escenografía como el milanés Tadey, arquitectos de gran renombre entre los que Medina, Machuca y Arnal cuentan con los primeros puestos para colaborar y trabajar con escultores, pintores, ebanistas…en ese Jardín de Leyendas que se sitúa a las afueras de la capital.

Otoño en El Capricho

Hoy en día, posee la misma belleza y

armonía que la condesa-duquesa le quiso dar hace dos siglos, repleto y adornado con praderas y paseos sombríos en donde se observan notables ejemplares de robles, pinos, cipreses, tejos, cedros, plátanos y castaños de indias. Además de la flora que rodea y embriaga el propio Parque El Capricho, destaca una fauna muy variada, destacando entre las aves: mirlos, palomas torcaces, pitos reales, herrerillos, petirrojos, ruiseñores, ardillas rojas, musarañas, ratones comunes y ratones de campo. La primavera florece en este hermoso Jardín en donde todavía se recuerdan poemas de Gaspar Melchor de Jovellanos o de Leandro Fernández de Moratín.

Jovellanos

Gaspar Melchor de Jovellanos

A CLORI Sentir de una pasión viva ardiente todo el afán, zozobra y agonía; vivir sin premio un día y otro día; dudar, sufrir, llorar eternamente; amar a quien no ama, a quien no siente, a quien no corresponde ni desvía; persuadir a quien cree y desconfía; rogar a quien otorga y se arrepiente; luchar contra un poder justo y terrible; temer más la desgracia que la muerte; morir, en fin, de angustia y de tormento, víctima de un amor irresistible: ésta es mi situación, ésta es mi suerte. ¿Y tú quieres, cruel, que esté contento?

Moratín

Leandro Fernández de Moratín LA DESPEDIDA Nací de honesta madre: diome el Cielo fácil ingenio en gracias, afluente: dirigir supo el ánimo inocente a la virtud, el paternal desvelo. Con sabio estudio, infatigable anhelo, pude adquirir coronas a mi frente: la corva escena resonó en frecuente aplauso, alzando de mi nombre el vuelo. Dócil, veraz, de muchos ofendido, De ninguno ofensor, las Musas bellas mi pasión fueron, el honor mi guía.

Pero si así las leyes atropellas, Si para ti los méritos han sido culpas; adiós, ingrata patria mía. Cada rincón del parque nos recuerda a los artistas y poetas ilustrados que vieron crecer el Jardín y alimentaron el espíritu de la época alrededor de la duquesa, en los que se unificaron la belleza, la grandeza y la singularidad de un esplendor literario y cultural para representar la fiesta, el juego, el amor y el afán por la naturaleza. En sus 14 hectáreas se considera uno de los parques más bellos de la ciudad. De sus rincones destacan la plaza de El Capricho, el Palacio, el estanque, la plaza de los Emperadores, o la fuente de los Delfines y de las Ranas con claras referencias inglesas, francesas e italianas.

Durante la invasión francesa de comienzos en 1808, el recinto de recreo pasa a ser propiedad del general francés Agustín Belliard quien parece ser que utilizó las instalaciones para sus tropas. Posteriormente, tras la retirada del ejército francés, el lugar regresó a manos de la Duquesa, quien llevó a cabo una reforma del mismo. Muere la Duquesa en 1834 y la propiedad la hereda su nieto Pedro de Alcántara Téllez-Girón que amplió las diversas zonas del jardín a través de nuevas construcciones. Véase la zona de exedras en la plaza de los emperadores, dedicadas a su abuela. Su nieto Pedro encargó al escultor José

Tomás el busto de la Duquesa colocado en el pequeño templete en el centro de la exedra, en el que, en su día se colocaron tres figuras, Duquesa, Hércules y Tesifonte; las tres en 2012 volvieron al Jardín El Capricho y se colocaron en su primitiva ubicación. En el año 1900, El Capricho es adquirido por la familia Baüer y posteriormente, durante la Guerra Civil fue el cuartel general del ejército y cayó en manos del general José Miaja, defensor del bando republicano de Madrid, quien mandó construir túneles para protección de su misión, búnker incluido y en despacho del propio Miaja. El búnker fue construido en los primeros meses de 1937, y que sirvió de refugio antiaéreo al cuartel general del Ejército del Centro.

Bunker

Adyacente al palacio del parque, sus galerías tienen una profundidad media de 15 metros. Hasta ahora sólo una placa pegada en su puerta, cerrada con candado, recuerda su existencia. Al acabar la Guerra Civil, la propiedad fue devuelta a sus últimos propietarios, la familia Baüer; en 1945 deciden venderlo. El Parque del Capricho fue cerrado y abandonado. En 1974 fuera comprado por el Ayuntamiento de Madrid, y en 1985 declarado Bien de Interés Cultural. Bibliografía:



Ansón Navarro, Arturo:

http://www.almendron.com/artehistoria/arte/pintura/goya-realid ad-e-imagen/retrato-de-leandro-fernandez-de-moratin/ – Alameda de Miaja” en asociados,

Luengo Añon, Mónica (2010-11). “El Capricho de la Osuna, Capricho de la duquesa y Cuartel General de (Ilustración en Madrid; 18). Madrid: Abella y p.13-16.

– Medialdea, Sara. (2012). “Las estatuas perdidas regresan al Capricho” en ABC (25/08/2012). Madrid: ABC, p. 42-43. –

Pérez Hernández, Isabel. “Reconstrucción del

emplazamiento de los cuadros realizados por Francisco de Goya para la casa de campo de La Alameda de la condesa duquesa de Benavente” en AXA (Arte y Arquitectura), Madrid: Universidad Alfonso X El Sabio, 2012. – Ramón Aznar, José (1968). “Entre dos cuadros, una crisis” en la Hemeroteca ABC, (2 de julio de 1968). – http://www.elcomercio.es/v/20130512/cultura/dama-retrato-jovel lanos-llega-20130512.html

NI MURO, NI ROCA, NI ARENAS MOVEDIZAS EL PERRO DE GOYA, por María Fraile Yunta

No se oye nada en La Quinta (…), tan sólo el batir del aire del vuelo de Asmodea frente al peñasco, el canturreo del ciego que guía a la Romería (…) sobre la loma, el balbuceo con el que el Gran Cabrón hace efectivo su aquelarre… Y es que es grande el silencio: permite oír los garrotazos de ese maldito Duelo (…), las risas de esas mujeres viendo masturbarse al hombre, el chapurreo de ese viejo hablándole al oído al otro… Y es que no se oye nada en La Quinta (…); tan solo el fluir de la sangre que brota de la boca de Saturno (…), el aullido entrecortado de El perro hundiéndose en la ciénaga… Porque Goya padecía de sordera cuando decoró la Quinta del Sordo, pero aquello que se escucha frente a cada una de las Pinturas Negras con las que la decoró es

aquello que se escucha cuando ya nada se oye; cuando ya nada se oye más que aquello que sólo puede oírse cuando no hay asidero al que agarrarse, cuando no es posible mantener el equilibrio, cuando se mira al cielo y ya nada se encuentra.

El Monstruo Saura

de

Aullaba El perro junto a Asmodea en la planta alta y lo hacía con la esperanza de hallar algo que le salvase, que le hiciese emerger a la superficie, que le librase de morir ahogado en el cieno -esa masa informe que iba a devolverle a sus orígenes-: “Nada más que polvo se es y al polvo se ha de volver”, decían las escrituras -quizá una de las pocas lecciones que Goya extrajera de las

mismas-; nada más que un último superviviente atrapado en medio de la nada, sumido en la soledad, desfigurado por la angustia que genera tratar de hallar una salida a la situación, una explicación al desamparo, una alternativa al anonimato. ¿Y quién soy yo?, ¿quién es él?, ¿quiénes somos nosotros?, ¿quién soy yo bajo un cielo que ya no es cielo, frente a un mar que ya no es mar, ante un paisaje que ya no es paisaje?, ¿quién soy yo que de un ser diminuto que contemplaba la inmensidad he pasado a ser alguien a punto de desaparecer, de transformarme a la par que el mar en lodo y que el cielo en nada? Nada es aquello que a la vez lo es todo, y que lo es en tanto que es lo único que queda cuando nada se comprende, cuando aquello que nos rodea se vuelve ajeno hasta hacer que las formas se vuelvan informes y el paisaje, una superficie de color, un lugar donde lo único reconocible, que era yo mismo, en breve va a desaparecer para formar parte

de aquello que no comprendo, que no entiendo y que ahora también soy yo, es él, El perro, Goya, nosotros, y también El monstruo de Saura…, porque El perro de Goya es, será, El Monstruo de Saura, ese perro en el que la fisonomía ha sufrido ya la metamorfosis, el énfasis dramático se ha tornado pictórico y las arenas movedizas, pintura sola: el asidero que ha logrado hallar el perro goyesco, el lugar en el que ha conseguido sobrevivir, porque lo Sublime se ha sometido a burla, y el aullido se ha vuelto carcajada…

El perro de Goya

Y es que en La Quinta (…) no se oía nada, el pintor no oía nada, a El perro nadie

le oía…, pero las súplicas que lanzaban esas pupilas blancas desorbitadas que son las del perro, y la las de Goya, y las de nosotros mismos, lograron hacer que el animal no sólo no terminase de hundirse, sino también, que lograse emerger tras esa masa informe en la que estaba comenzando a convertirse la pintura y, por ende, seguir existiendo en medio de un mundo cada vez más incomprensible. “Durante muchos años he estado contemplando este mismo paisaje y el antifaz hipnótico entre las rocas (…) sin percatarme de que he estado pintándolo desde siempre. La curva de la montaña se asemeja a la curva del montículo de donde emerge la cabeza de El perro de Goya pero, ni muro, ni roca, ni arenas movedizas (…)”, decía Saura cuando contemplaba tras una ventana de su estudio conquense el lugar en el que su Perro (…), el Monstruo, aparecía… REVISTA 42

EL DOS DE MAYO DE 1808 EN MADRID, por Alfredo Pastor Ugena

(…)

Brilla el puñal en la irritada mano,

huye el cobarde y el traidor se esconde; truena el cañón y el grito castellano de independencia y libertad responde. ¡Héroes de mayo, levantad las frentes! Sonó la hora y la venganza espera: Id y hartad vuestra sed en los torrentes de sangre de Bailén y Talavera. Id, saludad los héroes de Gerona, alzad con ellos el radiante vuelo, y a los de Zaragoza alta corona ceñid que aumente el esplendor del cielo.

Mas ¡ay! ¿por qué cuando los ojos brotan lágrimas de entusiasmo y de alegría, y el alma atropellados alborotan tantos recuerdos de honra y valentía, negra nube en el alma se levanta, que turba y oscurece los sentidos, fiero dolor el corazón quebrante, y se ahoga la voz entre gemidos? (…) (Al Dos de Mayo. José de Espronceda)

GODOY, PINTADO POR GOYA, MUSEO DEL PRADO, MADRID Godoy, valido de Carlos IV, permitió, tras firmar el Tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807), el paso de las tropas francesas por España, y unir a ellas sus propias armas, con la intención de invadir Portugal, aliado de Inglaterra y principal enemigo de Napoleón. Simultáneamente, estas tropas fueron ocupando las principales plazas españolas, lo cual desembocó inevitablemente en el comienzo de la Guerra de la Independencia (1808-1814), iniciándose con el levantamiento

del pueblo en Madrid el dos de mayo de 1808. Ras, el rey Carlos IV y su hijo, el futuro Fernando VII- por presión de Napoleón- cedieron, en Bayona, el trono de España a su hermano José Bonaparte, permaneciendo prisioneros en Francia hasta la derrota de aquél, en 1814. El 23 de marzo de 1808 las tropas francesas entran en Madrid al mando de Joaquín Murat, el Gran Duque de Berg. Este general- cuñado de Napoleón y su lugarteniente en España- se encarga de engañarle y engañarse a si mismo. El 12 de abril le escribe asegurándole que en Madrid ” no ocurrirá nada”. Murat cumple las órdenes de arrestar a toda la familia real, garantizando el 1 de mayo a Napoleón: ” estoy dispuesto a dar una lección al primero que se mueva”. El día Dos de Mayo los madrileños se mueven en un estallido colectivo de cólera y desesperación contra los franceses, comenzando aquella jornada en la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real. El levantamiento vino condicionado por el malestar creciente existente ante la presencia de un ejército extranjero, por la experiencia revolucionaria adquirida dos meses antes (17 de marzo), en el Motín de Aranjuez y por la inquietud popular subsiguiente a las noticias que llegaban de Bayona (Francia) así como a los preparativos de la salida del resto de la familia real que se hacían en Madrid. Así ocurrieron los hechos: “(…) Esa mañana, del lunes 2 de mayo de 1808, un grupo de curiosos se reunió frente al Palacio Real, mientras María Luisa de Borbón sube con sus hijos a un coche de camino, ante la indiferencia general. Sin embargo el cerrajero José Blas Molina y Soriano entra en palacio y, al poco tiempo, sale gritando: ¡Traición! Nos han llevado al rey y se nos quieren llevar a todas las personas reales. ¡Mueran los franceses! ¡Que se llevan al infante! – refiriéndose al hijo menor de los reyes: Francisco de Paula. Entonces un grupo de personas entran en palacio a demostrara su cariño y adhesión al pequeño infante y otros se precipitan hacia los carruajes preparados para el viaje, cortan los tiros de los caballos y manifiestan

su indignación contra los franceses que custodian el lugar. La ya irritada multitud arremete incluso contra el general Murat que se salva de milagro. Antes estas circunstancias, y para castigar lo que se considera un motín, el duque de Berg ordena al batallón de granaderos de la Guardia que abran fuego sin previo aviso contra las personas que allí se encuentran. Corre abundante sangre y, ante este brutal ataque, surge un rápido movimiento de reacción: el pueblo de Madrid se lanza a la calle contra los franceses. La noticia se ha difundido por la ciudad y todos: hombres, mujeres y niños, combaten al invasor. en los distintos puntos de Madrid.

Mariscal MuratCuñado de Napoleón

La represión que organiza y dirige. Murat es cruel. No se conforma con haber aplastado el levantamiento sino que tiene tres objetivos: controlar la administración y el ejército español; aplicar un riguroso castigo a los rebeldes para escarmiento de todos los españoles; y afirmar que era él quien gobernaba España. Para ello, la tarde del 2 de mayo firma un decreto -y crea una comisión militar, presidida por el general Grouchy- para sentenciar a muerte a todos cuantos hubiesen

sido cogidos con las armas en la mano. Este general fue el ejecutor de todos los juicios sumarísimos de aquellos sucesos, condenando a muerte a todos cuantos juzgaba. Al mismo tiempo el Consejo de Castilla publica una proclama en la que se declara ilícita cualquier reunión en sitios públicos y se ordena la entrega de todas las armas, blancas o de fuego.

Francisco de Goya. El Dos de Mayo de 1808 en Madrid o La lucha de los mamelucos en la Puerta del Sol (.La reacción violenta del pueblo madrileño contra los miembros de la guardia mameluca (“mercenarios egipcios al servicio de Napoleón desde su campaña de Egipto”), y contra los soldados franceses del mariscal Murat. El General Murat (duque de Berg) da las órdenes siguientes: “ORDEN DEL DÍA.

SOLDADOS: El populacho de Madrid se ha sublevado, y ha llegado hasta el asesinato. Sé que los buenos españoles han gemido por éstos desórdenes. Estoy muy lejos de mezclarlos con aquellos miserables que no desean más que el crimen y el pillaje. Pero la sangre francesa ha sido derramada; clama venganza; en su consecuencia mando: Artículo 1º El General Grouchy convocará esta noche la Comisión militar. Artículo 2º Todos los que han sido presos en el alboroto y con las armas en la mano, serán arcabuceados. Artículo 3º La Junta de Gobierno va a hacer desarmar los vecinos de Madrid. Todos los habitantes y estantes quienes después de la ejecución de esta orden se hallaren armados o conserven armas sin una licencia especial, serán arcabuceados. Artículo 4º Todo lugar en donde sea asesinado un francés será quemado. Artículo 5º Toda reunión de más de ocho personas será considerada como una junta sediciosa y desecha por la fusilería. Artículo 6º Los amos quedaran responsables de sus criados; los jefes de talleres, obradores y demás, de sus oficiales; los padres y madres de sus hijos, y los ministros de los conventos de sus religiosos. Artículo 7º Los autores, vendedores, distribuidores de libelos impresos o manuscritos provocando a la sedición, serán considerados como agentes de Inglaterra y arcabuceados.

Dado en nuestro Cuartel General de Madrid a 2 de mayo de 1808. JOACHIM MURAT. Por mandato de S. A. I. y R. El Jefe de Estado Mayor General, BELLIARD.”

MANUELA MALASAÑA Desde los barrios populares hasta la Puerta del Sol se lucha contra las tropas francesas, compuestas principalmente por batallones de mamelucos y polacos. Entre otros, se harán famosos por su heroicidad, Juan Malasaña, su hija Manuela y su esposa Clara del Rey Mientras ocurren estos enfrentamientos, un grupo de oficiales españoles se reúnen en el parque de artillería de Monteleón. Son los capitanes de artillería Luis Daoíz, Pedro Velarde, Rafael Goicoechea y el teniente de infantería Jacinto Ruiz .Contra las órdenes dadas por el ministro de la guerra y el capitán general de Madrid, reparten a la población las armas que existen en el depósito de ese parque y se disponen a defenderlos del acecho de los franceses que finalmente toman el parque de Monteleón y fusilan a todos los civiles y militares que allí se encuentran. Murat (quien llegó a decir” El pueblo de Madrid se ha dejado arrastrar a la revuelta y al asesinato… Sangre francesa ha sido derramada. Sangre que demanda venganza”), manda construir en la Casa de Correos una comisión militar que, sin más ley que la del vencedor, prodiga la pena de muerte entre los prisioneros hechos en los combates.

Francisco de Goya. El 3 de Mayo. Los fusilamienos en la montaña de Príncipe Pío Así describía, este general, por carta, la situación existente a Napoleón durante las primeras horas de la mañana del 2 de mayo:”No sin muchas dificultades y pérdidas, porque estos miserables arrojados de ellas, se refugiaban en las casas y hacían mortífero fuego sobre nuestras tropas desde las ventanas (…) El general Grounchy hizo entrar en las casas desde donde se había hecho fuego, pasando a cuchillo a cuantos en ellas se encontraban”.

Al anochecer de ese mismo día dos de mayo comienzan los fusilamientos: El paseo del Prado, las tapias de Jesús, los patios del Buen Suceso, las puertas del Retiro y la de Segovia, la Casa de Campo, la Moncloa, la montaña del Príncipe Pío, y otros lugares, son regados con la sangre de los madrileños que caen bajo las armas de los franceses: se fusila a centenares de patriotas. La represión del Dos de Mayo fue la señal para una insurrección general en la mayor parte de los lugares que no se hallaban militarmente dominados por las tropas francesas. Desde el 22 de mayo en Cartagena, hasta el 31 del mismo mes en Zamora, un rosario de sublevaciones contra los franceses van surgiendo por toda España., dando lugar a la Guerra de la

Independencia El Dos de Mayo, el pueblo de Madrid se alzó en armas contra el ejército más poderoso de Europa, el de Napoleón. Hombres y mujeres arriesgaron su vida por la libertad, como si siguieran a Don Quijote cuando le dijo a Sancho: “por la libertad, Sancho, así como por la honra se puede y se debe aventurar la vida; el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.

Ese mismo día, lunes 2 de mayo de 1808, los alcaldes de Móstoles, Andrés Torrejón y Simón Hernández declararon la guerra a Napoleón. El texto del bando es el siguiente: Señores Justicias de los pueblos a quienes se presentase este oficio, de mí el Alcalde de la villa de Móstoles: Es notorio que los Franceses apostados en las cercanías de Madrid y dentro de la Corte, han tomado la defensa, sobre este pueblo capital y las tropas españolas; de manera que en Madrid está corriendo a esta hora mucha sangre; como Españoles es necesario que muramos por el Rey y por la Patria, armándonos contra unos pérfidos que so color de amistad y alianza nos quieren imponer un pesado yugo, Después de haberse apoderado de la Augusta persona del Rey; procedamos pues, a tomar las activas providencias para escarmentar tanta perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos y alentándonos, pues no hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente, como los Españoles lo son. Dios guarde a Ustedes muchos años. Móstoles dos de Mayo de mil ochocientos y ocho.”

GOYA Y JOVELLANOS, DOS GRANDES PERSONAJES Y UN PUEBLO DE CASTILLA LA MANCHA, por José López Martínez

Autoretrato de Francisco de Goya y Lucientes Pocas veces la naturaleza derrama tanto prodigio para una misma nación, como sucedió en aquellos años. Don Francisco de Goya, el de los toros, el que dijo que “el sueño de la razón creaba monstruos”, veía a su patria como una “plaza partida”, como un conglomerado de pasiones contrapuestas que había que regenerar, entendiendo que le correspondía a él colaborar a tan ardua empresa desde su obra pictórica, desde el sentido trágico de sus dibujos, desde el deseo profundo de presentarnos aquella terrible realidad. Goya había vivido más de medio siglo en un mundo feliz y cortesano, en medio de una especie de ballet seductor cuyos personales eran campesinos, artesanos, reyes y nobles de uniformes centelleantes. Y se encontró con una encrucijada que nunca acabó de entender”. Por otra parte, Jovellanos representaba la conducta más alta del pensamiento español, el hombre cuyo magisterio, cuya opiniones, cuyo

ejemplo puso en movimiento una nueva regeneración en todas las clases sociales y estamentos de la nación. De tal manera que su prestigio intelectual y político ha llegado íntegro hasta nuestros días, teniendo en cuenta lo dados que somos los españoles a olvidar a nuestros verdaderos maestros de La ciencia y la cultura. Gaspar Melchor de Jovellanos renunció a ser ministro intentando de ese modo no contaminarse de la condición de afrancesado, la cual detestaba. No afrancesarse y continuar su labor regeneracionista de la sociedad española, sobre todo en sus aspectos educativos, era su camino a seguir”.

Jovellanos, retratado por Goya, (Museo del Prado, Madrid) Inmediatamente después del Motín de Aranjuez, Jovellanos, que había recuperado la libertad tras una larga temporada de destierro en tierras mallorquinas, decide alejarse de la Corte, reflexionar sobre su propia vida y sobre el porvenir de España. Son varios los lugares a elegir, todos ellos dentro de la región hoy llamada de Castilla-La Mancha. Él es un gran lector del Quijote y de la Historia, del silencio y de la sencillez, por lo que al fin decide retirarse a Jadraque, a casa de su amigo el magistrado don Juan Arias Saavedra, al que conocía desde su época de estudiante en la Universidad de Alcalá de Henares”. “Jadraque, situado junto al cerro cónico más perfecto y armonioso de España, según la definición de don José Ortega y Gasset, coronado por el Castillo del Cid, es villa señera por varios motivos. Entre los hechos más destacados que se registran a lo largo de su historia cabe recordar que allí, en la llamada Casa de las Cadenas, la reina Isabel de Farnesio, en días anteriores al de su matrimonio con Felipe V, nuestro primer monarca de la casa de Borbón, dio de bofetadas y

expulsó de España a la Princesa de los ursinos, persona bastante infliyen hasta entonces en los asuntos de España. La Princesa de los Ursinos oficiaba en la clandestinidad como una especie de espía o informadora de la corona francesa. Y en Jadraque se le acabaron tales manejos y prerrogativas. Este hecho, rigurosamente histórico, tuvo lugar la víspera del día de Nochebuena de 1714”.

Por lo que se refiere a Goya, ya lejos de Jadraque, en la soledad de su “Quinta del Sordo”, cada día se encuentra más triste y desconcertado. Sus conversaciones con Jovellanos, mientras pintaba el gran retrato del polígrafo asturiano, habían abierto una profunda huella en su espíritu y advierte que don Gaspar Melchor no piensa como como los demás amigos con los que va a rodearse en Madrid. Seguro que piensa: “He aquí un español, como yo, que elige el camino del pueblo frente a los ideales reformistas que siempre había mantenido, pero que lo hace por el bien de la nación”. Sucede que Goya no era un hombre que entendiese demasiado de política. A él lo que de verdad le importaba era el arte, aunque en los tiempos que vivían resultaba difícil desvincularse del drama de España”.

Vista general de Jadraque

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